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1. INTRODUCCIÓN
De una manera semi-inconsciente nos han guiado a esquivar peligros potenciales para la vida
gracias al aligero cálculo de una compleja ecuación derivada de los estímulos ambientales y
la experiencia: ese olor desagradable que evitó que comiéramos un alimento en mal estado, la
redistribución sanguínea que nos ayudó a correr cuando sentíamos miedo, la sensación de paz y
felicidad tras el trabajo bien hecho… ¿Para qué sirven las emociones?
A continuación vamos a conocer qué respuestas fisiológicas se desencadenan con las emociones
básicas y la utilidad que tuvieron y tienen en la supervivencia.
2.1. Miedo
El miedo, produce un aumento de la respuesta cardíaca y una distribución sanguínea hacia los
músculos esqueléticos largos (lo que explica la palidez del rostro), que en tiempos pasados facilitó
una posible huida de peligros potenciales como depredadores, predadores, e incluso del fuego
(Cano, 2010; Damasio 2010; Goleman 1995).
2.2. Asco
El asco o disgusto provoca una reacción de rechazo ante alimentos en mal estado u olores dañinos
para el organismo. Según Darwin, la nariz se arruga en un intento de impedir la inhalación de la
sustancia tóxica (Cano 2010, Goleman 1995). Por otra parte, sacar la lengua parece una acción que
favorece la expulsión de alimentos.
2.3. Tristeza
La tristeza, como la producida por la muerte de un ser querido, conllevó en los humanos
prehistóricos, una pérdida de energía que invitaba al refugio en el propio hábitat con los demás
miembros del grupo, ya que solía ser el sitio más seguro para la supervivencia (Cano, 2010;
Goleman, 1995). Además, la tristeza evocada por una mala conciencia se deriva en la insistencia
sobre el error cometido (Damasio, 2010) presumiblemente como estímulo para no volver a
cometerlo.
2.4. Alegría
La alegría asume una función de recompensa ante situaciones exitosas con el objetivo de poder
repetir dichas acciones ventajosas en el futuro (Cano, 2010; Goleman, 1995).
2.5. Sorpresa
La sorpresa produce un arqueo de las cejas que aumenta el flujo de luz que entra en la retina. De
esta manera se acopia más información sobre el acontecimiento inesperado, acelerando su
análisis y la elaboración de una respuesta adecuada (Goleman, 1995).
2.6. Enfado
El enfado, es el instinto alfa del equilibrio moral, esta emoción brota ante una injusticia,
provocando un reflujo sanguíneo hacia las manos para golpear o empuñar un arma, así como
un aumento del ritmo cardíaco y hormonal, como la adrenalina, para aguantar un enfrentamiento
durante un tiempo prolongado (Cano, 2010; Goleman, 1995).
Luca Coge
El estrés es un estado del individuo que resulta de unas demandas inusuales o excesivas que
suponen una amenaza para su bienestar o su integridad. Si nos persigue un león, tenemos
estrés; como también podemos tenerlo si nos encontramos en un atasco de tráfico o cuando
esperamos una llamada telefónica urgente que no llega.
La valoración primaria
Se trata de una valoración inicial. La respuesta que ofrece el individuo toma la forma de
una de estas cuatro modalidades de evaluación de la situación:
Reacciones fisiológicas
Comprenden tanto las respuestas neuroendocrinas y asociadas al sistema nervioso
autónomo. Entre ellas, se encuentran: el aumento de la presión sanguínea, la dilatación de
la pupilas, el aumento de la respiración,… En este enlace encontrará un video que expone
la fisiología del estrés.
Las consecuencias de estas reacciones sobre el estado de salud del individuo pueden ser
importantes y graves. Puede dañar el sistema inmunológico y, en consecuencia, dejar al
organismo en una situación de desprotección o indefensión.
Reacciones emocionales
Las reacciones emocionales incluyen un conjunto de sensaciones subjetivas de malestar
emocional como el temor, la excitación, la ansiedad, la cólera el miedo, la ira. El estrés
también puede vascular hacia un estado de depresión.
Combate el estrés
El estrés es uno de los problemas de salud más graves en la actualidad. Cuando el estrés se
cuela en nuestra vida, empezamos a perder el control de la misma. Cuando nos encontramos
con estrés somos incapaces de disfrutar de la vida, somos incapaces de abandonarnos al placer,
nuestro rendimiento intelectual se bloquea y nuestro mundo emocional nos desborda.
La palabra estrés viene de la palabra inglesa Stress que significa “presión” o “tensión”. Fue
utilizada por primera vez por el científico Hans Seyle en 1936 para describir las dificultades de
adaptación de un organismo vivo. El estrés se podría definir como la reacción fisiológica a la
amenaza física o psicológica que depende tanto de la intensidad emocional como de las
estrategias que adopte la persona para afrontar la situación. Dicho de otra manera, cuando la
demanda del ambiente, ya sea familiar, laboral o social, es excesiva y la persona se encuentra
desbordada se desarrolla toda una serie de recursos que implican activación fisiológica pero que
además, va acompañada de toda una serie de reacciones tanto emocionales negativas, como
puede ser la ansiedad, la ira y la depresión.
Aunque se pueda pensar que cada persona actúa de la misma forma ante una situación
estresante, lo cierto es que las situaciones estresantes no significan lo mismo para todas las
personas, ya que varían en el modo de percibir y de afrontar. Eso sí, sabemos como es la
respuesta psicológica al estrés que implica factores emocionales, cognitivos y de comportamiento.
Estas son las respuestas más frecuentes:
Cognitivamente: incapacidad para tomar decisiones, bloqueo mental, vulnerabilidad ante la crítica,
confusión, olvidos frecuentes.
Es importante entender que el estrés no es un tema baladí ya que aumenta la vulnerabilidad del
organismo a desarrollar trastornos de salud que pueden resultar mortales, como pueden ser
enfermedades del corazón, el cáncer y los accidentes cerebrovasculares.
En una confrontación bélica entre dos fuerzas, ambas comparten un objetivo: socavar al
oponente, quebrando su disposición para combatir. La forma de conseguirlo es, habitualmente,
infligiendo al adversario las condiciones más penosas, de modo que resista el menor tiempo
posible y surja entre sus miembros el estrés. En este artículo de Psicología Online vamos a
descubrirte qué es la Reacción de Estrés de Combate hablando de sus causas y del tratamiento
que puede llevarse a cabo para superar esta condición.
Índice
El colapso de liderazgo y la cohesión de la unidad suponen el inicio de la caída de uno de los dos
bandos. Cuando el líder ya no es percibido como capaz de conducir a una victoria y a la
supervivencia, y si además el espíritu de cuerpo se rompe, la batalla parece perdida. En tales
condiciones, la ansiedad de los sujetos aumenta y es mas que probable que el número de
personas aquejadas por REC sea alto. Los datos, tal y como se ofrecen a continuación, indican que
la caída de la resistencia y de la moral están asociados directamente con las REC.
A la hora de valorar y ponderar estos datos, dado su volumen, es preciso plantearse cuál es su
verdadera magnitud. Respecto al total de bajas, las REC supusieron para el ejército americano
entre el 10 % y el 40% en batalla, a lo largo de la II Guerra Mundial. Pero en el Pacífico, a lo largo
de toda la guerra, por cada herido se contabilizó un REC psiquiátrico (Glass, op. cit.). En Israel, en
la Guerra de Yon Kippur de 1973, en determinadas unidades, las bajas por REC suponían hasta el
70 % de los heridos (Levav et als., 1979).
No obstante, habría que tener en cuenta que tales datos se han obtenido usando una definición
restringida de REC. Es decir, sin considerar tal reacción en combatientes con otro tipo de heridas.
Estos podrían contribuir a aumentar en un 30 % las cifras de REC (Noy et als., 1986). Así, en
batallones israelíes desplegados en la guerra del Líbano de 1982, por cada herido, se daban 1´2
REC. Tales datos, indican que los REC lejos de ser un número fijo, son un valor
fluctuante, dependiendo de la severidad y dureza del combate que han experimentado las tropas
y su evaluación.
Implicaciones de la definición de la REC
Las definiciones de REC han experimentado una evolución a lo largo del tiempo. Así se han
efectuado según tres niveles de inclusión, desde las más restringidas hasta las más comprensivas.
Situándonos en el polo más estricto se consideran bajas por REC solo a los sujetos diagnosticados
como tales en el campo de batalla cuando presenta un cuadro clínico establecido.
Una definición amplia, sin embargo, considera bajas REC a todos los sujetos identificados para su
evacuación y que exhiben algún síntoma psiquiátrico en el campo de batalla. Una tercera
definición de conjunto, contempla como REC a todo sujeto herido evacuado por cualquier razón
diferente a la de ser alcanzado por fuego enemigo, cuando presenta manifestaciones somáticas y
conductuales de estrés.
Aunque pueda parecer un tema trivial, no lo es tanto, sobre todo si nos atenemos a los datos. En
la guerra de Vietnam, usando la definición restringida, se dieron bajas tasas de REC, y al mismo
tiempo se verificó un número importante de evacuaciones derivadas del uso de drogas, psicosis y
problemas disciplinarios debidos al importante estrés sufrido por los americanos.
Una segunda dimensión de la definición de REC es la relativa al carácter arcaico y estático frente a
uno más funcional y evolutivo. Si se opta por incluir entre las REC a las reacciones en sujetos
que han pasado por el combate y no han desarrollado estrés alguno durante los acontecimientos
vividos, sino hasta que haya transcurrido un cierto tiempo, cambia totalmente el tamaño de la
población considerada. Hasta la guerra de Vietnam y durante los años 60, a estos sujetos no se les
consideraba víctimas de las reacciones de estrés y sus alteraciones se atribuían a defectos previos
de la personalidad, y no como un retraso en la manifestación de sus desórdenes. En Israel, en la
guerra de Yon Kippur, tampoco fueron incluidos, pero cuando solicitaron tratamiento el ejército se
lo dispensó, aunque no fueron sistemáticamente aceptados como tales REC. Tras la guerra de
Líbano de 1982, la política fue de aceptación de todos los casos (Noy et als., 1986 b).
De modo somero y muy resumido, un combatiente que es baja por REC se siente indefenso,
incapaz de enfrentarse tanto con la amenaza externa percibida hacia la propia vida como con
secuelas emocionales del trauma, esto es, dificultades prolongadas en una actividad adaptativa,
persistentes sentimientos de indefensión y rabia, y reconstrucciones emocionales repetitivas de la
situación traumática.
Las causas de las REC pueden dividirse en primarias y secundarias. El factor causal primario es la
percepción de una amenaza externa inminente hacia la propia vida, acompañada de la ausencia de
capacidad para hacer frente a dicha amenaza y el consiguiente sentimiento de rabia e indefensión.
Los factores secundarios son aquellos que hacen su aparición cuando se reducen los recursos
personales, disminuyendo la capacidad para afrontar de manera efectiva la desorganización, junto
a factores psicológicos disposicionales. Y, en último lugar, el factor de predisposición de la
personalidad. Todos ellos se describen a continuación.
Cuando los recursos defensivos del combatiente han sido agotados, debido a una amenaza
intensiva y prolongada (Swank et als., 1946) y al mismo tiempo, como consecuencia de un
prolongado estrés, la red de soporte social, el liderazgo y la cohesión de la unidad se
colapsan (Stouffer et als., 1949), el riesgo de desarrollar REC se incrementa.
De este modo, sujetos que han visto su resistencia agotada, sin la protección del apoyo social de
su unidad, pueden sentirse incapaces de resistir la ansiedad creciente por más tiempo, y en
consecuencia, dejar de combatir. Este punto de ruptura que impide la propia adaptación al medio
y un control de la situación frente a una amenaza existencial resulta traumática. En consecuencia,
la personalidad del individuo se ve inundada por sentimientos de indefensión y rabia, punto en el
que se inicia la REC e incluso procesos de estrés post-traumático (SEPT).
Las bajas por REC son mayoría entre los combatientes en activo e inexistentes lejos del frente de
batalla, lógicamente, pues no en vano son los más expuestos al fuego enemigo, los que perciben
más claramente la amenaza a su integridad y están en un mayor riesgo de alcanzar la incapacidad
para resistir. Los datos actualmente empleados –número de heridos en acción- como índice del
estrés, apoyan la idea según la cual: cuanto más difícil y dura es una batalla, más intenso es el
estrés, y mayor el número de bajas, de manera que hay una relación directa entre bajas físicas y
REC.
En el conflicto del Líbano de 1982, por encima del 90% de las bajas por REC y heridos en acción, se
dieron en el primer mes de combate, durante la fase más virulenta, y de manera que aquellos que
sufrieron mayor castigo, tuvieron mas REC. La reacción no fue inmediata y tales bajas se
sucedieron a lo largo de un período de cuatro años, con diferentes aspectos (en la fase final,
tendían a constatarse como bajas somáticas y/o traslados administrativos).
Por el contrario, en batallas estáticas intensivas, en las que se experimenta una gran virulencia en
el enfrentamiento entre ambos bandos contendientes y sin capacidad para vencer al enemigo a
corto plazo, las bajas físicas y por REC van a ser elevadas, se incrementarán más en el bando
perdedor cuando la batalla comience a inclinarse en su contra. Así lo indican los datos del ejército
alemán tras Stalingrado (Schneider, 1987).
Las reacciones tras batallas intensas son predominantemente psiquiátricas. Avanzando el tiempo
predominan las evacuaciones por solicitudes somáticas, y finalmente sobresalen las evacuaciones
derivadas de procesos disciplinarios y traslados administrativos. Una explicación plausible de esta
evolución es la derivada de un alto nivel de ansiedad en situaciones de estrés, que origina
reacciones incontroladas. Un estrés esporádico permite reintegrar a los sujetos a su unidad y la
adaptación del individuo, quién presenta desórdenes derivados de una exagerada estructura de
defensa mas que la que debiera adoptar ante una ansiedad incontrolable existente en un
momento dado de un combate abierto.
El combatiente está expuesto a situaciones de privación extremas que consumen los recursos
internos necesarios para afrontar la amenaza a su integridad física y su supervivencia. Otros
factores secundarios coadyuvan al agotamiento: la deshidratación, la congelación, el esfuerzo
físico, el insomnio, la inadecuada y escasa alimentación (tanto en cantidad, preferencia y horarios),
la carencia de comunicación con sus familiares y seres queridos; y finalmente acaban minando su
resistencia.
Datos similares se aprecian en laboratorio, dónde no existe la amenaza contra la integridad del
supuesto combatiente, ni alteraciones psicológicas, o alteraciones de conducta y somáticas, ni
reacciones disciplinarias o traslados administrativos. Con la privación del sueño se desarrollan
alucinaciones, reacciones exageradas o erróneas (del tipo: disparos a un enemigo inexistente
(Belenky, 1985). Es pues, esperable, que en combate real, al añadir la amenaza a la propia
supervivencia, y que estas limitaciones se perciban como una superioridad propia del enemigo que
contribuye a la derrota del propio afectado, se den mas REC.
A ello debemos añadir el propio conflicto personal (individual, propio e intransferible) que está
viviendo el combatiente al afrontar el peligro real y confrontarlo con la propia batalla interna que
vive para hacer frente al riesgo que le rodea, y vencer la ansiedad que el temor le genera.
El apoyo social es un mitigador del estrés en todo tipo de unidades sociales, contribuye a reducir
la intensidad de una amenaza percibida, al tiempo que aumenta la percepción de la propia eficacia
para hacerle frente. En suma, alienta una reacción dentro de un grupo.
En el combate, el apoyo del entramado social, circunscrito al grupo o unidad al que pertenece el
combatiente, se expresa en un alto nivel de cohesión de la unidad y en la confianza enun
liderazgo efectivo. Ambos elementos crean una situación de optimismo y esperanza para superar
la amenaza.
Spiegel (1944) observó que, la ansiedad no es algo ajeno a cualquier soldado, y que permanece en
la batalla por sus compañeros, antes que por estar frente al enemigo. Teme perderlos, si los deja,
y si lo hace, pierde su apoyo frente a la ansiedad que vive, a la que habría que sumar los
sentimientos de vergüenza y culpabilidad.
Desde los estudios de Stouffer et als. (1949) dirigidos a la moral y la cohesión de las unidades,
previos a la invasión de Normandía, se describe la existencia de una relación negativa entre el
nivel de moral y la confianza en el liderazgo antes de la batalla, y las bajas por REC en la misma.
Los soldados israelíes situaban la competencia de sus comandantes en el frente como el elemento
o factor que les proporcionaba mayor seguridad (Solomon, 1986).
En España, al estudiar el potencial psicológico de una unidad, García Montaño et als. (1998)
estiman que tal constructo –potencial psicológico de la unidad- les permite obtener una medida
de la confianza que tiene un grupo militar en llevar a cabo una misión con éxito, a través de un
cuestionario de actitudes conocido como CEPPU, materializada a través de la opinión de sus
miembros.
El potencial psicológico se mide a través de ocho factores, que explicarían, a nivel estadístico, la
confianza expresada de un grupo en el éxito de la misión que emprende, y que son:
Las reacciones de estrés de combate (ó REC) son una parte importante de las bajasregistradas en
una fuerza en un combate. Están muy directamente relacionadas con la quiebra de la moral de
uno de los bandos contendientes, de manera que se puede afirmar que la caída de la resistencia y
de la moral de un grupo están asociados directamente con las REC.
La situación de estrés a la que está sometido un combatiente está directamente relacionado con el
sentimiento de aniquilación. Ese temor propio de la amenaza contra la propia integridad física de
la persona es común a cualquier otra situación traumática, pero en el combate se va
transformando en una amenaza creciente, genera una ansiedad difícil de manejar y se vive más
intensamente cuando la percepción que se tiene es que las probabilidades de mantener la
integridad física son más bajas y el estrés es intenso y prolongado.
Cuando la resistencia se agota, por la dureza de la situación y su duración, las personas ven su
resistencia disminuir con rapidez, y precisan la protección que les brinda el apoyo social de su
unidad (mandos y compañeros). Un mitigador del estrés que contribuye a reducir la intensidad de
la amenaza percibida es el apoyo social. No solo reduce la percepción de amenaza sino que
aumenta la percepción de la propia eficacia a la hora de hacer frente a tal amenaza. Y al revés, la
desintegración del entramado social que le sirve de apoyo, mina su resistencia frente a la
ansiedad, el estrés al que está sometido incrementará el sentimiento de indefensión y se verá
atosigado por la ansiedad, resignándose frente al enemigo.
La cohesión del grupo y el liderazgo eficaz son elementos fáciles de manejar, ponderar y valorar,
de la manera más inmediata y con menor menoscabo para la unidad, frente a otros elementos de
más difícil manejo, bien por la dificultad técnica y material, bien por que se escapan a las
posibilidades del mando de la unidad (material, entorno físico, personalidad de los miembros de la
unidad, recursos disponibles, apoyo percibido por la sociedad).
Si deseas leer más artículos parecidos a Reacción de Estrés de Combate (REC): causas y
tratamiento, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Psicología clínica.
El estudio científico del estrés se fundamenta en una aproximación multidisciplinar, esto implica el
trabajo conjunto de equipos formados por profesionales de distintas disciplinas como médicos,
endocrinólogos, fisiólogos, psicólogos, neurólogos, etc. Lo que nos permite abarcar de manera
más amplia el fenómeno y delimitar una serie de señales o síntomas que lo delatan.
En primer lugar, cuando se nos presenta una situación potencialmente estresante se produce
la evaluación y toma de conciencia de la misma. La examinamos y evaluamos sus características
(por ejemplo grado de predictibilidad, incertidumbre, controlabilidad o amenaza) que
determinaran la intensidad de nuestra respuesta de estrés.
Una vez valorada la necesidad de actuar, de adaptarnos a este nuevo entorno, nuestro cuerpo
activa el Hipotálamo, una glándula endocrina de origen ancestral situada en lo más profundo de
nuestro cerebro, cuya función principal es la expresión fisiológica de la emoción. Es el hipotálamo
quien da el pistoletazo de salida a la respuesta del estrés.
Este “disparo nervioso” viaja a través de fibras que pasan por nuestra médula espinal, de esta
forma, el hipotálamo se comunica con las glándulas suprarrenales situadas en nuestros riñones
que son las encargadas de regular químicamente la respuesta de estrés a través de la secreción de
distintos tipos de hormonas (corticosteroides y catecolaminas).
La adrenalina es una de ellas (junto con la noradrenalina o la dopamina), una catecolamina que,
bajo la respuesta del estrés, se vuelca al torrente sanguíneo unas 1000 veces por encima de los
valores normales. De esta manera comienzan a circular las hormonas en nuestra sangre y su
efecto en el organismo se extiende más allá del sistema nervioso. Prepara a nuestro cuerpo para
enfrentarse a la situación, por ejemplo libera glucosa de las reservas de nuestro hígado para su
consumo rápido, ¡necesitamos energía!, ¿quién sabe que puede pasar?
Estas hormonas tienen distintos efectos, según donde actúen. Así, a nivel
cerebral la noradrenalina y la dopaminaregulan nuestra conducta afectiva y emocional
(orquestada por nuestro antiquísimo sistema límbico, la filogenia nos dice que lo hemos heredado
de nuestros antepasados más lejanos). Y a nivel periférico, es decir fuera del sistema nervioso,
producen efectos cardiovasculares y metabólicos sobre la coagulación de la sangre y sobre los
órganos digestivos, riñones, ojos y aparato genital entre otros.
Vemos como una percepción del entorno puede tener como consecuencia una reacción
químicamente intensa en nuestro organismo, una prueba más en contra del dualismo cartesiano
que separaba erróneamente la mente del cuerpo, ambas están invariablemente unidas.
Esta secreción de sustancias, y la activación psicofisiológica consecuente, tienen y han tenido para
nuestro organismo un valor de supervivencia importante. La respuesta del estrés es, en esencia,
la misma cuando sufrimos ansiedad (también llamada respuesta de lucha o huida) y tiene una
serie de correlatos que si no interpretamos correctamente pueden derivar en trastornos de índole
psicológica (generalmente trastornos de ansiedad como crisis de angustia o pánico, ansiedad
generalizada, ansiedad por la salud o hipocondría, etc. ).
Este proceso es totalmente normal y saludable, está relacionado con el eustrés o estrés
positivo del que hablamos en la primera entrada. Suele ser puntual y tiene una serie de efectos
que todos hemos experimentado en alguna medida a lo largo de nuestra vida, tales como el
aumento de la presión arterial así como un aumento de la tasa cardiaca y de la cantidad de sangre
bombeada. ¿Para qué? Pues para que la sangre fluya más rápido por todo el organismo y nuestros
músculos estén bien irrigados y nutridos para utilizarlos en caso de emergencia.
Igualmente se produce un aumento del aporte sanguíneo a nuestro cerebro que ayuda a mejorar
estados de concentración y alerta ante los estímulos. Así como la liberación de opiáceos
endógenos (endorfinas y encefalinas) que nos ayudan a disminuir la percepción de dolor. Como
vemos, nuestro organismo es muy efectivo, nos prepara para cualquier cosa, más de 30.000 años
de evolución y adaptación de nuestros antepasados a entornos cambiantes y amenazantes lo
avalan.
Pues que la naturaleza no nos diseñó para esto. En este caso estaríamos hablando de un tipo de
estrés desadaptativo, un estrés negativo o distrés, desgraciadamente el tipo de estrés más
frecuente en la actualidad y al que todo el mundo hace referencia cuando dice encontrarse
estresado. Sobreviene cuando la situación de estrés se prolonga y nuestro organismo no puede
mantener la respuesta de estrés sólo con adrenalina y noradrenalina, debido a la naturaleza
efímera de las mismas (su efecto dura segundos o minutos). Entonces recurre a otra sustancia, una
hormona de más lenta absorción que es capaz de mantener la activación que necesitamos durante
más tiempo. Así, a parte del hipotálamo se activa otra glándula endocrina, la hipófisis para
ayudarla en esta tarea y se pone en marcha lo que se conoce como el eje hipotalámico –
hipofisario (HHP).
El resultado es que se secreta Cortisol (conocido comúnmente como la hormona del estrés) al
torrente sanguíneo. Sus efectos son beneficiosos para el organismo, actúa como antiinflamatorio,
reparador de células dañadas y generador de energía extra. Sin embargo, todo tiene un costo y
aquí es donde viene el problema, se ha comprobado que niveles continuos de cortisol en sangre
debido a los estresores crónicos en nuestra vida diaria tiene efectos perjudiciales para la salud.
Como por ejemplo, debilitan notablemente las defensas inmunitarias del organismo haciéndonos
más vulnerables a agentes patógenos del entorno y a determinadas enfermedades. En siguientes
entradas analizaremos las consecuencias negativas del estrés en la salud.
En resumen, el estrés provoca una respuesta en nuestro organismo a distintos niveles que lo que
busca es movilizarnos a la acción, a la resolución del problema o amenaza que ha surgido en
nuestro camino, predisponiéndonos a luchar o huir. No hay nada malo en ello. El problema surge
cuando estos estresores son continuos, intensos y frecuentes en nuestro día a día, lo que provoca
un tipo de respuesta que, sin buscar el perjuicio de nuestro organismo, puede provocarnos
problemas de salud física y psicológica si no ponemos en marcha las estrategias, técnicas y
herramientas necesarias para hacerle frente.
El estrés puede entenderse de dos formas, en primer lugar es el mecanismo normal con el que
un organismo responde a una situación de desafiante o estresante, y en segundo lugar incluye al
concepto de estrés psicológico, que es el sentimiento opresivo ante una situación de riesgo.
El estrés psicológico incluye las respuestas relacionadas al área mental en respuesta al medio
ambiente en aquel momento en que la persona cree que no cuenta con los medios para superar
un obstáculo. Los mecanismos de respuesta a estrés psicológico son parte del funcionamiento
normal y nos ayudan a resolver problemas, completar estudios, trabajar o por ejemplo competir
en deportes. Niveles excesivos de estrés psicológico pueden ser nocivos para una persona
dependiendo de la manera de reaccionar ante estos eventos.
El estrés excesivo se manifiesta cuando la situación o situaciones que lo causan sobrepasan los
mecanismos de respuesta adecuada de la persona y causan síntomas y signos físicos, tales como
cambios prolongados del estado de ánimo, humor, insomnio, ansiedad y depresión.
Las causas son innumerables, aunque hay ciertos eventos que acarrean una carga concentrada
como perder el trabajo, problemas familiares, deudas, enfermedad y muerte de un ser querido
cercano. Otra causa común de estrés crónico se da en el trabajo por falta de comunicación,
expectativas no cumplidas y problemas de relación con colegas entre otros.
Existen mecanismos naturales para enfrentar el estrés, con mecanismos de alta adaptación como
por ejemplo la afiliación (compartir los problemas con una red de apoyo, amigos o familiares),
humor, reevaluación positiva (los problemas se interpretan como una situación que lleva a la
reflexión y crecimiento personal.
Por otro lado, hay mecanismos de respuesta no adaptativos como desplazamiento (la persona
dirige su atención a otra diferente, de menos urgencia pero sin enfrentar el problema real),
represión (el individuo trata de remover todos los pensamientos y sentimientos relacionados al
motivo de estrés), acting-out (la persona reacciona de una forma en que otros lo perciben como
de comportamiento problemático, en vez de una actitud hacia resolver el problema la persona
tiene una reacción de mal adaptación) y otra forma de mal adaptación: pasividad-agresividad, con
una reacción hostil hacia otros.
El estrés, cuando supera la manera en que la persona puede estar preparada para reaccionar
requiere de ayuda en su manejo de tal manera de prevenir complicaciones mayores, como una
depresión en la que el individuo afectado no puede trabajar, estudiar o participar de manera
normal en sus actividades personales. Existen varias técnicas que en forma única o combinada
ayudan al manejo del estrés, desde mayor actividad física, meditación, yoga, vida social hasta
tratamientos validados en forma clínica. Debido a las posibles implicaciones y al tiempo de
recuperación necesario si la persona espera hasta "tocar fondo", es conveniente la evaluación
inicial y temprana por un especialista (psicólogo o psiquiatra) que aconsejará como enfrentar la
situación dependiendo de los rasgos de personalidad, la situación en particular que genera estrés y
los mecanismos de defensa presentes.
Por favor, valora este artículo al final y dinos si te ha gustado o te ha parecido una mierda. También puedes dejarnos tus
comentarios en el foro (tienes el enlace al final de la página). Muchas gracias.
Qué duda cabe que a la hora de usar
cualquier herramienta primero hay que saber cómo utilizarla y cómo manejarla. Si
la herramienta en cuestión es un arma de fuego, antes de darle uso, como es obvio,
es necesario saber cómo utilizarla y cómo manejarla. Pero el cómo utilizar y cómo
manejar una herramienta, arma de fuego incluida, está normalmente condicionado
por el uso que se le vaya a dar a dicha herramienta, es decir, para qué se va utilizar y
manejar dicha herramienta.
(Artículo publicado en el número de JUL14 de la revista gratuita Tactical
Online)
En un artículo anterior (pulsa aquí para leerlo) se justifica de algún modo una
posibleclasificación del tiro con armas de fuego, por la que se distingue entre tiro
deportivo y tiro táctico, atendiendo precisamente al para qué se va a utilizar un
arma de fuego. Las grandes diferencias entre el tiro deportivo y el combate con armas
de fuego, o tiro táctico, tal y como se expone en el citado artículo, implican una
aproximación diferente en lainstrucción y adiestramiento. No obstante, entre ambas
modalidades de tiro existe un nexo común, la herramienta utilizada, un arma de
fuego. En ambos casos se dispara, o tira, con un arma, atendiendo a las condiciones
que impone cada modalidad, siendo éstas mucho más exigentes en el caso del
combate con armas de fuego. Tanto el tiro deportivo como el tiro táctico, o combate
con un arma de fuego, implican algo, o mucho, más que el tiro, pero no serían nada
sin el tiro, por lo que es importante prestar atención al ”tiro”, y empezar por dominar
lo que se denomina habitualmente principios básicos del tiro[fundamentals].
Estos “principios básicos” no representan ninguna novedad del último siglo, sino que
se han venido enseñando por múltiples instructores desde hace muchos años. Se
pueden encontrar definidos en libros y vídeos de prestigiosos autores, lo que da fe de
su importancia y la atención que merecen.
La importancia de estos “principios básicos” radica en la propia definición. Son
“principios”, lo que indica que por ahí empieza el tiro. Son “básicos”, lo que indica
que constituyen la base del tiro. Quizás el aprendizaje de los principios básicos, y los
ejercicios de tiro dirigidos a afianzarlos, no resulte tan divertido como ejercicios tipo
recorridos de tiro, pero antes de echar a correr hay que aprender a andar.
¿Y cuáles son esos “principios básicos del tiro”? Pues no existe unanimidad entre
todos los autores, aunque lo que parece claro es que no son muchos, como parece
razonable (si fueran demasiados no resultarían prácticos). Unos hablan de cuatro,
otros hablan de siete. Algunos autores recogen en uno lo que otros desglosan en
varios. Personalmente, por lo que he podido comprobar, prefiero la sencillez y me
decanto por cuatro: posición/postura[position/stance], empuñe [grip], puntería
[marksmanship], control del disparador [trigger control].
Siempre que se dispare un arma intervendrán estos cuatro “principios básicos” y el
resultado estará íntimamente ligado a la solidez con la que se apliquen. Hay que
aprenderlos y practicarlos todos. Todos son importantes, aunque unos más que
otros, y parece que, por unanimidad, el control del disparador es el más
determinante y al que más atención hay que prestarle, para lo que resulta
tremendamente positivo el adiestramiento en seco. Todos juegan su papel y se
apoyan mutuamente.
La posición/postura del
tirador determina, entre otras cosas, la estabilidad de la plataforma de tiro, lo que
influye directamente en el resultado. Proporciona más estabilidad la posición de
tendido que la de pie, por lo que permite batir blancos con más precisión y velocidad
a distancias más largas que en la posición de pie. Pero son muchas las posiciones
disponibles en el catálogo y habrá que aprender y practicar todas las que puedan
resultar de utilidad en un momento dado, prestando más atención a las que vayan a
ser más socorridas. Porque el tiempo es un recurso limitado y no se puede pretender
dominar y practicar igualmente todas las posiciones habidas y por haber. Es
necesario tomar decisiones, pero con argumentos.
Normalmente, en el tiro deportivo la posición del tirador viene determinada de
antemano por las reglas. Sin embargo, en el combate con armas de fuego el tirador
tiene la libertad de elegir la posición que mejor se adapte a la situación táctica a la
que se enfrente. Parece lógico pensar que lo más habitual será hacer frente a una
amenaza inicialmente desde la posición de pie, ya que de pie nos movemos y de pie
nos la encontramos. Asimismo, la posición de pie resulta la más difícil para batir
blancos. Por tanto, la posición de pie merece una atención especial, que no exclusiva.
No sólo la posición repercute en la estabilidad de la plataforma de tiro, sino que
también permite aprovechar mejor la cubierta y/u ocultación que ofrece un
obstáculo, un objeto o el propio terreno, de forma que nos expongamos menos a la
amenaza y nos convirtamos en un blanco menos rentable. De esta forma, en el caso
de disponer de un parapeto de medio metro de altura, ofrece más ventajas la posición
de rodilla en tierra que no la de pie. Sin embargo, soy de los que escapa de utilizar
como argumento la reducción de silueta, simplemente porque no me convence.
Pero este principio básico no es sólo
posición sino también postura. La posición/postura que adopte el cuerpo, la forma
en la que se configuren los músculos y los huesos, tendrá su repercusión en el tiro,
no sólo en el control del retroceso del arma, y por tanto en la cadencia de fuego, sino
también en la velocidad con la que se dirige el arma al blanco. En este sentido, la
posición/postura se interrelaciona directamente con el empuñe del arma, otro de
los principios básicos del tiro. Concretamente, en la posición de pie, en el caso de la
pistola podemos hablar de Weaver o de Isosceles, y en el caso del fusil podemos
hablar de empuñe pinza en C [C-Clamp] o de empuñe por el brocal del cargador.
Creo que es más una cuestión de empuñe que no de posición/postura.
El empuñe del arma viene determinado por la posición que adoptan las manos, y
los dedos también, y la forma en que actúan. El empuñe repercute directamente en
el control del arma y del retroceso, lo que permite batir blancos con mayor velocidad
y precisión. El empuñe de pistola, o posición/postura, Weaver, implica aplicación
asimétrica de fuerzas, puesto que una mano/brazo empuja mientras la otra tira. Sin
embargo, el empuñe de pistola, o posición/postura, Isósceles implica aplicación
simétrica de fuerzas, puesto que ambas manos/brazos ejercen tensión hacia delante.
Actualmente el empuñe de pistola, o posición/postura, más utilizado por los mejores
tiradores del mundo es isósceles moderna o modificada.
En cuanto a la posición de los dedos pulgares, en el caso del tiro con pistola, existen
principalmente dos tendencias: pulgar sobre pulgar o pulgares estirados. Aunque
quizás resulte más fácil de aprender el empuñe pulgar sobre pulgar, es el empuñe
con los pulgares estirados el que ofrece mejores resultados y el que parecen utilizar
los mejores tiradores del mundo. Se trata de una técnica que parecen haber
popularizado los campeones Brian Enos y Rob Leatham hace ya más de 25 años. Tras
esta técnica, como tras cualquier otra, existe una explicación, pero no es el motivo de
este artículo.
En cuanto a la puntería, como principio básico del tiro, su importancia es tal que
los impactos van donde se apunta, ni más ni menos. Siempre que, cuando los
proyectiles abandonen la boca de fuego, el arma se mantenga apuntando donde
debieran ir los impactos, allí irán. Aunque mantener la puntería no es tan fácil y
enseguida se puede comprobar el llamado “gatillazo”. No resulta difícil aprender a
apuntar, el problema radica en mantener la puntería independientemente de las
circunstancias. La posición/postura y el empuñe también tienen cierta influencia a
la hora de facilitar la puntería, especialmente en cuanto a velocidad a la hora de
tomar elementos de puntería. Los propios elementos de puntería también tienen
mucho que decir, tanto en precisión como en velocidad. Losvisores de punto rojo o
los visores holográficos son los que permiten una mayor velocidad al apuntar, y, por
tanto, al disparar, por lo que son los preferidos actualmente.
Todas las armas están perfectamente equilibradas en peso y diseño. Por consiguiente,
debemos ajustar la posición de la mano para que se alinee junto con la forma de la pistola y
se adapte a este equilibrio creado. El dedo pulgar ha de estar pegado a la culata y justo por
debajo del percutor.
Cuando sostengamos el arma con las dos manos, la segunda mano ha de acompañar a la
primera para afianzar su posición. NUNCA para sostener el peso del arma.
La posición de los pies, también ha de ser muy cuidada.
Paso 2: Apuntando con el arma.
Lo primero que tenéis que entender es que todo el mundo tiene un ojo dominante y un ojo
secundario. Hay que apuntar con el dominante. Para saber cuál es tu ojo docminante, has de
hacer este sencillo ejercicio.
Las armas tienen miras. Hay que ajustar nuestra vision a estas miras. Ni a la pistola, ni al
objetivo al que disparamos. El punto delantero es en el que tenemos que fijar nuestra visión
para apuntar correctamente.
Todas las pistolas tiene una mira y un punto delantero: una al principio del cañon (punto) y
otra en la parte posterior de la corredera (mira). Para apuntar correctamente el arma, hay
que alinear correctamente la mira con el punto. Cada marca de pistolas tiene sus distintas
miras, pero al ser alineadas, deberían quedar más o menos de esta forma:
Y cuando apunteamos el arma, el punto debe quedar justamente en el centro del objetivo al
que estamos apuntando, formando una alineación perfectamente centrada con la mira y con
el resto de elementos que tienen tanto nuestra visión directa como visición periférica.
Cualquier mínima incorrección en el alineamiento de las miras, generará que nuestro
disparo se desvíe con mucho del objetivo. De este modo, si la mira delantera queda baja, el
disparo saldrá bajo. Si queda un poco alta, se irá alto, etc ...
Hay armas que tienen el punto de mira corregido para corregir el disparo. En eses casos,
hay que disparar asi:
Paso 3: disparando el arma
El como se acciona el gatillo es fundamental. La posición del dedo índice ha de tener una
colocación perfecta y disparar el gatillo exactamente con la parte centra de la primera yema
del dedo. Ni un poco más adelante ni un poco más atrás, puesto que eso afectará claramente
a nuestro disparo.
Paso 4: ¿Dónde disparar?
Piensa bien dónde disparas a tu oponente. No es cuestión de vaciar el cargador, es cuestión
de eliminar una amenaza.
Los procesos cognitivos son los que permiten el conocimiento y la interacción con lo
que nos rodea. Comprenden la memoria, el lenguaje, la percepción, el pensamiento y la
atención (entre otros). En enfermedades como el alzhéimer, su deterioro implica la
incapacidad de realizar cosas tan cotidianas como bañarse
Procesos cognitivos: ¿qué son
exactamente y por qué importan
en Psicología?
Es muy frecuente que cuando se habla de algún aspecto de la psique, sea desde la
psicología o desde otras ciencias como la medicina, surja en algún momento el
concepto de “proceso cognitivo”.
Se trata de un término muy utilizado y del que a veces no se sabe bien a que se
refiere, pudiendo resultar confuso. De hecho en ocasiones pueden surgir
dificultades para determinar lo que és o no es un proceso de estas características.
Es por ello que en este artículo explicamos qué es un proceso cognitivo y
exponemos algunos de los más relevantes en nuestro funcionamiento habitual.
Sensopercepción
Atención
Memoria
Pensamiento
Funciones ejecutivas
Aunque podrían ser incorporadas como parte del pensamiento o bien separarse en
distintos procesos básicos, el conjunto de las funciones ejecutivas nos permiten
gestionar la conducta y el conjunto de procesos cognitivos mediante la puesta en
marcha de distintas habilidades como la inhibición conductual, la
planificación o la toma de decisiones entre otras muchas. Se trata, pues, de
funciones que permiten orientar el comportamiento hacia metas a medio y largo
plazo y que evitan que los impulsos urgentes tomen el control de la conducta.
Aprendizaje
Lenguaje
Motivación
Los procesos cognitivos son los que permiten el conocimiento y la interacción con lo
que nos rodea. Comprenden la memoria, el lenguaje, la percepción, el pensamiento y
la atención (entre otros). En enfermedades como el alzhéimer, su deterioro implica la
incapacidad de realizar cosas tan cotidianas como bañarse.
Recuerdo perfectamente cuando en la carrera comencé a recibir psicología cognitiva y a
todos nos sonaba más que raro eso de los procesos cognitivos y la cognición.
Pocos años después (vale, ya hace unos cuantos…), casi todo el mundo ha escuchado en
alguna oportunidad hablar del funcionamiento cognitivo, que el alzhéimer provoca
deterioro cognitivo o que en la vejez aumenta la incidencia de deterioro cognitivo leve¿Qué
son los famosos procesos cognitivos?
Porque por cada vez que lo has visto, a menos que estés vinculado profesionalmente al
campo de la cognición, seguro que te ha asaltado la duda. Por todas partes lo vemos y al
final no tenemos muy claro de qué va.
Con este artículo vamos a intentar que, a partir de los pocos minutos que te llevará leerlo,
nunca más te sientas perdido cuando escuches eso de procesos cognitivos.
También te puede interesar leer: Qué es la reserva cognitiva y por qué debe importarte
¿QUÉ SON LOS PROCESOS COGNITIVOS?
Sencillo: los procesos que permiten que procesemos la información que nos llega a través
de los sentidos, que la almacenemos, manipulemos, la recuperemos e interactuemos con el
mundo. Y que aprendamos, sobre todo que aprendamos.
Las funciones cognitivas (término que habitualmente se usa de forma indistinta) son la base
de nuestro conocimiento e incluye cosas tan básicas como la percepción y atención, y tan
avanzadas como el pensamiento.
¿Un ejemplo? Yo ahora estoy escribiendo, para eso tengo que dominar el lenguaje, tener
almacenada mucha información que voy recuperando (memoria) y plasmar las ideas de
modo coherente (pensamiento).
Y quien dice escribir dice cocinar, poner la lavadora o hacer la compra en el súper. La
mayoría de nuestras acciones cotidianas llevan un procesamiento cognitivo, de ahí que
cuando estas funciones sufren algún daño o no se desarrollan adecuadamente, se deteriora
nuestra capacidad para realizar determinadas actividades.
Mencionaremos los principales, o los más populares, porque a medida que se ha avanzado
en el conocimiento de las funciones cognitivas en el ser humano, se ha ido identificando
funciones más específicas, que antes se incluían en una misma categoría.
Percepción
Es el proceso mediante el cual le damos significado a las sensaciones que nos llegan por los
órganos de los sentidos.
Por ejemplo, cuando nos quemamos con una sartén, lo que inicialmente tenemos es una
sensación, pero inmediatamente, casi a la par, comenzamos a saber qué sucedió, que fue así
porque nos acercamos mucho, en fin, percibimos.
También te puede interesar leer: Qué son las funciones ejecutivas y qué significa su
deterioro
Atención
Si fuésemos a volcar recursos cognitivos en todo lo que nos rodea a cada instante, como
especie hubiésemos avanzado poco.
Pensamiento
Uno de las funciones cognitivas más difíciles de definir, porque, de hecho, incluye varias
funciones. Se refiere a nuestra capacidad de generar ideas, crear, solucionar problemas,
tomar decisiones, argumentar, teorizar…implica, en fin, una forma activa de procesar la
información.
Lenguaje
Mucho de lo que somos como seres humanos es gracias al lenguaje, que es básico para el
desarrollo de otros procesos cognitivos. Implica conocer y usar un sistema de signos y
sonidos compartidos por otras muchas personas.
También te puede interesar leer: ¿Te preocupa tu memoria? 8 olvidos que son muy
normales.
¿SE PUEDEN DAÑAR LOS PROCESOS COGNITIVOS?
Sí, los procesos cognitivos pueden, o bien no desarrollarse adecuadamente, como ocurre
en el caso de personas con parálisis cerebral infantil, o bien deteriorar debido a
enfermedades, traumatismos craneales o intoxicaciones.
La enfermedad de Alzheimer es tal vez uno de los males que más típicamente refleja qué
sucede cuando nuestros procesos cognitivos deterioran a grado extremo.
¿SE PUEDEN HACER COSAS PARA MEJORAR EL
FUNCIONAMIENTO COGNITIVO?
Aquí la respuesta también es sí. Nuestro cerebro es como la versión intelectual de nuestros
músculos, responde a la estimulación. Solo que, en lugar de ponerlo en la bici, vamos a
darle estímulos intelectuales, como intentar aprender un nuevo idioma o tocar un
instrumento musical.
Tampoco hay que ignorar la influencia que tienen otros factores más concretos, como la
alimentación (las hamburguesas son lo mismo al cerebro que al cuerpo), la actividad física
y el estado emocional ¡Cerebro feliz, cerebro que aprende!
La habilidad del ojo humano para discriminar los distintos cambios de brillo en
distintos niveles de luminosidad ha sido objeto de numerosos experimentos
científicos. Un experimento clásico, en este sentido, es exponer a un observador
frente a un panel plano iluminado de forma uniforme con intensidad I y de forma
ue no perciba ninguna otra intensidad luminosa. Entonces en el centro de dicho
panel vamos añadiendo luminosidad de forma incremental .
La siguiente figura
muestra la gráfica de frente a . Esta curva muestra que el poder
de discriminación del ojo es pobre para valores bajos de iluminación (razón de
Weber grande) y se incrementa sustancialmente cuando la iluminación del fondo
aumenta (razón de Weber pequeña). Esta conducta esta asociada a las
propiedades de la visión a través de los bastones y conos respectivamente.
Las bandas de Mach es el fenomeno por el cual si nosotros miramos una imagen
de niveles de gris que esta formada por una sucesion de escalones de intensidad
decreciente, aunque constante en cada escalón, nuestra percepción de la misma es
una imagen en donde el nivel de grís de un escalon varia de forma continua entre
los valores de su escalón anterior y el posterior
El fenomeno del contraste simultaneo pone de manifiesto que una misma imagen
con nivel de intensidad constante se percibe como distinta en función de los
niveles de intensidad que la rodean.
Comparando el ojo humano con las ópticas fotográficas
Nuestra capacidad de ver el mundo se debe a que la luz de nuestro alrededor penetra en el
interior de nuestros ojos. La superficie curva del exterior del ojo, conocida como córnea, y el
cristalino refractan la luz de tal modo que cada punto luminoso de un objeto forma un punto de
luz en la retina. En ésta se produce, como consecuencia, una imagen invertida y más pequeña que
el objeto. La retina envía esta información al cerebro, el cual la interpreta como una imagen visual.
¿Os suena? Efectivamente, la fotografía, y la óptica que lleva asociada, no es más que una
imitación mecánica del órgano que nos concede nuestro sentido más preciado.
Pero si comparamos el ojo humano con una lente fotográfica ¿que propiedades tendría? En el
siguiente artículo trataré de dar algo de luz sobre el tema, desmitificando alguna creencia popular
infundada.
La longitud focal
Según diversos estudios, la longitud focal del ojo humano no es de 50mm. Esto se trata tan solo de
una especie de creencia popular aceptada, pero no cierta del todo. Hay que tener en cuenta que
nuestra visión es capaz de abarcar casi los 180 grados en el plano horizontal, y algo menos en el
plano vertical. Esto, en teoría, significaría que nuestro ojo podría equivaler a una longitud focal
entre los 9 y los 13mm. Pero también hay que asumir que de esos 180º sólo somos capaces de
enfocar una mínima parte.
Los estudios sobre la física del cuerpo humano suelen estar de acuerdo en que el valor de la
distancia focal que forma una imagen dentro del ojo oscila entre los 22 y 24 mm.
La razón por la que existe la creencia de los 50mm es muy sencilla. Los fabricantes de cámaras
réflex tuvieron que buscar una lente que acompañase los primeros cuerpos que se fabricaron y
con el objetivo de establecer un estándar en fotografía. Una focal fija en torno a los 50mm fue la
opción más económica y sencilla de fabricar. Y posiblemente 50 era un número redondo y más
comercial que, por ejemplo 48mm. Y además es cierto que aunque la distancia focal del ojo no es
50mm, si que hay que reconocer que se aproxima bastante al grado de distorsión de ese tipo de
focal en una 35mm (en el caso del ojo humano, el cerebro es capaz de corregir la curvatura
generada por la longitud focal).
El número f
El número f fué inventado en astronomía como una representación de la apertura focal. Es una
abreviatura de focal ratio (f-ratio), de ahí la letra f. Y además, los números que representan las
diferentes aperturas focales también tienen un sentido. Se trata de números adimensionales
resultantes de dividir la longitud focal entre el diámetro de la pupila o diafragma.
En ese sentido, se podría calcular fácilmente el número f en base a unos valores de partida y
aplicando la fórmula f = (Distancia focal)/(diámetro de la abertura efectiva).
Para la apertura de diafragma que tendría el ojo humano, podríamos establecer unos valores
medios para las medidas físicas del ojo de cara a aproximar los cálculos. Pero hay que tener en
cuenta que serán valores que variarán con la edad, la persona, etc. Así que serán sólo
aproximaciones.
Pupila cerrada 3 mm 4 mm
Pupila abierta 5 mm 9 mm
Ahora nos faltaría el otro miembro de la ecuación: Distancia focal. Y para ello tomamos el valor
estimado anteriormente: 23mm (ni 22 ni 24, el valor medio).
Número f
Sensibilidad ISO
Hay que tener en cuenta que los valores calculados anteriormente hacen referencia a las
características ópticas del ojo, sin tener en cuenta su sensibilidad (o lo que en la cámara sería
el ISO). ¿Cual es el ISO del ojo humano?
En este punto, habría que matizar que el ojo humano no tiene una serie de valores nativos
de ISO como las cámaras digitales, sino que es capaz de adaptarse de una manera sorprendente a
diferentes niveles de luminosidad. Un ejemplo: después de 15 segundos con poca iluminación, el
cuerpo incrementa el nivel de rodopsina en la retina (la rodopsina es una proteína que sirve para
incrementar la sensibilidad del ojo en condiciones de baja luminosidad). A la media hora de estar
en un sitio con poca iluminación, los ojos son cada vez más sensibles. Varios estudios han
determinado que los ojos son 600 veces más sensibles de noche que de día.
Se ha calculado que el ISO efectivo del ojo va de un rango de 100 a 60.000, siempre que tomemos
como base del ISO el valor 100, como en las cámaras fotográficas. Pero además hay que tener en
cuenta que el rango de contraste detectado por el ojo es muy superior al de cualquier cámara
digital o analógica fabricada, ya que supera los 10.000:1.
Tiempo de exposición
Este parámetro también resulta muy interesante: aunque hay que tener en cuenta que el ojo no
es un dispositivo digital, sino un órgano capaz de generar visión continua, parece que hay
consenso con que el tiempo de exposición necesario para generar un fotograma enviado a nuestro
cerebro está en torno a la centésima de segundo.
Esto, por supuesto, varía en función de las condiciones de luz, y nuevamente nuestro ojo es capaz
de ajustar automáticamente este tiempo de exposición a las condiciones externas, aunque con
muy poco margen: el tiempo de exposición suele ser casi constante. O lo que es lo mismo: nuestro
ojo no es capaz de realizar largas exposiciones.
Sensor
Si tenemos en cuenta que el sensor del ojo humano es la retina, podríamos afirmar que su tamaño
es de casi el doble que un sensor full frame de 35mm. A través de unas moléculas fotosensibles
llamadas opsinas, es capaz de captar la luz. Aproximadamente sólo el 7% de ellas son capaces de
captar por separado los colores primarios (y además este grupo de opsinas son poco sensibles a la
luz, requieren cerca de 1000 fotones para activarse), mientras que el 93% restante sólo capturan
imágenes monocromáticas, pero con mucha más sensibilidad. Es por ello por lo que en
condiciones extremas de luz (buceando a varios metros, o en la oscuridad) nos cuesta más
distinguir los colores.
El punto fuerte de nuestro sensor natural, la retina, es que equivale a un sensor electrónico de
varios cientos de megapixeles. Aunque claro, con un matiz: nuestro cerebro sólo procesa una
mínima parte de la imagen que nuestro ojo captura, por lo que en realidad cualquier cámara del
mercado es capaz de capturar más información que nuestro ojo.
CEREBRO MENTE Y
CONSCIENCIA: PERCEPCIÓN
DE LA REALIDAD
0.1 QUÉ ES LA MENTE Y CÓMO SURGE LA CONSCIENCIA DEL YO
Los seres vivos provenimos de un conjunto de partículas que viajaron por el espacio durante
millones de años sin un rumbo pre-establecido, hasta que el azar y la fuerza de gravedad
reunieron ciertos grupos de estas en el planeta Tierra. Algunos de esos átomos llegaron a
componer una estructura compleja y altamente organizada: el cerebro. Particularmente, en el
caso humano, una masa de 1400 gramos de peso, aproximadamente, compuesta de unos 100.000
millones de neuronas interconectadas, unas con aspecto de materia gris y otras de materia blanca,
que es capaz de reflexionar sobre su propia naturaleza y su papel en el propio Universo del que
proceden.
El cerebro de los animales, es el principal órgano que regula la supervivencia de la especie. Para
ello, el cerebro dispone de unos sensores, algo así como una web-cam que inspecciona el medio
externo (el entorno en que vive) y el medio interno (su propio cuerpo). El cerebro, mediante los
procesos perceptivos, representa en su interior (cognitivamente, esto es, simbólicamente) la
información que captan estos sensores en lo que denominaremos ‘mapas cognitivos’. Existen,
principalmente, tres tipos de mapas cognitivos conocidos como: a) mapas interoceptivos
(informan del estado de las vísceras), b) mapas propioceptivos (informan del estado del aparato
esquelético-muscular), y c) mapas exteroceptivos (informan del estado del mundo exterior). Estos
mapas juegan un papel crítico en la configuración de una mente, que es genuina, personal e
intransferible del perceptor, del animal que observa el medio y se observa a si-mismo.
Nuestra mente se vale de múltiples mapas de diferentes modalidades sensoriales y crea una
representación del mundo externo que le sirve para responder con mayor precisión a los objetos y
acontecimientos. Una vez que los mapas quedan confiados a la memoria, y pueden ser revividos a
través del recuerdo imaginativo, es posible planificar e inventar mejores respuestas.
El cerebro, además de elaborar mapas mediante los procesos de la percepción, que se registran en
diversas áreas cerebrales también tiene que establecer múltiples conexiones entre ellas. Dichas
conexiones deben estar en sincronía (dentro de una ventana temporal). Esta gran complejidad de
señales generadas la experimentamos como estados mentales y se corresponde no sólo con la
actividad de un área discreta del cerebro, sino más bien es el resultado de un proceso recursivo
que tiene lugar entre distintas regiones ensambladas.
Acabamos de señalar que los cerebros acotan los estados funcionales del cuerpo en mapas. Así, el
cerebro tiene la capacidad de introducir el cuerpo (como contenido) en el proceso de la mente. De
este modo, la presencia de mapas que fluyen en una corriente mental produce una mente. No
obstante, para que esa mente llegue a ser consciente requiere que se le añada una nueva
propiedad: la subjetividad. Esta propiedad añade el sentimiento, que suele acompañar a la
experiencia perceptiva. En otras palabras, para que la mente llegue a ser consciente es preciso que
en el cerebro se genere una identidad personal, un sujeto que conoce (percibe) y al crearse la
representación del “YO” surge la subjetividad.
William James (1905) equiparaba la conciencia con la noción de “si-mismo”, entendido como la
suma total de lo que todo ser humano podría afirmar que es suyo, incluido aquello que le permite
conocer que esos dominios existen y le pertenecen, su pasado y su potencial futuro.
La conciencia es, probablemente, el sistema con una organización más compleja que se ha
construido en el Universo, además del propio Universo. La conciencia, de acuerdo con Revonsuo
(2010) consiste en un presente continuo que enlaza, momento a momento, la dinámica corriente
de las experiencias subjetivas que se dan en nuestra existencia. Para que un ser vivo tenga el
grado de conciencia que los seres humanos experimentamos (hasta donde sabemos, el grado
máximo), se requiere tener una “mente” que pertenezca a un solo propietario (un sujeto, un
“yo”), que inspecciona y siente el mundo interior y exterior, y que está dispuesto para la acción.
En pocas palabras, un yo consciente es un punto de vista subjetivo en el Universo, una singular y
genuina manera de percibir la realidad. La mente, en general, y un fragmento de esta (la
conciencia aquí y ahora) surgen de la interacción de un sujeto corporizado (encarnado) con un
entorno poblado de objetos y en el que acaecen sucesos según ciertas reglas, que no siempre son
conocidas por dichas mentes.
El sentido común nos sugiere que la mente y el cuerpo deben interactuar. Nuestras percepciones,
pensamientos, intenciones, deseos y emociones afectan directamente a nuestros cuerpos y
nuestras acciones. Desafortunadamente, las nociones del sentido común parecen implicar una
contradicción. Parece muy claro que el cerebro y el sistema nervioso forman parte del mundo
físico: tangible, visible, público, extenso en el espacio. Sin embargo, los pensamientos,
sentimientos, conciencias y otros estados de la mente se nos presentan como mentales:
intangibles, invisibles, privados, ordenados en el tiempo, pero no en el espacio. Si el cerebro y la
mente son cosas fundamentalmente diferentes y si las leyes de causalidad requieren causas y
efectos entre tipos semejantes, entonces es claramente imposible para el cerebro generar la
mente o que la mente afecte al cerebro. Estas contradicciones constituyen parte del problema
mente/cuerpo (el de la relación entre mente y cerebro).
Los estados del cerebro y del sistema nervioso (esto es, el cuerpo), generan nuestros estados
mentales y, en un momento dado (aquí y ahora), un específico estado de conciencia. El estado de
conciencia determina la percepción y el conocimiento del mundo psíquico individual y del mundo
que nos rodea. En cada particular estado de conciencia se encuentran activas ciertas funciones
neuro-cognitivas superiores que le son características. Adviértase que no debemos
confundir estados mentales con estados de conciencia. Los estados mentales son subjetivos (sólo
los percibe el propio sujeto), mientras que los diversos estados de conciencia son objetivos (puede
percibirlos un observador externo).
Los estados alterados de conciencia aparecen en la mayoría de los trastornos psiquiátricos. Estos
estados alterados difieren del estado de vigilia en que, en esta última, la capacidad del sistema
nervioso para adaptarse a una situación nueva, depende del sistema reticular activador. Los
factores causales más comunes incluyen: trauma, accidentes cardiovasculares, drogas y otros
envenenamientos, fiebre, desórdenes metabólicos, meningitis, infecciones, tumores cerebrales,
desórdenes convulsivos, descompensación cardiaca. Las alteraciones patológicas, de la conciencia
se dividen en: cualitativas y cuantitativas.
Cuantitativas:
- Coma. Es el más grave de los problemas de la conciencia y de la vigilia. Altera de forma más o
menos total las funciones de relación. Un enfermo en coma puede no reaccionar ni a estímulos
nociceptivos (que provocan una agresión dolorosa de los tejidos, por ejemplo pincharlos o
perforarlos).
Sin embargo, cuando la actividad motora se halla incrementada, se diferencias otros tres niveles:
1) excitación, 2) manía, y c) delirio.
Cualitativas:
- Estados crepusculares: Surgen y desaparecen de forma abrupta y tienen duración variable (desde
pocas horas hasta algunas semanas). Ejemplos serían: alucinación, sonambulismo, terror
nocturno.
- Disociación de conciencia. Pérdida de la unidad psíquica común del ser humano, en la cual el
individuo se "desliga" de la realidad para dejar de sufrir.
También pueden ser inducidos por medio de la ingestión de drogas psicoactivas, como el alcohol y
opiáceos, o bien mediante plantas alucinógenas y sus derivados químicos, como la LSD, DXM, 2C-I,
peyote, cannabis, mescalina, salvia divinorum, MDMA, hongos psilocibios, ayahuasca, datura, etc.
Finalmente, otra forma efectiva de inducir un estado alterado de conciencia es usar una variedad
de neuro-tecnología, tal como Hemi-Sync, psicoacústica, estimulación electroterapéutica craneal y
simulación de luces y sonido. Estos métodos intentan inducir patrones específicos de ondas
cerebrales y en tanto lo logran, un estado alterado específico
Nuestro cerebro produce impulsos eléctricos (potenciales de acción) que viajan a través de
nuestras neuronas. Estos impulsos eléctricos producen ritmos que son conocidos como ondas
cerebrales. Los impulsos eléctricos son información que viaja de neurona a neurona haciendo uso
de cientos de miles de ellas para lograr transportarse y ejecutar una función determinada. La
actividad de las ondas cerebrales puede ser observada un electroencefalograma o EEG.
Desde la invención del EEG se han producido numerosas investigaciones que han estudiado la
relación entre las ondas cerebrales y los diferentes estados de conciencia. Sabemos que los
diferentes patrones de ondas cerebrales se relacionan biyectivamente con diferentes estados de
consciencia, tales como concentración intensa, estado de alerta (despierto), sueño profundo,
sueños vívidos, somnolencia, relajación, hipnosis, estados alterados de conciencia, etc.
Existen cuatro tipos principales de ondas cerebrales: alfa, beta, theta y delta. A continuación se
describen estos diferentes tipos de ondas cerebrales, en orden de mayor a menor actividad.
FIGURA 1. Cuatro tipos de ondas cerebrales.
Ondas Beta
Se producen cuando el cerebro está despierto e implicado en actividades mentales. Son ondas
amplias y las de mayor velocidad de transmisión de las cuatro. Su frecuencia oscila entre 14 y 30-
35 Hz (ciclos por segundo o cps). Denotan una actividad mental intensa. Cuando una persona está
dando un discurso, estudiando, realizando un problema de matemáticas, etc. su cerebro se
encuentra emitiendo este tipo de ondas.
Ondas Alfa
Alfa representa un estado de escasa actividad cerebral y relajación. Estas ondas son más lentas y
de mayor amplitud que las beta. Su frecuencia oscila entre 8 y 14 cps. Una persona que ha
terminado una tarea y se sienta a descansar, se encuentra a menudo en un estado alfa; así como
la persona que está dando un paseo, disfrutando del paisaje.
Ondas Theta
Son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 4 y 8 cps). Se alcanzan bajo un estado de
calma profunda. La persona que está fantaseando (o soñando despierta), se encuentra en este
estado, así como la persona que tras conducir un rato, de repente se da cuenta de que no
recuerda como ha hecho los últimos kilómetros. Se dice que es un estado de inspiración de ideas y
soluciones creativas. Se trata de un estado en el que las tareas realizadas se han automatizado, ya
no se necesita tener un control atencional y consciente de su ejecución, pudiendo el sujeto
distanciarse de ellas mentalmente. Es decir, que su mente esté en “otro sitio” (a veces decimos
“en la luna”).
Ondas Delta
Son las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 1,5 y 4 cps). Nunca llegan a cero, pues
eso significaría la muerte cerebral. Se generan ante un estado de ‘sueño profundo’.
Cuando nos vamos a dormir, las ondas cerebrales van pasando sucesivamente de beta a alfa, theta
y finalmente, delta. Durante el sueño se producen ciclos que duran unos 90 minutos.
Cuando una persona despierta de un sueño profundo, la frecuencia de sus ondas cerebrales se va
incrementando progresivamente, pasando de delta a theta, luego alfa y finalmente, beta. Durante
este proceso de despertar, no es extraño que una persona permanezca en un estado theta
durante un tiempo (por ejemplo, unos 15 minutos). Esto le permitirá tener un libre flujo de ideas,
lo cual puede aportarle soluciones, ideas nuevas o nuevos puntos de vista, siendo este un estado
especialmente creativo y productivo
Las investigaciones han mostrado que aunque un estado cerebral puede predominar en un
momento dado, los tres tipos de ondas restantes están también presentes en todo momento. Es
decir, mientras una persona está implicada en una actividad mental, produciendo ondas beta
predominantemente, las ondas alfa, theta y delta se están produciendo también, aunque sólo
estén mínimamente presentes.
La realidad es percibida, sentida y conocida por los seres humanos, pero de un modo subjetivo,
dentro de esa corriente dinámica de conciencia que se genera en el mundo sensorio-perceptivo,
tomando forma de un “yo” corporizado en un mundo con el que interactúa. En efecto, durante el
contacto de una persona con los objetos del mundo se produce la experiencia subjetiva. Ello
incluye la adquisición de conocimiento (subjetivo) sobre dicho mundo (¿qué hay en él?, ¿cómo
es?, ¿cómo lo puedo usar?, etc.), pero también una valoración subjetivo-emocional (¿cómo me
afectan los objetos o acontecimientos del mundo?, ¿qué reacciones me producen?, etc.). El
conocimiento lo experimentamos como “qualias” o cualidades singulares de experiencia (color,
olor, sabor, tamaño/extensión, textura, etc.) en los cuales estamos inmersos.
En el mundo físico existen cosas tales como una longitud de onda larga de la luz, vibraciones
rápidas de una cuerda, moléculas de una sustancia química conocida como Cl-Na, materia sólida
(ejem., la piedra pómez), etc., mientras que a éstas mismas cosas en el mundo psíquico (la mente)
les hacemos corresponder otras cosas tales como: el color rojo, un tono agudo, sabor salado,
textura rugosa y aspecto poroso, respectivamente. , No obstante, debe quedar claro que se trata
de las mismas cosas, pero expresadas en diferente lenguaje. Es decir, los objetos del mundo los
experimentamos como cualidades de experiencia y estas “qualias” se escapan a toda explicación
física. En otras palabras, son conceptos propios de otro dominio diferente, el de la “conciencia
fenomenológica”, al que pertenece el psiquismo.
Enmanuel Kant diferenció entre noúmeno y fenómeno. Así, los fenómenos constituyen el mundo
tal como lo percibimos, en oposición al mundo tal como existe, independientemente de nuestra
experiencia (noúmenos), a los que Kant llama «la cosa en sí misma». Según Kant, el ser humano no
puede conocer las ‘cosas-en-sí-mismas’, sino solamente las cosas tal como las experimenta en su
mente. Por otra parte, el término "noúmeno" también ha sido usado para hablar de las cosas en sí,
es decir, la cosa en su existencia pura independientemente de cualquier representación. Así,
el fenómeno (del griego: apariencia, manifestación) es el aspecto que las cosas ofrecen ante
nuestros sentidos; es decir, el primer contacto que tenemos con las cosas, lo que denominamos
experiencia perceptiva.
Una cuestión que, desde antiguo, ha intrigado a los científicos es la de cómo construimos una
representación del mundo. En otras palabras, ¿cómo surge la percepción de la realidad física a
partir de la actividad neural que desencadenan los estímulos físicos al entrar en contacto con las
células sensoriales de las personas? Hoy sabemos que en los diversos sistemas sensoriales existen
neuronas especializadas en la detección y transducción de ciertas manifestaciones de la energía en
un patrón de impulsos bio-eléctricos que codifican y representan la información del mundo
externo. Las diferentes vías sensoriales operan en paralelo, por lo que disponemos de una
representación multimodal que da soporte a nuestra percepción integrada de la realidad. Por
tanto, las sensaciones, que tienen su origen en estos sistemas, no son una copia fidedigna (exacta)
del mundo que nos rodea, sino una posible réplica, análoga y abstracta de ese mundo. Es decir, un
correlato neural alternativo que contiene una correspondencia psico-física. Uno de los mayores
desafíos intelectuales que la ciencia tiene hoy planteado es el de explicar cómo se integra toda
esa multiplicidad de información para construir una experiencia perceptiva consciente y unificada.
Este complejo problema, a su vez, nos remite a los problemas relativos a cómo tiene lugar la
selección de la información relevante (filtro atencional) y cómo llegamos a tener consciencia de su
existencia.
Damos por bien establecido que las personas vivimos en un mundo físico, pero ¿podemos tener
certeza absoluta de la existencia de la realidad física? Cada persona tiene por absolutamente
verídico la existencia de su “yo” y las sensaciones asociadas a este, como por ejemplo: ¿existe el
dolor? ¿y el miedo? ¿nos podemos sentir helados de frío ó asados de calor? ¿Existe la rojez ó el
verdor? ¿y el dulzor ó el sabor amargo? ¿y el olor a café? Lo que aún está por verificar es si la
realidad es tal y como la percibimos, ya que hoy sabemos que la realidad percibida es una posible
interpretación de la realidad física, pero ambas no son exactamente lo mismo. Por tanto, cabe
preguntarse: ¿existe la objetividad absoluta? En resumen: Dado que la única subjetividad de la
que estamos seguros es de la propia, confiamos en la existencia de la subjetividad de nuestros
semejantes y la damos por supuesta en función de su grado de semejanza con la experimentada
por nosotros mismos.
La psicología experimental nació con Fechner, fue amamantada por Weber, se crió con Helmholtz
y Donders y echó a andar con Wundt. Hasta su jubilación en 1917, Wundt hizo el papel de padre
de facto de la "nueva" psicología. Estudiantes de todo el mundo, especialmente desde los Estados
Unidos, viajaron a Leipzig a aprender la técnica experimental y retornaron a sus instituciones de
origen imbuidos del espíritu de la psicología científica.
Decía Thordike (1918), "si alguna cosa existe, ella existe en cierta cantidad y puede ser medida”.
Delimitar la intensidad de una sensación, como por ejemplo el dolor, es el primer paso para
estudiar científicamente el grado en que un tratamiento ayuda a aliviarlo. La Ciencia empieza
donde comienza la posibilidad de medir el objeto de estudio de forma estable y consistente. Esto
es, se hace Ciencia cuando un fenómeno se puede medir o cuantificar. La cuestión capital es,
puesto que las sensaciones son subjetivas, ¿se pueden medir las sensaciones, en particular, y las
funciones del psiquismo en general?
La psicofísica es una rama de la psicología experimental, cuyo objetivo consiste en estudiar las
relaciones entre lo físico y lo psíquico, es decir, entre lo objetivo y lo subjetivo, esto es, entre
diversas intensidades del estímulo aplicadas a una persona, medida en unidades físicas, y las
sensación que le provocan. La psicofísica tuvo el mérito de introducir la medición rigurosa y
consistente en Psicología y, gracias a ello, el acceso de esta disciplina a las Ciencias
Experimentales.
Los métodos psicofísicos permiten averiguar los límites de la sensorialidad, es decir, el umbral
absoluto o umbral de conciencia y el umbral relativo o umbral diferencial de cada propiedad que
somos capaces de percibir. Además, mediante el uso de los métodos psicofísicos, obtenemos
información de dos importantes propiedades de los mecanismos sensoriales, a saber, la fidelidad
o exactitud y la sensibilidad o precisión. Finalmente, los métodos de la psicofísica han permitido
diferenciar dos componentes en la respuesta de los sujetos ante estimulación física: la
componente sensorial o discriminabilidad de la señal (estímulo) y la componente cognitiva o
criterio de decisión para la respuesta.
Los métodos psicofísicos constituyen un tipo de investigación preciso, que permite cuantificar
cuatro tipos básicos de comportamientos perceptivos: la detección (ser consciente de su
presencia), la discriminación (diferenciar unas propiedades estimulares de otras), el
reconocimiento (familiaridad con el estimulo) y la estimación (asignar valores numéricos a la
intensidad de estimulación presentada). Las personas difieren unas de otras en cuanto a
sensibilidad para detectar, discriminar, etc. Y para medir la sensibilidad (sensaciones subjetivas) la
psicofísica propone el uso de escalas, cuyos límites (superior e inferior) vienen determinados por
los umbrales.
Desde antaño y hasta nuestros días, diferentes corrientes de pensamiento filosófico (o doctrinas)
han tratado de responder al problema de si existe o no
la realidad fuera de nuestra mente. Películas actuales como "Matrix" o "Abre los ojos" de
Alejandro Amenabar, son buena muestra de que el problema de
la realidad todavía nos tiene intrigados a los seres humanos de hoy.
¿Es fiable y válida la información que los órganos sensoriales captan? ¿O nos engañan
nuestros sentidos?
Seguidamente, destacaremos algunas corrientes filosóficas que han intentado resolver este difícil
problema de la realidad:
El Escepticismo sostiene la tesis de que no podemos estar seguros de que la realidad exista
o
no exista. Niega la posibilidad de conocer la realidad con certeza absoluta. Según esta post
ura filosófica no
hay ningún conocimiento firme, nipuede haber una opción completamente segura de
la existencia de la realidad.
En definitiva,
el hecho de que haya argumentos sólidos para defender todas estas posturas y también haya argu
mentos con fundamento para criticarlas, nos debe conducir a la conclusión de que mediante el
debate y
la discusión filosófica, desde sustres principales ramas (Metafísica, Epistemología, Lógica), no
ha sido posible resolver el problema de la realidad.
De acuerdo con Sigmund Freud, autor del psicoanálisis, qué es más real para una persona
¿la realidad física o
la realidadpsíquica?. Este notable psiquiatra vienés ponía el ejemplo de una mujer que padece un
delirio de celopatía, es decir, queestaba convencida de que su marido la engañaba y actuaba,
en consecuencia, recriminándole su infidelidad.
En realidad suesposo jamás la había engañado. Esa mujer estaba actuando y comportándose, no
de acuerdo con la realidad externa, sino de acuerdo con su realidad psíquica.
En otras palabras, estaba convencida de que su realidad interna era
la verdadera y auténticarealidad.
La forma del objeto, las tres dimensiones, la profundidad y la distancia, el color, el movimiento o
la posición exacta no son percibidos ni al mismo tiempo ni en el mismo lugar.
El cerebro asocia esas informaciones, consulta otras percepcionessubjetivas y emocionales y fabric
a las imágenes finales. Lo que vemos no está ahí: está en nuestro cerebro.
La realidad física está constituida por todo aquel medio externo en el cual estamos inmersos y
al cual accedemos a través de nuestros órganos de
los sentidos, entendidos estos en su forma más amplia (sensibilidad al calor,
dolor, presión, vibración, etc.).
Por tanto,
a partir de estas reflexiones, podemos preguntarnos ¿qué es la realidad?. Desde un punto de
vista convencional,
lo que nosotros manejamos conscientemente de dicha realidad no es otra cosa que su mera repre
sentación mental. Esosprocesos mentales se llevan a cabo en el cerebro. Así las cosas,
nos topamos con una restricción: dicho órgano estáespecializado en procesar señales electroquími
cas codificadas. De ahí que,
sea cual fuera la naturaleza del estímulo querecibamos tanto del medio externo como del interno (
luz, sonido, olor, sabor, temperatura, presión, vibración,
dolor), estructurasbien diferenciadas (tales como la retina
o las papilas gustativas) tendrán que traducir dichos estímulos, normalizándolos a señales electroq
uímicas codificadas. Es de Perogrullo afirmar que no
nos está dado aprender esa realidad física como tal. Así, el gato que vemos en
el tejado del vecino no podemos (afortunadamente) meterlo como tal dentro de nuestro cerebro,
cosaque substituimos por su imagen correspondiente (representación).
El ejercicio queda pues reducido a utilizar nuestras víassensoriales para que,
a través de una ventana cognoscitiva, podamos percibir esa realidad física,
y para terminar elaborandouna representación de dicha realidad expresada en términos de señale
s electroquímicas codificadas. Por lo que la realidad, espara cada ser humano, ni más ni menos qu
e una serie de señales bioeléctricas que contienen información codificada sobre el mundo exterior
. Al procesar esas señales, previamente captadas por el
hardware fisiológico, mediante nuestro aparato psíquico(software: sistema operativo y programas
),
al interpretar estas señales bioeléctricas, inferimos que existe un mundo externo al yo. Pero nadie
puede asegurar la certeza absoluta de esta inferencia. Y, en consecuencia, cada persona
solo tiene constanciade su subjetividad. Y cuando el ser humano constata un
alto grado de consenso en las subjetividades de otros seres humanos, otorga a este conocimiento l
a categoría de objetividad.
La mente, en cuanto sistema que posibilita el conocimiento (la cognición) de la realidad natural
(interna y externa, a su vez, social, cultural, ambiental), trata de conseguir su objetivo
(la adaptación de la especie) a través de su actividad. Esta actividad es, fundamentalmente,
procesamiento de información. Para abordar el estudio del sistema cognitivo humano, se analiza
dicha actividad en una serie de procesos básicos, los cuales no actúan independientemente,
sino que interactúan de modo coordinado. Así, Percepción, Aprendizaje, Memoria, Razonamiento,
etc., son procesos cognitivos que tienen lugar en un mismo sistema, al que es habitual referirse
con la denominación de Sistema General de Procesamiento de Información o Sistema cognitivo
(véase Figura 1). En este sistema la percepción vendría a ser el pilar básico en el que se asientan
los procesos cognitivos superiores (memoria, aprendizaje, razonamiento, pensamiento, etc.). Y ha
sido definida como el proceso de extracción activa de información y elaboración de
representaciones.
FIGURA 1.- Modelo de multialmacen de procesamiento propuesto por Atkinson y Shiffrin (1968)
CARACTERÍSTICAS DE LA PERCEPCIÓN
Los órganos sensoriales adolecen de limitaciones en cuanto al rango de energía detectable por los
receptores. Por ejemplo, en visión somos sensibles a las longitudes
de onda comprendidas entre 380-760 nanómetros (1 nm= 10-9 m), es decir,
solo tenemos acceso a 1/70 de la energía radiante del cosmos y no captamos el
69/70 restante (véase Figura 3).
FIGURA 3.- Espectro electromagnético: energía radiante del Cosmos.
Pensemos que, por ejemplo, las abejas captan las radiaciones ultravioletas (rayos UVA),
lo que les permite orientarse hacia lasflores. Por otra parte, las serpientes, por ejemplo la
de cascabel, es capaz de captar los rayos calóricos e infrarrojos, lo que en base
al calor animal que emiten sus presas (ratas), les permite atacar en la oscuridad absoluta.
En definitiva, las especies vivas han evolucionado desarrollando ciertos rangos de sensibilidad
hacia aquellas manifestaciones de la energía que les son útiles en su hábitat y de acuerdo con sus
costumbres alimenticias y tipo de vida. Por consiguiente, las limitaciones en cuanto a rango de
sensibilidad no son sino una consecuencia de la adaptación selectiva. Además, en determinadas
circunstancias, se manifiestan ciertas limitaciones en cuanto a la calidad de nuestras percepciones.
Como hemos indicado anteriormente, ello no quiere decir que los sentidos nos engañen, sino que
al aplicar inferencias incorrectas sobre los datos sensoriales llegamos a conclusiones erróneas.
Podría decirse que existen tantas definiciones de percepción como autores se han ocupado de
ella, sin que haya una que sea aceptada unánimemente por todos los psicólogos. Al revisar la
amplia variedad de definiciones existentes, se pueden extraer aquellos aspectos que compartimos,
al objeto de delimitar y caracterizar, qué entendemos por percepción. Sintéticamente,
caracterizaremos la percepción mediante las notas que siguen:
Siempre debe ser elicitada por estímulos del medio, por tanto, es necesario que los
receptores entren en contacto con la energía física del estímulo.
La percepción no es absoluta, sino relativa, es decir, que no tiene lugar en el vacío, sino
que ocurre siempre en un contexto.
En suma, esta cuestión nos conduce a plantearnos cuál es el nivel de explicación adecuado en la
percepción, ?puede una explicación neurofisilógica aclarar el nivel comportamental?, ?es posible
explicar bioquímicamente, pongamos por ejemplo, cómo formamos una imagen interna (mental)
de un objeto? ?o cómo percibimos un mundo 3D (y estereoscopia visual)? ?o cómo tiene lugar la
percepción del movimiento aparente?. Obviamente, la explicación biológica o neurofisiológica y la
explicación psicológica, por ejemplo, en términos de procesamiento de información, ofrecen
diferentes niveles de análisis de los fenómenos perceptivos. Por consiguiente, en nuestra opinión,
es mejor considerarlos complementarios que competidores. Resulta claro que la explicación
biológica llega a ser excesivamente detallista, minuciosa, como para permitir formular principios o
leyes, lo suficientemente generales, para interpretar el comportamiento humano observable,
además estos hechos se saldrían de su dominio. En consecuencia, puede considerarse una teoría
de bajo nivel, en cuanto que está próxima al lenguaje del organismo. Por contra, el enfoque de la
Psicología cognitiva denominado perspectiva del 'procesamiento de información' (P.I.) puede
considerarse un lenguaje de alto nivel, más alejado del lenguaje del organismo, pero más
comprensible a nivel de hechos observables. Es decir, la explicación en términos informacionales
(P.I.) permite una explicación más global, y por tanto más abstracta, desde un nivel jerárquico
ordenado según el grado de abstracción o generalidad de la realidad. Esto nos hace suponer que la
percepción puede explicarse en su mismo nivel de análisis, el cognitivo o psicológico.
Concretando los formatos en que se codifican las descripciones explícitas del objeto
(análisis del formato representacional).
En los sucesivos apartados nos detendremos a estudiar, de manera concisa, estos componentes
básicos del sistema perceptivo.
EL PROCESAMIENTO PERCEPTIVO
La distinción serial versus paralelo, respecto al tipo de procesamiento que tiene lugar en
el sistema cognitivo humano. Según los modelos seriales, los procesos que intervienen en
la ejecución de una tarea cognitiva (por ejem., reconocimiento verbal
visual), tienen lugar de modo estrictamente secuencial, ejecutándose un sólo proceso en
un determinado tiempo. Contrariamente, desde los modelos de procesamiento en paralel
o,
se asume que operansimultáneamente múltiples procesos, siendo posible (aunque no nec
esariamente) ejecutar procesos hacia atrás o haciaadelante,
sin ningún orden de precedencia.
Las combinaciones de estos diferentes tipos de procesamiento ha dado lugar a una abundante
proliferación de micromodelos que intentan ajustarse a las características del Sistema de
Procesamiento Humano. Mostraremos, sucintamente, un par de estos modelos.
R.G.Crowder (1982) postula una serie de estadios de procesamiento de información, que deben
intervenir necesariamente para hacer posible el reconocimiento de patrones. Estos, se
representan esquemáticamente en la Figura 2:
FIGURA 2.- Modelo de procesamiento de información de Crowder (1982).
Forgus (1976) entiende que la percepción implica una serie de etapas ordenadas crecientemente
según el grado de complejidad. Este autor se muestra de acuerdo con el modelo serial que
propone, para el reconocimiento de la identidad del estímulo, la existencia de una progresión
temporal de etapas durante las cuales se logra la transformación sucesiva de la estimulación
proximal sobre el receptor sensorial. Tampoco excluye, de modo acorde con Neisser (1967), que
estas sucesivas transformaciones de la información tengan como consecuencia, frecuentemente,
una construcción activa de la información del estímulo, en lugar de una decodificación pasiva de la
información del medio. El modelo de Forgus se representa en el diagrama de flujo de la Figura 3.
Como puede observarse, para Forgus (1972), el proceso perceptivo comienza con el proceso de
'transducción sensorial', mediante el cual ciertos mecanismos del sistema nervioso transforman la
información física del medio en mensajes informativos inteligibles para los centros superiores
cerebrales. Esta etapa impone una selectividad de la información atribuible a la atención y a la
sensibilidad de los receptores sensoriales, para captar preferentemente determinado conjunto de
energía física. A continuación, tiene lugar el registro de la información estimular, en el almacén
sensorial (Sperling, 1960) o memoria icónica (Neisser, 1967). Dada la corta duración de esta
memoria retiniana, parte de la información será transformada y transferida a la MCP (memoria a
corto plazo, memoria activa o espacio de trabajo), en la que tienen lugar las operaciones críticas
(comparación, decisión, etc), interaccionando con la información contenida en la MLP (memoria a
largo plazo), para recuperar la información pertinente. El proceso culmina cuando el sujeto emite
una respuesta motriz, por ejemplo, pronunciar el nombre del objeto reconocido.
EL GLOBO OCULAR
Como es sabido, el ojo es el órgano parcialmente visible del sitema visual, responsable de
la captación de
la energía luminosa. Dispone de otros órganos anexos (párpados, pestañas, glándulas lacrimales, c
ejas y músculos extrínsecos) encargados de suprotección o de fijar la dirección de
la mirada y provocar el enfoque adecuado.
La capa más externa es la esclerótica (del griego skleros= duro). Es de naturaleza fibrosa y
dura. En su parte posterior y laterales es blanca y opaca. En su parte anterior es
transparente y recibe el nombre de córnea.
La capa intermedia, conocida como coroides, es de color oscuro (el ojo es una cámara
oscura) y se yuxtapone a la esclerótica. Su función es la de proporcionar oxígeno y
substancias nutritivas a la retina. A partir de la membrana coroides se extienden
los músculos ciliares, los cuales controlan la curvatura del cristalino y, en consecuencia, la
acomodación de esta lente y el enfoque correcto.
Delante del cuerpo ciliar, entre el cristalino y la córnea se encuentra el iris. Éste posee una
capa de pigmentos que le dan su color peculiar, la ausencia de pigmentos da como
resultado un iris azulado. Estos pigmentos impiden la entrada de la luz en el ojo, excepto
por la abertura circular central que deja, denominada pupila, cuyo tamaño es controlado
por dos músculos de fibra lisa (el esfínter y el dilatador de la pupila), los cuales controlan la
entrada de luz en el ojo (Dilatación= midriasis; contracción= miosis). El diámetro medio de
la pupila es 3-4 mm y la cuando la dilatación es máxima alcanza los 9 mm).
La capa interna está constituida por la retina, que se extiende desde los músculos ciliares
hacia la parte posterior del ojo. Contiene las células fotorreceptoras y estructuras
nerviosas asociadas. Pospondremos su estudio detallado para más adelante.
Los medios dióptricos o, tambien llamados medios transparentes del ojo son cuatro:
2. El humor acuoso, compuesto por un 99,6% de H2O (es de composición similar al líquido
cefalorraquídeo). Se encuentra entre la córnea y el cristalino, al que sirve de medio nutricio,
renovándose varias veces al día. Resulta imprescindible para mantener la presión intraocular.
La potencia del sistema óptico resultante al combinar los efectos de la córnea y el cristalino
determina la profundidad de campo. Esto es, el intervalo de distancias en las que el objeto se
puede desplazar (acercarse o alejarse del ojo) de modo que la imagen no se proyecte fuera de la
capa de fotorreceptores. En un ojo humano enfocado hacia el infinito el intervalo fluctúa desde 6
m. hasta el infinito. La razón por la que somos capaces de enfocar objetos más próximos de 6 m.
se debe al ajuste del grosor de cristalino, es decir, al proceso de acomodación.
Los movimientos de
la cabeza y cuerpo posibilitan la captación de una infinita variedad de muestras de imágenes del e
ntorno(muestreo del orden óptico).
El ojo humano se mantiene en posición mediante un equilibrio dinámico entre tres pares
de músculos antagónicos, y unainestabilidad en este equilibrio provoca un contínuo temblor
de pequeña amplitud. Como resultado, la imagen de la
retina estáen constante movimiento, moviéndose cualquier punto de ella aproximadamente la dist
ancia entre dos conos adyacentes de la fóvea, en 0,1 seg.
El muestreo del orden óptico se logra mediante tres tipos de movimientos oculares. Primero, se
llevan a cabo saltos rápidos e intermitentes en la posición del ojo, llamados sacádicos, para fijar un
objeto con la visión foveal. Cuando una persona estáleyendo, viendo un cuadro o
mirando una película, sus ojos efectúan varios movimientos sacádicos, cada segundo, para
inspeccionar la página o la pantalla véase Figura 3). En los movimientos sacádicos, los ojos se
desplazan entre 5o-10o (sexagesimales) sobre el estímulo durante unos 25-40 mseg.. En esta fase,
los ojos no extraen información del estímulo. A cada sácada o sacudida brusca del ojo le
sigue una fijación ocular, en la que los ojos permanecen casi estáticos durante 250 mseg.,
teniendo lugar la extracción de información en esta fase.
Una vez que el objeto ha sido fijado, los movimientos de seguimiento lo mantienen en la visión
foveal, tanto si se mueve él mismo como si se mueve el observador. Si cambia la distancia del
objeto respecto al observador, los movimientos de convergencia lo mantienen fijado por las
fóveas de ambos ojos. A medida que el objeto se acerca, los movimientos de convergencia
cambian las direcciones de la mirada de ambos ojos hacia la nariz. Si el objeto se acerca hasta unos
pocos centímetros de la cara, es imposible una mayor convergencia teniendo lugar una "doble
visión" (en el Tema que trata sobre la Percepción de la profundidad diremos más cosas acerca de
la convergencia y la visión estereoscópica).
Cabe señalar que, los movimientos sacádicos son súbitos, cambiando intermitentemente la
posición del ojo, mientras que los movimientos de seguimiento y convergencia son suaves y
contínuos.
En conclusión, el ojo humano, en cualquier instante, muestrea un segmento del orden óptico
relativamente grande (el campo periférico) con una agudeza baja, y un segmento mucho más
pequeño (el central, o campo foveal) con una agudeza alta. Los movimientos oculares suaves y los
sacádicos cambian constante y contínuamente el emplazamiento de este segmento de alta-
agudeza de modo que se logre una visión aguda en un amplio ángulo.
Los seres vivos reciben información sobre el entorno en que se hallan en forma
de energía física (luminosa, mecánica, química), pero el cerebro sólo es capaz de utilizar la energía
eléctrica. Por esta razón, para poder percibir cualquier propiedaddel ambiente,
la energía lumínica, mecánica o química, debe ser transformada en impulsos bioeléctricos. Es a est
atransformación a la que denominamos transducción, la cual tiene lugar en los receptores de
los órganos de los sentidos (véaseFigura 5).
FIGURA 5.- Transmisión del impulso nervioso desde la célula receptora al córtex.
La transmisión del impulso será efectuada por una sucesión de multitud de neuronas, enlazadas m
ediante sinapsis a través de neurotransmisores químicos, cuyos axones se unen para formar fibras
que constituyen los nervios (véase Figura 6).
Sin embargo, la relación entre la intensidad de la luz exterior que incide sobre los fotorreceptores
retinianos y la tasa de disparo no es tan simple. Así, cuando al despertar (adaptación a la luz)
encendemos la lámpara, el NÂş impulsos/t llega a un máximo y luego disminuye hasta alcanzar un
valor estable. Tanto el valor máximo como el valor estable están relacionados logarítmicamente
con la intensidad de la luz. Ello significa que una proporción alta de impulsos/t indica, tan sólo, un
súbito incremento en la intensidad de luz y no la presencia de una luz muy brillante. Es decir, el
S.V.H. responde a cambios relativos en la intensidad de luz y no a cambios absolutos.
Otra consecuencia de este proceso de transducción consiste en que los cambios lentos (graduales)
de intensidad de luz no llegan a ser conocidos, pero sí los cambios bruscos. Ello tiene un alto valor
adaptativo porque el individuo, por ejemplo, no obtiene información de las fluctuaciones de la luz
al atardecer, pero sí de la sombra de un objeto que le pasa por encima (v.g. la que produce un
depredador).
Además, existen otros dos tipos de células retinianas que no transmiten señales hacia el cerebro, s
ino que conectanlateralmente las células antes descritas. Estas son:
1. Capa externa, constituida por los fotorreceptores sensibles a la luz. Estos pueden ser de
dos tipos: conos (unos 6.000.000 aprox.) y bastones (unos 120.000.000 aprox.). Los axones de
los conos y bastones sinaptan con las dendritas de la:
3. Capa interna, formada por las células ganglionares (1.000.000 aprox.) cuyos axones se reu
nen para formar las fibras del nervio óptico.
4. Las células horizontales, que conectan fotorreceptores con fotorreceptores (conos con con
os, conos con bastones o bastones con bastones).
5. Las células amacrinas, que conectan algunas células bipolares con ciertas células gangliona
res.
Existen dos tipos de células receptoras de la luz, descritas por Max Schultze en 1866, que, como
veremos, no sólo se diferencian por la forma que les da nombre, sino por otras muchas
características. Se trata de los conos y los bastones. Constan de las siguientes partes, las cuales, de
arriba a abajo, se pueden visualizar en la Figura 10:
FIGURA 10.- Partes de un fotorreceptor (un bastón en este gráfico).
Segmento externo.
Segmento interno.
Núcleo.
Axón.
Vesículas sinápticas.
En el segmento externo residen los pigmentos visuales. Se ha observado que los discos que
contienen dichos pigmentos se desprenden por la punta superior y se regeneran por la base del
segmento externo. Estos discos son digeridos por los fagosomas.
En los conos, al parecer (de acuerdo con la teoría Tricromática) deberían existir tres tipos de
pigmentos diferentes, los cuales reaccionarían a las longitudes de onda cortas (matices azulados),
medias (matices verdes y amarillos) y largas (matices rojos). Sin embargo, hasta la fecha sólo han
sido descubiertos dos de ellos, la Yodopsina y la Cianopsina, los cuales son también prótidos, cuyo
grupo químico es un caroteno.
Es preciso tener en cuenta que los pigmentos de los bastones suponen el 99% del pigmento visual
de la retina humana. Este predominio viene explicado por dos razones:
1. Hay veinte veces más bastones que conos (120.000.000 / 6.000.000 = 20).
2. Los segmentos externos de los conos, que contienen los pigmentos visuales, son mucho
más pequeños que los segmentos externos de los bastones (véase Figura 11).
Puesto que en la retina hay 126.000.000 de células fotorreceptoras (conos + bastones) y tan sólo
1.000.000 de células ganglionares, implica que en cada una de estas últimas confluyen, por
término medio, las señales de 126 receptores. Tanto los conos como los bastones participan de
esta convergencia, pero dado que hay muchísimos más bastones que conos, implica que un mayor
número de bastones que de conos enviarán sus impulsos bioeléctricos (señales codificadas) a cada
célula ganglionar. Por lo que el sistema de bastones es más sensible a la luz que el sistema de
conos. Entendiéndose por sensibilidad a la luz la capacidad para detectar débiles intensidades
luminosas, es decir, el recíproco del umbral absoluto (S= 1/UA).
Para hacerlo más comprensible, simplifiquemos la situación de manera que supondremos que
cinco bastones convergen sobre una célula bipolar, mientras que cinco conos convergen sobre
cuatro células bipolares, según se muestra en la Figura 12:
La diferencia en el grado de sumación espacial entre bastones y conos puede mostrarse mediante
un experimento psicofísico (veáse Figura 13).
FIGURA 13.- Sumación espacial de conos y bastones.
Ya desde antiguo, los astrónomos sabían por experiencia que para ver una estrella, que iluminaba
débilmente el firmamento, no debían mirar hacia ella fijamente, sino de reojo. Sabemos hoy, que
la razón de que esto fuese más efectivo así, se debe a que, cuando desviamos la mirada hacia un
lado y miramos con la periferia de la retina, estamos estimulando los bastones; mientras que
cuando miramos directamente, fijamente, a la estrella, estamos estimulando a los conos de la
fóvea. Como veremos, los bastones son más sensibles, en condiciones de escasa iluminación
(visión nocturna o escotópica), que los conos, que poseen mayor agudeza visual, en condiciones
de iluminación adecuada (visión diurna, o fotópica).
Comencemos efectuando una sencilla comprobación. Mira una página escrita de tus apuntes,
?cuántas palabras de esta página eres capaz de leer fijando la mirada en un punto determinado de
la hoja?. Si no haces trampa, mirando a los lados, observarás que son muy pocas las palabras que
puedes identificar (1, 2 ó 3 máximo). ?A qué es debido ésto?.
Bien, sólo la visión foveal, basada exclusivamente en los conos, nos permite detectar pequeños
detalles. Sabemos que en la fóvea humana existen, exclusivamente, conos; mientras que en la
retina periférica predominan los bastones, aunque hay algún cono intercalado. Además,
conocemos el modo de interconexión de los fotorreceptores (conos y bastones) con las células
bipolares (véase Figura 14).
FIGURA 14.- Agudeza visual de conos y bastones.
Debido a que muchísimos bastones convergen sobre una misma célula bipolar, no es posible
diferenciar detalles tales como el que dos barras (líneas) estén muy próximas en el espacio, por lo
que las percibimos como si estuviesen borrosamente fundidas.
Por otra parte, dado que un menor número de conos convergen sobre una misma célula bipolar, al
presentar al sujeto dos barras próximas, se activará cierto número de conos que hacen sinapsis
con, al menos, dos células bipolares, pudiendo por tanto discriminar la separación espacial.
Ahora bien, ?cómo se evalúa la agudeza visual?. Situando al sujeto a unas distancias prefijadas y
pidiéndole que nos diga si discrimina la separación entre dos puntos, o barras, o la abertura de un
anillo o figura geométrica, e incluso identificando letras de nuestro abecedario. Los tres métodos
más empleados en optometría son:
TEORÍA DE LA DUPLICIDAD
En 1896 von Kries, propuso la llamada Teoría de la duplicidad, la cual sostiene que existen dos
tipos de receptores diferentes en la retina (conos y bastones), que poseen propiedades diferentes
y que operan bajo diferentes condiciones. Así, los 120 millones de bastones operan bajo
iluminación de baja intensidad, lo que les permite actuar en la visión nocturna. Contrariamente,
los 6 millones de conos operan bajo condiciones de iluminación moderada o alta, por lo que son
los que actúan en la visión diurna.
ADAPTACIÓN VISUAL
3. Se destruye el pigmento visual de los bastones (la rodopsina) y se regeneran los de los
conos (cianosina, yodopsina y ?porfiropsina?).
Por otra parte, si pasamos de un lugar iluminado a otro oscuro, adaptación a la oscuridad, el
fenómeno es más complejo, produciéndose los siguientes cambios:
Estos dos procesos, acaecidos en los conos y bastones, al representarlos gráficamente, permiten
obtener la Función de adaptación a la oscuridad, compuesta por dos tramos curvilíneos, a saber, la
curva de adaptación de los receptores fotópicos y la curva de adaptación de los receptores
escotópicos (véase Figura 19).
Al parecer, la adaptación a la oscuridad de los conos es más rápida que la de los bastones porque
se regenera más rápidamente el pigmento visual de los conos que el de los bastones. Este proceso
de regeneración de los pigmentos fue investigado por Wald (1968) y, pioneramente, W.Rushton
(1961). Al representar gráficamente la sensibilidad del sistema de bastones ante la iluminación, en
función de la longitud de onda de ésta, obtenemos la llamada Función de sensibilidad espectral de
los bastones. Al hacer lo propio con el sistema de conos obtenemos la Función de sensibilidad
espectral de los conos. (Véase Figura 20). Observando dichas funciones se pone de manifiesto que
los bastones son más sensibles a la luz de longitud de onda corta (long. onda max.> 500 nm, tonos
azulados), mientras que los conos presentan la máxima sensibilidad a los tonos verdosos, esto es,
a la luz de longitud de onda media (long. onda media > 560 nm). Este aspecto fue descrito ya en
1825 por Johann Purkinje, quien afirmó que "conforme disminuye la intensidad luminosa, los
colores cuya longitud de onda es más corta, dejan de percibirse más tarde que los colores de
longitud de onda larga". Este fenómeno es conocido habitualmente como Efecto de Purkinje. Por
otra parte, mediante la utilización de métodos psicofísicos, también se ha constatado la existencia
de tres clases de conos, los cuales absorben distintas longitudes de onda del espectro cromático
(véase Figura 21). Para terminar, por el momento, con la retina, es importante subrayar que, tanto
el interconexionado de las neuronas que la componen como las propiedades de los pigmentos
visuales, influyen de manera decisiva en la percepción visual.
Como señalábamos, anteriormente, los axones de las células ganglionares se unen en el punto
ciego para abandonar la retina, formando el Nervio Óptico. En cada globo ocular, se hallan
separadas las fibras de las dos hemirretinas, la nasal y la temporal, de manera que podemos
considerar que, de cada ojo, parte un nervio óptico subdividido en dos haces de fibras nerviosas,
correspondientes a la hemirretina izquierda y a la hemirretina derecha (véase Figuras 22, 23 y 24).
En el recorrido de las vías visuales nerviosas distinguiremos cuatro estructuras que nos servirán de
puntos de referencia para clarificar este trayecto neural, a saber:
La retina, con sus tres capas de espesor formadas por diferentes células (fotorreceptores,
bipolares y ganglionares).
El Quiasma óptico, lugar donde se unen el nervio óptico del ojo derecho y del ojo
izquierdo y en el que se escinden las fibras de las hemirretinas nasal y temporal de un
determinado ojo, que hasta aquí iban paralelas.
El Núcleo Geniculado Lateral (NGL), uno de los numerosos núcleos del Tálamo, que se
halla situado en la base del córtex. El Tálamo puede considerarse como una centralita, una
estación de relevo por donde pasan todas las vías sensoriales (auditivas, táctiles,
gustativas, etc., excepto las olfativas) y que se halla constituido por diversos núcleos.
El córtex o corteza cerebral, desde el punto de vista localizacionista, que asigna a cada
área del cerebro una función, se halla constituido por diversas áreas (véase Figura 25). En
relación con la visión, existen tres áreas principales, situadas en la región occipital:
a. Un área visual primaria o córtex estriado, que corresponde al área 17 de Brodman y su
lesión produce ceguera cortical.
A estas áreas debemos añadir otras dos que intervienen en funciones visuales más complejas,
éstas son:
c. Un área de significación visual, situada en el lóbulo parietal, próxima a las areas auditivas.
Por otra parte, podemos diferenciar diferentes tramos en los nervios que constituyen el cableado
del circuito neural visual (una especie de circuito integrado), básicamente son:
Los Nervios ópticos (uno por cada ojo), que va desde el Punto ciego del globo ocular hasta
el Quiasma óptico.
Los Tractos ópticos (uno en cada hemisferio cerebral), que van desde el Quiasma óptico
hasta los NGL's (izquierdo o derecho).
Las Radiaciones ópticas (dos haces de fibras, uno por cada hemisferio cerebral), que van
desde cada NGL hasta la respectiva área visual del correspondiente hemisferio cerebral
(derecho o izquierdo).
Para comprender las vías neurales visuales, describiremos sucintamente el recorrido que sigue un
estímulo luminoso. Éste atraviesa la córnea, humor acuoso, pupila, cristalino y humor vítreo, para
llegar a la retina. En esta estructura, primero se encuentra con las células ganglionares (que no
reaccionan directamente a la luz), después las células bipolares (que tampoco son sensibles a la
luz) y, más atrás, los fotorreceptores (conos y bastones), los cuales transducen la energía lumínica
en impulsos bioeléctricos. Estos impulsos (una determinada tasa de impulsos) son transmitidos a
las células bipolares y de éstas a las células ganglionares, cuyos axones se reúnen para formar el
Nervio óptico, el cual escapa del globo ocular por el Punto ciego (lugar en el que al proyectarse un
pequeño estímulo no es visible, aunque se rellena el vacío visual). Tampoco debe olvidarse que las
células verticales de la retina se hallan interconexionadas lateralmente, mediante las células
horizontales y las amacrinas. En el Nervio óptico de cada ojo, como se dijo, se hallan separadas las
fibras correspondientes a las hemirretinas nasal y temporal. Cada uno de los dos nervios ópticos
(seccionados en dos haces de fibras) llega hasta el Quiasma óptico, lugar donde se encuentran los
Nervios ópticos de los dos ojos y se escinden las fibras correspondientes a las porciones de las
hemirretinas nasal (interior) y temporal (exterior) de cada retina. Aquí (Quiasma óptico), las fibras
temporales no se cruzan de hemisfero cerebral, mientras que las fibras nasales sí. De este modo,
cada hemisferio cerebral poseerá información visual de los dos ojos (derecho e izquierdo). En
consecuencia, las fibras de la porción izquierda de las dos retinas (una del ojo derecho y otra del
izquierdo) se dirigen hacia el NGL izquierdo del Tálamo, en tanto que las fibras de la parte derecha
de las dos retinas van hacia el NGL derecho del Tálamo.
Debemos añadir aquí, que antes de llegar las fibras a los NGL's respectivos, se bifurcan parte de
estas fibras (otro haz), para contactar con, otro núcleo del Talamo los colículos superiores
(izquierdo y derecho), cuya función es la de guiar la atención visual y dirigir los movimientos
oculares.
En el NGL terminan los axones de las células ganglionares de la retina (fin del Tracto óptico) y en
dicho NGL comienzan un segundo grupo de neuronas, que forman las ya conocidas Radiaciones
ópticas (o fibras de proyección óptica), las cuales conducirán el impulso nervioso hasta:
Además de las fibras que hemos mencionado hasta aquí, también es preciso añadir que desde el
Quiasma óptico se escinden algunas fibras colaterales hacia el Hipotálamo, núcleo cerebral que
controla el S.N.V. (Sist. Nervioso Vegetativo o Autónomo). Estas fibras permiten explicarnos el
porqué de ciertas reacciones emocionales ante estímulos visuales.
Hartline había informado que las fibras del nervio óptico (células ganglionares) de la rana (animal
experimental) siempre respondían del mismo modo al ser estimuladas por un haz de luz. Dos
décadas más tarde, en 1953, Kuffler demostró en sus investigaciones con fibras del nervio óptico
del gato, que éstas podían responder de manera diferente según la parte del campo receptivo que
era estimulada.
Concretamente, descubrió que en un campo receptivo existen, al menos dos tipos de células,
dispuestas espacialmente de acuerdo con cierta corganización. Estos tipos de células fueron
denominados: Células-ON, que se activan cuando incide la luz sobre ellas y se inhiben cuando cesa
la iluminación. Células-OFF, que se activan cuando cesa la iluminación y se inhiben cuando incide
la luz sobre ellas.
El propio Kuffler observó que los campos receptivos de las células ganglionares (nervio óptico) del
gato presentaban una configuración centro-periferia. Diferenció dos tipos de campos receptivos,
según su organización (véase Figura 26).
FIGURA 20.- Campos receptivos de las células ganglionares.
Enroth-Cugell y Robson diferenciaron entre dos tipos de células ganglionares, células-X y células-Y
según su comportamiento. Posteriormente, se encontraron otros nuevos tipos de células
ganglionares, denominadas células-W, células de color oponentey doble oponentes. Las
características que presentan estos tipos de células son las siguientes:
CELULAS-X:
Tienen respuesta lineal: la salida es una función lineal de la diferencia de intensidades que
inciden sobre el centro y la periferia.
Responden de modo sostenido a enrejados estáticos.
CELULAS-Y:
Responden:
Los centros de los campos receptivos son mayores que los de las células-X vecinas.
CELULAS-W:
Tienen organizaciones antagónicas opuestas en cada parte del campo. Por ejemplo, en el centro,
la luz roja podría ser excitatoria y la luz verde inhibitoria, mientras que en la periferia, la luz verde
podría ser excitatoria y la roja inhibitoria. Este tipo de células no se han encontrado en los
mamíferos, pero sí en peces.
Al igual que Hartline y Kuffler hallaron campos receptivos de distintas células ganglionares,
también fueron descubiertos, posteriormente, otros campos receptivos de neuronas más
próximas al córtex visual (de orden superior), determinando las áreas de la retina que influyen en
la respuesta de tales neuronas superiores. Así, David Hubel y Torsten Wiesel (1961) registraron el
campo receptivo retiniano correspondiente a una célula del NGL, observando que también se halla
dividido en áreas ON y áreas OFF, las cuales se distribuyen, análogamente, según una
configuración centro-periferia.
De Valois (1965, 1971) detectó un curioso efecto que se producía en los campos receptivos y al
que denominó Antagonismo centro-periferia. Observó que este efecto permitía a la célula del NGL
realizar un primitivo análisis del estímulo visual, que podríamos caracterizar como
preprocesamiento o procesamiento temprano, que tenía su origen en los fotorreceptores.
Partiendo del hecho de que el campo receptivo de una célula del NGL consta de un área ON y otra
área OFF, encontró que las dos áreas pueden influirse entre sí. Veamos un un ejemplo de ello, que
esquematizamos en la Figura 27 (a, b, c, d):
FIGURA 21.- Mecanismo de antagonismo centro-periferia.
a. Se estimula con un pequeño punto luminoso sobre el centro del área ON, de un campo
receptivo (región de la retina) y la célula del NGL responde con el patrón de actividad eléctrica
mostrado en la Figura 27 a.
b. Ahora, se estimula toda el área ON (central) del mismo campo receptivo y la célula del NGL
responde con una tasa de descarga eléctrica superior (véase Fig.27 b).
c. Al aumentar el tamaño del estímulo luminoso, de manera que cubra toda el área ON
(parte central del campo receptivo) y una parte del área OFF (periferia del campo receptivo), la
célula del NGL reduce su respuesta eléctrica, debido a las interacciones entre el centro activador y
la periferia inhibitoria de su campo receptivo. Es decir, se contrarrestan los impulsos bioeléctricos
generados (véase Figura 27 c).
d. Cuando el estímulo luminoso cubre el total del campo receptivo, la respuesta del área ON
es inhibida casi por completo. En otros términos, los impulsos inhibitorios contrarrestan a los
excitatorios, por lo que la célula del NGL produce una respuesta muy pobre, la llamada tasa de
actividad espontánea de la neurona que tiene lugar cuando no hay fuente de estimulación (véase
Figura 27 d).
?Cómo opera este proceso de inhibición lateral entre fotorreceptores vecinos de campos
receptivos? La respuesta de una célula X puede describirse mediante el filtrado de la imagen con
una función DOG-2D (Diferencia de dos gaussianas bidimensionales) (Enroth-Cugell & Robson,
1966). La salida de la célula viene determinada por la suma algebraica de un componente central y
otro periférico. Cada componente suma la luz total que incide en un área circular, y la contribución
de cada parte del área es ponderada de acuerdo con su distancia respecto al centro, según una
función Gaussiana. La curva obtenida mediante la diferencia de las dos Gaussianas describe la
organización antagónica del campo. La luz que incide en la parte externa del campo tiene el efecto
opuesto en la salida al de la luz que incide en la parte interna del campo (Véase Figuras 28 y 29).
Células simples: presentaban una configuración 'lado a lado' del campo receptivo,
de modo que estas células responden de
forma óptima a una barra de luz que tenga una orientación determinada. Por tanto, estas células s
imples vienen a ser unaespecie de detectores de líneas, de bordes, de barras.
(véase ejemplos de este tipo de configuración en la Figura 30).
FIGURA 22.- Campos receptivos de las células simples.
Células complejas: estas neuronas producen su respuesta óptima ante barras que se mueven en
una dirección determinada (estímulo óptimo).
Células hipercomplejas: estas neuronas responden óptimamente ante ángulos o esquinas que se
mueven en una dirección determinada, o ante barras de una longitud específica, que poseen una
orientación específica y que se mueven en una dirección específica.
Una propiedad importante de los campos receptivos descritos consiste en que, a medida que nos
alejamos de la retina, para activar una determinada neurona de las vías visuales, se requieren
estímulos cada vez más específicos.
Es importante resaltar aquí que las conexiones excitatorias e inhibitorias de las fibras que van de
los receptores a las neuronas de orden superior, en las vías visuales, están dispuestas de manera
que dichas neuronas superiores respondan a características cada vez más específicas de la
estimulación presentada a la retina. Por esta razón, estas neuronas de orden superior son,
frecuentemente, denominadas Analizadores de rasgos o, también, detectores de características.
Hubel y Wiesel,
en sus investigaciones sobre los campos receptivos del córtex visual, observaron que al implantar
un microelectrodo en una determinada célula simple, ésta respondía óptimamente, con
un patrón de descarga bioeléctrica, ante una barra que poseía una orientación definida.
Si implantaban el microelectrodo en la célula compleja situada másprofundamente, pero en
la misma vertical, esta célula compleja respondía óptimamente a barras en movimiento que tenían
la misma orientación que la célula simple que se situaba encima y algo similar ocurría con
la célula hipercompleja localizada en
la misma vertical. Comprobaron que sucedía lo mismo al profundizar en otras zonas del córtex visu
al, de manera que, si lascélulas simples respondían a una banda iluminada con una orientación de
300, las neuronas compejas e hipercomplejas de
la misma vertical respondían óptimamente a dicha orientación.
Este descubrimiento les sugirió la idea de que el córtex estaba organizado en columnas de 1/2 mm
de diámetro, de modo quecada columna contenía células que respondían óptimamente a
cierta orientación y, a cada columna, le correspondían camposreceptivos situados en
la misma porción de la retina. Ello facilitaba el trabajo, ya que los billones de conexiones
del córtex se hallaban agrupados anatómicamente, según la orientación de los estímulos óptimos
a los que respondían. Hubel y Wiesel llegaron a afirmar que una columna de orientación es como
un mecanismo que procesa los contornos o bordes que tienen unacierta orientación en cierta
parte del campo visual (de la retina).
Una secuencia completa de columnas de orientación, que cubre 1800, forma la unidad funcional
básica de la arquitectura cortical, que recibe el nombre de Hipercolumna (Hubel y Wiesel, 1982).
Las células pertenecientes a la misma Hipercolumna tienen sus campos receptivos solapados,
cubriendo la misma región de la retina, denominados Campo receptor agregado de la
hipercolumna. En la Figura 31, se muestra esta arquitectura fisiológica del córtex visual,
organizada en bloques o módulos, de aproximadamente 2mm X 2mm de superficie, cada uno de
los cuales dispone del mecanismo biológico suficiente para ocuparse del análisis del patrón
de luminancia que cae sobre la región de la retina que constituye su campo agregado.
FIGURA 23. Arquitectura funcional del córtex visual en gatos y primates. a) Módulos constituidos
por dos hipercolumnas, cadauna compuesta por columnas. b) Representación
de una hipercolumna con sus columnas de orientación. c) Representación de
los campos receptivos retinianos de las células simples de un determinado módulo cortical.
De Valois (1985) señaló que el córtex visual se halla compuesto por módulos corticales, en un
número aproximado de 1500, conteniendo cada uno de ellos neuronas con la maquinaria biológica
precisa para procesar la información de un trozo limitado de la retina.
En resumen, se puso de manifiesto que el sistema visual está diseñado de manera que el output
de los detectores de rasgosde un nivel inferior actúa como input para el nivel superior, de modo
que una jerarquía de detectores de rasgos va analizando, progresivamente, propiedades más
complejas del estímulo.
Cierro con unas palabras que escuché en una película: Lo paradójico de los
imprevistos, es que se pueden evitar si se les hace un espacio en la
planificación.
La conciencia situacional se refiere a “la capacidad para mantener una vigilancia constante
sobre información importante, entendiendo la relación entre los distintos componentes de la
información y la proyección de este entendimiento hacia el futuro cercano para tener la
capacidad de tomar decisiones críticas.” (Alcaide, 2013), en otras palabras, saber lo que está
pasando alrededor, por lo que una persona con alta C.S estará capacitada para observar,
interpretar y diagnosticar cualquier cambio en una situación determinada con la finalidad de
prever posibles riesgos o acontecimientos futuros que pudieran sacar de balance el
desempeño de las funciones, pero no bastará con la mera percepción y comprensión del
suceso, también habrán de ejecutarse las medidas necesarias para solventar los estados de
emergencia que lograron sobrepasar la barrera preventiva.
Se estructuran en una especie de ciclo que depende enteramente de la capacidad del receptor
para su continuación y flujo:
La proyección del estado futuro establece una relación entre lo percibido y lo comprendido
para elaborar un plan, ayudado del conocimiento previo, que pueda solventar posibles
conflictos (tomar mejores decisiones).
La ejecución constante de este ciclo conocido como “Awareness” colabora en gran medida
con la detección de patrones sociales, conductuales, de mercado, etc. y genera en el sujeto un
estado continuo de alerta, es decir, mejora sus posibilidades de reaccionar favorablemente
ante una crisis, sin embargo, la conciencia situacional va más allá del comportamiento
aprendido y requiere la adaptación del sujeto a diversos entornos a fin de imposibilitar el
“comportamiento automatizado” tan dañino para la supervivencia como la misma
inactividad, pues sobrevivir no es una receta estricta, sino un conjunto de conocimientos
adaptables a cualquier situación.
Si bien es cierto que la Seguridad Pública es una función asignada al Estado, más cierto es
que el fenómeno delictivo ha rebasado en mucho sus posibilidades de represión, por lo que
indirectamente se delegó a la persona una parte mínima de su protección. En una suerte de
crisis victimológica se comenzó a enseñar a las personas a ser menos “victimizables” para
colaborar en lo más posible con su propia seguridad: no mostrar objetos valiosos en público,
evitar caminar sola en lugares despoblados, no estacionar el automóvil en sitios de riesgo,
entre otros, pero estas medidas responden a lo que anteriormente se denominó como
“comportamiento automatizado” y no representan soluciones efectivas.
Al respecto, Héctor Nieves (1979) dice que “la prevención de la victimización tiene como
objeto básico intervenir en el comportamiento posiblemente victimógeno de la víctima
teniendo en cuenta que los diferentes procesos de victimización giran alrededor de las
siguientes posibilidades:
a) Proceso autógeno, donde el comportamiento de la víctima es factor esencial en la
realización del hecho punible” (p. 371).
En este tenor, es de crucial importancia que las personas desarrollen una conciencia
situacional que les permita la evaluación y minimización de riesgos en todos los entornos, a
través de un estado de alerta constante. Por ejemplo, al caminar por la calle notas que a 10
metros, dos sujetos empiezan a acercarse a ti de frente, al seguir avanzando otro sujeto se
aproxima por la espalda de forma acelerada (percepción), en la calle no hay mucha gente, y
sabes que estás en desventaja numérica ante los posibles atacantes, además desconoces si
portan algún tipo de arma (comprensión), por lo que asumes un posible robo (proyección) y
decides entrar en la primer tienda/casa que está en la otra acera (decisión) intentando llamar
la atención de la gente/habitantes para disuadir el comportamiento delictivo. Otro ejemplo lo
tenemos cuando hay una camioneta tipo Van estacionada dejando un pequeño pasillo entre
el muro y la puerta del vehículo, antes de entrar por el callejón notamos que la puerta está
semi abierta (percepción) por lo que el pasillo se vuelve un lugar de difícil huida
(comprensión) en un posible intento de privación de la libertad (proyección), entonces
decides evitar el pasillo y cambiar la ruta (decisión). Posiblemente al leer estos casos
hipotéticos se está pensando en el alto sentimiento de paranoia que debe representar para una
persona normal vivir sospechando de cada cosa en su camino, pero esta no es la intención
del presente, pues la conciencia situacional es justamente el filtro entre la imaginación y la
realidad…entre la vida y la muerte, para poder establecer las posibilidades REALES de ser
víctima y dejar de lado aquellas condiciones que no auguran riesgo alguno.
Es tarea de todos el conocer cuáles son las fuentes de posible riesgo presentes en su entorno
y proceder a su anulación, ya sea de forma pasiva: cambiar de ruta, pedir ayuda o de forma
activa (esta requiere cierto entrenamiento): combate, supresión de riesgos, pero generar
conciencia situacional conlleva emplear metodológica y constantemente los siguientes pasos:
Identificación de tipos conductuales, nos proveerá de información para saber cómo actuar
ante comportamientos hostiles. Pudiera haber un tipo agresivo en la barra, un hombre
despistado con un encendedor, algún otro cuyo comportamiento denota gran nerviosismo.
Las manos son elementos indispensables en la observación, en ellas se puede ver
nerviosismo, ansiedad, tensión, es decir, signos de alerta. (Cooper, 2004)
Una vez que se hizo un diagnóstico rápido de la situación y se identificaron posible fuentes
de riesgo se procede a su anulación o evasión mediante las opciones que tengamos
disponibles, esto último requiere gran autoconocimiento y práctica, recordando de nuevo a
Sun Tzu (2007) cuando escribía: “conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en
cien batallas, nunca saldrás derrotado”
ADAPTACIÓN VISUAL
Existe un fenómeno visual ampliamente investigado, que conocemos como adaptación a
la oscuridad. Veamos lo que ocurreen este proceso y su fenómeno complementario,
la adaptación a la luz. Si pasamos de un lugar oscuro a otro iluminado, adaptación a la luz,
se producen los siguientes cambios:
3. Se destruye el pigmento visual de los bastones (la rodopsina) y se regeneran los de los
conos (cianosina, yodopsina y ?porfiropsina?).
Por otra parte, si pasamos de un lugar iluminado a otro oscuro, adaptación a la oscuridad, el
fenómeno es más complejo, produciéndose los siguientes cambios:
1. Dilatación de la pupila, hasta llegar a 9 mm, aproximadamente, de diámetro (midriasis).
Estos dos procesos, acaecidos en los conos y bastones, al representarlos gráficamente, permiten
obtener la Función de adaptación a la oscuridad, compuesta por dos tramos curvilíneos, a saber, la
curva de adaptación de los receptores fotópicos y la curva de adaptación de los receptores
escotópicos (véase Figura 19).
La inteligencia no es un ente simple que podamos definir con un simple test de cociente
intelectual, como ya os dejamos claro en su momento. No, de hecho existe más de un tipo de
inteligencia, y entre todas ellas finalmente se saca una “media”, que es lo que hace destacar a las
personas más inteligentes y les otorga eso que los neurocientíficos han denominado Eficiencia
Neural.
¿Y qué es exactamente la Eficiencia Neural? Bien, a modo de resumen, la eficiencia neural vendría
a decirnos que si le damos la misma tarea a dos personas de diferente nivel de inteligencia, los
cerebros de los individuos más inteligentes serían capaces de resolver esa misma tarea de forma
más rápida y eficiente, gracias a sus facultades cognitivas superiores, y sin necesidad de activar
tantas áreas corticales como un individuo menos inteligente.
“Se midió la actividad eléctrica en el cerebro de los estudiantes universitarios, lo que nos permitió
identificar las diferencias en la actividad cerebral entre las personas un poco por encima de la
media, y a las que estaban considerablemente por encima del cociente intelectual medio”
Para recordar un poco, la memoria de trabajo se define como la capacidad de una persona para
asociar recuerdos con la nueva información adquirida, así como su capacidad para adaptarse a la
evolución de las situaciones al filtrar información irrelevante. En este caso, el protagonista es
el lóbulo frontal, y por ello fue la zona donde los investigadores del ETH pusieron su punto de mira
al estudiar a 80 estudiantes universitarios mientras resolvían tareas de diversa complejidad.
Mientras los estudiantes resolvían dichas tareas, se utilizó electroencefalografía (EEG) para medir
su actividad cerebral. Asimismo, se les realizó un test de inteligencia convencional (cociente
intelectual) y se les dividió en dos grupos: Cociente intelectual medio o un poco por encima de la
media y cociente intelectual muy por encima de la media.
Según los resultados, no hubo diferencias de actividad cerebral en los dos grupos al realizar tareas
muy fáciles o muy difíciles. Sin embargo, sí se detectaron diferencias claras al realizar tareas
moderadamente difíciles.
Según Stern, esto se debería al hecho de que ninguno de los sujetos debía tener problema alguno
en las tareas simples, y que las tareas difíciles fueron cognitivamente exigentes (incluso para
alguien muy inteligente). Por su parte, todos los individuos tuvieron éxito al solucionar tareas
moderadamente difíciles, pero aquellos que eran muy inteligentes necesitaron usar menos
recursos cerebrales para resolverlas.
Para finalizar, Stern opina que las pruebas de EEG u otras mediciones cerebrales no son aún tan
confiables para saber de forma precisa el nivel de inteligencia de un individuo, y por el momento
debemos conformarnos con el test de inteligencia convencional que nos habla del cociente
intelectual (que, a pesar de no ser perfecto, da buenos resultados).
Por otra parte, por si alguien piensa que la memoria de trabajo se puede mejorar o ejercitar, los
estudios actuales son contradictorios: Practicar una tarea durante mucho tiempo nos hará mejorar
en dicha tarea, pero a la hora de enfrentarnos a tareas no tendremos mejores resultados que
otros que nunca han practicado.
Las personas más inteligentes emplean menos esfuerzo para las tareas 'moderadamente'
difíciles
Investigadores de Suiza han comprobado la hipótesis de la eficiencia neural, es decir, que las
personas más inteligentes emplean menos esfuerzo para realizar las tareas. En concreto, han
constatado que para las tareas fáciles o muy difíciles, los muy inteligentes emplean el mismo
esfuerzo que los inteligentes a secas; pero en las 'moderadamente' difíciles, se nota una gran
diferencia.
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Un sujeto resuelve una tarea de reconocimiento facial mientras se le realizan mediciones con
electroencefalografía. Imagen: Fabio Bergamin. Fuente: ETH Zurich.
Una de las grandes preguntas con las que lidian los investigadores de la inteligencia es
simplemente cómo se reflejan las diferencias en inteligencia en el cerebro humano.
Ahora, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zurich, Suiza) han
conseguido estudiar nuevos detalles relativos a las diferencias funcionales sospechadas de los
cerebros de las personas inteligentes.
Los cerebros de las personas más inteligentes son capaces de resolver tareas de manera más
eficiente, por lo que estas personas tienen facultades cognitivas superiores, o como lo expresa
Elsbeth Stern, profesora de Investigación sobre el Aprendizaje y la Instrucción de la ETH Zurich, en
la información de ésta, "cuando se les da la misma tarea a una persona más inteligente y a otra
menos, la más inteligente requiere menos activación cortical para resolver la tarea.
"Los científicos se refieren a esto como la hipótesis de la eficiencia neural, aunque dejó de ser una
hipótesis hace bastante tiempo y ahora es aceptada por los expertos como un hecho indiscutido,
con amplia evidencia para apoyarlo.
Memoria facial
Los psicólogos definen la inteligencia de trabajo como la capacidad de una persona para asociar
recuerdos con nueva información, así como para adaptarse a la evolución de los objetivos
mediante la filtración de información que se ha vuelto irrelevante. El lóbulo frontal desempeña un
papel fundamental en estos procesos.
Para probar estas habilidades, los investigadores de ETH pidieron a 80 estudiantes voluntarios
resolver tareas de diversa complejidad en un ordenador.
Una de las tareas, por ejemplo, fue determinar si ciertas letras o caras individuales eran parte de
una selección de letras o caras que se había presentado a los sujetos inmediatamente antes. Una
tarea especialmente difícil implicó la identificación de letras y caras dentro de un límite de
tiempo.
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Eficiencia neural
Stern,atribuye esto al hecho de que ninguno de los sujetos tenía ningún problema en absoluto con
las tareas simples y que las tareas difíciles eran cognitivamente exigentes, incluso para los sujetos
altamente inteligentes. Por el contrario, todos los sujetos tuvieron éxito en la solución de las
tareas moderadamente difíciles, pero los sujetos altamente inteligentes requerían menos recursos
para hacerlo.
Stern usa la analogía de un coche más y menos eficiente: "Cuando dos coches están viajando
lentamente, ninguno consume mucho combustible. Si el coche eficiente viaja a la velocidad
máxima, también consume mucho combustible. A velocidades moderadas, sin embargo, las
diferencias en el consumo de combustible se vuelven significativas".
Conclusiones
Entonces, ¿es posible utilizar las mediciones de EEG para sacar conclusiones directas sobre la
inteligencia? Según Stern, "si quieres aprender algo acerca de la inteligencia, tienes que realizar
una prueba de cociente intelectual convencional, debido a que estas pruebas todavía
proporcionan los resultados más fiables", dice.
La EEG y otras lecturas de actividad cerebral no son lo suficientemente precisas para evaluar la
inteligencia de un individuo. Sin embargo, el uso de estos métodos puede ser una forma
interesante de estudiar cómo los diferentes niveles de inteligencia se manifiestan en el cerebro.