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Diarrea

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INFORMACIÓN: PARA PACIENTES

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(Ver también Reseña sobre malabsorción y ver Reseña sobre enfermedad inflamatoria intestinal.
La diarrea en niños se analiza en otra apartado).
La materia fecal contiene 60-90% de agua. En la sociedad occidental, las heces ascienden a 100-200
g/día en adultos sanos y 10 g/kg por día en lactantes, lo que depende de la cantidad de material no
absorbible de la dieta (principalmente, hidratos de carbono). La diarrea se define como peso de las
heces > 200 g/día. Sin embargo, mucha gente considera diarrea cualquier aumento de la fluidez de las
deposiciones. Alternativamente, muchas personas que ingieren fibra tienen deposiciones más
voluminosas pero formadas, y no consideran que tengan diarrea.

Complicaciones
La diarrea de cualquier etiología puede provocar complicaciones. En ocasiones hay pérdida de
líquidos, con la consiguiente deshidratación, pérdida de electrolitos (Na, K, Mg, Cl) e, incluso,
colapso vascular. El colapso puede sobrevenir rápidamente en pacientes con diarrea profusa (p. ej.,
pacientes con cólera) o muy jóvenes, muy mayores o debilitados. La pérdida de bicarbonato puede
causar acidosis metabólica. Si la diarrea es grave o crónica o si la materia fecal contiene moco
excesivo, puede producirse una hipocaliemia. La hipomagnesemia después de diarrea prolongada
puede causar tetania.

Etiología
Normalmente, el intestino delgado y el colon absorben el 99% del líquido resultante de la ingesta oral
y de las secreciones del tubo digestivo: una carga total de líquidos de alrededor de 9-10 L diarios. Por
lo tanto, aun prequeñas reducciones (es decir, 1%) de la absorción intestinal de agua o aumentos de
secreción pueden incrementar lo suficiente el contenido de agua como para provocar una diarrea.

Hay una serie de causas de diarrea (ver Algunas causas de diarrea*). Varios mecanismos básicos son
responsables de la mayoría de las diarreas clínicamente significativas: aumento de la carga osmótica,
incremento de las secreciones y disminución del tiempo/superficie de contacto. En muchos trastornos,
interviene más de un mecanismo. Por ejemplo, la diarrea de la enfermedad inflamatoria intestinal se
debe a inflamación de la mucosa, exudación hacia la luz, y múltiples secretagogos y toxinas
bacterianas que afectan la función de los enterocitos.

Carga osmótica
Se produce una diarrea cuando solutos hidrosolubles inabsorbibles permanecen en el intestino y
retienen agua. Estos solutos comprenden polietilenglicol, sales de magnesio (hidróxido y sulfato) y
fosfato de sodio, que se usan como laxantes. En caso de intolerancia a azúcares (p. ej., intolerancia a
la lactosa causada por deficiencia de lactasa) se produce una diarrea osmótica. La ingesta de grandes
cantidades de hexitoles (p. ej., sorbitol, manitol, xilitol) o jarabes de maíz ricos en fructosa, que se
usan como sustitutos del azúcar en golosinas, chicles y jugos de fruta, causa diarrea osmótica porque
los hexitoles se absorben poco. La lactulosa, que se utiliza como laxante, causa diarrea por un
mecanismo similar. La ingesta excesiva de ciertos alimentos (ver Algunas causas de diarrea*) puede
provocar diarrea osmótica.

Aumento de secreciones
Se produce una diarrea cuando el intestino secreta más electrolitos y agua de los que absorbe. Las
causas de mayor secreción son infecciones, grasas no absorbidas, ciertos fármacos y diversos
secretagogos intrínsecos y extrínsecos.

Las infecciones (p. ej., gastroenteritis) son las causas más comunes de diarrea secretora. Las
infecciones combinadas con intoxicación alimentaria son las causas más comunes de diarrea aguda
(< 4 días de duración). La mayoría de las enterotoxinas bloquean el intercambio de sodio-potasio, que
es una fuerza impulsora importante para la absorción de líquidos en el intestino delgado y el colon.
Las grasas de la dieta y los ácidos biliares no absorbidos (como en los síndromes de malabsorción y
después de resección ileal) pueden estimular la secreción colónica y causar diarrea.

Los fármacos pueden estimular directamente las secreciones intestinales (p. ej., quinidina, quinina,
colquicina, catárquicos antraquinónicos, aceite de ricino, prostaglandinas) o indirectamente por alterar
la absorción de grasas (p. ej., orlistat).
Varios tumores endocrinos producen secretagogos, como vipomas (péptido intestinal vasoactivo),
gastrinomas (gastrina), mastocitosis (histamina), carcinoma medular de tiroides ( calcitonina y
prostaglandinas) y tumores carcinoides (histamina, serotonina y polipéptidos). Algunos de estos
mediadores (p. ej., prostaglandinas, serotonina, compuestos relacionados) también aceleran el tránsito
intestinal o colónico.
La alteración de la absorción de sales biliares, que puede ocurrir con algunos trastornos, puede causar
diarrea por la estimulación de la secreción de agua y electrolitos. Las heces tienen un color verde o
naranja.

Menor tiempo/superficie de contacto


El tránsito intestinal rápido y la menor superficie alteran la absorción de líquidos y causan diarrea. Las
causas comunes son resección o derivación del intestino delgado o grueso, resección gástrica y
enfermedad inflamatoria intestinal. Otras causas son la colitis microscópica (colitis colágena o
linfocítica) y la enfermedad celíaca.

La estimulación farmacológica del músculo liso intestinal (p. ej., antiácidos que contienen magnesio,
laxantes, inhibidores de la colinesterasa, ISRS) o agentes humorales (p. ej., prostaglandinas,
serotonina) también puede acelerar el tránsito.

TABLA

Algunas causas de diarrea*

TABLA

Factores dietéticos que pueden empeorar la diarrea

Evaluación

Anamnesis
Los antecedentes de la enfermedad actual deben determinar la duración y gravedad de la diarrea, las
circunstancias de comienzo (p. ej., viaje reciente, alimentos ingeridos, fuente de agua), el uso de
fármacos (p. ej., antibióticos dentro de los 3 meses previos), si hay dolor abdominal o vómitos, tomar
nota de la frecuencia y cronología de las deposiciones, los cambios en las características de las heces
(p. ej., presencia de sangre, pus o moco; cambios de color o consistencia; evidencia de esteatorrea),
los cambios de peso o apetito asociados y la urgencia defecatoria o el tenesmo rectal. Debe
investigarse la aparición simultánea de diarrea en los contactos cercanos.
La evaluación por aparatos y sistemas debe buscar síntomas que sugieran posibles causas, como
artralgias (enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad celíaca), rubefacción (carcinoide, vipoma,
mastocitosis), dolor abdominal crónico (intestino irritable, enfermedad inflamatoria intestinal,
gastrinoma) y sangrado gastrointestinal (colitis ulcerosa, tumor).
Los Antecedentes personales deben identificar los factores de riesgo conocidos de diarrea, como
enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable, infección por HIV y
procedimientos quirúrgicos GI previos (p. ej., de derivación o resección intestinal o gástrica, resección
pancreática). Los antecedentes familiares y sociales deben indagar acerca de la aparición simultánea
de diarrea en contactos cercanos.

Examen físico
Debe evaluarse el estado de hidratación. Es importante realizar una exploración completa, con
atención al abdomen, y un tacto rectal para investigar la competencia del esfínter y sangre oculta.

Signos de alarma
Ciertos hallazgos plantean la sospecha de una etiología orgánica o más grave de la diarrea:

 Sangre o pus

 Fiebre

 Signos de deshidratación

 Diarrea crónica

 Pérdida de peso

Interpretación de los hallazgos


En una persona por lo demás sana, es probable que la diarrea aguda y acuosa sea de etiología
infecciosa, en particular en caso de viaje, alimentos posiblemente contaminados o un brote con una
fuente puntual.
La diarrea sanguinolenta aguda con o sin inestabilidad hemodinámica en una persona sana sugiere
una infección enteroinvasiva. El sangrado diverticular y la colitis isquémica también se manifiestan
por diarrea sanguinolenta aguda. En una persona más joven, los episodios recurrentes de diarrea
sanguinolenta sugieren enfermedad inflamatoria intestinal.
De no mediar uso de laxantes, la diarrea de gran volumen (p. ej., volumen fecal diario > 1 L/día)
sugiere firmemente una causa endocrina en pacientes con anatomía gastrointestinal normal. Los
antecedentes de gotitas de aceite en materia fecal, en particular si se asocian con pérdida de peso,
indican malabsorción.
La diarrea que sucede consistentemente a la ingestión de ciertos alimentos (p. ej., grasas) sugiere
intolerancia alimentaria. El uso reciente de antibióticos debe plantear la sospecha de diarrea asociada
con antibióticos, incluida colitis por Clostridium difficile.
La diarrea con heces de color verde o naranja sugiere alteración de la absorción de sales biliares.

Los síntomas pueden ayudar a identificar el segmento afectado del intestino. Por lo general, en las
enfermedades de intestino delgado, las deposiciones son voluminosas y acuosas o grasas. En las
enfermedades colónicas, las deposiciones son frecuentes, a veces de pequeño volumen, y
posiblemente se acompañen de sangre, moco, pus y molestias abdominales. En el síndrome del
intestino irritable, el malestar abdominal se alivia con la defecación, que se asocia con deposiciones
blandas o frecuentes, o ambas. Sin embargo, estos síntomas solos no diferencian el síndrome del
intestino irritable de otras enfermedades (p. ej., enfermedad inflamatoria intestinal). Los pacientes con
síndrome del intestino irritable o con compromiso de la mucosa rectal suelen tener marcada urgencia
defecatoria, tenesmo y deposiciones pequeñas y frecuentes (ver Síndrome del intestino irritable (IBS) :
Signos y síntomas).
Los hallazgos extraabdominales que sugieren una etiología son lesiones o rubefacción cutánea
(mastocitosis), nódulos tiroideos (carcinoma medular de tiroides), soplo cardíaco derecho
(carcinoide), linfadenopatías (linfoma, sida) y artritis (enfermedad intestinal inflamatoria, enfermedad
celíaca).

Estudios complementarios
Por lo general, la diarrea aguda (< 4 días) no requiere estudios complementarios, con excepción de los
pacientes con signos de deshidratación, deposiciones sanguinolentas, fiebre, dolor intenso, hipotensión
o manifestaciones tóxicas, particularmente en los muy jóvenes o muy ancianos. En estos casos, debe
pedirse un hemograma completo y una determinación de electrolitos, nitrógeno ureico en sangre y
creatinina. Deben tomarse muestras de la materia fecal para microscopia, cultivo e investigación de
leucocitos, y si hay antecedentes de antibioticoterapia reciente, análisis de toxina de C. difficile .
La diarrea crónica (> 4 semanas) requiere evaluación, así como un episodio más breve (1-3 semanas)
de diarrea en pacientes inmunosuprimidos o en aquellos que impresionan significativamente
comprometidos. Las pruebas iniciales en materia fecal deben incluir cultivo, leucocitos en materia
fecal (detectados por frotis o medición de lactoferrina fecal), un examen microscópico para investigar
huevos y parásitos, determinación del pH (la fermentación bacteriana de hidratos de carbono no
absorbidos reduce el pH de la materia fecal a < 6,0), búsqueda de grasas (por tinción de Sudán) y
determinación de la concentración de electrolitos (sodio y potasio). Si no se detectan patógenos
convencionales, se deben solicitar pruebas específicas para antígeno
de Giardia y Aeromonas,Plesiomonas, coccidios y microsporidios. Después, debe realizarse una
sigmoidoscopia o una colonoscopia, con biopsia, para investigar causas inflamatorias. Se observa
diarrea crónica en el 10% de los pacientes después de una infección entérica aguda (síndrome del
intestino irritable posinfeccioso).
Si no hay ningún diagnóstico evidente y la tinción de Sudán es positiva para grasas, debe medirse la
excreción fecal de grasas y efectuar a continuación una enteroclisis de intestino delgado o una
enterografía por TC (enfermedad estructural) y biopsia endoscópica de intestino delgado (enfermedad
mucosa). Si aun así la evaluación sigue siendo negativa, debe considerarse la evaluación de la
estructura y la función pancreáticas (ver Pancreatitis aguda : Pruebas de laboratorio) en pacientes con
esteatorrea sin causa reconocida. En casos infrecuentes, la endoscopia con cápsula puede revelar
lesiones, predominantemente enfermedad de Crohn o enteropatía por AINE, no identificadas mediante
otras modalidades.
El hiato osmótico en materia fecal, que se calcula 290 − 2 × (sodio en materia fecal + potasio en
materia fecal), indica si la diarrea es secretora u osmótica. Un hiato osmótico < 50 mEq/L indica
diarrea secretora; un rango mayor sugiere diarrea osmótica. Los pacientes con diarrea osmótica
pueden tener ingesta oculta de laxantes (detectable por los niveles de magnesio en materia fecal) o
malabsorción de hidratos de carbono (diagnosticada por la prueba de hidrógeno en aire espirado,
análisis de lactasa y revisión de la dieta).
La diarrea secretora no diagnosticada exige estudios complementarios (p. ej., niveles plasmáticos de
gastrina, calcitonona, péptido intestinal vasoactivo, histamina, ácido 5-hidroxiindolacético [5-HIAA]
en orina) para investigar causas endocrinas. Debe efectuarse una revisión de signos y síntomas de
enfermedad tiroidea e insuficiencia suprarrenal. Corresponde considerar el abuso no reconocido de
laxantes, que puede descartarse mediante un análisis de éstos en materia fecal.
Tratamiento
 Líquidos y electrolitos en caso de deshidratación

 Posiblemente, antidiarreicos en la diarrea no sanguinolenta en pacientes sin toxicidad sistémica

La diarrea grave exige reposición hidroelectrolítica para corregir la deshiratación, el desequilibrio


electrolítico y la acidosis. Por lo general, se requieren líquidos parenterales con cloruro de sodio,
cloruro de potasio y glucosa. Pueden estar indicadas sales para contrarrestar la acidosis (lactato de
sodio, acetato, bicarbonato) si el bicarbonato sérico es < 15 mEq/L. Puede administrarse una solución
oral de glucosa-electrolitos si la diarrea no es grave, y las náuseas y vómitos son mínimos
(ver Rehidratación oral : Soluciones). En ocasiones, se administran simultáneamente líquidos orales y
parenterales cuando deben reponerse cantidades masivas de agua y electrolitos (p. ej., en el cólera).
La diarrea es un síntoma. Cuando es posible, debe tratarse el trastorno de base, pero suele ser
necesario el tratamiento sintomático. La loperamida oral en dosis de 2 a 4 mg 3 o 4 veces al día
(administrados preferiblemente 30 minutos antes de las comidas), el difenoxilado en dosis de 2,5 a 5
mg (comprimidos o líquido) 3 o 4 veces al día, el fosfato de codeína en dosis de 15 a 30 mg 2 o 3
veces al día o el paregórico (tintura de opio alcanforado) a razón de 5 a 10 mL de 1 a 4 veces al día
pueden reducir la diarrea.

Como los antidiarreicos pueden exacerbar la colitis por C. difficile o aumentar la probabilidad de
síndrome urémico-hemolítico cuando existe una toxina Shiga en el aparato digestivo por una infección
por una cepa de Escherichia coli productora, no se los debe indicar en caso de diarrea sanguinolenta
de causa desconocida. Su uso debe limitarse a pacientes con diarrea acuosa, sin signos de toxicidad
sistémica. Sin embargo, hay muy poca evidencia para justificar la preocupación previa acerca de que
los antidiarreicos prolongan la excreción de posibles patógenos bacterianos.
El psyllium o los compuestos de metilcelulosa aportan volumen. Si bien suelen prescribirse para la
constipación, los agentes formadores de volumen en pequeñas dosis reducen la fluidez de las
deposiciones líquidas. El caolín, la pectina y la atapulgita activada adsorben líquidos. Deben evitarse
las sustancias dietéticas osmóticamente activas (ver Factores dietéticos que pueden empeorar la
diarrea) y los fármacos estimulantes.

Náuseas y vómitos en los adultos


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, MD, Brigham and Women's Hospital

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(Véase también Introducción a los síntomas digestivos y Vómitos en lactantes y niños.)


La náusea es una sensación desagradable de necesidad de vomitar. La persona también puede sentir
mareos, molestias vagas en el abdomen y poca disposición para comer.
El vómito es una contracción forzada del estómago que empuja su contenido a través del esófago para
salir por la boca. El vómito vacía el estómago de su contenido y a menudo hace que una persona con
náuseas se sienta considerablemente mejor, por lo menos durante un tiempo. El vómito es bastante
incómodo, y puede ser violento. Un vómito intenso puede lanzar el contenido estomacal a varios
metros de distancia (vómito en escopetazo). El vómito no es lo mismo que la regurgitación, que
consiste en escupir contenido estomacal sin contracciones abdominales forzadas ni náuseas. Por
ejemplo, las personas con acalasia o divertículo de Zenker (ver Trastornos de propulsión de la
garganta) pueden regurgitar los alimentos no digeridos sin náuseas.
El vómito, es decir, el material vomitado, suele reflejar lo que se ha comido recientemente. Algunas
veces contiene fragmentos de alimentos. Cuando se vomita sangre, el vómito suele ser de color rojo
(hematemesis), pero si la sangre ha sido parcialmente digerida tiene aspecto de granos de café. Si el
vómito contiene bilis, tiene sabor amargo y una coloración amarilla-verdosa.

Complicaciones
Además de ser incómodo, el vómito puede causar complicaciones:

 Vómito inhalado (aspiración)

 Desgarro esofágico (desgarro de Mallory-Weiss)


 Deshidratación y anomalías electrolíticas

 Desnutrición y pérdida de peso

Si la persona está inconsciente o solo parcialmente consciente, existe el peligro de que aspire su
vómito. El contenido ácido del vómito puede irritar gravemente los pulmones.

Al vomitar aumenta enormemente la presión dentro del esófago, y el vómito intenso puede tensar o
incluso rasgar el revestimiento interno del esófago (ver Desgarro esofágico (síndrome de Mallory-
Weiss)). Un pequeño desgarro causa dolor y a veces sangrado, pero una hemorragia más intensa puede
ser mortal.
El vómito provoca la pérdida de agua y minerales (electrólitos), de modo que un vómito intenso puede
causar deshidratación y alteraciones electrolíticas. Los recién nacidos y los lactantes son
particularmente propensos a este tipo de complicaciones.
El vómito crónico puede causar desnutrición, pérdida de peso y alteraciones metabólicas.
Causas
Las náuseas y los vómitos se producen cuando se activa en el encéfalo el centro del vómito.
Habitualmente las causas están asociadas a trastornos del tubo digestivo o del encéfalo, o a sustancias
ingeridas.

Causas frecuentes
Las causas más frecuentes de las náuseas y los vómitos son

 Gastroenteritis (infección del tubo digestivo)

 Fármacos o sustancias

 Toxinas

Las náuseas y los vómitos suelen ocurrir cuando hay alguna disfunción del tubo digestivo, pero son
especialmente frecuentes en la gastroenteritis. La obstrucción intestinal es un trastorno menos
frecuente que provoca el vómito porque el alimento y los líquidos retroceden hacia el estómago a
causa de la obstrucción. Muchos otros trastornos abdominales que causan vómitos también pueden
causar dolor abdominal importante. En estos trastornos (por ejemplo, la apendicitis y la pancreatitis)
suele ser el dolor, más que el vómito, lo que hace que la persona vaya al médico.
Las náuseas y los vómitos también pueden deberse a muchos fármacos y sustancias, como el alcohol,
los analgésicos opiáceos (como la morfina) y los fármacos antineoplásicos (quimioterápicos). Las
sustancias tóxicas, como el plomo y algunas que se encuentran en alimentos y plantas, pueden causar
náuseas y vómitos graves.
Causas menos frecuentes
Las causas menos frecuentes de las náuseas y los vómitos son

 Trastornos del encéfalo o del sistema nervioso central

 Mareo del viajero (cinetosis)

 Cambios metabólicos o enfermedad que afecta a todo el organismo (enfermedad sistémica)

 Trastornos psicológicos

 Síndrome de vómitos cíclicos

El centro del vómito también puede activarse por algunos trastornos del encéfalo o del sistema
nervioso central, entre los cuales están las infecciones (como la meningitis y la encefalitis), las
migrañas y los trastornos que producen un aumento de la presión intracraneal. Entre estos trastornos
se encuentran los tumores cerebrales, la hemorragia cerebral y los traumatismos craneales graves.

Los órganos del equilibrio del oído interno (sistema vestibular) están conectados con el centro del
vómito. Esta conexión es la causa de que algunas personas sienten náuseas con el movimiento de un
barco, un automóvil o un avión, y con algunos trastornos del oído interno (como la laberintitis y el
vértigo postural).

Las náuseas y los vómitos también pueden ocurrir con los cambios metabólicos del organismo, como
al principio del embarazo, o con una diabetes seriamente fuera de control o una insuficiencia hepática
o renal grave.

También se producen náuseas y vómitos asociados a determinados problemas psicológicos (el llamado
vómito funcional o psicogénico). Este tipo de vómito puede ser intencionado; por ejemplo, las
personas que tienen bulimia se provocan el vómito para perder peso. O puede ser no intencionado; por
ejemplo, los niños que tienen miedo a ir a la escuela vomitan como una respuesta a su aflicción
psicológica.

El síndrome de vómitos cíclicos es un trastorno poco frecuente en el que la persona sufre crisis graves
de vómitos (o a veces solamente náuseas) a intervalos variables. La persona se encuentra bien en los
periodos entre crisis. A pesar de que por lo general comienza en la infancia, a veces perdura hasta la
edad adulta. El vómito cíclico que comienza en la edad adulta se debe a menudo al consumo crónico
de marihuana.

Valoración
No todos los episodios de náuseas y vómitos requieren una valoración médica inmediata. La siguiente
información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la valoración por parte de un
médico, así como para saber qué puede esperarse durante esta valoración.

Signos de alarma
Ciertos síntomas y características son motivo de preocupación. Entre estos síntomas se incluyen los
siguientes

 Signos de deshidratación (por ejemplo, sed, boca seca, poca o ninguna producción de orina, y
sensación de debilidad y cansancio)
 Dolor de cabeza, rigidez en el cuello, confusión o disminución de la alerta

 Dolor abdominal constante

 Dolor a la palpación abdominal

 Distensión (hinchazón) abdominal

Cuándo acudir al médico


Las personas con signos de alarma deben acudir al médico de inmediato, así como las que han
vomitado sangre o las que han sufrido recientemente un traumatismo craneal.

Las personas con náuseas y vómitos, pero sin signos de alarma, deben ver a un médico si los vómitos
persisten durante más de 24 a 48 horas, o si no son capaces de tolerar más de unos pocos sorbos de
líquido. Las personas que tienen algún que otro episodio de vómitos (con o sin diarrea), pero son
capaces de tolerar una pequeña cantidad de líquido, deben llamar al médico. Según la edad y la
presencia de otros síntomas y enfermedades conocidas (como el cáncer o la diabetes), el médico puede
indicar una valoración o bien permanecer en casa y probar remedios simples.

Actuación del médico


En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico, y a
continuación realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física a
menudo sugieren la causa de los vómitos y las pruebas que pueden ser necesarias (ver Algunas causas
y características de las náuseas y los vómitos).
Cuando realiza la anamnesis, el médico pregunta a la persona afectada si está embarazada o si tiene
diabetes, migrañas, enfermedad renal o hepática, o cáncer (incluyendo si se le está administrando
quimioterapia o radioterapia y con qué frecuencia). Se anotan todos los fármacos y sustancias que se
han ingerido recientemente, ya que ciertas sustancias pueden no ser tóxicas hasta varios días después
de su ingestión (como el paracetamol (acetaminofeno) y algunas setas).
Durante la exploración clínica, el médico busca lo siguiente:

 Signos de deshidratación (como taquicardia, hipotensión y sequedad de boca)


 Signos de enfermedad abdominal grave (como abdomen distendido y/o dolor intenso a la
palpación)

 Disminución del estado de alerta o cualquier otra anomalía neurológica que sugiera un
trastorno cerebral

El médico anota cualquier tipo de cirugía abdominal previa, pues pueden haberse formado bandas
fibrosas de tejido cicatricial (adherencias) y haber causado una obstrucción intestinal.
Aunque las personas con trastornos previamente conocidos que causan vómitos (como la migraña)
simplemente pueden estar teniendo una repetición de ese trastorno, los médicos buscan
cuidadosamente signos de un problema nuevo y diferente.

TABLA

Algunas causas y características de las náuseas y los vómitos

Pruebas complementarias
La necesidad de pruebas complementarias depende de los antecedentes clínicos y la exploración
física, en particular si hay signos de alarma y si los hallazgos sugieren un trastorno determinado
(ver Algunas causas y características de las náuseas y los vómitos).
Entre las pruebas que pueden realizarse se encuentran

 Prueba de embarazo

 Análisis de sangre y orina

En las mujeres en edad fértil suele realizarse una prueba de embarazo.

Las personas adultas sanas y los niños mayores que solo presentan algunos episodios de vómitos (con
o sin diarrea), sin otros síntomas, no suelen necesitar pruebas complementarias.

A las personas cuyos vómito es grave o dura más de 1 día, o que tienen signos de deshidratación, se
les hacen análisis de sangre (en particular de los niveles de electrólitos y a veces pruebas hepáticas) y
de orina.
Tratamiento
Hay que tratar los trastornos específicos. Si no hay una enfermedad subyacente grave y el paciente no
está deshidratado, se recomienda la ingestión de pequeñas cantidades de líquidos claros más o menos
media hora después del último episodio de vómito. Normalmente se comienza con unos 30 mL. El
agua es un líquido adecuado, pero también se puede dar caldo o un té poco cargado y endulzado. Las
bebidas isotónicas no presentan ninguna ventaja en particular, pero no son perjudiciales. Deben
evitarse las bebidas gaseosas y el alcohol. Si la persona tolera los líquidos, se irá aumentando
progresivamente la cantidad. Cuando también tolere estos incrementos, podrá empezar a tomar
alimentos sólidos.

Incluso cuando la persona está solo un poco deshidratada, los médicos suelen recomendar soluciones
de rehidratación oral, siempre y cuando pueda tolerar algunos líquidos por vía oral. En caso de
deshidratación importante o anomalías electrolíticas, vómito activo o intolerancia a los líquidos por
vía oral, suele ser necesaria la administración de líquidos y/o fármacos por vía intravenosa.
En algunos adultos y adolescentes se administran medicamentos para aliviar las náuseas
(antieméticos), dependiendo de la causa y de la gravedad de los vómitos:

 Para los vómitos causados por el mareo: antihistamínicos (como el dimenhidrinato), parches de
escopolamina o ambos

 Para síntomas de leves a moderados: proclorperazina o metoclopramida

 Para vómitos intensos (incluyendo los causados por la quimioterapia): dolasetrón, ondansetrón
o granisetrón, o a vecesaprepitant
Enfermedad por reflujo gastroesofágico

La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es una afección en la cual los contenidos
estomacales se devuelven desde el estómago hacia el esófago (tubo de deglución). Los
alimentos van desde la boca hasta el estómago a través del esófago. La ERGE puede irritar el
tubo de deglución y causa acidez gástrica y otros síntomas.
Causas
Cuando usted come, el alimento pasa desde la garganta hasta el estómago a través del
esófago. Un anillo de fibras musculares en la parte inferior del esófago impide que el alimento
deglutido vuelva a subir. Estas fibras musculares se denominan esfínter esofágico inferior
(EEI).

Cuando este anillo muscular no se cierra bien, los contenidos del estómago pueden
devolverse hacia el esófago. Esto se denomina reflujo o reflujo gastroesofágico. El reflujo
puede causar síntomas. Los ácidos gástricos fuertes también pueden dañar el revestimiento
del esófago.
Entre los factores de riesgo para el desarrollo del reflujo están:

 Consumo de alcohol (posiblemente)

 Hernia de hiato (una afección en la cual parte del estómago pasa por encima del diafragma, el músculo
que separa el tórax y la cavidad abdominal)

 Obesidad

 Embarazo

 Esclerodermia
 Tabaquismo

 Recostarse a menos de 3 horas después de comer

La acidez gástrica y el reflujo gastroesofágico se pueden producir o empeorar por el


embarazo. Los síntomas también pueden ser causados por ciertos medicamentos, como:

 Anticolinérgicos (por ejemplo, para el mareo)

 Broncodilatadores para el asma

 Bloqueadores de los canales del calcio para la presión arterial alta

 Fármacos dopaminérgicos para el mal de Parkinson


 Progestina para el sangrado menstrual anormal o el control natal

 Sedantes para el insomnio o la ansiedad

 Antidepresivos tricíclicos

Si usted sospecha que uno de los medicamentos le puede estar causando acidez gástrica,
hable con su proveedor de atención médica. Nunca cambie ni suspenda un medicamento que
usted tome regularmente sin hablar con su proveedor.

Mire éste video sobre:Acidez

Síntomas
Los síntomas comunes de ERGE son:

 Sentir que el alimento se atora por detrás del esternón

 Acidez gástrica o dolor urente en el pecho


 Náuseas después de comer

Los síntomas menos comunes son:


 Devolver el alimento (regurgitación)

 Tos o sibilancias

 Dificultad para deglutir

 Hipo

 Ronquera o cambios en la voz


 Dolor de garganta

Los síntomas pueden empeorar cuando usted se agacha o se acuesta o después de comer.
Los síntomas también pueden ser peores en la noche.

Pruebas y exámenes
Tal vez no se necesite ningún examen si los síntomas son leves.

Si los síntomas son graves o reaparecen después de haber recibido tratamiento, el médico
puede llevar a cabo un examen llamado esofagogastroduodenoscopia (EGD).
 Se trata de una prueba para examinar el revestimiento del esófago, el estómago y la primera parte del
intestino delgado.

 Se hace con una pequeña cámara (endoscopio flexible) que se introduce por la garganta.

También se puede necesitar uno o más de los siguientes exámenes:

 Un examen que mide con qué frecuencia el ácido gástrico entra en el conducto que va desde la boca
hasta el estómago (llamado el esófago)

 Un examen para medir la presión dentro de la parte inferior del esófago (manometría esofágica)
Con un examen de sangre oculta en heces positivo se puede diagnosticar sangrado
proveniente de la irritación en el esófago, el estómago o los intestinos.
Tratamiento
Usted puede hacer muchos cambios en su estilo de vida para ayudar a tratar sus síntomas.
Otros consejos incluyen:

 Si tiene sobrepeso o es obeso, en muchos casos, bajar de peso puede ayudar.

 Eleve la cabecera de la cama si los síntomas empeoran en la noche.

 Cene 2 a 3 horas antes de ir a dormir.

 Evite fármacos como el ácido acetilsalicílico (aspirin), ibuprofeno (Advil, Motrin) o naproxeno (Aleve,
Naprosyn). Tome paracetamol (Tylenol) para aliviar el dolor.
 Tome todos sus medicamentos con bastante agua. Cuando su proveedor le dé un nuevo medicamento, no
olvide preguntarle si este empeorará su acidez gástrica.
Usted puede usar antiácidos de venta libre después de las comidas y a la hora de acostarse,
aunque es posible que el alivio no dure mucho tiempo. Los efectos secundarios comunes de
los antiácidos incluyen diarrea o estreñimiento.
Otros medicamentos de venta libre y de venta con receta pueden tratar la ERGE. Actúan más
lentamente que los antiácidos, pero le brindan alivio más prolongado. El farmacéutico, el
médico o el personal de enfermería le pueden decir cómo los debe tomar.

 Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) disminuyen la cantidad de ácido producida en el


estómago.

 Los bloqueadores (antagonistas) de H2 disminuyen la cantidad de ácido liberada en el estómago.

La cirugía antirreflujo puede ser una opción para personas cuyos síntomas no desaparecen
con cambios en el estilo de vida y medicamentos. La acidez gástrica y otros síntomas deben
mejorar después de la cirugía. Sin embargo, aún puede ser necesario que tome
medicamentos para la acidez.

Igualmente, hay terapias nuevas para el reflujo que se pueden llevar a cabo por medio de un
endoscopio (sonda flexible que se pasa a través de la boca hasta el estómago).

Expectativas (pronóstico)
La mayoría de las personas responde a los cambios en el estilo de vida y medicamentos. Sin
embargo, muchas personas necesitan seguir tomando medicamentos para controlar sus
síntomas.

Posibles complicaciones
Las complicaciones pueden incluir:

 Empeoramiento del asma


 Un cambio en el revestimiento del esófago que puede aumentar el riesgo de cáncer (Esófago de Barret)
 Broncoespasmo (irritación y espasmo resultante de las vías respiratorias debido al ácido)

 Tos o ronquera prolongada (crónica)

 Problemas dentales

 Úlcera esofágica
 Estenosis (un estrechamiento del esófago debido a cicatrización)

Cuándo contactar a un profesional médico


Llame a su proveedor si los síntomas no mejoran con cambios en el estilo de vida o
medicamentos.

Igualmente, llame si presenta:


 Sangrado

 Ahogamiento (tos, dificultad para respirar)

 Sentirse lleno rápidamente al comer

 Vómitos frecuentes

 Ronquera

 Pérdida del apetito

 Problemas para deglutir (disfagia) o dolor con la deglución (odinofagia)

 Pérdida de peso

 Sensación de que los alimentos o las píldoras se atoran detrás del esternón

Prevención
Evitar los factores que causan acidez gástrica puede ayudar a prevenir los síntomas. La
obesidad está ligada a la ERGE. Mantener un peso corporal saludable puede ayudar a
prevenir la enfermedad.
Nombres alternativos
Esofagitis péptica; Esofagitis por reflujo; ERGE; Acidez gástrica crónica; Dispepsia - ERGE

Instrucciones para el paciente


 Acidez gástrica - qué preguntarle al médico
 Alta tras cirugía antirreflujo
 Alta tras cirugía antirreflujo - en niños
 Alta tras reflujo gastroesofágico
 Tomar antiácidos
Imágenes

 El sistema digestivo

 Enfermedad por reflujo gastroesofágico


 Reflujo gastroesofágico - Serie


Referencias
ASGE Standards of Practice Committee, Muthusamy VR, Lightdale JR, et al. The role of
endoscopy in the management of GERD. Gastrointest Endosc. 2015;81(6):1305-1310. PMID:
25863867 www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25863867.
Falk GW, Katzka DA. Diseases of the esophagus. In: Goldman L, Schafer AI, eds. Goldman-
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Katz PO, Gerson LB, Vela MF. Guidelines for the diagnosis and management of
gastroesophageal reflux disease. Am J Gastroenterol. 2013;108(3):308-328. PMID:
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National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases website. Acid reflux (GER &
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Richter JE, Friedenberg FK. Gastroesophageal reflux disease. In: Feldman M, Friedman LS,
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PA: Elsevier Saunders; 2016:chap 44.
Ultima revisión 10/23/2017
Versión en inglés revisada por: Michael M. Phillips, MD, Clinical Professor of Medicine, The
George Washington University School of Medicine, Washington, DC. Internal review and
update on 01/19/2019 by David Zieve, MD, MHA, Medical Director, Brenda Conaway, Editorial
Director, and the A.D.A.M. Editorial team.

Traducción y localización realizada por: DrTango, Inc.

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