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Gianela Turnes
Área Comunicación Organizacional ICF- UdelaR
Se aconseja su lectura reflexiva como etapa previa a la resolución de los casos prácticos
propuestos como actividades a distancia semanales.
Las dudas que puedan surgir de su lectura, pueden consultarse por correo a
gianela.turnes@fic.edu.uy y a través de la plataforma del curso
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Tabla de Contenidos
I. Cómo negociar
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I. Cómo negociar
Hemos visto que una negociación se compone de una serie de aspectos que la definen: qué,
quién, cómo, cuándo, dónde, con qué, para qué. Analizaremos a continuación algunas
consideraciones sobre la forma de negociar: el cómo de la negociación.
Hemos visto que la negociación es un proceso que depende de forma crucial de la preparación
que podamos dar a cada aspecto en juego en ella. En consecuencia, no consideraremos el
estilo de negociación improvisado - aquel que no ha incorporado la preparación concienzuda
del proceso como mecanismo de negociación, que no planifica ni proyecta sus acciones ni
prevé las respuestas que puede obtener – como un estilo deseable para negociar.
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Otra forma de analizar los estilos de negociación refiere a la actitud del negociador hacia el
conflicto y hacia la contraparte. En este enfoque distinguimos el negociador blando, el
colaborativo, el de intercambio, el competitivo, y el duro. El negociador blando es aquel que
no tiene tolerancia al conflicto y actúa en consecuencia, aceptando todas las condiciones que
se le presentan con tal de evitar el conflicto o por asegurarse de preservar los intereses de la
contraparte. El colaborativo es el que aplica el modelo colaborativo ya analizado: busca que
todos ganen. El negociador de intercambio o comercial se propone ceder algo a la contraparte
a cambio de obtener otro tanto de ella, canjea objetos de interés intercambiables, de forma
que las partes ni son derrotadas ni hay una mejora marginal en la situación: la torta no crece.
El negociador competitivo por su parte, es quien utiliza su poder negociador para presionar a
la contraparte para obtener un beneficio propio. Su objetivo es ganar todo. Por último, el
negociador duro: es un negociador competitivo que llega al extremo de no atender en
absoluto la relación personal ni los resultados futuros, solo busca derrotar a la contraparte y
alcanzar el máximo beneficio para sí.
Diversos autores han descrito diferentes estilos de negociación (“Ganar a toda costa” (H.
Cohen), “Clausewitziano” (C. Aldao-Zapiola), “Negociación eficaz” (D. Seltz y A. Modica),
“Ganar-Ganar” (F. Jandt y P. Gillette), etc. Sin embargo, cuando se analizan en detalle, es
posible agrupar las diversas modalidades identificadas por los estudiosos de la negociación en
dos grandes grupos: el modelo competitivo y el cooperativo.
Cohen señala tres conductas posibles al enfrentar una contraparte que aplica un modelo
competitivo de negociación, a saber: abandonar la negociación y buscar resolver el problema
por otras vías (si es posible); aceptar la situación y reformular nuestra estrategia aplicando
también nosotros un modelo competitivo (requiere aceptar el desgaste y las consecuencias de
esta modalidad); o transformar la negociación competitiva hacia una modalidad cooperativa.
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Cohen señala tres tipos de actividades a cumplir en una negociación de tipo cooperativo, a
saber:
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i. Estrategia
La estrategia de negociación que planifiquemos definirá el estilo con que vamos a negociar.
Así, podremos negociar con una estrategia de "ganar-ganar", buscando que todas las partes
ganen y compartan los beneficios, observando a la contraparte como un colaborador con
quien resolver el problema, actuando en un clima de confianza donde es viable hacer
concesiones y flexibilizar las posiciones para satisfacción mutua, y donde es razonable esperar
el cumplimiento ya que todos han mejorado su situación con el resultado obtenido; o
alternativamente, con una estrategia competitiva o confrontativa, donde solo nos ocupamos
de nuestros propios beneficios a costa del oponente, en un clima de desconfianza y donde son
aplicables técnicas de presión para mejorar nuestra posición, lo que puede conducir al
incumplimiento del acuerdo por la parte que resulte perjudicada.
ii. Tácticas
Las tácticas son las acciones concretas que llevaremos a cabo para poner en práctica la
estrategia que hemos definido. Para ello, las tácticas deben ser consistentes con la estrategia
en el sentido de que deben apuntar al logro del objetivo que ella persigue. Si hemos definido
una estrategia colaborativa, buscaremos aplicar tácticas colaborativas y evitaremos tácticas de
presión.
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Omisión en el respeto de los plazos: una parte que ignora los plazos establecidos y
acordados
Fisher y Ury clasifican como tácticas engañosas a aquellas que se corresponden con estilos
competitivos de negociación, y las agrupan en tres categorías: el engaño deliberado, la guerra
psicológica, y las presiones.
Algunas tácticas de engaño deliberado son el uso de la mentira tanto para informar como
para asumir compromisos, o la actuación de estados emocionales que en verdad no tenemos.
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Manipular el tiempo: prolongar las reuniones con temas intrascendentes para desgastar al
otro, o presionar para apresurar sus decisiones cuando sabemos que tiene urgencia por
resolver
Las tácticas de presión, por último, buscan lograr que la contraparte haga concesiones sin
nada a cambio. Por ejemplo: negarse a negociar; plantear demandas iniciales desmedidas; o
exigencias crecientes en cada reformulación a medida que la contraparte cede, se le exige un
esfuerzo cada vez mayor para que ceda más; dar un ultimátum a la contraparte (tómalo o
déjalo) para presionarla a resolver de forma rápida; aplicar demoras para fortalecer mi
posición con el paso del tiempo; alegar que aunque se está de acuerdo con el planteo de la
contraparte, se tiene un “socio inconmovible” que no lo está e impide acceder.
Para contar con la MAAN como referente de la negociación se aconseja seguir los siguientes
pasos:
Listar las acciones que podría realizar si no alcanzara un acuerdo negociado: cómo
podría resolver el problema sin la contraparte (alternativas)
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Elegir las mejores alternativas identificadas en la lista y mejorarlas para que sean
viables y favorables a mis intereses (Mejora)
Seleccionar la alternativa que parezca mejor: la MAAN
De la misma forma que operé sobre mis alternativas, se debe también analizar las alternativas
de la contraparte. Cuanto mejor conozca la MAAN de mi contraparte, mejor preparado estaré
para formular mi estrategia en la negociación.
En “Supere el No” (Ury, 1993, Colombia), William Ury señala que el proceso de negociación
puede enfocarse como un viaje en el que necesitamos un mapa que nos guíe.
1. Intereses
Habitualmente los conflictos se manifiestan a través de la contraposición de posturas entre las
partes involucradas. Detrás de lo que las partes quieren obtener en la negociación (sus
aspiraciones concretas) están los intereses o motivaciones intangibles que satisfacen sus
verdaderas necesidades. El proceso hacia el acuerdo requiere comenzar por separar los
intereses que están detrás de las posiciones, y centrarse en aquellos y no en éstas. Las
posiciones pueden modificarse para beneficio mutuo. Los intereses en cambio, representan los
beneficios que las partes necesitan alcanzar y por los cuales están negociando. Lo primero
entonces es identificar los intereses propios: ¿por qué quiero lo que demando en el conflicto?
¿cuál de mis necesidades se satisface si lo logro? Luego, habrá que descifrar los intereses de las
contrapartes. Como el problema que tenemos afecta a ambas partes, es probable que para
satisfacer nuestros intereses se deba también satisfacer los de la contraparte. Para descifrar
los intereses del otro es importante ser capaz de ponerse en su lugar: no podremos
convencerlo de moverse de su posición si no entendemos primero cómo piensa, cuáles son sus
intereses, sus motivaciones, las circunstancias por las que atraviesa en el momento de la
negociación.
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2. Opciones
Una vez que identificamos los intereses de las dos partes, podremos buscar opciones creativas
para alcanzarlos. Una opción es una posibilidad de acuerdo. Es importante al formular las
opciones, asegurarse de estar buscando la manera de agrandar la torta. Si nos quedamos
varados en una solución única, la que surge de nuestra posición original, perderemos de vista
otras soluciones posibles que quizá simplifiquen, faciliten o mejoren las posibilidades de
resultados favorables del proceso. Es necesario buscar nuevas opciones con creatividad y sin
tabúes. Las soluciones que no sean viables podrán ser descartadas en un análisis posterior de
opciones, pero en primera instancia es válido inventar tantas opciones como sea posible, no
importa lo absurdas que puedan parecer.
3. Criterios de legitimidad
Una vez elaboradas las opciones para llegar al acuerdo, habrá que definir cómo distribuir los
beneficios alcanzados. Como los intereses entre las partes suelen ser opuestos, será necesario
acordar la aplicación de criterios justos e independientes de los deseos de las partes que
diriman la distribución de los resultados de una forma equitativa y aceptable por todos. Estos
criterios pueden basarse en saberes científicos, en optimización de costos, en estándares
técnicos, en precedentes, en condiciones aceptables en el mercado o en valores morales
aceptables por todos.
4. Alternativas
El objetivo al entablar una negociación es resolver un problema, satisfacer una necesidad o
mejorar una situación. En síntesis, es atender a un interés. La negociación es uno de los
caminos posibles para atender ese interés, pero no el único. Antes de avanzar en la
negociación es fundamental conocer cuáles son las alternativas para alcanzar la satisfacción de
mi necesidad por fuera de la negociación. Será necesario explorar cuál de los dos grandes
grupos de posibilidades satisface mejor mis necesidades: el acuerdo negociado, o la Mejor
Alternativa al Acuerdo Negociado, o sea, mi mejor curso de acción para atender mis intereses
sin la contraparte. El poder que tengo en la negociación no depende tanto del peso de lo que
mi posición representa, de mi jerarquía en la organización, de mi poder de mercado o de mi
riqueza, sino que depende más de la calidad de mi MAAN. Para negociar entonces será
necesario identificar mi MAAN, asegurarme de no estar sobrevalorándolo para no perjudicar
mis intereses en la negociación. Y deberé además intentar identificar el MAAN de la
contraparte (véase II en p. 8 de este material de lectura).
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5. Propuesta y Compromiso
Una vez identificados los intereses, las opciones para resolver el problema, determinados los
criterios de legitimidad y conociendo las alternativas posibles por fuera de la negociación que
ayudarán a elegir la opción adecuada para elaborar la propuesta en la negociación, se podrá
procesar la propuesta que mejore nuestra MAAN y la de la contraparte. Una propuesta es
una opción que ha sido complementada con el compromiso de cumplirla: es una opción que
estamos dispuestos a aceptar.
En el texto de Ury señalado, se indica que es posible reconocer cinco obstáculos frecuentes en
la resolución colaborativa de problemas.
1º. Nuestra reacción ante situaciones complejas: la forma en que nos dejamos llevar por las
emociones en lugar de gobernarlas
2º. Las emociones de la contraparte: su miedo o desconfianza en nosotros les puede volver
inflexibles, su convicción acerca de que la razón les acompaña puede provocar que no nos
escuchen
5º. El poder de la contraparte: si se siente muy seguro en su status de poder puede preferir
vencer en la competencia que lograr un acuerdo donde ganen todos en la colaboración
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1º. Suspender mi reacción. Subir al balcón para observar la negociación en la que participo
como si fuera una tercera persona no implicada en ella. De esta forma, podré evitar perder
la objetividad por dejarme llevar por las emociones. Ni contraatacar, ni ceder, ni romper
relaciones: tomar distancia y observar la situación
4º. Tender un puente de oro para acercar los intereses de la contraparte con los propios,
ayudando a la contraparte a enfocarse en los intereses.
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Bibliografía
FISHER, Robert y URY, William con PATTON, Bruce (1985), Sí de acuerdo. Cómo negociar sin
ceder, Editorial Norma, Bogotá
http://libro-s.com/si-de-acuerdo-como-negociar-sin-ceder/1/
TOBON, José Ignacio, Método Harvard de Negociación. Cómo negociar con inteligencia,
www.joseitobon.com, recuperado en 2 de abril de 2013
URY, William (1993), Supere el no, cómo negociar con personas que adoptan posiciones
obstinadas, Grupo Editorial Norma, Barcelona
VARETTO, Luis Fernando (2003), Introducción a la Ética Empresarial, Biblioteca Virtual, UCU,
Montevideo
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