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MEDELLIN - 2008
NÚMERO DE CRÉDITOS 4
CIUDAD Medellín
II. INTRODUCCIÓN
El curso de fundamentación del Trabajo Social es de carácter básico u obligatorio pues su
estudio prepara y dota de herramientas a los y las estudiantes para la comprensión,
problematización y reflexión frente a la configuración del Trabajo Social y su articulación
como profesión de las ciencias sociales y humanas, de tal forma que le permita recoger
elementos que apunten a la construcción de identidad profesional.
Con este panorama el curso busca generar reflexión en los y las estudiantes frente a la
profesión, a fin de que se constituya en tema obligado de discusión y problematización.
En esta perspectiva se desarrollarán competencias científicas, reflexivas y críticas en la
resignificación del objeto de conocimiento e intervención, estimulándose con ello la
capacidad para indagar, descubrir, confrontar y profundizar elementos propios de la
identidad profesional.
El módulo contiene cuatro (4) unidades, que dan cuenta de una secuencia lógica de los
fundamentos, teóricos, epistemológicos, metodológicos, y operativos del Trabajo Social.
Cada unidad se entrelaza con las otras, constituyendo un tejido; por ello cada una de
ellas retoma y se complementa con las otras. El módulo entonces no sugiere ni es
conveniente una lectura lineal, sino que amerita un ir y venir en los conceptos, en las
definiciones, en los interrogantes.
El/la estudiante identifica los problemas más significativos y relevantes del ejercicio
profesional, con respecto al objeto de conocimiento e intervención, así como su
identidad.
CONTENIDO
APROXIMACIONES
PRELIMINARES A LOS FUNDAMENTOS TEÓRICOS,
METODOLÓGICOS Y DISCIPLINARES DEL TRABAJO
SOCIAL
OBJETIVOS
Generar en los y las estudiantes una reflexión crítica frente a la fundamentación teórica,
metodológica y disciplinar del Trabajo Social en su proceso de constitución.
Introducir algunas consideraciones en torno a la relación del Trabajo Social con las
ciencias sociales y humanas, que le permita a los/as estudiantes identificar algunos
elementos de la especificidad e identidad de la profesión.
Vincular la práctica del Trabajo Social con las realidades contextuales, desde una
perspectiva histórica social.
PALABRAS CLAVES:
Intervención social
Que permitan establecer y reconocer
Se concreta en
Es necesario conocer
Para comprender
Capítulo 1
ELEMENTOS INTRODUCTORIOS DEL TRABAJO
SOCIAL.
¿QUÉ ES EL TRABAJO SOCIAL, QUÉ FUNCIÓN CUMPLE,
CUÁL ES SU PAPEL?
Seguramente esta pregunta ya ha rondado en las mentes de quienes decidieron asumir el
Trabajo Social como su formación básica. Responder a este interrogante es fundamental
para entender cuál es la relación entre el Trabajo Social y la sociedad en la cual se inscribe,
por demás una sociedad conflictiva y fuertemente problematizada por el incremento cada
vez mayor de los problemas sociales, manifiesto en la desprotección de los derechos
fundamentales de los sujetos y en un sentimiento de incertidumbre.
Preguntarse qué es o a qué se dedican otras disciplinas como por ejemplo, la medicina, el
derecho, la economía, es algo relativamente sencillo; pero cuando nos referimos al Trabajo
Social, resulta más complicado, ya que desde la misma literatura profesional existe una
multiplicidad y a veces vaguedad de definiciones respecto a la materia.
La naturaleza y fines del Trabajo Social se asocian con la ayuda que presta o con la
respuesta que da ante situaciones de carencia o necesidad de las personas y esta relación
aparece constantemente, aunque en versiones distintas, de acuerdo con los contextos
históricos y sociales en que la necesidad surge y se manifiesta. En todas las civilizaciones y
sociedades ha estado presente, de alguna forma, la tendencia de ayudar al necesitado, al
desvalido, proteger al débil y liberar al oprimido. En estos tiempos por ejemplo, se concibe
el Trabajo Social como “un modo de acción social, como el “arte de asistir” a los más
necesitados, como una actividad que contribuye al funcionamiento social, como una
actividad prestadora de recursos sociales y una forma técnica y científica de mejorar las
relaciones humanas” (Escartín, 1998:9). De todas las profesiones o disciplinas, denominadas
del área de las ciencias sociales y humanas, es al Trabajo Social al que se le ha considerado
como “una forma técnica de hacer el bien” (Escartín y Suárez, 1998:24), donde la ayuda se
relaciona con su tarea de resolver o dar respuesta a las necesidades de los individuos.
Los conceptos teóricos y enfoques tradicionales originales sobre el Trabajo Social han girado
en torno al propósito de ayuda y asistencia a personas, grupos y comunidades en la
búsqueda de soluciones a los problemas sociales. Según los campos de aplicación, la
profesión ha ido cambiando hacia diversos conceptos de promoción humana muy difusos e
imprecisos. Esto refleja, entre otros aspectos, la ausencia de sistemas teóricos con mayor
definición o estructuración. Paralelo a ello, la realidad y la práctica de la profesión siguen
teniendo indefiniciones sobre el objeto del Trabajo Social, estando la mayoría de respuestas
circunscritas al plano de lo que se ha denominado “la situación social problema”.
Existen varios enfoques sobre qué es el Trabajo Social, desbancándose aquellos que lo
consideran una ciencia, una disciplina científica, una tecnología social, una praxis social o
una ciencia aplicada. Son varios los motivos que dificultan una claridad conceptual con
respecto a esta disciplina, entre los que se destaca el hecho de que lo social es complejo,
cambiante y dinámico, además porque su accionar se relaciona con las variables
estructurales del contexto, en la medida que actúa para transformar una realidad concreta.
También es preciso considerar que el Trabajo Social, a diferencia de otras disciplinas más
antiguas, desde su nacimiento se ha configurado en numerosas especialidades, según los
campos de su aplicación práctica.
De cualquier modo toda reflexión sobre el papel o funciones del Trabajo Social debe tener en
cuenta el espacio y el tiempo concreto al cual se va a hacer referencia, así como en su
momento la ayuda al necesitado, la asistencia social, el servicio social y el Trabajo Social
obedecieron a situaciones históricas y realidades sociales concretas; de ello da cuenta el
curso de “historia del Trabajo Social”.
Dice también Norberto Alayón (1985), que el Trabajo Social es “una profesión teórica-
práctica encaminada a la transformación y desarrollo integral de la sociedad, siendo la base
central de su quehacer la educación social crítica inspirada en principios de igualdad y
libertad”. Esta definición resulta interesante ya que recoge el proceso teórico-práctico y de
desarrollo del Trabajo Social desde sus orígenes, difiriendo sustancialmente de lo que se
conocía como Trabajo Social desde la interpretación del “Social Work”, que es una visión
asistencial muy restringida, surgida en los inicios del Trabajo Social –aproximadamente en
1943 -como respuesta para mitigar los efectos del creciente desarrollo proporcionando
medios para la subsistencia.
Actividad No. 1
A partir del medio virtual, el Chat, comparta con su grupo colaborativo estas
respuestas e identifiquen puntos de encuentro y de diferencias.
Lograr una definición del Trabajo Social es un asunto necesario, pero de ningún modo una
tarea acabada, que pretenda anclar la profesión y situarla en un papel anacrónico. Si se
reconoce esta disciplina en un contexto cambiante, es preciso mantener la alerta frente a
esos cambios que se viven en la realidad social actual con el fin de preguntarnos por el papel
del Trabajo Social en esa nueva realidad, caracterizada como “sociedad en crisis”.
¿A qué hacen relación esos cambios? Recuérdese que durante el siglo XVIII y XIX fueron los
postulados de la modernidad, representados en la primacía de la razón, la ciencia, el sujeto
universal, entre otros, los que se impusieron; y hoy estos pilares incluyendo las bases
económicas que sustentaban el mundo son cuestionados e incluso ya reemplazados. Es así
como por ejemplo, la revolución industrial fue reemplazada por la revolución tecnológica y
específicamente en el campo de la información y la comunicación, generándose unas nuevas
relaciones de poder no solamente local, sino sobre todo a nivel mundial.
En términos ideológicos los postulados del marxismo como corriente de pensamiento que
guiaba el accionar, cada vez se desmoronan más y coge fuerza el fascismo en países como
Francia y otros países Europeos, manifiestos en actitudes racistas y xenófobas. Por su parte
el Estado-nación del siglo XIX, dio paso a la desintegración en comunidades étnicas más
pequeñas y heterogéneas; las ciudades han dejado de ser núcleos de progreso y se
constituyen en urbes superpobladas y con grandes problemas de pobreza e inmigración.
A nivel mundial los grandes problemas de hambrunas y epidemias parecen más propios de
otras épocas y no del siglo XXI; se profundizan las desigualdades sociales y por ende la
brecha entre ricos y pobres, entre los que tienen acceso al conocimiento y la información y
los que no; la discriminación de las minorías, la falta de justicia social, de equilibrio entre
derechos y deberes y la separación entre crecimiento económico y calidad de vida. Hay un
cambio en las prácticas y relaciones entre los sujetos, ya no es el valor compartido; hay un
solo valor que se impone y es el del dinero, porque es la economía capitalista la que domina
el mundo.
Estos cambios acelerados obligan un análisis del panorama de la humanidad, desde una
perspectiva distinta que puede nombrarse como la crisis del Estado de bienestar, la
desmitificación del progreso, el auge de los nuevos instrumentos de la tecnología y el
creciente individualismo e individualidades en contraposición a proyectos colectivos y la
existencia de sujetos de la práctica1, aspectos que generan un mundo de producción y
consumismo.
1
Para Marx los sujetos de la práctica son los sujetos capaces de decidir y transformar una realidad o situación
concreta. El sujeto de la práctica no niega el sujeto individual.
Actividad No. 2
Capítulo 2
A Modo de dar cuenta de los aspectos epistemológicos que sustentan el qué hacer del
Trabajo Social, se expone la argumentación teórica y los códigos conceptuales que lo
fundamentan en el escenario de las ciencias y disciplinas sociales que lo constituyen, como
antecedentes también del Trabajo Social como profesión, y para ello se discurrirá por los
conceptos de ciencias sociales, disciplinas y profesión.
Cuando el conocimiento se obtiene por medio de la razón para encontrar la esencia del
objeto de estudio, ya sea biológico, químico, físico o en la sociedad, se le denomina “etapa
racional”, es la etapa de los conceptos y los juicios. El conocimiento no solo se aplica a los
agentes externos al hombre sino también al hombre mismo.
Dentro de la sociedad, de las comunidades, de las familias, todos sus miembros son
distintos, se conducen por caminos diferentes y con ideas propias y distintas. Esto hace que
el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos sea inexacto y por tanto no se puede
hacer un estudio para predecir lo que sucederá.
Hay otro conocimiento que es el filosófico el cual más que demostrar lógicamente o
compararse empíricamente, se comporta a partir de concepciones del ser humano y del
universo. El conocimiento tecnológico es el que está basado en la ciencia, aplicando esta a la
construcción de bienes y servicios. El conocimiento científico es el que más nos interesa ya
que cuenta con un sistema por medio del cual se desarrollan los postulados o teorías que el
conocimiento expone; explora en el fondo de las cosas y descubre cada elementos que las
compone, además que tiene medios para comprobarlos; es abierto a aceptar otras teorías y
propuestas con el fin de acercarse lo más posible a la verdad; lo que caracteriza a este
conocimiento es que es racional, sistemático, metódico y auto reflexivo.
La ciencia es una actividad creada por el hombre para investigar aquello que el mundo
esconde, para transformarlo en conocimiento. Se clasifica en ciencias formales y fácticas,
dentro de las primeras se encuentran por ejemplo la lógica y las matemáticas y las segundas
se dividen en ciencias naturales y ciencias sociales. (www.monografias.com/trabajos 13).
Las ciencias naturales están hechas para estudiar, comprender todos aquellos fenómenos
que se realizan dentro de la naturaleza sin la intervención del hombre; las ciencias sociales
están dedicadas al estudio del hombre en todos sus aspectos, cultural, económico y político.
Las ciencias sociales establecen relación entre los hombres, grupos y la sociedad en su
proceso de desarrollo. Su surgimiento y desarrollo ha sido un proceso largo de siglos, de
milenios. Veamos un poco cómo se han dado esas ideas sociales a lo largo de la historia.
En la etapa greco romana predominaba el pensamiento filosófico, metafísico, moral y el
predominios de la religión basada en el politeísmo. Pero en esta época surgen pensadores de
gran talla como Anaxágoras, Anaximenes, Pitágoras, Sócrates, Heráclito, Platón y
Aristóteles, entre otros; los dos últimos iniciadores de las ciencias sociales en el mundo
antiguo, con un enfoque idealista (este enfoque considera que las ideas son innatas, están
en los sujetos antes de captarlos) y basado en la observación. En este etapa la ciencia social
estaba inmersa en consideraciones normativas de carácter moral o filosófico por tanto las
primeras teorías fueron el reflejo de doctrinas metafísicas y morales.
También de este periodo es la filosofía Marxista que tiene por objeto el estudio de las leyes
del pensamiento, aponiéndose a la lógica formal. Los aportes de Carl Marx, visibles en el
siglo XIX apuntaron a la constitución de unas bases objetivas de las ciencias sociales, esto
es, considerar como parte de su constitución los aspectos jurídicos, políticos y económicos;
en suma el análisis de las relaciones de producción y las fuerzas productivas. Fue este
pensador el primero en plantear la unidad de la ciencia social en tanto concibió los
fenómenos sociales en estrecha interdependencia, y con posibilidad de ser explicados por los
sujetos.
Puntualizando tenemos que la ciencia social hace relación a aquellas disciplinas que
investigan al ser humano dentro de su realidad social. El fundamento principal es la totalidad
del comportamiento humano y las instituciones sociales que organizan y moldean ese
comportamiento en lo que se llama sociedades o cultura. (Duverger, 1972)
Se entiende las ciencias sociales como la rama del saber que estudia los grupos humanos y
las colectividades con la perspectiva de construir teorías que expliquen e interpreten la
realidad, expresada en la cotidianidad, expresiones culturales, formas de organización,
interacciones, contradicciones, entre otros. Las ciencias sociales aportan unos conocimientos
generales que serán aplicados, por cada disciplina social, a la resolución de problemas o
necesidades humanas. Es decir, cada disciplina se ve obligada a elaborar teorías como parte
de su especificidad, buscando el insumo teórico que les permita abordar su objeto de estudio
para interpretarlo y explicarlo.
Las disciplinas elaboran un cuerpo conceptual en torno a un objeto del conocimiento para
estudiarlo, interpretarlo y analizarlo proponiendo alternativas de transformación. En gran
parte las disciplinas se consideran como ciencias sociales, es el caso de la antropología, la
economía, la historia, las ciencias políticas y la psicología, entre otras.
Las profesiones aplican un campo particular del conocimiento al cual articulan saberes
aportados por las ciencias y las disciplinas, lo que permite una práctica sistemática con
fundamentación científica en una realidad específica. En el caso de las ciencias sociales, se
proponen estrategias de intervención con el fin de buscar transformaciones en la sociedad,
de acuerdo con el escenario que se pretenda construir desde la perspectiva profesional, y a
partir de ellas se enriquece la teoría que las fundamenta.
2
Este concepto hace parte del método materialista dialéctico de Carlos Marx.
Actividad No. 3
En este apartado es importante mirar, a groso modo, las principales etapas por las que ha
pasado el Trabajo Social para hacer una aproximación a su naturaleza, es decir, su origen,
constitución e identidad y sobre todo a su método de intervención.
Como debieron haber visto en la historia del Trabajo Social, el proceso de industrialización
generó las condiciones necesarias para el surgimiento de una forma más organizada de
asistencia, que consistía en ordenar la distribución de las ayudas y capacitar para la
asistencia social. La asistencia se constituye en la fundamentación científica del servicio
social y con él la formación o nacimiento oficial del trabajador social, conocido en esa época
como “CharityWorker o FriendVisitor”(Arellano y Cano, 2005).
Este tipo de asistencia identificada dentro de la corriente humanista del momento, tuvo una
visión estrecha frente a las causas de la pobreza pues se consideraba que el individuo era el
causante de ella, concepción que marcó la asistencia social por décadas y que no pensaba
aliviar la pobreza material sino en liberar a los hombres del peso de sus circunstancias, de
manera que pudieran asumir mayor responsabilidad para orientar su existencia individual y
contribuir al sistema en el que vivían.
Con la creación de la primera escuela de Trabajo Social que tenía como interés formar al
individuo desde la teoría y la práctica con un acompañamiento y un entrenamiento práctico
supervisado, puede hablarse de una profesionalización del Trabajo Social, ya que proyectaba
la preparación de un sujeto desde la academia y no desde el simple deseo empírico o
mesiánico de realizar acciones en beneficio de otros.
Con respecto al estudio de caso, no lo consideraba como el único método en servicio social,
por el contrario, tenía una visión integral y planteaba: “el servicio social de caso sería
fragmentario si se separara del servicio social en general, debe mostrarse la
interdependencia de todas las partes del servicio social”.(Ibíd.)
Esta mirada amplia del servicio social no fue asumida después de su muerte por las otras
generaciones de profesionales quienes tuvieron una actitud cerrada hacia todos los aspectos
que se enmarcaban en las reformas sociales y la visión de adaptación del individuo a la
realidad fue la única que se asumió; así mismo, como el método de caso era el que se
hallaba mejor fundamentado y estructurado, se cayó en el error de reducir el servicio social
a la aplicación exclusiva de este método.
Si bien se acepta que para el momento la profesión tuviera impregnada del pragmatismo
como corriente filosófica, ésta debió haber sido rebasada por los profesionales, a partir de
la creación e innovación de otras visiones acordes con las nuevas realidades. El método
de caso fue de gran aporte al servicio social, pero la profesión no podía cerrarse ante esta
“única posibilidad”. De esta visión estrecha y univoca, surge un gran problema para la
profesión relacionado con la limitación en desarrollos teóricos y conceptuales, ya que
primaban las acciones concretas sin trascendencia que no le permitían avanzar como
disciplina.
Los cimientos del Trabajo Social, tienen gran influencia de corrientes de pensamiento como
es el positivismo que lo ha influenciado en los elementos teóricos; el humanismo en su
Este método aparece después de la década del 40 cuando los asistentes sociales empiezan a
desarrollar sistemas de agrupación para intervenir a partir de actividades terapéuticas y de
recuperación, a personas afectadas por la Segunda Guerra Mundial. Este método es el que
prima en esta etapa del desarrollo capitalista, el cual no escapó a las influencia de la filosofía
positivista ni al modelo basado en los patrones de adaptación.
Existen dos definiciones clásicas con relación al método de grupo; una es la planteada por
Newstetter para quien “el servicio social de grupo es un proceso socio-educativo que
desarrolla la personalidad y la adaptación social de los individuos, a través de asociaciones
voluntarias que tienen un objetivo establecido y motivado por los participantes” (….). La otra
definición es la de Slavson, quien afirma que “es un método de educación social en el que
los miembros del grupo son educados, educadores y material didáctico, actuando en un
proceso de interrelación” (Arellano y Cano, 2005).
Una de las principales teóricas de este método es Gisela Konopka quien dice que el servicio
social de grupo es un método del servicio social que ayuda a los individuos a mejorarse en
su funcionamiento social a través de intencionadas experiencias de grupos y a manejar de
manera más eficaz sus problemas personales, de grupo y de su comunidad. A partir de tres
premisas explica la importancia y el por qué es necesario este método:
La primera premisa hace relación a que el servicio social como profesión trata de mejorar
el funcionamiento social de las personas.
La última premisa considera que las personas necesitan ayuda –a veces profesional- para
mejorar su funcionamiento social; y el servicio social seria uno de los medios para
hacerlo.
Algunos de los objetivos del servicio social de grupo tienen que ver con:
Capacitar individuos, grupos y comunidades para ser protagonistas del desarrollo a partir
de procesos de movilización de las capacidades de los individuos, de los grupos, y la
creación de recursos individuales y sociales para su funcionamiento social.
Con este nuevo método y mediante la experiencia, la profesión asume un enfoque más
terapéutico que se pone por encima del asistencialismo y que busca la coherencia entre
teoría y práctica. A partir de este método y sus objetivos, el servicio social dejó de tener una
perspectiva de adaptación y socialización que se estaba volviendo pasiva y enajenante; y
empieza a asumirse en una dimensión de cambio y de participación en los procesos de
estructuración de los procesos de la política social, la planificación y la ejecución del
desarrollo. Luego el servicio social a partir del método de grupo, fue asumiendo una
3
En la siguiente unidad, se abordarán estas corrientes que han permeado al Trabajo Social.
Como ya se ha visto también, el Trabajo Social nace originariamente como una actividad,
una profesión de ayuda sin una determinación clara en el panorama naciente de las ciencias
sociales. Ello explica que el Trabajo Social especialmente en Colombia se haya caracterizado
por la búsqueda y especificación de sus funciones, al tiempo que trataba de clarificar su
ubicación precisa en el campo del saber y el hacer de las disciplinas sociales. Así mismo los
avances del Trabajo Social en esta dirección del saber y el hacer , según algunos autores,
aún no conllevan directamente a la configuración precisa de su identidad o unicidad como
saber especializado y como profesión, de ahí que sea contemplado desde diferentes ópticas,
sin embargo cada vez se va imponiendo de forma más generalizada la concepción de
Trabajo Social como una disciplina social con fundamentos teóricos (en cuanto a su alcance
real, sus contenidos específicos y su praxis profesional).
Según Lorena Gartner (1999) la identidad o especificidad del Trabajo, hace relación a los
siguientes aspectos:
El Trabajo Social, se define a sí mismo por su objeto de intervención, más que por su objeto
de conocimiento, y sus modelos de intervención se producen desde teorías que dan cuenta
de aspectos sociales producidas en las disciplinas sociales. Por ello se dice que el Trabajo
Social carece de un cuerpo teórico propio que sustente la práctica profesional. Obviamente
se espera que de la reflexión sobre la práctica, emerjan conceptualizaciones o teorías que
Por ejemplo dice (Gartner, 1999).que las disciplinas ejercen influencia sobre el mundo social
a partir de las teorías y mediante procesos de profesionalización que exigen algún tipo de
influencia sobre el mundo empírico; y que el Trabajo Social es una profesión sin un dominio
disciplinar correspondiente.
Para comprender mejor el desarrollo del Trabajo Social como disciplina, es necesario
entrarnos en este recorrido, haciendo particular énfasis en los métodos de intervención y el
contexto en el cual se desarrollaron.
Vemos como el intento por darle cierta sistematicidad a la asistencia social cristiana
desarrollada en la Edad Media4, y los esfuerzos rudimentarios por desarrollar sistemas de
seguridad social en la Europa pre-industrial orientados a ayudar y asistir al necesitado, al
débil, al desadaptado socialmente, se constituyen en los cimientos del proceso de
institucionalización del servicio social o asistencia social, años más tarde denominada
Trabajo Social. Este Trabajo Social nace como una forma de “acción social” y se remonta al
siglo XVI.
Para finales del siglo XIX en Europa y luego en Estados Unidos se da inicio a las primeras
actividades de entrenamiento, que marcan el inicio de la profesionalización de la asistencia
social, orientada al desarrollo de procesos de aprendizaje para tratar a la gente, comprender
las condiciones de vida en que vivía, los medios para mejorarlas y conocer los diversos
organismos dedicados a la asistencia. La motivación se centra en el HACER, pero de manera
artesanal en tanto el objetivo era el manejo de una técnica que permitiera obtener
resultados deseados.
A principios del siglo XX se da inicio a lo que se llamó el Trabajo Social de casos, el cual
retoma el modelo diagnóstico propuesto por Mery Richmond y este a su vez influenciado por
el psicoanálisis de corte freudiano. Este es el primer intento por darle un piso teórico a los
procedimientos que desarrollan la personalidad, mediante ajustes entre individuos y entre el
hombre y el medio social en el que vive. De ahí surge varios modelos como el clínico
operativo, la escuela funcional o modelo de crisis, el modelo socio-conductista, el modelo de
comunicación-interacción y la psicoterapia centrada en el cliente. (Gartner, 1999).
Pese a que desde el siglo XIX se veían las ventajas de la acción grupal, solo a partir de 1936
este modelo se considera una rama del Trabajo Social, entendido como método y campo de
acción con propósitos correctivos, preventivos, recreativos, educativos y promocionales; en
1943 se le denomina el “método de organización de la comunidad”.
4
Sin romper con la herencia filantrópica, caritativa y voluntarista.
mantener el equilibrio y la regulación adecuada del los intereses de la estructura estatal que
imperaba en el momento. Las prácticas de Trabajo Social parten de la necesidad de la
sociedad y se pretende adaptar a quien no esté respondiendo a ésta. Con este método se
dan nuevas formas de intervención social y los procesos sociales se conciben de forma
inversa a como se estaban desarrollando, generando la autogestión y los procesos de
participación comunitaria. (ibíd.).
A nivel latinoamericano
En los años 50, la Revolución cubana pone en alerta a los países imperialistas que temían
que los países latinoamericanos tomaran este ejemplo, por ello se asumen medidas
económicas que buscan evitar esta situación dando paso al fenómeno denominado
desarrollismo. El método de comunidad se constituyo en el medio a partir del cual los países
imperialistas se aproximaron a Latinoamérica con su intervención desarrollista, pues este
método reunía condiciones necesarias para implementar la intervención deseada, desde
entonces se conoce como el “método de desarrollo comunitario”. El Trabajador Social
abandona entonces la perspectiva de la adaptación y socialización y se constituye en un
agente de cambio promotor de modificaciones institucionales dentro de la estructura
funcional; participa de procesos de estructuración y ejecución de la política social.
En los años 60 ante la coyuntura del Plan Decenal para América Latina 5, continua el
fortalecimiento del Estado y por tanto su intervención tanto en lo económico como en lo
social, desde el enfoque Cepalino. Se promueve el desarrollo de ejes temáticos de la
profesión y se establecen indicadores del desarrollo, para ello se retoman técnicas y
métodos de otras disciplinas sociales como la antropología y la sociología. El problema en
esta etapa fue que se concibió el desarrollo con base en las exigencias externas, sin tener en
cuenta las necesidades reales locales.
El paso del individuo a la colectividad se da por razones socio económicas y políticas, pero
también por la influencia de la sociología que permite observar los problemas sociales y
humanos en el marco de las interacciones entre sujetos, en la estructura de las sociedades y
en las formas de organización de los conglomerados humanos. Se dice entonces que el
Trabajo Social se sociologiza, y puede hablarse de una concepción que centra lo social en el
sujeto y de un comunitarismo que sumerge al individuo en el colectivo, dada la trilogía
individuo-grupo-comunidad.
5
Alianza para el Progreso
Paralelo a esta situación, las ciencias sociales empiezan a posicionarse en las universidades
latinoamericanas con modelos teórico-conceptuales de tipo funcionalista y estilos
metodológicos marcadamente empíricos. Se destacan las reflexiones sobre la relación
ciencia-sociedad desde una perspectiva crítica y en el marco del materialismo histórico y
dialéctico el cual suscita un cambio de rumbo en las disciplinas sociales que generó un
distanciamiento con respecto a las reflexiones apoyadas en datos empíricos acerca de
problemas y áreas sociales concretas. Las lecturas entonces del marxismo en las diferentes
disciplinas sociales generó miradas estructurales y globales acerca de lo social, y el
problema del subdesarrollo y la dependencia se ponen al centro de las discusiones
académicas.
Puede decirse que en los años 60 y 70, se consideró como objeto de intervención del
Trabajo Social, las “situaciones o fenómenos sociales”, los “sectores sociales con limitaciones
para la satisfacción de sus necesidades básicas”, “las personas, grupos y comunidades en su
problemática de la vida cotidiana”, “las interacciones conflictivas entre las personas –
familias-grupos y comunidades- y su medio social”, la “relación entre las necesidades
sociales insatisfechas y los recursos para satisfacerlas”, la “relación –de ayuda y solidaridad-
con el usuario”, “los problemas sociales”, entre otros. (Alayón, 1987)
En los años 70 y 80, el Trabajo Social se fundamenta en el llamado método crítico analítico,
fundamentado en la comprensión e interpretación de los fenómenos sociales, nutrido por la
corriente filosófica del estructuralismo, el marxismo y posteriormente el llamado “nuevo
marxismo”, que sostienen la relación de los aspectos socio-económicos y políticos y el
análisis de las contradicciones sociales a la hora de hacer intervención. Es en este contexto
que nace el movimiento de la Reconceptualización, planteando un redimensionamiento y
revalorización de la praxis profesional como alternativa al asistencialismo, al tecnicismo
cientificista y al desarrollismo.
En los años 80 se desarrolla con más intensidad el Trabajo Social familiar y terapéutico,
soportado en el enfoque sistémico. A finales de los ochenta se da la crisis del marxismo,
ocasionando en el Trabajo Social el desarrollo de otras tendencias; se centró el interés en
las mircrorealidades puntualizando en la gestión y la política social.
En este periodo las teorías que dominaban el panorama universitario e implicaba a todas las
disciplinas sociales y humanas, empiezan a ser cuestionadas e incluso sustituidas. Se inician
nuevas búsquedas teóricas y metodológicas dentro de cada una de las disciplinas y empieza
a perfilarse una tendencia hacia el estudio de temas concernientes a aspectos concretos de
la realidad nacional en torno al desarrollo. Hay un interés por rescatar la historia del Trabajo
Social y se abandonan las lecturas estructurales de tipo macro con proyecciones
En los años 90 se da una manifestación de las ciencias sociales en gran cantidad de campos
disciplinarios y aparecen modelos diversos a partir de la realidad globalizante. La
internacionalización de la economía en el marco del modelo neoliberal produce
transformaciones políticas con relación a la constitución del Estado, que afectan el tema de
lo social. Se produce un debilitamiento de las políticas sociales y como consecuencia de ello
la aparición de nuevos actores sociales que atienden las demandas de lo social ante el
debilitamiento del Estado y el abandono de sus responsabilidades en el marco de la
restitución de los derechos fundamentales de la población.
Esto indudablemente obliga a una redefinición de la acción sobre lo social en los ámbitos
oficiales y no oficiales; se impone una nueva racionalidad para la participación en programas
sociales dentro del marco de la eficiencia y competitividad que maximicen la capacidad
financiera, técnica y administrativa.
Estos cambios y rumbos socio-políticos así como otros de carácter epistémico referidos a
nuevos modelos y énfasis en el abordaje de lo social, tienen consecuencias en los procesos
de intervención profesional en el Trabajo Social. Se destacan los enfoques sistémicos,
holísticos y hermenéuticos; los dos primeros se constituyen en las herramientas
fundamentales para abordar el problema de complejidad y el ultimo permite hacer lecturas y
enfatizar en la comprensión de los elementos subjetivos del comportamiento humano, tal
como lo plantea Max Weber.
Vemos pues como el Trabajo Social desde sus comienzos fue más práctico que teórico y se
nutria del cuerpo teórico que le aportaban las ciencias sociales, además se caracterizó por la
ejecución programática en respuesta a dichas teorías, por eso se manifiesta como una
tecnología que debía omitir el análisis y la reflexión sobre la sociedad, su fragmentación y el
análisis de las contradicciones principales que sustentaban dichas sociedades.
El trabajo Social asume el modelo psicológico en tanto busca el ajuste del individuo al
medio, ajustándose a la norma. Asume también el modelo sociológico al adoptar categorías
del enfoque funcionalista y estructural funcionalista, localizándose tanto en el enfoque de la
regla como en el del conflicto. Asume el modelo lingüístico a implicar los significados, la
acción comunicativa y los sistemas significativos. Por tanto el compromiso del Trabajo Social
con el ser humano en términos de su proyección práctica orientada al mejoramiento de sus
condiciones de vida ha estado mediado por las ciencias sociales en todas sus dimensiones y
en el conjunto de las categorías que organizan su horizonte epistémico.
Lo anterior explica por qué el Trabajo Social se preocupa por el individuo y la comunidad,
por el ajuste y por el cambio, por la necesidad y el desarrollo humano integral; mire los
hechos humanos a partir del conflicto, la función y el significado, lo cual da cuenta, en parte,
de los límites difusos entre una y otra disciplina de las ciencias sociales. El problema radica
en que los trabajadores sociales se apropien de teorías de manera fragmentada y utilicen
teorizaciones yuxtapuestas y fuera de los marcos originales. El trabajo social no puede
convertirse en una técnica o un método, debe estructurarse a través de sólidos desarrollos
teóricos que permitan lecturas rigurosas de la realidad y contribuciones eficaces y de calidad
con los procesos de cambio social en los cuales está comprometido. (ibíd.).
En conclusión puede decirse que el Trabajo Social opera sobre una realidad dinámica,
cambiante, conflictiva y multidimensional, lo que hace que su objeto y sujeto de estudio e
intervención estén estrechamente vinculados a las realidades históricas y situaciones
sociales concretas.
Dado que los fenómenos sociales son expresión de múltiples conflictos y contradicciones que
expresan la concurrencia de distintos factores íntimamente relacionados y concatenados, se
hace necesario no solo entender sino sobre todo abordar la realidad como totalidad
dialéctica; en consecuencia la comprensión, interpretación y tratamiento de los problemas
requiere el concurso de distintos conocimientos con el objetivo de evitar una visión sesgada,
parcelada, simplista o reduccionista de la realidad.
De otro lado, el carácter cambiante y dinámico de la sociedad demanda respuestas
integrales, las cuales cada vez son más lejanas dada la fragmentación y especialización de
las ciencias y las disciplinas, por ello la relación, integración, intercambio mutuo y
acercamiento de métodos y teorías entre diversas disciplinas se constituye en un verdadero
reto. Esto no significa de ningún modo renunciar a la autonomía de cada disciplina.
Si bien lo más importante no es plantear una definición sobre el Trabajo Social, sino más
bien definir su objeto de conocimiento e intervención, es importante resaltar que hoy existe
un gran consenso con la definición planteada por Norberto Alayón (1987): “el Trabajo Social
es una profesión teórico-práctica encaminada a la transformación y desarrollo integral de la
sociedad, siendo la base central de su quehacer la educación social crítica inspirada en
principios de igualdad y libertad”
El Trabajo Social debe encaminar sus esfuerzos hacia su constitución real como disciplina
científica y a partir del análisis de la realidad trabajar dialécticamente con ella en busca de
resultados transformadores que a su vez, impacten en las teorías, confirmándolas o
modificándolas. Es decir, su marca disciplinar debe ser precisamente ese marco referencial y
conceptual científico que construye con los diferentes actores y sujetos que intervienen en
dicha realidad y se realiza a través de sus intervenciones las cuales se mueven en el
contexto de las relaciones de poder y de la correlación de fuerzas sociales.
Cuál debe ser entonces el papel de los y las trabajadores/as sociales frente a la necesidad
de construir la identidad y especificidad de la profesión del Trabajo Social?
El método del conocimiento en Trabajo Social debe estar sustentado en los procesos de
investigación y desde una estrecha relación teoría-práctica. Es decir, la investigación debe
considerar el nuevo contexto social, pero reconociendo la historia, identificando las causas
de esas rupturas o continuidades, y para ello se hace necesario repensar el método
pragmático y concreto como única alternativa metodológica para dar respuesta a una
realidad determinada; dejarnos fascinar nuevamente por la búsqueda de realidades más
universales y complejas y no por ello menos especificas, en el camino que propone el
método del materialismo dialéctico: ir a lo especifico, pero emprender el camino de regreso
a lo general, no como copia, sino como realidad determinada por múltiples contradicciones;
quedarse en lo específico implica la obtención de conocimientos fragmentados y
descontextualizados.
Según lo anterior, lo más cercano a una definición del objeto de conocimiento del Trabajo
Social es el desarrollo, las necesidades humanas, las interacciones y contradicciones sociales
y el bienestar social; y el objeto de intervención son las relaciones sociales no solo en
términos de las interacciones sociales, sino las relaciones de producción con el fin de
potenciar los sujetos individuales y colectivos en la búsqueda del desarrollo social y humano.
Finalmente, el llamado es hacia la construcción de una identidad profesional, teniendo en
cuenta su legado histórico, su carácter actual y por tanto no espera un mañana anhelado
para constituirse, sino que se constituye como real en el presente; porque el futuro se
construye ahora.
Actividad No. 4
Actividad No. 5
Una vez estudie con atención el capítulo tres que a continuación encuentra, haga
lectura del documento titulado “El Trabajo Social y sus espacios de Intervención”,
de Natalio Kisnerman, el cual le permitirá ampliar el conocimiento con respecto a
algunos de los campos de intervención del Trabajo Social. Consigne en su
portafolio las principales ideas y haga un mapa conceptual de toda la unidad.
Capítulo 3
Lo teórico hace relación a aquella “regla o ley general que intenta ofrecer una explicación o
comprender algún aspecto del mundo” (Bedoya y Villa, 2002). La teoría incorpora para su
funcionamiento los modelos teóricos que permiten comprender el sentido de la teoría, la cual
a la vez se deriva de la realidad. Los modelos teóricos permiten comprender y entender el
contenido teórico y el método permite aplicar la teoría; ambos tienen como función explicar
la realidad.
Lo operativo hace relación a las acciones que permiten poner en ejecución una actividad, a
partir de una serie de técnicas, las cuales se entienden como un conjunto de operaciones
bien definidas y trasmitidas para producir resultados previstos bien determinados; una
técnica es entonces el procedimiento para manejar una determinada situación.
“El Trabajo Social como profesión es un una organización que articula objetos de
conocimientos de las ciencias sociales y humanas sus saberes y métodos para ponerlos en
práctica en su interacción social” (Cano Nora)
El Trabajo Social circunscribe su acción a una problemática social a la cual se acerca con
herramientas teóricas de las ciencias sociales para analizarla, comprenderla e intervenirla, y
proponer nuevos esquemas interpretativos de acuerdo al contexto.
El Trabajo Social como ya se vio, se sitúa entre las disciplinas de carácter fáctico que trabaja
con materiales humanos para la modificación de algunos aspectos derivados de la conducta,
las relaciones interpersonales, la relación individuo-medio. En él la intencionalidad del
conocimiento está orientada a su aplicación en la realidad.
Como la mayoría de las profesiones, el Trabajo Social, deriva sus conocimientos de una
variedad de fuentes que aplica a la realidad, haciendo posible la producción de nuevos
conocimientos en un proceso teórico-práctico, estableciendo conceptos y explicando los
fenómenos que abarcan el quehacer profesional.
Según Escartín y Suárez (1994:147), el Trabajo Social no solo aprovecha para sus fines
conocimientos elaborados por otras ciencias y disciplinas, los cuales articula y transforma de
acuerdo con su interés y especificidad como disciplina, sino que también ha elaborado
teorías propias y métodos; ha estructurado sus propios fundamentos y principios, así como
sus valores; ha producido su propia filosofía y su propia investigación. En él, más que en
otras profesiones, la práctica estuvo durante mucho tiempo por delante de la teoría; esto ha
llevado a que muchos autores la hayan considerado como “práctica social”, y como
consecuencia de ello su supuesta incapacidad para participar activamente en la construcción
de teoría.
Una perspectiva contempla la práctica del Trabajo Social como una respuesta a las
situaciones de conflicto de individuos, grupos y comunidades, causadas por una
6
se llama conocimiento al hecho de poseer datos confirmados acerca de algo. Los conocimientos son la materia
prima con que se teje la ciencia, ya que ellos significan la posesión de datos confirmados acerca de los fenómenos
materiales y espirituales y su acertada reflexión en la conciencia humana. En: Introducción al Trabajo Social I. p.
145.
SOCIEDAD/
REALIDAD
INTERACCIÓN
PROFESIÓN DE SOCIAL
TRABAJO SOCIAL
APORTES DE LAS
CIENCIAS SOCIALES Y
HUMANAS
La intervención profesional tiene que ver con la comprensión del SOBRE QUÉ, PARA QUÉ,
CÓMO Y CON QUIÉN. Aspectos que solo pueden ser analizados en la medida que estén
sustentados teórica y prácticamente; es decir, la intervención se fundamenta en un conjunto
de conceptos que guían el accionar profesional y en la práctica porque el o la profesional, en
este caso el trabajador/a social no solo piensa sino que también actúa; por ello pensar y
actuar son fundamentales en la intervención profesional.
Los procesos sociales hacen relación a la producción y reproducción de la acción social de los
sujetos con los cuales se trabaja; dicha acción está argumentada por la ciencia social a
partir de la explicación de las circunstancias estructurales o sistemáticas de los actores de la
actividad social. Según Rozas (1998), esta explicación es valida y necesaria, pero deja de
lado el análisis microsocial de la vida de los actores, es decir, su vida cotidiana.
La educación social
Estas prácticas se atraviesan como parte de un mismo proceso en cada intervención que se
hace y esto distingue el Trabajo Social de otras profesiones.
Partiendo del espacio local en el que se van construyendo los núcleos problemáticos, y desde
el Trabajo Social se deben integrar algunas áreas, las cuales demandan unas de otras. Esta
visión intenta construir tejido, red social, promoción y transformación del propio medio
social y la participación de los propios implicados y de la propia comunidad; privilegia
también el proceso continuado frente a las acciones puntuales, sin descuidar objetivos más
estratégicos, pero partiendo de la base que desde lo particular, se puede lograr una
creciente participación de los sujetos y las transformaciones necesarias.
GLOSARIO
La antropología tiene mucho que ver en la formulación de las políticas sociales y urbanísticas
y en la distribución del espacio en las ciudades y pueblos con la inclusión de los distintos
grupos étnicos y sociales para que participen en su gestión.
CEPAL: Comisión Económica para América Latina, fundada en 1950 por las Naciones Unidas.
Las dos coordenadas básicas para comprender toda estructura social son espacio y tiempo.
El espacio social se corresponde con bastante fidelidad con el lugar que ocupan los
miembros de la sociedad en las esferas y ámbitos sociales. El tiempo social es la duración de
la sociedad en términos de desarrollo de sus elementos fundamentales. El trabajador social
debe observar, a través del tiempo y del espacio, en qué medida cada una de las ciencias
corre el riesgo de limitar su campo de estudio y generalizar sus conclusiones.
Política social: conjunto de mediadas que el Estado pone en práctica con el fin de
estructurar la sociedad en forma más justa, mediante la creación y desarrollo de servicios
sociales no inmediatamente rentables, y también a través de disposiciones que tienden a
aliviar o mejorar la situación social de los económicamente débiles y jurídicamente
desprotegidos.
Trabajo social: carrera profesional de las ciencias sociales que según algunos autores
cuenta con sus propios fundamentos teóricos, científicos, técnicos, metodológicos, campo de
aplicación, y un modos de acción social que se fortalece y cualifica a partir del proceso de
reconceptualización, al superar los enfoques y concepción tradicional sobre la asistencia y
servicio social. Además, es una carrear humanística que se enriquece permanentemente del
dinamismo y cambios que experimentan las sociedades.
Como sistema económico: modelo de ordenación de las actividades económicas que impera
en una determinada geografía. Existen dos sistemas antagónicos, el capitalista donde el
precio y el ánimo de lucro orientan toda la actividad y la economía planificada (Cuba). Entre
ambos existe un tercer sector denominado economía social constituido por una serie de
organizaciones (cajas de ahorro, fundaciones, cooperativas, ong´s,...) que no persiguen
beneficio y si lo obtienen lo revierten en la sociedad.
(COMPLETE EL GLOSARIO)
BIBLIOGRAFIA
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ALAYÓN, Norberto. Perspectivas del Trabajo social. Editorial Humanitas. Buenos Aires,
Argentina, 1985
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Octubre de 2005. Consultado, noviembre de 2007
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ESCARTÍN Caparrós María José y Suárez Soto, Esperanza. Bases teóricas y conceptuales. Objeto y
sujeto del Trabajo Social. En: Introducción al Trabajo Social I. Editorial Aguaclara, 1994.
ESCARTÍN Caparros, María José. La intervención en Trabajo Social. En Manual de Trabajo Social.
Editorial Aguaclara, 1998.
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Trabajo Social, Universidad de Costa Rica. No.33, abril de 1999. En: www.ts.ucr.ac.cr.
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desde el construccionismo. Editorial Humanitas, Buenos Aires, 1998.
KONOPKA, Gisela. Servicio social como profesión. En Debates sociales, No. 16, Río de Janeiro, mayo
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RAMÍREZ, Diego. Diferencias existentes entre las ciencias sociales y su método en comparación con las
ciencias naturales, en www.monografias.com/trabajos 13. Fecha de búsqueda octubre 19 de 2007.
RICHMOND, Mary. El caso social individual y el diagnóstico social. Textos seleccionados. Talasa,
Madrid, 1995.
ROZAS Pagaza, Margarita. El objeto de intervención en el Trabajo Social. En: una perspectiva teórica
metodológica de la intervención en Trabajo Social. ESPACIO editorial, Buenos Aires, Argentina,
1998.
ESCARTÍN y Suárez. El Trabajo Social como disciplina científica. En: Introducción al Trabajo Social I.
Editorial Aguaclara, 1994.
VILLEGAS Conde, Elida. Hacia la construcción de una cultura de los Derechos Humanos en Trabajo
Social. 1995. En, www.ts.ucr.ac.cr/reconceptualizacion.htm.
OBJETIVOS
PALABRAS CLAVES:
Epistemología-Cristianismo-Liberalismo
económico-Humanismo-Positivismo-
Funcionalismo-Estructuralismo-
Psicoanálisis-Marxismo.
MAPA CONCEPTUAL
La pregunta vigente es
La componen
Capítulo 1
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA DEL TRABAJO SOCIAL.
ASPECTOS INTRODUCTORIOS
1. PRECISIONES CONCEPTUALES
A lo largo de la historia del Trabajo Social puede darse cuenta de teorías que lo
fundamentan y que se constituyen en sus cimientos. El positivismo ha influido en la teoría
del Trabajo Social y por ende en su práctica; es el caso de la asistencia social que se basó
en el aprendizaje del comportamiento de la sociedad, sus formas y actitudes, pero también
sus maneras de aprender a controlarla, a través de una actividad o disciplina. El humanismo
como filosofía también ha impactado la práctica del Trabajo Social, a través de lo que se
conoce como el pragmatismo; el estructuralismo, el estructural funcionalismo, y el
funcionalismo demarcaron fuertemente no solo al Trabajo Social sino a las ciencias
sociales, especialmente en la década del 40; el estructuralismo en la práctica se reflejó en lo
que se llamó el método de comunidad o el “Social Work”, a partir de la cual se pasa de una
concepción asistencial a una terapéutica y con el estructural funcionalismo se analiza la
sociedad como una estructura orgánica indivisible. La fundamentación teórica del Trabajo
Social a través de estas corrientes de pensamiento y de otras que le han seguido, como el
marxismo, no puede mirarse como productos del azar, sino que obedecen a unas causas
que están directamente relacionadas con el momento histórico, los desarrollos económicos,
políticos y sociales, con un marco de referencia que era un determinado contexto; por tanto
esta influencia debe ser vista y analizada reconociendo el valor del pasado, los aspectos
positivos y sobre todo reconociendo que las funciones profesionales no son establecidas de
manera aislada desde el interior de cada colectivo, sino que son asignadas socialmente.
La capacidad de integrar los nuevos fundamentos con los enfoques clásicos permite avanzar
en el proceso de construcción del conocimiento, y en su madurez sin desconocer la
importancia de esas primeras etapas, ya que en su momento era lo más avanzado en
términos de las búsquedas de la promoción humana, justicia social, bienestar, calidad de
vida, desde diferentes modalidades de intervención.Antes de abordar los aportes de estas
corrientes de pensamiento al Trabajo Social, es necesario desarrollar algunos conceptos
claves para comprender mejor sus enunciados.
(Kunh citado por Ander-Egg, 1986). En las ciencias sociales y naturales cuando se habla de
paradigma, se hace relación a un modelo teórico subyacente que sirve para dirigir y ordenar
el pensamiento en relación a la interpretación o lectura que se hace de un conjunto de
hechos o fenómenos.
2.2. TEORÍA
1.3 ENFOQUE
En el Trabajo Social se pueden encontrar diversos enfoques que ordenan las descripciones,
explicaciones e interpretaciones de las estrategias tanto de investigación como de
intervención social; así por ejemplo puede hablarse en investigación de enfoques
epistemológicos como el constructivista, el fenomenológico y el dialéctico; enfoques teóricos
como el marxista o utilitarista; y enfoques metodológicos, referidos a lo cualitativo y
cuantitativo. En el campo de la intervención social el Trabajo Social se ha nutrido de los
desarrollos de otras disciplinas, enriqueciendo su cuerpo teórico-metodológico, dando lugar
a la existencia de diversos enfoques, que se constituyen en modelos de intervención como
es el sistémico, el cognitivo, el clínico, los enfoques conductistas, humanistas o existenciales
y los marxistas. En los últimos tiempos se habla del enfoque de genero de la exclusión y la
vulnerabilidad, el enfoque de riesgo, entre otros.
Actividad No. 6
Capítulo 2
APROXIMACIONES GENERALES A LAS CORRIENTES
FILOSÓFICAS QUE HAN PERMEADO EL TRABAJO SOCIAL
Antes de realizar una acción es importante preguntarnos el ¿para qué?, ¿por qué la vamos a
realizar?, de lo contrario caemos en un pragmatismo carente de sentido y orientación; lo
que se trata entonces es de rescatar las orientaciones filosóficas que deben guiar nuestro
accionar profesional.
Cuando hay que explicar las causas o motivos profundos de nuestras acciones o
comportamientos es necesario remitirnos a su fundamentación filosófica; sin esta
fundamentación no podría comprenderse su por qué y su para qué, es decir, el sentido y la
prospección de las acciones y conductas.
Con respecto al Trabajo social la pregunta es si existe una o varias filosofías que lo
sustenten y si estas bases filosóficas se han mantenido constantes a través de su historia.
Frente a estos interrogantes ha girado gran parte de la discusión epistemológica del Trabajo
Social, y frente a ellos se ha respondido de manera categórica con un No. Es decir, se
considera que no se puede sostener una filosofía única como fundamento de la profesión;
sin embargo el tema de las bases o sustentos del Trabajo Social ha motivado muchas
reflexiones aún no resueltas en la profesión. Preguntas relacionadas con la existencia de una
teoría propia de intervención en el Trabajo Social, y sobre la influencia que ha recibido a lo
largo de su desarrollo, son apenas unos ejemplos.
Por ello es importante recoger la sugerencia de Kohs (Peña y Quiroz, 1996) cuando en el
año 1966 planteaba la necesidad de identificar en el actuar profesional tres elementos: la
base filosófica, el principio y el método, en forma coherente y unitaria. Es necesario conocer
el contexto filosófico para apreciar los principios y los métodos.
En Trabajo Social, el método de Caso Social Individual es el que más ha sufrido variaciones
en sus énfasis y orientaciones dada la influencia de diversos modelos teóricos, y algunos
trabajadores sociales a diferencia de otras profesiones que proporcionan asistencia, no han
establecido claramente los parámetros de su práctica y ésta por momentos se expande o se
contrae dependiendo de los dictados de las agencias o instituciones en las que están
empleados y a las que les sirven. Al respecto dice Lima B.A que,
…el Trabajo social tradicional reflejaba un vacio epistemológico en el poco interés por
esforzarse en la conceptualización de los principios, de los objetivos que orientaban el
quehacer profesional, de los elementos a utilizar y por lo tanto, de la metodología a
instrumentar para hacer frente a la problemática social. (Peña y Quiroz, 1996:48)
El Trabajo Social como profesión ha sido influenciado por diversas fuentes teóricas las cuales
han aparecido en el tiempo, constituyéndose en su base epistemológica. De manera
cronológica puede mencionarse en primera instancia cinco movimientos que han influenciado
la Teoría de Intervención del Trabajo Social, como son, el Cristianismo, el Liberalismo
Económico, el Humanismo, el Positivismo, el Funcionalismo y el Psicoanálisis (Morroni,
Gloria, citada por Peña y Quiroz, 1996).
Cristianismo: Desde el cristianismo se sostiene que todos los hombres son iguales y
tienen derecho a las mismas condiciones dignas de vida; de este postulado, el Trabajo
Social alimenta su marco de referencia y sus objetivos y actúa en función de que todos
los clientes puedan obtener estas condiciones. Como ya se ha dicho la profesión nace
como una manera tecnificada de prestar ayuda, actuando en las instituciones de
asistencia social creadas por la iglesia, y en parte por ello hay un acercamiento con el
concepto de justicia social.
Positivismo: Sistema y método según el cual sólo puede ser comprensible lo que existe
en la experiencia sensorial. Pretende atenerse solo a los hechos del mundo exterior
perceptibles por los sentidos y sus conexiones lógicas. La teoría y el sistema positivista,
tal como fue formulado en el siglo XIX tiene hoy poca vigencia, pero el método que de él
se deriva tiene gran influencia en las ciencias físicas y naturales, especialmente en los
aspectos formales y metodológicos. También en las ciencias sociales ha ejercido
influencia, impulsando la búsqueda de claridad, precisión y rigor del pensamiento y la
necesidad de recurrir a los datos empíricos.
Esta corriente sociológica ha sido el marco teórico del “Social Work” norteamericano y
gran parte del servicio social latinoamericano e incluso de cierto servicio social
reconceptualizado. Según esto entonces, el servicio social y los servicios sociales son
mecanismos de integración; es decir se constituyen en instrumentos que procuran la
integración sistémica o la armonía entre las instituciones dentro del orden social vigente,
además buscan la integración social, o armonía entre los grupos, diluyendo las
contradicciones o conflictos sociales y de clase.
Por tanto cada parte del sistema es eficaz en tanto contribuye al funcionamiento del
mismo; esa función del sistema traducida por los funcionalistas como “el deber ser”, ha
conducido en gran medida a una concepción estática y conservadora de la vida social ya
que se acepta sin más la estructura y los valores que dimanan de ella como algo
inamovible. Se concibe la sociedad como un resultado ya dado y no como un proceso,
convirtiéndose en un enfoque ahistórico que parte de la estabilidad de un sistema y
niega cualquier otro análisis que pretenda cuestionarlo. En definitiva todo aquello que
“no se acomoda, no se ajusta, no se adapta” a lo existente, se constituye en
anormalidad o patología.
Estos supuestos en la práctica del servicio social y de los programas de bienestar social
corren el riesgo de conducirlos a una práctica conservadora y mantenedora –acrítica- del
status quo, perpetuando el orden socio-económico vigente. Lo más grave es que estas
corrientes teóricas siguen siendo utilizadas en los diferentes métodos de intervención, es
más actualmente algunos profesionales, continúan con una visión del mundo centrada en
las palabras ajuste, control y predicción, mientras otros por tanto están cambiando este
paradigma epistemológico, apostándole al cambio desde otra corriente pensando,
entonces, el mundo desde una visión compleja que genere incertidumbre y perspectivas
nuevas por tanto que convide a aceptar la diversidad.
Estructuralismo: Esta corriente de pensamiento nace a comienzos del siglo XX, a partir
de los trabajos lingüísticos de Saussurre. Este término designa a un conjunto
convergente y divergente de corrientes de pensamiento que van desde las matemáticas,
la física y la biología hasta las ciencias humanas especialmente la lingüística, el
psicoanálisis y la antropología. Se habla de convergencia ya que la explicación a cada
nivel se hace por la noción de estructura.
En las ciencias sociales el termino comienza a ser utilizado a principios de los años 50,
para designar el análisis social, el cual parte del estudio de las estructuras de una
sociedad y es distinto del análisis de las relaciones sociales, además el rol y status de
cada individuo, según el funcionalismo, depende de la estructura donde está inserto.
institucional. Esta corriente le proporciona al Trabajo Social las claves explicativas para
comprender los fenómenos sociales.
Capítulo 3
APORTES DISCIPLINARES DE LAS
CIENCIAS SOCIALES AL TRABAJO SOCIAL
Para empezar es necesario precisar que los aportes son aquellos elementos que la profesión
de Trabajo Social ha retomado de otras disciplinas para construir su referente conceptual,
metodológico y operativo, proporcionándolo insumos para la comprensión y análisis de las
interacciones sociales con los individuos, grupos, instituciones, familias y comunidades. No
se trata de recoger elementos “prestados” de otras disciplinas, sino de integrarlos de
manera crítica a la práctica profesional con el fin de formular un saber que contenga la
especificidad del Trabajo social y de cuenta de él, y que a la vez permita visualizar las
posibilidades de producción de conocimiento desde dicha práctica profesional. Esos aportes
están representados en elementos teóricos, metodológicos y operativos, los cuales se
materializan en las disciplinas de las ciencias sociales y humanas.
Esta profesión cumple un importante papel en la formación del trabajador social ya que le
proporciona un enfoque teórico; además por su entrenamiento conductual y las funciones
que realizan. Ambas disciplinas –la sociología y la psicología- se ocupan del comportamiento
de las personas y los grupos, así como de sus modelos de interacción, pero desde diversos
enfoques.
El trabajador social requiere de unas destrezas como son: la escucha activa, la asertividad,
la capacidad de análisis, de negociación, manejo de situaciones difíciles, capacidad de
mediación; y la psicología debe ofrecerle una base científica y habilidades sociales prácticas
para que pueda responder a estas exigencias. La psicología da herramientas al trabajador
social para:
Apoyar a las personas e influir en ellas para paliar los obstáculos que impiden su
integración social.
Comprender la naturaleza del ser humano y prevenir el impacto de los riesgos sociales
La antropología desde el enfoque cultural explica las razones sociales y culturales que
impiden el mejoramiento de los proyectos e intervenciones sociales y las que llevan a los
pueblos a rechazar o aceptar la introducción de nuevas actividades.
La historia aporta conocimientos sobre el pasado que son imprescindibles para comprender
el presente del Trabajo Social, porque permite conocer sus precursores, el objeto y los
principios que consolidan esta disciplina. Sabiendo que el Trabajo Social se caracteriza por
dar respuesta a las necesidades sociales de cada momento histórico, se hace obligatorio el
reconocimiento de las situaciones de orden político, económico y social en que estas surgen.
La historia ayuda entonces a enfrentar el futuro reconociendo los errores y aciertos en cada
momento determinado.
La ciencia política aporta al trabajo Social un recorrido por las formas de organización
política y de poder hasta derivar en la Constitución y el sistema político democrático como el
modelo ideal que consolida el estado de bienestar. A su vez la teoría democrática centra su
interés en la participación política como medio para estimular la construcción de ciudadanía.
El reconocimiento de la ciudadanía fundamenta las condiciones necesarias para desarrollar el
Trabajo Social al proponer un modelo ciudadano plenamente integrado a la nueva sociedad
civil y protagonista principal de ella.
Dado que una de las funciones del Trabajo Social es contribuir a la consecución del bienestar
social generalizado a los/as ciudadanos/as, se hacen necesarios los aportes de la economía
como son aspectos de microeconomía que permitan explicar los desajustes económicos y ver
las repercusiones sociales; así mismo los instrumentos de la economía como son la
estadística y la contabilidad, para gestionar y administrar organizaciones, elaborar
proyectos, buscar su financiación y justificarlos. También desde la economía se pueden
analizar conceptos como renta per cápita, PIB, y el funcionamiento de organismos como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. De igual manera son importantes los
aportes de la microeconomía o economía política, la cual permite entender la sociedad desde
las relaciones sociales y de producción y sus contradicciones de clase.
El Trabajo Social se encarga de acercar los derechos a los ciudadanos, de hacerlos efectivos
con su intervención, y con el derecho comparte la idea y el principio de justicia social como
elementos de cohesión de la sociedad. Por la disciplina del derecho es posible que el
trabajador este informado sobre la normativa de prestaciones sociales, derechos sociales
con respecto a vivienda, empleo, protección social, entre otros; además puede obtener
información sobre el régimen legal que fundamenta cualquier proyecto de intervención o
planificación.
Actividad No. 7
Elabore un escrito de tres páginas donde, establezca la relación entre los elementos hasta ahora
planteados y su práctica o experiencia institucional, a partir de la siguiente pregunta:
1. ¿Cuáles corrientes filosóficas considera se mantienen hoy en la práctica del Trabajo Social?
Demuestre su respuesta dando cuenta de objetivos y enfoques de programas, proyectos y
actividades realizados en instituciones y que están o han estado al alcance de su
conocimiento.
2. Elabore un mapa conceptual de las disciplinas de las ciencias sociales y sus aportes al
Trabajo Social.
Capítulo 4
CRITICA A LA POSTURA ECLECTICA Y
PRAGMATICA DE LA PROFESIÓN
En Trabajo Social se habla de un pluralismo cognitivo dado su acercamiento a diversos
postulados que han sustentado la intervención, el cual obedece en parte a la variedad de
disciplinas que lo nutren. Estas referencias teóricas, substratos positivistas, estructuralistas,
funcionalista, marxismo, construccionismo, entre otras, lo han llevado a un eclecticismo
teórico que ha fundamentado la intervención; incluso ante la crisis de algunos fundamentos
teóricos como es el caso del marxismo y el positivismo; se propone entonces para las
ciencias sociales teorías que expliquen la complejidad histórico social, en todo caso, que no
sean “teorías totalizadoras”; sino más bien haciendo un “buen manejo” de los enfoque
teóricos eclécticos.
A lo largo de la historia del Trabajo Social se han dado varias respuestas a este
interrogante; para algunos autores, lo propio de la disciplina son sus métodos, sus técnicas
y su objeto de análisis. Dice Sela B. Sierra, que el Trabajo Social tiene una base teórica, es
decir, unos principios generales constitutivos y normativos, procesos reales y actividades
concretas (Peña y Quiroz, 1996). Para autores como Peña y Quiroz, lo propio del Trabajo
Social está constituido por su objeto de análisis, sus objetivos, funciones, dimensiones y
metodología de acción; teniendo en cuenta que la profesión no opera en el aire sino que
responde a una determinada base que le da sustento, es decir una filosofía que a su vez se
traduce en practica de munchas maneras, como son los principios y los métodos.Siendo así,
la base del Trabajo Social contempla los valores, principios filosóficos, éticos, operacionales,
básicos y/o fundamentales de la profesión. (Kocs, citado por Peña y Quiroz, 1996).Sin
pretender dar por terminada la discusión sobre las bases que sustentan el Trabajo social y
su especificidad, es necesario reconocer que la profesión ha experimentado cambios a nivel
de las teorías de sustento, metodologías y técnicas, conforme con la evolución de la
sociedad y los problemas humanos; puede hablarse hoy de un perfeccionamiento de
métodos inspirados en nuevas corrientes epistemológicas, como se verá más adelante.
Actividad No. 8
Elabore un escrito de tres páginas donde, establezca la relación entre los elementos hasta ahora
planteados y su práctica o experiencia institucional, a partir de las siguientes preguntas de
manera argumentativa:
GLOSARIO
Epistemología: parte de la filosofía que trata de la Teoría del Conocimiento y, como tal,
debe comprender sus problemas, métodos, técnicas, estructural lógica, examen delas
categorías e hipótesis en la investigación científica.
Los modelos teóricos pueden tener distintos niveles de abstracción y distintos niveles de
aplicación. Puede haber modelos referidos específicamente a un objeto o fenómeno (familia,
grupo), o puede ser mas amplio su rango explicativo comprensivo, y ser utilizado para
abordar distintos dominios de lo real. Desde una perspectiva epistemológica podemos hablar
de modelos mecanicistas, organicistas o críticos; desde una concepción mas acotada a un
objeto de intervención, como por ejemplo la familia, hablamos de modelo sistémico,
psicoanalítico, gestáltico, etc.
Tendencia: orientación que se deduce de una serie de hechos recientes (tendencia del
aumento de precios, tendencia electoral…). A nivel de las ciencias sociales, por lo general,
las tendencias solo se pueden deducir y establecer a escala macro-social.
Funciones del trabajo social: alude a las funciones que desempeñan los trabajadores
sociales, ya sea que trabajen en instituciones o en organizaciones de base. Estas funciones
pueden clasificarse en dos categorías: implementador de políticas sociales y educador social,
animador y/o promotor. En la práctica cuando se realizan actividades concretas, estas
funciones suelen entrecruzarse.
Tensión social: es el estado en que se encuentra una sociedad determinada en la cual una
especie de carga emocional se produce entre diversas fuerzas y sectores que aprecian o
tienen intereses contrapuestos, respecto a un problema, objetivo o situación.
(COMPLETE EL GLOSARIO).
BIBLIOGRAFIA
ANDER-Egg. Diccionario de Trabajo Social. Editorial Plaza y Janes, 1986
EROLES, Carlos. Glosario de temas fundamentales en Trabajo Social. Editorial Espacio, 2005
PEÑA Ovalle, Iván y Quiroz Neira, Mario. Perspectiva del Trabajo Social y los nuevos escenarios: la
discusión epistemológica. En Revista Colombiana de Trabajo Social. No. 9 febrero de 1996.
OBJETIVOS
Generar en los y las estudiantes una reflexión crítica frente a la fundamentación teórica, y
metodológica del Trabajo Social clásico, reconceptualizado y posreconceptualizado.
Confrontar conceptualizaciones y modelos históricos del Trabajo Social con las técnicas de
intervención en la realidad actual.
PALABRAS CLAVES:
MAPA CONCEPTUAL
INVESTIGACIÓN
Posreconceptualización
-Método de caso
-Método de grupo Replanteados
-Método de desarrollo
comunitario Movimiento de Su método Método básico
Entre ellos Reconceptualización fue y/o integrado
los métodos
clásicos
Apuntan a
De Realidad -
Unos objetivos problema
Intervenir la
realidad
Para
Capítulo 1
LA CUESTIÓN METODOLÓGICA EN
TRABAJO SOCIAL. ASPECTOS PRELIMINARES
Una vez identificados los fundamentos teóricos del Trabajo Social como disciplina, se hace
necesario hacer referencia explicita al “cómo”, exponiendo los procedimientos que el Trabajo
Social utiliza para intervenir efectivamente en la realidad, los métodos de intervención que
hacen posible la transformación de esa realidad-problema.
Las disciplinas científicas para llegar al conocimiento científico de la realidad que investigan
o para intervenir y transformar esa realidad, tienen que utilizar procedimientos
estructurados –métodos- que les permitan conseguir sus objetivos.
En el caso del Trabajo Social, se usa y adapta la metodología científica de las ciencias
sociales, basada en una estrategia de investigación-acción que responde a una estructura
lógica para enfrentarnos a la realidad en la que actuamos:
Esta guía puede ser abordada desde distintos enfoques y utilizar distintos procedimientos
según el objeto a tratar, los referentes teóricos escogidos para analizar el problema, los
objetivos e intencionalidad de la investigación, los valores y niveles de actuación.
aunque para éste la incorporación de una metodología científica fuera un avance importante
en su proceso de construcción científica.
No existe un único método sino una estrategia científica que origina distintos métodos,
metodologías y modelos de actuación; las particularidades del método dependen de los
rasgos específicos de la materia a investigar.
La aplicación del método científico a todos los campos de conocimiento es una exigencia
universal, aunque en relación a las ciencias sociales presenta ciertas dificultades ya que la
predicción, y/o el establecimiento de leyes, no pueden conseguirse, con tanta precisión
como en las ciencias físicas. Este es el caso del Trabajo Social que tiene la responsabilidad
específica de la investigación y además, una tarea práctica que cumplir basada en una
metodología propia.
El método expresa la relación que la teoría tiene con el objeto de estudio en su aplicación al
mismo. La teoría hace referencia a las condiciones objetivas de la práctica, a partir de
sucesos o hechos concretos. El método permite aprehender esos sucesos o hechos en la
práctica surgiendo de la teoría. Pero no solo la teoría esta en la base del método, sino que
también hay que considerar un marco valorativo filosófico e ideológico que sustente el
procedimiento, oriente y de sentido a la acción.Por otra parte, el método utiliza técnicas y
procedimientos para operar en una realidad dada. Las técnicas no son el camino como sí lo
es el método, pero son la manera de recorrer ese camino, son los procedimientos que se
han de seguir y llegar a una finalidad. Los métodos tienen validez en todas las ciencias, en
cambio las técnicas tienen mayor especificidad y solo contribuyen al conocimiento y
transformación del objeto si su utilización es controlada por una reflexión metodológica
acerca de las condiciones y limites de su validez, la cual esta en función de su adecuación al
objeto mismo y a los fines que presiden la acción sobre ese objeto. Las técnicas son
instrumentos de trabajo que el científico utiliza para aprehender el objeto y transformarlo.
ESTUDIA LOS
METODOLÓGICO
1.1. MÉTODO
La palabra método, etimológicamente se deriva de las raíces griegas meta (hacia lo largo) y
odo (camino). Es decir, significa camino hacia algo, por lo que podemos definir al método
como: El conjunto de pasos; camino que seguimos, mediante una serie de procedimientos,
reglas y operaciones de manera consciente, reflexiva y voluntaria para lograr un
determinado fin, ya sea material o conceptual.
Existen diferentes tipos de métodos, los cuales se aplican tomando en cuenta la finalidad
perseguida, el tipo de fenómeno o hecho a estudiar, etc.; Tenemos así el método deductivo,
el inductivo, el dialéctico, experimentales, etc.; pues no hay un método único pero si hay
métodos que se usan en diferentes ciencias, y además hay unos métodos más adecuado que
otros según la finalidad u objetivo perseguido.
Ahora bien, el método como modelo lógico que se sigue en la investigación científica, como
camino o vía que va construyendo el pensamiento científico no es algo acabado, sino que va
construyéndose a tono con la misma ciencia o pensar científico. (Pozo, 2007)
1.2. TÉCNICA
1.3. PRAXIS
Designa ante todo el horizonte operativo en que se mueve el hombre, señalando una
variada gama de relaciones de éste con el mundo, caracterizadas fundamentalmente como
una intervención consciente sobre la naturaleza, las técnicas y las estructuras, por la cual los
hombres no sólo subsisten, sino que también transforman la realidad. La praxis no es sólo
acto, es unidad indisoluble entre acción y reflexión, entre teoría y práctica. Por eso
sobrepasa la singularidad de las acciones –quedarse en ellas sería simple práctica- para
señalar un objeto que la trasciende y que se enmarca en la problemática ideológica y
política.
La praxis se diferencia de la práctica porque tienen como referencia una teoría determinada
y una dimensión proyectiva a mediano y largo plazo, es decir, porque responde a un fin y un
proyecto respecto del futuro. Esto es lo que da sentido a la praxis o, a la práctica que, por
esta intencionalidad, se transforma en praxis. (Ander-Egg, 1986).
1.4. PRÁCTICA
La práctica social es un aspecto esencial del ser hombre hasta el punto que puede afirmarse
que el hombre y la humanidad se hacen en esta práctica social. Marx decía, “toda la vida
social, es esencialmente práctica”.
Hay dos aspectos inseparables que aparecen como expresión de la práctica social: las
relaciones del hombre con la naturaleza y las relaciones de los hombres entre sí. La
actividad productiva se expresa por medio del trabajo ya que las relaciones con la naturaleza
y con los hombres, las relaciones sociales, son fundamentalmente relaciones de producción.
(Ander-Egg, 1986).
El método y la metodología no son los problemas centrales para explicar la práctica del
Trabajo Social, pues de considerarse lo contrario, se cae en un “metodologismo”; sin
embargo tampoco se puede prescindir de este recurso en el proceso de intervención. Lo
importante es llamar la atención en la necesidad de develar y establecer las relaciones y
determinaciones en la práctica social, más que fijar la preocupación en los problemas
operativos. Es decir, los esfuerzos realizados por configurar una estructura, señalar
procedimientos e incorporar técnicas adecuadas a cada método, deben analizarse no solo
desde consideraciones operativas e instrumentales, sino desde su comprensión y respuesta
a los problemas de la práctica, en la perspectiva de un proyecto profesional colectivo,
articulado a las necesidades e intereses de los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
Es reto es continuar con la discusión, procesar la crítica y canalizar la búsqueda de
alternativas metodológicas, en contextos sociales, económicos, políticos e históricos
concretos.
Actividad No. 9
Capítulo 2
MÉTODOS EN TRABAJO SOCIAL.
En Trabajo Social dadas las distintas consideraciones sobre el objeto de intervención, se han
ido proponiendo diversos caminos para conseguir estudiar e intervenir en su objeto. Es así
como desde el surgimiento de esta disciplina se vislumbraron los dos tendencias arriba
mencionadas; la psicologista se ocupa de los problemas en la satisfacción de necesidades de
los individuos y de los problemas en las interrelaciones entres éstos y su grupo familiar,
otros grupos de la colectividad, etc. La comunitarista se ocupa de las relaciones
intergrupales y de las situaciones de necesidad social de las colectividades.
Para responder a una u otra tendencia, el Trabajo Social ha procurado diseñar diversos
procedimientos metodológicos. Uno de ellos fue el diseñado por Richmond, el cual es un
método médico, en el que las fases de estudio, diagnóstico y tratamiento responde a la
visión del individuo como alguien “enfermo” al que se le debe curar para que vuelva a
adaptarse al sistema. Por mucho tiempo este método, con clara intencionalidad terapéutica,
se constituyo en la guía de muchos teóricos.
Esta orientación metodológica se acentúa con las influencias del psicoanálisis freudiano, y
tuvo gran influencia del llamado “método de caso”; empiezan a cobrar importancia factores
económicos que hasta el momento se consideraban irrelevantes en el tratamiento del
individuo; aparece así el concepto de caso psicosocial, continuando con el planteamiento
psicologista. (Escartín y otras, 1997).
Se dice que en 1961, los métodos clásicos –de caso, grupo y comunidad- y algunos
auxiliares –planificación, administración, etc.-, estaban claramente definidos. Estos métodos
se originaron en los países capitalistas desarrollados y se configuraron dentro de las
estrategias de respuesta y relación de las clases dominantes hacia las clases populares. Su
sustento filosófico tiene raíces idealistas, expresadas en términos de “ajuste” y
“disfuncionalidad” al sistema.
El servicio social dentro del desarrollismo se configuró con una modalidad de relación más
social pero no por ello menos conservadora que la llamada asistencia social. La definición
sobre organización de la comunidad muestra una perspectiva funcionalista en el tratamiento
de la cuestión social, su desarrollo esta centrado en las peculiaridades de la sociedad
norteamericana. La identificación de las necesidades y el empleo de recursos reducen la
cuestión social a aspectos técnicos. Estos métodos si bien en su momento hicieron sus
aportes, la crítica debe orientarse hoy a su concepción, aplicación y orientación y recuperar
su estructuración, técnicas y procedimientos, dentro de otra concepción y perspectivas.
(CELATS, 1985).
En este periodo empieza el impacto de la Reconceptualizacion sobre los métodos del Trabajo
Social; se empieza a hablar de la necesidad de elaborar una nueva metodología, a parir de
considerar que existe un método único o integrado.(Eroles, 2005).
El método de caso como el primer método empleado de intervención, con un soporte teórico
evidente, es influenciado por las corrientes sociológicas y las teorías psicológicas como se
anotaba en el capítulo anterior. Las corrientes sociológicas ofrecían el paradigma o método
positivista como el modelo de pensamiento que guiaba las acciones y decisiones para
conocer e interpretar los fenómenos de está época.
Aunque este método surgió a principios del siglo XIX, constituyéndose en el primero de los
métodos del llamado Trabajo Social tradicional, este método no ha desaparecido ni se ha
mantenido inmutable, por el contrario, se ha transformado en consonancia con las
condiciones históricas de cada época y en el contexto de los múltiples desarrollos que se han
dado en las ciencias sociales a lo largo del siglo XX; aunque en algunos periodos de la
historia profesional ha perdido significación y su continuidad se ha visto amenazada.
En las dos ultimas décadas del siglo XX, el énfasis del Trabajo Social individual se ha
centrado más hacia lo familiar bajo la influencia de la teoría de sistemas y la cibernética
principalmente. Pero en términos reales este desplazamiento hacia lo familiar no lo distancia
de sus orígenes; paradójicamente lo ha acercado a ellos, pues Mary Richmond, a comienzos
de siglo, ya había perfilado elementos básicos del actual trabajo con familias.
En el trabajo de caso, si bien ha habido una preocupación por una intervención sobre las
condiciones anómalas de los individuos, en los pioneros de este método también se notó
preocupación por articular el proceso de intervención individual con la generación de
conocimiento frente a cada caso, generalmente con proyección hacia lo social. Mary
Richmond por ejemplo, planteo la necesidad de “conocer y comprender” como paso previo a
la intervención, a partir de dos elementos: la evidencia social y el diagnóstico. Se trata
entonces de un saber ligado a la acción directa y particular sobre el sujeto, lo que se
constituyó en un elemento importante ya que las necesidades son tomadas en consideración
respecto del individuo concreto, y antes se miraban las necesidades en términos generales.
(CONETS).
El método de grupo empieza a considerarse como el campo de acción del Trabajo Social a
partir de 1936. En la comprensión y caracterización de los procesos grupales confluyeron los
aportes de diversas ciencias y disciplinas sociales como la sicología, sociología, pedagogía,
psiquiatría y la política.
En 1946 este método se toma como referencia para el trabajo social de grupo, en tanto fue
aprobado en New York como método de intervención. Este método surge como una
alternativa de acción profesional o intervención útil frente a los múltiples problemas que
enfrentaba Estados Unidos años después de la Segunda Guerra Mundial; sus propósitos
fueron correctivos, preventivos, recreativos, educativos y promocionales.
“La práctica del Trabajo Social de grupo, supone conocimiento del comportamiento individual
y de equipo, de las condiciones sociales y de las relaciones comunitarias, basado en las
modernas ciencias sociales”. (CONETS).
El método de grupo continúa siendo orientado por las corrientes funcionalista, estructuralista
y culturalista, no obstante esté método cambia su interés, ya no se trabaja con el individuo
aislado, sino con el sujeto dentro de un grupo.
Este método de grupo hacía énfasis en el desarrollo de procesos socio – educativos que
permitieran la adaptación de los individuos al medio, organizando para este cometido grupos
pequeños para mejorar el funcionamiento tanto en el nivel preventivo como en el
tratamiento social.
En coherencia con la corriente funcionalista, surge para esté método la teoría de la función
para denotar la posición social de una persona frente a otras, dentro de los grupos cada uno
ocupa determinados lugares, pero a su vez tiene categorías de referencia frente a los
derechos, y funciones con respecto a los deberes; cuando no se da el consenso y el acuerdo
de ambas, aparece el conflicto como un espacio desalentador y caótico para los grupos.
Evitar estas situaciones de caos, se convierte en la labor del Trabajador Social, para lo cual
retoma el modelo de ajuste automático, el cual orienta su objetivo de intervención en la
búsqueda del equilibrio no solo de los grupos que se conforman al interior del sistema, sino
también de la sociedad en general; para lograr este fin recurre a la capacitación de valores
predominantes para todos, construyendo mecanismos del control del conflicto.
La teoría de roles a diferencia del modelo de ajuste automático, no ofrece las técnicas para
modificar conductas, su objetivo radica en la interpretación del orientador del grupo frente a
la posición ocupada por las personas en el medio, los roles determinados que desempeñan,
sus expectativas y comportamientos, los cuales en algunos momentos generan dificultades
en los demás; por tanto la tarea del profesional con esta teoría es poner de manifiesto estos
comportamientos y actitudes en cada uno para responsabilizarlos por sus consecuencias.
(Bedoya y Villa, 2002)
En 1947 la Conferencia Nacional de Servicio Social de los Estados Unidos define el Trabajo
Social de comunidad como uno de los principales métodos de la profesión. Dada su
trayectoria puede considerarse como el método que por excelencia identifica a la profesión,
especialmente en las décadas del 60 y 70, aunque su influencia, con orientaciones
particulares, se extendió aún a la etapa de la reconceptualización y a los periodos
posteriores a ella.
Al igual que los demás métodos tradicionales, éste esta orientado hacia la acción social con
fines de ajuste, desarrollo o transformación. En el siglo XX el paso del individuo a la
colectividad se explica por coyunturas socio-económicas y políticas, además por la creciente
incorporación de categorías sociológicas que permiten observar los problemas sociales y
humanos en el conjunto de las interacciones entre los sujetos, en la estructura de las
sociedades y en las formas de organización de los conglomerados humanos.
Lograr que todos los miembros de una comunidad estén de acuerdo, con un determinado
proyecto es difícil, porque cada uno generalmente esta defendiendo sus intereses
particulares, generando múltiples inconvenientes, y es precisamente en presencia de estos
donde se recurre a la teoría del conflicto, concibiendo el conflicto como el progenitor de
diversas problemáticas, pero a su vez también como el impulsor del cambio y el potenciador
de espacios de crecimiento, por su necesaria invitación a la concertación y la negociación.
(Bedoya y Villa, 2002).
En últimas los distintos métodos de intervenir en la comunidad dan cuenta de las diferentes
visiones de la sociedad, y se establece una distinción entre los modelos de consenso y los de
conflicto. Los primeros parten de un postulado eminentemente funcionalista que plantea la
consecución del desarrollo de la comunidad a través del bienestar de todos sus miembros.
Este modelo fue criticado por considerarse que, “el modelo propuesto es típicamente
funcionalista, acentuando los intereses comunes a todos los miembros de una sociedad,
privilegiando los mecanismos de solidaridad y preocupado por conseguir un consenso social
y una integración en el sistema”. (Maurel, Elizabeth) 8
Hoy puede decirse que los métodos de caso, grupo y comunidad se configuran como niveles
de relación con la población a través de los cuales se ofrecen múltiples variantes de
intervención; en la actualidad puede decirse que se retoman las fuentes psicológicas
especialmente en la intervención con familias, en la cual se ha recibido la influencia del
modelo sistémico. (Escartín y otras, 1997).
7
El método en comunidad sigue esencialmente las etapas de conocimiento de la comunidad y sus problemas,
diagnóstico e intervención sobre el terreno. Escartín y otras, 1997
8
Citada en Escartín y Otras, 1997.
Su parcelación de la realidad
2. EL MOVIMIENTO RECONCEPTUALIZADOR
A mediados de la década del 60 en América Latina, especialmente en el ámbito universitario,
se da una marcada tendencia a la adopción del marxismo como modelo de análisis para
explicar los problemas estructurales de las sociedades, como son el subdesarrollo, la
dependencia y la desigual distribución de la riqueza de los países latinoamericanos. En este
contexto la profesión del Trabajo Social no es ajena a este hecho y surge lo que se conoce
como la etapa de la reconceptualizacion, donde se hace un fuerte cuestionamiento a las
metodologías tradicionales consideradas empiristas, foráneas y soportes del sistema social
basado en la diferenciación de clases y la explotación del hombre por el hombre. (CONETS).
El acentuado empirismo
En esta etapa se adopta el materialismo dialéctico como el método por medio del cual se
hizo la revisión critica de los fundamentos del quehacer profesional, así mismo se adopta el
conflicto expresado en la lucha de clases como la ruta que permite hacer lectura sobre la
realidad social. Así el Trabajo Social encuentra en el Marxismo los principios ético-políticos
que orientan y legitiman su acción profesional en beneficio de las clases populares, dada la
situación de pobreza y su importancia como objeto de investigación, el perfil interventor de
la profesión y la importancia de la relación teoría-práctica en la profesión, como criterio
metodológico. “La profesión asume como discurso de formación académica y de orientación
para la práctica de los estudiantes y profesionales, las categorías críticas marxistas y sus
propuestas de cambio estructural” (CONETS: 19).
Además cada vez fueron más los espacios de reflexión teórica –congresos, seminarios,
cursos nacionales y latinoamericanos- y de intervención, haciéndose más fluida la relación
con las otras ciencias sociales, permitiendo a los y las trabajadores/as sociales definir de
manera más clara problemas precisos de investigación, que a la vez ayudaron al desarrollo
de la profesión.
“El periodo de la reconceptualización dejó una impronta discursiva y ética al Trabajo Social:
su acción, los procesos de atención y de organización que orienta, se sustentan en una
posición critica frente al capitalismo y a sus aparatos de encubrimiento y legitimación”
(CONETS: 20).
Veamos algunos planteamientos críticos: Para autores como Jesús Mejía (1998), la
reconceptualizacion se caracterizó por el fuerte peso ideológico que llevó a concebir al
Trabajo Social como una práctica política, teniendo como marco un marxismo mal leído e
interpretado, que en muchos casos no pasó de ser un metodologismo positivista y
teóricamente una retórica agitacional y voluntarista. Es decir hay una crítica sustentada por
En este sentido Rozas (1993) dice que “si bien es cierto que en toda reflexión teórica hay
una lectura ideológica, ella no se antepone al proceso de conocimiento que tenga cierta
rigurosidad justamente por hacer más explicito su sentido y orientación…”Es decir, toda
práctica social contiene ineludiblemente una ideología, pero en estas prácticas la dimensión
ideológica debe estar subordinada o vigilada por la dimensión conceptual; ello no significa
anulación sino una estructuración de la práctica profesional presidida por un eje conceptual.
Es lo que Nora Aquín (1995) denomina como la necesidad de establecer una diferenciación
entre la práctica profesional y la práctica política; para esta autora ambas prácticas poseen
los mismos elementos –ideología-teoría y acción-, pero se distinguen porque el eje
articulador de los tres elementos es distinto; en la práctica profesional es la dimensión
teórica y en la otra, es la dimensión ideológica. Agrega además que en Trabajo Social
históricamente ha habido una tendencia a considerar que la eficacia de la intervención del
profesional depende fundamentalmente del compromiso ideológico, lo que ha llevado a un
rechazo o descalificación de la producción teórica en el seno de la profesión.
Pese a las críticas, a juicio de algunos autores, reivindicar hoy la validez y vigencia del
Movimiento de Reconceptualización, conlleva a la preservación de los elementos sustantivos
de la identidad del Trabajo Social Latinoamericano
Actividad No. 10
Elaborar una nueva metodología, que se denomine método único, básico o método
integrado, comportando este último diferentes métodos y técnicas según la etapa o
fase de que se trate: diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación, pero desde una
intencionalidad y perspectiva diferente del Servicio Social; por ello se hablaba de
“métodos del Trabajo Social”. (Ander-Egg, 1986)
Por ello se dice que con el Movimiento de Reconceptualización se desarrolló una metodología
de transición a través de métodos como el único, el integrado y el básico; su pretensión era
utilizar procedimientos y técnicas que superaran las tendencias asistenciales, haciendo
énfasis en la investigación, la reflexión y la acción por parte de las comunidades.
Para las décadas del sesenta y setenta, con el fortalecimiento del método de comunidad,
grupo y caso, se propone desarrollar una metodología integrada, que deja de concebir a los
actores como seres aislados, porque enfatiza en los procesos de construcción colectiva y
comunitaria implicando crecimiento y poder popular, sobra decir con estas últimas palabras
que la profesión está en vía de transformación social y su inclinación esta puesta en develar
los discursos populares y politizar la intervención social.
Es decir, recuperando los aportes de los métodos tradicionales, hacia finales de los años 60,
con el Movimiento de Reconceptualización del Trabajo Social se formulan propuestas
metodológicas superadoras, aunque de transición; entre ellas el “método básico, único e
integrado”, cuyo rasgo fundamental era la agrupación de los diversos procedimientos
utilizados por la profesión hasta ese momento en un solo planteamiento, tratando de
superar las visiones asistenciales y terapéuticas que habían caracterizado a la profesión y
sustituyéndolas por una visión mas acorde con la época que en ese momento se planteaba,
la seguridad social. Este método intenta suprimir la división caso-grupo-comunidad,
articulando el proceso de intervención en etapas –diagnostico, programación o planificación,
ejecución, evaluación-, pero este etapismo aprendido como método, continuo separando el
conocimiento de la acción, subsistiendo el error de querer adecuar la dinámica de la realidad
a un esquema pre-establecido.
Se buscaba entonces realizar una práctica más fundamentada en las ciencias sociales y más
eficientes como acción política del lado de los sectores populares. En este camino o
búsqueda se optó por integrar los métodos comunitarios y grupales, desvalorizando aquellas
prácticas que se desarrollaran en las instituciones y que asumieran problemáticas
individuales.
Se da un marcado interés por recuperar la historia de la profesión así como la identidad y los
aportes producidos a través de su proceso de constitución. A nivel metodológico se refinan y
adecuan esquemas de intervención profesional vía el método básico y /o integrado; y a
través de la adopción de modelos participativos heredados de la teoría crítica de la sociedad.
El análisis estructural de la realidad social se combina con la aplicación de técnicas y
herramientas para la intervención en micro-realidades, con miras a aplicar políticas sociales.
La política social y el concepto de bienestar social agenciado por el Estado en la década del
setenta comienzan a ser objeto de análisis crítico de profesores y estudiantes del Trabajo
Social. A partir de ello se reconocen y argumentan algunos de los problemas sociales
considerados relevantes por los/as investigadores/as sociales en el periodo.
El Trabajo Social en su interés por ganar espacio en el ámbito de las ciencias sociales, buscó
su carácter disciplinario a partir de conceptualizaciones originadas en los procesos de
intervención, dichas conceptualizaciones contenían dimensiones operativas pero además
permitían interpretar desde referentes teóricos realidades sociales y humanas implicadas en
la praxis profesional. Para ello se recurre a la investigación y sistematización de
experiencias. (CONETS: 21).
Los modelos de intervención profesional fueron diseñados para operar sobre las causas y no
sobre los efectos, pero resultaron inoperantes para profesionales de campo. Uno de los
errores fue considerar que el método se configura independientemente del objeto de
intervención y que por tanto puedes ser aplicado indistintamente a cualquier situación;
comprobándose que un método previamente elaborado no permite desarrollar la capacidad
de analizar y pensar sobre el método diseñado, por ello su fracaso. (Escartín y otras, 1997).
A mediado de los años 70 aproximadamente, en algunos países de América latina, con la
llamada apertura democrática, se pone en práctica la investigación-acción, las prácticas
sistematizadas, la autogestión, la investigación participativa, la educación popular y otras
prácticas colecticas. Luego con la crisis social y el aumento de la pobreza, se realizan
La reconceptualización trajo consigo una concepción diferente de las relaciones entre los
grupos y las comunidades, intentando generar el cambio y la movilidad vía interacción
social, razón por la cual los primeros pasos de los métodos de esta época tienen como
finalidad sensibilizar a la población para hacerla consciente de las causas de sus problemas y
lograr con esto el fortalecimiento de lazos amistosos para resolver sus dificultades y
satisfacer sus necesidades.
Las décadas del ochenta y noventa continúan desarrollando la intervención con base en la
metodología integrada (estudio – diagnóstico- plan – ejecución y evaluación), aunque
respaldada por técnicas de animación socio – cultural y educación popular; metodología
permeada a su vez por otras corrientes de pensamiento como:
La década de los 90 fue importante para el Trabajo Social y en general para las ciencias
sociales, ya que durante este periodo éstas empezaron a manifestarse en gran cantidad de
campos disciplinarios; además en los 90 aparecen las políticas económicas neoliberales en el
contexto de la globalización, y obviamente los nuevos modelos de crecimiento económico
generan transformaciones políticas con respecto a la conformación, constitución y
proyección del Estado, lo que compromete de manera significativa el tema de lo social y por
consiguiente señalan una de las rutas fundamentales de la crítica al Estado. Es decir, en el
marco de las nuevas políticas económicas se produjo un fuerte debilitamiento de las políticas
sociales, lo que se constituyó en motivo de reivindicaciones de los sectores más
desfavorecidos; de tal forma que los incumplimientos y la falta de provisión social del
Estado, junto con la situación de pobreza, se constituyó en objeto de estudio del Trabajo
Social.
9
GONZALEZ MOENA, Sergio. Pensamiento Complejo. P. 15
10
Actualidades Administrativas. Ecopetrol. Extracto de Conferencia. Manfreed Max Neef., Santa fé de Bogotá 1993.
Esta situación obliga a una redefinición de lo social en los ámbitos públicos y privados; se
impone una nueva racionalidad para la formulación y participación en programas y proyectos
sociales que respondan a los imperativos de eficiencia y competitividad de la moderna
administración de lo social, cuyo componente gerencial debe dirigir el profesional hacia los
rendimientos sociales de los recursos financieros, humanos y técnicos aplicados.
Estas condiciones socio-políticas para la profesión, sumados a otras del orden del
conocimiento como por ejemplo la instalación de modelos de investigación de lo social,
afectaron los procesos de intervención. En este sentido el enfoque sistémico y holístico como
opciones teóricas para abordar el problema de la “complejidad”, y las lecturas de corte
hermenéutico que enfatizan en la comprensión de los elementos subjetivos de la acción,
implicaron la adopción de categorías referidas al mundo de la vida cotidiana, la interacción
comunicativa, la subjetividad y el lenguaje.
Capítulo 3
Boris Lima (1989) también hace algunas aproximaciones con respecto al problema del
objeto en Trabajo social y considera que el Trabajo Social se hace científico cuando, “decide
tomar para sí la indagación de las relaciones causales de las necesidades con las cuales se
enfrenta. Cuando se preocupa por conocer las cuestiones esenciales de los fenómenos o
problemas que se le ofrecen como objeto de estudio y de intervención. Es decir, cuando
inicia el camino al interior de los fenómenos para encontrar en ellos la naturaleza
contradictoria y sustancial que los explica” (1989:84).
Para este autor la fundamentación teórica del Trabajo Social debe estar anclada al
materialismo dialéctico, ya que según él la profesión no solo se dedica a estudiar la realidad
sino a intervenir y actuar sobre ella, para transformarla desde el compromiso con los
sectores oprimidos de la sociedad. Con relación al objeto específicamente plantea:
“…la materia u objeto es aquello que una disciplina estudia y/o transforma por su acción y se
que según las particularidades del hacer del Trabajo Social, este objeto se va desdoblando
en otros objetos. Porque el qué del servicio social está constituido por el ambiente humano
del hombre explotado. Se conforma más bien un sistema de objetos al considerar al hombre
oprimido en su cotidianeidad frustrante. De allí que siempre existirá un objeto a investigar,
conocer, o sobre el cual se incursionará con arreglo a métodos apropiados para que el propio
objeto se convierta en sujeto de acción” (1989:109)
Otra autora como Mercedes Escalda (1986), hizo un cuestionamiento a los métodos y
metodologías usados en la reconceptualizacion pues, según ella, no permitieron la
consolidación de un cuerpo teórico y científico al interior del Trabajo Social, especialmente
por el uso mecanicista del materialismo dialéctico e histórico, base de estas metodologías.
Plantea entonces que “la falta de definición del objeto del Trabajo Social, la sobrevaloración
de los objetivos en detrimento de éste, y la consideración de un objeto demasiado genérico,
fueron causas determinantes que obstaculizaron la teorización en el Trabajo Social”.
(1986:90). Considera que lo que algunos autores han definido como objeto del Trabajo
Social11, es demasiado genérico para definir una disciplina. Para esta autora el objeto de una
disciplina es “el equivalente teórico de una necesidad demandada por la realidad, para cuya
satisfacción debe ejercerse una función específica…”; por tanto lo que debe estudiarse es
esa necesidad o esos problemas y al conocerlos a fondo se podrá determinar las pautas para
actuar. (ibíd.). Con este planteamiento Escalda pone el tema de la necesidad histórica y de
función social como base del objeto de la profesión.
De este modo señala que el objeto puede ser definido también como los problemas sociales
o metas a alcanzar, es decir el bienestar social en el contexto de las contradicciones
generadas por el capitalismo; así los objetos genéricos a los que hizo referencia, adquieren
nuevas perspectivas; es decir, el objeto es una manifestación de las contradicciones del
capitalismo, pero al mismo tiempo es necesario definir dicho objeto. Al respecto dice que:
“una de las dificultades que tiene aún el Trabajo Social para elaborar teoría para su propio
consumo, es que no se sabe QUE se va a estudiar, porque no hay precisión sobre el objeto.
Esto, agregado a la subestimación a la teoría, lo que dificulta la articulación con la totalidad
y con la historia, y agregado a la práctica de una metodología inductiva, determina que las
investigaciones del Trabajo Social, queden encerradas en una descripción de lo particular,
sin superar la critica a las practicas teóricas del Trabajo Social tradicional”(1986:92).
La indefinición del objeto del Trabajo Social, continúa siendo una preocupación en tanto se
considera que esta falta de definición se constituye en limitación para alcanzar el estatuto
científico dentro de las ciencias sociales. Escalda considera que el poder definir qué se va a
estudiar, abre la discusión sobre si el Trabajo Social puede ser definido como objeto de
conocimiento o como objeto de intervención. Esto a su vez lleva a discutir otro aspecto
conflictivo del Trabajo Social como es la relación entre teoría y práctica. En este aspecto es
11
El hombre oprimido, el hombre alienado, la alienación de las masas desposeídas…
importante retomar el planteamiento del CELATS al considerar que el objeto del Trabajo
Social no puede limitarse a un objeto de conocimiento, sino que es al mismo tiempo un
objeto de conocimiento y de intervención.
Dice MarildaIamamoto (1998) que la imprecisión sobre el objeto del Trabajo Social, se
constituye en una posibilidad de construcción y desempeño profesional, generando nuevas y
creativas formas de intervención profesional, y novedosos y desafiantes aspectos de la
realidad social a investigar, que nutren la intervención.
Como ya se mencionó, para el CELATS, el Trabajo Social no tiene un objeto de estudio sino
un objeto de intervención que es al mismo tiempo objeto de conocimiento, y lo define de la
siguiente manera: “definir el problema objeto de intervención es delimitar qué aspectos de
una necesidad social son susceptibles de modificar con nuestra intervención profesional”
(1983:100). El objeto de intervención no está dado en la realidad sino que es una
construcción. La delimitación del objeto de intervención permite establecer una metodología
de intervención en momentos de diagnóstico e investigación, de selección de alternativas, de
ejecución y evaluación.
Si bien esta aproximación del CELATS, al objeto en el Trabajo Social se presentó como
novedosa, superando otros análisis y propuestas de la reconceptualización, en la medida que
particulariza, también presenta limitaciones al operativizarla en la práctica cotidiana del
profesional. Si bien no es un modelo prescriptivo como los métodos clásicos presenta una
organización rígida y hasta cierto punto etapista, donde el profesional opta por una
metodología clásica y limita el objeto de intervención a un “problema social”.
En definitiva, más que centrarnos en la búsqueda de la cientificidad del Trabajo Social desde
la definición de su objeto, es fundamental comprender que la profesión se genera,
institucionaliza y desarrolla como una respuesta a la cuestión social, trabajando con sus
manifestaciones, entendiendo la cuestión social como una categoría histórica; de ahí que la
intervención profesional no será menos científica por no precisar el objeto sino que su
carácter científico dependerá de la capacidad de los profesionales de superar visiones
simplificadas de la realidad, en la búsqueda de insumos teóricos que permitan trascender el
pragmatismo y el empirismo que caracterizaron la práctica profesional, y usando la
investigación científica como parte del ejercicio profesional y no solo como actividad
académica. (Parra, 2007).
“uno de los mayores desafíos que el trabajador social vive en el presente es desarrollar su
capacidad de descifrar la realidad y construir propuestas de trabajo creativas y capaces de
preservar y efectivizar derechos, a partir de demandas emergentes en el cotidiano….un
profesional propositivo y no solo ejecutivo” (Lamamoto, 1998:20)
Como consecuencia de esas fronteras difusas, hoy puede decirse que existen múltiples
formas de ser, conocer y hacer en Trabajo Social, alimentadas por enfoques teóricos y
epistemológicos diversos. Esto ha hecho que en la profesión se gesten desarrollos por áreas
específicas de intervención que de alguna manera han dado lugar a avances en torno a
espacios particulares de la praxis profesional y a la emergencia de diversidad de sectores,
campos, niveles y enfoques de la misma, pero también ha generado una fragmentación del
quehacer, de los saberes, de las herramientas metodológicas y técnicas. Este último
elemento ha generado debates en torno al objeto del Trabajo Social dando lugar, como en
otras disciplinas y ciencias sociales y humanas, a la confrontación de enfoques
epistemológicos, teóricos y metodológicos; debates que en últimas lo que buscan es darle
respuesta a la pregunta sobre ¿cuál es el objeto del Trabajo Social?.
socialmente y situar un lugar en el complejo ámbito de la cuestión social que comparte con
profesionales y disciplinas afines”.(CONETS, Colombia:30).
Pensar el objeto del Trabajo Social no significa quedarse anclado en sus tradiciones, sino de
comprenderlo en relación con el contexto y la interrelación con las otras disciplinas y
ciencias sociales; como una “profesión que se interpela a sí misma y se recrea en un
ejercicio intrincado de articulación entre tradición y transformación…” (CONETS Colombia:
31). En ese ejercicio el Trabajo Social busca construir respuestas adecuadas a las
necesidades humanas y problemáticas sociales, a través de procesos de transformación de
las interacciones en busca del desarrollo humano y social.
Las acepciones respecto al objeto del Trabajo Social han sido polémicas y contingentes dada
su dinámica de construcción permanente y con relación a los cambios de la sociedad, cuya
comprensión y transformación ha demandado diferentes enfoques teóricos y propuestas
metodológicas en correspondencia con ellos. No existe pues una respuesta inequívoca e
incuestionable respecto al objeto del Trabajo social, pero en las tres últimas décadas en el
país se observa un movimiento hacia la consolidación de una perspectiva de carácter
relacional, en coherencia con una visión compleja del mundo de lo social y con un interés en
instaurar procesos de desarrollo en los cuales tanto los individuos como el colectivo sean
reconocidos como sujetos de la acción social.
“el sistema de relaciones; el contexto en el cual éstas se inscriben; las problemáticas que en
éste se generan, la forma como ellas afectan a los sujetos y a los colectivos; los procesos a
través de los cuales se busca transformar todo ello; en dirección al logro de los ideales de
desarrollo humano y social, como eje vital de la profesión”. (CONETS, Colombia: 31).
La realidad social
La cuestión social
Lo social
El conflicto social
Los sectores sociales con limitaciones para satisfacer sus necesidades básicas
Otras definiciones destacan los ámbitos de la realidad que deben construirse y transformarse
a fin de encontrarle solución a las problemática en la que se inserta la praxis profesional:
Están también las definiciones que ponen el acento en los fines de la profesión:
La calidad de vida
La intervención profesional
La metodología
La orientación interdisciplinaria
Estos diferentes énfasis responden a las diferentes posturas con relación al objeto de
intervención-objeto del conocimiento, y al carácter profesional o disciplinar del Trabajo
Social, observándose una perspectiva de objeto que articula el objeto de conocimiento y el
objeto de intervención.
Actividad No. 11
Históricamente las concepciones sobre el sujeto han girado en torno al dualismo idealismo-
materialismo; en el primer caso se ha concebido el hombre como la sumatoria de alma y
cuerpo y en el segundo como resultado de un largo proceso de desarrollo de la materia.
12
El tema sobre el sujeto aquí desarrollado hace parte de la tesis de maestría de la autora del modulo, con algunas
pequeñas variaciones de acuerdo al objetivo del modulo, pero no alteran la esencia de su contenido. Bedoya
Vallejo, María Paulina, 2007.
En la misma dirección, Fitchte planteó que el hombre por medio de su voluntad puede
transformar las cosas y que “la historia está abierta esperando a ser transformada por los
hombres”; Hegel contrario a este pensamiento dice que la historia y el hombre están
trazados, tienen su ley y su dialéctica, por tanto el papel de los hombres en la historia es
escaso (Marías, 1972). Ambas posturas, han sido cuestionadas desde las “nuevas ideas”
sobre el hombre por considerar que en la una el hombre es el centro, y en la otra, se pierde
el individuo, se niega su subjetividad.
Marx, entendió el sujeto no solamente ni exclusivamente como sujeto individual, sino como
el sujeto construido en la relación social, es decir, el sujeto histórico, aceptando eso sí que la
historia no está dada, la estamos haciendo cada momento los sujetos pertenecientes a una
clase social determinada pero que va más allá de ella, se trata de sujetos también de deseo,
por ejemplo.
Marx habla del sujeto universal, múltiple, no reducido a la clase, a la nación, a la división del
trabajo; ese individuo es un ser esencialmente social lo que quiere decir que depende del
aprendizaje; incluso, Freud, habla del sujeto como un ser conflictivamente social. Es
histórico precisamente porque no es instintivo ni natural, por tanto nuevas condiciones
históricas harán nuevos hombres.
Para Marx el hombre puede cambiar cuando cambien sus relaciones, sus condiciones; no hay
una naturaleza humana, hay una historia del hombre. De esta forma se reconoce que el
hombre es modificable por la historia, pero hay una serie de cuestiones en la sociedad y en
la vida humana que no son históricas, es decir, que no se acaban si se cambia de modo de
producción, como por ejemplo las diferencias entre los sexos; lo que, para el caso, sí es
histórico es el objeto de deseo que se elige.
Los postulados contra el sujeto de la práctica, lo que hacen es que sobre la base de la
desesperanza, intentan configurar un mundo que no puede ser forjado por sujetos
individuales y colectivos; se habla entonces del desfondamiento del sujeto, en tanto carece
de individualidad y autonomía y en su lugar existe un sujeto alienado, preso del consumismo
y la razón, sin deseos ni expectativas; sujetos que actúan como radares.
Desde otras miradas, se argumenta el desmoronamiento del sujeto universal, por los efectos
de la Segunda Guerra Mundial y la industrialización; desde esta mirada se critican los
postulados de libertad y orden planteados por el liberalismo, que reconoce como sujeto
económico a quien pueda comprar y vender y asume como un bien ideal la libertad de
pensamiento, libertad entendida como sometimiento a la ley y al Estado.
Por tanto, quienes desde esta perspectiva hacen la crítica al sujeto moderno dicen que éste
como individuo se va perdiendo por los controles-castigos- de la racionalidad, y se le castiga
en función de sus valores modernos de libertad, trabajo y autonomía para ser productivos.
Siguiendo con la crítica, se dice, que en la modernidad el hombre era tal porque se había
sometido a la razón, es decir, porque había entendido que el sentido de su vida radicaba en
el hecho de vivir en una colectividad donde acataba leyes, donde era libre de conciencia
siempre y cuando no alterara el orden y la institucionalidad (UNAULA, 2003).
Marx había dicho que “todo lo sólido se desvanece en el aire” haciendo alusión precisamente
a ese carácter muy específico de la modernidad que según él permitía mostrar como todo
aquello que era sagrado, todo aquello que era trascendente, todo aquello que de una u otra
forma se elevaba por encima de los hombres podía ser perfectamente recusado en eso que
llamaba la sociedad moderna y más específicamente la sociedad capitalista moderna.
Weber, en “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1972) hacía una crítica al
“espíritu del capitalismo” y lo consideraba como una “jaula de hierro”, en tanto determinaba
la vida de todos los individuos; el sujeto contemporáneo para este pensador, no es mas que
un sujeto sin espíritu, sin corazón, sin identidad sexual o personal, sin ser; el hombre
moderno como sujeto capaz de respuesta, juicio y acción en y sobre el mundo ha
desaparecido. Este planteamiento de Weber, fue llevado al extremo por Marcuse quien en
su obra “el hombre unidimensional”(1969:9), habla del “estado de administración total”,
según el cual,
Las masas no tienen yo ni ello [...] sus ideas, necesidades y hasta sus sueños no son suyos;
su vida interior está totalmente administrada, programada para producir los deseos que el
sistema social puede satisfacer y nada más. Las personas se reconocen en sus mercancías,
encuentran su alma en su automóvil, en su equipo está la felicidad [...].
Simmel al igual que Weber dijo que el hombre moderno estaba cada vez más alienado y
frustrado en la búsqueda de una nueva individualidad dada la tecnología. También
Kierkegaard, entre otros, había comprendido las formas en que la tecnología y la
organización mundial modernas determinaban el destino del hombre; pero al tiempo
consideraba, al igual que Marx, que esos “individuos modernos” tenían capacidad para
comprender ese destino y luchar contra él. (Lyon, 1996-1997)
A pesar de ese “presente miserable” Simmel se imaginaba un futuro posible y abierto. Hoy
en cambio se carece de esa fe en los hombres y mujeres contemporáneos. Los críticos de la
“jaula de hierro”, del siglo XX, consideran que quienes están en ella son personas
desprovistas de libertad y dignidad interior, por tanto la jaula no es una prisión, es el vacío
que anhelan y necesitan esas personas. (Berman, 1991:14).
Nietzsche, en “Mi hermana y yo” (1969:42), preocupado por el destino del individuo
consideró que el hombre era un indefenso en manos del destino; los hombres solo somos
“un conglomerado de partículas accidentales y sin sentido...”; el hombre soberano es dueño
absoluto de sus decisiones y dependiente solo de sí mismo; su teoría es la de la
incertidumbre y el azar; somos producto del azar y no vamos para ninguna parte.
Ya antes estos dos pensadores habían coincidido, cuando Nietzsche, en “Más allá del bien y
del mal” (2000) hablaba de una humanidad moderna con una gran ausencia y vacío de
valores, pero al mismo tiempo con una notable abundancia de posibilidades; lo que en Marx
se traducía en un mundo en el que todo está preñado de su contrario y por tanto “todo lo
sólido se desvanece en el aire”. Marx y Nietzsche rechazaban las estructuras tradicionales,
pero sabían y consideraron el costo humano que traía el progreso.
Esta mirada del sujeto ligada a la crítica al capitalismo, ha girado en torno a la defensa de su
individualidad, destacándose también el planteamiento de Focault, para quien las formas del
poder en la sociedad moderna no son más que procedimientos de una sociedad disciplinada
y normalizadora. Una sociedad que más que el control, lo que trataba era de disciplinar los
cuerpos y volverlos cuerpos servibles, a través de los distintos mecanismos de control
disciplinarios: la escuela, la familia, las prisiones, los hospitales; Para Focault el “hombre
como criatura consciente, activa y rebelde está verdaderamente muerto”; la libertad es para
este pensador una ficción de la modernidad (Lyon, 1996-1997:36).
También Emilio Durkheim, en “Teoría sociológica” (1982) con su tipología polar, solidaridad
mecánica-solidaridad orgánica, enunciaba una oposición entre sociedad tradicional y
sociedad moderna; la tradicional definida por la impronta de la conciencia colectiva sobre
cada sujeto individual, planteando con ello los efectos de la sociedad moderna sobre el
sujeto moderno. Este autor hizo una crítica a la modernidad y al capitalismo y había
“presagiado” la condición del individuo como en situación de incertidumbre, pérdida de
dirección y en soledad, según él, dado el desarraigo de la tradición –la pérdida de los lazos
tradicionales de familia, linaje y comunidad. Consideró que el dinero y los artículos de
consumo propios del capitalismo cada vez devaluaban mas la existencia humana y cada vez
el hombre se encontraría en una sociedad de extraños.
Pensadores como Bell, Lyotard y Vattimo13, consideraron que la modernidad había llegado a
su término, y en su lugar hablan de la sociedad post-industrial. Bajo esta idea el progreso
está representado en la sociedad de la información, las nuevas tecnologías de la
información, la comunicación y el consumo.
En este tipo de sociedad no se plantea alternativa al sujeto “alienado” del que hablara Marx,
Nietzsche, Focault, Max Weber, entre otros. El sujeto, por el contrario, no escaparía al
nihilismo de Nietzsche ni a la fragmentación y dispersión de la sociedad. (Lyon, 1996-
1997:90).
Habermas (1999) plantea una reconciliación entre modernidad y progreso; propone poner
fin a la fragmentación existente por la escisión del sistema económico, político y el mundo
de la vida; propuesta que se recoge en lo que llama la racionalidad comunicativa la que
debe llevar a la libre deliberación de todos los interesados hacia una decisión consensual.
Según Habermas, el cambio se da desde la perspectiva de la superestructura –la lingüística-
y esto sería la base de la libertad y felicidad del hombre; sus oponentes han llamado esto la
utopía racionalista basada en lo lingüístico.
Lyotard (1991) a diferencia de Bell, concibe el mundo más allá del progreso, proclama
incluso el fin del progreso y aunque parte del concepto de posindustrialización de Bell, crítica
la informatización de la sociedad porque según él no cuestiona el progreso en la ciencia y la
tecnología basada en el desarrollo económico y la expansión del poder socio-político. (Lyón,
1997). Este autor sustituye la razón emancipadora por la racionalización tecnocrática, para
él lo más importante es la tecnología y el conocimiento legitimado por la eficacia y la
mercantilización; y las tecnologías de la información ocupan un lugar importante como una
forma de control social, lo que él llama “la vigilancia electrónica”.
Dice Vattimo que los medios de comunicación no han hecho más transparente a la sociedad
sino más compleja y caótica, pero es ahí donde residen las esperanzas de la emancipación;
la emancipación así está en la erosión del principio de realidad; además que el mundo de la
comunicación generalizada estalla como multiplicidad de racionalidades locales. Se abren
paso las minorías étnicas, sexuales, culturales, religiosas, estéticas y, a partir de ellas, es
posible tener conciencia de la historicidad, pero sobre todo de la contingencia y limitación de
13
Aunque Vattimo no concibe el progreso
Giddens al hablar de la “alta modernidad”, dice que en ella los individuos tratan de
expresarse en opciones “libres” de consumo, guiados por el estilo de vida que sugieren los
anunciantes; así “el proyecto del yo se traduce en la posesión de los bienes deseados y en
estilos de vida configurados artificialmente”. (Lyon, 1996-1997:109).
Para David Lyon, en las “sociedades avanzadas todo es fragmentario, heterogéneo, disperso,
plural, está sujeto a las opciones de los consumidores”; bajo esta concepción de sociedad
omniconsumidora, el YO se constituye a partir del consumo, en tanto éste presiona para
gastar o adquirir lo que nos hará distintos y diferentes; he ahí pues la constitución de
nuestra identidad (1996-1997:110).
Propone entonces pactar el Ser de otra manera, sin pensarlo, sin codificarlo y sin traducirlo;
sin hablar de él o de esa realidad, estando a la expectativa; aceptar el Ser tal y como se
manifiesta; porque, “el Ser se manifiesta sin lógica, sin orden, sin destino, sin proyecto”; la
realidad no tiene destino, el ser puede ser una barbarie o una monstruosidad.
Dice Bermudo (1999) que el pensamiento postmoderno es complejo, tiene muchas aristas y
una de ellas es la ontología de Heidegger que acaba de resumirse, pero que existen muchas
corrientes de pensamiento que aunque no comparten exactamente esta ontología tienen
claros rasgos de posmodernistas, y una aceptación a la crisis de la razón práctica. Por
ejemplo. Taylor con su “comunitarismo” niega al sujeto autónomo capaz de decidir y de
llegar a modelos comunes con otros hombres, por lo que hay que aceptar lo que la
comunidad o la etnia diga o tenga.
Los deconstructivistas evocan un pesimismo puro: para ellos los hombres no tienen salida,
actúan conforme a su rutina y sus prejuicios, ya no tienen una posición ideológica, ética,
social o un proyecto de vida racional; cada uno vive como puede y como se lo permitan. Lo
que logra el deconstructivismo es romper con toda “esperanza”, con toda posibilidad de
creencia de cualquier orden.
En conclusión piensan que la idea de sujeto es una ficción; que “los sujetos son el resultado
de múltiples determinaciones ideológicas, del subconsciente, políticas, sociales”, por tanto la
subjetividad es una ilusión. (1999:209).
Finalmente puede hablarse de una corriente que resume las anteriores, y es la que está en
cabeza de Richard Rorty, denominada el pragmatismo. Esta parece ser la corriente del
postmodernismo que se está imponiendo ya que recoge el planteamiento de Focault,
Derrida, Lyotard, Habermas, Rawls; a los comunitaristas, y a los contractualistas.
Frente a estos aspectos, Rorty se opone y plantea que el sujeto es un radar ya que no tiene
identidad, que recibe estímulos y se va adecuando a ellos; “un individuo que puede ser claro
y oscuro; para el que todo es frágil, efímero porque simplemente es o tiene respuestas
puntuales, espontáneas, a estímulos o efectos puntuales e igualmente espontáneos; ese es
para él el hombre, el sujeto actual.
Respecto a la comunidad, dice que esta es apolítica o escindida. Según esto existen unas
mínimas reglas para que seamos capaces, por lo menos, de coexistir, pero la aspiración de
los individuos-radares es poder hacer cada uno lo que quiere, o lo que pueda, comportarse
como quiera, sin que nadie cuestione sus vidas, su posición ideológica o política, ni les
ofrezca un proyecto común. (1999: 210 –211).
Touraine (1998:65), también hace una crítica a la modernidad y plantea “la muerte del yo
por la exhortación del universalismo”. Dice que el sujeto se forma rechazando la
instrumentalidad y la identidad pues “el sujeto es la búsqueda, emprendida por el individuo
mismo, de las condiciones que le permiten ser actor de su propia historia” y lo que motiva
esa búsqueda es el sufrimiento provocado por el desgarramiento y la pérdida de identidad e
individuación. Para el individuo lo importante no es la defensa de una causa común, sino del
derecho a su existencia individual; “el sujeto es el deseo del individuo de ser un actor”; .este
sujeto, liberado del mercado y de la comunidad puede establecer comunicación con otro
sujeto; “el sujeto más que razón es libertad, liberación y rechazo”.
El sujeto ya no es aquel que se pone por encima de la sociedad, sino un sujeto que puede
re-apropiarse de la totalidad de la sociedad a partir de la conciencia individual; entonces los
fundamentos del sujeto son: la lucha contra la lógica del mercado y de la comunidad y la
voluntad de individuación más allá del yo como centro.
Este pensador hace una defensa del individuo en sí mismo, es decir del individualismo, sin
embargo también destaca el sujeto de acción, de trabajo, sujeto de experiencias individuales
y colectivas; “sujeto capaz de modificar su medio; sujeto de acción colectiva”. Hace una
distinción entre el actor y el sujeto social; mientras el primero se forma en la voluntad de
autonomía y apartamiento, el segundo en las relaciones sociales, esto es, en las relaciones
que entabla con otro y entre sujeto y actor no puede haber disociación; la diferencia está en
que este sujeto-actor se forma imponiendo sus propios principios de organización conforme
a su deseo y voluntad creando formas de vida social favorables a sí mismo y al otro sujeto.
En síntesis, las diferentes teorías o concepciones sobre el sujeto dan cuenta de cambios
socio-culturales en relación con los modelos globales de organización del poder, los cuales
han incidido en la producción de sentidos y significados culturales, y por tanto son
generadores de nuevas subjetividades.
Hoy la tendencia más cercana a esos cambios socio-culturales en los que se configura lo
social y en concreto, los sujetos individuales y colectivos, es la desfiguración de la
potencialidad humana y la reconfiguración de subjetividades cimentadas en el pesimismo, el
conformismo, la autodestrucción, la fragmentación y la instrumentalización, como una
manera de negar el sujeto de proyectos, propuestas, visiones, metas, fines; capaz de
conocer una realidad, actuar en ella y transformarla.
El otro es el propuesto por el mercado y al que se accede por medio del consumo de bienes
materiales y simbólicos; son cambios que han reconfigurado los vínculos y las interacciones
entre sujetos. Se constituyen los sujetos al tiempo que se da una deconstitución o
reconstitución en la medida que hay un rompimiento de viejos esquemas en esas
interacciones.
Esos procesos de configuración de un nuevo sujeto colectivo requieren hacerse visibles,
reconocibles y reflexivas en las dinámicas, teniendo en cuenta que los sujetos se construyen
en la relación social y en las relaciones intersubjetivas; sólo en esta relación el individuo
tiene los medios necesarios para desarrollarse como individual y colectivo. (Bedoya, 2007).
GRAFICO REALIZADO POR ROSA MARIA CIFUENTES PARA LA PONENCIA APORTES PARA “LEER” LA INTERVENCIÓN DE TRABAJO SOCIAL”
Actividad No. 12
GLOSARIO
Teoría General de Sistemas: teoría según la sociedad está configurada como una suma
compleja y flexible de relaciones operacionalizables y reducibles a modelos cibernéticos de
conducta.
Existen diversas teorías de la sociología del subdesarrollo y sus causas, en las que se
evalúan factores como: dependencia económica hacia otros países, altas tasas de
crecimiento demográfico, distribución desigual de la renta, destacada participación del
capital extranjero en las industrias básicas o baja representación política del campesinado y
del grupo mayoritario de población. Según la visión marxista, el subdesarrollo es un claro
efecto de la economía capitalista; para la postura ortodoxa, es una condición necesaria para
poder evolucionar hacia el desarrollo
(COMPLETE EL GLOSARIO)
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OBJETIVOS
PALABRAS CLAVES:
MAPA CONCEPTUAL
Crisis del
Estado de
Un mundo en crisis Y por Bienestar
tanto
Que refleja
Y al mismo tiempo sujetos con capacidad
Subsiste la Pobreza de transformar
Nos enfrentamos
Pese a ello
-A nivel tecnológico
-Ciencia
El contexto actual: mundo en constantes cambios
Capítulo 1
“En el origen de la prospectiva hay un postulado de libertad en frente a los futuros múltiples e indeterminados,
nada que ver con el determinismo de la futurología y de la bola de crista. La prospectiva no es tampoco la previsión
demasiado marcada por la cuantificación y la extrapolación de tendencia. Ella no enfoca el futuro en la sola
prolongación del pasado, porque el futuro está abierto a la influencia del múltiples actores que actúan hoy en día en
función de sus proyectos futuros”. (Michel Godel. Prospectiva. ILPES-Univalle)
Las ideas que a continuación se presentan pueden ser consideradas generales para el caso
de América Latina, pero específicamente intentan recoger la situación del Trabajo Social
Colombiano, pues si bien existen características y condiciones similares para los países de
América Latina, los países y regiones tienen condiciones específicas y concretas, y la
profesión desarrollos diferentes.
En los albores del siglo XXI el mundo y los pilares que los sustentan viven cambios
acelerados que parecen indicar una nueva era en la que las premisas de la Modernidad están
siendo desafiadas, cuestionadas, o reemplazadas. La revolución industrial ha sido
reemplazada por la revolución tecnológica, especialmente en el campo de la información y la
comunicación; hay una nueva correlación de fuerzas en el terreno del poder, la cual está
dada por la interdependencia mundial y la posesión de la tecnología; a nivel ideológica las
ideas marxistas y el marxismo como propuesta económica y política de construcción de
sociedad se ha desmoronado, y el fascismo que se creía enterrado está brotando
nuevamente, incluso en Francia donde otrora se proclamaron los derechos humanos; la
noción de estado-nación surgida en el siglo XIX, está dando paso a la desintegración de la
sociedad en comunidades étnicas más pequeñas y heterogéneas; las ciudades constituidas y
En algunos lugares del mundo, las guerras, hambrunas y epidemias, muestran un panorama
más propio de siglos anteriores que del siglo XXI; las desigualdades se profundizan entre
ricos y pobres, entre quienes tienen acceso al conocimiento e información y los que no lo
tienen; crece la discriminación de las minorías religiosas o étnicas; se carece de una
administración equitativa de la justicia social y falta equilibrio entre derechos y deberes;
entre crecimiento económico y calidad de vida. (Escartín, 1998)
Lo anterior da cuenta de un mundo en crisis, cuyos signos más impactantes se traducen en:
Se instala casi como único y mayor valor, el dinero, mientras las ideologías se
desmoronan: la economía capitalista domina el mundo.
En los últimos años se han presentado cambios que obligan a analizar el panorama de la
humanidad desde la perspectiva de la crisis del Estado de Bienestar, la desmitificación del
progreso, el cuestionamiento al creciente individualismo y los nuevos instrumentos de la
tecnología que han hecho posible un mundo de producción y consumismo.Estamos frente a
un nuevo ordenamiento mundial caracterizado por la globalización en todos los órdenes,
económico, político, social y cultural, y en el que las relaciones entre estado y sociedad civil,
han provocado nuevas demandas sociales; un mundo en que surgen nuevas necesidades y a
las que el Trabajo Social debe responder; un trabajo Social comprometido con las cuestiones
de justicia social a través del rescate de los derechos humanos; un Trabajo Social que
cuestione los viejos métodos de trabajo y trabaje acorde con la realidad social y los nuevos
tiempos.
El Trabajo Social debe asistir a retos como la privatización de los servicios sociales, la
movilización de la sociedad, la aplicación de las nuevas tecnologías informáticas, el trabajo
14
El Norte está formado por Europa Occidental, el bloque norteamericano (EEUU y Canadá) y el eje asiático-austral
(Japón, Australia y Nueva Zelanda). Citado por Escartín Caparrós, María José. 1998
“…el trabajo social se presenta al desafío de reajustar los valores, conocimientos y técnicas
de la profesión si es que quiere contribuir realmente a ayudar a los hombres a superar los
desajustes que los cambios de la sociedad ha producido…El Trabajo Social tiene un papel
que cumplir, no puede asistir como mero espectador ante los cambios, tiene que, por un
imperativo ético y de renovación científica, apostar por el compromiso frente a los pobres,
los grupos diferentes y porque, en definitiva, la vida sea más humana” (Escartin, 1998).
De manera que como plantea Jesús Glay Mejía N (1998), la pobreza se constituye en un
escenario a transformar por parte de los trabajadores sociales, en tanto ella se constituye en
el principal problema en nuestro continente, requiriendo políticas y estrategias sociales
desde el Estado y la sociedad en general, para combatirla. Ello significa considerar reformas
estructurales y dimensionar los programas de atención a los pobres.
Principal Pobreza
América Latina problema
El Estado y la Sociedad
Políticas Sociales
Erradicar la pobreza
Actuar localmente
Los planteamientos del “Desarrollo a Escala Humana”, de Max Neef abren una amplia
posibilidad al Trabajo Social en América Latina, en tanto permite una re- dimensión de la
intervención teniendo como base la valoración del individuos como actor social y de sus
nuevas posibilidades, entre ellas la participación, el fomento de la solidaridad y el
fortalecimiento de las organizaciones para lograr el desarrollo humano integral. Es decir, se
trata de recuperar el individuo y la subjetividad como factores sustantivos en el Trabajo
Social.
Dicen Borja y Castells (1998) que la globalización hace depender la riqueza de las naciones,
de las empresas e individuos de cadenas de producción y distribución y de unidades-gestión
interrelacionadas en el conjunto del planeta, minando la especificidad de cada territorio
como unidad de producción y consumo.
A pesar de esa interdependencia de las naciones determinada por la globalización, se da una
relación desigual, pues el mercado está dominado por los grandes consorcios que
monopolizan la producción y el comercio, limitando el espacio de países que pretenden un
acceso al desarrollo. En estos países se plantea un contexto de actuación divergente y
desigual ante los problemas contemporáneos. Allí se expresan al máximo los procesos
migratorios, problemas de medio ambiente, desempleo, desnutrición y otros muchos
síntomas de pobreza extrema; a nivel político crisis de gobernabilidad por la incapacidad del
Estado y de las políticas globales para contener y darle salida de manera satisfactoria a las
demandas sociales.
Frente a este panorama a América Latina se le plantea una doble tarea, recuperar el
crecimiento económico pero a la vez mejorar las menoscabadas condiciones de vida de sus
pobladores, producto del estancamiento socio-económico por la llamada crisis de la década
de los 80s.
La década de los 80s, fue considerada como la época pérdida por el ambiente incierto y el
desequilibrio económico producto del poco dinamismo de las fuentes tradicionales de
crecimiento como eran la exportación de materias primas y la expansión industrial; por la
inflación, el déficit fiscal y la deuda externa, por el descenso de la inversión y el deterioro
social, el aumento del número de pobres entre 1980 a 1985 15, el debilitamiento del sector
15
El número de latinoamericanos por debajo de la línea de pobreza aumento en 50 millones entre 1980 y 1985.
SagastiLoaeza, Soledad, citada por Carmen Jonás Medina y Carlos Arteaga Bazurto. Alcances y perspectivas del
Trabajo Social.2004.
Estas propuestas llevan implícitas un interés por recuperar lo social, como categoría esencial
para generar cambios sustanciales en la realidad. El cambio social es entendido en esta
mirada como desarrollo social, y en este sentido el Trabajo Social debe jugar un papel
fundamental con propuestas factibles de realizar.
Dicen Jonás y Arteaga (2004) que lograr ese desarrollo social requiere reducir el dualismo
entre lo económico y lo social, y consideran que en una sociedad atomizada como la
nuestra, la organización no es fácil, pero ven posibilidades inmediatas en la educación; “el
problema principal o único no es la economía, el mercado; el problema no lo es tampoco el
exceso de estado; la solución tampoco es regresar a un estado patrimonialista, populista e
ineficaz. Hoy es indispensable reducir el dualismo económico y social”. (2004:49).
16
Los efectos de la globalización en Colombia están contenidos de manera general y clara en el documento de
lectura complementaria titulado “Contextualización. Trabajo Social de cara al contexto socio político.
Lo específico del
TRABAJO
SOCIAL
Necesidades Humanas
fundamentales
A continuación, Jonás y Arteaga (2004) plantean algunos de los retos que el Trabajo Social
debe afrontar frente a los nuevos y difíciles escenarios a nivel mundial y latinoamericano:
La reflexión de su objeto de intervención, lo que implica hacer rupturas con las viejas
formas de acercamiento a la realidad y abrirse a explorar diferentes alternativas
innovadoras teniendo en cuenta las nuevas realidades.
El Trabajo Social debe pensar, discutir, convencer y luchar por nuevas estrategias,
recogiendo el acumulado de las ya practicadas, que le permitan encontrar diferentes
caminos en medio de la complejidad, que le permitan diseñar alternativas en el
marco del desarrollo social y las políticas publicas a partir de procesos incluyentes y
de participación colectiva. Se trata de construir marcos teóricos y metodológicos más
acordes con las exigencias y dinámica dela realidad.
Para el caso del Trabajo Social en Colombia, los retos y perspectivas no distan mucho del
caso Latino americano como puede observarse a continuación, en los argumentos
presentados por Jesús Glay Mejía (1998):
Es necesario que las escuelas de Trabajo Social asuman una posición prospectiva de
construcción de futuro y proactiva al reconocer el papel dinámico y la función social
de la profesión debe cumplir.
La necesidad de asumir una visión holística e integral que supere el enfoque carencial
y que promueva las potencialidades. Se trata de la ecuación “más tener, más ser”;
más tener en términos de mejorar las condiciones materiales de existencia, y más ser
en relación con la construcción de sujetos desde lo humano, lo social, lo político, lo
económico y lo cultural.
El primer reto para el Trabajo Social es asumir su intervención desde una visión
holística e integral.
El quinto reto es lograr una profesión más abierta al cambio, para lograr mejores
niveles de comunicación e interlocución con otros profesionales, con la comunidad
científica y el mundo académico.
Lo anterior no implica un cambio radical de la profesión sino una reforma que consultando la
nueva realidad rescate los valores y principios que la han orientado y que aún están
vigentes, obviamente teniendo en cuenta el contexto y su pertinencia. Algunos de los
aspectos positivos del Trabajo Social en Colombia es que aún tiene vigencia, conserva una
demanda, reconocimiento social y legal, cierto desarrollo teórico especialmente en el campo
de familia, gerencia social y participación social; pero también su acción se continua dando
en los campos tradicionales sin lograr aún reconocimiento en nuevos campos como el
organizacional y gestión pública por ejemplo, ya que la formación académica continua con
esquemas tradicionales y en muchos casos no superan la formación generalizante. Su
principal fortaleza y oportunidad como ya se mencionó es el enfoque humanista y el eje de
la acción profesional, es decir, el desarrollo integral.
Conserva demanda
TRABAJO SOCIAL
COLOMBIANO Desarrollo teórico: familia, gerencia social,
participación social.
CAMPOS
TRADICIONALES
No logra reconocimiento de nuevos campos
Capítulo 2
IDENTIDAD PROFESIONAL
Existen diferentes definiciones sobre el concepto de identidad, las más reconocidas son
aquellas que la definen como “un atributo”, como un “sentimiento” y como un “proceso”; y
dependiendo de cuál de estas definiciones se compartan, se asumen diferentes perspectivas
de análisis. En consecuencia, existe la perspectiva llamada “objetivista”, en la cual se asume
la identidad como una esencia estable y definitiva, al margen de cualquier evolución y sobre
la cual ni el individuo ni el grupo tienen influencia alguna. Quienes se inclinan por la
perspectiva culturalista consideran que la identidad se conforma a través de la
interiorización de modelos culturales impuestos, por tanto, la identidad es consustancial con
una cultura particular y preexistente al individuo. Por su parte la perspectiva
etnoculturalista considera la identidad como una propiedad esencial inherente al grupo y no
al individuo.
Existe otra perspectiva que confronta las anteriores y sostiene que la identidad no puede ser
reducida a atributos, sino que debe ser entendida como un sentimiento de identificación; en
esta definición juega un papel fundamental las representaciones que los individuos
construyen en una determinada realidad social. Como puede verse esta definición rompe con
el carácter esencialista de la identidad de las definiciones anteriores y pone el énfasis en un
carácter más variable y efímero de la identidad, y en una identidad individual. Le da
importancia a la pertenencia o adscripción a una comunidad singular.
Existe otra perspectiva que se aleja de las anteriores y considera la identidad como una
construcción social, producto de procesos de interacción en contextos y situaciones
cambiantes; es lo que se ha denominado la perspectiva relacional y situacional. La identidad
entonces es un proceso, no es una ilusión sino que tiene eficacia social pues produce efectos
sociales reales. (Aquin, 2004)
“La identidad no es, sino que se genera lenta e históricamente, y se construye mediante una
red de vínculos medianamente estables y significativos, y relaciones que la sustenta. Desde
estas relaciones y representaciones un sujeto (individual o colectivo) construye su auto-
imagen y la imagen del otro, o los otros”. (Parisí)
Pero, ¿qué significan o pueden significar estas definiciones para el Trabajo Social?
Los profesionales de Trabajo Social como colectivo nos inscribimos en la dimensión colectiva
o social de la identidad. La identidad nos permite realizar intercambios, contarnos la
historia; pero también nos debe permitir establecer en qué nos diferenciamos de otros
grupos, profesionales, con quienes establecemos relaciones de distinto orden; qué grado de
pertenencia de certidumbre hemos alcanzado como parte de ese colectivo; en fin la
identidad como opinan algunos autores, debe otorgar a un grupo y a sus integrantes cierta
permanencia, unidad, cohesión, que permitan marcar las fronteras de un “nosotros” frente a
un “ellos”; en el caso específico la identidad debe marcar la especificidad del Trabajo Social;
además la identidad debe posibilitar el relaciones con otros colegas.
Generalmente cuando se habla de identidad del Trabajo Social se disocia de los sujetos
profesionales que la producen, pues se olvida que el Trabajo Social no se hace así mismo
sino que, en buena medida, son los profesionales quienes le otorgan sentidos, le asignan
finalidades sociales y lo convierten en objeto de reflexión y estudio.
Hay varios aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de hablarse de la identidad del
Trabajo Social, la cual está íntimamente ligada con su especificidad y por supuesto con el
objeto de conocimiento e intervención; algunos de esos aspectos son, por ejemplo, la
feminización de la profesión, su historia no como mera cronología sino desde las tensiones y
conflictos, las distintas denominaciones y significados que la profesión ha tenido no solo en
distintos países sino, en diferentes periodos históricos; pero fundamentalmente la identidad
del Trabajo Social tiene que ver con la búsqueda de su especificidad, con la superación de la
tensión y dicotomía entre objeto de conocimiento y objeto de intervención 17.
Dice Nidia Aylwin (1999) que la identidad profesional depende del pasado, pues es de ahí
que surgen las primeras identificaciones que le dan origen a la profesión y le permiten
desempeñar un papel en la sociedad; esta es la base, la cual va enriqueciendo a partir de la
reflexión de su propia práctica, de la adquisición de nuevos conocimientos y del acceso a
nuevos espacios y roles. Pero como dice Erikson (1979), citado por la autora, hay aspectos
que forman parte de la historia que se constituye en elementos de identificación negativa.
17
Estos aspectos de identidad o identificación pueden profundizarse en el documento titulado “la identidad
profesional”, de Belén Lorente Molina. Ver más datos en la bibliografía.
esta tensión no generaría mayores aportes; por supuesto se requiere aclarar el objeto de la
disciplina, entendiendo y reconociendo los avances que ya se han dado en términos de
considerar la complementariedad de estos dos aspectos. De todos modos la poca claridad
frente al objeto del Trabajo Social, a su especificidad e identidad, genera una percepción en
los profesionales de una supuesta limitación de la profesión para producir conocimientos
específicos y científicos, que lleva consigo la poca o nula legitimidad de los conocimientos
sociales y académicos producidos desde la profesión. De tal modo que la búsqueda de
especificidad profesional se ha constituido en un rasgo identitario de los/as trabajadores/as
sociales.
Repensarnos como profesión implica asumir el compromiso ético y social de dar saltos
cualitativos que permitan construir desarrollo en tres sentidos:
De manera muy simple, digamos que la identidad del trabajador social es aquella que le
permite reconocerse así mismo como tal, y este es el primer paso para aprender a valorar
Hoy se habla de una crisis de identidad de la profesión en América latina, la cual obedece en
parte a la falta de dirección del qué hacer profesional, ello valida aún más la necesidad de
resignificar la noción de identidad del trabajador social. Pensar en identidades en
permanente construcción y en concordancia con los procesos en los cuales se hacen, y no
como referentes estáticos.
Las identidades profesionales se forjan en las teorías, el que hacer, el rol, los procesos, las
metodologías, las prácticas profesionales; así como en sus componentes conceptuales,
filosóficos, ideológicos; la articulación de estos elementos en torno al objeto y los fines
orientadores del quehacer de los profesionales son el sustrato que moldea la identidad
profesional.
La identidad comporta lo que somos, lo que sabemos, lo que hacemos, hacia donde
dirigimos nuestra praxis, y fundamentalmente la conciencia que tenemos de ello; esta
última permite mantener la coherencia entre el deber ser y el ser trabajador social.
(Cifuentes, 1999).
Para el caso del Trabajo social, se considera que esta profesión se ocupa del “estudio y
desarrollo de las interacciones y las relaciones sociales en diferentes procesos, contextos y
niveles de la realidad socio-económica y cultural” (ibíd.).esto quiere decir que el objeto no lo
constituye un objeto especifico de la realidad, llámese ser humano, sociedad,
organizaciones, como unidades básicas de análisis, sino las relaciones que se establecen
entre los diferentes componentes de las micro y macro realidades.
Considerar éste como el objeto del Trabajo Social abre una perspectiva amplia y clara para
la construcción de la profesión ya que permite entrar en relación con otras disciplinas desde
lo específico, es decir, desde la identidad profesional.
A esta concepción de la investigación le vino una crítica que subrayaba que la práctica a su
vez se constituía en fuente para la producción de teoría; este punto de vista hizo parte del
movimiento de reconceptualización; se decía que la fuente principal de la teoría era la
práctica, por tanto con un análisis crítico de la práctica se podría reconstruir la teoría del
servicio social. En definitiva las criticas apuntaban a suprimir la escisión entre ciencia y
tecnología, investigación y diagnostico; teoría y práctica.
Este planteamiento del Movimiento Reconceptualizado también fue sometido a crítica por
considerarse que su propuesta metodológica se quedaba en un plano esquemático, sin
permitir abordar los problemas concretos planteados en la realidad del ejercicio profesional;
además porque había demasiado interés en el cómo actuar, descuidando el objeto de
intervención profesional.
Pese a las criticas que ha tenido los métodos de investigación en circunstancias concretas,
ello no niega su importancia en el ejercicio del Trabajo Social ya que ella abre la posibilidad
de lograr una visión integral de las múltiples actividades en las se desenvuelve nuestra
práctica, y es el medio de hallar sentido a los hechos que observamos aparentemente
dispersos.
La práctica nos permite participar de los hechos reales que ocurren en la vida social, pero no
producir conocimientos científicos; esto requiere un trabajo especializado que consiste en
traducir los hechos reales en hechos científicos; sin embargo a pesar de su importancia es
una de las funciones más descuidadas por el trabajador social.
I
N
T
E
G
R
A
L
Capítulo 3
1. GENERALIDADES
La cuestión ética hace referencia a la elección de propósitos mediante los cuales operamos.
El Trabajo Social desde sus inicios se ha preocupado por establecer una serie de normas
éticas con el fin de regular y orientar la conducta de los profesionales en su accionar.
La diferencia entre moral y ética es que la primera hace referencia al conjunto de
comportamientos y normas que se aceptan como válidos; mientras la ética es la reflexión
sobre el por qué se consideran válidos en el contexto de las relaciones sociales. La ética
trata de investigar y explicar la moral.
Ahora, las normas sociales conforman un cuerpo sistemático de regulaciones, que ajustan el
comportamiento de los ciudadanos tanto a las leyes como a los puntos de vista de los
juzgadores. En Trabajo Social existen normas para el desempeño del rol profesional y
componen lo que se conoce como “código de ética”. Sin embargo valga decir que la ética no
la impone un código, sino el ejercicio cotidiano de relacionarnos con otros profesionales y
con las personas con quienes se trabaja en el ejercicio de la profesión. Los códigos de ética
de nada o de poco sirven si no se tiene en cuenta la singularidad de la cultura, pues a veces
esos códigos operan como efecto negativo al considerarse superiores a otros y terminan
desvalorizando o subvalorando dichas culturas. En fin, las reglas morales no garantizan
aquello que un grupo particular realizará, entre otras cosas porque cómo, cuando y quién
define qué es lo bueno o lo malo?
Es más importante en términos de la ética preocuparnos por indagar sobre los problemas,
cómo se construyen históricamente los problemas reales, captar los hechos en su contexto y
examinar y reexaminar nuestro compromiso con lo que ocurre, para determinar qué debe
hacerse y cuáles son las consecuencias posibles para una acción futura. La ética no se
expresa con palabras sino con medidas que dignifiquen a la población, es decir con trabajo
justamente retribuido, con educación, salud, vivienda, entre otros; lo ético debe pasar del
discurso a la práctica.
“Respetarlos es escucharlos, saber callar para que ellos puedan expresar son sus
sentimientos, sus ideas, hacer que esa relación sea una conversación entre sujetos,
caracterizada por la sencillez en el lenguaje, la humildad, la prudencia, la confianza, y
paciencia. Es contenerlos, albergarlos, para poder descifrar, comprender el significado de lo
que les paso, de lo que necesitan. Es reconocer el derecho que tienen de participar,
decidiendo, asumiendo la autorresponsabilidad de las acciones transformadoras personales y
comunitarias, viviendo la democracia, entendida como ciertas formas institucionalmente
El Trabajo social al igual que otras disciplinas, no es ajeno a los valores que lleva implícitos
en su teoría y práctica social; la práctica del Trabajo Social es en sí misma una práctica de
valores, por ello es una profesión que está sometida constantemente a conflictos éticos.
Se dice que la intervención delos trabajadores sociales está condicionada por tres tipos de
límites:
El tipo se servicio pactado con los sujetos directos de nuestro ejercicio profesional.
Actividad No. 15
Lea la lectura anexo titulado El rol y las funciones y con base en ella, en el
contenido del capitulo 4 y en su experiencia laboral, responda:
1. ¿Existen contradicciones entre los valores personales de los
trabajadores sociales, los valores profesionales y los de las
instituciones? ¿Cuáles son esas contradicciones?
3.1. ALAETS
Son las siglas con que se distingue internacionalmente este organismo continental que
agrupa a aproximadamente 350 escuelas de Trabajo Social de América Latina. a través de
los organismos nacionales de escuelas, facultades o carreras, o de las escuelas
individualmente donde no existe instancia nacional.
ALAETS planteó la necesidad de contar con un brazo académico a través del cual se
difundiera la proyección de la Asociación. Por ello, creó el Centro Latinoamericano de
Trabajo Social (CELATS) en 1975, entidad que surgió con el status de Organismo
Internacional de Cooperación Técnica que tiene como propósito fundamental, contribuir
desde la acción de los trabajadores sociales, a las tareas del desarrollo y de la promoción
popular.
"Fortalecer teórica y prácticamente la labor que el Trabajo Social realiza en América Latina,
para que el conjunto de actividades que lleva a cabo, sean un aporte real a la dinámica de
transformación de nuestro continente. "
A partir de julio de 1995, fecha en que la actual Junta Directiva asume la gestión, el CELATS
se encuentra en un proceso de reestructuración institucional que tiene el propósito de
renovar su estructura y líneas de acción, a efecto de propiciar una institución ágil, flexible,
dinámica, de cara al Siglo XXI, y a las nuevas condiciones financieras.
Las líneas de trabajo que han orientado el quehacer del CELATS son:
Investigación
Capacitación
Comunicación
Gerencia Social
Finalmente, en el área de comunicación, publica y difunde los trabajos del Centro, así como
de los profesionales docentes colaboradores de distintos países y escuelas afiliadas.
Produce materiales didácticos que son utilizados, tanto en capacitación como en los
proyectos de desarrollo social.
En la actualidad, se rige por la legislación peruana, país donde está la única sede que existe
en el momento. (www.ts.ucr.cr/alaets7index.html).
3.2. LA FITS
Historia
de hoy fue refundada en Munich en 1956, como una organización de trabajadores sociales
profesionales.
Objetivos
Estimular y facilitar el contacto entre los trabajadores sociales de todos los países.
Organismos Directivos
El organismo directivo de la FITS con el más alto poder de decisión es la Asamblea General,
en la cual cada asociación miembro tiene derecho a un voto. La Asamblea General tiene
lugar cada dos años y en ella se elige al Comité Ejecutivo, compuesto por el Presidente y
cinco Vicepresidentes Regionales (África, Asia y Pacifico, Europa, Latinoamérica y El Caribe y
Norteamérica), al Tesorero y a otros diez Miembros. La oficina del Secretariado de la FITS
esta en Berne, Suiza a cargo del Secretario General, que es una posición de tiempo
completo.
Afiliación a la FITS
Solamente una asociación profesional nacional por país puede ser miembro de la Federación.
Dicha organización puede ser una asociación nacional o un organismo coordinador que
represente a dos o más asociaciones nacionales. En este momento están afiliadas a la
Federación 76 asociaciones u organizaciones nacionales, las cuales representan a más de
486.000 miembros:
Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bahrein, Bielorusia, Bélgica, Benin, Bolivia, Brasil,
Bulgaria, Canadá, Chile, China, Chipre, Colombia, Cuba, Dinamarca, EEUU, Egipto, España,
Filipinas, Finlandia, Francia, Ghana, Grecia, Holanda, Antillas Holandesa, Hong Kong,
Hungría, Islas Faeroe, Islandia, India, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Kenia, Corea, Kuwait,
Latía, Lesotho. Líbano, Lituania, Luxemburgo, Ex República Yugoslava de Macedonia,
Malasia, Malta, Mauricius, Mongolia, Nueva Zelandia, Nicaragua, Níger, Nigeria, Noruega,
Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, República Dominicana, República de
Eslovaquia, República Kirgis, Rumania, Rusia Singapur, Sri Lanka, Sudáfrica, Suecia, Suiza,
Tanzania, Tailandia, Uganda, Ucrania, Uruguay, Zimbabwe.
Publicaciones
La FITS publica un Boletín de Noticias tres veces al año, informando las actividades de la
Federación y las asociaciones miembros de la FITS y otros temas internacionales
relacionados con el trabajo social. La FITS es una de las tres organizaciones patrocinadoras
de la revista trimestral Trabajo Social Internacional (International Social Work). Un Boletín
de Noticias Regionales es publicado cada cierto tiempo. La FITS, en cooperación con la
Organización Mundial de la Salud, publico un estudio sobre Trabajo Social y SIDA, y en
cooperación con el Centro de Derechos Humanos de la Naciones Unidas y la Organización
Internacional de Escuelas de Trabajo Social, publicó un manual sobre Derechos Humanos y
Trabajo Social.
Derechos Humanos
En 1988 la FITS creó una Comisión de Derechos Humanos, con el objetivo de coordinar el
trabajo de la FITS en lo concerniente a derechos humanos, y también para trabajar
conjuntamente con Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos,
prestando apoyo a trabajadores sociales, estudiantes de trabajo social y trabajadores de
agencias de servicio social víctimas de abuso de sus derechos humanos.
El documento de la FITS titulado "Ética del Trabajo Social - Principios y Normas", sirve como
una guía en el desarrollo de la ética profesional. El documento presenta los principios éticos
básicos de la profesión del trabajo social, recomienda procedimientos a seguir cuando se
presentan dilemas de tipo ético en el trabajo y se refiere a los problemas de relaciones entre
trabajadores sociales y clientes, entre trabajadores sociales y sus colegas y con otros
profesionales. El Comité Permanente de Asuntos Éticosesta a cargo de las actividades de la
FITS relacionadas con la ética profesional.
La FITS ha publicado 11 documentos sobre temas de gran importancia para los trabajadores
sociales y para la Sociedad en general; Avance de la Mujer, Salud, HIV-SIDA, Derechos
Humanos, Migración, Personas Ancianas, Paz y Justicia Social, Protección de la Información
Personal, Refugiados, Condiciones en las Comunidades Rurales, y Juventud
Representación
El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y el Fondo de las Naciones Unidas
Para la Infancia le han otorgado a la FITS el rol de consultor especial. Grupos
representativos de la FITS trabajan actualmente en las Naciones Unidas en Ginebra, Nueva
York y Viena. La FITS está también en la lista especial de Organizaciones No-
Gubernamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Proyectos
Los proyectos más importantes de la FITS, durante el periodo 2000-2002, para promover el
trabajo social internacional son:
GLOSARIO
En sus inicios, el concepto de globalización se ha venido utilizando para describir los cambios
en las economías nacionales, cada vez más integradas en sistemas sociales abiertos e
interdependientes, sujetas a los efectos de la libertad de los mercados, las fluctuaciones
monetarias y los movimientos especulativos de capital. Los ámbitos de la realidad en los que
mejor se refleja la globalización son la economía, la innovación tecnológica y el ocio.
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