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El Baile de La Cabrita
El Baile de La Cabrita
P.N.N. Makuira
Káulayawa:
Complejo ceremonial relacionado con la fertilidad y la actividad
agrícola entre los wayúu del área de la Makuira
(La Guajira-Colombia)
Informe final
Marzo 2007
Roberto Palmar Ipuana Dueño del territorio
Rosalía Palmar Ipuana Dueña de territorio
Maria Lourdes Palmar Ipuana Dueña de territorio
Cubides Palmar Dueño de territorio
Héctor Ipuana Cantor de Jayeechi
Machete Epieyu Cantor de Jayeechi
Julio Apushana Cantor de Jayeechi
Participantes
TABLA DE CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN 2
Antecedentes 3
Área de estudio 4
Metodología 5
Reconocimientos 7
Agradecimientos 8
El tiempo en káulayawa 21
Apertura de káulayawa 23
Káulayawa y amor 33
El final de káulayawa 40
Káulayawa en Siapana 45
4. A MANERA DE CONCLUSIONES 61
5. BIBLIOGRAFÍA 63
6. ANEXOS 64
Anexo Nº 1: Listado de huertos visitados en la zona Makuira, su agrodiversidad presente y su
clasificación taxonomica 64
Anexo Nº 2: Etiquetas de las especies y variedades encontradas en los huertos de la zona de
Makuira 64
La alta diversidad étnica del país se encuentra asociada a todo un cúmulo de saberes y
prácticas tradicionales que se han ido perdiendo o deteriorando en las últimas décadas.
Como contribución a un esfuerzo de recuperación y documentación a estos
conocimientos y como una forma de promoción y apoyo a los saberes tradicionales, el
Instituto de Investigaciones de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt y la
Fundación Tropenbos Internacional Colombia han venido apoyando una serie de
actividades en diferentes etnias y comunidades de Colombia.
En este caso se presentarán los avances logrados en torno a los sistemas agrícolas de
los wayúu, etnia perteneciente a la familia lingüística Arawak, la cual tiene extensa
presencia en el país desde la Guajira hasta el Amazonas. En este sentido, el
funcionamiento de los sistemas agrícolas en grupos contrastantes como los wayúu del
desierto de La Guajira y los grupos arawak del bosque húmedo tropical amazónico
cobra especial relevancia en el sentido de mostrar todas las estrategias y prácticas
desarrolladas para la agricultura, desde sembrar en el desierto hasta el uso del bosque
húmedo tropical.
Como en todos los sistemas agrícolas amerindios, la agricultura está llena de aspectos
simbólicos y ceremonias rituales que acompañan todo el proceso, desde la selección
del terreno, la agrobiodiversidad cultivada, los cuidados de los campos de cultivo,
además de los rituales mismos de siembra y cosecha.
Antecedentes
Uno de los lugares escogidos como zona de estudio para esa investigación fue la
serranía de la Makuira, por la importancia que tiene allí la actividad agrícola en el
sistema productivo tradicional, pues sus condiciones ecológicas más propicias permiten
un aprovechamiento óptimo del agua, recurso crítico de gran escasez en toda la Alta
Guajira. En ese entonces, la dirección del Parque Nacional Natural de la Makuira,
mostró interés en abordar el tema de la seguridad alimentaria y su relación con los
huertos tradicionales e incluyó en su plan de manejo la realización de estudios y talleres
comunitarios sobre el tema.
Una de estas recomendaciones tenía que ver con la realización de investigaciones que
cubrieran la totalidad del ciclo anual, para poder levantar registros de productos
sembrados durante la época de mayores lluvias (Juyapü). En el momento de las visitas
de campo (época seca) de dicho estudio se encontraron cerca de 71 productos
diferentes, llegando a 103 si se tienen en cuenta las distintas variedades, y se podría
esperar que en la época de mayor pluviosidad, y por tanto de mayor actividad agrícola,
la riqueza en diversidad pudiera aumentar considerablemente.
Otra de las recomendaciones apuntaba a la necesidad de recopilar y difundir el
conocimiento tradicional asociado a los huertos y a los cultivos, en las historias y la
mitología de la cultura tradicional, de gran importancia para los wayúu , especialmente
en la educación propia a sus niños. En cuanto a este último punto, en los talleres y
testimonios recogidos en el marco de dicha investigación, se señaló la ceremonia
llamada “Juego de la Cabrita” o Káulayawa como de gran importancia para la
conservación cultural de los conocimientos y las prácticas agrícolas ancestrales: Los
participantes de los talleres y los entrevistados señalaron que la ceremonia había
desaparecido por completo y mostraron su interés en recopilar la memoria colectiva
sobre este evento tan fundamental en su cosmovisión y en el fomento al trabajo
comunitario (yanama) de las huertas.
Área de estudio
Metodología
En los huertos se realizó una recolección de muestras botánicas de los cultivos, que
posteriormente fueron determinadas taxonómicamente, y un registro visual de los
distintos tipos de huerta en la zona señalada.
En total, se registraron los productos existentes en las 22 huertas de la región de
Makuira, repartidas entre la subzona de Nazareth (17 huertas) y la subzona de Siapana
(5 huertas).
Se realizaron, además, varias reuniones con la comunidad local y con las autoridades
tradicionales de la zona en donde se realizó la ceremonia para el establecimiento de
acuerdos en cuanto a lugar, duración, asignación de responsabilidades y destino de los
productos visuales generados, teniendo en cuenta la autoridad máxima del territorio, el
dueño del lugar en donde se llevó a cabo Káulayawa, los encargados de dirigir la
ceremonia y los responsables de atender a los participantes durante el evento.
Reconocimientos
Ellos, con sus cantos, sus sueños, su asistencia y su participación, hicieron que este
Káulayawa cumpliera con los deseos de los viejos wayúu para que se volviera a realizar
esta ceremonia como un tributo a sus seres espirituales Juya′kai y Pulowï, como
agradecimiento por las lluvias que permiten la fertilidad de la naturaleza y del hombre
en el territorio guajiro.
Machete Epieyu, Héctor Ipuana y Julio Apushaina, maestros cantores del jayeechi jiren
káulayawa entregaron toda su voz y toda su fuerza permitiendo que el Kaulayawa se
danzara y se jugara en Siapana, siguiendo las tradiciones ancestrales, a pesar de los
enormes peligros que esta ceremonia implica para ellos.
Maria Lourdes y Roberto Palmar, propietarios del piouy donde su realizó la ceremonia,
con su presencia constantes y sus siempre sabias palabras acompañaron y guiaron a
los participantes y asistentes para que se cumplieran todas las indicaciones que los
cantores de jayeechi, señalados por la pulowï del Káulayawa, dispusieron.
Esta ceremonia, que implica peligros y exige una ardua labor de quienes la organizan,
la dirigen y la danzan y la juegan, se debe sólo a ellos y a su tenaz empeño para
conservar una ceremonia que tiene una trascendental importancia para el pueblo
wayúu.
Agradecimientos
Este trabajo tuvo el apoyo de muchas personas quienes participaron de manera directa
o indirecta en la recopilación de la información y en la realización del Káulayawa.
Maria Fernanda Acosta, directora del P.N.N Makuira, orientó, creativa y logísticamente,
la ejecución operativa en la región para la recuperación cultural de la ceremonia wayúu.
Inés Cavelier, directora de la división de uso y valoración del Instituto von Humboldt y
Carlos Rodríguez, director de la Fundación Tropenbos, apoyaron este trabajo desde su
inicio. Catalina Garcés y Federico Arbelaez, estudiantes de comunicación social y
producción de sonido respectivamente, realizaron el arduo trabajo de grabación durante
la gran mayoría de las treinta noches que duró el Juego de la Cabrita. Diana Gutiérrez,
estudiante de antropología y guardaparque voluntaria, realizó el registro de campo
diario con la comunidad participante del juego.
De manera especial queremos reconocer y agradecer el amplio apoyo, que nos brindó
el doctor Ramiro Uribe, director del Hospital Indígena de Nazareth, quien durante todas
las etapas de preparación y realización de este proyecto nos proporcionó su
conocimiento, su orientación y su hospitalidad.
El káulayawa es, por un lado, una ceremonia de tributo al padre espiritual Juya′kai (la
lluvia) por el envío de las aguas lluvia que permiten la vida de los wayúu en todas sus
facetas pero muy especialmente en cuanto a la fertilidad del suelo y la producción de
alimentos a través del trabajo agrícola, de la recolección de frutos silvestres y del
pastoreo. Es, también, una ceremonia que propicia el encuentro de hombres y mujeres
jóvenes para que, en medio del entorno festivo de la danza y el juego, se fomente el
florecimiento de relaciones afectivas y sexuales y, en consecuencia, la fertilidad y la
reproducción de los wayúu como pueblo. Y, por último, gracias a la reunión de muchos
hombres y mujeres jóvenes, se convoca a grandes yanamas (trabajo comunitario) para
la realización de múltiples labores que requieren gran cantidad de mano de obra como
el trabajo de limpieza, mantenimiento y recogida de las cosechas de las rozas o la
construcción de casas, cercas y corrales, entre otros.
Según los viejos wayúu, el origen del káulayawa se remonta al tiempo mítico, que ellos
denominan Jumaiwa. Es en el marco de este tiempo en donde, a través del sueño, se
les trasmitió a los wayúu la tradición de jugar y bailar el káulayawa con el sentido de
ofrecer un tributo a Juya′kai, por todos los beneficios sociales, económicos y ecológicos
que trae para ellos la presencia de las aguas en su territorio.
“Eso fue en tiempos de Jumaiwa. Eso fue un sueño de los viejos de antes. Fue
un sueño con una pulowï hace muchos años, que dijo que hagan esa fiesta para
que llueva así continuamente, que se hiciera así fue un sueño, un sueño de los
viejos hace muchos años”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
“Los viejos de antes, cuando eran wayúu todas las clases de los pájaros, los
animales eran gente, los wayúu de antes como el sinsonte (wanpirrai), todos
esos animales, cuando los pájaros, cuando el mundo era muy misterioso, nos
dejo esto como regalo en manos de los viejos”. (Testimonio Héctor Ipuana.
Sector Siapana)
Dadas las condiciones ecológicas del territorio guajiro, la demarcación de los dos
grandes periodos de lluvia (Juyapü e Iwa) cobra una gran importancia para sus
habitantes. Estas dos épocas lluviosas están asociadas a la ubicación de ciertas
constelaciones siderales, que los wayúu denominan a través de personajes míticos
(Juyo’u, la estrella Arturo e Iiwa, las Pléyades) asociados con Juya′kai, el Padre de las
lluvias. Por su parte, los tiempos de verano y viento (Jamoluü y Jouttaleuluü) están
asociados a los animales y plantas silvestres que pertenecen a las Pulowï. (Perrin,
1976), seres femeninos que habitan lugares pulasü (de poder) en los territorios
tradicionales
Los viejos wayúu indican que el káulayawa se convocaba con mayor frecuencia durante
la estación de las lluvias que ellos llaman Juyapü, en referencia al padre espiritual de
las lluvias, y sólo ocasionalmente, cuando éstas eran lo suficientemente abundantes, se
citaba en la estación de Iwa. Algunos señalan que el juego podía iniciarse en tiempo de
Iwa y terminar en tiempo de Juyapü si las lluvias llegaban copiosas y se tornaban
permanentes.
“Es un juego de Juya′kai, más que todo, como es para llamar la lluvia es juego
de Juya′kai. Y en verdad, dice mi suegro, que él era el que tenía el espíritu para
cantar eso y para llamar la lluvia. Y yo lo creo porque desde que se dejó de jugar
la Cabrita han pasado muchos veranos. Llueve poco, antes si llovía con
frecuencia, mucho ganado, muchos chivos, muchos caballos, porque eso no
había un verano aquí en La Guajira cuando se jugaba la Cabrita. Igualmente la
kasha también es para llamar la lluvia, si, pero es distinto. Ese es un juego muy
bonito y se hace para llamar la lluvia, desde que dejaron de organizar o hacerle
juego se ha ido la lluvia, no llueve frecuentemente como llovía antes”.
(Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth).
“Si, la lluvia se alegra por ese juego. No es tanto por la huerta, es por la lluvia.
Antes las huertas eran muy grandes y se necesitaba mucha gente para limpiarlas
cuando llegaban las lluvias”. (Testimonio Julio Apushaina. Sector Siapana)
“Bueno, antes, cuando los viejos de antes hacían eso existían muchos monos de
esos que llaman arawata (araguatos) porque al llegar esos monos quiere decir
que va a haber agua, muchos aguaceros y los viejos contentos hacían juegos en
todas partes, no en un solo sitio. Antes había muchas medicinas, el paleemas
(guaimaro) ya no hay, es muy escaso por este lado. En tiempos cuando hacían
el káulayawa existían mucho paleemas, había uno en cada arroyo de esos,
había muchas frutas. Eso lo hacían aparte en chicha también. Dice la historia
que esos se mudaron para allá, para el occidente, para la Sierra”. (Testimonio
Héctor Ipuana. Sector Siapana)
La fijación de este momento del ciclo anual para la realización de la ceremonia del
káulayawa se asocia con la fertilidad derivada de la abundancia ecológica que se
genera cuando las aguas caen sobre el territorio guajiro. Son estas dos estaciones de
lluvia las que permiten a los wayúu realizar las distintas actividades productivas que
componen su sistema tradicional: agrícola, de recolección de frutos silvestres y
medicinales, de pastoreo y, antiguamente, de cacería.
De manera especial, las estaciones de lluvia son esenciales para la actividad agrícola,
que si bien no es la actividad económica de mayor peso en su sistema de producción
actual si es fundamental para su identidad como grupo étnico. (Van der Hammen y
Cano, 2005)
“Las personas se formaban para hacer ese juego que está relacionado con las
huertas y la lluvia. Entonces si hay tiempo bueno, el wayúu lo convoca porque
entonces tiene muchos wayuus que pueden limpiar una finca grande a través de
los parejos del juego”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
“Ese juego se hacia especialmente para hacer la yanama, para limpiar la huerta,
para, por ejemplo, yo, como tengo bastantes hijas señoritas, cuando hay Cabrita,
tengo que llevar todas las hijas mías, cuatro, cinco señoritas, para que los
jóvenes allá sirvan de parejas. Ese es un juego muy bueno y muchas se quedan
con el tajuruwa (parejo)”. (Testimonio José Maria Uriana. Sector Nazareth)
“El que convoca es un viejo que tiene como cinco muchachas, el otro tiene otras
cinco muchachas para formar el juego mientras que ellos están sembrando.
Entonces cuando la siembra ya está creciendo entonces ya está listo para echar
pala, se empieza a jugar káulayawa para poder que, a través de las muchachas,
lleguen sus parejos a echar pala para que ayuden a trabajar al papá”.
(Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
El encuentro de parejas en el marco del káulayawa tiene un doble sentido: por un lado,
las mujeres jóvenes que aún son señoritas son enviadas al baile por sus padres o tíos
como un gancho para obtener mano de obra comunitaria para sus trabajos agrícolas,
pero también para propiciar los matrimonios o las relaciones sexuales que, más
adelante, son los que permiten la reproducción del pueblo wayúu.
“También es muy raro que mi hija quede soltera después del juego, porque ya de
tanto abrazarla, de tanto estar en pareja, se enamora, ahora si la tiene
abrazadita y le va haciendo las cosquillitas, abrazaditos desde las siete de la
noche hasta las 12 imagínese. Y él también haciendo como hace el chivo”.
(Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
Esta ceremonia que para los wayúu antiguos tenía un gran sentido social, económico y
cultural fue progresivamente abandonada por los actuales habitantes de Wüinpumuin
(territorio wayúu de la Alta Guajira) hace muchos años debido a diversas razones.
Algunos viejos señalan que se dejó de bailar káulayawa porque un verano muy fuerte
azotó a La Guajira y los wayúu tuvieron que dejar de sembrar durante cuatro o cinco
años, olvidando en ese largo tiempo los pormenores del juego. Otros relatan que al
empezar las labores de educación en los internados indígenas se recluyeron los
jóvenes en estos recintos, dejando a las comunidades sin muchachas y muchachos con
quienes poder bailar y así, poco a poco, se fueron borrando de la memoria las huellas
del baile. Algunos más refieren que la migración laboral a Maracaibo dejó igualmente
las tierras de la Alta Guajira sin jóvenes para bailar ni para trabajar las rozas. Por
último, cuentan que en algunas partes de La Guajira se abandonó el juego por razones
de guerras interclaniles que obligaron a suspender la realización de un juego que
convocaba a tanta gente, exponiéndola a la confrontación con los enemigos.
“No, como le decía antes fue que hubo un verano muy grande, dejó de llover
como 4 o 5 años por acá. Bueno, también porque cuando antes, cuando empezó
el internado, lo llamaban orfanato, y ahi nadie podía salir, eran muy estrictos los
españoles, y entonces no había ni muchachas ni muchachos para jugar. No
había pues la juventud. La juventud estaba encerrada ahí, ahí fue la acabada,
hasta que se olvidaron”. (Testimonio José Maria Uriana. Sector Nazareth)
“Aquí sucedieron muchas cosas. Hay gente que tuvo problemas aquí, otros
viajaron para Venezuela y dejaron de bailar. No hubo problemas en el juego, si
no problemas familiares, problemas interclaniles y por eso fue abandonado. Otro
problema es que la gente se fue también para Maracaibo y después que la
habían dejado hubo un verano, en el 57, 58, 59 y 60, cuatro años de verano,
después que la habían dejado y se fueron para Venezuela a buscar trabajo y a
buscar hierba para sus animales porque había mucha sed”. (Testimonio Machete
Epieyu. Sector Siapana)
“No se baila ya, porque hubo problemas y nadie aprendió los cantos. Se acaba
porque los viejos que sabían se murieron y porque hubo conflictos y problemas.
Y por eso se dejó de cantar. Es que hubo problemas, conflictos interclaniles. Los
viejos que cantaban se acabaron y se murieron y nadie aprendió. La cosa es que
hubo también conflictos, gente de otra parte vino para acá para buscar a la gente
en guerra. Y se dejó de cantar para que no tuvieran problema los cantores. Era
que había parejos que aprovecharon el juego para la guerra”. (Testimonio Julio
Apushaina. Sector Siapana)
Las razones anteriormente expuestas por los viejos wayúu entrevistados indican que la
ceremonia del káulayawa sufrió los embates de los procesos de cambio social y
cultural, iniciados a fines del siglo XIX y consolidados en la primera mitad del siglo XX,
generados por el mayor contacto con extranjeros y criollos, la escolarización de los
jóvenes, cambios ecológicos sucedidos en la península, la aparición de enfermedades
que diezmaron los rebaños y el surgimiento de alternativas laborales por fuera del
territorio étnico como la industria petrolera y ganadera en Venezuela. Este último
proceso produjo una transformación en las actividades productivas en las que el trabajo
asalariado en empresas capitalistas por fuera del territorio ancestral tanto en Colombia
como en Venezuela se convirtió en la principal fuente de subsistencia para más de la
mitad de la población wayúu.
A finales del año 2006 este deseo de la comunidad wayúu de la Alta Guajira se
concretó. Los viejos de esta comunidad de Siapana, con el apoyo de P.N.N. Makuira
del Ministerio del Medio Ambiente, el Instituto de Recursos Biológicos Alexander von
Humboldt, la Fundación Tropenbos y la Universidad Externado de Colombia, se dieron
a la tarea de recuperar la tradición de los antiguos y convocaron a un káulayawa, que
se bailaría durante un mes entero en la cercanía de la ranchería de Ichotshitu (en
inmediaciones de Siapana), localizada en la zona de amortiguación del Parque Makuira,
lugar en donde antiguamente había existido un campo de juego.
“Los padres que tienen hijas o nietas o cuñadas lo convocan o las llevan para el
juego, y entonces allá los parejos los traen y hablan con las otras muchachas
para que envíen a sus parejos para echar pala allá o acá. Empieza en tiempos e
invierno (Juyapü) o en primavera (Iwa)”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector
Siapana)
El citador de káulayawa, por su parte, debe garantizar la presencia de, por lo menos,
dos cantores del jayeechi de carácter especial que se usa para dirigir y orientar el
juego.
“El canto de la cabrita tiene otro tono, no es igual que el jayeechi. Es distinto. El
canto se llama j′irraïn (su canto) káulayawa, jiren káula shuwá (balido del macho
en celo), ese es canto del chivato. El otro cantor tiene que ser de otra parte y
entonces hay viene la piquería y empiezan a decir “cuñado yo he venido a ver su
cosecha, su siembra, porque en mi tierra no ha llovido”. Yo, el de la otra fila,
tengo que responder, “bienvenido, ojala que tus gentes sean trabajadores, que
no sean flojos, que no estén robando la semilla que guarda la suegra para las
cosechas”. Eso es bonito, bonito, bonito. Se empieza a las siete, siete y media
hasta las doce de la noche y ahí termina. Todas las noches”. (Testimonio José
María Uriana. Sector Nazareth)
“Sí, si sabe cantar tienen que cantar. Si esos cantos son sólo jayeechis de este
juego. El que los sepa cantar los tiene que cantar. Hay muchas clases de
jayeechi pero éste es especial. Tiene un tono diferente. Esta el de parranda, el
de amorios y el de la Cabrita. Son diferentes”. (Testimonio Julio Apushaina.
Sector Siapana)
“Bueno, hay que buscar un sitio muy despejado, espacioso y donde haya mucho
silencio. Tiene que estar en pleno monte porque si lo hacen, cerca de una casa,
donde la persona vive cómo hacen con la burla y la risa”. (Testimonio Machete
Epieyu. Sector Siapana)
Unos días antes de este proceso, el cantor de jayeechi debe convocar, por medio de su
canto, a un espíritu femenino, una pulowï, quien se convierte en la dueña de la
ceremonia durante el transcurso del juego.
“Bueno se puede volver a usar el piouy pero a la pulowï hay que convocarla otra
vez para que vuelva. Para la vuelta se llama otra vez la vieja en cantos. Eso
tiene su canto para recibirla, tanto como para llamarla. Pero hay que hablarle un
mes antes o una semana antes para empezar a convocarla de nuevo”.
(Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
“Sí, la convocan y desde el principio está. Y al despedirla también. Siempre es
una mujer. No es un invento de nosotros. El espíritu del juego es una pulowï, de
la naturaleza, es una pulowї”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
“Si es un espíritu femenino, es un espíritu que baja, que dios lo mandó, por eso
es que hay que hacerle bien toda la celebración”. (Testimonio José María Uriana.
Sector Nazareth)
Una vez limpia la pista (piouy) se acuerda entre los participantes los dos momentos
más importantes del juego: el inicio o inauguración y la terminación o despedida. Son
momentos cruciales puesto que significan el recibimiento de pulowï y su despedida,
eventos en los que se hacen grandes agasajos de bebida y comida para los asistentes
a la ceremonia.
“Eso se jugó bastante, bastante, pero, eso si, para inaugurarlo se mata un torete,
tiene que haber buena ishiruna (chicha de maíz), tiene que haber buen
chirrinchi”. (Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
“Ahí las mujeres no se pintan nada. Es distinto que la kasha, distinto que todos
los juegos. Es un juego de Juya′kai, más que todo, como es para llamar la lluvia,
es juego de Juya′kai”. (Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
“También cuando uno inicia hay que hacerlo bien. Junttia (celebración de la
llegada de la mujer-espíritu), se le dice a eso del principio. Se hace bien, se
empaca bien un bejuco y ahí es el espíritu. Al empacar eso bien, como que el
espíritu baja. Lo guarda el que va a cantar en su casa, bien guardado, bien sea
le asignan un rancho solo, le hacen un rancho para ella. Cuando vamos a la
pista, al Juego de la Cabrita, se lleva y el mismo se encarga de traerlo. Nadie lo
puede ver. Esa es la doncella del káulayawa”. (Testimonio José María Uriana.
Sector Nazareth)
La ceremonia de káulayawa tiene como personajes centrales a los dos cantores del
jayeechi jiren káulayawa, quienes se encargan de dirigir y orientar la totalidad del
desarrollo de la ceremonia.
“Yo copio del jayeechi del káulayawa porque yo asisto. Pongo mucha atención
para grabarlo y para cantarlo. No es por estudio sino por cerebro. Con el cerebro,
uno va maquinando como grabando”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector
Siapana)
“Bueno aprendí con los viejos de aquí cerca, que son casi familia mía. Yo
aprendí jugando y escuchando. Entonces yo soy inteligente, grabó rápido y
practico. Y si un viejo faltaba una noche me ponían a mí a cantarle al otro. El
viejo es el que saca las canciones, es como un niño que es enseñado por una
maestra. Por ejemplo, el amo es el que convocó la fiesta. Ese es el patrono. Y si
él falla, éste otro lo reemplaza”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
“Si tuve un sueño. Yo estaba listo para venirme de allá para acá. Ya íbamos a
despedirnos. Cerca había una silla, pero llegó la gran señora y se sentó. “Ah tú
estás aquí”, me dijo. Entonces yo le dije que ya me iba. Me dijo: “te voy a
enseñar un jayeechi que dice así, es un jayeechi que nunca has cantando
delante de mí”, dijo la señora. Yo he participado en muchos káulayawa y nunca
he escuchado ese canto. Yo he estado recordándolo pero nada que se me
cuadra esa canción, cómo era su ritmo, qué fue lo que decía. Nada, hasta ahora
no puedo recordarlo”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
“Eso es un juego muy bonito. Y queda un señor que sabe, que sabe pero sabe
completamente de eso por acá, se llama Blas Jarariyu y queda otro que es hijo
de un tío mío en Anwapa. Sabe de eso también. Sabe los cantos. Yo me los
sabía, yo estaba organizándome para ver si me acordaba de los cantos, yo lo
canté también. Yo lo canté, pero nada no me vino a la mente, no se me vino a la
mente por nada. (Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
“Para que ésta quede bien, sea en grande y para que guste, es que busquen una
persona mayor que sepa y conozca bien. Yo sé, pero me duele la garganta. Para
que el evento sea bueno, para que sea aceptado por todas las personas que
viven por acá, deben buscar un hombre que tenga bien la garganta, mejor que la
mía. Siempre va a hacer falta quien cante, pero si yo me niego a cantar un día,
son ya muchos los cantos que se han dejado, que ha dejado él, que he dejado
yo, que los jóvenes los imitarán y harán también buenos cantos. El que canta
debe hacerlo bien, de la mejor manera que un wayúu lo pueda hacer, para que
cuando él se vaya, los otros que estén jugando se sientan mal de que falte
alguien que lo haga tan claro y correctamente”. (Testimonio Héctor Ipuana.
Sector Siapana)
Además del reto sonoro y creativo, los cantores de jayeechi se enfrentan a un desafío
mayor durante la ceremonia, el de mantener contenta a la pulowї, cumplir sus
condiciones y evitar que cualquiera de los participantes contravenga sus mandatos. La
pulowï, quien habla a través de uno de los cantadores de jayeechi, impone ciertas
reglas, que deben practicarse al pie de la letra bajo la pena de cobrar con una vida
humana, generalmente la de una de las doncellas danzantes.
Los cantores de jayeechi jiren káulayawa se constituyen así en los ejes de toda la
ceremonia. Es a través de sus cantos cómo se convoca a la pulowї para que se
convierta en la dueña del juego, también cómo se le invoca cada noche para darle su
bienvenida y pedirle sus favores y cómo se le envía de vuelta al mundo sobrenatural al
darle la despedida.
Los otros participantes esenciales en la ceremonia son los hombres y las mujeres
jóvenes que realizan las danzas y los juegos.
“Debe haber parejas de enamorados. Debe hacerse bien. La danza del Cabrito
debe ser bien realizada, no puede no hacerse bien. Los wayúu que quieran tener
parejas, lo pueden hacer. Los jóvenes y las señoritas son las personas
apropiadas para realizar esta danza. Con esta danza los wayúu deben quedar
contentos, felices de que se realice, y debe realizarse bien para que lo vean las
personas de antes, los mayores”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
El papel que cada uno de los géneros juega en káulayawa está completamente
diferenciado. Los hombres, además de participar en las danzas, son quienes realizan
los juegos de competencia y destreza física, mientras que las mujeres participan en los
bailes, en la preparación de la comida, la siembra y en algunas aquellas
representaciones escénicas que no impliquen para ellas ningún peligro de accidente.
Esta división social de los géneros en Kaulayawa evoca otra característica general de
esta cultura relacionada con la valoración que los wayúu dan a la mujer en su sociedad .
“Es prohibido que las mujeres jueguen porque al padre no le va a gustar si sale
golpeada. Las mujeres no son como los muchachos. La fuerza de las mujeres es
diferente de la de nosotros los hombres. Son débiles, si reciben un golpe capaz
es de que lloran y el padre viene a formar problema con nosotros”. (Testimonio
Héctor Ipuana. Sector Siapana)
“Es prohibido por los padres de las muchachas que jueguen. Si una muchacha
se maltrata viene el padre por la mañana a cobrarle al cantante porque él la dejo
asistir pero para que la cuidaran. No puede pasarles nada a ellas. Solamente a
los jóvenes niños”. (Testimonio Machete Epiey. Sector Siapana)
“Como había varias cabritas al mismo tiempo aquí en La Guajira. Por ejemplo,
una en Siapana y otra aquí, entonces la gente decía: vamos a ver quiénes son
los que tienen fuerza allá en Nazareth. Entonces vienen los corpulentos a luchar.
Hasta de la baja Guajira llegaban. Entonces, ejemplo, si aquellos los de Siapana
ganaron aquí, entonces los de aquí de Nazareth van allá buscando el desquite.
Es como una competencia, quién es el que más puede. Es para hacer una
competencia de quiénes son los mejores, quiénes los más fuertes en la lucha”.
(Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
“Los viejos contentos hacían juegos en todas partes, no en un sólo sitio, sino en
todas partes, pero muy distanciados, en otras partes, en otros grupos de wayúu ,
entonces los que tienen fuerza se van a competir, a concursar en otro, a asistir
así en lucha libre, en campeonatos en cada campo y así se van a otro campo y si
ganan allá vienen con alegría, si fueron vencidos allá vienen con mucha tristeza.
Así hacían antes. Eso me contaron los viejos”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector
Siapana)
“Alitajai, era donde se hacía más veces. También lo hacían más para allá, por el
lado de la playa, se llama Wuantalu, donde se hace más káulayawa. Atutena, es
otro lugar que se hacia también. Si se enfrentaban los de Siapana con los otros;
iban a hacer lucha libre con los de allá. Una vez le partieron un hueso a uno.
Otro es Wichata, donde también hubo otra fractura, porque uno era muy gordo”.
(Testimonio Julio Apushaina. Sector Siapana)
Otros participantes, como los familiares de los/las jóvenes asistentes, también cumplen
un rol dentro de la ceremonia. Ocasionalmente entran al terreno del juego para
participar en él, pero más comúnmente se trata de espectadores del káulayawa.
“Yo he venido a ver la danza, porque quiero saber cómo se hace, quiero conocer
para aprender cómo es, vine desde muy lejos a verla” (Testimonio mujer wayúu.
Sector Siapana)
“Si por ejemplo va un viejo a mirar en la pista y yo estoy joven tengo que hacerle
como chivato alborotado, entonces el viejito se va de la pista”. (Testimonio José
María Uriana. Sector Nazareth)
El tiempo en káulayawa
“En Jumaiwa, existían el tigre (kalairra), dos clases de osos kojúj (negro) y jees
(blanco), dantas (paaña o lanta), monos araguatos (arawata), muchos zamuros
(zamurü), rey zamuro (anüwana), chupaflores (chunü) del tamaño de los pájaros
sinsontes (wanpirrai), wakawa (águila de cuello blanco), cebras (shanetainruüj)
que salen del cerro Atuass, animales que chillan de noche como los pollos
llamados wouy, que causaban enfermedades a los hombres”. (Testimonio
Nelson García Ipuana. Sector Siapana)
“En ese tiempo vivía Juya′kai en un lugar que se llama Aloula, vivía con la Pulowї
que residía ahí. En ese cerro era todo muy misterioso, la persona que no conocía
ese lugar se desorientaba, no sabía por donde viene ni por donde va. Allí las
montañas se convierten en ciudades y haciendas grandes que son propiedad de
Pulowï y que es donde se baja el Juyá. Él va allí a parrandear con chichas
fermentadas de todas clases. Cada persona que venía con Juyá, agarraba la
tinaja de chicha fermentada y se la tomaba. Luego, estas personas soltaban los
gases, que son los truenos que nosotros escuchamos. Allí había relámpagos
naturales, keeralia, que alumbran de noche a más de 500 metros de distancia,
no tienen cuerpo, sólo reflejo, y preñan a los hombres no sólo a las mujeres.
Para que haya gotas de lluvia en la tierra, los acompañantes de Juyá que están
borrachos tienen que hacer correr sus caballos para que con su sudor caiga el
agua a la tierra. Los rayos que tienen luz es porque Juyá pasa su mano por el filo
del machete, son los relámpagos. Y el Juyá que está más borracho, más
borracho, es el que hace más truenos que caen sobre la tierra sin lluvia porque
no puede hacer correr su caballo porque se cae. Había, también, una mesa
como de 100 metros de largo, cubierta con hojas de tabaco, que Juyá masticaba.
Eso es lo que me contó mi abuela”. (Testimonio Nelson García Ipuana. Sector
Siapana)
El anuncio para el inicio del juego está dado por la llegada de las lluvias. Pero el
proceso del mismo, su apogeo y su terminación están asociados con los diversos
estadios de desarrollo de los productos sembrados en las rozas.
“En esta época (diciembre) el juego tiene que estar en su apogeo porque el maíz
ya se está secando, cuando ya el maíz está para coger se termina y se recoge
para hacer la chicha fermentada, para hacer chicha de auyama, se fermenta
para que todo el mundo se emborrache el día de la terminación”. (Testimonio
José María Uriana. Sector Nazareth)
Las horas del día se dedican a los trabajos comunitarios (yanama) para realizar
diversas actividades que requieren mucha mano de obra, especialmente las labores
agrícolas de la roza, pero también la construcción de casas, cercas y corrales. Estas
labores se acuerdan previamente durante las noches en el marco del juego, según las
necesidades y solicitudes de las participantes.
“Todo tiene que ser de noche. Se empieza a las siete, siete y media hasta las
doce de la noche y ahí termina. Todas las noches”. (Testimonio José María
Uriana. Sector Nazareth)
“No hay música en káulayawa, es sólo jayeechi. No es con kasha, ni flauta. Sólo
hay canto de nosotros. No se bebe chirrinchi, eso es muy prohibido. Es muy
desafiante también porque imagínese puede haber muchas peleas. El último día
sí se bebe y mucho. Por ejemplo, si usted está borracho, usted no puede llegar
al juego porque se puede propasar con las muchachas. Por eso se prohíbe”.
(Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
Estos preceptos de comportamiento social e individual son atribuidos por los wayúu a
exigencias de la pulowї dueña del juego. Según sus disposiciones, káulayawa debe
bailarse sin parar en cada una de las noches de los meses en que dura el juego, desde
las siete hasta las doce horas de cada día. Los participantes deben escuchar
atentamente y en completo silencio a los cantares de jayeechi y seguir sus
instrucciones tal y como ellos las indican. No puede beberse ningún trago de chirrinchi
mientras se realizaba el juego en el piouy y sólo se escucha la música de los cantos de
jayeechi.
Apertura de káulayawa
El primer día de la ceremonia comienza con el jayeechi del cantor citador, quien desde
el piouy (campo de juego) convoca a quien será su acompañante en el Jiren
káulayawa. Una vez los dos cantores se encuentran en el piouy se inicia el
contrapunteo, improvisado e inspirado por la pulowï, de cantos que, para esta primera
ocasión, están dedicados a dar la bienvenida a la pulowї que los acompañará cada
noche.
En el juego de Siapana, los dos cantores de jayeechi, Machete Epieyu y Héctor Ipuana,
cantaron así:
Machete Epieyu: “Soy el que está más cercano a ti, abuela mía, nietos tuyos,
haznos volver a nosotros a esa costumbre que teníamos hace bastantes años
atrás”.
Machete Epieyu: “Somos nosotros los que te quieren ver llegar, hazlo por tus
nietos, no importa que somos niños pero esperamos por ti porque queremos
saber de ti y de tus costumbres, abuela mía”.
Héctor Ipuana: “Miren mis bisnietos no se vayan a burlar de mi, nietos, nietos
míos, ustedes han cambiado la forma del respeto, mis bisnietos. No se vayan a
reír. Hágame esto por favor, o sino yo no volveré a estar con ustedes, mis
bisnietos. Quiero volver de nuevo con ustedes, trataré de estar con ustedes para
mostrarles mis costumbres por 30 días”.
Machete Epieyu: “Mire abuela mía, haznos volver a nuestro campo otra vez,
abuela mía, como antes”.
Héctor Ipuana: “Voy a hacer el juego por 30 días. Lo haré bien y volveré con mi
hermano primavera (Iwa)”
Machete Epieyu: “He estado pensando en ti, que vengas con el tiempo de lluvia
para todos tus nietos, abuela mía”.
Machete Epieyu: “Es muy bueno que llegaste durante temporada de la lluvia que
ya sembraron, que es para tus bisnietos, que estaba hablando antes que
llegaste”.
Héctor Ipuana: “Solo voy a estar por un mes. Es para que no se acostumbren
cuando me vaya de aquí. No es para todos los días. Lo que hago ahora es mi
primer paso”.
Machete Epieyu: “Muy bien que nos hiciste jugar a tus bisnietos, la manera del
juego que se hacía antes”.
Héctor Ipuana: “Aquí estoy con mis nietos, que tengan cuidado con mis
costumbres, que te acordaras de mi y también de las costumbres de tus abuelos,
que no se olviden de tus costumbres, nietos, de lo que hacían tus abuelos de
antepasados, nietos míos, nietos míos”.
Héctor Ipuana: “Tengan cuidado, cuando me vaya me iré. Que me valoren para
que me vaya bien. Sólo juego un instantito con ustedes”
Machete Epieyu: “Aquí están todos tus bisnietos, abuela, que valoren a ti
bisnietos, niños, tus bisnietos”
Machete Epieyu: “Pongo el plazo para irme de aquí a lo largo de un mes, que
vengan mis bisnietos, que cuando me vaya que me traigan algo de comida en
sus manos. Me iré bien como debe ser”.
Como puede leerse del diálogo cantado anterior, en ese primer día se definen las reglas
de comportamiento que deben cumplir los participantes y los tiempos en los que la
ceremonia estará vigente.
Una vez invocada la pulowï, los cantantes de jayeechi inician la canción con la cual se
da comienzo al juego cada una de las noches y que imita un brindis de chirrinchi entre
los dos cantores en señal de bienvenida y de alegría por la realización del káulayawa.
Con el brindis se celebra el encuentro de las familias. Algunas noches, el canto invita a
los cuñados para el brindis, en otras convida a los suegros y en algunas más a los
yernos. Este canto lleva por nombre tanchichon (sobrino).
“Lo más importante es la piquería entre los dos. Ellos siempre cargan un palito
pequeñito. Y uno le brinda como si fuera chirrinchi y el otro agarra el palito como
si estuviera bebiendo. “Tiene que ponerse contento ya que viene a visitarme”, le
dice. “Mi cuñado has venido, has venido a mi tierra, a mi gente, a mis hijos, a
toda mi familia”. Usted tiene que ser un invitado a cantar y entonces usted me da
la respuesta: “Yo vine porque supe que usted tenía huerta porque tenía siembra
en la huerta, a eso he venido”. Y el otro le dice: “Tiene que traer buenos yernos
para recoger y para limpiar, para ayudar, para hacer yanama”. (Testimonio José
María Uriana. Sector Nazareth)
Un ejemplo del jayeechi de este canto que fue interpretado en alguna de las noches del
káulayawa realizado en Siapana, dice así:
Héctor Ipuana: “Cuñado, cuñaito, cuñaito, gracias que llegaste, si tienes sobrao
chirrinchi te pregunto yo”
Machete Epieyu: “Mi cuñado, mi cuñaito, mi cuñaito, aquí estoy, voy a ver mi
cuñado, que te voy a contar algo de lo que hay en el camino”
Héctor Ipuana: “Cuñado, cuñado, cuñaito, que escuchas por ahí que hay en el
camino y como ha estado usted mi cuñaito, si caminaste bien sin que te pasara
nada al venir hacia mi”
Machete Epieyu: “Que puedes decirme, cuñaito, por haberme llegado hasta tu
casa. Me he acordado de ti, por favor consígueme una piedra”
Héctor Ipuana: “Cuñado, cuñado, cuñaito, aquí hay un poquito de trago, que era
guardado por mi suegra, cuñaito mio”
Machete Epieyu: “Así es mi cuñaito. Será mejor que nos vayamos con nuestro
trago, es mejor que nos despidamos de tu suegra”.
Héctor Ipuana: “Es mejor que te lleve a la mitad del camino, mi cuñaito, aquí
vengo mi cuñaito. Me acorde de ti cuñaito, pasaré un día entero bebiendo
contigo, mi cuñaito, le decía”
Machete Epieyu: “Cuñaito, cuñaito, hoy me acorde de ti, cuñaito, gracias que te
llegaste atrás mío, cuñaito, cuñaito, estoy medio baloteao con el medio traguito,
cuñaito”
Héctor Ipuana: “Usted si me aprecia cuñaito mío. Es que el trago me trajo hasta
usted, cuñaito mio. No soporto la sed, cuñaito de donde he venido cuñaito.
Tomate un trago antes de que me vaya porque mis sobrinos son locos, antes de
que le falten el respeto a su mujer”.
Luego del brindis ficticio, los cantores de jayeechi realizan la invitación a los hombres
participantes para que imiten el comportamiento y el balido de los chivatos en celo, que
es lo que da origen al nombre del juego y que se constituye en el juego esencial del
káulayawa. Cada hombre que ingresa al piouy debe entrar simulando ser un chivato
enamorado de una chivita y cada mujer debe aceptar el juego del macho cabrio sin
enfadarse. Este canto-juego, que los wayúu denominan epeiwajüshi (cuando es para un
sólo hombre) o epepajaa (cuando es para muchos hombres), se repite cada una de las
noches en los que la ceremonia está en ejecución.
El primer día, al igual que los demás, la ceremonia transcurre entre las múltiples danzas
y juegos, que son descritos de la siguiente manera por el cantor de jayeechi Héctor
Ipuana en diálogo con su sobrino, el mismo día de iniciación del káulayawa de Siapana:
“Eso debe hacerse sobrino; yo tengo tiempo en este juego, y por lo que escuche
de los cantos y por lo que vi de la danza, entiendo que, no es que a ellos no les
agrade ni que no quieran hacerlo, es que se les debe enseñar; indicándoles
cómo debe hacerse. Se hace una hilera con hombres y otras con mujeres y
caminan con un orden, se les debe organizar como un collar con piedras
particulares; así se intercalan los hombres con las mujeres y caminan. Si a
alguien mandan a buscar su pareja, él debe buscarla de donde esté, y ella debe
llegar donde él está. No se puede hacer bromas con ello. La mujer siempre debe
estar dispuesta, si la llevamos de la mano debe obedecer, e irse con quien la
llame. Ese es el juego”.
“Otra forma es caminar todos, y en ese lapso tomar a una mujer de entre las
demás. Es quien canta, quién dice hacia dónde deben ir, es quien dirige. Y no
importa que los niños se rían, de todos modos deben reír. Las mujeres no deben
doblar el cuerpo, siempre deben estar rectas, todos deben estar atentos al
jayeechi, escucharlo, para que lo imiten con el tiempo, porque ellos van a ser
quienes lo hagan, quienes lo imiten en el futuro. En el juego el hombre le puede
prestar sus cosas a alguien, pues eso siempre debe volver a él, porque es un
juego. El juego tiene muchas formas, el juego del caballo, el del cabrito, el de
todos los animales, hay en éste. Por eso es muy interesante el juego. También
está el de fuerza, el de capar a los cerdos. Esta danza tiene muchas formas por
hacer. Así es el juego, sobrino”.
“Debemos hacer caso en la pista de baile, si les mandan a hacer algo, no deben
negarse a hacerlo, los hombres ni las mujeres, porque es un juego que nos
permite conocer y socializar con los demás. En eso es en lo que consiste el
juego. En el inicio del juego, todos deben correr hacia el final de la pista,
lanzando gritos de alegría, a nosotros ya se nos dificulta por la edad. Sus gritos
deben ser tan fuertes, que puedan escucharlos en lugares lejanos. Los mayores
deben ir al frente y los menores al final en la cola, las mujeres a los lados, sólo
los adultos deben ir así, los menores están pendientes en espera de agarrar a
las mujeres, eso hace que haya un orden. Van juntos hacia allá y regresan así de
la misma forma hablando y cantando. Como lo vas a ver ahora” .
Cada una de las noches de la ceremonia, luego del brindis inicial y los cantos de
tanchichon (sobrino) y epepajaa (el balido de los chivitos en celo), los cantantes de
jayeechi enfrentan dos filas de parejas de muchachos y muchachas quienes,
abrazaditos a la altura de los hombros, recorren la pista guiados por el contrapunteo
improvisado de los cantores.
En este recorrido a lo largo de la pista se cantan cada noche diversos jayeechis, que,
por lo general, están relacionados con el cortejo de los hombres a las mujeres y cuyas
danzas, en términos generales, pretenden conformar parejas de jóvenes y propician el
florecimiento de las relaciones afectivas y sexuales entre éstos.
Héctor ipuana: “Aquí está tu pareja que está conmigo. Es ella, es ella”
Machete Epeyu: “Están conmigo los jovencitos parejos de las jovencitas. los
muchachos de la Baja Guajira quieren parejas de la Anta Guajira”
Héctor Ipuana: “Aquí están mis muchachitos que están recién desarrolladitos.
Aquí están mis jóvenes en el grupo que está conmigo”
Machete Epieyu: “Aquí están las muchachas que vienen conmigo y esperar por
su parejo, las majayuras”
Héctor Ipuana: “Aquí está mi majayura, aquí está mi señorita cuyos senos
acaban de crecer como las semillas de los frijoles. La que está conmigo”
Machete Epieyu: “Aquí está el joven que está conmigo. Espera por su pareja”
Héctor Ipuana: “Aquí está el joven que está conmigo. Míralo, míralo para que se
enamoren. El dará la vuelta para que las jovencitas de mi cuñado lo miren. Mirando por
la espalda de la pareja, mírenlo que está conmigo”
La gran mayoría de juegos, que ellos llaman kaulas, en los que participan las mujeres
evocan aspectos relacionados con la valoración social de las cualidades deseadas por
el hombre wayúu en su escogencia de compañera, mientras que los kaulas de fuerza,
competencia y destreza que ejecutan los hombres evocan un ritual de cortejo que
destaca cualidades que los hombres deben poseer para ser buenos compañeros.
En este kaula, los cantores de jayeechi buscan una muchacha para que
represente a una señorita seria y sincera, valores que se exaltan en la
escogencia de compañera por los hombres wayúu. En el kaula, a esta señorita
se le hacen cosquillas y se le acaricia todo el cuerpo, incluso sus partes íntimas,
mientras ella no puede reírse ni moverse. Si lo hace, los wayúu consideran que
no va a ser tan seria y, por lo tanto, no tan buena compañera.
En cada uno de los puntos finales de la pista se realizan todas las noches múltiples
kaulas (juegos-cantos) en los que los participantes, escogidos por cada uno de los
cantores, imitan los comportamientos de los animales que atacan las rozas, la
cosmovisión tradicional, y la vida material de los wayúu y algunas circunstancias de la
naturaleza de la tierra de Wüinpumüin.
La protección de las rozas frente al peligro de los animales que las atacan es uno de los
temas que se representan teatralmente en los kaulas. Son competencias de fuerza y de
lucha entre dos hombres participantes, escogidos por los cantores de jayeechi, que
interpretan siempre a uno de los dos personajes a los que hace referencia el kaula.
Kaula merruna juma waalir (Melones y zorros)
Es una imitación de las luchas para cazar a los zorros que atacan los melones de
la roza. Los dos cantores de jayeechi escogen a dos hombres entre los
participantes de cada una de sus filas para uno imite ser un zorro y el otro un
buen cazador de zorros.
Otros kaulas del káulayawa también están referidos con muchos de los trabajos que los
wayúu deben realizar para la preparación de las rozas en lo que concierne al arreglo y
mantenimiento de los cercados o para el cuidado de las semillas.
Uno de los cantores canta un jayeechi buscando yernos que sepan manejar
hachas para que corten leña y árboles muy duros. El kaula consiste en una lucha
entre dos muchachos escogidos por los cantores, en la cual un muchacho se
abraza imitando ser un árbol muy fuerte y el otro muchacho trata de separarlo
como si quisiera cortarlo por la mitad.
Se esconden unas semillas y se acude a una outsü para que las encuentre. Los
cantores esconden las semillas y los participantes escogidos deben buscarlas y
encontrarlas.
Algunos fenómenos naturales propios del territorio, como son los tiempos de verano e
invierno, las nubes que cubren los cerros, los arroyos que se forman con las lluvias y el
mar, fenómenos de la naturaleza que, además, forman parte importante del universo
cosmológico tradicional de los wayúu, son también temas representados en el
káulayawa.
Se representa una nube que es una mujer de un cerro y que desea acariciar al
cerro. Se hacen dos filas horizontales de parejas, una corre hacia el frente de la
otra para encontrarse y abrazarse.
El wala′a, la laania, los cerros en donde habitan las pulowï y el búho que simboliza la
cercanía de la muerte y de accidentes, son objetos, sitios y animales pulasu (con poder)
son diversos aspectos de la cosmovisión tradicional de los wayúu que también son
representados en algunas cabritas.
Otros kaulas representan escenas de la vida social de los wayúu como las guerras con
otros grupos indígenas, algunos juegos tradicionales y situaciones históricas vividas por
ellos.
Kaula juatira ama (Carreras de caballos)
Kaula atkas wané wayuu juma kusina (Pelea con otros grupos indígenas)
Se imitan en este juego las peleas con otros grupos indígenas como los kosinas.
Káulayawa y el amor
“Yo tenía un hermano mayor que nos decía; ¡Vamos a Kaulayawa, pero van a
pasar pena y trabajo cómo se pongan a tener niños! Y nos íbamos, cuando
Kaulayawa apenas iniciaba, nos parábamos cerca de quienes cantaban
¡Párense, párense¡ ¡Y ahora qué será que me van a pedir pensaba! Y nos
parábamos, eso nos hizo habituarnos a la danza, y no mentiría si dijera que me
pidieron en matrimonio en alguna de estas danzas”. (Testimonio abuela wayúu.
Sector Siapana)
Cada hombre que decida acudir al juego debe escoger su tajuruwa (pareja), a quien no
puede abandonar en ningún momento mientras káulayawa estuviera realizándose. En
algunas ocasiones, tajuruwa es escogida de antemano para lo cual el hombre pide
permiso a los padres para invitarla al juego. En muchas circunstancias, la pareja se
escoge en el propio káulayawa.
“Es muy raro que mi hija quede soltera después del juego, porque ya de tanto
abrazarla, de tanto estar en pareja, se enamora, ahora si la tiene abrazadita y le
va haciendo las cosquillitas, abrazaditos desde las siete de la noche hasta las
12, imaginase. Y él también haciendo como hace el chivo. Si uno está bien
abrazado cómo no se va a enamorar. Puede que no le guste al principio, pero ya
tiene que amansarse, tanto rato abrazados. Pueden ser escogidas las parejas en
el juego o antes por ejemplo, yo tengo una vecina mía que me gusta, yo la invito
al juego para ser tajuruwa, ya permitido por los padres”. (Testimonio José María
Uriana. Sector Nazareth)
“Cuando le coge la mano como un compromiso, el parejo habla con el papá y
lleva un chivo y un chirrinchi y entonces el papá habla con la mamá y le autorizan
para que participe. Y más bien el papá se pone muy contento si tiene una huerta
grande porque el muchacho va con muchos muchachos a ayudar a la huerta.”.
(Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
Una vez escogida la pareja permanecen juntos hasta que finalice el káulayawa. Si un
miembro de la pareja no puede acudir al piouy durante una o varias noches, el otro
tampoco debe asistir. Los familiares de ambos siempre están atentos a que sus hijos
cumplan con dicho compromiso.
“Las parejas tienen obligación de asistir todos los días, están comprometidas con
káulayawa. Si el papá, el hermano o un tío mayor ve que el muchacho o la
muchacha se quedan en casa y no van al juego, los animan para ir porque no
quieren que les fallen. Si no va a ir un día tiene que hablar con la pareja y decirle
y estar seguro el papá de que la pareja falló por un problema que tuvo y no por
pereza. Si el fulano no está allá, mi hija está diciendo la verdad” (Testimonio
Machete Epieyu. Sector Siapana)
En las noches, la gran mayoría de los cantos de jayeechi de los bailes y juegos están
dedicados a propiciar la mirada amorosa, sensual o erótica entre las parejas. Existen
cantos que evocan los atributos eróticos que tienen las parejas que se aman, otros que
propician la mirada sensual sobre el cuerpo de los amantes, algunos más el
intercambio de parejas para conocer el valor de la verdadera y en otros se canta el
dolor que produce la indiferencia amorosa.
Héctor Ipuana: “Es mejor que juguemos, es mejor que juguemos y vamonos a
ver el juego y vamonos a ver el juego, caminemos nosotros hasta allá”.
Machete Epieyu: “Así es mi compañera, compañera, será mejor que jueguen los
muchachos, las muchachas, mi compañera, mi compañera”
Machete Epieyu: “Aquí está su parejo, aquí está su parejo esperando por ella
con la cabeza mirando al suelo, esperando por su pareja, su pareja”
Machete Epieyu: “Aquí está su parejo, aquí esta su parejo esperando por ella
con la cabeza mirando al suelo, esperando por su pareja, su pareja”.
Héctor Ipuana: “Lo considero a el mi pareja porque entre sus dedos los pelos de
mi vientre parecen bigotes de maíz, el vello pubico, el vello pubico”
Si después de finalizado el juego, las parejas desean seguir juntas entonces se inicia la
recogida de animales, dinero y objetos valiosos entre familiares y amigos para pagar a
sus padres y tíos por la sangre que la muchacha va a derramar durante sus partos, tal
como se acostumbra hoy en día. Pero si las parejas deciden terminar su relación
amorosa una vez finalizado káulayawa no hay ningún problema. Tan sólo se
intercambian regalos el uno y el otro y todo lo que había pasado entre ellos queda
borrado para siempre, aún en casos de embarazos. Es la única ocasión en la vida
social del pueblo wayúu en que una situación de esta naturaleza puede resolverse sin
el menor riesgo de kasachiki (guerra interclanil).
“Cuando uno se acostumbra por tanto tiempo, hasta 120 semanas, se van
acostumbrando el muchacho y la muchacha, algunos se casan y algunos se
separan. Si se separan sólo hay intercambio de regalos para borrar, para olvidar
ambos, él olvida a fulana y fulano olvida a fulana. El intercambio de regalos es
como borrar. Pero el que quiere seguir adelante en ese camino y ella lo sigue, lo
debe llevar a su casa y hablar con el papá y la familia . Ahora si se junta con su
compañero y si se fuga con él, el papá cobra y eso no es mayor problema, es
natural, como costumbre de nosotros, hay que cobrar al que se la llevó. Pero
siempre aconsejan que lleguen a viejitos juntos, que el amor dure bastante,
hasta la muerte”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
“Hay muchos que se casaron por ese juego porque no renuncian a su tajuruwa y
se toman por compañeros, no intercambian regalos sino que recogen para el
pago. Pero si renuncian sólo hay intercambio de regalos. Hablan a los cantantes
y ellos les ponen una sabana para los regalos de la muchacha y el muchacho, y
no tienen que pagar. Sólo la muchacha le da al muchacho un regalo y el
muchacho le da un regalo a la muchacha y se olvida lo que pasó. Se olvida con
chinchorro, con guayuco, con manta, con cadena de oro, con anillo. No se
pueden ni mirar más. Lo que paso, pasó. Si el muchacho participa en dar regalo
a su pareja pero no se olvida de ella y sigue detrás, la enamora y se la lleva,
tiene que decirle a sus padres y recoger para el pago, como es nuestra
costumbre”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
“Sólo quien se mete definitivamente con tajuruwa recoge el pago para el papá o
el tío. La canción del que está despidiendo dice: “Adiós, me voy, los enredos
quedan ahí, los embarazos en el juego de la cabrita quedan ahí”. Y así pasa. Si
después del juego yo no quiero seguir con tajuruwa, no tengo que pagar. Si no
gustaste de la pelada queda como si nada. No hay problema”. (Testimonio José
María Uriana. Sector Nazareth)
Los únicos productos alimenticios que se ingieren durante la ceremonia son los
alimentos cultivados y las bebidas espirituosas que se toman tanto en el inicio como en
la despedida de káulayawa corresponden a fermentaciones de productos de las rozas.
“También, dice el cantor, despidiéndose ya que hasta el próximo año, todas esa
frutas que se fermentan rápido las pide ella, para que el próximo año la lluvia
venga con esas frutas que son el jaipai (cereza), el caujaro (jobito), todos esos
frutales que se fermentan rápido son los que hay que pedir cuando ya se está
despidiendo la cabrita. Entonces, el contendor mío en el canto, yo tengo que
pedirle a ese que me guarde eso para el próximo año, pero que sea fermentado
de caujaro (jobito), de sichima (chicha fermentada de guamacho), de jaipai
(cereza), porque por ejemplo el jaipai (cereza) lo preparo hoy y amanece
mañana fermentado, aimama (chicha fermentada de patilla) porque
precisamente esa es una con las que se hace la chicha fermentada con la que se
despide el Juego de la Cabrita. Eso se hace se raja la patilla y se va sacando
todo, entonces se va amontonando lo de la patilla, la fruta, en una tinaja y eso se
revuelve y eso se fermenta y eso si emborracha rápido, sin semilla es con la
carne. Eso es lo que más mencionan para que vuelva a llover, traiga todas esas
frutas”. (Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
Todas las noches del káulayawa, cada muchacha participante debe llevar al piouy
comida preparada con productos de la huerta para compartir con su pareja. La buena
preparación de la comida es valorada por los hombres como una de las virtudes de las
compañeras.
“En la noche tengo que traerle algo a mi parejita, algo de la huerta, sea auyama
cocinada entera, sea guapitos (bollos de maíz), sea ojoto cocinado. Tengo que
llevarle algo y ella me trae todos los días, todas las noches. Entonces yo voy
estudiando la tajuruwa mía, la pareja mía, si ella me trae bien cocinadito lo que
me trae, va a ser buena mujer, y entonces yo le digo a mi papá o a mi mamá: la
tajuruwa mía me trae bien cocinado, no está pasado de sal, y ahí uno se va
enamorando. Todas las noches, eso si es como obligado. Si ella me trae, yo
tengo que traerle a ella”. (Testimonio José Maria Uriana. Sector Nazareth)
“Así veíamos como traían bollo (envueltos) de maíz, queso, patilla, y eso se lo
comían allí mismo; la patilla la comía mucha gente, llevaban chicha allá adentro y
se lo comían las parejas de lo que ellos traían. Le daban de comer a los hombres
y a las mujeres. Así se hacía, no de otra manera, era muy bueno”. (Testimonio
abuela wayúu. Sector Siapana)
“El juego se hacia para ayudar a las familias en las huertas a través del trabajo
de los hombres que venían al juego. Era un trabajo grande el que se realizaba
porque eran muchos los muchachos que iban con palas para hacer limpieza de
la siembra y la recogida de las cosechas; se hacía todo con palos de madera y
no de metal porque en esa época no existía machete ni nada”. (Testimonio
Machete Epieyu. Sector Siapana)
Los cantos de jayeechi de las danzas y los juegos, en su gran mayoría hacen referencia
a los productos de la roza. Cuando se canta a las mujeres jóvenes se señala que sus
senos están creciendo como las semillas de los frijoles o se señala que el vello pubico
es como los bigotes del maíz.
Los cantos que guían los juegos también refieren situaciones relacionadas con los
huertos. Un ejemplo es el juego de Kaula poluu juma wuñuu (Palos y hachas), que fue
cantado en Siapana de la siguiente manera:
Héctor Ipuana: “Cuñado, he venido para acá, cuñado, cuñado, para recordar
pesua ,la huerta abandonada de los viejos, pesua, quiero limpiarla de nuevo”
Héctor Ipuana: “La huerta está abandonada, ya con matas grandes. Tu debes
tener un buen yerno, con buenas herramientas para trabajar la huerta, yerno,
yerno, un yerno que sepa cortar árboles grandes”
Machete Epieyu: Aquí está mi yerno, mi yerno. El sabe trabajar con hachas pues
trabajaba en fincas de arijunas, cuñado mío, cuñado mío”
Héctor Ipuana: “Cuñado mío, tengo lista la chicha fermentada para hacer la
yanama. Tengo un palo que es muy duro.
Machete Epieyu: “Mi yerno sabe trabajar con palos duros. El sabe manejar muy
bien el hacha, cuñado mío, cuñado mío”
Héctor Ipuana: “Yo tengo un árbol muy fuerte en la huerta que estamos
limpiando llamado ébano. Ahí está el árbol duro, es mejor que tenga experiencia
en hachas de cuello de oveja”
Machete Epieyu: “Cuñado mío. Mi yerno no tiene problemas cortando ningún tipo
de árbol. El ha trabajado con árboles muy duros llamados Vera. Eso no es nada
para mi yerno, cuñado mío”
Héctor Ipuana: “Aquí está el árbol, el tronco es muy fuerte llamado palo maría.
También hay ébanos, cuñado mío”
Machete Epieyu: “Para mi yerno nada es imposible, cuñado mío. Aquí está mi
yerno disponible”
Héctor Ipuana: “Cuñado, tenga mucho cuidado, cuñado mío. Ten mucho cuidado
con tu yerno. Te voy a dar el árbol que es muy duro para que el lo corte con el
hacha. Hay dos clases de árboles para que el yerno los corte: el Palo María y los
palos cuchava. Los Palos María son muy duros y los palos cuchava rebotan al
pegarles con hacha porque esos palos no se partes tan fácilmente”
Machete Epieyu: “Este es mi yerno. Es muy bueno para cortar cualquier palo,
maria o cuchava, para él no es nada, cuñado mío”
La asociación de káulayawa con las rozas muestra que la ceremonia cumple un papel
ceremonial sustancial en la exaltación de la fertilidad de la naturaleza que producen las
lluvias que llegan al territorio guajiro. Es una exaltación y un agradecimiento por los
alimentos que ellos pueden obtener gracias a los beneficios de su padre Juya′kai.
Los sueños son un elemento fundamental para los wayúu. Como en muchas otras
culturas, el sueño gobierna buena parte de su vida. En sueños, los wayúu pueden
acceder al tiempo mítico de Jumaiwa , siempre presente y comunicarse desde allí con
sus antepasados, quienes les señalan indicaciones precisas que se deben cumplir para
obtener sus favores o para evitar accidentes y enfermedades.
Los sueños son, en la gran mayoría de los casos, un anuncio de situaciones, que se
van a presentar en la vida cotidiana de los wayúu. Algunos tipos de sueños ofrecen
indicaciones precisas a los anarapuinch (soñadores) que obligatoriamente deben
cumplir so pena de que sucedan accidentes o enfermedades en el apushi.
“Los sueños avisan muchas cosas. Uno sueña para el trabajo, uno sueña para
ser rico, uno sueña para ser pobre, uno sueña, cada sueño avisa para que es
muchas cosas. Uno sueña para tener una mujercita, uno sueña para llegar a
viejo, uno sueña para ser muerto de corta edad y uno sueña para llegar hasta
viejo. Tenemos muchas clases de sueños. El sueño es un aviso del alma”
(Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana).
Entre los wayúu, la gran mayoría de las personas, especialmente los viejos, han
aprendido el arte de interpretar las señales oníricas. Es común oír referencias a un
significado determinado que tiene el soñar con ciertos animales, plantas, personas u
objetos, como si hubiera indicios de un conocimiento sistematizado y clasificado de las
indicaciones y señales propias de los sueños. Sin embargo, también es usual encontrar
que las personas acuden a ciertos individuos con poderes especiales para interpretar
sueños, como las outsü (piaches), a quienes se acude en caso de no poder descifrar
una conjetura onírica o cuando las indicaciones del sueño requieren de su consulta.
“Dentro de las historias de los interpretadores de sueño, ellos sí saben bien que
significa tal cosa y cuál es el remedio que hay que hacer para que no suceda
nada malo a uno. Se busca la manera para que uno pueda salirse de ese sueño.
Si uno se quiere salvar de lo que le dice el sueño, debe aceptar una cosa, un
baño, un encierro para que no le pase nada de lo que vio en su sueño. Eso sería
lo mejor y además también con nosotros los wayúu tenemos lanía (muchas
creencias como los talismanes, entre) y otras cosas más, para protegernos en
donde quiera que vayamos. Es como una compañera, pero eso hay que
cumplirlo al pie de la letra, cumplir con los requisitos”. (Testimonio Héctor Ipuana.
Sector Siapana)
Estas indicaciones oníricas son contadas por los participantes de káulayawa o por los
cantores de jayeechi con el objeto de socializar los sueños entre los asistentes con el
fin de encontrar la manera de cumplir conjuntamente con las disposiciones oníricas. Las
indicaciones están dirigidas, por lo general, a acometer acciones concretas que se
deben poner en práctica para evitar posibles muertes, guerras, enfermedades o
accidentes derivados del incumplimiento de mandatos de los espíritus que rigen el
káulayawa o que aparecen en el transcurso de su desarrollo. Esto se ilustra de forma
más clara en el acápite en el que se describe el káulayawa de Siapana.
El final de káulayawa
“El último día, a las cuatro de la tarde, va a ver lucha libre, va a ver muchas
cosas de las que hacíamos antes los wayúu. Tenemos que estar ahí durante la
noche para amanecer e irnos. En el día tenemos que tener ya la chicha debajo
de una mata de trupillo al lado de la casa. Despedimos la pulowï y jamás
volvemos a pisar el campo, el piouy. Salimos del campo es para olvidarla”.
(Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
En esa noche final, la ceremonia se extiende durante toda la noche y hasta la
madrugada, representando de nuevo cada uno de los juegos y de las danzas que se
han jugado y bailado en cada una de las noches anteriores.
“El último día, cuando la vamos a despedir, va a haber muchos juegos. Dos días
antes también va a ver muchos juegos. Son puras imitaciones. Si lo vamos a
hacer muy bien, tenemos que bailar toda la noche del último día hasta las 5 de la
mañana, se marcha y se va. Apenas estamos en los juegos que imitan a los
animales, pero el último día hay más cosas”. (Testimonio Machete Epieyu.
Sector Siapana)
Los juegos y las danzas vienen acompañados en esta ocasión por cantos de jayeechi
en los que se despiden a cada uno de los animales, objetos, personas o fenómenos de
la naturaleza que habían sido convocados en los bailes y juegos de las noches
anteriores para que regresen por donde vinieron con la pulowï dueña del juego.
Kaula Junilia jayumúler o′unuss: la mosca que se fue con la pulowï del
káulayawa
Los cantos de esa noche final están dedicados a darle el adiós con alegría a la pulowї
que los acompañó durante la realización del káulayawa. Ella se despide a través del
canto de uno de los jayeechis, indicándoles a los participantes lo agradable que ha sido
para ella estar con ellos y pidiéndoles que la traten bien para que pueda regresar con
sus favores a la tierra guajira.
Héctor Ipuana: “Bisnieto aquí te dejó con la tristeza y la soledad sólo por la
noche de hoy. Ya me quiero ir, ya me quiero ir; ya estoy alistándome”
Machete Epieyu: “Está muy bien., está muy bien, abuela, abuela”
Héctor Ipuana: “Mis bisnietos, mis bisnietos, tengan cuidado de que me hagan el
juego muy bien porque yo lo quiero ver antes de que me vaya”
Machete Epieyu: “Está muy bien que juegues con nosotros antes de irte”
Héctor Ipuana: “Que estén todos mis bisnietos, que ellos me despidan”
Machete Epieyu: “Así está muy bien, que juegues con tus bisnietos antes que te
vayas de nosotros”
Machete Epieyu: “Así está muy bien que estés con nosotros antes de irte”
Héctor Ipuana: “Mis bisnietos, que estén alegres para que no pase nada malo,
que me despidan con alegría y con sus chistes y risas. Es mentira lo que dicen
por ahí, que soy una enfermedad. Yo hago esto es para que mi tierra esté bien y
nada más”
Machete Epieyu: “Así es que me gusta, abuelita mía, que juegue con nosotros
antes de irse de aquí”
En las noches finales se realiza una danza exclusiva, que consiste en la despedida de
la pulowï tanto del piouy como de cada una de las rancherías de los participantes en la
ceremonia. Es un largo recorrido de las parejas de hombres y mujeres jóvenes cogidos
de la mano para darle el adiós a la pulowї, solicitarle que los colme de favores y no les
haga daño y, además, enseñarle el camino de regreso para el próximo invierno.
Héctor Ipuana: “Mis bisnietos, mis bisnietos, que me hagan bien las cosas. Que
me despidan bien, así me iré sin tener ningún problema, que no me burlen, por
favor. Sólo te exijo que me despidan a mi por las buenas”
Héctor Ipuana: “Aquí está el asiento en donde te has sentado. Ella ha estado con
nosotros por corto tiempo en este lugar ustedes dirán así”.
Machete Epieyu: “Claro que están aquí tus asientos y se quedarán para siempre
en este piouy, abuelita mía”
Héctor Ipuana: “Ya estoy lista para irme de aquí. Espero que ustedes se
acuerden de mí en cualquier momento. Prometo volver, mis parejitos, si es que
vendrá por aquí mi hermano Iwa (primavera) o también mi hermano Juyá
(invierno). Vendré con ellos”
Machete Epieyu: “Usted venía por este camino cuando llegaste, abuela mía. Mire
que aquí está su huella cuando viniste por acá por primera vez”
Héctor Ipuana: “Estoy muy contenta por haber jugado y caminado con ustedes
antes de irme. Estaré pensando en ustedes como nietos míos”
Héctor Ipuana: “Si aquí está mi asiento en donde me senté cuando llegué aquí
por primera vez. Por ahí es por donde vine”
Héctor Ipuana: “Bueno ahora que me hagan una buena fiesta porque así es mi
juego. También que me hagan bien el juego de mi pareja”
Machete Epieyu: “Es lo que quiero, es lo que yo pienso de ti, abuela mía”
Héctor Ipuana: “Yo llegué sin pensar en llegar para acá. También es para que
mis bisnietos se acuerden de las cosas de los antepasados y para que se
alegren porque yo llegué de nuevo”
Héctor Ipuana: “Aquí estaré y será una noche larga y así podré hablar sobre mis
juegos y que me hagan jugar también antes de que me vaya”
Machete Epieyu: “Así tu tienes que hablar a tus bisnietos antes de que te vayas”
Esa noche, en el piouy y en los caminos de recorrido nocturno, también se despiden por
medio del canto de los jayeechis, las parejas que han estado danzando durante el
káulayawa.
Machete Epieyu: “Aquí está tu pareja, no la veras más, pareja, pareja, pareja.
Aquí se mete bajo tierra, tu pareja, tu pareja, tu pareja, tu pareja, antes de que se
vaya”
Julio Apushaina: “Ya que te vas, te llevaré hasta la mitad del camino, le decía su
parejo. Ya estas listas para tu viaje”
Machete Epieyu: “Aquí están tus asientos a donde te sentabas con tu pareja.
Aquí está la huella de tu pareja”
Julio Apushaina: “Me gustaría mucho si mi pareja me hace cosquillas cada ratito,
mi pareja. Así me llevará en su conciencia a donde quiera que esté mi pareja.
Acá está ella, ya se va. Tu pareja está despidiéndose, ya se quiere ir tu pareja”
“Hay canciones de despedida muy bonitas. Hay canciones para hacer llorar a los
parejos. No son las canciones las que dan tristeza y mucha soledad, es ella que
se va. También con su canto soñarán”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector
Siapana)
“Al final tienen que ser una comilona. Y se lleva a enterrar el espíritu en un
zanjón grande. Va mucha gente a enterarla y cuando ya se vuelve a jugar se
vuelve a sacar. Es un espíritu del Juego de la Cabrita. La muerte viene si no se
hace bien la Jajattia (terminación). Esa es la doncella del juego de la cabrita. Ese
es el que se entierra. Pero si no se hace bien, si no termina con buena
borrachera, con buena comilona, hay muerto, se muere alguno sin darle nada,
sino que de pronto, y ese es el pago porque no hicieron bien el juego, es el pago
al espíritu”. (Testimonio José María Uriana. Sector Nazareth)
Una vez enterrado o dispuesto el bejuco que contiene a la pulowї en su lugar de reposo,
la tradición ancestral dispone que, por mandato de la mujer-espíritu se les debe brindar
a todos los participantes una gran comilona, con la carne de un buen torete y mucha
abundancia de chirrinchi. En esta fiesta final deben, además, ofrecerse varios tipos de
chicha fermentada en mucuras de barro proveniente de los productos de la roza que se
han recogido entre (las rozas de) los asistentes. Ese día todos pueden embriagarse
hasta el delirio.
“Pero si soy organizador de la Cabrita y si no hago bien eso que la gente tiene
que emborracharse con chicha fermentada de yuca, de caujaro (jobito), de shoo
(uva silvestre), de sichima (chicha fermentada de guamacho), entonces se muere
alguno de mi familia, bien sea una hija. Hay que terminarlo bien si no hay peligro
de muerte, se muere una hija joven o un hijo joven”. (Testimonio José María
Uriana. Sector Nazareth)
“Entonces es una diosa, por ejemplo, los que están asistiendo, incluso ustedes,
soñarán con esa vieja. Ese juego tiene su espíritu y se merece respeto, se
merece silencio. Es muy bueno. Cuando uno está en el juego no va a pasar
nada, ahora si se burlan, si le hacen la fiesta mala…. Hay que hacerlo muy bien
la celebración”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
Káulayawa en Siapana
Esta ceremonia que para los wayúu antiguos significaba un tributo para Juya'kai como
agradecimiento e invocación por los beneficios que les dejaban sus lluvias, fue
abandonado por los actuales habitantes de Wüinpumüin hace muchos años debido a
las razones ya expuestas anteriormente.
A finales del año 2006, con el apoyo del Instituto de Investigación de Recursos
Biológicos Alexander von Humboldt, la Fundación Tropenbos, la Unidad Especial de
Parque Nacionales del Ministerio del Medio Ambiente, el Parque Nacional Natural
Makuira y la Fundación Universidad Externado de Colombia, se iniciaron los contactos
con las autoridades tradicionales de la zona de la Makuira para realizar un káulayawa
Se buscó entonces otra zona para indagar sobre la disposición de las autoridades
tradicionales en realizar el káulayawa, encontrando un gran interés en los viejos wayúu
de la comunidad del área de Warpana. En las reuniones de concertación con las
instituciones gestoras de la iniciativa de apoyo al káulayawa se descarto esta área por
considerar que estaba muy alejada de la zona de influencia del P.N.N. Makuira.
“Hace más de 50 años que fue el último káulayawa. Los muchachos se fueron a
estudiar y después ya fueron olvidando y ahora les da pena”. (Testimonio Héctor
Ipuana. Sector Siapana)
“Si, yo jugué en seis juegos de la Cabrita en diferentes sitios. Dos veces por
aquí cerca, otro por allá. En el año 55 fue el último ”. (Testimonio Machete Epieyu.
Sector Siapana)
Las autoridades tradicionales dispusieron como una primera regla del juego que éste se
realizaría por el espacio de una luna completa, iniciando el 9 de diciembre de 2006 y
terminando el 9 de enero de 2007. El juego sería convocado por Héctor Ipuana, viejo
cantor de jiren káulayawa, a quien acompañarían Machete Epieyu y Julio Apushaina.
“Soñé con un señor gordo, alto, negro, con pelo wayúu, raza pura wayúu,
aproximadamente de 67 años, era un yolujash (espíritu de enfermedad) porque
todos los espíritus sin cuerpo son yolujash, el mensaje que me comunicó fue
acerca del lugar en dónde se debía hacer. Me dijo que el juego se debía realizar
en donde se hacia antes si se quería evitar la sangre y la muerte. Así, dijo, se
debe hacer en donde dicen los espíritus ancestrales, en el piouy”. (Testimonio
Nelson Garcia Ipuana. Sector Siapana)
Y así se hizo. Los viejos de la comunidad señalaron que el juego se llevaría a cabo en
una antigua huerta ya abandonada, llamada Paychonmana, localizada muy cerca al
lugar en donde antaño se había realizado el káulayawa, en el territorio llamado
Akumerap, cuya autoridad tradicional es Roberto Palmar.
“El cacique que manda ahí más que yo. Roberto Palmar, se encarga de todo. Y
él me dijo: “usted ya no es un muchacho para nada. Este juego es juego suyo.
Usted como familia mía cuida el juego. Deben hacerle una celebración de
despedida, si no lo hace así entonces vienen cosas malas, cualquier cosa que
suceda en el campo, levante las manos por ellos, yo los cuido, pero si hay una
fractura, levante las manos por ellos. Porque hay que gente que son ignorantes y
le echan la culpa”. (Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
Héctor Ipuana: “Tu estas aquí tan pretencioso, tu estas aquí como que tienes un
solo corazón, tu estas aquí, tu tienes un solo corazón, tu estas aquí, ya estas
grande. Tú estabas pequeño cuando yo era grande. Usted sería mi marido, ya
eres tan grande. Si yo estuviera grande como tu, yo sería tu marido, yo era un
niño, cuando usted era una mujercita, si yo fuera grande como tu en aquel
entonces usted sería mi mujer. Ya eres tan grande, ya eres tan hombrecito, tu
tienes un corazón que destiñe, dile a este, que tienes un corazón que destiñe”
Machete Epieyu: “Las parejas de estos muchachos están muy escasas, las
parejas de estos muchachos están muy escasas”.
Héctor Ipuana: “Aquí está el juego, es un juego de los viejos que queremos hacer
para que lo valoren y que se respete a nuestro juego, que salga bien para que la
compañera se alegre con nuestro juego”.
Machete Epieyu: “Creo que no lloverá bien la lluvia por falta de la pareja del
muchacho, muchacho”
Héctor Ipuana: “Aquí estoy yo jugando y juego para que se alegre mi compañero
conmigo para que el juego salga bien y se alegra mi hermano primavera, mi
hermano primavera para que se alegre mi hermano lluvia”
Machete Epieyu: “No se va alegrar el señor Juya porque la pareja del muchacho
está muy mañosa”
Héctor Ipuana se dirigió a los asistentes para invitar a las muchachas a intervenir en el
juego en los días siguientes y prometió a sus padres y madres que nada malo le habría
de suceder a sus hijas si el káulayawa se realizaba tal como los viejos antiguos lo
habían dispuesto.
Tantos años sin jugar káulayawa habían causado mella en los jóvenes wayúu. Las
muchachas tenían pena y temor de intervenir en el juego y algunos de los muchachos
lo hacían pero con burla e irrespeto. Esta situación suscito la aparición de nuevos
sueños entre los asistentes a este káulayawa.
En esos mismos días, Machete Epieyu, uno de los cantantes de jayeechi, también
soñó:
“Si tuve un sueño. Yo estaba listo para venirme de allá para acá. Ya íbamos a
despedirnos. Cerca había una silla, pero llegó la gran señora y se sentó. “Ah tu
estas aquí”, me dijo. Entonces yo le dije que ya me iba. Me dijo: “te voy a
enseñar un jayeechi que dice así, es un jayeechi que nunca has cantando
delante de mí”, dijo la señora. Yo he participado en muchos káulayawa y nunca
he escuchado ese canto. Yo he estado recordándolo pero nada que se me
cuadra esa canción, como era su ritmo, que fue lo que decía. Nada hasta ahora
no puedo recordarlo. Era una señora alta, entonces en seguida se sentó muy
rápido, muy rápido como una joven. Era una señora alta y gorda con el cabello
así y tenia el pelo tan brillante que se incendiaba con el reflejo de la luna. “Usted
ahora ya que esta cantando aquí, hágame la celebración para que usted no me
burle, estos wayúu que son de por aquí tienen que ofrecerme una buena
despedida con chicha fermentada, ácida, ácida para que hayan borrachos, así
los quiero dejar borrachos, tirados por ahí”. Tenía una mantita bordada con
varios colores diferentes, de tres colores, amarillo, blanco y azul mágico. Pero
nada que me cuadra el canto. Es un canto muy bonito, muy atractivo, que haría
llorar a cualquiera. Es un canto de la familia de la diosa, de la pulowi de la
Makuira, porque era su forma de cabellos, o lo que a mi me han contado de la
diosa de la Makuira. Es posible que sea la misma. La que hace llover, cuando le
hacen una fiesta. La despiden y la lluvia viene al otro día. Eso es un buen
recuerdo y eso sucede cuando hacemos muy bien su fiesta, la despedimos muy
bien, la respetamos. En cambio si lo hacemos mal entonces siempre hay malos
recuerdos. Es pulowi. Me dijo “Entonces los muchachos no deben reír, no deben
burlarse. Si tienen padres, que los padres se encarguen de que sus hijos
respeten, de que cuando lleguen al campo no estén burlándose, no estén
riéndose, que respeten a los mayores. Pero lo que veo ahí no parecen wayuús”,
así me dijo”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector Siapana)
En su visión, Machete Epieyu vio al mismo señor que había visto Nelson García Ipuana
en su sueño, quien le pidió que le brindaran chirrinchi para no molestar a los asistentes
y evitar que algo malo sucediera en el piouy. La pulowї dueña del juego uso las
palabras de advertencia: “Si no quieren derramar lágrimas es mejor cumplir los sueños.
El espíritu del señor se encuentra en el árbol de trupillo, que es una casa espaciosa
para el mismo”.
“Hay que gente que está asustada, y hay gente que se está burlando. Por eso es
que se levantaron esos espíritus, que nunca han recibido ni bautismo. Son los
que dicen las cosas, los que piden cosas a cambio”. (Testominio Héctor Ipuana.
Sector Siapana)
Esta exigencia de los espíritus yolujas se cumplió a cabalidad. Una botella de chirrinchi
se dispuso al lado de un gran trupillo que se encontraba cercano al campo de juego.
Los sueños no terminaron ahí. Una mujer que nunca había asistido al juego soñó que
para que káulayawa recobrara las tradiciones de los antiguos, los dos cantores de
jayeechi debían usar el kárratz. Y así se hizo durante algunos días para cumplir con el
mandato de los sueños.
Cada noche los interesados en jugar káulayawa o en asistir como observadores iban
llegando al piouy, entre las 5 y las seis de la tarde, después de largos o cortos
recorridos a pie, en bicicleta o, incluso en camiones y camionetas.
Antes de éstos habían arribado al piouy los cantores de jayeechi para su reunión diaria
de preparación de los kaulas de la noche. También las personas encargadas de la
logística de la ceremonia, como las mujeres que preparaban las bebidas que se
brindaban durante la noche, los hombres dedicados a la iluminación del campo de
juego para poder realizar el registro videográfico local, los funcionarios del parque
Makuira que grababan todas las noches los cantos de jayeechi y los wayúu y arijunas
encargados de la filmación y la toma de fotografías.
En esa misma esquina, enseguida de la fila de asientos, al pie de un gran trupillo, que
se convirtió en un importante punto de referencia del campo de juego, estaban siempre
las mujeres que se dedicaban a la preparación del ujot (chicha fresca de maíz), del
ayajaushi (chica fresca de maíz con leche) y del café (kepein). El café, junto con los
tabacos, eran ofrecidos a los participantes y asistentes cuando los cantores de jayeechi
así lo disponían en distintos momentos de la noche. El ujot o el ayajaush se brindaban
al término de la ceremonia cada noche.
El número de participantes y asistentes variaba cada día por diversas razones, pero
especialmente porque la época en la que se realizó la ceremonia coincidió con la
temporada de vacaciones en la cual los wayúu viajan a Venezuela a visitar a sus
familiares asentados allí, y con el momento (mes de enero) en el que planean los ritos
del segundo entierro que implican una ardua organización para el velorio y pasar varios
días en sus cementerios. Estas circunstancias, sin embargo, también permitieron que
muchos wayúu que viven actualmente en Venezuela, que habían tenido la noticia de la
realización del káulayawa en Siapana, pudieran acercarse a éste. Algunos turistas,
especialmente en el primer y último día de la ceremonia, también aparecieron
intermitentemente en el campo de juego.
Las 30 lunas pasaron. El día 8 de enero de 2007 se inicio la despedida de la pulowï que
los había acompañado en cada una de las noches de káulayawa. Guiados por el canto
de los jayeechis, los participantes fueron recogiendo cada una de las huellas que la
mujer-espíritu había dejado en el piouy o en sus rancherías para que ésta no
encontrara el camino de regreso en una fecha muy próxima porque ese había sido el
mandato final de la comunidad.
En las horas de la madrugada, luego de haber danzado, cantado y jugado por más de
diez horas, los cantores de jayeechi iniciaron la marcha hasta el lugar escogido para la
disposición del totumo en el que se encontraba atrapada la pulowї. Amaneciendo ya, el
totumo fue dispersado en la tierra y todos los participantes iniciaron la gran carrera en
estampida para desorientar a la mujer-espíritu en su posible camino de regreso al piouy
y al sueño de los wayúu.
“Nos gustaría mucho que toda la comunidad levantara la mano para escuchar mi
canto de nuevo, que mi canto se escuchará aún mejor y me gustaría que todos
levantarán la mano, especialmente la comunidad, y que la hagan volver. Si los
alijunas quieren que se haga otra vez, nosotros como cantantes los ayudaremos
con nuestros cantos. Las otras cosas como las fotos e imágenes hay que
dejarlas en cada casa si es posible para que la gente se acuerde del káulayawa
que se realizó del 8 de diciembre 2006 hasta el 8 de enero de 2007. Lo que
hacemos aquí se quedará para siempre en la memoria de cada uno de los
presentes” (Testimonio Héctor Ipuana. Sector Siapana)
“Bueno es importante este káulayawa pero sería mejor que fuera anual para que
el parque esté lleno de animales, antes existían muchas especies en el parque y
entonces ahí nadie se atreve a buscar palo, pero en cambio con el verano no hay
animales y entonces los buscan en el parque, cortan palos” . (Testimonio Héctor
Ipuana. Sector Siapana)
“Si eso está muy bien. No hay ningún problema. Eso está muy bien, tanto cuidar
el juego este como cuidar el patrimonio. Claro que si, con ello se conserva la
naturaleza, con los animales, porque los viejos de antes sembraban allá una
parte del parque y por eso lo adoran. Para que llueva. Quisiera hablar con
pulowï, pero lastima que son invisibles para convocarlos para que sigan
conservando, para que traigan las lluvias”. (Testimonio Machete Epieyu. Sector
Siapana)
“Yo no he visto nunca la Cabrita. La que si sabia era la tía mía que es Paulina,
ella si juega, ella dijo que jugaba eso, que ella se iba, se escapaba de la casa
para ir porque el papá no la dejaba salir. Así estaba contando. No la dejaba la
mamá, cuando ella regresaba le escondía el chinchorro de ella y no le dejaba
abrir la puerta. Ella dormía afuera. Ahora está en Venezuela. Ahora está un nieto
de ella aquí, y dijo que quería mirar terminar la cabrita. Dos que están aquí se
quedaron para ver terminar la cabrita. Vamos a ir a Venezuela después de que
se acabe”. (Testimonio María Lourdes Ipuana. Sector Siapana)
“Por eso es que el paisano no iba para Venezuela ni para ninguna parte, porque
la misión ya en verano era hacer cercas, cercar, cercar, cercar para cosechar. Mi
abuela tuvo muchas huertas a costillas del káulayawa. Todo eso que ves así
desde la tienda de Julio, todo el pueblo, esa fue cerca de mi abuela. Por
casualidad le estaba diciendo a Jenibera (su mujer): “cuánto tiempo durarían
para hacer esta cerca tan grande, grande, grande, grande. Y hace tantos años y
todavía estamos sembrando en esa cerca. Pero que, cómo lo hacían, lo hacían
jugando en la Cabrita. Fíjate 30 o 40 hombres, no van a hacer, y entusiasmados
con la peladas”. Eso lo hacemos aquí en Nazareth también, pero necesito
platica. Más que todo para la limpieza, para buscar el cantor. Se puede con la
platica. Y al hacerlo la comunidad viene y trae. Lo que falta es organizarlo, al
decirles hay un Cabrita en donde José Maria, en Yorijaru, hay viene gente de
Nazareth, de Puerto Estrella, de Uraichen. Cuando Onesimo dijo, todo el mundo
estaba pendiente, quien no va a querer eso si va abrazado”. (Testimonio José
María Uriana. Sector Nazareth)
“Que todas las personas puedan decir que esto quedó bien hecho, aunque esto
sea un juego es algo muy serio, ya que nos lo han dejado nuestros abuelos,
debemos respetarlo y valorarlo porque es muy importante. Ustedes los niños que
entraron a jugar deben ser obedientes de lo que le digan los mayores, no se
deben burlar, ni reír de lo que le digan los mayores, por este juego ya no se ve, y
es muy bueno que se trate de volver a ellos. Eso debe ser motivo de felicidad
para nosotros y debemos sentirnos bien con esto, porque, aunque, en el resto de
nuestro territorio esto no se haga, acá lo estamos tratando de volver a hacer,
pero los niños no lo están haciendo bien, porque lo están tomando como otro de
sus juegos, se ríen de ello, hacen muchas cosas que no deben hacer, eso lo
deben dejar para los juegos de bola, no lo debemos mezclar con esto.
(Testimonio autoridad tradicional de Siapana, asistente a reunión de acuerdo con
la comunidad)
“Lo que a mi me gustaría es que se diera a la luz publica para que la gente de
afuera como también mis compañeros o mis profesores que no sabemos, para
ampliar el conocimiento que nosotros tenemos para saber y que no se pierda el
juego de nosotros los wayúu. Esa es una tradición que nosotros tenemos, para
que no se pierda. Yo quisiera saber cómo se juega, cuál es el motivo por el que
se juega, en qué época se juega, cuanto tiempo se juega, quienes y de que edad
son los que juegan. Eso es lo que yo quisiera saber, porque me lo han explicado
si sencillamente nada más. Mi abuela dice que jugaba de eso, pero muy poco me
explica porque ya se ha borrado bastante eso. No, no conozco los jayeechi, pero
me gustaría bastante aprenderlos. Yo me siento capacitado para aprender
cualquier cosa de mis tradiciones. Mi abuela me contaba que ella antes jugaba,
que ellos eran los encargados de hacerlo, que se comía y eso. Me contaba y yo
me ponía a imaginar como se jugaba. Yo si quisiera jugar le decía y después yo
se lo contaba a mis compañeros. Mi abuela me contaba detallitos y yo se los
contaba a mis compañeros porque el interés mío es que ellos allá afuera puedan
competir con cosas pasadas, que sepan que los antepasados jugaban y eso. Yo
quiero ir aprendiendo para que más adelante yo pueda decirles a los que vienen.
A los que van naciendo porque a mi me gusta hablar con los ancianos, con los
viejos, a ellos yo les preguntó cosas del pasado, que es lo que se jugaba, que es
lo que se comía, que se hacia. Eso es lo que me ha gustado a mí. Ahí en el
internado me han distinguido como el que más se destaca en mi cultura. A mi no
me da pena vestirme así con las vestiduras de antes, a mis compañeros si les da
pena, yo me pongo mi guayuco así sin nada. Eso para mi es muy lindo. Son
cosas del pasado que no podemos dejar perder así como así”. (Testimonio
Roberto Palmar. Estudiante del internado de Siapana)
3. Agrodiversidad de las huertas de la Makuira
En el estudio anterior (van der Hammen & Cano, 2005) se hizo una primera
caracterización de la diversidad presente en las huertas en distintas zonas de La
Guajira, incluyendo el área de Makuira. Para esta zona se hicieron levantamientos en
cinco sectores de la zona de amortiguamiento del P.N.N. Makuira. En esa ocasión se
trabajó durante un periodo que se suponía, según el calendario wayúu, de pocas
lluvias, sin embargo alcanzó a llover lo suficiente como para posibilitar una cosecha
considerable, y para la zona de Makuira se encontró una amplia diversidad de especies
(68) y de variedades (94) cultivadas y silvestres, aprovechadas por los dueños de los 22
espacios registrados. La zona del sector de Nazareth (a barlovento de la serranía)
mostró la mayor diversidad con 64 especies diferentes, cifra que aumenta a 74 en el
momento de considerar también las variedades nombradas por los dueños de las
huertas.
Con el fin de ccomplementar la lista previa de los productos existentes en los huertos
de la zona de Makuira en lo correspondiente al periodo de invierno, en diciembre del
2006, se volvieron a visitar las huertas que habían sido incluidas en la investigación
anterior para realizar un levantamiento de los cultivos presentes y una recolección de
muestras botánicas de las plantas útiles encontradas en las huertas para su
determinación taxonómica.
Para la recolección de las muestras botánicas, el biólogo Andrés Montes capacitó a uno
de los funcionarios wayúu del P.N.N. Makuira, quien fue el encargado de recoger las
muestras para su posterior determinación en Bogotá por parte del biólogo. La
recolección de las muestras se dificultó por la falta de lluvias, que en muchos casos
impidió el desarrollo de las plantas, lo que obligó a tomar muestras sin flor y/o sin fruto,
lo que limitó obviamente la determinación de algunas especies y la descripción de las
variedades. Así, por ejemplo, en muy pocos casos, las auyamas llegaron a
desarrollarse, al igual que distintas variedades de maíz.
La colección fue entregada a la Dra. Inés Cavelier, del Instituto de Recursos Biológicos
Alexander von Humboldt, junto con la copia de las etiquetas de cada ejemplar de la
colección (Ver anexo 2)
La lluvia es tan escasa, tan apreciada y tan aprovechada que los wayúu recuerdan las
fechas de importantes aguaceros. Según las observaciones de los dueños de las
huertas visitadas, la temporada de siembra se inició en esta ocasión el día 12 de
octubre de 2006, cuando cayó un gran aguacero y entre el mismo 12 y el 13, la mayoría
de huertas fueron sembradas. Sin embargo, varias personas hicieron referencia a las
señales que se podían leer en el medio que indicaban que no iba a ver abundante agua
para esta temporada.
“Cuando, como pasó este año, durante una lloviznita el árbol jepii empieza a
botar una baba como de sapo que va goteando es una señal de que va llover
poco y que viene una temporada de hambre” (Testimonio de Carlos Jarariyu.
Sector de Mekijanao).
Tres de las huertas revisitadas se encontraron sin uso intensivo en esta ocasión. Estas
huertas (10, 14, 16ª) estaban sin sembrar y sólo se pudieron registrar algunos frutales
como mango, aceituno y papaya, o plantas silvestres que nacen solas en la huerta y se
aprovechan. Los motivos para no cultivarlas son diversos: en un caso los dueños
señalaron que aprovechan esta temporada para dedicarse al ecoturismo, labor que está
en aumento en la zona; en otro caso, el dueño afirmó que no cultivó en esa estación por
falta de mano de obra familiar debido a la migración hacia Venezuela.
En el universo de huertas registradas hay dos de tipo luoopu (ver anexo 1: huertas N°
7a y 9ª), dos de tipo apain con humedad alta (ver anexo 1: huertas N° 4a y 18), y el
resto huertos de invierno que dependen completamente de las aguas lluvias.
Las huertas (ver anexo 1: huertas 11, 15 y 16b) con menor diversidad (de 2 a 4
especies y/o variedades), como ya se dijo anteriormente, se encuentran sin trabajar por
distintos motivos.
La huerta (ver anexo 1: huerta 4ª) con mayor diversidad (32 especies y/o variedades)
pertenece a un señor que dedica gran parte de su tiempo a las labores agrícolas y
cuenta con un suelo que mantiene la humedad por largos periodos.
La totalidad de especies o variedades no se encontró presente en ninguna de las
huertas, pero sobresalen algunas especies y variedades por la mayor frecuencia con
que se cultivan en las huertas. Sin considerar las variedades, en la Tabla Nº1 se
enumeran aquellos cultivos con más presencia en las huertas registradas. Llama la
atención que entre éstas se encuentran varias especies introducidas como la
guanabana y el limón.
Sin duda estas cifras reflejan también el número de huertas registradas en cada zona
que fue mucho mayor para Nazareth que para Siapana. Sin embargo, se hicieron
algunos levantamientos adicionales en algunas huertas no registradas en el estudio
anterior para detectar si ampliando la muestra se acrecentaba también el número de
plantas encontradas. Para la zona de Nazareth no se encontró ningún registro nuevo,
mientras que en el sector de Siapana se encontró una planta silvestre, de nombre
común Iwoulü (no determinado) sin registrar en la muestra y dos hongos que se utilizan
como protector solar para la cara (paipai y mashku), que también nacen de manera
espontánea en la huerta.
Cada sector tiene unas características propias, así el sector de Kajashiwou desde hace
unos diez años se ha dedicado a la producción de bija (palisse) para vender al
mercado. Las hojas se procesan para sacar el colorante de manera artesanal y se
vende a los mercados en Maicao o a Venezuela. En todas las huertas registradas en
este sector (así como en los levantamientos de control) se encontró bija en las huertas.
Sipanao cuenta con un importante arroyo que se aprovecha al máximo para cultivar los
distintos cultivos que la abundancia de agua permite. Sin embargo, todos los
agricultores wayúu de este sector tienen, al lado de su luoopu, también una huerta de
invierno para poder cubrir un amplio espectro de cultivos.
Tabla Nº2: Especies más frecuentes en las huertas de las zonas de Nazareth y
Siapana
Entre los registros de las especies encontradas en julio 2005 y los que se encontraron
en diciembre 2006 existen algunas diferencias. Algunas especies no volvieron a
aparecer, otros aparecieron en los nuevos registros (ver tabla Nº 4).
Esta variedad muestra que la práctica agrícola en esta zona no sigue patrones fijos y
que depende de manera importante no sólo de factores sociales como la falta de mano
de obra debido a los procesos de migración y escolarización, sino de factores climáticos
para su éxito.
4. A manera de conclusiones
El káulayawa debió ser un eje sumamente importante alrededor del cual giraba el
sistema agrícola tradicional y la vida colectiva wayúu, facilitando la cohesión social, el
trabajo agrícola y fomentando la reproducción del grupo social al estimular las
relaciones entre jóvenes para la conformación de parejas y canalizando la energía
sexual.
Acosta, Maria Fernanda, 2005. Borrador del Plan Básico del Plan de Manejo del
Parque Nacional Natural Makuira. Ministerio del Medio Ambiente. Unidad
Administrativa Especial de Parques Nacionales. Documento inédito.
Hammen, van der M.C & C. Cano Correa. Caracterización de la biodiversidad en las
huertas de la Guajira. Informe técnico. Instituto de Investigación de Recursos
Biológicos Alexander von Humboldt y Universidad Externado de Colombia.
Bogotá. Documento inédito.
Perrin, M. 1980. El camino de los Indios Muertos: Mitos y Símbolos Guajiros. Monte
Avila Editores. Caracas.
Rosado, J. 2002. Farmacopea Guajira, plantas medicinales desérticas y sus usos por
los Guajiros.
Uribe Espinosa, L.R. & Arbelaez Albornoz, C. 1996 Cultura médica situación
nutricional y alimentaria de los Wayuú. Documento inédito.
Este anexo se entregó a la Dra Inés Cavelier, junto con la colección de plantas
recolectadas
Al inicio del Juego de la Cabrita, el día 8 de Diciembre de 2006, se realizó una reunión
en la comunidad Ischotchitu para establecer acuerdos para la realización del juego.
a. Se definieron los responsables del juego. Héctor Ipuana y Machete Epieyu como
responsables mayores del Juego y Roberto Palmar Ipuana como dueño del
territorio.
b. Se acordó la duración del juego durante un mes iniciando el dia 9 de Diciembre
2006 y terminando al amanecer el dia 9 de Enero del 2007. Durante este periodo
no se podría interrumpir el juego por ningún motivo.
c. Para los participantes, siguiendo las normas tradicionales, quedaría totalmente
prohibido el uso de bebidas alcohólicas en la pista.
d. El juego debía iniciarse con un yanama para limpiar la pista. Esta yanama debía
ir acompañada de una comilona para la cual se mataron varios cabros.
e. La comida de inicio debía contener exclusivamente elementos tiernos para
proteger a los participantes. Elementos como el maíz tostado o animales ya
viejos podrían causar la fractura de huesos.
f. Durante la yanama los participantes deberían pintarse con palise (bija) para
protegerse de los espíritus.
g. Tradicionalmente durante las noches del juego los dueños no ofrecen comida,
cada participante debe traerle a su pareja. Sin embargo, se acordó que para este
juego se ofrecería todas las noches mazamorra (ujot) y café.
h. Al cerrar el juego se debería ofrecer otra comilona para el cual se debería matar
una res y ofrecer chichas fermentadas de productos de la huerta preparadas en
mucuras de barro. En ese momente se debería ofrecer chirinchi a los
participantes.
i. La comunidad aprobó la filmación en video del juego, pidiendo que se les enviara
luego una copia.
Al final del juego, el día 8 de Enero se realizó nuevamente una reunión con la
comunidad de ischotchitu y los participantes al juego, para realizar una evaluación de la
experiencia y llegar a unos acuerdos.
Asistentes wayuus
Asistentes arijunas
1. Diana Gutíerrez
2. Catalina Garcés
3. Federico Arbelaez
4. María Fernanda Acosta
5. Camilo Arbelaez
6. Claudia Cano
7. María Clara van der Hammen
8. Carlos Rodríguez