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Chile se distingue fácilmente en el mapa de América del Sur por su inusual geografía. Es
el país más largo del continente -sus 4 mil 300 kilómetros equivalen a la distancia entre
Madrid y Moscú- y también es el más estrecho, su ancho promedio no alcanza los 190
kilómetros entre cordillera y mar.
Casi la mitad de la superficie del país tiene potenciales aptitudes forestales, pero la mayor
parte es considerada área de protección, sea por la fragilidad de sus suelos, las altas
pendientes o su cercanía a quebradas y cursos de agua.
Quien desee en la actualidad obtener beneficios del bosque nativo, aunque sea de su
propiedad, está obligado por la ley a que un ingeniero forestal elabore un plan de manejo,
que basado en las condiciones del suelo y del recurso contenga una propuesta de manejo
que garantice la sustentabilidad futura del bosque. la Corporación Nacional Forestal
evalúa y aprueba el plan de manejo, y más tarde fiscaliza su cumplimiento.
Gracias a su compleja geografía y variadas condiciones climáticas, Chile posee una rica
diversidad de bosques naturales. Las formaciones boscosas más importantes pertenecen a
la gran familia del Roble -género Nothofagus- aunque también destacan algunas especies
coníferas, características de zonas templadas y frías.
Chile tiene una de las tasas más altas en el mundo de superficies protegidas en relación a
su territorio y tiene asegurada la conservación bajo este régimen de protección estatal de
más de 3,8 millones de hectáreas de bosques, prácticamente la cuarta parte de los bosques
naturales del país.
Existen, además, grandes extensiones privadas cubiertas de bosques que están protegidas
por la ley forestal, tanto por la fragilidad de sus suelos, las elevadas pendientes o su
proximidad a los cursos de agua.
El país cuenta también con bosques naturales potencialmente productivos que están en
terrenos privados. Hoy día su principal destino productivo es el consumo energético bajo
la forma de leña, y también sirven de materia prima para la industria de tableros, la
exportación de astillas para papeles finos y la madera aserrada.
Plantaciones Forestales
Luego de varias décadas de sostenido crecimiento, Chile tiene hoy un patrimonio de 2,1
millones de hectáreas de plantaciones forestales, principalmente Pino radiata o insigne y
Eucaliptos, aunque también tiene superficies menores de Alamo, Pino Oregón, Raulí,
Atriplex forrajero, Tamarugo y otras especies.
Las plantaciones forestales son, en el ámbito productivo, uno de los mejores ejemplos de
desarrollo sustentable, dado su carácter renovable y la optimización del uso de la tierra
que representan en relación a cultivos anuales. En Chile, las plantaciones forestales cubren
menos del 3% del territorio nacional y representan poco más del 13% del patrimonio de
bosques y, sin embargo, la economía forestal chilena se sustenta en un 95% en ellas.
La ley obliga en Chile a reforestar todo lo que se corta en el plazo de dos años. La tasa de
plantación de los últimos años supera ampliamente a la de cosecha, de modo que por cada
árbol cortado, se plantan dos. De allí que se ha verificado una extensión sostenida del
patrimonio de bosques realizados por el hombre; si a mediados de los setenta había 300
mil hectáreas, ahora esta cifra se ha multiplicado por siete en poco más de treinta años.
Las plantaciones forestales se han establecido en un 90% sobre tierras que no tenían
cobertura vegetal y la oferta de madera que han generado ha servido para sustituir al
bosque nativo en la demanda creciente de la población, contribuyendo indirectamente a
proteger este recurso de la corta excesiva.
Las plantaciones forestales también han aportado a la solución de dos de los principales
problemas ecológicos de la actualidad: el Efecto Invernadero y la erosión.
El Pino Radiata crece en una gran diversidad de ambientes. Puede vivir con
precipitaciones relativamente bajas, pero crece indiferente a las condiciones del suelo, ya
que en Chile ha ocupado terrenos improductivos abandonados por la agricultura y en los
cuales la recuperación de la vegetación nativa es difícil.
Siendo un árbol de excelente forma, el Pino Radiata puede alcanzar alturas cercanas a los
40 metros, con crecimientos medios de 1,5 a 3 centímetros anuales de diámetro.
De color blanco cremoso, su madera -muy similar a la del Pino Ponderosa- es permeable y
muy fácil de secar e impregnar. Es posible pulirla hasta lograr un fino acabado.
Por su estabilidad y buena resistencia estructural, retiene muy bien clavos y tornillos,
comportándose en forma excepcional ante pegamentos. Su color claro permite teñirla y
pintarla en cualquier tono. Por todas estas características, se emplea como revestimiento
de interior y de exteriores, en estructuras de viviendas, fabricación de muebles, y en
molduras y embalajes. También es apreciada en la fabricación de postes para la agricultura
y la transmisión eléctrica.
Sin embargo, se le planta desde Copiapó al Norte hasta la Isla de Chiloé al extremo Sur
con buenos resultados. Entre dichas latitudes encontramos suelos y climas
extremadamente diferentes, lo que habla de la gran capacidad de adaptación del Eucalipto.
Es este elemento, unido a su rápido crecimiento y a un mercado en expansión, lo que le
confiere un gran potencial de desarrollo.
El debate sobre las existencias de bosques nativos en Chile y la calidad de las estadísticas
forestales oficiales es un tema que se viene discutiendo hace ya varios años en nuestro
país. Algunos incluso auguraban, sin ningún respaldo científico, que el bosque nativo se
estaba agotando irreversiblemente.
Conclusiones
El estudio nos entrega al menos dos conclusiones irrefutables: la primera, el bosque nativo
no está en extinción en términos globales y sólo son algunas especies y ecosistemas los
que presentan escasez. La segunda, y que ha sorprendido a muchos, es que el bosque
nativo se encuentra en vigorosa recuperación, como lo prueban los 3,5 millones de
hectáreas de renovales que fueron registradas.
SNASPE
Similar sorpresa se produjo en las cifras del Sistema Nacional de Areas Silvestres
Protegidas del Estado (SNASPE), pues hoy se contabilizan 3,9 millones de hectáreas de
bosques dentro de este sistema, lo que representa un 25 por ciento de la cifra total de
bosque nativo.
En lo sucesivo, la base de datos construida permitirá monitoreos del recurso, de modo que
podrán conocerse con precisión sus variaciones. Esto hará posible un mejor control,
definir acciones de fiscalización y fomento, y tomar oportunamente medidas correctivas a
los problemas que puedan detectarse.
Así como en diversas ocasiones hemos criticado el accionar de Estado, en ésta debemos
aplaudir decididamente este definitivo aporte al progreso del sector, que envía señales de
futuro, estabilidad, profesionalismo y transparencia informativa, todas ellas necesarias
para hacer de Chile un gran país forestal