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Tarea #Uno
Tarea #Uno
“José A. de Azcárraga”
DOCENTE:
Dr. REINALDO GIRALDO DÍAZ
COLOMBIA – MEDELLÍN
SEPTIEMBRE 10 DE 2018
INTRODUCCIÓN
Todavía es muy pobre el empoderamiento por parte de algunos estudiantes y
docentes sobre las formas en que hacemos investigación, no faltará que algunos de
los actores citados anteriormente, pertenecientes o que deseen pertenecer a
semilleros, grupos de estudio, o estemos matriculados en un posgrado (sea este
maestría o doctorado), nos imaginemos que hacer “investigación” solamente le
concierne a la ciencia o a los científicos, y a estos los vemos mentalmente como
personas que “viven” en un laboratorio, de bata blanca, con lentes y calvos.
Asimismo, hay que enrutar al joven estudiante en que él puede hacer investigación
científica y social y que esta posee dos componentes que no se pueden separar: la
ciencia y la filosofía.
DESARROLLO TEMÁTICO
Hoy el mundo científico, político, económico, cultural, tecnológico y del conocimiento
está experimentando cambios paradigmáticos que el mismo hombre ha producido
con el fin de responder de manera efectiva a la crisis de los fundamentos del
conocimiento científico y filosófico. Una crisis que genera incertidumbre en las cosas
fundamentales que afectan al ser humano en lo físico, sicológico, biológico, social y
ambiental. Y esto, precisa y paradójicamente, en un momento en que la explosión
y el volumen de descubrimiento y conocimiento pareciera no tener límites en esta
sociedad del siglo XXI.
En nuestros días está naciendo una nueva forma de producción del conocimiento,
sobre la cual se forman nuevas tendencias que buscan un nuevo significado de las
acciones humanas evidenciando nuevas normas, reglas o técnicas que ayuden a
una mejor interpretación y comprensión de todo el proceso de producción del
conocimiento.
Estas nuevas tendencias han empezado a surgir y ganar adeptos, motivando a que
el conocimiento ya no corresponde a pequeños grupos o clubes del saber, sino, por
el contrario se ha aperturado un proceso de transformación en la forma de hacer
ciencia, mejorando los nuevos instrumentos para resolver los enigmas de la
humanidad y a su vez a todos los interesados por los nuevos desarrollos, que
puedan tener el acceso de conocer los nuevos avances de la ciencia, esto hoy en
día gracias a los grandes desarrollos en materia de tecnología, telecomunicaciones,
información y al internet.
Por lo tanto, esta situación es algo real y necesaria para la ciencia y el conocimiento,
porque en la medida que las personas internalicen que el cambio en la concepción
de las estructuras lógicas de nuestra mente y los procesos que sigue nuestra razón
en el modo de conceptualizar, analizar y dar sentido a la realidad concreta de hoy,
no es lo mismo de ayer, por ello, es necesario conocer nuevas formas que desafíen
las formas de entender.
En los recientes años se atestiguaron grandes avances en esta área, tanto que
ahora no es posible entender a la ciencia sin ubicarla en su ámbito histórico y
geográfico. Ahora, esta historia se ha convertido no solo de los grande hombres ni
de las grandes teorías científicas, sino que ahora se ha vuelto inevitable su estudio
en contextos tan diversos como diversas son las experiencias humanas.
Pero las cosas no tienen por qué ser así. Si se establece la plataforma educativa
adecuada, los filósofos no tendrán que trabajar a contracorriente para convencer a
nuestros estudiantes de que tenemos algo importante que decir acerca de la ciencia.
Para esto necesitamos la ayuda de los científicos, a quienes los estudiantes ven
como los únicos proveedores legítimos de conocimiento científico. Sería bueno
tener una división explícita del trabajo. Los científicos deberían continuar enseñando
los fundamentos de la ciencia, pero pueden ayudar dejando claro a sus alumnos
que la ciencia está repleta de importantes cuestiones conceptuales, interpretativas,
metodológicas y éticas que los filósofos están en una posición única para abordar,
y que lejos de ser irrelevantes para la ciencia, los asuntos filosóficos se encuentran
en su núcleo.
Finalmente, hay que decir que tal influencia es casi imperceptible para la mayoría
de los físicos, matemáticos, y cualquier otro que estudie algún tipo de ciencia pura,
lo que se puede considerar como un símbolo de que algunos científicos no conocen
la historia de su propia ciencia, sino que solo se dedican a la producción de
conocimiento didáctico y no se detienen un momento a la investigación de su
historia científica. Creo que un buen profesor e investigador conoce la historia de su
ciencia, y aun mejor, la historia de su ciencia filosófica.
BIBLIOGRAFÍA
Azcárraga, J. (2003). Ciencia y Filosofía. Mètode, Revista de difusión de
investigación de la Universidad de Valencia, Anuario, págs. 40-46.