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Andrés Felipe Rojano Araque

IMPORTANCIA DE LA RADIO COMUNITARIA

Hoy en día la radio es un instrumento que todos conocemos y con lo que estamos

muy familiarizados, incluso con la aparición de nuevas tecnologías como la

internet y los teléfonos móviles la utilización de la radio ha ido pasando a

segundo plano en las grandes ciudades, porque en los pueblos pequeños y

apartados aún se le da mucho uso, pero para la época de la aparición de la

misma nunca se había visto nada igual por lo que esto generó un gran impacto

en la sociedad y hasta se podría decir que la radio fue un invento que revolucionó

el mundo.

Muchos se dieron cuenta en ese entonces del potencial que tenía la radio para

muchos fines entre los que se encontraban políticos, propagandísticos, sociales

y culturales por lo tanto se puede decir que la radio tuvo y aún tiene un impacto

social muy notable sobre todo cuando se habla de fines netamente sociales.

La radio es una herramienta muy poderosa en tiempos de emergencia y desastre

porque es capaz de llevar la información en muy poco tiempo a muchísimas

personas también tiene la habilidad de generar consciencia en un número

enorme de personas, la interactividad que genera la radio es una característica

muy importante de la misma, es por esto que este ensayo se basará

principalmente en desglosar la importancia de la radio en la sociedad, pero sobre

todo del papel y el impacto que tienen las radios comunitarias en Colombia.

La radio comunitaria tiene una definición que se basa en tres cosas: representa

las voces de la diversidad de la sociedad, es decir es una radio fruto de la


necesidad social de expresarse, es un emprendimiento comunicacional sin fines

de lucro, y al ser de emprendimiento social es participativa. (Rivadeneyra, 2013)

Un antecedente importante para entender el concepto actual de radio alternativa

o comunitaria es el de la Radio Sutatenza en el departamento de Boyacá, en el

municipio que lleva el mismo nombre. Esta emisora nace en los años 50 y

establece los precedentes básicos de crear contenidos auditivos con el objetivo

de instruir y estar en una relación bastante íntima con el público rural del país.

A través de Radio Sutatenza muchos campesinos de la región aprendieron a

leer, a escribir e incluso a firmar, también aprendieron matemáticas básicas,

geografía y muchas cosas a las que en esa época los campesinos no tenían

acceso porque el sistema educativo no llegaba a esos rincones, la radio les

permitió también conocer temas relacionados con la plantación, el cultivo, la

cosecha, las plagas y cómo tratarlas, en resumen Radio Sutatenza ayudó

durante el tiempo que estuvo vigente a más de 8 millones de campesinos a salir

de la ignorancia, según cifras consultadas por la Radio Nacional.

El hecho de tener una emisora cuyo público era el campesinado colombiano fue

vital para que el resto de la sociedad colombiana percibiera la complejidad del

mundo rural, y la importancia que tenía para la nación contar con una población

campesina, que solo necesitaba de un radio y las cartillas que le suministraba el

Ministerio de Educación Nacional

Este modelo de educación radial se convirtió por obvias razones en referentes

para muchos países de America Latina que lo tomaron y lo aplicaron igualmente

en programas de educación radial y desarrollo rural. Sin embargo por muchos


factores socioeconómicos y políticos Radio Sutatenza fue clausura en 1994

dejando un legado inmenso al ser la primera radio comunitaria en Colombia.

Es importante recalcar que a pesar de que Colombia fue y es un país azotado

por la violencia mayoritariamente social, las radios comunitarias son voces que

ni la violencia ha logrado silenciar y el papel que cumplen en la sociedad rural

actual es fundamental pues la radio comunitaria aparece en un escenario de

conflicto armado como una posibilidad de promover el derecho a la paz, a la vida

y a la libertad de expresión, al convertirse en un espacio de concertación y

participación democrática que puede articular iniciativas locales contribuyendo a

la cohesión social y, en consecuencia, a la defensa y promoción de la sociedad

civil que se prepara para una situación de posconflicto.

En países como Ecuador, Bolivia, Honduras, y como se mencionaba

anteriormente, aquí en Colombia, las minorías, los segmentos de la población

desfavorecidos y marginados, usan desde hace décadas las radios como un

medio de promoción de la educación, de los derechos fundamentales, así como

para reivindicar su identidad.

Para numerosos grupos indígenas, la radio aún es una herramienta para

denunciar la discriminación que padecen y defender sus tierras. Es el caso de

La Voz de Zacate Grande en Honduras, o de Voces de Nuestra Tierra y Nasa

Estéreo en Colombia. En ciertas regiones de la Amazonía la radio constituye a

veces el único vínculo de la población con el mundo exterior.


Un trabajo y un papel social fundamental, pero bastante complejo, dado que la

mayoría de los gobiernos locales, poco interesados en la promoción del

pluralismo, no apoyan a estos medios.

Es primordial darle importancia a la radio comunitaria, pues es a gestora para

abrir nuevos espacios de participación, hasta ahora negados por los monopolios

de comunicación. Promueven la creación de ofertas culturales, a partir de lo

comunitario. Esto impulsa el reconocimiento de la diversidad cultural de las

regiones y genera reconocimiento, respeto y aceptación. Al ser una alternativa

de uso del tiempo libre, las emisoras comunitarias estimulan la actividad y

creación cultural, así como, exploran manifestaciones locales, que amplían las

posibilidades de recreación a través de la radio.

La radio comunitaria tiene gran importancia y responsabilidad en el

reconocimiento de múltiples identidades, el reconocimiento de la educación

informal y no formal como modelos que apelan a las sensibilidades y

necesidades de las poblaciones vulnerables, como agente socializador que

permite la participación de la comunidad en la creación de su propia vida y que

puede disminuir la marginalidad en la que viven algunos grupos sociales.

La sociedad colombiana tiene la obligación de apropiarse de los espacios

comunitarios y a la vez tiene responsabilidad de convertirlos en escenarios

verdaderos para la expresión democrática ya que son sitios para que las

comunidades se reconozcan en su diversidad y hagan radio a su manera, con

sus recursos técnicos y económicos, con su organización, y lo que es más

importante, a través de su propia óptica de los problemas; con sus temáticas más

auténticas y con su estética personal diferente. Se asume la participación como


aquellos espacios en los cuales los individuos y grupos sociales y culturales se

comprometen activamente en la práctica de la comunicación donde se propicia

la expresión de opiniones, la generación de cuestionamientos que amplían la

comprensión de los hechos.

La comunidad es al mismo tiempo gestor del servicio y su destinatario; lo que

significa que ella es mucho más que otro espacio, es un medio para estar juntos,

para reconocernos, para intercambiar lo que somos y lo que queremos, para dar

rienda suelta a nuestra creatividad, para apoyarnos en la búsqueda de fines

comunes, para ser más solidarios, más autóctonos, para favorecer el desarrollo

social y la convivencia ciudadana pacífica y en últimas, para ser colombianos.

Además, estas emisoras favorecen la difusión de lo local, pues permiten el

cubrimiento de acontecimientos de interés comunitario, aportando un elemento

diferenciador y complementario en relación con los medios nacionales. A su vez,

trabajan información de carácter nacional e internacional, lo cual les permite

involucrar a la comunidad en procesos más amplios que los de la realidad

comunitaria.

Las radios comunitarias muchas veces son el único medio de comunicación que

existe en los municipios y de no haber radios comunitarias la gente únicamente

tiene acceso a las emisoras del ejército y la policía y como su nombre lo dice al

ser comunitarias hechas por y para la comunidad, no reciben recursos estatales

por lo que no tienen mucha estabilidad económica y tienen muchos problemas

para sostenerse, esto, precisamente, es lo que da valor a las radios comunitarias,

pues son muestra de las formas y los modos en que se estructuran social,

política, educativa y culturalmente los municipios de Colombia. Y ahí resalta la


función social de estos medios: generar diálogos, encuentros de los agentes

sociales para identificar e interpretar su razón de ser, con el fin de dotar de

identidad a la comunidad.

La radio comunitaria es un factor de acercamiento, un puente, un paso hacia el

otro, no para que el otro se convierta en lo que nosotros somos, sino para que él

pueda ser lo que es. No se trata de tener más, sino de ser, ésa es la verdadera

misión de las radios comunitarias. ¿No es el sentido más profundo de la cultura

el de hacer tomar conciencia a las personas de la grandeza que existe en ellas?

Hace muchos años, se tenía la esperanza de que los medios de comunicación

masiva tuvieran un papel importantísimo en el desarrollo de los países del tercer

mundo, llevando información útil sobre las oportunidades de desarrollo, por lo

que, se tenían expectativas muy altas con respecto a que el papel de la

comunicación de masas facilitara el desarrollo y cambio social. Ante el

incumplimiento de ello las radios comunitarias se han convertido en un factor

importantísimo para el desarrollo educación y la construcción del imaginario

social y cultural de la población colombiana más vulnerable.

Principalmente porque la radio comunitaria es rural y cooperativa, por lo tanto,

muchas personas de la región o el pueblo participan en dar comunicados,

anuncios y eventos sociales, culturales y políticos, ya sean de derecha o

izquierda, siendo totalmente libre, fuera de cualquier grupo político siendo

alternativa, popular e incluso educativa; fomentando la cultura de la región, su

gastronomía, lengua, etc.

La radio comunitaria, promueve por tanto la participación de los habitantes de la

región y defiende sus intereses e ideales; ya que aboga y responde a los gustos
y necesidades de la mayoría, fomentando el buen humor y la esperanza en su

región al informar verazmente, y ayuda a resolver los problemas de la vida

cotidiana dentro del contexto rural.

Dentro del contenido de sus programas se debaten todas las ideas y se respetan

todas las opiniones, estimulando la diversidad cultural) y no a la homogenización

mercantil de la región o comunidad, como pueden ser verduras, café, productos

orgánicos, textiles e incluso productos medicinales; siendo la mujer la

protagonista de la comunicación y siendo una voz decorativa o un reclamo

publicitario, al estar en una patria matriarcal, tiene la mujer más peso en las

comunidades.

Dejando de un lado y rechazando totalmente alguna dictadura política y social, y

ni siquiera la música impuesta por las disqueras o instituciones grandes de la

música, fomentando a los músicos de la región y la música tradicional del lugar;

haciendo que la palabra de todos sea escuchada sin discriminaciones ni

censuras, sin importar la clase o estrato social, ni religión, apariencia física o

ideología, la radio comunitaria es del pueblo, para el crecimiento del pueblo o

región.

Sin embargo, a pesar de haber muchas radios comunitarias en Colombia y en

Latinoamérica hoy en día, siempre están en inminente peligro de desaparecer

por muchas razones entre las que se encuentran El acoso empresarios o de

agentes gubernamentales por un lado, que se profundiza por la falta de

conocimiento legal en la materia, lo que implica que la confianza o el miedo a

crear o no una radiodifusora que sea solamente respaldada por la comunidad; la

falta de equipamiento y de conocimiento de herramientas y programas para la


producción; que provoca poca estima de lo que se produce, sobre todo

considerando la producción “seductora” de los medios comerciales, que no se

puede negar, se mantiene en el gusto de población principalmente joven; la

sostenibilidad que, aunque se puede tener un respaldo en la comunidad en

cuanto a contar con un local donde instalarse, muchas radios tienen que sortear

la atención de pagos de luz, compra de equipo básico o cuotas gubernamentales

por el trámite de permisos, por ejemplo, para aquellas que sí lo tienen.

En Colombia principalmente está todavía latente en el fantasma de la guerra,

como lo mencioné anteriormente, a pesar de que estas radios pueden servir para

la construcción de la paz, es por esto mismo que también se están viendo

amenazadas por los grupos al margen de la ley o antiguos paramilitares que se

están tomando los lugares que hoy en día las FARC ya no ocupan.

Por tanto, la defensa de las radios comunitarias es un conjunto de estrategias

variadas. Cuando la radio tiene un arraigo en la comunidad y en las estructuras

comunitarias de mando-obediencia como los cargos comunitarios, es común

encontrar que la defensa de la radio sea también la defensa de la palabra y la

transmisión cultural que ello implica y del territorio. Esto explica que en algunos

radios la gente se organice para impedir la entrada de la Policía o del ejército

ante amenazas, pues el estado también representa en ocasiones una amenaza

para las radios comunitarias.

Las radios comunitarias están diciéndole a la gente cosas que les interesa, les

entretiene con música en su propio contexto, habla de las fiestas patronales, de

encuentros deportivos, reuniones culturales, de la asamblea, de comunicados

importantes para la localidad o el barrio, de asuntos que les interesa. Los medios
comunitarios saben escuchar, respetar, observar y están en constante dialogo

con la comunidad, pueden ser el camino para recuperar el sentido de la vida, el

corazón de una comunidad por ello cuando son agredidas el pueblo las defiende

para que su voz no sea acallada.

Todos los colombianos y no sólo los campesinos tenemos que tomar la voz por

las radios comunitarias, cuidarlas y defenderlas, la cultura no puede marginarse

de la comunicación, no es más que la cultura trasmitida y comunicada, no

podemos comunicar otra cosa que no sea lo que somos como miembros de una

comunidad, lo que fuimos, lo que queremos ser, en nuestras costumbres,

creencias, normas, idiomas, nuestra forma de vida; toda esa dimensionalidad es

nuestra manera de comprender, de comprendernos, de comprender al mundo,

de relacionarlos con él, de transformarlo.

La radio comunitaria es una alternativa que está a la mano de las poblaciones

más vulnerables del país, de los campesinos, los indígenas, de las

organizaciones populares, del barrio, del distrito, de una localidad, es la identidad

de un pueblo, es un medio de comunicación al alcance de todos, por ello su

influencia es muy importante en la sociedad que está en constante cambio y

desarrollo, la radio comunitaria por ello es mediadora de ese cambio y si

queremos un verdadero cambio hay que cuidar nuestras radios que son

transmisoras de cultura e historia.

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