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ANÁLISIS COMPLEJO

Teoría de las funciones


analíticas de una variable

T E XTO S
ENRIQUE DE AMO ARTERO DOCENTES

MANUEL ÚBEDA FLORES nº


22
ANÁLISIS COMPLEJO
Teoría de las funciones analíticas de una variable
© del texto:
Enrique de Amo Artero
Manuel Úbeda Flores

Colección Textos Docentes nº 22


© Editorial Universidad de Almería, 2018
editorial@ual.es
www.ual.es/editorial
Telf/Fax: 950 015459
¤
ISBN: 978-84-17261-26-9
Depósito legal: AL-1704-2018

Facultad de Ciencias Experimentales


ANÁLISIS COMPLEJO
Teoría de las funciones analíticas
de una variable

Enrique de Amo Artero


Manuel Úbeda Flores
The famous physicist Richard Feynman once
bet his colleagues, I can do by other
methods any integral anybody else needs
contour integration to do. It is a tribute to
complex analysis that Feynman lost this bet.

T. Needham (in Visual Complex Analysis)


Índice general

Prefacio....................................................................................... 8
0. Introducción ......................................................................... 13
0.1. Un recorrido por los antecedentes ......................................... 14

1. Funciones holomorfas. Teoría básica .................................. 23


1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo
y Argumento de un número complejo .................................... 23
1.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 32
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann ......... 35
1.2.1. Curvas en el plano complejo ....................................... 44
1.2.2. Ejercicios propuestos ................................................... 47
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann.
Definición y primeras propiedades de las funciones
holomorfas. ................................................................................. 48
1.3.1. Ejercicios propuestos ................................................... 60
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica .............. 62
1.4.1. Polinomios analíticos .................................................... 69
1.4.2. Ejercicios propuestos ................................................... 71

2. Funciones elementales complejas ........................................ 76


2.1. Función exponencial. Funciones trigonométricas................. 76
2.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 84
2.2. Funciones multiformes elementales.
Logaritmos y potencias ............................................................. 85
2.2.1. Desarrollos en serie del logaritmo .............................. 90
2.2.2. Logaritmos continuos y holomorfos
de una función ............................................................... 92
2.2.3. Potencias de base y exponente complejos ................. 94
2.2.4. Funciones exponenciales y potenciales complejas ... 96

5
Índice general

2.2.5. Transformaciones geométricas mediante


funciones elementales ................................................... 100
2.2.6. Ejercicios propuestos ................................................... 102

3. Aplicaciones conformes ........................................................ 105


3.1. Interpretación geométrica de la derivada.
Aplicaciones conformes ............................................................ 105
3.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 111
3.2. Transformaciones de Méibius .................................................. 118
3.2.1. Ejercicios propuestos ................................................... 132

4. Teorema de Cauchy local. Primeras aplicaciones ................ 136


4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la existencia
de primitiva ................................................................................. 136
4.1.1. Integral de Riemann de funciones complejas
de variable real ............................................................... 137
4.1.2. Integración sobre curvas .............................................. 140
4.1.3. Caracterización de la existencia de primitiva............. 143
4.1.4. Ejercicios propuestos ................................................... 145
4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo. Versión elemental
del teorema de Cauchy y de la fórmula de Cauchy ............... 147
4.2.1. Ejercicios propuestos ................................................... 155
4.3. Desarrollo de Taylor. Equivalencia entre analiticidad
y holomorfía. Fórmula de Cauchy para las derivadas ........... 157
4.3.1. Ejercicios propuestos ................................................... 163
4.4. Teorema de Riemann de singularidades evitables.
Ceros de una función holomorfa. Principio de identidad .... 165
4.4.1. Ejercicios propuestos ................................................... 169
4.5. Desigualdades de Cauchy. Teorema
de Liouville.
Teorema Fundamental del Álgebra ......................................... 171
4.5.1. Ejercicios propuestos ................................................... 176
4.6. Teoremas de Morera y de Veierstrass ..................................... 177
4.6.1. Ejercicios propuestos ................................................... 185
4.7. Factorización de funciones holomorfas .............................. 188
4.7.1. Ejercicios propuestos ................................................... 208

5. Más propiedades locales de las funciones holomorfas ........ 210


5.1. Funciones armónicas y subarmónicas.
Principio del máximo................................................................. 210
5.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 223

6
Índice general

5.2. Teoremas de la aplicación abierta


y de la función inversa ............................................................... 228
5.2.1. Ejercicios propuestos ................................................... 236
5.3. Teorema de Bloch-Landau. Teorema (pequeño)
de Picard ...................................................................................... 237
5.3.1. Ejercicios propuestos ................................................... 244
6. Teorema de Cauchy global ................................................... 245
6.1. Índice de una curva cerrada respecto de un punto ............... 245
6.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 251
6.2. Forma general del teorema de Cauchy.
Fórmula general de Cauchy ...................................................... 252
6.2.1. Ejercicios propuestos ................................................... 261
6.3. Abiertos simplemente conexos ................................................ 261
6.3.1. Ejercicios propuestos ................................................... 263

7. Singularidades. Principio del Argumento ............................ 264


7.1. Desarrollo en serie de Laurent.
Teorema de Casorati-Veierstrass ............................................. 264
7.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 278
7.2. Teorema de los residuos............................................................ 281
7.2.1. Aplicaciones del cálculo con residuos ........................ 291
7.2.2. Ejercicios propuestos ................................................... 311
7.3. Principio del Argumento.
Teoremas de Rouché y Hurwitz .............................................. 317
7.3.1. Ejercicios propuestos ................................................... 332

8. Caracterización de los dominios simplemente conexos ...... 338


8.1. Familias de funciones holomorfas.
Teoremas de Montel y Vitali .................................................... 338
8.1.1. Ejercicios propuestos ................................................... 346
8.2. Lema de Schwarz. Automorfismos conformes
del disco unidad .......................................................................... 347
8.2.1. Ejercicos propuestos .................................................... 351
8.3. Teorema de Riemann de la representación conforme .......... 353
8.3.1. Ejercicios propuestos ................................................... 358
8.4. Teorema de Runge. Aproximación de funciones
holomorfas.................................................................................. 360
8.4.1. Ejercicios propuestos ................................................... 365
Bibliografía ................................................................................ 368

Índice alfabético ........................................................................ 369

7
Prefacio

El estudio del Análisis Complejo o Variable Compleja en el Grado en


Matemáticas en la Universidad de Almería se introduce en el primer semestre
del tercer curso.
Este libro está especialmente dirigido a los estudiantes de Grado en
Matemáticas para un curso de 120 horas presenciales, repartidas estas en
dos semestres de 15 semanas cada uno. Presentamos así un temario que se
puede desarrollar, opcionalmente, siguiendo diferentes objetivos y ofrecien-
do material suciente para posteriores contenidos que puedan tratarse como
propios en Trabajos Fin de Grado e, igualmente, dentro del Máster Interuni-
versitario en Matemáticas de nuestra Universidad.
Los contenidos están contrastados con tres años de docencia en la antigua
Licenciatura de Matemáticas, donde se evaluó favorablemente la asimilación
por los estudiantes de los contenidos en lo que fue la asignatura de Variable
Compleja en aquel título. Ahora, en el contexto del Espacio Europeo de Edu-
cación Superior, se ofrece este material completo, junto a unas sugerencias
que más abajo se expondrán para poder diseñar un curso de 6 créditos (6
ECTS, en la nomenclatura inglesa).
Se asume que la persona que accede a este texto tiene formación en
Cálculo en una y varias variables reales y de aspectos básicos en Topología
en espacios euclídeos.
Su elaboración es el resultado de unos apuntes sobre teoría de funciones
de una variable compleja que han sido elaborados desde tres referentes:

a. la forma en la que nos fue enseñada y aprendimos la Variable Compleja


en la Universidad de Granada;

b. la experiencia docente de los años previos en los que la hemos impartido


en la Universidad de Almería (desde el 2005-06 al 2007-08); y

c. la gran cantidad y calidad de material que ha sido elaborado y publi-


cado al respecto.

8
Prefacio

Se han añadido relaciones de Ejercicios a cada lección en total, se


proponen 368 ejercicios, de modo que el dominio de los contenidos de cada
una de ellas se vea reforzado por la adquisición de habilidades que capaciten
al estudiante para el trabajo autónomo.
Los contenidos están así repartidos en cada capítulo de este texto:

Capítulo 1: Funciones holomorfas. Teoría básica


Se presentan los personajes fundamentales del curso: el plano comple-
jo C, la esfera de Riemann o plano complejo ampliado C, y las funciones
holomorfas y las analíticas; a la postre, las mismas (aunque de momento
nos tendremos que contentar con que analiticidad =⇒ holomorfía). Se
estudian las ecuaciones de Cauchy-Riemann para funciones diferenciables
(sentido real) y las propiedades elementales de las series de potencias fun-
cionales, respectivamente, para el estudio de aquellas y estas.

Capítulo 2: Funciones elementales complejas


Disponer del desarrollo en series de potencias resulta una máquina muy
útil para producir funciones enteras que vayan más allá de los polinomios.
Se extienden, gracias a esta herramienta, las funciones clásicas del análisis
real: exponencial y las trigonométricas seno y coseno.
Será el momento privilegiado para observar cómo la consideración de sus
recíprocas naturales no son funciones al uso: aparece el concepto de multi-
función o función multiforme, y la necesidad de lo que llamaremos elección
de ramas (holomorfas) uniformes de logaritmos y funciones potenciales.
Y se obtendrán resultados tan curiosos como que la imagen del plano por
la exponencial es todo el plano salvo el origen; o bien, que se sigue vericando
la igualdad fundamental de la trigionometría pero, sorprendentemente, que

|cos α|2 + |sen α|2 ̸= 1,

en general.

Capítulo 3: Aplicaciones conformes


El hecho de cuándo la diferenciabilidad real conlleva la derivabilidad
compleja se resuelve completamente cuando nos detenemos en el estudio de
una propiedad geométrica: la conservación de ángulos. Va a resultar que este
hecho es equivalente a que la función tenga determinante jacobiano no nulo.

9
Prefacio

Hacemos especial hincapié en los homeomorsmos de la esfera de Rie-


mann: las transformaciones de Möbius y en cómo actúan estas sobre las
rectas y circunferencias del plano.

Capítulo 4: Teorema de Cauchy local. Primeras aplicaciones


Es el corazón del curso: aparece la integración sobre curvas, se caracteriza
la existencia de primitiva, se ve la equivalencia entre holomorfía y analiticidad
(Taylor: holomorfía =⇒ analiticidad, ½al n!), se prueban las primeras
versiones de los teoremas de Cauchy, y se estudia la topología conveniente
para la clase de las funciones holomorfas, justicada en el comportamiento
de las series de potencias funcionales. Se concluye viendo otra caracterización
de las funciones holomorfas: aquellas que admiten una factorización análoga
a los polinomios, ahora mediante productos innitos.

Ahora, por tanto, adquiere total claridad el apelativo de Teoría de Fun-


ciones Analíticas con el que se designa a esta materia en las obras clásicas: las
genuinas funciones complejas de variable compleja son las series de potencias
(funcionales), o sea, las funciones analíticas.

Capítulo 5: Más propiedades locales de las funciones holomorfas


Las ecuaciones de Cauchy-Riemann esconden el papel de las partes real
e imaginaria de una función compleja en la holomorfía de esta. Ocurre que,
por un lado, cuando la función sea holomorfa, ambas serán armónicas; y, por
otro lado, para cada función armónica podremos probar que es, localmente,
la parte real de una función holomorfa. Además, el hecho de que el grafo de
f : A ⊂ C −→ C esté en R4 y no se pueda dibujar, se va a soslayar, gracias
a las propiedades de extremo para funciones (sub)armónicas que, a su vez,
nos darán el importantísimo principio del módulo máximo para funciones
holomorfas.

El estudio del comportamiento local de una función (teoremas de la fun-


ción inversa y de la aplicación abierta) es clásico en el análisis real; y también,
cómo no, en el complejo. Se verá que las funciones holomorfas con derivada
no nula son, de hecho, biyecciones locales biholomorfas.

Estas propiedades locales junto al estudio de la imagen de las funciones


enteras (holomorfas en todo el plano) completan este capítulo, probándose
que (teorema pequeño de Picard) no hay ninguna función entera (salvo las
constantes) que deje de tomar más de un valor en su imagen (recuerda que:
exp (C) = C \ {0}).

10
Prefacio

Capítulo 6: Teorema de Cauchy global


La condición que se logra en los teoremas precedentes de Cauchy es de
tipo geométrico: dominio estrellado. Pero queremos que la respuesta sea de
tipo analítico; se hace necesario, por tanto, el concepto de índice de una
curva cerrada respecto de un punto, y se logra, de este modo, el llamado
teorema general de Cauchy.

Capítulo 7: Singularidades. Principio del Argumento


Que una función analítica deje de serlo en algún punto... ½puede llegar
a ser interesantísimo! Fíjate, después de ver con Taylor que holomorfía y
analiticidad son la misma cosa, ahora llega Laurent con desarrollos en series
(indizadas estas en Z, ½y se nos queda pequeño N!) que nos van a informar
sobre la naturaleza del punto de no holomorfía. En particular, el término

a−1 del desarrollo n∈Z an será la estrella invitada.
Aprenderemos, también, a calcular integrales y a localizar los ceros de
ciertas funciones en ciertos dominios.

Capítulo 8: Caracterización de los dominios simplemente conexos


Imagina el domino del plano que quieras; solo debes restringirte a que
no tenga agujeros. Pues bien, si no has pensado en el propio C entonces...
resulta que hay una innidad de biyecciones biholomorfas que lo pueden
transformar en el disco unidad D. Este resultado de Riemann será el que
nos ayude a cerrar el curso con un corolario que va a resumir, a modo de
proposiciones equivalentes, los hechos fundamentales de todo lo visto.
Si el desarrollo temporal del curso así lo permite, terminaremos probando
que sobre los abiertos del plano, las funciones racionales son densas en la clase
de las holomorfas; algo que le ocurrirá a los polinomios si, y solo si, el abierto
es C o isométrico a D: una equivalencia más al corolario-resumen.

Las posibles opciones que presentamos para su tratamiento en un semestre


(6 ECTS, en 15 semanas), son las siguientes cuatro, donde los Capítulos 1
y 2 son de obligado cumplimiento, si bien estos pueden adelgazarse en
algunas de ellas:

Opción 1. Caracterización de los dominios simplemente conexos del plano:


Secciones 1 a 6 del Capítulo 4, el Capítulo 6 y las secciones 1 a 3 del
Capítulo 8.

11
Prefacio

Opción 2. Transformaciones conformes del plano complejo: Capítulos 3 y


7, y las tres primeras secciones del Capítulo 8.

Opción 3. Topología del plano complejo: Capítulos 3 y 4.

Opción 4. Teorema de los Residuos para el Cálculo Integral: secciones 1 a


5 del Capítulo 4, las dos primeras del Capítulo 6, y también las dos
primeras del Capítulo 7.

La bibliografía presentada es pretendidamente básica y huye de la exhaus-


tividad. También se pretende que el uso de materiales en lengua inglesa sea
común entre los estudiantes de Grado en la UAL, por ello es por lo que la
bibliografía incluye buena parte de las referencias en dicha lengua.

Enrique de Amo Artero y Manuel Úbeda Flores


Departamento de Matemáticas
Facultad de Ciencias Experimentales
Universidad de Almería, España
Almería, junio de 2018

12
Capítulo 0

Introducción

Se puede decir, sin temor a equivocarse, que el curso de Análisis Complejo


es uno de los más cerrados del Grado en Matemáticas: cualquier sucesión
de resultados que en él consideremos nos lleva al Teorema de Riemann de
Representación Conforme: para todo dominio (abierto y conexo) propio del
plano y todo punto arbitrario suyo, existe una única biyección holomorfa con
inversa holomorfa entre él y el disco unidad D llevando dicho punto al origen
de D. Será el más bello colofón a todo un semestre de trabajo.
Es también la forma clásica en la que se establecen los contenidos en casi
todo texto que se conciba para dar un curso académico en una variable com-
pleja. (Véase, por ejemplo, el texto ½excelente! de Ash y Novinger, disponible
en la red y citado en la Bibliografía.)
Creemos acertado plantear el curso como un recorrido natural que nos
va acercando a diferentes problemas aparentemente independientes cuyas
vericaciones resultan ser equivalentes; entre otros:

a. la existencia de primitiva (para una función holomorfa);

b. la existencia de raíz cuadrada holomorfa (para una función holomorfa);

c. que toda función armónica sea la parte real de una función holomorfa;

d. que los conjuntos abiertos y conexos (dominios) del plano complejo no


tengan agujeros;

e. que las funciones holomorfas (o analíticas) sean límite de polinomios


(en la llamada topología uniforme sobre compactos).

Los teoremas de tipo Cauchy, las versiones local (para dominios estrella-
dos) y general (para ciclos nulhomólogos) serán las herramientas principales

13
CAPÍTULO 0. INTRODUCCIÓN

para lograr el cuerpo de esta teoría, como ya hemos dicho, tan bien elaborada
con el paso del tiempo (½y del esfuerzo de tantos matemáticos!).
Los contenidos que aquí se presentan aspiran a ser material suciente para
los 6 créditos de los que dispone este curso y material para algún curso de
Máster. No obstante, algunos temas que no se presentan, por limitaciones de
espacio, dejan cierto sabor a renuncia, pues los podemos también considerar
contenidos básicos.
En particular, nos referimos a la renuncia a todo lo relativo a Prolon-
gación Analítica (Teorema de Monodromía). Sin embargo, tampoco andamos
faltos de justicación (además de la clásica y socorrida de un curso de es-
tas características...): esta teoría presenta una conexión natural (vía domi-
nios de holomorfía) para las teorías de las funciones analíticas en una y en
varias variables complejas (desembocando en la teoría de las supercies de
Riemann) y, por tanto, sería material excelente para unos estudios de post-
grado, si así se estimara.
Otra renuncia consciente es la relativa al estudio de las funciones elípticas
que, además de adentrarnos al mundo maravilloso de la generalización de las
funciones elementales, podría llevarnos al no menos maravilloso de la Teoría
de Números. Cualquier otra renuncia que se encuentre en el contenido, no
por menos consciente llegará a ser intrascendente.

0.1. Un recorrido por los antecedentes


Vamos a estudiar, en este curso, los contenidos que le son propios al
análisis (procesos de convergencia o límite coherentes con la estructura de
cuerpo) sobre el conjunto C de los números complejos.
Estos entes matemáticos, los complejos, aparecen, por vez primera, en
textos de mediados el S.XVI (siempre en relación con problemas donde era
preciso encontrar solución a determinadas ecuaciones), pero no se desarro-
llarán plenamente hasta los SS. XVIII y XIX.
Nombres de matemáticos famosos asociados a cada uno de los dos perio-
dos serán:
a) Nicolás Fontana, conocido como Tartaglia, 1500-1557
b) Rafael Bombelli, 1526-1573
c) Jerónimo Cardano, 1501-1576
d) Leonardo Euler, 1707-1783
e) Gaspar Wessel, 1745-1818
f ) Juan Roberto Argand, 1768-1833
g) Carlos Federico Gauss, 1777-1855

14
0.1. Un recorrido por los antecedentes

h) Carlos Weierstrass, 1815-1897


i) Augusto Luis Cauchy, 1789-1857

Al igual que el conjunto N de los números naturales aparece con la


necesidad de contar en el ser humano, el conjunto Z de los números enteros
con el intercambio en los negocios, el de los racionales, Q, con el reparto de
herencias y, nalmente, el cuerpo R de los números reales ante la elevación
del pensamiento humano que quería calcular la diagonal de un cuadrado,
podríamos pensar que la superación del espíritu matemático, en el deseo de
resolver ecuaciones tan inocentes como las de la forma

x2 + 1 = 0, o bien x2 + 2x + 2 = 0, (0.1)

es quien ha llevado a la introducción del conjunto C de los números complejos.


Ciertamente, el hecho de que

−b ± b2 − 4ac
2a
siga siendo solución formal de la ecuación

ax2 + bx + c = 0 (0.2)
√ √
con a, b, c ∈ C (lo cual nos hace contemplar a x = ± −1 y a x=1± −1,
respectivamente, como parejas de soluciones de las dos ecuaciones citadas
en (0.1)) sea motivo suciente en muchísimos textos de la literatura sobre
variable compleja para autores de reconocido prestigio, puede consolar nues-
tro deseo de saber por qué es necesario introducir un nuevo conjunto para
hacer Análisis, ahora Analisis Complejo.
Sin embargo, nos parece más oportuno echar mano de las ecuaciones
cúbicas, reducibles todas ellas a expresiones de la forma

x3 = 3px + q, (0.3)

con p, q ∈ R, para justicar, desde un punto de vista que supere el mero


prurito matemático de construcción del edicio matemático, esta nueva
extensión numérica. En efecto, recuperemos la ecuación cuadrática (0.2).
Observamos que, reescribiéndola convenientemente, podemos verla como
la solución del problema de en qué puntos x se cortan una parábola y una
recta:
x2 = mx + n.
Es evidente que tal problema ofrece tres situaciones (igualmente plausibles),
a saber:

15
CAPÍTULO 0. INTRODUCCIÓN

a) hay dos puntos de corte: situación b2 > 4ac, o bien m2 > −4n;
b) hay una única solución: cuando b2 = 4ac, o bien m2 = −4n; y

c) no existe solución, porque no se cortan parábola y recta; lo cual ocurre


cuando b2 < 4ac, o bien m2 < −4n.
Por ello, podríamos decir que la búsqueda de soluciones, forzando la apari-
ción de lo que querríamos que fuesen nuevos números, es casi articial o
puramente estética a la luz de este argumento. (Podríamos pensar en un
error histórico esta concepción del origen y necesidad de los complejos. No
obstante, han sido tantos, y tan buenos, los matemáticos que así lo han jus-
ticado en sus textos, que humildad obliga.) Sin embargo, sí que nos parece
acertado, como hace algún que otro autor en la bibliografía consultada, el
recurso a la ecuación cúbica (0.3).
En efecto: ahora se trata del corte de las curvas

y = x3 e y = 3px + q;
½de las cuales sabemos que siempre existe, al menos, una solución!
En la búsqueda de dicha solución para la ecuación cúbica (0.3), Cardano
(para quien los complejos eran -solo- una herramienta que se usa cuando es
útil) publicaba en 1545, en su Artis Magnæ, un resultado debido a Tartaglia
(del cual no daba honrado reconocimiento... posiblemente, porque la fórmula
se la habían sacado, tanto uno como el otro, a un tercero -que pudo ser
Escipión del Ferro, al menos, en una versión especial):

( √ )1 ( √ )1
3 3
x = q + q 2 − p3 + q − q 2 − p3 (0.4)

sería una solución de la cúbica (0.3). (Y Ferrari, un estudiante de Cardano,


la extendió a la solución por radicales de polinomios de cuarto grado.)
Bombelli (para quien en su obra L'Algebra armaba -de los complejos-
que parecen descansar más en lo sosticado que en la verdad) se dio cuenta
de que aunque podía ocurrir que q 2 < p3 -y dejar de tener sentido (0.4)- la
discusión geométrica anterior -que justica siempre la existencia de al menos
una solución para (0.3)- seguía siendo válida... y dos siglos antes de que la
Matemática se acostumbrara a ver los complejos como puntos del plano, se
atrevió a hacer el siguiente razonamiento que, de paso, establecía las bases
para el cálculo con números complejos.
Veamos en qué consiste lo que se puede llamar el pensamiento salvaje
de Bombelli: trabajando con el ejemplo

x3 = 15x + 4, (0.5)

16
0.1. Un recorrido por los antecedentes

obtiene, según (0.4), el valor

1 1
x = (2 + i11) 3 + (2 − i11) 3 (0.6)


como solución formal de dicha ecuación, donde hemos escrito i := −1. Pero
notemos que x = 4 es una solución (real) de la ecuación (0.5). Pues bien,
su pensamiento salvaje fue suponer que la solución real x = 4 se puede
recuperar a partir de (0.6): puede existir un real n tal que

3
2 + i11 = 2 + in

3
2 − i11 = 2 − in.

Con esta hipótesis de trabajo, el respeto a las reglas algebraicas obligaría


a:

a) que la suma de expresiones de la forma (u + iv) y (a + ib), con u, v, a


y b pertenecientes a R, fuese dada por

(u + iv) + (a + ib) := (u + a) + i (v + b) ;

e igualmente,

b) que, para el producto,

(u + iv) (a + ib) := ua + i (va + ub) + i2 vb,

obtendríamos (dando valores i2 = −1 y n = ±1) que

(2 + ni)3 = 2 ± i11.

Así fue cómo Bombelli, además de darle expresión formal a la suma y


producto de números complejos dos siglos antes de que se pudieran inter-
pretar como puntos del plano (con autores como Wessel, Argand o Gauss),
logró una interpretación conveniente de la terminología y (la geometría) de
las operaciones (suma y producto) entre ellos.

Precisamente, la expresión i := −1 (introducida por Leibnitz a par-
tir del bautizo por Descartes de tales números como imaginarios) cobra
especial interés con Euler en el s.XVIII, cuando prueba la famosa fórmula

eiθ = cos θ + i sen θ,

que da, entre otras cosas, la maravillosa relación

eiπ + 1 = 0,

17
CAPÍTULO 0. INTRODUCCIÓN

que liga los cinco números, sin duda, más famosos del Análisis. (Para Leib-
nitz, el número imaginario... es un anbio entre el ser y el no ser.)
Pero, y aunque pareciera que la intuición de un genio como Euler no le
podría dar malas pasadas, es oportuno llamar la atención sobre el siguiente
argumento erróno, que subyace al hecho de que para él (Euler), expresiones
√ √ √
como −2 −3 = 6, podían ser usadas sin la menor precaución:
√ √ √ √
−1 = i2 = ii = −1 −1 = (−1) (−1) = 1 = 1,

lo cual sabemos que ½no es bueno que sea cierto! (Evidentemente, ligerezas
como la anterior sólo se le pueden permitir a genios como el de Euler; para
otro cualquiera, no sería sino un error de bulto...)
Sin embargo, la razón, en conjunción con la argumentación geométrica,
puede ser la base de excelentes intuiciones que nos allanen muchos caminos.
En la base del error conceptual anterior nos vamos a encontrar con el he-
cho de la aparición de las llamadas multifunciones o funciones multiformes:
funciones de variable compleja cuyo valor es todo un conjunto de números
complejos; es decir, que su imagen no se reduce a un punto. La periodicidad
de la función argumento es quien nos puede avanzar pistas al respecto, pues
ahora no es momento de abundar en esto; salvo avanzar que elecciones conve-
nientes de estas imágenes nos introducirán en el rico mundo de las supercies
de Riemann... que escapan del alcance de este curso.
Aún restan algunas razones, muy poderosas, para optar por una estruc-
tura de cuerpo que incluya estrictamente al de los números reales. A con-
tinuación veremos una de ellas, la cual, por cierto, da pleno sentido a las
palabras de Hadamard: a menudo, el camino más corto entre dos verdades
en el campo real pasa por el campo complejo.
Esta razón la encontramos en la teoría del desarrollo en series de potencias
funcionales. Concretamente, para x ∈ R, sabemos que

1 ∑ +∞
= xn ⇔ |x| < 1.
1−x
n=0

A partir de ahí, podemos obtener

1 ∑ +∞

2
= (−1)n x2n (0.7)
1+x
n=0

1 ∑ +∞
= x2n , (0.8)
1−x 2
n=0

18
0.1. Un recorrido por los antecedentes

siendo la validez de tales fórmulas para |x| < 1.


Hasta cierto punto, a nadie habrá de sorprenderle tal radio de conver-
gencia en (0.8)... sobre todo ½si no ha olvidado lo estudiado en los cursos
de Análisis Real!; pero, sí que es sorprendente lo que nos ocurre en (0.7):
una función de clase innito en toda la recta real, ½cuya serie de potencias
centrada en el origen no converge más allá de un radio de longitud 1!
Pensemos en los grafos respectivos (por comodidad, a priori, y pedagogía,
a posteriori) de las funciones en (0.7) y (0.8) en valor absoluto. Hagamos
ahora lo siguiente: vamos a desarrollar la función

1
x→
a−x
en su serie de potencias centrada en un punto k ∈ R\{0}, y a>0 será su
radio de convergencia. Así, haciendo el cambio X = x + k:

1 1 1 1 ∑ 1
+∞
= = = X n,
a−x a − (X − k) a − k 1 − a−k
X
(a − k)n+1 n=0

es decir,

1 ∑ 1
+∞

n+1 X ⇔ |X| < |a − k| .


n
=
a−x (a − k)
n=0
1
Aplicando este resultado a :
1−x2

+∞ ( )
1 1 1 1∑ 1 1
= − = n+1 − X n,
1 − x2 1 − x −1 − x 2 (1 − k) (−1 − k)n+1
n=0

de donde |X| < |1 − k| y |X| < |1 + k|; es decir,

R= radio de convergencia = mı́n{|1 − k| , |1 + k|},

lo cual es razonable, por ser −1 y +1 polos de la función.


1
Pero ahora, vamos a aplicar el mismo resultado a la función . Y nada
1+x2
extraño debería ocurrir..., salvo que, en este caso, se puede probar que

R= 1 + k2 .

½Sorprendente! El radio de convergencia viene dado por la distancia de k


a los puntos donde la serie no converge... que, en virtud del Teorema de
Pitágoras, son los puntos ±i. (El número R nos da, por tanto, la distancia a
las unidades imaginarias desde k .)

19
CAPÍTULO 0. INTRODUCCIÓN

1
Figura 0.1. Sección según el eje imaginario de la función compleja .
1+z 2

Pues bien, la aplicación


1
z→ (0.9)
1 + z2
es la única función que tiene a ±i como singularidades o polos.
Por tanto:

a) las secciones según los ejes imaginario o real, de la función compleja


de variable compleja
1
z→
1 + z2
son completamente diferentes (ecuaciones (0.7) y (0.8): Figuras 0.1 y
0.2, respectivamente);

b) si hacemos una rotación de 90


o (es decir, multiplicamos por i, esto es,
eiπ/2 ), sería como considerar la función
1
z→ (0.10)
1 − z2
en vez de la dada en (0.9); y, efectivamente, ahora los polos aparecen
en 1 y −1. O dicho de otro modo, salvo un giro, las funciones (0.9) y
(0.10) son, esencialmente, la misma... de lo cual solo nos hemos podido
cerciorar al acercarnos al cuerpo de los complejos.

Queremos llamar la atención sobre el hecho de lo que supondrá dotar de


estructura de cuerpo a R2 . La observación de la naturaleza de las aplicaciones
f de C en C nos dirá cuán restrictiva será la denición genuina de una tal

20
0.1. Un recorrido por los antecedentes

1
Figura 0.2. Sección según el eje real de la función compleja .
1+z 2

función compleja de variable compleja si partimos del hecho de considerarla


como aplicación g de R2 en R2 . En efecto. Si z = x + iy , entonces:
( )
z+z z−z
f (z) = f (x + iy) = g(x, y) = g , ≡ g(z, z);
2 i2
es decir, las funciones en dos variables reales genuinamente complejas son
aquellas que no dependen de z.
Para concluir esta primera parte de introducción al cuerpo de los com-
plejos, no queremos dejar de hacer -aunque sea de paso- el comentario, por
su aplicación a otras ciencias, como la Física, la Ingeniería, etc., de lo poco
que estos números tienen, realmente, de imaginarios. (Puede ser una de
las vías de ampliación de este curso en lo relativo al estudio del problema de
Dirichlet.)
Y cómo no, es importante el papel que juegan a la hora de resolver
integrales como
∫ ∞
sen x π
dx =
0 x 2
∫ ∞ a−1
x π
dx = , a ∈ ]0, 1[
0 1+x sen (aπ)
∫ 2π
dθ 2π
= √ , a > 1,
0 a + sen θ a2 − 1
las cuales resultan de un cálculo muy complicado, o imposible, solo con reales.

21
CAPÍTULO 0. INTRODUCCIÓN

Hoy en día, los complejos cobran especial actualidad por el papel desta-
cado que tienen en el estudio de los sistemas dinámicos que acompañan a la
Teoría de los Fractales y el Caos. Por otro lado, a partir de los años 60 del
siglo pasado, la teoría de varias variables complejas (que en nada supone un
análogo a la situación en variable real: no es un mero elenco de resultados
análogos que se verican o dejan de vericarse...) ha cobrado un auge inves-
tigador de gran envergadura, siendo el lugar de encuentro de fecundas áreas
del saber matemático más actual (geometría diferencial, análisis armónico,
ecuaciones en derivadas parciales, etc.)... pero eso ya es contenido suciente
para otro curso, ½al menos!

22
Capítulo 1

Funciones holomorfas. Teoría

básica

1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo y


Argumento de un número complejo
Empezamos este capítulo considerando alguna notación. Denotamos por
N al conjunto de todos los números naturales: 1, 2, . . . , n, n + 1, . . . Es decir,
se trata del conjunto de números reales inductivo más pequeño conteniendo
la unidad 1. Con Z estaremos designando el conjunto de todos los enteros:

Z := N ∪ {0} ∪ (−N) ,

donde −N designa al conjunto de los elementos opuestos de cada natural. Así,


natural y entero positivo serán equivalentes. Por Q denotaremos al conjunto
de todos los racionales:
{ }
p
: p ∈ Z, q ∈ N .
q
Los tres conjuntos numéricos anteriores son conjuntos numerables, y están
relacionados por las inclusiones:

N ⊂ Z ⊂ Q.

El símbolo R denotará el conjunto de todos los números reales: cuerpo con-


mutativo totalmente ordenado y vericando el axioma del supremo. Estamos
ya ante un conjunto no numerable. Se trata de un espacio completo: toda
sucesión de Cauchy de números reales es convergente. Esto no pasaba en Q:

11

23
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

existen sucesiones de racionales que convergen a números no racionales; por


ejemplo, ( )
1 1 √
x1 := 1; xn+1 := xn + → 2∈
/ Q.
2 xn
En él dispondremos de subconjuntos destacados:

R− := {x ∈ R; x < 0}
R+ := {x ∈ R; x > 0}
R−
0 := {x ∈ R; x ≤ 0}
R+
0 := {x ∈ R; x ≥ 0}

que son, respectivamente, los conjuntos de todos los reales negativos, posi-
tivos, no positivos y no negativos. Al conjunto R\Q lo llamaremos de los
irracionales. Elementos destacados en él, son
√ √
2, 3, e y π.

Tanto Q como R\Q son conjuntos densos en R:

∀x ∈ R, ∀ε > 0 ∃r ∈ Q, ∃α ∈ R\Q : |x − r| < ε, |x − α| < ε.

Consideremos el conjunto de los pares ordenados de números reales R2 ,


del cual sabemos que, con las operaciones (para x, y, u, v, α ∈ R)

(x, y) + (u, v) : = (x + u, y + v)
α (x, y) : = (αx, αy)

es un espacio vectorial real de dimensión 2.


( )
Ahora, en el grupo aditivo R2 , + , vamos a denir un producto de la
siguiente manera:

(x, y) (u, v) := (xu − yv, xv + yu) .


( 2 )
Resulta de fácil comprobación que R , +, · es un cuerpo conmutativo,
donde (1, 0) es el neutro o unidad para el producto y cada elemento (x, y)
con x o y no cero admite un inverso (u, v) de la forma

x −y
u := , v := 2 .
x2 + y 2 x + y2
A este cuerpo conmutativo lo llamaremos cuerpo de los números comple-
jos a sus elementos los llamamos (números) complejos, y lo denotaremos
por C.

24
1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo y Argumento

Observemos que la aplicacióna → (a, 0) , de R en C, es un monomorsmo


de cuerpos y, por ello, podemos identicar R con una parte de C y escribir
R ⊂ C, haciendo la identicación a ≡ (a, 0). Con ello, podemos ver que no
hay confusión posible entre las expresiones a (x, y) y (a, 0) (x, y):

a (x, y) := (ax, ay), C como R-espacio;

(a, 0) (x, y) := (ax − 0y, ay + 0x) = (ax, ay), C como cuerpo.

Este hecho nos permite una primera representación de los complejos vistos
como elementos de un R-espacio:

(x, y) = (x, 0) + (0, y) = x (1, 0) + y (0, 1) ,

y, denotando por i := (0, 1), a la vez que usamos la identicación anterior


de R con una parte de C, tendremos la llamada forma binómica del número
complejo (x, y):
x + iy,
mientras que a la otra, a (x, y), se le suele llamar forma cartesiana. Observe-
mos que estas expresiones vienen dadas de manera única.

Denición 1.1 Dado un número complejo z ∈ C, a los números reales x


e y, que existen de manera única para tal z , vericando z = x + iy , se les
llama, respectivamente partes real e imaginaria del complejo z ; y se escribe

Re z = x, Im z = y.

Es claro que si z, w ∈ C, entonces

{
Re z = Re w
z=w⇔
Im z = Im w

En el cuerpo C no es posible introducir ningún orden total que lo ha-


ga cuerpo conmutativo totalmente ordenado; es decir, no podemos denir
ningún orden total compatible con las propiedades de cuerpo conmutativo.
En efecto: si por el contrario así fuese, tendríamos que ii = i2 > 0; pero es
i2= −1 y, por otro lado, sabemos que ha de ser −1 < 0. Luego no es posible
denir un orden total en C compatible con su estructura de cuerpo.
En C también existe un automorsmo, llamado conjugación, que notare-
mos por z → z , y que viene dado por

z := Re z − i Im z.

25
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Podemos pensar en la conjugación, evidentemente, como una inversión de C,


visto como un plano, respecto de su eje real. Esta propiedad de la conju-
gación, junto a otras, de demostración inmediata todas ellas, la enunciamos
en la

Proposición 1.1 Para z, w ∈ C, se tienen:

i. z+w =z+w

ii. zw = zw

iii. z=z (el automorsmo es involutivo)

z+z z−z
iv. Re z = 2 , Im z = i2

v. z = z ⇔ z ∈ R ⇔ Im z = 0

Si R es una función racional en las variables reales x e y, con coecientes


reales, se observa que R (z, z) = R (z, z). Luego

R (z, z) ∈ R, ∀z ∈ C ⇔ R(x, y) = R(y, x).

Otra función que consideraremos, importantísima a la postre, es el mó-


dulo o valor absoluto de un número complejo. Representa la distancia del
complejo z al origen:

Denición 1.2 Para cada z ∈ C, se dene su módulo o valor absoluto como


√ √
|z| := (Re z)2 + (Im z)2 = zz.

Una vez más, la notación es coherente con la empleada en R, pues si


z ∈ R ⊂ C:
√ √ √
⋆ |z| = (Re z)2 + (Im z)2 = (Re z)2 = z2 (por ser z ∈ C);

⋆ |z| = z2 (por ser z ∈ R).

Proposición 1.2 Para z, w ∈ C, se tienen:

i. |z| = 0 ⇔ z = 0

ii. |z| = |z| = |−z|

iii. |zw| = |z| |w|

26
1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo y Argumento

iv. |z ± w|2 = |z|2 + |w|2 ± 2 Re (zw)

v. máx {|Re z| , |Im z|} ≤ |z| ≤ |Re z| + |Im z|


1
La propiedad iv. se sigue del hecho de que Re α = 2 (α + α):

|z ± w|2 = (z ± w) (z ± w)
= zz + ww ± zw ± wz
= |z|2 + |w|2 ± 2 Re (zw) .

De iv. también se desprende la conocida como Identidad del Paralelo-


gramo:

Corolario 1.1 Para z, w ∈ C, se tiene:


( )
|z + w|2 + |z − w|2 = 2 |z|2 + |w|2 .

Su demostración es evidente: consiste en sumar las expresiones de iv.


para los correspondientes signos + y  −.
Lo realmente complicado lo encontramos en la segunda desigualdad en
v., que precisa del siguiente resultado, (ya conocido en el contexto real y)
clave en todo lo que sigue:

Proposición 1.3 (Desigualdades triangulares) Para z, w ∈ C, se tiene:

i. |z + w| ≤ |z| + |w|

ii. ||z| − |w|| ≤ |z − w|

Demostración. Hacemos cálculos para z, w complejos arbitrarios:

|z + w|2 = |z|2 + |w|2 + 2 Re (zw) ≤ |z|2 + |w|2 + 2 |Re (zw)|


≤ |z|2 + |w|2 + 2 |zw| ≤ (|z| + |w|)2 ,

de donde, al extraer raíces cuadradas en ambos miembros, se deduce i. Para


probar ii., basta observar que

|z| = |(z − w) + w| ≤ |z − w| + |w| =⇒ |z| − |w| ≤ |z − w| ,

donde hemos aplicado i. Alternando ahora los papeles de z y w, se tiene que

|w| − |z| ≤ |w − z| = |z − w| ,

27
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

y, por tanto, se concluye la prueba. 

A continuación introducimos un concepto clave en variable compleja y


que está en la base de su distanciamiento del análisis real con el que es-
tamos familiarizados hasta ahora. Nos referimos al inicialmente inocente
Argumento de un número complejo: el concepto de multifunción y, por ende,
el de ramas de una función, lo tendrán en su base.
Del análisis real tomamos el siguiente

Lema 1.1 Para cualesquiera a, b ∈ R tales que a2 + b2 = 1, existe un único


θ ∈ ]−π, π] tal que
a = cos θ, b = sen θ.

Y, dado z ∈ C\{0}, podemos elegir convenientes ρ > 0 y θ ∈ ]−π, π],


tales que se puede representar

z = ρ (cos θ + isen θ) =: ρeiθ ,



de manera única (en el sentido de que ρ = (Re z)2 + (Im z)2 y θ ∈ ]−π, π]).

Denición 1.3 Diremos que el número real θ es un Argumento del complejo


no nulo z, si
z = |z| eiθ ,
y escribiremos { }
Arg(z) := θ ∈ R : z = |z| eiθ .

Observamos, inmediatamente, que si θ1 y θ2 son Argumentos de z en-


tonces existe un (único) k ∈ Z tal que θ1 − θ2 = 2kπ. Su recíproco es
también, trivialmente, cierto. (Observemos, igualmente, que el lema anterior
es quien garantiza que Arg(z) ̸= ∅.) Por esta razón, uno de ellos va a jugar
un papel importante:

Denición 1.4 Llamamos Argumento principal del complejo no nulo z al


único de sus Argumentos θ0 tal que θ0 ∈ ]−π, π]. Lo denotaremos por arg (z),
y se acostumbra a escribir

Arg (z) = {arg (z) + 2kπ : k ∈ Z} .

Para el cálculo del Argumento principal es muy cómoda la fórmula que


nos proporciona la siguiente

28
1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo y Argumento

Proposición 1.4 Siz ∈ C\{0}, entonces


{
Im z
2 arctan |z|+Re / R−
z, z ∈
arg (z) =
π, z ∈ R−

Demostración. Para z ∈ R− , entonces

z = − |z| = |z| (−1 + i0) = |z| (cos π + i sen π) = |z| eiπ ,

de modo que π ∈Arg(z), siendo, obviamente, π ∈ ]−π, π].


/ R− , y tomemos (a quién elegir ½si no al candidato
Consideremos ahora z ∈
natural!):
Im z
θ0 := 2 arctan .
|z| + Re z
Así, con
Im z
|z| b
θ0 := 2 arctan =: 2 arctan ,
1 + Re |z|
z 1+a

se sigue que
θ0 b
tan = .
2 1+a
Pero esto conlleva que




θ0
tan
 sen θ0 = 2 2
θ
1+tan2 20
=b


θ
1−tan2 20
 cos θ0 = θ =a
1+tan2 20

] π π]
de donde (por ser |z| + Re z > 0 =⇒ arctan |z|+Re
Im z
z ∈ −2, 2 ) se tiene

z = |z| (cos θ0 + i sen θ0 ) = |z| eiθ0 ,

con θ0 ∈ ]−π, π]; luego θ0 = arg (z) . 

Proposición 1.5 La aplicación z → Arg (z), de C\{0} en R/2πZ, es un


homomorsmo del grupo multiplicativo C\{0} en el aditivo R/2πZ; es decir,
si z, w ∈ C\{0} entonces, se tiene:

Arg (zw) = Arg (z) + Arg (w) .

29
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Demostración. Sea φ ∈ Arg (zw) . Sea (también arbitrario) θ2 ∈ Arg (w).


Escribimos φ = (φ − θ2 ) + θ2 y hacemos cálculos:
zw = |zw| eiφ = |zw| (cos φ + i sen φ)
= |zw| {cos [(φ − θ2 ) + θ2 ] + i sen [(φ − θ2 ) + θ2 ]}
= |zw| {cos (φ − θ2 ) cos θ2 − sen (φ − θ2 ) sen θ2
+i [sen (φ − θ2 ) cos θ2 + sen θ2 cos (φ − θ2 )]}
= |z| {cos (φ − θ2 ) + i sen (φ − θ2 )} |w| {cos θ2 + i sen θ2 }
= |z| ei(φ−θ2 ) |w| eiθ2 ,
de donde θ1 := φ − θ2 ∈ Arg (z) y, por tanto,

φ = (φ − θ2 ) + θ2 ∈ Arg (z) + Arg (w) .


Recíprocamente, sean dados θ1 ∈ Arg (z) y θ2 ∈ Arg (w). Por análogos
cálculos a los recién realizados:

zw = |zw| ei(θ1 +θ2 ) ,


luego θ1 + θ2 ∈ Arg (zw) . 

Proposición 1.6 Destacamos las siguientes propiedades:


( )
i. z ∈ C\{0} =⇒ Arg z −1 = −Arg (z)
ii. z ∈ C\{0} =⇒ Arg (z) = −Arg (z)
( )
iii. z, w ∈ C\{0} =⇒ Arg wz = Arg (z) − Arg (w)
iv. (fórmula de de Moivre) Para cada natural n,
(cos θ + i sen θ)n = cos (nθ) + i sen (nθ) .

Demostración. Sólo la última propiedad precisa de alguna explicación. Si


z = cos θ + i sen θ, entonces

Arg (z n ) = n arg (z) + 2πZ = nθ + 2πZ,


de donde z n = cos (nθ) + i sen (nθ) . 

A continuación vamos a introducir las potencias de base z compleja y


p
exponente
q racional. Para ello, comenzamos dando una denición, la de
raíces n-ésimas de z, y un resultado relativo a ellas que nos garantiza su
existencia y en qué número.

30
1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo y Argumento

Denición 1.5 Dados z ∈ C y n ∈ N, llamamos raíz n-ésima de z a


cualquier complejo w tal que wn = z .

Teorema 1.1 Si z∈C y n ∈ N, tenemos:

i. Si z = 0, entonces existe un único w tal que w n = 0; a saber, w = 0.


ii. Si z ̸= 0, entonces existen w1 , . . . , wn tales que wkn = z , si k = 1, . . . , n.

Demostración. La primera de las armaciones es evidente sin más que ob-


servar que
n 0 = 0 y w ̸= 0 conlleva w ̸= 0 para n ∈ N.
n

Sea ahora z ∈ C\{0} y sea w (que también será no nulo) tal que wn = z .
La fórmula de de Moivre nos dice que

wn = |w|n (cos [n arg (w)] + i sen [n arg (w)])


z = |z| (cos [arg (z)] + i sen [arg (z)]) ;
luego:
{
|w|n = |z|
nArg (w) = Arg (z) ,
y, por tanto, { √
|w| = n |z|
arg (w) = arg(z)
n + 2kπ
n : k ∈ Z.
Pero, ¾cuántos Argumentos resultan para w al recorrer k todos lo enteros?
Tendremos

θ1 , θ2 ∈ Arg (w) ⇔ ∃k ∈ Z : θ1 − θ2 = 2kπ.


Así,

arg (z) 2kπ arg (z) 2k ′ π k − k′


+ = + ⇔ ∈ Z ⇔ k = k′ (mód n),
n n n n n
luego
k ∈ {0, 1, 2, . . . , n − 1} ,
de modo que z ∈ C\{0} posee n raíces n-ésimas; a saber:
{ √
|wk | = n |z|
wk :
arg (wk ) = arg(z)
n + 2kπ
n
( √ )
distintas dos a dos y equidistribuidas sobre la circunferencia C 0, n |z| de

centro 0 y radio
n
|z| (véase la gura 1.1). 

31
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

z2
z3
θ /n z1
θ /n
θ /n
zn -1
θ

k θ /n

zk

Figura 1.1. Raíces n-ésimas de z ∈ C.

Denición 1.6 Sean z ∈C p


y q ∈ Q (irreducible, con p∈Z y q ∈ N). La
p
potencia de z con exponente q se dene como
p (√
q
)p
z q := z ,
con la salvedad de que ha de ser z ̸= 0 cuando p ∈ −N.
p
Es de comprobación que z q consta de q elementos si z ̸= 0, y que solo
tiene un elemento si z = 0. Caso de especial atención será el que le prestemos
a las raíces n-ésimas n
de la unidad; es decir, los complejos z tales que z = 1.
Es de demostración inmediata, a partir del teorema anterior, que la unidad
tiene sus n raíces equidistribuidas sobre la circunferencia unidad T:
Proposición 1.7 Para cada natural n existen w1 , w2 , . . . , wn ∈ T, distintos
dos a dos, tales que wkn = 1, k = 0, 1, . . . , n − 1. Concretamente:
2kπ 2kπ 2kπ
wk = cos + i sen = ei n .
n n

1.1.1. Ejercicios propuestos

1. Realice las operaciones indicadas:

1 1−i 2 ( √ )3
a) ; b) ; c) ; d) 1 − i 3 .
i 1+i 1 − 3i

32
1.1. El cuerpo de los números complejos. Módulo y Argumento

( )−1
2. Encuéntrense las partes real e imaginaria de 1 + eiθ .

3. Obténganse:


100
( √ )9
a) (1 + i)16 ; b) ik ; c) 2 + i2 3 .
k=0

4. Obtenga el módulo y el Argumento de cada uno de los siguientes com-


plejos:

a) 3i; b) − 2; c) 1 + i; d) − 1 − i; e) 2 + 5i;
f ) 2 − 5i; g) − 2 + 5i; h) − 2 − 5i; i) bi, b ̸= 0; j) a + bi, a ̸= 0

5. En este ejercicio se probará que el cuerpo de los números complejos se


puede identicar con una parte del espacio vectorial real M2 (R) de
las matrices cuadradas de orden dos: sea el conjunto

{( ) }
a b
M := : a, b números reales ,
−b a

a cuyos elementos notaremos, sugerente y simplicadamente, por M (a, b).

a ) Determínese la suma y el producto para cada dos elementos de


M.
b ) Pruébese que, en particular, se tienen

M (a, 0) + M (b, 0) = M (a + b, 0)
M (a, 0) · M (b, 0) = M (ab, 0)

c ) Identifíquese el cuerpo de los reales con una parte de M.


d ) Pruébese que M (0, 1)
2 = M (−1, 0) (= −1, con la identicación
de arriba).

e ) Hágase M (0, 1) := i, y pruébese que M (a, b) = a + bi.

6. Encuéntrense fórmulas para sumar las expresiones siguientes:

a) 1 + cos θ + cos 2θ + cos 3θ + · · · + cos nθ


b) sen θ + sen 2θ + sen 3θ + · · · + sen nθ
c) cos θ + cos 3θ + · · · + cos 2(n + 1)θ

33
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

7. Dados dos números complejos cualesquiera z, w,

a ) pruébese que |z + w| = |z| + |w| si, y sólo si, zw es un número


real no negativo;

b ) discútase la posibilidad de que se alcance la igualdad en la des-


igualdad
||z| − |w|| ≤ |z − w| .

8. Obténganse interpretaciones geométricas para los siguientes conjuntos


de números complejos:

a) A = {z ∈ C : |2z + 3| ≤ 1}
b) B = {z ∈ C : |2z + 1| ≤ |z|}

9. Sean A, B, C, D números reales sujetos a la condición A2 + B 2 + C 2 >


D2 . Pruébense que:

a ) la ecuación

A (z + z) + iB (z − z) + C (zz − 1) + D (zz + 1) = 0

representa: una recta en el plano, caso de que C + D = 0; una


circunferencia, de centro y radio a determinar, en el caso de que
C + D ̸= 0. (Circunrecta de parámetros reales A, B, C, D, de
ahora en adelante.)

b ) toda circunrecta en el plano responde a una ecuación de la forma


dada arriba, para convenientes números reales A, B, C, D.

10. Sean c, d complejos y k > 0. Entonces, el conjunto de números com-


plejos
{z ∈ C : |z − c| = k |z − d|}
es una circunferencia si k ̸= 1 y es una línea recta cuando k = 1.

11. Sea z = x+iy un número complejo no nulo. Pruébese que el Argumento


principal de z viene dado por la fórmula


 arctan xy − π, si x < 0, y < 0


 − π2 , si x = 0, y < 0
arg(z) = arctan xy , si x > 0




π
, si x = 0, y > 0
 2
arctan xy + π, si x < 0, y ≥ 0.

34
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Rie-


mann
Pretendemos dotar al plano complejo C de una estructura topológica. Si
de lo que se trata es de buscar entre los candidatos, la topología asociada a
la distancia dada por el valor absoluto habrá de ser la primera a considerar:

d(z, w) := |z − w| , ∀z, w ∈ C.

Acostumbraremos a escribir, como es usual,

zn → z ⇔ ∀ε > 0 ∃n0 ∈ N : n ≥ n0 =⇒ d (zn , z) < ε.

En estas circunstancias, se van a vericar las siguientes propiedades que


resumimos sin demostración:

Proposición 1.8 Sean (zn ) y (wn ) dos sucesiones en C, convergentes a z y


w, respectivamente. Entonces:

i. zn + wn → z + w

ii. zn wn → zw

iii. Si w ̸= 0 (y, por tanto, wn ̸= 0, ∀n ≥ n0 ), z


entonces wn
n
→ z
w.

Proposición 1.9 Para que la serie de números complejos
∑ n≥0 zn sea con-
vergente, es suciente que n≥0 |zn | también lo sea.

Proposición
∑ 1.10 (Test de mayoración de Weierstrass.) Sean A ⊂ C
(A ̸= ∅) y n≥1 fn una serie de funciones de A en C. Supongamos que existe
una sucesión de reales positivos (Mn )n≥1 , tal que

a. |fn (a)| ≤ Mn , ∀a ∈ A, ∀n ∈ N, y

b. n≥1 Mn converge.

Entonces la serie n≥1 fn converge absoluta y uniformemente en A.

De hecho, el par (C, d) es un espacio métrico completo (no estamos


hablando de otra cosa, hasta ahora, que el plano euclídeo). Además, C es
un cuerpo topológico: es lo que nos dice la primera de las proposiciones arri-
ba enunciadas sobre la compatibilidad de las operaciones suma y producto
y la distancia d. Será útil, por tanto, el

35
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Teorema 1.2 (Hausdor) En todo espacio métrico E, son equivalentes:

i. E es compacto.

ii. Toda sucesión en E admite parcial convergente en E.

iii. Todo subconjunto innito en E tiene acumulación en E.

Observemos que C es un espacio métrico localmente compacto, pues los


discos cerrados (de centro z∈C y radio r > 0)

D(z, r) := {w ∈ C : |z − w| < r}

son compactos. Podemos, por tanto, aplicar el

Teorema 1.3 (Alexandro) Sea X un espacio topológico localmente com-


pacto y de Hausdor. Sea ∞ un objeto matemático tal que ∞∈
/ X. Conside-
remos el par (X∞ , τ ), donde X∞ := X ∪ {∞} y τ es la familia dada por

{abiertos de X} ∪ {A ⊂ X∞ : X\A compacto} .

Entonces

i. (X∞ , τ ) es un espacio topológico compacto y de Hausdor.

ii. La topología inducida en X por X∞ es la de partida de X.

Si aplicamos este teorema al plano complejo C obtendremos lo que lla-


mamos el plano ampliado C∞ , que acostumbraremos a escribir como C. Es
evidente que los entornos de cada punto z∈C admiten discos abiertos con-
tenidos en ellos, de la forma

D(z, r) := {w ∈ C : |z − w| < r} .

Para el punto ∞, que llamaremos (punto del) innito, una base de entornos
es la dada por
{Uρ ; ρ > 0} ,
donde
Uρ := {z ∈ C : |z| > ρ} ∪ {∞} ⊂ C.
En efecto: si G ∈ τ, con∞ ∈ G, se tiene que C\G es compacto, luego
acotado: existe ρ > 0 tal que si z ∈ C\G entonces |z| ≤ ρ; así, Uρ ⊂ G. Y
como consecuencia de ser {Uρ : ρ > 0} base de entornos:

36
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

Proposición 1.11 Para cada sucesión (zn ) de números complejos se tiene


que
zn → ∞ ⇔ |zn | → +∞.

Es sencillo verlo:

zn → ∞ ⇔ {∀ρ > 0 ∃m : n ≥ m =⇒ |zn | > ρ} ⇔ |zn | → +∞.


Es importante observar que, pese a todo, en C ya no se podrá operar
como en C: el objeto ∞ solo se ha incorporado con nes topológicos, no
operacionales; C no es un cuerpo. De hecho, hay más:

Proposición 1.12 No hay ninguna distancia en C que genere la topología


τ.

En efecto; si fuese lo contrario, para tal d : C × C → [0, +∞[ se tendría,


en particular, que
n → ∞ ⇔ d(n, ∞) → 0.
Pero:

d(n, 0) = n ≤ d(0, ∞) + d(∞, n) ≤ d(0, ∞) + M, n ≥ n0 ,


de modo que N estaría acotado; y sabemos que esto no es bueno...
Pese a no poder obtener la topología de C a partir de la distancia euclídea,
es decir, pese a no poder extender la distancia euclídea a C, lo que sí que se
puede es denir otra distancia en el plano C que sí se pueda extender a C.
Al plano ampliado se le va a llamar Esfera de Riemann. El motivo se halla
en la siguiente identicación con la esfera unidad.
Consideremos la esfera unidad del espacio euclídeo R3 :
{ }
S2 := (a, b, c) ∈ R3 : a2 + b2 + c2 = 1
y establezcamos
χ : S2 −→ C
dada por
{ a+ib
1−c , (a, b, c) ̸= (0, 0, 1)
χ (a, b, c) :=
∞, (a, b, c) = (0, 0, 1)
(véase gura 1.2: proyección estereográca). La inversa de χ es fácilmente
calculable:
 ( )
 z+z
, z−z , |z|−1 , z∈C
χ−1 (z) = 1+|z|2 i(1+|z|2 ) 1+|z|2

(0, 0, 1) , z=∞

37
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Figura 1.2. Proyección estereográca.

(Comprueba la fórmula para χ−1 .)


Observamos que χ es homeomorsmo entre los espacios de Hausdor
compactos S2 y C. La compacidad en C aporta algo esencial que lo diferencia
de C: todas las sucesiones de complejos se acumulan en C.
Se dene la distancia o métrica cordal en C como la aplicación


δ (z, w) := χ−1 (z) − χ−1 (w)

 √ 2|z−w| √ , z, w ∈ C
1+|z|2 1+|w|2
=
 √ 1 2, z ∈ C, w = ∞
1+|z|

(observa que χ−1 (z) y χ−1 (w) están sobre la esfera S2 , de ahí el nombre de
cordal).
(Comprueba en la fórmula anterior la distancia cordal δ (z, w) en términos
de z y w.)
Resumimos lo anterior:

Ventaja: La métrica cordal δ se tiene en todo C.


( )
Desventaja: C, δ|C no es un métrico completo.

Y podemos completar las propiedades de convergencia de sucesiones de


C a C del siguiente modo:

Proposición 1.13 i. Si zn → ∞ y wn → w ∈ C\{0}, entonces zn wn →


∞.

ii. Para {zn ; n ∈ N} ⊂ C\{0}, entonces zn → ∞ ⇔ 1


zn → 0.

38
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

A continuación introducimos los contenidos topológicos mínimos que nos


serán imprescindibles para lo que sigue. Si bien el contexto será generalizable
a situaciones abstractas, nos limitaremos a presentar las deniciones y los
resultados en el ambiente del plano complejo C.
Recordemos que la acumulación de un conjunto A de números complejos
se dene como

A′ := {z ∈ C : ∃ (an ) ⊂ A\{a}; an → a} ;

que el cierre o adherencia A de un conjunto A de números complejos viene


dado por
A := A ∪ A′
y que para todo conjunto A⊂C innito y acotado, se tiene que A′ ̸= ∅.
Esta propiedad equivale, tal y como ocurre en todo euclídeo que se precie,
a que toda sucesión innita en un acotado admita una parcial convergente
(propiedad de Weierstrass). Del mismo modo, para ∅ ̸= A ⊂ C, son equiva-
lentes (teorema de Heine-Borel):

i. A es cerrado y acotado.

ii. A es compacto (todo cubrimiento por abiertos de A admite un recubri-


miento nito).

La frontera de A, que la denotaremos por ∂A, se dene como

∂A = A ∩ C\A.

Un conjunto A se va a decir conexo si no se puede expresar como la


unión disjunta de dos abiertos relativos. En particular, ello conlleva que si el
conexo A es un conjunto abierto y cerrado, entonces A = ∅ o bien A = C.
Para cada a ∈ A, llamaremos componente conexa de a, que se notará por
CA [a], al mayor conexo en A tal que a ∈ CA [a].
Si no hay confusión, evitaremos el subíndice, de modo que se escribirá,
simplemente, C[a]. Claramente, A es conexo si, y solo si, C[a] = C[b] para
cualesquiera a, b ∈ A. Cada conjunto se puede expresar como unión disjunta
de sus componentes conexas. Además, {a} = C[a], si, y solo si, a es un punto
aislado de A.
Un concepto central en este curso:

Denición 1.7 (Dominio) Se dice dominio del plano complejo a cualquier


Ω abierto y conexo.

39
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Es decir, y como cualquier punto de un abierto admite como entorno a


algún disco:
∀a ∈ Ω, ∃r > 0 : D (a, r) ⊂ Ω,
tenemos que los abiertos del plano son, localmente, dominios.
(El dominio por antonomasia será el disco unidad D, que corresponde al
caso a = 0, r = 1.)
Veremos que las componentes conexas de un abierto son, igualmente,
abiertos (de hecho, dominios).
Damos el paso a considerar propiedades funciones complejas de variable
compleja.

Proposición 1.14 Sean ∅ ̸= A ⊂ C, f : A −→ C, l ∈ C y a ∈ A′ . Cada una


de las siguientes armaciones implica la otra:

i. Para toda sucesión (an ) de elementos en A\{a} convergente a a, se


tiene que f (an ) → l.

ii. Para cada real positivo ε, existe otro δ tal que si 0 < |x − a| < δ, x ∈ A,
entonces |f (x) − l| < ε.

Se dirá, caso de vericarse estas armaciones, que f tiene límite l en el


punto a; y escribiremos
l = lı́m f (x).
x→a

Proposición 1.15 Sean ∅ ̸= A ⊂ C, f : A −→ C y a ∈ A ∩ A′ . Cada una de


las siguientes armaciones implica la otra:

i. Para toda sucesión (an ) de elementos en A convergente a a, se tiene


que f (an ) → f (a).

ii. Para cada real positivo ε, existe otro δ tal que si |x − a| < δ, x ∈ A,
entonces |f (x) − f (a)| < ε.

Se dirá, caso de vericarse estas armaciones, que f es continua en el punto


a.

Es de observar que:

a. En caso de que a ∈ A ∩ A′ , ambos conceptos coinciden si, y solo si,

lı́m f (x) = f (a).


x→a

40
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

b. Si a es punto aislado de A, dominio de f, siempre habrá continuidad


(por el carácter local de la misma) y no tendrá sentido plantear la
existencia o no de límite. De modo análogo, si a ∈ A′ \A, entonces no
tendrá sentido plantear la continuidad o no de f en a.

Se trata de propiedades locales; en particular, se tiene cierta la siguiente

Proposición 1.16 (Propiedad del carácter local de la continuidad)


Sea f : A ⊂ C −→ C una función y sea a ∈ A. Sea δ > 0 y llamemos
B := {x ∈ A : |x − a| < δ}. Entonces, equivalen:

i. f es continua en a.

ii. f|B es continua en a.

Los ejemplos conocidos ya por nosotros, en este corto periodo de vida


que llevamos con la variable compleja, son todos de funciones continuas con
límite en todo su dominio:

a. el módulo o valor absoluto,

b. la conjugación de números complejos,

c. la suma y producto de números complejos. . .

d. salvo, el nada trivial ejemplo de la función Argumento (principal); lo cual


se demostrará en breve.

Las propiedades fundamentales de las funciones continuas sobre conjun-


tos destacados que nos interesan las recogemos en la siguiente

Proposición 1.17 Sea f : A ⊂ C −→ C una función continua. Entonces:

i. Si A es un conjunto conexo, entonces f (A) es conexo.

ii. Si A es un cojunto compacto, entonces f (A) es compacto.

Vamos ya con propiedades nada triviales. Concretamente, comenzamos


probando que el Argumento principal es continuo en todo el plano salvo un
rayo que parte del origen. Además, completaremos esta información proban-
do que no es posible mejorar esta situación: esto le va a pasar a cualquier
determinación que tomemos para el Argumento.

41
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Proposición 1.18 La función Argumento principal arg : C\{0} −→ R


{
Im z
2 arctan |z|+Re / R−
z, z ∈
arg(z) :=
π, z ∈ R−

es continua en C\R−
0.

Demostración. Como C\R−


0 es un abierto y arg|C\R− es continua, por su
0
forma de denición, el carácter local de la continuidad nos dice que también
lo va a ser arg. Que la continuidad se rompe en el conjunto R−
0, se pone de
maniesto de la siguiente manera: consideramos x∈ R+ y la sucesión (zn )
dada por
(−1)n
zn := −x + i → −x.
n
En estas condiciones, la sucesión

(−1)n
1
arg (zn ) = 2 arctan √n = 2 (−1)n arctan √
−x + x2 + 1 −nx + 1 + n2 x2
n2

no es convergente, por lo que el Argumento principal no converge en ningún


punto de R− . 

Proposición 1.19 Si S es una semirrecta cerrada que parta del origen (0 ∈


S ), entonces podemos encontrar una función continua f de C\S en R tal que

f (z) ∈ Arg (z) , ∀z ∈ C\S.

Demostración. Sabemos que el Argumento principal viene caracterizado por


dos propiedades:

a. z ∈ C\{0} =⇒ arg(z) ∈ Arg (z)

b. z ∈ C\{0} =⇒ arg(z) ∈ ]−π, π] .

Sea ahora θ ∈ R, y denamos aθ : C\{0} −→ R dada por:

a'. z ∈ C\{0} =⇒ aθ (z) ∈ Arg (z)

b'. z ∈ C\{0} =⇒ aθ (z) ∈ ]−π, π] .

42
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

Observamos que si φ := aθ (z), con z ∈ C\{0}, entonces φ ∈ ]θ − π, θ + π];


luego
−π < φ − θ ≤ π.
Sea ahora w := eiθ . Así,
(z)
φ ∈ Arg (z) ⇐⇒ φ − θ ∈ Arg ;
w
(z)
luego aθ (z) = arg w +θ y, en consecuencia:

z
aθ es continua en z ⇐⇒ arg es continua en
(z) w
⇐⇒ arg ̸= π
w
⇐⇒ aθ (z) ̸= π + θ
⇐⇒ π + θ ∈
/ Arg (z) .


Un conjunto A del plano C se dice conexo por poligonales si cualesquiera


dos puntos suyos se pueden unir por un conjunto nito de segmentos, todos
completamente contenidos en A.
El siguiente resultado será clave (entre toda una multitud de cosas) para
ver que en C, la situación

conexo por poligonales



conexo por arcos

conexo

tiene recíproco cierto cuando se considera sobre dominios; es decir, si el


conjunto, además de conexo, es abierto.

Lema 1.2 (de Conexión) Sean Ω un dominio del plano C y ∅ ̸= A ⊂ Ω.


Supongamos que A verica la siguiente condición:

a ∈ A, D(a, r) ⊂ Ω =⇒ D(a, r) ⊂ A.
Entonces A = Ω.

Demostración. La hipótesis nos dice de A que es un abierto relativo en Ω. Por


tanto, bastará probar que es, también, cerrado relativo a Ω. Sea z ∈ Ω ∩ A.
Ha de existir r>0 tal que
( r)
D(z, r) ⊂ Ω y D z, ∩ A ̸= ∅.
2

43
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Sea, pues existe, a∈A tal que |z − a| < r/2. Así, si w ∈ D(a, r/2),

|w − z| ≤ |w − a| + |z − a| < r,

luegow ∈ Ω, de donde D(a, r/2) ⊂ Ω. Aplicamos ahora la hipótesis de este


lema:D(a, r/2) ⊂ A.
Pero esto conlleva que z ∈ A, luego A es un abierto y cerrado relativo a
Ω no vacío: A = Ω. 

Proposición 1.20 Todo dominio Ω del plano complejo C es conexo por


poligonales.

Demostración. Sea α ∈ Ω. Llamemos

A := {z ∈ Ω : z se puede unir con α por una poligonal} .

Claramente A ̸= ∅, ¾o no? Sea, pues, a∈A y sea r>0 tal que D(a, r) ⊂ Ω.
Es claro que
z ∈ D(a, r) =⇒ z ∈ A,
luego, por el lema de conexión, A = Ω. 

Gracias a que C es localmente conexo:

Proposición 1.21 Las componentes conexas de un abierto A del plano com-


plejo C son dominios.

Demostración. Sea Ω una componente conexa de A. Veamos que es abierta.


Sea a ∈ Ω y sea r > 0 tal que D(a, r) ⊂ A. Por argumentos de conexión
habrá de ser D(a, r) ⊂ Ω (½detalla el argumento!), luego Ω es un abierto. 

Recordemos que en C los abiertos se pueden expresar como unión nu-


merable de sus componentes conexas.

1.2.1. Curvas en el plano complejo

Vamos a completar este tema con una introducción al concepto de curva,


tal y como se va a usar en Variable Compleja.

Denición 1.8 Llamamos curva en el plano C a cualquier aplicación con-


tinua de la forma
γ : [a, b] −→ C.

44
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

Se acostumbra a escribir:

γ ∗ := γ ([a, b]) := {(x(t), y(t)) ; t ∈ [a, b]}

como la imagen de la curva, donde x, y son funciones continuas de [a, b] en


R.

Observemos que, aunque escribamos

γ(t) = (x(t), y(t)),

debemos no confundir entre la aplicación γ γ ∗ ⊂ C. Con todo, se


y su imagen
sobreentenderá, en cada caso, a quién nos estamos reriendo. A (x (a) , y (a))
se le llama origen de c, mientras que a (x (b) , y (b)) se le llama extremo de
γ . Si origen y extremo son el mismo punto, a la curva se le llama cerrada.
Observemos, igualmente, que las curvas pueden tener autocortes; es de-
cir, no tienen porqué ser aplicaciones inyectivas (pensemos en un lazo, por
ejemplo). Veamos algunos ejemplos que nos familiarizarán con expresiones
con las que habremos de acostumbrarnos.

Ejemplo 1.1 (Segmentos) Dados z, w ∈ C, el segmento de origen z y


extremo w es la curva
[z, w] : [0, 1] −→ C
dada por
[z, w] (t) := tw + (1 − t) z, ∀t ∈ [0, 1] .
Observemos cómo en este caso, la imagen [z, w]∗ de [z, w] coincide con lo que
en un exceso (½recordemos que no hay orden en C!) podría llamarse intervalo
de extremos z y w , y que no podría escribirse de otra manera que [z, w]. Esta
curva recorre el segmento a velocidad constante, desde z a w .

Ejemplo 1.2 (Circunferencias) La expresión

γ ∗ := {(a + r cos (t) , b + r sen (t)) : t ∈ [0, 2π]}

nos muestra la imagen de una curva cerrada γ que representa un circunfer-


encia de radio r>0 con centro en el punto (a, b) ∈ C, y que es recorrida a
velocidad constante en el sentido positivo (el contrario a las agujas del reloj).
Notemos que, en nuestro lenguaje,

γ ∗ = C((a, b), r).

(Para nosotros ya es familiar la circunferencia unidad T, donde a = b =


0, r = 1).

45
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Ejemplo 1.3 (Yuxtaposición) Si disponemos de dos curvas

γ1 : [a, b] −→ C, γ2 : [c, d] −→ C

tales que γ1 (b) = γ2 (c), se puede denir lo que se llama curva suma (o
yuxtaposición) de ambas, y que se notará por γ1 + γ2 , como la aplicación

γ1 + γ2 : [0, 1] −→ C

dada por
{
γ1 (2tb + (1 − 2t) a) , 0 ≤ t ≤ 21
(γ1 + γ2 ) (t) := ( ( ) )
γ2 2 t − 21 d + 2 (1 − t) c , 21 ≤ t ≤ 1.

Si se preere una parametrización sencilla sobre el intervalo [a, b + d − c],


se puede hacer:
{
γ1 (t) , a≤t≤b
(γ1 + γ2 ) (t) :=
γ2 (c − b + t) , b ≤ t ≤ b + d − c.

Ejemplo 1.4 (Curva opuesta) Si γ : [a, b] −→ C es una curva, su opues-


ta será la nueva curva dada por

−γ : [a, b] −→ C

dada por
−γ(t) := γ (b + a − t) , ∀t ∈ [a, b] .
Es decir, (−γ)∗ = γ ∗ y sus recorridos son opuestos: los hacen en sentido
contrario el uno respecto del otro. (En particular, el origen de una es el
extremo de la otra, y viceversa.) Por ello se dice que γ y −γ son curvas
opuestas o de orientaciones contrarias. Y, en particular, γ + (−γ) es una
curva cerrada: representa un sendero de ida y vuelta.

Ejemplo 1.5 (Poligonales) Los ejemplos 1.1 y 1.3 nos permiten escribir,
con pleno signicado, expresiones de la forma:

[z1 , zn ] = [z1 , z2 ] + [z2 , z3 ] + · · · + [zn−1 , zn ] .

Ejemplo 1.6 Una curva no ha de ser necesariamente, como ya se dijo más


arriba, inyectiva (verica los cálculos y estudia con detalle lo que representa):

t −→ eit , ∀t ∈ [−π, 2π] .

46
1.2. Topología del plano complejo. La esfera de Riemann

Denición 1.9 Una curva se dice regular si es derivable en todo punto.


Se dice regular a trozos si se puede expresar como yuxtaposición de curvas
regulares. Se dirá camino si se trata de una curva cerrada regular a trozos.

Cuando una curva γ es regular, se puede calcular su longitud mediante


la conocida fórmula: ∫ b
long (γ) := γ ′ (t) dt.
a
Puedes dar un vistazo de repaso y analizar las propiedades de las curvas
anteriores, en los ejemplos, en relación a estos conceptos recién enunciados, y
así completar los detalles en los ejemplos 1.7 a 1.9 que siguen. En particular,
se puede refrescar lo concerniente a curvas recticables, que no son otras que
las funciones de variación acotada: en el caso de que sean curvas regulares,
su longitud (el supremo, nito, de las correspondientes sumas poligonales
asociadas) admite la representación integral que aparece arriba.

Ejemplo 1.7 [−1, 1] + [1, 1 + i] + [1 + i, −1 − i].

Ejemplo 1.8 [1 − i, 0] + [0, 1 + i] + γ ∗ , donde


[ ]
√ i(t+ π4 ) 3π
γ(t) := 2e , ∀t ∈ 0, .
2
Ejemplo 1.9 γ (t) := eit cos t, ∀t ∈ [0, 2π].

1.2.2. Ejercicios propuestos

1. Estúdiese la existencia de límite en el origen para la función compleja


de variable compleja f denida en un entorno perforado del origen,
cuando:
Re z z Re z
a) f (z) = |z| , b) f (z) = |z| .

2. Sea f una función compleja de variable compleja uniformemente con-


tinua denida sobre el disco unidad D. Pruébese que se trata de la
restricción, al disco unidad (abierto), de alguna función g continua en
el disco unidad cerrado D.
3. Sea f una función compleja de variable compleja continua en un do-
minio Ω. Supongamos que verica
2
f (z) − 1 < 1, ∀z ∈ Ω.
Pruébese que o bien Re f (z) < 0 o bien Re f (z) > 0, para cualquier
z ∈ Ω.

47
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

4. Sea Ω un dominio del plano complejo y sea f una función compleja


denida sobre él. Supongamos que Re f (z) ̸= 0 y que f (z) = z en Ω.
2

Pruébese que, bajo estas hipótesis, o bien f (z) = z o bien f (z) =

− z , ∀z ∈ Ω.
5. Sea una sucesión (zn ) de números complejos no nulos convergente a
otro complejo no nulo z, y sea θ ∈ Arg (z). Pruébese la existencia de
una sucesión (θn ) tal que

θn ∈ Arg (zn ) , ∀n natural y θn → θ.


(Indicación: redúzcase el problema al caso z = 1.)
6. Hágase un estudio detallado de la proyección estereográca: cómo se
transforma el hemisferio norte, cómo el hemisferio sur, cómo regiones
acotadas de la esfera no tienen porqué serlo en su correspondiente
región del plano complejo ampliado, etc. Por ejemplo, ¾qué acción
signica sobre la esfera S la función compleja de variable compleja
z → f (z) = 1/z ?
7. Pruébese que la proyección estereográca de cualquier circunferencia
contenida en la esfera de Riemann es una recta o una circunferencia
en el plano complejo, según que la circunferencia de partida pase o no,
respectivamente, por el Polo Norte de la esfera.

8. ¾Qué condiciones han de vericar dos puntos del plano complejo para
ser las proyecciones estereográcas de dos puntos diametralmente opues-
tos de la esfera de Riemann?

1
9. Otra proyección estereográca: Considera la esfera de radio
2 tangen-
cialmente situada sobre el origen del plano complejo C. Calcula las
ecuaciones de la correspondiente proyección estereográca.

1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-


Riemann. Denición y primeras propiedades
de las funciones holomorfas
La estructura de cuerpo para C tiene la agradable consecuencia de poder
denir la derivada de forma totalmente análoga a la conocida en el caso real.
(Recordemos, por un momento, cómo fue preciso introducir la denición de
Stone en el caso de la diferenciabilidad para C ≡ R2 , donde desechábamos
el producto interno y solo disponíamos de su estructura vectorial.)

48
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

Denición 1.10 Sean ∅ ̸= A ⊂ C, f : A −→ C y a ∈ A ∩ A′ . Consideremos


la función
fa : A\{a} −→ C
dada por
f (z) − f (a)
fa (z) := , ∀z ∈ A\{a}.
z−a
Se dice que la función f es derivable en el punto a si fa tiene límite en a; en
cuyo caso, dicho límite será la llamada derivada de f en a, y que notaremos
por
f (z) − f (a)
f ′ (a) := lı́m fa (z) = lı́m ∈ C.
z→a z→a z−a

Cuando una función es derivable en cada punto de un conjunto B ⊂


A ∩ A′ , se dice que f es derivable en B, y se dene f ′, la función derivada
de f en B, como

f ′ : B −→ C; z −→ f ′ (z), ∀z ∈ B.

Observamos que si A ⊂ R y f : A −→ R, con a ∈ A ∩ A′ , tenemos ni


más ni menos que esta denición extiende a la que ya conocemos del curso
de una variable real. Ahora bien, si A ⊂ R, pero f : A −→ C, tenemos:

Proposición 1.22 Sean ∅ ̸= A ⊂ R, f : A −→ C y a ∈ A ∩ A′ . Son equiva-


lentes:

i. f es derivable en a.

ii. Re f e Im f son derivables en a.

Además, si se verica alguna (y por tanto ambas) de las proposiciones i.


y ii., se tiene la fórmula:

f ′ (a) = (Re f (a))′ + i (Im f (a))′ .

Demostración. Tomamos límites, cuando x → a, x ∈ A\{a}, en la expresión

f (x) − f (a) Re f (x) − Re f (a) Im f (x) − Im f (a)


fa (x) = = +i ;
x−a x−a x−a
y, por la unicidad del límite, se llega a lo deseado. 

También se tiene la deseada continuidad de las funciones derivables:

49
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Proposición 1.23 Sean ∅ ̸= A ⊂ C, f : A −→ C y a ∈ A ∩ A′ . Si f es


derivable en a, entonces también f será continua en a.

Demostración. Basta con tomar límites, cuando z → a, z ∈ A\{a}, en la


expresión
f (z) = f (a) + (z − a)fa (z)
para concluir que lı́mz→a f (z) = f (a). 

Las primeras propiedades de cálculo relativas a la derivada compleja tam-


bién nos resultarán familiares:

Proposición 1.24 Sean α ∈ C, ∅ ̸= A ⊂ C, f, g : A −→ C y a ∈ A ∩ A′ .


Supongamos que f y g son derivables en a. Entonces:

i. Las constantes son funciones derivables en todo punto con derivada


nula; ésto es:

α : C −→ C; α (z) := α, ∀z ∈ C =⇒ ∃α′ (z) = 0, ∀z ∈ C.

ii. La función identidad es derivable en todo C con derivada idénticamente


1; es decir:

id : C −→ C; id (z) := z, ∀z ∈ C =⇒ ∃id′ (z) = 1, ∀z ∈ C.

iii. La suma de funciones derivables es otra función derivable con derivada


dada por la suma de las derivadas correspondientes:

(f + g)′ (a) = f ′ (a) + g ′ (a) .

iv. El producto de dos funciones derivables es una nueva función derivable,


con derivada dada por la fórmula:

(f g)′ (a) = f ′ (a) g (a) + f (a) g ′ (a) .

v. Para el cociente, si en el denominador es g (a) ̸= 0, entonces se tiene


también derivabilidad y, ahora, la derivada viene dada por:

f ′ (a) g (a) − f (a) g ′ (a)


(f /g)′ (a) = .
g 2 (a)

vi. Los polinomios y las funciones racionales complejas de variable com-


pleja son derivables en todo su dominio de denición.

50
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

Demostración. Tal vez merezca la pena entrar en los detalles de v.; las otras
armaciones no reportan mayor complejidad. Sea, por tanto, z ∈ A\{a}.
Unos sencillos cálculos nos dan:

( ) f f
f g (z) − g f (z)g(a) − f (a)g(a) + f (a)g(a) − g(z)f (a)
(a)
(z) = =
g a z−a (z − a)g(z)g(a)
f (z) − f (a) g(a) f (a) g(a) − g(z)
= + ,
z−a g(z)g(a) g(z)g(a) z−a

lo que nos permite concluir lo deseado haciendo z → a. 

Proposición 1.25 (Regla de la Cadena) Sean ∅ ̸= A ⊂ C, f : A −→ C,


a ∈ A∩A′ , f (A) ⊂ B ⊂ C, g : B −→ C, b := f (a) ∈ B ∩B ′ . Si f es derivable
en a y g lo es en b, entonces también la función g ◦ f será derivable en a,
con derivada
(g ◦ f )′ (a) = g ′ (b) f ′ (a) .

Demostración. Sean z ∈ A\{a} y h := g ◦ f . Calculamos:

h(z) − h(a) g (f (z)) − g (f (a)) f (z) − f (a)


= =: φ (f (z)) , (1.1)
z−a z−a z−a
donde {
g(w)−g(b)
w−b , w ∈ B\{b}
φ(w) := ′
g (b), w = b.

Gracias a g, la función φ es continua. Por tanto, si hacemos z→a en (1.1):

f (z) − f (a)
∃h′ (a) = lı́m φ (f (z)) lı́m = φ(b)f ′ (a) = g ′ (b)f ′ (a).
z→a z→a z−a


A continuación profundizaremos en lo esencial de la aportación del con-


cepto de cuerpo a esta denición. Concretamente, vamos a ver cuán restricti-
va es la derivabilidad en C respecto de la diferenciabilidad en R2 . El siguiente
resultado, de prueba obvia (y que, por tanto, omitiremos), nos recuerda cómo
se introducía la diferenciabilidad en los euclídeos:

Lema 1.3 Sean f : A −→ C una función compleja de variable compleja y


a ∈ A ∩ A′ . Las siguientes armaciones son equivalentes:

51
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

i. f es derivable en a.
ii. Existe un complejo w tal que

∀ε > 0, ∃δ > 0 : 0 < |z − a| < δ, z ∈ A


=⇒ |f (z) − f (a) − w(z − a)| ≤ ε |z − a| .

El papel que jugaba la diferencial Df (a) en R2 , lo juega ahora w = f ′ (a)


en C; es decir, el papel de la aplicación lineal allí lo juega aquí una muy
concreta (recordemos la identicación de C con una parte del conjunto de
las matrices 2 × 2):
( ) ( )
α β α β
Df (a) = ,w=
γ δ −β α
R-lineal y C-lineal, respectivamente.
Pues bien, esta restricción que, como cabe sospechar, es muy fuerte, da
a lugar a las importantísimas ecuaciones de Cauchy-Riemann (o de Euler-
D'Alembert, según quien cuente la historia):

Teorema 1.4 Sean A ⊂ C, f : A −→ C y a ∈ A◦ , a = α + iβ . Para cada


x + iy ∈ A, se denen

u(x, y) := Re f (x + iy)
v(x, y) := Im f (x + iy).
Son equivalentes:

i. f es derivable en a.
ii. u y v son diferenciables en (α, β) y verican las ecuaciones

 ∂u ∂v

 ∂x (α, β) = ∂y (α, β)
(1.2)

 ∂u ∂v
 (α, β) = − (α, β)
∂y ∂x

Además, caso de ser cierta alguna de las proposiciones anteriores (luego


las dos), se tiene que

∂u ∂v
f ′ (a) = (α, β) + i (α, β) =
∂x ∂x
∂v ∂u
= (α, β) − i (α, β) .
∂y ∂y

52
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

Las ecuaciones dadas en (1.2) son las llamadas ecuaciones de Cauchy-


Riemann.

Demostración. Llamemos fb(x, y) := f (z) = f (x + iy),


para cada (x, y) ∈
A⊂R .2

i. =⇒ ii. Para ver la diferenciabilidad de u y v bastará con probar la de


b
f . La derivabilidad de f , según el lema 1.3, la podemos expresar así:

∀ε > 0, ∃δ > 0 : 0 < |z − a| < δ, z ∈ A



=⇒ f (z) − f (a) − f ′ (a)(z − a) ≤ ε |z − a| . (1.3)

Ahora consideramos la aplicación lineal


( )( )
c −d r
T : R −→ R ; T (r, s) :=
2 2
d c s

donde c := Re f ′ (a) y d := Im f ′ (a). Si reescribimos ahora la condición (1.3)


lenguaje de R ,
con
2

∀ε > 0, ∃δ > 0 : 0 < |(x, y) − (α, β)| < δ, (x, y) ∈ A




=⇒ fb(x, y) − fb(α, β) − T [(x, y) − (α, β)] ≤ ε ∥(x, y) − (α, β)∥,(1.4)

de donde se sigue que fb es diferenciable en (α, β), con diferencial dada por
Dfb(α, β) = T . Y, en consecuencia,

( ∂u ∂v
) ( )
∂x (α, β) ∂x (α, β) c −d
=
∂u
(α, β) ∂v
(α, β) d c
∂y ∂y

establece las ecuaciones de Cauchy-Riemann.


ii. =⇒ i. La diferenciabilidad de fb es consecuencia de la de u y v. Su
diferencial la construimos del siguiente modo:
( )( )
c −d r
Dfb(α, β) (r, s) := = (cr − ds, dr + cs) .
d c s

Si caminamos en el recorrido inverso a la primera parte ya demostrada,


tendremos que (1.4) conlleva la derivabilidad de
( ) f en a, vía la identicación
c −d
f ′ (a) = (c, d) ≡ . 
d c

Con el lenguaje y notación ya introducidos en el enunciado y en la de-


mostración del teorema anterior, tenemos que:

53
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Corolario 1.2 f es derivable en a = α + iβ si, y solo si, fb es diferenciable


en (α, β) y b
Df (α, β) es C-lineal.

A continuación mostramos diversos ejemplos que visualizan lo enorme-


mente restrictivo de esta denición de derivación compleja.

Ejemplo 1.10 Las ecuaciones de Cauchy-Riemann (o de Euler-D'Alembert)


no bastan para la derivabilidad.

Consideremos la función:

 z5
, z ̸= 0
|z|4
f (z) :=
 0, z = 0.

Sea z = a + ib ̸= 0, tendremos
( ) ( )
x5 − 10x3 y 2 + 5xy 4 + i 5x4 − 10x2 y 3 + y 5
f (x + iy) =
(x2 + y 2 )2
=: u(x, y) + iv(x, y).

Así:

∂u u(h, 0) − u(0, 0)
(0, 0) := lı́m = lı́m h = 0
∂x h→0 h h→0
∂u u(0, k) − u(0, 0)
(0, 0) := lı́m =0
∂y k→0 k
∂v v(h, 0) − v(0, 0)
(0, 0) := lı́m =0
∂x h→0 h
∂v v(0, k) − v(0, k)
(0, 0) := lı́m = lı́m k = 0
∂y k→0 k k→0

nos dice que se verican las ecuaciones de Cauchy-Riemann para f; pero,


considerando h ̸= 0:

f (h) − f (0) h5 h4 iθ
= 4 = 4 =e ,
h h |h| |h|

se maniesta cómo su derivabilidad depende del ángulo θ en el que nos aproxi-


mamos al origen; y, por tanto, f no admite derivada en el origen.

Ejemplo 1.11 Valor absoluto y conjugación no se pueden derivar en ningún


punto.

54
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

i. Para la conjugación: z = x + iy → z = x − iy =: u(x, y) + iv(x, y), de


modo que:
∂u
∂x ≡ 1, ∂u
∂y ≡ 0, ∂v
∂x ≡ 0, ∂v
∂y ≡ −1,
lo que conllevaría a contradicción (−1 = 1). √
ii. Para el valor absoluto: z = x + iy → |z| = x2 + y 2 =: u(x, y) +
iv(x, y), de modo que:

∂u
∂x (a, b) = √ a
a2 +b2
, ∂u
∂y (a, b) = √ b
a2 +b2
, ∂v
∂x ≡ 0, ∂v
∂y ≡ 0,

luego solo podría ser derivable en el origen; y, sin embargo,


{
|h| − |0| |h| −1, h → 0, h ∈ R−
= =
h h 1, h → 0, h ∈ R+ .

Ejemplo 1.12 ∂ ∂
Derivadas formales ∂z y ∂z .

A veces, la derivabilidad se podrá probar de forma un tanto heterodoxa;


por ejemplo, si consideramos la función
( )
f : C −→ C; f (x + iy) := 2xy + i y 2 − x2 ,

en vez de razonar sobre su diferenciabilidad (la de fb(x, y) := f (x + iy),


propiamente dicha) y ver si verica, o no, las ecuaciones de Cauchy-Riemann,
podemos hacer cálculos:
( ) ( )
f (x + iy) = 2xy + i y 2 − x2 = i(−i)2xy + i y 2 − x2
[ ( )]
= i −i2xy + y 2 − x2 = −i (x + iy)2 ,

de modo que se tiene


f (z) = −iz 2 , ∀z ∈ C,
claramente derivable, al ser polinómica.
Ciertamente, dar al azar con una función derivable... ½es muy complicado!
En efecto, como
( )
b b z+z z−z
f (z) = f (x, y) = f , = g(z, z),
2 i2
hemos de concluir que las genuinas funciones complejas son las que no
dependen de z. La trascendencia de este hecho es mucho mayor de lo que, a
priori, podríamos imaginarnos. Si escribimos
( ) ( )
z+z z−z z+z z−z
f (z) = u(x, y) + iv(x, y) = u , + iv , ,
2 i2 2 i2

55
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

podemos hacer la siguiente derivación formal (siguiendo la Regla de la Ca-


dena para la derivación parcial en dos variables):
( ) ( )
∂f ∂u ∂x ∂u ∂y ∂v ∂x ∂v ∂y
= + +i +
∂z ∂x ∂z ∂y ∂z ∂x ∂z ∂y ∂z
( ) ( )
1 ∂u 1 ∂u 1 ∂v 1 ∂v
= − +i −
2 ∂x i2 ∂y 2 ∂x i2 ∂y
( ) ( )
1 ∂u ∂v i ∂v ∂u
= − + + ,
2 ∂x ∂y 2 ∂x ∂y
luego

∂f
= 0 ⇔ u, v verican las ecuaciones de Cauchy-Riemann.
∂z

Observemos que podemos incorporar la derivada formal ∂z , de manera
natural, al anterior razonamiento: dada

f (x, y) = u(x, y) + iv(x, y),

si introducimos el cambio de variable


}
x = aξ + bη
ad ̸= cd
y = cξ + dη
tenemos

∂f ∂f ∂f
= a +c
∂ξ ∂x ∂y
∂f ∂f ∂f
= b +d
∂η ∂x ∂y
Como para los parámetros no hay más restricciones que ad ̸= cd, podemos
hacer
a = b = 1/2, c = −d = i/2,
de modo que
ξ = z, η = z
y, por tanto,
( ) ( ) ( )
∂f 1 ∂f ∂f 1 ∂u ∂v i ∂v ∂u
= −i = + + −
∂ξ 2 ∂x ∂y 2 ∂x ∂y 2 ∂x ∂y
( ) ( ) ( )
∂f 1 ∂f ∂f 1 ∂u ∂v i ∂v ∂u
= +i = − + + .
∂η 2 ∂x ∂y 2 ∂x ∂y 2 ∂x ∂y

56
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

∂f
En resumen: la derivabilidad de f equivale a que ∂z =0 (o bien i ∂f
∂x =
∂f
∂y ); y en este caso
∂f ∂u ∂v
f ′ (z) = = +i ;
∂z ∂x ∂x
es decir, en el caso de derivabilidad:

∂f
f ′ (z) = .
∂x
Puede volverse a este último ejemplo cuando estudiemos los polinomios
analíticos al nal del tema siguiente.
Como recordamos, en el plano euclídeo no teníamos teoremas de valor
medio (en el sentido estricto que nos ofreció el cálculo en una variable real).
Eso lo maniesta el siguiente ejemplo:
La función

f : [0, 2π] −→ C; f (t) := cos (t) + i sen (t)

es diferenciable y f (0) = f (2π); sin embargo,

f ′ (t) = −sen (t) + i cos (t) ̸= 0, ∀t ∈ [0, 2π] .

No obstante, sí que dispondremos de resultados que nos permiten augurar


buenas perspectivas:

Teorema 1.5 un dominio de C. Sea f : Ω −→ C una función deri-


Sea Ω

vable en Ω. Supongamos que f (z) = 0 en todo punto z de Ω. Entonces f es
constante en Ω.

Este resultado es el que va a motivar que estudiemos la derivabilidad


compleja sobre abiertos del plano. Algo que, a la postre, nos da el concepto
(central en la variable compleja) de holomorfía de una función compleja de
variable compleja. Por tanto, la hipótesis a ∈ A ∩ A′ , nos resulta insuciente,
y es preciso la consideración de entornos de a.
Demostración. (Del teorema 1.5). Sea a ∈ Ω y denamos

A := {z ∈ Ω : f (z) = f (a)} .

Sea b ∈ Ω y D(b, r) ⊂ Ω. Veamos que D(b, r) ⊂ A, y así, el lema 1.2 (de


conexión) nos dará que, de hecho, es Ω = A.
Sea w ∈ D(b, r). Denamos

φ : [0, 1] −→ C; φ (t) := f [(1 − t) b + tw] , ∀t ∈ [0, 1] ,

57
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

que está bien denida, pues (1 − t) b + tw ∈ D(b, r) ⊂ Ω, para todo t ∈ [0, 1].
Aplicando la Regla de la Cadena, obtenemos la derivabilidad de φ en
[0, 1]:
φ′ (t) = (w − b) f ′ [(1 − t) b + tw] , ∀t ∈ [0, 1] ;
pero, entonces se tiene que φ′ [0, 1], y podemos
es idénticamente nula en
aplicarle el teorema del valor medio a las funciones Re φ e Im φ de modo que
concluimos que son constantes; luego φ es constante.
Por tanto,
f (b) = φ(0) = φ(1) = f (w)
de donde se sigue que w ∈ A. Dada la arbitrariedad de w en D(b, r), será
D(b, r) ⊂ A. 

Denición 1.11 (de Holomorfía) Sea f : Ω −→ C una función compleja


de variable compleja. Sea a ∈ Ω. Se dice que la función f es holomorfa en
el punto a si es derivable en un disco D(a, r), para algún r > 0. Cuando el
conjunto Ω sea abierto, diremos que es holomorfa en Ω cuando sea derivable
(u holomorfa) en todo punto del abierto Ω. Dado un abierto Ω, notaremos
por H (Ω) a la clase de todas las funciones holomorfas en Ω. Cuando Ω := C,
a los elementos de H (C) se les llama funciones enteras.

Proposición 1.26 La clase H (Ω) es un álgebra.

Se observa que si f ∈ H (Ω) con 0∈/ f (Ω), entonces f1 ∈ H (Ω) . En con-


secuencia, las funciones racionales en Ω, en símbolos R (Ω), son holomorfas
en Ω; esto es,
R (Ω) ⊂ H (Ω) .
Caigamos en la cuenta de que no conocemos funciones holomorfas en un
abierto Ω más allá de las racionales en Ω. Y que no conocemos funciones
enteras más allá de los polinomios. El siguiente tema nos resarcirá de estos
décits.
El teorema 1.5 tiene esta lectura en términos de holomorfía:

Teorema 1.6 Toda función holomorfa sobre un dominio cuya derivada sea
constantemente nula habrá de ser, necesariamente, constante.

Corolario 1.3 Sean Ω un dominio de C y f ∈ H (Ω). Supongamos que f


verica alguna de las siguientes tres condiciones:

a. Re f es constante.

58
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

b. Im f es constante.

c. |f | es constante.

Entonces, f es constante.

Demostración. Pongamos

f (z) = f (x + iy) = u(x, y) + iv(x, y), ∀z = x + iy ∈ Ω,


y recordemos que

∂u ∂v
f ′ (a) = (α, β) + i (α, β)
∂x ∂x
∂u ∂u
= (α, β) − i (α, β)
∂x ∂y
∂v ∂v
= (α, β) + i (α, β) , ∀a = α + iβ ∈ Ω.
∂y ∂x
a. Sea a = α + iβ ∈ Ω, jo, pero arbitrario. Como u es constante:

∂u ∂u
f ′ (a) = (α, β) − i (α, β) = 0,
∂x ∂y
y el teorema 1.6 nos da lo deseado.
b. Análogo al anterior.
c. Sea c∈R tal que

u2 (x, y) + v 2 (x, y) = c.
Podemos suponer c>0 (pues c=0 conlleva, trivialmente, a que f ≡ 0).
Derivando en la expresión anterior respecto de cada una de las dos variables,
tendremos:
∂u ∂v ∂u ∂v
u +v = 0, u +v = 0.
∂x ∂x ∂y ∂y
Usando las ecuaciones de Cauchy-Riemann, aparece el sistema 2×2:

∂u ∂u
u (α, β) (α, β) − v (α, β) (α, β) = 0 


∂x ∂y

(α, β) = 0 
∂u ∂u
u (α, β) (α, β) + v (α, β) 
∂y ∂x
con determinante c ̸= 0. Por tanto, para cada α + iβ ∈ Ω:
∂u ∂u
(α, β) = (α, β) = 0,
∂x ∂y
de donde se concluye la prueba. 

59
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

1.3.1. Ejercicios propuestos

1. Estúdiense la derivabilidad y la holomorfía de la función f compleja


de variable compleja dada en cada uno de los siguientes casos:

a) f (z) := z(Re z)2 , para todo complejo z.


b) f (x + iy) := x3 − y + i(y 3 + x2 /2), para cualesquiera reales x e y.
x3 +iy 3
c) f (x + iy) := x2 +y 2
, si x + iy ̸= 0, y f (0) := 0.

2. Pruébese que existe una función entera f tal que

Re f (x + iy) = x4 − 6x2 y 2 + y 4

para cualesquiera reales y. x e Pruébese que si se exige la condición


f (0) = 0, entonces la función f es única.

3. Encuéntrese una condición necesaria y suciente que deben cumplir las


constantes reales a, b, c, para que exista una función entera f tal que

Re f (x + iy) = ax2 + bxy + cy 2 (1.5)

para cualesquiera reales x e y . Para tales valores de a, b, c, determínense


todas las funciones enteras que veriquen (1.5).

4. Sean Ω un dominio del plano complejo y f ∈ H (Ω). Supongamos que


existen tres constantes reales a, b, c, (bajo la restricción a2 + b2 > 0)
tales que

a Re f (z) + b Im f (z) = c, ∀z ∈ Ω.
Pruébese que la tal función f es constante.

5. Sean Ω un abierto del plano complejo y f ∈ H (Ω). Consideremos el


abierto
b := {z : z ∈ Ω}

y sea la función
( ) fb(z) := f (z) denida sobre b.
Ω Pruébese que fb ∈
b .
H Ω

6. Sea f ∈ H (Ω) una función holomorfa sobre un dominio Ω del plano


complejo. Pruébese que si su imagen está contenida en una recta, en-
tonces f es constante.

60
1.3. Concepto de derivada. Ecuaciones de Cauchy-Riemann

7. Búsquese una función real v en dos variables reales que sea la parte
imaginaria de una función entera f tal que Re f (x+iy) = −ex sen (y)−
xy, para todo x + iy del plano.

8. Búsquese una función real u en dos variables reales que sea la conjugada
armónica de la función v dada por

y
v(x, y) := 3 + x2 − y 2 −
2(x2 + y2)

para todo x + iy no nulo del plano.

9. ¾Existe alguna elección para Im f de modo que f ∈ H (C), cuando

Re f (z) = |z|2 , ∀z ∈ C?

∂f ∂f
10. Calcúlense las derivadas parciales formales
∂z y ∂z , en cada uno de los
siguientes casos:

a) f (z) := z, b) f (z) := z,
2
c) f (z) := |z| , d) f (z) := Re z,
e) f (z) := |z| , z ̸= 0, f ) f (z) := z
|z| , z ̸= 0,
g) f (z) := Log |z| , z ̸= 0, h) f (z) := Log |z| + iarctg xy , Re z > 0.

11. ¾Existe alguna función entera f cuya parte real sea de la forma

u(x, y) := sen x senh y ?

En caso armativo para la respuesta, calcúlese y exprésese la tal función


en términos de la variable z.

12. Determina las condiciones a vericar por los parámetros a, b, c ∈ C


para la que la función dada por

f (z) = az 2 + bzz + cz 2 , ∀z ∈ C

sea entera.

61
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

1.4. Series de potencias. Concepto de función analí-


tica
Este tema está dedicado a la introducción de un método expeditivo de
creación de funciones holomorfas más allá de las racionales y que, a la postre,
signicará la caracterización de la holomorfía en términos de una convergen-
cia adecuada para series funcionales.
Pero, cuidado con ir con prisas con lo de expeditivo: no se trata solo
de un recurso creativo; a su vez, representa el punto de arranque de un
enfoque distinto de la teoría de las funciones analíticas. Es el punto de vista
de Weierstrass. (Cuando dispongamos de las herramientas necesarias y su-
cientes, veremos cómo las series de potencias resultan ser la otra cara de una
misma moneda: son las funciones holomorfas, ni más ni menos.)

Denición 1.12 Dados a, a0 ∈ C y {an : n ∈ N} ⊂ C, llamamos serie de


potencias centrada en el punto a a la serie funcional

an (z − a)n , ∀z ∈ C.
n≥0

El primer asunto a tratar es el de la convergencia (ya sea puntual, abso-


luta o uniforme) de tales series. Para este n, sea

α := lı́m sup n
|an | ∈ R

(recordemos que, dada una serie de números reales (xn ) se denen sus límites
superior e inferior, respectivamente, como

lı́m sup xn := lı́m yn


lı́mı́nf xn := lı́m zn ,

donde yn := sup {xn , xn+1 , . . .} y zn := ı́nf {xn , xn+1 , . . .}, para cada natural
n), y hagamos la denición siguiente:


 1
α,α ∈ R\{0}
R := 0, α = +∞ (1.6)

+∞, α = 0.

Teorema 1.7 n≥0 an (z
Sean la serie de potencias − a)n y su correspon-
diente R, dado por la fórmula (1.6). Entonces:

i. Si R = 0, entonces la serie solo converge en el punto a.

62
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica

ii. Si R = +∞, entonces la serie converge absolutamente en todo C y


uniformemente sobre cada compacto de C.

iii. Si R ∈ ]0, +∞[, entonces la serie converge absolutamente en el disco


D(a, R) y uniformemente en cada compacto de D(a, R). Además, la
serie no converge en ningún punto de C\D (a, R).

Demostración. i. La convergencia en a es evidente. Veamos que no puede


converger en ningún otro punto: supongamos, por el contrario, que sí, que
converge en cierto z0 ̸= a. Pero, en dicho caso, tendríamos:

an (z0 − a)n → 0,

o lo que es equivalente,
1
|an | n |z0 − a| → 0;
por tanto:
1
∃M > 0 : n ≥ n0 =⇒ |an | n |z0 − a| ≤ M.
Pero, de este hecho se sigue que:

√ M
α := lı́m sup n
|an | ≤ < +∞,
|z0 − a|
lo cual contradice que sea α = +∞.
ii. Sea dado un compacto K ⊂ C. Podemos encontrar ρ > 0 tal que
K ⊂ D(a, ρ). Ahora bien, como
√ √ √
lı́m sup n
|an ρn | = lı́m sup ρ n |an | = ρ lı́m sup n |an | = ρ0 = 0,

el criterio de la raíz de Cauchy nos proporciona la convergencia de la serie


|an ρn | .
n≥0

Ahora bien, como

z ∈ K, n ∈ N =⇒ |an (z − a)n | ≤ |an ρn | ,

se sigue (por el test de mayoración de Weierstrass) la convergencia absoluta


y uniforme en K.
En particular, considerando el compacto formado por el simplete de un
punto, se ha probado que hay convergencia absoluta sobre cada punto del
disco.

63
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

iii. Sea cualquier compacto K ⊂ D(a, R). Podemos elegir ρ ∈ ]0, R[ tal
que K ⊂ D(a, ρ) ⊂ D(a, R). Como

√ √ ρ
lı́m sup n
|an ρn | = ρ lı́m sup n
|an | = < 1,
R
por el criterio de la raíz de Cauchy, la serie


|an ρn |
n≥0

converge; y como

z ∈ K, n ∈ N =⇒ |an (z − a)n | ≤ |an ρn | ,

(te resulta familiar ya el argumento, ¾no?), el test de mayoración de Weier-


strass nos proporciona la convergencia absoluta y uniforme en K. En parti-
cular, en cada punto de D(a, R), la convergencia es absoluta.
Finalmente, si z ∈ C\D(a, R), es decir |z − a| > R, entonces:
1 1 |z − a|
lı́m sup |an (z − a)n | n = |z − a| lı́m sup |an | n = > 1,
R
de donde se sigue que el conjunto

{ 1
}
n ∈ N; |an (z − a)n | n > ρ ≥ 1 = {n ∈ N; |an (z − a)n | > ρn ≥ 1}

ha de ser innto. Pero esto obliga a que la sucesión (an (z − a)n ) no sea nula
y, por tanto, la serie

an (z − a)n
n≥0

no puede ser convergente. 

Denición 1.13 El número R ∈ [0, +∞] , dado por el teorema anterior, se


∑ n
llamará radio de convergencia de la serie de potencias n≥0 an (z − a) .

A la vista del resultado anterior, el conocimiento del carácter de una serie


de potencias vendrá dado, casi completamente, por su radio de convergencia.
En efecto: solo no nos va a proporcionar información, en los casos 0<R<
+∞, para aquellos z ∈ C(a, R). En estos casos, el estudio habrá de hacerse
ad hoc.
Para la situación an ̸= 0 (n ≥ n0 ), será de gran utilidad el siguiente

64
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica 53


Corolario 1.4 n
n≥0 an (z − a) y sea
Sea una serie de potencias R ∈ [0, +∞]
su radio de convergencia. Supongamos que existe n0 ∈ N tal que an ̸= 0, si
n ≥ n0 . Entonces:
√ √
an+1
i. a → +∞ =⇒ lı́m |an | = +∞ =⇒ lı́m sup n |an | = +∞ =⇒
n
n
R = 0.
√ √
an+1
ii. a → 0 =⇒ lı́m |a | |an | = 0 =⇒ R = +∞.
n n
n
n = 0 =⇒ lı́m sup
√ √
an+1
iii. a → α ∈ ]0, +∞[ =⇒ lı́m |a | |an | = α =⇒
n n
n
n = α =⇒ lı́m sup
R = 1/α.

Estamos en condiciones de decir que las series de potencias permiten


denir funciones (continuas) con clamorosa facilidad: supongamos dada una

serie de potencias n≥0 an (z − a)n y su correspondiente radio de conver-
gencia R > 0. Podemos denir su dominio de convergencia como
{
D(a, R), R < +∞
Ω :=
C, R = +∞
y así, la función dada por


+∞
f : Ω −→ C; f (z) := an (z − a)n , ∀z ∈ Ω
n=0

es continua (razónese). Nuestro propósito es lograr probar su holomorfía en


Ω.

Lema 1.4 Las series de potencias


∑ ∑
an (z − a)n y (n + 1) an+1 (z − a)n
n≥0 n≥0

tienen el mismo radio de convergencia.

Demostración. Armamos, por una parte, que las series de potencias


∑ ∑
an (z − a)n y nan (z − a)n
n≥0 n≥0

tienen el mismo radio de convergencia:


√ √ √ √
lı́m sup n
|an | ≤ lı́m sup n n |an | = lı́m sup n n n |an |
√ √ √
= lı́m n n lı́m sup n |an | = 1 lı́m sup n |an |.

65
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Y, por otro lado, las series de potencias


∑ ∑
(n + 1) an+1 (z − a)n+1 y (n + 1) an+1 (z − a)n
n≥0 n≥0

tienen el mismo carácter (es decir, convergen o no simultáneamente), lo cual


se observa sin más que hacer

(n + 1) an+1 (z − a)n+1 = (z − a) (n + 1) an+1 (z − a)n .

Por tanto, se concluye la tesis. 


Teorema 1.8 Supongamos que la serie de potencias
n
n≥0 an (z − a) tiene
radio de convergencia R > 0. Sea Ω su dominio de convergencia. Sea la
función f : Ω −→ C, dada por:


+∞
f (z) = an (z − a)n , ∀z ∈ Ω.
n=0

Entonces, f es indenidamente derivable en Ω y


+∞
(n + k)!
f k) (z) = an+k (z − a)n , ∀z ∈ Ω, ∀k ∈ N.
n!
n=0

Demostración. La haremos por inducción sobre el orden de derivación k.


Consideremos la situación k = 1. Supongamos, también, que a = 0. Sean
b∈Ω y z ∈ Ω\{b}. Tenemos
∑+∞
f (z) − f (b) n=1 an (z
n − bn )
=
z−b z−b

+∞
z n − bn ∑ ∑ n−j j−1
+∞ n−1
= an = an z b .
z−b
n=1 n=1 j=1

Para cada natural n vamos a denir la función


n−1
φn (z) := an z n−j bj−1 , ∀z ∈ C.
j=1

Sea dado r ∈ ]|b| , R[. Si z ∈ D(0, r), entonces:


n−1
n−j j−1 ∑
n−1
|φn (z)| ≤ |an | z b ≤ |an | rn−j rj−1 = n |an | rn−1 .
j=1 j=1

66
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica


n≥1 n |an | r
Pero, aplicando el lema anterior, la serie
n−1 es convergente.

Podemos, por tanto, aplicar el test de mayoración de Weierstrass a la se-



rie n≥1 φn para obtener su convergencia absoluta y uniforme en el disco
D(0, r). Sea ahora


+∞
φ(z) := φn (z) , ∀z ∈ D(0, r).
n=1

Así denida, φ es continua en el disco; pero, además, si z ∈ D(0, r)\{b},


como entonces

f (z) − f (b) ∑
+∞
= φn (z) = φ(z),
z−b
n=1

podemos tomar límites en b:

f (z) − f (b) ∑ +∞
lı́m = φ(b) = nan bn−1 ,
z→b z−b
n=1

y, por tanto, tenemos derivabilidad de f en Ω con


+∞ ∑
+∞

f (z) = nan z n−1
= (n + 1) an+1 z n , ∀z ∈ Ω.
n=1 n=0

Sea ahora a arbitrario, no necesariamente 0. Consideremos la expresión

f (z) := g(z − a), ∀z ∈ Ω

donde la función g está dada por


+∞
g(z) := an z n , ∀z ∈ Ω.
n=0

Claramente, la Regla de la Cadena nos da lo que necesitamos, una vez proba-


do ya todo lo anterior para a = 0.
Supongamos probado el resultado para cierto k ∈ N: tendremos f deri-
vable k -veces en Ω con


+∞
(n + k)!
f k) (z) = an+k (z − a)n , ∀z ∈ Ω.
n!
n=0

67
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Aplicando lo demostrado para k = 1 ahora a la función f k) , tendremos que


es derivable en Ω y su derivada f
k+1) , vendrá dada por

( )′ ∑
+∞
((n + 1) + k)!
f k+1) (z) = f k) (z) = (n + 1) a(n+1)+k (z − a)n
(n + 1)!
n=0

+∞
(n + (k + 1))!
= an+(k+1) (z − a)n , ∀z ∈ Ω,
n!
n=0

de modo que queda probado el teorema en toda su extensión. 


Corolario 1.5 Si la serie de potencias
n
n≥0 an (z − a) tiene radio de con-
vergencia R>0 y sea la función f: Ω −→ C, dada por:

+∞
f (z) = an (z − a)n , ∀z ∈ Ω.
n=0

Entonces
f k) (a)
ak = , ∀k ∈ N ∪ {0}.
k!
Corolario∑1.6 (Preludios al∑Principio de Identidad) Sean las series de
n n
potencias n≥0 an (z − a) y n≥0 bn (z − a) con respectivos radios de con-
vergencia R1 > 0 y R2 > 0. Sean f1 y f2 las respectivas funciones holomorfas
que denen dichas series sobre sus correspondientes dominios de convergen-
cia Ω1 y Ω2 . Supongamos que existe δ tal que 0 < δ < mı́n{R1 , R2 } de modo
que si z ∈ D(a, δ), entonces f1 (z) = f2 (z). Entonces, las series de potencias
son idénticas; es decir,

ak = bk , ∀k ∈ N ∪ {0}.
k) k)
f1 (a) f2 (a)
Demostración. Basta darnos cuenta de que ak = k! = k! = bk , ∀k ∈
N ∪ {0}. 

½Ya sí que estamos en condiciones de dar ejemplos de funciones holomorfas


en C que no sean polinomios! Por ejemplo, la función (que debe resultarte
muy sugerente, ¾no?) dada por


+∞ n
z
f (z) := , ∀z ∈ C
n!
n=0

no es polinómica: habrían de ser cero sus derivadas a partir de un momento


en adelante; lo cual, claramente, no es el caso.

68
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica

Denición 1.14 (Concepto de función Analítica) ∅ ̸= Sean un abierto


Ω ⊂ C y una función f : Ω −→ C. Decimos que f es analítica en Ω si
para cada a ∈ Ω existen ra > 0 y una serie de potencias centrada en a,
∑ n
n≥0 an (z − a) , de manera que D(a, ra ) ⊂ Ω y


+∞
f (z) = an (z − a)n , ∀z ∈ D(a, ra ).
n=0

Proposición 1.27 Toda función analítica es holomorfa y su derivada es una


nueva función analítica.

Es un buen momento para un

Ejercicio 1.1 Prueba que las series de potencias son analíticas en todo su
dominio de convergencia.

Y una muy fuerte

Observación 1.1 No sabemos, aún, si producto y composición conservan


analiticidad. Este hecho tendrá contestación armativa, de manera evidente,
en el próximo capítulo, cuando veamos la equivalencia entre los conceptos de
holomorfía y analiticidad.

1.4.1. Polinomios analíticos

Concluimos este tema con un detalle sobre polinomios en dos variables


reales y con valores en el plano, los cuales se pueden ver así:

p(x, y) = Re p(x, y) + i Im p(x, y), ∀x + iy ∈ C.

Pues bien, de entre estos polinomios, llamaremos analíticos a aquellos p para


los que existan coecientes complejos α0 , α1 , . . . , αn (donde grad(p) = n)
tales que

p(x, y) = α0 + α1 (x + iy) + α2 (x + iy)2 + · · · + αn (x + iy)n , ∀x + iy ∈ C.

Si este es el caso, se acostumbra a escribir


n
p : C −→ C; p(z) := αk z k , ∀z ∈ C.
k=0

69
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

Ejemplo 1.13 El polinomio

(x, y) → x2 + y 2 − i2xy

no es analítico; pero sí que lo es

(x, y) → x2 − y 2 − i2xy.

Hacemos notar que la suma, el producto y la composición de polinomios


analíticos es otro polinomio analítico.

Proposición 1.28 Para un polinomio p : R2 → R2 , equivalen:

i. p es analítico

∂p ∂p
ii. ∂y ≡ i ∂x
∂p
iii. ∂z ≡0

iv. p es una función entera

Demostración. Que ii. ⇐⇒ iii. ⇐⇒ iv. es trivial. Razona tú mismo que i.


=⇒ ii., o iii., o iv.
Veamos ii. =⇒ i. Comenzamos expresando


n
p(x, y) = qk (x, y) , ∀ (x, y) ∈ R2 ,
k=0

donde los polinomios qk son k -homogéneos (k = 0, 1, 2, . . . , n):


k
qk (x, y) := cj,k xk−j y j , ∀ (x, y) ∈ R2 ,
j=0

y los coecientes cj,k son constantes complejas para 0 ≤ j ≤ k ≤ n.


Por hipótesis ha de ser

∂qk ∂qk
≡i , k = 0, 1, 2, . . . , n;
∂y ∂x
luego, efectuando cálculos
(
c1,k xk−1 + 2c2,k xk−2 y + · · · + kck,k y k−1 = i kc0,k xk−1 +
)
+ (k − 1) c1,k xk−2 y + · · · + ck−1,k y k−1 .

70
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica

Por tanto: ( )
kj
cj,k =i c0,k
j
para j ∈ {1, 2, . . . , n} y 0 ≤ j ≤ k; y, en consecuencia, se tiene que

qk (x, y) = c0,k (x + iy)k ,

y, por tanto, qk es analítico. Como p es suma nita de ellos, se sigue lo


deseado. 

1.4.2. Ejercicios propuestos

1. Determínese el radio de convergencia de cada una de las siguientes


series de potencias:

∑ n! ∑
a) n
zn; b) z 2n ;
n
n≥1 n≥0
∑ ∑
c) 2n z n! ; d) [3 + (−1)n ]n z n ;
n≥0 n≥0
∑ ∑ 2
e) (n + an ) z n (a > 0); f ) an z n (a ∈ C);
n≥0 n≥0
∑ ∑
g) nz n ; h) nn z n ;
n≥0 n≥0
∑ zn ∑
i) ; j) (log n)2 z n ;
nn
n≥1 n≥2
∑ ∑
k) 2−n z n ; l) n2 z n ;
n≥0 n≥0
∑ (n!)3 ∑ 2
m) zn; n) an z 1+2+···+n (a ∈ C);
(3n)!
n≥0 n≥1
∑ ( n√ )
n n
ñ) exp z n! .
en
n≥1

∑ ∑
2. Si la series de potencias an z n y bn z n tienen radios de convergen-
n≥0 n≥0
cia respectivos R y S , ¾qué podemos decir de los radios de convergencia

71
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA

de las series
∑ ∑
a) (an + bn ) z n y b) (an bn ) z n ?
n≥0 n≥0

3. Dada la serie de potencias an z n , de radio de convergencia R > 0,
n≥0
pruébese que las siguientes series tienen el mismo radio de convergencia
R: ∑ ∑
a) nan z n ; b) n2 an z n ;
n≥1 n≥1
∑ ∑
c) nd an z n (d natural); d) nan z n−1 .
n≥1 n≥1

∑ 1 n
4. Calcúlese el radio de convergencia de la serie
∑ n! an z , sabiendo que
la serie an z n tiene radio de convergencia R ∈ ]0, +∞[ .
5. Supongamos que las cuatro partes en las que se descompone una serie,
según que los coecientes de la misma pertenezcan a un mismo cua-
drante cerrado del plano complejo, dan series convergentes. Pruebe que
entonces la serie dada converge absolutamente.

6. Exprese
1
z como suma de una serie de potencias centrada en a ̸= 0, e
indíquese dónde es válida la igualdad.

7. Determínense los valores del complejo z para los que hay convergencia
absoluta de las series siguientes:

∑ (1 + z)n ∑ ( z − 1 )x
a) ; b) ;
2n z+1
n≥0 n≥0
∑ z n + z −n ∑ zn
c) ; d) .
n2 1 − zn
n≥1 n≥0

8. Determínese para qué valores hay convergencia en las series de poten-


cias ∑ ∑
a) (n + z)−1 ; b) (n + z)−2 .
n≥1 n≥1

9. Obténganse desarrollos en series de potencias para las funciones

z → (1 + z)−2 y z → (1 + z)−3
válidos para |z| < 1.

72
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica

10. (Criterio de Dirichlet ) Sea A un conjunto no vacío de números com-


plejos y (fn ) y (gn ) dos sucesiones de funciones de A en el plano C.
Supongamos que se verican las siguientes condiciones:


a ) La sucesión (Fn ) de sumas parciales de la serie fn , está uni-
formemente acotada en A.

b ) La serie |gn − gn+1 | converge uniformemente en A.
c ) La sucesión (gn ) converge uniformemente a cero en A.

Pruébese que, entonces, la serie fn gn converge uniformemente en A.
(Indicación: se tiene


p ∑
p−1
fn+k gn+k = −Fn gn+1 + Fn+k (gn+k − gn+k+1 ) + Fn+p gn+p
k=1 k=1

para cualesquiera naturales n y p, con p ≥ 2.)

11. Sea (an ) una sucesión de números reales decreciente a cero. Pruébese

que la serie de potencias an z n converge uniformemente en el con-
junto
A := {z ∈ C; |z| ≤ 1, |z − 1| ≥ δ}
cualquiera que sea δ ∈ ]0, 1[ . Dedúzcase que dicha serie converge en
todo punto de la circunferencia salvo, eventualmente, en el punto z = 1,
y que, por tanto, su radio de convergencia es, al menos, 1.

12. Estúdiese el comportamiento en la circunferencia unidad de las siguien-


tes series:

∑1 ∑ (−1)n ∑ (−1)n
a) zn; b) z 2n ; c) z 3n−1 .
n n ln n
n≥1 n≥1 n≥2

13. (Criterio de Abel ) Sea A un conjunto no vacío de números complejos y


(fn ) y (gn ) dos sucesiones de funciones de A en el plano C. Supongamos
que se verican las siguientes condiciones:


a ) La serie fn A.
converge uniformemente en

b) La sucesión de sumas parciales de la serie |gn − gn+1 | está uni-
formemente acotada en A.

c ) La función g1 está acotada en A.

73
CAPÍTULO 1. FUNCIONES HOLOMORFAS: TEORÍA BÁSICA


Pruébese que, entonces, la serie fn gn converge uniformemente en A.
(Indicación: se tiene


p ∑
p−1
fn+k gn+k = − (Fn − F ) gn+1 + (Fn+k − F ) (gn+k − gn+k+1 )
k=1 k=1
+ (Fn+p − F ) gn+p

para cualesquiera naturales


∑ n y p, con p ≥ 2, siendo F la suma de la
serie fn .)

14. Sea una serie de potencias an z n con radio de convergencia 1. Supon-
gamos que dicha serie converge en un punto z0 de la circunferencia
unidad T. Pruébense las siguientes armaciones:

a ) La serie converge uniformemente en el conjunto

{ }
|z0 − z|
S := z ∈ C; |z| < 1, ≤ M ∪ {z0 } ,
1 − |z|

cualquiera que sea M > 1.


] [
b ) Para α ∈ 0, π
2 , el sector circular denido por las condiciones
( )

|z0 − z| ≤ cos α, arg 1 − z ≤ α
z0

queda contenido en S con tal de que se tome M sucientemente


grande. Dedúzcase que

( +∞ )

+∞ ∑
an z0n = lı́m an rn z0n .
r→1−
k=0 k=0

15. Sea f una función analítica en el disco unidad D, que la expresaremos


así:

+∞
f (z) = an z n , ∀z ∈ D.
k=0

Prueba que:

a) f (x) ∈ R, ∀x ∈ R ⇐⇒ an ∈ R, ∀n ∈ N ∪ {0}
b) f es una función par ⇐⇒ an = 0, ∀n ∈ (2k − 1) N

74
1.4. Series de potencias. Concepto de función analítica

16. Prueba que existe una única función analítica, u, tal que

u′ = u − 1 y u(0) = 2.

¾Cuál es su radio de convergencia?

17. Determina todas las funciones analíticas en el origen, u, tales que

u′′ (z) + α2 u(z) = 0 (α > 0).

¾Cuál es su radio de convergencia?

18. Análogo al anterior, ahora para

u′′ (z) − α2 u(z) = 0 (α > 0).

19. (Polinomios de Legendre) Calcula los coecientes polinomiales P1 (α),


P2 (α), P3 (α) y P4 (α) en el desarrollo en serie de potencias de

1
f (z) = √ = 1 + P1 (α) z + P2 (α) z 2 + · · · + Pn (α) z n + · · ·
1 − 2αz + z 2

20. (Producto de Cauchy)

∑ ∑
a ) Supongamos que las series an
∑+∞ y bn son∑absolutamente con-
vergentes. Llamemos A := n=0 an y B := +∞ n=0 bn . Denamos,
para cada k ∈ N ∪ {0},


k
ck := aj bk−j .
j=0

∑ ∑+∞
Prueba que la serie cn converge y que es n=0 cn = AB.
∑ ∑
b ) Supongamos que las series de potencias an z n y bn z n tienen
respectivos radios de convergencia
∑ R1 > 0 y R2 > 0. Prueba que el
producto de Cauchy cn z n es una serie de potencias convergente
para todo |z| < mı́n{R1 , R2 }.
∑ n
c) Encuentra una fórmula para las series de potencias nz .

75
Capítulo 2

Funciones elementales

complejas

Este capítulo se dedica al estudio de las funciones que serán, a la postre,


las extensiones naturales de aquellas conocidas también como elementales en
el caso real. En cualquier caso, llamemos la atención sobre dos cuestiones.
Por una parte, no hay aún ninguna herramienta que nos permita diluci-
dar que las tales extensiones, caso de existir, sean únicas a posteriori (solo
disponemos de un Preludio de Principio de identidad para funciones analíti-
cas).
Por otro lado, los resultados que se sigan de uno y otro intentos nos
llevarán a funciones genuinas en el caso de la exponencial y trigonométrico,
pero no así en el otro, donde llegaremos al de multifunción.

2.1. Función exponencial. Funciones trigonométri-


cas
Comenzaremos tratando de denir la función exponencial sobre todo el
plano C de modo que resulte una extensión de la ya conocida exponencial
real. Para ello, presentaremos varios bloques de propiedades que verica esta
última y examinaremos cuál es el que mejor puede servir a nuestro objetivo.
Con su ayuda introduciremos las funciones trigonométricas seno y coseno.
(Otras, como la tangente y las recíprocas de cada una de ellas, se pueden
estudiar a través de ejercicios.)

Bloque I. La exponencial real es una biyección estrictamente creciente de


65

76
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

R en R+ . Además,

lı́m ex = 0 y ex → +∞, si x → +∞.


x→−∞

Está claro que estas propiedades nada nos pueden dar como guía, pues
ninguna de ellas tiene sentido en C.

Bloque II. La exponencial real es la única función f : R −→ R+ vericando


las siguientes propiedades:

a. x, y ∈ R =⇒ f (x + y) = f (x)f (y)
b. f es continua en un punto

c. f (1) = e
Analizaremos después este bloque.

Bloque III. La exponencial real es la única función f : R → R+ vericando


las siguientes propiedades:

a. f es derivable en R
b. x ∈ R =⇒ f ′ (x) = f (x)
c. f (0) = 1
Este método podría ser el que siguiéramos; pero existe otro camino
más cómodo, y es el que vamos a elegir:

Bloque IV. Para todo x ∈ R :



+∞ n
x
x
e = .
n!
n=0

∑ 1
Consistirá, ahora, en aprovechar la convergencia de la serie
n! , y
cambiar x∈R por z ∈ C.

Denición 2.1 La función exponencial compleja queda denida por


+∞ n
z
exp : C −→ C; exp(z) := , ∀z ∈ C.
n!
n=0

Acostumbraremos a escribir exp(z) = ez .

77
2.1. Función exponencial. Funciones trigonométricas

Obsérvese que, claramente, la función exponencial compleja


1. está bien denida, pues la serie tiene radio de convergencia innito; y
2. extiende al caso real.
Con esta denición, el bloque tercero queda superado:

Proposición 2.1 La exponencial compleja es la única función entera que


extiende a la exponencial real (con exp(0) = 1, en particular) y cuya derivada
coincide consigo misma.

Demostración. Por la forma de denición, vía series de potencias, tenemos


que
exp ∈ H (C) y exp|R (z) = ez , ∀z ∈ R.
Así, su derivada se obtiene por derivación término a término:


+∞
z n−1 ∑ z n−1
+∞ ∑
+∞ n
z

exp (z) = n = = = exp(z), ∀z ∈ C.
n! (n − 1)! n!
n=1 n=1 n=0

Probemos ya la unicidad: sea f otra tal función. Consideremos la función


auxiliar
g : C −→ C; g(z) := f (z) exp(−z), ∀z ∈ C.
Esta tal g es entera y su derivada se anula en todos sus puntos:

g ′ (z) = f ′ (z) exp(−z) − f (z) exp(−z) = 0, ∀z ∈ C,

luego (por la conexión de C) ha de ser constante. Pero como

g(z) = g(0) = 1, ∀z ∈ C,

se sigue que f = exp. 

Proposición 2.2 ez+w = ez ew , ∀z, w ∈ C.

Demostración. Para a ∈ C, jo, pero arbitrario, consideremos la función


auxiliar
g(z) := ez+a e−z , ∀z ∈ C.
Así denida, se trata de una función entera con derivada constantemente
nula (confírmalo); por tanto:

g(z) = g(a) = ea , ∀z ∈ C.

78
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Como a es arbitrario:

ea = ez+a e−z , ∀z, a ∈ C;

luego si α, β ∈ C son arbitrarios, tomando a := α + β y −z := β , al sustituir


en la expresión anterior obtenemos lo deseado. 

Corolario 2.1 La función exponencial es analítica en C.

Demostración. Para a ∈ C, jo, pero arbitrario, se tiene:


+∞ a
e
z
e =e z−a+a
=e z−a a
e = (z − a)n , ∀z ∈ C.
n!
n=0

Proposición 2.3 ez = eRe z (cos (Im z) + i sen (Im z)) , ∀z ∈ C.

Demostración. Para z = x + iy = Re z + i Im z , por la proposición anterior


y por los desarrollos analíticos de seno y de coseno reales:


+∞
(iy)n
z x+iy x iy x
e = e =e e =e
n!
n=0
( +∞ )
∑ (−1)n y 2n ∑
+∞
(−1)n y 2n+1
= tex +i
(2n)! (2n + 1)!
n=0 n=0
= ex (cos y + i sen y) .

Una consecuencia inmediata es que 0∈


/ exp (C); es más:

Corolario 2.2 |ez | = eRe z e Im z ∈ Arg (ez ) , ∀z ∈ C.

Corolario 2.3 Si z ∈ C\{0}, entonces θ ∈ Arg (z) ⇐⇒ z = |z| eiθ .

Demostración. Si θ ∈Arg(z) , entonces z = |z| (cos (θ) + i sen (θ)) = |z| eiθ .
Y este mismo argumento es reversible. 

Corolario 2.4 Si z ∈ C\{0}, entonces ew = z ⇐⇒ w = ln |z| + iθ :


θ ∈Arg(z).

79
2.1. Función exponencial. Funciones trigonométricas

Demostración. ( =⇒ ) ew = z =⇒ |ew | = |z| = eRe z =⇒ Re z = ln |z|; y,


también, Im w ∈ Arg (e ) = Arg (z) .
w

( ⇐= ) Evidente: eln|z|+iθ = eln|z| eiθ = |z| eiθ = z , donde θ ∈ Arg (z). 

Corolario 2.5 Para cada r > 0, se tiene que

{ew : |w| > r} = C\{0}.

Demostración. Sea r > 0, jo, pero arbitrario, y sea z ̸= 0. Por el corolario


anterior, si consideramos

wk := ln |z| + i (2kπ + arg (z)) ,

tenemos ewk = z . Además, para k∈N conveniente, se puede hacer |wk | > r;
luego z ∈ {ew : |w| > r}. 

Obsérvese cómo este resultado nos dice que el comportamiento de la


función exponencial en el innito es desastroso.
Para concluir con la política de bloques, probaremos que el bloque II
no es una buena alternativa. De hecho, funciones como

z −→ exp (z) o bien z −→ exp (Re z)

verican tales propiedades. Concretamente, se puede probar que

Proposición 2.4 Sea f : C −→ C no constante y vericando:

a. f (z + w) = f (z)f (w), ∀z ∈ C

b. f es derivable en un punto

Entonces, existe a∈C tal que

f (z) = exp (az) , ∀z ∈ C.

Demostración. Observemos que si f (z) = 0 para algún z ∈ C, entonces

f (w) = f (w + z − z) = f (w − z)f (z) = 0, ∀w ∈ C.

Podemos, por tanto, suponer que 0∈


/ f (C). En particular, se verican f (0) =
1 y f (−z) = 1/f (z).

80
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Sea b ∈ C, jo, pero arbitrario. Y consideremos z ∈ C\{b}. Así:

f (z) − f (b) f (z − b)f (b) − f (b)f (0) f (z − b) − f (0)


= = f (b)
z−b z−b z−b
f (z − b + z0 )f (−z0 ) − f (0)
= f (b)
(z − b + z0 ) − z0
f (b) f (z − b + z0 ) − f (z0 )
= ,
f (z0 ) (z − b + z0 ) − z0
para z0 arbitrario; y, en consecuencia,

f (z) − f (b) f (b) f (z − b + z0 ) − f (z0 )


∃ lı́m =: f ′ (b) ⇐⇒ ∃ lı́m
z→b z−b z→b f (z0 ) (z − b + z0 ) − z0
f (b) ′
=: f (z0 ),
f (z0 )
con idéntico valor ambos límites.
f ′ (z0 )
Llamemos a := f (z0 ) ∈ C. Tendremos que f ∈ H (C) con

f ′ (z) = af (z), ∀z ∈ C.

Ahora, si consideramos la función auxiliar

g : C −→ C; g(z) := f (z)e−az , ∀z ∈ C,

argumentos ya familiares para nosotros nos harán concluir que es una función
entera con derivada constantemente nula; luego, como g(0) = f (0) = 1, se
sigue que f tiene la expresión deseada. 

Concluimos el estudio de la función exponencial abordando el problema


de su periodicidad.
Como

ez = eRe z ei Im z = ex (cos y + i sen y)


= ex [cos (y + 2π) + i sen (y + 2π)] = ez+i2π ,

se tiene que i2π es período de la función exponencial. Pasamos a estudiar


este hecho con detalle.

Denición 2.2 f
Sea una función compleja de variable compleja, f: A ⊂
C −→ C, y sea w ∈ C. Decimos que w es período para f si:

i. z ∈ A =⇒ z + w, z − w ∈ A;

81
2.1. Función exponencial. Funciones trigonométricas

ii. z ∈ A =⇒ f (z + w) = f (z).
Proposición 2.5 El conjunto de los períodos de una función compleja de
variable compleja es un subgrupo aditivo de C.
Denición 2.3 Una función compleja de variable compleja se dirá periódica
si tiene algún período no nulo.

Proposición 2.6 La función exponencial exp : C −→ C, es periódica con


i2πZ como grupo de períodos.

Demostración. Para z, w ∈ C, ez = ew ⇐⇒ ez−w = 1. Tomando


se tiene
módulos, 1 = e , luego Re z = Re w. También: Im(z − w) = Im z −
Re z−Re w

Im w ∈ Arg (ez−w ) = Arg (1) = 2πZ; luego existe un entero k tal que w =
z + i2kπ . 

Denición 2.4 Diremos de una función periódica que es simplemente perió-


dica cuando su grupo de períodos sea cíclico. Cualquier generador del grupo
de los períodos de una función simplemente periódica se dirá período funda-
mental (de la tal función).

Corolario 2.6 La función exponencial es simplemente periódica con período


fundamental i2π.
Concluimos ya este tema con unos contenidos mínimos sobre las funciones
seno y coseno complejas.
El hecho de que
ez = ex (cos y + i sen y) ,
para x ∈ R, nos da:

eix + eix eix + e−ix


cos (x) = Re eix = =
2 2
eix − eix eix − e−ix
sen (x) = Im eix = = ;
i2 i2
y, por tanto, nos sugiere la siguiente denición.

Denición 2.5 Las funciones seno y coseno complejas de variable compleja,


quedan dadas por las fórmulas:

eiz − e−iz
sen (z) = ,
i2
eiz + e−iz
cos (z) = , ∀z ∈ C.
2

82
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

De modo inmediato, se sigue el

Teorema 2.1 Seno y coseno son funciones enteras con derivada:

sen′ (z) = cos (z) y cos′ (z) = sen (z) , ∀z ∈ C.


Y también, la siguiente

Proposición 2.7 Para z, w ∈ C, se tiene:

i. sen (−z) = −sen (z)


ii. cos (−z) = cos (z)
iii. sen2 (z) + cos2 (z) = 1
iv. sen (z + w) = sen (z) cos (w) + sen (w) cos (z)
v. cos (z + w) = cos (z) cos (w) − sen (z) sen (w)
Ojo con la armación iii. en esta proposición: |sen (z)|2 + |cos (z)|2 = 1,
½es falso, en general!

Proposición 2.8 Seno y coseno son funciones (simplemente) periódicas de


período fundamental 2π .
Proposición 2.9 Para z ∈ C:

+∞
(−1)n z 2n ∑
+∞
(−1)n z 2n+1
cos (z) = y sen (z) = .
(2n)! (2n + 1)!
n=0 n=0

Proposición 2.10 Las funciones seno y coseno son analíticas en todo el


plano.

Demostración. Lo haremos para el seno, pues el caso del coseno opera de


forma totalmente análoga. La clave, la expresión del seno de una suma. Para
a ∈ C, jo, pero arbitrario, tenemos:

sen (z) = sen [(z − a) + a] = sen (z − a) cos (a) + sen (a) cos (z − a)

+∞
(−1)n cos (a) 2n+1

+∞
(−1)n sen (a)
= (z − a) + (z − a)2n
(2n + 1)! (2n)!
n=0 n=0

+∞
=: an (z − a)n , ∀z ∈ C,
n=0

para convenientes coecientes an . 

83
2.1. Función exponencial. Funciones trigonométricas

2.1.1. Ejercicios propuestos

1. Las funciones seno hiperbólico y coseno hiperbólico se denen por:

ez − e−z ez + e−z
senh (z) := ; cosh (z) := ; ∀z ∈ C.
2 2
Encuéntrese la relación entre las funciones senh, cosh y las funciones
sen y cos, y utilícese esta relación para expresar Re(sen z ), Im(sen z ),
|sen z|, Re(cos z ), Im(cos z) y |cos z| en términos de Re(z ) e Im(z ).
( )
2. Sea w ∈ C\{1} : w3 = 1. Exprésese exp (z) + exp (wz) + exp w2 z
como serie de potencias. Evalúense las series numéricas


+∞
8n ∑
+∞
27n
y .
(3n)! (3n + 1)!
n=0 n=0

3. Sea una función f : C −→ C vericando la condición

f (z + w) = f (z)f (w), ∀z, w ∈ C.

Pruébese que, si es derivable en un punto, entonces es entera. Deter-


mínense todas las funciones que verican la propiedad anterior. Dese
un ejemplo de función continua tal que, aún vericando tal propiedad,
no sea entera.

4. Estúdiese la convergencia de las siguientes series de funciones complejas


de variable compleja:
∑ ∑ ( )
exp (−nz) ; exp −nz 2 .
n≥0 n≥0

5. Dado r > 0, ¾cuál es la imagen por la función exponencial del con-


junto {z ∈ C : |z| > r}? Dedúzcase que la función exponencial no tiene
límite, nito ni innito, en el innito. Dado w ∈ T := {z ∈ C : |z| = 1},
discútase sobre la existencia del límite

lı́m exp (rw) .


r→+∞

6. Pruébese que 2π es un período fundamental para las funciones seno y


coseno.

7. Estúdiese el comportamiento en el innito de las funciones seno y


coseno.

84
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

8. Calcúlense los radios de convergencia de las series de potencias siguien-


tes
∑ ∑ ) (
n iπ
a) cos (in) z ; b) exp zn;
n
n≥0 n≥0
∑ ∑ ( )
1 n i
c) n
z ; d) cosh zn.
sen (1 + in) n
n≥0 n≥0

9. Hágase un estudio, lo más detallado posible, de la función tangente


como función compleja de variable compleja.

10. Den los coecientes de orden menor o igual a tres en las series de
potencias correspondientes a las funciones siguientes:

ez − 1 ez − cos z
a) ez sen z; b) (sen z) (cos z) ; c) ; d) ;
z z
1 cos z sen z ez
e) ; f) ; g) ; h) .
cos z sen z cos z sen z

11. Resuélvanse las dos ecuaciones siguientes con z ∈ C:



a) cos z = 3; cos z = 1/2;
b) cos z = cosh z; sen z = i senh z; cos z = i senh 2z.

12. Pruébense las fórmulas siguientes:

cosh 2y + cos 2x
a) |cos z|2 = = senh2 y + cos2 x = cosh2 y − sen2 x.
2
cosh 2y − cos 2x
b) |sen z|2 = = senh2 y + sen2 x = cosh2 y − cos2 x.
2
Dedúzcase que
|cos z|2 + |sin z|2 = 1 ⇔ z ∈ R.

13. Discútanse funciones inversas para las funciones seno y coseno. Por
ejemplo, ¾es z → sen z inyectiva en 0 ≤ Re z < 2π ? ¾Es sobreyectiva?

2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos


y potencias
En esta lección se hace hincapié en un concepto que encierra cierta di-
cultad: el de multifunción. En nuestro recorrido ya hemos conocido a la

85
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

función Argumento: ella está en la base de dicho concepto, pues recordemos


que consistía en asociar a cada punto un conjunto, y después, elegir (según
nuestros objetivos) una de entre las llamadas determinaciones (continuas y,
a la postre,) holomorfas, o ramas uniformes, para el dominio del plano C en
el que estemos interesados.
Las funciones de base y exponente complejos (las potenciales y expo-
nenciales, respectivamente) también aparecerán entre el elenco de funciones
multiformes que presentamos.
Completaremos la sección con el estudio de algunas transformaciones
destacadas entre dominios del plano. El papel estrella de las funciones expo-
nencial y logaritmo principal se hará maniesto.
La complicación a la que nos referíamos más arriba, surge de una natu-
ral consideración que no se puede evitar; y que es, a saber, el dar la siguiente

Denición 2.6 Dado un complejo z diremos que otro complejo w es un


logaritmo para z w
si e = z .

Como ew ̸= 0 (sea quien sea w), es claro que z=0 no tiene logaritmo.
Si z ̸= 0, llamamos Log(z) al conjunto de sus logaritmos:

Log (z) := {w ∈ C : ew = z} .

Y observamos que los tales w que le corresponden al z dado forman un


conjunto innito:

{w ∈ C : ew = z} = {ln |z| + i arg (z) + i2kπ : k ∈ Z}


= {ln |z| + iθ : θ ∈ Arg (z)}
= ln |z| + i Arg (z) .

Así, la ley z −→ Log(z) se puede ver como una aplicación de C\{0} en el


grupo aditivo cociente Ci2πZ, tal y como se recoge en la siguiente

Proposición 2.11 Para z, w ∈ C\{0}, se verica que

Log (zw) = Log (z) + Log (w)

(donde la suma en el segundo miembro es la del grupo cociente Ci2πZ).

Su demostración se reduce a recordar que la función (multiforme) Argu-


mento vericaba la propiedad recíproca. El papel que en su momento jugó
el llamado Argumento principal se pone ahora de relieve.

86
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Denición 2.7 Para cada complejo no nulo z, llamaremos su logaritmo


principal, y lo denotaremos por log (z), al número complejo

log (z) = ln |z| + i arg (z) .


Es claro que el logaritmo principal de z es un logaritmo para z , y, además,
es el único de sus logaritmos cuya parte imaginaria está en ]−π, π]. Es decir,
el logaritmo principal está caracterizado por las condiciones
{
log (z) ∈ Log (z)
−π < Im log (z) ≤ π.
Denición 2.8 La función

z −→ log (z)
se llama rama (o valor) principal del logaritmo.

Ojo aquí ahora: en general, no se espere que log (zw) = log (z) + log (w)
(como tampoco se vericaba en su momento para el Argumento principal la
propiedad recíproca). (Justica esta advertencia mediate algún ejemplo que
la manieste.)
A continuación, damos paso al estudio de su continuidad y holomorfía.
Como la función z −→ ln |z| es continua en C\{0}, resultará que la rama
principal del logaritmo será continua allí, y sólo allí, donde lo sea la rama
principal del Argumento:

Lema 2.1 La rama principal del logaritmo es continua en C\ (R− ∪ {0})



(no siendo continua en ningún punto de R ).

De hecho, vamos a demostrar, muy pronto, que z −→ log z es holomorfa


en todo C\ (R− ∪ {0}); pero esto va a ser consecuencia de un resultado más
general. Dado un abierto Ω del plano C, cabe preguntarse si existe una
función continua f : Ω −→ C tal que exp (f (z)) = z para cada punto del
abierto (problema de existencia de logaritmo continuo). Y de modo más
ambicioso, ¾cabe esperar que tal f sea holomorfa? Para la función identidad
es el llamado Problema de existencia o admisión de logaritmo holomorfo.
Pues bien, sorprendentemente, caso de haber logrado lo primero, lo segundo
se obtiene de modo automático:

Proposición 2.12 Sean Ω=Ω⊂C y φ ∈ C (Ω), tal que eφ(z) = z, ∀z ∈ Ω.
Entonces φ ∈ H (Ω) y verica

1
φ′ (z) = , ∀z ∈ Ω.
z

87
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

Demostración. Sea a ∈ Ω, jo, pero arbitrario. Veamos que φ es derivable en


a, luego holomorfa (¾por qué?, ½actualiza conceptos elementales!) y verica
ahí la fórmula. Sea(an ) ⊂ Ω\{a} tal que an −→ a. Llamemos bn := φ (an )
y b := φ(a). Por argumentos de continuidad, bn −→ b; y como bn ̸= b (si
φ(an ) = φ(a) =⇒ eφ(an ) = eφ(a) =⇒ an = a, absurdo), se tiene que

φ(an ) − φ(a) bn − b 1 1 1
= bn = −→ = ;
an − a e − eb ebn −eb eb a
bn −b

luego existe φ′ (a) = 1


a. 

Corolario 2.7 La rama principal del logaritmo log es una función holomor-
fa en C\ (R− ∪ {0}), con

1 ( )
log′ (z) = , ∀z ∈ C\ R− ∪ {0} .
z
Demostración. Basta recordar la continuidad del logaritmo principal en el
conjunto

C\ (R ∪ {0}), y entonces aplicar la proposición 2.12. 

Acabamos de probar cómo la existencia de logaritmo holomorfo (de he-


cho, ha bastado que sea continuo) conlleva la existencia de primitiva para la
función z −→ 1
z . El recíproco, también vale:


Proposición 2.13 Sea Ω=Ω⊂Ctal que 0 ∈/ Ω. Sea φ ∈ H (Ω) tal que
φ′ (z) =1
z , ∀z ∈ Ω . Entonces existe una función λ : Ω −→ C constante en
cada componente conexa de Ω, tal que

exp (φ(z) + λ(z)) = z, ∀z ∈ Ω.

Demostración. Consideremos la función auxiliar g(z) := ze−φ(z) , ∀z ∈ Ω.


Resulta de pura rutina comprobar que se trata de una función constante
sobre cada componente conexa de Ω que no se anula en ninguna de ellas
(½pruébese con detalle!). Podemos, por tanto, considerar la función

λ : Ω −→ C; λ(z) := log(g(z)), ∀z ∈ Ω

de modo que sea constante en cada componente conexa del abierto. Además,

exp (φ(z) + λ(z)) = eφ(z) eλ(z) = eφ(z) g(z) = z, ∀z ∈ Ω.

88
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

La función λ en la demostración anterior es holomorfa en Ω (es cons-


tante en entornos de cada punto). A continuación enumeramos una serie
de propiedades que se han probado equivalentes, y que conformarán toda
una colección que se irá ampliando conforme vaya desarrollándose este curso
(hasta culminar en el teorema, fundamental, de la representación conforme
de Riemann de clasicación de los abiertos del plano complejo).


Corolario 2.8 Sea Ω=Ω⊂C tal que 0∈
/ Ω. Son equivalentes:

i. Existe una determinación continua del argumento; es decir:

∃θ ∈ C (Ω, R) : z = |z| eiθ(z) , ∀z ∈ Ω (esto es, θ (z) ∈ Arg (z) , ∀z ∈ Ω).

ii. Existe una determinación continua del logaritmo; es decir:

∃φ ∈ C (Ω, C) : exp φ(z) = z, ∀z ∈ Ω.

iii. Existe una determinación holomorfa del logaritmo; es decir:

∃φ ∈ H (Ω) : exp φ(z) = z, ∀z ∈ Ω.

iv. La función z −→ 1/z admite una primitiva; es decir:

∃ψ ∈ H (Ω) : ψ ′ (z) = 1/z, ∀z ∈ Ω.

Demostración. Después de lo ya sabido, bastará con probar i. ⇐⇒ ii. Para


i. =⇒ ii., considérese la función φ como la rama del logaritmo determinada
por la tal θ:
φ(z) := ln |z| + iθ (z) , ∀z ∈ Ω.
Y para ii. =⇒ i., el argumento será, ½cómo no!, el determinado por la parte
imaginaria del logaritmo dado:

θ(z) := Im φ(z), ∀z ∈ Ω.

Es sabido que la primera armación en el corolario 2.8 (y, por tanto,


las otras tres) es cierta cuando a C le suprimimos cualquier semirrecta que
parta del origen. Más adelante veremos que no se puede llegar a armar tal
propiedad cuando Ω := C\{0}.

89
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

2.2.1. Desarrollos en serie del logaritmo

A continuación perseguimos un estudio analítico (esto es, mediante de-


sarrollo en series de potencias) del logaritmo (principal). Comencemos obser-
vando que si 0∈
/ D(a, r) entonces siempre podremos armar la existencia de
un logaritmo holomorfo sobre dicho disco: basta considerar una semirrecta
que, partiendo del origen, no corte al disco; aplicando el corolario anterior
se obtiene una rama holomorfa del logaritmo.
Pues bien, este hecho lo vamos a probar otra vez, usando ahora las se-
ries de potencias. Este pequeño entretenimiento en probar algo ya sabido
tendrá su recompensa: obtendremos la analiticidad de la rama principal del
logaritmo en C\ (R− ∪ {0}).
Lema 2.2 Para cada complejo no nulo a:

1 ∑ (−1)n
+∞
= (z − a)n , ∀z ∈ D (a, |a|) .
z an+1
n=0
∑ n
Demostración. Sabido es que la serie geométrica w tiene radio de con-
vergencia 1. Además,


n
(1 − w) wk = 1 − wn+1 , ∀n ∈ N, ∀w ∈ C.
k=0

Como quiera que wn+1 −→ 0 en D, se tiene que


+∞
1
wn = , ∀w ∈ D.
1−w
n=0

Dados a ∈ C\{0} y z ∈ D (a, |a|), tomemos w := − z−a


a . Se tendrá:


+∞
(−1)n 1∑ n 1
+∞
1
n
(z − a) = w = ( z−a ) = 1/z.
an+1 a a1− − a
n=0 n=0

Proposición 2.14 Para cada complejo no nulo a, la función


+∞
(−1)n+1
f (z) := log(a) + (z − a)n , ∀z ∈ D (a, |a|) ,
nan
n=1

es un logaritmo holomorfo de la identidad (en dicho disco); es decir:

f ∈ H (D (a, |a|)) y exp(f (z)) = z, ∀z ∈ D (a, |a|) .

90
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Demostración. Por ya conocidos, son evidentes algunos hechos: por un lado,


la serie de potencias de la hipótesis tiene radio de convergencia |a|. Por otro
lado, la función f dada está bien denida y es holomorfa en dicho disco; y,
por el lema 2.2, sabemos calcular su derivada:


+∞
(−1)n
f ′ (z) = (z − a)n = 1/z, ∀z ∈ D (a, |a|) .
an+1
n=0

Por tanto, la proposición 2.13 nos garantiza, dada la conexión de D (a, |a|),
que existe una (función) constante λ tal que

exp(f (z) + λ) = z, ∀z ∈ D (a, |a|) .


Haciendo z = a, tenemos elog(a)+λ = a; luego eλ = 1, de donde

z = ef (z)+λ = ef (z) eλ = ef (z) , ∀z ∈ D (a, |a|) .




Corolario 2.9 Para a ∈ C\{0}, sea


{
|a| , Re a ≥ 0
ra :=
|Im a| , Re a < 0.
Entonces:


+∞
(−1)n+1
log (z) = log(a) + (z − a)n , ∀z ∈ D (a, ra ) .
nan
n=1

En particular, tenemos que el logaritmo principal es una función analítica



en C\ (R ∪ {0}).

Demostración. Para a ∈ C\{0} es evidente que se tiene ra > 0 D (a, ra ) ⊂


y

C\ (R ∪ {0}). Así, el logaritmo principal es continuo en el disco D (a, ra ).
Igual le ocurre a la función que aparece en el segundo miembro de la igualdad
a demostrar, llamémosla f. Como

log′ (z) = f ′ (z) = 1/z, ∀z ∈ D (a, ra ) ,


habrán de diferir en una constante sobre el disco. Pero como f (a) = log(a),
dicha constante ha de ser nula. 

A continuación nos proponemos generalizar todo lo probado para la fun-


ción identidad, ahora para funciones holomorfas arbitrarias; por ejemplo,
dada f ∈ H (Ω) , ¾existe φ ∈ H (Ω) tal que eφ = f ?

91
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

2.2.2. Logaritmos continuos y holomorfos de una función



Teorema 2.2 Sean Ω = Ω ⊂ C y f ∈ H (Ω) . Supongamos que f admite
logaritmo continuo en Ω; es decir,

∃φ ∈ C (Ω) : exp φ = f.
Entonces, φ es, de hecho, holomorfa y verica la relación:

f ′ (z)
φ′ (z) = , ∀z ∈ Ω.
f (z)
Demostración. Obsérvese que podemos suponer 0∈ / f (Ω) (¾por qué?). Sean
a ∈ Ω ̸ 0. Consideremos, por una parte, (pues existe) un
b := f (a) =
y
logaritmo holomorfo h para la identidad en D (b, |b|):

h ∈ H (D (b, |b|)) : eh(z) = z, ∀z ∈ D (b, |b|) .


Por otro lado, y con argumentos de continuidad de f en a,
∃δ > 0 : |z − a| < δ =⇒ z ∈ Ω y f (z) ∈ D (b, |b|) .
Sea ahora la función

ψ : D(a, δ) −→ C; ψ(z) := h(f (z)), ∀z ∈ D(a, δ).


Así la hemos denido para que verique:

ψ ∈ H (D(a, δ)) y exp ψ (z) = f (z), ∀z ∈ D(a, δ).


Consecuentemente, si z ∈ D(a, δ), entonces exp ψ (z) = f (z) = exp φ (z); de
donde se sigue que

z ∈ D(a, δ) =⇒ φ (z) − ψ (z) ∈ i2πZ.


φ−ψ
Como la función
i2π es continua en (el conexo) D(a, δ), si sólo toma valores
enteros habrá de ser constante:

∃k ∈ Z : φ (z) = ψ (z) + i2πk, ∀z ∈ D(a, δ).


Conseguimos, así, gracias a la naturaleza de la función ψ , la holomorfía
para φ. Pero como a era arbitrario en todo Ω, se sigue que φ ∈ H (Ω) .
Finalmente, como f = eφ , se sigue, derivando en ambos miembros, que

f (z) = φ (z)eφ(z) = φ′ (z)f (z),


′ ′
∀z ∈ Ω
′ ′
=⇒ φ (z) = f (z)/f (z), ∀z ∈ Ω,
donde hemos vuelto a usar que f no se anula en Ω. 

Ahora para f, como antes para la identidad, se tiene este recíproco:

92
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS


Teorema 2.3 Sean Ω=Ω⊂C y f ∈ H (Ω) tal que 0∈
/ f (Ω). Supongamos
que la derivada logarítmica de f admite primitiva; es decir:

f ′ (z)
∃φ ∈ H (Ω) : φ′ (z) = , ∀z ∈ Ω.
f (z)
Entonces, existe λ una función (holomorfa) constante en cada componente
conexa de Ω tal que

exp [φ (z) + λ (z)] = f (z), ∀z ∈ Ω.

Demostración. Se considerará la función auxiliar

g(z) := e−φ(z) f (z), ∀z ∈ Ω.

Tal función es (½pruébese!) constante en cada componente conexa de Ω y se


puede hacer
λ(z) := log(g(z)), ∀z ∈ Ω,
(justica que g no se anula) para concluir el resultado. 

Y todo lo anterior se resume en el siguiente


Corolario 2.10 Sean Ω=Ω⊂C y f ∈ H (Ω) tal que 0∈
/ f (Ω). Para f,
son equivalentes que:

i. admite argumento continuo en Ω; es decir:

∃θ ∈ C (Ω, R) : f (z) = |f (z)| eiθ(z) , ∀z ∈ Ω;

o sea, θ (z) ∈ Arg (f (z)) , ∀z ∈ Ω;

ii. admite logaritmo continuo en Ω; es decir:

∃φ ∈ C (Ω, C) : exp φ(z) = f (z), ∀z ∈ Ω;

iii. admite logaritmo holomorfo en Ω; es decir:

∃φ ∈ H (Ω) : exp φ(z) = f (z), ∀z ∈ Ω;

iv. su derivada logarítmica admite primitiva en Ω; es decir:

f ′ (z)
∃ψ ∈ H (Ω) : ψ ′ (z) = , ∀z ∈ Ω.
f (z)

93
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

2.2.3. Potencias de base y exponente complejos

En el Análisis Real, de la consideración de

ab : a > 0, b ∈ R

surgen dos familias importantísimas de funciones:

x −→ ax , las exponenciales, y

x −→ x , b
las potenciales.

Cada una de ellas tiene propiedades algebraicas características, respectiva-


mente:

ax+y = ax ay
(xy)b = xb y b .

¾Se podrá extender la consideración de estas funciones al campo complejo?


La consideración de la fórmula

ab = eb ln a : a > 0, b ∈ R

y el carácter multiforme del logaritmo nos darán la solución. (Recordemos en


este momento que, en general, es falsa la expresión log(zw) = log (z)+log (w)
para complejos no nulos z y w.)

Denición 2.9 Para z ∈ C\{0} w ∈ C, denimos el conjunto Pw (z)


y de
las potencias de base z w como:
y exponente
{ }
ewLog(z) = {ewu : u ∈ Log (z)} = ew(ln|z|+i arg(z)+i2kπ) : k ∈ Z .

Ocurre que la periodicidad de la función exponencial reduce, a poste-


riori, el número de elementos del conjunto Pw (z). Además, tal número será
independiente de z, y fácilmente deducible.

Proposición 2.15 Sea w ∈ C. Entonces:

a. Son equivalentes:

i. Existe z ∈ C\{0} tal que Pw (z) es nito.

ii. Pw (z) es nito para todo z ∈ C\{0}.


iii. w ∈ Q.

94
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

b. Si w∈
/ Q, entonces, para cada z ∈ C\{0}, la aplicación

k −→ ew(ln|z|+i arg(z)+i2kπ) ,

de Z en C, es inyectiva.

c. Si w ∈ Q, con w = pq (p ∈ Z, q ∈ N y expresión irreducible), en-


tonces, para cada z ∈ C\{0}, el conjunto Pw (z) tiene, exactamente, q
elementos; a saber,
{ }
ew(ln|z|+i arg(z)+i2kπ) : k = 0, 1, 2, . . . , q − 1 .

Demostración. Sean z ∈ C\{0}, k, j ∈ Z y supongamos

ew(ln|z|+i arg(z)+i2kπ) = ew(ln|z|+i arg(z)+i2jπ) .

Pero si así fuese:

ei2kπw = ei2jπw =⇒ i2kπw = i2jπw + i2πm : m ∈ Z =⇒ w(k − j) = m,

de modo que
w∈
/ Q =⇒ k = j,
y, por tanto, la armación b. queda probada y, de propina, i. =⇒ iii. en a.,
también.
p
Siw ∈ Q, con w = q (p ∈ Z, q ∈ N y expresión irreducible) para cada
z ∈ C\{0}, pongamos

uk := ew(ln|z|+i arg(z)+i2kπ) , k ∈ Z.

Como podemos escribir k = cq + r : c, r ∈ Z, 0 ≤ r < q , tendremos:


[ ]
p
uk := exp (ln |z| + i arg (z) + i2 (cq + r) π)
q
[ ] [ ]
p p
= exp (ln |z| + i arg (z) + i2rπ) exp (i2cqπ)
q q
[ ]
p
= exp (ln |z| + i arg (z) + i2rπ) exp [i2cpπ]
q
[ ]
p
= exp (ln |z| + i arg (z) + i2rπ) =: ur ,
q
luego iii. =⇒ ii. en a.; y como ii. =⇒ i. es trivial, a. queda completamente
probado.

95
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

El propio razonamiento anterior nos dice que

Pw (z) = {u0 , u1 , . . . , uq−1 } .

Veamos que todos los elementos de ese conjunto son distintos dos a dos:
supongamos
ur = us : 0 ≤ s ≤ r < q.
Habrá de ocurrir que, para algún entero m:
p p
ir2π = is2π + i2mπ,
q q
luegop (r − s) = mq , de donde q divide a p(r − s); luego divide a r − s.
Ahora bien, 0 ≤ r − s < q ; de donde se sigue que r − s = 0. 

Esta proposición nos habilita para dar la siguiente

Denición 2.10 (Valor principal de la potencia) Dados z ∈ C\{0} y


w ∈ C, se dene el valor principal de la potencia de base z y exponente w
por la fórmula
z w := ew log(z) .

Algunas observaciones sobre la denición 2.10:

1. Extiende la ya conocida de base real positiva y exponente real:

z ∈ R+ , w ∈ R =⇒ z w = ew log(z) = ew ln|z| = |z|w .


2. Si z := e, se tratará de la propia exponencial compleja de exponente
w.
3. Si w ∈ Z, entonces z w no es ni más ni menos que lo que cabría esperar:

w = n ∈ N =⇒ z n = z .....z
n

z 0 = 1, ∀z ∈ C\{0}
z −n = 1/z n , ∀z ∈ C\{0}, ∀w ∈ C.

2.2.4. Funciones exponenciales y potenciales complejas

Dado a ∈ C\{0}, tenemos dos caminos por los que andar si queremos
denir la función exponencial compleja de base a; a saber:

1. la función: z −→ az := ez log(a)
2. la multifunción: z −→ Pz (a) = ez Log(a)

96
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Y la misma notación parece sugerir que va a ser la primera de ellas. La


razón no será estética. En efecto, pues en la segunda habría que renunciar a
la perfección algebraica propia de las exponenciales:

z, w ∈ C =⇒ az+w = az aw ,
dado que

P 1 + 1 (1) = P1 (1) = {1} ̸= {1, −1} = P 1 (1) P 1 (1) .


2 2 2 2

Queda así plenamente justicada la opción a tomar.

Denición 2.11 Dado a ∈ C\{0}, llamamos función exponencial de base a


a la función de C en C, dada por

z −→ az := ez log(a) .

Proposición 2.16 Dado a ∈ C\{0}, la función exponencial de base a es


una función entera con función derivada

z −→ log (a) az .

Su demostración no exige mayor dicultad; lo que sí va a probarse es la


analiticidad en todo el plano C de las funciones exponenciales:

Proposición 2.17 Dado a ∈ C\{0}, la función exponencial de base a es


una función analítica en todo el plano C.

Demostración. Sea b ∈ C, jo, pero arbitrario. Para z ∈ C:



+∞
1
az = az−b+b = ab e(z−b) log(a) = ab (log (a))n (z − b)n
n!
n=0

+∞ b
a (log (a))n
= (z − b)n .
n!
n=0

Sorprendentemente, la situación se invierte radicalmente cuando lo que se


persigue es la denición apropiada de las funciones potenciales: para α ∈ C,
las candidaturas presentadas a funciones potenciales son, igualmente, dos. Y
otra vez, las mismas de antes:

1. la función: z −→ z α := eα log(z)
2. la multifunción: z −→ Pα (z) = eα Log(z)

97
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

Como la primera de ellas comete ciertas irregularidades algebraicas imper-


donables, por ejemplo:

√ √ √ √
−1 = ii = −1 −1 ̸= (−1) (−1) = 1 = 1,

quedará descartada; aún más cuando para la segunda de ellas se tiene

Proposición 2.18 Si α ∈ C, entonces, para z, w ∈ C\{0}, se tiene

Pα (zw) = Pα (z) Pα (w) .

Demostración. Se reduce a meros cálculos derivados de la denición y de las


propiedades del logaritmo:

Pα (zw) = eα Log(zw) = eα[Log(z)+ Log(w)]


{ }
= eα(u+v) : u ∈ Log (z) , v ∈ Log (w)
= {eαu eαv : u ∈ Log (z) , v ∈ Log (w)}

= eα Log(z) eα Log(w) = Pα (z) Pα (w) .

Por tanto, vamos a aceptar el carácter multiforme, también, para las


funciones potenciales:

Denición 2.12 Para α ∈ C, llamamos función potencial de base α a la


función multiforme
z −→ Pα (z) , ∀z ∈ C\{0}.
La rama principal de dicha función será la dada por la elección del logaritmo
principal:
z −→ z α = eα log(z) , ∀z ∈ C\{0}.

Proposición 2.19 (Caso particular, ½importantísimo!: α = 1/n, n ∈ N)


Para n∈N y z ∈ C\{0}, se tiene que

P 1 (z) = {w ∈ C : wn = z} .
n

En particular, todo complejo no nulo z tiene, exactamente, n raíces n-ésimas


distintas, que vienen dadas por

√ { 1 }
n
z = e n (log(z)+i2kπ) : k = 0, 1, 2, . . . , n − 1 .

98
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Demostración. El conjunto P 1 (z) tiene, exactamente, n elementos, mien-


n
tras que {w ∈ C; wn = z} tiene, a lo sumo, n elementos. Bastará, por tanto,
probar que el primero es subconjunto del segundo. Pero esto es evidente: si
1
u ∈ P 1 (z), entonces u = e n t, con t∈ Log(z). Por tanto: un = et = z . 
n

El carácter multiforme de una función lleva consigo la necesidad de se-


leccionar ramas continuas u holomorfas que determinen una función genuina
en un dominio en el que podamos estar interesados. Pero, surge una pregun-
ta natural. Por ejemplo, ¾cuándo es posible seleccionar una rama holomorfa
de la función potencia? Una limitación la encontramos en la información
aportada por la siguiente

Proposición 2.20 No existen raíces cuadradas continuas sobre la circun-


ferencia unidad; es decir:

@φ ∈ C (T) : φ2 (z) = z, ∀z ∈ T.
Demostración. Razonamos por reducción al absurdo: supongamos que existe
una tal función φ. Sea ψ el valor principal de la raíz cuadrada:
( )
ψ (z) := z 2 := e 2 log(z) , ∀z ∈ C\ R− ∪ {0} .
1 1

En particular, φ2 = ψ 2 sobre T\{−1}, donde ambas, φ y ψ, son continuas


(razona por qué lo es cada una de ellas). Por tanto,

(φ (z) + ψ (z)) (φ (z) − ψ (z)) = 0, ∀z ∈ T\{−1}.


Pero ocurre que T\{−1} es unión disjunta de los conjuntos:

A := {z ∈ T\{−1} : φ (z) + ψ (z) = 0} y

B := {z ∈ T\{−1} : φ (z) − ψ (z) = 0} .


Se trata de conjuntos cerrados en T\{−1} (razónese). Argumentos de cone-
xión (sobre T\{−1}) nos llevan a que T\{−1} = A o bien T\{−1} = B .
En cualquiera de los dos casos, por la continuidad de φ, la función ψ
tendría límite en −1; pero esto nos lleva a un absurdo:

1
( 1
) π
ei(π− n ) −→ eiπ = −1 =⇒ ψ ei(π− n ) −→ ei 2 = i
( )
ei(−π+ n ) −→ e−iπ = −1 =⇒ ψ ei(−π+ n ) −→ e−i 2 = −i.
1 1 π

La información sobre ramas holomorfas la completamos con los dos si-


guientes resultados:

99
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

Proposición 2.21 (Existencia de raíces n-ésimas holomorfas) Consi-



deremos Ω = Ω ⊂ C tal que 0 ∈
/ Ω. Supongamos que la identidad admite
logaritmo holomorfo:

∃φ ∈ H (Ω) : exp (φ (z)) = z, ∀z ∈ Ω.

Entonces, para cada natural n existe φn ∈ H (Ω) tal que

[φn (z)]n = z, ∀z ∈ Ω.
(1 )
Demostración. Basta considerar φn := exp
nφ , para cada natural n. 

Corolario 2.11 En los abiertos que contengan a la circunferencia unidad


no es posible elegir ramas continuas (y, por supuesto, tampoco holomorfas)
del argumento (ni, por tanto, del logaritmo).

2.2.5. Transformaciones geométricas mediante funciones ele-


mentales

Es importante cómo actúan algunas funciones (que vamos a usar profusa-


mente) sobre determinadas regiones del plano. Las que nos van a interesar
se ven afectadas por la siguiente

Denición 2.13 Dos abiertos Ω1 y Ω2 del plano se dicen isomorfos si existe


una biyección φ : Ω1 −→ Ω2 tal que

φ ∈ H (Ω1 ) y φ−1 ∈ H (Ω2 ) .

A la tal φ la llamaremos isomorsmo (de Ω1 en Ω2 , o entre Ω1 y Ω2 ).

Se trata de una relación de equivalencia que se introduce en la familia de


los abiertos del plano complejo C: dos abiertos isomorfos serán indistinguibles
desde el punto de vista de la llamada Teoría de Funciones Holomorfas.

Proposición 2.22 Sean α, β ∈ R, con −π ≤ α < β ≤ π . Entonces, la


función exponencial es un isomorsmo de la banda

Ω1 := {z ∈ C : α < Im z < β}

en la región angular

Ω2 := {z ∈ C\{0} : α < arg (z) < β} .

100
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

Demostración. Claramente exp ylog son inversas la una de la otra y holo-


morfas, respectivamente, en Ω1

y Ω2 . (Obsérvese que Ω2 ⊂ C\ (R ∪ {0}).)
Por tanto, bastará con probar que exp (Ω1 ) ⊂ Ω2 y log (Ω2 ) ⊂ Ω1 .
Por un lado:

z ∈ Ω1 =⇒ Im z ∈ Arg (ez ) =⇒ Arg (e


z
) ∩ ]α, β[ ̸= ∅
=⇒ arg (e ) ∈ ]α, β[ ⇐⇒ exp (z) ∈ Ω2 .
z

Y, por otro lado:

z ∈ Ω2 =⇒ Im log (z) = arg (z) ∈ ]α, β[ ⇐⇒ log (z) ∈ Ω1 .

Por tanto, y salvo giros o traslaciones, podemos establecer isomors-


mos entre bandas y regiones angulares cuando las amplitudes respectivas
lo permitan. Ahora bien, la anchura de la banda puede alterarse mediante
conveniente homotecia de razón ρ > 0, pues transforma la banda

{z ∈ C : α < Im z < β}

en la nueva banda

{z ∈ C : αρ < Im z < βρ} .

Por tanto, podríamos transformar regiones angulares de distinta ampli-


tud, las unas en las otras, mediante la siguiente composición de isomorsmos:

z −→ log (z) −→ ρ log (z) −→ eρ log(z)

... ½que se trata de la rama principal de la potencia!

Corolario 2.12 Sean α, β ∈ R, con −π ≤ α < β ≤ π . Sea ρ > 0, tal que


ρα, ρβ ∈ [−π, π]. Entonces, la rama principal de la potencia

z −→ z ρ

es un isomorsmo entre las regiones angulares

{z ∈ C\{0} : α < arg (z) < β} y {z ∈ C\{0} : ρα < arg (z) < ρβ} .

101
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

Demostración. Con z ∈ C\{0}, se tiene que z ρ = eρ log(z) . Sea φ la homotecia


de razón ρ > 0. En conclusión, la siguiente composición

{z ∈ C\{0}; α < arg (z) < β}


↓ log
{z ∈ C : α < Im z < β}
↓φ
{z ∈ C : ρα < Im z < ρβ}
↓ exp
{z ∈ C\{0} : ρα < arg (z) < ρβ}

nos da lo deseado: f = eφ◦log . 

2.2.6. Ejercicios propuestos

1. Pruébese que la función f : D −→ C, dada por

f (z) := log(1 − z), ∀z ∈ D,

es holomorfa en D, y calcúlese su derivada f ′ . Dedúzcanse las fórmulas



+∞ n
z
a) = − log (1 − z) , ∀z ∈ D;
n
n=1

+∞
cos nθ θ
b) = − ln 2 sen , 0 < |θ| ≤ π ;
n 2
n=1

+∞
sen nθ π−θ
c) = , 0 < θ < 2π.
n 2
n=1

2. Pruébese que para θ ∈ ]−π, π[, se tiene


+∞
(−1)n+1 θ ∑
+∞
(−1)n+1 θ
cos nθ = ln 2 cos ; sen nθ = .
n 2 n 2
n=1 n=1

3. Sea Ω := C\ {iy : y ∈ R, |y| ≥ 1}. Pruébese que existe una función f


holomorfa en Ω que verica

sen f (z) = z cos f (z), ∀z ∈ Ω; y f (x) = arctan x, ∀x ∈ R.

Compruébese que
1
f ′ (z) = , ∀z ∈ Ω
1 + z2

102
CAPÍTULO 2. FUNCIONES ELEMENTALES COMPLEJAS

y dedúzcase que


+∞
z 2n+1
f (z) = (−1)n , ∀z ∈ D.
2n + 1
n=0

4. Compruebe que todos los valores de la función Arccos están contenidos


en la fórmula
( √ )
Arc cos z = ±i Ln z+ z2 +1 ,

donde por z2 + 1 se entiende uno de sus valores.
( )
5. Sea la función f (z) := log 1+z
1−z , ∀z ∈ C\ {−1, 1}. Pruébese que f es

holomorfa en C\D y en D. Pruébese que


+∞ 2n+1 ( )
z 1 1+z
= log , ∀z ∈ D
2n + 1 2 1−z
n=0

y aplíquese este resultado para obtener la suma de las series siguientes


(para 0 < θ < π ):

+∞
cos (2n + 1) θ ∑
+∞
sen (2n + 1) θ
; .
2n + 1 2n + 1
n=0 n=0

6. Encuéntrese, para z y α complejos, la relación existente entre los con-


juntos
( 2 )α
z 2α ; (z α )2 ; z .

7. Constrúyase un isomorsmo de la banda


{ {z ∈ C : 0 < Im z −
} Re z < 1}
sobre la región angular z ∈ C\ {1} : 0 < arg (z − 1) < π4 y otro de
esta misma región angular sobre el semiplano {z ∈ C : Re z < 0} .

8. Pruébese que

log (rz) = ln r + log z, ∀z ∈ C\{0}, ∀r ∈ R+ .

¾Para qué valores de z ∈ C\{0} se verica que

log iz = log i + log z?

En general, ¾qué condición deben vericar z, w ∈ C\{0} para que se


tenga
log (zw) = log z + log w?

103
2.2. Funciones multiformes elementales. Logaritmos y potencias

9. Halle todos los valores de las siguientes funciones:

1 1
a) Arc sen ; b) Arc cos ; c) Arc cos 2; d) Arc sen i;
2 2
e) Arctan (1 + i2) ; f ) Arcch i2; g) Arcth (1 − i) .

104
Capítulo 3

Aplicaciones conformes

3.1. Interpretación geométrica de la derivada. Apli-


caciones conformes
En esta sección pretendemos conectar la derivabilidad de las funciones
complejas con una propiedad geométrica, cual es la conservación de ángulos,
que, a posteriori, caracterizará la existencia de derivada compleja no nula
para las funciones diferenciables (en el sentido real) con determinante ja-
cobiano no nulo. Así pues, obtendremos la interpretación geométrica de la
derivada en el sentido complejo: serán aquellas funciones diferenciables (en
el sentido real) que conserven ángulos.

Denición 3.1 Sean γ : [a, b] −→ C una curva, t ∈ [a, b] y z := γ(t).


Diremos que γ admite derivada en t (aunque nos acostumbraremos a evitar
el parámetro y nos referiremos directamente a z ) cuando γ sea derivable en
t con γ ′ (t) ̸= 0.

Inmediatamente se nos dan razones del porqué es bueno que la derivada
γ ′ (t) no sea nula:


Lema 3.1 Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ C (Ω) y γ : [a, b] −→ Ω una curva. Sea
b := f ◦ γ . Para t ∈ [a, b], sean z := γ (t) y w := f (z). Supongamos que γ
γ
tiene tangente en z y que f es derivable en z con derivada no nula. Entonces,
b tiene tangente en w con
la curva γ

( ′ ) ( ) ( )
b (t) = Arg f ′ (z) + Arg γ ′ (t) .
Arg γ

105
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Demostración. La Regla de la Cadena nos dice que b


γ es derivable en t con
derivada no nula:
b′ (t) = f ′ (z)γ ′ (t) ̸= 0.
γ
Por tanto, la curva b
γ tiene tangente en w. Usando las propiedades del Argu-
mento:

( ) ( ) ( ) ( )
Arg b′ (t) = Arg f ′ (z)γ ′ (t) = Arg f ′ (z) + Arg γ ′ (t) .
γ

La fórmula en el lema 3.1 nos da ya la interpretación geométrica de la


derivada compleja (cuando f ′ (z) ̸= 0): cuando una curva γ con tangente
en t es transformada en otra curva γ b mediante una función derivable con

f (z) ̸= 0, γ(t) = z , la tangente de la curva en z experimenta un giro de
ángulo (exactamente) igual al Argumento de f ′ (z).
Obsérvese que al ser transformada la curva γ en la γb, el giro que exper-
imenta en el punto z no depende de las curvas, sino de la función f que
transforma una en otra. Es decir, todas las curvas que pasen por z al ser
tratadas por f van a experimentar el mismo giro en dicho punto. Esto lo
podemos formalizar así:

Denición 3.2 γ1 : [a1 , b1 ] −→ C y γ2 : [a2 , b2 ] −→ C que


Sean dos curvas
pasan por un mismo punto z ∈ C: existen t1 ∈ [a1 , b1 ] y t2 ∈ [a2 , b2 ] tales
que γ1 (t1 ) = γ2 (t2 ) = z . Supongamos que ambas admiten tangente en z . Se
′ ′
dene el ángulo de γ1 y γ2 en z como Arg (γ1 (t1 )) − Arg (γ2 (t2 )).

Corolario 3.1 Una función derivable con derivada no nula conserva los án-
gulos.

Demostración. Usando el lema 3.1, tenemos:


( ) ( ′ ) ( ) ( ) ( ′ )
Arg γ1′ (t) − Arg γ
b1 (t) = Arg f ′ (z) = Arg γ2′ (t) − Arg γ
b2 (t) ,

de donde se tiene que

( ) ( ) ( ′ ) ( ′ )
Arg γ1′ (t1 ) − Arg γ2′ (t2 ) = Arg γ
b1 (t1 ) − Arg γ
b2 (t2 ) .


Denición 3.3 Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ C (Ω), z ∈ Ω y w := f (z). Se dice
que f es conforme en z si se verican las siguientes dos condiciones:

106
3.1. Interpretacióngeométrica de la derivada.Aplicaciones conformes

a. para toda curva γ en Ω con tangente en z, la curva transformada b :=


γ
f ◦γ tiene tangente en w; y

b. para γ1 y γ2 dos curvas en Ω que se corten en z y b1 := f ◦ γ1 , γ


γ b2 :=
f ◦ γ2 , entonces
( ′ ) ( ′ ) ( ) ( )
b2 (t2 ) = Arg γ1′ (t1 ) − Arg γ2′ (t2 ) .
b1 (t1 ) − Arg γ
Arg γ

Las guras 3.1, 3.2 y 3.3 muestran varios ejemplos de transformaciones


que conservan, o no, ángulos.

z1 ω1
ω = f(z)
z2 z ω2 ω
z3 ω3

Figura 3.1. f conserva ángulos.

ω1
z1
ω = f(z)
z2 z ω2 ω
z3
ω3

Figura 3.2. f no conserva ángulos.

107
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

ω1 ω3

z1 ω = f(z)
z2 ω
z z3

ω2

Figura 3.3. f conserva ángulos.

Es decir, ser conforme supone conservación de tangencia y de ángulos;


concretamente, el corolario 3.1 se lee ahora así:

Corolario 3.2 Si una función es derivable con derivada no nula en un pun-


to, entonces es conforme en dicho punto.

Vamos a encarar nuestro objetivo: hacer reversible el resultado anterior.


Bajo hipótesis naturales de regularidad probaremos la condición a. en la
denición 3.3.


Lema 3.2 Ω = Ω ⊂ C, f ∈ C (Ω), z ∈ Ω y w := f (z). Supongamos
Sean
que f es diferenciable (en el sentido real) en z con determinante jacobiano
no nulo (|Jf (z)| ̸= 0). Si γ : [a, b] −→ Ω es una curva que pasa por z y tiene
tangente en dicho punto z , entonces la curva γ b := f ◦ γ tiene tangente en w.

Demostración. Para funciones de R en R2 , diferenciabilidad y derivabilidad


son la misma cosa. Por la Regla de la Cadena para funciones diferenciables,
la diferenciabilidad de γ conllevará la de b
γ y se tiene:

b′ (t) = Jf (z)γ ′ (t)


γ

b
(γ (t) y γ ′ (t) vectores en R2 ). Por ser |Jf (z)| ̸= 0, la diferencial Jf (z) es
una biyección lineal del plano, luego b′ (t) ̸= 0.
γ ′ (t) ̸= 0 conlleva γ 

Teorema 3.1 Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ C (Ω), z ∈ Ω y supongamos que f es
diferenciable (en el sentido real) en z con su determinante jacobiano no nulo
(|Jf (z)| ̸= 0). Entonces, son equivalentes:

108
3.1. Interpretación geométrica de la derivada. Aplicaciones conformes 99

i. f es derivable en z.

ii. f es conforme en z.

Demostración. Para probar i. =⇒ ii., basta ver que f ′ (z) ̸= 0 y, entonces,


aplicar el corolario 3.2. Sean u := Re f, v := Im f y z := x + iy ∈ Ω. Las
ecuaciones de Cauchy-Riemann nos dan:


∂u ∂u ∂u ∂v



∂x ∂y ∂x −

̸ |Jf (z)| =
0 = =

∂x
∂v ∂v ∂v ∂u

∂x ∂y ∂x ∂x
( )2 ( )2
∂u ∂v
= f ′ (z) .
2
= +
∂x ∂x

ii. =⇒ i. Basta ver que f verica las ecuaciones de Cauchy-Riemann.


( )
a b
Vamos a hacer actuar la diferencial Jf (z) := de f en z sobre dos
c d
curvas concretas pasando por z. Sea ρ>0 tal que D(a, ρ) ⊂ Ω. Denamos

γ1 , γ2 : [0, ρ] −→ Ω;
γ1 (t) := z + t,
γ2 (t) := z + wt, ∀t ∈ [0, ρ] ,

donde w := α + iβ ∈ T, γ1 y γ2 son
jo, pero arbitrario. Así denidas,
dos curvas que se cortan en z = γ1 (0) = γ2 (0) con tangentes γ1′ (0) = 1 y
γ2′ (0) = w. Sean la nuevas curvas γ b1 := f ◦ γ1 y γ b2 := f ◦ γ2 . Aplicando el
lema anterior, con la fórmula γb′k (t) = Jf (z)γk′ (t), k = 1, 2,
( )( ) ( ) 
a b 1 a 
 {
= 
( c d
)( 0
) ( c ) =⇒ b′1 (0) = a + ic
γ

a b α αa + βb  b2 (0) = (αa + βb) + i (αc + βd)
γ
= 
c d β αc + βd

Como hay conservación de ángulos:

( ) ( ′ ) ( ) ( )
Arg b′2 (0) − Arg γ
γ b1 (0) = Arg γ2′ (0) − Arg γ1′ (0) ,

entonces ( )
b′2 (0) γ
γ b′1 (0)
Arg = 0,
γ2′ (0) γ1′ (0)

109
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

es decir:
b′2 (0) γ
γ b′1 (0)
∈ R+ ,
γ2′ (0) γ1′ (0)
o, lo que es lo mismo:

[(αa + βb) + i (αc + βd)] 1 [(αa + βb) + i (αc + βd)]


= ∈ R+ (3.1)
(a + ic) w (a + ic) (α + iβ)

(donde, recordemos, α2 + β 2 = 1). Particularizando en α=0 y β = 1, se


tiene que

∃λ > 0 : b + id = λi (a + ic) (3.2)

lo que sustituido en (3.1):

[(αa + βb) + i (αc + βd)] (a + ic) α + iλ (a + ic) β α + iλβ


= = ∈ R+ .
(a + ic) (α + iβ) (a + ic) (α + iβ) α + iβ

Y otra vez hacemos elección adecuada para α y β: α = β = 2/2. Así:
1+iλ
1+i ∈ R+ , y, por tanto,

∃µ > 0 : 1 + iλ = (1 + i) µ =⇒ λ = µ = 1.

Pero, entonces, de la fórmula (3.2) se sigue que

b + id = −c + ia =⇒ a = d, b = −c,

es decir, la función diferenciable f verica las ecuaciones de Cauchy-Riemann


en z. 

Corolario 3.3 Para un difeomorsmo real f entre dos abiertos Ω1 y Ω2 del


plano C, son equivalentes:

i. f es un isomorsmo (biyección biholomorfa).

ii. f es conforme en Ω1 .

Por ello, y de ahora en adelante, a los isomorsmos acostumbraremos a


llamarlos isomorsmos conformes.

110
3.1. Interpretación geométrica de la derivada. Aplicaciones conformes 101

3.1.1. Ejercicios propuestos

1. Hágase un estudio geométrico de la holomorfía en el origen de la función

z2
z→ , ∀z ̸= 0.
z

2. Sea la función
z−1
f (z) := , ∀z ∈ C\ {−1} .
z+1
¾Dónde es holomorfa? Obténgase un desarrollo para f en serie de po-
tencias centrado en un punto arbitrario a ̸= −1. Calcúlense f (iR) y
f (R). ¾Se conservan los ángulos bajo los que se cortan en el origen los
ejes coordenados y sus imágenes respectivas por f en el punto f (0)?

3. Encuéntrese una transformación conforme que lleve el hemisferio norte


del disco unidad D↑ := {z ∈ D : Im z > 0} en todo el disco unidad D.

4. Pruébese que, bajo las condiciones de continuidad de γ : [a, b] −→ C


y de derivabilidad en un punto t, con γ ′ (t) ̸= 0,
γ admite
la curva
tangente en t, entendida ésta como el límite de la secante a γ ([a, b]) en
z = γ (t). Justifíquese la necesidad de que la derivada sea no nula.

5. Si la derivada es nula en un punto dado, nada se puede armar sobre


la conservación o no de ángulos. (Examínense las funciones

f (z) = f (reiθ ) := r2 eiθ y g(z) = g(reiθ ) := r2 ei2θ

en el origen.)

6. No existe ninguna función holomorfa que conserve los ángulos en cualquier


punto en el que su derivada se anule. Pero la diferencial puede anularse
en un punto y conservar los ángulos. (Considérese la función

f (z) := z |z|

en el origen para explicar lo anterior.)

7. Constrúyase un isomorsmo conforme del dominio Ω sobre el disco


unidad D, en cada uno de los tres siguientes casos:

{ }
a) Ω := z ∈ C\{0} : |arg z| < π4 .
{ √ √ }
b) Ω := z ∈ C : |z − 1| < 2, |z + 1| < 2 .

111
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

{ √ }
c) Ω := z ∈ C : |z − 1| < 2, Re z > 0 .

8. Encuéntrese una transformación conforme que lleve la banda semi-


innita

{z ∈ C : Im z > 0, 0 < Re z < π}

en un semiplano.

9. Encuéntrese una transformación conforme que lleve la región exterior



al área común a los círculos |z ± 1| ≤ 2 en C\D la región exterior al
disco unidad.

10. Dados a, b, c ∈ C, pruébese que existe una única circunferencia o única


recta γ tal que a y b son simétricos respecto de γ y c ∈ γ .

11. ¾En qué es transformada una región cuadrangular mediante la función


exponencial? (Reduce el razonamiento con el tal cuadrilátero al primer
cuadrante.)

12. ¾En qué región es transformada una banda del plano por la función
exponencial? ½No te olvides de estudiar los casos en los que la banda
no sea vertical ni horizontal...! (Basta que te sometas a la consideración
de una inclinación, digamos, de 45o .)

13. Halla la imagen de la banda (semi-innita)

{z ∈ C : Re z ≥ 0, 0 ≤ Im z ≤ π}

por la función exponencial. Detalla las fronteras mutuamente corres-


pondientes.

14. Prueba que la función z −→ sen2 z lleva la banda (semi-innita)

{z ∈ C : 0 ≤ Re z ≤ 2π, Im z ≥ 0}

en el semiplano superior cerrado. (Comienza pensando en cómo la fun-


ción z −→ sen (z) transforma dicha banda.) Indica las partes corres-
pondientes de las fronteras.

15. Compruebe que se tienen las siguientes transformaciones:

112
3.1. Interpretación geométrica de la derivada. Aplicaciones conformes 103

Y V

B
B' A'
z ω := z2
D' U
C
C'

D A X

Y V
B
B' A'
A

z ω : = z2
C
D
C' D'

X U

Y V

D A
A'

z ω:= z2

C B B'
X D' C' U

113
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Y V
B
B'

A A'
z ω : = 1/z
C X C' U

D'
D

Y V A'

C B B'
z ω : = 1/z
A X U

C'

Y V

D E = iπ F

z ω : = ez

C B=0 A X F' E' C' = D' B' = 1 A' U

114
3.1. Interpretación geométrica de la derivada. Aplicaciones conformes 105

Y V

E D = iπ
C'
z
z ω:= e
C

A B=0 X D' E' = A' B' =1 U

Y V

E D

C'

z ω : = ez
F C
F'

A B X D' E' A' B' U

Y V

E A

z ω : = sen z

D B
- π /2 C =0 π /2 X E' D' = -1 C' = 0 B' = 1 A' U

115
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Y V

D A D'

z ω : = sen z

D
C B = π /2 X C' B' = 1 A' U

Y
V
D C B = π /2 + i b

z ω : = sen z
C'

D
E = - π /2 F A = π /2 X D' E' = -1 F' A' = 1 B' U

Y V
D'

E' C' = 1
z ω : = ii - zz
+ A' U

B'
A B = -1 C D =1 E X

116
3.1. Interpretación geométrica de la derivada. Aplicaciones conformes 107

Y V
A B'

B=i

C z-1 C' A'


z ω:=
X z+ 1 E' U

D =-i

E D'

Y V
E' D' = -2 C' B' = 2 A'
U
C=i
z ω : = z +1/z

D E =A B =1 X

Y V

z ω : = z +1/z

E D B =1 A X E' D' = -2 C' B' = 2 A' U

117
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Y V

C
z ω : = z+1/z
C'

D E A =1 B = b X D' E' = - 2 F' A' = 2 B' U

3.2. Transformaciones de Möbius


Hay tres razones importantes (en las que no entraremos en detalles más
que los necesarios para nuestro curso) para considerar las llamadas transfor-
maciones de Möbius:

a. algebraicas: son aplicaciones lineales de C2 en C2 ;

b. geométrico-analíticas: son funciones analíticas;

c. físicas: relacionan C y la teoría de la relatividad.

También se les acostumbra llamar, además, aplicaciones bilineales, trans-


formaciones homográcas, o bien, fracciones lineales.
Las transformaciones de Möbius son las funciones complejas de variable
compleja de la forma
φaz + b
z −→
cz + d
donde los parámetros complejos a, b, c, d son constantes sometidas a la res-
tricción
a b

c d = ad − bc ̸= 0.

Sepamos (pues se verá más adelante) que esta tal φ se puede descomponer
del siguiente modo:
a. una traslación: z −→ z + d/c
b. una inversión: z −→ 1/z
c. una homotecia y un giro: z −→
cb−ad
c2
z

118
3.2. Transformaciones de Möbius

d. otra traslación: z −→ z + a/c.


a b
situación
Por tanto, la
c d = 0, a la vista del apartado c., nos

dice que la homotecia colapsa todo el plano en el origen. Son las llamadas
transformaciones singulares. Nosotros, por tanto, estaremos interesados en
las transformaciones no-singulares.
Si se tiene que c = 0,
az + b a b
φ(z) := = αz + β, α := ̸= 0, β :=
cz + d d d
es una biyección de C en C vericando lı́mz→∞ φ(z) = ∞. Por tanto, si
denimos φ (∞) := ∞, tenemos una biyección continua de C en C; es decir,
un homeomorsmo, por la compacidad del propio C ampliado, C := C∪{∞}.
Por otro lado, si c ̸= 0, resulta que tiene sentido
{ }
az + b d
φ (z) := , ∀z ∈ C\ − .
cz + d c

Pero
az + b a
= w ∈ C ⇐⇒ w ̸=
cz + d c
(pues w= a
c ⇐⇒ ad − bc = 0), de modo que

a dw − b
w ̸= =⇒ z = ∈ C.
c a − cw
Resumiendo, la tal
{ } {a}
d
φ : C\ − −→ C\
c c

denida como arriba, es una biyección continua; y, además, verica

a
lı́m φ (z) = ∞ y lı́m φ (z) = .
z→− dc z→∞ c

De este modo, deniendo


( )
d a
φ − := ∞ y φ (∞) :=
c c

tendremos un homeomorsmo de C en C, y podemos enunciar el siguiente


resultado:

119
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Proposición 3.1 Sean a, b, c, d ∈ C tales que ad − bc ̸= 0. Si se dene

φ : C −→ C

del siguiente modo:

a. para c = 0,
az + b
φ(z) := , ∀z ∈ C
d
φ (∞) := ∞

b. o bien, para c ̸= 0,
az + b d
φ(z) := , ∀z ∈ C\{− }
( ) cz + d c
d a
φ − := ∞ y φ (∞) := ,
c c

entonces φ es un homeomorsmo de C en C.

Denición 3.4 Llamamos transformación de Möbius de parámetros a, b, c, d


∈ C (con ad−bc
( ) ̸
= 0) a la función φ dada por la proposición 3.1. Denotamos
por M C al conjunto de todas ellas.

Observemos que no hay relación de inclusión alguna entre la clase anterior


y la clase de las funciones enteras.

Ejercicio 3.1 Justica las siguientes armaciones:

i. Todo polinomio de grado 1 es la restricción al plano de alguna


( ) φ ∈
M C .
( )
ii. Toda φ ∈ M C es una extensión al plano ampliado de alguna función
racional en C.
( )
iii. No toda función entera es restricción al plano de alguna φ ∈ M C .

(Lo) que sí que podemos hacer es operar con plena libertad en la clase
M C :
( )
Proposición 3.2 M C es un subgrupo (para la composición) del grupo de
los homeomorsmos del plano ampliado C.

120
3.2. Transformaciones de Möbius

( )
Demostración. Bastará con probar que si
( ) φ, ψ ∈ M C , entonces ψ◦φ, φ−1 ∈
M C . Sean, donde tengan sentido, las siguientes expresiones:

az + b αz + β
φ(z) := y ψ(z) := .
cz + d γz + δ
{ ( ) }
(Concretamente, precisamos que z ∈/ ∞, φ−1 (∞) , φ−1 ◦ ψ −1 (∞) .) Así:

( )
az + b α az+b
cz+d + β
ψ [φ (z)] := ψ :=
cz + d γ az+b
cz+d + δ
α (az + b) + β (cz + d) ζz + η
= =: ,
γ (az + b) + δ (cz + d) ξz + κ
( )
es decir, la composición ψ◦φ se diferencia de algún elemento de M C en,
a lo más, tres puntos. Argumentos de continuidad nos llevan a armar que
ambas deben ser la misma función de C en C.
{ Para la inversa de
} φ razonaremos del mismo modo, ahora para w ∈
/
∞, a
c , considerando
dw − b
φ−1 (w) := .
−cw + a


Con lo demostrado obtenemos un plus de información:

Corolario 3.4 La transformación


( )
a b az + b
A := −→ φA (z) :=
c d cz + d

del grupo lineal


) C) de las matrices de orden 2 con coecientes comple-
GL( (2,
jos en la clase M C de las transformaciones de Möbius es un epimorsmo
de grupos.

( )
Y tal y como observamos al principio de esta lección, en el grupo M C
existen varios subgrupos de interés:

a. las traslaciones: z −→ z + b, ∀z ∈ C (b ∈ C)

b. las homotecias: z −→ ρz, ∀z ∈ C (ρ > 0)

c. los giros: z −→ eiθ z, ∀z ∈ C (θ ∈ R)

121
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

d. las inversiones (el único que no deja jo al ∞): z −→ 1/z, ∀z ∈ C\{0}

e. la identidad, ½por aquello de que sea grupo!: z −→ z, ∀z ∈ C.

Proposición 3.3 Toda transformación de Möbius se puede expresar como


composición de traslaciones, homotecias, giros e inversiones.

az+b
Demostración. Sea φ(z) := cz+d . Para c = 0, φ (z) := αz + β ; así:

giro homotecia traslación


z −→ ei arg(α) z −→ |α| ei arg(α) z −→ |α| ei arg(α) z + β.

Y si c ̸= 0, podemos descomponer φ(z) = φ(z) − a


c + a
c = bc−ad
c(cz+d) + a
c ; y así:
( )
traslación d inversión 1 giro i arg bc−ad 1
z −→ z+ −→ d
−→ e c2
d
c z+ z+
(
c
)
c
bc − ad i arg bc−ad 1
homotecia
−→ e c2
c2 z + dc
( )
bc − ad i arg bc−ad 1 a
−→ e
traslación
c2 +
c 2 z+ cd c

que ya nos da lo deseado. 

La utilidad que, en la práctica, le vamos a sacar a la estructura algebraica


( )
de la clase M C se sigue manifestando en el siguiente resultado, de obvia
comprobación:

( )
Corolario 3.5 M ⊂ M C y las familias de homotecias, giros,
Si
( ) inver-
siones y traslaciones están en M , entonces para que M = M C es su-
ciente que φ, ψ ∈ M =⇒ φ ◦ ψ ∈ M .

Esta sección la vamos a completar con el estudio de propiedades de carác-


( )
ter geométrico para los elementos de M C :

a. Las transformaciones de Möbius son aplicaciones conformes.

b. Las transformaciones de Möbius llevan circunrectas en circunrectas.

c. Las transformaciones de Möbius conservan puntos simétricos (en el


sentido en el que se van a denir) respecto de una circunrecta.

Proposición 3.4 Las transformaciones de Möbius son aplicaciones con-


formes.

122
3.2. Transformaciones de Möbius

Demostración. Es consecuencia inmediata del corolario 3.5 (pues en los cua-


tro casos se trata de funciones derivables con derivada que no se anula) y de
la Regla de la Cadena. 

Bajo el mismo hilo argumental, es decir, sacándole provecho al corolario


3.5, podemos probar que:

Proposición 3.5 La imagen por una transformación de Möbius de una cir-


cunrecta del plano ampliado es otra circunrecta.

Demostración. Bastará con ver que la propiedad deseada se verica para las
inversiones (en los demás casos, es trivialmente cierta); y, en particular, para

1
φ (z) := , ∀z ∈ C
z
φ
(es decir, 0 −→ ∞). Escribamos w := 1/z y por Γ (A, B, C, D) denotaremos
a la circunrecta de ecuación:

A (z + z) + iB (z − z) + C (zz − 1) + D (zz + 1) = 0.

Así (y para operar cómodamente, supondremos / {0, ∞}):


z∈

z ∈ Γ (A, B, C, D)
( ) ( ) ( ) ( )
1 1 1 1 1 1 1 1
⇐⇒ A + + iB − +C −1 +D +1 =0
w w w w ww ww
⇐⇒ A (w + w) + iB (w − w) + C (1 − ww) + D (1 + ww) = 0
⇐⇒ w ∈ Γ (A, −B, −C, D) .

Y, por otro lado:

0 ∈ Γ (A, B, C, D) ⇐⇒ D − C = 0 ⇐⇒ Γ (A, −B, −C, D) es una recta

⇐⇒ ∞ ∈ Γ (A, −B, −C, D) ,

y también:

∞ ∈ Γ (A, B, C, D) ⇐⇒ Γ (A, B, C, D) es una recta ⇐⇒ D + C = 0


⇐⇒ 0 ∈ Γ (A, −B, −C, D) .

Por tanto,

z ∈ Γ (A, B, C, D) ⇐⇒ φ (z) ∈ Γ (A, −B, −C, D) , ∀z ∈ C.

123
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

¾Cómo se transforman las regiones del plano determinadas por circun-


rectas según transformaciones de Möbius? Será muy útil saber establecer
determinados isomorsmos (conformes) del plano ampliado C vía transfor-
maciones de Möbius.
Denotemos, por comodidad, Γ := C(a, r). Denotaremos las regiones ex-
terior e interior de Γ, respectivamente, por:

Γ+ := {z ∈ C : |z − a| > r} ∪ {∞}
Γ− := {z ∈ C : |z − a| < r} .

Observemos que ambas son (las dos) componentes conexas de C\Γ.


En el caso de que Γ sea una recta, tendremos:

Γ := {z0 + λu : λ ∈ R} ∪ {∞}
{ }
z − z0
= z∈C: ∈ R ∪ {∞}
u

(donde, sin pérdida de generalidad, podemos considerar u∈T y Re u > 0 o


bien Re u = 0, Im u > 0). En este caso, se consideran los dominios:
{ ( ) }
z − z0
Γ +
:= z ∈ C : Im >0
u
{ ( ) }
z − z0
Γ− := z ∈ C : Im <0 ,
u

que, como antes, son (las) componentes conexas de C\Γ.


Sean φ una transformación de Möbius y Γ una circunrecta del plano
ampliado C. Como φ : C −→ C es un homeomorsmo, también lo habrá de
ser
φ|C\Γ : C\Γ −→ C\Γ.
Por tanto, transforma componentes conexas en componentes conexas y, o
bien
( ) ( )
φ Γ+ = (φ (Γ))+ y φ Γ− = (φ (Γ))−
o, de otro modo, sería

( ) ( )
φ Γ+ = (φ (Γ))− y φ Γ− = (φ (Γ))+ .

Este hecho nos proporciona un interesante método de construcción de iso-


morsmos conformes.

124
3.2. Transformaciones de Möbius

Ejemplo 3.1 Transformación del disco unidad D en el semiplano de la



derecha C .
( )
Sea la φ∈M C dada por

z−1
φ (z) := , ∀z ∈ C.
z+1
Consideremos Γ := {iy : y ∈ R} ∪ {∞}. Claramente φ (Γ) ⊂ T (de hecho, se
trata de una igualdad). Como φ (−1) = ∞, argumentos de continuidad nos
dicen que

( )
φ Γ− = C\D
( )
φ Γ+ = D.

Obsérvese, de paso, cómo la acotación no es un invariante por isomorsmos


conformes: D y C
→ := {z ∈ C : Re z > 0} son isomorfos.

En nuestra búsqueda de isomorsmos particulares, nos encontramos con


que la única transformación de Möbius que deja invariantes al origen, a la
unidad y al innito en el plano ampliado es la identidad:

( )
Lema 3.3 Si φ ∈ M C es tal que φ (0) = 0, φ (1) = 1 y φ (∞) = ∞,
entonces
φ (z) = z, ∀z ∈ C.

Demostración. Como ha de ser cz+d , ∀z ∈ C,


φ(z) = az+b se sigue que:
a. φ (∞) = ∞ =⇒ c = 0 =⇒ φ (z) = αz + β;
b. φ (0) = 0 =⇒ β = 0 =⇒ φ (z) = αz; y
c. φ (1) = 1 =⇒ α = 1 =⇒ φ (z) = z . 

(La terna {0, 1, ∞} es lo que se dice propia: sus elementos son distintos
dos a dos.)
Además, que la imagen de una circunrecta por una transformación de
Möbius sea la recta real (ampliada con ∞) nos permite establecer un potente
método de construcción de isomorsmos: analízalo en la demostación (parte
existencia) del siguiente hecho.

Lema 3.4
( ) Para cualquier terna (propia) {z2 , z3 , z4 } ⊂ C, existe una única
φ ∈ M C tal que

φ (z2 ) = 0, φ (z3 ) = 1 y φ (z4 ) = ∞.

125
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Demostración. Denamos, para probar su existencia, la siguiente aplicación:

z − z2 z3 − z4
φ (z) := , ∀z ∈ C,
z − z4 z3 − z2

pues si {z2 , z3 , z4 } ⊂ C, se verica trivialmente lo deseado; si, por el con-


trario, alguno de ellos es ∞, entonces bastaría denir (de modo que queda
englobado en lo anterior, por argumentos de continuidad), justifícalo:

z3 − z4
z2 = ∞ =⇒ φ(z) :=
z − z4
z − z2
z3 = ∞ =⇒ φ(z) :=
z − z4
z − z2
z4 = ∞ =⇒ φ(z) :=
z3 − z2
para tener la existencia de φ.
Para la unicidad, si φyψ son dos tales transformaciones de Möbius, en-
tonces φ◦ψ −1 también lo será y, además, deja jos, uno a uno,
[ a los−1elementos
]
de la terna {0, 1, ∞}; y el lema 3.3 se encarga del resto: φ ◦ ψ (z) = z
para todo z ∈ C, de donde φ = ψ . 

A partir de este hecho, ya se puede intuir que hay muchas maneras (inni-
tas, veremos) de transformar una circunrecta en otra dadas ambas a priori,
mediante transformaciones de Möbius. Pero esto será consecuencia de otros
hechos no menos notables.

Proposición 3.6 Para cualesquiera ternas (propias) {z2 , z3 , z4} y {w2 , w3 , w4}
en C, existe una única transformación de Möbius φ tal que

φ (zk ) = wk , k = 2, 3, 4.

Demostración. Existen únicas transformaciones de Möbius que llevan (según


el orden dado por los puntos en cada trerna)

φ1
{z2 , z3 , z4 } −→ {0, 1, ∞} y
φ2
{w2 , w3 , w4 } −→ {0, 1, ∞} .

Considerando φ := φ−1
2 ◦ φ1 , tenemos la existencia. Para la unicidad, si ψ es
otra distinta a φ, pero en iguales condiciones, tendríamos que

[ ] ( )
φ1 ◦ ψ −1 ◦ φ ◦ φ−1
1 ∈M C

126
3.2. Transformaciones de Möbius

deja ja la terna {0, 1, ∞}, luego es la identidad. En consecuencia, la unicidad


se sigue. 

Ahora, un hecho evidente... aquí su prueba:

Corolario 3.6 Por cualquier terna (propia) {z2 , z3 , z4 } ⊂ C del plano am-
pliado pasa una, y solo una, circunrecta.

Demostración. En el caso en el que la terna sea {0, 1, ∞}, es claro que la


circunrecta esR ∪ {∞}. Para los demás casos, podemos razonar la existencia
de una única transformación de Möbius φ que lleva (los puntos uno a uno
de) la terna {z2 , z3 , z4 } en (los de) la {0, 1, ∞}. Pero φ
−1 (R ∪ {∞}) =: Γ′

es una circunrecta que contiene a la terna {z2 , z3 , z4 }, y, por tanto, si Γ


fuese otra tal circunrecta, entonces se tiene {0, 1, ∞} ⊂ φ (Γ) , de donde
Γ′ = φ−1 (R ∪ {∞}) = Γ. 

Corolario 3.7 Dadas dos circunrectas Γ y Γ′ distintas del plano ampliado


C, el conjunto
{ ( ) }
φ ∈ M C : φ (Γ) = Γ′
es innito.

Demostración. Es inmediato sin más que pensar en la posibilidad en número


de escoger ternas (propias) de puntos en
′ Γ y Γ , respectivamente, y establecer
correspondientes elecciones de φ. 

El concepto de punto simétrico, como ya se anticipó, será clave para


poder manipular con habilidad las transformacions de Möbius a la búsqueda
de isomorsmos concretos. Para llegar a él usaremos el concepto de razón
doble, que halla su sustento en el lema 3.4.

Denición 3.5 (Razón doble) Dada una cuaterna (propia) de puntos del
plano ampliado {z1 , z2 , z3 , z4 } ⊂ C, se llama razón doble de dichos puntos
(así ordenados) a la imagen de z1 por la única transformación de Möbius
( )
φ ∈ M C que lleva {z2 , z3 , z4 } en {0, 1, ∞} en dicho orden. Se expresará

(z1 , z2 , z3 , z4 ) := φ (z1 ) .

Claramente, se verica que

φ (z) = (z, z2 , z3 , z4 ) , ∀z ∈ C.

127
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

Proposición 3.7 La razón doble es un invariante para el grupo de las trans-


( )
formaciones de Möbius; es decir: si (z1 , z2 , z3 , z4 ) ∈ C y φ ∈ M C , en-
tonces
(φ (z1 ) , φ (z2 ) , φ (z3 ) , φ (z4 )) = (z1 , z2 , z3 , z4 ) .
( )
Demostración. Dadas (z1 , z2 , z3 , z4 ) ∈ C y φ ∈ M C , sean las razones
dobles siguientes
( )
ψ1 ∈ M C : ψ1 (z) = (z, z2 , z3 , z4 ) , ∀z ∈ C;
( )
ψ2 ∈ M C : ψ2 (w) = (w, φ (z2 ) , φ (z3 ) , φ (z4 )) , ∀w ∈ C

(que sabemos que existen y que son únicas). Pero entonces:


( )
ψ2 ◦ φ ◦ ψ1−1 (w) = w, ∀w ∈ C,

de donde
ψ2 ◦ φ = ψ1 ,
y, por tanto,

(z1 , z2 , z3 , z4 ) = ψ1 (z1 ) = (ψ2 ◦ φ) (z1 )


= ψ2 [φ (z1 )] = (φ (z1 ) , φ (z2 ) , φ (z3 ) , φ (z4 )) .

Corolario 3.8 Cuatro puntos (distintos) cualesquiera del plano ampliado


están sobre una misma circunrecta si, y solo si, su razón doble (la de cual-
quiera de ellos respecto de los otros tres) es un número real.

Demostración. Supongamos que existe una circunrecta que los contiene:


( )
{z1 , z2 , z3 , z4 } ⊂ Γ. Ha de existir una única φ ∈ M C tal que la terna
{z2 , z3 , z4 } se transforma en la terna {0, 1, ∞}. Pero, entonces,

φ (z1 ) = (z1 , z2 , z3 , z4 ) ∈ φ (Γ) = R ∪ {∞},

pero como ∞ = φ (z4 ) ̸= φ (z1 ), ha de ser φ (z1 ) ∈ R.


Recíprocamente, si φ (z) ∈ R, ∀z ∈ C, entonces φ
−1 (R ∪ {∞}) es una

circunrecta que contiene a la cuaterna {z1 , z2 , z3 , z4 }, es decir, se trata de Γ.




La idea intuitiva de lo que es la simetría respecto del eje real y la exis-


tencia y unicidad de las trasformaciones de Möbius respecto de cómo trans-
formar una terna dada en otra, justica la siguiente

128
3.2. Transformaciones de Möbius

Denición 3.6 (Puntos simétricos respecto de una circunrecta) Da-


dos una circunrecta Γ y dos puntos z, w ∈ C, diremos
( ) que estos son simétricos
respecto de aquélla si existe una (única) φ ∈ M C tal que φ (Γ) = R ∪ {∞}
y φ (z) = φ (w).

Es necesario poner de maniesto la coherencia de la denición; es decir,


que el conjugado w es único para z y φ dados. Comenzamos con un lema
que trivializa el contexto, pero es suciente para nuestros propósitos.

( )
Lema 3.5 Si φ∈M C es tal que φ (R ∪ {∞}) = R ∪ {∞}, entonces

φ (z) = φ (z) , ∀z ∈ C.

Demostración. Podemos escribir

x2 := φ−1 (0) , x3 := φ−1 (1) , x4 := φ−1 (∞) ∈ R ∪ {∞}.

Ha de ser
φ(z) = (z, x2 , x3 , x4 ) , ∀z ∈ C,
y tendremos:

φ (z) = (z, x2 , x3 , x4 ) = (z, x2 , x3 , x4 )


= (z, x2 , x3 , x4 ) = φ (z), ∀z ∈ C.

Proposición 3.8 Sean Γ una circunrecta y z ∈ C. Entonces existe un único


z ∗ ∈ C tal que z ∗ y z son simétricos respecto de Γ. Además, para cualesquiera
{z2 , z3 , z4 } ⊂ Γ, se tiene que

(z ∗ , z2 , z3 , z4 ) = (z, z 2 , z 3 , z 4 ) .

Demostración. Comenzamos probando la unicidad. Notemos por φ a la



transformación que nos da el hecho de que z z sean simétricos
y respecto
de Γ: ( )
φ (Γ) = R ∪ {∞} y z ∗ = φ−1 φ (z) .

Supongamos, por reducción al absurdo, que tal simétrico z∗ no sea único:

( )
∃w ∈ C, ∃ψ ∈ M C : ψ (Γ) = R ∪ {∞} y ψ (w) = ψ (z).

129
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

( )
Pero, entonces, φ ◦ ψ −1 ∈ M C deja invariante el eje real (junto al punto
∞) y podemos aplicarle el lema anterior:
( ) ( )
φ (w) = φ ◦ ψ −1 ◦ ψ (w) = φ ◦ ψ −1 (ψ (w))
( )( )
= φ ◦ ψ −1 ψ (z) = (φ ◦ ψ −1 ) (ψ (z)) = φ (z),

de donde
φ (w) = φ (z) = φ (z ∗ ) =⇒ w = z ∗ .
Vamos con el además, de donde nos surgirá, como propina, la existen-
( )
cia. Para una terna {z2 , z3 , z4 } ⊂ Γ, sea la φ∈M C tal que

φ (z) = (z, z2 , z3 , z4 ) , ∀z ∈ C.
( )
Claramente, por ser razón doble, φ (Γ) = R ∪ {∞} y z ∗ = φ−1 φ (z) =
φ (z ∗ ) = φ (z); luego

(z ∗ , z2 , z3 , z4 ) = (φ (z ∗ ) , φ (z2 ) , φ (z3 ) , φ (z4 ))


= φ (z ∗ ) = φ (z) = (z, z2 , z3 , z4 )
= (z, z 2 , z 3 , z 4 ) , ∀z ∈ C.

Proposición
( ) 3.9 La propiedad de simetría es un invariante para el grupo
M C ∗
de las transformaciones de Möbius; es decir, si z y z son simétricos

respecto de Γ, entonces φ (z ) y φ (z) son simétricos respecto de φ (Γ) , ∀φ ∈
( )
M C .
( )
Demostración. Objetivo: encontrar b∈M C
ψ tal que

b (φ (Γ)) = R ∪ {∞} y ψ
ψ b (φ (z)) = ψ
b (φ (z ∗ )) .
( )
Sea, pues existe, la ψ ∈ M C tal que

ψ (Γ) = R ∪ {∞} y ψ (z) = ψ (z ∗ ) .

Ocurre que
( ) ( )
ψ ◦ φ−1 ∈ M C y ψ ◦ φ−1 (φ (Γ)) = ψ (Γ) = R ∪ {∞}.

Además,
( )
ψ ◦ φ−1 (φ (z ∗ )) = ψ (z ∗ ) = ψ (z)

130
3.2. Transformaciones de Möbius

y
ψ (z) = (ψ ◦ φ−1 ) (φ (z)),
luego basta hacer b := ψ ◦ φ−1 .
ψ 

Concluimos con dos ejemplos (que será bueno llevar en la memoria, de


ahora en adelante) de cálculo efectivo de simétricos.

Ejemplo 3.2 (Simetría respecto de una recta) Sean a, b, ∞ ∈ Γ, y de-


notemos z2 := a, z3 := b, z4 := ∞. Como ha de ser:

(z ∗ , z2 , z3 , z4 ) = (z, z 2 , z 3 , z 4 ) ,
(con z4 = ∞) se tiene que

z ∗ − z2 z − z2 z∗ − a z−a
= =⇒ = ;
z3 − z2 z3 − z2 b−a b−a
es decir,
|z ∗ − a| = |z − a| = |z − a| .
De la arbitrariedad de a en Γ se sigue que z y z∗ equidistan de Γ.

Ejemplo 3.3 (Simetría respecto de una circunferencia) Sea Γ := C(a, R).


En este caso tendremos:

(z ∗ , z2 , z3 , z4 ) = (z, z 2 , z 3 , z 4 ) = (z − a, z 2 − a, z 3 − a, z 4 − a)
( )
φ R
2 ( )
= vía w −→ :φ∈M C
w
( 2 )
R R2 R2 R2
= , , ,
z − a z2 − a z3 − a z4 − a
( 2 )
R
= , z2 − a, z3 − a, z4 − a
z−a
( 2 )
R
= + a, z2 , z3 , z4
z−a
R2 R2
=⇒ z ∗ = + a ⇐⇒ z ∗ − a = ,
z−a z−a
y basta poner z∗ donde ponga z en la ecuación de la circunferencia.
z ∗ = Rz ; y si, además, R = 1,
2
Nótese que si a = 0, entonces

1
z∗ = = z −1
z
es el simétrico de z respecto de la circunferencia unidad T.

131
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

3.2.1. Ejercicios propuestos

1. Pruébese que las transformaciones de Möbius que dejan invariante el


eje real se pueden escribir con sus cuatro parámetros reales.

2. Encuentre una transformación de Möbius que aplique la circunferencia


unidad T en una recta vertical, el punto 4 en el origen y a la circunfer-
encia de radio 2 centrada en el origen la transforma en sí misma.

3. Encuentre una transformación de Möbius que aplique el dominio

Ω := {z ∈ C : Re z > 0, |z − 2| > 1}

sobre el anillo A (0; ρ, 1), para conveniente 0 < ρ < 1.

4. Pruébese que toda transformación de Möbius, distinta de la identidad,


tiene uno o dos puntos jos en el plano ampliado C. Determine todas
las transformaciones de Möbius que tienen

a. a ∞ como único punto jo;

b. a 0 e ∞ como puntos jos.

5. Sea Φ una transformación de Möbius con a, b ∈ C como puntos jos.


Pruébese que, para conveniente λ ∈ C\{0}, tal Φ responde a la fórmula

Φ(z) − a z−a
=λ .
Φ(z) − b z−b

Pruébese que toda recta o circunferencia que pase por a y b, se aplica


por Φ λ
en sí misma si, y sólo si, es real. Pruébese que toda recta o
circunferencia respecto de la que a y b sean simétricos, se aplica por Φ
en sí misma si, y sólo si, |λ| = 1.

6. Calcúlense todas las transformaciones de Möbius que llevan el disco


unidad D en sí mismo.

7. Encuéntrense todas las transformaciones de Möbius que aplican el


semiplano superior en el disco unidad.

8. Sean a, b ∈ C y r, s > 0. Encuéntrense todas las transformaciones de


Möbius que aplican D(a; r) en D(b; s).

132
3.2. Transformaciones de Möbius

9. Caracterícese la condición que han de vericar los números a, b, c, d ∈


C, para que la aplicación de Möbius

az + b
φ(z) :=
cz + d
transforme el semiplano superior en sí mismo. (Vuelve al ejercicio 1.)

10. Determínense todas las transformaciones de Möbius que representen


giros en la esfera de Riemann.

11. Determínese el grupo de transformaciones de Möbius que corresponden


a rotaciones de la esfera de Riemann y que transforman los puntos a y
b en la proyección estereográca uno en el otro.

12. Halle los grupos de transformaciones de Möbius que corresponden, en


la proyección estereográca, a la rotación de la esfera:

a ) alrededor del diámetro vertical;

b ) alrededor del diámetro paralelo al eje real;

c ) alrededor del diámetro paralelo al eje imaginario;

d ) alrededor de aquel diámetro para el que un punto a ∈ C es la


proyección estereográca de uno de sus extremos.

13. Designemos por Ω al semiplano superior abierto. Obténgase una trans-


formación conforme de Ω en el disco unidad D, que lleve la terna
{−1, 0, 1} en la terna {−1, −i, 1}. Obténgase un z tal que f (z) = 0.
Obtenga f ( ). (Indicación, por si te vale: f = φ ◦ s ◦ ψ, con φ, ψ de
i
2
2
Möbius y s(λ) := λ .)

14. ¾Puede encontrarse alguna transformación de Möbius que transforme


un cuadrado en un triángulo?

15. Pruébese que la aplicación z→z no es una transformación de Möbius.

16. Sean las transformaciones de Möbius dadas por

z+2 z
f (z) := ; g(z) := .
z+3 z+1
Calcule f (g(z)), g(f (z)) y f −1 (g(z)).

17. Exprese la razón doble correspondiente a las 24 permutaciones de cua-


tro puntos en términos de λ := (z1 , z2 , z3 , z4 ) .

133
CAPÍTULO 3. APLICACIONES CONFORMES

18. Encuentre una transformación de Möbius que aplique la circunferencia


unidad T en la circunferencia C(1; 2), que deje jo al punto −1 y que
lleve el origen a i.

19. Encuentre una transformación de Möbius que aplique el dominio

Ω := {z ∈ C : |z| < 5, |z − 2| > 2}

sobre el anillo A (0; ρ, 1), para conveniente 0 < ρ < 1.

20. Constrúyase un isomorsmo conforme del dominio Ω sobre el disco


unidad D, en cada uno de los tres siguientes casos:

{ }
a) Ω := z ∈ C\{0} : |arg z| < π4 .
{ √ √ }
b) Ω := z ∈ C : |z − 1| < 2, |z + 1| < 2 .
{ √ }
c) Ω := z ∈ C : |z − 1| < 2, Re z > 0 .

21. Dados a, b, c ∈ C, pruébese que existe una única circunferencia o única


recta γ tal que a y b son simétricos respecto de γ y c ∈ γ .

22. Halle la homografía (ya sabes, la transformación de Möbius) que trans-


forma la terna de puntos {−i, 0, i} en la terna {−1, i, 1}. ¾En qué curva
es transformado el eje imaginario Re z = 0?

23. ¾Puede ser transformada una banda en todo el plano mediante una
transformación de Möbius? ¾Y mediante otro tipo de aplicación con-
forme?

24. Consideremos la transformación

z−α
φα (z) := , ∀z ∈ C
1 − αz
(con α ∈ D).

a ) Pruébese que:

1) se trata de una biyección del disco unidad D sobre sí mismo;

2) lleva la circunferencia unidad T sobre sí misma;

3) φα (α) = 0, φ−1
α (z) = φ−α (z);
4) φα (0) = 1 − |α|2 , φ′α (α) = 1−|α|
′ 1
2.

b ) Obténganse los puntos jos de esta transformación. ¾Existe algu-


na recta que se quede invariante por dicha transformación?

134
3.2. Transformaciones de Möbius

25. Obténganse todos los complejos α para los que la función

z
fα (z) :=
1 + αz 2
sea una biyección del disco unidad D sobre sí mismo.

135
Capítulo 4

Teorema de Cauchy local.

Primeras aplicaciones

4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la exis-


tencia de primitiva
En este capítulo se afronta el problema que en Variable Real se conoce
como Teorema Fundamental del Cálculo: existencia de primitiva (y su carac-
terización) para una función dada. Al igual que en el caso real, habremos de
denir el concepto de integral, ahora ya en sentido complejo; y, por tanto, la
integración a lo largo de curvas aparecerá de modo natural.

Este problema se encuentra en la base de la llamada Teoría de las Fun-


ciones Analíticas, estudiada por Cauchy (allá por 1840). De hecho, la condi-
ción que caracterizará la existencia de primitiva será la tesis que aparecerá
en las próximas secciones, en los llamados teoremas de tipo Cauchy; a saber,
que

f =0
γ

donde f será una función holomorfa en un abierto Ω del plano complejo y γ


un camino en Ω, más una hipótesis adicional que precisaremos (unas veces
sobre el dominio, otras sobre la función, otras sobre el camino).

Nótese lo poco práctico que resultaría estar a la espera de probar este


tipo de hipótesis (½para toda función y para todo camino, dado un abierto!,
por ejemplo). Nuestra esperanza es de tipo teórico: encontrar esas hipótesis
adicionales y lograr dicha condición. Por tanto, un plan de trabajo podría
ser (y va a serlo) el siguiente:

127

136
128 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

1. Daremos la denición de integral de Riemann para funciones complejas


∫b
de variable real:
a f ∈ C.

2. Deniremos la integral a lo largo de una curva regular a trozos:
γ f∈
C.

3. Estudiaremos la dependencia de
γ f respecto de la curva γ; y así,
podremos considerar la función

F (z) := f (w) dw.
γz

4.1.1. Integral de Riemann de funciones complejas de varia-


ble real

Denición 4.1 Sea una función f : [a, b] ⊂ R −→ C. Diremos que f es


integrable Riemann en [a, b] si las funciones reales de variable real Re f e
Im f lo son (en el sentido ya estudiado en una variable real). En este caso,
llamamos integral de la tal función al número complejo
∫ b ∫ b ∫ b
f := (Re f ) + i (Im f ) .
a a a
∫b ∫b
(Siempre que se pueda, se evitará la expresión a f (t)dt en favor de a f.)
Denotaremos por RC ([a, b]) a la clase de todas las funciones complejas inte-
grables Riemann en [a, b] .

Denición 4.2 Sean una funciónf : [a, b] ⊂ R −→ C y P := {t0 , t1 , . . . , tn }


∈ π ([a, b]), una partición de [a, b]. Diremos del complejo α que es una suma
integral de f respecto de P , si existen x1 , x2 , . . . , xn ∈ [a, b] tales que


n
xk ∈ [tk−1 , tk ] , k = 1, 2, . . . , n y α= f (xk ) (tk − tk−1 ) .
k=1

Notaremos por (f, P ) al conjunto de todas las sumas integrales de f res-
pecto de la partición P .

Proposición 4.1 Sea una función f : [a, b] ⊂ R −→ C. Son equivalentes:

i. La función f es integrable.

ii. Existe un complejo I tal que


}
diám∑
(P ) < δ
∀ε > 0 ∃δ > 0 : P ∈ π ([a, b]) , =⇒ |α − I| < ε.
α∈ (f, P )

137
4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la existencia de primitiva 129

Demostración. i. =⇒ ii. es evidente. Por otro lado, para probar ii.


∑ ∑ =⇒ i.,
basta caer en la cuenta de que si
∑ α∈ (f, P ) , entonces Re α ∈ (Re f, P )
e Im α ∈ (Im f, P ). 

Teorema 4.1 (de Lebesgue) Sea una función f : [a, b] ⊂ R −→ C aco-


tada. La condición necesaria y suciente para que f ∈ RC ([a, b]) es que el
conjunto de puntos de discontinuidad de f sea un conjunto de medida nula.

Demostración. Llamemos D(f ) al tal conjunto. Como se tiene

D(f ) = D (Re f ) ∪ D (Im f ) ,

podemos aplicar lo que sabemos de la integral de Riemann en una variable


real. 

Enunciamos a continuación algunas consecuencias de este hecho sobre las


propiedades de RC ([a, b]).
∫b
Proposición 4.2 La clase RC ([a, b]) es un álgebra y el funcional f −→ a f
es lineal.

Demostración. La linealidad del funcional denido sobre RC ([a, b]) es evi-


dente. Para escalares α, β ∈ C, las funciones αf + βg y f g están acotadas si
lo están, a su vez, f y g . Además, si son elementos de RC ([a, b]), como

D (αf + βg) ⊂ D (f ) ∪ D (g) y D (f g) ⊂ D (f ) ∪ D (g) ,

se tiene lo deseado. 

Ahora, una propiedad de modularidad:

Proposición 4.3 Si f ∈ RC ([a, b]), entonces |f | ∈ RC ([a, b]). Además,

∫ b ∫ b

f ≤ |f | .

a a

Demostración. El teorema de Lebesgue nos proporciona la modularidad de


RC ([a, b]). Para el además, pongamos

∫ ∫ b
b
f := ρe ; ρ :=

f .
a a

138
130 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Como
∫ b ∫ b
−iθ
ρ=e f= e−iθ f ∈ R,
a a

entonces (ojo, que no hay cuidado ahora, estamos trabajando con reales):

∫ b ∫ b ( ) ∫ b
−iθ −iθ −iθ
ρ= e f= Re e f ≤ e f ;
a a a

por tanto, lo deseado. 

Algunos resultados se pueden obtener bajo la sencilla consideración de


las partes real e imaginaria de la función a tratar:

Proposición 4.4 Sean f ∈ RC ([a, b]) y g : [a, b] −→ C. Si el conjunto

{x ∈ [a, b] : f (x) ̸= g(x)}

es nito, entonces g ∈ RC ([a, b]) y las integrales coinciden.

Proposición 4.5 Sean a, b, c ∈ R y α := mı́n {a, b, c} , β := máx {a, b, c}.


Si f ∈ RC ([α, β]) , entonces la tres integrales siguientes tienen sentido, y se
verica la fórmula:
∫ b ∫ c ∫ b
f= f+ f.
a a c

Teorema 4.2 (Regla de Barrow) Sea una función F : [a, b] −→ C deriva-


ble. Supongamos que F ′ ∈ RC ([a, b]). Entonces:

∫ b
F ′ = F (b) − F (a).
a

Teorema 4.3 (del cambio de variable) Sea una función φ : [a, b] −→ R


monótona y derivable. Supongamos que φ′ ∈ RC ([a, b]). Sea ahora una fun-
ción f : φ ([a, b]) −→ C integrable. Entonces se tienen:

i. (f ◦ φ) φ′ ∈ RC ([a, b])
∫ φ(b) ∫ b
ii. f= (f ◦ φ) φ′ .
φ(a) a

139
4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la existencia de primitiva 131

4.1.2. Integración sobre curvas

Denición 4.3 Sea γ : [a, b] −→ C una curva regular a trozos (o sea, un


camino). Si f es una función compleja de variable compleja, llamaremos
integral de f sobre γ al número complejo
∫ ∫ b
f := (f ◦ φ) φ′ .
γ a

Está plenamente justicada la coherencia de esta denición: f ◦γ es


continua en[a, b] y γ ′ está denida, salvo un número nito de puntos; con-

secuentemente (f ◦ φ) φ ∈ RC ([a, b]).

Ejemplo 4.1 Sea el segmento [z, w]∗ ⊂ C. La curva [z, w] por él determina-
da, es regular. Si f es una función continua sobre el segmento dado, entonces
∫ ∫ 1
f= f [(1 − t) z + tw] (w − z) dt.
[z,w] 0

Proposición 4.6 ∗
una curva regular a trozos y sea C (γ ) la clase de
Sea γ

todas las funciones complejas denidas sobre γ . El funcional sobre la tal
clase, dado por la expresión ∫
f −→ f,
γ
es lineal y continuo. En particular:


f ≤ ∥f ∥ long (γ) ,

γ

donde ∥f ∥ es el máximo de la función f sobre (el compacto) γ∗.

Demostración. La linealidad es evidente. Para la continuidad, razonamos así:


∫ ∫ b ∫ b

f = (f ◦ φ) φ ≤

|f ◦ φ| φ′

γ a a
∫ b

≤ ∥f ∥ φ = ∥f ∥ long (γ) ,
a

luego continuidad. 

Denición 4.4 Dos curvas regulares a trozos se dicen equivalentes si existe


un difeomorsmo de clase 1, y (estrictamente) creciente, que transforma una
en otra. Si llamamos γ1 y γ2 a las dos tales curvas, denotaremos γ1 ∼ γ2 .

140
132 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Nótese que γ1 ∼ γ2 =⇒ γ1∗ = γ2∗ , pero el recíproco es falso.

Proposición 4.7 Si γ1 ∼ γ2 y f ∈ C (γ1∗ ), entonces


∫ ∫
f= f.
γ1 γ2

Es decir, sobre curvas regulares a trozos la función continua a integrar no


depende de la parametrización que se haga de la curva.

Demostración. Todo es elemental haciendo uso del teorema 4.3 (de cambio de
variables). Llamemos φ al difeomorsmo de [a, b] en [c, d] tal que γ2 ◦ φ = γ1 :
∫ ∫ ∫ ∫ ∫
d b ( ) b
f= (f ◦ γ2 ) γ2′ = (f ◦ γ2 ◦ φ) γ2′ ◦ φ φ′ = (f ◦ γ1 ) γ1′ = f. 
γ2 c a a γ1

Proposición 4.8 Si γ es una curva regular a trozos y f ∈ C (γ ∗ ), entonces


∫ ∫
f =− f.
−γ γ

Demostración. Cálculos elementales, como en la demostración anterior, pero


vamos a ser precisos (pocas veces más se nos verá con tanto detalle dentro
de la integral):

∫ ∫ b ( )
f (z) dz = [f ◦ (−γ)] (t) −γ ′ (t) dt
−γ a
∫ b
= − f (γ (b − a + t)) γ ′ (t) dt
a
∫ b ∫

= − f (γ (s)) γ (s) ds = − f. 
a γ

½Aquí ha sido clave que el difeomorsmo que transforma γ en su opuesta


no sea creciente!

Proposición 4.9 Sean γ1 : [a, b] −→ C y γ2 : [c, d] −→ C dos curvas regu-


lares a trozos tales que γ2 (c) = γ1 (b). Si f ∈ C (γ1∗ ∪ γ2∗ ), entonces:
∫ ∫ ∫
f= f+ f.
γ1 +γ2 γ1 γ2

141
4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la existencia de primitiva 133

Demostración. Una vez más, el teorema 4.3 del cambio de variables (en el
segundo sumando para la última igualdad, para el cambio s := t − b + c) nos
dará lo deseado:

∫ ∫ b+d−c
f = [f ◦ (γ1 + γ2 )] (γ1 + γ2 )′
γ1 +γ2 a
∫ b ∫ b+d−c

= [f ◦ (γ1 + γ2 )] (γ1 + γ2 ) + [f ◦ (γ1 + γ2 )] (γ1 + γ2 )′
a b
∫ b ∫ b+d−c ∫ ∫
= (f ◦ γ1 ) (γ1 )′ + (f ◦ γ2 ) (γ2 )′ = f+ f. 
a b γ1 γ2

En la siguiente proposición nos detenemos en la integración sobre caminos


(curvas regulares a trozos) cerrados; y nos va a decir que, en esos casos, la
integración será independiente del punto que escojamos como inicio y nal
del recorrido.

Proposición 4.10 Sea γ : [a, b] −→ C una curva regular a trozos cerrada.


Para c ∈ ]a, b[, sea la nueva curva

σ : [c, b + c − a] −→ C

dada por
{
γ (t) , c≤t≤b
σ (t) :=
γ (t − b + a) , b ≤ t ≤ b + c − a.
(Nótese que σ ∗ = γ ∗ .) Si f ∈ C (γ ∗ ) , entonces
∫ ∫
f = f.
σ γ

Demostración. Son cálculos (con un cambio de variable, s := t + a − b, cómo


no):

∫ ∫ c+b−a ∫ b ∫ c+b−a
′ ′
f = (f ◦ σ) σ = (f ◦ σ) σ + (f ◦ σ) σ ′
σ c c b
∫ b ∫ c+b−a ∫ b ∫ c
′ ′ ′
= (f ◦ γ) γ + (f ◦ γ) γ = (f ◦ γ) γ + (f ◦ γ) γ ′
c b c a
∫ b ∫
= (f ◦ γ) γ ′ = f. 
a γ

142
134 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

4.1.3. Caracterización de la existencia de primitiva

Lema 4.1 Sean Ω un abierto del plano, f


una función continua en el abierto
y F ′
otra función holomorfa en el abierto y tal que F (z) = f (z) en todo punto
del abierto. Sea γ : [a, b] −→ Ω un camino. Entonces:

f = F (γ(b)) − F (γ(a)).
γ

Demostración. Con la ayuda de la regla de Barrow para funciones de R en


C, tenemos:
∫ ∫ b ∫ b ∫ b ∫ b
f = ′
(f ◦ γ) γ = f (γ) γ = ′ ′
F (γ) γ =′
(F ◦ γ)′
γ a a a a
= F (γ(b)) − F (γ(a)). 
Observemos qué es lo que acabamos de probar: si una función admite
primitiva, su integral no depende, para nada, del recorrido de la curva, sólo
de sus valores extremos. En consecuencia, una condición necesaria para la
existencia de primitiva es que su integral no dependa del camino que se
recorre. Así, si el camino es cerrado, su integral será nula. Casos particulares,
destacables, se explicitan en el siguiente

Corolario 4.1 Para cualquier camino cerrado en C:


∫ ∫
dz = z dz = 0.
γ γ

Demostración. Es trivial sin más que considerar los casos en los que F sea
z2
z −→ z y z −→
2 . 

La propiedad dada por el lema 4.1 caracteriza, de hecho, la existencia de


primitiva:


Lema 4.2 (de construcción de Primitivas) Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ C (Ω)
y F : Ω −→ C. Supongamos que

∀β ∈ Ω, ∃ρ > 0 : D (β, ρ) ⊂ Ω
y ∫
F (z) = F (β) + f, ∀z ∈ D(β, ρ).
[β,z]
Entonces, f admite primitiva en Ω; concretamente:

F ∈ H (Ω) y F ′ (z) = f (z), ∀z ∈ Ω.

143
4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la existencia de primitiva 135

Demostración. Sea β jo, pero arbitrario, en Ω. Objetivo: probar que F es



derivable en β con F (β) = f (β). Por la continuidad de f , y con la notación
de la hipótesis, para cada ε > 0, existe δ ∈ ]0, ρ[ tal que

|w − β| < δ =⇒ |f (w) − f (β)| < ε.

Razonamos para |z − β| < δ :





|F (z) − F (β) − f (β)(z − β)| = f − f (β)(z − β)
[β,z]
∫ ∫


= f− f (β) = [f − f (β)]
[β,z] [β,z] [β,z]

≤ |f − f (β)| ≤ ε |β − z| ,
[β,z]

luego
F (z) − F (β)
z −→ β =⇒ − f (β) −→ 0,
z−β
y, por tanto, existe F ′ (β) = f (β). La arbitrariedad de β nos da lo deseado
en Ω. 


Teorema 4.4 Sean Ω=Ω⊂C y f ∈ C (Ω). Son equivalentes:

i. f admite primitiva en Ω

ii. f =0 para todo camino cerrado con soporte en Ω
γ

Demostración. i. =⇒ ii. ya nos lo dio el lema 4.1. Probemos ahora, con


la ayuda del lema 4.2 de construcción de primitivas, que ii. =⇒ i. No hay
pérdida de generalidad si suponemos que Ω es un dominio (¾por qué?): para
α y z en Ω, sea γz cualquier camino (de soporte) en Ω de origen α y extremo
z . Denamos ∫
F (z) := f.
γz
Veamos que, en efecto, podemos considerarla como una buena denición; es
decir, que no depende del recorrido escogido para ir de α a z. Si γ y σ son
dos tales caminos, el nuevo camino γ + (−σ), será cerrado; luego:
∫ ∫ ∫ ∫ ∫ ∫
0= f= f+ f =⇒ f =− f= f.
γ+(−σ) γ −σ γ −σ σ

144
136 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Vamos ya a probar la derivabilidad de F: para β ∈ Ω, existe ρ>0 tal


que D(β, ρ) ⊂ Ω. Sea z ∈ Ω, arbitrario:
∫ ∫
F (z) = f = F (β) + f,
γβ +[β,z] [β,z]

luego el lema de construcción de primitivas nos da lo deseado. 

Corolario 4.2 Sean p : C −→ C un polinomio y C(a, r) una circunferencia


cualesquiera. Entonces: ∫
p = 0.
C(a,r)

Ya es sabido por nosotros, pero ahora lo probaremos con otras técnicas,


que:

Corolario 4.3 La función


1
z −→
z no admite primitiva en ningún abierto
que contenga a la circunferencia unidad T.

Demostración. Como
∫ ∫ π
dz ieit
= dt = i2π ̸= 0,
T z −π eit
no verica ii. en el teorema 4.4 y, por tanto, tampoco i. 

4.1.4. Ejercicios propuestos

1. Dibuja las siguientes curvas:

a) γ (t) := a cos t + ib sen t, ∀t ∈ [0, 2π] , (a, b > 0)


b) γ (t) := a cosh t + ib senh t, ∀t ∈ [0, +∞[ , (a, b > 0)
a
c) γ (t) := at + i , ∀t > 0, (a > 0)
t
d) γ (t) := t cos t + it sen t, t ∈ [0, 2π] ; y determina su longitud, en
este caso.

2. Para a, b ∈ R, a < b, determina la longitud de la curva


{ }
Λ (a, b) := et+it : t ∈ [a, b] .
Determina
lı́m Λ (a, b) .
a→−∞

145
4.1. Integral curvilínea. Caracterización de la existencia de primitiva 137

3. Sea una curva diferenciable de clase C 1 ([a, b]), γ (t) := (x (t) , y (t)).
Prueba que:

a ) la curva γ es recticable ; es decir

{∑
n
sup ∥γ (tk ) − γ (tk−1 )∥ :
k=1
}
{t0 = a, t1 , . . . , tn = b} ∈ π ([a, b]) < +∞;

b ) su longitud viene dada por

∫ b ∫ b√

long (γ) := γ ′ (t) dt = (x′ (t))2 + (y ′ (t))2 dt.
a a

c ) no toda curva es recticable. Considera, para ello, la curva

γ (t) := (x (t) , y (t))

dada por

{ (1)
t sen t , t ∈ ]0, 1]
x (t) := t, y (t) :=
0, t = 0.

4. Encuentra la longitud de las siguientes curvas:

a) γ (t) := reit , t ∈ [0, 2π] (circunferencia de centro en el origen y


radio r ; es decir, rT).

b) γ (t) := t − ie−it , t ∈ [0, 2π] (la cicliode, haz un representación de


ella).

5. Sea la función
z 3 − 4z + 1
f (z) :=
(z 2 + 5) (z 3 − 3)
y la curva γ dada por la circunferencia de centro 0 y radio r, γ(t) :=
reit , t ∈ [0, 2π] . Prueba que
∫ ( )
πr r3 + 4r + 1
f (z)dz ≤
(r2 − 5) (r3 − 3) .
γ

146
138 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

6. Para x, y ∈ R, prueba que



|sen (x + iy)| ≤ cosh 2y.

Considera ahora la curva γ dada por la suma, en este orden, de los


segmentos
γ1 := [−a + ia, −a − ia]
γ2 := [−a − ia, a − ia]
γ3 := [a − ia, a + ia] .
Prueba que ∫
( ) √
sen z 2 dz ≤ 6a cosh (4a2 ).

γ

7. Sea el dominio Ω := C\ {−i, i} y la función

1
f (z) := , ∀z ∈ Ω.
1 + z2
Prueba que f no admite primitiva en Ω.

4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo. Versión


elemental del teorema de Cauchy y de la fór-
mula de Cauchy
Comenzamos con este tema toda una saga de resultados (teoremas de
tipo Cauchy) conducentes a lograr que

f = 0.
γ

El primero de ellos precisa de una condición muy concreta a vericar por


parte de la curva: cuando γ se trate de los lados de un triángulo, la fórmula
anterior será cierta sean quienes sean la función holomorfa f y el abierto Ω
sobre el que esté denida.
Dados a, b, c ∈ C, el triángulo formado por dichos tres puntos es el con-
junto

△ (a, b, c) := {αa + βb + γc : α, β, γ ≥ 0, α + β + γ = 1} .

Observa que △ (a, b, c) es la envolvente convexa de los puntos a, b y c. Es un


convexo compacto del plano C.

147
4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo y versión elemental

Teorema 4.5 (de Cauchy para el triángulo. Cauchy-Goursat, 1905)


Sean un abierto Ω del plano y una función f ∈ H (Ω). Supongamos, dados
tres puntos a, b, c, que △ (a, b, c) ⊂ Ω. Entonces

f = 0.
[a,b,c,a]

Demostración. (Pringsheim, 1935) Utilizaremos la siguiente notación:


∫ N0 :=
△ (a, b, c) y γ0 := [a, b, c, a]. Llamemos I0 := γ0 f . Si |I0 | = 0, no hay nada

que probar. Podemos suponer, por tanto, que |I0 | ̸= 0. Denotemos


b+c ′ a+c ′ a+b
a′ := , b := , c := ,
2 2 2
y consideremos, en γ∗, el siguiente recorrido:

a → c′ → b′ → a′ → c′ → b → a′ → b′ → c′ → a′ → c → b → a.

Así, el triángulo inicial N0 , queda dividido en cuatro triángulos


( ) ( ) ( ) ( )
N1 := △ a, c′ , b′ , N2 := △ c′ , b, a′ , N3 := △ a′ , b′ , c , N4 := △ a′ , b′ , c′ ;

y, llamando Jk :=
∂Nk f , para 1 ≤ k ≤ 4, tendremos

I0 = J1 + J2 + J3 + J4 .

Es trivial deducir que, para alguno de esos k, se tiene que

|I0 | ≤ 4 |Jk | .

Acordemos que sea para k = 1 cuando se verica tal relación. Por comodidad
en este razonamiento, sea ∂N1 := γ1 .
Así, tendremos, de momento, que

|I0 | ≤ 4 |I1 | ;
N1 ⊂ N0 ;
1
diám(N1 ) =
2 diám(N0 ) ;
1
long(γ1 ) = 2 long(γ0 ) .

Haciendo hipótesis de inducción: para cierto natural n, asumimos cierta la


situación
|I0 | ≤ 4n |In | ;
Nn ⊂ Nn−1 ;
1
diám(Nn ) = n diám(N0 ) ;
2
1
long(γn ) = 2n long(γ0 ) . (γn := ∂Nn )

148
140 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Podemos rehacer sobre el par (Nn , In ) el razonamiento dado inicialmente


sobre el par (N0 , I0 ), de modo que obtenemos un nuevo par (Nn+1 , In+1 )
vericando
|I0 | ≤ 4n+1 |In+1 | ;
Nn+1 ⊂ Nn ;
1
diám(Nn+1 ) = n+1 diám(N0 ) ;
2
1
long(γn+1 ) = long(γ0 ) .
2n+1

Por el teorema de Cantor de los intervalos compactos encajados, tenemos

+∞
∃z0 ∈ Ω : ∩ Nn = {z0 } .
n=0

Razonemos por argumentos de holomorfía para la función f: dado ε > 0,


existe δ > 0, tal que si z ∈ D (z0 , δ) ⊂ Ω, entonces


f (z) − f (z0 ) − f ′ (z0 ) (z − z0 ) ≤ ε |z − z0 | .

Para tal δ,

1
∃m ∈ N | n ≥ m ⇒ diám (Nn ) = diám (N0 ) < δ.
2n
Así, Nn ⊂ D (z0 , δ); de donde, en particular, γn ⊂ D (z0 , δ) .
Ahora bien, como


( )
f (z0 ) + f ′ (z0 ) (z − z0 ) dz = 0
γn

(¾por qué?), podemos razonar así:

∫ ∫
( [ )]
In = f= f (z) − f (z0 ) + f ′ (z0 ) (z − z0 ) dz
γn γn
( )
=⇒ |In | ≤ long (γn ) f (z) − f (z0 ) + f ′ (z0 ) (z − z0 )
≤ ε diám (Nn ) , (z ∈ Nn ) .

Luego

1 1
|I| ≤ 4n long (γ0 ) diám (N0 ) ε = long (γ0 ) diám (N0 ) ε;
22 2n
de donde, por la arbitrariedad de ε, se sigue que |I| = 0. 

149
4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo y versión elemental

Teorema 4.6 (Pseudo-extensión del teorema de Cauchy para el


triángulo) Sean un abierto Ω del plano, α ∈ Ω y f : Ω → C. Supongamos
que f ∈ C (Ω) y f ∈ H (Ω\ {α}). Entonces, para todo triángulo N ⊂ Ω,

f = 0.
∂N

Demostración. Sea un triángulo N := △ (a, b, c) arbitrario en Ω. Distingamos


cuatro casos.

Caso 1 : α∈
/ N.
Podemos seleccionar un abierto e ⊂ Ω, tal que N ⊂ Ω
Ω e yα∈
/Ωe . Ocurre
que ( )
e
f ∈H Ω y e
N ⊂ Ω,
luego, aplicando el teorema anterior,

f = 0.
∂N

Caso 2 : α ∈ {a, b, c}; por ejemplo, α = a.


Elijamos puntos x ∈ ]α, b[ e y ∈ ]α, c[; y consideremos la triangulación

[α, x, y, α] , [x, b, y, x] , [y, b, c, y] .


Así, después de las cancelaciones convenientes (el recorrido en la trian-
gulación será:

α → x → y → α → x → b → y → x → α → y → b → c → y → α)
y de aplicar el caso 1, tendremos:
∫ ∫
f= f.
∂N [α,x,y,α]

Ahora, por argumentos de continuidad de f sobre compactos:

∃M > 0 | |f (z)| ≤ M, ∀z ∈ N.
En consecuencia:
∫ ∫


f = f ≤ M long ([α, x, y, α])
∂N [α,x,y,α]
= M (|α − x| + |x − y| + |y − α|) ,

150
142 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

para cualesquiera puntos x ∈ ]α, b[ e y ∈ ]α, c[ ; luego haciendo x, y →


α, tenemos que ∫

f → 0.

∂N

Caso 3 : α ∈ ∂N\ {a, b, c}. Supongamos que α ∈ ]a, b[ .


Consideremos la triangulación dada por

α → c → a → α → b → c → α.

Surgen así triángulos N1 := △ (a, α, c) y N2 := △ (α, b, c) tales que se


les puede aplicar el caso 2:
∫ ∫ ∫
f= f+ f = 0.
∂N ∂N1 ∂N2


Caso 4 : α ∈ N.
Triangulando de la forma

a → b → α → a → α → b → c → α → a → α → c → a,

nos aparecen tres triángulos en las condiciones del caso 2. 

Observación 4.1 Se le da el adjetivo de pseudo-extensión al teorema 4.6


debido a que, realmente, si bien a primera vista parece que estamos genera-
lizando el teorema de Cauchy para el triángulo, se verá (más adelante) que
esta aparente rebaja no lo es tal: el punto excepcional α, donde a la función
continua f deja de exigírsele holomorfía, no puede darse. En cualquier caso,
esta formulación nos resultará apropiada para la demostración de la fórmula
de Cauchy para la circunferencia (llamada también teorema local o versión
elemental de la fórmula de Cauchy).


γf =
El siguiente resultado, que nos dará la tesis deseada (a saber, que

0) impondrá codiciones sobre el abierto Ω. Lo curioso será que su demostración


está sustentada sobre el teorema 4.5 de Cauchy-Goursat (que imponía las
restricciones sobre la curva γ ).

Denición 4.5 Sean un dominio Ω y un punto del mismo α ∈ Ω. Diremos


que Ω es estrellado respecto de α (o que α es un centro de estrella para Ω) si

[α, z]∗ ⊂ Ω, ∀z ∈ Ω.

151
4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo y versión elemental

Claramente, se tiene que un dominio es convexo si, y solo si, todos sus
puntos son centros de estrella.

Teorema 4.7 (de Cauchy para dominios estrellados) Sean un domi-


nio Ω estrellado y una función f ∈ H (Ω). Entonces f admite primitiva
en Ω:
∃F ∈ H (Ω) : F ′ = f.
En particular, ∫
f =0
γ

para toda curva γ regular cerrada con γ ∗ ⊂ Ω.

Demostración. La estrategia que vamos a seguir es la de aplicar convenien-


temente el teorema de Cauchy para el triángulo, de modo que nos resulte
una fórmula susceptible de serle aplicado el lema 4.2 de construcción de
primitivas.
Sea α un centro de estrella para Ω. Denamos

F (z) := f, ∀z ∈ Ω.
[α,z]

Para a ∈ Ω, existe D(a, ρ) ⊂ Ω. Con z ∈ D (a, ρ), tenemos

△ (α, a, z) = ∪ [α, w]∗ .


w∈[a,z]∗

(½Acompáñate de un dibujo que te aclare la situación!) Aplicando el teorema


de Cauchy para el triángulo:
∫ ∫ ∫ ∫
0 = f= f+ f+ f
[α,a,z,α] [α,a] [a,z] [z,α]

= F (a) + f − F (z);
[a,z]

luego ∫
F (z) = F (a) + f, ∀z ∈ Ω,
[a,z]

de donde aplicando el lema 4.2 de construcción de primitivas, se tiene lo


deseado. 

No tiene ningún problema aceptar el siguiente enunciado:

152
144 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Teorema 4.8 (Pseudo-extensión del teorema de Cauchy para do-


minios estrellados) Sean un dominio estrellado en un punto α y una fun-
ción f ∈ C (Ω) ∩ H (Ω\ {α}). Entonces

∃F ∈ H (Ω) : F ′ = f.

Y como los discos son dominios estrellados:

Corolario 4.4 Las funciones holomorfas admiten, localmente, primitiva.

Corolario 4.5 Si f es una función entera (f ∈ (C)), entonces



f =0
γ

para cualquier curva γ regular a trozos y cerrada en el plano C.

El siguiente lema es importante en sí mismo, y de vital importancia en


el desarrollo posterior de la teoría:

Lema 4.3 Para r>0 y a ∈ C, se tiene que



dw
= i2π, ∀z ∈ D(a, r).
C(a,r) w−z

Demostración. Sean z ∈ D(a, r) y w ∈ C(a, r) arbitrarios. Como

1 1 ∑ (z − a)n 1 +∞
= = w−a = ,
w−z (w − a) + (a − z) 1 − w−a
z−a
(w − a)n+1
n=0

ocurrirá que ( )n
(z − a)n |z − a|n 1 |z − a|

(w − a)n+1 = rn+1 = r r
,

luego hay convergencia puntual de la serie en todo punto del disco D(a, r).
Pero hay más: aplicando el test de Weierstrass,

1 ∑ (z − a)n
+∞
=
w−z (w − a)n+1
n=0

uniformemente sobre la circunferencia C(a, r). Esto nos permite conmutar


serie e integral:

∫ ∑ +∞ ∫
dw dw
I := = (z − a)n .
C(a,r) w−z C(a,r) (w − a)n+1
n=0

153
4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo y versión elemental

Ahora, para n = 0: ∫ +π
ireit
I= dt = i2π;
−π reit
y para n ∈ N:
1
w→
(w − a)n+1
es una función denida en el abierto C\{a}, que admite primitiva

1 1
w→− ;
n (w − a)n
luego ∫
dw
= 0,
C(a,r) (w − a)n+1
de donde se sigue lo deseado. 

El resultado cumbre de este tema llega ahora. La clave: la convexidad de


los discos del plano; es decir, que sean estrellados en todos sus puntos.

Teorema 4.9 (Fórmula de Cauchy para la circunferencia, versión


elemental o local de la fórmula de Cauchy) Sean un abierto Ω del plano
C, una función holomorfa en él f ∈ H (Ω) y un disco cerrado contenido en
él D(a, r) ⊂ Ω. Entonces

f (w)
i2πf (z) = dw, ∀z ∈ D(a, r).
C(a,r) w−z

Demostración. Consideremos z ∈ D(a, r), jo pero arbitrario. Podemos en-


contrar ρ>r tal que D(a, ρ) ⊂ Ω. Esto nos interesa para poder denir una
función auxiliar

 f (w) − f (z)
, w ∈ D(a, ρ)\{z}
g(w) := w−z
 f ′ (z) , w=z

Esta función cae en las hipótesis del teorema de pseudo-extensión para do-
minios estrellados (½obsérvalo con detalle!); luego
∫ ∫ ∫ ∫
f (w) − f (z) f (w) dw
0= g= dw = dw−f (z) ,
C(a,r) C(a,r) w−z C(a,r) w − z C(a,r) w−z

de donde, aplicando el lema 4.3, se tiene la fórmula buscada. 

154
146 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Observación 4.2 La sospecha de que la bondad de la función del integrando


la hereda la propia f será la línea de trabajo en la siguiente sección (4.3) para
obtener la analiticidad de las funciones holomorfas (Teorema de Taylor).

Observación 4.3 Que el comportamiento de la función f sobre la circun-


ferencia ∂D determine su comportamiento sobre todo el disco D, será el
objetivo del tema 4.4 (Principio de Identidad).

4.2.1. Ejercicios propuestos

1. Sea f ∈ H (C) y sean a, b ∈ C, con a ̸= b, y R > máx {|a| , |b|}. Prueba


que

f (z) f (b) − f (a)
dz = i2π .
C(0,R) (z − a) (z − b) b−a
Deduce, a partir de este hecho, que toda función entera y acotada es
constante.

2. (Índice de un punto respecto de una curva ) Sea K ⊂ C un conjun-


to compacto y conexo del plano complejo. Demuestra que, para cua-
lesquiera a, b ∈ K y cualquier γ camino cerrado (o sea, curva regular
a trozos y cerrada) tal que γ ∗ ∩ K = ∅, se tiene

Ind (γ, a) = Ind (γ, b) ,

donde ∫
1 dw
Ind (γ, z) := , ∀z ∈ C\γ ∗ .
i2π γ w−z
Deduce de este hecho que la función

1 1
f (z) := −
z−a z−b
admite primitiva holomorfa φ en el abierto C\K, vericando

z−a
exp (φ (z)) = , ∀z ∈ C\K.
z−b
(Para la primera parte, razona cómo se debe comportar la función Ind
sobre cada una de las dos componentes conexas de C\γ ∗ .)

3. Sea γ la curva dada por la mitad superior de la elipse

( x )2 ( y )2
+ = 1,
a b

155
4.2. Teorema de Cauchy para el triángulo y versión elemental

y el segmento [−a, a], recorrida en el sentido inverso de las agujas del


reloj. Calcula

cos zdz.
γ

4. Sea γ ∗ := [i, 1] = {(1 − t) i + t : t ∈ [0, 1]} . Prueba que para z ∈ γ∗,


4 1
z ≥ ,
4
y deduce de ahí que

1 √

z 4 dz ≤ 4 2.
γ

1
¾Cuál es el verdadero valor de
4
dz ?
γ z

5. Para r > 1, se denen:

∫ ∫
z z 2 ez
I(r) := 3
dz; J(r) := dz.
C(0,R) z +1 [−r,−r+i] z+1

Prueba que
lı́m I(r) = lı́m J(r) = 0.
r→+∞ r→+∞

6. Calcula la integral

dz
γ 1 + z2
donde γ (t) := cos t + 2i sen t, 0 ≤ t ≤ 2π.

7. Prueba que para una función continua f : D(a, r) → C, se tiene


f (w)
i2πf (a) = lı́m dw.
r→0 C(a,r) w−a

Compara este resultado con el caso en el que f sea holomorfa en a.

8. Para γ := C(a, R) y z1 , z2 ∈ C\γ ∗ , calcula los posibles valores de la


integral

dz
γ (z − z1 ) (z − z2 )
en función de la posición relativa de los puntos z1 y z2 respecto de γ.

156
148 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

9. Calcula la integral ∫
ez
dz
γ z (1 − z)3
para
( )
1 1
γ := C , .
4 2

10. Para 0 < r ̸= 2, calcula la integral



z+1
dz.
C(0,R) z (z 2 + 4)

11. Calcula, con n ∈ N, la siguiente integral:


log(z)
dz.
C(1, 21 ) zn

4.3. Desarrollo de Taylor. Equivalencia entre anali-


ticidad y holomorfía. Fórmula de Cauchy para
las derivadas
Tal y como ya anunciábamos en el tema anterior, vamos a sacarle partido
a la fórmula de Cauchy para la circunferencia:



Ω=Ω⊂C   1

f (w)
f ∈ H (Ω)  ⇒ f (z) = dw, ∀z ∈ D(a, r).
 i2π C(a,r) w −z
D(a, r) ⊂ Ω

El resultado que probamos a continuación es la muestra más explícita de


cómo la variable compleja es el lugar adecuado para el concepto de analiti-
cidad. Observa detenidamente las hipótesis en el próximo resultado; luego,
contempla la tesis (y ambas dos cosas comparadas con el resultado arriba
expuesto). ¾No te parece realmente espectacular?


Teorema 4.10 (del desarrollo en serie de Taylor) Sean Ω = Ω ⊂ C,
f ∈ H (Ω) D(a, r) ⊂ Ω. Entonces
y

( ∫ )

+∞
1 f (w)
f (z) = n+1 dw (z − a)n , ∀z ∈ D(a, r).
i2π C(a,r) (w − a)
n=0

157
4.3. Desarrollo de Taylor. Fórmula de Cauchy para las derivadas

Demostración. Para z ∈ D(a, r) jo, aunque arbitrario, tenemos que

1 ∑ (z − a)n
+∞
=
w−z (w − a)n+1
n=0

uniformemente para w ∈ C (a, r)∗ . Como f es continua en D(a, r), en par-


ticular, estará acotada en la circunferencia C (a, r)∗ ; y, por tanto,

f (w) ∑ f (w) (z − a)n


+∞
= ,
w−z (w − a)n+1
n=0

uniformemente para w ∈ C (a, r)∗ . En consecuencia

∫ ( ∫ )
1 f (w) ∑ +∞
1 f (w)
f (z) = dw = dw (z − a)n
i2π C(a,r)∗ w−z i2π C(a,r)∗ (w − a)n+1
n=0

para todo z ∈ D(a, r), donde en la última igualdad hemos conmutado serie
e integral (y elz, aunque jo, era arbitrario). 

La fuerza de este resultado se maniesta en sus logros:

1. Nuestra función, que solo era holomorfa se presenta ahora como


analítica.

2. En particular, es indenidamente derivable.

3. En consecuencia:

∫ }
f n) (a) 1 f (w) ∀r > 0; D(a, r) ⊂ Ω
= dw,
n! i2π C(a,r)∗ (w − a)n+1 ∀n ∈ N ∪ {0}

4. Y, en consecuencia, el desarrollo no depende del r>0 elegido.

5. Y, en consecuencia, la serie convergerá en el mayor disco centrado en


a que permanezca completamente en el abierto.

Pasamos a enunciarlos correctamente.


Corolario 4.6 Sea Ω = Ω ⊂ C. Entonces, se tiene que:

f ∈ H (Ω) ⇔ f es analítica en Ω.

158
150 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Corolario 4.7 Si f ∈ H (C) , entonces, para cada a ∈ C, la serie de Taylor


de f centrada en a, tiene radio de convergencia R = +∞ y el desarrollo en
serie es válido en todo el plano C.

Corolario 4.8 Sean Ω un abierto propio del plano, f ∈ H (Ω) y a ∈ Ω. En-


∑ f n) (a) n
tonces, la serie de Taylor de f centrada en a, a saber: n≥0 n! (z − a) ,
tiene radio de convergencia r ≥ dist (a, C\Ω) y se verica


+∞ n)
f (a)
f (z) = (z − a)n , ∀z ∈ D(a, dist (a, C\Ω)).
n!
n=0

Demostración. Llamemos ra al radio de convergencia de la serie de Taylor


de f centrada en a. Sea r> dist(a, C\Ω); entonces
D(a, r) ⊂ Ω. Por tanto,
existe una serie de potencias centrada en a y convergente a f en D(a, r).
Pero tal serie no puede ser otra que la serie de Taylor de f centrada en a;
luego r ≤ ra , y así ra ≥ dist(a, C\Ω)). 

Sorprendente, pero no nos había sido posible, hasta ahora, establecer que:

Corolario 4.9 La composición, el producto y el cociente de funciones analíti-


cas son, nuevamente, funciones analíticas.

Corolario 4.10 Sean Ω un abierto del plano C, f ∈ H (Ω) y a ∈ Ω. En-


tonces,
∫ }
n) n! f (w) ∀r > 0; D(a, r) ⊂ Ω
f (a) = dw,
i2π C(a,r) (w − a)n+1 ∀n ∈ N ∪ {0}

Volviendo sobre nuestros pasos, recordemos que hemos probado que si


una función es holomorfa en un abierto, su función derivada vuelve a ser otra
función holomorfa. Es decir, que si bien en el caso real, para un intervalo I,
teníamos toda una gama de clases de funciones en la cadena

C (I) ! D0 (I) ! . . . ! Dn (I) ! C n (I) !


! Dn+1 (I) ! C n+1 (I) ! . . . ! A (I) = C ∞ (I)

(la clase C n (I) de las funciones continuas con derivada n-ésima continua
contiene de modo propio a la clase D
n+1 (I) de las funciones derivables n + 1

veces; la cual, a su vez, es superconjunto propio de C


n+1 (I) las funciones

continuas con derivada (n + 1)-ésima continua); ahora, en el caso complejo,


tenemos que esa cadena se reduce a ½dos elementos! En efecto:

C (Ω) ! H (Ω) .

159
4.3. Desarrollo de Taylor. Fórmula de Cauchy para las derivadas

Y no es este el único acontecimiento sorprendente que nos depara este


tema en lo relativo a la relación entre los análisis complejo y real: el concepto
de radio de convergencia cobra todo su signicado en C y no presenta las
patologías que, en la Introducción, destacábamos en el cuerpo R (recuérdese
que la serie de potencias que representa a la función de clase C
∞ (R) , f (x) :=
1
1+x2
, tiene validez sólo en ]−1, +1[). Concretamente, en R:

Teorema 4.11 (Borel) Para cada sucesión (an )n≥0 de números reales exis-
te una función diferenciable de clase innito en R, f ∈ C ∞ (R), tal que

f n) (0) = an, ∀n ∈ N ∪ {0}.

Pero en C no vale todo:

Proposición 4.11 Sea (an )n≥0 una sucesión arbitraria de números comple-
jos. Son equivalentes:

i. Existe una función entera f tal que f n) (0) = an, ∀n ∈ N ∪ {0}.



n |an |
ii. lı́m sup n! = 0.

Demostración. i.⇒ ii. Por ser entera:


+∞ n)
f (0)
f (z) = z n , ∀z ∈ C.
n!
n=0

En consecuencia, su radio de converegencia es +∞; de ahí que


n |an |
lı́m sup = 0.
n!
ii.⇒ i. Sea

+∞
an
f (z) = z n , ∀z ∈ C.
n!
n=0

La serie está bien denida convergiendo en todo el plano. Por tanto, al ser
analítica en C, es holomorfa en C. 

Renando un poco la proposición 4.11, tenemos:

Proposición 4.12 Sea (an )n≥0 una sucesión arbitraria de números comple-
jos y a ∈ C. Son equivalentes:

160
152 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

i. Existe una función f holomorfa en a tal que f n) (a) = an , ∀n ∈ N∪{0}.


(√ )
n |an |
ii. La sucesión n! está acotada.
n≥0

Demostración. i.⇒ ii. Tenemos, por hipótesis, que la serie de potencias

∑ an
(z − a)n
n!
n≥0

converge en algún disco D(a, r) (para r > 0). En consecuencia,


n|an | 1
lı́m sup = ,
n! r
(√ )
n |an |
de donde se sigue la acotación de
n! .
n≥0 ∑
ii.⇒ i. De la acotación se sigue que la serie de potencias
an
n≥0 n! (z − a)n
es analítica en algún disco D(a, r) (para r > 0). Luego se dene una función
holomorfa f sin más que hacer f n) (a) = an para cada n ∈ N ∪ {0}. 

En el corolario 4.10 hemos obtenido la fórmula

∫ }
n) n! f (w) ∀r > 0; D(a, r) ⊂ Ω
f (a) = dw, (4.1)
i2π C(a,r)∗ (w − a)n+1 ∀n ∈ N ∪ {0}

Pero sabemos por el teorema local de Cauchy que


1 f (w)
f (z) = dw, ∀z ∈ D(a, r);
i2π C(a,r)∗ w−z

luego (4.1) sólo nos informa para la situación n = 0 y z = a. Sin embargo, con
las mismas hipótesis del teorema de Taylor (que son las mismas de la fórmula
de Cauchy para la circunferencia), ahora ya somos capaces de mayores logros
gracias a la potencia de la teoría de funciones analíticas:


Teorema 4.12 (Fórmula de Cauchy para las derivadas) Sean Ω=Ω
un subconjunto de C, f ∈ H (Ω) y D(a, r) ⊂ Ω. Entonces

∫ }
k) k! f (w) ∀z ∈ D(a, r)
f (z) = dw, .
i2π C(a,r)∗ (w − z)k+1 ∀k ∈ N ∪ {0}

161
4.3. Desarrollo de Taylor. Fórmula de Cauchy para las derivadas

Demostración. Derivando k veces en la serie de Taylor de f, tenemos


( ∫ )

+∞
1 f (w) n!
f k) (z) = dw (z − a)n , ∀z ∈ D(a, r).
i2π C(a,r)∗ (w − a) k+1 (n − k)!
n=k
(4.2)
(Observa que estamos en las mismas hipótesis de Taylor, como ya se avisó
más arriba.) Por otro lado, ya nos es conocido que

1 ∗
∑ (z − a)n +∞
w ∈ C (a, r) ⇒ = , ∀z ∈ D(a, r).
w−z (w − a)n+1 n=0

Derivándola, igualmente, k veces en z (y por la arbitrariedad de w):

k! ∑
+∞
n! (z − a)n−k
= , ∀z ∈ D(a, r), ∀w ∈ C (a, r)∗ . (4.3)
(w − z)k+1 (n − k)! (w − a)n+1
n=k

La (nueva) serie es convergente (por el criterio del cociente):


( )
n! − n−k
|z − a| n
(z a) 1 n!
= .
(n − k)! (w − a)n+1 |z − a|k r (n − k)! r

Luego, aplicando el test de Weierstrass, la igualdad (4.3) es uniforme sobre


la circunferencia C (a, r); y, por la acotación de f sobre la misma, tenemos
que

k!f (w) ∑
+∞
n! f (w)
= (z − a)n−k
(w − z) k+1 (n − k)! (w − a)n+1
n=k
es también uniforme sobre ella.
Consecuentemente, integrando la fórmula anterior sobre la circunferencia
C (a, r), conmutando serie e integral, y usando la fórmula (4.2), tendremos

∫ (
+∞ ∫
)
k!f (w) ∑ f (w) n!
dw = dw (z − a)n−k
C(a,r)∗ (w − z) k+1
C(a,r)∗ (w − a)n+1 (n − k)!
n=k
= i2πf k) (z) ,

es decir,
∫ }
k) k! f (w) ∀z ∈ D(a, r)
f (z) = dw,
i2π C(a,r)∗ (w − z)k+1 ∀k ∈ N ∪ {0}

pues z y k eran jos, pero arbitrarios. 

162
154 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

4.3.1. Ejercicios propuestos

1. Sea γ := C (a, R) y Φ : γ ∗ −→ C una función continua. Prueba que la


función f : D(a, R) −→ C dada por


Φ (w)
f (z) := dw, ∀z ∈ D(a, R)
γ w−z

es holomorfa en dicho disco. Prueba, también, que


Φ (w)
f k) (z) = k! dw, ∀z ∈ D(a, R), ∀k ∈ N.
γ (w − z)k+1

2. (Desarrollo limitado de Taylor ) Sea f una función holomorfa en un


abierto que contenga al disco cerrado D(a, R) y sea la circunferencia
γ := C (a, R). Prueba que para todo z ∈ D(a, R) y todo n ∈ N:


n ∫
f k) (a) k(z − a)n+1 f (w)
f (z) = (z − a) − i dw.
k! 2π γ (w − z)(w − a)n+1
k=0

3. Obténgase el desarrollo en serie de potencias centrado en el origen de


la función f y calcula el radio de convergencia en cada uno de los
siguientes casos:

( )
a) f (z) := log z 2 − 3z + 2 , ∀z ∈ C\ {1, 2};
( )2
b) f (z) := 1+zz
, ∀z ∈ C\ {1};
c) f (z) := exp (α log (1 + z)) , ∀z ∈ C\ {1} (α ∈ C\{0});
d) f (z) := cos2 z, ∀z ∈ C.

4. En cada uno de los siguientes casos, determina si existe una función


holomorfa f sobre el dominio Ω y tal que f n) (0) = an para todo n ∈ N.
Encuentra, en cada caso, las correspondientes funciones f que veri-
quen las condiciones pedidas:

a) Ω := C; an := n, ∀n ∈ N;
b) Ω := C; an := (n + 1)!, ∀n ∈ N;
c) Ω := D(0, 1); an := 2n n!, ∀n ∈ N;
d) Ω := D(0, 12 ); an := nn , ∀n ∈ N.

163
4.3. Desarrollo de Taylor. Fórmula de Cauchy para las derivadas

5. Sea f ∈ R ([a, b]). Si denimos


∫ b
F (z) := exp (−zt) f (t) dt, ∀z ∈ C,
a
prueba que F es una función entera.

6. Calcula las integrales ∫


ez
dz
γk z (1 − z)3
para
( )
γ1 := C 1, 12 ; γ2 := C (2, 3) .

7. Calcula, con n ∈ N, las siguientes integrales:


∫ ∫
sen z ez − e−z
dz; dz.
T zn T zn

1 ∑
+∞
8. Sea
1−z−z 2
= αn z n un desarrollo en serie de potencias válido en un
n=0
entorno del origen. Prueba que (αn ) es la sucesión de Fibonacci:

α1 := α2 := 1, αn+1 := αn−1 + αn , ∀n ∈ N.
Dedúzcase que
( 
√ )n+1 ( √ )n+1
1 1+ 5 1− 5
αn = √  −  , ∀n ∈ N.
5 2 2

9. Se dene

( ) ( )
F (z) := exp z 2 exp −w2 dw, ∀z ∈ C.
[0,z]

Prueba que F es entera y que

F ′ (z) = 1 + 2zF (z), ∀z ∈ C.

10. Prueba que, para 0 < r < 1, se tiene:



log(1 + z)
dz = 0,
C(0,r) z
y deduce que
∫ 2π ( )
ln 1 + r2 + 2r cos θ dθ = 0.
0

164
156 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

4.4. Teorema de Riemann de singularidades evita-


bles. Ceros de una función holomorfa. Princi-
pio de identidad
Comenzamos en esta sección extrayendo las primeras conclusiones a las
que podemos llegar a partir del hecho de que toda función holomorfa sea
analítica.

Teorema 4.13 (de Riemann de singularidades evitables) Sean Ω un


abierto del plano C, a ∈ Ω y f ∈ H (Ω\{a}). Son equivalentes:

i. ∃g ∈ H (Ω) : g(z) = f (z), ∀z ∈ Ω\{a};

ii. ∃lı́m f (z) ∈ C;


z→a

iii. f está acotada en un entorno perforado de a;

iv. ∃lı́m (z − a) f (z) = 0.


z→a

A tal punto lo llamaremos singularidad evitable de f.

Demostración. i. ⇒ ii. ⇒ iii. ⇒ iv., son evidentes.


iv. ⇒ i. Denamos la siguiente función auxiliar:
{
(z − a)2 , z ∈ Ω\{a}
F : Ω −→ C; F (z) :=
0, z = a.

Dado que Ω\{a} es un abierto, por el carácter local de la derivabilidad,


F ∈ H (Ω\{a}). Además:
F (z) − F (a)
lı́m = lı́m (z − a) f (z) = 0,
z→a z−a z→a

luego F es holomorfa en todo Ω.


Desarrollemos F en serie de potencias en un entorno de a:


+∞
F (z) = cn (z − a)n , ∀z ∈ D(a, r) ⊂ Ω
n=0

para algún r > 0. Pero observemos que c0 = F (a) = 0 y c1 = F ′ (a) = 0;


luego:

+∞
F (z) = (z − a)2 cn+2 (z − a)n , ∀z ∈ D(a, r).
n=0

165
4.4. Teorema de Riemann de singularidades evitables

Denamos


+∞
φ : D(a, r) −→ C; φ (z) := cn+2 (z − a)n , ∀z ∈ D(a, r).
n=0

Claramente,

φ ∈ H (D(a, r)) | φ (z) = f (z), ∀z ∈ D(a, r)\{a}.

Finalmente, sea la función g : Ω −→ C dada por:

{
f (z), z ∈ Ω\{a}
g(z) :=
φ (a) , z=a

Esta función g , así denida, es holomorfa en Ω\{a} y coincide con φ en el dis-


co D(a, r); luego también será holomorfa también en a. Consecuentemente,
g es la función que buscamos en i. 

Ya estamos en condiciones de acabar con las pseudo-extensiones:

Corolario 4.11 Sean Ω un abierto del plano C, a ∈ Ω y f ∈ H (Ω\{a}) ∩


C (Ω). Entonces f ∈ H (Ω) .

Demostración. Por continuidad de f en a, tenemos que existe lı́m f (z) =


z→a
f (a). De ii. ⇒ i., en el teorema 4.13, se tiene lo deseado. 

A continuación nos vamos a preguntar por cuál ha de ser el tamaño del


conjunto de los ceros de una función holomorfa; o bien, en cuántos puntos
de un dominio han de coincidir dos funciones para que sean idénticas. Como
observaremos, la conexión pasa ya a cobrar una importancia decisiva en este
curso.

Teorema 4.14 Sean Ω un dominio del plano C, f ∈ H (Ω) y A := {z ∈ Ω |


f (z) = 0}. Son equivalentes:

i. A′ ∩ Ω ̸= ∅;

ii. ∃a ∈ A : f n) (a) = 0, ∀n ∈ N;

iii. f (z) = 0, ∀z ∈ Ω.

166
158 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Demostración. i. ⇒ ii. Por argumentos de continuidad, al ser


{ a ∈ A′ ∩} Ω,
será f (a) = 0. Razonemos por reducción al absurdo: n ∈ N | f n) (a) ̸= 0 ̸=
∅. Llamemos k al mínimo de tal conjunto (¾por qué podemos armar que
existe?). Sea, pues existe, r > 0 tal que D(a, r) ⊂ Ω. Así, para z ∈ D(a, r):


+∞
n k

+∞
f (z) = cn (z − a) = (z − a) cn+k (z − a)n+k =: (z − a)k g(z).
n=k n=0

De este modo, hemos denido, mediante una serie de potencias, una función
analítica g en un disco centrado en a. Pero esta función g verica que g(a) =
f k) (a)
ck = k! ̸= 0; de lo cual se sigue que

∃δ > 0 : z ∈ D(a, δ) ⇒ g(z) ̸= 0.

En consecuencia,

z ∈ D(a, δ)\{a} ⇒ f (z) ̸= 0 ⇒ z ∈


/A
=⇒ A ∩ D(a, δ) = {a} ⇒ a ∈ Ais (A) ;

pero esto contradice que a ∈ A′ .


ii. ⇒ iii. Sea el conjunto
{ }
B := z ∈ Ω | f n) (z) = 0, ∀n ∈ N ∪ {0} .

Es B ̸= ∅. (¾Por qué?) Pretendemos hacer uso del lema 1.2 (de conexión):
sea b ∈ B . Podemos suponer que, para cierto r > 0, D(b, r) ⊂ Ω. Veamos
que, de hecho, es D(b, r) ⊂ B . En efecto: desarrollando la función f en serie
de potencias en torno de b, tendremos:


+∞ n)
f (b)
f (z) = (z − b)n , ∀z ∈ D(b, r).
n!
n=0

Pero, al serb ∈ B , se sigue que f n) (b) = 0 para n ∈ N ∪ {0}; y, en


consecuencia, f (z) = 0, para todo z ∈ D(b, r). Así, z ∈ B , sea quien sea z
en el disco D(b, r).
iii. ⇒ i. Es evidente. 

Más adelante se verá que, con Ω dominio y A := {z ∈ Ω | f (z) = 0}


subconjunto propio sin puntos de acumulación en Ω, podemos encontrar una
función holomorfa en Ω cuyo conjunto de ceros es, exactamente, A. O dicho
de otro modo: no se puede decir más de lo que ya se dice en este resultado.

167
4.4. Teorema de Riemann de singularidades evitables

Corolario 4.12 (Principio de Identidad) Sean Ωun dominio del plano


C, f, g ∈ H (Ω) y A := {z ∈ Ω | f (z) = g(z)}. Si A′ ∩ Ω ̸= ∅, entonces
f (z) = g(z), para todo z en Ω.

Consecuencia inmediata de este hecho: la exponencial compleja y el seno


y coseno complejos son las únicas extensiones enteras de las correspondientes
funciones reales.

Corolario 4.13 Sea Ω un dominio del plano C y f ∈ H (Ω). Supongamos


que f no sea idénticamente nula en Ω. Entonces, el conjunto A := {z ∈ Ω |
f (z) = 0} es numerable.

Para su demostración precisaremos del siguiente resultado (válido en es-


pacios métricos):

Lema 4.4 (de la sucesión exhaustiva de compactos) Para todo abier-


to Ω ⊂ C, existe una sucesión de compactos (Kn ) tal que


+∞
Kn ⊂ Kn+1 , ∀n ∈ N y Kn = Ω.
n=0

Demostración. Basta considerar, para cada natural n, Kn := D(0, n), en el


caso de que Ω = C. En caso contrario,
{ la sucesión de compactos}a considerar

la dada por: Kn := z ∈ D(0, n) | dist (z, C\Ω) ≥ 


1
puede ser
n .

Demostración del corolario 4.13. Con la notación del lema 4.4 para la suce-
sión exhaustiva de compactos, y haciendo uso del teorema de Bolzano-Weiers-
A ∩ Kn es nito para cada n. (Si fuese innito habría acu-
trass, el conjunto
mulación de A en Ω y, en consecuencia, habría de ser f ≡ 0, lo cual es falso).
En consecuencia, como

+∞
A= (A ∩ Kn ) ,
n=0
se sigue la numerabilidad de A. 

Denición 4.6 (de Orden de un cero de una función holomorfa) Sea


f una función holomorfa en un punto a, f (a) = 0, pero supongamos
donde
que f no es idénticamente nula en un entorno del punto a. Llamamos orden
{ }
del cero de la función f en el punto a (en virtud de que k ∈ N | f (a) ̸= 0 ̸=
k)

∅) al mínimo natural k tal que f k) (a) ̸= 0.

168
160 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Corolario 4.14 Sean Ω un abierto del plano C, f ∈ H (Ω), a ∈ Ω y k ∈ N.


Son equivalentes:

i. f tiene un cero de orden k en a;

ii. ∃g ∈ H (Ω) : f (z) = (z − a)k g(z), ∀z ∈ Ω con g(a) ̸= 0.

Demostración. i. ⇒ ii. Consideremos la función auxiliar

f (z)
φ (z) := , ∀z ∈ Ω\{a}.
(z − a)k

Tal función será holomorfa en Ω\{a}, pero

[ ]
(z − a) (z − a)k ∑ f n) (a)
+∞
lı́m (z − a)φ(z) = lı́m k
(z − a)n−k
z→a z→a (z − a) n=k
n!
[ ]
∑+∞ n+k)
f (a)
= lı́m (z − a) (z − a)n = 0.
z→a (n + k)!
n=0

Así, aplicando el teorema 4.13 (de Riemann de singularidades evitables),


tendremos que existe la función g (que coincide con φ en Ω, y que es la)
pedida en ii.
ii. ⇒ i. Es cierto sin más que derivar en la expresión que expresa la
hipótesis. 

4.4.1. Ejercicios propuestos

1. ¾Cuáles de las siguientes funciones tienen singularidades evitables en


el origen?

sen z exp(z)
a. f (z) := z ; b. g(z) := z ;
(exp(z)−1)2 sen(z)−1
c. h(z) := z2
; d. j(z) := z .

2. Prueba que la función f : D(0, π) −→ C denida por

f (z) := z cot(z) (0 < |z| < π), f (0) = 1

es holomorfa en D(0, π). Obtenga el desarrollo de Taylor de f centrado


en el origen haciendo uso de los números de Bernouilli. Dedúzcase el
desarrollo de Taylor de la función tangente en un entorno del origen.
(Indicación: si sen(2z) ̸= 1, se tiene 2 cot(z) = cot(z) − tan(z).)

169
4.4. Teorema de Riemann de singularidades evitables

3. Sea Ω un abierto del plano C y f una función continua en él. Supon-


gamos que f
2 ∈ H(Ω). Prueba que, entonces se tiene que f ∈ H(Ω).

4. Prueba que toda función entera f para la que se verique

|f (z)| ≤ A + B|z|k , ∀z ∈ C,

donde A, B, k ∈ R+ , es un polinomio. ¾Puedes concretar algo sobre su


grado?

5. Sea Ω un dominio del plano complejo C tal que si z ∈ Ω, entonces


z ∈ Ω. Sea, por otra parte, una función f holomorfa en Ω tal que
si z ∈ Ω ∩ R, entonces f (z) ∈ R. Prueba que, en este caso, se tiene
f (z) = f (z), para cualquiera que sea z en Ω.

6. Sean f y g dos funciones holomorfas en un punto a tales que f (a) =


g(a) = 0. Supongamos que ninguna de ellas es idénticamente nula en
f
un entorno de a. Pruébese que el cociente
g tiene límite, posiblemente
∞, en el punto a, y además

f f′
lı́m (z) = lı́m ′ (z).
z→a g z→a g

7. Sea Ω un dominio de C y sean f y g dos funciones holomorfas en Ω.


Dado un punto a ∈ Ω, supongamos que existe una sucesión de puntos
{an } ⊂ Ω\{a} convergente a a tal que

f ′ (an ) g (an ) = f (an ) g ′ (an ) , ∀n ∈ N.

Prueba que las funciones f y g son dos funciones linealmente indepen-


dientes.

8. Prueba que si f es una función entera no constante, entonces existe


a ∈ C tal que Re f (a) = 0. Prueba que no existe ninguna función
( ) 1
analítica tal que sobre la sucesión
n , tome los valores

a. 1, 0, 1, 0, . . . ; b. 1,(0, 12 , 0,)13 , . . . ;
(1)
c. 1, 12 , 312 , 14 , 512 , 16 , . . . ; d. f 2k−1 1
̸= 0, f 2k = 0, ∀k ∈ N.

9. Sea Ω un dominio de C y sean f y g dos funciones holomorfas en Ω.


Supongamos que f
2 = g 2 en Ω. Prueba que en este caso, o bien f = g ,
o bien f = −g .

170
162 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

10. En cada uno de los siguientes casos, decídase si existe o no una función
holomorfa en el origen y tal que
( )
1
f = an
n
para todo natural n sucientemente grande, cuando:

1
a. a2n−1 = 1, a2n = 0; b. a2n−1 = a2n = 2n ;
n
c. an = n+1 .

11. ¾Existen funciones f analíticas en el intervalo ] − 1, 1[, tales que para


cada natural n veriquen las siguientes relaciones?

( ( ) )
1 1
a. f = f 2n+1
2n = n1 ;
( ) ( )
b. f n1 = f − n1 = n12 ;
( ) ( )
c. f n1 = f − n1 = n13 .

12. Prueba que si el abierto Ω es un dominio, entonces el anillo H(Ω) es


un dominio de integridad.

13. Dé un ejemplo de función holomorfa en el disco unidad D, con innitos


ceros y no idénticamente nula.

4.5. Desigualdades de Cauchy. Teorema de Liou-


ville. Teorema Fundamental del Álgebra
Para una función f holomorfa en un entorno de un punto a, su serie
∑ f n) (a)
de Taylor
n! (z − a)n converge en D(a, r), para cierto r > 0. Y, tal
n≥0
y como ya se puso de maniesto, la sucesión de coecientes no puede ser
cualquiera. Concretamente, podemos hacer los siguientes cálculos:

f ∈ H (Ω) , a ∈ Ω, D(a, r) ⊂ Ω, ρ > 0 : D(a, r) ⊂ D(a, ρ) ⊂ Ω



1 n
f n) (a)
⇒ √ ≥ ρ > r ⇒ lı́m sup < 1/r
n |f n) (a)| n!
lı́m sup
n!

⇒ ∃m ∈ N : f n) (a) < n!/rn , ∀n ≥ m.

Observamos que estas desigualdades se verican a partir de un natural m


en adelante. Este inconveniente se supera con las desigualdades de Cauchy:

171
4.5. Desigualdades de Cauchy. Teorema de Liouville


Teorema 4.15 (Desigualdades de Cauchy) Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ H (Ω),
a∈Ω y D(a, r) ⊂ Ω. Entonces:

n) n!
f (a) ≤ M (f, a, r) n , ∀n ∈ N ∪ {0},
r
donde M (f, a, r) := máx {|f (z)| | z ∈ C ∗ (a, r)} .

Demostración. La fórmula de Cauchy para las derivadas nos da



n! f (z)
f n) (a) = dz, ∀n ∈ N ∪ {0}.
i2π C(a,r) (z − a)n+1
Luego,

n) n! M (f, a, r) n!
f (a) ≤ n+1
2πr = M (f, a, r) n , ∀n ∈ N ∪ {0}.
2π r r


Teorema 4.16 (de Liouville) Toda función entera y acotada es constante


(es decir, no hay más funciones holomorfas y acotadas en todo C que las
constantes).

Demostración. Sea M >0 una cota superior para f. Para a∈C y r >0
arbitrarios, por el teorema 4.15 (desigualdades de Cauchy) tenemos que


f (a) ≤ 1! M (f, a, r) ≤ M .
r1 r
Haciendo r → +∞, tendremos f ′ (a) = 0, siendo arbitrario el tal a en C.
Consecuentemente, f tiene derivada nula en todo el plano C, que al ser
conexo obliga a que f sea constante. 

Algunas consecuencias del teorema de Liouville son aplicables más allá


del Análisis (complejo o real):

Corolario 4.15 (Teorema Fundamental del Álgebra) Sea p un polino-


mio con coecientes complejos tal que no se anula. Entonces p es constante.

Demostración. Por no tener ceros p, podemos considerar la función

1
f : C −→ C dada por f (z) := , ∀z ∈ C.
p(z)
Ocurre que es entera y con límite (cero) en ∞, por tanto, acotada. Por el
teorema 4.16 (de Liouville), f es constante; y, por tanto, p será constante. 

172
164 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Corolario 4.16 (del teorema de Liouville) Si f ∈ H (C) y es no cons-


tante, entonces f (C) es denso en C.

Demostración. Supongamos que C\f (C) ̸= ∅, y sea w uno de sus elementos.


Existirá r > 0 tal que D(w, r) ⊂ C\f (C) (¾por qué?), y consideremos la
función
1
g(z) := , ∀z ∈ C.
f (z) − w
Tal g es entera y está acotada (por 1/r); luego, por el teorema 4.16 (de
Liouville), g (y así f) será constante, en contradicción con la hipótesis. Así,
f (C) = C. 

Observación 4.4 Este resultado se mejorará notablemente más adelante


(teorema de Picard): C\f (C) es, de hecho, vacío o se reduce a un único
punto.

A continuación vemos cómo cierta generalización del teorema 4.16 de


Liouville es posible:

Proposición 4.13 Sea f una función entera vericando

|f (z)| ≤ M |z|α , ∀z ∈ C − D(0, R)

para convenientes M, R > 0 y α ≥ 0. Entonces, f es un polinomio (de grado,


a lo sumo, E (α), la parte entera de α).

Demostración. Razonando por argumentos de analiticidad para f , tendremos


+∞ n)
f (0)
f (z) = z n , ∀z ∈ C.
n!
n=0

Para r > R, aplicamos las desigualdades de Cauchy para las derivadas:

}
n) n! n!M rα ∀n ∈ N ∪ {0}
f (0) ≤ M (f, a, r) n ≤ = n!M rα−n ,
r rn ∀r > R

Pero, en este caso, si α < n, la arbitrariedad de r en ]R, +∞[ conlleva que


sea f n) (0) = 0 para todo natural n > α. Luego f es el polinomio

∑ f n) (0)
E(α)
f (z) = z n , ∀z ∈ C,
n!
n=0

173
4.5. Desigualdades de Cauchy. Teorema de Liouville

cuyo grado no excede a la parte entera de α. 

Observemos que si α ∈ [0, 1[ en la proposición 4.13, esta nos da el teorema


de Liouville.
Curiosamente, los resultados relativos a las desigualdades de Cauchy para
las derivadas se pueden obtener sin introducir técnicas complejas; es decir,
se pueden deducir desde el Análisis Real. Lo vemos a continuación.


Teorema 4.17 (Identidad de Parseval) Sea an (z − a)n
una serie de
n≥0
potencias con radio de convergencia R > 0. Sea f la función analítica en
D(a, R) denida por dicha serie de potencias. Entonces:

∫ +π ( ) 2 ∑
+∞
1
f a + reiθ dθ = |an |2 r2n , ∀r ∈ ]0, R[ .
2π −π n=0

Demostración. Para cada r ∈ ]0, R[ , las igualdades

( ) ∑+∞ ∑
+∞
f a + re iθ
= an rn einθ y f (a + reiθ ) = an rn e−inθ
n=0 n=0

se darán uniformemente en θ ∈ [−π, +π]. El producto de ambas será, igual-


mente, uniforme y lo podemos expresar así:
 
( ) 2 n ∑
∑ n

f a + reiθ = lı́m  ak aj rk+j ei(k−j)θ  .
n→+∞
k=0 j=0

Como la convergencia es uniforme, podemos integrar y conmutar series


e integración, de modo que
 
∫ +π ( ) 2 ∑
n ∑
n ∫ +π
1 1
f a + reiθ dθ = lı́m  ak aj rk+j ei(k−j)θ dθ
2π −π n→+∞ 2π −π
k=0 j=0


n ∑
+∞
= lı́m aj aj r2j = |an |2 r2n ,
n→+∞
j=0 n=0

donde se ha hecho uso de que


∫ +π {
imθ 2π, m=0
e dθ =
−π 0, m ̸= 0.


174
166 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES


Corolario 4.17 Sea an (z − a)n
una serie de potencias con radio de con-
n≥0
vergencia R>0 y sea f la función analítica en D(a, R) denida por dicha
serie de potencias. Entonces:


+∞
|an |2 r2n ≤ [M (f, a, r)]2 , ∀r ∈ ]0, R[ .
n=0

Demostración. Evidente sin más que mayorar en la integral de la fórmula de


la identidad de Parseval. 

Para nada hemos usado técnicas de holomorfía; hasta ahora:

Corolario 4.18 Seaf una función holomorfa en un abierto Ω. Sean a∈C


y R>0 tales que D(0, R) ⊂ Ω. Entones, si 0 < r < R:
( )

+∞ f n) (a) 2
r2n ≤ [M (f, a, r)]2 .
n!
n=0

Demostración. Se le aplicará el corolario 4.17 al hecho de que las funciones


holomorfas tengan desarrollo en serie de Taylor. 

Este resultado permite obtener una mejora considerable en las desigual-


dades de Cauchy para las derivadas; en efecto: si jamos m ∈ N ∪ {0},
tendremos
( ) ( )
f m) (a) 2 ∑
+∞ f n) (a) 2
r2m ≤ r2n ≤ [M (f, a, r)]2 ;
m! n!
n=0

luego
m)
f (a)
rm ≤ M (f, a, r) , ∀m ∈ N ∪ {0}, ∀r ∈ ]0, R[ .
m!
Y terminamos comprobando que la foma polinómica de f puede ser muy
concreta bajo severas restricciones:

Corolario 4.19 Sea Ω un dominio del plano complejo y sea f una función
holomorfa en él. Supongamos que existen a ∈ Ω, r > 0 y m ∈ N ∪ {0}, tales
que

m) M (f, a, r)
D(a, r) ⊂ Ω y f (a) = m! .
rm
Entonces
f m) (a)
f (z) = (z − a)m , ∀z ∈ Ω.
m!

175
4.5. Desigualdades de Cauchy. Teorema de Liouville

Demostración. La serie de potencias de f centrada en a es válida en un disco


de radio R > r, con D(0, R) ⊂ Ω. Combinando las hipótesis de ahora con el
corolario anterior:

( ) ( )
f m) (a) 2 ∑
+∞ f n) (a) 2
2
[M (f, a, r)] = r 2m
≤ r2n ≤ [M (f, a, r)]2 ,
m! n!
n=0
n)
y, por tanto, f (a) = 0, para todo n ∈ (N ∪ {0}) \{m}. 

4.5.1. Ejercicios propuestos

1. Sea f una función holomorfa en el disco unidad D vericando que

1
|f (z)| ≤ , ∀z ∈ D.
1 − |z|
n)
Prueba que f (0) ≤ e(n + 1)!, ∀n ∈ N ∪ {0}.

2. Sea an z n una serie de potencias con radio de convergencia R > 0.
n≥0
∑ an
Prueba que la serie zn converge en todo el plano C. Sea
n!
n≥0


+∞
an
f (z) := z n , ∀z ∈ C.
n!
n=0

Prueba que para cada


n) ( ) r ∈]0, R[, puede encontrarse M > 0 tal que
f (z) ≤ M |z|
∀z ∈ C, ∀n ∈ N ∪ {0}.
r n exp r ,

3. Sea f una función entera vericando que

f (z)
lı́m = 0.
z→∞ z
Prueba que f es constante.

4. Sea f una función entera vericando que

f (z) = f (z + 1) = f (z + i), ∀z ∈ C.

Prueba que f es constante.

176
168 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

4.6. Teorema de Morera. Teorema de Weierstrass.


Topología de la convergencia uniforme sobre
compactos
El presente tema estará dedicado al estudio de una conveniente conver-
gencia de sucesiones de funciones holomorfas en un abierto dado.
La convergencia puntual será una noción muy débil. Por otro lado, de

una serie de potencias n≥0 an (z − a)n sólo cabe esperar, en general, con-
vergencia uniforme cuando an = 0 a partir de un momento, en adelante.
La convergencia adecuada, y que da nombre a este tema, nos viene dada
por el comportamiento de las series de potencias en su disco de convergencia.
Un paso más, será el logro de una topología en el espacio de las funciones
holomorfas cuya convergencia sea la uniforme sobre compactos; veremos que
tal topología es metrizable, pero no proviene de ninguna norma.
El resultado central de este tema es, sin duda, el teorema de Weierstrass.
Para su prueba contaremos con una inestimable ayuda: el teorema de Morera,
el cual es, realmente, un recíproco del teorema de Cauchy-Goursat.

Observación 4.5 Escribiremos fn → f


K−u
cuando queramos expresar que

una sucesión (fn ) converge uniformemente sobre los compactos de cierto


abierto a una función f.
Teorema 4.18 (de Morera) Sea f : Ω −→ C una función continua sobre
un abierto del pano. Supongamos que

f =0
∂N
para todo triángulo N ⊂ Ω. Entonces, f ∈ H (Ω) .
Demostración. Para a ∈ Ω, consideremos un r > 0 tal que D(a, r) ⊂ Ω. Para
cada z ∈ D(a, r) denimos

F (z) := f.
[a,z]

Por ser los discos abiertos: si b ∈ D(a, r), existirá ρ > 0, tal que D(b, ρ) ⊂
D(a, r); y por ser convexos, si z ∈ D(b, ρ), entonces N := △ (a, b, z) ⊂
D(a, r) ⊂ Ω. Así, por el teorema 4.5 de Cauchy-Goursat, tenemos que
∫ ∫ ∫ ∫
0 = f= f+ f+ f
∂N [a,b] [b,z] [z,a]

= F (b) + f − F (z);
[b,z]

177
4.6. Teoremas de Morera y de Weierstrass

de donde, aplicando el lema 4.2 de construcción de primitivas, por la arbi-


trariedad de z D(b, ρ), se tiene que F es una primitiva para f en D(a, r).
en
En consecuencia, f ∈ H (D(a, r)) . Pero, igualmente, a también es arbi-
trario en el abierto Ω, luego f ∈ H (Ω). 

Teorema 4.19 (de convergencia de Weierstrass) Sea(fn ) una sucesión


de funciones holomorfas en un abierto Ω y sea f : Ω −→ C tal que fn → f .
K−u
Entonces, se verican:

i. f ∈ H (Ω).
k)
ii. fn → f k) , ∀k ∈ N.
K−u

Demostración. i. Tenemos f ∈ C (Ω) , por ser límite uniforme de funciones


continuas y gracias al carácter local de la continuidad y por ser Ω localmente
compacto. (Realiza los cálculos con detalle.)
Dado un triángulo N := △ (a, b, c) ⊂ Ω, ∂N es un compacto de Ω; luego
la convergencia de (fn ) a f en él es uniforme, y así:
∫ ∫
lı́m fn = f.
n→+∞ ∂N ∂N

Ahora bien, el teorema de Cauchy para el triángulo nos dice que la suce-
sión de arriba es de ceros; luego también su límite. Dada la arbitrariedad del
triángulo N en Ω, el teorema 4.18 de Morera nos da la holomorfía deseada
para f en Ω.
ii. Aunque después se dará con detalle, convenimos en escribir

pK (f ) := máx {|f (z)| | z ∈ K}

cuando f sea una función continua denida en un abierto Ω del plano C y


K⊂Ω un compacto. Esta pK es una seminorma y

fn → f ⇔ pK (f − fn ) → 0.
K−u

Fijemos k∈N yK ⊂ Ω compacto. Sea R > 0 dado por


{
< dist(K, C\Ω) , si Ω ̸= C
R :=
1, si Ω = C

Llamemos
H := {z ∈ C | dist (z, K) ≤ R} ,

178
170 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

que es compacto y verica K ⊂ H ⊂ Ω. Si a ∈ K, las desigualdades de


Cauchy nos dan


k) k! k!
fn (a) − f (a) ≤ k M (fn − f, a, R) ≤ k pK (f − fn ) ,
k)
∀a ∈ K.
R R
Así:
( ) k!
pK f k) − fnk) ≤ k pK (f − fn ) ,
R
de donde, aplicando la hipótesis fn → f , se tiene lo deseado, pues el com-
K−u
pacto K es arbitrario en Ω. 

Como vemos, el teorema 4.19 de Weierstrass nos argumenta que la con-


vergencia uniforme sobre compactos es la adecuada para tratar con las suce-
siones de funciones holomorfas. Ahora, el objetivo será introducir una topolo-
gía en H (Ω) que coincida con la de la convergencia uniforme sobre com-
pactos.
Llamemos la atención sobre la elegancia de la demostración del teore-
ma 4.19. En particular, en i., es de extrema belleza cómo se conjugan dos
resultados recíprocos: Cauchy-Goursat y Morera (el primero se aplica sobre
los elementos de la sucesión de funciones holomorfas y el segundo sobre la
función límite, que es, de hecho, es continua).

Denición 4.7 Sean Ω un abierto del plano C, f una función continua


denida en él, y sea K ⊂Ω un compacto. Notamos (como ya se hizo en la
parte ii. de la demostración del teorema 4.19):

pK (f ) := máx {|f (z)| | z ∈ K} .

Para cada ε > 0, se considera

U (f, K, ε) := {g ∈ C (Ω) | pK (g − f ) < ε} .

Consideremos la siguiente familia τ de subconjuntos de C (Ω): F ⊂ C (Ω) ,


Si
diremos que F ∈ τ, cuando para cada f ∈F existen un compacto K y un
real positivo ε, tales que U (f, K, ε) ⊂ F.

Surgen, inmediatamente, dos preguntas a abordar:

1. ¾Es esta τ, realmente, una topología?

2. En caso de serlo, ¾coincidirá con la de la convergencia uniforme sobre


compactos?

179
4.6. Teoremas de Morera y de Weierstrass

Como cabe sospechar, la respuesta es armativa en ambos casos.

Proposición 4.14 La clase τ es una topología sobre el espacio C (Ω) y la


familia

U := {U (f, K, ε) | f ∈ C (Ω) , K ⊂ Ω compacto y ε > 0}

es una base para τ.

Demostración. Veamos que τ es, en efecto, una topología.


Claramente ∅ y C (Ω) están en τ.
Sea una familia arbitraria {Fλ | λ ∈ Λ} ⊂ τ . Consideremos ∪ Fλ . Dado
λ∈Λ
f ∈ ∪ Fλ , existirá λ∈Λ tal que f ∈ Fλ . Así, existen K compacto y ε>0
λ∈Λ
tales que
U (f, K, ε) ⊂ Fλ ⊂ ∪ Fλ ;
λ∈Λ
y, en consecuencia, ∪ Fλ ∈ τ.
λ∈Λ
Sean F1 , F2 ∈ τ . Dada f ∈ F1 ∩ F2 , tenemos que existen compactos
K1 , K 2 y reales positivos ε1 , ε2 , tales que

U (f, K1 , ε1 ) ⊂ F1 y U (f, K2 , ε2 ) ⊂ F2 .

Así, conK := K1 ∪ K2 y ε := mı́n {ε1 , ε2 }, será U (f, K, ε) ⊂ F y, por tanto,


F1 ∩ F2 ∈ τ.
Resta ver que la familia U es una base de la topología τ . Para ello, bastará
ver que sus elementos son abiertos. Dados f ∈ C (Ω), K ⊂ Ω compacto y
ε > 0, sea g ∈ U (f, K, ε). Consecuentemente,

pK (f − g) =: δ < ε.

Veamos que U (g, K, ε − δ) ⊂ U (f, K, ε), y, por tanto, U (f, K, ε) ∈ τ. En


efecto:

h ∈ U (g, K, ε − δ)
⇒ pK (h − f ) < pK (g − h) + pK (g − f ) < ε − δ + ε = ε,

luego h ∈ U (f, K, ε). 

Y ahora, la respuesta a la segunda pregunta.


Proposición 4.15 Sea Ω = Ω ⊂ C y sean (fn ) , f ∈ C (Ω) . Son equiva-
lentes:

180
172 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

i. fn → f ; es decir, (fn ) converge uniformemente sobre compactos a f.


K−u

ii. (fn ) converge a f en la topología τ.

Demostración. (fn ) converge uniformemente sobre compactos de Ω a f


⇔ ∀K ⊂ Ω, K compacto y ∀ε > 0, ∃m ∈ N : n ≥ m ⇒ pK (f − fn ) < ε
⇔ ∀K ⊂ Ω, K compacto y ∀ε > 0, ∃m ∈ N : n ≥ m ⇒ fn ∈ U (f, K, ε)
⇔ ∀U (f, K, ε), ∃m ∈ N : n ≥ m ⇒ fn ∈ U (f, K, ε)
⇔ (fn ) converge a f en la topología τ, por ser U base de entornos para
f en (C (Ω) , τ ) . 

Denición 4.8 La topología τ considerada en la denición 4.7 y en la propo-


sición 4.14 se llama topología de la convergencia uniforme sobre compactos.

La clase H (Ω) de las funciones holomorfas en el abierto Ω se considerará


dotada de la topología τ|H(Ω) que, como subespacio, hereda de (C (Ω) , τ ).
Las preguntas naturales que surgen ahora son:

3. ¾Existirá alguna distancia en C (Ω) cuya topología inducida coincida


con τ?

4. Tal vez, ¾estará inducida por alguna norma?

Veremos cómo las respuestas son, respectivamente, sí y no; concreta-


mente, veremos que la topología τ es metrizable y completa.

Denición 4.9 Sean Ω un abierto del plano y (Kn ) una sucesión exhaustiva

de compactos en él (Ω = ∪n K n y Kn ⊂ K n+1 , ∀n ∈ N). Para aligerar
notación: sea pn := pKn , ∀n ∈ N y denamos


+∞
1 pn (f − g)
d (f, g) := , ∀f, g ∈ C (Ω) .
2n 1 + pn (f − g)
n=1

Para probar resultados concernientes a d precisamos de un lema que es


mero cálculo:

Lema 4.5 Para reales no negativos a, b, c tales que a ≤ b + c, se tiene:

a b+c
i. ≤ , y
1+a 1+b+c
b+c b c
ii. ≤ + .
1+b+c 1+b 1+c

181
4.6. Teoremas de Morera y de Weierstrass

Proposición 4.16 La aplicación d, dada en la denición 4.9, es una dis-


tancia en C (Ω) .

Demostración. Claramente, d (f, g) ≥ 0. Si es d(f, g) = 0, se sigue que


pn (f − g), para todo natural n. Así, sobre cada Kn , es f = g . Y así, coin-
cidirán en todo el abierto.
La simetría es evidente (ya hemos abusado, sin decirlo, del hecho de que
pn (f − g) = pn (g − f )).
Para funciones f, g, h continuas en Ω, tenemos que


+∞
1 pn (f − h) ∑
+∞
1 pn (f − g) + pn (g − h)
d(f, h) = ≤
2 1 + pn (f − h)
n 2n 1 + pn (f − g) + pn (g − h)
n=1 n=1

+∞
1 pn (f − g) ∑
+∞
1 pn (h − g)
≤ +
2n 1 + pn (f − g) 2n 1 + pn (h − g)
n=1 n=1
= d (f, g) + d(g, h),

lo que completa la demostración. 

Lema 4.6 Se tiene lo siguiente:

i. Sean K⊂Ω un compacto y ε > 0. Entonces, existe δ>0 tal que

d(f, g) < δ ⇒ g ∈ U (f, K, ε).

ii. Dado δ > 0, existen un compacto K⊂Ω y ε > 0, tales que

f, g ∈ C (Ω) , g ∈ U (f, K, ε) ⇒ d(f, g) < ε.

Demostración. i. Para el compacto dado, existirá un momento m en la suce-


sión exhaustiva de compactos (Kn ) en el que

◦ ◦
K ⊂ K m ⊂ (Km ⊂) K m+1 .
ε
Tomemos 0<δ< 2m +2m ε , y supongamos d(f, g) < δ . Entonces

pm (f −g)
1+pm (f −g)
pK (f − g) ≤ pm (f − g) = pm (f −g)
1 − 1+p m (f −g)
m ε
2 d(f, g) 2m +2m ε
≤ < = ε.
1 − 2m d(f, g) 1 − 2m +2 ε

182
174 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

En consecuencia, g ∈ U (f, K, ε).


ii. Existe m ∈ N tal que m <
1 δ δ
2 2 . Hagamos K := Km y ε := 2 . Para
g ∈ U (f, K, ε),


+∞
1 pn (f − g) ∑
m
1 pn (f − g) ∑
+∞
1 pn (f − g)
= +
2 1 + pn (f − g)
n 2 1 + pn (f − g)
n 2n 1 + pn (f − g)
n=1 n=1 n=m+1
∑m
1 pn (f − g) δ ∑ 1 δ
m
< + < p n (f − g) +
2 1 + pn (f − g) 2
n 2 n 2
n=1 n=1
δ δ δ
< pn (f − g) + < + = δ,
2 2 2
obteniéndose el resultado. 

Y como inmediata consecuencia:

Proposición 4.17 La topología asociada a la distancia d es la τ.

Observación 4.6 Notemos la terrible arbitrariedad con la que ha sido elegi-


da la distancia d.
Ha dependido, tanto de la sucesión exhaustiva de com-
1
pactos, como de la sucesión elegida, 2n en nuestro caso (de entre las posibles

(an ) de términos positivos con la condiciónn an convergente). Por tanto,
lo realmente importante no va a ser la forma concreta de la métrica, sino el
hecho de que la topología τ sea metrizable.

Proposición 4.18 La distancia d es completa.

Demostración. Sea (fn ) una sucesión de Cauchy en (C (Ω) , d). Fijemos (aun-
que arbitrarios) un compacto K en Ω y un ε > 0. Sea δ > 0, dado por i. del
lema 4.6. Por ser de Cauchy, se tiene:

∃m ∈ N : p, q ≥ m ⇒ d (fp fq ) < δ.

Por tanto, fp ∈ U (fq , K, ε) ⇒ pK (fq − fp ) < ε.


Sea ahora z ∈ Ω y consideremos K := {z}. Para tal elección, si tomamos
ε > 0, existirá m ∈ N tal que si p, q ≥ m entonces |fp (z) − fq (z)| < ε; luego
la sucesión (fn (z)) es de Cauchy en C. Por tanto, para cada z ∈ Ω podemos
denir
f (z) := lı́m fn (z) .
n→+∞

Obtenemos así, mediante convergencia puntual, el candidato a límite.

183
4.6. Teoremas de Morera y de Weierstrass

Veamos que, en efecto, se trata de una función continua y que la conver-


gencia es, de hecho, uniforme sobre compactos. Demostremos que fn → f .
K−u
Sea un compacto K ⊂ Ω. Para ε > 0, sea δ>0 el dado por i. del lema
4.6. Sea m también un natural tal que

p, q ≥ m ⇒ d (fp , fq ) < ε.

Sea z ∈ K. Ocurrirá que

p, q ≥ m ⇒ |fp (z) − fq (z)| < ε.

Fijando p≥m y haciendo q → +∞ :

|fp (z) − f (z)| ≤ ε. (4.4)

Observemos que la fórmula (4.4) es válida para cualesquiera p ≥ m y


z ∈ K. Luego
pK (fp − f ) ≤ ε, ∀p ≥ m.
Pero también m y K son arbitrarios; por tanto, fn → f (recuerda el argu-
K−u
mento inicial en i. del teorema 4.19 de convergencia de Weierstrass.) 

Resumimos lo visto en el siguiente teorema:

Teorema 4.20 Sea Ω un abierto del plano complejo. Se verican:

i. La convergencia en (C (Ω) , d) es la uniforme sobre compactos.

ii. (C (Ω) , d) es un espacio métrico completo.

iii. H (Ω) es un cerrado de (C (Ω) , τ ) y, por tanto, completo.

iv. La aplicación f −→ f ′ de H (Ω) en H (Ω), es continua.

Demostración. i. y ii. son las proposiciones 4.17 y 4.18. iii. es otra forma de
enunciar la primera parte del teorema 4.19 de Weierstrass. La continuidad
viene dada por el teorema 4.19 (la aplicación es continua por sucesiones)
junto al hecho de que H (Ω) sea espacio métrico. 

Concluimos con una promesa anunciada:

Proposición 4.19 La topología τ de la convergencia uniforme sobre com-


pactos en el espacio C (Ω) de las funciones continuas no proviene de ninguna
norma.

184
176 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Demostración. Razonaremos por reducción al absurdo: sea ∥◦∥ la norma que


induce a la topología τ. Como

B(0, 1) := {f ∈ C (Ω) | ∥f ∥ < 1}


es un entorno (abierto) del origen, existen K ⊂Ω compacto y ε>0 tales
que
U (0, K, ε) ⊂ B(0, 1).
Sea z0 ∈ Ω\K (que sabemos debe existir), y sea f ∈ C (Ω) tal que

f (z0 ) = 1
f (z) = 0, z ∈ K
0 ≤ f (z) ≤ 1, z ∈ Ω.
d(z,K)
(Podemos considerar, por ejemplo, f (z) := d(z,K)+d(z,z0 ) .) Para esta función:

pK (nf ) = 0, ∀n ∈ N,
de donde
nf ∈ U (0, K, ε) , ∀n ∈ N,
y, por tanto, se tiene que

1
∥nf ∥ < 1, ∀n ∈ N ⇔ ∥f ∥ < , ∀n ∈ N ⇒ ∥f ∥ = 0 ⇒ f (z) = 0, ∀z ∈ Ω,
n
lo cual es un absurdo. 

4.6.1. Ejercicios propuestos

1. Sean un abierto Ω del plano complejo C, una sucesión (fn ) de funciones


continuas de Ω en C y f : Ω −→ C una función continua. Prueba la
equivalencia de las siguientes armaciones:

(a) La sucesión (fn ) converge uniformemente a f sobre cada compacto


K ⊂ Ω.
(b) Para toda sucesión (zn ) de puntos en Ω convergente a un punto
z0 ∈ Ω, la sucesión (fn (zn )) converge a f (z0 ).
2. Sean un abierto Ω C y una sucesión (fn ) de fun-
del plano complejo
ciones continuas de Ω en C que converge uniformemente sobre com-
pactos a una función f : Ω −→ C. Prueba que si g : C −→ C es una
función continua, entonces la sucesión (g ◦ fn ) converge uniformemente
sobre compactos a la función g ◦ f .

185
4.6. Teoremas de Morera y de Weierstrass

3. Sean un abierto Ω del plano complejo C y una sucesión (fn ) de fun-


ciones continuas de Ω en C. Prueba la equivalencia de las siguientes
armaciones:

(a) La sucesión (fn ) converge uniformemente sobre cada compacto


K ⊂ Ω.
(b) Cada punto de Ω tiene un entorno en el que la sucesión (fn )
converge uniformemente.

4. Sean abiertos Ω1 y Ω2 C, Ω := Ω1 ∪ Ω2 , y sea


del plano complejo
una sucesión de funciones continuas de Ω en C. Prueba que si la
(fn )
sucesión (fn ) converge uniformemente sobre cada compacto K1 ⊂ Ω1 y
sobre cada compacto K2 ⊂ Ω2 , entonces (fn ) converge uniformemente
sobre cada compacto K ⊂ Ω.

5. Sea la sucesión de funciones (fn ) de C en C, dada por

1
fn (z) := sen(nz), ∀z ∈ C, ∀n ∈ N.
n
Prueba que (fn ) converge uniformemente sobre R, pero no converge
uniformemente sobre ningún abierto de C. (Sugerencia: considera la
sucesión de derivadas (fn′ ).)

6. Prueba que la serie


∑ zn
1 − zn
n≥1

converge uniformemente sobre compactos en el disco unidad D y que,


por tanto, su suma es una función holomorfa en D.

7. Prueba que la serie

∑ zn
(1 − z n ) (1 − z n+1 )
n≥1

converge uniformemente sobre cada compacto de C\T y determina la


suma de dicha serie. (Vuelve al ejercicio 4.)

8. Prueba que la serie



exp(−n) sen(nz)
n≥1

186
178 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

converge uniformemente sobre compactos del abierto

Ω := {z ∈ C : |Im z| < 1}
y determina su suma.

9. Prueba que, para cada natural k, la serie de potencias

∑ k
zn
kn(n + 1) + 1
n≥1

tiene radio de convergencia 1. Sea fk la función holomorfa en el disco


unidad D denida por la suma de dicha serie. Prueba que la sucesión
(fk ) converge uniformemente en D y encuentra el desarrollo en serie de
Taylor centrado en el origen para la función límite.

10. Sea una función holomorfa en el disco unidad, f ∈ H(D), vericando


f (0) = 0. Prueba que la serie

f (z n )
n≥1

converge en D y que su suma es holomorfa en D. Reconsidera el ejercicio


6.

11. (La función ζ de Riemann) Sea la función ζ : Ω −→ C dada por



ζ(z) := n−z
n≥1

para z ∈ Ω := {z ∈ C : Re z > 1}. Prueba las siguientes armaciones


sobre la función zeta de Riemann:
(a) ζ es analítica en el dominio Ω. Obténgase ζ ′ (z) para z ∈ Ω.
(b) La convergencia de ζ en Ω no es uniforme.

(c) La serie

+∞
(log n)k n−z
n=1
es analítica en Ω.
12. Sea la función f : D −→ C dada por


+∞ n
z
f (z) := .
n2
n=1

187
4.7. Factorización de funciones holomorfas

(a) Prueba que f es holomorfa en el disco unidad D.


(b) Obtenga f ′ (z) para z ∈ D. ¾Cuál es el radio de convergencia
para la serie que representa a f ′ ? ¾Se puede extender de manera
holomorfa la función analítica f más allá dell disco cerrado unidad
D?
unif
(c) Sea {fn : n ∈ N} ⊂ H(Ω) uniformemente convergente f → f , en

un dominio Ω. ¾Se puede armar convergencia uniforme de (fn )

a f en dicho dominio Ω? Extrae conclusiones.

13. Calcula la integral


∫ ( )

+∞
zn dz.
C( 0, 12 ) n=−1

14. Prueba que la serie


∑ 1
n!z n
n≥0

dene una función analítica en C\{0}. Calcula la integral de la tal


función sobre la circunferencia unidad T.

15. Sea una función f ∈ H(D(0, 2)) tal que |f (z)| ≤ 7, si |z| ≤ 2. Prueba
que existe un real positivo δ tal que
1
z, w ∈ D(0, 2), |z − w| < δ → |f (z) − f (w)| < .
10
Busca un valor numérico para δ que sea independiente de f que tenga
la propiedad anterior. (Indicación: usa la fórmula integral de Cauchy.)

16. Prueba que la serie


∑ zn
1 + z 2n
n≥0

es analítica en C\T.

4.7. Factorización de funciones holomorfas. Produc-


tos innitos. Teorema de factorización de Weier-
strass
Por un lado, tenemos que la teoría local de funciones holomorfas nos ha
facilitado el estudio de los ceros de una función holomorfa. Concretamente, si

188
180 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

disponemos de una función holomorfa (no trivial) en un abierto, f ∈ H (Ω),


que tiene un cero en dicho abierto, f (a) = 0, para algún a ∈ Ω, sabemos que

∃g ∈ H (Ω) y ∃k ∈ N : f (z) = (z − a)k g(z),

con g(z) ̸= 0 para z ∈ D(a, r) ⊂ Ω.


Y también, por otro lado, por el Teorema Fundamental del Álgebra,
sabemos que si p es un polinomio de grado n, podemos encontrar n+1
constantes, a, a1 , . . . , an ∈ C, tales que

n
p(z) = a (z − ak ) , ∀z ∈ C.
k=1

Pues bien, si la Teoría Analítica de Funciones (Weierstrass, gracias) nos


dice que las funciones holomorfas son casi polinomios (esto es, se pueden
ver como polinomios innitos), nos podemos hacer la siguiente pregunta
retórica: ¾puede una función holomorfa admitir un desarrollo en serie de
productos que revele explícitamente a todos sus ceros de igual suerte que
ocurre con los polinomios?
Funciones como el seno, a través de su desarrollo en series de Taylor,


+∞
(−1)n 2n+1
sen(z) := z , ∀z ∈ C
(2n + 1)!
n=0

nos muestran expresiones mediante series de potencias que no revelan infor-


mación sobre sus ceros. (Aquí sólo se aprecia que z=0 es un cero de ella.)
Sin embargo, esta misma función admite el desarrollo en series de productos

∏(
+∞
z2
)
sen(z) = z 1− 2 2 , ∀z ∈ C; (4.5)
k π
k=1

y ahora sí que parece justicado el hecho de que el seno tenga como conjunto
de sus ceros a πZ.
Por tanto, este tema encuentra su justicación en la posibilidad de expre-
sar las funciones holomorfas de una nueva forma que las caracteriza. Es decir,
holomorfía y analiticidad van a encontrar una tercera expresión equivalente
a ellas, vía productos innitos.
El contenido de este tema se va a estructurar en el sentido de comen-
zar estudiando (la convergencia de) productos innitos, justicaremos (entre
otras) la fórmula (4.5) anterior, y vamos a estudiar los llamados factores
primarios de Weierstrass, que jugarán un papel fundamental y que nos van

189
4.7. Factorización de funciones holomorfas

a permitir lograr el resultado principal de este tema: el teorema de facto-


rización de funciones holomorfas mediante productos innitos.
Comenzamos con una denición que pareciera harto rebuscada, pero los
ejemplos que la siguen dejarán claro que es muy natural.

Denición 4.10 (Productos innitos) Dada una sucesión


∏(zn ) de núme-
ros complejos, diremos que el producto (numérico) innito zn converge
n≥1
si existe p ∈ C\{0} tal que


n
Zn := zk −→ p,
k=1

en cuyo caso, escribiremos


+∞
zn := lı́m Zn = p.
k=1

Si A := {n : zn = 0} = ∅ y Zn → 0 diremos que el producto innito


diverge a 0.

n
Si A := {n : zn = 0} es nito y Zn := zk −→ p ̸= 0, diremos que el
k=1
k∈A
/
producto innito converge a 0.
En cualquier otro caso, diremos que el producto diverge (esto es, si la
sucesión (Zn ) no converge o simplemente converge en C a ∞).

Se hacen necesarios algunos comentarios al respecto de esta denición:

1. La noción de convergencia siempre está asociada a un comportamiento


característico de la sucesión a partir de un momento en adelante. No
es así en este caso. Observemos que precisamos que todos, todos, los
términos de la sucesión sean no nulos para que haya convergencia a un
p ̸= 0.
Desde esta perspectiva, se trata de un concepto poco satisfactorio si
no se toma suciente cautela. Nos referimos al hecho de que el carácter
de una sucesión no debe variar si se modican un número nito de
sus términos; sin embargo, si no hubiésemos descartado el caso p = 0,
tendríamos que

+∞ ∏
+∞
k=0 y k = +∞,
k=0 k=1

190
182 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

es decir, la primera converge y la segunda no. Con la notación con-


venida, ambas son divergentes (aunque la primera lo sea al cero y la
segunda al innito).

2. Es más, hay un problema que metodológicamente no tendría solución:


aspiramos a factorizar mediante productos innitos de modo que nos
sean revelados los ceros escondidos; pues bien, la relación


+∞
1
=0
k
k=1

nos maniesta una situación donde no habrá tal factorización bus-


cada. Es coherente que este caso caiga entre los divergentes (a 0,
¾sorprende?).
∏ ∏
3. Con las observaciones anteriores: zn converge si, y sólo si, zn
n≥1 n≥k+1
converge para cualquier k, en cuyo caso


+∞ ∏
+∞
zn = z1 z2 · · · zk zn
n=1 n=k+1

(de modo que hace coherente la divergencia a cero: 0p = 0).

4. Es elemental que, bajo tales condiciones asumidas de convergencia:


( +∞ ) ( +∞ )
∏ ∏ ∏
+∞
zn wn = zn wn ,
n=1 n=1 n=1
( +∞ )−1
∏ ∏
+∞
1
zn = .
zn
n=1 n=1

Proposición 4.20 Si el producto zn es convergente, entonces
n≥1

lı́m zn = 1.

Demostración. Podemos suponer todos los zn no nulos (¾por qué?). Así:


n+1 ∏
+∞
zk zn
k=1 n=1
zn+1 = −→ = 1,

n ∏
+∞
zk zn
k=1 n=1

191
4.7. Factorización de funciones holomorfas

pues el producto ha de ser no nulo. 

La condición necesaria anterior de convergencia del producto (zn → 1) es


maniestamente insuciente. Algunas de las siguientes situaciones se encar-
gan de justicarnos esta tarea:

∏ (
+∞ )
1. 1+ 1
n = 234
123 ··· diverge (a +∞).
n=1

∏ (
+∞ )
2. 1− 1
n = 123
234 ··· converge a 0.
n=2

∏ (
+∞ ) ∏ (
+∞ )( )
3. 1− 1
n2
= 1+ 1
n 1− 1
n converge (½pruébalo encontrando
n=2 n=1
Zn !).
∏ (
+∞ )
4. 1− 1
n2
converge a 0.
n=1

A la vista de la proposición 4.20, se acostumbra a escribir los productos


innitos en la forma

+∞
(1 + zn ) ,
n=1

siendo la condición necesaria, ahora, que

lı́m zn = 0.

El siguiente resultado nos muestra que una aproximación natural al es-


tudio de los productos innitos es el estudio de las correspondientes series
que aparecen tomando logaritmos (principales) factor a factor:


Lema 4.7 Un producto innito (1 + zn ) converge a un límite no nulo si,
∑ n≥1
y solo si, log (1 + zn ) converge.
n≥1

Demostración. La prueba de la suciencia es sencilla: para cada natural k,


llamemos

k ∑
k
Pk := (1 + zn ) y Sk := log (1 + zn ) .
n=1 n=1

Si Sk −→ S, entonces Pk = eSk −→ eS ̸= 0.

192
184 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Recíprocamente, la condición también es necesaria. Esto requiere un poco


más de cuidado. Supongamos que

Pk −→ P ̸= 0.

Observemos en primer lugar que, de esta relación de convergencia, se sigue


que

k
lı́m (1 + |zn |) = |P | ̸= 0,
n=1
y aplicando el logaritmo real


+∞
log (1 + |zn |) = ln |P | . (4.6)
n=1

Luego para cumplir con el objetivo basta probar que la serie (real, también)

arg (1 + zn ) (4.7)
n≥1

converge, pues (4.6) y (4.7) son las partes real e imaginaria, repectivamente,
de la serie que queremos converja.

k
Sea ϕk := argω (1 + zn ) , donde el argumento considerado es una
n=1
determinación continua en un entorno de P. Esta sucesión (ϕk ) converge a
argω P . Como, por otra parte, el Argumento de un producto es la suma de
los Argumentos de los factores, podemos armar que


k ∏
k
arg (1 + zn ) ∈ Arg (1 + zn ) .
n=1 n=1

Ahora bien, como dos Argumentos se diferencian en un múltiplo de 2π , ha


de existir una sucesión de enteros (mk ) tal que


k
ϕk = 2mk π + arg (1 + zn ) .
n=1

¾Qué nos resta? Probar que esta sucesión de enteros encontrada es constante
(salvo, quizás, en un número nito de sus términos), pues así resultaría


k
arg (1 + zn ) = ϕk − 2mk π −→ argω P − 2mπ,
n=1

193
4.7. Factorización de funciones holomorfas

y completaríamos la argumentación.
La convergencia del producto innito nos dice que zn −→ 0, es decir
1 + zn −→ 1. Por tanto, a partir de un determinado momento

|arg (1 + zn )| < π.

Y, por otro lado, la sucesión de diferencias

|ϕk+1 − ϕk | = |arg (1 + zk+1 ) + 2π (mk+1 − mk )|

es nula; es decir, menor que π a partir de un determinado momento. Con-


clusión: como

|arg (1 + zk+1 ) + 2π (mk+1 − mk )| < π y |arg (1 + zk+1 )| < π,

se sigue, obligadamente, que para los enteros mk+1 y mk ha de vericarse

|mk+1 − mk | < 1,

luego coinciden a partir de un momento en adelante, lo que concluye la


prueba. 

Probamos a continuación un lema que nos sugiere el concepto, muy útil,


de producto absolutamente convergente.

Lema 4.8 Sean an ≥ 0, n ∈ N; entonces, son equivalentes:



i. (1 + an ) converge;
n≥1

ii. an converge.
n≥1

Demostración. Todo se basa en que x ≥ 0 =⇒ 1 + x ≤ ex , pues entonces,


razonando para cada natural n:

a1 + a2 + · · · + an ≤ (1 + a1 ) (1 + a2 ) · · · (1 + an ) ≤ ea1 +a2 +···+an ,

de donde se sigue el resultado. 

Otra forma de demostrar el lema 4.8 (ahora sin prejuicios sobre la natu-
raleza de los escalares a considerar), es la siguiente. Como

log (1 + z)
lı́m = 1,
z→0 z

194
186 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

para ε > 0, podemos razonar con z conveniente, que

(1 − ε) |z| < |log (1 + z)| < (1 + ε) |z| ;

y el lema 4.7 nos da la prueba del lema 4.8.


Qué mensaje nos da el lema 4.8: que los factores en el producto de i. se
pueden reordenar si, y solo si, se pueden reordenar los sumandos en la serie
de ii.; ya está motivada la


Denición 4.11 El producto innito (1 + zn ) converge absolutamente
∑ n≥1
si la serie |zn | es convergente. O bien, por el propio lema 4.8, si, y solo
∏ n≥1
si, (1 + |zn |) converge.
n≥1

(Observemos que en el lema estamos tratando con números reales an y


en la denición con complejos zn .)

Corolario 4.20 Si un producto innito converge absolutamente, entonces


es convergente.


Demostración. El lema 4.8 nos proporciona la convergencia de la serie |zn |;
n≥1
luego, en particular, podemos suponer

|zn | < 1, ∀n ≥ n0 .

(¾Por qué?) Como para |z| < 1 se tiene que

z2 z3 z4
log (1 + z) = z − + − + · · · = zh(z),
2 3 4
donde
z z2 z3
h(z) = 1 − + − + · · · → 1, si z → 0,
2 3 4
y para m ≥ n0 m
∑ ∑
m

log (1 + zn ) ≤ |zn h(zn )| ,

n=n0 n=n0

y el conjunto {h(zn ) : n ∈ N} está acotado y la serie |zn | converge. Se
sigue de la desigualdad anterior que
m


log (1 + zn ) −→ 0
n=n
0

195
4.7. Factorización de funciones holomorfas

cuando n0 , m −→ +∞. Pero esto no es ni más ni menos que la convergencia


de la serie ∑
log (1 + zn ) ;
n≥1

luego, aplicando ahora el lema 4.7, se tiene que el producto innito (1 + zn )
n≥1
converge. 

Observación 4.7 Ojo, más de lo que dice el lema 4.8, no se puede decir;
no caigamos en la tentación de hacer uso inconsciente de la relación
∏ ∑
(1 + zn ) converge ⇐⇒ zn converge,
n≥1 n≥1

que, además, ofrece el siguiente argumento falaz: consiste en probar, para


complejos zn (clave para diferenciarlo del lema 4.8, donde la equivalencia se

da para la convergencia absoluta |zn | ≥ 0) que el producto innito (1 + zn )
∑ n≥1
converge, si y solo si, la serie n≥1 zn converge. Ahí va:

Por el lema 4.7, tenemos que la convergencia del producto (1 + zn ) y
∑ n≥1
de la serie log (1 + zn ) son equivalentes. Si hacemos caso a Taylor: existe
n≥1
una función holomorfa g en un entorno del origen, con límite 1, tal que

log (1 + z) = zg(z).

Por tanto, para n sucientemente


∑ grande, g(zn ) estará tan próximo a 1 como

queramos, y así, la serie zn g(n ) converge si, solo si, converge zn , lo
n≥1 n≥1
que concluye la prueba.

(Encuentra el gazapo y un contraejemplo.)

Completamos esta primera parte con un resultado relativo a produc-


tos (innitos) de funciones holomorfas. Queremos considerar, concretamente,
funciones de la forma

+∞
f (z) := (1 + fn (z))
n=1

tomando valores en un dominio Ω. Recordemos (teorema 4.19 de Weier-


strass) que una condición suciente para la holomorfía de f es que las fn lo
sean y que la sucesión de productos parciales converja uniformemente sobre
compactos. Ahora, con esta notación, probamos que:

196
188 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES


Proposición 4.21 Si fn ∈ H (Ω) , n ∈ N y la serie |fn | converge uni-
∏ n≥1
formemente sobre compactos, entonces el producto (1 + fn ) converge uni-
n≥1
formemente sobre compactos y representa una función holomorfa en Ω. En
particular, converge absolutamente en Ω.

Demostración. La convergencia absoluta se sigue del lema 4.8.

∑K
Sea un subconjunto compacto del dominio Ω. La hipótesis sobre la
serie n≥1 |fn | nos garantiza que

∃n : m ≥ n =⇒ |fn (z)| < 1, ∀z ∈ K.

Podemos suponer, por tanto, que las funciones 1 + fn no se anulan en K. Y,


por otro lado, podemos encontrar otro natural N tal que

+∞
ε
|fm (z)| < , ∀z ∈ K.
2
m=N +1

Pero, teniendo en cuenta que


+∞ ( )
∑ m
m+1 α 1 1
|log (1 + α)| = (−1) ≤ |α| 1 + + + · · · = 2 |α| ,
m 2 4
m=1

lo anterior nos dice que




+∞

log (1 + fm (z)) ≤ ε, ∀z ∈ K,

m=N +1

lo cual equivale a la existencia de una función límite


∑ f sobre K a la que la
serie n≥1 log (1 + fn ) converge uniformemente:


+∞
f (z) = lı́m log (1 + fn (z)) , ∀z ∈ K.
n=1

Esta función ha de estar acotada, y como la exponencial es uniformemente


continua sobre dominios acotados, se tiene que
( )

N
exp log (1 + fn (z)) −→ ef (z)
n=1

uniformemente sobre el compacto K. La arbitrariedad del mismo nos da lo


que deseamos. 

197
4.7. Factorización de funciones holomorfas

Ejemplo 4.2 Existe una función holomorfa en el disco unidad dada por

+∞
f (z) := (1 + z n ).
n=1
Consideremos el producto innito


(1 + z n )
n≥1

para z ∈ D. Sea K un compacto del disco unidad. Como existe algún disco
de radio δ < 1 tal que
K ⊂ D(0, δ),
el test de Weierstrass nos proporciona convergencia uniforme sobre
∑ n K de la
serie z :

+∞
n

+∞
δ
|z| ≤
n
δ = ,
1−δ
n=1 n=1

luego la proposición 4.21 nos dice que este producto dene una función holo-
morfa en el disco unidad a la que converge en la topología de la convergencia
uniforme sobre compactos.

∏ ( )
Ejemplo 4.3 El producto innito 1+ 1
kz dene una función holomorfa
k≥1
en el semiplano Re z > 1.
Fijemos un compacto K en el dominio Ω que estamos considerando. Ha
de existir δ>0 tal que para cada elemento del compacto:

1 1 1
Re z ≥ 1 + δ =⇒ z = Re z ≤ 1+δ , ∀k ∈ N.
k k k

Consecuentemente, la serie
+∞

1

kz
n=1

converge uniformemente sobre K. La proposición 4.21 ya se encarga del resto.

Proposición 4.22 (desarrollo en producto innito del seno) Para ca-


da complejo z se tiene que

∏(
+∞ ( z )2 )
sen z = z 1− .

k=1

198
190 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Demostración. Consideremos la función auxiliar

∏(
+∞ ( z )2 )
f : C −→ C; f (z) := z 1− (sen z)−1 .

k=1
El objetivo es probar que se trata de la función constante 1.
El teorema 4.13 de Riemann de singularidades evitables nos dice que f
es una función entera y sin ceros. Además, es par. Vamos a estudiar el com-
portamiento de f para valores de z sucientemente grandes. Supongamos,
así, que
1
n ≤ |z| ≤ n.
2
Pero, en esta situación, el principio del módulo máximo nos dice que |f (z)|
alcanza su máximo sobre la poligonal
[ ( ) ( ) ( ) ( ) ]
1 1 1 1
π n+ (1, i) , π n + (−1, i) , π n + (−1, −i) , π n + (1, −i) ,
2 2 2 2
la cual tiene la gracia de no pasar (sea cual sea el valor del natural n) por
ninguno de los ceros del seno. Vamos a probar que existe una constante k>0
tal que si z está sobre dicha poligonal, entonces

1
≤ k.
|sen z|
En efecto. En general, se tiene

|sen z| ≥ |senh (Im z)| ,


luego

1 1 2 2
≤ = Im z −

|sen z| |senh (Im z)| |e −e Im z | eπ (n+ 1
)
2 − e
−π (n+ 21 )

2
≤ 3 =: k.
eπ 2 − e−π 2
3

Además, podemos acotar el producto innito mediante exponencial del


siguiente modo:
(
+∞ ( z )2 ) ∏n (
z )(
+∞ (
z ) ∏ ( z )2 )

1− = 1− 1+ 1−
kπ kπ kπ kπ
k=1 k=1 k=n+1

n ∏
+∞
|z|2
e2| kπ | e2| kπ | < e2 π
z z 2 |z|
≤ (1+log n)
e kπ2
k=1 k=n+1
( )
|z| |z|2
= exp 2 (1 + log n) +
π nπ 2

199
4.7. Factorización de funciones holomorfas

(donde hemos usado las desigualdades


n
1 ∑
+∞
1 1
< 1 + log n y
2 < nπ 2
k (πk)
k=1 k=n+1

para obtener la última desigualdad). Observando, otra vez, el comportamien-


to de |z| para n muy grande:


|z|2 2 1 n 1√
2
≤ |z| =⇒ (1 + log n) < ≤ |z|,
nπ π π 2 π
se sigue que, al n,

( )
+∞ 1 − ( z )2 ( )
∏ kπ
|f (z)| = z ≤ A exp |z|3/2 ,

k=1 sen z

de donde se sigue la existencia de una constante B tal que


( ( z )2 )

+∞ 1 − kπ
z = AeBz .
sen z
k=1

Ahora es cuando juega que f sea una función par: ha de ser B = 0, y


podemos determinar A observando que

z
A = f (0) = lı́m = 1,
z→0 sen z

lo que concluye la demostración. 

Una simpática forma de escribir el mismo resultado, y muy natural, sa-


biendo que lo que queremos es obtener una función entera que se anule en
sen(πz)
todos y cada uno de los enteros, es expresar la función como:
π

· · · (z + k + 1) (z + k) · · · (z + 1) z (z − 1) · · · (z − k) (z − k − 1) · · ·

Pero, simpatías aparte, el lema 4.8 nos expone que esta expresión mediante
producto no es absolutamente convergente en ningún punto de C\{0}; es
decir, no podemos agrupar los factores de cualquier forma y escribir, por
ejemplo:
∏(
+∞
z )∏(
+∞
z )
sen (z) = z 1− 1+ .
kπ kπ
k=1 k=1

200
192 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

La última parte de este tema se dedicará a obtener estas factorizaciones


de modo absolutamente convergente: la función exponencial jugará un pa-
pel extremadamente importante en este aspecto y nos proveerá de los, tan
esperados ya, factores primarios de Weierstrass.
Antes, algunos otros ejemplos interesantes.

Proposición 4.23 (producto innito del coseno) Para cada complejo z


se tiene que
( ( )2 )

+∞
2z
cos z = 1− .
(2k − 1) π
k=1

Demostración. La factorización del seno permite los siguientes cálculos:

∏ (
+∞ ( 2z )2 )
2z 1− kπ
sen 2z k=1
cos z = =
2sen z ∏ (
+∞ ( z )2 )
2z 1 − kπ
k=1
( ( )2 )( ( )2 )

+∞
(
1 − (2k−1)π
2z
1 − (2k)π
2z

+∞ ( )2 )
k=1 2z
= = 1− ,
∏ (
+∞ ( )
z 2
) (2k − 1)π
1− kπ
k=1
k=1

completando la prueba. 

Proposición 4.24 (fórmula de Wallis) Se verica

π 224466
= ···
2 133557
π
Demostración. Evaluamos en 2 la factorización del seno:

+∞ ( )
π π∏ 1
1 = sen = 1− 2 ;
2 2 (2k)
k=1

de donde
π ∏ (2k)2
+∞ ∏ 2k
+∞
2k
= = ,
2 2
(2k) − 1 k=1 2k + 1 2k −1
k=1

de donde se obtiene el resultado. 

201
4.7. Factorización de funciones holomorfas

Observación 4.8 Se puede razonar, al hilo de la demostración anterior, que


la serie es convergente, pero no es absolutamente convergente: si llamamos


n
(2k)2
Pn :=
k=1
(2k)2 − 1

al término general de la sucesión de productos parciales, lo que se prueba,


π
realmente, es que P2n converge a 2 ; pero

2n + 2
P2n+1 = P2n , ∀n ∈ N,
2n + 1

de donde se sigue que la sucesión P2n+1 converge igualmente (½y al mismo


límite!), ergo Pn . Y, sin embargo, los productos


+∞
2k ∏
+∞
2k
y
2k + 1 2k − 1
k=1 k=1

son divergentes, de donde se sigue que no hay convergencia absoluta.

Teorema 4.21 (de factorización de Weierstrass) Para cualquier suce-


sión λn −→ ∞ existe una función entera f tal que

f (z) = 0 ⇐⇒ z ∈ {λn : n ∈ N} .

Algunas cuestiones previas a la demostración de este hecho las resumimos


en la

Observación 4.9 Hemos de tener en cuenta lo siguiente:

1. La hipótesis sobre la sucesión... solo consiste en evitar trivialidades: si


es nito el conjunto de ceros, el producto no da problemas y la función
es el resultado de un producto de polinomio y exponencial adecuados; y
si la sucesión no converge a ∞, alguna de sus parciales se va a acumular
en algún punto de C: un dominio para el que el principio de identidad
no dejaría más escapatoria que f = 0.

2. Hay formas obvias de denir una función arbitraria que verique el


 ⇐⇒ . Lo importante es la holomorfía; y, de ahí, la absoluta conver-
gencia de la expresión como producto innito. Esta es la fuerza real de
este resultado.

202
194 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

Comenzamos con argumentos de tipo heurístico: para denir la tal f∈


H (C) parecería natural hacer


+∞
f (z) := (z − λn ) .
n=1

Pero, ya de entrada, observaciones tan elementales como la hipótesis


sobre la sucesión (λn ) , razonando para z jo, conlleva que la sucesión
de factores no convergería a 1, luego divergería el producto. Este de-
talle lo podemos evitar considerando los ceros en C\{0} y escribiendo

∏(
+∞
z
)
f (z) := 1− ,
λn
n=1

pues, ahora, si la serie


∑ 1

λn
es convergente, entonces la serie

∑ z

λn

converge uniformemente sobre compactos, luego así también el producto


y resulta la deseada función entera.
∑ 1
Además, aun en el caso de divergencia de λn pero convergencia de


∑ 1 2
,
λn

podemos modicar la denición de f así:

∏ [(
+∞
z
) (
z
)]
f (z) := 1− exp .
λn λn
n=1

Estos factores de convergencia actúan así: razonando sobre compactos


y paran conveniente, podemos hacer |λn | > 2 |z|, de donde
[( ) ( )] ( )
z z z z 2 z 3 z
log 1 − exp = − − 2 − 3 − ··· +
λn λn λn 2λn 3λn λn
2 ( ) 2
z 1 1 1 z

≤ 2 + + + · · · = 2 ,
λn 2 4 8 λn

203
4.7. Factorización de funciones holomorfas

luego hay convergencia uniforme sobre compactos. Por tanto, la serie


+∞ [( ) ( )]
z z
log 1− exp , z ̸= λn ,
λn λn
n=1

es uniformemente convergente y el producto lo es sobre compactos.

El mismo razonamiento nos es válido si consideramos series del tipo

∑ 1 p+1

λn
n≥1

para p ∈ N; lo cual nos habilita para considerar los factores de conver-


gencia
( )
z z2 zp
Wn (z) := exp + 2 + ··· + p
λn 2λn pλn
que garantizan la convergencia uniforme sobre compactos del producto

∏(
+∞
z
)
1− Wn (z),
λn
n=1

que, además, representa una función entera con los ceros deseados...
Sin embargo,

∑ 1 p
∃ (λn ) ⊂ C : λn −→ ∞ y divergente para todo p ∈ N,
λn

por ejemplo, la sucesión (log n)n≥2 . Para este pequeño atasco basta
redenir los factores de convergencia como:
( )
z z2 zn
Wn (z) := exp + 2 + ··· + ,
λn 2λn nλnn

donde, por el momento, seguimos con λn ̸= 0.

Demostración. (Del teorema 4.21 de factorización de Weierstrass.) Razonan-


do, como lo hemos hecho en la observación 4.9, sobre compactos y para n
conveniente, podemos hacer |λn | > 2 |z|, a partir de conveniente natural n,
de donde

[( ) ] +∞ k

z z n
log 1 − z Wn (z) ≤ ≤ ≤ 1 .
λn kλk λn 2n
n k=n+1

204
196 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

En resumen, las expresiones


+∞ [( ) ] ∏(
+∞ )
z z
log 1 − Wn (z) y 1− Wn (z)
λn λn
n=1 n=1

son uniformemente convergentes sobre compactos. Además, cada factor solo


se anula en λn ; y por la denición del producto innito, este sólo se anula
en tales puntos. Solo resta añadir los posibles ceros en el origen y hacer

∏(
+∞
z
)
f (z) := z p
1− Wn (z), ∀z ∈ C,
λn
n=1

lo que prueba el hecho. 

Ejemplo 4.4 Queremos lograr una función entera con ceros en −N.
∑ ∑
Notemos que la serie 1/ |−n| diverge, pero 1/n2 converge. Por tanto,
podemos denir tal función como
( z ) −z/n
f (z) := 1 + e , ∀z ∈ C.
n

Corolario 4.21 Toda función f meromorfa en el plano C se puede escribir


como el cociente de dos funciones enteras.

Demostración. Las singularidades de f son todas polos. Escribamos este con-


junto como Λ, donde cada polo aparece tantas veces como su orden indique.
A este conjunto le podemos asociar, vía teorema 4.19 de Weierstrass, una
función entera h tal que Z (h) = Λ. Ahora bien, el teorema 4.13 de singulari-
dades evitables de Riemann nos garantiza que g := f h es una función entera
tal que Z (g) = Z (f ). Por el principio de identidad es f = g/h. 

Aplicación: estudio de la función Gamma


En el ejemplo 4.4 hemos visto cómo la función entera con ceros en −N
más sencilla es el producto canónico

( z ) −z/n
f (z) := 1 + e , ∀z ∈ C. (4.8)
n
Claramente
z −→ f (−z)

205
4.7. Factorización de funciones holomorfas

tiene a los naturales como ceros, y:

sen πz
zf (z)f (−z) = .
π
Vamos a profundizar en algunas propiedades de f aprovechando la forma
en la que ha sido construida. La función

z −→ f (z − 1)

tiene los mismos ceros que f y, además, el origen. Por tanto, nos está per-
mitido escribir

f (z − 1) = zf (z) exp (g(z)) ,


donde g ∈ H (C). Queremos determinar la función entera g.
Si tomamos derivadas logarítmicas en ambos miembros de la ecuación
anterior (usando la expresión (4.8)) se tiene:

+∞ (
∑ ) ∑ +∞ ( )
1 1 1 1 1
− = + g ′ (z) + − . (4.9)
z−1+n n z z+n n
n=1 n=1

Si hacemos el cambio n ↔ n+1 en la serie de la izquierda, operando en ese


miembro nos queda:

+∞ (
∑ ) +∞ (
∑ )
1 1 1 1
− = −
z−1+n n z−1+n+1 n+1
n=1 n+1=1
+∞ (
∑ )
1 1
= −
z+n n+1
n=0
+∞ (
∑ ) ∑+∞ ( )
1 1 1 1 1
= −1+ − + − ,
z z+n n n n+1
n=1 n=1

donde la última serie suma 1. En consecuencia, la ecuación (4.9) se reduce a


g ′ (z) = 0, sea cual sea el valor del complejo z; luego la función g buscada es
una constante. Llamemos γ a tal constante. Por tanto:

f (z − 1) = eγ zf (z), ∀z ∈ C.

De algún modo, es más sencillo operar considerando la función

h(z) := f (z) exp(γz), ∀z ∈ C,

206
198 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

la cual verica la relación

h(z − 1) = zh(z), ∀z ∈ C. (4.10)

Ahora, el valor de γ se puede obtener de modo sencillo: haciendo z = 1,

1 = f (0) = eγ f (1),

de donde
∏(
+∞
1
)
−γ
e = 1+ e−1/n .
n
n=1
Como el n-ésimo producto parcial en dicha expresión se puede escribir
así: [ ( )]
1 1
(n + 1) exp − 1 + + · · · + ,
2 n
tomando logaritmos (y aprovechando su continuidad), nos queda:
( )
1 1
γ = lı́m 1 + + · · · + − log n .
2 n
Se trata de la llamada constante de Euler, cuyo valor aproximado es 0,57722.
Dado que h verica la relación (4.10), si hacemos Γ(z) := 1/ [zg(z)],
entonces aparece la relación

Γ (z + 1) = zΓ(z), ∀z ∈ C.

Esta función entra por derecho entre el reducido círculo de funciones famosas
de las matemáticas bajo el nombre de función gamma de Euler.
La forma en la que la hemos introducido permite obtenerla como:

e−γz ∏ ( z )−1 z/n


+∞
Γ(z) = 1+ e ,
z n
n=1

de modo que
π
Γ(z)Γ(z − 1) = .
sen (πz)
Observamos, de modo inmediato, que la función Γ es moromorfa (con polos
en −N ∪ {0}), pero no tiene ceros. Es sencillo comprobar que esta función es
una generalización de la función factorial. Igualmente, de la última relación,
podemos extraer como información, que
( )
1 √
Γ = π.
2

207
4.7. Factorización de funciones holomorfas

Otras propiedades de interés de la función gamma las podemos obtener


a partir de la segunda derivada de log Γ. Por derivación

( ) ∑
+∞
d Γ′ (z) 1
= .
dz Γ(z)
n=1
(z + n)2

Por ejemplo, se puede comprobar que, como Γ(z)Γ(z + 21 ) y Γ(2z) tienen los
mismos polos, la relación anterior nos da:

( ) ( )
d Γ′ (z) d Γ′ (z + 21 ) ∑
+∞
1 ∑
+∞
1
+ = + ( )
dz Γ(z) dz Γ(z + 12 ) n=1
(z + n) 2
n=1 z + n + 2
1 2
[ +∞ ]
∑ 1 ∑
+∞
1
= 4 2 +
n=1
(2z + 2n) n=1
(2z + 2n + 1)2

+∞ ( )
1 d Γ′ (2z)
= 4 =2 .
(2z + n)2
n=1
dz Γ(2z)

Por integración se obtiene


( )
1
Γ(z)Γ z + = eaz+b Γ(2z),
2

y usando relaciones conocidas para los valores z = 1/2 y z = 1, se tiene


(pruébese) que
1
a = −2 log 2, b= log π + log 2,
2
de donde se sigue la llamada fórmula de duplicación de Legendre:
( )
√ 1
πΓ(2z) = 22z−1 Γ(z)Γ z + .
2

4.7.1. Ejercicios propuestos

1. Determina cuáles de los siguientes productos innitos son convergentes:


( ) ( )
∏ 1 ∏ 1
a) 1− ; b) 1− ;
n∈N ( 2n ) n∈N ( n +
)1
∏ (−1)n ∏ 1
c) 1− ; d) 1− 2 ;
n∈N ( n ) n≥2 ( n )
∏ (−1)n ∏ 1
e) 1− √ ; f) 1+ 2 .
n∈N n n∈N n

208
200 CAPÍTULO 4. TEOREMA DE CAUCHY LOCAL. APLICACIONES

2. Este ejercicio expone información suplementaria muy interesante a la


teoría expuesta arriba:

a) Ayúdate del producto innito dado en 1.e) para probar que

∑ ∏
zn converge ; (1 + zn ) converge.

b) Prueba que, sin embargo,

∑ ∑ ∏
zn y |zn |2 convergen ⇒ (1 + zn ) converge.


c) Busca, y encuentra, un ejemplo de producto innito
∑ (1 + zn )
convergente (a un límite no nulo) tal que zn no sea convergente.

3. Dene una función entera que tenga ceros simples en los cuadrados de
los naturales.

4. Considera una función meromorfa cuyos polos sean de orden, a lo más,


uno y tal que su residuo en cada uno de ellos sea un número entero.
Prueba que tal función ha de ser la derivada logarítmica de alguna otra
función meromorfa.

5. Determina los productos canónicos asociados a cada una de las siguien-


tes sucesiones:

a) zn := 2n ; b) zn := nb : b > 0; c) zn := n (ln n)2 .

6. Prueba que los siguientes productos denen funciones enteras:

∏ ∏ ( z) z
a) (1 + an z) : a ∈ D; b) 1− en ;
n∈Z\{0} ( n
) n∈Z\{0}
∏ z
c) 1+ .
n∈Z\{0} n (ln n)2

7. Encuentra una función f holomorfa (no trivial) en el disco unidad tal


{ }
que sus ceros los tome en los puntos 1− 1
n+1 :n∈N . (Te puedes

ayudar de una función


( ) entera g que se anule en los naturales, y luego
1
denir f (z) := g 1−z .)

209
Capítulo 5

Más propiedades locales de las

funciones holomorfas

5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Princi-


pio del máximo. Principio del módulo máximo
Que la gráca de una función f : Ω ⊂ C −→ C esté en R4 conlleva la im-
posibilidad de su visualización. No obstante, la consideración de la aplicación
z −→ |f (z)| permite extraer, a través de lo que se puede llamar supercie
modular, consecuencias muy interesantes para f. En el presente capítulo
veremos que la supercie modular de una función holomorfa (salvo casos
triviales) no tiene máximos locales.
También será un capítulo donde sacaremos provecho de la fórmula ele-
mental de Cauchy


1 f (w)
f (z) = dw, ∀z ∈ D(a, r),
i2π C(a,r) w−z

de modo que el conocimiento de una función holomorfa sobre C(a, r) nos


permitirá conocerla sobre todo el disco interior D(a, r).
Comenzamos con el llamado principio de la media.


Teorema 5.1 (Principio de la Media) Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ H (Ω) y
D(a, r) ⊂ Ω. Entonces

∫ 2π ( )
1
f (a) = f a + reiθ dθ.
2π 0

210
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Demostración. Por la fórmula de Cauchy, con z = a:



1 f (w)
f (a) = dw
i2π C(a,r) w−a
∫ ( ) ∫ 2π ( )
1 f a + reiθ iθ 1 iθ
= ire dθ = f a + re dθ.
i2π C(a,r) reiθ 2π 0


Observemos con detenimiento lo que se ha probado: el valor de una fun-


ción holomorfa en un punto es siempre el promedio de los valores que dicha
función toma sobre los puntos de cualquier circunferencia que tenga a dicho
punto como centro. Como consecuencia del principio de la media tenemos la
muy importante desigualdad de la media.


Teorema 5.2 (Desigualdad de la Media) Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ H (Ω)
y D(a, r) ⊂ Ω. Entonces
∫ 2π ( )
1
|f (a)| ≤ f a + reiθ dθ.
2π 0

El hecho de vericar la tesis anterior es de tan suma importancia, que se


ha hecho un estudio sistemático de tales funciones.


Denición 5.1 Sean Ω = Ω ⊂ C y φ : Ω −→ R una función real de variable
compleja. Diremos que φ es subarmónica en Ω si verica las dos condiciones
siguientes:

i. φ es continua en Ω.
∫ 2π ( )
1
ii. D(a, r) ⊂ Ω ⇒ φ(a) ≤ φ a + reiθ dθ.
2π 0

Como inmediata consecuencia, tenemos que el módulo de una función


holomorfa es una función subarmónica.
Del curso de una variable real sabemos que:
∫b
Lema 5.1 φ : [a, b] → R
Sea continua y no negativa. Si a φ ≤ 0, entonces
φ(t) = 0, ∀t ∈ [a, b].

Teorema 5.3 (Principio del Máximo para funciones subarmónicas)


Sean Ω un dominio de C y φ : Ω −→ R una función subarmónica en Ω.
Supongamos que existe a ∈ Ω tal que φ(z) ≤ φ(a), para todo z ∈ Ω. En-
tonces φ es constante.

211
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

Demostración. Sea
A := {z ∈ Ω : φ(z) = φ(a)} .
Claramente, A ̸= ∅ A = Ω; y para ello,
(¾por qué?) Nuestro objetivo: lograr
haremos uso del lema 1.2 de conexión. Sean, por tanto, b ∈ A y D(b, R) ⊂ Ω.
Consideremos 0 < r < R; por ser φ subarmónica:
∫ 2π ( )
1
φ(b) ≤ φ b + reiθ dθ,
2π 0
lo cual equivale a que
∫ 2π [ ( )]
1
φ(b) − φ b + reiθ dθ ≤ 0.
2π 0
( )
Pero, por hipótesis, φ(b) − φ b + reiθ ≥ 0, ∀θ ∈ [0, 2π] . Luego, aplicando
el lema 5.1 ( )
φ(b) − φ b + reiθ = 0, ∀θ ∈ [0, 2π] ,
y, por tanto,
C(b, r)∗ ⊂ A, ∀r ∈ ]0, R[ ,
de donde
D(b, R) ⊂ A.
En conclusión: A = Ω. 

Corolario 5.1 Sean Ω un dominio acotado de C y φ : Ω −→ R una función


continua en Ω y subarmónica en Ω. Entonces
{ }
máx φ(z) : z ∈ Ω = máx {φ(z) : z ∈ ∂Ω} .

Es decir, el máximo sobre el cerrado se alcanza, siempre, en la frontera.

Demostración. La acotación del dominio nos provee de compacidad, tanto


para Ω como para ∂Ω. La continuidad de φ nos garantiza la existencia de
ambos números reales que aparecen en la igualdad a probar. Supondremos
que φ alcanza su máximo sobre Ω en algún punto de Ω. (¾Por qué podemos
hacer esta restricción?) Pero, si este es el caso, el principio del máximo para
funciones subarmónicas nos dice que φ ha de ser constante en Ω, y, por
continuidad de φ sobre la frontera, será constante sobre todo Ω; y de este
modo el máximo lo alcanzará también sobre la frontera. 

Ahora perseguimos aplicarle nuestros resultados sobre funciones subar-


mónicas al módulo de una función holomorfa.

212
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Teorema 5.4 (Principio del Módulo Máximo) Sean Ω un dominio del


plano complejo Cyf una función holomorfa en Ω. Si |f | alcanza un máximo
relativo en Ω, entonces f es constante en Ω.

Demostración. Sea a∈Ω un punto donde la función |f | alcance un máximo


relativo. En tales condiciones: existe r>0 tal que

D(a, r) ⊂ Ω y |f (z)| ≤ |f (a)| , ∀z ∈ D(a, r).

Podemos aplicar el principio del módulo máximo para funciones subarmóni-


cas a |f |
D(a, r): |f | es constante en el disco. Pero como f ∈ H (D(a, r))
en
y |f | D(a, r), entonces f es constante en todo el disco D(a, r).
constante en
Finalmente, el principio de identidad se encarga del resto. 

Corolario 5.2 Sean Ω un abierto acotado de C y f : Ω −→ R una función


continua en Ω y holomorfa en Ω. Entonces

{ }
máx |f | (z) : z ∈ Ω = máx {|f | (z) : z ∈ ∂Ω} .

Demostración. Si en la hipótesis del abierto (acotado) fuese dominio (acota-


do), no habría nada que probar gracias al corolario 5.1. Sea a ∈ Ω un punto
e
donde |f | alcanza su máximo (absoluto) sobre Ω. Sea Ω la componente conexa
de Ω tal que a ∈ Ω e . Así, ahora podemos armar que |f | alcanza su máximo
(absoluto) sobre ∂ Ωe ; pero, al n y al cabo, es ∂ Ω
e ⊂ ∂Ω. 

Como aplicación, tenemos el siguiente

Corolario 5.3 Si f es una función entera vericando

1
|f | (z) ≤ , ∀z ∈ C\R.
|Im z|

Entonces, f (z) = 0, ∀z ∈ C.

Demostración. Claramente z : |Im z| ≥ 1 ⇒ |f (z)| ≤ 1. Por tanto, f no tiene


garantizada su acotación para los z : −1 < Im z < 1. ( )
Sea R > 1 y veamos que, para conveniente M > 0, f D(0, R) ⊂
D(0, M ).
Consideremos la función auxiliar

( )
g(z) := z 2 − R2 f (z), ∀z ∈ C.

213
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

Sea z ∈ C(0, R), con Re z > 0. Tendremos que

|z − R| √
=: sec θ ≤ 2
|Im z|

(pues θ ∈ [0, π/4]), de modo que |(z − R) f (z)| ≤ 2, en el caso √Re z > 0.
Si hubiésemos considerado Re z ≤ 0, tendríamos |(z + R) f (z)| ≤ 2.
En consecuencia,

√ √
z ∈ C(0, R) ⇒ |g (z)| = |z − R| |z + R| |f (z)| ≤ 2 |Im z| 2 < 2R.

Aplicando el principio del módulo máximo: z ∈ D(0, R) ⇒ |g (z)| ≤ 2R.


Pero, para nuestra función f, esto signica que

2R
|z| ≤ R ⇒ |f (z)| ≤ ,
|z 2 − R2 |

de modo que, haciendo R → +∞, f es idénticamente nula en D(0, R). Ahora


ya, el principio de identidad, se encarga del resto. 

Teorema 5.5 (Principio del Módulo Mínimo) Sean Ω un dominio de


C yf : Ω → C una holomorfa en Ω. Supongamos que |f | alcanza un mínimo
relativo en a ∈ Ω. Entonces, o bien f es constante en Ω o bien f (a) = 0.

Demostración. Razonamos del siguiente modo: supongamos que f (a) ̸= 0, y


que, por tanto, existe ρ>0 tal que

D(a, ρ) ⊂ Ω y |f (z)| ≥ |f (a)| > 0, ∀z ∈ D(a, ρ).

Consideremos entonces la función auxiliar

1
: D (a, ρ) −→ C
|f |
1
que es holomorfa en todo su dominio. Consecuentemente,
|f | tiene un máximo
absoluto en D(a, ρ). El principio del módulo máximo nos dirá entonces que
1
f es constante en D(a, ρ), y, por tanto, lo será la propia f. Una vez más, el
principio de identidad es el responsable de lograr el resto. 

Encaramos ahora la segunda parte de este capítulo. En ella vamos a poner


de maniesto la estrecha relación existente entre las funciones holomorfas y
las funciones armónicas.

214
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Todo aparecerá, de modo natural, al conectar lo que acabamos de probar


en la primera parte del capítulo y el hecho, tal vez ya lejano, de que toda
función compleja f se puede ver como una pareja (u, v) de funciones reales
de dos variables reales que acostumbramos en llamar partes real e imaginaria
de f.
Toda la riqueza informativa que nos dan estas funciones se encierra (vía
ecuaciones de Cauchy-Riemann o también llamadas de Euler-D'Alembert)
en la llamada ecuación de Laplace:

∂2u ∂2u ∂2v ∂2v


+ = + = 0. (5.1)
∂2x ∂2y ∂2x ∂2y

Pasemos ya a formalizar estos comentarios expuestos.

Teorema 5.6 Sean Ω un conjunto abierto de C y f : Ω −→ C una función


holomorfa en Ω. Si llamamos u := Re f y v := Im f , entonces:

i. u y v son funciones diferenciables de clase C∞;

ii. u y v verican, ambas dos, la ecuación de Laplace (5.1).

Demostración. Como v := Re (−if ) , podemos razonar, sin pérdida de gene-


ralidad, sobre u (pues −if hereda las propiedades que tenga f ).
i. Lo vamos a probar por inducción. Sea:

A := {n ∈ N : f ∈ H (Ω) ⇒ u := Re f ∈ C n (Ω)} .

¾1 ∈ A? Usando la holomorfía de f, las ecuaciones de Cauchy-Riemann nos


dicen que
∂u ∂u
f′ = −i .
∂x ∂y
Como, además, f ′ ∈ C (Ω), se sigue la continuidad de las derivadas parciales
de u Ω. Consecuentemente, u ∈ C 1 (Ω) y, por tanto, 1 ∈ A.
sobre
Sea n ∈ A. Razonando sobre la holomorfía de la función derivada f ,

u := Re f ′ ∈ C n (Ω). Pero, razonando como arriba, ahora u ∈ C n+1 (Ω) y,


por tanto, n + 1 ∈ A. Por tanto, A = N.
ii. Como ya sabemos, la holomorfía de f nos dice, entre otras cosas, que

∂u ∂u ∂v ∂v
f′ = −i = +i .
∂x ∂y ∂y ∂x

215
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

Así, derivando en tales fórmulas y usando las ecuaciones de Cauchy-Riemann-


Euler-D'Alembert:
( ) ( ) 
∂2u ∂ ∂u ∂2v
∂ ∂v 

2
= = = 

∂x ∂x ∂x ∂x
∂x∂y ∂y
( ) ( )
2
∂ u ∂ ∂u ∂ ∂v ∂2v 

= = − = − 

∂y 2 ∂y ∂y ∂y ∂x ∂y∂x

pero, las derivadas cruzadas coinciden para funciones de clase C2, de donde
surge la ecuación de Laplace para u. 

Denición 5.2 (Función armónica o función de potencial) Sea Ω un


conjunto abierto del plano C y sea φ una función real denida sobre él:
φ : Ω −→ R. Diremos que φ es una función armónica en Ω si verica las dos
condiciones siguientes:

i. φ es de clase C2 en Ω;

ii. φ verica la ecuación de Laplace en Ω.

Notaremos φ ∈ A (Ω) .

Con esta denición, el teorema 5.6 nos dice que las partes real e imagi-
naria de una función holomorfa son funciones armónicas (es más, son dife-
renciables de clase C∞) en el abierto Ω.
Ahora nos planteamos si el problema recíproco será cierto: es decir, ¾las
funciones armónicas son la parte real de alguna función holomorfa?
Este problema, con respuestas local sí y global no, nos permite enganchar
(¾sorpresa?... ½no lo creo!) con algunos resultados ya conocidos por nosotros,
pero previamente necesitamos el siguiente lema:

Lema 5.2 Sean Ω un conjunto abierto de C y f : Ω −→ C una función


holomorfa en Ω tal que 0 ∈
/ f (Ω). Si denimos u (z) := ln |f (z)| para cada z
en Ω, entonces u ∈ A (Ω).

Demostración. Ser armónica es un concepto local; por tanto, consideremos


a arbitrario en Ω (f (a) ̸= 0) y razonaremos en un entorno suyo: δ > 0 :
D(a, δ) ⊂ Ω.
Sea ρ := |f (a)| > 0. Existe

l ∈ H (D(f (a) , ρ)) : el(z) = z, ∀z ∈ D(f (a) , ρ)

216
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

(¾por qué?).
Por argumentos de continuidad para f,

∃δ > 0 : D(a, δ) ⊂ Ω y f (D(a, δ)) ⊂ D(f (a) , ρ).

La función h(z) := l(f (z)), ∀z ∈ D(a, δ) es holomorfa en su disco de


denición y, además,

eh(z) = el(f (z)) = f (z), ∀z ∈ D(a, δ),

de donde, tomando módulos



h(z)
e = |f (z)| = eRe h(z) , ∀z ∈ D(a, δ);

y por las propiedades de la exponencial (real)

Re h(z) = ln |f (z)| =: u(z), ∀z ∈ D(a, δ);

luego u es armónica en el disco D(a, δ). 

Teorema 5.7 Dado un conjunto abierto Ω del plano complejo, consideremos


las siguientes armaciones:

i. γ f = 0, para toda función f holomorfa y cualquier γ camino cerrado
con soporte en Ω.

ii. Toda función holomorfa en Ω admite primitiva:

f ∈ H (Ω) ⇒ ∃F ∈ H (Ω) : F ′ = f.

iii. Toda función armónica en Ω es la parte real de alguna función holo-


morfa:
u ∈ A (Ω) ⇒ ∃Fe ∈ H (Ω) : Re Fe = u.

iv. Las funciones holomorfas sin ceros en Ω admiten logaritmo holomorfo:

f ∈ H (Ω) : 0 ∈
/ f (Ω) ⇒ ∃g ∈ H (Ω) : f = eg .

v. Las funciones holomorfas sin ceros en Ω admiten raíz cuadrada holo-


morfa:
f ∈ H (Ω) : 0 ∈
/ f (Ω) ⇒ ∃g ∈ H (Ω) : f = g 2 .

Entonces: i. ⇔ ii. ⇒ iii. ⇒ iv. ⇒ v.

217
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

Demostración. i. ⇔ ii. es el lema 4.2 de caracterización de la existencia de


primitiva.
⇒ v. ya es conocido.
iv.
⇒ iii. Para u ∈ A (Ω) , veamos que f := ∂u
ii.
∂x − i ∂y es holomorfa en
∂u

Ω. Por ser u de clase C 2 , sus parciales serán de clase C 1 . Vemos (pues es lo


que basta para concluir la holomorfía de f ) que, además, las parciales de u
verican las ecuaciones de Cauchy-Riemann-Euler-D'Alembert:

( ) ) ( 
∂ ∂u ∂2u∂u ∂2u ∂ 

= 2
= − 2
= 

∂x ∂x ∂x ∂y ∂y ∂y
( ) ( )
∂ ∂u 2
∂ u 2
∂ u ∂ ∂u 

= = = 

∂y ∂x ∂y∂x ∂x∂y ∂x ∂y

(donde se ha usado la armonía de u: la ecuación de Laplace en la primera ca-


dena de igualdades y la conmutación de las derivadas cruzadas en la segunda
de ellas).
Por tanto, podemos aplicar la hipótesis ii. a f, de modo que existe una
primitiva para ella en e+ie
Ω; llamémosla F, y escribamos F := u v para denotar
a sus partes real e imaginaria.
Y tendremos, por un lado:

∂e
u ∂e
u
F′ = −i ;
∂x ∂y

pero, por el otro:


∂u ∂u
f= −i .
∂x ∂y
De este modo
∂u ∂e
u ∂u ∂e
u
= y = ,
∂x ∂x ∂y ∂y
lo que conlleva que u−u
e sea constante sobre cada componente conexa de Ω.
Consideremos, ahora, la función dada por

Fe (z) := F (z) − u
e (z) + u (z) , ∀z ∈ Ω.

Pues bien esta es la función buscada: la holomorfía de Fe se logra razonando


sobre cada componente conexa de Ω (carácter local de la derivabilidad), y,
además, se tiene que:

Re Fe = Re (F − u
e + u) = Re F − u
e + u = u.

218
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

iii. ⇒ iv. Sea f : Ω −→ C una función holomorfa en Ω tal que 0 ∈ / f (Ω).


Consideremos la función (según el lema 5.2) armónica en Ω dada por u (z) :=
ln |f (z)| para cada z en Ω.
Hagamos uso de la hipótesis iii.: ∃F e ∈ H (Ω) : Re Fe = u. Llamemos
− Fe
φ := f e (está bien denida en todo Ω). Además de ser, evidentemente,
holomorfa en todo su dominio de denición, se tiene, para z ∈ Ω, que:


e e
|φ (z)| = f (z)e−F (z) = |f (z)| e− Re F (z) = |f (z)| e− ln|f (z)| = 1;

de modo que la función φ es constante sobre cada componente conexa de


Ω. (Siempre con valores en la circunferencia unidad T.) De este modo, log φ
también lo será (¾por qué?).
Sea ahora g := Fe + log φ. Esta función es holomorfa en Ω y, además, se
tiene que
e e e e
eg = eF +log φ = eF φ = eF f e−F = f,
lo que permite concluir fácilmente la demostración del resultado. 

Corolario 5.4 Si Ω es dominio estrellado, entonces las cinco armaciones


del teorema 5.7 son ciertas.

Demostración. En efecto: por el teorema de Cauchy para dominios estrella-


dos, ii. es cierta, luego todas las demás también lo serán. 

Corolario 5.5 Si Ω := C\{0}, entonces las cinco armaciones del teorema


5.7 son falsas.

Demostración. En particular, sabemos que v. es falsa sobre C\{0}. 

Como cada disco es un entorno estrellado de su centro, tenemos:

Corolario 5.6 Toda función armónica es, localmente, la parte real de alguna
función holomorfa.

Corolario 5.7 Las funciones armónicas son diferenciables de clase C ∞.

Demostración. Evidente, por ser localmente la parte real de una función holo-
morfa, será localmente una función holomorfa. El hecho de que la holomorfía
sea una propiedad local es una verdadera suerte en este caso. 

219
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

Corolario 5.8 Sean u ∈ A (Ω) y D(a, r) ⊂ Ω. Entonces

∫ 2π ( )
1
u(a) = u a + reiθ dθ.
2π 0

Equivalentemente, si u ∈ A (Ω), entonces u y −u son subarmónicas.

Demostración. Sea R > 0 : D(a, r) ⊂ D(a, R) ⊂ Ω. Por ser el disco D(a, R)


dominio estrellado, existe una f función holomorfa en él, tal que u = Re f .
Pero, en tal caso, f verica el principio de la media en a:
∫ 2π ( )
1
f (a) = f a + reiθ dθ;
2π 0

luego tomando partes reales:

∫ 2π ( ) ∫ 2π ( )
1 iθ 1
u(a) = Re f (a) = Re f a + re dθ = u a + reiθ dθ.
2π 0 2π 0

Ya que hemos probado el hecho, nada evidente, de que las funciones


armónicas son subarmónicas, ¾qué nos dirá de una función armónica el prin-
cipio del máximo para funciones subarmónicas?
La respuesta pondrá de maniesto la potencia de ser algo más que subar-
mónica: nos esperan dos principios del máximo (uno absoluto y otro relativo)
y, por medio, un principio de identidad para funciones armónicas.
El principio de extremo absoluto, consecuencia inmediata (como vere-
mos) del corolario anterior, nos va a decir que si u es una función armónica
no constante en un dominio Ω, el conjunto u (Ω) no tiene extremos (abso-
lutos). Nos resultará muy práctico, a n de su demostración, el siguiente
enunciado:

Teorema 5.8 (Principio de extremo (absoluto) para funciones ar-


mónicas) Sea Ω un dominio del plano complejo C y sea u ∈ A (Ω) . Supon-
gamos que se verica alguna de las dos siguientes armaciones:

a. ∃a ∈ Ω : u(z) ≤ u(a), ∀z ∈ Ω.

b. ∃b ∈ Ω : u(b) ≤ u(z), ∀z ∈ Ω.

Entonces u es constante en Ω.

220
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Demostración. Si se da a., el principio del máximo para funciones subar-


mónicas aplicado a u nos va a decir que u es constante en Ω.
Si es b. lo que se verica, aplicando ahora el principio del máximo para
funciones subarmónicas a la función −u (pues sería −u(z) ≤ −u(b), ∀z ∈ Ω)
tendremos que −u es constante en Ω, luego lo ha de ser u. 

Una consecuencia extraordinaria de este hecho será el que las funciones


armónicas que sean continuas en la frontera de su dominio de denición (en
el enunciado obviaremos la conexión bajo el impuesto de razonar sobre cada
componente conexa) no se pueden denir de cualquier modo en el abierto:

Corolario 5.9 Sea Ω un abierto acotado y sean u y v armónicas en Ω y


continuas en Ω. Supongamos que u y v coinciden sobre ∂Ω. Entonces u(z) =
v(z), ∀z ∈ Ω.

Demostración. Consideremos la función φ := u − v, que es continua en Ω


y armónica en Ω. Probaremos que φ es idénticamente cero en Ω razonando
primero que φ ≤ 0; después, bastará con aplicar a −φ lo hecho con φ.
Como quiera que φ alcanza su máximo absoluto en algún a ∈ Ω (¾por
qué?), ha de ocurrir que o bien a ∈ ∂Ω, o bien a ∈ Ω. Si es a ∈ ∂Ω, entonces

φ (z) ≤ φ (a) = 0, ∀z ∈ Ω.

Si esa ∈ Ω, razonemos con la componente conexa Ω e en la que se encuen-


tra e esta ha de ser
a. Pero entonces, por el teorema 5.8 aplicado a φ en Ω,
constante; luego por continuidad también lo será en su frontera, de modo
que φ alcanza su máximo absoluto en e ⊂ ∂Ω.
∂Ω Por tanto, y en cualquier
caso,
φ (z) ≤ 0, ∀z ∈ Ω.
La conclusión nal ya es trivial. 

Surge en esta discusión el conocido como

Problema de Dirichlet. Caracterización de los Ω dominios acotados del


( )
plano complejo C tales que para cada f ∈ C (∂Ω) existe u ∈ C Ω tal
que u ∈ A (Ω) y u(z) = f (z), ∀z ∈ ∂Ω.

Se puede consultar, entre otros muchos, la sección 4.2 del capítulo 6 de


Ahlfors. Se tiene que existe solución al problema si, y solo si, C\Ω no tiene
componentes conexas que se reduzcan a un punto.

221
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

Terminamos ya este tema reformulando el principio de extremo relati-


vo para funciones armónicas. Recordemos, acabamos de probarlo, que pre-
cisamos que una función armónica alcance extremo absoluto para que sea
constante. Sería deseable que bastase con que fuese relativo tal extremo (tal
y como ocurría para el módulo de funciones holomorfas por ser funciones
subarmónicas). Pero, téngase presente ahora, no disponemos de un principio
de identidad ad litera para funciones armónicas:

u(x, y) := ex sen (y) , ∀ (x, y) ∈ R2


v (x, y) := 0, ∀ (x, y) ∈ R2 .

Ambas funciones son armónicas en cualquier dominio del plano, coinciden


en R y, evidentemente, son distintas.
Afortunadamente, sí que disponemos del siguiente sucedáneo: la condi-
ción suciente para que dos funciones armónicas coincidan sobre un dominio
es que el conjunto donde coincidan sea abierto no vacío (observemos que en el
ejemplo recién presentado, tal conjunto es de interior vacío); y lo enunciamos
así:

Teorema 5.9 (Principio de identidad para funciones armónicas) Da-


das dos funciones armónicas φ y ψ sobre un dominio Ω, si el conjunto A :=
◦ ◦
{z ∈ Ω : φ(z) = ψ(z)} es tal que A ̸= ∅, entonces A = Ω.

Demostración. Haremos uso del lema 1.2 de conexión: sea D(a, r) ⊂ Ω, con
◦ ◦
a∈A y r > 0. (Bastará, por tanto, probar que D(a, r) ⊂ A.)
Por tratarse de un dominio estrellado, armamos que

∃f, g ∈ H (D(a, r)) : φ (z) = Re f (z) y ψ (z) = Re g (z) , ∀z ∈ D(a, r).



Ahora bien, como a ∈ A, existe ρ ∈ ]0, r[ tal que D(a, ρ) ⊂ A. (Es decir, ahí
φ y ψ coinciden.)
Así, si consideramos

h : D(a, r) −→ C; h(z) := f (z) − g(z), ∀z ∈ D(a, r),

resulta que se trata de una función holomorfa con parte real nula: en efecto,
para algún α ∈ R:
h(z) := iα, ∀z ∈ D(a, ρ);
pero, por el principio de identidad para funciones holomorfas,

h(z) := iα, ∀z ∈ D(a, r);

222
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

y claro, esto no es ni más ni menos que

φ(z) = ψ(z), ∀z ∈ D(a, r),



es decir, D(a, r) ⊂ A. Pero esto equivale a tener D(a, r) ⊂ A (¾por qué?),

luego, por el lema 1.2 de conexión, A = Ω. 

Por n, al n, el n:

Teorema 5.10 (Principio de extremo (relativo) para funciones ar-


mónicas) Sea Ω un dominio del plano complejo C y sea φ una función ar-
mónica en Ω. Si φ alcanza un extremo relativo en Ω, entonces φ es constante
en Ω.
Demostración. Llamemos a ∈ Ω al punto donde la función φ alcanza su
extremo relativo. Para conveniente r>0 (que garantice D(a, r) ⊂ Ω) ten-
dremos que φ (a) es extremo absoluto para φ en D(a, r). Pero, por el prin-
cipio de extremo absoluto para funciones armónicas, tal φ es constante en
D(a, r). Ahora, el principio de identidad para funciones armónicas, recién
demostrado, nos dice que φ es constante en todo el dominio Ω. 

5.1.1. Ejercicios propuestos

1. Justica que

(a) las funciones ex cos y ex sen y son armónicas en todo el plano.


y

(b) si f ∈ H(Ω), entonces |f | es subarmónica pero no armónica.

(c) las funciones ln z y Arg son armónicas en C\{0}.

2. Estudia la armonía de las partes real e imaginaria de la función


( )
z−a
z −→ Log
z−b
denida sobre C\{a, b} (para a ̸= b).
3. Usa la función z −→ z 2 para poner de maniesto que en la propiedad
ser  armónica conjugada de hay que tener en cuenta el orden de las
funciones del par (u, v) = (Re f, Im f ). Completa lo anterior resolvien-
do y discutiendo el siguiente resultado: Si dos funciones holomorfas f
y g en un dominio Ω son de la forma

Re f = Im g, Im f = Re g,
entonces han de ser constantes.

223
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

4. Prueba que u ∈ A(Ω) ⇒ ∂u ∂u


∂x , ∂y ∈ A(Ω).

5. Comprueba que la función u(x, y) := cosh y sen x es armónica en todo


el plano C y encuentra su armónica conjugada; es decir, una función v
tal que f := u + iv ∈ H(C). ¾Quién es la tal f ?

6. Supongamos que la función

[ ]
u(x, y) = g(x) e2y − e−2y

es armónica. Si sabes que g(0) = 0 y g ′ (0) = 1, ¾quién habrá de ser g?

7. Seaf una función holomorfa no constante sobre algún disco abierto


D(a, R). Para r ∈]0, R[, se denen las funciones

M (R) := máx{|f (z)| : |z−a| = r}; A(r) := mı́n{Re f (z) : |z−a| = r}.

Prueba que se trata de funciones estrictamente crecientes y que, además,


en el caso R = +∞, se tiene

lı́m M (r) = lı́m A(r) = +∞.


r→+∞ r→+∞

8. Sea Ω un dominio acotado de C y sea (fn ) una sucesión de funciones


continuas en Ω y holomorfas en Ω. Prueba que si (fn ) converge uni-
formemente en la frontera de Ω, entonces (fn ) converge uniformemente
en Ω.

9. Sea f una función entera, f ∈ H(C), que lleva la circunferencia unidad


en la recta real: f (T) ⊂ R. Prueba que f es constante.

10. Sea u : C −→ R una función armónica. Supongamos que u(z) ≥ 0, ∀z ∈


C. Prueba que u es constante.

11. Sea la función

Φ(x, y) := 6x2 y 2 − x4 − y 4 + y − x + 1,

y sea, por otro lado, f = u + iv ∈ H(C). Se pide:

(a) si Φ = u, calcular v;
(b) si Φ = v, calcular u.

224
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

12. Prueba que la clase de las funciones armónicas A(Ω) es cerrada para
combinaciones lineales, y que para que sea cerrada para productos,
uv ∈ A(Ω), es suciente que u y v sean armónicas conjugadas. Concre-
tamente, si u ∈ A(Ω), ¾será u2 ∈ A(Ω)? Con u ∈ A(Ω), ¾para qué
funciones f será f ◦ u ∈ A(Ω)?

13. Sea u ∈ A(Ω). Supongamos dado el cambio a coordenadas polares

e := u(ρ cos θ, ρ sen θ).


u

Pruébese que:

(a) si e
u solo depende de ρ, el laplaciano de e
u tiene la forma

1
eρρ + u
u eρ = 0
ρ

(b) si estamos sometidos a la condición de a., entonces

e(ρ, θ) = a log ρ + b (a, b ∈ C).


u

14. Calcule, para n ∈ {1, 2, 3, 4}, los polinomios armónicos pn y qn , dados


por la igualdad

z n := (x + iy)n := pn (x, y) + iqn (x, y).

Encuentre la forma general de pn y qn en el sistema polar de coorde-


nadas.

15. Sea u ∈ A(Ω), u = u(x, y). Sea el cambio de variable

x := φ(ζ, η), y := ψ(ζ, η)

con e . Prueba que la función


φ y ψ armónicas conjugadas en un abierto Ω

e(ζ, η) := u(φ(ζ, η), ψ(ζ, η))


u

es armónica en e.

16. Determina todos los polinomios armónicos u de la forma u(x, y) :=


ax3 + bx2 y + cxy 2 + dy 3 , donde a, b, c, d ∈ R. Encuentra a v , conjugada
armónica de u, y expresa f := u + iv como función de z .

225
5.1. Funciones armónicas y subarmónicas. Principio del máximo

17. Determina los valores del parámetro real k para los que la función

(x, y) −→ x(ey + eky )

sea armónica.

18. Encuentra la armónica conjugada de la función

u(x, y) := ex cos y + ey cos x + xy

explicitando su dominio de denición, y comprueba que para ella se


verica la ecuación de Laplace.

19. Halle la armónica conjugada v en el recinto indicado para la función u


en cada uno de los siguientes casos:

a. u(x, y) := x2 − y 2 + x, ∀(x, y) ∈ R2
b. u(x, y) := x
∀(x, y) ∈ R2 \{0}
x2 +y 2
,
( )
c. u(x, y) := 12 ln x2 + y 2 , ∀(x, y) ∈ R2 \R−
0
( 2 )
d. u(x, y) := 2 ln x + y , ∀(x, y) ∈ R \{0}
1 2 2

20. Discútase sobre la existencia o no de funciones holomorfas f = u + iv


en cada caso:

x2 −y 2
a. u(x, y) := (x2 +y 2 )2
,
( )
b. u(x, y) := ln x2 + y 2 − x2 + y 2 ,
( )
c. u(x, y) := exp xy .

21. ¾Para qué valores del natural n es armónica la función xn − y n ?


( )
22. SeaΩ un dominio acotado del plano complejo C. Sean f, g ∈ C Ω ∩
H(Ω). Supongamos que

a. f (z)g(z) ̸= 0, ∀z ∈ Ω, b. |f (z)| = |g(z)|, ∀z ∈ ∂Ω.

Prueba que existe λ ∈ T, tal que

f (z) = λg(z), ∀z ∈ Ω.

23. Sea u ∈ A(C). Supongamos que u(C) no es denso en R; es decir, existe


a ∈ R tal que a ∈ Ais(u(C)). Prueba que u es constante.

226
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

24. Sea f una función entera no constante y sea ρ un número real positivo.
Prueba que el cierre del conjunto {z ∈ C : |f (z)| < ρ} es el conjunto
{z ∈ C : |f (z)| ≤ ρ}.

25. Sea Ω un dominio acotado de C y sea f una función continua en Ω,


holomorfa en Ω y no constante. Supongamos que |f | es constante en
la frontera de Ω. Prueba que, en este caso, f se anula en, al menos, un
punto de Ω.

26. Sea p un polinomio de grado n y sea ρ > 0. Prueba que el conjunto


{z ∈ C : |p(z)| < ρ} tiene, a lo sumo, n componentes conexas.

27. Determina la armónica conjugada de arctan xy ∈] − π, π].

28. Encuentre, caso de existir, las funciones armónicas (no constantes) del
tipo indicado:

a. u := φ(x), b. u := φ(ax + by), (a, b ∈ R)


( ) ( )
c. u := φ x2 + y 2 , d. u := φ xy ,
( 2 2)
e. u := φ(xy), z ̸= 0, f. u := φ x +y
x ,
( √ ) ( )
g. u := φ x + x2 + y 2 , h. u := φ x2 + y .

29. Analice la existencia de funciones analíticas f (y encuéntrelas caso de


existir) a partir del conocimiento de su módulo o Argumento:

( ) 2
a. ρ = x2 + y 2 ex , b. ρ = er cos 2φ ,
c. θ = xy, d. θ = φ + sen φ.

30. Encuentra una función f holomorfa en Ω, f = u + iv , a partir de la


armónica dada:

y
a. u(x, y) := x2 − y 2 + 5x + y − x2 +y 2
,
b. u(x, y) := ex (x cos y − y sen y) + 2 sen x senh y + x3 − 3xy 2 + y,
c. u(x, y) := 3 + x2 − y 2 − 2(x2y+y2 ) ,
( )
d. u(x, y) := ln x2 + y 2 + x − 2y.

31. Sea Ω un dominio acotado de C y sea f una función holomorfa en Ω,


no constante. Supongamos que existe una constante real positiva M,

227
5.2. Teoremas de la aplicación abierta y de la función inversa

vericando la siguiente propiedad: si (zn ) es una sucesión de puntos de


Ω convergente a un punto de su frontera, entonces

∀ε >, ∃m ∈ N : n ≥ m ⇒ |f (zn ) | < M + ε.

Prueba que |f (z)| < M , ∀z ∈ Ω.


( )
32. Sea f ∈ C D ∩ H(D) una función continua en el disco cerrado unidad
y holomorfa en el abierto. Supongamos que si z ∈ T ⇒ |f (z)| = 1.
Determina el comportamiento de f a partir del conocimiento de sus
ceros. (Indicación: Si no tiene ceros habrá de ser constante; en otro
caso, se podrá construir, mediante funciones de Möbius, una función
que verica las mismas hipótesis que f y que tiene los mismos ceros.)

33. Sean Ω1 y Ω2 dos abiertos del plano complejo C, f ∈ H (Ω1 ) con


f (Ω1 ) ⊂ Ω2 , y u ∈ A (Ω2 ). Prueba que la composición es armónica en
Ω1 : u ◦ f ∈ A (Ω1 ). (Indicación: no es aconsejable optar por vericar
la ecuación de Laplace para u ◦ f .)

34. Sea Ω un dominio del plano C y sea a ∈ Ω tal que las funciones
f, g ∈ H(Ω), verican:

|f (z)| + |g(z)| ≤ |f (a)| + |g(a)|, ∀z ∈ Ω.

Prueba que tanto f como g son constantes en Ω. (Indicación: trabaja


f (a) g(a)
con las funciones
f (a) f y g(a) g .)

5.2. Comportamiento local de una función holomor-


fa. Teoremas de la aplicación abierta y de la
función inversa
En este tema se exponen dos resultados clásicos de la teoría de diferen-
ciación, ahora en el ámbito complejo. Las ideas que subyacen en uno y otro,
en el mismo orden en el que aparecerán, son:

i. las funciones holomorfas llevan abiertos en abiertos.

ii. las aplicaciones conformes son difeomorsmos locales.

La segunda mitad del tema se dedicará a deducir tales resultados a partir


de un teorema máximo exponente del carácter local de la holomorfía.

228
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Teorema 5.11 (de la aplicación abierta) Sean Ω un dominio del plano


C y f : Ω −→ C una función holomorfa no constante en Ω. Entonces f es
abierta.

Demostración. Sea U = U ⊂ Ω. Probemos que f (U ) es abierto. Sea w0 ∈
f (U ). Ha de existir z0 ∈ U tal que f (z0 ) = w0 . En virtud del principio de
identidad para funciones holomorfas, existe r > 0 tal que D(z0 , r) ⊂ U y
si z ∈ D(z0 , r), entonces f (z0 ) ̸= w0 . (Es decir, los ceros de una función
holomorfa se pueden aislar.)
Sea

ρ := mı́n {|f (z) − w0 | : z ∈ ∂D (z0 , r)}


= mı́n {|f (z) − w0 | : |z − z0 | = r} .

Es evidente que ρ > 0; probemos que


( ρ)
D w0 , ⊂ f (U ),
2
con lo que habremos concluido la demostración.
Razonaremos por reducción al absurdo: supongamos que
( ρ)
D w0 , \f (U ) ̸= ∅.
2
ρ
Sea pues, w∈C tal que |w − w0 | < 2 y w∈
/ f (U ).
Denamos la función auxiliar

1
g : U −→ C; g(z) := , ∀z ∈ U.
f (z0 ) − w
Así, g ∈ H (U ) y verica que

1 1
|g (z0 )| = = > 2/ρ.
|f (z0 ) − w| |w0 − w|
Pero, por otro lado, si |z − z0 | = r, entonces:

1 1
|g(z)| = =
|f (z) − w| |f (z) − w0 + w0 − w|
1 1 2
≤ < ρ = ;
|f (z) − w0 | − |w0 − w| ρ− 2 ρ
luego aplicando el principio de la media:
∫ 2π ( )
1
g(z0 ) = g z0 + reiθ dθ;
2π 0

229
5.2. Teoremas de la aplicación abierta y de la función inversa

y tomando valor absoluto:

∫ 2π
1
2/ρ < |g (z0 )| ≤ g(z0 + reiθ ) dθ
2π 0
∫ 2π
1 2
≤ dθ ≤ 2/ρ,
2π 0 ρ

pero esto es absurdo. 

Para el próximo resultado, probamos primero el siguiente lema, de interés


en sí mismo:


Lema 5.3 Sean Ω=Ω⊂C y f ∈ H (Ω). Denamos la aplicación

 f (z) − f (w)
, z ̸= w
g : Ω × Ω −→ C; g (z, w) := z−w
 f ′ (z), z=w

Entonces, g es continua en Ω × Ω.

Demostración. Consideremos G := {(z, w) ∈ Ω × Ω : z ̸= w} (es decir, el


complemento en Ω×Ω de su propia diagonal). Se trata de un conjunto
abierto (¾por qué?), luego al ser g|G continua en G, también lo será la propia
g, por el carácter local de la continuidad.
a ∈ Ω, y veamos que g es continua en (a, a). Por argumentos de
Sea ahora
continuidad para f ′ : para ε > 0, podemos encontrar δ > 0 tal que D(a, δ) ⊂
Ω y si |u − a| < δ, entonces |f ′ (a) − f ′ (u)| < ε. Ahora, para z, w ∈ D(a, δ),
pretendemos probar que |g(z, w) − g(a, a)| < ε.
Sean z y w distintos (si son iguales, es trivial). Así:


f (z) − f (w) 1
g(z, w) = = f ′ (tz + (1 − t)z)dt;
z−w 0

de donde:
∫ 1 ∫ 1

|g(z, w) − g(a, a)| = ′
f (tz + (1 − t)z)dt − f (a)dt

0 0
∫ 1

≤ f (tz + (1 − t)z) − f ′ (a) dt < ε,
0

lo que concluye la prueba. 

230
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS


Teorema 5.12 (de la función inversa) Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ H (Ω) y

a ∈ Ω. Supongamos que f ′ (a) ̸= 0. Entonces existe U =U ⊂C tal que:

i. a∈U y f es inyectiva en U;
ii. V := f (U ) es abierto;
( )−1
iii. ψ := f|U ∈ H (V ) y ψ ′ (f (z))f ′ (z) = 1, ∀z ∈ U .

Demostración. i. Consideremos la función continua g del lema 5.3. Como



g(a, a) = f (a) ̸= 0, podemos considerar λ := |g(a, a)| > 0. Por argumentos
de continuidad, existe ρ > 0 tal que D(a, ρ) ⊂ Ω y si z, w ∈ D(a, ρ), entonces
|g(z, w)| ≥ λ/2. Por tanto, para z, w ∈ D(a, ρ), z ̸= w, tenemos que:
λ
|f (z) − f (w)| ≥ |z − w| ,
2
de donde se sigue la inyectividad de f en D(a, ρ). Si hacemos U := D(a, ρ),
tendremos ya i.
ii. Como U (tal y como ha sido denido en i.) es un dominio, el teorema
5.11 (de la aplicación abierta) nos da lo deseado.
iii. La continuidad de ψ se sigue del apartado anterior. Veamos su deriva-
w ∈ V y (wn ) ⊂ V \{w} convergente a
bilidad (es decir, su holomorfía): sean
w. Llamemos z := ψ(w) y zn := ψ(wn ), para cada n ∈ N. La continuidad de
ψ nos da que zn → z ; y por su inyectividad zn ∈ U \{z}, para todo n ∈ N.
Finalmente, y como w es arbitraria:

ψ (wn ) − ψ (w) zn − z 1 1
= = → ,
wn − w φ (zn ) − φ (z) φ(zn )−φ(z) f ′ (z)
zn −z

(donde está garantizado que f ′ (z) ̸= 0); es decir, existe la derivada y vale
ψ ′ (w) = ψ ′ (f (z)) = 1/f ′ (z). 

Hagámonos la siguiente pregunta retórica: ¾qué sucede cuando una fun-


ción holomorfa tiene derivada nula en un punto?
Valgámonos de un ejemplo para discutir el hecho: la función z −→ z 2 es
entera con derivada nula en el origen. Además, en cualquier entorno perforado
del origen este aplicación es dos-a-uno: cada elemento en la imagen tendrá
dos preimágenes.
Lo curioso: esta situación será común a todas las funciones holomorfas no
constantes. Es lo que vamos a manifestar con el siguiente teorema, el cual, a
su vez, incluirá a los teoremas de la aplicación abierta y de la función inversa
como casos particulares.

231
5.2. Teoremas de la aplicación abierta y de la función inversa

Teorema 5.13 (de comportamiento local de las funciones holomor-



fas) Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ H (Ω) y a ∈ Ω. Supongamos que f es no
constante en un entorno de a. Sea m ∈ N el orden del cero de la función
z −→ f (z) − f (a) en el punto a. Entonces, existen ε > 0 y δ > 0 tales que
si D(a, δ) ⊂ Ω y 0 < |w − f (a)| < ε, el conjunto

{z ∈ D(a, δ) : f (z) = w}
tiene, exactamente, m elementos.

Demostración. Por hipótesis, podemos escribir

f (z) − f (a) = (z − a)m φ (z) , ∀z ∈ Ω,


donde φ ∈ H (Ω) y φ (a) ̸= 0. Por continuidad de φ:
∃ρ > 0 : D(a, ρ) ⊂ Ω y |z − a| < ρ ⇒ φ (z) ̸= 0;
y así,
∃ψ ∈ H (D (a, ρ)) : ψ m (z) = φ (z) , ∀z ∈ D (a, ρ) .
Sea la función auxiliar

g(z) := (z − a) ψ (z) , ∀z ∈ D (a, ρ) .


Para ella, podemos armar que

g ∈ H (D (a, ρ)) y f (z) − f (a) = (g(z))m , ∀z ∈ D (a, ρ) .


Pero, g ′ (a) = ψ(a) ̸= 0: aplicando a g el teorema de la función inversa
en D(a, ρ), podemos armar que existe δ ∈ ]0, ρ[ tal que g es inyectiva en
D(a, δ).
Sabemos, también, que g (D (a, δ)) es abierto y 0 = g(a) ∈ g (D (a, δ)).
Por tanto,
( √ )
∃ε > 0 : D 0, m ε ⊂ g (D (a, δ)) .

Sea ahora w tal que 0 < |w − f (a)| < ε y sea {u1 , . . . , um } = m
w − f (a),

(|uk | < ε, 1 ≤ k ≤ m); tendremos que
m

∃z1 , . . . , zm ∈ D(a, δ) : g(zk ) = uk , 1 ≤ k ≤ m.


Ya es claro que

{z ∈ D(a, δ) : f (z) = w} = {z1 , . . . , zm } ,


lo que da lo deseado. 

Es el momento de ver cómo el teorema recién probado contiene a los dos


resultados estrella de este tema:

232
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

i. Teorema de la aplicación abierta


Demostración. Consideremos una función holomorfa no constante f en un
dominio Ω. f no será constante en
El principio de identidad nos dice que
ningún abierto G contenido en Ω. Se ha de probar que f (G) es abierto.
Sea b ∈ f (G), y llamemos a ∈ G a un punto tal que f (a) = b. Si m ∈ N el
orden del cero de la función z → f (z) − f (a) en el punto a, entonces, existen
ε > 0 y δ > 0 tales que si D(a, δ) ⊂ Ω y 0 < |w − f (a)| < ε, el conjunto

{z ∈ D(a, δ) : f (z) = w}

tiene, exactamente, m elementos. Se tiene entonces que D(b, ε) ⊂ f (G) . 

ii. Teorema de la función inversa


Demostración. Consideremos una función holomorfa f en el abierto Ω tal
que, para algún

a ∈ Ω, f (a) ̸= 0. El teorema de carácter local nos dice que
existen ε > 0 y δ > 0 tales que si D(a, δ) ⊂ Ω y 0 < |w − f (a)| < ε, el
conjunto
{z ∈ D(a, δ) : f (z) = w}
tiene, exactamente, un elemento. Por continuidad:

∃ρ > 0 : D(a, ρ) ⊂ D(a, δ) y f (D (a, ρ)) ⊂ D (f (a), ε) .

La función f D(a, ρ) y el teorema de la aplicación abierta


es inyectiva en
( )−1
nos garantiza la continuidad de la función f|D(a,ρ) . Ahora ya, razonando
como en iii. del teorema de la aplicación abierta, se sigue su derivabilidad. 

El siguiente resultado, consecuencia del anterior, completa los contenidos


del teorema de la función inversa.


Corolario 5.10 Sean Ω = Ω ⊂ C, f ∈ H (Ω) y a ∈ Ω. Son equivalentes:

i. f ′ (a) ̸= 0.

ii. f es inyectiva en un entorno de a.

Demostración. i. ⇒ ii., es i. del teorema 5.12 (de la función inversa).


ii.⇒ i. Llamemos U al tal entorno de a donde f es inyectiva. Razonaremos

por reducción al absurdo: supongamos que sea f (a) = 0. Por tanto, el cero
de z −→ f (z) − f (a) en a es de orden, al menos, dos. Aplicando el teorema

233
5.2. Teoremas de la aplicación abierta y de la función inversa

5.13 (de comportamiento local) al entorno U, podemos encontrar ε > 0 y


δ>0 tales que si D(a, δ) ⊂ Ω y 0 < |w − f (a)| < ε, entonces el conjunto

{z ∈ D(a, δ) : f (z) = w}

tiene, al menos, dos elementos. Pero esto contradice ii. 


Teorema 5.14 (de la función inversa global) Ω=Ω⊂C y f ∈
Sean
H (Ω). Si f es inyectiva, entonces es un isomorsmo conforme de Ω en f (Ω).

Demostración. Tendremos f ′ (z) ̸= 0, ∀z ∈ Ω. Por tanto, para cada punto


podemos encontrar un entorno en el que podemos obtener una inversa holo-
morfa. Pero esta inversa local para cada entorno, no puede ser otra que f −1
(pues la inversa global existe, al ser f inyectiva). Por tanto, por el carácter
local de la derivabilidad, f −1 es holomorfa. 

Observación 5.1 En C ocurre... ½todo lo contrario a lo que ocurría en


variable real!
a. En todo intervalo I⊂R si f es derivable en él con derivada no nula,
entonces f será inyectiva; y el recíproco es falso (piénsese en la aplicación
x −→ x 3 ).

b. Ahora, en C, lo contrario: f inyectiva en Ω = Ω ⊂ C ⇒ f ′ (z) ̸= 0,
∀z ∈ Ω. Además, el recíproco no se da (como pone de maniesto la función
exponencial).

Teorema 5.15 Ω1 y Ω2 dominios de C, φ ∈ C (Ω1 ) y h ∈ H (Ω2 ).


Sean
Supongamos que φ (Ω1 ) ⊂ Ω2 y que h no sea constante. Si h ◦ φ ∈ H (Ω1 ),
entonces φ ∈ H (Ω1 ).

Demostración. Sea a ∈ Ω1 . Vamos a distinguir los casos i. h′ (φ (a)) ̸= 0 y ii.



h (φ (a)) = 0.

i. En este caso, el teorema 5.12 (de la función inversa) nos garantiza la


existencia de un abierto U con φ (a) ∈ U ⊂ Ω2 , tal que h|U : U −→
h(U ) es isomorsmo conforme.

Razonando por la continuidad de φ, existe r > 0 tal que D(a, r) ⊂ Ω1


y φ (D(a, r)) ⊂ U . Ahora bien, razonando para z ∈ D(a, r):
[( ) ] ( )−1
−1
φ (z) = h|U ◦ h|U (φ (z)) = h|U [(h ◦ φ) (z)] ,

234
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

de donde

( )−1
φ|D(a,r) = h|U ◦ (h ◦ φ)|D(a,r) ∈ H (D(a, r)) ;

luego φ ∈ H (D(a, r)), para a arbitrario en Ω1 (y r > 0 tal que


D(a, r) ⊂ Ω1 ).

ii. Suponemos ahora h′ (φ (a)) = 0. Y llamemos


{ }
B := z ∈ Ω2 : h′ (z) = 0 .

Como h′ ∈ H (Ω2 ) y no es idénticamente nula (¾por qué?), podemos


asegurar (principio de identidad para funciones holomorfas) que el con-
junto B es discreto. Sea entonces

A := {z ∈ Ω1 : φ (z) ∈ B}

(que es no vacío, pues al menos φ (a) ∈ B ). El razonamiento lo com-


pletamos distinguiendo dos posibilidades:

ii.a. a ∈ A′ : (an ) ⊂ A\{a} tal que an → a.


existe

Por continuidad de φ en a, se tiene que φ (an ) → φ (a) y, además,


{φ (an ) : n ∈ N} ⊂ B y φ (a) ∈ B . Al ser B discreto, existe n ∈ N
tal que si m ≥ n, entonces φ (am ) = φ (a), de donde

∃n ∈ N : m ≥ n ⇒ h ◦ φ (am ) = h ◦ φ (a) .

Usando el principio de identidad, es constante en Ω1 ; así:

∃c ∈ C : h ◦ φ (z) = c, ∀z ∈ Ω1 .

Por tanto, tenemos φ (z) ∈ h−1 (c) , ∀z ∈ Ω1 , con h−1 (c) conjunto
discreto (principio de identidad). En consecuencia, φ ha de ser
constante en Ω1 , y así, holomorfa en a.

ii.b. / A′ (⇒ a ∈ Ais(A)):
a∈ existe δ>0 tal que D(a, δ) ∩ A = {a} y
D(a, δ) ⊂ Ω1 .
En este caso, tendremos que h′ (φ (z)) ̸= 0, ∀z ∈ D(a, δ)\{a}; y
por lo ya demostrado arriba (vía teorema de la función inversa),
se sigue que φ ∈ H (D(a, δ)\{a}). Pero como φ ∈ C (D(a, δ)), el
teorema 4.13 (de Riemann de singularidades evitables) nos dice
que φ es holomorfa en a.

235
5.2. Teoremas de la aplicación abierta y de la función inversa

En resumen, y en cualquier caso, de la arbitrariedad de a en Ω1 , se sigue


que φ ∈ H (Ω1 ) . 
Observación 5.2 Merece la pena detenerse en la discusión de los contenidos
del enunciado del teorema 5.15.

1. Que la función h no sea constante no debe obviarse, pues en tal caso

h ◦ φ ∈ H (Ω1 ) , ∀φ : Ω1 −→ Ω2 .

2. La conexión no es restrictiva: se razonaría sobre cada componente


conexa del abierto Ω1 . Pero tampoco lo es en Ω2 : como φ (Ω1 ) es conexo
en Ω2 , se razonaría la holomorfía sobre cada componente conexa del
mismo modo.

3. La continuidad de φ tampoco se puede eludir, como pone de maniesto


el siguiente ejemplo:
{
−1, Re z ≤ 0
Ω1 := C, φ : Ω1 −→ C, φ (z) :=
1, Re z > 0
Ω2 := C, h : Ω2 −→ C, h(z) := z 2 , ∀z ∈ C.
Observamos cómo h es entera, al igual que h◦φ (constantemente 1)
y, sin embargo, φ ni tan siquiera es continua.

5.2.1. Ejercicios propuestos

1. Sea Ω un abierto del plano complejo C, sea f una función holomorfa



en Ω y sea w ∈ Ω donde f (w) ̸= 0. Prueba que, entonces, existe un
real positivo ρ tal que

1 1 1

= dz.
f (w) i2π |w−z|=ρ f (z) − f (w)

2. Sea f una función holomorfa no constante en un dominio Ω. Llamemos


T := f (Ω). Prueba que
f (z) ∈ ∂T ⇒ z ∈ ∂Ω.
Conrma que el recíproco de lo anterior no es cierto; concretamente,
dada
f (z) := z 2 , ∀z ∈ Ω,
donde Ω := {z ∈ C : |z| ≤ 2, Re z ≤ 0} ∪ {z ∈ C : |z| ≤ 1, Re z ≥ 0},
prueba que

∃a ∈ ∂Ω : f (a) ∈ T .

236
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

3. Sea Ω un dominio del plano complejo C y sea f una función holomorfa


no constante en él. Supongamos que f (Ω) ⊂ Ω y que f (f (z)) = f (z),
∀z ∈ Ω. Prueba que f es la identidad en Ω.
4. Sea f una función derivable en todo su dominio de denición. Según
esté denida sobre un intervalo ]a, b[⊂ R −→ R o sobre un dominio
Ω ⊂ C −→ C, analiza la relación existente entre las dos armaciones
siguientes:

i. f tiene derivada no nula en todo punto de su dominio de deni-


ción.

ii. f es inyectiva en su dominio de denición.

5. SeaΩ uun abierto acotado y sea f : Ω −→ C continua en Ω y holomorfa


en Ω. Prueba que las funciones Re f e Im f alcanzan su máximo y
mínimo (absolutos) sobre la frontera ∂Ω del abierto.

6. Prueba que la imagen por una función holomorfa (no constante) de un


dominio es otro dominio.

5.3. Teorema de Bloch-Landau. Teorema (pequeño)


de Picard
Picard demostró (1879) que las funciones enteras no constantes tienen
la propiedad de tomar todos los valores del plano complejo salvo, eventual-
mente, uno de ellos. Su demostración se ha ido simplicando con el tiempo;
el primero en hacerla más sencilla fue Bloch (1925). Las restricciones que
aparecen en el enunciado corresponden, como se comprobará después de su
demostración, a meras normalizaciones. (Y dicho sea de paso, no hay la más
mínima idea subyacente en esta demostración de cuáles son sus claves.)

Teorema 5.16 (de Bloch-Landau) Sea un abierto Ω del plano complejo


tal que D ⊂ Ω y sea f una función holomorfa en
( ) Ω tal que |f ′ (0)| ≥ 1.
Entonces existe w0 ∈ C tal que D w0 , 16
1
⊂ f (D) .

Demostración. Para r > 0, sea


{ }
M (r) := f ′ (z) : |z| ≤ r .
Claramente M es una función creciente. Consideremos los números
( )
1 1
λk := M 1− .
2k−1 2k−1

237
5.3. Teorema de Bloch-Landau. Teorema (pequeño) de Picard

Como D ⊂ Ω, tendremos

1
λk ≤ M (1), ∀k ∈ N;
2k−1
y, por tanto, λk → 0.
Además, λ1 = M (0) = |f ′ (0)| ≥ 1; luego el conjunto

{k ∈ N : λk ≥ 1}

es no vacío y está acotado (¾por qué?). Sea

m := máx {k ∈ N : λk ≥ 1} .

Para tal m tendremos que λm ≥ 1 > λm+1 , de donde se vericará


( ) ( )
1 1 1 1 1 1
M 1 − ≥ 1 > M 1 − ;
2m−1 2m−1 2 2m−1 2 2m−1
1
y, llamando r := 2m−1
> 0, la anterior cadena de desigualdades se expresará

r ( r)
así:
rM (1 − r) ≥ 1 > M 1 − .
2 2
Por tanto, existe z0 ∈ C tal que

|z0 | ≤ 1 − r y f ′ (z0 ) = M (1 − r);

y así, |f ′ (z0 )| ≥ 1/r.


Denamos la función auxiliar

g(z) := f (z + z0 ) − f (z0 ), ∀z ∈ U := {z ∈ C : z0 + z ∈ Ω} .

Por su forma de denición g ∈ H (U ). Además,



D(0, r) ⊂ U, g(0) = 0 y g ′ (0) = f ′ (z0 ) ≥ 1/r.
( )
Veamos que g D(0, ) ⊂ D :
r
2
( r)
si z ∈ D 0,
2 , entonces |z0 + z| ≤ 1 − r + 2 , de donde
r

′ ′ ( )
g (z) = f (z0 + z) ≤ M 1 − r < 2/r,
2
y, por tanto,

2 ( r)

|g(z)| = g ′ (w) dw ≤ |z| ≤ 1, ∀z ∈ D 0, .
[0,z] r 2

238
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Ahora, el objetivo es probar que


( )
1
D 0, ⊂ g(D(0, r))
16

(y el nal ya será inmediato). En efecto: sea a ∈


/ g(D(0, r)) (es claro que
a ̸= 0). La función
g(z)
z −→ 1 −
a
es holomorfa y no se anula en el disco D(0, r). Por tanto, admite raíz cuadra-
da holomorfa en él:

g(z)
∃h ∈ H (D(0, r)) : h(z) = 1 − , ∀z ∈ D(0, r).
a
Podemos suponer que h(0) = 1 (¾por qué?).
Derivando esta
′ ′
función h: 2h(0)h (0) = −g (0)/a, de donde

h (0) ≥ 1/ (2 |a| r) ,

y, en consecuencia,

2 ( r)
h (z) ≤ 1 + |g(z)| < 1 + 1 , ∀z ∈ D 0, .
|a| |a| 2
Ahora aplicamos la desigualdad de Parseval para obtener que:

2 ′ 2 ( r )2 1
h (0) + h (0) ≤1+ .
2 |a|
Pero,
2 ′ 2 ( r )2 1 r2
h (0) + h (0) ≥1+ ;
2 4 |a|2 r2 4
de donde se sigue que
1 r2 1
2 2 4 ≤ |a| ;
4 |a| r
( 1) ( 1)
16 ≤ |a| . Por tanto, a ∈ ( 16 1 ⊂
1
o sea, / D 0, 16 ; y así D 0,
) g(D(0, r)).
Tomemos ahora w0 := f (z0 ) y veamos que D w0 ,
( ) 16 ⊂ f (D): conside-
remos w ∈ D w0 ,
1
16 ; así

( )
1 1
|w − w0 | < ⇒ w − w0 ∈ D 0, ⊂ g(D(0, r))
16 16
⇒ ∃z ∈ D(0, r) : g(z) = w − w0 .

239
5.3. Teorema de Bloch-Landau. Teorema (pequeño) de Picard

En consecuencia:

g(z) = f (z + z0 ) − f (z) = f (z + z0 ) − w0 ,

de donde w = f (z + z0 ); pero

|z + z0 | ≤ |z| + |z0 | < r + (1 − r) = 1,


( )
luego
1
D w0 , 16 ⊂ f (D). 

Observemos que, efectivamente, las hipótesis impuestas son de norma-


lización: sean


Ω = Ω ⊂ C, a ∈ Ω, f ∈ H (Ω) : D(a, r) ⊂ Ω ∧ f ′ (a) = λ ̸= 0.

Sea la función auxiliar

1
g(z) := f (a + rz) , ∀z ∈ C.

El teorema 5.16 (de Bloch-Landau) nos dice que ha de existir w0 ∈ C tal que
( )
1 1
D w0 , ⊂ g (D) = f (a, r) ;
16 rλ
y, por tanto, ( )
|λ| r
D λrw0 , ⊂ f (D (a, r)) ⊂ f (Ω) .
16
Finalmente, llamando ρ (A) := sup {R > 0 : ∃a ∈ A; D(a, R) ⊂ Ω} para A ⊂
C, tendremos
1 ′
ρ (f (Ω)) ≥ f (a) r;
16
de donde
1 ′
ρ (f (Ω)) ≥ f (a) dist (a, C\Ω) .
16
Corolario 5.11 Sea f ∈ H (C) no constante. Entonces

∀r > 0, ∃w0 ∈ C : D(w0 , r) ⊂ f (C).

Demostración. Como existe a∈C tal que |f ′ (a)| > 0, para r>0 se tiene
que
1 ′
ρ (f (C)) ≥ f (a) r,
16
de donde se sigue lo que queremos. 

240
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Problema abierto 5.1 Aún no se ha conseguido evaluar la llamada cons-


tante de Bloch.

1
La constante
16 que aparece en el teorema 5.16 de Bloch-Landau es,
inicialmente, puramente técnica; está asociada al método de demostración
usado. Queda por saber si hay un aconstante óptima para este resultado; es
decir, encontrar una constante B tal que

B = ı́nf {ρ (f (D)) : f cumple las hipótesis del teorema de Bloch-Landau} .

Sabemos, eso sí, que B ≥ 1/16.

Teorema 5.17 ((pequeño) de Picard) Las únicas funciones enteras que


dejan de tomar más de un valor en su imagen son las constantes:

F ∈ H (C) ∧ α, β ∈ C (α ̸= β) : {α, β} ⊂ C\F (C) ⇒ F es constante.

Demostración. Comencemos normalizando las condiciones de las hipótesis


del enunciado:
F (z) − α
f (z) := , ∀z ∈ C
β−α
es una función entera que no toma los valores 0 y 1 en su imagen. Por tanto
(al no anularse), podemos asegurar que

∃g ∈ H (C) : f (z) = ei2πg(z) , ∀z ∈ C. (5.2)

Ahora bien, como 1∈


/ f (C), entonces Z ∩ g(C) = ∅; en particular,

∃φ ∈ H (C) : g(z) = [φ (z)]2 , ∀z ∈ C. (5.3)

Pero tampoco 1∈
/ g(C), luego

∃ψ ∈ H (C) : g(z) − 1 = [ψ (z)]2 , ∀z ∈ C. (5.4)

De (5.3) y (5.4) se sigue que

[φ(z) − ψ(z)] [φ(z) + ψ(z)] = 1, ∀z ∈ C;

de donde, en particular, se sigue que φ−ψ no se anula en ningún punto. Así:

∃h ∈ H (C) : eh(z) = φ(z) − ψ (z) , ∀z ∈ C, (5.5)

y, por tanto,

1
e−h(z) = = φ(z) + ψ (z) , ∀z ∈ C. (5.6)
φ(z) − ψ (z)

241
5.3. Teorema de Bloch-Landau. Teorema (pequeño) de Picard

De (5.5) y (5.6):

1 ( h(z) )
φ (z) = e + e−h(z) , ∀z ∈ C,
2
lo cual, por (5.2), nos dice que

1 1 ( 2h(z) )
g(z) = + e + e−2h(z) , ∀z ∈ C;
2 4
que, a su vez, sustituido en (5.2), nos da
{ π( )}
f (z) = − exp i e2h(z) + e−2h(z) , ∀z ∈ C.
2
Denamos, para cada (n, m) ∈ N × N, las parejas de números complejos
(αn , βm ) dadas por:

(√ √ ) π
αn := ln n+ n−1 , βm := m .
2
Comprobemos que

{±αn ± βm : (n, m) ∈ N × N} ∩ h (C) = ∅. (5.7)

Si fuese lo contrario:

∃z ∈ C : h(z) = ±αn ± βm
(√ √ )±2 (√ √ )∓2
⇒ e2h(z) + e−2h(z) = (−1)m n + n − 1 + (−1)m n+ n−1
[(√ √ )2 (√ √ )2 ]
= (−1)m n+ n−1 + n− n−1 = (−1)n (4n − 2)
[ π ] m
⇒ f (z) = − exp i (−1)m (4n − 2) = −eiπ(2n−1)(−1) = 1,
2
½lo cual no puede ser! y, por tanto, (5.7) es cierta. Veamos cómo el conjunto

A := {±αn ± βm : (n, m) ∈ N × N}

se distribuye geométricamente por el plano:


√ √
Como αn+1 − αn = ln √n+1+
√ n → 0, existe ρ > 0 tal que αn+1 −
n+ n+1 √ ( π )2
αn < ρ, para cualquier natural n. Ahora consideremos R> ρ2 + 2 , y
demostremos que
dist (z, A) < R, ∀z ∈ C. (5.8)

Sea z∈C con Re z ≥ 0 e Im z ≥ 0. Existirán n, m ∈ N tales que

αn ≤ Re z < αn+1 , βm ≤ Im z < βm+1 .

242
CAPÍTULO 5. PROPIEDADES FUNCIONES HOLOMORFAS

Así,


dist (z, A) ≤ |z − (αn + iβm )| ≤ (Re z − αn )2 + (Im z − βm )2
√ ( π )2
≤ ρ2 + < R, ∀z ∈ C.
2
Pero, por la forma del conjunto A (simétrico respecto de los ejes real e
imaginario), la discusión anterior es válida, también, cuando Re z ≤ 0 o bien
Im z ≤ 0. Por tanto, (5.8) es cierto y hemos probado que cualquier disco de
radio R > 0 contiene elementos de A.
Aplicando ahora el corolario 5.11 a la función entera h, que sabemos no
toma ningún valor de A en su imagen, tendremos asegurada su constancia.
Consecuentemente f, y por ende F, es constante. 

Observación 5.3 Observemos cómo la función exponencial exp (C) = C\{0}


pone de maniesto que la tesis del teorema (pequeño) de Picard es inmejorable.
Si tal halago sobre la excelencia de este enunciado no es excesivo, una vez
más, el comentario sobre su demostración (como ya es normal en este tema)
se hace evidente: no hay ninguna posibilidad de entender un hilo argumental
que forme su esqueleto.

Corolario 5.12 Si f es una función entera e inyectiva, entonces f toma


todos los valores complejos.

Corolario 5.13 (al teorema de Picard) Si una función entera f no es


una traslación, entonces f ◦f tiene un punto jo.

Demostración. Razonemos por reducción al absurdo: supongamos que no los


tiene; luego tampoco los puede tener f. Denamos la función

f (f (z)) − z
F (z) := , ∀z ∈ C.
f (z) − z

Esta función F es entera y su imagen no contiene ni al cero ni al uno: ha de


ser constante, por el teorema 5.17 ((pequeño) de Picard). Así,

∃λ ∈ C\{0, 1} : f (f (z)) − z = λ [f (z) − z] , ∀z ∈ C.

Derivando en dicha expresión, queda

[ ]
f ′ (z) f ′ (f (z)) − λ = 1 − λ, ∀z ∈ C;

243
5.3. Teorema de Bloch-Landau. Teorema (pequeño) de Picard

luego f ′ (z) ̸= 0 y f ′ [f (z)] ̸= λ, ∀z ∈ C. En consecuencia, podemos aplicar


nuevamente el teorema 5.17, ahora a la función entera f′ ◦ f:
1−λ
∃α ∈ C : f ′ = = α,
f′ ◦f −λ
de donde
f (z) = az + b, ∀z ∈ C (a, b ∈ C).
Ahora bien, si fuese a ̸= 1, tendríamos que z0 := 1−ab
sería un punto jo
para f, lo cual nos haría caer en contradicción. Así, f (z) = z + b, ∀z ∈ C. 

5.3.1. Ejercicios propuestos

1. Sean f y g dos funciones enteras. Supongamos que las composiciones


f ◦g y g ◦ f de los dos son, ambas, constantes. ¾Qué podemos decir de
f y g , cada una de ellas por separado?

2. Prueba que para cada función entera no constante f se tiene, necesa-


riamente, para cada w ∈ C, una de las dos siguientes alternativas:

(a) la ecuación f (z) = w tiene, al menos, una solución.

(b) existe {zn : n ∈ N} ⊂ C tal que zn → ∞ y f (zn ) → w.

244
Capítulo 6

Teorema de Cauchy global

6.1. Índice de una curva cerrada respecto de un


punto
Como hemos podido ver, el teorema de Cauchy para dominios estrellados
ha sido la respuesta obtenida para el problema de existencia de primitivas.
Es decir, se ha obtenido una respuesta de tipo geométrico (propiedad de
estrella para el dominio) a una pregunta de tipo analítico (cuándo existe
primitiva para una función holomorfa). Podríamos decir, por tanto, que no
es la respuesta más satisfactoria.
Y es que, en efecto, podemos hacer hincapié en la existencia de dominios
no necesariamente estrellados que son isomorfos a dominios estrellados (pien-
sa en algún ejemplo); por ello, la clase de dominios resultante como solución
del problema debe ser invariante por isomorsmos (conformes). Es decir, bus-
camos una clase de dominios que, dando respuesta al problema planteado,
sean indistinguibles desde el punto de vista del Análisis Matemático.
En este capítulo (al igual que en los dos siguientes) se persigue esta
búsqueda de solución analítica del problema de la existencia de primitiva:
será la llamada forma general del teorema de Cauchy.
Nuestro comienzo es la construcción de un instrumento que nos permita
medir el número de vueltas que da una curva cerrada alrededor de un punto.

Proposición 6.1 Sea γ : [a, b] −→ C una curva cuyo soporte γ ∗ no con-


tenga al origen. Existe entonces una función continua Φ : [a, b] −→ C tal
que
eΦ(t) = γ (t) , ∀t ∈ [a, b] .
Es decir, las curvas que no pasan por el origen admiten logaritmo continuo.

237

245
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Demostración. La continuidad de γ en el compacto [a, b] nos permite argu-


mentos de continuidad uniforme: elegido ε := dist(0, γ ∗ ) > 0,

∃δ > 0 : |s − t| < δ, s, t ∈ [a, b] ⇒ |γ (s) − γ (t)| < ε.

Ahora consideramos una partición {t0 = a, t1 , . . . , tn−1 , tn = b} de [a, b], tal


que
0 < tk − tk−1 < δ, k ∈ {1, . . . , n} ,
y llamamos, por comodidad, Dk := D (γ(tk ), ε) , k ∈ {1, . . . , n}.
Razonando para cada k ∈ {1, . . . , n}, como 0 ∈
/ Dk , podemos asegurar
que existe φk ∈ H (Dk ) tal que

eφk (w) = w, ∀w ∈ Dk , ∀k ∈ {1, . . . , n} . (6.1)

Además, γ ([tk−1 , tk ]) ⊂ Dk para cada k (¾por qué?).


Usando (6.1), razonamos la existencia de enteros mk , k ∈ {1, . . . , n − 1},
que nos permiten establecer que

φk+1 (γ (tk )) = φk (γ (tk )) + i2πmk .

Gracias a esto, podemos denir, nalmente, la función continua deseada de


la manera siguiente (½pruébalo!):

Φ : [a, b] −→ C
{
φ1 (γ (t)) , a ≤ t ≤ t1
Φ(t) := ∑
φk (γ (t)) − i2π k−1
j=1 mj , tk−1 < t ≤ tk , 2 ≤ k ≤ n − 1.

Lema 6.1 Sean dos funciones continuas Φ1 y Φ2 de [a, b] en C, tales que

eΦ1 (t) = eΦ2 (t) , ∀t ∈ [a, b] .

Entonces
Φ2 (b) − Φ2 (a) = Φ1 (b) − Φ1 (a) .

Demostración. Basta observar que la continuidad de la función

Φ2 − Φ1
: [a, b] −→ Z
i2π
obliga a la misma a ser constante. 

246
6.1. Índice de una curva cerrada respecto de un punto

Denición 6.1 Sea γ : [a, b] −→ C\{0} una curva y sea Φ un logaritmo


continuo para γ. Se llama variación logarítmica de γ al número complejo

VarLog (γ) := Φ(b) − Φ(a).


La existencia de Φ queda garantizada por la proposición 6.1, y el lema
6.1 nos da la independencia de la denición de VarLog con respecto de la
determinación del logaritmo continuo elegida.

Denición 6.2 (Índice de una curva cerrada respecto de un punto)


Para cada curva cerrada γ llamamos índice de la misma respecto de cualquier
punto z0 ajeno a su soporte, / γ ∗ , al número entero
z0 ∈
1
Indγ (z0 ) := VarLog (γ − z0 ) .
i2π
Observa cómo, en esta denición, se ha dado la curva γ de tal suerte que,
para la nueva curva γ − z0 , γ (t) − z0 ∈
/ C\{0} sea quien sea el Argumento t.
Lema 6.2 Las curvas regulares γ (con / γ∗)
0∈ que admiten logaritmo con-
tinuo Φ, lo admiten, de hecho, derivable. Concretamente, se probará que si
γ : [a, b] −→ C\{0} es una curva regular y existe Φ : [a, b] −→ C continua
′ γ′
tal que exp ◦Φ = γ , entonces Φ es derivable en [a, b] con Φ = γ .

Demostración. Para t0 ∈ [a, b] , como w0 := γ (t0 ) ̸= 0, la identidad admite


logaritmo holomorfo en D (w0 , |w0 |):

∃l ∈ H (D (w0 , |w0 |)) : el(w) = w, ∀w ∈ D (w0 , |w0 |) .


Usando la continuidad de la curva:

∃δ > 0 : |t − t0 | < δ, t ∈ [a, b] ⇒ |γ (t) − γ (t0 )| < |w0 | ;


es decir, llamando I := ]t0 − δ, t0 + δ[∩[a, b], se sigue que γ (I) ⊂ D (w0 , |w0 |).
Pues bien, si ahora denimos

ψ (t) := l (γ (t)) , ∀t ∈ I,
tendremos que

eψ(t) = el◦γ(t) = γ (t) = eφ(t) , ∀t ∈ I;


de donde
φ (t) − ψ (t)
∈ Z, ∀t ∈ I.
i2π
φ−ψ
Pero esto no es otra cosa que el hecho de que la función
i2π sea constante,
de donde se sigue la derivabilidad de φ en t0 , el cual, si bien ha sido jo
durante la demostración, era arbitrario en [a, b] . 

247
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Proposición 6.2 Sea γ un camino (curva regular a trozos) cerrado y sea


z0 ∈
/ γ ∗ . Entonces ∫
1 dz
Indγ (z0 ) = .
i2π γ z − z0

Demostración. Consideremos {t0 = a, t1 , . . . , tn−1 , tn = b} una partición del


intervalo [a, b] de modo que sus restricciones γ|[t sean n curvas regulares.
k−1 ,tk ]
Como z0 ∈ / γ ∗ , la proposición 6.1 nos da un logaritmo holomorfo Φ para γ−z0
que resulta ser holomorfo para cada (γ − z0 )|]t .
k−1 ,tk [
De este modo Φ|[t es derivable con derivada
k−1 ,tk ]

( )′ γ ′ (t)
Φ|[tk−1 ,tk ] (t) = , ∀t ∈ ]tk−1 , tk [ , ∀k ∈ {1, . . . , n} .
γ (t) − z0

Concretamente,

∫ n ∫ n ∫
1 dz 1 ∑ dz 1 ∑ tk γ ′ (t)
= = dt
i2π γ z − z0 i2π z − z0 i2π γ (t) − z0
k=1 γk k=1 tk−1
n ∫
1 ∑ tk ( )′ 1 ∑
n
= Φ|[tk−1 ,tk ] (t) dt = [Φ (tk ) − Φ (tk−1 )]
i2π tk−1 i2π
k=1 k=1
1
= [Φ (b) − Φ (a)] = Indγ (z0 ) .
i2π


Corolario 6.1 Sea Ω un abierto del plano tal que toda función holomorfa
en él admite primitiva. Entonces, para todo γ camino cerrado con soporte en
Ω se tiene que
Indγ (z0 ) = 0, ∀z0 ∈
/ Ω.

Demostración. Observa que la aplicacion z → z−z es holomorfa en Ω; luego


1
∫ 0
, por admitir primitiva. Y ahora aplicamos la proposición 6.2. 
dz
γ z−z0 = 0

Proposición 6.3 (Continuidad del índice) Para cada curva cerrada γ,


la función índice
Indγ : C\γ ∗ −→ Z

es constante en cada componente conexa de C\γ ∗ (y, por tanto, es continua).

248
6.1. Índice de una curva cerrada respecto de un punto

Demostración. Primera etapa: probaremos que es localmente constante en


∗ ∗
cada componente conexa de C\γ ; es decir, para z0 ∈ C\γ y llamando ρ :=

dist(z0 , γ ) > 0, hemos de ver que

Indγ (z) = Indγ (z0 ) , ∀z ∈ D(z0 , ρ).

Hagamos cálculos: si t ∈ [a, b], entonces

( )
z0 − z
γ (t) − z = γ (t) − z0 + z0 − z = (γ (t) − z0 ) 1 + ;
γ (t) − z0

de donde

z0 − z |z0 − z| ρ ρ

γ (t) − z0 = |γ (t) − z0 | < |γ (t) − z0 | ≤ ρ = 1,

luego
z0 − z
t ∈ [a, b] ⇒ 1 + ∈ D(1, 1).
γ (t) − z0
Pues bien, dado Φ0 un logaritmo continuo para la curva γ − z0 , podemos
denir

Φ : [a, b] −→ C;
( )
z0 − z
Φ (t) := Φ0 (t) + log 1 + , ∀t ∈ [a, b] ,
γ (t) − z0

de modo que Φ es logaritmo continuo para γ − z. Y así:

1 1
Indγ (z) = [Φ (b) − Φ (a)] = [Φ0 (b) − Φ0 (a)] = Indγ (z0 ) .
i2π i2π
Segunda etapa: extenderemos el razonamiento a toda la componente
conexa de C\γ ∗ . Los detalles se dejarán al lector después de la siguiente
sugerencia como inicio de la prueba:
Sea z arbitrario en la misma componente conexa de z0 . Elijamos una
conveniente poligonal en ella uniendo los dos puntos: [z0 , z] = [z0 , z1 ] ∪ . . . ∪
[zn−1 , z], de tal forma que zk−1 , zk+1 ∈ D(zk , ρ), para k = 1, 2, . . . , n − 1. 

Proposición 6.4 Para una curva cerrada γ , si z está en la única compo-


nente conexa no acotada de C\γ ∗ , entonces

Indγ (z) = 0.

249
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Demostración. Usando la proposición 6.3, bastará probar lo que se desea para


z∈ ∗
/ D (0, M ) , donde M ≥ dist(0, γ ) (pues tales z estarán en la componente

conexa no acotada de C\γ ).
Tendremos que
( )
γ (t)
γ (t) − z = −z 1 − ;
z

γ(t)
y como z <1 (para todo t ∈ [a, b]), se obtendrá

γ (t)
1− ∈ D(1, 1).
z
Podemos ahora denir
( )
γ (t)
Φ (t) := log (−z) + log 1 − , ∀t ∈ [a, b] ,
z

de modo que Φ es continua y verica

eΦ(t) = γ (t) − z, ∀t ∈ [a, b] .

En consecuencia,

1
Indγ (z) = [Φ (b) − Φ (a)] = 0.
i2π


Observación 6.1 La existencia de tal única componente conexa no aco-


tada en la proposición 6.4 viene garantizada por el Teorema de la curva de
Jordan.

Proposición 6.5 Sean γ1 ,γ2 : [a, b] −→ C dos curvas cerradas. Sea z ∈C


tal que
|γ2 (t) − γ1 (t)| < |z − γ1 (t)| , ∀t ∈ [a, b].
Entonces / γ1∗ ∪ γ2∗
z∈ e Indγ1 (z) = Indγ2 (z).

Demostración. La desigualdad estricta de la hipótesis nos garantiza que z∈


/
γ1∗ ∪ γ2∗ , y que la curva

γ2 (t) − z
γ (t) := , ∀t ∈ [a, b]
γ1 (t) − z

250
6.1. Índice de una curva cerrada respecto de un punto

esté bien denida. Y la misma hipótesis, para cada t ∈ [a, b], conlleva que

γ2 (t) − z γ2 (t) − γ1 (t)

|γ (t) − 1| =
− 1 = < 1, ∀t ∈ [a, b];
γ1 (t) − z z − γ1 (t)

es decir, γ ∗ ⊂ D(1, 1); 0∈/ γ∗.


y, en particular,
Pero, concretamente, 0 ∈ C\D(1, 1); es decir, está en la componente

conexa no acotada de C\γ , de donde Indγ (z) = 0, por la proposición 6.4.
Por tanto:
∫ ∫ b ′ ∫ b( )
1 dw 1 γ (t) 1 γ2′ (t) γ1′ (t)
0 = = dt = − dt
i2π γ w − 0 i2π a γ(t) i2π a γ2 (t) − z γ1 (t) − z
⇒ Indγ1 (z) = Indγ2 (z) .

Observación 6.2 Otra forma de razonar para lograr demostrar la proposi-


ción 6.5 puede consistir en (suponiendo que z = 0, para lo que basta una
traslación en el plano) sacarle partido a la fórmula
( )
γ1 (t) − γ2 (t)
γ1 (t) := γ2 (t) 1 + =: γ2 (t) ρ(t) ̸= 0, ∀t ∈ [a, b].
γ2 (t)
En efecto, para cada una de las funciones continuas del producto de la derecha,
al no anularse, existe determinaciones continuas del Argumento respectivo
cuya suma es, a su vez, Argumento continuo de γ1 . En consecuencia,

Indγ1 (0) = Indγ2 (0) + Indρ (0) ,

y ya basta probar que Indρ (0) = 0, lo cual es evidente sin más que probar

(½ejercicio!) que ρ ⊂ D(1, 1) y completar los detalles.

6.1.1. Ejercicios propuestos

1. Sea ρ : [−π, π] −→ R una función continua vericando

ρ(−π) = ρ(π), ρ(t) > 0, ∀t ∈ [−π, π],

y sea γ : [−π, π] −→ C la curva denida por

γ(t) := ρ(t)eit , ∀t ∈ [−π, π].

Calcula Indγ (z) para cada z ∈ C\γ ∗ .

251
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

2. Sea γ un camino en C y sea γ su conjugado:

γ(t) := γ(t), ∀t ∈ [a, b].


Prueba que, para cada función continua f sobre γ∗ se tiene que
∫ ∫
f (z) dz = f (z) dz.
γ γ

3. Enuncia con detalle la propiedad de invarianza del índice de un punto


respecto de una curva cerrada: es invariante por giros, homotecias y
traslaciones.

4. Sean a ∈ C\{0} y γ un camino cerrado tal que γ ∗ ∩ {0, a, a1 } = ∅.


Prueba que ( )
1
Ind 1 = Indγ (a) − Indγ (0).
γ a
5. Sean las curvas

γ1 (t) := t, ∀t ∈ [−1, 1]; γ2 (t) := eit , ∀t ∈ [0, π]; γ := γ1 + γ2 .


Calcula Indγ (z) para cada z ∈ C\γ ∗ .
6. Sean a, b, c, d ∈ R, vericando a < c, b < d y sea

γ := [a + ib, c + ib, c + id, a + id, a + ib].


Calcula Indγ (z) para cada z ∈ C\γ ∗ .

6.2. Forma general del teorema de Cauchy y Fór-


mula general de Cauchy
Comenzamos introduciendo algunas deniciones que nos permitirán con-
siderar el concepto de índice en un ambiente más amplio, a la vez que gene-
ralizaremos algunos resultados ya conocidos del capítulo anterior.

Denición 6.3 Llamaremos cadena a las sumas nitas (formales) de cami-


nos (curvas regulares a trozos). Por ciclo entenderemos a cualquier suma
∑n
nita (formal) de caminos cerrados. Para cada cadena Γ = k=1 γk su so-
∗ ∗
∑n
porte será Γ := ∪k=1 γk y su longitud long (Γ) :=
n long (γ
k=1 k ). La integral

de una función continua f a lo largo de una cadena Γ, f ∈ C (Γ ), se dene
como
∫ n ∫

f := f.
Γ k=1 γk

252
6.2. Forma general del teorema de Cauchy. Fórmula general de Cauchy 245

Proposición 6.6 Sean una cadena Γ y una función f ∈ C (Γ∗ ). Entonces




f ≤ ∥f ∥ long (Γ) .

Γ
∑n
Demostración. Supongamos Γ=
k=1 γk , así

∑n ∫ ∑ n ∫

f =
f ≤ f

Γ γk
k=1 γk k=1

n
≤ long (γk ) máx {|f (z)| ; z ∈ γk∗ }
k=1

n
≤ long (γk ) máx {|f (z)| ; z ∈ Γ∗ }
k=1
= ∥f ∥ long (Γ) .


La siguiente denición introduce una relación de equivalencia en la colec-


ción de todas las cadenas. (Aunque este hecho no se va a usar en lo que sigue
y eludiremos, consecuentemente, su demostración.)

Denición 6.4 Diremos que dos cadenas Γ y Υ son equivalentes, escribimos


Γ≡Υ en este caso, cuando
∫ ∫
f= f, ∀f ∈ C (Γ∗ ∪ Υ∗ ) .
Γ Υ

Denición 6.5 Dado un ciclo Γ, llamamos índice de dicho ciclo respecto de


cualquier / Γ∗ ,
z∈ y se escribe IndΓ (z), al número entero

1 dw
.
i2π Γ w − z
Proposición 6.7 Para cada ciclo Γ, la función

IndΓ (z) : C\Γ∗ −→ Z


es constante en cada componente conexa de C\Γ∗ .
∑n ∗ ∗
k=1 γk . Tendremos C\Γ = ∩k=1 (C\γk ). Consi-
Demostración. Sea Γ= n
∗ ∗
deremos una componente conexa U de C\Γ . Resultará que U ⊂ C\γk para
todos los k, de modo que estará en una componente conexa para cada uno
de ellos; allí se deducirá lo que perseguimos. 

253
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Proposición 6.8 Si Γ es un ciclo y z está en la única componente conexa



no acotada de C\Γ , entonces

IndΓ (z) = 0.

Demostración. El argumento ya nos resulta familiar: basta probar lo que


queremos para z : |z| ≥ M, ∗
donde exigimos Γ ⊂ D(0, M ). Pero esto es
trivial:
Indγk (z) = 0, ∀z : |z| ≥ M, ∀k ∈ {1, . . . , k}.


A continuación se prueban dos lemas que se usarán para lograr un resul-


tado donde encontraremos condiciones sucientes de holomorfía. El teorema
de Morera nos echará una mano en su momento.
Podemos llamar la atención sobre la generalidad del resultado en el lema
primero (para métricos arbitrarios y cómo se comporta en ellos el producto
nito de compactos) y cómo en ambos lemas aparecen funciones complejas
de varias variables complejas (dos variables, concretamente).

Lema 6.3 Sean Γ una cadena y A un espacio métrico. Sea F : Γ∗ × A −→ C


una función continua. Entonces, la función

f : A → C; f (z) := F (w, z) dw, ∀z ∈ A
Γ

es continua en A.

Demostración. Sea a ∈ A (jo, pero arbitrario) y sea (an ) ⊂ A tal que


an → a. Llamemos K := {an : n ∈ N}∪{a}. La continuidad de F es uniforme

sobre Γ × K (¾por qué?).
Sea ahora ε > 0. Habrá de existir δ > 0 tal que si

}
(u, b) , (v, c) ∈ Γ∗ × K
⇒ |F (u, b) − F (v, c)| < ε.
|u − v| < δ, |b − c| < δ

Pero para tal ε, también existe un natural m tal que dist(a, an ) < δ si n ≥ m.
Así, n ≥ m ⇒ |F (w, an ) − F (w, a)| < ε, ∀w ∈ Γ∗ .
Pero, observemos que las funciones

{
∗ φ (w) := F (w, a) , ∀w ∈ Γ∗
φ, φn : Γ −→ C;
φn (w) := F (w, an ) , ∀w ∈ Γ∗ , ∀n ∈ N

254
6.2. Forma general del teorema de Cauchy. Fórmula general de Cauchy 247

verican
φn → φ uniformemente sobre Γ∗ ,
luego
∫ ∫
f (an ) = φn → φ = f (a).
Γ Γ

La arbitrariedadad de a en A nos da lo deseado. 

Lema 6.4 Sean dos cadenas, Γ y Σ, y una función continua F : Γ∗ × Σ∗ −→


C. Entonces
∫ (∫ ) ∫ (∫ )
F (w, z) dz dw = F (w, z) dw dz.
Γ Υ Υ Γ

Demostración. No hay pérdida de generalidad si razonamos para dos curvas


regulares γ yσ . (Confírmalo.) Sean [a, b] y [c, d] los dos intervalos respectivos
donde están denidas. Por la continuidad de F y la validez del teorema de
funciones continuas de R en R, razonando para las partes real
Fubini para
2

e imaginaria de la correspondiente integral:

∫ b (∫ d )
F (γ (t) , σ (s)) σ (s) ds γ ′ (t) dt

a c
∫ b (∫ d )
′ ′
= F (γ (t) , σ (s)) γ (t) σ (s) ds dt
∫a c

= F (γ (t) , σ (s)) γ ′ (t) σ ′ (s) d (t, s)


[a,b]×[c,d]

= F (γ (t) , σ (s)) σ ′ (s) γ ′ (t) d (s, t)
[c,d]×[a,b]
∫ d (∫ b )
′ ′
= F (γ (t) , σ (s)) σ (s) γ (t) dt ds
c a
∫ d (∫ b )
= F (γ (t) , σ (s)) γ (t) dt σ ′ (s) ds,

c a

de donde se sigue

∫ (∫ ) ∫ (∫ )
F (w, z) dz dw = F (w, z) dw dz.
γ σ σ γ

255
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Teorema 6.1 Sean una cadena Γ, un abierto Ω, y una función continua


F: Γ∗
× Ω −→ C. Supongamos, además, que si w ∈ Γ∗ , entonces la función
z −→ Fw (z) := F (w, z) es holomorfa en Ω. Entonces, la función

z −→ f (z) := F (w, z) dw
Γ

es holomorfa en Ω.

Demostración. El lema 6.3 nos garantiza la continuidad de f en el abierto


Ω. Consideremos ahora un triángulo arbitrario contenido en él: N ⊂ Ω. Por
el lema 6.4 (y aplicando el teorema de Cauchy para el triángulo a la función
Fw ):
∫ ∫ (∫ )
f = F (w, z) dw dz
[a,b,c,a] [a,b,c,a] Γ
∫ (∫ ) ∫
= F (w, z) dz dw = 0 dw = 0,
Γ [a,b,c,a] Γ

luego, por el teorema de Morera, f ∈ H (Ω). 

Tenemos que una función f continua en un abierto


∫ Ω admite una primiti-
va si, y solo si, para todo ciclo Γ en Ω se tiene que
Γ f = 0. Nos preguntamos
ahora por cómo son los abiertos que verican esta propiedad.
Observamos que si Ω es un abierto tal que para cualesquiera ciclo Γ y
función holomorfa f en él, es trivial que

dz
= 0, ∀z0 ∈
/ Ω,
Γ z − z0
lo cual equivale a que IndΓ (z0 ) = 0, ∀z0 ∈
/ Ω.
Pues bien, esta condición que hemos visto (trivialmente) necesaria para

que
Γf = 0, resulta ser, a la postre, también suciente. Este es el contenido
del teorema general de Cauchy.

Denición 6.6 Sea Ω un abierto del plano complejo C. De un ciclo Γ con


soporte en Ω diremos que es nulhomólogo con respecto a Ω (o bien, Ω-
nulhomólogo) si
IndΓ (z) = 0, ∀z ∈ C\Ω.

También se usará la expresión homológicamente nulo con respecto a.


Obsérvese que ejemplos de tales ciclos son las constantes.

256
6.2. Forma general del teorema de Cauchy. Fórmula general de Cauchy 249

Teorema 6.2 (General de Cauchy) Sean Ω un abierto del plano C y Γ


un ciclo nulhomólogo con respecto a él. Entonces, para cada función holo-
morfa f en Ω:

f (w)
i. i2π IndΓ (z) f (z) = dw, / C\Γ∗ ;
∀z ∈
Γ w−z

ii. f = 0.
Γ

Demostración. i. Observemos que basta probar



f (w) − f (z)
/ C\Γ∗ ,
dw = 0, ∀z ∈
Γ w−z

pues ello conduce a

∫ ∫ ∫
f (w) f (z) 1
dw = dw = f (z) dw = f (z) i2π IndΓ (z) .
Γ w−z Γ w−z Γ w−z

Consideremos la función auxiliar



 f (w) − f (z)
∗ , w ̸= z
F : Γ × Ω −→ C; F (w, z) := w−z
 f ′ (z) , w = z.

Esta función es continua en Γ∗ × Ω. Así la función



 f (w) − f (z)
, z ∈ Ω\{w}
Fw : Ω −→ C; Fw (z) := w−z
 f ′ (z) , z=w

es continua en Ω (para cada w ∈ Γ∗ ). Pero, a su vez, es holomorfa en Ω\{w}.


Por tanto, el teorema 4.13 (de singularidades evitables de Riemann), nos
garantiza que Fw ∈ H (Ω).
Ahora podemos amar, con el teorema 6.1, que la nueva función


g : Ω −→ C; g (z) := F (w, z) dw, ∀z ∈ Ω
Γ

es holomorfa en Ω.
Consideremos el conjunto

Ω0 := {z ∈ C\Γ∗ ; IndΓ (z) = 0} .

257
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Se trata de un abierto y es la imagen inversa del origen por una función


continua (el índice, concretamente), es una componente conexa de C\Γ∗ .
La función

f (w)
g0 : Ω0 −→ C; g0 (z) := dw, ∀z ∈ Ω0
Γ w−z
es holomorfa en Ω0 : se debe a la continuidad en la segunda variable de la
función
f (w)
Γ∗ × Ω0 ∋ (w, z) → .
w−z
Además, si z ∈ Ω ∩ Ω0 , tenemos
∫ ∫ ∫
f (w) − f (z) 1
g (z) = F (w, z) dw = dw = g0 − f (z) dw
Γ Γ w−z Γ w−z
= g0 (z) − i2πf (z)IndΓ (z) = g0 (z) − 0 = g0 (z);

y, por tanto, podemos denir la función entera:


{
g(z), z∈Ω
h : C −→ C; h(z) :=
g0 (z), z ∈ Ω0 .

Objetivo nal: probar que h es idénticamente nula, pues en ese caso, en


particular para z ∈ Ω\Γ∗ :
∫ ∫
f (w) − f (z)
0 = h(z) = g(z) = F (w, z) dw = dw.
Γ Γ w−z

Sea M > 0 w ∈ Γ∗ ⇒ |w| ≤ M . El conjunto C\D(0, M ) es


tal que

conexo, y está contenido en C\Γ . Por tanto, estará en su componente conexa
no acotada; de donde

IndΓ (z) = 0, ∀z ∈ C\D(0, M ).

Así, si |z| > M , se tiene z ∈ Ω0 , y:



f (w) k long (Γ)
|h (z)| = |g0 (z)| = dw ≤ ,
Γ w−z |z| − M

donde k := máx {|f (w)| : w ∈ Γ∗ }. Por tanto:

lı́m |h(z)| = 0,
z→∞

y, por el teorema de Liouville, h habrá de ser constantemente nula.

258
6.2. Forma general del teorema de Cauchy. Fórmula general de Cauchy 251

ii. Sea a ∈ Ω\Γ∗ y denamos la función


φ (z) := (z − a) f (z) , ∀z ∈ Ω.

Ahora, aplicando la primera parte del teorema a φ, tendremos que:


∫ ∫
φ (w)
0 = i2π IndΓ (a)φ (a) = dw = f (z)dz.
Γ w−a Γ

Observación 6.3 La primera parte del teorema 6.2 es una generalización de


la fórmula de Cauchy. En la segunda tenemos una generalización del teorema
de Cauchy para dominios estrellados.

Hemos dado respuesta a tres problemas:

a. Para cada abierto Ω y cada f función holomorfa en él:



f = 0, ∀Γ ciclo en Ω ⇔ ∃F ∈ H (Ω) ; F ′ = f.
Γ

b. Para cada abierto Ω y cada Γ ciclo en él:



f = 0, ∀f ∈ H (Ω) ⇔ Γ nulhomólogo respecto de Ω.
Γ

c. Para cada abierto Ω:



f = 0, ∀f ∈ H (Ω) , ∀Γ ciclo en Ω
Γ
⇔ todo ciclo Γ en Ω es homológicamente nulo.

Denición 6.7 De un abierto Ω del plano diremos que es homológicamente


conexo si todo ciclo Γ (con soporte) en Ω es nulhomológo (respecto de Ω).
Es decir,

Ω es homológicamente conexo ⇔ IndΓ (z) = 0, ∀z ∈ C\Ω, ∀Γ∗ ⊂ Ω.



Corolario 6.2 Sea Ω = Ω ⊂ C. Son equivalentes:

i. Ω es homológicamente conexo.

ii. ∀f ∈ H (Ω) , ∀Γ ciclo en Ω⇒ Γf = 0.

259
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

iii. ∀f ∈ H (Ω) , ∃F ∈ H (Ω) : F ′ = f.


iv. ∀u ∈ A (Ω) , ∃f ∈ H (Ω) : Re f = u.
v. ∀f ∈ H (Ω) : 0 ∈
/ f (Ω) , ∃g ∈ H (Ω) : eg = f.

Demostración. i. ⇒ ii. es el teorema general de Cauchy y ii. ⇒ iii. ⇒ iv. ⇒


v. son ya conocidos. Veamos v. ⇒ i.: Consideremos Γ un ciclo arbitrario en
Ω y a ∈ C\Ω. Como las funciones holomorfas que no se anulan admiten (por
hipótesis) logaritmo holomorfo, existe g ∈ H (Ω) tal que

eg(z) = z − a, ∀z ∈ Ω.
Así,
1
g ′ (z) = , ∀z ∈ Ω,
z−a
de donde (por la respuesta c. enunciada arriba) se sigue que

1
dz = 0,
Γ z−a
o lo que es lo mismo: IndΓ (a) = 0.
Como el punto a del abiertoΩ era (aunque jo) arbitrario, se concluye
la prueba. 

Terminamos con un corolario que, a su vez, nos deja una condición su-
ciente para armar la veracidad de las cinco armaciones anteriores:

Corolario 6.3 Si el abierto Ω es tal que su complementario C\Ω no tiene


componentes conexas acotadas, entonces Ω es homológicamente conexo.

Demostración. Sea Γ un ciclo arbitrario en el abierto Ω. Tendremos C\Ω ⊂


C\Γ∗ . Si a ∈ C\Ω, estará, igualmente, en alguna componente conexa (todas
ellas no acotadas); pero también lo estará en la componente conexa no aco-
tada de C\Γ∗ . Pero ahí es IndΓ (a) = 0, luego también vale cero el índice en
a de Γ respecto de C\Ω. 

Observación 6.4 Como aplicación de todo lo expuesto anteriormente, te-


nemos que: Todo dominio estrellado es homológicamente conexo.
En efecto, razonaremos por reducción al absurdo: supongamos que no
lo fuese. Su complementario, por el corolario recién probado, tendría alguna
componente conexa acotada. Pero esto es imposible: el complementario de un
dominio estrellado consiste, siempre, en una unión de componentes conexas
que están, todas ellas (como sabemos), no acotadas.

260
6.3. Abiertos simplemente conexos

6.2.1. Ejercicios propuestos

1. Sea α : [0, +∞] −→ C una función continua vericando

α(0) = 0 ∧ lı́m α(t) = ∞.


t→+∞

Sea Ω := C\{α(t) : t ≥ 0}. Prueba que la identidad admite logaritmo


holomorfo en Ω; es decir:

∃f ∈ H(Ω) : ef (z) = z, ∀z ∈ Ω.

2. Sea Ω := C\[a, b], con a, b complejos distintos. Prueba que Ω no es sim-


plemente conexo. Prueba también, que existe raíz cuadrada holomorfa
en Ω para la función z −→ (z − a)(z − b); es decir:

∃f ∈ H(Ω) : [f (z)]2 = (z − a)(z − b), ∀z ∈ Ω.

3. En cada uno de los siguientes casos, determínese si los pares de domi-


nios dados son o no isomorfos; en caso de no serlo, determínese si son
o no homeomorfos.

(a) Ω1 := C; Ω2 := {z ∈ C : |Im z| < 1}.


(b) Ω1 := D; Ω2 := D\{0}.
(c) Ω1 := D; Ω2 := C\{0}.
(d) Ω1 := D; Ω2 := {z ∈ C : |z| > 1}.

6.3. Abiertos simplemente conexos. Consecuencias


de la fórmula general de Cauchy y de la forma
general del teorema de Cauchy
En este tema avanzamos en la clasicación de los dominios del plano.
Para ello, introduciremos el concepto de homotopía, que nos ayudará en la
identicación de los dominios simplemente conexos.
Sépase, lo veremos como culminación del curso, que, salvo isomorsmos,
sólo existen dos abiertos simplemente conexos en el plano: el propio C y el
disco unidad D.
Pero, hasta entonces, habrá que contentarse con los resultados parciales
de esta sección.

261
CAPÍTULO 6. TEOREMA DE CAUCHY GLOBAL

Denición 6.8 Diremos que dos curvas cerradas γ0 y γ1 (denidas en [a, b]


y) con soporte en un abierto Ω son Ω-homótopas si existe una función con-
tinua F : [0, 1] × [a, b] −→ Ω tal que

F (0, t) = γ0 (t) , ∀t ∈ [a, b]


F (1, t) = γ1 (t) , ∀t ∈ [a, b]
F (s, a) = F (s, b), ∀s ∈ [0, 1] .

(La tercera condición es la que da coherencia al hecho de que ambas curvas


sean cerradas.)

Proposición 6.9 Sean dos curvas cerradas γ0 y γ1 (denidas en [a, b] y)


con soporte en el abierto Ω. Supongamos que γ0 y γ1 sean Ω-homótopas.
Entonces
Indγ0 (z) = Indγ1 (z) , ∀z ∈ C\Ω.

Demostración. Designemos por F la homotopía existente, por hipótesis. Sea


z ∈ C\Ω y sea K := F ([0, 1] × [a, b]). Claramente, z no está en el compacto
K . Llamando ε := dist(z, K) , por continuidad uniforme de F , podemos
armar que
}
|s1 − s2 | < δ, |t1 − t2 | < δ
∃δ > 0 : ⇒ |F (s1 , t1 ) − F (s2 , t2 )| < ε.
s1 , s2 ∈ [0, 1] , t1 , t2 ∈ [a, b]

Escribamos:

γs (t) := F (s, t) , ∀ (s, t) ∈ [0, 1] × [a, b] .

Ahora tenemos que

|s1 − s2 | < δ, t ∈ [a, b] ⇒


⇒ |γs1 (t) − γs2 (t)| < ε := dist (z, K) ≤ |γs1 (t) − z| ,

de donde Indγs1 (z) = Indγs2 (z); y, por tanto, la función

s −→ Indγs (z)

es uniformemente continua y, en particular,

Indγ0 (z) = Indγ1 (z) ,

de donde, por la arbitrariedad de z, se sigue el resultado. 

262
6.3. Abiertos simplemente conexos

Denición 6.9 Un espacio topológico X se dice simplemente conexo si toda


curva cerrada en X es X -homótopa a una constante.

Los dominios estrellados son X -homótopos a su punto de estrella.

Corolario 6.4 Los abiertos simplemente conexos son homológicamente cone-


xos.

Demostración. Sea γ una curva cerrada en Ω (que, por hipótesis, será Ω-


homótopa a una constante γ1 ). La proposición 6.9 nos dice que

Indγ (z) = Indγ1 (z) , ∀z ∈ C\Ω;

luego γ es Ω-nulhomóloga. Como γ era arbitraria en Ω, se sigue que este es


homológicamente conexo. 

Y el estado de la cuestión queda sintetizado en el resultado siguiente.

Corolario 6.5 Para cada dominio Ω del plano complejo C consideremos las
siguientes armaciones:

i. Ω=C o bien Ω es isomorfo a D;


ii. Ω es homeomorfo a D;
iii. Ω es simplemente conexo;

iv. Ω es homológicamente conexo.

Entonces: i. ⇒ ii. ⇒ iii. ⇒ iv.

6.3.1. Ejercicios propuestos

1. Prueba que si Ω es un dominio estrellado, entonces C\Ω no tiene com-


ponentes conexas acotadas. Concluye que los dominios estrellados son
homológicamente conexos.

2. Prueba que C\{0} no es simplemente conexo.

3. Sea Ω un abierto simplemente conexo del plano complejo C tal que


R+ ⊂ Ω y 0 ∈ / Ω. Prueba que existe una función holomorfa en Ω,
f ∈ H(Ω), tal que
f (x) = xx , ∀x > 0.
¾Puede suprimirse la hipótesis de que Ω sea simplemente conexo?

263
Capítulo 7

Singularidades. Principio del

Argumento

7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Clasicación de


singularidades. Teorema de Casorati-Weiers-
trass
La fórmula de Cauchy nos permitió, en su día, obtener el desarrollo de
Taylor de una función analítica en un entorno de un punto.
Cabe ahora pensar que si disponemos de una forma general de dicho
resultado, es natural que podamos llegar a conclusiones que antes nos eran
inaccesibles.
Así es como llegaremos al llamado desarrollo en serie de Laurent; será
aplicable ahora a situaciones donde antes, con Taylor, no se daba respuesta
ez
(v.g., funciones tan naturales como z −→ 1
z o bien z −→ z2
, para z ∈ C\{0},
no se pueden estudiar en torno al origen).
Las series de Laurent serán una buena genaralización de las de Taylor: allí
donde Taylor daba respuesta (donde hay analiticidad), ambas coincidirán;
allí donde Taylor no llegaba (ausencia de analiticidad: puntos no regulares),
Laurent nos ayudará a clasicar los distintos tipos de discontinuidad.
Comencemos por una discusión de tipo heurístico. Sea admitido el siguien-
te desarrollo en serie de potencias con radio de convergencia r > 0 para una
función en un entorno de un punto dado:

f (z) = a0 + a1 (z − z0 )−1 + a2 (z − z0 )−2 + · · · + an (z − z0 )−n + · · ·

No nos supone un gran esfuerzo aceptarlo: al n y al cabo, haciendo ξ :=

257

264
258 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

1
z−z0 , tenemos una expresión holomorfa del tipo

g(ξ) = a0 + a1 ξ + a2 ξ 2 + · · · + an ξ n + · · ·

Así,
1
R := √
lı́m sup n
|an |
1
nos dice, al hacer r := R , que:
 
R = 0 ⇒ g conv. en 0   r = +∞ ⇒ f conv. en C
R ∈ R ⇒ g conv. en D(0, R)
+ ⇒ r ∈ R+ ⇒ f conv. en C\D(z0 , 1r )
 resp. 
R = +∞ ⇒ g conv. en C r = 0 ⇒ f conv. en z = z0
de donde se sigue el hecho de que para


+∞ −1
∑ ∑
+∞
f (z) = an (z − z0 )n = an (z − z0 )n + an (z − z0 )n
n=−∞ n=−∞ n=0

+∞ ∑
+∞
= an (z − z0 )n + a−n (z − z0 )−n ,
n=0 n=1
] [
se tiene validez del desarrollo para z∈ 1
R−
, R+ (se hace imprescindible que
1
R−
< R+ ) donde

1 1
R− := √ , R+ := √ ;
lı́m sup n |a−n | lı́m sup n
|an |

es decir, R+ es el radio de convergencia de la serie

n
n≥0 an w , mientras que
R− es el correspondiente a
n −
n≥0 a−n w (por ello es por lo que luego R se
invierte al hacer w→ 1
w ).

Denición 7.1 Dados a ∈ C y 0 ≤ r < R ≤ +∞, se dene el anillo de


centro a y radios r y R, como el conjunto

A (a; r, R) := {z ∈ C; r < z < R} .

Denición 7.2 Sean a∈C y {an ; n ∈ Z} ⊂ C. Consideremos


{
f0 (z) = a0 , ∀z ∈ C
fn (z) = an (z − a)n + a−n (z − a)−n , ∀z ∈ C\ {a} , ∀n ∈ N.
Llamamos serie de Laurent de centro
∑ a y coecientes an a la serie de fun-
ciones n≥0 fn .

265
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 259

Denición 7.3 La serie de Laurent, que se acostumbra a escribir como


∑ n
n∈Z an (z − a) , se dice no trivial cuando R− < R (y aquí valen 0 := +∞
1 + 1
1
y +∞ := 0). En este caso, se dene su anillo de convergencia como el conjun-
( 1 )
+ . Supondremos, desde ahora en adelante, series de Laurent
to A a; − , R
R
no triviales.

∑ ( 1 )
Teorema 7.1 Sea
n
n∈Z an (z−a) una serie de Laurent y sea A a; R− , R
+

su anillo de convergencia. Entonces la serie converge absoluta y uniforme-


mente sobre cada compacto del anillo y no converge en ningún punto de
( )
C\A a; R1− , R+ . Además, la función


+∞ ( )
n 1
f (z) := an (z − a) , ∀z ∈ A a; − , R+
n=−∞
R

es holomorfa en el anillo de convergencia donde está denida y se puede


derivar término a término.

Demostración. La primera parte es ya evidente después de todo lo expuesto


arriba. El además es consecuencia del teorema 4.19 (de Weierstrass). 

La importancia del desarrollo en serie de Laurent viene dada por el hecho


de su unicidad (amén de su existencia):

Teorema 7.2 (del desarrollo en serie de Laurent) Sean a ∈ C, 0 ≤


r < R ≤ ∑ +∞ y f ∈ H (A (a; r, R)). Entonces existe una única serie de
n
Laurent n∈Z cn (z − a) cuyo anillo de convergencia contiene a A (a; r, R)
y que verica


+∞
f (z) := cn (z − a)n , ∀z ∈ A (a; r, R) .
n=−∞

Además, se tiene que



1 f (z)
cn = dz, ∀ρ ∈ ]r, R[ , ∀n ∈ Z.
i2π C(a,ρ) (z − a)n+1

Demostración. Existencia: Sean r1 y r2 tales que 0 ≤ r < r1 < r2 <


R ≤ +∞. Llamemos Γ := C (a, r2 ) + (−C (a, r1 )). El ciclo Γ es A (a; r, R)-
nulhomólogo, y, para cada n ∈ Z, la función

f (z)
z −→
(z − a)n+1

266
260 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

es holomorfa en A (a; r, R). Por el teorema general de Cauchy podemos decir,


entonces, que, para cada entero n:
∫ ∫ ∫
f (z) f (z) f (z)
0= n+1 dz = n+1 dz − n+1 dz,
Γ (z − a) C(a,r2 ) (z − a) C(a,r1 ) (z − a)

de donde
∫ ∫
f (z) f (z)
dz = dz, ∀n ∈ Z, ∀r1 , r2 ∈ ]r, R[ ;
C(a,r2 ) (z − a)n+1 C(a,r1 ) (z − a)n+1
y, por tanto, queda perfectamente denida la expresión

1 f (z)
cn = dz, ∀n ∈ Z,
i2π C(a,ρ) (z − a)n+1
siendoρ ∈ ]r, R[ arbitrario.
z ∈ A (a; r, R) tal que 0 ≤ r < r1 < |z − a| < r2 < R ≤ +∞.
Sea ahora
Nuevamente consideramos Γ := C (a, r2 ) + (−C (a, r1 )) (que es A (a; r, R)-
nulhomólogo y) que verica IndΓ (z) = 1.
Otra vez es la fórmula de Cauchy la encargada de darnos información:

1 f (w)
f (z) = f (z)IndΓ (z) = dw
i2π Γ w − z
∫ ∫
1 f (w) 1 f (w)
= dw − dw.
i2π C(a,r2 ) w − z i2π C(a,r1 ) w − z

Pero, por otro lado, sabemos que la igualdad

f (w) ∑ +∞
f (w)
= (z − a)n (7.1)
w−z (w − a) n+1
n=0

es uniforme sobre C (a, r2 )∗ , mientras que al ser

1 1 − z−a
1 ∑
+∞
(w − a)n
= = = −
w−z (w − a) − (z − a) 1 − w−a
z−a (z − a)n+1
n=0

uniformemente sobre C (a, r1 )∗ , se tiene que

f (w) ∑ +∞
f (w)
=− (w − a)n (7.2)
w−z (z − a)n+1
n=0

es uniforme sobre C (a, r1 )∗ .

267
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 261

Por tanto, de (7.1) y (7.2) se siguen, respectivamente:

∫ ( ∫ )
1 f (w) ∑
+∞
1 f (w)
dw = dw (z − a)n
i2π C(a,r2 ) w−z i2π C(a,r2 ) (w − a)n+1
n=0

+∞
= cn (z − a)n
n=0
y

∫ ( ∫ )
−1 f (w) ∑
+∞
1 n 1
dw = f (w) (w − a) dw
i2π C(a,r1 ) w−z i2π C(a,r1 ) (z − a)n+1
n=0

+∞
= c−n (z − a)−n .
n=1

Es decir:


+∞
f (z) = cn (z − a)n , z : 0 ≤ r < r1 < |z − a| < r2 < R ≤ +∞.
n=−∞

Observamos que si R+ es el radio de convergencia para la serie



cn (z − a)n
n≥0

y R− es el correspondiente a la serie

c−n wn ,
n≥1

hemos demostrado que para z ∈ A (a; r, R), las series


∑ ∑
cn (z − a)n y c−n (z − a)−n
n≥0 n≥1

convergen; lo cual garantiza, respectivamente, que R ≤ R+ y


1
r ≤ R− , de tal
modo que ( )
1
A (a; r, R) ⊂ A a; − , R +
,
R

que es el anillo de convergencia para la serie de Laurent n∈Z cn (z − a)n .
Además, dada la arbitrariedad de r1 y r2 , se tiene


+∞
f (z) = cn (z − a)n , ∀z ∈ A (a; r, R) .
n=−∞

268
262CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO


Unicidad: Sea n∈Z dn (z − a)n otra serie de Laurent cuyo anillo de con-
′ ′
vergencia A (a; r , R ) contenga al anillo A (a; r, R) y verique:


+∞
f (z) = dn (z − a)n , ∀z ∈ A (a; r, R) .
n=−∞

La suma anterior es uniforme en cada compacto del anillo A (a; r, R)


(por estar contenido, a su vez, en el otro anillo A (a; r′ , R′ )). Por tanto, para
r<ρ<R y p ∈ Z, se tiene:
∫ ∫ ∑+∞ n
1 f (z) 1 n=−∞ dn (z − a)
cp = dz = dz
i2π C(a,ρ) (z − a)p+1 i2π C(a,ρ) (z − a)p+1
∫ { }
1 1 ∑
+∞
[ n −n ]
= d0 + dn (z − a) + d−n (z − a) dz
i2π C(a,ρ) (z − a)p+1 n=1

1 d0
= p+1 dz
i2πC(a,ρ) (z − a)
[ ∫ ∫ ]

+∞
1 dn (z − a)n 1 d−n (z − a)−n
+ dz + dz
i2π C(a,ρ) (z − a)p+1 i2π C(a,ρ) (z − a)p+1
n=1
∫ ∫
1 dp 1 1
= dz = dp dz = dp .
i2π C(a,ρ) (z − a) i2π C(a,ρ) (z − a)


Ejemplo 7.1 Se nos pide calcular la integral



1
z k sen dz
γ z
donde k∈Z y γ es un camino en C\{0} que rodea el origen.
Es evidente que el teorema de Cauchy para dominios estrellados no nos
es válido aquí (ni C\{0} es estrellado, ni f : z −→ sen z es holomorfa en el
1

origen).
Aquí, el desarrollo en serie de Laurent (que, sin embargo, tendrá la forma
de serie de Taylor) nos va a echar una mano; la razón: no exige holomorfía
en el origen.
El razonamiento será el siguiente: usando Taylor (y tal cosa no puede ser
otra que su desarrollo en serie de Laurent, por unicidad) para w −→ sen (w),
se tiene:
( 1 )2n+1
1 ∑
+∞
n

+∞
z k−(2n+1)
k
z sen = z k
(−1) z
= (−1)n .
z (2n + 1)! (2n + 1)!
n=0 n=0

269
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 263

Integrando término a término en dicha expresión:

∫ ∑
+∞ ∫
k 1 (−1)n
z sen dz = z k−(2n+1) dz
γ z (2n + 1)! γ
n=0
{
(−1)n
(2n+1)! i2π, k ∈ 2 (N ∪ {0})
=
0, k ∈ Z\2 (N ∪ {0}).

Denición 7.4 Consideremos una función holomorfa en un entorno per-



forado de un punto: a ∈ Ω = Ω ⊂ C y f ∈ H (Ω\{a}). Diremos que la
función f es regular en dicho punto a cuando exista otra función g holomor-
fa en Ω tal que
g(z) = f (z), ∀z ∈ Ω\{a}.
En el caso de que f no sea regular en a, diremos que presenta una singu-
laridad en dicho punto. Se hablará así, igualmente, de a como un punto de
regularidad (o regular) o de singularidad (o singular) de f.

El criterio de regularidad más cómodo nos lo proporciona el teorema 4.13


(de Riemann de singularidades evitables):

f regular en a ⇔ lı́m (z − a) f (z) = 0.


z→a

Ejemplo 7.2 i. Para cada natural n, la función

1
z −→
zn
es singular en el origen.
ii. La función
( )
1
z −→ exp
z
es singular en el origen.

Una de las utilidades del desarrollo en serie de Laurent será la clasicación


de las singularidades. A ello dedicamos el resto de la sección.
Comenzamos estudiando las series de Laurent con la perspectiva de en-
contrar en ellas las llamadas partes regular y singular. Veremos que están
determinadas de manera única por la propia serie y que la parte singular es
riquísima en información.

270
264 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Concretamente, si disponemos de una función holomorfa en un entorno


perforado de un punto:


f ∈ H (Ω\{a}) : a ∈ Ω = Ω ⊂ C,

sabemos que
∃R > 0 : f ∈ H (A (a; 0, R)) .
Sea

+∞
f (z) := cn (z − a)n , ∀z ∈ A (a; 0, R) ,
n=−∞

su desarrollo en serie de Laurent, que converge en todo el anillo. Observe-


mos que el mal comportamiento de
∑ f en z =a lo tenemos localizado en
−n
n≥1 c−n (z − a) . Este hecho lo resaltamos en el siguiente resultado.

Corolario 7.1 Sean un abierto Ω, a ∈ Ω y f ∈ H (Ω\{a}). Entonces existen


g ∈ H (Ω) y h ∈ H (C), h(0) = 0, tales que
( )
1
f (z) = g(z) + h , ∀z ∈ Ω\{a}.
z−a

Además, la pareja (g, h) es única en las condiciones anteriores.

Demostración. Consideremos D(a, R) ⊂ Ω. Tenemos f ∈ H (A (a; 0, R)) y


podemos considerar el correspondiente desarrollo en serie de Laurent


+∞
f (z) = cn (z − a)n , ∀z ∈ A (a; 0, R)
n=−∞
( ) ∑
donde el anillo de converegencia A a; R1− , R+ de la serie n∈Z cn (z − a)n
1
contiene a A (a; 0, R). De este hecho se deduce, obligadamente, que
R−
=
0⇔ R− = +∞ y R ≤ R+ .
Por

ser R = +∞, podemos denir


+∞
h(w) := c−n wn , ∀w ∈ C,
n=1

que resulta ser una función entera con h(0) = 0.


Hagamos, por otro lado,
( )
1
g0 : Ω\{a} −→ C; g0 (z) := f (z) − h , ∀z ∈ Ω\{a}.
z−a

271
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 265

Claramente, g0 ∈ H (Ω\{a}) y es regular en a, si 0 < |z − a| < R entonces:


+∞ ( )
n 1
g0 (z) = cn (z − a) − h
n=−∞
z−a

+∞ ∑
+∞ ( )
n −n 1
= cn (z − a) + c−n (z − a) −h
z−a
n=0 n=1

+∞
= cn (z − a)n ,
n=0

luego,
lı́m g0 (z) = g0 (a) = c0 .
z→a
Es decir, existe g ∈ H (Ω) tal que g y g0 coinciden en Ω\{a}. En resumen:

1
f (z) = g(z) + h( ), ∀z ∈ Ω\{a}
z−a
con g ∈ H (Ω) y h ∈ H (C) con h(0) = 0.
Probemos, nalmente, la unicidad de la pareja (g, h). Sea (g1 , h1 ) otra
pareja en análogas condiciones. Por tanto, admitirán la representación:


+∞
g1 (z) = αn (z − a)n , ∀z ∈ D (a, R)
n=0

+∞
h1 (w) = βn wn , ∀w ∈ C.
n=1

Para z ∈ A (a; 0, R) :

+∞ ∑
+∞
f (z) = αn (z − a) + n
βn (z − a)−n
n=0 n=1

+∞ {
n dn := αn , n≥0
= dn (z − a) :
dn := β−n , n ≤ −1,
n=−∞

y como el desarrollo de Laurent es único en su anillo de convergencia (el cual


contiene a A (a; 0, R)), se tiene que

dn = cn , ∀n ∈ Z,
de donde, si n ∈ N, se sigue que βn = d−n = c−n , y así h1 = h.
Pero también: g1 = f − h1 = f − h = g , de donde se sigue la unicidad. 

Este resultado dará coherencia a la siguiente

272
266CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO


Denición 7.5 f ∈ H (Ω\{a}) , donde a ∈ Ω = Ω ⊂ C, a las
Dada una
componentes de la única pareja (g, h) , dada por el corolario 7.1, convenimos
en llamarlas, respectivamente, partes regular y singular de f en a.

Claramente, f es regular en a ⇔ h ≡ 0. Si f no es regular en a, es decir,


si es singular, la función h será no nula, y podremos establecer la siguiente
clasicación:

Denición 7.6 Diremos que f ∈ H (Ω\{a}) tiene un polo en a sih es un


polinomio (no idénticamente nulo). Denimos el orden del polo de f en a
como el grado del polinomio h. En el caso de que h sea una función entera
no polinómica diremos que f presenta una singularidad esencial en a.

Vamos a caracterizar, a continuación, las deniciones anteriores.


Corolario 7.2 Sea dada una f ∈ H (Ω\{a}) , donde a ∈ Ω = Ω ⊂ C. Sea
{cn : n ∈ Z} la colección de todos los coecientes de la serie de Laurent que
la representa en un entorno perforado de a. Sea k ∈ N. Son equivalentes:

i. f tiene un polo de orden k en a;

ii. k = máx {n ∈ N : c−n ̸= 0};

iii. ∃ lı́mz→a (z − a)k f (z) ∈ C\{0};


φ(z)
iv. ∃φ ∈ H (Ω) , φ (a) ̸= 0 : f (z) = , ∀z ∈ Ω\{a}.
(z−a)k

Demostración. i. ⇔ ii. Es evidente por la forma de h:



+∞
h(w) := c−n wn , ∀w ∈ C.
n=1

ii. ⇒ iii. Se tiene que:


+∞
f (z) = cn (z − a)n , ∀z ∈ Ω\{a}
n=−k

+∞
⇒ (z − a)k f (z) = cn (z − a)n+k → c−k ̸= 0.
z→a
n=−k

iii. ⇒ iv. Como para la función

φ (z) := (z − a)k f (z), ∀z ∈ Ω\{a}

273
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 267

existe
φ (a) = lı́m (z − a)k f (z) ∈ C\{0},
z→a
el teorema 4.13 (de Riemann de singularidades evitables) nos garantiza que
φ ∈ H (Ω). El resto, evidente.
iv. ⇒ ii. Ha de existir R > 0 tal que D(a, R) ⊂ Ω y f ∈ H (A (a; 0, R)) .
Escribiendo

+∞
φ(z) := αn (z − a)n , ∀z ∈ Ω,
n=0

si z ∈ A (a; 0, R),entonces


+∞
f (z) = αn (z − a)n−k
n=0

+∞ {
n cn := αn+k , n ≥ −k
= cn (z − a) :
cn := 0, n < −k ,
n=−∞

de donde c−k = α0 = φ(a) ̸= 0. 



Corolario 7.3 Sea a∈Ω=Ω⊂C y sea f ∈ H (Ω\{a}) . Son equivalentes:

i. f tiene un polo (sin orden precisado) en el punto a;

ii. ∃ lı́m f (z) = ∞.


z→a

Demostración. i. ⇒ ii. Es la implicación sencilla. Llamando k al orden del


polo (k ∈ N),
φ (z)
∃φ ∈ H (Ω) : φ (a) ̸= 0 y f (z) = , ∀z ∈ Ω\{a}.
(z − a)k
Así, haciendo z → a,

φ (z) ∑
+∞

k
= dn+k (z − a)n → ∞.
(z − a) n=−k

⇒ i. Existe, en este caso, ρ > 0 tal que D(a, ρ) ⊂ Ω


ii. y f (z) ̸= 0 si
0 < |z − a| < ρ. Sea, entonces, la función

 1 , z ∈ D(a, ρ)\{a}
φ (z) := f (z)
 0, z = a.

274
268 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Como
∃φ (a) = 0 = lı́m φ (z) ,
z→a
por el teorema 4.13 (de Riemann de singularidades evitables), podemos ar-
mar que φ ∈ H (D(a, ρ)).
Sea k ∈ N el orden del cero de φ en a. Ha de existir φ0 ∈ H (D(a, ρ)) tal
que
φ0 (a) ̸= 0 y φ (z) = (z − a)k φ0 (z) , ∀z ∈ D(a, ρ).
Por argumentos del carácter local de la continuidad:

∃r ∈ ]0, ρ[ : z ∈ D(a, r) ⇒ φ0 (z) ̸= 0.


Así:

1
lı́m (z − a)k f (z) = lı́m (z − a)k
z→a z→a φ (z)
1 1
= lı́m = ∈ C\{0},
z→a φ0 (z) φ0 (a)
y iii. ⇒ i. en el corolario 7.2 cierra la demostración. 

Teorema 7.3 (de Casorati-Weierstrass) Sean a ∈ Ω = Ω ⊂ C y f ∈
H (Ω\{a}) . Son equivalentes:

i. f tiene una singularidad esencial en a;


ii. ∀R > 0, {f (z) : z ∈ Ω, 0 < |z − a| < R} = C;
iii. ∀w ∈ C, ∃ (zn ) ⊂ Ω\{a} : zn → a y f (zn ) → w.

Demostración. i. ⇒ ii. Supongamos que no se da ii., y razonaremos por


contrarrecíproco:

∃R > 0 : {f (z) : z ∈ Ω, 0 < |z − a| < R} ̸= C.


Podemos razonar (tú debes comprobarlo) que D(a, R) ⊂ Ω y f (A (0; 0, R)) ̸=
C. Así:

∃w0 ∈ C, ε0 > 0 : 0 < |z − a| < R ⇒ |f (z) − w0 | ≥ ε0 .


Consideremos la función z −→ 1
f (z)−w0 holomorfa en el anillo A(0; 0, R)
1
y que está acotada por
ε0 . El teorema 4.13 (de Riemann de singularidades
evitables) nos dice (confírmalo) que:

1
∃g ∈ H (D(a, R)) : g(z) = , ∀z ∈ D(a, R)\{a}.
f (z) − w0

275
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 269

Ahora bien, como

1
f (z) = + w0 , ∀z ∈ D(a, R)\{a},
g(z)
tenemos que:


 g(a) ̸= 0 ⇒ ∃ lı́m f (z) = 1 + w0 ⇒ f regular en a
z→a g(a)
 g(a) = 0 ⇒ ∃ lı́m f (z) = ∞ ⇒ f tiene polo en a,
z→a

luego, en cualquier caso, no hay singularidad esencial de f en a.


ii. ⇒ iii. Sea w ∈ C. Para cada natural n:
D(w, 1/n) ∩ {f (z) : z ∈ Ω, 0 < |z − a| < 1/n} ̸= ∅
⇒ ∃wn ∈ D(w, 1/n) ∩ {f (z) : z ∈ Ω, 0 < |z − a| < 1/n}
⇒ ∃ (zn ) ⊂ Ω : 0 < |zn − a| < 1/n ∧ |f (zn ) − w| < 1/n
⇒ f (zn ) → w,

de donde se obtiene lo deseado.


iii. ⇒ i. Evidente, pues en este caso @ lı́mz→a f (z), ni nito ni innito. 

Al igual que el teorema de Liouville fue mejorado por el teorema pequeño


de Picard, este de Casorati-Weierstrass lo es por el llamado


Teorema 7.4 (grande de Picard) Ω = Ω ⊂ C, a ∈ Ω y sea f ∈
Sea
H (Ω\{a}) . Si f tiene una singularidad esencial en a, entonces existe α ∈ C
tal que C\{α} ⊂ f (U ) para cualquier U entorno perforado de a.

Este resultado, que a su vez generaliza al teorema pequeño de Picard,


tiene una demostración que escapa al objetivo del curso.
Completamos esta sección haciendo un somero estudio de lo que ocurre
cuando en los resultados precedentes consideramos a := ∞.

Denición 7.7 Sea R > 0. f ∈ H (A (0; R, +∞)), consideramos


Para
( )
∗ 1
f (w) := f , ∀w ∈ A (0; R, +∞) ;
w

( )
que f ∈ A 0; 0, R , entonces) podemos hacer las siguientes
1
y (como resulta
deniciones:

a. ∞ es un punto regular para f cuando 0 lo sea para f ∗;

276
270CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

b. ∞ es un polo de orden k para f cuando 0 lo sea para f ∗;

c. ∞ es un punto singular esencial para f cuando 0 lo sea para f ∗.

Con esta denición se tiene, de manera trivial, lo siguiente:

Proposición 7.1 Para f ∈ H (A (0; R, +∞)), R ≥ 0, sean {cp : p ∈ Z} los


coecientes de su desarrollo en serie de Laurent centrado en el origen. Son
equivalentes:

i. ∞ es un punto regular para f;

ii. cp = 0, ∀p ∈ N;

iii. lı́m f (z) ∈ C;


z→∞

iv. ∃R0 > 0 : {f (z); |z| > R0 } está acotado.

Proposición 7.2 Para f ∈ H (A (0; R, +∞)), R ≥ 0, si {cp : p ∈ Z} son


los coecientes de su desarrollo en serie de Laurent centrado en el origen,
son equivalentes:

i. ∞ es un polo para f;

ii. lı́m f (z) = ∞.


z→∞

Proposición 7.3 Para f ∈ H (A (0; R, +∞)), R ≥ 0 y k ∈ N, son equiva-


lentes:

i. ∞ es un polo de orden k para f;

ii. k = máx{n ∈ N; cn ̸= 0};


f (z)
iii. lı́m ∈ C\{0}.
z→∞ z k

Proposición 7.4 Para f ∈ H (A (0; R, +∞)), R ≥ 0, si {cp : p ∈ Z} son


los coecientes de su desarrollo en serie de Laurent centrado en el origen,
son equivalentes:

i. ∞ es un punto singular esencial para f;

ii. ∀ρ > R, {f (z) : |z| > ρ} = C;

iii. ∀α ∈ C, ∃ (zn ) ⊂ H (A (0; R, +∞)) : zn → ∞ y f (zn ) → α.

277
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 271

Corolario 7.4 Para toda función entera no polinómica f (como ∞ es una


singularidad esencial para ella), se tiene

{f (z) : |z| > ρ} = C, ∀ρ > 0.

Corolario 7.5 Sea f una función entera e inyectiva. Entonces

∃a ∈ C\{0}, b ∈ C : f (z) = az + b, ∀z ∈ C.

Demostración. La clave va a estar en demostrar que ∞ no es singularidad


esencial de f , y en este caso será un polinomio; y como es entera e inyectiva,
su derivada f ′ (que será otro polinomio) no se va a anular en ningún punto:
ha de ser constante no nula (¾por qué teorema?). En consecuencia

f (z) = az + b, ∀z ∈ C (a ̸= 0).
Veamos que, en efecto, ∞ no es singularidad esencial de f. Si sí lo fuese,
tendríamos densidad del conjunto {f (z) : |z| > 1} en C. Pero el conjunto
{f (z) : |z| < 1} es abierto en C y de intersección vacía con el anterior (¾por
qué hipótesis?): absurdo. 

7.1.1. Ejercicios propuestos

1. Sean a, b ∈ C tales que 0 < |a| < |b|. Obténgase el desarrollo en serie
de Laurent para la función

1
f (z) := , ∀z ∈ C\{a, b},
(z − a)(z − b)
en cada uno de los siguientes anillos:

a. A(0; |a|, |b|) b. A(0; |b|, +∞)


c. A(a; 0, |b − a|) d. A(a; |b − a|, +∞).

2. Clasica las singularidades, y determina las partes singulares, para


cada una de las siguientes funciones. Estudia también, cuando ello
tenga sentido, la eventual singularidad en ∞:

z n , ∀z ∈ C\{0}, n ∈ N;
1−cos z
a. f (z) :=
b. f (z) := z sen z1 , ∀z ∈ C\{0}, n ∈ N;
n

c. f (z) := log(1+z)
z2
, ∀z ∈ C\{0, 1};
d. f (z) := z(1−ei2πz ) , ∀z ∈ C;
1

e. f (z) := z tan z, ∀z ∈ C\{(2k + 1) π2 : k ∈ Z}.

278
CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO
272

3. Estudia el comportamiento de la función f en el punto indicado:

cos z
a. f (z) := z2
, a := 0;
ez −1
b. f (z) := z2
, a := 0;
z+1
c. f (z) := z−1 , a := 0;
z+1
d. f (z) := z−1 , a := 1.

4. Sean a ∈ C, r > 0 y (an ) una sucesión de puntos en D(a, r)\{a} con


an → a. Sean el abierto

Ω := D(a, r)\({a} ∪ {an : n ∈ N})

y una función f ∈ H(Ω). Supongamos que f tiene un polo en cada


uno de los puntos an . Prueba que, para cada ρ < r , el conjunto f (Ω ∩
D(a, ρ)) es denso en C. (Un punto de acumulación de polos se parece
mucho a una singularidad esencial.)

5. Sea una función f ∈ H(D(2, 0)\{0}) tal que



z n f (z) dz = 0, ∀n ∈ N ∪ {0}.
T

Prueba que f tiene singularidad evitable en el origen.

6. Obténgase el desarrollo en serie de Laurent de la función

1
f (z) := , ∀z ∈ C\{−1, 1},
(z 2 − 1)2

en los anillos
a. A(1; 0, 2) b. A(1; 2, +∞)

7. Calcule la serie de Laurent de la función

1+z
f (z) :=
z
en el anillo A(0; 0, +∞) = C\{0}.

8. Sean Ω un abierto de C, a ∈ Ω y f una función holomorfa en Ω\{a}.


¾Qué relación existe entre las posibles singularidades de las funciones
f y f′ en el punto a?

279
7.1. Desarrollo en serie de Laurent. Teorema de Casorati-Weierstrass 273

9. Sean Ω un abierto de C, a ∈ Ω y f una función holomorfa en Ω\{a},


no idénticamente nula en dicho entorno reducido. ¾Qué relación existe
1
entre las posibles singularidades de las funciones f y
f en el punto a?

10. Sean Ω un abierto de C, a ∈ Ω y f, g funciones holomorfas en Ω\{a}.


Estudia el comportamiento en a de las funciones f +g y f g, supues-
tamente conocido el de las funciones f y g.

11. Supongamos que una función f es holomorfa en un punto a y que otra


función g tiene un polo de orden m en f (a). ¾Cómo se comporta la
función f ◦ g en el punto a? ¾Qué ocurre en el caso en el que g tiene
una singularidad esencial en el punto f (a)?

12. Sea el punto a una singularidad de una función f . Prueba que la función
Re(f ) no puede estar acotada en un entorno reducido de a.

13. Obtenga los desarrollos en serie de Laurent indicados en cada caso:

(1)
a. f (z) := exp(z) + exp z2
, |z| > 0;
b. f (z) := 1
0 < |z| < R;
z(z+R) ,

 0 < |z| < 1
1
c. f (z) := (z−2)(z−1) , para 1 < |z| < 2

2 < |z|;

 0 < |z| < 1
d. f (z) := z1 + (z−1)
1
+ 1
, para 1 < |z| < 2
2 z+2 
2 < |z|.

14. Obténgase el desarrollo en serie de Laurent de la función

1
f (z) := , ∀z ∈ C\{0, 1},
z(z − 1)

en los anillos

a. A(0; 0, 1) = D\{0} b. A(0; 1, +∞) = C\D

15. Calcula la serie de Laurent de la función

z
f (z) :=
z2 +1
en el anillo A(i; 0, 2).

280
274CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

16. Clasique las singularidades de las siguientes funciones

(z 2 −1)(z−2)
a. f (z) := sen3 (πz)
;
z
b. f (z) := sen z ;
c. f (z) := exp z 21−1 ;
d. f (z) := z cos z1 .

17. Obtenga los desarrollos en serie de Laurent indicados:

z
a. para f (z) := z 2 +4
en A(i2; 0, 4);
1
b. para f (z) := z en A(i; 1, +∞);
1
c. para f (z) := (z 2 −1)2
en A(1; 0, 2) y en A(1; 2, +∞).

18. Clasique las singularidades y obtenga el desarrollo correspondiente a


la parte singular de la serie de Laurent de las siguientes funciones en
los puntos donde corresponda:

log(1+z)
a. f (z) := z2
, ∀z ∈ C\{0};
z[1−exp(i2πz)] , ∀z ∈ C\Z.
1
b. f (z) :=

7.2. Teorema de los residuos


La teoría de residuos proporciona una técnica de evaluación (rápida y)
efectiva de integrales de la forma
∫ {
γ camino cerrado o ciclo
f: (7.3)
γ f ∈ H (Ω\A) : A = {z ∈ Ω; z singularidad aislada de f}

El punto esencial de esta teoría lo encontramos en el hecho de que Laurent


nos permita expresiones de la forma

1 f (w)
cn = dw, ∀n ∈ Z
i2π γ (w − a)n+1
para (f, γ) en las condiciones (7.3) (con la curva γ alrededor de la singula-
ridad a): resulta que, si integramos en el desarrollo de Laurent de f en un
entorno punteado de la singularidad a, tendremos que

∫ ∫ ( ∑ +∞
)

+∞ ∫
n
f= cn (z − a) dz = cn (z − a)n dz = c−1 i2π.
γ γ n=−∞ n=−∞ γ

281
7.2. Teorema de los residuos

Es decir, todos los términos desaparecen, menos uno, el residuo que


queda, c−1 . Surge así la importante fórmula

1
c−1 = f
i2π γ

que nos habilita para la obtención de integrales complejas sobre curvas.

Denición 7.8 Dado un abierto Ω del plano complejo, para a∈Ω y f ∈


H (Ω\{a}), llamamos residuo de la función f en el punto a al término c−1
del desarrollo en serie de Laurent de f en un entorno (perforado) de a. Se
notará
Res (f, a) := c−1 .

A los puntos a ∈ Ω donde f no es holomorfa se les llama singularidades


de f. Diremos que f es holomorfa en Ω salvo singularidades si f ∈ H (Ω\A)
donde A = {z ∈ Ω; z singularidad aislada de f }. (Recordemos que los pun-
tos de no holomorfía, es decir, de singularidad, se clasican en polos, si
∃ lı́mz→a f (z) = ∞, y en esenciales si @ lı́mz→a f (z).)
Será de sumo interés que las singularidades sean aisladas, que no se acu-
mulen en Ω (¾por qué?). Y nos acostumbraremos a escribir por f ∈ Hs (Ω)
al conjunto de todas las funciones holomorfas en Ω salvo singularidades:

{ }
Hs (Ω) := ∪ H (Ω\A) ; A ⊂ Ω, A′ ∩ Ω = ∅ .

Por ejemplo, las funciones racionales son holomorfas en C salvo singulari-


dades. También lo son las llamadas funciones meromorfas, que son los co-
cientes de funciones enteras.

Propiedades primeras de los residuos


a. La representación integral de los coecientes de la serie de Laurent para
f ∈ H(D(a, r)\{a}) nos dice que


1
Res (f, a) = f, ∀ρ ∈ ]0, r[ . (7.4)
i2π C(a,ρ)

b. Más general: si γ es un camino cerrado o un ciclo en Ω := D(a, r)\{a},


con
Indγ (a) = 1 e Indγ (z) = 0, ∀z ∈
/ D(a, r),
entonces aún vale (7.4).

282
276 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Aplicación del teorema de existencia de primitivas a la teoría de


residuos
Sea k ∈ Z. Entonces, son equivalentes:

i. Res(f, a) = k.
k
ii. La función z −→ f (z)− admite primitiva en un entorno perforado
z−a
de a.

i. ⇒ ii. La función z −→ f (z) − z−ak


admite un desarrollo en serie de
Laurent en un entorno perforado de a; pongamos

k ∑
+∞
f (z) − = an (z − a)n ,
z − a n=−∞

el cual admite como primitiva a la función dada por la serie


+∞
an
F (z) := (z − a)n+1 .
n+1
−1̸=n=−∞

ii. ⇒ i. Por admitir primitiva en, pongamos, D(a, r)\{a}, para cada ρ ∈
]0, r[, su integral sobre cada camino cerrado en D(a, r)\{a} -en particular,
para C(0, ρ)-, es nula. Pero también

∫ ( )
k
f (z) − dz = i2π (Res (f, a) − k) ,
C(a,ρ) z−a

de donde Res(f, a) = k.

Y ya, el gran esperado:

Teorema 7.5 (de los Residuos) Consideremos f ∈ Hs (Ω) una función


holomorfa salvo singularidades en un abierto Ω del plano complejo C. Llame-
mos A = {z ∈ Ω : z singularidad aislada de f } . Entonces, para cada Γ ciclo
nulhomólogo en Ω\A se verican:

a. {a ∈ A : IndΓ (a) ̸= 0} es un conjunto nito.


∫ ∑ ∑
b. f = i2π Res (f, a) IndΓ (a) . (Aquí: ∅ := 0.)
Γ a∈A

283
7.2. Teorema de los residuos

Demostración. a. El conjunto

K := Γ∗ ∪ {z ∈ C\Γ∗ ; IndΓ (z) ̸= 0} ,


es un cerrado, pues su complementario

{z ∈ C\Γ∗ ; IndΓ (z) = 0}


es un abierto. (¾Por qué?).
Llamemos
M := máx {|w| ; w ∈ Γ∗ } .
Así, si z ∈ K, entonces |z| ≤ M o bien IndΓ (z) ̸= 0. En cualquier caso,

{z ∈ C; |z| > M } ⊂ C\K,


y, por tanto,K ⊂ D(0, M ).
En resumen, K es compacto de C.
Pero, por otro lado, como Γ es Ω-nulhomólogo, K ⊂ Ω.
Finalmente, si K∩A fuese innito, por el teorema de Bolzano-Weierstrass,

sería A ∩ Ω ̸= ∅, lo cual no puede suceder al tratarse de singularidades
aisladas. Luego K ∩ A es nito y a. es cierto.
b. La serie a sumar es nita, por lo probado en a.; podemos poner, por
tanto,
{a ∈ A; IndΓ (a) ̸= 0} = {a1 , . . . , an } .
Llamemos

mk := IndΓ (ak ) ∈ Z\{0}; 1 ≤ k ≤ n.


Para cada k existe ρk > 0 tal que D(ak , ρk ) ∩ A = {ak } y D(ak , ρk ) ⊂ Ω.
(Razónese.)
Sean ahora, también, para cada k:
γk := −mk C (ak , ρk )
y denamos el ciclo

n
Σ := Γ + γk .
k=1
Veamos que es Ω\A-nulhomólogo, pues, en tal caso, la fórmula general de
Cauchy nos va a decir que
∫ ∫ ∑
n ∫
0 = f= f− mk f
Σ Γ k=1 C(ak ,ρk )
∫ ∑
= f − i2π Res (f, a) IndΓ (a) .
Γ a∈A

284
278 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Vamos, por tanto, a ver que Σ es Ω\A-nulhomólogo: claramente, Σ∗ ⊂


Ω\A. Y podemos razonar en estas dos situaciones:

1. z∈/ Ω ⇒ IndΓ (z) = 0, y también z ∈


/ D(ak , ρk ) ⇒ Indγk (z) = 0; 1 ≤
k ≤ n. En cualquier caso,

z∈
/Ω⇒ IndΣ (z) = 0.

2. z∈A⇒z=a∈A⇒ otras dos posibilidades:

2.1. z = ah : h ∈ {1, . . . , n} ⇒ IndΓ (z) = mh . Pero:


{ }
k ̸= h ⇒ ah ∈ / D(ak , ρk ) ⇒ Indγk (ah ) = 0
⇒ IndΣ (a) = 0.
k = h ⇒ Indγh (ah ) = −mh

2.2. / D(ak , ρk ) ⇒
z ̸= ah , ∀h ∈ {1, . . . , n} ⇒ IndΓ (z) = 0 y z ∈
Indγk (z) = 0; 1 ≤ k ≤ n. Por tanto, también en este caso, es
IndΣ (a) = 0.

En este resultado rivalizan interés y... engorro: ½hay que calcular tantas
series de Laurent para f como singularidades aisladas tenga en Ω para cal-
cular la correspondiente integral! (¾Acaso a ti te consuela el hecho de que
A esté en biyección con una parte nita de N!) Por tanto, se hacen impres-
cindibles algunos procedimientos satisfactorios para el cálculo de residuos de
manera expeditiva.


Proposición 7.5 Sean Ω = Ω ⊂ C, a ∈ Ω y f ∈ H (Ω\{a}). Supongamos
que f tiene un polo de orden k en a. Entonces

1 dk−1 [ ]
Res (f, a) = lı́m k−1 (z − a)k f (z) .
(k − 1)! z→a dz

Demostración. Consideremos D(a, R) ⊂ Ω. Sabemos que


+∞
f (z) = an (z − a)n , ∀z ∈ D(a, R)\{a}.
n=−k

Sea la función g : Ω −→ C, dada por


{
(z − a)k f (z), z ∈ Ω\{a}
g(z) :=
a−k , z = a.

285
7.2. Teorema de los residuos

Observemos que g ∈ H (Ω\{a}) y g ∈ C (Ω) (justifíquese), luego el teorema


4.13 (de singularidades de Riemann) es quien nos dice que g ∈ H (Ω).
En consecuencia:

g k−1) (a) 1
Res (f, a) = a−1 = = lı́m g k−1) (z)
(k − 1)! (k − 1)! z→a
1 dk−1 [ ]
= lı́m k−1 (z − a)k f (z) .
(k − 1)! z→a dz


Ejemplo 7.3 Vamos a evaluar la integral compleja



dz
γ (z 2 + 1)2

donde γ es el camino cerrado formado por [−R, R] y la parte parte superior


de la circunferencia de centro 0 y radio R > 1, recorrido en el sentido positivo
(contrario a las agujas del reloj).
La función f : z −→
1
presenta dos polos de orden 2; pero a los
(z 2 +1)2
efectos que nos interesan, sólo es relevante z = i. (¾Por qué?) Consiste
pues, según el teorema 7.5 (de los residuos) en calcular Res (f, i), pues el
teorema nos dice que

dz
= i2π Res (f, i) .
γ (z 2 + 1)2
Consiste, por tanto, en derivar la función

φ (z) = (z − i)2 f (z),


1
evaluar su límite en z = i, y multiplicarlo por
(2−1)! = 1: ese será el residuo
buscado.

φ (z) = (z − i)2 f (z) = (z + i)−2


i
⇒ φ′ (z) = −2 (z + i)−3 ⇒ φ′ (i) = −
4
i
⇒ Res (f, i) = − ,
4
de donde ∫
dz π
2 = .
γ (z 2 + 1) 2

286
280CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Observación 7.1 Aún puede ocurrir que este mismo método sea engorroso
para determinados casos; por ejemplo: si buscamos el residuo en el origen de
f 1
la función z −→ , tendremos un polo triple. Así, calcular
2
z sen (z)
d2 [ 3 ]
2
z f (z)
dz
es muy complicado (puedes intentarlo y, así, lo conrmas). En este caso,
puede merecer la pena un recurso alternativo ad hoc:
( ) ( )
1 1 z3 ( 5 ) −1 1 z2 ( 4 ) −1
= 2 z− +O z = 3 1− +O z
z 2 sen (z) z 6 z 6
( )
1 z2 ( 4) 1
= 3 1+ +O z ⇒ Res (f, a) = .
z 6 6

Corolario 7.6 Sean Ω = Ω ⊂ C, a ∈ Ω y f ∈ H (Ω\{a}). Supongamos que

∃ lı́m (z − a) f (z) ∈ C.
z→a

Entonces
Res (f, a) = lı́m (z − a) f (z).
z→a

Demostración. Si tal límite, que existe, vale 0, tendremos que f tiene una
regularidad en el punto a. (Y hemos concluido: Res(f, a) = 0.) Si, por el
contrario, es no nulo, aplicamos la proposición 7.5, pues f tiene, en este
caso, un polo simple en a. 

Ejemplo 7.4 Vamos a evaluar la integral



sen (πz)
dz,
γ z2 + 1
donde es cualquier camino cerrado alrededor de i y −i.
γ
sen(πz)
Observamos que la función f (z) := tiene polos simples en los
z 2 +1
puntos indicados. Por tanto, es susceptible de serle aplicado el corolario 7.6:

sen (πz) senh (π)


z = −i ⇒ Res (f, −i) = lı́m (z + i) f (z) = lı́m =
z→−i z→−i z − i 2
(donde hemos usado la relación del seno trigonométrico con el hiperbólico:
sen (iz) = i senh (z)). De modo análogo,

senh (π)
z = i ⇒ Res (f, i) = .
2

287
7.2. Teorema de los residuos

En consecuencia:

sen (πz)
dz = i2π { Res (f, −i) + Res (f, i)} = i2π senh (π) .
γ z2 + 1
Observación 7.2 Esta técnica todavía puede resultar engorrosa, aun para
casos sencillos de polos simples como pone de maniesto el ejemplo de la
función
1
z −→
z4 + 1
si la queremos integrar sobre el camino cerrado γ [−R, R] y la
formado por
parte parte superior de la circunferencia de centro 0 y radio R > 1, recorrido

en el sentido positivo (contrario a las agujas del reloj). (Aquí z1 = e 4 y z2 =

ei 4 son los dos polos simples a considerar). La calcularemos posteriormente.

Para el ejemplo de la observación 7.2 y otros casos, es útil la siguiente

Proposición 7.6 Sean g y h funciones holomorfas en un disco D(a, r).


Supongamos que g(a) ̸= 0, h(a) = 0 y h′ (a) ̸= 0. Entonces, f := hg tiene un
polo simple en a, y
g(a)
Res (f, a) = .
h′ (a)
Demostración. Por ser polo simple (conrma que, en efecto, lo es):

Res (f, a) = lı́m (z − a) f (z)


z→a
z−a g(a)
= lı́m g(z) = ′ .
z→a h(z) − 0 h (a)


Ejemplo 7.5 Cálculo de ∫


1
dz
γ z4 + 1
cuando queremos integrar sobre el camino cerrado γ formado por [−R, R]
y la parte parte superior de la circunferencia de centro 0 y radio R > 1,
recorrido en el sentido positivo.
Observamos cómo los polos simples de la función f a integrar, y rele-
iπ i 3π
vantes para la integración, son z1 = e 4 y z2 = e 4 , que están en la compo-

nente conexa acotada de C\γ . Para cada uno de ellos:

g(zj ) 1
Res (f, zj ) = = 3.
h′ (zj ) 4zj

288
282CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

De este modo:
( )
1 1 1 3 3 1+i
Res (f, z1 ) = = e−i3π/4 = cos π − sin π =− √ ,
4ei3π/4 4 4 4 4 4 2
y, análogamente,
1−i
Res (f, z2 ) = √ ;
4 2
de donde el teorema 7.5 (de los residuos) concluye que:

1 π
dz = i2π {Res (f, z1 ) + Res (f, z2 )} = √ .
γ z4 + 1 2

Ejemplo 7.6 Vamos a calcular



dz
.
|z|=2 (z 2 − 1) z 2

Llamemos f a la función a integrar. Resulta que

f ∈ H (C\{−1, 0, 1}) con {−1, 0, 1}′ = ∅.

Por tanto, podemos aplicar el teorema 7.5 (de los residuos):



dz
= i2π {Res (f, −1) + Res (f, 0) + Res (f, 1)} .
|z|=2 (z 2 − 1) z 2

Para 1 y -1 razonamos como polos de orden 1 que son:

1 1
Res (f, −1) = lı́m (z + 1) f (z) = lı́m =−
z→−1 (z − 1) z 2 2
z→−1
1 1
Res (f, 1) = lı́m (z − 1) f (z) = lı́m = ,
z→1 z→−1 (z + 1) z 2 2
y como en el origen se trata de un polo de orden 2:

d [ 2 ] d [( 2 )−1 ]
Res (f, 0) = lı́m z f (z) = lı́m z −1
z→0 dz z→0 dz
2z
= lı́m = 0.
z→0 (1 − z 2 )2

En conclusión: ∫
dz
= 0.
|z|=2 (z 2 − 1) z 2

289
7.2. Teorema de los residuos

Ejemplo 7.7 Vamos a calcular



dz
.
T sen (z)

sen(z) para z ∈ C\πZ. Como (πZ) = ∅, podemos
1
Llamamos f (z) =
aplicar el teorema 7.5 (de los residuos). Pero, además, solo nos interesa el
residuo en el origen (¾por qué?). Por tanto,

( )
1 1 1
Res ,0 = ′
= = 1,
sen (z) sen (0) cos (0)
e {
1, k=0
IndT (kπ) =
0, k ̸= 0.
En resumen:

dz
= i2π Res (cosec, 0) IndT (0) = i2π.
T sen (z)

La proposición 7.6 admite el siguiente generalización a modo de corolario:

Corolario 7.7 Sean g y h funciones holomorfas en un disco D(a, r). Supon-


gamos que a es, respectivamente, un cero de orden k y de orden k + 1, para
g
g y h. Entonces, h tiene un polo simple en a, y

(g ) g k) (a)
Res , a = (k + 1) k+1) .
h h (a)

Demostración. El teorema de Taylor es la clave. Y otra demostración alter-


nativa puede darse, también, vía teorema de L'Hôpital. 

A modo de ejecicios al lector, dejamos enunciadas las tres siguientes


proposiciones (que no serán usadas en ningún momento).

Proposición 7.7 Sean g y h funciones holomorfas en un disco D(a, r).


Supongamos que g(a) ≠ 0, h(a) = 0, h′ (a) = 0 y h′′ (a) ̸= 0. Entonces,
f := hg tiene un polo de orden dos en a, y

g ′ (a) 2 g(a)h′′′ (a)


Res (f, a) = 2 ′′
− .
h (a) 3 [h′′ (a)]2

290
284CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Proposición 7.8 g y h funciones holomorfas en un disco D(a, r).


Sean
′ ′ ′′
Supongamos que g(a) = 0, g (a) ̸= 0, h(a) = 0, h (a) = 0, h (a) = 0 y
′′′ g
h (a) ̸= 0. Entonces, f := h tiene un polo de orden dos en a, y

g ′′ (a) 2 g ′ (a)h4) (a)


Res (f, a) = 3 − .
h′′′ (a) 3 [h′′′ (a)]2

Proposición 7.9 Sean g y h funciones holomorfas en un disco D(a, r).


Supongamos que g(a) ̸= 0, y h(a) = 0 = h′ (a) = · · · = hk−1) (a) = 0 y
hk) (a) ̸= 0. Entonces, f := hg tiene un polo de orden k en a, y el número
Res (f, a) vale:


hk) (a)
···
k! 0 0 0 g(a)

hk+1) (a) hk) (a)
0 ··· 0 g ′ (a)
[ ]k (k+1)! k!
k!
× hk+2) (a) hk+1) (a) hk) (a)
··· g ′′ (a)
hk) (a) 0
(k+2)! (k+1)! k! 2!

.
.
.
.
.
.
.
. .. .
.
. . . . . .

h2k−1) (a) h2k−2) (a) h2k−3) (a)
··· hk+1) (a) g k−1) (a)
(2k−1)! (2k−2)! (2k−3)! (k+1)! (k−1)!

donde |◦| denota el determinante de una matriz cuadrada de orden k.

7.2.1. Aplicaciones del cálculo con residuos

Uno de los hechos verdaderamente atractivos del análisis complejo es


su capacidad para proporcionarnos demostraciones elegantes, a la vez que
sencillas, de resultados del análisis real. Concretamente, el cálculo de residuos
nos va a proporcionar una herramienta ecaz para el cálculo de algunas
integrales denidas y de algunas sumas de series.
Resultará especialmente interesante cuando no podamos obtener una
primitiva en términos de funciones elementales. Pero, incluso en alguno de
estos casos, nos pueden ahorrar trabajo.
Lo más llamativo, y sorprendente, es que se aplique el cálculo de integrales
complejas sobre curvas cerradas para calcular integrales reales sobre la recta
real. En cada caso, veremos cómo se aplican diversas técnicas especiales para
este n. Las agrupamos en cuatro métodos.

I. Contornos semicirculares para el cálculo de integrales reales


Empecemos con un par de ejemplos.

291
7.2. Teorema de los residuos

Ejemplo 7.8 El teorema 7.5 (de los residuos) nos dijo que

dz π
=√ ,
γ z4 + 1 2

donde γ es la suma de las curvas

γ1 (t) := t, −r ≤ t ≤ r
it
γ2 (t) := re , 0<t<π

para r>1 (véase la gura 7.1).

iY

-R 1 R X

Figura 7.1. Gráca de la curva γ del ejemplo 7.8.

Así,
∫ r ∫ π
π dt ireit
√ = + dt.
2 −r t4 + 1 0 r4 ei4t +1
Por tanto, y como

π
ireit
dt ≤ πr → 0, r → +∞,
r4 ei4t + 1 r4 − 1
0

obtendríamos, tomando límites formales, el llamado valor principal de Cauchy:

∫ x ∫ +∞
dt dt π
lı́m 4
= (vp) =√ .
0<x→+∞ −x t +1 −∞ t4 +1 2
Pero, a su vez, y como

1 1
≃ 4, t → +∞,
t4 + 1 t

292
286 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

∫ 0 ∫ +∞
dt dt
las integrales e convergen (es decir, existe
−∞ t4 + 1 0 t4 + 1
∫ b
lı́m f
a→−∞ a
b→+∞

tomando límites por separado en ambos extremos). Por tanto, podemos con-
∫ +∞
dt
cluir que el valor principal de Cauchy para es, realmente, el
−∞ t4 +1
valor de la propia integral:

∫ +∞
dt π
=√ .
−∞ t4 +1 2
∫ +∞
dt π
(Resulta que el valor 0 t4 +1
= 2√ 2
se puede obtener igualmente por méto-
dos reales, pero son largos y tediosos.)

Ejemplo 7.9 Comprobemos que

∫ +∞
dt π
2 = .
−∞ (t2 + 1) 2

Con γ como en el ejemplo 7.8, pudimos obtener en el ejemplo 7.3 que


que

dz π
2 = ;
γ (z 2 + 1) 2
concretamente
∫ r ∫ π
π dt ireit
= + dt,
2 −r (t2 + 1)2 0 (r2 ei2t + 1)2

donde ∫
π ireit
πr
dt ≤ → 0, r → +∞,
0 (r2 ei2t + 1)2 (r2 − 1)2

y así
∫ +∞
dt π
2 = .
−∞ (t2 + 1) 2
(Hemos dispensado el uso del valor principal de Cauchy para el cálculo de la
integral; pero, la integral es, también ahora, convergente.)

293
7.2. Teorema de los residuos

Ahora, en el ejemplo 7.9, las técnicas reales no son ya tan complicadas:


haciendo el cambio de variables t = tan θ, tendremos

∫ +∞ ∫ + π2 ∫ + π2
dt sec2 θ
= dθ = cos2 θdθ
−∞ (t2 + 1)2 − π2 sec4 θ − π2
∫ + π2 [ ]+ π
1 + cos 2θ 1 1 2 π
= dθ = θ + sin 2θ = .
− π2 2 2 2 −π 2
2

Las dos integrales que aparecen en los ejemplos 7.8 y 7.9 son casos par-
ticulares del siguiente teorema:

Teorema 7.6 Sea f una función compleja de variable compleja denida so-
bre un abierto Ω que contiene al cierre del semiplano superior de C. Supon-
gamos que se verican:

a. f es meromorfa en Ω con un número nito de polos p1 , . . . , pn ;

b. f no tiene polos en el eje real (Im pk > 0, 1 ≤ k ≤ n);

c. zf (z) → 0 uniformemente en Ω, si |z| → +∞;


∫ +∞ ∫ 0
d. f e f convergen.
0 −∞

Entonces
∫ +∞ ∑
n
f = i2π Res (f, pk ) .
−∞ k=1

Demostración. Sea γ la frontera del semicírculo superior de centro en el


origen y radio arbitrario r > 0:
∫ ∫ r ∫ π ( )
f= f+ f reiθ ireiθ θdθ.
γ −r 0

Por c., dado ε > 0, existe k>0 tal que

z ∈ Ω : |z| > k ⇒ |zf (z)| < ε.

Así,
∫ ( )
π
r > k ⇒ f re iθ
ire dθ < πε,

0

294
288 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

luego haciendo r → +∞ y aplicando el teorema de los residuos, nos queda:

∫ +∞ ∑
n
(vp) f = i2π Res (f, pk ) .
−∞ k=1

Finalmente, la condición d. nos hace despreciar (vp). 

Ejemplo 7.10 Calculemos

∫ +∞
cos x
dx
−∞ x2 + 2x + 4

No siempre va a ser fácil dar con la función compleja a considerar. En


este caso, por ejemplo, estaremos motivados, sin duda, a elegir

cos z { √ √ }
f (z) := 2
, ∀z ∈ Ω\ −1 − i 3, −1 + i 3 ,
z + 2z + 4

donde el abierto está en las condiciones del teorema 7.6. (Vale, por ejemplo,
Ω = {z ∈ C; Im z > −1}. La clave: contener a todo el semiplano superior y
dejar fuera cuantos más polos, mejor.) Pero esta elección para la función f
no es buena:
1
cos (iy) = cosh (y) ≃ ey , y → +∞,
2

de donde se sigue que falla la hipótesis c. en el teorema 7.6.

Sin embargo, muy relacionada con la anterior estará la función

exp (iz) { √ }
f (z) := 2
, ∀z ∈ Ω\ −1 + i 3 ,
z + 2z + 4
ix
donde Ω = {z ∈ C; Im z > −1}. Aquí, usando que e = 1, |e−y | < 1 y para
|z| sucientemente grande:


z exp (iz) z exp (ix) exp(−y) |z|

|zf (z)| = 2
= ≤ → 0.
z + 2z + 4 2
z + 2z + 4 2
|z| − 2 |z| − 4

295
7.2. Teorema de los residuos

Calculamos el valor del único residuo relevante de cara al resultado:


( √ )
Res f, −1 + i 3 =
 
 f√:= hg ; g, h ∈ H (Ω) √ 
h(−1 + i 3) = 0 ̸= h′ (−1 + i 3), ⇒
 ( √ ) ′ √ 
Res hg , −1 + i 3) = hg ′ (−1 + i 3)
√ √
ei(−1+i 3) e−i e− 3
= √ = √
2(−1 + i 3) + 2 i2 3
√ [ ]
e− 3 1
= √ cos (−1) + sen (−1)
2 3 i

e− 3
= √ [−sen (1) − i cos (1)] ,
2 3

con lo que el teorema 7.6 nos dice que:

∫ ( √ )
+∞
exp (ix) π −√3 −i
dx = i2πRes f, −1 + i 3 = √ e e ,
−∞ x2 + 2x + 4 3

de donde
∫ +∞
cos x π −√3
dx = √ e cos 1;
−∞ x2 + 2x + 4 3
y, de propina,
∫ +∞
sen x −π −√3
dx = √ e sen 1.
−∞ x2 + 2x + 4 3


II. Integrales denidas de funciones trigonométricas


Consideremos ahora integrales de la forma

∫ 2π
f (cos (at) , sen (bt)) dt.
0

Es razonable ver esta integral como el resultado de una parametrización


sobre la circunferencia unidad T, con

f ∈ H (Ω) : Ω ⊃ T.

296
290CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

(El abierto Ω será convenientemente elegido, además, para que seleccione


los polos de la función que vengan bien a la hora de calcular los correspon-
dientes residuos: los polos han de estar en la componente conexa acotada de
la curva γ.)
Así:
z = eit : 0 ≤ t ≤ 2π,
nos da que

eiat + e−iat z a + z −a 
cos (at) = = 

2 2 

−ibt −b

e −e
ibt z −z
b
sen (bt) = = 
i2 i2 



= dt 
dz
iz
∫ 2π ∫ ( a )
z + z −a z b − z −b dz
⇒ f (cos (at) , sen (bt)) dt = f , ;
0 T 2 i2 iz
y es buen momento para ejemplicarlo:

Ejemplo 7.11 Calculemos

∫ 2π

.
0 2 + cos θ

Realizamos cálculos directamente:


∫ ∫ ∫

dθ 1 dz −i2
= 1
( )
1 iz = 2
dz
0 2 + cos θ T 2+ 2 z+ z T z + 4z + 1

−i2
= ( √ )( √ ) dz
T z+2+ 3 z+2− 3
( g √ )
= i2π Res f := , −2 + 3
h
−i2 2π
= i2π ( √ ) =√ .
2 −2 + 3 + 4 3

(Observemos aquí que −2 − 3 está en la componente conexa no acotada de
C\T. Podemos considerar, por ejemplo, Ω = D(0, 2).)

III. Más sobre integrales reales: lema de Jordan


Comencemos con el siguiente resultado:

297
7.2. Teorema de los residuos

Teorema 7.7 (Lema de Jordan) Sea f una función meromorfa con un


número nito p1 , . . . , pn de polos en el semiplano superior abierto, es decir,
en {z ∈ C : Im z > 0}. Supongamos que no tiene polos en la recta real y que

lı́m f (z) = 0.
z→∞
Im z>0

Entonces, para a > 0:


∫ +∞ ∑
n
f (x)eiax dx = i2π Res (g, pj ) ,
−∞ j=1

donde g(z) := f (z)eiaz .

Demostración. Para ε > 0, jo pero arbitrario, elijamos R > 0, tal que:

a. |pj | < R, 1 ≤ j ≤ n;

b. |f (z)| ≤ ε, z : |z| ≥ R, Im z > 0;

c. xe−ax ≤ 1, x ≥ R.

Ahora, para u, v ∈ ]R, +∞[, denotemos por γ el camino determinado por la


poligonal

[−u, v, v + i (u + v) , −v + i (u + v) , −u] .

El teorema 7.5 (de los residuos) nos da que (téngase presente que los
polos de g son los mismos de f ):
∫ ∑
n
g = i2π Res (g, pj ) .
γ j=1

Pero, por otra parte:

∫ ∫ v ∫ u+v
g = f (x)e iax
dx + f (v + iy)eiav−ay dy −
γ −u 0
∫ v ∫ u+v
− f (x + i(u + v))e iax−a(u+v)
dx − f (−u + iy)eiau−ay dy.
−u 0

298
292CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Veamos cómo son las tres últimas integrales de esta expresión. Tengamos
presentes las condiciones bajo las que han sido elegidas x, y y u + v:
∫ ∫ u+v
u+v
f (v + iy)eiav−ay dy ≤ ε e−ay dy

0 0
ε( ) ε
= 1 − e−a(u+v) ≤ ;
∫ a ∫ a
v v
f (x + i(u + v))eiax−a(u+v) dx ≤ ε e−a(u+v) dx

−u −u
= ε (u + v) e−a(u+v) ≤ ε;
∫ ∫ u+v
u+v ε
f (−u + iy)eiau−ay
dy ≤ ε e dy ≤ .
−ay
a
0 0

En consecuencia:

∫ v ∑ ( )
n
2
f (x)e dx − i2π
iax
Res (g, pj ) ≤ ε +1 ,
a
−u j=1

de donde se sigue lo deseado sin más que hacer u, v → +∞. 

Observación 7.3 Si en vez del contorno γ hubiésemos optado por la semi-


circunferencia superior de radio r > 0, el resultado obtenido hubiera sido:

∫ +∞ ∑
n
(vp) g(x)dx = i2π Res (g, pj ) .
−∞ j=1

Es decir, que podría ser que obtuviésemos un resultado incoherente caso de


no existir la integral.

Ejemplo 7.12 Calcula

∫ +∞
x sen (x)
dx, b > 0.
0 x 2 + b2

Pongámonos en las condiciones del teorema 7.7 (lema de Jordan):

z
f (z) := ,
z2 + b2

con f ∈ H (Ω\{ib}), Ω := {z ∈ C; −0,5 < Im z} y a := 1.

299
7.2. Teorema de los residuos

Así, el único residuo lo presenta la función en p = ib. Y su valor es, para


g(z) := eiz f (z):
ibe−b e−b
Res (g, ib) = = ,
i2b 2
y, por tanto,
∫ +∞
xeix
dx = iπe−b ,
−∞ x2 + b 2
de donde, igualando partes imaginarias:

∫ +∞
x sen (x)
dx = πe−b .
−∞ x 2 + b2

Ahora bien, la función a integrar es par; por tanto:

∫ +∞
x sen (x) πe−b
dx = .
0 x2 + b2 2

Observemos que, como extra, obtenemos algo que ya conocemos para las
funciones impares:
∫ +∞
x cos x
dx = 0.
−∞ x2 + b 2

El resultado anterior admite una extensión muy interesante, que posibili-


ta el aceptarlo bajo la hipótesis de que f tenga alguno de los polos p1 , . . . , pn
sobre la recta real:

Lema 7.1 Supongamos que la función f tiene un polo simple en un punto


a ∈ C. Sea γr un arco circular de radio r > 0 con vértice en a. (Por ejemplo,
consideremos γr := γ1 + γ2 + γ3 , la suma de las tres curvas

γ1 (t) := a + teiα , ∀t ∈ [0, r]


γ2 (t) := a + reiα , ∀θ ∈ [α, β]
γ3 (t) := a + (r − t) eiβ , ∀t ∈ [0, r]

para r>0 y 0 < β − α < 2π.) Entonces:


lı́m f = i (β − α) Res (f, a) .
r→0 γr

300
294CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

γ3 γ2

β
α γ1
a

Figura 7.2. Gráca de la curva γr del lema 7.1.

Demostración. El desarrollo en serie de Laurent de f en un entorno perforado


D(a, r)\{a} de a nos da:

Res (f, a) ∑
+∞
f (z) = + an (z − a)n .
z−a
n=0

Si denimos la función

Res (f, a)
g(z) := f (z) −
z−a

para todo z ∈ D(a, ρ), tendremos una función holomorfa en el disco (¾por
qué?). En particular, estará acotada, digamos por un M > 0; es decir:

} ∫
z ∈ D(a, ρ)
⇒ g ≤ M r (β − α) ,
0<r<ρ γr

y, por tanto,

lı́m g = 0.
r→0 γr

Ahora bien, como

∫ ∫ β
Res (f, a) rieiθ
dz = Res (f, a) dθ = i Res (f, a) (β − α) ,
γr z−a α reiθ

301
7.2. Teorema de los residuos

dado un ε > 0, para r sucientemente pequeño, podemos razonar así:


∫ ∫

f − i Res (f, a) (β − α) = g ≤ M r (β − α) < ε.

γr γr

Veamos cómo es efectivo este lema mediante un ejemplo concreto:

Ejemplo 7.13 Comprueba que


∫ +∞
sen (x) π
dx = .
0 x 2
eiz
Consideremos g(z) := z . Esta función tiene un polo simple en el origen,
ei0
con residuo 1 = 1. Observamos que las condiciones del lema de Jordan se
1
satisfacen para f (z) := z , con la notación de dicho resultado, salvo que
presenta un polo en R. Consecuentemente, hay que hacer algún articio:
vamos a modicar ligeramente el camino γ en las cercanías del origen del
siguiente modo: γ será la (curva cerrada regular a trozos) suma de las curvas

γ1 := [r, v, v + i (u + v) , −u + i (u + v) , −u, −r] ; 0 < r < u, v


γ2 (t) := −re−it , 0≤t≤π

(gura 7.3).
Todo queda análogo al lema de Jordan, salvo la integral sobre R. Nueva-
mente, el teorema de los residuos viene en nuestra ayuda:

(∫ ( )
−r ∫ ∫ +∞ ) ∑
− + g=0 =
−∞ γ2 r ∅

(donde el signo negativo en la segunda integral indica el recorrido en sentido


negativo que se ha considerado).
Aplicando el lema:

eiz
lı́m dz = iπ;
r→0 γ
2
z
luego
∫ +∞
g = iπ,
−∞
de donde, tomando partes imaginarias en cada miembro, se obtiene lo desea-
do, pues se trata de una función par.

302
296CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

iY
-u + i ( u+v ) v + i (u+v )

-u -r 0 r v X

Figura 7.3. Gráca de la curva γ del ejemplo 7.13.

Observación 7.4 Al tomar partes reales en la resolución del ejemplo ante-


rior, se puede ver cómo se tendría que:
(∫ −r ∫ +∞ )
cos x cos x
lı́m dx + dx = 0,
r→0+ −∞ x +r x

lo cual es obvio por ser impar la función del integrando. Pero, tan obvio como
lo anterior es que la integral impropia

∫ +∞
cos x
dx,
−∞ x

no existe, pues
cos x 1
≃ , x → 0.
x x

IV. Integrales impropias que involucran a funciones racionales


Sean p y q dos polinomios primos entre sí. Supongamos que

q(x) ̸= 0, ∀x ∈ R ∧ grad (q) − grad (p) ≥ 2.

303
7.2. Teorema de los residuos

En estas circunstancias, la función

p(x)
f (x) := , ∀x ∈ R
q(x)

es impropiamente integrable en R, y nuestro propósito es obtener

∫ +∞
f (x)dx.
−∞

El método, que lo presentaremos en cinco pasos, se puede enunciar del si-


guiente modo:

Proposición 7.10 Con p y q polinomios primos entre sí, tales que

q(x) ̸= 0, ∀x ∈ R ∧ grad (q) − grad (p) ≥ 2,

se tiene que
∫ +∞ ∑ ( )
p(x) p
dx = i2π Res ,a .
−∞ q(x) q
q(a)=0
Im a>0

Demostración. Paso 1o : Elección de la conveniente función compleja a inte-


grar:
p(z)
f (z) := , ∀z ∈ C\A; A := {z ∈ C; q(z) = 0} .
q(z)
Paso 2o : Elección del ciclo sobre el que integrar: para α, β, ρ > 0, sea

γ := [−α, β, β + iρ, −α + iρ, −α]

(con orientación positiva, contraria a la de las agujas del reloj, de modo


que el paso al límite con α y β tendiendo a +∞, tenga coherencia con la
integración en R).
Paso 3o : Aplicación del teorema de los residuos. Para ello, bastará tomar:

β > máx{Re z; z ∈ A}  { ∗
γ ∩A=∅
−α < mı́n{Re z; z ∈ A} ⇒
 γ es C-nulhomólogo,
ρ > máx{Im z; z ∈ A}

(gura 7.4), de donde


∫ ∑
f = i2π Res (f, a) Indγ (a) .
γ a∈A

304
298CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

iY
−α + i ρ β+ iρ

−α 0 β X

Figura 7.4. Gráca del ciclo γ de la proposición 7.10.

Paso 4o : Cálculo efectivo de residuos e índices.


{
Im a > 0 ⇒ Indγ (a) = 1
a∈A⇒
Im a < 0 ⇒ Indγ (a) = 0

de donde ∫ ∑
f = i2π Res (f, a)
γ a∈A
Im a>0
∫ ∫ +∞
Paso5o : Encontrar la relación entre las integrales f (z)dz e f (x)dx.
∫ γ −∞

Llamemos I := f (z)dz , e igualmente, demos nombres:


γ

γ1 := [β, β + iρ] ; γ2 := [β + iρ, −α + iρ] ; γ3 := [−α + iρ, −α] ,

y también

Ik := f; k ∈ {1, 2, 3},
γk

de modo que
∫ ∫ β ∑
3
f =: I = f (x)dx + Ik .
γ −α k=1

305
7.2. Teorema de los residuos

Objetivo: reducir el sumatorio a cero... y ¾cosas de la vida?, ½ello se logrará


cuando α, β → +∞!
z 2 p(z)
Como existe lı́m ∈ C, existirán también R, M > 0 tales que
z→∞ q(z)


p M
|z| > R ⇒ |f (z)| = (z) ≤ 2 ,

q |z|
y
M
z ∈ γ2∗ , ρ ∈ [R, |z|] ⇒ |I2 | ≤ (α + β) ,
ρ2

pues |f (z)| ≤ M
ρ2
, en este caso.
Por otro lado, si β ≥ R:
∫ ρ ∫ ρ

|I1 | = f (β + it) idt ≤ |f (β + it)| dt
∫ ρ0 0
M M ρ πM
≤ 2 2
dt = arctan ≤ .
0 β +t β β 2β

También tenemos, razonando de modo análogo, que

πM
α ≥ R ⇒ |I3 | ≤ .

En resumen:

∫ [ ( ) ]
β π 1 1 α+β
I −
f (x)dx ≤ + + M, ∀α, β, ρ ≥ R.
2 α β ρ2
−α

Pues bien, para α, β ≥ R jos, haciendo ρ → +∞, se tiene que

∫ ( )
β π 1 1
I − f (x)dx ≤ + M,
2 α β
−α

de donde haciendo lo propio con α y β, se sigue lo deseado. 

Ejemplo 7.14 Calculemos

∫ +∞
dx
.
−∞ (1 + x2 )n

306
300 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Llamemos f a la función del integrando en su forma compleja: presenta


un único polo (a considerar) de orden
∫ ∫ +∞ n en a = i. Así, como las integrales

f (z)dz e f (x)dx son iguales:


γ −∞
∫ +∞ [ ]
dx 1 dn−1 1
= i2π Res (f, i) = i2π lı́m
−∞ (1 + x2 )n (n − 1)! z→i dz n−1 (z + i)n
i2π (−1)n−1 (2n − 2)! (2n − 2)!π
= = .
(n − 1)! (n − 1)!22n−1 i2n−1 (n − 1)!2 22n−2
Aún un quinto método que nos va a ayudar, ahora, en el cálculo de sumas
de series mediante la técnica de los residuos:

V. Sumas de series
Una de las aplicaciones más espectaculares del cálculo con residuos será
su utilidad para obtener sumas de series de números reales (aunque no ex-
clusivamente reales). La clave la encontramos en el comportamiento de dos
funciones complejas de variable compleja muy concretas:

z −→ cot (πz) , z −→ cosec (πz)

las cuales tienen, ambas, polos simples en cada z ∈ Z. De hecho, estos son
sus únicos polos, pues
sen (πz) = 0 ⇔ z ∈ Z.
En la práctica, las series que nos van a ocupar serán cocientes de poli-
nomios y, aunque se podrían enunciar resultados más generales para fun-
ciones meromorfas bajo ciertas restricciones, nos conformaremos con enun-
ciarlos y probarlos para funciones racionales R en el plano complejo C. Con-
cretamente, para R := p/q , conp y q polinomios primos entre sí, veremos
dos resultados; el primero para grad (q) − grad (p) ≥ 2, y el segundo cuando
grad (q) = 1 + grad (p).
Comenzamos con un sugestivo lema sobre acotación de las dos funciones
arriba citadas:

Lema 7.2 Para cada n ∈ N, consideremos el camino γn dado por


[( ) ( ) ( ) ( ) ]
1 1 1 1
n+ (−1 − i) , n + (1 − i) , n + (1 + i) , n + (−1 − i) .
2 2 2 2
Sea B := ∪n γn∗ . Entonces existen constantes positivas k1 y k2 tales que:

|cot (πz)| ≤ k1 , |cosec (πz)| ≤ k2 , ∀z ∈ B.

307
7.2. Teorema de los residuos

Demostración. Probaremos la primera de las desigualdades; en la segunda se


puede proceder de modo análogo. Para z = x + iy se tienen

|sen (z)| ≥ |senh (y)| y |cos (z)| ≤ |cos (x)| + |senh (y)| ,
y, con z ∈ B, existe un natural n tal que z ∈ γn∗ . Y así, tendremos dos
posibilidades:
a. |x| = n + 1
2 y |y| ≤ n + 12 ⇒
{
y ̸= 0 ⇒ |cot (πz)| ≤ 1
y = 0 ⇒ |cot (πz)| = 0 ≤ 1
b. |y| = n + 1
2 y |x| ≤ n + 1
2 ⇒
1 + |senh (πy)| 1
|cot (πz)| ≤ =1+
|senh (πy)| |senh (πy)|
2 2
= 1 + πy −πy
= 1 + π|y|
|e − e | e − e−π|y|
2
≤ 1 + 3π =: k
e 2 −1
En cualquier caso, haciendo k1 := máx{k, 1}, tenemos lo deseado. 

Teorema 7.8 Sean p y q polinomios primos entre sí, y tales que grad (q) −
grad (p) ≥ 2. Entonces:


+∞
p ∑
(k) = − Res (g, a) ,
q
k=−∞ q(a)=0
q(k)̸=0

donde
p(z)
g(z) := π cot (πz) , ∀z ∈ C\ (Z ∪ A) ,
q(z)
siendo A el conjunto de los ceros de q.

Demostración. Consideremos n∈N tal que

n + 1/2 > máx{|Re a| , |Im a| ; a ∈ A}.


Aplicando el teorema 7.5 (de los residuos):
 

∑ ∑
+n

g = i2π 
 Res (g, a) + Res (g, k) .

γn a∈A k=−n
k∈A
/

308
302CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Como para los polos de g que no son ceros de q podemos razonar así:

p(z)
Res (g, k) = lı́m (z − k) g(z) = lı́m (z − k) π cot (πz)
z→k z→k q(z)
zπ − kπ p(z)
= lı́m cos (πz)
z→k sen (πz) − sen (πz) q(z)
cos (πz) p(z) p(z)
= = ,
cos (πz) q(z) q(z)
la fórmula anterior, nos dice
 

∑ ∑
+n
p 
g = i2π 
 Res (g, a) + (k) ,
γn q 
a∈A k=−n
q(k)̸=0

y, por tanto, el objetivo es hacer cero el primer miembro cuando hagamos


n → +∞.
Pero, por otro lado, como grad (q) − grad (p) ≥ 2,

p M
∃R, M > 0 : |z| ≥ R ⇒ (k) ≤ 2 .
q |z|
Si, además,

p M
z∈ γn∗ : n > R ⇒ |z| ≥ n + 1/2 > R ⇒ (k) ≤ 2 .

q n
Usando k1 > 0 del lema 7.2:

1 1 M
g ≤ πk1 2 (8n + 4) → 0, si n → +∞,
i2π 2π n
γn

de donde

+n
p ∑
lı́m (k) = − Res (g, a) .
n q
k=−n a∈A
q(k)̸=0

Ejemplo 7.15 Comprobemos que


+∞
1 π2
= .
n2 6
n=1

309
7.2. Teorema de los residuos

Llamemos p(z) := 1, q(z) := z 2 , para z ∈ C. Así


+∞
p ∑
+∞
1 ∑
(k) = = − Res (g, a) = −Res (g, 0) ,
q k2
k=−∞ k=−∞ q(a)=0
q(k)̸=0 k̸=0

donde
π cot (πz)
g(z) := , ∀z ∈ C\Z.
z2
Como
π2
Res (g, 0) = − ,
3
entonces
∑ ( 2)
1 ∑ 1
+∞ +∞
1 1 π π2
= = − − = .
n2 2 k2 2 3 6
n=1 k=−∞
k̸=0

Teorema 7.9 Sean p y q polinomios primos entre sí, y tales que grad (q) >
grad (p). Entonces:


+∞
p ∑
(−1)k (k) = − Res (g, a) ,
q
k=−∞ q(a)=0
q(k)̸=0

donde
p(z)
g(z) := π cosec (πz) , ∀z ∈ C\ (Z ∪ A) ,
q(z)
siendo A el conjunto de los ceros de q.

Demostración. Razonando como en la demostración del teorema 7.8, ahora


para k ∈ Z\A:
1 p(z)
Res (g, k) = lı́m (z − k) π
z→k sen (πz) q(z)
zπ − kπ p(z)
= lı́m
z→k sen (πz) − sen (πz) q(z)
p(z) p(z)
= cos (πk) = (−1)k .
q(z) q(z)
Por tanto, el teorema 7.5 (de los residuos) nos da:
 

∑ ∑
+n
p 
g = i2π 
 Res (g, a) + (−1)k (k) .
γn q 
a∈A k=−n
q(k)̸=0

310
304CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

grad (q)−grad (p) ≥ 2, razonaríamos como arriba. Supongamos,


Ahora, si
por tanto que grad (q) − grad (p) = 1. En esta situación, han de existir λ ∈ C
y p0 y q0 primos entre sí, con grad (q0 ) − grad (p0 ) ≥ 2, vericando

p λ p0
(z) = + (z), ∀z ∈ C\A;
q z q0
y, por tanto,

∫ ∫ ∫
πλ cosec (πz) p0 (z)
g= dz + π cosec (πz) dz =: I1 + I2 .
γn γn z γn q0 (z)

Pero, I1 = 0 (por ser la integral de una función par) e I2 → 0 cuando


n → +∞. Luego el resultado es el deseado. 

Ejemplo 7.16 Calculemos


+∞
(−1)n n
.
n2 + 1
n=1

Como la función
z
z −→
z2 +1
tiene polos simples en i y −i, consiste en calcular los rediduos en dichos
puntos para la función

πz cosec (πz)
z −→ g(z) := .
z2 + 1
Por tanto,


+∞
(−1)n n 1
= (−1) [−Res (g, −i) − Res (g, i)]
n2 + 1 2
n=1
1 π
= [Res (g, −i) + Res (g, i)] = .
2 4

7.2.2. Ejercicios propuestos

1. Supongamos que a es un polo simple para f . ¾Puede ser Res(f, a) = 0?

2. ¾Existen funciones f con polos de orden k ≥ 2 en a y tales que


Res(f, a) = 0?

311
7.2. Teorema de los residuos

3. Sean f y g dos funciones holomorfas en un entorno perforado de a ∈ C.


Sean α, β ∈ C. Prueba que

Res(αf + βg, a) = αRes(f, a) + βRes(g, a).

4. Considera ( )
1
f (z) := exp exp(2z), ∀z ∈ C\{0},
z
y calcula Res(f, 0).

5. Prueba que
1 2 1 z2 ( )
= 2+ + + o z3
1 − cos z z 6 120
y aplícalo para calcular Res(f, 0), donde

1
f (z) := , ∀z ∈ C\{0}.
z 3 (1 − cos z)

6. Prueba que
1 1 z 7z 3 ( )
= + + + o z4
sen z z 6 360
y aplícalo a la determinación de Res(f, 0), donde

1
f (z) := , ∀z ∈ C\{0}.
z 4 sen z

7. Sea a un cero de orden n para una función holomorfa g. Prueba que,


para δ > 0 conveniente, la función

1
f (z) := , ∀z ∈ D(a, δ)\{a}
g(z)

tiene un polo de orden n en a. ¾Cuánto vale Res(f, a)?

8. Sea g una función holomorfa en a. Calcula Res(f g, a) cuando:

(a) f tiene polo simple en a con residuo α.


(b) f tiene polo de orden k en a con parte principal

c−1 c−2 c−k


+ + ··· + .
z − a (z − a)2 (z − a)k

312
CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO
306

9. Sea a una singularidad aislada de una función f. Prueba que también



lo es para su derivada f . ¾Cuánto vale Res(f ′ , a)?

10. Sea f( una )función holomorfa en un entorno perforado de a ∈ C. Calcula



Res ff , a si:

(a) a es cero de orden n de f.


(b) a es polo de orden n de f.
f′
Prueba que, en ambos casos, a es polo simple de
f .
( ′ )
11. Sean f ∈ H(D(a, r)\{a}) y φ ∈ H(D(a, r)). Calcula Res φ ff , a si:

(a) a es cero de orden n de f.


(b) a es polo de orden n de f.

12. Sean φ ∈ H(D(a, r)) y f ∈ H(D(φ(a), ρ)\{φ(a)}), con φ(a) ̸= 0 un


polo simple de f con residuo a−1 . Calcula Res(f ◦ φ, a).

γ f (z) dz , donde f (z) := z(z−1) , ∀z ∈ C\{0, 1} y
1
13. Calcula la integral

γ es cualquier camino cerrado rodeando a 1 y tal que γ ∗ ⊂ {z ∈ C :


Re z > 0}. (Resuélvelo tanto mediante el teorema de los residuos como
por la fórmula de Cauchy. Compara métodos y saca conclusiones.)

14. Calcula, mediante el teorema de los residuos, la integral



dz
.
C(1,6) z(1 + z)

15. Prueba que para cada natural n, se tiene


∫ 2π
(1 + 2 cos t)n cos nt 2π ( √ )n
dt = √ 3 − 5 .
0 3 + 2 cos t 5

16. Prueba que, para 0 < a < 1, se tiene


∫ 2π
cos2 3t a2 − a + 1
dt = π .
0 1 + a2 − 2a cos 2t 1−a

17. Prueba que, para cualquier a > 0, se tiene

∫ +∞

x6 3π 2
dx = .
−∞ (x4 + a4 )2 8a

313
7.2. Teorema de los residuos

18. Integrando la función


z
z −→
a − e−iz
(a > 1) a lo largo de la poligonal [−π, π, π + in, −π + in, −π] (n ∈ N),
prueba que

∫ π ( )
x sen x 1+a
dx = π ln .
−π 1 + a2 − 2a cos x a

19. Dado un número natural n ≥ 2, intégrese una función compleja ade-


cuada a lo largo de la frontera del sector circular

{ }

D(0, R) ∩ z ∈ C\{0} : 0 < arg z < ,
n

para probar que


∫ +∞
dx π π
= cosec .
0 1 + xn n n

20. Integrando una conveniente función compleja a lo largo de la frontera


de la mitad superior del anillo A(0; ε, R), prueba que para −1 < α < 3,
se verica ∫ +∞
xα π απ
dx = (1 − α) sec .
0 (1 + x2 )2 4 2

21. En los siguientes ejercicios consiste en probar las fórmulas dadas o bien
obtener las sumas correspondientes:


+∞
a. 1
n4 −a4
= 1
2a4
− π
4a3
[cot (πa) + coth (πa)], (a ∈ C\Z);
n=1

+∞
1
b. (3n+1)2
;
n=−∞

+∞
c. 1
(n+a)2
= π 2 csc (πa), (a ∈ C\Z);
n=−∞
∑ (−1)n
+∞ 2
d. n2
= π12 ;
n=1
∑ 1
+∞ 4
e. n4
= π90 ;
n=1
∑ (−1)n
+∞ 3
f. (2n+1)3
= π32 .
n=0

314
CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO
308

22. Como en el ejercicio anterior, consiste en probar las fórmulas dadas o


bien obtener las sumas correspondientes:


+∞ ∑
+∞
(−1)n
a. 1
n2 +a2
= 1
2a coth (πa) − 1
2a2
, (0 < a < 1); b.
n2 +a2
;
n=1 n=1

+∞
(−1)n ∑
+∞
1
c. (n+a)2
= π 2 csc (πa) cot (πa); d.
(2n+1)2
.
n=−∞ n=−∞

23. Sea Ω un abierto del plano que contenga al disco unidad cerrado, D⊂
Ω. Sea φ una función holomorfa en Ω tal que φ(0) = 0 y φ(R) ⊂ R.
Llamemos

v(x, y) := Im φ(z) = Im φ(x + iy), ∀(x, y) ∈ Ω.


Prueba que
∫ 2π
x sen θ
v(cos θ, sen θ) dθ = πφ(x), ∀x ∈] − 1, 1[.
0 1 − 2x cos θ + x2

24. Evalúa las siguientes integrales usando el método de los residuos y


discute su eventual resolución mediante teoremas o fórmulas de tipo
Cauchy:
∫ (1) ∫ ( )
1
a. |z|=2 exp 2 dz; b. |z|=2 sen z dz ;
∫ ( 1z) ∫ 1
(1)
c. |z|=2 cos z dz; d. |z|=2 z sen z dz ;
∫ 1
(1) ∫ 3
(1)
e. |z|=2 z cos z dz; f. |z+i+1|=4 z cos z dz ;
∫ 1
∫ 1
g. |z|=4 (z−1)(z−3) dz; h. |z|=3 z 2 −1 dz ;
∫ sen z
∫ 1
i. |z|=1 z senh z dz; j. |z|=R>1 z 2 +1 dz .

25. Prueba que


∫ +∞
dx π/100
= .
0 x100
+1 sen(π/100)
26. Prueba, usando el teorema de los residuos, que para 0 < b < a, se tiene
∫ 2π
sen2 t π ( √ )
dt = 2 a − a2 − b2 .
0 a + b cos t b

27. Prueba que para cualesquiera a, b > 0, se tiene


∫ +∞
dx π(a + 2b)
= .
−∞ (x2 + a2 ) (x2 + b2 )2 2ab3 (a + b)2

315
7.2. Teorema de los residuos

28. Integrando la función


1 − e2iz
z −→
z2
a lo largo de la mitad superior del anillo A(0; ε, R), prueba que
∫ +∞
(sen x)2 π
2
dx = .
0 x 2

29. Calcula, mediante el teorema de los residuos, la integral



dz
.
C(1,6) z(1 + z)

30. Calcula ∫
1
z sen dz.
|z|=2 z
¾Podrías hacerlo con ayuda de teorema o fórmulas de tipo Cauchy?

31. Responde a las siguientes cuestiones:


∫ +∞ x
(a) Explica por qué no se puede evaluar la integral
0 x4 +1
dx por
medio de un contorno semicircular en ninguno de los dos hemis-
ferios (semiplanos superior e inferior).

(b) Para r > 1, considera la curva γ dada por


{ }
[ir, 0] + [0, r] + reiθ : 0 ≤ θ ≤ π/2 .

Prueba que
∫ r ∫ 0 ∫ ∑ ( )
x y z z
4
dx− 4
dy+ 4
dz = i2π Res ,a
0x +1 r y +1 γz + 1 1 + z4
donde el sumatorio es en los polos a del primer cuadrante.

(c) Prueba que


∫ +∞
x π
dx = .
0 x4 +1 4
32. Prueba que para enteros no nulos m y n, con n − m ≥ 2, se tiene que
∫ +∞
xm π
n
dx = .
0 x +1 n sen[π(m + 1)/n]
(Indicación: usa el método del ejercicio anterior y el contorno de la
porción de pizza de ángulo 2π/n y radio r.)

316
310CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

33. Sean l y k enteros tales que l>0 y l(k − 1) ≥ 2. Prueba que

∫ +∞
u1/l π
k
du =
0 u +1 k sen[π(l + 1)/(lk)]

suponiendo u1/l real no negativa en su intervalo de integración. (Indi-


cación: hágase x := u
1/l y aplica el ejercicio anterior.)

34. Prueba que para cada natural n, se tiene

∫ 2π

ecos t cos(nt − sen t) dt = .
0 n!

35. Prueba que


∫ +∞
x sen (πx)
dx = −5π.
−∞ x2 − 5x + 6

36. Prueba que para 0 < α < 2, se tiene


∫ ∫ +∞
+∞
eαx tα−1 2π sen π3 (1 − α)
dx = dt = √ .
−∞ 1 + ex + e2x 0 1 + t + t2 3 sen (απ)

37. Intenta sumar la serie



+∞
1
.
n3
n=1

(No se conoce la respuesta exacta a este problema tan sencillo aparente-


mente. Su valor aproximado es de 1,201 y la función ζ de Riemann tiene
mucho que ver con ella.)

38. Evalúa la integral

∫ +∞

dx
0 1 + 2x cos θ + x2

donde α ∈] − 1, 1[, θ ∈] − π, π[ y αθ ̸= 0.

7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché


y Hurwitz
Denición 7.9 Una función f denida sobre un abierto Ω del plano com-
plejo C se dice meromorfa en Ω si existe A ⊂ Ω tal que:

317
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

a. A′ ∩ Ω = ∅

b. f ∈ H (Ω\A)

c. f tiene un polo en cada punto de A

El conjunto de todas las funciones meromorfas en un abierto Ω se notará


por M (Ω) . Para cada f ∈ M (Ω) notaremos por P (f ) al conjunto de todos
sus polos en Ω.

Si denimos, para cada f ∈ M (Ω), una función


{
b b ∞, z ∈ P (f )
f : Ω −→ C; f (z) :=
f (z), z ∈ Ω\P (f )

obtendremos una función continua de Ω en C.

Teorema 7.10 (Principio de identidad para funciones meromorfas)


Sea Ω un dominio del plano complejo y sea f una función meromorfa en él.
Sea Z (f ) := {z ∈ Ω\P (f ) : f (z) = 0} (el conjunto de los ceros de f que no

son polos en Ω). Si Z (f ) ∩ Ω ̸= ∅, entonces P (f ) = ∅. Es decir, la única
función meromorfa cuyos ceros se acumulan en su dominio de denición es
la idénticamente nula.

Demostración. Sea a ∈ Z (f )′ ∩ Ω ̸= ∅. Si fuese a ∈ P (f ), tendríamos, por


un lado
lı́m f (a) = ∞,
z→a
y, por otro,

∃ (an ) ⊂ Z (f ) : a = lı́m an ⇒ f (a) = 0 9 ∞.

Por tanto, será, de hecho

a ∈ Z (f )′ ∩ [Ω\P (f )] .

El objetivo: probar que Ω\P (f ) es dominio, pues la holomorfía de f ahí


nos habilita para usar el principio de identidad para funciones holomorfas y
concluir que f es idénticamente nula en Ω\P (f ) y, por tanto, P (f ) = ∅.
Que Ω\P (f ) es abierto es claro (¾por qué?). Veamos que es conexo:
supongamos dados dos abiertos G1 y G2 no vacíos y disjuntos, tales que

Ω\P (f ) = G1 ∪ G2 .

318
312 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Sea b ∈ P (f ) : ha de existir rb > 0 tal que

D (b, rb ) \{b} ⊂ Ω\P (f ) .

(Y los discos perforados son conexos, tengámoslo presente.) Sean:

B1 := {b ∈ P (f ) : D (b, rb ) \{b} ⊂ G1 }
B2 := {b ∈ P (f ) : D (b, rb ) \{b} ⊂ G2 }.

Ocurre que G 1 ∪ B1 y G2 ∪ B2 son abiertos disjuntos y

(G1 ∪ B1 ) ∪ (G2 ∪ B2 ) = (G1 ∪ G2 ) ∪ (B1 ∪ B2 ) = (Ω\P (f )) ∪ P (f ) = Ω,

luego, por ser Ω conexo, tenemos la siguiente disyuntiva:

{
G 1 ∪ B1 = ∅ ⇒ G 1 = ∅
G2 ∪ B2 = ∅ ⇒ G2 = ∅;

es decir, en cualquier caso, se llegará a una contradicción bajo tal hipótesis


de descomposición para Ω\P (f ); lo cual prueba que Ω\P (f ) es conexo. 

Teorema 7.11 (Principio del Argumento Generalizado) Sea Ω ⊂ C



tal que Ω=Ω y sea f ∈ M (Ω). Sean Z (f ) y P (f ) como fueron denidos en
la denición 7.9 y en el teorema 7.10, respectivamente. Para cada a ∈ Z (f )
y b ∈ P (f ) , se denen los números enteros no negativos m(a) y n(b), como
sus respectivos órdenes de cero y de polo. Sea Γ un ciclo en Ω. Supongamos

que Γ es Ω-nulhomólogo y que Γ ∩ (Z (f ) ∪ P (f )) = ∅. Entonces, para cada
g ∈ H (Ω), se tiene:

∫ ∑ ∑
1 f′
g= IndΓ (a) m(a)g(a) − IndΓ (b) n(b)g(b).
i2π Γ f
a∈Z(f ) b∈P(f )

Demostración. Llamemos S := Z (f ) ∪ P (f ). Si denimos

f ′ (z)
F : Ω\S −→ C; F (z) := g (z) , ∀z ∈ Ω\S
f (z)

tenemos una función holomorfa en Ω\S , donde Ω ∩ S ′ = ∅; luego F es


holomorfa en Ω salvo singularidades: F ∈ HS (Ω).

319
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

Aplicamos a ella el teorema 7.5 (de los residuos):

∫ ∫ ′
1 1 f
F = g
i2π Γ i2π Γ f
∑ ∑
= IndΓ (a) Res (F, a) + IndΓ (b) Res (F, b) . (7.5)
a∈Z(f ) b∈P(f )

Calculemos estos residuos que aparecen en la fórmula (7.5):


a. Sea a ∈ Z (f ). Por tanto:
{
z ∈ Ω\P (f )
∃r > 0 : 0 < |z − a| < r ⇒
f (z) ̸= 0

Consecuentemente,

}
∃φ ∈ D(a, r)
: f (z) = (z − a)m(a) φ (z) , ∀z ∈ D(a, r).
φ (z) ̸= 0, ∀z ∈ D(a, r)\{a}

Si derivamos en esta última fórmula, con 0 < |z − a| < r:

f ′ (z) = m(a) (z − a)m(a)−1 φ (z) + (z − a)m(a) φ′ (z) .

Por tanto, con 0 < |z − a| < r:

m(a) φ′
F (z) = g(z) + (z)g(z)
z−a φ
⇒ Res (F, a) = lı́m (z − a) F (a) = m(a)g(a). (7.6)
z→a

b. Sea b ∈ P (f ). Por tanto:


{
z ∈ Ω\P (f )
∃r > 0 : 0 < |z − b| < r ⇒
f (z) ̸= 0

Consecuentemente,

}
∃ψ ∈ D(b, r)
: f (z) = (z − b)−n(b) ψ (z) , ∀z ∈ D(b, r).
ψ (z) ̸= 0, ∀z ∈ D(b, r)\{b}

Si derivamos en esta última fórmula, con 0 < |z − b| < r:

f ′ (z) = −n(b) (z − b)−n(b)−1 ψ (z) + (z − b)−n(b) ψ ′ (z) .

320
314 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Por tanto, con 0 < |z − b| < r:


−n(b) ψ′
F (z) = g(z) + (z)g(z)
z−b ψ
⇒ Res (F, b) = lı́m (z − b) F (b) = −n(b)g(b). (7.7)
z→b

En resumen, si sustituimos (7.6) y (7.7) en la fórmula (7.5), tendremos


lo buscado. 

En la práctica, las condiciones en las que se hace uso del teorema 7.11
suelen ser otras:


Teorema 7.12 (Principio del Argumento) Sean Ω = Ω ⊂ C y f ∈
M (Ω). Sean Z (f ) y P (f ) como fueron denidos en la denición 7.9 y en
el teorema 7.10, respectivamente. Sea Γ un ciclo en Ω. Supongamos que Γ

es Ω-nulhomólogo y que Γ ∩ (Z (f ) ∪ P (f )) = ∅. Supongamos que para ca-

da z ∈ Ω\Γ , o bien IndΓ (z) = 0, o bien IndΓ (z) = 1. Llamemos U :=
{z ∈ Ω : IndΓ (z) = 1} . Designemos por N0 al número de ceros de f en U,
contados tantas veces como indique el orden de multiplicidad de cada uno; y
por Np al número de polos de f en U, contados, asímismo cada uno, tantas
veces como indique su orden de multiplicidad. (Ambos números son nitos
por el teorema de los residuos.) Entonces:

1 f′
= N0 − Np .
i2π Γ f
A continuación vamos a hacer uso del Principio del Argumento para
resolver el problema de la localización de ceros de funciones holomorfas en
ciertas regiones del plano.
Comenzaremos con unos tipos de funciones y de abiertos muy especí-
cos: polinomios sobre secciones circulares. Después pasaremos a funciones
holomorfas en general sobre dominios o abiertos acotados.
Seap un polinomio de coecientes complejos de variable compleja de
orden n. Sean α, β ∈ R, con −π < α < β ≤ π . Se trata de determinar el
número de ceros del polinomio dado, contado cada uno tantas veces como
indique su orden de multiplicidad, en la región angular

U := {z ∈ C\{0} : α < arg (z) < β}.


Se supondrá, para ello, que p no se anula en la frontera de dicha región
angular; es decir:

( ) ( )
p teiα ̸= 0 ̸= p teiβ , ∀t ≥ 0. (7.8)

321
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

Sea r1 := máx{|z| : z ∈ U, p(z) = 0}. Para r > r1 , el número buscado,


llamémoslo N , coincide con el de los correspondientes ceros en el sector
circular

Ur := {z ∈ U : |z| < r}.

Dicho N tendrá una expresión integral (mediante el Principio del Argumen-


to). Consideremos, a n de conrmar lo dicho, las curvas

cr : [α, β] −→ C y sr : [−r, r] −→ C,

dadas por:

{
−teiβ , −r ≤ t ≤ 0
cr (t) := reit , ∀t ∈ [α, β] ; sr (t) :=
teiα , 0≤t≤r

respectivamente, y sea γr := cr + sr . Claramente, γr es un camino (curva


regular a trozos) cerrada tal que ∂Ur = γr∗ .
La comprobación de las hipótesis del Principio del Argumento pasarán
por ver que:
a. p es una función entera;
b. γr es un ciclo C-nulhomólogo (½como todo buen ciclo que se precie!)
que (gracias a (7.8) y a la elección de r) no pasa por ningún cero de p; y
c. Indγr (z) = 1, si z ∈ Ur ; e Indγr (z) = 0, si z ∈ C\U r .
Por tanto, aplicando el citado principio:

∫ ∫ ∫
1 p′ 1 p′ 1 p′
N= = + . (7.9)
i2π γr p i2π sr p i2π cr p

Vamos a calcular las correspondientes integrales. Para el primer sumando,


observamos que

∫ ∫ ∫ ∫
p′ r
p′ (sr (t)) ′ r
(p ◦ sr )′ (t) dw
= s (t) dt = dt = ,
sr p −r p (sr (t)) r −r (p ◦ sr ) (t) p◦sr w

por lo que la integral buscada coincide con la variación del logaritmo a lo


largo de la curva p ◦ sr . En consecuencia (y este va a ser el problema práctico
que resolver en cada caso concreto), si disponemos de una determinación
continua del argumento (equivalentemente, del logaritmo) a lo largo de la
curva p ◦ sr , esto es, si disponemos de una función continua

θr : [−r, r] −→ R; θr (t) ∈ Arg [(p ◦ sr ) (t)] , ∀t ∈ [−r, r] ,

322
316CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

tendremos que

1 p′ 1 (p ◦ sr ) (r)
=
ln + 1 (θr (r) − θr (−r)) . (7.10)
i2π sr p i2π (p ◦ sr ) (−r) 2π
Para la segunda de las integrales en (7.9), razonamos de la siguiente
manera: podemos escribir

p′ (z) n p1 (z)
= + ,
p (z) z p2 (z)
donde p1 y p2 son polinomios con grad(p2 ) − grad(p1 ) ≥ 2. Es claro que

∫ ∫
1 n n β
ireit n (β − α)
dz = it
dt = ; (7.11)
i2π cr z i2π α re 2π

p1
y sólo resta tratar con la integral .
cr p2
La relación entre los polinomios p1
p2 nos permite armar
y que:

p1 (z)

∃r2 , M > 0 : |z| > r2 ⇒ ≤ M .
p2 (z) |z|2
Por tanto, para r > r2 :

1 p1 (z) 1 M
dz ≤ (β − α) r,
i2π 2π |z|2
cr p2 (z)

luego:

1 p1 (z)
lı́m dz = 0;
r→+∞ i2π cr p2 (z)
y usando (7.11), tenemos:

1 p′ (z) n (β − α)
lı́m dz = . (7.12)
r→+∞ i2π cr p (z) 2π
Haciendo ahora r → +∞ en (7.9) y teniendo en cuenta (7.10) y (7.12),
obtenemos:

n (β − α) 1
N− = lı́m (θr (r) − θr (−r)) .
2π 2π r→+∞


Con todo, hemos probado el siguiente resultado relativo a la localización


de ceros de polinomios en sectores circulares, de gran utilidad práctica:

323
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

Proposición 7.11 p : C −→ C un polinomio de coecientes complejos


Sea
de grado n. Supongamos que p no se anula en la frontera de la región angular

{z ∈ C\{0} : α < arg z < β} (−π < α < β ≤ π) .

Supongamos, igualmente, la existencia de una función continua tal que

θR : [−R, R] −→ R
θR (t) ∈ Arg (p (sR (t))) , ∀t ∈ [−R, R] ,

donde la función sR : [−R, R] −→ C, está dada por:


{
−teiβ , −R ≤ t ≤ 0
sR (t) :=
teiα , 0≤t≤R

Entonces, el número de ceros de p en dicha región angular, contado cada uno


tantas veces como indique su orden de multiplicidad, viene dado por

β−α 1
n + lı́m [θR (R) − θR (−R)] .
2π 2π R→+∞

Ejemplo 7.17 Se quiere conocer la distribución por cuadrantes de los ocho


ceros del polinomio

p(z) := z 8 + z 5 − z 4 + 3z 3 + 6z 2 + 2z + 5, ∀z ∈ C
−π π
Comenzamos razonando sobre el semiplano derecho: α := 2 y β := 2,
en la proposición 7.11. Por tanto:

sr (t) := −it, ∀t ∈ R
p (sr (t)) = p (−it)
= t8 − it5 − t4 + 3it3 − 6t2 − 2it + 5,

de donde se sigue que

Re p (sr (t)) = t8 − t4 − 6t2 + 5


( )
Im p (sr (t)) = −t5 + 3t3 − 2t = − t4 − 3t2 + 2 t
( √ )( √ )
= −t (t − 1) (t + 1) t − 2 t + 2 .

Así: { √ √ }
Im p (sr (t)) = 0 ⇔ t ∈ − 2, −1, 0, 1, 2 ;

324
318CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

con

t = 0 ⇒ Re p (sr (0)) = 5 > 0


|t| = 1 ⇒ Re p (sr (t)) = −1 < 0

|t| = 2 ⇒ Re p (sr (t)) = 5 > 0,

de donde, al no anularse p sobre el soporte de γ (es decir, no tiene raíces


imaginarias z ∈ iR), podemos aplicar el Principio del Argumento.
Ahora bien, el argumento principal presenta problemas de discontinuidad,
en este ejemplo que nos ocupa, cuando |t| = 1. Razonaremos como sigue,
a n de evitar estos problemas y obtener una determinación continua del
Argumento θr :
t ∈ [−r, −1[ ⇒ θr (t) := arg [p(−it)] . (7.13)

Si
 { } 
 [ √ [ Im p (s (t)) < 0 

 t ∈ − 2, −1 ⇒
r
⇒ lı́m arg [p(−it)] = −π 

{ Re p (sr (t)) <}0 t→−1−

 Im p (sr (t)) > 0 

 t ∈ ]−1, 0[ ⇒ ⇒ lı́m arg [p(−it)] = π 
Re p (sr (t)) < 0 t→−1+

entonces
t ∈ [−1, 0[ ⇒ θr (t) := arg [p(−it)] − 2π. (7.14)

Si (considerando la θr recién denida)

 { } 

 Im p (s r (t)) < 0 

 t ∈ [0, 1[ ⇒ ⇒ lı́m arg [p(−it)] − 2π = −3π 
Re p (sr (t)) < 0
{ } t→1

 ] √ [ Im p (s (t)) > 0 

 t ∈ 1, 2 ⇒ r
⇒ lı́m arg [p(−it)] − 2π = π 

Re p (sr (t)) < 0 t→1+

luego nos exige hacer:

t ∈ [1, r[ ⇒ θr (t) := arg [p(−it)] − 4π. (7.15)

Consecuentemente, de (7.13), (7.14) y (7.15), concluimos que una buena


elección del Argumento continuo es

θr : [−r, r] −→ C

 arg [p(−it)] , −r ≤ t ≤ −1
θr (t) := arg [p(−it)] − 2π, −1 ≤ t ≤ 1

arg [p(−it)] − 4π, 1 ≤ t ≤ r.

325
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

Por tanto, tenemos una función continua θr tal que

θr (t) ∈ Arg [(p ◦ sr ) (t)] , ∀t ∈ [−r, r] .

Calculemos sus valores en−r y r:


 

 r5 − 3r3 + 2r 

 θr (−r) = arg [p(−i (−r))] = arctan 
r8 − r4 − 6r2 + 5 ⇒

 −r5 + 3r3 − 2r 

 θr (r) = arg [p(−ir)] − 4π = arctan − 4π 
r8 − r4 − 6r2 + 5
se sigue que en el semiplano de la derecha el número de ceros del polinomio
p es:
π 1
N =8 + (−4π) = 2.
2π 2π
Consecuentemente, en el semiplano izquierdo serán 6 el número de ceros que
presenta el polinomio p.
Nos resta razonar, y es lo que vamos a hacer, que no tiene raíces reales
o o
(de modo que tendrá un cero en cada uno de los cuadrantes 1 y 4 y tres
o o
ceros en cada uno de los cuadrantes 2 y 3 ):
( )
x ≥ 1 ⇒ p(x) = x8 + x5 − x4 + 3x3 + 6x2 + 2x + 5 > 0
( )
x ∈ [0, 1] ⇒ p(x) = x8 + x5 + 3x3 + 6x2 + 2x + 5 − x4 > 0

luego x ≥ 0 ⇒ p(x) ̸= 0.
Razonemos ahora para p(−x), con x ≥ 0:

p(−x) = x8 − x5 − x4 − 3x3 + 6x2 − 2x + 5 ⇒

ocurre que
{ }
3x3 + 2x ≤ 5
si x ∈ [0, 1] ⇒ ⇒ p(−x) > 0
6x2 ≥ 2x2 ≥ x4 + x5
?
y si x ≥ 1 ⇒ x8 + 6x2 + 5 > x5 + x4 + 3x3 + 2x,

pues sí, ésto último es también cierto:


Hagamos x=1+y (con y ≥ 0), entonces

x8 + 6x2 + 5 = y 8 + 8y 7 + 28y 6 + 56y 5 + 70y 4 + 56y 3 + 34y 2 + 20y + 12


> y 5 + 6y 4 + 17y 3 + 25y 2 + 20y + 7 = x5 + x4 + 3x3 + 2x,

luego x ≥ 1 ⇒ p(−x) > 0, y se concluye que, efectivamente, no tiene raíces


reales.

326
320CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Damos paso ya a los famosos teoremas de Rouché y de Hurwitz. Comen-


zamos con un lema interesantísimo sobre construcción de ciclos Γ en un
abierto Ω que rodeen de una manera convenientemente ajustada a un com-
pacto dado K :

Lema 7.3 Sea un abierto Ω del plano C y sea K ⊂ Ω un subconjunto com-


pacto. Entonces, existe un ciclo en Ω\K vericando:

IndΓ (z) = 0, ∀z ∈ C\Ω e IndΓ (z) = 1, ∀z ∈ K.

Demostración. SiΩ = C, para K compacto, existe r > 0 tal que D (0, r) ⊃ K .


Basta que tomemos Γ := C(0, r + 1).

√ Sea Ω ̸= C y llamemos ρ := dist(K, C\Ω). Sea también λ > 0 tal que


λ 2 < ρ; y consideremos
{Cp,q : p, q ∈ Z}
la cuadriculación de lado λ en C, donde:

Cp,q := {z ∈ C : pλ ≤ Re z ≤ (p + 1) λ f qλ ≤ Im z ≤ (q + 1) λ}.

Es claro que el conjunto

{(p, q) ∈ Z × Z : Cp,q ∩ K ̸= ∅}

es nito; pongamos
{(p1 , q1 ) , . . . , (pn , qn )}
y llamemos Ck := Cpk ,qk (1 ≤ k ≤ n) a cada una de las cuadrículas corres-
pondientes.
Para cada k ∈ {1, . . . , n}, consideremos el camino cerrado γk dado por
la poligonal

[pk λ + iqk λ,(pk + 1) λ + iqk λ , (pk + 1) λ + i (qk + 1) λ , pk λ + i (qk + 1) λ ,


pk λ + iqk λ]

y el ciclo Γ1 := γ1 + · · · + γn . Y observamos cómo cada uno de los n caminos


cerrados γk , se puede considerar, a su vez, como la suma de sus cuatro lados:
(1) (2) (3) (4)
γk = γk + γk + γk + γk .

Llamemos Γ2 a la cadena suma de todas estas últimas curvas:


n ∑
4
(j)
Γ2 = γk .
k=1 j=1

327
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

El ciclo Γ1 es Ω-nulhomólogo:
{
Γ∗1 = ∪nk=1 γk∗ = ∪nk=1 ∂Ck = ∪nk=1 Ck ⊂ Ω; y

z∈
/Ω⇒z∈
/ ∪nk=1 Ck ⇒ Indγk (z) = 0, 1 ≤ k ≤ n ⇒ IndΓ1 (z) = 0.

Además, Γ2 es equivalente a Γ1 .
Sea ahora Γ3 la cadena que se obtiene al suprimir en Γ2 los segmentos
que cortan a K ; es decir:
 ( )
 (j) ∗

n ∑
4 0, si γk ∩ K ̸= ∅
Γ3 :=
(j)
αk,j γk ; αk,j := ( )∗
 1, si
(j)
γk ∩K =∅
k=1 j=1

Ocurre que las cadenas Γ3 y Γ2 son equivalentes, y existe un ciclo Γ equiva-


lente a Γ3 con igual soporte.
Así pues, Γ∗ = Γ∗3 ⊂ Ω\K, y como Γ es equivalente a Γ1 :

(z) = 0, ∀z ∈ C\Ω.
IndΓ
( )

Sea ahora z ∈ K ⊂ ∪k=1 Ck = ∪k=1 C k ∪ (∪nk=1 ∂Ck ).
n n Esta descom-

posición de K, nos permite razonar así: ha de existir j ∈ {1, . . . , n} tal que


z ∈ Ck . A su vez, tenemos la disyuntiva siguiente:
O bien


/ Γ∗1 =⇒
z ∈ Cj ⇒ z ∈ IndΓ (z) = IndΓ1 (z) = 1;

o bien

z ∈ ∂Cj ⇒ ∃ (zm ) ⊂ C j : zm → z,
de donde, por argumentos de continuidad:

1= IndΓ (zn ) → IndΓ (z) .

Teorema 7.13 (de Rouché) Sea Ω un abierto acotado del plano complejo
C. Sean φ y ψ dos funciones holomorfas en Ω y continuas en Ω. Supongamos
que se verica

|φ (z) − ψ (z)| < |φ (z)| + |ψ (z)| , ∀z ∈ ∂Ω.

Entonces φ y ψ tiene el mismo número de ceros (contados los órdenes de


multiplicidad) en Ω.

328
322 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Demostración. Obsérvese que la desigualdad de la hipótesis obliga a que los


ceros de φ y ψ no puedan estar en la frontera ∂Ω. Comenzamos razonando
que los conjuntos Z (φ) y Z (ψ) son nitos.
Si Z (φ) fuera innito, al ser Ω
Z (φ) tendría acumulación en
compacto,
Ω. Pero como φ no se anula, según hipótesis, en ∂Ω, concluimos que tal punto
ha de estar en el interior de Ω. Por tanto, φ es idénticamente nula en alguna
componente conexa de Ω; y, por argumentos de continuidad, se anulará en
la frontera de esta componente. Pero este conjunto estará en ∂Ω, lo cual es
contradictorio.
El razonamiento será literal para Z (ψ).
Sea ahora

K := {z ∈ Ω : |φ (z) − ψ (z)| = |φ (z)| + |ψ (z)|}.

Como φ y ψ son continuas, se sigue que K es cerrado. Y como es subconjunto


de un compacto, K ⊂ Ω, también lo va a ser el propio K.
Además,

K⊂Ω y Z (φ) ∪ Z (ψ) ⊂ K.

Aplicando el lema 7.3: existe un ciclo Γ con soporte Γ∗ ⊂ Ω\K , y tal que

IndΓ (z) = 0, ∀z ∈ C\Ω e IndΓ (z) = 1, ∀z ∈ K.

Y aplicando el Principio del Argumento Generalizado a φ y ψ:


∫ ∑ ∑
1 φ′
= IndΓ (a) m(a) = m(a) = N (φ)
i2π Γ φ
a∈Z(φ) a∈Z(φ)

y
∫ ∑ ∑
1 ψ′
= IndΓ (a) m(a) = m(a) = N (ψ) ,
i2π Γ ψ
a∈Z(ψ) a∈Z(ψ)

donde N (φ) y N (ψ) son, respectivamente, el número de ceros de la citada


función, contados el orden de multiplicidad con el que se presentan.
Objetivo: probar que
∫ ∫
φ′ ψ′
= . (7.16)
Γ φ Γ ψ
Sea ( )
φ (z)
h(z) := log , ∀z ∈ Ω\K.
ψ (z)

329
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

Es una función bien denida:

φ (z)
∈ ]−∞, 0] ⇒ φ (z) = −ρψ (z) : ρ ≥ 0
ψ (z)
⇒ |φ (z) − ψ (z)| = (1 + ρ) |ψ (z)| = |φ (z)| + |ψ (z)| ⇒ z ∈ K;

en conclusión:
φ (z)
z ∈ Ω\K ⇒ ∈ C\ ]−∞, 0] .
ψ (z)
Por tanto,

φ′ (z) ψ ′ (z)
h ∈ H (Ω\K) : h′ (z) = − , ∀z ∈ Ω\K.
φ (z) ψ (z)

Pero, que h′ admita primitiva en Ω\K es equivalente a que


h′ = 0,
Γ

lo cual no es ni más ni menos que (7.16). 

Corolario 7.8 Ω un abierto acotado del plano complejo C. Sea (fn ) una
Sea
sucesión de funciones holomorfas en Ω y continuas en Ω. Supongamos que
(fn ) converge uniformemente a cierta función f que no se anula en ningún
punto de ∂Ω. Entonces, existe n ∈ N tal que si m ≥ n, podemos asegurar que
las funciones fm y f tienen el mismo número (nito) de ceros en Ω.

Demostración. Como ∂Ω es compacto y f no se anula en él, existe ρ>0 tal


que
|f (z)| ≥ ρ, ∀z ∈ ∂Ω.
Haciendo uso de la hipótesis de la convergencia uniforme:

∃m ∈ N : n ≥ m ⇒ |f (z) − fn (z)| < ρ, ∀z ∈ ∂Ω.


( )
Así, razonando para n ≥ m, f, fn ∈ C Ω ∩ H (Ω) y para z ∈ ∂Ω:

|f (z) − fn (z)| < ρ ≤ |f (z)| ≤ |f (z)| + |fn (z)| .

Usando el teorema 7.13 (de Rouché), ambas funciones han de tener el mismo
número de ceros en Ω. (La misma desigualdad anterior obliga a que no se
anulen en la frontera: la tesis es válida en Ω.) 

330
324 CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO

Teorema 7.14 (de Hurwitz) Ω un dominio del plano complejo C. Sea


Sea
(fn ) una sucesión de funciones holomorfas en Ω tales que ninguna se anula
en ningún punto. Supongamos que (fn ) converge uniformemente sobre los
compactos de Ω a cierta función f . Entonces o bien f es idénticamente nula,
o bien f no se anula en ningún punto de Ω.

Demostración. La holomorfía de la función f en el abierto Ω nos la da el teo-


rema de convegencia de Weierstrass. Razonaremos por reducción al absurdo:
Supongamos que f no es idénticamente nula en Ω, pero existe a∈Ω tal
que f (a) = 0. Los ceros de f han de ser aislados:

∃D(a, r) ⊂ Ω : 0 < |z − a| ≤ r ⇒ f (z) ̸= 0.

Podemos aplicar, así, el corolario anterior: para n sucientemente grande,


fn y f tienen el mismo número de ceros en D(a, r). Por tanto, fn tiene, al
menos, un cero en D(a, r), lo cual es contradictorio con la hipótesis. 

Existen sucesiones de funciones enteras que no se anulan en ningún punto


del plano C, y que, sin embargo, convergen a la constantemente cero (en la
topología de H (C)): por ejemplo, fn (z) := 1/n, ∀z ∈ C, ∀n ∈ N.

Corolario 7.9 Sea Ω C. Sea (fn ) una suce-


un dominio del plano complejo
sión de funciones holomorfas e inyectivas en Ω. Supongamos que (fn ) con-
verge uniformemente sobre los compactos de Ω a cierta función f . Entonces
o bien f es inyectiva, o bien f es constante en Ω.

Demostración. Supongamos que f no es constante. Tomamos a ∈ Ω jo, pero


arbitrario. En el dominio Ω\{a} denimos las funciones:

g, gn : Ω\{a} → C;
g (z) := f (z) − f (a) ∧ gn (z) := fn (z) − fn (a), ∀z ∈ Ω\{a}.

(gn ) converge a g en la topología de H (Ω\{a}). En


Claramente la sucesión
consecuencia, como la sucesión (gn ) no se anula en ningún punto de Ω\{a},
en aplicación del teorema 7.14 (de Hurwitz), o bien g es idénticamente nula,
lo cual no puede suceder al ser f no constante, o bien g no se anula en
ningún punto de Ω\{a}, de donde se sigue la inyectividad de f (debido a la
arbitrariedad de a). 

331
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

7.3.1. Ejercicios propuestos

1. Sea una función continua en el disco unidad cerrado y holomorfa en


el disco unidad abierto, f ∈ C(D) ∩ H(D). Supongamos que f lleva
la frontera del disco unidad en el interior del propio disco, f (T) ⊂ D.
Prueba que f tiene, exactamente, un punto jo en el disco unidad
abierto D.

2. Si φ es una función holomorfa sobre un abierto Ω tal que D ⊂ Ω y


verica la condición φ(D) ⊂ D, ¾cuántas raíces tiene la ecuación

z = φ(z)

en el disco unidad D? ¾Cambia algo si la condición es solo φ(D) ⊂ D?

3. Prueba que todos los ceros del polinomio

p(z) := z 8 + 3z 3 + 7z + 5
( 1 3)
se hallan situados en el anillo A 0; ,
2 2 y que, exactamente, dos de
ellos se encuentran en el primer cuadrante.

4. Prueba que todos los ceros del polinomio

p(z) := z 4 + iz 3 + 1
( )
pertenecen al disco D 0, 32 y determina cuántos de ellos se hallan en
el primer cuadrante.

5. Prueba que para e < a ∈ R, la ecuación ez = az n tiene, exactamente,


n soluciones distintas en el disco unidad D.

6. Determina el número de ceros del polinomio

p(z) := z 6 + z 5 + 6z 4 + 5z 3 + 8z 2 + 4z + 1

en el semiplano de la derecha.

7. Prueba que el polinomio

pn (z) := 1 + 2z + 3z 2 + · · · + nz n−1 ,

para ρ ∈]0, 1[ y n sucientemente grande, no tiene ceros en el disco


D(0, ρ).

332
CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO
326

8. Localiza en el disco D(0, R), R > 0, el número de ceros del polinomio

p(z) := z 4 + iz 2 + 2.

9. ¾Cuántas raíces tiene la ecuación

ez − 4z n + 1 = 0

en el disco unidad D según los valores del natural n?

10. Prueba que la ecuación


z = λ − e−z
tiene (con λ > 1) una única raíz en el semiplano Re z > 0. Además, se
prueba que tal raíz es real.

11. Evalúa la integral



zez tan (πz) dz.
T

12. Evalúa la integral



cosh z
dz.
T tan z

13. Sean a y b dos números reales no nulos. Determínese, para cada natural
n, el número de ceros del polinomio

p(z) := z 2n + a2 z 2n−1 + b2

que se hallen situados en el semiplano de la derecha.

14. Determina el número de ceros en el disco unidad D de cada uno de los


dos polinomios siguientes:

a. p(z) := z 4 − 5z + 1; b. q(z) := z 8 − 4z 5 + z 2 − 1.

15. Prueba que la función fn : C\{0} −→ C, dada por

1 1 1
fn (z) := 1 + + 2
+ ··· + ,
z 2!z n!z n
para ρ ∈]0, 1[ y n sucientemente grande, tiene todos sus ceros en el
disco D(0, ρ).

333
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

16. Determina el número de ceros del polinomio

p(z) := z 6 − 3z 5 + 2z 2 + 5

en el semiplano de la derecha.

17. Hallar la distribución por cuadrantes de los ceros del polinomio

p(z) := z 8 + z 5 − z 4 + 3z 3 + 6z 2 + 2z + 5.

18. Calcula el número de ceros en el disco unidad D de los polinomios

a. p(z) := z 5 − 2z 4 + z 3 − 6z 2 + 1 b. q(z) := z 5 − 2z 4 + z 3 − 5z 2 + 1

19. Prueba que el polinomio

p(z) := z 6 − 5z 2 + 10

tiene todas sus raíces en el anillo A(0; 1, 2).

20. Usa el teorema de Rouché para dar otra demostración del Teorema
Fundamental del Álgebra.

21. Halla el número de ceros del polinomio

a. p(z) := z 8 − 4z 5 + z 2 − 1 b. q(z) := z 9 − 2z 6 + z 2 − 8z − 2
c. r(z) := 2z 5 − z 3 + 3z 2 − z + 8 d. s(z) := z 7 − 5z 4 + z 2 − 2

en el interior del disco unidad D.

22. ¾Cuántos ceros del polinomio

p(z) := z 4 − 8z + 10

se encuentran en el disco unidad D? ¾Y cuántos en el anillo A(0; 1, 3)?

23. ¾Cuántas raíces tiene la ecuación

ez − az n = 0

en el disco D(0, R) según los valores del natural n (con a ∈ C, jo) si


eR
se verica la condición |a| > Rn ?

334
CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO
328

24. Sea f un polinomio de grado n ∈ N. Prueba que f es sobreyectiva. De


hecho, puedes probar que la ecuación

f (z) = w

tiene n raíces para cada w ∈ C\{0}.

25. Halla el número de raíces en el disco unidad D de la ecuación

z 8 − 6z 6 − z 3 + 2 = 0.

26. Halla ell número de raíces en el anillo A(0; 2, 3) de la ecuación

4z 4 − 29z 2 + 25 = 0.

27. Con α ∈ D(0, 9), ¾cuántas raíces tiene en el disco unidad D la ecuación

z 6 − αz + 10 = 0?

Haciendo α = 8, ¾cuántas raíces tiene la ecuación en el anillo A(0; 1, 3)?

28. Sea φ una función holomorfa sobre un abierto Ω tal que D ⊂ Ω que
verica las condiciones φ(0) = 1 y φ(T) ⊂ C\D(0, 2). ¾Cuántos ceros
tiene φ en el disco unidad D?

29. Considera el polinomio f (z) := z 3 −4z 2 +z−4. ¾Cómo habrá de elegirse


r>0 para que f tenga, exactamente, dos soluciones en D(0, r)?

30. Localiza los ceros del polinomio z 4 − z + 5 = 0.

31. Sean dos funciones enteras f y g vericando que

|f (z)| ≤ |g(z)|, ∀z ∈ C.

¾Qué conclusiones se pueden sacar?

32. Sea f una función entera para la que existe contantes reales positivas
A, B, k tales que

|f (z)| ≤ A + b|z|k , ∀z ∈ C.

Prueba que tal f debe ser un polinomio. Aplicación: Prueba que ha de


ser constante una función entera f que verique

|z| ≥ 1 ⇒ |f (z)| ≤ 5 |z|.

335
7.3. Principio del Argumento. Teoremas de Rouché y Hurwitz

33. Pruebe el siguiente teorema de Hurwitz: Sea (fn ) una sucesión (de
funciones holomorfas) en un dominio Ω uniformemente convergente a
una función f no idénticamente nula. Si a ∈ Ω es un cero de f , entonces
para cada ε > 0, podemos encontrar un natural m tal que

0 ∈ fn (D(a, ε) ∩ Ω), ∀n ≥ m.

34. Evalúa la integral


sen (πz/2)[3z 2 − 4z − 1]
dz.
C(0,3) z 3 − 2z 2 − z + 2

35. Evalúa la integral ∫


1
dz.
T z3 +1

36. Sea un camino γ en el plano y sean dados n + 1 números complejos


a0 , a1 , . . . , an . Supongamos que para cada z ∈ γ ∗ y que para algún
k ∈ {0, 1, . . . , n}, se tiene que



k
n


ak z > j
aj z .
j=0
j̸=k

Entonces, para el polinomio


n
p(z) := aj z j
j=0

se prueba que

k ceros
i. tiene en el interior de γ⇔z=0 está en el interior de la
curva γ .

ii. no tiene ceros en el interior de γ ⇔z =0 no está en el interior


de la curva γ.

37. ¾Cuántas raíces tiene la ecuación

z n + a2 z 2 + a1 z + a0 = 0

en el disco unidad D si |a2 | > |a1 | + |a0 | + 1?

336
CAPÍTULO 7. SINGULARIDADES. PRINCIPIO DEL ARGUMENTO
330

38. Sean dados n+1 números reales vericando 0 < a0 < a1 < · · · < an .
Prueba que todas las raíces del polinomio


n
p(z) := ak z k
k=0

están en el disco unidad D.

39. Prueba que la armación siguiente es falsa: para cada función holomor-
( )
fa f en el anillo A 0; 21 , 32 existe un polinomio p tal que

1
|f (z) − p(z)| < , ∀z ∈ T.
2

40. Sean, para enteros n = 1, −2, 3, −4, . . ., los polinomios


n
zk
a. pn (z) := k! ; b. qn (z) := pn (z) − 1.
k=0

¾Qué se puede decir de la situación de los ceros de uno y otro para |n|
sucientemente grande?

41. Evalúa la integral


3(z − 1)2 − 1
dz.
C (1, 51 ) z − 3z + 4z − 2
3 2

337
Capítulo 8

Caracterización de los

dominios simplemente conexos

8.1. Familias normales de funciones holomorfas. Teo-


remas de Montel y Vitali
Este tema se dedica al estudio de la compacidad del espacio H (Ω) de
las funciones holomorfas denidas sobre un abierto Ω del plano complejo C.
Vuelve la topología de la convergencia uniforme sobre compactos a recuperar
un papel central.
El punto de partida será el concepto de familia normal de funciones
continuas en Ω. La propiedad de Bolzano-Weierstrass la caracterizará en
espacios métricos. Será esta la base de la prueba de que las familias normales
están puntualmente acotadas y son puntualmente equicontinuas.
El teorema de Ascoli-Arzelà será el encargado de probar que ambas condi-
ciones son sucientes para la normalidad de una familia de funciones; de este
modo, se obtendrá una caracterización de la normalidad muy útil, a poste-
riori, cuando introduzcamos la holomorfía en el juego: como con Weierstrass
tenemos que el cierre para familias de funciones coincide en los espacios de
funciones continuas y de funciones holomorfas, concluiremos que una familia
será normal si, y solo si, es un cerrado y acotado de H (Ω).
Denición 8.1 Una familia F de funciones continuas sobre un abierto Ω
del plano complejo C se dice normal cuando en C (Ω) es un conjunto relati-
vamente compacto.

Es bien conocida la caracterización de Bolzano-Weierstrass de los con-


juntos relativamente compactos en espacios métricos (que enunciamos sin

331

338
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

demostración):

Lema 8.1 (Propiedad de Bolzano-Weierstrass) Un conjunto F de un


espacio métrico es relativamente compacto si, y solo si, toda sucesión de
elementos de F admite una parcial convergente (no necesariamente en F ).
A continuación damos dos condiciones necesarias de normalidad.

Proposición 8.1 Las familias F normales de funciones continuas sobre


abiertos Ω del plano complejo C están puntualmente acotadas. (Es decir,
para cada a ∈ Ω, {f (a) : f ∈ F} está acotado.)

Demostración. Basta con observar que para cada a ∈ A, la aplicación f −→


f (a) de C (Ω) en C es continua. 

Proposición 8.2 Las familias F normales de funciones continuas sobre


abiertos Ω del plano complejo C son puntualmente equicontinuas:
} { }
∀a ∈ Ω |z − a| < δ
∃δ > 0 : ⇒ |f (z) − f (a)| < ε, ∀f ∈ F.
∀ε > 0 z∈Ω
Demostración. Fijemos a en Ω y ε > 0. Ha de existir ρ>0 tal que K :=
D(a, ρ). Por otro lado, la familia
{ ( ε) }
U f, K, :f ∈F
3
es cubrimiento de F, luego podemos elegir un recubrimiento nito que lo
contenga: ( ε)
∃f1 , . . . , fn ∈ F : F ⊂ ∪nk=1 U fk , K, .
3
Razonamos por continuidad para cada k :

ε
∃0 < δk < ρ : |z − a| < δk ⇒ |fk (z) − fk (a)| < ,
3
y elegimos δ := mı́n {δ1 , . . . , δn }.

( Ahora, )tomemos cualesquiera f ∈ F y |z − a| < δ . Para algún k , f ∈


U fk , K, 3ε . Así:
|f (z) − f (a)| ≤ |f (z) − fk (z)| + |fk (z) − fk (a)| + |fk (a) − f (a)| < ε.


Las dos condiciones necesarias obtenidas en las proposiciones 8.1 y 8.2


para que una familia de funciones continuas sea normal son también su-
cientes: es lo que nos dirá, más adelante, el teorema de Ascoli-Arzelà. Para
ponermos en la dirección de este resultado precisamos de dos lemas.

339
8.1. Familias de funciones holomorfas. Teoremas de Montel y Vitali

Lema 8.2 (fn ) una sucesión de funciones continuas en un abierto Ω del


Sea
plano complejo C. Supongamos que la familia {fn : n ∈ N} es puntualmente
equicontinua. Supongamos que (fn ) converge puntualmente en cada punto
de un subconjunto A ⊂ Ω denso en Ω. Entonces (fn ) es uniformemente
convergente sobre los compactos de Ω.

Demostración. Fijado un compacto arbitrario K ⊂ Ω, probaremos que la


sucesión (fn ) es uniformemente de Cauchy en él. Sea ε > 0. Por argumentos
de equicontinuidad puntual, para cada z ∈ Ω, existe δ = δ (z) > 0, tal que
ε
w ∈ Ω, |w − z| < δ ⇒ |fn (z) − fn (w)| < , ∀n ∈ N. (8.1)
5
Por argumentos, ahora, de compacidad:

∃z1 , . . . , zm ∈ K : K ⊂ ∪m
j=1 D (zj , δ (zj )) ;

lo que permite armar (justifícalo) que

∃a1 , . . . , am ∈ A : aj ∈ D (zj , δ (zj )) , ∀j ∈ {1, . . . , m} .

Como hay convergencia puntual en los puntos del conjunto denso A, la


sucesión (fn (a)) es, en particular, de Cauchy:

ε
j ∈ {1, . . . , m} ⇒ ∃nj ∈ N : p, q ≥ nj ⇒ |fp (aj ) − fq (aj )| < . (8.2)
5
Sea n0 := máx {n1 , . . . , nm } y sean p, q ≥ n0 y z ∈ K . Habrá de existir algún
j ∈ {1, . . . , m} tal que z ∈ D (zj , δ (zj )) , de modo que (usando una vez (8.2)
y dos veces (8.1)):

|fp (z) − fq (z)| ≤ |fp (z) − fp (zj )| + |fp (zj ) − fp (aj )|


+ |fp (aj ) − fq (aj )| + |fq (aj ) − fq (zj )| + |fq (zj ) − fq (z)|
< 5ε/5 = ε,

luego (fn ) es uniformemente de Cauchy en K. 

Para el siguiente lema se avisa: estaremos en una demostración de tipo


diagonalización de Cantor, realmente espectacular. Disfrutémosla.

Lema 8.3 Sea F una familia de funciones continuas sobre un abierto Ω,


puntualmente acotada en Ω. Sean A un subconjunto (innito) numerable de
( )
Ω {fn : n ∈ N} ⊂ F .
y Entonces existe una parcial fφ(n) convergente en
cada punto de A.

340
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

Demostración. (Parte constructiva.) Anotemos A := {an : n ∈ N}. Como la


sucesión de complejos (fn (a1 ))
( ) n está acotada, admitirá una parcial
( conver-
)
gente; llamémosla fσ1 (n) (a1 ) n . Del mismo modo, la sucesión fσ1 (n) (a2 ) n
( )
está acotada: vamos a escribir como fσ2 (n) (a2 ) la parcial convergente que
n
admite. Observa que, de paso, y esto es lo importante, estamos garantizando
( ) ( ) ( )
que fσ2 (n) (a1 ) n converge, pues fσ2 (n) n
es parcial de fσ1 (n) n
. Escriba-
mos, para precisar la notación, como sigue:

∃τ1 : N → N estrictamente creciente tal que σ2 = σ1 ◦ τ 1 .

Procedemos por inducción: dadas aplicaciones σk , τk : N −→ N estricta-


mente crecientes con

( )
fσk (n) (aj ) n convergente para 1≤j≤k

podemos denir
( ) σk+1 = σk ◦ τk . Vamos a razonar ahora( que la sucesión )
fσk (n) (a´k+1 ) n está acotada y, así, admite una parcial fσk+1 (n) (a´k+1 ) n
( )
convergente, que garantiza la convergencia de fσ
k+1 (n)
(a´j ) n para 1 ≤ j ≤
k + 1.
Pues bien, llamemos φ(n) := σn (n), para cada natural: el objetivo ya es
( )
probar que, en efecto, la sucesión fφ(n) es una parcial de (fn ) que converge
en todo punto de A.
Que es parcial es trivial:

φ (n + 1) = σn+1 (n + 1) = (σn ◦ τn ) (n + 1) = σn [τn (n + 1)]


≥ σn [τn (n)] = (σn ◦ τn ) (n) = φ (n + 1) .
( )
Para p ∈ N, veamos que la sucesión fφ(n) (ap ) es convergente. Para el-
( ) n
lo, bastará probar que fφ(p+n) (ap ) es convergente. Y ello lo vamos a lograr
(n )
viendo que, de hecho es parcial de fσp (n) (a´p ) , la cual es, evidentemente,
n
convergente. Vamos a probar, por tanto (pues es suciente) que

∃ψ : N −→ N estrictamente creciente tal que φp+n = σp ◦ ψn .

Como

φ (p + n) = σp+n (p + n) = (σp+n−1 ◦ τp+n−1 ) (p + n)


= σp+n−1 [τp+n−1 (p + n)] = (σp+n−2 ◦ τp+n−2 ) [τp+n−1 (p + n)]
= (σp+n−2 ◦ τp+n−2 ◦ τp+n−1 ) (p + n)
= · · · = (σp ◦ τp ◦ ... ◦ τp+n−1 ) (p + n) =: σp [ψn ] ,

341
8.1. Familias de funciones holomorfas. Teoremas de Montel y Vitali

y es

ψn+1 := (τp ◦ ... ◦ τp+n−1 ◦ τp+n ) (p + n + 1)


> (τp ◦ ... ◦ τp+n−1 ) (p + n) =: ψn ,

luego llegamos a la meta. 

Teorema 8.1 (de Ascoli-Arzelà) Una familia F de funciones continuas


sobre un abierto Ω del plano complejo C es normal si, y solo si, está pun-
tualmente acotada y es puntualmente equicontinua en Ω.

Demostración. Basta probar la suciencia. Sea A un subconjunto denso y


numerable de Ω (½razona la existencia de tal conjunto!). Si consideramos una
sucesión (fn ) de elementos de F , por el lema 8.3 tenemos que existe una
( )
parcial fφ(n) convergente en cada punto de A. Como la equicontinuidad
( )
puntual se hereda por subfamilias, fφ(n) lo habrá de ser en A, y es posible
( )
aplicarle el lema 8.2: fφ(n) converge uniformemente sobre compactos de Ω.
Ahora ya basta aplicar el lema 8.1 (Propiedad de Bolzano-Weierstrass)
que encabezaba este tema. 

Observación 8.1 Si F ⊂ H (Ω) ⊂ C (Ω) y H (Ω) es cerrado en C (Ω) (teo-


rema de Weierstrass) entonces

H(Ω) C(Ω)
F =F ;

y, por tanto, para F ⊂ H (Ω) :

C(Ω)
F es normal ⇔ F es compacto de C (Ω)
H(Ω)
⇔ F es compacto de H (Ω) .

Para las familias de funciones holomorfas se puede eliminar la condición


de equicontinuidad puntual a cambio de endurecer la acotación puntual.
Concretamente:

Teorema 8.2 (Primero de Montel) Una familia F de funciones holo-


morfas sobre un abierto Ω del plano complejo C es normal si, y solo si,
está uniformente acotada en cada compacto de Ω.

342
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

Demostración. (⇐) Condición suciente: el objetivo será probar las condi-


ciones que caracterizan la normalidad en el teorema 8.1 (de Ascoli-Arzelà).
Sea K⊂Ω un compacto. La acotación uniforme (sobre compactos) nos
da que
∃MK > 0 : |f (z)| ≤ MK , ∀z ∈ K, ∀f ∈ F.
En particular, F está puntualmente acotada en Ω.
Sean ahora a ∈ Ω y ε > 0. Para ellos, otra vez la acotación uniforme
sobre compactos:

∃D(a, R) ⊂ Ω, ∃M > 0 : |f (w)| ≤ M, ∀w ∈ C(a, R), ∀f ∈ F.

Por la fórmula elemental de Cauchy, si z ∈ D(a, R2 ):



1 ∫ ∫
f (w) 1 f (w)
|f (z) − f (a)| = dw − dw
i2π C(a,R) w − z i2π C(a,R) w − a

1 z−a

= f (w) dw
2π C(a,R) (w − z) (w − a)
1 |z − a| 2M
≤ 2πRM R = |z − a| .
2π 2R
R
{ εR R }
Si elegimos δ := mı́n 2M , 2 , entonces

|z − a| < δ ⇒ |f (z) − f (a)| < ε, ∀f ∈ F

luego la familia F es puntualmente equicontinua en Ω, y el teorema 8.1 (de


Ascoli-Arzelá) nos da normalidad.
(⇒) Para un compacto arbitrario K⊂Ω la familia
{ }
U (f, K, 1) : f ∈ F

es un cubrimiento por abiertos del compacto F , del que, por tanto, se puede
extraer un recubrimiento nito:

∃f1 , . . . , fn ∈ F : F ⊂ ∪nk=1 U (fk , K, 1) .

Ahora, por argumentos de continuidad:

∀j ∈ {1, . . . , n} ∃Mj > 0 : |fj (z)| ≤ Mj , ∀z ∈ K.

(Haz explícitos los cálculos.) Sea, ahora, M := 1 + máx {M1 , . . . , Mn }. Para


f ∈F y z ∈ K, se tiene que

∃j ∈ {1, . . . , n} : f ∈ U (fj , K, 1)

343
8.1. Familias de funciones holomorfas. Teoremas de Montel y Vitali

y
|f (z)| ≤ |f (z) − fj (z)| + |fj (z)| < 1 + Mj ≤ M,
luego se sigue su acotación uniforme sobre K. 

Corolario 8.1 Sean Ω1 y Ω2 abiertos de C. Supongamos que Ω2 está aco-


tado. Entonces la familia

{f ∈ H (Ω1 ) : f (Ω1 ) ⊂ Ω2 }

es normal.

Demostración. Claramente, para cada compacto K ⊂ Ω1 , la familia dada


estará uniformemente acotada (½por estarlo Ω2 !). El teorema 8.2 se encarga
del resto. 

Concluimos ya este tema con una consecuencia de la normalidad para


familias de funciones holomorfas. Será consecuencia de un lema, el cual se
inspira en el siguiente resultado que enunciamos a continuación (y que no
probaremos ya que solo nos interesará a modo de curiosidad informativa):

Teorema 8.3 (Segundo de Montel o de Montel-Caratheòdory) Sea



Ω=Ω⊂C y sean α, β ∈ C, α ̸= β . Entonces, cualquier familia de la forma

{f ∈ H (Ω) : f (Ω) ⊂ C\ {α, β}}

es normal.

Lema 8.4 Sea (xn )n una sucesión no convergente en un espacio métrico


( ) ( )
compacto E. Entonces existen sucesiones parciales xσ(n) y xτ (n) , y a, b ∈
E , a ̸= b, tales que xσ(n) → a y xτ (n) → b.

Demostración. Por argumentos de compacidad, existe una parcial conver-


gente:

∃σ : N −→ N estrictamente creciente y ∃a ∈ E : xσ(n) → a.

Por otro lado, al ser (xn )n una sucesión no convergente, para algún ε > 0,
el conjunto
A := {n ∈ N : dist (xn , a) ≥ ε}
es innito. Y, por tanto,

∃ρ : N −→ A estrictamente creciente.

344
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

( )
Pero, a su vez, esta parcial
( ) xρ(n) admitirá otra (sub)parcial convergente;
pongamos xρ(φ(n)) , que tendrá como límite a cierto b.
Ahora bien, como

ε≤ dist (a, xn ) , ∀n ∈ A,

y, en particular,
( )
ε≤ dist a, xρ(φ(n)) , ∀n ∈ A,
se sigue (por la continuidad de la función distancia) que

ε≤ dist (a, b) ,

de donde a ̸= b y basta hacer τ := ρ ◦ φ para completar la demostración. 

Llamamos la atención sobre el condimento de conexión que se introduce


en el próximo resultado: el principio de identidad entrará en juego en el
momento decisivo.

Teorema 8.4 (de Vitali) Sea (fn ) una sucesión de funciones holomorfas
uniformente acotada en cada compacto de un dominio Ω del plano complejo
C. Supongamos que (fn ) converge puntualmente en un conjunto A tal que
A′ ∩ Ω ̸= ∅. Entonces (fn ) converge uniformemente sobre compactos de Ω.

Demostración. La familia F := {fn : n ∈ N} es normal (teorema 8.2) y resul-


ta que su cierre es un espacio métrico compacto (en H (Ω)). Llamémoslo E
para aplicarle el lema 8.4: si razonamos por reducción al absurdo, podemos
encontrar f y g en E , tales que, para conveniente aplicaciones estrictamente
crecientes σ, τ : N −→ N, se verican:

fσ(n) → f y fτ (n) → g.

Por el teorema de convergencia de Weierstrass, tenemos que f, g ∈ H (Ω).


Ahora bien, si a ∈ A, la convergencia de la sucesión (fn (a)) nos conduce a
que:

f (a) = lı́m fσ(n) (a) = lı́m fτ (n) (a) = g(a);


luego f y g coinciden sobre A.
Finalmente, aplicamos el principio de identidad para funciones holomor-
fas. 

345
8.1. Familias de funciones holomorfas. Teoremas de Montel y Vitali

8.1.1. Ejercicios propuestos

1. Sea Ω un abierto de C y sea F ⊂ H(Ω) una familia no acotada de


funciones holomorfas en Ω. Prueba que existe, al menos, un a∈Ω tal
que F no está uniformemente acotado en ningún entorno de a.
2. Sea {Ωj ; j ∈ I} una familia de abiertos del plano C. Sea Ω := ∪I Ωj .
Llamemos

F := {f : Ω −→ C : f ∈ ∩I H (Ωj ) , f acotada} .
Prueba que F ha de estar acotada en H(Ω).
3. Sea Ω un dominio acotado de C y M > 0. Consideramos la familia
{ ∫ }
f ∈ H(Ω) : |f (z)| dz ≤ M .
2

Prueba que F está acotada en H(Ω).


4. Sea F ⊂ H(D). Supongamos que la familia F ′ := {f ′ : f ∈ F}
sea un conjunto relativamente compacto de H(D) y que el conjunto
{f (0) : f ∈ F} está acotado. Prueba que F también es un conjunto
relativamente compacto de H(D). Prueba que dada una sucesión (fn )
de funciones holomorfas en un dominio
( ) Ω, no ha de existir, necesa-
riamente una parcial fσ(n) Ω. (Con-
que converja uniformemente en
sidera lo que ocurre con las sucesiones z, 2z, 3z, . . . , nz, . . . en D, o bien
z, z 2 , z 3 , . . . , z n , . . . en D(0, 2).)
5. Sea Ω un dominio acotado de C y f ∈ H(Ω). Supongamos que f (Ω) ⊂
Ω y f (a) = a para algún a ∈ Ω.
(a) Sean f1 := f y fn+1 := f ◦ fn , n ≥ 1. Calcula fn′ (a) y deduce que

|f (a)| ≤ 1.
(b) Supongamos que f ′ (a) = 1. Prueba que f (z) = z , ∀z ∈ Ω.
(c) Prueba que si existe k∈N ′
tal que [f (a)]
k = 1, entonces f ha de
ser biyección de Ω en Ω.
6. Prueba que el conjunto

{f ∈ H(Ω) : f (Ω) ⊂ Ω y f (a) = a para algún a ∈ Ω}


es cerrado para la convergencia uniforme sobre compactos. Dedúzcase
que si |f ′ (a)| = 1, entonces f ha de ser biyección de Ω en Ω con inversa
holomorfa.

346
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

7. La familia Aut(D) de los automorsmos conformes del disco unidad,


¾es un conjunto relativamente compacto de H(D)?
8. Sea la familia F ⊂ H(D) vericando las dos condiciones siguientes:

(a) Re f (z) > 0, ∀z ∈ D, ∀f ∈ F ; y

(b) el conjunto {f (0) : f ∈ F} está acotado.

Prueba que H es un conjunto relativamente compacto de H(D).


9. Prueba que la familia

{f ∈ H(D) : f (0) = 0, |f n) (0)| ≤ (n + 1)!, ∀n ∈ N}

es un compacto de H(D).

8.2. Lema de Schwarz. Automorsmos conformes


del disco unidad. Isomorsmos conformes entre
discos y semiplanos
Consideremos el caso de una función holomorfa f en un disco de la forma
D(0, R) y continua en su cierre D(0, R). Es conocido ya por nosotros que si
|f | se mantiene mayorada, digamos por M > 0, sobre la frontera del disco,
entonces M también será cota para |f | sobre el interior. Además, la igualdad
se va a alcanzar cuando la función sea una constante (con valor absoluto
M ). Por tanto, si se sabe que |f (w)| < M para algún valor en el disco, es
razonable esperar la obtención de una mejor estimación.
Los teoremas en esta línea serán interesantes; y el que sigue, responde
a ello. Su presentación atiende a una normalización de condiciones más
generales sobre ciertos hechos que serán aclarados más adelante, como colofón
del tema.

Lema 8.5 (de Schwarz) Sea f ∈ H (D) tal que f (0) = 0 y |f (z)| ≤ 1, ∀z ∈
D. Entonces:

i. |f (z)| ≤ |z| , ∀z ∈ D;
ii. |f ′ (0)| ≤ 1;
iii. si existe z0 ∈ D\{0} tal que |f (z0 )| = |z0 |, o bien |f ′ (0)| = 1, entonces
es un giro; es decir:

∃θ ∈ R : f (z) = eiθ z, ∀z ∈ D.

347
8.2. Lema de Schwarz. Automorsmos conformes del disco unidad

Demostración. Sea la función auxiliar


{ f (z)
z , z ∈ D\{0}
g : D −→ C; g(z) := ′
f (0), z=0
Esta función es holomorfa en todo el disco unidad, por el teorema 4.13 (de
Riemann de singularidades evitables).
Para z ∈ D, jo pero arbitrario, elegimos r : |z| < r < 1. Por el principio
del módulo máximo:
{ }
|f (w)|
|g(z)| ≤ máx {|g(w)| : |w| = r} = máx : |w| = r
w
1
= máx {|f (w)| : |w| = r} ≤ 1.
r
Se tiene, por tanto, que g (D) ⊂ D. Pero esto no es otra cosa que la veracidad
de i. y ii.
Sea ahora z0 ∈ D tal que |g(z0 )| = 1 (es decir, z0 ∈ D\{0} tal que
|f (z0 )| = |z0 |, o bien |f ′ (0)| = 1). Quiere esto decir que la función |g| alcanza
máximo absoluto en D: ha de ser constante, de módulo 1 (por el principio
del módulo máximo):

∃θ ∈ R : g(z) = eiθ , ∀z ∈ D.
Luego queda establecido enteramente el resultado. 

Una de las aplicaciones más interesantes del lema de Schwarz va a ser la


caracterización de los automorsmos conformes del disco unidad.

Teorema 8.5 Sif es un automorsmo conforme del disco unidad, entonces


existen a∈D y θ ∈ R, tales que
z−a
f (z) = eiθ , ∀z ∈ D.
1 − az
Demostración. El recíproco de este resultado es cierto y ya conocido por
nosotros: todas las funciones f de esta forma son automorsmos (conformes)
del disco unidad: f∈ Aut(D). Pues bien, llamemos a := f −1 (0) y sea

z−a
φa ∈ Aut (D) ; φa (z) := , ∀z ∈ D.
1 − az
Así, también g := f ◦ φ−1
a ∈ Aut (D) , siendo, además, g(0) = 0.
Por otra parte, g
−1 ∈ Aut (D) (y g −1 (0) = 0).

Pues bien, vamos a aplicar el lema de Schwarz (apartado i.) a ambos


automorsmos:

348
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

a. |g(z)| ≤ |z| , ∀z ∈ D

b. |z| = g −1 [g (z)] ≤ |g(z)| , ∀z ∈ D;
de donde
|g(z)| = |z| , ∀z ∈ D,
y (tenemos un conjunto no numerable de razones con las que) podemos ar-
mar, por iii. del lema de Schwarz, que

∃θ ∈ R : g(z) = eiθ z, ∀z ∈ D;
es decir:
[ ]
f φ−1 iθ
a (z) = e z, ∀z ∈ D;
o lo que es lo mismo:

z−a
f (z) = g (φa (z)) = eiθ , ∀z ∈ D.
1 − az
Pero, observemos que aún podemos obtener más información. Derivando
en esta expresión:
1 − |a|2
f ′ (z) = eiθ , ∀z ∈ D,
(1 − az)2
de donde haciendo z := a:
1 ( ′ )
f ′ (a) = eiθ 2 ⇒ θ ∈ Arg f (a) .
1 − |a|


Corolario 8.2 Sea Ω1 un disco o un semiplano y sea Ω2 otro disco o semi-


plano. Todo isomorsmo (conforme) entre ambos dominios es la restricción
a Ω1 de una transformación de Möbius.

Demostración. Llamemos f al tal isomorsmo. Sabemos que existen trans-


formaciones de Möbius (de C en C) que proporcionan convenientes isomor-
smos:
Φ : D −→ Ω1 y Ψ : Ω2 −→ D.
De este modo, resulta que Ψ ◦ f ◦ Φ es un automorsmo conforme del
disco unidad; es decir, Ψ ◦ f ◦ Φ ha de ser una transformación de Möbius.
Pero, en tal caso, hemos concluido, pues

f = Ψ−1 ◦ [Ψ ◦ f ◦ Φ] ◦ Φ−1 ∈ M (C) .




349
8.2. Lema de Schwarz. Automorsmos conformes del disco unidad

Teorema 8.6 (de Pick) f ∈ H (D(0, R)) y supongamos que f (D(0, R)


Sea
⊂ D(0, M ). Entonces, para z, z0 ∈ D(0, R):

f (z) − f (z0 ) z − z0

M ≤ R . (8.3)
M 2 − f (z0 )f (z) R2 − z0 z
Si consideramos el caso R = M = 1, entonces:

′ 2
f (z0 ) ≤ 1 − |f (z0 )| , ∀z0 ∈ D. (8.4)
1 − |z0 |2
Demostración. Consideremos z0 ∈ D(0, R), jo durante toda la demostración,
pero arbitrario, por tanto. Llamemos w0 := f (z0 ). Sean Φ y Ψ las dos trans-
formaciones de Möbius dadas por

z − z0
Φ−1 (z) := R , ∀z ∈ D(0, R)
R2 − z0 z
y
w − w0
Ψ (w) := M , ∀w ∈ D(0, M ).
M 2 − w0 w
Φ y Ψ verican (conrma estos detalles):

Φ (D) = D(0, R) : Φ (0) = z0


Ψ (D(0, M )) = D : Ψ{(w0 ) = 0
(Ψ ◦ f ◦ Φ) (0) = 0
Ψ ◦ f ◦ Φ ∈ H (D) :
|Ψ ◦ f ◦ Φ| (z) < 1, ∀z ∈ D.
Pues bien, aplicando i. del lema de Schwarz a la función Ψ ◦ f ◦ Φ, ten-
dremos la desigualdad (8.3) deseada. (Confírmalo.)

Y aplicándole ii. de dicho lema: (Ψ ◦ f ◦ Φ)′ (0) ≤ 1. Hagamos ahora
M = R = 1 y usemos adecuadamente la Regla de la Cadena:

1 ≥ Ψ′ [(f ◦ Φ) (0)] f ′ (Φ (0)) Φ′ (0) = Ψ′ (w0 ) f ′ (z0 ) Φ′ (0)
( )′
1
⇒ Ψ′ (w0 ) f ′ (z0 ) ≤ ′ = Φ−1 (Φ (0))
|Φ (0)|
1 ′ 1

2 f (z0 ) ≤
1 − |w0 | 1 − |z0 |2
1 − |f (z0 )|2
⇒ f ′ (z0 ) ≤ .
1 − |z0 |2
¾Recuerdas qué restricciones tenía z0 en D? Pues eso: ninguna, y así (8.4)
es cierta. 

Como aplicación, tenemos el siguiente

350
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

Corolario 8.3 El máximo del conjunto


{ ( ) }
′ 1
f : f ∈ H (D) , f (D) ⊂ D
3

se alcanza cuando f (1/3) = 0.

Demostración. Razonamos por reducción al absurdo: supongamos que el


máximo se alcanza para una cierta función f0 con α := f0 (1/3) ̸= 0. Para
cada f en las condiciones dictadas por la familia en consideración, podemos
estudiar el automorsmo de D asociado:

f (z) − α
φf (z) := , ∀z ∈ D.
1 − αf (z)

Su derivada es

1 − |α|2
φ′f (z) = f ′ (z) , ∀z ∈ D.
(1 − αf (z))2

Pero, entonces, para nuestra f0 particular:

′ 2 ′
φ0 (1/3) ≥ f0′ (1/3) 1 − |α| = |f0 (1/3)| > f0′ (1/3) ,
|1 − αα|2 |1 − αα|

lo cual sería contradictorio. 

8.2.1. Ejercicos propuestos

1. Sea f una función holomorfa en el disco abierto unidad vericando:

f (0) = i; Im f (z) > 0, ∀z ∈ D.

Prueba que
1 + |z|
|f (z)| ≤ , ∀z ∈ D.
1 − |z|

2. Prueba que toda función f holomorfa en el disco unidad D y con valores


en el semiplano de la derecha, verica

 1−|z| |f (0)| ≤ |f (z)| ≤ 1+|z|
1+|z| 1−|z| |f (0)|, ∀z ∈ D,
|f ′ (0)| ≤ |2 Re f (0)|.

351
8.2. Lema de Schwarz. Automorsmos conformes del disco unidad

3. Sea f una función holomorfa e inyectiva en el disco unidad. Prueba


que para cualquier función g holomorfa en el disco unidad que verique
g(0) = f (0) y g(D) ⊂ f (D), entonces,

g(D(0, r)) ⊂ f (D(0, r)), ∀ r ∈]0, 1[.

4. Sea f ∈ H(D(0, 2)) tal que |f | ≤ 10 y f (1) = 0. Encuentra la mejor


cota posible para |f (1/2)|.

5. Sea f ∈ H(C) tal que f (T) ⊂ T. Prueba que ha de existir una constante
α y un naturaln tales que

f (z) = αz n , ∀z ∈ C.

6. Encuentra las funciones f holomorfas en el semiplano superior Ω que


satisfacen las siguientes condiciones:

1
f (z) ≤ 1, ∀z ∈ Ω; f (i) = 0 y |f ′ (i)| = .
2

7. Pruébese, directamente (sin recurrir a transformaciones de Möbius),


que la transformación
z−a
z −→ eiθ
1 − az
(para a∈D y θ ∈ R) es un automorsmo conforme del disco unidad
D.

8. Sea una función holomorfa en el disco unidad, f ∈ H(D), vericando

|f (z)| ≤ 1, ∀z ∈ D.

Sean a1 , a2 , . . . , an (los) ceros de f en D. Prueba que




n
z − ak
|f (z)| ≤
1 − ak z , ∀z ∈ D.
k=1

9. Sea una función holomorfa en el disco unidad, f ∈ H(D), vericando

|f (z)| ≤ 1, ∀z ∈ D.

Prueba que si existe α ∈ D tal que ̸ 0, entonces existe otra


f (α) =
función holomorfa g en el disco unidad con g(D) ⊂ D, pero tal que

|g ′ (α)| > |f ′ (α)|.

352
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

8.3. Teorema de Riemann fundamental de la repre-


sentación conforme. Clasicación de los abier-
tos simplemente conexos del plano
En este tema se prueba que todo dominio simplemente conexo Ω del plano
que no sea el propio plano (Ω $ C) es isomorfo al disco unidad D; es decir,
que solo existen (salvo isomorsmos conformes) dos dominios simplemente
conexos en el plano complejo; a saber: el propio C y el disco unidad D.
Este resultado será consecuencia de otro más técnico y, por supuesto,
menos transparente:

Teorema 8.7 (de Riemann) Sea Ω un dominio propio del plano complejo
y sea a ∈ Ω. Supongamos que las funciones holomorfas que no se anulen en
Ω admiten raíz cuadrada holomorfa en él:

φ ∈ H (Ω) : 0 ∈
/ φ (Ω) ⇒ ∃ψ ∈ H (Ω) : ψ 2 ≡ φ.

Entonces, existe un único isomorsmo conforme F : Ω −→ D tal que F (a) =


0 y F ′ (a) ∈ R+ .

Observemos que, una vez probado este resultado, tendremos que

Corolario 8.4 Dado Ω un dominio del plano complejo C, son equivalentes:

i. O bien Ω = C, o bien Ω es isomorfo a D.

ii. Ω es homeomorfo a D.

iii. Ω es simplemente conexo.

iv. Ω es homológicamente conexo.



v. Γf = 0, ∀f ∈ H (Ω) , ∀Γ ciclo en Ω.

vi. ∀f ∈ H (Ω) ∃F ∈ H (Ω) : F ′ ≡ f en Ω.

vii. ∀u ∈ A (Ω) ∃f ∈ H (Ω) : u ≡ Re f en Ω.

viii. ∀f ∈ H (Ω) : 0 ∈
/ f (Ω) ∃g ∈ H (Ω) : eg ≡ f en Ω.

ix. ∀f ∈ H (Ω) : 0 ∈
/ f (Ω) ∃φ ∈ H (Ω) : φ2 ≡ f en Ω.

x. C\Ω no tiene componentes conexas acotadas.

353
8.3. Teorema de Riemann de la representación conforme

xi. C\Ω es conexo.

Demostración. Por el teorema 8.7 (de Riemann): ix. ⇒ i., y serán equivalentes
de i. a ix.: sabemos que, para Ω abierto, se tiene i. ⇒ ii. ⇒ iii. ⇒ iv.; e
igualmente conocido es, para Ω dominio, que iv. ⇔ v. ⇔ vi. ⇔ vii. ⇔ viii.
⇔ ix.
Por tanto, tenemos el siguiente hecho:
Sea Ω un dominio del plano complejo C. Entonces:

i. Todo dominio simplemente conexo Ω del plano C es homeomorfo al propio


plano C.

ii. Todo dominio simplemente conexo Ω del plano ampliado C, o bien es


homeomorfo al plano ampliado C o bien lo es al propio plano C.

Veamos que x.⇒ iv. ⇒ xi. ⇒ x. Pero, la primera implicación es conocida;


y la tercera es evidente: si C\Ω tuviese alguna componente conexa acotada,
a los elementos de ésta no los podríamos conectar mediante arcos con ∞.
Luego resta probar iv. ⇒ xi.:
Razonaremos por reducción al absurdo. Supongamos que existen A y B
dos cerrados disjuntos de C tales que

C\Ω = A ∪ B; A ̸= ∅ ∧ ∞ ∈ B.

Observemos que A C (pues si no estuviese acotado, ∞ ∈


es compacto de
A′ ⊂ A = A, de donde A∩B =
̸ ∅; ½contradicción!). Por ser B\{∞} un
cerrado de C,

∃r > 0 : D(a, r) ∩ (B\{∞}) = ∅, ∀a ∈ A;

luego
∃r > 0 : D(a, r) ∩ B = ∅, ∀a ∈ A.
En resumen, y por ser, C = Ω ∪ A ∪ B, se tiene que Ω∪A es un abierto que
contiene al compacto A.
Por n, y usando el lema 7.3, podemos construir un ciclo Γ en Ω ∪ A\A ⊂
Ω tal que
IndΓ (a) = 1, ∀a ∈ A,
de modo que Γ no es ciclo nulhomólogo respecto de Ω, y así es como Ω no
puede ser homológicamente conexo. 

Como aplicación, tenemos el siguiente

354
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

Ejemplo 8.1 Un anillo y una banda no pueden ser isomorfos.


La estrategia de la prueba consistirá en ver que (a) los anillos no son
simplemente conexos, mientras que sí que lo son las bandas; y que (b) no es
posible establecer un isomorsmo entre dos dominios que sean uno simple-
mente conexo y el otro no. Concretamente, probaremos que la imagen de un
dominio simplemente conexo en otro dominio por un isomorsmo conforme,
es otro (dominio) simplemente conexo.
(a) Los anillos no son homológicamente conexos; mucho menos simple-
mente conexos.
Las bandas pueden estrellarse en cualquiera de sus puntos, luego cualquier
curva cerrada en ella es homótopa a un punto; y así es como se prueba que
una banda sea simplemente conexa.
(b) Sea φ un isomorsmo conforme del dominio simplemente conexo Ω1
en el dominio e := φ−1 ◦ γ es
Ω2 ; y sea γ una curva cerrada en Ω2 . Así, γ
otra curva cerrada en Ω1 . Pero entonces, si llamamos H a la homotopía que
reduce a γe a un punto de Ω1 , φ ◦ H será la homotopía que reduce a γ a un
punto de Ω2 .

Demostración del teorema 8.7 (de Riemann de representación conforme).


Unicidad: Sean F y G −1
dos tales isomorsmos. Así, G◦F será un auto-
morsmo confome del disco unidad D que deja jo el origen: el (corolario al)
lema de Schwarz, nos dice que se ha de tratar de un giro:

[ ] z−α [ ]
G ◦ F −1 (z) = eiθ ∧ α = 0 ⇒ G ◦ F −1 (z) = eiθ z.
1 − αz
Así,

( )′ ( )( )′ G′ (a)
eiθ = G ◦ F −1 (0) = G′ F −1 (0) F −1 (0) = ′ ∈ R+ ;
F (a)

luego eiθ = 1, y, por tanto:


[ ]
G ◦ F −1 (z) = z, ∀z ∈ D,

de donde la unicidad.
Existencia: la probaremos en tres etapas.
1a etapa. Objetivo: Probaremos que existe f ∈ H (Ω) e inyectiva, tal que
f (Ω) ⊂ D, f (a) = 0 y f ′ (a) > 0.
Sea b ∈ C\Ω (que es no vacío, por hipótesis). La función z −→ z − b de
Ω en C es holomorfa y no se anula: admite raíz cuadrada holomorfa:

∃g ∈ H (Ω) : g 2 (z) = z − b, ∀z ∈ Ω.

355
8.3. Teorema de Riemann de la representación conforme

Esta aplicación es inyectiva (pruébalo), lo que junto al hecho de que el abierto


Ω sea conexo, nos permite asegurar que g es una aplicación abierta. Por ello:

∃w0 ∈ C, ∃r > 0 : D (w0 , r) ⊂ g (Ω) ;

y, como 0∈
/ g(Ω), r ≤ |w0 |.
Comprobemos que D (−w0 , r) ∩ g (Ω) = ∅. Razonando por reducción al
absurdo:

∃w ∈ D (−w0 , r) ∩ g (Ω) ⇒ w = g(z1 ) : z1 ∈ Ω


⇒ −w ∈ D (w0 , r) ⊂ g (Ω) ⇒ −w = g (z2 ) : z2 ∈ Ω
⇒ z1 − b = g 2 (z1 ) = w2 = (−w)2 = g 2 (z2 ) = z2 − b
⇒ z1 = z2 ⇒ w2 = 0 ⇒ w = 0,

lo cual es contradictorio con el hecho de que g no se anule nunca. Luego la


intersección es, efectivamente, vacía. En consecuencia,

|g (z) + w0 | ≥ r, ∀z ∈ Ω,

y denimos la función auxiliar h : Ω −→ C dada por

r
h(z) := , ∀z ∈ Ω.
2 (g (z) + w0 )
Ocurre que h ∈ H (Ω), h (Ω) ⊂ D y h es inyectiva en Ω, que es dominio,
luego h′ (a) ̸= 0.
Como la transformación de Möbius

|h′ (a)| z − h(a)


, ∀z ∈ C
h′ (a) 1 − h(a)z

es un automorsmo conforme del disco unidad, se concluye que la función

|h′ (a)| h(z) − h(a)


f (z) := , ∀z ∈ Ω
h′ (a) 1 − h(a)h(z)

es la que nos permite un nal exitoso en esta primera etapa. (En particular,
|h′ (a)|
se tiene f ′ (a) = 1−|h′ (a)|2
.)

2a etapa. Con la etapa anterior logramos probar que la familia


{ }
F := f ∈ H (Ω) : f es inyectiva, f (Ω) ⊂ D, f (a) = 0, f ′ (a) > 0

es no vacía. El objetivo, ahora: Probaremos que existe F en F tal que F ′ (a) ≥


f ′ (a), para toda f en F.

356
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

El teorema de Montel nos garantiza que se trata de una familia normal;


luego su cierre F es un conjunto compacto en H (Ω). Ahora, el teorema de
convergencia de Weierstrass nos asegura que la aplicación

T : H (Ω) −→ C; T (f ) := f ′ (a)

es continua. Y como T (F) ⊂ R+ , entonces


( )
T F ⊂ T (F) ⊂ R+ = [0, +∞[ .

Aplicando la compacidad de
( ) F, la continuidad de T, y el hecho de que
T F ⊂ [0, +∞[, tendremos que

∃F ∈ F : F ′ (a) ≥ f ′ (a), ∀f ∈ F.

Resta probar que, de hecho, es F ∈ F.


F ′ (a) > 0, pues al ser F no vacía, existe alguna f en ella para la que
F (a) ≥ f ′ (a) > 0.

Por argumentos topológicos, existe (fn ) ⊂ F tal que fn → F en H (Ω).


En particular,
F (z) = lı́m fn (z) , ∀z ∈ Ω;
lo cual nos lleva a que

F (a) = 0 y F (Ω) ⊂ D.

Pero realmente la inclusión anterior es en el propio disco unidad: F no es


constante (pues F ′ (a) > 0), de donde el teorema de la aplicación abierta nos
dice que F (Ω) es abierto, y así F (Ω) ⊂ D.
La inyectividad de F está garantizada por el teorema 7.14 (de Hurwitz);
y la segunda etapa, niquitada.
3a etapa. Objetivo nal: Probar que F (Ω) = D. (Ya sabemos que F (Ω) ⊂
D.)
Vamos a razonar por reducción al absurdo:

∃α ∈ D\{0} : α ∈
/ F (Ω).

Por tanto,
F (z) − α
∃φ ∈ H (Ω) : φ2 (a) = , ∀z ∈ Ω;
1 − αF (z)
y denamos la función auxiliar

|φ′ (a)| φ(z) − φ(a)


G (z) := , ∀z ∈ Ω.
φ′ (a) 1 − φ(a)φ(z)

357
8.3. Teorema de Riemann de la representación conforme

Esta G es un elemento de F (recuérdese cómo se argumentó en la primera


etapa para f ); pero:

( ) } ( )
2φ (a) φ′ (a) = 1 − |α|2 F ′ (a) ′ 1 − |α|2
F ′ (a)
⇒ φ (a) = √ ,
(φ (a))2 = −α ⇒ |φ (a)|2 = |α| 2 |α|

de donde se tiene que

2

F ′ (a) 1−|α|
2 |α| 1 + |α|
G′ (a) = = F ′ (a) √ > F ′ (a),
1 − |α| 2 |α|

lo cual es absurdo; y la etapa tercera concluye su misión.


Resumimos: hemos logrado una función F holomorfa e inyectiva en Ω, y
tal que
F (Ω) = D, F (a) = 0 y F ′ (a) > 0.
¾Qué nos resta? Usar el teorema de la función inversa: él es quien nos da
la holomorfía de su inversa F −1 y, por tanto, se trata, en efecto, de un
isomorsmo conforme de Ω en D. 

8.3.1. Ejercicios propuestos

1. Determina todos los isomorsmos conformes

(a) del primer cuadrante sobre el semiplano superior;

(b) de la banda {z ∈ C : −1 < Re z < 1} sobre el disco unidad.

2. Sea f : Ω −→ D una aplicación conforme y sea a ∈ Ω. Encuentra otra


aplicación conforme g : Ω −→ D tal que g(a) = 0 y g ′ (a) > 0. (Consiste
en vericar la tesis de la representación conforme en este ejemplo.)

3. Sea Ω un dominio simplemente conexo y sean a, b ∈ Ω. Prueba que


existe una aplicación conforme φ : Ω −→ Ω tal que φ(a) = b. (Cuando
Ω=C es muy sencillo, ¾no?)

4. Sea Ω un dominio simplemente conexo del plano tal que Ω ̸= C. Prueba


que no existe ningún isomorsmo conforme de C en Ω.

5. Encuentra todos los isomorsmos conformes entre los discos D(a, r) y


D(b, s) que llevan a en b.

358
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

6. Encuentra todos los isomorsmos conformes que llevan el semiplano


superior C↑ en el disco unidad D, de modo que i es la preimagen del
origen.

7. Sea f : Ω −→ D una aplicación conforme y sea a ∈ Ω. Sea la familia

G := {g : Ω −→ D : g ∈ H(Ω), g ′ (a) > 0}.

(a) Prueba que sup g ′ (a) = M < +∞.


g∈G

(b) Supongamos que existe Φ∈G tal que Φ′ (a) = M . Prueba que Φ
es biyección de Ω en D.

(Los elementos de G no precisan ser biyecciones. Para a. prueba que


D(a, δ) ⊂ Ω ⇒ |g ′ (a)| < 1/δ . Para b. se probará que la tal Φ es el iso-
morsmo conforme dado por el teorema de Riemann de Representación
Conforme.)

8. Con la notación del teorema de Riemann de Representación Conforme,


si el punto a ∈ R y el dominio Ω es simétrico respecto del eje real,
prueba que F (z) = F (z). (Indicación: usa la unicidad.)

9. Comprueba que se trata de isomorsmos conformes entre los dominios


indicados:

(a) La aplicación
( )2
z+1
z −→
z−1
es isomorsmo conforme del disco unidad D en C\{z : Re z <
0 e Im z = 0}.
(b) La aplicación
z−i
z −→
z+i
es isomorsmo conforme del semiplano superior C↑ en el disco
unidad D.
(c) La aplicación

z −→ −z 2
es isomorsmo conforme del semiplano superior C↑ en C\{z :
Re z < 0 e Im z = 0}.

359
8.4. Teorema de Runge. Aproximación de funciones holomorfas

8.4. Teorema de Runge. Aproximación de funciones


holomorfas por funciones racionales
Sabemos que las funciones holomorfas se pueden expresar localmente
como límite de sucesiones de polinomios; esto es lo que nos dice el teorema
de Taylor:

n
f (z) = lı́m ak (z − a)k , z ∈ D(a, r);
k=0

es decir, P (D(a, r)) = H (D(a, r)) .


Este tema lo vamos a culminar comprobando que la propiedad de sim-
plemente conexo sobre el abierto Ω caracterizará el hecho de que la clase
P (Ω) de los polinomos (restringidos) sobre Ω es densa en la clase H (Ω) de
las funciones holomorfas en Ω: se añadirá una equivalencia más al corolario
8.4.
El caso general, en el que Ω sea un abierto arbitrario, tiene respuesta
negativa: la unicidad de la representación en series de Laurent sobre abiertos
nos expone, bien a las claras, este hecho. Lo que sí que nos permite armar
la representación mediante series de Laurent es que R (Ω) = H (Ω), cuando
el abierto Ω es un anillo.
Este tema se dedicará a probar que, en el caso general, cuando Ω es un
abierto arbitrario, toda función holomorfa en él será límite de una sucesión
de funciones racionales: es el llamado teorema de Runge.
Entre los polos de una función racional habremos de considerar la posi-
bilidad de que lo sea también el punto ∞. (½Ay de los polinomios si así no
fuese!)
Comenzamos con un resultado que ya va a reejar, a primera vista, el
papel del teorema de la fórmula fundamental de Cauchy en este tema...
½y aún no habremos supuesto condiciones de holomorfía sobre la función
f! Así mismo, es de destacar el papel (callado) que juega la integral de
Riemann-Stieltjes en la demostración que se da de este hecho. Se trata de un
primer resultado de aproximación sobre compactos de funciones holomorfas
por funciones racionales:

Lema 8.6 Γ un ciclo, un abierto Ω ⊃ Γ∗ , una función f


Sean continua en
Γ∗ , un compacto K tal que K ∩ Γ∗ = ∅, y ε > 0. Entonces existe una función

racional R en Ω cuyos polos están todos en Γ y tal que

f (w)
dw − R(z) < ε, ∀z ∈ K.
w−z
Γ

360
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

Demostración. No hay pérdida de generalidad si nos restringimos a consi-


derar curvas Γ (pongamos, sobre [a, b]) en vez de ciclos.
Por argumentos de continuidad (uniforme) de la función

f (w)
(w, z) ∈ Γ∗ × K −→
w−z
sobre el compacto Γ∗ × K ,
δ > 0 tal que
existe





f (w) f (w′ )

w, w ∈ Γ , w − w < δ =⇒ − < ε/long (Γ∗ ) , ∀z ∈ K.
w − z w′ − z
Análogos argumentos, ahora por la continuidad (uniforme) de la curva Γ
en [a, b] , existe r>0 tal que
( )
x, x′ ∈ [a, b] , x − x′ < r =⇒ Γ (x) − Γ x′ < δ.
Sea una partición de [a, b] dada por

a = x0 < x1 < · · · < xn = b : |xk−1 − xk | < r.


Y podemos denir ahora una función racional de la siguiente manera:


n
f (Γ (xk−1 ))
R(z) := [Γ (xk ) − Γ (xk−1 )] .
Γ (xk−1 ) − z
k=1

En particular, se tiene que R es una función racional con todos sus polos

en Γ . Además, para cada z ∈ K:

f (w)

w − z dw − R(z)
Γ

∑ n ∫ xk ∑n ∫ xk
f (Γ (x)) ′ f (Γ (xk−1 )) ′
= Γ (x) dx − Γ (x) dx
Γ (x) − z Γ (x k−1 ) − z
k=1 xk−1 k=1 xk−1
∑ n ∫ xk
f (Γ (x)) f (Γ (xk−1 )) ′
≤ − Γ (x) dx
Γ (x) − z Γ (xk−1 ) − z
k=1 xk−1
∫ b
ε ′
≤ Γ (x) dx = ε.
long (Γ) a

Notemos que los polos de la función racional que aproxima a la función


holomorfa en el compacto pueden estar en el abierto. Necesitamos desplazar-
los, de modo que éstos queden fuera de dicho abierto.
Comenzamos con un resultado topológico... que aparece inocentemente:

361
8.4. Teorema de Runge. Aproximación de funciones holomorfas

Lema 8.7 Sean U y V dos abiertos del plano tales que V ⊂U y ∂V ∩U = ∅.


Si H es componente conexa de U tal que V ∩ H ̸= ∅, entonces H ⊂ V.

Demostración. Sea x ∈ V ∩ H y consideremos G la componente conexa de


V tal que x ∈ G. El objetivo es, pues será condición suciente, probar que
G = H.
Claramente G ⊂ H , pues H es el mayor conexo en U tal que x ∈ H . Por
otro lado, podemos escribir
[ ( )]
H = G ∪ (H\G) = G ∪ (∂G ∩ H) ∪ H\G .

Pero ∂G ∩ H = ∅, a consecuencia de que ∂V ∩ U = ∅; luego


) (
H = G ∪ H\G ,

de donde el conexo H se expresa como reunión disjunta de dos abiertos:


como G ̸= ∅ se sigue que H\G = ∅ y, por tanto, H = G. 

Ahora necesitamos un poco de notación.


Dado un compacto K del plano, por S vamos a denotar a cualquier sub-
conjunto de C\K tal que contenga, al menos, un punto de cada componente
conexa de C\K . Denamos
{ }
RS (K) := f : Ω −→ C; f|K racional en K con sus polos en S

y sea BS (K) su cierre en el espacio C (K) de las funciones continuas en


respecto de la convergencia uniforme. (Notemos que está permitido ∞ ∈ Ω.)
Claramente, se trata de un álgebra de funciones; esto es, es cerrada para la
suma y el producto de sus elementos (y, por ende, para el producto externo
por constantes).

Lema 8.8 Si K es un compacto del plano y α ∈ C\K, entonces la función

φα 1
z −→
z−α
está en BS (K) .

Demostración. Llamemos

V := {α ∈ C\K : φα ∈ BS (K)} .

Consiste en probar que, de hecho, V = C\K . Esto lo conseguiremos probando


que:

362
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS

1. V es abierto.
2. ∞ ∈ S, R := máx {|z| : z ∈ K} =⇒ A (0; R, +∞) ⊂ V.
3. ∂V ⊂ K.
El tercer paso nos dice que V no tiene puntos de frontera en C\K ; luego
V es abierto y cerrado en C\K . Si C es componente conexa de C\K, entonces
V ∩C es (abierto y) cerrado en C . Por tanto, o bien C ⊂ V , o bien C ∩V = ∅.
Y, por tanto, bastará probar que V corta todas las componentes conexas de
C\K .
En efecto, si α ∈ S , α ̸= ∞, entonces la función φα (z) :=
1
z−α es racional
en K con sus polos en S . Pero estas funciones están en su cierre: RS (K) ⊂
BS (K). Por tanto, α ∈ V . Si C es una componente conexa acotada de C\K ,
entonces también lo es de C\K . Y S contiene un punto de C (que, según
acabamos de ver, está en V ); luego V corta a C . Si C es la componente
conexa no acotada de C\K , entonces C ∪ {∞} es la componente conexa no
acotada de C\K . Entonces vale el razonamiento anterior, salvo que el único
punto de C ∪ {∞} que esté en V sea ∞. Pero, en dicho caso, sabemos por
el segundo paso, que V contiene un anillo de la forma A (0; R, +∞), que
contiene a los puntos de C .
Vamos, por tanto, con la prueba de los tres pasos arriba citados, para
completar la demostración de este lema 8.8.
Primer paso: Sea a ∈ V, jo pero arbitrario y sea d := d (a, K) > 0.
Veamos que

D(a, d) ⊂ V,

y, en particular, tendremos que V es cerrado. Para b ∈ D(a, d) y z ∈ K, se


tiene

1 1 1 1
= =
z−b (z − a) − (b − a) z − a 1 − z−a
b−a

+∞ ( )
1 ∑ b − a n ∑ (b − a)n
+∞
= =
z−a z−a (z − a)n+1
n=0 n=0

b−a
(obsérvese que se usa z−a < d
|z−a| <1 para obtener convergencia en la se-

rie). Por la unicidad del desarrollo en serie de Laurent, se obtiene convergen-


cia uniforme sobre los compactos del anillo A (a; |b − a| , +∞); en particular,
convergencia uniforme sobre K.
Por las propiedades del álgebra BS (K) (cierre de RS (K) enC (K) res-
pecto de la convergencia uniforme), para la expresión anterior de φb como
límite, se tiene que φb ∈ BS (K) , y, por tanto, b∈V.

363
8.4. Teorema de Runge. Aproximación de funciones holomorfas

Segundo paso: si a ∈ A (0; R, +∞) y z ∈ K:

1 ∑ ( z )n ∑ zn
+∞ +∞
1 1 1
= =− =−
z−a a1− z
a a a an+1
n=0 n=0
z
(donde ahora se ha hecho uso del hecho de que ≤ R
< 1). Esta serie
a |a|
converge en D (0, |a|) , luego lo hace uniformemente en K . Las sumas par-
ciales en la serie anterior son polinomios (con polo en ∞ ∈ S ), luego están
en RS (K); y, por tanto, su límite estará en BS (K).
Tercer paso: Supongamos que existe algún a ∈ ∂V tal que a∈
/ K. Tome-
mos d := d(a, K) > 0 para nuestros nes. Ha de existir, por tanto, algún
b ∈ D(a, d2 ) ∩ V tal que
( )
d
a ∈ D b, ⊂ D(a, d) ⊂ C\K,
2

luego d(b, K) ≥ d
2 , y por el primer paso, concluimos
( )
d
D b, ⊂ V,
2

de donde a ∈ V . Pero que V sea abierto impide que a ∈ V ∩ ∂V . En


conclusión, ∂V ⊂ K. 

Teorema 8.8 (de Runge) Sean Ω C, una función f


un abierto del plano
holomorfa en Ω y K ⊂Ω E ⊂ C\K tal que
un compacto. Sea un conjunto
contenga, al menos, un punto de cada componente conexa de C\K . Entonces,
para cada ε > 0 existe una función racional R cuyos polos están en E y tal
que
|f (z) − R(z)| < ε, ∀z ∈ K.

Demostración. Podemos usar la descomposición de funciones racionales me-


diante fracciones simples y, entonces, el lema 8.8 nos dice que cualquier fun-
ción racional con polos en S está en BS (K). Ahora, el teorema de Runge se
sigue del lema 8.6. (Observemos que el lema 8.7 se usa para la prueba del
lema 8.8.) 

El papel jugado por las funciones racionales en el teorema anterior no


puede ser desarrollado por los polinomios. En ese caso se estará condicionan-
do la naturaleza del abierto tal y como se nos dice en el siguiente:

364
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS


Corolario 8.5 Sea Ω = Ω ⊂ C. Son equivalentes:

i. Ω es simplemente conexo.

ii. P (Ω) es densa en H (Ω).

Demostración. i. =⇒ ii. Aplicamos el corolario 8.4 (iii. =⇒ xi.) y obte-


nemos que C\Ω es conexo. Sea E := {∞}. Ahora, aplicando el teorema 8.8
(de Runge) y obtenemos funciones racionales cuyo polo es, a lo sumo, ∞. Es
claro que una tal función solo puede ser un polinomio.
ii. =⇒ i. Si f ∈ H (Ω) es límite de una sucesión de polinomios (pn ) en
la topología uniforme sobre compactos, se sigue que
∫ ∫
f = lı́m pn .
Ω Ω

Pero, cada una de las integrales de esta sucesión es nula y, aplicando ahora
v. =⇒ iii. del corolario 8.4, se concluye la prueba (dada la arbitrariedad de
f H (Ω)).
en 

8.4.1. Ejercicios propuestos

1. Sean f y g dos funciones enteras. Sean, también,Ω1 y Ω2 dos dominios


disjuntos del plano C. Supongamos que uno de ellos, Ω2 por ejemplo, es
simplemente conexo y acotado. Prueba que, entonces, existe una suce-
sión (pn ) de polinomios uniformemente convergente sobre compactos
de Ω1 ∪ Ω2 y tal que
{
f (z), z ∈ Ω1
lı́m pn (z) =: F (z) =
n→∞ g(z), z ∈ Ω2 .

Considera el caso particular Ω1 := C\D y Ω2 := D.


Prueba un caso particular del resultado anterior a partir de la consi-
deración de la sucesión de funciones

1
fn (z) := , ∀z ∈ C\T.
1 − zn
∑ (−1)n
2. Prueba que la serie funcional n≥1 1−z n converge uniformemente so-
bre los compactos de C \ (−N) a una función (holomorfa) f . Encuentra
el desarrollo en serie de potencias de f en un entorno del origen.

365
8.4. Teorema de Runge. Aproximación de funciones holomorfas

∑ 1
3. Prueba que la serie funcional n≥1 z 2n −z −2n converge uniformemente
sobre los compactos de C \ (T ∪ {0}) a una función (holomorfa) f.
Encuentra la tal funcón f.
Los siguientes tres ejercicios (del 4 al 6) son bastante complicados. (Sus
discusiones las puedes encontrar en el texto de Markushevich, pág. 410
y ss.)

4. Prueba que existen dos funciones enteras f y g y que existe una sucesión
de polinomios (pn ) uniformemente convergente sobre los compactos del
plano C, tal que

{
f (z), z ∈ C \ (Z × iZ)
lı́m pn (z) =: F (z) =
g(z), z ∈ Z × iZ.

5. (Existencia de la función universal) Existe una función entera f tal que


para cualquier dominio Ω acotado y simplemente conexo y cualquier
función holomorfa en él, φ ∈ H (Ω), existe (nk )k≥1 tal que la sucesión

fk (z) := f (z + nk )

converge a φ uniformemente sobre los compactos de Ω.

6. Una función f denida en el disco unidad D se dice que tiene límite


radial sobre la circunferencia unidad T si
( )
∃ lı́m f ρeiθ ∈ C, ∀θ ∈ [0, 2π[ .
ρ→1−

Prueba que existen funciones f holomorfas en el disco unidad D, pero


sin límite radial en ningún punto de la circunferencia unidad T.
Con los dos siguientes ejercicios puedes obtener otra reformulación del
Teorema de Runge.


7. Sea Ω = Ω ⊂ C. Para cada natural n, se denen los conjuntos si-
guientes:

{ }
1
Kn := D(0, n) ∩ z ∈ C : |z − w| ≥ , ∀w ∈ C \ Ω .
n

Prueba que:

i. Los conjuntos Kn son compactos.

366
CAPÍTULO 8. DOMINIOS SIMPLEMENTE CONEXOS


ii. Para cada n, se tiene que Kn ⊂ K n+1 .
iii. Para cada compacto K ⊂ Ω, existe un natural m tal que

K ⊂ Km+p , ∀p ∈ N.

iv. Cada componente conexa de C \ Kn contiene una componente


conexa de C \ Ω.

8. SeaΩ = Ω ⊂ C y sea un conjunto S ⊂ C tal que contiene, al menos, un
punto de cada componente conexa de C \ Ω. Prueba que si f ∈ H (Ω) ,
entonces existe una sucesión (Rn ) de funciones racionales con sus polos
en S uniformemente convergente sobre los compactos de Ω a la función
holomorfa f .

367
Biliografía

Ahlfors, L. V., Complex Analysis, Third Edition. Mc Graw-Hill, New York,


1978.

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368
Índice alfabético
Abel (criterio de), 73 radio de,64
Argumento cordal (métrica), 38
de un número complejo, 28 curva, 44
principal, 28 Ω-homótopa, 262
opuesta, 46
Barrow (regla de), 139 regular, 47
Bloch (constante de), 241 regular a trozos, 47
Bolzano-Veierstrass (propiedad de), equivalente, 140
339
De Moivre (fórmula de), 30
derivada compleja, 50
Cadena, 252
desigualdad de la media (teorema),
Regla de la, 51
211
Cauchy desigualdades triangulares, 27
criterio de la raíz de, 53 Dirichlet
desigualdades de, 172 criterio de, 73
fórmula de problema de, 9, 221
para la circunferencia, 154 dominio, 39
para las derivadas, 161 de convergencia, 65
producto de, 75 convexo, 152
sucesión de, 183 estrellado, 151
valor principal de, 292 homológicamente conexo, 259
Cauchy-Riemann (ecuaciones de), 53 simplemente conexo, 261
cero (de una función holomorfa), 166 disco unidad, 11
ciclo, 252
nulhomólogo, 256 Espacio topológico
circunrecta, 34 compacto, 36
conjunto conexo localmente compacto, 36
por arcos, 43 simplemente conexo, 255
por poligonales, 43 Euler (constante de), 198
conforme (aplicación), 105
convergencia Fibonacci (sucesión de), 155
anillo de, 266 forma binómica, 25

369
Índice alfabético

función normal (familia de funciones), 338


analítica, 62 número complejo, 24
armónica, 216
exponencial compleja, 77 Orden (de un cero), 168
gamma (de Euler), 207
holomorfa, 58 Parseval (identidad de), 174
meromorfa, 312 parte
periódica, 83 real, 25
puntualmente imaginaria, 25
acotada, 338 período fundamental, 82
equicontinua, 338 polinomio analítico, 62
regular, 270 polo, 19
simplemente periódica, 82 potencia (de un número complejo),
subarmónica, 211 32
trigonométrica, 76 primitiva, 13
Principio
Identidad del paralelogramo, 27 de extremo
índice absoluto (para funciones armó-
de un ciclo, 253 nicas), 220
de un punto (respecto de una cur- relativo (para funciones armóni-
va), 155 cas), 223
de identidad, 168
Jordan (lema de), 298
para funciones meromorfas, 318
Laplace (ecuación de), 215 preludios al, 68
Laurent (serie de), 265 de la media, 210
Legendre del Argumento, 321
fórmula de duplicación de, 208 Generalizado, 319
polinomios de, 75 del máximo (para funciones sub-
Lema armónicas), 211
de conexión, 43 del módulo
de construcción de primitivas, 143 máximo, 213
de la sucesión exhaustiva de com- mínimo, 2214
pactos, 168 producto infinito, 190
logaritmo principal, 87 del coseno, 201
longitud (de una curva), 47 del seno, 198
proyección estereográfica, 37
Méibius (transformación de), 120 punto
módulo (de un número complejo), 26 regular, 270
Norma, 177 simétrico (respecto de una circun- recta), 129

370
Índice alfabético

Raíz n-ésima (de un número comple- de factorización de Veierstrass, 202


jo), 31 de Haussdorf, 36
razón doble, 127 de Heine-Borel, 39
residuo, 282 de Hurwitz, 3331
Riemann de la aplicación abierta, 229
esfera de, 37 de la curva de Jordan, 250
integral de, 137 de la función inversa, 231
global, 234
Schwarz (lema de), 347 de Lebesgue, 138
seminorma, 178 de Liouville, 172
serie de potencias, 62 de los residuos, 283
simetría respecto de de Morera, 177
una circunferencia, 131 de Pick, 350
una recta, 131 de Riemann
singularidad de representación conforme, 353
esencial, 273 de singularidades evitables, 165
evitable, 165 de Rouché, 328
suma integral, 137 de Runge, 364
de Vitali, 345
Taylor del cambio de variable, 139
desarrollo en serie de, 157 del desarrollo en serie de Laurent,
desarrollo limitado de, 163 265
Teorema Fundamental
de Alexandroff, 36 del Álgebra, 172
de Ascoli-Arzelá, 342 del Cálculo, 136
de Bloch-Landau, 237 general de Cauchy, 257
de Bolzano-Veierstrass, 168 grande de Picard, 276
de Borel, 160 pequeño de Picard, 241
de Cantor, 149 primero de Montel, 342
de Casorati-Veierstrass, 275 segundo de Montel, 344
de Cauchy, topología, 35
general, 257 transformación
local para dominios estrellados no-singular, 119
152 singular, 119
local para el triángulo,148 Vallis (fórmula de), 201
de comportamiento local de las Veierstrass (test de mayoración de), 35
funciones holomorfas, 232 Yuxtaposición, 46
de convergencia de
Veierstrass,178

371

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