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A la Mujer Venezolana.

Con el pecho abierto lleno de esperanzas y valentía,


caminan en descampados lugares, las mujeres de esta
bendita tierra. Blandiendo las banderas de la lucha van,
con coros que son gritos extraídos al alma de los vivos y
los muertos, se abren paso, viendo en el suelo la sangre
de esta infernal y desigual querella que, busca liberación.

Llantos contenidos, dolores de partos de las mujeres, de


las madres que reclaman el vientre robado de sus hijos.
Es por la patria, es por la vida, es por la tierra, es la matriz.
Nada calma el alarido desgarrador de la madre fiera, si ha
de defender a sus crías, nada iguala a una Eva parturienta.
Sus uñas se vuelven garras, su dientes se hacen de hierro.

Nuestras amazonas, magas, hechiceras, madres, hijas y,


ellas, las mujeres de este hemisferio, de Venezuela, están
hechas de luz, de juegos y adivinanzas, de culto y religión,
de brega y sudor, son mujeres de hiel y de miel, son las
amas y señoras de esta tierra de gracia, hoy en desgracia.
Reinas y princesas son y, hoy se desvisten, para la guerra.

Siempre lucidas en el esplendor de la valentía y la belleza.


Afirmadas en su andar con promesas de libertad caminan.
Forjadoras son de vida y moldean el barro hecho añicos por
la canalla y, uniendo los pedazos van moldeando nueva savia.
Desafiantes ante los estragos y ruinas, con firmeza sus pasos
seguros, revelan un inédito camino, es la senda de la libertad.

¡Mujer venezolana, crisol de luchas y de encantos, has asido


la espada libertaria y DECRETADO que, no es utopía la libertad!

Raiza N. Jiménez/ 6/5/2017

Nota:

Nuestra historia está pincelada por las hazañas de mujeres guerreras, por heroínas venezolanas que,
dejaron sus vidas en los caminos, para legarnos la LIBERTAD, esa que estamos
perdiendo...Nombres, muchos. Solo atino a recordar algunos como: Luisa Cáceres de Arismendi, Josefa
Camejo, Ana María Campos, Consuelo Fernández, Juana Ramírez y, tantas otras,
anónimas algunas y muchas olvidadas o obviadas, por los hombres que escribieron la historia, respetando
la usanza de esa época de recato, donde se cuidaba la expresa mención de las damas, de las mujeres, en
labores que "eran masculinas
.

Esta costumbre no se ha perdido del todo, muy a pesar, de que nuestra tierra tiene el sello de ser una cultura
matriarcal y, lo es.

Sin embargo, la mujer venezolana, conserva un poder mal utilizado, por cuanto, a pesar de conocer de
manera natural, los patrones emocionales del hombre, tanto del padre, la pareja e hijos, cede su cetro, para
darle el poder a los varones olvidando que un poder desequilibrado no funciona con éxito. La dualidad
de la convivencia y la distribución equitativa de las cuotas de poder son esencialmente necesarias, para la
puesta en marcha de un orden vital. Conceder el poder a los hombres, porque son hombres, no garantiza
que aun siendo la mujer, el poder detrás del trono, el varón vaya a actuar con la testosterona que le exige
su condición de masculinidad y, más si ha de ostentar y ejercer el poder, un poder que afecta a la totalidad
de un país.

En la Venezuela, la de hoy, hay que darle un vuelco a esto y desnudar de una buena vez, el mito machista
o hembrista. Cada uno de los protagonistas, hombre y/o mujer, que hacen vida en esta tierra, deben asumir
su poder aunado a la correspondiente responsabilidad de sus acciones. Tal condición se ha perdido.

Me preocupa el hecho público y notorio, de que, cuando hablas de la mujer venezolana y sus logros, salen
a relucir los famosos "reinados de belleza". Esto es grave si pensamos que esta belleza, poco natural de
paso, desvía la atención hacia la frivolidad más que a logros en asuntos cruciales para la vida ciudadana
de una nación que está en crisis y en guerra. La historia, aunque precaria, en cuanto a reseñar los logros
de las mujeres de esta tierra, es un espejo donde nos podemos mirar para encontrar la resonancia de lo que
en verdad han sido las mujeres venezolanas, en términos de hazañas de LIBERTAD.

Llamo la atención, en este punto, por cuanto, cuando hago una visión retrospectiva del quehacer de
nuestros parlamentarios, hombres de leyes y empresarios, noto que son escasos los que asumen
responsabilidades por sus acciones, en los cargos que han asumido, se supone, por propia voluntad y con
autonomía. Pareciera que el divismo también ha permeado las esferas en las cuales se mueven los hombres
abocados a defender los destinos de un país que está en crisis de todo tipo y reclama la presencia de la
probidad masculina.

Mucho por revisar y bastante que reformular, para retomar el rumbo que nos lleve a reconquistar la libertad
y el país. Concluyo este escrito inconcluso con una cita de una mujer joven, paquistaní, quien a los 17
años, recibió el premio Nobel de la Paz. Esta joven no se detuvo ante los retos, por ello, es modelo de vida
exitosa. Podría decir, un ejemplo viviente en el papel que a las mujeres de cada nación nos corresponde
imitar.

“Parte de la naturaleza humana es que no aprende la importancia de nada hasta que se nos arrebata algo
de nuestras manos”. Malala Yousafzai.

Una frase lapidaria si tomamos con seriedad y de manera proactiva, la responsabilidad que todas tenemos
frente a el futuro y la HISTORIA.
Puño en alto mujeres de Iberia

hacia horizontes preñados de luz

por rutas ardientes,

los pies en la tierra

la frente en lo azul.

Afirmando promesas de vida

desafiamos la tradición

modelemos la arcilla caliente

de un mundo que nace del dolor.


¡Qué el pasado se hunda en la nada!

¡qué nos importa el ayer!

Queremos escribir de nuevola palabra MUJER.

Puño en alto mujeres del mundo

hacia horizontes preñados de luz,

por rutas ardientes,

adelante, adelante,de cara a la luz

Hoy, vi mi utopía

Vestida con mantas negras,

Hoy, creí haberla conocido

Sin siquiera preguntarle su domicilio.

Ayer, vi su máscara color granada,

Amarrada por los brazos de un verde con rayas.

De aquel encadenado al orden golpeado,

Aquel ciervo de un sueño obligado.

Hoy, supe cuán dura es la obediencia,


Destruir y abolir la esperanza

De aquellos que tratan de mostrar sus alas,

De esos que no han tenido miedo

a la libertad de cerrar los ojos,

De dormitar segundos vivos,

Luego separar pestañas

Y emprender el volar

De las más altas cumbres

A las prisiones subterráneas,

Luego negar al rey,

Quemar la soledad,

Volver a volar,

Buscar nuevas tierras y emancipar,

Expandir los sueños y la libertad,

Abrir caminos de solidaridad,

Abolir el poder infernal,

Aquel que nace en nuestro cielo

Y cae acá,

En las tierras del hombre soñador,

Del hombre libre y mi utopía,

De aquel que su honor no enajenó,

Aquel que sembró felicidad,

Levantó los puños y abrió sus rojos ojos.

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