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10 de Shebat de 5780

‫אתיָך מֵ אֶׁ ֶׁרץ ִמ ְצ ַריִ ם ִמבֵ ית עֲבָ ִדים‬


ִ ֵ‫אָ נֹ כִ י ה’ אֱֹלקיָך אֲשֶׁ ר הֹוצ‬

Yo, El Eterno, soy tu Soberano, el que te rescató de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos
Exodo 20:1

¿MANDAMIENTO O PREAMBULO?
El primer mandamiento parece un poco ambiguo. ¿Por qué? Porque a diferencia de los
otros 9 mandamientos no está enunciado en el modo imperativo, como una orden o un
precepto. Parece más bien una presentación. Dios le dice a Su pueblo (según la traducción
tradicional) : “Yo [soy] HaShem, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de
esclavos”. Este texto no parece estar indicando algo que tenemos que hacer o dejar de
hacer, como en el caso de “Honrarás a tus padres”, “No robarás” o “No matarás”. No está
transmitiendo una orden directa.
Es por eso que los rabinos han debatido durante mucho tiempo la naturaleza de este
mandamiento. Para algunos el primer mandamiento no expresa un precepto específico sino
que es un preámbulo: Dios se presenta al pueblo antes de transmitirles los mandamientos.
Otros rabinos, como Maimónides, sostienen que el primer mandamiento indica un precepto
especifico, a pesar de no estar formulado en el modo imperativo. Trataremos de entender, a
continuación, lo que este famoso rabino explicó.

¿CUANTOS MANDAMIENTOS HAY?


En el tratado talmúdico de Makot los Sabios explican que existen 613 preceptos en la Torá.
611 de ellos fueron transmitidos al pueblo de Israel por intermedio de Moshé (Moisés),
mientras que los dos restantes fueron transmitidos “directamente” por HaShem (Dios) al
pueblo judío. Y esos dos preceptos son: el primero y el segundo mandamiento ( ‫אנכי ולא‬
‫)יהיה לך‬.
Lo que revela que estos dos mandamientos fueron expresados directamente por Dios es que
estos son los únicos formulados en la primera persona del singular: “Yo soy El Eterno tu
Dios”, “No habrá para ti otros dioses delante de Mí”. A partir del tercer mandamiento es
Moshé quien se dirige al pueblo de Israel, y la referencia a Dios es en la tercera persona. El
texto del tercer mandamiento dice: “No pronunciarás el Nombre de Dios en vano”, en
lugar de “No pronunciarás Mi nombre en vano”.
De acuerdo a este texto Talmúdico, el Primer Mandamiento no es un mero preámbulo, sino
un precepto bíblico. En su famoso libro Sefer haMitsvot, la obra que presenta los 613
preceptos de la Torá, Maimónides menciona al primer mandamiento nada menos que como
la primera ley (Mitsvá) de la Torá.
Siguiendo ahora con esta opinión nuestra próxima pregunta será: ¿Cuál es la orden
especifica que este mandamiento está expresando cuando dice “Yo soy HaShem tu Dios”?

LA PRIMERA DECLARACION DE FE?


Tradicionalmente se asume que el primer mandamiento, visto como un precepto, expresa
solo nuestro deber de “creer en la existencia” de Dios. Quiero ofrecer otra interpretación.
Agregando un elemento más, muy relevante para nuestros días.
En primer lugar, la mera creencia en la existencia de Dios puede ser vista como una idea
ya implícita en este texto: al revelar los 10 Mandamientos ¡Dios se está dirigiendo al
pueblo de Israel en primera persona! ¿Es necesario, entonces, que mientras Dios se está
revelando a Su pueblo, le ordene creer en Su existencia?
Algo más.
Hay una referencia bíblica explicita que afirma que el pueblo judío llegó a asimilar la
“creencia” en Dios. La Torá cuenta cuando el mar rojo se abre para que pasen los hijos de
Israel y luego se cierra sobre los egipcios los judíos, finalmente experimentaron
colectivamente la creencia en Dios (emuná).
“‫“ ה ויושע‬Y Dios salvó en aquel día a Israel de mano de los egipcios. E Israel vio a los
egipcios muertos a la orilla del mar. Y [cuando el pueblo de] Israel percibió el gran
portento que Dios había hecho contra los egipcios, el pueblo temió a Dios, y [entonces el
pueblo] creyó en Dios y en Moisés su siervo” EXODO 14: 30-31.

LA LIBERTAD SICOLOGICA
Al ver los cuerpos sin vida de sus poderosos opresores en la orilla del mar, el pueblo judío
pudo liberarse también de la intimidación psicológica que ejercían en sus mentes los
guardias y soldados egipcios, que hasta ese entonces decidían, como si fuesen dioses, qué
judío viviría y que judío moriría. Cuando vieron que sus amos egipcios eran simples
mortales, los Hijos de Israel se liberaron del “terror a los egipcios” y tuvieron la posibilidad
de temer a Dios y creer en Él.
Volviendo al Primer Mandamiento esto confirmaría que la “creencia” en Dios ya era parte
del nuevo patrimonio mental de los Yehudim antes de recibir los Diez Mandamientos. Y si
la “creencia” en Dios ya había sido asimilada , ¿qué nos enseña entonces el primer
mandamiento?

LA SALIDA DE EGIPTO

Cuando Dios le anuncia a Moshé que Él rescatará al pueblo de Israel de la esclavitud


también le dice: “Y los tomaré a ustedes como Mi pueblo, y Yo seré para ustedes Su
Eloqim” (Exodo 6:7).

“Y yo seré para ustedes su “Eloqim” no significa que Dios dice que va a ser nuestro “Dios”
en términos teológicos. Como demostraremos más adelante, la palabra Eloqim en este
contexto significa : Autoridad suprema. Legislador. La Torá utiliza mucha veces la palabra
“eloqim” para refirirse a jueces, la maxima autoridad judicial.

El pueblo de Israel se transformará en el elegido de Dios, el portador de la Palabra Divina.


Pero este privilegio no implica más derechos: significa principalmente la obligación de
vivir de acuerdo a Sus leyes y preceptos que Dios, “nuestro Legislador” establece

PREGUNTA: ¿Cómo se estableció esta relación bilateral? En otras palabras: ¿Cuándo y


cómo se transforma Dios en nuestro Eloqim?
RESPUESTA: A través de un pacto, en hebreo berit, fue celebrado en el Monte Sinaí, en
el día 6 del mes de Siván, 49 días después de que los judíos salimos de Egipto. En este
pacto Dios ofrece consagrar a la nación de Israel como Su pueblo y se compromete a
cuidarla como su más preciada posesión (am segulá), garantizando su existencia. El pueblo
judío, por su parte, se compromete a obedecer a Dios, y acepta los mandamientos que ya
conoce e incluso los que aún no conoce (‫)נעשה ונשמע‬. Para el pueblo de Israel no existirá
otro Dios, y solo obedecerá la Ley Divina.

Los términos de este pacto serán expuestos a lo largo de la Torá e incluyen 613 preceptos o
mandamientos, que el pueblo judío adopta, de ahora en adelante, como su Constitución
Nacional.

La parte central de la celebración de este pacto tiene lugar cuando, por primera y única vez,
Dios se reveló ante todo el pueblo de Israel, para transmitirle los Diez Mandamientos.

LA IMPORTANCIA DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS

Mas allá de su carácter “nacional” los Diez Mandamientos son considerados como las
reglas básicas que cualquier sociedad humana necesita para subsistir y prosperar.

Los Diez mandamientos no contienen dichos abstractos. No dicen:”Debes ser una buena
persona” o “Escucha a tu corazón”. Los cliches no sirven en el campo de la ética. El
hombre necesita instrucciones más claras para vivir y convivir. Las buenas intenciones no
son suficientes. Decirle a a alguien: “tienes que ser una buena persona” sin darle
indicaciones más precisas, es como decirle a un individuo “tienes que ser un buen piloto”
sin enseñarle a volar y sin lecciones de vuelo.

Los Diez Mandamientos, y creo que esto es lo más importante, no son modernos. Son
eternos. No han pasado de moda. Cuando yo enseño los Diez mandamientos el titulo de mi
clase suele ser: “El juego de los Diez Mandamientos”. Este juego es muy sencillo. Primero
explico Los Diez Mandamientos, uno por uno (¡y nunca dejo de asombrarme de lo poco
que el judío común los conoce)! y luego pregunto a mi audiencia: ¿Cuál de estos
mandamientos ha expirado? ¿Cuál de estos preceptos ha pasado de moda, ya NO es
relevante ni necesario?

¿La respuesta? Un largo silencio.

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