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El psicólogo en el ámbito de la educación es un profesional de la psicología cuyo objetivo

es el análisis, reflexión e intervención sobre el comportamiento humano en situaciones


educativas, apoyando a los alumnos y alumnas a superar los procesos que afectan al
aprendizaje y las dificultades de índole personal y de relaciones con compañeros,
familiares (especialmente con padres y hermanos) y profesores. Los psicólogos también
asesoran y actúan de refuerzo del personal docente en sus estrategias de enseñanza,
especialmente en el tratamiento de alumnos con Necesidades Educativas Especiales
El rol del psicólogo escolar
El profesional de la psicología educativa interviene en diferentes ámbitos: personal,
familiar, organizacional, institucional, socio-comunitario y educativo en general,
trabajando codo con codo con alumnos, profesores y agentes educativos. En lo que
respecta a sus funciones concretas, estas son las principales:
Intervención ante los problemas de aprendizaje de los alumnos
Participa en la atención educativa al desarrollo desde las primeras etapas de la vida, para
detectar y prevenir a efectos socio-educativos las discapacidades e inadaptaciones
funcionales, psíquicas y sociales. En caso de observar problemas de aprendizaje en algún
alumno intervendrá directamente y/o apoyará al resto de profesores, proponiendo las
medidas más adecuadas para tratar cada caso.
Ligado a este proceso, en ocasiones el profesional o la profesional de la psicología puede
también proponer o realizar él mismo intervenciones con el fin de mejorar las
competencias educativas de los alumnos y solucionar los problemas o deficiencias
encontrados en los métodos de evaluación.
Orientación, Asesoramiento Profesional y Vocacional
Desde su puesto, el psicólogo promueve y participa en la organización, planificación
orientación y asesoramiento profesional y vocacional de los alumnos con el objetivo
general de clarificar sus proyectos personales, vocacionales y profesionales. No se trata de
elegir por ellos, pero sí de intentar alienar sus expectativas con su propia personalidad,
habilidades y aptitudes.
Prevención del bullying y otros conflictos en el aula
El acoso escolar o bullying se ha convertido en un problema de primera magnitud para la
comunidad escolar. En este sentido, el psicólogo juega un papel clave en la prevención del
conflicto, ayudando a los alumnos a desarrollar un óptimo nivel de inteligencia emocional
que les ayude a gestionar, con eficacia y sin llegar a la violencia, las inevitables situaciones
de conflicto.
Asesoramiento familiar
Otra de sus funciones es actuar de puente entre los profesores, lo alumnos y sus familias,
promoviendo las relaciones sociales y familiares y la colaboración efectiva entre familias y
educadores, así como el fomento la participación de los padres en la comunidad
educativa.
Intervención Socio educativa
Tras analizar la realidad educativa y los factores sociales y culturales de su entorno de
trabajo, el psicólogo puede pedir ayuda a trabajadores sociales y otros profesionales para
intervenir directamente en determinada situaciones (problemas económicos graves y
desestructuración familiar), que pueda actuar como barreras en el desarrollo educativo y
personal al que toda persona tiene derecho.
En este sentido, el psicólogo o psicóloga puede asesorar técnicamente a los responsables
de la toma de decisiones de planificación y actuación, a partir de su pronunciamiento
especializado y de su aplicación al análisis y estudio del sistema escolar, en una línea de
mejora de la atención educativa.

Aspectos generales de los Trastornos y Dificultades de Aprendizaje


más comunes

Dislexia

Trastorno del desarrollo que se caracteriza por la dificultad en el


aprendizaje y consolidación de la lectura y la escritura. Se
caracteriza por la presencia de déficit en una o varias áreas del
desarrollo. No se aprecia ninguna causa que a explique esta
dificultad y sus manifestaciones pueden ser visibles en la edad
adulta.

Las personas con dislexia presentan dificultades en la


descodificación (cada fonema se asigna a una representación gráfica,
una letra); dificultad para aplicar las normas gramaticales,
dificultad para recordar y automatizar las formas y reglas
ortográficas de las palabras.

Discalculia

Trastorno en la adquisición de las habilidades matemáticas. El


término discalculia hace referencia a una amplia gama de
dificultades para el procesamiento numérico y cálculo. Actualmente,
hay un 1% de niños que muestran este tipo de trastorno.

Las personas con discalculia son personas inteligentes que presentan


muchos problemas con los números. El significado numérico es
esencial para una buena adaptación al medio (es una cualidad
ancestral más básica que el lenguaje).

TANV

El trastorno de aprendizaje no verbal (TANV) es un trastorno del


neurodesarrollo que afecta a los aprendizajes. En la actualidad no
existen suficientes estudios concluyentes que permitan demostrar la
lesión o disfunción del hemisferio derecho del cerebro. Por ahora no
existe tratamiento o programa específico para las dificultades del
TANV.

Se caracteriza por la dificultad en la organización de los espacios, en


la adaptación a situaciones nuevas y en la interpretación de la
información no verbal. Son habituales las dificultades de
coordinación motora, dificultades de gestión de las emociones, así
como la dificultad de relación y/o comunicación. Aunque las
personas con TANV puedan tener características similares, cada
persona es diferente y sus afectaciones también.

Disgrafía

Es un trastorno que se relaciona con las dificultades de la expresión


escrita. Hay dos tipos de disgrafía: la disgrafía motriz, el niño
comprende la relación, la pronuncia y la representación gráfica de
los sonidos, pero tiene dificultades en la escritura como consecuencia
de una motricidad deficiente; la disgrafía específica, el niño tiene
dificultades para reproducir letras y palabras debido a una mala
percepción de las formas, desorientación espacial y temporal,
ritmo…

Los síntomas más habituales son dificultades visuales espaciales,


dificultades motoras finas, dificultades del procesamiento del
lenguaje, dificultades para el deletreo y la escritura a mano,
problemas de gramática y organización del lenguaje escrito.
Disortografía

Es un trastorno del lenguaje específico de la escritura. Los niños con


disortografía tienen problemas para deletrear las palabras y
cometen habitualmente errores como el intercambio y reemplazo de
letras, escribir unidas varias palabras o separadas por sílabas y/o
escribir las palabras tal y como las pronuncian.

Para hacer un primer diagnóstico podríamos hacer dictados, copiar


un texto idéntico, elaborar redacciones libres, copiar un texto con
diferentes letras (de estándar a cursiva). Este tipo de actividades se
pueden hacer de forma reiterada, con el fin de detectar y analizar
detenidamente los errores.

TEL

Los trastornos de lenguaje o disfasia representan un grupo de


problemas. Son alteraciones en la comprensión o en el uso del
lenguaje hablado y/o escrito. Entre el 7 i el 8% de los niños
escolarizados presentan TEL en diferentes grados.

A veces suele pasar desapercibido. Suelen ser niños que se relacionan


poco, con tendencia a aislarse debido a su falta de lenguaje. Es
común que se confunda con el trastorno del espectro autista (TEA),
sin embargo los niños con TEL son capaces de expresarse
gestualmente, compartir intereses y desarrollar estrategias para
hacerse entender.

El Proceso de aprendizaje y los fenómenos que lo constituyen como la Memoria,


el olvido, la transferencia, las estrategias, y las dificultades de aprendizaje.
• Los determinantes del aprendizaje, partiendo de las características propias del
sujeto que aprende.
• La interacción educativa entre el maestro, el alumno y el contexto educativo.
• Los procesos de instrucción
La Psicología Educativa realiza aportes en el campo de la Metodología de la
Enseñanza, enfatizando en la importancia del aprendizaje significativo y duradero,
y en la captación del interés de los estudiantes.

Existen cuatro componentes de una teoría prescriptiva de aprendizaje. Éstos son:


a. descripción del estado de conocimiento a adquirir;
b. descripción del estado inicial con el cual comienza el estudiante;
c. especificación de las intervenciones que pueden ayudar al estudiante a ir de su
estado inicial al estado deseado, y
d. evaluación de resultados de aprendizaje, específicos y generalizados.
Hasta ahora la psicología educativa y la cognoscitiva se han centrado mayormente
en los componentes (a) y (b). La mayor parte de las investigaciones se han
dedicado a la descripción de los procesos de quienes son hábiles en su ejecución
en diversos dominios. Con el volumen cada vez mayor de trabajo sobre niños y los
diversos estudios de contraste que se han proporcionado, actualmente se está
produciendo, sin embargo, un proceso considerable en la construcción de
descripciones de estados de competencia iniciales e intermedios.
Con respecto al componente (c), que especifica los actos educativos que pueden
ayudar a los estudiantes a transformarse de sus estados iniciales, la psicología
educativa todavía aguarda un largo camino por recorrer. De este estudio se
derivan los métodos, técnicas y estrategias a utilizar en el aula.
Algunos investigadores han ofrecido amplias sugerencias, como la de reducir las
exigencias de memorización en las primeras etapas en que se enseña un
concepto, relacionar las Reglas sintácticas con las justificaciones semánticas para
procedimientos, o ayudar a los estudiantes a adquirir y organizar grandes
cantidades de información específica de un dominio. Algunos estudios han
investigado directamente los efectos de dicha educación en algún dominio
limitado. Sin embargo, la mayor parte de las recomendaciones educativas que se
pueden extraer de la psicología cognoscitiva deben considerarse como principios
muy generales que necesitan estudio y elaboración en múltiples dominios del
aprendizaje.
Psicología Educativa desarrolladora de habilidades.
Mientras la psicología cognoscitiva ha elaborado una teoría del ser humano como
un activo constructor de conocimiento, una nueva visión del aprendizaje está
naciendo: la que describe los cambios en el conocimiento como el resultado de la
automodificación que hacen los estudiantes de sus propios procesos de
pensamiento y estructuras de conocimiento. Esto significa a su vez que la
enseñanza no se debe diseñar para introducir el conocimiento en las mentes de
los estudiantes, sino situar a los estudiantes en una posición que les permita
construir un conocimiento bien estructurado.
Para saber cómo serán probablemente estas poblaciones se necesita saber más
de lo que se sabe ahora sobre los procesos cognoscitivos dentro del aprendizaje.
Mientras se va configurando un cuadro más rico de los procesos cognoscitivos de
aprendizaje, en parte a partir de estudios descriptivos de las Transformaciones del
conocimiento bajo varias situaciones educativas, se podrá disponer de la base
científica para una teoría más descriptiva de intervención.
Con respecto a la valoración de los resultados específicos y generales, el
componente (d), de aprendizaje, parece que la psicología educativa dispone de
más instrumentos necesarios. Al menos en teoría, es posible usar las
descripciones los estados de conocimiento deseados e intermedios, que ahora se
están identificando mediante análisis de tareas cognoscitivas, para crear métodos
que midan el éxito de los esfuerzos educativos.
En lugar de tratar la ejecución en un conjunto específico de tareas como el
objetivo de la educación, debería ser posible tratar la ejecución en tareas como el
indicador de la comprensión y el conocimiento, que son objetivos más profundos
de la educación. Considerándolo desde el laboratorio, este aspecto parece casi
trivial, ya que es exactamente como procede la mayor parte de la investigación
cognoscitiva en la interpretación de los datos sobre comportamiento.
HISTORIA
Psicología educativa, podemos delimitar cuatro fases de acuerdo con la aparición
de las funciones más significativas que la psicología educativa ha ido asumiendo.
Así la primera época (1880-1920) se caracteriza por la preocupación por el estudio
de las diferencias individuales y la administración de tests útiles para el
diagnóstico y tratamiento de los niños problemáticos, de modo que en sus
orígenes la psicología educativa aparece fuertemente ligada a la educación
especial. En un segundo momento (1920-1955) el impacto del movimiento de
salud mental promueve la proliferación de servicios psicológicos para tratar los
problemas psicológicos infantiles dentro y fuera de la escuela y divulga la idea de
una psicología "escolar" no limitada al diagnóstico y tratamiento de los problemas
de aprendizaje escolar, sino ocupada también en la atención a los aspectos
emocionales, afectivos y sociales del alumno. En la tercera fase (1955-1970)
empieza a considerarse la necesidad de formar a los profesores en los avances
del conocimiento psicológico y en su integración en la metodología didáctica y se
piensa en el psicólogo como el profesional que actúe de puente entre tal
conocimiento psicológico y la práctica escolar. A partir de 1970, comienza la
búsqueda de modelos alternativos basados en las teorías cognitivas, sistémicas,
organizacionales, ecológicas y en la psicología comunitaria intentando dar un giro
al esquema tradicional de atención individualizada a los casos problemáticos
subrayando la importancia del contexto, tanto instruccional como sociocomunitario.

Con respecto a nuestro país los inicios de la psicología educativa están unidos a
los comienzos de la psicología científica ya que fue el interés en la psicología
aplicada al contexto escolar y a la orientación profesional el motor de desarrollo de
esta disciplina.
Hasta la guerra civil se producen diversas experiencias precursoras que se ven
cortadas por dicho acontecimiento y por las características represivas y
reaccionarias de la dictadura que la continúa.
A partir de los años cincuenta se produce una recuperación de la tradición
científica que se concreta con la llegada de la Psicología, en la década de los
sesenta, al mundo académico lo cual supone un salto cualitativo hacia su
institucionalización pese a las fuertes tensiones estructurales que se dan en su
seno (entre investigación y profesión, entre formación básica y especializada, así
como por la diversidad teórica de partida debida en parte a la variabilidad de
escuelas y enfoques con que cuenta la psicología). A este respecto pueden
hacerse dos matizaciones, por un lado, la explosión demográfica de titulados en
psicología ha venido más de la demanda vocacional que de la demanda específica
de tales especialistas en el mercado laboral, salvo quizás en el campo educativo
donde ha habido un desarrollo significativo de la atención a los temas
psicopedagógicos, por otro lado, existe un fuerte distanciamiento entre la
dimensión académica y la profesional que repercute en la cualificación de
especialistas en psicología aplicada.
A partir de los años setenta se configura una demanda social de intervención
psicoeducativa, esta demanda, asociada tanto a la difusión y generalización de
ideas "psicologizantes" como a la extensión de la oferta de los primeros titulados,
se concreta en las primeras prácticas de psicología educativa, centradas desde un
enfoque psicotécnico en actuaciones de aplicación de pruebas, informes
estandarizados, orientación en cursos claves y ocasionalmente en actividades de
reeducación. Los protagonistas eran psicólogos que independientemente o en
grupo ofrecen sus servicios y establecen relaciones laborales irregulares con
asociaciones de padres de alumnos, propiedad y dirección de centros escolares
privados,
Introducción
Objetivos
Identificación (autobiografía)
Rasgos de tu personalidad
Análisis de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades
Misión y visión a futuro
Objetivos, aspiraciones, esperanzas, sueños, propósitos y metas
¿Cómo me relacionaré a futuro con el resto de personas?
¿Cómo será mi vida profesional y personal?
¿Cuál será mi estado financiero?
¿Cómo me sentiré espiritualmente?
¿Cómo me veo en 10, 20, 30, 40 y 50 años?
Conclusiones
Cómo crear un plan de vida
Puede que resulte paradójico, pero muchas veces creemos tener muy claras todas
nuestras opiniones acerca de todo tipo de temas, pero no tenemos ni idea acerca
de lo que haremos con nuestras propias vidas.

Justamente por eso, desarrollar y aplicar un plan de vida es interesante: nos


permite encontrar un proyecto con el que casi siempre nos podemos identificar a
pesar de que todo a nuestro alrededor vara cambiando con el tiempo.

Por supuesto, a veces aparecen momentos de crisis en los que un plan de vida
deja de tener sentido. Pero estos periodos de incertidumbre no tienen por qué
invalidar la idea en sí de tener objetivos y estrategias para acercarnos a ellos;
simplemente nos exige crear un nuevo plan de vida. De esto se deriva también
que cualquier momento es bueno para empezar uno de ellos, independientemente
de la edad que uno tenga.

Así pues, veamos qué pasos hay que dar para crear un plan de vida a la medida
de nuestras metas.
1. Analiza tus expectativas de vida
En el primer paso, hay que pararse a pensar en cuál creemos que puede ser un
margen de cambio realista acerca de nuestras condiciones de vida. Si nos
obsesionamos en objetivos que solo podremos alcanzar siendo multimillonarios,
por ejemplo, eso solo nos hará caer una y otra vez en la frustración, o bien
postergar tanto la persecución de nuestras metas que poco a poco nos vayamos
olvidando del plan de vida.

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2. Determina tus valores
Ningún plan de vida prosperará si va en contra de nuestros valores. Por eso, hay
que tener claro cuáles son aquellos a los que les concedemos una mayor
importancia. Para ello, lo mejor es hacer una lista en la que consten los principales
valores que consideres relevantes, y luego ordénalos según su importancia. Si te
cuesta pensar en varios, puedes encontrar ejemplos en este artículo: Los 10 tipos
de valores: principios que rigen nuestras vidas

3. Determina tus necesidades


Piensa en aquello que más te llena, pero no seleccionando simplemente tus
deseos del momento, sino aquellos objetivos generales que crees que pueden
abarcar tus grandes proyectos vitales. Haz lo mismo que en el paso anterior:
realiza un listado de necesidades y ordénalas priorizando las que sean más
relevantes para ti. Quédate con un máximo de tres de ellas, dado que si tratas de
aspirar a varias, posiblemente no puedas involucrarte demasiado en todas ellas.

Por otro lado, piensa que las mejores metas son las que involucran la felicidad de
mucha gente, ya que su huella permanece durante más tiempo y de manera más
estable que los casos en los que eres la única persona que lo aprecia. De todas
formas, más allá de esta observación, es perfectamente válido orientar una vida a
una meta que hará que la única persona que disfrute del fruto de años de trabajo.

4. Transforma tus necesidades y valores en cadenas de acción


A partir de tus objetivos y valores, desarrolla una serie de cadenas de acciones
que te lleven de la situación presente a tus metas. Es decir, ve de lo abstracto de
tus objetivos y valores a lo concreto, las estrategias y métodos que te pueden
llevar a donde quieres estar a varios años vista.
Una buena manera de hacerlo es pasar por varias capas de abstracción,
generando objetivos generales y luego construyendo sub-objetivos a partir de ello.
Por otro lado, procura fijarte fechas límite para hacer que tu compromiso con el
plan de vida aumente.

5. Reflexiona sobre el rol que jugarán otras personas en tu vida


Sería un error realizar un plan de vida sin tener en cuenta al resto de las personas
que nos rodean y que nos rodearán en un futuro. ¿Quieres alejarte de ciertas
influencias negativas? ¿Te gustaría pasar más tiempo con aquellos a quienes
quieres y aprecias? ¿Cómo combinarás eso con tus objetivos?

6. Aplica tu plan de vida y monitorízalo


No es suficiente con llevar a cabo las acciones necesarias para ir desarrollando el
plan de vida. También hay que seguir controlando que esos objetivos a los que
aspiramos tengan un sentido para nosotros. El simple paso del tiempo y nuestro
propio proceso de maduración y aprendizaje hace que estas necesidades puedan
cambiar de manera espontánea, y por eso necesitamos estar alerta para no
continuar ciegamente con esos planes.

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