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realidad administrativa II
El pensamiento de
Chester Barnard y Herbert Simon
Autores
David Arellano Gault
Óscar Arias Londoño
José Luis Arias Negrete
E. Fernanda Barreto Pérez
Jorge Cardiel Hurtado
Luis Antonio Cruz Soto
David Galicia Osuna
Paola García Escorza
Erik Geovany González Cruz
Claudia Liliana Padrón Martínez
Dr. Enrique Luis Graue Wiechers Mtro. Tomás Humberto Rubio Pérez
Rector Director
ISBNe: 978-607-30-0227-1
“Reservados todos los derechos bajo las normas internacionales. Al pagar por este libro,
se le otorga el acceso no exclusivo y no transferible para leer el texto de esta edición
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el futuro sin la autorización escrita del autor, casa editorial y/o titular de los derechos
patrimoniales.”
Hecho en México
Agradecemos el generoso apoyo institucional que nos brindó
la Facultad de Contaduría y Administración de la
Universidad Nacional Autónoma de México
para la realización de este libro
Pero mucho más excelente es ocuparse con seriedad de estas cosas,
cuando alguien, haciendo uso de la dialéctica,
y buscando un alma adecuada,
planta y siembra palabras con fundamento,
capaces de ayudarse a sí mismas y a quienes las planta,
y que no son estériles,
sino portadoras de simientes de las que surgen otras palabras
que son canales por donde se transmite, en todo tiempo, esa semilla inmortal,
que da felicidad al que la posee
en el grado más alto posible para el hombre.
PLATÓN, FEDRO
Índice
Presentación ............................................................................................ 7
Director de la Facultad de Contaduría y Administración
Universidad Nacional Autónoma de México
Prólogo .................................................................................................... 9
Luis Antonio Cruz Soto
CAPÍTULO I
Del gobierno de las cosas al gobierno de la mente (inconsciente).
El debate sobre la utilidad y los peligros de los nudges y
otros instrumentos conductuales ............................................................ 13
David Arellano Gault
E. Fernanda Barreto Pérez
CAPÍTULO II
La división del trabajo en la administración y el significado
de la cooperación en Chester Barnard y Herbert Simon ....................... 47
Luis Antonio Cruz Soto
CAPÍTULO III
La noción de moral en administración. Un estudio a partir
de Chester Barnard.................................................................................. 66
Óscar Arias Londoño
5
CAPÍTULO IV
La propuesta ética en la teoría de la administración
de Mary Parker Follett, Chester Barnard y Herbert Simon................... 85
Claudia Liliana Padrón Martínez
CAPÍTULO V
Análisis del comportamiento administrativo desde el
proceso decisorio y el estudio de las organizaciones .............................. 102
Paola García Escorza
Erik Geovany González Cruz
CAPÍTULO VI
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones ...... 127
Jorge Cardiel Hurtado
CAPÍTULO VII
La concepción de la función del dirigente en la organización
en Chester Barnard .................................................................................. 140
José Luis Arias Negrete
CAPÍTULO VIII
Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard.
Algunas de sus limitaciones conceptuales .............................................. 160
David Galicia Osuna
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Presentación
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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Prólogo
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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Prólogo
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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Capítulo I
Del gobierno de las cosas al gobierno
de la mente (inconsciente)
El debate sobre la utilidad y los peligros
de los nudges y otros instrumentos
conductuales
David Arellano Gault*
E. Fernanda Barreto Pérez**
Resumen
*
Investigador de la División de Administración Pública del CIDE; líneas de investigación:
Cambio y reforma en organizaciones gubernamentales, Corrupción como fenómeno orga-
nizacional; correo electrónico: david.arellano@cide.edu
**
Asistente de investigación del Departamento de Gestión Pública de la Universidad de
Guanajuato; correo electrónico: efbarreto.03@gmail.com
Este capítulo es una versión actualizada del artículo “Gobierno conductual: nudges, cambio
de comportamiento inconsciente y opacidad”. Foro Internacional. V:LVI, Núm 4, octubre-
diciembre 2016.
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Introducción
La administración, tanto pública como privada, frecuentemente persigue lo
que se puede llamar modas. Son modas, pues, aparte de generalmente pre-
sentarse con nombres interesantes o llamativos (por ejemplo, “liderazgo es-
tratégico”) suelen ser ideas más bien normativas preocupadas por cierto
“deber ser” (Pollit, 1995; Hatry, 2002, pp. 352-358; Jackson, 2001; Lynn,
2006). Se les pueden llamar modas debido a que se posicionan por medio de
discursos y retóricas como soluciones relativamente integrales a grandes
problemas de la gestión o de las políticas públicas (Brunsson, 2006; Brunsson
y Olsen, 1993). En este sentido, en los últimos años han surgido diversas de
estas modas conocidas por ciertas etiquetas que las identifican como un
todo congruente, si bien muchos dudan que en realidad sean un conjunto
integrado de conocimientos y herramientas. En cuestiones de administración
gubernamental, entre las más famosas estarían —por ejemplo— la nueva
gestión pública (Barzelay, 1992), la evaluación del desempeño y por resultados
(Smith, 1996), las políticas públicas por evidencias (Cartwrite y Hardie,
2012), redes de políticas públicas (Compston, 2009), la gobernanza demo-
crática, por proximidad o pluricentrista (Aguilar, 2006), entre otras.
En esta lógica se puede decir que una nueva moda se está posicionando
en el ambiente de la gestión y las políticas públicas. Sus bases, campeones,
apologistas y experimentadores se encuentran listos en diversas arenas
académicas, gubernamentales y de organismos internacionales para tomar
la delantera. Esta nueva moda, que llamaremos gobierno conductual, es una
extraña combinación de neurociencias, psicología evolutiva y economía de
la conducta.
En este capítulo se presenta, primero, una revisión de los supuestos bá-
sicos y los argumentos centrales de esta corriente del gobierno conductual.
Después se discute una de las críticas centrales que se están realizando a esta
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1
Los experimentos de George Gilles de la Tourette fueron famosos justamente por
demostrar que los pacientes no podían evitar movimientos involuntarios constantes. El
descubrimiento del llamado “Síndrome de Tourette” fue un parteaguas en el debate del
libre albedrío, y de lo que concebimos como libertad al tomar una decisión aparentemente
deliberada (véase Eagleman, 2011).
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Del gobierno de las cosas al gobierno de la mente (inconsciente)
de la misma moneda. Las emociones pueden ser vistas como procesos neu-
ronales de un órgano evolucionado como el cerebro. La razón, el conscien-
te, es un elemento cerebral fundamental, pero no parece que sea el resultado
particularmente central del proceso: el cerebro maneja procesos inconscien-
tes de alta velocidad (todos los procesos biológicos y fisiológicos que nos
mantienen vivos, por ejemplo), donde emociones y pulsiones son elementos
sustantivos y se intercalan con los procesos de cálculo y decisión de manera
sistemática. Procesos conscientes e inconscientes están relacionados: algu-
nos estudios han incluso propuesto aseveraciones atrevidas, como que es
posible que una decisión racional haya sido en realidad “decidida” antes por
procesos inconscientes.2
Las consecuencias de estos argumentos son enormes, si bien han sido
cuestionados y el debate aún está vivo (Tallis, 2011). No vamos a entrar en
este debate, importante e interesante, bien que sobrepasa el objetivo de este
artículo. La cuestión para nuestro argumento es que las neurociencias han
abierto una discusión que vincula profundamente a la sociedad y la biología:
no hay tabla rasa, el cerebro es un órgano biológico que ha evolucionado de
modo que es la razón de que decidamos y tengamos conciencia. Pero estas
características humanas, decisión y conciencia, son tanto productos bioló-
gicos como sociales. No siempre podemos escapar de nuestra biología. Al
final de cuentas nuestra biología, siendo animales que hemos logrado sobre-
vivir y perdurar desde la lógica de la evolución, ha construido una serie de
procesos de reacción que se juegan y se generan en la fisiología de cada una
de las personas, como especie (Montague, 2006). El filósofo Dennett lo in-
tenta explicar: no significa que estemos atrapados en los instintos y que la
sociedad no importe; todo lo contrario: podemos moldear los instintos y
podemos escapar de sus peores consecuencias, pero no negando que las
fuerzas biológicas que nos afectan —desde nuestro más íntimo accionar—
sean elementos clave de las acciones humanas y de nuestra sociedad (Den-
nett, 2013). En pocas palabras, cuando decidimos se genera un producto
neurológico, biológico, consciente, inconsciente, social y cultural (Bor,
2012). Todo al mismo tiempo, en una profunda interrelación.
Sin embargo, las consecuencias de esta interrelación no son inocuas. Si
parte de que lo que llamamos razón es un producto también de emociones
y de lógicas inconscientes, entonces, en efecto, no tenemos control (completo)
ni manera racional (pura) de dirigir, diseñar y recomponer lo que hacemos,
2
El estudio de Libet ha sido criticado y cuestionado desde sus bases a lo largo de los años,
véase Libet, 1985, pp. 529-566; Vul et al., 2009, pp. 274-290; Fiedler, 2011, pp. 163-171.
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Por paradójico que esto suene (véase Smith, 2004).
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combinaciones de las figuras que arroja para obtener una recompensa (Lehrer,
2009, pp. 65-67).
Desde la economía comportamental también se han estudiado ciertos
sesgos y atajos de la mente. El sesgo de descontar el futuro requiere de un
sistema de recompensas que el cerebro usa cuando se enfrenta a situaciones
gratificantes; sin embargo, esto conduce a menoscabar la recompensa a largo
plazo. Estas respuestas cerebrales están asociadas a ciertos comportamien-
tos impulsivos, a evitar que la gente ahorre con más atingencia para su vejez,
e inclusive se ha estudiado en personas que terminan cayendo en adicciones
(Eagleman, 2011). Otros ejemplos clásicos tienen que ver con la forma en
que los seres humanos están sesgados para evadir el riesgo, crear velozmen-
te en la mente patrones ante eventos diversos, calcular en pocos segundos
afinidades y fobias en sus relaciones con otros, adaptar sus preferencias a
las circunstancias, entre otros. La cuestión clave es que esas mismas estrate-
gias pueden ser un obstáculo para tomar decisiones racionales: buscando,
por ejemplo, decidir una cantidad de ahorro mensual, una persona puede
ser demasiado optimista respecto de supuestas bajas probabilidades de tener
cáncer en el futuro. El optimismo necesario para tener voluntad para se-
guir viviendo puede ser contraproducente para establecer una visión más
realista de la necesidad de un ahorro mayor cada mes. Prejuiciar a las perso-
nas es una manera rápida de entablar (o no) vínculos sociales por medio de
la empatía; pero ese mismo mecanismo puede también animar sentimientos
y lógicas sociales como el racismo u otros mecanismos de pertenencia al
grupo que eviten la cooperación a mayor escala. Adaptar las preferencias a
las circunstancias puede ser elemental para mantener cierta felicidad y cor-
dura en un mundo incierto (no se puede obtener todo lo que uno quiere); sin
embargo, se puede caer en el fomento de cálculos equivocados con conse-
cuencias negativas. Éste es el caso del proceso mental mejor conocido como
razonamiento iluso o wishful thinking; por ejemplo: fumar causa cáncer, pero
como asumo que soy especial es probable que a mí no me dé esa enfermedad.
Estos errores o límites de la racionalidad (Elster, 1989) están, por tanto, ínti-
mamente incrustados en nuestras construcciones sociales a partir de eventos
evolutivos de largo plazo.
En un extremo de esta perspectiva, se podría ubicar la situación conoci-
da como “neuroeconomía”, donde se está estudiando cómo la empatía y
ciertos comportamientos prosociales pueden ser decisiones que se tomen
con ayuda de procesos biológico-neuronales, como la liberación de oxitoci-
na, un neurotransmisor relacionado con el placer o la empatía. La oxitocina,
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Reputación por cualidades físicas o morales subjetivamente atribuidas a las personas, véase
Whitfield, 2012.
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Cuadro 1 . Contraste entre las corrientes conductuales
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mica, por lo tanto se requiere de consiente de mejorar sus compor- decisiones. difican la visión del sujeto. Existe
un experto le apoye en el proceso tamientos. una relación entre poder y conoci-
de toma de decisión. miento.
¿Qué amplitud del cam- Amplia pero ambigua. No se Amplia. Atiende problemas colec- Limitada. Se han realizado Las políticas conductuales tienen
po de aplicación tiene? distinguen entre aquellos nudges tivos en espacios de participación experimentos con grupos una lógica neuroliberal. No existe
que buscan dirigir un compor- ciudadana. focales de prestadores de un empoderamiento real del ciu-
tamiento con un fin individual a servicios. dadano.
aquellos que buscan un fin co-
lectivo2.
Algunos autores repre- Richard Thaler y Cass Sunstain, John Peter, Graham Smith y Jonathan Rowson, Trans- Rhys Jones, Jessica Pykett y Mark
sentativos Nudge, 2009. Gerry Stoker, “Nudge nudge, forming behavior change: Whitehead, Changing Behaviours.
Del gobierno de las cosas al gobierno de la mente (inconsciente)
think think: two strategies for beyond nudge and neuroma- On the Rise of the Psychological
changing civic behaviour ”, 2009. nia, 2011. State, 2013.
1
Jones, R., J. Pykett y M. Whitehead (2013).
2
Como distinguen Van der Heijden y Kosters, (2015).
Fuente: Elaboración propia
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
a. Nudge
El mayor cambio para el diseño de políticas es que los nudges apuestan a
modificar el contexto en el momento en que las personas toman las decisio-
nes más que su forma de pensar. Esta estrategia comportamental se sirve de
la denominada arquitectura de decisiones para que los individuos opten por
las alternativas que sean más favorables para su bienestar. Por lo tanto, los
arquitectos de decisiones son aquellos que tienen la responsabilidad de or-
ganizar el contexto en el que las personas eligen (Thaler y Sunstein, 2008, p.
3). Esta configuración del ambiente en el que las personas pueden decidir
de forma libre busca que la atención de los individuos se oriente hacia cier-
ta dirección y de esta manera lograr que tomen mejores decisiones que se
reflejen en su salud y bienestar en general. Aquellos que diseñan las políticas
deben tener presentes las limitaciones cognitivas de las personas, las heurís-
ticas y atajos en la mente de las personas para poder diseñar los nudges
adecuados.
Un nudge es cualquier estrategia usada por los arquitectos de decisiones
para modificar el comportamiento de las personas de manera predecible, no
agresiva, sin prohibir ninguna de las opciones ni cambiando de manera sig-
nificativa sus incentivos económicos (Ibíd., p.6). Para que un nudge pueda
serlo debe preservar la capacidad de elegir del individuo, por lo tanto, los
impuestos, subsidios o sanciones no pueden ser considerados nudges.
Esta estrategia, que se sostiene en buena parte de los argumentos de Amos
Tversky y Daniel Kanheman, reconoce dos sistemas en la mente humana: el
sistema reflexivo y el sistema automático. El primero es aquel que utilizamos
para llevar a cabo una tarea de manera consciente, que requiere de mayor
análisis y esfuerzo. El consciente es un recurso escaso que el cerebro “conec-
ta” sólo cuando es necesario, ante su lentitud y su parsimonia. En cambio, el
sistema automático es aquel que lleva a cabo tareas de manera inconsciente
como los sesgos y atajos descritos anteriormente; es sumamente veloz, efectivo,
aunque la persona difícilmente tiene control de este sistema al ser sustanti-
vamente inconsciente. En este nivel, además, se involucran elementos como
los reflejos y las emociones. Desde el control de las funciones vitales hasta
otros actos más sociales como intuir las intenciones de otras personas, for-
man parte de este sistema automático (Kahneman, 2012; Dolan et al., 2010).
Un arquitecto de decisión debe ser capaz de conocer cómo funcionan estos
dos sistemas para el diseño de los nudges, la forma tradicional de hacer polí-
ticas apostaba a cambiar el comportamiento de las personas desde el sistema
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b. Think
Think es una estrategia promovida por un grupo de politólogos de las uni-
versidades de Manchester y Southampton, quienes desarrollaron una alter-
nativa a los nudges basándose en la democracia deliberativa, en la que los
ciudadanos toman decisiones informadas partiendo del diálogo público
(Jones, Pykett y Whitehead, 2013, p. 163).
Mientras que los nudges apuestan por modificar el contexto de la toma
de decisiones en el momento, think busca que las instancias públicas sean
capaces de crear un marco institucional lo suficientemente fuerte para que
los individuos puedan superar su racionalidad limitada, y así se llegue a so-
luciones colectivas. Las instituciones son las que, por medio de foros públi-
cos, logran hacer que los ciudadanos interioricen comportamientos cívicos
gracias al diálogo libre y público con otras personas. Los defensores de think
intentan construir un comportamiento cívico con el que las personas logren ser
capaces de tomar mejores decisiones, y con ello aumentar la participación
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c. Steer
¿La dirección del comportamiento que busca steer refuta la dicotomía en-
tre el sistema reflexivo y el automático defendido por las estrategias estilo
nudge. Este modelo holístico considera que los procesos reflexivos y au-
tomáticos influyen y se refuerzan uno al otro; por lo tanto, no es posible
concebirlos de manera separada (Rowson, 2011). Uno de los principales argu-
mentos de steer es que existe una gran diferencia entre los problemas técni-
cos y los retos de adaptación. Los problemas técnicos son fáciles de identificar
y tienen una solución rápida que un experto desarrolla. Los retos de adap-
tación, en cambio, deben ser resueltos por aquellos que tienen el problema,
y requieren de soluciones analíticas seguidas de un cambio en la actitud más
que en el comportamiento de los individuos. Por ejemplo, una pastilla para
adelgazar es una intervención técnica, mientras que cambiar de hábitos ali-
menticios y hacer ejercicio es un reto de adaptación (Rowson, 2011, p.17).
Los seguidores de esta estrategia, la mayoría miembros de la Real Sociedad
para el fomento de las Artes, Manufactura y Comercio (RSA) en Inglaterra,
consideran que gran parte de los problemas que enfrenta la sociedad en el
siglo XXI —como el cambio climático, inestabilidad financiera o los cambios
demográficos— tienen una naturaleza adaptable; es decir, se requiere que
los individuos cambien ciertas actitudes y valores para solucionarlos (Rowson,
2011). Desde esta óptica, se busca crear autoconciencia en el ciudadano y
sus acciones, utilizando el término reflexividad para referirse al proceso cog-
nitivo de tener conciencia del mundo en el que se vive para poder cambiar una
situación a favor de sí mismo.
A diferencia de think y nudge, steer busca una mayor introspección y
utiliza explicaciones biológicas de las neurociencias para comprender los
límites de la acción humana. Desde la lógica de steer, la racionalidad es limi-
tada, y se deben crear estrategias para racionalizar el comportamiento del
ser humano y así lograr el dominio sobre sí mismo. Para steer no existe un
experto ni arquitecto de decisiones; más bien la idea es que con la ayuda de
un facilitador de conocimiento es el ciudadano neurológicamente reflexivo5
quien se convierte en el experto de su propio cerebro y su comportamiento.
5
El término se refiere al proceso en el que se dota al ciudadano con información completa
acerca de los procesos neurológicos y psicológicos, para que de esta manera tomen mejores
decisiones y tengan mayor control sobre sí mismos, lo que lleve a comportamientos más
racionales véase Jones, Pykett y Whitehead, 2013, pp. 179-180.
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Del gobierno de las cosas al gobierno de la mente (inconsciente)
d. Punch!
Para esta corriente es importante contrastar las escuelas que construyeron la
agenda conductual en estos últimos años, pues han transformado el objeto,
sujeto y espacios de estudio del gobierno (Jones, Pykett y Whitehead, 2013).
Punch! analiza, desde los argumentos de Michel Foucault, la forma en que
las estrategias conductuales abordan el poder, el conocimiento y el sujeto
de estudio más que proponer diseños de política. Utilizan tres acercamien-
tos a su discusión: la identificación de las relaciones de poder en la agenda
política, inherentes a un cambio de comportamiento; la forma en la que se
entiende el sujeto a partir de una reconfiguración de los conceptos de na-
turaleza humana y ciudadano ideal; y las formas neuroliberales de gobierno
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Cuadro 2. Diferencias institucionales de las agencias encargadas de las intervenciones conductuales por país
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Alemania Equipo en la Unidad de Modelo de dirección central dentro de la oficina de la Can- 2015
Planificación de Políticas cillería Federal.
Francia Centro de Análisis Estratégico, El modelo actual es de dirección central dentro de la Oficina 2010
posteriormente las políticas del Primer Ministro.
conductuales se integraron a la
Secretaría General de
Modernización Gubernamental
Dinamarca iNudgeYou, posteriormente Modelo difuso, actualmente es una unidad interguberna- iNudgeYou comenzó en
MindLab mental que integra a los Ministerios de Industria, Negocios 2013; MindLab comenzó
y Asuntos Financieros; Educación; y Empleo, así como a la en 2010 pero no se señala
Municipalidad de Odense. cuándo integró Interven-
Del gobierno de las cosas al gobierno de la mente (inconsciente)
ciones Conductuales.
Canadá Unidad de Intervenciones Modelo difuso y modelo de proyectos en la provincia de 2015
Conductuales Ontario.
Singapur División de Servicios Públicos Modelo difuso y modelo de proyectos, opera a través de 2016
proyectos específicos de la mano de BIT del Reino Unido.
Fuente: elaborada con información de OCDE (2017); Sousa et al. (2016), Whitehead et al. (2014), Lunn (2014) y BIT (2017).
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Si bien, las intervenciones que han estado en el debate público han sido
los nudges, lo cierto es que las políticas conductuales han englobado interven-
ciones que incorporan, de una u otra manera, características de los distintos
enfoques que revisamos anteriormente con intervenciones tradicionales6.
En parte, el alcance de nudge se debió al gran apoyo político que tuvo en
Reino Unido la Oficina de Intervenciones Conductuales (Behavioural In-
sights Team, BIT), o Nudge Unit como fue popularmente llamada. Durante el
gobierno de David Cameron, esta oficina tuvo más recursos y cobertura que
ninguna otra oficina de este tipo en Europa y América del Norte (Sousa et
al., 2016). Fue la primera institución gubernamental dedicada exclusiva-
mente a la aplicación de las ciencias del comportamiento en el diseño de
políticas, aunque al día de hoy trabaja independiente del gabinete para tener
mayor alcance también en el sector privado (BIT, 2014; Sousa et al., 2016).
La Nudge Unit popularizó la metodología de “Learn, test, adapt”, que
consta de cuatro ejes para diseñar una política conductual: 1) definir un re-
sultado, 2) entender el contexto, 3) construir la intervención y 4) probar,
aprender, adaptar (BIT, 2014). A partir de este marco, el gobierno tiene que
definir cuál es el comportamiento que quiere influir; entender el contexto
desde la perspectiva de las personas; y propiciar la construcción de una in-
tervención medible usando Ensayos Aleatorios Controlados (Randomised
Controlled Trials [RCTs]).
Tomado de la investigación médica, los RCTs ayudan en el proceso de
evaluación al mismo tiempo que dan suficientes resultados para el rediseño
de las intervenciones. Su principal objetivo es apreciar la efectividad, con-
trastando dos o más intervenciones y logrando un resultado medible (Haynes
et al., 2012). Este método ha sido valorado además por sus asignaciones alea-
torias en los experimentos y los grupos de control, que suponen una reduc-
ción en los sesgos que las pruebas pudieran tener al mantener otras variables
controladas (OCDE, 2017, p. 41).
6
A partir del auge de las neurociencias, han surgido en los últimos años diferentes combi-
naciones (aunque no de forma explícita) de las estrategias mencionadas en la tercer sección, y
que varían de acuerdo con su grado de coerción y transparencia (Lodge y Wegrich, 2016),
algunos ejemplos son: 1) boost (“impulso”, combinación entre think y steer), asume que el
individuo es capaz de mejorar su capacidad de toma de decisión a partir del conocimiento
de nuevas herramientas y habilidades (Grüne-Yanoff y Hertwig, 2016). 2) shoves (“empu-
jón”), que son intervenciones más coercitivas que los simples “empujoncitos” de nudge, por
ejemplo, la prohibición de fumar en lugares cerrados (Oliver, 2015). 3) budge (“mover”),
emplea ideas conductuales sobre intervenciones regulatorias, por ejemplo, impedir que las
empresas de confitería paguen a los supermercados para que se exhiban sus productos en
los lugares más accesibles (Oliver, 2013).
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en las oficinas de los en-cargados de los nudges? ¿Es una suerte de visión de
grupo cerrado, de expertos e iniciados en teorías neuroeconómicas pensan-
do nuevos experimentos comportamentales para medir e identificar mejor
cómo los desvalidos seres humanos comunes se equivocan inevitablemente?
Puede ser ésta una caricatura injusta, pero los estudios de cómo los grupos
de expertos toman decisiones y organizan dinámicas cerradas y cada vez
más aisladas de otras personas (que piensan distinto, por ejemplo) son muy
claros al respecto de su alta propensión a ocasionar terribles consecuencias7.
La socialidad y la política concreta de cómo los nudges se piensan y aplican
en situaciones y contextos concretos no pueden escapar al análisis, si se desea
evitar el encumbramiento tecnocrático de diseñadores aislados de nudges
como instrumento de gestión pública.
Con todo, más allá de la socialidad y la dinámica política de las oficinas
gubernamentales que piensan e implementan nudges, está la idea del mode-
lo de sociedad que una política de este tipo imagina y, por tanto, reproduce
(probablemente la más fuerte preocupación de punch!). Una sociedad de
individuos, en el fondo, incapaces de controlar su propia racionalidad y
que, en consecuencia, deben explorar su propia lógica, internamente, con
muchos límites insalvables. No incorporar elementos críticos que han funcio-
nado generalmente para lidiar con dichas limitaciones, como la internalización
de normas o las construcciones de identidad compartida (Mols et al., 2014)
puede producir, sin duda, efectos no buscados (como expusimos con el caso
del examen pro-optimismo, vid. supra), y constructos políticos éticamente
dudosos —ante la opacidad y secretismo que podrían requerir para su utili-
zación efectiva. La moda ha llegado, pero el debate apenas comienza. Este
trabajo es una invitación para plantear más preguntas y abrir la discusión
crítica evitando lo que ha pasado con diversas corrientes de la administración y
las políticas públicas: se ven primero y optimistamente sus ventajas, pero
poco sus desventajas.
7
Por ejemplo, el famoso groupthink estudiado por Janis (1972).
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Referencias
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46
Capítulo II
La división del trabajo
en la administración y el significado
de la cooperación en Chester Barnard
y Herbert Simon
Luis Antonio Cruz Soto*
*
Investigador de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional
Autónoma de México; líneas de investigación: Revisión crítica del pensamiento administrativo;
Autoridad, legitimidad y administración; Liderazgo en las organizaciones y La administración
en los clásicos griegos; correo electrónico: lcruz13@icloud.com
47
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Resumen
Introducción
La administración como disciplina se ha concebido, en mayor medida, como
una técnica de las organizaciones que se originó, fundamentalmente, a partir
de la Revolución Industrial. Taylor y Fayol, a quienes se consideran como
los precursores de la administración, se preocuparon, principalmente, por la
indagación de la práctica administrativa, tendiente al mejoramiento de sus
técnicas para aspirar a una mayor eficiencia en las organizaciones. Como ya
48
La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
1
Se entenderá principio como fundamento. Principio alude a una condicionante inicial y
sustancial que supone una explicación o acción subsecuente, de modo que principio es el
sustento a partir del cual se realiza, indaga, explica y justifica un hecho o una cosa. A partir
de la identificación de un principio es posible la definición subsecuente de las cosas, lo que
da origen a la explicación y a la acción práctica porque ellos mismos han dado la pauta
suficiente para que se produzcan los fenómenos subsecuentes; por esta razón, un principio
define la existencia de las cosas, pues los hechos mismos que se definen como fundacionales
de las cosas así se presentan en la realidad sin mayor explicación.
49
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
2
Se entiende por organización, según la definición de Chester Barnard (1960, pp. 65 y 72),
como un espacio de cooperación, conscientemente coordinado, donde se producen relacio-
nes sociales para el logro de objetivos.
50
La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
Así, por ejemplo, según la escuela del proceso administrativo, corriente pionera
y aún vital, administrar es “planear, organizar, dirigir y controlar”, y aunque
por lo general quienes la definen de este modo no explicitan mediante el uso
del término trabajo que lo que se planea, organiza, dirige y controla es precisa-
mente el trabajo de los subordinados, es fácil deducirlos de sus explicaciones.
[…] Sin embargo, cuando se ocupan de explicar en qué consiste la función de
organización sí suelen utilizar también el término en cuestión, diciendo que
organizar es dividir el trabajo. Esto significa que, por lo menos para los adeptos
de la corriente del proceso administrativo, el objeto de estudio de la adminis-
tración es precisamente el trabajo que realizan los jefes o administradores al
planear, organizar y controlar el trabajo de sus subordinados, para el logro de
los objetivos de una organización (Ríos, 2003, p. 7).4
3
El concepto de estructura está referido al ensamble de una construcción, una ordenación
relativamente duradera de las partes de un todo. Se entenderá por estructura orgánica o
formal aquellos “elementos estructurales [organizados] [que] figuran, en primera línea, la
división de los cometidos, la distribución de los puestos y la ordenación de las instancias;
en suma, todo lo referente a relaciones, actividades, derechos y obligaciones, y que es preciso
fijar mediante reglas y ordenanzas” (Mayntz, 1990, p. 105).
4
Subrayado en el original.
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
5
Subrayados en el original.
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
6
Subrayados en el original.
7
El carácter impersonal en la organización se refiere a las acciones que emprende un grupo.
Las actividades que desarrolla una persona en la organización se explican únicamente dentro
de un ámbito de significado colectivo, de manera que, aunque sean personas las que ejecutan
una acción, responden a los objetivos organizacionales.
54
La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
[…] cuando decimos que estamos interesados con un sistema de esfuerzos hu-
manos coordinados damos a entender que aun cuando las personas son las
ejecutantes de la acción, ésta no es personal en el sentido que importa para el
estudio de los sistemas cooperativos. Este carácter está determinado por los
requerimientos del sistema o cualquiera de las fuerzas dominantes del sistema
(Barnard, 1960, p. 77).
55
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
8
Subrayados en el original.
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La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
9
Simon señala que “Todo comportamiento implica una selección, consciente o inconscien-
te, de determinadas acciones, entre todas las que son físicamente posibles, para el que actúa
y para aquellas personas sobre las cuales éste ejerce influencia o autoridad” (Simon, 1988, p.
5). El comportamiento administrativo responde a esta selección individual sobre la que se
finca el motivo para cooperar o no dentro de la organización; una vez que el individuo se in-
corpora al ámbito de cooperación de la organización, su comportamiento refiere a acciones
comunes sustentadas en el logro de los objetivos organizacionales.
59
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
La actividad de grupo significa que existe una acción cooperativa que expli-
ca el carácter administrativo de una organización, por lo que se asume que
la administración es un esfuerzo colectivo. Los procesos administrativos, a los
que hace alusión Simon, apuntan al establecimiento de directrices de acción
que, inicialmente, se encuentran incorporadas en la estructura orgánica, fi-
jadas de antemano en toda la relación colectiva que se produce en una orga-
nización. En esta estructura orgánica se establece la división del trabajo y
las relaciones de cooperación, pero se concretan hasta que se producen las
acciones de los individuos. Simon, refiriéndose al proceso de la decisión
administrativa, señala que todo individuo debe conocer las acciones de los
demás para determinar las consecuencias de las suyas, de modo que, para
este autor, se presenta un “grave círculo vicioso”: antes que A pueda elegir
racionalmente su estrategia, necesita saber lo que ha elegido B y viceversa
(Simon, 1988, p. 68).
Como se ha señalado, esta particularidad no sólo es una característica
de la decisión administrativa, sino que es una cualidad de todo el proceso
administrativo. La elección de los medios que toman forma en una decisión
administrativa requiere del concurso de todos los actores y de todas las
60
La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
10
Se debe recordar que, para Simon, la decisión es un elemento fundamental de todos los
individuos en el comportamiento administrativo; esto significa que no es posible pensar
que todo esté previamente definido por la organización. Implícitamente, para este autor, la
decisión se produce en todo momento y en todos los niveles operativos y jerárquicos, de ahí
la importancia que adquiere esta imbricación de labores organizacionales como una cuali-
dad fundamental del proceso colaborativo. Para profundizar en este planteamiento, puede
consultarse la obra El comportamiento administrativo de Simon (1988, cap. I, “La toma de
decisiones y la organización administrativa”).
61
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
11
El comportamiento administrativo se sustenta en una acción colectiva afín a los propósitos
de la organización. Para Gallino, el comportamiento colectivo, como el que existe en la ad-
ministración, es un comportamiento social que un grupo de individuos manifiesta al mismo
tiempo, en presencia de un mismo estímulo o situación (Gallino, 1995, p. 168). De esta
manera, el comportamiento administrativo es “la imbricación de actividades dispuestas por
la división de funciones para la consecución de un objetivo” (Cruz, 2013, p. 16, nota 1).
12
Esta perspectiva de Barnard es lo que da razón al desarrollo de la teoría de sistemas en la
organización (Vid., Luhmann, 2010, cap. 1 y 2).
62
La división del trabajo en la administración y el significado de la cooperación
Conclusión
La división del trabajo en la administración fundamenta la necesidad del
trabajo colaborativo en las organizaciones; la posibilidad que dispone este
ente de acción para cumplir con sus propósitos se finca en la distribución de
actividades colectivas, en donde los individuos realizan una parte de lo que
les corresponde dentro de una generalidad funcional. Este ámbito de signi-
ficado sugiere la necesidad de integrar el trabajo de grupo, no sólo en tér-
minos de la funcionalidad específica que plantea un sistema de acción, como
es la organización, sino que se proyecta en la comunidad en aras de contri-
buir a la subsistencia de todos sus miembros. La división del trabajo es el
elemento de acción del que dispone el hombre para alcanzar su sobrevivencia
y, al mismo tiempo, se erige como el fundamento del trabajo común.
Las dos vertientes de significado que sustentan a la administración son
el logro de objetivos y la distribución de tareas. Mientras que los objetivos
organizacionales se plantean en términos de una contribución al sistema de
acción general de toda la comunidad, la distribución de tareas sugiere la
integración de actividades a través de la cooperación; uno y otro justifican
y explican el significado de la organización, de modo que se presenta una
relación bidireccional entre ambos: el logro de objetivos sustenta la funcio-
nalidad del sistema de acción y la función individual y colectiva constituye
el espacio en donde se concretan los objetivos y lo que da continuidad a la
organización. El carácter sustancial de la administración es su perspectiva
colectiva, aquello que trasciende a la individualidad del hombre a través de
su participación común.
Las actividades individuales se complementan con otras que conforman
acciones de grupo, de modo que la función que concreta cada quien se
inserta con la de los demás para conformar el ámbito de cooperación en una
organización. La distribución de tareas al interior de la organización es un sis-
tema de diferenciación en el que una función depende de la otra para la
realización de las demás para el logro de los objetivos organizacionales. Esta
63
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Referencias
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de Estudios Políticos, Madrid.
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65
Capítulo III
La noción de moral en administración
Un estudio a partir de Chester Barnard
Óscar Arias Londoño*
Jorge Wagensberg
Resumen
*
Profesor Asociado e Investigador Senior de la Institución Universitaria de Envigado,
Colombia; líneas de investigación: Teoría administrativa, Estructura-estrategia y Métodos
mixtos de investigación (MMR); correo electrónico: oarias@correo.iue.edu.co
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La noción de moral en administración. Un estudio a partir de Chester Barnard
Introducción
La reflexión sobre el ser de la administración realizada por Silva (2016)
enseña que su naturaleza no puede plantearse al margen de la condición
humana, debido a que la administración no es sólo una forma de organiza-
ción empresarial surgida de las necesidades de la Revolución Industrial, sino
que es una tarea ordenadora fundamental que ha acompañado al trabajo
humano a través de la historia; en este sentido, el autor argumenta que la
administración de las organizaciones se funda en:
[…] una característica ontológica del hombre que se manifiesta revela ante el
análisis filosófico como actitud administradora y que da lugar a una necesaria
adecuación de medios y fines montada sobre la base de la concertación de las
acciones libres de cada uno de los actores de una organización humana (Silva,
2016, pp. 61-62).
La praxeología, que comprende todo lo que rodea las prácticas humanas indivi-
duales […] Estas prácticas toman aquí dos tipos de fundamento: de una parte,
los criterios de validez que orientan los procesos y los métodos y que surgen
67
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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La noción de moral en administración. Un estudio a partir de Chester Barnard
b. Sobre “La función del dirigente” como concreción de lo moral según Barnard
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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La noción de moral en administración. Un estudio a partir de Chester Barnard
al individuo como persona. Muchos creen que parte de ella es de origen direc-
tamente sobrenatural; parte procedente del ambiente social incluyendo el polí-
tico, religioso y económico en general; parte que proviene de la experiencia del
ambiente físico y de los dominios biológicos y de la herencia filogenética; parte
de la práctica tecnológica o del hábito. Muchas fuerzas morales vienen siendo
inculcadas en el individuo con la educación y el adiestramiento, y otras muchas
provienen del ambiente, como si dijéramos, por absorción, por limitación o
emulación y quizá también en la forma negativa de carencia de una experiencia
concreta […]. Es conveniente concebir esas fuerzas innatas o propensiones ge-
nerales como un código de conducta privado consistente en prescripciones
positivas y negativas. De ese modo, esas fuerzas son más susceptibles de ser
expresadas verbalmente, aunque, por definición, la moralidad no pueda ser un
código en el sentido ordinario, sino resultado activo de influencias acumuladas
sobre las personas, sólo patentes en cierta actuación en circunstancias concre-
tas. Es decir, ha de inferirse de una conducta bajo condiciones reales, y hasta
un cierto grado de reflejos verbales de los sentimientos (Barnard, 1959, p. 292)
[negrillas nuestras].
Lo anterior implica que todas las personas tienen normas privadas; es decir
que la conducta de cada quien puede estar regida por varios códigos mora-
les privados, los cuales determinan el estado moral de cada persona. El esta-
do moral de una persona y su responsabilidad son diferentes, dado que la
responsabilidad es la facultad que otorga un código de moralidad privado
para dirigir la conducta del individuo, ante deseos o impulsos que le sean
contrarios (Barnard, 1959, p. 294). De esto trata, precisamente, la función del
dirigente cuando toma decisiones estando inmerso en un ambiente de actua-
ciones recíprocas de cooperación (es la definición de organización formal
establecida por Barnard), y se mueve en dos sentidos: la dependencia entre
las actuaciones de la organización y la elección personal del dirigente; y los
aspectos subjetivos que determinan el ejercicio de la autoridad y de las de-
cisiones que toma: ahí reside la diferenciación entre moral y responsabili-
dad. Aunque suele confundirse el estado moral con la responsabilidad, lo
importante es tener en cuenta que la responsabilidad es la propiedad de una
persona por la que, sea la que fuere la moralidad que en ella exista, ésta re-
sulta eficaz para los propósitos de su conducta (Barnard, 1959, p. 298).
Finalmente, establece que los cargos directivos tienen implicaciones
fundamentales tales como: tener una moralidad compleja; tener una elevada
capacidad de responsabilidad frente a las actividades; tener capacidades téc-
nicas, generales y específicas; y tener la facultad de crear moralidades para los
demás (Barnard, 1959, p. 304). Esto último es importante debido a que
79
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
cuanto más alto sea el nivel jerárquico, más complejas serán las moralidades
que implica y más necesarias las capacidades elevadas para desempeñar
las responsabilidades y resolver los conflictos morales que entrañan los altos
cargos directivos en una organización (Barnard, 1959, p. 308).
Conclusión
Considerando que el propósito del capítulo ha sido examinar la noción de
moral en esta obra que Barnard dedicó a la administración, se destaca que
el tratamiento dado a dicha noción se da a lo largo de todo el contenido,
pero de manera más profusa en el capítulo XVII sobre La naturaleza de la
responsabilidad dirigente. Esto indica que lo moral no puede ser examinado
al margen de la acción humana, ni al margen de la función del dirigente que
es el motivo central de esta obra. Esto se corrobora en Las palabras y las
cosas: una arqueología de las ciencias humanas, donde Foucault (1986) plan-
tea que la historia de los conceptos y de las cosas no puede ser estudiada al
margen de los sujetos, sino que debe hacerse conjuntamente como unidad
orgánica.
Con respecto a la responsabilidad dirigente, para Barnard, el ambiente
de la decisión está conformado por procesos conscientes-lógicos e incons-
cientes-no lógicos, es decir, por aspectos racionales e irracionales. En este
punto se pueden establecer dos tipos de coincidencias con otros autores:
a) una de tipo general con Simon (1947, 1972), quien argumentó sobre el
doble carácter racional-irracional de las decisiones; b) otra parcial con
Hume (2014) con respecto de lo irracional como rasgo prevalente en la
constitución de lo moral. Aunque no es posible afirmar que Barnard fuera un
empirista puro, o que no lo fuera, es justo reconocer el rasgo empirista de su
raíz argumentativa sobre el asunto de lo moral. También hay que reconocerle
la posesión de una concepción más complementada de la administración,
entre otras razones porque le tocó resolver los desafíos del positivismo lógi-
co, una ruta de pensamiento ultra-racional trazada por el Círculo de Viena
a comienzos del Siglo XX, que influyó poderosamente en la administración
después de la Segunda Guerra Mundial.
Sobre la noción de moral, los hallazgos del estudio muestran que ésta es
de suma importancia para la administración, dado que los dirigentes encarnan
un código complejo de moralidades, desde los cuales pueden inspirar la crea-
ción de códigos morales en otros miembros de la organización. Esta capacidad
de imbuir en otros sus puntos de vista, actitudes, modos de trabajo y lealtades
80
La noción de moral en administración. Un estudio a partir de Chester Barnard
Referencias
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81
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
82
La noción de moral en administración. Un estudio a partir de Chester Barnard
83
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
84
Capítulo IV
La propuesta ética en la teoría de la
administración de Mary Parker Follett,
Chester Barnard y Herbert Simon*
Claudia Liliana Padrón Martínez**
Resumen
*
Una versión anterior de este trabajo se presentó como ponencia en el XXII Congreso Inter-
nacional de Contaduría, Administración e Informática, en septiembre de 2017.
**
Investigadora de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM; línea de investi-
gación: Ética en las organizaciones; correo electrónico: cpadron@fca.unam.mx
85
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Introducción
En nuestros días, en el mundo empresarial, uno de los temas que más se ha
difundido es el tema de la ética en la empresa y de lo que se ha denominado
responsabilidad social empresarial, paradójicamente a este amplio interés
por divulgar las prácticas éticas de las empresas, nos encontramos en una
sociedad en la que, en mayor medida, como nunca antes, nos enteramos de
la existencia de las prácticas de corrupción, de violación de los derechos
laborales y de acciones inmorales por parte de diversas empresas y organi-
zaciones. ¿Qué ha sucedido en las empresas?, ¿en qué medida la forma de
administrar está vinculada con estas acciones empresariales?, ¿cómo se ha
abordado el tema de la ética en la teoría administrativa? En este trabajo ela-
boraremos un breve análisis sobre las propuestas éticas que se encuentran
desarrolladas en las teorías administrativas de Mary Parker Follett, Chester
Barnard y Herbert Simon en las que analizan el papel de la ética en las fun-
ciones de la administración, lo cual nos permitirá observar que el interés por
el estudio de la ética en la administración y en las organizaciones no es tan
reciente y que lo propuesto por estos teóricos clásicos de la administración
siguen teniendo vigencia.
86
La propuesta ética en la teoría de la administración
87
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
individuo-Estado. Por ello, entre otros, los temas a los que enfocó sus es-
tudios fueron la ética del trabajo, la libertad, la democracia, el poder, la
organización en grupo, el liderazgo, la autoridad y el papel de los negocios
en la sociedad. Para ella fue muy claro que para la creación y dirección de
organizaciones más humanas se tenía que plantear la necesidad de estructurar
formas administrativas que brindaran mayor importancia a las relaciones
interpersonales. Ella propuso que en lugar de ver cualquier organización
social (empresa o institución) como un simple conjunto de individuos ais-
lados trabajando para sus propios intereses, se mirara como una comuni-
dad; es decir, un espacio en donde las personas pudieran desarrollar sus
potencialidades en favor del bien común, pues claramente comprendió
que el individuo humano es esencialmente un ser comunitario.
Del análisis del grupo se debe derivar una comprensión del pensamiento
y del sentir colectivo, de la voluntad común y de la actividad concertada, de
la naturaleza verdadera de la libertad, de la ilusión del individuo con respec-
to de los demás, de la unidad esencial de los individuos, del significado
verdadero del patriotismo y del secreto completo del progreso y de la vida
como una interpretación genuina que produce una verdadera comunidad
(Parker Follett, 1920, reimpreso en Pauline Graham, 1997, p. 231).
Las relaciones y decisiones que se toman dentro de las organizaciones
tienen que considerar la responsabilidad de unos con otros, no sólo dentro
de la empresa, sino también con el resto de la sociedad para la que prestan
sus servicios o elaboraran sus productos.
Una de las aportaciones que indudablemente podría transformar mu-
chos aspectos de las prácticas empresariales consiste en reconocer que los
negocios pueden funcionar como instituciones sociales, de carácter y bene-
ficio comunitario, y no sólo como entes económicos o de producción fácil-
mente deshumanizantes o como fuente de enriquecimiento individual de
unos cuantos. Me parece que la principal función de los negocios, el verda-
dero servicio es proporcionar la oportunidad para el desarrollo individual a
través de una mejor organización de las relaciones humanas (Parker, 1925,
reimpreso en Pauline Graham, 1997, p. 276).
Es evidente que para Parker Follett es muy importante comprender a las
personas como seres comunitarios, y es preciso establecer la ineludibilidad
del comportamiento moral de los administradores. El juicio moral, para la
autora, se construye comunitariamente, el individuo sólo no puede estable-
cer lo que es correcto de lo que es incorrecto en el sentido de que el ideal
social se construye colectiva y no individualmente; sólo viviendo con lo
demás desarrollamos nuestro propio juicio moral.
88
La propuesta ética en la teoría de la administración
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
los viejos estándares sin interpelarlos con el mundo actual, estaremos renun-
ciando a nuestro poder creativo. […] Cuando el “deber” no es un mandato
desde fuera, ya no es una prohibición, sino una expresión del ser. A medida
que la conciencia social se desarrolla, el “deber” se transformará en volun-
tad. En verdad, algún día veremos nuestra vida como algo positivo, en lugar
de negativo, como algo compuesto de buena voluntad, en vez de restriccio-
nes y prohibiciones. La moralidad no es abstenerse de hacer ciertas cosas
—ya que es una fuerza constructiva. (Parker, 1920, reimpreso en Pauline
Graham, 1997, pp. 249-250).
La conciencia moral nace del vínculo de un ser humano con otro ser
humano. El empresario y el administrador de empresas al reunirse con otros
miembros de su sociedad pueden estar orgullosos de sus negocios y de su
profesión. Se puede afirmar que en la obra de Mary Parker el ser humano es
valorado en todas sus dimensiones, el trabajador deja de ser concebido
como una mera herramienta al servicio de la producción, y el hombre de
negocios deja de ser visto exclusivamente como ser perverso y ambicioso,
que sólo tiene un afán de ganancias.
La búsqueda actual de una responsabilidad social corporativa puede
encontrarse en la idea de Mary Parker acerca de la vida integral, en la cual
el trabajo mismo de una persona se convierte en un servicio comunitario,
igual que el trabajo del hombre de negocios. Se puede pensar que ella es una
de las primeras teóricas de la administración en proponer lo que ahora se
llama ética de la empresa.
b. Chester Barnard
El empresario y administrador público, Chester Irving Barnard (1886-1961),
por sus aportaciones a la teoría de las organizaciones y al pensamiento admi-
nistrativo, ha sido clasificado como integrante de la Escuela de las decisiones
y de la Teoría de sistemas. El análisis que elabora sobre la teoría de la orga-
nización, la administración y sobre las funciones de los administradores, se
encuentran desarrollados principalmente en la obra titulada The Functions
of the Executive, editada en 1938, y publicada en español con el nombre de
Las funciones de los elementos dirigentes en 1959.
Las propuestas de Chester Barnard se encuentran desarrolladas en dos
grandes temas: 1) la teoría de la cooperación y la organización y 2) las fun-
ciones, los métodos de operación y ejecución en las organizaciones. En el
primer tema propone a la organización como un sistema de actividades de
90
La propuesta ética en la teoría de la administración
Chester Barnard, igual que Mary Parker, tenía confianza en que se podían
crear entidades en las que existiera una buena armonía entre los intereses
generales de la organización y los intereses particulares de las personas que
en ella participaban. No obstante, Barnard observó que existía muy poca
comprensión acerca del proceso cooperador que se desarrollaba en las or-
ganizaciones de su tiempo, que los directivos desconocían la naturaleza de
la cooperación y dirigían las organizaciones con ideas vagas, y a veces erró-
neas, de este proceso cooperador, sin siquiera advertir sus potencialidades.
También mostró que la visión administrativa y organizacional consideraba
a los individuos de forma reduccionista, pues únicamente los caracteri-
zaba a partir de los aspectos funcionales que desarrollan en el interior de
la organización; que sólo tomaba en cuenta ciertos aspectos o clases de
actividades, pero no consideraba el conjunto de su ser individual. Sostu-
vo Barnard que como personas son una individuación única, con factores
físicos, biológicos, psicológicos y sociales que determinan su conducta y su
1
Chester Barnard introduce la idea de la organización como un sistema de actividades cons-
cientemente coordinadas. La organización como parte de su sistema, debería incluir a los
accionistas, los proveedores, los clientes; así como todos aquellos que incidan y afecten sus
propósitos. A partir de esta perspectiva, se comprende la importancia que Barnard depositó
en la figura del director, debido a que es él quien va a coordinar los esfuerzos, los diferentes
intereses en un objetivo común.
91
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
2
El concepto de “facultad limitada de decisión” merece ser desarrollada con más deteni-
miento, no sólo por la importancia que tiene para la obra del propio Chester Barnard, sino
también por la influencia que este concepto ejerce en la propuesta teórica de Herbert Simon
sobre la racionalidad limitada.
3
Los vínculos que se establecen entre determinados miembros de la organización por in-
tereses o por circunstancias extra laborales, integran los grupos o la organización informal
dentro de la estructura formal de la organización; contrariamente a lo que pudiera parecer,
Barnard sostiene que la organización informal facilita la comunicación y brinda cohesión a
la organización formal.
92
La propuesta ética en la teoría de la administración
Con una estructura lógica, claramente definida para establecer las funciones
de los directivos en su texto Las funciones de los elementos dirigentes, Barnard
realiza un recorrido temático y conceptual sobre el individuo y la organi-
zación; los principios de la actuación cooperadora; la estructura de las orga-
nizaciones formales; los elementos de las organizaciones formales (bases y
géneros de la especialización del trabajo, la economía de los incentivos, la
teoría de la autoridad, el ambiente de la decisión y la teoría del oportunis-
mo) y finalmente concentrar su análisis en las funciones de la organización,
en los sistemas cooperadores enfocando su estudio en las funciones de los
directivos, particularmente en la naturaleza de la responsabilidad dirigente.
Es importante destacar la estructura de la obra porque, a pesar de que en el
desarrollo del texto aborda el tema de la moral de los individuos en la orga-
nización, es en el tema de la naturaleza de la responsabilidad dirigente donde
expone con mayor amplitud el tema de la moralidad y de la ética. En su
intento por comprender las funciones de los directivos, estaba consciente de
la importancia que tenía la responsabilidad moral y el compromiso ético.
En la dirección, se encontraba el factor más importante para conciliar
la cooperación, según este autor, el grado creciente de cooperación implica
una creciente complejidad moral. Por ello, la figura del director, a quien se
le asigna una capacidad relativamente elevada, debe buscar la propensión
a la compatibilidad de los ideales organizacionales con las convicciones mo-
rales del individuo: lograr la identificación de los códigos personales con los
códigos de la organización.
Todos los individuos que forman parte de una organización, adicional-
mente a los códigos morales personales, tienen que asumir los códigos de su
organización. Sin embargo, la complejidad moral del individuo no se ve
incrementada por las adiciones que provienen de su entorno organizacional,
por lo que, como menciona Barnard, ningún hombre puede separar su con-
ducta laboral de su moral privada.
Se puede afirmar que la postura de Chester Barnard con respecto al
funcionamiento de la mayoría de códigos morales es evidentemente crítica.
En su exposición sobre la diversidad de tipos de códigos morales afirma que
93
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Así cuando el acatamiento viene producido por el temor a las penas, lo que pro-
duce efecto no es el factor moral, en el sentido del término que aquí se emplea,
sino meramente los alicientes o incentivos negativos. […] Sólo la convicción
profunda que actúa sin tener en cuenta los premios o castigos específicos, es el
elemento fundamental de la suma responsabilidad (Barnard, 1959, p. 301).
Para Barnard el arte de la dirección tiene algunos aspectos que están su-
mamente desarrollados, como es el caso de los conocimientos técnicos y
tecnológicos, al igual que el desarrollo de las técnicas mercantiles. Sin em-
bargo, existe una marcada desproporción con respecto a este avance, en
materia de conocimiento y de compromiso con las recíprocas actuaciones
humanas en la organización. El conocimiento en materia de dirección se
tendría que orientar en mayor medida al conocimiento del ser humano y
de sus vínculos con los otros.
Finalmente, podemos afirmar que la propuesta que desarrolla Barnard
sobre las organizaciones como sistemas cooperativos tiene un fundamento
ético que se encuentra planteado en el proyecto político de La República, en
donde Platón se propone construir una comunidad integrada por indivi-
duos dotados de una autonomía ética, donde lo comunitario no anula lo
individual y en el que la prioridad siempre es el bien común. En un epígrafe
Barnard cita un pasaje de Las Leyes de Platón, por lo que se puede suponer
que él estaba al tanto de las posturas filosóficas que sobre la comunidad
elaboró el filósofo griego. En palabras de Chester Barnard:
94
La propuesta ética en la teoría de la administración
c. Herbert A. Simon
Herbert Simon (1916-2001) fue uno de los teóricos más prolíficos de la
administración, su obra ha sido clasificada en el desarrollo del pensamiento
administrativo, dentro de la llamada Teoría de las organizaciones y en Teoría
de la decisión. Sin duda, de los tres autores, que en este texto analizamos, es
el más conocido y difundido; sus trabajos en economía, sobre la racionali-
dad limitada, le hicieron acreedor al Premio Nobel en 1978.
Simon reconoció que su trabajo sobre la teoría de las decisiones está
claramente influido por el pensamiento de Chester Barnard; igualmente,
admite que sus ideas sobre ética se sustentan en las propuestas de la escuela
de filosofía anglosajona, del llamado positivismo lógico, creado en el cono-
cido Círculo de Viena en 1922. En el análisis que realiza en “Hechos y valores
en la toma de decisiones” sobre el sentido fáctico y el sentido ético en la
toma de decisiones, se encuentran varias alusiones en notas al pie, en citas
textuales al pensamiento de Rudolf Carnap, Alfred J. Ayer, W. Brigdeman,
entre otros.
Las ideas que plantea Simon sobre ética están en gran medida fundadas
en las propuestas desarrolladas por Charles L. Stevenson quien, en su artí-
culo “El significado emotivo de los términos éticos”4, plantea que los juicios
de valor no son ni verdaderos ni falsos, sólo expresan emociones y funcionan
4
Este artículo fue publicado en la revista Mind en 1937. Mind es una revista británica que,
desde 1876, publica artículos de filosofía de tendencia analítica. Actualmente es publicada
por la Oxford University Press.
95
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
En términos generales, hay dos propósitos diferentes que nos llevan a usar el
lenguaje. Por una parte, usamos palabras (como ciencia) para registrar, aclarar y
comunicar creencias. Por otra parte, usamos palabras para dar salida a nuestros
sentimientos (interjecciones), crear estados de ánimo (poesía), o incitar a las
personas a acciones o actitudes (oratoria). (Stevenson, 1937, reimpreso en Ayer,
J. El positivismo lógico, p. 276).
5
Para aclarar el planteamiento que propone sobre “hecho y valor” en una nota aclaratoria,
Simon escribe: “El lector evitará la confusión recordando que la palabra ´valor´ se refiere
en este estudio a los debe, por muy seguros que sean, y vocablo ´hecho´ a lo es, por muy
conjeturales que sean.” (Simon, 1979, p. 6).
96
La propuesta ética en la teoría de la administración
La distinción que hemos hecho […] entre lo ético y lo fáctico ayuda a explicar
la naturaleza de la ciencia administrativa. Dijimos en este capítulo que las pro-
posiciones científicas son afirmaciones acerca del mundo observable y acerca
de cómo él opera. Las proposiciones éticas, por otro lado, son expresiones de
preferencias. ¿se califican los principios de administración como proposicio-
nes científicas, según esta definición, o contienen un elemento ético?6 (Simon,
1979: p. 235).
6
A partir de las propuestas que plantea Simon sobre ¿qué es una ciencia administrativa?, se
podría realizar un estudio muy amplio con respecto a la postura epistemológica que sobre la
administración plantea este autor.
97
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
La ética, desde esta perspectiva, queda reducida a juicios de valor, que como
se había planteado, no pueden ser ni verdaderos ni falsos, que sólo expresan
emociones y por lo que no puede entrar en el campo del saber científico. La
administración, como ciencia, sólo tendría, como objeto de investigación a
los “hechos”. Es evidente que los postulados de la filosofía analítica están
presentes en la construcción simoniana de la racionalidad del comporta-
miento administrativo, donde si bien existen elementos de valor (éticos) y,
de hecho (fácticos), son estos últimos los que tienen importancia.
Podemos decir que Herbert Simon, para plantear seriamente el tema del
comportamiento administrativo y la toma de decisiones, inicia su análisis
planteando el problema de la racionalidad y, con ello, examina el conocimien-
to humano, el concepto de verdad, los límites del conocimiento científico y
las repercusiones prácticas del conocimiento. No obstante, por la influencia
directa del positivismo, cae en algunos reduccionismos con respecto al co-
nocimiento, a la racionalidad humana y al papel de la acción humana. En su
análisis sobre la toma de decisiones ciñe la racionalidad humana a pura ra-
cionalidad técnica, el papel de la racionalidad en la acción humana se redu-
ce a la búsqueda de medios para el logro de fines. La ética está presente en
las decisiones, pero para Simon sólo tienen importancia en la medida en que
ayudan a evaluar los medios para la obtención de ciertos fines.
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La propuesta ética en la teoría de la administración
99
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Conclusiones
Como se ha podido apreciar en este breve análisis, en la teoría administrati-
va existen propuestas bien sustentadas para comprender la importancia de
la ética en la práctica de la administración; no obstante, dichas propuestas
se han difundido muy poco o se les ha concedido poca o nula importan-
cia. Podemos sostener que la dimensión ética del comportamiento humano
siempre estará presente en las empresas y en las organizaciones; por ello, la
administración —tanto en su aspecto teórico como práctico— no debe abs-
traerse de su estudio y comprensión. Lamentablemente en la mayoría de los
100
La propuesta ética en la teoría de la administración
Referencias
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Barnard, Chester (1959), Las funciones de los elementos dirigentes, Instituto
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rado: 8 de febrero de 2017, desde: http://eds.b.ebscohost.com/eds/
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Metcalf, Henry C. y Urwick, Lyndal (1965), Administración dinámica,
Herrero Hnos. México.
Simon, Herbert (1979), El comportamiento administrativo. Estudio de los
procesos de adopción de decisiones en la organización administrativo,
Aguilar, Buenos Aires.
101
Capítulo V
Análisis del comportamiento
administrativo desde el proceso
decisorio y el estudio de las
organizaciones
Paola García Escorza*
Erik Geovany González Cruz**
Resumen
Estudiante de la maestría en Estudios Organizacionales, UAM-Iztapalapa; línea de investiga-
ción: La vida simbólica en las organizaciones; correo electrónico: ga.escorza@gmail.com
Estudiante del doctorado en Estudios Organizacionales, UAM-Iztapalapa; líneas de investiga-
ción: La vida simbólica en las organizaciones; correo electrónico: erik_vez81@hotmail.com
102
Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
Introducción
El comportamiento administrativo es un tema de estudio recurrente en la
administración; es una fuente de conocimiento donde aún hay mucho por
descubrir; los estudios organizacionales pueden ser un campo nuevo para
comprender mejor ese comportamiento. Por ello, el objetivo de este trabajo
es reflexionar cómo dichos estudios pueden contribuir al análisis del com-
portamiento administrativo, buscando esbozar algunas probables vías de
estudio desde cuatro enfoques (nuevo institucionalismo, cultura, poder y
sistemas de acción concreto) como una propia necesidad del conocimiento
de las organizaciones que implica integrar la administración, la teoría de la
organización y los estudios organizacionales con la finalidad de crear una
ciencia de la organización.
En el primer apartado, se desarrolla de manera breve algunos de los
elementos estructurales que determinan el comportamiento administrativo,
partiendo de aproximaciones a la anatomía de la organización; posterior-
mente, se realiza un acercamiento al proceso decisorio como parte del com-
portamiento administrativo; en un tercer apartado se presenta la relación y
complementariedad que existe entre lo administrativo y lo organizacional,
para lo cual se desarrollan algunas de las corrientes de los estudios organi-
zacionales y su posible vínculo con el comportamiento administrativo; así,
más adelante, se describe el nuevo institucionalismo, la cultura, el poder en
las organizaciones y los sistemas de acción concreto, como enfoques desde
los estudios organizacionales que pueden aportar al estudio del comporta-
miento administrativo y a la teoría de la administración; finalmente, se con-
cluye que el enfoque de los estudios organizacionales contribuye al análisis
del comportamiento administrativo, abarcando espacios del conocimiento
que contribuyen a su mejor entendimiento.
103
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
1
Véase en Hall, 1996.
104
Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
2
Véase R. Hall, 1996.
3
Véase R. Hall, 1996.
105
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106
Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
107
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
que resulta ser el único campo “dentro del cual subsiste cierta libertad de
maniobra” (Crozier, 1974, p. 101).
Barnard (2006) plantea que las decisiones son parte constitutiva de la
organización, y que para su entendimiento es importante primero comprender
a los individuos desde su “singularidad, particularidad, independencia, ais-
lamiento, y todo ello bajo las innumerables fuerzas y materias del pasado y
del presente que son físicas, biológicas y de las relaciones sociales” (Barnad,
2006, p. 94). Aspectos que, de ser estudiados, pueden ayudar a entender el
proceso decisorio, no como un mecanismo de adoctrinamiento o de cons-
treñimiento, sino como un fenómeno particularizado, donde el individuo en
la organización decide conforme a sus motivaciones (Barnard, 2006). Sin
embargo, el proceso decisorio es en realidad un campo de lucha entre la
organización y el individuo, en el que los elementos formales e informales se
enfrentan sin desaparecer una a la otra, una vez iniciada la relación.
En este sentido, el alcance de la autoridad de la organización se encuen-
tra limitado por el número e importancia de las premisas de valor que se
especifican y de las que no se especifican en los individuos y en el grupo
(Simon, 1988a). Las premisas de valor, en consecuencia, influirán la decisión
dependiendo de qué tan alineadas estén con la organización.
Aunado a ello, también deben tomarse en cuenta las influencias internas
y externas sobre el individuo, Simon, Smithburg y Thompson (1968, 2010)
establecen cuatro grupos: 1) influencia de acondicionamiento que recibió el
individuo antes de llegar a formar parte de la organización; 2) influencias
sobre el empleado como miembro de la organización, pero provenientes de
fuentes externas de la organización; 3) influencias sobre el empleado me-
diante los procesos formales de la organización; y 4) influencias sobre los
empleados a través de la estructura social “informal”4 que va formándose en
la organización.
De tal forma, que, como se muestra en la figura 1, podemos observar la
relación entre las premisas de valor y el grado de linealidad que tiene el
proceso de toma de decisiones con los valores de la empresa. Por una par-
te, tenemos una organización que cuenta con premisas valorativas sólida-
mente establecidas en el empleado, lo que permite que las decisiones sean
4
En la versión en español de Simon, Smithburg y Thompson (1968), “La conducta y orga-
nizaciones humanas”, en Administración publica de Editorial Letras, México, la traducción
que se hace a las palabras en inglés formal e informal (como se observa en Simon, Smithburg
y Thompson (2010), Public Administration, de Transaction Publishers, USA) es regular e
irregular correspondientemente.
108
Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
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3. De lo administrativo a lo organizacional
Claramente con la aparición de la sociedad moderna derivada del capitalis-
mo, surge la fábrica industrial, y derivado de las exigencias de esta sociedad
capitalista aparece la administración como disciplina. Sin embargo, la apli-
cación tecnológica en la industria mostró rápidamente sus límites, referidos
principalmente a la organización del trabajo, es decir, introduciendo una
nueva lógica: la lógica de la eficiencia, como condición de la racionalidad
instrumental, es decir, hacer más con menos en términos de costos económi-
cos. Por lo que aquí se puede comenzar a diferenciar entre la administración
como disciplina de la administración como práctica social.
La administración, como disciplina, se ha desarrollado sobre la base de
una abundante fuente metodológica, es decir, tanto de las ciencias sociales
como de las formales, con el objetivo de prescribir las mejores prácticas para
conducir el desarrollo de las organizaciones. La administración en este sen-
tido se concentra, en su mayoría, en una forma de organización: la empresa,
110
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acción en los que la observación debe ser acotada para permitir reconocer
las particularidades de cada nivel. En el caso del proceso decisorio, la cultu-
ra está presente tanto para quien toma las decisiones como para quienes
impactan éstas, generando incluso a su vez otras líneas de investigación,
como es el caso del poder.
116
Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
Por lo tanto, la acción organizada resulta de las negociaciones entre los acto-
res de la organización y no de la voluntad de un solo individuo o grupos de
individuos, siempre y cuando se comprenda que la regularidad de la regla,
es la que le da la legitimidad, la utoridad necesaria para su cumplimiento
117
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
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Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
Conclusiones
Consideramos a la organización en sí misma como elemento protagónico de
nuestra vida cotidiana, vale la pena estudiar y comprender a profundidad
parte de los elementos que la conforman, considerando no sólo los procesos
y estructuras, o fenómenos que impidan la maximización de recursos, sino
el papel de los individuos en ella y cómo establecen sus relaciones.
Inevitablemente, con el transcurso de los años, la interacción que tienen
los seres humanos con las organizaciones continúa y crece. Los procesos
sociales, económicos, políticos y culturales tienen una estrecha relación con
las organizaciones, y éstas a su vez influyen directamente en las relaciones de
los individuos.
Finalmente, lo desarrollado en este trabajo busca contribuir desde algunos
enfoques de los estudios organizacionales, al análisis del comportamiento
administrativo, con la finalidad de integrar una ciencia de la organización
que incluya posturas desde la administración, la teoría de la organización y
los estudios organizacionales.
No se pretende mantener una postura cerrada, sino invitar al diálogo y
la reflexión colectiva, incluyendo a más disciplinas que aporten sus perspec-
tivas y conceptos relevantes que permitan continuar en esta generación y
consolidación de campo de conocimiento en México y América Latina. Los
estudiosos de las organizaciones tenemos una responsabilidad muy grande:
continuar generando investigación empírica que demuestre cuáles son nuestras
realidades locales y cómo éstas impactan en el ser humano en su conjunto.
Referencias
Alvesson, Mats (1993), Cultural Perspectives on Organization, University
Press, Cambridge.
Alvesson, M. y H. Willmott (1992), “Critical Theory and Management Stu-
dies: An Introduction” en Alvesson, Mats y Hugh Willmott, Critical
Management Studies, Sage, Londres.
Alvesson, M. y S. Deetz (2006), “Critical Theory and Postmodernism
Approaches to Organizational Studies”, en Clegg Stewart R., Cynthia
Hardy, Thomas B. Lawrence y Walter R. Nord, Handbook of Organi-
zation Studies, Sage, Londres.
119
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
120
Análisis del comportamiento administrativo desde el proceso decisorio
121
Capítulo VI
Herbert Simon: incertidumbre,
racionalidad y toma de decisiones
Jorge Cardiel Hurtado*
*
Investigador de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM; líneas de investi-
gación: Teoría de la administración y la organización, Modelos matemáticos aplicados a la
administración, Sistemas de retiro; correo electrónico: jcardiel@fca.unam.mx
122
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
Resumen
1
Las citas provenientes de libros y diccionarios en inglés son traducción del autor.
123
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
que le imponen, por un lado, su propia naturaleza y, por otro, las condicio-
nes reales del entorno y la organización. Simon afirma que, en la toma de
decisiones, dadas estas condiciones es imposible obtener la solución óptima
por lo que debemos procurar aquella que satisfaga de mejor manera nues-
tros objetivos, orientados también por el mejor uso de los recursos.
1. Consideraciones preliminares
Esta historia puede ubicarse en el siglo V a.C. y en ella Solón, uno de los siete
sabios de Grecia nos ofrece una muestra de la gran preocupación que ha
tenido la humanidad, por lo que pasará en el futuro, preocupación que
aparece en el hombre desde el momento en que toma conciencia de que la vida
no solamente tiene un principio, también tiene un final. Es imposible deter-
minar los tiempos y los espacios de este suceso, pero tenemos múltiples evi-
dencias de esta preocupación. En un primer momento desde un punto de
vista individual ante el hecho de la muerte y la duda o pregunta de si hay
algo más después, con lo que surge la idea de trascendencia y la posibilidad
de que mis acciones me permitan alcanzar nuevos estadios si soy capaz de
seguir las reglas para pasar a una vida mejor: valhala, cielo, paraíso, etc.,
aunque también están las sanciones para aquellos que se niegan a cumplirlas.
En un segundo momento, al integrarse el hombre en grupos organiza-
dos, desde pequeñas comunidades hasta países, se inquiere sobre el futuro
y el impacto de nuestras acciones de hoy en él. Surgen los grandes estrategas
que construyen ciudades e imperios, acompañados de profetas, magos, adi-
vinos y una pléyade de instrumentos y ceremonias que les orienten sobre las
acciones que deben tomar para asegurar la continuidad y prevalencia de
sus civilizaciones, así como la consecución de sus planes.
Conocemos muchos de estos grandes ejemplos, pero no debemos olvi-
dar, como afirma Eduardo Nicol, que la historia es la historia del hombre,
agregando: “La historia existe porque lo humano es vital, o sea temporal
y cambiante” (Nicol, 2004, p. 48) Esta historia del hombre es producto de
nuestra propia naturaleza en términos espaciales y temporales: el pasado ya
pasó, el presente está sucediendo y el futuro es desconocimiento: incerti-
dumbre. Solón lo sintetiza perfectamente al prevenir la llegada de un futuro
incierto con gran variedad de futuros: eso que hoy llamamos incertidumbre
y que permea todos los momentos y acciones en nuestra vida.
124
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
a. La incertidumbre
Al reconocer que la incertidumbre es un componente vital en nuestra vida,
es pertinente acercarnos a su significado, ya que con ella sucede lo que
cotidianamente pasa con muchos conceptos de los que todos sabemos con
precisión su significado, hasta el momento en que queremos definirlo o ex-
plicarlo. Para una aproximación veamos su significado en el diccionario
(Heritage Dictionary, 1973):
125
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
b. La toma de decisiones
El estudio sobe la toma de decisiones ha sido amplio y con perspectivas
diversas, pero la posición de Niklas Luhmann que remite el problema de la
decisión a su dimensión temporal (Luhmann, 2010, pp. 188-189) en la que
“toda decisión presupone el tiempo del mundo, que traslada continuamente
la distinción de pasado y futuro en otro, en un nuevo presente” marca clara-
mente el papel preponderante del tiempo en las decisiones. Una decisión es
una elección que se toma en el momento presente, considerando el pasado,
pero que tiene consecuencias futuras para el tomador de decisiones o para
la organización que se involucra en ella. En el caso de una decisión personal,
ésta refleja la libertad de quien la toma basado en sus recursos, expectativas
y necesidades. En el caso de una organización, refleja además los objetivos,
pero la libertad se encuentra constreñida por ellos ya que no son necesaria-
mente los mismos.
La toma de decisiones es una actividad fundamental en las organizacio-
nes y tiene consecuencias en la estructura, en las responsabilidades y en
la operación. Podemos identificar dos dimensiones en ella: la primera es la
actividad de la decisión sobre la decisión, quién decide que se debe tomar
una decisión, quién la debe tomar, cuándo y desde qué condiciones; la se-
gunda consiste en la decisión misma. En ambos casos es necesario contar
con más de una alternativa o curso de acción y el elegir una alternativa obliga
a rechazar las otras.
Al concluir estas actividades termina el proceso de decisión y se procede
a implementar las acciones derivadas de la decisión. Las consecuencias de la
decisión se revelarán con sus resultados, y es importante señalar que para
evaluar la calidad de las decisiones cuando la incertidumbre está presente
debemos comparar los resultados obtenidos con los esperados. En este mo-
mento es lo que nos interesa, ya no las decisiones en sí. En tanto esté presente
la incertidumbre, es posible tener malos resultados, o aun inesperados, a
pesar de que estamos seguros que hemos tomado lo que consideramos las
mejores decisiones. Con la incertidumbre se anula la garantía de que obten-
dremos los mejores resultados: el proceso de toma de decisiones puede ser
el más adecuado, pero los resultados están sujetos a lo incierto del futuro.
126
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
c. La racionalidad
Un tercer concepto con amplios significados para la toma de decisiones es
el de racionalidad, concepto empleado también con profusión y con la con-
fianza de que nos estamos refiriendo a un algo que los demás comparten,
lo que no es necesariamente cierto. Consultando nuevamente el diccionario
(Heritage Dictionary, 1973):
La palabra razón viene del latín ratio: calcular, juzgar, razonar. A su vez
deriva de ratius, pasado participio de rêrî, pensar. Podemos concluir que la
racionalidad tiene que ver con el buen juicio, la inteligencia, las bases lógicas
y los motivos que rodean a nuestras acciones y, además, desde la perspectiva
del presente capítulo, con la toma de decisiones.
Para Eduardo Nicol, la misión de la razón es analizar lo que las cosas son
en sí mismas y determinar cuál es el bien en cada una. Agrega que el mundo
es racional porque como la razón humana actúa siempre con un fin y cuan-
do el bien y el fin coinciden, esto es lo que da sentido moral y práctico al
saber humano (Nicol, 2004, p. 336).
127
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128
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
Sin lugar a dudas a lo largo de la historia hay una tendencia hacia la racionalidad
a pesar de los caprichos e impulsos de los hombres. Y no es por otra razón que
la imposibilidad de lidiar inteligentemente con la conducta o cualquiera otra
hipótesis, que nos parece justificado limitar nuestra discusión al nivel racional
de la acción. Podemos asumir, entonces, que, si un hombre está sufriendo un
sacrificio con motivo de un futuro beneficio, la recompensa esperada debe ser
grande para evocar el sacrificio tanto si es vista como contingente o si es con-
siderada cierta, y que deberá ser mayor en al menos una proporción general al
grado de incertidumbre sentida por la expectativa (Knight, 1921, p. 236).
129
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Simon hace una referencia muy concreta de las ideas de Knight, funda-
mentalmente de su crítica a los conceptos de la economía clásica, crítica que
hace extensiva al “hombre económico” en una nota a pie de la página 72:
2
Ver http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1978/simon- bio.
html Recuperado: 18 de febrero de 2017.
130
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
131
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Por ello, está en una situación de racionalidad limitada y buscará las alterna-
tivas que le conduzcan a las mejores decisiones, no la óptima: la satisfactoria,
la que una vez adoptada desencadena todas las tareas, desde la estructura
organizacional hasta las más simples, encaminado todo a la consecución de
las metas organizacionales que garanticen el mejor aprovechamiento de sus
recursos.
Simon (1988) define los límites de racionalidad en función del individuo
en tres categorías: primero “por sus habilidades, hábitos y reflejos incons-
cientes”; segundo “por sus valores y conceptos de finalidad, que pueden
desviarse de las finalidades de la organización”; tercero “por la extensión de
su conocimiento y de su información” [ver figura 1 (Simon, 1988, p. 39)].
Podemos concluir que el desempeño de la persona en la organización,
desde un punto de vista racional, implica desde su identificación con los fi-
nes organizacionales hasta sus capacidades y habilidades, haciendo énfasis
en que la racionalidad humana opera “dentro de los límites de un medio
ambiente psicológico” (Simon, 1988, p. 76) que le impone a priori una serie de
elementos sobre los que debe basar su decisión; es decir, su entorno. Podemos
observar también su acercamiento a la teoría de sistemas, campo que abordó
con gran profundidad en su relación con los sistemas computacionales.
VALORES Y
CONCEPTOS
DE FINALIDAD
HABILIDADES, CONOCIMIENTO
HÁBITOS Y E
REFLEJOS INFORMACIÓN
LÍMITES DE RACIONALIDAD
132
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
De acuerdo con los límites de racionalidad, Simon afirma que la teoría ad-
ministrativa se debe ocupar de ellos; es decir que no solamente debe tener-
los en cuenta, sino prever el cómo y las consecuencias de la forma en que la
organización puede afectar estos límites para el tomador de decisiones. En
otras palabras, la teoría debe explicar de qué manera la organización puede
influir en este entorno, desde el inmediato que conforman sus valores y fina-
lidades para hacerlos compatibles con los de su personal, comunicándoles
oportunamente las decisiones en que se verán involucrados, no solamen-
te como un conjunto de “órdenes” que no contemplan cómo influir en su
comportamiento, informándoles cuáles son las expectativas que de ellos se
esperan, eliminando la ignorancia sobre el papel que jugarán. Simon acota
que esta fase administrativa de la comunicación es la “más ignorada, la más
pobremente realizada”, olvidando que “el comportamiento de los indivi-
duos es el instrumento con que la organización lleva a cabo sus propósitos”
(Simon, 1988, p. 103).
Conocidos los valores y finalidades, compartiendo conocimiento e in-
formación, solamente existe una decisión congruente con la racionalidad,
producto de un proceso que Simon describe en tres pasos: “1) la enumera-
ción de todas las estrategias alternativas; 2) la determinación de todas las
consecuencias que se siguen de cada una de ellas; 3) la valoración compara-
tiva de estas series de consecuencias” (Simon, 1988, p.65).
Esta propuesta para el proceso de decisión es incorporada en diversos
textos que abordan el problema de la toma de decisiones, como en el de
Holloway, clásico en la materia:
¿Por qué debemos estudiar las decisiones bajo incertidumbre? ¿Por qué son
diferentes de otras decisiones? Debemos tener toda la información posible, de-
terminar las consecuencias de cada alternativa, y entonces elegir la mejor. Esto
parece muy sencillo. Pero cuando los problemas se ven complicados por la
incertidumbre, cada uno de estos pasos también se vuelven complicados (Ho-
lloway, 1979, p. 15).
133
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
• Consecuencia 1
Estrategia
• Consecuencia 2
1
• Consecuencia N
• Consecuencia 1
Estrategia
• Consecuencia 2 Valor Decidi
2
• Consecuencia N
• Consecuencia 1
Estrategia
• Consecuencia 2
N
• Consecuencia N
134
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
135
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
¿Cómo lograr que estas decisiones sean aceptadas por los subordinados?
Ésta es una tarea básica de la administración y también se encuentra per-
meada por la racionalidad, racionalidad desde el punto de vista del medio
ambiente, de los valores del grupo y de la situación del mismo. Cuando la
decisión es irracional con respecto al medio ambiente, es decir, más allá de
sus límites, al subordinado se le colocará en una situación de imposibilidad
para alcanzar metas que, racionalmente son absurdas, derivando en un apa-
rente incumplimiento e ineficiencia de su parte, culpándole de esta situa-
ción. Si la irracionalidad recae en los valores del grupo y su situación, se
provocará un conflicto entre superiores y subordinados que repercutirá
nuevamente en la eficacia. Es responsabilidad de la administración crear y
mantener ese medio ambiente de decisión, aceptado y compartido en todos
los niveles de la organización, adecuado a los recursos existentes para lograr
las metas y objetivos fijados, cuidando de no caer en fantasías que linden en
la irracionalidad. Su tarea es mantener los pies en la tierra.
Para enfrentar esta labor, Simon observa que, en las organizaciones
actuales, el trabajo del hombre administrativo comprende dos tipos de de-
cisiones: “las primeras sobre la estructura organizacional, basadas en la tec-
nología de la organización; las segundas, más amplias acerca del contenido
del trabajo de la organización” (Simon, 1988, p. 93). En estas segundas, Si-
mon propone que además de las tecnologías de la organización, se requiere
un dominio de la “teoría de la eficiencia” y un “conocimiento de aquellos
aspectos de las ciencias sociales que se refieren a las finalidades más amplias de
la organización”. En las citas anteriores podemos observar la dualidad en
el pensamiento de Simon: la práctica y la teoría, asociadas en la labor del
136
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
Aquí es importante remarcar que más allá de las cuestiones técnicas, Simon
presenta su preocupación por el elemento social: el comportamiento de los
individuos en la organización y su importancia en el logro de los objetivos de
la organización. Simon hace una aportación que no se ha dimensionado en
137
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Conclusiones
En el presente capítulo hemos analizado las aportaciones de Simon que se
destacan en cuanto a la toma de decisiones, mismas que han impactado di-
versos aspectos en la administración, desde las funcionales organizacionales
como la planeación, la formación de la estructura, el personal, etc., hasta
la llamada teoría de decisiones, incluyendo entre ellas a la investigación de
operaciones y al modelado matemático orientado a tal fin.
Como ya se mencionó, Simon va más allá de la toma de decisiones y la ra-
cionalidad limitada y es recurrente la aparición de los conceptos simonianos
138
Herbert Simon: incertidumbre, racionalidad y toma de decisiones
Referencias
Hacking, Ian (1995), El surgimiento de la probabilidad, Gedisa Editorial,
Barcelona.
Holloway, Charles (1979), Decision Making Under Uncertainty. Prentice
Hall. Englewood Clifts, Nueva Jersey.
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pany. Boston y Nueva York.
Luhmann, Niklas (2010), Organización y decisión. Editorial Herder. México
(Traducción de la segunda edición, 2006).
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Cambridge, Massachusetts (Primera edición, 1958).
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milar de la primera edición, 1946).
Simon, Herbert A. (1988), El comportamiento administrativo. Aguilar, Altea,
Taurus, Alfaguara. Buenos Aires (Edición original en inglés, 1947).
Taleb, Nassim Nicholas (2005), Fooled by Randomness. Random House,
New York.
The Heritage Illustrated Dictionary of the English Language (1973), Wi-
lliam Morris Editor. American Heritage Publishing Co., Inc. New
York. Recuperado:18 de febrero de 2017 de: http://www.nobelprize.
org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1978/simon-bio.html
139
Capítulo VII
La concepción de la función
del dirigente en la organización
en Chester Barnard
José Luis Arias Negrete*
Resumen
*
Alumno del Doctorado en Ciencias de la Administración, Universidad Nacional Autónoma
de México; líneas de investigación: Dirección, Comportamiento en las organizaciones; co-
rreo electrónico: jl_arias05@yahoo.com.mx
140
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
Introducción
Con el propósito de dar contexto a la obra de Chester Irving Barnard a
continuación se presentan algunos hechos y condiciones que precedieron
a su publicación. Al terminar la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos
de América (EE. UU.) experimentó cambios significativos, surgieron nuevas
formas de organización tanto en la sociedad como en la industria, donde
—en general— se modificaron notablemente las formas de producción.
Debido a que en la década de los años veinte del siglo pasado EE. UU.
empezó a convertirse en un país consumista, se generó una fuerte demanda
de los productos llamados “duros”, como los automóviles y los aparatos
eléctricos. La gran demanda de productos por la sociedad estadounidense
ocasionó que se realizaran grandes inversiones para mejorar los procesos
productivos, con ello se acentuó la producción masiva. Por otra parte, se
conquistaron campos como la electrónica y la metalurgia; además, se dio una
expansión del sector de la construcción y, en general, de los servicios. Con
respecto a la condición de los trabajadores, éstos podían producir más y, por
ende, ganar más. Cabe señalar que el desarrollo de la tecnología y la expan-
sión industrial fueron de los factores más importantes de sostenimiento del
crecimiento económico.
Aunque los años veinte se recuerdan como una época de opulencia, a
inicios de dicha década se suscitó una recesión, pero una vez que ésta pasó
la economía tuvo mayor expansión; sin embargo, aun con una buena econo-
mía subsistieron diversas desigualdades y desequilibrios. Después de la gran
depresión, iniciada en 1929, la actividad en las organizaciones tuvo que ser
redefinida, esta redefinición consistió en enfatizar la cooperación en lugar
de la competencia y el conflicto entre empleadores y empleados.
Recordemos que tanto el taylorismo como el fordismo promovían un
mayor control de trabajo y del trabajador con la finalidad de lograr su máxi-
mo rendimiento. La búsqueda incesante del incremento de la productividad
del obrero, promovida principalmente por el taylorismo y otros factores,
propiciaron el surgimiento de fuertes movimientos laborales; sin embargo, ni
el crecimiento de éstos en los años veinte lograron el reconocimiento de los
141
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
sindicatos, y no fue sino hasta 1937 cuando éste se logró. En relación con
los empresarios industriales, se crearon asociaciones comerciales con la fi-
nalidad de fomentar la coordinación de técnicas productivas y de comercia-
lización.
Aunado a lo mencionado en los párrafos anteriores, en EE. UU. se pro-
movía la idea de unidad, no sólo en cuanto al curso de la economía, sino
también como propósito social de la nación. Por lo anterior, nos hemos
propuesto analizar algunos elementos fundamentales de la relación jefe-su-
bordinado, y considerando que las propuestas de un autor están influidas
por las condiciones de su época, podemos señalar que la obra principal de
Chester Barnard, The Functions of Executive1, publicada en 1938, en general
proporciona el fundamento para conceptualizar a la organización como un
sistema de actividades o fuerzas sociales, biológicas y físicas consciente-
mente coordinadas, en la cual se debe mantener el equilibrio tanto interno
como externo. Es decir, la organización es concebida como un sistema social
cooperativo; lo anterior lleva a que en dicha obra se haga alusión a cuestio-
nes relacionadas con la psicología del individuo, la moral, la dinámica de
grupos y, principalmente, el papel tan importante del directivo dentro de la
organización.
Dado que Herbert Simon reconoce ampliamente la obra de Barnard y
desarrolla más ampliamente algunas de las ideas de éste, resulta importante
para los propósitos de este capítulo vincularlo, lo cual se realizará con base
en su obra El comportamiento administrativo. Estudio de los procesos de
adopción de decisiones en la organización administrativa, publicada en 1984;
además, ambos autores son representativos tanto de la teoría de la organiza-
ción como de la administración misma (Ríos, 2011). Así como Barnard
aborda aspectos psicológicos como una guía para tratar de entender el com-
portamiento dentro de las organizaciones, principalmente en relación con
los motivos que mueven al individuo y el ambiente en que se desarrolla,
Simon también lo hace al hablar de los estímulos y el hábito, coincidiendo
con Barnard en el sentido de que también describe el ambiente en el que el
individuo toma decisiones.
En este escrito se presentan dos apartados. El primero de ellos muestra
elementos asociados con la manera en que el individuo establece vínculos
con la organización, impersonales principalmente; para ello se parte de la
1
Esta obra fue traducida al español por Francisco Jardón Santa Eulalia con el título Las
funciones de los elementos dirigentes y publicada en 1959.
142
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
2
En este trabajo utilizaremos los términos directivo y ejecutivo como sinónimos, debido a
que Barnard en su obra The Functions of the Executive hace referencia a quienes se encuen-
tran en un cargo de dirección o puesto ejecutivo.
3
Para Barnard los motivos son aquellos impulsos, propósitos y deseos del individuo. Este
autor considera que los motivos son la satisfacción de una tensión y que, en general, éstos
tienen un origen complejo debido a que lo que se pretende o se realiza tiene su origen en
aspectos biológicos, psicológicos y sociales del individuo.
143
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
144
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
145
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
4
El término “cliente” es utilizado por Herbert Simon para referirse a cualquier individuo,
interno o externo, para el que el objetivo de la organización tiene un valor personal.
146
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
147
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
5
Para Taylor la máxima prosperidad para el dueño o para la compañía consiste no sólo en la
obtención de grandes dividendos, sino también en alcanzar la excelencia en las todas las ra-
mas del negocio. La máxima prosperidad para el trabajador consiste no sólo en la obtención
de salarios más elevados, sino en la formación de éste para que logre su máxima eficiencia.
148
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
149
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
una visión y objetivos claros, una promoción del personal dentro de la or-
ganización, una buena coordinación del personal y los recursos para lograr
la eficiencia. Más que prescribir estos u otros elementos, este pensador lleva
a cabo un peculiar esfuerzo por explicar con fines de comprensión, lo que
son las organizaciones, su complejidad como sistema de cooperación.
Para este autor el procedimiento dirigente consiste en integrar el con-
junto y hallar el equilibrio entre las distintas exigencias. El equilibrio de la
organización, para Simon (1984), es mantenido por el grupo directivo de
control en el cual puede haber valores personales de distintas clases, pero
este grupo asume la responsabilidad de mantener la vida de la organización
para poder alcanzar dichos valores. Del enunciado anterior puede deducirse
que el directivo es un elemento del grupo de control dentro de la organi-
zación, debido a que a través de su actividad se da el sostenimiento de los
lineamientos establecidos para el logro de los objetivos y el equilibrio de
las actividades.
Con respecto al equilibrio de las actividades, Barnard hace una asocia-
ción con su concepto de eficiencia de la organización en la cual considera
que, si bien es cierto que dicha eficiencia consiste en mantener equilibradas
las actividades organizacionales, es la satisfacción de los motivos de los indi-
viduos el medio para incitarlos a tales actos; en este sentido, un sistema de
incentivos puede funcionar como mecanismo de “movilización” para los in-
dividuos e integrarlos al sistema de cooperación.
Para lograr la cooperación el directivo debe promover las relaciones de
autoridad, en las que se presenta un fenómeno llamado por Barnard zona de
indiferencia, concepto que es una de las aportaciones más importantes del
autor, en el que un individuo acepta las órdenes sin cuestionamiento cons-
ciente. La autoridad es entendida por él como la capacidad para hacer que
los individuos contribuyan con su esfuerzo a lograr la cooperación; es un
poder a través del cual se toman decisiones que guían las acciones de los
otros; por ello, para Simon, quien se apoya en Barnard para desarrollar su
teoría sobre la autoridad, ésta es una relación que asegura el comportamien-
to coordinado dentro de un grupo. Es una relación entre un “superior” y un
“subordinado”, y sólo cuando surgen dichos comportamientos puede darse
una relación de autoridad, debido a que, para Barnard, el comportamiento
del superior entraña una orden y el comportamiento del subordinado se
basa en el seguimiento de la alternativa de comportamiento que eligió el
superior para él.
Según Simon se ejerce autoridad sobre un individuo cuando éste deja en
reposo sus facultades críticas y permite que la decisión comunicada por otra
150
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
151
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
152
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
liderazgo realizada por Barnard representan una unión de los factores que
confluyen en el ser humano para verlo como un ser integral.
La idea de liderazgo de Barnard puede apreciarse como mecanismo para
“alinear” a las personas en función de lo que beneficie a la organización; hay
que considerar como mediadora la idea de que cuando el individuo coopera
con la organización éste también obtendrá beneficios debido a que existen
elementos que pueden provocar discrepancias o limitar la cooperación,
como los motivos personales, y es ahí donde el liderazgo surge como un
factor armonizador entre la organización y el individuo, principalmente para
coordinar. En este sentido, aunque el liderazgo se define comúnmente como
la capacidad para influir en los demás y lograr objetivos comunes, conside-
ramos que el liderazgo va más allá, debido a que es resultado de un proceso
de percepción en el que el seguidor es el que determina la existencia de la
figura del líder. Según Barnard, el liderazgo no es un elemento sustituto para
el esfuerzo cooperador, sino que es el que inspira la convicción para producir
la cohesión entre los individuos y entre éstos y los objetivos organizacionales,
lo cual se asocia con la coordinación.
La coordinación, considerada por Koontz y O´Donell (1961) la esencia
de la dirección, es una actividad en la cual el directivo concilia las diferen-
cias en la manera de ver las cosas. En este sentido, para Mary Parker en la
manera de ver las cosas se encuentran las opiniones, estas últimas generan,
como se ha dicho, las diferencias, las cuales pueden manejarse a través de la
dominación, el acuerdo y la integración. Por lo anterior, es el conocimiento
de los colaboradores lo que ayuda al directivo a determinar la mejor forma de
integrarlos. Es importante mencionar que, de acuerdo con Simon, desde el
punto de vista grupal, se produce la coordinación cuando el comporta-
miento individual se guía por el comportamiento de los demás miembros
del grupo, esto es que, psicológicamente, la consideración de que el com-
portamiento individual es una parte del plan (establecido por todos) se
convierte en un estímulo suficiente. El autor aclara que los comportamien-
tos que llevan a la coordinación suelen ser irreflexivos y habituales; además
de que la conducta está determinada por estímulos internos y externos al
individuo. Por tanto, el individuo tiene que ajustar su comportamiento al de
los demás.
Simon destaca que la comunicación juega un papel importante dentro
de la coordinación y esta última comprende el desarrollo de un plan para
todos los miembros del grupo; por tanto, el comunicar el plan a cada miem-
bro y la buena disposición de éste para que su comportamiento sea dirigido
153
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
154
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
6
Para Chester Barnard la autoridad posee dos aspectos: el subjetivo y el objetivo. El primero
tiene que ver con la aceptación de la misma; el segundo se refiere a la existencia de la
155
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Conclusiones
La presentación de ideas de Chester Barnard con respecto a lo que hace un
directivo nos permite señalar que la dirección desde su práctica es un fenó-
meno complejo que implica un análisis de la relación director-colaborador
y la influencia bidireccional entre ambos. El ejercicio de la influencia del
directivo sobre sus colaboradores es, en nuestra opinión, uno de los trabajos
más arduos y difíciles, debido a que el directivo está frente a una gran varie-
dad de personalidades con las que interactúa, por esto, no hay una “receta”
universal para motivar y lograr la máxima cooperación; es el directivo quien
a través del conocimiento de sus subordinados puede encontrar la mejor
manera para incitarlos a la buena actuación. No basta su puesto para inducir a
sus subordinados, sus características personales, su personalidad en general,
son las que determinan el ejercicio de su función de manera eficaz.
Mientras que el puesto del directivo sirve para inducir el comportamiento
de los subordinados principalmente a través de la aplicación de reglas, la
personalidad representa características estables que conjuntan la figura de
autoridad formal y la comunicación (interacción) entre individuos. No
ha de olvidarse, por otro lado, que la influencia de los subordinados y el
156
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
157
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
158
La concepción de la función del dirigente en la organización en Chester Barnard
Referencias
Barnard, Chester I. (1938), The Functions of the Executive, Harvard Univer-
sity Press, Massachusetts.
(1959), Las funciones de los elementos dirigentes, Tr. Francisco Jar-
dón Santa Eulalia, Instituto de Estudios Políticos, Madrid.
Fayol, Henri (1969), Administración industrial y general, Herrero Hermanos,
México.
Graham, Pauline (ed) (1997), Mary Parker Follet. Precursora de la adminis-
tración, McGraw Hill, México.
Koontz, Harold y Cyril O´Donell (1961), Principios de dirección de empre-
sas. Un análisis de las funciones directivas, McGraw Hill, España.
Ríos, Jorge (2011), Contribución al estudio de la naturaleza y problemática
fundamental del lenguaje teórico organizacional, Tesis de doctorado,
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Contaduría
y Administración, México, Cd. Mx.
Simon, Herbert (1984), El comportamiento administrativo. Estudio de los
procesos de adopción de decisiones en la organización administrativa,
Aguilar, Buenos Aires.
Taylor, Frederick (1969), Principios de administración científica, Herrero
Hermanos, México.
159
Capítulo VIII
Apuntes críticos a propuestas básicas
de Chester Barnard
Algunas de sus limitaciones conceptuales
David Galicia Osuna*
Resumen
*
Profesor investigador de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán. UNAM, línea de
investigación teoría de la administración, epistemología y ética, correo electrónico: davidga-
liciao@gmail.com.
160
Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
críticas como las de Marx, Kafka, Weber, que pudo conocer; y Foucault,
Deleuze, Bourdieu, Habermas y los Critical Management Studies (CMS), que
no pudo conocer. Se le puede ubicar en la tradición de la administración
dominante, alejada de las preocupaciones por la justicia más que por la li-
bertad, no ve el problema de la explotación, el control y a los más débiles.
Alienta el discurso administrativo oficial, se suma a los intereses de los grupos
dominantes empresariales. Su visión de las organizaciones es acrítica, y pa-
rece, como “humanista”, que se inquieta por la sociedad, sin haber una real
preocupación por el Otro (ambiental y humano).
Introducción
Chester Barnard (1975) no pudo conocer a los Critical Management Studies
(CMS), pero ahora podemos ver que Barnard —como perteneciente a la tra-
dición de la administración dominante, en particular la tradición norteame-
ricana, vinculada al positivismo— merece las principales críticas que hacen
los CMS —o estudios críticos de la administración— a la administración he-
gemónica, como favorecer a algunos grupos o élites a expensas de otros y
reproducir los intereses sociales y los valores culturales dominantes. Alienta
la corriente dominante al considerar, como señala Alvesson (2009), que las
organizaciones son instituciones instrumentales básicamente racionales, jus-
tas, que buscan metas compartidas, buenos medios para satisfacer las nece-
sidades de las personas por la producción de bienes y servicios. Que las
compañías y otras organizaciones trabajan para “el bien común”, que buscan
hacer mejor las cosas para el bien de los consumidores, los empleados, los
propietarios y el público en general; para los stakeholders. No ve el problema
del poder, control e inequidad, la subordinación, la explotación, el acoso, el
abuso, el tedio, la jerarquía, el deterioro de la privacidad, la desesperación,
la presión excesiva, la necesidad de conformismo, las limitaciones de la libre
comunicación, la humillación, el engaño y la mentira, la manipulación, el
cinismo, la discriminación. Sólo ve desde la obligada cooperación, eficacia,
efectividad, rentabilidad: la racionalidad económica o razón de empresa; por
ello, no ve la necesidad de deconstruir el discurso administrativo oficial.
Barnard participa en la normalización de hechos no naturales, irracionales,
161
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
1
Cantegriles es el nombre que reciben en Uruguay los asentamientos informales formados
por un conjunto de viviendas muy precarias construidas muchas veces de lata o de cartones
y desechos en terrenos privados ocupados o de propiedad del estado, así como también en
las márgenes de ríos o los arroyos. El nombre surge en una comparación irónica de Cantegril
barrio lujoso donde viven élites más adineras de la región.
162
Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
2
Otro de los problemas de Barnard, en su libro Las funciones de los elementos dirigentes es su
falta sorprendente de referencias. Pese a que hace notas al pie de página, no sabe lo importante
reconocer que uno se debe a alguna tradición de investigación, la cual tiene ciertas autoridades
y a las que les debemos nuestra comprensión, con las cuales hay compromisos epistémicos.
Es ingenuo en este sentido. De las pocas referencias a autores, nos muestra una señal de su
postura funcionalista (Barnard, 89), nos habla de Durkheim, Pareto, Parson y Weber.
3
A = Adaptation (función adaptativa), G = Goal Attainment (logro de objetivos), I = Inte-
gration (función integradora), L = Latency (mantenimiento del modelo latente). Modelo útil
para el análisis de una empresa o de un sistema social.
163
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
a la causa y efecto físicos, los que manejan las ametralladoras son quienes
libran la batalla y no su comandante, este ejercerá probablemente mayor
influencia en el resultado que uno cualquiera de aquellos”. En ambos casos
nos hacen no olvidar, quién hace los mandatos. Para los dos es claro que los
directivos de una organización, los que están encima del nivel operativo no
constituyen un simple “exceso de equipaje”, que desempeñan también un
papel esencial en el cumplimiento de los objetivos de la organización —es-
tos dos teóricos escriben para dar consejos a los directivos, como Maquiave-
lo a un príncipe; los tres dicen hacer ciencia; son los que hacen las misiones,
las órdenes, las normas, políticas que los operarios deben acatar. Ello nos
recuerda el concepto de dominación weberiano (1999, p. 43) que nos dice
que la dominación refiere a la probabilidad de encontrar obediencia a un
mandato de determinado contenido entre personas dadas. Como bien seña-
la Cruz (2010) “la dominación puede entenderse de dos maneras por coac-
ción o manipulación de la voluntad, como la posibilidad de que los mandatos
sean acatados por voluntad propia de manera consciente (Weber, 1999,
p. 170) en donde su principal sustento es la creencia de los subordinados en
la legitimidad de su subordinación.”
Puedo decir que la visión de Barnard de las organizaciones es optimista
—a diferencia de Kafka4, Marx, Weber, Foucault, Deleuze o los Critical
Management Studies5. Define a las organizaciones como un sistema de co-
operación que busca superar las limitaciones físicas, biológicas y sociales,
pretendiendo satisfacer las necesidades de los individuos. La organización
la ve como un sistema de cooperación considerado como un todo sobre el
mundo físico, sobre factores biológicos y sobre factores sociales, para “procu-
rar de forma creciente satisfacciones sociales” y para facilitar la cooperación
4
Bien pudo haber leído El Proceso de Kafka, el concepto de explotación de Marx, la “Jaula
de Hierro” de Weber” pese a que no pudo conocer el panóptico de las sociedades disciplinarias
de Foucault o las sociedades postdisciplinarias de Deleuze o a los los Critical Management
Studies, para tener una postura crítica con respecto a las organizaciones.
5
Los Critical Management Studies (CMS), también conocidos como los estudios críticos
de la administración. Algunos de sus supuestos, que seguiremos mencionando, son que “el
campo de la administración, en sus actividades académicas, investigativas y prácticas, favo-
rece a algunos grupos o élites a expensas de otros y reproduce los intereses sociales y los
valores culturales dominantes”. Esto indica que algo anda mal, que algo hay que cambiar.
Así que hay que estar en estado reflexivo frente a este discurso dominante, que perjudica y
que es poco cuestionado. La tradición de los estudios críticos se alimenta de la Escuela de
Fráncfort, la teoría crítica, el posmodernismo, el posestructuralismo, el deconsructivismo,
el neo-marxismo, del feminismo, los estudios poscoloniales, el ambientalismo y el psicoanálisis,
entre otros.
164
Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
6
Ver de Barnard (1959, pp. 85-150) su teoría de la organización formal, en particular el
capítulo “Teoría y estructura de las organizaciones formales”, donde define a una organi-
zación formal como “Un sistema de cooperación es un complejo de componentes físicos,
biológicos, personales y sociales que se hallan relacionados entre sí de modo específicamente
sistemático a causa de la cooperación de dos o más personas para, al menos, un fin definido”
(Barnard: 1959, p. 85).
165
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
166
Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
7
Identifica sus principios con los modelos con los de las ciencias naturales. Nos dice que una
organización es un campo de fuerzas exactamente igual que un campo electromagnético lo
es de fuerzas eléctricas o magnéticas.
8
Ver su teoría de la autoridad en el capítulo XII: “La teoría de la autoridad”, donde la auto-
ridad se entiende por el carácter de una comunicación orden, mandato en una organización,
carácter en virtud de la cual se acepta el mandato, el imperativo, que rige la actuación,
determinando lo que se ha de hacer o no por parte de los trabajadores. Aunque su teoría se
vuelve una ficción cuando propone que depende de su aceptación, olvidando el esclavismo
o la explotación capitalista. La otra condición es que el mandato la orden si es medio para
alcanzar el objetivo organizacional, se aceptará, como si el objetivo organizacional fuera el
mismo para los trabajadores siempre. Creo que una de sus mejores ficciones (Barnard, 1975,
sección III de su “Teoría de la Autoridad”) es que una comunicación normativa u orden
tiene autoridad si es aceptada por aquellos a quien va dirigida, si se obedece la orden se
confirma la autoridad de la orden. Ello quiere decir que conoció y entendió la orden; que
la orden no es incompatible con el objetivo de la organización; que es compatible con su
interés personal; y que es capaz física y mentalmente de realizarla. Como si eso pasara en
organizaciones ya esclavistas o explotadoras del sistema capitalista.
167
Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
los que señala Foucault, vigilar y castigar, como los que señala Judith Butler,
la burla, la amenaza, la violencia, entre otros, mecanismos, o como los llamo
estrategias sociales (Galicia, 2017), lo que permite que se acate la orden. De
ello no hace mención Barnard, ocultando un problema básico de la perfor-
matividad. Barnard (1975, p. 190) nos presenta en dulce canto de sirena,
generalidades de forma descriptiva, que se podrían aceptar si lo hiciera de
forma prescriptiva, como deber ser.
No deja de sorprender de Barnard la referencia a un general mayor que
afirmó que: “Un presidente demócrata ha olvidado que la mayor de todas
las democracias es un ejército”, y que hay autoridad al hacerse obedecer por
coerción física por aquellos que rige, “aunque su aceptación pueda ser de-
bida al temor de la fuerza”. El principio interesante de Barnard es que, “la
autoridad depende de la aceptación o consentimiento de los individuos”.
De ahí que hay que ver cuáles son las funciones de los dirigentes. Y nos
presenta otros principios teóricos para entender su teoría de la autoridad:
“Una persona sola puede y quiere aceptar una comunicación como au-
toritaria cuando simultáneamente se dan cuatro condiciones: a) que conoz-
ca y entienda la comunicación; b) que en el momento de su decisión crea
que no es incompatible con el propósito de la organización; c) que en el
momento de su decisión crea que es compatible con su interés personal en
general; y d) que sea capaz mental y físicamente de obrar de acuerdo a ella
(Barnard, 1975, p. 191).
Como se señala (Galicia, 2016), para entender lo que pasa en fenómeno
administrativo, en uno de los cuatro elementos básicos de la administración
(empresa, directivo, discurso administrativo, trabajadores), el discurso admi-
nistrativo bien puede cobrar, como acto del habla, dos modelos, siguiendo
a Habermas, uno ilocucionario y otro perlocucionario. Donde se puede ver
que el modelo perlocucionario es el que podemos encontrar en el discurso
administrativo.
Ya se había señalado (Galicia, 2016) que en realidad en las organizaciones
priva lo perlocucionario (orden) sobre lo ilocucionario (entendimiento). En
el modelo ilocucionario el acto comunicativo —mandato, política, misión,
objetivo, tarea— busca el entendimiento, el convencimiento racional, con
argumentos racionales, busca persuadir con razones. Al hablante o directivo
oferta, como acto del habla, soportado en premisas que se pueden ubicar
en algún discurso administrativo —taylorismo, fordismo, toyotismo— una
comunicación, donde se pueden cumplir con tres condiciones: el oyente
entiende el contenido de la emisión; el oyente puede tomar una postura con
un si o un no ante las pretensiones de validez del acto del habla, donde puede
168
Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
aceptar o no dicho acto del habla; y tres, el oyente acepta las obligaciones de
acción futuras de la emisión. Resalto el segundo, puede decir si o no a el acto
del habla.
El otro modelo, el perlocucionario que siguen ciertos actos del habla, tiene
las siguientes características: priva un vínculo sujeto-objeto no sujeto-cosu-
jeto; la otra persona se ve como “objeto”, no hay una real intersubjetividad.
Muchas veces toma el modelo amigos-enemigos, donde los operarios son
vistos como la parte irracional de la organización. Normalmente no busca
un entendimiento, sino modelos de obediencia al mandato. El directivo
emite sus mandatos, ahora desde alguna “teoría” administrativa, para confor-
mar un patrón de comportamiento administrativo, y el oyente debe acatarlo,
obedecerlo, aun sin considerar su voluntad. La persuasión es secundaria o
no se considera.
En el modelo perlocucionario, la aceptación voluntaria y racional del
oyente es secundaria; la oferta comunicativa del hablante o directivo no es
relevante que la entienda, no se dará un esfuerzo argumentativo, menos dia-
lógico, que busque el convencimiento; el oyente no tiene la posibilidad de
decir que no, no tendrá la posibilidad de aceptar el mandato o no. La preten-
sión de “validez” será obligada ante la emisión del acto del habla. Simple-
mente tiene que acatar el mandato. Las obligaciones para el oyente, dadas
por un directivo, deberán darse sin posibilidad de negarse, determinando su
acción. Quizá la más sobresaliente característica del acto perlocucionario
sea que el oyente no puede aceptar o rechazar el acto del habla performati-
vo, simplemente tiene que acatarla. La libertad, la racionalidad, la intersub-
jetividad, el diálogo, el gobierno del mejor argumento queda supeditado a la
razón de empresa o racionalidad económica, semejante a “la razón de Estado”
de Maquiavelo. Como en el esclavismo, el amo pide, en el discurso teológico
Dios manda, en las organizaciones privadas, el directivo manda. En ellas la
libertad es una apariencia o no existe. Se da el gobierno de la racionalidad
económica.
2. Postura de Barnard
Barnard no verá, como deber, eliminar o reducir la represión, las restricciones,
la manipulación, las disciplinas, la dominación, el sufrimiento relacionado
con la actividad administrativa, la “jaula de hierro” de Weber, (pues no
pudo conocer el panóptico de Foucault) en el contexto organizacional. Des-
de luego no pudo conocer los estudios críticos de la administración, pero
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
3. El funcionalismo
Como opción metodológica el funcionalismo no es de las mejores. En par-
ticular por las serias e insuperables críticas que ha recibido. El funcionalis-
mo sabemos tiene como antecedentes teóricos como Auguste Comte, Émile
Durkheim, el antropólogo Bronislaw Malinowski, pero quizá sus máximos
exponentes sean Robert Merton y en especial a Talcott Parson (Cárdenas,
2014), sin dejar afuera a Vilfredo Pareto y Max Weber, éstos que son men-
cionados por Barnard. Ya no conoce a Niklas Luhmann y Jürgen Habermas,
y sus teorías de sistemas. Barnard se queda con las premisas del modelo del
funcionalismo clásico, lo más endeble del funcionalismo. Este modelo orga-
nicista, donde el concepto de función se entiende como un todo u organismo
cuyas partes tienen la función de satisfacer las necesidades del organismo y
donde se da el patrón necesidad/satisfacción, las necesidades se satisfacen
por tareas diferenciadas, sin conflicto. Para Parson estas tareas diferenciadas
se encuentran en los sistemas: cultural, social, de la personalidad, adapta-
ción. Pero el esquema necesidades/satisfactores fue insuficiente, en particular
porque tenía que enfrentar el problema del determinismo, del cambio, de
9
Cita de Alvesson, 2008, que retomo del artículo CMS, 2014.
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Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
tienen algunas críticas importantes que hacer a posturas con apariencia hu-
manista como la de Barnard (Sanabria, 2014). Ellos tienen algunos antece-
dentes, que Sanabria señala, lo que Barnard no pudo ver:
Trabajos
Aproximación Descripción
representativos
Deconstruccionista Vincula las ideas de Jacques Derrida con una Calás & Smircich
crítica agenda política (como la del feminismo). (1991); Martin (1990).
Foucaultiana Enfatiza la relación conocimiento/poder en Granjon (2009);
diferentes campos de la administración. Knights (1992);
Knights &
Morgan (1991);
Townley (1993).
Existencialista Estudia la subjetividad y cómo las acciones de Collinson (2003);
poder fomentan la aceptación y la sumisión, Knights & Willmott
aun cuando siempre hay un espacio para la (1989).
incertidumbre, la ansiedad y la resistencia.
Teórica crítica Se soporta en la Escuela de Fráncfort, en Alvesson & Deetz
particular en Jürgen Habermas, enfatizando (2000); Deetz (1992).
el ideal y la posibilidad de la emancipación.
Se inspira también, en algunos casos, en el
posmodernismo.
Interpretativista Trabaja con un enfoque etnográfico, en el Jackall (1988); Kunda
crítica cual el interés por la cultura y el significado (1992); Watson
tienen un sesgo crítico. (1994).
De los estudios Enfatiza las experiencias de las mujeres y/o Alvesson & Billing
de género las formas de dominación de ideas culturales (2009); Calás &
sobre la masculinidad. Incluye tanto a los ‘fe- Smircich
ministas’ como a los ‘masculinistas’. (2006); Collinson &
Hearn (1996).
Weberiana de Estudia los desarrollos, las ventajas y las des- Adler (1999); Perrow
izquierda ventajas de las formas burocráticas. Evalúa (1986); Sennett
críticamente las formas opresivas y restric- (1998).
tivas de jerarquía, la división del trabajo y
las rutinas, pero también hace lo mismo con
algunas alternativas presumiblemente radi-
cales y progresistas como los llamados a las
post-burocracias.
Del proceso Aunque cada vez con una mirada menos Ackroyd & Thompson
de trabajo marxista, estudian críticamente el trabajo en (1999); Karlsson
las organizaciones y las relaciones entre em- (2012).
pleador y empleado.
Fuente: Elaboración Sanabria et al., a partir de Alvesson.
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Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
Conclusiones
Chester Barnard se suma a la idea, que critica Alvesson (2009), de orga-
nización: que las organizaciones son adecuadamente representadas como
instrumentos racionales para lograr metas compartidas y/o como medios
para satisfacer las necesidades de las personas a través de la producción de
bienes y servicios. Que las empresas y las organizaciones en general son ins-
tituciones que trabajan para “el bien común”, cuyos resultados consisten en
hacer mejor las cosas para los consumidores, los empleados, los propietarios
y el público en general. Se ubica lejos de una visión crítica como la de Kafka,
Marx, Weber, Foucault, Deleuze o los Critical Management Studies (CMS),
éstos que no conoció Barnard. Su obsesión por la cooperación ficticia de las
organizaciones no le dejaron ver la explotación, la manipulación el poder,
la dominación, la vigilancia, el castigo, la preocupación por la racionalidad
económica,
En efecto, por los autores que menciona Barnard, se le puede ubicar
dentro de una tradición fundamentalista funcionalista, con Merton, Pareto
y Parson, en el funcionalismo clásico, en particular con su concepto de
organización como cooperación, en su teoría de la organización formal,
informal y de autoridad. Con ello padece de las críticas recibidas por el
funcionalismo clásico, reducido a un patrón necesidad/satisfacción, donde
las necesidades se satisfacen por tareas diferenciadas, sin conflicto. Este fun-
cionalismo desconoce no sólo el conflicto y la explotación, señalados por los
marxistas, la “cárcel de hierro” y la dominación de Weber o el problema de
la disciplina y el vigilar y castigar de Foucault, sino que tiene problemas con
el cambio y las cuestiones históricas. Se preocupa por el sistema y función
estable, armoniosa. Se caracteriza por su sesgo conservador, por legitimar a
las elites de la sociedad, proponiendo una teoría del consenso, la armonía;
pertenece a una matriz ideológica de los grupos dominantes.
Finalmente, como se dijo, a Barnard le vienen bien las críticas de los CMS
o estudios críticos de la administración. Sus investigaciones favorecen a los
grupos dominantes. Alienta y reproduce la visión de los intereses sociales,
los valores culturales dominantes. Por ello no deja de extrañar que se le
ubique en el “humanismo”. Su discurso administrativo responde a intereses
económicos, fortalece al discurso administrativo oficial en particular al nor-
teamericano con su sesgo cientificista, positivista. Normaliza la visión domi-
nante de las organizaciones e impide por su buena retórica el considerar
discursos administrativos alternativos. Participa en la formación de lo familiar
y natural de la administración y la organización liberal económica. Legitima
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Apuntes críticos a propuestas básicas de Chester Barnard
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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa II
El pensamiento de Chester Barnard y Herbert Simon