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LA INVASIÓN DE LOS

NINISIFA
La nueva plaga en los centros de estudio

Enrique .Campang Chang,


Guatemala, julio de 2012

Los Ninisifa son los que pudiendo trabajar y estudiar no lo hacen, pero si se
divierten y fastidian en las universidades. Diferentes a los jóvenes ni ni de
Europa, que por la crisis económica ni pueden trabajar ni estudiar. En cambio
aquí tenemos a los que Ni estudian, Ni trabajan y Si Fastidian…

Las universidades se parecen a las ciudades mayas ya no están sus habitantes


originales, invadidas por monos aulladores, guacamayas y los ruidos de la
selva. El proyecto de 4 Grados Norte fue abandonado por la invasión de
consumidores y traficantes de drogas. Varias zonas del país son
desalojadas por sus residentes originales y ocupadas por extorsionistas,
ladrones o mareros.

La universidad se está quedando sin universitarios por un desplazamiento


ecológico, se está convirtiendo en un centro vacacional de ninisifas
por semestres enteros. Una población flotante que no está realmente
interesada en estudiar, pero si a divertirse o conseguir pareja, gritando como si
estuvieran subidos en la montaña rusa de Xetulul,

En mis dos décadas de docencia universitaria, he visto la transformación del


ambiente para mal. En las aulas se vuelve cada vez más difícil para dar clases
y encontrar a estudiantes con verdaderas intenciones de superación, jóvenes
con vocación, inquietos, respetuosos, disciplinados, dedicados, ellos son cada
vez más raros. Posiblemente relacionado por la distracción que causa el
uso descontrolado de los gadgets electrónicos con fines de diversión.

En las conferencias en el auditorio es notoria la mala educación, no dejan sus


aparatos, entran y salen, platican. En un acto cívico por la independencia se le
faltó el respeto al Himno Nacional, no guardaron la compostura.
Gradualmente se transforma en un conveniente lugar de encuentro, lo
tienen todo: comida, amigos, ambiente agradable, todo pagado por los
padres, buena ropa, show de modas, carro, tiempo de celular, laptop, y a
escondidas sexo y drogas. Son vacaciones más alegres que las de fin de
año, se mantienen los contactos, se puede gritar, conversar en cualquier
parte; esperan aquí mientras abren las discotecas y bares de la zona viva. En
enero hay desesperación por continuar las alegres fiestas.

Se camina elegantemente al ruido de los tacones, sin importar que haya


clases, salen y entran de los salones a contestar mensajitos, dizque para ir al
baño o a consumir drogas. La población ninisifa en los corredores o parqueos,
puede atraer problemas como ladrones, traficantes incluso violadores, La
mayoría ni tiene conciencia de su situación, no tienen idea de las secuelas
entre los que quieren estudiar. No habría problema si se retiraran a un área
social donde el ruido no moleste.

Unos padres lo saben, pero prefieren tenerlos en la U que en las calles o


centros comerciales, o lugares de dudosa reputación. La corrupción ya está
en ellos, reciben el dinero para venir a estudiar, pero es lo que menos
hacen; su pronóstico moral es malo. La casa es aburrida para aguantar
regaños, rendir cuentas, soportar los problemas de los padres, tener que
limpiar el cuarto o bajar el volumen de la música, nada de esto tienen que
hacer aquí en la Universidad.

Ya los patos le disparan a las escopetas, no se les puede llamar la atención,


los docentes somos amenazados y casi extorsionados en las evaluaciones si
somos exigentes, como me pasó con un grupo en la sede de la Antigua. No
sería raro que se quejaran a Derechos Humanos por prohibirles que hagan lo
que se les da la gana.

El desplazamiento ecológico es posible si la especie invasora no tiene


controles en el lugar, atraen a otros, se reproducen; aquí institucionalmente no
se les controla, ni hay capacidad de ejecución de la buena convivencia. Cada
quién podrá manejar sus excusas. Varios agentes de seguridad me han
comentado los insultos que reciben ante la menor insinuación de pedir orden.
El personal de limpieza sufre de de quienes dejan la basura tirada y dejan los
baños atascados de papel.

Unos estudiantes lucen su arrogancia y prepotencia por ser hijos de a saber


que poderoso empresario, funcionario, banda criminal, es mejor no averiguar,
Usted no sabe quién soy… es una respuesta amenazadora que le han dado a
varios catedráticos.

No sería raro que el regañado sea yo por poner el dedo en la llaga. Si los
niños ninisifa se retiraran lejos de las aulas a platicar, gritar, jugar, a comer no
habría problema, así como lo hicieron los fumadores que se van a las puertas a
encender sus cigarrillos. Al menos que se retiren de los corredores durante las
clases, ellos son los que pierden. ¿Es mucho pedir?
No sirve de nada advertir sobre las secuelas a largo plazo, no les interesa.
Confían en el oportunismo y forcejeo para ganar las clases. Y como dijo Jesús
en la cruz: perdónalos señor porque no saben lo que hacen. Pero alguien
debe decirles lo que están haciendo… luego de eso no hay perdón.

Las universidades reciben el producto con todas las deficiencias de la


formación en el hogar, la escuela, colegios e institutos; es el resultado de
una cadena con fallos estratégico en la educación centrada en lo
productivo, rentable, pero no en lo formativo en valores; cuando vienen ya
es tarde para cambiarlos.

Comprendo que los ninisifa son un recurso económico importante. Pero las
acreditaciones se pueden poner en peligro por el ambiente y calidad entre los
estudiantes. Los resultados académicos se pueden adulterar con alegatos,
chivos, copias vía electrónica, el gran perdedor es el país ante la mala calidad
de los profesionales.

Lo ideal para los jóvenes es sí estudiar, si trabajar y si divertirse (la condición


sisisi), el estudio y el trabajo no riñen con la diversión, pero cada cosa en su
tiempo y lugar. Para las personas maduras el trabajo y el estudio es
privilegio, no castigo ni aburrido, es cuando se tiene la vocación para ello.

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