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Yonathan David Acosta Cod: 20191578013

Producción y comprensión de textos

El hombre según Camus

Basándome en el libro La Peste (Albert Camus), podemos plantearnos muchas


incógnitas, abarcar este ensayo desde un solo punto de vista es prácticamente
imposible. En esta obra, la idea principal es “simple”; la ciudad de Oran que se
caracteriza por la relaciones entre sus habitantes, es azotada por una epidemia cuyo
impacto en estos genera nuevos comportamientos y por ende nuevas necesidades.

El libro hace énfasis en varios personajes, que al desenvolverse a lo largo de la


historia junto con las fases de la peste son protagonistas de la obra. Ellos se ven
obligados a contrarrestar esta ola de acontecimientos con acciones en pro de sus
necesidades individuales y colectivas, desde una perspectiva ética y moral.

Camus busca describir 2 tipos de hombre; el hombre “libre” limitado por sus rutinas
y la aceptación social, que carece de sentimientos, y el hombre que tiene la
necesidad de amar, ser solidario, y de vivir plenamente, aquel que busca sentirse
bien consigo mismo y que quiere su felicidad. A partir de esto podemos plantearnos
las siguientes incógnitas: ¿Cómo el hombre es feliz si depende de las rutinas y la
aprobación colectiva? Si es feliz ¿Cómo puede descubrir sus sentimientos dejando
de lado el miedo, la aceptación, o la parte ética y moral impuesta por la sociedad?
resumiendo ¿De qué necesidades depende el hombre para poder darle un sentido
a su vida?

La dependencia a las necesidades, radica fundamentalmente en la vida de las


personas, es decir si el hombre vive de los negocios, puede que su rutina sea a
favor de seguir ganando dinero. Y si el hombre es un artista, entonces su vida
dependerá de lo que ama, de sus sentimientos y de lo que puede llegar a hacer con
su amor (ya sea a una persona o lo que hace).
El hombre se puede definir como un ser socialmente activo, que razona, y actúa en
base a su ideología; por ende se puede decir que el hombre no es más que un
conjunto de ideas, pero Camus demuestra que no es así, al escribir que está harto
de los hombres que mueren por una ideología, y que estos no son capaces de morir
por lo que aman. Podemos ver que tan acertado esta, al notar como muere nuestra
autonomía en ejemplos tan simples como; no hacerle una pregunta al profesor en
el salón de clases, por pensar que los demás nos verían como idiotas al no entender,
o en un caso a mayor escala; las guerras, en las cuales se ve como un hombre es
capaz de dar su vida por una ideología que ni siquiera es suya.

En el libro se personifica esta concepción con Rambert, un periodista extranjero que


por azares del destino termino en la cuidad de Oran. Justamente durante ese tiempo
Rambert encuentra pareja y busca desesperadamente salir de aquella ciudad en
cuarentena, sin importar los medios en los cuales lo haga sean legales o no, y su
determinación en más de la mitad del libro nos hace pensar que esta dispuesto a
morir por amor.

Por otro lado, los miedos que tienen los hombres se pueden describir, mediante las
acciones apresuradas que toman los ciudadanos para que la peste no les arrebate
ni su rutina ni su amor. Camus detalla esta acción como la necesidad de cada
persona en querer darle sentido a su vida; cuando un hombre lograba darle sentido
a su vida, el miedo más allá de que estuviera ahí, se suprimia y las ocupaciones no
le harán sentir. Este comportamiento se ve reflejado en Bernard Rieux, el cual desde
su profesión de doctor, junto con Jean Tarrou, colega suyo, deciden combatir la
peste para que no se propague más; sus esfuerzos son heroicos (aunque Camus
dice que el heroísmo no es de hombres) a tal punto que estén tan ocupados que
olvidan que la peste también puede infectarlos.

Otra forma en la que el miedo se ve representado, es en la aceptación colectiva. Al


principio nos muestran como es el funcionamiento de Oran, y como cada uno de
sus ciudadanos, hacen de su vida una cuadricula, del trabajo a casa y viceversa,
charlas de negocios y relaciones interpersonales que no afloren sentimiento;
demostrando así un pavor a salir de lo cotidiano y al qué dirán. Seguidamente el
miedo del padre Paneloux, cura de una iglesia, radica en el hecho de que sus
creyentes dejan de ir a su templo y tiene que verse obligado a replantearse por
presión social si realmente Dios es una salida. Luego como detonante, Paneloux es
testigo del sufrimiento y la muerte de un niño; en ese momento es consciente de
que Dios ya no existe aquí, solo hombres luchando contra la peste. Sin embargo,
había alguien más con miedo, era Cottard, pero en este caso particular, el temía a
que culminara la peste. Tras su intento frustrado de suicidio, se hace amigo de
Rieux y tarrou, es entonces cuando Cottard decide explicarles y al parecer, tras
tener unos negocios turbios, la policía lo está buscando, pero con la llegada de la
epidemia sus actos son llevados a un segundo plano, para su conveniencia.

Paralelamente están los sentimientos (excluyendo al amor), aquellos que durante


todo el libro fueron cruciales en el desarrollo y comportamiento de los protagonistas.
Para Rambert, después de su intento fallido por tratar de salir de Oran, sintió culpa,
por no colaborar a la brigada de medicina comandada por Rieux y Tarrou, la cual
se encargaba de llevar las cuentas de los fallecidos y evitar la propagación de la
peste, y finalmente esa culpa impulso a nuestro periodista a ser solidario. Más
adelante la impotencia de Rieux, por solo poder diagnosticar y no curar, fue decisiva
para que más allá de tener jornadas de trabajo de hasta de 20 horas no se rindiera,
aunque, cabe destacar de que el hecho de pensar en su esposa (la cual salió de la
ciudad antes de la peste por una enfermedad) lo llevaba a preguntarse si estaba
haciendo lo correcto. Por otra parte Tarrou se sentía acostumbrado, porque
independientemente de que la peste fuese algo grave, él podría sobrellevarla,
puesto que en su trabajo como juez él tenía la decisión de ejecutar o no a las
personas que se le llevaran. Ahora bien los sentimientos pueden ser un arma de
doble filo; para Tarrou esa tranquilidad con la que llevo la peste, lo hacía recordar a
su padre, abogado de profesión y del cual recuerda con asco por ejecutar al igual
que él muchas personas. Sin embargo el eligió esta profesión por la paz que le traía
condenar a las personas más viles de la sociedad.

La vida del hombre dentro de Oran cambio, su necesidad ya no era hacer negocios,
su necesidad era encontrar el calor humano, era encontrar su felicidad, aunque
nada de feliz tenia, porque está para el ser humano es sinónimo de cotidianidad,
por ende el hombre en Oran adapto sus rutinas a la peste. Se acostumbró a
escuchar las ambulancias cada 5 minutos, a ver cada vez menos llenas las
cafeterías y comercios, a ver que cada vez se fraternizaba más con las personas
desconocidos. Entonces la nueva libertad tendría el nombre de peste y dentro de
esa ciudad con olor a muerte, la vida volvía a retomar sentido.

Para finalizar, la peste no es más que una metáfora, de cómo el ser humano tiene
miedo salir del molde social y por esto decide dejar morir su lado más dócil, su
autonomía y deja que se apaguen sus sentimientos. La peste en si es la
representación del miedo humano, miedo a perder su sentido de necesidad, a
entregarlo todo a lo que le apasiona hacer. Camus representa espectacularmente
estos personajes, porque más allá de que tuvieran altibajos emocionales o murieran
por la peste como en el caso de Tarrou y el padre Paneloux. Eran personajes que
marcaban la diferencia, por tener dentro de ellos una pasión, o un amor, por tener
una necesidad afuera de la rutina, eran hombres sin necesidad de glorificarse o
santificarse. Eran hombres haciendo lo que amaban, logrando sus sueños.

“EL SUEÑO DE UN HOMBRE ES MAS SAGRADO QUE SU VIDA (Camus, LP,


Pág., 201)”

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