Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Implicancias
Aplicar las normas de la Ley 19.450 implica sostener dos cosas: Primero, que el deber de
aplicar retroactivamente la ley penal más favorable incluye la ley intermedia, es decir, la
ley posterior al hecho y que ya está derogada al momento de la sentencia; segundo, que
tratándose de una ley penal más favorable, su aplicabilidad es obligatoria desde el
momento de la promulgación, sin que eso pueda ser alterado por el legislador. La doctrina
chilena unánimemente sostiene la primera afirmación. La sentencia de la Corte Suprema
arriba citada contiene la más reciente corroboración categórica de esta postura.
Personalmente, considero que las razones esgrimidas a favor de esta tesis se encuentran
2
necesitadas de una revisión crítica. Pero no es ésta la oportunidad adecuada para hacerlo.
Aquí lo que interesa es analizar la segunda afirmación, que no es una consecuencia
necesaria de la primera. Muy por el contrario, la consideración de la ley intermedia más
favorable como ley de aplicación imperativa parte de la premisa que esa ley tuvo vigencia
entre la comisión del hecho y la sentencia que la aplica a su juzgamiento. Tanto es así,
que en su sentencia citada (casación) la Corte Suprema define la ley intermedia como ó
aquella cuya vigencia formal es posterior a la fecha de comisión del o los ilícitos y anterior
a la dictación de la sentencia definitiva ó (considerando 7¼, las cursivas son mías).
Justamente, lo problemático de este caso era que esa ley nunca tuvo vigencia formal. Un
detalle que no fue examinado por el máximo tribunal. El fundamento invocado por las
decisiones de la Corte de Santiago se encuentra en el art. 19 Nº3 inciso séptimo de la
Constitución, que dispone:"Ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una
ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca
al afectado". Según las sentencias antedichas, este precepto consagraría un deber
constitucional de aplicar retroactivamente la ley más favorable desde el día de su
promulgación, que debe estimarse como prevalente sobre cualquier norma legal sobre
vacatio legis. Esta fundamentación presenta dos problemas. El primero es procedimental;
el segundo, sustantivo.
Recurso de inaplicabilidad.
El procedimiento previsto por la Constitución para resolver los casos en que se estime que
existe un conflicto entre una norma legal y una norma constitucional es el recurso de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad (art. 80 de la Constitución). Si éste es un caso de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad, la Corte de Apelaciones ha afirmado con su
decisión que la Corte Suprema no tiene la facultad exclusiva de resolver esos conflictos.
En las sentencias de 21 de Enero y 29 de Marzo de 1999, la Corte justifica la aplicación
prevalente del precepto constitucional invocando el carácter de "ley directamente
aplicable"de la Constitución (considerando 6º de ambos fallos). Pero no basta con atribuir
a los preceptos constitucionales el carácter de norma jurídica -por oposición a una directriz
programática- para justificar su aplicación prevalente. El sistema jurídico no es un mero
sistema de normas, sino también un sistema de competencias y procedimientos de
creación y aplicación de normas. Y el orden constitucional no escapa a ello: la Constitución
establece normas y principios, distribuye competencias y esboza procedimientos. Es cierto
que su art. 6º ordena la aplicación directa de la Constitución, pero de toda ella, incluyendo
sus reglas de competencia. Si una Sala de la Corte de Apelaciones considera que es
competente para declarar la inaplicabilidad de las normas que establecieron y prorrogaron
la vacancia legal de la Ley 19.450, tiene que justificar su interpretación de la regla que
confiere esa facultad a la Corte Suprema como una regla superflua o redundante. Otra
explicación posible de la decisión es que la Corte de Santiago no ha resuelto un conflicto,
ni declarado la inconstitucionalidad de un precepto legal. Es posible que la Corte estime
haber realizado una interpretación conforme a la Constitución. Algo de esto hay en las dos
sentencias de 1999, en tanto admiten que el legislador "puede disponer la vigencia
diferida de una norma penal"(el mismo considerando 6º), entendiendo, sin embargo, que
ello no obsta a su aplicación desde la promulgación, si es más favorable. Aparte de las
dificultades inherentes a la distinción entre el control de constitucionalidad y la
interpretación conforme a la Constitución, el problema de esta explicación es que esa
3
"Ley promulgada".
La finalidad garantista.