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Agarra a la víctima por las axilas y le sube hasta que pueda sentarle en el borde.
Le saca las piernas y le tumba boca arriba para proceder con el reconocimiento de
primeros auxilios y realizar las maniobras que se requieran.
Aunque existen muchas más técnicas de salvamento acuático, estas son las más sencillas y
no requieren una capacitación tan específica. Lo más importante es tener plena conciencia
de la situación y no perder la calma, solo efectuar el salvamento si se está seguro de poder
realizarlo correctamente y con éxito, ya que lo último que se quiere es que haya una víctima
más.
Una vez analizado el lugar y la situación del accidentado, y comprobado que el auxiliador
es capaz de llevar a cabo el salvamento con éxito, es hora de decidir la técnica más
apropiada para cada caso. Algunas de las situaciones que pueden aparecer son:
Mano-nuca: esta maniobra consiste en coger con una mano a la víctima por la nuca,
de manera que se sostenga la cabeza hacia arriba. El brazo que le agarra queda en
ángulo recto mientras que con el otro da brazadas. Se recomienda para personas
inconscientes y no muy pesadas.
Hombro axila: se trata de pasar un brazo por encima del hombro del accidentado y
agarrar la axila contraria, permitiendo al socorrista nadar, o bien de espaldas
apoyándole en el pecho, o bien de lado con apoyo en la cadera. Esta técnica de
salvamento es útil con personas inconscientes y pesadas.
Maniobra de torno: es complicada y se utiliza en casos de sospecha de lesión de
columna. El auxiliador se coloca a la espalda de la víctima, un brazo forma una
línea recta a lo largo de su pecho y la mano le agarra el mentón. Con la otra mano
sostiene la nuca y parte posterior de la cabeza. Una vez así, el socorrista aprieta
firmemente a la víctima contra su pecho y nada de espaldas con patadas alternas. El
objetivo es que el cuello y el tórax queden alineados para, una vez llegada la
camilla, colocarle en ella con los menos movimientos posibles.
Si la víctima puede seguir órdenes y es capaz de escuchar, ella misma nos indicará
la manera más cómoda para ambos, ya que se podrá tener en cuenta las posibles
lesiones que presente.
La víctima está fuera de control presa del pánico y no es posible establecer una
comunicación. Esta situación requiere una maniobra de inmovilización para
proteger al socorrista, y una vez inmovilizada la víctima, se le remolca y se le
intenta calmar. Para inmovilizar, la técnica más sencilla es ponerse a su espalda y
rodearle por la cintura con un brazo. La víctima se agarrará al brazo
desesperadamente, y el socorrista con su otra mano coge por los dedos el brazo que
tenga encima, rompiendo así la presa. Este brazo se le colocará a su espalda,
quedando así la víctima de espaldas, con un brazo detrás inmovilizado e incapaz de
causar lesiones o ahogar al socorrista. De esta manera se le podrá remolcar mientras
que se le intenta tranquilizar.
Cada año en todo el mundo se producen muchos accidentes relacionados con el
medio acuático, ya sea en playas, piscinas, ríos y lagos, e incluso en las bañeras de
las propias casas.
Los accidentes relacionados con el agua son una de las principales causas de
mortalidad en niños de entre 1 y 4 años, y muchos de estos accidentes y
ahogamientos se pueden tratar a tiempo con una actuación rápida y acertada.
Las técnicas del salvamento marítimo entran dentro de la categoría de primeros
auxilios, cualquiera con la formación adecuada puede llevar estas actuaciones a
cabo correctamente y evitar así disgustos mayores.