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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

ESTUDIOS GENERALES
CIENCIAS BÁSICAS Y TECNOLÓGICAS

INTRODUCCIÓN A LA INGENIERÍA
CIVIL

DOCENTE:
CLAUDET ANGULO, KATERYNE MERCEDES

ALUMNO:
CÓRDOVA MENDOZA, FRANK JUNIOR

14 de mayo del 2018


¿EL INGENIERO CIVIL DEL SIGLO XXI CUMPLE LOS PRINCIPIOS DE
ÉTICA Y VALORES EN LA SOCIEDAD?

¿Quién no ha oído hablar acerca del Caso Odebrecht? Aquella compañía acusada de provocar el mayor
escándalo de corrupción en América Latina, la misma que habría pagado 788 millones de dólares a
funcionarios de 12 países en 3 continentes para que le dieran un “empujón” a los contratos que tenía entre
2001 y 2016. De tal magnitud es este problema que Odebrecht tuvo que pagar una multa de 3 500 millones
de dólares, la mayor multa jamás impuesta a una compañía acusada de corrupción. Sé muy bien que los
datos con los cuales he iniciado este texto son sumamente alarmantes y condenables, pero hay algo que es
importante y mucha gente lo sabe sin darse cuenta y es acerca de la relación que crea la corrupción: la culpa
no es solo de quienes corrompen, sino también de aquellos que se dejan corromper. Con una amplia lista
dada por el mismísimo Marcelo Odebrecht (ex CEO de la constructora multinacional más importante de Brasil-
Odebrechet-), la cual está llena de nombres de presidentes y expresidentes de distintos países y que solo
para mencionar algunos nombres tenemos a Michel Temer (actual presidente de Brasil), Dilma Rouseff, Luiz
Inácio Lula da Silva (los dos antes mencionados son expresidentes de Brasil), Ollanta Humala, Alan García,
Alejandro Toledo (cabe recalcar que los tres últimos son expresidentes peruanos) y podría seguir citando
nombres pero no sería relevante para la intención que tengo para con este ensayo. Además, por todo el dinero
que se ha empleado para las coimas (lo cual no es todo pues día a día, lamentablemente, las cifras aumentan)
y por todo el poder que tuvo que haberse ejercido como para que después de casi 20 años recién salga a la
luz parte de toda esta red mafiosa, la pregunta que surge es inevitable: ¿Quién es Marcelo Odebrecht?
Permítame por favor darle una respuesta inmediata, Marcelo Bahía Odecrecht es, aunque me indigne decirlo,
un ingeniero civil.
Me indigno porque soy estudiante de Ingeniería Civil, el cual sabe que la carrera que eligió es muy importante
para mejorar la calidad de vida de las personas, que la Ingeniería Civil brinda seguridad en el hogar de la
gente y que un puente no solo es una construcción que se levanta sobre una depresión del terreno, sino que
es un medio para unir los corazones de la gente; sin embargo el hecho de ver todos los días en las portadas
de los periódicos casos como el de Odebrecht (me refiero únicamente al “negocio” que se ha generado entre
la corrupción y la construcción, puesto que en temas de dinero es poco frecuente encontrar cantidades tan
desorbitantes como en este) hace que la palabra ética surja en mi mente. ¿Cuánto cuesta el silencio de la
gente? ¿Por qué ese afán de querer lucrar desmedidamente y a costa de cualquier precio? ¿Hasta qué punto
puede llegar la ambición humana? Es innegable que estas preguntas requieren de una atención seria, pero
voy a centrarme únicamente en mi carrera: La ética y los valores, en los últimos años, han dejado de hacerse
notar en el mundo de la construcción.
Es difícil pensar en cómo una persona que, como mínimo, ha dedicado 5 años de su vida al pregrado y
muchos otros años más para hacer algún postgrado no haya aprendido nada acerca de tener una buena ética
profesional. Un ingeniero sabe muy bien que la conducta que tiene en su vida laboral es evaluada por el
Colegio de Ingenieros del Perú (CIP); quiero pensar que aquel ingeniero que, pese a conocer los parámetros
que la ley le exige, comete actos en contra de la ética, lo hace por idiota y no porque el CIP tenga algo que
ver. Ya que el CIP es quien se encarga de amonestar, suspender o expulsar a un ingeniero según la falta que
este haya cometido, siendo la expulsión la pena máxima, solo aplicable por mandato judicial o por causa de
extrema gravedad. Pero ¿y si el CIP también tiene las manos manchadas?
Basta con preguntar a cualquier persona de la calle para darte cuenta de la pésima opinión que la gente ha
adquirido hacia la Ingeniería Civil, y es que construcción se ha vuelto sinónimo de corrupción para muchos.
Si preguntas a alguien el motivo por el cual una obra no ha tenido el tiempo de duración estimado, sin pensarlo
dos veces de seguro te dirá: Parte del dinero de la obra ha sido destinada al “bolsillo” de varias personas, es
por eso que el material usado no es de buena calidad ya que el presupuesto se ha visto reducido
notablemente. Y es que el problema de la poca durabilidad es demasiado evidente, tan solo hay que mirar el
pavimento de nuestra ciudad el cual cada seis meses requiere de una reparación; o recuerde el 2017 que,
con la llegada de El Fenómeno del Niño, puso ante los ojos del mundo la calidad de los puentes peruanos
los cuales se supone deberían estar preparados para las crecidas de río, sin embargo, el estudio que se
realizó muestra que 247 puentes fueron los que se cayeron y que el 70% de ellos estaban mal construidos.
Otro de los tantos problemas de la construcción es el soborno. Que una empresa constructora quiera asegurar
sus proyectos comprando funcionarios con cargos elevados, es un hecho bastante desesperanzador. Por un
momento póngase en la situación de alguien que realmente quiere trabajar, imagínese que es usted de ese
grupo de peruanos que en verdad quiere dar lo mejor de sí para su familia y para su país, acaba de egresar
y se le ha presentado la oportunidad de trabajar para una conocida empresa constructora de su ciudad. Pasa
el tiempo y en su trabajo empieza a notar ciertas irregularidades: la municipalidad no controla mucho a la
empresa, observa que varios obreros no cuentan con el debido equipo de seguridad y no hay un control
adecuado de impacto ambiental. Usted, recién iniciado en este mundo y preocupado porque la empresa para
la cual trabaja podría ser multada, va y le informa acerca de esto a su jefe, sin embargo, la respuesta que
recibe no es la que esperaba y es que con casi 50 000 soles habían sobornado a un funcionario de la
municipalidad para que “deje trabajar tranquilo”. Ahora imagine una situación similar, pero con el Presidente
de la República sobornado. El pueblo decepcionado de las autoridades, decepción que está pasando a
convertirse en rechazo hacia el Gobierno y el total desinterés de la juventud por la participación política, lo
cual es bastante peligroso para un país, pues es precisamente la juventud quien debería tener la iniciativa de
cambiar el Perú.
En el ejemplo anterior menciono algo muy importante: La poca conciencia que presentan algunos ingenieros
civiles ante el riesgo al que se exponen los trabajadores al no tener un debido equipo de seguridad. Muchas
veces el ingeniero se enfoca únicamente en la producción o en el progreso que puede llegar a tener la obra;
sin embargo descuida la integridad física de los trabajadores. Por ejemplo: No brindarles los guantes
adecuados a trabajadores que están en contacto con herramientas punzo-cortantes. Todo lo anterior
mencionado se ejecuta con la aprobación del ingeniero a cargo de la maniobra, mostrando así una falta de
ética profesional decepcionante. Por situaciones como esta es que se producen accidentes y que,
lamentablemente, algunas veces terminan en pérdidas de vidas humanas. Amigo lector, la historia nos ha
enseñado que la irresponsabilidad genera tragedias. Gran ejemplo es el Incendio de Mesa Redonda, siniestro
que fue provocado por la informalidad y el desacato a la prohibición expresa de vender material pirotécnico.
Otro caso es la noticia que todos los años se repite y en la misma época del año, Semana Santa, en la cual
la gente buscando aprovechar el feriado largo decide irse de campamento, por lo general, a las playas; que
bueno sería que buscaran un lugar tranquilo para meditar y rezar toda la noche, pero no, la gente solo quiere
alcoholizarse hasta perder la razón y así ahogarse en la playa, ridículo ¿no?
Es difícil pensar en cómo una persona que, como mínimo, ha dedicado 5 años de su vida al pregrado y
muchos otros años más para hacer algún postgrado no haya aprendido nada acerca de tener una buena ética
profesional. Un ingeniero sabe muy bien que la conducta que tiene en su vida laboral es evaluada por el
Colegio de Ingenieros del Perú (CIP); quiero pensar que aquel ingeniero que, pese a conocer los parámetros
que la ley le exige, comete actos en contra de la ética, lo hace por idiota y no porque el CIP tenga algo que
ver. Ya que el CIP es quien se encarga de amonestar, suspender o expulsar a un ingeniero según la falta que
este haya cometido, siendo la expulsión la pena máxima, solo aplicable por mandato judicial o por causa de
extrema gravedad. Pero ¿y si el CIP también tiene las manos manchadas? Bueno, la verdad es que ya no sé
qué pensar pues, como dije anteriormente, el pueblo está decepcionado.
Hasta ahora he mencionado la poca presencia de valores y de ética por parte del ingeniero civil y en general
de cualquier profesional, pero si se ha fijado yo he dicho poca presencia, eso quiere decir que hay un reducido
grupo en el país que intenta hacer las cosas bien. Exacto, lo pensó bien, en ese pequeño grupo está aquel
pariente que usted tiene, que trabaja todos los días pues es el sustento económico de su familia; o ese amigo
del colegio o la universidad que toda la vida ha tenido que trabajar para poder pagar sus estudios y que ahora
como todo un profesional le va muy bien o viene a su mente aquel profesor de la universidad, que entregó su
vida a cambio de obtener futuros profesionales con una ética intachable. Ese tipo de gente es el Perú,
personas así necesitamos que nos representen como autoridades para sentirnos identificados, peruanos que
todavía recuerdan la sangre guerrera inca que corre por sus venas, ese es el Perú que todos sabemos que
existe y que siempre ha estado ahí, ese Perú que no pierde la fe y sigue adelante pese a las trabas que puede
llegar a tener en el camino, pero que lamentablemente no consigue brillar por estar bajo la sombra de la
corrupción y que es oprimido por el Gobierno porque simplemente así lo quieren las personas que financiaron
su campaña.
Llegado a este punto, la culpa de que la ética y los valores no tengan la debida presencia en la actualidad no
solo es responsabilidad de aquellos profesionales corruptos, sino que también gran parte la tiene el Gobierno;
porque es así, no es que no haya buenos profesionales en el Perú, tenga la seguridad de que todos los años
hay gente nueva dispuesta a “partirse el lomo” a cambio del progreso, simplemente al Estado le da igual el
futuro del país y vende sus firmas al mejor postor, como lo sucedido en el Caso Odebrecht. Esta es la otra
cara de la moneda, gente que solo quiere enriquecerse más y cada vez más y sin importarle el daño que
puede hacerle a los demás; personas egoístas, ignorantes del significado de la palabra patria; políticos que,
en vez de velar por los intereses del pueblo, defienden sus intereses lucrativos; y, dirigiéndome más
específicamente a mi ámbito profesional, ingenieros civiles que olvidan el significado de su carrera y que en
lugar de mejorar la calidad de vida de la gente, la perjudica.
Soy una persona de fe y confío en que la justicia, tarde o temprano, llegará; no sé cómo ni bajo qué
circunstancias pero lo hará, y aquellos que mancillaron el nombre del Perú tendrán que pagar muy caro, no
obstante, hasta entonces ¿Qué hacer ante esta complicada situación de la construcción y, en general, del
país? ¿Acaso no puede el peruano acabar con esta enorme crisis política y ética que ataca al país? Creo que
la respuesta se encamina hacia una sola y que la mayoría de personas la sabe porque vive dentro de todos
los peruanos. No dejar que la corrupción siga ganando terreno y eso depende, única y exclusivamente, de
nosotros. Si usted ve algún acto que atenta contra la ética y va en contra de las buenas costumbres, denuncie,
no se quede callado; pues no hay peor crimen que el queda impune. Si tiene la oportunidad de hacer un
escándalo como el del Caso Lava Jato, hágalo; recuerde que aún existen personas honestas en este mundo,
sepa usted que todavía hay jueces que si quieren hacer justicia. Trabaje arduamente y no busque el camino
fácil, luche por sus derechos y tenga el valor de enfrentarse ante la corrupción; estamos en una guerra en la
cual aún tenemos oportunidad de ganar pero es necesario actuar pronto y de forma unida. Es sencillo, para
impedir que la corrupción siga progresando usted tiene que negarse a formar parte de esa sucia red que
pudre al país y denunciar todo acto inapropiado. Como peruanos que somos debemos hacer respetar nuestra
tierra, porque si no somos nosotros ¿Quién lo hará? Y termino este ensayo exhortándole lo siguiente: ¡Piense
en las futuras generaciones, sea patriota y nunca venda al Perú!

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