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4 de Mayo de 2012
Relatoría:
La relatoría inicia con la reflexión acerca de la necesidad de replantear el
concepto de desarrollo ante la evidente crisis social y económica que viven hoy
las ciudades del mundo. Profundizando en ésta idea, el autor plantea como el
paradigma del desarrollo entendido desde el crecimiento económico y
sustentado en la política neoliberal, se ha gestionado mediante estrategias que
sobredimensionan el monetarismo, las recetas financieras, y las “preferencias”
del consumidor a partir de una racionalidad economicísta, la cual ha tenido
efectos adversos a los verdaderos objetivos que se debe perseguir. Las
consecuencias no pueden ser mas evidentes, deuda externa, desempleo y
subempleo, déficit de vivienda y pobreza, lo cual induce de forma directa sobre
la toma de decisiones individuales coartando el pensamiento y la creatividad
para proponer otra manera de entender y habitar el mundo como persona y
como sociedad.
Seguido de ello, se aborda el tema central de la lectura que plantea al
desarrollo a escala humana como una perspectiva alternativa para alcanzar
una “adecuada” satisfacción de las “necesidades humanas”, comprendidas en
el ser, el estar, el hacer y el tener. Una de las particularidades de éste nuevo
planteamiento es la reconceptualización de “las necesidades”, las cuales
además de ser entendidas como carencias, se exponen también como
potencialidades para el desarrollo de las personas.
Dicha adecuada satisfacción, se considera posible si se suma por un lado la
autodependencia y por otro la articulación orgánica (de los seres humanos),
dos procesos que involucran directamente a las personas y los cuales tienen
efectos en la escala global, regional y local, y se ven materializados de forma
armónica en las dimensiones dialécticas de: naturaleza y tecnología, lo
individual y lo social, la sociedad civil y el estado, la planificación y la
autonomía, desde allí es factible crear nuevas líneas de acción.
El desarrollo a escala humana, se sustenta sobre la “Teoría de las Necesidades
Humanas” la cual es una construcción transdisciplinar, donde el objeto de
medición se convierte en sujeto que se entiende dentro de un sistema de
relaciones complejas, simultáneas y complementarias. Así, los satisfactores a
dichas necesidades son elementos que se redefinen según la cultura y las
formas de producción y consumo, y por tanto pertenecen a tiempos, espacios y
sociedades específicas y cambiantes.
El enfoque de desarrollo que se espera obtener a partir de una escala humana,
debe propender por el fortalecimiento de los espacios locales, la micro-
organización, la contextualización en lo espacial y temporal es decir en el hoy, y
la revaloración de la multiplicidad de aspectos de la sociedad civil, para con ello
trascender a una nueva manera de desarrollo. Todo ello converge en una
filosofía de las necesidades humanas que mediante la comprensión de los
procesos dialécticos y sistémicos entre “necesidades”, “satisfactores” y “bienes
económicos” alcance de forma acertada el ser, estar, hacer y tener, a través de
nuevas interpretaciones y con ideas inesperadas para abordar los problemas.
Correlatoría:
Como complemento al discurso expuesto se hace énfasis en que en las
necesidades humanas se evidencia una “subjetividad universal”, lo cual hace
que dichas necesidades no cambien, sean finitas, pocas y clasificables
(existenciales y axiológicas), trasciendan culturas, tiempos y espacios, ya que
obedecen a lo básico para la realización del ser humano en su camino hacia la
construcción de una sociedad compleja, es decir desde la construcción del ser
y el estar que parten del individuo hasta el hacer y el tener que involucran en
ello, procesos colectivos y una organización social.
La relación entre necesidades y satisfactores se media a través de los
artefactos o “bienes”, todos ellos forman parte de interacciones dialécticas y
sistémicas, que abordan lo complementario, lo complejo y lo recíproco, por ello
son objetos inseparables. Sin embargo existen prioridades marcadas por la
urgencia del tipo de necesidad, bien y satisfactor. “Es preciso reconocer un umbral
presistema, por debajo del cual la urgencia por satisfacer una determinada necesidad llega a asumir
características de urgencia absoluta” pg. 79
Así mismo se menciona además, que el fortalecimiento de la micro
organización, depende del tipo de satisfactor de las necesidades, endógenos o
exógenos. Complementando, los primeros afianzan “el devenir de los procesos
liberadores que son producto de actos volitivos que se impulsan por la
comunidad desde abajo hacia arriba”, los segundos obedecen más a ser
“impuestos, inducidos, ritualizados o institucionalizado” por lo cual no
necesariamente aportan a lo esencial de la calidad de vida y el proyecto de
realización personal y de sociedad.
Por otro lado, se hace la reflexión del si se habló o no de la calidad de vida en
el discurso, y se hace evidencia que es el tema central de discusión y para lo
cual el autor propone todas las estrategias mencionadas, sin embargo la
connotación que tiene en sí el término de “calidad de vida” ha sido visto casi
siempre desde su medición a través de los indicadores de tipo cuantitativo,
Max-Neef replantea el concepto de forma más integral involucrando otras
dimensiones a las necesidades humanas y diferenciándolas de los
satisfactores y los bienes, mediante el paradigma de que “el fin del proceso no
es el desarrollo humano, sino que es el proceso en sí”.
Por último se destaca que el fortalecimiento de la autonomía también involucra
al estado y los mecanismos que éste pueda generar para facilitar dicho
proceso.
Debate:
Uno de los puntos centrales que plantea el autor, es el de la necesidad como
carencia y potencialidad, lo tradicional ha sido entenderlas como la falta de algo
o reducirlas a la pobreza en general, parte de ese discurso también lo sostiene
Amartya Sen en su disertación sobre la calidad de vida y la pobreza, y Pierre
Bourdieu en su discurso acerca del capital social. La diferenciación entre
necesidades, satisfactores y bienes es un aporte único que hace Max-Neef, a
la teoría del desarrollo y la calidad de vida.
En una mirada compleja no se puede ceñir el discurso a un único autor, es
necesario contrastarlo y complementarlo, cada perspectiva tiene verdades
parciales. Por ejemplo respecto a la calidad de vida es necesario conocer los
planteamientos desde el utilitarismo, donde el nivel de vida se define por la
riqueza que se posee, desde John Rawls se aborda desde la dimensión social
y las motivaciones colectivas, tomando de concepto central a la “justicia”, Max-
Neef, ahonda las necesidades y los satisfactores y así otras perspectivas que
aportan diverso tipo de conocimiento.
La calidad de vida se viene presentando a partir de una serie de estadísticas e
indicadores agregados pero desde la escala local cómo medir las diferencias
de percepción al respecto?, es necesario profundizar lo cotidiano, el mundo de
lo real, lo facto, y lo político. Existen casos aplicados 1? La inquietud surge de
1
De una revisión somera en la Web, se encontró lo siguiente: El enfoque de la Escuela de Desarrollo a Escala
Humana aplicado a la satisfacción de las necesidades de hábitat de los ciudadanos desfavorecidos de África
subsahariana. Eva Álvarez de Andrés y José Miguel Fernández Güell. http://www.n-
aerus.net/web/sat/workshops/2010/pdf/PAPER_alvarez_e.pdf
experiencias barriales donde al cuestionar a la población acerca de sus
necesidades aparecen diversidad de opiniones e intereses por lo cual no es tan
preciso identificar realmente que se necesita. Históricamente en la construcción
barrial se logra poco a poco ciertos satisfactores de tipo colectivo pero que no
alcanzan a dimensionar e impactar en la calidad de vida de todos (por ejemplo
las redes de acueducto o alcantarillado, etc.)
Frente a estas inquietudes se retoma lo expuesto por Max-Neef, referente a la
denominada “democracia social” o “democracia de la cotidianidad”, donde las
relaciones sociales cotidianas en lo local permite fortalecer la micro-
organización. “Nuestro énfasis en una «democracia social» o bien en una « democracia de la
cotidianeidad» no obedece a la despreocupación por la «democracia política», sino a la convicción de
que sólo rescatando la dimensión «molecular» de lo social (microorganizaciones, espacios locales,
relaciones a Escala Humana) tiene sentido pensar las vías posibles de un orden político sustentado en
una cultura democrática.” Pg.33
Muchos de estos efectos sobre las personas son causa de los estereotipos que
la sociedad impone como satisfactores a las necesidades, “ser” como algunos
personajes de moda o “tener” objetos que dan prestigio como celulares de
última tecnología por poner algunos ejemplos.
La propuesta de Max-Neef y los otros autores coincide en crear estrategias
asociadas al poder de lo local, de la organización social y la mirada particular
del sujeto inmerso en un contexto globalizado, sin embargo lo más importante
de la reflexión que “es posible otra” mirada del desarrollo.