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Responsabilidad Notarial
Responsabilidad Notarial
“Es indudable que la actuación notarial tiene como único resultado objetivo la
producción del instrumentos público, pero para lograr tal fin, el Notario no se concreta a
dar fe de que determinados hechos son ciertos. Desde que es requerida su actuación,
desarrolla un completo de actividades que tienen por objeto canalizar el potencial de
energía jurídica que tiene su asiento en la voluntad humana, para que la misma tome
cuerpo en un instrumento y se haga fecunda, produciendo a través de éste efectos
legales que fueron requeridos por los que se acogieron a su ministerio. Su labor no se
contrae simplemente a asegurar la veracidad de los negocios jurídicos en que su
intervención es requerida, va más allá. Con su habilidad de artífice del Derecho los
modela, para que en su manifestación externa, el instrumento, quede palpable la
voluntad verdadera y consciente de los que en ellos intervinieron.
Las Siete Partidas de Alfonso el Sabio consagran también penas severas para los
escribanos que cometieran adulteraciones o consignaren falsedades a sabiendas.
Pero en realidad es sólo a partir de l ley francesa del 25 ventoso del año XI, que se
prevee con cierta prolijidad un sistema de responsabilidades y sanciones específicas
para los notarios.
El licenciado Marinelli, afirma: “la responsabilidad Civil del notario, como la de cualquier
persona es esencialmente de tipo reparador, una relación de causalidad: si se causa
daño, este debe resarcirse.
Consideramos que la responsabilidad Civil del notario es una de las más importantes y
de amplio contenido, pues debido a la función pública encomendada por el Estado al
notario, éste adquiere una mayor responsabilidad ante los particulares.”
Por su parte Oscar Salas, la conceptualiza así: “la responsabilidad civil consiste en la
obligación de resarcir daños y abonar perjuicios derivados de un pacto ilícito, que se
impone a quien lo comete, o del no cumplimiento de un deber legal que corresponde a
una persona determinada. Supone la eventual inobservancia de una norma por parte
del sujeto obligado.
ELEMENTOS:
Para Carral y de Teresa, tres son los elementos que se requieren para que exista la
responsabilidad civil:
1) Que haya violación de un deber legal, por acción del notario.
2) Que haya culpa o negligencia de parte de éste.
3) Que se cause un perjuicio.
Por otro lado el Código civil establece: “que toda persona que cause daño o perjuicio a
otra, sea intencionalmente, por descuido o por imprudencia, está obligada a
repararlo…” (Art. 1645) y específicamente con respecto a los profesionales establece: “
El profesional es responsable por los daños o perjuicios que cause por ignorancia o
negligencia inexcusable, o por divulgación de los secretos que conoce con motivo de su
profesión.” (Art.1668).
El mismo autor cita al Escribano Hugo Pérez Montero, al hablar del por qué se de la
existencia de esta responsabilidad, y expresa: “la responsabilidad penal, a efecto de
sancionar los delitos cometidos, con abuso de la función o que comprometa la Fe
pública de que está investido.
Expone que esta responsabilidad existe, “cuando el notario, defrauda al Estado y a los
particulares, por la comisión de un delito, contra la función que le ha sido delegada.”
Entre los delitos que podría cometer un Notario en el ejercicio de su profesión tenemos
los siguientes regulados en el Código Penal.
En todos los casos el sujeto activo sería el Notario, mientras que el sujeto pasivo,
puede se r el cliente, cualquier persona particular o la sociedad.
RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA:
“la actuación del Notario no solo se limitará a dar fe de la declaración de los
comparecientes, a moldear la voluntad de los otorgantes, o contraer responsabilidades
civiles o penales por el ejercicio errado de su ministerio, o asesorar a los
comparecientes en cuanto a las cargas fiscales que recae sobre ellos, al celebrar
determinado negocio o demacración de voluntad; la función notarial no se limitará solo
a estas actividades, porque una vez concluida su misión asesora, modeladora y
legitimadora referente a autorizar con su firma las manifestaciones de voluntad de los
otorgantes, contrae obligaciones posteriores al otorgamiento del acto, a esto es lo que
se refiere la Responsabilidad Administrativa del Notario.
Otros autores, como Enrique Giménez- Arnau y Carlos Emérito González, al referirse a
esta clase de responsabilidad la sitúan dentro del campo fiscal, en donde el Notario
aparece como recaudador del fisco, indicando el primero que son sanciones de carácter
administrativo, y el segundo, hace la crítica que se utiliza al notario como recaudador
gratuito calidad que no debe corresponderle.
En estos casos en que se tiene regulada una sanción establecida, ésta se impone al
notario infractor, por ejemplo el pago de Q.2.00 por entregar tardíamente los testimonios
especiales, los cuales deben de entregarse dentro de los 25 días hábiles siguientes al
otorgamiento. En los casos en que no existe sanción específica, se tiene regulada que:
“Las demás infracciones a que se refiere esta ley serán sancionadas por la Corte
Suprema de Justicia, siempre que no constituyan delito, o por el tribunal que conozca,
en su caso, pudiendo amonestar o censurar al notario infractor, o imponerle multa, que
no excederá de veinticinco quetzales. En caso de reincidencia, las multas podrán ser
hasta de cien quetzales o suspensión de un mes hasta un año. La sanción se hará en
auto acordado con justificación de motivos.” (Art. 101).
RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA:
“tiende a proteger los intereses del público en una forma de control al ejercicio del
Notariado, para evitar el incumplimiento a las normas que lo dirigen y fundamentan, que
en caso de incumplimiento generarían resultados negativos para los particulares.
El autor Pedro Ávila Álvarez, en su obra Estudios de Derecho Notarial, establece que
son fuentes de la responsabilidad disciplinaria las siguientes:
“1) La infracción de las normas internas de régimen y gobierno de corporación notarial.
3) La conducta del Notario que sin infringir norma jurídica concreta, vaya contra dicho
prestigio, o contra el espíritu que debe presidir la institución notarial, o contra el fin
de l función notarial misma.