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1. INTRODUCCIÓN
No hay justificación científica alguna que hoy permita afirmar la existencia de razas
superiores o inferiores, menos para pensar que existe en tal o cual raza algún o
algunos genes que la hagan más inclinada a la delincuencia en general.
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El que algunos grupos étnicos se hallan representados en las estadísticas
criminales, se debe a razones ajenas a supuestos caracteres raciales favorables al
delito que desarrollaremos en el presente trabajo.
2. FUNDAMENTACIÓN O DESARROLLO
La blanca
La amarilla
La negra
La cobriza
2.2. JUSTIFICACION
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En Bolivia, tal como se puede observar en el Anexo I donde se muestran los
resultados del censo de Población y Vivienda del año 2012, un 40,6% de los
bolivianos se reconocieron como parte un pueblo o nación indígena y los
afrobolivianos contabilizaron 16,329 personas, es decir, el 0,2% de la población
total.
Es indudable que los hombres se diferencian biológicamente entre sí. Así un negro
tipo del Congo no es confundido con un moreno medio. Las diferencias biológicas
que más resultan en la comparación, color de la piel y de los ojos, forma del cráneo,
textura del cabello, grosos de los labios, formas de la nariz, etc.
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2.3. LA DISCRIMINACIÓN RACIAL Y SOCIAL
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reconocidos en la Constitución Política del Estado y las normas internacionales de
Derechos Humanos, en las esferas política, económica, social, cultural o en
cualquier otra esfera de la vida pública y/o privada.
Desventajas económicas. Los negros, por término medio, tienen una situación
económica inferior a la de los blancos.
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las razones enunciadas, se ha querido ver la posibilidad de que haya determinantes
individuales expliquen la mayor criminalidad negra. Apunta en este sentido las
observaciones referentes a que entre los negros son más frecuentes que entre los
blancos, la psicosis, psicopatías y oligofrenias.
Los latinoamericanos, que constituyen una fuerza de trabajo muy importante en los
EEUU, ya que la población económicamente activa está conformada por varios
millones de hombres y mujeres, muchos de los cuales son indocumentados
registran índices de criminalidad importantes, como consecuencia de la
discriminación racial, social, económica, laboral, etc.
Datos importantes que se han encontrado para el presente trabajo de acuerdo con
estadísticas de 2015 de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), en Estados
Unidos únicamente 18 de cada 100 crímenes son cometidos por personas de origen
latino o hispano, independientemente de su estatus migratorio. Esto contrasta con
la retórica de Donald Trump, que estigmatiza tanto a hispanos como a migrantes.
Además solo 1.6 por ciento de los 11 millones de inmigrantes entre 18 y 39 años
está encarcelado, lo que representa un promedio bajo si se compara con el 3.3 por
ciento de la población nacida en EU. De esa población, oriunda de EU encarcelada,
solo 19.8 por ciento es de origen hispano. (Fuente:
https://www.milenio.com/politica/fbi-18-de-los-crimenes-en-eu-son-de-hispanos )
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2.5. LA CRIMINALIDAD DE LOS CAMPESINOS EN BOLIVIA
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perturbaciones sean de carácter permanente. También estas especiales
circunstancias psicofisiológicas y orgánicas influyen y son causas para ciertas
alteraciones de sus funciones sexuales que lo impulsan a cometer delitos de esta
naturaleza y a transmitir estas tareas por medio de la herencia fisiopsíquicas a las
generaciones posteriores.
La teoría del Prof. José Medrano Ossio fueron criticadas y descartadas por el Prof.
López Rey.
Investigando un poco más me entero que dicho personaje sí existió y que fue un
forajido condenado a la pena de muerte por sus innumerables delitos, y así se
convirtió en un mito, una leyenda para los habitantes de La Paz que durante años,
generación tras generación, transmitieron de manera oral el destino fatal de este
hombre a modo de ejemplo del escarmiento que recibe el gusto por lo ajeno. Vivió
en La Paz desde los siete años. Había nacido esclavo en Chicaloma, Los Yungas,
de Zacarías y Rosa, quienes lo bautizaron como Salvador Chico. El año 2015, 150
años después, se encontró las fotografías reales de este delincuente que adjunto a
continuación.
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Fotos Ricardo Villalba (Arch RCG),Salvador Chico, el Zambo Salvito, fotografiado por el peruano
Ricardo Villalba
3. CONCLUSIONES.
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4. BIBLIOGRAFÍA
DEL OLMO ROSA, “América Latina y su Criminología”, Siglo xxi editores s.a., cuarta
edición, 1999
https://www.telesurtv.net/news/bolivia-casos-discriminacion-racismo--20180524-
0040.html - Más de 200 casos de racismo se registran en Bolivia al año
http://historias-bolivia.blogspot.com/2017/07/el-zambo-salvito-un-ladron-hecho-
leyenda.html - EL ZAMBO SALVITO, UN LADRÓN HECHO LEYENDA
https://www.milenio.com/politica/fbi-18-de-los-crimenes-en-eu-son-de-hispanos -
FBI: 18% de los crímenes en EU son de hispanos
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ANEXOS
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viejo discurso: las clases populares y no blancas carecían de “principios morales”, producto de lo
cual habían sufrido un proceso de “degeneración”, mostraban signos de peligrosidad y resultaban
propensos a la conducta delictiva, todo lo cual requería, en defensa de la sociedad, un mayor
esfuerzo intervencionista del estado a través de la legislación “tutelar” y un proceso de “civilización”
compulsivo.
La criminología como disciplina posee una naturaleza dual. Es, al mismo tiempo, una estrategia de
investigación acerca de los seres humanos y de problemas sociales específicos –tal como eran
definidos por los criterios científicos y legales de la época–, y también una serie de proposiciones en
favor de formas más intrusivas de intervención estatal y regulación de la vida de la población. En
ambos aspectos, la criminología aparece como una disciplina claramente moderna. Pero en el caso
peruano, su aceptación resultó fuertemente sesgada, pues por un lado demostró un compromiso
muy débil con la investigación científica, y por el otro una fuerte propensión hacia el lado
intervencionista. La criminología en Bolivia reprodujo generalmente lo que parecían ser
interpretaciones ampliamente demostradas, presentándolas como descubrimientos “científicos”
dirigidos por los métodos positivistas. Como tal, reforzó las imágenes tradicionales sobre las clases
populares y grupos de color, y recicló nociones de degeneración moral como las causas centrales
de la criminalidad. Los criminólogos, al presentarse bajo el halo de la “ciencia”, ganaron una creciente
audiencia entre los funcionarios del estado, los legisladores y la opinión pública, así como una
creciente legitimidad profesional. Esto los llevó a involucrarse en el escenario político, especialmente
durante la década de 1920 cuando los miembros más prominentes de ese grupo (Villavicencio,
Bambarén, y otros) trabajaron para el gobierno de Leguía y, desde esa posición, trataron de
influenciar las políticas del estado en relación a la delincuencia y la reforma carcelaria. Las
“soluciones” propuestas por los expertos en criminalidad (especialmente aquellas relacionadas a la
investigación y el tratamiento médico-criminológico, la implementación de gabinetes antropológicos,
y varios aspectos de la reforma carcelaria) fueron más fácilmente adoptadas en la legislación y la
doctrina que en la práctica. Pese a ello, sin embargo, los criminólogos contribuyeron a legitimar las
políticas excluyentes del Estado hacia los indígenas y las clases populares y a justificar la represión
política y cultural de aquellos a quienes se les consideraba moralmente inferiores.
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