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Nuestra historia está llena de hazañas y hechos gloriosos de los cuales todos los
argentinos nos enorgullecemos; sin embargo, también en nuestra historia vivenciamos
hechos de los que nos apenamos, hechos que nos llenan de tristeza, de dolor y que
sabemos que es necesario sostener en la memoria para no permitir que se repitan.
Pero ¿qué es lo que decimos que nunca más se tiene que repetir?
«El 24 de marzo de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha, las
Fuerzas Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces
presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo,
destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y
las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de
Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de los partidos
políticos. En suma, clausuraron las instituciones fundamentales de la vida democrática».
¿Cómo hacemos nosotros para que nunca más nos suceda esto?
Graciela Montes escribió “…Algunas personas piensan que de las cosas malas y tristes
es mejor olvidarse. Otras personas creemos que recordar es bueno; que hay cosas
malas y tristes que no van a volver a suceder precisamente por eso, porque nos
acordamos de ellas, porque no las echamos fuera de nuestra memoria”.
La memoria es lo único que nos puede iluminar, por eso recordar las fechas donde
festejamos como país el esfuerzo por independizarnos o liberarnos es igual de
importante que recordar las fechas donde la democracia fue arrebatada de nuestras
manos y con ella los derechos de cada uno de nosotros.