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INTRODUCCIÓN A LA NARRATOLOGÍA

Los conceptos de narratología que trabajaremos parten de la propuesta


elaborada por Gerard Genette (Figuras III). Seuil, París, 1972. Son conceptos
de carácter técnico, muchos de los cuales utilizamos de manera intuitiva pero
que es interesante conocer e identificar porque nos pueden ayudar a sacar
mayor rendimiento de nuestros textos.

Gerard Genette elaboró su propuesta analizando la narración como si fuera


una frase (una idea que, de hecho, ya había sido propuesta por otros
estudiosos, como Greimas, que hablaba de "sintaxis narrativa"): si lo que da
sentido a la frase es el verbo (es un elemento básico e imprescindible), lo que
da sentido a la narración es la acción. Genette estudió la narración a partir de
los tres conceptos que se utilizan para estudiar el verbo: el tiempo (pasado,
presente o futuro), el modo (indicativo, subjuntivo, imperativo: es decir, la huella
del sujeto a la hora de mencionar la acción), y la voz o persona (quien habla).
Por otra parte, en su propuesta, integró muchos conceptos que los estudiosos
anteriores habían ido perfilando.

Historia/relato

En primer lugar, hay que diferenciar entre historia y relato:

- La historia es aquello que queremos explicar, los acontecimientos que


forman parte de nuestro relato, la idea. Siempre tiene un carácter abstracto
porque es "aquello que tenemos en la cabeza".

- El relato es cualquier versión que podemos escribir de esta historia abstracta,


la concreción de una historia en una narración escrita.

Así pues, una misma historia se puede explicar de muchas maneras.

El tiempo

a) Orden

Tiempo de la historia / tiempo del relato

Tiempo de la historia: en la historia, los acontecimientos se suceden siempre


cronológicamente, según como se producen en la "realidad". Por ejemplo, si
queremos explicar la historia de una mujer que vive 100 años, la historia "real"
empezaría el día que nace y acabaría el día que muere.

Tiempo del relato: el tiempo del relato es aquel que nosotros queremos dar a
la explicación de los hechos que narramos. No hay ninguna razón, entonces,
para que conservemos la misma sucesión de hechos que en la "realidad" (pero
tampoco hay ningún inconveniente en hacerlo). Por ejemplo, podemos
empezar a explicar la historia de la mujer que vive 100 años por el final: que,
antes de morir, ella misma haga un repaso de los hechos más destacados de
su vida, haciendo saltos en el tiempo (la boda, la infancia, la adolescencia).
Podemos hacer, pues, saltos adelante y atrás, de manera que creemos un
nuevo orden en la sucesión de los hechos, un orden artificial que nos vaya bien
para conseguir el efecto que nos interesa.

b) Duración

Si queremos explicar la historia de la mujer que vive 100 años, es evidente que
la narración no nos exigirá 100 años de lectura. Por tanto, debemos manipular
el tiempo de alguna manera, resumiéndolo, acortándolo, etc. para que la
narración de su vida pueda adaptarse a la extensión de un cuento o de una
novela.

Para esto disponemos de cuatro posibilidades:

- Escena. En las escenas, el tiempo narrado es equiparable al tiempo real, es


decir, la narración intenta "representar" los hechos que se explican en el mismo
tiempo. Un ejemplo muy claro son los diálogos (cuando no hay cortes), en que
se busca este efecto de "realidad representada". También lo serían aquellos
fragmentos de descripción de la acción que intentan simular la duración "real".

- Resumen. En el resumen lo que hacemos es sintetizar las acciones,


resumiéndolas. Podemos resumir, por ejemplo, un período más o menos largo
de la vida de nuestra protagonista: "se casó i vivió 20 años en Barcelona.
Después, volvió a casa…", así pasaríamos 20 años con una sola frase.

- Elipsis. Esta posibilidad nos permite dejar una parte de la historia. Ya no se


trata de resumirla con más o menos detalle, sino simplemente de suprimirla:
porque no tiene interés, porque queremos crear suspense a su alrededor, etc.
Por ejemplo, podemos acabar un capítulo de una novela cuando el
protagonista se va a dormir y empezar el siguiente capítulo a la mañana
siguiente a mediodía, sin que sea necesario explicar -si resumir- lo que ha
pasado durante la noche y la mañana. En este caso, habremos elidido esta
parte. Podemos elidir también períodos más largos.

- Pausa. Con esta técnica lo que conseguimos es parar la explicación de los


hechos. Gastamos papel, por decirlo así, explicando cosas que no son hechos
de la historia propiamente. Por ejemplo, cuando hacemos una descripción larga
o cuando nos ponemos a hacer una valoración psicológica o filosófica (lo que
llamamos digresión), hacemos una pausa. Es un recurso que retarda la
narración, porque en nuestra explicación "no pasa nada", pero a veces es
interesante porque, por ejemplo, nos permite trabajar el lenguaje o crear una
buena ambientación o una buena descripción psicológica del personaje, y, a
veces, antes de situaciones donde la tensión dramática es alta, nos permite
aumentar el suspense (es lo que ocurre, por ejemplo, en el cine: antes que el
asesino entre en la habitación de la víctima, la cámara se entretiene en
mostrar, con detalle, la puerta, el cerrojo)
c) Frecuencia

Este concepto es quizá el menos habitual pero, en según que narraciones,


puede ser muy provechosa.

Con la frecuencia queremos hacer referencia a la relación entre el número de


veces que un hecho pasa en la historia y el número de veces que este hecho
está representado en el relato.

Por ejemplo, puede ser que nuestra protagonista, durante un año entero de su
vida realice la misma acción (por ejemplo, ir a la fábrica a trabajar). En nuestra
narración podemos mencionarlo una sola vez: "fue a trabajar a la fábrica
durante un año". Pero también puede ser que un hecho que en la historia solo
pase una vez se explique muchas veces en el relato. Por ejemplo, un
acontecimiento traumático que la protagonista vivió de pequeña y que se le
aparece en sueños, como una obsesión, a lo largo de su vida; o bien en la
historia de un asesinato, puede ser que a razón de las conversaciones con la
policía cada uno de los testigos explique lo que vio de una manera diferente
(por ejemplo, en la película El hombre que mató a Liberty Valance).

El modo

De la misma manera que en la gramática el modo hace referencia a aquellas


formas verbales que afirman más o menos la acción y expresan los diversos
puntos de vista desde los que se considera aquella acción (subjuntivo,
afirmativo, condicional), igualmente ocurre en la ficción con el "modo narrativo"
que incluye las diversas posibilidades de relatar los acontecimientos "más o
menos" y de relatarlos desde diferentes ángulos.

a) distancia

La distancia se refiere al acercamiento que, como lectores, tenemos a la


información que se nos da: si somos observadores de primera mano o bien si
lo que pasa nos llega mediatizado (distorsionado, manipulado) por la voz de un
narrador. De acuerdo con esto, podemos establecer diferentes tipos de
acercamiento:

- Discurso directo: el narrador reproduce el diálogo. Como lectores tenemos


acceso a lo que dicen los personajes, no hay mediatización del narrador, así
pues, tenemos acceso directo a los hechos. La distancia entre lo que pasa y lo
que sabemos es mínima. Ej. : "¡Sí, te mataré, te juro que te mataré!".

- Discurso indirecto: el narrador cuenta el diálogo. El acceso que tenemos a los


hechos es indirecto: nos llega su versión de los hechos, que puede dejar a
parte algunos detalles importantes. Ej. : "Juró que lo mataría".

- Discurso indirecto libre: el narrador explica el diálogo pero conservando


algunos elementos expresivos que recogen detalles de cómo los ha emitido el
personaje: Dijo que sí, que le mataría, juró que le mataría".
b) Perspectiva

La focalización tiene que ver con la perspectiva, con el ángulo de visión des del
cual se nos explica la historia. Este ángulo o perspectiva puede ofrecer una
visión total o bien parcial de los hechos y, en consecuencia, la información que
tendremos de lo que pasa será diferente en cada uno de los casos.

Hay 3 tipos de focalización:

- Narración no focalizada (o grado cero de focalización): aparentemente, no


hay ninguna restricción sobre lo que pasa: se nos explica todo, lo vemos todo,
lo sabemos todo (lo que hacen los personajes, lo que piensan, su pasado, sus
intenciones, lo que pasa a kilómetros de distancia). Solo un narrador
omnisciente (como si fuera Dios) nos puede ofrecer esta perspectiva total.

- Focalización interna: punto de vista restringido a aquello que ve un


personaje (por tanto, un personaje puede explicar lo que ve y lo que piensa,
pero no puede explicar los pensamientos de los otros personajes o lo que pasa
en lugares donde él no puede ir). Puede ser fijo (siempre se nos explican los
hechos desde el punto de vista del mismo personaje), variable (tenemos dos
visiones, o tres, de diferentes personajes) o múltiple (tenemos un mosaico de
puntos de vista de diferentes personajes, como a la novela Mientras agonizo de
William Faulkner).

- Focalización externa: es cuando la información nos llega a través de una


visión externa (y que por tanto no puede entrar en los pensamientos de los
personajes), como si fuera el ojo de una cámara cinematográfica.

La focalización puede variar a lo largo de la narración, e incluso en una misma


parte el foco puede ser interno para un personaje y externo para otro.

La voz

El concepto de voz hace referencia al narrador, si habla en primera persona


(relato autobiográfico: "nací el día...") o en tercera personal ("Pedro nació el
día..."). También podríamos encontrar la segunda persona, aunque es menos
habitual.

Para establecer los diferentes tipos de narrador, hay que tener en cuenta si son
personajes o no son personajes de la acción que explican, y si explican los
hechos desde dentro de la historia o desde fuera:

- Narrador no personaje que narra desde dentro: Un narrador que no es un


personaje de ficción en la historia que narra (narrador omnisciente).

- Narrador personaje que narra desde dentro: un personaje que narra su propia
historia o bien una historia en la que participa.
- Narrador personaje que narra desde fuera: un narrador de ficción (o personaje
que no participa en los hechos, como una especie de testimonio) que narra
acontecimientos en los que no participa: por ej. Sharazâd en las historias de
Las mil y una noches.

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