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Centro Universitario Regional Zona Atlántica

Carrera: Ciencias políticas

Asignatura: Técnicas Avanzadas de Investigación

Año: 2018

Profesora: Gallo, Ailín


Estado del arte

Introducción
El tema que ha suscitado nuestra atención ha sido el decisionismo durante el primer proceso
gubernativo del kirchnerismo -ocurrido entre el 2003 y el 2007-, durante el cual el protagonista
destacado es, precisamente, Néstor Kirchner. El análisis surgido a partir de la recopilación
bibliográfica permite identificar una serie de elementos que dan lugar a este tipo de liderazgos,
principalmente luego de la eclosión, por así decir, del sistema político en su conjunto, así
como también a posteriori de las condiciones ocasionadas producto de la descomposición del
Estado llevado a cabo por el régimen neoliberal precedente durante la década de los 90’.
El método más conveniente, desde nuestra perspectiva, elegido para la recopilación de
trabajos al respecto del presente tema es aquel que, dentro del mundo académico, se
denomina “cualitativo”. En este sentido, la metodología más pertinente y por la cual se ha
optado está asociada a una búsqueda de la caracterización del liderazgo de Kirchner, que
obedece no solo a las condiciones de su existencia, sino que, también, a un proceso secular
y común de los estilos personalistas que han tendido a signar gran parte de la historia política
argentina.
Los resultados alcanzados, prima facie, indican que el componente decisionista contenido en
el liderazgo de Kichner es axiomático, aunque, en otro plano, encontramos convergencias y
divergencias en cuanto a lo que los autores entienden por decisionismo y el marco político en
el que se genera, así como la perdurabilidad que ha tenido durante el mandato del
expresidente: por un lado, identificamos que la mayoría coincide, en mayor y menor medida,
en cuanto a las razones por las cuales se genera la necesidad de este liderazgo; sin embargo,
también encontramos ideas disimiles sobre lo que se gesta a partir de allí, y lo que suscita el
decisionismo como herramienta fundamental -o no- del liderazgo de N. Kirchner.

Desarrollo
A propósito del decisionismo, convendría poner de relieve, desde el comienzo, la definición
que postula C. Schmitt sobre el soberano: “soberano es aquel que decide sobre el estado de
excepción” (Schmitt, 2004, p. 23). Sin más, tal premisa responde, según el susodicho filósofo
del derecho, a una concepción límite que se materializa en la toma inconsulta de decisiones.
Tal estado, tal “crisis permanente”, fue apelada por Kirchner “para justificar, otra vez como
tantas otras, el decisionismo concentrador como cuando en un reportaje temprano en la
revista Debate (…) expresó: “Todas las mañanas me doy cuenta de que no ha quedado nada.
Que no hay Estado. Que sólo estoy Yo”, en una interesante glosa de la frase de Luis XIV, “el
Estado soy Yo”, superpuesta a la de Carl Schmitt, “el soberano es quien decide en el Estado
de Excepción” (L. Tonelli, 2011, p. 11).
Ahora bien, percibimos que, habiendo leído y analizado el material recopilado, la decisión
efectivamente forma parte y es el componente sine qua non que Kichner se arroga para la
puesta en marcha de disposiciones ejecutivas acerca de determinadas cuestiones de la vida
política en general. Es posible, entonces, que el decisionismo hubiera funcionado, en mayor
medida, como el modus operandi presidencial del gobierno de ese entonces.
Hay una vasta cantidad de trabajos realizados por autores argentinos sobre el proceso vivido
durante el primer -y ultimo- mandato de N. Kirchner que se dedican a estudiar, desde distintas
perspectivas, el fuerte componente decisionista que se llevo a cabo en dicho periodo y las
causas que originaron tal puesta en práctica (personalista, unilateral, etc.).
Al respecto de esto último, quisiéramos destacar la discusión que se genera entre Javier Flax1
y Marcos Novaro2 acerca del decisionismo de Kichner3 y, en paralelo, traer a colación las
posturas de otros autores que escribieron sobre el tema. A partir de aquí, entonces, haremos
hincapié en la discusión en torno al decisionismo de N. Kirchner, sus causas, y sus
consecuencias.
Para Flax, por un lado, “en el caso de Kirchner se partió de una excepcionalidad genuina y
una legitimidad de origen precaria que hizo del decisionismo transicional y limitado un recurso
necesario para garantizar la gobernabilidad y revertir las políticas neoliberales” (Flax, 2011,
p. 177). Ese decisionismo transicional es, para Flax, “compatible con el Estado de derecho”
(Flax, 2011, p. 183). Al contrario, Novaro afirma que el carácter valorativo del juicio de Flax
inhibe su capacidad de comprensión acerca de la “materia” en discusión, y expresa que
“ciertamente, Kirchner enfrentó una seria crisis social y un déficit de legitimidad en el inicio de
su gestión. Pero también fue el primer presidente de la democracia que recibió de su
predecesor una economía en acelerada expansión, un presupuesto superavitario y un pacto
con los gobernadores que proveía clara preeminencia a la presidencia en la recaudación de
recursos y en la fijación de criterios para distribuirlos” y concluye con que “Kirchner asumió
en medio de una profunda crisis, pero ella no fue estrictamente una “crisis de gobernabilidad”.
Fue un presidente que tuvo un margen de libertad (…) para encarar iniciativas y muchos
mayores recursos en sus manos para evitarse tener que acordarlas con otros actores, tomar
decisiones inconsultas y sostenerlas gracias a un programa fiscal que le proveía recursos en
rápida expansión y los ponía al alcance de su entero arbitrio”.

1
Doctor en Filosofía del Derecho (Universidad de Buenos Aires).
2
Sociólogo y doctor por la UBA.
3
Dicho debate se da a propósito de la sección de Ensayos de Dialogo Político. Diálogo
Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C. Año XXVIII - No 2 - Junio,
2011.
En este sentido, se podría decir que Flax concentra su justificación del carácter decisionista
de Kirchner en la dilución las identidades políticas tradicionales (la UCR y el PJ) que, luego
del 2001 y del “que se vayan todos”, van a ser puestas en tela de juicio, debido a la crisis
terminal de lo que Easton denominó la caja negra, aludiendo al sistema político que, en
términos del deber ser, debiera ser capaz de transformar los insumos en productos a partir
de los reclamos de la ciudadanía en pos del bienestar de la misma.
Para Novaro, sin embargo, además de que considera que la “flexibilidad” de los sistemas
presidencialistas latinoamericanos allanan el camino para que ciertos lideres tengan mayor
autonomía y capacidad de decisión en contextos de crisis4, también piensa que el
kirchnerismo, en tanto que gobierno populista radical, hizo lo que era previsible: constituir en
ethos aquello que el autor llamo “decisionismo programático”5, modelo de acción que permitió
altos niveles de arbitrariedad y discrecionalidad facultativa del presidente, lo cual, según el
autor, no podría ser justificado por las consecuencias drásticas del neoliberalismo, sino que
debería ser explicado por su carácter inherente a los populismos radicales.
Ivan Tcach6 denota, en su análisis sobre los vínculos entre la decisión democrática y la
territorialización política durante el gobierno de N. Kirchner, que la disminución de la
importancia de las estructuras partidarias de las últimas décadas es inversamente
proporcional a la relevancia y envergadura de los lideres verticalistas7.
Podríamos señalar, habiendo dado cuenta de la visión de Tcach, que tiene mayor impacto su
análisis en el caso argentino, debido a lo debilitados que quedaron los partidos tradicionales
ya mencionados. Las alianzas tejidas por Kirchner sumado al corrimiento de determinados
actores prescindibles del PJ dan cuenta de eso.
Precisamente, las consecuencias del “periodo de debilidad terminal del bienio (1999-2001)”
implicaron “la urgencia” de “tener un presidente que obtuviera obediencia de los ciudadanos”
(Mario D. Serrafero, 2012-2013, pág. 450). Sin embargo, para el autor, “históricamente, existió
un ostensible desequilibrio en cabeza del Poder Ejecutivo y a expensas de los otros poderes
del Estado”, razón según la cual puede afirmar que “en la Argentina ha imperado un
presidecentrismo, esto es, desde el segmento simbólico-cultural, la presidencia alojada en el
centro del sistema político y social” (ibidem).
Luis Alberto Romero explica, basándose en el libro La República desolada, de Hugo Quiroga,
que, debido a los efectos del sistema instaurado por el régimen neoliberal anterior sumado a

4
Pág. 202
5
Ibidem.
6
Becario doctoral del CONICET con sede en el Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la
Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
7
Pág. 154.
ese “periodo de debilidad del bienio” según Serrafero, “al repudio iracundo a todos los
políticos, siguió la ilusión de una nueva representación, directa y transparente, que
prescindiera de los partidos y otras instituciones mediadoras”, siendo Kirchner “un outsider
político y además con escasa convalidación electoral, frustrada por la falta de la segunda
vuelta. Todo eso destaca el arte de su exitosa construcción de poder, cuyos frutos se vieron
en las elecciones de 2005“ (L. A. Romero, 2011, p. 38).
Es evidente que Kirchner hizo uso, a través de la semántica personalista, de todas aquellas
condiciones endebles para ampararse en su propia imagen y practica decisoria; para Tcach,
lo que hizo Kirchner en la primera parte de su mandato (2003-2005) fue buscar acuerdos
parlamentarios para la sanción de leyes importantes y concentrar el poder en el ejecutivo
mediante decretos debido a la escasa legitimidad legislativa, lo cual lo hacía entendible,
aunque, sin embargo, después de la primera mitad hubo un cambio de estilo de carácter
unilateral, con menor justificación (debido a la solidez parlamentaria lograda por la fuerza
política luego de las elecciones), en la segunda parte de su mandato (2005-2007)8.
Así, afirma que, según su visión, “el estilo decisionista –inclusive con «mayoría»
parlamentaria, en el caso de Kirchner– responde a varias cuestiones, pero reconocemos una
de fondo: la territorialización de la política facilitada por la dilución de las identidades políticas
y la desinstitucionalización de los partidos” (Tcach, I, 2016, p. 160).
En ese sentido, “a lo largo de 2006 el gobierno impulsó tres proyectos que implicaban reforma
y consolidación: el Consejo de la Magistratura, la supuesta limitación de la facultad
presidencial respecto del dictado de decretos de necesidad y urgencia y los llamados
«superpoderes»” (Mario D. Serrafero, 2012-2013, pág. 455), que inclinarían la balanza en
contra de lo que Hugo Quiroga denomino “el buen gobierno” para inclinarla, más bien, a
aquello que el autor llamo la “Republica desolada”.
En el caso de los proyectos en relación con el Consejo de la Magistratura y los DNU´S, Flax
y Novaro están de acuerdo, con algunos matices. En cuanto a los “superpoderes”, discrepan.
Mientras que Novaro expresa que “no tendría necesidad de usar dichos superpoderes, dado
que los recursos excedentes resultarían suficientes para canalizar su ejercicio discrecional
del poder a todo lo largo y ancho del país y sobre todo tipo de actores” (Novaro, 2011, p.209),
Flax sostiene que las facultades de reasignación de partidas presupuestarias preexistían al
gobierno -en el plano provincial- y, además, que sería una interpretación forzada creer que
se asocia al componente decisionista de Kirchner9.

Conclusión

8
Pág. 157.
9
Pág. 190.
Habiendo expuesto las distintas visiones, sintéticamente, de los autores tomados como
referencia para el tratamiento del decisionismo durante el gobierno de N. Kirchner, podemos
inferir que, como se dijo en un principio, el decisionismo formo parte y, no solo eso, sino que
fue el modus operandi a través del cual Kirchner logro consolidar su proyecto de poder
habiendo sido, en sus comienzos, una figura política sin solidez e inmerso en un PJ muy débil.
Quedaría claro que, en su mayoría, los autores coinciden en que era necesario un líder de
este carácter frente a las condiciones políticas del periodo que revitalizara el sistema político.
El problema que encontramos es cuando consideramos de qué tipo de decisionismo estamos
hablando -transicional o programático- y si el mismo es compatible con el Estado de Derecho,
por un lado, y/o con el “buen gobierno”, por el otro.
De lo que no quedarían dudas, al parecer, es que el concepto de “presidecentrismo” de
Sefarrero fue aplicado manifiestamente durante el mandato de Kirchner, teniendo en cuenta,
además, que nuestro sistema es presidencialista -y, por momentos, hiperpresidencialista- y,
por eso, no podría hacerse responsable de manera total al kirchnerismo de que esa categoría
siguiera vigente, aunque lo hiciera con otra potencia.
Aunque no forme estrictamente parte de la materia del presente tema, me interesaría llevar a
cabo un ejercicio de política comparada en términos de análisis sincrónico entre países de la
región en que existan liderazgos decisionistas transicionales y programáticos o, conforme a
la historia nacional, estudiar diacrónicamente esas dos clases de liderazgos.
Bibliografía

Schmitt, Carl (2004) Teología Política: cuatro ensayos sobre la soberanía. Editorial Struhart
& Cía, Argentina.

Ensayos Discusión: Decisionismo político en Argentina y América Latina Diálogo. Flax, J. El


decisionismo revisitado. Un contrapunto entre los gobiernos de Menem y Kirchner. Dialogo
Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C. Año XXVIII - No 2 - Junio,
2011

Novaro. M. Decisionismo transicional y programático en Argentina y América Latina. Diálogo


Político. Publicación trimestral de la Konrad-Adenauer-Stiftung A. C. Año XXVIII - No 2 - Junio,
2011

Tcach, I (2016) Los vínculos entre el decisionismo democrático y la territorialización de la


política argentina durante el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007). Estudios sociales.

Luis Tonelli, Introducción, en: Malamud, A y De Luca, M. (comp,) La política en tiempos de


los Kirchner. - 1a ed. - Buenos Aires: Eudeba (2011).

Serrafero, M. Argentina: tres reformas institucionales del kirchnerismo. Revista Aragonesa de


Administración Pública ISSN 1133-4797, núm. 41-42, Zaragoza, 2013, pp. 449-468

Alberto Luis, R. Reflexiones sobre el decisionismo democrático kirchnerista, A propósito de


La República desolada, de Hugo Quiroga. PolHis. Año 4. Numero 7. Primer semestre 2011.
235 páginas, pp. 37-44.

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