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FICHA DE RESUMEN 1

La presidenta de IPAE, Elena Conterno, inauguró la CADE con el primer misil: “Hoy nos toca
reconocer, con humildad, que en muchos momentos no hemos tenido a todos los peruanos y a la
ética al centro de nuestras decisiones (…) la lamentable falta de transparencia de empresas en
el financiamiento de partidos (…) rechazamos estos actos ausentes de transparencia y
esperamos que no se repitan jamás”.

A su vez, el presidente de la CADE, Luis Estrada, llamó “lacras” a “las constructoras peruanas y
brasileras que robaron al país (con) empresarios que se vendieron por un plato de lentejas
doradas”; Roque Benavides declaró a Gestión que “nosotros no acostumbramos entregar dinero
en efectivo a nadie, y menos en maletas”; y la presidenta de Confiep señaló que “he tirado la
presentación, no me siento capaz, ni con la fortaleza de hablar de código de ética ni de
anticorrupción, con todas las cosas que están sucediendo (…) Tengo 3 millones 650,000 razones
para pedirles a estos empresarios que han hecho las cosas de manera irregular, que den un paso
al costado, por su país, por sus empleados, por la ética.

La alusión de León a Romero fue obvia, aunque no es claro a qué le está pidiendo que dé un paso
al costado, pero si algo bueno pueden las revelaciones de estos años sobre el relacionamiento de
las empresas con la política, es que ya no dejan duda de la urgencia, más allá de las reacciones y
frases de estos días, de introducir mejores prácticas de gobierno corporativo, al igual que
desempeños en la mayoría de entidades del país, para que tengan a la ética en lugar prioritario
en sus direcciones.
FICHA DE RESUMEN 2
A su vez, el presidente de la CADE, Luis Estrada, llamó “lacras” a “las constructoras peruanas y
brasileras que robaron al país (con) empresarios que se vendieron por un plato de lentejas
doradas”; Roque Benavides declaró a Gestión que “nosotros no acostumbramos entregar dinero
en efectivo a nadie, y menos en maletas”; y la presidenta de Confiep señaló que “he tirado la
presentación, no me siento capaz, ni con la fortaleza de hablar de código de ética ni de
anticorrupción, con todas las cosas que están sucediendo (…) Tengo 3 millones 650,000 razones
para pedirles a estos empresarios que han hecho las cosas de manera irregular, que den un paso
al costado, por su país, por sus empleados, por la ética.

La alusión de León a Romero fue obvia, aunque no es claro a qué le está pidiendo que dé un paso
al costado, pero si algo bueno pueden las revelaciones de estos años sobre el relacionamiento de
las empresas con la política, es que ya no dejan duda de la urgencia, más allá de las reacciones y
frases de estos días, de introducir mejores prácticas de gobierno corporativo, al igual que
desempeños en la mayoría de entidades del país, para que tengan a la ética en lugar prioritario
en sus direcciones.

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