0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
19 vistas1 página
La gracia que nos ha sido dada es el favor inmerecido de Dios que nos ofrece la salvación, redención y perdón a través de Jesucristo. Esta gracia incluye la justificación de nuestro ser entero y nos capacita para seguir a Cristo a pesar de nuestra condición pecaminosa. Recibimos la gracia acercándonos con humildad al trono de la gracia y permitiendo que la gracia de otros abunden en nosotros. Debemos fortalecernos en la gracia de Dios y permitir que guíe nuestras
La gracia que nos ha sido dada es el favor inmerecido de Dios que nos ofrece la salvación, redención y perdón a través de Jesucristo. Esta gracia incluye la justificación de nuestro ser entero y nos capacita para seguir a Cristo a pesar de nuestra condición pecaminosa. Recibimos la gracia acercándonos con humildad al trono de la gracia y permitiendo que la gracia de otros abunden en nosotros. Debemos fortalecernos en la gracia de Dios y permitir que guíe nuestras
La gracia que nos ha sido dada es el favor inmerecido de Dios que nos ofrece la salvación, redención y perdón a través de Jesucristo. Esta gracia incluye la justificación de nuestro ser entero y nos capacita para seguir a Cristo a pesar de nuestra condición pecaminosa. Recibimos la gracia acercándonos con humildad al trono de la gracia y permitiendo que la gracia de otros abunden en nosotros. Debemos fortalecernos en la gracia de Dios y permitir que guíe nuestras
¿Qué es? Favor inmerecido de Dios, capacitación divina. Es algo que puedo hacer, pero que es natural para mi hacerlo, algo que no me es difícil, sino normal practicarlo.
¿Cuál es la gracia que nos ha sido dada?
La gracia que nos fue dada por medio de Jesucristo es la salvación, redención, perdón, justificación de todo nuestro ser tripartito (1 Ts. 5:23). Que siendo nosotros pecadores, se nos extendió el favor de Dios para que pudiéramos ser justificados inmediatamente al creer en Jesucristo (Ro. 5:8), confesarlo como nuestro salvador y seguirle (Ro. 10:10). Este fue un don que no es de nosotros, sino que es de Dios, una gracia que se nos otorgó porque Cristo decidió entregar Su vida en expiación por nuestros pecados (Ef. 2:8-9), no importándole la condición tan desastrosa, depravada o perversa que pudiéramos tener (Ef. 2:1-3). A través de Su sacrificio, muriendo en una cruz, está gracia se hizo extensiva, en donde el requisito es reconocer nuestra condición de pecadores y creer que Él es el medio para ser justificado (Ro. 10:10, Jn. 3:16), y al creer y tener esa fe en Él confesarle como nuestro salvador y redentor. 2 Co. 8:9-La gracia del Señor Jesucristo-Hacerse pobre por amor para enriquecernos (siendo rico). Dejar de ser Dios para humillarse. Morir para salvarnos. Hechos 4:33-Gracia de los apóstoles para hablar (testimonio de la resurrección). Efesios 3:8-12-La gracia del apóstol Pablo-anunciar a los gentiles el evangelio. 2 Co. 8:1-2-La gracia de Dios a las iglesias de Macedonia-Generosidad y gozo abundante (pobreza y tribulación).
¿Cómo recibo la gracia de Jesús y de los demás?
-Somos llamados a abundar en la gracia de otros (2 Co. 8:7). -Dios da mayor gracia. Dios da gracia a los humildes (Stg. 4:6) -Hay un trono de la gracia, de donde emana todas las gracias que necesitamos (He. 4:16), requisito es acercarse con confianza y con humildad.
¿Cómo se cual es la gracia que me ha sido dada?
-La gracia nos fue dada conforme a la medida del don de Cristo (Ef. 4:7-8) -La manifestación de la gracia de Dios se ha dado, trayendo salvación a todos los hombres. (Ti. 2:11). -Pedían con ruegos poder servirles con esta gracia a los santos. -Las personas lo notan.
¿Qué hacer con la gracia que me ha sido dada?
-Hay que fortalecernos en la gracia (2 Ti. 2:1) -La gracia de Dios nos sostiene en las pruebas (Heb. 2:9) -La gracia del Señor Jesucristo debe ser en nuestro espíritu. (Fi. 1:25) -Actuar como si nos faltara algo por conseguir es anular la gracia de Cristo. (Gal. 2:21, 5:4) -Las buenas obras que hacemos no consiguen la gracia de Dios, sino que manifiestan la gracia de Dios. (Gal. 5:6, 6:11-15). No es por nuestra propia actuación que conseguimos la salvación de Dios. -El evangelio de la gracia de Dios (Hch. 20:24). -En cuanto sobre abundo el pecado, sobre abundó la gracia (Ro. 5:20)