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El objetivo de esta lista es sicológico.

Todas y cada una de las anotaciones expresadas es sincera, y


su razón será funcionar como registro aquí, convertido en un referente de que es asunto pasado y,
en consecuencia, descargar mi alma de una vez por todas, a ver si dejo de pensar en ello.

Si usted llegó aquí por casualidad o es docente, entenderá la mayoría de las observaciones, y
probablemente no aquellas que tienen como contexto mi vida personal.

Fui docente en 5 colegios privados por 5 años. En el mundo profesional, la no permanencia en una
misma empresa es un indicio negativo sobre el trabajador. No obstante, en el gremio docente no
debería ser así. Los profesores deben tener la mayor inestabilidad laboral de todas las profesiones
ya que nadie les ofrece contratos superiores a un año y las condiciones de trabajo generalmente
son tan críticas que los docentes constantemente buscan nuevas oportunidades. Mi experiencia
tuvo muchas cosas gratas, por supuesto; la convivencia con la juventud y en general la actividad en
el ambiente que invoca los recuerdos de la mejor etapa de la vida de casi todas las personas… pero
esta lista está destinada a lo horrible.

* El docente es un monigote ante la sociedad y las instituciones. Ocupa un puesto que no tiene
funciones reales, puesto que el sistema educativo está tan descompuesto que las labores de un
profesor se distorsionaron y degeneraron hace décadas. No obstante, a los docentes se les exige
tanto como si sus funciones fueran aún legítimas. Se les culpa de todo lo malo, y no se les atribuye
nada de lo bueno. Todos los ojos y oídos están puestos sobre ellos y todo lo que hacen bien y por
lo que se esfuerzan tanto, es visto simplemente como lo que se supone, pero una pisada en falso sí
hace sonar todas las alarmas. Los docentes viven bajo un efecto Pigmalión alimentado no por la
ambición de sus logros sino por el miedo a sus fallas. Por eso lo de “monigote”, porque sirve
perfectamente como chivo expiatorio, pero a un docente no lo dejan hacer lo que debería hacer.
Bueno, esta es una generalidad, puesto que dichas funciones postizas las describiré abajo.

* Es la profesión peor paga en mi país. Gana más un comerciante sin educación superior o un
conductor. Bien por ellos, pero triste para los docentes. La espina de la aspiración salarial se clava
más cada año, puesto que para aspirar a unas cuantas boronas más, hay que haber invertido una
fortuna extra de dinero, tiempo y esfuerzo en especialización o maestría. Ahora, ni me quiero
imaginar lo que sienten quienes ya han realizado dichos estudios. Afirmo sin miedo a equivocarme
que sus aspiraciones están fuera de las fronteras de este país, están ahorrando o piensan ahorrar
para independizarse y no volver a pisar un colegio, o tenían desde antes la palanca para ingresar a
la educación superior. Los profesores que duraban 20 o más años en un colegio, se acabaron. Uno
entra a un colegio y ve que todos los profesores son jovencitos, y para todos, el ser docente de
colegio es un escampadero. El profesor de colegio no está en muchas mejores condiciones que las
de un cartero, en cuanto a economía compete; pero la cosa no para ahí.

* El modelo de pensamiento pos-modernista hace de esta la peor época para ser educador. En el
posmodernismo, todo sin excepción es relativo, nada es verdadero ni definitivo. No existe una
verdad sino que cada quien tiene la suya, y cada opinión es igualmente respetable por absurda o
estúpida que sea. Esto hace que la virtud de un profesor como detentor del conocimiento ya no
sea virtud. Entonces, un docente, que debería tener el respeto de la comunidad, ahora debe
‘ganárselo’ y partirse el lomo convenciendo a los estudiantes (y a sus padres) de que lo que tiene
para ofrecerles, es algo si quiera útil.

Esta desgracia aplica a todos los oficios que involucren uso de autoridad, por lo que; además de los
profesores, la sufre la policía y los mismos padres de familia.

* Impunidad absurda. Para procesar disciplinariamente a un estudiante, el docente siempre está


solo. Tiene en contra al manual de convivencia, a los papás, a los directivos, la legislación, y con la
suerte necesaria, a sus pares.

* Si un docente se amarra los pantalones y sigue el inseguible conducto regular, gastará


inútilmente tiempo que le serviría para enseñar, que es lo que se supone que debe hacer un
docente. Y digo ‘inútilmente’ porque los mecanismos están diseñados para que el estudiante ‘no
sufra’ ninguna consecuencia de sus actos, no vaya y se deprima y se corte, o llore.

* Si un docente se salta el conducto regular, comete una falta.

* Si un docente reacciona y, por fuera del debido proceso, hace que a un estudiante le cueste de
verdad algo una falta (lo que indiscutiblemente sí es educar), incurre en una falta laboral, y es
demandado por los papás, acusado de matoneo.

* “La culpa es del docente”: Como ser profesor no vale nada, y esto ha sido aceptado y hecho
propio por toda la comunidad educativa, pues el docente indefenso tanto política como legalmente
se transformó en un chivo expiatorio perfecto. Un estudiante pierde una asignatura y quien tiene
que rendir cuentas es el docente, como pedagogo. Un estudiante tiene un problema socio-afectivo
y quien rinde cuentas es el docente, como director de curso. Un estudiante comete un acto
vandálico y quien rinde cuentas es el docente, como vigilante. O, es que ¿no llaman ‘vigilancia’ a
una de las más tediosas responsabilidades de los profesores? Los docentes son carne de cañón en
un sistema temeroso y traumatizado por su propia infancia. La gente está inconscientemente
horrorizada ante la posibilidad de que alguno de sus hijos sufra lo que sufrimos nosotros cuando
éramos niños. De una generación para otra, las cosas cambiaron hasta volverse al revés. Los niños
no aceptan un ‘no’, y el discurso educativo, en vez de enseñar la tolerancia a la frustración para
erigir personas fuertes, evita decir ‘no’. Los niños son los que mandan. En sus familias, deben ser
los que hablen primero, los que deciden qué comprar o a dónde ir. Todo por la penosa experiencia
de nuestra propia infancia donde no podíamos interrumpir a los mayores mientras hablaban.

Todas las reglas tienen excepción, deben ser no solo explicadas a ellos sino justificadas, y ellos
deciden si cumplir o no. Esto me lleva a un nuevo punto:

* La profesión del malo si sí, y malo si no”. Caso clásico del docente que recibe furiosas notas de un
padre o madre por que su hijo o hija tuvo que vérselas con una sanción. No entró al laboratorio
porque no tiene bata o porque llegó tarde. Pero el profesor, monigote; no puede decir “…y punto”.
Hay que hacer la excepción, para evitar traumas que van desde lo psicológico en el estudiante
hasta lo económico en la institución. De la excepción aprenden todos los demás estudiantes, no de
la norma; la norma se va a la mierda, y se genera un caos. Pero adivinen a quién le echan la culpa
de este caos: ¡Al docente! Un estudiante de primaria no ingresa a la huerta escolar porque no lleva
botas. La madre se queja y le dice al profesor “Eso no es pedagógico”. El docente debe hacer la
excepción a la regla y el estudiante (y otros, que aprovechan) ingresan a la huerta sin botas. Se
ensucian hasta las rodillas, y esta vez las notas encolerizadas de los papás son por que los niños
llenaron de tierra el uniforme.

Tuve una experiencia en la que una madre convenció a los directivos de que su hijo había perdido
la materia porque yo incluí una palabra en el examen final, de la que hablé en clase pero que no
estaba en el libro, y que por eso el niño no había podido estudiar. Era la palabra earthquake
(terremoto), que usé para ilustrar una de las situaciones en las que una roca puede encontrar el
cambio de condiciones necesario para pasar a ser otro tipo de roca. El tema era ‘ciclo de las rocas’
pero el libro no hacía referencia a los terremotos. El concepto se volvió popular en clase porque a
los chicos les gustaba hablar de terremotos. Habíamos ido más allá del libro y orgulloso, lo incluí en
la evaluación.

Después de la queja de la madre, otros docentes eran enviados (sin su aprobación) a mi clase para
que la vigilaran, no fuera a enseñar más de la cuenta y más niños perdieran. Con un solo
estudiante y su acudiente que tuvo la astucia de culparme a mí, se echa por el piso el logro de los
demás estudiantes. Mil discursos diferentes pero todos igual de absurdos pueden sumarse para
culpar al docente y librar a otros de la realidad de su mediocridad. Malo si se enseña, malo si no.
Son muchos los padres que han enseñado a través del ejemplo a sus hijos que, puede aprobarse
una materia o incluso un año escolar por medio de la acción legal, mas no estudiando. Un docente
debe avisar a los padres que su hijo no hace nada de nada para que sea legal que repruebe, si no,
existe la figura de la ‘legalización’ del año. Se me afloja la quijada. ¿De cuántas horas creen que es
el día de un profesor? ¿de cuántos días la semana? ¿o cuántos estudiantes creen que uno tiene,
30, 40? ¿Cuánto creen que gana uno para responder por taaanto? Si un solo caso fue omitido por
un docente y no hizo ese dispendioso seguimiento, porque no tuvo tiempo, o dicho sin miedo, no
tuvo motivación; pues muchos padres, muy bravos ellos, se acercarán con derecho de petición
debajo del brazo para remediar su situación. Aclaro, la situación no es la holgazanería de su hijo,
sino la plata que ha invertido en él. Afortunadamente hay a quien echarle la culpa: al profesor.

¿Monigote o no monigote? Prosigo:

* La imagen social (o reputación) del profesor está denigrada y manchada. Los medios de
comunicación tuvieron un éxito aplastante en estereotipar al docente, como alguien
invariablemente viejo, unidimensional, incapaz absolutamente de acercarse si quiera a
comprender las vastedad y rapidez de la vida ‘moderna’ y las complejidades de la juventud
contemporánea. Alguien anticuado, intransigente, amargado, y sobre todo aburrido.

Cuando sucede alguna cosa que tenga que ver con los colegios o con la juventud, el desgarre de
vestiduras y el alaraco siempre termina en un duro juicio a los profesores (ojo, a los profesores y no
al sistema educativo), con el alarmante interrogante de si están o no capacitados para tener en sus
manos al futuro del país. Este vendría a ser el nivel macro de lo que en los colegios, el nivel micro,
es el discurso de que todo lo que pase en un aula – aunque con ‘aula’ se refieren al colegio entero -
es responsabilidad del profesor. Dicha responsabilidad absurda que se le acarrea al profesor (chivo
expiatorio, monigote), le sirve al resto de la comunidad para lavarse las manos e inflar pecho.
Ejemplos de ello son:

* Docentes que son despedidos, destituidos o hasta pagan cárcel por un ACCIDENTE que ocurrió y
en el que infortunadamente un estudiante salió ya sea herido o dañado. Por situaciones de esta
desafortunada índole se les ha impreso con taladro a los profesores en sus vocaciones, el ser
niñeras. Se supone que deben ser capaces de predecir y detectar el peligro con tal grado de
confiabilidad que nunca-suceda-nada. Y si sucede, sería su responsabilidad. El accidente "se
hubiera podido evitar" es la consigna. Llegué e tener varios jefes tan ciegamente convencidos de
eso que daban miedo. Parecían suponer que un buen profesor era capaz de prevenir toda clase de
infortunios, hasta los psicológicos, y que en un mundo lleno de buenos profesores, nunca ocurriría
nada imprevisto. Me pregunto cómo habrán sobrevivido a los terribles años 80, cuando todo ese
paradigma proteccionista y temeroso no se manejaba con tanta devoción. Ejemplo de esto: Un
coordinador, que por ser de ‘convivencia’ sintió profunda vergüenza y se disculpó
vehementemente conmigo por una grave falta de respeto que había cometido un estudiante
conmigo. Si hace rato se me aflojó la quijada, ahora se me cae. ¿Cómo puede alguien ser
programado tan exitosamente a culparse por lo que hacen otros? Así mismo quieren que los
docentes se acepten responsables por todo lo que les ocurra a, y hagan los estudiantes a su
alrededor, haciendo oídos sordos a factores que escapan a nuestras manos, como el ejemplo
putrefacto de la televisión y las redes sociales o el ejemplo de las propias familias u otros círculos
primarios de los estudiantes. ¿de dónde carajos viene esa tradición de pensar que los colegios y en
sí sus docentes son los únicos responsables de la educación y el devenir de los jóvenes? Lo único
que sé es que es algo muy reciente.

* Más encima a lo anterior, muchos colegios, como empresa –sobe todos los que son empresa
familiar-, son fanáticos de los paseos. A los profesores, como a la mayoría de los seres humanos,
les gusta salir, pero con sus familias. Una salida escolar es una pesadilla. Las probabilidades de
incidentes no deseados y accidentes aumenta exponencialmente, y el profesor niñera termina el
día con dolor de espalda y los nervios destrozados por haber permanecido en estado de alerta
máxima por unas 20 horas seguidas, mínimo. Sobre todo los profesores de niños pequeños. Los
profesores de jóvenes adolescentes se enfrentan a evitar consumo de drogas y… evitar no las
relaciones sexuales, sino los embarazos que producen y que, de tener lugar, el profesor sería
declarado responsable, seguro que sí. Estas jornadas exprimidoras, son parte del contrato para los
profesores, pero no son parte de la matrícula para los padres, ellos pagan adicional. Son ingresos
transparentes para el colegio.

La filosofía, o el discurso profesional, o el estado del arte docente es pura basura. A mí me lo


advirtieron desde la universidad, y vine a comprobarlo duramente (aunque ahora me río). Ninguna
labor tiene tanta palabrería hueca o conceptos con nombres pomposos inventados, que aparte de
reforzados, no se enlazan a nada en la realidad. Vaya, de esto podría escribir un libro completo,
criticando tanta carreta que hablan los docentes.

* Conocí varios casos, algunos de primera mano; en los que a docentes se les llamaba la atención
por los términos empleados en mensajes a padres. La inconformidad viene desde directivos y
desde padres. Un niño de segundo grado golpea a otro con un puño en la cara y la docente notifica
a los padres, solicitando hablen con él puesto que había tenido una actitud violenta. El desgarre de
vestiduras de la madre tuvo lugar por el uso de alguna variación de la palabra ‘violencia’ en
referencia a su hijo. No pues, tan violenta la palabra. Menos mal el niño refleja tan prudente uso
del lenguaje de la madre. No se puede usar la palabra ‘castigo’, sino ‘acción correctiva’; ni
‘disciplina’ sino ‘convivencia’; estuve en colegios donde no usaban el término ‘director’ sino
‘dinamizador’ de grupo, no vaya y ‘director’ suene demasiado fuerte. Para rematar, no se puede
decir ‘inconformidad’ sino ‘no conformidad’. Creo que arreglamos el mundo a punta de
eufemismos y la educación aplicando estándares de calidad que son para fábricas.

* No creo que haya ninguna otra profesión en la que durante una reunión de quienes la ejercen,
tantos asistentes luchen tan valientemente para no dormirse.

* Muchos colegios obligan a los docentes a asistir los sábados exclusivamente para dicha
palabrería. Sería excelente ir los sábados a adelantar trabajo que no se puede hacer en horas libres
entre semana por estar reemplazando a otros profesores y que uno termina haciendo en su casa y
durante su tiempo personal.

* Las reuniones de profesores suelen parecer ir dirigidas unívocamente a un objetivo común con la
vocación docente, que tienen muchos y que yo perdí. Dicho objetivo pareciera ser la educación, la
formación de personas, ofrecerle a los jóvenes una visión del mundo que los saque de “la olla…”, al
menos en colegios de pobres; porque en colegios de ricos los que más están en “la olla” son los
docentes. Todo se viene abajo a fin de año cuando los directivos hacen cambios ilegalmente a las
planillas y pasan el año y lo hacen perder a quienes ellos quieren.

En 4 de los colegios donde trabajé ocurrió. En el primero, el nivel era tan malo que los directivos
echaron por el desagüe el trabajo de todo el año de los docentes y ajustaron las calificaciones. Es a
decir verdad el peor conflicto entre el sistema educativo y el educador. Ni aun el salario miserable
es tan insoportable. Se les enseña a los jóvenes y a sus familias que sin esfuerzo se pueden obtener
resultados, que lo incorrecto es la exigencia, y que puede lucharse contra esta. Un colegio no
puede quedarse sin clientes.

En el segundo, un joven me calló la boca aprobando un examen que yo creía impasable. Era lo que
le faltaba para ser promovido, pero en la reunión de concejo mis colegas me presionaron para
cambiar la nota puesto que este estudiante ‘tenía que perder’. Así mismo, otra estudiante ‘tenía
que pasar’ porque su madre regalaba torta y tamales a los profesores en las reuniones. Aún tengo
en la consciencia el peso de lo que pude haber causado a esa familia por mi colaboración en
semejante injusticia ‘haciendo perder’ a ese estudiante, pero adivinen: necesitaba el trabajo.
Acepto lo que digan “por eso es que el sistema no funciona, por no denunciar, por quedarse
callado”, bri, bri bri.
En el cuarto – voy a dejar el tercero de último -, una estudiante debía recuperar mi materia puesto
que por haber sido una excelente estudiante, se confió y no hizo nada al final. La verdad es que no
le hacía falta, igual iba a graduarse con la materia perdida. Pero, por hacer las cosas bien, de
manera legal y ética, la reporté y cité a recuperación. Ella asistió mostrándome el informe
académico y preguntándome porqué le había regalado la nota. Pero yo no le había regalado nada.
Habían sido los directivos, supongo, porque una estudiante insignia de esa promoción, no podía
tener un tachón. ¿Monigote o no monigote?

Con el hijo de la secretaria me pasó lo mismo que me había pasado en el colegio anterior, pasó al
100% un examen de recuperación porque había estudiado. Era lo que le faltaba para aprobar el
año, pero los directivos cambiaron la nota y lo hicieron perder. Supongo porque, querían aburrir a
la secretaria y deshacerse de ella sin echarla. Ellas no tienen contratos a 10 meses como nosotros.
¿Monigote o no monigote?

Y en el tercer colegio, ahhhh el tercero…. Mis compañeros me pedían informe sobre un estudiante
que cometía tenaces actos de vandalismo, pero me los devolvían primero sugiriendo y luego
exigiendo modificaciones. No querían acumular evidencia para que fuera justo echarlo. Cuando me
quejé, el concejo me manifestó sobre el estudiante en cuestión “hay que tenerle paciencia, él tiene
problemas de drogas. Usted debe apegarse a la filosofía institucional”. Me quedé perplejo.
¿Monigote o no monigote?

Ese es el alcance de la palabrería, los eufemismos, el discurso pomposo y la sensiblería en la labor


docente. Todo está al revés. Asistir a prolongadas reuniones donde profesores y sobre todo
directivos devotos discurren elocuentemente, se convierte al paso del tiempo en una espuria
competencia de a ver quién habla más bonito y se vuelve más influyente mientras fuera de la
reunión todo es la misma porquería, y a fin de año se hace feria con las notas y el trabajo de los
profesores se va por el desagüe. Les recuerdo que no hablo de un colegio sino de 4 muy diferentes
uno del otro, sobre todo socioeconómicamente. Pero en todos ocurrió la misma vergüenza. No
aspiro a tener una muestra más representativa. Por eso “Modelos pedagógicos”, “trazabilidad”,
“inclusión”, “formación en valores”, “el PEI”, el día de la excelencia etc; prr, PURA CARRETA.

* La educación es una industria, como la comida procesada, las comunicaciones, los textiles, la
metalurgia, ¿qué se yo? Los clientes son los padres, los productos son los jóvenes acreditados y los
operarios: los profesores. Para un padre moderno, el colegio es un servicio más. Es donde parquea
a sus hijos. Esta situación se ha normalizado tanto que los propios administrativos de colegios
reconocen públicamente a los padres y sus hijos como ‘clientes’, haciendo de mi sarcástica
comparación una triste realidad. Los papás no son más papás de niños en proceso educación, sino
‘clientes’ si son ricos, y ‘usuarios’ si son pobres.

* Si un padre o acudiente, aún después de la jornada escolar no puede recoger al estudiante,


muchos colegios ofrecen “asesoría en tareas” por un pequeño precio adicional. A los profesores les
asignan esta función adicional, pero, igual que los paseos, hace parte de su contrato. Y sobra decir
que no es asesoría en tareas, sino servicio de guardería, puesto que ni el niño ni el profesional
tienen las energías necesarias más que para esperar que se acabe. Obvio, eso no lo admite ni lo
manifiesta nadie que “necesite el trabajito”.

* Hay muchos colegios, sin importar lo grande y estructurado o lo “de garaje” que sea, que alquilan
las instalaciones por las tardes y/o en fines de semana para empresas similares. Los daños a la
propiedad del colegio explotan como volcán pero, mientras los dueños reciben el arriendo; están
tranquilos porque ahí están los profesores que responden por las aulas y tienen que cobrarle los
daños a sus estudiantes y, si ellos no se dejan, pues siempre se puede descontar del sueldo al
docente.

* Los Padres se quejan ante la industria de la que son clientes o usuarios, porque no hay servicio
de parqueo de hijos ni entretenimiento en períodos de vacaciones.

* La comida también hace parte de la gama de servicios de ofrecer en la industria educativa, con la
garantía de que sus operarios se harán responsables de que coman los miembros del club. Para un
profesor, masticar la comida o ‘dejarla bajar’ es un lujo inaccesible.

* En muchos casos, Los profesores también deben usar uniforme y qué coincidencia, los vende el
colegio.

* Las fábricas de jóvenes acreditados o llámense “centros educativos”, piden listas de útiles muy
costosas a los clientes. Fortunas en papelería. Pero los operarios, fieles a la institución, se someten
a todas las complicaciones impuestas para hacer uso de ella. Y quién lo creyera, es peor en colegios
más grandes y con más recursos, puesto que para fotocopiar una hoja hay que llenar dos de
formulario y esperar 8 días. Los que no son operarios, sino profesores de corazón, llegan a usar sus
propios recursos para disponer de material, pero eso solo lo cree y lo entiende un profesor de
verdad.
*Las instituciones educativas nunca ofrecen un contrato a un profesor superior a un año. Debe
ganárselo siendo parte de la rosca. Esto hace que la vida crediticia de un docente sea
especialmente difícil y que desarrollar su proyecto de vida sea como hacer magia, sobre todo
comparado con otros profesionales. En contraste, los beneficios de contratos cortos son para las
instituciones, porque pueden rotar personal a su antojo y deshacerse rápido y fácilmente de
profesionales por cualquier motivo no profesional, aparte de no que no tienen que subir los
salarios ni pagar liquidaciones grandes.

* Debido a lo que dije del pos-modernismo, el docente ya no es ni con mucho una figura
circunspecta. Y, por lo anterior, por la calidad de “cliente”, los padres ricos son mucho peores que
los padres pobres. Los padres de familia acomodados pueden ver muy fácilmente a un docente
como una coima, recibir a su niño de la mano sin subir la mirada más allá del pecho del profesor
que se lo está entregando, o sentarse de muy mala gana delante de él para cumplir con el tedioso
requisito de recibir un informe. Pueden culpar al profesor de una mala calificación, puede decirle
que no enseña bien. Es el que dice “usted como profesor debería…”, porque creen que ser profesor
es como sacarse mocos.

* Los profesores constituyen los integrantes del gremio con mayor índice de enfermedades
nerviosas y problemas psicológicos.

* La deserción profesional en docencia, debe ser de las mayores sino la mayor. Nadie pasa de cinco
años en colegios, al menos por sincera voluntad.

* Cuando buscas trabajo de docente, los anuncios dicen que para postularte debes ser puntual,
atento con los padres, manejar grupos grandes y manejar disciplina, tener vocación, disposición de
horario, actitud positiva, debes diseñar, planear y ejecutar... y en la información sobre salario, dice
“A convenir”. Una vez vi un anuncio donde requerían un “docente-vigilante”. No quiero saber a qué
se referían…

* Las exigencias de la comunidad en cuanto a los docentes son quiméricas, pero las condiciones
para ellos son paupérrimas a y a nadie le importa. En 2015 conocí la historia de alguien – historia
lamentablemente repetitiva - que sufría de cierto trastorno psicoafectivo y terminó suicidándose.
Pero el escándalo sobreviene si el difunto era profesor, y no porque se pregunten ¿qué enloquece
a los profesores? No… lo que se preguntan es ¿qué clase de personas inadecuadas están de
profesores?

Bueno, ya quedó. Ahora a superarlo y seguir con mi vida.

Es posible que esto haya herido la susceptibilidad de docentes que estén tan ilusionados con el
oficio como lo estaba yo, o el orgullo de directivos. Si es así, debo decir que ignorar los
comentarios es parte de mi terapia.

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Yo Acuso, vínculos paramilitares del DAS.

En 2005, en vísperas de Navidad, Rafael Enrique García, ex director de Informática del DAS, se
sentía perdido porque la Justicia Penal acababa de llamarlo a juicio como principal responsable de
haber borrado de la memoria del organismo los antecedentes de siete narcotraficantes y
paramilitares. En la soledad de la fría celda que ocupaba de tiempo atrás en uno de los pabellones
de alta seguridad de La Picota, tomó una decisión que ni siquiera consultó con un abogado:
comunicar a la Fiscalía que estaba dispuesto a contar la historia no revelada sobre cómo en los
últimos tres años los paramilitares se habían tomado el DAS.

Su oferta fue atendida de inmediato. A las 10:24 a.m. del viernes 16 de diciembre, escoltado por
guardias del Inpec, García llegó al despacho de un fiscal de la Unidad de Lavado de Activos y
Extinción de Dominio, comisionado especialmente para atender la diligencia y le dijo: "Vengo
dispuesto, señor fiscal, a ganarme los beneficios contemplados en las normas sobre sentencia
anticipada". De ahí en adelante, durante 15 horas y en el transcurso de tres sesiones -16 de
diciembre, 7 de febrero y 10 de marzo-, García, bajo juramento, dio las declaraciones más
explosivas que haya recibido la Fiscalía desde el tristemente célebre Proceso 8.000.
García aseguró que el entonces director del DAS, Jorge Aurelio Noguera Cote, tenía una relación
estrecha con Rodrigo Tovar Pupo, Jorge 40, y reveló que el 10% del valor de los más jugosos
contratos de la entidad iba a parar a las arcas del jefe paramilitar. Sus denuncias no se detuvieron
ahí. También relató cómo altos funcionarios del DAS habían entregado a las autodefensas de la
Costa Atlántica una lista con los nombres de sindicalistas, estudiantes y dirigentes de izquierda que
luego fueron asesinados, y confesó haber participado en la preparación de un fraude que
contribuyó a elegir a siete congresistas en 2002 y a obtener cerca de 300.000 votos para favorecer
a álvaro Uribe.

Noguera y las Auc.

García, uno de los primeros individuos a los que Noguera llamó para vincular al DAS después de su
nombramiento en agosto de 2002, les contó a los investigadores que tenía una relación muy
cercana y de más de 10 años con Noguera. "Por lo menos dos o tres veces por semana, cuando él
llegaba, yo subía a su despacho a tomar capuchino -dijo García-. En esas conversaciones Jorge me
contaba todo a mí".

Acto seguido, el testigo aseguró que desde cuando él llegó a la dirección de Informática del DAS,
Noguera le hizo saber que su administración colaboraría con los grupos de autodefensa y en
particular con los de la Costa Atlántica. "Jorge (Noguera) mantenía contactos con Hernán Giraldo -
jefe del frente Resistencia Tayrona-; con David Hernández, 039, -jefe de las autodefensas del
Cesar-, y con Jorge 40, que en aquel entonces era el segundo al mando en el bloque Norte -
declaró García-. Algunas veces le escuché mencionar a Salvatore Mancuso, pero con este último no
se qué relación tenía".

Cuando el fiscal que lo indagaba le preguntó datos precisos sobre estas relaciones, García señaló
que en 2003, en la celebración de las Fiestas del Mar en Santa Marta, Noguera subió al lugar de la
Sierra Nevada donde hay instaladas unas antenas de la red de televisión nacional para encontrarse
con Jorge 40. "Jorge le pidió a Jorge 40. que apoyara al doctor José Fernández de Castro como su
candidato a la Gobernación de Magdalena -le dijo García al Fiscal-. La comunicación entre ellos dos
se realizaba a través de varios, pero específicamente por medio de álvaro Pupo, quien es familiar
de Jorge 40.. Muchas veces vi a este señor en la dirección del DAS, en Paloquemao, para visitar a
Jorge".
García también contó que Noguera le filtró a Hernán Giraldo los detalles de la Operación Ciclón
que la Fiscalía y la Unidad de Delitos Financieros del DAS iban a adelantar contra él y algunos
miembros de su organización. Y además afirmó que Noguera se había molestado mucho porque el
detective encargado de esa operación, Sigifredo Fuentes, había viajado a Santa Marta sin contarle
y que por eso lo trasladó a Arauca, un destino considerado por los detectives como un castigo.
Fuentes no aceptó el traslado y renunció.

Sindicalistas en la mira.

Tras explicar la relación de Noguera con los comandantes paramilitares de la Costa Atlántica, García
abrió un nuevo y escalofriante capítulo: la muerte de sindicalistas y dirigentes de izquierda a
manos de agentes del DAS y de un grupo de sicarios de las Auc.

García aseguró que a comienzos de 2004 recibió la visita de un amigo que vivía en Riohacha, que le
pidió ayuda para identificar al grupo que estaba amenazando a una amiga suya, y que en el curso
de las averiguaciones en la sección de Inteligencia descubrió que, en efecto, desde el DAS habían
enviado a los paramilitares una lista con los nombres de 24 dirigentes -incluida la mujer- de
Sintragricola, Sindeagricultores, Anthoc, Fensuagro y la Confederación General de Trabajadores,
CGDT, que adelantaban actividades en Bolívar, Atlántico, Sucre y La Guajira. "Cuando averigüé por
la forma como esta información se le hacía llegar al bloque Norte de las autodefensas -relató el
testigo-, en Inteligencia me dijeron que era entregada por el director Jorge Noguera a Alvaro Pupo
con destino a Jorge 40".

Para ampliar su grave denuncia, García dijo que en julio de 2003, por petición de las Auc, Noguera
nombró a Rómulo Betancourt en la dirección del DAS en Bolívar, para sacar del camino a quienes
señalaba el jefe paramilitar. Según García, en noviembre de 2003, funcionarios del DAS y miembros
de las Auc enviados por Jorge 40 asesinaron a Zully Codina Pérez, enfermera del Hospital Central
de Santa Marta que pertenecía a la CGDT, seccional Magdalena, y el 17 de septiembre de 2004
dieron muerte en Barranquilla al profesor Alfredo Correa D’Andreis. "Me sorprendió mucho el
asesinato del profesor Correa puesto que yo había visto el listado antes de esos hechos", dijo
García y destacó el hecho de que las muertes coincidieron con la llegada de Giancarlo Auqué de
Silvestri a la dirección de Inteligencia del DAS, trasladado temporalmente de la Secretaría General
del DAS y muy amigo de Noguera.

En otro aparte de la confesión, García relató que cuando el DAS tuvo información en el sentido de
que en Taganga, cerca de Santa Marta, se había conformado una célula del Eln, Noguera le
comentó que le había pedido a Gloria Bornacelly, entonces directora seccional, que actuara. "Me
dijo que él ya le había dicho a ella que no quería presos -aseguró el testigo-, que lo mejor era
darlos de baja".

Tras agotar el tema de las listas enviadas por los paramilitares, García reveló que Noguera les exigía
comisión a contratistas del DAS a Cambio de más contratos, y que esos dineros eran entregados a
Jorge 40. En la declaración que dio el 10 de marzo, García aseguró que en 2003 se reunió con
Francisco Duque Chacón, gerente MT BASE, quien le informó que Noguera le había exigido un
porcentaje sobre un contrato que estaba a punto de firmar por 3.000 millones de pesos para el
suministro de equipos de comunicación. "Me dijo que él se había comprometido a darle a Jorge
Noguera el 10% del contrato", contó García.

El testigo agregó que días más tarde había ido al despacho de Noguera para hablarle sobre el
asunto, que éste no negó lo de las comisiones. "En tono coloquial me dijo que había hecho un
acuerdo con el gerente de MT BASE y que si yo lo podía ayudar con la recepción de ese dinero -
declaró el testigo-. Le dije que era imposible recibir esa suma, puesto que yo no tenía cuentas para
tal fin".

Noguera insistió en buscar un mecanismo para desviar el dinero de las comisiones y se le ocurrió
usar una cuenta de la esposa de García, Liliana del Castillo Ospino, propietaria de un próspero
negocio de compra -venta de ropa y préstamo de dinero-. "Ella accedió a ayudarme por el hecho
de ser mi esposa -afirmó García-. Le dije que podíamos aprovechar las cuentas bancarias de sus
amigas y fue así como se recibieron sumas de dinero en varias cuentas personales (...) Yo les pedía
que retiraran el dinero y luego se lo llevaba a Jorge a su apartamento en la carrera 7„ llegando a la
calle 100 .

El testigo también sindicó a Auqué de Silvestri, entonces jefe (e) de Inteligencia y Secretario
General del DAS, y dijo que se había apropiado de la comisión de un contrato por 3.800 millones
de pesos para el suministro de equipos de Inteligencia. "En una ocasión, Jorge muy disgustado me
dijo que Giancarlo había hecho su negocio con un contrato de la sala de interceptación por 3.800
millones de pesos - contó García-. Me dijo que Giancarlo se había apropiado de la comisión pese a
que él sabía que estos dineros tenían que ser entregados a Jorge 40. Me dijo que si Jorge 40 se
enteraba de que ellos estaban apropiándose de dineros producto de las comisiones de contratos,
los mataría a ambos (...) Hasta ese momento me vine a enterar del destino final de esos dineros".
Finalmente, García le dijo a la Fiscalía que luego de ser capturado en enero de 2005, recibió un
mensaje de Duque, gerente de la firma MT BASE, que le pedía que no lo fuera a delatar. "estaba
muy asustado porque Noguera le había manifestado que esos recursos serían para grupos de
autodefensa".

El revelador y explosivo testimonio de Rafael García, ex director de Informática del DAS, no sólo
confirma las sospechas que de tiempo atrás rondaban entre la opinión con respecto a lo sucedido
en el DAS entre 2002 y 2005, sino que además muestran la enorme gravedad de lo que allí ocurría.
Si la Fiscalía logra confirmar estas revelaciones, podría convertirse en uno de los más aberrantes
casos de infiltración de las organizaciones criminales en una entidad estatal.

Y no en cualquiera. Se trata, justamente, del organismo encargado de velar por la seguridad del
Estado, amenazada durante décadas por los grupos armados ilegales. De seguro la Fiscalía y demás
entidades de control deben interesarse en este caso -entre ellos el propio DAS, a cuya cabeza está
hoy Andrés Peñate, un director con toda la credibilidad-, pues están en la obligación de atar todos
los cabos de esta historia y de contarle al país hasta dónde el brazo de la mafia paramilitar penetró
al DAS.

El Fraude.

En las declaraciones de Rafael García ante la Fiscalía aparece mencionado Enrique Osorio de la
Rosa, a cuyo nombre figuraba una de las cuentas que movieron las comisiones pagadas por MT
Base. Se trata de un amigo de colegio que en 2002 trabajaba en la Registraduría de Magdalena
quien, según García, se convirtió en aliado clave de un fraude electoral orquestado por Jorge 40 en
las elecciones parlamentarias de ese año.

Asegura García que los preparativos del fraude corrieron por cuenta del representante a la Cámara
José Gamarra Sierra, quien les dijo a él y a Osorio de la Rosa que debían preparar un programa de
computador para consolidar un listado de mesas de votación y nombres de electores en Cesar, La
Guajira y Magdalena. " Jorge 40 había distribuido aproximadamente 21 municipios de Magdalena
en una especie de distritos electorales -explicó García-. Los municipios del sur del departamento
deberían votar por Luis Eduardo Vives al Senado, y por Alfonso Campos Escobar a la Cámara".

En ese pacto electoral, los municipios del centro le fueron asignados a Dieb Maloof, aspirante al
Senado, y a Gamarra, que buscaba la Cámara. Los del occidente correspondían a Salomón Saade
para Senado, y a Jorge Luis Caballero para la Cámara.
El plan se haría extensivo a La Guajira, para favorecer la aspiración de Jaime Ezpeleta de llegar a la
Cámara; a Cesar, para elegir como senadores a álvaro Araújo Castro y a Mauricio Pimiento, y como
representantes a Miguel ángel Durán y a Jorge Ramírez, y a Bolívar, para respaldar a William
Montes. "En resumen lo que fraguaba era un fraude electoral de proporciones gigantescas -dijo
García-. Para esto diseñamos un programa de computador que cargaba el censo electoral con los
nombres y listaba las mesas de votación por cualquier criterio. Es decir, por mesa, por puesto, por
municipio. El señor José Gamarra facilitó el dinero necesario para todo esto. Se lo entregaba a
Enrique Osorio".

La operación continuó cuando el bloque Norte reunió a los registradores de los municipios
señalados como objetivo y, bajo presión, los obligó a designar a los jurados que los candidatos
escogieran. Los jefes paramilitares les dijeron qué debían hacer para garantizar que los votos de
cada municipio correspondieran a los candidatos de Jorge 40 .

Pero García fue más allá y dijo que el fraude también se dio en las elecciones presidenciales. "Para
las elecciones presidenciales también se gestó el mismo fraude para garantizar la votación por el
candidato álvaro Uribe Vélez -dijo García ante la Fiscalía-. Fue por esto que el doctor Uribe en el
único departamento de la Costa en que ganó fue en Magdalena. Se le aportaron aproximadamente
300.000 votos".

Interrogado por el Fiscal sobre individuos que tuvieran conocimiento del fraude, García respondió:
"Jorge Noguera, entonces director de la campaña presidencial en Magdalena; Martha Romero
Villa, encargada del control electoral y actual subdirectora de la Dirección Nacional de
Estupefacientes; Juan Carlos Vives Menotti, coordinador de la campaña en la Costa Atlántica y hoy
Director Nacional de Estupefacientes, y Hitler Rousseau Chaverra Ovalle, coordinador de
Magdalena y Cesar, y actual Consejero Presidencial para la Juventud".

García afirmó también que en algunas ocasiones los seis candidatos al Congreso respaldados por
las Auc en Magdalena se reunieron con Jorge 40en la sede de la campaña uribista. Y frente a la
pregunta sobre si el candidato presidencial, álvaro Uribe, estaba enterado, el testigo contestó:
"Pues la verdad quien hablaba con el candidato era Jorge Noguera, director de la campaña en
Magdalena, y no sé qué tanto podría estar informado el doctor Uribe".

Los juramentos del testigo.


Consultado por Cambio, Hitler Rousseau Chaverra, director del programa presidencial Colombia
Joven, explicó que no perteneció a los cuadros de la campaña uribista y que sólo en dos ocasiones
viajó a Santa Marta. "No participé en ninguna actividad proselitista. Fui para dar dos charlas
académicas abiertas sobre la estructura electoral en Colombia", dijo.

"Recientemente -agregó- acudí a una declaración ante la Fiscalía y expliqué con claridad que nunca
fui amigo de Rafael García y que mi relación con él fue puramente institucional cuando me
desempeñé, durante siete meses y siete días, como un modesto abogado de la oficina de contratos
en el DAS. Me preguntaron qué sabía sobre un movimiento autodenominado La Provincia Unida y
dije, porque así es, que jamás supe de su existencia".

Habla Noguera.

Desde su oficina del Consulado de Colombia en Milán, Italia, el ex director del DAS Jorge Noguera,
dijo que no responderá a las denuncias de Rafael García y, aunque eludió contestar las preguntas
de Cambio, declaró:

"No me importa lo que diga de mí un delincuente como Rafael García".

"García es capaz de vender a la mamá para salirse con la suya. Sus afirmaciones son producto de
un cuento viejo".

"Sus palabras deben tener para el país la misma credibilidad que en su momento tuvieron las de
Pablo Escobar".

"Desde hace mucho tiempo le he pedido a la Fiscalía que oiga mi declaración para cerrar
definitivamente este capítulo".

"Desconfío de los periodistas colombianos porque me han hecho mucho daño. Publiquen lo que
quieran".

Los peros al testigo.


Aparte de la inminente condena por haber borrado el pasado criminal de algunos delincuentes,
Rafael García está sindicado de lavado de activos. En enero de 2005, agentes del DAS pusieron en
su computador un dispositivo denominado `husmeador’ para monitorear sus correos electrónicos
y comprobaron que se comunicaba con varios individuos, incluida una hermana suya en España,
con el objeto de organizar el envío e ingreso a Colombia de fuertes cantidades de euros.

García culpó a Ariel Garzón, uno de sus subalternos, y para hacerlo se apoyó en el hecho de que la
mayoría de los mensajes le llegaba a éste. Como varios de ellos estaban firmados por su hermana,
García le aseguró a la Justicia que no sabía que entre ella y Garzón existiera una relación tan
estrecha.

Cuando Garzón fue llevado a indagatoria juró, entre sollozos, que García lo obligaba a ir al
aeropuerto Eldorado, con agentes de confianza, para recoger las remesas. "Rafael me amenazaba
con que me haría echar –dijo-. Yo me ganaba dos millones de pesos, era mi primer trabajo y no
quería perderlo".

La Fiscalía también le rastrea varios bienes a García en la Costa Norte. Hay evidencia de que
compró un restaurante en Barranquilla y un exclusivo apartamento en otra ciudad, negocio en el
que cubrió las arras con un cheque girado por MT BASE, la misma firma que él dice que le pagaba
millonarias comisiones al entonces director del DAS con destino a Jorge 40.

[Fuente: Revista Cambio, Bogotá, Col, 02abr06]

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