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LAS PSICOSIS NO DESENCADENADAS

Autor: Javier Aguirre*

Introducción
Las presentaciones clínicas de la psicosis no siempre son evidentes, numerosos casos
de psicosis se presentan con un modo de funcionamiento que suele obstaculizar la
definición del diagnóstico diferencial, nos referimos a aquellos sujetos que presentan
una estructura psicótica pero que no manifiestan una psicosis clínica, son las llamadas
psicosis no desencadenadas. La noción de desencadenamiento de la estructura
psicotica es un concepto introducido por Lacan, no presente en la clínica psiquiatrita.
Con él se designa un punto de quiebre en el estado del sujeto, a partir del cual se inicia
la psicosis con sus manifestación clínicas. Ahora bien, ¿Cuáles son las coordenadas
que posibilitan establecer un diagnostico de psicosis no desencadenada? El presente
trabajo tiene por fin reflexionar sobre la noción de psicosis no desencadenadas para
producir una aproximación lo mas exhaustiva posible sobre algunas consecuencias
clínicas y teóricas que implica dicho termino, interrogándonos de este modo sobre
hechos clínicos de la práctica actual. Para ello el esquema de investigación que se
utiliza es de tipo exploratorio, dado que permite evolucionar sobre el conocimiento del
problema expuesto, además habilita a desarrollar hipótesis de trabajo para una
posterior investigación

Las presentaciones clínicas de las psicosis


Como se señalo, las manifestaciones clínicas de las psicosis muhcas veces resultan
difíciles de capturar. De ello se desprenden diversas categorías diagnosticas que
intentan teorizar sobre estas formas clínicas que adopta la psicosis. En la tradición
psicopatológica se pueden diferenciar dos grandes categorías de la psicosis (Alvarez,
2006) “las psicosis clásicas y las psicosis normalizadas”. La primera incluye las


Este artículo muestra algunos aspectos de la investigación del proyecto doctoral “La relación entre el
fenómeno y la estructura en la psicosis no desencadenada” (UNLP).
*
Javier Aguirre, Lic. en Psicología, docente de la Faculta de Psicología de la UNC, doctorando en
Psicología en la Facultad de Psicología de la UNLP. javierluisaguirre@yahoo.es
nosografías más usuales descriptas por la psiquiatría clásica, mientras que la segunda
engloba ciertas variedades de psicosis que no lo aparentan.
Podemos encontrar en la psiquiatría clásica algunos intentos de clasificación de las
psicosis normalizadas, entre los cuales se destacan los trabajos de Trélat, quien ya en
el año 1861 hablaba de las “locuras lucidas”. Se trata de una presentación de la
psicosis que no aparentan ser tal “Estos enfermos deliran en sus actos pero no en sus
palabras” (Trélat, 2007: 379). Otras categorías que se inscriben en esta línea son la
“locura parcial” y la “forma simple y latente de la esquizofrenia” propuesta por Bleuler.
Si bien la psiquiatría ya advertía sobre estas formas de la psicosis, a la hora dar cuenta
de ellas mostró grandes dificultades, una de las razones deriva de sus criterios de
análisis, prestando atención a los signos clásicos de las enfermedades y dejando de
lado las experiencias más singulares de los sujetos.
También algunas líneas del psicoanálisis han intentado aprehender las presentaciones
clínicas de las psicosis sin desencadenar, asignándole a dichas formas diversos
nombres según la posición teóricas de los autores. Podemos ubicar aquí la categoría
de “psicosis blanca” de Donnet y Green (1973). Estos autores a través de una larga
entrevista, realizada después de una presentación de enfermos, intentan determinar la
estructura “de una potencialidad psicótica” que podría actualizarse. Otra categoría son
las llamadas “psicosis frías”, (keestemberg, Decobert, 2001) la cual se funda sobre el
modelo de la anorexia mental, también busca capturar el terreno de las psicosis no
delirantes. Igualmente encontramos en esta línea las “estructuras bordeline”, entendidas
como estados fronterizos entre la neurosis y la psicosis. Otro de los intentos de
clasificación que pretenden conceptualizar las presentaciones clínicas que
mencionamos son las personalidades narcisista, de Kemberg, incluida dentro del DSM
IV bajo la categoría de “trastorno de personalidad narcisista”. Maleval (2002) sostiene
que quienes defienden estas categorías critican la posibilidad de una estructura
psicótica permanente o la factibilidad de su distinción antes de la psicosis declarada.

Las propuestas de Lacan


En la enseñanza de Lacan, a través de la noción de la forclusión 1 del significante del
Nombre del Padre, es posible pensar las fronteras entre la neurosis y la psicosis. Esta
diferenciación estructural permite explicar la distinción entre una psicosis
desencadenada y aquella que no se ha desencadenado, esto es, un sujeto que salvo
algunos “fenómenos elementales2”nunca ha presentado una psicosis clínica.
Ya en el Seminario 3, Lacan utiliza La noción de pre-pisicosis, de Katan, para sugerir
que habría un estado anterior a la psicosis declarada, es decir, es el primer momento
del desencadenamiento de la psicosis (Mazzuca, 2001:181). Si bien, no es el planteo de
la psicosis sin desencadenar, es un antecedente del mismo.
En el texto “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis” (1958)
propone una hipótesis sobre el desencadenamiento de la psicosis, “Para que la psicosis
se desencadene, es necesario que el Nombre del Padre, verworfen, precluido, es decir
sin haber llegado nunca al lugar del Otro, sea llamado allí en oposición simbólica al
sujeto” (Lacan, 1958: 558). Posteriormente, a finales de su enseñanza, en su estudio
sobre Joyce, reconoce en éste una estructura psicótica sin desencadenar. Utiliza la
noción de suplencia, acompañada por el recurso topológico de los nudos, para pensar
por qué Joyce no presentaba una psicosis clínica. Centrando su atención sobre su
escritura, deduce que se trataría de una psicosis sin desencadenar. Lacan considera
que la consistencia real y simbólica se encontraban anudadas, mientras que el
imaginario quedaba desanudado. Según Lacan, el ego de Joyce vendría a remediar el
lapsus del nudo enganchando lo imaginario a lo real y lo simbólico.

Algunas discusiones actuales

1
Lacan identifica la forclusión (rechazo) del significante del Nombre del Padre como la operación propia
de la psicosis. Sostiene (1955-56) que aquello que es forcluido en lo simbólico retorna en lo real. Una de
las formas de este retorno es a través de los fenómenos elementales. Este mecanismo traduce la franja
entre la neurosis y la psicosis, es decir, su imposibilidad de reversibilidad.
2
Lacan utilizó esta noción en diferentes momentos de su enseñanza (1931,1932, 1954, 1955, 1956) Se
encuentra en su enseñanza la insistencia de localizar estos fenómenos para definir el diagnóstico de
psicosis, pues para Lacan la presencia de ellos es consecuencia de la forclusión del significante del
Nombre del Padre.
De acuerdo a esta conceptualización de Lacan, la orientación lacaniana se ha ocupado
en los últimos años de despejar las formas de las psicosis no desencadenadas. Las
discusiones más recientes sobre el tema, en el campo del psicoanálisis, se centran en
la categoría de la psicosis ordinaria “sinthomathizadas” o “suplementada” (Miller, y
otros 2003).” Con el término “psicosis ordinaria” se hace referencia a aquellas psicosis
donde no es evidente la correspondencia de los fenómenos clínicos con el diagnóstico.
De esta manera, se pretende oponerlas a las psicosis “extraordinarias” que son
aquellas que manifiestan los fenómenos psicóticos “a flor de piel. Su referencia abraca
las psicosis no desencadenadas como las ya comenzadas (Mazzuca, 2001: 182). Otra
de las nociones que se inscriben en esta línea son las de “enganches, desenganches y
renganches” de Castanet y De Georges. Dichos términos pretenden formular los modos
de anudamiento y desanudamiento de un elemento de la estructura del sujeto 3.
También estos autores acuñan el concepto de “neodesencadenamiento” para referirse
al desabrochamiento de aquello que constituía un punto de basta en el sujeto;
extendiendo la conceptualización de Lacan sobre el modo de desencadenamiento de la
psicosis. Por su lado, Laurent (2007) sostienen que la psicosis ordinaria no es una
categoría diagnostica pero si un programa de investigación que modifica el abordaje de
la cura (Laurent, 2007), la cual pasaría de considerar solo el S1- el fenómeno
elemental- al par S1-a. Según Álvarez (2006) quienes suscriben al concepto, el uso de
esta noción tiende a producir generalización del diagnostico de psicosis, lo que trae
graves prejuicios a pacientes neuróticos, afectando además, la concepción tradicional
de neurosis.
Aunque la categoría de psicosis ordinaria es de gran importancia para la clínica
psicoanalítica, ya que posibilita extender las conceptualizaciones a presentaciones de la
psicosis que no coinciden con las nosografías hasta ahora conocidas, creemos que la
misma tiende no solo a generalizar el diagnostico de psicosis cuando el mismo presenta

3
Este concepto puede compararse con la noción del fenómeno elemental, aunque no lo so sustituye,
sino que amplia el alcance del mismo. Contrariamente al fenómeno elemental nacido de la clínica
psiquiátrica, estos términos nacen del discurso psicoanalítico, ampliando la acepción del concepto de
fenómeno elemental (Maleval, 2005, inédito).
dificultades, sino también a superponerse con la noción de psicosis no desencadenada,
de manera tal que el limite de su extensión queda indefinido.

Índices de la forclusión del Nombre del Padre


Poder captar los “índices” de la forclusión del significante del Nombre del Padre, es
fundamental para precisar el diagnostico diferencial. En este sentido, las ultimas
conceptualizaciones de Lacan, son cruciales para comprender ante que estructura
estamos, ya que destacan la dimensión mas particular de los modos de gozar,
aprehendiendo lo mínimo y singular de cada sujeto.
Si bien, la psicosis se puede presentar con todos los fenómenos a flor de piel, otras
veces, se manifiesta con fenómenos sutiles que van desde modos de compensación
singulares hasta una identificación cualquiera. Con relación a ello Alvarez (2008)
plantea que es posible determinar algunas coordenadas para evaluar la posibilidad de
una psicosis no desencadenada, entre las que se destacan: el uso del cuerpo, el uso
del lenguaje, la clínica del acto, el goce y la identificación. Con respecto a la primera
podemos hacer referencia a Joyce, esto se debe a que uno de los indicadores
diagnósticos sobre Joyce es la relación con su cuerpo. Lacan cuestiona la posibilidad
de que Joyce tenga un cuerpo, ya que la consistencia imaginaria queda suelta, es
decir, lo simbólico y lo real por un lado y lo imaginario por otro.
Con respecto al uso del lenguaje, también Joyces es el paradigma; es factible
encontrar en la escritura de Joyce una ruptura del sentido, indicando el error del nudo,
donde lo imaginario queda desanudado de lo simbólico y lo real. Hay muchos sujetos
psicóticos que no presentan trastornos del lenguaje incluidos en las nosografías
conocidas, sin embargo, su uso es más real y sin introducciones metafóricas. En tercer
lugar, una clínica del acto también ayuda a determinar las coordenadas del diagnóstico.
Muchos sujetos psicóticos hacen del pasaje al acto, en tanto ruptura con el Otro,
intentos de estabilización, podemos ubicar aquí el pasaje al acto de Vincent Van Gogh,
la mutilación real del pintor, o el pasaje al acto de Aimée. En cuarto lugar, una clínica
del goce. Mientras que en la neurosis el goce se encuentra regulado y localizado, en la
psicosis aparece la desregulación del goce. En ciertas psicosis la toxicomanía, en
tanto exceso de goce, funciona simultáneamente como un elemento estabilizador o
compensatorio del error del nudo. El trabajo ilimitado de Van Gogh daba cuenta de este
goce ilimitado. En sus cartas a Theo escribe: No puedo dejar de pintar, debo decirlo;
imposible detenerme un instante o concederme un poco de descaso” (carta, 225: 83),
“Desde hace dos semanas no hago por así decirlo más que pintar de la mañana a la
noche; si siguiera a ese ritmo, esto terminaría por costarme muy caro, mientras no
venda nada” (carta, 227: 94).
De igual modo, el goce ilimitado puede funcionar como desencadenante de la psicosis.
En su primer encuentro sexual con una prostituta, Juan, desarrolla un sentimiento de
perplejidad, que desemboca en una serie de fenómenos corporales, tales como sentir
que su cabeza se emblandecía. En quinto lugar, una clínica de la identificación y del
lazo social. Precisar la modalidad identificatoria es fundamental, ya que muchos sujetos
psicóticos mediante una identificación cualquiera lograr compensar la psicosis. Con
respecto a la identificación como modo de compensación, Lacan (1955-6) señala que la
alineación especular en la psicosis le sirve como punto de enganche para
aprehenderse en el plano imaginario, compensa la carencia simbólica por una “serie de
identificaciones puramente conformistas a personajes que le darán la impresión de qué
hay que hacer para ser hombre” (Lacan, 1956-7: 292). Deutshc captó este mecanismo
en lo que llamó la “personalidad como si”. Es el caso de un sujeto que manifiesta que
durante un largo tiempo quería ser como un amigo, copiándole los movimientos y el
comportamiento, ya que encontraba en él alguien que sabía relacionarse con los otros.
De igual modo, la los lazos sociales en discursos establecidos pueden funcionar como
suplencias. En este sentido, es de gran importancia escuchar el tipo de lazo que
establece el sujeto psicótico.
Conclusión
Para concluir estableceremos algunas de las consecuencias clínicas y teóricas que
se pueden extraer de nuestro recorrido. En primer lugar, es de destacar que las
psicosis no desencadenadas no presentan una psicosis clínica, es decir, son sujetos
que ni deliran, ni alucinan, ni presentan trastornos del lenguaje, sin embargo,
manifiestan fenómenos sutiles no regularizados por la función fálica. La dirección de la
cura con estos sujetos, no es la de propiciar la construcción de un delirio, sino por el
contrario, evitar su elaboración. (Laurent, 2007). Se trata de captar el síntoma que fija
el goce, no para descifrarlo, sino para que el sujeto se las arregle lo mejor posible con
él. (Maleval, 2002). Hacer del síntoma una suplencia, esto es, hacer del síntoma un
sinthoma, considerándolo como una manera no permanente de anudar los registros.
La ultima enseñanza de Lacan nos abre la posibilidad de capturar los fenómenos que
son producto del error del nudo, favoreciendo el establecimiento del diagnostico
diferencial.

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