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Antes de desarrollar qué es la ciencia política, es necesario verlas por

separado, definir cada una de ellas. Es decir, qué es la ciencia y qué es la


política.

Bunge (2001) define la ciencia como un mundo artificial, el cual está construido
por el hombre, se caracteriza por ser exacta, tener su propio lenguaje
especializado, por ser sistemático, verificable, un conocimiento racional y
también, por ser falible (p.11).

El concepto de política no tiene una única interpretación, para Duverger (1968)


la política es “esencialmente una lucha, una contienda que permite asegurar a
los individuos y a los grupos que detentan el poder su dominación sobre la
sociedad, al mismo tiempo que la adquisición de las ventajas que se
desprenden de ello” (p.15). La política es más que un discurso, es más que
buscar el bien común, aunque ese sea uno de sus objetivos. También es el
gobierno sobre los individuos que se encuentran en una sociedad y que su
vez, esa dominación otorgará beneficios para quien haga política y/o para los
gobernados.

Sin embargo, para poder concluir si la política es realmente una ciencia, es


indispensable separar a la ciencia de la filosofía y separar a la política de la
filosofía política.

Por su parte, según Sartori (1996) para poder diferenciar entre la filosofía de
la ciencia, son necesarios varios principios. La filosofía tiene un discurso
axiológico-normativo, mientras que la ciencia posee un discurso descriptivo-
no valorativo; la filosofía tiene una concepción universal de las cosas, por parte
la ciencia está compuesta por segmentos; el filosofar como una investigación
metafísica sobre las esencias de las cosas, sin embargo, la ciencia trata con
cosas tangibles, o al menos, cosas que puedan ser llevadas a la
experimentación; y por último, la filosofía es un saber que no se puede aplicar,
no es como la ciencia que se basa en la aplicación de problemas, y además,
es un saber operativo, que está en constante funcionamiento (pp.232-233).

Para diferenciar la política como ciencia, de la filosofía política Bobbio citado


por Sartori (1996) expone los elementos que separan a la ciencia política de
la filosofía política

El tratamiento filosófico se caracteriza por “al menos uno” de los


elementos siguientes: 1) un criterio de verdad que no es la
comprobación sino más bien la coherencia deductiva; 2) una
tentativa que no es la explicación sino en todo caso la justificación,
y 3) la valoración como presupuesto y objetivo. (p.231)
La filosofía política es deductiva, es decir, que, desde los principios generales,
va a llegar a una conclusión, y por su parte, la política para ser ciencia, requiere
la comprobación. La filosofía política justifica cada conclusión a la que llega,
por su parte la política debe explicar los hechos. Y, por último, la filosofía
política es valorativa, porque hace juicios valorativos a través de su estudio, y
la política no es para nada valorativa, esto, solo si realmente es ciencia.

Sartori (1996) afirma que la política es una ciencia y que se presenta en sentido
lato, es decir, que está referido al discurso científico, una ciencia general,
autónoma, independiente; siguiendo sus propias leyes, autosuficiente; trata de
explicarse a sí misma. La ciencia política gira en torno a dos elementos: “1) el
estado de la organización del saber, y 2) el grado de diferenciación estructural
de los componentes humanos” (p.201). El primer elemento recalca que no se
puede pensar en ciencia política mientras que la ciencia esté aún atada a la
filosofía, ya que, reduciría el saber a solo temas filosóficos. Y el segundo
elemento se refiere a la separación de la política con las instituciones
económicas, sociales y o religiosas.

Esta es una visión general de la ciencia política. Cuando realmente se intentó


aplicar el método científico a la política para hacerla realmente ciencia, como
una disciplina, fue después de la Segunda Guerra Mundial. Con el
behaviorismo, donde David Easton citado por Sartori (1996) plantea que se
modifica a la ciencia política tradicional en diversos aspectos: “1) la búsqueda
de la regularidad y la uniformidad; 2) la subordinación de toda afirmación a la
comprobación empírica; 3) la adopción de métodos y técnicas de investigación
precisos; 5) la no valoratividad” (p.248). Se busca que la ciencia política sea
uniforme, que sea empírica, que sus métodos sean precisos y que no haga
juicios valorativos. Teniendo como resultado que la política sea reconocida
como una ciencia, e inclusive, sea una disciplina universitaria.

La ciencia política tiene un objeto de estudio totalmente distinto al de una


ciencia pura, sin embargo, no deja de ser ciencia; estudia los hechos políticos;
es una ciencia social, no pura o natural. Y aunque pareciese que solo tiene
una visión de la organización de las formas políticas, no es así. La ciencia
política estudia no solo los hechos políticos, sino también la realidad política,
los fenómenos políticos, los actos políticos. Y a pesar, de que se Sartori dice
que es autónoma, la ciencia política necesita de la historia para poder estudiar
esos acontecimientos políticos, necesita de la sociología para estudiar los
fenómenos sociales que se mueven en el mundo de la política, necesita a la
economía para explicar los procesos económicos y de intercambio, necesita
de la filosofía para poder estudiar la esencia, la naturaleza de la política,
necesita del Derecho para establecer las normas que deben utilizar los
Estados para su administración.

Referencias bibliográficas

Bunge, M. (2001). La ciencia su método y su filosofía. Buenos Aires: Editorial


Sudamericana

Duverger, M. (1968). Introducción a la política. Caracas: Ediciones Ariel

Sartori G. (1996). La política: lógica y método en las ciencias sociales. México:


Fondo de Cultura Económica.

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