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Sol y Piel
El el espectro solar comprende tres zonas fundamentales: la luz visible, los rayos
ultravioletas (UV) y los infrarrojos. Los UV son el componente con mayor energía y se los
puede dividir en:
Ultravioletas A (UVA) de 320 a 400 nm, responsables del bronceado sin eritema
Ultravioletas B (UVB) de 290 a 320 nm, provocan eritema, quemadura solar,
pigmentación indirecta; transforman el ergosterol epidérmico (provitamina) en
vitamina D.
Ultravioletas C (UVC) de 200 a 290 nm, absorbidos por las capas más altas de la
atmósfera, la Estratósfera.
UVA II:
Inducir el eritema
Producción de dímeros de timidina en el ADN
Melanogénesis (pigmentación) involucrando proliferación de los
melanocitos.
UVA I:
Inducen eritema, en menos proporción que los UVA II
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UVB:
Quemadura Solar
Cáncer cutáneo
Alteraciones inmunológicas
Un poco de historia....
La piel bronceada nos resulta atractiva, juvenil y glamorosa, nos parece más
sana... Pero esto no fue siempre así. A principios del siglo XX la piel blanca se asociaba
con el ocio, típico de las clases altas, y era considerada un símbolo de status. Las
mujeres protegían sus pieles con largos vestidos, sombreros de ala ancha y sombrillas de
paseo, y además se blanqueaban la cara con cosméticos. Luego llegó la revolución
industrial y las máquinas desplazaron a miles de trabajadores, que se emplearon bajo
techo en oficinas y fábricas; las pieles blancas fueron convirtiéndose en cosa de todos los
días. En 1920 la clase alta ya tomaba sus vacaciones en el trópico, y con el tiempo
dichos destinos también se volvieron accesibles a la clase media. La ropa se volvió más
ligera, las playas y el bronceado se pusieron de moda, sinónimo de lujo, diversión y
tiempo libre.
Aunque nadie le pueda quitar su glamour, el look bronceado tendrá que dejar de
representar una buena salud; hoy se sabe que el abuso del sol trae todo lo contrario:
envejecimiento prematuro de la piel, depresión del sistema inmunológico, problemas de
visión y, en los casos mas extremos, cáncer de piel.
La piel, además de ser el órgano más extenso del cuerpo, tiene memoria. Mas allá
de los peligros graves (como el cáncer), la piel sabe devolver con los años la fiel imagen
de los buenos o malos tratos que su dueño le dio. La piel que vivió sobre expuesta al sol
y sus inclemencias envejecerá antes, los años dejarán su rastro de manchas,
decoloraciones, piel áspera y arrugas.
No se trata de renunciar por completo a los placeres veraniegos, ya que hasta los
especialistas más preocupados por el fenómeno aseguran que es posible disfrutar de la
vida al aire libre si se toman en cuenta algunas pautas básicas de protección. La clave es
que ninguna barrera alcanza por sí sola, la eficacia está en la superposición de varias.
Así como en invierno nos abrigamos mejor con varias capas de ropa, también en verano
habrá que encimar dos o tres capas de protección solar.
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optar por los oscuros (negro, azul, verde, rojo, violeta, marrón), ya que absorben
mejor rayos ultravioletas (UV). Por otro lado, las telas claras absorben menos los
rayos infrarrojos, por lo cual resultan más frescas pero menos protectoras contra las
quemaduras. Por ejemplo, los beduinos se cubren totalmente con telas oscuras,
eligen así preservar su piel de daños peores, a pesar de soportar más calor. En EEUU
existen desde hace unos años prendas que vienen con el factor de protección solar
(FPS) indicado en la etiqueta. También se comercializa un producto que multiplica de
4 a 6 veces la protección solar de la ropa al aumentar su capacidad de absorción de
UV; se aplica en el enjuague y dura unos 15 a 20 lavados.
Cremas y filtros protectores: capa fundamental, aunque no suficiente por sí sola.
Para entender este concepto debemos saber que existen dos tipo de rayos UV (hay
un tercer tipo pero no incide en la salud, porque lo retiene la atmósfera): los UVA y los
UVB, de distintas longitudes de onda.
Los UVB se asocian con las quemaduras (el rojo intenso de la piel luego de una
sobre exposición solar) y se consideran los culpables más inmediatos del cáncer de
piel. Los UVA estimulan el bronceado, pero también provocan daños a los ojos,
dermatitis, envejecimiento prematuro de la piel y reacciones alérgicas o de otra clase
a distintos tipos de drogas.
Por lo tanto, y según los dermatólogos, "los rayos UVB son los más directamente
cancerígenos, pero se puede decir que esta clase de rayos fluctúa durante el año
(penetran más en la atmósfera durante los meses de verano) y durante el día (horas
del mediodía), mientras que los rayos UVA son más estables a lo largo del año y del
día, y además penetran las nubes, el agua y hasta el vidrio de los autos. También
penetran la piel más profundamente que los rayos UVB, potencian su poder
cancerígeno y se acumulan a lo largo de la vida".
Se debe buscar, entonces, un tipo de protección solar efectiva ante ambos rayos:
los protectores de amplio espectro, pues no alcanza solo con un filtro para rayos UVB.
Los rayos UVB tienen su señal de alarma: la "quemadura". Las camas solares usan
mayormente rayos UVA, por lo cual la piel no se enrojece y la gente se expone más
tiempo sin preocuparse. Algo similar sucede durante los días nublados: como la piel
no se enrojece, se piensa que no hay peligro. El gran riesgo de los UVA es que
son silenciosos.
Otro secreto de las cremas protectoras es que hay que saber usarlas. Los ítems a
recordar son: FPS, cantidad que se aplica, frecuencia de aplicación y, sobre todo,
conciencia de que ninguna crema protege del todo ni indefinidamente, ni siquiera las
"pantallas totales". Esto se debe a que las condiciones de laboratorio no se dan en la
vida cotidiana. El método standard para testear el FPS en laboratorio involucra una
aplicación de 2mg/cm2 de producto. Varios estudios indican que en condiciones reales
la cantidad aplicada suele estar más cerca de los 0,5 a 1 mg/cm 2, lo cual reduce el
FPS del producto. La cantidad mínima a aplicarse cada vez equivale a cuatro
cucharadas de té, esparcidas por todo el cuerpo, inclusive zonas como las orejas, la
nuca, el cuero cabelludo, las rodillas y el empeine. Una botella de 120ml debe durar
tres días y medio por persona. Los protectores deben aplicarse sobre la superficie de
la piel limpia y sin masajear, buscando que quede una película delgada y uniforme en
la superficie.
Además se debe usar un protector especifico en los labios y contorno de ojos. En
casos de mucha sensibilidad se puede optar por productos a base de Dióxido de
Titanio, que no irrita. Es vital que el protector se aplique media hora antes de la
exposición solar, para que forme una película más uniforme sobre la piel. Para
quienes pasen largas horas bajo los rayos, la mejor opción es un filtro solar blanco u
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opaco (que contenga Oxido de Zinc), especialmente para zonas como el puente de la
nariz.
El protector debe aplicarse cada dos horas. Se debe repetir la aplicación luego de
un baño de más de 40 minutos (es el tiempo al que han sido testeados los productos
"resistentes al agua"), y luego de haber transpirado abundantemente.
Los productos lubricantes (lociones, geles o aceites) tienen como objetivo reducir
la sequedad que produce el sol y no cuidan de las quemaduras (salvo que tengan un
filtro agregado). Una advertencia: los aceites bronceadores tienen la propiedad de
transparentar la piel (vuelven translúcida la capa córnea): favorecen el bronceado
pero también las quemaduras profundas.
Existe también una forma de bronceado inocuo: los autobronceantes, que
contienen químicos que interactúan con la piel y la colorean. Estos productos no
ofrecen ningún grado de protección solar, a menos que incluyan también un filtro.
Significado del FPS: el FPS de un producto determina cuánto tiempo más puede
exponerse una persona al sol antes de enrojecerse. El FPS 15 solo dejar pasar la 1/15
parte de la radiación UV, o sea, filtra el 93% de los rayos; el FPS 2 bloquea el 50% y el
FPS 30, aproximadamente el 97%. Por lo tanto, el FPS 60 no protege el doble que el
FPS 30 sino solo un 2 o 3% más. Mientras que entre FPS 5 y 15 hay una gran
variación, entre 30 y los números mayores la diferencia es muy pequeña.
La sombra: si la sombra está rodeada por una superficie que refleja (agua, arena,
nieve, cemento o la pintura blanca) solo dará una protección parcial. Está claro que
una sombrilla no provee una protección eficaz, por lo cual en la playa es crucial
superponer "capas" de protección (ropa + sombrero + filtro + sombra).
En caso de quemadura...
Grupos de riesgo
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Tener un lunar que cambia de color, tamaño o forma, o un lunar que pica, duele o
sangra.
Tener una historia personal de familiar directo que haya tenido cáncer de piel.
Si tiene muchos lunares, manchas y/o verrugas
Más consecuencias...
Hay personas que tienen una sensibilidad especial a la luz del sol, que puede
acelerarse (causando quemaduras severas o dermatitis) por el uso de ciertas sustancias
tales como: agentes antibacterianos en jabones o cremas medicinales, tratamiento para
el acné, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, anticonceptivos, antibióticos,
diuréticos y drogas anti-hipertensivas. También hay personas que tienden a hacer un
reacción alérgica al sol, y esta puede dispararse en contacto con ciertas plantas,
perfumes, cosméticos o bronceadores. El resultado pueden ser manchas o erupciones
que aparecen poco después de la exposición. Por último, una excesiva exposición es
peligrosa para quienes sufren tuberculosis pulmonar, enfermedades cutáneas genéticas,
problemas metabólicos, desnutrición o alcoholismo.
Por otra parte, los UV tienen un efecto inhibidor sobre las células que reconocen
las sustancias extrañas, y sobre los linfocitos que ponen en marcha la respuesta frente a
células anormales, bacterias y virus. Se produce entonces un inmunodeficiencia que nos
deja más propensos a los resfríos, por ejemplo, y por ello el sol está contraindicado para
personas inmuno-deprimidas (quienes recibieron un transplante, por ejemplo).
Tanto los rayos UV como los infrarrojos causan problemas a los ojos. Las cataratas
son el más grave, pero hay otros trastornos como la conjuntivitis y las lesiones de retina.
Los oftalmólogos recomiendan el uso de anteojos oscuros con filtro UV (no cualquier
anteojo oscuro). Los lentes polarizados o espejados no proveen protección contra los UV,
excepto que así lo especifiquen.
El cáncer de piel es una enfermedad que en los últimos años ha crecido mucho y
en silencio, y al mismo es uno de los tipos de cáncer más fácilmente prevenibles y
tratables. El melanoma es la forma menos frecuente de cáncer de piel, pero es la más
mortal y ataca a más del doble de personas que hace tres décadas. En 1935, antes de
que comenzara la moda del bronceado, una de cada 1500 personas sufría melanoma;
hoy el riesgo se estima en una cada 75. Por ello se aconseja examinar todo el cuerpo,
incluyendo los orejas, cuero cabelludo y pies.
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Preguntas a evaluar:
Fototipos y fórmulas:
Productos a Usar:
Urban Lait FPS30: Leche no grasa de alta protección solar, moderada resistencia al
agua
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Urban Lait Color FPS30: ïdem anterior, pero con un toque de color para darle un
efecto maquillante. Empareja el tono de la piel
Urban Cream FPS30: Emulsión de textura no grasa con alta protección solar y mayor
resistencia al agua.
Bronze Soleil FPS30: Emulsión de alta protección solar, de textura no grasa y con
acción auto bronceante basada en DHA
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Alga Sun Tan 4 - FPS 6 (*): Emulsión vitaminada autobronceadora para cara y
cuerpo vitaminada. Otorga a la piel un tono bronceado en cualquier época del año sin
exposición solar
Sun Stick: Protector labial con vitamina E. Su fórmula especial permite protege los
labios de agresiones de sol, viento o frío. Ideal para proteger zonas delicadas del
rostro (nariz, pómulos...).
IMPORTANTE: (*) el FPS que figura en los envases de la línea es el europeo, cuya escala
usa número más pequeños que la escala americana FDA.
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