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Revolución tecnológica

período en el que una o más tecnologías son reemplazadas por otra tecnología en un corto período de
tiempo

Descripción Editar

La revolución tecnológica se enmarca en un proceso de transformaciones a nivel de eficiencia y


productividad, y esto afecta tanto a cambios materiales como también a cambios relativos al
aprendizaje, el desarrollo gerencial, el área de los conocimientos y de la interacción social, etc.

Se denotan dos clasificaciones en lo relativo a las revoluciones tecnológicas:

(A) A nivel sectorial: Los cambios afectan un determinado aspecto de la sociedad. Ejemplo de ellos son
las revoluciones de los sistema de información o revoluciones comunicacionales.

(B) A nivel general: Son varias revoluciones tecnológicas interconectadas, que logran afectar la
organización de la sociedad, lo que Involucra cambios sustanciales en relación a la cultura. Un ejemplo
de ello es la llamada [[Segunda Revolución Industrial].

Tercera revolución industrial, llamada también revolución científico-tecnológica o revolución de la


inteligencia dada la importancia en que la tecnología y las comunicaciones han tenido en la
transformación de la industria. Caracterizada por la microelectrónica, tecnologías muy avanzadas y
sectores centrados en I + D.

Tecnologías que revolucionaron el Siglo XX

*1904 Radar, Christian Huelsmeyer, primer sistema anticolisión de buques usando ondas
electromagnéticas

*1942 Misil guiado , Wernher von Braun

*1945, Bomba atómica, Científicos y gobierno estadounidense

*1946, Computadora digital electrónica, John Presper Eckert, Jr & John W. Mauchly

*1947, Horno microondas, Percy L. & Spencer

*1949, Avión a chorro, René Leduc


*1950, Televisión a color, Peter Carl Goldmark

*1952, Bomba de hidrógeno, Edward Teller & Stanislaw Ulam

*1954, Vacuna contra la Poliomielitis, Jonas Salk

*1959, circuitos integrados, Jack Kilby & Robert Noyce

*1960, Láser, Arthur L. Schawlow & Gordon Gould

*1960, Píldora anticonceptiva, Gregory Pincus, John Rock % Minchueh Chang

*1966, Corazón artificial, Michael Ellis DeBakey

*1972, Microprocesador, Ted Hof

*1975, Fibra óptica, Bell Laboratories

*1977, Videojuegos, Ralph Baer

*1983, Teléfono móvil, Martin Cooper

*1989, WorldWideWeb, Tim Berners-Lee & Robert Cailliau

*1990, Telescopio espacial Hubble, NASA & la Agencia Espacial Europea

Impacto Editar

El impacto de la revolución tecnológica se relaciona directamente con un cambio en el modo de vivir del
ser humano, en la cultura, costumbres, etc.

Un resultado directo de las revoluciones tecnológicas es el desarrollo de los millenials o generación Y.


Marcada fuertemente por la era del conocimiento.

Shanghái es la capital económica de China y el mayor puerto de mercancías del mundo.

Los impactos de cada revolución se diferencian por varios aspectos, uno de ellos es la velocidad en el
cual efectúan sus consecuencias. Por ejemplo, los efectos de la revolución industrial (1780) empezaron a
ser relevantes entre 1830-1840. Sin embargo, en la actualidad las revoluciones tecnológicas incurren en
una velocidad extremadamente rápida. La velocidad que han tomado las revoluciones actuales son
sorprendentes. Ejemplo de este fenómeno es la internet, la nanotecnología, el intercambio celular, etc.
cuyo desarrollo no ha tomado más de 40 años.
El impacto que ha generado la revolución Industrial y la Revolución Digital en la actualidad se relaciona
directamente con el auge económico, social y tecnológico de China e India, estas economías del mundo
han dejado el mundo rural y se han ido incorporando las Tecnologías de la información y comunicación
como principal competencia en materias de desarrollo. Gracias a esta estrategia, Shanghái , Pekín , Tokio
entre otras ciudades se han convertido en los centros tecnológicos del mundo.

Otros impactos Editar

La revolución tecnológica además de suponer grandes cambios sociales, sobre todo en nuestra forma de
comunicarnos, propone dos elementos importantes. Primero, como lo propone Global Priorities Project,
de las Universidades de Oxford y Cambridge, en su texto “Un presente tecnológico risks”, existen en la
actualidad amenazas antes inexistentes y sumamente peligrosas que nacieron a raíz del desarrollo
tecnológico. Ellos proponen cuatro centrales: suplementos biológicos sintéticos (entiéndase armas
biológicas, biowar); ingeniería geológica, es decir la manipulación del clima; autoproducción, es decir,
creación de productos propios que no están dentro de la producción de una empresa, ejemplo:
impresoras 3D; Inteligencia Artificial. Otro tema que dejan en entredicho, pero que es fundamental, es la
amenaza nuclear y de bombas de hidrógeno. Estos temas centrales suponen para el Global Priorities
Project, la cúspide máxima del riesgo para la humanidad arraigado en el desarrollo tecnológico.

Para ellos este hecho trae una lista de marcadas posibles consecuencias, dentro de las que se
encuentran:

*Catástrofes a nivel mundial.

*Muertes masivas.

*Geopolíticas débiles y sobrexpuestas-

*El final de la humanidad.

*Desequilibrio medioambiental.

A pesar de lo apocalíptico de sus predicciones, no se puede perder de vista que esto que analizan está
puesto en un ambiente hiperbólico donde el uso casi que distópico de los avances tecnológicos están
orientados a destruir. No obstante, es texto es valioso para denotar el matiz alarmista que este tema
despierta.
El Global Priorities Project propone una serie de posibles soluciones para evitar que estos escenarios
catastróficos tengan lugar:

*Llevar el tema a la discusión de políticas públicas.

*Regular el avance tecnológico.

*Concientizar a la población del uso de las tecnologías.

*Crear planes nacionales e internacionales de alertas.

En conclusión, el texto propone escenarios de destrucción posibles gracias a los desarrollos tecnológicos,
todo en un tono futurológico y alarmista. Gracias a esto se permiten la posibilidad de proponer algunas
soluciones.

Segundo, la transformación misma de la realidad: hemos incluido a nuestro entorno físico una serie de
elementos que amplían esa misma corporalidad: el mundo digital, los hologramas y los androides.
Elementos que en conjunto nos permiten evidenciar que el sentido de corporalidad y el paradigma
empírico se están deslegitimando para adoptar una nueva forma de comprender las realidades incluso si
estas no están insertas directamente en el mundo.

Revolución Industrial

periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI

La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de transformación económica,


social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se
extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y que
concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones
económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico,[1] que vio el paso
desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de
carácter urbano, industrializada y mecanizada.[2]

La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e influenciando todos


los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La producción tanto agrícola como de la naciente
industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la
renta per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia,[3] pues hasta entonces el PIB
per cápita se había mantenido prácticamente estancado durante siglos.[4] En palabras del premio Nobel
Robert Lucas:
Cita: … for the first time in history, the living standards of the masses of ordinary people have begun to
undergo sustained growth (…) Nothing remotely like this economic behaviour is mentioned by the
classical economists, even as a theoretical possibility … [5]

Traducción de la cita: … por primera vez en la historia, el nivel de vida de las masas y la gente común
experimentó un crecimiento sostenido (…) Nada remotamente parecido a este comportamiento
económico es señalado por los economistas clásicos, ni siquiera como una posibilidad teórica …

A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de obra basada
en el trabajo manual y el uso de la tracción animal, siendo estos sustituidos por maquinaria para la
fabricación industrial y para el transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia
finales del siglo XVIII en la industria textil, así como en lo relacionado con la extracción y utilización de
carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al desarrollo de las comunicaciones, con la
construcción de vías férreas, canales, y carreteras. El paso de una economía fundamentalmente agrícola
a una economía industrial influyó sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento
sobre todo en el ámbito urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt (patentada en
1769) en las distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó
un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde, el desarrollo de los barcos y de los
ferrocarriles a vapor, así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna
y la energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes.[6][7]

Impacto y consecuencias de la Revolución Industrial

Despegue económico y técnico de Occidente: aparición y extensión del industrialismo o capitalismo


industrial.

Transformaciones sociales (Revolución burguesa): complejidad creciente de las sociedades abiertas de


clases.

Notas

> Por las pruebas encontradas se conoce que desde el Siglo XVI los mineros alemanes usaban unas
primitivas vías de madera por las que hacían circular vagonetas para el transporte por la mina del
mineral sustraído.

>Por países los anchos de vía cambiaban y aún hoy siguen siendo muy diferentes. El ancho de vía más
utilizado es el de 1435 mm, usado en la mayor parte de Europa y en los países anglo-sajones de todo el
mundo, además de otros como China y la mayoría de los países árabes y del norte de África. Seguido del
de 1520 mm usado en Rusia y los antiguos países soviéticos y el "ancho ibérico" de 1668 mm usado en
España y Portugal debido a la necesidad de mayor potencia de las locomotoras por las dificultades del
relieve y el miedo durante el siglo XIX y XX a una invasión francesa.

>Este último punto debe ser matizado para evitar confusiones. La primera línea de ferrocarril peninsular
fue como se menciona la línea Barcelona-Mataró pero no la primera española, que había sido construida
en Cuba entre 1835 y 1837 por la Corona entre La Habana y Bejucal.
Ojo: A continuación se procederá a identificar varias revoluciones tecnológicas generales que se han
producido a lo largo de la historia:[3]

*Revolución Industrial (1780-1840). Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de


transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico,
[4] que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a
una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.[5]

*Revolución Técnica o Segunda Revolución Industrial (1880-1920). Este proceso se produjo en el marco
de la denominada Primera globalización que supuso una creciente internacionalización de la economía,
que cada vez funcionaba más a escala mundial y que alcanzó más territorios que la primera revolución,
que se había limitado a Gran Bretaña, alcanzando ahora casi toda Europa Occidental, Estados Unidos y
Japón.[6]

*Tercera revolución industrial, llamada también revolución científico-tecnológica o revolución de la


inteligencia dada la importancia en que la tecnología y las comunicaciones han tenido en la
transformación de la industria. Caracterizada por la microelectrónica, tecnologías muy avanzadas y
sectores centrados en I + D.

Tecnología y desigualdad. La concentración de riqueza en la economía digital

CATALÀESPAÑOLENGLISH

TECNOLOGÍA

DOSIER INTERNET EN EL MUNDO

Tecnología y desigualdad. La concentración de riqueza en la economía digital

La economía digital no reduce la desigualdad y podría hacerla mayor. Para corregir la situación,
gobiernos y ciudadanía deben priorizar el impacto social.

Ferran Esteve

El optimismo sobre la tecnología como motor para el bienestar pasa por una mala época. Según el Banco
Mundial, la economía digital no está reduciendo la desigualdad e incluso podría estar haciéndola mayor.
Aunque sus beneficios a corto plazo son innegables ‒más información disponible a un coste bajo y a
escala global‒, ese impacto no está teniendo el retorno colectivo esperado a nivel agregado. Las medidas
para corregir la situación pasan por más acceso y mayor formación, pero son necesarios gobiernos y
ciudadanía que prioricen el impacto social.
William Gibson

Que la tecnología es una fuerza transformadora y un motor para el cambio social es una creencia
dominante en Occidente, como mínimo desde la Revolución Industrial. En su concepción optimista, es lo
que permite que un dron transporte ayuda humanitaria a zonas aisladas por catástrofes naturales o que
centros de fabricación digital como los FabLab creen redes inalámbricas de Wi-Fi en Afganistán o Kenia.
Para las visiones pesimistas, esa misma revolución tecnológica es la que amenaza a sectores laborales
por completo, tiende a concentrar las rentas generadas en unas pocas empresas y ofrece un poder
enorme a aquellas compañías que comercian con datos de los ciudadanos.

El Banco Mundial, un organismo tradicionalmente alineado con la visión liberal de la economía, aunque
sensible a algunos de los retos de la globalización, sorprendió el pasado enero alertando del impacto de
la tecnología sobre la desigualdad social. Si bien reconoce que la revolución digital ha generado
beneficios a corto plazo, su informe anual sobre el desarrollo destaca que la mayoría son privados y se
concentran en pocas manos. Las ganancias están fortaleciendo el bienestar de una élite de empresas y
profesionales bien formados para este nuevo entorno, pero no el de la sociedad en su conjunto.

Las causas de esta relación entre tecnología y desigualdad serían:

La persistencia de la brecha digital. Un 60% de la población mundial sigue sin conexión a Internet, y por
lo tanto, excluida de la economía digital.

La concentración del mercado en las empresas ya establecidas, creando monopolios que a menudo se
refuerzan con ayudas públicas.

Para corregir esta situación, el informe del Banco Mundial propone estrategias amplias que no solo
afectan al sector tecnológico, y que podrían resumirse en: más acceso (especialmente en los países en
desarrollo), formación en habilidades y flexibilidad durante toda la vida y garantizar la competencia
mediante regulación e instituciones responsables. Que un organismo como el Banco Mundial ‒al que
incluso se ha acusado de agravar la pobreza en lugar de reducirla‒ elabore un diagnóstico de este tipo
implica un cambio notable en la percepción de la economía digital. Sin embargo, las medidas para
solucionar el problema merecen ser analizadas.

¿Mayor acceso, más inclusión?

En la última edición del Mobile World Congress, Mark Zuckerberg criticó a las operadoras telefónicas por
priorizar la tecnología 5G en lugar de asegurar el acceso barato a Internet en todo el mundo. Desde hace
años, Facebook está impulsando un servicio de conexión gratuita a la red que ya ha probado en zonas
remotas de África, América Latina y Asia. No obstante, en la India algunas empresas han retirado el
apoyo al proyecto al señalar que es contrario a la neutralidad en la red, ya que solo favorece el acceso a
ciertos sitios web y aplicaciones en perjuicio de sus competidores y de la información en general.

En un mundo en el que solo una de cada tres personas tiene acceso a Internet, atajar la brecha digital es
una medida necesaria e incuestionable. Pero, iniciativas como las de Facebook evidencian que más
conexión no significa necesariamente una mayor inclusión en el mercado o, como mínimo, en igualdad
de oportunidades. Por otro lado, dado que casi el 20% de la población mundial no ha podido aprender a
leer o escribir, es improbable que la expansión de la tecnología por sí misma implique el fin de la brecha
digital. Es necesario que el acceso a Internet venga acompañado de medidas para su aprovechamiento,
tanto a nivel educativo como de servicios sociales básicos. No hay que olvidar que en los países en
desarrollo ya son más los hogares que poseen un teléfono móvil que los que tienen acceso a electricidad
o agua potable.

La formación de personas cualificadas para la economía digital, otra de las recomendaciones del Banco
Mundial, es una medida a la que no se puede objetar demasiado. Pero, en los países desarrollados, la
crisis ha demostrado que ni siquiera las personas más formadas tienen asegurada la inclusión en la
economía. Y para las integradas, su nivel educativo no siempre se traduce en una remuneración
proporcional. Todo ello mientras la automatización de los empleos destruye puestos de cualificación
media, polarizando el mercado laboral entre personas altamente formadas, por un lado, y aquellas que
llevan a cabo tareas rutinarias que las máquinas no son capaces de realizar, por otro. En resumen, una
brecha que conlleva la captación de las actividades de alto valor añadido por una élite especializada,
mientras que una parte creciente de la fuerza de trabajo queda relegada a actividades poco productivas
y de escaso valor.

Monopolios tecnológicos y estado del bienestar

Además del acceso y la formación, el Banco Mundial apuesta por regular la competencia entre empresas
y asegurar que las instituciones públicas sean responsables. A pesar de las teorías liberales sobre la
autorregulación del libre mercado, los ejemplos de Microsoft, Google o Amazon demuestran cierta
tendencia hacia la creación de monopolios naturales en Internet. Una concentración de poder que a
menudo se acompaña de prácticas anticompetencia y de captura política mediante actividades de lobby.
Por otro lado, muchos gobiernos e instituciones depositan sus esperanzas de crecimiento o adaptación
tecnológica en manos de las grandes corporaciones, en lugar de invertir en iniciativas locales.

Si bien es cierto que la tecnología también es una herramienta que permite cambiar el orden
establecido, el teórico del procomún Yochai Benkler ha señalado que la flexibilidad que trae consigo la
revolución digital también produce dispersión de poder. Por un lado, Internet ha facilitado que
individuos, empresas y organizaciones pequeñas compitan con rivales más poderosos con posibilidad de
derrotarlos. Pero esa misma flexibilidad ha traído inestabilidad laboral a gran escala, debilitamiento del
estado del bienestar y riesgo para sectores económicos por completo; en ocasiones con la paradoja de
etiquetar el proceso bajo el paraguas de la «economía colaborativa».

Medidas contra el determinismo tecnológico

Que la tendencia que se ha expuesto sea o no la dominante en el futuro no es inevitable. Contra el


pensamiento determinista que considera a la tecnología como una especie de fuerza de la naturaleza
contra la que no se puede luchar, hay que recordar que los distintos actores sociales y grupos de interés
son los que dan forma a la innovación, en un proceso de influencias mutuas.

Frenar el impacto de la tecnología en la desigualdad pasa necesariamente por medidas analógicas, como
regular el sistema fiscal para evitar la fuga de impuestos de las empresas tecnológicas, así como gravar
más las rentas del capital que las del trabajo. También es posible crear registros públicos obligatorios de
las actividades de lobby, de modo que la ciudadanía pueda conocer las influencias que reciben las
instituciones por parte de empresas tecnológicas. Por otro lado, la creciente flexibilización de la
economía requiere de sistemas de protección social más fuertes, que, además de garantizar la educación
en capacidades digitales, sirvan de red de seguridad en un entorno volátil.

Desde el campo de la ciudadanía, se puede reclamar la apertura de datos de las grandes plataformas o
usar aquellas diseñadas en abierto, de modo que la información de los usuarios esté en sus manos,
aunque las empresas puedan usarlas con su consentimiento. En esta línea, destacan propuestas como el
«cooperativismo de plataformas», que propone que los usuarios sean propietarios de los servicios, para
que los beneficios que generan repercutan en la sociedad y no en intereses privados. Todo ello
contribuye a nuevas formas de entender la relación con la tecnología que no solo pasan por solucionar
las consecuencias, sino por repensar la arquitectura del sistema. Atajar el impacto de la tecnología en la
desigualdad requiere diseñar tecnología e instituciones que no solo prioricen el crecimiento
macroeconómico, sino que tengan como eje el impacto social.

1. El concepto de brecha digital

El concepto brecha digital es una expresión que se utiliza indistintamente con dos sentidos. Uno de
alcance restringido que remite a las diferencias socioeconómicas entre aquellas comunidades o grupos
sociales que disponen del servicio de Internet y aquellas que no lo tienen. Tiene otro alcance amplio
cuando entendemos que se trata, no solo de Internet, sino de todos aquellos instrumentos relacionados
con las tecnologías de la información y la comunicación (teléfonos móviles, tecnologías de redes,
telecomunicaciones, pda y demás dispositivos) lo que se viene a denominar TIC.

La brecha digital, por tanto, nos dimensiona y ayuda a entender las diferencias que se producen en los
grupos, personas y territorios en el acceso a la tecnología y su uso normalizado y capacidad de disfrute
de las ventajas que aporta.

El concepto brecha digital procede de un concepto inglés digital divide y que durante el mandato del
presidente Clinton venía a expresar las diferencias que se producían en los Estados Unidos entre
“conectados” y “no conectados” y que tenía que ver con el esfuerzo que debía hacer la administración
para que se realizasen inversiones necesarias para favorecer el acceso de los grupos e individuos a las
nuevas tecnologías (Serrano 2003: 71).

Otro concepto relacionado con la brecha digital es el de alfabetización digital, que se refiere a aquellas
competencias básicas que debe poseer el individuo para el uso normalizado de las nuevas tecnologías.
Estas competencias se adquieren vía formación, ya sea reglada o no reglada y permiten mejorar la
posición de los ciudadanos en el mercado del trabajo. Esta alfabetización digital está siendo uno de los
retos más importantes de lo que se ha dado en llamar la formación continua. Ante la rapidez con la que
se han expandido las nuevas tecnologías en el tejido productivo se hace necesario un esfuerzo por
formar a los ciudadanos que se encuentran en edad laboral y que deben aprender el manejo de estas
herramientas que se han convertido en instrumentos indispensables en todos loe entornos laborales.

Está claro que las nuevas tecnologías, además de su importancia en el mundo de la economía, se han
convertido en una potente herramienta de comunicación de valores comunes entre individuos y grupos
generando un contexto nuevo y desconocido hasta el momento. Las TIC y su utilización es un potente
instrumento de cambio y transformación social. Mediante estas herramientas se han superado las
tradicionales esferas de la territorialidad y la propia cultura al proponer el contacto permanente y
continuado entre los individuos de todo el mundo.

2. Tipos de brecha digital

Podemos hablar de varios tipos de brechas o diferencias en el acceso a las TIC con carácter general:
1. Brecha de género: el internauta tipo en España tiene un perfil cada vez más definido: hombre, de 15 a
34 años, residente en una capital de provincia, con estudios y un trabajo. Por el contrario las mujeres se
conectan menos que los hombres. En un país con un 49,0% de hombres y un 51,0% de mujeres, el 53,7%
de los internautas son hombres, mientras que las mujeres representan el 46,3% de usuarios de la red de
redes. Mientras, en Estados Unidos no hace mucho que las mujeres adelantaban a los hombres en el uso
de la Red (Fundación Orange 2007: 224-225). Por tanto uno de los retos más importantes es favorecer el
acceso de la mujer a las TIC.

2. Brecha territorial: los residentes en las zonas rurales se conectan menos. Hay 4,5 millones de
españoles que residen en 2.534 municipios que no tienen posibilidad de acceder a Internet de banda
ancha (Fundación Orange 2007: 196). Esta es la que más importa a las administraciones desde el punto
de vista de la cohesión territorial y la puesta en valor de los recursos de las zonas rurales para la
diversificación de las actividades económicas.

3. Brecha generacional: según el Informe del estado de la Sociedad de la Información en España 2007,
los que más se conectan son las edades más jóvenes, de 15 a 34 años, disminuyendo conforme sube la
edad. Es obvio que los jóvenes son más receptivos al uso de las TIC que las personas de edad más
avanzada y que son capaces de adquirir vía formación las habilidades necesarias para su uso.

La idea de brecha alude a una separación o una abertura. Social, por su parte, es aquello relacionado con
la sociedad: la comunidad de individuos que interactúan entre sí y que comparten una misma cultura.

Una brecha social, por lo tanto, supone la fractura de una sociedad. El grupo que está atravesado por
una brecha no es homogéneo, sino que entre sus integrantes existe una determinada distancia en ciertos
aspectos.

El concepto de brecha social está vinculado a la desigualdad social. Entre el conjunto de personas que
tienen casa propia, estudios universitarios y acceso a los servicios de salud, y el conjunto de individuos
que habitan en viviendas precarias, no tienen formación académica y no cuentan con la posibilidad de
tratarse en hospitales o clínicas, se registra una grieta. Ese trecho que separa a ambos grupos puede
entenderse como una brecha social: el gobierno debe intentar eliminar esa brecha, mejorando las
condiciones de vida de los menos favorecidos y favoreciendo la equidad.

Numerosas son las causas que se encuentran detrás de la brecha social. No obstante, entre las más
significativas están algunas como estas:
-La corrupción, que se traduce, sobre todo, en evasiones fiscales y paraísos fiscales por parte de quienes
se encuentran en las altas esferas. Una situación esa que afecta a la economía del país.

-La existencia de sistemas fiscales injustos que vienen a establecer que los que menos tienen sigan
teniendo que pagar más que los que poseen una economía más boyante.

-La privatización de los servicios públicos también es responsable de la citada brecha, pues dificulta que
personas que no cuentan con una economía sólida puedan acceder a esos.

-La distribución injusta de la tierra así como de la inversión de un país es otra de las causas de la
existencia y crecimiento de la brecha social.

Es posible medir la brecha social desde diferentes ángulos: puede calcularse según el nivel de ingresos, la
educación, la calidad del empleo o las características de la vivienda, por citar algunas posibilidades.
Cuando las brechas sociales son muy marcadas, es habitual que se registren hechos de violencia con
frecuencia, ya que la sociedad está disgregada.

La reducción de las brechas sociales, en este marco, contribuye a la pacificación de la sociedad y


favorece el desarrollo de un proyecto inclusivo, donde todos los integrantes de la comunidad se sientan
parte del conjunto y trabajen con un fin en común.

ALFABETIZACIÓN TECNOLÓGICA

En la actualidad el entorno social, económico y cultural que rodea al ser humano evoluciona de una
manera estrepitosa. La revolución de la tecnología informática, ha provocado una transformación radical
de las formas de producción, difusión y consumo del conocimiento y la cultura. La aparición de nuevas
tecnologías tales como son: La televisión digital y de paga, la introducción de las PC’s en los hogares, el
acceso a Internet (red mundial de información), telefonía móvil están provocando nuevas necesidades
formativas y de conocimiento en los ciudadanos. Es claro, que las personas de hoy, requieren de nuevas
habilidades y conocimientos para poder desarrollarse en el mundo contemporáneo.

Millan (2003) menciona que, se ha puesto mucho énfasis a la alfabetización convencional en las
escuelas, pero hoy se llega a saber que hay múltiples alfabetizaciones. Sabemos que el concepto de
alfabetización se refiere al hecho de saber leer y escribir, pero la alfabetización tecnológica es el saber
“leer y escribir” pero con la computadora, además de entender y utilizar la información para apoyar el
aprendizaje, la productividad personal, la toma de decisiones y la vida diaria.

En otras palabras, la alfabetización tecnológica es desarrollar los conocimientos y habilidades tanto


instrumentales como cognitivas en relación con la información vehículada a través de nuevas tecnologías
(manejar el software, buscar información, enviar y recibir correos electrónicos, utilizar los distintos
servicios de WWW, etc.), además plantear y desarrollar valores y actitudes de naturaleza social y política
con relación a las tecnologías.

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