Está en la página 1de 32

ME JUEGO LA CASA

Versión libre de la obra Hay que deshacer la casa de Sebastián Junyent

Adaptación y Dirección
Diego León Ospina M.

Personajes

LAURA –
ANA Un poco más joven –

ACCIÓN: Continuada, durante una misma tarde


DECORADO: Casa de una ciudad fría, estrato 4-5 donde se ve cantidad de
polvo ya que hace tiempo nadie la habita. Hay cajas, libros, sillas, fotos,
candelabros con velas, muebles fuera de lugar pronto para mudar (casi
todos cubiertos por grandes sábanas), etc., etc.
Se destaca un cuadro o retrato de señor severo, vestido de etiqueta. Este
cuadro deberá estar “trucado” ya que en determinado momento es
desarmado por un golpe.
La habitación está en semi-penumbra

ANA. - (APARECE. OBSERVA EL LUGAR Y LO RECORRE TROPIEZA CON


ALGUNAS CAJAS. LAS PATEA. SE LA NOTA OFUSCADA, CADA TANTO
CONSULTA SU RELOJ. SACA UN CIGARRO LO ENCIENDE Y SE
DESABROCHA SU ABRIGO. SE SIENTA. PASEA, ENCUENTRA UN TELÉFONO
VIEJO, DEJA EL CIGARRILLO ENCENDIDO EN UN CENICERO QUE
ENCUENTRA CERCA DEL TELEFONO LO TOMA Y MARCA UN NÚMERO )
¿Jorge? Ya llegué… No, no la vi todavía…Debe haber salido a hacer un
mandado… ¡La puerta estaba abierta!... ¿Cómo? ¡Mal! Me siento muy
mal… Todo esto es muy incómodo… Apenas la vea, me voy… Sé muy
bien lo que hago… ¡Me da igual! Sí… De todas formas, hay un tren dentro
de una hora, es muy posible que me vaya en él… No te preocupes cualquier
cosa te aviso, pero no creo… ¡Ah! No te olvides de recoger la ropa de la
lavandería… El recibo está en la mesita… ¡No! Lo puse en el mueble de la
entrada… De acuerdo… Te llamo… Está bien… ¡Hasta luego! (CUELGA,
PASEA POR LA HABITACIÓN Y MIRA SUPERFICIALMENTE LOS OBJETOS)
(APARECE Laura QUE VISTE UN ELEGANTE ABRIGO DE PIELES Y TRAE
ALGUNOS PAQUETES CON COMIDA Y BOTELLAS. ANA NO SE PERCATA DE
SU PRESENCIA.)

LAURA. - ¡Ana! (VA HACIA ELLA, AMBAS SE MIRAN UN MOMENTO,


LUEGO SE ABRAZAN. Ana CORTA EL ABRAZO)
ANA. - Me imaginé que vendrías pronto, como estaba la puerta abierta…
1

Casa Actores
LAURA. - Estaba segura que venías… Como tenía que comprar comida,
dejé la puerta abierta… ¿En qué tren viniste? No te imaginas la alegría que
tengo de verte aquí. (SE QUITA SU ABRIGO QUE DEJA SOBRE UNA SILLA)
ANA. - Vine en el tren de las dos… Laura, yo…
LAURA. - (PASA SU DEDO POR EL BORDE DE ALGÚN MUEBLE Y
COMPRUEBA EL POLVO) ¡Uf! Esto está todo sucio… Voy a cambiarme…
Me pondré ropa más cómoda… ¿Tú también quieres cambiarte?
ANA. - No, gracias… Mira, yo…
LAURA. - (SALIENDO) ¡En seguida vuelvo! Busca un par de tazas… En
alguna caja debe haber… En el termo hay café recién hecho, una tacita nos
animará, hace mucho frío…
ANA. - (INDECISA, POR FIN SE ANIMA A BUSCAR. SACA UN PAR DE TAZAS
DE UNA DE LAS CAJAS. LAS MIRA) Encontré las del juego de vajilla,
parecen limpias…
LAURA. - (EN OFF) Sí, las lave antes de guardarlas… Yo sigo con mi
manía de la limpieza… No te imaginas la paliza que me dio estos últimos
días… (APARECE CON UNA ESPECIE DE BATA O LEVANTADORA. SE HA
QUITADO LOS ZAPATOS DE TACÓN, LLEVA ZAPATILLAS) El termo está
aquí… (LO SACA Y SIRVE LAS TAZAS) ¿Quieres comer algo?
ANA. - No, gracias, con el café tengo bastante.
LAURA. - (HACIENDO SITIO PARA PODER SENTARSE JUNTAS) ¡Espera!
¡Cuántas cosas, eh! Estaba deseando que vinieras… Son demasiadas cosas
para mí sola… Ahora que estás aquí, todo va a ser más fácil…
ANA. - De eso quiero hablarte… En cuanto me tome este café, me iré.
LAURA. - ¿Qué te vas? ¿Estás loca? ¿Y la casa? ¿Y los muebles? Hay un
montón de cosas que solucionar… No puedes irte… No voy a dejar que te
vayas después que te dignaste aparecer…
ANA. - Fue una bobada de mi parte el hecho de venir… Desde que llegué
me di cuenta… No soporto esta casa… Me siento muy mal…
LAURA. - ¿Y cómo crees que me siento yo? Ya que viniste, debes
quedarte; las cosas conviene afrontarlas cuanto antes… No se pueden
dilatar indefinidamente…
ANA. - No te estoy pidiendo que dilates nada… Sólo te pido que me dejes
marchar y que resuelvas las cosas como quieras… Yo no tengo nada que
ver aquí…
LAURA. - ¡Claro que tienes! ¡Fue la voluntad de mamá…! Ella decidió
que las dos fuésemos iguales…
ANA. - A la mierda la voluntad de mamá. Yo me voy…
LAURA. - Espera… Va a ser mejor que te tranquilices… Escúchame: Para
mí es igual de desagradable que para ti, tener que remover todo esto… Yo
también estoy deseando irme, pero alguien tiene que encargarse de hacer
las cosas. Estoy harta de tener que sea yo la que siempre solucione las
cosas… Volviste al país… Tuviste el valor para tomar un tren y llegar hasta
2

Casa Actores
aquí, ahora sólo tienes que aguantar un poco más… Unas horas y todos se
habrá acabado… Así que prepárate a trabajar porque te vas a quedar te
guste o no te guste…
ANA. - ¿Es una orden?
LAURA. - Es un ruego… Cero que esta vez puedes ayudarme… Me lo
merezco… Por favor, Ana, es poco lo que te pido… Unas horas… Si nos
apuramos… Esta misma noche, puedes volver…
ANA. - Es que no sé qué es lo que pretendes que hagamos… Cuando me
llamaste, dijiste: “Hay que deshacer la casa” … Y yo… yo no sé qué es eso
exactamente…
LAURA. - ¿Me vas a decir que con todo lo que has viajado por el mundo,
no sabes lo que significa deshacer una casa…?
ANA. - Yo no he deshecho ninguna casa… vivía en pequeños
apartamentos… Dejar un apartamento no es lo mismo… No es deshacer…
LAURA. - Es lo mismo… Deshacer, dejar, levantar quitar, alquilar, vender,
regalar… todo es lo mismo, es deshacerse de algo… Unas veces se hace
contenta y otras a disgusto, como hoy…
ANA. - deshazla tú. ¡Vende! ¡Regala! ¡Alquila! Pero no cuentes conmigo…
LAURA. - Si por mí fuera, te aseguro que no hubiese contado conmigo…
No hubiese sido difícil… Llevo muchos años tomando decisiones sola…
Pero esta vez es diferente, hay intereses económicos… Hay cosas que
habrá que repartir… Hay papeles… Son cosas de papá, de mamá, tuyas…
Yo no puedo decidir por las dos… Además, mamá quería que lo hiciéramos
juntas…
ANA. - (MIRANDO LOS OBJETOS) ¡Y yo no sé lo que hay que hacer con
todas estas cosas? Muchas de ellas ni las conozco… Fueron muchos años
lejos de aquí… Todo esto me es ajeno
LAURA. - ¿Estás segura? ¡Vamos, agarra cualquier cosa, esto, esto otro!…
Dime, ¿te es ajeno? Nada de lo que hay aquí te puede ser ajeno… Es
nuestro pasado… Son nuestras cosas…
ANA. - Fueron nuestras cosas… Tuvieron su valor en esa época… Ahora
no valen nada… El tiempo es lo único que nos queda…
LAURA. - hace un momento dijiste que te sentías mal desde que entraste
en la casa, si te fuese ajeno, no sentirías nada… Tienes que ser fuerte, y
enfrentarte de una vez por todas… No creo que sea mucho pedir…
Comprendo que para ti es muy difícil… Volver aquí después de tanto
tiempo y encontrarte con todo patas arriba, es muy desagradable, pero no
tienes más remedio que hacerlo… Termina el café… Hay mucho trabajo
(BUSCANDO ENTRE LOS PAPELES) ¡Mira! ¡Tú carné del colegio… (SE LO
OFRECE) Quién sabe si lo necesites para algo…
ANA. - (HOJEANDOLO) ¡A estas alturas…!
LAURA. - (MOSTRANDO UNA FOTO) ¡Mira lo que hay aquí! La foto de
ingreso…
3

Casa Actores
ANA. - No quiero ver nada… No te das cuenta de que nada es importante
para mí… Pasaron demasiadas cosas en mi vida desde que vi esta sala por
última vez… Solamente… el retrato de papá… ese maldito retrato que
siempre me asustaba… Todavía me hace efecto…
LAURA. - Si ves esta foto, te impresionarás… Vas a ver lo que puede hacer
el tiempo sobre una niñita bonita y rubia…
ANA. - (TOMANDO LA FOTO) No podía estar bonita… Recuerdo que me
faltaba un diente y no quería posar…
LAURA. - (MIRANDO EL RETRATO CON ELLA) …Estabas preciosa… Lo
que luchábamos mamá y yo con esas trenzas…
ANA. - …Y posé… Mujer jodida la Sor Encarnación…
LAURA. - (IMITANDO UNA VOZ) Niñas, el retrato es obligatorio, lo
hacemos obligatorio, porque ninguna de ustedes debe perder la oportunidad
de guardar tan grato recuerdo de su niñez…
ANA. - (IGUAL) sus padres, tendrán que abonar la cantidad de pagar 7
pesos por cada retrato… Si quieren copia para los abuelitos, decirles a sus
papás que son a cinco pesos…
LAURA. - …Y posaste… Con tus labios apretaditos… pero posaste…
¡Mira el mapa! ¡Prusia!
ANA. - (ROMPIENDO EL RETRATO LENTAMENTE) Para las monjas aquella
mancha enorme, siempre seguirá siendo Prusia… Yo misma tardé quince
años en enterarme de que Prusia n o existía ya…
LAURA. - ¿Por qué la rompiste? Yo guardé el mío… Podías habérmela
dado… A Yoli, le hubiese encantado… Le encantan las antigüedades…
ANA. - ¿Yoli? Tu hija Yolanda… Pero si ni me conoce…
LAURA. - Te tiene absolutamente idealizada… Sus padres, según ella,
somos unos reaccionarios, en cambio tú, eres la tía progresista. La libertad
personificada…
ANA. - ¿Cómo es?
LAURA. - Se parece mucho a…
ANA. - Te pregunté cómo es, no a quien se parece.
LAURA. - Bueno… es… es como papá en muchas cosas… No sabría
decirte como es sin buscar un punto de referencia. Es muy exigente… Muy
absorbente… El varón es diferente… Es más despreocupado… le importan
menos las cosas…
ANA. - Entonces, no se parece a nadie de la familia… ¿Qué edad tiene?
LAURA. - Diecisiete años… Una edad muy difícil…
ANA. - Todas las edades son difíciles… A esa edad me fui yo de casa…
Hace una eternidad…
LAURA. - ¿Me ayudas con esta caja?
ANA. - ¡Cómo pesa! ¿Qué hay?

Casa Actores
LAURA. - Los libros de papá. Los buenos, los que están encuadernados en
cuero. Los guardé para que no se rayaran. Dales una mirada… Quédatelos
… Agustín tiene una biblioteca enorme, pero ya no cabe un libro más…
ANA. - (MIRANDO) ¡El diccionario! ¿Te acuerdas cuando buscábamos las
palabras?
LAURA. - Unas palabras te remitían a otras y cada vez te en redabas
más…
ANA. - Puta… Prostituta… Ramera… Mujer que comercia con su
cuerpo… ¿Qué comercia? ¿Lo vende? ¿Lo alquila? No había forma de
enterarte de nada, pero por lo menos aprendíamos vocabulario… ( PAUSA)
Quizás me quede con algún libro… papá tenía ediciones muy
interesantes… A mí, me siguen interesando los libros, con los años, se han
ido convirtiendo en un vicio…
LAURA. - Te pasabas las horas leyendo… Mamá siempre decía que ibas a
ser escritora.
ANA. - Yo, en cambio, quería ser doctora. Al final, ni lo uno ni lo otro…
Trabajo de bibliotecaria
LAURA. - ¿De bibliotecaria? No me dijiste nada, cuando hablamos por
teléfono.
ANA. - Llevo poco tiempo trabajando y aún no estoy fija… Me dedico a
rellenar carnés en una biblioteca pública…
LAURA. - ¿Te gusta?
ANA. - No, pero el dinero me viene bien, por lo menos, hasta que Jorge
vaya consiguiendo trabajo… Para él es más difícil…
LAURA. - Sólo lo vi el día que llegaron; me pareció muy agradable… Muy
dulce… No sé si es por el acento… ¿En que trabaja?
ANA. - En su país era abogado; pero luego, mientras vivimos en París,
después del exilio, trabajaba en lo que le salía… Lo mismo va a tener que
hacer ahora…
LAURA. - ¿También es comunista?
ANA. - ¿También? ¿A quién te refieres?
LAURA. - Mujer… Juan también era comunista…
ANA. - No… Ninguno de los dos son comunistas…
LAURA. - Pero Juan… Sus ideas…
ANA. - No creo que tuviese muchas… y las pocas que tenía, no eran
comunista, te lo aseguro…
LAURA. - ¿Supiste algo de él?
ANA. - No. Voy a llamar a Jorge, si me tengo que quedar, le avisaré para
que no me espere. (VA AL TELÉFONO) ¡Hola! Soy yo otra vez. No me
esperes… Me voy a quedar todo el día… No… Sí… Bien… No, te aseguro
que no. Claro… Esta misma noche… tomaré el último tren… No te
preocupes… Además, no sé a qué hora sale… De acuerdo… No te olvides

Casa Actores
de recoger eso… Hasta mañana. (CUELGA Y SE VA QUITANDO EL ABRIGO Y
LOS TACONES)
LAURA. - ¿No quieres quedarte a dormir?
ANA. - ¡Por nada del mundo! Además, mañana tengo que ir a trabajar…
Tenemos que apurarnos en acabar con todo… Tengo sólo unas horas para
asumir mi condición de heredera…
LAURA. - Ya vas a ver como no te vas a arrepentir… hace tanto tiempo
que no estamos juntas… Otra vez solas las dos… como cuando papá y
mamá salían y nos quedábamos como dueñas de la casa…
ANA. - ¿Qué hay que hacer?
LAURA. - Deberías cambiarte de ropa, con tanta porquería, te vas a
ensuciar… Por ahí dentro, hay algún vestido de mamá…
ANA. - (RÁPIDA) ¡No! No… déjalo… estoy bien así, no te preocupes…
LAURA. - Yo estoy terminando de guardar los cubiertos, si quieres puedes
ver la mantelería, están en esa caja… Son muy viejos… quizá alguno se
pueda usar. Revísalos y tira lo que no sirva.
ANA. - Veré lo que puedo hacer…
LAURA. - …Que amable… quería recogerte en la estación… (HACIENDO
UN GESTO AL TELÉFONO)
ANA. - ¿Quién? Ah, mi marido…
LAURA. - (CORTÁNDOLA) ¿Te casaste?
ANA. - Sí, en París, hace un año… Estos manteles están viejísimos, no
aguantarían ni un lavado.
LAURA. - ¡Déjate de manteles! ¿Cómo es posible que te casaras sin
avisarnos?
ANA. - ¿Para qué? Fue una boda por civil… Un simple trámite… Nos
venía bien para venirnos… A mamá no le hubiese gustado…
LAURA. - ¡Tú qué sabes! Estoy segura que hubiese ido… Me habría
pedido que la llevara… Yo también hubiera ido… Nunca comprenderé esa
maldita independencia tuya…
ANA. - No pensé que les interesara… No nos hemos escrito demasiado en
estos años… Además, si hubieran venido, se hubiera producido una serie de
reacciones en cadena que yo no habría sabido afrontar… Decididamente,
todo lo que hay en esta caja se puede tirar. No sirve ni para hacer trapos…
¿Qué puedo hacer? ¿Te ayudo con eso?
LAURA. - No. Ya estoy acabando… Mira, en esa caja hay un montón de
documentos… Certificados y todo eso… Revísalos y separa los que sean
tuyos… El resto yo los clasifico otro día…
ANA. - (LO HACE EN SILENCIO. TRAS UNA LARGA PAUSA) A mí me
bautizaron en la capilla, ¿no?
LAURA. - Sí, claro, como a mí. Ahí lo debe decir. ¿Por qué?
ANA. - Simple curiosidad… Me he acordado mucho de la capilla en estos
años… ¿Cómo está? Se caerá a pedazos…
6

Casa Actores
LAURA. - No creas, se ha hecho cargo de ella el Patronato y la están
revocando… Hasta el órgano funciona… Dan unos conciertos preciosos.
Agustín y yo solemos ir… son maravi…
ANA. - ¿Cómo está Agustín?
LAURA. - Muy bien… Si no fuese por el ácido úrico… Pero cuando cuida
la dieta…
ANA. - Me refería a su carácter… La última imagen que tengo de él, es la
de un muchachito con la cara llena de granos… Eso sí, muy serio… ¿Te
acuerdas? Y tú siempre decías que tenía cara de conejo asustado…
LAURA. - Pero ya ves, al final me casé con el conejo… Sigue siendo igual
de serio… ¿Te acuerdas? Sólo que ya no tiene granos y no lleva pantalones
cortos. Es… fuerte, muy estricto con los chicos. Muy seguro de sí mismo…
y siempre enfrascado en sus negocios. No puedo decir que haya sido mi
ideal de hombre, pero estoy contenta. ¿Y tú eres feliz con Jorge?
ANA. - ¿Lo eres tú?
LAURA. - (REMEDANDO) …” Es de mala educación res…
ANA. - …Responder con otra pregunta…”
LAURA. - ¡Todavía te acuerdas!
ANA. - Siempre tengo las frases de papá revoloteándome por aquí…
(SEÑALA SU FRENTE) Y esa frase siempre me la repetía. Ya desde pequeña
me molestaban los interrogatorios… Siempre los he evitado… Papá debió
notarlo…
LAURA - Era un hombre maravilloso…
ANA. - ¿Lo sigues creyendo? A mí siempre me pareció terrible. Me
asustaba.
LAURA. - No digas bobadas, fuiste la única persona que siempre supo
enfrentarse a él.
ANA. - Te equivocas: nunca conseguí enfrentarme con él. Ni siquiera hace
un momento. Cuando entré de nuevo aquí y vi su retrato, me entró miedo…
el mismo miedo que le tenía a él. El maldito miedo. Por eso me fui de casa.
LAURA. - Te fuiste porque estabas enamorada de Juan.
ANA. - Juan fue el pretexto que utilicé para salir de aquí, nada más…
LAURA. - En tu carta explicabas que estabas enamorada, que te fugabas
con él, porque lo querías. Estoy segura que no mentías.
ANA. - No, no mentía. Era una niña y pensé que estaba enamorada. Era un
reto. Escaparme de casa con diecisiete años con un hombre de treinta y
divorciado…
LAURA. - ¡Separado!
ANA. - Tienes razón, separado; eso aumentaba las proporciones del
escándalo… Una aventura romántica a la que fui de cabeza tratando de
escaparme del clima de esta casa…
LAURA. - Todavía se me ponen los pelos de punta, cuando recuerdo a
papá leyendo tu carta…
7

Casa Actores
ANA. - Me imagino la que armó. Debió ser un melodrama grandioso…
LAURA. - (FROTANDO UN TENEDOR CON UNA GAMUZA) No… más bien,
fue algo lamentable… Papá leyó la carta, y sin decir una sola palabra
comenzó a llorar, primero en silencio, luego jadeando y a gritos, abrazado a
la cintura de mamá; cuando se fue calmando, se quedó allí en su sillón de
orejas, aplastado, sin fuerzas para moverse… Daba pena verlo… A mí me
sorprendió, fue la primera vez que vi llorar a papá… Y sentí algo muy
extraño… como asco… Lo tuvimos que acostar mamá y yo, entre las dos lo
llevamos a la cama… Aquél día dejé de tenerle respeto… Él, que siempre
era tan duro… Tan fuerte… ¿Sabes?, para mí papá fue una mezcla de
Kevin Kostner y Jhon Travolta… Y aquél día… ¡Bueno! Estos cubiertos ya
están listos. ¿Encontraste algo allí?
ANA. - Varios certificados… Me los llevó, quizá me sirvan para algo… Me
cuesta creer lo que estabas contando. No me imagino llorando al ilustre
señor notario…
LAURA. - Eres injusta hablando así de él… Sufrió mucho…
ANA. - Puede que tengas razón… Seguramente la tendrás, siempre fuiste
más razonable que yo…
LAURA. - ¿Lo dices con burla?
ANA. - No, no me hagas caso. Últimamente hablo de forma muy irónica.
Es un hábito; deben ser los años. (EXCLAMANDO) ¡Laura! ¡Pero si es
Santiaguito! ¿Cómo es que no te guardaste esta foto?
LAURA. - ¡Déjame verla! (RIENDO) ¡Santiaguito de comunión! ¿Te
acuerdas como nos peleábamos por él? Las dos estábamos enamoradísimas.
Cuando salió de la iglesia, lo esperábamos en la puerta…
ANA. - …Nos temblaban las piernas por saber a cuál de las dos le iba a dar
la primera estampita… Con aquellos abrigos inmensos que nos regaló tía
Susana…
LAURA. - …De color vinotinto… Eran enormes… En aquella época todo
nos lo compraban grande y nunca nos quedaban bien, cuando lo
estrenábamos siempre era grande y en la temporada siguiente ya nos
quedan chicos…
ANA. - Pero por lo menos estrenábamos ropa… Acuérdate de las Díaz,
siempre andaban heredando ropa las pobres… (POR LA FOTO) Era muy
lindo de niño… Con tantos rulos rubios, parecía un angelito… ¿Sigue en la
India?
LAURA. - Murió hace dos años, poco después de papá.
ANA. - ¿De qué murió?
LAURA. - ¡Ya ves! Toda la vida de misionero y se muere aquí. Un infarto.
ANA. - Tu primer amor…
LAURA. - ¡Que bobada! Aquello fueron cosas de niñas.
ANA. - Estoy segura de que te hubieras casado con él…
LAURA. - Ya ves: el destino…
8

Casa Actores
ANA. - ¿Qué destino? Siempre hay cosas que se interponen, no se puede
culpar sólo al destino… ¡Oye! ¿Este tapizado es el mismo?
LAURA. - Más viejo, pero es el mismo.
ANA. - Hubiese jurado que era más claro, más alegre… La verdad, he
encontrado todo muy cambiado… Todo es más pequeño, más triste… Creo
que la distancia me ha hecho perder todas las perspectivas… Puede ser que
todas estas cajas, hagan más pequeña la habitación… El barrio sí que
cambio…Tampoco está aquél retrato del dictador… Siempre pensé que era
indeleble…
LAURA. - (ACERCÁNDOSE) Han cambiado tantas cosas… Yo creo que
para peor. ¡Mira! ¡Allí! ¿Ves aquél cartel naranja?
ANA. - ¡” Video –Sex”! Pero… ¿Ahí no es…?
LAURA. - La papelería de Doña Eugenia. Cuando murió ella sus hijos la
vendieron… y ya ves…
ANA. - ¡que señora Tan cursi… Nos vendía el papel azul para forrar los
libros…
LAURA. - Y también el papel de roca para el pesebre…
ANA. - …Y el papel para calcar los bordados de realce…
LAURA. - …Y el papel crepé para hacer las flores para la virgen María…
ANA. - Menos el papel higiénico, nos tenía bien surtidas… Debemos
haber comprado papel por toneladas… Y que mal lo hemos utilizado…
LAURA. - ¡Mal! ¿Por qué?
ANA. - ¿No te das cuenta? ¡Pasmos doce años en el colegio! ¡Doce años
inútiles! Rellenando páginas y páginas con las mismas frases, hasta
conseguir una primorosa letra inglesa… Hemos forrado cientos de libros y
cuadernos que no decían nada real… ¡Y flores a María! ¿Cuántas flores a
María habremos hecho en doce años? ¿Y las calcadas? Todas las tardes
calcando florcitas para poder pasarlas a los bordados… Con las máquinas
tan maravillosas que hay hoy en día…
LAURA. - ¡El progreso!
ANA. - ¡Qué carajo de progreso! ¡La mierda de educación que nos dieron!
LAURA. - No lo parece… Dices las malas palabras con una naturalidad,
que parece que vinieras de clase de un colegio de hoy…
ANA. - Como me gustaría… ¡Volver a empezar!
LAURA. - Mira, ya que nos pusimos a decir puteadas, yo te digo que a mí
todas aquellas mierdas de las flores me gustaban. Tenían su encanto… Lo
que no podía soportar eran los rezos: la oración matinal, el ángelus, las
novenas por cualquier estupidez y aquellos rosarios interminables. Te das
cuenta de las rodillas que tenemos todas las que hemos estudiado con las
monjas… son horribles. Terminé harta de misas. ¿Sabes una cosa? Hace
siglos que no voy a misa… Lo malo va a ser cuando me tenga que
confesar…

Casa Actores
ANA. - (RIÉNDOSE) No has cambiado en absoluto…Sigues igual que hace
veinte años… Pensaba que con los años habrías cambiado… Yo misma he
cambiado tanto…
LAURA. - ¿Te parece? Yo creo que las personas nunca cambian, nada
puede hacernos cambiar… Mamá siempre fue igual… Agustín sigue siendo
el mismo que se sentaba a mi lado en el cine… Papá cambió unos días
después de irte, pero enseguida volvió a ser el mismo de siempre… Nadie
cambia… Tu misma dices que cambiaste y yo te veo igual… Atemorizada
… la misma Ana de siempre… Tú misma lo reconociste hace un momento,
cuando hablabas del retrato de papá.
ANA. - Es que eso sí que no cambia, los muertos… Se quedan ahí… en los
retratos, en las cosas… Con la misma mirada de siempre… (SE ACERCA AL
RETRATO) ¿Sufrió mucho cuando murió?
LAURA. - Sí… Se pasaba las noches gritando… Los calmantes no le
hacían efecto… Fueron once noches terribles… mamá y yo…
turnándonos… deseando que aquello terminase… Solas…
ANA. - Lo siento… Me fue imposible venir… Acabábamos de instalarnos
en París… Estábamos muy mal de dinero… Yo…
LAURA. - No te disculpes… Lo entiendo… Lo que sí sentí, y me dolio fue
que no vinieras cuando murió mamá… Por lo menos al funeral… Fue muy
bello.
ANA. - ¡No digas estupideces, Laura!
LAURA. - No digo ninguna estupidez. Mamá siempre quiso que su vida y
su entierro fuesen dignos… Por su vida, hice lo que pude y por su entierro
hice lo que ella deseaba y me siento orgullosa… Lo único malo, es que
tuve que hacerlo yo sola también… Te necesitaba. Deberías haber venido.
ANA. - No podía… Perdóname Sé que es muy difícil justificarme… pero
después de tanto tiempo sin vernos mamá y yo… Después de lo de papá…
Venir a su funeral, me parecía una farsa… Además, sucedió todo tan
repentinamente…
LAURA. - ¡Vamos, Ana! No lo disfraces… Venir entonces te parecía una
farsa… En cambio, pudiste venir hoy…
ANA. - Es diferente… Ellos ya no están.
LAURA. - No decías que eso no cambiaba, que ellos siguen en las cosas…
Sé sincera… Nos conocemos demasiado bien: te aterrorizan los muertos…
Hemos dormido en la misma habitación muchos años… Te sentía llorar y
venías a mi cama temblando. Siempre soñabas con los muertos y estoy
segura que todavía te siguen persiguiendo los mismos sueños. No te
importó lo que yo sintiese… No viniste porque esta vez el muerto era tu
madre y te daba pavor… Y me pusiste pretextos, una serie interminable de
estúpidos pretextos… Igual que entonces, que decías que te dolía la barriga.
ANA. - No me lo has perdonado…

10

Casa Actores
LAURA. - Sí, claro que te perdoné, porque te comprendía, cuando se
comprenden las cosas se puede perdonar, pero me sentí muy sola… Era yo
la que más te necesitaba…
ANA. - Tenías a Agustín, a tus hijos…
LAURA. - Es diferente… Te necesitaba a ti. Ellos son otra familia… No sé
explicarlo muy bien… Es la familia de después… La otra familia, la
primera, es la que más cerca está de ti y la que más necesitas; es la que te
enseña a comprender a la otra familia… De todas formas, hacía tanto
tiempo que tú nos habías abandonado, que yo tenía practica ya… Eso hizo
más fáciles las cosas… Lo que pasa es que pensé… Bueno… qué más da lo
que pensé. Agua pasada no mueve molino… Como decía papá…
ANA. - Como casi siempre que decía un refrán se equivocaba. Ya lo creo
que mueve molino… todo depende con la fuerza que haya llevado el agua
al pasar…
LAURA. - (TOMANDO LOS PAQUETES) ¿Qué tal si comemos algo? Traje
varias cosas…
ANA. - La verdad que no tengo apetito
LAURA. - Pero también tenemos vino…
ANA. - ¡Y bien bueno!
LAURA. - La ocasión lo merece
ANA. - (MIRANDO EL ENVOLTORIO DE LA COMIDA) ¿Hay copas?
LAURA. - Las traigo. (SALE)
(ANA SE PASEA POR LA HABITACIÓN, TROPIEZA CON EL ABRIGO DE SU
HERMANA, VA A COLOCARLO EN OTRO SITIO CUANDO COMIENZA A
ACARICIARLO Y SE LO PONE SOBRE LOS HOMBROS COMPROBANDO
COMO LE QUEDA. APARECE LAURA CON DOS COPAS. LA VE Y LA OBSERVA
EN SILENCIO)

LAURA. - ¡Te queda de maravilla!


ANA. - (ALGO ABOCHORNADA, SE LO QUITA RÁPIDO Y LO COLOCA
SOBRE UNA SILLA) Perdona… Tenía curiosidad… Nunca tuve pieles…
Creo que no me favorecen, además son tan caras…
LAURA. - Te queda de maravillas… Me lo regaló Agustín para el último
aniversario… Aquí están las copas y el sacacorchos…
ANA. - La cristalería de mamá… ¿Todavía quedan algunas?
LAURA. - ¡Sí! Estas dos. (ABRE LA BOTELLA) Toma, sírvete.
ANA. - ¿Cuántos años cumpliste de matrimonio?
LAURA. - ¡Veinte! ¡Una eternidad! (TRAS UNA PAUSA PARA DEJARLA
MASTICAR)
ANA. - ¿Quieres vino?
LAURA. - Mmm, Sii…Sírveme. Así entraremos en calor. Como ya
hicimos cortar la luz, no podemos encender las estufas.
ANA. - ¿Por qué la hiciste cortar?

11

Casa Actores
LAURA. - Fue idea de Agustín. Cree que es una tontería seguir pagando, si
ya no venimos por aquí.
ANA. - ¿Ya no vienen los fines de semana?
LAURA. - No. La única razón de venir a menudo, era mamá. Le gustaba
ver a los chicos.
ANA. - ¿Y por qué no te la llevaste a vivir contigo?
LAURA. - ¿Y hacerle dejar su casa? ¡Era imposible! No quería salir de
aquí. Aquí estaban sus recuerdos, sus amistades… Hubiera sido una
crueldad sacarla de aquí.
ANA. - Lo que no entiendo es como después de casarte seguiste viniendo
por aquí con tanta frecuencia. Tu odiabas esta casa tanto como yo.
LAURA. - Primero por Papá, luego fue mamá… También la familia de
Agustín… La verdad que he tenido una vida muy familiar… Toda la
semana la pasaba sola en mi apartamento; los hijos en el colegio y Agustín
trabajando, y cuando por fin llegaba el sábado, agarrábamos el carro y nos
veníamos a atender al resto de la familia que quedaba aquí. Y si no te ríes,
te cuento algo…
ANA. - Dime.
LAURA. - Estaba loca porque llegara el sábado. Venir al pueblo ha sido mi
única distracción durante muchos años… Imagínate… Yo soñando toda la
vida con ser cosmopolita como Susana Giménez y me he convertido en una
pueblerina que odia la capital…
ANA. - La que quería ser Susana Giménez, era yo, no te olvides…
LAURA. - Tienes razón… Por cierto, tengo que hacer una llamada a mi
dulce hogar… Cuando no estoy allí, todo se pone patas arriba… (VA AL
TELÉFONO Y MARCA; SU HERMANA TERMINA DE COMER Y ESCUCHA LA
CONVERSACIÓN) ¿Emilia? Hola. ¿Llegaron mis hijos?... ¿El señor
tampoco? No, no le prepare nada para la cena. Si no va a comer, tampoco
irá a cenar. Si se retrasa mi hija vayan comiendo ustedes, ya sabe cómo es,
siempre se le olvida avisar. Yo sigo aquí. No, no iré esta noche tampoco.
Dígales que me llamen aquí. Gracias, Emilia, hasta mañana. (CUELGA, VA Y
SE SIRVE OTRA COPA DE VINO)
ANA. - Parece que hay estampida general.
LAURA. - Siempre pasa lo mismo… Y lo peor es que no se molestan en
avisar. No digo que lo hagan por mí, que ya estoy acostumbrada… Por lo
menos podrían tener consideración con el servicio, con lo que cuesta
conseguirlo… Pero ya me van a oír… Sobre todo, mi hijo.
ANA. - Ya no es tan niño, con diecisiete años… Me lo imagino igual que
su padre, el pelo encrespo… la cara llena de granos.
LAURA. - ¿Pelo? Lo lleva cortado casi a cero… Y un arito… Bueno, solo
lleva el agujero, porque su papá lo mata si se lo pone… Y la cara llena de
granos, en eso sí se parece a su padre. Está insoportable… Yo n o lo en
tiendo… Pero no es malo. Es pacifista, ecologista, montañista…
12

Casa Actores
Afortunadamente no le ha dado por la política ni por la marihuana …
Tienes que venir más a menudo, Ahora que hemos roto el hielo…
ANA. - ¿Qué hielo?
LAURA. - …Me refiero a que ya que estás de nuevo aquí… Nos volvimos
a ver… Además, viviendo las dos en la capital, ya no hay excusas.
ANA. - Tienes razón… Ya se ha roto el hielo… (SE LEVANTA Y OBSERVA
UN CUADRO QUE HAY EN EL SUELO) ¿Qué piensas hacer con este cuadro?
LAURA. - ¿Yo? Nada. Salvo el retrato de papá y otros dos o tres más, la
mayoría son reproducciones.
ANA. - ¿Quieres llevarte el cuadro de papá?
LAURA. - Si no te opones… A mí siempre me gustó.
ANA. - Te lo cedo encantada. Me gusta más éste.
LAURA. - (ACERCÁNDOSE) Pero si es una porquería… Los pastores.
ANA. - Siempre me hizo gracia. ¿Te acuerdas? Estaba frente al escritorio
de papá y él nunca se fijó… ¡Mira!
LAURA. - (LO HACE) No veo nada.
ANA. - ¿No ves ahí…? ¡En el fondo! ¡El toro subido sobre la vaca…!
LAURA. - ¿Están? (RIENDO) No puede ser. Papá no lo sabría… Nunca lo
hubiera permitido…
ANA. - Él, tan recto, tan moral, y fue incapaz de ver algo que se
desarrollaba delante de sus narices… Nunca se fijaba en las cosas
pequeñas…
LAURA. - Como en nosotras…
ANA. - ¿Qué dijiste?
LAURA. - Nada, una tontería…
ANA. - No. Dijiste algo muy cuerdo. Yo siempre pensé que era una
obsesión mía, pero veo que vos también lo notaste.
LAURA. - ¿El qué?
ANA. - Él, nunca se fijó en nosotras… Estábamos en la casa como
cualquier otro objeto… Nunca se preocupó de hablar con nosotras, de
conocernos… Éramos dos adornos más en la casa… Nos atendía como
atendía las pequeñas cosas, superficialmente… Igual que miraba el
cuadro… sin percibir lo que pasaba en el fondo…
LAURA. - Pasaban muy pocas cosas…
ANA. - En eso tienes razón… Pensar que vivíamos en este pueblo y que a
menos de dos kilómetros teníamos el campo y los animales… Hubiera sido
tan bonito ver eso de pequeñas… con papá al lado, explicándolo… Cuando
ya te consideras una mujer adulta y te estás acostando con un hombre sin
estar casada, tener que ver la cara que pone, cuando le preguntas… ¿Que
están haciendo esos caballos?… No sabes lo ridícula que te puedes llegar a
sentir…

13

Casa Actores
LAURA. - Te comprendo… Si no fuera porque me da vergüenza, te
contaría las cosas que me pasaron en mi noche de boda… Pero ya ves…
Con los años que han pasado, y aún a ti, me da vergüenza contártelo.
LAURA. - A mí me pasa lo mismo… ¡cómo fue mi primera noche!
ANA. - ¡Ah! ¡Eso me lo tienes que contar! ¡Las cosas que yo me imaginé,
después que me llegó tu primera carta! Allí no escribiste ni una palabra al
respecto. Me sacó de quicio. Así que ahora no te me escapas… Espera, me
voy a servir un coñac. (LO HACE) ¿Quieres?
ANA. - No, con el vino ya tengo bastante, no estoy acostumbrada a beber.
LAURA. - Yo tampoco tomaba antes, pero últimamente me di cuenta de lo
idiota que fui… … Una copita de vez en cuando te entona…te pone…
ANA. - Bueno, sírveme otra, si quieres que suelte la lengua y hable…
LAURA. - Por supuesto que vas a hablar. Así después de tantos años, me
entero… (SIRVE Y SE SIENTA JUNTO A ELLA. ANA ENCIENDE UN
CIGARRILLO) ¡Dale, cuenta! ¿Cómo fue lo de Juan?
ANA. - Si no fue nada importante…
LAURA. - Pero que dices… Todavía recuerdo los domingos cuando venía
a buscarte… Cuántas veces los espié… Tu bajabas por la calle, él te seguía
a cierta distancia, y cuando llegaban cerca de la iglesia, yo veía como se iba
acercando cada vez más a ti… Pero yo tenía que volverme ya que desde
donde ustedes estaban me podían ver … Y me volvía a casa imaginando
que él te besaba… y te abrazaba.
ANA. - Pero hasta que nos escapamos juntos, nunca nos besamos.
LAURA. - No lo puedo creer… Podías habérmelo dicho... No sabes los
derroches de imaginación que hacía yo. La primera noche… Cuando te
fuiste, no te puedes creer las cosas que imaginé: los dos huyendo en un tren
… Una botella de champán, y tirando con el traqueteo del tren… ¡Cómo te
envidiaba! ¿Tenía pelo en el pecho?
ANA. - ¿Y eso? ¿A qué viene?
LAURA. - ¡Contéstame! ¿Tenía mucho vello, ¿verdad?
ANA. - Sí.
LAURA. - ¡Me lo imaginaba! ¿Muy oscuro?
ANA. - ¿Muy oscuro? No, creo que no…
LAURA. - Pero, ¿cómo puedes olvidar algo así? Esas cosas no se olvidan.
ANA. - Si te sirve de algo, te digo que aquella noche tu la debiste pasar
mejor que yo; porque no hubo ni tren, ni champán, ni tirada…… Pasamos
la primera noche en una pensión, esperando un cambio de tren… Y
estábamos tan cansados y hacía tanto frío, que no tuve oportunidad de verle
el pelo del pecho hasta dos días después… Usaba camisilla.
LAURA. - ¡Camisilla! ¡Cómo papá! ¡Qué desilusión! Debió ser una noche
horrible…
ANA. - Imagínate… El frío, yo sin la menor experiencia, aquél
desconocido encima mío… Sólo recuerdo que la cama hacía mucho ruido y
14

Casa Actores
yo pensaba en los vecinos de cuarto, a los que sentía roncar… Y aquel
hombre encima y sin acabar nunca… Se me hizo eterno…
LAURA. - A mí me pasó todo lo contrario, se me hizo muy corto…
ANA. - ¿No me digas? Agustín… (RÍE)
LAURA. - ¡Ves! Ya me hiciste hablar. No siempre… Yo creo que él era tan
virgen como yo… Estaba muy nervioso… Y… (RÍE) total que ninguno de
los dos sabíamos por donde era que se hacía… (RÍEN LAS DOS)
ANA. - No hay nada más triste que sentirse ridícula en esos momentos…
LAURA. - ¿Por qué terminaste con Juan?
ANA. - ¡Yo que sé! Siempre se sabe por qué empiezan las cosas, pero
nunca se sabe exactamente qué es lo que hace que acabe una relación. A lo
mejor yo era demasiado joven… Fueron tantas cosas las que tuve que
asumir de golpe, que me quedó grande todo… No lo sé…
LAURA. - ¿Te dejó?
ANA. - Fui yo la que lo dejó…
LAURA. - ¿Lo dejaste tú? ¿Tuviste el valor?
ANA. - ¡Valor!... En aquella época, conocí a otra persona y…
LAURA. - ¿A Jorge?
ANA. - No, a Jorge fue bastante después…
LAURA. - Pero tu… ¿con cuántos hombres estuviste?
ANA. - Con varios…
LAURA. - ¡Con varios! Y lo dices tan tranquila. ¡Cuéntame, cuéntame!
ANA. - ¡Ni hablar! Ya me sacaste bastantes cosas… Con lo que me cuesta
hablar de mí misma. Además, tenemos que apurarnos. Tengo que tomar el
él último tren, si no quiero perder mi trabajo… Me costó muchísimo
conseguirlo…
LAURA. - Está bien, continuemos, pero siempre me dejas con las ganas.
De chica siempre hacías lo mismo. Te encantaba intrigarme. Lo que daría
yo por saber la que ha sido tu vida estos últimos años.
ANA. - Ya nos veremos más y vas a tener tiempo de irla conociendo. ¿Qué
hay que hacer?
LAURA. - Vamos a ir cerrando cajas.
ANA. - Lo que quieras, mientras no tenga que subir al dormitorio…
Siempre me dio vértigo la escalera…
LAURA. - Es que tú de chica eras un asquito…
ANA. - No creas que cambié mucho…
LAURA. - Siempre que íbamos a la tienda, le decías a mamá que te
cambiara allí por otra cosa.
ANA. - ¿En la tienda?
LAURA. - ¡Claro! Mamá se pasaba la vida descambiando cosas allí. Yo
creo que fue la mujer que más cosas ha paseado de la tienda a la casa y de
la casa a la tienda.
ANA. - Ella siempre fue muy insegura. Lo mío debió afectarla mucho.
15

Casa Actores
LAURA. - Sobre todo por la actitud de papá, mientras él vivió, se callaba y
apenas te nombraba. Sabía que no había ninguna solución y que nunca
volverías mientras él no te perdonara. Pero cuando murió papá y vio que
pasaba el tiempo y tú no aparecías, lo paso muy mal, aunque no decía nada,
ya sabes como era…
ANA. - No, nunca dijo nada. Se limitó a vivir sin decir nada. Siempre tuvo
la misma actitud: un odioso silencio… ¿Cómo es posible que siendo
nuestra madre nunca tuviera nada que decirnos por ella misma? Todas sus
advertencias, todos sus consejos, sus cortas conversaciones, giraban
siempre en torno a las consignas de papá. ¿Nunca tuvo una idea propia?
LAURA. - Creo que no. Con las ideas, le pasaría lo mismo que con las
telas de la tienda. Yo la comprendo… Me parezco a ella en tantas cosas…
ANA. - ¿Qué hay en estas cajas? Pesan una cantidad.
LAURA. - En esa, vajilla. Y en esta debe haber ollas y cosas de la cocina. A
lo mejor te vienen bien, ahora que estás armando tu casa.
ANA. - No. Me niego a armar casa y cocina a la vez. Odio la cocina, y
siempre que puedo la evito.
LAURA. - De chica te encantaba estar en ella.
ANA. - Porque era el sitio más caliente de toda la casa. Además, siempre
estaba Ramona, que nos contaba historias de aparecidos y de crímenes.
Cuando me iba a dormir me moría de miedo…
LAURA. - A mí, en cambio, nunca me asustaban. La que me daba pavor
era la tía Susana, ¿te acuerdas de ella? ¿Cómo vigilaba el largo de nuestras
faldas? Nunca le parecían demasiado largas. Media la moralidad por el
largo de los vestidos.
ANA. - Ella siempre llevaba las faldas por los tobillos.
LAURA. - ¡Porque tenía várices! Cuando murió yo ayudé a mamá a
arreglarla y fue la primera vez que le vi las piernas, las tenía horribles…
daba pena.
ANA. - Te pasaste la vida vistiendo muertos.
LAURA. - Ya se sabe, las mujeres n os pasamos toda la vida vistiendo a los
demás: vistiendo muñecas, vistiendo hijos, muertos, maridos, santo, a otras
mujeres, vistiendo a los pobres… Es una condena. ¡Por eso es que nos
gustan los trapos! Yo por eso a Yoli, no la dejo tocar una aguja… Claro que
tampoco tengo que esforzarme mucho para que no lo haga…
ANA. - Bueno, esta es la última caja.
LAURA. - ¿Usas cama de matrimonio?
ANA. - ¿Por qué me lo preguntas?
LAURA. - Es que Agustín y yo usamos dos camas: como el madruga
mucho y yo tengo insomnio… Mamá tenía muchos juegos de sábanas sin
estrenar… Si usas cama de matrimonio, Tú los puedes aprovechar…
ANA. - No es m a la idea, las verdades me vendrían muy bien…

16

Casa Actores
LAURA. - Ahora las bajo y hacemos un paquete. En aquel rincón hay papel
y busca una cuerda para atarlas, por ahí debe haber… (SALE)
ANA. - (SACA UN CIGARRILLLO Y LO ENCIENDE, TOMA LA COPA DE
COÑAC PARA BEBER, DE PRONTO SE VUELVE; VA HACIA EL RETRATO DE
SU PADRE Y ALZA LA COPA) ¡Por ti papá! (BEBE. LUEGO BUSCA EL PAPEL
Y EL HILO. RECOGE, CON CUIDADO, LOS RESTOS DE LA FOTO QUE
ROMPIÓ ANTES, LOS MIRA Y FINALMENTE SE LOS GUARDA EN UN
BOLSILLO)
LAURA. - (APARECE CON VARIAS PRENDAS DE CAMA) ¡Ayúdame! ¡Son
de hilo! Fíjate que bordados… Estos no los hace una máquina…Además
está nuevecitas…
ANA. - Lo malo del hilo es que hay que plancharlas, eso decía mamá…
LAURA. - Yo hago que planchen hasta las sintéticas, me encanta dormir
con las sábanas recién planchadas.
ANA. - ¿Te acuerdas de nuestras colchas?
LAURA. - ¡El trabajo que daban! Había que almidonarlas, plancharlas…
Pero quedaban preciosas… Aunque cualquiera se sentaba en ellas… Los
regaños que nos daba mamá…
ANA. - Todo en esta casa era intocable… Igual que nuestros cerebros…
Todo estaba de adorno y para que las visitas lo disfrutaran: no podíamos
acostarnos sin antes dejar la ropa doblada…
LAURA. - …Y no podíamos salir a la calle sin haber arreglado antes el
cuarto…
ANA. - Hasta en los hoteles yo seguí tendiendo la cama como una idiota…
Nuestra ropa interior sólo debíamos lavarla nosotras…
LAURA. - …Y al estudio de papá y la salita, sólo entrábamos con ellos
cuando nos presentaban las visitas que venían… Era zona prohibida… Yo
muchas veces ni me acordaba que eran parte de la misma casa…
ANA. - …Siempre estábamos amontonadas en el odioso cuarto de Tv… el
piso de madera no se podía pisar… ¡Terminantemente prohibido!
LAURA. - Teníamos que ponernos los patines de encerar…
ANA. - Tampoco podíamos acercar la cara a los cristales, por culpa de las
malditas huellas, cuantas veces me castigaron por dibujar con el aliento…
LAURA. - …También nos pegaban si nos encerrábamos en el baño…
ANA. - …O en el dormitorio…
LAURA. - Y recibíamos las cartas abiertas…
ANA. - …Tampoco podíamos salir con las de Domínguez…
LAURA. - …Es que su padre era comunista…
ANA. - …Pero eran las que salían con los muchachos más lindos…
LAURA. - ¡Claro, como se dejaban besar!
ANA. - ¡Y el tocadiscos!! ¡Estaba prohibido usarlo en Semana Santa!
LAURA. - ¡Y pintarnos! ¡Hasta que no cumplí veinte años, no pude
aparecer pintada delante de papá…! Fumar, nunca pude llegar a hacerlo
delante de él…
17

Casa Actores
ANA. - Él, en cambio, siempre estaba rodeado por una nube de humo
producido por sus puros…
LAURA. - No nos dejaba salir con los muchachos…
ANA. - …Tampoco podíamos hablar por teléfono… ¡Los teléfonos están
para casos urgentes! Nuestras charlas telefónicas nunca eran urgentes…
LAURA. - En casa había que estar a las nueve… ¡Sin excusas!
ANA. - …Los botones siempre abrochados…
LAURA. - …No podíamos hablar con las personas mayores, sólo
podíamos responder a lo que se nos preguntaba…
ANA. - …Y cuando preguntábamos, siempre nos mentían…
LAURA. - Estaba prohibido: hablar con desconocidos, hablar alto, a veces
bajo también, reírse, saltar dentro de la casa, bailar…
ANA. - …Por lo menos nos dejaban llorar, aunque no delante de ellos…
LAURA. - Las revistas eran inapropiadas…
ANA. - … ¡Igual que estudiar medicina…!
LAURA. - ¡La carrera de la mujer es el matrimonio!
ANA. - Esta casa es peor que un campo de concentración… Porque,
además, tenían la desfachatez de decirnos que todas esas prohibiciones eran
por nuestro bien.
LAURA. - …Yo, les hice caso… Me casé.
ANA. - Yo al final también… Y no estudié medicina…
LAURA. - …Tu gran ilusión… ¿Te acuerdas cuando dormíamos la siesta
en veranos? Mirábamos las sombras en el techo, eran los reflejos del sol
que dejaban pasar las persianas…
ANA. - Era como el cine… Dejando trabajar la imaginación convertíamos
aquellas sombras en películas, donde tú y yo éramos las protagonistas… Yo
operando apéndices y recibiendo el premio Nobel por mis
investigaciones…
LAURA. - Y yo entrando en la iglesia, vestida con una cola muy larga… Es
curioso, no me acuerdo de la cara del novio… Pero el padrino siempre era
Marlon Brando… Papá Brando…
ANA. - ¡La de veces que vimos “Fiebre del sábado a la noche”! ¡Cómo nos
gustaba el cine!
LAURA. - Siempre rezándole a San Nicolás que la película no fuera
prohibida para menores…
ANA. - Pero de nada servía… Casi siempre eran “no aptas” … Excepto
“Cantando bajo la lluvia” … Esa es la película que más veces vi… Todavía
me acuerdo de la música… (LA TARAREA)
LAURA. - ¡Es verdad! Yo también… (TARAREA TAMBIÉN, Y SERÍA
MARAVILLOSO, QUE LAS DOS ACTRICES CANTASEN EN INGLÉS
MACARRONICO, Y BAILASEN LA PIEZA DE LA PELÍCULA)
ANA. - Por supuesto que lo de cantar no es para nosotras… (SE SIENTA)

18

Casa Actores
LAURA. - (SIRVIÉNDOSE COÑAC) …Nuestro inglés es perfecto…
¿quieres? (ANA NIEGA) Toda la vida estudiando francés que no sirve para
nada…
ANA. - Hasta en eso nos querían joder… De todas formas, lo hubiéramos
olvidado, igual que hicimos con el francés… Yo por lo menos…
LAURA. - ¡Uf, ¡cómo pesan los siglos! (SE SIENTA FRENTE A ELLA.
PAUSA) Bueno, ya está casi todo listo… Nos sentaremos un ratito a
descansar y mientras, si te parece, podemos hablar de las cosas más
desagradables…
ANA. - (ENCENDIENDO UN CIGARRILLO) ¿Te parece que no hablamos
bastante de ellas?
LAURA. - Me refiero a los asuntos económicos… (SE LEVANTA Y BUSCA
UNA CARPETA, VUELVE Y LA ABRE) …Hay que ver lo que haremos con la
casa… También están las acciones… Los objetos de valor… Las joyas de
mamá… En fin, como ves, son varios temas…
ANA. - (ACOMODÁNDOSE) Empieza por dónde quieras.
LAURA. - Si te parece vemos lo de las joyas de mamá. Aquí está la lista.
Están depositadas en el banco, están detalladas en lotes, según su valor…
Las hicimos avaluar por un joyero… El de mamá de toda la vida… (LE
TIENDE LA LISTA)
ANA. - No sabía que mamá tuviera joyero de toda la vida… Sólo tenía
cuatro baratijas…
LAURA. - No creas… Papá le regaló bastantes cosas los últimos años,
algunas muy valiosas… Mira las cantidades…
ANA. - ¿Tanto?... Con todo esto en encima, parecería la reina Isabel…
LAURA. - Apenas si se las ponía, tenía miedo de que la robaran. Yo creo,
que algunas, ni las estrenó… Fíjate. Ves que es demasiado dinero, como
para no consultar contigo… De todas formas, Agustín, Nosotros, hemos
visto la manera de ir solucionando este reparto de una forma lógica y justa
para las dos… Estoy segura que vas a estar de acuerdo cuando te lo
explique…
ANA. - ¿Estar de acuerdo? No te entiendo…
LAURA. - Hemos pensado que como tú no tienes hijos, vas a estar
dispuesta a ceder tu parte de las joyas a Yoli… Como ella es la única
nieta… Creemos que es lo más normal y que sea ella la que las conserve…
Nosotros te compensaremos económicamente, claro… Agustín piensa que
después de la venta de la casa, vos podrías llevarte tu parte más un tercio
del total como compensación por las joyas… Si a la mitad de eso le añades
el tercio de las joyas y tu parte en las acciones y los objetos de valor, vas a
ver que se convierte en una buena suma… Y ahora que te estás instalando
en la capital, me imagino que te vendrá muy bien. A mí… por lo menos…
La verdad es que me parece una buena idea…

19

Casa Actores
ANA. - (LEE DETENIDAMENTE LA LISTA) De modo que, a ti, y a tu marido,
les parece una buena idea ese reparto… ¡Y están seguros que aceptaré, ya
que necesito el dinero! Y como no tengo hijos, mi sobrina debe ser la
depositaria de las joyas de su queridísima abuela… ¿Y quién te asegura que
la tía Ana no tiene hijos?
LAURA. - ¿Tienes hijos?
ANA. - ¡Incógnita! Después de estar dando tumbos por todos lados, podría
muy bien haber traído hijos al mundo… ¿No te parece?
LAURA. - Creo que me estás tomando el pelo… Si tuvieras algún hijo, ya
me lo habrías dicho…
ANA. - ¿Estás segura? Hace un momento te enteraste de mi boda… ¿Por
qué razón no ibas a enterarte ahora de que eres tía? Ya sabes que yo soy una
cajita de sorpresas…
LAURA. - No sé… Estoy segura de que me lo hubieses dicho… No me
habrías ocultado una cosa así… No puedes jugar con algo tan serio…
Vamos, déjate de bobadas… ¿Tienes o no tienes un hijo?
ANA. - ¡Vaya! ¡Menos mal! Por fin me concedes la posibilidad de haberlo
tenido… ¡Ya era hora! (PAUSA) Empiezo a comprender tu… o debo decir,
la urgencia de ambos, porque viniera a deshacer la casa… Las cosas ya
están prácticamente empacadas… Todo está ordenado y listo para el
trasteo, pero les falta un pequeño detalle: el problema de las joyas… y la
venta de la casa y como eso es difícil de solucionar, Agustín y tu… con una
extraordinaria lucidez, me preparan este escenario, lleno de recuerdos, y
con el pretexto de recoger cuatro fotos, me quieren hacer firmar lo que ya
decidieron…
LAURA. - Estás equivocada… Esto no es ningún plan. Yo necesitaba
verte… No se trataba de solucionar lo de las joyas o la casa… tu misma
habías dejado todo en mis manos… Sólo tenía que haber liquidado todo y
enviarte tu parte… Con eso te habría bastado… Si te hice venir, fue por…
por… Porque necesitaba verte… Era muy importante que los últimos
momentos en esta casa, los pasásemos juntas. Nunca ha sido otra mi
intención… Te lo juro.
ANA. - No hace falta que jures nada… Estoy convencida de que tu
intención era esa… ¿Pero era también la de tu marido?... Él es mucho más
práctico que tu… Seguro que pensó que así mataba dos pájaros de un solo
tiro…
LAURA. - Que estupidez… Acaso estás insinuando que Agustín y yo
pretendemos estafarte… La casa hay que venderla… cuando te hablé de la
venta, tú estabas de acuerdo… Las joyas… están ahí… Muchas de ellas, ni
las conocías… Si nuestra intención hubiese sido engañarte, no te habríamos
llamado…
ANA. - Me habría enterado de su existencia por el testamento…

20

Casa Actores
LAURA. - Me parece estúpido seguir hablando de todo esto… Además,
debes pensar que m i hija es la que realmente tiene todos los derechos
como única nieta…
ANA. - ¡Conocida!
LAURA. - ¿Quieres dejar de burlarte? Si es cierto que tienes un hijo, ¡dilo
de una vez y acabemos!
ANA. - ¿Cambiarían sus planes si fuese cierto? ¿El reparto sería diferente?
LAURA. - Eso depende de ti… Estás en tu derecho… Según el testamento,
estás en tu derecho…
LAURA. - Creo que te importa muy poco lo que yo piense… Siempre
hiciste lo que te dio las ganas…
ANA. - Eso, por supuesto. Pero, quiero que contestes mi pregunta. ¿Crees
que tengo derecho?
LAURA. - ¿Quieres que sea sincera?
ANA. - Me gustaría mucho.
LAURA. - Pienso que no tienes ningún derecho a reclamar nada. Cuando te
fuiste de casa, te importó un pito todo lo que aquí dejabas… En los
momentos más difíciles… cuando más te necesité, escurriste el bulto
siempre. Todas las excusas eran pocas: distancia, amores, temores, la
política… Cualquier cosa menos venir a joderte aquí, como hice yo…
Explícame con qué derecho vienesa esta casa ahora… Tuviste mejores
ocasiones para hacerlo… Por lo menos de una forma más digna… En
cambio, ahora que se baraja la posibilidad de recoger dinero, vienes con tus
manos limpias… Y yo me niego a ello… ¿Te das cuenta? Acepto porque no
tengo más remedio, porque te lleves algo de dinero, pero las joyas de
mamá…no. Eso es algo mío, algo que me he ganado a fuerza de aguantar a
papá… Porque cuando te fuiste, me condenaste a ellos mientras estuvieran
vivos… Aquí no se quedaba otra idiota para consolarlos, si yo hubiese
seguido tu camino… He aguantado todo… Yo no pude ir por ahí
escogiendo novio… Me casé con el que tenía más cerca… He aguantado
enfermedades… Muertes… Yo fui la que los vio morir… Y no sabes lo
despacito que se puede ir muriendo un padre… Yo fui la hermana buena de
la película… La idiota… Y para remate, nuestra querida madre, que nunca
se dignaba a opinar, decide ser magnánima a última hora y te hace heredera
de la mitad de todo… ¿No te parece demasiado injusto? Tengo que agachar
la cabeza y perder, entre otras cosas, porque no voy a discutir contigo
cuatro cochinos pesos. No valen la pena… Pero por lo menos, permíteme el
derecho al pataleo…
ANA. - ¡Ya era hora! ¡Por fin te decidiste soltar todo lo que tienes
adentro…! Por ahí debió de haber comenzado nuestra conversación… Si
me hubieras soltado todo eso apenas yo llegué, ahora nos sentiríamos mejor
las dos… Pero no… Tu misma lo dijiste… La buena de la película… Te
pasaste toda la tarde comportándote como una hermana comprensiva… Me
21

Casa Actores
doraste la píldora… me rodeaste de toda esta mierda sensiblera y cuando
me tuviste a punto de caramelo… ¡Zas! Me presentas todo tu precioso plan
de reparto… ¡Eso se llama manipulación!
LAURA. - Eso es mentira… Yo no preparé nada… Si te hice venir hoy y
me he mostrado agradable y dulce contigo, es porque te necesitaba, igual
que las otras veces… Es la última oportunidad que tengo para volver a estar
contigo… Tu misma me pediste que me hiciera cargo de todo… Imagínate
lo fácil que hubiera sido para mí liquidar todo y enviarte un cheque… No te
das cuenta… Alguna vez yo también tengo derecho a tener miedo.
ANA. - Perdóname… Me fastidia que me programen la vida. Cuando me
hablaste de tu plan de las joyas… Sentí que yo no importaba para nada… Y
me dolió… Quizás porque es verdad… Pero después de estar las dos juntas
aquí… Después de tanto hablar de nuestras vidas… Creí que yo ocupaba
algo en esta casa… Pero de pronto me devolviste mi condición de
extraña… Yo… ¿sabes?... No pensaba venir… Me avergonzaba venir a
recoger algo que como vos decís no me pertenece… Si por mí fuera no te
pediría nada… Pero no estoy sola… Está Jorge… Necesito el dinero… Él,
me sugirió que debía venir… Porque los hombres, van evolucionando: ya
no mandan, ahora sugieren… Él no entiende que yo pueda tener escrúpulos
para recoger la herencia… A él no le importa… Al fin de cuentas soy yo la
que tiene que dar la cara… Y el dinero bien merece pasar un mal rato. Y yo
vengo… y paso el mal rato, porque no tengo más remedio… Y como no
quiero contradecirlo… No quiero disgustarlo… Porque tengo miedo de
perderlo… Miedo a quedarme sola… Por eso estoy aquí… Sin ningún
derecho… El único derecho que he tenido ha sido nuestra conversación de
antes… Ahora ya no tengo ningún derecho…
LAURA. - (DÁNDOLE UNA COPA) Tomate esto… Creo que las dos nos
hemos excedido… Si buscamos, encontraremos una solución… Dime,
¿tuviste un hijo?
ANA. - No. Sólo tuve un aborto… De pocos meses… Nada más…
LAURA. - Lo siento mucho… Puede ser que tengas razón en lo que
decís… Estábamos tan bien, hasta que salió la maldita lista de Agustín…
ANA. - ¿Te das cuenta? De Agustín… Estamos aquí las dos, partiéndonos
el pecho como dos idiotas, para que nuestros maridos perciban sus
intereses… Nunca cambiaremos… Las cosas siempre nos vendrán
digitadas y nosotras nos limitaremos a obedecer…
LAURA. - Agustín es diferente… Él lo hace por mí… A él no le importa el
dinero… Está dispuesto a que nos quedemos con la casa y darte tu parte…
Él quiere conservar la casa… Sabe lo que representa para mí.
ANA. - ¿Cómo? ¿Piensa usar la casa para vivir ustedes?
LAURA. - Sí. En cuanto vos firmes los papeles, está dispuesto a
reformarla.
ANA. - ¿Cuándo decidió eso?
22

Casa Actores
LAURA. - Desde el primer momento. Está muy interesado en que
liquidemos este tema cuanto antes…
ANA. - ¿Me estás tomando el pelo? ¿Para qué la pusieron a la venta
entonces?
LAURA. - No la pusimos a la venta…
ANA. - (SE LEVANTA RÁPIDA Y BUSCA EN SU CARTERA UNA HOJA DE
PERIÓDICO Y SE LA MUESTRA A SU HERMANA) ¿Y este anuncio? Lleva ya
varios días saliendo… Las señas son las de esta casa… Las mismas
características, aunque el precio que pide, es superior al que marca aquí…
(POR LA LISTA)
LAURA. - (ABSORTA) No puedo creerlo… El… Él no puede haberlo
puesto… Es el teléfono de su oficina… ¿Por qué hizo esto? Siempre me
dijo… Esta casa es mía… Él no tiene derecho… Sin consultarme, no tiene
derecho… Seguro que lo hizo por equivocación.
ANA. - ¡Por Dios, Laura! Mira más allá de tus narices… Por equivocación
no se pone un anuncio durante diez días. ¿Y la luz, porqué la hizo cortar?
LAURA. - La luz… claro… Pero… ¿No cortó el teléfono? Podría haberlo
hecho también…
ANA. - Una casa con teléfono siempre se cotiza más… Si te fijas, vas a ver
que lo anuncia en las condiciones…
LAURA. - (LEYENDO) …Dos plantas, doce habitaciones, dos baños,
teléfono… Es ridículo… Él sabe que no puede vender sin mi
consentimiento… Yo soy la que tengo que autorizar la venta. ¿Por qué lo
hizo?
ANA. - Por dinero. Tú misma dijiste que Agustín es el perfecto hombre de
negocios… Ya apuntaba desde niño… ¿Te acuerdas? Siempre nos alquilaba
el libro de Pulgarcito…
LAURA. - ¿Cómo se puede ser tan hijo de puta? Se pensó que soy un
monigote que se mueve a su antojo…
ANA. - Desengáñate… No lo pensó… Tu y yo somos dos monigotes que
nos dejamos manejar por el que sea… Piénsalo… Nosotras tenemos la
culpa…
LAURA. - No, no quiero pensar. Es mejor no pensar… ¿Para qué? Para
darme cuenta de que no tengo ninguna idea propia… Para eso es mejor no
pensar… Ya ves lo bien que los demás lo hacen por mí…
ANA. - Pero no debe ser así… Tenemos que ser nosotras las que
pensemos… Somos las únicas responsables de nuestras vidas… Basta de
ser cómodas… siempre culpamos a los demás… Ellos lo único que hacen
es aprovechar las ocasiones que les damos… No hay que bajar la guardia,
no podemos dejar que nos manejen más… Estoy harta, me pasé la vida
siendo una maleta… Sí, igual que una maleta: me han traído y me han
llevado por donde les dio la gana. Unas veces me trataron con mucho
cuidado, como se hace con las valijas de cuero bueno… Otras veces me
23

Casa Actores
patearon más que a maleta de payaso… Han sacado y han metido dentro de
mí lo que les dio la gana… Me llevaron, me etiquetaron, me dieron
patadas… En el mejor de los casos, me dejaron en algún rincón… Y yo
estaba dispuesta, esperando allí, hasta que se dignaran a recogerme… ¿Y
cuándo te esculcan? Eso es lo peor… El desprecio con que te apartan,
cuando después de esculcarte, no encuentran lo que buscan… Entonces, te
quedas allí, con las piezas esparcidas, desordenadas y esperas que alguien
venga a organizarlo todo de nuevo… Somos maletas, Laura… No tenemos
ni siquiera el consuelo de ser baúles, con sus barras protectoras… Con su
arrogancia, porque saben que son casi inviolables… Sólo somos maletas…
LAURA. - …Yo debo ser una maleta vacía…
ANA. - Siempre vendrá alguien a llenarte con sus cosas… Aprovechará
cualquier rinconcito útil, para meter sus cosas… Y si es inteligente,
procurará no llenarte demasiado, para que no se te rompan las bisagras… Y
si e rompes, ya buscará una correa que te asegure… Sobre todo, si el cuero
es bueno todavía… (ACARICIA LA CARA DE LAURA, ÉSTA, SE APARTA
SUAVEMENTE Y SE SIRVE MÁS COÑAC)
LAURA. - (BEBE) Tengo Entendido que las manchas del cuero se quitan
con alcohol…
ANA. - …Siempre y cuando no la empapes demasiado.
LAURA. - ...Es verdad, creo que eso de las maletas lo podemos aplicar a
todas… Mamá era como las valijas insignificantes… ¿Y tía Susana? ¿Qué
tipo de maleta sería?
ANA. - Ella no era una maleta… Era una bolsa sin fondo…
LAURA. - Mi Yoli también es una bolsa… Una bolsa de red, con unos
agujeros enormes por donde se escapan las cosas.
ANA. - (SE SIRVE UNA COPA) ¿Qué se siente al tener un hijo?
LAURA. - ¡Miedo! Después una gran placidez, que dura muy poco,
rápidamente, vuelve el miedo y ya nunca lo pierdes. Miedo a las
enfermedades, miedo a los accidentes, a perder su cariño, a quererlos
demasiado, miedo a perderlos… La verdad es que tener un hijo, es un acto
de masoquismo perpetuo… Siempre estuve asustada…
ANA. - ¿Miedo tú?
LAURA. - Sí. Un miedo diferente al tuyo… Tu temías a las cosas reales…
Yo, en cambio, siempre le tuve miedo a lo desconocido… El futuro me
aterraba… Todavía me asusta…
ANA. - Pero tú siempre hablabas de tu futuro… Te pasabas la vida
haciendo planes…
LAURA. - Por miedo… Trataba de prepararme un futuro, antes de que me
llegara otro por sorpresa… Lo único que me gusta es el pasado… El
presente, no lo entiendo, no sé manejarme en él… Sin embargo, el pasado
es lo que realmente me queda… Me aferro a él como una garrapata… Por
eso me cuesta tanto desprenderme de esta casa… de estos recuerdos…
24

Casa Actores
Porque lo bueno de los recuerdos es que puedes elegirlos y siempre escoges
los buenos: El día de mi boda… La primera vez que Yoli me agarró el
pezón… Tú y yo, de pequeñas, escapando a la buhardilla… La primera
palabra que dijo mi hijo… ¿Sabes?, tardó mucho en hablar… Hasta los tres
años… Creíamos que era mudo… Eso es lo bueno que tengo… Todo eso
que tu pareces despreciar y que quieres que olvide…Lo de ahora no me
sirve… Ya ves, Agustín me utiliza a su antojo… Y lo que es peor: no me
hace ni un puto caso como mujer… No es que tenga otra, eso hasta tiene su
encanto… La sospecha, los celos, el despecho… Todo eso distrae… Pero
no, no tiene otra… Sencillamente le importo un culo… Mis hijos… Son
mis hijos, pero ya no son mis niños… Ya no siento miedo por ellos. Solo
preocupación… Después está la casa… Mientras la vas construyendo,
apenas si tienes tiempo de pensar en otra cosa… Pero una vez que ya es un
hogar, te das cuenta de que sólo sirve para limpiarle el polvo y recibir
visitas… Visitas que huyeron de sus casas, después de quitarles su polvo…
Entonces, una también se convierte en visita… y te aburres… Y comienzas
el largo recorrido por conciertos, exposiciones, que no te dicen nada… A
veces entras a un cine y ya no está allí Marlon Brando… Y si vez a Liza
Minelli, te das cuenta de que está gorda… Ya no es la jovencita de
Cabaret… Y te preguntas si a ti no te pasará lo mismo… Porque los
hombres ya no se dan vuelta a mirarte por la calle… Te vas directo a un
salón de belleza… Te cortas el pelo igual que todas las demás mujeres que
ves por la calle y te hacen comprar mil cremas carísimas… Y te entretienes
tratando de ver el milagro cualquier mañana en el espejo… Pero no… Una
seguís viendo tu cara aburrida… Entonces intentas trabajar… Pero no
sirves para nada… Sólo sabes llevar una casa… o bordar… Ni siquiera eres
capaz de escribir una triste carta: Porque cuando te enseñaron a hacerlo, ya
era antiguo… No lees porque nadie te acostumbro a hacerlo… Y ya es
demasiado tarde… Además, con la televisión… entonces esperas que tu
familia regrese y te cuente lo que ha hecho durante el día… Pero nadie te
cuenta nada… Vienen cansados, con hambre… Ven la televisión o se ponen
música en sus oídos… Con esos aparatitos que ni siquiera te permiten
escuchar su música. Es sólo para ellos… O duermen… En la casa siempre
duerme todo el mundo… Lo hacen con toda facilidad, mientras tú tienes
que llenarte de pastillas para conseguirlo… Y todos los días son iguales…
Sola y el teléfono… Se utiliza como artículo de primera necesidad…
Llamas a todas las amigas que te cuentan siempre lo mismo… O llamas a
la radio… Es muy divertido… Aunque lo primero que te dicen es que bajes
el volumen de tu radio… Y eso es lo que te da más rabia… Porque si
llamas es porque quieres oír tu voz… Otras veces te dejan en espera… Y
cuando por fin alguien te atiende, ya se te han ido las ideas… Pero da igual,
tú hablas y hablas, que es lo que te interesa… También se llama a los avisos
clasificados… No sabes las cosas que puede vender la gente… Vestido de
25

Casa Actores
novia sobre todo… Y casas… Se venden cantidad de casas como ésta…
Algunas con todos los muebles… Dejan hasta los cuadros… Deben ser de
gente que se ha muerto y a nadie le interesa guardar sus cosas… ¿Sabes?
Yo aún conservo mi vestido de novia… Tenía doce metros de tul ilusión…
Qué pena que n o pudiste venir a mi boda… Me enviaste un telegrama
desde…
ANA. - Buenos Aires…
LAURA. - …Eso …Buenos Aires… Recuerdo lo que decía: Felicidades…
Tú te casas por las dos… Lo tengo guardado todavía… Con una flor de
azahar de mi ramo y un rulo de Yoli… En una cajita de cristal que nos
regaló la tía Susana… (PAUSA) Con los ojos cerrados sería capaz de
reconocer cada… Sé exactamente que tu telegrama está en el fondo de la
caja… Allí guardo mis cosas… Muchas noches… me siento y repaso el
contenido de mi caja de tesoros… Todos duermen… Y yo bebo… Quizá
más de la cuenta… Pero eso ayuda… Ayuda a recordar las cosas buenas
que me han pasado… Las revivo de nuevo como… Como una película…
En mi película siempre sales tu… y papá… Nuestras viejas muñecas…
¡Espera! (SE LEVANTA RÁPIDO Y DE UNA CAJA, SACA UNA VIEJA MUÑECA,
SE SIENTA ALLÍ MISMO, EN EL SUELO Y SE LA MUESTRA A SU HERMANA)
¡Mira! ¡La Mariquita Pérez!... ¿Te acuerdas?... Le falta pelo y un ojo…
Nosotras la peinábamos y le cambiábamos el vestido… (LA MECE) Y le
cantábamos canciones que nos enseñaban en el colegio… (COMIENZA
TARAREANDO, LUEGO CANTA, SEGÚN VA RECORDANDO LA LETRA)
Tengo una muñeca
vestida de azul,
con zapatos blancos
y medias de tul,
la lleve a paseo
y se resfrió… (Etc. Etc.)

(ANA SE HA IDO ACERCANDO A ELLA Y LE TOMA LA MUÑECA DE LAS


MANOS. CANTAN JUNTAS)

ANA. - (SE LEVANTA Y ARROJA LA MUÑECA LEJOS) ¡Basta! No quiero


acordarme de esa canción…
LAURA. - Pero no olvidaste la letra… No necesitas recordar nada… La
tienes aquí adentro… Como yo…
ANA. - No sirve de nada recordarla… Aquello se acabó… Ya no somos
unas niñas… Todo esto es una trampa… ¿No te das cuenta de lo atrapada
que estás?
LAURA. - ¡Claro que me doy cuenta! ¡Pero yo no soy como tú! ¡Yo no sé
escapar!

26

Casa Actores
ANA. - ¡Tienes que salir de toda esta basura…! ¡Eso sólo lo puedes
conseguir pensando! Utiliza el cerebro para algo más que repasar viejas
películas…
LAURA. - ¡No sé hacerlo…! No quiero pensar, porque así no me doy
cuenta de nada… No quiero ver como reviento… Yo sé que estoy
destrozándome, para eso no necesito pensar… Lo que necesito son
soluciones… ¿Las tienes tú?... Entonces, ¡déjame en paz! Déjame seguir
siendo lo que soy o sácame de aquí… ¿Qué has conseguido tú? ¿Eres feliz?
¿En qué te diferencias? ¿Te hace más caso tu marido que a mí el mío? ¿O
tú trabajo? ¿Dime? ¿En qué se diferencia limpiar libros en un estante
propio o ajeno?... Aun que te cueste reconocerlo, estás tan atrapada como
yo… Llevamos dentro las mismas ideas… Nos las pusieron a la vez y
seguimos arrastrándolas… En lo único que nos diferenciamos es en los
intentos de escapar; y te fastidia darte cuenta de que todas estas mierdas
como tú dices te atan tanto como a mí… Porque son lo único real que
tenemos en la vida…
ANA. - ¡¡¡No!!! (SE LEVANTA Y COMIENZA A ROMPER PAPELES Y A TIRAR
OBJETOS AL SUELO) ¡¡A mí no me ata nada!! ¡Fuera! ¡A la mierda! ¡Todo
esto no es más que basura!
LAURA. - ¡Con romper todo no conseguirás nada! ¡Las cosas siguen ahí!
ANA. - (SE HA PARADO ANTE EL RETRATO DEL PADRE) ¿Y tú? ¿Qué haces
ahí? ¿Estás disfrutando tu obra? (LE ARROJA UNA COPA) Omnipotente
como siempre… ¡Mirándonos de lado! ¡eres el primero que hay que
romper! (AGARRA EL RETRATO Y COMIENZA A GOLPEARLO) ¡Tú eres el
culpable de todo…! ¡Con tu soberbia! ¡Con tu falta de amor!
LAURA. - (TRATANDO DE INTERPONERSE) ¡No! ¡¡Déjalo!! ¡A papá no!
¡Por favor! ¡A papá no!
ANA. - ¡No es papá! ¡Es su maldita imagen! ¿No te das cuenta? ¡Él es el
que comenzó a destrozar nuestras vidas! ¡Es a él a quien le tienes que
pegar! ¡Vamos! (TOMA LA MANO DE LAURA Y LA FUERZA A QUE GOLPEE
EL RETRATO) ¡Por todo lo que nos quitó! ¡Dale! ¡Por sus mentiras! ¡Así!
¡Acuérdate de su cinturón! ¡A él no le dolía pegarnos! ¡Vamos, más fuerte!
¡Acuérdate cuando nos encerraba!
LAURA. - ¡Papá… papá…!
ANA. - ¡Él no te quería…! ¡Nunca nos quiso! ¡Él sólo se quería a sí
mismo…! ¡Vamos, ten valor! ¡Ahora te toca a ti! Nunca nos quiso, Laura…
¡Él no nos dejó querer…!
LAURA. - ¡Maldito! ¡¡Maldito!! (COMIENZA A GOLPEAR EN FORMA
HISTÉRICA, HASTA CAER EXTENUADA) ¡¡Maldito!!! ¡¡¡Maldito!!!
ANA. - (LA ABRAZA EN SU REGAZO Y LA MECE) ¡Ya!... ¡Ya está!... Ya…
Ya… (LE TARAREA ALGO) Llora… Llora si quieres… (LENTAMENTE LA
AYUDA A INCORPORARSE, LA SIENTA Y LE SIRVE UNA COPA, QUE LE

27

Casa Actores
OFRECE) Toma, te va a hacer bien… (VA RECOGIENDO LOS PAPELES QUE
TIRÓ ANTES Y ACOMODA ALGUNAS COSAS)
LAURA. - Tomé demasiado… Estoy muy bebida… Mira lo que hice…
ANA. - Lo que tenías que haber hecho hace mucho tiempo… Nada más…
A fin de cuentas, era sólo un maldito retrato… Y prepárate, no hicimos más
que empezar… Hasta ahora sólo hicimos lo más duro… Ahora tiene que
ser todo más fácil… Tenemos que divertirnos… Este reparto… hay que
hacerlo… Pero te aseguro que nos divertiremos… No hay nada que se
merezca tanto dolor… Además, no podemos destrozar todo… A fin de
cuentas, las cosas tienen su valor… Y nosotras estamos aquí por el
dinero… Por lo menos por eso nos hicieron estar aquí... (SE SIENTA AL
LADO DE LAURA) ¡Piensa! ¡Tiene que haber una forma de repartir todo
esto, sin que suframos más! ¡Piensa!
LAURA. - No puedo, tengo demasiado coñac dentro como para pensar en
nada.
ANA. - Burlémonos de todo esto… Tenemos que idear algo que lo
ridiculice… ¡Ya está! (SE PONE A BUSCAR EN LAS CAJAS)
LAURA. - ¿Qué vas a hacer?
ANA. - ¡Dirás: qué vamos a hacer! ¡Vamos a jugarnos la herencia! ¡Nos
vamos a jugar la herencia al número más alto!
LAURA. - ¡Te volviste loca! Nosotras no podemos hacer eso… Es una
locura… Es como… como un sacrilegio…
ANA. - (ENCONTRANDO) ¿Qué te parece?... Mira, aquí hay un dado…
ANA. - No seas idiota. Atrévete. TE aseguro que no te vendrá ningún
castigo del cielo. (TOMA LA LISTA DE LAS JOYAS) Lote primero: Anillo de
compromiso de brillantes… Pulsera de oro con brillantes… ¿Quién tira
primero?
Laura. - No… yo no quiero hacerlo… Son las joyas de mamá…
ANA. - Olvídate de lo que son. ¡Anímate! Piensa en la tía Susana… ¿Te
imaginas la cara que pondría si nos viera jugar el patrimonio familiar…?
LAURA. - (SONRIENDO) Hubiera sido superior a sus fuerzas…
ANA. - ¿Te das cuenta? Podemos hasta pasarla bien… Lote primero…
¿Tiras tu o yo?
LAURA. - (ARREBATÁNDOLE EL DADO) ¡Déjame probar a mí!
ANA. - ¡Bravo!
LAURA. - (SOPLANDO EL DADO) ¡Vamos, dadito, quiero esa pulsera! ¡Un
cuatro! ¡A ver tu!
ANA. - ¡Ahí voy! ¡Un uno! ¡Adjudicado el primer lote, que irá a parar a
manos de mi querida sobrina Yolanda! Segundo lo… Espera… Voy a
encender las velas, está anocheciendo… Anda yo encendiendo ésta… (LE
OFRECE UN CANDELABRO Y FÓSFOROS Y LO ENCIENDE, DEJÁNDOLA
CERCA DE ELLAS, SE SIENTA EN EL SUELO DE NUEVO) Segundo lote:
Alianzas…
28

Casa Actores
LAURA. - Mejor no lo leas…
ANA. - Hay que leerlo… Si no lo hago no tendría gracia el juego…
Alianzas matrimoniales… Una pulsera de oro con dijes… ¿La conozco yo?
LAURA. - Sí, m’hija, la de siempre… Tira tu ahora…
ANA. - ¡Un seis! Me parece que me toca cargar con ellas.
LAURA. - ¡Un cuatro! ¡Debo estar abonada!
ANA. - Bueno, ya estamos empatadas. No te preocupes, el día que se case
la Yoli, te las presto…
LAURA. - (LEYENDO) Lote tercero: pendientes de zafiro y sortija a juego.
Siempre me gustaron. ¿Tiro yo?
ANA. - Sí. Si nos viera Agustín…
LAURA. - Seguro que se le sube el ácido úrico. ¡Un cinco! Tira tu… ¡Otro
cinco! Hay que tirar otra vez, este lote es indivisible…
ANA. - ¡Ahí va! ¡Un tres!
LAURA. - A ver si lo supero… ¡¡¡Un cinco!!! ¡Son míos!
ANA. - Cuarto lote… A este ritmo, acabamos enseguida. Dos pendientes de
perlas, un collar haciendo juego y anillo de oro… ¿Quién tira? ¿Yo?
LAURA. - Tu… ¿Sabes? Comienzo a divertirme… (SE SIRVE MÁS COÑAC)
ANA. - Deberías dejar de beber… Quizá mañana te arrepientas de esto…
LAURA. - ¡Claro que me voy a arrepentir! Pero ahora estoy disfrutando y
no me importa nada…
ANA. - Si quieres, dejamos de jugar…
LAURA. - ¡Ni hablar! ¿Qué te pasa? ¿Te arrepentiste?
ANA. - No… Pero a lo mejor tú tienes razón… Es posible que no tengamos
derecho a repartir la herencia así…
LAURA. - ¿A qué viene esto? Primero me convences, me haces jugar y
ahora te echas para atrás. ¡Tira!
ANA. - Está bien. Si estás decidida… ¡Un cinco!
LAURA. - ¡Un dos! ¡Es tuyo! Lote quinto: pulseras de oro, cadenas,
medallas de oro. Tiro yo. ¡Un tres! Está visto que hoy no es mi día de
suerte…
ANA. - ¡Un dos! Ya ves que sí… Lote sexto: reloj de oro, de tres capas.
Sortija de caballero: de oro con un rubí… Era la de papá…
LAURA. - …Y su reloj… ¡tira! ¡Un cuatro! Tengo que superarlo…
ANA. - Me encantaría… No me apetece nada llevarme ese lote…
LAURA. - Ya es tuyo. Saqué un dos… ¿Qué lote viene ahora?
ANA. - Laura… Si quieres lo dejamos… La suerte no te está favoreciendo
y yo me siento culpable… A lo mejor no tengo realmente derecho a nada…
LAURA. - ¡El juego es el juego…! Olvídate de tus malditos escrúpulos.
¡Qué lote es!
ANA. - Lote séptimo: Anillo y broche de esmeraldas… Yo no las conozco.
LAURA. - Ese fue el último regalo que le hizo papá. Tiro yo. ¡Un cinco!...
ANA. - ¡Un tres!
29

Casa Actores
LAURA. - ¿Te das cuenta! La suerte va cambiando.
ANA. - Lote ocho: juegos de pendientes de oro con piedras
semipreciosas… ¡Tira tú!
LAURA. - No, te toca a ti.
ANA. - ¡Un seis!
LAURA. - ¡Un dos! Parece que se acabaron las joyas.
ANA. - Dejemos aquí… Ya está bien. Lo importante era demostrarnos a
nosotras mismas que éramos capaces de jugarnos todo…
LAURA. - Pero para demostrarlo, hay que llegar hasta el final…
ANA. - Pero mañana…
LAURA. - ¡No importa mañana! (RÍE)
ANA. - ¿De qué te ríes? ¿Te estás divirtiendo?
LAURA. - Que me ría, no quiere decir que me divierta. Me río, porque
pienso que este juego sirvió para que cargues con el reloj y la sortija de
papá… No me digas que no tiene gracia… Además, me río porque todo
esto me sorprende… No creí que tuviera el valor para hacerlo y me pongo
nerviosa por eso y me río…
ANA. - (MIRA EL PAPEL) Bueno, ya acabamos. ¡Por fin!
LAURA. - Queda la casa.
ANA. - No. La casa no. No podemos jugárnosla…
LAURA. - ¿Por qué razón? Hemos decidido que nos jugaríamos todo, sin
importar su valor… ¿Qué te pasa? ¿Es que la casa vale para vos tanto como
las joyas para mí? ¿O tienes miedo?
ANA. - Lo siento, la casa es mucho dinero y yo lo necesito… No puedo
permitirme más juegos…
LAURA. - Pero si ganas la casa, todo el dinero es tuyo.
ANA. - También lo puedo perder… Y no puedo permitirme ese lujo…
Prefiero aceptar la oferta de Agustín, es más sensato…
LAURA. - Si estás arrepentida del juego, podemos olvidarlo… Puedes
recuperar el tercio de las joyas si quieres, además de la casa…
ANA. - NO. (PAUSA) Préstame el dado. (LO TIRA), Déjalo, … No
hablemos más del asunto… En cuanto a la casa, vamos a hacer lo que
propone Agustín… Es lo mejor…
LAURA. - Está bien. Lo que digas. Y con todo lo demás, ¿qué hacemos?
ANA. - ¿Qué más queda? Quedan muebles, vajillas, ropa… A lo mejor te
viene bien…
ANA. - Sí, quizás… De todas formas, tendría que hablarlo con Jorge.
LAURA. - A mí muchas cosas no me sirven de nada. Si quieres puedes
quedarte esta noche aquí y mañana lo terminamos de solucionar… O
podrías venir otro día…

ANA. - No. Prefiero acabar hoy. Si hay alguna mesa, y tú no la necesitas,


me vendría bien. Y algunas cortinas… Varias sillas también me vendrían
30

Casa Actores
bien… E fin… piensa que realmente sólo tengo una cama y un par de
butacas… Pero ahora me voy…
LAURA. - No te llevas nada ahora?…
ANA. - No… Bueno, sí: el cuadro de los pastores. (SE LEVANTA Y LO
ENVUELVE) Sí. Me lo llevo…
LAURA. - Deberías quedarte.
ANA. - No, no puedo. ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?
LAURA. - …Cuando te vayas, acostarme. Me pasé un poco con la bebida.
ANA. - ¿Vas a dormir aquí? ¿Sin luz?
LAURA. - Tengo velas… Además, duermo con la luz apagada… ¿Qué más
da?
ANA. - …Yo… Yo aún duermo con alguna luz encendida… Mis miedos…
no sé de dónde sacas valor para pasar la noche aquí sola… Yo sería
incapaz.
LAURA. - Tampoco me hace mucha gracia… Pero estoy sola… Vos te
vas… Estoy acostumbrada a quedarme sola…
ANA. - Vente conmigo.
LAURA. - No. Tengo que quedarme. Mañana hay muchas cosas que
resolver aquí. Pero me gustaría que te quedaras… Sería nuestra última
noche juntas aquí
ANA. - Lo siento, es superior a mis fuerzas… Fueron demasiadas
emociones juntas… lamento dejarte sola…
LAURA. - Tranquila, estoy acostumbrada… Con todo lo que bebí, no voy a
tardar nada en dormirme. Pero me gustaría verte mañana… Más
despejadas, sobrias …
ANA. - Sería como esta tarde cuando nos vimos… Nos trataríamos como
dos desconocidas…
LAURA. - No… Eso no nos puede volver a pasar.
ANA. - Para que nos demos cuenta de que nada ha cambiado… Ni
nosotras… Ni nuestras vidas… Seguimos siendo las mismas muchachitas
ignorantes y muertas de miedo que jugaban por esta casa… Sólo hemos
ganado años y desilusión… Esta tarde, trataremos de olvidarla las dos…
Será siempre la tarde en que deshicimos la casa…
LAURA. - (CON SORNA, MIRANDO A SU ALREDEDOR) Mejor dicho: la
tarde en que la destrozamos.
ANA. - Pero no sirve de nada.
LAURA. - Yo estaba convencida… Segura… De que tu… Tu por lo menos
habías conseguido lo que querías…
ANA. - Ya ves que estabas equivocada… Estoy aquí… He viajado…
intenté escapar… Pero aquí me tienes… Igual que tu… O peor, quien
sabe… Es muy difícil cambiar… Nosotras somos como Mariquita Pérez…
Todas iguales… Muñecas en serie…

31

Casa Actores
LAURA. - Tú crees que si hubiéramos sido varones todo habría sido
diferente…
ANA. - Quizás fuéramos más felices… Los hombres tienen una gran
capacidad de adaptación… Nosotras sólo sabemos adaptar nuestros
cuerpos… Ellos tienen más práctica y han aprendido a adaptar sus
pensamientos. (SE COLOCA SU ABRIGO, RECOGE SU BOLSO Y EL CUADRO,
SE ACERCA A SU HERMANA Y LA BESA) Adiós. Tengo que irme.
LAURA. - (TOMA EL CANDELABRO) ¿No te llevas nada más?
ANA. - (RECORDANDO) …Sí, me llevo algo… (DE UNO DE LOS
BOLSILLOS SACA LOS PEDAZOS DE FOTO Y SE LOS MUESTRA A SU
HERMANA)
LAURA. - ¡Tu foto de la escuela!
ANA. - Ves… A fin de cuentas… a mí también me gusta coleccionar
recuerdos… Acuéstate, te ves cansada… (EMPIEZA A SALIR)
LAURA. - Sí. Yo te llamo.
ANA. - Adiós, Laura… (SALE)
LAURA. - ¡Adiós!...

(LAURA SE QUEDA UN RATO OBSERVANDO EL MUTIS DE SU HERMANA.


LEVANTA LA MANO PARA SALUDARLA, PERO REPRIME EL GESTO.
LENTAMENTE SE ACERCA AL TELÉFONO, LO DESCUELGA, VA A LLAMAR,
PERO CUELGA DE NUEVO.
VA A SALIR, PERO SE ACUERDA DE LA COPA Y LA BOTELLA DE COÑAC, LAS
RECOGE Y VA A SALIR, PERO SE TROPIEZA CON EL CUADRO DEL PADRE
DESARMADO.
SE AGACHA Y RECOGE LOS TROZOS. LOS COLOCA CON CUIDADO, PERO EN
ALGÚN LUGAR, ENCUENTRA EL DADO CON EL QUE JUGARON LA CASA, LO
LEVANTA CON MUCHO CUIDADO, LO MIRA Y SIN NINGUN GESTO MIRA HACIA
DONDE SALIO ANA.

POCO A POCO APAGON.

F I N

32

Casa Actores

También podría gustarte