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La Disciplina Espiritual Del Ayuno
La Disciplina Espiritual Del Ayuno
06 de septiembre de 2016
Hechos 13.1-3
Daniel vivía bajo cautiverio en Babilonia cuando leyó la promesa de Dios de liberar a los
israelitas después de cierto tiempo. Entonces buscó sinceramente al Señor mediante la
oración y el ayuno (Dn 9.2, 3). Luego, por medio del ángel Gabriel, Dios le dio una mayor
comprensión de lo que había prometido antes.
La Biblia tiene también otros ejemplos. Cuando el rey Josafat se enteró de que un poderoso
ejército venía a atacarlo, llamó a toda Judá a reunirse y a ayunar (2 Cr 20.1-4). Dios le dio
aliento y fuerzas para enfrentar al ejercito enemigo. Ayunar fue también parte de la
preparación de la iglesia primitiva para elegir a sus primeros misioneros. El Espíritu Santo
dirigió el envío de Bernabé y Saulo a la obra (Hch 13.2).
Ayunar no nos da una respuesta más rápida de Dios, ni tampoco es para convencerlo de que
siga nuestro plan. Lo que hace es ayudarnos a ver nuestra situación a través de sus ojos, y a
obedecer lo que discernimos. A veces, he buscado al Señor para tener su perspectiva de lo
que estoy haciendo. Ayunar me ha ayudado a tener su visión en cuanto a mi vida y mi
trabajo.
Ayunar implica el deseo intenso de escuchar a Dios, un período de tiempo para conectarse
con Él, y la disposición de abstenernos de comida o alguna actividad. Si esta idea le
intimida, recuerde que el propósito del ayuno es prepararle para que pueda acercarse más a
Dios y recibir su aliento y dirección.