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03 Manual Tecnico Sequia CNR PDF
03 Manual Tecnico Sequia CNR PDF
MANUAL TÉCNICO
MANEJO DEL RIEGO EN CONDICIONES DE SEQUÍA
2011
Autores:
Jorge Vergara C.
Rodrigo Fuster G.
Alejandro León S.
Paulina León T.
Supervisión Técnica:
César González P.
Edición:
Francisco Fabres B., periodista.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 5
1 CONCEPTOS Y DEFINICIONES 5
1.1 SEQUÍA 5
1.1.1 Sequía meteorológica 6
1.1.2 Sequía hidrológica 6
1.1.3 Sequía Agrícola 7
1.1.4 Impactos de la sequía 7
2.2 NORMAS COMUNES PARA LAS ORGANIZACIONES DE USUARIOS DE AGUA (MANUAL DE ADMINISTRACIÓN
DE RECURSOS HÍDRICOS DE LA DGA) 41
2.3 INSTITUCIONALIDAD PARA ENFRENTAR LA SEQUÍA EN CHILE 41
2.4 INTERVENCIÓN DE CAUCES POR LA DGA 42
2.5 INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS ECONÓMICOS 43
6 BIBLIOGRAFÍA 70
ÍNDICE FIGURAS
FIGURA 1 : Cálculo de lluvia promedio sobre un área por el método de Thiessen 14
FIGURA 2 : Cálculo de la lluvia promedio sobre un área, por el método de isoyetas 15
FIGURA 3 : Formación y componentes de la escorrentía total 18
FIGURA 4 : Infiltración del agua en el suelo 19
FIGURA 5 : Relación entre velocidad de infiltración e infiltración acumulada 20
FIGURA 6 : Acuíferos confinados y no confinados 22
FIGURA 7 : Acuífero confinado 23
FIGURA 8 : Acuífero colgado 23
FIGURA 9 : Pozo y depresión de la napa 24
FIGURA 10 : Secciones longitudinales esquemáticas para ilustrar (a) presas de agua subterránea y
(b) presas de arena 29
FIGURA 11 : Estimación de demanda máxima actual de agua a nivel nacional (m3/s).. 32
FIGURA 12 : Demanda actual uso consuntivo a nivel regional 33
FIGURA 13 : Proyección de la demanda de agua potable al 2025 34
FIGURA 14 : Proyección de la demanda de agua de la minería e industria al 2025 34
FIGURA 15 : Variación del valor de Ky de acuerdo al período de crecimiento de un cultivo 49
FIGURA 16 : Diagrama del sistema californiano fijo 52
FIGURA 17 : Diagrama del sistema californiano móvil 52
FIGURA 18 : Tipos de riego gravitacional 53
FIGURA 19 : Método del cilindro infiltrómetro 55
FIGURA 20 : Esquema de cabezal de riego 56
ÍNDICE CUADROS
CUADRO 1 : Tipos de sequía de acuerdo a distintas relaciones oferta/demanda 7
CUADRO 2 : Identificación de impactos producidos por las sequías 9
CUADRO 3 : Períodos de retorno y probabilidades de excedencia 12
CUADRO 4 : Períodos de retorno para una serie de datos de precipitación y probabilidades de excedencias calculadas
con la fórmula de California 12
CUADRO 5 : Eficiencia de aplicación del agua de riego 45
CUADRO 6 : Corrección del porcentaje de cobertura (Kr) 46
CUADRO 7 : Método de riego, profundidad radicular activa y períodos críticos para el riego de
algunos cultivos 47
CUADRO 8 : Coeficientes Ky 48
CUADRO 9 : Largos ideales de surcos según tipo de suelo 51
CUADRO 10 : Comparación de métodos de riego superficiales 54
CUADRO 11 : Capacidad aproximada (l/s) de conducción en mangas de plástico de diferentes diámetros
con relación a la pendiente del terreno 63
M A N UA L TÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 20 1 1 5
INTRODUCCIÓN
L
a Comisión Nacional de Riego pone a disposición de la comunidad un documento que reúne informa-
ción de conceptos y recomendaciones de utilidad para apoyar a los profesionales que brindan asisten-
cia técnica. En él se tratan aspectos relevantes para mitigar los efectos de los fenómenos de sequía en
las zonas de riego de nuestro país.
El texto ha sido redactado en un lenguaje simple para facilitar su aplicabilidad, pero supone que el lector
tiene los conocimientos básicos de un nivel técnico. No obstante, se ha considerado conveniente incluir,
tanto en el primer capítulo como en las otras secciones, algunas definiciones y conceptos que resultan de
especial importancia.
Los contenidos abordan el rol de las organizaciones de usuarios en el manejo y administración de la red
extra predial, con recomendaciones generales para la gestión en condiciones de sequía. Asimismo, propone
recomendaciones para la utilización del agua a nivel predial y su gestión en situaciones de escasez.
Se han incluido diferentes enfoques de la problemática, tanto desde el punto productivo como social y am-
biental. Lo anterior, sobre la base de la revisión de antecedentes publicados principalmente por CNR, INDAP,
INIA, DGA y DOH, entre otros. El detalle de la bibliografía se encuentra en las últimas páginas del Manual.
Este material puede ser de utilidad para quienes deseen profundizar en las materias abordadas, puesto que
las páginas siguientes son una guía práctica, y por lo tanto no ahondan en aspectos teóricos ni fórmulas
complejas.
Puesto que se ha escrito como instrumento de consulta, se preparó un índice detallado de materias que
facilite la búsqueda de información específica en orden no secuencial.
1. CONCEPTOS Y DEFINICIONES
1.1 SEQUÍA
La sequía es un fenómeno con el cual los habitantes de Chile han convivido desde sus orígenes. No se trata
de un fenómeno nuevo; por lo tanto, la población y los diversos sectores productivos deben seguir siendo
capaces de adaptarse e implementar medidas que permitan enfrentar de mejor forma los futuros períodos
de escasez de agua.
Las sequías no tienen ciclos bien definidos en el país. Sin embargo, hay una alta probabilidad de que se in-
tensifiquen por efectos del cambio climático global, de modo que la racionalización de los usos del agua es
un tema de alta prioridad (Santibáñez y Uribe, 1999).
En términos generales una sequía corresponde a una situación de déficit de agua suficiente para afectar
adversamente a la vegetación, fauna, ser humano y sus actividades en un área determinada (Salas, 1978,
citado por Fernández, 1991).
6 M inisterio de Agricultura
Las sequías son el resultado de un proceso complejo en el que intervienen tanto la oferta como la demanda;
la primera, condicionada por la naturaleza; la segunda, condicionada por el nivel de desarrollo y las exigen-
cias que se hacen a los sistemas naturales.
Es un fenómeno de lento desarrollo y amplia cobertura espacial. Mientras dura el fenómeno, resulta difícil
precisar su duración y extensión física. Sus dimensiones pueden ser determinadas con mayor exactitud una
vez que la sequía ha finalizado, desde una perspectiva histórica. Esta situación dificulta la adopción de me-
didas durante su desarrollo (Fernández, 1991).
Las variables que se utilizan para definir la oferta de agua disponible en cursos y acuíferos son las mismas
usadas para definir, a su vez, los tipos de sequía, algunos de los cuales se describen a continuación.
El territorio chileno muestra una relación inversa entre la evapotranspiración y la precipitación. La evapo-
transpiración disminuye gradualmente desde el extremo norte hasta el extremo austral. Por el contrario, la
precipitación aumenta de norte a sur.
Entre los 35° y 40° de latitud (desde Curicó a Osorno, aproximadamente) se produce un relativo equilibrio
entre precipitación y evapotranspiración. Durante años de sequía, los límites de esa zona donde se alcanza
el punto de equilibrio se desplazan hacia el sur. Las localidades ubicadas en la parte norte comienzan a sufrir
un déficit de precipitaciones, con lo que aumenta la necesidad de riego y se reducen los rendimientos en
cultivos de secano, por la falta de lluvias suficientes y oportunas.
La sequía hidrológica está relacionada con los bajos caudales en los cauces superficiales.
De acuerdo a Fernández (1999: 37), la combinación tanto del tipo de régimen fluvial como de la forma de
la demanda por las aguas, tiene un efecto importante sobre la ocurrencia y las propiedades de las sequías
hidrológicas.
Las fuentes de la oferta o disponibilidad de agua pueden corresponder a regímenes pluviales, nivales, gla-
ciares o mixtos. Los pluviales (dependientes de las lluvias) presentan un máximo de oferta en invierno, y
estiaje en verano. Los regímenes nivales (derivados de la nieve) presentan valores mínimos de agua en
invierno y máximos en primavera y verano. Los regímenes glaciares son similares a los nivales, pero con su
máxima disponibilidad hídrica un poco atrasada respecto de éstos debido a que sus hielos se derriten más
lentamente que la nieve. Los ríos de régimen mixto (alimentados de distintas fuentes) muestran más de un
máximo.
Típicas demandas por las aguas son las impuestas por las hidroeléctricas, con valores máximos en invierno
y menores en verano; la agricultura, con valores nulos en invierno y máximos en verano; y las de abasteci-
miento urbano, que también tienen un máximo, aunque menos marcado, en verano.
M A N UA L TÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 20 1 1 7
Ciertas combinaciones de las ofertas y demandas típicas mencionadas anteriormente dan origen a sequías
que se comportan de manera característica, como se resume en el cuadro 1.
CUADRO 1
Tipos de sequía de acuerdo a distintas relaciones oferta/demanda
La sequía agrícola se produce cuando la falta de humedad en el suelo impide dar satisfacción a la demanda
de agua de un cultivo. La insuficiencia de humedad del suelo puede estar dada por un déficit en los aportes
derivados de las fuentes de agua con que cuenta un predio o por variación de la demanda del cultivo.
Entre las diferentes fuentes de agua se pueden considerar las precipitaciones durante la temporada de de-
sarrollo vegetativo, los aportes de riego superficial, las posibles captaciones de agua subterránea e incluso
los excedentes de agua que se reciban desde terrenos cercanos, así como la humedad del suelo al nivel de
las raíces.
Por otra parte, la demanda depende del desarrollo vegetativo del cultivo, la evapotranspiración y las pérdi-
das de conducción y aplicación, de acuerdo con las prácticas de manejo de la zona (Fernández, 1991: 71).
Existe una serie de índices que permiten establecer la severidad de una sequía en función de su intensidad,
de su duración o de su extensión territorial. Uno de los más usados es el de Índice de Severidad de la Sequía
de Palmer, PDSI (Palmer, 1975). Mayor información se puede encontrar en http://www.tecnociencia.es/espe-
ciales/sequía/indices.htm.
En general, los impactos de las sequías pueden ser analizados desde tres puntos de vista: económico, social
y ambiental.
1
Estiaje: nivel más bajo o caudal mínimo que en ciertas épocas del año tienen las aguas de un río, estero, laguna, etc., por causa de
la sequía.
8 M inisterio de Agricultura
Las sequías producen efectos en la agricultura, ganadería, industria, producción hidroenergética, entre otras
áreas, lo cual se traduce en un incremento de los precios y reducción de las actividades económicas.
En el cuadro 2 se presenta una lista de los impactos producidos por las sequías.
CUADRO 2
Identificación de impactos producidos por las sequías
Ámbito Impactos
Entre las zonas del país afectadas por la última sequía (1996/97), la Región de Valparaíso presentó una gama
amplia de daños. Se observó una disminución de las siembras junto a una pérdida en las cosechas de frutas
anticipadas y de cultivos. En ciertas localidades se produjeron serios problemas en plantaciones de paltos,
limoneros, lúcumos y chirimoyos. En el sector pecuario se apreciaron pérdidas de peso en el ganado en
general y muerte de caprinos y bovinos, además de una disminución en la producción de leche y quesos. Se
estima que las pérdidas de la producción de frutas y hortalizas superaron el 30 por ciento, y las pérdidas de
siembra y los daños por muerte de ganado sobrepasaron los 40 mil millones de pesos.
En otras regiones se presentaron efectos adicionales a los señalados. Por ejemplo en la Región Metropolita-
na surgieron problemas de administración de la distribución de las aguas. La misma situación se repitió en
la Región del Libertador Bernardo O’Higgins a nivel de canales, lo que afectó el número de riegos necesarios
para siembra de cultivos anuales; a ello se agregó la insuficiente producción de forraje en el verano.
En algunas localidades de la Región del Maule, la sequía llegó a comprometer el agua de bebida humana.
Finalmente, en la Región de Atacama también se hicieron sentir los efectos, con disminución de superficie
cultivada y gran impacto sobre la masa caprina.
En general, aquellos usuarios de cuencas con menor infraestructura de regulación hidrológica reciben el
mayor impacto.
Según un estudio de la Comisión Nacional de Riego (2004), un período de sequía lo suficientemente pro-
longado puede causar graves desbalances hídricos en las áreas afectadas. Los desbalances son variados,
dependiendo del rubro productivo.
En la sequía de 1996 y principios de 1997, la falta de agua en el sector frutícola provocó un menor desa-
rrollo vegetativo en las plantaciones durante la temporada misma y afectó la producción del año siguiente,
debido a una inducción pobre de yemas. La floración fue irregular y el calibre de la fruta menor. Se observó
una mayor sensibilidad a plagas y enfermedades, situación agravada con las cosechas tempranas de fruta
inmadura.
En los cultivos y hortalizas, a nivel de planta, se redujo el número de granos producidos, bajando así los ren-
dimientos. Hortalizas tales como lechuga, acelga, repollo, etc., se vieron altamente perjudicadas. En general,
la calidad del producto disminuyó.
La menor disponibilidad de forraje en la pradera natural y veranadas generó problemas nutricionales y pér-
dida de peso en el ganado. En forma paralela, el comportamiento productivo del ganado se vio perjudicado
por pariciones desuniformes y tardías, y muerte de crías.
El comportamiento del sector forestal fue distinto. Aunque la sequía impactó el desarrollo de las plantacio-
nes, el principal efecto se observó en el incremento del riesgo de incendios forestales, dado que los niveles
de humedad de la vegetación fueron muy bajos y aumentó la potencialidad como combustible.
1.2.1 PRECIPITACIÓN
La precipitación se mide en “altura de agua caída”, que se define como la altura de la lámina de agua que se
acumularía sobre una superficie horizontal si toda la precipitación caída permaneciera donde cayó. En caso
de que la precipitación sea en forma de nieve, lo que se mide es el equivalente en agua de la nieve caída.
Los instrumentos para medir la precipitación pueden clasificarse, en líneas generales, en instrumentos no
inscriptores o “pluviómetros” e instrumentos registradores o “pluviógrafos”. Los primeros sólo miden la al-
tura de agua caída durante un período más o menos largo (cada 6 horas o, usualmente, cada 24 horas). En
cambio los pluviógrafos van midiendo e inscribiendo de manera instantánea las cantidades de agua caída.
10 M inisterio de Agricultura
Para la caracterización de las precipitaciones, es decir, para hacerse una idea del comportamiento normal
en un lugar, se busca un valor que sea representativo de esta normalidad, de modo que sirva de base para
estudiar la variabilidad del régimen característico.
Dentro de las medidas de comportamiento normal (conocidas como medidas de tendencia central) tene-
mos la mediana, la moda, la media aritmética y la geométrica.
i. La mediana
Se define como el valor de la variable para la cual las probabilidades de excedencia y de no excedencia
son iguales a 0,5. Es decir, en una serie de datos ordenados de manera decreciente, corresponde al dato
central.
Como concepto, es satisfactorio para medir o determinar la normalidad de un fenómeno, y por lo general
se utiliza para definir, entre el promedio aritmético y geométrico, aquel que se identifica numéricamen-
te mejor con la mediana.
Se define como el promedio aritmético de las observaciones. Existe el inconveniente de que, en regíme-
nes pluviométricos con gran variabilidad, el valor de la media aritmética es arrastrado por los valores
extremos, difiriendo bastante de la mediana. Esto es especialmente notable en las zonas Central y Norte
de Chile, no así en algunas regiones de la zona Sur o en otros países, donde no ocurre dicha variabilidad
y, por lo tanto, se usa la media como valor normal representativo del régimen de precipitaciones.
Corresponde a un parámetro que muestra mayor similitud con la mediana en valores de precipitación
observados. En Chile, la media geométrica es más representativa para las precipitaciones en las zonas
Central y Norte que el valor entregado por la media aritmética, aunque esta última es más utilizada por
la facilidad que presenta su cálculo.
Su fórmula es:
[1]
Donde:
n = número de años.
p1 = precipitación anual año 1.
pn = precipitación anual año n.
Así, entonces, para las zonas Norte y Central es recomendable utilizar la media geométrica, en tanto para
la zona Sur bastaría con la media aritmética dado que la variabilidad de la precipitación es menor.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 11
c. Análisis de frecuencia
Los datos históricos disponibles constituyen una muestra a partir de la cual deben estimarse las propieda-
des de la población. En consecuencia, al estimar valores, el riesgo y el error están siempre presentes, lo que
conlleva la necesidad de someter la información a tratamiento y a selección.
El análisis probabilístico de datos exige muestras totalmente aleatorias, es decir, muestras sin sesgo (in-
sesgadas), independientes y homogéneas. Una muestra es insesgada si ha sido obtenida por algún proce-
dimiento gobernado por leyes de azar. Una muestra es independiente si está constituida por datos que no
tienen una relación de influencia mutua temporal ni espacial. Una muestra es homogénea cuando los datos
provienen de una misma población (por ejemplo una muestra de temperaturas que fueron tomadas al sol
y a la sombra, sería heterogénea).
Ya que un fenómeno hidrológico ocurre sólo una vez, si no se registra o si hay alguna falla en su medición,
esa información no será útil para un análisis probabilístico, pues conduciría a resultados erróneos. Por tan-
to, los registros utilizados deben ser lo más extensos que sea posible, con el fin de reducir el error en los
resultados.
El principal objetivo del análisis de frecuencia de datos históricos es determinar el intervalo de recurrencia
de un evento hidrológico de magnitud dada. El intervalo de tiempo promedio dentro del cual la magnitud
dada del evento es excedida o igualada una vez se conoce como “período de retorno”.
Si un evento hidrológico (X) igual o mayor que x ocurre una vez en T años, la probabilidad de excedencia (P)
será:
[2]
El período de retorno se refiere a un intervalo de tiempo promedio. Ello es importante para la elección de
los valores de diseño. Si un evento tiene un período de retorno T, la probabilidad de no excedencia en un
año cualquiera será 1 – 1/T, la probabilidad de no excedencia en n años será (1 – 1/T)n y la probabilidad de
excedencia en n años, o el riesgo involucrado será 1 – (1 – 1/T)n.
Esto permite elegir un período de retorno necesario para diseñar una obra bajo un riesgo admisible. En estos
casos, el período de retorno depende entonces del costo / beneficio, la vida útil y el objetivo de la obra.
12 M inisterio de Agricultura
CUADRO 3
Períodos de retorno y probabilidades de excedencia
CUADRO 4
Períodos de retorno para una serie de datos de precipitación y probabilidades de excedencias
calculadas con la fórmula de California
La Comisión Nacional de Riego tiene a disposición de los usuarios estudios con estimaciones de análisis de
frecuencia para todas las cuencas donde la Dirección General de Aguas posee estaciones de control fluvio-
métrico2, y en aquellas cuencas donde no hay información se han hecho estimaciones de probabilidades de
excedencia utilizando modelos, principalmente el modelo MAGIC.
El análisis de las precipitaciones sobre una determinada área está basado en la hipótesis de que la precipi-
tación puntual observada en una estación pluviométrica representa la precipitación caída en una zona más
o menos extendida según la densidad de la red pluviométrica.
La veracidad de esta hipótesis dependerá, por supuesto, de las características meteorológicas y topográfi-
cas del área. En estricto rigor, la precipitación medida en un pluviómetro es una precipitación puntual, sujeta
a una serie de errores de representatividad y, por tanto, es más bien un índice de precipitación que un valor
real.
A continuación se incluyen algunos métodos para representar datos pluviométricos en una región o cuenca,
basándose en la hipótesis expuesta más arriba.
Existen, en general, tres métodos para estimar la precipitación media sobre una cierta zona.
Como lo indica su nombre, el método consiste en obtener el promedio aritmético de las precipitaciones
caídas durante cierto intervalo de tiempo (horas, días, meses, años) en las distintas estaciones pluviomé-
tricas existentes en la zona considerada. El promedio así obtenido se supone que es la lámina media de
agua caída (Espíldora et al., 1975; Chow et al., 1994).
El método de los promedios aritméticos sólo debe usarse cuando el relieve es más o menos plano, vale
decir, cuando el régimen pluviométrico no es afectado mayormente por factores topográficos (como la
altura). Las estaciones deben estar uniformemente distribuidas, y las precipitaciones captadas en cada
una de ellas no deben diferir mayormente entre sí. Si estas condiciones no se cumplen totalmente, la
lámina de agua promedio real diferirá bastante del valor obtenido por este método.
Está basado en suponer que cada estación pluviométrica representa la precipitación caída sobre cierta
fracción de área de la cuenca o región considerada. Así, expresando esta área “representativa” como por-
centaje del área total de la región en estudio, se le puede dar a cada estación un factor de ponderación
que es igual a dicho porcentaje, y con ello calcular la precipitación media como un promedio ponderado
entre las precipitaciones registradas en cada estación.
2
http://www.cnr.cl/opensite/frm_opensite.asp?glb_cod_sistema=20020129172812&glb_cod_nodo=20041126113529&glb_
cod_nodo_recarga=20060220164558&glb_send=link
14 M inisterio de Agricultura
Se ubican las estaciones pluviométricas en un mapa de la cuenca o región en estudio y se trazan rectas
uniendo las estaciones más vecinas, formándose así una serie de triángulos. Las perpendiculares en los
puntos medios de los lados de estos triángulos generan una serie de polígonos alrededor de cada esta-
ción. El método parte de la base de que el área de estos polígonos representa la zona de influencia del
pluviómetro que queda en su interior. El área del polígono expresada como porcentaje del área total de
la cuenca es el factor de ponderación del pluviómetro respectivo.
El método de los polígonos de Thiessen supone una variación lineal de la precipitación entre dos es-
taciones contiguas. Su gran limitación radica en el hecho de que se necesita hacer una nueva red de
polígonos cada vez que se cambia una estación o que faltan sus datos.
Además, no se tiene en cuenta las influencias orográficas sobre la precipitación y se supone arbitraria-
mente una zona de influencia a cada pluviómetro de la red. Sin embargo, la precipitación media calcu-
lada por este método, es más realista que el simple promedio aritmético de cada estación. El método
tiene la ventaja de su rapidez ya que si la red pluviométrica no cambia los factores de ponderación son
constantes para todas las lluvias (Espíldora et al., 1975; Chow et al., 1994).
FIGURA 1
Cálculo de lluvia promedio sobre un área por el método de Thiessen
El método más racional y “exacto” para calcular la precipitación media sobre una cuenca es aquél basado
en las curvas isoyetas.
Sobre el mapa de la cuenca o región, se trazan líneas que unan puntos de igual precipitación (isoyetas),
interpolando entre las precipitaciones observadas en cada pluviómetro o pluviógrafo de la red.
Luego se calcula el “volumen del relieve pluviométrico”, para lo cual se determina el área entre dos
isoyetas consecutivas y se multiplican por la correspondiente precipitación media de cada área, que se
puede suponer igual al promedio de los valores de las isoyetas que acotan cada área. Los volúmenes
parciales así obtenidos se suman y se dividen por el área total para obtener la lámina de agua promedio
caída sobre la cuenca.
El método tiene la ventaja de que, al trazar las isoyetas, puede tenerse en cuenta la influencia de facto-
res topográficos y meteorológicos en el régimen de precipitaciones, lográndose así una mejor represen-
tación de la configuración de la lluvia y del régimen de precipitaciones. Además, los valores obtenidos de
la precipitación media son más exactos y realistas que los dados por los dos métodos anteriores. En todo
caso el éxito y representatividad de los resultados dependen, en gran medida, de la pericia y experien-
cia de quien determina las isoyetas. Cualquier error de interpolación en este sentido puede dar valores
totalmente falsos.
Una de las desventajas del procedimiento es su laboriosidad, ya que para cada lluvia es necesario repetir
el procedimiento. Si las isoyetas sólo se determinan por interpolación lineal entre las estaciones, el valor
de la precipitación media así obtenida será esencialmente igual al calculado por los polígonos de Thies-
sen. La consideración de factores topográficos y meteorológicos puede ser difícil y subjetiva (Espíldora
et al., 1975; Chow et al., 1994).
FIGURA 2
Cálculo de la lluvia promedio sobre un área, por el método de isoyetas
0,88 5* 4,4
10
1,59 15 23,9
20
2,24 25 56,0
30
3,01 35 105,4
40
1,22 45 54,9
50 0,20 53* 10,6
9,14 255,2
*Estimado
Precipitación media = 255,2/9,14 = 27,9 mm ó pulg.
1.2.2 ESCORRENTÍA
a. Introducción
La escorrentía corresponde a la fracción de la precipitación que se manifiesta más tarde como corriente de
agua superficial en un río, ya sea de manera permanente o intermitente. En una hoya hidrográfica, la esco-
rrentía se refiere a aquella que se genera en toda la extensión de la cuenca. Sólo en el caso de que el caudal
en los ríos no sea afectado por desviaciones o regulaciones artificiales, la escorrentía es numéricamente
igual al caudal medido en la sección de salida de la hoya.
Evidentemente, para lograr un uso integral y sostenible de los recursos hidrológicos superficiales, se hace
prioritaria la necesidad de conocer con exactitud la magnitud y distribución en el tiempo de la escorrentía
en una hoya hidrográfica.
b. Clasificación de la escorrentía
La escorrentía total en una cuenca puede originarse a partir de cuatro fuentes diferentes:
i. La escorrentía superficial
Está constituida por aquella parte de la precipitación que escurre superficialmente sobre el cauce prin-
cipal de la cuenca. Antes de que esta parte de la precipitación se incorpore a un cauce de cualquier
magnitud, la lámina de agua que escurre superficialmente se denomina usualmente flujo superficial.
Es aquella parte de la escorrentía total que comprende la precipitación que infiltra en el suelo, y que lue-
go fluye lateralmente a través de los primeros horizontes de suelo por encima de la napa subterránea,
hasta incorporarse eventualmente a los cauces superficiales de drenaje.
Es aquella fracción de la escorrentía total que se debe a la percolación profunda de la lluvia o del de-
rretimiento de la nieve a través del suelo hasta alcanzar la napa subterránea. Ésta puede interceptar el
cauce de un río y aportar, así, parte del flujo subterráneo.
El aporte que hace la escorrentía subterránea a la escorrentía total en el río se manifiesta con mucha
mayor lentitud que los otros componentes y su efecto es también más prolongado, debido a la lentitud
de los escurrimientos subterráneos. Por tanto, en una crecida producida a raíz de una lluvia, el efecto de
la escorrentía subterránea no es de gran importancia. La variabilidad del desfase en el tiempo y de la
magnitud del aporte dependerá, también, de la geología de la cuenca.
El cuarto componente de la escorrentía total está constituido por la precipitación que cae directamente
sobre los cauces. Como se trata de una superficie relativamente pequeña respecto del área de la cuenca,
por lo general se desprecia frente a los demás componentes de la escorrentía total.
Considerando los problemas que surgen en la apreciación del flujo intermedio, en términos prácticos
el análisis de la escorrentía total en una determinada cuenca puede dividirse en escorrentía directa
y flujo base.
Se denomina escorrentía directa a aquella fracción de la escorrentía total que se incorpora rápidamente al
río, poco después de la lluvia o del derretimiento de nieves. Por lo tanto, se estima que es igual a la suma de
la escorrentía superficial, el flujo intermedio rápido y la precipitación directa sobre los cauces.
El flujo o escorrentía base queda constituido principalmente por el aporte del agua subterránea al río y por
lo tanto corresponde a la escorrentía que se mantiene durante el período sin lluvia. Para completar esta
distinción de componentes, y sobre todo la terminología usada en relación al fenómeno de escorrentía, es
necesario definir aun otros términos.
Se denomina precipitación (o lluvia) en exceso, a aquella parte de la precipitación total que contribuye
directamente a la escorrentía superficial. Luego, la precipitación en exceso es igual a la precipitación total
menos la intercepción, la evapotranspiración, el almacenamiento superficial y la infiltración.
Aquella parte de la precipitación que contribuye enteramente a la escorrentía directa se denomina preci-
pitación efectiva. En otras palabras, la precipitación efectiva es igual a la precipitación en exceso y aquella
parte de la precipitación que se convierte rápidamente en escorrentía superficial (Espíldora et al., 1975).
FIGURA 3
Formación y componentes de la escorrentía total
Los movimientos de infiltración, junto a los de percolación y capilaridad, son de gran importancia en cual-
quier trabajo de riego, ya que afectan la cantidad de agua que entra al suelo durante los riegos, la distribu-
ción de la humedad y las pérdidas más allá de la zona radicular.
La infiltración se refiere a la entrada vertical del agua al suelo (figura 4). Cuantitativamente, la tasa de
capacidad de infiltración se define como el volumen de agua que entra al suelo en una unidad de área por
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 19
unidad de tiempo. Otro término usado para señalar la infiltración es la “velocidad de infiltración”, la cual
puede expresarse como la altura de agua que entra al suelo por unidad de tiempo.
FIGURA 4
Infiltración del agua en el suelo
Aunque ambos términos muchas veces son usados sinónimamente, la velocidad de infiltración general-
mente es mayor o, a lo sumo, igual que la tasa de infiltración, ya que se ve aumentada por el escurrimiento
lateral del agua aplicada a través del perfil.
La entrada del agua al suelo fluctúa ampliamente entre los diferentes tipos de suelo, e incluso se observan
grandes variaciones dentro de un mismo tipo de suelo, dependiendo en gran medida del nivel de humedad,
de las prácticas de manejo y de su estado físico-químico, como son las características de perfil, cubierta
vegetal, textura, estructura, materia orgánica y otros.
El grado de infiltración está influenciado en forma crítica por las condiciones superficiales del suelo, aun
cuando las capas inferiores puedan ser también limitantes.
Las prácticas de manejo del suelo, que afectan sus propiedades físicas, influencian la entrada y movimiento
del agua en el perfil.
Por otra parte, los fertilizantes a menudo aumentan la cubierta vegetal y retardan el escurrimiento super-
ficial; por lo tanto la infiltración puede aumentar notablemente. Al respecto, se han encontrado diferencias
significativas entre las tasas de infiltración de suelos abonados y no abonados, comprobándose incremen-
tos de la infiltración toda vez que se añade residuos vegetales a la superficie.
20 M inisterio de Agricultura
Numerosos investigadores han demostrado que hay una definida relación entre la infiltración y la porosidad
o factores que afectan la porosidad. Al estudiar los factores que afectan la tasa y la cantidad total de infil-
tración, se concluye que el incremento del espacio poroso, a causa de la profundidad radical del cultivo y de
la vegetación, es el más dominante.
La infiltración del agua en el suelo durante un riego es relativamente más rápida cuando recién se aplica. A
medida que el riego continúa y el suelo superior gradualmente se satura, la infiltración decrece paulatina-
mente hasta alcanzar un valor casi constante.
FIGURA 5
Relación entre velocidad de infiltración e infiltración acumulada
También debe mencionarse a la materia orgánica como un importante factor de la tasa de infiltración, de-
bido a su mayor porosidad y a su influencia sobre la mayor estabilidad de los agregados del suelo. En este
sentido, se señala que la estabilidad de la agregación del suelo tiene una correlación positiva con la tasa
de infiltración.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 21
Los factores que afectan el consumo de agua por el suelo, se pueden agrupar en:
1.2.4 ACUÍFEROS
a. Introducción
La hidrología de aguas subterráneas corresponde a aquella parte de esta ciencia que estudia la ocurrencia,
distribución y movimiento del agua bajo la superficie de la tierra.
En general, se entiende por agua subterránea a aquella que se encuentra ocupando la totalidad de los poros
o aberturas de una formación geológica, aunque también se considera el agua que ocupa parcialmente los
poros de una formación de suelo, y que es de gran importancia para abastecer a las raíces de las plantas. En
el primer caso, se dice que el suelo está saturado con agua y a la zona en que esto ocurre se le llama zona
de saturación. En el segundo caso el suelo no está saturado y a esa zona se le llama zona no saturada.
Según su origen, las aguas subterráneas se pueden clasificar en meteóricas, juveniles o innatas.
Las aguas meteóricas son provenientes de la atmósfera y se convierten en aguas subterráneas luego de su
precipitación y posterior infiltración.
Las aguas juveniles son aquellas que se forman en el magma o pueden originarse junto con las lavas vol-
cánicas.
Las aguas innatas o connatas son aquellas que han sido atrapadas en los huecos de rocas sedimentarias en
la época en que las aguas fueron depositadas.
Cuantitativamente las aguas meteóricas son las únicas que realmente importan en términos de su aprove-
chamiento, ya que en estos casos hay una renovación constante en períodos breves de tiempo.
El agua subterránea nunca es químicamente pura, pudiendo ser de calidad muy variable según las capas de
suelo que atraviesa. Las substancias en disolución provienen de la meteorización de las rocas, de los gases
del aire, de gases volcánicos o fuentes orgánicas.
Los acuíferos constituyen los terrenos que más interesan desde el punto de vista del aprovechamiento de
aguas subterráneas, ya que en ellos el agua está contenida en rellenos sedimentarios cuya permeabilidad y
porosidad originales no han sido afectadas por procesos posteriores que tiendan a cerrar los poros, mante-
niéndose las características hidráulicas que favorecen el almacenamiento y transporte.
22 M inisterio de Agricultura
Por otra parte, el agua subterránea puede encontrarse en el subsuelo en dos formas, de acuerdo a la presión
que aquella presenta.
• No confinada: en que sobre el nivel superior del agua de la zona saturada se tiene una presión igual
a la atmosférica.
• Confinada: en que sobre el nivel superior del agua de la zona saturada se tiene una presión mayor
que la atmosférica.
En las dos situaciones, la parte inferior del sistema suelo-agua (napa) es una capa de baja permeabilidad
que limita el escurrimiento vertical del agua.
Al sistema suelo-agua del primer caso, se le denomina napa no confinada, libre, freática o no artesiana.
Ésta se presenta generalmente cuando el material sobre el nivel superior del agua es suficientemente per-
meable como para permitir el escurrimiento de agua por sus poros. La recarga de este acuífero se produce
debido a una infiltración vertical a través de: a) la zona saturada; b) flujo subterráneo lateral; o c) desde
estratos inferiores.
El segundo caso se denomina napa confinada, en presión o artesiana. En este caso, el material sobre el nivel
superior del agua posee una permeabilidad tan pequeña que genera una infiltración vertical muy lenta, y
la recarga o alimentación desde aguas arriba es mucho mayor que el volumen de poros del material per-
meable; así, todos estos poros son llenados y el agua que no ha podido incorporarse al sistema, ejerce una
presión que supera la atmosférica.
Estas situaciones se pueden observar a través de pozos de observación. Así, si se tiene un pozo que penetra
un acuífero no confinado, el nivel de aguas dentro del pozo será igual al nivel del agua de la zona saturada
del acuífero. En el otro caso, si se tiene un acuífero confinado entre dos estratos de baja permeabilidad, el
nivel del agua en un pozo que penetre completamente la capa de baja permeabilidad superior de la napa,
se ubicará por sobre el estrato confinante superior.
FIGURA 6
Acuíferos confinados y no confinados
FIGURA 7
Acuífero confinado
Fuente: Elaboración propia basada en Geologic Explorations on Disk Geode II. 1998.
Pueden presentarse situaciones en que se tiene un acuífero no confinado alimentado por una recarga verti-
cal, en donde sobre el nivel superior de la zona saturada puede existir un estrato de baja permeabilidad de
pequeñas dimensiones que limita el escurrimiento vertical debido a la recarga. Sobre este estrato de baja
permeabilidad se acumulará el agua formándose una napa no confinada que se denomina napa colgada,
situación que se puede observar en la siguiente figura.
FIGURA 8
Acuífero colgado
c. Hidráulica de pozos
La manera más usual de explorar las aguas subterráneas es a través de pozos. El comportamiento hidráulico
que éstos muestren es de importancia principalmente por tres razones:
• Se puede determinar las permeabilidades de los terrenos a través de extracciones de agua y me-
diante el control del comportamiento de los niveles piezométricos de las napas.
• Al planificar el aprovechamiento de un pozo como captación de recursos para cualquier uso.
• Visualizar el comportamiento de los niveles de la napa, resulta útil en drenajes, ya sea como mé-
todo de saneamiento de terrenos o bien para deprimir el nivel de aguas subterráneas con el fin de
realizar alguna obra de ingeniería.
Cuando se extrae agua a través de un pozo, los niveles piezométricos de la napa se deprimen, formando un
“cono de depresión” que va aumentando hasta que se produce un régimen de equilibrio o permanente en
el cual se mantienen los niveles piezométricos mientras el caudal de extracción se mantenga constante.
Previamente a la estabilización de los niveles piezométricos, las condiciones de desequilibrio existentes
determinan el comportamiento del escurrimiento subterráneo hacia el pozo. En la figura 9 se puede obser-
var la condición inicial un pozo profundo (izquierda) y la depresión del nivel freático producto del bombeo
(derecha).
FIGURA 9
Pozo y depresión de la napa
Fuente: Elaboración propia basada en Geologic Explorations on Disk Geode II, 1998.
La situación de los pozos es compleja, depende de la continuidad o no del flujo, del tipo de napa en la cual
se ubique el pozo, si éste llega o no a la estrata impermeable, etc. En cada caso la ecuación que describa el
flujo de agua debe ser analizada para comprender el fenómeno que está ocurriendo.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 25
Existen diversos métodos para evaluar el recurso en una cuenca. Algunos usan instrumentos para hacer
mediciones en terreno, otros realizan determinaciones a través de balances hidrológicos, y otros a través
de métodos directos.
El método que se aplique en cada caso depende fundamentalmente del objetivo y alcance del estudio de-
seado, y de los antecedentes disponibles.
En el aprovechamiento de los recursos de un acuífero en una cuenca, deben considerarse los usos que se
darán al agua subterránea, su disponibilidad, calidad y ciertos factores económicos que pueden ser de im-
portancia.
En la evaluación del recurso hídrico subterráneo se puede aplicar varios métodos. A continuación se descri-
ben algunos (Espíldora et al., 1975).
• Infiltración y afloramientos:
Consiste en establecer secciones de control a lo largo de los escurrimientos superficiales y determinar
zonas y magnitudes de recarga y descarga de las napas subterráneas. El procedimiento es aplicable al caso
de escurrimientos cuyo caudal es relativamente constante, con magnitudes apreciables en relación a aflo-
ramientos e infiltraciones. No es aplicable al caso de crecidas, puesto que en estas situaciones la medición
de caudales es poco exacta y la proporción de pérdidas o ganancias es pequeña.
• Balance hidrológico:
Como es sabido, consiste en determinar la cantidad total de precipitaciones sobre una cuenca, y des-
contar de ella las partes correspondientes a escurrimiento superficial y pérdidas por evaporación,
transpiración, etc.
A pesar de que este método se ocupa en muchos casos diferentes, sólo permite obtener buenos resultados en
zonas en que la recarga de aguas subterráneas es grande en comparación con las precipitaciones totales.
Para su aplicación se puede utilizar magnitudes medias anuales correspondientes a un año y efectuar ba-
lances durante varios años consecutivos para obtener un valor promedio, o efectuar un sólo balance con
magnitudes medias de varios años, siempre que se disponga de antecedentes para ello.
26 M inisterio de Agricultura
Se requiere contar con los siguientes antecedentes, o con los necesarios para la estimación de ellos:
Estas determinaciones directas pueden hacerse en alguna sección de interés, para lo cual se requiere:
La aplicación de este método exige contar con numerosas prospecciones en lugares favorables
Son estructuras ubicadas en la fuente que proporciona el recurso. Tienen como función extraer los derechos
que uno o más usuarios poseen en el cauce. En gran porcentaje son rudimentarias y sólo proporcionan una
asignación de derechos aproximada, especialmente aquellas que interceptan un cauce por medio de un
muro de piedras y se construyen al inicio de cada temporada.
La eficiencia de captación se mejora considerando obras de toma que en lo posible no modifiquen el flujo
normal de la fuente. Éstas deben ubicarse en zonas que no causen erosión o sedimentación y estar por de-
bajo de los niveles mínimos de agua en períodos de estiaje. La obra de toma debe ubicarse de tal manera
que las variaciones de nivel no alteren el funcionamiento normal de la captación.
b. Eficiencia de conducción
Se denomina obras de conducción a las estructuras y elementos que sirven para transportar el agua desde
la captación hasta el predio. En forma tradicional, se utilizan canales en tierra o revestidos con diferentes
materiales como, por ejemplo, losetas.
Para la evaluación de la eficiencia de conducción del agua, se consideran las pérdidas en canales por con-
cepto de evaporación, filtración, percolación y malezas que crecen en sus orillas. A esto se suman los robos
de agua y también los desbordes o pérdidas por estructuras mal dimensionadas o en mal estado, entre otras
variables.
La magnitud de las pérdidas se puede expresar como el porcentaje de agua que sale del tramo de canal que
se desea evaluar, respecto del que ingresa a éste.
[3]
Donde:
Qr = caudal recibido en el predio.
Qc = caudal captado en bocatoma.
Las pérdidas por infiltración pueden llegar a ser importantes en el caso de canales sin revestir.
Los aforos permiten cuantificar aquellos canales y sectores en donde se producen las mayores pérdidas.
El aforo se define como el conjunto de mediciones y operaciones que se realizan para determinar el gasto.
Entendiéndose éste como la cantidad de líquido, expresada en volumen, que pasa por una sección de refe-
rencia en una unidad de tiempo.
28 M inisterio de Agricultura
[4]
Donde:
Q = gasto en unidades de volumen y tiempo.
A = área en unidades de superficie.
V = velocidad en unidades de longitud y tiempo.
En la medición del flujo del agua, existen varios métodos, pero los tres más comúnmente usados son el
molinete, los vertederos y los medidores Parshall.
c. Eficiencia de distribución
Las obras de distribución corresponden a aquellas que permiten repartir el agua conforme a derecho el
agua hasta la entrega en el predio (compuertas, marcos partidores, y otros dispositivos). Problemas a nivel
de distribución se suman a las pérdidas de un sistema de riego extrapredial.
El mejoramiento de los sistemas de distribución se puede lograr a través de la construcción de marcos par-
tidores fijos o móviles, instalación de cajas de distribución, mantención de compuertas, revisión del estado
de los materiales y sellos de las obras de distribución, instalación de sistemas de reparto automático, entre
otras posibilidades.
Es importante destacar la importancia de la regulación interna de un sistema de riego extra predial a través
de pequeños embalses. Éstos permiten evitar las pérdidas operacionales generadas por la dificultad que
existe de adecuar la oferta en el espacio, en el tiempo y en el caudal, con los requerimientos de agua en
cada una de esas dimensiones. Según Cruz (2001), los pequeños embalses permiten adecuar los tiempos y
los caudales de desembalse y riego, mejorando la eficiencia del sistema.
a. Almacenamiento superficial
En el Manual de pequeñas obras de riego elaborado por INDAP (Barrientos, 2000), se definen las siguientes
alternativas de almacenamiento superficial:
• Tranque acumulador: es una obra de acumulación del agua de riego en un predio, destinada a la
regulación de los turnos de riego para uno o más predios o a la regulación nocturna y de fin de semana.
Su objetivo es acumular el agua de un turno, que corresponde a un gran caudal entregado a puerta de
predio por un período muy corto. En algunas zonas, los predios suelen recibir toda el agua que lleva el
canal, por un tiempo muy breve (un par de horas o, a veces, minutos), en turnos de más de 14 días. Ello
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 29
impide hacer una buena programación de los riegos y, menos aún, aplicar el agua en forma eficiente. En
los acumuladores nocturnos se almacena el agua durante la noche y se utiliza al día siguiente con mayor
eficiencia, ya que se evita las enormes pérdidas de agua asociadas al riego nocturno.
• Embalse de temporada: es una obra de riego que permite almacenar aguas provenientes de las
lluvias del invierno para utilizarlas en los meses siguientes, de primavera y verano, en forma coincidente
con la mayor demanda por parte de los cultivos. Esta obra está compuesta principalmente por: a) muro
o presa, b) depósito o vaso de almacenamiento; c) obra de toma y d) vertedero.
• Estanques: son depósitos de agua con capacidad inferior a 500 m3, de variadas formas, construidos
en albañilería de ladrillo, mampostería de piedra, hormigón armado, polietileno o planchas de fibro-
cemento. Los depósitos más pequeños corresponden a estanques hechos con fibra de vidrio, corrien-
temente con tapa, y una capacidad de 500 a 2.500 litros. Es frecuente que estos estanques se instalen
sobre una torre de estructura metálica o de madera (copa de agua), ubicada en el sector más alto del
predio, con el objeto de obtener agua con la presión suficiente para el funcionamiento de un sistema de
riego por goteo. El desnivel mínimo que se requiere en estos casos es de 10 a 12 metros.
b. Almacenamiento subsuperficial
A partir del año 2002, el Banco Mundial promueve estructuras para pequeños aprovechamientos de agua
subsuperficial en áreas donde normalmente la construcción de pequeñas presas superficiales ocasiona pér-
didas por evaporación muy altas.
Existen dos tipos: (a) presas cortadas en la cubierta aluvial para interceptar el flujo de agua subterránea
(presas de agua subterránea) y (b) presas construidas en los lechos de los cauces, aguas arriba de los cuales
la sedimentación forma un acuífero (presas de arena).
FIGURA 10
Secciones longitudinales esquemáticas para ilustrar (a) presas de agua
subterránea y (b) presas de arena
La capacidad de almacenamiento de una presa y reservorio típicos sub-superficiales con una profundidad
de 4 m, 50 m de ancho y 500 m de longitud, es de 10.000 m3, suponiendo un coeficiente de almacenamiento
susceptible de ser drenado de 0,10.
c. Almacenamiento subterráneo
Según Celedón (2001), los embalses subterráneos naturales están constituidos por materiales porosos de
dimensiones variables y son capaces de almacenar aguas rellenando el volumen de sus poros. Además fa-
cilitan el movimiento de sus aguas bajo la acción de sus gradientes hidráulicas. Cuando este material está
saturado de agua es considerado como un acuífero y unidad hidrogeológica.
La función reguladora de los embalses subterráneos permite proporcionar en condiciones naturales el cau-
dal de proyecto y regularizar más o menos su régimen. Especialmente este tipo de obras prolifera en zonas
cercanas a la desembocadura de ríos al mar, donde por lo general no se construyen presas o embalses de
aguas superficiales, y donde el empleo de estos embalses subterráneos es una solución que permite su
mejor aprovechamiento.
En un embalse subterráneo, los caudales de agua salientes están generalmente localizados y las áreas de
alimentación son, por el contrario, muy extensas. En muchos casos los embalses subterráneos corresponden
a la superficie en cuyo subsuelo está presente a escasa profundidad la napa freática o libre.
El enfoque de embalses subterráneos apunta a generar vaciados controlados del embalse existente para
dejar volumen libre de agua a reemplazar mediante la infiltración natural y automática de los excedentes
que pueda llevar el río en la cuenca de estudio.
En esta clase de proyectos es fundamental realizar estudios con el propósito de proponer modalidades de
utilización basadas en las características geométricas del embalse, constitución litológica, orden de mag-
nitud de la reserva, coeficiente de almacenamiento, curvas de embalse subterráneo, capacidad de transmi-
sión del acuífero y de captación del sistema, entre otras.
La Dirección General de Aguas (DGA) elabora anualmente un pronóstico de caudales medios mensuales
y máximos instantáneos para la temporada de riego (septiembre a marzo). El pronóstico abarca desde la
cuenca del río Copiapó hasta la del río Ñuble. Los datos con los cuales se construye provienen de la Red
Hidrométrica de la DGA, para las estaciones fluviométricas ubicadas en las zonas altas de las cuencas. Los
pronósticos de caudal se pueden consultar en http://www.dga.cl/index.php?option=content&task=category
§ionid=16&id=39&Itemid=172.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 31
Los volúmenes pronosticados para la temporada de deshielo se entregan junto con la probabilidad de ex-
cedencia. La distribución mensual de caudales medios puede tener fluctuaciones apreciables en la medida
que las variables meteorológicas, tales como precipitación, temperatura, radiación y nubosidad, presenten
comportamientos irregulares en el período de deshielo.
La DGA advierte que pueden presentarse variaciones muy significativas a nivel diario, en relación con el
valor medio mensual, por lo que este pronóstico no es estricto para aquellos usuarios cuyas necesidades de
caudales diarios son determinantes en su producción.
La magnitud de los errores del pronóstico está en relación con la calidad y cantidad de antecedentes dispo-
nibles y las características hidrológicas de cada región. En términos generales, los errores aceptables desde
el punto de vista práctico se estiman en aproximadamente 20%.
El pronóstico de los caudales máximos instantáneos de los ríos, comprendidos entre el Huasco y el Rapel,
considera exclusivamente los caudales originados por la fusión de la nieve y no los producidos por eventua-
les precipitaciones durante el período primavera-verano.
El análisis y cuantificación de las demandas de agua potable se refiere a dos componentes. El primero de
ellos es la demanda de agua potable urbana, demanda que está asociada a las localidades que se encuen-
tran servidas por una empresa sanitaria. El segundo componente corresponde a la demanda de agua pota-
ble rural, que está asociada a los sistemas de agua potable rural ubicados dentro de la cuenca.
La cuantificación de las demandas de agua potable urbana se puede basar en los resultados e información
contenida en los Planes de Desarrollo presentados por las Empresas de Agua Potable existentes en el te-
rritorio a analizar, a la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) para cada una de las localidades a las
que otorga el servicio.
La demanda de agua potable rural se puede determinar sobre la base de la información aportada por el
Programa de Agua Potable Rural de la Dirección de Obras Hidráulicas, del Ministerio de Obras Públicas. Es
posible adoptar una dotación de 100 l/habitante/día, valor que corresponde al límite superior estipulado en
las normas de diseño del programa de agua potable rural, vigente desde diciembre de 1984.
Para determinar la demanda industrial, es recomendable utilizar como base el “Análisis Actual y Futuro de
los Recursos Hídricos de Chile” (DGA/IPLA Ltda., 1994), donde se entregan demandas industriales netas para
diferentes cuencas del país. Esos datos pueden ser calculados sobre la base de los efluentes industriales
finales y el conocimiento de los parámetros característicos del grado de recirculación y proporción de uso
consuntivo del agua dentro del uso industrial. Se considera que este cálculo es aproximado, pues los men-
cionados parámetros característicos son muy dependientes del cambio tecnológico.
En el caso de la minería, se puede realizar estimaciones de la demanda de agua por planta minera,
mediante la hipótesis de crecimiento. Por ejemplo en el valle del río Aconcagua se estima un aumento
anual de 3,1%.
32 M inisterio de Agricultura
La demanda de agua para la actividad agrícola en un territorio es analizada por zonas de riego, delimitadas
en torno a las principales fuentes de abastecimiento de la cuenca. Dentro de las zonas de riego se examina
cada uno de los sectores de riego y, dentro de éstos, la situación de cada canal o la de subsectores definidos
del sistema.
Para esto es importante determinar en conjunto con las organizaciones de usuarios de aguas:
• El área regable que se encuentra bajo cota de canal, por ejemplo en cartografía escala 1:50.000.
• La superficie de riego seguro y la de riego eventual, estimada por la organización de acuerdo a su
experiencia histórica de satisfacción de la demanda.
• La estructura de cultivos con el método de aplicación del riego asociado.
Con estos antecedentes se puede determinar, directamente a partir de los planos, el área regable de cada
sistema separado por canal. La demanda de riego se determina calculando la tasa de riego (q) en m3/ha/
mes, a partir de los parámetros de evapotranspiración mensual para los distintos distritos agroclimáticos
presentes en la cuenca, los coeficientes mensuales de cultivos y la estructura de cultivos con el método de
riego asociado, correspondiente al área abastecida por cada canal de riego.
Posteriormente, el valor resultante se multiplica por el área (S) en hectáreas medida en el plano, obtenién-
dose la demanda de agua para riego (Q) en m3/mes, que representa el volumen mensual requerido por los
diversos sectores de la cuenca. Así los resultados acumulados para el año se pueden presentar ordenados
por sector, sistema de regadío y canal.
FIGURA 11
Estimación de demanda máxima actual de agua a nivel nacional (m3/s)
A pesar de ser el riego agrícola el principal usuario consuntivo del agua, a nivel regional el principal usuario
puede corresponder a otras actividades productivas como se presenta en la figura 12.
FIGURA 12
Demanda actual uso consuntivo a nivel regional
Fuente: DGA, 1999.
Según diferentes estudios realizados en el país en el futuro se observará un creciente aumento de la de-
manda de agua para los diferentes sectores de la economía y el abastecimiento humano.
En riego, se proyecta al año 2025 un incremento sobre las 300.000 hectáreas de suelos regados.
En las figuras 13 y 14 se puede observar la proyección de la demanda en el sector agua potable y minería-
industria, por región. Más información se encuentra en el Informe Nacional sobre la Gestión del Agua en
Chile (Brown, E. y Saldivia, J.; 2000).
34 M inisterio de Agricultura
FIGURA 13
Proyección de la demanda de agua potable al 2025
Fuente: elaboración propia a partir de Brown y Saldivia, 2000.
FIGURA 14
Proyección de la demanda de agua de la minería e industria al 2025
Entendida como el conjunto de normas jurídicas que regulan las actividades del Estado y de los particulares.
Cabe mencionar las fuentes jurídicas que componen esta institucionalidad en un orden decreciente, desde
las normas de mayor a menor jerarquía:
La carta fundamental del ordenamiento jurídico chileno consagra la propiedad sobre los derechos de apro-
vechamiento de aguas en el artículo 19 Nº24 inciso final, en los siguientes términos:
“Los derechos de los particulares sobre las aguas reconocidos o constituidos en conformidad a la ley, otor-
garían a sus titulares la propiedad sobre ellos”
La citada disposición fue tomada del Decreto Ley Nº2.603 de 1979, que modificó el Acta Constitucional Nº3
de 1976.
En el nivel siguiente de jerarquía, la fuente legal es el actual Código de Aguas, aprobado mediante Decreto
con Fuerza de Ley Nº1.122 de 13 de agosto de 1981, el que ha sido modificado tras una prolongada trami-
tación legislativa por las Leyes números 20.017 y 20.099. La Ley Nº20.017 fue publicada en el Diario Oficial
con fecha 26 de Junio de 2005 y la Ley Nº 20.099, fue publicada en el Diario Oficial con fecha 15 de Junio
de 2006.
Las principales modificaciones al Código de Aguas que introdujeron las leyes números 20.017 y 20.099
son:
• Nueva potestad de la Dirección General de Aguas para declarar de oficio área de restricción en
acuíferos.
• Reconocimiento de personalidad jurídica a las comunidades de aguas organizadas conforme al
Código de Aguas.
• Redefinición del objeto de las juntas de vigilancia.
• Modificación a las normas juntas de vigilancia para facilitar su constitución.
• Reforzamiento de las normas de policía y vigilancia de los cauces naturales de uso público
Sin perjuicio de lo anterior, cabe tener en consideración la reciente jurisprudencia de la Contraloría General
de la República en torno a la determinación de la disponibilidad de los recursos hídricos para los efectos de
su otorgamiento, expresada en el Dictamen Nº 38.064 de fecha 18 de agosto de 2006. En este dictamen se
establece que debe distinguirse entre la existencia y la disponibilidad de las aguas subterráneas. La exis-
tencia se verifica en el alumbramiento que realiza cada interesado en su captación individual. Por otra parte,
la disponibilidad es algo que debe establecer el organismo respectivo de la Administración, mediante los
estudios y mecanismos correspondientes.
En período de sequía se puede esperar mayores efectos de los procesos de contaminación, dado que los
caudales de dilución disminuyen. Además, un agua contaminada no puede ser usada para el riego, acrecen-
tando su escasez. Por tal motivo, es importante conocer aspectos legales y técnicos relacionados con esta
problemática.
Desde un punto de vista práctico, para la Comisión Nacional de Riego (CNR), el agua contaminada también
genera un efecto de “escasez hídrica”, al no estar disponible en calidad suficiente para riego. Preocupado por
esto, la CNR ha fomentado la adopción de tecnologías y equipos para abatir la contaminación del agua de
riego, así como obras para mitigar o prevenir su efecto, a través de concursos especiales de la Ley 18.450 de
Fomento al Riego. Desde este punto de vista, y para efectos de postular a la Ley 18.450, los suelos regados
con agua contaminada se consideran de secano.
En términos generales la calidad del agua en nuestro país está protegida desde la Constitución Política
de la República de Chile de 1980. El Capítulo III, artículo 19, Nº8, establece “el derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación. Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado y tutelar
la preservación de la naturaleza”.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 37
A partir del año 2005 la Comisión de Buenas Prácticas Agrícolas indica que los procesos de producción agrí-
cola se tienen que basar en el riesgo de contaminación, por lo cual se deben realizar análisis de las aguas
por lo menos una vez al año, y el agua de riego debe cumplir con los requisitos que indica la NCh 1.333 of.
1978, Mod. 1987.
El año 2006 se dictó la Norma Chilena 2.439 of. 2004 de Producción Orgánica. Ella establece la preserva-
ción de la calidad del agua de riego a través de medidas intra y extra prediales. Además, indica que se debe
cumplir la normativa vigente respecto a la calidad del recurso, ante lo cual la Autoridad Competente puede
exigir los análisis correspondientes para corroborar dicho cumplimiento.
A nivel internacional existen diferentes sistemas de certificación, tales como EurepGap, vigente desde el
año 2003, en el que se establecen requisitos de manejo y calidad del recurso hídrico. Otras normativas vi-
gentes en países compradores son:
• Reglamento (CEE) Nº2.092/91 de la Unión Europea. Indica requisitos para la producción agrícola
orgánica, en cuanto al vertido de estiércol en el agua ya sea por vertido directo, escorrentía o infil-
tración al subsuelo.
• Norma de Producción Orgánica de Estados Unidos (NOP). Define la calidad del agua como indicador
en cuanto a sus parámetros físicos, químicos, biológicos y ambientales.
• Codex Alimentarius.
Al ser considerada la calidad del agua por estos sistemas, el tema adquiere una dimensión espacial mayor
al predio, donde están involucradas actividades agrícolas y no agrícolas circunscritas a un territorio. Por lo
tanto se requiere buscar los mecanismos de coordinación y acuerdos extraprediales para preservar la cali-
dad del agua con los otros usuarios y evitar así los problemas de contaminación puntual y difusa.
Por este último motivo, a partir del año 2002, en Chile, se inició el proceso de dictación de Normas de Ca-
lidad Secundaria del Agua Superficial Continental, las cuales están siendo dictadas a nivel de las diferentes
cuencas hidrográficas del país. Se orientan a establecer la calidad objetivo del agua en la cuenca, situación
que permitirá a futuro generar medidas de prevención y mitigación de la contaminación, tanto a través de
financiamiento público como privado. Lo anterior hace surgir nuevos desafíos, tales como la gestión de la
calidad del agua integral y con visión territorial.
Los elementos contenidos en el agua de riego, sobre los límites permitidos en la norma NCh 1.333, tienen
efectos en la producción agrícola.
38 M inisterio de Agricultura
• Cloruro: Existen cultivos con mayor sensibilidad al cloruro, por lo que se puede ver afectado su ren-
dimiento. Entre los cultivos con mayor sensibilidad se encuentran cítricos, frutilla, soya, cebolla, le-
chuga, papa y tabaco. Con una sensibilidad moderada se encuentran espinaca, alfalfa, tomate, brócoli,
maíz. La concentración puede afectar en mayor medida en combinación con fertilizantes con este
principio activo y en condiciones de sequía.
• Sulfatos: Los sulfatos podrían contribuir a la acidificación de los suelos, pero no tienen efectos tóxi-
cos importantes. Más bien presentan una influencia sobre la salinidad del agua, repercutiendo en los
valores de conductividad eléctrica al ser el anión predominante en el agua de riego. Puede afectar
a cultivos sensibles. Los problemas de infiltración de agua y salinidad en el suelo se pueden mitigar
a través de buenas prácticas agrícolas. Cuando los sulfatos se presentan en combinación con calcio,
pueden producirse efectos asociados al riego por aspersión, debido a la formación de depósitos e
incrustaciones en los sistemas de riego.
• Aluminio: En suelos ácidos podría generar problemas en la producción agrícola, debido a su toxici-
dad, corriéndose el riesgo de que interfiera con la absorción en la planta de los nutrientes esenciales
como el calcio (Ca) y magnesio (Mg). Es capaz de ser directamente tóxico para las raíces de las plan-
tas. En suelos alcalinos se elimina cualquier toxicidad.
• Manganeso: El manganeso es tóxico para muchos cultivos en suelos ácidos, por lo que se debe tener
especial cuidado en este tipo de suelos.
• Molibdeno: Puede ser tóxico para el ganado, si el forraje crece en suelos con altas concentraciones
de este elemento, debido a su absorción y concentración en las plantas.
• Cobre: Puede funcionar como bactericida y resulta tóxico para algunos peces, dependiendo del pH
del agua. Los cultivos con mayor sensibilidad al cobre verán afectada su productividad ante altas
concentraciones.
• Conductividad eléctrica: Es una medida de la concentración de sales de una solución. Los altos
valores de conductividad eléctrica podrían provocar efectos en cultivos sensibles, obstrucción en los
sistemas de goteo y salinización del suelo.
• Boro: La utilización de altos niveles de boro en riego podría provocar efectos negativos en cultivos
tolerantes como mora, durazno, cereza, uva, cebolla, ajo, camote, trigo, cebada, girasol, frutilla, alca-
chofa y poroto. Otros cultivos menos sensibles son pimienta roja, arveja, zanahoria, rábano, papa y
pepino.
• Mercurio: El mercurio puede provocar efectos negativos sobre cultivos sensibles como zanahoria,
lechuga, poroto, cebada, arroz, cereales, entre otros.
Es importante considerar que la contaminación orgánica, principalmente dada por presencia de coliformes
fecales sobre la norma, limita el uso del agua para el riego de todos los cultivos rastreros.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 39
En general una de las principales obligaciones de las organizaciones de usuarios —ya sea Juntas de Vigilan-
cia a nivel de ríos, Asociaciones de Canalistas o Comunidades de Agua a nivel de canales— es fiscalizar que
los repartos del agua se hagan conforme a derechos y a las instrucciones de su Directorio.
Las organizaciones de usuarios de agua son la primera instancia para resolver conflictos en la distribución
de agua, entre sus asociados. Éstos, dentro de su labor fiscalizadora, tienen facultades para reunir al direc-
torio.
Al interior de una organización de usuarios se puede distinguir tres niveles de toma de decisiones ante fenó-
menos de sequía, que se amparan en los derechos y deberes que deben cumplir la junta general de usuarios,
el directorio y el usuario de agua a nivel individual.
A continuación se indican las principales funciones otorgadas en el código de aguas a las organizaciones de
usuarios. Es importante destacar que tales funciones, y otras señaladas en el código, son de aplicación ordi-
naria. No obstante se ha seleccionado las que pueden transformarse en herramientas de vital importancia
cuando se debe enfrentar un fenómeno de sequía.
2.1.2 DIRECTORIO
• Atender a la captación de las aguas por medio de obras permanentes o transitorias; a la conserva-
ción y limpia de los canales y drenajes sometidos a la comunidad; a la construcción y reparación de
3
Precipitación: reacción química en la que separa una sustancia sólida y se deposita en el fondo del contenedor.
40 M inisterio de Agricultura
los dispositivos y acueductos, y a todo lo que conduzca al goce completo y a la correcta distribución
de los derechos de aguas de los comuneros. El directorio podrá, por sí solo, acordar los trabajos ordi-
narios en las materias indicadas y, en casos urgentes, los extraordinarios; pero deberá dar cuenta de
estos últimos en la próxima junta ordinaria que se celebre.
• Velar porque se respeten los derechos de agua en el prorrateo del caudal matriz, impidiendo que se
extraigan aguas sin títulos.
• Requerir la acción de la junta de vigilancia para los efectos del número anterior.
• Distribuir las aguas, dar a los dispositivos la dimensión que corresponda y fijar turnos cuando pro-
ceda.
• Aumentar hasta en un treinta por ciento en el año, las cuotas ordinarias o extraordinarias, cuando
aparezca de manifiesto que las fijadas en junta general ordinaria fueren insuficientes para el buen
funcionamiento de la comunidad; establecer cuotas especiales para hacer frente a gastos impre-
vistos que no puedan ser cubiertos con las reservas acumuladas. En todo caso dará cuenta en junta
extraordinaria que deberá citar en el más breve plazo.
• Fijar las multas que corresponda aplicar a los comuneros, las que no podrán exceder de diez unida-
des tributarias mensuales.
• Llevar una estadística de los caudales que se conducen por los canales de la comunidad.
• Realizar programas de extensión para difundir entre los comuneros las técnicas y sistemas que
tiendan a un mejor empleo del agua, pudiendo celebrar convenios para este objeto.
• Citar a la junta general extraordinaria cuando sea necesario o lo solicite, por lo menos, la cuarta
parte de los comuneros con derecho a voto, con indicación del objeto.
• Velar por el cumplimiento de las obligaciones que la ley, los reglamentos y los estatutos imponen a
los comuneros y a la comunidad.
2.1.3 USUARIO
Las obligaciones del usuario que son importantes de cumplir por el beneficio propio y de la comunidad en
períodos de sequía son:
• Costear la construcción y reparación del dispositivo por el que extraen sus aguas del canal principal.
Si fueren varios los interesados en el dispositivo, pagarán la obra a prorrata de sus derechos.
De conformidad con lo previsto en el artículo 283 del Código de Aguas, si en una organización se hubiesen
cometido faltas graves o abusos por el directorio o administradores en la distribución de las aguas, cual-
quiera de los afectados podrá solicitar la fiscalización de la Dirección General de Aguas.
Si la Dirección General de Aguas considera admisible la solicitud, dictará una resolución que así lo declare y
designará un delegado para que practique una investigación de los hechos denunciados, tal como lo dispo-
ne el artículo 286 del texto legal.
De acuerdo a lo señalado en el artículo 290 del citado ordenamiento, la Dirección General de Aguas, en caso
de verificar las faltas graves o abusos denunciados, deberá requerir al directorio o administradores para que
se corrijan las anomalías en el plazo que al efecto indique.
En caso que continuaren los errores, faltas o abusos denunciados, la Dirección General de Aguas podrá so-
licitar a la Justicia Ordinaria que decrete la intervención de la organización de usuarios en lo referente a la
distribución de las aguas. Dicha intervención no podrá ser superior a períodos de 90 días, en los cuales la
persona que designe la Dirección General de Aguas tendrá todas las facultades de los respectivos directo-
rios o administradores, según lo establece el artículo 293 del Código del ramo.
Como consecuencia de la grave sequía que afectó en 1994 a las regiones del norte de Chile, el Gobierno, por
Decreto Nº18 del 01.02.94, creó la “Comisión Asesora y Coordinadora para la Sequía de la III y IV Región”.
En 1996, por Decreto Supremo Nº306, se creó la actual “Comisión Asesora del Presidente de la República
para la Sequía”, integrada por 17 miembros y presidida por el Ministro de Agricultura. En el marco de esta
iniciativa, se constituye en forma permanente la Unidad de Emergencias Agrícolas.
Los principales objetivos para la formación de la Comisión Asesora pueden resumirse de la siguiente ma-
nera:
• Sugerir proposiciones para el fortalecimiento de los programas implementados por los distintos
ministerios y servicios públicos para la superación de emergencias, así como las medidas conducen-
tes a su ejecución y al cumplimiento de sus objetivos.
• Ministro de Agricultura.
• Subsecretario del Interior.
• Director Nacional del Instituto de Desarrollo Agropecuario.
• Director de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior.
• Director General de Aguas.
• Director de Obras Hidráulicas (el D.S. menciona al Director de Riego; cabe señalar que la DOH es la
sucesora de la DR).
• Director de Presupuesto del Ministerio de Hacienda.
• Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego.
• Gerente General de la Corporación de Fomento de la Producción.
• Director Nacional del Servicio de Impuestos Internos.
• Tesorero General de la República.
• Director de Inversiones del Ministerio de Planificación y Coordinación.
• Director Nacional de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas.
• Jefe de la Oficina de Emergencias y Catástrofes del Ministerio de Salud.
Por otra parte, existen diferentes organizaciones públicas relacionadas al fenómeno de la sequía:
Finalmente, es interesante considerar otras agencias que pueden colaborar indirectamente en labores de
prevención y/o mitigación de los efectos de la sequía. Entre ellas se puede mencionar:
En épocas de extrema sequía, el Presidente de la República, a petición o con informe de la Dirección Ge-
neral de Aguas, podrá efectuar una declaración de zonas de escasez. Esta declaración permite que la DGA
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 43
intervenga en las organizaciones de usuarios a nivel de cauces naturales, y proceda a redistribuir las aguas
disponibles, con el objeto de disminuir los daños que ocasiona el período de escasez, siempre que esto se
requiera.
La acción de “intervenir” un río debe estar precedida por la declaración de “zona de escasez”. En general, la
“intervención” obedece a la necesidad de distribuir y redistribuir recursos, de modo de bajar al mínimo los
daños derivados de la sequía.
En el inicio del proceso, se nombra un “interventor”, el cual, en representación del Gobierno recibe todas las
atribuciones pertinentes para optimizar al máximo el uso de los recursos.
La Unidad de Emergencias Agrícolas, como se señaló, es una unidad ejecutiva de la “Comisión Asesora del
Presidente de la República para la Sequía”, dependiente del Ministerio de Agricultura, establecida mediante
Resolución Exenta Nº330 del 20 de agosto de 1996, de dicho Ministerio. Su ámbito de acción principal es
el de “Elaborar los planes de acción para afrontar en forma expedita, las situaciones que se definan como
emergencia o catástrofe agrícola y coordinar la acción de los Servicios del Ministerio de Agricultura, para
paliar los efectos de tales fenómenos”. Así, al Secretario Ejecutivo de dicha Comisión le correspondió ejercer
el cargo de Jefe de la Unidad de Emergencias Agrícolas.
a. Subsidio de siniestralidad
El Subsidio de Siniestralidad, es una bonificación del Estado de Chile a la que pueden acceder los usuarios
de créditos corrientes, básicos y créditos a organizaciones, cuyas inversiones efectuadas con créditos otor-
gados por INDAP han sido afectadas por siniestros de origen físico o biológico que escapan a su control.
Con el fin de paliar los efectos negativos de emergencias de diversa índole, INDAP otorga líneas especiales
de financiamiento con porcentajes variables de bonificación, destinadas básicamente al restablecimiento
de las actividades agropecuarias afectadas.
44 M I N I STE R I O D E AG R I C U LT U RA
Las demandas de agua de riego de un territorio dependen de la necesidades hídricas de cada cultivo du-
rante su período vegetativo, de la cantidad de aguas lluvias que puedan suplir en parte esas necesidades,
de los sistemas de riego que utilicen los agricultores, y de la eficiencia de aplicación del agua que logran
los productores.
La demanda hídrica se calcula a partir de los valores de evapotranspiración real (ETr) estimados para los
cultivos.
Uno de los métodos más utilizados para determinar en forma simple las necesidades de agua es el método
descrito por Doorenbos y Pruitt (FAO 24, 1977). Otro método de FAO, denominado de Penman-Monteith, se
recomienda como el único adecuado para determinar la evapotranspiración de referencia o potencial, ETo
(FAO 56, 2006).
[5]
Donde:
Etm = evapotranspiración máxima (mm/día).
Eto = evapotranspiración potencial (mm/día).
Kc = coeficiente de cultivo.
Los coeficientes de cultivos comúnmente utilizados son los publicados por Doorenbos y Pruitt (FAO 24,
1977), Santibáñez (U. de Chile, 1993), artículos INIA (Ferreira et al., 2002) y los estudios realizados en la Re-
gión del Maule por CITRA, de la Universidad de Talca. Para una lista de valores de Kc se recomienda consultar
en http://www.fao.org/docrep/009/x0490s/x0490s00.htm.
A partir de la Etm y la precipitación efectiva (Pe), se calcula la demanda o lámina neta (LN) mensual de agua
de riego para cada cultivo seleccionado.
[6]
La precipitación efectiva se puede estimar a partir de la precipitación real. Para esto se recomienda hacer
una aproximación utilizando la metodología propuesta por el servicio de Conservación de Suelos del Depar-
tamento de Agricultura de los Estados Unidos (FAO 24, 1977).
A partir de la demanda neta, se obtiene la demanda bruta por cultivo. Para ello se estima la eficiencia de
aplicación del agua de acuerdo a los métodos de riego posibles de utilizar en la zona de estudio. Valores
para proyectos de riego indicados por la Comisión Nacional de Riego son:
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 45
CUADRO 5
Eficiencia de aplicación del agua de riego
Eficiencia de aplicación
Tendido 30 35
Surcos 45 50
Surcos en contorno 50 60
Bordes en contorno 50 65
Bordes rectos 60 65
Pretiles 60 65
Tazas 65 70
Aspersión 75
Microjet y microaspersión 85
Gotero 90
Para el cálculo de las necesidades brutas a nivel de cultivo, a partir de la demanda neta (DN), es necesario
tomar en cuenta la eficiencia de aplicación del método de riego y los requerimientos de lavado (RL). La
eficiencia de aplicación (Efa) contempla las pérdidas de agua por percolación profunda (Pp) y escurrimiento
superficial (Es).
Los requerimientos de lavado corresponden a la cantidad de agua mínima de percolación para mantener la
salinidad del suelo a un nivel no perjudicial para el desarrollo de las plantas.
[7]
Donde:
DB = demanda bruta del cultivo considerado (mm/mes).
DN = demanda neta de los cultivos o lámina neta a reponer
RL = requerimientos de lavado4.
Kr = coeficiente de cobertura.
Efa = eficiencia de aplicación (%).
En huertos frutales y cultivos hilerados, solo parte de la superficie del suelo es ocupada por el cultivo. Cuan-
do una superficie es humedecida por un riego superficial o por aspersión, una parte del beneficio potencial
del agua aplicada se pierde a través de la evaporación desde el suelo y por transpiración de la planta. Por
lo tanto, el requerimiento hídrico de los cultivos determinado por métodos convencionales debe incluir las
correcciones de cobertura de la evapotraspiración. Para este objetivo es necesario definir tres conceptos
claves, que corresponden a:
• Área unitaria, Au (m2): área teórica que tiene cada frutal según el marco de plantación. Corresponde
a la superficie determinada por la multiplicación de las distancias entre y sobre la hilera.
• Área de cobertura, Ac (m2): superficie de sombreamiento que el árbol abarca en un momento dado.
Para la programación del riego en frutales este valor debe modificarse en función del follaje, es decir,
para las diferentes estaciones del año (primavera, verano, otoño).
• Porcentaje de sombreamiento (Ps): corresponde a la relación entre el área de cobertura y el área
unitaria, es decir, los factores anteriores. El porcentaje obtenido se debe corregir por medio de la
tabla de donde se obtiene el Kr. La idea central de este parámetro es que no debe mojarse todo el
marco de plantación para asegurar el riego de una especie frutal. Por esta razón se disminuye la tasa
de riego aplicando un factor que siempre será menor o igual a 1.
[8]
CUADRO 6
Corrección del porcentaje de cobertura (Kr)
Porcentaje de Kr (%)
sombreamiento
10 12
20 24
30 35
40 47
50 59
60 70
70 82
80 94
90 100
100 100
Dependiendo de las características fisiológicas de cada especie, la falta de agua genera efectos perjudicia-
les en su crecimiento y desarrollo. Así, para cada cultivo se han publicado las fases críticas en las cuales la
falta de agua puede causarle un mayor impacto.
Donde CEw es la conductividad eléctrica del agua de riego y CEe es la conductividad eléctrica del extracto saturado de la solución
suelo.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 47
A continuación se presenta un diagrama que indica los períodos críticos de cada especie al déficit de agua
de riego.
CUADRO 7
Método de riego, profundidad radicular activa y períodos críticos para el riego de algunos cultivos
Para evaluar la incidencia del recurso agua sobre el rendimiento de los diferentes cultivos, se puede utilizar
la metodología propuesta en FAO 33, la cual ocupa funciones de producción del agua.
Las funciones utilizadas son las propuestas por Doorenbos y Kassan (FAO 33, 1979) y Ferreyra y otros (1985
y 1991), obtenidas en forma experimental. En ellas se presenta la relación entre el rendimiento y la eva-
potranspiración en términos relativos, lo que permite utilizar estas ecuaciones en diferentes condiciones
edafoclimáticas.
[9]
Donde:
Ya = rendimiento actual cosechado.
Ym = rendimiento máximo cosechado.
Ky = factor del efecto sobre el rendimiento.
Eta = evapotranspiración actual (fracción de Etm).
Etm = evapotranspiración máxima (ETo x Kc).
Eto = evapotranspiración potencial.
Kc = coeficiente de cultivo.
48 M inisterio de Agricultura
La evapotranspiración actual (Eta) corresponde a una fracción de la evapotranspiración máxima (Etm), que
representa la evapotranspiración del cultivo en condiciones de restricción hídrica. Se puede simular dis-
minuciones de la evapotranspiración máxima (75%, 50%, 25%), obteniéndose de esta forma diferentes
valores de evapotranspiración actual (Eta).
Los rendimientos (Ya) se calculan a partir de las funciones de producción indicadas anteriormente en donde
valores de Ky menores representan a cultivos cuyo rendimiento final es menos sensible al déficit hídrico.
A continuación se presentan algunos de los coeficientes Ky obtenidos por los autores indicados anterior-
mente, para diferentes cultivos.
CUADRO 8
Coeficientes Ky
Cultivo Coeficiente
Papa 1,10
Alfalfa 0,75
Praderas 0,90
Ajo 0,50
Como se puede observar, el valor de Ky fluctúa alrededor de 1,0 para estos cultivos. Lo anterior concuerda
con opiniones de diferentes investigadores que tienen como hipótesis que dicho valor es constante para
las plantas C3 y C45. Por lo tanto, en las especies en que no existe información en este tema, se utilizará un
valor Ky igual a 1,0.
Es importante tener en cuenta que la sensibilidad de los cultivos a un déficit hídrico se modifica de acuerdo
al estado fenológico en que se encuentren al momento de sufrir una disminución de los aportes de agua.
Es decir, el factor Ky varía según el período de crecimiento. La figura 15 muestra los cambios existentes del
factor Ky de acuerdo a los diferentes estados de desarrollo.
Como se puede observar, existen períodos más sensibles a un estrés hídrico. En estas aproximaciones se
basa la selección de períodos adecuados donde el riego deficitario produce menores efectos en el rendi-
miento del cultivo.
5
Las Plantas C3, poseen el mecanismo fotosintético más básico. La mayoría de las especies, en especial aquellas que pertenecen a
ambientes húmedos y templados, son de este grupo (por ejemplo: trigo, arroz, cebada, papa, soya). En cambio las plantas C4 cuentan
con un sistema a nivel foliar que les permite incrementar en sus hojas varias veces la concentración de CO2 ambiental. De esta
manera se logra mayores tasas fotosintéticas y un uso más eficiente del agua (ejemplos: maíz, caña de azúcar y sorgo).
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 49
FIGURA 15
Variación del valor de Ky de acuerdo al período de crecimiento de un cultivo
La programación del riego es una metodología que consiste en establecer la frecuencia (¿cuándo regar?)
y tiempo de riego (¿cuánto regar?) de acuerdo a las condiciones edafoclimáticas del predio. Una apropiada
programación del riego permite optimizar el uso del agua y maximizar la producción y calidad de los pro-
ductos.
a. Frecuencia de riego
La frecuencia de riego permite estimar el número de días transcurridos entre dos riegos consecutivos. Se
puede estimar de la siguiente forma:
[10]
Donde:
FR = frecuencia de riego (días).
DN = demanda neta de agua (mm).
Etm = evapotranspiración máxima (mm/día).
En riegos de alta frecuencia, normalmente esto no se cumple, pues el agua se aplica diariamente.
50 M inisterio de Agricultura
Para los métodos de riego gravitacionales, el cálculo del tiempo de riego óptimo se puede determinar a
través de la siguiente expresión:
[11]
Donde:
Los coeficientes a, b y c se pueden obtener a través de tablas o mediante la metodología del surco infiltró-
metro.
En el caso de sistemas de riego localizados y de alta frecuencia (goteo, microaspersión u otro), el cálculo
del tiempo de riego necesario para aplicar y suplir las necesidades hídricas de la planta en el período de
máxima demanda se realiza de la siguiente manera:
[12]
Donde:
TR = tiempo de riego (h/día).
NRD6 = necesidades netas de riego diario (litros/planta/día).
Ne = número de emisores por planta.
Qe = caudal del emisor (l/h).
Ea = eficiencia de aplicación (85 - 90%).
Se entiende por métodos de riego superficial, también denominados gravitacionales, aquellos en que el
agua se aplica en la superficie del suelo y se distribuye en el campo por gravedad, a través de la diferencia
de cotas o niveles existentes en el terreno a regar. En estas condiciones, el caudal de riego disminuye a lo
largo del campo, debido a la infiltración del agua en el suelo, produciéndose algún grado de escurrimiento
al final del paño de riego, cuya magnitud dependerá, entre otros factores, del caudal que se aplique y de las
características de infiltración del suelo.
6
El concepto “necesidades de riego diario” (NRD) es similar al de “lámina neta a reponer” (LN). En la fórmula de calculo se requiere
expresar la cantidad de agua requerida diariamente por cada planta, por lo cual es necesario transformar la lámina neta mensual a
una expresión de volumen por hectárea necesaria para cubrir las necesidades de cada día (1 mm de lamina neta es igual a 10 m3
por hectárea).
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 51
Es el método de riego más ineficiente. Se puede utilizar en pendientes de hasta 1,5%, como máximo; la
óptima es 0,2%. Si se trata de praderas, es posible emplearlo en terrenos con pendientes mayores que 2%,
hasta 6%.
• La eficiencia de aplicación del agua es muy baja; el promedio a escala regional en Chile es de un
30%, debido a las exageradas pérdidas por escurrimiento superficial y percolación profunda.
• La distribución del agua sobre la superficie regada es desuniforme. Algunos sectores quedan con
exceso de humedad y otros con déficit.
• No se recomienda para terrenos con pendiente muy pronunciada, debido al alto riesgo de erosión.
• Se produce una excesiva subdivisión del terreno, debido al gran número de regueras y desagües que
se debe trazar, lo que dificulta el uso de maquinaria agrícola y además la deteriora.
• Se requiere mucha mano de obra y gran habilidad del obrero agrícola para manejar el riego en la
parcela.
En el riego por surcos, a diferencia del riego por tendido por ejemplo, se moja sólo una fracción de la su-
perficie del suelo (normalmente entre un quinto y un medio). Sin embargo, se debe mojar todo el suelo
explorado por las raíces de las plantas. Esto se logra colocando los surcos a una distancia adecuada unos de
otros, regulando su largo y aplicando tiempos de riego apropiados. Las prácticas de laboreo pueden incidir
en la forma del surco.
El diseño debe contemplar el espaciamiento entre surcos, la forma de los mismos, su longitud, el caudal a
aplicar, y el tiempo de riego.
CUADRO 9
Largos ideales de surcos según tipo de suelo
Fuente: Guía “Condiciones básica para la aplicación de riles de agroindustrias en riego”. SAG.
La tendencia hoy en día en conducción se dirige al uso de sistemas de tubería que funcionen a baja presión,
denominado “Sistema de aducción californiano”. En ellos se puede utilizar mangas de polietileno o tuberías
de PVC agrícola clase 2.
52 M inisterio de Agricultura
Para conducir el agua a través de las tuberías es necesario tomarla desde una acequia. La carga de agua
debe estar 20 a 40 cm por sobre la boca de los tubos. Para tomar el agua se requiere contar con una cámara
de entrada como la que se presenta en la figura 16 (californiano fijo), la que normalmente se construye de
ladrillo. Se necesitan tantas cámaras de entrada como cabeceras de riego existan en el predio.
• Californiano fijo
Básicamente el sistema consta de una tubería de conducción enterrada, normalmente de PVC agrícola, que
se ubica en la cabecera del paño a regar. El agua es distribuida a los surcos de riego mediante tubos eleva-
dores que permiten sacar el agua a la superficie del suelo.
FIGURA 16
Diagrama del sistema californiano fijo
• Californiano móvil
En este sistema la acequia en la cabecera es reemplazada por una tubería de PVC de 200 mm de diámetro.
El agua se entrega a los surcos por medio de pequeñas compuertas que se regulan por apertura o cierre,
permitiendo controlar el caudal aplicado a cada surco. El sistema se denomina móvil porque una vez termi-
nado el riego de un sector, la tubería se traslada al sector que se va a regar a continuación.
FIGURA 17
Diagrama del sistema californiano móvil
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 53
El riego por bordes requiere de una buena nivelación de suelos, tanto en el sentido del riego para que el
agua escurra sin problemas, como en sentido transversal. De este modo el agua se distribuye uniformemen-
te a todo el ancho de la platabanda. La nivelación en sentido transversal a los bordes debe ser cuidadosa, de
modo que entre un lado y otro de ella quede como máximo una diferencia de nivel de 4 cm. Por otra parte
entre una platabanda y otra no debe existir un desnivel de más de 10 cm.
d. Regueras en contorno
Una buena alternativa para manejar el agua de riego en terrenos con fuerte pendiente (2 a 10%) o fácilmen-
te erosionables es trazar las regueras siguiendo aproximadamente la curva de nivel (regueras en contorno);
en otras palabras, hacer un riego por tendido mejorado.
En este caso las regueras se derivan de una acequia principal (acequia de abastecimiento), que general-
mente se traza a lo largo de la pendiente del terreno. Sobre las regueras en contorno se instalan retencio-
nes temporales o permanentes que permitan derivar el agua por medio de aberturas en el borde inferior,
sifones o tubos. Si el borde inferior está nivelado y estabilizado, se puede forzar el agua a desbordar sobre
el mismo.
FIGURA 18
Tipos de riego gravitacional
54 M inisterio de Agricultura
CUADRO 10
Comparación de métodos de riego superficiales
• Todos los cultivos en hileras y • Requerimientos moderados de mano de • Uniforme aplicación de agua.
frutales. obra para riego. • Alta eficiencia de aplicación de
Surcos
• Todos los suelos regados. • Algo de pérdidas por escurrimiento, agua con un diseño adecuado.
• Pendiente hasta el 2%; generalmente se requiere una uniforme • Sistemas de distribución como
óptima 0,2%. aplicación de agua. tubos, sifones y compuertas
• Peligro de erosión con pendientes de agua que permiten control
fuertes. adecuado de los caudales.
Regueras en contorno
• Todos los cultivos en hileras y • Requerimientos elevados de mano de • Requiere sólo un trabajo de
frutales. obra. emparejamiento del terreno.
• Todos los suelos regados. • No es conveniente en suelos que se • Bajos costos de mantención.
• Pendiente entre 2% y 15%. agrietan al secarse o muy arenosos. • Disminuye el riesgo de erosión
• Dificultad para las labores culturales y en el surco de riego.
de cosecha.
• Cultivos de siembra densa • Se requieren trabajos importantes de • Alta eficiencia de aplicación con
Bordes
Se entiende por métodos de riego presurizado, aquellos en que el agua se conduce a través de sistemas
cerrados en donde el agua se encuentra sometida a presiones mayores a las de la atmósfera, dadas nor-
malmente por sistemas de bombeo o aprovechando la diferencia de cotas entre el punto de captación de
las aguas y el que se desea regar.
El riego por aspersión permite regar una amplia gama de cultivos, tanto densos como escardados, siempre
que las aguas sean de buena calidad desde el punto de vista químico y biológico. Este método logra efi-
ciencias de aplicación considerablemente mayores que el riego por tendido, las que pueden llegar a valores
entre un 75 y 80%. Sin embargo, se debe considerar que la velocidad del viento puede afectar la eficiencia
de aplicación.
Otro factor a tener en cuenta es la velocidad de infiltración del agua en el suelo: no es recomendable que
la lluvia del aspersor seleccionado supere a la velocidad de infiltración del suelo en el cual se encuentra el
cultivo. Para medir la velocidad de infiltración del agua en el suelo tradicionalmente se utiliza el método
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 55
del cilindro infiltrómetro. Este método consiste en aplicar una altura de agua al interior del cilindro y medir
a ciertos intervalos la altura de agua que infiltra. Es importante considerar una zona de saturación fuera del
cilindro para disminuir el movimiento lateral del agua.
FIGURA 19
Método del cilindro infiltrómetro
Dentro de los tipos de riego por aspersión se encuentran los equipos móviles con tuberías de acople rápido,
de traslado manual. Debido a la alta demanda de mano de obra, se utilizan en pequeñas extensiones. En ex-
tensiones que superan las 20 hectáreas es preferible usar equipos de aspersión que requieren menos mano
de obra, como los sideroll, carros autopropulsados y pivotes centrales.
• Sideroll: es un equipo intermedio entre la aspersión móvil y el pivote central, destinado a pequeños
y medianos agricultores. Las rampas de aspersores montadas sobre ruedas con avance frontal, emplean el
tubo distribuidor del agua de riego como árbol de tracción. El sideroll se caracteriza por estar estructurado
con un sistema automotor de desplazamiento para los cambios de posición. El equipo incorpora un sistema de
transmisión hidrostática, combinado con un marco de doble riel, permitiendo así, aun en condiciones adversas,
una óptima tracción. Ésta se realiza a través de ruedas de acero galvanizado que poseen pestañas para lograr
una mayor tracción efectiva. La pendiente máxima de trabajo es 15 a 20 % (pendiente simple). Los aspersores
se disponen en forma vertical, con una separación de 12 m entre ellos, al igual que las ruedas que dan soporte
y sustentabilidad. El caudal de los aspersores es de aproximadamente 2 m3/h trabajando a una presión del
orden de 35 a 40 psi. El ancho de mojamiento en terreno es de alrededor de 18 m.
56 M inisterio de Agricultura
• Pivote central: consiste en una línea de aspersores montada sobre una estructura metálica con
elementos de tracción (torres). Tiene una extremidad fija en una estructura llamada pivote y otra en movi-
miento continuo en torno del pivote durante la aplicación del agua. El conjunto del pivote central está cons-
tituido por un cuerpo principal o pivote, una línea de distribución (tubería, aspersores y torres), línea aductora
de conexión y la motobomba o el conjunto motobomba-transformador. La tubería de conducción se mantiene
a una altura máxima de 2,7 m en cultivos normales (actualmente puede estar dispuesta a 1,5 m) o 3,7 m para
cultivos más elevados. Las torres se ubican a una distancia de 24,4 a 76,2 m a lo largo de la línea lateral, que
puede tener una longitud desde 61 m hasta 792 m (el costo por hectárea varía según estas dimensiones). Cada
torre está dotada de un sistema propulsor constituido por un motor reductor de 1/2, 3/4 o 1 HP, que transmite
el movimiento mediante un eje cardán. Se puede emplear boquillas de distintos tamaños. La presión de fun-
cionamiento varía de 2 a 4,5 bares. El viento no tiene gran influencia cuando su velocidad es de 8 a 10 km/h,
pues el valor del coeficiente de uniformidad se mantiene en el 80%. Además, el efecto se puede disminuir
bajando lo más posible las boquillas, mediante tubos de alimentación verticales.
b. Riego localizado
Los equipos de riego localizado permiten suministrar agua y fertilizantes en forma dirigida a la planta. El
agua es conducida a cada planta a través de una red de tuberías y entregada por distintos emisores (go-
teros, difusores o cintas). En el terreno, el agua se distribuye formando un bulbo de mojado cuya forma y
tamaño depende del tipo de suelo, caudal del emisor y tiempo de riego.
Una instalación típica de riego localizado, está constituida por un cabezal de riego (figura 20), aparatos de
control hidráulico y una red de distribución (tuberías primarias o matrices, secundarias y terciarias, y emi-
sores incluidos en los laterales).
FIGURA 20
Esquema de cabezal de riego
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 57
Los emisores son dispositivos que controlan la salida del agua desde las tuberías laterales y se caracterizan
por reducir la presión del agua hasta prácticamente 0 m.c.a. Se pueden clasificar en: goteros o tuberías de
goteo, microaspersor o microjet, y cinta.
• Goteros: dentro de los sistemas de riego por goteo, existen distintos tipos de emisores, los cua-
les se diferencian principalmente por la forma en que se incorporan a los laterales de riego. Así, podemos
encontrar goteros in-line (insertados en la línea de emisión) y on-line (goteros de botón). Actualmente
en el mercado se dispone también de la alternativa de goteros autocompensados, lo que significa que la
variación del caudal es mínima al variar la presión de operación. Se recomienda este tipo de emisores en
aquellos sistemas de riego que son diseñados en sectores con más de 2% de pendiente. Los caudales que
descargan estos varían de 2 a 12 litros por hora. La presión de operación depende del tipo de gotero. En
términos generales un gotero autocompensado es tolerante a las variaciones de presión, no obstante un
rango adecuado se encuentra entre 5 y 15 m.c.a. En goteros no autocompensados la presión de operación
debería ser 10 m.c.a. (8 a 12 m.c.a.).
• Microaspersor y microjet: los sistemas de riego basados en el uso de este tipo de emisores consis-
ten en la aplicación del agua de riego como una lluvia de gotas a baja altura y distribuida en una superficie
amplia. En muchos casos, presentan ventajas sobre los goteros, especialmente en aquellos cultivos de sis-
tema radicular superficial o en casos de suelos arenosos. La diferencia entre estos emisores, es que los mi-
croaspersores están compuestos por un dispositivo que hace que el chorro de agua salga rotando, en tanto
en los microjet el chorro es estático. En el sector agrícola los primeros son los más utilizados, en tanto que
los segundos, son más utilizados en riego de jardines. El rango de caudales en este tipo de emisores fluctúa
entre 25 y 120 l/h, lo cual está determinado por el diámetro de las boquillas y por la presión de operación.
Los emisores entregan el agua en forma de lluvia en un diámetro que va desde pocos centímetros hasta 6
metros, pudiendo además entregar el agua en 360°, 279º, 180º o 90°. La presión de operación de estos
emisores es de alrededor de 15 m.c.a. Se fabrican de diferentes tipos, variando el caudal, la presión del tra-
bajo y el diámetro de mojamiento. El costo de varía con el caudal y el diámetro de mojamiento.
Es necesario que la gestión de las sequías y la escasez hídrica involucre actuaciones de corto, mediano y
largo plazo. Se requiere que dichas acciones estén vinculadas a la planificación de los sistemas hídricos que
administran las organizaciones de usuarios de aguas (OUA), así como a la operación de los mismos.
Cada lugar del país se ve enfrentado a condiciones climáticas, territoriales y culturales distintas. Por ende,
el problema de las sequías se enfrentará de acuerdo a estos factores y al marco legal e institucional exis-
tente.
Las soluciones se adaptan a cada situación particular, pero en la toma de decisiones de gestión siempre se
encuentran, al menos de forma implícita, los principios de la valoración y gestión de riesgos.
Los países suelen estar poco preparados para hacer frente a la sequía de manera eficaz. Frecuentemente se
reacciona con acciones que buscan revertir la crisis, en vez de formular y aplicar las medidas de prevención
conocidas como “gestión de riesgo”. Ante la falta de dichas políticas de gestión, los responsables de tomar
las decisiones por lo común aducen la falta de medios para predecir las condiciones climáticas con sufi-
ciente anticipación.
Sin embargo, en los últimos años se han hecho importantes avances en la predicción del clima. Los es-
pecialistas en la atmósfera ahora son capaces de anticipar de manera bastante acertada algunas de las
características de nuestro clima a mediano plazo. Un ejemplo es la predicción temprana del fenómeno El
Niño Oscilación Sur (ENOS), a partir de las temperaturas del Océano Pacífico. Avances como éstos propician
su integración en las estrategias de gestión del agua para el riego.
4.2 INFRAESTRUCTURA
Son los directorios de las OUA los que determinan las necesidades de inversión para reparar, mantener, me-
jorar y operar los sistemas. Se preocupan, además, de encargar la ejecución de obras.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 59
a. Captación:
• Se debe procurar que las bocatomas del sistema de riego se encuentren en adecuadas condiciones
para poder captar la proporción de agua a la que tienen derecho los usuarios registrados en cada canal
matriz.
• Dado que en condiciones de sequía los flujos superficiales disminuyen, en algunas ocasiones se re-
quiere construir extensiones provisorias (muros de tierra, piedras y/o madera) que permitan alcanzar el
agua.
b. Conducción
• Es recomendable que la mantención del canal sea exhaustiva, para prevenir perdida por filtraciones
• Hay que disminuir al máximo las perdidas por evapotranspiración de malezas que crecen en el canal y
sus bordes, para lo cual resulta primordial eliminarlas en esos sitios, pero también en cultivos, desde la
siembra hasta la cosecha.
• El control de algas permite prevenir problemas de conducción, principalmente si el canal entra en
turno.
• Se debe controlar las extracciones ilegales. Es importante instalar turnos de fiscalización y considerar
la implementación y mantenimiento de compuertas de reparto.
• Es necesario priorizar el revestimiento de zonas con pérdidas significativas, que en una temporada
normal no son relevantes.
c. Acumulación
• Se recomienda proyectar obras de acumulacion comunitaria que posibiliten administrar el agua bajo
condiciones de turno.
• En aquellos sistemas de reparto que cuenten con obras de acumulación, se debe privilegiar todas las
medidas que permitan alcanzar un mayor volumen de acumulación. Entre ellas: limpieza de embanca-
mientos, instalación de equipos fusibles a nivel de vertedero, y peraltamiento.
d. Distribución
• En situación de sequía, la habitual distribución conforme a derechos debe asegurarse para reducir ten-
siones entre usuarios, inherentes al fenómeno de escasez. Por consiguiente, hay que prestar atención a
la mantención de marcos partidores y fiscalizar periódicamente las secciones de reparto. Una alternativa
en pequeños sistemas de conducción es la instalación de cajas de distribución.
• Es aconsejable supervisar el funcionamiento de estructuras de aforo en canales, e instalarlas en secto-
res de potencial conflicto si no las hubiere.
• Resulta interesante contemplar la instalación de dispositivos electrónicos que permiten lectura de
niveles en secciones de aforo.
Dado que las organizaciones de usuarios de aguas (OUA) tienen la posibilidad de generar la información
sobre qué es lo que cultivan sus miembros, se puede considerar como una estrategia de mitigación de los
impactos de la sequía el fomento del arriendo de acciones de agua, desde los agricultores dedicados al cul-
tivo de especies anuales a aquellos que en sus predios poseen especies perennes. Para estos últimos la falta
de agua en una temporada podría significar un impacto mayor sobre las siguientes, de manera que podrían
estar dispuestos a pagar a los primeros el costo de una disminución en sus cultivos.
Otras acciones nacen de experiencias previas en algunas de las mismas organizaciones. Así, existen expe-
riencias de coordinación entre OUA que, en períodos de sequía, se han organizado con el fin de dar un uso
conjunto a canales capaces de conducir y entregar el agua a terrenos colindantes de manera de reducir
pérdidas por infiltración.
El diseño de las opciones efectivas de adaptación de la agricultura y de gestión del agua requiere métodos
de evaluación de los impactos. Adicionalmente, se necesita potenciar la comunicación a todos los acto-
res implicados, para entregarles la información científica acerca del clima, del mejor uso del agua, de la
producción de alimentos, de las respuestas sociales e interacciones en la cuenca. Es preciso gestionar las
decisiones sobre la administración del agua de manera integrada, basándose en información científica, con
el apoyo de las instituciones como la DGA.
Los repartidores y celadores efectúan la labor de distribuir las aguas. En condiciones de sequía realizan la
tarea de acuerdo a lo indicado por el directorio de la OUA, respetando los derechos de aprovechamiento de
los asociados y corrigiendo las desviaciones que se presenten.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 61
El agua llega al predio por medio de acequias, en muchos casos de tierra. En este último caso nos encontra-
mos con los tres factores principales de disminución de eficiencia en la distribución:
• Perdidas por infiltración, que se incrementan cuanto más permeable sea el suelo y con la presencia de
grietas.
• Consumo de agua por la vegetación que se desarrolla en las acequias.
• Deterioro de paredes y taludes por efecto de la erosión.
Estos factores se enfrentan considerando la mantención de la sección de las acequias, revestimiento con
materiales de bajo costo, remoción de malezas y otros.
Por lo que respecta al modo de realizar los riegos en situación de sequia se pueden realizar algunas accio-
nes tales como:
• Reducción de riegos: en determinadas ocasiones podemos reducir la frecuencia de aplicación del agua,
acumulando el agua de alguno de los turnos de riego, si con ello no se produce un gran perjuicio ni en el
cultivo ni en la cosecha. Esto dependerá de cada cultivo y su correspondiente Ky, como se señaló en el
punto 3.3 de este documento.
• Riego de fajas alternas: se puede reducir el consumo de agua aplicando el riego en pasillos alternos e
invirtiendo el orden en el siguiente turno de riego. De este modo también se alterna el lado por donde se
riega la fila de plantas. El procedimiento también es de aplicación al riego por surcos.
• Riego intermitente o por pulsos: en este caso no se produce una disminución de las dosis de riego
entregadas al cultivo, sino que se trata de una técnica que busca mejorar la uniformidad en la aplica-
ción, minimizando las pérdidas por percolación profunda, escorrentía y evaporación. El sistema se utiliza
principalmente en el riego por surcos. Consiste en aplicar el agua al menos en dos oportunidades, de
modo que con la primera se humedezca el canal de circulación del agua y se produzca la expansión de
las partículas del suelo, así en las siguientes aplicaciones el agua circula más rápido, produciéndose una
infiltración más homogénea.
62 M inisterio de Agricultura
• Considerar en el manejo del riego conceptos como tiempo, frecuencia de riego, velocidad de infiltra-
ción y lámina de agua a reponer.
• Trazado de canales: se deben trazar los canales de acuerdo al caudal a conducir y la pendiente del
suelo. En suelos con pendientes fuertes o con problemas de microrrelieve, conviene trazar los regueros
en contorno.
• Uso de cajas de distribución para derivar el agua entre canales. Las cajas de distribución también se
pueden emplear como compuertas para detener el flujo en éstos.
• Uso de manta para detener el agua en los canales en vez de “taquear” con tierra, con lo cual se produce
menor erosión del suelo, menor contaminación del agua y se ahorra tiempo.
• Uso de sifones: una vez que se ha detenido el flujo del agua y elevado su nivel en el canal, usar
sifones para aplicar el agua al terreno, en lugar de estar abriendo “bocas” o salidas en los taludes
de los canales.
• Es aconsejable realizar nivelación de los suelos para mejorar el coeficiente de uniformidad, el cual se
relaciona directamente con la eficiencia del método de riego.
• Para asegurar un adecuado tiempo de infiltración del agua en el perfil del suelo, y aprovechar la totali-
dad de su capacidad de retención de agua, se debe tener en cuenta que los surcos deben ser más cortos
a medida que aumenta la pendiente del terreno.
• El largo de los surcos en suelos arenosos debe ser menor que en suelos arcillosos.
• Los surcos pueden adquirir mayor longitud en cultivos de arraigamiento profundo, que en cultivos de
arraigamiento superficial.
• Dentro de ciertos límites, a mayor caudal aplicado, mayor largo del surco, siempre y cuando el caudal
aplicado no produzca erosión.
• Uso de sifones, tubos rectos y acequias niveladas. Los sifones corresponden a tubos plásticos en forma
de “U” invertida, que permiten sacar agua desde las acequias sin necesidad de romperlas. En el caso de
los tubos rectos, es necesario que éstos atraviesen las acequias. En ambos casos se requiere acequias
niveladas de gran sección y de pretiles elevados por sobre el nivel del terreno, lo que implica gran pér-
dida de superficie. Además se recomienda incorporar algún regulador de flujo en las salidas de sifones o
tubos rectos, de manera de reducir el caudal una vez que el agua llega al final del surco.
• Utilizar el riego por pulsos.
• Una de las estrategias para enfrentar la sequía es reducir al máximo posible las pérdidas de agua en
el predio. El sistema de aducción californiano posibilita disminuir las pérdidas por conducción a nivel de
acequias. Además permite aumentar la uniformidad de caudales entregados a los surcos o sectores de
riego.
• En sistemas de aducción tipo californiano:
- Revisar las compuertas de entrega en sistema de aducción californiano móvil.
- Revisar las conexiones de las válvulas alfalfa.
- Reparar filtraciones existentes.
- Considerar el reemplazo de válvulas de entrega en campana de reparto en sistema fijo.
- Realizar limpieza del sistema de distribución, eliminando sedimentos por cámara de limpieza.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 63
CUADRO 11
Capacidad aproximada (l/s) de conducción en mangas de plástico de diferentes diámetros con rela-
ción a la pendiente del terreno
- La salida de agua se controla colocando tapas plásticas especiales, que se venden en el comercio.
a) Área de inundación.
b) Muros, que se construyen de tierra con sección de forma trapezoidal en taludes interiores de 2 a 2,5 : 1 y
exteriores de 1,5 a 2 : 1.
c) Obras de aducción (compuerta de derivación, vertedero de descarga automática y la obra de ingreso del
agua al acumulador).
d) Obras de entrega (tubería que cruza el muro y compuerta que regula la entrega).
• Disminuir la presencia de malezas y algas en el interior del acumulador, porque disminuyen el volumen
de acumulación.
• Revisar posibles desmoronamientos en la parte superior de los muros, pues podrían disminuir su capa-
cidad de almacenamiento de agua.
• Eliminar filtraciones en el muro.
• Regular el rebalse mediante uso de compuertas de fácil operación.
64 M inisterio de Agricultura
a. Riego localizado
La vía para alcanzar una mayor eficiencia en la utilización del riego localizado es buscar la máxima unifor-
midad posible en la distribución del agua. Las normas básicas para lograr dicho objetivo son:
• Reemplazar, especialmente en los suelos de texturas medias a finas (franco a arcilloso), el riego diario
por un manejo que contemple riegos más largos y distanciados. Así se formaría bulbos de mojamiento
más amplios y profundos, con condiciones de humedad y aireación adecuadas. Este intervalo estaría de-
finido por la demanda evaporativa del cultivo y por las condiciones de retención de humedad del suelo.
• En relación con el efecto de la demanda evaporativa del cultivo sobre la frecuencia de riego, mientras
más avance la temporada hacia los meses de mayor temperatura y mientras más se desarrolle la planta,
los riegos deben ser más seguidos.
• En relación con las condiciones de retención de humedad del suelo, mientras más arcilloso, el tiempo
entre un riego y otro debería aumentar.
• El método de manejo del riego localizado da a las raíces una mejor condición de humedad y aireación
durante todo su período activo. Considerando que cada explotación agropecuaria corresponde a una
situación diferente, dar recetas globales podría llevar a graves errores. Sin embargo, se pueden plantear
estrategias de manejo utilizables en diversas situaciones.
Como recomendación general, se propone la siguiente metodología para definir un programa de manejo
de riego:
• Definir la profundidad a la que se concentra el mayor porcentaje de raíces del cultivo.
• Hacer pruebas de campo en el suelo más representativo del sector de riego, para definir el tiempo que
demora en quedar cercano a saturación a la profundidad de mayor concentración de raíces. Las prue-
bas de campo deben realizarse en condiciones de suelo húmedo. Por lo tanto, se aconseja que antes de
efectuarlas se dé un riego largo y profundo.
• Para identificar el momento en que se alcanza la profundidad deseada, se debe instalar un tensiómetro
a dicha profundidad. El riego se corta cuando el instrumento registra valores entre 5 y 10 centibares. Con
esta prueba, se ha establecido el tiempo de riego que se debe aplicar en cada oportunidad.
• La frecuencia de riego va a estar determinada por la demanda evaporativa del cultivo, la que se debe
estimar periódicamente a partir de un registro diario de la evaporación de bandeja del área.
Como herramienta de control de la metodología descrita, es fundamental el uso de tensiómetros, para
adecuar las frecuencias de riego. Esto, debido a que se deben ajustar los coeficientes de bandeja y de
cultivo que normalmente se utilizan.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 65
Los déficit de agua no inciden sobre todos los cultivos de la misma manera, ni tampoco afectan de igual
modo a un mismo cultivo en sus distintas etapas de desarrollo. En general los períodos más sensibles o
críticos corresponden a la floración y el crecimiento del fruto. Con estos antecedentes, es posible enfrentar
un período de escasez regando menos en ciertas etapas de desarrollo de las plantas con el fin de reservar
el agua para que no falte en los períodos críticos.
Por ejemplo, el maíz es clasificado como una especie de relativa tolerancia a la deficiencia de agua durante
los períodos vegetativo y de maduración. La mayor disminución de los rendimientos es ocasionada por los
déficit de agua durante el período de floración, incluyendo la formación de la inflorescencia y estigmas (es-
tilos o pelos del choclo) y la polinización. Las deficiencias rigurosas de agua en floración, especialmente du-
rante la formación de los estigmas y la polinización, se traducen en un rendimiento escaso o nulo de granos,
debido a la desecación de los estigmas. Si las deficiencias ocurren en la etapa de formación de la cosecha,
la reducción del rendimiento se produce por la disminución del tamaño de los granos. Este efecto es menos
pronunciado cuando las plantas ya han sufrido un déficit no muy severo de agua en el período vegetativo,
puesto que en esas condiciones la planta ha adecuado sus raíces para captar agua a mayor profundidad.
Finalmente, el déficit de agua durante el período de maduración tiene poco efecto sobre el rendimiento de
granos.
Desde fines de la década de los 80, la escasez generalizada de agua para la agricultura generó una fuerte
necesidad de crear estrategias orientadas a mejorar la eficiencia de su uso. Un primer paso fue el desarro-
llo del riego localizado, que permitió aumentar dicha eficiencia desde un 45 ó un 50%, obtenida en riegos
superficiales, a un valor cercano al 90%.
Posteriormente se han generado técnicas de manejo del riego en frutales, como es el denominado riego
deficitario controlado (RDC) para situaciones de disponibilidad limitada de agua. Esta técnica se basa en
reducir la cantidad de agua aplicada en ciertos períodos fenológicos en que las plantas son menos sensibles
a la falta de humedad —es decir sin afectar significativamente el rendimiento ni la calidad de los frutos—, y
en mantener los riegos en un 100% de las necesidades de los árboles durante los períodos críticos, gene-
ralmente asociados a la floración y a las primeras etapas de desarrollo del fruto.
66 M inisterio de Agricultura
Para aplicar RDC a una producción comercial se requiere adaptar un programa de riego probado en un expe-
rimento. Un requisito es conocer claramente las condiciones de suelo, clima y material vegetal de la zona en
que se encuentra el huerto y relacionarlas con las de la zona donde se realizó el ensayo correspondiente.
Como la técnica consiste en regar a intervalos temporales con porcentajes menores de agua en compara-
ción a la que se utiliza en una dosis considerada óptima, es necesario obtener información confiable que
permita calcular ese nivel óptimo para cada cultivo y para cada una de las zonas donde se desea establecer
un régimen de riego deficitario.
La información indicada corresponde al cálculo de las necesidades de agua a partir de datos de evaporación
de bandeja, coeficientes de cultivo y el conocimiento de períodos críticos, a través de la experimentación
en el campo.
Otra técnica que va en esta línea es la del secado parcial de raíces (SPR), que consiste en someter una parte
del sistema radicular a déficit hídrico, mientras la otra se mantiene regada. El objetivo es inducir la pro-
ducción de acido absísico (ABA) en las raíces parcialmente secas, que sirva como señal para que las hojas
reduzcan la apertura de los estomas y así disminuir la pérdida de agua. Al mismo tiempo, las raíces bien
regadas mantienen el follaje con buen estado hídrico (Rojas et al., 2007).
INIA ha desarrollado y compilado diferentes experiencias nacionales y extranjeras de riego deficitario con-
trolado en duraznero, vid, manzano, peral, olivo, cítricos, almendro, palto, chirimoyo y nogal.
De acuerdo a los antecedentes expuestos por Ferreyra y Sellés (2001), se puede indicar que:
• En almendros es posible reducir el aporte hídrico en un 40% del teóricamente necesario, logrando
rendimientos cercanos a los obtenidos en condiciones óptimas de riego. Sin embargo, para asegurar
un buen rendimiento al usar estrategias de RDC, es necesario un seguimiento constante del contenido
de agua en el suelo y aplicar, cuando sea necesario, riegos en invierno para almacenar agua y así evitar
situaciones de estrés en períodos críticos.
• Estudios realizados en vid indican que el riego es una herramienta útil para modificar algunas cualida-
des de la materia prima esenciales en la elaboración del vino, como es el caso de la acidez total, que se
vio aumentada por el déficit hídrico posterior a pinta. Los compuestos fenólicos totales y antocianinas
aumentan frente a cualquier tipo de estrés. En cuanto a las características sensoriales del vino, aunque
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 67
no se encontró diferencia significativa entre los distintos tratamientos con déficit, se observó que un
estrés después de pinta mejoraba los atributos del vino, en especial los relacionados con el aroma. Así,
sería recomendable sacrificar el rendimiento con el fin de obtener a cambio un vino de mejores carac-
terísticas sensoriales, lo que se consigue aplicando menos agua que la demandada por el cultivo de
acuerdo con la evapotranspiración máxima.
• En nogal, el efecto de un déficit hídrico sobre el crecimiento vegetativo depende del momento en que
se produzca, puesto que los brotes se desarrollan más rápido principalmente durante los dos primeros
meses de la temporada, mientras que el engrosamiento de ramas y del tronco continúa durante el resto
de la temporada. Por lo tanto, se estima que la disponibilidad de agua durante la primera mitad del ve-
rano es vital para promover un buen crecimiento de las ramas.
• En cítricos, algunos estudios indican que es posible reducir el volumen de agua en un 20%, con una leve
disminución del rendimiento, sin afectar la floración y logrando un aumento importante en la calidad del
fruto.
a. Regador tradicional
En períodos de sequía, el regador tradicional, debe buscar garantizar la llegada de un mayor volumen de
agua a al potrero, mediante:
El operario de sistemas de riego tecnificado en períodos de sequía, debe buscar la mejora de los sistemas
de aplicación de agua a presión mediante:
• Limpieza periódica de los filtros, de forma que no se produzcan caídas sensibles de presión.
• Limpieza de tuberías y laterales para evitar obstrucciones, para lo cual es conveniente la instalación de
llaves al final de todas las tuberías, tanto principales como secundarias o terciarias.
• Revisión de goteros, para corregir eventuales obturaciones.
• Control de precipitados y, si es necesario, tratamientos desincrustantes.
• Rápida reparación de fugas, accidentes y roturas.
• Homogeneidad de las presiones de las distintas subunidades o parcelas, puesto que éste es uno de los
factores que más inciden en el descenso de la eficiencia de riego de las instalaciones.
68 M inisterio de Agricultura
• Localización de los laterales portagoteros no muy cerca del tronco, procurando situarlos en la zona
sombreada por la planta, con el fin de disminuir las pérdidas por evaporación.
• Área mojada por los goteros de aproximadamente el 50% de la superficie sombreada en árboles, y el
60 a 70% en cultivos hortícolas.
• Dosis de riego apropiadas a las necesidades del cultivo y al tipo de suelo.
• Comprobar que la profundidad mojada no supere en mucho a la profundidad efectiva de las raíces del
cultivo.
• Haga un cálculo de la cantidad de agua que necesitan los cultivos, especialmente en los meses en que
llega menos agua al campo.
• Compare el agua que llega al campo con el agua que necesitan los cultivos, y siembre sólo la superficie
que pueda regar en el mes que recibe menos agua. El resto del campo dedíquelo a cultivos que necesitan
más agua en otros meses, o bien destine la superficie que no pueda regar a cultivos de secano.
• Para disminuir las pérdidas de agua en la preparación de suelos, use arado cincel; no abuse del movi-
miento del suelo.
Las siguientes medidas se recomiendan en los años de escasez de agua en cultivos anuales, praderas y
frutales7:
a. Cultivos anuales
• Para asegurar una buena germinación, haga un riego profundo y abundante antes de sembrar;
• Siembre las variedades de maduración más precoz, lo más temprano posible dentro de las fechas re-
comendadas;
• Asegure el riego durante los períodos críticos de los cultivos.
• En zonas afectadas por sequías frecuentes, utilizar cultivos resistentes a la sequía, de manera de dis-
minuir las pérdidas debidas a la falta de agua de riego. También se debe usar técnicas apropiadas, como
la cero labranza. Ésta consiste en la siembra de cultivos tales como trigo o forrajeras sin arar ni rastrear,
sino abriendo un pequeño surco donde se deposita la semilla, lo cual permite conservar la humedad del
suelo.
• En el cultivo de trigo en secano, utilizar variedades adaptadas para siembra temprana (mayo), con re-
sistencia genética a sequía y a enfermedades propias del área.
b. Frutales
• En condiciones de sequías extremas en los frutales y viñedos, hacer una poda en verde inmediatamente
después de finalizada la cosecha.
• Mantener un estricto control de malezas en el huerto.
7
MINAGRI, 2008. Escasez de agua: medidas para prevenir y mitigar sus efectos en la agricultura.
M A N UA L T ÉC NICO MANEJO DE L R IEGO E N CO NDIC IO NES DE S EQU ÍA 201 1 69
• Para disminuir la evaporación desde el suelo, ponga una capa de aserrín, viruta o paja bajo la copa de
los árboles, en la entrehilera de cultivos hortofrutícolas como frambuesa, espárragos, etc. y en general
en los cultivos permanentes plantados en hileras.
• Dé un riego profundo y abundante al inicio de la brotación.
• Regular la carga frutal en función de la disponibilidad de agua de la temporada.
• Mantener un control de la vegetación superflua: chupones y sierpes.
• Reducir la fertilización nitrogenada en función de los ajustes de producción y control de crecimiento
vegetativo.
Desarrollar prácticas de manejo conservacionistas de suelo y agua. En caso de lluvia, hay que estar prepa-
rado para aprovechar toda el agua, realizando algunas o todas las acciones siguientes:
• Construir zanjas de infiltración de aguas lluvias (para suelos en pendiente se diseñan zanjas de 50 a 60
cm de profundidad y de 4 a 5 m de largo, perpendiculares a la pendiente, cuyo fin es abastecer de agua
al suelo entre zanjas).
• Construir surcos de intercepción y conducción de aguas lluvias (por donde corre el agua en superficie)
para llevarlas a otro sector del potrero. los surcos deben tener unos 15 a 20 cm de profundidad y unos 30
cm de ancho. Poner plástico en los surcos para evitar infiltración y pérdida de agua.
• Crear estructuras de cosecha y reserva de aguas lluvias (poner plástico para evitar pérdida de agua).
• Profundizar y mejorar pequeñas fuentes de agua del secano (norias, tranques y vertientes).
• Capacitarse en el manejo del riego en condiciones de secano, incluyendo el tema del diseño, manejo y
mantención de sistemas de riego tecnificado.
• Contar con información oportuna acerca de la disponibilidad de agua para el requerimiento de los
cultivos establecidos.
• En producción ovina, las estrategias que se deben considerar son: i) mantener el peso vivo y con-
dición corporal de los animales, y ii) proveer alimento necesario para que dicha condición animal se
mantenga.
70 M I N I STE R I O D E AG R I C U LT U RA
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