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LULA Y EL JUEZ SERGIO MORO, ¿ENEMISTAD POLÍTICA O REAL JUSTICIA

EN BRASIL?

Integrantes: Bianca Valenzuela

Juan Pablo Vásquez

Profesor: Jaime González Gamboa

Modulo: Fund. De la Teoría Política


Contextualización y primera fuente

Según describe el sitio web Infobae.cl, la primera fuente utilizada y además la cual servirá
para contextualizar el tiempo transcurrido en el que sucedieron los hechos, en Brasil,
durante los últimos años se destapó una gigantesca red de corrupción y desvíos de recursos
de la nacional Petrobras, donde fueron encarcelados múltiples empresarios y gente de
poder e injerecia política, en un caso conocido como “lava jato” (Lava autos, en español).
En el curso del tiempo y con el juez Sergio Moro como el emblema de esta causa y principal
rostro visible se acusa al ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a una sentencia de
9 años y medio, justificados en el supuesto recibo de sobornos de la empresa constructora
OAS, a cambio de preferencia en contratos millonarios del Estado. En el desarrollo del caso
se notifica el regalo de parte de esta constructora al ex mandatario de un “triplex”, edificio
de gran costo y con lujosas dependencias, el cual constaba de 215 metros cuadrados. El
presidente de la empresa OAS fue condenado en motivo de lo mismo señalado
anteriormente, por 16 años; los cuales se fueron reduciendo por delaciones a la fiscalía
brasileña, en el que incluyó el relato de la entrega del edificio a Lula. Según el juez Sergio
Moro, a cambio de los favores relacionados con las supuestas regalías a Lula da Silva, el ex
mandatario le habría facilitado la adjudicación de contratos con la empresa nacional
brasileña, Petrobras. Posteriormente un tribunal de Porto Alegre decidió el aumento de los
9 años iniciales a 12. Lula alcanzó a estar 580 días encarcelado, siendo el 6 de abril de 2018
su encarcelación y el 8 de noviembre de 2019 su puesta en libertad, siendo argumentada
esta decisión en que la causa no era “firme”, mas no declarando la inocencia del ex
presidente, quien, además, cuenta con mas causas en curso, de las cuales no existe un fallo
aún, y mientras era acusado, puesto en prisión y los sucesos ya descritos, se le suma su
imposibilidad de haber ido a las elecciones pasadas (las cuales terminaron consagrando
como actual mandatario a Jair Bolsonaro) en un momento en que era, según las encuestas
realizadas en ese entonces, el favorito de la gente para un posible nuevo mandato.
En el ya descrito curso de este caso tan conocido, queda mas que claro el tono político que
tomó al ser un personaje como el ex presidente de Brasil el que es encarcelado, y más aún,
por todos los motivos por los cuales era puesto en prisión. Sin embargo, cuando el caso ya
tenía este tinte político, lo toma aún más, cuando tras la elección de Jair Bolsonaro, el ex
juez Sergio Moro es designado por el actual mandatario Brasileño como ministro de Justicia
y Seguridad Pública, lo que causó, para algunos, la justificación a la persecución de la
corrupción en el país sudamericano desde un puesto mucho mas cercano al ejecutivo,
empero, para otros, fue el argumento que buscaban para confirmar su postura de que el
motivo de la detención y persecución al ex presidente Lula da Silva tenía claros fines
políticos, y no se perseguía la voluntad general, ni en su objeto ni en su esencia (Rousseau,
El contrato social).

El desarrollo del caso, mientras Lula da Silva se encontraba en prisión, tuvo un antecedente
más que polémico, y como consigna el Diario el País en su fuente de aquel entonces: la
filtración de mensajes entre el entonces juez Sergio Moro y fiscales, publicados por el diario
The Intercept, diario independiente de Estados Unidos con trabajo en Brasil.

Luego de la filtración de estos mensajes entre agentes importantes en el caso lava jato, se
formó una polémica en el país, poniendo estos diálogos en jaque la imparcialidad de lo
decidido en instancias previas, con empresarios, políticos y un ex mandatario en la prisión.
Al consultarle posteriormente al juez Sergio Moro este declaró: “Los jueces hablan con
fiscales, abogados y policías. Es algo absolutamente normal y no orienté a nadie”; respecto
de la incertidumbre generada en el país brasileño al evidenciar la cercanía de los fiscales y
el juez en sus conversaciones privadas y que implantó en gran parte de la sociedad la
sospecha de la búsqueda de fines más allá de simplemente la justicia.

El actual presidente de Brasil en el momento de la filtración mantuvo el silencio en los días


posteriores, aunque finalmente terminó pronunciándose a través de la secretaría de
comunicación, manifestando: “Confiamos sin restricciones en el ministro Moro”

Por otro lado, el coordinador de la operación lava jato, Deltan Dallagnol, también justificó
los diálogos, argumentando que es normal este tipo de conversaciones entre distintos
agentes como lo son fiscales y juez, y que lo realmente importante era que no hay
demostración de que esto signifique una imparcialidad en los fallos del juez, argumentando
que dejó libre a 54 personas en el tránsito de este mediático y controversial caso. La
organización de abogados de Brasil (OAB), sin embargo, expresó que las conversaciones
divulgadas son “una amenaza al Estado de Derecho”, solicitando además el inmediato cese
de funciones de todos los involucrados. Además, desde el consejo del Ministerio Público
iniciaron en el momento las investigaciones pertinentes, a partir de esto, comentó Rómulo
de Andrade: “No se puede aceptar ese tipo de conversación con un juez. Ellos (los fiscales
involucrados) deberían haber rechazado de inmediato al juez (Sergio Moro) que intentó
orientarlos”; traduciéndose esto en una posible vulneración y alteración del debido
proceso, y que la misma legislación, que le da movimiento y voluntad al cuerpo político
(Rousseau, 1921), pudo ser mal utilizada para fines totalmente afines de parcialidad, en
función de las opiniones vertidas por los fiscales entrevistados en estos medios.

Volviendo a la ya mencionada al principio del presente, la libertad del ex mandatario


Brasileño, Lula da Silva, el sitio BBC (mundo), tras 580 días encarcelado, Lula mencionó
“Quisieron encarcelar una idea y las ideas no se encierran”, junto a los cientos de partidarios
que lo esperaban a su salida. El mismo medio recoge las declaraciones del ex presidente
quién afirmaba ser víctima de un proceso en general “político” y que su encarcelamiento
más que buscar justicia era privarlo de participar en las elecciones pasadas del 2018. Se
menciona lo polémico del caso al ser tan cercano a las deliberaciones para presidente, en
las cuales contaba con mayoría antes del juicio, deliberación y posterior encarcelamiento.

Katy Watson, corresponsal en Sudamérica de BBC, señala “sus partidarios lo sienten como
una reivindicación. Lula levanta pasiones y sus seguidores desde el primer momento
pensaron que era una caza de brujas”. La garantía de que el ahora en libertad Lula da Silva
continúe así es de una probabilidad realmente baja, considerando los múltiples casos que
lo incriminan y las apelaciones que tienen un destino más bien poco probable de éxito.
Watson finaliza con su opinión diciendo: “Pero ahora Lula está en libertad y eso va a
fortalecer a la izquierda y endurecer a la derecha” y prioriza que a pesar de este
fortalecimiento, millones de brasileños apoyan a Bolsonaro, quien se fortaleció y enalteció
su figura política, gracias a los casos judiciales de Lula y el decaimiento considerable del
partido trabajador de Brasil.
BIBLIOGRAFÍA

Rousseau, J. El contrato social

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