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Amor en Pareja - Lic. M. Rosa Glasserman - Odt
Amor en Pareja - Lic. M. Rosa Glasserman - Odt
Slvia consulta a los 56 años por distintas dolencias corporales. Ha tenido muchas cirugías
y dolores diversos. En el momento de la consulta está felizmente casada con el padre de
sus cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. Manifiesta ser muy feliz con su marido a
quien conoce desde los 13 años en el Chaco, donde ambos vivían. Es decir, eran lo que
habitualmente llamamos una “pareja de crianza”. Transcurrieron su vida en aquella
provincia hasta que se trasladaron a la ciudad años después. Al poco tiempo de iniciado
su tratamiento psicoterapéutico fallece su marido en un accidente de ruta. Ella queda
totalmente desencajada. El amor de y por sus hijos, que es muy grande, no alcanza a
compensar la pérdida de su compañero.
Cuando parecía que su sufrimiento no tendría fin, dos años y medio después,
seguramente ante algún indicio pequeño, que sólo un enamorado percibe, un hombre,
apenas un poco mayor, le confiesa que hace mucho está enamorado de ella. Él le cuenta
que percibe un cambio, que ella ahora está distinta y teme que estando más abierta,
alguien se acerque antes, y él la pierda. Ella se sorprende con este comentario. En su
terapia, en ese momento, estaba pensando y planteándose la necesidad de un
compañero, situación que hasta entonces no se había cuestionado y si alguien lo hubiese
hecho, ella se habría enojado.
Él le pide comenzar a verse y conocerse, aunque le confiesa que está casado, “mal”
casado. Es infeliz. Ella, mujer estructurada, sin embargo se atreve. Estos encuentros la
vuelven a la vida, se va sintiendo cada vez mejor. Las circunstancias en que se establece
este vínculo, donde no hay cotidianidad, ni posibilidad de compartir los fines de semana,
ni salidas hace que sus necesidades de comunicación y expresión se manifiesten a través
de cartas diarias que ella produce y que le lee en cada encuentro. Esto a él lo conmueve
mucho y enamora cada vez más.
No sólo la narración amorosa se arma con las palabras de un sujeto como en el caso de
Silvia, sino que la índole de la relación de pareja supone un relato. Antes de establecer un
vínculo de esta índole tenemos ya ideas preconcebidas. Estas ideas o historias no son la
verdad en sí mismas, pero pueden ajustarse o no a la situación que permita una buena
adaptación al entorno. Esto es algo que trae R Sternberg quien se pregunta qué significa
que el amor sea una historia y cuáles son sus características y cómo tienen lugar esas
historias. Este autor señala que las historias son muy importantes y entenderlas nos
puede hacer cambiar nuestras vidas.
Las conductas de las parejas son comprensibles a partir de tener en cuenta qué
concepción del amor ideal tenía antes, cada uno de sus componentes y cómo tienen lugar
esas historias que ellos traían de antemano. Compartir entre ellos alguno de estos
conceptos puede hacer sobrevivir más a la pareja. Si alguien quiere vivir una historia
romántica y en realidad vive una historia violenta seguramente se mostrará contrariado o
insatisfecho. Como dice este mismo autor, el amor es una historia cuyos autores no son
escritores de la talla de Shakespeare o García Márquez, sino nosotros mismos.
Silvia es una de esas escritoras de cuya historia aún no sé el final. Esta situación que por
momentos me preocupa por idealizada, le ha devuelto, sin embargo, una serie de
sensaciones y sentimientos importantísimos que la hacen vibrar y recuperarse de viejos
pesares. Esto nos lleva a plantearnos qué es el amor?. Más aún, el amor en la pareja. Y
agregaría: Qué es la pareja? En qué contexto la tomamos? En qué cultura? En qué etapa
de la vida?
Lo que narro de Silvia: es amor o enamoramiento? Ya que ella conoce de Luis algunos
aspectos parciales que le gustan mucho, que “la enamoran” y supone, como ocurre en
este estado alterado de conciencia, que el otro es “todo” así. Siendo que el amor, muchas
veces surge luego de la desilusión que sobreviene después de darse cuenta que el otro
no es todo lo que uno imaginó y “creó”. Es decir, cuando se lo acepta con sus defectos y
virtudes, cuando se incluye la tolerancia que disminuye la primera y necesaria
idealización, producto del “enamoramiento”, cuando se pasa del “ciego enamoramiento al
amor que mira y ve” (Johannes Neuhauser)
Tal vez en el caso de Silvia esté presente la vigencia del amor a través de la palabra,
como prueba vital permanente que la mantiene viva todo el tiempo y que constituye un
paliativo frente a la muerte. Antes de conocer a Luis, ella escribía para sí misma a través
de su diario.
Acontecimiento y repetición
En “Medianoche de amor”, Michel Tournier, narra los avatares de una pareja que deja de
entenderse después de varios años de matrimonio.
En el primer capítulo aparece con fuerza, una de las problemáticas habituales con la que
nos encontramos los terapeutas de parejas. Ella dice “Aquí estamos separados por una
inmensa playa de silencio…” Y más adelante agrega”….el domingo vamos a almorzar a
un restaurant…A veces siento tanta vergüenza de nuestro mutismo que muevo en silencio
los labios para hacer creer a los otros clientes que estoy hablando”
Más adelante…
Ella dice: “….una pareja se construye lentamente en el curso de los años, y las palabras
que intercambia adquieren con el tiempo una importancia creciente. Al principio bastan los
gestos. Después el diálogo gana en extensión. Es necesario que gane también en
profundidad. Las parejas mueren porno saber ya qué decirse. Mis relaciones con un
hombre terminan el día en que al encontrarme con él tras una jornada transcurrida en otra
parte, ya no tengo ganas de contarle lo que he hecho, ni de escuchar de sus labios cómo
ha ocupado por su parte aquellas horas sin mí”
El aduce que aunque no se caracterice por ser parlanchín, ella frecuentemente le
interrumpe sus historias, cuando manifiesta el cansancio por haberlas escuchado cien
veces…
Él dice: “En ese sentido me hiciste un día una proposición diabólica, y aún me pregunto si
hablabas en serio. Me propusiste que numerara mis historias. En adelante, en lugar de
contarte una de principio a fin con todos los refinamientos de un buen narrador, tenía que
limitarme a enunciar el número, y tú comprenderías en el acto. Yo diría 27 y tú
encontrarías en tu memoria la historia del perro de mi abuela, etc, historia 71, la fidelidad
de dos gaviotas…14, la odisea de mi abuelo en su única visita a París… Pero entonces
no me reproches mi silencio!”
Ella: “Es que me conozco todas tus historias, y hasta las cuento mejor que tú. Un buen
narrador tiene que saber renovarse”. La respuesta de él, me parece que introduce un
elemento muy importante de destacar que retomaremos más adelante.
Él: “No necesariamente. La repetición es parte del juego. Hay un ritual del relato que, por
ejemplo, respetan los niños. Sin preocuparse de la novedad, exigen que se les cuente la
misma historia en los mismos términos… De la misma manera, hay un ritual de la vida
cotidiana, de las semanas, las estaciones, las fiestas, los años…”
“…Hay una determinada idea bastante temible para matar el diálogo de una pareja, y es
la del oído virgen. Si un hombre cambia de mujer es para encontrar en la nueva un oído
virgen para sus historias. Don Juan no era más que un incorregible hablador…”
Ellos continúan conversando hasta decidir que lo mejor es separarse, que lo harán en una
cena con sus amigos a la orilla del mar en la noche más corta del año para que dure
hasta el amanecer.
Ella: “Les hablaremos, nos hablarán, será la gran charla sobre la pareja y el amor…
Cuando todo el mundo haya dicho lo que tiene que decir, tú golpearás el vaso con el
cuchillo y les enunciarás solemnemente la triste noticia…”
Llega la noche de la cena. Los amigos narran historias muy interesantes. Especialmente
haremos alusión a una llamada: Los dos banquetes o la conmemoración.
Esta historia hace referencia a un califa quien debía elegir un cocinero para su palacio.
Impaciente, le exige a su intendente que lo encuentre lo antes posible. Este le explica que
ya tiene dos candidatos y que le resulta imposible elegir. El califa luego de pensarlo
mucho, decide darles la oportunidad a ambos en dos banquetes sucesivos del palacio. Así
se hace.
El domingo siguiente se realiza el primer banquete. Era tan inimaginable superar las
exquisiteces presentadas que los comensales instaban al califa a nombrarlo cocinero de
la corte sin esperar al otro. Sin embargo, el califa mantuvo la idea de darle la oportunidad
de competir al otro candidato.
Al domingo siguiente se ofreció el otro banquete. Fue grande la sorpresa cuando llegó el
primer plato a la mesa, ya que era el mismo del banquete anterior. Exquisito, sutil, rico,
pero idéntico al anterior. Todos se iban poniendo nerviosos a medida que la comida
avanzaba, ya que con los otros platos, ocurrió lo mismo. Pensaban que el califa
enfurecería, por sentirse burlado. Por el contrario, al finalizar la comida él hizo venir a los
dos cocineros y dijo:
“….todos habéis podido apreciar en estos dos banquetes el arte y la inventiva de los dos
cocineros aquí presentes…… creo que estaréis todos de acuerdo conmigo en reconocer y
proclamar la inmensa superioridad del segundo cocinero sobre el primero. Pues si la
comida que degustamos el pasado domingo era tan sutil, original, rica y suculenta como la
que nos ha servido hoy, no era sino una comida principesca. Pero la segunda, en la
medida en que era la exacta repetición de la primera, se elevaba a una dimensión
superior. El primer banquete era un acontecimiento, el segundo, una conmemoración, y si
el primero era memorable, fue el segundo el que le confirió retroactivamente tal
memorabilidad…. Así, si aprecio en casa de mis amigos y de viaje que me sirvan comidas
principescas, aquí en palacio, sólo quiero comidas sacras. Sacras, sí, pues lo sacro no
existe sino por la repetición, gana en eminencia con cada repetición”
A partir de ahí, el califa contrata a ambos cocineros, al primero para que en los viajes se
abra a los productos nuevos, a los descubrimientos gastronómicos y al segundo lo
reserva” para el cuidado de la disposición inmutable de mi ordinario. Será el sumo
sacerdote de mis cocinas y el conservador de los ritos culinarios y manducatorios que le
confieren a la comida su dimensión espiritual”
Al final de la cena después que ya todos los amigos se retiraran, la mujer de esta pareja le
dice a su marido: “No te levantaste… no les anunciaste a nuestros amigos la triste noticia
de nuestra separación”
Ella: “Si, tal vez lo que nos faltaba era una casa de palabras en la que habitar
juntos…… La literaturacomo panacea de las parejas perdidas……. Tu cena nocturna
marina estaba exquisita… Te nombro cocinero jefe de mi casa: Serás el sumo sacerdote
de mis cocinas y el conservador de los ritos culinarios… que le confieren a la comida su
dimensión espiritual”.
Lo que deseo destacar a través de esta historia es que así como el encuentro amoroso,
situación de origen de la mayor parte de las parejas, es leído como acontecimiento, la
repetición que es constituyente de la trama cotidiana (que no necesariamente implica
aburrimiento), puede ser pensado como conmemoración.
Al respecto dice Bataille, lo más grave es que el hábito en el matrimonio se solía entender
como lo que apaga la intensidad implicando costumbre. Y como consecuencia, al erotismo
repetido se le atribuía ausencia de valor en lo referente al placer. Sin embargo sin una
secreta comprensión de los cuerpos, que sólo a la larga se establece, la unión es furtiva y
superficial. “El hábito tiene el poder de profundizar lo que la impaciencia no reconoce”
Las historias pueden y suelen cambiar con el tiempo, pero nunca desaparecen del todo.
Hay variedad de historias de amor, que responden a modos de pensar, y a los propios
anclajes históricos de los participantes. Tomemos un ejemplo: En las parejas en que uno
de los dos propone una historia de adicción, ya sea a la pareja o a una sustancia, nos
preguntamos ¿qué pasa cuando alguno de los dos se corre de estos lugares? Otras
parejas necesitan una dosis permanente de humor, que los hará divertidos, pero que a
veces, con esto mismo evaden cualquier profundización del vínculo.
Una vez construída la historia sobre una persona y sobre la relación que mantenemos con
ella, hacemos lo mismo que haría un escritor; procuramos que adquiera coherencia.
Sternberg dice que a nadie le gusta leer un libro lleno de contradicciones. A veces nos
enamoramos de una persona que no hubiéramos aceptado de haber tenido en cuenta lo
que nos indicaba la razón. En general las historias prevalecen sobre lo racional. Nos
sentimos atraídos por personas que nos faciliten crear historias conjuntas en las que
predomina nuestro deseo: lo que queremos que sea el amor. Nos enamoramos de la
historia de una persona. Una vez establecida la pareja, la relación no cambia si no cambia
la historia. Estas historias puede manifestarse a través de metáforas como George Lakoff
y Mark Jonson plantean cuando se refieren a las metáforas de la vida cotidiana. Aluden a
las mismas no sólo como un embellecimiento retórico sino como parte del lenguaje diario
que influye sobre el modo en que percibimos, pensamos y actuamos.
Los autores hacen referencia a diversas metáforas con las que se enuncia el amor.
l) El amor es una fuerza física (electromagnética, gravitacional u otras)
Esta metáfora conlleva a comentarios tales como sentir electricidad entre los
componentes de la pareja, atraerse de modo incontrolable, compartir una
atmósfera cargada, etc
2) El amor es un paciente
A través de esta metáfora se describe a la pareja como una relación enferma o bien
sepuede aludir a un matrimonio sano, esa relación está mejorando. El amor, se dice,
es lánguido, está agotado.
3) El amor es locura
Estamos locos el uno por el otro. Pierdo el juicio. Estoy/ está chiflado por él, por mí.
Me vuelve loca/o.
4) El amor es magia.
Las palabras que suelen acompañar a esta metáfora suelen ser: Estoy hechizado/a. Y
cuando la relación termina: se acabó la magia
Estas metáforas, entrelazadas con las historias que narramos, demuestran que nuestros
modos de hablar colaboran en construir modos de percibir, actuar, pensar y armar nuestro
mundo en pareja.
Esto se ve más claramente en nuestras consultas.
Las consultas, hoy
Cuando acuden a la consulta, no tienen vida sexual porque ella se niega. Dice que no
tiene deseos y lo rechaza. El siente que si esto continúa mucho tiempo, la pareja se
destruirá. Hacemos un trabajo terapéutico, se logra cierto acercamiento pero justamente
en el momento en que se incrementa el acercamiento sexual y afectivo incluído el
compañerismo, con mejorías en el ámbito de la familia y lo social, él plantea que se quiere
separar. Ella se sorprende mucho, no entiende por qué, “ahora en que lo deseo tanto, lo
he vuelto a amar, no nos peleamos, dormimos abrazados. “El aduce que el cambio es tan
drástico que no cree que sea posible y “verdadero”. Deciden separarse y continuar con la
terapia de pareja.