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Henry Giroux, (1997). “Los profesores como intelectuales”. Paidós - MEC, Madrid.

(…) Personalmente, creo que la necesidad de contemplar las escuelas como esferas públicas democráticas es
central para una pedagogía crítica viable. Esto significa que las escuelas se han de ver como lugares democráticos
dedicados a potenciar, de diversas formas, a la persona y la sociedad. En este sentido, las escuelas son lugares públicos
donde los estudiantes aprenden los conocimientos y las habilidades necesarios para vivir en una auténtica democracia.
(…) El discurso de democracia lleva inherente la idea de que las escuelas son lugares contradictorios:
reproducen la sociedad general pero, al mismo tiempo, contienen espacios capaces de resistir la lógica dominante de
esa misma sociedad. Como ideal, el discurso de democracia sugiere algo más programático y radical. En primer lugar,
apunta al papel que profesores (...) pueden desempeñar como intelectuales transformativos que desarrollan
pedagogías contra-hegemónicas, las cuales no sólo potencian a los estudiantes proporcionándoles el conocimiento y
las habilidades sociales que necesitarán para actuar en el conjunto de la sociedad con sentido crítico, sino que,
además, los educan para la acción transformadora.
Las reformas educativas muestran escasa confianza en la habilidad de los profesores de la escuela pública para
ejercer el liderazgo intelectual y moral en favor de la juventud de nuestra nación (…) Allí los profesores son objeto de
reformas educativas que los reducen a la categoría de técnicos superiores encargados de llevar a cabo dictámenes y
objetivos decididos por expertos totalmente ajenos a las realidades cotidianas de la vida en el aula.
Lo que es evidente en ese enfoque es que organiza la vida escolar en torno a expertos en currículos, en
instrucción y en evaluación, a los cuales se asigna de hecho la tarea de pensar, mientras que los profesores se ven
reducidos a la categoría de simples ejecutores de esos pensamientos.
(…) Como intelectuales, deberán combinar la reflexión y la acción con el fin de potenciar a los estudiantes con
las habilidades y los conocimientos necesarios para luchar contra las injusticias y convertirse en actores críticos
entregados al desarrollo de un mundo libre de opresiones y explotación.
(…) Espero que un esfuerzo de esta índole termine sugiriendo algunos indicadores críticos tanto para
reexaminar el trabajo de los profesores como, donde ello sea necesario, transformarlo con el fin de construir una
pedagogía más crítica y, al mismo tiempo, un mundo más humano.
(…) Dicho de otro modo, los intelectuales transformativos necesitan comprender cómo las subjetividades se
producen y se regulan a través de formas sociales de naturaleza histórica, y cómo estas formas transportan y encarnan
intereses particulares.
(…) Toda teoría educativa que pretenda ser crítica y liberadora, que quiera tomar en serio los intereses de la
comprensión crítica y la acción autónoma, debe generar un discurso que vaya más allá del lenguaje fijado por la
administración y el conformismo.
La visión de los profesores como intelectuales proporciona, además, una fuerte crítica teórica a las ideologías
tecnocráticas e instrumentales subyacentes a una teoría educativa que separa la conceptualización, la planificación y
el diseños de los currículos de los procesos de aplicación y ejecución. Hay que insistir en la idea de que los profesores
deben ejercer activamente la responsabilidad de plantear cuestiones serias acerca de lo que ellos mismos enseñan,
sobre la forma en que deben enseñarlo y sobre los objetivos generales que persiguen.
Dado que no conocemos qué cosas son históricamente posibles hasta que no las hayamos intentado, ¿cómo
pueden los educadores comenzar a mentalizar a los estudiantes para que imaginen un futuro en el que la esperanza
sea algo próximo y la libertad objeto de nuestros sueños, luchas y, eventualmente, victorias?
 Les proponemos que luego de la lectura elaboren un escrito en el que respondan a la pregunta que formula H.
Giroux (1943. EE.UU. Pensador inmerso en la corriente de Pedagogía Crítica). Es decir, en tanto futuros /as
docentes ¿cómo piensan que podrán comenzar a mentalizar a los estudiantes para que imaginen un futuro en
el que la esperanza sea algo próximo y la libertad objeto de nuestros sueños, luchas y, eventualmente,
victorias?

 Elaboren otras preguntas considerando los aportes de Landreani “El docente como sujeto de la transformación
escolar” y de Giroux “Los profesores como intelectuales”

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