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Alumnos:
Ilma Violeta Xiquitá Cruz
Max Weber percibió que realmente no puede existir un tipo de organización ideal.
Por tanto, la burocracia real será menos óptima y efectiva que su modelo ideal.
Según Weber, puede degenerar en: a) La jerarquía vertical de autoridad puede
llegar a ser caótica, algunas oficinas pueden ser soslayadas al tomar decisiones,
causando conflictos de competencias; b) Las competencias pueden ser poco claras
y usadas contrariamente al espíritu de la ley; en ocasiones una decisión en sí misma
puede considerarse más importante que su efecto; c) Nepotismo, corrupción,
enfrentamientos políticos y otras degeneraciones pueden contrarrestar la regla de
impersonalidad, pudiéndose crear un sistema de contratación y promoción no
basado en méritos; d) Los funcionarios pueden eludir responsabilidades a través
de métodos poco ortodoxos.
Es también una clase social contratada por el Estado para servirle, la cual asume
dos estratos claramente diferenciados.
1. La Alta Burocracia: Constituida por los dirigentes políticos del Estado, incluidos
los técnicos, los asesores y los especialistas. Ya sea que los dirigentes asuman el
poder político del Estado por la vía del voto o por otros medios, la clase burocrática
la constituyen los presidentes o primeros ministros, según el sistema político
(republicano, parlamentario o mixto); los secretarios del despacho o ministros de los
diferentes ramos de la administración pública; los titulares de las entidades
paraestatales, entre otros. Sucede que no solamente los empleados por el Estado
son la burocracia, pues también lo son los dirigentes de los partidos políticos y de
los organismos que les constituyen: sindicatos, Iglesias y otras agrupaciones.
La Burocracia Guatemalteca
Ésta es la burocracia que Max Weber describió, basada en el principio del mérito
profesional. La administración pública burocrática fue adoptada para sustituir la
administración patrimonialista, que definió las monarquías absolutas, en la cual
patrimonio público y privado se confundían. En ese tipo de administración, el Estado
era entendido como propiedad del rey. El nepotismo y la creación de empleos, así
como la corrupción, eran la norma. Ese tipo de administración se revelará
incompatible con el capitalismo industrial y las democracias parlamentarias, que
surgen en el siglo XIX. Para el capitalismo es esencial la clara separación entre el
Estado y el mercado; la democracia sólo puede existir cuando la sociedad civil,
formada por ciudadanos, se distingue del Estado al mismo tiempo que lo controla.
Es por ello que hoy en día los discursos y programas políticos incluyen con mucha
fuerza “la Reforma del Estado” entendida casi siempre como la racionalización y
reestructuración del sector público. Ya que el Estado no debe ser una identidad al
servicio de un proyecto invariable. Debe ser entendido como un sistema institucional
en permanente flujo, internamente diferenciado; sobre el que repercuten, también
diferencialmente, demandas y contradicciones de la sociedad. Esto quiere decir que
la reforma del Estado debe ser entendida como conjunto de acciones a través de
las cuales todo nuevo régimen trata de aumentar el grado de congruencia entre su
proyecto político y el aparato estatal existente. Es por ello que se debe estar
consciente que la materialización de un proyecto político incluye actuar sobre una
estructura burocrática, de lo contrario se convertirá en Cementerio de proyectos
políticos. Pero al intentar la reforma del Estado se tocará jerarquías, competencias,
afectar "derechos adquiridos" y modificar situaciones de poder establecidas dentro
de las instituciones estatales, esto llevaría tensiones. Estos elementos no han
permitido que la llamada Reforma del Estado sea exitosa en el caso de Guatemala.
El Principio del Gasto Mínimo: afirma que el gobierno debe gastar lo menos que sea
posible, pero sin poner en peligro la seguridad de los ciudadanos (como sería no
gastar en la policía y el ejercito que representan la seguridad interna y externa del
país), así mismo sólo debe intervenir en algunos servicios esenciales como la
administración de justicia, construcción de caminos o servicios postales, y enfatiza
que cualquier servicio que pueda ser proporcionado por la iniciativa privada debe
ser excluido de los gastos del gobierno.
El principio de Mínima Interferencia con la Iniciativa Privada: dice que los bienes y
servicios que proporcionen las entidades públicas no deben competir con los que
ya proporcionan la iniciativa privada y establece que el gobierno no debe crear
comercios al menudeo ni de bienes, ni servicios, que no sean básicos a la población.
Gastos de
Funcionamiento
19%
Deuda 15.3%