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Enciclopedia

de México, tercera edición, 1999. Tomo 2. Arriaga - Campeche.


Colección de 14 ePubs de los 14 tomos de la obra. Desde su primera edición
publicada en 1977 el contenido es "todo lo mexicano ordenado
alfabéticamente: antropología, arqueología, arte, biografías, ciencias,
crónicas, derecho, economía, historia, literatura, semántica, geografía, etc";
el testimonio escrito más completo, veraz y revelador del México del siglo
XX. Con 400 colaboradores en la obra siendo los más destacados
especialistas en su tema bajo la dirección de José Rogelio Álvarez quien fue
un crítico y escrupuloso editor, director y redactor. A la fecha ninguna otra
obra análoga la ha superado y queda como una fuente clásica y moderna de
consulta permanente.

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José Rogelio Álvarez

Enciclopedia de México - Tomo 2


Arriaga - Campeche

ePUB v1.1
Molcajete Salsero 2012-08-20

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Título original de la obra completa: Enciclopedia de México
Título del tomo: Tomo 2. Arriaga - Campeche.
José Rogelio Álvarez, Director. 1999.
Ilustraciones: Varias fuentes
Diseño/retoque portada: Molcajete Salsero

Editor original: Molcajete Salsero (v1.0 a v1.x)


ePub base v2.0

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Prólogo a la primera edición
La Enciclopedia de México aspira a ser un resumen histórico y un diagnóstico
contemporáneo de los valores materiales y espirituales de la nación; un inventario de
la herencia cultural que a su vez la sociedad está obligada a enriquecer y trasmitir; y
un repertorio de lo exterior que más directamente concierne al país. En este sentido,
el formar la Enciclopedia de México ha supuesto reunir y ordenar, con referencia a un
plan de conjunto, una vasta multiplicidad de materiales dispersos, formular para cada
encabezado resúmenes escritos e integrar, a la postre, una síntesis congruente que
ofrezca lo sustancial de México: su ser, su esencia, su naturaleza, aquello de lo que
consta y gracias a lo cual su identidad se afirma y acrecienta. Se ha pretendido
recoger en forma alfabética el acervo de la memoria nacional y la relación de sus
activos; actualizar lo pasado de valor permanente y dejar constancia de la vida
contemporánea en sus aspectos más significativos. En este repositorio del
conocimiento nacional entran las personas, las instituciones, las ciencias, las artes y
las letras; el territorio y la flora y la fauna que lo pueblan; la historia, en cuyo devenir
todo queda inscrito, y las relaciones recíprocas de interdependencia entre el hombre,
el medio físico y su tiempo. Esta visión de México, compendiada en 12 tomos, aspira
asimismo a poner en contacto a los lectores con una diversidad de materias que a
menudo le son ajenas, o porque no manejan con fluidez las fuentes bibliográficas, o
porque carezcan de los recursos para adquirirlas. Importante como ha sido el esfuerzo
editorial para formar la obra, carecería de sentido social si su lectura quedara
confinada, en razón de sus costos y de su precio, a sólo un sector de altos ingresos.
Nada hubiera justificado ​salvo, acaso, la satisfacción de una tarea cumplida​ el tiempo
y los recursos invertidos si ese enérgico empleo de la voluntad y el entendimiento no
se expresara a la postre en un bien comercializable a bajo precio y en gran escala, útil
para atenuar la desigualdad de oportunidades de acceso a la cultura. Esta contribución
al propósito nacional de popularizar el saber ha sido posible, en esta edición, gracias
a la solidaridad de las empresas impresora y vendedora, cuyos sistemas, a tono con la
época, corresponden a la política de Enciclopedia de México, S.A. de C.V., práctica y
de servicio a la vez, orientada a democratizar el consumo por la vía de los mayores
volúmenes de producción.

II

No se ha tratado de haber biografías, que siempre serían insuficientes, sino de


proporcionar los principales elementos para situar a las personas. Por eso las notas
onomásticas se contraen a consignar los hechos, las obras o las acciones esenciales.
Son objeto de atención para la Enciclopedia quienes han presidido episodios de la
historia, ejercido poder o autoridad, influido en los demás, desempeñado cargos

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públicos de modo eminente, desarrollado actividades de creación, compilado o
ensanchado el conocimiento científico, fundado o dirigido instituciones, realizado
actividades excepcionales y escrito obras. Se ha procurado que figuren en las páginas
de la Enciclopedia, salvo omisiones no advertidas que se cubrirán en ediciones
posteriores, aquellos a quienes la memoria o la fama pública atribuyen, por sus
aportaciones o su conducta, una presencia duradera. No se juzga a las personas ni el
valor de sus actos; sólo se registran unas y otros. Se otorga tratamiento igual a todos
los individuos, cualquiera que hayan sido sus acciones o sus ideas. No se procede en
la selección con filias ni fobias, y en el desarrollo de los textos se prescinde de
prejuicios, dejando que la narración ​y a menudo la transcripción, en especial de
títulos​ determine de modo espontáneo la dimensión física de las notas. No ha sido
motivo de preocupación la diferencia que así resulta en los espacios atribuidos,
porque las medidas de valor se dan, por el lector, al margen de la Enciclopedia y no
dentro de ella.
Las ciencias han sido tratadas en proyección histórica, con énfasis en los instantes
en que la investigación ha contribuido al conocimiento cierto de las ramas del saber y
al discernimiento, mediante sus frecuentes aplicaciones, de los problemas nacionales.
La arquitectura, la escultura, la literatura, la pintura y la música; la agricultura, los
bancos, la economía, la ganadería y la industria; las artesanías y el arte popular, las
ferias, las fiestas y el folclore, al igual que todas las demás materias generales, dan
ocasión para presentar grandes visiones de conjunto, de una parte, y para anotar, en
otros encabezados, sus aspectos parciales. Esquemas que son a la vez síntesis
orientadoras anteceden la presentación de otras materias varias o complejas, tales
como arqueología, historiografía y pictografía posthispánicas, para cuya mejor
comprensión se juzgó indispensable ofrecer esos marcos de referencia. Dentro del
orden alfabético ostensible de la obra, adoptado para facilitar la consulta, porque de
ese modo se da naturalmente respuesta a la primera inquisición espontánea del lector,
anda subyacente un doble método de organización sistemática: cada materia, tratada
en lo general, puede extenderse a los detalles consultando las parcialidades de que
consta; o bien cada nota particular puede ampliarse recurriendo a la genérica o a sus
semejantes.
La presentación de los vastos campos de la flora y la fauna sigue esta misma
estructura. A las monografías que contienen la historia de los trabajos para clasificar
las especies vegetales y animales, y su distribución territorial en grandes conjuntos,
se corresponden, a lo largo de la Enciclopedia, las descripciones taxonómicas
individuales, identificadas por sus nombres vernáculos, seguidos de los científicos,
para facilitar su localización y evitar confusiones. Con frecuencia se dedican artículos
especiales a complejas divisiones del reino vegetal, constituidas por centenares o
miles de especies, muchas de ellas de gran importancia médica, agrícola o industrial

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para el país. O bien se incluyen amplias monografías relativas a una sola planta,
cuando de ésta derivan actividades asociadas a la tradición, a la sobrevivencia y a las
cuentas nacionales. Con igual criterio se alojó en 10 páginas a sólo dos familias de
parásitos hematófagos, por el modo como limitan el avance productivo de la
ganadería. Rige en estas decisiones ​y en todas las demás relativas a la selección y a la
extensión de los materiales​ el mayor interés por México.
Las disciplinas que se ocupan de los diversos aspectos del conocimiento de la
Tierra ​geociencias​, en la proporción de sus aplicaciones al entendimiento del
territorio nacional, suscitaron la necesidad de conceptuar previamente las ramas
independientes ​geodesia, geofísica, geografía y geología​ de esa dilatada área del
saber, los campos en que se tocan y complementan ​topografía, geomorfología y
tectonofísica​ y la naturaleza de sus especialidades, cada vez en mayor número, según
los métodos de campo, laboratorio y gabinete han ido definiendo nuevas zonas de la
ciencia no acotadas antes. Hubo también que recordar, en forma compendiada, los
esfuerzos universales por discernir la forma del planeta, medirlo, dividirlo y
restituirlo en cartas, y por conocer los fenómenos físicos que ocurren en las partes
sólida y líquida del globo y en la atmósfera que lo rodea. En este marco general se
vuelven doblemente sugestivas las noticias sobre el estado de las geociencias en
México, el avance de la enseñanza y de la investigación, lo que se sabe de cierto en
estas materias y las aplicaciones que se han hecho a las comunicaciones y a los
transportes, la meteorología, la hidrología, la geotermia y, en general, al
aprovechamiento de los recursos naturales. Fuera de esta clasificación rigurosa, se ha
hecho una moderna descripción del territorio de la República; y la presentación de
cada estado se inicia con una visión esquemática de su emplazamiento geográfico y
un mapa grabado expresamente, donde con sencillez, claridad y pulcritud se
evidencian los datos fundamentales. Se han escrito también artículos sobre los golfos,
las islas, los glaciares, los desiertos y muchos temas semejantes, con el propósito de
satisfacer, hasta donde es previsible, toda pregunta que en forma eventual pueda
formularse el lector respecto del medio físico.
Fueron suprimidas las notas locativas hechas a la manera convencional en que
suelen publicarlas los diccionarios. Ante la imposibilidad de inscribirlas de manera
individual en una consideración de conjunto suficientemente expresiva, que obligaría
a repetir decenas, centenares de veces las mismas circunstancias que las condicionan
y explican, se prefirió injerir las localidades en las circunscripciones municipales, y
éstas en la comprensión de cada entidad federativa. Otra cosa habría obligado a
reproducir simplemente las noticias del censo general, que todo lector puede tener a
la mano. Sí es motivo de atención para la Enciclopedia, en cambio, cualquier sitio
que entrañe un peculiar interés económico, cultural, científico o histórico. Las
monografías correspondientes a los estados no sólo cubren con largueza la aparente

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omisión de las localidades, sino que representan un ángulo muy sugestivo para
asomarse, en panorama y en detalle, a la realidad de las provincias, y para
contemplar, desde esas perspectivas, la vida del país, en la medida en que cada una de
aquéllas ha participado en su desenvolvimiento. La Enciclopedia aspira ​y acaso esta
sola tarea alcance a justificarla​ a presentar 32 visiones particulares de México que
incluyan la geografía y la historia regionales, la población y las actividades creativas
y productivas, la política y los gobernantes de todas las partes de la República.
Varios procedimientos se han adoptado para abordar los temas de la historia, cada
uno de los cuales supone un ángulo distinto de visión, en un esfuerzo por cubrir todas
las perspectivas. Uno corresponde a la división en periodos, según los propios
acontecimientos los han señalado y la opinión común los reconoce: Conquista,
Imperio Español, Independencia, Imperio Mexicano, Reforma, Intervención Francesa
e Imperio y Revolución. Los lapsos intermedios ​para quien quisiera seguir en su
indagación un orden cronológico​ están cubiertos con los artículos dedicados
individualmente a cada uno de los gobernantes. Las etapas anteriores a la dominación
española se muestran en otra índole de entradas, relativas a pueblos o culturas
aborígenes: aztecas, huastecos, mayas, mixtecos, olmecas, tarascos, teotihuacanos,
toltecas, zapotecos y muchos otros, cuyo desarrollo tienen a menudo profundas
penetraciones a épocas recientes y aun al México contemporáneo, en cuyo caso los
datos de la antropología y la lingüística cobran interés relevante. Las guerras, por su
triple condición de catástrofes, catarsis y catástasis, constituyen una serie de
resúmenes esclarecedores: la florida, la del Yaqui, la de castas, las de Francia y
Estados Unidos a México, las mundiales, la civil ​presente, en sus varias versiones,
durante el mayor lapso de la historia​ y las guerrillas, en su connotación mexicana. La
reconstrucción de las ideas políticas y de la acción inherente a ellas está representada
en los artículos sobre agrarismo, anarquismo, fascismo, federalismo, feminismo,
masonería, periodismo, partidos políticos y otros semejantes. Los temas de la religión
forman otro conjunto que por sí mismo bastaría para perfilar una imagen de México:
el artículo sobre la Iglesia Católica muestra a la institución en su estructura y
desarrollo generales, en relación con el poder civil; los correspondientes a agustinos,
dominicos, jesuitas, menores franciscanos, redentores de cautivos y otros religiosos
comprenden la historia particular de la evangelización y muy a menudo de la
ocupación del territorio, la actividad económica y la cultura; bajo el rubro de
hospitales se recoge la acción de Vasco de Quiroga y de los hipólitos, los juaninos y
los canónigos regulares de San Antonio Abad, y la participación eclesiástica en la
vida política y social ​constante en el devenir mexicano​ se expresa de modo directo en
los artículos sobre ecumenismo, Guadalupe ​símbolo del nacionalismo​, Guerra Civil,
Reforma y sacerdotes para el pueblo. La Enciclopedia ofrece por vez primera una
gran visión del protestantismo en México y una relación de las sectas modernas, y

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aun ha estimulado ​como en el caso de la monografía sobre Pachuca​ la investigación
de los temas religiosos en un sentido ecuménico. Algunas entradas, a su vez, tienen el
valor de referencias para situar personas y acontecimientos, como constituciones,
gobernantes y gabinetes.
Las vinculaciones de México con el exterior son también motivo de consideración
acuciosa. En el caso de los países con los cuales México mantiene o ha mantenido
relaciones diplomáticas o solamente económicas, se ha hecho una síntesis geográfica
e histórica y se procuró registrar los primeros contactos, las acciones comunes, los
instrumentos bilaterales, los conflictos e incidentes, la presencia informal, la nómina
de los representantes de un país en otro y las modalidades y cifras del comercio
exterior en ambos sentidos. A las naciones fronterizas se les ha destinado espacio
sobresaliente y a menudo las cuestiones comunes, de índole particular, han dado
origen a notas especializadas. A Estados Unidos se le encuentra constantemente
implicado o aludido en toda clase de encabezados, especialmente en los de orden
económico. En los resúmenes de las épocas más convulsas y compulsivas de la vida
nacional aparecen, a su vez, las otras grandes potencias, en la medida que concierne a
México. En respuesta a la inquietud contemporánea por seguir los cambios en el
mapa político del mundo colonial en proceso de independencia, se elaboraron
artículos sobre África, América y Antillas. Las formas cada vez más complejas de
relación multinacional se tratan asociadas a los organismos, con expresión de su
origen, naturaleza y funciones, y obviamente la participación de México en ellos. Y
aun se definen y explican, a la luz de la política exterior mexicana, los principales
conceptos e instituciones que rigen en materia de derecho internacional.

III

No han sido muchos, aunque sí eminentes, los esfuerzos anteriores por compilar el
conocimiento de México. Los primeros diccionarios ​Gilberti, Molina, en la segunda
mitad del siglo XVI​ tuvieron por objeto establecer las equivalencias entre el español
y las lenguas aborígenes. Éstos y los vocabularios posteriores hicieron posible
conservar, ya no sólo en la memoria, el acervo cultural de los antiguos pobladores del
territorio, atribuyeron al alfabeto el valor de un catálogo universal de signos, útil para
unificar la diversidad de idiomas, y facilitaron a los españoles las tareas de sujeción y
adoctrinamiento. La historia general de las cosas de Nueva España, del franciscano
Bernardino de Sahagún, es una enciclopedia de inspiración medieval, matizada por el
espíritu renacentista de la época y por los valores del pueblo mexica de que trata.
Movieron al ilustre fraile, en esta tarea, su infatigable celo evangelizador y la
convicción de que las modalidades del México prehispánico iban a desaparecer
avasalladas por la civilización y la cultura europeas. Quiso conocer las complejidades
del mundo indígena para salvarlo en dos sentidos: espiritualmente, sustituyendo la

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religión pagana por la fe de Cristo; y documentalmente, acopiando testimonios de
primera mano mediante notables sistemas testimoniales que inauguraron la
investigación etnohistórica y social americana. En cierto modo, Sahagún levantó el
inventario de lo que había que destruir y convirtió en historia ​en pasado​ la actualidad
de los aborígenes. Colaboraron con Sahagún estudiantes avanzados del Colegio de
Santa Cruz de Tlatelolco, expertos en náhuatl, latín y castellano, y los informantes
que los señores de los barrios le enviaron para que respondieran a sus cuestionarios.
Obra monumental y metódica, Sahagún empleó en ella 24 años (1547 a 1571).
Dos y medio siglos después, coincidiendo con la revolución de Independencia, un
erudito canónigo, el doctor José Mariano Beristáin y Souza, emprendió la tarea de
formar la Biblioteca Hispano Americana Septentrional, o catálogo y noticias de los
literatos, que o nacidos, o educados, o florecientes en la América Septentrional
española, han dado a luz algún escrito, o lo han dejado preparado para la prensa. Se
trata del primer intento para codificar todo cuanto hasta entonces se había escrito en
México, reunido en tres tomos que se publicaron en 1816, 1819 y 1821. El autor sólo
imprimió hasta el folio 184 del primero y, después de su muerte, ocurrida en marzo
de 1817, continuó la edición su sobrino José Rafael Enríquez Trespalacios Beristáin.
Entre las circunstancias que indujeron a Beristáin a dejar una compilación de tal
importancia, debió privar la conciencia de estar situado en un parteaguas de la
historia, en un instante que mueve a recapitular en vísperas de un cambio; el
compilador, sin embargo, nunca lo deseó: por el contrario, hizo violentas armas
verbales contra la Independencia en el púlpito y en numerosos escritos. En cierto
modo quiso demostrar, con sus 3 949 fichas sobre autores, hasta qué punto había sido
fecunda la acción cultural de España en esta parte de sus dominios.
El Diccionario Universal de Historia y Geografía ​con base en el de Mellado,
hecho en España, y resumido a su vez del de Buillet, publicado en Francia​ apareció
en México, bajo la dirección de Manuel Orozco y Berra, de 1853 a 1856. El prólogo
del primer tomo ​fueron siete de base y tres de apéndice​ está fechado el 1 de mayo de
1853, 10 días después de que Antonio López de Santa Anna asumiera el poder por
decimoprimera y última vez, en el postrer momento de un periodo de inestabilidad,
confusión y violencia que había costado al país la mitad de su territorio y que había
de llevarlo, en diciembre, a la dictadura. ​Cuando por todas partes del mundo se nos
desconoce y se nos calumnia ​dice este texto​; cuando nosotros mismos no sabemos ni
nuestros elementos de riqueza, ni nuestras esperanzas de progreso, ni nuestros
recuerdos tristes o gloriosos, ni los nombres que debemos respetar o despreciar; una
obra que siquiera ensaye pintar todo esto, que intente reunirlo en una sola
compilación, que se proponga juntar las piedras dispersas de ese edificio por formar,
merece incuestionablemente la aprobación y el apoyo de cuantos han nacido en este
suelo​. En esta dramática necesidad de tomar conciencia, que fue el síndrome de los

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mejores hombres de su época, fundó Orozo y Berra la patriótica convocatoria a
escribir una obra que a todos interesaba, al margen de sus creencias y en servicio del
país. Concurrieron a su llamado, entre muchos otros, Lucas Alamán, José María
Andrade, Manuel Berganzo, Joaquín Castillo Lanzas, José María Dávila, Manuel
Díez de Bonilla, Joaquín García Icazbalceta, José María Lacunza, José María
Lafragua, Francisco Javier Miranda, José Fernando Ramírez, José María Roa
Bárcena, Justo Sierra, Joaquín Velázquez de León y, en los tomos de apéndice,
exclusivamente dedicados a México, Bernardo Couto, Miguel Lerdo de Tejada,
Manuel Payno, Francisco Pimentel, Guillermo Prieto y Francisco Zarco. Mientras la
obra se imprimía estalló la revolución de Ayutla, cayó Santa Anna, transitaron por el
poder Martín Carrera y Rómulo Díaz de la Vega, como fórmulas militares de última
hora, y Juan Álvarez e Ignacio Comonfort, ya bajo el signo de la Reforma, y se
instaló el Congreso Constituyente. Otra vez se vivía, de modo paralelo a la necesidad
de compilar el conocimiento de México, una etapa de tránsito en la historia.
Persuadido de las omisiones de la obra editorial de 1853-1858, Orozco y Berra ayudó
a José María Pérez Hernández a formar el Diccionario Geográfico, Estadístico,
Histórico, Biográfico, de Industria y Comercio de la República Mexicana, cuyos
primeros cuatro tomos, que sólo llegan a la Cu, se publicaron en 1874 y 1875. Este
nuevo esfuerzo ya fue exclusivo sobre México y representa la primera preocupación
por incluir en un diagnóstico nacional los temas de la economía.
México a través de los siglos. Historia general y completa del desenvolvimiento
social, político, religioso, militar, artístico, científico y literario de México desde la
antigüedad más remota hasta la época actual. Obra única en su género, es el título
completo y harto significativo de una de las más altas cumbres de la historiografía
mexicana. De aliento enciclopédico, el primero de sus cinco tomos apareció en 1884,
el mismo año de la primera reelección y segunda presidencia de Porfirio Díaz; y el
último en 1889, cuando ya el caudillo tuxtepecano era ​el héroe de la paz​ y se disponía
a permanecer en el poder otros 22 años. Escrito bajo el signo del positivismo por
varios de los espíritus más lúcidos de su tiempo ​Alfredo Chavero, Vicente Riva
Palacio y otros​ el libro proporcionó a los mexicanos una versión congruente de la
vida nacional, que conciliaba el conflicto de su doble origen, no identificándose con
ninguna de las parcialidades de su pasado, sino asumiéndolas como antecedentes de
un ser nuevo, del que todos habrían de sentirse orgullosos una vez traspuestas la
dominación, la guerra civil cotidiana y las invasiones extranjeras, estado de crisis que
despedazó al país, ahora lanzado por la senda del orden y el progreso. Resuelto el
problema de la connotación nacional ​​No sabemos quiénes somos​, había dicho Orozco
y Berra 30 años atrás​ Antonio García Cubas dio a las prensas, de 1888 a 1891, su
Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos.
Colaboraron con él Francisco Sosa, que redactó la mayor parte de las biografías, y

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Emilio Linch, que hizo algunas descripciones hidrográficas. Los demás datos
geográficos le fueron proporcionados por los gobernadores de los estados, y muy
frecuentemente, para las otras materias, transcribió a Beristáin y al Diccionario de
Orozco y Berra.
Veinte años más tarde, Luis Lara Pardo, Alberto Leduc y Carlos Roumagnac
formaron el Diccionario de geografía, historia y biografía mexicanas, impreso en
París, por la casa de Bouret, en 1910. Mucho más breve que el de García Cubas, fue
en cierto modo un resumen o compendio de éste, enriquecido con nuevos
encabezados y puesto al día en cuanto a las cifras de población.
En los siguientes 40 años aparecieron varios diccionarios históricos, geográficos y
biográficos relativos a algunas de las entidades de la República, destacando entre
ellos los de Colima, Chihuahua y Sonora, de Francisco R. Almada; el de Durango, de
Pastor Rouaix; el de Guerrero, de Héctor F. López; y el de Campeche, de Juan de
Dios Pérez Galaz. Pero la mayor y mejor obra de carácter regional es la Enciclopedia
Yucatanense, publicada de 1944 a 1947 bajo la dirección de Carlos A. Echánove
Trujillo. Compuesta en ocho tomos, no sigue el orden alfabético, sino que agrupa, en
grandes campos, unos 60 artículos, casi todos originales, que proporcionan al lector
una excelente visión sintética de conjunto. La publicación de esta enciclopedia sui
géneris, que inscribe la generalidad del conocimiento en sólo una porción del
territorio mexicano, hizo concebir la esperanza de que su ejemplo fuera emulado.
Nada, sin embargo, se ha hecho desde entonces en el mismo sentido. Al parecer,
esfuerzos de esta índole sólo fructifican cuando a la voluntad y capacidad de
compilar, se asocia la posibilidad real de hacerlo. En el caso de Yucatán, el promotor
de la obra contó con el apoyo incondicional del gobernador del Estado. Otro empeño
editorial digno de ser exaltado, aun cuando no se trata de un diccionario ni de una
enciclopedia, sino de un repositorio de obras e investigaciones a las que da unidad
temática su común referencia territorial, es la Biblioteca Enciclopédica del Estado de
México, que con tanta devoción y entusiasmo ha venido reuniendo Mario Colín desde
1963 y de la cual lleva ya 40 tomos.1 En este caso ha sido también significativo el
patrocinio de los sucesivos gobernadores de esta entidad.
De 1950 a 1952 la Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana publicó el
Diccionario Enciclopédico U.T.E.H.A., promovido por José María González Porto y
dirigido por Luis Doporto, con la asistencia principal de Enrique Rioja, Juan Sapiña y
Agustín Millares Carlo. Se trata de una obra de 13 mil páginas agrupadas en 10
tomos, a los que se añadieron dos de apéndice, y en la cual intervinieron cerca de mil
personas, en especial republicanos españoles que habían encontrado refugio en
México. Caracterizan a este diccionario cuatro notas fundamentales: haber recurrido,
para su redacción, a fuentes primeras; poner énfasis en asuntos españoles,
hispanoamericanos y mexicanos; llevar al máximo el número de entradas, que

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llegaron a ser 50 mil; y servirse de un formato reducido para facilitar su manejo.
En 1964 apareció el Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía de
México, reeditado en dos tomos en 1970.2 Fue dirigido por Ángel María Garibay K. e
intervinieron en él Felipe Teixidor, como coordinador, e Ignacio Bernal, José Bravo
Ugarte, Francisco de la Maza, Samuel Fastlicht, Justino Fernández, Francisco
Larroyo, Miguel León-Portilla, Rita López de Llergo, Antonio Magaña Esquivel,
María del Carmen Millán, Daniel Moreno, Salvador Novo, Edmundo O​Gorman,
Daniel Olmedo y Germán Somolinos. La inspiración de este repertorio fue el de
1910; registra sólo hechos consumados y personas muertas.
Ha habido, pues, en cuanto a los esfuerzos por presentar una gran visión de
México, hecha por el conjunto de sus particularidades, dos corrientes: una
totalizadora, iniciada por Sahagún y continuada por el Diccionario Universal de 1853
y México a través de los siglos y a la cual se afilia la Enciclopedia de México; y otra
que sólo ha recorrido los afluentes ​biografías, bibliografía, geografía, historia militar
y política​, inaugurada por Beristáin y seguida por García Cubas, el Diccionario de
1910 y la editorial Porrúa. Las especialidades de una y otra se expresan en las obras
temáticas o regionales de la misma clase.

IV

Tras varios años de preparación, en 1966 apareció el tomo 1 de la Enciclopedia de


México, en 1967 el 2 y en 1968 el 3. La idea de formar esta obra fue del doctor
Gutierre Tibón, quien también fundó la empresa y dirigió esos primeros tomos. Los
propósitos y modalidades de la Enciclopedia, según fue concebida originalmente, se
expresan en el prólogo que aquí mismo se reproduce íntegro, dentro de un marco,3
precedido por la nómina del Consejo Directivo que actuó entonces al lado del doctor
Tibón. Cuando en agosto de 1969 cambió de propietario y de director la sociedad
editora de la Enciclopedia de México, la nueva administración advirtió la necesidad
de corregir, actualizar y enriquecer esos primeros tres tomos. La decisión de acometer
esa tarea, sin embargo, no se ejecutó entonces porque la reposición inmediata de los
volúmenes hubiera obligado a ponerlos nuevamente al día una vez que se terminaran
los últimos, pues entre aquéllos y éstos mediaría necesariamente un periodo de varios
años. Este riesgo, inherente a toda obra en gran escala y a largo plazo, quiso evitarse
por el director, en la medida de lo posible, difiriendo la tarea para el último año del
programa de trabajo previamente concertado. De este modo se quiso ofrecer al
público un servicio singularmente atractivo: el poner a su alcance, en la mitad de los
tomos, una información actualizada al máximo.
La obra será siempre perfectible. Han participado en ésta centenares de expertos,
sin cuyo concurso hubiera sido imposible la empresa. La nónima de los colaboradores
consta en la página de créditos de cada tomo. En virtud de la multiplicidad de

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orígenes de los materiales, se procuró homogeneizarlos para mantener igual calidad y
semejante lenguaje.
La estrechez cada vez más apremiante del tiempo personal y la especialización a
que obliga por lo común la sociedad contemporánea tienen inmerso al hombre medio
en campos ciertamente muy restringidos de la cultura nacional. Inabarcable la
actualidad, por el volumen y la importancia de los acontecimientos cotidianos, resulta
aún más difícil aprehender la historia, discernir el territorio, ceñir los avances de la
investigación y acotar las creaciones de la sensibilidad. El editor piensa que una
manera de superar aquellos obstáculos y penetrar organizadamente a la vastedad del
conocimiento de México en una aproximación inicial, consiste en disponer de un
resumen idóneo, fácil de consultar, al margen de partidarismos, sustantivo y no
adjetivo, que brinde los elementos para la reflexión sin anticipar juicios, que suscite
la inquietud y la curiosidad, que induzca al entendimiento, que incite a la acción y
que motive actitudes y disposiciones de ánimo aptas para precipitar la maduración del
espíritu nacional. La Enciclopedia de México aparece en una nueva etapa de tránsito,
otra vez en víspera de cambios radicales. En una época cuya norma consiste en una
prisa asediante, parece un deber apresurarse a volver popular el conocimiento de
México, única fórmula para garantizar la justicia y la perdurabilidad de la mudanza.

José Rogelio Álvarez


Churubusco, junio de 1977

1Fueron en total 114, hasta la fecha de su muerte, el 25 de marzo de 1983 (nota del

editor).
2Y en tres tomos en 1986 (nota del editor).
3Se refiere al que se incluyó en la edición de 1977 (nota del editor).

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Prólogo a la segunda edición
A principios de 1985 la Secretaría de Educación Pública ofreció a esta casa editorial
el apoyo financiero necesario para elaborar una segunda edición de la Enciclopedia
de México. En aquel entonces, esta obra era ya el título más consultado por los niños
y los jóvenes en las bibliotecas públicas y en las escolares, y el personal docente la
demandaba cada vez más como fuente para precisar datos y conceptos, y orientar
aspectos complementarios de la enseñanza. La Enciclopedia, que originalmente se
colocó entre el público a precios muy accesibles, se había encarecido en el mercado
abierto a causa del proceso inflacionario y de los nuevos sistemas de distribución y
venta a que obligaba la situación de la empresa, de modo que la posibilidad de
adquirirla ya no correspondía a la capacidad de compra de los sectores de bajos
ingresos. Aun cuando no es frecuente que una obra de esta magnitud se reedite antes
de veinte años, por el trabajo y el tiempo que supone ponerla al día e incorporarle
nuevos materiales, la Secretaría se orientaba, no a reimprimirla, sino a revisarla por
entero, enriquecerla y perfeccionarla, pues la velocidad del cambio en la sociedad
mexicana imponía la necesidad de actualizarla. La proposición de las autoridades
educativas fue acogida con el mayor interés porque significaba un desafío a la
inteligencia mexicana, la ocasión de colaborar con el poder público en la prestación
de un servicio de carácter social, y la oportunidad de reeditar la obra mucho antes de
lo que hubiera sido posible. Convenidos los detalles del programa y fijado el plazo
perentorio de dos años para iniciar la publicación de los tomos, la Secretaría otorgó a
esta empresa un financiamiento, redimible con el producto de la venta, para cubrir los
gastos de la etapa académica del proyecto.
En la práctica, esta segunda edición implicó trazar un nuevo cuadro sistemático
de la realidad nacional, definir las áreas de mayor interés, acotar las especialidades
inherentes, precisar las materias, determinar los temas básicos, los derivados y los
asociados y los artículos unificadores de cada campo; examinar las 16 mil cuartillas
de texto incluido en las 7 192 páginas de la primera edición, para añadir las
novedades y perfeccionar, en su caso, los contenidos; y redactar unas 12 mil cuartillas
adicionales, sobre los más diversos aspectos de la vida de México, para que una vez
depuradas y a menudo reescritas, pudieran agregarse unas 10 mil a la obra. Razones
de método indujeron a crear 25 secciones de trabajo, cada una a cargo de un
coordinador, quien a su vez mantuvo el enlace de la dirección con los colaboradores y
asesores en cada rama. Una tarea paralela fue la unificación del lenguaje, conforme a
criterios previamente codificados.
El volumen de los materiales que se han recogido en la segunda edición de la
Enciclopedia ​24 mil cuartillas​ obligaba a la publicación de 18 tomos y a elevar en un
cincuenta por ciento su costo. La Secretaría y esta empresa, deseosas de no estrechar

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el mercado de la Enciclopedia, sino de ampliarlo, y de poner un producto de alto
valor cultural al alcance de la comunidad docente y estudiantil, y en general de las
familias de fortuna media, decidieron publicar esta segunda edición con sólo las
ilustraciones que tienen una referencia expresa en el texto. Esta versión no desmerece
en nada sustancial la naturaleza de la obra, pues los conocimientos que trasmite se
encuentran expuestos en la letra impresa. La Enciclopedia se lee o se consulta para
conocer una materia o profundizar en ella, reconstruir un suceso o la vida de un
personaje, verificar un dato, apoyar un aserto, despejar una duda o encontrar
respuesta a una interrogante, todo lo cual se consigue en la parte escrita y no en la
gráfica. Las ayudas visuales son una anticipación plástica de los temas y de los
sujetos enunciados, y cumplen la función, en obras de esta índole, de invitar a la
lectura, única vía para inscribir las imágenes en un desarrollo conceptual, histórico o
biográfico. Fue lamentable prescindir de los recursos gráficos que embellecen los
libros, pero se juzgó que esta versión no enteramente ilustrada de la obra, se justifica
en razón del abaratamiento de su precio, sobre todo cuando la situación económica
general ha vuelto la primera edición casi inaccesible para la mayoría de los
interesados en adquirirla. Aparte sus virtudes como medio de difusión de la cultura,
esta segunda edición constituye una hazaña comercial, pues se trata de libros de gran
porte, con 624 páginas cada uno y pastas duras en cartoné, cuyo precio, en el
momento de salir a la venta, es mucho más bajo del que normalmente tiene en el
mercado. Así se cumple uno de los objetivos de la Secretaría de Educación Pública,
en el sentido de popularizar la cultura, de democratizar el saber.
La dirección de la Enciclopedia de México expresa su reconocimiento al
licenciado Miguel González Avelar, Secretario de Educación Pública, por su apoyo
para la consumación de este proyecto; a su antecesor, licenciado Jesús Reyes Heroles,
por el impulso inicial a esta tarea; al licenciado Martín Reyes Vayssade, subsecretario
de cultura, por su discreta y eficaz asistencia; a Miguel López Azuara y a Eduardo
Lizalde, directores generales de publicaciones de esa dependencia al principio y al
final del programa, por su comprensión y ayuda; a la licenciada Margarita O​farrill,
funcionaria operativa de esa dirección, por su permanente y bizarra disposición a
resolver consultas, hacer y reelaborar cálculos, y expeditar trámites; al Instituto de
Investigaciones Dr. José María Luis Mora, por la cesión de algunos materiales; a
todos y cada uno de los colaboradores, revisores, redactores e investigadores, cuyos
nombres constan en las páginas de créditos, por su sabia, entusiasta y perseverante
participación en la obra; al personal administrativo de esta casa editorial, por el
puntual acopio y control de los recursos económicos y la oportuna provisión de
insumos, apoyos secretariales y servicios de intendencia; al personal técnico,
responsable del manejo de los equipos de computación, tipografía, formación y
fotografía, por su aplicación al trabajo en arduas jornadas; a los correctores, por su

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paciente labor de cazadores de gazapos y erratas; a los dibujantes y diagramadores,
por la sencillez y pulcritud de sus trazos; al licenciado Jorge Denegre Vaugth, por su
generosidad y confianza, manifiestas en el frecuente préstamo de libros raros o
agotados; a los directores, catalogadores y empleados de barandilla de bibliotecas y
archivos, por su proclividad a facilitar pesquisas; a los directores, investigadores y
ayudantes de institutos, museos y laboratorios, por el acceso que brindaron a sus
acervos bibliográficos y a sus colecciones; a los parientes o amigos de mexicanos
prominentes ya fallecidos, por las noticias que proporcionaron; a quienes
espontáneamente enviaron a esta casa informaciones útiles; a las secretarias y
telefonistas, dueñas de las voces que acabaron volviéndose familiares, por mantener
libres de interferencias y difericiones las líneas de comunicación con los
interlocutores externos; y a los choferes, carteros y mensajeros, por haber llevado y
traído a lo largo y ancho del país los miles de papeles que hoy, procesados, puestos en
orden alfabético e impresos, tiene el lector ante sus ojos.

José Rogelio Álvarez


Churubusco, junio de 1987

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Nota a la tercera edición revisada
La labor enciclopédica no termina nunca: la responsabilidad pasa de unas manos a
otras, pero el sentido de mantener una obra que recopile y clasifique la esencia del
conocimiento permanece.
Gutierre Tibón inició el proceso de gestación de la Enciclopedia de México; José
Rogelio Álvarez le dio forma y sentido, coherencia y visión, y la dirigió en dos
ediciones sucesivas. Las circunstancias de la economía impidieron durante muchos
años que la obra estuviese disponible, pero la demanda del público nunca
desapareció.
En los últimos años, sin embargo, ha salido nuevamente a la luz la Enciclopedia
de México. No se trata de meras reimpresiones. Se han actualizado cientos de páginas
y se han reintroducido muchas de las fotos que, en la segunda edición, se eliminaron
para dar cabida al creciente acervo de información. Este trabajo busca, pues, capturar
el dinamismo de un país que cambia.
La obra, la más vasta en su género en el país, constituye ya un clásico del
enciclopedismo mexicano. El propósito de esta tercera edición revisada es hacerla un
clásico vivo.

Los editores

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A

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ARRIAGA, CAMILO - ARVIZU, FRANCISCO
ARRIAGA, CAMILO
Nació en San Luis Potosí, S.L.P., en 1862; murió en la ciudad de México en
1945. Ingeniero civil; fue diputado local (1887) y federal (1890 a 1898). Durante
el porfirismo, se opuso a la violación de las Leyes de Reforma, muy
especialmente a la intervención del clero en la política. El 30 de agosto de 1900,
junto con otras 125 personas, llamó a los liberales a organizarse; él mismo había
fundado el Club Liberal Ponciano Arriaga, cuya dirección compartía con
Antonio Díaz Soto y Gama (vicepresidente) y José María Facha, Blas C.
Rodríguez, Moisés García y Genaro L. Zapata (secretarios). Atendiendo aquella
convocatoria, el 5 de febrero de 1901 se reunieron en San Luis Potosí 50 clubes
y acordaron fundar el Partido Liberal Constitucionalista. Este organismo se
proponía luchar por el cumplimiento de la Constitución de 1857, la libertad de
imprenta, el sufragio libre, la supresión de los jefes políticos y la solución de los
problemas agrarios; pero el segundo Congreso, citado para el 5 de febrero de
1902, no llegó a celebrarse porque Arriaga y sus partidarios fueron aprehendidos
en la capital potosina y remitidos a México. El 23 de febrero de 1903, ya en
libertad, lanzó su último manifiesto, pero como no quiso oponerse de modo
directo a la sexta reelección del presidente Díaz, muchos de sus seguidores se
afiliaron al Club Antirreeleccionista Redención. Se refugió después en Estados
Unidos y escribió en Regeneración, el periódico que los hermanos Flores Magón
publicaban en San Luis Missouri. Regresó a México en 1908 y fue nuevamente
encarcelado. En 1910 se unió a la revolución maderista. Durante el régimen del
presidente Huerta se exilió en Estados Unidos. Colaboró en El Demófilo, El
Renacimiento, Tercer Imperio y El Heraldo de México. En el curso de sus
últimos años, formó parte de varios organismos antimperialistas.
ARRIAGA, ISAAC
Nació en Purúandiro, Mich., el 1° de junio de 1890; murió en Morelia, Mich., el
12 de mayo de 1921. En 1905, becado por el ayuntamiento de su pueblo y bajo
la protección del doctor Miguel Silva, partió a Morelia a estudiar en el Colegio
de San Nicolás de Hidalgo, donde en 1908 obtuvo el primer premio en un
concurso de matemáticas, y el cargo de subprefecto. Al año siguiente fue el
mejor estudiante del Colegio y se le hizo tesorero de la Sociedad Literaria
Melchor Ocampo y administrador de su órgano, Flor de Loto. En junio de 1910,
ya estudiante de medicina, formó parte de la mesa directiva de la Asociación
Patriótica de Estudiantes. Se distinguió en las campañas en favor de Francisco I.
Madero y del doctor Miguel Silva. En 1917 fundó con los líderes obreros Juan
Ascencio, Nicolás Ballesteros, Federico García y los intelectuales nicolaítas José

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Valdovinos Garza, Lamberto Moreno y Alberto García, el Partido Socialista
Michoacano. Fue diputado federal (1918-1919) y luego jefe del Departamento
Agrario de su estado natal. Murió en un enfrentamiento entre la policía y
manifestantes.
ARRIAGA, JESÚS
Nació en la primera mitad del siglo XIX; murió en la penitenciaría de la ciudad
de México en 1885. Fue uno de los más famosos y populares “bandidos
generosos”. Su apodo de Chucho el Roto se debió a su apariencia, maneras y
expresiones de hombre elegante.
ARRIAGA, JOSÉ JOAQUÍN
Nació en Puebla, Pue., en 1831; murió en la ciudad de México en 1896. Divulgó
el conocimiento científico entre las clases trabajadoras y los niños, para quienes
escribió La ciencia recreativa (1871-1879), útil colección que consta de 12
volúmenes, cada uno de los cuales contiene siete novelas que recogen nociones
de física, meteorología, cosmografía, botánica, zoología, geografía, agricultura e
industria. Las narraciones están escritas con un lenguaje sencillo y claro.
Arriaga, en su momento, si no fue el único que cultivó este género, sí fue uno de
los primeros en hacerlo.
ARRIAGA, PONCIANO
Nació y murió en San Luis Potosí, S.L.P. (1811-1863). Se recibió de abogado en
1831, cuando aún no cumplía los 20 años de edad. En 1832 participó en la
campaña presidencial del general Esteban Moctezuma (federalista) contra
Anastasio Bustamante (centralista). En 1833 se alistó en la Guardia Nacional
para combatir a López de Santa Anna. Fue regidor del Ayuntamiento de su
ciudad natal (1841), diputado local y más tarde secretario de gobierno de su
estado. Impulsó la educación popular y las obras de riego. Fue diputado federal
en 1843 y 1846. Durante la guerra contra Estados Unidos, reunió víveres y
pertrechos para las fuerzas nacionales que combatían en Nuevo León y
Coahuila; y en 1848 protestó contra la mutilación del territorio. Fue miembro de
Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública en el gabinete del
presidente Arista, del 13 de diciembre de 1852 al 5 de enero de 1853. Al cambio
del Poder Ejecutivo, el presidente López de Santa Anna lo desterró por sus ideas
liberales. En Nueva Orleans estuvo en contacto con otros exiliados políticos:
Benito Juárez, Melchor Ocampo y José María Mata, principalmente. Al triunfo
de la revolución de Ayutla, regresó a México. Había alcanzado ya tal prestigio
nacional que fue electo diputado al Congreso Constituyente (1856-1857) por
varios distritos de ocho entidades de la República: San Luis Potosí, Guerrero,
Jalisco, México, Michoacán, Puebla, Zacatecas y el Distrito Federal. Fue el
primer presidente de la Asamblea y el redactor principal del proyecto de
Constitución. Formuló un memorable Voto particular sobre la propiedad, en el

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que objeta la injusta distribución de la tierra y el mal uso que los latifundistas
hacían de ella, manteniendo sin cultivar grandes extensiones y en lamentable
retraso el desarrollo del país; la solución que postulaba consistía en crear una
sociedad de pequeños propietarios prósperos y de hacendados productivos; pero
sus ideas no llegaron a tener éxito entonces. Se pronunció también contra el
militarismo; sostuvo la igualdad jurídica de la mujer; y evitó que el movimiento
de Reforma se frustrara restaurando la Constitución de 1824. Cuando Comonfort
dio el golpe de Estado contra la Constitución (1857), Arriaga se adhirió a la
legalidad que representaba Juárez. En 1862 fue gobernador interino de
Aguascalientes, y al año siguiente, del Distrito Federal. Formó parte de la
corriente del liberalismo mexicano que planteó cambios políticos con reformas
sociales. Solía decir: “Se proclaman las ideas y se olvidan las cosas”.
Véase:Crónica del Congreso Extraordinario Constituyente (1856-1857)
(1957); Manuel Ramírez: Ponciano Arriaga, el desconocido (1965); Jesús Reyes
Heroles: El liberalismo mexicano (1961); Francisco Zarco: Historia del
Congreso Constituyente (1856-1857) (1956); Ricardo J. Zevada: El pensamiento
político de Arriaga (1968).

Ponciano Arriaga
AEM

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Ponciano Arriaga
AEM
ARRIAGA OCHOA, ANTONIO
Nació en Pátzcuaro, Mich., en 1911; murió en la ciudad de México en 1974.
Licenciado en derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, fue juez, magistrado del Tribunal Superior, jefe del Departamento
Jurídico del gobierno y procurador general de Justicia de Michoacán.
Simultáneamente, enseñó historia y legislación en instituciones de su estado.
Dirigió el Museo Michoacano y el Museo Nacional de Historia de Chapultepec,
éste durante 16 años, en cuyo lapso reparó el edificio, renovó las salas,
incrementó el acervo y promovió la pintura de los murales de O​Gorman,
Siqueiros, González Camarena, Flores, Boliver y otros. Publicó: Notas y
documentos sobre José María Morelos y Derroteros del caudillo José María
Morelos (ediciones del Ayuntamiento de Morelia, s.f.), Documentos sobre el
nacimiento de Miguel Hidalgo y Costilla y La organización social de los
tarascos (ediciones de la Universidad Michoacana, s.f.), Elogio a Michoacán
(1958), El doctor Ignacio Chávez en la Universidad Michoacana (1961), El
doctor Nicolás León y la historia de la ciencia en México (1963), José María
Morelos y los piratas Lafit (s.f.) y La ruta al mar de Guanajuato y Michoacán
(s.f.). Su mayor producción, sin embargo, quedó dispersa en periódicos y
revistas, entre otros: Siempre!, El Magisterio, Boletín del INAH, Anales del
INAH (XII), Nouvelles du Mexique, y La República, Adelante, Época, Ecos
Michoacanos, Tribuna del Pensamiento Libre de Michoacán, Revista Gráfica,
La Voz de Michoacán, Diario de Michoacán, El Heraldo de Michoacán, El Sol

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de Michoacán, Cultura, El Bachiller y El Relator.
ARRIAGA RIVERA, AGUSTÍN
Nació en Morelia, Mich., en 1925. Licenciado en economía (1951) por la
Universidad Nacional Autónoma de México, recibió las más altas distinciones
por su aplicación académica. Mientras fue estudiante, presidió la Generación
1946, la Sociedad de Alumnos de la Escuela Nacional de Economía (1948-1949)
y la Federación de Estudiantes Universitarios (1949). Enseñó materias de su
especialidad en la Escuela Nacional de Economía (1949-1951) y en la Escuela
de Derecho de la Universidad Michoacana (1952-1954). Participó en la
fundación de la Preparatoria Federal y de la Facultad de Comercio de la
Universidad de Tamaulipas (1956). Ha sido presidente de la Comisión Nacional
Juvenil del Comité Central Ejecutivo del Partido Revolucionario Institucional
(PRI, 1949-1951), director de Acción Juvenil (1950), subdirector de Acción
Social de la Secretaría de Educación Pública (1949-1953), diputado federal
(1952-1955), en cuyo carácter le tocó trasmitir a Adolfo Ruiz Cortines su
elección como presidente de la República; representante de la Cámara de
Diputados ante la Comisión Federal Electoral (1955), miembro del consejo de
administración de Impulsora Minera de Angangueo, S.A. (1954-1962),
presidente de la Junta Federal de Mejoras Materiales de Nuevo Laredo (1955-
1959, en memoria de cuya gestión una calle de esa ciudad lleva su nombre), y
director general del Instituto Nacional de la Juventud Mexicana (1959-1962,
periodo durante el cual se crearon las primeras 13 casas de la Juventud en el
interior de la República). Fue gobernador de Michoacán de Ocampo de 1962 a
1968, y en el curso de su administración se edificaron 2 122 aulas; la inscripción
en las escuelas primarias pasó de 270 034 alumnos en 1962 a 384 939 en 1968;
y el número de secundarias, de 54 a 94; el de preparatorias, de tres a 10; y las
escuelas técnicas, de una a 12; también se construyeron los edificios de la
Escuela Normal y del Instituto Tecnológico Regional José María Morelos, que
es creado conjuntamente por su gobierno y la Secretaría de Educación Pública.
El subsidio a la Universidad Michoacana, aumentó de $3.4 millones a $6.3
millones; la red de caminos creció de 1 069 a 2 700 km; se electrificaron 254
poblaciones; se editó una nueva Carta General del Estado de Michoacán (escala
1:500 mil; 1968); se construyó el Centro Deportivo Ejército de la Revolución en
Morelia, otras unidades en Apatzingán, Uruapan, Zamora, La Piedad y
Maravatío, y 100 canchas de basquetbol en el medio rural; el servicio de
teléfonos se extendió a 56 nuevas poblaciones, el de radio a 10 y el de telégrafos
a 88; se pusieron en servicio el Hospital Infantil, la maternidad de La Piedad, 65
centros y 148 unidades de agua; el Instituto de Protección a la Infancia del
Estado de Michoacán instaló la planta de elaboración, el Centro de Integración
Social, el Centro de Rehabilitación, el balneario de Cointzio, 10 parques

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infantiles y el Albergue Tutelar; el estado llegó a tener 218 534 ha de riego y
126 713 de medio riego o humedad; se construyeron 84 silos y 65 bodegas en 49
ejidos, con capacidad para almacenar 53 mil toneladas de granos; se entregaron
123 434 ha a los campesinos y empezaron a funcionar varias empresas ejidales;
se determinó el inventario forestal de 914 191 ha; y el presupuesto local
aumentó de $50 millones a $122 millones. En el orden legislativo, se expidieron
las leyes orgánicas de la Universidad (14 de marzo de 1963 y octubre de 1966),
que le otorgaron la autonomía y el autogobierno; del Registro Civil (27 de
diciembre de 1965), de los poderes Judicial (25 de enero y 15 de febrero de
1968) y Ejecutivo (27 de junio de 1969) y del Ministerio Público (2 de mayo de
1968); las leyes de Planeación y Urbanización (20 de agosto de 1964), y el
Código Tutelar para Menores (11 de enero de 1968). Además, se devolvió a
Morelia su fisonomía original, al descubrir la cantera de los edificios de su
Centro Histórico. El PRI lo designó delegado del Comité Nacional en los
estados de Durango y Oaxaca, en 1971, 1978 y 1979. Es presidente del Supremo
Consejo del Rito Escocés, para el periodo de 1985 a 1988, y Consejero del The
Texas Mexican Railway Company, desde 1986.
ARRIAGA Y AGÜERO, ANTONIO DE
Se ignoran los datos de su nacimiento; murió en Atlixco (Puebla) el 24 de
noviembre de 1698. Religioso agustino, era rector del Colegio de Doña María de
Aragón, en Madrid, España, cuando al quedar vacante la sede episcopal de
Yucatán el rey Carlos II lo eligió para cubrirla, el 18 de abril de 1696, y lo
presentó al papa Inocencio XII. Existían entonces algunas diferencias entre la
corte de España y la curia de Roma, lo que demoraba los trámites; por esa razón,
sin esperar el despacho de las bulas, el rey mandó al obispo electo que pasara a
Yucatán a gobernar su diócesis, de la que tomó posesión el 13 de noviembre de
1696. Todo le pareció malo al llegar, afirma el historiador Crescencio Carrillo y
Ancona: criticó acerbamente al clero, al que calificó de inepto; se concitó la
malquerencia general por su carácter duro y se enfrentó al cabildo de la catedral,
el cual se quejó ante el metropolitano de México. En 1698 partió Arriaga hacia
la capital del virreinato, para defenderse, y luego se trasladó a la villa de Atlixco,
en espera de las bulas que legitimaran su autoridad. Allí falleció sin haberse
consagrado obispo.
ARRICIVITA, JUAN DOMINGO
Nació y murió en la ciudad de México. Religioso franciscano activo en la
segunda mitad del siglo XVIII, en 1792 publicó Crónica seráfica y apostólica
del colegio de Propaganda Fide de la Santa Cruz de Querétaro en la Nueva
España, segunda parte de la iniciada por fray Isidro Félix de Espinosa. Narra la
vida de fray Antonio Margil de Jesús, fundador del colegio de Nuestra Señora de
Guadalupe de Zacatecas, el establecimiento de las misiones texanas y la

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ocupación franciscana de las misiones sonorenses y su expansión hacia Arizona
y California entre 1768 y 1791.
ARRIERÍA
(La palabra arriería se deriva del vocablo arria, que significa recua o conjunto
de animales destinados al transporte de mercaderías; esta voz proviene, a su vez,
de la interjección ¡arre!, que se empleaba para avivar el paso de las bestias.) En
el México antiguo los indígenas solían transportarlo todo a cuestas. Con la
introducción de las bestias por los españoles se organizó la arriería en la segunda
mitad del siglo XVI. El gobierno virreinal autorizó a los indios a valerse de
animales para sus largas caminatas y el acarreo de bultos. Las primeras mulas
arrieras provinieron de las islas antillanas, a donde habían sido llevadas desde la
Península. Antes habían llegado los caballos y los burros; de éstos, los
manaderos de yeguas tenían un alto precio porque eran los sementales para la
cría de acémilas criollas. En ocasiones y debido a la escasez de numerario, los
precios de las bestias se pagaban en esclavos, en vez de dinero. Las ventajas de
las acémilas hicieron que se postergara a los caballos, y esto obligó al cabildo de
la ciudad de México a ordenar que nadie tuviera mulas sin tener caballos. En
realidad se trataba de una medida militar, ya que el caballo era más apto para la
guerra. Pero esa disposición fue superada por una realidad de orden económico,
como lo fue la expansión creciente del comercio. El auge que cobró la arriería se
aprecia por el hecho de que sólo el comercio del puerto de Veracruz requería 70
mil mulas al año, y de que la ciudad de México empleaba más de cinco mil en
usos urbanos.
Fue Sebastián de Aparicio el que construyó en 1536 la primera carreta que
transitó por las calzadas indígenas de la antigua Tenochtitlan. Unció troncos de
mulas a ese vehículo y comenzó a salir de la ciudad, convirtiéndose en el primer
constructor de caminos foráneos. Unió a México con Puebla, Jalapa y Veracruz;
y posteriormente abrió la ruta Zacatecas, que hubiera querido prolongar hacia el
norte. Por sus caminos comenzaron a trajinar las recuas de los arrieros. Otro
camino muy importante para la arriería fue el de Acapulco, debido al cuantioso
comercio que suscitaban las naos de Manila (v. GALEÓN y FERIAS).
La mayor dificultad para los arrieros la constituía el mal estado de los
caminos. En una relación oficial de la época virreinal se da el siguiente informe:
“Los caminos son embarazosos para transitarlos. Los pedregales, lodazales,
barrancos y cuestas son muy frecuentes y en los ríos y arroyos de alguna
consideración no se halla más que algún puente, agregándose que los aguajes
suelen estar a largas distancias y los arrieros se ven precisados a andar dos
jornadas regulares en un día o extraviar el camino por parajes peligrosos de
mucho rodeo”. Durante su estancia en México, al alborear el siglo XIX,
Humboldt hizo esta observación: “Sobre la mesa central se viaja en coches de

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cuatro ruedas, en todas direcciones; pero a causa del mal estado de los caminos
no se ha establecido carreteo, por lo que se prefiere el uso de acémilas; de modo
que millares de caballos y mulas, en largas recuas, cubren los caminos de
México”. Los medios de transporte de México a Veracruz de 1810 a 1819 se
muestran en el cuadro.
La arriería fue penetrando la geografía mexicana como avanzada de los
caminos que integraron la primera red nacional de comunicaciones. Y los
hombres que recorrían esas rutas, arriando sus recuas, se convirtieron en
profesionales altamente cotizados. Arrieros fueron algunos de los más
destacados insurgentes: en el Bajío, Albino García; y en el Sur, Valerio Trujano,
oaxaqueño, y José María Morelos. A éste le preguntaron antes de morir: “¿Por
qué habiendo usted nacido para militar, se hizo cura?”. Y contestó: “Porque no
había otro camino para dejar de ser arriero”.
El autor de Los mexicanos pintados por sí mismos describe así al prototipo
del arriero: “Sombrero de ala ancha forrado de hule, cotón de cuero resguardado
por una pechera de cuero; ancho ceñidor, cuyas puntas caían sobre un calzón de
gamuza abierto hasta media pierna; rodillera también de cuero y zapatos de
vaqueta”. Cuidaba de cada mula en lo individual y le ponía un nombre propio: la
Prieta, la Linda, la Alcahueta, la Grosella, la A-pesar-de-todo.
Paremiología: El refranero mexicano se enriqueció con las alusiones que el
pueblo dedicaba a quien llevaba ceñida una víbora de cuero repletas de monedas
de oro y, no obstante, no dejaba aquel oficio que los envidiosos juzgaban ruin.
Así se decía: “Padre arriero, hijo caballero, nieto pordiosero”; “La india dice el
arriero: cuanto más lépero, más te quiero”; “Arriero de un jumento: buen plato y
mal testamento”; “De arriero a arriero, no pasa dinero”; “Arrieros semos y en el
camino nos encontraremos”.
La religiosidad popular le dio a la arriería por patrón al señor San Pedro,
cuya festividad se celebra el 29 de junio, al descolgarse las lluvias que obstruían
caminos. He aquí una súplica de que los protegiese:
Te pido Apóstol Sagrado
cuando yo al camino salga
que tan sólo al invocarte,
y me asalte el malhechor,
cuando me vea atribulado
allá tu sombra me valga,
siempre estés de mi parte,
en el nombre del Señor.
El carácter del arriero mexicano fue descrito por Ernesto Vigneaux, quien
vino a México como soldado de la Intervención, y que, al regresar a su patria,

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escribió un libro que intituló Souvenirs d​un prisonnier de guerre du Mexique. En
él dice que el arriero “era un hombre valiente, como todos sus iguales, que
constituyen una familia interesantísima. El muletero es famoso por su honradez
y su energía en el trabajo. Después de la vida del marino, ninguna hay más
accidentada, más activa y más nómadas que la del arriero. Sobrio y vigilante,
viviendo siempre al aire libre, y pasando más de una noche bajo la luz de las
estrellas, el arriero está desprendido de la mayor parte de los perjuicios que
tienden sus imperceptibles telarañas en torno de las costumbres y las
preocupaciones existentes. Áspero y rudo por naturaleza, pero bueno en el
fondo, es alegre, servicial y únicamente un poco vividor. En el camino, el trabajo
le absorbe por completo, y en los esparcimientos se abandona, como el marino, a
una reacción completa, y descansa precipitándose en el placer”.
Un testimonio procedente de Yucatán puede dar idea de las ganancias de la
arriería en 1852: “Si queremos apreciar, aunque sea de un modo aproximado, la
suma de las ganancias anuales que la arriería logra, habremos de recordar el
número de mulas que emplean: 15 828. Partiendo de aquí, decimos que la
proporción ordinaria de los fletes de tierra, es de un real por arroba cuando la
distancia llega a ocho leguas y no pasa de 12; si calculamos que cada mula hace
dos viajes al mes con ocho arrobas de carga, que es decir 192 al año, tendremos
que cada una rinde 24 pesos de utilidad, y el total de ellas, 379 872 pesos, por lo
menos”.
El impuesto de “muralla” consistía en pagar un real por cada mula cargada
que entrara en la ciudad de México; el producto de esta recaudación, pagada en
su mayor parte por los arrieros, era destinado a la construcción y conservación
de las obras de defensa del puerto de Veracruz. La entrada y salida de acémilas
cargadas en la ciudad de México fue de 200 mil en 1807.
A este propósito Juan López Cancelada escribió desde Cádiz en 1811: “La
arriería de Nueva España goza por medio de los fletes de sus manufacturas una
circulación anual de 681 136 duros; por la cuenta que hice después de averiguar
la alta y baja de los fletes de México para todas partes del reino, hallé más de
830 mil duros invertidos en fletes; si a esta reflexión se me objetase que para los
fletes lo mismo le supone al arriero conducir bretañas que mantas de Puebla,
responderé que no todos los arrieros que introducen en México y otras ciudades
pueden entrar en largo camino real, porque son, como llamamos allí,
chinchorreros, y menos de 40 mulas no costea la empresa de camino real de
puerto a puerto”. Sobre la base de 200 mil mulas que trajinaban en la ciudad de
México, más igual número que se empleaba en el interior y en las costas, a 15
pesos el flete, José María Quirós deduce “que se elevaba por encima de seis
millones de pesos el producto anual de este recomendable ramo”. Tan

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importante era la arriería que, en la división de la población, según la diferente
posición social, que José María Pérez Hernández hace al doblar la segunda
mitad del siglo XIX, da el número de 4 670 arrieros y 1 325 carreteros, cuando
la población económicamente activa de la República Mexicana apenas pasaba de
tres millones. La arriería mexicana constituyó uno de los ramos más
productivos, pues comprendía el 10% del valor de toda la industria nacional (60
millones de pesos ésta y seis aquélla). Filiales de la arriería operaban las
industrias de la talabartería (medio millón de pesos) y las cordelerías, fabricantes
de costalera con henequén yucateco (un millón).
Cuando la fiebre del oro desplazó hacia la costa del Pacífico a millares de
norteamericanos, se estableció un puente marítimo entre los puertos de San
Francisco y Manzanillo. Por este último llegaban mercaderías que eran
conducidas a Guadalajara, y de allí al centro del país, por el camino real de
Colima. Dos poblaciones jalisciences florecieron por la arriería de entonces:
Zapotitlán y Tonila, en las faldas opuestas de los volcanes, que eran jornadas
obligadas para las recuas salidas de Zapotlán el Grande (Ciudad Guzmán).
Inmigrantes de San Francisco, unos alemanes construyeron la hacienda de San
Antonio, al pie del volcán de Colima, la cual disponía de numerosos hatajos de
mulas que acarreaban el café producido y regresaban con cargas de monedas
para pagar a los peones. Como Zapotlán el Grande, en el sur de Jalisco, la
arriería contaba con sitios estratégicos para sus jornadas: Jonacatepec, en el
estado de Morelos; Chamacuero de los Arrieros, en Guanajuato; Paso del
Macho, en Veracruz, fueron sede de las familias de los arrieros próceres. Allí
construyeron casonas con amplias trojes para la remuda y no menos amplia
cocina para los huéspedes. Los arrieros hicieron la prosperidad de estas
ciudades. Como constituían una clase social intermedia entre la peonada y los
hacendados, su colaboración fue eficaz en la Revolución Mexicana. Si en la
Independencia los arrieros tomaron las armas, en la Revolución realizaron un
servicio de inteligencia que resultó tan útil como el primero. Los ferrocarriles,
los caminos petrolizados y los vehículos de motor terminaron con la arriería.
Bibliografía: Francisco R. Calderón: Historia moderna de México (1955);
Heriberto García Rivas: Precursores de México (1965); Charles Gibson: Los
aztecas bajo el dominio español (1967); Alejandro de Humboldt: Ensayo
político sobre el reino de la Nueva España (1965); Salvador Ortiz Vidales: La
arriería en México (1941); José María Pérez Hernández: Estadísticas de la
República Mexicana (Guadalajara, 1862); Catalina Sierra: El nacimiento de
México (1960).

Mulas Coches Carros Literas


1810 97 057 — 145 666

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1811 67 831 145 — 1 000
1812 19 127 23 — 232
1816 12 651 — — 56
1817 36 899 — 37 126
1818 41 382 54 6 56
1819 47 600 74 13 264
Total: 322 557 296 201 2 400

Arrieros de Chihuahua
Foto Armando Vázquez

Escena de arriería, Vista de Guanajuato de Carlos Nebel


AEM

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ARRIERO
Nombre con el que se conocen varias aves de diversas familias.
Geococcyx californianus, orden Cuculiformes, familia Cuculidae. Ave que
anda por el suelo, grande y de larga cola, con una cresta eréctil conspicua.
Habita los desiertos del norte de México. Se le conoce también como
correcaminos.
2. En Yucatán se les llama así a dos especies del orden Coraciiformes,
familia Momotidae: Aspatha gularis y Electron carinatum, denominadas
también turcos.
3.Icteria virens virens, orden Paseriformes, familia Parulidae. Pájaro
gorjeador, de 17 cm, plumaje oliváceo, pecho amarillo, vientre blanco y
costados pardos, con una mancha negra en los lados y una raya blanca que
circula los ojos. Se alimenta de insectos y frutas. Habita en el norte y en el
centro del país. También se le llama calandria huertera y calandria de agua.
4.Lanius ludovicianus, orden Paseriformes, familia Laniidae. Ave que tiene
la corona, la parte superior de cuello y la espalda grises, una banda negra a los
lados de la cabeza, la base de la cola blanca y el resto negra, la mitad anterior de
las alas gris y la posterior negra con bandas blancas. Destruye ratones e insectos,
pero también las crías de aves insectívoras y de lagartijas. Acostumbra clavar
sus presas en las púas de los magueyes o espinas de otras plantas. El macho
muestra un particular afecto por la hembra, pues le lleva alimentos escogidos.
Una mancha negra atrás del ojo y la forma del pico lo diferencia del verdadero
zenzontle. Habita lugares más bien secos. Se le encuentra en Baja California y
desde el norte y este de México hasta el istmo de Tehuantepec. También recibe
el nombre de cabezón y verdugo.
ARRIETA, DOMINGO
Nació en Candelas, Dgo., en 1874; murió en la ciudad de Durango en 1962. En
su juventud se dedicó a la arriería y a los trabajos mineros. Ferviente
antirreeleccionista, el 20 de noviembre de 1910, en compañía de sus hermanos
Mariano y Eduardo y de unos cuantos hombres más, se levantó en armas en su
pueblo en apoyo del Plan de San Luis. Reconocido como jefe por los
revolucionarios de la entidad, el 9 de marzo de 1911 ocupó Topia, con la ayuda
de los sinaloenses Ramón F. Iturbe y Conrado L. Antura. Solo con sus fuerzas,
unos mil hombres, tomó Santiago Papasquiaro (17 de abril), y marchó sobre la
ciudad de Durango, que asedió desde el 10 de mayo, sin conseguir quebrantarla.
Solicitó refuerzos a Jesús Agustín Castro, José Maciel y Calixto Contreras,
maderistas de la región lagunera, quienes concurrieron con sus partidas hasta la
plaza asediada, la cual no fue atacada porque ya se habían firmado los tratados
de paz de Ciudad Juárez. El 31 de mayo entró Arrieta a la ciudad de Durango.
Al triunfo de la revolución maderista, sus tropas no fueron licenciadas, sino que

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formaron el Regimiento Auxiliar de Caballería Guadalupe Victoria, cuyo mando
retuvo con el grado de coronel, nombramiento que le expidió Madero el 20 de
julio. A partir de entonces guarneció la capital de su estado. En 1913, al ocurrir
la traición del general Victoriano Huerta, Arrieta se levantó en armas a la cabeza
de su regimiento, ya transformado en brigada. Unida al movimiento
constitucionalista, libró contra las tropas federales varios combates, la ciudad de
Durango (18 de junio de 1913), donde quedó como comandante militar del
estado. Cooperó a la toma de Torreón (1° de octubre) y a la de Zacatecas (junio
de 1914). Al suscitarse la escisión villista, permaneció al lado de Carranza y
emprendió en su estado una campaña contra las fuerzas de Villa, hasta
expulsarlas. Del 1° de agosto de 1914 al 30 de junio de 1916, fue gobernador
interior y comandante militar. Restablecido el orden constitucional, fue electo
gobernador, cargo que desempeñó del 1° de agosto de 1917 al 24 de mayo de
1920, en que no quiso reconocer al gobierno emanado de la revolución de Agua
Prieta; abandonó la ciudad de Durango y se mantuvo sublevado hasta el 7 de
mayo de 1924. El 11 de septiembre de 1927 reingresó al ejército como general
de brigada; el 1° de agosto de 1944 se le concedió el retiro con el grado de
divisionario. De 1936 a 1940 fue senador de la República.
Fuente: Archivo de Cancelados de la Secretaría de la Defensa Nacional.
ARRIETA, DOMINGO DE
Escultor novohispano activo en el siglo XVIII. Se le atribuyen los trabajos de
escultura de las grandes tribunas voladas que rodean el coro de la catedral de
México, de estilo barroco exuberante, con figuras de mancebos sosteniendo la
parte más saliente y el todo cubierto de ornamentación vegetal. Estas obras datan
de 1734.
ARRIETA, JOSÉ AGUSTÍN
Nació en Santa Ana Chiautempan (Tlaxcala) en 1802; murió en Puebla, Pue., en
1874. Estudió pintura en la Academia de Puebla, bajo la guía de Julián Ordóñez,
Lorenzo Zendejas, José Manzo y Manuel López Guerrero. En 1818 ganó un
primer premio en esa institución con una estampa de San Juan Bautista. En 1850
expuso en la ciudad de México el cuadro Eneas; en 1855, cuatro cuadros
originales de alacenas; en 1865, el retrato de Juan Uranga de Arriaga y Joven
leyendo frente al espejo; en 1869, El último amor de la mujer; y en 1871, una
escena de familia y cinco bodegones. Trató en su obra temas costumbristas
mexicanos. Le servía de inspiración la vida pintoresca de la gente pobre. A este
género pertenecen La pulpería, en el Museo Nacional de Historia; y Puesto de
aguas frescas, La sorpresa, Escena callejera, Horchatería y El mercado, de las
colecciones Bello de Puebla. En esta ciudad, en el Museo del Alfeñique, se
halla, de su pincel, el retrato del general Luis Osollo. Dos famosos cuadros de
Arrieta pertenecieron a la familia de Francisco Pérez Salazar y actualmente se

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encuentran en el Museo Nacional de Arte: China poblana con platón de mole y
Costeño con fruta. En este último se evidencian, acaso más que en ningún otro,
las altas cualidades del artista. Arrieta pintó figuras populares, chinacos, chinas,
léperos y soldados, y su novedad fue llegar al costumbrismo espontánea y
naturalmente, sin postular una ideología. Atendía la demanda de cuadros
religiosos, retratos y alegorías que originaba el neoclasicismo imperante, pero
prefería los motivos domésticos de las familias provincianas. Parecía pensar
“Dime qué comes y te diré quien eres”. Con ese espíritu realista se orientó hacia
los bodegones que fueron aceptados pronto. Se compraban por pares con destino
al comedor. Los entonaba en forma idéntica, aunque con objetos diversos. La
composición tendía a repetirla piramidalmente, pero tan feliz licencia pasa
inadvertida ante la sensualidad con que reconstruía las cocinas, sus fogones
encendidos y sus muros cubiertos de cazuelas, o la rica variedad de los platillos
poblanos, lujo de la cocina nacional. Como para despertar el apetito y la alegría
de vivir, acomodaba viandas riquísimas asociadas a una amplia gama de
utensilios domésticos. En su libro Viaje a Veracruz en el invierno de 1843, el
novelista Manuel Payno le dedicó estas palabras: “Arrieta, hombre
apreciabilísimo por su modestia y buen trato personal, es admirable para pegar a
sus lienzos esos grotescos raros que vemos en las calles. Un mendigo con
harapos; su cuerpo sucio, sus barbas canas y amarillentas con el humo del
cigarro, es una de sus mejores obras, la cual mereció grandes elogios cuando
hace poco tiempo se expuso en el gran teatro de Santa Anna. En las poblanitas
ha sido también muy acertado Arrieta. En una calle de Puebla hay una tienda
llamada De la Poblana, a causa de un cuadro de este artista. Nada hay
comparable a la gracia y expresión del rostro de esta criatura. ¡Qué pecho, qué
brazo y qué contornos tan mórbidos y delicados!”.
Véase: José Luis Bello y Gustavo Ariza: Pinturas poblanas (1943);
Francisco Pérez Salazar: La pintura en Puebla (1926).

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Pulquería de Agustín Arrieta
AEM

Vendedores de aguas frescas, oleo de Agustín Arrieta (cerca de 1850)


AEM
ARRIETA, PEDRO DE
Nació en Pachuca (Hidalgo), según lo declaró en su testamento; murió en 1738.
Fue el más importante arquitecto de su tiempo. Inició la primera etapa del
barroco. Aunque nada se sabe de su origen, su apellido indica que tenía
ascendencia vasca. Se examinó de arquitecto en España, en 1691. Al año
siguiente trabajó en la iglesia de San Bernardo, en la ciudad de México, al lado

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de su maestro Juan de Zepeda. En 1695 fue nombrado maestro mayor de la
Santa Inquisición y en 1720 lo fue de la catedral y del Real Palacio. De 1695 a
1709 construyó la Basílica de Guadalupe; de 1701 a 1704 intervino en la obra de
Santa Teresa la Antigua y proyectó Santa Teresa la Nueva; de 1714 a 1720
edificó el templo de San José del Real, conocido como La Profesa; también en
1714 erigió la cúpula y las torres de San Miguel; en 1724 concluyó la iglesia y el
convento del Corpus Christi, para indias nobles; en 1721 dio término a la capilla
de las Ánimas de la catedral; y entre 1733 y 1737 concluyó la sede de la
Inquisición (hoy ex-Escuela de Medicina). Otras obras suyas que no se han
podido fechar son las siguientes: la sacristía de Santo Domingo, el templo de
Santiago Tuxpan (Veracruz), el colegio del Seminario de México, los puentes de
la Mariscala (México) y de San Juan del Río (Querétaro) y la alhóndiga y la
fuente de la Plaza Mayor (México). Se sabe que trabajó también en el Hospital
Real y en las iglesias de San Gregorio, Jesús Nazareno y Santa Clara. Según una
declaración propia hecha en 1720, lo enorgullecía la escalera del convento de
San Francisco, “que todos admiran por peregrina en el arte”.
En colaboración con Miguel José Rivera, José Eduardo de Herrera, Miguel
Custodio Durán, Manuel M. Juárez y Francisco Valdés, participó en la redacción
de las ordenanzas de su gremio, fechadas el 7 de diciembre de 1735, según las
cuales únicamente los arquitectos estaban autorizados para levantar edificios en
la ciudad. Aunque barroco, no utilizó soportes salomónicos ni estípites; se limitó
a ornamentar las columnas de corte clásico. En el edificio de la Inquisición
prescindió de los soportes en los ángulos del patio, mediante el procedimiento de
construir dos arcos cruzados. Utilizó a menudo la combinación de tezontle y
cantera en los paramentos, característica de la capital del virreinato. Otros
elementos de su preferencia fueron los grandes tableros, las torres ochavadas y
los arcos mixtilíneos y octogonales.
Véase: “El arquitecto Pedro de Arrieta”, en Boletín del Archivo General de
la Nación (1, 1945).

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Antigua Basílica de Guadalupe, D.F. Fue edificada entre 1695 y 1709, según los planos de
Pedro de Arrieta. En 1976 la sustituyó el moderno santuario, obra de Pedro Ramírez
Vázquez.
Secretaría de Turismo

Edificio de la Sta. Inquisición, D.F., obra de Pedro de Arrieta


AEM

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Fachada de La Profesa, en el D.F.
AEM

Interior del templo de la Profesa, en el Distrito Federal, obra de Pedro de Arrieta


AEM
ARRILLAGA, BASILIO
Nació y murió en la ciudad de México (1791-1867). En 1800 ingresó al
Seminario Conciliar de México, y en 1816, ya ordenado sacerdote, al noviciado
de la Compañía de Jesús. En 1822 fue rector del Colegio Carolino de Puebla, y
en 1835 diputado por el Distrito Federal al Congreso que abrió sus sesiones el 4

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de enero, del que fue su presidente durante el mes de mayo. En 1835 participó
en la fundación de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Academia
Nacional de Historia. De 1838 a 1842 representó en el Senado a Puebla y
Oaxaca. En 1842 Santa Anna lo nombró miembro de la Junta Nacional
Legislativa que redactó la Constitución de 1843. De 1844 a 1849 fue rector de la
Universidad, y en 1863, del Colegio de San Ildefonso, hasta 1865 en que
Maximiliano lo destituyó del cargo.
ARRILLAGA, FRANCISCO DE
Hombre de empresa veracruzano que en 1837 obtuvo, del presidente Anastasio
Bustamante, la concesión para establecer una vía férrea entre Veracruz y
México. Sólo habían pasado siete años desde que George Stevenson
perfeccionara la locomotora. En 1842 se tendieron 4 km de rieles a partir del
puerto, por cuenta del gobierno; pero la concesión de Arrillaga fue revocada.
ARRIOLA, JUAN JOSÉ DE
Nació en la ciudad de Guanajuato en 1698; murió en la Puebla de los Ángeles en
1768. Estudió en el Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México e ingresó a
la Compañía de Jesús, en Tepotzotlán, en 1715. El obispo de Guatemala, Nicolás
de Cervantes, lo ungió sacerdote en 1724. Enseñó filosofía en el Seminario de
Puebla y teología en el Colegio de Guadalajara, y fue operario y prefecto de la
congregación en el Colegio de San Luis Potosí. La orden de expulsión de los
jesuitas no afectó al padre Arriola en virtud de que la real cédula disponía que
los enfermos de gravedad permanecieran en sus conventos. Poeta barroco, gozó
de cierto renombre. Es autor de Canción a un desengaño (1748), en que imita el
texto que con el mismo título publicó el padre Matías de Bocanegra. Escribió
también Vida y virtudes de la esclarecida Virgen y solitaria anacoreta Santa
Rosalía, patrona de Palermo, fechada en 1766, de la cual Alfonso Méndez
Plancarte publicó una selección con el título de Décimas de Santa Rosalía;
diseñó e imprimió este libro Juan José Arreola en su colección Los Presentes.
ARRIOLA HARO, IGNACIO
Nació en Guadalajara, Jal., en 1930. Estudió cine, teatro y televisión en Roma
(1964-1965). Encabezó el Departamento de Cultura de la Universidad
Autónoma de Querétaro y posteriormente fue director de actividades estéticas y
del cineclub de la Universidad de Guadalajara. Recibió el Premio Jalisco de
Letras. Algunas de sus obras son Pandora y el ruiseñor (1967) y Seis piezas
teatrales (1974). Es considerado uno de los mejores dramaturgos de Jalisco.
ARROBA
(Del árabe rubc, cuarta parte, por serlo del quintal.) Medida de peso. Su símbolo
es @. Equivale a 11.56 kg en casi todo el país. En algunas localidades se le da
distinta equivalencia: en Sonora, 11 kg; en Nuevo León (para aguardiente), 18.4;
en Chiapas, 13; en Oaxaca (para chile), 11; en Tamaulipas, 12; en Veracruz,

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17.25 y 17.5; en Campeche (para fibra de henequén), 46. 2. Como medida de
superficie se utiliza en algunos lugares con las siguientes equivalencias: en
Chiapas, para arvejón o frijol, 2 ha; y para maíz, 1 ha. En Nuevo León, para
arroz, 0.25 ha; y para maíz, 1 ha. 3. Antiguamente la arroba (25 libras) era
considerada en muchos lugares como cantidad sinónima de 25, y tenía
aplicación muy amplia; por ejemplo, una arroba de leña equivalía a 25 palos;
una arroba de azotes, a 25 golpes.
ARRÓNIZ, JOAQUÍN
Nació en Cosamaloapan, Ver., en 1838; murió en Orizaba, de la misma entidad,
en 1870. Estudió música, pero se dedicó al periodismo y a la política. Fundó los
periódicos Diablo Predicador, El Ferrocarrilero (de orientación republicana,
durante la Intervención Francesa) y La Jeringa (al triunfo de la República).
Publicó los libros Juicio crítico de la comedia (cosas del día), Ensayo de una
historia de Orizaba (1867), Geografía especial de México (1868) y una edición
del Vocabulario incompleto mexicano-español que hizo el nahuatlato fray
Alonso de Molina.
ARRÓNIZ, MARCOS
Nació en Orizaba (Veracruz) en fecha que se desconoce; murió en 1858 o 1859.
Militante del Partido Conservador, sirvió a Santa Anna en uno de sus primeros
gobiernos. “Poeta de la duda, del delirio y de la desesperación”, lo llamó
Francisco Pimentel; y Altamirano se expresó así de él: “Arróniz había empapado
su poesía en la poesía de Byron. El gran poeta inglés era su modelo, su maestro,
su favorito. Como él, era hermoso, enfermizo y escéptico; como él había amado
mucho y había sufrido tremendos desengaños”. José Zorrilla elogió a Arróniz en
su famosa carta al duque de Rivas, en la que habla de la poesía mexicana. No se
han reunido sus poesías originales ni tampoco sus traducciones, dispersas en
periódicos y revistas de la época. Sólo se editaron dos libros suyos: Manual de
biografía mexicana o galería de hombres célebres (1857) y Manual de historia y
cronología de México (1858).
ARROYO, ESTEBAN
Nació en 1910. Estudió filosofía en Salamanca. Dominico, reside en México
desde 1937. Autor de Cómo formar un hogar dichoso (1952), Fray Francisco de
Burgoa (1955), El monumental convento de Santo Domingo de Oajaca (1955) y
Los dominicos, forjadores de la civilización oajaqueña (1958-1961).
ARROYO, ISAAC
Nació en Guanaceví, Chih.; murió en Ciudad Juárez, Chih., en 1924. Tomó parte
en la revolución maderista. En 1912 se levantó en armas a favor del gobierno
constitucional, logrando sustraer los distritos de Arteaga y de Andrés del Río a
la obediencia orozquista. La víspera del combate de Bachimba, se incorporó a
las fuerzas de Victoriano Huerta. En 1914 fue uno de los generales de la

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División del Norte que desconoció a Venustiano Carranza como Primer Jefe.
ARROYO, JOSÉ ANTONIO
Guerrillero insurgente que participó en multitud de combates contra los realistas
en la sierra norte de Puebla. Contribuyó a la captura del convoy que custodiaba
el comandante Cándano en El Palmar, hazaña que consumaron las tropas de
Mariano Matamoros en octubre de 1813. Murió asesinado por un compañero de
armas apellidado Calzada (1816).
ARROYO CH., AGUSTÍN
Nació en Pueblo Nuevo, Gto., en 1892; murió en la ciudad de México en 1969.
Fue destacado luchador revolucionario, periodista, impulsor de las artes y de la
investigación científica, político, escritor, compositor de melodías populares y
poeta. De origen humilde, cursó la instrucción primaria en su entidad natal. Fue
diputado local y federal, dirigente de la Confederación de Partidos
Revolucionarios Guanajuatenses (Grupo Verde), gobernador del estado (26 de
septiembre de 1927 a 25 de septiembre de 1931), subsecretario de Gobernación
(1935 a 1936), jefe del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad del
Gobierno Federal (1937-1938), jefe del Departamento del Trabajo (1939-1940),
presidente de la Compañía Productora e Importadora de Papel, S.A. (1960-1961)
y director del periódico El Nacional (1962). Al morir era presidente patrono de
la Fundación de Beneficencia Luz Bringas. Lo mucho que escribió quedó
disperso en periódicos. Joaquín Fernández de Córdoba reunió en Fuego
graneado (1958) lo publicado en Aquí, convertido después en Diario de México.
ARROYO DE ANDA, ANDRÉS
Nació y murió en Guadalajara, Jal. (12 de enero de 1879 - 17 de septiembre de
1899). Estudió hasta el tercer año de la carrera de derecho. Desde la infancia
escribió versos, por lo que se le llamaba “el poeta niño”. A los 15 años de edad
publicó su primer poema, “Crepúsculo”, y comenzó a colaborar en periódicos y
revistas. Preparó antologías poéticas, ejerció la crítica literaria y se aficionó a la
sociología. Se suicidó cuando apenas había cumplido veinte años. Su obra no
está recopilada.
ARROYO DE ANDA Y REYES, FRANCISCO
Nació en Guadalajara, Jal., el 15 de agosto de 1853; murió en la última década
del siglo XIX. Abogado, practicó también la poesía, el periodismo, el teatro y la
historia. Perteneció a la Alianza Literaria de Guadalajara y desempeñó cargos
públicos. En 1883 inició la publicación por entregas de su Diccionario
Universal de Historia, que quedó inconcluso. Entre sus obras dramáticas se
cuentan El verdugo (1882, escrito en colaboración con Antonio Zaragoza), Don
Beltrán de la Cueva (1883) y El fraile de la calavera, hecho en compañía de
Jesús Acal Ilisaliturri.
ARROYO DE ANDA Y REYES, RAFAEL

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Nació en Sayula y murió en San Pedro Tlaquepaque, ambas de Jalisco (1846-
1878). Estudió filosofía en el Seminario de Guadalajara, cursó después algunas
materias de jurisprudencia y, finalmente, se dedicó al periodismo. De arraigadas
ideas católicas, editó La Civilización (1868-1872), periódico que representó el
sentir de la Iglesia. El trabajo que dedicó a la infalibilidad del papa (1867)
alcanzó inusitada resonancia en la prensa católica del país y aun de Italia y
Francia.
ARROYO DE ANDA Y VILLAGÓMEZ, JOSÉ FRANCISCO
Nació en el Mineral de San Sebastián, Nueva Galicia, en 1775; murió en
Guadalajara, Jal., en noviembre de 1847. Cursó la carrera eclesiástica en el
Seminario Conciliar de la capital novogallega. Ya consagrado sacerdote, el
obispo Rousset lo llevó como secretario a Sonora en 1798 y allí cooperó en la
administración de la diócesis durante cinco años. Regresó a Guadalajara en 1801
y, al año siguiente, obtuvo en la Universidad los grados de licenciado y doctor
en teología. Fue capellán del obispo Cabañas. Enseñó historia de la Iglesia y
sagrada elocuencia en el Seminario, y teología en la Universidad. Dirigió el
Colegio Clerical (1805-1815), cuyo plan de gobierno y reglamento fueron obra
suya. Ejerció su ministerio en la parroquia del Sagrario (marzo de 1805 a
diciembre de 1807), en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe y en la
parroquia de Tlaltenango, cuyo beneficio disfrutó 40 años. Cuidó de la salud
espiritual y material de sus feligreses y difundió la aplicación de la vacuna
contra la viruela. Ocupó la canonjía lectoral en la catedral de Monterrey y en
1831 ascendió a la dignidad de maestrescuelas. Diputado por Guadalajara a las
Cortes de España (1820-1821), defendió los intereses americanos. Al instalarse
la Legislatura del Estado de Nuevo León (agosto de 1824), fue electo diputado,
firmó la primera Constitución de esa entidad y fue reelegido tres veces. En 1831
obtuvo la canonjía penitenciaria de la catedral de Guadalajara; allí fue también
arcediano, gobernador de la mitra, capellán de las monjas capuchinas y
catedrático de moral en el Colegio de San Juan Bautista. Reunió un gran acervo
de libros, parte del cual se conserva en la Biblioteca Pública de Guadalajara. Fue
corresponsal en Monterrey del Banco de Avío. A su muerte, el Congreso de
Nuevo León, por decreto del 31 de mayo de 1851, impuso su nombre (Doctor
Arroyo) a la antigua Villa de la Purísima. Se conocen de él los siguientes
impresos: Exposición presentada a las Cortes por los diputados de ultramar en
la sesión de 25 de junio de 1821 sobre el estado actual de las provincias de que
son representantes y medios convenientes para su definitiva pacificación
(Madrid, 1821) y Respuesta al papel intitulado: Allá van verdades y tope en lo
que topare; y defensa de los bienes eclesiásticos (1837).
ARROYO DE LA PARRA, MIGUEL
Nació en Morelia, Mich., en 1908. Profesor normalista y abogado, fue

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catedrático de la Escuela Nacional de Maestros y notario en Tlalnepantla.
Escribió obras pedagógicas y jurídicas, entre ellas Educación soviética y
domesticación capitalista, Federalización de la enseñanza, Situación económica
y jurídica del magisterio y La pequeña propiedad.
ARROYO RUANO, LUIS G
Nació en Cuetámaro, Gto., en 1913; reside en Guadalajara desde 1963.
Sacerdote, cultiva la poesía y los estudios biográficos. Ha colaborado en
diversas revistas, entre ellas Ábside de la ciudad de México. Es maestro en la
Universidad Autónoma tapatía. Ha publicado cinco libros de poemas: Paisajes
de mi parroquia (1957), Asombro de luces (1959), Clamor de los símbolos
(1960), Rubor de cantera y Esencias de México.
ARROZ
Oryza sativa L. Planta anual de la familia de las gramíneas, de 1 a 1.5 m de
altura, y de tallo derecho, cilíndrico y nudoso. Las hojas son lampiñas,
denticuladas y muy ásperas en los bordes; las flores, blanquecinas; y el fruto,
blanco, coriáceo y comprimido, el cual, envuelto por las glumelas, constituye el
arroz palay, o sea, con cáscara. La planta es originaria de la India y de China. El
arroz puede ser de tres tipos, según el tamaño del grano; en México sólo se
cultiva el largo, introducido a principios del siglo XVII por los españoles. En la
actualidad se siembra en 16 entidades del país, principalmente en Sinaloa,
Campeche, Veracruz, Michoacán y Nayarit, conforme a tres sistemas (trasplante
y siembra directa, bajo riego y temporal), aunque se ha estado experimentando
el flotante, para aprovechar las áreas inundadas de algunas regiones del Sureste.
Mientras en el ámbito internacional el arroz es el alimento más importante
después del trigo, en México su consumo es complementario, principalmente en
las familias de ingresos medios. A causa de que no existe una demanda estable,
la producción ha sido muy irregular en los últimos años, según se aprecia en el
siguiente cuadro:
ARROZ PALAY

Superficie Cosechada Producción Valor de la producción


(miles de ha) (miles de toneladas) (millones de pesos)
1996P 87 394 637
1995 78 367 391
1994 88 374 257
1993 59 287 156
1992 90 394 224
1991 85 347 212
1990 105 394 215
Fuente: SAGAR. Anuario Estadístico de la Producción Agrícola de los
Estados Unidos Mexicanos.
El ligero aumento en las cosechas se ha debido al mayor rendimiento por

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hectáreas, que pasó de 2 703 t en 1970 a 3 850 en 1984, pues la superficie
cultivada se redujo 24 260 ha en ese periodo. El 60% de las tierras dedicadas al
arroz dispone de riego. En 24 años, el Instituto Nacional de Investigaciones
Agrícolas (INIA) ha procesado 20 variedades de arroz: 14 para riego (10 para
siembra directa y cuatro para trasplante) y seis para temporal.
Del total, 11 se cultivan habitualmente: Morelos A70, Morelos A83, Sinaloa
A68, Navolato A71, Juchitán A74, Bamoa A75, Huastecas A80, Culiacán A82,
Campeche A80, Cárdenas A80 y Chiapas A84; y cuatro están introduciéndose:
Milagro Filipino, del Instituto Internacional de Investigaciones de Arroz de
Filipinas, y CICA-4, 6 y 8, del Centro Internacional de Agricultura Tropical de
Colombia. En 1986 estaban en formación dos nuevas variedades promisorias:
C80-22-11-55 y CS1023-3-3-7-12-3-2, con mayor resistencia a la quemadura y
con amplia adaptabilidad a diferentes condiciones de suelo y lluvia.
ARRUE, JUAN DE
Nació en el pueblo de Avalos, hoy Colima, en 1565; murió en 1637. Fue uno de
los primeros artistas nacidos en el país, hijo del escultor sevillano del mismo
nombre, quien se trasladó a Nueva España en 1547, y de María Caltzontzin o
Casonsi, de noble ascendencia tarasca. Algunos autores han cambiado su
nombre reduciéndolo a Juan de la Rua. Muy joven llegó con sus padres a la
metrópoli, y a los 22 años de edad contrajo matrimonio con Ana de Medina, el
18 de mayo de 1587, según consta en actas. Simón Pereyns fue testigo de su
boda y casi seguramente su maestro. También fue discípulo de Andrés de la
Concha; colaboró con éste en la reparación de la primitiva catedral (1585). Hizo
para la Santa Inquisición nueve sambenitos. Entre 1593 y 1594 pintó el retablo
de la iglesia conventual de Etla, en Oaxaca. El cronista Francisco de Burgoa dice
que “se buscó al Apeles de este Orbe Juan de Arrué para que hiciese el
retablo…, sin perder lo natural de la representación de Miguel Angel y las
brochas del Ticiano”. En 1597 Arrué pasó a Puebla, donde decoró el retablo del
trascoro de la catedral, hizo otro para el Hospital de San Pedro y un tercero para
Tehuacán, que se trasladó al convento franciscano de Cuauhtinchán. En este
último representó El Nacimiento, La Crucifixión, La Adoración de los pastores,
La Ascensión y La Asunción de la Virgen; y a los lados de estas escenas, sobre
tablas, a San Lorenzo, San Miguel, Santo Domingo y La Magdalena. En 1607
estuvo en la ciudad de Antequera (Oaxaca) para denunciar a un tal Diego Martín
ante el Santo Oficio, con motivo de una disputa teológica. Curiosamente,
durante el proceso, Arrué reprodujo la imagen de una Virgen aparecida en el
tronco de un árbol quemado, cuyo testimonio existe en el Archivo General de la
Nación. Entre 1611 y 1612 viajó otra vez a Oaxaca y probablemente decoró los
colaterales de varios conventos en la Mixteca. En la iglesia de San Francisco de
Huitzo pintó nueve cuadros sobre la Vida de la Virgen, y en Tlacochahuaya

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trabajó en un retablo dedicado a San Jerónimo. En 1633 contrató en Puebla la
hechura de un lienzo basado en un Milagro del ángel San Rafael y el beato San
Juan de Dios, para el refectorio del convento de San Bernardo. En 1621 diseñó
para el convento de Santo Domingo el túmulo dedicado a la memoria de
Margarita de Austria; y para celebrar el arribo del virrey marqués de Gálvez,
levantó un monumental arco triunfal. El 30 de agosto de 1637 otorgó testamento
en Puebla como “Juan de Arrué, maestro pintor, vecino de la ciudad de los
Ángeles”.
Véase:Diego Angulo Íñiguez: Historia del arte hispanoamericano
(Barcelona, 1950); Francisco Pérez Salazar: Historia de la pintura en Puebla
(1963); Manuel Toussaint: Arte colonial en México (1962).
ARRUZA, CARLOS
Nació en la ciudad de México en 1920; murió en 1966. Su verdadero apellido
era Ruiz Camino. Torero que alcanzó notables triunfos, especialmente en su gira
de 1946, en compañía de Manolete.
ARSÉNICO
Metaloide duro y cristalino de color gris acero. Se encuentra en estado nativo y
en minas, combinado con otros minerales, entre ellos el níquel y el cobalto. Es
un elemento escaso en la naturaleza. Existen cuatro variedades; la más común es
el blanco o trióxido de arsénico, el cual se utiliza en la fabricación de vidrios y
esmaltes opacos, en insecticidas y herbicidas, en la conservación de maderas y
en otras aplicaciones industriales o metalúrgicas. El trióxido de arsénico es el
único que se produce en México, como subproducto en la refinación del cobre y
del plomo, en dos presentaciones: afinado, con 99% o más de pureza; y no
afinado, cuando la ley es menor. El primero representa el 90% de la producción
nacional. Ésta se había mantenido a un nivel medio de 10 mil toneladas anuales
hasta 1969 (segundo lugar en el mundo, después de Suecia). A partir de
entonces, los avances de la química orgánica han reducido el uso del arsénico,
con la consiguiente baja en la demanda mundial. Ello explica. en parte, que en
1972 la producción mexicana haya sido sólo de 4 482 t; sin embargo, de 1973 a
1984 se ha mantenido alrededor de 4 260 t, con lo que México alcanzó, a partir
de 1983, el primer lugar mundial como productor de arsénico.
ART NOUVEAU
No es fácil precisar las fuentes de este estilo. Su paternidad la reclaman ingleses,
belgas y franceses. Sin embargo, es un hecho que en arquitectura comenzó con
la casa Tassel que Víctor Horta construyó en Bruselas (1893). Ahí están
plasmados los principios que más tarde retomaron los simpatizantes de esta
corriente artística; por ejemplo, el uso de plantas flexibles y de nuevos
materiales, la libre disposición de espacios en distintos niveles y la
independencia de éstos respecto a la planta. Esto influyó muy pronto en

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Alemania, Austria y Francia; de este último país irradió a Latinoamérica y
especialmente a México. Hacia esos años, el arquitecto Antonio Gaudí había
realizado en Barcelona algunas de sus obras ​la casa Millá, por ejemplo​, razón
por la cual también se ha querido ver en ellas los orígenes del nuevo estilo. El
iniciador del art nouveau en Francia fue el arquitecto Héctor Guimard, quien
conoció y revisó la obra de Horta; en 1899 construyó un edificio de
departamentos en París, que al decir de Gideon, es una muestra de arquitectura
total, o sea, de perfecta adecuación entre la planta y la decoración. También fue
autor de las célebres entradas del metro parisiense y, de manera especial, de una
casa en la calle Mozart, en la cual hundió los vanos de las ventanas y balcones
“resaltando el muro de la esquina, en un espléndido equilibrio ondulatorio. En la
puerta principal, resaltada lo mismo que la ventana, ascienden las jambas y se
continúan sin interrupción en el arco, que avanza curvado como en las repisas de
los retablos barrocos y se decora de tallos con una delicada melodía de
entrelazos. De casas como ésta nacen casi todas las mansiones art nouveau que
existen ​o existieron​ en la ciudad de México” (Francisco de la Maza: Sobre
arquitectura art nouveau). Esta corriente no se limitó a la arquitectura; invadió
la escultura y, sobre todo, las producciones de artículos decorativos y de
mobiliario; de ahí que muchos críticos lo consideren como “un estilo
eminentemente decorativo”. Surgió en México a principios del siglo XX,
coincidiendo con la creación de nuevos barrios capitalinos: las colonias Juárez,
Cuauhtémoc y Roma; en esta última se conservan, maltrechos, los ejemplos más
sobresalientes, aunque otros existieron en la colonia Santa María y en Tacubaya.
Muchas de las casas art nouveau fueron creaciones europeas, pues planos y
arquitectos se hacían venir del Viejo Continente; sin embargo, hubo mexicanos
que construyeron en ese estilo. Adamo Boari erigió su casa y el Palacio de
Bellas Artes con base en los lineamientos del art nouveau. La primera de esas
obras fue destruida; y respecto a la segunda, Francisco de la Maza dice que, en
tal edificio, Boari “trató de hacer un art nouveau mexicanizado, por lo cual
asoman en muchas partes cabezas de tigres y coyotes y unas poderosas
serpientes ondulan en los arcos de las ventanas del primer piso. Esta decoración,
tan inteligentemente ideada por Boari, le da al Palacio de Bellas Artes una
categoría única”. Obra capital de esta arquitectura es el Hotel de la Ciudad de
México, que en otro tiempo albergó los almacenes de El Centro Mercantil.
Aunque su fachada es más bien ecléctica, el interior fue concebido enteramente
dentro del art nouveau, resaltando particularmente las barandillas, la escalera, el
ascensor y el plafón, donde “un enorme vitral da luz y color a la tienda. Los ejes
y travesaños de hierro que lo sostienen se enriquecen en el centro, en donde tres
óvalos se rehúnden con doble faja de vidrios policromados; después, una suave

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curva de tres tramos en los que los dibujos de los vidrios son diferentes, baja y
se apoya en el muro. La electricidad sobra aquí. Es la luz solar, filtrándose a
través de este rico plafond la que ilumina todo”. Pero la mayor influencia se
ejerció en la arquitectura habitacional, cuyos mejores ejemplos se conservan en
la colonia Roma; casi siempre en los exteriores se despliega gran imaginación al
resaltar las fachadas por medio de volúmenes salientes, líneas curvas y
elementos vegetales; los marcos de las puertas y de las ventanas tienen perfiles
ondulantes, logrados con rebordes. En los pretiles de la parte alta de las fachadas
también predomina la línea curva, tal como podía admirarse en la casa de la
calle de Guanajuato núm. 63 que, sin duda alguna, fue uno de los mejores
ejemplos del art nouveau. En los barandales de las ventanas, calados o
esculpidos, y sin importar la naturaleza de los materiales, generalmente
predomina la línea curva y la ornamentación vegetal. Muchas de esas casas no
fueron construidas por arquitectos, sino por maestros de obra catalanes
establecidos en México, como apunta Israel Katzman. La profusión de motivos
decorativos de los exteriores se acentúa en el interior. Quedan pocos ejemplos; el
más importante fue el de la casa Requena, en la calle de la Santa Veracruz núm.
43. Concebida y realizada por su propietario, don José Luis Requena, de 1907 a
1908, es la obra que más se apegó a los ideales del nuevo estilo, especialmente
en la puerta, el comedor, el salón de música, la sala y la recámara; su autor se
hizo auxiliar, para la decoración, del pintor catalán Ramón Canto, quien supo
adecuar la pintura a la decoración; en el comedor pintó dos alegorías, La
Primavera y El Otoño, “con un estilo claramente prerrafaelista, a lo Rosseti o a
lo Burne-Jones” (Francisco de la Maza). El complemento era un mobiliario art
nouveau y la cristalería y la cuchillería del estilo. En la recámara sobresalía la
cama, en cuyos pies podía verse un pavo real con las alas extendidas; el mismo
tipo de aves decoraba el tocador y las sillas, donde también abundaban flores de
distintas especies. Desgraciadamente la obra fue desmantelada y actualmente
pertenece a una colección particular. Para fines de los años veintes, el art
nouveau había entrado en decadencia; su vida fue efímera pero plena; otros
intereses y nuevas tendencias en el arte empezaban a manifestarse.
Véase: Francisco de la Maza: “Sobre arquitectura art nouveau”, en Anales
del Instituto de Investigaciones Estéticas (26; 1957) y Del neoclásico al art
nouveau y Primer viaje a Europa (1974); Israel Katzman: La arquitectura
contemporánea mexicana. Precedentes y desarrollo (1963).
ART-DECÓ
Estilo de las artes plásticas que debe su nombre al apócope de la expresión
francesa arts décoratifs, utilizada para designar los trabajos artísticos
“aplicados” o de adorno. Cronológicamente, el art-decó sigue al art nouveau y,
de alguna manera, lo niega, aunque se identifique con él como moda artística. El

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apogeo del art-decó en Europa, Estados Unidos y México, ocurrió en los años
veintes y treintas, entre las dos guerras mundiales en los llamados “años locos”.
Los antecedentes del estilo pueden rastrearse desde finales del siglo XIX, y los
consecuentes son ostensibles ​especialmente en México​ en obras de los años
cuarentas e incluso cincuentas, sin que por eso dejen de plantear alguna
novedad. La exposición de París en 1923 fue definitiva para la consagración del
nuevo estilo; a partir de entonces, los objetos art-decó invadieron el mundo hasta
la Exposición Internacional de Nueva York de 1940. En la arquitectura mexicana
el art-decó se puso de manifiesto en la sobreposición de motivos en fachadas de
edificios. Si en la ciudad de México hubo barrios donde proliferó el art nouveau,
en otros se optó por el art-decó; el ejemplo más significativo es la colonia
Hipódromo Condesa, pero también quedan edificios singulares. El arquitecto
Juan Segura fue autor del conjunto Cine Hipódromo (en Tacubaya) y de la
Fundación Mier y Pesado (en la calzada de Guadalupe). Los dos edificios art-
decó por antonomasia en la capital de la República son el Palacio de Bellas
Artes (que también tiene elementos art nouveau) y el Monumento a la
Revolución, obras de Federico Mariscal y Carlos Obregón Santacilia,
respectivamente, quienes trabajaron sobre proyectos antiguos (v. ART
NOUVEAU). Otros edificios con este estilo son la Secretaría de Salud, la
antigua Lotería Nacional, el auditorio al aire libre del parque México y los
centros deportivos Plan Sexenal y Venustiano Carranza. Quizá sea en el Palacio
de Bellas Artes donde mejor puedan apreciarse las características del art-decó:
preferencia por la línea y ángulos rectos, perfiles trapezoidales y recuperación de
elementos de arquitectura prehispánica, como las grecas y mascarones del dios
maya de la lluvia; la influencia mexicana se advierte también en el uso de
motivos de la flora nativa (cactos y magueyes). México, país dotado de una
habilidad especial para la decoración, logró darle un toque local al art-decó,
enriqueciéndolo con motivos nacionales. El art-decó no sólo se usó en el
vestíbulo principal; también se llevó a la sala, donde palcos y cúpulas lucen
motivos geométricos y de la flora nativa; asimismo, las lámparas que flanquean
la escalera de acceso a la sala se encuentran entre los objetos más característicos:
simulan fuentes de cristal que se elevan tratando de alcanzar los candiles.
El interior del Banco de México y el Monumento a la Revolución fueron
realizados por Carlos Obregón Santacilia, aprovechando estructuras existentes, a
las cuales logró darles un sello propio. El espacioso interior del Banco de
México se impone por la pureza de sus líneas; ahí es menos severo el
geometrismo, y detalles como la lámpara muestran la sobriedad y la elegancia
características del art-decó. En el Monumento a la Revolución, “inventó” una
obra acentuando geometrismo monumental; utilizó la estructura metálica

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levantada durante el porfirismo por el arquitecto francés Emile Bernard. A ella
se sobreponen, en las esquinas, grupos escultóricos que no pueden considerarse
esculturas, puesto que son complemento del edificio. Este punto de vista ilustra
muy bien el sentido decorativo que tuvo la estatuaria de ese entonces, pues “no
es posible hablar de escultura art-decó por la sencilla razón de que la verdadera
escultura no es decorativa, y el llamado art-decó es esencialmente una
manifestación ornamental. Sería más correcto, en todo caso, decir estatuaria art-
decó, ya que ésta sí pertenece a las artes menores, es decir, a las artes
decorativas” (Salvador Moreno: La estatuaria art-decó en México). En tal
sentido, también deben considerarse ejemplos notables de la estatuaria art-decó
las figuras humanas que ornan la entrada del Banco de México, y el desnudo
femenino que está en la pérgola del parque México, “que sorprende, no tanto por
su desnudez descarada, sino por su descarado afán estatuario. La simetría de los
senos, los brazos, las piernas, los ojos (y había que añadir los cántaros ya que se
trata de una fuente) corresponden a ese carácter decididamente contrario a toda
ondulación y sensualidad que caracterizara al art nouveau” (S. Moreno, Ibídem).
Otro aspecto en el que coinciden ambas expresiones artísticas es la
influencia que ejercieron en las llamadas artes menores. El art-decó, con mucho
mayor intensidad, se dejó sentir en el mobiliario, en la indumentaria y hasta en
los objetos más insignificantes de la vida cotidiana. Hay críticos que admiten
que hubo un “modo de vivir” art-decó, lo cual no parece tan exagerado si se
considera que las grandes tiendas de la época, como El Palacio de Hierro, El
Puerto de Liverpool y El Centro Mercantil, proveían a los capitalinos de la moda
art-decó francesa y neoyorquina. Y es que “el espíritu que encarnó el art-decó
fue el de la superficialidad, el de la inmediatez, el de las cosas que se gastan o
pasan de moda en muy poco tiempo, el de la moda siempre cambiante que
arrastra en su caída a toda la generación que la hizo suya” (Marco Antonio
Pulido). Tal vez por esto mismo se le desconoce hoy en día. De todas maneras,
el art-decó contribuyó a que México fuera mejor conocido en el ámbito
internacional
Véase: Felipe García Beraza y otros: El art-decó en México (1977); Marco
Antonio Pulido: “¿Qué es el Art-Decó?”, en Siete (5-34; 17 de junio de 1974).
ARTAUD, ANTONIN MARIE JOSEPH
Nació en Marsella, Francia, en 1896; murió en Irey, cerca de París, en mayo de
1948. En 1920 se instaló en París. Tomó parte en el movimiento surrealista de
1924 a 1927, en que sobrevino una famosa polémica con André Breton y
Benjamín Peret. Fue actor teatral de L​Atelier en muchas obras, y de cine en
películas como Napoleón de Abel Gance (1926), La pasión de Juana de Arco de
Dreyer (1926), L​Opera de quatre sous de Paest (1930) y Lilliom de Fritz Lang,
ese mismo año. Escribió poemarios, obras de teatro y críticas literarias. Se le ha

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identificado como heredero de la familia que comienza con los románticos
alemanes, pasa por los “poetas malditos” y culmina con los surrealistas. Entre
sus obras más importantes pueden citarse Carta a la vidente, Heliogábalo o el
anarquista moderado y Antología de la poesía surrealista. Recogió su visión del
arte escénico en El teatro y su doble, donde propugna por un ritual primitivo
sujeto a las necesidades y emociones elementales del hombre, y plantea que el
teatro debe convertirse en protesta contra los valores artificiales impuestos por
una cultura nacionalista. Muchas ideas suyas llegaron a ejercer una poderosa
influencia en la dramaturgia contemporánea. Su naturaleza esencialmente
solitaria le impedía creer en la acción revolucionaria. Siguió practicando
conceptos surrealistas en el “teatro de la crueldad”, el cual fue creado, según su
idea, “para devolverle a la escena la noción de una vida apasionada y
convulsiva”. También incursionó en la pintura. Estuvo en México los primeros
meses de 1936. Ya lo había planeado, pues en 1934 presentó en París su drama
La conquista de México. Jaime Torres Bodet, entonces agregado cultural en
Francia, lo ayudó para que pasara a México, lo eximió de pagar visa y le dio
cartas de recomendación para intelectuales mexicanos. Artaud dio tres
conferencias en la Escuela Nacional Preparatoria: “Surrealismo y revolución”,
“El hombre contra el destino” y “El teatro y los dioses”. No logró la resonancia
merecida, porque se vivía entonces una revolución nacionalista y muchos
preceptos marxistas que Artaud atacaba eran vistos como la única solución.
Ofreció en la Alianza Francesa otra conferencia: “El teatro de la posguerra en
París”, que tampoco causó entusiasmo. Aparte de Luis Cardoza y Aragón, Elías
Nandino y José Gorostiza, no conoció ni trató a escritores mexicanos. Se
entusiasmó en cambio con dos artistas plásticos: Luis Ortiz Monasterio y María
Izquierdo, a quien influyó. Llevó a Francia cuatro óleos de esta pintora y los
presentó como muestras de un arte auténticamente puro. Sus artículos aparecían
en el periódico El Nacional, y gracias a lo que esto le producía y a una beca de
la Secretaría de Educación, viajó a tierras tarahumaras. Se propuso experimentar
con el peyote como “un principio magnético y alquímico maravilloso”; recogió
sus experimentos en el libro Tarahumara. No halló en México lo que buscaba y,
nueve meses después de haber llegado, abandonó el país de regreso hacia
Francia. Cardoza y Aragón, que le ha dedicado varios ensayos, dijo: “Viajó a
México para juntar el rompecabezas que fue su vida sin lograrlo. Lo que
buscaba no lo descubriría en ninguna realidad. En ninguna parte. Lo que
buscaba no existía. No podía existir fuera de su imaginación”.
ARTE PLUMARIO
Una de las manifestaciones originales del sentido artístico de la población
mesoamericana era el arte plumario que floreció con anterioridad a la Conquista.
Se introdujo relativamente tarde entre los aztecas, pues fueron los dos últimos de

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sus reyes los que subyugaron a las provincias sureñas donde este arte estaba
desarrollado y donde había abundancia de pájaros de brillante plumaje. Se
confeccionaban mosaicos de plumas tejidas en mantas o bien pegadas sobre
papel de amate. Son muy pocos los ejemplares que se han conservado (Museo
del Cincuentenario, Bruselas; Museo de Historia Natural, Viena; Museo
Nacional de Antropología e Historia, ciudad de México). Las plumas servían de
adornos para mantos reales, penachos, escudos, brazaletes, pendientes, abanicos
y otros objetos personales, suntuarios o rituales. Se prohibía, bajo pena de
muerte, cazar al quetzal, cuya cola era muy apreciada para esta artesanía y se
reservaba a los reyes. Después de la Conquista se hicieron imágenes cristianas
de plumas de pájaros. Clavijero dice que los artífices tomaban cada plumita de
colibrí, o de otras aves, con unas finísimas pinzas de hueso, la untaban
delicadamente de chaucle y la colocaban en el lugar escogido del cuadro. A
veces estudiaban todo un día la aplicación de cierta pluma, observándola de
distintos ángulos, hasta encontrar aquella que respondía a su propósito de
perfección. Cuando le presentaron al papa Sixto V (1585-1590) un lienzo de San
Francisco de Asís, hecho de plumas por artistas mexicanos, éste se quedó
incrédulo y frotó un poco los dedos sobre el cuadro. Le pareció maravilloso
comprobar que los colores no eran artificiales, pintados, sino naturales, de
plumas de aves del trópico: diferencia que no se podía discernir a simple vista.
El último gran artífice del arte mexicano del mosaico de plumas murió en
Pátzcuaro en la octava década del siglo XVIII; y con él acabó, o al menos se vio
muy disminuida, una de las tradiciones artísticas de más abolengo en el Nuevo
Mundo.

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Amantecas (Códice Florentino)
AEM
ARTEAGA, JOSÉ MARÍA
Nació en la ciudad de Aguascalientes en 1833; murió fusilado en Uruapan,
Mich., en 1865. Luchó en calidad de suboficial contra los invasores
norteamericanos y los polkos. Posteriormente llegó a ser general de división y
gobernador del estado de Querétaro. Fue uno de los Mártires de Uruapan,
oficiales republicanos ejecutados en ese lugar por los invasores, durante la
Intervención Francesa.

José María Arteaga en Uruapan, momentos antes de su fusilamiento durante la intervención


francesa.
AEM
ARTEAGA, JUAN DE
Nació en Estepa, Andalucía, España, el 16 de julio de 1500; murió en la ciudad
de Puebla el 8 de septiembre de 1541. Por el año de 1524 se unió con otros
compañeros a San Ignacio de Loyola. Cuando fue erigida la diócesis de Chiapas,
en 1538, el papa Paulo III lo nombró primer obispo y fue consagrado en Sevilla
el 15 de febrero de 1541. Sin embargo, murió camino hacia su sede.
ARTEMISA
Ambrosia artemisiaefolia L. Planta herbácea de la familia de las compuestas,
con tallo semileñoso de 80 cm de altura. Las hojas son opuestas y pilosas, y las
flores, pequeñas, se dan en cabezuelas. La planta contiene resinas, aceite
esencial, goma, tanino y almidón. En medicina popular la infusión de las hojas
se recomienda como estimulante de la digestión, para bajar la fiebre y como
antihelmíntica. Vegeta en Morelos, San Luis Potosí, Veracruz y el valle de

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México. Se le conoce también como artemisia y altamisa.
ARTESANÍA Y ARTE POPULAR
La artesanía es el conjunto de reglas de un oficio que el productor aplica a la
manufactura de un objeto. En este campo, la habilidad manual del operario tiene
mayor significación en el trabajo que la idoneidad del herramental y los equipos;
o sea que los medios de que se vale para producir no llegan a ser útiles si no
media, para su manejo, una destreza previa. Esto la diferencia de la industria,
dentro de cuya complejidad las tareas manuales se simplifican, estandarizan o
automatizan, y el hombre queda subordinado al ritmo y a las exigencias de la
máquinas. La artesanía no supone de suyo el ejercicio de una voluntad de
expresión artística. Cuando carece de ese propósito es, simplemente, una forma
primitiva de la producción condenada a desaparecer según avance el desarrollo
de la industria; pero cuando sí tiene ese designio da ocasión para que se
manifieste el arte popular en el área de las manufacturas. Aparte sus atributos
esenciales ​territorio, lengua, instituciones y creencias comunes​, la nacionalidad
se reconoce en los productos culturales del pueblo, entre ellos una vasta
multiplicidad de objetos artesanales de arte popular ​utilitarios, ceremoniales u
ornamentales​ en los cuales se acentúa el origen común y el apego a la
comunidad de la que se forma parte. Cuando lo que el artesano produce se apega
a las costumbres, se vuelve tradicional; cuando traduce o interpreta un modo
peculiar de ver, sentir y creer, deviene en arte; y cuando con esas formas se
identifica una voluntad colectiva de expresión, se transforma en arte popular. Por
esta razón, el nombre del autor, que se asocia a las piezas en el arte culto, se
sustituye en el popular por el locativo de su procedencia. El arte popular es, a la
par que un vehículo de identificación del sujeto con su grupo, un medio para
reconocer a la comunidad. Lo que lo distingue es su naturaleza consustancial a
la región, a la ciudad, a la pequeña población y a veces inclusive al barrio. Sin
embargo, no por esto es anónimo, pues los creadores de los diseños básicos son
siempre identificables.
Varias circunstancias, todas relativas a la facilitación de la vida cotidiana,
han restringido el uso de los productos culturales del pueblo. Las costumbres
siguen el ritmo que impone la modernidad, dentro de una tendencia a la
simplificación. La uniformidad es una de las condiciones de la economía
consuntiva; la falta de individualidad atribuye comunes denominadores a las
actividades habituales, y un tono impersonal preside la apariencia formal de los
escenarios en que discurre el acontecer de todos los días, apostillado por
muebles, menajes, vestidos y utensilios estandarizados. Por ello, y como
reacción frente a la rutina del practicismo, el hombre mantiene latente la fórmula
de su identidad: la posibilidad, siempre abierta en virtud de la tradición, de
volver al uso de los productos culturales del pueblo. Es en ese campo donde se

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reencuentra a sí mismo en vinculación con su nacionalidad y su comunidad;
donde afirma su yo autónomo, frente a la generalidad que lo despersonaliza;
donde opera la identificación del individuo con la sociedad.
Dentro de la multiplicidad de formas de creación y de expresión, el arte
popular es el arte social por excelencia. A partir de una interpretación personal
de los comunes denominadores del grupo, muy a menudo religiosos, se suscita
una suerte de hallazgo de lo propio; luego una identificación general del gusto
con el objeto y finalmente una manera, un estilo que particulariza a la
comunidad y que toma el nombre de su locativo. México ha sido un país
disperso por la historia, la incomunicación interior, las diferencias económicas y
la abundancia de lenguas y versiones dialectales. Las culturas regionales o
locales se conservaron en el aislamiento, pero su permanencia actual se finca en
los estímulos que les otorgan la Iglesia, el Estado y un sector de la inteligencia
nacional deseoso de preservar y heredar lo que estima como característico. De la
pluralidad de las culturas y de los materiales locales proviene la variedad de los
productos del arte popular. Éstos se distinguen por el material de que están
hechos y por el lugar de su procedencia. La sensibilidad de los mexicanos,
ejercida con destreza, ha convertido en objetos de arte las arenas sílices (v.
VIDRIO SOPLADO), el barro y el caolín (v. CERÁMICA); el oro, la plata (v.
ORFEBRERÍA), el cobre, el latón, el fierro y el acero (v. METALISTERÍA); la
piel, el cuero, el cuerno, la concha, el carey, el hueso (v. TARACEA) y la cerda;
la caña de maíz, la médula del camalote, el látex del chilte, la madera y las raíces
(v. ESCULTURA y TALLA); la piedra, el alabastro, el jaspe y la obsidiana (v.
LAPIDARIA); el trigo (v. PANICUA) y el azúcar (v. ALFEÑIQUE). Con éstos
y otros materiales y de modo distinto, aunque semejante, en cada región, el arte
popular ha rodeado de representaciones y símbolos el nacimiento, y de juguetes
la infancia; ha proporcionado vestido, muebles y utensilios al hombre durante su
vida, decorado su casa y exornado sus fiestas; y ha rendido culto a Dios, a la
Virgen, a los santos y a sus muertos.
Artesanía y arquitectura. La ciudad de Puebla y sus alrededores es el área
donde las casas y los templos llegaron a representar un estilo nuevo. Durante los
siglos XVII y XVIII surgió allí un barroco sensual y conceptuoso. La fórmula
consistió en añadir a los edificios todos los recursos aplicables de las artesanías:
el ladrillo, el azulejo, las labores de argamasa, el hierro, la cantería, la
imaginería, la pintura y el dorado. El gusto por la exuberancia formal, la
variedad de materiales y la policromía fue compartido tanto por la rica sociedad
poblana cuanto por los barrios y comunidades indígenas. Los mismos recursos
constructivos y plásticos, aunque con tratamientos diferentes, sirvieron a los
prósperos navegantes que hacían el comercio con España y Filipinas para

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homenajear a la Virgen en la Capilla del Rosario; a los aborígenes de Santa
María Tonantzintla, para figurar un paraíso profano; a los clérigos y religiosos,
para ornamentar sus iglesias y conventos; y a los vecinos opulentos, para
embellecer sus residencias. Domos, torres, pórticos, patios y fuentes fueron
revestidos con ladrillos y azulejos; las fachadas fueron tratadas como grandes
composiciones murales, con escenas, escudos y alegorías; y aun hubo iglesias
enteras que fueron hechas de piezas de cerámica. Millones de pequeños
elementos salieron de docenas de talleres, donde cientos, acaso miles de
artesanos producían una a una las partes que luego serían ensambladas. Los
interiores, a su vez, se cubrieron de lacerías, roleos, tarjas y símbolos cristianos.
La arquitectura poblana llegó a expresar así toda la fuerza creativa del pueblo.
Artesanías e Iglesia. Entre los planes de trabajo de la Comisión Episcopal de
Liturgia, Música y Arte Sacro para el periodo 1980-1984, consta el de
“promover el arte sagrado entre los artesanos, fomentar una digna creatividad”.
Este propósito sugiere la intención de preferir para la liturgia las piezas
elaboradas por los artesanos y no las opciones que ofrece la industria. En El arte
sacro actual (1965) del padre jesuita Juan Plazola, citado en Panorama actual
de las artesanías con motivos religiosos (1981) por Porfirio Martínez Peñaloza,
se clasifican los objetos sagrados en tres grupos: 1. El cáliz, la patena, el copón,
el sagrario, la custodia, la cruz del altar y los candelabros; 2. Los vestidos:
casulla, dalmática, capa pluvial, alba, cíngulo y roquete, y el manípulo y la
estola; y 3. El incensario, el aguamanil, las vinajeras, los vasos para los santos
óleos y la lámpara perpetua. Los del primer grupo, igual que las coronas, los
pectorales, los báculos episcopales y los anillos llamados esposas, son productos
de la orfebrería y ciertamente no se han producido en serie. En años recientes,
según Martínez Peñaloza, se ha intentado con éxito reavivar el uso de la
calamina (bronce dorado) en los candelabros y lámparas, siguiendo los modelos
neoclásicos de Manuel Tolsá o ensayando diseños modernos. Las vestiduras, a
su vez, se hicieron con suntuosidad durante el virreinato, especialmente por los
gremios de sederos y bordadores, pero extinguidas estas corporaciones esas
prendas se confeccionaron industrialmente y se importaron de Europa. Sin
embargo, algunas comunidades de religiosas siguieron haciendo en forma
manual estas piezas, así como los corporales, las palias, los manteles y los
frontales, aunque el bordado, el deshilado y la pintura con que se exornan
decayeron en calidad artística. Otros materiales que se han utilizado para fines
litúrgicos son el vidrio soplado y el cristal al plomo, y se explora la posibilidad
de aplicar a las vestiduras y accesorios los tejidos hechos en telar de cintura.
Los objetos artesanales pueden ser utilitarios o decorativos, tradicionales o
de reciente invención. La artesanía popular es la tradicional, vinculada a

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necesidades, festividades o gustos populares; puede ser utilitaria, ritual o
decorativa. El arte popular comprende las artesanías con intención artística y la
arquitectura, la pintura, la escultura, la música, la danza, las leyendas y los mitos
peculiares de cada localidad. En ocasiones se le llama arte folclórico, arte
etnográfico, arte in situ y aun arte indígena. Este artículo se refiere sólo a la
producción artesanal de objetos con intención artística.
Alfarería. Los alfareros utilizan tres técnicas: a) el modelado a mano; b) el
moldeado, sobre patrones de barro cocido o yeso; y c) el torneado. El torno se
emplea en unos cuantos lugares. Al lado del torno mecánico, de forma común en
todas partes, hay otros muy primitivos, que consisten en una simple tabla o pieza
plana colocada sobre una superficie curva, para que gire. De la calidad del barro
de cada región depende la manera de usarlo: sin agregados (Atzompa),
mezclando dos o más clases (Puebla), o añadiéndole otros elementos, como la
plumilla de tule (Metepec). La cocción del barro se realiza preferentemente en
hornos circulares abiertos por arriba, de uso en la mayoría de los centros
alfareros; en hornos bajo tierra, con la boca a ras del suelo (San Bartolo
Coyotepec), o simplemente sobre el piso, a la intemperie (Amatenango del
Valle), lo cual explica la fragilidad de muchas cerámicas tradicionales. El
combustible puede ser leña, petróleo o boñiga de res, aunque en años recientes
se nota una marcada tendencia al uso del petróleo. Las piezas se queman a una
temperatura de 600 a 800 °C; la del tipo mayólica y en general toda la vidriada
se someten a una segunda cochura, a 1 100°. Los colores para decorar suelen ser
tierras, anilinas o esmaltes. En algunos lugares (Tzintzuntzan y Patamban) se
añade a las gretas óxido de cobre. En la producción alfarera se distinguen cuatro
grandes géneros de piezas: a) de uso doméstico; b) ornamentales; c) para usos
rituales; y d) juguetes y miniaturas.
Son 75 los centros alfareros de mayor importancia, cuyos maestros más
distinguidos en lo que va del siglo se indican entre paréntesis. Destacan, en
Aguascalientes: cerámica tipo mayólica, de la capital del estado. En Baja
California: ollas de dos bocas para los matrimonios, en la comunidad kiliwi. En
Colima: barriles, cántaros y reproducción de piezas arqueológicas. En Chiapas:
cántaros, ollas y animales hechos a mano, de Amatenango del Valle; juguetería,
loza vidriada y candeleros del barrio de San Ramón, en San Cristóbal de Las
Casas; loza engobada (platos, cántaros y jarrones) de Tenango; grandes cántaros
de la región de Chamula; pichanchas, cajetes y apaxtles, de Ocozocuautla;
cántaros y silos, de la zona de Comitán; y loza corriente de la colonia El
Modelo. En Chihuahua: comales, palomeras (para tostar maíz) y ollas
tesgüineras, de la región de Cárichi. En Durango: pipas ceremoniales y apaxtles
laqueados con almagre y aceite de chía, en la comunidad tepehuana. En

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Guanajuato: mayólica de Gorky González; vajillas vidriadas y decoradas a
mano y azulejos, de Dolores Hidalgo; macetas y macetones de San Felipe
Torresmochas; platos vidriados con extraordinarios dibujos al pincel, del Rancho
de Flores; cántaros y ollas de barro de San Agustín; y barriles y lavaderos de
Silao. En Guerrero: macetas, cántaros, figuras y animales para alcancía, vasijas,
máscaras y muñecas de una cochura, con decoración al pincel, en Ameyaltepec,
Tulimán y San Agustín Huapan; loza vidriada de Chilapa; cazuelas, cántaros y
tlalchiquihuites de Ayahualco y Atzacoaloya; alfarería doméstica de Tecpan de
Galeana, Coacoyul y El Zarquito; tinajeras y cántaros de San Cristóbal,
Ometepec y San Marcos; ollas y cántaros de una cochura de Ajuchitlán,
Tiringueo, Acapetlahuaya y Magdalena; cántaros de Zacualpan y Tlaxcahuacán;
alfarería corriente de Chaucingo y los alrededores de Tlapa; y cántaros, macetas,
ollas y copaleros de una cochura, con decoración al pincel, de Zumpango del
Río, donde se quema la loza al ras del suelo. En Hidalgo: loza de una cochura,
de Chililico, con decoración al pincel; cántaros de Chapantongo; comales,
chochocoles y ollas decoradas en líneas negras, de San Pedro Tlachichilco; ollas,
cántaros y tinajas, de la región de Acaxochitlán; y loza vidriada de Tulancingo.
En Jalisco: loza vidriada con decoración al pincel llamada “de petatillo” (José
Bernabé); loza bruñida o de olor (Amado y Simeón Galván, Pío y Félix Solís y
Salvador Vázquez); loza del tipo “bandera” (Pablo Jimón y Gregoria Mera); y
miniaturas vidriadas o bruñidas, y alcancías policromadas, de Tonalá; loza
“canelo”, decorada con motivos florales en tonos rojos sobre fondo crema, de El
Rosario (Nicasio Pajarito) y Tateposco (Guadalupe Fajardo); y juguetería de
barro policromado, volantines y silbatos de Salatitán y Santa Cruz de la Huertas,
donde también se hacen arcas de Noé, iglesias y animales policromados y
barnizados al betus (Candelario Medrano); esculturilla fina y juguetería para
Navidad (Guadalupe Panduro y Maximiliano Anguiano), miniaturas
extraordinarias (Ángel y Jesús Carranza) y cerámica de alta temperatura (Jorge
Wilmont), de Tlaquepaque y Tonalá. En el Estado de México: candeleros,
árboles de la vida, figuras de molde policromadas y objetos vidriados de tipo
doméstico, de Metepec; jarros, cazuelas y juguetes decorados al pincel y
vidriados, de Tecomatepec; vajillas vidriadas en verde, café y amarillo, de Valle
de Bravo; loza vidriada, con decoración al pincel, de Santa Cruz de Arriba; loza
vidriada en los alrededores de Temascalzingo y la zona mazahua (cántaros,
barriles, macetas y cazuelas); cántaros y ollas de Almoloya de Juárez; y barro de
una cochura de El Arenal. En Michoacán: vajillas y macetas vidriadas, de
Capula; macetas vidriadas de Zinapécuaro, lisas o decoradas al pastillaje; loza
vidriada en blanco y verde, decorada al pincel con peces, aves, venados y
escenas regionales (Natividad Peña); figuras vidriadas (músicos, reyes magos,

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vírgenes) hechas al molde; loza roja con decoración bruñida (Patricio Estrada),
ollas de diferentes tamaños (cuicha, tacha), poncheras y vasijas para agua, de
Tzintzuntzan; loza vidriada en negro, de Santa Fe de la Laguna; candeleros,
ollas y poncheras con decoración al pastillaje y loza vidriada en verde, decorada
al pincel o esgrafiada, de Patamban, donde también se producen piezas de un
barro muy fino llamado “cáscara de huevo”; piñas y poncheras verdes, de San
José de Gracia (Emilio Alejos Pérez); cántaros rojos y loza vidriada de
Huánsito; figuras fantásticas de Ocumicho; ollas, cazuelas y vajillas de
Tlalpujahua; y comanjas y cuerecas en Chilchota, Zipiajo y Cocucho. En
Morelos: tinajas, cántaros y juguetería para el Día de Muertos, de Tlayacapan.
En Nayarit: sahumadores, ollas, figuras y objetos ceremoniales, de la comunidad
huichol; y pipas rituales y ajuares domésticos para las novias, de la comunidad
cora. En Nuevo León: macetas y cántaros, de Dr. Arroyo. En Oaxaca: San
Bartolo Coyotepec: ollas, cántaros, pichanchas, silbatos zoomorfos, sirenas y
batidores de barro negro pulido (doña Rosa); Tavehua: juguetes, cazuelas de
color naranja bruñidas y patojos; región mixe: patojos, bateas y cántaros
decorados con la resina del encino; Ocotlán de Morelos: mercaderas,
nacimientos, funerales, vasijas zoomorfas, campanas e incensarios, todos hechos
a mano y decorados con anilinas (familia Aguilar); Atzompa: muñecas y otras
figuras decoradas al pastillaje (Teodora Blanco), diversos objetos de tipo
doméstico para uso cotidiano y juguetitos, todos engretados en verde, y apaxtles
y tintas vidriadas o bañadas en rojo; Jamiltepec: juguetes de inspiración
prehispánica; Río Blanco, Tonaltepec: cántaros chorreados, de forma muy
antigua; barrio Vishana, de Tehuantepec: juguetes, muñecas (tanguyús) y
caballitos, rojos, con decorado blanco y dorado; San Blas Atempa: ollas y
tinajeras para enfriar el agua (Luis Ruiz); Juchitán: muñecas del tipo tanguyú;
Ixtaltepec: todas las formas utilitarias comunes; y la ciudad de Oaxaca: loza
blanca chorreada, del tipo mayólica. En Puebla: Acatlán, que tradicionalmente
produce cántaros, chimbules, cajetes, apaxtles, barriles y juguetes, y más
recientemente piezas de excepcional intención artística (Herón Martínez); Izúcar
de Matamoros: árboles de la vida, candeleros, muñecos y animales (Aurelio
Flores y la familia Castillo); Huaquechula: figuras para las festividades de
muertos y Navidad (Guadalupe Cortés); la ciudad de Puebla: vajillas, tibores,
floreros, platones, macetas y azulejos, unos en azul cobalto y otros policromados
(Isauro Uriarte y Margarita y Concepción Guevara); barrios de La Luz y La
Acocota, en Puebla: candeleros vidriados en negro y cazuelas y ollas decoradas
al molde o con aplicaciones al pastillaje (Ángel Arenal); Amozoc: loza vidriada,
animalitos y alcancías en forma de frutas; y en la sierra, entre variadas formas
tradicionales (San Miguel Tenextatiloyan), tenamaxtles zoomorfos para sostener

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el comal sobre el fuego. En Querétaro: loza vidriada de uso cotidiano, de
Cadereyta; y cántaros y tinajas, de San Ildefonso, en la región de Amealco. En
San Luis Potosí: loza utilitaria tipo mayólica, de Venado; ollas, cántaros,
candeleros y juguetería, de la zona huasteca de Tancanhuiz; y figuras
ceremoniales, de la comunidad pame de la región de Río Verde. En Sinaloa:
tesgüineras de boca floreada, de la zona de Choix. En Sonora: sahumadores,
ollas, cazuelas y escenas de la vida diaria, en la comunidad pápago. En
Tamaulipas: cántaros y tinajas, de Tula. En Tlaxcala: vasijas zoomorfas de baño
rojo con decoración floral incisa y raspada, de la zona de Ocotlán. En Veracruz:
juguetitos, campanas y candeleros de Santa María Tatecla; ollas y tinajas
decoradas con nixcomitl, de la región de Tantoyuca; cántaros, campanas y
juguetería, de San Miguel Aguasuelos; cántaros, tinajas y loza bruñida pintada al
pincel, de Blanca Espuma, municipio de Alto Lucero; y tinajas y cántaros con
engobe crema, de Cosoleacaque. En Zacatecas: miniaturas, de la capital. Y en el
Sureste: cántaros de forma ovoide de Tepacán, y loza corriente de Tikul,
Mamita, Maxcanú y Huayna.
Textiles. La producción más variada y auténtica procede de los grupos
indígenas, en virtud de que conservan sus atuendos tradicionales. Se utiliza el
telar de lanzadera, muy conocido, y el llamado telar de cintura, de origen
prehispánico. Los tintes son industriales, en su mayoría, aun cuando en ciertas
partes de Oaxaca (Los Pinotepas) y entre los indios huaves, se emplean todavía
la cochinilla y el caracol marino. Sólo en contados casos los hilos, de lana o
algodón, son de malacate. A los textiles se les distingue por su destino, o sea, por
la forma que asumen al aplicarse a la indumentaria. Entre ellos, destacan: 1. Las
blusas y camisas bordadas a mano, de la sierra de Puebla (San Pablito,
Chachahuntla) y del valle del Mezquital. En San Pablito todavía se hacen
camisas bordadas con chaquira. 2. Los huipiles (camisones anchos abiertos para
introducir la cabeza y los brazos), como los amuzgos de Guerrero, los de la
sierra mazateca y los muy decorados de los Altos de Chiapas (Venustiano
Carranza, Magdalena), los bordados en una punta, procedentes de los
alrededores de Cuetzalan, y los de grandes flores bordados a mano o a máquina
de Tehuantepec y Yucatán. 3. Los enredos (cuéitl) negros de la sierra de Puebla
y Michoacán, los teñidos de la Costa de Oaxaca y los bordados en artisela de
Acatlán, Gro., adornados con lentejuela. 4. Las fajillas de lana o algodón con
estambre y lentejuela de la sierra de Puebla; las de los mazahuas, huicholes y
tarahumares; los otomíes del valle del Mezquital; y las de Santo Tomás Jalieza y
San Pedro Gregorexe, en Oaxaca; así como las de Capácuaro, en Michoacán. 5.
Los ceñidores para hombres: blancos, empuntados y con borlas de la sierra de
Puebla, los muy bordados y listados de Venustiano Carranza, Chis., y los muy

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simples de los huaves. 6. Los cordones de lana para el tocado femenino (verdes,
morados y negros) de Puebla y Oaxaca. 7. Los tradicionales rebozos, lisos o
listados, en lana o algodón, de Mitla y Tepeaca; los bordados en colores, de
Hueyapan, Pue., con flores y animales; los de fino algodón de Tenancingo,
bellamente empuntados a mano y teñidos algunos con colores vegetales; los de
Santa María del Río, San Luis Potosí (en seda); los de Chilapa, empuntados ahí
y en Tonalapan; y los de Guanajuato (Moroleón). 8. Los gabanes o jorongos
(rectangulares con un orificio en el centro para introducir la cabeza) de San
Francisco Xonacatlán, Gualupita y Coatepec Harinas, Méx.; los de Santa Ana
Chiautempan, Tlax.; los de Jocotepec, Jal., y Malinaltepec, Gro., y los que se
hacen en diferentes lugares de Michoacán, de variado diseño (Paracho, Carapan,
Nahuatzen, Santa Clara). 9. Las bolsas o morrales de lana o algodón de los
indios coras, que son los más hermosos, pues tienen dos vistas de diferente
color; los de los huicholes y los de los otomíes de los alrededores de
Ixmiquilpan. 10. Los sarapes o cobijas para cama de Teotitlán del Valle, Oax.,
con dibujos de medallón, de tigres y venados; los Multicolores de San Miguel de
Allende, Gto., y Saltillo, Coah.; los lisos de la sierra Tarahumara; los de
Chiconcuac, Méx., y Santa Ana Chiautempan y San Bernardino Contla, en
Tlaxcala. 11. Los deshilados y pepenados (manteles, blusas y pañuelos) de
Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas y Michoacán. 12. Las mantas y cambayas,
muy coloridas de Oaxaca, Toluca y Pátzcuaro. 13. Y los gobelinos y los tapetes
anudados a mano, que se han empezado a desarrollar en el estado de México
con gran éxito (Xonacatlán y Temoaya).
Fibras y productos vegetales. Con estos sencillos materiales se manufacturan
diversos objetos personales, domésticos y de ornato. En seguida se anota su
naturaleza, la índole de las piezas y los lugares de producción. 1. Tule y papacla:
petates para mesa, fundas para botella y esteras en forma de estrella, de
Tzintzuntzan; petates para el piso, juguetes (caballitos y otras figuras) y muebles
para asiento de Tultepec, Lerma, Méx.; y mulitas para la fiesta de Corpus. 2.
Palma: canastas y cestos policromados de Santa Ana Tepaltitlán, Méx.; tapetes,
flores, collares de bolas y miniaturas policromadas, de Santa María
Chicmecatitlán, Pue.; tenates, tompiates, chiquihuites y bolsas de variadas
formas de Puebla, Oaxaca y Guerrero (Chilapa y Tlamacazapa); cestas seris;
sonajas con pluma (gallitos) del valle del Mezquital; palmas para la bendición
del Domingo de Ramos, de Arantepecua, Mich.; asientos de muebles de
Tenancingo, Tasco, Santa Clara del Cobre, Acatlán y Tecpan de Galeana;
sombreros de la Mixteca Alta, Chilapa, Tlapa, Tlapehuala y Morelita (Guerrero),
San Francisco del Rincón (Guanajuato) y varias localidades de Michoacán,
Jalisco, Yucatán y Campeche (los más flexibles y finos); y sombreros chamulas,

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zinacantecos y huicholes, para uso propio, adornados con listones y otros
objetos. 3. Paja de trigo (panicua): bolsas, palomas, cristos, vírgenes y un
sinnúmero de figuras planas o de bulto en Ihuatzio (Pedro Silva) y Tzintzuntzan.
4. Popote: paisajes e imágenes, en la ciudad de México (Luis Hormigo) y jaulas
para pajaritos de cera. 5. Henequén: bolsas, billeteras, cinturones, zapatillas y
tapetes de Yucatán. 6. Ixtle: ayates finísimos del valle del Mezquital; reatas de
Chavinda y Coatepec Harinas; y bolsas, morrales, redes y hamacas de Chiapas,
Guerrero y Yucatán. 7. Lechuguilla: canastas, sombreros, escobillas y juguetitos
de San Luis Potosí e Hidalgo (Tasquillo). 8. Vara y mimbre: canastas, cestos,
charolas y muchas otras formas de intención artística del área de Tequisquiapan,
Qro., y el estado de México. 9. Otate y carrizo: canastas, fruteros, cestas y
floreros de Ocotlán de Morelos y San Juan Guelavía, en Oaxaca; canastas de
Tonatico, Méx.; y jaulas con cúpulas y torres, como iglesias, en el valle del
Mezquital y algunos puntos de Puebla, Michoacán y Veracruz. En algunos
lugares de la sierra de Puebla también se usa este material, que recibe el nombre
de tarro, para la elaboración de canastas. 10. Jícaras (cáscaras secas de diversas
especies de calabaza y otras frutas): jicalpestes, polveras, palanganas, bules y
costureros de Chiapas (Chiapa de Corzo), Guerrero (Olinalá, Temalacacingo y
Acapetlahuaya), Oaxaca (Pinotepa de Don Luis), Tabasco (Nacajuca), Yucatán y
Michoacán (Uruapan), a menudo laqueadas, pintadas, rayadas o raspadas y aun
recubiertas de chaquira o de figuras de cera, como ofrendas, en la sierra de los
huicholes. 11. Bagazo de caña de maíz: imágenes religiosas de Pátzcuaro
(Baldomero Guzmán) y miniaturas coloridas, de extraordinaria perfección, de
Zacatecas. 12. Chitle: miniaturas, vírgenes y flores de Talpa, Jal. 13. Vainilla:
flores, alacranes y lagartos de Papantla, Ver. 14. Flores secas: palomitas, flores,
liras y calendas de siempreviva o inmortal, de San Antonino, Oax. 15. Semillas:
collares, rosarios y juguetes de Cuernavaca, Oaxaca, Chilapa y la zona
tarahumara; y representaciones religiosas para la fiesta de San Isidro Labrador,
de Metepec, Méx. 16. Coco: copas, bolsos, alcancías y figuras varias de
Veracruz, Colima y Guerrero. 17. Hueso de coyol: anillos de Colima y Guerrero.
18. Hueso de aguacate: cristos y otras figuras de Guanajuato. 19. Cáscara de
nuez, avellana y piñón: miniaturas de barro que representan matrimonios,
corridas de toros y escenas campiranas, de Guanajuato y Puebla. 20. Zozomoxtle
(cáscara seca del maíz); mulitas para el Corpus, viejitos y brujas de San Martín
Texmelucan, Pue., y la ciudad de México. 21. Papel de amate: figuras rituales
de San Pablito, Pue., y hojas de diferentes tamaños.
Metalistería. Aparte el oro y la plata (v. JOYERÍA y PLATERÍA,
INDUSTRIA DE LA), se trabajan los metales o especialidades que se indican a
continuación: 1. Cobre: cazos, ollas, jarras, centros, candeleros y muchas otras

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piezas en Santa Clara de los Cobres, Mich., en donde se procesa este material
desde 1553. Se utiliza alambre de desperdicio, el cual se funde usando leña en
las fraguas, que se avivan con fuelles de mano. Se obtienen así planchas de 40
cm de diámetro por 6 u 8 de grueso, que luego se cortan en trozos (tejos); éstos,
a su vez, son calentados al rojo vivo para golpearlos al yunque y estirar el
material, operación en la que intervienen hasta nueve hombres, pegando con el
marro en el tejo, sucesiva y rítmicamente, para que después la pieza sea
terminada por un maestro acabador. 2. Cuchillería: machetes (la forma más
difundida), espadas, hojas y cuchillos de monte, de Oaxaca, con dibujos y
leyendas grabados al ácido (Austreberto Aragón); machetes grabados al cincel,
de Cualac, Gro.; machetes curvos (yahualos) de Chilapa, y rectos para el trabajo
de campo de muchas otras partes (Tecpan de Galeana). 3. Herrería: cerraduras,
chapetones, clavos, herrajes y rejas de San José de los Herreros, Celaya, la
ciudad de México y San Cristóbal de Las Casas; y lámparas de hierro forjado de
Guadalajara y la ciudad de México. 4. Hojalata: candeleros, marcos,
palmatorias, faroles, charolas, cajas, vitrinas y un gran número de figuras lisas,
repujadas o pintadas con anilinas o decoradas con chapetones, de Oaxaca (José
Velasco), San Miguel de Allende, Puebla, Tlaquepaque y Puente de Ixtla. 5.
Latón: las mismas piezas anteriores, de San Miguel de Allende.
Madera. Con este material se hacen las siguientes especies de objetos: 1.
Muebles: del llamado tipo colonial de Tasco, Ixcateopan, Cuernavaca y la ciudad
de México, en cedro blanco y rojo, nogal y caoba; grabados o labrados, con
ángeles, animales y flores, de Cuanajo y Pátzcuaro, Mich., en pino; los de
inspiración campestre de Colima, en parota, a menudo decorados al pincel (los
más finos, diseñados por Alejandro Rangel Hidalgo); y los tradicionales arcones,
cómodas y mesas de Jalostotitlán, Jal., en madera de sabino con incrustaciones
de naranjo (Lino Gutiérrez) y los arcones también incrustados de Santa María
del Río, S.L.P., y de Olinalá, Gro. 2. Figuras zoomorfas: en madera blanca
decorada con anilinas, de Arrazola (Manuel Jiménez) y San Martín Tilcajete,
Oax. 3. Máscaras para danzantes: Tlacololeros, La Conquista y El tigre, de
Guerrero (Olinalá, Chilapa y Acapetlahuaya); Los viejitos y Los negritos, de
Nahuatzen y Uruapan, y las de madera blanca de Tócuaro, Mich., La Conquista,
de Teotitlán del Valle; Las pastoras, de Cuilapan; Los pacheros, de la Mixteca;
San Marcos, de Villa Alta; y El jorocón, de Jamiltepec, Oax.; las de carnaval de
Huejotzingo, Pue., y otros lugares; Moros y cristianos, de Papantla, Ver.; Los
parachicos, de Chiapa de Corzo, que es la única máscara que se barniza y se
pule (Antonio López Hernández) con una técnica especial que le da un acabado
muy fino, como de cerámica; Los paragüeros, de Santa Ana Chiautempan; La
pascola, de los indios yaquis de Sonora; algunas otras de los tarahumares y

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huicholes, muy primitivas; y las de Santiagueros, Pilatos y Huehuentones, de
Cuetzalan, Pue. (Luis Bazán). En este último lugar, en Chiapa de Corzo y en
otros pueblos se hacen imágenes de madera. 4. Peines: de naranjillo, de Oaxaca
(Pedro Paz). 5. Figuras de Pochote: de Tepoztlán, Mor. 6. Palmetas: (moldes
labrados para tortillas) de Comonfort, Gto., con motivos florales o religiosos. 7.
Instrumentos musicales: guitarras y violines, de Paracho, Mich.; marimbas del
istmo de Tehuantepec; y arpas, requintos y violines de Michoacán, Jalisco,
Chiapas y Veracruz. 8. Cajas para rebozos: de Santa María del Río, S.L.P.; y
para navajas de gallos, de Jalostotitlán, Jal., taraceadas o incrustadas. 9.
Bastones y varitas: (vaciados, rayados y pintados) de San Esteban Tizatlán,
Tlax. 10. Cucharas y bateas: de copal de Los Naranjos (Ixtapan de la Sal, Méx.).
11. Objetos torneados, laqueados y grabados: molinillos, polveras, baleros y
trompos, en madera de madroño, de San Antonio de la Isla y Santa María
Rayón, Méx.; y juegos de ajedrez, centros de mesa y fruteros de Teocaltiche y
Paracho. Y 12. Juguetería de madera: de Silao, Irapuato, Juventino Rosas y
Celaya, Gto.
Cantería y lapidaria. Una demanda reciente de objetos de ornato para
jardines, terrazas y estancias ha originado la producción de fuentes, columnas,
esculturas, gárgolas, perillones, macetones y remates de cantera de Degollado,
Zapotlanejo y Tlaquepaque, Jal., y de Chimalhuacán, Méx., y otros lugares. Las
especialidades tradicionales son las siguientes: 1. Piedras finas o semipreciosas
para joyería (ágatas, ópalos, amatistas, turquesas) de Tasco, Querétaro, San Juan
del Río y Magdalena. 2. Obsidiana (copas, ánforas, figurillas) de San Francisco
Mazapa y San Martín de las Pirámides, Méx. 3. Ónix (floreros, copas, cajetes,
mesas, fruteros, ceniceros, juegos de ajedrez) de Tecali y Texcalac, Pue. 4.
Molcajetes y metates de Chamacuero de Comonfort, Gto., y San Salvador el
Seco, Pue.
Vidrio. El vidrio soplado, de origen europeo, se hace en Puebla desde 1542.
La industria se extendió, en épocas posteriores, a México, Texcoco y
Guadalajara, y en la actualidad también se practica en Tlaquepaque, Monterrey,
Ciudad Juárez y Tijuana. En Durango las piezas se esmaltan a fuego. En Puebla
se siguen haciendo, aunque en pequeña escala, piezas de vidrio prensado para
pulquerías (chivos, catrinas, cacarizas, tornillos) y miniaturas.
Papel y cartón. Las especies en que se expresa este género son las
siguientes: 1. Papel de amate de San Pablito, Pue., cuya producción se envía al
estado de Guerrero para ser pintada a mano. La corteza del amate o jonote se
hierve en cazos de lámina con agua y cal, hasta ablandarla, de forma que es fácil
hacer tiras que luego se extienden en una tabla, en rectángulos cuadriculados que
se machacan con un mazo de piedra para formar hojas que se secan al sol. 2.

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Papel de china calado o picado (el dibujo se recorta con sacabocados y mazo) de
Huaquechula y San Salvador Huixcolotla, Pue., y varias localidades de Jalisco,
Michoacán y el Distrito Federal. Se utiliza para revestir los altares del Día de
Muertos o del Viernes de Dolores y para forrar piñatas. 3. Flores del Distrito
Federal, Oaxaca, Colima, Puebla, Guadalajara y Yucatán, de donde proceden las
mejores. 4. Judas y calaveras de Celaya, San Miguel de Allende y la ciudad de
México, con armazón de carrizo o alambre, superficie de cartón engomado y
decoración de anilinas. 5. Máscaras de cartón de Celaya (Pedro López), hechas
en moldes antiguos, para uso de los niños en Semana Santa. 6. Alebrijes (Pedro
y Felipe Linares) de la ciudad de México, nombre que se aplica a una especie
nueva de figuras fantásticas profusamente decoradas al pincel (v. ALEBRIJES).
7. Calaveras y animales a base de papel engomado y pintado sobre una
estructura de alambre (Saulo Moreno), de la ciudad de México. 8. Papel maché
de la ciudad de México, Tlaquepaque, Tonalá y San Miguel de Allende. Y 9.
Caballitos de cartón de México y Puebla, hechos al molde.
Materias animales duras. 1. Hueso: botones, perillas y juegos de ajedrez y
dominó, de Teocaltiche, Guadalajara (Juan Delgadillo) y el estado de México; y
calaveras y otras figuras finamente talladas (Roberto Ruiz Pérez) de la ciudad de
México. 2. Cuerno: peines zoomorfos, escarmenadores y chinas, lisos o
decorados al ácido y pulidos con ceniza, y botones y juegos de ajedrez de San
Antonio de la Isla, Méx.; recipientes para mezcal, de Chilapa y Tecpan, Gro., los
últimos minuciosamente tallados o pintados (Enrique Ruiz Orbe); mangos para
machete y animalitos de Cualac (Primitivo Pablo Romano), Tecpan y Ometepec;
figuritas de San Cristóbal y San Marcos, Gro.; y botoneros y calzadores de la
ciudad de México. El cuerno se calienta, se abre, se extiende y se corta,
remojándolo para ablandarlo y desbastarlo; o bien, se trabaja al torno. 3.
Conchas marinas: cajas y pescados articulados con destapador, de Guerrero;
miniaturas de concha de abulón, para aplicar sobre madera (muebles, cruces,
instrumentos musicales en miniatura y cajitas) del Barrio del Nith, en
Ixmiquilpan (Santiago Pedraza); y tableros para ajedrez, de la penitenciaría de
Guadalajara. 4. Carey: pulseras, brazaletes, plegaderas, peinetas, prendedores y
aretes de La Paz, B.C., y Campeche, Ciudad del Carmen e Isla Mujeres, y piezas
para joyería y orfebrería de Tasco y la ciudad de México (Pedro Guerra), Y 5.
Coral y perlas: para la joyería, de Oaxaca, Huetamo, Juchitán, Iguala y Ciudad
Altamirano, hecha de filigrana.
Talabartería (de origen español). 1. Cuero (repujado o liso) para sillas de
montar, chaparreras, cinturones, bolsas y garniles de varias partes de la
República, algunas veces bordados con pita (piteados) o con estambres de
colores (chomiteado). 2. Gamuza: entre las prendas de vestir destacan las cueras

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tamaulipecas y las chamarras de Tlaxiaco, Oaxaca y la ciudad de México; y
otras piezas de Puebla, Zacatlán, Guadalajara, León, Ario de Rosales, Huetamo,
Iguala, Ciudad Altamirano y Buenavista de Cuéllar. 3. Huaraches: de Sahuayo,
Mich., entre decenas de variedades (véase). 4. Muebles: equipales de Zacoalco,
Ciudad Guzmán, Pihuamo, Guadalajara y Tlaquepaque, Jal., y Apatzingán,
Mich., y asientos de cuero para piezas de Tasco, Buenavista de Cuéllar,
Cuernavaca, Colima, Guanajuato y la ciudad de México. Y 5. Otros objetos:
bolsos, cinturones, carteras, billeteras y portafolios de la ciudad de México.
Plumaria. De este suntuoso arte prehispánico sólo sobreviven algunas piezas
en museos nacionales y extranjeros (v. ARTE PLUMARIO). En la actualidad se
hacen copias de piezas indígenas en la ciudad de México (Gabriel Olay), tarjetas
postales, adornos para sombrero, objetos rituales huicholes y paisajes en
miniatura de Pátzcuaro.
Cerería. 1. Retratos y figuras de cera (éstas para los nacimientos) se hicieron
hasta el siglo pasado en Celaya y Salamanca, donde se conservan algunas
piezas. En la ciudad de México únicamente quedan dedicados a esta
especialidad los descendientes de Luis Hidalgo. 2. Velas: recamadas de México
y Cuernavaca, cuyas partes se hacen en moldes, aunque a menudo se cortan y
pellizcan; y las convencionales de Toluca, Amecameca y Pátzcuaro, cuya
demanda crece en vísperas del Día de Muertos.
Pintura. 1. Retablos o exvotos en todos los santuarios cristianos de la
República. Entre los pintores de este género, cuya nómina nunca se ha intentado,
sobresale Jesús Fregoso, de Talpa de Allende, Jal., y 2. En papel de amate: de
Xalitla, Ameyaltepec, Tulimán y San Agustín, Gro. (animales, flores y escenas
de la vida cotidiana), donde los antiguos decoradores de cerámica han derivado a
la pintura sobre superficies planas.
Juguetes. De madera y barro, de Santa Cruz de Juventino Rosas, Gto.; de
cartón, de Celaya; trastecitos de barro en todos los centros alfareros, como
Guanajuato, Atzompa, Coyotepec, Patamban, Santa Cruz de las Huertas y
Tonalá; de madera y trapo, de Zirahuén, Mich.; de cobre, de Santa Clara; títeres
de Puebla y la ciudad de México (Manuel Ibarra); de plomo, en moldes antiguos
(Félix Vázquez Pacheco), de la ciudad de México y Celaya; chicharras de
Córdoba y Tuxtla Gutiérrez; rehiletes y papalotes de papel de la ciudad de
México; y trompos, baleros y perinolas de San Antonio de la Isla, Méx., y
Paracho, Mich.
Acción oficial. En 1986 intervenían en el fomento o la compraventa de
artesanías, los siguientes organismos gubernamentales: 1. Fondo Nacional para
el Fomento de las Artesanías. Fideicomiso constituido por el gobierno federal,
por conducto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en la Nacional

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Financiera, S.A., para atender las necesidades económicas, técnicas y de
organización de las artesanías; otorga créditos, financia operaciones de
compraventa, establece salones de exposición y expendios, y proporciona
asistencia técnica y administrativa. Tiene agencias en la capital de la República
(seis), Ciudad Satélite, Méx.; Morelia, Mich.; Tlaquepaque, Jal.; Huachochi y
Ciudad Juárez, Chih.; Ensenada, B.C.; Oaxaca, Oax.; y San Luis Potosí, S.L.P.
En 1975 sustituyó al Fideicomiso para el Fomento de las Artesanías, del Banco
de Fomento Cooperativo. 2. Instituto Nacional Indigenista. Sostiene los
siguientes museos: Nacional de Artes e Industrias Populares, en México, D.F.;
Regional del Noroeste, en Hermosillo, Son.; Regional de la Huatapera, en
Uruapan, Mich.; Regional de la Cerámica, en Tlaquepaque, Jal.; Regional de la
Laca, en Chiapa de Corzo, Chis.; de Arte Popular, en Chihuahua, Chih.; de Arte
Popular, en Mérida, Yuc.; de la Danza, la Máscara y las Artes Populares de
Occidente, en Colima, Col.; Regional de El Fuerte, en El Fuerte, Sin.; de
Artesanías, en Garza García, N.L.; y Nacional de la Cerámica, en Tonalá, Jal. 3.
Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sostiene el Museo Regional de
Arte Popular en Pátzcuaro, Mich. 4. Organismos estatales: Casa de las
Artesanías de Michoacán, en Morelia; Dirección de Promoción Artesanal, Casa
de Artesanías y Museo de Arte Popular del Estado de México, en Toluca;
Instituto de la Artesanía Chiapaneca, en Tuxtla Gutiérrez; Artesanías en
Industrias Populares de Oaxaca; Instituto de la Artesanía Jalisciense, en
Guadalajara; Dirección de Artesanías del Estado de Tlaxcala; Museo de
Artesanías y Tradiciones Populares de Tabasco, en Villahermosa; Escuela de
Artesanías de Santa María del Río, en San Luis Potosí; Artesanías e Industrias
Rurales del Estado de Hidalgo; Dirección de Artesanías del Estado de Guerrero;
Dirección de Fomento Artesanal del Estado de Nuevo León, Dirección de
Artesanías del Estado de Puebla; y Centro de Artesanías, en Mazatlán, Sin. Las
Casas de la Cultura de Baja California, Baja California Sur, Colima, Sinaloa,
Tamaulipas, Tepic y Zacatecas tienen secciones de artesanías y arte popular. En
Aguascalientes, Campeche, Morelos, Quintana Roo y Veracruz estas materias
son atendidas por las oficinas de turismo.
Bibliografía: José Rogelio Álvarez: Vidrio soplado (1969); Rafael Carrillo y
Teresa Pomar: Artesanos y artesanías del estado de México (1972); Carlos
Espejel: Las artesanías tradicionales en México (1972), Las jícaras de
Acapetlahuaya (1973); Peter T. Furst y Salomón Nahmad: Mitos y arte
huicholes (1973); María Luisa Horcasitas de Barros: La artesanía de Santa
Clara del Cobre (1973); Isabel Marín de Paalen: Historia general del arte
mexicano (1974); Porfirio Martínez Peñaloza: “Arte popular y artesanías
artísticas en México”, en Boletín Bibliográfico de la Secretaría de Hacienda y

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Crédito Público (1972); Florencia Muller y Bárbara Hopkins: A Guide to
Mexican Ceramics (1975); Daniel F. Rubín de la Borbolla: Arte popular
mexicano (1974); Elektra y Tonatiuh Gutiérrez: “El arte popular de México”, en
Artes de México (2a. ed., 1974); Kojin Toneyama: The Popular Arts of Mexico
(1972); Frances Toor: Mexican Popular Arts (Detroit, 1973); Varios: Lo eterno y
lo efímero del arte popular mexicano (2a. ed., 1975), Alfarería poblana (1968).

Alebrije de Pedro Linares


AEM

Amantecas (Códice Florentino)

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AEM

Artesanía colimense
Secretaría de Turismo

Artesanía de Santiago, centro turístico de Nuevo León y antiguo asentamiento de los indios
guachichiles.
Secretaría de Turismo

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Artesanía de Tlayacapan, Morelos.
Secretaría de Turismo

Artesanía de Tonalá, Jalisco.


AEM

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Artesanía de palma (San. Luis Potosí)
AEM

Artesanía poblana: candelabro de Izúcar de Matamoros.


AEM

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Artesanía típica de Celaya, Guanajuato.
Secretaría de Turismo

Artesanías de Cuetzalan, en Puebla.


Secretaría de Turismo

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Artesanías de Quiroga, pueblo de la margen sureste del lago de Pátzcuaro, que debe su
nombre al primer obispo de Michoacán: Tata Vasco.
Secretaría de Turismo

Artesanías del estado de Guerrero.


Secretaría de Turismo

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Artesanías tepehuanas, típicas de Durango
Secretaría de Turismo

Calaveras de azúcar y cartón (Museo Anahuacalli, D.F.)


AEM

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Cerámica de Acatlán de Osorio, Puebla.
AEM

Cerámica de Chupícuaro, Guanajuato


AEM

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Dirigentes huicholes y estatales en una exposición de arte indígena. En el centro, al frente,
Agustín Yáñez.
AEM

El trabajo en barro negro es una artesanía típica de Oaxaca.


Secretaría de Turismo

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Espuelas de Amozoc de Mota, Pue.
AEM

Huipiles de Oaxaca
AEM

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Judas de Jamaica, D.F.
AEM

La cestería es una artesanía popular en varios estados de la república.


AEM

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La hamaca, foto de El mundo Ilustrado (1900)
AEM

Loza de Puebla
Archivo del Prof. Alejandro Topete del Valle

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Máscara de Guerrero
AEM

Oaxaca es un estado muy rico en artesanías.


Secretaría de Turismo

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Objeto de cobre en el Museo Regional de Pátzcuaro, Mich.
AEM

Piezas de cerámica de Tonalá, Jalisco


AEM

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Recorte para incrustar maque (Olinalá, Gro.)
Archivo del Prof. Alberto Beltrán

Talabartería potosina, una importante artesanía de la entidad


Secretaría de Turismo

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Taller de "calaveras" en Jamaica, D.F.
Juan Guzmán

Tecpan de Galeana, Guerrero, destacado en la metalistería.


AEM

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Tejedoras de Temoaya, estado de México
Archivo del Lic. Mario Colín
ARTESONADO
Techo adornado con artesones. El artesón, en arquitectura, es cada uno de los
adornos cuadrados o poligonales, por lo común con molduras y un florón en el
centro, que se ponen en los techos y bóvedas o en el intradós de los arcos. El
término deriva de artesa, cajón cuadrilongo, generalmente de madera, que por
sus cuatro lados va angostando hacia el fondo, y que se emplea en albañilería
para hacer las preparaciones de argamasa, yeso, estuco y otras mezclas. Los
techos artesonados se utilizaron en la arquitectura religiosa mexicana desde el
siglo XVI. Son notables los que cubren los sotocoros de las iglesias
conventuales de San Francisco, en Tlaxcala, y de Yanhuitlán, Oax.; y el del
refectorio del convento agustiniano de Actopan, Hgo.
ARTHENACK, JUAN
Caricaturista y pintor. Nació y murió en la ciudad de México (1891-1940).
Estudió en la Academia de San Carlos. Trabajó en varios periódicos; dibujó
cartones para El Imparcial y tiras cómicas para Excélsior, El Universal y El
Universal Gráfico. Fue el creador de las historietas Don Prudencio y su familia
y Adelaido el conquistador. Con este último título editó una revista para niños.
ARTIGAS HERNÁNDEZ, JUAN BENITO
Nació en Madrid, España, el 1° de diciembre de 1934. Llegó a México en 1947.
Arquitecto y maestro en historia del arte por la Universidad Nacional Autónoma
de México, es autor de La piel de la arquitectura, murales de Santa María
Xoxoteco (1979).
ARTRÓPODOS

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Taxón o grupo de animales que contiene el mayor número de especies en el
reino animal, aproximadamente el 85% de los seres vivientes. Se caracterizan
por ser animales pluricelulares, celomados, de simetría bilateral y protostomados
con segmentación heterónoma, o sea, con segmentos diferenciados y un par de
apéndices por cada uno. Estos segmentos a menudo se especializan y fusionan
formando tagmas o regiones del cuerpo con funciones centralizadas, carácter
que los define. Su derivación y diferenciación dentro del árbol filogenético de la
vida fue muy temprana, como lo testifica el registro fósil del Cámbrico en el
caso de los trilobites (animales de tres lóbulos longitudinales), ya extintos. Dos
grupos importantes de los Arthropoda, al igual que los trilobites, son los
quelicerados y los antenados; otros, considerados afines por algunos autores o
como artrópodos propiamente por otros, son los tardígrados, los onicóforos y los
pentastómidos. Se considera que este grupo evolucionó a partir de alguna
especie ancestral de anélidos o de otra de protostomado segmentado, a juzgar
por su especialización en los segmentos, los apéndices y las estructuras internas,
además de una cubierta quitinosa. En los artrópodos ha ocurrido mayor número
de cambios; su complejidad es notable, y han ocupado desde antiguo todos los
ambientes disponibles de la tierra, por lo cual se consideran también como el
grupo más evolucionado dentro de los animales metamerizados. El nombre de
artrópodos obedece a la característica de sus apéndices, formados por piezas
articuladas llamadas artejos.
Son numerosas las tendencias evolutivas que aparecen muy acentuadas en
los artrópodos y que los distinguen de los anélidos. La mayor parte de ellas se
manifiesta en la formación de regiones del cuerpo, por medio de la fusión de
segmentos y la especialización de sus estructuras internas y apéndices. Por otra
parte, la conformación del tagma cefálico y el tipo de apéndices que lleva cada
segmento, son caracteres que definen a cada gran subgrupo dentro de los
Arthropoda; por ejemplo, Trilobitomorpha, Chelicerata y Mandibulata (y dentro
de ellos los Pycnogonida, Crustacea, Merostomata, Arachnida, Acarida,
Miriapoda, Insecta, etcétera).
Los artrópodos en México se denominan con nombres populares muy
diversos: abejorros, ácaros, acociles, alacranes, arañas, caballitos del diablo,
camarones, cangrejos, cocuyos, chicharritas, chinches, gallinas ciegas,
garrapatas, gusanos (medidores, del maguey, rosados), libélulas, mariposas,
moscas, mosquitas, niguas, piojos, pulgas, pulgas de agua, zancudos y otros.
Sus formas, tamaños y colores son y han sido extraordinariamente diversos.
Variados grupos han tenido gran significación cultural entre las distintas
civilizaciones, desde los egipcios hasta el presente. Su papel como fuente de
alimento, plagas de cultivo, agentes de enfermedades para los animales y el

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hombre, y modelo de estudio en genética, ecología y evolución, permiten
considerarlos como uno de los grupos más importantes. Intervienen de varias
maneras en los ecosistemas: como predadores o presas, fitófagos, detritrívoros o
parásitos. Llegan a ser muy numerosos cuando se constituyen en plaga, pero
también presentan una muy alta diversidad, principalmente en las áreas
tropicales (v. ÁCAROS; CRUSTÁCEOS e INSECTOS ).
Cutícula. La cubierta externa de los artrópodos se caracteriza por la
presencia de quitina. Ésta es un polisacárido estructural que ofrece
particularidades físicas, químicas y biológicas, las cuales imponen un
crecimiento que se rige a saltos periódicos (proceso de muda) a lo largo del
desarrollo del organismo, un aislamiento y una resistencia relativos a algunos
factores medioambientales y un exoesqueleto, entre otros elementos. La cutícula
a menudo presenta capas donde se depositan proteínas estructurales o sales
calcáreas que ofrecen mayor dureza y rigidez. La cutícula ha sido subdividida en
varias subcapas de acuerdo con su formación, ubicación y constitución:
epicutícula y procutícula, y esta última, a su vez, en endocutícula y exocutícula.
La epicutícula y la procutícula se forman por las secreciones de la capa de
células epidérmicas que son de origen epitelial y descansan en una membrana
basal. Bajo el microscopio electrónico y de acuerdo con análisis químicos más
finos, las distintas capas de la cutícula se subdividen en otras con funciones
distintas. La cutícula y las células epidérmicas que la secretan son las
responsables de los límites superiores del tamaño de los artrópodos; también a
ellas se les adjudica un papel primordial en el color y, en consecuencia, muchas
de las interacciones con el medio físico. De las características particulares de la
pared del cuerpo derivan organismos específicos. La diversidad de arreglos y
constituciones químicas que esa pared puede presentar, tan variados como las
estructuras externas (alas, sedas, carapachos, escleritos ​esternitos, pleuritos y
terguitos​) son básicas en la clasificación de los subgrupos al nivel de clases,
órdenes, familias, géneros y especies, pues las dimensiones, números y
configuraciones de estos arreglos, constituciones y estructuras son
característicos para cada taxón y tradicionalmente son la base para la taxonomía
del grupo.
Tamaño. En su mayoría, las especies son pequeñas, pues difícilmente
alcanzan 1 cm de longitud, aunque existen algunas que sobrepasan el metro.
Muchas son microscópicas, de sólo unos cuantos micrones. El gigantismo es
excepcional entre los artrópodos, pero dado el enorme número de especies, la
proporción de formas que alcanzan gran tamaño resulta significativa. Es en los
organismos marinos, por ejemplo en los crustáceos, donde se encuentran con
mayor frecuencia estos extremos en dimensiones, ya sea de volumen y peso o de

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longitud.
Forma. Los artrópodos pueden ser deprimidos, comprimidos, voluminosos,
aguzados y de muchas otras formas. En la historia de la sistemática del grupo se
reconoce que algunos subgrupos de artrópodos, con base en una estricta
similitud externa y general, han sido clasificados junto con los gusanos por ser
vermiformes, ya sea en estado adulto o juvenil; y otros se han asociado con los
moluscos a causa de las conchas calcáreas que presentan, según es el caso de los
percebes. Los artrópodos pueden tener o no carapachos, alas y sedas,
extremadamente desarrollados o no; los apéndices pueden haberse perdido o ser
muy largos, o bien estar adaptados para muy diversas funciones (correr, nadar,
brincar, parasitar, asir, copular); pueden ser organismos vermiformes con la
metamerización muy conspicua, o bien exhibir configuraciones globosas o
lenticulares sin que se advierta la segmentación. En cada subgrupo puede haber
cierta uniformidad, como en los insectos; pero a menudo las especializaciones
totales o de tagmas, segmentos, apéndices o artejos derivan de la adaptación a
microhábitat muy particulares (madrigueras y nidos de mamíferos y aves, por
ejemplo), siendo parásitos específicos de una parte del cuerpo de algún
vertebrado, predadores muy especializados, organismos bentónicos o de altas
montañas, desiertos o cuevas. La mayoría de las especies de artrópodos pasa por
un ciclo de desarrollo metamórfico, durante el cual existen distintas fases y aun
estadios que en ocasiones corresponden a formas distintas. Por todo lo anterior,
sólo a nivel de familia u orden se pueden caracterizar las formas generales y los
ciclos de desarrollo con sus fases o etapas y sus respectivos estadios; por encima
de la jerarquía de orden, no es posible encontrar uniformidad, excepto por la
presencia de ciertas estructuras y por la disposición de los segmentos en los
tagmas, que no necesariamente expresan una sola forma.
Coloración. Los colores en los artrópodos son extraordinariamente diversos
en origen y numerosos en sus tipos y tonalidades. La intervención de las
subcapas cuticulares y la superficie de éstas en los fenómenos de difracción,
interferencia, reflexión y dispersión fotónica es fundamental para conocer la
naturaleza química de los colores metálicos e iridiscentes, los cuales proceden
de pteridinas, melaninas, carotenos, flavonas y pterobilinas. A menudo estos
pigmentos se encuentran en células llamadas cromatóforos. La coloración en los
artrópodos generalmente es muy estable, pero se pueden producir cambios en
aquellas especies que toman el mismo color del ambiente general en el que se
encuentran, posiblemente para confundirse con él y así protegerse de sus
predadores, fenómeno que se llama homocromía y es uno de los tipos de
criptosis. La coloración de algunos artrópodos es particularmente importante en
la sistemática, la ecología y etología de los decápodos, coleópteros y mariposas,

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que son los grupos que presentan una mayor gama de colores y tonos. En este
último grupo es frecuente el mimetismo, del que hay dos tipos: el batesiano,
cuando una especie no tóxica para el predador alcanza una similitud conductual,
de forma y de color respecto de otra que sí lo es, de tal modo que el predador la
confunda y la evite, lo cual implica que éste ha pasado por un proceso de
aprendizaje; y el mueleriano, cuando por haber dos o más especies tóxicas con el
mismo patrón de coloración (aposemático o de advertencia), el porcentaje de
predación se distribuye proporcionalmente entre las poblaciones.
Tagmosis. La fusión de los segmentos y la especialización de sus estructuras
originan las regiones del cuerpo (tagmas). Un tagma se caracteriza por el
número de segmentos que comprende y por su ubicación y sus funciones. Son
tres las regiones que se pueden distinguir en este Phyllum: 1. acron (cefálica); 2.
soma (media); y 3. telson (terminal). En los dos primeros tagmas pueden ocurrir
subagrupamientos; por ejemplo, en los subphyla Chelicerata y Antenata,
particularmente en las clases Acarida y Crustacea.
Estructuras cuticulares. Derivadas de la epidermis, son innumerables. La
cutícula no es homogénea; en las pleuras y entre los artejos no está endurecida ni
es rígida, lo cual permite movimientos. Por otra parte, la pared del cuerpo
manifiesta invaginaciones o proyecciones internas donde pueden existir puntos
de inserción muscular llamados apodemas. Hay numerosos tipos de sedas en la
superficie cuticular: algunas glandulares son urticantes; otras, sensoriales
mecanorreceptoras; y otras más, quimiorreceptoras. El número, tamaño y
disposición de las sedas es carácter específico. A menudo las sedas están
modificadas en otras estructuras; por ejemplo, en escamas. La superficie puede
ser rugosa, escamada, pilosa, glabra, semitomentosa, granulada. Variados
organitos pueden estar en estrecha relación con la superficie cuticular, tanto para
recibir señales físicas y químicas, como para emitir sonidos, o liberar feromonas
y sustancias de defensa, de agregación, de alarma y de otro tipo. Las
esclerotinas, que son proteínas que dan gran dureza y rigidez a la cutícula, se
presentan a menudo en los antenados, principalmente en insectos; mientras que
las sales calcáreas son frecuentes en los crustáceos. Las cutículas gruesas y duras
ofrecen un exoesqueleto propio de los organismos que alcanzan tamaños
considerables (coleópteros, crustáceos y algunos arácnidos), a los cuales
protegen contra los efectos mecánicos, biológicos (predación) y térmicos
(desecación), pues son animales poiquilotermos (que adquieren en general la
temperatura del medio ambiente). En los organismos de cutículas duras a
menudo se presentan estructuras muy peculiares: cuernos, proyecciones,
carapachos u otras placas o escleritos, útiles para las funciones de cortejo,
excavación, defensa y otras.

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Apéndices. Éstos se presentan en pares por cada segmento, en variedad de
formas y funciones. Los cefálicos son sensoriales y tróficos; y los de la región
del soma, son ambulatorios, respiratorios, raptoriales o sexuales. Con frecuencia
los apéndices se pierden. Su número en las regiones postcefálicas es
característico de cada clase: en muchos quelicerados son cuatro apéndices
pareados, y en los insectos, seis en total en su región torácica. Los apéndices
pueden ser monorrámeos o birrámeos. A los del segundo caso se les denomina
protopoditos; a la rama externa, exopodito; y la interna, endopodito. Otras
prolongaciones externas se llaman epipoditos; y otras internas, enditos, como
ocurre en los crustáceos. Los artejos de cada apéndice varían en origen, número,
forma, tamaño, función y disposición. Los apéndices se insertan en la región
pleural o lateral del cuerpo.
Sistema muscular. La metamerización impone músculos segmentarios
independientes que se insertan en los apodemas. Una disposición equivalente
ocurre con los músculos de los apéndices. Las contracciones musculares
permiten el movimiento articular y segmentario. Los músculos de los artrópodos
son estriados.
Aparato digestivo. La cavidad bucal está bordeada por los apéndices
cefálicos (gnatópodos) y se ubica en el tercer segmento; el aparato continúa,
revestido de quitina, en la sección anterior (estomodeo), a la que sigue la sección
media (mesenterón), que presenta los ciegos gástricos y donde se realiza la
función digestiva propiamente; y termina en la sección proctodeal que, al igual
que la primera, es de origen ectodérmico.
Aparato excretor. En los artrópodos marinos (los crustáceos, por ejemplo)
los organitos excretores son nefridiales y pareados, y según su posición pueden
llamarse antenales, maxilares o coxales. En los artrópodos terrestres el sistema
se basa en túbulos de malpigio que excretan derivados de la urea y sales de
calcio. Estos túbulos, aunque equivalentes en función en los distintos grupos,
pueden tener diferentes orígenes embrionarios.
Glándulas. Son numerosos los organitos, tejidos y células que desempeñan
funciones secretoras. Entre éstas, las hay que están relacionadas con el ciclo de
desarrollo postembrionario, que liberan feromonas, que secretan sustancias
protectoras contra el medio o que previenen la predación. Su origen y posición
varía de un grupo a otro, igual que las sustancias secretadas.
Sistema respiratorio. Depende del tamaño, del ambiente y del grupo de que
se trate. Los hay desde aquellos que realizan el intercambio gaseoso a través de
la pared del cuerpo, hasta aquellos que presentan organitos especializados como
filotráqueas, tráqueas o traqueobranquias. Todos estos organitos llegan a
terminales en cuyas inmediaciones se encuentran células especializadas con gran

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poder de oxigenación.
Aparato circulatorio. Es abierto e incluye un vaso dorsal dispuesto
longitudinalmente. La sección anterior es contráctil, y la anterior es un conducto
aórtico por donde se impulsa la hemolinfa hacia todo el cuerpo. En la sección
anterior se encuentran unas aberturas (ostiolos) de disposición metamerizada con
sus respectivas válvulas, que comunican con la cavidad llamada seno
pericárdico. La circulación va de atrás hacia delante. Los pigmentos
respiratorios (hemoglobina y hemocianina) están disueltos en la hemolinfa.
Sistema nervioso. Está constituido por un ganglio supraesofágico o cerebro,
un ganglio subesofágico y una cadena pareada de ganglios en posición ventral.
El ganglio supraesofágico se divide en proto, deuto y tritocerebro. El primero
está asociado con los ojos, el segundo con las antenas y el tercero con las
antenas o los quelíceros. Los ganglios supra y subesofágico se unen por medio
del anillo periesofágico. El subesofágico inerva los gnatópodos. La cadena
ganglionar ventral, formada por un par en cada segmento, se concentra de
acuerdo con la tagmosis.
Órganos de los sentidos. Los mecanorreceptores y quimiorreceptores se
localizan más a menudo en los apéndices, particularmente en las antenas, y están
representados por sedas tricobotrias, microtriquias u otro tipo de inervadas. Los
órganos visuales son ojos sencillos (ocelos) o compuestos, estos últimos
formados por numerosas unidades llamadas omatidias.
Aparato reproductor. Generalmente, los artrópodos son dioicos; presentan
apéndices para la cópula, y la fecundación es interna en los terrestres y externa
en los acuáticos. Los huevos, centrolécitos, son ricos en vitelo. En algunos
grupos se encuentran varios tipos de partenogénesis y neotenia. Los huevos son
dejados cerca o sobre el sustrato alimenticio de los juveniles, directamente o por
medio de alguna estructura para la oviposición, de uno en uno o en masa, sin
cubierta o con alguna para su protección.
Hábitat y distribución. Los artrópodos ocupan todos los hábitat posibles y se
encuentran distribuidos en todos los rincones de la tierra. Trilobites y crustáceos
han sido y son esencialmente marinos; arácnidos y grupos de miriápodos son
fundamentalmente terrestres; los insectos son terrestres y dulceacuícolas; y los
ácaros han ocupado los ambientes mencionados.
Relaciones bióficas. Los artrópodos mantienen relaciones con casi todos los
otros grupos de seres vivientes y, genéricamente, se pueden reconocer fitófagos,
micófagos, detritívoros, parásitos, parasitoides, predadores, saprófagos. La dieta
de algunos es muy variada y amplia, pero el régimen alimenticio de la gran
mayoría es especializado y guarda estrecha relación con los hospederos, con su
microhábitat y con un nicho muy particular, o sea que son estenoxenos,

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estenotópicos y estenoecos, respectivamente. Esto ha conducido a la
especialización morfofuncional de numerosos grupos.
Importancia. En México y en el mundo algunos artrópodos son muy
apreciados como alimento (camarones, langosta, langostinos, jaibas, cangrejos y
acociles). Muchos grupos de insectos llegan a constituir plagas de los principales
cultivos o granos almacenados y, en ocasiones, son vectores de las enfermedades
de las plantas. Algunos artrópodos son predadores y regulan las poblaciones de
plagas, por lo cual se consideran benéficos. Numerosas especies (pulgas, ácaros,
piojos, chinches, mosquitos y moscas) trasmiten enfermedades al hombre. El
número de artrópodos en México se ha calculado en unas 150 mil especies, en su
mayoría crustáceos, insectos y ácaros. Poco más de 10 mil son mexicanas, cuyo
valor científico es alto, pues son formas sobrevivientes o se han originado y
desarrollado en territorio nacional, principalmente en los desiertos y en las zonas
de montañas húmedas.
Sistemática. Las clasificaciones de los artrópodos son muy diversas, según la
escuela sistemática (fenética, evolutiva o cladista), los caracteres considerados y
otros criterios. En función de los hallazgos e interpretación de los fósiles, de los
análisis morfológico-funcionales de diversos taxa y de los resultados de la
anatomía comparada, la embriología y la biogeografía, en años recientes se han
propuesto posibles relaciones filogenéticas del grupo y por ello han variado las
clasificaciones. Cada una de éstas entraña una hipótesis respecto a la común
ascendencia de los grupos involucrados. En la clasificación de los artrópodos y
grupos afines que a continuación se anota, se sigue básicamente el arreglo de
Kaestner (1968):

PHYLUM SUBPHYLUM CLASE


Onychophora
Tardigrada
Pentastomida
Arthropoda Trilobitomorpha Trilobita, Trilobitida.
Chelicerata Merostomata, Arachnida, Acarida, Pycnogonida.
Crustacea, Pauropoda, Chilopoda, Diplopoda, Symphyla, Collembola,
Mandibulata
Protura, Diplura, Insecta.
Bibliografía: R.D.: Zoología de los invertebrados (1977); A. P. Gupta:
Arthropod phylogeny (E.U.A., 1979); A. Kaestner: Invertebrate Zoology
(E.U.A., 1968-1970); M. Wells: Animales inferiores (Madrid, 1967).
ARVEJÓN FORRAJERO
Pisum sativum var. arvense Poir.; igual que P. arvense L. Nombre que se da a la
variedad de chícharo o guisante cultivado para forraje (v. CHÍCHARO). Difiere
de otras variedades del chícharo, arveja o arvejón, en que sus hojas tienden a ser
grisáceas o marcadamente grises; las flores son coloradas, amariposadas, con el

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estandarte rosado, las alas purpúreas y la quilla verdosa; la vaina y las semillas
son pequeñas. Igual que la variedad típica, es una hierba anual, trepadora, con
las hojas notoriamente estipuladas, pinadas, presentando un eje o raquis que
termina en un zarcillo ramificado. Las flores, de cáliz oblicuo o giboso en la
base, tienen cinco sépalos más o menos foliosos; la corola, de cinco pétalos, es
amariposada: un pétalo es el estandarte, dos forman las alas y otros dos la quilla;
el androceo lleva nueve estambres soldados y uno libre, y el pistilo es
unicarpelar y unilocular. El fruto es una vaina dehiscente, aplanada, con muchas
semillas. En el siguiente cuadro se muestran las cifras de su cultivo:

Superficie Valor de la
Producción Importación
cosechada Producción
(toneladas) (toneladas)
(hectáreas) (miles de pesos)
1970 5 446 3 682 6 909 -
1975 4 160 2 662 7 680 -
1980 10 434 5 433 96 079 102
1981 6 347 4 670 74 944 2 332
1982 334 298 5 960 1 085
ARVIDE, ISABEL
Nació en la ciudad de México el 12 de noviembre de 1951. Estudió medicina.
Ha manifestado su vocación poética desde sus años de estudiante. Varios
poemas suyos han aparecido en el suplemento Diorama de la Cultura del
periódico Excélsior. Ha publicado el libro Persistencia nocturna (1978)
ARVIZU, FRANCISCO
Nació en Hermosillo, Son., en 1838; murió en Tlatelolco, D.F., en 1895. Era
coronel y comandante militar de Nogales en 1887, cuando provocó un conflicto
internacional: el teniente Benjamín Gutiérrez fue aprehendido por la policía
estadounidense en estado de ebriedad y pidió el auxilio de la fuerza armada
mexicana. Arvizu mandó a un grupo de soldados que pasara la frontera para
rescatarlo. La operación tuvo éxito, después de un tiroteo con los
norteamericanos, y Gutiérrez volvió a Nogales; pero el escándalo que hizo la
prensa de Estados Unidos obligó a las autoridades mexicanas a consignar a los
responsables. Un consejo de guerra sentenció a Arvizu y a Gutiérrez a la pena
capital, conmutada por la de 20 años de cárcel. Arvizu falleció en la prisión
militar de Santiago Tlatelolco.

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ARVIZU, JUAN - ATLACOMULCO, DIÓCESIS DE
ARVIZU, JUAN
Nació en Querétaro, Qro., el 15 de marzo de 1900; murió en la ciudad de
México el 19 de noviembre de 1985. Mientras trabajaba como telegrafista en la
capital de la República, estudió declamación en el Conservatorio Nacional de
Música y canto en la academia de José Eduardo Pierson. En 1925 fue contratado
por la compañía de revistas de Pepe Campillo, y en 1930 participó en el
programa inaugural de la radiodifusora XEW. Tras una temporada en Nueva
York, vivió 18 años en Buenos Aires. Fue el primer cantante mexicano que
grabó discos (1935) y que actuó en una película sonora (Santa). Se le llamó El
Tenor de la Voz de Seda. También compuso canciones, algunas de las cuales
llevan letra de Renato Leduc.
ARZAC, JOSÉ MARÍA
En 1810 era cura de Almoloya, ahora Villa de Álvarez, Col. En 1811 persiguió,
a la cabeza de una partida de gente armada, al jefe insurgente Ignacio Sandoval,
que operaba en la región de la costa. Sin embargo, después de la Independencia
logró, con hábiles intrigas, ser electo diputado al Congreso General
Constituyente. Como tal, en 1823, gestionó la apertura del puerto de Manzanillo
y la segregación definitiva de Colima de Jalisco.
ARZÁPALO MARÍN, RAMÓN
Nació en Tinum, Yuc., el 15 de diciembre de 1938. Licenciado en filología maya
por la Universidad de Yucatán y doctor en filosofía por la Universidad de
Colonia, de la República Federal Alemana, ha sido profesor de lengua maya en
Mérida y catedrático e investigador en la Universidad Nacional Autónoma de
México. Ha publicado trabajos sobre filología en las revistas Estudios de
Cultura Maya y Middle American Research Institute, entre otras, y en los libros
Homenaje a Walter Lehmann y Homenaje a Gerd Kutscher.
ASAI, JUAN MANUEL
Nació en la ciudad de México el 18 de septiembre de 1954. Estudió periodismo.
Ha publicado poemas en la Revista de la Universidad, Sitios, Nexos y La
Semana de Bellas Artes; y en los suplementos La Cultura en México, de la
revista Siempre!, y la Revista Mexicana de Cultura, del periódico El Nacional.
Tiene dos libros de poesía: Doce modos (1976) y Tiro al blanco (1979).
ASAPESCADO
Trichilia hirta L. Arbusto o árbol de la familia de las meliáceas. Las hojas se
componen de 11 a 21 hojuelas lanceolado-ovadas o elípticas, que miden de 2.5 a
8 cm. Las flores, de 4 mm, son verdoso-amarillentas. El fruto, capsular, contiene
tres semillas rojizas o anaranjadas, que producen un aceite empleado como
cosmético. En el sur del país se usa el aceite de mapahuite en sustitución de

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otros especialmente preparados para el cabello.
ASBESTO
Nombre genérico que se da a un grupo de minerales silicatados, compuestos por
fibras flexibles de longitud variable, que se distinguen por ser malos conductores
del calor y la electricidad. Algunos, como el amianto, son incombustibles. En la
naturaleza se encuentra una amplia gama de asbestos; por el tipo de roca que los
contiene y por la longitud de los filamentos, se han clasificado en asbestos de
serpentina (de fibra larga) y anfíbolos (de fibra corta). Los primeros se emplean
en la fabricación de hilazas y cordones y en la industria textil; y los segundos, en
la elaboración de productos comprimidos, pastas especiales, asbesto-cemento,
papel, lana mineral, cubiertas para calderas, tubos conductores de vapor, cortinas
de seguridad, balatas para frenos, juntas para motor, partes para embragues,
aislantes eléctricos, filtros y lámparas. En el territorio nacional se han
descubierto yacimientos de estos minerales en por lo menos 12 de las entidades
federativas del país, pero el único que se considera atractivo es el de El Novillo,
en el estado de Tamaulipas. La producción nacional de asbestos ha sido de
escasa significación. En 1970 se obtuvieron 126 t; en 1971, 311; en 1975, 26; en
1976, 1; y en 1982, 200. Las importaciones, en cambio, especialmente de
Canadá, fueron de 40 459 t en 1970, llegaron a 79 014 en 1980 y descendieron a
53 567 en 1984.
ASCALÓN, ADIR
Nació en Tel-Aviv, Israel, en 1937. Durante más de un año impartió clases de
escultura metálica a los monjes benedictinos del monasterio de Santa María
Ahuacatitlán, cerca de Cuernavaca, Mor. Ha expuesto sus obras en Israel,
Estados Unidos y México. Está casado con la soprano mexicana María Luisa
Rangel.
ASCARIASIS
La ascariasis o ascaridiasis es una parasitosis predominantemente intestinal,
cuyo agente etiológico es Ascaris lumbricoides, helminto que pertenece a la
clase Nematoda, también conocido como “lombriz intestinal”. Los gusanos
adultos desarrollados en la luz intestinal copulan y la hembra deposita huevos
fecundados que son arrojados al suelo con la materia fecal. Se estima que una
hembra fecundada puede llegar a depositar 200 mil huevos diariamente. El
huevecillo requiere permanecer de 9 a 23 días en el suelo y, bajo condiciones de
temperatura y humedad adecuadas, los huevos fecundados pasan al estadio de
huevos embrionados.
La infección por Ascaris lumbricoides se adquiere por la ingestión de huevos
embrionados. En el duodeno, las larvas salen del huevo, penetran a través de la
pared del intestino, y por vía sanguínea llegan al hígado y luego al pulmón.
Posteriormente ascienden por las vías respiratorias, son deglutidas y llegan al

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intestino delgado. Crecen hasta ser parásitos adultos y las hembras empiezan a
poner huevos. Dos o tres meses después, la persona que se ha infectado
comienza a eliminar huevecillos por heces fecales. La sintomatología está
determinada por la migración del parásito en el organismo. En el hígado puede
ocasionar hepatomegalia dolorosa. En los pulmones produce un cuadro
bronconeumónico, caracterizado clínicamente por tos, estertores, disnea,
febrícula y eosinofilia. Su presencia en el intestino delgado ocasiona dolor
abdominal, meteorismo, náusea y vómitos. Entre las complicaciones más
frecuentes se encuentran: obstrucción intestinal, peritonitis y apendicitis, siendo
menos notables el absceso piógeno en el hígado, la pancreatitis hemorrágica, la
perforación del conducto onfalomesentérico y la colecistitis. En los niños
parasitados por un número considerable de gusanos Ascaris, se manifiesta por
falta de apetito, palidez, mal estado general y pérdida de peso. El diagnóstico
puede realizarse en el 80% de los casos por la eliminación de los parásitos
adultos a través de la boca, nariz y ano. También se realiza mediante la
demostración de huevos de Ascaris en materia fecal. Los fármacos útiles para
esta parasitosis son: el tetramisol, el pirantel, la piperazina y el mebendazol.
Esta parasitosis es mucho más frecuente en los niños que en los adultos
debido a malos hábitos de higiene y a la costumbre de jugar con la tierra; los
grupos más afectados son lactantes, preescolares y escolares. La falta de letrinas
sanitarias en las viviendas y de alcantarillado propician la enfermedad en
poblaciones numerosas del país. El hombre y el cerdo son los reservorios de esta
parasitosis; en las zonas endémicas el acceso de los cerdos a las letrinas es factor
importante de diseminación. La ascariasis es un padecimiento endémico en las
zonas tropicales y en el medio rural; su frecuencia es menor en regiones áridas o
semiáridas. Los trabajos del médico mexicano Francisco Biagi han demostrado
que la ascariasis es una parasitosis erradicable. Para prevenir, controlar y
erradicar esta helmintiasis son necesarios: la educación higiénica, evitar la
práctica del fecalismo al aire libre, la detección de los casos y su tratamiento
adecuado. Es útil el tratamiento quimioprofiláctico en masa a base de piperazina.
La ascariasis y su sintomatología fueron conocidas por los nahuas.
Etzacacatzaliztli o cuitlatecpichauiliztli eran los términos que utilizaban para
designar la oclusión intestinal por lombrices. Eliminaban los parásitos
intestinales con la infusión que obtenían del cocimiento de distintos tipos de
raíces (epázotl o epazote, xuchipatli, xiuhtotonqui) y de hojas de ocuipatli. El
polvo de raíz chatalhuich era considerado como uno de los mejores medios para
lograr la expulsión de las lombrices.
ASCASÚCHIL
(Del náhuatl azcaxóchitl: de ázcatl, hormiga, y xóchitl, flor: “flor de las
hormigas”.) Con este nombre se designan las especies Amaryllis formosissima

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L., que los españoles llamaron azucena de Santiago, y Colchicum alpinum,
conocida también como mataperro, quita-meriendas y mayo. V. AZUCENA y
FLOR-azucena.
ASCENCIO MATEOS, PEDRO
Nació en la ciudad de México el 11 de febrero de 1951. Estudió en la Escuela
Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, y
se especializó en la Escuela Superior de Artes de Estocolmo, Suecia. Pintor y
grabador, hay obra suya en el Centro de Arte Moderno de Guadalajara (1975),
en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (1975) y en la Escuela Superior de
Artes de Estocolmo (grabados y litografías). Ha expuesto en numerosas
ocasiones.
ASCENCIO ZAVALA, JOSÉ
Nació y murió en Guadalajara, Jal. (1885-1969). Durante algunos años formó
parte de la comunidad franciscana en Navarra, España, y en Zapopan, Jal. Llegó
a reunir una extraordinaria colección de crónicas religiosas mexicanas, entre
ellas 29 de los franciscanos. Es autor de: Origen de los colegios apostólicos
(1947) y Cronistas franciscanos (1949). Dejó dos obras inéditas: Arquitectura
colonial en México y Las órdenes franciscana, agustiniana y dominica en
México. Sus monasterios en el siglo XVI.
ASCENSIÓN, ANTONIO DE LA
Nació en Salamanca, España, en 1574; murió en la ciudad de Puebla en 1636.
Estudió cosmografía en la Universidad de Salamanca y navegación en el colegio
de San Telmo de Sevilla. Se ordenó como carmelita descalzo en Toro (1590).
Después de servir en el convento de Zaragoza, partió para Nueva España en
1597. Destinado a servir en la colonización de Nuevo México bajo Juan de
Oñate, llegó tarde y fue asignado al convento de San Sebastián. El 20 de febrero
de 1602 fue suplente de vicario y segundo cosmógrafo en el viaje de Sebastián
Vizcaíno para la demarcación del litoral californiano del Pacífico, en busca de
puertos de refugio para el galeón de Manila. Después de 11 meses de
navegación, ya en la ciudad de México, presentó un detallado derrotero de la
costa y recomendó la colonización y evangelización del territorio. Al
suspenderse los planes para establecer un puerto en California, en 1608, fray
Antonio envió un largo memorial a Felipe III recomendando la colonización de
Cabo San Lucas para iniciar la exploración del golfo hacia el norte, en busca del
estrecho de Anián, que supuestamente unía al Pacífico con el Atlántico (v.
ANIÁN, ESTRECHO DE). Concebía el golfo como un paso interior entre el
continente y California, que consideró como una inmensa isla que remataba
cerca de la desembocadura del estrecho. Insistió en que dicha exploración y
colonización permitiría el paso de los galeones de Manila y del Perú a España, lo
que sería de incalculable valor estratégico para el reino. Repitió esto en nueve

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memoriales presentados entre 1608 y 1635, y publicados en Monarquía indiana
de fray Juan de Torquemada en 1615. En 1632 se retiró al convento de Puebla,
desde donde continuó su correspondencia. Su persistencia en esta idea
geográfica influyó en la política española hacia la exploración del golfo y el
abandono de la costa exterior de California durante el siglo XVII, así como en la
cartografía europea, que a partir de 1624 delineaba California como una isla,
concepto que perduró hasta la segunda mitad del siglo XVIII.
ASCHMANN, HAROLD HOMER
Nació en San Francisco, California, E.U.A., en 1920. Profesor de geografía en la
Universidad de California (Riverside), es autor de: The Central Desert of Baja
California. Demography and Ecology (1959), The Subsistence Pattern in Meso-
American History (1960) e “Indian Pastoratist of the Guajira Peninsula”, en
Annals. Association of American Geographers (1960).
ASCHMANN, HERMAN P
Indigenista y filólogo estadounidense. Miembro del Instituto Lingüístico de
Verano, autor del Vocabulario Castellano-Totonaco (1962) y de varios estudios
sobre el totonaco de la Sierra Norte de Puebla, llevados a cabo en Zapotitlán de
Méndez.
ASEGUNDAR
Dar el segundo beneficio al maíz y otras plantas.
2. Barbechar por segunda vez un terreno.
Paremiología: “El que no asegunda no es buen labrador”, es un refrán que
recomienda la conveniencia de repetir determinada acción.
ASIÁIN, AURELIO
Nació en la ciudad de México el 29 de octubre de 1960. Estudió letras y ha
publicado poemas en Guernica, Tornaviaje, La Opinión, Cartapacios y el
suplemento Sábado del periódico Unomásuno; es colaborador de la revista
Vuelta. Aparecieron poemas suyos en la antología Asamblea de poetas jóvenes
de México (1980).
ASIENTOS
Entre las numerosas acepciones que tiene el verbo asentar, del que proviene el
término asiento, está la que significa ajustar o celebrar un contrato o un tratado.
Durante los siglos XVI y XVII, sobre todo, la mayor parte de las rentas de la
Corona española en sus colonias ultramarinas estuvo asentada mediante un
contrato concertado entre el rey, titular de los derechos de cobro, y un particular,
una sociedad o una institución pública como el consulado o el ayuntamiento que,
mediante un anticipo fijo, adquiriría esos derechos de cobro por un tiempo
determinado.
Para intentar una clasificación de los asientos habría que considerar si los
asentistas eran individuos, sociedades mercantiles o instituciones públicas, y su

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nacionalidad; de acuerdo con los derechos, si éstos correspondían a impuestos
personales o reales, monopolios, estancos o privilegios; por su duración, si
algunos fueron por una sola vez, y otros por plazo determinado o por tiempo
indefinido; el monto y la forma de entrega del anticipo, que presentó diferentes
modalidades (en ocasiones, la cantidad comprometida no se pagaba totalmente
en dinero); y, por último, el objeto esencial del asiento, que podía referirse a
personas, mercancías o servicios particulares o públicos.
Durante los dos primeros siglos, la Real Hacienda de la Nueva España pudo
cubrir sus gastos sin sobrantes ni faltantes; pero las rentas permanecieron
estacionarias, sin aumento, pues casi todas estaban arrendadas o asentadas.
Correspondió a Carlos III uniformar el gobierno y la administración del real
patrimonio, tanto en España como en sus dominios, por medio de la Real
Ordenanza de Intendentes dictada en Madrid el 4 de diciembre de 1786, a
propuesta de José de Gálvez, secretario universal de Indias.
Andrés Lira González, en un estudio sobre el aspecto fiscal de la Nueva
España, sólo consigna como dados en concesión o arrendamiento en esa época
los siguientes ramos: correo (estancado); derechos de alumbre, cobre, plomo y
estaño (explotación de yacimientos); cordobanes (estanco arrendado); nieve
(estanco arrendado); explotación y venta de sal (algunas salinas); gallos
(estanco) y panadería y bayuca (estanco). Los más importantes asientos se
establecieron durante las dos primeras centurias novohispanas; en el siglo XVIII
su uso decayó como consecuencia de la nueva política de poner en
administración directa las más importantes fuentes de ingreso del gobierno
virreinal. Siendo tan elevado el número de asientos que estuvo en vigor, resulta
imposible describirlos todos, por lo que sólo se tratan los más importantes.
Asientos para descubrimientos y poblaciones. Está comprobado que tanto el
descubrimiento como la conquista y la colonización de la América española
fueron obras en las que predominó el esfuerzo privado, individual, sobre la
acción oficial del Estado. Daban título legal a una expedición de descubrimiento
o nueva población, las capitulaciones, asientos o contratos efectuados entre la
Corona o sus representantes y el jefe de la expedición. En estos documentos se
fijaron los derechos que se reservaba la Corona en los nuevos territorios, y las
mercedes concedidas a los participantes en la empresa. El estudio de sus
cláusulas pone de relieve que sólo en muy contadas ocasiones (Pedrarias Dávila
y Magallanes) participó la Corona directamente en los gastos; lo corriente era
que quedaran a cargo de quien organizaba la expedición, el cual podía ser al
mismo tiempo jefe militar de la misma o simplemente su empresario. El contrato
o asiento podía convertirse en un título negociable y ser objeto de ventas,
traspasos, permutas o contratos de sociedad. A pesar de sus defectos, el sistema

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prevaleció y fue sancionado expresamente en las Ordenanzas de 1573 de Felipe
II y en la Recopilación de Leyes de Indias. En el ánimo de los reyes de España,
la economía para el real tesoro que este sistema implicaba pesó más que las
dificultades de carácter político y social que al propio tiempo producía, según
afirma José María Ots Capdequi en El Estado español en las Indias (1941).
En su tesis doctoral, Silvio A. Zavala resume de la siguiente manera los
elementos fundamentales de los contratos o asientos efectuados para las
expediciones que descubrieron y conquistaron el territorio que inicialmente tuvo
la Nueva España: 1. Personas que participan: la Corona, el capitán, los soldados,
el socio capitalista, los marineros, clérigos, herreros y otros oficiales a sueldo. 2.
Aportaciones: a) gastos y costos: cargan sobre los patrimonios individuales; son
desiguales las aportaciones; media la colectividad en gastos mayores, como
navío, por ejemplo; hay responsabilidad personal del capitán (fianzas y prendas);
la Corona no contribuye en los costos como principio general; no se forma una
masa indiferenciada común, sino que las aportaciones siguen en propiedad de
cada aportador; b) armas y personas de los expedicionarios. 3. Fines: a)
económicos: permuta o rescate; apresamiento de esclavos; creación de poblados
y sujeción tributaria del indio; b) políticos: toma de posesión y anexión de la
tierra a la Corona; y c) religiosos: conversión cristiana del indio. 4. Forma:
escribano público, testigos, licencia del rey, pregón de la jornada, enganche e
ingreso contractual. 5. Utilidades: la calidad de las personas, de las armas,
cuantía de la hacienda aportada y hechos meritorios durante la expedición
determinan el monto o parte que toca a cada asociado; la facultad de repartir
corresponde al capitán; al lado suyo surgen capitanes segundos que también
aportaron bienes y gozan partes mayores que los soldados, pero menores que el
jefe superior y el socio capitalista; la Corona participa, a modo de impuesto, de
la quinta parte de las utilidades. 6. Régimen: instrucciones, cédulas, leyes,
capitulaciones o contratos escritos; usos y costumbres con vigencia legal.
Para fundar nuevas poblaciones, se convocaba a las personas que quisieran ir
a establecerse en ellas, excluyendo a las que ya tuvieran solares en otra
población, sin distinguir entre españoles e indios. Si no había pobladores en la
tierra, se traían de España, y si aún así no se alistaba la gente, se celebraba un
asiento o contrato con la persona que se obligara a fundar la población, con
título de adelantado o alcalde mayor, corregidor o alcalde ordinario, señalándole
un plazo para que fundara por lo menos tres ciudades: una provincial o
diocesana y sus sufragáneas, si fuere alcalde mayor; y una ciudad sufragánea y
los lugares de jurisdicción que bastaran para la labranza y cría de ganados que
requiere la ciudad, si fuere alcalde ordinario. El asentista que se obligaba a
fundar una población debía satisfacer las siguientes condiciones: tener poblada

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la villa, dentro del término que se le señalara, con 30 vecinos cuando menos,
cada uno con su casa, 10 vacas de vientre, cuatro bueyes (o dos bueyes y dos
novillos), una yegua de vientre, cinco puercas de vientre, seis gallinas y 20
ovejas; un clérigo que ministrara los sacramentos, iglesia con ornamentos y
cosas necesarias para el culto. Para el cumplimiento de lo anterior había de dar
fianza; si no cumplía, pagaría 100 pesos oro de multa y perdería lo que hubiese
fincado y labrado. La tierra para formar la población habría de tener 4 leguas
cuadradas, a una distancia no menor de 5 leguas de cualquier ciudad, villa o
lugar de españoles ya poblado, y en parte donde no causare perjuicio a los indios
o a otras personas. De esa tierra se tomaba primero la extensión necesaria para
plaza, calles, templo y casa de cabildo; luego para propio, ejido y dehesa de la
población; del resto se hacían cuatro partes: una para el que se había obligado a
hacer la población, y las otras tres para dividir en tantos lotes como vecinos.
Cuando no había persona que tomara la capitulación para fundar la villa, pero
existía un número no menor de 10 personas que querían hacerlo, les era
permitido, señalándoseles el lugar, con la extensión y en los términos ya dichos,
y en tal caso ellos podían por la primera vez elegir alcaldes ordinarios y oficiales
de Consejo. A quien se obligaba a fundar la población se le permitía poner
alcaldes ordinarios y otros oficiales de Consejo de entre los vecinos del pueblo y
el alcalde mayor o audiencia en cuyo distrito caía la población. Los que
cumplían con el asiento de poblar podían formar mayorazgo con lo que hubieran
edificado y plantado; se les concedían las minas de oro, plata y demás metales, y
las salinas y pesquerías de perlas, pagando de todo el quinto al rey; se les hacía
“hijosdalgo” y personas nobles de linaje y solar conocido, y podían hacer todas
las cosas a que tenían derecho los hijosdalgo y caballeros de los reinos de
Castilla.
Asientos para introducir negros. En su libro La población negra de México,
Gonzalo Aguirre Beltrán explica que las urgencias de la colonización y la
creciente demanda de mano de obra, que no alcanzaban a satisfacer los
indígenas, propiciaron durante más de tres siglos una corriente de mercancía
humana, apenas interrumpida por guerras que perseguían el control de la trata de
negros, en particular, y del comercio en general. Durante el periodo temprano de
la trata, la Nueva España fue uno de los mejores mercados en el Nuevo Mundo,
y casi todos los asientos se refieren a ella en alguna forma.
Por cédula del 18 de agosto de 1518, Carlos V concedió a Lorenzo de
Garrevod el privilegio para introducir cuatro mil esclavos o esclavas tomándolos
de las islas de Guinea y de las otras partes donde se acostumbraba y, sin
registrarlos en la Casa de Contratación de Sevilla, pasarlos a las Indias, con el
compromiso de que llegando a ellas se les convertiría al cristianismo. Garrevod

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vendió las cuatro licencias a comerciantes genoveses de Sevilla en 25 mil
ducados, con la promesa de que durante los ocho años siguientes al de 1519, el
gobierno no concedería licencia alguna. Posteriormente el privilegio recayó en
los alemanes Heinrich Ehinger y Hieronymus Seiler, quienes se obligaron a
conducir a América cuatro mil negros en un plazo de cuatro años, pagando a la
Corona 20 mil ducados, con la restricción de que no podrían vender las licencias
a más de 45 ducados. Ésta es, en realidad, la primera concesión esclavista que
merece el nombre de asiento.
Al terminar los anteriores asientos, se otorgaron nuevas licencias a
comerciantes, funcionarios, conquistadores y pobladores, tales como Francisco
de Montejo (1533), Rodrigo de Albornoz (1535) y Tomás de Marín y Leonardo
Lomelín (1542). Las angustias del tesoro real inclinaron a Carlos V a colocar en
el mercado de Sevilla 17 mil licencias primero y seis mil enseguida. Felipe II
asentó con Hernando de Ochoa 23 mil licencias, obligándose a no conceder
ninguna otra en los siete años siguientes; Hernán Vázquez pagó 30 mil ducados
por un asiento de mil esclavos en 1561; en 1572 el Consulado de Sevilla aparece
como titular de otro asiento; y en 1579 Diego Fernández y Andrés Pérez
recibieron 174 y 206 licencias respectivamente. Como el valor y el número de
los esclavos negros aumentaba sin cesar, empezaron a efectuarse introducciones
clandestinas, y para combatirlas se adoptaron medidas como la real orden del 16
de abril de 1550, que daba por perdidos a todos los esclavos que se hallaren sin
licencia ni registro; fijaba como únicos lugares de procedencia de los negros las
islas de Cabo Verde y los ríos de Guinea; no autorizaba en los asientos más de
cuatro mil esclavos y sólo permitía su entrada por determinados puertos (en la
Nueva España, primero sólo Veracruz, y después Pánuco y Campeche).
Los primeros asientos o licencias para introducir negros fueron dados, en su
mayoría, a flamencos, genoveses y alemanes, quienes no poseían territorios en
donde obtener los esclavos. Fueron los portugueses quienes se apoderaron de las
costas africanas y lograron un control monopolista de ese mercado. De ahí
surgió el temor de la Casa de Contratación de Sevilla de que se apoderasen
también del negocio de transportarlos por mar hasta las colonias, a tal grado que
se les prohibió de manera expresa el hacerlo. Cuando Felipe II fue también rey
de Portugal, las cosas cambiaron; a partir de 1580 los asientos de negros
recayeron en portugueses que ya tenían experiencia en introducir esclavos a
Brasil, como Pedro Gómez y Reynel, Juan Rodríguez Coutinho, Gonzalo Váez
Coutinho, Agustín Coello, Antonio Rodríguez de Elvas, Manuel Rodríguez
Lamego y Ángel y Cristóbal Méndez de Sossa. La intervención de Portugal en
los asientos concluyó cuando en 1640 recobró su independencia.
Al cesar los asientos de negros con Portugal, la Corona española tomó en sus

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manos el negocio, en tanto que la demanda de nuevas remesas se satisfacía por
el contrabando. Presionado por las grandes pérdidas que sufría la Casa de
Contratación, el Rey se decidió a conceder en 1662 un nuevo asiento a los
comerciantes genoveses Domingo Grillo y Ambrosio y Agustín Lomelín, los
que se comprometieron a introducir en siete años 24 500 negros, o sea, 3 500
anuales, a razón de 100 pesos cada uno, en los puertos autorizados de Cartagena,
Portobello y Veracruz. Al concluir este contrato, los comerciantes españoles
Antonio García y Sebastián de Siliceo firmaron otro en 1674, obligándose a
introducir durante cinco años cuatro mil esclavos en cada uno, con un pago un
total de 450 mil pesos anuales. En 1676 el Consulado de Sevilla se encargó del
asiento, con el compromiso de introducir 10 mil toneladas en cinco años (la
tonelada equivalía a tres negros), pagando por cada una 112.5 pesos; pero las
crecientes dificultades lo obligaron a traspasarlo al comerciante genovés Juan
Barroso del Pozo, poco después a Balthazar Coymans y luego a Nicolás Porcio
(1689) y a Marín de Guzmán (1694). De 1696 a 1779 los contratos fueron
celebrados con grandes compañías extranjeras. La primera fue la Compañía de
Cacheo, que se comprometió a llevar durante seis años (1696 a 1703) 10 mil
toneladas de tres piezas cada una, a razón de 112.5 pesos, y a adelantar 200 mil
pesos que le serían reembolsados al término del asiento; pero dificultades de tipo
político hicieron que se suspendiese en 1701. Después siguió la Compañía del
Senegal, que mediante un asiento con carácter de tratado entre España y Francia,
se obligó a introducir durante 10 años 4 800 piezas de Indias, al precio de 33.5
pesos, y a pagar un adelanto de 600 mil libras tornesas, en compensación del
cual se le eximiría del pago de los derechos correspondientes a 800 negros
anuales; pero esta vez ocurrió la bancarrota de la Compañía en 1710.
Como consecuencia de los Tratados de Utrecht (1713-1714), Inglaterra se
convirtió, por el término de 30 años, en monopolizadora del comercio de
esclavos destinados a las posesiones hispanas, con la obligación de introducir
144 mil piezas de Indias, pagando 33 pesos escudos y un tercio por derechos de
cada pieza y entregando esclavos no viejos ni defectuosos. Dio un anticipo de
200 mil pesos a la Real Hacienda, a cambio de lo cual se le hizo la gracia de los
derechos que no había de pagar por 800 negros. Se le permitió la conducción de
los esclavos en navíos y con tripulantes ingleses, hasta los puertos de entrada de
Veracruz y Campeche. Para cumplir con el contrato, se utilizó la Compañía del
Mar del Sur, que por conducto de su agente en Madrid obtuvo además la
concesión de introducir un navío con géneros y con capacidad primero de 500 y
después de 650 t a las Indias, navío al que se llamó de la “permisión”. Los
ingleses introdujeron, durante la vigencia de su asiento, muchos más esclavos
por Campeche que por Veracruz, destinados en gran parte al territorio que luego

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habría de llamarse Honduras Británicas, para explotar el palo de tinte. El asiento
con Inglaterra terminó y con él la introducción masiva de negros a la Nueva
España. Los asientos de negros tuvieron fin el 23 de septiembre de 1817, cuando
los reyes de España e Inglaterra firmaron el tratado de la abolición de ese tráfico.
Asientos para el cobro de impuestos. De las rentas públicas de la Nueva
España que estuvieron asentadas o arrendadas durante los dos primeros siglos, la
más importante por el monto de sus recaudaciones fue la de alcabalas, que
estuvo asentada de 1602 a 1753, sucesivamente con el Ayuntamiento y con el
Consulado de México (v. ALCABALA). Por lo regular, los dos ramos de la Real
Hacienda llamados Masa Común y Particulares estuvieron asentados, con
algunas excepciones, como los estancos, de manera que estaban incluidos los
relacionados con la minería, la agricultura y ganadería, el comercio, las
comunicaciones y los empleados.
Asientos relacionados con otras actividades. Los asientos abarcaron asuntos
tan diversos como el comercio del azogue y el palo de tinte, la pesca de perlas o
de coral, el beneficio de alumbres, jabón, cerveza, fabricación y tinte de lanas y,
sobre todo, la explotación de minas y el aprovechamiento de inventos referentes
a la industria minera, como el beneficio de la plata por azogue de Bartolomé de
Medina. Otro tipo de asiento concernía a la introducción en América de especies
vegetales o animales, europeas o asiáticas, y al aprovechamiento de especies
indígenas. A estos casos se refieren los de 1528 y 1530 sobre el beneficio del
bálsamo, y el de 1531 sobre la cañafístula, ambos en La Española; el de 1533
para llevar 300 borricos a Nueva España; los de 1537 para beneficiar aquí seda y
especias e incluso añil; el de 1550 para “pasar camellos a las Indias”; y el de 25
de mayo de 1561, con el hijo del virrey Antonio de Mendoza, para plantar en
Nueva España pimienta, clavo y canela durante 50 años. En muchos casos los
asientos se quedaron en el papel; y en otros, por falta de documentos o de la
investigación adecuada, se ignora cuáles fueron sus resultados.
Bibliografía:Gonzalo Aguirre Beltrán: La población negra de México
(1972); Jean Pierre Berthe: “El cultivo del ​pastel​ en Nueva España”, en Historia
Mexicana (35; 1960); Andrés Lira González: “Aspecto fiscal de la Nueva
España en la segunda mitad del siglo XVIII”, en Historia Mexicana (67; 1968);
Manuel Yáñez Ruiz: El problema fiscal en la distintas etapas de nuestra
organización política (1958).
ASILO, DERECHO DE
(Del latín asylum, sitio inviolable.) Griegos y romanos de la Antigüedad
tuvieron templos y otros lugares de culto que sirvieron de refugio a quienes eran
perseguidos por un enemigo o por la justicia pública. Esto se respetaba, al igual
que la regla de no entregar a quien había huido de su país para buscar refugio en
otro. La Iglesia Católica practicó el asilo en templos y monasterios, y logró que

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el poder temporal reconociera la inviolabilidad de los recintos religiosos;
concedía asilo a todo delincuente, pero lo fue limitando a los culpables menores.
Como consecuencia de la progresiva delimitación de poderes entre la Iglesia y el
Estado, el asilo religioso desapareció casi por completo hacia fines del siglo
XVIII. Mientras tanto se desarrollaba el asilo diplomático. Cuando las
embajadas ocasionales o transitorias que solían enviar los reyes o príncipes se
convirtieron en misiones permanentes, surgió la inviolabilidad del local que
ocupaba la embajada o legación, con base en el respeto de la soberanía del
Estado y la reciprocidad del caso. La inviolabilidad alcanzaba al personal de la
embajada y a todos los que residían en ella, incluyendo a los asilados. Este
principio fue reconocido por el Tratado de Paz de Westfalia, en 1648, que puso
fin a la Guerra de Treinta Años. El asilo territorial, el que un país concede en su
territorio a un extranjero, ha tenido mucha aplicación en Europa a partir del siglo
XVIII, tanto para individuos aislados como para grupos que buscaron refugio
por razones políticas o religiosas. Los problemas derivados del asilo territorial se
desviaron hacia la extradición, con lo que se volvieron secundarios y pudieron
resolverse bilateralmente. En cuanto al asilo diplomático, puede asegurarse que
todo Estado respeta la inviolabilidad de la sede diplomática que ha concedido
asilo a una persona; pero por falta de reglas precisas, esto da lugar a dificultades
entre los gobiernos, pues, a más de que algunos rechazan ese derecho, todos, en
principio, se niegan a autorizar la salida del país al asilado, y si autorizan algún
caso, es tomando en consideración sus propios méritos y circunstancias, con las
consiguientes dilatadas negociaciones. La Organización de Naciones Unidas no
ha logrado aprobar nada respecto del asilo diplomático, aunque cuenta con un
informe pormenorizado del secretario general, fechado en 1975. La mayoría de
los Estados considera que no existen normas generales de derecho internacional
sobre la materia.
Los Estados latinoamericanos han reglamentado y han perfeccionado el
derecho de asilo diplomático, aunque son minoría los que han ratificado los
documentos elaborados, hecho explicable por las situaciones históricas que con
frecuencia han obligado a muchas personas a buscar asilo. Éste se concedía
conforme a los usos tradicionales o con base en acuerdos bilaterales. El primer
documento multilateral tendiente a establecer el derecho de asilo en América
Latina fue el protocolo suscrito en el Segundo Congreso de Lima, en 1865,
llamado Reglas de Lima, que tuvo un carácter meramente declaratorio. En 1889
se reunió en Montevideo el Congreso Sudamericano de Derecho Internacional
Privado, en el cual se elaboró un Tratado de Derecho Penal Internacional, cuyo
Título II estuvo dedicado al asilo, separando el territorial del diplomático,
términos que han seguido utilizándose en América Latina, de preferencia en los

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casos de refugio y refugiados. En este documento aparecen los conceptos
fundamentales del asilo diplomático: debe ser respetado en relación con los
perseguidos por delitos políticos; el jefe de la legación está obligado a poner
inmediatamente en conocimiento del gobierno ante el cual está acreditado, el
nombre de la persona a la que ha concedido asilo; el gobierno puede exigir que
el perseguido salga de su territorio dentro del menor plazo posible; el jefe de la
legación puede exigir garantías necesarias para que el asilado salga del territorio
respetándose su persona. En el Título III de aquel tratado se excluye, en la
extradición, a los perseguidos por cuestiones políticas, lo cual se venía
aceptando desde hacía tiempo en tratados bilaterales. Durante la Sexta
Conferencia Interamericana, que se celebró en La Habana en 1928, fue aprobada
una convención sobre asilo, la primera que aparecía sobre este tema, autorizando
la concesión de asilo en las misiones diplomáticas en casos de urgencia sólo a
los perseguidos políticos; el diplomático debía notificar a las autoridades locales
y solicitar salvoconducto para que el asilado abandonara el país. Pronto se vio
que se requerían normas más precisas para dar efectividad a ese derecho, por lo
cual, en la siguiente Conferencia Interamericana, reunida en Montevideo en
1933, se aprobó una nueva convención sobre asilo diplomático, en la que se dejó
al Estado que otorgaba el asilo la calificación respecto al delito que se le atribuía
al asilado, decidiendo si era de carácter político o no. Como ocurrieron casos
que se complicaron y retardaron mucho antes de poderse resolver, en la Décima
Conferencia, que se celebró en Caracas en 1954, se aprobó una tercera
convención sobre asilo diplomático en navíos de guerra y en aeronaves
militares, aclarando los conceptos de seguridad del asilado, obligación de
extender el salvoconducto y urgencia del asilo cuando peligra la libertad o la
vida de quien lo solicita por motivos políticos. En la misma conferencia se
aprobó otra convención sobre asilo territorial, en la que se reconoce el derecho
de los Estados para admitir en su territorio a las personas perseguidas en otro
Estado por sus creencias, opiniones o filiación política, o por actos que pueden
ser considerados como delitos políticos; se establece que el Estado de donde
procede el asilado no puede pedir su entrega o expulsión, ni ejecutar actos contra
la vida o seguridad del refugiado. Esos cuatro documentos son los
fundamentales, pero hay otros interamericanos que también, indirectamente, se
refieren al asilo al ocuparse de la extradición o al tratar las obligaciones de los
Estados que conceden el asilo, tales como la Convención de Derechos y Deberes
de los Estados en Casos de Luchas Civiles y la Convención sobre Derecho
Internacional Privado, conocida como Código Bustamante, ambas aprobadas en
La Habana en 1928; la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, adoptada en la Novena Conferencia celebrada en 1948, y la Carta de la

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Organización de Estados Americanos de ese mismo año; y la Convención
Interamericana de Derechos Humanos, suscrita en San José en 1969. La
Declaración Universal de los Derechos del Hombre, adoptada por la
Organización de las Naciones Unidas en 1948, consagra en su artículo 14 el
derecho de asilo como institución que debe ser respetada por todos los países
miembros. México ha suscrito y ha ratificado las cuatro convenciones sobre
asilo, igual que otras seis naciones latinoamericanas, hasta el año de 1982. Las
convenciones más importantes, por contener obligaciones, son las suscritas en
Caracas. La de asilo diplomático ha sido ratificada por 12 países, y la de asilo
territorial por 11, incluido México. En la legislación interna, el asilo está regido
en la República Mexicana por las disposiciones de la Ley General de Población
(artículos 35 y 42, fracción V, de su Reglamento).
México ha ejercido la práctica del asilo desde que alcanzó su independencia.
Recibió a los primeros asilados en 1826, procedentes de la República de
Centroamérica, cuando el gobierno federal conservador suprimió violentamente
el gobierno liberal del Estado de Guatemala y entraron varios de los dirigentes
guatemaltecos por la región de Comitán. Tres años después triunfaron los
liberales y fueron desterrados los dirigentes conservadores, con destino a
Guayaquil; pero las 61 personas que se embarcaron convencieron al capitán del
buque para que las llevara a Acapulco. El gobierno liberal del general Guerrero
aceptó que se quedaran en territorio nacional, excepto los españoles, ya que
acababan de ser expulsados de México. Poco después, el presidente
centroamericano derrocado Manuel José Arce llegó a México, al igual que
muchos otros. El país no contaba con disposiciones respecto a asilados, y la
Constitución de 1824 daba libertad a quienes residían en territorio nacional para
establecerse donde quisieran. Con los primeros asilados centroamericanos llegó
la petición de su gobierno para que no se les permitiera vivir junto a la línea
divisoria ni en el estado de Chiapas, y esta petición fue aceptada. En el primer
tratado de extradición que negoció México (con la República de Centroamérica,
en 1832) se mencionó la entrega de emigrantes y fugitivos que dejaran
responsabilidades penales o civiles en su país, pero se entendió que los fugitivos
por causas políticas no se incluían. Esa política se siguió desde entonces en
todos los tratados de extradición que negoció México. Además, existían
principios sobre neutralidad de los Estados ante los problemas internos de los
demás, entre los que se contaba la prohibición de organizar o armar
expediciones en el territorio de uno contra otro. El país que otorga asilo contrae
un compromiso complejo y de efectos múltiples, sobre todo si se trata de grupos
numerosos del país colindante. Si el asilante no impide actividades contra el
gobierno del país del asilado, podría ser acusado de complicidad con los

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conspiradores, con la consiguiente tensión en las relaciones. Si el cargo no se
disipa, aparece la posibilidad de que el territorio del asilante sea violado por
fuerzas armadas del reclamante para destruir campamentos y armas en los sitios
donde se reúnen los conspiradores, con lo cual se está a un paso de la guerra.
El asilo concedido a los centroamericanos mostró desde el principio todos
esos problemas. Arce conspiraba contra el gobierno de Centroamérica, por lo
que, ante denuncias del gobierno centroamericano, se dieron órdenes ​que no se
cumplieron​ para que fuera alejado de la frontera. Ante la insistencia de
Centroamérica, México reiteró las órdenes en 1831; Arce obedeció y se internó
en Soconusco. Ahí reunió y entrenó gente y trató de conseguir armas, hasta que
fuerzas centroamericanas penetraron en el distrito en febrero de 1832; llegaron
hasta Escuintla, donde desbarataron a los confabulados; Arce y algunos se
adentraron en Chiapas, y muchos otros fueron llevados prisioneros a Guatemala.
El gobierno mexicano protestó por la invasión de territorio chiapaneco, pero
nada se hizo para reparar los daños que causaron los invasores. Al desaparecer la
República centroamericana, Guatemala conservó, por muy corto tiempo, su
gobierno liberal, que fue vencido por el general Rafael Carrera en 1839; huyeron
a México los dirigentes, entre los que se contaba el licenciado Mariano Gálvez,
que encabezó el gobierno del Estado de Guatemala durante los años del
liberalismo. Carrera, siendo presidente, se asiló una temporada en Chiapas.
Al ser derrocado Iturbide en 1823, el Congreso decretó su destierro, por lo
que se constituyó en el primer mexicano que buscó un país que le diera asilo;
intentó establecerse en Roma, pero esto se le negó. La medida del destierro la
repitió el vicepresidente Nicolás Bravo en contra del general Miguel Barragán y
otras personas; salieron a Guayaquil, aunque pronto estuvieron en Guatemala.
La situación se prolongó durante las décadas siguientes. Los asilados
guatemaltecos pudieron organizar incursiones contra los gobiernos de su país,
como las de Francisco Cruz y Justo Rufino Barrios, una de las cuales provocó un
contraataque de fuerzas guatemaltecas que cruzó territorio mexicano en 1869,
para destruir la hacienda de Barrios, en Chiapas; dejó muertos y se llevó
prisioneros que fueron fusilados posteriormente. En 1871, liberales
guatemaltecos dirigidos por el coronel Miguel García Granados y Justo Rufino
Barrios partieron de Comitán, derrocaron al gobierno conservador y
establecieron una larga era liberal en Guatemala. García Granados, siendo
presidente de su país, declaró que el gobierno mexicano no interfirió en sus
actividades en Chiapas. En 1874, otros asilados indujeron a un teniente del
ejército mexicano, Emeterio Infante, a que les proporcionara armas del almacén
en Tapachula y los acompañara con soldados en una incursión dirigida contra el
presidente Barrios; lograron ocupar Malacatán y marcharon hacia San Marcos,

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pero fueron batidos antes de llegar a esta población, y se fusiló a todos los
cabecillas que no perdieron la vida en el ataque, incluido Infante. En 1890, el
general J. Martín Barrundia, que se hallaba asilado, preparaba un ataque contra
su país con pleno conocimiento del gobierno mexicano, según acusación
guatemalteca, lo que provocó los buenos oficios de Washington para que se le
decomisara un cargamento de armas y se le retirara de Chiapas; se giraron las
órdenes y, ante esa perspectiva, Barrundia se embarcó en Oaxaca con rumbo a El
Salvador. En el verano de 1898, los asilados guatemaltecos dirigidos por el
licenciado Próspero Morales prepararon una verdadera invasión, de acuerdo con
descontentos dentro de Guatemala, que fue muy sangrienta y en la que
participaron mercenarios mexicanos, según lo dijeron la prensa y una proclama
del presidente guatemalteco; atacaron la ciudad fronteriza de Ayutla y el vecino
puerto de Ocós a finales de julio, y avanzaron hasta ocupar San Marcos, en
donde fueron vencidos, perdiendo la vida Morales. En esa ocasión, además de la
protesta airada del gobierno guatemalteco y de los representantes diplomáticos
acreditados en el país, protestó también el representante norteamericano en la
ciudad de México. En 1907, en la capital mexicana, el expresidente
guatemalteco Manuel Lisandro Barillas, quien había estado activo al frente de
sus compatriotas asilados, fue asesinado por esbirros del gobierno guatemalteco,
que fueron capturados y condenados a muerte; el hecho provocó una grave crisis
en las relaciones entre los dos países.
Los asilados mexicanos en Guatemala también se mostraron muy activos
durante aquellos años. Al triunfar el liberalismo en 1855, se precipitó un éxodo
masivo hacia América Central de prominentes conservadores, entre los que se
contó un exgobernador y el obispo de Chiapas. Desde territorio guatemalteco
prepararon muchas incursiones; Juan Ortega, en 1856, provocó el contraataque
del comandante J. Pantaleón Domínguez, quien rebasó la línea divisoria, con
saldo de muertos, heridos y muchos prisioneros, y la consiguiente protesta de
Guatemala. El cacique conservador de Soconusco, José María Chacón, se
refugió en tierras guatemaltecas varias veces, según los vaivenes de la política, y
organizó desde allá varias incursiones cruentas. Ortega llegó a dominar el
gobierno de Chiapas temporalmente durante la guerra contra Francia. En la
década de los setentas aparecieron en esa entidad bandos a favor y en contra de
Porfirio Díaz, encabezados por J. Pantaleón Domínguez, lerdista, y Sebastián
Escobar, porfirista, asilados ambos en diversas ocasiones; organizaron
incursiones destructivas que perduraron hasta 1880. Durante la Revolución, de
1910 a 1920 hubo asilados de todas las facciones en Guatemala, encontrándose
en un momento dado los exgobernadores de Chiapas, Campeche y Yucatán,
varios altos funcionarios de Tabasco y muchos generales y militares de menor

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grado.
Los asilados mexicanos en Estados Unidos también actuaban con
comodidad, a pesar de las leyes de neutralidad y de las protestas mexicanas.
Fueron ellos los que promovieron varias de las expediciones filibusteras que
atacaron el norte del país, como la de Tomás Mejía durante la crisis por causa de
Texas, o posteriormente, durante la revolución del Plan de Ayutla, la de Zerman.
Porfirio Díaz estuvo asilado y muy activo en Brownsville, a pesar de las
protestas y reclamaciones del gobierno de Lerdo de Tejada, en 1873 y 1876;
durante ese último año, acompañado del general Jerónimo Treviño y de Manuel
González, lanzó un ataque que lo llevó hasta las cercanías de Monterrey, antes
de ser derrotado en Icamole, y se reintegró a la impunidad del asilo en aquel
país. Los Flores Magón y después Francisco I. Madero actuaron también con
bastante libertad, y ante la insistencia del gobierno de Díaz para que Madero
fuera retirado de la frontera, éste la cruzó para unirse a la revuelta que se
iniciaba en Ciudad Juárez, la cual le dio el triunfo. Durante los diez años de la
Revolución Mexicana, entraron a Estados Unidos varios miles de mexicanos que
huían de la devastación. Todas las facciones, en sus malos momentos, estuvieron
abundantemente representadas con sus dirigentes políticos y militares, quienes
organizaron verdaderos centros de propaganda y comunicación, manteniendo
intercambio constante con los que se hallaban en Cuba y Guatemala, y
ocasionalmente también en Belice.
El presidente Antonio López de Santa Anna estuvo asilado en Cuba, en
Venezuela, en la isla de Santo Tomás, en las Bahamas y en Estados Unidos. El
general y presidente Mariano Arista murió en el exilio, hallándose de paso por
Portugal. El general Leonardo Márquez recibió asilo en Cuba y ahí murió. El
político conservador José María Gutiérrez de Estrada, desde que salió huyendo
del país en 1840 por haberse manifestado monárquico, no regresó nunca, ni
siquiera durante el segundo Imperio, que él ayudó a erigir. Díaz encontró asilo
en Francia y también murió lejos de su patria. Otro presidente, Sebastián Lerdo
de Tejada, murió exiliado en Nueva York. Sacerdotes, frailes y monjas
recibieron asilo en varios países, centenares de ellos durante los años de la
Reforma; y al triunfo del liberalismo en 1861, fue expulsado el arzobispo
primado de México, Lázaro de la Garza Ballesteros, con otros cuatro obispos. El
obispo Pelagio de Labastida, de Puebla, fue expulsado en 1856, y luego, como
arzobispo de México, tuvo que abandonar el país nuevamente en 1867. Hubo
centenares de estadounidenses que llegaron como asilados al concluir la guerra
civil en 1865: generales prominentes, políticos, técnicos y artistas, partidarios de
los confederados que perdieron la contienda; pero la mayoría volvió a su país
cuando se calmaron los ánimos.

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Resulta sumamente difícil para un país vigilar y controlar las actividades de
los asilados; pero como lo que traman no es contra el Estado asilante, los
gobiernos no les prestan mucha atención, y menos cuando están pasando
constantemente por situaciones críticas, como estuvo México durante los
primeros 50 años de su vida independiente. Es común que gobierno y pueblo del
país que otorga el asilo sientan simpatía por la causa de los asilados, y por lo
tanto no tienen la voluntad para frenarlos. En algunas ocasiones los gobiernos
violan deliberadamente principios esenciales de convivencia pacífica entre
naciones, ayudando a los asilados o por lo menos dejándolos actuar libremente,
en cuyo caso se está entrando en un campo diferente cuyos efectos son graves.
El asilo diplomático lo iniciaron en México las legaciones extranjeras
posiblemente en 1840 y 1855, al ocurrir rebeliones cargadas de rencor, a cuyo
término los vencidos corrían mayores riesgos, aunque se siguió practicando el
extrañamiento, el destierro o la expulsión. Se sabe con certeza que fueron
recibidos asilados en las legaciones de Francia y Alemania en enero de 1861, al
ocurrir el triunfo de los liberales. El gobierno protestó en esa ocasión y hubo
malestar porque se consideró que el otorgamiento de asilo en las legaciones era
una intervención en los asuntos internos mexicanos. La primera legación
mexicana que otorgó asilo a extranjeros fue la establecida en la ciudad de
Guatemala, en la última década del siglo XIX, lo cual fue visto ahí también
como intervención de México en los asuntos guatemaltecos, hostil al gobierno y
favorable a sus enemigos. Esta apreciación no desapareció del todo ni siquiera
cuando el asilo llegó a estar reglamentado en América Latina.
Desde que se suscribió la primera Convención sobre Asilo Diplomático,
aumentó extraordinariamente el número de solicitantes, hasta llegar al abuso en
algunas ocasiones. En el presente siglo, México es el país que ha ejercido con
mayor generosidad y amplitud el derecho de asilo diplomático. Algunas de sus
legaciones han tenido que alquilar edificios y hasta hoteles, amparados por la
bandera del país, para atender al gran número de solicitantes. En 1944 y 1954, al
ser derrocados los presidentes Ubico y Arbenz, respectivamente, en Guatemala,
se concedió asilo en la embajada mexicana a centenares de personas de toda
categoría (intelectuales, políticos y obreros acusados de ser comunistas),
independientemente de los centenares que cruzaron la frontera recibiendo el
asilo territorial. La embajada en Santo Domingo también ha tenido gran número
de asilados. Durante el derrocamiento del presidente Allende en 1973, fueron
admitidos en la embajada mexicana cientos de chilenos. Otro tanto ocurrió en la
embajada de La Paz, Bolivia, a fines de esa década. Como resultado del triunfo
de los sandinistas en Nicaragua, se intensificó la guerrilla en El Salvador y en
Guatemala, dando por resultado una afluencia de asilados guatemaltecos,

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decenas de miles de campesinos que cruzan la frontera y a quienes podría
considerárseles refugiados porque huyen de la guerra o son desplazados por ella
al perder hogares y empleos, aunque no sean perseguidos políticos. Como el
gobierno mexicano los estableció en campamentos junto a la línea divisoria, el
gobierno guatemalteco se quejó constantemente de que entre ellos había
activistas que estaban pasando armas a la guerrilla en el lado guatemalteco de la
frontera, y realizó incursiones armadas para capturarlos y destruir los
campamentos, provocando muertes; por ello se decidió alejarlos de la frontera.
A causa de las guerras civiles, han llegado, también a través de la frontera,
millares de salvadoreños y de otras de las repúblicas centroamericanas. El caso
de los españoles republicanos fue el primero de asilo masivo concedido por
México; comenzó en 1938 y se incrementó al concluir la contienda, llegando a
más de 40 mil personas. Durante la persecución macarthista en Estados Unidos,
llegaron a México asilados, algunos de los cuales fueron secuestrados en la
República por agentes de la policía secreta estadounidense.
En cuanto a los mexicanos que han procurado asilo en el extranjero durante
la Revolución, vale destacar a los expresidentes Victoriano Huerta y Adolfo de
la Huerta, quienes salieron del país en 1914 y 1923, respectivamente. El segundo
pasó a Estados Unidos directamente, mientras el primero lo hizo antes por La
Habana y Barcelona. Asimismo sumaron centenares los sacerdotes que huyeron
o fueron expulsados durante el conflicto religioso a partir de 1924. El
expresidente Plutarco Elías Calles salió al exilio al ser expulsado en 1935, junto
con algunas personas; y el año siguiente fue desterrado Nicolás Rodríguez,
dirigente de un partido político de oposición; todos ellos fueron recibidos en
Estados Unidos. Varios exilios ocurrieron a partir de 1968; la gente se dirigió
sobre todo a países de América Latina (Perú, Chile, Bolivia y Cuba); algunos se
asilaron en embajadas en la ciudad de México y otros salieron de las cárceles
directamente al extranjero.
Son numerosos los gobernantes latinoamericanos que han vivido asilados en
México, y más aún los intelectuales, políticos y dirigentes revolucionarios. Entre
los primeros están: Héctor Cámpora, de Argentina, quien permaneció tres años y
medio asilado en la embajada mexicana al rehusarse su gobierno a extenderle el
salvoconducto, pues Argentina no ha ratificado ninguna de las convenciones
sobre asilo; Rafael Calderón Guardia, de Costa Rica; Carlos Prío Socarrás y
Fidel Castro, de Cuba; Rafael Zaldívar, de Honduras; José Santos Zelaya y
Emiliano Chamorro, de Nicaragua; Rómulo Gallegos, de Venezuela; Jacobo
Arbenz y Juan José Arévalo, de Guatemala, y muchos otros.
ASKINASY, SIEGFRIED
Nació en Rusia; murió en la ciudad de México en 1944. Antropólogo; publicó El
problema agrario en Yucatán (1939) y, al cabo de nueve años de

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investigaciones, el libro México indígena.
ASNO
V. BURRO
ASOCIACIÓN CATÓLICA DE LA JUVENTUD MEXICANA (ACJM)
En 1910 había en la ciudad de México una sociedad filosófica formada por un
pequeño grupo de estudiantes que recibía, del sacerdote doctor Vicente María
Zaragoza, una cátedra de filosofía, a cuyo término se suscitaba una charla sobre
cuestiones y sucesos de actualidad. De ahí surgió la idea de interesar
formalmente a los jóvenes en el conocimiento de la religión católica, para
contrarrestar el ambiente positivista que privaba en las escuelas. En mayo de
1911 se fundó el Partido Católico Nacional, con un programa elaborado por el
jesuita francés Bernardo Bergoënd, quien al efecto adaptó las bases de una
organización francesa. Los jóvenes Luis B. Beltrán y Jorge Prieto Laurens
decidieron constituir un grupo dentro del partido, con el nombre inicial de Club
Católico de Estudiantes, que luego cambiaron por el de Círculo y más tarde por
el de Liga de Estudiantes Católicos. Su finalidad era “unir en una federación a
todas las agrupaciones católicas de jóvenes para trabajar en el terreno religioso,
social y político por el bienestar del pueblo, y procurar la formación de personas
aptas para la lucha por la causa católica en los tres campos”. Colaboraron con
ellos Eduardo Beltrán y Mendoza, Antonio Reyes Osorio y Jesús Ylizaliturri. El
11 de junio de 1911 se celebró la asamblea constitutiva con 160 asistentes, y se
eligió el primer comité directivo: presidente, Enrique M. Zepeda, estudiante de
ingeniería; vicepresidente primero, Manuel Villagrán y Prado, de medicina;
segundo, Manuel Herrera y Lasso, de leyes; secretario, Daniel M. Arévalo;
prosecretarios, Gustavo Silva y Agustín de la Llera; tesorero, Manuel Romo
Alba; protesorero, Eduardo Ruiz y Cruz; y vocales, Manuel Cordero Sevilla,
Luis Beltrán y Mendoza, Antonio Reyes Osorio, Juan Vidal y Samuel
Meixueiro. Con el apoyo de los obispos, la Liga logró extenderse a los estados
de México, Oaxaca, Jalisco, Zacatecas, Querétaro, Hidalgo y Yucatán. En las
elecciones presidenciales de 1911, la Liga postuló candidato a Francisco León
de la Barra. Pasados los comicios, el grupo decayó visiblemente. Se decidió
entonces cambiar su orientación en el sentido de educar a los jóvenes en asuntos
sociales y religiosos, agregando el atractivo de los juegos y deportes. En marzo
de 1912 se imprimieron los estatutos, previa la aceptación de los centros
provincianos que perduraron. Se trataba de formar jóvenes dirigentes de acción
católica. En diciembre de ese año fue nombrado asistente eclesiástico de la Liga
el sacerdote jesuita Carlos M. de Heredia. Con la ayuda de la Asociación de
Damas Católicas, se estableció el 2 de febrero de 1913 el Centro de Estudiantes
Católicos Mexicanos, como grupo central de la Liga. En abril siguiente, el padre
Heredia fue enviado por sus superiores a Nueva York.

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Poco después de la usurpación de Victoriano Huerta, el Centro nombró como
su asistente eclesiástico al padre Bergoënd, quien el 12 de agosto de 1913 logró
fusionar la Liga de Estudiantes Católicos y las Congregaciones Marianas en la
Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). Con programa y
organización copiados de la Asociación Católica de la Juventud Francesa, la
ACJM se proponía “restaurar el orden social cristiano en México”, mediante la
acción religiosa y social de sus miembros, quienes recibirían la preparación
intelectual y espiritual adecuada. El padre Bergoënd declaró que no debería ser
una asociación política ni una liga electoral, puesto que sólo buscaría la
formación de sus miembros y no la realización de un ideal político. En varios
estados se formaron uniones regionales de la ACJM y al cabo de pocos años ya
funcionaban 209 grupos locales; así, la ACJM llegó a ser la más ágil y activa
entre las agrupaciones católicas. Mantuvo la obediencia a la jerarquía
eclesiástica y actuaba de común acuerdo con los organismos de adultos, como la
Asociación (después Unión) de Damas Católicas y la Orden de Caballeros de
Colón. De 1917 a 1923, fue presidente de la ACJM el periodista René Capistrán
Garza, a quien sucedió Octavio Elizalde y Ramos Natera. La ACJM publicó, con
bastante irregularidad, un periódico llamado Juventud Católica.
En la misma medida en que se ahondó el conflicto entre el gobierno y el
clero católico, la ACJM se transformó en una fuerza política de oposición, sobre
todo desde que se adhirió a la Liga Nacional de Defensa Religiosa, fundada el
14 de mayo de 1925, de acuerdo también con las ideas del padre Bergoënd. Los
miembros de la ACJM, entre los que ya había obreros y otros jóvenes no
estudiantes, empezaron a participar en manifestaciones de protesta y en choques
con la fuerza pública. El estudio y la divulgación de las ideas contenidas en las
encíclicas sociales pasaron entonces a un segundo lugar. En ocasión de su
Cuarto Consejo Federal (15 y 16 de septiembre de 1925), la Asociación dio el
paso decisivo para entrar de lleno a la lucha política, al declarar que “defender la
religión, aun en el terreno político, no es hacer política, es cumplir con una
obligación de conciencia”. Se acordó que la ACJM debía cooperar con todas sus
fuerzas y en cualquier terreno con la Liga Nacional de Defensa Religiosa. En
octubre de 1926, la Liga realizó un “bloqueo económico y social” contra el
gobierno, y en enero de 1927 se lanzó a la lucha armada. La ACJM se diluyó de
hecho en el movimiento cristero y 200 de sus miembros perdieron la vida en
combate. Cuando se convino la paz en 1929, la ACJM fue presa de una gran
decepción, no exenta de enfado vehemente. Al organizarse la Acción Católica
Mexicana, los acejotaemeros se negaron a incorporarse, temerosos de que se
pretendiera alterar la identidad de la Asociación. Por su parte, la jerarquía
eclesiástica contaba con ésta para que fuese la rama de la juventud masculina de

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la Acción Católica. Para el periodo inicial de la organización, que comenzó el 11
de enero de 1930, el arzobispo de México nombró a las personas que integrarían
la Junta y los comités centrales de la Unión de Católicos Mexicanos, la Unión
Femenina Católica Mexicana y la Juventud Católica Femenina Mexicana. El de
la ACJM quedó pendiente. Poco después se nombró presidente de ésta a Luis
Garduño y, al concluir el periodo provisional e iniciarse el primero estatutario en
octubre de 1930, al ingeniero Ignacio Galarza, quien no logró atraer a los
acejotaemeros renuentes ni reanimar a los grupos de provincia. En octubre de
1932, siendo asistente eclesiástico el padre Bernardo Bergoënd y presidente el
ingeniero Luis Vargas Varela, antiguos dirigentes del comité central de la ACJM
volvieron a tomar el gobierno de ésta, los comités diocesanos reticentes
regresaron a sus actividades con entusiasmo y los grupos parroquiales se
multiplicaron.
Entre los muchos acejotaemeros que han destacado, están: Anacleto
González Flores, abogado, orador, organizador y periodista; Miguel Gómez
Loza, abogado, colaborador de Anacleto, dirigente obrero y guerrillero; Luis
Navarro Origel, presidente municipal de Pénjamo, Gto., y uno de los caudillos
de la lucha armada; Pedro Vázquez Cisneros, primer presidente de la ACJM en
Guadalajara, fundador y director del semanario La Época (1917-1926);
Fernando Díaz de Urdanivia, periodista; y Efraín González Luna, ideólogo,
abogado, escritor y orador. Este último y el licenciado José González Torres
fueron candidatos del Partido Acción Nacional a la Presidencia de la República
en 1952 y 1964, respectivamente. Un buen número de jóvenes de la ACJM han
sido diputados al Congreso de la Unión. En el campo social, los acejotaemeros
han sido difusores de las enseñanzas pontificias y promotores y organizadores de
sus directrices. Lograron formar cooperativas, sociedades mutualistas, cajas
rurales de sistema Raifeeisen y numerosos sindicatos. Éstos se agruparon en la
Confederación Nacional Católica del Trabajo (CNCT), que surgió del Congreso
de Guadalajara en 1920, y en cuya preparación participó la ACJM. El gobierno
expidió una ley desconociendo toda personalidad y validez a estos sindicatos y,
al cabo de varios años de lucha, desapareció la CNCT. La ACJM siguió
esforzándose: fundó una escuela de superación para jóvenes campesinos, en la
cual continúa trabajando el doctor Aurelio Arratia, de Toluca. Otros frutos de la
ACJM han sido centenares de vocaciones sacerdotales; 16 de esos eclesiásticos
han llegado a ser obispos. En 1985 la ACJM se había establecido en 33
circunscripciones eclesiásticas del país.
ASOCIACIÓN LATINO AMERICANA DE LIBRE COMERCIO (ALALC)
En 1955, por iniciativa de la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), un grupo de expertos se reunió en México para estudiar el
establecimiento de un mercado común latinoamericano acorde con los diversos

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grados de desarrollo de los países del área. Los trabajos culminaron en una
reunión celebrada en Montevideo, Uruguay, en 1959, a la cual asistieron
representantes de Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay.
La principal decisión consistió en crear, en virtud del Tratado de Montevideo
suscrito el 18 de febrero de 1960, la Asociación Latino Americana de Libre
Comercio (ALALC), que entraría en vigor el 2 de julio de 1961. En fecha
posterior se adhirieron Colombia y Ecuador (1961), Venezuela (1966) y Bolivia
(1967). La finalidad esencial de este organismo sería la de liberar el comercio y
eliminar los aranceles y demás restricciones a las importaciones de artículos
procedentes de los países miembros, en un plazo de 12 años, lo que permitiría
una progresiva complementación de sus economías. Para lograr estos propósitos
habría negociaciones periódicas sobre dos listas de productos presentadas por
cada país: la lista nacional, en la cual se pedirían reducciones anuales de
gravámenes y demás restricciones al comercio que cada parte contratante estaba
dispuesta a conceder a las demás; y la lista común, que comprendería la relación
de productos cuyos gravámenes y otras restricciones las partes contratantes, por
decisión colectiva, se comprometían a eliminar íntegramente al cabo de 12 años,
mediante reducciones anuales equivalentes por lo menos al 8% de la media
ponderada de los gravámenes aplicables a terceros países. Desde su fundación,
la ALALC utilizó como instrumento principal un sistema de desgravación
negociada, que con el tiempo suscitó graves dificultades.
La resistencia de los industriales nacionales en contra de las peticiones de
rebajas arancelarias o de eliminar los controles a la importación aumentó cada
vez más. Debido a estos obstáculos, hasta 1972 la Asociación sólo había logrado
negociar algo más de 11 mil rebajas arancelarias, de las cuales sólo se
aprovechaba una tercera parte.
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). La lenta marcha de
la Asociación impulsó a algunos de sus miembros a buscar otros caminos para la
integración económica. En 1969, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú
decidieron constituir el Grupo Andino; y Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y
Uruguay firmaron el Tratado de la Cuenca del Plata. Ese mismo año hizo crisis
la situación de la ALALC. En el XIX periodo de sesiones (noviembre-diciembre
de 1979) se aprobó un programa de negociaciones que culminó en la I
Conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores (junio de 1980) y en la
Conferencia de Alto Nivel Gubernamental que aprobó el nuevo Tratado de
Montevideo e instituyó la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI)
el 12 de agosto de 1980.
La crisis internacional que afectó en forma severa a la América Latina a
partir de 1981, quebrantó la actividad de la ALADI. El comercio total disminuyó

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un 17% en 1982 y un 50% en 1983. Los países miembros procuraron aumentar
sus exportaciones, reducir sus importaciones y renegociar su deuda pública. Las
exportaciones intrarregionales, dentro del total de ventas al exterior, declinaron
del 14% en 1980 al 9% en 1983; y las importaciones dentro de la ALADI,
aunque disminuyeron un 22% en 1982 y un 30% en 1983, aumentaron su
participación en el total de compras externas.
A mediados de los años ochenta, el proceso de integración latinoamericana,
iniciado 30 años antes, presentaba estancamiento y fracaso en relación con sus
principales objetivos. Ello obedeció a diversas causas económicas y políticas.
Entre las primeras destacan los diferentes grados de desarrollo y la falta de
mecanismos viables de reciprocidad: la creciente competencia por los mercados
y un alto proteccionismo, merced a las políticas de industrialización basadas en
la sustitución de importaciones; la débil y atrasada estructura industrial que
impidió a los sectores productivos adaptarse a los cambios tecnológicos y del
mercado externo y la falta de financiamiento oportuno.
Entre los factores políticos se cuentan la inestabilidad y la ausencia de
procesos y espacios democráticos en algunas naciones, lo que impidió a sus
gobiernos apoyar de manera permanente los esfuerzos integracionistas. Por otra
parte, en los ochenta también se consolidó un profundo proceso de globalización
de la economía mundial, con base en la formación de poderosos bloques
regionales y el fortalecimiento de los existentes.
Los magros resultados en la región y las nuevas particularidades del entorno
internacional obligaron a las economías del Cono Sur a revisar sus modelos de
integración para iniciar, por otra vía, la unificación comercial y financiera que
les permitiera incorporarse al cambiante y competitivo ámbito externo.
Entre estos nuevos afanes destaca el iniciado por Brasil y Argentina en julio
de 1986 y que en marzo de 1991 desembocó en uno de los más serios e
importantes proyectos de integración regional: el Mercado Común del Sur
(MERCOSUR), constituido por esos dos países, además de Paraguay y Uruguay.
El profundo estancamiento de la integración regional se explica por la severa
crisis económica iniciada al principio de los ochenta, como consecuencia de la
deuda externa y la caída de los precios internacionales de las materias primas y
los productos agropecuarios. Asimismo, influyeron las serias limitaciones del
modelo integrador aplicado hasta entonces. Cabe señalar que la poca
interdependencia económica de los países involucrados también afectó, de
manera considerable, los afanes de asociación, pues eliminó la necesidad de
coordinar políticas macroeconómicas, requisito fundamental de cualquier
proceso sólido de integración. El fracaso de la concepción integracionista
tradicional, la permanencia de la crisis y la experiencia de algunas naciones en

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desarrollo, ​en particular las del sudeste asiático, que se enfrentaron con singular
éxito a la crisis económica internacional, merced a su mayor integración al
mercado mundial​ obligaron a los países latinoamericanos a considerar un nuevo
modelo de integración. Los problemas enfrentados fueron de diversos órdenes: a
principios de los ochenta, las autoridades argentinas restringieron severamente
las importaciones ante el crecimiento del déficit comercial y el deterioro de la
balanza de pagos. Incluso en 1984 existió la posibilidad de una guerra comercial
con Brasil.
Una vez terminados los regímenes militares en estos países, se sentaron las
bases que explican y fundamentan el actual proyecto de integración subregional.
Los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney suscribieron, el 29 de julio de
1986, el histórico Programa de Integración y Cooperación Económica (PICE),
integrado por 12 protocolos de cooperación y asistencia bilateral en bienes de
capital, complementación productiva, industria automotriz y dos sobre
alimentos, aeronáutica, energía, biotecnología, empresas binacionales,
accidentes nucleares, créditos recíprocos y estudios económicos. Desde esa
fecha hasta agosto de 1989 se suscribieron otros 12 protocolos de integración en
los sectores de siderurgia, comunicaciones, investigación nuclear, transporte
terrestre y marítimo, cultura, creación de una moneda común: (el “gaucho”),
bienes alimenticios industrializados, proyectos de desarrollo en la frontera
común y coordinación en las políticas macroeconómicas. En este tratado resalta
la preocupación general de la región en torno a la coordinación de políticas
monetarias, fiscales y cambiarias.
El propósito de crear un mercado común se fortaleció en julio de 1990,
cuando los presidentes Carlos Menem y Fernando Collor de Mello firmaron el
Acta de Buenos Aires, que adelantó la puesta en marcha de ese mercado a enero
de 1995 y estableció compromisos mutuos sobre el comercio bilateral y las
empresas binacionales. Nuevamente la cooperación en materia de política
macroeconómica ocupó un lugar primordial en las negociaciones.
México y los países centroamericanos y del Caribe. México ha otorgado
gran importancia a estos países por sus vínculos geográficos, las raíces históricas
comunes y los valores culturales compartidos. Uno de los propósitos específicos
del Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994 para apoyar el desarrollo económico
político y social, es incrementar la cooperación y concertación con los países
centroamericanos. En esta perspectiva, en noviembre de 1990 se creó la
Comisión Mexicana para la Cooperación con Centroamérica. Dentro de este
grupo como países extranjeros se encuentran: El Salvador, Guatemala, Honduras
y Nicaragua.
Cuadro 1

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BALANZA COMERCIAL MÉXICO-ALALC, 1970 Y 1975-1980
(miles de dólares)
TCMA
Concepto 1970 1975 1976 1977 1978 19791980 1970—
1980
Exportaciones 92 547 268 909 328 965 380 854 436 608 415 158 607 631 20.7
Variación porcentual respecto al
— 23.81 22.3 15.8 14.6 -4.9 46.4 —
año anterior
Participación en las exportaciones
7.2 8.8 9.0 8.2 7.2 4.7 4.0 —
totales (%)
Importaciones 63 865 414 131 238 512 260 612 329 031 535 023 671 606 26.5
Variación porcentual respecto al
— 45.41 -42.4 9.3 26.3 62.6 25.5 —
año anterior
Participación de las importaciones
2.7 6.2 3.8 4.6 4.2 4.5 3.6 —
totales (%)
Balanza Comercial 28 682 -145 222 90 453 120 242 107 577 -119 865 -63 975 —
Variación porcentual respecto al
— -38.41 162.3 32.9 -10.5 -211.4 46.6 —
año anterior
1Tasa de crecimiento medio anual 1975-1970.

Fuente: Instituto Mexicano de comercio Exterior (IMCE): Indicadores de comercio exterior,


1950-1980 (1981).
Cuadro 2

BALANZA COMERCIAL MÉXICO-ALADI


1985-1991
(miles de dólares)
Concepto 1988 1989 1990 1991
Exportaciones 836 819 735 733 883 074 813 718
1 3.6 -12.1 20.0 -7.9
Variación (%)
Participación en exportaciones totales² 4.1 3.2 3.3 3.8
Importaciones 566 250 702 142 1 222 702 1 246 320
Variación (%)1 108.5 24.0 74.1 2.0
Participación en exportaciones totales² 2.9 2.6 3.7 3.2
Balanza Comercial 270 569 33 591 -339 628 -432 602
Variación (%) -49.5 -87.6 -1 111.1 -27.4
1
Respecto al año anterior. ²Porcentajes
Fuente: Banco Nacional de Comercio Exterior, S.A.: Revista de Comercio Exterior (varios
años); Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informatica, Estadísticas del comercio
exterior, (varios años).
Cuadro 3

BALANZA COMERCIAL DE MÉXICO CON LOS PAÍSES


DE LA ALADI, 1989-1992
(miles de dólares)
Países 1989 1990 1991 1992
Exportaciones 735 733 883 074 986 999 1 382 196
Argentina 113 496 114 979 185 508 178 811
Bolivia 3 724 3 941 12 701 8 513
Brasil 193 909 169 001 187 377 430 965
Colombia 110 801 110 333 155 702 219 071
Chile 83 385 91 113 126 797 152 301

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Ecuador 47 974 57 082 59 878 62 460
Paraguay 3 546 97 555 27 332 10 858
Perú 55 684 65 776 77 612 62 363
Uruguay 61 500 36 583 27 496 57 839
Venezuela 61 714 136 711 126 596 199 015
Importaciones 702 142 222 702 579 037 2 008 233
Argentina 136 953 401 550 364 840 239 685
Bolivia 4 631 4 915 10 242 17 108
Brasil 361 485 422 937 802 892 1 103 119
Colombia 22 427 34 505 49 688 71 624
Chile 45 568 61 172 49 792 94 443
Ecuador 20 480 16 392 23 325 46 772
Paraguay 953 1 330 1 627 4 558
Perú 26 182 75 947 102 316 183 577
Uruguay 26 492 31 585 34 027 45 919
Venezuela 56 971 172 369 140 288 201 428
Balanza comercial 33 591 -339 628 -592 038 -626 037
Argentina -23 457 -286 571 -179 332 -60 874
Bolivia -907 -974 2 459 -8 595
Brasil -167 576 -253 936 -615 515 -672 154
Colombia 88 374 75 828 106 014 147 447
Chile 37 817 29 941 77 005 57 858
Ecuador 27 494 40 690 36 553 15 688
Paraguay 2 593 96 225 25 705 6 300
Perú 29 502 -10 171 -24 704 -121 214
Uruguay 35 008 4 998 -6 531 11 920
Venezuela -20 388 -35 658 -13 692 - 2 413
Nota: Debido al redondeo, las sumas de las cifras parciales pueden no coincidir con los
totales.
Fuente: Grupo de trabajo: Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Banco de México,
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
ASOCIACIÓN NACIONAL DE ACTORES (ANDA
). Organización sindical mexicana que agrupa a actores de teatro, cine, radio,
televisión, variedades, circo, centros nocturnos, fotonovelas, mensajes
comerciales y modelos, y también a directores de escena de teatro y de
televisión. Fue fundada el 12 de noviembre de 1934; su primer secretario general
fue el actor Fernando Soler, hasta 1935. Le siguieron en el cargo Ángel T. Sala,
de 1935 a 1938; Jorge Mondragón, de 1935 a 1941; Mario Moreno Cantinflas,
de 1941 a 1944; Jorge Negrete, de 1944 a 1947 y de 1949 a 1953, año en que
falleció; Julián Soler, de 1947 a 1949; Rodolfo Echeverría (Rodolfo Landa), de
1953 a 1966; Jaime Fernández, de 1966 a 1977, con un interinato de Aarón
Hernán hasta 1978; David Reynoso, de 1978 a 1985; e Ignacio López Tarso,
desde 1985. El objetivo principal de la ANDA es la defensa de sus agremiados,
como clase trabajadora. Por medio de la ANDA los socios reciben atención
médica, seguro de vida, jubilación para las mujeres a los 55 años de edad y para
los hombres a los 60, caja de ahorro y préstamos, así como gastos por

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fallecimiento (con derecho a criptas en el Panteón Jardín y en Mausoleos del
Ángel, en el Distrito Federal). Cuentan así mismo con biblioteca, tienda,
instituto cultural, la academia de actuación Andrés Soler, la Casa del Actor
(vivienda para actores jubilados) y una estancia infantil con servicio de
guardería (promovida por la actriz Dolores del Río). En el edificio de las
oficinas centrales se encuentran el Teatro Jorge Negrete, un museo que exhibe
objetos de actores fallecidos y un gimnasio. Entre las distinciones que la ANDA
otorga a sus agremiados se encuentran la medalla Virginia Fábregas, por 25 años
ininterrumpidos dentro de la profesión, la medalla Eduardo Arozamena, por 50
años de actividad, la del Mérito Sindical, la del Mérito Artístico en el Extranjero
y la de Labor Social.
El 14 de mayo de 1977, un numeroso grupo de actores se separó de la
ANDA como protesta contra la actuación de Jaime Fernández al frente de la
organización; formaron el Sindicato de Actores Independientes (SAI), que, no
obstante sus esfuerzos, no obtuvo el registro correspondiente. A pesar de la
deserción de varios de sus miembros, el SAI subsistió hasta diciembre de 1985,
cuando se disolvió. La ANDA, ya bajo la dirección de López Tarso, los acogió
nuevamente, respetando las condiciones que tenían al momento de separarse de
la agrupación.
ASPE ARMELLA, PEDRO
Nació en México D.F., el 7 de julio de 1950. Hijo de Pedro Aspe Sais y de
Virginia Armella Maza. Estudió la licenciatura en economía en el Instituto
Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y presentó en 1974 la tesis
Migración, expectativas y probabilidades de empleo: un caso práctico. Obtuvo
el doctorado en economía en el Massachusetts Institute of Technology, EUA, en
1978 con la tesis Essays on the International Transmission Mechanism: The
Mexican Case. Ingresó al PRI desde 1980, donde desempeñó el cargo de asesor
económico del director general del IEPES. Otros cargos desempeñados fueron
los siguientes: asistente de investigación en Fonatur, en 1973; asesor económico
y coordinador de la asesoría económica del secretario de Hacienda y Crédito
Público, 1978-1982; presidente del INEGI (SPP), 1982-1985; Subsecretario de
Planeación y Control Presupuestal (SPP), 1985-1987; Secretario de Hacienda y
Crédito Público (1988-1994). Publicó The Political Economy of Income
Distribution in Mexico. A su salida del gabinete, al término del período de
Carlos Salinas de Gortari, se dedicó a la docencia en el Instituto Tecnológico
Autónomo de México.
ASSAF, JESÚS
Nació en Covarrubias, Ver., el 28 de diciembre de 1950. Estudió la carrera de
arquitectura en el Instituto Politécnico Nacional. Es dramaturgo, actor y director;
su obra comprende Estoy enamorado de tu hermana, 8 (escrita en colaboración

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con Emilio Carballido) y El cuento de los dos jorobados.
ASTAHUACÁN, SANTA MARÍA, D.F.
Localidad arqueológica en la falda norte de la sierra de Santa Catarina
(Delegación Iztapalapa), en la cuenca de México. Su ocupación se remonta al
Formativo o etapa de las Aldeas Medias (900 a.C. 1520 d.C.) y continuó hasta la
Conquista. En la época teotihuacana era una aldea de tamaño medio que se
apoyaba en recursos lacustres; y durante el periodo Posclásico o Militarista fue
subsidiaria de Culhuacan. Ha sido estudiada por el doctor Richard Blanton.
ASTROLOGÍA
La adivinación del futuro y del destino humano con base en el estudio de las
estrellas floreció entre los aborígenes mexicanos. Importantes actos públicos se
resolvían de acuerdo con el consejo de los astrólogos, generalmente sacerdotes.
Toda la cronología azteca se relacionaba íntimamente con la astrología, pues un
dios o una diosa presidían cada periodo del calendario, y había cinco días
nefastos (nemontemi) al cabo de los 18 meses de 20 días. También la maya, más
precisa que la azteca, se refería a observaciones de los cuerpos astrales que
guardaban estrecha relación con el bienestar común. Se consultaba a los
sacerdotes no sólo en asuntos nacionales, sino antes de emprender cualquier
empresa particular y para averiguar si el día escogido para alguna empresa era
propicio o no. El Tonalámatl, calendario sagrado que se utilizaba en la
adivinación y los presagios, no menos que en la cronología propiamente dicha,
se atribuye a una pareja mitológica: Cipactónal y Oxomoco.
Para los mayas, las constelaciones y los astros eran una preocupación
constante. Los textos de los tres manuscritos jeroglíficos que se han conservado
son almanaques adivinatorios que indican qué días o, más bien, qué dioses de
los días son favorables para la cosecha, la caza y otras actividades. Los años que
principiaban con los días Ix y Cauac, por ejemplo, eran desastrosos, a menos
que se anulara su influencia maléfica por medio de ciertos ritos o influencias
benéficas. Dice J. E. S. Thompson (Grandeza y decadencia de los mayas): “Los
profetas mayas eran como Jeremías en cuanto a su pesimismo; las predicciones
de mal agüero sobrepasaban en cantidad a las de signo favorable. Así vemos, por
ejemplo, casos como éstos: 13. Ahau, no hay día de suerte para nosotros; 11.
Ahau, mezquino es el katún; escasas son las lluvias…, miseria; 7. Ahau, pecado
carnal, gobernantes villanos; 5. Ahau, severo su rostro, ásperas sus noticias; 10.
Ahau, escasez es la carga del katún. Sólo para tres katunes (periodos de veinte
años) se encuentran profecías benévolas”. Las predicciones no eran sencillas ni
absolutas. Había muchísimas divinidades y muchos factores celestiales que
influían. Eran precisamente los sacerdotes quienes tenían la clave de estas
influencias en conflicto y podían evitar el desastre, señalando los aspectos
favorables y desfavorables de una empresa o de un destino humano, a base del

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examen de los astros. Además, había ritos de expiación, ofrendas y ceremonias
capaces de cambiar el destino. Un pasaje del Chilam Balam de Chumayel ofrece
una descripción de las ventajas de la obediencia a los astros: “Cómo debían
hacerlo, buscaban ellos los días de buena suerte, y así hasta que en su reino
veían entrar las buenas estrellas. Entonces se mantenían alerta mientras el reino
de las buenas estrellas comenzaba. Entonces todo era bueno. Entonces se
ajustaban a los dictados de su razón; sus vidas se deslizaban dentro de la sagrada
fe. Entonces no había enfermedad…”. V. MAGIA y ADIVINACIÓN.

Oxomoco echando granos de la adivinación (Códice Borbónico)


AEM
ASTRONOMÍA
Los estudios astronómicos de las civilizaciones primitivas mexicanas tuvieron
dos objetivos principales: uno científico, la elaboración de un calendario preciso;
y otro humanístico, la correlación entre fuerzas y fenómenos celestes orientados
a la adivinación y a la adoración. Por el método estadístico, estas civilizaciones
(notablemente los olmecas y los mayas), mediante la observación y la anotación
cuidadosa de la posición diaria del Sol, la Luna, Venus y algunas estrellas como
las Siete Cabrillas, también conocidas como las Pléyades, llegaron a conocer la
duración del año sideral con igual o mayor precisión que orientales y europeos.
A la llegada de los españoles, los calendarios utilizados en México eran tres: uno
de 18 meses de 20 días cada uno, más cinco días aciagos o nemontemi, a los que
cada cuatro años añadían uno más; otro de fiestas móviles de 20 caracteres, uno
por cada dios: “decían que cada uno de esos caracteres reinaba 13 días, los
cuales juntos son 260 días” (Sahagún); y el tercer calendario, que era de largo

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periodo y estaba formado por cuatro grupos de 13 años, los cuales juntos hacían
52 años.
Desde el punto de vista científico, México tuvo desde la época colonial
renombrados astrónomos. Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700) se
interesó desde joven por las ciencias exactas; las matemáticas y la astronomía
ejercieron sobre él una atracción particular. Fue nombrado cosmólogo real por el
rey Carlos II. Por el cálculo de la posición del cometa de 1680, recibió elogios
de John Flamsteed, real astrónomo y director del Observatorio de Greenwich, y
de Jean-Dominique Cassini, director del Observatorio de París. (De aquel
cometa se sirvió Newton para demostrar que los cuerpos celestes recorren
trayectorias correspondientes a secciones cónicas.) Los datos enviados por
Sigüenza desde México contribuyeron a cimentar la naciente mecánica celeste.
Luis XIV de Francia lo invitó para establecerse en aquel país, pero Sigüenza
declinó la invitación. La Universidad de México lo nombró profesor de
matemáticas, puesto que ocupó hasta su muerte. Eusebio Francisco Kino (1644-
1711) llegó a Nueva España en 1681 y escribió una “exposición astronómica”
sobre el mismo cometa de 1680, el cual pudo observar cuidadosamente en Cádiz
mientras esperaba el navío que lo conduciría a México. El misionero
consideraba los cometas como portadores de maleficios, cosa que disgustó a
Carlos de Sigüenza y lo motivó para escribir su Balance filosófico y astronómico
en el que don Carlos de Sigüenza no sólo examina las objeciones al Manifiesto
Filosófico contra los Cometas escrito por el Rvo. padre Francisco Quino, sino
también lo que dicho reverendo pretende haber demostrado en su exposición.
Joaquín Velázquez de León (1725-1786) fue un gran sabio y astrónomo, según
opinó Humboldt. En 1769 llegaron expediciones de Francia y España para
observar el paso de Venus frente al disco del Sol, y se instalaron en Baja
California, cerca de La Paz. Las observaciones de Velázquez de León fueron
solicitadas por ambos países y él las redactó en español y, para Francia, en latín.
Antonio de León y Gama (1735-1802), un autodidacto, estudió mecánica
celeste, astronomía y física en las obras de Newton, Lalande y Bernoulli. Con
motivo del eclipse total del Sol de 1771, Lalande le escribió: “Veo con placer
que México tiene en usted un sabio astrónomo. El eclipse fue calculado con gran
exactitud”. José Antonio Alzate (1737-1799) se interesó por todas las ciencias;
fue sacerdote, naturalista e historiador. Sus observaciones astronómicas
(tránsitos, eclipses) le valieron el nombramiento de socio correspondiente de la
Academia de París y de otras sociedades científicas europeas. Francisco Díaz
Covarrubias (1833-1889) estudió en la Escuela de Minas de la ciudad de
México. Fue presidente de la comisión encargada de levantar la carta geográfica
del valle de México en 1855. Presidió la expedición mexicana al Japón para

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observar, el 9 de diciembre de 1874, el paso de Venus frente al disco del Sol.
Estas observaciones eran muy importantes para precisar el “ángulo de paralaje
del Sol”. Sus estudios y experiencias se publicaron en un libro, en el cual se
relata cómo, cuando los científicos japoneses visitaron el campamento de los
mexicanos, exclamaron: “Lástima de astrónomos sin instrumentos”, y es que la
dotación de equipo era muy modesta, pero a pesar de ello se hizo un estudio
notable. Fue profesor de matemáticas, geodesia y astronomía en la Escuela de
Ingenieros, y fundó el Observatorio Astronómico de Chapultepec. José Árbol y
Bonilla fue cofundador, con el maestro Ignacio Hierro, del Observatorio de
Zacatecas. Sus observaciones del paso de Venus por el disco del Sol, el 6 de
diciembre de 1882, le dieron renombre mundial. Fue profesor de matemáticas,
mecánica y astronomía, y escribió un texto de cosmografía, el primero en
Latinoamérica.
El Observatorio Astronómico Nacional. Se instaló en la torre del Castillo de
Chapultepec y se inauguró el 5 de mayo de 1878; al poco tiempo se trasladó a
Tacubaya. Desde entonces ha proporcionado la hora exacta al país y ha editado
el Anuario con las efemérides correspondientes. El observatorio participó en una
tarea internacional, con más de dos mil placas de gran precisión que formaron
parte del Catálogo fotográfico estelar, terminado en la primera mitad de este
siglo. Bajo la dirección de Ángel Anguiano, de Valentín Gama y después de
Joaquín Gallo, la operación del Observatorio no se interrumpió durante la
Revolución ni por las inestabilidades subsecuentes del país. Joaquín Gallo
(1882-1965) visitó, en 1904, el Observatorio de Yerkes y posteriormente los de
Lick y Mount Wilson, en Estados Unidos; estudió el cometa de Halley en 1910.
Desde 1915 fue director del Observatorio de Tacubaya, cargo que ocupó hasta
1946, año en que fue nombrado director emérito. Durante los 31 años de su
gestión, que al principio transcurrió en un México trastornado por la guerra civil,
editó puntualmente el Anuario del Observatorio y estableció el servicio de la
hora exacta; encabezó comisiones de observación de eclipses en la República y
fuera de ella, y desplegó intensa actividad para el catálogo fotográfico y la carta
del cielo, tomando y revelando las placas fotográficas (unas dos mil) y
calculando sus posiciones, tarea entonces ardua y laboriosa; entre sus libros más
conocidos está la Cosmografía, de la que es coautor con el maestro Agustín
Anfossi, que ha servido a docenas de generaciones. En 1929, el Observatorio
quedó a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en
Tacubaya continuaron los trabajos de investigación y divulgación;
semanalmente el gran refractor ecuatorial de 40 cm de diámetro da servicio al
público. A causa del crecimiento de la ciudad de México se construyó el
Observatorio de Tonantzintla, en Puebla. Las instalaciones se inauguraron en

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febrero de 1942. El presidente Manuel Ávila Camacho designó al ingeniero civil
Luis Enrique Erro como director, y al doctor Carlos Graef Fernández como
director asistente. Erro inició en México los trabajos de astrofísica; en 1939
estudió esta disciplina en el observatorio de Harvard, en compañía del doctor
Graef. En 1943, Erro envió a Guillermo Haro al observatorio de Harvard, para
que se familiarizara con la nueva astronomía. Posteriormente, en 1948, Haro fue
nombrado director del Observatorio de Tacubaya; él se ocupó de que los
estudiantes hicieran estudios especializados de astrofísica en el extranjero.
En 1979, la astronomía observacional cobró nuevos ímpetus con la
inauguración del telescopio reflector de 2.12 m de diámetro, en el nuevo
Observatorio Astronómico Nacional situado en San Pedro Mártir, Baja
California. La ubicación de este observatorio se determinó con base en los
estudios que Haro y su grupo realizaron, en 1967, para señalar la cima de San
Pedro Mártir (2 830 m sobre el nivel del mar) como el sitio ideal. En 1971 se
instalaron los primeros telescopios en la cima; Arcadio Poveda, entonces
director del Instituto de Astronomía de la UNAM, promovió la construcción de
esos instrumentos en México. En 1973, José de la Herrán inició el diseño del
gran telescopio en ese instituto; el resultado fue un reflector de alta calidad y
precisión, y de bajo costo. En la construcción del aparato se aplicaron
innovaciones que permitieron aligerar la estructura y simplificar su
construcción; cuenta con un espejo primario (el más corto en distancia focal y el
más ligero concebido hasta entonces) colocado en una celda ultraligera y
soportado en ella con colchones de aire; una montura de yugo o cuna,
autobalanceada, alineable, de diseño excéntrico, de fácil construcción, y otras
innovaciones que dieron por resultado un telescopio de 37 t en comparación con
las 70 de instrumentos similares construidos clásicamente. El costo final resultó
menor que los $8 millones (1976), el 40% de la mejor cotización extranjera. La
Universidad de Wyoming, E.U.A., al saber eso solicitó anuencia de la UNAM
para construir un telescopio similar, actualmente en uso; y otros observatorios
empezaron a considerar la construcción de instrumentos semejantes. Este tipo de
telescopios fue bautizado por Johnson como los Mextel, y se han tomado como
unidades típicas para la construcción de redes de telescopios que en el futuro
puedan funcionar en forma coherente, esto es, acoplarse ópticamente para
constituir el equivalente de un telescopio de 100 m de diámetro o más.
En 1972, Guillermo Haro fundó el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica
y Electrónica (INAOE), que se dedica a la enseñanza de estas disciplinas y que
ha comenzado a elaborar un espejo de 2.1 m de diámetro para un segundo
telescopio de ese orden de magnitud. Se ha ordenado la construcción de este
aparato a empresas europeas, que no lo terminan por razones de carácter

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administrativo; queda pendiente su instalación en la cúpula situada en el cerro de
la Mariquita, cercano a Cananea, Son. En 1984, la dirección del INAOE pasó al
doctor Jorge Ojeda, quien ha reactivado la construcción del observatorio.
Paralelamente se ha trabajado en el diseño y la construcción de detectores
optoelectrónicos (fotómetros, espectrofotómetros y otros aparatos) para el nuevo
observatorio. Entre ellos destaca el detector bidimensional ultrasensible
Mepsicron, desarrollado por Claudio Firmani y Elfego Ruiz, que sin duda
ocupará un lugar especial en la astronomía observacional y en otras ramas de la
investigación. Con este equipo, México se halla cualitativamente en una
situación comparable a la de los países más avanzados en este campo. Además,
se continúa trabajando para dotar a las universidades estatales de observatorios
diseñados y construidos en México.
La investigación astronómica en México. En 1986 se realizaban trabajos
de investigación astronómica en cinco temas fundamentales: 1. La dinámica
estelar. Los estudios abarcan principalmente la dinámica de los sistemas
estelares dentro de la Vía Láctea; comprenden los movimientos de estrellas y
nebulosas bajo la acción de la gravitación universal y de otros tipos de fuerzas.
El tema es trabajado por los científicos Cristina Allen, Paris Pismish y Arcadio
Poveda. 2. La evolución química del universo. Se estudian los cambios químicos
en las galaxias vecinas y en las distantes; se trabaja sobre la interpretación de las
causas de esa composición y de su variación en el tiempo y en el espacio. El
tema se ha abordado desde hace unos 20 años; se dedican a él Manuel Peimbert,
Silvia Torres, Alfonso Serrano y Julieta Fierro. 3. El estudio de las estrellas
galácticas. Se investiga la variabilidad en brillo y radiación en general de esos
cuerpos celestes, así como la transferencia de radiación en sus atmósferas y su
composición química, entre otros factores. En este campo trabajan José Peña,
Gloria Koenissberser, Irene Tarrab, William Shuster y Eugenio Mendoza. 4. La
formación estelar. Se estudian las estrellas jóvenes y su medio, su formación y la
relación entre la masa observada en la galaxia y los datos obtenidos a través de
cálculos y teorías. Se trabajan, además, la astrofísica relativista, la dinámica de
gases en galaxias, cosmología y otras disciplinas; para ello se emplean la
instrumentación y los métodos clásicos, así como los instrumentos y métodos
desarrollados en la segunda mitad del siglo XX. De aquí han surgido vertientes
de lo que se conoce como “las nuevas astronomías”: radioastronomía,
astronomía en el infrarrojo cercano y lejano, astronomía en el ultravioleta y
técnicas de sistemas espaciales de detección. En esta área trabajan A. Poveda, C.
Allen, Jorge Cantó, Luis Felipe Rodríguez, Miguel Roth, Mauricio Tapia, José
A. García Barreto, José Franco y Guillermo Haro. 5. La instrumentación
astronómica. Se trabaja sobre el diseño y la construcción de telescopios,

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fotómetros fotoeléctricos y detectores para la espectroscopía y, en general, para
la recolección y procesamiento de datos mediante la computación, a partir de la
detección de partículas y fotones. Esto se viene realizando desde hace unos 15
años. Se dedican a ese campo José de la Herrán, Claudio Firmani, Elfego Ruiz y
Franco Bisiacchi.
En México, la astronomía es promovida fundamentalmente por la UNAM, a
través del Instituto de Astronomía. Se cuenta con talleres mecánicos y ópticos, y
con laboratorios ópticos y electrónicos. Los resultados de los trabajos son dados
a conocer en la Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, la más importante
de habla española; además, los científicos mencionados publican en revistas
extranjeras. Otra revista de la especialidad es el Anuario del Observatorio
Astronómico Nacional, con efemérides, posiciones geográficas e información de
interés para estudiantes, astrónomos, ingenieros y geodestas. (J. de la H.)

Guillermo Haro
Foto Lola Álvarez Bravo

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José Antonio Alzate
AEM

Luis Enrique Erro


Lola Alvarez Bravo

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Ilustración popular del Calendario Azteca, descubierto a fines del siglo XVIII.
AEM
ASUNCIÓN, LORENZO DE LA
Arquitecto y religioso dominico activo en el siglo XVI. Arribó a Nueva España
en el año 1554. Construyó el convento de Azcapotzalco, concluido en 1580.
ASÚNSOLO, ENRIQUE
Nació y murió en la ciudad de México (1901-1960). Se graduó de abogado en la
Universidad Nacional Autónoma de México. Practicó el dibujo y la pintura con
destreza profesional. Colaboró en las revistas Letras de México y América. Sus
libros de poemas son: Ausencia en Roma (1935), Centena del desamor (1935),
Dieciséis ejercicios (1936), Elegía del angelito (1940) y el volumen antológico
Poesía (1941). Asúnsulo corrigió los primeros versos de Guadalupe Amor. En
1945 dio a conocer su pieza dramática en un acto Arístines o el hijo pródigo.
Frecuentó la crítica de arte con lucidez y buen juicio.
ASÚNSOLO, IGNACIO
Nació en Durango, Dgo., en 1890; murió en la ciudad de México en 1965.
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes de 1908 a 1913. En este último
año obtuvo una cátedra de dibujo en el propio plantel y el primer premio de
escultura en la Exposición Nacional de Bellas Artes con su obra El ídolo roto.
Participó en el movimiento revolucionario y dejó testimonio de sus experiencias
en las esculturas Desolación, La soldadera muerta, Soldadera, La cola y otras
(1913-1917). Pensionado por el gobierno, se perfeccionó en España y Francia
(1918 a 1921). A su regreso, ejerció el magisterio y esculpió en piedra las
estatuas del patio principal de la Secretaría de Educación Pública (Justo Sierra,
Amado Nervo, Sor Juana Inés de la Cruz y Rubén Darío) y el grupo del

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frontispicio de la fachada principal (Minerva, Apolo y Dionisio). Más tarde hizo,
por haberlos ganado en concurso, los monumentos A la Patria, en la terraza
frontera al Castillo de Chapultepec, y el de Álvaro Obregón, en San Ángel
(1933); fundió en bronce el Fray Juan de Zumárraga de la Villa de Guadalupe
(1949) y labró en cantera el Miguel Alemán de Ciudad Universitaria (1952),
destruida definitivamente en 1973. Algunos de sus retratos, bocetos y
bajorrelieves fueron adquiridos por museos norteamericanos. En la Sala 2 del
Museo de Arte Moderno de México se encuentran cuatro esculturas suyas
correspondientes a diferentes épocas de su actividad. De él ha dicho Mathias
Goeritz: “Asúnsolo transitó por este camino con mucha más valentía de lo que
en general se sabe. De hecho, se convirtió en el precursor de la escultura
moderna de México. Formó varias generaciones de escultores”.

Esculturas del Monumento a Obregón de Ignacio Asúnsolo (Distrito Federal)


AEM
ASÚNSOLO, MARÍA
Nació en Chilpancingo, Gro., hija del general Manuel D. Asúnsolo y de María
Morán. No hay mujer mexicana en el siglo actual que haya inspirado mayor
número de obras de arte. Su departamento en el Paseo de la Reforma de la
ciudad de México fue durante muchos años (1941-1945) sitio al que concurrían
ingenios famosos, jóvenes en busca de consagrarse y personas de toda condición
empeñadas en causas nobles. María les brindó inspiración, estímulo y
solidaridad. Ha participado en campañas de apoyo a la República Española, en
contra del fascismo y de la discriminación racial, y en ayuda de los presos
abandonados y de los niños desvalidos. Han escrito sobre ella Mario Colín,

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Ermilo Abreu Gómez, Isaac Rojas Rosillo, Alfredo Cardona Peña, Alfredo
Pareja Díez Canseco, Regino Pedroso, Rodolfo Usigli y Claudia Lars. Han
hecho retratos o esculturas suyos David Alfaro Siqueiros, Federico Cantú, Jesús
Guerrero Galván, María Izquierdo, Juan Soriano, Raúl Anguiano, Carlos Orozco
Romero, Jesús Escobedo, Nefero, Antonio Peláez, Diego Rivera, D​Cavalcanti,
Enrico Sanpietro, Ignacio Asúnsolo, Luis Ortiz Monasterio y Octavio
Ponzanelli.

María Asúnsolo por Diego Rivera (1948)


AEM
ATADO
Mancuerna de panela envuelta regularmente en hoja de caña de azúcar.
2. Como unidad de medida tiene las siguientes equivalencias: de leña, 23 kg,
en Ahuatempan, Pue.; de piloncillo, cuatro piezas, en el centro de Tabasco, y
ocho piezas o 5 kg, en Suchiapa, Chis.; y de plátano, 50 piezas o 38 kg, en San
Blas, Nay.
ATE
(Es mexicanismo, aunque no nahuatlismo; aféresis de membrillate, duraznate,
guayabate, fresate y otros términos referidos a dulces de pasta de fruta, todos
ellos derivados de codoñate, pasta de membrillo: del catalán codonyat, cuya
terminación ate se extendió en España a otros dulces, como alemendrate y
piñonate.) Los ates se preparan concentrando por evaporación la pulpa de frutos
en presencia de azúcar; la reacción ácida natural del fruto o, en su defecto, la
añadidura de un poco de jugo de limón, ayuda a que la mezcla cuaje. Los ates
más fáciles de obtener son los de membrillo, guayaba y manzana no madura,
frutos que tienen abundante proporción de pectina, sustancia gelificante. Para

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otros frutos se añade pectina comercial (en polvo o en solución concentrada) o
tejocote, rico en dichas sustancias y de sabor casi neutro. Si la época de la fruta
que ha de transformarse en ate no coincide con la del tejocote, se prepara éste en
conserva, entero y no azucarado, por el procedimiento de envasado en caliente.
Los ates más famosos son los de Morelia.
ATECATE
(Del náhuatl atequia, regar, y atl, agua.) Agua en que la molendera humedece
las manos al preparar las tortillas de maíz. En Coahuila se le llama machigües.
ATECOMATE
(Del náhuatl atl, agua, y tecómatl, vasija.) Vaso o jícara formados con el
epicarpio de guajes, cocos o calabazos, y que se usa para tomar agua.
ATEGOGOLO
(En náhuatl, atecocolli.) Ampullaria monachus y A. yucatanensis. Cierto género
de caracol común en las costas del sur y del sureste de México. Su concha se
usaba como trompeta ceremonial o para hacer adornos tales como pectorales,
anillos y orejeras.
ATEMPAN (Tlaxcala, Tlax.)
Barrio en el que fueron construidos, con madera cortada en el cerro de la
Malinche y bajo la dirección del carpintero Martín López, los 13 bergantines que
sirvieron a Hernán Cortés para sitiar por agua la ciudad de México-Tenochtitlan
y combatir a sus ocupantes durante el asedio.
ATENEO DE LA JUVENTUD
En torno a la revista Savia Moderna, fundada por Alfonso Cravioto y Luis
Castillo Ledón en 1906, se había formado un grupo de escritores que deseaba
apartarse de la escuela literaria del modernismo y de la influencia exclusiva de
las letras francesas. A ellos se sumaron algunos estudiosos que impugnaban el
positivismo, filosofía oficial del régimen. Todos ellos querían abandonar la
actitud de aislamiento hasta entonces mantenida por los intelectuales, para
buscar el contacto directo con un público más amplio, y decidieron fundar en
1907 la Sociedad de Conferencias, la cual les proporcionó la tribuna que
necesitaban para exponer sus ideas. En 1910 la sociedad tomó el nombre de
Ateneo de la Juventud y, respondiendo a las inquietudes de renovación política y
social que ya afloraban en todo el país, los miembros del Ateneo empezaron a
ocuparse de los problemas nacionales y fundaron la primera Universidad
Popular. Las personalidades más influyentes en el Ateneo fueron Antonio Caso,
en la divulgación de las doctrinas filosóficas espiritualistas, y Pedro Henríquez
Ureña, en el ensayo y la crítica literaria. Pertenecieron al grupo más permanente:
Alfonso Cravioto, Jesús T. Acevedo, Ricardo Gómez Robelo, Alfonso Reyes,
José Vasconcelos, Rubén Valenti e Isidro Fabela. Pero como era una sociedad
abierta, también actuaron dentro del Ateneo, temporal u ocasionalmente,

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muchos otros escritores, artistas y oradores, entre ellos Carlos González Peña,
Genaro Fernández Mac Gregor, Diego Rivera, Ángel Zárraga, Saturnino Herrán,
Manuel M. Ponce, José María Lozano y Nemesio García Naranjo. La sociedad
existió hasta 1914, y su último nombre fue el de Ateneo de México.

El humanista mexicano Alfonso Reyes fue presidente de El Colegio de México de 1940 a


1959.
AEM

Antonio Caso
AEM
ATENEO ESPAÑOL DE MÉXICO

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Institución cultural fundada por los exiliados de la Guerra Civil Española; se
inauguró el 16 de marzo de 1949. Su propósito inicial fue el de preservar la
cultura española en el destierro. Su esencia era un espíritu libertario y casi
apolítico, pues nunca abandonó su antifranquismo. Se organizó a semejanza del
Ateneo madrileño. Desde su fundación, figuraron en él transterrados españoles e
intelectuales mexicanos, centroamericanos y suramericanos. Su amplia
biblioteca, sus proyectos culturales y de investigación pronto hicieron que el
Ateneo Español de México se distinguiera como una institución notable. Los
presidentes de la institución han sido el doctor Joaquín D​Harcourt, de 1949 a
1967; el doctor José Puche Álvarez, de 1967 a 1978; en un periodo provisional,
el doctor Eduardo González-Sicilia Cotter, en 1978; Eulalio Ferrer Rodríguez,
de febrero a noviembre de 1979; y a partir de ese año hasta la fecha, don Moisés
Gamero de la Fuente. La gran actividad del Ateneo ha consistido en
conferencias, recitales y obras teatrales, exposiciones, exhibiciones
cinematográficas y conciertos. Entre los socios de honor han estado Rafael
Altamira, Alfonso Reyes, Lázaro Cárdenas, Rómulo Gallegos, Isidro Fabela,
Pablo Casals, Juan Ramón Jiménez, Manuel Martínez Báez, Rafael Sánchez de
Ocaña, Emilio Herrera Linares, Manuel Márquez, José Giral Pereira, Jaime
Torres Bodet, Arturo Rosenblueth, David Alfaro Siqueiros, Enrique González
Martínez y José Rubén Romero.
ATENEO FUENTE
Plantel de educación superior fundado en Saltillo, Coah., en 1867, y al que se
impuso el apellido del licenciado Juan Antonio de la Fuente, dos veces ministro
de Relaciones Exteriores (1859 y 1862-1863) durante la administración del
presidente Juárez. Además de haber sido alma mater de hombres de letras como
Artemio de Valle-Arizpe, Julio Torri y Vito Alessio Robles, el Ateneo Fuente
constituyó la piedra angular en la creación de la Universidad de Coahuila.
ATENEO VERACRUZANO
Fundado en 1933, ha contribuido al fomento de la cultura en la ciudad de
Veracruz, con juegos florales, conciertos, conferencias y exposiciones de arte.
Su presidente y animador es desde su fundación Francisco Broissin Abdalá.
ATEPALCATE
Oxyura jamaicensis, orden Anseriformes, familia Anatidae. Pato de cola larga y
erecta. En verano, el plumaje del macho es rojizo con las mejillas blancas, y la
corona y el cuello oscuros; el macho y la hembra son pardos en invierno. Se
distribuye más ampliamente en invierno. Es común en las aguas del valle de
México y en Baja California. Se le conoce también como pato tepalcate.
ATEPEHUACÁN, SAN BARTOLO (Méx.)
Localidad arqueológica en la porción oriental de la cuenca de México. En 1959,
Richard F. Flint y E. S. Deevey descubrieron un mamut que presentó asociación

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con elementos de factura humana y materia orgánica, lo que permitió un
fechamiento de carbono 14 en el periodo Cenolítico Inferior, entre los años 7000
y 8000 a.C. Posteriormente, y de acuerdo con otros arqueólogos, la localidad fue
ocupada durante la época teotihuacana, en cuyo momento fue una aldea de
tamaño medio; más tarde, durante el periodo Posclásico o Militarista, fue
tributaria de Texcoco primero, y de la Triple Alianza después.
ATEPOCATE o TEPOCATE
Derivación del vocablo náhuatl que se aplicaba, entre los antiguos mexicanos, a
las larvas de anuros, también llamadas renacuajos (v. ANFIBIOS). Su
significado es “el joven acuático”. Estas larvas son utilizadas como alimento en
diversos lugares del país.
ATETELCO (Méx.)
(Del náhuatl atl, agua, tetelli, montón, y co, locativo: “en el pedregal con agua”
o “en el montículo del agua”.) Barrio del Teotihuacan prehispánico, al suroeste
de la Pirámide del Sol, en el que se han conservado edificios decorados con
pinturas al fresco. La parte principal consiste en un patio hundido, en cuyo
centro hay un altar; cada lado del patio está limitado por una plataforma con
talud y tablero y una escalinata que permite ascender a cuatro templos
compuestos de pórtico y santuario, por lo general decorados con pinturas
murales. En uno de los cuartos se ven coyotes y jaguares con tocados de plumas,
enmarcados por una franja en que se entrelazan elementos de los mismos
animales; los muros de un pórtico muestran una composición de rombos
formados por serpientes entrelazadas y lechuzas, con la representación de una
deidad que lleva en el tocado el símbolo del año, es decir, un triángulo y un
rectángulo entrelazados, el cual puede ser el antecesor de Xiutecuhtli o Señor del
Año. En el lugar, conocido como el Patio Blanco de Atetelco, se encontró
cerámica correspondiente a Teotihuacan III (300-650 d.C.).
ATL
Nombre náhuatl para el agua, aunque tenía otros significados poco usuales,
como cerebro y guerra. La palabra está compuesta por dos elementos: la raíz a y
el grupo consonántico tl, que tiene sólo valor formativo; por eso en numerosos
vocablos en cuya composición entra la palabra atl, sólo se conserva la raíz a.
Dado que gran cantidad de términos y nombres de origen náhuatl han pasado al
lenguaje y a la geografía del México actual, la palabra atl tiene mucha
importancia para los estudios etimológicos e históricos. En náhuatl el sonido a,
como prefijo, tiene también el mismo valor privativo que en griego, latín y
español, lo cual ha originado falsas interpretaciones lingüísticas. Era tan común
en náhuatl la partícula a en su significado de agua, que el jeroglífico
correspondiente llegó a ser símbolo fonético de ese sonido, es decir, símbolo
alfabético. Además, atl era el noveno de los 20 signos de los meses del

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calendario prehispánico náhuatl, o sea el que correspondía a Xiutecuhtli, dios del
fuego y señor del año. En la mayoría de las lenguas yutoaztecas el fonema /a/ es
determinante en las voces que denominan el agua. En algunos dialectos como el
cozcano y el pipil, agua es at; en el náhuatl de Sinaloa es ali; en ópata (Sonora),
bat; en cahíta, ba​a; en mayo, baa​a; en tarahumar, ba​hui; en cora, ahti; en
huichol, ha; en seri, hax; y en maya de Yucatán y en huasteco, ha.
La raíz a forma parte de un gran número de nombres de deidades; por
ejemplo: Atecaltzin (de atl, agua, teatl, piedra, calli, casa, y tzin, sufijo
reverencial: “señor de la casa de piedra del agua”), advocación de Huehuetéotl,
dios del fuego, como protector de los temascales, baños rituales de vapor; Ateteo
Innan (de atl, agua, teteo, plural de téotl, dios, in, artículo, y nantli, madre:
“madre de los dioses del agua”, la Chalchiuhtlicue de los nahuas), deidad otomí
que se veneraba en fuentes y ríos; Atlacamani (de atl, agua, tlácatl, persona, y
mani, estar, encontrarse: “la que está entre los hombres del agua”), advocación
de Chalchiuhtlicue como protectora de los navegantes y diosa de las
tempestades; Atlaquiáhuitl (de atl, agua, tlan, abundancial, y quiáhuitl, lluvia:
“lluvia de agua abundante”), dios chimalhuacano de la lluvia, venerado
especialmente en Amacuecpan (Amacueca, Jal.); y Atlotonan (de atla, las aguas,
to, nuestro, y nantli, madre: “nuestra madre de las aguas”), diosa de la lepra
según fray Diego Durán, celebrada durante la fiesta Ochpaniztli en el templo
Xochicalco (edificio del gran teocalli de México) de manera análoga a la gran
abuela Teteo Innan.
Varios nombres de personajes también incluyen la raíz a; por ejemplo:
Atlapopocatzin (de átlatl, lanzadardos, popoca, que humea, y tzin, sufijo
reverencial: “el venerable lanzadardos humeante”), rey de Apasco y señor de
veinte pueblos (Anales de Cuauhtitlan); Atlahuica (de atl, agua, tlahuica,
gentilicio: “tlahuica acuático”), señor de los xochimilcas que gobernó nueve
años, sucesor de Tlahuiltecuhtli y antecesor de Tecuhmale (Ixtlilxóchitl: Obras,
I), de nombre igual al sexto rey de los xochimilcas que gobernó siete años; y
Atecpanécatl (de atl, agua, y tecpan, palacio: “el del palacio del agua”), nombre
que adoptó Huémac, señor de Tula, al entronizarse (994 d.C.); y Atlázol (de atla,
lanzadardos, y zoltic, cosa vieja: “viejo lanzadardos”), gobernador azteca de la
provincia de Oaxaca, nombrado por su primo Moctezuma Ilhuicamina (Durán:
Historia, I; Ixtlilxóchitl: Crónica mexicáyotl).
En locativos también se encuentra esta raíz; por ejemplo: Atenco (de atl,
agua, tentli, orilla, y co, en: “en la orilla del agua”), la más antigua hacienda
ganadera del país, en el estado de México, proveedora de toros de lidia, fundada
en 1552 por Juan Gutiérrez Altamirano, primo hermano de Hernán Cortés (v.
GANADERÍA); Atenguillo (de atl, agua, tentli, orilla, y quílitl, quelite: “quelite

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en la orilla del agua”), uno de los señoríos tributarios del hueytlatonazgo de
Xalixco (Jalisco), del que dependían los señoríos de Cuauhchinanco ​al norte​ y
Cuauhtla ​al sur​ y hoy cabecera del municipio del mismo nombre; Atenquique
(de atenqui, lleno de agua, y c, locativo: “lugar inundado”), pueblo y barranca
del municipio de Tuxpan en el estado de Jalisco; y Atla (de atl, agua, y tla,
abundancial: “agua abundante”), pueblo del municipio de Pahuatlán, al norte del
estado de Puebla (ahí se conserva la tradición de un finísimo arte textil:
quechquémeles tejidos como encajes, con dibujos prehispánicos).
ATL, DR
Seudónimo de Gerardo Murillo. Nació en Guadalajara, Jal., el año 1875; murió
en la ciudad de México en 1964. Estudió pintura con Felipe Castro. Luego pasó
a la capital de la República e ingresó a la Escuela de Bellas Artes y a la
Preparatoria. Porfirio Díaz lo pensionó como estudiante de pintura. Cursó
filosofía y derecho en la Universidad de Roma. Colaboró con el Partido
Socialista Italiano y con el periódico Avanti. Fue caminando hasta París para
escuchar las cátedras de Henri Bergson sobre arte; por aquel entonces, Leopoldo
Lugones lo bautizó como Dr. Atl. De vuelta en México, organizó una exposición
para la revista Savia Moderna que patrocinaban los jóvenes más brillantes del
momento. Exhibieron sus primicias Francisco de la Torre, Diego Rivera y Ponce
de León, quienes acabaron con el llamado estilo pompier. A lo largo de su vida,
Atl sostuvo que la revolución artística se inició el otoño de 1910; ese año
organizó una exposición que celebraba el centenario de la Independencia. El
hecho, de carácter nacionalista, se convirtió en una escándalo trascendente,
aunque nada se sintiera de pronto. Retornó a París y fundó el periódico Action
d​Art, en el que difundía el sentido social que entrañaban los acontecimientos
mexicanos; publicó además una hoja impresa contra Victoriano Huerta. Volvió a
México disfrazado de italiano, sin barba, y hablando “exclusivamente el idioma
de Italia”. Venustiano Carranza lo comisionó (1914) para plantearle a Zapata la
necesidad de unificar las fuerzas armadas. Antes, Atl se distinguió por su
elocuencia carismática. Convenció a los obreros de la Casa del Obrero Mundial
para que se afiliaran a Carranza.
En Orizaba, Ver., publicó el periódico El Imparcial, cuyas oficinas se
instalaron en el saqueado templo de Los Dolores; en ese lugar, desde el púlpito,
Atl predicaba los ideales constitucionalistas y los proyectos que tenía para
evolucionar la literatura, el arte, la ciencia y el periodismo; acusaba una actitud
que repugnaba la injusticia y tendía al socialismo bíblico. Entre sus
participaciones en la lucha armada, fue tesorero de las fuerzas carrancistas.
Promovió las artesanías, escribió textos autobiográficos, narraciones, ensayos
científicos, políticos y artísticos. Se interesó por la vulcanología, que había
estudiado en Italia (1911), y regresó a su oficio de pintor. Decoró varios patios

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de jardines provincianos. Quería dejar aportaciones técnicas, como los atl-color,
que se podían imprimir sobre papel, tela o roca. Con esos colores suyos, secos, a
la resina, pintó un friso de ninfas llevando guirnaldas floridas y unos cuadros
muy grandes que representan volcanes, para un filántropo poblano y para
decorar una cafetería de la calle 16 de septiembre, en la ciudad de México.
Según dijo, durante sus caminatas infantiles se sorprendió a sí mismo copiando
los paisajes ante sus ojos; por eso escaló frecuentemente el Popocatépetl y el
Iztaccíhuatl. Tal atracción por los volcanes lo llevó a presenciar el nacimiento
del Paricutín (1942). Registró el fenómeno y elaboró apuntes y pinturas, que
expuso al año siguiente en el Palacio de Bellas Artes, y que enriqueció para
publicar el libro, ahora joya bibliográfica, Cómo nace y crece un volcán, el
Paricutín (1950).
Amante de los grandes panoramas, el Dr. Atl adoptó la perspectiva curva
propuesta por Luis G. Serrano, e inició el aeropaisaje, o sea, conjuntos
geográficos tomados desde los aviones. Con máxima economía de elementos
introdujo el sfumato, que le permitía fijar el ambiente y la distancia. Caminante
infatigable, fue un gran paisajista como consecuencia. Retrató con exquisitez a
Nahui Ollín (Carmen Mondragón), de quien estuvo enamorado. También fue
valiosa su labor como promotor de artistas e intelectuales. En el campo de la
literatura, sus Cuentos de todos los colores, con temas de la Revolución, lo
consagraron como uno de los mejores narradores de esa etapa histórica, en gran
parte por el atinado uso del habla popular; en sus relatos predomina la búsqueda
de la justicia; uno de sus cuentos, “La perla”, inspiró la novela homónima del
escritor estadounidense John Steinbeck. Fue un personaje singular, en perpetua
búsqueda, siempre jovial y activo. Se enlistó en el Partido Comunista. Rechazó
la invitación para ser miembro del Colegio Nacional, porque la distinción fue
hecha a Gerardo Murillo y no al Dr. Atl. Donó al Instituto Nacional de Bellas
Artes (INBA) casi toda su numerosa obra plástica. En la Biblioteca Nacional se
encuentra el Fondo Atl, que contiene parte de su archivo personal y documentos
provenientes del Archivo General de la Nación y del INBA.

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Autorretrato por Dr. Atl
AEM

Autorretrato por el Dr. Atl


Foto Luis Márquez

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Dos ejemplos de canciones de amor recogidas por el Dr. Átl (1922)
AEM

Paisaje del Paricutín de Dr. Atl


Foto Luis Márquez
ATLACAHUALCO o ATLACAHUALO
(Según algunos, del náhuatl acáhual, nombre de una planta silvestre, y co,
locativo, es decir, tiempo de esa planta, la primera que brota espontáneamente en
febrero con las primeras lluvias; otras interpretaciones etimológicas le dan el
significado de “el agua que es dejada”.) Nombre del primer mes del calendario

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azteca, que correspondía al periodo entre el 2 y el 21 de febrero. Estaba
consagrado a los tlaloques, dioses de la lluvia, a Chalchiuhtlicue, diosa del agua,
y a Quetzalcóatl, en su advocación de Ehécatl, dios del viento que trae las nubes.
Son formas sinónimas acahualo y quahuitlehua.
ATLACOMULCO, DIÓCESIS DE
Sufragánea de la arquidiócesis de México, se erigió por la bula Quandoquidem
ad plenius del papa Juan Pablo II, del 3 de noviembre de 1984, ejecutada por el
delegado apostólico Gerolamo Prigione el 27 de diciembre del mismo año. Es su
titular la Virgen de Guadalupe; su sede, Atlacomulco; su territorio, 5 236 km2; y
su población, 520 300 habitantes, de los cuales 500 mil son católicos.
Comprende 16 municipios del estado de México: Atlacomulco, Acambay,
Aculco, El Oro, Ixtlahuaca, Jilotepec, Jiquipilco, Jocotitlán, San Bartolo
Morelos, Polotitlán, San Felipe del Progreso, San Francisco Soyaniquilpan,
Temascalcingo, Timilpan, Chapa de Mota y Villa del Carbón. Los dos últimos
fueron desmembrados de la diócesis de Cuautitlán y los 14 restantes de la de
Toluca. En 1986 tenía 36 parroquias y 343 vicarías fijas, entre ellas tres
santuarios: del Señor del Huerto, en Atlacomulco; de Santa María de Guadalupe,
en Canalejas; y de la Santa Cruz y Santa Teresa de Jesús, al que los mazahuas
llaman “Señor Cerrito”, en Santa Cruz Tepexpan; también cuenta con 38
sacerdotes diocesanos y tres sacerdotes religiosos; y cuatro religiosos y 51
religiosas, pertenecientes a siete diferentes institutos. Obispos: 1. Ricardo Guízar
Díaz (1984-).
En 1986, la catedral se encontraba en proceso de construcción. Hacía sus
veces la antigua parroquia, fundada en 1655 por religiosos franciscanos de la
provincia del Santo Evangelio; su patrona es Nuestra Señora de Guadalupe. Este
templo, que sustituyó a una antigua edificación de adobe y teja, fue obra del cura
José María Berrio, quien también mandó decorarla y fabricó personalmente el
reloj que perdura en la torre (J. Trinidad Basurto: El arzobispado de México.
Jurisdicción relativa al estado de México). Este sacerdote fundó también un
hospital y dejó un legado en favor de la Conferencia de San Vicente de Paúl. El
curato (actual sede episcopal) fue construido por el párroco José María Márquez.
El artesón de madera en forma de bóveda, los altares laterales, el pavimento, el
cancel y otras obras menores se deben al cura José María Macías, quien también
edificó la capilla del Calvario y la consagró al Sagrado Corazón de Jesús, y pintó
los cuadros laterales de este recinto y los del sagrario en la parroquia. En la
ciudad sede de la diócesis es famoso también el santuario del Señor del Huerto,
erigido por el cura Miguel Flores Calderón entre 1910 y 1911. En 1986, el
seminario mayor diocesano tenía 30 alumnos de filosofía y teología, quienes
acudían para su formación académica al Seminario de Toluca; y el menor fue

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inaugurado el 3 de septiembre de 1986 y su primer director es el padre Camerino
Contreras.

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ATLACUIHUAYA, DOMINGO DE - AVELEYRA,
MATIANA MURGUÍA DE
ATLACUIHUAYA, DOMINGO DE
Carpintero de Tacubaya a quien, se dice, San Francisco hizo el milagro de
resucitar a uno de sus hijos. Su apellido es la forma derivada directamente del
náhuatl de lo que después se convirtió en Tacubaya.
ÁTLATL
Lanzadardos, arma usada en el altiplano mexicano para la cacería, la pesca y la
guerra. Era un palo ahuecado en forma de media caña en una de sus mitades, que
terminaba en un gancho o tarugo en que se apoyaba el dardo de caña con punta
de obsidiana. Quedó remplazado por el arco y la flecha, pero siguió usándose
aún después de la Conquista para la pesca y en ciertas ceremonias rituales en
honor de Xiuhtecuhtli, dios del fuego. También se llamaba minacachalli, y por
los españoles, fisga, otate, atlaque y atlate.
ATLATONGO (Méx.)
Localidad arqueológica en la zona más baja del valle de Teotihuacan, muy cerca
de esta ciudad. Presenta ocupación que se remonta al Formativo o etapa Superior
de las Aldeas (hacia 400 a.C.) y que se prolonga hasta la Conquista (1521). La
población aprovechó los manantiales de San Juan para establecer sistemas de
riego. Este potencial agrícola ha hecho que, durante toda su historia, sea uno de
los principales poblados abastecedores de artículos alimenticios en esa región.
Estudios recientes (1975) señalan que la perforación de pozos artesianos está
haciendo disminuir los flujos, con la consecuente reducción de cultivos.
ATLETISMO
Conjunto de ejercicios físicos basados en los movimientos naturales del cuerpo
humano. Comprende tres clases de pruebas: carreras, saltos y lanzamientos. Las
bases para la clasificación son el tiempo, la altura y la distancia.
Este deporte constituye la base de los juegos olímpicos. En ninguna otra
competencia, como en ésta, se ha puesto tanto de relieve la capacidad del
hombre para superar sus propias proezas: el entrenamiento, la disciplina, el
estudio sistemático de las técnicas y una permanente voluntad de victoria han
ido mejorando paulatina, pero inexorablemente, las marcas. Las carreras
olímpicas incluyen las pruebas de 100, 200 y 400 m (de velocidad), de 800 y 1
500 m (de medio fondo), de 5 mil y 10 mil metros (de fondo), de 42 195 m
(maratón), de 110 y 400 m con vallas, y la de 3 mil metros (steeple-chase); los
relevos por equipos de 4 por 100 m y de 4 por 400 m; y las caminatas de 20 y 50
km. Los saltos son cuatro: longitud, altura, triple y con garrocha. Los
lanzamientos también son cuatro: bala, disco, jabalina y martillo. Las pruebas

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combinadas pueden ser: el triatlón (carrera de 60 m, lanzamiento de bala y salto
de altura), el pentatlón (natación, atletismo, tiro, equitación y esgrima) y el
decatlón (cuatro carreras, tres saltos y tres lanzamientos).
Antecedentes. Se sabe que los antiguos mexicanos ejercitaban su fuerza y
agilidad mediante la práctica de carreras, saltos y artes marciales. En las
festividades oficiales realizaban competencias de velocidad y resistencia, y los
ganadores pasaban a ser mensajeros del monarca. Bernal Díaz del Castillo narra
que estos corredores le servían a Moctezuma de correos para trasmitir órdenes y
noticias. Además, este señor recibía especies marinas y frutas frescas de las
costas del golfo de México, conducidas por corredores que se relevaban a lo
largo de 400 km.
Durante la etapa colonial, los españoles impidieron toda manifestación
atlética, y aun el clero llegó a prohibir el cultivo del cuerpo.
Durante el siglo XIX, el único deporte que se practicó fue la gimnasia y sólo
en los cuerpos del ejército y por algunos extranjeros residentes en el país. A
principios del siglo XX, la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) introdujo
al país varios deportes y fomentó la práctica del atletismo. En 1910, en ocasión
del centenario de la Independencia, la Escuela Magistral de Esgrima y Gimnasia,
que había sido fundada en 1908, organizó los primeros juegos deportivos
nacionales. Entre las pruebas de atletismo destacó el maratón olímpico (ida y
vuelta de la ciudad de México a Tlalpan), que ganó Juan A. Ruiz con un tiempo
de 3h 30​ 05”. El 5 de mayo de 1916, según consta en acta, se realizó en la
ciudad de Puebla la Primera Competencia Nacional de Atletismo, con motivo
del 54 aniversario del triunfo mexicano sobre los invasores franceses. Del 14 al
19 de septiembre del mismo año, a iniciativa de la Escuela Nacional de
Ingenieros, se celebraron en el Hipódromo de la Condesa (en la actual colonia
del mismo nombre) los Primeros Juegos Olímpicos Interescolares, los cuales
continuaron hasta 1931.
El 7 y el 8 de diciembre de 1920, bajo los auspicios de la YMCA, se efectuó
un primer encuentro nacional que más tarde se llamó campeonato. En 1942 el
atletismo se incorporó a los Juegos Deportivos Nacionales Universitarios,
denominados Estudiantiles a partir de 1946. Las competencias internacionales
en las que participan atletas mexicanos son fundamentalmente los Juegos
Olímpicos (se iniciaron en 1896), los Juegos Panamericanos (desde 1951) y los
Juegos Centroamericanos (desde 1926). Se celebran cada cuatro años, salvo que
lo impidan conflictos bélicos.

MEDALLAS OBTENIDAS POR


ATLETAS MEXICANOS EN
JUEGOS OLÍMPICOS
México 1968

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Plata
José Pedraza Caminata 20 km
Daniel Bautista Caminata 20 km
Los Ángeles 1984
Oro
Ernesto Canto Caminata 20 km
Raúl González Caminata 50 km
Plata
Raúl González Caminata 20 km
Barcelona 1992
Plata
Carlos Mercenario Caminata 50 km

MEDALLAS OBTENIDAS
POR ATLETAS MEXICANOS EN
JUEGOS PANAMERICANOS
Indianapolis, 1987
Oro
Femenil
Maricarmen Cárdenas Maratón
María de la Luz Colín Marcha 10 km
Varonil
Arturo Barrios 5 000 m planos
Carlos Mercenario Marcha 20 km
Martín Bermudes Marcha 50 km
Plata
Varonil
Raúl González Marcha 50 km
Bronce
Varonil
Gerardo de la Garza Lanzamiento de jabalina
La Habana, 1991
Oro
Femenil
M. del Carmen Díaz 10 000 m planos
Olga Ávalos Maratón
Graciela Mendoza Marcha 10 km
Varonil
Arturo Barrios 5 000 m planos
Martín Pitayo 10 000 m planos
Carlos Mercenario Marcha 50 km
Plata
Femenil
M. del Carmen Díaz 3 000 m planos
Varonil
Ignacio Fragoso 5 000 m planos
Joel Sánchez Marcha 20 km
Miguel Rodríguez Marcha 50 km
Bronce

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Femenil
María Luisa Servín 10 000 m planos
Maricela Chávez Marcha 10 km
Fuente: Abraham Ferreiro Toledano. Historia de los Once Juegos Panamericanos, 1951-
1991 ,2t. Proexal 1992.

MEDALLAS OBTENIDAS POR


ATLETAS MEXICANOS EN
JUEGOS CENTROAMERICANOS
La Habana 1930
Oro
F. Jardines 5 000 m planos
F. Jardines 10 000 m planos
J. M. Álvarez 4 x 400 relevos
Carlos de Anda
Lucio Iturbe
Jesús Moraila
R. Roble Lanzamiento de martillo
Plata
Jesús Moraila 400 m planos
Lucio Iturbe 800 m planos
P. Lugo 1 500 m planos
A. Galicia 5 000 m planos
F. Morales 10 000 m planos
R. Robledo 4 x 100 relevos
M. García
J. R. Del Río
M. Gómez
C. Zamarripa Salto de Longitud
San Salvador, 1935
Oro
Carlos de Anda 400 m planos
Alfredo Mariscal 800 m planos
Delfino Campos 1 500 m planos
Mariano Ramírez 5 000 m planos
Juan Morales 10 000 m planos
Roberto Sánchez 110 m con vallas
R. Robledo Lanzamiento de martillo
Plata
Reynaldo Bernal 1 500 m planos
Juan Morales 5 000 m planos
Estanislao Galicia 10 000 m planos
J. Rodríguez 4 x 400 relevos
A. A. Quezada
J. M. Álvarez
Carlos de Anda
Pascual Gutiérrez Salto de longitud
G. Ponvianne Salto con garrocha
Panama, 1938
Oro

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Agustín Romero 10 000 m planos
Rigoberto Pérez Salto con garrocha
Plata
Adolfo Curiel 400 m planos
Alfredo Mariscal 800 m planos
Alfredo Cortés 1 500 m planos
Jesús Borgonio 5 000 m planos
Guadalupe Martínez 10 000 m planos
Estanislao Galicia Maratón
Alfredo Curiel 4 x 400 relevos
Alfredo Mariscal
Gilberto Castruita
Enrique Sánchez
Francisco González Lanzamiento de martillo
Esperanza Morales Lanzamiento de jabalina
Barranquilla, 1946
Oro
F. González Lanzamiento de martillo
Plata
Agustín Romero 10 000 m planos
Amador Terán Pentatlón
Esther Reyes Lanzamiento de jabalina
Guatemala, 1950
Oro
Francisco Hernández 5 000 m planos
Amador Terán Pentatlón
Concepción Villanueva Lanzamiento de disco
Plata
Isidro Reséndiz 10 000 m planos
Bertha Chiu Lanzamiento de jabalina
México, 1954
Oro
Cruz Serrano 10 000 m planos
Eligio Galicia 3 000 m steeplechase
Amalia Yubi 80 m con vallas
Plata
Heliodoro Martínez 1 500 m planos
Eligio Galicia 5 000 m planos
Jorge Aguilera Salto con garrocha
Alfonso Cruz Lanzamiento de disco
Carlos Fajer Lanzamiento de jabalina
Lily Schulter Lanzamiento de disco
Bertha Chiu Lanzamiento de jabalina
Caracas, 1959
Oro
Isidro Segura 5 000 m planos
Josafath Hernández 10 000 m planos
Alfredo Tinoco 3 000 m steeplechase
Pedro Peralta Maratón

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Carlos Fajer Lanzamiento de jabalina
Rodolfo Mijares Pentatlón
Guillermina Peña 80 m con vallas
Lily Schuter Lanzamiento de disco
Bertha Chiu Lanzamiento de jabalina
Plata
Yolanda Vincourt 100 m planos
Alfredo Tinoco 1 500 m planos
Guadalupe Jiménez 5 000 m planos
Isidro Segura 10 000 m planos
Luciano Gómez 3 000 m steeplechase
Pedro Alvarado Maratón
Santiago Durhan Lanzamiento de jabalina
Guillermina Peña 4 x 100 relevos
Raquel Trujillo
María Teresa Treviño
Gladys Azcuaga
Margarita Kabsch Salto de altura
Ivonne Rojano Lanzamiento de disco
Raquel Trujillo Lanzamiento de jabalina
Kingston, 1962
Oro
E. Galicia 5 000 m planos
E. Galicia 10 000 m planos
F. Prado 3 000 m steeplechase
Plata
M. Castillo 5 000 m planos
A. Escalona 10 000 m planos
E. Mendoza 3 000 m steeplechase
Fidel Negrete Maratón
Puerto Rico, 1966
Oro
Valentín Robles Maratón
Flavio Buendía 3 000 m steeplechase
José Pedraza Marcha 10 km
Plata
José S. Neri 6 000 m planos
Valentín Robles 10 000 m planos
Guadalupe Lartigue Lanzamiento de bala
Panama, 1970
Oro
Mario Pérez 5 000 m planos
Juan Martínez 10 000 m planos
Héctor Villanueva 3 000 m steeplechase
Alfredo Peñaloza Maratón
Eladio Campos Marcha 20 km
Plata
Melesio Peña 400 m planos
Lucía Quiroz 800 m planos

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Juan Martínez 5 000 m planos
Mario Pérez 10 000 m planos
Antonio Villanueva 3 000 m steeplechase
Alejandro Sánchez 400 m con vallas
Melesio Piña Reyes 4 x 100 relevos
Javier Sardo
Alejandro Sánchez
Arturo Esquerra Salto con garrocha
Francisco Chávez Marcha 20 km
República Dominicana, 1974
Oro
Raúl González Marcha 20 km
Charlotte Bradley 800 m planos
Plata
Antonio Villanueva 3 000 m steeplechase
Pedro Aroche Marcha 20 km
Mercedes Román 100 m con vallas
Elisa Ávila Salto de altura
Medellín, 1978
Oro
Charlotte Bradley 1 500 m planos
Rodolfo Gómez 5 000 m planos
Rodolfo Gómez 10 000 m planos
Daniel Bautista Marcha 20 km
Plata
Charlotte Bradley 800 m planos
Eduardo Castro 1 500 m planos
Carlos Martínez 3 000 m steeplechase
Mario Cuevas Maratón
Raúl González Marcha 20 km
Alberte Pratt Salto con garrocha
La Habana, 1991
Oro
Carlos Mercenario 50 km caminata
Arturo Barrios 5 000 m planos
Martín Pitago 10 000 m planos
Maricarmen Díaz 10 000 m planos
Graciela Mendoza 10 000 m caminata
Olga Ávalos Maratón
Plata
Maricarmen Díaz 3 000 m planos
Ignacio Fragoso 5 000 m planos
Joel Sánchez 20 km caminata
Miguel Rodríguez 50 km caminata
Cobre
María Luisa Servín 10 000 m planos
Maricela Chávez 10 000 m caminata
Fuente: Abraham Ferreiro Toledano, Historia de los once Juegos Deportivos
Panamericanos 1951-1991, 2 T. México. Proexal 1992.

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ATLETISMO
CAMPEONATOS Y MARCAS NACIONALES
VARONIL
Tiempo
Prueba Campeón Fecha Lugar
H M S
100 m planos Miguel Miranda 13 Marzo 1993 Ciudad de México 20 36
200 m planos Raymundo Escalante 17 Mayo 1992 Ciudad de México 21 00
400 m planos Raymundo Escalante 17 Mayo 1992 Ciudad de México 45 81
800 m planos Mauricio Hernández 10 Julio 1988 Tamaulipas 1 46
1 500 m planos Arturo Barrios 13 Agosto 1989 Holanda 3 67
5 000 m planos Arturo Barrios 14 Julio 1989 Inglaterra 13 07
10 000 m planos Arturo Barrios 18 Agosto 1989 R. D. A. 27 08
Maratón Dionicio Cerón 2 Febrero 1992 Japón 2 08 36
20 km marcha Ernesto Canto 5 Mayo 1984 Noruega 1 18 39
50 km marcha Raúl González 25 Mayo 1979 Noruega 3 44 39
Selección de México
4 x 100 relevos 21 Junio 1992 Ciudad de México 39 32
(Rojas, Nava, Adam, Cárdenas)
Selección de México
4 x 400 relevos 14 Junio 1992 Ciudad de México 3 05 13
(Toledo, Morales, Nava, Escalante)
110 c/vallas Roberto Carmona 22 Julio 1988 Ciudad de México 13 81
400 c/vallas Jesús Aguilacocho 22 Agosto 1985 Puerto Rico 49 41
3 000 STP Rubén García 17 Abril 1992 Walnut 8 33
Prueba Campeón Fecha Lugar Metros
Altura José de la Cerda 28 Septiembre 1965 Ciudad de México 2.20
Longitud Darío Ruiz 30 Noviembre 1990 México 7.95
Triple Francisco Olivares 11 Abril 1986 E. U. A. 16.46
Garrocha Paulo Benavides 17 Abril 1993 California 5.52
Bala Pedro Gómez 5 Septiembre 1971 Ciudad de México 15.66
Disco Francisco Ayala B. 15 Julio 1989 Jalapa 50.14
Jabalina Gerardo de la Garza 14 Julio 1987 Guadalajara 78.48
Martillo Guillermo Guzmán 4 Junio 1992 Ciudad de México 71.46
Decatlón Jorge Camacho 20 Mayo 1991 Ciudad de México 71.69

RÉCORDS MEXICANOS DE PRIMERA CATEGORÍA


FEMENIL
Prueba Campeón Fecha Lugar H M S
100 m planos Sandra Álvarez 13 Junio 1991 Cd. Victoria 11 43
Alma D. Vázquez 22 Junio 1991 Ciudad de México 11 43
200 m planos Alejandra Flores 5 Mayo 1984 Ciudad de México 23 40
400 m planos Alma Delia Vázquez 16 Mayo 1983 Ciudad de México 53 76
800 m planos Imelda González 29 Junio 1986 Dominicana 2 02
1 500 m planos Charlotte Bradley 23 Agosto 1977 Bulgaria 4 14
3 000 m planos Ma. Luisa Servín 22 Mayo 1992 Canadá 9 09
5 000 m planos Santa Velázquez 18 Junio 1989 Polonia 15 51
10 000 m planos Olga Appel 17 Abril 1992 Walnut 32 09
Maratón Olga Appel 30 Agosto 1992 Japón 2 30 22
10 k. marcha Maricela Chávez 15 Mayo 1992 Noruega 45 24
100 c/vallas Sandra Tavares 19 Mayo 1990 Ciudad de México 13 20
400 c/vallas Alma Delia Vázquez 24 Agosto 1983 Venezuela 58 12
Selección de México

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(Lores, Tavares, Fernández,Vázquez)
4 x 400 relevos Selección de México 28 Julio 1985 Bahamas 3 04
Prueba Campeón Fecha Lugar Metros
Altura Cristina Fink 15 Mayo 1992 Ciudad de México 1.94
Longitud Emilia Lenk 21 Julio 1984 Ciudad de México 6.35
Triple Citlali Sainz 17 Julio 1992 Sevilla 12.26
Bala Guadalupe Lartigue 27 Julio 1969 Ciudad de México 14.60
Disco Laura Aguiñaga 15 Junio 1981 Ciudad de México 46.62
Martillo Laura Aguiñaga 2 Mayo 1993 Ciudad de México 37.52
Jabalina Guadalupe López 15 Julio 1978 Ciudad de México 52.42
Heptatlón Silvia Barreto 7 Julio 1991 Jalapa 42.31
H: horas; M: minutos; S: segundos.
ATLIHUETZÍAN, TLAX
(Del náhuatl atl, agua, tl, enlace eufónico, e ihuetzia, su caída: “en la caída del
agua”.) Pueblo ubicado en el centro del estado de Tlaxcala, a unos 12 km al
oeste del Apizaco. Su nombre oficial es Santa María Atlihuetzían. El pueblo es
notable por su gran monasterio del siglo XVI. Queda aún en pie su capilla
abierta, y en la fachada de su iglesia barroca se conservan retablos del siglo
XVIII, buen ejemplo del churrigueresco mexicano. Los atuendos de los
caciques, realizados por artistas indígenas, son documentos de la iconografía
poscortesiana. Bajo el coro hay pinturas realizadas por artistas indígenas que
representan el martirio de los niños tlaxcaltecas, con letreros en náhuatl.
ATLIXCO DE MUGICA Y OSORIO, PUE.
Ciudad y cabecera del municipio de Atlixco, situada a 18° 54​ 32” de latitud
norte, 99° 28​ 27” de longitud, y 1 881 m de altitud, al pie del cerro de San
Miguel, de origen volcánico, en la ladera sureste del Popocatépetl. Su clima es
semicálido húmedo con lluvias durante el verano y parte del otoño. Es
importante centro industrial, agrícola y ganadero. Produce aguacate y frutas
tropicales. Hay fábricas de tejidos de algodón y de lana, de bebidas gaseosas y
alcohólicas. La ciudad se asienta en el fértil valle de Atlixco, parte del complejo
cultural Puebla-Tlaxcala, que probablemente tuvo como centro rector la ciudad
de Cholula. Desde épocas remotas, el sitio donde se encuentran la ciudad y sus
alrededores fue ocupado por grupos humanos que dejaron abundantes vestigios
arqueológicos, correspondientes a los horizontes Preclásico Superior y Clásico,
y aún no es explorado. Al momento de la Conquista, la región se encontraba
dominada por dos señoríos de habla náhuatl: uno de ellos era Calpan, hacia el
norte, y el otro Cuauhquechollan (Huaquechula), en el sur. Sus gobernantes
pertenecían a dinastías cerradas, que unían al primero con el señorío de
Huejotzingo y al segundo con el de Itzocan (Izúcar); formaban confederaciones
que constantemente peleaban entre sí. Entre estos señoríos estaba una zona
deshabitada, objeto de frecuentes guerras, conocida como
Huehuequauquechollan (Huaquechula la Vieja), en recuerdo de la antigua

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capital de Cuauhquechollan, que al ser destruida por la gente de Calpan y
Huejotzingo se había tenido que situar en un sitio fortificado más al sur.
Los primeros españoles que visitaron la región fueron Pedro de Alvarado y
Bernardino Vázquez de Tapia; como emisarios de Hernán Cortés llegaron a
Cuauhquechollan en septiembre de 1519. La población, amiga de los
tlaxcaltecas, pagaba tributo a los aztecas, que tenían allí una guarnición, la cual
fue vencida por Cortés en 1520. Ya bajo el dominio español, Cortés se asignó en
encomienda el señorío de Huejotzingo, que pasó después al conquistador Diego
de Ordaz y luego, en 1532, a la Corona. El señorío de Calpan fue asignado por el
Rey, en 1541, al sobrino de Ordaz, Diego de Ordaz Villagómez, y permaneció
parcialmente en poder de sus herederos hasta el siglo XVIII. Cuauhquechollan
fue encomienda del conquistador Jorge de Alvarado y tributó parcialmente a sus
descendientes hasta 1696.
Poco después de la fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles, la
Segunda Audiencia dio instrucciones para que en un sitio de clima más
templado se repartiesen tierras a sus vecinos, “para hacer heredamientos de
viñas y arboledas”, sin agraviar a los indios de la comarca. El sitio elegido fue el
valle de Atrisco o Atlixco, y correspondía a la zona deshabitada entre los
señoríos indígenas. El 5 de diciembre de 1532, el oidor Juan de Salmerón y fray
Jacobo de Testera, guardián del convento franciscano de Huejotzingo,
acompañados del alcalde de Puebla, Alonso Camacho, y de los regidores Juan
de Yepes, Martín Alonso y Alonso Martín Partidor, pasaron a las tierras de
Huaquechula la Vieja, donde había una estancia de los ganados de Diego de
Ordaz, para señalar y amojonar el sitio. Dicho señalamiento fue aceptado por
don Cristóbal, señor de Huejotzingo, y don Pedro, señor de Calpan y Atlixco,
repartiéndose entre los vecinos españoles en fracciones de tierra, que se
designaron como “suertes”. En octubre de 1534, en ejecución de una real cédula
refrendada en México el 21 de mayo siguiente, Hernando de Huelgueta,
corregidor de Puebla, Tlaxcala y Cholula, y Antonio de Pomar, corregidor de
Huejotzingo, otorgaron dichas tierras a la ciudad de Puebla y tomaron posesión
en su nombre los regidores Alonso de Buiza y Francisco de Oliveros. Parte de
estas tierras se entregaron como recompensa a los vecinos que habían dejado
algunas mercedes junto a la ciudad, para integrar su dehesa boyal. Su magnífica
situación y buenas condiciones climáticas permitieron cultivar vides, higueras,
olivos, membrillos, granados, manzanos, naranjos y moreras, que muy pronto
fueron desplazados por el cultivo intensivo del trigo. El valle de Atlixco fue el
primer lugar de la Nueva España donde los conquistadores se convirtieron en
labradores, aplicando las técnicas agrícolas europeas, uso intensivo de irrigación
y mano de obra indígena con pago de jornal. La bondad de las tierras haría

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exclamar a Motolinía: “Ansí este valle por mucho tiempo ha de ser paradiso
terrenal, porque tiene mucho aparejo para lo ser, ca ciertamente hay abundancia
de aguas, rosas y frutales, como lo hay aquí, y por eso se llama Val de Cristo”.
El trigo dio renombre al valle de Atlixco, pues el mismo autor refiere, en 1540,
que “en las tierras cogen mucho pan todo lo más del año, que en tierra fría no se
da más de una vez como en España; mas aquí donde digo, como es tierra
caliente y no le hace mal la helada, y como este valle tiene mucha agua de pie,
siembran y cogen cuanto quieren, y muchas veces acontece estar el trigo
acabado de sembrar, y otro que brota y otro estar en berza, y otro espigando, y
otro para segar”. Esta parte del valle, conocida como Val de Cristo, fue anexada
a la jurisdicción de la ciudad de Puebla, designando su cabildo cada año un
alcalde ordinario. Sin embargo, fue disputada por Huejotzingo, Cholula e Izúcar,
al quedar integrados sus respectivos corregimientos. Algunos años más tarde se
realizó otro asentamiento, pero de indígenas. Cerca de donde se encuentra ahora
la ciudad de Atlixco, refiere fray Juan de Torquemada, una merced real le otorgó
tierras a un oidor, Monte Alegre, que pertenecían al señorío de Huejotzingo, lo
cual desagradó a sus caciques, por lo que “trataron entre sí, de hacer en aquel
mismo asiento un pueblo, para estorbar con él, lo que no podían con razones; y
así vinieron aquella misma noche de Huejotzingo, muy callada y secretamente,
cuatro o cinco mil indios cargados de paja de xacal y varas, y magueyes,
mujeres y hijos, y hicieron muchas casas, y amanecieron hechas más de treinta,
cuya cubierta (que es de paja) parecía muy vieja, y harta de servir, y varas
ahumadas, y con ellas sus moradores, con sus mujeres y hijos, perros, gatos,
gallinas, hecho y formado un pueblo, donde los gallos cantaban, los perros
ladraban, y los níños lloraban, y unos con otros se trataban como si de muchos
años atrás se hubiera formado”. Desanimado el propietario abandonó el lugar,
recibiendo como pago 300 pesos, que le fueron entregados en nombre de los
indios de Huejotzingo por Francisco Vázquez Barneto. Éste a su vez recibió en
arrendamiento de los indios unas tierras, en el sitio denominado Cantarranas,
donde se formaron varias estancias de españoles. La población indígena
establecida fue llamada Acapetlahuacan. Allí, en 1556, fray Toribio de
Benavente, Motolinía, fundó un convento dedicado a Santa María de Jesús,
destinado a la administración de la comunidad indígena. En 1585 su
construcción había sido terminada y residían en él cuatro religiosos. Cerca se
proyectó una población que reuniese a los labradores españoles dispersos en el
valle de Atlixco. El virrey Luis de Velasco, en un sitio conocido como
Valsequillo, asignó los solares y el sitio para la parroquia; no prosperó el
proyecto y lo cambiaron de lugar hacia el sur, después de una epidemia. La
disminución de los indios, como resultado de varias epidemias, y el interés del

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virrey por la producción agrícola de la región, hicieron que las tierras de los
indios de Huejotzingo fuesen arrendadas a labradores españoles para su
explotación, “aunque los indios siempre aborrecieron que los españoles labrasen
sus tierras, adivinándoles el corazón, que se les habían de quedar con ellas”, lo
que así sucedió en pocos años.
Hacia 1577 había en el valle algo más de doscientos españoles. Algunos
solicitaron al virrey Martín Enríquez la fundación de una villa de españoles
independientes de la jurisdicción de la ciudad de Puebla. En 1579, el oidor
doctor Farfán encomendó al doctor Hernando de Robles la fundación de dicha
población en el pueblo de Acapetlahuacan, con el título de Villa de Carrión. Su
gobierno quedó constituido por un cabildo integrado por dos alcaldes ordinarios
y cuatro regidores, elegidos entre los vecinos; los primeros alcaldes fueron
Cristóbal Ruiz de Cabrera y Pedro del Castillo. Se le otorgó “un escudo de
campo verde en el primer cuartel, demostración de la fuente de Atlixco en el
valle, y encima de esta fuente un águila, que es lo que de tiempo antiguo
significa el cerro de donde pende dicho valle; y en el segundo cuartel de la mano
izquierda el ángel San Miguel. La advocación más antigua que han tenido, con
un manojo de espigas en la mano derecha, por designio, promesa y esperanza de
la fertilidad de dicho valle, y como es notorio es la mayor de esta Nueva
España”. Los alcaldes ordinarios quedaban sujetos al alcalde mayor de
Huejotzingo; pero posteriormente fueron separadas las jurisdicciones,
ampliándose el territorio de la villa con la anexión de Huaquechula, que fue
segregada de Izúcar en 1602, y después por Calpan, que se quitó a Huejotzingo.
Durante la primera mitad del siglo XVII, la Villa de Carrión alcanzó su
mayor esplendor, siendo el centro productor de cereales más importante de la
Nueva España. Abastecía de trigo a la ciudad de México y a los centros mineros,
y más tarde de harina a “Soconusco, Yucatán y Veracruz, a Cuba, Santo
Domingo y otras partes”. Durante esta época también se establecieron los
primeros trapiches para producir azúcar ​a pesar de las prohibiciones que había
para sembrar caña y proteger el cultivo del trigo​, con magníficos resultados
económicos para algunos vecinos.
La riqueza de la región atrajo a las órdenes religiosas, que siempre fueron
favorecidas por sus opulentos vecinos. Además del convento franciscano de
Acapetlahuacan, existía la parroquia, dedicada a la Natividad de Nuestra Señora,
para la administración religiosa de los españoles. Posteriormente se
establecieron los dominicos, que construyeron convento e iglesia sin licencia
real, siendo demolidos en 1640. Entre los años de 1587 y 1590, fray Juan
Adriano fundó el convento de San Agustín, dedicado a Santa Cecilia; este
establecimiento no prosperó con rapidez, y en 1624 se le describía como “un

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convento pequeño y nuevo”. Los mercedarios fundaron su convento en 1612,
pero lo terminaron muchos años después. Mejores resultados obtuvieron los
carmelitas: su convento en Atlixco fue el tercero que estableció la orden en la
Nueva España, fundado hacia 1589; fue improvisado en casas donadas por el
vecino Hernán Pérez de Olarte. La construcción de su gran iglesia y convento
fue iniciada por fray Nicolás de San Alberto, durante su gobierno entre 1604 y
1612; se terminó entre 1616 y 1618. El claustro se edificó entre 1624 y 1627,
siendo prior fray Alonso de Jesús.
El bachiller Antonio Pérez de las Casas, beneficiado de la villa, donó casas
para establecer un convento de monjas, con la advocación de Santa Clara;
obtuvo la licencia del virrey marqués de Guadalcázar el 27 de mayo de 1617.
Construida una iglesia y dispuesta la clausura, por patentes del comisario
general fray Juan de Otálora y del provincial de los franciscanos fray Juan
López, se formó el nuevo convento con ocho religiosas fundadoras, que pasaron
del convento de San Juan de la Penitencia, de México, a las que se agregaron en
1624 otras cuatro procedentes del de Santa Clara, de México; a fines del siglo
XVII albergaba sesenta religiosas.
Los primeros años del siglo XVIII, a instancia del obispo de Puebla, Diego
Romano, se fundó el hospital de San Pedro y Santa Ana de Atlixco, sostenido
por la catedral de Puebla y administrado por el ayuntamiento de la villa. No
prosperó y fue entregado en 1732 a la orden hospitalaria de San Juan de Dios,
trasladándose al sitio que hoy ocupa, donde se inició su nueva construcción,
terminada hasta 1789. Atlixco tuvo también en el siglo XVII un Colegio de
Recogidas, fundado en 1679 por el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz. El
3 de marzo de 1706 fue establecido por Felipe V el Ducado de Atlixco, con
franquicias parecidas a las del Marquesado del Valle de Oaxaca; fue otorgado a
don José Sarmiento de Valladares, virrey de la Nueva España (1696-1701) y
primer duque de Atlixco, con privilegio de nombrar alcaldes mayores en la
ciudad de Tepeaca, Villa de Carrión y pueblos de Ixtepeji y Tula, y de recibir sus
tributos. La real cédula fue cumplida por el virrey duque de Alburquerque en
1708; subsistió la concesión durante la intendencía, en 1786, y recibió el alcalde
mayor las funciones de subdelegado del intendente en los ramos de hacienda y
guerra.
Durante el siglo XVIII, Atlixco sufrió una crisis económica, al igual que la
ciudad de Puebla, por el desarrollo de otros centros cerealeros en las cercanías
de sus antiguos mercados, así como por las prohibiciones para exportar harina a
las otras colonias. Se acentuó esta crítica situación por la cercanía de Puebla, que
detuvo sus posibilidades de desarrollo. Su comercio se redujo a proporciones
muy bajas y no había industria que permitiera mejoría. Las 53 fincas rurales de

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su jurisdicción, a pesar de su magnífica producción, no podían sostenerse por la
baja en el precio de los granos y los cuantiosos réditos (a finales del siglo XVIII
sumaban 1.6 millones de pesos) que tenían que pagar por las hipotecas y censos
impuestos a favor de las órdenes religiosas.
En 1786, al establecerse la intendencia de Puebla, la Alcaldía Mayor de
Atlixco pasó a formar el partido del mismo nombre, quedando constituido por la
villa y 35 pueblos, siete parroquias, siete conventos de religiosos, uno de
religiosas, 47 haciendas y 53 ranchos. Su población estaba formada por 1 766
españoles, 23 368 indios, además de los mestizos “y otras castas”, que hacían un
total de 28 388 habitantes.
En esta época gozó de gran fama el Ahuehuete de Atlixco, árbol de enormes
dimensiones cercano a la población. En 1784, ante el escribano público, el
agrimensor de México José Martín Ortiz declaró que tenía 31 varas castellanas
de circunferencia y 38 de altura, que estaba hueco y en dos ocasiones habían
entrado 13 hombres a caballo, quedando lugar para otro en el interior. En esta
época ya se encontraba bastante destruido por varios incendios; se decía que “el
inmortal monstruo del Reino Vegetal, se haría dueño de admiración de las
gentes, si no estuviese tan arruinado, pues su altura no corresponde al grueso de
su tronco… [es] planta insensible que sin corazón y por lo menos con más de
dos siglos de edad se mantiene tan lozano en sus verdores”. Fue descrito por el
barón de Humboldt y al parecer sobrevivió hasta 1917.
Durante la primera mitad del siglo XIX, Atlixco recibió el título de ciudad,
pero su decadencia se fue acentuando y fue muy notable la disminución de su
población. Durante la guerra de Independencia, el 23 de abril de 1812 fue
atacado por los insurgentes, que fueron rechazados por los realistas después de
encarnizado combate. Durante la invasión de los Estados Unidos, fue la capital
del estado, de mayo a noviembre de 1847 y, después, de febrero a marzo de
1848. El 23 de noviembre de 1857 fue ocupado por los conservadores que
mandaba el coronel José María Cobos, recuperándolo los liberales en 1859, para
volver a los primeros en 1862. Éstos fueron derrotados por el general Tomás
O​Horan en Puentes de los Molinos, el 3 de mayo de ese mismo año.
Al triunfar la República liberal, la desamortización de los bienes
eclesiásticos permitió un desarrollo agrícola notable y Atlixco empezó a
recuperar su opulencia. En los últimos años del siglo, la industria de hilados y
tejidos alcanzó un notable desarrollo. En 1892 se habían establecido dos
fábricas, La Carolina y La Concepción, que empezaron a aprovechar la energía
generada por ríos cercanos. En 1899 se inauguró la fábrica de hilados El León,
con 300 telares movidos por energía hidroeléctrica; y luego las de El Carmen, El
Ejido, El Volcán y Los Molinos. En 1902 se abrió la gran fábrica de Metepec,

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con 36 852 husos y 1 570 telares, perteneciente a la Compañía Industrial de
Atlixco, fundada ese año con un capital de seis millones de pesos, con parte de
financiamiento francés. Fue la fábrica más importante del estado de Puebla
durante el porfirismo; renovó su maquinaria en 1908 con 76 768 husos e
instalaciones hidroeléctricas. Las piezas estampadas en 1907 se estimaban en 1
938 088 m, y en 7.86 millones de kilogramos el algodón empleado. En 1908, la
industria textil empleaba algo más de dos mil operarios.
La fisonomía de Atlixco fue modificada por esta bonanza; se erigieron
edificios y se efectuaron importantes obras públicas. En 1881 se abrió el teatro
Lafragua, y en 1889 se estrenó el tramo del ferrocarril interoceánico entre
Puebla y Atlixco; y en 1898, el tramo que unía Atlixco con la fábrica El Ejido.
En 1905, el ayuntamiento contrató el alumbrado eléctrico de la población, se
introdujo el agua potable y se hicieron otras obras urbanas.
En este siglo quedó unida Atlixco con la ciudad de Puebla por una carretera
pavimentada, vía Izúcar de Matamoros y Oaxaca, y con Atencingo. En la
actualidad, además de ser un centro agropecuario, cuenta con industrias,
predominantemente del ramo textil. Tiene escuelas de todos los niveles,
incluyendo comerciales, agrícolas e industriales. Se abastece de agua potable del
manantial de Axocopan.
La ciudad conserva construcciones de los siglos XVI y XVII. El convento
franciscano del cerro de San Miguel está cubierto con bóvedas de tracería gótica
y tiene portada plateresca. El convento del Carmen tiene una iglesia de la
primera mitad del siglo XVII, y su pequeño claustro con influencia de la obra de
fray Andrés de San Miguel. Las iglesias Parroquial, de San Agustín, de la
Merced, de Santa Clara, de San Juan de Dios y la capilla del Orden Tercero,
muestran una modalidad peculiar del barroco popular de la región poblana, y
conservan en sus interiores retablos y pinturas de gran calidad.
En las laderas del cerro de San Miguel se construyó un teatro al aire libre
donde cada 29 de septiembre se celebra la Atlixcáyatl (tradición atlixquense),
fiesta que incluye siete danzas representantes de distintos pueblos de los
alrededores. Tiene fama la feria del aguacate (del 15 al 30 de noviembre). El
municipio contaba con un total de 104 186 habitantes (1990).

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Palacio Municipal de Atlixco, Puebla
Archivo del Arq. José Rogelio Álvarez Noguera

Portada de la iglesia del convento de San Francisco en Atlixco, Puebla.


Archivo del Arq. José Rogelio Álvarez Noguera

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Vista del centro de la ciudad de Atlixco, Puebla.
Archivo del Arq. José Rogelio Álvarez Noguera

Vista panorámica de Atlixco, Puebla mostrando el Cerro de San Miguel y, al fondo, el


volcán Popocatépetl.
Secretaría de Turismo
ATOLE
(Del náhuatl atl, agua, y toloa, comer, tragar.) Bebida hecha con harina de maíz
disuelta en agua o en leche, y hervida hasta que alcanza una consistencia espesa
y cremosa. Es uno de los alimentos más populares de México. En la actualidad,
los atoles más comunes son de fresa, zarzamora, cáscara de cacao, sagú, canela,

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cáscara de arroz, pinole, aguamiel, maíz prieto (puzcua), calabaza, frijol, panela,
chocolate, vainilla y arrayán.
Paremiología: “Dar atole con el dedo” significa engañar, embaucar con
palabras melosas, y el dicho procede de la costumbre que tienen las nodrizas de
ponerle en la boca al niño un dedo mojado en el atole para tenerlo tranquilo
mientras llega la hora de amamantarlo. “¡Bonito yo para que me den atole con el
dedo!” (El Periquillo Sarniento). “Tener sangre de atole” significa ser flemático,
irresoluto, incapaz de tomar una solución. “Dar atole en calavera” es sorberle el
seso a uno, dominarlo. La mujer que sabe preparar un buen atole es la perfecta
ama de la casa, según reza un adagio mexicano: “Con la que entiende de atole y
metate, con ésa cásate”.
ATONAL o ATONALTZIN
(Del náhuatl atl, agua, y tonalli, alma, espíritu: “espíritu del agua”.) Rey chocho-
mixteco de Coixtlahuaca, quien en 1457 decidió expulsar de la Mixteca a la
guarnición azteca de Moctezuma Ilhuicamina, establecida en Tlaxiaco. Para ello
mandó asesinar o sacrificar a comerciantes tenochcas que se encontraban en la
región. Avisado Moctezuma, preparó su ejército de aztecas y texcocanos, y atacó
Coixtlahuaca, a cuyas fuerzas se habían unido guerreros de Huejotzingo de
origen tlaxcalteca. Al año siguiente, después de varios combates, Ilhuicamaina
conquistó la población. Según algunos, Atonal fue ajusticiado por sus mismos
súbditos, quienes luego juraron sumisión al rey mexica. Su esposa fue llevada a
Tenochtitlan, donde resistió el cortejo de Moctezuma y murió años después. En
las crónicas se hace hincapié en que Atonal recibió una muerte infamante,
ahorcado según está representado en el Códice Mendocino.
ATONALTZIN (Oax.)
Manantiales termales en las cercanías de Tamazulapan, en el distrito de
Teposcolula, de la Mixteca oaxaqueña. En sus proximidades se han encontrado
restos óseos humanos muy carbonatados, correspondientes a la etapa Formativa
o de las Aldeas.
ATONATIUH
(Del náhuatl atl, agua, y tonatiuh, el sol: “sol de agua”.) Uno de los cuatro soles
prehistóricos, época cósmica que terminó con un diluvio en que los hombres se
volvieron peces.
ATONDO Y ANTILLÓN, ISIDRO DE
Nació en Valtierra, Navarra, España, en 1639; murió en Oaxaca en 1691. Se
alistó como soldado en el ejército de Galicia en 1658, y alcanzó el rango de
alférez en 1662; sirvió en las campañas de Cataluña y Portugal. Causó alta en la
armada con plaza de capitán de infantería, en 1663, y sirvió en la flota del duque
de Veragua en Portugal. En 1669 ascendió al grado de maestre de campo y
ayudante de teniente general, y ese año viajó a Nueva España en la flota del

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duque. Radicado en el virreinato, en 1676 fue nombrado gobernador y teniente
de capitán general de Sinaloa, y en 1678 solicitó al rey los derechos para
colonizar y explotar las Californias. En 1679 fue nombrado almirante de las
Californias. En ese mismo año inició la construcción de barcos en el río Sinaloa,
cerca de Guasave, y en 1682 los padres jesuitas Eusebio Francisco Kino y
Matías Goñi llegaron al astillero para incorporarse a la expedición. A principios
de 1683 zarparon de Sinaloa, reconocieron el litoral del golfo de California y
llegaron en abril a la bahía de La Paz, donde tomaron posesión del territorio con
la intención de establecer una misión y una colonia civil. Debido a la falta de
terrenos de cultivo y a la hostilidad de los indígenas, abandonaron el sitio, y en
octubre se establecieron 300 km al norte, en la desembocadura de un arroyo que
Kino nombró San Bruno. Ahí dispusieron la misión del mismo nombre, un
campo de cultivo y una estacada, y en diciembre fundaron otro asentamiento,
San Isidro (San Juan Bautista Londó), a poca distancia al interior de la
península. Exploraron hasta la costa del Pacífico en busca de un puerto para el
galeón de Manila, así como para localizar sitios adecuados para nuevas
fundaciones durante 1684. Aunque hubo cosecha en ese año, la misión dependía
de los aprovisionamientos de Sinaloa y por ello no prosperó, de modo que en
mayo de 1685 fue necesario abandonarla. Al regresar a México, Kino y Atondo
solicitaron fondos al virrey para su restablecimiento; no tuvieron éxito y el
almirante volvió a su carrera militar hasta 1688, cuando se trasladó a Oaxaca
para servir de ayudante a su tío, el obispo Isidro Sariñana. En 1689 Atondo fue
nombrado caballero de la Orden de Santiago.
Véase: W. Michael Mathes: “Datos biográficos sobre el almirante de las
Californias, Isidro de Atondo y Antillo”, en Estudios de Historia Novohispana
(1971).
ATOTO
Localidad arqueológica en las faldas de la sierra de Guadalupe, en la cuenca de
México. Ocupada en el periodo Formativo Inferior y Medio, fue aldea
sustentada en una economía agrícola y de caza; sus habitantes obtenían patos y
chichicuilotes, maíz y calabaza. En sus estratos más recientes aportó figurillas de
estilo olmeca con características que permitieron completar la tipología que se
había planteado al explorar Tlatilco. Fue investigada por el profesor Eduardo
Noguera Auza, en 1938.
ATOTOLIN
(Del náhuatl atl, y totolin, gallina, gallo: “gallo de agua”.) Aramus guarauna.
Ave acuática de la familia de los ibis, llamada vulgarmente pelícano,
chupalotodo y acacalote (cuervo de agua). Tenía importancia en las creencias
prehispánicas, pues se le atribuían poderes mágicos.
ATOTONILCO

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(Del náhuatl atl, agua, totonilli, caliente, y co, locativo: “lugar de agua
caliente”.) Nombre que llevan numerosos pueblos y lugares en diversos estados
del país, y que por lo general alude a la existencia de manantiales de aguas
termales. Son conocidas las poblaciones o fuentes de este nombre en Chihuahua,
Durango, Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Tlaxcala y
Zacatecas. La más importante es la ciudad de Atotonilco el Alto, cabecera del
municipio del mismo nombre en el estado de Jalisco. Atotonilco el Grande,
Hgo., es famoso por su convento agustino del siglo XVI, en el que se conservan
notables pinturas murales (v. HIDALGO, ESTADO DE, MONUMENTOS
COLONIALES). Atotonilco, Chih., hoy Villa López, fue incendiado en 1855
por 300 franceses al mando del comandante Albiey, salvándose sólo del fuego la
iglesia y el curato. El santuario de Atotonilco, en las cercanías de San Miguel de
Allende, Gto., es un notable monumento del siglo XVIII. El padre Luis Felipe
Neri y Alfaro lo mandó construir entre 1746 y 1765 para utilizarlo como casa de
ejercicios.
ATOTONILCO, GTO
Nombre con el que se conoce comúnmente el Santuario de Jesús Nazareno que
se halla en esa población. Su construcción tuvo por objeto crear una casa de
ejercicios; se inició en 1740 y fue dirigida por el padre Luis Felipe Neri de
Alfaro. En 1748 se dedicó el santuario y se colocó en él la imagen de Jesús
Nazareno. El núcleo principal lo constituye la iglesia, sin crucero ni cúpula; y
detrás del ábside está el camarín de la Virgen. Algunos años después, el mismo
padre Alfaro dirigió la edificación de las capillas adosadas, que desembocan en
la nave: la de Belén, la del Santo Sepulcro, la del Calvario, la de Loreto, la de la
Soledad y la del Rosario. La adición de capillas le confiere al santuario un
aspecto sui géneris ya que el estilo de cada parte dependió de la inspiración de
las personas que intervinieron: el padre Alfaro y los maestros albañiles.
Destacan las cúpulas de formas muy originales (de corona real, de tiara) y las
torres. Posteriormente se construyeron diversos patios y departamentos. El estilo
multiforme también puede apreciarse en la decoración pictórica de las paredes
del conjunto, desde el piso hasta las bóvedas, cúpulas y aun linternillas. Gran
parte de las pinturas fue hecha por Miguel Antonio Martínez de Pocasangre,
oriundo de San Miguel el Grande (San Miguel de Allende), donde se conserva
gran parte de su obra. Seguramente el padre Alfaro fue quien le indicó al artista
los temas, y a él se deben los versos que explican las pinturas. El motivo
fundamental es la vida, pasión y muerte de Jesucristo, y es probable que varias
composiciones estén inspiradas en grabados de otros autores. El estilo de las
pinturas de Martínez de Pocasangre es pobre y, a veces, ingenuo. Las pinturas se
desplegaban en el interior y en el exterior, pero en esta última parte han
desaparecido prácticamente. En el interior se conservan las del vestíbulo y

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bóvedas de la iglesia, y las de las capillas, incluyendo los camarines. Existen
otras obras al óleo en la sacristía; destacan las de Juan Correa, muerto unos 30
años antes de la construcción del santuario; también sobresalen el Retrato del
obispo Elizacochea (1751), de Cristóbal de Aguilar, y el Retrato del padre
Alfaro, de Andrés de Islas. El Santuario de Atotonilco debe también parte de su
celebridad a que fue ahí donde Miguel Hidalgo tomó un estandarte de la Virgen
de Guadalupe como bandera de la revolución de Independencia, en septiembre
de 1810 (v. GUANAJUATO, ESTADO DE e INDEPENDENCIA). Ocho años
antes, se celebró allí la boda de Ignacio Allende con Agustina de las Fuentes. En
1986, el santuario seguía funcionando como casa de ejercicios.
Véase: Francisco de la Maza: San Miguel de Allende. Su historia. Sus
monumentos (1939); José Mercadillo Miranda: La pintura mural del Santuario
de Atotonilco (1950).

Altar del Nazareno en el Santuario de Atotonilco, Gto.


AEM

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Aparición del resucitado a Pedro, pintura del Santuario de Atotonilco, Gto.
AEM

En el municipio guanajuatense de Allende se encuentra la iglesia de la localidad de


Atotonilco, de la que Hidalgo tomó el estandarte de la Virgen de Guadalupe.
AEM
ATOTONILCO EL ALTO, JAL
(Del náhuatl atl, agua, totoniliztli, calor, y co, locativo: “lugar de aguas
termales”.) Ciudad cabecera del municipio del mismo nombre; está situada a 20°
33​ de latitud norte, 102° 31​ de longitud oeste, y 1 576 m de altitud, en la margen
derecha del río Zula o Atotonilco. El caserío se aloja en un anfiteatro formado

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por las estribaciones de la meseta basáltica de Los Altos. Desde tiempo
inmemorial ha sido lugar de huertas y hortalizas regadas por arroyos y
manantiales, entre ellos los Chorritos y Peña Colorada. Desde principios de siglo
está comunicada con Ocotlán por un ramal del ferrocarril de Irapuato a
Guadalajara. Produce naranja, lima, caña de azúcar y variedad de granos en el
valle que se extiende hasta Tototlán y La Barca. La iglesia parroquial procede
del siglo XVIII, pero fue reformada en 1899 conforme a un proyecto del
arquitecto Adamo Boari. De 1927 a 1929, la población sufrió las contingencias
del conflicto religioso. Lauro Rocha, originario de Atotonilco y exestudiante de
la Escuela Militar Veterinaria, en 1935 llamó a reanudar la rebelión cristera.
Logró movilizar grupos importantes, aunque no consiguió coordinarlos, y fue
muerto a fines de 1936 en la ciudad de México, con lo cual acabó la oposición
campesina en Los Altos a la política agraria del presidente Cárdenas. Hacia
1950, con el patrocinio de Nacional Financiera se construyó una gran fábrica
textil para producir lino; pero la maquinaria, adquirida en Europa, resultó
obsoleta y no llegó a procesarse la linaza que se cultiva en las tierras altas. La
prosperidad actual de Atotonilco se inició en 1958, al concluirse la
pavimentación de la carretera de Zapotlanejo a La Piedad, la cual vinculó a
Atotonilco con el resto de la República. Más tarde se construyó la carretera que
comunica la población con la región de Los Altos. El municipio contaba con 46
422 habitantes (1990).
ATOTOTZIN o ATOTOZTLI
(Del náhuatl atl, agua, tótotl, pájaro, y tzin, reverencial: “avecita acuática”.)
Princesa de Colhuacan, famosa por su belleza. Según cuenta Alva Ixtlilxóchitl,
se enamoró de ella Yacatzotzólotl, señor chichimeca de Tepetlaóztoc, y la pidió
en matrimonio; pero su abuelo Nopaltzin la casó con Huetzin, rey de
Coatlinchan, lo que suscitó la ira de Yacatzotzólotl y provocó cruentas guerras
entre Huetzin y el resentido chichimeca. Atototzin tuvo siete hijos; entre ellos,
según Clavijero, estuvo Acamapichtli, que había de ser rey de México.
2. Princesa que fue hija legítima de Moctezuma Ilhuicamina. Casó con
Itzcóatl y fue madre de Tezozómoc, quien a su vez fue progenitor de
Axayacatzin.
ATOYAC DE ÁLVAREZ, GRO
(Del náhuatl atl, agua, toyaui, derramarse, y c, locativo: “lugar que se inunda”.)
Ciudad cabecera del municipio del mismo nombre; está situada a 17° 13​ 09” de
latitud norte, 100° 30​ de longitud oeste, y 200 m de altura sobre el nivel del mar,
en la margen izquierda del río Atoyac. Héctor F. López (Diccionario geográfico,
histórico, biográfico y lingüístico del estado de Guerrero, 1942) dice que la
localidad fue fundada en 1498, lo cual sugiere que fue puesto avanzado de los
aztecas en sus rutas de comercio, pues se encuentra al centro de una vasta región

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agrícola y forestal. En la jurisdicción del municipio se halla la montaña más alta
de la entidad, el cerro Teotepec, de 3 705 m de altura. Atoyac es famosa porque
ahí nació, el 27 de enero de 1790, el benemérito Juan Álvarez, en el barrio de la
Tachuela. En 1980 la población era de 13 mil habitantes, incluidos los del Ticuí,
al otro lado del río, comunidad formada alrededor de una fábrica de tejidos.
ATRABANCADO
(De atrabancar, pasar o saltar de prisa, salvar obstáculos.) Modismo de uso
general para designar al que actúa con precipitación y violencia y, por ello
mismo, con torpeza. Vale tanto como atronado o desatentado.
ATRAPAMOSCAS FAJADO
Xenotriccus callizonus, familia Tyranidae, orden Paseriformes. Pajarito
insectívoro con un largo penacho y bandas en el pecho color canela. Mide 13
cm. Vive dentro de los chaparrales de hojas caducas y sale poco al exterior. Su
canto característico es “pi-churr, pit-churr”. Se le encuentra en Chiapas,
especialmente en el cañón del Sumidero, cerca de Tuxtla Gutiérrez.
2.Sayornis phoebe, familia Tyranidae, orden Paseriformes. Pajarito con el
plumaje grisáceo, alas y cola parduscas, las partes inferiores blanquizcas, el pico
negro y las patas pardas. Mide de 13 a 18 cm. A veces presenta un penacho
caprichoso y cerdas largas en la base del pico. Vive en las cercanías de ranchos y
granjas. Se posa en los alambres o varitas de baja altura y mueve la cola de
arriba abajo constantemente. Se distribuye desde Alaska hasta el centro de
México. Invierna en el sur de Oaxaca y en Chiapas. Se le conoce también como
llanero o papamoscas.
ATRAVESADA, SIERRA
Formación montañosa compuesta mayoritariamente por rocas paleozoicas
metamorfizadas (neis), que divide las cuencas del Golfo y del Pacífico en el
istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca. Se desarrolla desde las montañas
de Guerea de Humboldt hasta el primer contrafuerte del macizo central
chiapaneco, que bordea por el occidente el valle de Cintalapa. Sus principales
alturas son el cerro de Chimalapa (2 100 m sobre el nivel del mar), el de
Guichicovi (2 000) y cerro Baúl (más o menos 2 000). Su altura media es
ligeramente superior a los 800 m, aunque en el puerto de Chivela y en el cabezal
del río Santo Domingo es mucho menor, lo que ha hecho pensar en la
posibilidad de abrir un canal transoceánico. Por la vertiente norte corren
afluentes de los ríos Coatzacoalcos y Uxpanapa, y por la sur, de los ríos de Los
Perros, Santo Domingo, Niltepec, Zuluapa, Zanatepec y Novillero. Del lado
norte hay selvas caducifolias y perenifolias; y por el Pacífico, selvas medias
caducifolias. Las mayores alturas tienen bosques de coníferas irracionalmente
explotados en una gran extensión. En toda el área hay clima tropical subhúmedo
con lluvias en verano. En la zona ha habido una importante concentración de

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fauna silvestre, aunque el puma, el jaguar, el cojolite y el mono araña han sido
muy mermados.
ATRAVESADO
Valiente, atrevido, impetuoso.
2. Atrabiliario o atrabancado, en Tabasco.
ATTOLINI, JOSÉ
Nació y murió en la ciudad de México (1916-1957). Licenciado en economía y
doctor en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México, se dedicó a
la docencia y al servicio público. Fue gerente de los Almacenes Nacionales de
Depósito. Colaboró en las revistas Crisol, Letras de México, América Indígena e
Investigación Económica. Escribió poesía: Desamor (1938), Saudades (1939),
Mito (1942) y Testimonio (1957); cuento: Vagido (1941) y Honor y gloria
(1957); teatro: Suburbio, Vecindad y Vertedero (1944); y ensayo: Fundamentos
para una nueva interpretación de la historia del arte y la literatura (1944).
ATÚN
Nombre aplicado a varios peces de la familia Scombridae, orden
Scombriformes, principalmente a las especies del género Thunnus. Son de
cuerpo alargado y fusiforme, y boca grande provista de dientes. Tienen dos
aletas dorsales; la anterior, compuesta por radios, no es muy larga y está
separada escasamente de la posterior, formada exclusivamente por radios. A esta
última y a la anal les sigue una serie de aletillas o pínulas libres. La inserción de
las aletas pectorales es alta y las pélvicas son pequeñas o de talla moderada. El
pedúnculo caudal es angosto y está provisto de tres quillas a cada lado; la
intermedia es la más desarrollada. El cuerpo, desnudo o cubierto de pequeñas
escamas, es azul metálico en el dorso y blanco en los costados y el vientre. En
algunas especies se aprecia un patrón variable de barras o estrías oscuras sobre
un fondo más claro en los costados, ya sea por encima o por debajo de la línea
lateral. Muchas especies de atunes son circuntropicales. De hábitos pelágicos y
excelentes nadadores, son capaces de migraciones transoceánicas. Pueden vivir
en profundidades mayores de 250 m. Los jóvenes comúnmente se agrupan en
grandes cardúmenes. Los atunes son depredadores muy voraces y se alimentan
de una gran variedad de peces, crustáceos y cefalópodos. Las especies más
apreciadas son: el atún de aleta azul (Thunnus thynnus), de 2 m de longitud; el
de aleta amarilla (Th. albacares), de 1.5 m; el ojón (Th. obesus), de 1.80 m; y el
atún listado (Katsuwonus pelamis), de 80 cm. Se pescan con curricán o con
redes de cerco en las aguas oceánicas de ambas costas de México; sin embargo,
destacan por su importancia en la producción las áreas de pesca de Baja
California.
Por decreto publicado en el Diario Oficial el 6 de febrero de 1976, en vigor
120 días después, se adicionó el artículo 27 de la Constitución con un párrafo

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octavo que crea la zona económica exclusiva, también llamada mar patrimonial,
la cual tiene una extensión de 200 millas náuticas a partir de la línea del litoral.
A causa de que esta decisión se tomó de modo unilateral, México buscó un
entendimiento con los países vecinos. Así, suscribió dos acuerdos con Estados
Unidos: el primero, con fecha 24 de noviembre de 1976, para que
embarcaciones de esa nacionalidad operaran en aguas mexicanas del Golfo y del
Pacífico; y el segundo, en agosto de 1977, para que embarcaciones nacionales lo
hicieran en aguas de la zona estadounidense de Administración y Conservación
Pesquera. En 1978, México se retiró de la Comisión Interamericana del Atún
Tropical (CIAT), por no estar de acuerdo con la política de distribución de
cuotas; pero siempre respetuoso de los derechos de terceros, inició pláticas con
los países de la región para establecer un nuevo régimen de pesca del atún en el
Pacífico oriental, que tomara en cuenta los derechos de los Estados ribereños.
Sin embargo, al no llegarse a un acuerdo, México decidió aplicar un programa
de conservación propio. Este fue el objeto del decreto que estableció el cobro de
derechos y productos por permisos de explotación comercial del atún, en vigor
desde el 22 de enero de 1980. Todo lo anterior suscitó la oposición de Estados
Unidos, cuyo gobierno negó a México el derecho exclusivo sobre ese recurso,
fundado en el carácter migratorio de las especies, y prohibió la importación de
atún mexicano y sus derivados. Esta disposición, conocida con el nombre de
“embargo atunero”, se puso en vigor en 1980. El 31 de diciembre de ese año,
México denunció los convenios de 1976 y 1977. Al cierre del mercado
estadounidense siguió la escasez de envases metálicos, a tal grado que en el
primer trimestre de 1983 se arrojaron al mar poco más de 45 mil toneladas de
atún capturadas por las empresas oficiales, con un valor de unos 4 500 millones.
Mientras tanto, en diciembre de 1982, la Convención de las Naciones Unidas
sobre Derecho del Mar, reunida en Montego Bay, Jamaica, aceptó la tesis sobre
la zona económica exclusiva y su extensión de 200 millas. En agosto de 1986,
después de seis años, el presidente Miguel de la Madrid y el mandatario
norteamericano Ronald Reagan, acordaron en Washington el levantamiento del
embargo. Con esta medida, Estados Unidos reconoció también la zona marítima
exclusiva mexicana y el derecho sobre los recursos que existen en ella.
Captura. De 1970 a 1984, la captura de atún registró un ritmo de crecimiento
promedio del 11.6% anual, al pasar de 7 010 t en peso desembarcado en el
primer año, a 57 414 en el último, con un promedio de 21 625 t anuales. En
toneladas, la captura en 1970 fue de 7 010; en 1975, 17 607; en 1980, 20 417; en
1981, 46 746; en 1982, 22 997; en 1983, 24 521; y en 1984, 57 414. Las
empresas de particulares aportaron el mayor volumen de producción, según los
datos que se muestran en el siguiente cuadro:

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1980
Sectores 1975 1984
(toneladas)
Privado 13 102 9 504 35 430
Social 4 505 8 455 12 470
Público (paraestatal) 2 457 9 514
Total 17 607 20 417 57 414
El mayor volumen de captura corresponde a las entidades de la península de
California:

1990 1991
Baja California 63 400 54 554
Baja California Sur 27 164 28 417
Otras 48 044 50 243
Total 138 608 133 214
Industrialización. De 1980 a 1984 se procesaron, en promedio anual, 36 700
t de túnidos (incluidos el albacora y el barrilete) en las 18 plantas enlatadoras
existentes, o sea, el 70% de la captura total de este recurso, y se obtuvo una
producción, también promedio, de 16 185.5 t. En 1984, de las 22 334 t
enlatadas, 14 556 (65.2%) provinieron del sector privado, y 7 778 (34.8%) del
paraestatal. Además, se congelaron 1 333 t, de donde resultaron 1 178 de
producto terminado. Ese año, Propemex introdujo al mercado el atún
frescongelado, se instaló una nueva planta enlatadora en Pichilingue, B.C.S., se
dio impulso a las empresas Pescado de Chiapas y Pescado de Colima, y se
proyectó con el grupo francés Alsthon una inversión de 15 mil millones para
procesar 48 t diarias de atún.
Comercio exterior. En el periodo 1986-1992, como efecto del embargo
norteamericano, las exportaciones de atún en sus diferentes presentaciones
registraron un comportamiento muy irregular, aunque con tendencia a la baja:

Cantidad kg Comercio exterior


congelado valor en dólares
1986 26 906 30 515
1987 47 118 43 854
1988 52 317 52 803
1989 59 563 49 795
1990 40 141 33 790
1991 28 522 20 729
1992 5 749 4 5731
1Cifras en miles

Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. El sector


alimentario en México, 1992.
Adicionalmente, en 1982 se registró una venta de atún al exterior, sin
especificarse su presentación, de 1 432 t por parte de las empresas de
coinversión. Las importaciones, a su vez, sólo se refieren a pescados en

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conserva. De 998 t adquiridas en 1980, se llegó a menos de 1 t en 1983; en 1984
se adquirieron 21 t. En agosto de 1986, al reanudarse las exportaciones a Estados
Unidos, se calculaba una venta inicial de 7 500 t, cantidad que se incrementaría
paulatinamente para no deprimir los precios en el mercado norteamericano, y
alcanzar 22 500 t en 1987.

La pesca del atún es muy productiva en México.


AEM
ATZOMPA, SANTA MARÍA; OAX
Municipio y cabecera municipal al occidente de la ciudad de Oaxaca, en el
extremo del distrito del Centro. La población vive mayoritariamente del trabajo
artesanal con barro, el que se cuece a diferentes temperaturas para lograr
distintos colores, principalmente rojos. Gran parte de la alfarería recibe un baño
final de greta, lo que le da un vidriado verde. En la cima del cerro en cuya falda
occidental se encuentra la población, hay una localidad arqueológica. Forma
parte, junto con el cerro del Gallo, del complejo de Monte Albán. El sitio
presenta ocupación desde fines del periodo Formativo o de las Aldeas (hacia 300
a.C.), pero su máximo desarrollo se presentó durante la etapa Clásica o
Teocrática, que en la cerámica corresponde a los periodos IIIa y IIIb de Monte
Albán (entre 200 y 700 d.C.). La parte urbana presenta dos ejes de sistemas
constructivos, limitados al oriente por un patio y un juego de pelota muy similar
en estilo y tamaño al principal de Monte Albán; y al poniente, por una plaza
cuyos edificios presentan tableros bajos con decoración de greca escalonada o
xicalcoliuhqui. En varios patios pueden verse, empotradas en los pisos, las
tinajas que se utilizaron para almacenar agua o colocar ofrendas. De concepción

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constructiva similar a la de Monte Albán, el sitio parece haber sido un centro
parcialmente independiente, puesto que existen elementos que lo distinguen. Las
faldas del cerro están cubiertas por un extenso sistema de terrazas habitacionales
y de cultivo que no han sido excavadas. Atzompa parece haber sido abandonada
en la misma época que Monte Albán, y aún pueden observarse los resultados
destructivos de la sobreexplotación de tierras y de los recursos naturales. El sitio
fue parcialmente explorado por el doctor Alfonso Caso en 1948 y 1949.
AUB, MAX
Nació en París, Francia, el 2 de junio de 1903; murió en la ciudad de México en
1972. Llegó a España a los 11 años de edad y se radicó en Valencia. Sobresalió
como uno de los mejores escritores jóvenes cercanos a Ortega y Gasset y a la
Revista de Occidente. Fue director del periódico socialista Verdad (1936-1937),
agregado cultural de la embajada de España en París (1936-1938) y secretario
del Consejo Nacional de Teatro (1937-1939). Durante la Guerra Civil Española
filmó, con André Malraux, L​espoir (La esperanza). Abandonó la Península al
triunfo de Franco (1939). Llegó a México en 1942. Enseñó teoría y técnica en el
Instituto Cinematográfico (1943-1951). En la Universidad Nacional Autónoma
de México impartió cursos de historia del teatro, fue director de Radio
Universidad, impulsó la televisión y dirigió la serie de discos Voz viva de
México. Fundó las revistas Los Sesenta y Sala de Espera. Hizo adaptaciones
para películas mexicanas, entre ellas Distinto amanecer, basada en su drama La
vida conyugal, que obtuvo el gran premio de la cinematografía francesa en 1945.
En su producción se conjugan la pasión y el talento, la versatilidad y la
exuberancia, el humorismo y la gravedad. El tema de la Guerra Civil marcó
profundamente su ciclo de novelas reunidas en El laberinto mágico, constituido
por Campo cerrado (1943), Campo de sangre (1945), Campo abierto (1951),
Campo del moro (1963), Campo francés (Tolouse, 1965) y Campo de los
almendros (1968), obras que poseen como materia argumental los sucesos
acaecidos en los diversos frentes de batalla; El laberinto mágico reúne y
sintetiza la experiencia humana y artística del escritor: la meditación sobre la
tragedia española y la aventura de su propia personalidad desarrollada en
diversos géneros. Su teatro es ágil y lleno de sorpresas; destacan: El cerco, San
Juan, Morir por cerrar los ojos, Cara y cruz, La vida conyugal y Retrato de un
general visto de medio cuerpo y vuelto hacia la izquierda. Su poesía tiene vigor,
sensualidad y sentimiento; en su narrativa breve destacan la ironía y el
humorismo; y en sus ensayos, la preocupación por la literatura de habla hispana,
a la que supo interpretar y seguir paso a paso, convirtiéndose en uno de sus
mejores críticos. En 1981 se le otorgó en París, a título póstumo, el gran premio
francés de humor negro.
AUBARÉDE, MARQUÉS D​

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Aventurero francés que en 1765 sirvió de lazo de unión entre los conspiradores
mexicanos y el imperio inglés. Los delegados de los criollos rebeldes que
trataron con D​Aubaréde eran tres poblanos: dos comerciantes y un sacerdote. El
plan de independencia de 1765 era de una gran simplicidad: Inglaterra habría de
auxiliar a la Nueva España con soldados y armamentos, y a cambio de ello esa
nación entraría en posesión de San Juan de Ulúa y de Veracruz, puerto a través
del cual podrían penetrar en lo sucesivo las mercancías inglesas. El gobierno
español tuvo conocimiento de la intriga patrocinada por D​Aubaréde, según se
advierte en la comunicación dirigida al virrey marqués de Cruillas el 18 de
septiembre de 1766, en la que se hace un relato minucioso de la conspiración.
Véase:Luis Chávez Orozco: El comercio exterior y la expulsión de los
españoles (1966).
AUBIN, CÓDICE o CÓDICE DE 1576
Documento que perteneció a Lorenzo Boturini Benaducci, de cuya colección lo
obtuvo Joseph Marius Alexis Aubin, coleccionista francés que vivió en México
en la primera mitad del siglo XIX. El códice pasó después a la Colección Aubin-
Goupil de París, de la cual fue robado, yendo a parar por último a la biblioteca
del British Museum de Londres (Ms. Add. núm. 312219), donde se conserva.
Hay copias parciales de él en las bibliotecas nacionales de París y de Berlín, lo
mismo que en la Nacional de Antropología e Historia de México. Es un códice
mexica posthispánico, de carácter histórico, que conserva la técnica indígena;
con textos en náhuatl, escritos con caracteres latinos. Se trata de anales tomados
de pinturas jeroglíficas y de anales aztecas, todos posteriores a 1540. Describe la
peregrinación de los mexicas desde Aztlán hasta Tenochtitlan. Continúa con
unos anales en los que aparecen los señores de Tenochtitlan y los
acontecimientos más importantes, como son: dedicación de templos, plagas,
nevadas, terremotos, eclipses, pestes, guerras, tributos. Otra parte está destinada
a narrar los acontecimientos desde la Conquista hasta 1607. Fue escrito por una
misma mano hasta 1596; y de 1597 a 1607, por otras. Hay varias ediciones de
este Códice; la mejor y más moderna es la de Charles Dibble, de 1963: Códice
de 1576 (Códice Aubin). Historia de la Nación Mexicana. Reproducción a todo
color del Códice 1576 (Códice Aubin). Trae introducción, notas, índices, versión
paleográfica y traducción directa del náhuatl por el editor. El impropio nombre
de Códice de 1576 proviene de que la copia de Berlín lleva esa fecha.
Véase: J. M. A. Aubin: Memoire sur la peinture didactique et l​escriture des
anciens mexicains (París, 1851); Eulalia Guzmán: “El manuscrito original del
Códice de 1576”, en Tlalocan. A Journal of Source Materials on the Native
Cultures of Mexico (1949); Miguel León-Portilla y Salvador Mateos Higuera:
Catálogo de los códices indígenas del México antiguo (1957); Paul Radin: The
Sources and Authenticity of the History of the Ancient Mexicans (Berkeley,

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1920).

Una lámina del Códice Aubin


Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
AUDIENCIA VIRREINAL
Tribunal colegiado compuesto, por regla general, por un presidente y cuatro
oidores. Según cédula del emperador Carlos V expedida el 13 de diciembre de
1527, los gobernadores de Nueva España fueron sustituidos por las Audiencias
Reales, primero en México y luego en Guadalajara (1548). Sus funciones no
eran sólo jurídicas, sino también administrativas y gubernamentales. A menudo
servían de tribunal de apelación, inferior en autoridad sólo al Consejo de Indias.
Hubo algunas audiencias subordinadas, llamadas pretoriales, para las provincias.
De ellas podía apelarse a la de México, primero en pleitos por más de 300 pesos
y luego por más de 500. En la época de su mayor florecimiento, la Audiencia de
México tuvo un regente y diez oidores: dos salas para los asuntos civiles y una
para los criminales. Asumía funciones de gobierno cuando un virrey moría o se
ausentaba por traslación, destitución u otra causa. Así gobernó en 1564-1566
(por muerte de Velasco), 1612, 1621, 1624, 1649-1650 (por muerte de Torres
Rueda) y 1741-1742 (por muerte del duque de la Conquista). La jurisdicción de
la Audiencia de México se extendió en ocasiones hasta Yucatán, Tabasco,
Chiapas y Guatemala. Tal ocurrió desde su fundación hasta 1543, fecha en que
se creó la Audiencia de los Confines, con sede primero en Panamá y luego en
Guatemala, y cuyo poder abarcó temporalmente Yucatán (hasta 1548) y Tabasco
(hasta 1550). La Audiencia de Guadalajara radicó primero en Compostela (hasta
1560) y hacia el norte abarcó hasta la Baja California. Subordinada al virrey, la

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Audiencia actuaba como cuerpo consultivo y poseía facultades de supremo
poder judicial. V. IMPERIO ESPAÑOL.
AUDIFRED, ANDRÉS
Nació y murió en la ciudad de México (1895-1958). Estudió dibujo y pintura en
la antigua Academia de San Carlos y en las escuelas al Aire Libre de
Churubusco y Coyoacán. Como dibujante y caricaturista fue ayudante de Carlos
Alcalde en El Imparcial y ahí mismo, jefe del departamento de dibujo; trabajó
en El Universal, en los vespertinos El Universal Gráfico y El Globo, y en la
revista Zig-Zag. Creó varias tiras cómicas, entre ellas Aventuras del señor
Pestaña.
Véase:Rafael Carrasco Puente: La caricatura en México (1953).
AUDIRAC GÁLVEZ, LUIS
Nació en Teziutlán, Pue., el 29 de julio de 1898; murió en la ciudad de México
el 11 de febrero de 1981. En 1914 se incorporó a la 3a. División de Oriente, con
el grado de subteniente; de 1916 a 1920 trabajó en varios periódicos de Saltillo,
Torreón y Monterrey, y fue ayudante del general Lucio Blanco en San Antonio
(Texas); de 1921 a 1931 fue profesor de primaria y director de El Regional de
Teziutlán; de 1929 a 1969 prestó sus servicios a la Secretaría de Educación
Pública como profesor y editor de múltiples publicaciones; y de 1959 a 1963 fue
diputado a la XLI Legislatura del estado de Puebla. Es autor de: El fiel recuerdo
(1945), La leyenda del Chignautla (1946), Me dijo el viento (1949), Programa
de cultura popular (1958), Teziutlán, apuntes geográficos e históricos (1959), 4
grandes de la Sierra Norte de Puebla (1961), Teziutlán, estudio para su
desarrollo industrial y comercial (1963), Se hizo de noche (1964), Teziutlán
hace cien años (1966) y Antología poética de Teziutlán (1966). Una calle de
Teziutlán y una escuela de la capital de la República llevan su nombre.
AURA, ALEJANDRO
Nació en la ciudad de México en 1944. Discípulo de Juan José Arreola en su
primera etapa, ha destacado como actor, director y autor teatral, y como poeta.
Ha dirigido sus obras de teatro Las visitas (1979) y Salón calavera (1982), y de
otros autores: la pastorela anónima Luzbel (1979), María la voz de Juan de la
Cabada, Cómo han de ser los amigos de Tirso de Molina, El tabarro de Puccini
(1983) y la puesta en escena de la ópera La Güera de Carlos Jiménez Mabarak
(1983). Sus primeros poemas, Cinco veces la flor, aparecieron en 1967 en la
antología Poesía joven de México. Más tarde publicó Alianza para vivir (1969),
Varios desnudos y dos docenas de naturalezas muertas y Volver a casa (1971),
Tambor interno (1974) y Hemisferio sur (1982). Parte de su obra ha sido
incluida en las antologías El cuento erótico mexicano (1975), Poesía erótica
mexicana, 1889-1980 y República de poetas (1985). En los poemas de Aura
destacan el gozo de vivir con sencillez y discreción, y el amor a lo

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verdaderamente humano. Recibió el Premio Latinoamericano de Cuento (1972)
y el Premio Nacional de Poesía (1973).
AURA CABEZA AMARILLA
Cathartes burrovianus. Ave rapaz, pequeña, de plumaje negro con brillos
metálicos y cabeza amarilla con zonas verdosas. Se le ve en campos abiertos o
talados del sureste de México.
AURA CABEZA ROJA
Cathartes aura, familia Cathartidae, orden Falconiformes. Ave rapaz diurna de
plumaje negruzco, alas blanquecinas en el revés, cabeza desnuda roja, altas patas
rosadas y pico marfil. Mide 62 cm. Es majestuosa al volar, pues lo hace en
extensos círculos sin aletear, siempre planeando. Captura presas chicas o devora
animales muertos. Se le halla en todo el continente. También se le conoce como
patatuco, zope solitario y zope cabeza roja.
AUSTIN, STEPHEN FULLER
Nació en 1793; murió en 1836. Colonizador de Texas. Se estableció en San
Antonio Béjar, y en 1824 fue nombrado juez por las autoridades de Monterrey,
con permiso para colonizar el territorio. Por aconsejar la creación de un gobierno
independiente en Texas, el presidente Gómez Farías ordenó su detención en
Saltillo, Coah., y su encarcelamiento en México. Al ser liberado en 1835,
auspició una revolución, ayudando a conseguir dinero, gente y apoyo político
para la independencia de Texas. A pesar de ello, fue derrotado por Sam Houston
en la campaña presidencial en ese estado.
AUSTRALIA, COAH
Parte de la sierra de La Paila, en el municipio de Parras. Sitio desértico donde
Francisco I. Madero, en retiro de meditación de 40 días, maduró su
determinación en cuanto al destino de México bajo la prolongada dictadura de
Porfirio Díaz, y decidió acaudillar la Revolución Mexicana. En la parte más alta
de la serranía se encuentra la Tinaja de la Virgen, depósito de agua al que sólo se
llega por el cañón de los Indios y que fue el refugio final de los últimos irritilas y
tobosos que habitaron en las márgenes de la laguna de Mayrán.
AUTLÁN, DIÓCESIS DE
(Rivoriensis.) Sufragánea de la arquidiócesis de Guadalajara. Se erigió por la
bula Christi Fidelium Utilitati del papa Juan XXIII del 28 de enero de 1961,
ejecutada por el delegado apostólico Luis Raimondi el 27 de mayo siguiente. Su
titular es la Virgen del Rosario; su sede, Autlán; su territorio, 13 400 km2 del
estado de Jalisco, que comprenden 18 municipios; y su población, 347 mil
habitantes, de los cuales 338 300 son católicos. En 1986 tenía 32 parroquias y 14
vicarías fijas; 90 sacerdotes diocesanos y cinco residentes; 166 religiosas, 17
institutos educativos y tres de beneficencia. Obispos: 1. Miguel González Ibarra
(1961-1967); 2. Evaristo Pérez Alcocer (1967-1969); 3. José Maclovio Vázquez

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Silos (1969-).
La diócesis de Autlán limita al norte con la de Tepic y con la arquidiócesis
de Guadalajara, al sur con la diócesis de Colima, al este con la de Ciudad
Guzmán, y al oeste con el océano Pacífico. Las regiones que comprende
corresponden en general a las cuencas de las carreteras Guadalajara-Cihuatlán, a
partir de Tecolotlán; y Barra de Navidad-Puerto Vallarta, a lo largo de casi todo
el litoral de Jalisco. La porción oriental de este territorio forma parte del
Altiplano; y la occidental, de la costa. Entre una y otra corre de sureste a
noroeste la línea de cumbres de la Sierra Madre. Por aquélla discurre el río
Armería, embalsado en la presa de Tacotán, que riega los valles de Autlán y El
Grullo; y del parteaguas de la cordillera al mar, drenan la costa los ríos de
Marabasco, Cuitzamala, Purificación, San Nicolás y Tomatlán. Una derivación
del primero beneficia las plantaciones del valle de Cihuatlán; y la presa de Cajón
de Peña, sobre el cauce del último, ha puesto bajo riego una superficie de 35 mil
hectáreas. En Tecomates se halla instalado un ingenio de azúcar. En varios
puntos del litoral ​Barra de Navidad, Melaque, La Manzanilla, Tenacatita,
Careyes y Chamela​ se han construido albergues turísticos y se han planificado
nuevas ciudades. Todas estas obras públicas e inversiones privadas son resultado
de la actividad que desarrolló la Comisión de Planeación de la Costa de Jalisco
en el periodo de 1953 a 1959. En los trabajos de este organismo participaron
varios eclesiásticos, especialmente los curas de El Tuito, Tomatlán, Lo Arado y
Cuauhtitlán. El primero de ellos, Paulino Baltazar Fregoso, asumió la
responsabilidad de construir un camino de mano de obra hacia Tomatlán, por lo
cual recibió, del Congreso del Estado, la insignia Ramón Corona al mérito civil.
La catedral. La primera sede del obispo fue la parroquia local, que a su vez
había sido la iglesia del convento franciscano, la cual estaba ya muy modificada.
Allí se conserva una imagen de la Virgen del Rosario, patrona de la parroquia y
del obispado. Fue llevada a Autlán en 1614 y desde entonces ha sido retocada
varias veces. El templo del Sagrado Corazón de Jesús comenzó a funcionar
como catedral a los seis meses de erigirse la diócesis, pero aún no se ha
consagrado. Este edificio empezó a construirse el 9 de junio de 1893, en un
terreno de 4 500 m2 donados por el señor Porfirio Michel en la entonces calle de
la Concordia, ahora Hidalgo. En 1904 se suspendieron las obras; se reanudaron
en 1945, se elevaron los muros hasta el cornisamiento; y en 1948 volvieron a
quedar paralizadas. El predio sufrió varias invasiones; la que perdura, en el
ángulo suroeste, cubre la mitad del frente del templo. Éste, de planta de cruz
latina, tiene una longitud de 70 m, una anchura máxima de 42, en el crucero, y
una altura de 22 hasta las claves de los arcos de la nave. La cúpula, aún en
construcción, medirá 35 m hasta el arranque de la linternilla, la cual tendrá otros

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17. Los muros son de piedra de Castilla, acomodada en forma de espiga de trigo;
y las bóvedas, de ladrillo junteado de blanco, con aristas de cantera rosa de
Yahualica. En los entrejes van adosadas dobles pilastras con capiteles corintios,
las cuales soportan una cornisa. Todos los materiales están aparentes, sin
enjarrar. La portada presenta tres accesos con arcos de medio punto, cuyas
puertas son de madera de parota con chapetones de hierro. Las torres, cuando se
terminen, tendrán una altura de 46 m. Preside el altar mayor una escultura del
Sagrado Corazón de Jesús, de media talla; y el crucero este, un cuadro de la
Virgen de Guadalupe pintado al óleo. Hay en la nave dos confesionarios. Las
bancas para los fieles son de cedro rojo. A un lado del presbiterio está la
sacristía, decorada con dos pinturas: una Madona delle grazie y un
Descendimiento, obra ésta y donación de Atanasio Monroy, artista oriundo de
Ejutla. El mobiliario ​una cómoda, una mesa de centro y 10 sillones​ es de madera
de parota y habilla. La capilla del Santísimo está inscrita en el ángulo derecho
del crucero; está hecha de mármol travertino y se encuentran allí un Cristo de
factura colonial y la cripta del obispo López Alcocer, que muestra a los cuatro
evangelistas en un relieve de bronce. Otra capilla está dedicada a Nuestro Señor
de las Angustias, cuya imagen, del siglo XIX, fue llevada del colegio de Ejutla;
lo flanquean San Judas Tadeo y San Martín de Porres, en esculturas de media
talla.
AUTLÁN DE NAVARRO, JAL
(Del náhuatl atl, agua, ohtli, camino, y tlan, locativo abundancial: “lugar donde
hay muchos canales” o acaso arroyos.) Ciudad cabecera del municipio de
Autlán, situada a 19° 46​ 13” de latitud norte, 104° 22​ 04” de longitud oeste, y
688 m de altura sobre el nivel del mar. Los datos históricos y arqueológicos
indican que en el siglo XVI, a tiempo de la conquista española, la población del
área era casi tan densa como en la actualidad, pues había en el valle 21
asentamientos humanos, cuyo centro comercial y ceremonial era Autlán. La vida
de estos pueblos sedentarios se basaba en la agricultura, a menudo de riego.
Había mercados. Los vestidos estaban hechos de fibras de algodón o de maguey.
La cerámica y presumiblemente otras artes estaban bien desarrolladas. La lengua
era el otomí, con algún enclave nahua que se fue acentuando durante la
dominación española (véase: Isabel Kelly: The Archaeology of the Autlán-
Tuxcacuesco Area, Berkeley y Los Ángeles, 1945). Tras la derrota del señor de
Colima por la hueste unida de Alonso de Ávalos y Gonzalo de Sandoval (1522),
pudo Francisco Cortés de San Buenaventura entrar al valle de Autlán, en 1524.
Éste dio esos pueblos en encomienda a Hernando Ruiz de la Peña. La
evangelización la emprendió fray Antonio de la Concepción. Autlán formó parte
de la Provincia de Ávalos hasta 1541, cuando fue anexada al reino de la Nueva
Galicia. En 1545 se fundó el convento franciscano de San Salvador, el cual se

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entregó al clero diocesano en 1799. Las pestes que ocurrieron en el siglo XVI,
los trabajos inhumanos a que sujetaron los encomenderos a los aborígenes y la
persecución que se hizo a quienes se alzaron, casi dejaron inhabitado ese
territorio. Los supervivientes olvidaron su lengua, sus tradiciones y su cultura.
Situado Autlán en el valle que forma el río Ayuquila, antecedente del Armería,
sus terrenos fueron propicios para la plantación de frutales. Su nombre colonial
de Autlán de la Grana se debió a la abundancia de la cochinilla que se criaba en
las pencas del nopal y de cuya maceración procede el colorante rojo púrpura
utilizado para teñir las telas. El actual de Autlán de Navarro le fue impuesto por
decreto del Congreso local del 19 de julio de 1939, en memoria del maestro y
general Paulino Navarro, originario de ese municipio, quien murió en combate
contra los delahuertistas en el Puentecito de Huejotitlán, el 23 de diciembre de
1923. La reciente prosperidad de la zona se debe a los trabajos que desarrolló la
Comisión de Planeación de la Costa de Jalisco en el periodo de 1953 a 1959.
Aunque fuera de esa región, pero muy próxima a ella, Autlán ha sido desde
tiempo inmemorial el paso obligado hacia el litoral jalisciense del Pacífico. Su
importancia creció al construirse la carretera que comunicó la ciudad con Barra
de Navidad, Cihuatlán y Manzanillo; y su actividad propia la reanimaron la
presa de Tacotlán y el sistema de riego del valle, la introducción de la energía
eléctrica y el teléfono, y la explotación de los yacimientos de manganeso del
cerro de San Francisco, en auge hasta 1964. Además, en esa época se mejoraron
los servicios municipales y se establecieron nuevas empresas financieras,
mineras, de transporte y agroindustriales. En la actualidad, las principales
actividades son la agricultura de productos de exportación y el intercambio
comercial entre el altiplano y los valles y centros trasmontanos de turismo. En
1908 su población ascendía a 25 mil habitantes. Han sido autlenses distinguidos:
Daniel Benítez, gobernador del estado en 1927; Salvador M. Lima (1884-1954),
educador; Efraín González Luna (1898-1964), candidato a la Presidencia de la
República por el Partido de Acción Nacional en 1952; Antonio Alatorre (1922),
filólogo; Rubén Villaseñor Bordes (1914), médico e historiador; Felipe Uribe
Adame (1893-1963), escritor costumbrista; Enrique C. Villaseñor (1880-1925),
combativo periodista liberal; los pintores Atanasio Monroy y José Ibáñez (1898-
1970); los músicos Hermilo Hernández (1931), Aurea Corona, Rafael Adame
(1904), Clemente Amaya (1921), Nicolás Sánchez Gómez (1958) y José Santos
Arreola; Roberto, Joselito e Ismael Rodríguez, directores y productores de cine;
Alfonso Corona Blake, director de cine; Isabela Corona, actriz; Isidro Michel
(1870), primer jefe revolucionario del sur de Jalisco; Casimiro Castillo (1885-
1925), fundador del Sindicato de Agricultores Pobres de Autlán en 1921; y
Nicolás Corona, Obispo de Papantla en 1923.
AUTO DE FE

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Expresión que designa las sesiones solemnes, públicas o privadas, de la
Inquisición contra los herejes, cismáticos e infieles, durante las cuales se
proclamaban y ejecutaban las sentencias de aquel tribunal. Las sesiones podían
terminar con la muerte, con penitencias varias o con abjuraciones y
absoluciones. Los autos solían celebrarse en plazas públicas, iglesias y cárceles,
y en el recinto de la propia Inquisición. El primero en España ocurrió en 1480 y
el último en 1834; y en Portugal, en 1531 y 1739, respectivamente. En los
dominios españoles hubo aproximadamente dos mil autos de fe. En la Nueva
España, a su vez, el más temprano se celebró en 1528, aunque sin las
solemnidades acostumbradas, que sí se efectuaron en 1574 en la plaza del
Marqués de la ciudad de México con magnificencia y suntuosidad. Para
presenciar las ceremonias, se levantaban tribunas para el virrey, la Audiencia,
cabildos, autoridades universitarias, familias distinguidas y público en general.
Entre 1575 y 1593 se celebraron siete autos de fe; pero a partir de entonces hubo
uno en promedio cada año, hasta 1804 en que se efectuó el último, contra el
sacerdote Juan de Olavarrieta. El más solemne de que se tiene memoria se
escenificó el domingo 8 de enero de 1596, en la Plaza de Armas, contra Luis
Carbajal y siete personas más. Otros autos notables se realizaron en 1601 y 1649
en El Volador; en 1650, en la Plaza de Santo Domingo; y el 1° de febrero de
1723, durante el cual se quemó el esqueleto del caudillo Nayarit en la plaza de
San Diego de la propia capital del virreinato.
AUTOMOTRIZ, INDUSTRIA.
La industria automotriz está muy vinculada con otras ramas de la economía,
principalmente con las de productos de hule, vidrio plano y textiles, de equipos y
aparatos eléctricos, de metales no ferrosos, extracción y beneficios de carbón,
grafito y mineral de hierro, productos químicos, maquinaria y aparatos
eléctricos. La industria automotriz es generadora de ingresos y empleos
indirectos, pues propicia el establecimiento de talleres mecánicos, eléctricos, de
hojalatería y lubricación, gasolinerías y vulcanizadoras.
En México está integrada por dos ramas principales: la terminal, dedicada a
fabricar y ensamblar automóviles, autobuses integrales, camiones,
tractocamiones y tractores agrícolas; y la de autopartes, que produce
componentes utilizados en el montaje de vehículos, refacciones para el mercado
de repuestos y remolques y carrocerías. Para 1990 la productividad de la
industria a nivel mundial fue, en la zona asiática, de 25.6 horas por automóvil,
en tanto que México consumía 31.1 y Brasil 39.5 horas por cada vehículo. En
1993 la productividad media en México fue de 45.7 horas por automóvil,
después de la región oriental que registró 33.5 horas.
Industria terminal. Las empresas de este subsector operan en uno o más de
los siguientes mercados: automóviles, camiones, tractocamiones, autobuses

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integrales y tractores agrícolas. En 1988 se ensamblaron 445 807 unidades; en
1990 la industria participó con el 2.3% del Producto Interno Bruto, y con el 9%
del producto bruto del sector manufacturero. Su potencial instalado de
producción era en esta última fecha de un millón de unidades completas y de 2.1
millones de motores por año. La industria daba empleo directo a 60 mil
trabajadores en la industria terminal. En 1991 se produjeron 989 373 unidades,
con lo que México ocupó el décimo lugar en la escala mundial de producción y,
a nivel latinoamericano, superó a Brasil que en ese mismo año armó casi 900 mil
unidades. En 1992 se produjeron 1 millón de automóviles y se invirtieron 5 000
millones de pesos en la rama. De 1988 a 1992 la tasa de crecimiento de la
producción ha sido del 20% anual.
Camiones, tractocamiones y autobuses. En 1980 existían nueve empresas:
cinco de ellas producían camiones pesados; cinco, tractocamiones; y tres,
autobuses integrales. En la producción de camiones dos empresas aportaron el
67.8% de la producción; en la de tractocamiones, dos participaron con el 68.9%;
y solamente dos aportaron el 100% de los autobuses. Dina produjo los tres tipos
de unidades. La producción de camiones medianos y pesados creció un 9.1%
anual en promedio entre 1970 y 1980; y la de unidades pesadas, 11.4%, pero su
participación pasó del 81% en 1970 al 99.4% en 1979 y al 100% en 1980. La
producción de tractocamiones, en el mismo lapso, creció 20.2% en promedio
anual; y la de autobuses integrales, 6%. Hasta 1981 la producción continuó en
ascenso, pero en 1982 hubo una caída pronunciada debida a huelgas, carencia de
autopartes y cortes de energía eléctrica. Por ello, el 15 de septiembre de 1983, el
gobierno expidió el Decreto de Racionalización de la Industria Automotriz, que
permitió que en 1984 la producción de camiones registrara un incremento
considerable. De 1970 a 1980 la demanda de camiones pesados creció 9% en
promedio anual; y la de tractocamiones, 19.8%. La industria fue insuficiente
para atender al mercado interno a partir de 1978, y hubo que importar el 33% del
consumo en 1978 y el 18% en 1979. La demanda de autobuses integrales
aumentó 3.8% en promedio anual entre 1970 y 1980; se aceleró en 1978 y 1979,
pero decayó 30% en 1980 con relación a 1979, debido principalmente a que las
autoridades no concedieran aumento en los pasajes. Las ventas de camiones
bajaron de 216 mil unidades en 1981 a 80 mil en 1983; las de tractocamiones, de
ocho mil en aquel año a 451 en éste; y las de autobuses integrales, de 6 900 a
275.
Las empresas que participaban en 1993 en la industria terminal de vehículos
medianos, pesados, tractocamiones y autobuses eran Dina (privatizada por el
gobierno federal), Kenworth, Mercedes-Benz, Mexicana de Autobuses, Trailers
de Monterrey y Víctor Patrón; estas empresas contaban en conjunto con doce

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plantas para el ensamble de vehículos, motores y fabricación de autopartes.
Automóviles y camiones ligeros. De 1970 a 1980, la producción de estos
bienes creció a un ritmo promedio anual de 9.9%, al pasar de 170 mil unidades
en aquel año a 438 mil en éste. En 1993 cinco compañías extranjeras acaparaban
el mercado mexicano: Volkswagen, General Motors, Nissan, Ford y Chrysler,
que totalizaban 31 plantas ensambladoras de vehículos y de motores instaladas
en todo el país. En el terreno interno, en 1989 se vendieron 445 863 unidades
nuevas, con un aumento en relación con 1988 anterior del 30%.
Uno de los factores que más influyeron en el incremento de las ventas de
automóviles fue que, a partir del 20 de noviembre de 1989, las autoridades del
Departamento del Distrito Federal y del gobierno del Estado de México pusieron
en operación el Programa de Prevención y Control de la Contaminación
Ambiental en el Valle de México. En virtud de esta disposición, los vehículos
automotores están obligados a dejar de circular un día a la semana, para reducir
la emisión de contaminantes a la atmósfera de la capital de la república. El
efecto de este programa fue que, sobre todo los sectores sociales con mayor
potencial adquisitivo o acceso a los mecanismos crediticios, adquirieron
vehículos adicionales para cubrir sus necesidades de transportación en los días
de circulación restringida, con el consecuente impacto ascendente en las ventas
de la industria y en el aumento del parque vehicular del área metropolitana del
D. F.
En lo que se refiere al comercio externo, en 1984 se exportaron 336 000
unidades, cifra récord en la historia de la industria. En 1989 se vendieron al
extranjero 195 990 unidades, en 1990 se exportaron 276 859 automóviles y en
1992 se alcanzó una cifra cercana a los 300 mil vehículos.
Autopartes. Durante muchos años sólo se produjeron en México radiadores,
amortiguadores, baterías, bujías, llantas y pistones. El Decreto de Integración de
la Industria Automotriz de agosto de 1962 sentó las bases para el desarrollo de la
industria auxiliar. En 1980 esta rama estaba integrada por unos mil fabricantes
de equipo original, repuestos y refacciones. Entre muchas otras piezas, se hacían
cajas de velocidades mecánicas, ejes traseros, motores, cristales, asientos y
vestiduras, rines y partes eléctricas y para frenos.
De 1970 a 1979 las exportaciones de autopartes se incrementaron el 31.8%
en promedio anual, y alcanzaron el último año $5 505 millones. Se vendieron
principalmente motores y sus piezas, cajas de velocidades, ejes con diferencial,
muelles, acumuladores y piezas para chasis.
El Decreto del 13 de septiembre de 1983 le fijó a la industria automotriz los
siguientes objetivos principales: adecuar la producción a las necesidades del país
y alcanzar el equilibrio de su balanza de pagos; aumentar la producción de

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unidades de transporte colectivo y de mercancías; y sustituir los vehículos
importados que circulan en la franja fronteriza y zonas libres del norte del país,
por bienes fabricados nacionalmente. Para lograr lo anterior, la Secretaría de
Comercio y Fomento Industrial determinará cada año para cada empresa un
presupuesto de divisas equilibrado. Durante 1984, 1985 y 1986 se exceptuó de
lo anterior a las fabricantes de camiones con motores diesel, tractocamiones y
autobuses integrales, quienes compensaron sus importaciones y pagos al exterior
en la proporción que estableció la propia Secretaría. La industria terminal quedó
obligada a generar, por lo menos, el 50% de las divisas netas necesarias para
cubrir su presupuesto, con la exportación de componentes fabricados por la
industria auxiliar. El resto se cubriría con la venta al exterior de vehículos (30%)
y de partes producidas por empresas filiales de la industria terminal (20%). Se
dispuso, además, racionalizar el número de líneas y modelos, estandarizar
algunos componentes y obtener, en general, los beneficios que ofrecen las
tecnologías a escala. Para 1984 se autorizaron únicamente tres líneas de
automóviles y siete modelos. En los siguientes dos años podrían producirse
hasta dos líneas de automóviles, con cinco modelos como máximo; y en 1987,
sólo una en cinco versiones, aunque quedó abierta la posibilidad de que se
autoricen otras si las empresas interesadas exportan más del 50% de los
automóviles que produzcan, o si obtienen su equivalente en divisas por la
exportación de componentes. El decreto estableció los grados mínimos de
integración con componentes de fabricación nacional, según se indica en el
cuadro:

1987 en
1984 1985 1986
adelante
Porcentajes
Automóviles
Camiones comerciales y ligeros 65 70 70 70
Camiones medianos y pesados 65 70 75 80
Tractocamiones 70 90 90 90
Autobuses integrales 70 90 90 90
Autopartes 50 50 55 60
Uno de los propósitos del decreto es racionalizar el consumo de combustible
y disminuir la contaminación ambiental. Por ello establece que los automóviles
y camiones comerciales destinados al mercado nacional no usarán motores de
gasolina de ocho cilindros, los primeros desde 1984 y los segundos a partir de
1985. Sólo empresas mayoritariamente mexicanas fabricarán motores diesel para
camiones, tractocamiones y autobuses integrales.
Bibliografía: Banco Nacional de Comercio Exterior, S.A.: “La industria
automovilística: un repaso general” (XXXIII-3, marzo de 1983) y “Una industria

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en busca de soluciones: la automovilística” (XXXIII-11, noviembre de 1983) en
Comercio Exterior; Secretaría de Programación y Presupuesto: Escenarios
Económicos de México.

PRODUCCIÓN DE AUTOMÓVILES POR CATEGORÍA 1989-1996


(Unidades)
Periodo Total Subcompactos Compactos De lujo Deportivos
1989 273 738 127 593 122 532 17 307 6 306

1990 345 551 192 989 129 927 16 093 6 542


1991 378 558 199 032 153 425 19 839 6 262
1992 429 069 208 044 186 472 27 431 7 122
1993 389 503 199 878 148 929 17 671 23 025
1994 352 975 189 207 136 401 12 547 14 820

1995 102 573 50 618 45 186 3 600 3 169


1996 p 163 651 77 926 78 389 3 551 3 785
Nota: Se presenta la serie a partir de 1989, debido a que en ese año la fuente adoptó una
nueva clasificación para registrar la producción automotriz.
Fuente: AMIA, A.C. Boletín Mensual (varios años).

PRODUCCIÓN DE CAMIONES, AUTOBUSES INTEGRALES, TRACTOCAMIONES,


TRACTORES AGRÍCOLAS, CAMIONES PESADO Y CHASIS PARA PASAJE 1989-1996
(Unidades)
Autobuses Tractocamiones Tractores Camiones Chasis para
Periodo Total Camiones a
integrales agrícolas pesados pasaje
1989 181 689 160 025 680 3 498 9 614 6 302 1 570

1990 206 070 179 582 1 521 3 853 9 603 9 560 1 951
1991 253 634 216 875 2 168 8 681 8 309 13 032 4 569
1992 270 239 225 681 2 089 7 052 9 532 19 778 6 107
1993 203 327 167 086 3 239 5 796 4 841 15 505 6 860
1994 203 027 164 784 1 015 7 095 8 104 14 101 7 928

1995 56 561 48 780 315 844 2 618 3 354 650


1996 p 87 313 74 882 636 1 955 2 414 5 897 1 529
Nota: Se presenta la serie a partir de 1989, debido a que en ese año la fuente adoptó una
nueva clasificación para registrar la producción automotriz.
a Incluye segmento Construcción/Otros

Fuente: ANPACT, A. C. Boletín Mensual (varios años)


AMIA, A. C. Boletín Mensual (varios años).
Cuadro 4

EXPORTACIONES DE LA INDUSTRIA DE
AUTOPARTES
(miles de dólares)
1990 1991 1992
Motores para automóviles 1 478 359 1 186 1 207 913
Muelles y sus hojas para automóviles 46 209 56 444 59 228
Partes sueltas para automóviles 377 523 455 053 470 373

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Partes o piezas para motores 81 960 105 024 158 598
Otros 137 120 123 563 181 063
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Estadísticas del
Comercio Exterior de México, (varios años).

Obreros calificados en una planta automovilística


AEM
AUTOS DRAMÁTICOS
A raíz de la Conquista y con el fin de enseñar a los indios la doctrina cristiana,
se implantó la costumbre de presentar, en los patios de iglesias y conventos,
pequeños dramas de materia evangélica o dogmática en lenguas indígenas,
llamados autos. El primero fue el Auto del Juicio Final, que se representó en
1533 en Santiago Tlatelolco. El sacrificio de Abraham debía enseñar el repudio
de los sacrificios humanos. Tal parece que la pieza más importante fue La
conquista de Jerusalén, que exponía el triunfo del catolicismo. Las historias
bíblicas se ponían en escena en las lenguas nativas. En esto los misioneros
seguían la tradición local, pues las representaciones dramáticas eran usuales en
las fiestas religiosas indígenas. Los mismos indios representaban los papeles,
sólo que los de mujer eran actuados por muchachos. Los tlaxcaltecas preferían
las representaciones en honor de San Juan Bautista (Anunciación de la
Natividad, Natividad de San Juan Bautista). Toda festividad civil y religiosa se
acompañaba con autos dramáticos alusivos. El ofrecimiento de los Reyes Magos
era particularmente gustado, pues se refería a los gentiles. Fray Juan de
Torquemada escribió algunos autos llamados neixcuitilli (dechado, ejemplo) que
se representaban los domingos después del sermón. Francisco del Paso y
Troncoso publicó varios de ellos con su traducción al castellano. V.

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LITERATURA.
AUTOSACRIFICIO
Actividad religiosa universal que tiene la finalidad de propiciar, expiar, purificar
o exorcizar; consiste en el castigo del propio cuerpo, al cual se le ve como parte
impura que hay que lastimar en honor de seres sobrenaturales.
En el México prehispánico aparece desde el Preclásico y se mantiene hasta
la conquista española, cambiándose entonces sus figuras. Todas las culturas
mesoamericanas lo practicaron, en diferentes oportunidades e intensidades; el
ayuno, la abstinencia sexual y las mutilaciones corporales eran las formas más
comunes, aunque también ejercitaban el silencio forzado y la autodeterminación
del sacrificio gladiatorio; los instrumentos que se empleaban eran punzones de
hueso y de diferentes piedras, de oro y cobre, obsidiana, sierras de pez espada,
espinas y cuchillos. Los sacerdotes eran los más obligados a esta actividad, pero
también los penitentes que se confesaban y el resto de la gente, en contadas
ocasiones. La sangre que escurría se recogía en pequeños cajetes y con ella se
embarraban imágenes de deidades.
El autosacrificio pocas veces era efectuado por las mujeres, y en algunas
ceremonias fue obligación de todos los hombres. Se mortificaban orejas,
mejillas, lengua, pene, nariz, labio inferior, piernas, muslos, brazos, frente y
codos. Por lo regular sólo se pinchaban para obtener sangre, pero los sacerdotes
solían pasar cordeles gruesos y ramas por las heridas. Oviedo confundió en la
zona maya los efectos del autosacrificio del pene con la circuncisión.
Durante la Colonia, el catolicismo usaba de la flagelación, el ayuno, la
abstinencia sexual, la permanencia en posturas difíciles (estar hincados por
días), la carga de pesadas cruces, la marcha sobre las rodillas; la imposición de
coronas, cinturones, collares y brazaletes de espinas o puntas de hierro
entrelazadas; el silencio forzado y la eliminación de satisfacciones personales.
Los frailes y sacerdotes abusaban de los primeros y eran frecuentes por eso las
alucinaciones y los estados de hipnosis, que se creían revelaciones divinas. En la
actualidad, el autosacrificio se mantiene sólo en las culturas indígenas y en los
grupos religiosos fanáticos. El pueblo en general conserva las promesas o las
mandas dolorosas, tales como el largo camino de rodillas, no comer carne en
cuaresma (vigilia) o danzar por días en las fiestas religiosas de la Basílica de
Guadalupe, Chalma, San Juan de los Lagos, Juquila y Petatlán. La
representación de la Pasión de Cristo en Xochimilco, Milpa Alta e Iztapalapa
tiene sólo algunos lustros y normalmente resulta cruenta. Este tipo de
representaciones populares ha proliferado y es común verlas ahora en varias
poblaciones ​sobre todo del centro del país​ durante la Semana Santa. En esos días
se acostumbran otros ritos autosacrificiales, como las procesiones del silencio o
de los disciplinados y la de las viudas en Tepecuacuilco, Gro., y la célebre de los

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encapuchados en Tasco, Gro. V. AYUNOS.
AUVINET GUICHARD, GABRIEL
Nació en Cholet, Francia, el 7 de junio de 1942. Es ingeniero civil por la École
des Travaux Publics (1964) y diplomado del Centre des Hautes Études de la
Construction (1966), ambas instituciones en París, y maestro en mecánica de
suelos por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM, 1969). Es investigador titular del Departamento de Geotécnica
en el Instituto de Ingeniería de la UNAM y ha sido subdirector del propio
instituto; también ha participado como asesor de la Comisión Federal de
Electricidad. Ha escrito varios artículos sobre su especialidad, publicados en la
Memoria de la sesión especial número 8 del VII Congreso Internacional de
Mecánica de Suelos e Ingeniería de Cimentación (1969), en la Memoria del VIII
Congreso (URSS, 1973) y en otras publicaciones. Es autor de textos para
estudiantes: Probabilidad y estadística (1975), Procesos estocásticos y Procesos
estocásticos. Soluciones de ejercicios (1978).
AUZA, MIGUEL
Nació en Sombrerete (Zacatecas) en 1822; murió en la ciudad de México en
1892. Se tituló de abogado en la capital de la República en 1856. Fue diputado a
la Legislatura de su estado y más tarde al Congreso Constituyente (1856-1857).
En 1858, al estallar la Guerra de Tres Años, asumió el mando de las fuerzas
liberales en Nuevo León y Coahuila; derrotó al jefe conservador Silverio
Ramírez en el combate de Peñuelas; sustituyó al general González Ortega en el
gobierno de Zacatecas (7 de julio). Luchó contra los franceses; en 1863 tuvo a su
cargo la defensa del punto fortificado de Santa Inés, en la ciudad de Puebla;
quedó herido, fue ascendido a general y cayó prisionero, pero logró evadirse; se
le calificó de “valiente entre los valientes”. Al triunfo de la República, fue
magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Los estados de Querétaro y México
lo declararon ciudadano honorario. En 1908 la ciudad de Zacatecas erigió un
monumento a su memoria.
ÁVALOS, ALONSO DE
Su apellido es propiamente Díaz de Ávalos. Nació en Medellín, España, a fines
del siglo XV. Primo de Cortés, recibió de éste el encargo de conquistar algunos
cacicazgos chimalhuacanos, los cuales sometió y gobernó pacíficamente. Con
ellos formó una vasta provincia, a la que puso su propio nombre y cuya cabecera
estuvo en Sayula, antigua capital del señorío de Tzaullan.
La provincia de Ávalos, al sur de la Nueva Galicia, comprendía las alcaldías
mayores de Zapotlán, Amula, Sayula y Autlán, y la subalterna de Etzatlán. Los
pueblos de Cuzalán (San Juan Cozalá), Xocotepec, San Cristóbal y San Luis,
todos al oeste del lago de Chapala, estaban en la jurisdicción de Sayula y
dependían en lo espiritual de la guardianía de San Andrés Ajijic, de la misma

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alcaldía mayor. Sayula tenía entonces cinco mil habitantes, de los cuales la
mitad eran indígenas. Otros pueblos de la provincia, aparte los mencionados,
cuya población se indica entre paréntesis, eran los siguientes: Usmajac (4 500);
Techaluta (600); Zapotitlán, Mazatlán, Teutlán, Tetapan, Copala, Tuzcacuesco,
Xiquilpan, San Gabriel, San Juan Toltzin (1 600); Teocuitatlán, Tuxcueca,
Tizapán (400); Tecolotlán, Tenamaxtlan, Atenco, Tepantla, Ayutla, Ixtlahuacan,
Ejutla, Juchitlán, Atotonilco, Ayotitlán (4 000); San Andrés y San Sebastián (2
500); Tuxpan (1 100); Xizantlan, Oconagua, Amatlán y San Marcos (650);
Amilpan, Tepozpizaloya, Cuautlan y Zacapula (2 200); Amacueca, Tepec y San
Juan (300); Tzacoalcos (Zacualco), Santa Ana Acatlán, San Marcos y Atotonilco
(5 000); Atoyac y Cuyacapan (1 600); Cocula, Tizapán, San Martín y Santa Cruz
(1 850); Tamazula y Tzapotiltic (1 100); Chapala; y Tatalpa, Atemajac, Atlachco
y San Luis (700). Los pueblos de Ávalos, al igual que la provincia de Colima y
el corregimiento de Jilotlán, dependieron directamente del gobierno de Nueva
España hasta 1548, cuando por cédula del emperador, expedida en Alcalá el 15
de febrero, se estableció la Audiencia de Guadalajara, bajo cuya jurisdicción
quedaron las provincias de Nueva Galicia, Culiacán, Copala, Colima, Zacatula y
Ávalos. El distrito de este tribunal lindaba al oriente con la Audiencia de Nueva
España, al sur con el océano Pacífico, y al norte y al poniente con tierras aún no
descubiertas ni pacíficas. La población de la provincia de Ávalos, en el siglo
XVI, se estimó en 30 mil habitantes, de los cuales 21 mil eran indígenas.
ÁVALOS RAZO, CAMILO
Nació en la ciudad de México el año 1887. Estudió dibujo y pintura en la
Academia de San Carlos. Junto con su hermano Francisco heredó la fábrica de
vidrio de la calle de Carretones, en el Distrito Federal; allí hizo una excelente
labor diseñando piezas artesanales y obras muy originales que han acreditado su
nombre en México y en el extranjero. También destacó como caricaturista; en
este campo son famosos los trabajos que hizo de su colega Ernesto García
Cabral y del periodista Manuel Horta.
AVE DEL PARAÍSO
Strelitzia reginae Banks. Planta herbácea de la familia de las musáceas, sin tallo
aéreo o tronco, y hasta de 60 cm de altura. Las hojas, oblongo-lanceoladas,
agudas en el ápice, redondeadas o cuneadas en la base, miden de 25 a 45 cm de
largo y de 10 a 15 de ancho. Los peciolos, también muy largos y acanalados, van
dispuestos en dos series opuestas (dísticas). La flor, grande y vistosa, con
notable parecido a la cabeza de un ave picuda, se presenta protegida por una
bráctea verde, dispuesta oblicuamente y sostenida por un pedúnculo o escapo tan
largo como la hoja; tiene tres sépalos puntiagudos, erectos y amarillos, y otros
tantos pétalos, uno de ellos pequeño y los dos restantes unidos para formar una
flecha de color azul oscuro llamada “lengua”; éstas y los sépalos alcanzan 10 cm

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de longitud; los estambres, en número de cinco, son más cortos que el cáliz y la
corola; el ovario, ínfero y trilocular, presenta numerosos óvulos; y el estilo, con
tres ramas, se proyecta hacia la parte superior de la flor. El fruto es una cápsula
dehiscente de sección triangular.
2. Aunque S. reginae es la especie más común del género, hay otras que
tienen también flores ornamentales: S. augusta Thunb. y S. nicolai Regel y
Koern. La primera, con la espata purpúrea y los sépalos y la “lengua” blancos.
La segunda, con espata moreno-rojiza, sépalos blancos y “lengua” azul. Ambas
presentan tronco o tallo aéreo y son de mayor dimensión que S. reginae.
Por su exótico y llamativo color, el ave del paraíso es objeto de importante
comercio. La planta es originaria de África, y en México se le cultiva
preferentemente en invernaderos.

Ave del paraíso (Strelitzia reginae Banks)


AEM
AVEFRÍA
Squatorala squatorala, familia Charadriidae, orden Charadriidae. Ave playera
de cuerpo robusto, cabeza grande, plumaje blanco moteado de pardo, salvo en el
vientre y la región superciliar; pico negro y patas grises. Mide 25 cm. Se
encuentra en invierno en las playas marinas y en los esteros mexicanos
formando grupo.
2. Se conocen igualmente como avefrías otras especies de la familia
Charadriidade, del género Charadrius. Son llamadas también tildíos o quildíos.
AVELAR, PASCUAL ANTONIO DEL NIÑO JESÚS
Nació en Paso de Sotos (hoy Villa Hidalgo), Jal., el 23 de octubre de 1854;
murió el 2 de enero de 1901. Ingresó en la Orden de San Francisco en Puebla y

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en 1877 recibió el presbiterado. Predicó numerosas misiones populares. En 1884
se incorporó al Colegio Apostólico de Zapopan. Junto con María Librada
Orozco, entre 1889 y 1897, fundó la Congregación de Religiosas Terciarias
Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio, cuya finalidad es ayudar a las
jóvenes en peligros morales o ya caídas. En 1979, el instituto, ya de derecho
pontificio, se había difundido a varias circunscripciones eclesiásticas de la
República y las religiosas trabajaban en colegios, hospitales y otras instituciones
de beneficencia.
AVELEYRA, MATIANA MURGUÍA DE
Nació en Etzatlán, Jal., en 1856; murió en la ciudad de México en fecha que se
desconoce. Se casó en terceras nupcias con el periodista Agustín Aveleyra.
Después de recorrer buena parte del país, radicó al lado de su esposo en la
capital de la República, donde comenzó a escribir para los periódicos. Dirigió
por algún tiempo Violetas del Anáhuac, aparecido en 1889.

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AVELEYRA ARROYO DE ANDA, LUIS - AYALA,
PEDRO
AVELEYRA ARROYO DE ANDA, LUIS
Nació en la ciudad de México en 1926. Antropólogo (1949) por la Secretaría de
Educación Pública, con especialidad en arqueología, y maestro en ciencias
antropológicas (1949) por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), llevó cursos de posgrado en la Universidad de Barcelona (1950-1951)
bajo la dirección de Luis Pericot. Ha sido arqueólogo (1947-1952) del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH); fundador, junto con Pablo
Martínez del Río, del Departamento de Prehistoria (1952); director de esta
dependencia (1954-1956), del Museo Nacional de Antropología (1956-1960) y
del Departamento de Planeación de Museos (1960-1964); e investigador
científico del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM (1960-). En
1947, junto con Helmut de Terra, participó en las exploraciones que culminaron
con el descubrimiento del hombre fósil de Tepexpan; y en marzo de 1952, en
Santa Isabel Iztapan, dirigió las investigaciones que condujeron al hallazgo de
implementos prehistóricos en asociación con restos articulados de mamut fósil.
Estos trabajos tuvieron el valor de confirmar la antigüedad pleistocénica del
hombre en América. En mayo y junio de ese año encontró, en Tequixquiac y en
San Francisco Mazapa, vestigios culturales anteriores a los de Tepexpan-Iztapan
(v. HOMBRE PREHISTÓRICO). Ha hecho otras exploraciones en Villa
Arriaga, Río Verde y Cerritos, S.L.P. (arqueología, 1947), Tamazulapan, Oax.
(restos humanos fosilizados, 1948), Tlatilco (140 entierros, 1947-1948),
Tequixquiac (fauna del Pleistoceno asociada con objetos de elaboración humana,
1948-1949), Tamuín (reconstrucción arqueológica, 1949-1950), región de la
presa Falcón (definición del complejo Falcón, 1950-1952), Tequesquinahua,
Méx. (yacimiento prehistórico, 1952), Comonfort (reconocimiento arqueológico,
1952), Cueva de la Candelaria, Coah. (1953; v. GRUTAS), Santa Isabel Iztapan
(segundo mamut fósil en asociación con artefactos líticos, 1954), San Vicente
Chicolapan, Méx. (yacimiento fosilífero, 1955); localidades del Distrito Federal,
Puebla, México y Morelos (paleobotánica, 1955), Los Reyes Acozac (fauna del
Pleistoceno, 1956), sureste de Sonora (cuevas con restos osteológicos y
culturales, 1956), Salamayuca, Chih. (primeros vestigios de la cultura Folsom,
1957) y Jaina, Camp. (exploración arqueológica, 1964). Cuando fue director del
Museo Nacional de Antropología, renovó las salas Maya, Olmeca, Huaxteca,
Centro de Veracruz, Mixteca, Zapoteca y Culturas de Occidente; recuperó en
Guadalajara (de manos del profesor José Ramírez Flores) el hueso sacro labrado
de Tequixquiac; trajo a México una extensa colección de materiales etnográficos

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norteamericanos; e intervino muy activamente para conseguir que se construyera
el nuevo edificio del Museo. Ha publicado: Prehistoria de México (1950), El
segundo mamut fósil de Santa Isabel Iztapan, México, y artefactos asociados
(1955), Guía oficial de la Sala de las Culturas del Golfo (1957), Guía oficial de
la Sala Miguel Covarrubias (1958), Antigüedad del hombre en México y
Centroamérica. Catálogo razonado de localidades y bibliografía selecta (1867-
1961) (1962), La estela teotihuacana de La Ventilla (1963), El sacro de
Tequixquiac… (1964), Obras selectas del arte prehispánico… (1964) y Los
cazadores primitivos en Mesoamérica (1967). Además, hay trabajos suyos en las
siguientes publicaciones especializadas: AISA (noviembre de 1946), Memorias
de la Academia Mexicana de la Historia (7-3), El México Antiguo (7), Revista
Mexicana de Estudios Antropológicos (XII, XIII-1, XIV y XIV-2), Bulletin de la
Société Préhistorique de l​Ariège (6), American Antiquity (18-4, 22-1, 29-2 y 30-
3), Boletín Bibliográfico de Antropología Americana (XV y XVI), Anales del
INAH (7), Memorias del INAH (5), El esplendor del México Antiguo (1959),
Homenaje a Pablo Martínez del Río… (1961), Archaeology (14-4), Museum (15-
1), A Pedro Bosch Gimpera… (1963), Boletín del INAH (11 y 20), Anales de
Antropología (1), Handbook of Middle American Indians (1), Artes de México
(66-67), The Connoisseur (160-644), Natural History (LXXV-4) y El Museo
Nacional de Antropología (1968). En años recientes dirigió el Centro Regional
del INAH en Durango y fundó el Museo de Torreón. En 1985 se reincorporó al
Departamento de Monumentos Prehispánicos del propio INAH.
AVELEYRA ARROYO DE ANDA, TERESA
Nació en México, D.F., en 1920. Estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de
la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Sorbona de París y en la
Universidad para Extranjeros de Perusa, Italia. Fue catedrática del Instituto
Tecnológico de Monterrey de 1966 a 1968. Es autora de los ensayos El
humorismo de Cervantes en sus obras menores (1962) y Autobiografía
sentimental de Alonso Quijano (1969), ambos galardonados. Ha colaborado en
las publicaciones Cuadernos de Humanidades, Humanitas, Anuario de Letras,
Nueva Revista de Filología Hispánica y Casopismo “Kultura” (revista cultural,
de Varsovia, Polonia). Ha publicado Pueblo limpio (cuentos, 1963) y Al viento
submarino, libro del mar por dentro (poesía, 1966).
AVELLANO
Garcia nutans Rohr. Árbol o arbusto de la familia de las euforbiáceas, de 12 a
15 m de altura, con tronco de 30 a 35 cm de diámetro y con ramillas angulosas,
delgadas y vellosas. Las hojas, alternas, oblongo-ovadas, algo acuminadas,
enteras y pilosas, miden de 10 a 20 cm de longitud y de 2.5 a 7 de ancho, y
tienen de siete a 10 nervaduras a cada lado de la central. Las flores son
unisexuales y monoicas, es decir, de ambos sexos, pero dentro del mismo cuerpo

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vegetativo: las masculinas, con numerosos estambres ​más de 60​ y de ocho a 12
pétalos; y las femeninas, carentes de pétalos, presentan un ovario trilocular con
un óvulo en cada cavidad. El fruto es capsular, elástico, con fina vellosidad
amarillenta, de 2 a 2.5 cm de ancho, y en él se desarrollan dos o tres semillas de
1 a 1.5 cm de diámetro. De la semilla, el 80% corresponde a la almendra y el
20% restante a la cáscara. La almendra contiene 55% de aceite, que por sus
características se asemeja y aun es probablemente superior al tung oil derivado
de las especies asiáticas Aleurites montana (Lour.) Wilson [igual que A. cordata
(A. Juss.) Steud.] y A. fordi Hemsl. Es de tierra caliente y se da hasta los 300 m
de altitud, sobre todo en Sinaloa, Nayarit, San Luis Potosí, Tabasco, Chiapas y
Yucatán. Maximino Martínez la registró en Tamazunchale, S.L.P., Escuintla,
Chis., y Boca de Cerro, cerca de Tenosique, Tab. En esta última entidad, a 4 km
al suroeste de Teapa, Martínez localizó la especie Garcia parviflora Lund., que
difiere de la G. nutans por sus flores más pequeñas y por el número de
estambres, que es de 29.
AVENA
Avena sativa L. Hierba anual de la familia de las gramíneas, con una altura de 60
a 90 cm, y en ocasiones hasta de 1.5 m, con tallo liso y algo escabroso debajo de
la inflorescencia. Las hojas, verde-azuladas, aplanadas, paralelinerves, en forma
de banda o cinta y envainadoras, miden de 0.6 a 1.3 cm de ancho y de 15 a 30 de
largo. La vaina es larga y floja, y el apéndice axilar, llamado lígula, corto y
dentado. Las flores, pequeñas, sin perigonio y trímeras, se hallan protegidas por
brácteas exteriores (glumas), una superior y otra inferior, e interiores (pálea y
lema). Se dan agrupadas en espiguillas grandes, erectas o colgantes, bifloras o
trifloras, con pedúnculo corto y delgado, de 2 a 2.5 cm de longitud. A diferencia
de la de otros cereales, la inflorescencia es una panícula o racimo compuesto de
espiguillas esparcidas o unilaterales. Las glumas están firmemente unidas al eje
de las espiguillas y presentan de cinco a nueve nervaduras prominentes, que
miden de 1 a 2 cm de largo. La lema (glumela inferior interior) es lampiña y
bífida (con dos dientes agudos); y la pálea (glumela superior interior), carece de
cerda, y cuando la tiene es un apéndice corto, recto, a manera de lezna, de 1.5 a
2 cm como máximo. El fruto es un grano con endospermo abundante; se
mantiene durante algún tiempo en la espiguilla; al madurar, se separa fácilmente
de las glumas y permanece siempre encerrado en la lema o cáscara, debajo de la
cual se halla también la pálea. Mide de 6 a 9 mm de longitud, es velloso y con
los lados casi paralelos, recorridos por surcos longitudinales. Se supone que esta
gramínea derivó de A. fatua L., en su mayor parte, y de algunas razas de A.
sterilis L., A. brevis Roth. y A. barbata Brot., del sur y el este de Europa y de
África. Los principales datos económicos de la avena en grano son los
siguientes:

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Superficie Valor de la
Producción
Año cosechada producción
(toneladas)
(hectáreas) (miles de pesos)
1985 98 949 137 754 6 995 078
1989 85 320 118 772 44 363 674
1990 76 662 120 671 56 491 992
1991 69 348 120 752 66 569 544
Fuente: Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Dirección General
de Estadística. Anuario de la producción agrícola, 1985, 1989, 1990, 1991.
Avena silvestre. Avena fatua L. hierba anual de la familia de las gramíneas,
de 1 a 1.20 m de altura, que se da entre los 2 000 y 3 500 m sobre el nivel del
mar. Las hojas, largas, planas, envainadoras, paralelinerves, presentan una
lengüeta o lígula axilar membranosa y alargada. Las flores, pequeñas, sin
perigonio y trímeras, se dan agrupadas en racimos de espigas o panículas
abiertas de 15 a 30 cm de largo. Las espigas se forman de espiguillas cabizbajas,
grandes, bifloras o trifloras, y tienen un eje articulado por encima de las glumas
o brácteas protectoras externas, las cuales son caducas y miden de 2 a 2.5 cm. El
fruto es un grano o cariópside con endospermo abundante, prolongado en una
conspicua cerda a manera de lezna, de 2.5 a 4 cm; se mantiene durante algún
tiempo en la espiguilla, al igual que A. sativa, y se separa en la misma forma. A.
fatua frecuentemente se mezcla con la maleza en los cultivos de la avena
comestible, a la cual se piensa que dio origen, al menos en parte. Algunas
variedades se cultivan para forraje. Los principales datos económicos de la
avena forrajera se indican en seguida:

Superficie Valor de la
Producción
Año cosechada producción
(toneladas)
(hectáreas) (miles de pesos)
1985 258 767 2 763 731 36 783 744
1989 299 373 2 201 485 298 477 133
1990 303 484 2 563 349 462 971 355
1991 302 114 2 491 749 521 409 963
Fuente: Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Dirección General
de Estadística. Anuario de la producción agrícola, 1985, 1989, 1990, 1991.
AVENDAÑO, HUGO
Nació en Tuxpan, Ver., el 8 de marzo de 1927. Estudió en la Facultad de
Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, carrera que
abandonó para estudiar canto profesional en la tesitura de barítono. Sus primeras
actuaciones en radio y televisión las hizo en 1955. El cambio de su estilo al
romántico popular lo llevó al triunfo. Entre sus más grandes éxitos están las
interpretaciones de “Un viejo amor”, “Negra consentida”, “Ojos españoles”,
“Donde un amor”, “El último romántico”, “Granada”, “Mientes”, “El
organillero” y “Divina mujer”. Ha actuado en todo el continente americano.

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Entre sus 35 premios se cuentan trofeos de popularidad, medallas y
condecoraciones. Tiene grabados 17 discos de larga duración y está considerado
como uno de los máximos intérpretes de la música mexicana de todas las
épocas.
AVENDAÑO Y LOYOLA, ANDRÉS
Natural de Castilla la Vieja, vistió el hábito franciscano en Burgos. Pasó a la
provincia franciscana de San José de Yucatán a fines de siglo XVII. En 1695
estaba encargado de la Tercera Orden en Mérida. En 1696 misionó y predicó
entre los indios itzaes y cehaches, en compañía de otros dos religiosos. En 1705
fue nombrado definidor de la provincia de San José de Yucatán. Gran estudioso
de la lengua maya, escribió: Diccionario de nombres de personas, ídolos, danzas
y otras antigüedades de los indios de Yucatán, Explicación de varios vaticinios
de los antiguos indios de Yucatán, Arte para aprender la lengua de Yucatán,
Diccionario de la lengua de Yucatán, Diccionario abreviado de los adverbios de
tiempo y lugar de la lengua de Yucatán y Diccionario botánico y médico
conforme a los usos y costumbres de los indios de Yucatán, cuyos manuscritos
desaparecieron en febrero de 1821 al ser saqueado el convento mayor de Mérida,
en cuya biblioteca se conservaban. Avendaño fue también autor de Relación de
las dos entradas que hice a la conversión de los gentiles itzaes y cehaches
(1696), manuscrito de 131 columnas que se conserva original en el Museo
Británico de Londres. Traducido al inglés parcialmente, fue publicado por P. A.
Means en History of the Spanish Conquest of Yucatan and of the Itzaes
(Cambridge, 1917). Existe una copia del manuscrito en la Colección Ayer de la
Biblioteca Newberry de Chicago y una traducción al inglés en el Museo
Peabody de la Universidad de Harvard. Este documento contiene valiosísimo
material lingüístico y etnológico. Juan de Villagutierre y Sotomayor incluyó un
resumen de la Relación de Avendaño en su Historia de la conquista de la
provincia del Itzá (Madrid, 1701; Guatemala, 1933).
AVENDAÑO Y SUÁREZ DE SOUZA, PEDRO
Nació en las Amilpas, comunidad del arzobispado de México, en 1654; se
conjetura que murió en 1705. Orador y poeta festivo, descendía de patricia
estirpe gallega. En 1670 recibió la sotana de la Compañía de Jesús, en la que
hizo “lucida carrera”. Hacia 1698 se le llamaba “el Vieyra mexicano” por sus
sermones, que pasan de 350. Llevaba Avendaño 20 años de jesuita, en 1690,
cuando por una crítica en verso que hizo de cierto sermón predicado por Diego
Zuazo de Coscojales, pariente de la virreina, “fue expelido de la Compañía
​cuenta Pimentel​ y reducido al estado eclesiástico secular, en el que vivió hasta
su fallecimiento, gozando siempre del aplauso y la estimación general”.
Defensor de los criollos, clamaba en Puebla el año de 1695: “¡Oh, América
desdichada! ¡A ellos los premios, a ellos el mando, a ellos todo!”.

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AVENTADO
Término utilizado coloquialmente con el sentido de arriesgado o temerario.
AVENTÓN
Palabra utilizada para solicitar el transporte gratuito de personas en algún
vehículo. Suele decirse: “¡Déme un aventoncito!”.
AVES
Vertebrados pertenecientes a Phylum Chordata, Subphylum Vertebrata, clase
Aves. Se caracterizan por su cuerpo cubierto de plumas; se acercan a las ocho
mil especies, y la mayoría puede volar. Se encuentran en todas partes del mundo,
aun en ambientes inhóspitos. Algunas pueden vivir en ambientes acuáticos y
semiacuáticos. Son principalmente insectívoras, granívoras, frugívoras y
carnívoras. Su plumaje presenta gran variedad de colores; las que viven en las
selvas son las más coloreadas. Los nidos son construidos de diversas formas y
en diferentes situaciones. Su clasificación ha sufrido cambios en órdenes y
familias, conforme aumenta el conocimiento sobre ellas. Actualmente se
reconoce la existencia de 27 o 28 órdenes de aves vivientes. La clasificación
base para las aves es la de Wetmore (1960), producto de una recopilación de los
estudios anatómicos sobre el grupo. Muchas técnicas bioquímicas, ecológicas y
de conducta han sido utilizadas para establecer la filogenia del grupo.
Avifauna mexicana. La República Mexicana se caracteriza por su gran
variedad de hábitat: desiertos del Norte, selvas altas del Sureste, bosques
montañosos, manglares, pantanos, lagos y costas. Dentro de cada uno de estos
ambientes vive gran variedad de aves características. La Asociación de
Ornitólogos Americanos registra para México 982 especies. De éstas, 78 (casi el
8%) son endémicas o exclusivas de México, entre ellas la chachalaca (Ortalis
poliocephala), la gallinita coluda de monte (Dendrortyx macroura), la codorniz
listada (Philortyx fasciatus), la guacamaya enana (Rhynchopsitta terrisi), la
catarina (Forpus cyanopygius), el loro de cabeza amarilla (Amazona oratryx), el
pachacua orejón (Ortophanes macleodii), el vencejo nuca blanca (Streptoprocne
semicollaris), el chupamirto prieto (Cynanthus sordidus), la chupaflor violada
(Atthis heloisa), el coa orejón (Euptilotus neoxenus), el carpintero verde (Piculus
auricularis), el pitorreal (Campephilus imperialis), el papamoscas pardo
(Aechmolophus mexicanus), las urracas copetonas (Calocitta colliei), la urraca
pinta (Cyanocorax dickeyi), el queisque de Omiltemi (Cyanolyca mirabilis), la
sonaja parda (Campylorhynchus megalopterus), el saltapared reyezuelo
(Thryothorus felix), el cuitlacoche pinto (Toxostoma ocellatum), la primavera
pinta (Ridgwayia pinicola), el vireo de Nelson (Vireo nelsoni), el orejas de plata
(Ergaticus ruber) y el semillero azul (Amaurospiza concolor).
Las aves de México son un importante recurso cinegético. Son objetos de
cacería: la paloma de alas blancas (Zenaida asiatica), la huilota (Z. macroura),

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el guajolote silvestre (Meleagris gallopavo), las codornices (Colinus spp.,
Callipepla spp., Dendrortyx spp.). Son numerosas las especies migratorias
acuáticas que llegan a costas y lagos de México: pato triguero (Anas diazi), pato
boludo (Aythya collaris), pato tepalcate (Oxyura jamaicensis), serreta común
(Mergus merganser), grulla (Grus canadensis), gallareta (Fulica americana) y
agachonas (Limnodromus spp.), entre otras. Muchas de las aves mexicanas han
sido aprovechadas desde la época prehispánica; ejemplo de ellos son los
penachos y capas de los reyes y sacerdotes aztecas, confeccionados con plumas
de quetzal, cucharón, colibrí, guacamaya y azulejo real. En la actualidad, se
capturan para ornato o como mascotas. Esto ha causado la disminución de
especies como la guacamaya verde (Ara militaris), el loro de cabeza amarilla
(Amazona ochrocephala) y el tucán verde (Aulacorhynchus prasinus). Es
posible, con medidas pertinentes, la cría de algunas especies; tal es el caso del
jilguero (Myadestes obscurus), las calandrias (Icterus spp.), el gorrión mexicano
(Carpodacus mexicanus), el zenzontle (Mimus polyglottos) y varias especies de
loros (Amazona spp., Aratinga spp.). Grave peligro corren las aves de presa,
utilizadas en la cetrería; y se ha vuelto necesario evitar la excesiva explotación
de las especies más populares en ese deporte: el cernícalo (Falco sparverius), el
aguililla cinchada (Parabuteo unicinctus), el aguililla ratonera (Buteo
jamaicensis) y el águila dorada (Aquila chrysaetos). Existen en el territorio
nacional especies cuya supervivencia está en peligro, como el quetzal
(Pharomacrus moccino) y el pavón (Oreophasis derbianus), cuyo único refugio
son las selvas húmedas de Chiapas; el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el
halcón mexicano (F. mexicanus), la guacamaya de pico ancho (Rynchopsitta
pachyrhyncha), el pitorreal (Campephilus imperialis) y las importantes especies
endémicas. (A.N.).

CLASIFICACIÓN DE LAS AVES


Clase: Aves
Subclase Archaeornithes: Archaeopteryx
Subclase Neornithes: Aves recientes
Órdenes:
Tinamiformes: tinamúes o gallinas de monte
Rheiformes: ñandúes
Struthioniformes: avestruz
Casuariiformes: casuarios y emúes
Apterygiformes: kiwis
Gaviiformes: somormujos
Podicipediformes: colimbos o acintles
Procellariformes: albatros, petreles y paíños
Spenisciformes: pingüinos
Pelecaniformes: pelícanos, bubias y fragatas
Ciconiiformes: garzas, cigüeñas e ibis
Anseriformes: patos, cisnes y gansos
Falconiformes: águila, halcones y buitres

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Galliformes: codornices, faisanes y chachalacas
Gruiformes: grullas, gallaretas y ralos
Phoenicopteriformes: flamencos
Charadriiformes: agachonas, gaviotas y jacanas
Columbiformes: palomas
Psittaciformes: loros y guacamayas
Cuculiformes: cucús y correcaminos
Strigiformes: búhos y lechuzas
Caprimulgiformes: pachacuas y tapacaminos
Apodiformes: colibríes y vencejos
Coliiformes: aves ratón
Trogoniformes: coas, trogones y quetzales
Toraciformes: turcos y martín pescador
Piciformes: carpinteros, jacamares y tucanes
Paseriformes: aves canoras, papamoscas, trepatroncos,
primaveras, gorriones y calandrias

Calandrias
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

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Huízotl o pato ciego
Museo de Historia Natural

Ilamatototl (Pipilo fuscus fuscus).


AEM

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Jilguero copetón
Emmet Reid Blake, con ilustraciones de Douglas E. Tibbitts: Birds of Mexico (The
University of Chicago Press, 1969)

Águila (Códice Borgia)


AEM
AVIACIÓN
El 18 de mayo de 1784 José María Alfaro elevó el primer globo sobre territorio
de la Nueva España; y el 6 de febrero de 1785 Antonio María Fernández, en
Tlaxcala, se convirtió en el primer mexicano que ascendió a bordo de un
aerostato. El 15 de septiembre de 1825, en ocasión del decimoquinto aniversario

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de la iniciación de la guerra de Independencia, la familia Ibar lanzó, en San
Miguel de Allende, un aparato impulsado por aire caliente. Después siguieron
las ascensiones de Guillermo Eugenio Robertson (1835); Benito León Acosta
(1842), quien recibió por su hazaña el derecho exclusivo de volar por tres años;
Samuel Wilson (1851 a 1857), Tranquilino Alemán (1860) y Manuel M. de la
Barrera y Valenzuela. A causa de los accidentes que provocaba a menudo esta
afición, en 1862 se prohibieron los experimentos aerostáticos en el Distrito
Federal. En la provincia siguieron haciéndolos Braulio Franco, en Morelia, y
Félix Morales, en San Miguel de Allende. Joaquín de la Cantolla y Rico los
reanudó en la capital de la República en 1863, mientras trabajaba en el proyecto
de un dirigible, bajo el patrocinio de la Empresa Aerostática Mexicana. En 1882
se elevó Abraham Dávalos; en 1894, José Sort de Sáenz y Arangulo; y en 1898,
la primera mujer, Flora Conde. Ernesto Pugibet, dueño de la fábrica de cigarros
El Buen Tono, trajo a México el primer dirigible en 1907, a cuyo despegue
asistió el presidente Díaz. En 1910 Miguel Lebrija adquirió un enorme globo
cautivo que no logró ascender; y en 1914 Alberto Braniff navegó en globo libre,
acompañado por Cantolla y Rico.
Por otra parte, el 23 de junio de 1872 Carlos Antonio Obregón realizó un
vuelo horizontal desde las torres de la catedral metropolitana, pero las crónicas
de la época no indican qué clase de aparato utilizó ni cuál fue la distancia
recorrida. En 1895 Luis Bringas estudiaba la posibilidad de hacer navegar por el
aire un aparato mecánico, y en 1907 Justo Fuentes, en Sombrerete, Zac.,
construyó unas grandes alas de manta que no pudieron soportarlo. Ese mismo
año, Alfredo Robles Domínguez armó un avión que se quedó en tierra y en 1908
publicó el libro Tratado de locomoción aérea. Por esos días y de modo
independiente, volaban ya en planeadores Miguel Lebrija, en la hacienda de San
Juan de Dios (1908-1909); Juan Guillermo Villasana, en la hacienda de San Juan
de la Labor y en los llanos de San Rafael y Venta Prieta, en Pachuca (1909-
1910); José Ordóñez y Carlos Michel, también en Pachuca (1909-1910); y los
hermanos Juan Pablo y Eduardo Aldasoro, Pablo Lozano, Manuel Quezada y
Daniel García, en el cerro de la Estrella y en las colonias Roma y Anzures de la
ciudad de México (1909-1911). Pugibet adquirió en 1909 el primer aeroplano,
que nunca se elevó.
Mientras tanto, regresó a México Alberto Braniff, trayendo de París un
biplano Voisin, con motor A.N.V. de 60 caballos, enfriado por agua; acondicionó
los llanos de Balbuena, propiedad de su familia, y el 8 de enero de 1910 pudo
volar 500 m a 25 m de altura. En octubre de ese año la escuadrilla acrobática de
Moissant, Garros, Simón, Audemars y Fritsbie hizo exhibiciones acrobáticas en
Balbuena; y en febrero de 1911, la de Mathilde, Hamilton y el capitán Dyot. Con

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éste voló sobre el campo Francisco I. Madero quien, persuadido de las
posibilidades de la aviación, ordenó la compra de cinco aviones a la casa de
Moissant de Long Island y becó a Horacio Ruiz y a los hermanos Salinas
(Alberto y Gustavo) y Aldasoro (Juan Pablo y Eduardo) para que estudiaran
pilotaje y trajeran los aparatos a México. El 19 de abril de 1912, el gabinete
maderista encargó a Villasana la construcción de cinco monoplanos
Dupurdussin, tarea que fue suspendida por los acontecimientos de la Decena
Trágica (febrero de 1913). Al ocurrir este cuartelazo, Lebrija y Villasana
propusieron al gobierno utilizar un avión para bombardear la Ciudadela, pero la
idea no prosperó. Poco después el general Victoriano Huerta los llamó y el 7 de
abril de 1913 el avión se transformó en arma, funcionando como bombardero, al
arrojar artefactos explosivos “Martín Halí” sobre el campo de Balbuena en un
simulacro de ataque aéreo. Meses más tarde Huerta comisionó a 30 cadetes de la
Escuela Militar de Aspirantes para estudiar en Francia la carrera de aviadores.
Por su parte, el general Obregón mandó comprar dos aviones en Estados Unidos
para utilizarlos como bombarderos en Guaymas, Son.
El 5 de febrero de 1915 Venustiano Carranza creó la Fuerza Aérea Mexicana
(FAM) bajo el mando del mayor Alberto Salinas. El general Francisco Villa, a su
vez, compró seis biplanos para crear su propio cuerpo aéreo, de los cuales sólo
llegaron cuatro, perdiéndose los otros dos en El Paso, Texas. Cuando el general
Pershing invadió México en persecución de Villa, el escuadrón aéreo
norteamericano fracasó en el propósito de darle alcance, por la impreparación de
los pilotos. En los años veintes, Obregón utilizó con éxito la aviación militar
para derrotar a los delahuertistas (v. JALISCO, ESTADO DE). El levantamiento
yaqui de 1926 fue también liquidado mediante escuadrillas aéreas, al mando del
mayor Roberto Fierro. Durante la rebelión cristera los alzados fueron diezmados
desde el aire, especialmente en Colima; pero cierta vez el piloto José Zertuche
dejó caer varias bombas sobre tropas federales, matando por error a 40 soldados.
En 1929 Fierro comandó el escuadrón aéreo que batió a los insurrectos
escobaristas. En la asonada cedillista, la aviación militar primero esparció
propaganda impresa, pero más tarde bombardeó algunas posiciones enemigas.
En 1940 la Fuerza Aérea se organizó en seis escuadrones bajo el mando del
coronel Antonio Durán González y de los mayores David Chagoya, Antonio
Logero Flores S., Plácido Ortiz, Cuauhtémoc Aguilar y Bernardo Hermosillo.
En 1942 México declaró el estado de guerra con las potencias del Eje; adquirió
material aéreo nuevo en Estados Unidos; envió una misión especial de
observación al norte de África (1943); y organizó el Escuadrón 201, al mando
del coronel Antonio Cárdenas Rodríguez (1944), cuyas unidades entraron en
acción en Filipinas (30 de abril de 1945). Nueve mexicanos perdieron entonces

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la vida (v. GUERRA MUNDIAL, SEGUNDA).
A partir de 1964 México cuenta con dos escuadrones de cazas de guerra a
propulsión y varios aviones y helicópteros de transporte. Han sido jefes de la
FAM: Alberto Salinas Carranza (1915-1918), Juan Guillermo Villasana (1919),
Samuel Amézquita Liceaga (1920), Roberto Diez Martínez (1902), Rafael Ponce
de León (1921), Rafael O​Neil (1922), Gustavo Salinas (1922-1925), Samuel S.
González (1926), José Luis Amezcua (1927-1928), Juan F. Azcárate (1929-
1930), Pedro Caloca Larios (1931-1932), Leobardo C. Ruiz (1933-1934),
Roberto Fierro (1935-1936 y 1959 y 1964), Samuel C. Rojas Razo (1937-1938),
Antonio Cárdenas Rodríguez (1946-1952), Alberto Vietiz y V. (1952-1954),
Alfonso Cruz Rivera (1954-1959), José G. Vergara (1964-1970), Roberto Salido
Beltrán (1970-1976), Héctor Berthier Aguiluz (1977-1982) y Miguel Mendoza
Márquez (1982-).
Talleres y escuelas. Los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas
se instalaron en 1915 en un local anexo a la Escuela de Tiro de San Lázaro, bajo
la dirección del ingeniero Villasana. La Escuela Nacional de Aviación,
inaugurada el 15 de noviembre de 1915, empezó con dos aviones: uno para
carreras en tierra y un biplano que Santarini construyó en sus propios talleres.
Fue la primera de su género en América Latina. El primer egresado fue el
teniente piloto aviador Samuel C. Rojas Razo, el 3 de enero de 1918. En 1917 el
plantel cambió su nombre por el de Escuela Militar de Aviación y en 1919 por el
de Escuela Militar de Aeronáutica; la dirigía el coronel Gustavo Bazán, cuando
se trasladó a la avenida Arcos de Belén. En 1925 volvió a Balbuena y se llamó
Escuela Militar de Aplicación Aereonáutica; en 1932, siendo otra vez Escuela
Militar de Aviación, se instaló en el lindero sureste del Puerto Central Aéreo; en
1936 se trasladó a Veracruz, en 1939 a Monterrey y en 1940 a Guadalajara,
donde finalmente se creó el Colegio del Aire, formado por las escuelas militares
de Aviación, de Mecánicos Especialistas y de Meteorologistas. Existe, además,
el Museo de Aviación, fundado en 1933 por órdenes del general Leobardo C.
Ruiz. La Armada de México creó el primer Escuadrón Aeronaval el 4 de mayo
de 1943, con seis aviones Kingfisher, para vigilancia de los litorales del golfo de
México; y unos meses más tarde, el 5 de octubre, la Escuela de Aviación Naval,
con sede en Veracruz.
El esfuerzo nacional por construir aviones puede dividirse en tres etapas
iniciales: de 1915 a 1919, bajo la dirección de Francisco Santarini y Guillermo
Villasana, en que se produjeron los motores radiales enfriados por aire Áztatl (80
c.f. y 6 cilindros) y S.S. (150 c.f. y 10 cilindros), la hélice Anáhuac y los
aeroplanos de las series A, B, C y H; de 1920 a 1924, bajo la dirección de Ángel
Lascuráin y Osio, en que se produjeron aviones de la serie B y el parasol escuela

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México (antecedente del bimotor sport de 1939); y de 1929 a 1945, en que
sobresalieron Juan F. Azcárate, Antonio Sea, Roberto de la Barrera y Salvador
Mariscal F. Intercalados en estos periodos se hallan los trabajos desarrollados
por técnicos nacionales: el helicóptero (1920) y el Pingüino Villasana (1932); el
Baja California Núm. 1 (tipo parasol, con motor Hispano-Suiza), el Núm. 2
(para vuelos largos) y el Núm. 3 (para pasajeros) de José Flavio Rivera,
fabricados en Mexicali; y el MTW (1934) y el Pinocho (1936), construidos en
Zitácuaro, Mich. En 1937 el Instituto Politécnico Nacional fundó la carrera de
ingeniero en aeronáutica dentro de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y
Eléctrica. En 1958 el general Abelardo L. Rodríguez compró un diseño de
aeroguayín utilitario anterior a la Segunda Guerra Mundial y al año siguiente
fundó, junto con Azcárate, la Fábrica de Aviones Lockheed-Azcárate en San
Luis Potosi. Este aparato fue conocido en México como Lasa-60; las 36
unidades que se construyeron fueron adquiridas por la FAM. En 1961 la fábrica
cerró sus puertas.
Los primeros grandes vuelos. El 6 de julio de 1917 se utilizó el avión por
vez primera en México para transportar correspondencia, entre Pachuca y la
ciudad de México. El aparato, de construcción nacional, con motor Hispano-
Suiza, aunque de matrícula militar, fue piloteado por Horacio Ruiz. La carga
postal consistió en el saco núm. 449, que contenía 534 cartas, 61 tarjetas
postales y varias piezas de segunda clase. El vuelo fue autorizado por el director
general de Correos, Cosme Hinojosa. El 14 de agosto de 1927 Alfredo Lezama
Álvarez y David Borja volaron de Balbuena a Nuevo Laredo en un biplano
producido en los Talleres de Construcciones Navales. Días más, tarde el
gobierno del estado de Texas ofreció Dls. 5 mil a quien realizara el viaje aéreo
directo México-Dallas, para lo cual se aprestó Emilio Carranza en un avión
diseñado por Lascuráin y construido en México; pero debido a la prohibición del
presidente Calles de cruzar la frontera, el avión sólo llegó a Ciudad Juárez (2 de
septiembre). En 1928 el diario Excélsior adquirió, por colecta pública, un avión
gemelo al Espíritu de San Luis para realizar un vuelo sin escalas México-
Washington, en reciprocidad al viaje de Charles Lindbergh entre ambas
capitales. Emilio Carranza recibió el aparato en San Diego el 14 de mayo y le
puso el nombre de México-Excélsior; lo voló hasta Balbuena en 21 horas y 4
minutos (día 25) y el día 11 de junio despegó de un campo construido
especialmente en la colonia Moctezuma; pero a causa del mal tiempo, aterrizó
en Mooresville, Carolina del Norte, a sólo 60 km de su meta, la cual alcanzó el
día siguiente, siendo recibido con grandes honores. El 26 llegó a Nueva York,
donde los periódicos lo llamaron “El Águila Solitaria Mexicana”. El 12 de julio
emprendió el regreso, durante el cual se estrelló y murió en los pantanos de

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Sandy Ridge, cerca del Monte Holly, Nueva York.
Mientras tanto, el 30 de mayo de 1928, Roberto Fierro, patrocinado por el
general Abelardo Rodríguez, voló de Mexicali a México en el Baja California
Núm. 2, en 14 horas 50 minutos, de las cuales cuatro fueron en completa
oscuridad. El 24 de junio de ese año Fritz Bieler y Joaquín González Pacheco
intentaron un vuelo sin escalas de Windsor, Canadá, a la capital mexicana, pero
después de 33 horas tuvieron que aterrizar en una playa cercana a Soto la
Marina. El 11 de agosto Fierro realizó, a bordo del Baja California Núm. 2, el
vuelo México-La Habana, de donde siguió a Belice, Guatemala, El Salvador,
Honduras, Costa Rica y Panamá. Del 30 de septiembre al 18 de diciembre de
1928 el coronel Gustavo G. León circunvoló por aire el territorio nacional (10
986 km en 58 etapas y 75 horas). El vuelo más importante, sin embargo, fue el
realizado por el coronel Pablo Sidar, del 29 de agosto al 7 de noviembre de
1929, en que partiendo de México en un biplano Douglas 0-38 de la FAM,
llamado Ejército Mexicano, recorrió 26 mil millas de América Latina. El 11 de
mayo de 1930, al intentar un viaje sin escalas México-Buenos Aires, Sidar
perdió la vida en Costa Rica, junto con su copiloto Carlos Rovirosa. El 21 de
julio de ese año Roberto Fierro rompió la marca de velocidad que poseía Amelia
Earhart, al volar de Nueva York a la ciudad de México en 16 horas 30 minutos.
El 2 de diciembre de 1938, Francisco Sarabia empleó el menor tiempo de Los
Ángeles a México; a principios del año siguiente hizo lo propio entre la capital
de la República y Chetumal, Mérida y Guatemala; a su paso por Yucatán fundó
una escuela para pilotos y mecánicos; el 24 de mayo de 1939 rompió la marca de
velocidad entre México y Nueva York, realizando el trayecto en 10 horas, 47
minutos y 5 segundos; y al regresar perdió la vida al desplomarse su nave cerca
del río Potomac. En 1940 Antonio Cárdenas Rodríguez viajó en misión de buena
voluntad por las repúblicas de Centro, Suramérica y el Caribe, patrocinado por
la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP); y en 1949 y 1950
Xavier Garagarza lo hizo a Roma, Ontario y Suramérica.
Aviación civil. Su iniciador fue Alberto Braniff, el 8 de enero de 1910. Le
siguieron Martín Mendía, Miguel Lebrija, Carlos León, Santiago Poverenjsky,
Guillermo Obregón, Pablo Lozano, Juan Guillermo Villasana y los hermanos
Aldasoro. Durante la lucha armada se suspendió toda actividad, pero en 1919 se
presentaron las primeras solicitudes para transportar los diarios capitalinos a
Toluca, Puebla y Pachuca. A causa de que la SCOP no tenía reglamentos en qué
fundarse, adoptó en un principio los códigos ferrocarrileros, y el 20 de
septiembre de 1920 encargó a Juan Guillermo Villasana la organización de la
Sección Técnica de Navegación Aérea. Ayudaron a Villasana en la tarea de fijar
las bases para el otorgamiento de concesiones, los ingenieros Vicente Ortiz y

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Edmundo de la Portilla, de la Dirección de Ferrocarriles. El Permiso-Contrato
Núm. 1 se otorgó el 21 de agosto de 1921 a la Compañía Mexicana de
Transportación Aérea, S.A., concesionaria de la ruta México-Tuxpan-Tampico-
Laredo-Matamoros-Saltillo-Monterrey-San Luis Potosí, que cubrió con biplanos
de dos plazas Lincoln-Standard, de 150 c.f., útiles para transportar un pasajero,
30 kg de equipaje y 20 de correspondencia. Simultáneamente y para despertar el
interés del público, se organizaron exhibiciones aéreas en 38 ciudades de la
República. Durante el primer año de actividades, se recorrieron 195 600 km en
un total de 1 956 horas de vuelo, y se transportaron 1 248 pasajeros. Los
siguientes contratos se otorgaron a las personas físicas y morales que se indican:
el Núm. 2, el 2 de agosto de 1921, de México a Tampico, a Mario Bulnes; el
Núm. 3, el 11 de julio de 1924, de México a Tampico, a William L. Mallory; el
Núm. 4, el 16 de agosto de 1924, México-Tuxpan-Tampico-Matamoros, a la
Compañía Mexicana de Aviación; el Núm. 5, el 16 de agosto de 1926, México-
Pachuca-Tuxpan-Tampico, a H. Zambrano; el Núm. 6, el 24 de marzo de 1928,
de Veracruz a Progreso y de Veracruz a Tampico, a Enrique Schondube; el Núm.
7, el 29 de noviembre de 1928, de México a Ciudad Juárez y de México a
Nogales y Tijuana, a Roberto V. Pesqueira; el Núm. 8, el 29 de noviembre de
1928, de México a Nogales y de México a Suchiate, a Interamericana de
Transporte Aéreo; el Núm. 9, del 29 de noviembre de 1928, de México a Ciudad
Juárez y de México a Mazatlán, a James G. Oxnard; y el Núm. 10, del 29 de
noviembre de 1928, de México a Nogales, de Tijuana a Ensenada y de México a
Tapachula, a la Compañía de Transportes Piewick Latino Americana. En 1928,
cuando ya eran 4 millones de kilómetros recorridos, 23 610 las horas de vuelo,
20 920 los pasajeros, 74 929 los kilogramos de correspondencia, 72 531 los de
express y 196 583 los de equipaje, la Sección Técnica se convirtió (1° de julio)
en Departamento, dirigido por el propio Villasana. Ese año (1° de septiembre) se
inauguró la ruta México-Nuevo Laredo, con seis aviones Stinson-Detroiter, de
220 c.f., operados por personal mexicano. En 1929 los aviones pasaron
temporalmente al activo de la FAM, en ocasión del movimiento escobarista.
A fines de 1936 operaban 12 empresas nacionales: Compañía Mexicana de
Aviación, las rutas México-Matamoros vía Tampico, México-Tampico vía
Tuxpan, México-Mérida vía Tejería, Veracruz-Minatitlán-Villahermosa -
Carmen-Campeche-Mérida, México-Los Ángeles vía Guadalajara, Mazatlán-
Hermosillo-Mexicali y México-Tapachula; Transportes Aéreos de Chiapas, las
rutas México-Tapachula vía Oaxaca y Tuxtla Gutiérrez; Líneas Aéreas Mineras,
las rutas Mazatlán-La Paz, Mazatlán-Durango y Mazatlán-Tayoltita; Francisco
T. Mancilla, las rutas Mérida-Payo Obispo y Hopelchén-Dzibalchen; Francisco
Buch de Parada (Comunicaciones Aéreas de Veracruz), las rutas Jalapa-

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Gutiérrez Zamora, Papantla-Poza Rica-Tuxpan, Jalapa-Córdoba vía Huatusco,
Jalapa-Nautla y Martínez de la Torre-Jalapa-Misantla; Transportes Aéreos del
Pacífico, las rutas Oaxaca-Ometepec-Pinotepa Nacional-Tututepec-Pochutla-
Acapulco y Acapulco-Ayutla-San Luis Acatlán-Ometepec; Carlos Panini, la ruta
México-Arcelia-Pungarabato-Huetamo-Morelia; Sistema Compañía Aeronáutica
del Sur (J. Hans Mattes), las rutas Villahermosa-Emiliano Zapata-Tenosique,
Villahermosa-Álvaro Obregón, Villahermosa-Comalcalco vía Jalapa,
Villahermosa-Tacotalpa-Macuspana-Salto de Agua y Villahermosa-
Huimanguillo-Cunduacan-Cárdenas; Línea Postal Experimental (Daniel P.
Forti), la ruta Guadalajara-Mascota-Talpa-Puerto Vallarta; Aeronáutica de la
Sierra, la ruta Parral-Guadalupe Calvo; Taxis Aéreos de Oaxaca, las rutas
Oaxaca-Tehuacán y Tehuacán-Cacahuatepec; y Alfredo Zárate Leyves, la ruta
Acapulco-Petatlán. Además, la Pan-American Airways cubría las rutas
Brownsville-México vía Tampico, Mérida-Miami vía La Habana, México-
Guatemala y Mérida-Belice.
Durante la gestión del general Francisco J. Múgica, secretario de
Comunicaciones y Obras Públicas en el gabinete del presidente Cárdenas, se
establecieron las bases para un nuevo desarrollo de la aviación civil: se dispuso
que sólo ciudadanos mexicanos por nacimiento tripularan las aereonaves de
matrícula nacional, y comenzaron a construirse aeropistas y aeródromos en el
país; a fines de 1940 la red aérea comprendía 60 mil kilómetros y había 140
aviones comerciales y 100 de particulares que recorrían 4 mil kilómetros cada
día. En 1943 las cifras de la aeronáutica nacional fueron las siguientes: 62 204
vuelos, 18.173 millones de kilómetros recorridos, 93 199 horas de vuelo y 240
620 pasajeros, 398 273 kg de correspondencia, 5 550 015 de express y 3 906
884 de equipaje transportados.
El Programa de Aeronáutica Civil para el periodo 1964-1970 definió una
nueva política de transporte aéreo internacional, con base en principios de
reciprocidad equitativa, que permitiera el acceso del turismo procedente de la
gran mayoría de los países del mundo y alentara a la vez el desarrollo del
transporte aéreo nacional. Aunque los principios generales que regían esta
actividad estaban definidos en acuerdos internacionales de tipo multilateral, a los
que México estaba suscrito, se decidió aplicarlos a convenios bilaterales que
tomaran en cuenta las peculiaridades del tráfico en cada ruta. Con base en este
procedimiento, fue posible suscribir convenios con 30 países, aunque sin otorgar
derechos de cabotaje, o sea que ninguna empresa extranjera podría transportar
pasajeros entre dos ciudades mexicanas. Además, se sostuvo el principio de la
estancia limitada en territorio nacional para el caso de los boletos vendidos en el
extranjero. Simultáneamente se coordinó la operación de las empresas

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mexicanas para evitar competencias lesivas entre ellas, sin limitar la necesaria
expansión del servicio y siempre con referencia a un plan maestro que
determinara las concesiones recomendables.
En 1969 operaban en el país 77 empresas nacionales clasificadas en
troncales (que cubrían las principales rutas internas y las internacionales);
secundarias, alimentadoras, regionales, de taxis aéreos nacionales y regionales,
de servicios especializados y de vuelos de fletamiento. Las dos empresas
troncales, Aeronaves de México y Mexicana de Aviación, contaban básicamente
con equipo de turborreacción. La primera tenía 11 unidades DC-9 y cuatro DC-
8; y la segunda, siete Boeing 727, cuatro Cometas y ocho DC-6. Las compañías
secundarias eran Servicios Aéreos Especiales y Aerocarga, cuya flota constaba
de cinco bimotores de turbohélice, cinco tetramotores de émbolo y dos
bimotores designados exclusivamente al servicio de carga. Las alimentadoras
utilizaban cinco bimotores de turbohélice y cuatro DC-3; y las restantes, unos
200 bimotores y monomotores ligeros. En 1976 funcionaban dos grandes
empresas (Aeroméxico y la Compañía Mexicana de Aviación), tres secundarias,
ocho alimentadoras, 72 regionales y 82 de taxis aéreos (29 regionales y 53
nacionales). Entre todas utilizaban 455 unidades de vuelo: 31 turborreactores, 14
de turbohélice y 390 de motor de émbolo. Con ayuda del gobierno federal,
Aeroméxico pudo disponer de 20 aparatos Douglas (dos DC-10-30, 16 DC-9 y
dos DC-8); y Mexicana de Aviación, de 23 Boeing (727-100 y 727-200). En
1982 el gobierno adquirió el 54% de las acciones de Mexicana de Aviación. Se
adquirieron siete aeronaves y la flota de ambas empresas llegó a 83 unidades: 38
de Aeroméxico, 45 de Mexicana.
Si bien el número de aviones se duplicó en 12 años, la composición de la
flota varió de modo considerable, pues el porcentaje de unidades comerciales
pasó de 11.4 en 1970 a 16.6 en 1982; el de aparatos privados bajó de 79.9 a
69.9; y el de aeronaves oficiales aumentó de 8.7 a 13.5. El número de vuelos
registró un incremento del 74.1% en el mismo periodo. Sin embargo, en 1982
hubo un ligero descenso por el mayor cupo de los aviones. La cantidad de
pasajeros aumentó 3.7 veces y las empresas nacionales, que prestaron servicio a
66.9% de las personas en 1970, movieron el 82.8% de éstas en 1982. El tonelaje
total transportado creció 2.6 veces. Dentro de este volumen de carga, el equipaje
representó el 55.5% en 1970 y el 57.8% en 1982; las mercancías, el 40.7% en
aquel año y el 39.7% en éste; y la correspondencia, el 3.7% y el 2.5%,
respectivamente.
La Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, publicada en el
Diario Oficial el 29 de diciembre de 1982, le otorga a la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT), entre otras, las funciones de otorgar

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concesiones y permisos para establecer y operar servicios aéreos en el territorio
nacional y vigilar su funcionamiento; negociar convenios para la prestación de
servicios aéreos internacionales; y construir, reconstruir y conservar las obras
necesarias para que se realicen las comunicaciones aéreas, terrestres y
marítimas, proporcionando los servicios de información y seguridad para su
operación. La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), dependiente de
la SCT, tiene amplias facultades para controlar las aeronaves, el personal
aeronáutico, los aeropuertos y los servicios auxiliares de la navegación aérea, y
para velar por la seguridad y el desarrollo del transporte aéreo le corresponde
aprobar las formas de los documentos de transporte y las tarifas que deben
cobrarse. De la DGAC dependen, a su vez, los Servicios a la Navegación en el
Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) y el Centro Internacional de Adiestramiento
de Aviación Civil (CIAAC).
En 1991, Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) registró utilidades por
400 000 millones de pesos, más los 250 000 millones aportados por Servicios a
la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), encargado del control
aéreo en territorio nacional. La operación aeroportuaria rinde 650 000 millones
de pesos al año. Al final del sexenio (1989-1994), buena parte de los
empresarios mexicanos administrará la infraestructura de comunicaciones y
transportes del país. De igual manera, la inversión productiva y la actividad
comercial correrán a cargo de la iniciativa privada nacional y extranjera.
Principales empresas. La Compañía Mexicana de Aviación (CMA) fue
fundada en 1924 por Leo George Rihl y William L. Mallory. Inicialmente tuvo
dos aviones Lincoln-Standard con motores de 150 c.f., para un solo pasajero,
que desarrollaban una velocidad de 95 km por hora. En Tampico se utilizó como
pista un llano próximo al puente de Moralillo, hoy considerado el primer
aeropuerto civil de la República. El 15 de abril de 1928 contrató el transporte de
valijas de correo entre México, Tuxpan y Tampico. Seis meses después extendió
sus rutas a Veracruz, Minatitlán, Villahermosa, Campeche y Mérida. Con base
en los reglamentos ferroviarios, se fijaron las tarifas aéreas del modo siguiente:
45 centavos por cada uno de los primeros 400 km de vuelo y 30 por cada uno de
los 300 siguientes; $5.00 tonelada-kilómetro de carga o equipaje en vuelos
menores de 100 km y en pesos menores de 5 kg; $1.25 por cada 100 km; y 75
centavos el kilogramo postal por cada 200 km. En 1929 la Pan American
Airways (PAA) compró todas las acciones de la CMA, quedando ésta como un
eslabón entre Estados Unidos y Centro y Suramérica. Ese año se establecieron
los servicios meteorológicos y auxiliares de navegación; se instalaron las
estaciones de radio de Tampico, México, Cozumel, Mérida, Campeche, Ciudad
del Carmen, Chetumal, Culiacán, Los Mochis, Ciudad Obregón, Hermosillo,

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Punta Peñasco, Tuxpan, Nuevo Laredo, Monterrey, Tapachula y Mexicali, con
potencias que fluctuaban entre los 15 y los 200 W; y se inauguraron las rutas
Brownsville-México (en la que fue piloto Charles Lindbergh) y Tejería-
Tapachula. En 1931 la red se extendió a La Habana y a Los Ángeles y se
transportó carga a Villahermosa. A partir de 1935 los aviones de la CMA
admitían 14 pasajeros, hasta 1941 en que se introdujeron aparatos DC-3, para
21, en la ruta México-Mérida. Ese año se iniciaron los vuelos Monterrey-Nuevo
Laredo. En 1942 se estableció la comunicación radiotelefónica entre las
estaciones terrestres y las naves de la empresa, para lo cual fueron instalados
radiofaros de frecuencias bajas (estaciones radiogoniométricas) en Veracruz,
Ixtepec, Tapachula, Cozumel y Hermosillo. Estos puestos de emisión y
recepción fueron utilizados por la FAM durante la Segunda Guerra Mundial. Las
unidades de la CMA, a su vez, transportaron de Mérida a Nueva Orleans a los
sobrevivientes de los barcos hundidos en aguas del Golfo y del Caribe. En 1943
un avión de la CMA hizo el primer vuelo nocturno México-Mérida. Ese año los
aparatos de la compañía recorrieron 5 063 467 km.
En 1944 la PAA vendió parte de las acciones a un grupo mexicano
encabezado por Abelardo L. Rodríguez y Aarón Sáenz. En 1948 la flota de la
empresa estaba integrada por 12 DC-3A, un C-47 y C-54A. En 1950 llegaron
tres DC-6 y al año siguiente se abrió la ruta Mérida-Tapachula-Minatitlán-Tuxtla
Gutiérrez y la de Tijuana fue prolongada hasta Los Ángeles. En 1951 se
estableció el transporte de carga en forma regular. De 1955 a 1957 la CMA
recibió tres DC-6B, los cuales cambió a la PAA por dos DC-6. En este último
año, gracias a las gestiones de la Comisión de Planeación de la Costa de Jalisco,
se abrió la ruta Guadalajara-Mascota-Puerto Vallarta; y se adquirieron cuatro
DC-7C, de los cuales solamente se entregaron tres. En 1960 la compañía recibió
tres DH-Comet, iniciándose así la era del jet en la ruta México-Los Ángeles.
Otros dos Comet fueron alquilados a la BOAC. En 1963 Aarón Sáenz abandonó
la empresa y se retiraron del servicio los DC-3. Un año después la CMA vendió
sus aeropuertos al gobierno federal. En 1965 llegaron los tres primeros Boeing
727-100. En 1966 se abrieron las rutas Cozumel-Miami, Acapulco-Chicago y
México-Guadalajara-San Antonio-Dallas.
Tras una crisis económica, durante la cual fueron embargadas varias naves,
el 5 de enero de 1968 Manuel Sosa de la Vega y Crescencio Ballesteros
adquirieron los certificados que estaban en poder de la PAA. En 1982 el
gobierno adquirió la mayoría de las acciones de la Compañía. Sin embargo, con
la política de privatización instrumentada en el sexenio 1989-1994, en 1989 se
vendieron a la iniciativa privada la mayoría de las acciones de la Compañía.
Durante 1991, atendió 9 millones de pasajeros y su flota constaba de 57 aviones.

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Para finales de ese mismo año, su situación financiera era crítica y tenía una
deuda abultada.
Aeronaves de México inició sus actividades el 14 de septiembre de 1934, con
un avión Stinson de Luxe de cinco plazas, con motor Lycoming de 215 c.f.,
destinado a viajar de México a Acapulco. En 1944 introdujo en esa ruta los
bimotores Boeing 247-D para 13 pasajeros. En 1949 empezó a volar a Nogales,
por Guadalajara, Tepic, Mazatlán, Culiacán, Guasave, Los Mochis, Navojoa,
Ciudad Obregón, Guaymas y Hermosillo. De 1940 a 1959 se le unieron
Transportes Aéreos del Pacífico, Líneas Aéreas Jesús Sarabia, Taxis Aéreos
Nacionales, Aeronaves de Michoacán, Taxis Aéreos de Oaxaca, Líneas Aéreas
Mexicanas (LAMSA) y Aerovías Reforma (Aerolíneas Mexicanas). En 1957 un
grupo de inversionistas nacionales adquirió las acciones que controlaba la PAA.
Ese mismo año se iniciaron los viajes de México a Nueva York en un avión de
turbohélice.
El 28 de julio de 1959 la compañía pasó a ser propiedad del gobierno
mexicano; se uniformó el equipo con tetramotores Douglas DC-6; pero al año
siguiente se compró a la Eastern Airlines un turborreactor Douglas DC-8 para
vuelos a Nueva York. A partir de 1962 la compañía absorbió pequeñas empresas
estatales: Trans-Mar de Cortés, SAESA, Aerolíneas Vega, Aerovías Rojas,
Aero-Maya, Aerolíneas del Istmo, Aeronaves Anáhuac y Guest Aerovías
México. De esta acción surgieron, como sociedades afiliadas, Servicios Aéreos
Especiales (SAE) y Aeronaves Alimentadoras. Más tarde esta última se
fraccionó en Aeronaves del Norte, del Sur, del Este, del Oeste y del Centro;
disminuyeron los usuarios y hubieron de traerse nuevos aparatos, esta vez Turbo
Twin Otter DHC-6, de Canadá, que mejoraron la situación de la filial. En 1962,
al incorporar a su activo los bienes de Guest Aerovías México, se hizo de tres
aviones DC8-51, para vuelos trasatlánticos. El año siguiente la flota de la
compañía constaba de 28 aparatos, entre los que había DC-3, C-47, DC-6,
Bristol Brittania y DC-8; y en 1971, de dos DC8-63, cuatro DC8-51, 15 DC9-
15, cinco HS-748 y nueve Twin Otter. En 1969 la compañía creó el Centro de
Capacitación para sus pilotos. En 1971 la empresa se denominó Aeroméxico. En
1982 el gobierno adquirió la mayoría de sus acciones. Sin embargo, para 1989,
la Compañía se reprivatizó acorde con la política del presidente Salinas de
Gortari. En 1991 transportó 6.2 millones de pasajeros y su flota constaba de 45
aviones. Para finales de ese mismo año, Aeroméxico presentaba una situación
financiera buena y su flota se expandía paulatinamente.
Guest Aerovías México, fundada en 1947 con capital mixto, recibió la
concesión núm. 102 para servir la ruta México-Miami-Hamilton-Bermudas-
Santa María-Islas Azores-Lisboa-Madrid-París-Londres. Inició sus vuelos el 8

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de enero de 1948 con un avión Lockheed-Constellation L-649 para 54 pasajeros.
En 1951 suspendió el servicio regular a Europa y sólo mantuvo los viajes a
Miami, hasta 1954 en que lo hizo también a Panamá. Cinco años después,
Scandinavian Airlines System compró acciones de la Guest y aportó tres DC-6,
dos L-749 y tres L-1049G; y en 1962 el gobierno federal adquirió la compañía y
la fusionó con Aeronaves de México.
Corporación Aeronáutica de Transportes (CAT), con sede en Torreón, inició
sus actividades el 9 de marzo de 1929, con dos aviones Ryan-Brougham y cinco
Vega, en la ruta Matamoros-Mazatlán; a ésta siguieron, casi inmediatamente, las
de México-San Luis Potosí-Torreón-Ciudad Juárez y Chihuahua-Nogales.
Aunque sufrió dos graves accidentes (1929), en 1930 ya había transportado 2
283 pasajeros. En 1931 murió su fundador, Theodore Hall, y un año después
sobrevino la quiebra. Un hijo del general Calles y el norteamericano Walter
Varney compraron los aviones y fundaron Líneas Aéreas Occidentales (LAO),
para cubrir la ruta Los Ángeles-México, que luego extendieron hasta Tapachula;
pero a causa de que Pan American consiguió para su filial Aerovías Centrales un
itinerario idéntico, LAO se retiró del mercado. Aerovías Centrales, a su vez,
canceló sus operaciones después de tres accidentes fatales.
Líneas Aéreas Mineras (LAMSA) nació en 1936; recibió las concesiones
que tuvo la desaparecida CAT y la de México a Salina Cruz y Suchiate. Tuvo al
principio un Orión y pocos meses después 11 Vega; fundada por un extranjero,
Gordon S. Barry, contrató únicamente pilotos mexicanos. En 1942 ya
transportaba cinco mil pasajeros. Barry vendió parte de las acciones a la United
Airlines y la empresa cambió su nombre por Líneas Aéreas Mexicanas,
conservando las mismas siglas. El equipo monomotor fue cambiado por
bimotores Boeing 247D y Douglas DC-3. En 1952 Antonio Díaz Lombardo
adquirió todas las acciones y las vendió a Aeronaves de México.
Transportes Aéreos de Chiapas, propiedad de Francisco Sarabia, obtuvo la
concesión núm. 25 el 25 de mayo de 1933, para las rutas Arriaga-Tuxtla
Gutiérrez-San Cristóbal y Tuxtla Gutiérrez-Pichucalco; y en 1938 y 1939 las de
San Cristóbal-Comitán-Tapachula, México-Oaxaca-Tuxtla Gutiérrez-Tapachula,
Copelchén-Nohsayab-Peto-Santa Rosa-Los Lirios-Poulinkin-Mérida y
Chetumal-Mérida-Valladolid-Cozumel-Tulum-Carrillo Puerto. A la muerte del
famoso piloto, la empresa tomó el nombre de Compañía Aeronáutica Francisco
Sarabia, y en 1943 cesó sus actividades.
Servicios Aéreos Panini se hizo cargo de la ruta México-Arcelia-Ciudad
Altamirano-Huetamo-Morelia en septiembre de 1936, cuando sólo disponía de
un sesquiplano; pero tres meses después ya contaba con otros cuatro aviones.
Prestó también el servicio, desde un principio, de México a Huejutla y Tampico.

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En 1944 operaba también las líneas Huamuxtitlan-Tlapa-Ometepec-
Cuajimicuilapa, México-León-Aguascalientes-Zacatecas-Durango-Culiacán y
Morelia-Manzanillo-Guadalajara. A causa de un accidente fatal ocurrido en
León, en 1947 Panini vendió la Compañía, la cual se fusionó con Aerovías
Reforma un año más tarde.
Aerovías Reforma se fundó hacia 1945 para servir la ruta México-
Guadalajara-Culiacán-Ensenada-Tijuana; en 1948 absorbió a Servicios Aéreos
Panini y en 1954 se fusionó con Aeronaves de México.
Aerolíneas Mexicanas empezó a volar de México a Zihuatanejo el 12 de
mayo de 1956, con sólo tres aviones. Un mes después lo hizo de México a León
y San Luis Potosí, y más tarde a Ciudad Victoria, Tamuín, Aguascalientes y
Zacatecas, mientras desde la capital movía pasajeros y carga a Brownsville y
Piedras Negras. En 1960 adquirió dos Douglas DC-4 para 132 pasajeros y en
1963 se fusionó con Aeronaves de México. En siete años de operación no
registró un solo accidente.
Otras pequeñas compañías o empresarios y sus concesiones fueron las
siguientes: Transportes Aéreos México-Cuba (1931; Veracruz-Frontera-
Progreso-La Habana, que no llegó a operar porque sufrió un accidente en el
vuelo inaugural), J. Hans Mattes (1932; de Villahermosa a Frontera,
Comalcalco, Salto del Agua, Jalapa de Méndez, Macuspana, Teapa, Pichucalco,
Huimanguillo, Cárdenas, Yajalón y Emiliano Zapata), Aerolíneas Altamirano
(Iguala-Ciudad Altamirano-Zirándaro-Huetamo-Morelia), José García
Archundia (Toluca-Huetamo-Zihuatanejo), Enrique Cauhonte (interior de
Michoacán), Eucario León (Puebla), Héctor Bernal, Francisco López Tejeda y
Sergio Murillo (de Morelos a Guerrero); Aerotransportes (México-Querétaro-
León -Aguascalientes-Brownsville), TAMSA (servicio de car ga México-
Veracruz-Coatzacoalcos-Frontera-Carmen -Campeche-Mérida-Cozumel-
Chetumal-Belice), Taxis Aéreos Nacionales (cuenca del Balsas), Transportes
Aéreos de Tampico (1940; Tampico-El Higo-Tempoal-Tantoyuca-Platón
Sánchez-Veracruz-Huejutla, ruta extendida en 1946 a la ciudad de México), y
Líneas Aéreas Unidas (1950), más tarde convertida en Servicios Aéreos
Especiales (SAE).
Aviación comercial internacional. El 31 de mayo de 1928 un aparato de la
Pickwick Latino Americana, propiedad de Pan American, cruzó la frontera con
Estados Unidos en vuelo de Nogales a Tijuana. El 9 de marzo de 1929 la PAA
abrió la ruta Brownsville-México, con un avión tripulado por Charles
Lindbergh; más tarde su filial, la CMA, prolongó la línea hasta Guatemala. Ese
año Transportes Aéreos Centroamericanos (TACA), de bandera salvadoreña,
tocó la ciudad de México. American Airlines obtuvo su concesión el 25 de

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octubre de 1940; hizo su primer vuelo el 6 de septiembre de 1942 (Nueva York-
Washington-Dallas-Fortworth -Monterrey-México); formó un cuerpo de
tripulantes mexicanos; construyó los aeropuertos de Monterrey, Ciudad Victoria,
Tamuín y Actopan; instaló radiofaros (1943) en México, Tepexpan, Ciudad
Victoria, Monterrey, Mamulique y Monclova; y operó las rutas México-
Monterrey-El Paso-Los Ángeles y México-Monterrey -Fortworth-Dallas-
Chicago. El 15 de octubre de 1962 Avianca inició sus vuelos Bogotá-México.
Cubana de Aviación voló regularmente a México desde 1948, y entre 1963 y
1975 proporcionó la única vía de comunicación entre la isla y el continente. El
24 de octubre de 1952 KLM inauguró la línea Amsterdam-Shannon -Montreal-
Monterrey-México; en 1957 introdujo equipo turborreactor DC-8, eliminó a
Monterrey de su itinerario e incluyó a Dallas. Western Airlines viajó por vez
primera de Los Ángeles a México el 15 de julio de 1957, y poco después
empezó a hacerlo de México a San Diego y de Los Ángeles a Acapulco. Además
de las anteriores, han prestado servicio a México, desde el año que se indica
entre paréntesis, aunque algunas con interrupciones, las siguientes empresas:
TACA (1944), Aerovías Q (1946), Iberia (1950), Aviateca (1950), Air France
(1952), Canadian Pacific (1953), Trans-Canada Airlines (1954), Líneas Aéreas
de Costa Rica (1955), SABENA (1956), LACSA (1958), Eastern Airlines
(1958), Varig (1959), Braniff (1946 y 1960), VIASA (1965), Quantas (1966),
Lufthansa (1966), TAN (1966), Texas International Airlines (1966), Aerolíneas
Argentinas (1967), Ecuatoriana de Aviación (1968), Air West (1968), LANICA
(1969), Air Panama (1969), Japan Airlines (1972), Aeroperú (1975) y Aeroflot
(1978).
Aeropuertos. En general, constan de cuatro partes: 1) pistas, calles de rodaje,
plataforma, equipos electrónicos de aterrizaje y ayudas visuales correlativas; 2)
área terminal, formada por barras de atención al público, salas de espera y de
entrega de equipaje, oficinas de migración y aduana y servicios generales; 3)
vías de acceso, zonas de arribo de pasajeros y carga y estacionamiento de
vehículos; y 4) sistemas de suministro de energía eléctrica, agua y combustible.
Cinco años antes de iniciar la construcción de un aeropuerto, se instalan las
estaciones meteorológicas. El diseño se ajusta a las características del avión más
grande que se vaya a operar. Si se trata de un jet, se harán 1 600 planos en la
etapa de anteproyecto y 800 para guiar la obra.
Antecedentes. El 8 de enero de 1910, al despegar y aterrizar el Voisin de
Alberto Braniff en los llanos de Balbuena, al este de la ciudad de México,
aquella planicie, efecto de la desecación del lago de Texcoco, se convirtió en el
primer campo aéreo del país. La pista, de tierra apisonada, quedaba inservible
con la más ligera llovizna. En 1915 la Secretaría de Guerra y Marina construyó

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un local para los talleres, y la de Comunicaciones y Obras Públicas consolidó el
área de rodaje y levantó el primer hangar. Así nació el Aeródromo Nacional de
Balbuena. Durante el periodo armado de la Revolución, la incipiente aviación
militar acudió en apoyo de los ejércitos de tierra. Los aparatos eran desarmados,
embarcados por ferrocarril y puestos en situación de vuelo al lado de las vías,
mientras los soldados acondicionaban el terreno para hacer posible su operación.
Los “campos de aviación” fueron multiplicándose de este modo hasta 1924, ya
con la asesoría de la Sección Técnica de Navegación Aérea, fundada en 1920.
Primera etapa (1924-1942). Para evitar los asaltos y robos de que eran
víctimas en la región de las Huastecas los pagadores de las compañías petroleras
establecidas en Tampico, se decidió utilizar aeroplanos. Formada en 1924 para
transportar fondos, la Compañía Mexicana de Aviación inauguró los vuelos
civiles con base en una pequeña pista en las inmediaciones del puente de El
Moralillo, en la confluencia de los ríos Pánuco y Tamesí. En 1928 se autorizaron
los primeros servicios aéreos comerciales sujetos a itinerario. La Mexicana, que
operaba cuatro monoplanos Fairchild monomotores y había sido ya adquirida
por la Pan American Airways, instaló entonces simples casetas de madera en
Balbuena, El Moralillo y Tuxpan, y antes de que terminara el año, en los campos
militares de Veracruz, Minatitlán, Villahermosa, Ciudad del Carmen, Campeche
y Mérida. En 1929 iniciaron sus actividades la Corporación Aeronáutica de
Transportes, en la ruta Matamoros-Mazatlán, con escalas en Monterrey, Saltillo,
Torreón y Durango; y la Pickwick Latino Americana, que volaba de Los
Ángeles a San Salvador, en América Central, tocando Tijuana, Mexicali,
Hermosillo, Guaymas, Cajeme, Navojoa, Los Mochis, Culiacán, Mazatlán,
Tepic, Guadalajara, Morelia, ciudad de México, Puebla, Tehuacán, Oaxaca, San
Jerónimo Ixtepec, Arriaga y Tapachula. Estas empresas también utilizaron los
aeródromos militares, a los que sólo añadieron conos de viento y casetas muy
modestas. Cuando en ese año la Mexicana inauguró los vuelos de los trimotores
Ford de Brownsville a México, con escala en Tampico, los pilotos exigieron un
aeródromo más seguro en este puerto. Ya con la intervención de especialistas, se
construyó, a un lado de la carretera de Tampico a El Mante, el Aeropuerto Leo
G. Rihl, en honor del fundador de la Mexicana. Tenía estación de pasajeros,
hangar para mantenimiento, pistas petrolizadas y llanos con pasto natural. Este
modelo se reprodujo en Tejería, Ver., y en Mérida. Hacia 1932 el Departamento
de Navegación Aérea condicionaba el otorgamiento de concesiones al
compromiso de las empresas de arreglar por su cuenta los campos de aterrizaje.
Sin embargo, las inversiones fueron mínimas y solamente se agregaron unos
metros a la longitud de las pistas. El Departamento, a su vez, decayó
sensiblemente por restricciones a su presupuesto.

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Segunda etapa (1943-1946). Al inicio de este periodo existían en el país 16
aeropuertos: en Campeche, ciudad de México, Ciudad del Carmen, Ciudad
Juárez, Hermosillo, Mazatlán, Mérida, Mexicali, Minatitlán, Monterrey, Nuevo
León, Oaxaca, Puebla, Tampico, Tapachula y Veracruz (Las Bajadas) y 80
aeródromos en otras tantas localidades. En 1943, el Departamento de
Aeronáutica Civil, dependiente de la Secretaría de Comunicaciones y Obras
Públicas, fijó las normas para la construcción de aeropuertos y exigió a las
compañías su cumplimiento antes de emprender nuevas operaciones. Por esos
años, el estado de guerra obligó a Estados Unidos a enviar a Panamá aeroplanos
de todo tipo para prevenir la defensa del canal. Previo convenio con el gobierno
de México, se montó una oficina de la Airport Development Program y en breve
tiempo Mexicana construyó los nuevos aeropuertos de Tampico, en el mismo
sitio; Veracruz, en Las Bajadas; Villahermosa, Ciudad del Carmen, Campeche,
Mérida y Tapachula. La Pan American, a su vez, se encargó de acondicionar una
base aérea militar en Ixtepec, Oax., con pistas de dimensiones inusitadas: 3 100
m de largo por 60 de ancho, para la operación de fortalezas aéreas. American
Airlines, que trabajaba en México desde 1940, hizo el aeropuerto de Monterrey
y los auxiliares de Actopan, Tamuín y Ciudad Victoria. Líneas Aéreas Mineras,
que en 1942 había cambiado su nombre por el de Líneas Aéreas Mexicanas
(LAMSA), construyó los de San Luis Potosí, Torreón, Parral, Chihuahua,
Ciudad Juárez, La Colorada (en Zacatecas) y Nuevo Casas Grandes; y mejoró
los de Durango, Cananea y Nogales. Las dos últimas empresas iluminaron los
campos e instalaron radiofaros direccionales de baja frecuencia y cuatro haces,
que eran las mejores radioayudas en aquella época.
Tercera etapa (1947-1964). En 1947, al adherirse México a la Organización
de Aviación Civil Internacional (OACI), creada ese año con sede en Montreal, la
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas decidió participar directamente
en la construcción de los aeropuertos. Así, a partir del 1° de enero de 1953, la
Dirección General de Aeronáutica Civil intervino en los de Acapulco (Pie de la
Cuesta), Tijuana, Villahermosa, Minatitlán, Guadalajara, Mazatlán, Tepic,
Zihuatanejo, Nogales, León, Hermosillo, Morelia, Aguascalientes, Matamoros,
Puerto Vallarta, Saltillo, Tuxtla Gutiérrez y México (ampliación y actual
edificio). De este modo, el sistema aeroportuario nacional quedó en aptitud de
prestar servicio a los aviones DC-3, DC-4, DC-6, Constellation y Convair. En
1957 se contaba con 37 aeropuertos, 302 aeródromos y 499 campos de
aterrizaje. El 1° de enero de 1959 la construcción de aeropuertos quedó a cargo
de la Secretaría de Obras Públicas. El constante uso de grandes aparatos y el
intemperismo prolongado fueron deteriorando las instalaciones. Además, el 4 de
julio de 1960 Mexicana inauguró la era del jet en el país. En 1963 la situación se

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hizo crítica y la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) se negó a
operar en el aeropuerto de Guadalajara.
Cuarta etapa (1965-1984). En 1965 sólo había ocho terminales aéreas
capaces de recibir jets y 24 idóneas para manejar aparatos del tipo DC-6. Con el
propósito de superar ese retraso y prever el desarrollo del transporte por aire,
una comisión mixta de planeación determinó construir o modernizar en el
periodo de 1966 a 1970, 75 aeropuertos divididos en tres categorías: para
aviones de largo alcance, en Acapulco, Guadalajara, La Paz, Mazatlán, Mérida,
México, Monterrey, Puerto Vallarta y Tijuana; para aviones de alcance medio, en
Campeche, Ciudad del Carmen, Ciudad Juárez, Ciudad Obregón, Cozumel,
Culiacán, Chetumal, Chihuahua, Hermosillo, León, Matamoros, Mexicali,
Minatitlán, Nuevo Laredo, Oaxaca, Reynosa, Tampico, Tapachula, Torreón,
Tuxtla Gutiérrez, Veracruz y Villahermosa; y para vuelos cortos, en 44
localidades. A fin de realizar este plan se creó la Dirección General de
Aeropuertos y el 10 de junio de 1965 se formó el organismo descentralizado
Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), encargado de operar y administrar
las terminales que se construyeran o remodelaran. Veinte años después, en 1985,
ASA coordinaba el trabajo de seis mil personas en 52 aeropuertos, cuya misión
es la de mantener en operación los edificios (áreas para la documentación de
pasajeros y equipajes, salas de espera, bandas mecánicas, mobiliario,
restaurantes, bares y zonas comerciales), pistas y plataformas, plantas de
energía, bombas de agua, equipos contra incendio, pasillos telescópicos, salas
móviles, espacios para estacionamiento de automóviles y aun, en la ciudad de
México, una flotilla de unidades de transporte urbano. La antigua empresa Radio
Aeronáutica Mexicana (RAMSA) fue sustituida el 3 de octubre de 1978 por el
organismo desconcentrado Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo
Mexicano (SANEAM), cuya función consiste en proporcionar a las aeronaves la
información meteorológica, las radioayudas, las telecomunicaciones, el control
de tránsito aéreo y el despacho y guía de vuelos. La vigilancia del espacio aéreo
se realiza desde cuatro centros de control ubicados en los aeropuertos de
México, Mazatlán, Monterrey y Mérida. Mediante la más avanzada tecnología
de cómputo, se cubren 3.5 millones de kilómetros para mantener en orden el
movimiento de las aeronaves. El control se ejerce en tres círculos concéntricos, a
partir de las torres: las salidas y las llegadas, en el primero, de 10 millas náuticas
de radio; las aproximaciones a las pistas, en el segundo, de 100 millas de
diámetro; y los vuelos, en el tercero, de hasta 200 millas de radio. Al efecto se
dispone de sistemas primarios y secundarios de radar, tanto en ruta como en
terminales. El servicio de radioayudas indica al piloto la dirección en que va
volando respecto de los radiofaros y la distancia a que se encuentra de esas

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instalaciones; y cuando las condiciones del tiempo son desfavorables, lo guía
hacia la pista y le señala el ángulo de descenso (trayectoria de planeo), para
lograr un aterrizaje seguro. La comunicación oral de punto a punto (estación a
estación) o de aire a tierra (pilotos a controladores) se hace por radiotelefonía; y
la telegráfica, por microondas. En este caso, SANEAM dispone de la Red de
Telecomunicaciones Fijas Aeronáuticas (AFTN), conectada con la Corporación
Centroamericana de Servicios de Navegación Aérea y con la Aeronautical Radio
Inc. Para informar al personal de vuelo las condiciones del tiempo en los
aeropuertos, rutas y áreas adyacentes a las aerovías, SANEAM tiene instaladas
en toda la República estaciones meteorológicas que hacen observaciones cada
hora, las cuales son procesadas en el Centro de Análisis y Pronósticos, en la
ciudad de México. Éste recibe, además, reportes meteorológicos del extranjero,
que llegan en forma gráfica desde Washington. SANEAM asesora también la
elaboración de planes de vuelo. El suministro de combustibles está concesionado
para todo el país a Nacional de Combustibles (Nacoa) y a Distribuidora de Gas
Avión (Digas). A partir del 1° de diciembre de 1982, las obras de infraestructura
en materia aeroportuaria pasaron a ser competencia de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes. De los 52 aeropuertos administrados por ASA,
la mitad eran internacionales: 14 en ciudades turísticas (Acapulco, Cancún,
Cozumel, Guaymas, La Paz, Loreto, Manzanillo, Mazatlán, Mérida, Puerto
Escondido, Puerto Vallarta, San José del Cabo, Veracruz y Zihuatanejo), nueve
en ciudades fronterizas (Ciudad Juárez, Chetumal, Matamoros, Mexicali,
Nogales, Nuevo Laredo, Reynosa, Tapachula y Tijuana) y tres en áreas
metropolitanas (Guadalajara, México y Monterrey). Los 26 restantes tenían un
carácter regional: Aguascalientes, Campeche, Ciudad del Carmen, Ciudad
Obregón, Ciudad Victoria, Chihuahua, Culiacán, Durango, Hermosillo, León,
Los Mochis, Minatitlán, Morelia, Oaxaca, Poza Rica, San Luis Potosí, Tampico,
Tamuín, Tehuacán, Tepic, Toluca, Torreón, Tuxtla Gutiérrez, Uruapan,
Villahermosa y Zacatecas. En 1982 (último dato disponible) el país contaba,
además, con otros 22 aeropuertos y 1 284 aeródromos. El aeropuerto de la
ciudad de México es el de mayor tránsito en el sistema: en 1983 atendió a 11.6
millones de pasajeros, 1.5 millones menos que en 1982 debido a los efectos de la
crisis económica.
La Medalla Emilio Carranza fue instituida en 1949 como premio a los
pioneros de la aviación. Los primeros en recibirla fueron Alberto Salinas
Carranza, Gustavo Salinas Camiña, Eduardo y Juan Pablo Aldasoro Suárez,
Antonio Sánchez Saldaña, Pedro Souza García, Rafael Suárez Medrano y Ema
Catalina Encinas. Sólo tres civiles han sido distinguidos con ella: Carlos Ramos
(Aeronaves de México), Alberto Sánchez Llorente (CMA) y Rubén Ruiz

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Alcántara (Aerovías Reforma).
Otras mujeres aviadoras, aparte la anterior, han sido: María Marcos Cedillo,
Eloísa Bernal de Oviedo, Consuelo Padúa Cárdenas, Alicia Lemajer de Jiménez,
Bertha Zerón de García, Trinidad González de Alarcón, Eva Romero, Laila
Hanon, Noemí Mondragón, Martha Amezcua de Cuahonte y Belinda Cuahonte
Amezcua, Rosalía Sánchez, Guillermina Romero y María Elena Soto Martínez.
Escuelas de aviación civil. Entre 1928 y 1930 se inauguraron los planteles de
Felipe H. García y de Fritz Bieler y Lulio Zinzer. En 1930 abrió sus puertas el
Instituto Aeronáutico de Juan Guillermo Villasana, y poco después la Escuela
Libre Mexicana de Aeronáutica, la Unión Mexicana de Aviación Hans Muller, la
Escuela de Aviación Civil Emilio Carranza y la academia de Mario Castelán. En
1933 Saturnino Cedillo patrocinó otra en San Luis Potosí. Posteriores son la
escuela de Enrique Caloca y el Instituto Mexicano de Aviación de Salvador
Mariscal Flores (1942). En diciembre de 1943 se estableció la Escuela de
Aviación Civil Cinco de Mayo en Puebla; y en años posteriores, la Nacional de
Aviación, la de Francisco López Tejeda, la de Aviación México y el Centro
Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil. En 1975 funcionaban en la
capital de la República, la Aeroescuela, las escuelas Mexicana del Aire,
Aeronáutica Pan Americana y Aeronáutica Bernal y el Instituto Tecnológico de
Aviación Comercial.
Se han constituido la Asociación Mexicana de Aeronáutica, el Aero-Club, el
Club Aéreo de México y el Colegio de Pilotos Aviadores; y cada día crece la
afición por el paracaidismo deportivo. (J.L.R.)
Bibliografía: Aeropuertos y Servicios Auxiliares: “Historia y logros de 20
años de ASA”, en Revista Aeropuertos (58, enero de 1986); El Mercado de
Valores (XLIV-34); Enrique Loaeza Tovar: “El desarrollo del transporte aéreo en
México”, en Revista Amauta (8-1981); Programa Nacional de Comunicaciones
y Transportes (20 de agosto de 1984); Secretaría de Programación y
Presupuesto: Cómo es México (cap. XI, Aeropuertos; 1979); Adolfo Villaseñor
Macías: “Aeropuertos y campos de aviación en México”, en Administración
aeroportuaria. Aeropuertos y Servicios Auxiliares (1974).

TRANSPORTE AÉREO
1989 1990 1991
Aeropuertos, aeropistas y helipuertos:
Comerciales 78 82 82
Aeródromos 1 824 2 054 2 230
Helipuertos 72 78 n.d.
Regulares 25 30 n.d.
Emergencia 47 48 n.d.
Red ASA (millones):
Operaciones al año (miles) 1 004 1 290 1 239

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Pasajeros movilizados al año en la red 19 030 21 174 23 292
Ayudas a la navegación:
VOR 66 88 n.d.
NDB 17 19 n.d.
DME 78 80 n.d.
ILS 15 15 n.d.
Radares 54 55 n.d.
Aeronaves registradas 5 401 5 874 6 123
Comerciales(XA) 595 847 1 020
Privados(XB) 4 282 4 442 4 492
Oficiales(XC) 524 585 611
Carga transportada* 160 164 178
Servicio nacional 54 63 71
Servicio internacional 106 101 107
Empresas de transporte aéreo:
Empresas nacionales 49 42 51
Empresas extranjeras 31 28 29
*Miles de toneladas.
Fuente: Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Anuario estadístico del sector
comunicaciones y transportes 1989. Presidencia de la República. Cuarto informe de
gobierno, 1992.

SITUACIÓN FINANCIERA DE AERONAVES DE


MÉXICO, S.A. DE C.V. (AEROMÉXICO)
(millones de pesos)
Cuenta corriente 1986 1987 1988
Ingresos corrientes 258 532 686 799 369 998
Venta de bienes y servicios 252 877 666 690 367 924
Otros 5 655 20 109 2 074
Gastos corrientes 251 031 682 940 352 043
Servicios personales 69 231 163 667 86 838
Materiales y suministros 71 195 224 762 151 234
Servicios generales 94 301 251 114 103 940
Pagos de intereses 16 304 43 397 9 368
Otros 0 0 663
Ahorro (antes de transferencia) 7 501 3 859 17 955
Transferencias corrientes 0 95 600 0
Ahorro corriente 7 501 99 459 17 955
Cuenta de capital
Ingreso de capital 0 0 4 694
Gastos de capital 27 638 31 857 7 540
Inversión física 27 567 31 226 7 539
Inversión financiera 71 2 1
Otros 0 629 0
Transferencias de capital 33 000 2 001 0
(Déficit) o superávit en cuenta de capital 5 362 - 29 856 - 2 846
(Déficit) o superávit financiero 12 863 69 603 15 109
Financiamiento del (déficit) o superávit - 12 863 - 69 603 - 15 109
Aumento Neto de la Deuda - 7 794 - 17 899 - 10 059
Interno - 832 - 1 044 - 261

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Externo - 6 962 - 16 855 - 9 798
Financiamiento 374 0 0
Interno 0 0 0
Externo 374 0 0
Amortización 8 168 17 899 10 059
Interna 832 1 044 261
Externa 7 336 16 855 9 798
Variación de disponibilidades - 5 069 - 51 704 - 5 950
Fuente: Presidencia de la República. Informe de Gobierno 1989. SPP. Cuenta de la
hacienda pública federal 1989. Aeroméxico se desincorporó a partir de 1989.

COMPAÑÍA MEXICANA DE AVIACIÓN


1987 1988 1989 1990 1991
Pasajeros
Trasportados1 7.8 8.4 8.5 9.1 9.1
Factor de ocupación 48.6 52.9 50.6 47.4 50.4
Kilómetros recorridos
Servicio nacional 40 37 37 42 47
Servicio internacional 55 56 59 66 57
Operaciones al año² 81 80 83 93 91
Flota aérea (areonaves) 45 42 44 50 58
Asientos disponibles 16 146 15 927 16 793 19 117 17 977
Utilización diaria de c/aeronave (h)
Ciudades servidas 46 43 44 48 50
Nacionales 31 28 28 30 32
Extranjeras 15 15 16 18 18
1En millones. ²En miles.

Fuente: Presidencia de la República. Cuarto Informe de Gobierno, 1992.

Boeing 727-100 de Mexicana de Aviación


Archivo de la Cía. Mexicana de Aviación

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Pilotos del Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana. Combatió contra
los japoneses en la Segunda Guerra Mundial.
Archivo de Excelsior,

Primer vuelo a motor en México


Archivo Casasola
AVIADOR
En el lenguaje popular, designa al falso empleado que figura en las nóminas
únicamente para que él o su jefe cobren un sueldo no devengado.
AVICULTURA
(Del latín avis, ave, y cultura, cultivo, crianza.) Actividad referente al cuidado,
el crecimiento y la reproducción de aves domésticas, en contraste con aves de
cacería o mantenidas como especímenes para ornato o en confinamiento, sin ser
domésticas. En México, la avicultura la constituyen técnicas importadas
entrelazadas con otras de origen prehispánico. El guajolote (Meleagris
gallopavo) es una ave doméstica desde los tiempos prehispánicos. El pato
cairina o pato enmascarado (Cairina moschata) denominado nuñume por los

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incas, es diferente del pato doméstico europeo (Anas platyrhynchos) y muy
común en el trópico mexicano, en casas de campesinos. La codorniz americana
(género Colinus) nunca fue objeto de explotación avícola, pero sí la codorniz
japonesa (Coturnix coturnix), de reciente importación, que enriquece la
avicultura mexicana. La especie más importante, la que mayor contribución hace
a la economía avícola, es la gallina común (Gallus gallus) de origen asiático,
que llegó a México primero por vía de España, más algunas que arribaron en la
nao de Filipinas. Actualmente la avicultura mexicana importa pies de cria de
Estados Unidos y Canadá. El ganso (Anser anser), el faisán (Phasianus
colchicus) y la paloma (Columba livia) son poco utilizados en la avicultura
mexicana, pero muy apreciados como aves de ornato o en el deporte. La paloma
se utiliza como ave de carne en Europa, y no lo es tanto en México, pero existe
gran afición por la cría de palomas mensajeras (v. COLOMBOFILIA). La cría
de la gallina de Guinea (Numida meleagris) está poco extendida en México, y el
ave puede considerarse de ornato, como el pavo real (Pavo cristatus), el faisán
europeo o el faisán dorado. En Yucatán, el llamado faisán es en realidad un
guajolote muy perecido al común, pero clasificado en otro género (Agriocharis
ocellata).
Evolución histórica. En la descripción hecha por Hernán Cortés de las aves
que encontró en Tenochtitlan, incluye un buen número de especies domésticas,
aunque tal vez se trataba de éstas y de otras en cautiverio. Escribió: “Había diez
estanques de agua, donde moraban todos los linajes de aves de agua que en estas
partes se hallan, que son muchos y diversos, todas domésticas. Para las aves que
se crían en la mar, eran los estanques de agua salada, y para las de ríos, lagunas
de agua dulce, dándole a cada género de aves aquel mantenimiento que era
propio a su natural y con ellas en el campo se mantenían; de forma que a las que
comían pescado, se lo daban, cada día diez arrobas; y las que gusanos, gusanos;
y las que maíz, maíz; y las que otras semillas más menudas, por el consiguiente
se las daban. Había para tener cargo de estas aves trescientos hombres, que en
ninguna otra cosa entendían”. La más notable de esas aves, por el modo como se
difundió después por todo el mundo, era el huexólotl (v. GANADERÍA y
GUAJOLOTE). Clavijero hace esta enumeración: “Entre las aves de rapiña hay
águilas, azores, halcones y gavilanes de varias especies y cernícalos… De aves
nocturnas hay búhos, lechuzas, mochuelos y otras… De aves acuáticas hay un
número prodigioso de ánsares, veinte por lo menos de ánades, varios de garzas,
muchos cisnes, gaviotas, cercetas, martinetes, gallinetas, mergos, pelícanos y
otras… Por lo que mira a las demás clases de aves, unas son apreciables por su
carne, otras por su pluma, otras por su canto o su voz y otras por su instinto. De
aquellas aves, cuya carne es de bueno y gustoso alimento, he llegado a numerar

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hasta 45 especies… y 35 de pájaros mexicanos singularmente hermosos,
sumamente estimados para las singulares obras de mosaico que trabajan con sus
plumas… No abundan solamente en la tierra de Anáhuac las aves canoras, sino
también las locuaces, que imitan el habla humana. Entre los papagayos, la
guacamaya es la más apreciable por sus vistosísimas plumas; pero el oznene o
loro, de plumaje verde y cabeza amarilla, aprende cuantas palabras y cantatas se
le enseñen y las expresa con claridad”.
La explotación de aves con algunas normas europeas se inició en México en
la época virreinal. De ahí parte la abundancia de gallinas en ranchos, haciendas y
caseríos, como parte del patrimonio familiar. Se trata de aves que viven en
libertad y que compensan el maíz que reciben del ama de casa con su capacidad
para encontrar insectos, semillas y plantas silvestres. En muchas partes subsisten
las condiciones dictadas en el siglo XVI por el cuarto virrey de Nueva España,
Martín Enríquez de Almanza, al ordenar “que de aquí adelante, en esta Nueva
España, en cada un año, cada indio sea obligado a criar en su casa doce gallinas
de Castilla y seis de la tierra, so pena de que se pague el valor de las que hasta la
dicha cantidad dejare de criar…”. Fernando Rosenzweig, al estudiar la economía
novohispana de comienzos del siglo XIX, aporta el dato de que entonces había
una producción anual de gallinas, pollos y huevos que hace suponer que cada
habitante consumía cuatro gallinas y pollos al año y dos huevos al mes. Por lo
que hace a la caza de aves, sólo en la ciudad de México se consumían 25 mil
patos al año. En la segunda mitad del siglo XIX la avicultura presentaba las
siguientes existencias, registradas por Marcos Arroniz: “La población de la
ciudad de México se calcula en más de 200 mil habitantes solamente en el casco
de la ciudad, y para su subsistencia se calcula, que el consumo anual de aves es
de 1 260 000 gallinas, 125 mil patos de caza y corral, 250 mil pavos, 65 mil
pichones, y 140 mil codornices y perdices”. En el último tercio del siglo, la
existencia era la siguiente (José María Pérez Hernández): gallinas, 1 362 514;
patos, 174 835; pichones, 74 320; perdices, 66 132; codornices, 81 129; y pavos,
73 641. Y en 1893, Antonio Peñafiel registra los siguientes consumos de huevo:
1889, 1 084 073; 1890, 1 099 615; 1891, 1 158 686; 1892, 1 180 784; y 1893,
846 920.
En el campo, la afición por los gallos de pelea afectó el desarrollo de las
gallinas productoras, pues en muchos casos ​y así ocurre hasta la fecha​ convivían
sueltos gallos de riña y gallinas; como resultado, surgió la especie de gallina
criolla o corriente, acostumbrada a vivir suelta y que requiere de pocas
atenciones.
Después de la Primera Guerra Mundial se introdujeron gallinas más
productoras que las de origen hispánico. En España, a fines del siglo XIX se

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habían mejorado razas mediterráneas muy productoras de huevos y que no se
encluecaban y, por lo tanto, dependían para su reproducción la incubación
artificial. Se importaron entonces incubadoras de petróleo y posteriormente
eléctricas para la multiplicación de las razas Leghorn ​italianas​ y Minorca
​españolas​, ponedoras de huevos con cascarón blanco. Se introdujeron también
razas de gallinas de carne, en que los machos adultos sobrepasan los 4 kg y las
hembras los 2 kg. Las razas de carne ponen huevos de cascarón marrón. Se
vuelven comunes en las granjas avícolas animales originarios de Estados
Unidos, como las razas Plymouth Rock (barreadas), Wyandotte, Rhode Island y
la New Hampshire, las inglesas Orpington y Langshan, y la australiana
Australorps. Estas razas se criaban en instalaciones avícolas con pisos de tierra y
raciones a base de maíz y salvado, en lotes no mayores de 100 gallinas por raza,
y un gallo por cada 20 a 40 hembras. Algunas razas se criaban para exposición y
se prestaba poca atención a su mejoramiento genético. Esta multiplicidad de
razas no se extendió al campo mexicano para sustituir a la gallina corriente, con
una excepción: en las Huastecas, en la planicie del golfo de México, se formó
una población de gallinas de gran tamaño y belleza mediante la mezcla de razas
productoras de carne; viven en libertad, en ranchos y caseríos desde Tampico
hasta Palma Sola; posiblemente ha ayudado a su mayor desarrollo y postura la
abundancia de insectos en el ambiente tropical húmedo. Contribuyen a sostener
un comercio local de huevo marrón que surte a ciudades pequeñas. Su origen se
debe a importaciones hechas por las familias extranjeras de petroleros de esa
región.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la industria avícola adoptó el
confinamiento en jaulas o en casetas con piso de cemento, y la gallina del medio
rural perdió importancia en el comercio. La granja avícola se convirtió en un
establecimiento industrial en el cual la gallina es máquina transformadora de
alimentos, vive enjaulada y su vida productiva es muy corta; requiere grandes
capitales para instalaciones y alimentación compleja, en que se emplean aditivos
provenientes de la industria farmacéutica. Esta explotación sólo es redituable en
manos de especialistas de la alimentación, la salud y el manejo, por ejemplo, de
las horas de luz artificial para acelerar o retardar el crecimiento y posponer el
tiempo de la primera muda. Estas explotaciones han cubierto la demanda de
huevo en los grandes centros urbanos, pero son dependientes de insumos
extranjeros, particularmente los de orden genético, que provienen de consorcios
que manejan la genética en una escala tal que ningún criador común puede
competir con ellos. Las cruzas de los genetistas se originan de líneas (estirpes)
que se mantienen y están en evolución constante en Estados Unidos y Canadá.
México importa huevos y pollitos para obtener progenitoras. La incubación es

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también una fase muy especializada. La altura de la ciudad de México dificulta
la incubación. Las líneas para postura son más fértiles que las de pollos de
engorda, por lo que se requiere una importación mayor, que oscila entre tres
millones y cuatro millones de aves para producir pollitos de engorda, y entre 150
mil y 800 mil para producir ponedoras.
Comercio. La ciudad de México es el centro de mayor consumo de carne de
ave y huevos del país. Esto ha sido desde la época virreinal. Entonces en buena
parte se apoyaba este comercio en aves de caza. Los lagos de Texcoco, Chalco y
Xochimilco contribuían con patos, chichicuilotes y palomas silvestres. En la
época del segundo conde de Revillagigedo (1791), el consumo de aves en la
ciudad de México era: gallinas, 1 255 340; guajolotes, 205 mil; perdices
(posiblemente incluían al chichicuilote), 140 mil; patos, 125 mil; y pichones, 65
300. En la segunda mitad del siglo XX, la contribución del campo y de la caza al
consumo de aves ha desaparecido casi por completo. El pollo de engorda
proviene de las importaciones de progenitoras, de la industria incubadora, del
engorde en confinamiento y del comercio a través de rastros especializados.
Las unidades producidas anualmente por las incubadoras se incrementaron
de 25 millones en 1960, a 145 millones en 1970 (478%). El sector de crianza y
engorda lo forman quienes adquieren el pollo de un día de nacido, al cual
mantienen en casetas especiales alrededor de nueve semanas, tiempo en cual
alcanzan un promedio de 1.5 kg de peso. Con base en su bajo costo por unidad
de proteína, la carne de pollo es la más barata. La disponibilidad por persona
pasó de 3.9 kg en 1970 a 4.5 en 1975, 5.8 en 1980 y 6 en 1982. El ritmo de
crecimiento de la producción de carne alcanzó el 6.9% anual en promedio, entre
1975 y 1980, mayor que el alcanzado por la carne de res en el mismo periodo.
Para 1985-1986, el total de pollos de engorda procesados en rastros era de algo
más de 400 millones anuales. El negocio de la engorda permite una recuperación
acelerada del capital invertido, pues en los mejores establecimientos y con aves
de cruzas especializadas el pollito se lleva al sacrificio en siete u ocho semanas;
por el contrario, la gallina requiere de 22 a 24 semanas para entrar en postura.
La población de gallinas ponedoras enjauladas osciló, en el periodo 1985-
1986, entre los 70 millones y los 80 millones. Los inventarios de aves están
sujetos a cambios rápidos por la facilidad con que se incrementan cuando las
perspectivas del negocio mejoran, y por una peculiaridad biológica de la especie
(véase cuadro). Retener aves de postura para un segundo ciclo, después de la
muda, es costeable cuando hay seguridad de que los precios van a la alza; si
ocurre lo contrario, las aves de mayor edad son incosteables y es mejor negocio
enviarlas al rastro. Las políticas de precios y proteccionismo para algunos
insumos influyen también en las decisiones de los avicultores. Se puede asegurar

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que el número de estas aves en la década de los setentas y al principio de los
ochentas aumentó, según estimaciones del Banco Nacional de México (1970-
1982), a un ritmo de 17.5% anual, de 83.7 millones en 1975 a 107.6 millones en
1980, y 201 millones en 1982. La producción de huevo para consumo doméstico
absorbe 85%; y para uso industrial (panificadoras, fabricantes de mayonesa,
pastas alimenticias y cosméticos, principalmente), el 15% restante. La
disponibilidad de piezas de huevo por habitante subió de 127.3 en 1972 a 160 en
1981. La zona metropolitana de la ciudad de México consumía el 51%; el resto
de las localidades urbanas, el 29%; y las áreas rurales, el 20%. La industria
avícola ha estado sujeta a precios tope (legalizados en 1956 y retirados a
mediados de los ochentas), así como al proteccionismo en precios de garantía
para sorgo, maíz y soya. La política general ha sido proteger y estimular la
producción avícola, pero a partir de 1979 y hasta 1986, crecientes déficit de
sorgo y soya nacionales han obligado a la importación de estos granos, lo que
trae beneficios temporales a la industria avícola y porcina, pero daños para la
economía nacional y su balanza de pagos. A los rítmos de ascenso entre 1970 y
1985, el año 2000 se importarían 28 millones de toneladas de sorgo y 4.3
millones de toneladas de soya. La industria avícola se ve también sujeta a los
cambios en disponibilidad y precios de granos, dado que en la granja tecnificada
el 68% de los costos de producción de huevo son ocasionados por los alimentos;
el 24.6%, por la reposición de aves; el 4.36%, por la mano de obra; el 2%, por la
depreciación de equipo; y el resto, por medicamentos y gastos menores. Los
costos de producción se incrementaron, de 1975 a 1980, en un 77%,
principalmente por la escasez de granos; y en el mismo periodo, los precios de
huevo al mayoreo aumentaron en un 40%.

MÉXICO
POBLACIÓN DE AVES DE CORRAL. 1987-1992
(cabezas)
Año Aves (carne) Aves (huevo) Guajolotes
1987 105 540 000 118 374 700 8 947 600
1988 118 633 214 115 436 351 8 763 726
1989 119 194 351 119 115 214 7 061 530
1990 118 825 000 115 230 040 7 000 000
1991 1 124 785 000 122 176 000 6 873 000
1992² 166 224 000 142 273 000 6 750 000
1
Cifras preliminares. ²Cifras estimadas.
Fuente: Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos. Dirección General de
Estadística.

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Rebaño de guajolotes
AEM

Representación de un guajolote (Códice Borgia)


Dibujos de Zita Canessi
ÁVILA, FIDEL
Nació en Sateró, Chih., en 1875; murió en Ciudad Juárez, Chih., en 1954. En
1911 se unió a las fuerzas maderistas de Francisco Villa. De 1914 a 1915
gobernó su entidad; asistió a la Convención de Aguascalientes y formó parte de
la junta neutral que desconoció a Carranza. Durante su gobierno en Chihuahua,

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estableció el salario mínimo para la entidad, fomentó la educación primaria y
estableció un colegio militar.
ÁVILA, FRANCISCO DE
Nació en Pozuelo Sona, España, en fecha que se ignora; se desconocen los datos
de su muerte. Profesó en San Francisco de Puebla el 28 de mayo de 1655.
Durante 20 años enseñó náhuatl en la Universidad de México. Fue ministro
provincial del 15 de agosto de 1685 al 23 de junio de 1685. Dejó escrito: Arte de
la lengua mexicana y breves pláticas de los misterios de nuestra santa fe
católica (1717) y Espejo de doctrina cristiana para los naturales.
ÁVILA, JULIÁN DE
Nació en 1755; murió en 1827. Insurgente, se unió a Morelos y tomó parte en el
sitio de Acapulco (1811-1813). Fue nombrado mariscal de campo en 1814, pero
tuvo que retirarse a causa de heridas recibidas en campaña.
ÁVILA, RAÚL
Nació en Tamazunchale, S.L.P., el 9 de marzo de 1937. Licenciado y maestro en
letras por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en
lingüística y literatura hispánicas por El Colegio de México, llevó cursos de
posgrado en la Universidad de la República, en Montevideo, y en la de Nueva
York. Ha sido profesor universitario y consultor de afasiología en el Instituto
Mexicano de Audición y Lenguaje y en la Organización Mundial de la Salud;
coordinador de los libros de texto gratuito (1978-1981) y coautor de seis de
ellos. Ha publicado: La lengua y los hablantes (10a. ed., 1986) y unos 12
trabajos en revistas especializadas. Editó Así escriben los niños de México
(1982). Produjo 30 programas de televisión sobre lingüística general e hispánica,
patrocinados por la Secretaría de Educación Pública, y asesoró la serie “Para ver
y oír” (50 semanas) del Canal 13.
ÁVILA CAMACHO, MANUEL
Nació en Teziutlán, Pue., el 24 de abril de 1897; murió en su casa de La
Herradura, estado de México, el 13 de octubre de 1955. Fue el segundo hijo del
matrimonio de Manuel Ávila Castilla y Eufrosina Camacho de Ávila. Su
formación moral se incubó en el seno de una modesta familia provinciana de las
postrimerías de la decimonovena centuria, y su aprendizaje escolar lo hizo en el
Liceo Teziuteco que, en aquel entonces, dirigía el profesor Antonio Audirac.
Joven escolar de 13 años, presenció los albores de la Revolución y la caída del
gobierno del general Porfirio Díaz. El asesinato del presidente Francisco I.
Madero, el 22 de febrero de 1913, conmovió la conciencia nacional y desató el
huracán revolucionario que desbordó las pasiones y dividió a los mexicanos en
una lucha que se prolongó por años y a la que pocos fueron ajenos. En 1914, a
los 17 años de edad, se incorporó al movimiento revolucionario, causando alta,
con el grado de subteniente, en la Brigada Aquiles Serdán, de las fuerzas

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constitucionalistas, al mando del general Antonio Medina, que operaba en la
sierra del estado de Puebla. A partir de entonces hizo su aprendizaje en el
desempeño de diferentes comisiones, tanto de carácter civil como militar. Aquel
año se le comisionó como secretario de Ramón Cabrera, delegado del primer
jefe Venustiano Carranza en el estado de Puebla, cargo que desempeñó por poco
tiempo debido a que aquél fue asesinado en Panzacola, Pue., por elementos del
29° Batallón Federal que se negaron a aceptar los Tratados de Teoloyucan, de
agosto de 1914. Reintegrado a su brigada, participó en la toma de la ciudad de
Puebla y en la de la capital de la República, en enero de 1915, hechos que le
valieron su ascenso al grado de teniente. Al crearse la Comisión Local Agraria
de la Sierra de Puebla, fue nombrado secretario de la misma, interviniendo en las
dotaciones y restituciones de tierras de los pueblos de San Andrés Payucan, San
Juan de los Llanos, Contla, Acuco y Zaragoza.
Incorporado nuevamente al ejército, actuó como pagador de la Tercera
División de Oriente, en la que obtuvo ascensos hasta el grado de mayor de
caballería, con el que pasó, en 1918, a la Brigada Benito Juárez, comandada por
el general Pedro Sosa, en la que alcanzó el grado de teniente coronel.
Trasladado, como jefe de estado mayor, a la Brigada Sonora, al mando del
general Lázaro Cárdenas, operó en las Huastecas en contra de los rebeldes de
Manuel Peláez. A propuesta del general Cárdenas, en junio de 1920 fue
ascendido a coronel. Como jefe de estado mayor de la Columna Expedicionaria
participó en la campaña de pacificación del Yaqui, en Sonora; con el mismo
rango pasó a la Jefatura de Operaciones del Istmo, en la que, además, le fue
asignado el mando del 79° Regimiento de Caballería. Del 21 al 24 de enero de
1924 tuvo a su cargo la defensa de la ciudad de Morelia, atacada por las fuerzas
delahuertistas, hecho que le valió que el presidente Álvaro Obregón lo
ascendiera, por méritos de campaña, a general brigadier. Como comandante del
38° Regimiento de Caballería pasó a Guanajuato a combatir los grupos
sublevados; y en junio de 1924 se le envió a Jalisco a hacerse cargo del 3er
Sector, con sede en Sayula.
Durante el mandato del presidente Plutarco Elías Calles, el problema
religioso (v. GUERRA CIVIL) culminó con la suspensión de cultos, el cierre de
las iglesias y el movimiento armado conocido como Guerra Cristera, que tuvo
como escenario principal los estados de Jalisco, Colima, Guanajuato, Zacatecas
y Durango. La insurrección, que se inició prácticamente en 1926, se prolongó
hasta 1929, cuando terminó su fase más aguda por los acuerdos habidos entre el
alto clero y el gobierno del presidente Emilio Portes Gil. La Guerra Cristera fue
una cruenta guerra, de tales proporciones que el propio secretario del ramo,
general Joaquín Amaro, comandó la campaña para combatir a los sublevados. El

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número de víctimas habido en los tres años de lucha, aunque no se precisó
oficialmente, fue muy elevado, y se estimó que murieron entre 70 mil y 85 mil
personas (véase: Jean Meyer: La Cristiada, t. III, 1974). El general Ávila
Camacho participó en esta campaña desde sus inicios, combatiendo en el Bajío,
Colima y Jalisco. En esta lucha fratricida, se distinguió tanto por la entereza
como por la magnanimidad y clemencia con que procedió en toda ocasión; no
ordenó el fusilamiento de prisioneros y procuró amnistiar y rendir a los
sublevados, disminuyendo, en suma, el endurecimiento de la lucha y cumpliendo
sus deberes sin odio y sin crueldad. Según los testimonios recogidos por Jean
Meyer en la encuesta que realizó entre los antiguos cristeros, como él
procedieron también otros generales, cuyos nombres “se hallan en labios de
todos: Lázaro Cárdenas, Ubaldo Garza, Heliodoro Charis y, a partir de 1929,
Saturnino Cedillo”.
En 1929, bajo las órdenes del general Cárdenas, a cuyo mando se encontraba
el Cuerpo de Ejército del Noroeste, participó en la campaña de Sonora y Sinaloa
para sofocar la rebelión acaudillada por los generales Escobar, Manzo y otros, y
fue ascendido, en septiembre de ese año, al grado de general de brigada. En abril
de 1932 se le designó jefe de la Zona Militar del estado de Tabasco.
Al hacerse cargo del gobierno de la República el general Cárdenas, Ávila
Camacho fue designado oficial mayor de la Secretaría de Guerra y Marina. En
junio de 1935 pasó a subsecretario y, encargado del despacho por la muerte del
titular, general Andrés Figueroa, el presidente lo nombró, en enero de 1937,
secretario del ramo. A su iniciativa, el nombre de la Secretaria de Guerra y
Marina fue cambiado por el de Secretaría de la Defensa Nacional. En el
desempeño de su cargo, participó en la solución de los problemas, ya casi de
carácter subversivo, del estado de Tabasco; y en el aplacamiento de la última de
las rebeliones armadas, la rebelión cedillista. Por la labor realizada en la
Secretaría, el presidente Cárdenas lo ascendió al grado de general de división.
El 17 de enero de 1939 presentó su renuncia al cargo de secretario de la
Defensa Nacional para participar en la lucha electoral por la Presidencia de la
República. Con el mismo propósito también renunciaron a sus cargos los
generales Francisco J. Múgica, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas,
y Rafael Sánchez Tapia, secretario de Economía. El Partido Nacional
Revolucionario designó como su candidato al general Ávila Camacho, y para
junio de ese año Múgica y Sánchez Tapia habían retirado sus candidaturas.
Como principal candidato opositor figuró, finalmente, el general Juan Andrew
Almazán, quien había tenido a su cargo la jefatura de Operaciones Militares en
el estado de Nuevo León. La campaña electoral fue una de las más prolongadas
y apasionadas, debido a las profundas divisiones, a las heridas aún no

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cicatrizadas de la larga lucha armada habida, y a la inconformidad de fuertes
sectores de oposición, no obstante la política conciliatoria que había iniciado ya
el presidente Cárdenas. Las elecciones se efectuaron en julio de 1940 y Ávila
Camacho asumió la Presidencia de la República el 1° de diciembre de ese año.
El gobierno se inició en tiempos difíciles y en azarosas circunstancias. En el
ámbito internacional, una guerra que amenazaba extenderse a todos los confines
de la tierra, provocada por la política de dominación de las potencias nazi-
fascistas; y dentro de las fronteras de México, una nación dividida por la
persistencia de los resentimientos dejados por la larga contienda armada y por la
oposición de amplios sectores de la población a la implantación de la educación
socialista, para cuyo efecto se había reformado, en 1934, el artículo 3° de la
Constitución. Además, graves problemas económicos derivados tanto de las
carencias originadas por la guerra como de la insuficiencia de la producción
nacional y del alza del costo de la vida, que se habían iniciado en las
postrimerías del sexenio anterior como consecuencia de la devaluación de la
moneda, contribuían a mantener el malestar y la inconformidad. El atentado de
que se hizo objeto al general Ávila Camacho al llegar al Palacio Nacional la
mañana del 10 de abril de 1942 ​y del que resultó ileso​ no fue sino una
consecuencia de esas circunstancias y de las pasiones y rencores que todavía se
manifestaban en el país. El presidente Ávila Camacho se propuso, desde el
primer momento, tanto superar los hechos y causas que dividían a la familia
mexicana, como consolidar los logros alcanzados por el gobierno del general
Cárdenas ​entre los que destacan, de manera señalada, el reparto a los
campesinos, por restitución o dotación, de 17 millones de hectáreas, y la
expropiación petrolera​ y, asimismo, continuar el proceso de desarrollo
económico, político y social del país, en beneficio de las mayorías de la
población.
Ávila Camacho pugnó por una política de unidad nacional y por la
realización de un gobierno para todos. Su doctrina fue definiéndose desde los
días de su larga campaña electoral: en Tixcocob, lejano pueblo de la península
yucateca, la sintetizó en los siguientes términos: “Preciso la unificación nacional
en torno a los problemas que atañen a la Patria, porque nuestra historia, nuestro
presente y nuestro porvenir como nación libre están por encima de los intereses
personales, de las necesidades de clase y de las ambiciones de partido”. La
doctrina de unidad nacional tuvo su expresión pública más significativa en la
Asamblea de Acercamiento Nacional celebrada en la Plaza de la Constitución el
15 de septiembre de 1942, en la que el presidente Ávila Camacho estuvo
acompañado por los señores general Lázaro Cárdenas, general Plutarco Elías
Calles, general e ingeniero Pascual Ortiz Rubio, general Abelardo L. Rodríguez,

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licenciado Emilio Portes Gil y Adolfo de la Huerta; esto es, por todos los
expresidentes que, con su sola presencia en ese acto, estaban significando la
superación de una época de divisiones, de luchas fratricidas y de viejos rencores.
No obstante la nobleza de las doctrinas en que sustentaba la acción
gubernamental, hubo quienes las consideraron como claudicaciones y retroceso.
A ellos respondió el propio general Ávila Camacho en el informe que rindió al
Congreso de la Unión el 1° de septiembre de 1945, señalando “que jamás el
hecho de unirnos cobraría el aspecto que intentan atribuirle quienes confunden
solidaridad con abdicación. Lo que da significación a los que se unen ​dijo​ es la
cima hacia la que avanzan”; y en su último informe, el 1° de septiembre de
1946, dijo: “Nunca he creído, y la experiencia me ha asegurado en esta íntima
certidumbre, que gobernar para todos los mexicanos fuese, en manera alguna,
transgredir la fidelidad revolucionaria que aquí sustento. Gobernar para todos
fue mi deseo. Y en realizarlo puse, desde un principio, la integridad de mi
corazón”.
En el ámbito de las relaciones internacionales de México, el hundimiento de
los barcos Potrero de Llano y Faja de Oro, torpedeados por un submarino
alemán, obligó al presidente Ávila Camacho a declarar la existencia de un estado
de guerra, a partir del 22 de mayo de 1942, entre México y las potencias del Eje.
El Congreso de la Unión convalidó la citada declaración y aprobó, además, un
decreto suspendiendo las garantías individuales y autorizando al presidente de la
República para tomar las medidas necesarias respecto a la defensa del territorio
nacional y para legislar en las diversas ramas de la administración pública (v.
GUERRA MUNDIAL, SEGUNDA y HONOR NACIONAL). Investido
legalmente de tan extraordinarias facultades, especialmente en lo que se refería a
la suspensión de las garantías individuales, promulgó la Ley de Prevenciones
Generales, para reglamentar y limitar la mencionada suspensión de garantías,
porque estimaba “como ineludible deber el de velar porque dentro de las
determinaciones que una situación de gravedad origina, no se haga a los
individuos agravio alguno innecesario en sus prerrogativas ni se impongan otras
restricciones que aquellas que en forma imperativa aconseja una previsión
elemental dentro de un conjunto de circunstancias fortuitas” (exposición de
motivos de la Ley de Prevenciones Generales, junio de 1942). En consecuencia,
México vivió los años de la guerra bajo el imperio de sus leyes; las libertades de
opinión y de prensa fueron respetadas y los individuos no fueron molestados. La
legislación de emergencia se abrogó el 28 de diciembre de 1945, volviéndose sin
limitación alguna a los cauces constitucionales.
México contribuyó a la guerra tanto con sus productos, materias primas y
minerales estratégicos, como con sus hombres. Los gobiernos de México y

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Estados Unidos celebraron arreglos para que los ciudadanos de cada país
residentes en el otro pudieran ser enrolados en el ejército respectivo. Así, 14 449
mexicanos lucharon en los frentes de batalla bajo la bandera norteamericana.
Además, el Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana participó en la guerra,
en el Pacífico. En el frente de la producción y del trabajo, México aportó,
mediante convenios en los que por primera vez se les garantizaban salarios y
condiciones de vida decorosos, más de 300 mil trabajadores (aproximadamente
50 mil por año), que se trasladaron a Estados Unidos para laborar en los campos
agrícolas, en los ferrocarriles y en las industrias, sustituyendo a los
norteamericanos enrolados en el ejército de su país. En las notas cambiadas entre
los gobiernos de México y Estados Unidos (4 de agosto de 1942), quedó
establecido que los mexicanos que fueran a trabajar a Estados Unidos no podrían
ser destinados a ningún servicio militar, que tendrían plenas garantías de
ocupación, que no serían objeto de discriminación alguna, que disfrutarían de
transporte, alimento, hospedaje, salarios y prestaciones sociales, y que no serían
utilizados para desplazar a otros trabajadores ni para cubrir plazas vacantes por
huelgas o paros. “De este modo pudo negociarse, por primera vez, un trato justo
para los braceros” (v. FRONTERA CON ESTADOS UNIDOS-Bracerismo).
Entre las actividades del presidente Ávila Camacho relacionadas con el
estado de guerra, destaca también la intervención de los bienes y negocios de los
extranjeros, ciudadanos de los países enemigos, hecha con base en el decreto del
11 de junio de 1942. Para tal fin se crearon la Junta Intersecretarial Relativa a
Propiedades y Negocios del Enemigo y la Junta de Administración y Vigilancia
sobre la Propiedad Extranjera. Ésta operó en los cuatro años restantes del
gobierno con crecientes utilidades, y se evitó la desaparición o cierre de algunas
importantes fuentes de producción y de trabajo. Asimismo, caracterizan la
política internacional del país bajo este gobierno la reanudación de las relaciones
diplomáticas con la Gran Bretaña y con la Unión de Repúblicas Soviéticas
Socialistas, que habían sido interrumpidas por regímenes anteriores; las
aportaciones de México a la Conferencia de San Francisco en 1944 y su
adhesión a la Carta de las Naciones Unidas; y su participación en la Conferencia
Interamericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz, celebrada en México en
1945. Finalmente, Ávila Camacho, en octubre de 1945, reivindicó para México
la propiedad y aprovechamiento de las aguas y de los fondos submarinos de la
plataforma o zócalo continental.
En 1940, la población de México no llegaba a los 20 millones (19 635 552
según el censo) y a fines del sexenio se había incrementado en más de 3
millones. Había, en consecuencia, zonas o regiones con muy pocos habitantes,
como en el entonces Territorio Sur de la Baja California, que era necesario

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poblar, para cuyo efecto el presidente Ávila Camacho invitó a campesinos del
Bajío sin tierras afiliados al movimiento sinarquista, para que se instalaran en el
valle de Santo Domingo de esa entidad, facilitándoles su traslado y dotándolos
de tierras de cultivo. Pero, a pesar de la aún poca población para la extensión del
territorio, su crecimiento explosivo se iniciaba ya: las cifras de natalidad durante
el sexenio fueron de las más altas del mundo y los coeficientes de mortalidad
disminuyeron sensiblemente por las tareas sanitarias y preventivas realizadas: de
23.2 defunciones por cada mil en 1940, a 18 en 1943; y en cuanto a la
mortalidad infantil, de 125.7 menores de un año por cada mil nacidos vivos en
1940, a 105.8 en 1946. La población dedicada a las tareas agrícolas alcanzaba,
en 1940, el 65.5% del total, y la industrial apenas si representaba un 10.91%
(esta última había disminuido respecto a la de 1930 que, según el censo de ese
año, era de 13.40%). El país sufría de grandes carencias originadas por la guerra
y por las crisis económicas a las que no podía sustraerse, y su producción
agrícola e industrial era insuficiente. En esas circunstancias, las primeras
medidas del gobierno de Ávila Camacho fueron para consolidar las metas
alcanzadas por la administración anterior, y para continuar y acelerar las
transformaciones sociales, culturales y económicas, intensificar la producción
agrícola y lograr el mayor desarrollo industrial de México.
El 19 de noviembre de 1941 se concertó, con el gobierno de Estados Unidos,
un convenio con el fin de fijar las condiciones para determinar el monto de las
indemnizaciones que deberían cubrirse a ciudadanos norteamericanos afectados
por la expropiación de los bienes petroleros; y, practicados los peritajes
correspondientes, por decreto del 4 de enero de 1942 el gobierno de México se
comprometió a cubrir al de Estados Unidos la cantidad acordada, en seis abonos
anuales. En cuanto a los bienes expropiados a las compañías británicas y
holandesas, el 7 de febrero de 1946 fueron canjeadas las notas correspondientes
con los gobiernos respectivos, estableciéndose en ellas las bases iniciales para su
liquidación. Pero los convenios definitivos con Gran Bretaña y Holanda no se
ultimaron sino hasta la siguiente administración. Con estos arreglos se consolidó
la expropiación y la nacionalización de la industria petrolera hecha por el
presidente Cárdenas el 18 de marzo de 1938. A fines de 1942 se arregló también,
con el Comité Internacional de Banqueros con negocios en México, la deuda
pública exterior, tanto directa como de ferrocarriles, en condiciones muy
favorables.
El proceso de transformación social y económica, las medidas legislativas y
los actos de gobierno para lograr nuevas metas y mejorar las condiciones de vida
de la población trabajadora no solamente no se detuvieron, sino que avanzaron.
Se expidió una nueva legislación agraria que aumentó la extensión de la parcela

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ejidal de 4 a 6 ha. Se respetó la pequeña propiedad protegida por la Constitución
de la República, y se entregaron a los campesinos, durante el sexenio, casi 6
millones de hectáreas. Se realizaron obras de infraestructura y de saneamiento
de las zonas tropicales para posibilitar el incremento de la producción agrícola y
ganadera y una mejor distribución de la población porque, como señalaba el
presidente de la República, “el porvenir de la producción agrícola está en las
feraces tierras de las costas. Una marcha hacia el mar aliviará la congestión de
nuestra meseta del centro, cuyas extenuadas tierras habrán de consagrarse a
cultivos que la política colonial les negó, para abandonarlas a la tradición
maicera del indígena, puesto que la feracidad de las fajas litorales volverá
incosteable el cultivo de varios productos en la altiplanicie. Pero esta marcha
requiere, como condiciones previas, el saneamiento, las comunicaciones, el
entarquinado y el avenamiento de terrenos pantanosos y, para realizar tales
obras, el empleo de cuantiosos capitales”.
Especial interés puso el presidente Ávila Camacho en el establecimiento de
un régimen de seguridad social que protegiera a los trabajadores mexicanos.
Elaborado el proyecto de ley que conoció y aprobó el Congreso de la Unión, el
nuevo ordenamiento fue publicado en el Diario Oficial el 19 de enero de 1943,
en medio de una fuerte oposición de grupos patronales y aun de algunas
agrupaciones obreras que, mal orientadas, consideraban que el establecimiento
del seguro social lesionaba sus intereses. Esta oposición culminó en los motines
habidos en el Zócalo, y aun en hechos sangrientos, que no fueron obstáculo para
que se mantuviera la firme decisión presidencial. El Seguro Social Mexicano,
gobernado, de acuerdo con su ley, por un Consejo Técnico integrado por
representantes del gobierno federal y de los sectores obrero y patronal, y
sostenido económicamente por las aportaciones del gobierno, de los patrones y
de los trabajadores, protege a éstos y a sus familiares de los riesgos de
enfermedades generales y maternidad, de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales, de la invalidez, vejez y muerte, y de la cesantía involuntaria en
edad avanzada. El seguro social creado por Ávila Camacho es uno de los
mejores en su tipo y constituye un eficaz instrumento para la aplicación de los
principios de la justicia social y medio para una mejor distribución de la riqueza
[v. INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL (IMSS)].
La política de unidad nacional se manifestó en el campo de las actividades
sociales y económicas con la fundación del Consejo Nacional Obrero (11 de
junio de 1942), de acuerdo con el pacto de unidad firmado ante el presidente de
la República por los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de México,
de la Confederación Regional Obrera Mexicana y del Sindicato Mexicano de
Electricistas, a los que se unieron poco después el Sindicato Industrial de

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Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, la
Federación Obrera del Ramo Textil de la Industria de la Lana y el Sindicato
Industrial de Trabajadores Textiles de Fibras Duras y Similares de la República
Mexicana, y que tuvo por objeto la liquidación de las pugnas intergremiales y la
fortaleza de las agrupaciones laborales; así como en el pacto obrero-industrial,
firmado el 8 de abril de 1945 por el citado Consejo Nacional Obrero y las
organizaciones patronales, en el que se sentaron las bases de cooperación para
impulsar el desarrollo de la industria mexicana, sin perjuicio de los derechos y
conquistas de los trabajadores. El gobierno, a través de Nacional Financiera,
creó e impulsó la creación de industrias básicas, tales como la siderurgia (Altos
Hornos de México), la de artículos eléctricos y la de fertilizantes. La política de
industrialización del presidente Ávila Camacho inició el cambio, la
transformación de las características tradicionales de la estructura económica del
país.
Otras medidas de protección a los trabajadores fueron la expedición del
decreto de compensación de salarios insuficientes por el alza del costo de la
vida, la congelación de las rentas de casas y la creación de la Nacional
Reguladora y Distribuidora (hoy Compañía Nacional de Subsistencias
Populares) para el abastecimiento de los productos de primera necesidad y el
control y regulación de precios.
El gobierno del general Ávila Camacho realizó un vasto programa de obras
públicas, necesarias tanto para el desarrollo del país como para el bienestar de la
población, no obstante que hubo quienes aconsejaron frenarlas o reducirlas para
detener la inflación. El alto costo de la vida fue combatido y detenido con otras
medidas: aumentos salariales de emergencia para restituir las pérdidas del poder
adquisitivo de las clases trabajadoras, control de los precios de los artículos
básicos para la subsistencia, fomento del ahorro mediante la emisión y
colocación de bonos y valores, y acuñación de monedas de oro y plata para
retirar excedentes circulantes. Las obras de infraestructura se impulsaron y
multiplicaron: las carreteras nacionales llegaron en el sexenio a más de 11 mil
kilómetros, destacando entre ellas la de México-Oaxaca-Tuxtla Gutiérrez-San
Cristóbal de las Casas-Comitán, que integró con el resto de la República a los
estados de Oaxaca y Chiapas; la de Nogales a Guadalajara y la del Distrito
Federal a Ciudad Juárez. Las obras de grande y pequeña irrigación beneficiaron
683 826 ha, casi tres veces más que las puestas bajo riego de 1926 a 1940, que
fueron 271 200. El ingeniero Adolfo Oribe Alba señala que durante el gobierno
del general Ávila Camacho “se había hecho en el país en materia de irrigación
otro tanto de lo hecho en los cuatro siglos anteriores a 1910, ya que se estima
que en 1910 la superficie de riego del país era de unas 700 mil hectáreas”

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(véase: Secretaría de Gobernación: Seis años de actividad nacional, 1946). En la
electrificación del país, la capacidad instalada durante el sexenio se incrementó
en un 65% respecto a la que existía en 1939. Para atender las necesidades de
salud y educación de la población, se elaboró el primer plan de construcción de
hospitales, que comprendía tanto unidades rurales y ejidales, como nosocomios
generales y centrales, multiplicándose su número (v. HOSPITALES); y se
edificaron millares de aulas y escuelas de todo tipo, labor para la que se creó el
Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas.
El texto de la reforma hecha al artículo 3° de la Constitución, en 1934,
mantenía en el país inconformidades e inquietudes, críticas, polémicas,
divisiones y aun hechos violentos, no obstante que mediante una ley
reglamentaria de la citada disposición se había tratado de suprimir todo
sectarismo en su interpretación y aplicación. El presidente Ávila Camacho
adquirió la certidumbre de que para superar las diferencias, para lograr la
unificación de la gran familia mexicana, era necesaria la enmienda
constitucional. Por ello, en diciembre de 1945, prácticamente en el último año de
su gobierno, envió al Congreso de la Unión una iniciativa de reformas al artículo
3°, por la que, sin caer en extremismos, se definía una doctrina educativa más
coherente con el texto y con el espíritu de la Constitución: una doctrina que
postulaba una educación tendiente a desarrollar de manera armónica todas las
facultades del ser humano y a fomentar en él, a la vez, el amor a la patria y la
conciencia de la solidaridad internacional en la justicia y en la independencia;
una educación democrática, considerando a la democracia como un sistema de
vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del
pueblo. La iniciativa de reformas, que tuvo inclusive el apoyo de destacados
dirigentes sociales de izquierda, fue aprobada por las cámaras de Diputados y
Senadores del Congreso y por las legislaturas de los estados, convirtiéndose en
mandato constitucional. La reforma del artículo 3°, con la que se precisó y
definió la doctrina mexicana y revolucionaria de la educación sin sectarismos
políticos y religiosos, se convirtió en factor de unidad.
Muchas importantes tareas en el ramo de la educación desarrolló el gobierno
del general Ávila Camacho. Según los datos censados en 1940, la población de
México era analfabeta, en aquel entonces, en un 50%. El presidente de la
República, haciendo uso de las facultades extraordinarias de que, por el estado
de emergencia, había sido investido por el Congreso de la Unión, promulgó la
ley que estableció la Campaña Nacional contra el Analfabetismo, por la cual se
obligó a todos los mexicanos que supieran leer y escribir a enseñar a otro
habitante que no supiera hacerlo. En un esfuerzo alfabetizador sin precedente, se
editaron 10 millones de cartillas y 10 millones de cuadernos de escritura, que

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fueron distribuidos en todo el ámbito del territorio, iniciándose así una gran tarea
nacional. Para dar satisfacción a necesidades y demandas que se presentaban en
el ámbito de la cultura superior, el presidente Ávila Camacho creó la Comisión
Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica, a la que se encomendó
la tarea de preparar investigadores y técnicos que contribuyeran al desarrollo de
la industria y de la agricultura; se establecieron el Observatorio Astrofísico de
Tonanzintla, el Instituto Nacional de Cardiología y El Colegio Nacional,
institución, esta última, a la que llevó a los 20 hombres más eminentes de
México en los campos de la ciencia, la filosofía, las letras y las artes.
La entonces vigente Ley Electoral de Poderes Federales, que había sido
promulgada por el presidente Carranza en 1918, era ya prácticamente
inoperante. Algunas de sus disposiciones, tales como las relativas a la
instalación de las casillas electorales, que quedaban en manos de los primeros 50
ciudadanos que se presentaran en cada una de ellas, hacían nugatorio el respeto
al sufragio, ya que eran integradas por los partidarios de uno solo de los
candidatos que hubiera, sin control y sin vigilancia de ninguna clase, y no
siempre por medios pacíficos. Irónicamente se calificaba el proceso de
instalación de las casillas como el de la “democracia del garrote”. Para
establecer procedimientos que garantizaran la limpieza de los actos electorales y
para estimular la formación de partidos políticos que facilitaran la instauración
de un sistema pluripartidista, el presidente Ávila Camacho promovió ante el
Congreso de la Unión una iniciativa de ley que, aprobada, se publicó en el
Diario Oficial del 31 de diciembre de 1945. Las innovaciones de la nueva ley
fueron: a) las disposiciones para regular la existencia de los partidos políticos; b)
la formación del Consejo del Padrón Electoral; y c) la creación de la Comisión
Federal de Vigilancia Electoral, de las Comisiones Locales Electorales y de los
Comités Distritales Electorales. Ante la proximidad de los comicios que habrían
de celebrarse en julio de 1946, en la ley se establecieron requisitos mínimos para
el registro de los partidos políticos, tales como el de contar con un número de
asociados no menor de 10 mil en la República, por lo menos en las dos terceras
partes de las entidades, y con no menos de 300 miembros en cada una de ellas,
en lugar de los 30 mil miembros en las dos terceras partes de las entidades
federativas, con no menos de mil asociados en cada una de ellas, que se
señalaban anteriormente en la ley para el registro permanente de un partido;
obligarse a normar su actuación pública por los preceptos de la Constitución;
formular un programa político; y no tener nexos con partidos políticos
extranjeros. Hasta 10 agrupaciones políticas concurrieron al registro, algunas de
ellas formadas solamente para participar en los inmediatos actos electorales y
que, en consecuencia, era lógico presumir que no tendrían permanencia. Entre

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los grupos solicitantes, presentaron su documentación para obtener su registro el
Partido Comunista, que difícilmente logró reunir los 10 mil miembros
requeridos en las dos terceras partes de las entidades, y cuyas actas notariales
constitutivas tenían deficiencias legales; y el Partido Fuerza Popular, órgano
político de los sinarquistas, que excediendo el número de miembros requeridos
por la ley, difícilmente cubría las dos terceras partes de las entidades. Respecto a
estos partidos, hubo peticiones para que, por razones patrióticas, su registro
fuera negado. El presidente Ávila Camacho, en acuerdo del 13 de mayo de 1946,
ordenó que fueran registrados, fundándose en el hecho de que las omisiones en
el cumplimiento de algunos de los señalamientos de la ley habían sido
subsanadas, así como en la consideración, según expresó, de que existía,
“además, una circunstancia moral digna de tomarse en cuenta: el Ejecutivo
Federal ​dijo​ está convencido de que en estos momentos de crisis de los más altos
valores sociales e internacionales en que se debaten con igual energía en la paz
que en la guerra los destinos del mundo, el futuro de la civilización y el derecho
a la libertad de los pueblos, no hay en México partido político alguno que se
proponga deliberadamente conspirar contra los intereses de la Nación a que
pertenece, en medio de la cual actúa y en la que debe buscar y encontrar su
justificación y dignidad”. El resultado inmediato de la reforma electoral fue que
hubiera en el país una contienda pacífica, ordenada, sin hechos sangrientos que
lamentar, y en la que inclusive los representantes de los partidos considerados de
oposición reconocieron el triunfo de la candidatura del licenciado Miguel
Alemán.
El presidente Ávila Camacho, con la reforma electoral, trató de
institucionalizar la vida política y democrática del país mediante un pluralismo
de partidos en el que estuvieran representadas todas las tendencias ideológicas
que, de alguna manera, se manifestaban en la República; y eso, sin perjuicio de
la unidad nacional que había sido doctrina y norma de su gobierno, porque,
como afirmó en septiembre de 1946, esa significaba la sumisión de todo
partidarismo, de todo sectarismo, a los intereses supremos del país, y la
concurrencia de todos los mexicanos al desarrollo y evolución de México dentro
del respeto a las instituciones y a las normas legales establecidas, pero que no
implicaba la uniformidad de pensamiento, ni la renuncia de las convicciones.
El general Ávila Camacho realizó un gobierno de características civilistas.
Gobernó con entereza, pero con bondad y tolerancia, con un absoluto respeto a
la dignidad, a la libertad y a la vida humana; y dio paso a los gobernantes de
extracción civil. Reintegrado a la vida ciudadana, se dedicó a labores agrícola-
ganaderas en su rancho La Soledad, en Martínez de la Torre, Ver. (B.C.)

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Manuel Avila Camacho
AEM
ÁVILA CAMPOS, ROSARIO
Nació y murió en Puebla, Pue. (7 de octubre de 1860 - 1° de enero de 1933).
Desde joven fue dirigida espiritualmente por el padre Luis de la Torre. En 1881,
cuando tenía 21 años de edad, se trasladó a vivir en un cuarto con otras jóvenes;
allí inició la congregación de las Hijas de la Santísima Virgen de Guadalupe.
Ayudó a su conductor en la construcción del templo del Corazón de María y en
la organización del colegio actualmente llamado Luis de la Torre. Junto con éste,
fundó el 5 de septiembre de 1888 la Asociación de Hermanas Terciarias
Carmelitas, instituto de derecho diocesano que gobernó hasta su muerte.
ÁVILA VILLARREAL, ABELARDO
Nació en Jalapan, Qro., en 1907; murió en la ciudad de México en 1967.
Pensionado por el Congreso local, estudió dibujo y pintura (1912-1926) en la
Academia de Bellas Artes del Estado de Querétaro, con el maestro José Germán
Patiño, y luego en la Academia Nacional de Artes Plásticas (1926-1930), bajo la
guía de Germán Gedovius y Leandro Izaguirre. En la Escuela de las Artes del
Libro obtuvo diploma de grabador; ahí fue discípulo de Francisco Díaz de León,
Pedro Castelar Báez y Koloman Sokol. Finalmente se especializó en artes
plásticas en la Escuela Normal Superior (1942). Trabajó en las secretarías de
Educación Pública (30 años) y Salubridad (25), y en la Universidad Nacional
Autónoma de México (10). Fue maestro en la Escuela Nacional de Pintura y
Escultura La Esmeralda y en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Participó en
la fundación de la Sociedad Mexicana de Grabadores y fue miembro de la
Sociedad Internacional de Grabadores en Madera (xilon), con sede en Zurich,

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Suiza. Obtuvo el primer premio en el Salón Nacional de Pintura y Grabado del
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) (1958). De él ha dicho José Julio
Rodríguez: “Ávila nunca se preocupó por la obra de José Guadalupe Posada,
pero ninguno de los grabadores mexicanos está más cercano a él, ni siquiera
aquellos que trataron de imitarlo, sacrificando toda autenticidad”; y Paul
Westheim: “Casi todos sus grabados están impregnados de un patetismo de la
más pura cepa romántica, de un emoción dramática, sombría y muy mexicana”.
En 1968 el INBA organizo una exposición en su honor.
ÁVILA Y BENAVIDES, ALONSO DE
Nació en Villarreal, Valencia, España, en 1481; murió en Nueva Galicia, Nueva
España, hacia 1535. En 1518 tocó tierras de Yucatán con la expedición de Juan
de Grijalva, y en 1519 llegó a Veracruz con las fuerzas de Hernán Cortés. Éste,
en 1522, lo comisionó para llevar un valioso presente a Carlos V; pero en el
trayecto fue apresado por el francés Jean Florin y fue conducido ante Francisco
I. Al cabo de tres años de cárcel en Francia, regresó a España, y en 1527 a
Yucatán, como lugarteniente de Francisco de Montejo; en 1531 fue uno de los
fundadores de la Villa Real (Chetumal). En 1533, al no poder sostener esta
plaza, marchó a Puerto de Trujillo, Honduras, y de allí a Campeche, para ayudar
a Montejo en la conquista y pacificación de Tabasco. En 1534, Ávila y Montejo
pasaron a la capital de Nueva España, y fueron comisionados por el virrey
Antonio de Mendoza para pacificar Nueva Galicia. Ávila murió en
cumplimiento de esa misión.
AVILÉS, ALEJANDRO
Nació en La Brecha, Sin., en 1915. A los 14 años de edad fue maestro en la
escuela primaria de su pueblo y luego pasó a un plantel de Los Mochis.
Autodidacto, se hizo periodista y escritor. Enseñó literatura y otras materias en
la Universidad Iberoamericana y en la Escuela de Periodismo Carlos Septién
García, la cual dirige desde 1963. En Los Mochis participó en la fundación del
diario El Debate (1941). Ha sido colaborador y director de publicaciones
católicas y de oposición política, entre ellas Mundo Mejor y La Nación; fue
comentarista de radio y televisión; hasta 1976 escribió en Excélsior; en 1980, en
la revista Proceso. En el campo de las letras, fundó y dirigió la revista Acento y
colaboró en Ábside. Forma parte del consejo editorial de la revista Poesía, que
comenzó a editarse en enero de 1979. Fue presidente de la Unión Católica
Latinoamericana de Prensa (1966-1969) y vicepresidente de la Federación
Mundial de Periodistas Católicos (1968-1971). Ha publicado libros de poesía:
Madura soledad (1948), Libro Eva (1959), Los claros días (1975) y El don del
viento (1977). Figura en el libro colectivo Ocho poetas mexicanos, al lado de
Efrén Hernández y Rosario Castellanos.
AVILÉS, HERNANDO

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Nació en San Juan de Puerto Rico en 1922. Cantante y guitarrista, en su país
formó parte de un conjunto de música antillana y del trío Los Gauchos. En 1940,
en Nueva York, conoció a Chucho Navarro y a Alfredo Gil, con quienes empezó
a actuar en lo que sería el trío Los Panchos. Durante la Segunda Guerra Mundial
dieron funciones en los hospitales; en 1945 trabajaron para Radio CBS, en La
Cadena de las Américas, y se presentaron en el Radio City Music Hall; en 1946
fueron contratados por Radio Caracas; y en 1948 recorrieron Brasil. En 1949, en
México, actuaron en teatros de revista, en el cabaret El Patio y en la
radiodifusora XEW, lugar de su consagración. Tras un nuevo periodo en el
extranjero, volvieron al país en 1957, donde cambiaron de nombre por el de Los
Tres Reyes hasta 1966. Desde 1967, Hernando Avilés canta y toca como solista.
AVILÉS, JAIME
Nació en la ciudad de México en 1954. Se inició como reportero en el periódico
El Día, colaboró en Unomásuno (desde su fundación) y actualmente escribe en
La Jornada. Es coautor del volumen de narraciones Zeppelín compartido
(1975). Sus crónicas se caracterizan por el tono irónico, la crítica al sistema
social y un acertado empleo de los recursos literarios y fantásticos.
AVILÉS, LORETO ENCINAS DE
Nació en Tesopusco, distrito de Álamos (Sonora), el 2 de mayo de 1810; murió
el 19 de febrero de 1886. Aunque no tuvo gran instrucción, creía firmemente en
los derechos humanos, la libertad y el progreso social. En 1847 sostuvo
constante correspondencia con los patriotas y en un buque de su propiedad
enviaba pertrechos de guerra a los defensores del puerto de Guaymas. Cuando el
filibustero francés conde Raousset-Boulbón intentó apoderarse del puerto y
después del estado (1852-1854), fue ella quien con riesgo de su vida dio la voz
de alerta al ejército, que derrotó al francés y frustró sus intenciones. Fundó la
Sociedad Obreros del Porvenir en Guaymas, donde anualmente se le rinde
homenaje.
AVILÉS FABILA, RENÉ
Nació en México, D.F. en 1940. Licenciado en Ciencias Políticas por la UNAM,
estudios de posgrado en la Sorbona. Maestro de la UNAM y la UAM. Militó en
el Partido Comunista Mexicano, fue codirector de Historia y Sociedad. Colaboró
en El Día, El Universal, El Nacional, Diario de México. Editorialista de
Excélsior desde 1982, fundó y dirige El Búho. Fue Director de Publicaciones del
Instituto Nacional de la Juventud Mexicana, Jefe de información cultural de las
olimpiadas (1968) subdirector de Relaciones Públicas del FCE, coordinador del
taller de novela del INBA, director de Difusión Cultural de la UNAM y director
de Publicaciones del DDF. Publicó Albert Schweitzer o el respeto por la vida
(1967). Los juegos (1967), Hacia el fin del mundo (1969), La lluvia no mata a
las flores (1970), El gran solitario de Palacio (1971), La desaparición de

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Hollywood (1973), Nueva Utopía y los guerrilleros (1973), Tantadel (1975), El
escritor y sus problemas (1975), Cómo escribir una novela y convertirla en best-
seller (1977), De secuestros y uno que otro sabotaje (1978), Fantasías en
carrusel (1978), Lejos del Edén, la Tierra (1980), La canción de Odette (1982),
Los oficios perdidos (1983), Todo el amor (1986), Cuentos y descuentos (1986),
Los animales prodigiosos (1989), El diccionario de los homenajes (1988),
Memorias de un comunista (1991), Borges y yo (1991), Réquiem por un suicida
(1993). Muchos de sus cuentos han sido traducidos al inglés, al ruso, al francés y
al alemán. Es autor de los guiones para las películas La manzana de la discordia
(1969) y Homenaje a Diego Rivera (1974). Deveras me atrapaste se basa en su
cuento “Miriam”. En 1991 recibió el Premio Nacional de Periodismo otorgado
por el gobierno de México. En 1992 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo
que concede el club de periodistas.
AVILÉS MARTÍNEZ, RAMÓN
Nació en Tacámbaro, Mich., en 1837. En 1848, en Morelia, ingresó al Colegio
de Infantes, donde comenzó a estudiar latinidad y música, ésta con el maestro
Benito Ortiz. En 1850 pasó al Colegio Seminario; y luego en la ciudad de
México se tituló de abogado. Fue profesor de piano, maestro de capilla en la
catedral metropolitana y de música en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo.
Dirigió orquestas y bandas militares y fundó la Sociedad Filarmónica Santa
Cecilia. Es autor de: Marcha fúnebre a Maximiliano, Gran marcha en honor del
Ilmo. Sr. arzobispo, Dr. D. José Ignacio Arciga (1817), la obertura Enriqueta
(para el drama Andrés el cazador), La Exposición (marcha compuesta para la
primera exposición michoacana; 1887); y varias misas, himnos religiosos y
patrióticos, misterios, valses, danzas, chotises, mazurcas, polkas y canciones de
estrado.
AVILÉS PARRA, SERGIO
Nació en la ciudad de México; murió en el mismo lugar en 1975. Cursó la
carrera de derecho y enseñó literatura en las escuelas secundarias (1943-1949).
Fue jefe de la Oficina de Cinematografía de la Secretaría de Educación (1947),
jefe de información del Primer Congreso Científico Mexicano (1951), director
de prensa de la Primera Exposición de Arte Mexicano en Europa (1952),
secretario general de la Sociedad de Amigos del Libro (1953-1959), secretario
auxiliar del secretario privado del presidente de la República (1959-1964),
asesor del director del Instituto Nacional de la Vivienda (1965-1967) y asesor
del director de la Lotería Nacional (1967-1969). Escribió para Excélsior,
Mañana, Impacto y Novedades. Es autor de El tiempo muerto en el tiempo
(novela, 1950) y Urdimbre (relatos, 1973). Dejó inéditos Trama (relatos), una
biografía de Álvaro Obregón y un trabajo sobre legislación educativa de 1812 a
1917.

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AVILÉS ROJAS, RENÉ
Nació y murió en la ciudad de México (1911-1979). Profesor (1933) por la
Escuela Nacional de Maestros, enseñó en planteles primarios (1932-1937),
historia en instituciones de segunda enseñanza (1938-1965) y lengua y literatura
en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (1945-1950). Fue jefe de
la Oficina Técnica del Departamento de Supervisión de la Secretaría de
Educación Pública (1938-1940), donde realizó, por vez primera en México, una
encuesta sobre las causas de reprobación en la educación primaria; jefe de las
oficinas de Divulgación de la Dirección de Alfabetización y Educación
Extraescolar (1952-1954) y de Educación Audiovisual en los Estados de la
República (1954-1962); y asesor del Consejo Nacional Técnico de la Educación
(1962) y de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (1962-1964).
Publicó: Siete cuentos (1932), Ensayos absurdos (1934), Una teoría estética
(1935), Teresa Ducker (1935), El profesor Vidriera (1942), La doble historia del
doctor Vigil (1944), El amor y el odio en la educación mexicana (1946),
Leonora (1950), Benito Juárez, el hombre ejemplar (1956), José María Morelos,
Siervo de la Nación (1957), Vicente Guerrero, el insurgente ciudadano (1958),
La azotea del amanecer (1961), La Guerra de Intervención en dos libros (1962),
Enrique González Martínez (homenaje antológico) (1964), Porfirio Barba
Jacob (homenaje antológico) (1964), Del maestro y el discípulo (1964), Las
estrellas rojas (1968), Francisco Zarco. Escritos literarios (1968), Francisco
Zarco, héroe del periodismo mexicano (1966), Enrique C. Rébsamen,
“Quetzalcóatl” de la educación (1967), Ideario pedagógico de Carlos A.
Carrillo (1969), Educación y Revolución (1971), Bibliografía de Benito Juárez
(1972), Juárez y la educación en México (1972) y Los hombres de la Reforma y
la ciudad de México (1974). Fue también autor de siete folletos y escribió para
varios periódicos y revistas. Como presidente de la Comisión de Publicaciones y
director del Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, editó
los 28 tomos de la Memoria del Congreso Nacional de Historia para el Estudio
de la Guerra de Intervención, asamblea que él organizó junto con Eulalia
Guzmán. En enero de 1953 fundó la Sociedad Amigos del Libro Mexicano
(SALM), que editó materiales para adultos recién alfabetizados y divulgó la idea
de los libros de texto gratuitos. Avilés desempeñó por varios años la secretaría
general del Instituto de Amistad e Intercambio Cultural México-URSS, carácter
con el cual tuvo a su cargo el boletín Informaciones.
AVIÑA RUIZ, NARCISO
Nació en Uruapan, Mich., el 29 de octubre de 1892. Cursó la carrera eclesiástica
en los seminarios de Zamora y Guadalajara. Doctor en filosofía y teología por la
Universidad Gregoriana de Roma, recibió la consagración sacerdotal el 28 de
octubre de 1918. De regreso a México, enseñó materias de su especialidad en la

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casa de formación tapatía y fue canónigo de la catedral y luego secretario de
mitra de Guadalajara. El 25 de abril de 1939 el papa Pío XII lo nombró
administrador ad tempus del vicariato apostólico de la Baja California, el cual
gobernó hasta el 12 de enero de 1940.
AVÍO
En México y en otros países americanos este término significa, en el lenguaje
común, el préstamo en dinero o en especie que se hace al campesino o al minero
para que trabaje y pague en cualesquiera de las dos formas. En épocas pasadas,
en México tuvo otras dos acepciones: se llamaba así al conjunto de carruajes,
bestias de tiro o de silla y mozos que los hacendados ricos empleaban en sus
viajes; y también se aplicó a los préstamos destinados a crear o mejorar una
industria (v. BANCO DE AVÍO). Actualmente es una operación de crédito
destinado a fines agrícolas o industriales, reglamentada por la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito (título segundo, capítulo IV). En virtud del
contrato de crédito de habilitación o avío, quien lo recibe está obligado a invertir
el dinero en la adquisición de materias primas y materiales, y en el pago de
salarios y gastos de explotación de su empresa. El crédito está garantizado con
las cosas adquiridas y con los frutos o productos que se obtengan como
resultado de la operación.
AVIÓN
Nombre que se aplica a varios tipos de aves:
Thachycineta thalassina, familia Hirundinidae, orden Paseriformes. Pajarito
de plumaje verde violeta y blanco, alas y cola negruzcas, partes inferiores
blancas y dos manchas de este color en la rabadilla. Mide 12 cm. Vive cerca de
ríos y lagos, y caza insectos cerca de la superficie. Se distribuye desde Alaska
hasta el centro de México. Se le conoce también como golondrina violeta.
2.Chaetura vauxi, familia Apodidae, orden Apodiformes. Pajarito que mide
10 cm y es de vuelo lento y errático, de plumaje oscuro, garganta y pecho más
claros, cola corta y las puntas del raquis salientes como agujas. Vuela en grupos,
anida en árboles huecos, recoge basuritas al vuelo y las pega con saliva a las
paredes del nido. Se distribuye en todo México. También se le llama vencejillo
común.
3. Reciben también el nombre de avión dos especies de golondrinas del
género Progne y Cypseloides rutilus de la familia Apodidae.
AVIRANETA E IBARGOYEN, EUGENIO
Nació en 1790; murió en Madrid en 1872. Escritor vasco que vino a México en
1825, y posteriormente pasó a Nueva Orleans, donde participó en numerosas
juntas y conspiraciones. Publicó en Veracruz el periódico masónico El
Veracruzano Libre, y escribió unas Memorias íntimas (1825-1829) publicadas en
México (1906). Es personaje de varias novelas del escritor español Pío Baroja.

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AVISPA
Polistes annularis, familia Vespidae, orden Hymenoptera. Insecto social de
cuatro alas plegadas longitudinalmente, mandíbulas cortantes, y cabeza, tórax y
abdomen muy bien diferenciados. Tiene en el abdomen un aguijón, cuya
picadura es muy dolorosa. Sufre metamorfosis completa. Vive en las ramas de
los árboles, en tejados o en paredes de casas. Su colonia se forma con una reina,
muchos zánganos y numerosas obreras. En invierno mueren los zánganos y las
obreras, y las reinas se aletargan para volver a activarse en primavera. Se
alimenta de moscas, arañas y frutos. Se le considera perjudicial a la agricultura.
Algunas especies del valle de México ponen sus huevos en orugas de mariposas
previamente paralizadas con el veneno de su aguijón, de modo que al salir las
larvas, éstas se alimentan de aquéllas.
AVISPERO
Myiarchus tyrannulus magister y M. cinerascens, familia Tyrannidae, orden
Paseriformes. Pájaro de plumaje grisáceo en el dorso, con copete y pico largo y
agudo. Produce un silbido triste. Se alimenta fundamentalmente de avispas.
Hace sus nidos en huecos de árboles. Se encuentra desde el suroeste de Estados
Unidos hasta Bolivia y el norte de Argentina. En México abunda en zonas
costeras, excluyendo Baja California. Se le conoce también como copetón
costeño. En Michoacán se aplica el nombre de avispero a los tiránidos en
general.
AVORAZARSE
Mostrarse desmedido y abusivo en la comida, en la adquisición de bienes o
posiciones, o en el reparto de algo.
AXALAPASCO
(Del náhuatl atl, agua, xalli, arena, apaztli, cazuela, y co, locativo: “en la
hondonada de arena con agua”.) Laguna en cráter volcánico. Hay varias en
México, por ejemplo las de Alchichica, Zopolio y Termitlapa, en el estado de
Puebla.
AXAPUZCO (Méx.)
Localidad arqueológica en las cercanías de Otumba, Méx. Presenta ocupación
desde el Formativo o periodo Superior de las Aldeas hasta la conquista española
(400 a.C. - 1520 d.C.). En esta última época dependía del señorío de Texcoco y
apoyó a Hernán Cortés en la campaña contra los tenochcas.
AXAYACATE
(Del náhuatl atl, agua, y xayácatl, cara: “cara de agua”.) Ephidra californiana.
Hemíptero acuático corixido de los lagos, cuyos huevos, llamados ahuauhtli,
ahuautle o aguaucle, son comestibles y constituían un recurso alimenticio entre
los habitantes prehispánicos del valle de México. Para recoger fácilmente gran
cantidad de ellos, los pescadores ponían a flotar sobre el agua una serie de

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manojos de hierbas acuáticas, disponiéndolos un poco abiertos, casi como
abanicos; los insectos depositaban costras formadas por huevos sobre los
filamentos de estas hierbas; y en tal forma se presentaba este alimento. Se vende
todavía en el mercado. El insecto también es conocido como mosca de las
ciénegas.
AXAYÁCATL
Nació y murió en Tenochtitlan (1449-1481). Fue hijo del príncipe azteca
Tezozomoctzin y de una señora de Tlacopan llamada Huitzilxochitzin. En 1469
llegó a ser el sexto tlatoani (señor) de los mexicas, al suceder a su abuelo
Moctezuma I, gracias a la insistencia del poderoso y ya anciano consejero
Tlacaélel, y destacó como guerrero valeroso. Desde sus días de estudiante,
mostró interés por las antiguas doctrinas religiosas, la ciencia del calendario y la
poesía. Bajo su reinado se amplió el dominio tenochca. Inició la edificación de
un nuevo templo, llamado Coatlan, dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra.
Tlatelolco, famoso por su gran mercado y rival de Tenochtitlan por sus
pretensiones religiosas, era gobernado por Moquíhuix, quien estaba casado con
una hermana de Axayácatl; el rey tlatelolca inició la construcción de un templo
aún más fastuoso. Por otra parte, Tlatelolco conspiraba para invadir Tenochtitlan
en alianza con Chalco, Xilotepec, Culhuacan, Xochimilco, Míxquic y otros
pueblos que atacarían por la retaguardia. La hermana de Axayácatl descubrió a
éste la conspiración para invadir por sorpresa la ciudad. El rey mexica tomó
inmediatamente la ofensiva y atacó Tlatelolco. Durante la lucha murió
Moquíhuix al caer de un templo. A su cadáver Axayácatl, en ceremonia de
sacrificio, le sacó el corazón con sus propias manos. Después de esta derrota, los
tlatelolcas quedaron sometidos a los mexicas y fueron obligados a pagar tributo.
Axayácatl pretendió, sin éxito, dominar Tlaxcala. En una expedición
guerrera a los Altos de Toluca, participó personalmente en la batalla, pero un
guerrero matlatzinca le hirió tan gravemente una pierna, que el rey quedó cojo.
Posteriormente realizó otras expediciones que afirmaron el dominio azteca en la
región de los huastecos. Reunió un riquísimo botín en oro, plata y joyas de todas
clases, que había de caer en manos de los soldados de Cortés.
En una campaña contra el pueblo de Tliluihquitepec hizo 700 prisioneros
que quiso sacrificar él mismo, lo que le causó una fatiga tal que le produjo la
muerte a los 30 años. Le sucedió su hermano Tízoc.
Bajo Axayácatl las artes religiosas llegaron a su máximo desarrollo. En esa
época se labró la gran piedra del Calendario, que pesa más de 20 t y tiene un
diámetro de 4 m. Su nombre tiene las variantes de Axayaca, Axacatzin
(Mendieta), Axáyatl (Sahagún), Jayacazi (Relación de Ichcateopan) y otras
formas similares. De él se conservan dos poemas: el primero es una composición
de carácter reflexivo en la que se pregunta por el sentido de la vida, el misterio

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de la muerte y la soledad del hombre. El segundo, un huehuehcuícatl o canto de
ancianos, lo escribió con la ayuda de un anciano poeta, tras la derrota sufrida por
los aztecas frente a los señores de Michoacán; este canto tiene el propósito de
dar testimonio del fracaso y de la pérdida de los guerreros que allí perecieron y
de exhortar a recobrar el ánimo. Los poemas de Axayácatl permiten apreciar,
como afirma Miguel León-Portilla, “algo de lo que fue la trama interior de la
vida del joven tlatoani que encontró en el mundo de la flor y el canto atinada
forma de expresión a sus dudas, a sus angustias y ambiciones”.

Axayácatl (Atlas de Durán)


AEM
AXOLOHUA
Sacerdote azteca que con otro compañero encontró “el nopal sobre el cual está
parada el águila” (Anales mexicanos, núm. 3), y de repente “se sumió en el
hondo del agua verde”. Veinticuatro horas después apareció en Chapultepec,
donde estaban los mexicas, y les contó su aventura: en el fondo del lago había
visto a Tláloc, quien le dijo “Éste es el lugar que han de poblar y hacer la cabeza
de su señorío” (Torquemada: Monarquía indiana, I).
AXÓLOTL
(Del náhuatl atl, agua, y xólotl, monstruo: “monstruo del agua”.) Vocablo
aplicado originalmente a una de las especies de ajolotes habitantes del valle de
México, Ambystoma mexicanum. Esta especie neoténica (organismos que
reteniendo la forma larvaria son capaces de reproducirse), endémica del Valle,
era muy apreciada como alimento entre los antiguos mexicanos, los cuales la
consideraban un manjar. También se le atribuían propiedades curativas. En la
mitología náhuatl, el ajolote es la advocación acuática del dios Xólotl, hermano

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mellizo de Quetzalcóatl, monstruoso a causa del nacimiento gemelar. La
dualidad se manifiesta en las transformaciones a que recurre para, como los
demás dioses, evitar el sacrificio. Huye cuando ve llegar al verdugo y,
ocultándose en las milpas, se convierte en una planta de maíz de dos cañas, o
jolote (xólotl). Al ser descubierto hecha a correr otra vez y se esconde en un
magueyal, donde toma la forma de una penca doble, o mejolote (de metl,
maguey, y xólotl). Una vez más lo hallan y escapa de nuevo para tirarse al agua,
donde se transforma en ajolote. Ésta es su última metamorfosis: el verdugo lo
atrapa y lo mata. Actualmente esta especie es muy rara en Xochimilco y en el
lago de Chapultepec. V. AJOLOTE.
AXOQUENTZIN
Hijo del rey Nezahualcóyotl. Cuenta Ixtlilxóchitl (Obras, I) que cuando el joven
príncipe (de 17 años) fue a visitar a sus hermanos, que peleaban contra Chalco,
ellos no lo invitaron a comer en su campamento porque no era guerrero.
Queriendo mostrar lo contrario, Axoquentzin entró solo a Chalco y mató a
Contécatl (Teotzintecuhtli), viejo jefe que a pesar de su ceguera dirigía la
batalla. Soldados de Texcoco auxiliaron al joven príncipe; el pánico se apoderó
de los chalcas y la derrota de éstos fue completa.
AYACASTE
(Del náhuatl ayacachtli, atabal, maraca.) Instrumento de música compuesto por
un recipiente ovalado provisto de mango, que contiene piedritas o semillas;
agitándolo se produce un ruido de sonaja. Hay variedades de calabazas que una
vez secas, conservando una parte del pezón, constituyen atabales naturales. Los
ayacastes se decoran con grabados o estambre.
AYACTLACATZIN
Nació en 3.técpatl (1404); murió en 3.ácatl (1495). Fue el último rey de
Cuauhtitlan. Según los Anales de Cuauhtitlan, su título de caballero fue
Xaquintecuhtli, pero le pusieron Ayactlácatl (ninguno) “por haber nacido en un
temascal”. Fue gran guerrero y rey vitalicio.
AYALA, AGUSTÍN
Nació en 1923. Cursó la carrera eclesiástica en el Seminario Nacional de
Montezuma, Estados Unidos, y desde su primera juventud incursionó en la
literatura. Algunos de sus textos se encuentran en Antología de poetas
montezumenses (1959).
AYALA, ALFONSO
Nació en la ciudad de México el 12 de septiembre de 1921. Se inició como
autodidacto en la pintura y el dibujo, y en 1940 ingresó a la Escuela Nacional de
Artes Plásticas. Allí estudió tres años y otros tantos en La Esmeralda, bajo la
guía de Jesús Guerrero Galván. El gobierno francés lo becó por un año en la
Academia Julién de París. Fue ayudante de José Clemente Orozco. Hasta 1986

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había participado en 300 exposiciones colectivas y había presentado 20
individuales, en México y en el extranjero. Ilustró el libro Con palabra de fuego
de Carlos Pellicer. Ha sido maestro en escuelas secundarias, la Normal de
Maestros y la de Iniciación Artística del Instituto Nacional de Bellas Artes, de la
cual se jubiló en 1981. En La Esmeralda fue consejero cuatro años y profesor
durante 15. Es miembro fundador del grupo Paisajistas de México. Es el único
mexicano que pinta a la encáustica, técnica de origen egipcio que descubrió en
el Museo del Louvre (1950). Hay cuadros suyos en el Museo de Arte Moderno
de Tel-Aviv. Pellicer escribió de él: “Desde Clausell y Atl no habíamos tenido un
pintor impresionista de tanta categoría: Clausell al óleo, el Dr. Atl con sus
colores y éste a la encáustica”.
AYALA, LEOPOLDO
Nació en la ciudad de México en 1939. Se dio a conocer con su poema “Día de
Muertos”, que publicó Miguel Aroche Parra en 53 poemas del 68 mexicano.
Posteriormente publicó El domador (1963) y Vivirás lejos (1971, 1972, 1975 y
1978); otros trabajos suyos se encuentran en Poesía joven de México, Poesía
erótica mexicana, 1889-1980 y Antología general de la poesía, siglos XVI al
XX.
AYALA, LOLITA
Nació en la ciudad de México. Cursó las carreras de profesora y periodista y se
especializó en traducción simultánea. Su labor periodística la ha desempeñado
en televisión, en los programas Lo inesperado (como contrafigura de Luis
Spota), En punto, Cada noche, Adivina mi chamba, ¿Qué pasa en México?,
Pensando y viajando con los niños y 24 horas, donde transmitía la sección
“Muchas noticias en pocas palabras”, y cubría las ausencias de Jacobo
Zabludovsky, anterior titular del noticiario, haciéndose cargo de las emisiones;
en 1986 estuvo, junto con Abraham Zabludovsky, como conductora de este
noticiario y, posteriormente, de su edición vespertina. También estuvo al frente
del programa Contrapunto y conduce el programa Muchas noticias (1987). Ha
participado en la traducción de programas internacionales, como la entrega de
los premios Óscar del cine y Tony de teatro.
AYALA, PEDRO
Nació en Guadalajara, Castilla la Nueva, España, en 1502 o 1503; murió en
Guadalajara, Nueva Galicia, el 19 de septiembre de 1569. De noble abolengo,
profesó en la Orden de Franciscanos Menores y llegó a ser guardián del Colegio
de San Pedro y San Pablo en Alcalá de Henares. El emperador Carlos V lo
propuso a la Santa Sede como obispo de Compostela el 28 de agosto de 1555, y
fue preconizado el 18 de diciembre siguiente. Cuatro años pasó en Sevilla antes
de que el rey, que ya lo era Felipe II, expidiera los ejecutoriales de estilo. En la
primavera de 1559 pudo al fin embarcarse hacia la Nueva España y el 28 de

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noviembre de ese año tomó posesión del gobierno de la diócesis en Guadalajara,
ciudad donde ya radicaban los canónigos. Sin embargo, viajó a Compostela;
encontró que allí sólo había seis vecinos y regresó a Guadalajara, hospedándose
en una celda del convento de San Francisco. Su testimonio evidenció la
conveniencia de cambiar oficialmente la sede episcopal y la capital de Nueva
Galicia, según ya había ocurrido en la práctica. Así, el 10 de mayo de 1560 el
rey expidió en Toledo la cédula que autorizaba la mudanza, confirmada por bula
del papa Pío IV del 31 de agosto siguiente. La traslación se realizó con gran
regocijo y solemnidad el 10 de diciembre de ese año. La consagración episcopal
la recibió el señor Ayala el 8 de noviembre de 1562, en la catedral metropolitana
de México, de manos del arzobispo fray Alonso de Montúfar. Las desavenencias
del obispo con la Real Audiencia y el cabildo eclesiástico se originaron en
agosto de 1564, cuando un alguacil sacó del convento de San Francisco a varios
reos que se habían fugado; uno de ellos se asió del señor Ayala para protegerse,
pero fue arrebatado con violencia por un vecino, Lope de Cisneros, a quien el
prelado excomulgó en junio de 1565, una vez que logró identificarlo.
Inconforme, Cisneros acudió a la Audiencia y ésta dio curso al litigio. El prelado
sintió disminuida su autoridad, excomulgó en julio a los oidores Alonso de
Oceguera y Francisco de Alarcón, y ordenó a los fieles que los maldijeran. El
cuerpo judicial, a su vez, inhabilitó al señor Ayala y lo condenó a salir de
territorio neogallego. El obispo, en respuesta, puso a la ciudad en entredicho, se
ausentó de la sede, suspendió el culto, levantó el entredicho y absolvió a
Cisneros y a los oidores. Apremiado por el gobierno, Ayala se marchó a
Zapotlanejo y después a Tzintzuntzan. Regresó a Guadalajara en 1567, sin que
se conozca el modo como se arregló la situación legal. Antes de su salida,
procedió a construir un “jacal grande de tres naves”, aprovechando parcialmente
la capilla de San Miguel, que fue habilitada como catedral por su antecesor. En
1565 se opuso a que los padres agustinos fundaran convento en Guadalajara y en
1566 impidió que los dominicos se establecieran en Zacatecas, pero el año
siguiente autorizó a los siete franciscanos que ya trabajaban en este real de
minas a que levantaran su casa.

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AYALA ANGUIANO, ARMANDO - AZPÍROZ,
MANUEL
AYALA ANGUIANO, ARMANDO
Nació en León, Gto., el 27 de mayo de 1928. Desde muy joven se dedicó al
periodismo y, como corresponsal de la revista Visión, viajó por Europa, América
del Sur y los Estados Unidos. Estudió cine en la Universidad del Sur de
California y ciencias políticas en la Universidad de París. Obtuvo la beca del
Centro Mexicano de Escritores en 1962. Es fundador y editor de la revista
Contenido. Con las experiencias adquiridas durante el tiempo que estuvo en
Tijuana, escribió una novela sobre la contradictoria y aventurera vida de los
habitantes de la frontera norte, Las ganas de creer (1958). Posteriormente ha
publicado El paso de la nada (1960), que recoge sus andanzas como
corresponsal viajero, y Unos cuantos días (1965). Dedicado a estudiar la historia
de México, ha publicado México de carne y hueso (1965-1975) en seis tomos
(México antes de los aztecas, Conquistados y conquistadores, Gestación y
nacimiento de México, Del santanismo al juarismo, Del porfirismo al
maderismo y Del carrancismo al echeverrismo). También ha escrito un ensayo
político novelado, El día que perdió el PRI (1976), y Cómo conquisté a los
aztecas (en supuesta colaboración con Hernán Cortés, 1980) y JLP: secretos de
un sexenio (1984).
AYALA AYALA, RAFAEL
Nació en Coatepec Harinas, Méx., el 25 de octubre de 1913; murió en 1985. Fue
ordenado sacerdote el 30 de mayo de 1942. Preconizado obispo de Tehuacán por
el papa Juan XXIII el 18 de junio de 1962, tomó posesión de esa sede el 1° de
septiembre siguiente. Fundó el Seminario Menor de esa diócesis y contribuyó a
crear el Seminario Regional del Sureste, ubicado también en Tehuacán.
AYALA BLANCO, JORGE
Nació en la ciudad de México el 25 de enero de 1942. Ingeniero químico
industrial por el Instituto Politécnico Nacional, ha sido crítico de cine y traductor
en los suplementos culturales de Novedades (1963-1968), Siempre! (1969-) y
Excélsior (1970-1973); colaborador, entre otras, de la revista Intolerancia, fue
coeditor del boletín filmográfico La semana en el cine (1963-1966), secretario
de redacción de la Revista de Bellas Artes (1966-1968); autor del programa
Mujeres compositoras en Radio Educación (1983-1985), profesor e investigador
del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos y jurado en los festivales
cinematográficos de Río de Janeiro, Cartagena y Huelva. Ha publicado los
siguientes libros: Cine norteamericano de hoy (1966), El cine norteamericano,
un clasicismo viviente (1968), La aventura del cine mexicano (1968), La

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búsqueda del cine mexicano (1974), Falaces fenómenos fílmicos (1981) y La
condición del cine mexicano (1986).
AYALA CASTAÑARES, AGUSTÍN
Nació en Mazatlán, Sin., en 1925. Biólogo, maestro en geología (1959) por la
Universidad de Stanford y doctor (1963) por la Facultad de Ciencias de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha enseñado materias de
su especialidad en instituciones de educación superior, y desde 1981 es director
del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la propia UNAM. Se ha
especializado en micropaleontología, ecología de foraminíferos, limnología y
geología histórica, y ha publicado trabajos en La ciencia en México (1, 1976),
Anales del Instituto de Ciencias del Mar (1980), Ciencia y Desarrollo (1980 y
1983), Impact (París, 1983) y Managing the Ocean (Maryland, 1985).
AYALA GONZÁLEZ, ABRAHAM
Nació en San Pedro de las Colonias, Coah., en 1898; murió en la ciudad de
México en 1958. Estudió preparatoria en el Ateneo Fuente de Saltillo y la
profesional en la Escuela Nacional de Medicina. Se tituló en 1919. Al servicio
del Hospital General, a su iniciativa se debe la creación del Pabellón 24,
dedicado a la gastroenterología, disciplina que él contribuyó a modernizar en el
país. Trabajó también en la Comisión de Estudio del Tabardillo, de 1920 a 1922,
cuando esta enfermedad era un grave problema nacional. Fue jefe del
Departamento de Salubridad, en el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, del
1° de diciembre de 1934 al 15 de junio de 1935. Dirigió el Hospital General en
dos ocasiones; fundó la Asociación Mexicana de Gastroenterología y presidió la
Academia Nacional de Medicina en 1944 y 1945.
AYALA PÉREZ, DANIEL
Nació en Abalá, Yuc., en 1908; murió en Veracruz, Ver., en 1975. A pesar de la
oposición de sus padres, llevó clases de violín con un maestro de su pueblo
natal. Más tarde trabajó como vendedor ambulante, repartidor de leche y
limpiador de zapatos, para sostener sus estudios en la Escuela de Música del
Estado, en la ciudad de Mérida. En 1927 ingresó en el Conservatorio Nacional,
donde fue discípulo de Ezequiel Sierra, Francisco Contreras y Silvestre
Revueltas (violín), Carlos Chávez (composición) y Tello, Huízar, Michaca y
Baqueiro Fóster (otras materias). En 1935 Chávez estrenó la obra Tribu de Ayala
Pérez; y en 1936 Revueltas hizo lo propio con el poema sinfónico Paisaje del
compositor yucateco. Mientras tanto, éste tocaba, para mantenerse, en los más
disímiles lugares, entre ellos el Salón México. También en 1936, Ayala Pérez
estrenó su ballet Uchben X​coholoté (En un viejo cementerio). De potente
lirismo, otras obras suyas son: Cinco piezas infantiles y Danza, para cuarteto de
cuerdas; El grillo, para pequeño conjunto y soprano; Brigadier de choque, para
coro y percusiones; Cactus e India bonita, para orquesta y coros; Suite infantil,

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para orquesta de cámara; El hombre maya, ballet; Suite indígena mexicana, para
flauta, sonaja y tambor; Concertino, para piano y orquesta de cuerdas; Un viaje
breve simbólico, para piano solo; Los cenotes de Abalá, para orquesta sinfónica;
La gruta diabólica, para orquesta de cámara; Ecos remotos, para clarinete, canto
y piano; U Kayil Chaac, para orquesta de cámara, percusiones indígenas y
soprano; Tristes pensamientos, para dos violines, violoncello y piano; y Sinfonía
Núm. 1 y Yaax U Ha, para orquesta sinfónica. La tendencia indigenista que
Ayala muestra en sus composiciones, se manifestó también en el impulso
musical que dio a su entidad, pues en Mérida fue director del Conservatorio, de
la Orquesta Sinfónica de Yucatán, de la Banda de Música del Estado y de una
orquesta típica.
AYATE
Lienzo de forma cuadrada y de poco menos de 1 m por lado, de trama abierta,
tejido en rústico telar de cintura, con fibra de maguey (ixtle) hilada en huso de
origen prehispánico (malacate). El ayate de fibra delgada se utiliza como parte
de la indumentaria; y el que se elabora con fibra gruesa es empleado para cargar
frutas, granos y objetos diversos. Su uso se acostumbra desde tiempos
prehispánicos. Actualmente es común en el valle del Mezquital.
AYAUH
(Apócope del náhuatl Ayauhtéotl: de ayáhuitl, niebla, y téotl, dios, diosa: “diosa
de la niebla”.) Advocación de la diosa del agua Chalchiuhtlicue, en relación con
la neblina y los vapores que produce el agua.
AYAUHCÍHUATL
Hija del rey de Azcapotzalco Tezozómoc, y esposa de Huitzilíhuitl, tercer señor
de los mexicas (Códice Ramírez). Fue madre de Chimalpopoca. Gracias a este
parentesco, el rey de Azcapotzalco redujo los tributos a los mexicas; pero al
morir Ayauhcíhuatl, los de Azcapotzalco volvieron a aumentarlos (Durán:
Historia, I).
AYENSA SÁNCHEZ DE LEÓN, ALFONSO
Nació en Madrid, España, en 1906; murió en la ciudad de México el 24 de
octubre de 1983. Estudió derecho. Pasó a México a resultas de la Guerra Civil
Española. Trabajó en el magisterio y en labores editoriales. En el Banco de
México desempeñó la Dirección del Servicio Bibliográfico y Archivo Técnico.
Reunió valiosa colección bibliográfica de carácter económico y financiero. Editó
16 volúmenes de la Bibliografía Industrial de México y el Boletín Bibliográfico
Mensual de Investigaciones Industriales. Elaboró y publicó diversos instructivos
y manuales para el trabajo de documentación. Posteriormente redactó el
Repertorio bibliográfico de ciencia y tecnología en cinco volúmenes y una
Introducción bibliográfica a la ciencia de la ciencia. Escribió también El
humanitarismo de Concepción Arenal y el derecho penal, y numerosos artículos

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sobre esa disciplina en periódicos y revistas españolas, francesas, argentinas y
mexicanas. Dictó cátedras de bibliotecología y documentación en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.
AYER, EDWARD EVERETT
Nació en Kenosha, Wisconsin, E.U.A., en 1841; murió en Pasadena, California,
E.U.A., en 1927. A la edad de 18 años fue a San Francisco, California, y se ganó
la vida en varios trabajos rudos. Al estallar la Guerra Civil se enlistó en la First
California Cavalry, sirviendo en Arizona y Nuevo México. Allí tuvo
oportunidad de leer The Conquest of Mexico de W. H. Prescott, convirtiéndose
en un estudioso de la historia. Se enriqueció vendiendo durmientes y vigas a las
compañías de ferrocarriles Chicago & Northwestern Railway, Union
Pacific, Santa Fe y Central Mexicano. En 1893 fundó, con John B. Lord, la
sociedad Ayer & Lord Company. Formó una de las más finas y
especializadas colecciones de manuscritos y de fuentes históricas acerca de los
pueblos de Norteamérica, Hawai, Filipinas, México y Centroamérica. Su
biblioteca tuvo más de 17 mil libros, cuatro mil manuscritos y cientos de mapas,
impresos, grabados y fotografías; en 1911 la donó a la Newberry Library de
Chicago, en donde se conserva en un local aparte del resto de la biblioteca,
como la Edward E. Ayer Collection. Además, fue fundador del Field Museum of
Natural History de Chicago.
Véase: J. C. Bay: “Edward Everett Ayer”, en American Collector (1927);
Donald Wilhelm: “A Lumberman Bibliophile”, en Outlook (1915).
AYETA, FRANCISCO
Nació en Pamplona, Navarra, España, en 1644; murió en Madrid en 1700. Tomó
el hábito de los franciscanos el 26 de noviembre de 1659 en Nueva España y
emitió los votos religiosos el 20 de noviembre siguiente. En 1674 fue enviado a
Nuevo México, donde fue custodio dos veces. Posteriormente fue instituido
visitador de la provincia franciscana de Yucatán. En esos años se agitaba
vivamente el problema de la secularización de las doctrinas de los religiosos.
Ayala tomó con fogosidad la defensa de los franciscanos y escribió extensas
obras polémicas y apologéticas al respecto. En 1864 presidió el capítulo
provincial de su Orden, que se celebró el 14 de junio en Mérida. En ese tiempo
conoció la Crónica de Yucatán, entonces inédita, de fray Diego López de
Cogolludo, la cual publicó Ayeta en Madrid en 1688. Escribió: Apología del
Orden de San Francisco en la América. Defensa de la provincia (del Santo
Evangelio de México) sobre el despojo y secuestro de las 31 doctrinas (Madrid,
1693) y Último recurso de la provincia de San José de Yucatán… sobre despojo
de parroquias (Madrid, 1694). Los escritos del padre Ayeta están cargados de
pasión por su Orden, cuyos intereses defendió con vehemencia.
AYMARD, EDUARDO ALFONSO

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Militar francés de la guerra de Intervención; fue comandante de la brigada que
invadió Sinaloa. Debido a la noticia falsa que mandó de Mazatlán a México,
respecto a que el presidente Juárez se había refugiado en Estados Unidos
(embuste que fue propiamente un ardid de guerra), fue expedida la ley del 3 de
octubre de 1865, que autorizaba la imposición de la pena de muerte a los
combatientes republicanos cogidos con las armas en la mano.
AYMARD, GUSTAVO
Escritor francés de mediados del siglo XIX, autor de varias novelas de ambiente
mexicano: Les nuits mexicaines, Coureur des bois, Fièvre d​or y Chercheur de
pistes.
AYOCOTE
Phaseolus coccineus L. Planta herbácea trepadora de la familia de las
leguminosas, al igual que el frijol. Las flores son rojas; y los granos, rojizo-
violáceos, dos o tres veces mayores que la especie Ph. vulgaris, la más
importante de este género.
AYOCUAN
(Del náhuatl áyotl, calabaza, y cuani, comedor: “comedor de calabaza”.)
Nombre de varios caudillos chichimecas. Según los Anales de Cuauhtitlan
(222), cuando los españoles llegaron, Ayocuan era señor de Tepéxic [1.ácatl
(1519)].
AYÓN ZÉSTER, FRANCISCO
Nació en Guadalajara, Jal., el 19 de noviembre de 1938. Abogado (1964) por la
Universidad de Guadalajara, coordinó la edición de las obras completas de José
Cornejo Franco y los festejos del cincuentenario de la misma Universidad. Es
fundamentalmente un promotor de las culturas prehispánica y contemporánea.
Ha sido columnista de El Occidental, y profesor y director de la Facultad de
Filosofía y Letras de aquella casa de estudios. Es autor, entre otras obras, de La
pintura mural moderna en Jalisco (1964) y Reyes y el reyismo (1980). Ha
publicado estudios en Etcétera, Eco y otras publicaciones de su localidad.
AYOPECHTLI o AYOPÉCHCATL
(En náhuatl: “la que mora sobre la tortuga” ​áyotl​ o “la que mora en la neblina”
​ayáhuitl​, versiones que, según Seler, no se contradicen, pues en los códices
mayas la tortuga se relaciona con las nubes y la lluvia.) Diosa del nacimiento,
cuya identidad confirma el himno a Ayopechtli recogido por Sahagún, que dice:
“En la casa de Ayopéchcatl nace el niño. Ven, niño amado”. Es también
advocación terrestre de Omecíhuatl, esposa del dios de la generación,
Ometecuhtli. La pareja divina reside en el cielo supremo, desde donde manda
los niños al mundo: “En un lugar, en la casa de Ayopechtli, / con adorno de
collares está dando a luz. / En un lugar, en su casa, / los vientres maduros se
hacen vida. / Levántate, ven, sé enviado. / ¡Levántate, ven, niño nuevo. /

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¡Levántate, ven! / ¡Levántate, ven niño joya!, / ¡Levántate, ven!” (“Canto de
Ayopechtli”, en Los himnos de los dioses de Sahagún, citado por Seler).
AYOQUEZCO DE ALDAMA, OAX
Población del valle de Zimatlán, en la cuenca del río Atoyac, ubicada cerca de la
carretera a Sola de Vega. En la zona existe un sitio arqueológico importante
cuyas construcciones, entre ellas un juego de pelota, corresponden a los periodos
III, IIIa, IIIb y IV de Monte Albán.
AYORA, JUAN DE
Se ignoran los datos de su nacimiento; murió probablemente en 1581. Estudió en
la Universidad de Alcalá de Henares, donde se graduó en teología y en ambos
derechos. Tomó el hábito franciscano en la provincia de los Ángeles. Pasó a
México y se incorporó a la provincia del Santo Evangelio. Aprendió pronto la
lengua náhuatl, en la cual escribió y publicó un Tratado del Santísimo
Sacramento que, según el testimonio de García Icazbalceta, se imprimió en
1577, si bien no se conoce ningún ejemplar. Escribió también Arte y diccionario
de la lengua mexicana, según afirma Civezza y Huerta. Más adelante pasó a la
custodia de Michoacán y redactó Arte y diccionario de la lengua tarasca, según
los cronistas franciscanos Viñaza, Streit y Nicolás Antonio. Fue guardián de
Tlajomulco y de otros centros de evangelización. En 1565, al ser elevada la
custodia de Michoacán al rango de provincia, fray Juan fue instituido definidor.
Ese mismo año murió el obispo Vasco de Quiroga y Felipe II presentó al padre
Ayora para ese obispado, pero éste declinó ese honor. En 1537 fue elegido tercer
provincial de Michoacán, pero renunció dos años más tarde y se incorporó a los
franciscanos de San Pedro de Alcántara, que estaban en México de paso para las
Filipinas. En estas islas fray Juan aprendió el tagalo, el iloco y el chino. Escribió
allí un Arte y diccionario de la lengua iloca.
AYOTÉCATL
Noble tlaxcalteca que comandó una de las columnas de 10 mil hombres que,
durante la conquista española, protegieron la transportación de los bergantines
desde Tlaxcala hasta el lugar de su botadura en una gran zanja conectada con el
lago de Texcoco. Participó en el sitio de Tenochtitlan. Se ignoran el lugar y la
fecha de su muerte.
AYOTOCHCO (Pue.)
Localidad arqueológica cercana a Hueytamalco, en la frontera con Veracruz.
Presenta ocupación totonaca Clásica Temprana y Tardía (200 a 800 d.C.). Este
centro urbano se desarrolló dentro de la esfera económica del Tajín. Su
arquitectura presenta fuertes relaciones con Yohualichan. En su decoración
interviene en alto grado la greca escalonada, como símbolo de las deidades del
agua y la fertilidad. Muestras del sitio han sido estudiadas por arqueólogos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia y de la Escuela de Antropología de

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la Universidad Veracruzana.
AYOTZINGO (Méx.)
Sitio arqueológico localizado en la cuenca de México, en la orilla oriental del
lago de Chalco; presenta ocupación desde la época II (Miccaotli) de
Teotihuacan, y se sucede sin interrupción hasta la Conquista (300 a.C. - 1521
d.C.). En la época Posclásica o Militarista fue el principal puerto canoero de ese
lago, desde el cual se embarcaba gran cantidad de los bienes y tributos que,
procedentes del Sur y del Golfo, tenían a Tenochtitlan como destino. En esa
localidad falleció el franciscano fray Martín de Valencia (1534).
AYOTZINTECUHTLI
Tercer señor de Huexotla. Reinó cuatro años y en su tiempo “nunca echaron
tributos y todos los macehuales eran libres” (Sahagún: Historia…, II).
AYOYOTE
Thevetia peruviana var. pinifolia Stand. y Steyerm. Arbolito venenoso de la
familia de las apocináceas, de 8 a 9 m de altura, con jugo lechoso y muy
parecido a la Th. peruviana (Persl.) Merr. (v. YOYOTE ). Las hojas son
angostas (2 a 3 mm), amontonadas y semejando un pino; las flores, amarillas; y
el fruto, globoso, con una semilla angulosa. Se ha registrado en Apatzingán,
Mich.
2. En Zacatepec, Mor., se da el nombre de ayoyote a Thevetia ovata (Cav.)
DC., arbolito de 9 m y con jugo lechoso, como el anterior; con hojas alternas,
anchamente obovadas o cuniado-oblongas, que miden de 6 a 11 cm de largo y de
1.5 a 4.5 de ancho, más claras y muy pubescentes en el envés. Las flores,
amarillas y grandes, tienen forma de embudo, y la corola mide de 6 a 8 cm. El
fruto, esferoidal y algo comprimido, mide de 3.5 a 4 cm de ancho y de 2 a 3 de
largo. También se localiza desde Sinaloa hasta Jalisco, Morelos y Chiapas.
Ambas especies son conocidas también como regalgar, huevo de gato,
narciso amarillo, meriendita, naranjo amarillo, convulí, manzana de burro,
ajojote y manzana de coche.
AYUNOS
Formas sacrificiales religiosas impuestas o autoimpuestas, tradicionales, que
llevan la intención de guardar un tabú, alcanzar la pureza y propiciar a seres
sobrenaturales. Es un rito universal, junto con la abstinencia sexual y el maltrato
corporal. En Mesoamérica cada cultura tenía sus propias formas de ayuno. Entre
los mexicas, sacerdotes y penitentes guardaban por lo regular cuatro días de
abstinencia alimenticia y sexual, y castigo del cuerpo antes de cada ceremonia,
pero podían ser más días según la deidad homenajeada y la intención del rito; la
idea era eliminar carne y pulque y comer una vez al día. Ayunaban también los
que iban a contraer matrimonio, los que ofrecían esclavos para sacrificios, los
comerciantes antes de salir de viaje, los artistas que iban a tallar figuras de

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dioses, los que iban a recibir nuevos cargos, los guerreros que iban a competir en
el juego de pelota, los que se iban a someter a tratamientos médicos o
adivinatorios, los que fungían como padrinos, y a veces la masa popular que
acompañaba a sus sacerdotes líderes, como en los cinco días que precedían a las
festividades de Tezcatlipoca. Lo normal era la reclusión de los nobles en recintos
especiales, dentro de los centros ceremoniales, pero las fuentes no son precisas
al respecto. En caso de problemas generales, los sumos sacerdotes hacían ayunos
extraordinarios en sitios sagrados apartados y secretos; la penitencia duraba
hasta nueve o 10 meses, según Clavijero. Entre los mayas se seguían más o
menos las mismas costumbres, pero los ayunos y los periodos de continencia
eran de 13 días cuando trataban de propiciar la agricultura. En el México
indígena actual se conserva la importancia del ayuno, aunque no en forma tan
severa. En algunos grupos se elimina el alimento que se quiere que abunde, por
ejemplo el agua; y en otros se come en días especiales, en gran cantidad, lo que
más se necesita, verbigracia, el maíz. Los personajes que debían observar el
sacrificio con mayor cuidado eran los caciques, jefes tribales o clánicos,
concejales y sacerdotes de cultos indígenas.
AYUNTAMIENTO
(Del verbo ayuntarse, juntarse, reunirse.) Desde tiempos muy remotos se
acostumbró en España que se reunieran los cabezas de familia y los principales
vecinos de cada pueblo, para nombrar por mayoría de votos un cuerpo colegiado
que ejerciera el gobierno de la población. El ayuntamiento se componía de
varios regidores (del estado noble y del estado llano), presididos por un alcalde
mayor y alcaldes menores encargados de la administración de justicia y del
gobierno interior. La ejecución de las disposiciones y fallos de los alcaldes
estaba confiada a los alguaciles. Alcalde y alguacil son palabras de origen árabe
y denotan la influencia de ese pueblo en esta vieja institución. En la larga
evolución del ayuntamiento se agregaron nuevos cargos, como el de síndico, y la
corporación tomó diversos nombres, tales como los de cabildo y concejo
municipal. El término municipio se refiere más bien a una circunscripción
territorial, pero a veces es usado como sinónimo de ayuntamiento.
Los españoles trasladaron su sistema de gobierno municipal a los países
conquistados en América. En la Nueva España, el primer ayuntamiento fue
instaurado por Hernán Cortés, el 22 de abril de 1519, en la Villa Rica de la Vera
Cruz. Algunos historiadores consideran que se trató de una maniobra de Cortés
para que ese cabildo le otorgara los títulos de justicia mayor y capitán general,
dándole así un aspecto legal a la conquista que iba a emprender y para la cual
carecía de atribuciones emanadas del Rey. Otros, sin embargo, afirman que
Cortés era partidario convencido del ayuntamiento, y señalan que en Cuba había
sido alcalde de Santiago del Puerto. El 6 de marzo de 1524 estaba instalado el

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segundo ayuntamiento, en Coyoacán, y de ahí en adelante tanto Cortés como sus
capitanes nombraban inmediatamente uno en las poblaciones que fundaban.
Según la ley dictada por Carlos V el 26 de junio de 1523, debía haber 12
regidores en las ciudades importantes y seis en las menores. No siempre se
respetó el principio de elección popular directa, pues algunos puestos de
regidores eran hereditarios y otros se vendían al mejor postor. Además, en
ocasiones los ayuntamientos quedaron subordinados a los gobernadores y
oficiales reales, que eran considerados regidores natos.
No obstante las limitaciones que les fueron impuestas, los ayuntamientos
desempeñaron una función importante en los primeros tiempos de la Colonia y a
lo largo del virreinato. Fueron el primer gobierno del país y sus ordenanzas
fueron también las primeras leyes. Después tuvieron gran influencia en la
administración local y se contaron entre los primeros focos de acción en la lucha
por la Independencia, en la medida en que los puestos de regidores iban pasando
a manos de los criollos. Bien conocida es la actitud de Francisco Primo de
Verdad quien, como síndico del Ayuntamiento de la ciudad de México, en 1808,
al saberse la invasión francesa de España, propuso que se convocara a todos los
ayuntamientos de la Nueva España para formar un gobierno provisional que
tuviera su origen en la soberanía popular.
El primer edificio destinado al Ayuntamiento de la ciudad de México se
inauguró el 10 de mayo de 1532. Estaba en el mismo sitio en que ahora se
encuentran las oficinas del Departamento del Distrito Federal. Quedó destruido
en el motín de 1692, y fue reconstruido entre 1720 y 1724. Además del
Ayuntamiento, se alojaban en ese edificio la cárcel y la alhóndiga.
Al consumarse la Independencia, el pueblo vio en la libertad de los
ayuntamientos una forma de garantizar los derechos políticos y defender los
intereses locales. Como la Constitución de Cádiz los había puesto bajo el mando
de los jefes políticos, surgió desde entonces la demanda del municipio libre, que
ha perdurado a través de la historia nacional. Pero ni en Chilpancingo ni en
Apatzingán se le dio mayor atención al problema municipal. Posteriormente, en
las diversas constituciones y leyes o bases constitucionales, la cuestión del
ayuntamiento fue tratada conforme al criterio federalista o centralista de sus
autores, pero siempre con tendencia a restringir sus facultades y a ponerlo bajo
la autoridad de funcionarios designados por el poder ejecutivo. Por influencia de
las ideas francesas, los gobiernos liberales modificaron la estructura municipal
para crear las prefecturas. Durante el imperio de Maximiliano, la división
política y administrativa fue por departamentos y distritos. Es verdad que los
distritos se dividían a su vez en municipalidades administradas por un
ayuntamiento, pero el alcalde era nombrado por el gobierno. Acorde con su

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carácter centralizador y dictatorial, el régimen porfirista suprimió por completo
la autonomía municipal, y los prefectos se convirtieron en odiados déspotas
locales. Ello explica que el movimiento revolucionario de 1910 adoptara, entre
sus postulados básicos, el de la libertad del municipio. Venustiano Carranza, a su
vez, ofreció poner en vigor medidas que garantizaran la libertad municipal (Plan
de Veracruz, del 12 de diciembre de 1914, que adicionó el de Guadalupe). El
Congreso Constituyente de 1916-1917 declaró que el establecimiento del
municipio libre constituía “la diferencia más importante y, por tanto, la gran
novedad respecto de la Constitución de 1857”. Advertido de que la autonomía
política y administrativa del municipio sería imposible sin la independencia
económica, el Congreso discutió acaloradamente el dictamen de la Comisión,
que en forma radical proponía que todos los impuestos estatales fueran
recaudados por el municipio, el cual contribuiría con una parte a los gastos del
Estado. En la última sesión se aprobó por fin una fórmula transaccional que, en
realidad, dejó sin resolver el problema. Dicha fórmula, incorporada al artículo
115 de la Constitución, establece: “Los municipios administrarán libremente su
hacienda, la cual se formará de las contribuciones que señalen las legislaturas de
los estados y que, en todo caso, serán las suficientes para atender a sus
necesidades”. El artículo 115 contiene otras normas del régimen municipal: los
estados de la Federación adoptarán la forma de gobierno republicano,
representativo y popular, teniendo como base de su división territorial y de su
organización política y administrativa el municipio libre; cada municipio será
administrado por un ayuntamiento de elección popular directa; los presidentes
municipales, regidores y síndicos de los ayuntamientos, electos popularmente
por elección directa, no podrán ser reelectos para el periodo inmediato; excepto
en los municipios en que residan el Ejecutivo Federal y los gobernadores de los
estados, el mando de la fuerza pública lo tendrá el ayuntamiento. El artículo 115
ha sido objeto de varias reformas; la aprobada en 1982 establece el principio de
la representación proporcional en la elección de todos los ayuntamientos, con
anterioridad sólo aplicable a los mayores de 300 mil habitantes; y le concede al
municipio las siguientes nuevas facultades: administrar los servicios de agua
potable y alcantarillado, alumbrado público, limpia, mercados, panteones, rastro,
calles y jardines, seguridad pública y tránsito; prestar servicios estatales o
federales, previo el convenio respectivo; coordinarse con otro u otros para estos
efectos; formular, aprobar y administrar la zonificación y los planes de
desarrollo urbano; recaudar las contribuciones de la propiedad inmobiliaria y
recibir las participaciones federales y los ingresos obtenidos de la prestación de
los servicios públicos a su cargo.
El artículo 73, fracción VI, de la Constitución, establece que el gobierno del

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Distrito Federal estará a cargo del presidente de la República, quien lo ejercerá
por conducto de los órganos que determine la ley. Es decir, que en el Distrito
Federal no existe constitucionalmente el municipio libre y, en consecuencia,
tampoco el ayuntamiento. En 1929, la Ley Orgánica del Distrito Federal y de los
Territorios Federales estableció únicamente autoridades ejecutivas nombradas
por el presidente de la República, para la ciudad de México y las delegaciones
que forman el Distrito Federal.
Bibliografía: J. E. Casariego: El municipio y las cortes en el Imperio español
de Indias (Madrid, 1946); Moisés Ochoa Campos: La reforma municipal (1955);
Felipe Tena Ramírez: Leyes fundamentales de México (1957).
AYUTLA, REVOLUCIÓN DE
El 1° de marzo de 1854 se proclamó, en Ayutla, Gro. (hoy Ayutla de los Libres),
un plan revolucionario contra el gobierno de Antonio López de Santa Anna. El
Plan de Ayutla fue redactado en la hacienda de La Providencia, y aunque la
proclamación la hizo el coronel Florencio Villarreal, sus verdaderos impulsores
fueron el general Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort. Además de desconocer
la autoridad de Santa Anna y a los funcionarios de su gobierno, los
revolucionarios establecían en el Plan la forma de elegir un presidente interino y
un Consejo de Estado, así como el procedimiento para emitir un estatuto
provisional, mientras se reunía un Congreso Extraordinario encargado de
elaborar una nueva Constitución. Los principios enunciados por la revolución
liberal eran que la nación permaneciera indivisible e independiente, organizada
en forma representativa y popular. El Plan de Ayutla obtuvo el apoyo inmediato
de los pueblos de la Costa Grande y la Costa Chica de Guerrero y del sur de
Michoacán. La revolución se fue extendiendo por el país a base de la acción de
las guerrillas, y el 13 de julio de 1855 se puso de su parte la guarnición de la
ciudad de México. Al triunfo del Plan de Ayutla se convocó el Congreso
Constituyente de 1856, del cual surgió la Constitución de 1857. V. REFORMA.

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A la victoria del Plan de Ayutla, Juan Álvarez se convirtió en presidente de la república (4
de oct. 1855 - 15 de sept. 1856).
AEM
AYUTLA DE LOS LIBRES, GRO
(Del náhuatl áyotl, tortuga, y tlan, locativo abundancial: “lugar donde abundan
las tortugas”.) Ciudad cabecera del municipio del mismo nombre; está situada a
16° 57​ 30” de latitud norte, 99° 03​ 50” de longitud oeste, y 372 m de altura
sobre el nivel del mar. Es ésta una pequeña localidad, célebre por haberse
expedido allí, el 1° de marzo de 1854, el plan que provocó el derrocamiento de
la dictadura de Antonio López de Santa Anna y dio por resultado la Constitución
de 1857. El general Florencio Villarreal encabezó el movimiento, al que pronto
se unieron, entre otros, los generales Juan Álvarez, Tomás Moreno e Ignacio
Comonfort. La situación contra la cual reaccionaron estos liberales fue descrita
así por Ignacio Manuel Altamirano: “El país se hallaba agobiado por una
enorme deuda extranjera que provenía de contratos ruinosos y leoninos
celebrados por gobiernos en apuro, con una deuda interior irredimible y que
aumentaba cada día, con una empleomanía absorbente, con un erario siempre
exhausto, minados sus recursos fiscales por el contrabando o devorados por el
agio, con una industria raquítica, con un proletariado inmenso; en suma, en
condiciones económicas que iban conduciendo al pobre país a la muerte”. Para
conmemorar la decisión de volver a constituir el país sobre bases democráticas,
la ley del 8 de agosto de 1974 cambió la denominación del municipio y de su
cabecera por la de Ayutla de los Libres. El 4 de marzo de 1914, después de tres
días de asedio, las fuerzas revolucionarias de los generales Julián Blanco,
Rómulo Figueroa y Abraham García tomaron la plaza que se hallaba en poder de

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los federales; de éstos, murieron el jefe y 150 elementos de tropa. Ayutlenses
distinguidos han sido los licenciados Antonio del Valle, Vicente J. González,
Ignacio Pérez Vargas, Alberto Valle y el revolucionario Francisco López. En la
ciudad se fabrican machetes de excelente calidad y se practica la artesanía de la
plata. El municipio contaba con 40 069 habitantes (1990).
AZAFRÁN
Nombre que se da a varias especies de plantas, principalmente a las siguientes:
Croccus sativus L. Hierba de la familia de las iridáceas, de origen asiático,
que se cultiva en el país generalmente como ornamental y rara vez para
consumir los estigmas de la flor. Las hojas, que aparecen después de la
floración, son lineares y canaliculadas. La flor, grande, azul-violácea, en forma
de copa, se da dispuesta sobre un pedúnculo corto que se eleva sólo unos
cuantos centímetros del suelo; tiene seis pétalos, tres estambres y el ovario,
ínfero, con un largo estilo dividido en tres ramas estigmáticas plegadas en el
ápice y de color rojo escarlata. El fruto es una cápsula dehiscente. Son los
estigmas de la flor los que constituyen el azafrán que se utiliza para colorear los
alimentos, especialmente el arroz. En medicina popular se utiliza como
colorante, estimulante y emenagogo. Los estigmas contienen picrocrocina y un
aceite esencial para una amplia variedad de preparaciones farmacéuticas.
2.Carthamus tinctorius L. Hierba anual de la familia de las compuestas,
originaria de la India y de Egipto, que se cultiva en algunas regiones de México,
en climas cálidos y templados, como planta ornamental o para dar sabor a los
alimentos. Las hojas, alternas, dentadas, espinosas y brillantes, son sésiles y
oval-lanceoladas. Las flores, amarillas y agrupadas en cabezuelas terminales,
están protegidas por brácteas foliáceas y espinosas. Los frutos son aquenios
escamosos. Las flores contienen una materia colorante amarilla y otra roja
(cartamina) que se utilizan en la industria de tinturas. Las semillas contienen un
aceite de importancia comercial. Éstas y aquéllas sirven también para coagular
la leche. Las hojas se emplean como forraje.
3.Curcuma longa L. Planta herbácea de la familia de las zingiberáceas,
originaria de la India y China; se cultiva en México en regiones calientes, como
las Huastecas. Las hojas, radicales y largas, se dan colocadas en dos hileras
opuestas y en el mismo plano (dísticas). Las flores, amarillas, se presentan
agrupadas en espigas apretadas y protegidas por brácteas verdes e imbricadas.
Los frutos son capsulares y con varias semillas. Los rizomas se utilizan como
condimento y para dar color a los alimentos, en sustitución de las especies ya
mencionadas.
4. También llaman azafrán a las siguientes especies: Cuscuta umbellata
H.B.K., parásita, de la familia de las convolvuláceas (zacatlaxcale); Buddleia
marrubiifolia Benth, de las loganiáceas (azafrán del campo); Escobedia linearis

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Schl., de las escrofulariáceas (azafrán de raíz y azafrán de Jalapa); E.
scabrifolia Ruiz y Pav. (azafrán o azafrancillo de raíz); Ditaxis heterantha
Zucc., de la familia de las euforbiáceas (azafrán de bolita); y Carthamus
tinctorius L., de las compuestas (cártamo ​véase​).
AZÁLEA
Se da este nombre a varias especies de arbustos del género Rhododendron L., de
la familia de las ericáceas, cultivadas en México como ornamentales. Algunas
son originarias de las regiones frías y templadas del hemisferio norte,
principalmente de Asia Oriental, tales como Rh. indicum Sweet (igual que
Azalea indica L.), Rh. simsii Planch. (igual que A. indica Sims.), Rh. japonicum
Suringar (igual que A. japonica Gray), Rh. obtusum Planch. (igual que A. obtusa
Lindl.) y Rh. mucronatum Don (igual que A. indica alba Lindl.). No obstante,
algunas especies son de Norteamérica, pero no de México, como Rh. canadensis
Torr. (igual que A. canadensis Kuntze), de Canadá; Rh. occidentale Gray (igual
que A. occidentalis Torr. y Gray); A. californica Torr. y Gray, de Oregon a
California, E.U.A.; y Rh. nudiflorum Torr. (igual que A. nudiflora L.), de
Massachusetts a Louisiana y Florida, E.U.A. Las especies del género
Rhododendron, de las que se conocen unas 600 considerando las silvestres y las
cultivadas, incluyen actualmente a las que se clasificaban antes en el género
Azalea L., en virtud de que las diferencias entre ambos géneros son imprecisas.
Casi la única diferencia de las últimas consiste en que presentan hojas caedizas
en invierno, al contrario de las primeras, que tienen hojas persistentes y, por lo
tanto, siempre verdes; no obstante, este carácter depende del tipo climático de la
región, pues si éste es benigno las hojas son persistentes todo el año, aun en las
que se consideraron caducifolias y de hojas caedizas. Tampoco es precisa la
distinción entre las especies con cinco estambres (Azalea) y las que tienen 10
(Rhododendron). Las siguientes son las características sobresalientes de las
azáleas, comprendidas, en sentido amplio, dentro del género Rhododendron: raíz
fibrosa, muy ramificada; tallo cilíndrico ramoso, verdoso o moreno pardusco,
pubescente cuando joven; hojas simples, con el peciolo corto, alternas o
verticiladas, en grupos de tres o más, alrededor de un mismo nudo, de bordes
lisos, cuneiformes en la base y con el ápice agudo o acuminado, lisas,
tomentosas o pubescentes (a veces sólo pubescentes en las nervaduras del
envés), elípticas, oblongas, lanceoladas, ovadas u obovadas; flores muy vistosas
y generalmente aromáticas y delicadas, pedunculadas, solitarias o en grupos de
dos o tres en las axilas o los verticilos foliares, o bien en racimos terminales, con
cáliz pubescente de cinco sépalos, a veces inconspicuo, corola en forma de
embudo de campana, constituida por cinco sépalos blancos, rosados, rojos,
purpúreos, en múltiples tonalidades según las especies, variedades o formas de
cultivo; androceo constituido por cinco a 10 estambres insertados en el

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receptáculo, incluidos o sobresalientes, con las anteras unidas por la parte dorsal
a un filamento que, a veces, es pubescente; ovario de cinco a 10 lóculos o
cavidades, cada uno con numerosos óvulos; y estilo delgado, con un estigma
obtuso o esferoidal en el ápice. El fruto es una cápsula de cinco a 10 cavidades
que se abre empezando por la parte superior y a nivel de los septos (septicida).
Las semillas son numerosas, pequeñas, aproximadamente de 1 mm, con un
ligero hundimiento cerca de uno de los extremos, de color moreno rojizo.
Algunas especies resultan tóxicas para el hombre y los animales cuando son
ingeridas. La distinción entre las especies y variedades es a veces difícil por la
enorme cantidad de sus formas de cultivo, así como del cruzamiento o
hibridación que se ha hecho entre ellas para obtener plantas con flores más
vistosas y numerosas. Entre otros caracteres, su diferenciación se basa en la
persistencia o caducidad del follaje, número de estambres, pubescencia de las
hojas y las flores, forma de las hojas y número de flores en el botón y el color de
las mismas.
Rh. japonicum, una de las azáleas comúnmente cultivadas en México,
alcanza de 1 a 1.5 m de altura; presenta las hojas obovadas, de 5 a 10 cm de
largo, obtusas y mucronadas, ciliadas en el margen, lisas, excepto en las
nervaduras del envés, donde son pubescentes. Las flores son anaranjadas o de
color rojo escarlata, de 5 a 6 cm de ancho, dispuestas en grupos de seis a 12
flores; la corola es pubescente en la parte externa, acampanada o en forma de
embudo; los cinco estambres son más cortos que la corola, y pubescentes en la
base. Florece de febrero a junio. Es originaria de Japón y de ella han derivado
numerosas formas de cultivo e híbridos resultantes del cruzamiento con otras
especies.
Aunque la mayoría de las azáleas florece en México de febrero a junio, es
posible lograr variedades que lo hagan aún en el invierno, aplicando
cuidadosamente algunas técnicas de floricultura. Tienen un promedio de vida
entre 40 y 70 años, y con buenos tratamientos para combatir enfermedades y
plagas, así como buena tierra y fertilizantes, pueden florecer cada año; son de las
plantas de ornato que producen mayor cantidad de flores. Debido a esto, pueden
considerarse entre las más importantes para la floricultura. Los cultivadores
especializados han reunido las azáleas en varios grupos principales,
considerando si son de hojas perenes, caedizas o parcialmente caedizas; su
origen y distribución geográfica; su resistencia a las bajas temperaturas y sus
formas de cruzamiento o modalidades híbridas. Según esto, se distinguen tres
grupos principales en floricultura:
1. Azáleas índicas. Corresponden a las variedades e híbridos de
Rhododendron mucronatum Don., Rh. simsii Planch. y de Rh. indicum Sweet;

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éstas producen flores de color blanco, rosa, rosa púrpura, salmón o anaranjado;
según la variedad, son de corolas pequeñas y sencillas o grandes y dobles; estas
últimas son las más estimadas en jardinería. En México se les denomina azáleas
finas. En este grupo se incluyen las variedades Rh. indicum var.
balsaminaeflorum Nichols. (igual que Azalea balsaminaeflora Carr.), planta
enana con flores dobles de color rojo salmón; y Rh. simsii var. vittatum Wils.
(igual que Rh. vittatum Planch.), de flores blancas con rayas lilas o purpúreas, o
bien, en sus formas híbridas, con flores rosadas de borde blanco.
2. Azáleas kurume. Son originarias de la ciudad de Kurume, Japón, donde se
obtuvieron por primera vez diversas formas de este grupo. Derivadas en todas
sus variedades y formas híbridas de Rhododendron obtusum Planch. (igual que
Rh. indicum var. obtusum Maxim), son siempre verdes, alcanzan hasta 1.5 m de
altura, y se llenan de vistosas flores que cubren las hojas y las ramas, asumiendo
la apariencia de un gran racimo; las corolas, simples o dobles, no son muy
grandes, comparadas con las que presentan las azáleas índicas, pero ostentan
colores más variados, en casi todas las tonalidades, excepto las amarillas y
azules. Casi todas las variedades actuales que se han creado en México
provienen de este tipo, por ejemplo la campana coral y la copa de oro, de
Huauchinango, Pue. La rosa perla (azuma kagami en Japón) ha dado origen a
todas las plantas de flores rosadas de este grupo. De Rh. obtusum se distinguen
tres variedades: Rh. obtusum var. amoenum (igual que Rh. amoenum Planch.;
Azalea amoena Lindl.), de corola generalmente doble y de color púrpura, rojo o
blanco; Rh. obtusum var. kaempferi Wils. (igual que Rh. kaempferi Planch, Rh.
indicum var. kaempferi Maxim), de flores rojas o rosadas; y Rh. obtusum var.
arnoldianum Rehd., híbrido de las dos variedades anteriores y cuyas flores son
de color rosado o rojo.
3. Azáleas naturalizadas. Son las que se desarrollan en forma silvestre, sin
que reciban ningún cultivo. En México no se conocen y son pocas las que
proceden de Estados Unidos u otras partes del mundo; por ejemplo, Rh.
canescens Sweet (Azalea canescens Michx.), de flores blancas o rosadas,
originarias de Carolina del Norte, Florida y Texas; y Rh. vaseyi Gray (igual que
A. vaseyi Rehd.), con flores de color rosado pálido, manchadas de anaranjado o
moreno rojizo, originaria de Carolina del Norte, E.U.A.
Se aplican, entre otros, los siguientes nombres vulgares a las variedades de
azáleas, cuyo color de las flores se anota entre paréntesis: reina Albert Elizabeth
(blanco festonado de rosa), brillo de sol (rosado), rayito de sol (blanco rayado de
rojo), Elsa Ofelia o rubor de novia (rosa pálido), verbesina y príncipe Alberto
(rosado), pabellón (blanco), morada Chávez (morado), morada china (morado
violáceo), tonchita (morado pálido), caracol (solferino), rodilla de Cristo (rojo

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oscuro), campana coral (coral), rojo ladrillo o viuda alegre (anaranjado),
maravilla (blanco, rosado, solferino), jalapeña (blanco y ocre) y excélsior (rosa
fuerte).

Azálea
AEM
AZANZA, MIGUEL JOSÉ DE
Nació en Acoiz, Navarra, España, en 1746; murió en Burdeos, Francia, en 1826.
Pasó a Nueva España a los 17 años de edad, al lado de su tío Martín José de
Alegría, administrador del Tesoro Real en Veracruz. Fue secretario del visitador
general José de Gálvez (1760), en cuya función recorrió buena parte de las
provincias de América Septentrional. En 1771 ingresó al ejército como cadete.
En 1774 estaba en La Habana como secretario del marqués de la Torre, capitán
general de Cuba. Junto con éste asistió al sitio de Gibraltar (1781). Fue
secretario y encargado de negocios de la embajada de España en San
Petersburgo y en Berlín (1784-1786), corregidor de Salamanca (1788) e
intendente del ejército en Valencia (1789) y El Rosellón (1793). El 19 de octubre
de 1796 fue nombrado virrey de la Nueva España. Asumió el poder en Orizaba a
mediados de 1798. Se ocupó principalmente de proteger las costas con motivo
de la guerra contra los ingleses: estableció un cantón en Buenavista, cerca de
Veracruz, y terminó en este puerto una escuadrilla de 18 lanchas cañoneras.
Debido a las dificultades del comercio marítimo, en su tiempo se multiplicaron
los talleres para producir telas de algodón. En 1799 se descubrió la
“conspiración de los machetes”, fraguada por un grupo de jóvenes que se
reunían en el callejón de los Gachupines, en la ciudad de México, con el

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propósito de concertar el asesinato de los españoles ricos. El 8 de marzo de
1800, se sintió en la capital del virreinato un terremoto de cuatro minutos, que
fue llamado “el temblor de San Juan de Dios”. El 29 de mayo de ese año,
entregó el mando de la Nueva España a Félix Berenguer de Marquina, en la
Villa de Guadalupe. Vuelto a España, tiempo después fue ministro de Hacienda
de Fernando VII (1808) y miembro de la Junta Suprema que gobernó en
ausencia del Rey, pero que pronto se sometió a Napoleón en Bayona. Sirvió
después a José Bonaparte.
AZAR, HÉCTOR
Nació en Atlixco, Pue., el 17 de octubre de 1930. Es maestro en letras españolas
y francesas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha sido profesor
de arte dramático y jefe del Departamento de Teatro (1954-1972) de esa casa de
estudios. Dirigió el teatro de El Caballito, el teatro de la Ciudad Universitaria, el
Centro Universitario de Teatro y la Compañía de Teatro Universitario. Este
grupo obtuvo, en 1964, el premio mundial de la especialidad en el festival de
Nancy, Francia. En su empeño por difundir el arte de la escena, Azar editó una
colección de textos al respecto, experimentó técnicas de representación en el
Foro Isabelino, el Teatro del Espacio 15 y el Espacio C, fundados por él. Al
frente del Departamento de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y
Literatura (1965-1972), organizó la Compañía Nacional de Teatro. En 1972 creó
el periódico teatral La Cabra, y en 1973 inauguró un despacho privado
especializado en asuntos escénicos. Es director general del Centro de Arte
Dramático, A.C. (CADAC). Ha colaborado en varias publicaciones nacionales y
extranjeras; entre las segundas: Conjunto (Cuba), Le Monde (Francia), Revista
Hispanae (Estados Unidos) e Ínsula (España). Ha recibido el Premio Xavier
Villaurrutia en cinco ocasiones, y las Palmas Académicas de Francia. Su obra de
creación comprende poesía: Estancias (1950), Días santos (1954), Ventanas de
Francia (plaqueta con poemas traducidos del francés, 1952). Teatro: Olímpica
(recreación poética de personajes de la vida vulgar, lleva cuatro ediciones, se ha
traducido al alemán y es su obra más representada, 1962), La appassionata
(1958), El alfarero (1958), Las vacas flacas (1959), El milagro y su retablo
(1959), El corrido de Pablo Damián (1960), El amor médico (traducción en
verso de la obra de Molière, 1962), Inmaculada (1963), Higiene de los placeres
y de los dolores (1967), La capa de plata, La seda mágica (auto sacramental,
1969), La cabeza de Apolo (1971), Doña Belarda de Francia (1972), La cantata
de los emigrantes (1972), Los juegos de Azar (1973), Los muros vacíos (1973),
El nacimiento en Nogueras (auto sacramental, 1974), Diálogos de la clase
médium, La causa de la causa y Adán retorna (farsas, 1980) y Las alas sin
sombra (1980); una paráfrasis de La paz y una versión teatral de El Periquillo
Sarniento. Ensayos: La Universidad y el teatro (1970), Teatro y educación

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(1971), El Espacio C, una proposición escénica (1977), Teatro (1977), Ocios,
almanaques y meditaciones (1978), Zoon Theatrikon (1978), El teatro con
adolescentes (1979) y Arte y política, materias racionales (1981). Hasta
mediados de 1986 había dirigido 18 cortometrajes en Cine Verdad y 63 puestas
en escena. Desde mayo de 1987 es miembro de la Academia Mexicana de la
Lengua.

Héctor Azar
AEM
AZCAPOTZALCO, D.F
(Del náhuatl azcaputzalli, hormiguero, y co, locativo: “en el hormiguero”.)
Localidad de origen prehispánico. Quedó comprendida en la prefectura de
México al erigirse el Distrito Federal en 1824; en 1861 se le adscribió al partido
de Guadalupe; el 16 de diciembre de 1899 se le dio el carácter de municipalidad;
y el 28 de agosto de 1928 pasó a ser una de las delegaciones del Departamento
del Distrito Federal. Linda al norte y al poniente con el estado de México, al sur
con las delegaciones Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, y al oriente, con la Gustavo
A. Madero. Tiene una superficie de 38 km2 (2.3% del área total del Distrito
Federal), de la cual el 53.7% está ocupada por habitaciones; el 26.4, por
industrias; el 5.6, por comercios y servicios; y el 14.3, por otros
establecimientos. La Delegación tiene 771 mil habitantes, con una densidad
promedio de 20 300 personas por kilómetro cuadrado. De 1940 a 1950, la tasa
de crecimiento demográfico fue de 11.5%; de 1951 a 1970, de 6.1; y a partir de
entonces, de 3.5 anual. En un lapso de 40 años, el número de habitantes se
incrementó 12 veces. La población económicamente activa representa el 34.2%

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del total de personas. El 47.8 de aquélla se ocupa en la industria; el 46.7, en el
comercio y los servicios; el 1.9, en actividades primarias; y el 3.6, en tareas
insuficientemente especificadas.
El crecimiento de Azcapotzalco registra dos periodos: uno lento, de 1920 a
1940, efecto de la migración general hacia la ciudad de México; y otro
acelerado, de 1940 a 1970, producto de la creciente industrialización. La zona
fabril de Vallejo se inició en 1944 y provocó la multiplicación de los
asentamientos humanos. El área urbana, que en 1940 representaba el 1.8% del
territorio de la Delegación, llegó al 9.6 en 1950 y al 96.2 en 1980. Para 1978 el
total de la superficie estaba urbanizada. A partir de ese año, la densidad
demográfica ha ido en constante aumento.
La mancha urbana ha crecido sobre terrenos ejidales; esto ha ocasionado
erosión y la pérdida casi total de la cubierta vegetal. La mayor parte del territorio
es plana. Las zonas industriales envuelven el área habitacional por el oriente y el
sur. Las escasas áreas verdes contrastan con las manzanas densamente pobladas.
No se dispone de reservas territoriales. Sólo quedan 193 ha de lotes baldíos y 60
que aún se dedican al cultivo, las cuales representan, en conjunto, el 7.3% de la
superficie total. En 1980 existían 116 479 viviendas agrupadas en 86 colonias.
En 26 de éstas era irregular la tenencia de la tierra. En el sureste y noroeste hay
casas unifamiliares de buena calidad. Las de rango mediano se hallan dispersas,
principalmente en las colonias Panteros y la Preciosa; las construidas con
materiales perecederos tienden a proliferar en el centro de la Delegación; y las
de tipo departamental (62% del total) se localizan a lo largo de las principales
avenidas. Los conjuntos habitacionales más grandes son las unidades
Cuitláhuac, Exhacienda del Rosario, Presidente Madero y Tlatilco. Funcionan
55 escuelas de nivel preescolar, 95 primarias, 23 secundarias, 12 de educación
media superior y una unidad de la Universidad Autónoma Metropolitana; 150
consultorios médicos de carácter social, 16 dispensarios delegacionales y 12
clínicas; 10 bibliotecas y siete salas de espectáculos. Hay 30 ha de jardines y 66
destinadas a instalaciones deportivas.
Circundan la Delegación la calzada Vallejo y las avenidas Río Consulado,
Las Armas y 5 de Mayo; y la cruzan las avenidas Parque Vía, Cuitláhuac,
Camarones y de las Granjas, la calzada Azcapotzalco-La Villa y el eje vial 5
Norte. En la Delegación se encuentra uno de los puentes más largos para
comunicación vehicular de América Latina. De las líneas de autobuses, 22
inician y concluyen su recorrido dentro de los límites de la Delegación; y la
línea 6 del Metro transita por el norte de su territorio. Según el Censo General
de Población 1980 (últimos datos disponibles en los aspectos que en seguida se
tratan), de la población total, 157 son extranjeros y 12 404 personas hablan,

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además del español, una lengua indígena. Son católicos el 94.62% de los
habitantes; protestantes, el 1.94; de otras confesiones, el 1.16; y no tienen
religión el 2.28.
Historia. De la región de Tula-Jilotepec parecen haber salido los tecpanecas
a mediados del siglo XII. Guiados por Matlacóatl, se establecieron en
Azcapotzaltongo, al norte de Atizapán, ya dentro del valle de México. Allí reinó
una dinastía, a cuyo final aparece Acolhuacatzin. Este señor contrajo nupcias
con una hija de Xólotl, el caudillo chichimeca que tenía su capital en Tenayuca,
y antes de que terminara el siglo XIII mudó la sede de su corte a Azcapotzalco.
Hacia 1337, los tlatelolcas, grupo que se había desprendido de los mexicas
recién llegados a la región de los lagos, se aliaron a los tecpanecas mediante
uniones matrimoniales. Con esta fuerza adicional y la colaboración de los
aztecas, que entonces se alquilaban como mercenarios, Acolhuacatzin conquistó
Culhuacan en 1347. De este modo se inició la expansión de los tecpanecas,
proceso que iba a culminar bajo la guía de Tezozómoc. Este personaje nació en
1320, asumió el poder en 1367 y gobernó hasta su muerte, el 2 de febrero de
1427. En campañas sucesivas, sometió a los chalcas, que se habían extendido
hasta el Tzitlaltépetl o Cerro de la Estrella, y a los chinampanecas de
Xochimilco y Tláhuac. Más tarde sojuzgo Tenayuca, el antiguo señorío de su
abuelo; y entre 1380 y 1395, Xaltocan, al noreste del lago, con lo cual convirtió
a Azcapotzalco en la ciudad más importante del valle. A fines del siglo XIV, los
chichimecas, ya vueltos sedentarios, habían formado una sociedad urbana en
Texcoco, la cual gobernaba Techotlalatzin, quinto señor de los chichimecas,
quien no tuvo recursos para detener el empuje de los tecpanecas. En 1409 lo
sucedió su hijo Ixtlilxóchitl; éste, receloso de una agresión, previno la defensa y
se preparó para la guerra. Tezozómoc, en efecto, le envió unos copos de algodón
para que los hilara, modo de advertirle que caería bajo su dominio. Aunque tuvo
como aliados a Huexotla y Coatlinchan, Ixtlilxóchitl abandonó Texcoco en
1418, obligado por las fuerzas de Tezozómoc. Sitiado durante 30 días en la
fortaleza de Tzinacanoztoc, se retiró a Tapanahuayan, llevando consigo a su hijo
Nezahualcóyotl; pero ahí perdió la vida en combate con sus perseguidores,
mientras el joven príncipe, de 16 años de edad, observaba la escena oculto en un
árbol. De ese modo, los tecpanecas quedaron dueños de todo el Valle.
Nezahualcóyotl se refugió entre la gente de Chalco e hizo amistad con los de
Huejotzingo. Pasado cierto tiempo logró que el tirano le permitiera vivir en
Texcoco y aun viajar a Tenochtitlan, haciéndose los aztecas responsables de que
el joven soberano no intentara ninguna revuelta. Muerto Tezozómoc, lo sucedió
su hijo Tayatzin, pero Maxtla, hermano mayor de éste, lo depuso y usurpó el
poder. Los mexicas, a la sazón, tenían como monarca a Chimalpopoca, quien

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conspiró junto con Tayatzin para derrocar al usurpador; pero fue enjaulado por
Maxtla y murió en cautiverio. Este hecho volvió a los mexicas enemigos de
Maxtla. Nezahualcóyotl, mientras tanto, había organizado la rebelión. El 4 de
agosto de 1427 reunió en Calpulalpan a las fuerzas aliadas. Al frente de 100 mil
hombres, ese mismo día se apoderó de Otumba; mandó que los tlaxcaltecas y
huejotzincas avanzaran contra Acolman; él se retiró con el grueso de las tropas
hacia Texcoco; y pidió a los chalcas, que avanzaban desde el sur, que tomaran
Coatlinchan y se aproximaran a Huexotla. Nezahualcóyotl llegó a esta
población, que le era adicta, el propio día 4, y al siguiente expulsó de Texcoco a
los tecpanecas. Los tlaxcaltecas, huejotzincas y chalcas regresaron a sus
territorios; Nezahualcóyotl se hizo reconocer como monarca legítimo, organizó
el gobierno y guarneció todas las fronteras. Los mexicas y los tlatelolcas habían
quedado sitiados por los tecpanecas. Itzcóatl y Cuauhtlalohuatzin enviaron como
emisario ante Nezahualcóyotl al príncipe Moctezuma, quien más tarde sería
llamado Ilhuicamina. El señor de Texcoco viajó en secreto a Tenochtitlan y
concertó con ellos la contraofensiva. El 14 de febrero de 1428 movilizó 250 mil
hombres a Tlatelolco, a través de la laguna; el 15, él mismo, al mando de 50 mil,
desembarcó en Tepeyac; y los mexicas, divididos en tres columnas, rompieron el
sitio y llegaron hasta las costas y linderos de Azcapotzalco: Itzcóatl por agua,
Moctezuma por Tacuba y Tlacaélel por Tlalnepantla. Maxtla resolvió encerrarse
con sus 300 mil guerreros en la fortaleza de Mazatzintamalco. Ahí lo sitiaron
durante 114 días. Los aliados de Maxtla (Coyoacán, Xochimilco, Cuauhtitlan y
Tepotzotlán) no pudieron salvarlo de la derrota. El ejército tecpaneca fue
desbaratado cuando intentó romper el cerco. Azcapotzalco fue entregado al
saqueo de los vencedores, Maxtla muerto por mano de Nezahualcóyotl (6 de
junio) y la ciudad convertida en mercado de esclavos, para infamarla. La derrota
y destrucción de Azcapotzalco tuvo como consecuencias la consolidación del
prestigio de Nezahualcóyotl, la formación de la Triple Alianza (Tenochtitlan,
Texcoco y Tacuba) y el principio, bajo Itzcóatl, del imperio azteca.
Al consumarse la conquista española en 1521, Azcapotzalco tenía unos 17
mil habitantes. La desbandada de los vencidos, el repartimiento de los indios en
encomiendas y las epidemias de viruela y de cocoliztli, mermaron aún más la
población. Antes de 10 años sólo quedaban 393 familias tecpanecas. La
evangelización la emprendieron los frailes dominicos, que allí erigieron iglesia y
convento. En las proximidades de este edificio se libró la célebre batalla del 19
de agosto de 1821. Las fuerzas del coronel Anastasio Bustamante, procedentes
de Querétaro y ya pronunciadas por la Independencia, habían ocupado las
haciendas de Careaga, Echegaray y del Cristo, mientras una división española, al
mando del jefe Concha, se hallaba en Tacuba protegiendo la entrada a la capital.

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Al suscitarse un tiroteo entre las avanzadas de ambos ejércitos, Bustamante salió
a auxiliar a su lugarteniente Nicolás Acosta, y cuando regresaba con él herido
fue atacado por el grueso de la tropa enemiga. Aunque no deseaba presentar
combate en condiciones desventajosas, acometió con tal denuedo a los españoles
que los hizo replegarse hasta Azcapotzalco. En esta acción, que duró casi todo el
día, se distinguieron también Encarnación Ortiz (el mayor de los famosos
Pachones de la sierra de Guanajuato, quien perdió la vida al tratar de rescatar un
cañón arrastrándolo a cabeza de silla) y varios jóvenes oficiales, entre ellos
Valentín Canalizo, que tiempo después, al igual que Bustamante, llegaría a ser
presidente de la República. Nada de especial significación ocurrió en
Azcapotzalco durante el resto del siglo XIX. En las postrimerías de éste, la
municipalidad tenía 10 785 habitantes y su cabecera, 7 500. Prosperaban las
haciendas de Enmedio, San Antonio, Clavería y Careaga o del Rosario; y los
ranchos de Amealco, San Rafael, San Marcos, Pantaco, San Isidro y Azpeitia. A
uno y otro lados de la calzada de Tacuba a Azcapotzalco empezaron a edificarse
palacetes de gusto francés; por las calles empedradas pasaban landós y
carretelas, lo mismo que recuas de mulas y burros cargados de alfalfa, carbón,
leña, vigas de madera o huacales con fruta o verduras. De vez en cuando, un
pelotón de soldados irrumpía por los barrios para imponer a los miserables la
leva forzosa.
La colonia Vallejo empezó a poblarse de fábricas en 1929, pero fue en 1944
cuando, por decreto presidencial, se le declaró zona industrial. Existen en ella
unas 600 empresas que producen dos mil artículos diferentes y brindan
ocupación a 70 mil obreros, de quienes dependen 350 mil personas. En la
refinería 18 de Marzo se obtienen varios derivados del petróleo. En territorio de
la Delegación se encuentran, además, plantas pasteurizadoras, rehidratadoras y
homogeneizadoras de leche, un gran rastro y la estación central de carga de los
Ferrocarriles. Otras zonas industriales son las de Pantaco, Xochimanca, San
Antonio y El Gas, de modo que los centros de trabajo de esta índole llegan en
conjunto a mil.
De los viejos pueblos prehispánicos, dotados durante el virreinato de plaza
pública, traza reticular, iglesia, panteón, santo patrono y fiesta, se conservan
únicamente 16: San Martín Xochináhuac, Santo Domingo, San Juan Tlilhuaca,
San Pedro Xalpa, Santiago Ahuizotla, San Miguel Amantla, Santa Cruz
Acayucan, San Bartolo Cahuantongo, San Francisco Tetecala, Santa Bárbara,
San Andrés, Santa Catarina, Santa María Malinalco, San Andrés de las Salinas,
Coltongo y San Francisco Xocotitla. Los demás han sido absorbidos total o
parcialmente por las colonias modernas y han perdido sus tradiciones.
La parroquia y el exconvento de los Santos Apóstoles Felipe y Santiago.

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Fundación dominicana del siglo XVI, aunque la iglesia que ha perdurado es
posterior. El atrio está rodeado de tapias con arcos invertidos. En el pórtico hay
tres estatuas de piedra, ya casi sin forma y sin rostro, que representan a Santo
Tomás de Aquino, San Pedro Mártir y Santo Domingo. Las acompaña la
siguiente leyenda: “Nosotros predicamos a Jesucristo crucificado. Lució éste
como sol. Tened a Dios y dadle el honor debido”. El templo mira al poniente;
del lado izquierdo está la portería que da acceso al patio principal, cuyos
corredores conservan la viguería de cedro y algunas pinturas al fresco con
pasajes de la vida de Santo Domingo. Entre los cuadros de caballete destacan un
San Miguel Arcángel y la Anunciación a Santa Ana, por Nicolás Rodríguez
Juárez. En una de las vigas del claustro aparece la fecha 1565. El templo actual
fue consagrado el domingo 8 de octubre de 1702. En el primer cuerpo de la torre
se colocó la figura de una hormiga, símbolo de la localidad, y al lado derecho de
la puerta, un escudo de la Orden. Cerca de la entrada a la sacristía está colgado
en la pared un cuadro con el retrato de José del Carmen Rocha, gobernador del
pueblo de Azcapotzalco e “insigne bienhechor de este convento”. El templo
tiene dos capillas: una es la del Rosario, de planta en forma de cruz latina; tiene
antes del altar una superficie cuadrada a manera de antesala. El recinto está
cubierto por una cúpula. La fachada procede del siglo XVIII. El rico retablo
barroco presenta el linaje histórico y, a la vez, la familia espiritual de la Virgen
María; está compuesto por cuatro pilastras estípite y un cuerpo central de perfil
mixtilíneo, en cuya estructura, ornamentada con molduras y roleos, van inscritas
esculturas, pinturas y figuras alegóricas en relieve; las tablas con la Vida de la
Virgen son obra de Juan Correa. La otra capilla, la de San Francisco, fue la
primera que erigieron los dominicos en Azcapotzalco. De una sola nave, su
cubierta original fue sustituida por otra de concreto que imita un envigado. En
este edificio radica la primera vicaría episcopal del arzobispado de México.
El templo del Señor de Nextengo. Obra de los padres dominicos, data de
1562. Conserva una escultura de Jesús Nazareno, de casi 2 m de altura, al
parecer procedente de Sevilla. Los indígenas la sacaban en andas para implorar
por su intercesión el inicio de la temporada de lluvias. Hay también en el templo
retablos de fines del siglo XVIII y numerosos exvotos populares. El altar fue
restaurado con oro laminado y en la nave se colocaron vitrales con las imágenes
de las vírgenes del Rosario, de Talpa y de la Defensa, del Apóstol Santiago y de
San Higinio.
AZCÁRATE, JULIANA DE
Vivió a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Su padre, el licenciado Juan
Francisco de Azcárate, fue uno de los firmantes del Acta de Independencia.
Juliana casó en segundas nupcias con Manuel Gómez Pedraza, quien llegó a ser
presidente de la República (1832-1833). La marquesa Calderón de la Barca, en

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su libro La vida en México, alude dos veces a Juliana de Azcárate
considerándola “persona de extraordinario talento e instrucción”. Se le otorgó el
nombramiento de directora honoraria de la Academia de San Carlos. Entre las
pocas obras pictóricas que se conocen de su mano, destaca una Sagrada Familia
fechada en 1824.
AZCÁRATE, MIGUEL MARÍA
Nació y murió en la ciudad de México (1803-1877). Fue coronel de caballería y
autor de un catecismo práctico criminal de juicios militares (1834) y de un
estudio sobre efectos de consumo introducidos en la capital (1839).
AZCÁRATE Y LEDESMA, JUAN FRANCISCO
Nació y murió en la ciudad de México (1767-31 de enero de 1831). Abogado de
clientes ricos, fue nombrado, poco después de su examen profesional, fiscal y
luego vicepresidente de la Academia Teórico-Práctica de Jurisprudencia; y en
1808, regidor del Ayuntamiento de la ciudad de México, donde dio muestras de
sus ideas independentistas, lo que le valió prisión de ese año a 1811. Firmó al
Acta de Independencia en 1821. A la caída de Iturbide, sirvió a las sucesivas
administraciones como ministro del Supremo Tribunal de la Guerra, síndico del
Ayuntamiento de la capital y secretario del Hospital de Pobres. Además de
valiosos trabajos de tipo jurídico, escribió textos en verso y en prosa: Poema
heroico en celebridad de la colocación de la estatua ecuestre colosal de bronce
del señor don Carlos IV (1804), Oda y soneto en el certamen poético formado
con motivo de la colocación de la estatua ecuestre del señor don Carlos IV
(1814), Breves apuntamientos para la literatura del reino de Nueva España y
Ensayos panegírico e histórico del mérito de los principales sujetos, así
naturales como europeos, que han sobresalido en el reino.
AZCÁRRAGA VIDAURRETA, EMILIO
Nació en Tampico, Tamps., en 1895; murió en Houston, Texas, E.U.A., en 1972.
Hizo sus estudios primarios en Piedras Negras, Coah., y los secundarios en
Estados Unidos. Fue dependiente, agente viajero y representante de empresas
zapateras, distribuidor de automóviles, concesionario de la Compañía Víctor y,
en 1927, fundador de una casa grabadora de discos que editó con gran éxito un
catálogo de canciones mexicanas. En 1930 fundó la radiodifusora XEW ​de 5 mil
vatios de potencia inicialmente, y después, en 1972, de 500 mil​; en 1938, la
XEQ; y en 1951, el canal 2 de televisión, que junto con los canales 4 y 5
formaron Telesistema Mexicano en 1955. En todas estas estaciones se han dado
a conocer y se han consagrado muchos artistas. Además, promovió y dirigió la
construcción de los estudios cinematográficos Churubusco (1944) y de los cines
Bucareli, Bahía, Apolo, Popotla, Estadio y Arcadia. Fue miembro de la
Comisión Consultiva de Radiodifusión y del primer Consejo Directivo del
Instituto del Seguro Social. En 1950 y 1964 ocupó la presidencia de la

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Asociación Interamericana de Radiodifusión.
AZCATITLÁN, CÓDICE
Documento que se conserva en la Biblioteca Nacional de París (M. Méx. núms.
59-64). Es un códice mexica posthispánico, dividido en 29 secciones. Está hecho
en papel europeo (21 por 28 cm), pero conserva la técnica indígena. Por su
contenido, debe proceder del norte de la cuenca de México, acaso Cuauhtitlan-
Xaltocan-Tlatelolco. Su carácter es histórico, migratorio y dinástico, y abarca
desde la salida de la peregrinación mexica hasta 1572 (?). Habla de las
migraciones de los mexicas, anteriores a la fundación de México-Tenochtitlan
(1325); de las conquistas de los aztecas y tlatelolcas, y de la genealogía de sus
gobernantes; de la llegada de los españoles; de la implantación de la nueva
religión; y de otros sucesos de la Colonia. Es de la misma especie que el Códice
Cozcatzin. La primera parte se liga con los códices Aubin y Boturini, y con
algunas narraciones manuscritas como el Códice Ramírez. Lo publicó Robert H.
Barlow en Journal de la Société des Américanistes de Paris (nueva época,
XXXVIII, París, 1949).
Véase:José Alcina Franch: Fuentes indígenas de Méjico (Madrid, 1956);
Miguel León-Portilla y Salvador Mateos Higuera: Catálogo de los códices
indígenas del México antiguo (1957); y Donald Robertson: Mexican Manuscript
Painting of Early Colonial Period (New Haven, 1959).
AZCATLXÓCHITL
(Del náhuatl ázcatl, hormiga, y xóchitl, flor: “flor de hormigas”.) Amarillis
formosissima L. Nombre de varias mujeres de las noblezas tolteca y azteca. Una
de ellas fue nieta del rey Topiltzin y esposa de Nopaltzin (Torquemada:
Monarquía indiana, I); otra, hija del infante Temictzin (Ixtlilxóchitl, Obras, II);
y una tercera casó con el hijo del señor de Tlalmanalco y pidió a su tío Nopaltzin
la cesación de las guerras (Ixtlilxóchitl, Obras, I).
AZLOR Y ECHEVERZ, MARÍA IGNACIA DE
Nació en la hacienda de San Francisco de los Patos (Coahuila) en 1715; murió
en la ciudad de México en 1767. Mujer riquísima, se dedicó a la educación y
fundó el convento de La Enseñanza, en la capital del virreinato, el cual dirigió
como priora desde 1755.
AZLOR Y VIRTO DE VERA, JOSEPH DE
Se ignoran el lugar y la fecha de su nacimiento; murió en la hacienda de San
Francisco de los Patos (Coahuila) en 1734. Fue el tercer esposo de doña Ignacia
Xaviera Echeverz y Valdés, heredera de los bienes del marquesado de San
Miguel de Aguayo. Desde 1712 se trasladó a sus dominios en Coahuila. En
1719, con motivo de la declaración de guerra hecha por Francia (9 de enero), la
corte pidió al virrey que nombrase un gobernador apto en las provincias de
Coahuila y Texas, a efecto de recuperar el territorio de la segunda. La

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designación recayó en Azlor, quien tomó posesión el 16 de noviembre. Reclutó
84 soldados en Saltillo y se dirigió a Monclova; ahí recibió refuerzos
procedentes de Celaya, Zacatecas. San Luis Potosí y Aguascalientes; al fin se
puso en marcha con 500 hombres, 3 950 caballos y 600 mulas cargadas con
equipo, armas y pólvora; y llegó al río Bravo el 20 de diciembre de 1720. El
paso de esta corriente se demoró hasta el 23 de marzo de 1721. Mientras tanto,
el capitán Domingo Ramón, desprendido de la columna principal, tomó posesión
de la Bahía del Espíritu Santo. El grueso de la expedición continuó la marcha y
llegó a Béjar el 4 de abril; a la cabecera de los indios asinais, el 25 de julio; y al
sitio donde estuvo la misión de San Francisco de los Texas, el día 28 siguiente.
En ese punto, al oeste del río Aatchez, parlamentó con Saint Denis, jefe de las
fuerzas francesas; éste se retiró a Natchitoches y Azlor procedió a recuperar las
antiguas posesiones españolas: la misión de San Francisco, el 3 de agosto; la de
la Purísima Concepción, el día 8; la de San Joseph, el día 13; el presidio de
Nuestra Señora de los Dolores, el día 15; la misión de Nuestra Señora de
Guadalupe de Nacogdoches, el 18; la de Nuestra Señora de los Dolores de los
Ais, el 21; la de San Miguel de los Adaes, el 12 de octubre; y el presidio de
Nuestra Señora del Pilar, el 1° de noviembre. Emprendió el regreso a Béjar el 17
de noviembre, y llegó, tras graves dificultades, el 23 de enero de 1722. El 10 de
marzo siguiente fundó la misión de San Francisco Javier de Nájera, y el 24 visitó
el presidio de Nuestra Señora de Loreto, establecido por el capitán Ramón en la
Bahía del Espíritu Santo; trazó el plano de una fortificación y volvió a Béjar,
para de ahí partir a Monclova (5 de mayo), donde licenció a sus soldados. Una
vez asegurada la provincia de Texas, continuó administrando sus haciendas y
minas hasta su muerte.
Véase:Vito Alessio Robles: Coahuila y Texas en la época colonial (1938).
AZNAR BARBACHANO, LUIS
Nació en Mérida, Yuc., el 2 de mayo de 1826; murió en Campeche, Camp., el 19
de marzo de 1849. Estudió en el colegio de Manuel Casares de las Llanas en
Mérida, y después en el de San José en Campeche. Se dedicó al comercio y en
1848 se alistó en el Batallón de Seguridad Pública de Campeche para combatir a
los indígenas mayas sublevados, distinguiéndose en la batalla de Hampolol.
Después de su muerte se comenzaron a publicar sus poesías, pues el periódico El
Fénix del 20 de mayo de 1849 anunció haber visto ya la luz pública las dos
primeras entregas de la colección preparada por Joaquín Castillo Peraza.
Quedaron inéditas sus comedias Los frutos de la ambición y A casamiento al
revés, resultado alrevesado. Se publicó una pequeña parte de esta última en el
periódico El Mosaico de Yucatán. Manuel Sánchez Mármol y Alfonso de Regil
Peón, en su libro Poetas yucatecos y tabasqueños (Mérida, 1861), publicaron
una antología de su obra, con una biografía y un retrato.

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AZNAR BARBACHANO, TOMÁS
Nació en Mérida, Yuc., el 5 de enero de 1825; murió en Campeche, Camp., el 29
de septiembre de 1896. Durante la Guerra de Castas fue escribiente militar
(1847-1848) y después sargento de la Compañía de Carabineros. Licenciado en
leyes (1850) por la Universidad de Yucatán, fue funcionario judicial (1851-
1857), activo promotor de la erección del estado de Campeche, del que fue
diputado al primero, segundo y tercer Congreso de la Unión (1857-1862), agente
del Ministerio de Fomento (1859), rector del Instituto Campechano (1859-1864
y 1867-1870), vicegobernador de su entidad (1862-1864 y 1867-1870) y vocal
del Consejo de Instrucción Pública (1888). En unión de Pablo García y Miguel
Duque de Estrada, fundó y redactó los siguientes periódicos: Los Primeros
Ensayos (literario), El hijo de la Patria (1847), La Ley (1849), El Chisgaravis
(1852) y La Nueva Época (1853). Colaboró en El Espíritu Público, El Mosaico,
La Alborada y otros. En la revista Mejoras Materiales, editada por él, publicó
estudios sobre economía regional. Como educador, reformó la escuela ecléctica
campechana. El 23 de agosto de 1902 se le declaró Benemérito del Estado.
Escribió textos escolares sobre gramática, aritmética, doctrina cristiana, moral y
urbanidad y varias cartillas de alfabetización; también es autor de Memoria
sobre la conveniencia, utilidad y necesidad de erigir constitucionalmente en
Estado de la Confederación Mexicana el antiguo Distrito de Campeche…
(1861), Apuntes sobre la cronología de México, Yucatán y Campeche (1869) y
“Pablo García. Apuntes biográficos”, en A la memoria de… (Mérida, 1895).
AZNAR PÉREZ, MIGUEL LÁZARO
Nació en la ciudad de Mérida (Yucatán) en 1820; murió el 26 de diciembre de
1842. En 1838, durante la Guerra de los Pasteles, mandó una columna de ataque
y se lanzó bravamente contra los franceses, a carga de bayoneta, obligándolos a
meterse en sus embarcaciones. Más tarde participó en la campaña de Texas,
como comandante de batallón, y murió heroicamente en la batalla de Villa de
Mier.
AZNAR Y CANO, TOMÁS
Se ignoran los datos de su nacimiento y su muerte. Médico, fue gobernador de
Campeche, del 15 de junio de 1904 al 9 de agosto de 1910. Durante su
administración eximió de impuestos a quienes radicasen o se avecindasen en
Xkanhá o en Chan-Laguna; estableció la Academia Normal de Profesores;
suscribió un convenio con los señores Pearson para la exploración y la
explotación de hidrocarburos y sus derivados (20 de agosto de 1906); y evitó un
conflicto violento entre los peones y los administradores de la finca de
Haltunchén, en el partido de Champotón (1909). De su gobierno se publicaron
los informes correspondientes a 1905, 1906, 1908, 1909 y 1910.
AZORÍN IZQUIERDO, FRANCISCO

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Nació en Monteforte, Teruel, España, el 12 de septiembre de 1885; murió en la
ciudad de México el 26 de diciembre de 1975. Egresado de la Escuela de
Arquitectura de Madrid, fue diputado a Cortes (1913), jefe de Obras de la
Subsecretaría de Armamento (1936), y cónsul en Trabes y Toulouse, Francia
(1937). Llegó a México en 1939. Es autor de: El problema escolar en Puebla, El
primer milagro de la catedral angelopolitana, La destrucción de Lídice
(Checoslovaquia), Adamo Kai Eva (en esperanto), Diccionario enciclopédico de
esperanto en cinco idiomas y Terminología de arquitectura en cinco idiomas.
AZOYÚ, CÓDICES
El Códice Azoyú I es de origen azteca y de carácter histórico. Fue hallado en el
pueblo de Azoyú, Gro., y pintado en papel amate en Tlapa, según parece.
Terminado en los años posteriores a la Conquista, y tal vez empezado poco antes
de la llegada de los españoles, se refiere a la confederación de pueblos
tlapanecas: la sucesión de caciques; las ciudades aliadas y sufragáneas; las
guerras con ciudades comarcanas; la exaltación y muerte de los tecuhtli o
señores, y sus reales parentescos; la conquista del lugar por los aztecas; y al
final, la llegada de los españoles y los principales acontecimientos
posthispánicos. Contiene los anales tlapanecas desde el 3.ollin (1299) hasta el
8.ehécatl (1565), y proporciona la base para establecer una sincronología del
calendario tlapaneco y el cristiano, pues registra la fecha de entrada de los
españoles al actual Tenango, Gro.
El Códice Azoyú II o Códice Ortega es también tlapaneca. Contiene una
nómina incompleta de tributos de Tlapa y su señorío al imperio mexica. Se
inicia en 2.ehécatl (1428). Su reverso es de excepcional importancia, ya que es
el complemento del Códice Humboldt. Eduardo Seler, el estudiar el fragmento
de códice que Humboldt llevó a Alemania, se equivocó al señalar a Huejotzingo
como el sitio de origen del códice por no tener a la vista el Azoyú II.
Probablemente le faltan 3 hojas (de 1449 a 1503) para que enlace con el Códice
Humboldt. Aparecen en el Códice Azoyú II tres figuras reales: Xilotzin, “el señor
de la mazorca”, Coaxíhuitl, “la serpiente azul o preciosa”, y Quiáhuitl, “lluvia”,
con la fecha 8.malinalli (1487); el nombre del señor de Tlapa y la fecha de su
reinado; jeroglíficos de dioses y pictografías de láminas de oro, y jícaras de oro
en polvo; así como pueblos y caciques tlapanecas.
Véase: Salvador Toscano: “Los códices tlapanecas de Azoyú”, en Cuadernos
Americanos (1943); y Alfonso Caso: “The Codices of Azoyu”, en DYN (1943).
AZPEITIA PALOMAR, MANUEL
Nació y murió en Guadalajara, Jal. (1862-1935). En 1873 ingresó al Seminario
Conciliar de su ciudad natal y en 1885 fue ordenado presbítero. La Academia
Pontificia le otorgó la borla de doctor en derecho canónico, en 1882, y el
Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco el título de abogado, en 1887. En 1902

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fue nombrado provisor y juez de la arquidiócesis, el 6 de octubre de 1903
ascendió a primer medio racionero, y el 23 de noviembre siguiente ocupó la
recién creada canonjía doctoral. El 1° de agosto de 1919 fue nombrado tercer
obispo de Tepic. En 1927 marchó al exilio, en 1929 regresó a Tepic y ocupó la
silla episcopal hasta su muerte.
AZPÍROZ, MANUEL
Nació en Puebla, Pue., en 1836; murió en Washington, E.U.A., en 1905, siendo
embajador de México. Fue jefe político de su estado natal y diputado al
Congreso Constituyente de 1857. Concurrió a la toma de Chihuahua en 1866,
con el grado de comandante. A la caída de Querétaro, fue el fiscal militar del
consejo de guerra formado a Maximiliano, Miramón y Mejía, y pidió para ellos
la pena de muerte. Actuó como agente de México ante la Comisión Arbitral
constituida en 1868 para decidir el asunto del Fondo Piadoso de las Californias,
y a él se debe el excelente alegato presentado en defensa de los intereses
nacionales. Es autor de: Causa de Maximiliano de Habsburgo y de Miramón y
Mejía. Fue inhumado en la Rotonda de los Hombres Ilustres. V.
INTERVENCIÓN FRANCESA E IMPERIO.

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AZPÍROZ, MARÍA ELENA - AZUZUL
AZPÍROZ, MARÍA ELENA
Nació en la ciudad de México el 25 de octubre de 1957. Estudió humanidades
con especialidad en historia, en la Universidad Autónoma Metropolitana. Fue
asesora del secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos. Figura en la
selección de literatura femenina de la revista La Brújula en el Bolsillo y en la
Antología del cuento corto mexicano de Tomás Espinosa. Ha publicado en
revistas, en el libro colectivo Ahora las palabras, y dos libros de relatos: Las
ventanas (1982) y Tríptico (1985).
AZTATLÁN (Sin.)
Complejo cultural de Sinaloa, perteneciente a Mesoamérica y llamado así por el
hueytlatoanazgo noroccidental chimalhuacano de este nombre. Corresponde a
una época del periodo Posclásico. Ekholm encontró restos del complejo Aztatlán
en Guasave y en los ríos Fuerte y Sinaloa, incluyendo trípodes policromados de
alta calidad artística.
Véase: Carlos R. Margáin: “Importancia histórico cultural de Sinaloa”, en
Estudios históricos de Sinaloa (1960).
AZTATZON
(Del náhuatl áztatl, garza, y tzontli, cabeza: “cabeza de garza”.) Sexto hijo de
Quinatzin III, rey de Cuauhtitlan (Anales de Cuauhtitlan). Según Sahagún
(Historia de las cosas de la Nueva España, II), por mandato de Moctezuma II,
ahorcó a su hermano mayor Tlachinoltzin por ser éste afecto a la bebida.
Aztatzontzin I fue también señor de Cuauhtitlan (hacia 1503-1520) y uno de los
jefes indígenas que tuvieron contacto con los conquistadores. Lorenzo
Francisco, su descendiente, escribió un resumen de la historia antigua de la
comarca.
AZTECAS
Pueblo del grupo náhuatl que llegó a formar el Estado más importante en el
México prehispánico. También se le conocía con el nombre de mexica o
tenochca, por tener su centro en México-Tenochtitlan. La historia de los aztecas
es una epopeya relativamente breve, pero asombrosa en el marco de la historia
universal, y tiene pocos paralelos. Siendo al principio una tribu insignificante y
apenas tolerada por sus vecinos, llegó a constituir la potencia más vigorosa de
Mesoamérica y también fue portadora de las grandes culturas del continente
americano.
Lo que se conoce de ellos es relativamente poco, pese a la enorme cantidad
de escritos que se les ha dedicado. De sus propias obras, por cierto en extremo
abundantes, no ha quedado mucho. No se conserva en México ninguno de sus
espléndidos edificios, nada que pueda compararse con las copiosas ruinas de la

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civilización maya, de la zapoteca y de otras (v. TEMPLO MAYOR). De sus
obras de arte se han conservado algunas, gracias a circunstancias afortunadas.
En cambio, hay cierto número de escritos, resto insignificante de una producción
importantísima, que permiten una apreciación de sus realizaciones. Los señores
principales eran amantes de la historia, de los mitos, de la poesía y de los libros.
Tenían una escritura pictográfica que también incorporaba glifos fonéticos, y
producían enorme cantidad de documentos oficiales, relaciones de tributos, a la
vez que de materias ritual, histórica, geográfica y literaria. Aunque la mayor
parte de tales escritos quedó destruida a raíz de la Conquista, los mismos
indígenas recopilaron ciertas materias importantes, ya sea en su propia lengua,
pero usando el alfabeto latino, o bien directamente en español, ayudados por los
misioneros; aunque tal ayuda no era posible sin ciertas deformaciones en ideas y
perspectivas. Por su parte, los autores de las crónicas eran alumnos
aprovechados de los frailes y, sin duda, se esforzaban por mostrarse como tales.
Con todo, los mismos conquistadores españoles legaron un gran acopio de
información. No se tomaron la molestia de aprender el idioma de la nación
vencida ni de comprender sus ideas, pero quedaron deslumbrados por lo que sus
ojos veían y procuraban relatarlo. Las Relaciones de Hernán Cortés, las crónicas
de Bernal Díaz del Castillo y, sobre todo, los numerosos escritos de frailes y
misioneros siguen siendo la fuente principal de los conocimientos acerca de los
aztecas.
Origen. Según sus propias tradiciones y leyendas, los aztecas provienen de
Aztlán Aztatlán, “tierra de garzas” o “de la blancura”, que se ha querido
localizar por investigadores modernos en varias regiones del país: al noroeste de
los dominios toltecas, en Nayarit, en el norte de México, en la región del río Gila
en Estados Unidos y aún más al norte. Veytia y Clavijero aceptaron como
verídicas las tradiciones aztecas (eliminando la parte evidentemente mítica y
religiosa), pero no hallaron bases para fijar Aztlán geográficamente. En el siglo
XIX se ocuparon de este asunto José Fernando Ramírez, Manuel Orozco y
Berra, Alfredo Chavero y otros investigadores, empeñados en reconstruir la
historia de Tenochtitlan, también a base de tradiciones. El enfoque crítico,
iniciado por el gran mexicanista alemán Seler, pudo haber pecado en sentido
contrario. Desechando las tradiciones como simple mitología, veía en las
historias de Aztlán “una proyección del lugar de residencia histórico… a una
región lejana y a un pasado nebuloso”. Por “necesidades de prestigio” habrían
establecido un contraste entre sus orígenes nómadas y salvajes y su
magnificencia posterior. Otros investigadores modernos, que se han enfrentado a
las dificultades de conciliar la historia y la geografía con la tradición azteca,
adoptaron el camino más fácil: desechar el mito totalmente. Vaillant opina que

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en cuanto al origen de los mexicas, los “conocimientos pueden considerarse
como mitos, después formalizados, sin significación histórica”.
Se acepta generalmente que los aztecas primitivos llevaron una vida nómada,
semisalvaje. “La descripción en este nivel cultural nos recuerda a los nómadas
del Norte de Mesoamérica” (Bernal). Las pinturas y las crónicas forman “un
cuadro en el que aparecen… como gente desprovista de cultura y despreciada
por todos” (Miguel León-Portilla). Eran “verdaderos nómadas cazadores y
recolectores como los indios del Norte de México” (Jaques Soustelle). El
carácter nómada de los aztecas primitivos queda corroborado por sus propias
tradiciones, aun después de la falsificación de su historia, ordenada por Itzcóatl.
Seler desechó el mito, en vista de que todo el territorio entre la supuesta Aztlán
y Tenochtitlan estaba lleno de vestigios arqueológicos, testigos de una cultura
milenaria. Además, era difícil comprender la metamorfosis de una tribu nómada
y semisalvaje en una nación de indudable hegemonía cultural. Por lo tanto se
llegó a la conclusión de que “lo que cuentan las leyendas sobre Aztlán
corresponde exactamente a la situación en que se hallaban (los aztecas) cuando
habitaban Tenochtitlan” (Krickeberg).
Con el fin de mejor estudiar sus orígenes, los aztecas, bajo Moctezuma
Ilhuicamina, determinaron enviar un grupo de tlamatinime (sabios) para
reconstruir el itinerario de la tribu desde Aztlán. Llegaron hasta Tula. De ahí en
adelante se conformaron con conjeturas mágicas (Durán, I). Sin embargo, hay
elementos para identificar Aztlán Aztatlán con un lugar que todavía conserva el
nombre antiguo: San Felipe Aztatlán, en el municipio de Tecuala, Nay., casi en
los linderos de Sinaloa. Aztatlán era la capital de uno de los cuatro tlatoanazgos
o reinos chimalhuacanos, vasallos de Tula: el más septentrional y tal vez el más
adelantado culturalmente. Se sabe que Tula fue destruida por tres de esos
señores “de las provincias del Mar del Sur”, y que en Tula existía ​detalle
revelador​ un barrio azteca. Aztlán, patria primitiva de los aztecas, estaba “en lo
último de Xalixco” (Ixtlilxóchitl, II). El reino de Aztlán Aztatlán empezaba en
Centíspac, cerca de Santiago Ixcuintla, a 40 km a vuelo de pájaro de la antigua
Xalixco, la actual población nayarita Jalisco. El propio Ixtlilxóchitl relata que,
después de la destrucción de Tula, “un caballero llamado Huetzintin escapó con
su gente y familia por Michoacán, hasta la provincia de Aztlán”; su nieto
Ocelopan, “acordándose de la tierra de sus mayores, acordó venir a ella,
trayendo consigo a todos de su nación”. Se trata de Ocelopan, uno de los 20
caudillos de la peregrinación azteca, mítico fundador, con Ténoch y otros dos
principales, de Tenochtitlan (Torquemada, I).
Los aztecas fueron, pues, uno de los grupos nahuas de la extrema periferia
noroccidental del imperio de Tula, impregnados de cultura tolteca como otros

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pueblos mesoamericanos. Esto se manifiesta claramente en su cerámica: en
primer lugar, la que se admira en el pequeño museo de San Felipe Aztatlán, y la
que se encuentra en muchos lugares del antiguo reino aztateca, como las islas de
la albufera. Según la significativa tradición local, fue en Mexcaltitlán, una de
esas islas, “lugar del templo de la luna”, donde se posó por vez primera el águila
sobre el nopal, por cuya razón debería ser la capital de México. Su albufera
corresponde al primitivo Metzliapan, “lago de la luna”, que tiene idéntico
nombre al lago de Texcoco (Cristóbal del Castillo), en cuyo ombligo (xictli) se
fundara México. El mex de Mexcaltitlán, isla azteca, y el mex de México
parecen no tener una mera semejanza coincidente. En efecto, los aztecas
originarios eran adictos al culto lunar, y al emprender su peregrinación llevaban,
con su nuevo dios solar y guerrero, Huitzilopochtli, el arca de la hermana del
numen, la diosa lunar Malínal Xóchitl (Acosta). Durante la peregrinación, a
principios del siglo XIII, el grupo de los adictos al culto solar se separó, en
Michoacán (Pátzcuaro) o en Malinalco, de los aztecas fieles a Huitzilopochtli.
Los de Malinalco, capital de los aztecas lunares, trataron de destruir a los aztecas
solares cuando éstos estaban acampados en Chapultepec (1 “caña”, 1285:
Tezozómoc, Crónica Mexicáyotl), pero fueron derrotados. Cuatro decenios más
tarde, en 1 “pedernal”, 1324 (Códice Mendocino, lámina 1) ocurrió la fundación
de Mézteo-Tenochtitlan. La tribu estaba encabezada por sus héroes míticos.
Ténoch y los sacerdotes de Huitzilopochtli encontraron el sitio de su futura
ciudad en un islote del lago. El Códice Azcatitlan pinta el comienzo del
establecimiento azteca en el lago de Tenochtitlan, mostrando un grupo de indios
que pescan desde sus lanchas, mientras que otro grupo se empeña en asustar los
peces y llevarlos a las redes; a su alrededor hay carrizales y aves acuáticas. Para
sus vecinos de Texcoco, Azcapotzalco, Culhuacan y otras ciudades de la ribera
del lago, los aztecas no eran más que una pobre tribu de atlaca chichimeca,
semisalvajes que vivían, tolerados, en un islote deshabitado. Les vendían incluso
la madera y las piedras para la construcción de sus primeros edificios (Crónica
Mexicáyotl). Los oráculos aztecas habían indicado, como lugar preciso de su
establecimiento, un sitio donde un águila devoraría una serpiente. El sacerdote
principal, Cuauhcóatl (águila-serpiente), vio la escena en medio de los
carrizales, según la revelación que le hizo su dios la noche anterior. Cuauhcóatl
reunió al pueblo y se internó con él en la espesura de la laguna. “Andando a unas
partes y a otras, entre los carrizales y las espadañas, hallaron un ojo de agua
hermosísimo donde vieron cosas maravillosas, las cuales habían antes
pronosticado sus sacerdotes…” (Códice Ramírez). Estas cosas eran el ahuehuete
blanco, una rana blanca, un pez blanco, todo lo cual les recordaba la blancura de
Aztlán, y el águila posada en un tunal.

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Es difícil establecer hasta qué medida tales tradiciones se basan en
acontecimientos históricos. El símbolo del águila y la serpiente es un concepto
cosmológico en que el águila representa el sol y el cielo diurno, mientras que la
serpiente es símbolo de la noche y del cielo nocturno. El mismo nopal era el
árbol del sacrificio de los corazones humanos (v. MÉXICO-TENOCHTITLAN).
Tales elementos míticos, como muchos otros de su cultura, los adoptaron los
aztecas de sus vecinos y de los toltecas. Consideraron a sus reyes como
herederos del legendario rey tolteca Ceácatl (1 “caña”) cuyo título era
Quetzalcóatl.
Historia. Una pictografía del rey tepaneca Tezozómoc parece indicar que los
aztecas obtuvieron permiso para atravesar su territorio y establecerse en lo que
es hoy el cerro de Chapultepec. Allí vivieron tranquilos durante unos cuantos
años. Pero cuando sus jóvenes se dedicaron a raptar mujeres, remontándose
hasta Tenayuca, sus vecinos los sometieron, y su rey tuvo que ir, junto con la
mayor parte de su tribu, a Culhuacan, en calidad de siervo o esclavo. Sólo una
pequeña parte de los tenochcas logró refugiarse en los islotes del lago. Sin
embargo, los aztecas pronto se distinguieron por su bravura en las batallas, y de
vasallos se convirtieron en aliados del señor de Culhuacan.
Todavía bajo Acamapichtli, cacique originario de Culhuacan, quien fundó la
dinastía azteca, los tenochcas fueron a la vez aliados y tributarios de los
tepanecas, dueños de Azcapotzalco, que habían extendido su dominio a
Texcoco. No está muy clara la historia azteca bajo Huitzilíhuitl y Chimalpopoca,
sucesores de aquel señor. El cuarto señor, Itzcóatl, que reinó de 1428 a 1440 o de
1425 a 1437, era hijo de una concubina de Acamapichtli. Mandó quemar los
códices históricos porque “contenían muchas mentiras”. Alióse con los
texcocanos y derrumbó el pequeño imperio de los tepanecas, creando una
nobleza guerrera al obsequiar a sus jefes parte de las tierras conquistadas. Siguió
abriéndose paso hasta Cuernavaca. Su reforma marca una época en la historia
azteca.
El hijo de Itzcóatl, Moctezuma I, llamado también Ilhuicamina (flechador
del cielo), organizó la alianza militar con Texcoco y Tlacopan (hoy Tacuba),
sometió a Chalco y abrió vías de comunicación hacia el Golfo, con el gran
centro comercial de Cholula, Orizaba y otras regiones del país. Para entonces,
habían arraigado las reformas implantadas por Itzcóatl. Éste reglamentó el culto
y las jerarquías religiosas e inició la construcción de los templos y de la ciudad
misma. Moctezuma prosiguió esta labor con nuevos templos, con un acueducto
desde los manantiales de Chapultepec, para asegurar el suministro de agua en
abundancia, y con un dique contra las inundaciones.
Moctezuma I fue un notable jefe guerrero. La costumbre azteca de sacrificar

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prisioneros a sus deidades, produjo el terror entre los demás pueblos mexicanos
y motivó constantes guerras. También las épocas de hambre obligaban a los
aztecas a emprender expediciones guerreras e imponer tributos a los pueblos
vencidos. Por tales causas fueron sometidas partes de las regiones de Puebla y
Veracruz.
Axayácatl sucedió a Moctezuma I (1469-1483). Bajo este rey florecieron las
artes religiosas, a la vez que se extendió el dominio azteca, que acabó con la
independencia de los vecinos tlatelolcas, dueños de un importante centro urbano
y de un gran mercado. El auge de la cultura azteca bajo Moctezuma I, Axayácatl
y sus sucesores, fue realmente asombroso por la rapidez con que floreció y por
los muchos terrenos que abarcó. Sin embargo, bajo Axayácatl los aztecas
sufrieron su mayor derrota. Este rey llevó sus huestes a los Altos de Toluca para
someter a los pueblos michoacanos; sin embargo, un guerrero matlatzinca lo
hirió gravemente en la pierna, y los tarascos vencieron y pudieron mantener su
independencia hasta la época de la conquista española.
Axayácatl murió joven (a la edad de 30 años). Lo sucedió su hermano Tízoc,
que también había sido jefe guerrero (1483-1486). Su reinado duró solamente
tres años; probablemente fue envenenado en castigo por sus pocos éxitos en las
campañas militares. No hubo expansión del poderío azteca bajo ese monarca. En
cambio, se inició la renovación del gran templo de Tenochtitlan. El monumento
más conocido del reinado es la Piedra del Calendario Azteca, que pesa más de
20 t y simboliza el universo. Tízoc mandó labrar la piedra que lleva su nombre
en memoria de sus hazañas militares, que parecen haber sido únicamente
reconquistas o expediciones punitivas. Es un enorme recipiente destinado a
contener corazones humanos, adornado con relieves.
Lo sucedió Ahuízotl, su hermano (1486-1502). Para inaugurar el gran
templo, inició una campaña de dos años en el norte de Oaxaca, llevando como
aliado a Nezahualpilli, rey de Texcoco. Entre los dos reunieron 20 mil
prisioneros, que habían de sacrificarse en el culto a Huitzilopochtli. Las
campañas de Ahuízotl eran constantes y llevaron el dominio azteca hasta la
Huasteca, por el norte, y por el sur hasta la frontera de Guatemala. Además,
había frecuentes guerras contra los tlaxcaltecas y los cholultecas, que se resistían
al dominio azteca. La capital azteca siguió creciendo, por lo cual Ahuízotl
mandó construir un nuevo acueducto. También este señor murió joven, al
parecer por una herida en la cabeza, que recibió mientras vigilaba la restauración
de los diques.
Moctezuma II, hijo de Axayácatl y apodado Xocoyotzin (el joven), sucedió a
su tío Ahuízotl (1502-1520) y reinó hasta la llegada de Cortés. Nació en 1468 y
se había distinguido como guerrero, pero luego tuvo mayor interés por las cosas

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del sacerdocio; ayunaba y obedecía a los augurios. Bajo su gobierno se celebró
la última ceremonia del Fuego Nuevo (1507), que marcaba cada uno de los
periodos de 52 años del calendario azteca con una nueva amenaza del fin del
mundo. Un año antes, los aztecas, encabezados por Cuitláhuac, hermano del rey,
habían sometido a los mixtecos, cuya región era rica en tributos de todas clases.
Moctezuma II logró destruir el poderío de Texcoco, que hasta entonces había
sido aliado de los aztecas, e impuso un rey que le era adicto. Emprendió
también, sin éxito, una guerra contra Tlaxcala. Con Moctezuma II acabó el
poderío azteca. Cortés llegó a Tenochtitlan y se apoderó del infortunado
monarca, quien lo había recibido con grandes honores. Al pretender apaciguar
un gran levantamiento contra los españoles en la capital azteca, Moctezuma II
fue apedreado por su propia gente y luego muerto por los españoles antes de la
retirada de la Noche Triste (30 de junio de 1520).
De ahí en adelante, la historia azteca es la de una heroica agonía. Cuitláhuac
reorganizó la defensa de Tenochtitlan, pero murió víctima de la viruela
importada por los soldados españoles. Cuauhtémoc resistió el asedio de los
españoles, tlaxcaltecas y aliados de menor cuantía, y defendió la ciudad palmo a
palmo; pero cayó prisionero (13 de agosto de 1521) y fue ahorcado por orden de
Cortés el 28 de febrero de 1525, durante la expedición a las Hibueras
(Honduras). Bajo el dominio español, el país de los aztecas quedó totalmente
pacificado y sometido. Posiblemente hubiera sucumbido a la larga, como los
toltecas y otras naciones antes que ellos, en vista de sus prácticas sanguinarias y
de los pesados tributos que imponía a los pueblos sometidos; pero su influencia
en las tierras de México fue duradera.
Organización económica, política y social. A diferencia de otros pueblos
invasores del Norte, los aztecas no aparecen como bárbaros cazadores-
recolectores, sino como soldados y campesinos que sabían cultivar la tierra y
sembrar maíz; permanecían en un lugar cuando menos durante un año, pero a
veces hasta 28. Se ignora si tenían su propia cerámica o industrias, pero no se
cubrían con pieles, como hacían los chichimecas, sino con mantas tejidas de
algodón. Posiblemente se componían de cuatro clanes o tribus que dieron origen
a las cuatro parcialidades y luego barrios en que se dividió Tenochtitlan y que
luego aumentaron a siete y hasta 15 y 20 calpullis. El gobierno correspondía a
cuatro sacerdotes (uno de ellos la sacerdotisa Chimalma) durante la época de la
peregrinación. El ejército estaba encabezado por un jefe militar, también de gran
prestigio. Por medio de una hábil política de alianzas, los aztecas lograron
emparentarse con las casas gobernantes establecidas en el valle de México y
crear en esta forma una especie de aristocracia militar. Las victorias guerreras les
dieron el dominio sobre las tierras del enemigo. Al adueñarse Itzcóatl de

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Azcapotzalco, repartió entre sus jefes las tierras conquistadas y creó una casta de
siervos que recibieron el nombre de mayeques.
El poder estuvo asimismo vinculado a la genealogía. Sólo los descendientes
de la casa gobernante tolteca podían ser a su vez soberanos. Antes de Itzcóatl, el
poder se trasmitía de padres a hijos. Su propio nombramiento rompió la regla, y
en adelante los soberanos fueron electos por los mismos aztecas y sus aliados,
pero siempre entre los miembros de la familia, siendo los electores parientes y
gobernantes de poblaciones aliadas. Los plebeyos (macehuales o macehualtin)
no tomaban parte en las elecciones. La clase baja era gobernada por los nobles
(pilli, plural pipiltin). Entre ambas clases había una intermedia, formada por
comerciantes (pochtecas) y artesanos de clase superior (trabajadores de plumas,
orfebres y otros). De agricultores, pescadores del lago y cazadores, los aztecas se
transformaron en un pueblo dominante que, sin embargo, no despreciaba la
agricultura. Muchos fueron soldados, artesanos, comerciantes y sacerdotes. Los
nobles o soldados de rango superior tenían tierras propias que heredaban a sus
hijos. A menos que las parcelas no se vendieran o se perdieran a causa de un
castigo real, quedaban como propiedad del soberano al morir su dueño sin
heredero. Los barrios poseían tierras comunales, pero también había superficies
cuyos productos servían para sufragar los gastos de templos e instituciones
públicas y los de guerra. El señor tenía, además, tierras propias en las comarcas
conquistadas (tlacotalli o itonal intlácatl), como también otras, llamadas
yaotlalli (tierras de enemigos), para sufragar los gastos de los embajadores.
El poderío económico azteca prevenía, más que de sus propias tierras, de los
tributos que pagaban los pueblos sojuzgados y que hacían afluir a Tenochtitlan
los productos de las costas y de las sierras. La ciudad era importante centro
industrial y comercial, lugar de partida y de reunión de las caravanas de
pochtecas que llegaban a todos los confines de Mesoamérica. Los pochtecas
gozaban de la protección real y eran tan poderosos que a veces hacían la guerra
por su propia cuenta. Dedicábanse no sólo al comercio propiamente dicho, sino
también al espionaje y a la trata de esclavos. Los esclavos formaban el peldaño
más bajo de la escala social. Sin embargo, no eran tratados como objetos, como
en el derecho romano. Podían tener bienes, y sus hijos nacían libres. Se daba
incluso el caso de que a su vez tuvieran esclavos. En rigor, estaban sujetos a un
contrato de servicio forzoso; sin embargo, éste podía rescindirse mediante pago
o sustitución. Existía una forma de contrato por medio del cual una familia se
comprometía a que uno de sus miembros estaría siempre de servicio como
esclavo. Tales esclavos no deben confundirse con los prisioneros de guerra.
Éstos eran propiamente cautivos del dios y no del militar que se adueñaba de
ellos. El cautivo no podía librarse sino mediante su victoria en el “sacrificio

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gladiatorio” o bien huyendo de su cárcel, si era plebeyo.
Gran parte de la nobleza descendía de los soberanos. El imperio azteca era
en realidad una confederación de las ciudades de Tenochtitlan, Texcoco y
Tacuba, en la cual los aztecas obtuvieron poco a poco el predominio sobre los
acolhuas y los tepanecas. Las ciudades conquistadas por esta alianza procuraban
que una de sus princesas casara con alguno de los conquistadores. De esta
manera hubo una numerosa descendencia noble que llegó a desempeñar casi
todos los puestos públicos y funciones en la corte. Cuando se produjo la
conquista española, gran parte de los pueblos indígenas de México estaban
sometidos a los aztecas. Eran la excepción Michoacán, Tlaxcala, Huejotzingo y
Metztitlán. Los aztecas no destruían las organizaciones políticas y sociales de las
comarcas conquistadas, y dejaban en el poder a los caciques locales, siempre
que éstos se avinieran a pagar los tributos y a plegarse al dominio azteca. Por tal
motivo los caciques originales mantuvieron su poder, sólo disminuido por el
recaudador de tributos (calpixque) delegado por los aztecas. En ocasiones
imponían sus conceptos religiosos e introducían sus ritos. La concentración de
bienes y de alimentos en Tenochtitlan servía en años de hambre para alimentar al
pueblo. Con el tiempo, la diferenciación por castas, a la vez que el poder político
y económico, vino a imponer una división radical entre los macehuales
(plebeyos) y los pipiltin (nobles).
También la educación y la religión contribuían a marcar diferencias sociales.
Había escuelas diferentes para el macehual y el pilli. Las había especiales para
mujeres, con objeto de darles entrenamiento sacerdotal antes que se casaran y de
adiestrarlas en los trabajos propios de su sexo. A pesar de todo eso, la
organización social se distinguía profundamente de la europea. El soberano era
un autócrata, venerado casi como una divinidad, pero no lo era por la “gracia de
Dios”, sino por elección. Por otra parte, los pipiltin no gozaban automáticamente
de los privilegios esenciales. Para conquistar posiciones de prestigio y de poder
en la administración o el ejército, tenían que mostrar méritos y distinguirse en
los combates, igual que un macehual. Gracias a la educación en el calmécac y a
la necesidad creciente de gobernadores y administradores, una incipiente
nobleza hereditaria se estaba formando en la época de la conquista española.
El sacerdocio era otro núcleo privilegiado, quizá desde la época más
primitiva, ya que era portador de la divinidad nacional. La religión azteca fue el
dínamo generador de la enorme energía desplegada por la nación, y también fue,
sin duda, la causa de su desmoronamiento, al quedar vencida y aniquilada por
las fuerzas llegadas del exterior. Pero igual que en el ejército, el clero se
reclutaba del grueso del pueblo y no a base de privilegios heredados; así se
renovaba con frecuencia. Probablemente se hubiera formado una nobleza

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hereditaria en las provincias a base de los gobernadores designados por la
autoridad real. Tal como los barrios de Tenochtitlan tenían su calpullec, jefe
vitalicio elegido de preferencia de la misma familia, pero con autoridad
confirmada por el soberano, así los gobernadores de las ciudades tenían su
tecuhtli, jefe civil encargado del catastro y de los tributos, pero que al propio
tiempo estaba obligado a proteger y defender a su pueblo. En materia
administrativa, estaba asesorado por un consejo de ancianos (huehuetque), sin
cuya aprobación no tomaba ninguna decisión (Alonso de Zurita: Breve y
sumaria relación).
Debido al complicado sistema religioso azteca, había dos sacerdotes
principales de Huitzilopochtli (dios del sol y de la guerra) y de Tláloc (dios de la
lluvia, la agricultura y la fertilidad), respectivamente. En el ejército había cuatro
jefes, siendo dos los principales: el tlacatecuhtli (señor de los hombres), o
general en jefe, y el tlacochcálcatl (jefe de la casa de las lanzas o del arsenal), de
rango apenas inferior y, por regla general, perteneciente a la dinastía. Inferiores
en rango a estos personajes, había una infinidad de funcionarios y oficiales de
todas clases. Había mandoncillos, como los llama Durán, para todo, incluso para
el cuerpo de los barrenderos. Había también un servicio de policía que mantenía
el orden interior y que podía arrestar hasta a las personas de más alto rango; sus
miembros viajaban rápidamente, de día como de noche, aun en las peores
condiciones de clima.
Entre los altos funcionarios de la nación había un tercer grupo importante: el
de los jueces. Los de primera instancia eran a menudo, especialmente en las
provincias, los jefes o ancianos locales; pero los había superiores en México y
Texcoco, siendo el de la última instancia el propio soberano o bien su segundo,
el cihuacóatl. En Texcoco funcionaba un tribunal supremo compuesto de 12
jueces, bajo la presidencia del señor local. No se conoce bien la base del sistema
judicial azteca. Sin duda se apoyaba en las tradiciones de la tribu. Pero debió
existir una legislación en un organismo estatal tan complicado, donde la
propiedad, el rango social, la adaptación social o la insubordinación y muchos
otros problemas tenían importancia máxima. La conducta social de los aztecas
se debía, sin embargo, más a la cohesión interna y a las ideas religiosas
imperantes, que a la coerción o las leyes. “Un aspecto importante del cuerpo de
leyes de los aztecas ​dice Vaillant​ comprendía la pérdida de los derechos civiles,
como resultado de actos abiertamente antisociales. En general, la costumbre
dictaba y regulaba la conducta humana.
El pertenecer a una comunidad traía consigo seguridad y subsistencia; el
separarse de ella o el ser expulsado, significaba la muerte a manos de los
enemigos o el aislamiento como un vagabundo solitario, presa de las fieras. La

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competencia por el rango social y por el renombre se daba en el campo de los
servicios públicos, más bien que en la adquisición de riqueza; de ahí que casi no
existiera la conducta antisocial de hoy para obtener posiciones elevadas”. La
solidaridad incondicional del individuo era condición indispensable para la
supervivencia de la tribu. De modo similar, la sociedad mexica actuaba en
beneficio de la comunidad más que del individuo. Mientras más alto el rango
social, mayores eran las obligaciones y responsabilidades. Un hombre ebrio
hallado en público era castigado con una reprimenda y la vergüenza de tener la
cabeza afeitada, cuando era un macehual; el castigo para un noble era la muerte.
Si un macehual robaba a su padre, se le imponía el castigo de la esclavitud; pero
el de la muerte cuando el culpable era un pilli. También a los sacerdotes se les
castigaba duramente por el más leve incumplimiento de sus votos. El Estado
azteca imponía pues una disciplina casi militar a toda la población, a la vez que
un espíritu comunal forjado al calor de sus ideas religiosas. Sin embargo,
intervenía poco en el gobierno interno de las poblaciones sometidas y se
contentaba con imponer y reclamar crecidos tributos. Los funcionarios eran de
una honradez escrupulosa, ya que el cohecho o la conducta impropia acarreaban
castigos brutales y aun la muerte. El noble azteca tenía indudablemente grandes
privilegios y un rango social envidiable, pero no por ello podía llevar una vida
ociosa. Cuando no se hallaba en campaña, sus obligaciones sociales, religiosas y
administrativas ocupaban todo su tiempo. Había una sucesión constante de
festividades, generalmente solemnes, en las que participaban no sólo el clero
sino también alguna parte de la población, ya sea los jóvenes guerreros o las
muchachas, los miembros de ciertos grupos de artesanos o dignatarios, cuando
no era una festividad para la nación entera.
Religión. Como muchos otros elementos de su cultura, los aztecas adoptaron
las creencias religiosas de las naciones en cuyo medio vivían. Hasta el fin de la
independencia azteca, su estado se distinguió por una notable tolerancia en
cuanto a divinidades extrañas y conceptos religiosos ajenos. Su religión era un
sincretismo que adoptaba con la mayor facilidad inclusive a las deidades de las
naciones vencidas. Mientras fueron una tribu de nómadas, los aztecas se guiaron
en materia religiosa por los oráculos de Huitzilopochtli, divinidad personificada
en un colibrí momificado que cargaban los sacerdotes y que se convirtió en el
dios solar y de la guerra. Según la leyenda azteca, fue este dios el que indujo a la
tribu, en el año 1 “pedernal” (año de su nacimiento), a abandonar su tierra nativa
de Aztlán y emprender una peregrinación que había de durar siglos, antes de su
establecimiento definitivo en la laguna de Tenochtitlan. El culto de
Huitzilopochtli mantenía a los aztecas aislados de sus vecinos y en un estado
permanente de guerra. Cuando sus relaciones con los pueblos vecinos se

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volvieron amistosas, los sacerdotes llegaron al extremo de sacrificar a la novia
extranjera de su jefe a la divinidad tribal, provocando de este modo una guerra
sin cuartel. Huitzilopochtli tenía, desde un principio, ciertas relaciones con las
divinidades estelares de los nómadas del norte; al contacto con las naciones más
civilizadas del valle de México, adquirió atributos nuevos. Por boca de sus
sacerdotes proclamó que gracias a él se levantaba el sol, y finalmente se le
identificó con la deidad solar.
Las creencias imperantes en el territorio mexicano eran en el fondo
pesimistas y fatalistas. Tanto los aztecas como sus vecinos creían que varios
mundos o soles se habían sucedido unos a otros, para caer en la ruina en medio
de terribles catástrofes. La última fase de tales ciclos, y en la que vivían los
propios aztecas, era la quinta. El calendario se relacionaba íntimamente con los
acontecimientos divinos y estelares, y cada fin de siglo (de 52 años) acarreaba el
peligro del fin del mundo. Cuando los aztecas llegaron al valle de México,
encontraron allí sistemas religiosos milenarios. Los mayas poseían un calendario
religioso complicadísimo y preciso mucho tiempo antes de que existieran los
aztecas. Los toltecas, totonacos y otras naciones los habían precedido en la
formación de conceptos y símbolos religiosos. Los aztecas no tuvieron dificultad
sin embargo en aculturarse religiosamente. Huitzilopochtli y otras deidades
asociadas en él se transformaron hasta figurar entre los creadores del mundo. Tal
sistema llevó a un politeísmo exacerbado, en el que los sacerdotes procuraban
establecer cierto orden, atribuyendo características o poderes de la enorme
variedad de dioses a las divinidades fundamentales. Privaban también ciertas
ideas abstractas, heredadas de las naciones que les transmitieron sus conceptos
religiosos. En el origen del mundo veían dos fuerzas que incorporaban la
dualidad del mundo y que eran creadoras de los dioses mismos. Éstas eran
Ometecuhtli (señor de la dualidad o 2.Señor) y Omecíhuatl (señora de la
dualidad o 2.Señora), ambos símbolos de fertilidad, a los que se adoraba con
ofrendas de mazorcas de maíz. Dice Alfonso Caso (La religión de los aztecas):
“Una escuela filosófica muy antigua sostenía que el origen de todas las cosas es
un solo principio dual, masculino y femenino, que había engendrado a los
dioses, al mundo y a los hombres; y superando todavía esta actitud, en ciertos
hombres excepcionales, como el rey de Texcoco, Nezahualcóyotl, aparece ya la
idea de la adoración preferente a un dios invisible que no se puede representar,
llamado Tloque Nahuaque o Ipalnemohuani (el dios de la inmediata vecindad,
Aquel por quien todos viven), que está sobre los cielos y colocado en el punto
más alto, y del que dependen todas las cosas. Si ésta no es una actitud
francamente monoteísta, porque se admite todavía la existencia y el culto de
otros dioses, sí indica que en las mentalidades excepcionales del pueblo azteca,

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había ya nacido el afán filosófico de la unidad, y que buscaba una causa única de
la que dependieran las otras, y un dios único que estuviera por encima de los
dioses, como éstos están por encima del hombre”.
De mayor importancia práctica que las especulaciones de hombres como
Nezahualcóyotl, eran los mitos oficiales y las doctrinas que enseñaba el
sacerdocio azteca. Según tales mitos, los dioses se habían reunido al anochecer
en Teotihuacan, y uno de ellos se había arrojado en calidad de ofrenda sacrificial
en un gran fuego, de donde resurgió luego transformado en un sol de brillo
esplendoroso, pero inmóvil. No tuvo fuerza para moverse, necesitaba sangre
para iniciar su carrera triunfal. Entonces los demás dioses se inmolaron, y el sol,
fortalecido por su sacrificio, emprendió su curso por el firmamento. Este drama
cósmico se repetía entre los aztecas constantemente. Era preciso nutrir al sol con
agua preciosa (chalchíhuatl), que no era otra cosa sino sangre humana. De no
haber sacrificios, el mundo se sumiría en la oscuridad y perecería. El peligro de
un desastre universal se evitaba cada vez que el sacerdote alzaba un palpitante
corazón humano para depositarlo en el cuauhxicalli. El hombre tenía el deber de
ofrecer alimento “a nuestra madre y a nuestro padre, la tierra y el sol” (intonan
intota Tlaltecuhtli Tonatiuh). Por regla general, los prisioneros de guerra
constituían ese alimento. Pero no eran los únicos sacrificados: había sacrificios
de mujeres a las que se decapitaba, mientras ejecutaban una danza ritual y
pretendían ignorar la suerte que les esperaba; y de niños para aplacar a Tláloc y
a la diosa terrestre. Tal parece que los sacrificios humanos se acostumbraban aun
antes de la llegada de los aztecas al valle de México. Pero éstos hicieron de la
costumbre un ritual imprescindible, fundamento mismo de su religión. Su
expansión política y su misma grandeza se debió en parte a la necesidad de
proporcionar víctimas humanas a Huitzilopochtli.
La principal divinidad azteca heredada de los toltecas fue Quetzalcóatl, que
no requería sacrificios humanos y prefería las ofrendas de serpientes, pájaros y
mariposas. Pero el dios tolteca fue vencido por la magia negra de Tezcatlipoca
(espejo humeante), al que se adoraba principalmente en Texcoco, sin quedar
desplazado totalmente en el panteón azteca. Es curioso, sin embargo, que los
aztecas llegaran a imponer sus ideas relativas a los sacrificios humanos hasta el
grado de que fueron aceptadas voluntariamente por ciertas naciones. Muchos
militares rechazaban honores, fortuna y nuevas posiciones que los enemigos les
ofrecían, prefiriendo ser muertos en sacrificio o suicidarse al caer prisioneros.
Uno de los casos más célebres es el del jefe tlaxcalteca Tlahuicole, al que los
aztecas admiraron por su competencia y valentía. Cuando cayó en su poder, le
perdonaron la vida y lo encargaron del mando de un cuerpo de ejército en la
campaña contra los tarascos. A su regreso, aunque victorioso y célebre por

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nuevas hazañas, insistió en morir en la piedra de los sacrificios. Para agradar a
los dioses, era indispensable, según la creencia de los aztecas, ofrendar lo más
precioso que había en el mundo: el corazón del guerrero. Para disponer de él
constantemente, sin recurrir a ataques arbitrarios contra sus vecinos, implantaron
lo que se ha venido a llamar la “guerra florida” (xochiyaóyotl), un encuentro en
que el grueso de las tropas no tomaba parte y que se reducía a unos combates
individuales realizados ante los espectadores reunidos, en medio de un ambiente
más bien cordial. Dice el cronista español Pomar: “La guerra que hacían era
cada 20 días, conforme a la cuenta de sus fiestas del año, de manera que una vez
la hacían los tlaxcaltecas y otra los huejotzincas, y ellos por su propia cuenta, los
aguardaban los propios días en el campo y lugares de la pelea, sin errarse
jamás”. Tal costumbre parece haberse iniciado en 1450, después de una época de
hambre que asolaba el Altiplano, y que se interpretaba como consecuencia de la
cólera de los dioses por los pocos sacrificios que se habían ofrecido (v.
GUERRA FLORIDA).
Según el Códice Florentino, a la llegada de los conquistadores españoles,
Moctezuma mandó dos cautivos para que fueran sacrificados ante los que creía
dioses blancos. Los españoles, por cierto acostumbrados a verter sangre y a
matar, quedaron asqueados al ver el sacrificio. Cuenta el relato indígena que
algunos escupieron, otros cerraron sus ojos y menearon sus cabezas en señal de
aborrecimiento. Se negaron a tocar los alimentos que habían sido rociados de
sangre humana. El ritual de los sacrificios humanos fue lo que más impresionó a
los españoles y, en general, a todos los extraños, aun cuando los métodos de
exterminio, al servicio de sus propias supersticiones, fueran considerablemente
más eficaces y a menudo más bárbaros.
Los mitos aztecas son interpretaciones de las fuerzas de la naturaleza.
Huitzilopochtli (colibrí del Sur), divinidad protectora, aparece en una leyenda
como espíritu puro, pero en otra como concebido por Coatlicue sin contacto
masculino. Su templo era uno de los más grandes, y ninguna empresa importante
se iniciaba sin consultar a su oráculo. Era al propio tiempo el dios de la guerra, y
también el sol en su plenitud y la reencarnación del guerrero caído en batalla.
Para los habitantes agrícolas establecidos en el valle de México, eran de mayor
importancia las divinidades agrarias. La principal de ellas, Tláloc, ingresó en el
panteón azteca como dios de la lluvia. Igual que las demás, era de carácter
ambivalente: beneficioso en su calidad de dispensador de vida y de fertilidad, de
dueño del maíz, y también podía ser destructor, que lanzaba tempestades o
provocaba sequías al abstenerse de conceder la lluvia. Tláloc era el dios
principal de los campesinos. Su templo igualaba en Tenochtitlan al de
Huitzilopochtli, y su sumo sacerdote tenía rango igual al de aquél. Varias

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divinidades como Chalchiuhtlicue (diosa de los lagos y de los ríos) y
Uixtocíhuatl (de los mares) estaban asociadas al culto de Tláloc. De origen
probablemente tolteca es Quetzalcóatl, dios del viento (como Ehécatl), de la
agricultura y del planeta Venus; tenía sus templos más importantes en Tula y
Cholula, pero era reverenciado incluso entre los mayas como Kukulkán. Los
pueblos de lengua náhuatl lo veneraban como creador de la civilización y le
atribuyeron el invento del calendario, de las artes y las industrias, el
descubrimiento del cacao y otros logros culturales. Era la deidad propia de los
sacerdotes, simbolizada como serpiente emplumada. Divinidad de máxima
importancia era asimismo Tezcatlipoca, dios de la noche, representado a veces
con piel de ocelote (noche estrellada) y relacionado con la constelación de la
Osa Mayor. Es el dios de la providencia, que está en todas partes y lo sabe todo;
el inventor del fuego, hermano y a la vez enemigo de Quetzalcóatl. Según
Vaillant, “un manuscrito mixteco que proviene del centro probable del culto de
Tezcatlipoca, presenta a esta divinidad gobernando sobre las cuatro direcciones,
pero con color diferente en cada caso. Los poderes y atavíos de este gran dios
pasaron a las divinidades tribales, con la difusión de la religión mixteca, y el
culto de Tezcatlipoca se extendió al valle de México. El Tezcatlipoca rojo del
occidente tomó el nombre de Xipe o Camaxtli, el dios tutelar de Tlaxcala.
Huitzilopochtli, el gran dios de la guerra de los tenochcas, asumió las funciones
y atavíos del Tezcatlipoca azul del sur y fue igualmente un dios solar, pero su
adversario y deidad opuesta de la noche, retuvo el nombre de Tezcatlipoca y se
le representaba como al Tezcatlipoca negro del norte. Quetzalcóatl era
representado a veces como un Tezcatlipoca blanco, asociado con el oriente como
una estrella de la mañana y con el poniente como una estrella de la tarde”.
También se le identificaba con Metztli (la luna) y llevaba otros nombres más,
como Telpochtli (el joven), Yáotl (el enemigo) e Itlacahuan (nuestro Señor o
nuestra Providencia). Xipe Totec, originalmente la divinidad del maíz, de origen
costeño, probablemente zapoteca, llegó a identificarse con el Tezcatlipoca rojo y
requería sacrificios humanos (desollamientos) para simbolizar el desgrane del
maíz. Esta divinidad espantosa se asociaba con la primavera y las flores.
El maíz y la agricultura se simbolizaban con otras divinidades menos
feroces, a veces en forma de mujeres jóvenes y hermosas: Chicomecóatl (7
“serpiente”), diosa de las cosechas y de la subsistencia, Xilonen (madre del maíz
tierno) y Xochiquetzal (pájaro flor); o también en forma masculina en Cintéotl
(dios del maíz), Xochipilli (príncipe flor) y Macuilxóchitl (5 “flor”). La diosa
Mayáhuel lo era del maguey y del pulque. Entre las divinidades femeninas
sobresalía Coatlicue (la de la falda de serpientes), madre de los dioses y
especialmente de Huitzilopochtli, que también lo era de la Tierra, del hogar y del

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amor materno. La mayoría de las divinidades femeninas se relacionaban con la
Tierra, la vegetación y la fertilidad. Cihuacóatl (mujer serpiente) o Tonantzin
(nuestra madrecita), tenía su santuario en el Tepeyac; era la divinidad del parto,
y se le representaba a menudo con un niño en brazos. Según el mito azteca, ella
amasó los huesos de Quetzalcóatl y formó de ellos la humanidad. Podía
provocar infortunios y pobreza; se aparecía a los hombres en forma de bella
mujer, y en la noche vagaba y emitía llantos y voces plañideras. Tlazoltéotl
(comedora de inmundicias), también madre de los dioses y del amor carnal,
“comía” los pecados de la humanidad; en su culto era importante la confesión y
la absolución. Igualmente relacionados con la Tierra estaban los dioses de la
muerte Miclantecuhtli (señor de la muerte) y Mictlancíhuatl (señora de la
muerte), cuyas estatuas llevaban máscaras de cráneos humanos, y se concebían
dominando los infiernos y el norte. Tepeyólotl (corazón de las montañas) era
otra divinidad terrestre, lo mismo que Tlaltecuhtli (señor de la Tierra), en
contraste este último con Tonatiuh (dios del sol), divinidad solar relacionada con
Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.
Había una enorme variedad de dioses en el panteón azteca. No sólo las
fuerzas de la naturaleza, sino también las actividades humanas, las regiones del
país, las ciudades y los pueblos, las estratificaciones sociales y los oficios tenían
sus deidades propias. El gran número de divinidades requería una poderosa casta
sacerdotal y un ritual complicado. Desde el nacimiento hasta la muerte, la vida
del azteca se desenvolvía dentro de la religión. No había actividad que no
estuviera supeditada a ella: la guerra, las festividades, la educación, el arte, las
ciencias y hasta los bailes y las diversiones. Los aztecas no se conformaban con
someter a un pueblo y exigirle tributo; llevaban cautivas a sus divinidades y
luego las incorporaban a su propio panteón.
Los astros y sus divinidades intervenían en todos los actos humanos. La
muerte del hombre no era definitiva, pues podía convertirse en cuauhtécatl
(compañero del sol) o ingresar en el paraíso de Tláloc (Tlalocan), donde
abundaban las flores e imperaba la felicidad. Aun los que no tenían la suerte de
encontrar la dicha en esa forma, cruzaban el río del inframundo en compañía de
un perro incinerado con el cadáver del hombre.
Cultura. Los aztecas reconocían un doble origen: de los teochichimecas
salvajes y de los toltecas. En la primera época de su establecimiento en
Tenochtitlan procuraron casarse con mujeres colhuas, representantes de la
antigua cultura tolteca, que también sobrevivió en Chalco, Míxquic, Xochimilco,
Cholula y otros lugares. En esa forma llegaron a adoptar, no sólo las deidades y
costumbres de los toltecas, sino también sus instituciones, escuelas, órdenes
militares, artes y ciencias. Sin embargo, la cultura de los aztecas no fue una

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simple imitación, sino que ellos aportaron contribuciones propias. Muy poco
quedó de su poesía, de sus tradiciones y de su filosofía. En época reciente se han
hecho esfuerzos por arrancar al olvido testimonios que evidencian una creación
mucho más vasta. El náhuatl es una lengua bien desarrollada, con gran riqueza
de expresión y de conceptos abstractos. Es, además, junto a la maya y a la
quechua, una de las pocas lenguas literarias indígenas. Poco a poco se van
estudiando no sólo poemas épicos, himnos a los dioses, obras históricas,
proverbios y enseñanzas que se han conservado, sino inclusive la filosofía que
sirvió de base a la creación literaria (v. GARIBAY KINTANA, ÁNGEL
MARÍA; LITERATURA y LEÓN-PORTILLA, MIGUEL). Igual que la pintura
estaba a menudo asociada a la escultura, también la poesía se combinaba con el
canto, según lo indica el nombre mismo del poeta en náhuatl (cuicani, cantante).
La oratoria brillaba en las ocasiones solemnes, ya sea con motivo de una boda o
un nacimiento, la partida del ejército o la elección de emperador. La música,
aliada de la poesía, era multiforme. Había melodías distintas y con gran cantidad
de variantes para ciertos cantos, vinculados a su vez a múltiples ceremonias (v.
MÚSICA), que a menudo incluían representaciones dramáticas.
Las obras de arte, hechas para expresar el sentimiento religioso, eran
anónimas y colectivas. Dice Paul Westheim (Arte antiguo de México): “Las
tareas que tenían encomendadas el arquitecto, el escultor, el pintor, eran la
construcción de las pirámides, templos u otros edificios destinados al culto, la
decoración de estas construcciones con pinturas o relieves, la ejecución de
estatuas de dioses, de piedras de sacrificios, de sahumadores, de máscaras…:
esto es, la creación de obras destinadas a la comunidad. En todas las obras
rescatadas por el esfuerzo de la arqueología, que son expresiones de una
espiritualidad superior (a excepción quizá del periodo que suele designarse
como cultura preclásica), hay que buscar la relación con el culto”. El artista
azteca, igual que antes el tolteca o el maya, no buscaba como objetivo esencial
la expresión de un sentimiento estético; buscaba dar la impresión de la terrible
potencia de la deidad. “Los dioses son severos, horrendos y despiadados, dioses
sanguinarios que comen los corazones de los hombres y beben su sangre. Es un
mundo a la vez terrible y sublime. Y no hay ninguna posibilidad de sobreponerse
a él” (Westheim). El carácter religioso del arte tuvo por consecuencia el
profundo respeto a la tradición y la poca inclinación a las innovaciones. Durante
siglos se utilizaron los mismos elementos decorativos y arquitectónicos, sin
buscar ninguna superación de los conceptos formales.
La mayoría de los templos y otros monumentos arquitectónicos de los
aztecas fueron arrasados por los conquistadores, y sus obras de arte destruidas.
En cambio, se conservó cierto número de sus escritos. No conocían la escritura

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alfabética, pero tenían un sistema bien desarrollado, formado por pictogramas,
ideogramas y signos fonéticos que permiten traducir parte de sus obras, aunque a
menudo con interpretaciones varias. En muchos casos se trataba de una ayuda a
la memoria, ya familiarizada con el tema. Afortunadamente, algunos escritos se
reprodujeron en caracteres latinos o fueron traducidos al español. Esta literatura
“era tan variada y tan extensa que ningún otro pueblo que hubiera logrado llegar
al mismo grado de desenvolvimiento social tendría nada que se le aproximara.
Abarcaba todos los aspectos de la vida, pues tenía por finalidad retener todo el
saber acumulado por generaciones precedentes: ideas religiosas, mitos, ritual,
adivinación, medicina, historia, derecho; además, comprendía una gran parte de
retórica, de poesía épica y de poesía lírica” (Soustelle).
Semejante florecimiento cultural no hubiera podido lograrse sin una
educación esmerada, primero en el seno de la familia y luego en escuelas
primarias y superiores. La educación debía formar el carácter y acentuar el
dominio de sí mismo, la abnegación y los buenos modales. Sahagún relata los
consejos que el padre daba a su hijo antes de que éste entrara en el colegio
sacerdotal: “Mira, hijo, que no vas a ser honrado, no a ser obedecido y estimado;
has de ser humilde y menospreciado y abatido…; cada día cortarás espinas de
maguey para hacer penitencia…; y también habéis de sacar sangre de vuestro
cuerpo con la espina de maguey y bañaros de noche, aunque haya mucho frío…,
y cuando fuere tiempo de ayuno, de precepto para enflaquecer el cuerpo, mira
que no quiebres el ayuno…, no lo tengas por pesado, apechuga con el ayuno y la
penitencia”; y añade para evidenciar el efecto de la buena educación: “Ningún
soberbio, ni erguido, ni presuntuoso, ni bullicioso ha sido electo por señor;
ningún descortés, malcriado, deslenguado ni atrevido en hablar, ninguno que
habla lo que se le viene a la boca, ha sido puesto en el estrado real; y si en algún
lugar hay algún senador que dice chocarrerías y palabras de burla, luego le
ponían un nombre tecucuecuechtli, que quiere decir truhán; nunca a ninguno fue
dado algún cargo notable de la república, que fuese atrevido o disoluto en el
hablar, o en burlar”. Se conservan infinidad de preceptos de los ancianos
(huehuetlatolli), útiles para normar desde los modales de mesa hasta la manera
de portarse con la mujer. Había también códigos de conducta: “La cortesía, tan
vivamente inculcada a los indios en otra época ​observa Soustelle​, que todavía
hoy muestran una gentileza exquisita, no se hacía patente sólo en los gestos, en
las actitudes, ni en el contenido de las palabras, sino que llegaba hasta las formas
del lenguaje. El náhuatl, lengua sutil y rica en recursos, poseía partículas y aun
conjugaciones reverenciales. La sílaba tzin se agregaba al nombre de las
personas a quienes se quería honrar, a sus títulos, y no importa qué palabra a la
cual se deseara agregar un matiz de respeto o de delicadeza. Unos afijos

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especiales servían para conjugar los verbos cuando se dirigía la palabra a una
persona a quien se reverenciaba o se amaba. Tiyoli significa tú vives, pero
timoyolotía puede traducirse por vuestra señoría vive; timomati quiere decir tú
piensas, pero timomatía, tú tienes a bien, te dignas pensar; miqui significa morir,
y miquilía, morir honorablemente” (Soustelle; Ángel María Garibay).
Caída del Imperio. Hernán Cortés y un puñado de soldados desembarcaron
en la costa de Veracruz. Al cabo de dos años de luchas e intrigas, el 13 de agosto
de 1521 el Imperio azteca estaba deshecho y yacía postrado en medio de sangre,
ruinas y cenizas. El aniquilamiento fue total, y hasta la fecha se especula sobre
el misterio de esta caída. Samuel Ramos comparó a los aztecas, en su libro El
pensamiento de América, con los antiguos romanos. Ambas naciones se
distinguieron por su belicosidad, por su genio político, por su habilidad y
energía en crear en poco tiempo un poderoso imperio, por su talento e
ingeniosidad, no sólo para las obras de ingeniería sino también para
compenetrarse en culturas ajenas y absorberlas a la perfección: la cultura
helénica en el caso de los romanos, la tolteca en el de los aztecas. El derrumbe
del poderío azteca se ha explicado, en parte, como consecuencia de su
imperialismo, de la imposición, del despotismo y de costumbres crueles. Cierto
que el Imperio azteca, que abarcaba 38 provincias tributarias, alcanzó los dos
océanos, pero los aztecas intervenían muy poco en la administración interna y
dejaban a los pueblos sojuzgados amplia autonomía. La diferencia en cultura y
costumbres no podía dejar de producir conflictos: “El imperio englobaba una
gran cantidad de poblaciones de origen extranjero, caracterizadas por lenguas
muy diferentes; sin duda las provincias del centro estaban formadas por pueblos
esencialmente nahuas, pero los otomís constituían la base de la población en
Cuahuacan, Xilotepec, Hueypochtla, Actopan. Al noreste y al oriente estaban los
huastecos en Oxitipan, los totonacos en Tochpan (Tuxpan) y Tlapacoya, los
mazatecos en Tochtepec (Tuxtepec). Al sureste, los mixtecos en Yoaltepec y
Tlachquiauco (Tlaxiaco); los zapotecos, en Coyolapan; al sur, los mayas, en el
camino de Xoconochco (Soconusco); al suroeste, los tlapanecos de
Quiauhteopan, los cuitlatecos y los coixcas de Cihuatlán y de Tepecuacuilco; y
por fin, al oeste los mazahuas y los matlatzincas de Xocotitlán, de Tolocan, de
Ocuilan y de Tlachco” (Soustelle). Es posible y aun probable que el Imperio
azteca no se hubiera podido sostener a la larga contra el armamento superior y la
técnica militar europea. Pero podían haber pasado siglos sin que se lograra una
dominación absoluta, si no fuera por el fatalismo religioso del pueblo. El propio
Moctezuma II consultó el oráculo y se convenció de que era inútil oponerse a su
destino.
Bibliografía: Bernal Díaz del Castillo: Historia verdadera de la conquista de

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la Nueva España; Hernán Cortés: Cartas de relación; Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl: Obras históricas; Diego Muñoz Camargo: Historia de Tlaxcala
(1892); Bernardino de Sahagún: Historia general de las cosas de Nueva España;
Códice Chimalpopoca; Diego Durán: Historia de las Indias de Nueva España;
Eduard Seler: Gesammelte Abhandlungen zur amerikanischen Spach-und
Altertumskunde (Berlín, 1903-1923); Chimalpahin Quaahtlehuanitzin: Anales;
Jacques Soustelle: La vida cotidiana de los aztecas (1956); Ángel María Garibay
Kintana: Historia de la literatura náhuatl (1953); Gutierre Tibón: Aztlán
Aztatlán (Turín, 1962); Historia de la fundación de México (manuscritos);
George C. Vaillant: La civilización azteca (1944); William H. Prescott: Historia
de la conquista de México; Alfonso Caso: La religión de los aztecas (1936) y El
pueblo del sol (1953); Miguel León-Portilla: La filosofía náhuatl (1956) y Ritos,
sacerdotes y atavíos de los dioses (1958); Agustín Yáñez: Crónicas de la
Conquista (1950); Paul Westheim: Arte antiguo de México (1950); W.
Krickeberg: Las antiguas culturas mexicanas; Laurette Séjourné: El universo de
Quetzalcóatl.

Acamapichtli
AEM

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Ahuízotl (Códice Durán)
AEM

Amanteca (Códice Florentino)


Biblioteca Nacional de Antropología e Historia

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Axayácatl (Atlas de Durán)
AEM

Calmécac (Códice Mendocino)


AEM

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Coatlicue (dibujo de José Ma. Velasco)
AEM

Coatlicue es la deidad azteca de la tierra. Su nombre significa «la falda de serpientes».


AEM (INAH)

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Coyolxauhqui, diosa lunar azteca
AEM

Detalle del Códice Humboldt


AEM

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Fiesta del décimo mes: Xócotl Huetzi (Códice Barbónico)
AEM

Fiesta del fuego nuevo (Códice Barbónico)


AEM

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Huixtocíhuatl, divinidad nahua de la sal.
AEM

Imagen idealizada de un gladiador azteca, estatua de Manuel Vilar


AEM

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Isla de Mexcaltitán, Nay.
AEM

Itzcóatl (Códice Mendocino)


AEM

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Jorobado de cerámica de Colima
Archivo del Arq. José Rogelio Álvarez Noguera

Juegos acrobáticos indígenas


AEM

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Mictlantecuhtli
Dibujo de Zita Canessi

Moctezuma II El joven
AEM (INAH)

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Piedra de Tizoc (dibujo del siglo XIX)
AEM

Quetzalcóatl
AEM

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Quetzalcóatl según el Códice Borbónico
AEM

Quetzalcóatl y Xólotl, como dioses de la 6ª fiesta del año. (Códice Borbónico)


AEM

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Retrato de Huitzilíhuitl, segundo señor de los mexicanos, procedente del Códice Mendocino.
AEM

Sacrificio humano (Códice Matritense)


AEM

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Señores del Imperio Mexicano
AEM

Teponaxtle: Tamboril azteca


AEM

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Tezcatlipoca
Dibujo de Zita Canessi

Tezcatlipoca, óleo de Jorge González Camarena


José Verde

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Tira de Peregrinación (Códice Boturini)
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia

Tláloc (Templo de Quetzalcóatl, Teotihuacán).


AEM

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Ilustración popular del Calendario Azteca, descubierto a fines del siglo XVIII.
AEM
AZTLÁN
Patria primitiva de los mexicas, cuya localización es un problema que ha
suscitado, en el curso de los dos últimos siglos, innumerables controversias. El
historiador Orozco y Berra juzgó la cuestión “inextricable”. José Fernando
Ramírez coloca a Aztlán en el propio valle de México; Kirchoff, en el Bajío;
García Cubas y Alfredo Chavero, en la isla nayarita de Mexcaltitán; Orozco y
Berra, en el lago de Chapala; Boturini y Bancroft, en Baja California; Veytia y el
autor del Códice Ramírez, al norte de Sonora; Clavijero y Pérez Verdía, en Alta
California; Tezozómoc, en Nuevo México; Humboldt y Prescott, más al norte
todavía, hacia los 42° de latitud, donde actualmente están los estados de Oregon,
Idaho y Wyoming, E.U.A.; Wickersham, en el fiordo Puget, cerca de la actual
Seattle, en el estado de Washington; el padre Tello, allende el estrecho de Anián,
o sea, en el Asia; Seler opina que Aztlán sólo existió en la fantasía de los
mexicas y que es el mítico lugar de los muertos que, según sus creencias, se
encontraba en el Noroeste.
Así como las descripciones geográficas en la Historia tolteca-chichimeca
contribuyeron a establecer la coincidencia de las dos Tulas, los textos de dos
cronistas del siglo XVI ​fray Diego Durán e Ixtlilxóchitl​ permiten identificar el
Aztlán o Aztatlán mítico con el Aztatlán de Nayarit, que todavía lleva este
nombre. La documentación contenida en el capítulo XXVII del libro de Durán
incluye la descripción física de Aztlán, la enumeración de sus productos y la
mención de la distancia de 300 leguas que separa el mundo azteca nuevo del

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antiguo. Existe un Aztlán histórico, el señorío que, junto con Jalisco, Tonalá y
Colima, formaba la llamada Confederación Chimalhuacana. Propiamente se
llamaba Aztatlán, “lugar donde abundan las garzas”, pero así se debería llamar
también la patria primitiva de los aztecas, porque el nombre de la garza es áztatl.
Tezozómoc, en su Crónica mexicáyotl, concilia sabiamente las dos versiones;
dice que los aztecas radicaban “en la ciudad de Aztlán-Aztatlán, asiento de las
garzas, que por eso se llamaba Aztlán”. Por otra parte, ésos se denominan en
varios documentos con el gentilicio aztateca. Aztatlán, a su vez, es llamado
Aztlán en la parte del Lienzo de Tlaxcala que representa la marcha de Nuño de
Guzmán.
El señorío de Aztatlán se extendía desde Centíspac, al noroeste de Tepic,
hasta Acaponeta, en los límites de Sinaloa, y tal vez hasta Culiacán. Aztatlán,
hoy San Felipe Aztatlán, sigue existiendo. En la actualidad, es una próspera
población a poca distancia de Acaponeta. Ixtlilxóchitl dice que en el año
1.conejo (1140 o 1194) llegaron a Chapultepec “los aztlanecas, que se llaman
mexicanos”, después de haber peregrinado muchos años en diversas tierras y
provincias y de que estuvieron en la de Aztlán, desde donde se volvieron, “que
es lo último de Xalixco” (Obras…, II).
Hay una indudable correspondencia entre la descripción de Aztlán que
hicieron a Moctezuma Ilhuicamina los sacerdotes y brujos que visitaron la patria
primitiva de los aztecas, por encargo del soberano, y la realidad geográfica del
reino de Aztlán-Aztatlán; sin embargo, en la antigua tradición existía el recuerdo
de otro lugar más al norte, de donde procedían los aztecas y las demás tribus
nahuas. El cacique Pantécatl, hijo del señor de Acaponeta y Aztatlán, refirió que
había oído “de sus abuelos y antepasados” que procedían “de lo más interno del
norte”, donde “estaban todas las provincias septentrionales y tierras de Aztatlán”
(Tello). Se trata de otro Aztatlán, el primitivo, lugar imprecisado del Norte,
semimítico. Así como hay varios Culhuacanes, cerros torcidos de gran
importancia ritual y etapas de la peregrinación, hay también varios Aztlanes;
pero el Aztlán histórico puede identificarse con el homónimo reino en la costa
de Nayarit, “que es lo último de Xalixco”. Después de una serie de
investigaciones de carácter etnohistórico (que duraron cerca de tres años),
llevadas a cabo por el Departamento de Investigaciones Históricas del Instituto
Nacional de Antropología e Historia, bajo la dirección del profesor Wigberto
Jiménez Moreno, y en las que tomó parte el profesor Jorge Olvera, parece que
ha sido localizado el legendario Aztlán. Se sabe, por diversas fuentes, que de ahí
emigraron los mexicas para emprender la peregrinación que los llevó finalmente
a la fundación de México-Tenochtitlan. De acuerdo con el libro segundo de la
Crónica miscelánea de fray Antonio Tello, que se basa en una tradición del

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cacique Pantécatl, confirmada en diversas fuentes, los mexicas salieron de
Aztlán-Aztatlán (”lugar de garza”, “lugar de la blancura” o “lugar del
amanecer”). Según Jiménez Moreno, la partida ocurrió hacia 1111, y la llegada a
su destino, en 1345.
Los españoles, movidos por el afán de encontrar el lugar de origen de los
aztecas (el antiguo México), llegaron al sitio de Aztatlán, pero pasaron de largo
al no encontrar allí las riquezas que esperaban. En 1530, Nuño de Guzmán llegó
a San Felipe Aztatlán (cerca de Tuxpan, Nay.) con auxiliares mexicas y tarascos.
La misma finalidad de hallar el lugar de origen de los mexicas tuvieron las
expediciones de Nuño de Guzmán, en busca del fabuloso país de las Amazonas,
y de Vázquez Coronado, en pos de las Siete Ciudades de Cíbola y Quivira. Estas
ciudades eran confundidas con Chicomoztoc, “lugar de las siete cuevas” o “siete
poblaciones”. Los soldados de Ibarra las buscaron inútilmente en Topia
(Chihuahua). Francisco de Ibarra (1564) hizo lo propio, pero el Nuevo México
se desplazaba cada vez más hacia el norte porque los lugares descubiertos no
correspondían a lo que se imaginaba.
La isla de Mexcaltitán, que Jiménez Moreno ha identificado con la antigua
Aztlán o Aztatlán, se localiza en la laguna del mismo nombre, en la costa norte
del estado de Nayarit, al noroeste de la actual población de Santiago Ixcuintla.
Es una isla de contorno circular, con un diámetro aproximado de medio
kilómetro. Sus habitantes se dedican principalmente a la pesca. La traza actual
de la población urbana de la isla guarda una asombrosa semejanza con la antigua
disposición de México-Tenochtitlan: dos grandes ejes que se cruzan en el centro
y una avenida periférica conocida hoy con el nombre de Círculo Venecia. Sus
calles, a semejanza de la antigua Tenochtitlan, se convierten durante la
temporada de lluvias (de agosto a principios de octubre) en verdaderos canales,
pues la mayor parte de la población queda inundada (salvo las casas, construidas
sobre terrazas) y sus habitantes se movilizan por medio de canoas.
En la propia isla de Mexcaltitán se han encontrado vestigios arqueológicos.
El señor Manuel Uribe ha logrado reunir una pequeña colección de objetos
prehispánicos, tanto del lugar como de los alrededores. Existen varios sitios con
montículos donde se han encontrado tiestos cerámicos y figurillas. Uno de ellos
es Siete Cielos, laguna de agua muy clara, de medio metro de profundidad, en
cuyo fondo pueden observarse diversos objetos. Parece que hay cuatro sitios
antiguos que pudieron haber sido los cuatro barrios más importantes de la
población. Olvera recogió los nombres de tres de ellos: Huehuelchi, Acaxala y
Zapotán. Otro lugar en donde se dice que también hay vestigios arqueológicos es
Santa Cruz. (J.O.)

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Isla de Mexcaltitán, Nay.
AEM
AZÚCAR
La caña de azúcar era desconocida en el Nuevo Mundo. Existió desde 1511 en
Santo Domingo (La Española), proveniente de unas matas que llevó Cristóbal
Colón, pero su cultivo no era importante. Cortés hizo llevar la caña de las Islas
Canarias a Nueva España e instaló trapiches primitivos de madera para la
molienda. El primer ingenio azucarero fue fundado en 1524 en San Andrés
Tuxtla, según algunos historiadores. En opinión de otros, Hernán Cortés instaló
el original cerca de Coyoacán. El segundo se puso en Axomulco, en jurisdicción
de Tetela; en éste Cortés tenía parte, y poco tiempo después pasó a ser único
propietario. Ahí tropezó con la resistencia que opusieron los indios a la
usurpación de sus tierras y aguas, y con los inconvenientes del frío. Esto decidió
la mudanza del ingenio a San Antonio Atlacomulco. El de Santiago Tuxtla, que
operaba desde 1534, desapareció debido a que las zonas productoras de caña se
habían desplazado de la costa al centro del país. Algunos españoles comenzaron
a levantar factorías de azúcar fuera de los límites del Marquesado del Valle, en
las provincias de México, Nueva Galicia y Michoacán. En 1550, los galeones ya
partían de Veracruz con grandes cargamentos de pilones de azúcar mexicana,
con destino a España, Cuba y Perú. Las ventas de los ingenios y trapiches en
aquella época pueden calcularse en unas 450 mil arrobas de azúcar anualmente
(cerca de cinco mil toneladas). A esta cantidad hay que añadir la producción de
melazas y bebidas y el azúcar sin purificar, procedente de los ingenios pequeños,
que proliferaron a fines del siglo XVI. La expansión de la industria azucarera a
varias regiones de la Nueva España provocó diversos problemas a los
propietarios. Para la debida explotación de un ingenio, el dueño tenía que

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disponer de tierras fértiles, de agua abundante y de equipo costoso. Pero la
dificultad esencial consistía en la falta de mano de obra adecuada, ya que el
cultivo de la caña es delicado y exige un duro esfuerzo. Como esta labor no la
resistían los indígenas, aparte de las prédicas de fray Bartolomé de las Casas
para protegerlos, el rey de España permitió la importación de esclavos negros a
las Antillas desde 1518, pues la experiencia había demostrado que éstos sí
podían ocuparse de ese trabajo. En 1528 llegaron los primeros negros a la Nueva
España; pero la trata de esclavos era muy limitada y la demanda fue siempre
superior a la oferta. Se sabe que en 1540 Hernán Cortés poseía unos 60 negros
entre hombres y mujeres en su ingenio de Cuernavaca, además de unos 120
esclavos indios para trabajos menos rudos. Cuando estos últimos fueron
emancipados por decreto de la Corona, instrumentado por el virrey Velasco,
Cortés los sustituyó por otros negros, que eran en total 150 entre hombres,
mujeres y niños. El ingenio de Cortés era uno de los principales del virreinato,
junto con el de Orizaba, que llegó a disponer de 123 esclavos. A pesar de ello,
pocas veces bastaban los esclavos para asegurar el funcionamiento de la
explotación. Los propietarios se esforzaban por conseguir indios, los cuales, por
regla general, les fueron concedidos durante el siglo XVI, pero “por vía de
alquiler”, ya que, en palabras del virrey Velasco, “entiéndase que los indios que
vinieren a trabajar en lo susodicho, han de ser por su voluntad y no compelidos y
apremiados a ello”. Rara vez se alquilaban por su propia voluntad, y fue preciso
obligarlos mediante el sistema de repartimientos. Se les pagaba a cada uno 4
reales por semana (6 reales a fines del siglo XVI) y se evitaba, por lo menos
teóricamente, que trabajaran en la casa de calderas, en los hornos, en las prensas
o en cargar la caña. Durante el último cuarto del siglo XVI, las grandes
epidemias habían mermado mucho la mano de obra indígena. Por otra parte, los
teólogos de la corte española seguían oponiéndose al sistema de trabajo forzado.
Después de prolijas discusiones, el conde de Monterrey se resolvió a ejecutar las
decisiones radicales que se habían tomado unos años antes y suprimió todos los
repartimientos de indios. Sin embargo, aplazó la resolución real que prohibía
aún el servicio libre de los indígenas. El propio virrey prohibió también fundar
nuevos ingenios y extender el cultivo de la caña de azúcar sin licencia expresa.
Por último, en 1601 quedó suprimido el empleo de indios voluntarios en los
ingenios; sólo podrían trabajar en los cañaverales. Unos inspectores especiales o
“veedores” vigilaban el cumplimiento de estas órdenes. Parece que,
efectivamente, los ingenios perdieron sus repartimientos de indios durante los
años siguientes, según lo demuestra Silvio Zavala. Las condiciones de trabajo
eran vigiladas por los “jueces de ingenios y trapiches”. Sin embargo, no dejó de
extenderse el cultivo de la caña, con licencia o sin ella, porque seguían llegando

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esclavos negros que remediaban la supresión de los servicios forzados, al paso
que el sistema de “gañanes” o indios libres retenidos por deudas se desarrollaba
en los ingenios, con lo cual subsistió una especie de trabajo forzado. A partir de
entonces, los ingenios no dependieron ya de los “jueces repartidores”,
“comisarios de alquileres” y representantes del rey. Con sus esclavos y sus
peones endeudados, las explotaciones azucareras quedaron bajo la autoridad
exclusiva del amo, del capellán y de algunos españoles o mestizos que dirigían
el trabajo: el mayordomo, el mandador, el “maese de azúcar”, el cañaverero. Las
más importantes extendían su independencia al plano económico. Poseían
estancias para centenares de bestias de carga y para rebaños de vacas o de ovejas
destinados a dar alimento y vestido a toda una población de indios y de negros,
pues estos últimos consumían mucha carne para resistir sus duras tareas. Tenían
además siembras de maíz y, sobre todo, debían disponer de vastos montes para
alimentar sus calderas, que consumían cantidades enormes de leña, a pesar de
que se utilizaba también el bagazo de la caña. Los grandes ingenios contaban ya
con edificios de consideración. En 1549, por ejemplo, el que había fundado
Cortés en Tlaltenango, cerca de Cuernavaca, tenía sus máquinas en una
construcción grande y fuerte, de mampostería y de dos pisos, contigua a otro
vasto edificio; en los alrededores se apiñaban las cabañas de los trabajadores. Y
el ingenio de Orizaba, otro de los más antiguos, constituía en 1580 un verdadero
pueblo, con la casa del dueño y la iglesia hechas de piedra, cuatro edificios
grandes para la fabricación del azúcar, casitas de adobe para los españoles o los
negros “capitanes”, y jacales para los demás esclavos y para los indios. Estos
conjuntos de edificios se harían cada vez más numerosos durante el siglo XVII.
Las explotaciones azucareras más importantes tendieron a formar, desde fecha
bastante temprana, comunidades de una nueva especie, diferentes y ajenas a las
de los antiguos pueblos indígenas. Constituyen las primeras grandes propiedades
agrícolas y anuncian, desde el siglo XVI, la futura hacienda mexicana (v.
HACIENDAS).
Al iniciarse el siglo XVII, los precios del azúcar se estabilizaron y la
producción, consumida en su mayor parte en el propio virreinato, aumentó
constantemente. En ese tiempo se construyeron ingenios en la Huasteca, cerca
de Tamazunchale, Valles y Tantoyuca; en el sur de la Nueva Galicia, en Sayula,
Autlán y Ameca; y en los alrededores de Oaxaca y de Santiago Nexapa. Se
multiplicaron de manera especial en Córdoba y más tarde en Cuautla y
Yautepec, dentro del Marquesado del Valle. La estabilización de los precios
formaba parte de un fenómeno general al implantarse una nueva economía: la de
la hacienda. En el curso del siglo entraron a competir con los industriales
azucareros varias órdenes religiosas que disponían de cuantiosos capitales, entre

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ellas los dominicos, los agustinos, los frailes de San Hipólito y muy
especialmente la Compañía de Jesús. La transformación de trapiches de cierta
importancia en grandes explotaciones modelo era una característica de los
jesuitas, al grado de que varios ingenios de su propiedad estaban en condiciones
de pagarle al rey por la regularización de los títulos. Otros se vendían
corrientemente por cantidades que iban 80 mil a 100 mil pesos. A veces los
jesuitas hacían inversiones muy cuantiosas para ampliar alguno de los muchos
ingenios que habían adquirido. A la par que se construían factorías de azúcar
cada vez más grandes, también se multiplicaron las medianas y pequeñas, y
hasta los “trapichillos a mano”. La producción aumentó de tal manera para fines
del siglo que los capitales invertidos en los ingenios llegaron a sobrepasar el
valor de las haciendas productoras de trigo, debido a que el consumo del pan no
había aumentado en la misma proporción que el de azúcar. Al principio se
otorgaron mercedes y todo tipo de facilidades para que esta industria progresara.
Aunque no se conocen los números totales, en 1788 se produjeron 800 mil
arrobas en los obispados de Puebla, Valladolid y México. Los precios
evolucionaron según el consumo. En 1556 costaba 6 pesos la arroba, y alrededor
de ese precio fluctuó hasta el siglo XVII, en que bajó hasta 20 reales, que eran 2
pesos y fracción; ello se debió, primero, a que hubo un notable aumento de la
oferta y, segundo, a que se restringió el comercio exterior, porque la metrópoli
cuidaba que los productos de sus colonias no se perjudicasen entre sí, y la Nueva
España comenzó a ser fuerte competidor de las Antillas.
Como industria derivada del azúcar apareció el aprovechamiento de las
mieles incristalizables, que producían una bebida embriagante, célebre en la
época colonial y que aún conserva su nombre: el chinguirito. Ésta fue combatida
por la autoridades, ya que ponía en peligro la recaudación sobre otras bebidas,
como el pulque y el mezcal, pero su elaboración continuó efectuándose.
La industria azucarera de la Nueva España obtuvo un mercado accidental a
principios del siglo XIX, al arruinarse los ingenios que poseían los franceses,
durante la sangrienta rebelión de los negros haitianos. Sin embargo, en 1810
volvieron a bajar el precio y el volumen de exportación: 1802, 439 132 arrobas
(una arroba equivale a 11.5 kg); 1803, 490 292; 1804, 381 509; 1810, 121 050;
1811, 101 016; y 1812, 12 230. El algodón, que en los primeros años se cultivó
en las zonas costeras, empezó a sustituir a la caña, debido a lo cual la industria
azucarera volvió a tener múltiples trastornos. En las postrimerías del régimen
virreinal, la industria del azúcar ocupaba el tercer lugar en importancia en la
Nueva España, precedida por la minería y la ganadería. Alejandro de Humboldt,
quien visitó el país en esa época, se admiró del notable desarrollo de la
fabricación de azúcar. La guerra de Independencia produjo grandes trastornos en

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las industrias establecidas, pero la del azúcar se vio menos afectada debido a que
los ingenios se encontraban alejados de los centros urbanos. Al desaparecer la
tutela española, el comercio de este producto disminuyó notablemente y
encontró dificultades para la exportación a otros países. Como resultado, la
mayoría de las haciendas que contaban con ingenios azucareros se dedicó a
productos de mayor demanda. Con todo, las empresas respaldadas por fuertes
capitales lograron superar los años difíciles atendiendo al mercado nacional. Las
pequeñas fábricas se dedicaron únicamente a la producción de piloncillo y de
mieles. Otro golpe para la industria fue el decreto de 10 de enero de 1822, que
abolió la esclavitud en México. En las fincas de Córdoba la producción cesó por
completo. Datos tomados de la obra Comercio exterior de México muestran el
derrumbe que sufrió la producción de azúcar después de la Independencia, en
comparación con los últimos años del gobierno virreinal: después de haber
alcanzado la cifra máxima de 483 944 arrobas en 1803, el comercio de azúcar
con España en 1810 fue de 119 726 arrobas. A partir de ese año la producción
empezó a bajar, llegó a sólo 256 arrobas en 1826 y volvió a recuperarse muy
lentamente. Factor determinante fue la baja de precios, en contraste con las
fuertes alcabalas. Para el año de 1828 se consiguieron algunas rebajas, y esto
reanimó en algo a los productores; pero todavía en 1829, en Michoacán, las
alcabalas produjeron 7 276 pesos.
Una vez consumada la Independencia, los pronunciamientos militares, las
invasiones extranjeras y las guerras civiles provocaron durante más de 50 años
la paralización de la agricultura. No obstante, al iniciarse las guerras de
Reforma, Antonio García Cubas, en sus Noticias geográficas y estadísticas de la
República Mexicana (1857), anota que “el cultivo de la caña de azúcar es de la
mayor importancia, tanto por su producto como por su buena calidad. Se hacen
grandes plantaciones en México, Puebla, Veracruz, Michoacán, Jalisco, Oaxaca,
Chiapas, Yucatán, Sonora y Baja California”. Consigna que en los primeros seis
estados se elaboraban al año 400 quintales de azúcar repartidos del modo
siguiente: México, 250 mil; Puebla, 40 mil; Veracruz, 25 mil; Michoacán, 50
mil; Jalisco, 20 mil; y Oaxaca, 15 mil. La Guerra de Tres Años y la Intervención
Francesa causaron naturalmente un descenso en la producción, que volvió a
restablecerse al triunfo de la República, reanudándose también las
exportaciones. John W. Foster, en un discurso pronunciado ante la Cámara del
Comercio de la Nueva Orleans el 18 de noviembre de 1874, sugirió la
conveniencia de aumentar las importaciones de azúcar de México. Matías
Romero, secretario de Hacienda, manifestó ante la Cámara de Diputados, el 31
de octubre de 1878, que “uno de los artículos que se producen en el país y que
tienen mayor porvenir, es el azúcar. La exportación es difícil y riesgosa porque

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hay otros países en donde se produce a menor costo que en México”. Para
cambiar esta situación desfavorable, sugirió tratados de reciprocidad con alguna
de las potencias manufactureras, consumidoras de azúcar, concretamente
Estados Unidos. En virtud de esos tratados, el azúcar mexicano estaría libre de
cargos y se recibiría, en iguales condiciones, alguna manufactura
norteamericana. De esa manera podría ser posible competir con el azúcar cubano
y también con el de remolacha en algunos mercados de Europa. De realizarse
esos intercambios, la producción azucarera tendría un desarrollo semejante al
que había alcanzado en las Islas Sandwich, en donde gracias al sistema de
reciprocidad esa industria estaba en su apogeo.
Posiblemente la falta de espíritu de empresa de los cosecheros e industriales
mexicanos era el motivo principal del estancamiento de la producción. Los
cultivadores de caña eran en su mayoría pequeños propietarios y no se animaban
a instalar grandes ingenios. El Ministerio de Fomento lamentaba, el mismo año
de 1878, que “el beneficio recibido por las pequeñas cosechas era costoso e
imperfecto, reducido a los frutos más groseros de la industria azucarera”.
Opinaba que hacía falta establecer “grandes ingenios centrales en los distritos
más favorecidos por la naturaleza para el cultivo de la caña, a fin de dar un gran
impulso a esta importante rama de la riqueza nacional”. En esa dirección logró
avanzar la industria azucarera durante el porfirismo. El punto de partida fue bien
modesto; la técnica empleada para beneficiar la caña era la primitiva
denominada de furo: “Exprimida la caña por la presión de molinos de madera, se
sometía la miel a la evaporación del agua que contiene, por medio de pailas
puestas al fuego en hornos, usando una manipulación dispendiosa, hasta obtener
una pasta que se distribuía en panes de diversas formas (piloncillo), de la que se
extraían después dos productos: el azúcar pura cristalizada y el aguardiente de
caña, mediante la disolución del piloncillo en agua hirviendo (que se dejaba
descansar por cuatro o cinco semanas para separar los cristales). Los residuos
líquidos del azúcar se trataban en el alambique”. El resultado era absolutamente
ineficaz: en algunos ingenios de la cuenca del Papaloapan, el azúcar extraída
equivalía apenas al 3 o al 4% del peso de las cañas molidas. Sin embargo, la
demanda interna y las posibilidades de exportación favorecieron al desarrollo de
las haciendas azucareras entre 1880 y 1889. Poco a poco se extendieron las
plantaciones y comenzó a instalarse mejor maquinaria; se generalizó el uso de
los motores de vapor, sustituyéndose los molinos de madera por los de hierro. Se
tendieron vías para transportar la materia prima del campo a la fábrica. Los
costosos métodos de calefacción por vapor y evaporación al vacío que doblaban
el rendimiento de la caña, fueron adoptados por unos pocos ingenios de Veracruz
y Sinaloa, que hicieron evidentes las desventajas de los fabricantes reacios al

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progreso, los cuales se encontraban sobre todo en los estados de Puebla y
Morelos. La perspectiva de expansión atrajo en seguida al capital extranjero;
capitalistas norteamericanos invirtieron en Sinaloa, Sonora, Jalisco, Morelos,
Michoacán, Tamaulipas y Veracruz, mientras los franceses se interesaron
principalmente por los ingenios de las regiones tropicales cercanos a las costas.
La tasa de crecimiento de la industria en 1894 fue de sólo el 2.9%; pero al año
siguiente se incrementó notablemente la exportación, debido a la guerra de
independencia de Cuba, principal productor en el mundo. Al iniciarse el siglo
XX (zafra 1904-1905), la producción sobrepasó por primera vez las 100 mil
toneladas. El desarrollo de la industria durante el régimen porfirista marca una
curva fluctuante de ascenso que va desde 70 090 t (incluyendo piloncillo) en
1877-1878, a 148 287 en 1910-1911.
La elaboración de alcoholes, derivada de la industria azucarera y realizada
por lo general en instalaciones anexas a los propios ingenios, creció y mejoró
técnicamente a lo largo del porfirismo. De las cifras conocidas escapan las
destilerías clandestinas. Al comparar los datos de 1897-1898 (los más antiguos
disponibles) con los de 1910-1911, resulta que mientras el número de fábricas
disminuyó en un 25% y el de alambiques en 27%, los litros de alcohol
producido aumentaron en un 23%. Cada fábrica produjo en 1910-1911 un 56%
más, y cada alambique un 67% más, como término medio, que en 1897-1898.
De 1907 a 1909, la producción de azúcar alcanzó su cifra más alta, con un
ritmo de crecimiento anual de 2.3%. Los precios del azúcar, no obstante,
padecieron grandes oscilaciones. De 1890 a 1899 bajaron un 12.5%, con años
intermedios de fuertes descensos (por ejemplo del 12.9% en 1892) o de
pronunciadas alzas (como la de 1899, que fue del 7.3%). De su nivel más alto,
alcanzado en 1900, los precios fueron reduciéndose casi en un 28% hasta 1911.
Los principales estados productores de azúcar en esa época fueron Morelos,
Puebla, Veracruz y Sinaloa, que competían por la escasa demanda interna y en
ocasiones vendían su producto a precios por abajo del costo. Esta competencia
contribuyó a que los empresarios buscaran instalaciones, maquinarias y técnicas
más eficientes, que ayudaran a disminuir el costo. Se formó el Centro
Azucarero, que tenía por objeto fomentar el cultivo de la caña y suscitar la
modernización de la industria. Sus intentos de controlar la producción nacional
fracasaron y dejó de funcionar en 1904. En esta época se inició la concentración
de capital en la industria, y para 1911 quedaban solamente 26 ingenios, que
aportaban el 61% del total de la producción nacional.
La Revolución Mexicana causó tremendos daños a la industria, cuya mayor
parte se concentraba en el estado de Morelos, campo de acción de las fuerzas
zapatistas. Para 1911, ese estado aportó 80 mil de las 136 mil toneladas

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producidas en el país. La producción se redujo notablemente a partir de 1913;
pero al concluir la lucha armada, la industria inició su recuperación y logró
desarrollarse en forma considerable desde 1920 en adelante: de 1921 a 1925, la
producción de azúcar creció en un 79.13%, y la de piloncillo en 73.10%. En los
años posteriores siguió aumentando y se extendieron las superficies de cultivo,
pero el rendimiento por hectárea, que fue de 53 t en 1956, resultaba bajo,
comparado con el de Cuba, Costa Rica y Perú. La exportación tuvo también un
aumento notorio, debido a los cambios en el mercado mundial, cuya causa
principal fue la revolución cubana de 1959. La exportación de azúcar mascabado
aumentó de 116 684 a 513 942 t entre 1960 y 1964, y la de azúcar refinada bajó
en el mismo periodo de 334 825 a 10 150 t, resultando un aumento conjunto de
451 509 a 524 092 t, con un valor combinado de $661.4 millones para 1960 y
$959.4 millones para 1964. La exportación de mieles incristalizables subió de
438 059 t en 1960 a 511 842 en 1964. Los usos industriales del azúcar
aumentaron de 934 400 t en 1958 a 1 207 010 en 1963. En 1969, el 59.1% del
consumo total correspondió al uso doméstico y el 40.9% al industrial. La
industria alimenticia fue la que registró mayores incrementos en la demanda de
azúcar (18% en 1969). Ese mismo año, en las adquisiciones que realizó ese
sector, la rama embotelladora de refrescos participó con el 60%, y la
panificadora con 17%.
La crisis por la que atravesó la industria azucarera en los años sesentas
obedeció, entre otras razones, al mantenimiento de un precio bajo artificial, que
no correspondía a los costos de producción. El subsidio que el gobierno
proporcionaba a fin de garantizar ese precio, resultaba cada vez más oneroso. La
escasa productividad y modernización de los ingenios y el descontento de los
obreros y campesinos que de ellos dependen, hicieron cada vez más insostenible
la situación y obligaron al Estado a aumentar en diciembre de 1970 los precios
del azúcar.
A pesar de que las ventas del azúcar en el mercado internacional eran
ventajosas, y de que existía la posibilidad de ampliarlas, México no pudo
aprovechar esa situación debido a su limitada capacidad de producción, que no
le permitía cubrir la cuota de 96 mil toneladas anuales que le asignó el Convenio
Internacional del Azúcar en 1968, y con esfuerzo satisfacía las 600 mil toneladas
anuales, en promedio, de la cuota asignada por Estados Unidos. Para tratar de
resolver estos problemas, el gobierno, al mismo tiempo que permitió el alza del
precio, creó por decreto del 18 de diciembre de 1970 la Comisión Nacional de la
Industria Azucarera, con las funciones siguientes: planear el desarrollo de la
industria, elevar la productividad, asegurar la distribución interna y externa del
azúcar y sus derivados, y vigilar la calidad de los productos. Paralelamente

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organizó la Operadora Nacional de Ingenios, S.A., encargada de administrar en
forma centralizada los que eran propiedad del sector público y aquellos otros en
los que éste tenía participación. Mediante la recapitalización de Financiera
Nacional Azucarera, S.A., la supervisión que de hecho ejercía sobre los ingenios
privados a través de la Unión Nacional de Productores de Azúcar, S.A., y las
facultades que tenía la Secretaría de Agricultura para fijar las áreas de cultivo, el
Estado puso en obra, a partir de 1972, un plan de desarrollo de esta rama
industrial.
Sin embargo, de 1970 a 1980, la industria azucarera creció a una tasa anual
media de 2.4%, inferior en tres puntos a la registrada en la década anterior; y su
participación en el producto interno bruto disminuyó del 0.46% al 0.27% en el
mismo periodo. La fuerza laboral se redujo en el campo de 304 922 a 271 084
trabajadores, a causa de una mayor mecanización, pero se mantuvo el índice de
empleo en fábrica. Las remuneraciones a los obreros y empleados aumentaron,
en promedio, 22.6% anualmente en la década de los setenta, y alcanzaron $6 942
millones en 1980. Los salarios en el campo se incorporaron al precio de la caña,
que en ese periodo subió a una tasa media de 17.5% anual.
Esta rama industrial tenía 3 064 establecimientos en 1980: 2 997 pequeñas
unidades fabricantes de piloncillo o panela, que representaron el 1.2% del valor
de la producción; y 67 ingenios que contribuyeron con el 98.8% restante (azúcar,
mieles incristalizables y alcohol etílico). Los 49 ingenios azucareros del sector
público aportaron el 67% de la producción; los 16 del sector privado, el 24.9%;
y las dos cooperativas, el 7.4%. Diez ingenios elaboraron el 34% del total de
azúcar; y el mayor, El Potrero, el 4.6%. La capacidad instalada de la industria
creció sólo el 1%; esto se debió a los precarios rendimientos financieros y a la
baja productividad. La capacidad de molienda en 24 horas aumentó 0.8% en
promedio anual, a pesar de que el sector público construyó seis nuevos ingenios
y amplió los existentes; y la capacidad de refinación subió apenas un 0.4%
anual, por lo cual grandes cantidades de azúcar se distribuyeron sin refinar
(véase cuadro 1).
De 1970 a 1980, el consumo de azúcar en el país aumentó en 5% de
promedio anual. Al finalizar este lapso, la industria tuvo un déficit de 409 mil
toneladas, equivalentes al 13.6% del consumo. La demanda respondió
esencialmente al crecimiento del consumo industrial, que esos años subió a una
tasa media del 7.8% anual, mientras el doméstico se elevó en un 2.6%. El
contraste se acentuó en el lapso de 1975 a 1980, cuando el consumo fabril
aumentó 9.2% en promedio anual, y el casero permaneció estable. El consumo
industrial, dentro del total, ascendió de 41.4% en 1970 a 53% en 1980. Ese año
el consumo industrial se distribuyó del modo siguiente: refrescos, 56.6%; dulces,

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12.6%; pan y galletas, 12.7%; vitivinícolas, 3.9%; y empacadoras y otras,
14.2%. El consumo de azúcar por habitante llegó a 44.7 kg. De 1970 a 1973 se
exportaron, en promedio, 569 mil toneladas anuales: el 25% de la producción; a
partir de 1974, las ventas al exterior fueron disminuyendo hasta desaparecer en
1980, a causa del alto consumo interno. Ese año se importaron 674 mil
toneladas: el 22.3% del consumo nacional (véase cuadro 2).
La comercialización del azúcar y sus subproductos estaba totalmente a cargo
de la Unión Nacional de Productores de Azúcar (UNPASA), con un sistema dual
de precios: uno para el productor (liquidación) y otro para el mercado. Este
mecanismo permitió subsidiar el consumo popular. El precio de liquidación
aumentó a 2.8% en promedio anual entre 1970 y 1975, y 38.2% de ese año a
julio de 1980, cuando alcanzó $7.80 por kilogramo. El precio de mercado del
azúcar estándar para consumo doméstico ascendió casi seis veces en 1980. Un
precio mayor regía para el consumo industrial. En julio de este último año se
modificó el precio del azúcar estándar para hacerlo congruente con su costo de
producción, lo que implicó un aumento de casi $6.00 respecto a 1970.
De la elaboración del azúcar derivan otros productos que en conjunto
representan el 42% de valor de la producción total: el bagazo de caña (34.5%),
las mieles incristalizables (4.2%) y el alcohol etílico (3%). El bagazo de caña se
convierte en celulosa, tableros aglomerados, furfurol y alimentos para ganado;
de esta materia prima se obtuvieron 8.2 millones de toneladas en 1970 y 10.4
millones en 1980. Las mieles incristalizables sirven para fabricar alimentos para
ganado y, en menor medida, levaduras y alcoholes especiales; su producción
subió de 954 mil toneladas en 1970 a 1.3 millones en 1980. El alcohol de caña
se usa principalmente para elaborar pinturas y perfumes; se produjeron 51.8
millones de litros en 1970 y 88.7 millones en 1980. En el ciclo 1981-1982, se
cosecharon 31.7 millones de toneladas de caña y se produjeron 2.7 millones de
toneladas de azúcar (15% más que en el ejercicio anterior). El rendimiento fue
de 5.85 t por hectárea.
El decreto presidencial del 7 de julio de 1983 dispuso la desaparición de la
Comisión Nacional de la Industria Azucarera y la transformación de la Unión
Nacional de Productores de Azúcar, S.A. de C.V., en una entidad denominada
Azúcar, S.A. de C.V., la cual, sin tener el carácter de organización auxiliar de
crédito de su antecesora, desempeñaba las siguientes funciones: promovía el
desarrollo de la industria para fomentar la elevación de su productividad,
proponía la fijación de precios, recibía y pagaba la producción de los ingenios
públicos y privados, importaba en exclusiva y exportaba los productos que
manejaba, coordinaba la elaboración y ejecución de los programas
correspondientes y fomentaba la investigación de campo y de fábrica. La

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política de privatizaciones del gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari
determinó la decisión de liquidar a la empresa Azúcar S.A. de C.V. Los 52
ingenios que controlaba fueron vendidos entre 1988 y 1992 a los productores del
sector social, fundamentalmente a los cañeros, y a grupos empresariales
privados, entre los que destacaban productores de refrescos embotellados.
Bibliografía: Banamex: “Coordinación de la industria azucarera”, en El
Mercado de Valores (XLIII-30; julio 25 de 1983); Secretaría de Programación y
Presupuesto: “Industria Azucarera”, en Escenario económico de México (1981).
Cuadro 1

PRODUCCIÓN NACIONAL DE AZÚCAR


(miles de toneladas)
1990 1991 1992
Número de ingenios 73 73 73
Caña molida 3 534 893 38 187 34 475
Producción de azúcar 3 173 3 660 3 290
Rendimiento (toneladas de azúcar por toneladas de caña molida) 10.9 9.59 9.28
Fuente: Azúcar, S.A.: Estadísticas azucareras.
Cuadro 2

BALANCE OFERTA-DEMANDA DE
LA INDUSTRIA AZUCARERA
(miles de toneladas)
1985 1990 1991 1992³
Producción 3 227 858 3 173 679 3 660 650 3 290 796
Consumo1
Industrial 1 719 1 302 1 755 2 135
Doméstico 1 471 1 489 1 756 1 599
Exportación1 ² 249 91 290 44
Importación1 0 1 825 841 40
1 En miles de toneladas. ² Incluye miel de azúcar. ³ Estimado.

Fuente: Azúcar, S.A.: Estadísticas azucareras. Secretaría de Agricultura y Recursos


Hidráulicos: Comité de la industria azucarera. Carlos Salinas de Gortari: Cuarto informe
de gobierno.

PRODUCCIÓN DE AZÚCAR, PILONCILLO Y ALCOHOL


(miles de toneladas)
Años Azúcar Piloncillo Alcohol
1968 2 196 283 50
1969 2 394 255 51
1970 2 208 331 52
1971 2 393 359 59
1972 2 359 354 54
1973 2 592 389 55
1974 2 649 397 58
1975 2 548 382 70
1976 2 547 378 58
1977 2 541 354 74

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1978 2 849 426 81
1979 2 881 — —
1980 2 603 — —
1981 2 367 — —
1982 2 677 — —
1983 2 895 — —
1984 3 046 — —
1985 3 228 1 386 113
1986 3 691 1 597 95
1987 3 743 1 527 112
1988 3 592 1 412 109
1989 3 472 1 347 102
1990 3 174 1 323 85
1991 3 661 1 498 70
1992 3 291 1 273 67
Fuente: Azúcar, S.A.: Estadísticas azucareras (1986-1990). Secretaría de Agricultura y
Recursos Hidráulicos. Comité de la Industria Azucarera 1991-1992.

CAÑA DE AZÚCAR
Superficie Rendimiento Valor de la
Producción Precio medio
Año cosechada medio
toneladas rural $/t1 producción1
hectáreas kg/ha $
1968 504 826 62 761 31 683 237 66 2 083 513 457
1969 525 526 61 740 32 445 800 67 2 163 558 411
1970 546 713 63 381 34 651 422 68 2 355 494 321
1971 480 988 68 017 32 715 144 80 2 612 936 894
1972 465 283 69 317 32 251 993 83 2 673 133 535
1973 502 063 65 452 32 861 253 85 2 790 137 023
1974 491 482 68 159 33 499 145 99 3 307 442 880
1975 497 691 72 013 35 840 570 116 4 158 725 420
1976 496 268 73 245 31 386 550 170 5 315 968 610
1977 463 593 63 411 29 397 338 230 6 759 217 000
1978 537 172 66 040 35 474 851 245 8 684 697 000
1979 538 005 64 228 34 587 412 264 9 131 029 000
1980 545 500 66 875 36 480 250 300 10 944 075 000
1981 521 862 62 684 33 165 000 509 16 892 000 000
1982 546 689 64 766 34 066 000 780 26 560 000 000
1983 504 639 67 591 34 109 000 1 304 44 487 000 000
1984 327 000 66 395 21 725 000 91 797 49 954 000 000
1985 448 000 70 451 34 000 000 630 712 147 369 000 000
1986 469 000 74 392 34 900 000 285 588 280 244 000 000
1987 448 000 66 895 34 302 000 230 625 717 152 000 000
1988 415 000 71 623 29 694 000 — —²
1989 612 400 71 672 43 894 379 48 767 2 140 611 000
1990 571 162 69 871 39 907 868 60 473 2 413 363 000
1991 546 205 70 280 38 387 185 71 219 2 733 915 000
1
Precios corrientes. ² Estadística en revisión por la Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos.
Fuente: Azúcar, S.A.: Estadísticas azucareras (1986-1990). Secretaría de Agricultura y
Recursos Hidráulicos. Comité de la Industria azucarera. 1991-1992.

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AZUCENA
Lilium candidum L. Planta herbácea de la familia de las liliáceas que presenta
tallo subterráneo y aéreo. El primero es un bulbo escamoso, ovoide, blanco o
amarillento, y mide de 5 a 7 cm; y el segundo, de 0.6 a 1.2 m de altura, es liso y
verde. Las hojas, sésiles, alternas, esparcidas, de bordes enteros, lanceoladas o
casi lineares y con la punta aguda, alcanzan 10 cm de largo. Aparte de este tipo
de hojas, se forman otras radicales en el otoño, capaces de resistir el invierno, las
cuales son oblanceoladas, brillantes, con tres nervaduras y de 20 a 25 cm de
longitud. Las flores, de color blanco de cera, brillantes y fragantes, se dan
solitarias o agrupadas en umbelas o racimos apretados y erectos. Las partes del
perianto, ovoide-oblongas y algo recurvadas, miden de 5 a 8 cm de longitud y se
dan en número de seis las exteriores, que corresponden al cáliz, y de tres las
interiores, que se unen en la porción inferior formando un tubo corto y hacen
que la floración adopte la forma de embudo o de campana. El androceo conjunta
seis estambres libres, de filamentos largos y anteras amarillas, versátiles y
dirigidas hacia adentro de la flor; el ovario, súpero, tricarpelar y trilocular,
presenta un estigma trilobulado. El fruto es una cápsula loculicida y con
numerosas semillas.
Lilium candidum es originaria del sur de Europa y del suroeste de Asia,
desde la isla de Córcega hasta el Cáucaso y el norte de Persia. Se cultiva en el
país por sus vistosas flores, consideradas como símbolo de la pureza y preferidas
para adornar iglesias y cementerios, sobre todo durante el mes de mayo, cuando
las hay en abundancia. En la jardinería nacional se cultivan las siguientes
variedades: Foliis albo marginatis, con los bordes de las hojas de color blanco;
Flore pleno (var. monstruosum y var. spicatum), con las flores abortadas en
dilatadas brácteas blancas; Maculatum, con las flores estriadas de púrpura;
Peregrinum (var. byzantinum), con las flores más estrechas y alargadas; y
Speciosum, de tallo corto y floración más anticipada que las cuatro variedades
antes mencionadas. Cualquiera de ellas es de larga duración: se cortan los tallos
cuando las flores están aún en capullo y solas se van abriendo una después de la
otra, durante muchos días.
Los bulbos, ricos en mucílago, son a veces utilizados como emolientes y
diuréticos. Las flores se emplean para la preparación de agua destilada aromática
y, conservadas en aceite, como cicatrizante de llagas y heridas. Se le conoce
también como azucena blanca.
2. Muchas plantas reciben también el nombre de azucena: Hemerocallis
flava L., azucena amarilla; Milla biflora Cav., azucena silvestre; Crinum moorei
Hook. y C. bulbispermum Milne-Red. y Schweick., azucena rosa; Zephyrantes
grandiflora Lindl. (igual que Z. rosea Hort.), azucena japonesa; Amaryllis
belladonna L. y A. reginae L., azucena roja; y A. formosissima L., que los

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españoles llamaron azucena de Santiago, y es más conocida como ascasúchil
(véase).
AZUELA, ARTURO
Nació en la ciudad de México en 1938. Abogado y maestro en ciencias
matemáticas e historia, ha sido profesor de literatura mexicana en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) y en varias instituciones de educación
superior en el extranjero. En 1986 fue nombrado director de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM. Ha publicado las siguientes novelas: El tamaño
del infierno (1973), una historia de familia que abarca desde la Revolución hasta
la matanza de Tlatelolco en 1968, o sea, la vida de cuatro generaciones (Premio
Xavier Villaurrutia 1974); Un tal José Salomé (1975), historia de un pueblo que
es aniquilado por la ciudad y de la cual hay una segunda versión publicada en
1982; Manifestación de silencios (1979), la historia mexicana de los años
sesentas y setentas según la experiencia de los intelectuales de su generación
(Premio Nacional de Novela 1979); La casa de las mil vírgenes (Premio de
Otoño 1983, Barcelona); y El don de la palabra (1984).
AZUELA, MARIANO
Nació en Lagos de Moreno, Jal., el 1° de enero de 1873; murió en la ciudad de
México el 1° de marzo de 1952. Fue uno de los creadores de la novela de la
Revolución Mexicana e incursionó en el cuento, el ensayo crítico, la biografía y
el teatro. En 1899 se recibió de médico en Guadalajara. Su primera novela,
María Luisa, publicada en 1907, la escribió cuando estudiante. Siguieron Los
fracasados (1908) y Mala yerba (1909), de ambiente campesino. Esta última se
continuaría en otra novela, Esa sangre, publicada póstumamente en 1956. Al
triunfar Madero fue nombrado jefe político de Lagos de Moreno, cargo al que
renunció cuando todavía era presidente provisional León de la Barra.
Desilusionado de la nueva política, publicó Andrés Pérez, maderista (1911). A la
muerte de Madero y perseguido por sus enemigos, Azuela se incorporó a las
fuerzas villistas de Julián Medina. De sus experiencias militares y de lo que
contempló en los campos de batalla, escribió Los de abajo (1915), novela del
primer momento de la Revolución; en ella predominan el caos, la cólera y el
afán de venganza. En 1917 se estableció en la ciudad de México; siguió
ejerciendo su profesión y continuó escribiendo más disciplinadamente. Una de
las grandes preocupaciones de su obra es mezclar lo social con el arte de
vanguardia. Entre estas novelas destacan: La malhora (1923), El desquite (1925)
y La luciérnaga (1932). Quizás la última, estilísticamente, sea la más radical,
pues fue escrita con gran esmero y es un estudio psicológico agudo de los
personajes. Azuela es el único prosista mexicano que experimentó con el arte
vanguardista antes de 1925. Otras obras suyas fundamentales son Sin amor
(1912), Los caciques (1917); Las tribulaciones de una familia decente, Las

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moscas, y Domitilo quiere ser diputado (1918); la biografía novelada Pedro
Moreno, el insurgente (1933-1934), Precursores (1935), El camarada Pantoja
(1937), San Gabriel de Valdivias (1938), Regina Landa (1939), Avanzada
(1940), Nueva burguesía (1941), La marchanta (1944), La mujer domada
(1946), su volumen de crítica Cien años de novela mexicana (1947), Sendas
partidas (1949) y La maldición (1955); estas dos últimas constituyen su
comentario final acerca de la Revolución. Se le otorgó el Premio de Literatura
(1942) y el Premio Nacional de Artes y Ciencias (1949). Fue sepultado en la
rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón de Dolores.

Mariano Azuela fundador de la Novela de la revolución mexicana (óleo de Gabriel Flores,


1973)
AEM
AZUELA RIVERA, SALVADOR
Nació en Lagos de Moreno, Jal., en 1902; murió en la ciudad de México el 7 de
septiembre de 1983. Licenciado y doctor (1950) en derecho por la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), enseñó historia universal e historia de
México en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo y en la Escuela Normal para
Maestros de la Universidad Michoacana (1925-1929), y esas materias y derecho
constitucional en las escuelas nacionales Preparatoria y de Comercio y
Administración, y en las facultades de Jurisprudencia y de Filosofía y Letras
(1930-1968). Fue secretario general de la Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo; secretario general y jefe del Departamento de Difusión
Cultural de la UNAM y director de la Facultad de Filosofía y Letras; articulista
en los diarios El Universal y Novedades; director de la editorial Fondo de
Cultura Económica; miembro de número de la Academia Mexicana de la

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Lengua y del Seminario de Cultura Mexicana (que presidió en varios periodos);
y fundador y vocal ejecutivo del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana. Publicó: El Estado moderno y la libertad (1933),
Francisco Giner de los Ríos (1936), La acción social de la Universidad (1936),
Universidad y humanismo (1937), Juárez, torre de energía de México (1953), La
idea liberal de José María Luis Mora (1963), Naturaleza de la elocuencia y
cuatro semblanzas de oradores mexicanos (1965), Universidad provincial y
capitalina (1977) y La aventura vasconcelista, 1929 (1980).
AZUETA, JOSÉ
Nació en Acapulco, Gro., el 2 de mayo de 1895; murió en Veracruz, Ver., el 10
de mayo de 1914. Hijo del comodoro Manuel Azueta Perillos y de Josefa Abad,
ingresó a la Escuela Naval Militar el 1° de septiembre de 1910. Entre 1911 y
1913 hizo viajes de práctica en el Yucatán, el Bravo y el Morelos. En diciembre
de 1913 causó alta en la Batería Fija de Veracruz, como teniente de artillería de
la milicia permanente. El 21 de abril de 1914, día en que los marinos
norteamericanos desembarcaron en Veracruz, Azueta estaba franco, pero aun así
manejó la ametralladora instalada en la esquina de Landero y Cos y Esteban
Morales, a espaldas de la Escuela Naval, cuando el frente de ésta era batido por
los invasores e inexplicablemente se retiraban de ese punto dos piezas
mexicanas de artillería. En un principio, el teniente disparó protegiéndose detrás
de un poste, pero después, para ser más certero, se movió al centro de la calle, al
descubierto, y fue herido en una pierna; siguió combatiendo hincado en una
rodilla, pero un segundo impacto lo hizo caer. Cuando Alfredo Cañete y
Wilebaldo Zabala, profesor éste de esgrima, lo recogieron, una tercera bala se
alojó en su brazo izquierdo. El alumno Ricardo Ochoa Díaz cubrió la retirada
del herido. El día 22, el almirante Fletcher, comandante de la escuadra
norteamericana, enterado de esas acciones heroicas, envió a la casa de Azueta a
un cirujano, pero el joven oficial, que se debatía entre la vida y la muerte, se
incorporó para decir que jamás consentiría ser curado por un enemigo: “Que se
larguen esos perros ​dijo​; no quiero verlos”. El 24 de abril fue ascendido por el
presidente de la República al grado de capitán segundo, y el 29 se incluyó su
nombre entre quienes merecían la condecoración Segunda Invasión
Norteamericana. Murió pocos días después.
AZUETA, MANUEL
Nació en Pueblo Viejo, Ver., en 1862; murió en 1925. Ingresó al Colegio Militar
en 1878, donde cursó la carrera naval; se perfeccionó en los astilleros de
Cartagena, España, y regresó a México en 1884. Navegó en el Libertad y el
Zaragoza; trajo al país varios barcos y fue director de la Escuela Naval Militar
de 1904 a 1906 y de 1909 a 1911. En ese año obtuvo el grado de comodoro, y en
1912 se le nombró jefe de la flotilla del Golfo. Fiel a Madero durante la revuelta

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felicista, continuó en su puesto, sin embargo, durante el gobierno de Victoriano
Huerta. El 21 de abril de 1914, al ocurrir la invasión de los norteamericanos a
Veracruz, y cuando ya las fuerzas del general Gustavo Maas habían evacuado la
plaza, el comodoro Azueta se dirigió a la Escuela Naval y gritó a los cadetes: “A
las armas, muchachos; la patria está en peligro”. Se improvisaron barricadas en
el piso alto y se abrieron aspilleras en el bajo. Cada alumno dispuso de 250
cartuchos de la provisión para prácticas de tiro. El fuego se generalizó a las
13:00 h, cuando los norteamericanos cruzaron por detrás del mercado en
construcción, a unos 200 m de la escuela. El edificio fue bombardeado por el
Prairie y ametrallado desde algunas lanchas. El alumno Virgilio Uribe cayó
herido de muerte. El tiroteo menguó a las 17:00 h, mientras los invasores se iban
apoderando, palmo a palmo, del centro de la ciudad. Entre las 19:00 y las 19:30
h, Azueta dirigió la evacuación del edificio ya destrozado: de dos en dos salieron
por una ventana del comedor seis oficiales, 80 alumnos, 20 marineros de la
intendencia, cuatro oficiales más y el comodoro, que caminaron hasta Tejería
para tomar el ferrocarril. Llegaron a la ciudad de México el día 26. El día 22, sin
embargo, los barcos San Francisco y Chester volvieron a bombardear la Escuela
Naval, pues los yanquis creyeron que todavía estaba ocupada por los alumnos.
Azueta vivió después en Cuba y nuevamente en Veracruz, donde en 1919 fue
invitado de honor a la reapertura de la academia naval.
AZUFRE
Metaloide sólido cristalino y quebradizo, de color amarillo limón. Muy
abundante en la naturaleza y de gran actividad química, forma numerosos
compuestos; se encuentra en yacimientos de origen volcánico, en depósitos
sedimentarios y en capas subterráneas asociadas a domos salinos. Estos últimos
son los que permiten una explotación en gran escala y en condiciones costeables.
Otras fuentes considerables de azufre son los gases amargos de los campos
petrolíferos y, en menor escala, el ácido sulfúrico que se recupera en las
fundiciones de cobre, plomo y zinc. El azufre se utiliza en la fabricación de
insecticidas, fertilizantes, productos químicos básicos y secundarios (jabones,
tintes para el cabello), pigmentos, acero, rayón y hule; y, una vez purificado, en
la elaboración de cerillos, pólvora y medicamentos contra los parásitos. En 18
estados de la República existen yacimientos de azufre, principalmente en
regiones volcánicas; los de Colima, Durango, Coahuila, San Luis Potosí y
Zacatecas están asociados a rocas de origen sedimentario; y en los campos
petrolíferos del istmo de Tehuantepec se halla el domo más grande del mundo.
Esta cuenca salina tiene 15 mil kilómetros cuadrados y reservas estimadas en 90
millones de toneladas métricas, suficientes para 43 años al ritmo de producción
de 1980 (2.1 millones de toneladas). México ocupa el 5° lugar en el mundo y el
1° en Latinoamérica como productor de azufre. La producción alcanzó, en miles

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de toneladas, 1 381 en 1970, 2 164 en 1975, 2 102 en 1980, 2 077 en 1981, 1
815 en 1982, 1 602 en 1983 y 1 826, según datos preliminares, en 1984.
De 1980 a 1984, el 77% de la producción provino de los domos salinos del
istmo de Tehuantepec, y el 22.4, de la explotación de Petróleos Mexicanos
(Pemex). Del total del azufre obtenido desde 1970, el 36.4% se destinó al
mercado nacional y el resto (63.6%) se exportó a Argentina, Brasil,
Checoslovaquia, España, Estados Unidos, Francia, India, Inglaterra, Italia y
Túnez. Las ventas al exterior, en miles de toneladas, fueron: en 1970, 662; en
1975, 1 368; en 1980, 1 150; en 1981, 1 201; en 1982, 900; en 1983, 1 933; y en
1984, según datos preliminares, 1520 (Consejo de Recursos Minerales: Anuario
estadístico de la minería mexicana, varios años).
Historia. Hasta pocos años después de la Segunda Guerra Mundial, la
producción de azufre nativo en México era insignificante y provenía de los
yacimientos volcánicos y sedimentarios. En esa época se localizaron los domos
del istmo de Tehuantepec y el gobierno de entonces otorgó concesiones a
compañías norteamericanas que emprendieron la explotación de las ricas capas
localizadas en el municipio de Jáltipan de Morelos, Ver. Dichas compañías, de
las cuales la principal era la Azufrera Panamericana, S.A., realizaron una
exportación exhaustiva de los domos, mediante el sistema Frasch, consistente en
inyectar en los yacimientos vapor supercalentado, que funde el azufre y lo eleva
mediante presión a la superficie, todo ello a través de dos tubos concéntricos.
En virtud de las reformas a la Ley de Minería, los domos azufreros entraron
a formar parte de las reservas nacionales sujetas a un régimen especial de
concesiones, cuyos requisitos básicos consisten en que sólo pueden ser
explotadas por compañías que tengan como máximo un 34% de capital
extranjero y que desarrollen proyectos de industrialización nacional del azufre; y
en que la explotación debe realizarse en proporción a las reservas existentes y a
las que se agreguen como resultado de nuevas exploraciones, de tal manera que
estén garantizadas las reservas necesarias para el futuro desarrollo del país. La
aplicación de las nuevas disposiciones legales fue llamada “mexicanización” del
azufre y, en último término, condujo a la nacionalización de esta industria, pues
ante la perspectiva de perder el control financiero y administrativo de las
empresas, los propietarios extranjeros prefirieron vender la totalidad de sus
acciones, las cuales fueron adquiridas por el Estado a través de sus organismos
financieros. Como consecuencia de dichas operaciones, México perdió los
canales y los clientes del sistema de comercialización de las grandes empresas
internacionales, y tuvo que crear nuevos mercados para el azufre nacionalizado.
El desarrollo de estos mercados y el resultado de nuevas exploraciones
determinarán el volumen de explotación en los años venideros. Por lo pronto,

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después de la intensa labor de perforación efectuada entre 1966 y 1971 por más
de 10 compañías, se sabe ya que la potencialidad de la zona azufrera del istmo
de Tehuantepec no es tan grande como lo indicó inicialmente la exploración
geológica de superficie.
Véase: A. Terrones Benítez: Los problemas jurídicos y económicos de la
minería del azufre (1955); y Antonio Acevedo Escobedo: El azufre en México
(1956).
AZUFRES, LOS (Mich.)
Volcanes extintos en la sierra de Ucareo, y baños termales de gran popularidad
por sus efectos medicinales. La laguna del Azufre y los manantiales de La Tacita
y El Chillador se hallan en la ladera del volcán San Andrés, al noroeste de
Ciudad Hidalgo, Mich., y al norte de San Pedro Jacuaro, en medio de bosques de
encinos y coníferas. El cerro de Las Humaredas arroja constantemente gases. El
Chillador vierte agua de una temperatura de 94 °C.
AZUL
Color de los dioses del agua, de la lluvia y de las montañas. Se pintaban de azul
los muertos del paraíso del agua, el Tlalocan; azul es el dios del Norte de los
mayas en el Códice de Dresde, representado como serpiente de nubes: se diría
un jeroglífico del Mixcóatl azteca. Azul es la pintura alrededor de los labios de
la diosa del agua Chalchiuhtlicue (Sahagún, I). La serpiente azul es la diosa del
Sur entre los huicholes. Los dioses Huitzilopochtli y Atlahua se representan con
las piernas pintadas con tiras azules.
En el mito de la fundación de México, cuando el pueblo fue a ver el lugar
indicado por Huitzilopochtli, el día siguiente al que fueron los sacerdotes
descubridores, miraron de nuevo la fuente que antes tenía “agua clara y linda” y
que entonces manaba “muy bermeja, casi como sangre, la cual se dividía en dos
arroyos, y en la segunda división del arroyo salía el agua tan azul y espesa que
era cosa de espanto, y aunque ellos repararon que aquello no carecía de misterio,
no dejaron de pasar adelante a buscar el pronóstico del tunal y el águila” (Códice
Ramírez). Lo anterior es una clara referencia al corazón humano y a los dos
torrentes de sangre, una oxigenada y otra no, lo cual completa el cuadro de ideas
sacrificiales con el águila y las tunas. V. ÁGUILA, MITOLOGÍA DEL.
AZUL, RÍO
Nace en Guatemala y, después de pasar por el estado de Quintana Roo, forma
parte del límite internacional con Belice. Se une con el río Xmoscha. Su cuenca
es de 20 600 km2, de los cuales corresponden 10 800 a México. Su
escurrimiento es de 2 800 m3 por segundo. Navegable en las secas hasta el
kilómetro 50, está sin embargo vedado a las embarcaciones marítimas
mexicanas, por efecto de un tratado firmado en 1893.
AZULEJOS

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Pájaros de muy variados géneros. Se conocen así tres especies del género
Aphelocoma, orden Paseriformes, familia Corvidae: A. unicolor, que mide de 31
a 35 cm y es de plumaje azul oscuro o purpurino; tiene garganta rayada de gris y
mandíbula inferior amarilla cuando joven; se le encuentra en las montañas altas
húmedas de Guerrero, Veracruz y el estado de México. A. coerulescens, que
tiene la cabeza y las alas azules, el dorso pardo grisáceo, las partes inferiores
grises, una banda azulada que le cruza el pecho y una línea superciliar
blanquecina; es común en los encinares y pinares de Baja California y en el
centro y el sur de México. Se le conoce también como urraca azulejo y
quiexque. Y A. ultramarina, que es muy parecido a A. coerulescens, pero carece
de la línea superciliar; se encuentra en las montañas del este y el oeste de
México y en la Altiplanicie.
2.Sialia mexicana, S. sialis y S. currucoides, orden Paseriformes, familia
Musicapidae, subfamilia Turdinae. Pájaros pequeños y rechonchos propios de
montañas altas del país.
3.Thraupis episcopus, orden Paseriformes, familia Emberizidae, subfamilia
Thraupinae. Ave de color azul muy pálido, más oscuro en el dorso; se le
encuentra en las tierras bajas del Sureste.
4.Guiraca caerulea, orden Paseriformes, familia Emberizidae, subfamilia
Cardinalinae. Pajarito copetón de plumaje azul oscuro tirando a morado, con
coberteras alares y terciarias marginadas de castaño, abdomen y coberteras de la
cola marginadas de blanco, pico café y patas negruzcas; mide 18 cm. Levanta el
copete cuando se alarma. Vive en chaparrales con zacate y en casas y corrales
donde hay maíz desgranado y arroz. Se localiza en todo el país.
5.Passerina cyanea, orden Paseriformes, familia Emberizidae. Pájaro con la
cabeza, la parte media del pecho y el abdomen tirando a morado, el resto del
cuerpo azul, y el pico y las patas parduscas. Se alimenta de semillas. Habita en
campos abiertos, potreros, corrales y donde desgranan maíz y arroz. Invierna en
el centro de México. Se le llama también gorrión azul.
6.Cyanocitta stelleri, orden Paseriformes, familia Corvidae. Pájaro azul con
gran copete erecto; los lados de la cabeza son negruzcos, con sendas manchas
arriba y abajo de los ojos; la garganta es blanca grisácea; y el pico y las patas,
negros. Mide 30 cm. Es omnívoro y se agrupa en bandadas. Es típico de los
bosques de pino. Se le conoce también como azulejo ocotero, cháchara, cheje y
chej-chej.
7.Cotinga amabilis, orden Paseriformes, familia Cotingidae. Pájaro
regordete, de cabeza grande, pico chico, plumaje azul brillante, garganta y
mejillas moradas oscuras, con una mancha triangular más clara en el pecho;
tiene alas y cola negras, coberteras y secundarias marginadas de azul, y pico y

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patas negruzcas. Mide 19 cm. Vive en la punta de los árboles más altos de los
bosques primitivos. Sus plumas se usaron en los penachos de los emperadores
aztecas, junto con las del quetzal y la garza espatulada. Se le encuentra el el sur
de México. Se le conoce también como azulejo real, charlador y turquesa.
AZULEJOS
(Del árabe al zulaycha, ladrillo fino de colores.) Placas cerámicas esmaltadas y
decoradas, útiles para preservar o exornar los elementos arquitectónicos. A la
ciudad de Puebla corresponde la más vieja tradición y la más alta calidad en esta
artesanía. El primer maestro locero conocido fue Gaspar de Encinas, quien hacia
1580 tenía su taller en la calle de los Herreros (actual 10 Poniente), donde más
tarde estuvo el alfar de Santa Catarina. A él le pidió el canónigo Francisco de
Paz, en 1602, los azulejos para la catedral de México. Otros alfareros “de lo
blanco”, todos españoles, se establecieron al noroeste de la ciudad, para que los
humos de sus hornos, llevados por los vientos dominantes del este y del sur, no
molestaran a los vecinos. En 1653 se expidieron las Ordenanzas de loceros
(ampliadas en 1682), que mandaban examinar a los operarios, autorizar a los
maestros, fijar las especificaciones de los productos y garantizar la calidad de
éstos. Las piezas fueron marcadas desde entonces con signos, letras, iniciales o
nombres, para evitar fraudes a los compradores. La industria floreció en la
segunda mitad del siglo XVIII. En esa época eran famosos los Alfaro, los
Cabezas, los Espíndola, los Zayas y Pablo Micieses de Altamirano, algunas de
cuyas obras aún perduran en fachadas y museos. La locería “que llaman de
Cabeza”, en la actual 12 Poniente núm. 708, tiene aún la hermosa fachada de
azulejos y ladrillos, con clavos cerámicos en éstos, como chapetones, de donde
se retiró el espléndido tablero de la Crucifixión que se conserva en el Museo
Bello.
A partir del siglo XVII, la utilización del azulejo se extendió por todo el
centro del país, aplicado a la ornamentación de edificios religiosos y civiles. Se
le empleó en pisos, frisos, techos (entre viga y viga), marcos de puertas y
ventanas, cocinas, fuentes, corredores, escaleras, remates, balaustradas y
paramentos. Muy a menudo se le combinó con ladrillo, cuando menos en 32
formas diferentes. Se armaron también tableros de azulejos, representando
imágenes de santos, símbolos religiosos y escudos; y se hicieron placas con el
hombre de las calles y plazas, y lápidas conmemorativas y sepulcrales. En los
templos y conventos, aparte de los elementos anteriores, los azulejos se
incorporaron a frontales, altares, pilas bautismales, piletas, lavabos, hornacinas,
vía crucis, patios, cúpulas, torres, espadañas y portadas; y aun llegaron a
revestirse con estos materiales edificios enteros. En la ciudad de Puebla los
ejemplos son innumerables y de muy alto mérito. Destacan, sin embargo, entre
los azulejos producidos en el siglo XVII, los del friso que circunda la capilla del

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Rosario en el templo de Santo Domingo; de inspiración hispanomorisca, están
limitados por una cenefa en que se alternan cabecitas de querubines, realzadas,
con escudos dominicos. De la misma época son la pila bautismal de Santa
Bárbara (San Antonio), enmarcada por un rico respaldo cerámico de perfil
mixtilíneo; y el friso que hasta 1923 estuvo en una pieza contigua al santuario de
la Soledad, formando parte del convento de carmelitas descalzas, y fracciones
del cual se conservan en la colección de Mariano Bello y en el Museo del
Estado. Aun cuando suman cientos los ejemplares que proceden del siglo XVIII,
sobresalen: las fachadas de los colegios de San Pedro y San Juan; los tableros
del antiguo Palacio Episcopal, mandados colocar por el obispo Pantaleón
Álvarez Abréu; el patio del exconvento de Santa Mónica; los paramentos y
balaustradas de casa de ejercicios de la Congregación del Oratorio de San Felipe
Neri; el patio y la cocina monumental del extinguido beaterio de Santa Rosa,
después convento de religiosas recoletas de Santo Domingo; los frisos, la torre y
la cúpula de Santa Catalina; las cúpulas de La Compañía, San Jerónimo y
Nuestra Señora de la Soledad; las fachadas con tableros policromos de las
iglesias de San Francisco, Guadalupe, Nuestra Señora de la Luz y San Marcos,
esta última sede de la hermandad de loceros; los apoyos y el domo de San José;
y el conjunto del Carmen, que incluye suntuosos escudos. En los alrededores de
Puebla son notables el lavabo y el friso que circunda la capilla de los Dolores y
el camarín de la parroquia de Acatzingo; las fachadas de las iglesias de
Mexicaltzingo y Santa María Tonantzintla; y, sobre todo, la gran composición
cerámica de San Francisco Acatepec. En la ciudad de México hay buenas
muestras de alicatado en los rodapiés, bautisterio y coro del exconvento de San
Diego de Churubusco; en las cúpulas y dependencias interiores de El Carmen de
San Ángel; en la torre de la iglesia de Balvanera; en la fachada de la capilla del
Rosario, en Xochimilco; y en las cúpulas de La Encarnación, La Santísima, El
Pocito y la capilla de San Antonio. En el estado de Guanajuato hay azulejería de
excelente factura en el camarín y en el pasillo de acceso a éste, del oratorio de
San Felipe Neri, en San Miguel de Allende; en la cúpula de la iglesia del
Carmen de Celaya; y en el templo de la antigua mina de Mellado, donde se
representó la letanía en los peraltes de las gradas del presbiterio.
El procedimiento para la manufactura de azulejos fue descrito por Enrique
A. Cervantes en Loza blanca y azulejo de Puebla (1939). Las materias primas,
en Puebla, son los barros llamados negro y rojo. El primero procede del cerro de
Loreto, y el segundo, en realidad blancuzco, de las inmediaciones de
Totimehuacán, en la jurisdicción de Tecali, aun cuando alguna vez se haya
extraído del barrio de Nuestro Señor de los Reyes del pueblo de San Baltazar.
Uno y otro se combinan por partes iguales, y la mezcla se disuelve en agua, se

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tamiza, se decanta y se deja reposar dos meses. La pasta que así queda tiene 46%
de sílice, 18 de óxido de calcio, 17 de alúmina, 15 de anhídrico carbónico, 2.5 de
óxido férrico y 1.5 de óxido de magnesio. Se amasa con los pies (repisar) hasta
que esté a punto, y se forman los tallos, trozos de 30 por 40 cm y 15 de altura.
De ese vástago se cortan las balas, pedazos más o menos homogéneos que se
palmotean para formar una torta. Ésta se coloca en una tarima y se corta por sus
cuatro lados con un alambre; se dejan secar esas placas ocho días a la sombra y
luego se exponen al sol otros 30. Pasan después al horno de ladrillo, alimentado
con leña, donde ocurre la primera cocción (juaguete) al cabo de 10 horas.
Limpias las piezas con escobeta y agua, se bañan por inmersión en alarca,
esmalte preparado con plomo, estaño y arenilla. Ya secas, se procede a pintarlas
al crudo, o sea, con colorantes minerales diluidos en agua, cuya apariencia
plomiza, azul clara, plomo oscura, rosada pálida, violada o siena quemada ha de
cambiar, al fundirse, a azul pálido, azul fuerte, amarillo, rojo, verde y negro,
respectivamente. La fundición de los esmaltes y los colores se realiza en la
segunda cochura: los azulejos se colocan dentro de cajas cilíndricas de barro, y
éstas, en el horno, el cual se cubre con pedacería de loza, en cuya cúspide se
coloca una pequeña cruz de madera. Antes de prender el hogar, el maestro hace
tres veces la señal de la cruz, ceremonia que repiten los oficiales. Durante 40
horas se mantiene el fuego, alimentándolo con regularidad. La última calda es la
“de alabar a Dios”: en los tres primeros leños se coloca una cruz de palma
bendita; el maestro y sus ayudantes dicen “Bendito y alabado sea…”, hacen tres
veces la señal de la cruz y depositan la leña. El enfriamiento del horno dura 24
horas.
AZULILLO
Sialia sialis, familia Muscicapidae, subfamilia Turdidae, orden Paseriformes.
Pajarito de plumaje azul brillante y pardo, con garganta y pecho canela, y pico y
patas negras. Mide 15 cm. Se posa en alambrados y ramas secas y gusta de
acercarse a lugares habitados. Es típico de los ocotales. Se le encuentra desde
Canadá hasta Nicaragua. Abunda en la altiplanicie mexicana.
AZUMIATE
(Del náhuatl azúmiatl, saúco.) Sambucus mexicana Presl. Arbusto o árbol de la
familia de las caprifoliáceas, de corteza gris y escamosa, con ramas quebradizas
y provistas de abundante médula.
AZÚNZULO, JUAN MANUEL
Teniente coronel retirado, quien el 15 de julio de 1824, en Soto la Marina,
Tamps., reconoció, en cierto fingido inglés desembarcado de la goleta Spring, al
exemperador Iturbide. Aprehendido por el general Felipe de la Garza, Iturbide
fue fusilado cuatro días más tarde. V. IMPERIO MEXICANO e ITURBIDE,
AGUSTÍN DE.

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AZUZUL
(Del náhuatl atl, azul, y xoxouliztli, verdor de prado: “agua verde”.) Especie de
estanque en Veracruz. El doctor Argudín (Cacerías) lo define así: “En el llano,
laguneta de agua fangosa”. Por su parte, la poetisa tlacotalpeña Josefa Murillo
(1898) escribe: “Cubierto de su sábana de ninfas / ocúltase en la selva el Azuzul,
/ estanque donde el agua amarillenta / parece reposar en su ataúd”.

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B

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BA - BALBUENA, BERNARDO DE
BA
Corresponde al término náhuatl atl, agua, en varias lenguas del grupo
yutoazteca; entra en la composición de muchos topónimos del Noroeste. En
ópata o tegüima, agua es bat; en mayo, ba​; en yaqui, mbaj​; en tarahumar,
bahúqui; en cahita, ba​a. La desinencia hidronímica bampo es frecuente en
nombres de lugares.
BABCÍ o BAB-KÍ
(Palabra proveniente del maya de Yucatán.) Nombre que se da a dos especies de
magueyes de Yucatán: Agave ixtli Karw. y A. angustifolia Haw. La primera
carece de tallo visible; presenta hojas grisáceas, cóncavas, hasta de 50 cm de
largo, con la espina terminal de 2 a 3 cm y las espinas marginales de 1 a 2 cm.
La segunda ostenta un tallo erecto; hojas de 40 a 70 cm de largo por 7 a 9 de
ancho, con la espina terminal de 2 a 4 cm, parda rojiza, y las espinas laterales de
3 a 6 mm. Igual que otras especies del mismo género, son de hojas arrosetadas,
fibrosas, semicarnosas, persistentes. Las flores están agrupadas en un escapo o
eje cilíndrico, largo y macizo; son hermafroditas, con el perigonio
infundibuliforme de seis lóbulos erguidos; los estambres, en número de seis,
están fijos a la base de los lóbulos y son más largos que ellos; el ovario es
trilocular y contiene muchos óvulos. El fruto es capsular y presenta restos del
perigonio persistente en el ápice. Las semillas son numerosas, negras y plano-
comprimidas. Las fibras de la primera especie se usan como textiles.
BABILOMO
Cacique de los zuaques (tribu cahita que moraba a orillas del río Fuerte) que en
1600 se levantó en armas, junto con el jefe de los sinaloas Juan Lantaro (no
Lautaro, como se ha escrito por error). Acosados por los españoles, ambos se
refugiaron entre los yaquis. En 1610, el capitán Hurdaide reunió un ejército de
40 españoles y cuatro mil indios amigos (el mayor ejército que se había visto en
Sinaloa) y marchó contra los yaquis, exigiéndoles la entrega de los jefes
rebeldes. Al cabo de luchas en que abundaron los prodigios de valor, los yaquis
se rindieron. Babilomo y Lantaro fueron entregados al capitán Hurdiade, quien
los mandó fusilar. Los yaquis entregaron a Babilomo a consecuencia de un
tratado de paz. Aunque no hay mención de los compromisos adquiridos por los
españoles, lo cierto es que durante más de 10 años no se mandaron sacerdotes ni
funcionarios españoles a territorio yaqui. V. GUERRA DEL YAQUI.
BABLOT, ALFREDO
Nació en Burdeos, Francia; murió en la ciudad de México en 1892. Periodista y
musicólogo, dirigió el Conservatorio Nacional desde 1881 hasta su muerte. Al
conocerse la noticia de su muerte, dijo de él la prensa: “Ha desaparecido uno de

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los periodistas más antiguos e inteligentes de México. Con él se va una época
llena de esplendor literario, de talentos musicales, siempre impulsados por don
Alfredo Bablot, quien en el diario El Federalista, hizo una inteligente labor y
propugnó por su México, musical y erudito. En sus páginas escribieron todos los
literatos de entonces y se dieron a conocer los talentos más destacados, en el
campo artístico. Eminente músico y gran periodista”.
BABOSA o TLACONETE
(Del náhuatl tlalli, tierra, y cónetl, hijo, niño: “hijo o niño de la tierra”.) Limax
laevis, familia Limacidae, orden Stylomatophara. Molusco gasterópodo
pulmonado, provisto de concha rudimentaria. Tiene respiración aérea. Mide de 2
a 7 cm. Abunda en lugares húmedos. Es de vida activa nocturna; en el día se
esconde de la resequedad y del sol debajo de piedras, hojarascas o macetas. Se
alimenta de las partes tiernas de las plantas y a veces constituye plagas. Se
combate con sal en polvo o ceniza. También recibe los nombres de baboso,
babosa y caracol.
BABOSO
Lo mismo que en Centroamérica y Suramérica, significa tonto, necio zoquete.
Sin embargo, en cada país es distinto el grado injurioso del término; en México,
por ejemplo, lo es menos que en Centroamérica. Igual cosa sucede con los
derivados babosada, simpleza o necedad, y babosear. Resulta curioso que
mientras en España, según la Academia, babosear es obsequiar rendidamente a
una mujer, en los países hispanoamericanos sea precisamente lo contrario, es
decir, tratar a una persona sin miramiento, como si fuera tonta, o con ánimo de
engañarla.
BABUJAL
(Del maya xibaalbaakjal: de xib, hombre, balché, bestia, y baakjal, asimilarse.)
Voz yucateca empleada en Cuba para definir a los nahuales, espíritus malignos
que vagan por los campos y se introducen en el cuerpo de la gente. También se
llama babujal en Cuba al que tiene un pacto con el demonio. Xibalbá es el
inframundo del Popol Vuh.
Véase: Marcos I. Becerra: Rectificaciones i adiciones al Diccionario de la
Real Academia Española (1954).
BACA, LUIS
Nació en Durango, Dgo., en 1826; murió en la ciudad de México en 1855. Hijo
del primer gobernador constitucional de esa entidad, recibió una esmerada
educación que luego continuó en México y en París; en esta ciudad abandonó el
estudio de la medicina e ingresó al Conservatorio. Sus primeras composiciones
datan de 1844. Años más tarde, ya era popular su aria Andad, hermosas flores.
Escribió seis polkas: “Linda”, “Julieta”, “Delfina”, “Jenny”, “Amada” y
“Josefina”; y dos óperas: Leonor, sobre un libreto de Carlo Bozetti, poeta

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italiano asilado en Francia, y Juana de Castilla, con argumento del florentino
Temístocles Solera. Ninguna de estas obras llegó a representarse; conquistó
fama, en cambio, con su Ave María, cantada por primera vez en la iglesia de
Loreto, en la capital de Francia. Volvió a México en 1852.
BACA CALDERÓN, ESTEBAN
Nació en Acuitapilco, Santa María del Oro, Nay., el 5 de mayo de 1876; murió
en Nuevo Laredo, Tamps., el 29 de marzo de 1957. Muy niño se radicó junto
con sus padres en Ixtlán del Río, Nay., donde terminó la primaria en la escuela
parroquial fundada por el cura Justo Barajas. Hacia 1897 era maestro en la
Escuela Superior Núm. 1 de Tepic. Más tarde vivió en Mazatlán, Sin., y trabajó
en la Escuela de Olas Altas; y en 1904, en la de Varones de Guadalupe de los
Reyes, en Cananea, Son. En esta población conoció a Manuel M. Diéguez y
ambos organizaron el Partido Liberal, centro director de la lucha de los mineros
contra la Cananea Consolidated Cooper Co., conflicto que culminó en hechos
sangrientos el 1° de junio de 1906 (v. HUELGAS). Baca Calderón y Manuel M.
Diéguez fueron tomados presos; declarados culpables el 6 de junio de 1908, se
les sentenció a 15 años de prisión en el castillo de San Juan de Ulúa, en donde
permanecieron hasta el 2 de julio de 1911, cuando fueron liberados por los
revolucionarios maderistas. De regreso a Cananea, Baca Calderón se incorporó a
las fuerzas constitucionalistas el 20 de marzo de 1913. Ese año participó en las
siguientes acciones militares contra el huertismo: Naco (14 de abril), Santa Rosa
(19 de junio), Ortiz y Santa María (junio), sitio de Guaymas (6 al 17 de
noviembre) y toma de Culiacán, donde perdió un ojo al ser herido en combate;
en 1914, toma de Acaponeta y de Tepic (mayo), y batallas de Orendáin y La
Venta (5 al 8 de julio); y en 1915, ya en territorio de Jalisco: asalto a la hacienda
y cerro del Cuatro (17 de enero), defensa de Guadalajara (30 de enero), y
combates en la cuesta de Sayula (18 de febrero) y Tuxpan (25 de marzo). Fue
gobernador y comandante militar interino del estado de Colima (24 de diciembre
de 1914 a 6 de enero de 1915), director de Rentas del gobierno de Jalisco (1915-
1916), diputado al Congreso Constituyente de Querétaro (1916-1917),
gobernador interino de Nayarit (1929), organizador de las colonias agrícolas y
ganaderas destinadas a los miembros del ejército (hasta el 31 de enero de 1945)
y senador de la República (1952-1958). Recibió la medalla Belisario Domínguez
el 29 de septiembre de 1955. Se retiró con el grado de divisionario.
BACA ORTIZ, SANTIAGO DE
Nació en Santiago Papasquiaro, en la entonces intendencia de Durango, en 1790;
murió en Durango, Dgo., en 1829. Desde 1826 y hasta su muerte fue gobernador
de su entidad. Durante su gestión, expidió un decreto privando al clero de su
jurisdicción sobre los diezmos; logró recuperar para el gobierno civil las plazas
eclesiásticas; destinó los capitales así obtenidos a obras públicas, y mandó que

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los cadáveres de los eclesiásticos fueran inhumados en los cementerios
ordinarios. Realizó plantaciones de árboles en la Alameda de Durango, formó un
parque que lleva su nombre, fundó una fábrica de vidrio e hizo que una
compañía inglesa se estableciera en la ferrería de Flores, para explotar los
minerales del cerro de Mercado. Elementos conservadores y clericales le
hicieron oposición y fue sometido a proceso a pesar del fuero de que disfrutaba.
Murió en prisión.
BACAB
(Del maya yucateco bac-cab: “alrededor de la tierra”.) Cada uno de los cuatro
hermanos, dioses de la lluvia entre los mayas, estrechamente relacionados con
los chaques, pawah tunes y wayeyabes, deidades calendáricas muy relevantes en
la vida agrícola de esa cultura. Se les veía también como regentes del viento, de
la agricultura y de los puntos cardinales, y se les atribuía un color: rojo, a
Hobmil, del oriente; blanco, a Kan Tisik Nal, del norte; negro, a Sac Cimi, del
poniente; y amarillo, a Husan Ek, del sur. Se asocian con el monstruo estelar,
igual que los musenkab, deidades de la apicultura, y con los eclipses. El Chilam
Balam de Chumayel señala que los bacabes fueron los causantes de que la
humanidad anterior a la actual se destruyera por inundación, pero ahora son los
encargados de protegerla, sosteniendo el cielo en las cuatro esquinas para que
caiga toda el agua. La ceiba sagrada, que marca cada punto cardinal, es el árbol
de la abundancia que compensa la pasada aniquilación. Calendáricamente, los
bacabes son los portadores de los agüeros de los cuatro años fundamentales del
cómputo ritual maya (Kan, Muluc, Ix y Cuvac); y su culto, de carácter
adivinatorio, se mantiene hasta el presente, con variantes regionales. A raíz de la
conquista española, la personalidad de los bacabes se sincretizó en la de Cristo.
En las representaciones gráficas o escultóricas llevan barba y maxtle y, como
insignias, conchas marinas, tortugas, armadillos y telarañas.
BACALAR, Q.R
Población situada a 36 km de Chetumal, a la orilla de la laguna del mismo
nombre. Ésta mide 50 km de largo por 2 de ancho; vierte parte de sus aguas al
río Hondo, por el río Chac, y el resto desemboca en la bahía de Chetumal.
Bacalar se descubrió hacia el año 435 por grupos que iban del oriente al norte de
la península de Yucatán. En 1642, el corsario Diego el Mulato atacó el sitio e
hizo huir a los colonos españoles. Para rechazar los ataques piráticos, en 1727 se
construyó el fuerte de San Felipe de Bacalar, por orden del gobernador de
Yucatán Antonio de Figueroa y Silva. Durante los primeros años de la Guerra de
Castas (1841-1848), la zona estuvo en poder de los indígenas mayas sublevados.
En 1849, la Séptima División, apoyada por voluntarios norteamericanos, asaltó
sorpresivamente la fortaleza y la población. La lucha entre mayas y blancos
concluyó en 1901, cuando los soldados porfiristas tomaron Chan Santa Cruz,

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hoy Carrillo Puerto.
BACATETE, SIERRA DE
(“Donde está la gente”, en lengua cahita.) Cadena montañosa aislada, llamada
también sierra del Yaqui o del Pico de Guaymas, en Sonora; es de poca altura (1
300 m de elevación máxima), paralela al Pacífico a una distancia de 20 a 30 km.
Tiene una extensión de 64 km y termina en el puerto de Guaymas. Tiene
vegetación en sus partes elevadas. A fines del siglo pasado, fue refugio y base de
operaciones de los rebeldes yaquis, encabezados por Cajeme y Tetabiate. V.
GUERRA DEL YAQUI.
BACERAC, SON
(Del cahita baseraca: “bosques de pinos”.) Ciudad cabecera del municipio
sonorense de igual nombre. Está situada a 30° 18​ de latitud norte, 108° 58​ de
longitud oeste, y a 927 m sobre el nivel del mar, en la margen derecha del río
Bavispe. La población es centro de una región agrícola y productora de árboles
frutales (manzana, durazno, pera, membrillo, chabacano). Fue fundada en 1645
por el misionero jesuita Cristóbal García, con el nombre de Santa María
Baceraca. Era una población ópata. En 1696 se produjo una rebelión contra los
jesuitas, encabezada por el jefe Pablo Quilme. Éste protestó contra el
establecimiento de los presidios de Fronteras y Janos, y contra el apresamiento
de ópatas para labores en las minas, y de niños para servidumbre en las casas. La
rebelión fue dominada, y Quilme fue ahorcado en Janos, en 1697.
BACHICHA
Colilla o cabo de cigarro puro. Residuo de una cosa, especialmente el asiento del
pulque. Por traslación, una cosa despreciable.
BÁCUM, SON
(Del yaqui bajkom: “hasta donde llega el agua” o “agua estancada”.) Ciudad
cabecera del municipio sonorense de igual nombre. Situada a orillas del río
Yaqui, a 34 m sobre el nivel del mar, es centro de una región agrícola (maíz,
trigo, legumbres, garbanzo, linaza). Allí nació Cajeme, uno de los principales
jefes de la rebelión yaqui. Durante ésta fueron asesinados en la iglesia del
pueblo 120 prisioneros yaquis que habían ido a solicitar la paz (18 de febrero de
1868). Después de la masacre, el edificio de la iglesia fue incendiado con los
cadáveres adentro (v. GUERRA DEL YAQUI). Bácum fue fundada en 1617 por
los misioneros jesuitas Andrés Pérez de Ribas y Tomás Basilio, quienes tuvieron
éxitos espectaculares en la conversión de millares de yaquis, a pesar de que el
lugar era un centro sagrado indígena.
BADIANO, CÓDICE, o MANUSCRITO DE LA CRUZ-BADIANO
El original se encuentra en la Biblioteca del Vaticano, dentro de la Biblioteca
Apostólica (Barb. lat. 241). Se le conoce también con los nombres de Códice
Barberini, Codex Barberianus, Códice Herbario o Manuscrito Martín de la

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Cruz. Su autor fue el indígena Martín de la Cruz, “indio médico del Colegio de
la Santa Cruz (de Tlatelolco), que no hizo ningunos estudios profesionales, sino
que era experto por meros procedimientos de experiencia”. Escrito en náhuatl, lo
puso en latín Juan Badiano, indio de Xochimilco y “lector en latín”, en el propio
Colegio. No hay más noticias sobre estos autores. No consta que Badiano haya
sido alumno de ese Colegio, ni tampoco profesor de medicina como se ha
asentado, y extraña que no figure entre los “informantes de Sahagún”. La obra se
titula Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis y se terminó en 1552. Está
escrito y dibujado en papel europeo, en 70 hojas, con 89 láminas que contienen
183 dibujos a colores de plantas. Más que herbario, es un recetario, pues no sólo
describe las plantas sino que da la fórmula de aplicación a las enfermedades, los
ingredientes y, en algunos casos, las cantidades de éstos. Las figuras de los
árboles, plantas y flores son de forma y modo indígenas, estilizadas y objetivas:
verdaderas miniaturas de vivo colorido. Sin embargo, hay contaminación
europea en ellas. El Libellus es el más antiguo escrito sobre medicina que se
elaboró en el continente. Lo poseyó el boticario de los reyes de España Diego
Costavila y Sanabria ​fines del siglo XVI a mediados del XVII​, de quien pasó al
cardenal Francisco Barberini (1595-1679), sobrino del papa Urbano VIII. Hay
copia de él en el Castillo de Windsor, Inglaterra. Tres investigadores conocieron
simultáneamente el manuscrito en 1929: los doctores Charles Upson Clark, Lynd
Thorndike y Guiussepe Gabrieli; éste último lo copió, a su vez, de la del Castillo
de Windsor. Lo publicaron William Edmond Gates T ​ he De la Cruz-Badiano
Aztec Herbal of 1552. Translation and commentary (Baltimore, 1939)​ y Emily
Walcott Emmart T ​ he Badianus Manuscript (Codex Barberini, Latin 241).
Vatican Library. An Aztec Herbal of 1552 (Baltimore, 1940)​. La mejor edición
es la del Instituto Mexicano del Seguro Social: Martín de la Cruz: Libellus de
Medicinalibus Indorum Herbis. Manuscrito azteca de 1552. Según traducción
latina de Juan Badiano. Versión española, con estudios y comentarios por
diversos autores (1948).
Véase: Anónimo: “El manuscrito Badiano: su cuarto centenario”, en Boletín
Indigenista (1953); Efrén C. del Pozo y otros autores: “Symposium sobre el
Códice de Medicina Azteca de Martín de la Cruz y Juan Badiano”, en Gaceta
Médica de México (12, 1964).

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Lámina del Códice Badiano
AEM

Miniaturas del Códice Badiano


AEM
BADILLO, ROMÁN
Nació en Otumba, Méx., el 24 de febrero de 1895; murió en la ciudad de México
el 31 de octubre de 1963. Abogado (1925) por la Escuela Libre de Derecho, fue
secretario de sala, juez de primera instancia y magistrado del Tribunal Superior
de Justicia del estado de Veracruz; secretario general de gobierno en Querétaro,

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durante la administración de Saturnino Osornio; jefe de la Oficina Jurídica del
Departamento Agrario, y profesor en la Universidad Nacional. Es autor de los
ensayos Conciliación del derecho agrario con el derecho de propiedad (1932) y
Artículo 127; y de la novela …y los peones fosforecieron (1942).
BAEGERT, JUAN JACOBO
Nació en Schlettstadt, Rhin Superior, en 1717; murió en el colegio de
Neustandenel-Haardt, Rhin Palatino, en Alemania, en 1777. Se ordenó jesuita en
1749 y al año siguiente vino a América. Desde 1750 a 1767 permaneció en la
misión de San Luis Gonzaga, en Baja California, la más aislada de todas, pues se
encontraba fuera de las rutas que conectaban a las más importantes. Por el
decreto de expulsión de la Compañía de Jesús de Nueva España, hubo de salir de
Baja California junto con otros 15 jesuitas: seis españoles, dos mexicanos y ocho
alemanes, y regresó a Alemania en 1768. Escribió una obra con el título de
Nacrichten von der Amerikanischen Halbinsel Californien; mit einen
Zweifachen Anhang falscher Nachrichten (Mannheim, 1772), traducida al inglés
por Charles Rau (Washington, 1863). Hay una edición castellana tomada de la
de 1772, con el título de Noticias de la península americana de California
(1942) traducida por Pedro Henrichs y con una introducción de Paul Kirchoff.
La larga permanencia de Baegert entre los indios guaicuras casi le hizo olvidar
el alemán, su lengua materna. La obra, plagada de modismos y regionalismos, es
de importancia dentro de la historiografía californiana, tanto por las
descripciones geográficas de la Península, que incluyen flora y fauna, como por
los datos que proporciona acerca de los indígenas, las misiones, el desarrollo de
éstas y las condiciones generales de vida.
Véase: Úrsula Schaefer: “Father Baegert and his Nachrichten”, en Middle-
American (Nueva Orleans, 1938).
BAENA, FEDERICO
Nació en la ciudad de México el 2 de marzo de 1917. Estudió violín y piano en
la Facultad de Música. Se dedicó a la composición desde 1939. Dos años
después, estrenó los boleros “¡Que te vaya bien!”, cantado por las Hermanas
Águila, y “Dime por qué”, que grabó Amparo Montes; en 1942, “En qué
quedamos” y “Vagabundo”; y en 1944, “Yo vivo mi vida”, “No lo pienses tanto”
y “Dos amigos”; y en los años siguientes, “Sensación”, “Anoche platicamos”,
“¡Que te aproveche!”, “Déjate de cuentos”, “Recuérdame siempre”, “Cuatro
palabras” y “Ya no te necesito”. En 1962 ganó el premio del Primer Festival
Mexicano de la Canción, organizado por la Sociedad de Autores y Compositores
de Música. Murió en 1996.
BAENA PAZ, GUILLERMINA MARÍA EUGENIA
Nació en México, D.F., el 25 de junio de 1947. Licenciada en ciencias de la
información y maestra en administración pública por la Universidad Nacional

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Autónoma de México, ha sido profesora e investigadora universitaria y
funcionaria y asesora en organismos gubernamentales. Su obra comprende:
textos pedagógicos: Métodos y técnicas de investigación periodística y Manual
para elaborar trabajos de investigación documental (1975), Manual para
elaborar trabajos de investigación (1978), Instrumentos de investigación
(1979), Paquete de redacción y redacción periodística y Géneros periodísticos e
informativos; lírica: Poesía para ti, Rimas y otras cosas, Amor y Juego de
ansias y de nada; cuento: Los malditos; y novela: Surmenage.
BÁEZ, CARMEN
Nació en Morelia, Mich., en 1910. Profesora normalista, llevó cursos en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Colaboró en el periódico El Nacional, en donde fue premiado su cuento “Dos o
tres meses”. En 1928 se dio a conocer con la colección de poemas El cancionero
de la tarde. En 1938 apareció uno de sus cuentos en la antología de Jesús
Romero Flores Leyendas y cuentos michoacanos; también fue incluido en la
antología de José Mancisidor Cuentos mexicanos de autores contemporáneos
(1946). La Robapájaros (1957) agrupa diferentes tipos de ficción: estampas,
relatos, fábulas y cuentos en que describe la vida provinciana y el mundo infantil
de las clases humildes. En 1956 publicó Los cuentos del Nacional. De 1962 a
1964 tuvo a su cargo la Dirección Nacional de Cinematografía.
BÁEZ, EDMUNDO
Nació en Aguascalientes, Ags., el 4 de agosto de 1914. Realizó estudios de
medicina. En 1940 inició su carrera literaria. Sus poemas se han publicado en las
revistas Taller Poético, Letras de México y El Hijo Pródigo. Becado en
Hollywood, Cal., E.U.A. (1945), se especializó en guionismo cinematográfico.
Ha hecho la adaptación para cine de Doña Diabla, El niño y la niebla, Los
miserables y Los bandidos de Río Frío. Es autor de: Ausentes (1940), El rencor
de la tierra (1942), Un alfiler en los ojos (1950) y El Macho.
BÁEZ MACÍAS, EDUARDO
Nació en México, D.F., el 5 de abril de 1931. Licenciado en derecho, llevó
cursos de doctorado en historia. Ha sido profesor e investigador universitario. Es
autor de: Obras de fray Andrés de San Miguel (1969), Guía del Archivo de la
Antigua Academia de San Carlos 1801-1843 (1972), Fundación e historia de la
Academia de San Carlos (1974), Guía del Archivo de la Antigua Academia de
San Carlos 1884-1867 (1976), El arcángel San Miguel (1979) y El santo
desierto. Jardín de contemplación de los carmelitas descalzos en la Nueva
España (1981); así como de artículos publicados en Anales del Instituto de
Investigaciones Estéticas, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y
en Boletín del Archivo General de la Nación.
BÁEZ-CAMARGO, GONZALO

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Nació en Oaxaca, Oax., en 1899; murió en la ciudad de México el 31 de agosto
de 1983. Maestro normalista (1917), fue también profesor universitario. Escribió
bajo el seudónimo de Pedro Gringoire. Publicó en Excélsior, desde 1930, unos
10 mil artículos. Entre sus libros destacan: Improntas bíblicas (poemas),
Principios y métodos de la educación cristiana, La verdad y los errores del
marxismo, La superstición de la sangre “aria”, Las manos de Cristo, El
comunismo, El Cristianismo y los cristianos y El doctor Mora, impulsor de la
causa bíblica en México, así como trabajos sobre Cervantes y El Quijote.
Sustentó conferencias, en inglés, en Estados Unidos, Canadá, Noruega, Irlanda y
Japón. Nicolau d​Olwer lo llamó “paladín de las nobles causas”, y Puig
Casauranc lo definió como “uno de los más sutiles espíritus mexicanos”.
También usó el seudónimo de Rabí Baruc Gadol Ban-Ezraim.
BAGALLY, SANTIAGO
Grabador español activo en el siglo XIX. Invitado por el gobierno de México,
llegó al país en 1847, con el fin de enseñar su especialidad en la Academia de
San Carlos. En 1852, en la cuarta exposición anual de ese instituto, presentó
obras suyas y de sus discípulos. Entre éstos se contaban Esteban Benítez, Miguel
Pacheco, Luis Mateos, Lino Coto, Manuel Jimeno, José Dumaire y Cayetano
Ocampo. Una vez que abandonó la cátedra, fue sustituido por uno de sus
alumnos, Sebastián Navalón, autor de los broqueles para las monedas acuñadas
por Maximiliano. En 1877, durante el gobierno de Porfirio Díaz, Bagally fue
jurado en el concurso para el arreglo y ornamentación del Paseo de la Reforma.
El proyecto debería contemplar la construcción de monumentos que fueran
“ejemplos vivos” de la historia patria a fin de que generaciones posteriores
recordaran hechos heroicos que ocurrieron en tiempos pasados. Se le considera
uno de los maestros más importantes de la época, pues gracias a él resurgió la
gran tradición neoclásica del grabado en hueco que inició Jerónimo Antonio Gil
a fines del siglo XVIII.
BAGAZO DE HOJAS
(De baga, cápsula que contiene las semillas del lino; a su vez del latín baca,
fruto, baya.) Medida regional de peso, equivalente en Oaxaca a 2.75 kg. El
bagazo de piloncillo, en la misma entidad, representa 1.5 y 2 kg; y el bagazo
chico, 0.920 kg. En Guerrero equivale a 8 kg.
BAGDAD (Tamps.)
(Del persa Bagh, Dios, y dâd, don: “regalo de Dios”, por la fertilidad de la
región donde floreció la metrópoli de Mesopotamia.) Ciudad fundada a fines del
siglo XVIII o a principios del XIX, en la desembocadura del río Bravo, en
terrenos del actual municipio tamaulipeco de Matamoros. La Guerra de Secesión
en Estados Unidos le dio a la ciudad un inusitado impulso, pues era un puerto de
importancia estratégica no involucrado en el conflicto. Buques ingleses,

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franceses y españoles arribaban con armamento y víveres, y salían con algodón
y otros productos. El 15 de marzo de 1863, los confederados de Brownsville,
Texas, tomaron Bagdad y se apoderaron de varios unionistas refugiados en
México. La ciudad fue bombardeada y capturada por los franceses el 22 de
agostos de 1864; y en 1866, mil negros cruzaron la frontera, aniquilaron a la
guarnición imperial y saquearon el caserío. Restablecida la paz en Estados
Unidos, disminuyó sensiblemente la actividad económica en Bagdad, y para
1872 sólo quedaban en ella dos mil habitantes, siempre expuestos a las
inundaciones que provocaban las crecientes del Bravo. El 4 de septiembre de
1874, un huracán destruyó gran parte de la ciudad, y el 10 de abril de 1880, otro
fenómeno de esta naturaleza derribó el resto, cuyos escombros fueron sepultados
por miles de toneladas de tierra arrastrada por el río. La ciudad y el municipio de
su nombre fueron declarados oficialmente desaparecidos el 13 de abril de ese
año.
BAGRE
Nombre que se aplica en México a varias familias de peces, tanto marinos como
dulceacuícolas. Se caracterizan por tener el cuerpo desnudo, una aleta adiposa
que sigue a la dorsal, cabeza deprimida y boca inferior rodeada de un número
variable de barbillas. La clasificación del grupo ha cambiado a lo largo de los
años. Los bagres de agua dulce están representados en México por las familias
Ictaluridae y Pimelodidae. La primera incluye a los bagres dulceacuícolas del
norte de América, los cuales se caracterizan por la presencia de ocho barbillas
alrededor de la boca, dos de ellas en la proximidad de los orificios nasales. En
México hay tres géneros de esta familia. Uno de ellos, Ictalurus, ofrece serios
problemas taxonómicos debido a las diferencias entre los individuos jóvenes y
los adultos de una misma especie. Ictalurus balsanus es de gran talla y está
confinada a la cuenca del río Balsas. De los otros géneros, la especie Pliodictis
olivaris, caracterizada por su aleta caudal oblonga o truncada, se encuentra al
norte del río Pánuco y en los ríos Salado y San Juan, en Nuevo León; y Prietella
phreatophila, de talla pequeña y hábitos cavernícolas, sin ojos ni pigmentación,
habita en pozos naturales y socavones de minas cercanos a la ciudad de
Muzquiz, Coah. La familia Pimelodidae comprende los bagres dulceacuícolas de
América tropical, del istmo de Tehuantepec hacia el sur, y se identifica por la
presencia de seis barbillas y la aleta adiposa más larga que la dorsal. Aunque en
Suramérica existen numerosas formas de esta familia, en México sólo se
presenta el género Rhamdia, con varias especies y subespecies y gran
endemismo.
Los bagres marinos corresponden a la familia Ariidae, cuyos miembros
presentan de cuatro a seis barbillas en el hocico, aleta adiposa de longitud
semejante a la dorsal, y la región occipital provista de escudos óseos o

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granulaciones dérmicas. Este último carácter y el tipo de dentición permiten la
clasificación del grupo. Las especies más comunes en el golfo de México son:
Bagre marinus (bagre bandera o chihuil), con placas óseas no visibles y cuatro
barbillas, las maxilares muy largas y aplanadas, al igual que los filamentos que
se prolongan desde la primera espina de la aleta dorsal y de las pectorales;
Ariposis felis (bagre boca chica) y Cathorops melanopus (bagre prieto), con seis
barbillas, hocico ancho y comprimido, dientes en el paladar y placas óseas muy
conspicuas. En el Pacífico hay diversas especies del género Arius. En algunas
localidades, los bagres de mar también son conocidos como coatetes o cuatetes.
Aunque algunas especies marinas son capaces de remontar los ríos e internarse
en las aguas continentales, sólo una especie de la familia Ariidae, Potamarius
nelsoni, es completamente dulceacuícola. Ésta habita en la cuenca del río
Usumacinta, tiene boca pequeña y labios gruesos, carece de dientes palatinos y
sus barbillas maxilares no alcanzan el margen opercular. Los bagres
dulceacuícolas son abundantes y constituyen una importante fuente de alimento
en las zonas rurales de México. Algunas especies han sido cultivadas
exitosamente desde hace varios años. La producción mexicana de bagre
ascendió en 1983 a 5 300 t.
BAILLERES, RAÚL
Nació en Silao, Gto., en 1895; murió en la ciudad de México en 1967. Se inició
en el comercio de semillas y abarrotes; en 1915 se trasladó a la capital del país y
cambió su giro al de minerales. En 1934 fundó Crédito Minero y Mercantil,
S.A., primera firma especializada en el financiamiento de las actividades
mineras; luego, fundó Crédito Hipotecario, S.A., y Crédito Afianzador, S.A.
Creó el Instituto Tecnológico de México y la Asociación Mexicana de Cultura, y
fomentó la investigación técnica por medio de Cultura Superior, A.C. Formó
parte del grupo BUDA (Bailleres, Ugarte, Domínguez y Amezcua) y encabezó a
los financieros que compraron la mayoría de las acciones de El Palacio de
Hierro, S.A., la Cervecería Moctezuma, S.A., y Manantiales Peñafiel, S.A. Tuvo
destacada intervención en la mexicanización de Metalúrgica Mexicana Peñoles,
S.A., y Compañía Fresnillo, S.A. De 1941 a 1942 fue presidente de la
Asociación de Banqueros de México.
BAINORO o VAINORO
Celtis pallida Torr. Arbusto espinoso de la familia de las ulmáceas, distribuido
desde Baja California y Chihuahua hasta Oaxaca (v. GRANJENO).
2.Pisonia capitata (Wats.) Stand. Arbusto espinoso de la familia de las
nictagináceas, distribuido desde Sonora hasta Nayarit. Recibe, además, la
denominación vernácula de bainoro prieto.
BAJA CALIFORNIA
El nombre de California fue dado por Gari Ordóñez de Montalvo a un

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imaginario país mencionado en su novela de caballería Las sergas de
Esplandián, continuación del Amadís de Gaula (Medina del Campo, 1510); pero
la mítica tierra de California aparece aun antes, en la Chanson de Roland. Se le
llamó así a la Península, por voz común, hacia 1539, al regreso de los
supervivientes del viaje que hizo a ella Francisco de Ulloa.
Categorías políticas. Conforme a la división antigua de la Nueva España, se
consideró al territorio actual de ambos estados (Baja California y Baja California
Sur) como provincia de la Vieja California hasta el 22 de agosto de 1776, en que
pasó bajo el control de la Comandancia y Capitanía General de las Provincias
Internas. Ésta se dividió después en tres mandos (1785), quedando las dos
Californias (la Vieja y la Nueva o Alta) en la jurisdicción del tercero; y cuando
aquéllos se redujeron a dos (1787), éstas pasaron a depender de la Comandancia
General de las Provincias Internas de Occidente. En 1792 volvieron al dominio
directo del virrey y así continuaron hasta la Independencia. La Ley de Bases
para la convocatoria al Congreso Constituyente, del 17 de noviembre de 1821,
consideró como una de las partes del Imperio Mexicano a la provincia de las
Californias; y en la nueva Ley de Bases del 17 de junio de 1823, ya se distinguió
entre las dos entidades, la Alta y la Baja.
El Acta Constitutiva de la Federación, del 31 de enero de 1824, mencionó el
Territorio Federal de las Californias, pero la Constitución de los Estados Unidos
Mexicanos del 4 de octubre siguiente consagró la existencia de dos territorios.
Implantado el régimen centralista, la Ley de Bases del 23 de octubre de 1835 las
consideró como entidades aparte; pero la sexta de las Siete Leyes
Constitucionales, del 30 de diciembre de 1836, las reunió en el departamento de
las Californias, que en virtud de las Bases de Organización Política del 13 de
junio de 1843 fue administrado “con sujeción más inmediata al gobierno
central”. Al triunfo del federalismo, el 22 de agosto de 1846, el departamento se
convirtió en estado de las Californias, aunque por breve tiempo, pues el 18 de
mayo de 1847, al expedirse el Acta de Reformas Constitucionales, se crearon
otra vez dos territorios. El de la Alta se perdió a consecuencia de la guerra
contra Estados Unidos, según consta en el Tratado de Paz del 2 de febrero de
1848, y el de la Baja subsistió hasta el 7 de febrero de 1931. Durante la Guerra
de Tres Años (1858-1860) y la Intervención Francesa (1863-1867), los
gobiernos conservador e imperial le dieron la denominación de departamento.
La entidad fue dividida en dos partes (Norte y Sur), a cargo de sendos jefes
políticos, el 12 de abril de 1849, aumentados a tres (Norte, Centro y Sur) en
tiempos del presidente Lerdo de Tejada. El 14 de diciembre de 1887, los partidos
se convirtieron en distritos, y el 20 de junio de 1917, los jefes políticos, en
gobernadores. Las reformas a la Constitución por las cuales se crearon los

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territorios de Baja California Norte y Baja California Sur, quedaron aprobadas
por el Congreso de la Unión y las legislaturas locales el 30 de diciembre de
1930, pero fueron publicadas en el Diario Oficial el 7 de febrero siguiente. El
estado de Baja California fue erigido el 16 de enero de 1952, y el estado de Baja
California Sur, el 24 de octubre de 1974.
Población indígena. A juzgar por los hallazgos arqueológicos, la Península
debió estar habitada por el hombre desde 10 mil años antes de Cristo. De
entonces proceden unos instrumentos de piedra ovoides, percutidos por ambos
lados, encontrados en las playas de la laguna de Chapala, y de 9000 a.C., una
punta de piedra acanalada que se recogió en San Ignacio. Si bien no hay
asociación de artefactos con restos de animales fósiles, en las proximidades del
arroyo Comondú se han descubierto huesos de bisonte, camello y caballo
parcialmente cortados o quemados, lo cual sugiere la intervención de seres
humanos.
En el sur de la Península estuvieron asentados grupos de la familia
lingüística guaycura-pericú; y en el norte, de la yumana (ramas yuma, cochimí y
laymón). La lengua pericú tuvo cuatro dialectos, englobados bajo la
denominación común de huchití éste, el cora, el aripe y el perihue; y el cochimí,
a su vez, las formas didiú (cochimí propiamente dicho), monqui, laymón y
cadagomeño. Los pericúes habitaron el extremo sur de Baja California, desde
San Lucas hasta el paralelo 24, comprendiendo las islas del Espíritu Santo,
Cerralvo y San José; y los guaicuras, de los 23° 30​ a los 26° sobre el litoral del
Pacífico, y del 25 al 26 en el opuesto. Unos y otros eran pescadores, cazadores y
recolectores de semillas y raíces; nunca vivieron congregados ni en casas; se
protegían del sol bajo los árboles y del frío en cuevas; practicaban la poligamia,
guardaban los huesos de sus muertos en envoltorios, y conocieron el arco, la
flecha y el lanzadardos (v. GUAICURAS). Los cochimíes, más propiamente
llamados yumanos peninsulares, ocuparon desde bahía Magdalena y San Juan
Bautista Malibat hasta más o menos el paralelo 30 (Santo Domingo, San Pedro
Mártir y San Felipe); los más meridionales crearon la cultura Comondú, a la que
tal vez se deban las pinturas rupestres que aún existen desde la bahía de Los
Ángeles hasta la frontera con los guaicuras, incluyendo las cuevas de San
Borjitas y Santa Teresa. Los cochimíes del desierto central (que hablaban los
dialectos ignaciano y borjeño) habitaron un territorio mucho más hostil y
conservaron hasta época muy tardía su simple condición de cazadores y
recolectores de piñones. Al norte del paralelo 30 vivieron los yumanos o
californianos, que conocieron la cerámica; y cerca de ellos, los cucupás, que
llegaron a practicar la agricultura. La faja costera del desierto central, a su vez,
debió ser visitada a menudo por los seris, quienes utilizaron balsas para navegar

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por el mar de Cortés.
A lo largo de la cordillera transpeninsular se han encontrado, en el curso de
los 80 años más recientes, alrededor de 400 sitios que conservan vestigios de
arte rupestre. La cueva de San Borjitas, a 50 km de Mulegé, fue descubierta en
1895 por León Diguet, un químico francés al servicio de la Compañía Minera El
Boleo, quien recorrió la zona, localizó 30 lugares con pinturas y reunió una
colección de objetos que donó a los museos del Hombre y de Historia Natural de
París. En el techo de la cueva de San Borjitas, no muy alta ni profunda, se
representaron 72 figuras humanas y 12 de animales (cinco venados y siete
peces), fundamentalmente en negro, rojo y ocre. En 1962, el norteamericano
Erle Stanley Gardner exploró la cueva de Santa Teresa, en la sierra de San
Francisco, al norte de San Ignacio, entre los minutos 20 y 40 del paralelo 27;
ésta tiene 200 m de frente y de 1 a 20 de fondo; del lado sur aparecen figuras
humanas (algunas hasta de 3 m) y de animales (venados, borregos cimarrones,
tigrillos) atravesados por flechas y lanzas; y del lado norte, águilas, peces,
liebres, coyotes y acaso una ballena. El conjunto cubre unos 450 m2. Los
hombres están pintados en rojo, en negro o en ambos colores, a menudo
delineados en blanco. Algunos investigadores los han llamado, por su diseño
formal, “hombres-cacto”. Destacan también las cuevas de El Ratón, donde se
representó un gran roedor; la Palmarito, con un delfín y una águila; y la
Serpiente, con la figura de un animal de esta especie, ondulante, de 5 m de
longitud.
Los pericúes, los guaicuras y los cochimíes se extinguieron, en parte por la
viruela y la sífilis, y en parte por la acción de los blancos. En 1958 sólo
sobrevivían cuatro pequeños grupos lingüísticos derivados del yumano, todos al
norte del estado de Baja California: los pai-pai (akwa​ala), los ti-pai (diegueños),
los cha-pai (cucupás) y los kiliwa. Los pai-pai eran más numerosos: 16 familias
en la antigua misión de Santa Catarina, ocho en San Miguel, nueve en Valle de
Trinidad, tres en Filipinas y una, respectivamente, en Las Pintas, El Mezquite y
Agua Blanca. En general, mantenían su tradición de expertos cazadores de
borregos salvajes, aunque ya armados con rifles. Los ti-pai tenían dos centros
principales, La Huerta y San José de la Zorra; en aquél, algunos de los jefes de
las 17 familias cazaban con una especie de boomerang, el “palito curvo” que los
jesuitas encontraron entre los cochimíes; y en éste y en San Onofre, 10 familias
disponían de 5 mil hectáreas deslindadas, de las cuales sólo 20 eran de riego;
mientras otras estaban diseminadas en San Telmo (dos), La Berranda (dos),
Cañón de los Encinos (cuatro) y al sur de Tecate. Los pai-pai y los ti-pai
coincidían en sus ritos funerarios y en la costumbre de repudiar a sus mujeres
para unirse con otras. Los cha-pai vivían en la sierra del Mayor y en el ejido

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Cucupá del valle de Mexicali, pero los mestizos acabaron predominando y ya no
fue posible distinguir a los indígenas. Los kiliwa eran sólo 19 personas,
agrupadas en cinco familias, que vivían en Arroyo de León, perteneciente al
ejido de Valle de Trinidad. En total, no llegaban a 500 personas quienes
hablaban algún dialecto indígena.
Historia. El interés de Hernán Cortés por explorar la Mar del Sur (océano
Pacífico) condujo al descubrimiento de la Baja California. En 1532 puso a las
órdenes de su primo Diego Hurtado de Mendoza un navío que zarpó de
Acapulco el 30 de mayo, tocó Salagua (en la bahía de Manzanillo) el 22 de julio,
para proveerse de agua dulce, y finalmente se perdió en el mar. El 29 de octubre
de 1533 salieron en su busca, del puerto de Santiago de la Buena Esperanza
(Manzanillo), los buques Concepción, con carácter de nave capitana, al mando
de Diego Becerra, y el San Lázaro, bajo el control de Hernando de Grijalva.
Aquél llevaba como piloto a Ortún Jiménez y éste a Martín de Acosta. La
primera noche de navegación dejaron de verse; Grijalva buscó en vano al otro
barco, descubrió las islas posteriormente llamadas Revillagigedo y regresó a
Acapulco; mientras Jiménez, de acuerdo con la mayoría de la tripulación,
asesinó a Becerra y a quienes le fueron leales, abandonó en tierra firme a los
padres franciscanos que iban en la expedición y tomó rumbo al norte. Así llegó
cerca de la bahía posteriormente llamada La Paz, donde los indios pronto
atacaron al grupo y mataron a Jiménez y a 20 de sus compañeros. Los demás
regresaron al continente y fueron aprehendidos por soldados de Nuño Beltrán de
Guzmán. Gracias a las noticias que dieron los supervivientes, se conoció la
existencia de ese nuevo territorio y su potencial riqueza en yacimientos
perlíferos.
Cortés decidió entonces marchar él mismo al rescate de la tripulación y del
barco, y a la conquista de aquella “isla del Mar del Sur”. Mandó que salieran de
Tehuantepec el San Lázaro, el Santo Tomás y el Santa Águeda, rumbo a
Chametla (en Sinaloa), a donde él se dirigió por tierra. Allí se embarcó el 18 de
abril de 1535, con 113 peones y 40 jinetes; el 1° de mayo exploró la isla de
Santiago (Cerralvo) y el día 3 llegó al puerto que, en su acta de posesión
efectuada el mismo día, llamó Santa Cruz. Luego mandó a los barcos por el
resto de su gente: 300 soldados y 37 mujeres; y fundó con todos ellos la primera
colonia en las Californias. Ésta tenía que abastecerse con víveres llevados desde
el continente. Un barco que fue por provisiones recaló después de una tormenta
en las costas de Sinaloa y otro encalló en el propio litoral californiano. Cortés,
en cambio, logró ir a Chametla y regresar; pero a su vuelta encontró que 23 de
sus hombres habían muerto de hambre. Debido a la falta de bastimentos y a las
complicaciones políticas causadas por el nombramiento del primer virrey,

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Antonio de Mendoza, durante su ausencia, Cortés viajó a Acapulco a principios
de 1536, dejando a Francisco de Ulloa y a unos cuantos de los suyos en el
campamento. Éstos construyeron una pequeña iglesia, pero al fin abandonaron
Santa Cruz cuando ese mismo año llegaron las naves que el virrey Mendoza
había enviado en auxilio del conquistador.
Abandonada por segunda vez California, Cortés organizó una nueva flota en
Acapulco con el Santa Águeda, el Santo Tomás y el Trinidad, que puso al mando
de Francisco de Ulloa. Éste salió el 8 de julio de 1539. Antes de llegar a la
Península, se perdió el Santo Tomás; los otros dos barcos llegaron a Santa Cruz
el 3 de septiembre y, días más tarde, continuaron al norte para explorar las costas
del golfo: subieron hasta el Ancón de San Andrés (día 28 de septiembre;
desembocadura del río Colorado) y al volver tocaron Puerto de Lobos (2 de
octubre; bahía de los Ángeles), la isla y la rada de San Marcos (día 6; frente a
Santa Rosalía), la isla del Carmen (día 8); volvieron a Santa Cruz (día 19), se
aprovisionaron, doblaron el cabo San Lucas y siguiendo el litoral oeste llegaron
a las bahías de Santa Catalina (Magdalena), Ballenas y Sebastián Vizcaíno y a la
isla de Cedros (20 de enero de 1540). Una parte de los expedicionarios regresó
desde allí a Acapulco, en el Santa Águeda, el 5 de abril siguiente. Ulloa envió a
Cortés una relación de sus descubrimientos y continuó a bordo del Trinidad
hacia el norte. El destino de Ulloa quedó en misterio: el cronista Antonio de
Herrera escribió que nunca regresó, mientras Bernal Díaz del Castillo, en sus
memorias, afirmó que había regresado a la costa de Jalisco, donde fue asesinado
por uno de sus tripulantes.
Debido a las noticias que sobre las míticas ciudades de Quivira y Cíbola
aportaron Alvar Núñez Cabeza de Vaca en 1536 y fray Marcos de Niza en 1539,
el virrey Antonio de Mendoza envió en 1540 la expedición de Francisco
Vázquez de Coronado hacia la actual región de Arizona, Nuevo México,
Oklahoma y Kansas; y en apoyo de ésta, a los navíos San Pedro, Santa Catalina
y San Gabriel, al mando de Hernando de Alarcón, quien zarpó de Acapulco el 9
de mayo de aquel año. El 26 de agosto llegó al extremo septentrional del golfo
de California, no encontró a Vázquez de Coronado y remontó en lanchas el río
Colorado, hasta la confluencia con el Gila. Tomó posesión de la zona, puso al río
el nombre de la Buena Guía, hizo contacto con los yumas, regresó a sus navíos,
el 14 de septiembre volvió aguas arriba del río, plantó una cruz como señal de su
presencia (encontrada al año siguiente por la expedición de Melchor Díaz) y
regresó a la Nueva España. Un segundo viaje, planeado para 1541, no llegó a
realizarse.
Mientras tanto, a mediados de septiembre de 1540, Vázquez de Coronado,
de paso por el campamento del valle de los Corazones, no lejos de Ures, ordenó

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al sargento Melchor Díaz, jefe de esa guarnición, que marchase a encontrar los
navíos de Alarcón y regresara con las provisiones. Díaz, al frente de 25 soldados
y algunos indios amigos, atravesó el valle de Magdalena y los sucesivos
desiertos hasta llegar al valle de Gila. Ahí observaron por vez primera la
costumbre de los yumanos de portar una antorcha en la mano para mitigar el frío
durante el invierno; por esa causa pusieron a la corriente el nombre de río del
Tizón. Cerca de Yuma tuvieron noticias de los navíos y, a tres días de jornada
hacia el sur, encontraron la siguiente inscripción: “Alarcón llegó hasta aquí; hay
cartas al pie de este árbol”. Por ellas se enteraron de que los barcos no pudieron
seguir adelante, pues la isla del marqués, “a la que llaman California”, resultó
ser parte del continente. A partir de este sitio, que debió estar próximo al actual
San Luis Río Colorado, la tropa de Díaz siguió al norte, rechazó un ataque de los
indígenas, vadeó el río Colorado y siguió por la margen derecha, otra vez al sur,
en busca de la costa occidental del Golfo; pero en el lago de los Volcanes, en las
faldas del cerro Prieto, Díaz sufrió un accidente que obligó a la hueste a regresar
y que, unos días después, el 18 de enero de 1841, le costó la vida. Éste fue el
primer viaje terrestre de Nueva España a California.
En 1542 se reanudaron las exploraciones marítimas hacia el Pacífico del
norte. El virrey Mendoza dispuso que Juan Rodríguez Cabrillo, que había sido
uno de los capitanes de la flota de Pedro de Alvarado, fondeara en la costa de
Jalisco, al morir éste en auxilio del virrey en la guerra del Mixtón, y se hiciera a
la mar con ese rumbo al mando del San Salvador y el Victoria. Éstos zarparon
de Navidad el 27 de junio y sucesivamente arribaron a San José del Cabo (6 de
julio), cabo San Lucas (día 10), punta del Engaño (día 20; punta Baja), Puerto de
la Posesión (día 22), punta de la Cruz (7 de septiembre; punta de Santo Tomás),
cabo San Martín (día 8; cabo Colnett), bahía de San Mateo (día 17; Ensenada),
Islas Desiertas (día 24; Coronado), Puerto de San Miguel (día 28; San Diego),
islas San Salvador y Victoria (día 7 de octubre; San Clemente y Santa Catalina),
Puerto de los Humos (día 8; Santa Mónica), punta de las Canoas (día 10; punta
Dume), islas de la Posesión y de San Lucas (día 18; Santa Rosa y San Miguel) y
bahía de Pinos (16 de noviembre; Monterey), de donde regresaron a causa de la
baja temperatura. Rodríguez Cabrillo murió en la isla de la Posesión el 3 de
enero de 1543 y la expedición, conducida por el piloto Bartolomé Ferrer, a la
súplica del moribundo capitán, regresó al norte de punta de los Reyes, antes de
volver a su punto de partida el 14 de abril.
La conquista de las Filipinas por Miguel López de Legazpi, en 1565, abrió el
comercio entre el Lejano Oriente y Nueva España por el llamado galeón de
Manila, que atravesó el Pacífico de este puerto al de Acapulco, pasando por las
costas californianas, en un viaje que duró entre cinco y siete meses sin escala.

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Los peligros de tan larga travesía fueron aumentados por la entrada al Pacífico,
en 1579, del corsario inglés Francis Drake. En busca de un puerto de refugio y
reabastecimiento, los pilotos del galeón, Francisco Gali (1584) y Pedro de
Unamuno (1587), efectuaron infructíferas exploraciones de California durante
sus viajes a Acapulco.
Siguiendo los rumbos de Drake, el 4 de noviembre de 1587 el corsario inglés
Thomas Cavendish, capitán de los buques ligeros Desire y Content, capturó al
galeón de Manila Santa Ana, a la vista de cabo San Lucas; lo llevó al puerto de
San José, lo despojó de las mercancías y de las monedas de plata que llevaba y
mantuvo prisioneros a los miembros de la tripulación durante varios días; antes
de partir, prendió fuego a la nao, que con mucho esfuerzo apagaron los
españoles para luego regresar en ella a Nueva España y dar cuenta al virrey de lo
sucedido. Una de las víctimas de este asalto fue el piloto Sebastián Rodríguez
Cermeño, a quien en 1595 se dio el mando del galeón San Agustín para que
continuara la búsqueda de un puerto seguro en la costa de California. Zarpó de
Manila y alcanzó la costa en noviembre, donde un fuerte temporal rebatió su
barco contra la playa, forzando la inmediata continuación del viaje por los
supervivientes en una lancha hasta las costas nayaritas, a donde llegaron en
febrero de 1596.
Para estimular aún más la ocupación de California, en 1595 una licencia para
la explotación de los yacimientos perlíferos del Golfo con derechos de
colonización fue expedida por el virrey Luis de Velasco a favor del mercader e
inversionista Sebastián Vizcaíno y sus socios. El año siguiente, Vizcaíno viajó
desde Acapulco hasta cabo San Lucas, y de ahí a la bahía que nombró La Paz
(13 de septiembre). Como en el caso de Cortés, el aislamiento y la falta de
provisiones causaron el abandono de la pequeña colonia de La Paz en diciembre,
forzando el regreso de Vizcaíno a Nueva España.
El fracaso de estas expediciones originó la emisión de una real cédula en
1599 por Felipe III, ordenando la preparación de una empresa destinada
exclusivamente a la exploración y demarcación, que se iniciara en Acapulco y
explorara el litoral californiano hasta el punto más septentrional que fuera
posible. Bajo el mando de Sebastián Vizcaíno, tres navíos, con una tripulación
de 200, los frailes carmelitas Andrés de la Asunción, Antonio de la Ascención y
Tomás de Aquino, y el cosmógrafo Jerónimo Martín Palacios, zarparon de
Acapulco el 5 de mayo de 1602. La expedición llegó a cabo San Lucas en junio
y prosiguió su viaje por el Pacífico, demarcando detalladamente y sondeando las
bahías y levantando cartas hasta punta de los Reyes, donde se separó el Tres
Reyes del almirante. Éste regresó a Acapulco con su tripulación diezmada por el
escorbuto, mientras aquél continuó más hacia el norte de cabo Mendocino, antes

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de suspender la exploración. De regreso en marzo de 1603, Vizcaíno presentó
sus diarios, derroteros y planos al virrey conde de Monterey, y recomendó la
colonización del puerto nombrado en su honor, así como el de San Diego.
Aunque no se realizaron estos planes por más de un siglo y medio, la expedición
estableció la toponimia permanente de la costa (bahía Magdalena, ensenada de
Todos Santos, San Diego, punta Concepción, Monterey, punta de los Reyes, etc.)
y su cartografía sirvió durante casi dos siglos.
Debido a cambios en la política novohispana en relación con las Californias,
de nuevo el atractivo de la explotación de perlas en el Golfo por empresas
privadas fue utilizado como método para alcanzar la colonización de la
Península. En 1613 una licencia para este efecto fue concedida a Tomás de
Cardona, de Sevilla, quien mandó a su sobrino, Nicolás de Cardona, a llevar a
cabo sus términos. Detenido en la preparación de las defensas de Acapulco
frente a la amenaza de un ataque por los holandeses, salió de ese puerto el 21 de
marzo de 1615 a colonizar la Península, pero sólo visitó las costas, y al volver a
Colima, rindió su navío al corsario holandés Joris van Spielbergen. Uno de sus
capitanes, Juan de Iturbide, que se quedó en Mazatlán con dos barcos, quiso
regresar a California, pero a la postre tuvo que hacerse a la mar sólo para
prevenir al galeón de Manila sobre la amenaza de los holandeses. Ya en quiebra,
Cardona dejó la empresa californiana a otros que también fracasaron en su
intento de colonizar la Península debido a los problemas de abastecimiento y a la
insuficiente recolección de perlas para amortizar sus gastos. Francisco de Ortega
(1632-1636) logró establecer la toponimia de las islas del Golfo; Pedro Porter y
Casanate (1644-1648), Bernardo Bernal de Piñadero (1664) y Francisco de
Lucenilla (1668) contribuyeron a los conocimientos de las costas, pero ninguno
pudo realizar el deseado asentamiento permanente en la región.
De nuevo, la política colonizadora relacionada con las Californias cambió,
gracias al testamento de Alonso Fernández de la Torre de 1671, en que dejó su
fortuna a la Compañía de Jesús para el establecimiento de misiones en Sonora y
la Península. Estos recursos hicieron posible la primera expedición que aportó
datos sobre el interior de Baja California, la cual se convino en diciembre de
1679 con el almirante Isidro de Atondo y Antillón. Cuatro años le llevaron los
preparativos, entre ellos la construcción de las naves y el acopio de
abastecimientos. La guía espiritual recayó en el padre jesuita Eusebio Francisco
Kino, nombrado también cosmógrafo real, encargado de levantar las cartas
geográficas. Zarparon el 28 de octubre de 1682 de Nío, en el río Sinaloa;
hicieron una escala en Chacala y levaron anclas con destino a California el 7 de
enero de 1683. Llegaron a la bahía de La Paz el 1° de abril; construyeron un
pequeño campamento, procuraron establecer relaciones amistosas con los

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indígenas, y Kino y su compañero Matías Goñi se dedicaron a aprender la
lengua de los pericúes y los guaicuras. Atondo y Kino hicieron entradas al
suroeste y al este: encontraron perlas en las bahías y un yacimiento de sal en una
isla cercana. Pronto empezaron los incidentes: un soldado fue herido, con un
dardo, por un indio y otro desapareció, y cuando 16 guaicuras visitaron el
campamento, Atondo, temiendo un ataque, ordenó que se disparara un cañón
contra el grupo, matando a tres e hiriendo a otros. Ante la hostilidad que estos
hechos suscitaron entre los indígenas, y faltos, además, de bastimentos, los
expedicionarios abandonaron La Paz el 14 de julio de 1683, con destino al
puerto de San Lucas, en la bahía de Agiabampo. Ahí se reabastecieron y
zarparon nuevamente el 29 de septiembre, para llegar el 5 de octubre a la
desembocadura del río Grande (actual arroyo de San Bruno), al norte de la isla
Coronado, 20 km al norte de la actual ubicación de Loreto. Encontraron agua,
hicieron amistad con los edúes, levantaron una estacada y una capilla que
dominaba el estuario e iniciaron cultivos. El 30 de noviembre tomaron posesión
de California y de la nueva provincia que llamaron San Andrés. Durante las tres
semanas siguientes hicieron varias exploraciones: una hasta Conchó, 32 km al
sur (donde más tarde se fundaría Loreto); otra a San Isidro (que se convertiría
años después en el sitio de la misión de San Juan Londó); y otra más para
escalar los acantilados que cierran por el oeste la faja costera y a cuya formación
pusieron el nombre de sierra de la Giganta, en busca de una ruta a la bahía
Magdalena para el abastecimiento de los galeones de Manila desde San Bruno.
Tras reiterados y arduos intentos, el padre Kino encontró en el origen del arroyo
Bunmedejol (Bombedor) un paso para cabalgaduras que lo condujo hasta la
cima de aquella cadena montañosa, y del otro lado un cauce seco (arroyo
Comondú, afluente del río Cadegomó) que permitía el tránsito hacia el otro
extremo de lo que aún consideraba “la isla más grande del mundo”. Sin
embargo, la exploración hacia el litoral opuesto demoró un año, durante el cual
los colonos padecieron sequía y escasez de granos, y tuvieron que trasladarse
parcialmente de San Bruno a San Isidro. Al fin, en diciembre de 1684, Atondo,
Kino, el médico Castro, 29 soldados, dos muleros, nueve indígenas del
continente y un numeroso grupo de californianos emprendieron la marcha.
Subieron “la cuesta trabajosa” (cuatro días), atravesaron el paso, siguieron el
empinado y pedregoso curso del Comondú y luego el valle, el cañón y la cuenca
baja del río de La Purísima (de Cadegomó), hasta la confluencia del Santiago
(San Gregorio), y finalmente llegaron al océano Pacífico. Ahí encontraron
osamentas de ballenas y conchas azules de abulón. Kino determinó una latitud
de 25° 30​ (la real es de 26° 07​). El 1° de enero de 1685 reconocieron la laguna
que se forma en la desembocadura del río, a la que llamaron bahía de Año

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Nuevo (laguna de San Gregorio); y por el mismo camino regresaron a San
Bruno (13 de enero). Atondo recorrió por mar, en los meses siguientes, el litoral
oriental de la Península, en busca de una ruta al Pacífico, que no encontró.
Mientras tanto, la situación en San Bruno y San Isidro se volvió crítica:
continuaba la sequía, faltaban los abastecimientos, se extendía el escorbuto, las
pesquerías de perlas resultaron improductivas y no se halló plata ni oro. En
mayo de 1685 fueron desmantelados los campamentos y los expedicionarios
volvieron al continente para solicitar fondos adicionales con el fin de continuar
la empresa, los cuales fueron negados debido a los altos costos de la pacificación
de los indígenas sublevados en Nuevo México y Nueva Vizcaya. En la Península
quedaron miles de indios amigos, algunos cristianizados, que habrían de facilitar
la obra posterior.
Después de un nuevo fracaso en 1694, el de la expedición del capitán
Francisco de Itamarra, el 6 de febrero de 1697 el virrey Joseph Sarmiento
Valladares concedió licencia a los padres Juan María Salvatierra y Eusebio
Francisco Kino para que entrasen a California. Kino había salido de México el
20 de octubre de 1686; en Tepehuanes y Sinaloa habló a sus hermanos, en
especial a Salvatierra, visitador general de las misiones, de la necesidad de pasar
a California. Durante 10 años elevaron instancias solicitando el permiso, hasta
que en 1696 la Audiencia de Nueva Galicia los apoyó ante el virrey. Ese año,
Kino y Salvatierra volvieron a encontrarse en Tepotzotlán, donde trazaron, junto
con el padre hondureño Juan de Ugarte, los planes de la evangelización; éstos
consistían en reunir un capital a base de limosnas, con cuyo producto pudieran
mantenerse las misiones. Así, la empresa no significaría gastos para el erario
real. Otorgada la licencia, se convino que los jesuitas, a sus expensas, podían
llevar soldados y nombrar capitán y gobernador. Salvatierra renunció al
rectorado del Colegio de Tepotzotlán e inició su viaje el 7 de febrero de 1697;
sus barcos navegaron de Acapulco al puerto del Yaqui y él viajó por
Guadalajara, Sinaloa y la Tarahumara, hasta mediados de agosto; llevaba
consigo el catecismo en lengua cochimí compuesto por el padre Juan Bautista
Copart, compañero de Kino en California en 1684. En el Yaqui estuvo dos
meses. Kino no pudo acompañarlo, ocupado en atender las misiones de Sonora y
Pimería, de suerte que lo sustituyó el padre Francisco María Píccolo. Salvatierra
zarpó el 10 de octubre y el 13 llegó a California. Tocó la bahía de Concepción y
el real de San Bruno (abandonado por Atondo) y llegó al puerto de San Dionisio
el 19 de octubre. En una explanada plantó una cruz y llevó la Virgen de Loreto
de la goleta a la capilla provisional (25 de octubre). La misión, Nuestra Señora
de Loreto, desde donde se fundaron las demás misiones, llegó a formar el más
antiguo asentamiento permanente de las Californias.

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Píccolo llegó a Loreto a fines de noviembre y ahí permaneció dos años, al
lado de Salvatierra, ocupado en aprender la lengua nativa y en enseñar a los
niños los rudimentos de la doctrina cristiana. Consolidada esta primera misión,
el 10 de marzo de 1699 el padre Píccolo fundó la de San Javier en el arroyo de
Viggé-Biaundó. Pronto llegaron a tener, en una y otra, mil jovencitos
catecúmenos y tres mil adultos bien dispuestos. A las privaciones habituales se
añadió la pérdida de dos barcos que transportaban los víveres y la ropa desde
Sinaloa: el San José, que se hundió en el primer viaje, y el San Fermín, que
encalló cerca de Ahome. El 23 de marzo de 1701 llegó el padre Ugarte, y
semanas después sus hermanos Juan Manuel Baldasúa y Jerónimo Minutuli de
Cerdeña. Ese año Píccolo viajó a México, donde publicó su Informe del estado
de la nueva cristianidad de California (1702) para reavivar la colecta de
limosnas. Salvatierra, no creyendo salvar la situación, propuso abandonar la
obra; pero Ugarte, postrado ante la virgen de Loreto, hizo voto de no abandonar
el territorio. Salvatierra fue llamado a la capital del virreinato como provincial y
quedó Ugarte al frente de las misiones en California. En el área de San Javier
formó bordos, acumuló agua, sembró trigo y maíz, plantó parras, regó las tierras
y llegó a levantar buenas cosechas y a producir vino; crio caballos, vacas y
ovejas e introdujo las cardas, la rueca y los telares; y construyó la iglesia y las
casas para sí y para los indígenas.
En agosto de 1705 se autorizaron otras dos misiones: una en Ligüí, confiada
a Pedro Ugarte, hermano del padre Juan; y otra en Mulegé, puesta a cargo de
Baldasúa. En ambas se logró reducir a muchos aborígenes a la vida cristiana y se
avanzó, con la ayuda de los niños, en el conocimiento de los dialectos de la
lengua cochimí. A fines de 1706, una vez que renunció al provincialato,
Salvatierra volvió a California y al año siguiente fundó la misión de San José de
Comondú, que atendió el religioso Julián de Mayorga. Muerto Salvatierra en
1717, en 1719 el hermano Jaime Bravo construyó en Mulegé la balandra El
Triunfo de la Cruz, que habría de hacer 120 travesías del Golfo en los siguientes
25 años. El propio Bravo, una vez ordenado sacerdote en Guadalajara, en
compañía de los padres Juan de Ugarte y Clemente Guillén, estableció en 1720
la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, levantó edificios formales y
congregó a los indios en las poblaciones de la Virgen del Pilar, Todos los Santos
y Ángel Custodio. Ese mismo año, a instancias de Juan Ugarte, el padre
Everardo Helen puso otra misión en Guadalupe Huasinapí y formó en la zona
cinco pueblos: éste, Concepción, San Miguel, San Pedro y San Pablo. En 1721,
Ugarte realizó una expedición por el Golfo, mandó a Guillén en busca de una
ruta a bahía Magdalena para que sirviera de auxilio a las naves que venían de
Filipinas, suprimió la misión de Ligüí y mandó crear la de Nuestra Señora de los

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Dolores del Sur, entre Loreto y La Paz, en tierra de los uchitíes. Casi
simultáneamente, el padre Ignacio María Nápoli establecía la de Santiago, en el
extremo sur de la Península. En 1722, el padre Nicolás Tamaral fundó la misión
de La Purísima. En 1728, el padre Juan Bautista de Luyando dotó y fundó San
Ignacio Kadakaamán. Ahí prosperaron después, gracias a su esfuerzo, higueras,
granados, olivos y cañas, ganados y pequeñas industrias, llegando a ser una de
las misiones más abastecidas. Convirtió a los indios y los congregó en 30
rancherías.
Píccolo murió en Loreto en 1729 y Ugarte en San Javier en 1730. Hasta
entonces las misiones del norte habían logrado considerable avance en la
cristianización de los indígenas; en las del sur, en cambio, la resistencia y aun la
hostilidad de los uchitíes, guaicuras y pericúes, mantenía la obra en situación de
ominosa inestabilidad. En 1730, el visitador José de Echeverría y el padre
Tamaral viajaron desde Loreto para fundar la misión de San José del Cabo. Ésta
logró tales progresos que, en 1734, pudo auxiliar con 80 toros, 100 carneros y
otros bastimentos al galeón de Filipinas que arribó a San Lucas con las bodegas
vacías. Un año antes el padre Sigismundo Tarabal estableció la misión de Santa
Rosa de las Palmas (Todos Santos), que tuvo también buen éxito. En 1734, sin
embargo, se sublevaron los pericúes, al parecer instigados por unos exneófitos
que fueron castigados por los misioneros por practicar la poligamia. Mataron al
padre Lorenzo Carranco en Santiago (1° de octubre), a Tamaral en San José del
Cabo (día 3), a 27 neófitos en Santa Rosa y a varios tripulantes del galeón de
Filipinas (1735) que, ignorando estos hechos, desembarcaron en el cabo San
Lucas. Los otros misioneros se concentraron en Loreto, y el capitán Esteban
Rodríguez Lorenzo, que pronto recibió de Sonora 60 soldados, contuvo a los
rebeldes al sur de Dolores. El virrey, a su vez, mandó una fuerza al mando del
gobernador de Sonora, Manuel Bernal de Huidobro, no sujeto a la autoridad de
los jesuitas, quien no pudo sofocar el alzamiento hasta 1737. En 1744 la tropa
volvió a estar a disposición de los misioneros. Restablecida la tranquilidad,
regresaron los jesuitas a La Paz, Todos Santos, Santiago y San José del Cabo,
pero las epidemias de 1744 y 1748 acabaron con cinco de cada seis pericúes y
con casi todos los uchitíes sobrevivientes de la guerra; se abandonó la obra en
Santiago y San José, y la misión de La Paz, donde faltó el agua, se mudó a
Todos Santos, en la costa del Pacífico. Sólo los buscadores de perlas y los
mineros tuvieron éxito, a cambio de explotar, contagiar y pervertir a los indios.
Según el informe que envió al rey el provincial Cristóbal de Escobar y
Llamas, en 1745 había en California las siguientes misiones, a cargo de los
padres cuyo nombre se indica entre paréntesis: Nuestra Señora de Loreto
(Gaspar Trujillo), San Francisco Javier (Miguel del Barco), Nuestra Señora de

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los Dolores (Clemente Guillén), San Luis Gonzaga (Lamberto Hostell), San José
Comondú (Francisco Javier Wagner), Santa Rosalía Mulegé (Pedro Nascimben),
La Purísima Concepción (Jacobo Druet), Nuestra Señora de Guadalupe (José
Gasteiger), San Ignacio (Sebastián Sistiaga), la visita Nuestra Señora de los
Dolores del Norte (Sistiaga y Fernando Consag); además de las siguientes: Santa
Rosa de la Ensenada de las Palmas (Todos Santos), Nuestra Señora del Pilar de
La Paz (en decadencia), San José del Cabo San Lucas (convertida en presidio),
San Juan Bautista (sin misionero), con un total de seis mil habitantes y 36
comunidades de visita. En los años posteriores, Consag levantó mapas de las
costas del Golfo y fundó la misión de Santa Gertrudis (1752), que puso al
cuidado del padre Jorge Retz. Éste creó, a su vez, la de San Francisco Borja
(1762), confiándola al padre Wenceslao Linck, quien más tarde fue en
expedición hacia el norte buscando otros sitios propicios. La última fundación la
hicieron los padres Victoriano Arnés y Juan José Díez en Calamajué (1766),
luego cambiada a Cabujacaamang (1767), y Santa María de los Ángeles.
La orden de expulsión de los miembros de la Compañía, dictada por Carlos
III en 1767 (v. JESUITAS), llegó a California a principios de 1768, cuando había
15 padres en la Península. Todos salieron de Loreto el 3 de febrero. En 72 años,
52 religiosos fundaron 17 misiones, empezaron otra y abandonaron cuatro; 15
padres y un hermano murieron en la Península; y la Compañía dejó cuantiosos
bienes, que más tarde habrían de ser motivo de un largo litigio entre México y
Estados Unidos (v. FONDO PIADOSO DE LAS CALIFORNIAS).
Consumada la expulsión de los jesuitas, el virrey marqués de Croix, de
acuerdo con el visitador José de Gálvez, dispuso que los religiosos franciscanos
se encargasen de atender las misiones de Baja California, salvo cuatro, las más
adelantadas, que se confiarían al clero secular. El Colegio Apostólico de San
Fernando de México designó para este trabajo a 12 frailes, bajo la dirección de
Junípero Serra. Salieron de la capital del virreinato el 14 de julio de 1767; el 21
de agosto se les unieron otros cuatro en Tepic; y el 12 de marzo de 1768, en el
mismo barco en que llegaron los jesuitas a San Blas, zarparon hacia Loreto, a
donde arribaron el 1° de abril. Cada uno marchó a la misión que le fue asignada,
advertidos de que nada innovarían hasta que llegase el visitador Gálvez. Éste se
embarcó en San Blas el 24 de mayo y llegó el 6 de junio al real de Santa Ana, en
la ensenada de Cerralvo, con el encargo del rey de España de proceder a poblar
la Alta California, más concretamente los puertos de San Diego y de Monterey.
Serra viajó a ese sitio para entrevistarse con el visitador y ambos acordaron
enviar dos expediciones al puerto de San Diego, una por tierra y otra por mar.
Ésta la formaron los barcos San Carlos y San Antonio, que llegaron de San Blas
​uno a La Paz y el otro a cabo San Lucas​ cargados con bastimentos, utensilios de

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casa y campo, herramientas y semillas de frutales, hortalizas, flores y granos de
una y otra Españas. El San Carlos lo comandaba Vicente Vila, e iban a bordo el
ingeniero Miguel Constansó y el médico Pedro Prat; se dio a la vela, en La Paz,
el 9 de enero de 1769. Gálvez viajó a San Lucas por mar; el día 15 despachó el
San Antonio con destino a San Diego, navegó a Loreto y pasó a Sonora en el
paquebote Señor San José. La expedición terrestre se dividió en dos grupos: uno
al mando del capitán Fernando de Rivera y Moncada, comandante del presidio
de Loreto, que salió en septiembre de 1768 del real de Santa Ana, con 25
soldados, tres arrieros y una cuadrilla de indios, a quienes se unió el padre Juan
Crespí; y otro dirigido por Gaspar de Portolá, gobernador de la California, que
marchó más tarde. Fray Junípero Serra salió de Loreto el 28 de marzo de 1769,
alcanzó en el camino al gobernador y juntos llegaron al paraje de Velicatá; allí el
religioso fundó la misión de San Fernando, la dejó al cuidado del padre Miguel
de la Campa, y siguió hacia el noroeste en compañía de Portolá. El San Antonio
arribó a San Diego el 11 de abril; el San Carlos, el 21; la tropa del capitán, el 14
de mayo; y la del gobernador, el 1° de julio. La mayoría de los marineros murió
en la travesía, de suerte que el San Antonio regresó a San Blas para reponer la
tripulación. Portolá, Rivera, Constansó, Crespí, fray Francisco Gómez y otros 61
hombres continuaron el 14 de julio rumbo al puerto de Monterey. Dos días
después fray Junípero Serra fundó la misión de San Diego; y el día 15 ocurrió el
primer ataque de los indios. El 24 de enero de 1770 regresó la expedición, sin
haber encontrado Monterey, pero sí “el puerto de nuestro padre San Francisco,
cuarenta leguas más arriba al noroeste”. Por esos días se hizo recuento de los
víveres y se convino abandonar San Diego si antes del 19 de marzo no llegaba el
San Antonio con provisiones. Serra, sin embargo, decidió quedarse aún en ese
extremo, pero el día de San José arribó la nave, que desde San Blas había pasado
directamente al canal de Santa Bárbara y luego regresó a San Diego por haber
perdido una ancla. Salvadas así las dificultades, salieron rumbo a Monterey dos
grupos: uno por mar, el 16 de abril, en el San Antonio, mandado por el capitán
Juan Pérez, en el que iba fray Junípero; y otro, el 17, por tierra, al mando de
Portolá. Éste llegó a su destino el 24 de mayo y aquél el 31. El 3 de junio
tomaron posesión de la tierra, fundaron la misión de San Carlos y empezaron a
levantar el presidio y la empalizada. Esta noticia se conoció en México el 10 de
agosto, y el 16 el virrey mandó imprimir una relación del viaje, para
conocimiento de la vieja y la Nueva Españas. En ese mismo documento anunció
que se enviarían a California 30 religiosos fernandinos, de los 49 que habían
llegado de la metrópoli el 29 de mayo anterior. Fundándose en los informes de
Serra sobre los recursos del territorio y la naturaleza de la población, dispuso
que 10 frailes pasaran a las misiones de San Diego y San Carlos, ya creadas, y a

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las previstas de San Francisco, Santa Clara, San Gabriel Arcángel, San Antonio
de Padua y San Luis Obispo de Tolosa, todas en la Nueva California; 10 a la
zona entre San Diego y San Fernando Velicatá, para crear cinco con los nombres
de San Joaquín, Santa Ana, San Juan Capistrano, San Pascual Bailón y San Félix
de Cantalicio; y 10 a las antiguas fundaciones para que acompañaran a quienes
estuviesen solos. Los destinados a Monterey se embarcaron el 2 de enero de
1771 en el San Antonio, en San Blas, y llegaron el 21 de mayo. Los otros 20, a
bordo del San Carlos, navegaron con vientos contrarios, recalaron en
Manzanillo, siguieron por tierra hasta Sinaloa, y al fin arribaron a Loreto, en el
Concepción, el 24 de noviembre. Las misiones franciscanas entre San Fernando
Velicatá y San Diego no se intentaron, pues todos los soldados, que servían de
apoyo a los frailes, andaban en la expedición de Monterey.
A raíz de la salida de los jesuitas, los dominicos mostraron mucho interés por
entrar a California. El padre procurador Juan Pedro de Iriarte y Laurnaga
consiguió el permiso del rey y llegó a Nueva España, en agosto de 1771, con la
real cédula y 26 religiosos. No conviniendo que ambas órdenes operaran en la
misma área, el padre Rafael Veger, guardián del Colegio Apostólico de San
Fernando, propuso entregar todas las misiones de la Península a los predicadores
y concentrarse en la Alta o Nueva California. La línea divisoria se convino que
fuera el arroyo de San Miguel, entonces llamado de San Juan Bautista. El virrey
confirmó este acuerdo el 30 de abril de 1772. El primer grupo de 10 dominicos
llegó a Loreto el 14 de octubre, aunque sin Iriarte y Laurnaga, quien murió
ahogado en el mar; y el segundo, el 12 de mayo de 1773. El 13 de julio de ese
año, el padre Francisco Palou les entregó la última misión, la de San Fernando, y
quedaron así los franciscanos “libres de aquella carga”.
Mientras tanto, fray Junípero Serra había fundado la misión de San Antonio
de Padua (14 de julio de 1771), en la sierra de Santa Lucía, distante 80 km de
Monterey; había mudado la de San Carlos a orillas de río Carmelo (fines de
1771); estableció la de San Luis Obispo de Tolosa (1° de septiembre de 1772);
visitó la de San Gabriel, creada el 8 de septiembre de 1771 por los padres Pedro
de Gamboa y Ángel Somera, y la de San Diego (16 de septiembre); y viajó por
mar a San Blas y luego por tierra a la ciudad de México. Hizo al virrey Antonio
María de Bucareli varias vehementes exposiciones y consiguió que se aumentase
la tropa y se instalaran presidios en San Diego, el canal de Santa Bárbara y San
Francisco, todos con hombres de cuera (a caballo y con trajes de gamuza, para
protegerse de las espinas); que se formara un reglamento para la administración
de la conquista de California; que se emprendiera una expedición desde la
frontera de Sonora, para abrir un camino terrestre que evitara las contingencias
de la navegación; y que se explorase por mar aún más al norte de San Francisco.

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Después de siete meses, durante los cuales sostuvo fructuosas conversaciones
con el virrey, Serra volvió a San Blas y ahí se embarcó, el 24 de enero de 1774,
en la fragata Santiago la Nueva Galicia, al mando de Juan Pérez, seguida por la
San Antonio, ambas cargadas de toda índole de efectos para reavivar la obra.
Bajó a tierra en San Diego (13 de marzo) y siguió a Monterey, en cuyo camino
encontró al capitán Juan Bautista de Anza, que habiendo salido del presidio de
Tubac en Pimería Alta con un grupo de colonos destinado a California,
regresaba de este último puerto después de haber trazado la ruta continental. La
fragata llegó a su destino el 9 de mayo y fray Junípero el día 11.
Conforme a lo convenido, la fragata Santiago, llevando a bordo a los padres
Juan Crespí y Tomás de la Peña Saravia, exploró la costa hasta los 55° de latitud
(11 de junio al 27 de agosto de 1774). Más tarde se organizaron otras dos
expediciones marítimas: la de 1775 (mediados de marzo al 7 de octubre),
formada por una fragata y una goleta, cuyos capitanes fueron, respectivamente,
Bruno de Hezeta y Juan Francisco de la Bodega y Quadra (aquél llegó hasta los
49° 30​ y éste al paralelo 58); y la de 1779 (12 de febrero al 15 de octubre),
compuesta por las fragatas Princesa y Favorita, al mando de Ignacio Arteaga,
que alcanzó los 60° en un punto próximo a los establecimientos rusos en Alaska.
El 4 de noviembre de 1775, los indígenas incendiaron la misión de San
Diego y dieron muerte al padre Luis Jaime y al herrero José Romero. Fray
Junípero volvió a establecerla en septiembre de 1776, una vez que recibió
refuerzos de tropa; fundó además la de San Juan Capistrano, que había quedado
suspendida con motivo de la sublevación indígena. A tiempo que ocurrían estos
acontecimientos, Juan Bautista de Anza fue a México a informar al virrey del
buen éxito de su misión y regresó con órdenes de reclutar en Sinaloa y Sonora
30 soldados de cuera y otros hombres que fuesen casados, para llevarlos con sus
familias a fundar el presidio de San Francisco. La expedición salió de San
Miguel de Horcasitas el 29 de septiembre de 1775 y llegó a la misión de San
Gabriel el 4 de enero de 1776 y a Monterey el 10 de marzo. En ese punto Anza
se retiró a Sonora y la parte final del viaje quedó a cargo del comandante José
Joaquín Moraga. Iban con éste un sargento, 16 soldados y siete colonos, todos
con sus familias; sirvientes, vaqueros y arrieros, conduciendo el ganado y las
recuas; y los franciscanos Francisco Palou y Pedro Benito Cambon. La mayor
parte de la carga se despachó en el paquebote San Carlos, comandado por el
teniente Fernando de Quirós. El grupo llegó a su destino el 27 de junio; el 17 de
septiembre se tomó posesión de la tierra y se instaló el presidio, y el 9 de
octubre, la misión. Los aborígenes se manifestaron de paz. El 6 de enero de 1777
se fundó la misión de Santa Clara, en los grandes llanos de San Bernardino,
quedando en ellos los padres José Murguía y Tomás de la Peña. En los primeros

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días de noviembre de ese año, por instrucciones del virrey al nuevo gobernador
Felipe de Neve, se fundó el pueblo de San José, formado por españoles, 3 km
distante de Santa Clara.
El 22 de agosto de 1776, la Corona dispuso el establecimiento de la
Comandancia General de las Provincias Internas, a la cual quedaron sujetas
California, Nueva Vizcaya, Nuevo México, Sonora, Sinaloa, Coahuila y Texas.
Nombrado para ese cargo el caballero Teodoro de Croix, el virrey Bucareli le
entregó una Memoria sobre los problemas pendientes. Con base en ese
testimonio, comisionó al capitán Fernando de Rivera y Moncada para que
reclutara 75 soldados y otros hombres con sus familias, y al gobernador Neve
para que con ellos procediera a fundar un presidio y tres misiones en el canal de
Santa Bárbara (con este nombre y los de Purísima Concepción y San
Buenaventura) y un pueblo de españoles titulado de Nuestra Señora de los
Ángeles, en el río de Porciúncula. Al mismo tiempo ordenó que se instalasen dos
misiones en el río Colorado, para asegurar el paso descubierto por Anza, aunque
sin presidios. Éstas fueron destruidas por los indios, quienes asesinaron en 1780
a Rivera y Moncada y a un grupo de colonos destinados a California, junto con
los religiosos Juan Díaz, Matías Moreno, Francisco Garcés y Juan Barraneche.
Debido a estos hechos quedó cerrada la ruta terrestre. Los Ángeles, en cambio,
se fundó a fines de 1781 por Neve, con los españoles que Rivera envió de
Sonora a Loreto y de ahí, por tierra, a San Gabriel. La misión de San
Buenaventura se instaló el 31 de marzo de 1782, y el presidio de Santa Bárbara,
poco después. El padre Serra visitó varias veces estas fundaciones y murió el 28
de agosto de 1784, a la edad de 70 años, en la misión de San Carlos de
Monterey, asistido por el padre Palou.
Los dominicos, que habían quedado en Baja California desde 1773,
encontraron pronto el arroyo Viñadaco (El Rosario) y establecieron en sus
márgenes una nueva misión, que perduró hasta 1802, cuando la cambiaron a un
punto cercano a la playa; la segunda fundada por ellos fue la de San Vicente
Ferrer, en 1780, a la que siguieron Santo Domingo, en 1785; San Miguel de
Encino, el 28 de marzo de 1787, por el padre Luis Sales; Santo Tomás de
Aquino, el 24 de abril de 1791, a cargo del vicario provincial Juan Crisóstomo
Gómez y de José Loriente; San Pedro Mártir, en la sierra del mismo nombre; y
Catalina Virgen y Mártir, el 12 de noviembre de 1797. La de Guadalupe se
estableció en 1834 por el padre Félix Caballero.
El censo formado en 1793 por el virrey conde de Revillagigedo registró 12
666 habitantes para las dos Californias y 18 misiones sólo en la Baja: 13 del
tiempo de los jesuitas y cinco creadas por los padres predicadores. En 1805 el
Tribunal del Consulado atribuyó a Baja California nueve mil habitantes (cuatro

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mil indios y cinco mil reducidos a 16 misiones, que ya estaban en decadencia).
En 1810, Fernando Navarro y Noriega (Memoria sobre la población de Nueva
España) asignó a la Península 4 496 habitantes (2 325 indios, 2 153 castas y 18
misiones). Y en 1842, Duflot de Mofras señaló una población todavía menor: en
San Miguel, 430 personas; en Santa Catalina, 48; en Santo Tomás, 233; en Santo
Domingo, 159; en San Vicente, 261; en Nuestra Señora del Rosario, 75; en San
Fernando Velicatá, 45; nadie en La Purísima ni en San Luis; en Todos Santos,
260; en Real de San Antonio, 717; en San Francisco de Borja, 71; en Santa
Gertrudis, 53; en San Ignacio, 19; en San José de Magdalena, 35; en Nuestra
Señora de Guadalupe, 240; en Santa Rosalía de Mulegé, 74; en San José
Comondú, 81; en Nuestra Señora de Loreto, 200; en San Francisco Javier, 55; en
San José del Cabo, 320; y en el puerto de La Paz, 390, haciendo un total de 3
766. En 1853 salió el último presidente de las misiones, el padre Gabriel
González, cuando llegó el vicario que representaba al obispo de Sonora.
Ningún intento belicoso hubo en ambas Californias por secundar el
movimiento de Independencia (1810-1820). Después se proclamó varias veces:
en San José del Cabo, por Fernando de la Toba, en febrero de 1822; y en Loreto,
por el alférez José María Mata, el 7 de marzo de ese año; por el capitán José
María López poco después; y por el canónigo Agustín Fernández de San
Vicente, el 7 de julio siguiente. En esos días, una escuadra chilena, enviada por
el almirante inglés Tomás Cochrane, que había ofrecido sus servicios a Iturbide
y no le fueron aceptados, asaltó San José del Cabo, y uno de sus barcos, el
Araucano, siguió hasta Loreto (4 de marzo), donde la tripulación fue rechazada
por la corta fuerza de Mata. Gobernó hasta entonces la provincia José Darío
Argüello, lo sustituyó De la Toba, y en octubre de 1822 fue designado jefe
político el capitán José Manuel Ruiz. Éste pidió auxilio a los religiosos de la
Alta California para remediar la precaria situación de las misiones desde San
Borja hasta Santa Catalina.
Al constituirse la República, las Californias quedaron en condición de
territorio, cuyo primer gobernador fue el teniente José María de Echandía. Llegó
a Loreto en junio de 1825, nombró vicegobernador al capitán José María Padrés,
instaló la Diputación, fundó dos escuelas (Loreto y San Antonio), expidió un
reglamento de tierras para asentar a los indios y mestizos al margen de las
misiones, se radicó en San Diego y tuvo diferencias con la Diputación; el
gobierno federal lo separó del puesto y fue sustituido por el coronel Manuel
Victoria, quien afectó ciertos intereses locales y también fue removido. Su
sucesor, el coronel José Mariano Monterde, residió temporalmente en San
Antonio porque Loreto había sido destruido por un temporal (1829); cambió la
capital a La Paz (1830), que tendría unos 400 habitantes, y dispuso la

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secularización de las misiones, excluyendo las del extremo norte. A la inquietud
que esto provocó, siguieron las diferencias políticas entre los grupos que
encabezaban José María Mata y Juan José López, que a menudo llegaron a usar
las armas. El jefe político Miguel Martínez (1835) nada pudo hacer para
avenirlos. Su sucesor, Luis del Castillo Negrete (1837) trató de repartir la tierra
de las misiones y hubo de enfrentarse, sólo con éxito militar, a la rebelión
promovida por el religioso Gabriel González. Lo siguieron los coroneles
Francisco Padilla (hasta 1844) y Francisco Palacios Miranda. Para entonces ya
regían las Bases de organización política de la República Mexicana, cuyo
artículo 3° disponía que “Las Californias y Nuevo México podrán ser
administrados con sujeción más inmediata a las supremas autoridades, que el
resto de los departamentos” (13 de junio de 1843).
La guerra de Estados Unidos a México (8 de marzo de 1846 a 2 de febrero
de 1848) se propuso conquistar las provincias del norte, entre ellas la Alta
California. La Campaña para apoderarse de ésta (2 de julio de 1846 a 13 de
enero de 1847) se inició con la insurrección separatista de John C. Frémont,
quien pretextando la búsqueda de una ruta al Pacífico por territorio de Oregon,
penetró hasta Monterey, construyó un fuerte en el Pico del Gavilán, hacia el
interior del puerto, e izó la bandera de Estados Unidos (marzo de 1846); acosado
por las fuerzas mexicanas, abandonó el puesto, pero volvió meses después
(mayo) y provocó la insurgencia angloamericana de Sonoma (14 de junio) y la
entrega de la plaza por el comandante militar, teniente coronel Mariano
Guadalupe Vallejo. El comandante militar José Castro y el gobernador Pío Pico,
que radicaba en Los Ángeles, nada pudieron hacer porque el comodoro Sloat
ancló su flota en Monterey (2 de julio), ocupó el puerto (día 7) y avanzó para
tomar San Francisco (día 8) y San Juan Bautista (17). Reemplazado en el mando
por Stockton, los marinos norteamericanos asaltaron San Diego (29 de julio),
Santa Clara (4 de agosto), San Pedro (día 6) y Los Ángeles (día 13). Los vecinos
de esta localidad, encabezados por Sérvulo Varela, se organizaron en guerrillas
(23 de septiembre), tomaron Rancho Chino (días 26 y 27), obligaron al
comandante Guillespie a capitular en Los Ángeles (día 29) y derrotaron a
Marvine en San Pedro (8 de octubre); mientras Castro, a su vez, libró con éxito
las acciones de Los Vergeles (15 de noviembre), El Encinalito y La Natividad
(día 16); y Pico, con 80 hombres, hizo a la tropa de Kearney, en San Pascual (6
de diciembre), 18 muertos y otros tantos heridos. Pero repuesto el jefe yanqui,
venció a José María Flores en San Gabriel (8 de enero de 1847) y La Mesa (día
9) y recuperó Los Ángeles (día 10). Los mexicanos se rindieron en Cahuenga
(día 13). Una vez conquistada la Alta California, la flota regresó a bloquear los
puertos del Pacífico. Los invasores bajaron a tierra en San José del Cabo, San

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Lucas, La Paz y Mulegé (marzo de 1847). En la capital se rindió el coronel
Francisco Palacios Miranda, pretextando no tener armas con que defenderse.
Mauricio Castro, en cambio, reunió a la Diputación en Santa Anita y obtuvo el
acuerdo de hacer la guerra a los invasores. El teniente Manuel Pineda, enviado
por el gobierno mexicano a la Península, habiendo defendido la plaza de Mulegé
con éxito, levantó una pequeña fuerza y atacó sin buen resultado La Paz (16 de
noviembre). Otra guerrilla, de la que formaba parte José Matías Moreno, intentó
asaltar San José del Cabo, pero la guarnición norteamericana recibió en los
momentos críticos el auxilio de los barcos. En esta acción murió el teniente de
marina español José Antonio Mijares. Nada pudo hacer tampoco Pineda en el
segundo ataque a La Paz (v. GUERRA DE ESTADOS UNIDOS A MÉXICO).
Al terminar el conflicto, los partidarios de los invasores y quienes se habían
mantenido neutrales, consiguieron que el gobierno de Washington les mandara
dos barcos, a bordo de los cuales abandonaron la Península Palacios Miranda, el
vicepresidente de las misiones, el juez de primera instancia y 300 familias.
El Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los dos
países (Guadalupe Hidalgo, 2 de febrero de 1848) señala, en su artículo V, que la
nueva línea divisoria “seguirá el límite que separa la Alta de la Baja California
hasta el mar Pacífico”; y añade: “Y para evitar toda dificultad al trazar sobre la
tierra el límite que separa la Alta de la Baja California, queda convenido que
dicho límite consistirá en una línea recta, tirada desde la mitad del río Gila en el
punto donde se une con el Colorado, hasta un punto en la costa del mar Pacífico
distante una legua marina al sur del punto más meridional del puerto de San
Diego”. De este modo la Alta California dejó de pertenecer a México. Muchos
mexicanos que no colaboraron con el invasor y que quedaron al otro lado de la
frontera fueron, a partir de entonces, víctimas de persecusiones, despojos y, a
veces, de linchamientos (v. FRONTERA CON ESTADOS UNIDOS).
A la salida de las tropas norteamericanas se hizo cargo de la situación, en La
Paz, el peruano Nicolás Lastra, hasta que asumió la jefatura política del territorio
el coronel Rafael Espinosa. Según el informe que éste rindió al Ministerio de
Relaciones, el 29 de marzo de 1851 la entidad estaba dividida en dos partidos
desde 1849, el del Norte y el del Sur, con las municipalidades que se indican
enseguida y cuyo número de habitantes va entre paréntesis: Comondú (622,
incluidos 176 de Loreto), Mulegé (724) y El Rosario y Santo Tomás, llamada La
Frontera (369), el primero; y San José del Cabo (3 025), Todos Santos (873),
San Antonio (1 535) y La Paz (1 142), el segundo; uno y otro con un total de 8
290 pobladores. San José de Comondú, cabecera de la municipalidad, tenía
huertas, viñas y olivares; su producción principal consistía en frutas pasadas; su
templo estaba en ruinas, pero se conservaba en buen estado el de San Francisco

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Javier, una de sus parcialidades; mientras Loreto, otra de ellas, había venido
muy a menos, salvo su iglesia, capaz de contener una población 10 veces mayor
que la del pueblo. Santa Rosalía de Mulegé era visitada por embarcaciones
procedentes de Guaymas, tenía 409 habitantes, disponía de terrenos para
siembras y cría de ganado, y tenía bajo su jurisdicción a San Ignacio (255
personas), donde se cultivaban viñas y datileros. Del municipio de El Rosario
casi nada sabía el gobierno, salvo que la misión de Santo Tomás (60 personas),
distante 130 km de la frontera, logró perdurar gracias a que se quedó allí el
dominico Tomás Mancilla, y que en la Sierra de Santa Catalina había algunos
indios alzados, supervivientes de las epidemias de viruela. En San José del Cabo
se perdieron las tierras de labor por una creciente del arroyo, el templo fue
derribado por los norteamericanos en 1848 y apenas en 1850 se señalaron
solares para el Ayuntamiento, la cárcel, la plaza, la escuela y el cementerio. En
Todos Santos se cosechaba lo suficiente para la demanda local y para abastecer
de granos a San José y La Paz. En San Antonio faltaba el azogue y las minas
estaban a punto de abandonarse. Y en La Paz, cuya cabecera (675 habitantes) era
la capital del Territorio, residían el jefe político y el juez de primera instancia; el
Ayuntamiento carecía de local, la iglesia empezaba a construirse, se había
fundado una escuela y en la vasta extensión de 400 km hasta Loreto habitaban
sólo 467 personas dispersas en ranchos de ganado vacuno.
El decreto del 19 de junio de 1848, expedido por el presidente José Joaquín
de Herrera, mandó establecer colonias militares a lo largo de la nueva frontera,
con el doble propósito de preservar la integridad del territorio y defender a los
pueblos de las incursiones de los indios bárbaros. De las 18 autorizadas, sólo
una, la de El Rosario, se fundó en Baja California, habiéndose cambiado poco
después a San Vicente, más cerca de la línea divisoria. El 17 de abril de 1868 se
dispuso elevar a 30 el número de colonias ​una más en la Península​, pero la
estrechez del erario había impedido hacerlo, por lo menos hasta 1873. En su
lugar se había organizado una fuerza destinada exclusivamente a perseguir a los
aborígenes merodeadores.
Los yacimientos del Real del Castillo se descubrieron en 1870, y poco
después, los placeres de oro de Campo de Juárez. Diez años más tarde operaba
cerca del paralelo 28 la Compañía de Minas de Oro de Calmallí y San Francisco,
y en 1889 ocurrió el auge del mineral de El Álamo. En esa década ​la novena del
siglo XIX​ se inició el poblamiento de las colonias Carlos Pacheco, en Ensenada;
Romero Rubio, en San Quintín; y Manuel Dublán, en el valle de San Rafael.
Asimismo, el antiguo rancho de Tijuana, situado en la línea divisoria, empezó a
convertirse en poblado, con el establecimiento de una aduana en 1874 y el
nombramiento de un juez de paz en 1892. Era jefe político del Distrito Norte

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(1888-1894) el general Luis E. Torres, bajo cuya administración trabajaron en
gran escala las compañías deslindadoras. En el periodo del coronel Agustín
Sanginés (1894-1902), decayó la actividad en Ensenada y empezó a formarse el
caserío que en el curso de 50 años llegaría a ser la capital del estado de Baja
California. (J.R.A. y M.M.)

El padre Kino, dibujo de Alfonso González.


AEM

Fray Junípero Serra


AEM

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Misión jesuita de Santa Gertrudis la Magna, fundada por el padre Georg Retz, en Baja
California, en 1752.
Secretaría de Turismo

Pintura rupestre. Toda la península de Baja California es sumamente rica en sitios con
vestigios de este arte prehistórico.
Secretaría de Turismo

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Retrato de fray Junípero Serra dando la comunión
AEM

Entrada de Melchor Díaz al actual Valle de Mexicali

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Ruta del padre Kino
BAJA CALIFORNIA, ESTADO DE.
Entidad mexicana que ocupa la parte norte de la península del mismo nombre,
entre los 28° y los 32° 48​ de latitud norte y los 112° 48​ y 117° 08​ de longitud
oeste. Limita al norte con Estados Unidos, al noreste con el estado de Sonora, al
este con el golfo de Cortés, al sur con el estado de Baja California Sur y al oeste
con el oceano Pacífico. Tiene una superficie de 70 113 km2, equivalente al
3.57% del territorio nacional. Su sistema orográfico está formado por una serie
de cadenas montañosas que corren en el sentido longitudinal de la Península,
muy próximas al litoral del mar de Cortés.
Las sierras, procedentes del Cretácico Medio y Superior, están constituidas
por rocas graníticas y andesíticas cubiertas por grandes capas de tobas. El suelo
de los valles y de la costa occidental está formado por aluviones que se hacen
más notables en el noreste, cerca de la desembocadura del río Colorado, sobre
capas de tobas. En el litoral oeste se encuentran, de norte a sur, las siguientes
bahías: Todos Santos, cerrada por la punta Banda, donde se localiza Ensenada,
ciudad y puerto de altura, el más importante de la Península; San Quintín,
limitada al oeste por el cabo de ese nombre; El Rosario y Santa Rosalía. En el
límite con Baja California Sur se encuentra la laguna Manuela, que forma parte
de la gran bahía de Sebastián Vizcaíno. Las principales islas en el litoral del
Pacífico son Guadalupe (264 km²) y Cedros (347 km²), esta última frente a la
bahía de Sebastián Vizcaíno. En la costa este los accidentes son: el estuario del

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río Colorado; la bahía de San Felipe, donde se halla el puerto del mismo
nombre; la bahía de San Luis Gonzaga, limitada al norte por la punta Willard y
al sur por la punta Final; la bahía de Los Angeles, al norte de la cual está la
pequeña isla Smith; y las bahías de Las Animas y de San Rafael. En el Golfo
emergen las siguientes islas: Montague (47 km²) y Gore, arenosas y de poca
elevación, que dividen en dos brazos el curso final del Colorado; Angel de la
Guarda (855 km²), la más grande del estado, que forma con la tierra firme el
canal de Las Ballenas; y San Lorenzo, que origina el Salsipuedes. En ambos
litorales existen otras islas y bahías pequeñas.
Las condiciones del suelo, así como la irregularidad de las lluvias, tanto en el
calendario cuanto en la cantidad, determinan la aridez del estado. Hay pocos ríos
permanentes. El Colorado, el principal, nace en las montañas Rocallosas, en
Estados Unidos, y sólo los últimos 96 km pertenecen a México, 32 de los cuales
sirven de límite internacional. Esta corriente tiene una anchura de 150 a 800 m y
desemboca en el extremo norte del Golfo, en un estuario poco profundo que se
bifurca. Otros ríos son el Tijuana y el Santo Domingo. El clima es en general
caliente y seco, con vegetación esteparia y desértica, aunque por estar en el norte
del Trópico de Cáncer tiene una estación fría bien marcada. Por la influencia de
los vientos y por el relieve, presenta características diversas según la estación: en
invierno recibe vientos monzónicos del noroeste y en verano del sureste;
aquéllos, secos y fríos, se presentan entre noviembre y marzo, periodo en el que
baja la temperatura; y éstos, húmedos, producen lluvias irregulares. La región
noroeste de la entidad recibe en invierno brisas del oeste y tiene un régimen
invernal de lluvias. En el resto del estado, entre el invierno y el verano se
presentan las calmas subtropicales. En las zonas elevadas el clima es templado o
frío, según la estación del año, como sucede en la sierra de San Pedro Mártir,
aunque también es influido por el régimen de vientos y de lluvias. El promedio
de precipitación anual varía entre los 300 y 400 mm; en el valle de Mexicali, la
porción más seca es de 50 mm.
El estado de Baja California dispone de 1 950 millones de metros cúbicos de
agua superficial, de los que 1 850 corresponden al río Colorado y el resto a los
aprovechamientos en las presas y en la planta desaladora de Rosarito. Las
principales presas, cuya capacidad en millones de metros cúbicos se indica entre
paréntesis, son la Abelardo Rodríguez (137), la Eulalio Zamora (6.7) y El
Carrizo (43.5). Los seis acuíferos subterráneos, todos ellos sobreexplotados, se
han estimado en mil millones de metros cúbicos. El del valle de Mexicali,
calculado en 700 millones de metros cúbicos, presenta abatimiento de nivel y en
tres hay intrusión marina o migración de aguas. Así, la entidad cuenta con 2 850
millones de metros cúbicos en una superficie de 70 113 km2, de los cuales 2 550

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de aquéllos se alojan en sólo 3 mil de éstos, que es el área del valle de Mexicali;
o sea que el 90% de los recursos acuíferos se aloja en el 4% de la extensión total
(véase: Eduardo Paredes Arellano: “Disponibilidad de los recursos hidráulicos
en el estado de Baja California”, en Calafia, diciembre de 1973; y Secretaría de
Programación y Presupuesto: México: Información sobre aspectos geográficos,
sociales y económicos. Aspectos geográficos, 1981).
En 1963 se iniciaron los trabajos de exploración geológica en la vecindad de
Cerro Prieto. Se determinó una superficie de 30 km2 con vapor en el subsuelo.
Desde 1905 se conocían las posibilidades hidrotermales de la laguna Vulcano,
donde la energía geotérmica se libera naturalmente en forma de manantiales,
fumarolas, hervideros y volcancitos de lodo. Actualmente funciona en esa zona
una planta geotermoeléctrica, cuyas necesidades de agua las satisface una planta
potabilizadora que aprovecha el vapor endógeno generado en el proceso de
producción; el agua así obtenida resulta casi químicamente pura (v.
GEOTERMIA).
La vegetación y la flora han sido estudiadas por T. S. Brandegree (Plants
from Baja California, 1889), Gastón Guzmán (Los aspectos biológicos de la
expedición al territorio de Baja California, 1958) y Forrest Shreve e Ira L.
Wiggins (Vegetation and Flora of the Sonoran Desert, 1964), entre otros.
Predomina una vegetación de arbustos y matorrales en la mayor parte de la
región, aunque en las sierras hay zonas boscosas. Algunos de los grupos
taxonómicos son: Lepidophyta (licopodios y selaginelas), Calamophyta
(esquistos o colas de caballo) y Pterophyta, que comprende las clases Filicinae,
Gymnospermae y Angiospermae. Los representantes característicos son la
gobernadora (Larrea tridentada), el cirio (Idria Columnaris), el árbol del
elefante (Pachycormus discolor) y el saguaro (Carnegiea gigantea); y los
comunes, los pinos y encinos (en las zonas templada y fría), el tabaquillo
(Nicotiana glauca), el palo de arco (Tecomo stans), el mezquite (Prosopis
juliflora), el palo Adán (Fouqueria diguetii), el datilillo (Yucca valida), el palo
de Brasil (Haematoxylon brasiletto), el palo de la flecha (Sebastiania
bilocularis) y varias especies del género Agave (v. FLORA).
Las especies de fauna, excluyendo las marinas, son las siguientes: el pez
Salmo nelsoni (trucha); el anfibio Rana pipiens (rana); los reptiles Uta
stansburiana (lagartija), Anniella pulchra (lagartija ​cachora​) y Bipes biporus
(lagartija ​tapaculo​); las aves Botauru lentiginosus (pedrete), Olor buccinator
(cisne chiflador o cisne trompetero), Spatula clypeata (pato cuaresmeño o pato
cucharón), Anas acuta (pato golondrino o zacal), Aythya affinis (pato boludo),
Melanita peospicillata (negreta), Mergus serrator (mergo copetón o pato de
copete), Oxyura jamaicensis (pato sonso o pato chiquito), Coragyps atratus

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(zopilote), Catharther aura (aura), Aquila chrysaetos (águila real), Polyborus
cheriway (quebrantahuesos), Falco mexicanus (halcón), Pendion purpuracens
(águila pescadora), Fulica americana (gallareta), Limnodromus griceus (playero
picudo), Zenaidura macrura (tórtola), Zenaida asiatica (paloma alas blancas o
torcaza), Scardatella inca (tortolita), Bubo virginianus (tecolotón o tecolote),
Otus asio (tecolotito), Asio otus (lechuza gris, lechuza de orejas largas), Tyto
alba (lechuza), Chordeiles acutipennis (tapacamino), Geococeys velox
(correcaminos), Pyrocephalus rubinus (cardenal), Hirundo rustica (golondrina),
Mimus poliglotus (cenzontle), Dendroica petechia (gorgeador), Corpodacus
mexicanus (gorrión), Spinus psaltria (piñonero) y Loxia curvirostra (pico
torcido o pico chueco); y los mamíferos Scapanus latimanus (topo), Peromyscus
maniculatus (ratón de patas blancas), Lepus californicus (liebre), Sylvilaqus
audoboni (conejo), Felis concolor (puma o león de montaña), Lynx rufus (gato
montés), Canis latrans (coyote), Urocyon cinereoargentatus (zorra o zorra gris),
Bassariscus astutus (cacomixtle o mico de noche), Procyon lotor (mapache u
osito lavador), Taxidea taxus (tejón o tlalcoyote), Spilogale gracilis (zorrillo
manchado), Odocoileus hemionus (bura o venado cola negra), Antilocarpa
americana (berrendo) y Obis canadensis (borrego cimarrón) (v. FAUNA).
Historia política. El 1° de enero de 1888 se crearon los distritos Norte y Sur
de Baja California, cuyos gobiernos se confiaron a sendos jefes políticos que
eran a la vez comandantes militares. El 5 de junio de 1891, con vigencia desde el
día 1° anterior, se publicó el decreto que marcó el límite entre ambas entidades
en el paralelo 28. El primer jefe político del distrito Norte fue el general Luis E.
Torres, con residencia en Ensenada, población que desde el 15 de mayo de 1882
había sido cabecera del antiguo partido. Torres tuvo como misión principal
vigilar las actividades de las compañías deslindadoras. Durante su mandato
varias veces recibió otros cargos oficiales, por cuya razón dejó el poder en
manos de sus suplentes: general Bonifacio Topete, coronel José María Ross,
tenientes coroneles Ignacio Lodoza y Rafael García Martínez, y Francisco
Muñoz, su secretario. A fines de 1889 comenzó el auge mineral de El Álamo. El
18 de julio de 1894, Torres entregó la jefatura al coronel Agustín Sanginés. Bajo
la administración de éste se detuvo el crecimiento de Ensenada y empezó a
surgir el desierto del Colorado como región agrícola gracias a las obras de riego.
Entonces nacieron las poblaciones de Caléxico, del lado norteamericano, y
Mexicali, en Baja California. También se crearon 11 secciones municipales. El
27 de octubre de 1902, Sanginés fue trasladado con el mismo cargo al distrito
Sur y lo sustituyó el teniente coronel Abraham Arróniz, quien el 15 de marzo de
1903 entregó ambos mandos al coronel Celso Vega. Éste fundó oficialmente
Mexicali en 1904. Vega enfrentó la acción magonista iniciada el 29 de enero de

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1911 con la toma de Mexicali por el ejército internacionalista vinculado al
Partido Liberal Mexicano (PLM). Entre los sucesos que siguieron destaca la
caída de Tijuana el 9 de mayo del mismo año. El 17 de junio, los magonistas
pactaron la rendición con el gobierno maderista, y el día 22 se recuperó Tijuana,
último baluarte del PLM en Baja California Norte. Sucesores de Vega fueron el
coronel Miguel Mayol (22 de agosto de 1911), el general Manuel Gordillo
Escudero (día 24 del mismo mes), Carlos R. Ptanick (8 de octubre de 1912,
nombrado por Madero), el ingeniero José Dolores Espinoza y Ayala (7 de
febrero de 1913), Miguel V. Gómez (18 de marzo de 1913), el coronel Francisco
Vázquez (29 de septiembre del mismo año, nombrado por Victoriano Huerta con
carácter de interino), David Zárate (17 de agosto de 1914), el mayor Baltasar
Avilés (17 de septiembre de 1914, nombrado por el general Francisco Villa),
David Zárate (30 de noviembre de 1914) y el coronel Esteban Cantú Jiménez
(20 de enero de 1915). Éste asumió el gobierno por acuerdo del Ayuntamiento
de Ensenada y de la guarnición de la plaza, en virtud de la fuga de su antecesor;
trasladó la cabecera del distrito Norte a Mexicali, desconoció a la Convención de
Aguascalientes (15 de octubre) y al fin recibió el nombramiento de gobernador
expedido por el presidente Venustiano Carranza (17 de mayo de 1917). Le
siguieron Luis M. Salazar (18 de agosto de 1920, designado como provisional
por el presidente Adolfo de la Huerta), el ingeniero Manuel Balarezo (1° de
octubre de 1920), Epigmenio Ibarra Junior (10 de marzo de 1921), Lucas B.
Rodríguez (7 de mayo de 1921, con carácter de interino), el general y licenciado
José I. Lugo (1° de febrero de 1922), el general Abelardo L. Rodríguez (2 de
noviembre de 1923), el general José María Tapia (3 de enero de 1930), el
general Arturo M. Bernal (3 de septiembre) y el licenciado Carlos Trejo y Lerdo
de Tejada (27 de diciembre del mismo año).
Durante el mandato de Trejo, el 7 de febrero de 1931 desaparecieron los
distritos y se crearon los territorios. Además de éste, fueron gobernadores del
territorio Norte: el general Agustín Olachea Avilés (7 de noviembre de 1931),
Arturo M. Elías (19 de agosto de 1932), Olachea, por segunda vez (8 de
septiembre de 1932), el general Gildardo Magaña (7 de septiembre de 1935), el
general Gabriel Gavira (19 de febrero de 1936), el general Rafael Navarro
Cortina (16 de agosto de 1936), el teniente coronel Rodolfo Sánchez Taboada
(11 de marzo de 1937), el general Juan Felipe Rico Islas (2 de agosto de 1944),
Alberto V. Alderete (21 de diciembre de 1946) y el licenciado Alfonso García
González (22 de octubre de 1947).
El 21 de noviembre de 1952 se publicó el decreto constitutivo del estado de
Baja California, con capital en Mexicali (véase). De una terna propuesta por el
Ejecutivo Federal, el Senado nombró gobernador provisional al propio García

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González, quien convocó a elecciones para diputados al Congreso
Constituyente. Éste quedó integrado por Celedonio Apodaca Barrera, Francisco
Dueñas Montes, Aurelio Corrales, Alejandro Lamadrid, Francisco H. Ruiz,
Miguel Calette Anaya y Evaristo Bonifaz. La Constitución del Estado fue
publicada el 16 de agosto de 1953. El 25 de octubre siguiente se celebraron las
elecciones; el Congreso quedó formado por Samuel Ramos Díaz, César Ruiz
Moreno, Armando Fierro Encinas, Felipe Verdugo Amador, Genaro Castro
Gessenius, Felipe Carrillo Sánchez y Pedro Loyola Duque. El gobernador
constitucional, licenciado Braulio Maldonado Sánchez, inició sus actividades el
1º de diciembre de 1953. A éste siguieron el ingeniero Eligio Esquivel Méndez
(1959), el doctor Gustavo Aubanel Vallejo (1964, interino, por muerte del
anterior), el ingeniero Raúl Sánchez Díaz (1965), el licenciado Milton
Castellanos Everardo (1971), Roberto de la Madrid Romandía (1977), el
licenciado Xicoténcatl Leyva Mortera (1983), el ingeniero Óscar Baylón Chacón
(1989), el licenciado Ernesto Ruffo Appel (1989), el licenciado Héctor Terán
Terán (1995) y el licenciado Alejandro González Alcocer (1998).
Frontera. El extremo norte de Baja California marca el límite noroeste entre
México y Estados Unidos. La frontera no sólo delimita la soberanía de ambas
naciones; es un espacio de contacto y de influencia recíproca cuyos patrones
culturales y de consumo le confieren una peculiar fisonomía. Además, la línea
divisoria separa a los pueblos de América Latina de los pueblos
angloamericanos, y a los países en vías de desarrollo de los países desarrollados.
A lo largo de la frontera, sólo en algunos puntos hay poblaciones de uno y otro
lado que están en contacto. Las ciudades fronterizas mexicanas surgieron a
consecuencia de la expansión de la economía en el suroeste norteamericano,
particularmente en California, durante los últimos años del siglo XIX. La
comunicación ferroviaria, la formación del distrito de riego en valle Imperial y
la distribución de tierras agrícolas facilitaron el desarrollo de la industria y el
comercio, favorecido más tarde por la instalación de la base naval de San Diego.
Así, en la frontera de Baja California se presentó un fenómeno de
interdependencia con la economía norteamericana, el cual empezó a contenerse
desde la década de los años cuarentas, cuando el gobierno mexicano impulsó la
vinculación de la Península con el resto del país por medio del ferrocarril y la
carretera. Sin embargo, la interdependencia no se ha roto debido a la atracción
que la economía norteamericana ejerce sobre la mexicana. De ahí que el 70% de
la población del estado se concentre en las ciudades de Tijuana y Mexicali, las
cuales han tenido un rápido crecimiento demográfico tanto por la residencia de
mexicanos que trabajan en Estados Unidos, como por el arribo de braceros que
ahí se quedan al no poder pasar al otro lado. Pese a las vías de comunicación y a

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la actividad productiva local, buena parte del gasto de Baja California se destina
al consumo de artículos norteamericanos. A fin de promover una vinculación
cultural y económica más estrecha entre la frontera y el resto del país, el
gobierno federal estaba impulsando en 1986 un Programa de Fronteras. (M.O.S.)
Población. Población. Conforme al Conteo de Población y Vivienda 1995, el
estado de Baja California tenía una población de 2 112 140 habitantes, de los
que 1 064 591 eran hombres y 1 047 549 mujeres. La entidad estaba integrada
por cinco municipios: Ensenada, con 315 289 habitantes (15.0% del total);
Mexicali, con 696 034 (33.0%); Tecate, con 62 629 (2.9%); Tijuana, con 991
562 (46.9%), y Playas de Rosarito, con 46 596 (2.2 %). En cuanto a la población
residente en la entidad según el lugar de nacimiento, el 52.79 había nacido en la
entidad y el 47.11% en otro estado o país. Por lo que se refiere a la población
inmigrante en la entidad según tiempo de residencia, el 5.35% tenía menos de un
año; el 10.66%, de 1 a 2 años; el 15.32%, de 3 a 5 años; el 23.39%, de 6 a 10
años, y el 44.69%, más de 10 años. Durante 1997 se registraron en el estado: 56
489 nacimientos, 12 375 defunciones, 16.053 matrimonios y 1 368 divorcios. De
los 1 844 268 habitantes de 5 años y más, 21 829 hablaban alguna lengua
indígena y el idioma español y 852 sólo hablaban alguna lengua indígena. De los
396 240 habitantes de 6 a 14 años, 347 480 sabían leer y escribir, en tanto 46
800 no sabían. Y de 1 396 438 de 15 años y más, 1 337 545 estaban
alfabetizados y 55 287 eran analfabetas. De la población de 6 a 14 años, el
94.68% asistía a la escuela y el 5.30% no lo hacía. Y de la población de 15 años
y más, el 5.77% no tenía instrucción, el 16.49% no había terminado la educación
primaria, el 17.82 sí la había concluido, el 28.91% contaba con enseñanza media
básica, y el 30.54% tenía instrucción media superior y superior. El grado
promedio de escolaridad de la población de 15 años y más era de 7.82, siendo de
8.20 en el caso de los hombres y del 7.76, en el de las mujeres. Para el ciclo
escolar 1996-1997, se habían inscrito a todos los niveles 533 258 alumnos que
eran atendidos por 25 271 profesores en 20 824 aulas de 2 579 planteles
federales estatales, autónomos y particulares. De la población de 12 años y más,
58.85% era económicamente activa y 41.03% no lo era. De la población
económicamente activa, el 98.06% se mantenía ocupada y el restante 1.94% no.
De la población ocupada,: 65.27% eran hombres y 34.73% mujeres; 7.84%
trabajaban en el sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura, caza y
pesca), 36.50% en. el secundario (minería, extracción de petróleo y gas,
industria manufacturera, electricidad, agua y construcción) y 55.24% en el
terciario (comercio, transportes, gobierno y otros servicios); 67.83% eran
empleados u obreros, 5.93% jornaleros o peones, 4.49% patrones o empresarios,
18.85% trabajadores cuenta propia y 2.40% trabajadores familiares sin

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remuneración; 19.49% laboraban hasta 34 horas semanales; 48.31% de 35 a 48
horas y 29.28% más de 48 horas 2.69% no recibían pago, 6.66% percibían
menos de 1 salario mínimo, 30.13% de 1 a 2 salarios mínimos, 41.03% de 2 a 5,
16.86% más de cinco.
La población de la entidad habitaba 505 174 viviendas, de las cuales 39 735
estaban ocupadas por una persona, 64 916 por dos personas, 93 465 por tres, 112
459 por cuatro, 89 043 por cinco, 49 635 por seis, 25 462 por siete, 13 677 por
ocho, 7 290 por nueve y 9 492, por diez o más personas. Asimismo 79 376 se.
ubicaban en Ensenada, 168 184 en Mexicali, 11 411 en Playas de Rosarito, 14
624 en Tecate y 234 579 en Tijuana.
En cuanto a la disponibilidad de servicios, 365 927 viviendas contaban con
agua entubada, drenaje y energía eléctrica, 82 626 con dos servicios, 1 890 con
agua entubada y drenaje, 64 610 agua entubada y energía eléctrica, 40 547
disponían de un solo servicio, 5 035 de agua entubada, 3 263 de drenaje, 32 249
de energía eléctrica y 12 795 no disponía de ninguno de dichos servicios. Según
el material predominante en pisos, el 6.05 % de las viviendas lo tenían de tierra,
el 73.17% de cemento o firme, el 20.72 de madera, mosaico u otros
recubrimientos. De acuerdo con el material predominante en las paredes,
40.93% eran materiales ligeros, naturales o precarios y el 59.07 materiales
sólidos. Respecto a la disponibilidad de cocina y sanitario, poco más del 94 %
contaban con ellos y 5.89% no. En relación con la tenencia de las viviendas, el 7
2.93 % de éstas eran propias y 20.31% eran rentadas. En 1997, el sector público
realizó un total de 3 916 acciones de vivienda: 3 707 viviendas terminadas, 31
viviendas progresivas y 178 mejoramiento de vivienda. De esas acciones, 2 217
correspondieron a Infonavit, 200 a la Inmobiliaria del Estado, 31 a Fonhapo, 1
370 a Fovi y 98 a promotores privados.
El 27 de febrero de 1957, el Congreso local aprobó la Ley Orgánica que creó
la Universidad Autónoma de Baja California. Han sido rectores, a partir de la
fecha que se indica entre paréntesis: licenciado José González Cordero (26 de
febrero de 1958), doctor Santos Silva Cota (17 de abril de 1959), biólogo Pedro
Mercado Sánchez (29 de junio de 1965), licenciado Rafael Soto Gil (30 de junio
de 1966), ingeniero Luis López Moctezuma Torres (24 de noviembre de 1971),
licenciado Rigoberto Cárdenas Valdez (21 de noviembre de 1975), arquitecto
Rubén Castro Bojórquez (31 de agosto de 1979) y licenciado Héctor Gallego
(1983-). La institución tiene facultades de Arquitectura, Ciencias Agrícolas,
Ciencias Sociales y Políticas, Ciencias Marinas, Ciencias Químicas, Ciencias
Biológicas, Ciencias Físicas, Ciencias de la Educación, Contabilidad y
Administración, Derecho, Economía, Ingeniería, Medicina, Odontología,
Turismo y Veterinaria y Zootecnia; escuelas de Pedagogía, Capacitación

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Agrícola y Enfermería; institutos de Investigaciones Oceanológicas, de
Investigaciones Socioeconómicas y de Geografía e Historia; y centros de
Comunicación Educativa y de Estudios Lingüísticos y Literarios. El 8 de abril de
1976 se instaló en Mexicali la estación XHBA Radio Universidad, la primera de
carácter cultural en la frontera norte. A partir de 1980 se instrumentó una
reforma administrativa que incluyó el establecimiento de Coordinación Zona
Costa, para descentralizar la administración, y el Colegio de Bachilleres, para
mejorar el nivel medio superior de la enseñanza. En 1982 se puso en vigor el
Estatuto del Personal Académico, se abrieron los estudios de posgrado, se
construyó el Teatro Universitario y se completó el sistema de bibliotecas
centrales en Mexicali, Ensenada y Tijuana.
Comunicaciones y transportes. Durante el siglo XVIII y buena parte del XIX
el transporte se efectuó exclusivamente a lomo de mula. La red de brechas llegó
a comunicar a las misiones entre sí y a éstas con los oasis y rancherías. En 1870
se inició una inmigración considerable de gambusinos, quienes descubrieron
algunos yacimientos de oro, plata y cobre. La necesidad de mover equipo pesado
para las minas obligó al acondicionamiento de los caminos reales, aptos para el
tránsito de carretas. A principios de este siglo, bajo el gobierno del coronel
Esteban Cantú, se hicieron los primeros trabajos formales a partir de Mexicali: el
ascenso desde el valle hasta la Rumorosa, por la cuesta de Alducin, se resolvió
por una sola ladera, con algunos retrocesos, salvando un desnivel de 1 300 m; y
el trazo posterior, originalmente previsto hacia Ensenada, se desvió a Tijuana
pasando por Tecate. En la tercera década se hizo la primera carretera, la de
Tijuana a Ensenada, bajo la dirección de la Secretaría de Comunicaciones y
Obras Públicas, con puentes definitivos (la mayoría apoyados sobre pilotes de
concreto) y pavimento asfáltico en toda su longitud; pero la prolongación con
destino a San Felipe se suspendió en las inmediaciones de Santo Tomás. De
1942 a 1946, el gobierno del presidente Ávila Camacho tendió terracerías e hizo
obras de drenaje desde Ensenada hasta San Quintín, 300 km al sur de la frontera;
y el del presidente Alemán pavimentó hasta Arroyo Seco, 65 km al norte de
aquel puerto. De 1946 a 1952, además, se terminó la carretera Mexicali-Tijuana,
con lo cual se evitó el paso por territorio de Estados Unidos; se construyó el
camino Mexicali-San Luis y se inició el de este punto a Sonoíta, en Sonora,
indispensable para unir la Península con el resto del país. De 1952 a 1958 se
consumó este propósito al comunicar Sonoíta con Santa Ana, ya sobre la ruta
México-Nogales. En el valle de Mexicali, mientras tanto, se extendió la red de
circulaciones vecinales; y en el litoral opuesto se enlazó Tecate con Ensenada,
reduciendo en 50 km la distancia entre el centro de producción agrícola y el
puerto de exportación. De 1958 a 1964 casi se concluyó la carretera de cuota

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Tijuana-Ensenada (110 km), su mayor parte sobre el litoral del Pacífico y
parcialmente en una zona de fallas geológicas que provocaron graves
deslizamientos, a la postre resueltos por métodos originales desarrollados por
ingenieros mexicanos. De 1964 a 1970 se terminó esta autopista, pero en cierto
modo se restringió la inversión en caminos para construir los aeropuertos de
Mexicali y Tijuana. De 1970 a 1973 se materializó acaso la más vieja aspiración
de los bajacalifornianos al construirse la carretera transpeninsular (1 707 km); en
1972 se federalizó y se reanudó la de Ensenada a San Felipe, que en, 1975 ya
comunicaba los valles agrícolas de la Trinidad y Ojos Negros. En 1997 la
entidad contaba con una red carreteras de 10 892 Km de longitud, de los cuales
2 538 pertenecían a la vía troncal federal (23.3%), 4 448 eran de caminos rurales
(40.8.%) y 3 906 (35.9%) eran brechas mejoradas; 2 538 estaban pavimentados
y 4 448 revestidos. En ese mismo año se registraron 520 268 automóviles, 8 037
públicos y 512 231 partir 3 935 camiones de pasajeros, 2 167 públicos y 1768
particulares; así como 215 836 camiones y camionetas de carga y 3 864
motocicletas. A lo largo de sus poco más de 200 Km de vías férreas, se recibían
501 890 toneladas de productos y se enviaban 101 545. Contaba con 4
aeropuertos y 104 aeródromos, así como con 6 257.5 m lineales de obras
portuarias de protección, 2919.1 de obras portuarias de atraque y 73 575 m2 de
áreas portuarias de almacenamiento, por donde se movían 16 546 993 toneladas
de carga marítima. La red telegráfica estaba integrada por 29 administraciones y
la telefónica por 336 788 líneas en servicio. Existían 66 radiodifusoras y 25
televisoras, así como 660 oficinas postales.
Agricultura. El estado cuenta con 7 011 300 ha de superficie, de las cuales
431.6 mil (6.2% del total) son cultivables, el 64.8% de riego y el 35.2% de
temporal. Se pueden distinguir dos regiones agropecuarias: el valle de Mexicali,
la principal, donde se produce algodón, trigo, alfalfa, cebada y hortalizas
(espárrago, cebollín, papa, tomate y col); y la costa, donde se siembra trigo,
cebada, hortalizas y frutales (olivo y vid). Las cosechas de algodón y hortalizas
se destinan principalmente a la exportación. El trabajo en el campo, altamente
tecnificado, ha originado una moderna agroindustria.
El valle de Mexicali, en el extremo noroeste de la República, corresponde a
los estados de Baja California y Sonora, y colinda con los estados
norteamericanos de California y Arizona. Junto con el valle Imperial
norteamericano constituye una unidad fisiográfica que aloja la región deltaica
del río Colorado, en cuya parte inferior hay una superficie irrigable de
aproximadamente 200 mil hectáreas. La región que comprende ambos valles
afecta en su contorno la forma de una letra T invertida: el brazo principal se
inicia poco antes de la confluencia de los ríos Gila y Colorado y tiene dirección

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suroeste, hacia la sierra de los Cucapás; el lateral derecho, en el sentido de la
corriente, se proyecta a la depresión del Saltón; y el izquierdo, al oriente,
dividiéndose a su vez, antes de llegar al golfo de California, para bordear la
sierra Mayor hacia la depresión de la laguna Salada. La superficie del delta no es
menor de 8 600 km2, toda cubierta de aluviones acarreados por las aguas del río
y de sus afluentes, y por sedimentos de origen marino provenientes de
invasiones oceánicas. El valle está limitado al norte por la Línea Divisoria
Internacional y por la mesa arenosa de Andrade; al este, por el tramo limítrofe
(29 km) del río Colorado y por el estado de Sonora, en una longitud de 126 km;
al sur, por el golfo de California; y al oeste, después de la laguna Salada, por la
sierra de los Cucupás y por el cerro del Centinela. La planicie que ha quedado
sujeta a las inundaciones del Colorado en épocas recientes es de 3 800 km2. El
clima del valle es muy seco y extremoso; de junio a septiembre la temperatura
alcanza los 50°, mientras que en invierno baja a -7°; la media es de 22°. La
precipitación anual promedio es de 55 mm y son muy pocos los días con lluvia
preciable. La tormentas, características de las regiones desérticas, aportan
esporádicamente hasta 75 mm, que forman torrentes absorbidos en buena parte
por los suelos permeables y deshidratados. Prevalecen los días despejados y
luminosos. El índice de evaporación sobrepasa los 2 mil milímetros anuales y
llega a 300 mensuales en verano. Los vientos más perjudiciales, por su
intensidad y por el abatimiento de temperatura que provocan, son los del norte y
del noroeste. Éstos últimos provienen del litoral del Pacífico y predominan en
invierno. Durante el verano suelen presentarse las rachas meteóricas que
ocasionan los ciclones, llamados chubascos en el golfo de California. (A.W.M.)
El río Colorado fue descubierto por Francisco de Ulloa el 27 de septiembre
de 1539; en agosto de 1540 alcanzó su desembocadura Fernando de Alarcón,
quien remontó la corriente en lancha; en 1541 Melchor Díaz llegó a su curso
bajo por tierra, hasta un punto cercano al actual San Luis; en 1701 y 1702 lo
reconoció el padre Francisco Eusebio Kino, y en 1746 el padre Konsag; en 1826
lo navegó el teniente inglés R. W. Hardy, en la goleta La Bruja, y después fue
transitado por muchos otros expedicionarios; el 2 de febrero de 1848, en virtud
del Tratado de Paz, Amistad y Límites entre México y Estados Unidos, se
convino que se usaría “para navegación por parte de ciudadanos americanos”; en
1852 empezaron a recorrer su cauce, desde Yuma hasta su desembocadura, los
navíos fluviales Sierra Nevada, El Explorador, Cucapah y Mojave; el 30 de
diciembre de 1853, en virtud del Tratado de la Mesilla (v. FRONTERA CON
ESTADOS UNIDOS ), se convirtió en línea divisoria entre los dos países en un
tramo de 29 km; en 1877 cesó la navegación, al llegar a esa zona la vía del
Ferrocarril Sud Pacífico; el 1° de marzo de 1889 se formó una Comisión

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Internacional de Límites, con carácter temporal, para resolver de común acuerdo
las cuestiones que se suscitaban en su cauce y en el del río Bravo; en 1892 la
Colorado River Irrigation Co. inició el aprovechamiento de sus aguas; pero a
causa de las peculiares condiciones topográficas de sus márgenes, que obligaban
a ciertos tránsitos de uno y otro territorios, surgieron graves conflictos de
jurisdicciones; y el 21 de noviembre de 1900 se le dio un carácter definitivo a la
Comisión.
El río Colorado nace de los deshielos de las Montañas Rocallosas y tiene 2
250 km de longitud, de los cuales 160 están en territorio mexicano y forman
límite entre los estados de Baja California y Sonora. El área de su cuenca en
México, donde no tiene ningún afluente, es de 3 804 km2. En 1955 se regaron
con sus aguas, en el valle de Mexicali, 219 mil hectáreas; y en 1973, sólo 170
mil. Del mismo modo que en su curso medio ha cavado, durante millones de
años, cañones espectaculares, formó en su desembocadura un extenso delta,
producto del acarreo de enormes volúmenes de material removido de montañas
y llanuras. En la actualidad, el fenómeno de los azolves fluviales ya no se
presenta en el delta, sino aguas arriba de la presa Morelos (en Algodones, primer
punto de derivación de la corriente en territorio nacional), a donde llegaron 870
mil metros cúbicos anuales de sedimentos en el periodo 1950-1960, y 150 mil de
1960 a 1970. La disminución se debió a los trabajos de dragado de la presa
Imperial. Sin embargo, la mayor acechanza contemporánea consiste en el avance
de la barra de arena tierra adentro, impulsada por las olas, los vientos y las
mareas. La presa de derivación Morelos, construida en virtud del Tratado de
Aguas de febrero de 1944, fue puesta en operación en noviembre de 1950.
El Distrito de Riego del Río Colorado comenzó a operar en 1939. Incluye
176 006 ha del municipio de Mexicali y 27 049 del municipio sonorense de San
Luis Río Colorado, o sea, un total de 203 055. La posición geográfica media es
de 32° 19​ de latitud, 115° 11​ de longitud y 15 m de altura sobre el nivel del mar.
Mediante la presa derivadora se utilizan 1 850.2 millones de metros cúbicos, y
mediante pozos federales otros 731.3 millones. Aquélla beneficia 99 196 ha; y
éstos, 49 190. Pozos perforados por particulares añaden otras 24 394 ha a la
zona de riego. El Distrito se encuentra en una zona desértica donde el valor
medio anual de evaporación (2 202 mm) sobrepasa notablemente al de la
precipitación (58 mm). En estas condiciones, la agricultura solamente puede
desarrollarse mediante el riego. Sin embargo, la gran mayoría de las obras
hidráulicas, principalmente las redes de distribución y drenaje, fueron
construidas sin ajustarse a una planeación general; su conservación ha sido
deficiente porque no se aplicaron cuotas apropiadas; y las tierras con derecho de
riego, que suman 207 mil hectáreas, están diseminadas en una zona de 335 mil.

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El resultado ha sido una pérdida de 50% por conducción en canales, lo cual
representa un desperdicio anual de 925 millones de metros cúbicos de agua, o
sea, la mitad de los 1 850 que le corresponden a México conforme al Tratado
Internacional de 1944. Hacia 1972, la mayor parte de los canales había perdido
su sección hidráulica y algunos atravesaban tierras arenosas que provocaban la
infiltración; la red de drenaje, a su vez, extensa pero incompleta, no desalojaba
con rapidez las aguas; y la falta de estructuras, o su precariedad, había
contribuido a volver crítico el ensalitramiento del valle. No existía la red de
caminos indispensable para la operación y conservación del Distrito, a pesar de
que el valle dispone de carreteras pavimentadas que garantizan la comunicación
general. Y en la zona de pozos se había sobreexplotado el acuífero y los equipos
de bombeo, que no se habían renovado en muchos años. Para corregir todo esto,
en 1973 se planearon las obras y actividades siguientes: 1. Concentrar la zona de
riego en las 250 mil hectáreas de mejor calidad, y la de bombeo en las 60 mil
que ofrecen las condiciones más ventajosas; 2. Construir una red de 1 800 km de
canales impermeabilizados, de concreto hidráulico o asfáltico o de arcilla; 3.
Mejorar la red de drenaje en una longitud de 1 515 km; 4. Construir 1 100 km de
caminos de servicio; 5. Nivelar 140 mil hectáreas; 6. Perforar, equipar y reparar
los pozos; 7. construir las estructuras para el mejor control y uso del riego; 8.
Reacomodar a los usuarios y regularizar la tenencia de la tierra, sin lo cual no
podría efectuarse la concentración parcelaria dentro de los límites fijados para la
concentración de la zona de riego; y 9. Diversificar los cultivos y las actividades
agropecuarias. Antes del plan de rehabilitación se cultivaban en el distrito 176
mil hectáreas; y se esperaba que, al término del mismo, se cultivarían 207 mil, o
sea, un 15% más. La extracción de agua del subsuelo sería reducida a 700
millones de metros cúbicos. En la Mesa Arenosa de San Luis Río Colorado se
habían perforado y equipado ya, en 1975, 67 pozos cuyos caudales (200
millones de metros cúbicos) eran llevados al valle por medio de canales
impermeabilizados. Participaron en la ejecución de ese plan las secretarías de
Recursos Hidráulicos, Reforma Agraria y Agricultura y Ganadería, los fondos
nacionales de Fomento y Crédito Ejidal y el Banco Nacional Agropecuario.
Ganadería. Las tres cuartas partes de la extensión del estado son de
agostadero, pero sólo 170 mil hectáreas se utilizan para la ganadería intensiva
porque la mayoría de las tierras con pastos son cerriles. Esta circunstancia y la
escasa precipitación pluvial han dificultado el desarrollo pecuario. La ganadería,
aunque se practica en todo el estado, es una actividad restringida, cuyo impulso
se ha procurado a partir de la década de los años setentas. La explotación de
ganado caprino es extensiva, e intensiva la de ganado lechero y de engorda. En
1997, el estado contaba con 176 083 cabezas de bovino, 21 904 de porcino, 3

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254 de ovino y 26 691 de caprino, así como 1 072 944 aves y 8 000 colmenas.
La producción de carne en canal para dicho año era de 42 821 toneladas de
bovino (92.2%), 3 423 de porcino (5.5%) y l 828 de aves (2.3%), en tanto la
producción de leche y huevo era de 169. 686 litros (89%) y 8 251 toneladas
(10.7%), respectivamente.
Silvicultura. El estado tiene 585 mil hectáreas forestales, 491 497 de ellas en
las sierras de Juárez y San Pedro Mártir; 8 655 ha están pobladas de coníferas.
El 39.8% de esa superficie es ejidal y el 60.2% propiedad de la nación. En 1984
se inició un programa para fomentar la explotación de pino, encino, huata, yuca,
shindigera y jojoba. En 1997, el volumen de la producción forestal maderable
fue de 1 596 m3 en rollo: 223 de pino y 1 373 de encino, y la no maderable fue
de 4 633 toneladas: 4 369 de yuca, 123 de jojoba y 132. de manzanita.
Pesca. Los litorales de Baja California tienen una longitud de 1 245 km
(12% del total nacional). Los principales centros pesqueros son Ensenada y las
islas de Cedros y Guadalupe. En 1997 existían un total de 2 089 embarcaciones
pesqueras: 164 de pesca de altura, 35 camaroneras 64 atuneras, 15 sardineras-
anchoveteras, 50 escameras y 1 925 de pesca ribereña, con un volumen de
captura de 150 107 t. La población dedicada a la actividad pesquera estaba
organizada en empresas (45.7%), cooperativas (20%), particulares (16.8%),
unidades ejidales (14.6%) y uniones de pescadores (2.9%).
Industria. Industria. Han favorecido el desarrollo de la industria local: la
proximidad del estado con los centros de consumo norteamericanos, la
producción de materias primas en el valle de Mexicali, el régimen de zona libre
que facilita la importación de maquinaria y otros insumos, la protección
arancelaria y el desarrollo del comercio y el turismo. El 44.2% de la producción
industrial del estado la generan las ramas de empaque de alimentos, bebidas,
cerveza, vinos de uva y tabaco; el 32.5%, las plantas metalmecánicas; y el resto,
las actividades agropecuaria, pesquera y minera. En 1997 la capacidad efectiva
de las platas termoeléctricas era de 1 416.9 megawatts, con una generación bruta
de energía de 6 716.3 gigawatts-hora y una generación neta de 6 407.2
gigawatts-hora. En cuanto a la minería, se producían 1 915.3 kilos de oro y 8
994.0 de plata. La industria maquiladora aparecía como el principal renglón de
la economía, al producir, en 1997, un valor agregado promedio anual de 1 000
millones de dólares, dar empleo a más de 140 personas y concentrar el 73% del
flujo de inversión privada total en 1996. Para 1997 se esperaba que dicho flujo
fuera 15% superior al captado el año anterior. Los capitales invertidos en este
sector provenían de los Estados Unidos, Japón, Corea, Canadá y Alemania. El
gobierno del estado hacia lo posible por brindar asistencia e incentivos para la
instalación de este tipo de industrias de exportación.

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Comercio. El Tratado de Libre Comercio, al cual pertenecía México, junto
con los Estados Unidos y Canadá, parecía favorecer el intercambio de bienes y
servicios en la entidad. Existía un total de 23 277 establecimientos: 1 497 de
comercio mayorista y 21 780 de comercio al por menor, que ocupaban a unas 84
891 personas. Predominaban la compra-venta de material de desecho, el
comercio de productos alimenticios, bebidas y tabaco; así como de productos no
alimenticios; automóviles y autopartes, y las gasolinerías.
Perfil económico. Conforme al Anuario Estadístico del Estado de Baja
California 1998, la población empleada según el tipo de ocupaciones se
distribuía de la siguiente manera en 1997: 11.9%. eran profesionales y técnicos,
5.6% funcionarios superiores y personal directivo, 10.4% personal
administrativo, 16.0% comerciantes, vendedores y similares 17.3 trabajadores en
servicios personales y conducción de vehículos, 0.3% trabajadores
agropecuarios y 38.5% trabajadores industriales. Y en cuanto a rama de
actividad: 0.1 % laboraba en agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca;
0.3% en la industria extractiva y de la electricidad; 29.1% en la industria de la
transformación; 5.6% en la industria de la construcción: 20.0% en comercio;
29.6 en servicios; 4.8 en comunicaciones y transporte; 2.1 en gobierno; y 8.4 en
otros sectores.
Turismo. Los litorales de la entidad son muy atractivos; en ellos se localizan
los puertos de Tijuana y Ensenada. Otros lugares de interés turístico son La
Bufadora, escenario de espectáculos marinos; Punta Banda, donde existe una
colonia de focas; los campos geotérmicos de Cerro Prieto, cuyo paisaje es de
cristales y rocas hirvientes y nubes de vapor; la sierra de La Rumorosa y los
parques nacionales de la sierra de San Pedro Mártir, de escarpas graníticas
coronadas por pinares, y el llamado Constitución, propio para acampar. En 1997,
el estado contaba con 16 755 cuartos de hotel en 359 establecimientos que en
conjunto recibieron a 3 855 190 turistas.

BAJA CALIFORNIA
CABECERAS MUNICIPALES
UBICACIÓN Y POBLACIÓN, 1995
Latitud Norte Longitud Oeste Altitud
Cabecera Población
º ' º ' msnm
Ensenada 31 52 116 37 20 315 289
Mexicali 32 40 115 28 10 696 034
Tecate 32 34 116 38 540 62 629
Tijuana 32 32 117 03 20 991 592
Playas de Rosarito 32 21 117 03 10 46 596
': minutos, º: grados, msnm: metros sobre el nivel del mar.
Fuente: INEGI, Anuario Estadístico de Baja California 1998.

BAJA CALIFORNIA

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SISTEMA EDUCATIVO
PRINCIPALES SERVICIOS
Ciclo Preescolar Primaria Secundaria
escolar Alumnos Maestros Alumnos Maestros Alumnos Maestros
1980-81 22 987 667 248 517 6 810 77 521 5 408
1981-82 29 184 942 252 696 6 946 81 386 5 778
1982-83 33 997 1 147 252 264 7 133 84 513 7 747
1983-84 34 151 1 361 247 452 7 153 86 637 5 958
1984-85 39 194 1 395 241 415 7 115 87 587 5 952
1985-86 44 530 1 597 243 554 7 424 88 811 5 977
1986-87 46 301 1 736 242 438 7 486 90 427 6 034
1987-88 48 981 1 831 240 874 7 601 90 890 5 982
1988-89 49 006 1 910 243 193 7 751 89 765 5 924
1989-90 50 012 1 968 248 311 7 973 86 722 5 845
1990-91 50 845 1 955 252 082 8 199 85 322 5 738
1991-92 53 882 2 153 260 760 8 567 85 483 5 703
1992-93 56 274 2 277 268 950 8 968 88 185 5 857
1993-94 57 112 2 311 269 753 8 925 90 465 6 008

BAJA CALIFORNIA
SISTEMA EDUCATIVO
SERVICIOS EDUCATIVOS
Ciclo Profesional medio Bachillerato Educación superior
escolar Alumnos Maestros Alumnos Maestros Alumnos Maestros
1980-81 1 920 182 17 830 1 046 13 983 1 200
1981-82 4 734 426 28 472 2 085 17 652 1 375
1982-83 10 457 882 31 199 2 245 19 406 1 311
1983-84 9 537 818 27 030 1 635 21 896 1 870
1984-85 10 022 887 28 802 2 071 21 424 1 959
1985-86 10 619 933 33 422 2 101 20 856 2 138
1986-87 9 847 1 047 33 725 2 171 20 343 2 296
1987-88 9 779 1 020 35 029 2 208 20 702 2 293
1988-89 9 316 902 38 587 2 677 21 270 2 467
1989-90 8 275 725 37 483 2 783 23 702 2 553
1990-91 7 919 632 38 881 2 729 22 342 2 340
1991-92 8 215 695 40 841 2 813 24 207 2 874
1992-93 8 901 882 40 815 2 787 24 994 3 169
1993-94 9 630 903 42 205 2 853 24 717 3 391
ESTADO DE BAJA CALIFORNIA
SALUD

Principales enfermedades
Número de casos
(1991)
Amibiasis 2 895
Ascariasis 484
Cirrosis hepática 67
Diabetes 1 488
Escarlatina 61
Fiebre reumática 19
Fiebre tifoidea 63

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Hipertensión arterial 2 692
Infecciones intestinales mal definidas1 37 596
Infecciones respiratorias 48 610
Intoxicaciones alimenticias2 543
Neumo y bronconeumonías 1 311
Paludismo 0
Rubeola 141
Sarampión 71
Shigelosis 134
Tétanos 3
Tosferina 3
Tuberculosis pulmonar 363
1: Cifras correspondiente al año de 1990.
2: Comprende la suma de intoxicación alimentaria bacteriana y no bacteriana.

Enfermedades prevenibles por vacunación.


Casos registrados y vacunas aplicadas 1991-1992
Enfermedad No. de casos Vacunas aplicadas
Sarampión 153 254 606
Poliomielitis 0 37 540
Tuberculosis 666 41 821
Difteria, tosferina y tétanos 13 38 816
Fuente: Grupo Financiero Banamex Accival. México Social 1992-1993

Av. Revolución de Tijuana en 1932.


Foto Ruth D. Lechuga

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Carretera Mexicali - Tijuana, Cuesta de la Rumorosa
AEM

El sector turístico, así como el pesquero, tienen gran importancia en Baja California.
Secretaría de Turismo

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Flora de Baja California, región de Punta Prieta.
EM (VFSD)

Gansos canadienses en Tecate, el municipio menos poblado de Baja California.


Secretaría de Turismo

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Islas Coronado, Baja California. Se encuentran al suroeste de la frontera internacional,
frente a Tijuana.
Secretaría de Turismo

Laguna de Juárez, en el nordeste de Baja California.


Secretaría de Turismo

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Misión de San Francisco Javier, Baja California Sur.
Archivo del Arq. Sergio Zaldívar

Península y Golfo de California (foto Géminis V, 1965)


National Aeronautics and Space Administration: Earth Photographs from Gemini III, IV and
V (Washington, 1967)

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Perspectiva de la costa de Tijuana, Baja California.
Foto de Luis Tamés León

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Municipios: 1. Ensenada. 2. Mexicali. 3. Tecate. 4. Tijuana. 5. Playas del Rosarito.
BAJA CALIFORNIA, GOBIERNO ECLESIASTICO
La diócesis de Baja California se erigió en 1840 con sede en San Diego y, desde
1842 en Santa Bárbara. Comprendió las dos Californias. El primer y único
obispo fue Francisco Garciadiego. De acuerdo con el Tratado de Guadalupe
Hidalgo, la sede episcopal quedó en territorio norteamericano.
El vicariato apostólico de Baja California se erigió en 1872, según los
Documentos eclesiásticos del arzobispado de Guadalajara (VII, 19), o en 1874,
a juzgar por el Anuario Pontificio. El vicario apostólico es un obispo titular
designado por la Santa Sede para gobernar una circunscripción eclesiástica en
territorios de misión o en aquellos donde no está establecida la jerarquía. Suele
tener las mismas facultades que los obispos en sus diócesis, pero gobierna el

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vicariato bajo la dirección de la congregación de Propaganda Fide. Fueron
vicarios apostólicos: 1. Francisco Escalante y Moreno (1855-1872), 2. Ramón
María de San José Moreno Castañeda (1873-1879), 3. Buenaventura del
Purísimo Corazón de María Portillo y Tejeda (1880-1882), 4. Silvino Ramírez
Cueva (1921-1922) y 5. Alfredo Galindo Mendoza (1948-1963). En los
intervalos entre uno y otro obispos, la administración del vicariato se dio al
arzobispo de Guadalajara (1879), al de Sonora (1884), a los misioneros de San
Pedro y San Pablo de Roma (1895), al arzobispado de Guadalajara (1917) y a las
misiones del Espíritu Santo (1939). El 13 de julio de 1957 se erigió el vicariato
apostólico de La Paz (véase) y la sede del de Baja California se trasladó a
Tijuana, con jurisdicción sólo en el estado norte. El 13 de julio de 1963 se creó
la diócesis de Tijuana (véase), que extinguió el primitivo vicariato, y el 25 de
marzo de 1966 la diócesis de Mexicali, con lo cual fueron tres las
circunscripciones eclesiásticas en que se dividió la península de Baja California.
BAJA CALIFORNIA SUR, ESTADO DE.
Entidad de la República Mexicana situada en la porción meridional de la
península de su nombre; tiene una superficie de 73 677 km2, una longitud de 750
km, una anchura promedio de 100 y aproximadamente 2 200 km de litorales.
Linda al norte con el estado de Baja California, al este con el golfo de California
o mar de Cortés, y al sur y oeste con el océano Pacífico. Está inscrito entre los
paralelos 22° 30​ y 28° de latitud, y entre los meridianos 109 y 115 al oeste de
Greenwich. El 2 de septiembre de 1974, el presidente de la República propuso a
la Cámara de Diputados elevar el territorio de Baja California Sur a la categoría
de Estado Libre y Soberano, mediante las reformas a los artículos 43 y demás
relativos de la Constitución General del país. La asamblea aprobó la iniciativa el
día 17, y el 24 hizo lo propio el Senado; una vez obtenido el voto favorable de
las legislaturas locales, el Congreso de la Unión declaró erigida la nueva entidad
el 3 de octubre, y el decreto respectivo fue publicado en el Diario Oficial el
martes 8. Ese mismo día, la Cámara de Senadores nombró gobernador
provisional a Félix Agramont Cota. El 10 de noviembre siguiente se eligieron
los diputados al Congreso Constituyente, cuyo distrito se indica en números
romanos: I, Armando Santiesteban Cota, II, Armando Aguilar Paniagua
(vicepresidente), III, Armando Trasviña Taylor (presidente), IV, Fernando Inés
Cota Sánchez, V, Eligio Soto López (secretario), VI, Manuel Davis Ramírez y
VII, María Luisa Salcedo de Beltrán; los senadores: Jesús Castro Agúndez y
Raúl Carrillo Silva; un diputado al Congreso de la Unión: José Andrés Cota
Sandoval; y los presidentes municipales: Jorge Santana González, de La Paz;
Daniel Moska Masaki, de Comondú; y Sergio Aguilar Rodríguez, de Mulegé. La
Constitución local se promulgó el 15 de enero de 1975. Se convocó a elecciones

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para gobernador y diputados estatales; el 25 de marzo siguiente se instaló la
primera Legislatura con siete diputados de mayoría y uno de partido. El 6 de
abril tomó posesión como titular del Poder Ejecutivo Ángel César Mendoza
Arámburo. Seis años más tarde asumió esta misma responsabilidad Alberto
Alvarado Arámburo, para el periodo 1981-1987.
Forman parte de la entidad (art. 34 de la Constitución local) las islas
Natividad, San Roque, Asunción, Magdalena, Margarita y Creciente, en el
Pacífico; y Cerralvo, Santa Catalina o Catalana, San Juan Nepomuceno, Espíritu
Santo, San José, Santa Cruz, El Carmen, Coronados, San Marcos y Tortugas, en
el golfo de California, y demás islotes y cayos adyacentes. La Paz fue declarada
capital del estado y sede de los poderes. En 1997 los municipios eran cinco,
cuya cabecera se indica entre paréntesis: La Paz (La Paz), Comundú (Ciudad
Constitución), Mulegé (Santa Rosalía), Los Cabos (San José del Cabo) y Loreto
(Loreto).
Los gobernadores del territorio Sur habían sido: los generales Agustín
Olachea Avilés (1931), Ruperto García de Alba (1931-1932) y Juan Domínguez
Cota (1932-1938), el teniente coronel Rafael M. Pedrajo (1938-1940), el general
Francisco J. Múgica (1941-1945), Olachea por segunda vez (1946-1956), el
general Petronilo Flores Castellanos (1956-1957), el teniente coronel Luciano
M. Rebolledo (1957-1958), el general Bonifacio Salinas Leal (1959-1966), el
licenciado Hugo Cervantes del Río (1966-1970), el ingeniero Félix Agramont
Cota (1970-1974), el licenciado. Ángel César Mendoza Arámburo (1974 l981),
el ciudadano Alberto Alvarado Arámburo (1981-1987), el licenciado Víctor
Manuel Liciaga Ruibal (1987-1993), el licenciado Guillermo Mercado Romero
(1993-1999) y el licenciado Leonel Cota Montaño (l999- ).
Geografía. Recorre el estado una serranía de origen volcánico, prolongación
de la cordillera que atraviesa de un extremo a otro toda la Península. La altura
máxima es de 2 164 m (pico de San Lázaro), la mínima de 250 y la media de
600. Las montañas principales, cuya altitud en metros sobre el nivel del mar se
indica entre paréntesis, son las siguientes: el volcán de las Tres Vírgenes (2 054),
al norte; el cono de La Giganta (1 738), al centro; y la sierra de la Laguna, al sur.
Estas formaciones corresponden, en su mayor parte, al periodo Paleozoico; las
rocas son sedimentarias, metamórficas e ígneas. Se han formulado varias
hipótesis sobre el origen de su orografía: la más aceptada considera a la
Península emergida del océano por movimientos tectónicos colosales, en tanto
que, paralelamente, el Golfo pudo formarse por inmersión de las costas de
Sinaloa y Sonora (v. GOLFO DE CALIFORNIA). No existen propiamente ríos;
las corrientes superficiales son de tipo estacionario, pues sólo en la temporada de
lluvias se forman turbulentos arroyos que van a dar a ambos mares. El más

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importante es el de San Ignacio (cauce de 125 km), que vierte sus aguas en la
bahía de Ballenas. El litoral tiene una longitud de 2 200 km (21.7% del total
nacional). El del Golfo y el extremo sur es muy pendiente; los escarpes de las
serranías llegan comúnmente al mar y sólo en ocasiones dejan espacio para
angostas playas. Hacia el océano Pacífico, en cambio, el declive es suave y
permite la formación de extensos llanos, entre otros los de Berrendo, Santa Clara
e Hiray. El clima de la zona sur es seco, según la clasificación de Koeppen, con
precipitación anual inferior a 200 mm; y en la zona norte es más seco aún, con
muy escasas lluvias. La temperatura media anual varía de los 16° en la parte sur
a los 24 en el noroeste de la región de Loreto; la máxima, entre los 50° en
Mulegé y los 34 en la sierra de la Laguna; y la mínima, de -2° en el noroeste del
estado a -7° en el sur. La entidad dispone de acuíferos subterráneos,
especialmente en el valle de Santo Domingo y en el desierto del Vizcaíno. La
vegetación es xerófita en la porción meridional y marcadamente desértica en la
septentrional (v. BAJA CALIFORNIA, ESTADO DE y FLORA).
Población. Conforme al al Conteo de Población y Vivienda 1995 el estado
tenía una población de 375 494 habitantes. El 48.6% de ellos vivían en La Paz,
el 18.9% en Los Cabos, el 17.6% en Comundú, el 12.2 % en Mulegé y el 2.7 %
en Loreto. En ese año se registraron 9 777 nacimientos, 1 863 defunciones, 3
161 matrimonios y 358 divorcios. El 70.43% de la población había nacido en la
entidad y el 29.55% procedía de otra entidad o país. El 6.11% tenía menos de 1
año de residir en el estado, el 7.80% de 1 a 2 años, el 13.91 de 3 a 5 años, el
23.11% de 6 a 10 años y el 48.37% 10 años o más. Hablan alguna lengua
indígena 3 468 habitantes, de los cuales 3 304 hablaban también el español. De
la población de 6 a 14 años de edad, 65 748 sabían leer y escribir, en tanto 9 449
eran analfabetas. Y de los habitantes de 15 años y más, 235 009 estaban
alfabetizados, mientras 12 165 no lo estaban. De la población de 6 a 15 años de
edad, asistía a la escuela el 96.76%, en tanto el 3.05% no lo hacía. De los
habitantes de 15 años y más, no tenía instrucción el 6.15%, tenia la enseñanza
primaria incompleta el 18.54 y había completado este nivel el 17.99%. Tenía la
educación media básica el 26.25% y la media superior y superior el 30.64%. El
grado promedío de escolaridad de la población de 15 años y más era de 7.98 en
el caso de los hombres y 7.71 en el caso de las mujeres. Para el ciclo escolar
1996-97, estaban inscritos un total de 109 042 alumnos que eran atendidos por 5
234 profesores en 3 253 aulas distribuidas en 781 escuelas. Del total de
estudiantes inscritos, 12 188 pertenecían al sistema educativo federal, 90 193 al
estatal y 6 660 al particular. Según el conteo de 1995, el 56.69% de los
habitantes de 12 años y más formaban parte de la población económicamente
activa y de ésta el 97.53% tenían ocupación. De los habitantes ocupados 68.69%

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eran hombres y 31.31% mujeres; 16.33% laboraban en el sector primario,
20.36% en el secundario y 63.17% en el terciario; 59.56% eran empleados u
obreros, 7.34% jornaleros o peones, 5.21% patrones o empresarios, 22.78%
trabajadores por cuenta propia y 4.82% trabajadores familiares sin pago. De
acuerdo con las horas trabajadas a la semana, el 2.98% no trabajó, el 20.22% lo
hizo hasta 34 horas, el 47.68% de 35 a 48 horas y el 27.96% más de 48 horas;.
5.10% no recibía ingreso, 11.66% percibía menos de un salario mínimo, 31.11%
de 1 a 2, 36.09% de 2 a 5 y 10.75 % más de 5 salarios.
De las 2 883 localidades que conformaban la entidad, 2 752 tenían de 1 a 99
habitantes (23 032 habitantes en total), 82 de 100 a 499 (19 448), 18 de 500 a
999 (12 331), 13 de 1 000 a 1 999 (15 745)14 de 2 000 a 2 499 (8 805), 6 de 2
500 a 4 999 (19 055), 2 de 5 000 a 9 999 (16 628), 2 de 10 000 a 14 999 (20
671), 3 de 20 000 a 49 999 (85 667) y 1 de 100 000 a 49 999 (85 667) y 1 de 100
000.a 49!9 999 (1 5 314). La población de la entidad habitaba en 88 557
viviendas, de las cuales ocupaban 375 494 moradores (372 112 en las primeras y
3 382 en las segundas), es decir un promedio de 4.2% por vivienda. Del total de
viviendas particulares habitadas, 64 330 disponían de agua entubada, drenaje y
energía eléctrica; 14 996 sólo de dos de esos servicios (agua y drenaje: 338, agua
entubada y energía eléctrica: 13 258, drenaje y energía eléctrica: 1 350)9 4 626
sólo de un servicio (agua entubada: 1 679, drenaje: 292 y energía eléctrica: 2
655) y 4 117 no contaban con ningún servicio. Disponían de cocina el 93.31% y
de sanitario el 94.81%. En cuanto a materiales predominantes en pisos, el 11.66
% de las viviendas particulares lo tenían de tierra, el 60.87% de cemento o
firme, el 27.43% de madera, mosaico u otros recubrimientos. Respecto a las
paredes, el 19.45% eran de materiales ligeros, naturales o precarios y el 80.55 %
de materiales sólidos. En lo tocante a techos, el 49.319% eran de materiales
ligeros, naturales y precarios y el 50.81% de materiales sólidos. Según la
tenencia, el 83.32% de dichas viviendas eran propias y el 10.23% rentadas. En
1997, las acciones de vivienda concluidas habían sumado 2 203: 257 viviendas
terminadas, 944 viviendas progresivas y 578 viviendas con mejoras. De tales
acciones 188 correspondían al FOVISSSTE, 722 al INFONAVIT y 1293 al
Instituto de Vivienda.
Salud. Al 31 de diciembre de 1997, el estado disponía de 112 unidades
médicas de las instituciones públicas del sector salud: 26 pertenecientes al
Instituto Mexicano del Seguro Social, 32 al Instituto de Seguridad Social al
Servicio de los Trabajadores del Estado, 3 a la Secretaría de Marina y 61 al
Instituto de Servicios de Salud del Estado. Del total de esas unidades, 93 eran de
consulta externa, 24 de hospitalización general y 5 de hospitalización
especializada. Y en su conjunto disponía de 439 camas censables y 393 no

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censables, 33 incubadoras, 261 consultorios, 31 ambulancias, 12 áreas de
urgencias y 4 de terapia intensiva, 22 laboratorios, 19 gabinetes de radiología, 21
quirófanos, 44 salas de expulsión, 4 bancos de sangre y 65 farmacias.
Servicios culturales y educación superior. Aparte de los programas
permanentes de publicaciones, exposiciones, conferencias, certámenes,
iniciación y capacitación artística, conservación y divulgación del patrimonio
cultural, estímulo y reconocimiento a valores, espectáculos y formación de
recursos humanos en artes plásticas, danza, investigación, literatura, música y
teatro funcionaban algunas casas de la cultura y 33 bibliotecas. En 1997, estas
últimas o en su conjunto 24 729 títulos y tenían en existencia 153 481
volúmenes. Sus 102 empleados atendían a un total de 324 768 usuarios que
habían consultado 516 019 obras. Por municipio, las 33 bibliotecas estaban
distribuidas de la sienta manera: 6 en Los Cabos, 6 en Comundú, 1 en Loreto, 8
en Mulegé y 12 en La Paz. En la capital presentaban servicio la Escuela de
Música, la radiodifusora cultural XEBCS, el Museo Antropológico, El Ágora, El
Archivo Histórico y algunos teatros, entre ellos el de la Unidad Cultural Cuatro
Caminos, donde se halla la Rotonda de los Surcalifornianos Ilustres, así coma el
Teatro de la Ciudad, con capacidad para 1 400 espectadores. Destacaban entre
sus instituciones de educación superior: la Universidad Autónoma de Baja
California Sur, el Instituto Tecnológico de La Paz, la Universidad Pedagógica, la
Normal Superior y el Centro Interdisciplinario de Ciencias del Mar, que impartía
cursos de maestría y doctorado.
Comunicaciones. En 1918 aparecieron los primeros automóviles en los
poblados de Baja California. Desde entonces fue una aspiración generalizada la
construcción de la carretera transpeninsular. Nada se hizo, sin embargo, hasta el
gobierno del presidente Díaz Ordaz. Éste autorizó un crédito de $62.5 millones
para construir el tramo La Paz-San José del Cabo; y al término de su periodo
(1970) estaba en servicio el de Cabo San Lucas-San José del Cabo-La Paz-
Ciudad Constitución-Insurgentes-Loreto (570 km), y en construcción el de
Loreto-Mulegé-Santa Rosalía (198 km). En el norte se había avanzado de
Tijuana a Ensenada y a San Quintín (330 km). El 17 de octubre de 1973 (Día del
Caminero) se unieron en el campamento de Santa Inés las terracerías de los
frentes de trabajo norte y sur. La carretera transpeninsular, concluida durante la
administración del presidente Echeverría, tiene una longitud de 1 583 km, de los
cuales 990 corresponden a Baja California Sur. En 1997, la red carretera del
estado constaba de 4 183.7 km. La parte troncal federal tenía una longitud de 1
217.4 km, la parte alimentadora estatal de 1 896.8 km (319.5 pavimentada,
719.6 de terracería y 857.7 revestida), y la parte de caminos rurales de 1 068.7
km (28.8 pavimentada 1 040. 8 revestida). Existían en el estado 6 aeropuertos y

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58 aeródromos. Durante 1996 se registraron un total de 48 336 vuelos, 29 917 de
ellos nacionales y 18 419 internacionales, con una afluencia de 1 691 071
pasajeros, 611 750 del país y 1 079 321 del extranjero. A través de los puertos
marítimos de la entidad se movieron 12 216 095 toneladas de carga: 3 718 828
de altura (157 350 de entrada y 3 561 478 de salida) y 8 497 267 de cabotaje
(747 537 de entrada y 7 749 730 de salida). En cuanto a la extensión de obras
portuarias, a lo largo de 1997, 6 479 m lineales correspondieron a obras de
protección, 12 079 m lineales a obras de atraque y 141 654 m2 a obras de
almacenamiento. Existían 40 estaciones repetidoras de microondas y 110
estaciones terrenas receptoras de señal vía satélite; 11 estaciones radiodifusoras
(10 concesionadas y una permisionada), seis de ellas en amplitud modulada y
cinco en frecuencia modulada, así como 26 estaciones televisores (25
concesionadas, y 1 permisionada), 2 de ellas locales y 24 repetidoras.
Transportes. De 1924 a 1930 operaron en el golfo de California las
compañías navieras Del Pacífico y De los Estados, aquélla con los barcos
Washington y Bolívar, de 1 500 t de desplazamiento cada uno, y ésta con el
México y el Moctezuma, de 3 mil, aparte otras unidades menores. Estas líneas no
perduraron y en los años siguientes los comerciantes e industriales de la
Península adquirieron sus propias embarcaciones: los hermanos Ruffo, el San
Antonio; la fábrica de suelas de zapatos de La Paz, el Viosca; Arturo Canseco y
Cía., el Blanco; la casa Van Borstel y Castro, el Peninsular; y varias tiendas de
San José del Cabo, el Unión. El 9 de noviembre de 1964, el presidente Adolfo
López Mateos puso en servicio el transbordador La Paz, primero de la flota del
organismo descentralizado Caminos y Puentes Federales de Ingreso, cuyo
número de unidades ha ido creciendo hasta llegar a nueve en 1986, y con las
cuales transporta pasajeros y carga de La Paz a Mazatlán y a Topolobampo (17
horas de travesía), de Santa Rosalía a Guaymas (6 horas) y de Cabo San Lucas a
Puerto Vallarta (17 horas). Otras empresas proporcionan el servicio de carga de
cabotaje y mueven la sal hasta la isla de Cedros y el yeso desde la de San
Marcos. En 1997 había un total de 85 unidades vehiculares de carga del servicio
público de autotransporte, 52 de carga general y 33 de carga especializada, las
cuales transportaron 108.0 miles de toneladas (95.5 miles de carga general y
12.5 miles de carga especializada). Además circulaban 242. unidades
vehiculares de pasaje del servicio público federal que transportaron a 814 202
pasajeros. Asimismo estaban registrados un total de 72 272 automóviles, 276
camiones para pasajeros, 48 184 camiones de carga y 728 motocicletas. La Paz,
Loreto y San José del Cabo son de carácter internacional. Se dispone también
del servicio de aerotaxis. El autotransporte de carga en el interior de la entidad y
hacia el resto de la República lo manejan 13 sociedades, de las cuales siete

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radican en La Paz, cinco en Ciudad Constitución y una en Ciudad Insurgentes; y
el de pasajeros, una línea local (Autotransportes Águila) y tres foráneas (Tres
Estrellas de Oro, Norte de Sonora y Autotransportes de la Baja California).
Recursos naturales. De los 2 200 km de litoral, 800 corresponden al golfo de
California y 1 400 al océano Pacífico. Esta sola circunstancia ofrece infinidad de
atractivos turísticos en mar y tierra. Del lado oriental destacan las lagunas de
agua salada de Puerto Escondido, Nopoló y Balandra y el estero de San José del
Cabo; y del opuesto, las de San Ignacio y Ojo de Liebre. Esta última, declarada
parque nacional, es notable porque a ella acuden grandes mamíferos marinos en
la temporada de su reproducción (V. BALLENA). En seguida se anotan las
principales especies marinas de interés económico, las áreas para su pesca y,
entre paréntesis, el volumen permisible de captura anual, en toneladas: abulón,
en la costa occidental, desde el paralelo 28 hasta bahía Magdalena (en proceso
de veda); almejas y caracoles, en ambos litorales (5 mil); anchoveta, desde punta
Abreojos hasta Todos Santos, especialmente en bahía Magdalena y La Poza, en
el Pacífico, y de Santa Rosalía a Cabo San Lucas, con máxima densidad en
Loreto y bahía Concepción, en el Golfo (500); langosta en el litoral occidental (2
mil); langostilla, de boca de Las Animas a pinta Conejo, con agregaciones
masivas en bahía Magdalena, y de Santa Rosalía a San José José del Cabo (80
mil); tiburones y rayas, desde las Islas Marías, en Nayarit, hasta punta Eugenia
(12 mil); peces de escama en general, en ambos litorales (15 mil); y merluza, de
punta Abreojos a bahía Magdalena frente a Santa Rosalía (60 mil). Entre los
recursos minerales sobresalen: la sal, en Guerrero Negro, con un 99.7% de
pureza; el yeso, con 94% de sulfato de calcio, en la isla San Marcos, cuyas
reservas se calculan en 100 millones de toneladas; calizas, cerca de Todos
Santos, de donde proceden 6 mil toneladas anuales de cal hidratada; roca
fosfórica, en San Juan de la Costa (44 millones de toneladas potenciales en 33
km² con una reserva de mil millones de toneladas); cobre, en Santa Rosalía; oro
y plata, en el distrito minero de El Triunfo y San Antonio, explotados en baja
escala, y pequeños placeres en la zona de Juan Márquez y bocana del Carrizal,
aún no aprovechados; manganeso, en punta Concepción, zona de Santa Rosalía;
cromo, entre las bahías de Sebastián Vizcaíno y Magdalena, en la zona de El
Tigre, donde se han cuantificado 12 615 t con contenido promedio de 48% de
óxido de ese mineral; titanio y tungsteno, en las arenas de Juan Márquez y la
bocana del Carrizal; cobalto, cuya existencia se supone al noroeste de San
Antonio; e hidrocarburos, acaso en las cuencas de Sebastián Vizcaíno, San
Ángel, La Purísima y Santo Domingo.
Minería. Los minerales de cobre de Santa Rosalía fueron descubiertos en
1868 por un ranchero de Santa Águeda. La Compañía Minera de El Boleo, de

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capital francés, empezó a explotarlos en 1887. Se adoptó ese nombre porque las
cristalizaciones se presentaban en forma esférica. Casi agotada la veta, se han
llevado ocasionalmente a la fundición, para maquilarlos, minerales de Perú y
Chile. La Compañía Minera de Santa Rosalía, establecida en 1954 por la
Comisión de Fomento Minero, aprovecha por lixiviación, precipitación y
flotación los minerales de cobre de baja ley que ahí quedan depositados. La
planta tiene una capacidad de mil toneladas diarias. Para la obtención de ácido
sulfúrico se instaló otra, que trabaja por el método de ambiente a partir del cobre
que le llega por vía marítima desde Coatzacoalcos, Ver. Hubo también cobre en
San Luciano, en la misma zona; y manganeso en la cabecera del arroyo de
Lucifer, cuya explotación, activa durante la Segunda Guerra Mundial, se
abandonó en 1950, al agotarse los yacimientos. Lo mismo ocurrió con el
manganeso de Pilares y Gavilanes, en la bahía de La Concepción, cerca de
Mulegé; y con la plata y el oro de El Triunfo y San Antonio, al sur de La Paz.
Fueron también notables los placeres de oro de El Carrizal, Juan Márquez, Valle
Perdido y Las Gallinas, en la delegación de San Antonio (La Paz) y otros más en
San Andrés y Santa Clara (Mulegé). En la isla del Carmen, frente a Loreto, se
recolectan anualmente 100 mil toneladas de sal; pero en la zona de Guerrero
Negro, en terrenos adyacentes a la bahía de Sebastián Vizcaíno, la producción
alcanza 5 millones de toneladas. El agua del mar se bombea a 30 depósitos de
0.5 m de profundidad y 2 mil hectáreas de extensión cada uno, donde se evapora
y deja una capa de sal; ésta es recogida por grandes vehículos que la transportan
a un almacén, llevada en lanchones a la isla de Cedros, y ahí cargada en barcos
con destino a Japón, Estados Unidos, Europa y Canadá. En un principio la
concesión se otorgó a la Compañía Exportadora de Sal, filial de la National Bulk
Carriers, pero en 1973 se transfirió a una empresa de capital japonés. Esta
actividad propició el nacimiento, en 1950, del puerto artificial de Venustiano
Carranza, en la laguna de Ojo de Liebre. La Compañía Occidental Mexicana, de
capital norteamericano, que inició sus operaciones en 1924, explota el yeso de la
isla de San Marcos, donde se producen 800 mil toneladas anuales de sulfato de
calcio con 98% de pureza. Una pequeña parte se envía a la industria cementera
del estado limítrofe y el grueso se exporta a Los Ángeles y Seattle, E.U.A.; otras
cantidades apreciables se venden a Japón, Filipinas y Corea. La industria
extractiva aporta la tercera parte del producto interno bruto estatal. En 1993, éste
ascendió a 299 636 pesos.
Electricidad. La Comisión Federal de Electricidad opera seis plantas
generadoras con capacidad conjunta de 154 381 kW, 75 mil de los cuales
corresponden a la unidad instalada en punta Prieta, municipio de La Paz, que
abastece la mayor parte del estado. Además, funcionan otras, administradas por

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patronatos, empresas o cooperativas, que proporcionan el servicio a varias
poblaciones.
Agricultura. El estado posee 504 mil hectáreas aptas para la agricultura, pero
sólo se cultivan 54 944 (cuadro 3). Éstas son irrigadas por 954 pozos profundos,
174 pozos a cielo abierto, 13 presas derivadoras, 14 manantiales, una planta de
bombeo y dos galerías filtrantes. El 75% de la superficie se riega por gravedad,
y el resto por aspersión y goteo. Se dispone de 1 315 tractores, 856 sembradoras,
515 segadoras, 13 trilladoras y 136 máquinas combinadas. Se cultiva algodón,
trigo y garbanzo; en 1996-97 la superficie cosechaba de estos productos en su
conjunto fue de 12 362 hectáreas.
Ganadería. La superficie potencial de pastizales es de 6.9 millones de ha, de
las que sólo se aprovechan 3.8 millones. El coeficiente de agostadero es de 28 a
80 ha por animal; a fin de mejorarlo, se han sembrado 15 mil ha de zacate. En
1997 del valor total de la producción ganadera 87.2 % correspondía a bovino,
6.9 % al caprino, 2.9 al porcino, 1.4 % al ovino, 1.2% a aves y 0.4% a abejas.
Pesca. En la bahía de La Paz y en las cercanías de las islas de Espíritu Santo,
El Pardito, San José, Cerralvo y San Francisquito, al igual que frente a Loreto y
en la punta suroeste de la isla de El Carmen, fue tradicional el buceo de perlas.
Lo practicaron los españoles durante la Colonia, y en el siglo pasado los
armadores utilizaban en esta tarea a los indios yaquis, por su gran resistencia
física, pues a 10 o 12 brazas de profundidad era preciso arrancar las conchas que
estaban adheridas a las rocas, y aun ocultas en las grietas. La pesca se realizaba
entre mayo y octubre. En 1827 la empresa inglesa General Pearl and Coral
Fishery Association trató de emplear en la recolección una campana especial,
pero no tuvo éxito a causa de la irregularidad del fondo marino. En 1856 eran ya
muy pocos los indígenas dispuestos a hacer el trabajo, pues en cada temporada
varios morían devorados por los tiburones. Se mantuvo, sin embargo, la
exportación de la concha nácar, de la que solían enviarse a Europa unas 500 t
cada dos años. El 24 de junio de 1874 se expidió el Reglamento para el Buceo
de la Concha Perla, conforme al decreto del 21 de abril anterior, declarando libre
esa actividad para nacionales y extranjeros. El litoral perlífero se dividió en
cuatro zonas: del cabo Pulmo al canal de San Lorenzo, incluyendo la isla de
Cerralvo; la bahía de La Paz y las islas de Espíritu Santo y San José; de la punta
del Mechudo a la isla Coronado; y de la isla de San Marcos a la ensenada de San
Bruno. Desde hace tiempo el buceo es ocasional. La búsqueda de nuevas áreas
para la pesca de este recurso permitió el descubrimiento de otras especies,
aunque sin llegar a capturarlas en cantidad significativa. Al trabajo de los
pescadores libres de la zona pronto se sumó el surgimiento de empresas privadas
y la organización de sociedades cooperativas, unas y otras estimuladas por el

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alto valor comercial del abulón, la langosta y el atún.
Entre 1950 y 1960 se establecieron las primeras comunidades pesqueras
importantes en la zona norte del litoral del Pacífico. Sin embargo, la falta de
infraestructura básica y los bajos niveles de inversión han impedido que la
actividad pesquera corresponda a la magnitud de los recursos potenciales,
calculados en 700 mil toneladas anuales de captura. La producción pesquera ha
disminuido de 101 882 t (de fresco entero) en 1980, a 101 733 en 1981, 94 648
en 1982, 75 083 en 1983 y 49 350 en 1984 (cuadro 2). Las bajas más acentuadas
han sido en abulón, calamar y sardina. Del volumen total capturado en 1984, 34
206 t se destinaron al consumo humano directo, 10 003 al indirecto y 11 141 a
usos industriales. La actividad pesquera estatal registró en 1997 una ocupación
de 603 personas: 205 en organizaciones sociales cooperativas), 224 en empresas
y 174 particulares, todos ellos inscritos en el Registro Nacional de Pesca. Hay
dos centros de investigación, uno en bahía Tortugas y otro en bahía Magdalena,
encaminados al establecimiento de cultivos comerciales de crustáceos y
moluscos. El personal especializado se forma en la Universidad Autónoma de
Baja California Sur (licenciatura), el Centro Interdisciplinario de Ciencias del
Mar (posgrado), el Centro de Estudios Tecnológicos del Mar (nivel medio
superior) y las escuelas técnicas pesqueras (nivel medio básico). En 1997, la
flota pesquera constaba de 4 240 embarcaciones, de las cuales 70 eran de pesca
de altura, 26 camaroneras, 13 atuneras, 3 sardineras-anchoveras, 28 escameras y
4 170 de pesca ribereña.
Las pesquerías, son de tres tipos; de captura masiva (sardina y atún),
orientadas a la exportación (abulón, langosta y camarón) y generales (escama y
camarón).
Industria. Operan en la entidad tres plantas maquiladoras en las ramas textil
y electrónica. En 1985 el gobierno local proyectaba la apertura de parques
industriales en San Carlos, el corredor Ciudad Constitución-Villa Insurgentes, el
área de Santa Rosalía y la zona del Pacífico Norte. Ese año, el puerto de
Pichilingue, construido por Fondeport, ofrecía terrenos urbanizados, con todos
los servicios para la instalación de industrias pesqueras y conexas, en
condiciones financieras muy atractivas. La oficina de Nacional Financiera en La
Paz atiende las solicitudes de créditos para programas de fomento industrial. Las
empresas que se establecen en la entidad pueden recibir hasta el 30% de su
inversión en certificados de promoción fiscal (Ceprofis) y consumir
combustóleo en lugar de diesel en sus procesos del calcinación y operación de
calderas y plantas desaladoras. La ampliación de los recursos en apoyo a la
pequeña minería en el distrito de El Triunfo-San Antonio hizo posible la
apertura de 27 plantas beneficiadoras de oro y plata. En 1997, la industria

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maquiladora exportación sumaba siete establecimientos y ocupaban a 7 731
personas. En tanto la industria de la construcción se integraba con 125 empresas
(113 micro, 7 pequeñas, 4 medianas y una grande) que ocupaban en su conjunto
a 907 personas.
Comercio. El régimen de zona libre propició el crecimiento del estado y
especialmente la prosperidad de la ciudad de La Paz. La ventaja que representa
para el turista nacional adquirir artículos provenientes de todo el mundo en un
lugar dentro de México, sin necesidad de viajar al extranjero, fue la clave del
despegue económico de Baja California Sur. En su primera década (1974-1983),
la entidad duplicó su población y mejoró sensiblemente sus niveles de inversión,
empleo y bienestar. En 1993 había un total de 5 629 establecimientos que
ocupaban a un promedio de 16 875 personas: 9 en la compra-venta de material
de desecho, 188 en comercio de productos no alimenticios, 122 en comercio de
productos alimenticios, bebidas y tabaco, 5 310 en comercio al por menor, 2 867
en comercio de productos alimenticios en supermercados, tiendas de
autoservicio y almacenes, 2013 en comercio de productos no alimenticios en
establecimientos especializados, 20 en comercio de productos no alimenticios,
en tiendas de departamentos y almacenes, 264 en comercio de automóviles y
autopartes y 28 en gasolinerías.
Perfil económico. Conforme a los Censos Económicos 1986, cuyo propósito
fue captar la información básica sobre las unidades económicas productoras de
bienes y servicios existentes en 1985, con excepción de los agropecuarios y
forestales, el estado de Baja California sur tiene 6 302 establecimientos, que dan
ocupación a 45 220 personas. Del total de establecimientos, cuyo volumen de
personal en cada caso se indica entre paréntesis, 21 (928) se dedican a la pesca;
ocho (1 607), a la minería y extracción de petróleo; 507 (4 107), a la industria
manufacturera; 35 (501), al abastecimiento de electricidad, gas y agua; 64 (1
067), a la construcción; 3 510 (13 044), al comercio y a la atención de
restaurantes y hoteles; 174 (2 574), a los transportes, las comunicaciones y el
almacenamiento; 268 (1 657), a los servicios financieros, de seguros y bienes
inmuebles; y 1 715 (19 735), a los servicios comunales, sociales y personales.
(Fuente: INEGI: Censos económicos 1986.)
Turismo. La actividad turística en la entidad ha dependido del desarrollo de
las comunicaciones. Al principio de la década de los cincuentas solamente se
podía llegar en forma irregular por barco o por avión, y con grandes dificultades
por tierra. La corriente turística principal era de extranjeros de alto nivel de
ingresos, pues los viajes generalmente se hacían en aeronaves privadas.
Entonces empezaron a edificarse hoteles en La Paz y sus alrededores, en Buena
Vista y en el corredor de San José del Cabo a Cabo San Lucas.

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En la década siguiente, gracias a la operación regular de los transbordadores
y al comercio de la zona libre, el turismo nacional creció considerablemente. Y
en los años setentas, al construirse la carretera transpeninsular y los aeropuertos
internacionales de San José del Cabo y Loreto, se abrieron mayores y más
confortables establecimientos de hospedaje y el gobierno federal implementó los
polos de desarrollo turístico de Loreto-Nopoló y San José del Cabo. En función
de las características del estado, se han determinado tres zonas turísticas: la
norte, desde Guerrero Negro hasta Ciudad Constitución; la centro, desde La Paz
hasta Todos Santos; y la sur, desde Los Barriles hasta Cabo San Lucas. En 1997
había una oferta de 8 678 cuartos de hotel en 171 establecimientos que
hospedaron a 911 644 turistas: 294 182 nacionales y 617 492 extranjeros.
Visitaron museos, zonas arqueológicas y monumentos históricos administrados
por el Instituto Nacional de Antropología e Historia: 34 315, 1 399 y 2 931
turistas, respectivamente. Entre los proyectos de inversión que estaban
considerándose en 1986, destacan sendos complejos turísticos en San José del
Cabo y Loreto, los fideicomisos de Ciudad del Recreo de La Paz y de Ciudad
Turística y Portuaria Cabo San Lucas, y el Policentro Palmira Marina. Este
último, promovido por el gobierno del estado, se estaba realizando por conducto
del Instituto de la Productividad. Se encuentra en el kilómetro 2.5 de la carretera
La Paz-Pichilingue y consiste en un conjunto integrado por ocho secciones:
condominios de tiempo compartido, centro comercial, marina y club náutico,
restaurante y salón de banquetes, hotel de playa, gasolinería y servicios conexos,
campo de casas rodantes y acuario.
Banca. Están establecidas 14 instituciones de crédito que prestan servicios
hipotecarios, de ahorros, de cuentas de cheques, refaccionarios, de inversión y
de valores por medio de 35 oficinas.
Bibliografía: INEGI: Anuario Estadístico Estado de Baja California Sur
1998.

COORDENADAS GEOGRÁFICAS Y ALTITUD


DE LAS CABECERAS MUNICIPALES
Latitud Norte Longitud Oeste Altitud
Cabecera
º ' º ' msnm
Ciudad Constitución 25 01 111 40 50
Santa Rosalía 27 20 112 16 40
La Paz 24 09 110 19 30
San José del Cabo 23 03 109 42 40
Loreto 26 01 111 21 20
º: grados, ': minutos, msnm: metros sobre el nivel del mar.
Fuente: INEGI, Anuario Estadístico del Estado de Baja California Sur 1998.

BAJA CALIFORNIA SUR


SISTEMA EDUCATIVO

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SERVICIOS EDUCATIVOS
Ciclo Preescolar Primaria Secundaria
escolar Alumnos Maestros Alumnos Maestros Alumnos Maestros
1980-81 9 118 281 47 984 1 419 13 176 820
1981-82 10 424 309 49 781 1 502 14 441 883
1982-83 10 444 322 51 666 1 565 15 481 941
1983-84 10 679 333 46 395 1 635 16 214 1 010
1984-85 11 245 347 51 908 1 677 16 885 1 021
1985-86 12 211 391 52 108 1 689 17 240 1 047
1986-87 12 251 430 52 584 1 791 17 656 1 048
1987-88 12 013 446 52 958 1 808 18 014 1 067
1988-89 12 188 448 52 584 1 826 18 462 1 038
1989-90 12 656 480 52 672 1 839 18 422 1 015
1990-91 12 887 503 52 613 1 899 18 864 1 066
1991-92 13 237 522 52 907 1 955 18 945 1 170
1992-93 13 703 557 52 778 1 983 19 551 1 191
1993-94 13 907 565 52 936 1 989 20 057 1 222

BAJA CALIFORNIA SUR


SISTEMA EDUCATIVO
SERVICIOS EDUCATIVOS
Ciclo Profesional medio Bachillerato Educación superior
escolar Alumnos Maestros Alumnos Maestros Alumnos Maestros
1980-81 --- --- 4 919 458 3 473 380
1981-82 381 52 5 407 447 1 771 220
1982-83 690 62 6 027 449 2 190 188
1983-84 683 80 6 730 508 2 379 240
1984-85 1 092 115 7 530 606 2 416 317
1985-86 882 86 8 448 613 2 392 276
1986-87 935 83 7 654 624 2 174 324
1978-88 752 87 8 639 785 2 132 347
1988-89 608 92 9 434 866 2 298 387
1989-90 741 93 9 531 736 2 385 337
1990-91 796 72 9 490 741 2 427 333
1991-92 1 479 88 10 632 774 2 514 339
1992-93 1 911 134 12 065 857 2 947 324
1993-94 2 068 137 12 476 877 2 914 347
ESTADO DE BAJA CALIFORNIA SUR
SALUD

Principales enfermedades
Número de casos
(1991)
Amibiasis 4 482
Ascariasis 371
Cirrosis hepática 21
Diabetes 350
Escarlatina 2
Fiebre reumática 3
Fiebre tifoidea 49
Hipertensión arterial 1 311

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Infecciones intestinales mal definidas1 23 517
Infecciones respiratorias 27 995
2 740
Intoxicaciones alimenticias
Neumo y bronconeumonías 698
Paludismo 2
Rubeola 148
Sarampión 19
Shigelosis 77
Tétanos 1
Tosferina 3
Tuberculosis pulmonar 46
1: Cifras correspondiente al año de 1990.
2: Comprende la suma de intoxicación alimentaria bacteriana y no bacteriana.

Enfermedades prevenibles por vacunación.


Casos registrados y vacunas aplicadas 1991-1992
Enfermedad No. de casos Vacunas aplicadas
Sarampión 31 76 958
Poliomielitis 0 1 768
Tuberculosis 88 8 169
Difteria, tosferina y tétanos 8 7 721

Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida)


% respecto al
No. de casos Tasa*
total nacional
1991 1992 1991 1992 1991 1992
31 40 0.3 0.7 111. 119.0
* por millón de habitantes.
Fuente: Grupo Financiero Banamex Accival. México Social 1992-1993

VOLUMEN Y VALOR DE LA CAPTURA PESQUERA EN PESO DESEMBARCADO SEGÚN


DESTINO Y ESPECIE 1997

Destino y especie
Volumen de la captura Valor de la captura a
(Toneladas) (Miles de pesos)
Total Privado Público Social
Total 139 238 105 135 6 19 121 523 306
Consumo humano directo 115 224 b 82 451 6 17 791 486 969
Abulón 189 - - 189 26 051
Almeja 1 394 579 - 815 16 761
Atún 11 121 10 187 - 934 4 348
Calamar 41 936 36 149 - 5 787 103 582
Camarón 1 170 59 - 1 111 54 250
Escama 10 345 6 724 - 3 621 61 377
Langos 1 274 - - 1 274 75 757
Macarela 983 954 - 29 1 078
Sardina 17 486 17 486 - - 19 182
Tiburón y cazón 2 619 1 846 6 767 17 822
Tunidos 1 806 1 531 - 275 706
Verdillo 1 236 1 001 - 235 7 333

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Otras especies 8 689 5 935 - 2 754 53 794
Captura sin registro oficial c 14 976 n. d. n. d. n. d. 44 928
Consumo humano indirecto 22 209 22 183 - 26 24 381
Fauna de acompañamiento 29 3 - 26 50
Macarela 1 065 1 065 - - 1 168
Sardina 21 115 21 115 - - 23 163
Uso industrial 1 805 501 - 1 304 11 956
Algas 292 192 - 100 1 778
Otras especies 1 513 309 - 1 204 10 178
a A precios de playa o primera mano.
b Incluye el volumen de la captura sin registro oficial.
c Se refiere al volumen de captura que, por diversas circunstancias, escapa a los registros

formales de la fuente. Su monto se determina por métodos indirectos de estimación.


Fuente: Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, Delegación en el
Estado. Subdelegación de pesca; Unidad de Informática y Registro.

POBLACIÓN TOTAL POR SEXO SEGÚN EL MUNICIPIO 1995


Municipio Total Hombres Mujeres
Los Cabos 71 031 37 179 33 852
Comundú 66 096 33 385 32 711
Loreto 9 986 5 077 4 909
Mulegé 45 963 23 714 22 249
La Paz 182 418 91 658 90 790
Estado 375 494 191 013 184 481
Fuente: INEGI, Conteo de Población y Vivienda 1995.

AGUA POTABLE Y ALCANTARILLADO


(Datos de 1997)
Fuentes de abastecimiento de agua potable: 173
Pozos profundos: 153
Manantiales: 11
Plantas desaladoras: 9
Volumen promedio diario de extracción de agua: 180.3 miles de m3
Capacidad total de almacenamiento de las presas. 34.7 millones de m3
Capacidad útil de almacenamiento: 25.6 millones de m3
Volumen anual utilizado: 17.0 millones de m3
Sistemas de agua potable: 107
Tomas domiciliarias: 97 820
Domésticas: 91 934
Comerciales: 5 278
Industriales: 608
Localidades con el servicio: 112
Descargas de aguas residuales: 662
Volumen de descargas: 11 666 190 m3
Descargas domésticas: 12/ 195 005 m3
Descargas industriales: 42/ 11 406 461 m3
Descargas de servicios: 600/ 64 724 m3
Plantas de tratamientos de aguas residuales: 43

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Públicas: 12
Privadas: 31
Lagunas de oxidación: 9
Lodos activados: 24
Planta de tratamiento biológico: 10
Capacidad instalada: 1 173.8 litros por segundo
Volumen tratado por año: 25 201.0 m3
Sistemas de drenaje y alcantarillado: 12
Localidades con el servicio: 15
Fuente: INEGI, Anuario Estadístico del Estado de Baja California Sur 1998.

RED TELEGRÁFICA Y SERVICIO POSTAL


(Datos de 1997)
Oficinas telegráficas: 36
Administraciones: 29
Agencias: 6
Estaciones: 1
Personal ocupado: 184
Telegramas transmitidos: 39 995
Nacionales: 39 763
Internacionales: 232
Telegramas recibidos: 33 639
Nacionales: 32 904
Internacionales: 732
Giros telegráficos al interior: 278 845
Giros recibidos: 156 017
Del interior: 151 542
Del exterior: 4 475
Oficinas postales: 241
Administraciones: 19
Sucursales: 19
Agencias: 38
Expendios: 189
Personal ocupado: 182
Volumen de correspondencia expedida: 1 058.3 miles de piezas
Servicio interior: 670.9 miles de piezas
Servicio internacional: 387.4 miles de piezas
Volumen de correspondencia recibida: 5 876.5 miles de piezas
Giros postales expedidos: 18 521
Giros postales recibidos: 3 540
Fuente: INEGI, Anuario Estadístico del Estado de Baja California Sur 1998.

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Arco de San José del Cabo, en Baja California Sur.
Secretaría de Turismo

Buenavista, al este de Baja California Sur, entre Rosarito y Loreto.


Secretaría de Turismo

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Cabo San Lucas, Baja California Sur (vista aérea)
Aerotécnica de México

Catedral de la Paz, capital de Baja California Sur. Se inició su construcción en 1861. La


Paz fue capital de las Californias a partir de 1830.
Secretaría de Turismo

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Estero de Mulegé, Baja California Sur. Mulegé, a orillas del Arroyo Santa Rosalía, fue
fundado a comienzos del siglo XVIII como misión de Santa Rosalía de Mulegé.
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Fachada de una iglesia de Baja California Sur. La entidad se distingue por sus numerosas
misiones y templos de gran valor histórico.
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Las Pinturas rupestres en San Gregorio, Baja California Sur, son una de las
manifestaciones artísticas más antiguas del país.
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Museo de Loreto. Loreto, al este de la Sierra de la Giganta, fue capital de las Californias
desde fines del siglo XVIII a 1829.
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Península y Golfo de California (foto Géminis V, 1965)
National Aeronautics and Space Administration: Earth Photographs from Gemini III, IV and
V (Washington, 1967)

San José del Cabo, misión jesuita fundada en 1730 al sur de la península de Baja
California.
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San Miguel Comondú, otra misión jesuita del XVIII, al pie de la Sierra de la Giganta, en
Baja California Sur.
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Volcán de las Tres Vírgenes, en el nordeste de Baja California Sur.


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Municipios: 1. Comondú. 2. Mulegé. 3. La Paz. 4. Los Cabos. 5. Loreto.
BAJADOR
En charrería, cuerda que, sujeta por sus extremidades a las argollas de los
enreatados y pasando debajo del cuello del caballo, sobre las riendas, sirve para
impedir que el animal gorbetee o despape. También se le denomina así a la
correa que, suspendida entre la parte posterior del bozal y el cincho, y pasando
por en medio de las manos de la caballería, se utiliza con ese mismo objetivo.
BAJAGUA
Tabaco ordinario, de mala calidad, que generalmente es el que se recoge de las
hojas inferiores (bajas) de la planta. En Veracruz se le llama bajura.
BAJÍO, EL
(De bajío, terreno bajo con relación a mesas o montañas circundantes.) Nombre

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popular de una fértil planicie situada a unos 1 600 m sobre el nivel del mar, que
abarca los estados de Guanajuato y Michoacán. Está limitada al oeste por la
sierra de Pénjamo, la de los Agustinos, y varios cerros al sur del valle de
Santiago (Culiacán, la Gavia, la Alberca); pero continúa en Michoacán
abarcando las llanuras de Yuriria, Salvatierra y Acámbaro. Al norte está limitada
por la sierra de Guanajuato; al este, por las alturas de Querétaro y al sureste, por
la sierra de Amealco. Generalmente se entiende por Bajío al conjunto de los
valles de Celaya, Acámbaro, Salvatierra, Pénjamo, Salamanca, Irapuato, Jaral
del Progreso, Santiago y La Piedad de Cabadas. Por ser una tierra fértil y bien
regada, ha tenido casi siempre una sobreproducción de cereales y se le ha
llamado “granero de la República”. Su clima es templado. V. GUANAJUATO,
ESTADO DE.

Artesanía típica de Celaya, Guanajuato.


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Interior del Museo Regional de Acámbaro
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Jardín de la Victoria en Silao, centro agrícola del Bajío. Al fondo la parroquia de Santiago
(siglo XVIII)
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Planta conservera de fresas de Irapuato
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BAJONERO, OCTAVIO
Nació en Charo, Mich., en 1940. Estudió en la Escuela Nacional de Artes
Plásticas (1960-1964) y fue miembro del Taller de Gráfica Popular (1962-1965).
Junto con otros artistas, fundó el Taller de Grabado del Molino de Santo
Domingo, en la ciudad de México, que dirigió de 1963 a 1975, y el del Instituto
Allende, en San Miguel de Allende, Gto. En 1986 era maestro en la escuela La
Esmeralda. Ha expuesto unas 50 veces de modo colectivo e individual. En 1978
obtuvo el primer premio de grabado en el Tercer Concurso del Instituto Nacional
de la Juventud Mexicana. Realiza xilografías a color con temática y
ambientación mexicanas.
BAL Y GAY, JESÚS
Nació en Lugo, Galicia, España, en 1905. Terminó su educación musical en el
Conservatorio de Madrid e ingresó al Centro de Estudios Históricos como
colaborador en las secciones de folclore y musicología. Fruto de su trabajo en
esta última son sus Treinta canciones (1935) con textos de Lope de Vega y
música de diversos autores (Guerrero, Lasso, Palomares, Romero, Company)
contemporáneos del dramaturgo. Enseñó literatura española en la Universidad
de Cambridge, Inglaterra, de 1935 a 1938, en que fue invitado por el gobierno de
México a formar parte de la Casa de España, hoy El Colegio de México. Dio
cursos sobre la polifonía del siglo XVI en el Conservatorio Nacional y sobre
estilografía musical en la Escuela Nacional de Música. Ha publicado: Hacia el
ballet gallego (Madrid, 1925), Romances y villancicos españoles del siglo XVI
(1939), Panorama de la música popular gallega (Buenos Aires, 1940),

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Cancionero de Upsala y el Tesoro de la música polifónica en México (1952),
este último invaluable colección de música religiosa colonial sobre el Códice del
Convento del Carmen; La generación gallega de 1925 (1954), Chopin (1959),
Tientos (1960), Debussy (1962), La dulzura de vivir (1964), Cancionero popular
gallego (1975) y Cancionero folclórico de México (1975). Escribió para El
Universal y tuvo a su cargo la sección de música en la Revista de la
Universidad. Como compositor, es autor de Suite para orquesta (1934),
Canciones con textos en gallego (1930), Tres piezas para canto y piano (1940),
Serenata para cuerdas (1941), estrenada por la Sinfónica de México en 1943, y
Tres piezas para orquesta (1945).
BALAAM-CANCHÉ (Yuc.)
Cenote en la región de Chichén Itzá, poco explorado hasta 1959, año en que
investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia encontraron allí
vasijas e incensarios de barro que datan probablemente del siglo XII. La cueva
se halla a unos 5 km al este de la principal entrada a la región arqueológica, y se
extiende cerca de 800 m. Contiene nichos en los que se han colocado estatuas,
algunas de cerca de 1 m de alto, dedicadas a las deidades de la lluvia. Hay
iluminación artificial. En el cenote viven especies acuáticas ciegas. V. GRUTAS.
BALAM
En maya y quiché, el tigre, el jaguar (Felis onza L.); además, el hechicero. Bal
equivale a “esconder y abrigar y encubrir debajo de algo o detrás de algo”
(Motul); y am denota actor. Así, balam es “el que se esconde”, “el misterioso”, o
sea, el brujo, el hombre de los actos ocultos. Chilam Balam, nombre de los
antiguos textos mayas en transcripción alfabética, equivale a “brujo intérprete”.
En la actualidad, entre los campesinos de Yucatán y Quintana Roo, los balames
son espíritus generalmente malévolos a quienes hay que propiciar con dádivas y
humo de copal para que cuiden las milpas. Los balames son grandes fumadores,
y entre los indígenas se cree que las estrellas fugaces no son sino las colillas de
enormes puros que ellos arrojan desde el cielo. El licenciado Zetina, de
Tihosuco, refirió al mayista Daniel G. Brinton (1837-1899) un caso que
demuestra la relación entre los balames y las fuerzas cósmicas, según las
creencias mayas. Un indio que vivía cerca de Tihosuco había descuidado llevar
ofrenda a los balames. Su milpa creció bien y, cuando ya estaban por madurar
las mazorcas, vio con asombro que un hombre alto iba por los surcos, con una
gran canasta en la que arrojaba las mazorcas que arrancaba. El indio lo saludó
con temor. El extraño replicó: “Estoy recogiendo lo que yo envié”. Descansó,
sacó de su bolsillo un cigarro enorme, y con un pedernal y un eslabón, hizo
fuego. Pero las chispas eran relámpagos, y el sonido de sus golpes eran truenos
que sacudían la tierra. El indio cayó desmayado de pavor. Al volver en sí, vio
que una granizada había destrozado sus milpas. De regreso a su casa, lo atacó

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una fiebre que casi le costó la vida.
Balam Maya se llama a una estatuilla tallada en un fémur de ocelote, que
representa a un sacerdote vestido con la piel del ocelote y con un vistoso
penacho de plumas de quetzal; se conserva en el Museo Nacional de
Antropología.
Balam Quitzé, “tigre de risa mortífera”, Balam Acab, “tigre de la noche”;
Mahucutah, “no acepillado”, e Iqui Balam, “tigre de la luna” o “tigre negro”,
son los nombres de “los primeros hombres que fueron creados y formados”,
según el Popol Vuh. Las etimologías de estos adanes son de fray Francisco
Ximénez, el descubridor del manuscrito y su primer traductor.
Balami ha, “casa de los tigres”, es el tercer castigo del Xibalbá o
inframundo. En el Balami ha “no había más que tigres que se revolvían, se
amontonaban, gruñían y se mofaban. Los tigres estaban encerrados dentro de la
casa” (Popol Vuh). También se llama así uno de los 13 pueblos de Tecpan que se
establecieron en Guatemala; tal vez son los que moran en Balamyá,
departamento de Chimaltenango (Popol Vuh).
BALANCÁN MORALES (Tab.)
Sitio arqueológico situado a orillas del arroyo Sayé, tributario del río San Pedro
Mártir, al cual se llega remontando el Usumacinta desde Balancán. Las ruinas
son extensas y contienen muchos montículos, despojados de sus piedras labradas
por gente de esa población para construir sus casas. Entre 1939 y 1961 fue
explorado por E. Wyllys Andrews y Enrique Berlín, y por Raúl Pavón Abreu y
César Lizardi Ramos, quienes descifraron las fechas y otros glifos de cinco de
las seis estelas que se ven allí, y de un altar cilíndrico. Las fechas principales
quedan entre los años 622 y 756.
BALANKANCHÉ (Yuc.)
(En maya, trono del jaguar o altar de los espíritus guardianes.) Gruta localizada
4 km al oriente de la zona arqueológica de Chichén Itzá. La entrada se encuentra
en el centro de lo que fue una plaza del pequeño centro ceremonial del mismo
nombre, y tiene un cerco de planta circular, construido de piedra irregular y sin
mezcla, de unos 40 m de diámetro y hasta 2 m de altura. Por mucho tiempo se
creyó que la gruta tenía 250 m de longitud, pero en 1959 se descubrió que el
fondo estaba sellado por un muro de mampostería y que sus túneles y pasajes
continúan por muchos cientos de metros más. En la nueva sección se
encontraron varios grupos de ofrendas prehispánicas. El grupo I (12 braseros
bicónicos de barro, con la cara del dios Tláloc mexica, pintados de rojo y azul;
13 braseros con espículas; cuatro incensarios cilíndricos de piedra con
representaciones de guerreros; tres vasijas y manos y metates de piedra caliza en
miniatura) se encontró en una especie de cámara dispuesta alrededor de una
columna o tronco calcáreo que figura una ceiba o árbol sagrado. Los grupos II y

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III, semejantes al anterior, se hallaron en otra cámara de la que parte un largo
túnel hoy inundado. Los objetos se sitúan hacia los años 900 a 1000 d.C.
BALANZA COMERCIAL
Comparación, en valor, de las importaciones con las exportaciones hechas por
un país, en un lapso determinado. Algunos tratadistas incluyen en este concepto
el intercambio de servicios. Se habla de una balanza comercial positiva cuando
el valor de las exportaciones es superior al de las importaciones, y negativa en el
caso contrario. También se puede hablar de la balanza comercial respecto a un
producto, una zona geográfica o un país. México tuvo desde 1945 hasta 1981
una balanza comercial negativa, consecuencia de su etapa histórica de
desarrollo, que requirió la importación de grandes cantidades de bienes de
consumo y de producción, entre los que aparecen en forma importante los de
capital, que no era posible todavía producir en el país. Por otra parte, aunque las
exportaciones crecieron en forma vigorosa, no mantuvieron el ritmo de las
importaciones, ya que los excedentes disponibles para ventas al exterior no
llegaron a tener, por su volumen, grado de elaboración y precio, un valor
equivalente al de los bienes adquiridos en otros países. Afectó en forma adversa
a la balanza comercial el deterioro constante de los precios de los productos
primarios, agrícolas y minerales, que significan el mayor contingente de bienes
para exportación, frente a los productos elaborados.
En los años siguientes al fin de la Segunda Guerra Mundial, la industria
manufacturera mexicana registró altas tasas de crecimiento y produjo la mayor
parte de los bienes de consumo final; sin embargo, su expansión dependió de
importaciones crecientes de maquinaria y equipo, que provocaron resultados
negativos en la balanza comercial. A partir de 1970, la insuficiencia interna de
granos y otros alimentos básicos incrementó aún más el déficit, las
exportaciones de manufacturas decayeron por el proteccionismo que fomentó un
mercado cautivo, se desalentó la oferta orientada a los mercados externos y gran
parte de la producción perdió competitividad.
Las exportaciones subieron de Dls. 1 281 millones en 1970 a Dls. 15 307
millones en 1980 (casi 12 veces), pero su estructura cambió de modo
considerable: las ventas de los sectores agropecuario y pesquero (principalmente
algodón, tomate, ganado vacuno y camarón), que significaron el 48.5% del total
en aquel año, cayeron al 10.1% en éste, mientras las del sector extractivo
aumentaron su participación del 16.9 al 67.8%, a causa de que las exportaciones
de petróleo crecieron de Dls. 31 millones en el primer año del periodo a Dls. 9
430 en el último (48 veces). Se incrementaron también las ventas externas de la
industria de transformación (más de siete veces), pero su proporción en el total
descendió del 34.6 al 22.1%. Los textiles y los bienes siderúrgicos perdieron
mercado y lo ganaron la maquinaria, el equipo de transporte y los productos

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petroquímicos. En 1980, Estados Unidos adquirió el 61.8% de las exportaciones
mexicanas; los países de Europa Occidental, el 14.5%; los de Asia, el 8%, con
preeminencia de Japón e Israel; y los de Suramérica, el 4%.
Las importaciones ascendieron de Dls. 2 327 millones en 1970 a Dls. 18 486
millones en 1980. En el primer año de ese periodo, las adquisiciones del sector
público representaron el 24% del total, y en el último el 26.6%; y las del sector
privado, el 76% en aquél y el 63.4% en éste. En esos 11 años cambió la
estructura de las compras al exterior: la participación de las materias primas y
auxiliares (principalmente productos de fundición, piezas para automóviles,
químicos orgánicos, plásticos, resinas artificiales, semillas y frutos oleaginosos)
aumentó del 33.5 al 56.5%; la de los bienes de inversión (máquinas, tractores y
artefactos y aparatos eléctricos, electrónicos y mecánicos) se redujo del 46.5 al
26.2%; y la de bienes de consumo (maíz, sorgo, trigo y productos de las artes
gráficas, especialmente) se abatió del 19.9 al 12.4%. El aumento del valor de las
importaciones en los últimos años del periodo se debió a la progresiva
liberalización de la política comercial, al comportamiento desfavorable de la
agricultura y a la elevación de los precios de los artículos extranjeros. Estados
Unidos contribuyó con el 62.3% de las importaciones; Europa (en especial la
República Federal Alemana, Francia y España), con el 17.4%; Asia (sobre todo
Japón), con el 5.1%; y Suramérica, con el 3.4%.
En 1982, la balanza comercial de México arrojó un superávit de Dls. 6 585
millones (véase cuadro), a causa de que las importaciones disminuyeron Dls. 9
508 millones (65.93%) y las exportaciones se incrementaron Dls. 1 586 millones
(8.71%) respecto del año anterior. El ligero aumento de las ventas foráneas se
obtuvo a pesar del abatimiento del comercio mundial; de la imposición de
mayores barreras arancelarias en Estados Unidos, que excluyó 45 productos
mexicanos del Sistema Generalizado de Preferencias; de la caída de los precios
internacionales del petróleo y de la mayor competencia en el mercado
internacional. Ese año las ventas del sector público aumentaron 12.3% y
representaron el 84.7% del total, mientras las del sector privado descendieron
14.6% y contribuyeron con el 15.3% al conjunto de las exportaciones. Las
ventas de Pemex fueron de Dls. 16 473.3 millones (78.4% del total), y las no
petroleras, de Dls. 4 529.8 millones (21.6%). Estas últimas, sin embargo,
disminuyeron 7.1% con relación a 1981. Los sectores más afectados por el
descenso fueron la minería (28.7% el cobre, 45.5% el azufre, 29.4% el zinc y
51.4% la fluorita) y la agricultura (39% el algodón, 38.3% el jitomate, 3.8% las
legumbres y hortalizas, 31.7% el melón y la sandía y 12.5% el tabaco en rama).
Las ventas de la industria manufacturera también disminuyeron 7.6%. El único
sector que incrementó sus exportaciones fue el de la ganadería, debido al

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aumento de 52.1% en la venta de ganado vacuno.
En 1982 las importaciones fueron menores a causa de la escasez de divisas,
las devaluaciones, las restricciones arancelarias, el pago de pasivos y, en ciertos
casos, la acumulación de inventarios. Del total de adquisiciones, el sector
público absorbió 36.8% y el privado 63.2%, proporciones idénticas a las de
1981. Propició el superávit del sector agrícola la menor compra de alimentos:
91.7% de maíz, 70.9% de frijol y 59.4% de trigo. Las importaciones de la
industria manufacturera (excluidas las de Pemex) se abatieron 39.6%; las de la
minería, 28.9%; y las de la ganadería, la apicultura y la pesca, 20.4%.
Para simplificar los trámites de comercio exterior, en 1983 se exceptuaron 2
840 fracciones arancelarias del permiso previo de importación y 2 713
fracciones de la Tarifa del Impuesto General de Exportación [v. ACUERDO
GENERAL SOBRE ARANCELES ADUANEROS Y COMERCIO (GATT)].
En 1983, 1984 y 1985 el saldo de la balanza comercial siguió siendo
favorable. En general, las ventas de petróleo crudo se mantuvieron estacionarias,
pero reaccionaron favorablemente las de productos petroquímicos; algodón,
jitomate, legumbres y hortalizas, melón y sandía, café crudo en grano y frijol;
zinc en concentrados, fluorita y sal común; camarón congelado y jugo de
naranja; fibras textiles artificiales, productos químicos, hierro o acero
manufacturado y partes y motores para automóviles. El mayor incremento en las
importaciones, a su vez, se registró en los bienes de consumo.

BALANZA COMERCIAL DE MÉXICO


(millones de dólares)
Importaciones Exportaciones Saldo
1992 48 192.6 27 515.6 - 20 667.1
1991 38 184.1 27 120.2 - 11 063.9
1990 31 090.0 26 950.3 - 4 139.7
1989 25 437.9 22 842.1 - 2 595.8
1988 18 898.2 20 565.1 1 666.9
1987 12 222.9 20 656.2 8 433.3
1986 11 432.4 16 031.0 4 598.6
1985 13 438.8 21 835.1 8 396.3
1984 11 788.2 24 053.6 12 265.4
1983 9 005.5 22 313.1 13 307.6
1982 14 421.0 21 006.0 6 585.0
1981 23 930.0 19 419.0 - 4 511.0
1980 18 486.0 15 307.0 - 3 179.0
1975 6 580.2 2 858.6 - 3 721.6
1974 6 056.7 2 850.0 - 3 206.7
1973 3 813.4 2 070.5 - 1 742.9
1972 2 717.9 1 665.3 - 1 052.6
1971 2 254.0 1 366.4 - 890.6
1970 2 326.8 1 281.3 - 1 045.5

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1969 2 078.0 1 385.0 - 693.0
1968 1 960.1 1 180.7 - 779.4
1967 1 748.3 1 103.8 - 644.5
1966 1 605.2 1 162.8 - 442.4
1965 1 559.6 1 113.9 - 445.7
1964 1 492.0 1 022.4 - 470.5
1960 1 186.4 738.7 - 447.7
1955 883.7 738.6 - 145.1
Fuente: Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Dirección General de Aduanas; Banco
de México. Indicadores de comercio exterior.
BALANZA DE PAGOS
Resumen sistemático de todas las transacciones económicas que han ocurrido,
durante un cierto periodo, entre los residentes de un país y los residentes de los
demás países. La mayor parte de los cobros y pagos se origina en los bienes y
servicios proporcionados por los ciudadanos de un país a los de otro; la menor, a
transferencias “sin correspondencia”, tales como préstamos y donaciones. Desde
el punto de vista de las transacciones incluidas, se divide en balanza de pagos en
cuenta corriente y balanza de pagos en cuenta de capitales. Adicionalmente
aparecen las transferencias de monedas convertibles y de oro, denominadas
“movimientos compensadores”, debido a que cubren las diferencias entre
importar, exportar, tomar prestado y prestar. La balanza de pagos en cuenta
corriente está constituida por los ingresos y pagos por compras de bienes y
servicios obtenidos durante el periodo para el cual se establece la balanza. La
balanza de pagos en cuenta corriente está subdividida en: balanza comercial, que
recoge las cifras correspondientes a las importaciones y exportaciones de un
país, con excepción de las mercancías en tránsito y las reexportaciones; y
balanza de invisibles, también llamada de servicios. Los renglones más
importantes de la balanza de invisibles son: los gastos realizados por los turistas
extranjeros dentro del territorio nacional, y por los nacionales en el exterior; las
remesas del exterior de trabajadores emigrantes; los cobros y pagos por servicios
de fletes, seguros y servicios bancarios; intereses sobre préstamos; utilidades y
dividendos de inversiones externas; pagos de regalías y donaciones y legados.
La balanza de pagos en cuenta de capitales se forma por los movimientos de
capitales relacionados con inversiones, préstamos y propiedades. Se puede
clasificar, en cuanto a la duración, en movimiento de capitales a corto y a largo
plazo. Los movimientos a corto plazo pueden tener características muy diversas:
equilibradores, que están ligados a los deficientes en la balanza de pagos en
cuenta corriente, y los autónomos, que pueden derivarse de operaciones
especulativas o bien originarse en motivos de inseguridad financiera y
monetaria. Los movimientos a largo plazo comprenden todas las transferencias
de fondos hechas al principio de una inversión permanente o de larga duración
en el extranjero, o de una proveniente del exterior.

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Las inversiones pueden ser directas, como en los casos de establecimiento de
empresas y creación de filiales y subsidiarias, o de cartera, como en la compra
de títulos-valores, que permiten la obtención de un interés o utilidad. Se
distingue entre la adquisición de valores con la idea de conservarlos hasta su
vencimiento, como una inversión, y las compras especulativas, hechas con la
esperanza de una recuperación a corto plazo, más las utilidades respectivas. Por
el origen de las operaciones, éstas pueden ser de capital privado, de instituciones
bancarias de tipo gubernamental y de organismos internacionales o regionales
para financiamiento. La balanza de capitales recoge cifras que representan los
ingresos netos por la realización de inversiones extranjeras directas y por los
créditos del exterior, tanto del sector público como del privado. El renglón de
derechos especiales de giro (Special Drawing Rights) corresponde a
asignaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la cuenta especial de
giro de este organismo.
La balanza de pagos de México refleja su condición de país en desarrollo y,
desde la década de los setentas, las dificultades económicas que se tradujeron en
déficit crecientes en la cuenta corriente. Hasta fines de los sesentas, el saldo
negativo en la cuenta corriente, producto fundamentalmente del desequilibrio de
la cuenta de mercancías, pudo ser compensado por la cuenta de servicios, lo que
permitió mantener la paridad del peso con el dólar estadounidense desde abril de
1954. De 1970 a 1976, el déficit en la cuenta corriente pasó de Dls. 945.9
millones a Dls. 3 044.3 millones, a causa del acelerado aumento de las
importaciones, el estancamiento de las exportaciones, el incremento de la deuda
externa y la salida de capitales en los últimos años del periodo provocada por la
desconfianza general. Esto obligó al gobierno a devaluar el peso frente al dólar
el 31 de agosto de 1976. Los ingresos en dólares por exportaciones,
transacciones fronterizas, inversiones extranjeras, turismo y créditos exteriores
crecieron tres veces en ese lapso, pero mientras los cuatro primeros renglones
sólo se duplicaron, los préstamos aumentaron casi 10 veces. El endeudamiento
externo pasó a ser una de las principales fuentes de financiamiento para el
desarrollo económico, pues de Dls. 4 262 millones en 1970 subió a Dls. 30 500
millones en 1976. En ese periodo, cuatro quintas partes de las importaciones
correspondieron a bienes de capital, lo cual muestra cómo el proceso de
industrialización estuvo ligado a la adquisición de bienes en el exterior.
Representaron también fuertes salidas de dólares las remesas por concepto de
dividendos, intereses y otros pagos de empresas con inversión extranjera y el
gasto de turistas mexicanos en el exterior.
De 1977 a 1982, el auge petrolero reanimó la economía; la importación de
bienes intermedios y de capital creció a una tasa promedio de 42% anual; se

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contrajeron las exportaciones tradicionales por la expansión del consumo interno
y se acentuó en 36% el déficit en la cuenta corriente. La captación de divisas por
la venta de petróleo no bastó para compensar el saldo negativo de la balanza
comercial, y el alza de las tasas de interés en el mercado mundial de dinero
elevó aún más la deuda externa. La recesión económica internacional contrastó
con el crecimiento de la economía interna y provocó políticas de dumping, que
abarataron las importaciones y redujeron las posibilidades de exportar. Todo
ello, aunado a la sobrevaluación del peso, provocó al final del periodo una fuerte
especulación con divisas y una fuga de capital sin precedentes en la historia
moderna de México. En 1982, el virtual desplome de la economía y la crisis de
confianza correlativa provocaron la salida del país de por lo menos Dls. 22 mil
millones. La nacionalización de la banca en septiembre de ese año y los
controles cambiarios resultaron insuficientes para contrarrestar el fenómeno. El
ajuste de la economía a que obligaron estos hechos y la menor disponibilidad
interna de divisas se tradujo en una contracción del déficit en cuenta corriente, el
cual sumó Dls. 6 222 millones. Sin embargo, la reducción del desequilibrio
obedeció más a disminuciones en los egresos que a aumentos en los ingresos,
pues las ventas al exterior de mercancías no petroleras y servicios no
financieros, por ejemplo, sufrieron grandes bajas. En 1982, el egreso neto por
servicios financieros fue de Dls. 13 764.9 millones, superior al de 1981, debido
sobre todo al incremento del monto y de las tasas de interés de la deuda pública
externa. Por primera vez en 39 años la balanza comercial tuvo un saldo anual
positivo, efecto de la recesión económica, la caída de la inversión pública y el
descenso de las importaciones. También disminuyeron los ingresos por turismo
y transacciones fronterizas. La entrada neta fue de Dls. 6 754.1 millones. La
cuenta de errores y omisiones registró una salida de Dls. 5 270.8 millones. El
endeudamiento público externo fue insuficiente para compensar el déficit en
cuenta corriente y el aumento de activos de mexicanos en el exterior, lo que
originó una reducción de Dls. 3 184.7 millones en la reserva del Banco de
México.
En 1983 se elevó el ahorro interno como consecuencia de la contracción de
las finanzas públicas, la subvaluación del peso, el control de cambios, la
recesión económica, la reestructuración de la deuda externa pública y privada y
las disminuciones en las tasas de interés internacionales, aun cuando se redujo el
precio mundial del petróleo. La regulación del mercado de cambios y la escasa
disponibilidad de divisas, encarecidas por la devaluación, contrajeron las
importaciones, sobre todo en los dos primeros meses. Las exportaciones no
petroleras mejoraron y las disminuciones en las tasas de interés internacionales
representaron un ahorro de Dls. 1 403 millones. Hubo un superávit de Dls. 5

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323.8 millones contra un déficit de 6 221 millones un año antes, o sea, un ajuste
anual sin precedentes de Dls. 11.5 mil millones. El superávit en cuenta corriente
derivó sobre todo el saldo favorable de la balanza comercial. Hubo un egreso
neto de Dls. 10 661.9 millones por servicios financieros, y un superávit en
servicios no financieros de Dls. 922.6 millones.
En 1984 la balanza de pagos reflejó tendencias importantes de la economía
nacional e internacional. Por un lado, la recuperación de la producción elevó las
importaciones y los egresos por concepto de turismo, transacciones fronterizas y
otros servicios no factoriales; y por otro, el crecimiento de los países
desarrollados impulsó las exportaciones mexicanas de bienes y servicios,
compensando la reducción del tipo de cambio real, el aumento en las tasas de
interés internacionales y las medidas proteccionistas. El superávit en cuenta
corriente fue de Dls. 4 238.5 millones; se registró un excedente de Dls. 12 941.7
millones en la balanza comercial, y un déficit de Dls. 8 703.4 millones en la
balanza de servicios factoriales y transferencias. A diferencia de 1983, cuando el
superávit comercial se derivó de una reducción de 41% en las importaciones, en
1984 se debió a un aumento de 18% en las exportaciones no petroleras, que
compensó el estancamiento en las ventas de hidrocarburos y el aumento de las
importaciones. El alza en las tasas de interés internacionales provocó el
incremento del saldo negativo de la balanza de servicios financieros, que
registró salidas netas por Dls. 12 232.4 millones. Hubo un superávit de 1 360.4
millones en el rubro de servicios no factoriales y transferencias.
En 1985 se contrajeron sensiblemente las exportaciones petroleras y el
deterioro de la balanza comercial redujo el superávit de la cuenta corriente a sólo
Dls. 541 millones. Los egresos por servicios financieros fueron por Dls. 10
581.7 millones, menores a los del año anterior, lo que es atribuible a la baja de
las tasas internacionales de interés, la segunda reestructuración de la deuda
pública externa y los menores saldos de la deuda privada. La cuenta de capital
mostró un egreso por Dls. 1 276.2 millones. La inversión extranjera directa se
incrementó y llegó a 490.5 millones. La balanza de servicios no factoriales y
transferencias tuvo un superávit por Dls. 897 millones. El terremoto de
septiembre del mismo año hizo necesario negociar una prórroga de seis meses
de los pagos de la deuda externa de octubre y noviembre. Las reservas del Banco
de México registraron una disminución de Dls. 2 328.4 millones. Bibliografía:
Banco de México: Informe anual, 1976, 1978, 1980, 1982, 1983, 1984 y 1985;
Secretaría de Programación y Presupuesto: Estadísticas históricas de México,
1985.

BALANZA DE PAGOS
(millones de dólares)

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Conceptos 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992
Saldo de la cuenta corriente - 1 644.2 3 752.5 - 2 520.6 - 6 050.6 - 7 113.9 - 13 788.7 - 22 809.0
Ingresos 25 198.9 31 437.2 33 887.4 38 090.6 45 066.9 57 135.3 60 854.5
Exportación de mercancías 16 157.7 20 494.5 20 545.8 22 842.1 26 838.4 42 687.5 46 195.6
Servicios no factoriales 5 844.0 6 957.7 8 488.6 10 053.7 11 512.8 8 713.7 9 103.7
Servicios de transformación 1 294.5 1 598.1 2 337.4 3 000.8 3 551.2 4 133.9 3 516.1
Transportes diversos 545.1 664.6 689.5 691.5 892.9 900.7 980.7
Viajeros al interior 1 791.7 2 274.4 2 544.3 2 954.0 3 400.9 3 783.7 3 867.8
Viajeros fronterizos 1 197.9 1 225.1 1 455.9 1 812.2 2 066.1 2 099.0 2 129.0
Otros servicios 1 014.8 1 195.7 1 461.5 1 595.2 1 601.8 1 930.3 2 126.2
Servicios factoriales 1 814.9 2 287.8 2 952.9 3 103.8 3 236.7 3 528.8 3 151.3
Intereses 1 462.5 1 888.1 2 507.2 2 580.0 2 667.0 2 905.9 2 508.6
Otros 352.4 399.6 445.7 523.7 569.7 623.0 642.8
Transferencias 1 382.3 1 697.2 1 900.2 2 091.0 3 479.0 2 205.3 2 403.8
Egresos 26 843.1 27 684.7 36 408.0 44 141.2 52 180.8 70 924.1 83 663.5
Importación de mercancías 12 432.5 13 305.5 20 237.7 25 437.9 31 271.9 49 966.6 62 129.4
Servicios no factoriales 4 879.5 5 011.1 6 049.5 7 783.0 9 942.2 10 541.0 11 488.1
Fletes y seguros 485.8 537.9 821.9 1 158.6 1 530.8 1 758.0 2 084.0
Transportes diversos 811.6 800.0 743.7 915.0 1 132.5 1 270.6 1 350.1
Viajeros al exterior 620.2 784.2 1 104.8 1 544.8 1 936.5 1 878.5 2 079.4
Viajeros fronterizos 1 557.9 1 581.5 2 096.7 2 702.4 3 582.2 3 934.4 4 028.1
Otros servicios 1 404.0 1 307.5 1 282.5 1 462.2 1 760.1 1 699.5 1 946.5
Servicios factoriales 9 516.3 9 349.9 10 069.9 10 904.6 10 952.7 10 397.6 10 026.9
Financieros 9 296.7 9 083.8 9 768.4 10 563.8 10 572.6 9 978.6 9 555.4
Utilidades remitidas 335.0 412.5 519.1 609.9 661.1 750.4 862.8
Utilidades reinvertidas 587.1 481.4 563.7 643.0 653.6 756.6 874.0
Intereses 8 342.1 8 096.7 8 638.7 9 277.6 9 194.6 8 390.2 7 742.8
Sector bancario 3 092.4 3 169.7 3 359.9 3 687.8 3 796.4 3 240.5 3 128.2
Sector no bancario 5 249.7 4 927.0 5 278.8 5 589.8 5 398.2 5 149.7 4 614.6
Público 3 682.9 3 501.3 4 365.2 4 882.2 4 559.4 4 279.3 3 585.6
Privado 1 566.8 1 425.7 913.2 707.6 838.8 870.4 1 029.0
Comisiones 32.5 93.2 46.9 33.3 63.4 81.4 75.7
No financieros 219.6 266.2 301.5 340.8 380.1 419.1 471.5
Transferencia 14.7 18.2 14.9 15.8 14.0 18.9 19.2
Cuenta de capital 1 836.8 -575.8 -1 448.4 3 037.3 8 163.6 24 133.6 25 954.8
Largo plazo 1 145.8 4 472.4 - 771.6 3 973.7 5 314.6 20 724.5 19 725.0
Pasivos 1 874.0 5 055.2 122.0 4 254.7 12 742.1 21 271.0 19 187.5
Sector bancario 1 241.1 546.5 2 130.5 2 262.8 4 930.0 4 279.9 954.5
Banca de desarrollo 1 173.1 77.3 964.2 - 284.7 4 418.3 1 854.4 1 037.8
Disposiciones 2 554.7 1 636.6 2 509.1 2 017.7 6 414.4 3 992.2 3 759.5
Amortizaciones - 1 381.6 - 1 559.3 - 1 544.9 - 2 302.4 - 1 996.1 - 2 137.8 - 2 721.7
Banca comercial - 646.2 41.1 1 260.6 870.9 876.8 2 645.5 376.7
Banco de México 714.2 428.1 - 94.3 1 676.6 - 365.1 - 220.0 - 460.0
Sector no bancario 996.1 5 958.4 - 49.4 2 380.7 8 257.2 17 190.5 18 233.0
Público - 56.3 4 999.6 421.1 - 30.4 2 397.5 - 429.4 - 4 858.9
Disposiciones 1 362.5 6 689.9 2 179.6 1 314.2 3 605.4 4 142.9 3 642.1
Amortizaciones - 1 418.8 - 1 693.3 - 1 758.5 - 1 344.6 - 1 207.9 - 4 572.3 - 8 501.0
Privado 1 052.4 961.8 - 470.5 2 411.1 5 859.7 17 619.9 23 091.9
Inversión extranjera total 1 522.0 3 247.6 2 594.6 3 530.2 4 627.7 14 631.8 18 918.9

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Inversión directa 1 522.0 3 247.6 2 594.6 3 036.9 2 633.2 4 761.5 5 365.7
Nuevas inversiones 944.0 2 910.9 1 953.1 2 028.8 2 017.5 4 605.9 5 392.8
Inversión fresca 580.8 1 461.3 1 085.0 1 639.9 1 932.8 4 586.7 5 392.8
Conversión de deuda 363.2 1 449.6 868.1 388.9 84.7 19.2 —
Reinversiones 587.1 481.4 563.7 643.0 656.6 756.6 874.0
Cuentas con la matriz 9.1 - 144.3 77.9 365.1 - 37.9 -601.0 -901.1
Inversión de cartera — — — 493.3 1 994.5 9 870.3 13 553.2
Otros pasivos -469.5 -2 285.8 -3 065.1 -1 119.1 1 231.9 2 988.1 4 173.0
Empresas con participación
-290.3 -1 661.9 -1 991.2 - 577.7 928.1 1 760.0 2 437.2
extranjera
Otras empresas -179.2 - 623.9 -1 073.9 - 541.4 303.8 1 228.1 1 735.7
Redocumentaciones y otros
-363.2 -1 449.6 -1 959.2 - 388.9 -445.1 -199.4 —
financiamientos
Activos -728.2 - 582.8 - 893.6 - 281.0 -7 427.5 -546.5 537.5
Corto plazo 691.0 -5 048.2 - 676.8 - 936.3 2 849.0 3 409.2 6 229.9
Pasivos - 203.7 - 833.3 183.7 - 47.1 4 121.1 3 862.2 3 101.9
Sector bancario 54.5 248.2 416.7 -3.5 3 950.4 3 093.9 1 119.4
Banca de desarrollo 139.9 242.8 297.3 -112.6 576.8 486.3 692.4
Banca comercial - 85.4 5.4 119.4 109.1 3 373.6 2 607.6 427.0
Sector no bancario - 258.3 -1 081.6 - 233.0 - 43.6 170.7 768.3 1 982.5
Público 752.7 - 766.1 18.9 - 12.8 -93.4 42.4 1 150.4
Privado -1 011.0 - 315.5 - 251.9 - 30.8 264.1 725.9 832.1
Empresas con participación
- 712.9 - 323.0 - 134.8 - 116.5 146.7 419.7 472.1
extranjera
Otras empresas - 298.0 7.6 - 117.1 85.7 117.3 306.2 360.0
Activos 894.7 -4 214.9 - 860.5 - 889.2 0.1 -453.0 3 128.0
Errores y omisiones 410.2 2 923.7 -2 764.5 3 408.9 2 183.2 - 2 207.0 - 1 975.5
Banco de México
Variación de la reserva bruta 985.0 6 924.4 -7 127.0 271.5 3 414.3 7 821.5 1 161.4
Compra-venta de oro y plata - 103.0 -115.6 - 20.8 32.8 -213.5 311.0 —
Ajustes por valoración - 179.2 -708.4 414.3 91.3 32.1 4.7 -11.9
Fuente: Banco de México, Indicadores económicos (varios años).
BALATA
Parte del freno del automóvil que, al oprimirse contra el tambor interno de la
rueda, detiene el vehículo. Es probable que el nombre provenga del material del
que está hecha tal pieza, dado que en química se llama balata a una especie de
caucho o goma dura, no elástica, parecida al hule, tenaz y resistente al agua,
obtenida del látex del árbol tropical americano Manilkara bidentata (igual que
Mimusops balata); este material también se utiliza en la fabricación de bandas,
pelotas de golf, aislantes y empaques, entre otros usos.
BALBÁS, ISIDORO VICENTE
Arquitecto y grabador mexicano activo en el siglo XVIII. Se le supone hijo de
Jerónimo de Balbás (véase). Isidoro Vicente trabajó en la restauración del ciprés
de la catedral de México. De su obra conocida, la más importante es el retablo
de la parroquia de Santa Prisca en Tasco, Gro., donde manifestó su talento como
arquitecto y escultor. En el archivo de la Academia de San Carlos se conserva un

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proyecto suyo para terminar la fachada de la catedral metropolitana. Fechado en
1788, al parecer llegó tarde al concurso en que lo inscribió. Aunque respetaba la
estructura ya construida, proponía un diseño barroco para las portadas
principales y los basamentos y el primer cuerpo de las torres, y seis
contrafuertes. Se conocen también dos grabados suyos: la anteportada del Teatro
americano de Villaseñor (1746), que muestra a la Nueva España y al autor
arrodillados, éste último ofreciendo su obra a Felipe V, quien aparece sobre la
esfera terrestre; y el retrato de sor Antonia de la Madre de Dios (1747).
BALBÁS, JERÓNIMO DE
Nació probablemente en Andalucía, España, a mediados del siglo XVII; murió
en su país natal en año que se desconoce. Arquitecto y escultor, trabajó en
Nueva España desde 1718 hasta una fecha próxima a 1760; antes de ese periodo
hizo el retablo del sagrario de la catedral de Sevilla (destruido en 1824), la
sillería del coro de la parroquia de Marchena y acaso otras obras en Cádiz; y
después, hacia 1761, un ostensorio para la sede episcopal sevillana. En 1718
inició la construcción del altar de los Reyes de la catedral de México, primera y
máxima obra del barroco estípite en la Nueva España. El retablo, dorado por el
pintor Francisco Martínez, se terminó el 23 de septiembre de 1737. El altar,
alojado en la capilla del ábside, estaba reservado al rey (en este caso al virrey),
en su condición de patrono de la Iglesia; lleva cuatro grandes apoyos estípites:
dos al frente y a los lados, y dos al fondo; aquéllos sostienen una cornisa volada
que se prolonga por todo el perímetro, y éstos, una bóveda esquitada. La obra
está ornamentada con esculturas policromadas, ángeles, cartouches, guirnaldas y
molduras, y aloja dos pinturas de Juan Rodríguez Juárez: La Asunción de la
Virgen, arriba, y La Adoración de los Reyes, sobre el tabernáculo. Las secciones
laterales fueron añadidas en 1774 y 1775. Conforme a este nuevo estilo, que se
ha llamado ultrabarroco o churrigueresco mexicano, labró más tarde el altar del
Perdón, estrenado el 19 de junio de 1737. Ocupa el trascoro y consta de dos
cuerpos: el primero con cuatro apoyos estípites y el segundo con un remate
semicircular que lleva 10 santos inscritos en medallones. Se colocaron, además,
en el retablo, otras ocho esculturas; una Santa Faz de Alfonso López de Herrera,
sobre la mesa del altar, cubriendo el tabernáculo; La Virgen con el Niño de
Simón Pereyns, pintada en las tablas de una puerta; y un San Sebastián de
Francisco de Zumaya. Este altar se destruyó parcialmente durante el incendio de
1967, pero fue oportunamente restaurado (v. ALTAR DE LOS REYES). La
magnificencia de estas obras, que representaban tan adecuadamente el gusto
dieciochesco, movió al cabildo eclesiástico a remover el primitivo altar mayor,
que databa del 15 de agosto de 1673. En su lugar, Balbás erigió otro, de tres
cuerpos: en el primero conservó las columnas salomónicas de mármol de Puebla
(tecali) del anterior, y labró en los otros esbeltos estípites de madera y un remate

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muy apuntado, de cuya esbelta apariencia le vino el nombre de ciprés. Incorporó
a la nueva construcción las estructuras originales: al parecer 12 estatuas de los
apóstoles, los cuatro evangelistas en los ángulos, Dios Padre al centro, varios
ángeles, la Asunción y un San Miguel. El tabernáculo, de plata, fue donado por
el arzobispo Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta (1730-1747). En 1783 el
ciprés estaba ya deteriorado y la reparación se encomendó a Isidro Vicente de
Balbás, posiblemente hijo de Jerónimo; y a mediados del siglo XIX, debido a
más graves desperfectos y al cambio del gusto, fue destruido y sustituido por
otro, de estilo neoclásico, obra de Lorenzo de la Hidalga. Para financiar esta
obra se fundieron la imagen de la Virgen de la Asunción, que era de oro, y la
gran lámpara de plata que colgaba frente al altar de los Reyes. Este tercer ciprés
se erigió del 18 de abril de 1847 al 15 de agosto de 1850. Del altar mayor de
Balbás se conservan dos testimonios gráficos: un cuadro de la coronación de
Agustín I (v. IMPERIO MEXICANO) y un óleo de Pedro Gualdi. Se sabe que
Balbás hizo también la portada del Hospital Real de Indios; demolido éste al
ampliarse la avenida San Juan de Letrán, aquélla se trasladó a la casa núm. 3 de
la plaza de los Licenciados en San Ángel. Aparte la multitud de esculturas
churriguerescas que talló para sus propios retablos, Balbás recortó y colocó la
reja del coro de la catedral metropolitana, proyectada por Nicolás Rodríguez
Juárez, manufacturada en Macao por el maestro Quiauló, hecha de tumbaga y
calain, y estrenada el 10 de marzo de 1730. El modelo arquitectónico y
escultórico introducido por Balbás inspiró en México varios miles de
monumentos concebidos a partir del apoyo estípite.
BALBONTÍN, MANUEL
Nació en la ciudad de México en 1824; murió en la misma capital en 1894.
Egresado del Colegio Militar, combatió contra los invasores norteamericanos
(1846-1847), participó en la revolución de Ayutla y luchó contra la Intervención
Francesa y el imperio de Maximiliano. Publicó: La invasión americana 1846-
1848 (1883), Memorias: 1846-1876, Tulitas la pelona (novela) y Un día del mes
de enero a los 40 grados de latitud norte.
BALBUENA, BERNARDO DE
Nació en Valdepeñas, España, en 1562; murió en San Juan de Puerto Rico, en
1627. Desde los dos años de edad vivió en Nueva Galicia (hoy Jalisco y
Nayarit), donde su padre tenía propiedades. Inició sus estudios eclesiásticos en
Guadalajara y los continuó en la Real y Pontificia Universidad de México
(1585-1590). Durante esos años fue premiado en los certámenes literarios
organizados con motivo del Tercer Concilio Provincial y la llegada de los
virreyes marqués de Villamanrique y Luis de Velasco. Ordenado sacerdote, se le
envió a Nueva Galicia, donde fue capellán de la Audiencia de Guadalajara y
cura de San Pedro Lagunillas, cerca de Compostela, donde pasó 10 años. En

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1602 pasó a la capital del virreinato, y en 1606 viajó a España. Doctorado en
teología por la Universidad de Sigüenza, en 1608 fue nombrado abad de
Jamaica, donde permaneció hasta 1622, cuando fue promovido al obispado de
Puerto Rico. En 1625 su sede fue saqueada e incendiada por corsarios
holandeses.
Escritor y poeta, Balbuena fue famoso en España. Cervantes lo citó en Viaje
del Parnaso, Mira de Amescua aprobó el Bernardo y Lope de Vega lo llamó
“doctísimo” en El laurel de Apolo. Se conservan tres obras de Balbuena: Siglo
de oro en las selvas de Erifile, novela pastoril al estilo de la tradición bucólica
italiana; Bernardo o Victoria de Roncesvalles, poema heroico de 40 mil versos
endecasílabos agrupados en octavas reales; y La grandeza mexicana, poema
escrito en tercetos endecasílabos de típica filiación culterana, cuyo tema
desarrolló en ocho capítulos así enunciados por él mismo:
De la famosa México el asiento
origen y grandeza de edificios,
caballos, calles, trato, cumplimiento,
letras, virtudes, variedad de oficios,
regalos, ocasiones de contento,
primavera inmortal y sus indicios,
gobierno ilustre, religión y estado,
todo en este discurso está cifrado.
Con esta obra Balbuena se propuso pintar la ciudad en todos sus aspectos
para poderle dar a Isabel de Tovar y Guzmán, amiga suya, una idea lo más justa
posible de la capital. Así se lo había prometido cuando la conoció en uno de sus
viajes a Culiacán, lugar de residencia de la señora. Más que poesía, se trata,
desde el punto de vista contemporáneo, de un poema descriptivo versificado. Se
discutió mucho acerca de si lo escrito por el poeta fue pura fantasía. García
Icazbalceta defendió el trasfondo realista en que se funda La grandeza. Para
Menéndez y Pelayo, esta obra marcó el nacimiento de la poesía americana. Y
González Peña dijo que Balbuena y Ruiz de Alarcón fueron los grandes poetas
de la época, “aunque para dar sus frutos les fue menester salir de la Nueva
España”.

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BALCARROTAS - BANDAZO
BALCARROTAS
(Probablemente del portugués balcarriada, fatuidad, presunción. Rufino José
Cuervo considera balcarrotas equivalente de patillas.) Mechones de pelo a
ambos lados del rostro que los indios se dejaban crecer dejando a menudo el
resto de la cabeza rapada.
BALCÁZAR, CRUZ
Nació en Guadalajara, Jal., hacia 1810; murió el 5 de agosto de 1870. Se sabe
que fue escultor, violinista y compositor de música sacra. Es el autor de la
imagen de San Juan de Dios que se encuentra en la parte superior del altar
mayor de la iglesia de esa advocación en la capital tapatía, y de la Purísima que
se halla en el santuario de San Pedro Tlaquepaque.
BALCHÉ
Lonchocarpus longistylus Pitt. Árbol o arbusto de la familia de las leguminosas,
con las ramas, hojas e inflorescencias lisas. Las hojas son alternas, pinadas,
compuestas de unos 14 foliolos laterales y uno terminal, los cuales son aovados
u oblongos, punteados, medianos (3.5 a 8.5 cm de largo), con el margen delgado
y de color verde claro en el envés. Las flores son amariposadas, moradas o
purpúreas; se agrupan en vistosos racimos. El fruto es una vaina comprimida,
indehiscente, de 8 a 8.5 cm de largo por 3 de ancho, y con una o dos semillas. Es
frecuentemente cultivado en Chiapas y Yucatán, pero no parece ser una planta
silvestre común; se observa, en cambio, entre los elementos dominantes de la
vegetación en los caribales de los lacandones, los cuales utilizan la corteza,
mezclada con jarabe, miel o agua azucarada, para preparar una bebida
alcohólica, llamada igual que la planta, siguiendo la tradición de los antiguos
mayas de Yucatán y el mismo proceso de fermentación. El balché es muy
apreciado por los lacandones, pues con él se emborrachan en ceremonias
religiosas de gran importancia para ellos; en comprobación de esto puede citarse
el hecho de que cuando estos indígenas abandonan sus viviendas, lo cual es
frecuente, no olvidan las matas del balché para resembrarlas en sus nuevos
caribales; por otra parte, los arbustos abandonados en las antiguas viviendas
continúan su desarrollo hasta alcanzar la talla arbórea y florecen; en cambio, en
los caribales habitados, el balché sólo se encuentra en forma arbustiva y no
florece. En Yucatán se prepara también como bebida popular ligeramente
alcohólica, de color blanco lechoso y de olor ácido. En Yucatán se le da también
el nombre de xbal-ché (maya).
2. Balché-chi.Lonchocarpus yucatanensis Pitt., familia de las leguminosas.
Nombre vernáculo con el que se conoce en Yucatán otro árbol del mismo género

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que el anterior, pero con los foliolos más pequeños (3 a 6 cm de largo) y las
flores rosadas o algo purpúreas. Se encuentra distribuido en Yucatán y Quintana
Roo.
3. Balché-ken.Harpalyce formosa D.C., familia de las leguminosas. Arbusto
de flores rosadas, correspondiente a la especie yucateca.
BALDE
(“Cubo de agua”, voz originalmente marítima.) Medida de capacidad para trigo,
equivalente en Sonora a 10 L. Como medida de peso para higo, pera o tuna,
equivale en la misma entidad a 10 kg.
BALDERAS, ALBERTO
Nació y murió en la ciudad de México (1910-1940). Abandonó el Conservatorio
Nacional de Música, donde estudiaba violín, para dedicarse al toreo. Se presentó
en la Plaza de Mixcóac el 10 de enero de 1926, patrocinado por Próspero
Montes de Oca. Actuó en El Toreo de la ciudad de México, y en 1929 pasó a
España, en compañía de su hermano Francisco. El 19 de septiembre de 1930
recibió la alternativa en Sevilla, de manos de Manuel Mejía. En 1931 volvió a
México como matador y luego regresó a la Península, donde lo confirmó
Cayetano Ordóñez. Se consagró definitivamente con 22 corridas en España. En
1934 ganó en México la Oreja de Oro, el Trofeo de la Afición y la Banda de la
Cruz Roja. Compitió con Lorenzo Garza y Fermín Espinosa. El 29 de diciembre
de 1940, en El Toreo, lo mató el toro Cobijero, cuando lo citaba a un lance con
el capote. Llevan su nombre la plaza de toros de Ciudad Juárez, Chih., y la calle
sur de la Plaza México, y se le han erigido estatuas en ésta y en otros sitios.
BALDERAS, LUCAS
Nació en San Miguel el Grande (San Miguel de Allende, Gto.) en 1797; murió
en Molino del Rey, hoy correspondiente al D.F., en 1847. De escasa educación,
fue primero sastre y luego soldado. Se distinguió en la lucha contra los invasores
norteamericanos en 1847 y murió combatiendo. Se le expidió de modo póstumo
el nombramiento de general coronel y se le recuerda en una de las más
importantes calles capitalinas.
BALDERAS BERNAL, RICARDO
Nació en la ciudad de México el 3 de abril de 1924. El 8 de agosto de 1942 hizo
su presentación en la plaza El Toreo de la ciudad de México, y en el mismo
lugar Fermín Rivera le concedió la alternativa el 18 de septiembre de 1946. Ésta
le fue confirmada el 2 de noviembre de 1947 en la Plaza México, en corrida de
Tordesillas, alternando con Luis Briones y Luis Procuna en cartelera. Novillero
en España (1945-1946), toreó también en plazas de Centro y Suramérica. Su
última actuación en los ruedos fue en El Toreo, el 26 de septiembre de 1963.
Posteriormente ha sido banderillero y luego apoderado, actividad que
desempeñaba en 1986.

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BALDOVINOS DE LA PEÑA, GABRIEL
Nació en San Andrés Cholula, Pue., en 1922. Ingeniero por la Escuela Nacional
de Agricultura (ENA, actual Universidad Autónoma de Chapingo) y maestro
(1947) y doctor (1950) en ciencias agronómicas por la Universidad de Iowa,
E.U.A., llevó cursos posdoctorales en la Escuela de Administración de Negocios
de la Universidad de Harvard (1955). Ha sido profesor de la ENA y de los
institutos Politécnico Nacional y Tecnológico Autónomo de México; miembro,
en distintas épocas, del consejo de la Confederación Nacional Campesina;
coordinador regional de la Zona Centro Pacífico Sur de la Secretaría de
Agricultura y Recursos Hidráulicos, correspondiente a los estados de Chiapas,
Oaxaca, Puebla y Tlaxcala (1977-1982) y secretario de Desarrollo Agropecuario
(1983-1984) y director de Viveros y Reforestación (1985-) del gobierno del
estado de Morelos. Es autor de El desarrollo fisiológico y el rendimiento de
cosechas (1957), La organización institucional necesaria para la reforma
agraria integral (1964), La política económica para la agricultura (dos tomos,
1968 y 1969), ¿Los próximos 25 años serán de progreso en la agricultura?
(1970), El ejercicio profesional agronómico (1971), La administración de
empresas de investigación (1972), Principios de la educación agrícola (1973),
Posiciones agropecuarias a 1974 en la producción y el consumo (1974), Ética
agraria (1977) y El maíz (1981).
BALEDÓN, RAFAEL
Nació en Campeche, Camp., el 19 de noviembre de 1919. Estudió medicina en
la Universidad Nacional Autónoma de México, pero no ejerció la carrera.
Debutó como actor en la película Águila o sol (1937). Su primer papel estelar lo
desempeñó en María Eugenia (1942), con María Félix. De 1940 a 1950 fue uno
de los galanes de comedia más gustados por el público. A menudo formó pareja
con su esposa Lilia Michel. En 1952 se inició como director de cine, sin dejar
del todo la actuación. Dirigió 91 filmes, el último Reto a la vida (1986), sobre el
tema de la drogadicción. Recibió premios nacionales e internacionales
especialmente por Los Salvajes (1957) y Un hombre en la trampa (1963).
Intervino en numerosas telenovelas como actor y director. Falleció en 1994.
BALERO
Juguete que consiste en una pieza de madera, preferentemente en forma de
barril, con un orificio en una de sus bases, unida por una cuerda a un palo
terminado en punta, con el cual se trata de ensartar la pieza mediante muy
variadas maniobras. Es usado por los niños mexicanos en una época del año no
bien determinada. En Chiapas y Centroamérica la forma clásica del balero es
sustituida por formas cónicas, y el juguete toma otros nombres, como el de
capirucho, nombre que en la mayor parte de la República se le da a una de las
suertes ejecutadas con este juguete. 2. En mecánica se llama balero al cojinete

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de rodamiento.
BALLENA
Nombre que se aplica a todas las especies comprendidas en el suborden
mysticeti y a varias del suborden odontoceti del orden Cetacea, clase Mammalia.
Son los mayores mamíferos vivientes. Animales marinos, presentan líneas
hidrodinámicas, extremidades anteriores modificadas para servir como aletas,
cola en forma de aleta caudal horizontal, útil para la propulsión, y una aleta
dorsal sin sostén óseo. Las ballenas propiamente dichas poseen barbas en la
parte anterior del paladar, o sea, estructuras laminares córneas con filamentos
libres en uno de sus lados, y dos nostrilos (orificios) en la parte alta de la cabeza,
efecto de la retracción de los huesos nasales y frontales. Otros cetáceos tienen
dientes, como la llamada ballena asesina (orca) y la ballena piloto; y las del
surborden odontoceti, un solo orificio. Los ejemplares más pequeños miden
unos 6 m (franca pigmea), y los más grandes, 16 m (ballena gris). Habitan en
todos los mares y realizan grandes migraciones. Las ballenas ingieren grandes
volúmenes de agua que luego expulsan con los músculos de la mandíbula
inferior y la garganta, reteniendo dentro de la boca, gracias a las barbas que
operan como filtros, los pequeños organismos de que se alimentan. La carne de
ballena se utiliza como alimento para animales; y sus aceites y grasas, en la
industria de cosméticos, detergentes, jabones y glicerina. La captura ha
disminuido paulatinamente: antes de 1943 se cazaban unos 15 mil ejemplares;
en 1964, 9 mil; y en 1970, 3 mil. En 1946 se constituyó la Comisión
Internacional Ballenera, de la que México forma parte; este organismo ha
promovido una legislación protectora. En aguas mexicanas viven varias
especies: la franca (Balaena glacialis), raramente encontrada en Baja California;
la gris (Eschrichtius robustus), que cada año visita las lagunas costeras de la
misma Península; la de aleta (Balaenoptera physalus) y otras del mismo género,
incluyendo la azul (B. musculus); y la jorobada (Megaptera novaeangliae),
amenazada de extinción, que viaja desde el Ártico hasta las aguas fronteras a
Nayarit, donde es frecuente observar las vistosas evoluciones que realiza durante
el apareamiento. Esta especie posee capacidades extremas de vocalización cuyas
secuencias de notas, repetidas una y otra vez hasta por media hora, han sido
grabadas.
Todas las especies dan a luz un ballenato cada dos años; la gestación dura de
11 a 12 meses. La leche de los cetáceos es particularmente densa, 10 veces más
rica en grasas que la de vaca. Entre las llamadas ballenas con dientes, la piloto es
en realidad un delfín (Globicephala sp.) y la orca (Orcinus orca), un gigantesco
pariente de los delfines.
2. Ballena gris.Eschrichtius robustus, orden Cetacea, suborden mysticeti,
familia Eschrichtidae. Cada año recorre unos 12 mil kilómetros, a una velocidad

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de 4 a 5 nudos, desde los mares de Bering y Chukchi en el océano Ártico, hasta
las lagunas y bahías de la península de Baja California, especialmente las de Ojo
de Liebre, Guerrero Negro y San Ignacio. Allí paren sus crías y, cuando los
ballenatos tienen la fortaleza y capacidad necesarias, regresan al Polo Norte. Un
ejemplar adulto llega a medir 16 m con peso de 30 t. Al nacer, mide 5 m y pesa
700 kg. Su color es negro, aunque se mira gris debido a las cicatrices dejadas por
los balanos, organismos parecidos a flores calcificadas. Carece de aleta dorsal y
de dientes. En la región dorsal posterior presenta de ocho a 10 pequeñas jorobas
sobre la línea media. Su piel es completamente lisa, con algunos pelos. Tiene
ojos pequeños, pero bien adaptados para ver dentro y fuera del agua. Dotada de
pulmones, nada bajo la superficie de 3 a 5 min y sale a respirar durante 20 o 30
s. Cuando emerge, expele a gran presión el aire húmedo, que al condensarse
forma una pequeña nube; esta descarga se produce por un conducto especial
abierto en la parte superior de la cabeza, el cual consta de dos orificios. Carecen
de pabellón auricular, pero tienen detrás de los ojos un conducto auditivo
externo capaz de percibir casi cualquier ruido bajo el agua, especialmente los
sonidos que emiten, especie de lenguaje rudimentario que se aviva en la época
de celo y apareamiento. De la bóveda del paladar penden dos hileras de láminas
córneas muy unidas entre sí, cuya longitud disminuye hacia los extremos. Estas
barbas o “ballenas” (unas 160, en promedio), forman un enrejado. A pesar de su
gran talla y del tamaño de su boca, sólo come organismos muy pequeños a causa
de la estrechez de su esófago. Al parecer, se alimenta durante el verano, en los
mares del Ártico, principalmente de anfípodos bentónicos (organismos parecidos
al camarón, de 10 cm aproximadamente) y otros pequeños crustáceos y
pececillos que son filtrados a través de las “barbas”. La periodicidad de su
alimentación no ha sido aún determinada. Las glándulas mamarias de la hembra
están en la parte posterior del vientre. Mientras nada lentamente, la madre se
vuelve de costado y, cuando el ballenato muerde el pezón, ella contrae el
músculo que rodea la glándula y lanza un chorro de leche dentro de la boca de la
cría. El periodo de lactación es de seis a siete meses, a cuyo término el ballenato
mide 8 m. Alcanza la madurez sexual entre los 12 y 13 meses de edad. La
cópula se lleva a cabo cerca de la boca de las lagunas, apretando la hembra y el
macho sus superficies ventrales una contra otra. El apareamiento ocurre cada 24
meses, y las hembras paren en los años alternos. El periodo de gestación es de
12 meses y, por lo general, sólo nace una cría. Se supone que el promedio de
vida es de alrededor de 30 años. No se tienen datos exactos acerca de la
población de ballena gris, pero la mayoría de los autores creen que fluctúa entre
13 mil y 17 mil individuos. En 1984 se registraron 9 531 ballenas a la entrada y
7 477 a la salida de la laguna Ojo de Liebre, durante los meses de enero a marzo.

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De 1930 a 1932 la caza de la ballena gris fue tan despiadada que la especie
estuvo a punto de extinguirse, y su captura se abandonó por incosteable. En
1938, al suscribirse los primeros tratados multilaterales para reglamentar esta
pesca, la Comisión Internacional Ballenera (IWC) decidió otorgar protección
plena a la ballena gris. El 14 de enero de 1972, México declaró zona de refugio
para ballenas y ballenatos la laguna Ojo de Liebre, y el 16 de julio de 1979 le
dio igual carácter a la laguna San Ignacio, ambas en el estado de Baja California
Sur. Desde entonces, la ballena gris ha estado a salvo de la explotación industrial
y pocas veces se han violado estos acuerdos.

BALLESTÉ, ENRIQUE

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Nació en México, D.F., en 1946. Estudió teatro en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fundó el movimiento
teatral CLETA. Su obra dramática comprende: Alguna parte, algún tiempo,
Mínimo quiere saber (1967), Vida y obra de Dalomismo (Premio Celestino
Gorostiza del Instituto Nacional de Bellas Artes, 1969), La historia de un señor
de Brasil y Una familia de gorilas. En 1983 escribió Los Flores Guerra, llevada
a escena por Socorro Avelar, Antonio González y otros actores de tres grupos
independientes.
BALLESTEROS, JOSÉ RAMÓN
Nació en Toluca, Méx., el 13 de febrero de 1901. Ha sido jefe de redacción de
Charrería Nacional y secretario de la Academia Folclórica Mexicana. Es autor
de Orígen y evolución del charro mexicano (1972).
BALLESTEROS GAIBROIS, MANUEL
Nació en Sevilla, España, en 1911. Es catedrático de historia de América
prehispánica, vicedirector del Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo y director
del Seminario de Estudios Americanistas. Dirige la Revista Española de
Indigenismo y es subdirector de la Revista de Indias. Ha publicado Códices
Matritenses de la Historia general de las cosas de la Nueva España, de fray
Bernardino de Sahagún (Madrid, 1968); La España imperial (Madrid, 1940),
Recuerdo y presencia de Francisco Pizarro (Madrid, 1942), Viajes y viajeros
(Madrid, 1957), Nuevas noticias sobre Palenque en un manuscrito del siglo
XVII (1960), La idea colonial de Ponce de León (San Juan de Puerto Rico,
1960), Indigenismo americano (Madrid, 1961), Historia de América (Madrid,
1962) y Descubrimiento y conquista del Perú (Madrid, 1963).
BALLESTEROS USANO, ANTONIO
Nació en Córdoba, España, el 11 de abril de 1895; murió en la ciudad de México
en 1974. Pedagogo, llegó a México en 1939. Fue fundador y codirector de la
revista Educación y Cultura, colaborador de Romance y profesor en las escuelas
normales Superior, para Varones y de Pachuca. Una secundaria federal lleva su
nombre. Publicó: Distribución del tiempo y del trabajo, La cooperación en la
escuela primaria: el método Decroly, La preparación del trabajo escolar,
Organización escolar, Conocimiento de la adolescencia, Educación de la
adolescencia, Los problemas de la educación de los adultos e Historia general
de la educación.
BALLET NACIONAL DE MÉXICO
Grupo de danza organizado en 1948 por Guillermina Bravo, quien desde
entonces ha sido su directora artística. Se constituyó en sociedad en 1952,
dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto
Nacional de Bellas Artes. En él se han formado bailarines, coreógrafos,
compositores y escenógrafos, dentro de la corriente de la danza mexicana

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contemporánea. La compañía ha organizado diversas giras por Europa, Asia,
Norteamérica y el Caribe, y ha participado en cinco ocasiones en el Festival
Internacional Cervantino de Guanajuato. En 1979 su directora artística recibió el
Premio Nacional de Artes. Entre lo más representativo de su repertorio, destacan
las siguientes obras, cuyo coreógrafo, músico, diseñador y año de presentación
se indican entre paréntesis: Danza para un muchacho muerto (Guillermina
Bravo, Bach, 1972), Homenaje a Cervantes (Bravo, Bach-Lucas Foss,
Guillermo Barclay, 1972), Danza para un efebo (Bravo, Bach, 1974), Danza
para un bailarín que se transforma en águila (Bravo, Bach, 1974),
Acuarimántima (Federico Castro, Iannis Xenakis, Barclay, 1975), Lamento por
un suceso trágico (Bravo, tres saetas, Barclay, 1975), Trifásico (Castro, Luciano
Berio, Barclay, 1977), Epicentro (Bravo, Bach, Antonio López Mancera, 1977),
Planos (Castro, Silvestre Revueltas, Jarmila Maserova, 1979), Toro de Creta
(Bravo, Bach, Maserova, 1979), Leona-Cazador (Bravo, Bach, Maserova,
1979), Visión de muerte (Bravo, Edgar Varese, López Mancera, 1980), Canto del
alba (Jaime Blanc, Mario Lavista, Maserova, 1981), Los cómicos (Bravo,
anónima del siglo XVI, Maserova, 1981), Arquetipo (Blanc, Mauricio Kagel,
Maserova, 1981), Cuatro relieves (Bravo, Schumann, Kleómenes Stamatiades,
1982), Desencuentro (Castro, Bernard Parmegniani, Stamatiades, 1982),
Mujeres (Blanc, Lavista, Stamatiades, 1982), Una quimera (Bravo, Manuel
Enríquez, Stamatiades, 1982), Pasatiempo (Rossana Filomarino, Puccini,
Stamatiades, 1983), Ultima Soledad (Blanc, Lavista, Stamatiades, 1983), El
llamado (Bravo, pigmeos de Camerún y Luis Rivero, Stamatiades, 1983), De
pastores y rebaños (Blanc, Igor Stravinski, José de Santiago, 1983), A mis
soledades voy (Filomarino, Witold Lutoslawski, Germán Castillo, 1984) y Paseo
(Blanc, Mozart, Francisco Marmata, 1984).
BALLEZA, MARIANO
Nació en Valladolid (Morelia); murió fusilado en Durango en 1812. Vicario del
pueblo de Dolores, tomó parte en el Grito de Independencia, el 16 de septiembre
de 1810 (v. GRITO, EL). Su primer acto fue aprehender a Francisco
Bustamante, sacristán mayor de la parroquia. Aparece como uno de los tenientes
generales nombrados por Hidalgo en Valladolid. Fue encargado de custodiar a
Diego García Conde y otros españoles prisioneros de los insurgentes. Después
de la derrota de Aculco, pasó a Guanajuato con Allende y después a
Guadalajara. Cayó prisionero en las Norias de Baján el 21 de marzo de 1811 y
fue conducido con otros eclesiásticos a Durango. El obispo Francisco Gabriel de
Olivares rehusó degradarlo. El 17 de julio de 1812, previo juicio, fue fusilado
junto con el cura Ignacio Hidalgo y los frailes Bernardo o Gregorio Conde,
Pedro Bustamante, Carlos Medina e Ignacio Jiménez. Todos fueron sepultados
en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

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BALLING OLE, PETER HANSEN
Nació y murió en Cristianía (Oslo), Noruega (1823-1906). Estuvo en México en
1891 y pintó un paisaje de Real del Monte, trabajado únicamente en tonos
grises.
BALMIS, FRANCISCO JAVIER DE
Nació en Alicante en 1753; murió en Madrid, ambas de España, en 1819. En
1783 pasó a La Habana y luego a México, donde fue cirujano mayor del
Hospital de San Juan de Dios y estudió las propiedades de algunas plantas contra
el mal venéreo. Publicó, al respecto, Tratado de las virtudes del agave y la
begonia (Madrid, 1794). Fue después médico de Carlos IV, a quien persuadió de
que enviase a América una expedición para propagar la vacuna contra la viruela,
recién descubierta por Jenner en Inglaterra. Nombrado jefe de la misión, se valió
de unos niños que por inoculaciones sucesivas conservaron fresco el virus.
Partió de España en 1804. Estuvo en Puerto Rico, Puerto Cabello, Caracas, La
Habana, Mérida, Veracruz y México. La vacuna llegó hasta Texas, por el norte,
y hasta la Nueva Granada por el sur. En la capital novohispana tuvo que vencer
la posición del virrey Iturrigaray. En 1805 se embarcó en Acapulco rumbo a
Manila y regresó a la Península en 1806. En 1810 volvió a México. Escribió
Instrucción sobre la introducción y conservación de la vacuna, y tradujo del
francés el Tratado histórico-práctico de Moreau sobre el mismo tema. El doctor
Miguel Muñoz conservó y propagó la vacuna en México hasta 1844, año en que
se encargó de ella su hijo Luis, pasando después al cuidado del doctor Luis
Malanco.
BALMORI, CARLOS
Personaje ficticio encarnado por la maestra Concepción Jurado (1865-1931).
Aparecía como multimillonario español, importante industrial, poderoso
banquero, rico industrial, comerciante, hacendado o minero, pródigo
dispensador de mercedes y fortunas, para poner en evidencia las flaquezas de la
condición humana, por medio de sus famosas “balmoreadas”. Éstas consistían
en divertidas veladas en las que el supuesto don Carlos Balmori, con la
complicidad de amigos y víctimas anteriores de la broma, ofrecía riqueza y altos
puestos a condición de que los interesados cumplieran las condiciones que el
caprichoso potentado les imponía. Desde 1926 hasta el fallecimiento de la
maestra Jurado, desfilaron en estas reuniones políticos destacados, individuos
encumbrados de la sociedad mexicana y personajes de la bohemia, las artes y las
letras, quienes revelaban su ambición y a menudo su falta de dignidad. Los
admiradores de Don Carlos le erigieron un monumento funeral a Conchita en el
Panteón de Dolores, en el que se reproducen algunas escenas de las
“balmoreadas” que representó durante su vida.
BALMORI, SANTOS

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Nació en la ciudad de México el 26 de septiembre de 1899. Desde temprana
edad pasó a España, y posteriormente a Argentina, Uruguay y Chile, donde en
1914 se inscribió en la Escuela de Bellas Artes de Santiago. Al finalizar la
Primera Guerra Mundial, regresó a España y continuó sus estudios en la
Academia de San Fernando, en Madrid, bajo la guía de Moreno Carbonero,
Joaquín Sorolla y Julio Romero de Torres. Recibió del gobierno español una
beca sin límite de tiempo, pero renunció a ella y se mudó a París, donde vivió 14
años. Asistió a la Academia de la Grande Chaumiére, trabajó con Henri
Barbusse en la revista Monde, hizo diseños para la revista de modas Harper​s
Bazar y fue premiado tres veces por sus carteles, una de ellas por la Sociedad de
Naciones y otra por la Cruz Roja Internacional. En esa época dibujó
directamente los retratos de Tagore y de Gandhi, y presentó exposiciones en
Bruselas, Estocolmo, Berlín, Madrid y la isla de Mallorca. Después vivió algún
tiempo en Argel y en Orán. Regresó a México durante el gobierno de Lázaro
Cárdenas. Ganó el primer premio en el concurso de carteles para la película
Vámonos con Pancho Villa. Apoyó con su obra a los refugiados españoles.
Mostró sus creaciones en el Palacio de Bellas Artes. Durante siete años fue
director de la Academia de la Danza. Ha enseñado dibujo, pintura y
composición en las escuelas La Esmeralda y en la Nacional de Artes Plásticas.
Participó en el movimiento de 1968. En su exposición Espacios y Tensiones
(1986), en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, dejó
constancia de su nueva concepción de la plástica. En una primera etapa practicó
el género realista, y pasó después a la pintura abstracta. Es autor de Aura mesura
(1978), Técnicas de la expresión plástica: el dibujo, su aprendizaje y ejercicio
(1979) y Génesis de la forma y su expresión por el hombre. En su obra plástica
destacan: Proa, La playa, La playa de Circe y Gatos (1935), Consagración de la
primavera (1960), In memoriam (1968), Puente de Alba (1969), Interrelación,
Cruz áurea y Nautilus (1973), Meta punto azul y Ruta lunar (1976), Aves
(1980), Composición con mujer y Mujer, niño y gato (1982), todas ellas en
color; y en blanco y negro: La playa, Caracol, El rapto de Europa, In memoriam
H. Barbusse y Sibila (1935), Ascensión de Venus (1964), El proceso (1972),
Nahuicalli y Nautilus (1973) y Espiral I. En 1983 apareció el libro Santos
Balmori, con texto de Rubén Bonifaz Nuño. En 1985 obtuvo el Premio Nacional
de Dibujo, y en 1986 trabajaba en el libro El ritmo y preparaba, invitado por los
reyes de España, una exposición que se presentaría, en la primavera de 1987, en
el Museo de Arte Moderno de Asturias.
BALNEARIOS HIDROMINERALES Y TERMALES
México cuenta con un sorprendente número de manantiales de aguas minerales o
termales a los que se atribuyen propiedades curativas para muchas
enfermedades. Algunos cuentan con toda clase de comodidades, incluyendo el

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servicio médico; otros, aunque célebres por sus aguas, carecen de facilidades y
se hallan a veces en lugares poco accesibles. Las aguas minerales se usan en
tratamientos, tanto internos como externos, y contienen ingredientes varios tales
como sodio, magnesio, calcio, hierro, potasio, sulfatos, carbonatos, nitritos y
cloruros. En algunos de los manantiales termales se hallan gases. La
balneoterapia apenas si se conoce en México. Generalmente, se aprovecha como
tratamiento empírico popular, para casos de reumatismo, neuralgias y cuantos
males no encuentran alivio con un tratamiento médico. La balneoterapia no se
basa exclusivamente en el efecto medicinal de los minerales que contienen las
aguas, ni en sus efectos termales o radiactivos, sino al propio tiempo en
ejercicios adecuados, reposo, vigilancia profesional y ciertos aspectos
recreativos y aun psíquicos. En algunos balnearios son importantes las
instalaciones electroterapéuticas y en otros incluso el clima es factor esencial. La
Academia de Medicina de México premió en 1878 un trabajo del doctor José E.
Lobato, titulado Las aguas medicinales en el Distrito Federal (1884). Otra obra,
más completa, es la de Manuel Muñoz Lumbier: Las aguas medicinales de
México (1934). El doctor Harry Petters publicó en 1941 Aguas curativas y
lugares de recreo de México. La descripción de algunos balnearios en la época
colonial fue hecha por fray Agustín de Vetancourt en su Teatro mexicano (1698).
A continuación se mencionan los más conocidos, con anotación entre
paréntesis, cuando hay noticias, de la temperatura ​en grados centígrados​ y la
naturaleza de las aguas. Aguascalientes: Baño de la Cantera, Aguascalientes;
San Ramón, municipio Jesús María; Ojo Calientillo, municipio Calvillo; y San
José de Gracia, municipio San José de Gracia. Baja California: Agua Caliente,
Tijuana (40°, sulfurosa); Jacumba, entre Tecate y Mexicali (38°, sulfurosa);
Cerro Prieto, a 50 km al sureste de Mexicali (38°, sulfurosa); Las Huertas, a 50
km al sur de Ensenada (38°, sulfurosa); Punta Banda, al sureste de Ensenada, a
orillas del mar (62°, sulfurosa); San Borja, a 50 km al sureste de Punta Rocky
(36°, sulfurosa); Cerro Blanco, a 30 km de Punta Rocky (alcalina); Real del
Castillo, municipio Ensenada (31°, sulfurosa); Escalerillas, a 12 km de El Álamo
(20°, sulfurosa); y Valle de la Trinidad, a 38 km de El Álamo, en el valle del
mismo nombre (40°, sulfurosa). Baja California Sur: Aguajito, cerca de Mulegé
(31°, sulfurosa); y Buenavista, al sur de La Paz, a mitad del camino a San José
del Cabo, a orillas del mar. Coahuila: Casillas, municipio Juárez (sulfurosa,
termal); Trinidad, municipio General Zepeda (sulfurosa, tibia); La Noria,
municipio Abasolo (30°, termal); Potrero, municipio Múzquiz (fría, sulfurosa);
Santa Gertrudis y San Lucas, municipio Buenaventura (caliente, sulfurosa);
Agua Verde, municipio Ocampo (sulfurosa); Escobedo y El Anteojo, municipio
Cuatro Ciénegas; Ojo Caliente y La Azufrosa, municipio Ramos Arizpe

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(templada, sulfurosa); Pozuelos, municipio Frontera (20°, sulfurosa); y Villa
Acuña (caliente, sulfurosa). Colima: Agua Caliente, en el Rancho de Cardona, a
1 km de La Estancia. Chiapas: Escuintla, a 2.5 km de la cabecera (40°,
sulfurosa); San Luis y Sesecapa, municipio Mapastepec (59°, sulfurosa); La
Flor, en Pueblo Nuevo de Comaltitlán (40°, sulfurosa); Santa Ana, en La
Trinitaria, a 30 km al sureste de Comitán (fría, sulfurosa); y Las Rosas, cerca de
Tapachula (tibia, sulfurosa). Chihuahua: Ojos Calientes de Santa Rosalía, a 5
km de Ciudad Camargo (41 a 45°,); El Salado u Ojo Salado, a 3 km del
manantial anterior (sódicas, sulfuradas); Baños Salud, municipio Almada, a 2.5
km de San Diego Alcalá (sódica, sulfatada); Ojo de Jabalí, a 8 km de Camargo
(fría, ferruginosa); San Buenaventura (sulfurosa); Capellán, a 4 km al noroeste
de Villa Ahumada (sulfurosa); y San Borja, a 12 km de Cusihuiriachic. Distrito
Federal: El Peñón de los Baños (48°, salinas, saturadas de gas carbónico, con
calcio y magnesio); Agua Caliente (30 a 34°), Las Termas (37°, alcalina),
Olímpico (mineralizada) y Elba (28°, ferruginosa, sulfatada, cálcica), sobre la
carretera México-Puebla; y El Pocito, en la Villa de Guadalupe (35°, carbónico-
ferruginosa). Durango: Hervideros a 12 km al noroeste de Santiago Papasquiaro
(85°, sulfurosa); Atotonilco, a 20 km al norte de Santiago Papasquiaro (50°,
sulfurosa); Agua Caliente, en Pueblo Nuevo, cerca de Xocuixtle (60°,
sulfurosa); Huinacaste, cerca de San Patricio (sulfurosa); El Consuelo, cerca de
El Salto; Jesús María, a 10 km al sur de El Oro; Ojo Caliente, en La Estanzuela,
municipió de Cuencamé (sulfurosa); Presidio de Arriba, en Tepehuanes (tibia,
sulfurosa); Agua Caliente, en Tepehuanes, a 40 km de La Purísima; El Pueblo,
Los Brasiles, El Mexicano y el Castillo, en el municipio de Canelas (fría,
alcalina); De Pelayo, a 36 km de Mapimí (tibia, sulfurosa); Valparaíso, cerca de
Durango (ferruguinosa); y La Boquilla, en Pánuco de Coronado. Guanajuato:
Comanjilla a 9 km de Los Sauces, km 477 de la carretera México-Ciudad Juárez
(96°, sulfhídrica); La Caldera, a 33 km al suroeste de Irapuato (76°, en forma de
géiser); Aguas Blancas, a 7 km de Silao (46°,); Aguas Calientes y San
Bartolomé, en Apasco (caliente, sulfurosa); Ojo de Agua y Urireo, en Salvatierra
(sulfurosa); Puroaga, a 20 km de Jerécuaro; Cieneguita (35°), Manantial, El
Chorro (bicarbonatada, sódica), Atotonilco y Taboada, en el municipio de
Allende; La Playa y Los Órganos, en Ciudad Manuel Doblado (caliente,
sulfurosa); San Luis de la Paz (37°, sulfurosa) y Manantial (40°), cerca de
Victoria; San Miguel Octopan, en Celaya (65°, sulfurosa); Ojo Caliente, en
Abasolo (65°, sulfurosa); Santiago Maravatío (20°); La Cieneguita, en Tierra
Blanca; Agua Caliente y San Nicolás, en Acámbaro (40°, sulfurosa); San
Bartolo, en Celaya (salina, sulfurosa); Salados (carbonatada) y Los Tanques
(sulfurosa, sódica), en San Francisco del Rincón. Guerrero: Los Arroyos, a 40

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km de Acapulco; Las Piñas, a 3 km de Ajuchitlán; El Tabasco, en Ayutla (40°,
sulfurosa); El Manantial, en Iguala; El Borbollón, en Quechultenango; y
Atotonilco, en San Luis Acatlán (55°, sulfurosa, alcalina). Hidalgo: Ajacuba
(44°, salina, radiactiva); Amajac, municipio Atotonilco el Grande (70°,
radiactivas); Atotonilco, a 32 km al norte de Zumpango (sulfurosa); Atitalaquia
(sulfurosa); Molango (80°, sulfurosa); y Banzha, municipio de Huichapan.
Jalisco: Oblatos, en la barranca de ese nombre (42°, bicarbonatada); Soyatlán
del Oro (bicarbonatada); Río Caliente, en la zona de La Primavera, Chapala
(34°), Las Delicias (34°), Tizapán el Alto (36°) y Agua Caliente (62°), en las
orillas del lago de Chapala; La Vega, en el valle de Tala (94°); El Tule, a 5 km
de Acatic; Agua Caliente y Charco Verde, municipio Ayo el Chico; San Marcos,
municipio Teocaltiche; y El Salitre, en Chiquilistlán. Estado de México:
Atizapán (22°, ferruginosa); Atotonilco, cerca de San Pedro de los Baños (50°,
sulfatada y carbonatada); Ixtapan de la Sal (37 a 40°, efervescente y sulfhídrica);
Agua Amarga, a 6.5 km de Ixtapan (37°); El Jazmín, a 25 km al noroeste de
Acambay; El Bañito, en Apaxco, a la orilla del río Salado (37°, salina); Las
Salinas, en Ixtapan del Oro; y Toxhi, a 6 km al suroeste de Temascalcingo
(ferruguinosa). Michoacán: San José Purúa (32 a 35°, radiactiva); Agua Blanca,
al sur de San José Purúa; Cointzio, a 20 km al suroeste de Morelia (32°);
Zinapécuaro (25°); Huingo (sulfurosa); San Juan Tararameo, a orillas del lago de
Cuitzeo (30 a 38°, alcalina, sulfurosa); Las Arenas (37 a 41°), San Sebastián y
El Baño (45°), municipio de Chucándiro; San Agustín del Maíz (24°), Cuamio
(22°) y San Lorenzo (30°), municipio de Cuitzeo; La Huacana (60°, sulfurosa);
Hervidores de Ixtlán, a 29 km al noroeste de Zamora (géiseres radiactivos); Los
Azufres, en el volcán de San Andrés (100°, algunos géiseres; El Platanar, a 10
km al noroeste de Villamar; El Salitre, a 22 km de Tuzantla; Jaripeo, en Irimbo
(alcalina); San Rafael, municipio de Los Reyes (28°, sulfurosa); Manantial, a 1
km de Huandacareo (38°); Jaripo, a 14 km de Huetamo; Acámbaro, cerca de
Morelia (18°, sulfurosa); Agua Tibia, Carrizo, Geroche y Tapácuaro, municipio
de Puruándiro; Jesús del Río, a 8 km Zitácuaro (carbonatada); El Calvario, en
Nuevo Urecho (60°); Zumbánguaro y Alberca, en Jiménez; y Pedernales, en
Carácuaro. Morelos: Agua Hedionda en Cuautla (27°, sulfhídrica y salina);
Baños de Cortés, a 30 km al sureste de Cuautla (38°, sulfurosa y ferruginosa);
Tehuixtla, en la margen derecha del río Amacuzac (34°, sulfatadas y
carbonatadas); Ixtlatlala, 50 km al sur de Cuautla (55°, sulfurosa); Oaxtepec
(25°); Chiconcuac, al sureste de Cuernavaca (24°); Apatlaco, cerca de
Xochitepec; Santa Ana Cuauchichinola, al noroeste de Puente de Ixtla; Las
Estacas y Palo Bolero. Nayarit: Bella Vista, a 10 km de Tepic (32°, sulfurosa);
Manantial, a 6 km de Acaponeta (38°, sulfurosa); Agua Caliente y Caramota,

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municipio de Huajícori; Agua Caliente, Olga (39°, Sulfurosa), La Canoa
(ferruginosa) y El Tecomate (40°, Sulfurosa), en el municipio de Compostela;
Uzeta, a 1.5 km de la estación de Tetitlán (fría, sulfurosa); Comisaría del
Terrero, a 6 km de Ixtlán; y San Blasito y Agua Caliente, en Amatlán de Cañas.
Nuevo León: Topo Chico, a 8 km al norte de Monterrey (40°, sulfurosa y algo
alcalina); Las Huertas, a 25 km de Montemorelos; Fernandita, Loma Atravesada
y San Ignacio (35°), en Linares; Agua Hedionda, a 20 km al oeste de Monterrey;
Sauz, en Mina (45°); y Manantial, en Galeana. Oaxaca: Juchitán (50°,
sulfurosa); Santa María Sola (25°, sulfurosa); San José (40°); Paraje Totonilco,
en Nopala (40°); y Yocutindoo (30°, sulfurosa). Puebla: Agua Azul, al noroeste
de la capital (28°, sulfurosa); Rancho Colorado, a 3 km de la capital; Balneario
de la Paz (29°, sulfhídrica), San Sebastián, San Carlos y Paseo Bravo, en Puebla;
Axocopan, a 12 km al oeste de Atlixco; Actipan, cerca de Tepeaca; El Riego
(29°, carbonatada), Garci Crespo o Peñafiel, San Lorenzo y Chignahuapan, en
Tehuacán; y varios manantiales próximos a Zacatlán (carbonatada). Querétaro:
Tequisquiapan (32 a 34°, de origen volcánico); Amascala, a 25 km al noreste de
Querétaro; Batan, Baños de la Cañada (20°) y Juriquilla, municipio de
Querétaro; Ñadó, en Amealco; Pathé, en Cadereyta; y San Bartolo. San Luis
Potosí: Lourdes, en La Labor del Río (35°, bicarbonatada); Ojo Caliente, en
Santa María del Río; Laureles, a 10 km al oeste de Matehuala; Tamauín
(sulfurosas); Taninul (42°, sulfurosa y alcalina); Ojo Caliente, en Ciudad Valles
(38°); El Bañito, cerca de Ciudad Valles (radiactiva); Gogorrón, en Villa de
Reyes (40°); Carabanchel y Estancia, cerca de Cedral (sulfurosa); y Magdalenas,
municipio Guadalupe; San Diego, municipio Río Verde; Agua de Gamotes,
municipio Rayón; y Anteojos, en Lagunillas. Sinaloa: Agua Caliente de Baca,
en La Junta, cerca de Los Mochis; Agua Caliente, a 22 km de Badiraguato;
Agua Caliente, en el rancho Mucurimi, Culiacán; Agua Caliente, en Concordia;
Agua Caliente de Abajo, La Ciénega, Palmarito, San Benito y Mineral,
municipio de Mocorito; Agua Caliente el Grande y de Lamphar, en Choix; Agua
Caliente de Yucar, en San Ignacio; Agua Caliente de Zevada, en Sinaloa;
Potrerillo, en Guadalupe de los Reyes (45°, sulfurosa); San Simón, en San José
Bocas (45°, sulfurosa); Huerta de los Ríos, en Badiraguato; Imala, a 18 km al
noreste de Culiacán; Santa Fe, en Mazatlán; y Chametla, Matatán, Cacalotán y
Potrerillos, en Rosario (sulfurosas). Sonora: Maguarichic y Salsipuedes, en
Álamos; Banamichi, en Arizpe; Imuris (sulfurosas); Cocorito, en Cajeme; Agua
Caliente y Agua Calientita, en Tecoripa; y Guaymas, cerca del puerto. Tabasco:
Azufre, en Teapa; Agua Caliente, en Macuspana; La Guadalupe, en Cárdenas; y
Tapijulapa, en Tlacotalpa (todas sulfurosas). Tamaulipas: La Azufrosa, en Mier;
y Pozo Azufroso, en Antiguo Morelos (sulfurosas). Tlaxcala: Atotonilco, en San

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Pablo del Monte (alcalina); Apizaquito, en Tetla (alcalina); Totoltzingo, en El
Carmen; y Palo Huérfano, en Apizaco. Veracruz: Atotonilco, a 10 km de
Valparaíso (57°, sulfurosa); Apozol, en Juchipala; Manantial, en Sain Alto (32°,
ferruginosa); Santa Cruz, a 184 km de Fresnillo (40°); Ojo de Agua de la
Higuera, en Huatusco (carbonatada); Arroyo Agrio y Coyame, a orillas del lago
de Catemaco; Tepizcuasco, en Jalpa; y Altotonga. Zacatecas: Apozol, cerca de
la población del mismo nombre.
BALSA, CÉSAR
Nació en Barcelona, España, en 1923. A partir de los 13 años de edad trabajó en
hoteles, desde mozo de cocina y botones hasta gerente. Llegó a México en 1948,
donde lo contrató Manuel Suárez para trabajar en su cadena gastronómica. En
1950 se naturalizó mexicano. En 1954 creó Nacional Hotelera, empresa que
operó 10 establecimientos (v. HOTELES). En 1968, como presidente de Balsa-
Ara, S.A., prestó los servicios de alimentación en las villas olímpicas. A partir
de 1972 se dedica a diversas actividades, entre ellas la promoción en inversiones
en bienes raíces; es miembro del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y
consejero de Eastern Air Lines; preside el consejo de administración de varias
empresas mineras y el grupo de restaurantes Villa Magna.
BALSALOBRE, GONZALO DE
Religioso dominico activo en el siglo XVII. Fue durante 22 años cura de la
congregación de Sola de Vega (en Oaxaca). En 1656 publicó Relación de
idolatrías, supersticiones y varias observancias de los indios del obispado de
esta región, libro reimpreso en 1892; esta obra es importante para el
conocimiento de la antigüedad zapoteca y las relaciones interzonales entre ese
pueblo y el chatino.
BÁLSAMO
Myroxylon balsamum (L.) Harms; igual que Toluifera pereirae (Klotzsch) Baill.
Árbol de la familia de las leguminosas, de 35 a 40 m de alto y 1 de diámetro,
con el tronco recto, la copa redondeada y el follaje persistente y aromático
cuando es frotado. Las hojas son alternas, compuestas de cuatro a 10 foliolos
laterales y uno terminal (imparipinada); con el peciolo pubescente, de 10 a 20
cm de largo incluyendo el peciolo; foliolos ovales u oval-oblongos, de margen
entero, acuminados, con líneas o puntos translúcidos a lo largo de las nervaduras
laterales, de 3 a 9 cm de largo por 2 a 3.5 de ancho. Las flores, blancas,
pequeñas, pubescentes y de simetría bilateral (zigomórficas), están agrupadas en
racimos axiliares de 10 a 20 cm de largo; el cáliz es tubular o hemisférico, con
dos a cinco pequeños sépalos irregulares en forma de dientecillos; corola de
cinco pétalos, uno de ellos de mayor tamaño y bilabiado; androceo formado por
10 estambres unidos en la base a manera de anillo; pistilo con el ovario
unilocular, comprimido, sobresaliente y pedicelado; el estilo es recurvado,

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adelgazado hacia el ápice, donde se presenta un estigma simple y pequeño. El
fruto es una vaina indehiscente de unos 7 a 8 cm de largo por 2 a 3 de ancho en
el ápice, gruesa y abultada en la porción inferior, que aloja a la semilla, y el resto
en forma de ala; las semillas son solitarias (ocasionalmente dos), reniformes,
amarillentas, de 1.5 a 2 cm de largo y aromáticas. El árbol se encuentra
principalmente en selvas altas siempre verdes de la vertiente del Pacífico, desde
Nayarit hasta Chiapas, y desde el centro de Veracruz hasta el sur de Campeche y
Quintana Roo. En algunas partes se usa para dar sombra a los cafetales. La
madera, aromática, muy pesada, dura y fuerte, es de muy buena calidad;
presenta color rojizo o crema amarillento; se usa localmente para construcciones
o para ebanistería fina, y es susceptible de exportación. Los indígenas llegaron a
considerar el árbol como planta sagrada por el bálsamo que produce, el cual era
objeto de tributo. El jugo que se obtiene de los frutos, de las semillas y del
tronco es el bálsamo del Perú o bálsamo negro; es éste un líquido espeso,
viscoso, de olor agradable semejante al de la vainilla, y de sabor amargo o
cáustico, amarillento en un principio y después moreno o rojizo oscuro; en un
tiempo tuvo múltiples usos medicinales (contra asma, catarro, reumatismo,
úlceras, heridas, hemorragias, sífilis), pero en la actualidad sólo se emplea, en
forma de ungüento, contra la sarna y los piojos, o bien en forma de solución,
como expectorante (en la bronquitis); además, se utiliza en perfumería. Es un
producto aceptado oficialmente por las farmacopeas.
El árbol del bálsamo recibe también los nombres de bálsamo del Perú o
bálsamo negro (nombres comerciales generalizados); nabá o nabal (Chiapas,
Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo); palo del bálsamo o árbol del
bálsamo (Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Yucatán); cedro chino,
chichipate, chuchupate o palo de trapiche (Chiapas); chucté o semillas del
obispo (Veracruz y Oaxaca); yaga-guienite (Oaxaca; zapoteco); mo-chi-cu
(Oaxaca; chinanteco); y hoitzilóxil (náhuatl, según Hernández).
BÁLSAMO AMARILLO
Sweetia panamensis Benth. Árbol de la familia de las leguminosas, de hasta 40
m de altura. El tronco es derecho, las ramas ascendentes y la copa piramidal. La
corteza externa es lisa o escamosa, pardo-grisácea; y la interna, amarilla; la
madera es de color amarillento y sabor amargo. Las ramas jóvenes tienen
cicatrices de hojas y estípulas caídas y son pardo-grisáceas, glabras, con
abundantes lenticelas. Las hojas están dispuestas en espiral, tienen dos estípulas
y son imparipinadas, compuestas por nueve a 12 foliolos opuestos o alternos,
elípticos o lanceolados, con el margen entero, el ápice agudo, la base cuneada,
glabros y brillantes en el haz, verde-grisáceos con escasa pubescencia en el
envés, el raquis glabro o pubescente y los peciolos pulvinados y pubescentes.
Las flores se agrupan en panículos axilares con escasa pubescencia. Los

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pedicelos son cortos y las flores, perfumadas, ligeramente zigomórficas, con
cinco pétalos amarillos, limbo ovado u orbicular y ápice truncado o emarginado;
tiene cáliz de cinco sépalos lanceolados, soldados en la base, de color pardo
verdoso, pubescentes; 10 estambres glabros, libres; el ovario, provisto de un
tallo o estipe unilocular, alargado, con dos o tres óvulos, glabro; el estilo, grueso
en la base y delgado en el ápice, con longitud mayor que los estambres; y el
estigma, simple, pequeño. Florece de septiembre a noviembre. El fruto es una
vaina aplanada, de 5 a 10 cm de largo, glabra, verde-grisácea, con una, dos o tres
semillas planas, ovoides, brillantes, morenas; madura de noviembre a marzo. La
especie es perenifolia. La madera de esta especie se emplea para construcción de
postes, durmientes, duelas, lambrines y construcciones rurales. El árbol se
encuentra desde Michoacán hasta Chiapas, en el centro y el sur de Veracruz y
desde el norte de Oaxaca hasta el sur de la península de Yucatán.
BALSAS, RÍO
Situado en la parte central de la República, tiene un curso de 840 km, un
escurrimiento medio anual de 15 mil millones de metros cúbicos y una cuenca
de 105 900 km2. Ésta queda comprendida entre los meridianos de 97° 30​ y 103°
15​ de longitud oeste de Greenwich y los paralelos de 17° y 20° de latitud; la
limitan al norte el Eje Volcánico ​desde los límites de Michoacán y Jalisco hasta
el cerro de La Malinche​, al este la Sierra Madre de Oaxaca y al sur y al oeste la
Sierra Madre del Sur. Lo forman tres corrientes principales: el Atoyac, que nace
en la Sierra Nevada, en los estados de Puebla y Tlaxcala, por la unión de los de
San Martín y Zahuapan; el Mixteco, que nace en Oaxaca; y el Tlapaneco, que se
origina en las montañas limítrofes de esta entidad con Guerrero. El Mixteco y el
Atoyac se unen en las proximidades del poblado de San Juan del Río, Oax., y
más adelante, por la margen izquierda, confluye el Tlapaneco. Hasta la
población de Balsas el río lleva el nombre de Mezcala. Desemboca en las Bocas
de Zacatula y marca el límite entre los estados de Michoacán y Guerrero. Sus
principales afluentes, por la margen derecha, son los ríos Nexapa, Amacuzac,
Cutzamala, de la Montaña o Poliutla, Tacámbaro y Tepalcatepec; y por la
izquierda, los de Ajuchitlán y el Oro.
En la cuenca del Balsas ocurre una precipitación media anual de 978 mm: 1
050 en las partes altas y 810 en la central. Las mayores lluvias (2 317 mm) se
han registrado en Tetela del Volcán. Se distinguen tres zonas: la inmediata al
parteaguas, entre 1 500 y 2 mil metros de altitud, de clima templado e invierno
seco no riguroso; la central o Tierra Caliente, a una altura media de 600 m sobre
el nivel del mar, de clima semiseco, cálido, sin estación invernal bien
determinada; y la costa, de clima semejante al anterior, con primavera e invierno
secos. En este medio geográfico, aparte los blancos y mestizos agrupados en

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ciudades, viven 10 grupos indígenas: nahuas, mixtecos, tlapanecos, amuzgos,
mazahuas, otomíes, tarascos, chochos, triquis y popolocas, especialmente en las
áreas menos comunicadas: la Montaña de Guerrero, y las Mixtecas Guerrerense,
Alta de Oaxaca y de Puebla.
A pesar de su considerable escurrimiento, las posibilidades de riego con
aguas del río Balsas se han estimado en 330 mil hectáreas, debido a la topografía
de su cuenca. Las tierras agrícolas, formadas, por suelos delgados, no forman
extensiones muy grandes, salvo en el valle de Apatzingán. En 1973 se
beneficiaban 184 mil hectáreas: 6 mil en Tlaxcala (Distrito de Atoyac-
Zahuapan), 35 mil en Puebla (Atoyac-Valsequillo), 32 mil en Morelos (varios
ríos), 27 mil en Guerrero (varios ríos) y 86 mil en Michoacán (Distrito
Cupatitzio-Tepalcatepec). La presa de La Villita, cerca de la desembocadura del
Balsas, podrá poner bajo riego otras 22 mil hectáreas, y un número semejante el
sistema del Ometepec.
La capacidad instalada de generación eléctrica con aguas de la cuenca del
Balsas ascendía en 1974 a 1 482 285 kW. En Michoacán funcionaban las plantas
de Zumpimito (Uruapan), de 6 400; San Pedro Parúas (Madero), de 2 865;
Cupatitzio (Uruapan), de 72 450; El Cóbano (Gabriel Zamora), de 52 020;
Bartolinas (Tacámbaro), de 750; y José María Morelos o La Villita (Lázaro
Cárdenas), de 300 mil. En Guerrero, la de El Infiernillo (La Unión), de 1.032
millones. Y en Puebla, las de Portezuelo I (Atlixco), de 2 800; Portezuelo II
(Atlixco), de 2 120; y Tepazolco (Xochitlán), de 10 880. La presa El Infiernillo
forma un embalse de 120 km de longitud y ocupa una superficie de 40 mil
hectáreas, 60 km de la desembocadura del río. La potencialidad de la cuenca se
ha estimado en 2.4 millones de kilovatios.

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Embalse de Valsequillo, Puebla, en la cuenca alta del Balsas.
AEM
BALTASAR, DON
Cacique de Culhuacan, bautizado dos o tres años después de la caída de
Tenochtitlan. Encarcelado por la Inquisición en 1539, confesó que desde la
antigua capital azteca había llevado imágenes de Huitzilopochtli y otros dioses a
Culhuacan para ocultarlos en una cueva, y que en Tlaxico (“ombligo de la
tierra”, tal vez Xico, cerca de Chalco) estaban enterradas las figuras de
Huitzilopochtli y de Quetzalcóatl.
Véase:Proceso de indios idólatras y hechiceros, t. III de las Publicaciones
del Archivo General de la Nación (1912).
BALTASAR, JUAN ANTONIO
Nació en Lucerna, Suiza, el 10 de abril de 1697; murió en la ciudad de México
el 23 de abril de 1763. Misionero jesuita en la Pimería, dominó el náhuatl y dejó
varios sermones en ese idioma (manuscritos, en la Biblioteca Nacional).
Escribió la biografía del padre Piccolo, siciliano, y de otros misioneros. Dirigió
el Colegio de San Gregorio y fue provincial a mediados del siglo XVIII. Es
también autor de Ceremonias en lengua mexicana, Memorias de la conquista de
la Pimería y Las misiones del norte de California.
BALVANERA, ANDRÉS
Nació y murió en Querétaro, Qro. (1834-1917). Abandonó la carrera sacerdotal
en 1859 y pasó a ser profesor del Colegio Civil del Estado. En 1864 fundó el
Colegio de San Luis Gonzaga en su ciudad natal, donde instituyó los sistemas
pedagógicos del alemán Federico Froebel y del suizo Juan Enrique Pestalozzi; y
la Escuela Normal de Querétaro (1886), de la que fue director hasta su muerte.
Fue también inspector general de educación en su entidad (1889-1900) y autor
de monografías pedagógicas.
BAMBA
Danza mexicana cuyo nombre, aunque así se llama un canto popular andaluz, es
de origen africano, como conga, tango, mambo, samba, rumba. Lo demuestra la
bambá, danza afrobrasileña que los bailarines ejecutan al compás de un estribillo
cantado por el público. La bamba es un baile popular, especie de huapango,
típico de la costa veracruzana; tiene influencia musical tanto negra como
española. Aprovechando su ritmo, Blas Galindo compuso una pieza para gran
orquesta, la Bamba sinfónica, estrenada en el Palacio de Bellas Artes.
BAMBÚ
Bambusa vulgaris Schard. Planta de la familia de las gramíneas, de porte
arborescente y robusto; con huecos leñosos, nudosos, cilíndricos, flexibles y
delicados, del tipo de los culmos o cañas, de varios centímetros de diámetro
(hasta de 10 o más) y de 15 a 25 m de alto. Estos tallos son de color verde
brillante (o amarillo dorado con jaspeado verde en B. vulgaris var. aureo-

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variegata Hort.), rectos o erguidos en un principio, pero después arqueados y
con numerosas ramificaciones estriadas e inermes (carentes de espinas). Las
hojas, de peciolo corto y limbo articulado a una vaina conspicua, son ásperas en
el margen y en el envés, estriadas, de 15 a 25 cm de largo por 2 a 3 de ancho, y
estrechas en la base. Las flores son pequeñas y van dispuestas en espiguillas que
constituyen una gran inflorescencia o panícula; las espiguillas contienen vainas
o muchas flores con brácteas o glumas pequeñas, y glumelas estériles
puntiagudas o aristadas, persistentes después de caer las flores. Éstas tienen seis
estambres y ovario hirsuto en el ápice, con un estilo conspicuo. El fruto es una
carópside, de pared delgada adherida a la semilla. Es una planta cultivada en
zonas tropicales o templadas de México. Originaria de Oriente (Java y otras islas
del archipiélago Malayo), se usa como ornamental y en construcciones rústicas
de muebles, tubos de riego, cañas de pescar y cestos, y como materia prima para
fabricar papel. En San Luis Potosí recibe el nombre de bambú patamba. En
algunos lugares de Chiapas se le conoce como bish.
2.Bambusa bambos Druce; igual que B. arundinacea Willd. Planta originaria
de la India y cultivada en México en regiones calientes. Difiere de la especie
anterior por su mayor altura (hasta 30 m), el tallo verde al principio y después
amarillo dorado, y las ramas delgadas, curvas y espinosas. Es, asimismo,
utilizada como ornamental y en construcciones rústicas de casas y muebles. Los
bambúes pueden ser propagados fácilmente por división de matas y por trozos
de tallos con yemas laterales; esto debe hacerse en suelos profundos muy
húmedos y bien drenados. Se le conoce también como bambú de la India.

Bambú

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AEM
BAMPO
Desinencia hidronímica en lengua cahita, muy frecuente en nombres de lugares
de Sonora y Sinaloa, tales como Topolobampo, “agua del gato montés”;
Tosalibampo, “en el agua blanca”; Huatabampo, “en el agua del cauce”;
Agiabampo, “en el agua de la guásima”; Bocabampo, Bocochibampo,
Barebampo, Balebampo, Bemelebampo, Borabampo. Se forma con bam (e),
plural de ba​a, agua, y po, sufijo locativo; corresponde al apan náhuatl (de atl,
agua, y pan, sobre) y, al igual que apan, equivale a “en el agua”, “sobre el
agua”, “al nivel del agua”, “río”, “lago”, “laguna”, “abrevadero”.
BAMUPAS
Tribu que habitaba en el actual estado de Durango y hablaba la lengua de los
acaxees. Cuenta Hernando de Santarén: “Los indios de Bamupa… tomaron
resolución de dejar sus tierras y venir a buscar el agua del santo bautismo, y lo
cumplieron por el mes de mayo (de 1607), que entraron ciento cincuenta
personas en este pueblo de Tecuchuapa… Han clamado tanto por los
compañeros que allá quedaban en su sierra, que me vi obligado a ir allá en
persona… gastando en el camino siete días, por haber treinta leguas de sierra tan
empinada que el día que andábamos cinco no se hacía poco…”.
Véase: Gérard Decorme: “Misiones de acaxees y xiximíes”, en Manual de
historia de Durango (1952).
BANANO, -NA
(Corrupción caribe de plátano, pasando por balatano.) Sinónimo de plátano, la
planta musácea y su fruto, en sus diferentes especies. Es término poco usado en
México. No obstante, por ser común en Centro y Suramérica y por haber sido
adoptada en Estados Unidos, la voz ha adquirido difusión en los últimos
tiempos.
BANCALARI, AGUSTÍN
Nació en Guadalajara, Jal., en 1861, de padres italianos; murió en 1937. Fue
catedrático, inspector de Enseñanza Pública y jefe de los ingenieros encargados
de fijar los límites entre Jalisco y Colima. Entre sus obras: Tratado de aritmética
y Tratado de topografía.
BANCO DE AVÍO
Nunca se llegó a determinar con exactitud a quién se debió la idea de fundar el
Banco de Avío para Fomento de la Industria Nacional, aunque parece probable
que haya sido Lucas Alamán, a juzgar por su conocimiento personal de las
fábricas europeas, su experiencia en el funcionamiento de compañías por
acciones y sus conocidas ideas sobre la importancia de modernizar las industrias
de México. Con anterioridad al decreto del 16 de octubre de 1830, expedido por
el presidente Anastasio Bustamante para fundar el Banco de Avío, se habían

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dictado medidas tendientes a proporcionar capital y maquinaria a las pequeñas
fábricas, en particular a las de hilados y tejidos. En vista de los limitados
alcances de esas disposiciones, se envió al Congreso un proyecto para crear una
institución que contaría con un capital de un millón de pesos. Aprobada la ley
correspondiente, se prorrogó el permiso para importar géneros de algodón
(prohibidos por la ley del 22 de mayo), una quinta parte de cuyos derechos se
aplicarían al fondo del Banco. Éstos deberían depositarse en la Casa de Moneda,
a disposición del secretario de Relaciones Exteriores, y éste, de acuerdo con la
Junta Directiva, que presidía el mismo funcionario, libraría las sumas
correspondientes. Las funciones del Banco, consignadas en los artículos 7° y
10°, serían la compra y distribución de maquinaria adecuada para el fomento de
la industria, así como el suministro de capitales suficientes a las compañías y
particulares, dándole preferencia al ramo de tejidos de algodón y lana, y a la cría
y elaboración de seda; pero también podría aplicar fondos para promover otros
ramos industriales o cultivos agrícolas de interés para el país. Las máquinas se
entregarían a su costo y los capitales con un 5% de interés anual, fijando un
término razonable para su reintegro. La Junta publicaría anualmente sus cuentas,
acompañándolas de una memoria en la cual se mostraría el estado de la industria
nacional y sus progresos.
Se hicieron circular cuestionarios en todas las poblaciones para averiguar el
estado de la industria y los ramos susceptibles de apoyo, en función de su interés
nacional. De las numerosas respuestas recibidas se dedujo que existía la
necesidad de establecer fábricas de hilados y tejidos de algodón, lana y seda,
molinos para fabricar papel y algunas máquinas para simplificar los trabajos de
la agricultura; se procedió a fincar pedidos en París, Londres y Estados Unidos,
remitiendo las cantidades necesarias; se autorizó a los cónsules mexicanos para
contratar a los directores y obreros que deberían organizar los establecimientos;
se efectuó la compra de camellos en Egipto, carneros merinos en Francia, cabras
en en Tibet y vicuñas y llamas en el Perú; en Londres se contrató a dos o tres
maestros para fabricar loza fina y vidrio para todos los usos domésticos; se
adquirieron plantas para huertas y jardines, y numerosos enjambres de abejas
para impulsar el ramo de la cera; y se ofreció apoyo a quienes quisieran
dedicarse al cultivo de las moreras y a la cría de gusanos de seda; y después de
traducidas, se publicaron algunas obras elementales sobre diversas actividades
industriales que podrían, sin mucho esfuerzo, prosperar en el país.
Invitados por el Banco para formar compañías industriales, la ciudad de
México reunió un fondo de 23 500 pesos; Puebla, de 9 678; Tlaxcala, de 8 775;
León de los Aldama, de 10 mil; San Miguel de Allende, de 9 200; Celaya, de 6
150; El Parral, de 8 500; Morelia, de 9 650; y Chihuahua, de 16 mil. Se procedió

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a instalar otras sociedades en Querétaro, Cuencamé, San Andrés Tuxtla, San
Luis Potosí y Tlalnepantla.
Los informes y memorias que se publicaron durante los 12 años que duró la
gestión del Banco, permiten conocer sus resultados. Se estima que de 1830 a
1842 pudo disponer de 456 mil pesos. No contó con mayores recursos porque el
gobierno aplicó buena parte de sus fondos a fines militares. Aunque de 1830 a
1840 se aprobaron 37 solicitudes de préstamo por un total de 1 295 520 pesos,
sólo se entregaron en efectivo o especie 214 187 pesos para 14 empresas: de
tejidos de algodón, en Celaya, Tlalpan, Tlaxcala y Morelia; de tejidos de
algodón y lana, en Cuencamé (Durango), León y Chihuahua; de paños “al estilo
de Europa”, en Querétaro; de alfombras, tintorería y estampado, en Puebla; de
colmenas y madera aserrada, en Tlalnepantla; de despepite de algodón, en San
Andrés Tuxtla; de cría de gusanos de seda, en León; de papel, en San Miguel de
Allende; y de extracción de hierro, en Morelia. El primer lote de maquinaria
llegó en 1831 con destino a la Sociedad Mexicana de Tlalpan, el segundo fue
para Celaya y el tercero para Puebla. Las otras colecciones para Morelia y
Tlaxcala, construidas y empacadas en Filadelfia, E.U.A., no pudieron
embarcarse por falta de dinero para acabarlas de pagar. De Francia llegó a
Veracruz la maquinaria para la fábrica de paños de Querétaro, pero como no
había fondos para protegerla contra la intemperie, sufrió daños y robos de tal
magnitud que cuando al fin se remitió a la ciudad de México, estaba inservible
del todo. Entraron igualmente dos molinos para fabricar papel y, procedentes de
Francia, Inglaterra y Estados Unidos: 10 telares para medias de seda o de
cualquier otro género de hilaza; cuatro para el tejido de seda en rasos y
tafetanes; 85 para tejer a mano el algodón; tornos grandes y chicos para hilado;
dos equipos para el despepite de algodón; tres para trillar el trigo, aventarlo y
molerlo; uno para desgranar maíz; y tres distintas especies de arados para tiro de
caballos.
Los cónsules mexicanos señalaron a los directores y artesanos extranjeros
los salarios y el tiempo de estancia, de conformidad con sus habilidades y los
ramos que debían atender, y les costearon el viaje por mar y tierra hasta la
ciudad de México. En el informe de 1832 se consigna que para la fábrica de
paños de Querétaro vinieron de Francia un director y seis trabajadores; para
establecer telares de algodón en varios estados, se hizo venir de Filadelfia a
Tomás Mac-Cormick, a quien finalmente se destinó a la Compañía de Tlalpan,
junto con siete técnicos; Carlos Saulnier y otros especialistas en hilados y tejidos
de lana fueron asignados a la Compañía de Querétaro; Sansón Lefevre y su hijo,
a la fábrica de medias de seda y de todo género de hilaza; y Alejandro Dubost,
con tres ayudantes, a León de los Aldama, para atender la cría de gusanos de

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seda y la fábrica de rasos y tafetanes. Por falta de ayuda financiera, las empresas
no pudieron pagar a las personas contratadas y los gastos corrieron por cuenta
del Banco, en tanto completaron el tiempo de sus compromisos o aceptaron
volver a sus lugares de origen, mediante indemnizaciones. En el informe de
1835 se estimó en más de 113 mil pesos la suma que habían costado los expertos
extranjeros, “sin provecho alguno para la industria de la nación, ni de las
corporaciones y particulares a que fueron consignados. En esa cantidad no se
han incluido sus pasajes de mar y gastos de tierra hasta el punto de su destino, ni
otras erogaciones relativas a ellos mismos”.
Después de haber ajustado la compra de 20 camellos jóvenes (seis machos y
14 hembras) en 7 mil pesos, incluidos flete y forrajes, una epidemia impidió que
se realizara el proyecto. Para favorecer la industria de tejidos de lana, el
gobierno cedió 50 carneros merinos y 28 cabras del Tibet que vinieron de
Francia en 1824 y que fueron enviados a Tlaxcala, en donde se aclimataron,
lográndose mil cruces con las razas de carneros del país. Había en Jalapa otra
partida de 99 merinos y 39 cabras del Tibet que vinieron de Francia, cuyo
número había crecido, en 1835, a 149 y 67 respectivamente. En Tlaxcala, Celaya
y Tlalnepantla se distribuyeron cajones de abejas con un valor global de 2 540
pesos. Se encomendó a Domingo Lazo de la Vega, vecino de Celaya, que
estableciera un plantío de moreras, y para 1833 ya contaba con 10 400 pies de
cepas y 2 750 arbustos. Las siembras de lino, cáñamo y barrilla no tuvieron
éxito, unas veces porque la semilla que se encargó a Estados Unidos llegó
pasada, y otras porque las convulsiones políticas impidieron su cultivo; tampoco
pudo llevarse a cabo el proyecto de estimular el algodón repartiendo capitales en
ambas costas, por carencia de recursos. Se pidieron informes a Londres acerca
de los métodos que empleaban los labradores para abonar sus tierras, preparar
los granos antes de la siembra, beneficiar las parcelas arcillosas e infecundas, y
usar adecuadamente las máquinas para trillar y aventar el trigo y para desgranar
y moler el maíz. A Francia se solicitó todo género de semillas y plantas para
huertas y jardines, moreras blancas y árboles para los bosques.
No obstante su continua y múltiple actividad, el Banco se enfrentó desde los
primeros años de su existencia a insuperables obstáculos, sobre todo a lo exiguo
de su capital, que nunca llegó a completarse, pues teniendo como base una
recaudación hacendaria, estaba a merced de los trastornos políticos y militares
de la nación. Cuando apenas llevaba el Banco dos años de funcionar, una
circular del Ministerio de Hacienda lo privó de los fondos aduanales. En los
años sucesivos, los ingresos fueron cada vez más escasos y, por fin, en 1836 se
prohibió que se aplicara a la formación del capital del Banco la parte de
derechos que le fuera destinada por la ley en 1830. Lo más que llegó a acumular

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el establecimiento fue un fondo algo mayor de medio millón de pesos; por eso
tuvo que dispensar un crédito escaso y caro. La crisis del algodón que sufrió la
industria textil mexicana en 1841 acabó de sumirlo en la bancarrota.
El Banco de Avío desapareció por decreto del presidente López de Santa
Anna del 23 de septiembre de 1842, en cuya exposición de motivos se dice: “El
Banco, deseoso de promover de todos modos la industria del país, hizo varias
concesiones a los que solicitaban habilitación para sus empresas, con el fin de
que éstas se realizaran, y no correspondiendo algunos de ellos como era debido a
estas consideraciones, no han adelantado en sus empresas y han consumido
inútilmente los fondos que se les facilitaron… Los capitales que le habían
quedado, se han destinado inútilmente, en alguna parte, para atender a los
urgentes y preciosos gastos que no pueden dejar de hacerse para conservar la
integridad del territorio de la nación y sostener su independencia… En este
estado, el Banco no puede ya llenar el objeto con que fue establecido, y los
pocos capitales que le quedan se consumirán en los indispensables gastos de su
secretaría y empleados, sin provecho ni utilidad alguna de la nación y de los que
se dedican al fomento de la industria del país. El espíritu de empresa en este
ramo se ha extendido en la República y no necesita ya la protección y fomento
que le pudiera dispensar el Banco de Avío”. En lugar de éste se creó la
Dirección General de Industria, a cuyo frente se puso a Lucas Alamán.
Bibliografía:Historia económica y social de México (1938); Luis Chávez
Orozco: El Banco de Avío y el fomento de la industria nacional. Colección de
documentos para la historia del comercio exterior de México (t. III, 1966); Félix
F. Palavicini y otros: México, historia de su evolución constructiva (1945);
Robert A. Potash: El Banco de Avío de México (1959).
BANCO DE AVÍO DE MINAS
A fines de 1772, el virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa manifestó al rey
que para “corregir radical y cómodamente los nocivos abusos introducidos entre
mineros y operarios, y precaver por consiguiente las recíprocas quejas que de
ello resultaban”, era urgente la formación de nuevas Ordenanzas Generales de
Minería. Examinada esta instancia por el Consejo Supremo de las Indias, el 20
de julio de 1773 Carlos III mandó que se redactasen. Más tarde, el 26 de
septiembre de 1774, el propio Bucareli trasmitió al monarca la solicitud de los
mineros en el sentido de que se establecieran un Banco de Avíos y un Colegio de
Metalurgia, contando para ello con el doble del derecho de señoreaje que
pagaban sus metales. Estas bases sirvieron para crear la primera institución
formal de crédito de Nueva España. En el título XVI de las Ordenanzas de
Minería, expedidas en 1783, se consigna que todas las platas que entrasen a la
Casa de Moneda o que se remitiesen en pasta a España por cuenta de
particulares, debían contribuir con dos tercios de real para el fin de formar,

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conservar y aumentar el fondo total de la minería. La administración, el cobro y
la custodia de estos caudales quedaban a cargo del Cuerpo de Minería, al que
pertenecían, por medio de su Real Tribunal de México. Separado de estos
caudales lo necesario para mantener el Tribunal y el Colegio, así como otros
gastos extraordinarios, el sobrante y los sucesivos aumentos y productos se
invertirían precisamente en avíos y gastos de laborío de las minas, estableciendo
un Banco de platas, según las reglas que ahí mismo se daban. Martínez Sobral
estima que el capital así constituido ascendió a 5 millones de pesos; y Humboldt
calculó en 200 mil ducados sus rentas anuales.
Para la administración del Banco se nombró a un factor, al que se asignó un
porcentaje de las utilidades o bien un sueldo fijo. El factor tuvo a su disposición
los efectos y mercaderías de los avíos de minas y la parte del caudal necesaria
para su corriente giro y movimiento, pues la masa gruesa de los caudales en
monedas o en pastas de oro y plata quedaba en poder del Tribunal. El Real
Tribunal, para calificar las solicitudes de avío, pedía a los dueños los títulos de
propiedad y posesión o cualesquiera otras pruebas suficientes. Calificada la
pretensión por buena y admisible, se trataban con el dueño las estipulaciones
para suministrar los avíos y se otorgaba escritura ante el escribano de minería.
Entre tanto, los fondos no fueron suficientes para habilitar todas las minas; se
atendía al minero que más lo necesitase, sin otra preferencia que la utilidad
previsible. En las minas habilitadas por el Banco se ponían interventores, que en
compañía del dueño recibían y mantenían en su poder el dinero y efectos, en
bodegas y arcas de dos llaves, interviniendo en todo a nombre del Banco, en
tanto no se pagaran los avíos. Con el objeto de evitar un monopolio crediticio, la
institución actuaba sin pretender privilegio alguno en perjuicio de aviadores
particulares, quienes debían ser preferidos en igualdad de circunstancias, pues el
Banco no debía tener otro objeto “que el de suplir su falta o escasez, y hacer
constante y perpetuo el fomento de la minería en cuanto fuere posible”.
Los mineros mexicanos, según informa Joaquín Velázquez de León, no
podían por sí mismos costear los gastos que exigía la explotación de sus fundos
y por ello estaban obligados a solicitar dinero a los aviadores y mercaderes de
platas, a los cuales se refiere el título XI de las Ordenanzas de 1783, dando las
disposiciones conducentes a evitar y a decidir las disputas. Estaban muy lejos de
ser capitalistas, pues, según afirma Francisco Xavier Gamboa, no había doce de
ellos que, como el marqués de Fagoaga y los opulentos condes de la Valenciana,
San Mateo Valparaíso, Santa Rosa y Santiago de la Laguna, tuvieran caudal
propio para el beneficio de sus yacimientos y haciendas de fundición. La
inmensa mayoría se encontraba en una precaria condición, desprestigiados y
faltos de crédito, ya que los grandes capitales acumulados por el clero no se

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aventuraban nunca en inversiones mineras. Los comerciantes sí realizaban
operaciones con las minas de mayor garantía, proporcionando dinero y
mercancías en las que llevaban por adelantado considerables ganancias, pero
rara vez acudieron en ayuda de un minero en bancarrota, por más sólido que
fuera su prestigio. Muchos mineros consumieron su vida y sus recursos en
explotaciones poco remunerativas y llegaron incluso a la quiebra, viéndose
obligados a trabajar sus minas “al partido” (dividiéndose los minerales extraídos
con los barreteros) o a abandonarlas del todo a los gambusinos.
La penuria y las vicisitudes que padecían los mineros los hicieron concebir
grandes esperanzas en el Banco de Avío de Minas. Las operaciones principales
que éste efectuaba eran el préstamo refaccionario, la admisión de capitales a
rédito y la atención de las cuentas del Tribunal. El Banco tuvo apoyo de la
Corona y los créditos a su favor gozaban de algún privilegio. Aunque no se
conoce bien la distribución que se hizo de los fondos de avío, parece ser que
estuvo mal dirigida. Para Humboldt, estos avíos se habían dado con más
liberalidad que discernimiento. Un minero de Pachuca obtuvo de una vez 170
mil pesos; los accionistas de las minas de Temascaltepec recibieron 214 mil
pesos; pero estos socorros nada produjeron. Por estos datos se advierte que se
otorgaban avíos personales por un monto similar al del total de los ingresos
anuales del Banco, con el agravante de que no se reponía a corto plazo el capital.
El virrey Revillagigedo, en su Instrucción reservada de 1793, apunta que “se ha
presentado, pretendiendo avío en el Tribunal, el Conde de Regla: será regular
que se le conceda, y su mina absorberá todo el caudal que pueda haber en el
Tribunal en mucho tiempo, así como ha consumido todo el dinero y asombrosas
existencias que dejó al actual conde su difunto padre. Así vendrá a suceder que
un minero solo disfrutará el caudal formado de las contribuciones de todos los
del Reino, y quedará en pie el origen y raíz que fue del desarreglo y desorden del
Tribunal”.
Ernesto Lobato, en su libro El crédito en México, asegura que si no hubiera
sido suficiente el desorden y el favoritismo en la distribución de los avíos, los
apuros de la Corona contribuyeron a malograr la acción del Banco. El Tribunal,
durante las últimas guerras contra Francia e Inglaterra, se vio forzado a hacer a
la Corte de Madrid un don gratuito de 500 mil duros, y prestarle además otros 3
millones de la misma moneda, de los cuales quedaron sin pagar 1.4 millones.
Para hacer frente a esos gastos extraordinarios, fue preciso acudir a empréstitos,
y en 1804 la mitad de la renta del Tribunal se empleó en pagar los intereses de
esos capitales, no obstante haberse aumentado el impuesto de señoreaje, hasta la
amortización de las deudas, de 8 a 12 g por cada marca de plata. En tal estado de
cosas el Tribunal no pudo ya adelantar caudales a los mineros, los cuales por

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falta de fondos se vieron impedidos de acometer empresas útiles. “El desempeño
del Banco de Avío de Minas ​añade el propio autor​ no cumplió los objetivos
señalados por las Ordenanzas de Minería. Su acción crediticia en favor de los
mineros necesitados fue prácticamente nula. Después de algún tiempo de
existencia dificultosa y desarreglada, fue entrando en decadencia hasta
extinguirse en los primeros años del Mexico independiente.”
Bibliografía: Alejandro de Humboldt: Ensayo político sobre el Reino de la
Nueva España (t. III, 1941); Ordenanzas de minería y colección de las órdenes y
decretos de esta materia (París, 1851); Félix F. Palavicini y otros: México,
historia de su evolución constructiva (t. IV, 1945).
BANCO DE LONDRES, MÉXICO Y SUDAMÉRICA
De conformidad con las disposiciones del Código de Comercio, el 22 de junio
de 1864 se registraron la sociedad y los estatutos del que se considera como
primer banco comercial mexicano, originalmente llamado London Bank of
Mexico and South-America, Limited. Era una sucursal de la matriz que operaba
en Londres con un capital de 5 millones de libras esterlinas. En su
establecimiento del número 3 de la calle de San Bernardo, en la ciudad de
México, manejaba en su etapa inicial, según Tomás Mendoza, un capital suscrito
de $1.5 millones. Como la institución comenzó sus actividades durante la época
turbulenta de la Intervención Francesa, son muy escasas las noticias de sus
primeras operaciones. Se sabe que en 1865 tenía 10 agencias foráneas, en las
ciudades de Veracruz, Tampico, Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí,
Morelia, Matamoros, Puebla, Colima y Durango, y otras dos en La Habana y en
la capital de Columbia Británica. Durante sus primeros 20 años no publicó
balances ni informes, pero la opinión generalizada le concedía amplia confianza.
Se considera que tuvo el mérito de introducir en el país el uso del billete de
banco, difundir las ventajas de la organización del crédito a través de
instituciones especializadas y demostrar a los capitales nacionales la forma
práctica de dirigir la banca. Con el triunfo de la República sobre Maximiliano,
estuvo a punto de perder la autorización para operar, pero logró acogerse a la ley
de 20 de agosto de 1867, que revalidó las actuaciones judiciales del periodo
imperial.
El nuevo Código de Comercio de 1884 señalaba que para el establecimiento
de cualquier clase de banco se requería autorización del gobierno federal, y que
ninguna sociedad bancaria y ningún particular establecidos en el extranjero
podrían tener en el país sucursales o agencias para cambiar los billetes que
emitiesen, cualquiera que fuera la forma de éstos. De aplicarse la ley en sus
términos, el Banco de Londres, México y Sudamérica habría tenido que
desaparecer, y por ello “adoptó la actitud más conveniente a sus intereses y en
forma deliberada dejó pasar el plazo de seis meses que el nuevo ordenamiento

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bancario le fijaba para su regularización. En enero de 1885, una vez cumplido
dicho plazo, el gobierno le notificó que debía recoger sus billetes circulantes, y
nombró para el efecto un interventor. El Banco entonces acudió en demanda de
amparo ante la justicia federal, alegando que la ley recientemente dictada sólo
debía aplicarse a bancos de futura fundación, ya que no podía tener efectos
retroactivos en el sentido de anular derechos preexistentes, como eran los
suyos”. Esta demanda abrió un debate de mucha trascendencia, en el que
participaron los más destacados abogados. La controversia fue larga y enconada,
pero tuvo que resolverse al margen de los ordenamientos jurídicos, mediante una
transacción: el Banco retiró su demanda y, con el objeto de que pudiera
regularizar su situación, se le permitió que adquiriese, por traspaso, la concesión
del Banco de Empleados, según acuerdo con la Secretaría de Hacienda del 23 de
agosto de 1886. Posteriormente, el 21 de agosto de 1889, se le otorgó el carácter
exclusivo de banco de emisión y se sancionó un supuesto traspaso de la sucursal
del London Bank of Mexico and South-America a una nueva sociedad nacional,
que desde entonces se denomina Banco de Londres y México, con lo cual dejó
de ser una sucursal extranjera y se convirtió en banco mexicano.
Luis Pompo informa, en su libro México: 1876-1892, que el Banco, con un
capital de $5 millones y con derecho a emitir billetes hasta por el duplo de la
suma que tuviera en caja, en junio de 1892 tenía una circulación fiduciaria de
$7.5 millones y una existencia en metálico de $4.4 millones. Por su parte,
Antonio Peñafiel, en su Cuadro sinóptico informativo, establece que las
operaciones del Banco de Londres y México se incrementaron de $18.7 millones
en 1893 a $99.2 millones en 1906.
El impacto de la Revolución de 1910 sobre la estabilidad del sistema
bancario fue muy profundo, de manera que aunque el Banco repartió en 1913
más de un millón de pesos de supuestas utilidades, en julio de 1914 acordó que
$5.15 millones de su fondo de previsión se aplicaran a las pérdidas del ejercicio
anterior. La situación financiera se agravó cuando Victoriano Huerta, urgido de
recursos para combatir el movimiento constitucionalista, obtuvo de los bancos
un préstamo de $46.5 millones, de los que casi la mitad fue aportada por el
Nacional y el de Londres y México, los cuales accedieron a cambio de que se les
autorizara emitir billetes por el triple de sus existencias en caja. Cuando
Venustiano Carranza entró triunfante a la capital, en agosto de 1914, los bancos
tenían varios días de permanecer cerrados y volvieron a reanudar sus actividades
sólo hasta que el Ejecutivo declaró que las oficinas federales recibirían toda
clase de billetes de los bancos de emisión, sin limitación alguna, en cuantos
pagos se hicieran por contribuciones e impuestos. Para corregir la caótica
situación bancaria, se creó en 1915 la Comisión Reguladora e Inspectora de

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Instituciones de Crédito, encargada de examinar y calificar el estado financiero
de los bancos, de conformidad con lo dispuesto en la Ley General de
Instituciones de Crédito de 1897. Por lo que se refiere al de Londres y México,
la Comisión encontró que mientras sus existencias metálicas ascendían a $22.1
millones, los billetes en poder del público llegaban a la suma de $61.9 millones,
y por ello le fue cancelada su concesión en 1916. Poco después, el 2 de octubre,
el Consejo de Incautación se hizo cargo del banco, que no fue devuelto a sus
propietarios hasta enero de 1921.
Las actividades del Banco de Londres y México para el año de 1972
arrojaron los siguientes datos: un total de $4 405 millones de depósitos, de los
cuales $3 364 millones eran a la vista y $884 millones en ahorro. Estas cifras
significan que en los últimos 10 años el crecimiento promedio anual de dichos
renglones fue de 14.2%, 17.4% y 13.2%, respectivamente. Se otorgaron créditos
durante ese ejercicio por un total de $12 124 millones, de los cuales 7 757
millones fueron para apoyar la producción: 2 135 millones a la agricultura y
ganadería y 5 622 millones a la industria. Como capital pagado contaba con
$280 millones y sus reservas ascendían a $27.2 millones, y ambos conceptos
representaron un 12% de aumento respecto a 1971. El 1° de julio de 1977 el
Banco de Londres y México se fusionó a Financiera Aceptaciones, S.A., y a
partir de la misma fecha se denominó Banca Serfín, S.A. En septiembre de 1982,
por decreto presidencial dejó de ser institución privada para convertirse en
Sociedad Nacional de Crédito. Banca Serfín fue reprivatizada durante el
gobierno de Carlos Salinas de Gortari y adquirida por un grupo de inversionistas
encabezado por Adrián Sada. El banco fue incorporado al Grupo Financiero
Serfín, que incluía otras empresas financieras.
BANCO DE MÉXICO
Organismo descentralizado del gobierno federal. Tiene asignadas las siguientes
funciones (Ley Orgánica del 1° de enero de 1985): 1. Regular la emisión y
circulación de la moneda, el crédito y los cambios; 2. Operar con las
instituciones de crédito como banco de reserva y acreditante de última instancia,
así como regular el servicio de cámara de compensación; 3. Prestar servicios de
tesorería al gobierno federal y actuar como agente financiero de éste en
operaciones de crédito interno y externo; 4. Actuar como asesor del gobierno
federal en materia económica y particularmente financiera; y 5. Participar en el
Fondo Monetario Internacional y en otros organismos de cooperación financiera
que agrupen a bancos centrales. El Banco de México interviene en la Comisión
Nacional Bancaria y de Seguros, en la Comisión Nacional de Valores y en la
Comisión de Cambios y Valores, que actúan como subsistemas de vigilancia.
Por conducto de la banca comercial y de desarrollo, opera los siguientes recursos
destinados a promover actividades económicas prioritarias: Fideicomisos

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Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), Fondo de Equipamiento
Industrial (Fonei), Fondo de Operación y Financiamiento Bancario a la Vivienda
(Fovi), Fondo para el Desarrollo Comercial (Fidec), Fondo de Garantía y
Fomento a la Industria Mediana y Pequeña (Fogain), Fondo Nacional de
Fomento al Turismo (Fonatur) y Fondo para el Fomento de las Exportaciones de
Productos Manufacturados (Fomex). Además, actúa como fiduciario de varias
donaciones hechas al gobierno federal, entre ellas la Casa-Museo de Frida
Kahlo, el Museo Anahuacalli de Diego Rivera, la Casa del Risco, la Biblioteca
Isidro Fabela y la colección Franz Mayer. También elabora indicadores
económicos. Desde su fundación, han sido directores del Banco de México:
Alberto Mascareñas (1925-1932), Agustín Rodríguez (1932-1935), Gonzalo
Robles (1935), Luis Montes de Oca (1935-1940), Eduardo Villaseñor (1940-
1946), Carlos Novoa (1946-1952), Rodrigo Gómez (1952-1970), Ernesto
Fernández Hurtado (1970-1976), Gustavo Romero Kolbeck (1976-1982),
Miguel Mancera Aguayo (marzo a agosto de 1982), Carlos Tello Macías
(septiembre a noviembre de 1982) y Miguel Mancera Aguayo (desde diciembre
de 1982).
Antecedentes. El primer antecedente legal del Banco de México, como
institución central reguladora de la circulación monetaria y del valor relativo de
la unidad de cambio, se encuentra en el decreto del 3 de abril de 1916, mediante
el cual el gobierno constitucionalista creó la Comisión Monetaria, que absorbió
las funciones de la antigua Comisión de Cambio y Moneda, establecida en 1905.
El artículo 28 de la Constitución de 1917, relativo a la prohibición de los
monopolios, estableció como excepción la acuñación de monedas y emisión de
billetes, que debería hacerse por un banco del Estado. Ésta fue la base para el
establecimiento de un banco central y para la reforma del sistema bancario. A
fines de 1917, el Ejecutivo presentó al Congreso la primera iniciativa de Ley
Orgánica del Banco Único de Emisión, junto con otra relativa a la nueva Ley de
Instituciones de Crédito. En la discusión de los proyectos hubo diferencias en
cuanto a organizar el banco en forma de sociedad anónima y con participación
directa de los accionistas en su administración, o bien como banco de Estado,
con fondos públicos exclusivamente y manejado sólo por el gobierno. Las
comisiones dictaminadoras se pronunciaron en favor del régimen de sociedad
anónima; pero en vista de la inestabilidad económica, política y administrativa,
en septiembre de 1919 el Ejecutivo retiró los proyectos para revisarlos. Poco
tiempo después cayó el gobierno de Carranza sin que se hubieran tomado
decisiones legislativas concretas.
Durante los gobiernos de Adolfo de la Huerta y Álvaro Obregón se siguió
pensando en el banco único, pero sin llegar a nada práctico por la falta de capital

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y la diversidad de criterios. En 1920 un diputado presentó un proyecto de ley
para crear el Banco Único, y en febrero de 1921 el ejecutivo promovió otro
totalmente contrario: el establecimiento de ocho bancos regionales de emisión,
propuesta que fue mal acogida por el Congreso. Con posterioridad a los
convenios De la Huerta-Lamont, el secretario de Hacienda logró, el 20 de enero
de 1923, que el cuerpo legislativo lo autorizara para formular la Ley del Banco
de México y proceder a su instalación. Todo el año de 1923 se estuvo
gestionando la obtención de fondos para integrar el capital, pero por problemas
con los banqueros internacionales no se llegó a constituir el banco único durante
el periodo del presidente Obregón. El presidente Plutarco Elías Calles formó una
comisión presidida por Alberto J. Pani, secretario de Hacienda, e integrada por
Manuel Gómez Morín, Fernando de la Fuente y Elías S.A. de Lima, que al fin
redactó en definitiva la Ley General de Instituciones de Crédito y la Ley del
Banco de México y sus estatutos. Así, el 28 de agosto de 1925 se promulgó la
ley que creó el Banco de México, S.A.
Evolución y desarrollo. El Banco de México inició sus actividades el 1° de
septiembre de 1925, encargándose de las operaciones de la antigua Comisión
Monetaria. Era una sociedad anónima que tendría por objeto: 1. Emitir billetes;
2. Regular la circulación monetaria en la República, los cambios sobre el
exterior y la tasa del interés; 3. Redescontar documentos de carácter
genuinamente mercantil; 4. Encargarse del servicio de tesorería del gobierno
federal; y 5. En general, efectuar las operaciones bancarias propias de los bancos
de depósito y descuento, con las limitaciones que la misma ley establecía. La
sociedad estaría domiciliada en la ciudad de México y podría establecer agencias
y sucursales en la República y en el extranjero. El capital social debería ser de
$100 millones oro, y el aumento de esa cantidad tendría que verificarse dentro
de los términos que establecieran la escritura social y los estatutos. Su duración
sería de 30 años, prorrogables. El capital de la sociedad estaría formado por
acciones nominativas, divididas en dos series: la A, intransferible, que en todo
tiempo representaría por los menos el 51% del capital social, suscrita por el
gobierno de la República; y la B, suscrita por el gobierno o por el público. La
administración de la sociedad estaría a cargo de un consejo integrado por nueve
personas (cinco de la serie A y cuatro de la B). Para cada sucursal se nombraría
un consejo consultivo de cinco o tres miembros, según su importancia. El Banco
de México podría emitir billetes por una suma que no excedería del doble de la
existencia de oro en caja, en barras o monedas nacionales o extranjeras; sería el
depositario de todos los fondos de los que el gobierno federal no hiciera uso
inmediato; se encargaría igualmente de la situación y concentración de fondos
de todas las oficinas del propio gobierno, del servicio de la deuda pública en el

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interior y en el exterior, y sería su agente para todos los cobros o pagos que
hubieran de hacerse en el extranjero, así como para las operaciones bancarias
que requiriese el servicio público.
Durante los primeros años de su vida, el Banco de México no pudo actuar
plenamente como banco central, ya que la situación económica del país y la
desorganización del sistema impedían el cumplimiento normal de tales
funciones. En un principio operó como institución comercial, aun cuando,
basado en la Ley Bancaria de 1924, trataba de coadyuvar a la restructuración del
sistema bancario mexicano. La Ley Monetaria del 25 de julio de 1931 suprimió
el talón oro y obligó a modificar en esa misma fecha la Ley del Banco de
México, para ponerla a tono con la primera, siendo éste el primer paso para
transformar a la institución en un auténtico banco central. Fueron dos las
medidas de importancia que dieron lugar a esta transformación: se restringieron
las operaciones directas con el público o instituciones no asociadas al Banco, no
pudiendo celebrarse en lo futuro sino operaciones prendarias, con la natural
excepción de aquellas que fueran consecuencia de las celebradas con
anterioridad por el Banco; y se estableció un régimen transitorio de redescuento,
aplicable a todos los bancos, asociados o no asociados, aunque a estos últimos se
les fijaba una tasa superior en un punto. El resultado de la labor del Banco hasta
1931 fue el establecimiento de las bases del sistema bancario del país y una
considerable reducción del tipo de interés del dinero, obtenida mediante la
competencia que hizo a los demás bancos al operar, dentro de sus facultades
transitorias, directamente con el público.
La Ley Orgánica del Banco de México del 9 de marzo de 1932 suprimió
definitivamente las operaciones directas de préstamo y descuento con el público,
y obligó a los demás bancos a depositar sus reservas en el Banco de México. Así
fue posible unificar los recursos bancarios del país, quedando el Banco de
México convertido en depositario y guardián de las reservas, cámara de
compensaciones y prestamista de última instancia. Desde su fundación hasta las
reformas de 1932, la política del Banco se encaminó a la reconstrucción del
sistema bancario. Para este fin, estableció 26 sucursales en el país, hizo
disminuir la tasa de interés y estimuló las transacciones. Lanzó billetes a la
circulación, aunque en forma restringida, tanto por el escaso monto de las
existencias de oro, como por la desconfianza del público para aceptar papel,
cuyo uso se redujo a las instituciones bancarias y dependencias
gubernamentales. Pretendió regular el tipo de cambio y ejerció las funciones de
creación y regulación de la moneda y el crédito. Sus relaciones con las
instituciones comerciales de crédito se comenzaron a ejercer a través de los
redescuentos, de las disposiciones sobre el crédito y del establecimiento de la

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reserva obligatoria del 5% sobre los depósitos del público. En abril de 1935 se
prescribió la circulación de los billetes del Banco de México con poder
liberatorio ilimitado y se le declaró la única moneda que debía existir en la
República. El Banco quedó así convertido en el responsable pleno de la
circulación monetaria del país, transformándose definitivamente en banco de
bancos, en banco central. El 28 de agosto de 1936 se modificó la Ley Orgánica,
haciendo obligatoria la asociación al Banco de México de los bancos que
reciban del público depósitos a la vista, a plazo o en cuenta de ahorros. También
se le facultó para intervenir en la regulación del incipiente mercado de valores.
En cooperación con la Comisión Nacional Bancaria, el Banco estableció un
control selectivo de créditos, con el fin de desarrollar la agricultura y la
industria. Ha colaborado en la realización de programas de obras públicas y, con
Nacional Financiera, ha intervenido como agente financiero y consejero del
gobierno federal, en la emisión de los empréstitos públicos.
La tercera etapa en la vida del Banco, de 1937 a 1959, se inició cuando el
Estado impulsó un vasto programa de obras públicas y de crédito agrícola. Los
trastornos económicos que acarreó la expropiación de las compañías petroleras,
provocaron un ascenso considerable de los créditos e inversiones del Banco, lo
que trajo consigo un aumento en la circulación de billetes; la reserva descendió,
entre otras causas, por el retiro de los depósitos de las compañías petroleras, lo
que obligó, a su vez, a un retiro temporal del mercado de cambios. El tipo de
cambió del dólar subió de $3.60 a 5.00. A causa de los sucesos ocurridos en
Europa a partir de 1939, afluyeron al país grandes capitales, se retuvieron las
utilidades de las empresas, y los saldos favorables de la balanza comercial
determinaron un aumento de la circulación de billetes. En 1941, por convenio
con Estados Unidos, se estabilizó el tipo de cambio en $4.85 por Dls. 1.00.
El 3 de mayo de 1941 se emitió una nueva Ley Orgánica del Banco de
México. En ella se suprimen los límites para la circulación de billetes y monedas
en relación con los habitantes de la República; también se elimina el límite
mínimo de la reserva, exigiéndose únicamente que ésta debe ser cuando menos
el 25% de la cantidad a que asciendan los billetes emitidos y las obligaciones a
la vista, en moneda nacional y a cargo del Banco. Se adoptó el sistema de
reserva oculta, al ordenar que los excedentes de ésta se incluyan en la cuenta de
valores autorizados. En esta ley se facultó al Banco para fijar la proporción del
depósito que los bancos comerciales deben conservar, desde un 5% hasta un
20% de sus depósitos del público. Quedó facultado para exigir hasta el 100% de
los depósitos en moneda extranjera.
Con base en la nueva ley se inició la reglamentación del crédito y se dieron
los primeros pasos para celebrar un convenio con los bancos del Distrito

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Federal, a fin de regular el volumen del crédito bancario. En 1943 se elevó el
encaje obligatorio que los bancos del Distrito Federal deben mantener en el
Banco de México, hasta el 45% de los depósitos a la vista o a plazo, en moneda
nacional; y se impuso la obligación de ejercer una mayor vigilancia sobre el
destino que se diera al crédito, tratando de orientarlo hacia la producción
agrícola e industrial. Por el convenio del 22 de mayo de 1944, los bancos de
depósito y ahorro del Distrito Federal se obligaron a invertir en oro amonedado,
en documentos de crédito o de otro tipo en moneda extranjera, o en depósitos en
el Banco de México, todo aumento que hubiera en sus depósitos, superior a las
cifras alcanzadas el 17 de mayo de ese año. Por lo que se refiere a los bancos del
resto del país, se les elevó progresivamente el encaje obligatorio, entre el 30 y el
37%.
A partir de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, los fondos
derivados de las abundantes exportaciones de materias primas originaron fuertes
movimientos ascendentes en los precios, por lo que fueron necesarios sucesivos
aumentos en las tasas de encaje legal y en las tasas de redescuento; pero las
condiciones de liquidez hicieron inútiles las elevaciones de estas últimas. Por lo
mismo, en 1948 el Banco de México utilizó un encaje marginal de 100%. De
1948 a 1950 empezó a utilizar el encaje legal como una fuente de financiamiento
del sector público, y se establecieron normas para que el sistema bancario
invirtiera en valores del gobierno. En abril de 1954 hubo una devaluación hasta
la tasa de $12.50 por Dls. 1.00 de Estados Unidos.
Durante el periodo de 1970 a 1976, el Banco de México dotó a las
sociedades financieras y de crédito de instrumentos de captación más
diversificados. Las tasas de interés se ajustaron en seis ocasiones. En 1973 se
facultó al Banco de México para fijar las características de los depósitos
bancarios a plazo y para regular, junto con la Secretaría de Hacienda, las
operaciones de las instituciones bancarias mexicanas en los mercados
internacionales. Entre ese año y 1975, el banco central elevó el porcentaje del
encaje legal para aumentar el financiamiento al sector público. Además, obligó a
las instituciones bancarias a establecer cajones de crédito preferencial para
apoyar las actividades agropecuarias, industriales, turísticas, de construcción de
viviendas de interés social y de apoyo al consumo de los trabajadores. El 29 de
diciembre de 1974 se reguló el proceso de integración de la banca múltiple, que
redujo a un solo tipo las instituciones de depósito, ahorro, financieras e
hipotecarias. El 16 de marzo de 1976 se dictaron las reglas para la operación de
la banca múltiple y se autorizó que una parte de los pasivos de los bancos de
ahorro se utilizara para la compra de acciones. Un mes antes, las financieras
fueron autorizadas a recibir depósitos en dólares y se facultó al Banco de

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México para fijar las tasas de interés correspondientes. El 31 de agosto de ese
año, la caída en las reservas internacionales, como consecuencia del déficit de la
balanza de pagos y la fuga de capitales, obligó a abandonar el tipo de cambio
fijo y a adoptar un sistema de “flotación regulada” y la libre convertibilidad del
peso. Para fines de septiembre la paridad era de $19.70 por Dls. 1.00; y en enero
de 1980, de $22.00, equivalencia que se mantuvo, con pequeñas variaciones,
hasta la mitad del año.
A principios de 1977, el Banco de México estableció el depósito en dólares-
crédito en moneda nacional, que más tarde se convirtió en el reporto de divisas,
mecanismo que permitió a las empresas realizar inversiones en moneda
extranjera y quedar protegidas ante una devaluación. La consolidación de la
banca múltiple en 1978 permitió fijar una tasa de encaje legal uniforme. Desde
1977 hasta agosto de 1982, las tasas de interés pasivas se hicieron más flexibles.
Otros cambios importantes en este periodo fueron la liquidación de los bonos
financieros e hipotecarios y la introducción de los Certificados de la Tesorería de
la Federación (Cetes), el papel comercial y las aceptaciones bancarias. A partir
de 1981 se adoptó un sistema de “deslizamiento” del peso, por medio del cual
éste perdió dos centavos diarios en su relación con el dólar estadounidense. La
caída de los precios del petróleo, el aumento de las tasas de interés
internacionales y el creciente endeudamiento externo provocaron serias
dificultades en la cuenta corriente de la balanza de pagos. El 17 de febrero de
1982, el Banco de México se retiró del mercado de cambios y dejó la paridad
monetaria sujeta a la oferta y la demanda. El dólar se cotizó a finales de ese mes
a $46.50. La contratación de nuevos créditos externos para equilibrar la fuga de
divisas, obligó el 13 de agosto a poner en vigor un sistema de doble tipo de
cambio: uno “preferencial”, para el pago de los intereses de la deuda externa, las
obligaciones de la banca y las importaciones básicas, fijado en $49.13 por Dls.
1.00, con un deslizamiento de cuatro centavos diarios; y otro “general” que, al
reabrirse el mercado cambiario seis días después, llegó a $120.00 por Dls. 1.00.
Se dispuso entonces que los depósitos en moneda extranjera (mexdólares) se
pagaran en pesos al tipo de cambio $69.50 por Dls. 1.00.
El 1° de septiembre se nacionalizó la banca y el día 6 se estableció el control
generalizado de cambios. En virtud de esta segunda medida, quedó prohibida la
importación y exportación de divisas, excepto por el Banco de México, y se
fijaron dos tipos de cambio: uno “preferencial”, fijado días después en $50.00
por Dls. 1.00, para transacciones prioritarias; y otro “ordinario”, de $70.00 por
Dls. 1.00, para el resto de las operaciones autorizadas. Se redujeron además las
tasas de interés hasta en diez puntos. El 29 de noviembre de 1982 se modificó la
Ley Orgánica del Banco de México, que dejó de ser sociedad anónima para

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convertirse en organismo descentralizado administrado por un director general,
designado por el presidente de la República, y una junta de gobierno integrada
por los secretarios de Hacienda y Crédito Público, Programación y Presupuesto,
y Comercio y Fomento Industrial, y los directores del banco central y de las
comisiones Nacional Bancaria y de Seguros y de Valores.
El 10 de diciembre de 1982 se sustituyó el control generalizado de cambios
por un sistema de tres tipos de paridad: controlada, libre y especial para el pago
de los mexdólares.
El 17 de mayo de 1993, el presidente de la República envió al Congreso de
la Unión una iniciativa para reformar los artículos 28, 73 y 128 de la
Constitución que plantea dar autonomía al Banco de México en el ejercicio de
sus funciones y en su administración. La acuñación de moneda seguirá siendo
atribución exclusiva del Estado, y seguirá a cargo de la Casa de Moneda, que
conservará su carácter de organismo público descentralizado; el banco central
tendrá autonomía del sector central, consagrada legalmente en la Constitución.
El personal directivo del Banco de México será propuesto, al Senado o a la
Comisión Permanente, por el presidente de la República. El objetivo de esta
reforma es que el banco central tenga como tarea prioritaria procurar la
estabilidad del poder adquisitivo de la moneda. En este sentido se cancela la
posibilidad de que el Gobierno obligue al banco central a otorgarle
financiamiento. La elaboración del índice de precios pasará a ser responsabilidad
del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
BANCO NACIONAL DE AMORTIZACION DE LA MONEDA DE COBRE
La penuria de los primeros gobiernos independientes los obligó a acuñar moneda
de cobre de bajas denominaciones, para aprovechar la gran diferencia que existía
entre su costo y su valor nominal. Pronto los particulares advirtieron las ventajas
de este negocio y se dedicaron a falsificar moneda de cobre, a tal grado que las
que se fabricaban con metales preciosos casi desaparecieron de la circulación y
para obtenerlas era necesario pagar un premio cada vez más alto. Quienes se
veían obligados a utilizar las monedas de cobre, sufrían los inconvenientes de
éstas, tales como carecer de ley y de tipo de cambio para las demás monedas, sin
contar con el excesivo peso, lo que hacía difícil utilizarlas aun en operaciones de
escasa importancia. Las protestas populares arreciaron como consecuencia de
que los jornales de 25 y 30 centavos, que se pagaban en monedas de cobre,
perdían cada vez más su poder adquisitivo.
Para resolver este problema se decidió “amortizar dicha moneda,
reemplazándola por otra más sana y en forma tal que los poseedores de la
primera salieran indemnizados”. La ley del 17 de enero de 1837, que estableció
el Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre, suspendió su
acuñación en todas las casas de moneda de la República y estableció que no

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podía fabricarse otra distinta de las de oro y plata, “sin expreso decreto del
Congreso, que prefije su peso, tipo que haya de tener, y la cantidad que deba
acuñarse”. Las diversas clases de la sociedad elegirían a los directores del
Banco, quienes no tendrían otra dependencia del gobierno que la de rendirle
cuentas anuales de su administración. Como fondos se le adjudicaron: 1. Todos
los bienes raíces de propiedad nacional; 2. Todos los créditos activos del erario
vencidos hasta junio de 1836, con algunas excepciones; 3. Los productos de la
renta del tabaco (sin Yucatán); 4. Los rendimientos en todo ese año de las
contribuciones rural, urbana y de patentes en los departamentos de México,
Puebla, Guanajuato, Michoacán y Jalisco, que recaudaría el Banco y reintegraría
al gobierno cuando se lo permitieran los demás ramos de sus fondos; 5. La
nueva moneda que se acuñara y todo el metal y materiales que resultaran inútiles
al suspenderse la acuñación de la moneda de cobre; 6. Todo el monto de las
penas pecuniarias sobre monederos falsos; 7. Los capitales que tomare a premio;
8. El moderado premio que se estableciese para el cambio directo de la moneda
de cobre; 9. Lo que tocara al gobierno en la negociación de las minas de
Fresnillo; y 10. Otros arbitrios que al gobierno parecieren convenientes.
El Congreso nombraría al presidente de la Junta Directiva y autorizaría sólo
las cédulas necesarias para amortizar la moneda de cobre existente y las de
crédito por los capitales que sobre él se impusieren; podría abonar por dichas
cédulas un rédito hasta de un 18% anual y quedaba autorizado para negociar un
préstamo en el extranjero hasta por 4 millones de pesos. La moneda en poder del
público debía recogerse y fundirse; y la nueva no sería alterada en su valor
nominal ni en su curso, como moneda legal, para los pagos fiscales. Ninguna de
estas disposiciones se cumplió durante el corto tiempo en que operó el Banco.
Este empezó por rebajar el valor nominal de las monedas en perjuicio de sus
tenedores y luego se convirtió en un instrumento para proporcionar recursos al
Estado. En efecto, el 27 de enero de 1838 se le permitió contratar un préstamo
de 6 millones de pesos, y el 16 de febrero de 1839 se dispuso que entregara al
tesorero del Congreso el valor de los presupuestos aprobados para ambas
Cámaras y sus respectivas oficinas, “sin desatender el principal objeto de su
establecimiento”. Esta carga adicional no logró compensarse con los exiguos
ingresos de otras contribuciones y derechos que se le asignaron, impidiéndole
por otra parte que atrajera el capital privado para reforzar su situación.
Para cubrir nuevas urgencias, por ley del 18 de febrero de 1839 se le facultó
para que, con hipoteca de sus mismos fondos y de los que se le adicionaban,
pudiera contratar con el clero un préstamo por 500 mil pesos, y en octubre del
mismo año se le pidió promover otro de 800 mil pesos con el menor gravamen
posible. Éstas y otras manipulaciones similares causaron su rápido desprestigio y

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pronto llegó a ser para el gobierno un estorbo en vez de un instrumento
provechoso. Se hizo necesaria entonces su liquidación. El presidente López de
Santa Anna expidió un decreto el 6 de diciembre de 1841, cuyo primer artículo
decía: “Al día siguiente de la publicación de este decreto en los lugares
respectivos, cesarán en sus funciones el Banco Nacional de Amortización y
todos sus agentes, subagentes, apoderados o comisionados de cualquier clase
que sean”. El artículo noveno declaraba que “se establece en la Tesorería
General una sección denominada de Créditos Activos de la Hacienda Pública,
Amortización de la Moneda de Cobre y Temporalidades…, que se ocupará del
despacho de los negocios consiguientes al desempeño de las obligaciones que
este decreto impone a la Tesorería, la que llenará las que por decreto y órdenes
del Gobierno se habían fijado al Banco y queden pendientes por su extinción”.
Por haber sido tan efímera la vida del Banco (cinco años), algunos autores
califican de reducida e intrascendente su actuación; sin embargo, su importancia
histórica estriba en que los abusos y errores en que incurrió el gobierno al
pretender convertirlo en una fuente de ingresos para su particular provecho,
arrojaron sobre la banca estatal un descrédito que se prolongó por varias
décadas.
Bibliografía: Ernesto Lobato López: El crédito en México (1945); Antonio
Manero: La revolución bancaria en México (1957); Guillermo Tardiff: Historia
general del comercio exterior mexicano (t. I, 1968).
BANCO NACIONAL DE SAN CARLOS
Se le considera como el primer banco de emisión en España. Fue fundado por
real cédula de Carlos III, de 2 de junio de 1782, y su capital se formó con fondos
peninsulares y de las colonias hispanoamericanas. Al comunicarlo al virrey de la
Nueva España, el 26 de marzo de 1783, José de Gálvez, ministro universal de
Indias, le indicaba: “Para que se logren los soberanos designios de S.M. en
beneficio público y tenga el debido efecto tan útil establecimiento, prevengo a
V.E. de su real orden que desde luego nombre al prior y cónsules del Consulado
de esa capital, para que en su poder se deposite el importe de las acciones,
dándose por éstas el correspondiente recibo a los interesados en ellas, con la
obligación de entregarles a su tiempo las acciones correspondientes del Banco
que se remitirán por sus directores luego que vengan las nóminas y capitales, y
que asimismo procure V.E. con la mayor eficacia que en las ciudades, villas y
demás pueblos se interesen en este establecimiento nacional a proporción de sus
haberes propios y comunes, para lo que tiene concedido el Rey el
correspondiente permiso, exhortando y animando igualmente a los particulares a
que concurran a tan interesante objeto; y para que esto se verifique más
cumplidamente en favor de esos vasallos, quiere S.M. que en su nombre se
asegure a todos los interesados, al mismo tiempo de la publicación de la Real

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Cédula, que el caudal que se impusiere para acciones en el Banco debe venir en
la primera ocasión de Registro sin la menor retardación, y, libre de derechos a la
entrada en España, donde sólo se pagará el flete establecido según las distancias;
y que las utilidades, o producto anual que rindan las acciones, correrán a los
interesados en ellas desde el día en que se entreguen los capitales en la caja del
Banco, que será inmediatamente que lleguen a los puertos de estos reynos”.
Como el mismo rey lo expuso en las consideraciones del decreto, la creación
del Banco nació de la necesidad de negociar los “vales reales”, modalidad que
tomaron en momentos de apuro los empréstitos del Tesoro, en gran parte
forzosos, y que se utilizaron por primera vez en gran escala hacia 1780. Esta
emisión de “vales reales” fue necesaria para cubrir los enormes gastos que
exigían las obras públicas y la guerra de 1779-1783. El monto que habían
alcanzado los “vales reales” era tan importante y para principios de 1782 éstos
habían llegado a tal grado de descrédito, que fue necesario encontrar una
fórmula más efectiva y permanente. Francisco Cabarrús fue el encargado de
presentar el proyecto. El decreto constitutivo le señaló como capital la cantidad
de 300 millones de reales, divididos en 75 mil acciones de 2 mil reales cada una,
para ser suscritas en los reinos de Europa, dando preferencia a las personas
naturales y residentes en los dominios españoles. Respecto a las otras 75 mil
acciones, tendrían preferencia los suscriptores de Indias por el término de 18
meses. El Banco se propuso inicialmente establecer sucursales en México y en
Perú.
Los objetivos del Banco, contenidos en el decreto, los resume Adolfo Lamas
de la siguiente manera: 1. Operar como caja general de pagos y reducciones para
el descuento de las letras de cambio y vales de la Tesorería; 2. Administrar o
tomar a cargo las provisiones del ejército y marina dentro y fuera del reino por el
tiempo de 20 años; y 3. Aceptar giros sobre el exterior. Las disposiciones de
carácter general, social y administrativo del decreto inicial fueron completadas
con otra real cédula, del 27 de agosto de 1782, dedicada especialmente a las
suscripciones que efectuaran los pueblos del reino en el Banco Nacional con sus
caudales sobrantes de propios, arbitrios, encabezamientos y pósitos.
Respecto al efecto que este Banco tuvo en la Nueva España, Ernesto Lobato
opina que perjudicó el crédito agrícola, por cuanto las Cajas de Comunidades
Indígenas se vieron obligadas a realizar considerables aportaciones para
constituir el capital (v. AHORRO).
El estado general de los caudales que se impusieron y de las utilidades que
les tocaron en los años de 1784 a 1786 aparece en el cuadro 1.
Según noticias de Felipe de Zúñiga y Ontiveros, en 1785 más de 400 pueblos
indígenas de la Nueva España habían suscrito las 1 343 acciones de referencia,

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con un valor global de 134 300 pesos. En ese mismo año quedó cubierto el
capital del Banco y 96 200 pesos de las comunidades, que llegaron con retraso a
España, se mandaron imponer en acciones de la Real Compañía de Filipinas; es
decir, los fondos de comunidades que se recogieron ascendieron a 230 500
pesos, cantidad muy considerable para esa época.
Canga Argüelles presenta un resumen de las principales inversiones hechas
por el Banco, que explica su función específica y su uso fundamental para
financiar al gobierno español:

Reales
Haber anticipado para la apertura de los canales de Guadarrama y Manzanares 11 830 813
Para construir el lazareto de Maon 19 624
Para construir el puerto del Grao de Valencia 6 167 361
Para el abasto de las carnes de Madrid 515 972
Para el pósito de Madrid 5 946 473
Para la Compañía de Filipinas 21 000 000
45 480 245
Por capitales anticipados a intereses 262 622 717
Por préstamo al gobierno de Cádiz 2 890 000
265 512 717
No hay duda de que ésta fue la razón de sus fracasos, ya que los ingresos
previstos en el aspecto de “proveedor del ejército y la marina” no sólo no le
representaron ningún beneficio económico, sino que le crearon obligaciones
financieras. Al procurar suplir estos ingresos, se interesó en empresas
absolutamente ruinosas, como el establecimiento en Cádiz de una caja de
seguros marítimos y la construcción del canal de Guadarrama al océano. Otro de
los problemas fue la promoción y constitución de la Real Compañía de Filipinas,
para la que el Banco adquirió acciones y otorgó préstamos por sumas que
habrían de convertirse más adelante en inversiones de tipo permanente. No faltó
en ese cúmulo de errores la especulación sobre sus propias acciones.
El Banco de San Carlos quebró en 1829 y sus créditos fueron la base para
fundar el Banco de San Fernando, que quedó constituido el 9 de julio del mismo
año. La Nueva España no obtuvo de la operación ningún beneficio, pues ni se
establecieron aquí las agencias prometidas, ni se usaron nunca sus recursos para
ayudar a la economía novohispana; en cambio, se extrajeron cuantiosos fondos
que arruinaron a las Cajas de Comunidades Indígenas y, en consecuencia, fueron
agotados los ahorros de los mexicanos de la clase popular.
Bibliografía: Adolfo Lamas: Seguridad social en la Nueva España (1964);
Ernesto Lobato López: El crédito en México (1945); Félix F. Palavicini y otros:
México, historia de su evolución constructiva (t. IV, 1945); Guillermo Tardiff:
Historia general del comercio exterior mexicano (t. I, 1968).
Cuadro 1

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BANCO DE SAN CARLOS
RESUMEN GENERAL
Importe
Intendencias Acciones Pesos
pesos
MEXICO
Santiago 100 10 000 5 827
San Juan 100 10 000 5 827
Igualapam 46 4 600 718
Querétaro 60 6 000 936
San Juan del Río 16 1 600 249
Tetcla del Río 54 5 400 862
Taxco 32 3 200 425
PUEBLA
Acatlán y Piastla 33 3 300 476
Tepexic de la Seda 86 8 600 1 347
Zacatlán 66 6 600 1 036
OAXACA
Huaxuapan 64 6 400 1 014
Ixtepexi 29 2 900 433
Miahuatlán 80 8 000 1 259
Teotilán 65 6 500 1 031
Teutila 90 9 000 1 445
Oaxaca 189 18 900 3 205
VERACRUZ
Orizaba 17 1 700 236
VALLADOLID
Maravatío 73 7 300 1 150
Tlazazalca 64 6 400 1 042
Xiquilpam 49 4 900 738
SAN LUIS POTOSI 30 3 000 447
Total 1 343 134 300 29 715
BANCOS
Instituciones cuya función es servir de intermediarios entre quienes tienen
recursos monetarios y financieros y las personas con capacidad jurídica y
económica para usar esos fondos en forma remunerativa y con las garantías
necesarias. Los bancos realizan dos tipos principales de operaciones: las pasivas,
mediante las cuales reciben fondos ajenos o crean medios de pago; y las activas,
o sea, aquellas en que aparecen como acreedores, en virtud de los créditos que
conceden. Además, prestan servicios de pagos y cobranzas, giros y
transferencias de fondos, y custodia y administración de valores y patrimonios.
En México, las autoridades monetarias y crediticias son la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, el Banco de México y los subsistemas de vigilancia
(las comisiones Nacional Bancaria y de Seguros, Nacional de Valores y de
Cambios y Valores).
El sistema bancario mexicano es relativamente nuevo. De hecho es un
producto de la etapa constructiva de la Revolución. Anteriormente, la existencia

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y desarrollo de las instituciones bancarias fue irregular, lo cual reflejaba lo
difícil e inseguro de las condiciones económicas y políticas de la nación. Fue
hasta 1864 cuando se estableció en México el primer banco de carácter
particular, que empezó a operar como sucursal de la sociedad inglesa
denominada London Bank of Mexico & South America, Limited (v.
BANCO DE LONDRES, MÉXICO Y SUDAMÉRICA). Tuvo el mérito de
haber introducido en el país la circulación de billetes de banco, de haber
difundido las ventajas de la organización del crédito y de haber ofrecido un
ejemplo práctico sobre la forma de realizar y dirigir el comercio de la banca.
Con su fundación se despertó el interés por establecer nuevos bancos: el de
Santa Eulalia, en Chihuahua (25 de noviembre de 1875), y el Banco Mexicano
(8 de marzo de 1878), con la facultad para emitir billetes. Durante el régimen del
general Díaz se otorgaron tantas concesiones que ello fue la causa principal de la
desorganización del sistema bancario. En 1881 un grupo de inversionistas del
Banco Franco-Egipcio fundó el Banco Nacional Mexicano, primero al que se
autorizó a establecer sucursales y agencias en las principales ciudades del país,
llegando a ser la institución bancaria del gobierno. Al igual que el Banco
Mercantil, Agrario e Hipotecario, tenía capacidad para emitir billetes. Ambas
instituciones se fusionaron en 1884 para establecer el Banco Nacional de
México.
En marzo de 1897, la Ley General de Instituciones de Crédito fijó el
procedimiento para constituir los bancos y sometió sus funciones a la vigilancia
de la Secretaría de Hacienda. Estableció tres categorías: 1. bancos de emisión, 2.
hipotecarios y 3. refaccionarios. Los primeros prosperaron más. Para 1903 se
habían otorgado 24 concesiones y existían bancos en toda la República, con
excepción de los estados de Colima y Tlaxcala. En 1907 llegó a su punto
culminante el desarrollo de las instituciones bancarias, pues a partir de esa fecha
comenzaron a decrecer debido a la organización de la propiedad en el régimen
porfirista. La Revolución de 1910 provocó la decadencia total del sistema
bancario. En 1913 la quiebra de algunas empresas industriales suscitó
desconfianza en el público, que trató de convertir los billetes en dinero efectivo.
De inmediato se interrumpió la devolución, pues los bancos no estaban en
condiciones de rembolsar en metálico a sus depositantes. El presidente Huerta
expidió un decreto que declaraba la inconvertibilidad de los billetes,
reconociéndose de hecho el estado de quiebra en que se encontraban las
instituciones de crédito. En 1915 no se advertían síntomas de vida comercial ni
bancaria. El presidente Carranza promulgó un decreto dando a los bancos de
emisión un plazo de 45 días para ajustarse a la disposición de la Ley General de
Instituciones de Crédito. Con ese motivo se creó la Comisión Reguladora e

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Inspectora de Instituciones de Crédito. Ésta encontró que de los 24 bancos
emisores sólo nueve se ajustaban a la ley; a los restantes se les canceló la
concesión. Para proceder a su liquidación, la Secretaría de Hacienda nombró un
Consejo de Incautación en cada banco emisor. La incautación duró de 1916 a
1921, suspendiéndose entre tanto el crédito bancario. El 3 de abril de 1916 el
gobierno constitucionalista creó la Comisión Monetaria, primer antecedente del
Banco de México, que absorbió las funciones de la antigua Comisión de Cambio
y Moneda establecida en 1905. En enero de 1921, en virtud de un decreto
expedido por el presidente Obregón, fueron devueltos los bancos incautados a
sus propietarios. Los que estaban en condiciones económicas aceptables
continuaron funcionando y a los demás se les dio un plazo razonable para
realizar su liquidación definitiva. Al decreto de 1921 siguieron otras
disposiciones que culminaron con la Ley General de Instituciones de Crédito y
Establecimientos Bancarios del 24 de diciembre de 1924. En este ordenamiento
se consideraron siete tipos de instituciones: 1. banco único de emisión y
Comisión Monetaria, 2. hipotecarios, 3. refaccionarios, 4. agrícolas, 5.
industriales, 6. de depósito y 7. fiduciarios. Simultáneamente se creó la
Comisión Nacional Bancaria, con la función principal de vigilar que las
instituciones de crédito cumplieran las disposiciones legales. En agosto de 1925
se estableció el Banco de México como institución central, encargado de emitir
billetes, regular la circulación de la moneda y el cambio externo, operar como
banco de reserva y, en la práctica, actuar como cámara de compensación. El 30
de junio de 1926 se expidió la Ley de Bancos de Fideicomiso, y el 31 de agosto
siguiente la nueva Ley Bancaria, que consideraba las siguientes instituciones de
crédito: 1. banco único de emisión, 2. hipotecarios, 3. refaccionarios (agrupando
a los industriales y a los agrícolas), 4. de depósito y descuento, 5. de
fideicomiso, 6. de ahorros, 7. almacenes generales de depósito y 8. compañías de
fianzas. En 1932 se expidieron la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito y la
Ley General de Instituciones de Crédito, distinguiendo esta última entre bancos
privados y oficiales. A estos últimos se llamó nacionales, palabra que quedó
prohibida para ser usada por las instituciones privadas que se establecieran
posteriormente.
La Ley Bancaria de 1932 definió como instituciones de crédito a aquellas
que tuvieron como objeto exclusivo la práctica de operaciones activas y la
celebración de algunas de las siguientes: a) recibir depósitos a la vista o a plazo,
b) recibir depósito en cuenta de ahorros, c) expedir bonos de caja, d) emitir
bonos hipotecarios y e) actuar como fiduciarias. Se señalaron como instituciones
auxiliares de crédito las siguientes: almacenes generales de depósito, bolsas de
valores, cámaras de compensación, sociedades, uniones o asociaciones de

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crédito y sociedades financieras. En 1935 se expidió la Ley General de
Instituciones de Seguros, en virtud de la cual se logró mexicanizar este tipo de
operaciones, y que la captación de recursos se invirtiera en México, en beneficio
de la economía nacional; y en 1941, la nueva Ley de Instituciones de Crédito y
Organizaciones Auxiliares.
El Banco Nacional de Comercio Exterior se fundó en 1937 a iniciativa de
Eduardo Suárez, secretario de Hacienda, y de Luis Montes de Oca, director del
Banco de México. Sus funciones son promover, desarrollar y organizar el
comercio exterior. Ha intervenido en el financiamiento de importaciones
esenciales, en el estímulo a exportaciones agrícolas y pecuarias, y en el fomento
de la producción para fines de sustitución de importaciones. El Banco Nacional
de Obras y Servicios Públicos surgió de la modificación del Banco Nacional
Hipotecario Urbano y de Obras Públicas y de la liquidación del Banco Nacional
de Transportes. Su función es promover y financiar la construcción de obras,
servicios públicos y viviendas populares. Maneja sus propios recursos y los
fondos provenientes de créditos externos. El Banco Nacional del Ejército y la
Armada, creado el 15 de julio de 1947, financia la adquisición de pequeñas
empresas o explotaciones agrícolas, otorga préstamos mercantiles e hipotecarios
para la construcción de casas y canaliza los ahorros y recursos de los miembros
de las fuerzas armadas hacia fines productivos. El Banco del Pequeño Comercio
del Distrito Federal tuvo como remoto antecedente una caja de préstamos de la
Casa del Obrero Mundial. Empezó a funcionar en 1943 como banco
refaccionario de los locatarios de los mercados de la capital, que habían sido
víctimas de los usureros. El Banco Nacional Pesquero y Portuario se fundó en
1978 para apoyar la operación de las sociedades cooperativas del ramo e
impulsar la modernización de las instalaciones de litoral. Financiera Nacional
Azucarera, constituida en agosto de 1953 en sustitución de la Financiera
Industrial Azucarera, proporciona crédito a ese sector, regula el consumo de
dulce y apoya a la paraestatal que agrupa a los ingenios públicos. Nacional
Financiera fue establecida por ley del 30 de agosto de 1933 y empezó a operar
en 1934; regula y vigila el mercado nacional de valores y créditos a largo plazo,
promueve la inversión en empresas prioritarias, actúa como agente y asesor de
los gobiernos federal, estatal y municipal en la emisión, contratación y
conversión de valores públicos, e interviene en la negociación, contratación y
manejo de créditos de instituciones extranjeras. El Banco Nacional de Crédito
Rural procede de la fusión del Banco Nacional de Crédito Agrícola, fundado en
1926 con el nombre de Banco Nacional de Crédito Agrícola y Ganadero, y del
Banco Nacional de Crédito Ejidal, creado a principios de 1936. Apoya los
proyectos agropecuarios, otorga crédito a los campesinos y fomenta el desarrollo

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agrícola y ganadero en las distintas regiones del país.
Son organizaciones auxiliares de crédito: Almacenes Nacionales de
Depósito (ANDSA), cuyo objeto es almacenar los productos de los agricultores
y facilitarles préstamos prendarios; la Compañía Nacional de Subsistencias
Populares (v. CONASUPO), que interviene en la compra y distribución de los
productos agrícolas y en la normalización de los precios al productor y al
consumidor; la Bolsa de Valores (véase); las uniones de crédito, que practican
con sus socios operaciones de descuento, préstamo y financiamiento de toda
clase, y reciben de ellos depósitos de dinero para el manejo de caja y tesorería; y
el Nacional Monte de Piedad, especializado en préstamos prendarios, cuyas
actividades bancarias se iniciaron en diciembre de 1949. Hay otros organismos
que sin ser instituciones bancarias captan recursos de sectores específicos y los
canalizan para fines determinados; ellos son, entre otros, el Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), el
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Patronato del Ahorro Nacional
y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores
(Infonavit).
Con el notable crecimiento de los recursos totales manejados por las
instituciones de crédito de todo tipo, ocurrieron algunos cambios importantes en
su estructura. Dentro del activo total de las instituciones de crédito privadas, la
representación de los bancos de depósito y ahorro se redujo del 83% en 1939, al
65% en 1959 y al 36.5% en 1973. Perdieron importancia los bancos hipotecarios
y de capitalización, en tanto que las sociedades financieras tuvieron un
crecimiento extraordinario. Del 7% de los recursos totales de las instituciones de
crédito privadas en 1939, ascendieron al 30% en 1959 y al 50 en 1973.
Asimismo, apareció la tendencia a un mayor uso del cheque como medio de
pago. En 1939 existía un medio circulante de $888 millones, correspondiendo a
las cuentas de cheques el 32% y el 68, a billetes y monedas metálicas. En 1959
el medio circulante ascendió a $15 434 millones, las cuentas de cheques
representaron el 53% y los billetes y moneda metálica sólo el 47%. Pero en
1973, la circulación total fue de $79 845 millones, de los cuales el 57% eran
cuentas de cheques en moneda nacional y el 43% billetes y moneda metálica.
Con el propósito de que la utilización de los recursos recibidos por las
instituciones de crédito para su custodia fueran aprovechados con la finalidad
principal del desarrollo económico de la nación, la legislación bancaria se
preocupó por eliminar la influencia del capital foráneo dentro del sistema
financiero, sujetando a los bancos extranjeros que operaran en el país a una
reglamentación especial. Adicionalmente, en diciembre de 1965 el gobierno
federal consideró conveniente reformar y adicionar la Ley General de

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Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares, la Ley General de
Instituciones de Seguros, la Ley General de Sociedades de Inversión y la Ley
Federal de Instituciones de Fianzas, prohibiendo que en el capital de las
instituciones financieras participen en forma alguna gobiernos o dependencias
oficiales extranjeras, entidades físicas o morales, sea cual fuere la forma que
revistan, directamente, o a través de interpósitas personas. En junio de 1970 se
reglamentaron diversos artículos de la Ley General de Instituciones de Crédito y
Organizaciones Auxiliares con el objeto de someter a la autorización previa de
la Secretaría de Hacienda y Crédito Público cualquier operación que suponga la
compra o transferencia del 25% o más de las acciones representativas del capital
social de una institución u organización auxiliar de crédito.
Las reformas hechas a la ley en diciembre de ese año, reconocieron la
existencia de grupos financieros, concebidos como la agrupación de
instituciones de crédito con nexos patrimoniales, obligados a seguir una política
coordinada. Bancomer, por ejemplo, integró en tres departamentos (comercial,
financiero e hipotecario) lo que eran tres instituciones separadas. Para 1973 ya
se habían autorizado 14 grupos financieros y existían de hecho otros 13. En
conjunto, se habían integrado 92 bancos de depósito y cuatro capitalizadores, 35
financieras, 18 hipotecarias y una fiduciaria. El 29 de diciembre de 1974, la ley
abandonó el concepto de banca especializada y adoptó el de instituciones que
operan todo tipo de instrumentos para allegarse recursos en plazos y mercados
distintos, para ofrecer servicios financieros integrados. El 16 de marzo de 1976
se dictaron las normas para el establecimiento y operación de la banca múltiple,
y el 22 de diciembre de 1978 se reformó la Ley General de Instituciones de
Crédito y Organismos Auxiliares para reglamentar su funcionamiento. En agosto
de 1980 existían 38 bancos múltiples, 29 bancos de depósito, 15 sociedades
financieras, dos sociedades de crédito hipotecario y siete sociedades de
capitalización. Paralelamente a la transformación de la banca ocurrió un proceso
de concentración de la actividad. De 1970 a 1980, el número de bancos
disminuyó de 240 a 100, y en este último año cuatro instituciones tenían el 68%
de las sucursales y dos de ellas (Bancomer y Banamex), el 45.4% del total.
Bancomer, Banamex, Serfin, Banco Internacional, Comermex y Somex
manejaban el 75.6% de la captación y obtenían el 78% de las utilidades.
También creció la influencia de los bancos públicos; por ejemplo, el Banco
Internacional aumentó su participación en el mercado de 5.9 a 8.7%, y Somex de
3.7 a 5.8%. Los sistemas, además, se modernizaron: en 1971, Bancomer,
Banamex, Serfin y Comermex iniciaron la incorporación de tecnologías
electrónicas en los procesos de control y trasmisión de datos. En 1976, el sector
financiero consumía el 19.5% de los recursos informáticos del país y contaba

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con el 11.5% de las computadoras; y cuatro años después manejaba el 80% de
las aplicaciones conocidas en el resto del mundo. A principios de los ochentas,
los tres principales bancos empezaron a instalar cajas automatizadas en
beneficio del público. Otro fenómeno fue la internacionalización de las
actividades bancarias. Bancomer comenzó a actuar en el mercado internacional
por cuenta propia y por medio del consorcio Libra Bank, del cual poseía el 8%
de las acciones. Banamex operaba por conducto del International Mexican Bank,
del cual fue socio fundador y principal accionista; y Serfin, con su nombre y por
medio del Euro Latinamerican Bank, en el que participaba con el 4.8% del
capital. Nafinsa y el Banco Nacional de Comercio Exterior adquirieron también
una participación minoritaria en el International Mexican Bank. En 1980,
además, había 100 oficinas de bancos extranjeros en México.
Nacionalización de la banca. El 1° de septiembre de 1982, el presidente José
López Portillo nacionalizó la banca. En el decreto respectivo se adujeron las
siguientes razones: que ese servicio público se había otorgado en concesión a
sociedades anónimas porque el gobierno no podía proporcionarlo integralmente;
que la concesión era temporal; que los concesionarios obtuvieron grandes
ganancias y crearon en su beneficio fenómenos monopólicos con dinero
aportado por el público; que la administración pública puede hacerse cargo de la
prestación del servicio, a efecto de facilitar al pueblo mexicano, inversionista y
ahorrador, el acceso al crédito; que la expropiación de los bienes de las
instituciones de crédito privadas propende a mantener la paz pública, corregir
trastornos interiores y evitar que se lesionen los intereses de la comunidad; que
el financiamiento del desarrollo (gasto, inversión pública y crédito) debe ser
administrado por el Estado, por ser de interés social y orden público; y que la
medida tiene por objeto superar la crisis económica por la que atraviesa la
nación y, sobre todo, alcanzar las metas que se han señalado en los planes de
desarrollo.
Tres días después de la expedición del decreto, el interés anual de las cuentas
de ahorro se elevó del 4.5 al 20%, se dispuso no cobrar comisión por el manejo
de las cuentas de cheques y se redujeron las tasas de los créditos: en cinco
puntos para las empresas, en 23 para la vivienda de interés social y en 10 para
otros tipos de construcciones. En diciembre de ese año, el Congreso reformó el
artículo 28 de la Constitución para reservar al Estado la prestación del servicio
público de banca y crédito y estableció que las relaciones laborales con el
personal se regirían por el apartado B del artículo 123. En enero de 1983 entró
en vigor la Ley Reglamentaria del servicio público de Banca y Crédito,
conforme a la cual los bancos expropiados se convirtieron en Sociedades
Nacionales de Crédito, cuyo capital quedó dividido en dos series: el 66%, en la

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A, suscrito por el gobierno federal; y el 34%, en la B, adquirible por los
gobiernos federal, estatal y municipal, las empresas y organismos del sector
público, los trabajadores de la banca y las personas físicas de nacionalidad
mexicana, con un límite máximo de aportación del 1% por tenedor. El 4 de
enero, una circular de la Comisión Nacional Bancaria y de Seguros fijó las bases
para el avalúo de los bienes expropiados; y el 4 de julio, un decreto presidencial
dispuso que el pago a los exaccionistas se hiciera con bonos del gobierno federal
especialmente emitidos para el caso: nominativos, con intereses trimestrales y
garantizados directa e incondicionalmente por el Estado, además de ser
cotizables en la Bolsa de Valores. El Banco de México quedó como
administrador de la emisión, por medio de un fideicomiso. El pago se
amortizaría en siete anualidades vencidas: la inicial, el 1° de septiembre de
1986, las seis primeras por el 14% del valor total y la séptima por el 16%
restante. Los intereses sobre saldos insolutos se devengarían a partir del 1° de
septiembre de 1983, a la tasa promedio de los depósitos a 90 días. El 22 de
agosto de 1983 se dio a conocer el monto de la indemnización a los accionistas
de 10 bancos nacionalizados (Bancomer, Banamex, Serfin, Regional del Norte,
de Oriente, de Monterrey, Comercial Capitalizador, Financiera de Crédito de
Monterrey, del Interior y Comercial del Norte): $110 906 millones, de los cuales
$71 677.1 millones corresponden al capital contable ajustado al 31 de agosto de
1982, y $39 228.9 millones a los intereses causados. Siete días después, se
publicaron en el Diario Oficial los decretos de fusión y de transformación de
bancos mixtos y múltiples en sociedades nacionales de crédito, los acuerdos de
revocación de concesiones y las reglas generales sobre suscripción, tenencia y
circulación de los certificados de aportación patrimonial de la serie B. Como
resultado de estas disposiciones, se constituyeron 29 sociedades nacionales de
crédito. Se transformaron los bancos de Crédito y Servicio, Mexicano Somex,
Promex, Regional del Norte, Sofimex, Internacional, Monterrey, de Oriente, de
Provincias, Bancam, Mercantil de Monterrey, BCH, Confía, Mercantil de
México, Refaccionario de Jalisco, Banpaís y Unibanco. El Nacional de México
absorbió al Provincial del Norte; Bancomer, al de Comercio; Serfin, al Azteca,
al de Tuxpan y a la Financiera Crédito de Monterrey; Banca Cremi, a Actibanco
Guadalajara; Comermex, al Comercial del Norte; el Continental, al Ganadero; el
del Centro, al del Interior; la Hipotecaria del Interior, al Mercantil de Zacatecas;
el del Atlántico, al Panamericano; el del Noroeste, al Occidental de México y al
Provincial de Sinaloa; Promoción y Fomento, al Aboumrad; el Latino, a la
Corporación Financiera y a la Financiera Industrial y Agrícola; y Crédito
Mexicano, al Longoria, el Popular y Probanca Norte. Iniciaron su proceso de
liquidación las financieras de Crédito Mercantil, de Industrias y Construcciones,

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de León, del Noroeste y de Industria y Descuento, y los bancos Capitalizador de
Monterrey, Regional del Pacífico, Capitalizador de Veracruz, Comercial
Capitalizador, General de Capitalización, Popular de Edificación y Ahorros, y
Nacional de Turismo. Las autoridades hacendarias declararon que las fusiones y
transformaciones conservaban todos los derechos y obligaciones de los bancos,
que el gobierno federal garantizaba las obligaciones y los depósitos y que en
ningún caso se violaría el secreto bancario. El 22 de noviembre de 1983 el pleno
de la Suprema Corte de Justicia negó definitivamente el amparo a los
exbanqueros que impugnaron la nacionalización.
Un siguiente paso consistió en poner a la venta las acciones, con un valor de
$41 018 millones, que los bancos tenían en el capital de 339 empresas. La
participación en otras 128 se mantuvo porque sus giros se consideraron
complementarios de los servicios bancarios. La autorización para enajenar
aquellos bienes se publicó en el Diario Oficial del 12 de marzo de 1984. El día
17 siguiente se inició la segunda etapa de reestructuración bancaria. Banca
Promex absorbió al Banco Refaccionario de Jalisco, Banco BCH, a Sofimex;
Banco del Noroeste, a Unibanco; Banpaís, a Banco Latino; Banco Mercantil de
Monterrey, a Regional del Norte; Multibanco Mercantil de México, a Bancam.
La Banca nacionalizada quedó constituida por seis instituciones de cobertura
nacional, ocho de alcance multirregional y cinco regionales.
A fines de 1985 se expidió la Ley Reglamentaria del Servicio Público de
Banca y Crédito, la cual limitó a un 10% la participación de las sociedades
nacionales en el capital de las empresas, casas de bolsa e instituciones de
seguros y finanzas, a menos de que se tratara, en el caso de las primera, de
impulsar actividades prioritarias. La cantidad máxima de recursos que la banca
comercial destinaría a inversiones no podría superar el 5% de su captación de
recursos.
La administración de Miguel de la Madrid inició los cambios estructurales
que se consolidarían en el sexenio siguiente, con la reprivatización de la banca.
El 2 de mayo de 1990 el congreso de la Unión recibió del ejecutivo federal
una iniciativa de decreto para modificar los artículos 28 y 123 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el fin de establecer el régimen
mixto en la prestación del servicio de banca y crédito. La iniciativa fue aprobada
y un mes después, el 28 de junio, se publicó la Ley de Instituciones de Crédito
que dio el marco legal, junto con la Ley sobre Agrupamientos Financieros, al
proceso de reprivatización de los 18 bancos en poder del gobierno federal.
De este modo, el 19 de febrero de 1991 se anunció el primer paquete de
bancos que serían subastados. El primer banco en ser reprivatizado (10 de junio)
fue Multibanco Mercantil de México, adjudicado al Grupo Financiero Probursa

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por 611 2000 millones de pesos.
El proceso de desincorporación bancaria se realizó en trece meses. Hasta
agosto de 1992 se habían otorgado veinte autorizaciones para la conformación
de grupos financieros, quince de los cuales contaban entre sus empresas con una
institución bancaria.
En el mes de diciembre de 1994 la crisis económica suscitada después del
violento deslizamiento en la paridad del peso frente al dólar, afectó de manera
directa a los bancos. Su mayor problema a resolver fue el de las carteras
vencidas a distintos niveles: desde los clientes de tarjeta de crédito hasta los
créditos mayores para hipotecas, compra de automóviles y apoyo a la mediana
empresa. La desconfianza de las instituciones bancarias redundó en un acelerado
ascenso de las tasas de interés, que durante algunos días llegaron hasta el 100%.
La situación caía en un círculo vicioso: mientras mayores eran las tasas, menor
era el número de clientes que pagaban. Los bancos solicitaban préstamos a
bancos del extranjero para financiar sus costos de operación. A mediados de
1995, con la contribución gubernamental, se dio a conocer el Acuerdo de Apoyo
a Deudores, una serie de estrategias encaminadas a resolver el problema de las
carteras vencidas. Entre éstas se hallaba contemplada la reducción de las tasas de
interés, una tregua judicial a los deudores morosos y la posibilidad de que éstos
últimos renegociaran los adeudos en condiciones más fáciles. Hacia finales del
año aún se cuestionaba la utilidad y el funcionamiento real de este plan. Los
bancos seguían interesados en la expansión. Muchos de ellos iniciaban nuevas
políticas de servicio, costosas campañas publicitarias y de imagen corporativa
para acercarse recursos financieros.
Por otro lado, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de
Norteamérica (TLCN) en 1994, arrancó una intensa competencia en el sistema
bancario, al participar más inversionistas extranjeros en asociación con capitales
internos. En 1995, a pesar de la crisis devaluatoria, los competidores se habían
duplicado. Para 1996 se triplicaron aportando gran parte del capital que requería
dicho sistema con el fin de recuperar su capacidad crediticia y contribuir al
crecimiento económico del país en los próximos años.

FINANCIAMIENTO OTORGADO POR EL


SISTEMA BANCARIO HASTA ANTES DE
LA NACIONALIZACION
(miles de millones de pesos)
Conceptos 1970 1976 1980 1982
Sistema bancario 193.9 596.1 2 042.3 7 018.8
Banco de México 48.7 209.1 658.6 2 486.9
Banca Nacional 55.1 199.0 598.3 2 602.4
Banca privada y mixta 90.1 188.0 785.4 1 929.5
Fuente: Secretaría de Programación y Presupuesto: El sistema bancario y financiero en

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México. 1970-1982, (1984).

José López Portillo, presidente de 1976 a 1982, mantuvo una política de relaciones
exteriores más activa que su predecesor, Luis Echeverría.
AEM
BANCROFT, HUBERT HOWE
Nació en Granville, Ohio, en 1832; murió en Walnut Creek, Cal., ambas de
Estados Unidos, en 1918. Siendo librero en Buffalo, N.Y., en 1852 fue a
California atraído por la “fiebre del oro”. Hombre afortunado, hizo dinero,
estableciendo en 1858 una compañía dedicada a publicaciones. Poseedor de
grandes conocimientos bibliográficos, logró formar una enorme biblioteca de
manuscritos y libros referentes a la costa del Pacífico, desde Alaska hasta
Centroamérica, por medio de sus agentes en Estados Unidos, México y Europa.
En 1976 la Bancroft Library, en la Universidad de California, contenía 169 909
libros y 12 737 886 manuscritos. En ella están comprendidas buena parte de las
famosas bibliotecas de José María de Andrade, adquirida por Maximiliano y
llevada a Europa; y la de Alfredo Chavero, compuesta fundamentalmente por la
que formó José Fernando Ramírez, perteneciente a Manuel Fernández del
Castillo y vendida en Londres en 1880 a Bancroft. Interesado vivamente en la
historia del oeste de los Estados Unidos, formó un equipo de doce escritores
especializados y numerosos investigadores y copistas, con el propósito de hacer
una enciclopedia del litoral del Pacífico, que resultó a la postre una historia que
comprende Alaska, la región de las Montañas Rocallosas, Columbia Británica,
California y el litoral del Pacífico hasta la América Central, compuesta de 39
volúmenes. De ellos, 28 están dedicados a la historia propiamente dicha; cinco a
las razas nativas, y seis ensayos. La gigantesca obra está repleta de noticias y de

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referencias bibliográficas. Fundamental para esa parte de los Estados Unidos y
Canadá, no lo es menos para México. Se le conoce con el título general de
Bancroft​s Works. Publicó también: Vida de Porfirio Díaz (1887) y Recursos y
desarrollo de México (San Francisco, 1893). Escribió además: The New Pacific
(1900), The Book of Wealth (1909-1910), Retrospective, Political and Personal
(1910) e In Their Better Days (1917).
BANDA
Grupo instrumental compuesto principalmente de alientos, maderas y metales, y
de algunos instrumentos de percusión. La banda puede ser militar, de guerra,
sinfónica o de jazz, entre otras. Al grupo de músicos que toca instrumentos de
viento se le conoce con el nombre popular de charanga. Hacia 1864, cada
cuartel de la capital de la República contaba con una banda. Sobresalían la de los
Supremos Poderes, que dirigía Agustín Cázares, y la Banda de la Gendarmería
Montada (antes de la ex-Acordada), bajo la batuta de Eduardo Gavira. La afición
por esta música aumentó durante la Intervención Francesa. Maximiliano de
Habsburgo llegó a México acompañado de dos bandas: la de los Húsares
Palatinos y la de la Legión Austriaca. Esta última, de carácter sinfónico por el
número de instrumentistas que la formaban, la dirigía Sawerthal, y de 1865 a
1867 ofrecía serenatas en la Alameda y la Plaza de Armas, con un repertorio que
incluía oberturas de Mozart, Beethoven, Weber y Wagner, que por vez primera
se oyeron en el país. “Pocas veces se habrá oído un conjunto tan superior como
el de aquella banda militar”, refiere Olavarría y Ferrari. También formaba parte
del séquito de Maximiliano la Banda de la Legión Extranjera que dirigía
Salabert. A ejemplo de estos conjuntos, se reorganizaron las existentes y entre
1868 y 1878 Miguel Ríos Toledano, primer recopilador de aires nacionales, y
José María Pérez de León alternaron en aquellos espacios públicos con las
bandas de Zapadores Ingenieros, uno, y del Batallón del Distrito Federal, el otro.
Ambas llegaron a ejecutar fantasías sobre temas de ópera y popurrís de aires
nacionales, pero ninguna abordó obras clásicas. Entre las bandas más notables se
recuerdan las siguientes: la del 8° Regimiento, dirigida por José Encarnación
Payén (1844-1919), cuyo prestigio le valió una gira por los Estados Unidos,
después de actuar en la ceremonia de toma de posesión del presidente Glover
Cleveland (1885), y presentaciones posteriores en otras ciudades
norteamericanas y en España. Tras un desacuerdo con el ministro de Guerra,
Payén pasó a dirigir la Academia de Música del Estado de Aguascalientes
(1901), y la Banda del 8° Regimiento se confió al clarinetista Nabor Vázquez.
Pronto organizó Payén la Banda del 1er Batallón Ligero de Aguascalientes, con
la cual concurrió a la ceremonia de reelección de Porfirio Díaz como presidente
(1904). La Banda de la Gendarmería Montada, dirigida por Isaac Calderón,

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originario de Querétaro, se formó hacia 1890 y fue la primera mexicana de
carácter sinfónico; en 1892 ya tocaba la Sinfonía pastoral de Beethoven. La
Banda del Estado Mayor, conducida por Melquiades Campos, viajó a Brasil para
la celebración del centenario de su independencia (1922). Entre los directores de
bandas, destacó Velino Miguel Preza (1866-1946); inició su carrera en la de
Zapadores, de la que se hizo cargo al morir Ríos Toledano y al frente de la cual
permaneció hasta 1904, en que organizó la Banda de Policía. En 1905 el
personal de ésta aumentó a 75 miembros; con ella dio conciertos en el interior de
la República, Estados Unidos y Cuba. En 1907 obtuvo el segundo lugar en el
concurso organizado por la Junta Española y el primero en los dos años
siguientes. Salvo de 1914 a 1920, en que fue sustituido por Arturo Rocha, Preza
manejó la banda hasta 1943. Aquel conjunto se convirtió en la actual Banda
Sinfónica de la Ciudad de México. Entre las bandas estatales de renombre a
fines de siglo, sobresalen la de Guadalajara, dirigida por Clemente Aguirre, y la
del Primer Ligero de Guanajuato, guiada por Julián Espinoza.

José Encarnación Payén, músico y promotor de la música militar.


Archivo Angel Pola
BANDA FARFÁN, RAQUEL
Nació en la ciudad de San Luis Potosí el 10 de marzo de 1928. Fue maestra rural
y estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Su primera obra, Escenas de la vida rural (1953), es una
colección de cuentos costumbristas; Un pedazo de vida (1959) es una pintura
fiel de la vida en el campo; y su novela Cuesta abajo (1958) trata conflictos
románticos en un ambiente naturalista. Otros libros suyos desarrollan temas

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urbanos: Valle verde (1957), El secreto (1960), La tierra de los geranios (1967)
y Luna de ronda (1971). Desde hace varios años reside en París, al parecer
desligada de la literatura.
BANDA ITURRIOS, FERNANDO
Nació en Colima, Col., en 1874; murió en Guadalajara, Jal., en 1959. Fue
fundador, en Guadalajara, de la Cruz Roja, de la Cruz Blanca, del Sanatorio de
la Beata Margarita y del Hospital de la Trinidad, y cofundador de la Universidad
Autónoma de Guadalajara, de la que fue rector hasta su muerte.
BANDA LEO, LONGINOS
Nació en Colima (entonces ciudad del estado de Jalisco) en 1821; murió en
Guadalajara, Jal. en 1898. Ingeniero agrimensor, estuvo radicado en Colima,
donde fue secretario de Gobierno, tesorero e inspector general de Educación;
tuvo una imprenta y encabezó la primera expedición a las islas Revillagigedo
(1862). Pasó a Guadalajara y fue alcalde mayor de esa ciudad (1863), profesor
del Colegio de San Juan y de los liceos Católico y de Varones, y director de
rentas del estado (1888-1896). Sus principales obras son las siguientes: Ensayo
estadístico sobre el Territorio de Colima (México, 1849), Ensayo estadístico
sobre Jalisco (un solo pliego; Lagos, 1856), Breves nociones sobre el método
para resolver las ecuaciones numéricas de grados superiores, descubiertas en
1836 por el Sr. Nicolás Banda (1863), Opúsculo elemental de cosmografía
(1864), Noticias geográficas, estadísticas e históricas del cantón, departamento,
municipalidad y ciudad de La Barca (1866) y Estadística de Jalisco, formada
con vista de los mejores datos oficiales y noticias suministradas por sujetos
idóneos (1873). Las cuatro últimas se publicaron en Guadalajara. Escribió
también una serie de monografías, resumidas de varios autores, sobre economía
política (1877), jurados (1883), cosmografía (s.f.), historia natural (1885 y 1891)
y geografía general (1889) y universal (póstuma, 1907); y los siguientes
artículos para el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística:
“Informe presentado al gobierno del estado de Colima sobre el reconocimiento
que hizo en las islas Revillagigedo” (primera época, t. 9, 1862); “Memoria sobre
la población del estado de Jalisco” (primera época, t. 12, 1866); “De la yuca,
considerado como un medio muy importante de la alimentación para las familias
pobres” (segunda época, t. 2, 1870); y “Estado de Jalisco. Materiales para un
diccionario biográfico, estadístico, histórico y geográfico. Ceboruco…”
(segunda época, t. 3, 1871). Redactó, para uso de las escuelas de Jalisco y
Colima: Elementos de aritmética (1878), Nociones geográficas sobre Jalisco
(1879) y Explicación del nuevo sistema decimal de pesas y medidas (varias
ediciones).
BANDA SALAZAR, PEDRO
Nació en Ciudad Victoria, Tamps., en 1933. Se inició en la pintura en su ciudad

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natal, y en 1955 ingresó a la Escuela de Pintura y Escultura La Esmeralda.
Participó en la Bienal de París (1961) y ha expuesto en otras ciudades del
extranjero y del país. Según Berta Taracena, “la imaginación patética y exaltada
constituye la principal virtud” de este artista.
BANDAZO
Modismo que por traslación de su significado original de tumbo violento, que da
una embarcación de un lado a otro, y por influencia de bando, se aplica a los
cambios súbitos de dirección, de opinión y de partido. Se usa en locuciones
formadas con el verbo dar.

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BANDELIER, ADOLFO FRANCISCO - BÁRCENA,
FRANCISCO
BANDELIER, ADOLFO FRANCISCO
Nació en Berna, Suiza, en 1840; murió en Sevilla, España, en 1914. Radicado en
los Estados Unidos desde 1848, estudió geología, pero se interesó mayormente
por la antropología y la historia de los indios de Nuevo México, México y Perú.
De 1882 a 1893 recorrió grandes áreas de los estados de Puebla y Oaxaca. En
esta última entidad visitó las ruinas de Monte Albán y otras localidades
arqueológicas de los valles centrales, de las cuales dejó expresivas
descripciones, principalmente de Yagul, al que registró con el nombre de
“pueblo viejo de Tlacolula”. En 1893 visitó Bolivia y Perú. Regresó a Estados
Unidos en 1903. Trabajó en el Museo de Historia Natural de Nueva York y en la
Carnegie Institution of Washington. Publicó, entre otras obras: On the Art of War
and Mode of Warfare of the Ancient Mexicans (1877), On the distribution and
tenure of lands … among the Ancient Mexicans y On the Social Organization
and Mode of Government of the Ancient Mexicans.
Véase: Leslie A. White e Ignacio Bernal: Correspondencia de Adolfo F.
Bandelier (1960).
BANDERA
(V. HIMNO NACIONAL Y BANDERA) Antecedentes históricos. La bandera
mexicana, como símbolo nacional, data de la Independencia, aunque varias
naciones del México antiguo usaban estandartes. Los de los ejércitos aztecas,
tlaxcaltecas y tecpanecas tenían símbolos del Estado o de los jefes militares. El
antiguo estandarte azteca se ha comparado con el signum de los romanos y
parece haber sido muy vistoso por sus adornos de oro y de plumas policromas.
El emblema nacional azteca en la época de Moctezuma Xocoyotzin era una
águila con un tigre entre las garras, bordada en un manto de plumas. El
abanderado llevaba el palo del estandarte fuertemente atado a la espalda
(Clavijero). Cada campam-calpulli o barrio de México-Tenochtitlan tenía una
bandera: la de Atzacoalco era una especie de gran parasol de plumas amarillas
oro; la de Cuepopan, tres grandes penachos de plumas blancas unidas con otras
de quetzal; y las de Moyotla y Zoquipan, sendos penachos de plumas de colores
distintivos. Las banderas de los barrios de Tlaxcala tenían: la de Ocotelolco, un
pájaro verde sobre una roca; la de Tizapán, una garza blanca sobre una peña
elevada; la de Tepectipac, un lobo con flechas en las garras, y la de
Quiahuiztlán, un parasol de plumas verdes. Al verlas quedó sorprendido Bernal
Díaz del Castillo, quien dice en su crónica que los tlaxcaltecas avanzaron con
“sus banderas tendidas; y el ave blanca que tienen por armas que parece águila

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con sus alas tendidas; y traían sus alférez revolando sus banderas y estandartes”.
Los españoles introdujeron sus propios estandartes y banderas. Cortés traía
varios, según consta en el Códice Florentino, siendo el principal, a juzgar por el
testimonio de Boturini, el que llevaba “pintada una hermosísima efigie de María
Santísima, coronada de oro y rodeada de doce estrellas, también de oro, que
tiene las manos juntas, con que ruega a su hijo proteja y esfuerce a los españoles
a subyugar el imperio idolátrico a la fe católica”. Durante la época colonial
(1521-1821) no hubo una bandera nacional propiamente dicha. En España y en
todos los territorios bajo su dominio se usaban los blasones de los monarcas.
Durante la dinastía de los Austrias (1517-1700), la bandera tenía una águila de
dos cabezas, abierta de alas, y la Cruz de Borgoña en campo blanco; y en tiempo
de los Borbones (1700-1821), este último símbolo. También se usó en Nueva
España una bandera con la cruz de San Andrés, rojo gualda sobre campo blanco.
Al iniciarse la guerra de Independencia, Hidalgo tomó de la sacristía del
santuario de Atotonilco el Grande, en Guanajuato, un lienzo con la Virgen de
Guadalupe, lo fijó en una asta con dos travesaños y lo convirtió en bandera del
ejército insurgente (v. INDEPENDENCIA). Los españoles, por su parte,
enarbolaron la efigie de la Virgen de los Remedios. El 3 de julio de 1815, el
Supremo Congreso, reunido en Puruarán (Michoacán), emitió un decreto
mediante el cual se crearon tres banderas. En aquella memorable sesión, dirigida
por José Pagola (presidente) y Francisco Argandar y José María Izazaga
(secretarios), la asamblea legislativa indicó la necesidad de “aparecer en el
mundo con todos los caracteres y señales que según el derecho de gentes indican
un gobierno supremo y libre de toda dominación extranjera”, en cuya virtud
resolvió establecer las siguientes banderas con que debería anunciarse, “así en
mar como en tierra, la guerra, la paz y el comercio”: 1. De guerra: ajedrezada en
cuadros blancos y azul celeste, orlada de rojo, con el escudo en el centro; 2.
Parlamentaria: blanca, orlada de azul celeste, con un ramo de oliva, una espada y
una corona de laurel en el centro; y 3. De comercio: azul celeste, orlada de
blanco, con una cruz blanca en el centro. El decreto respectivo fue firmado por
José María Morelos, José María Liceaga (presidente) y Remigio Yarza
(secretario de gobierno). José Manuel de Herrera, en misión de los insurgentes
hacia Washington, envió desde Nueva Orleans al presidente James Madison, una
carta fechada el 10 de marzo de 1816, su acreditación firmada por Morelos y los
decretos que creaban las banderas y un escudo nacionales. Desde el 29 de
diciembre de 1815, el espía español fray Antonio de Sedella, radicado en el
propio puerto norteamericano, había remitido a Juan Ruiz de Apodaca, capitán
general de La Habana y más tarde virrey de la Nueva España, un croquis de
aquellos símbolos, según consta en el Archivo General de Indias de Sevilla. Fray

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Servando Teresa de Mier, en comunicación fechada en Norfolk el 1° de julio de
1816, anotó que la bandera usada por los insurgentes era “blanca con la orillita
azul, encarnada, amarilla y blanca, y en medio el águila y el nopal”. Antes de la
reunión del Congreso en Puruarán, Morelos había usado dos banderas: una con
cuadretes azul pálido en el borde y en el centro una águila posada en un nopal
sobre un puente de tres arcos y las letras V.V.M. (Viva la Virgen María); y la otra
con el mismo escudo, rodeado por la leyenda Oculis et unguibus aeque victrix
(Vencedora tanto con los ojos como con las uñas), en alusión al ave heráldica.
La enseña de Puruarán fue enarbolada por primera vez en una acción naval,
cuando en junio de 1816, cerca de Coatzacoalcos, la goleta Patriota, al mando
de Juan Galván, capturó la corbeta española Numantina. Según el padre Mier,
esta bandera fue izada por 58 barcos que hostilizaron el tráfico marítimo de los
españoles.
Entre 1812 y 1817, apareció una enseña tricolor en manos de algún grupo de
caballería de las fuerzas de Guadalupe Victoria o de Nicolás Bravo; tiene los
colores verde, blanco y rojo, se encuentra en el Museo Nacional de Historia de
Chapultepec y se denomina Siera, expresión con que los indígenas montañeses
denominaban la Sierra de Veracruz y Puebla. El 24 de febrero de 1821, el mismo
día en que se proclamó el Plan de Iguala, el sastre José Magdaleno Ocampo,
avecindado en esa localidad (actual calle de Francisco I. Madero núm. 4),
terminó de confeccionar, por encargo de Agustín de Iturbide, la primera bandera
nacional: tricolor, con franjas diagonales de color rojo, verde y blanco; una
estrella en cada franja (blanca, roja y verde, respectivamente), y en la central,
una corona imperial dorada, con el fondo encarnado y orlada con las palabras
RELIGIÓN, INDEPENDENCIA, UNIÓN. Por eso se llamó de Las Tres
Garantías: el blanco, la religión; el verde, la independencia; y el rojo, la unión.
A falta de un ordenamiento preciso, se originaron discrepancias en la disposición
de los colores. En el Museo Nacional de Historia se conserva la bandera que
perteneció al Regimiento de Línea Provincial de Puebla, que tiene los mismos
colores, aunque en sentido inverso. Consumada la Independencia nacional, la
Junta Provisional Gubernativa, por decreto del 2 de noviembre de 1821, ordenó
que se confeccionara una bandera de franjas verticales con los colores verde,
blanco y rojo, y una águila en el centro, posada sobre un nopal y con la cabeza
coronada.
La Bandera Nacional. Depuesto el Imperio, el 14 de abril de 1823, por ley
del Congreso Constituyente, se adoptó oficialmente una bandera tricolor: verde,
blanco y rojo en sentido vertical, con el águila sin la corona y orlada con los
símbolos republicanos de las ramas de encino y laurel. A partir de entonces la
posición del águila ha venido cambiando: de frente, de perfil y de tres cuartos.

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Durante la Guerra de Tres Años (1858-1860) se la representó con la cabeza a la
izquierda, por los liberales, o a la derecha, por los conservadores; y sin corona o
con ella, según la usaran las tropas republicanas o las imperiales durante la
Intervención Francesa. El 10 de abril de 1865, Maximiliano ordenó usar una
bandera con el águila de frente, bajo la corona del Imperio. Al triunfo de la
República continuaron usándose varias versiones del águila republicana. Por esa
causa, el 30 de diciembre de 1880, el presidente Porfirio Díaz dispuso que se
representara de frente, abierta de alas, majestuosa, muy al gusto francés de la
época. Venustiano Carranza, a su vez, encargado del Poder Ejecutivo, deseoso
de restaurar las formas utilizadas en los monolitos y códices indígenas nahuas,
expidió el decreto del 20 de septiembre de 1916, por el cual se representó el
águila de perfil izquierdo, parada sobre un nopal que brota de una peña rodeada
de agua, y orlada, en la parte de abajo, por ramas de encina y laurel. Esta
posición ha sido respetada, con algunas modificaciones, por los decretos de los
presidentes Abelardo L. Rodríguez (5 de febrero de 1934), Gustavo Díaz Ordaz
(27 de diciembre de 1967) y Miguel de la Madrid (30 de diciembre de 1983, en
vigor desde el 24 de febrero de 1984). Conforme a este último decreto, la
bandera nacional consiste en un rectángulo dividido en tres franjas verticales de
medidas idénticas, con los colores en el siguiente orden a partir del asta: verde,
blanco y rojo. En la franja blanca y al centro, tiene el escudo nacional, con un
diámetro de tres cuartas partes del ancho de la franja. La proporción entre
anchura y longitud de la bandera es de cuatro a siete. Puede llevar un lazo o
corbata de los mismos colores, al pie de la moharra. Un modelo de la enseña,
autenticado por los tres Poderes de la Unión, está depositado en el Archivo
General de la Nación y otro en el Museo Nacional de Historia (art. 3). Las
instituciones públicas, las agrupaciones privadas y los planteles educativos
pueden inscribir en la Bandera Nacional sus denominaciones, previa
autorización de la Secretaría de Gobernación (art. 7). En festividades cívicas o
ceremonias oficiales en que esté presente la Bandera Nacional, deben rendírsele
los honores que le corresponden, los cuales, cuando menos, consistirán en el
saludo civil simultáneo de todos los presentes (art. 9). El saludo civil se hace en
posición de firme, colocando la mano derecha extendida sobre el pecho, con la
palma hacia abajo, a la altura del corazón; los varones saludan, además, con la
cabeza descubierta; y el Presidente de la República, como jefe supremo de las
fuerzas armadas, lo hace militarmente (art. 14). El 24 de febrero es el Día de la
Bandera (art. 10). En todas las instituciones públicas se rinden honores a la
bandera nacional los días 24 de febrero, 15 y 16 de septiembre y 20 de
noviembre de cada año, independientemente de las fechas previstas para su
izamiento (art. 11). La bandera nacional saluda, mediante ligera inclinación, sin

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tocar el suelo, solamente a otra bandera, nacional o extranjera; en ceremonia
especial, a los restos o símbolos de la Patria; y para corresponder al saludo del
Presidente de la República o de un jefe de Estado extranjero en caso de
reciprocidad internacional (art. 13). En las fechas declaradas solemnes para toda
la nación, debe izarse la bandera nacional a toda o a media asta, según se trate de
festividad o duelo, en escuelas, templos y demás edificios públicos, así como en
las sedes de las representaciones diplomáticas y consulares de México; todas las
naves aéreas y marinas mexicanas deben portar la bandera nacional; en las
instituciones de enseñanza se rinden honores a la bandera nacional los lunes, así
como al inicio y al fin de cursos (art. 15). La bandera nacional se iza diariamente
en los edificios sede de los poderes de la Unión, en las oficinas de migración y
aduanas, en las capitanías de puerto, en los aeropuertos, en las representaciones
diplomáticas y consulares y en el asta monumental de la Plaza de la Constitución
de la capital de la República (art. 16). La bandera nacional debe izarse a toda
asta en las siguientes fechas y conmemoraciones: 21 de enero, aniversario del
nacimiento de Ignacio Allende (1779); 5 de febrero, aniversario de las
promulgaciones de las Constituciones de 1857 y 1917; 19 de febrero, Día del
Ejército Mexicano; 24 de febrero, Día de la Bandera; 1° de marzo, aniversario
de la proclamación del Plan de Ayutla (1854); 18 de marzo, aniversario de la
expropiación petrolera (1938); 21 de marzo, aniversario del nacimiento de
Benito Juárez (1806); 26 de marzo, Día de la Promulgación del Plan de
Guadalupe; 2 de abril, aniversario de la toma de Puebla en 1867; 1° de mayo,
Día del Trabajo; 5 de mayo, aniversario de la victoria sobre el ejército francés en
Puebla en 1862; 8 de mayo, aniversario del nacimiento de Miguel Hidalgo y
Costilla (1753); 15 de mayo, aniversario de la toma de Querétaro por las fuerzas
de la República en 1867; 1° de junio, Día de la Marina Nacional; 21 de junio,
aniversario de la victoria de las armas de la República sobre el Imperio en 1867;
1° de septiembre, apertura de sesiones del Congreso de la Unión; 14 de
septiembre, incorporación del Estado de Chiapas a la Federación; 15 de
septiembre, conmemoración del Grito de Independencia; 16 de septiembre,
aniversario del inicio de la guerra de Independencia (1810); 27 de septiembre,
aniversario de la consumación de la Independencia (1821); 30 de septiembre,
aniversario del nacimiento de Jose María Morelos (1765); 12 de octubre, Día de
la Raza y aniversario del descubrimiento de América (1492); 23 de octubre, Día
Nacional de la Aviación; 24 de octubre, Día de las Naciones Unidas; 30 de
octubre, aniversario del nacimiento de Francisco I. Madero (1873); 6 de
noviembre, conmemoración de la promulgación del Acta de la Independencia
Nacional por el Congreso de Chilpancingo en 1813; 20 de noviembre,
aniversario del inicio de la Revolución Mexicana en 1910; 29 de diciembre,

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aniversario del nacimiento de Venustiano Carranza (1859); y en diciembre, el
día de la clausura de sesiones del Congreso de la Unión. Y a media asta en las
siguientes fechas y conmemoraciones: 14 de febrero, aniversario de la muerte de
Vicente Guerrero (1831); 22 de febrero, aniversario de la muerte de Francisco I.
Madero (1913); 28 de febrero, aniversario de la muerte de Cuauhtémoc (1525);
10 de abril, aniversario de la muerte de Emiliano Zapata (1919); 21 de mayo,
aniversario de la muerte de Venustiano Carranza (1920); 17 de julio, aniversario
de la muerte de Álvaro Obregón (1929); 18 de julio, aniversario de la muerte de
Benito Juárez (1872); 30 de julio, aniversario de la muerte de Miguel Hidalgo y
Costilla (1811); 13 de septiembre, aniversario del sacrificio de los Niños Héroes
de Chapultepec (1847); 7 de octubre, conmemoración del sacrificio del senador
Belisario Domínguez (1913); y 22 de diciembre, aniversario de la muerte de
José María Morelos (1815) (art. 18). La Bandera Nacional será izada a las ocho
horas y arriada a las dieciocho (art. 20). Es obligatorio para todos los planteles
educativos del país, oficiales o particulares, poseer una Bandera Nacional (art.
21). En la entrega oficial de bandera a organizaciones o instituciones civiles, el
encargado dice a quienes van a recibirla. “Ciudadanos (o niños, o jóvenes, o
alumnos): vengo en nombre de México a encomendar a vuestro patriotismo esta
Bandera que simboliza su independencia, su honor, sus instituciones y la
integridad de su territorio. ¿Protestáis honrarla y defenderla con lealtad y
constancia?”. Y luego que los recipiendarios contesten “Sí, protesto”, añade: “Al
concederos el honor de ponerla en vuestras manos, la Patria confía en que, como
buenos y leales mexicanos, sabréis cumplir vuestra protesta” (art. 25).
La banda presidencial constituye una forma de presentación de la bandera
nacional y es emblema del Poder Ejecutivo Federal; sólo puede ser portada por
el presidente de la República; tiene los colores de la Bandera Nacional en franjas
de igual anchura colocadas longitudinalmente; lleva el escudo nacional sobre los
tres colores, bordado en hilo dorado, a la altura del pecho del portador; y los
extremos de la bandera rematan en un fleco dorado (art. 34). El presidente de la
República tiene obligación de portar la Bandera Presidencial en la trasmisión del
Poder Ejecutivo; el 1° de septiembre de cada año, al rendir su informe ante el
Congreso de la Unión; la noche del 15 de septiembre y al recibir las cartas
credenciales de los embajadores y ministros acreditados ante el gobierno de
México (art. 35).
Hay otras banderas de uso universal: la blanca, para indicar tregua o
neutralidad; la amarilla, para fines sanitarios (los barcos las izan cuando ha
pasado la inspección o en señal de cuarentena); la rojinegra, de los sindicatos
obreros en huelga; y la de la Cruz Roja.
Véase:Manuel Carrera Stampa: El Escudo Nacional (1960); Francisco Javier

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Clavijero: Historia antigua de México (1917); Reglamento de Ceremonial
Militar (1974); Vicente Riva Palacio: “El virreynato”, en México a través de los
siglos (s.f.); Jesús Romero Flores: Banderas históricas mexicanas (1958 y
1974); Juan Manuel Torrea: Banderas históricas del Museo Nacional (1933).

Ceremonia del día de la Bandera


Foto Hermanos Mayo

Copia de estandarte de la guerra de Independencia


AEM

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Estandarte independentista con la imagen de la Virgen de Guadalupe
AEM
BANDERA
Canna indica L. Hierba de la familia de las cannáceas, originaria de América
tropical (Antillas y América del Sur), ampliamente cultivada en México como
ornamental. Tiene tallo delgado, verde liso, de 1 m de alto. Las hojas son ovales,
elípticas u oblongas, con peciolo envainante, semejantes a las de la planta del
plátano, pero más pequeñas, aproximadamente dos veces más largas que anchas.
Presenta flores grandes, vistosas, dispuestas por pares en vainas flojas; con tres
sépalos pequeños, verdes, semejantes a brácteas; y tres pétalos amarillos,
anaranjados o rojizos y con manchas rojas, de unos 3 cm de largo, adelgazados
hacia la base; cinco estambres transformados, cuatro de ellos en estaminodios o
estambres estériles petaliformes (tres de ellos ensanchados, de unos 5 cm de
largo, de color brillante), y el otro (llamado labio), más angosto, anaranjado con
manchas rojas, fértil, delgado y más o menos enroscado; el ovario es ínfero,
trilocular, multiovulado, con un estilo largo y prominente en el centro de la flor.
El fruto es una cápsula de tres valvas, con el cáliz persistente. Las semillas son
negras, duras y esféricas. En los jardines de tierras calientes y templadas de
México se cultiva como ornamental; a veces también crece como planta
naturalizada o asilvestrada en matorrales de las zonas húmedas y calientes.
Recibe también los nombres comunes de platanillo (el más difundido en todo
México); y en Chiapas se le conoce como coshú.
2.Euphorbia pulcherima Willd. Planta de la familia de las euforbiáceas,
llamada bandera en Durango. En otras regiones se le conoce como nochebuena

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o flor de nochebuena.
3.Canna coccinea Mill. Cannácea de flores rojas con amarillo, cultivada
como ornamental; esta planta, así como Kniphofia uvaria Hook., de la familia de
las liliáceas, con flores amarillas y rojas en grandes espigas, también cultivada
en los jardines de México, recibe el nombre de bandera española.
BANDERAS, JUAN
Caudillo yaqui que en 1825, secundado por los jefes ópatas Virgen y Dolores
Gutiérrez, proclamó la independencia de la Confederación India de Sonora del
yugo de los blancos; imitando al cura Hidalgo, tomó como insignia la Virgen de
Guadalupe. En 1832 los blancos y mestizos de Sinaloa y Sonora, a las órdenes
de Leonardo Escalante, derrotaron a los indios a orillas del río Buenavista. El
general Banderas y los dos jefes ópatas fueron fusilados en Arizpe, entonces
capital de Sonora. En estas guerras los nativos usaron por vez primera las armas
europeas. Ignacio Zúñiga, comandante de las fuerzas mexicanas en Pitic, lo
describió en 1835 como un hombre de genio y de rara elocuencia que inspiraba a
sus hombres y a las tribus indias con sus ideales. Banderas no logró sus
propósitos, de los cuales era el principal la autonomía de la región, pero no dejó
de implantar entre yaquis y ópatas una conciencia nacional indígena. V.
GUERRA DEL YAQUI.
BANDRICH, AGUSTÍN
Nació en Los Mochis, Sin., en 1939. Actor, director de teatro y dramaturgo, su
obra Réquiem para Lecumberri obtuvo el premio Protea en 1976; hecha en
colaboración con Óscar Villegas y Rafael Ramírez Heredia, muestra con ánimo
moralista la corrupción en la expenitenciaría del Distrito Federal.
BANEGAS GALVÁN, FRANCISCO
Nació en Celaya, Gto., en 1867; murió en Querétaro, Qro., en 1932. Estudió con
maestros particulares y luego en los seminarios de Querétaro (1882) y Morelia
(1883). En este último fue discípulo de Agustín Abarca, quien impulsó el
reconocimiento y estudio de las doctrinas de Santo Tomás de Aquino. Se ordenó
sacerdote el 23 de mayo de 1891. Un año antes empezó a enseñar castellano,
literatura e historia. Fue rector del seminario, director del Instituto Científico,
párroco del sagrario, canónigo lectoral (1907) y secretario de cámara y gobierno
del arzobispado de Michoacán. En 1913 se le envió como visitador apostólico a
la diócesis de Veracruz. Salió de Jalapa el 25 de agosto de 1914, al entrar a la
ciudad los carrancistas, y pasó a Cuba y Estados Unidos. Regresó a Jalapa como
administrador apostólico en enero de 1919, y en febrero fue preconizado obispo
de Querétaro. Tomó posesión el 6 de agosto y gobernó esa diócesis 13 años. En
1924 asistió al Congreso Eucarístico Internacional de Amsterdam. Publicó
sermones, oraciones fúnebres, discursos y pastorales, y las siguientes obras: Vida
y martirio de San Felipe de Jesús… (1896), Galileo (Morelia, 1909) e Historia

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de México (libro II ​cuya edición adelantó para coincidir con el centenario de la
muerte de Iturbide​, Morelia, 1923; libro I, 1938; y libro III, 1940). El arzobispo
Luis María Martínez conservaba de Banegas 59 páginas escritas a máquina con
el título Cuestiones mexicanas. El porqué del Partido Católico Nacional,
fechadas en San Antonio Béjar, Texas, en 1915. Juan B. Iguíniz, a su vez,
conoció un cuadro histórico escrito por el obispo en 1933, llamado En Padierna.
Véase:Emeterio Valverde Téllez: Bio-bibliografía eclesiástica mexicana
(1821-1943) (1949).
BANGS, SAMUEL
Nació en Boston, E.U.A., hacia 1790. Impresor a quien Francisco Javier Mina y
fray Servando Teresa de Mier contrataron en Nueva Orleans y enrolaron en su
expedición. Una pequeña prensa fue instalada en el fuerte de Soto la Marina; allí
Bangs imprimió un boletín y algunas proclamas con una canción patriótica,
únicos impresos que se hicieron en Tamaulipas durante la época virreinal. La
imprenta cayó en poder de Joaquín de Arredondo, comandante general de las
Provincias Internas del Oriente, como botín de guerra, y fue llevada a Saltillo y
más tarde a Monterrey. Bangs se volvió así el primer impresor de Coahuila y de
Nuevo León. Convertido a la religión católica y rebautizado, Bangs se conoció
con el nuevo nombre de José Manuel.
BANQUETES CEREMONIALES
En el mundo prehispánico, eran comunes en los “pasos de edad”: presentación
(o bautizo) de infantes, iniciación de adolescentes, matrimonios, toma de cargos
y entierros. Se acostumbraba servir en abundancia los más preciados platillos de
cada región; las fuentes mencionan atoles de masa, pinole, panes de maíz y
tamales con carne de aves y perros. Todos comían la carne de los esclavos
sacrificados. Los quaquacuiltin eran los sacerdotes encargados de destazar a la
víctima y repartir sus despojos. Al emperador se le enviaba el muslo. Pocas
veces se prescribía la obligatoriedad del banquete para las fiestas móviles del
calendario ritual; las fijas en que se exigía eran las siguientes, dedicadas a las
deidades que se indican entre paréntesis: Tlacaxipehualiztli, 6° mes (dioses de la
lluvia): se hacía comida casera llamada etzalli y se convidaba a todo el que
llegaba a las casas; Uei Tecuílhuitl, 8° mes (Xilonen, diosa del maíz tierno):
durante ocho días se daba de comer atole y tamales a la población menesterosa,
pero sólo lo que cada quien podía tomar de primer intento; Tlaxochimaco, 9°
mes (Huitzilopochtli): se hacían tamales de carne de aves y perros, que se
ingerían a medio día; Tepeílhuitl, 13° mes (montes sobresalientes): se hacían
altares, se ponían en ellos panes de maíz en forma de cerros, que se cortaban con
instrumentos del telar, y se sacrificaban tres mujeres y un hombre, cuyos cuerpos
también se comían; Quecholli, 14° mes (Mixcóatl): se ofrecían tamales a los
difuntos, poniéndolos sobre sus tumbas; Panquetzaliztli, 15° mes

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(Huitzilopochtli): comían, bebían y bailaban mucho, después de los sacrificios;
Atemoztli, 16° mes (Tlaloques): ingerían las efigies de los dioses hechas de
harina de maíz; Izcalli, 18° mes (Xiuhtecuhtli): asaban animales cazados ex
profeso, de cuya carne sólo probaban los sacerdotes y cazadores, mientras el
resto se hartaba de tamales llamados uauhquiltamalli (Sahagún). En la zona
maya toda ceremonia comprendía ayunos, autosacrificios, sacrificios, ofrendas,
quemas de copal, oraciones, danzas, cantos, música, sermones, trajes de gala,
antropofagia, procesiones con estandartes y opíparos banquetes con libaciones y
donativos. La antropofagia ritual se practicaba en Mesoamérica, el sureste de
Estados Unidos, el área chibcha y el noroeste de Amazonia (Kirchhoff),
especialmente entre los sacerdotes, a manera de comunión.
Durante la Colonia cesaron los banquetes ceremoniales cruentos, aunque en
algunas comunidades se conservaron ciertas formas sincretizadas; por ejemplo,
la ofrenda a los muertos el 2 de noviembre, Día de Difuntos, evocación de la
fiesta Quecholli; las festividades para solemnizar los “pasos de edad” o los
nombramientos para cargos en las mayordomías; y las “reliquias”, o sea, los
compromisos personales adquiridos con algún santo. En todas estas ocasiones se
organizan costosos banquetes que se ofrecen al vecindario. En la actualidad, la
población indígena mantiene sólo en parte las comidas ceremoniales comunes;
el resto sólo observa la cena de Nochebuena, la rosca de reyes, los tamales del 2
de febrero (la Candelaria), los moles y panes de muerto, que varían
regionalmente, y uno que otro banquete con abundante licor, para los santos y
figuras religiosas sobresalientes.
BAÑOS
En el México prehispánico, el pueblo acostumbraba el baño diario, el cual se
repetía dos o tres veces en las regiones de tierra caliente. Se practicaba en ríos,
lagos y leves caídas de agua, o dentro de las casas, con ayuda de un recipiente
grande y una jícara. El pelo se lavaba con plantas jabonosas. Para el baño
ceremonial existía el temazcalli, pequeña construcción de planta rectangular o
redonda y techo abovedado con respiraderos. En un extremo se ponían piedras
calientes y se les arrojaba agua para producir vapor. En ese ambiente húmedo y
caluroso, el sujeto sudaba copiosamente y creía eliminar por ese medio todo lo
malo de su cuerpo, aunque también se trataba de una purificación espiritual. La
arqueología ha demostrado que el temazcalli apareció en el periodo Clásico
Medio (600 d.C.), especialmente en Teotihuacan y en Edzná y Becán, en la zona
maya. En el Posclásico ya había uno en cada juego de pelota. Este acto de
purificación iba asociado a los “pasos de edad”, al parto, al entierro de un
pariente, a la toma de un cargo, al sacrificio humano (como en el cenote de
Chichén Itzá) y al juego de pelota. Dentro del temazcalli, el cuerpo era
suavemente flagelado con hierbas rituales o medicinales, según el caso.

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Comúnmente eran mujeres quienes preparaban la ceremonia y “limpiaban” al
sujeto, pero también solían intervenir los curanderos. Al encender el fuego, se
tomaba el carbón que calentaba las piedras, para quemar copal a las divinidades
del agua, de las enfermedades y del propio temazcal (Temascalteci, abuela o
patrona de los baños, y Yohualtícitl, deidad de la curandería nocturna). Con
frecuencia eran los enanos y los jorobados, marcados misteriosamente por los
dioses, quienes azotaban el cuerpo del bañista con las plantas. La ceremonia
duraba una hora y terminaba con una aspersión de agua fría. Hombres y mujeres
se purificaban juntos, incluso con menores de edad. Esta costumbre la
combatieron los frailes durante el virreinato, hasta lograr desarraigarla en el
siglo XVIII. El baño de temazcal sigue usándose por muchos grupos indígenas
para aliviar enfermedades y ayudar a las parturientas, pero ha perdido todo su
misterio religioso.
Otro baño especial era el que tomaban los sacerdotes y penitentes para
quitarse las pinturas rituales. Esto lo hacían, antes de la salida del sol, en unas
albercas que formaban parte de los centros ceremoniales. Los grandes señores, a
su vez, disponían para su placer de espléndidas instalaciones. Han perdurado,
aunque en ruinas, los baños de Moctezuma, en Chapultepec, y de
Nezahualcóyotl, en Texcoco, éste último labrado en la roca madre de una
montaña.

Baño del rey Nezahualcóyotl por José María Velasco.


AEM
BAÑUELOS, JUAN
Nació en Tuxtla Gutiérrez, Chis., el 6 de octubre de 1932. Hizo estudios de

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derecho, ciencias políticas y letras en la Universidad Nacional Autónoma de
México, donde es profesor de literatura española y mexicana. Dirigió los talleres
de poesía de esa casa de estudios y de la Universidad Autónoma de Chiapas. Ha
colaborado en las revistas Estaciones y Revista de Literatura Mexicana. Se dio a
conocer con los poemas Puertas al mundo, que aparecieron en el volumen
colectivo La espiga amotinada (1960), el cual confirió nombre al grupo literario
que con él forman Jaime Augusto Shelley, Eraclio Zepeda, Jaime Labastida y
Óscar Oliva. En otro volumen colectivo, La ocupación de la palabra (1965),
publicó la serie de poemas Escribo en las paredes. Dentro de la misma línea de
expresión, que combina la emoción intimista con la rebeldía social, ha publicado
después Espejo humeante (1967), con el que obtuvo el Premio Nacional de
Poesía de Aguacalientes 1968, No consta en actas (1971, edición limitada con
grabados de Jesús Martínez) y Destino arbitrario (1982). Algunos de sus
poemas están grabados en la colección Voz Viva de México; y muchos de ellos
han sido traducidos a otros idiomas.
BAÑUELOS, RAÚL
Nació en Guadalajara, Jal., en 1950. Licenciado en letras por la Universidad de
Guadalajara, ha publicado tres pequeños libros de versos: Poema para un niño
de edad innumerable (1980), Menesteres de la sangre (1980) y Puerta de la
mañana (1983); y algunos textos literarios en revistas locales y nacionales como
Incluso, Casa del Tiempo, Plural, Tierra Adentro y Pulsos. Parte de su obra
aparece en tres antologías: Poesía joven de México (1981), Asamblea de poetas
y Escritores jaliscienses (1985).
BAÑUELOS CHANONA, ERNESTO
Nació en Tuxtla Gutiérrez, Chis., el 6 de enero de 1933. Licenciado en letras por
el Instituto Las Casas, de San Cristóbal de Las Casas, Chis., y bachiller en
filosofía por el Montezuma College de Texas, E.U.A., colaboró en la serie El
mundo prodigioso de la naturaleza. Ha escrito para periódicos y revistas de
Chiapas y ha editado Colección los grandes de todos los tiempos, Atlas de la
vida salvaje, Los mil y un porqués y Había una vez…
BAQUEDANO MEZA, ELIZABETH
Nació en México, D.F., el 1° de abril de 1951. Licenciada en historia del arte por
la Universidad Iberoamericana y maestra y doctora en arqueología por la
Universidad de Londres, fue rectora de la Universidad Femenina de México y
profesora e investigadora universitaria (agosto de 1982 - enero de 1984). En
Inglaterra, participó en las excavaciones del sitio romano (Londres, 1978) y del
Medieval Farmstead Bulloch Down (Sussex, 1979). Es autora de Un modelo
axiológico para la crítica de las artes plásticas, ejemplificado en el movimiento
surrealista (1973), Some Aztec Sculpture in the British Museum (1975) y
Configuración de un modelo axiológico para la crítica de las artes plásticas (en

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colaboración, 1977).
BAQUEIRO ANDUZE, OSWALDO
Nació en Mérida, Yuc., en 1902; murió en la ciudad de México en 1945.
Escribió varios libros de tema histórico, una Geografía sentimental de Mérida
(1937), El problema de la cultura indígena (Mérida, 1937) y Los mayas, fin de
una cultura (1941).
BAQUEIRO FOSTER, JERÓNIMO
Nació en Campeche, Camp., en 1898; murió en la ciudad de México en 1967.
Estudió preparatoria en Mérida, aprendió a tocar la flauta, enseñó solfeo en
Hopelchén, y de 1915 a 1921 formó parte de la Banda Regional de Yucatán.
Pasó a la ciudad de México, trabajó como flautista en el Teatro Arbeu, ingresó a
la Banda del Colegio Militar y en 1922 se inscribió en el Conservatorio Nacional
de Música. Discípulo de Julián Carrillo, divulgó la teoría del Sonido 13.
Dedicado al periodismo durante 40 años, con especialización en temas musicales
y de folclore, recogió sus artículos de El Nacional en Geografía de la canción
mexicana. De 1942 a 1943 dirigió la Revista Musical Mexicana. Prologó el
Chopin de Iwaz Kiewiez Jaroslaw (1949). Escribió Curso completo de solfeo
(9a. ed., 1965), “La música”, en México 50 años de Revolución (1960), Historia
de la música en México (1964) y La canción popular de Yucatán, 1850-1950
(1970). Hizo estudios acústicos sobre instrumentos de boquilla circular, y
compuso, entre otras obras, La mañana de la cruz, lied con letra de Juan Ramón
Jiménez, y Danzatina, estudio para piano de 24 octavas.
BAQUEIRO PREVE, SERAPIO
Nació en Dzibalchén (Campeche), en 1838; murió en Mérida, Yuc., en 1900.
Radicado en la capital yucateca, se recibió de abogado en 1863. Colaboró en
varias revistas y fue redactor del Boletín Oficial a fines de 1861. En unión de
Manuel Peniche, Eligio Ancona y Pablo Oviedo, redactó el periódico La Sombra
de Morelos, de oposición a la intervención francesa. Fue juez, fiscal de hacienda
y magistrado del Tribunal Superior de Justicia, diputado al Congreso local y
consejero del Gobierno de Yucatán. El 12 de septiembre de 1883, por licencia
concedida al gobernador Octavio Rosado, se hizo cargo del despacho del Poder
Ejecutivo. Escribió: Ensayo histórico sobre las revoluciones de Yucatán desde el
año de 1840 hasta 1864 (Mérida, 1871-1873, 2 vols.; y 1887, y 1878-1879, 3
vols.), que constituye la fuente más importante para la historia de la Guerra de
Castas; Reseña geográfica, histórica y estadística del estado de Yucatán desde
los primeros tiempos de la península (1881), Vida militar del coronel de ejército
Daniel Traconis (Mérida, 1889), Historia del antiguo Seminario Conciliar de
San Ildefonso (Mérida, 1894), Estudio biográfico del excelentísimo Sr. D.
Miguel Barbachano y Tarrazo, antiguo gobernante de la península yucateca
(Mérida, 1896) y Rasgo biográfico del general D. Sebastián López de Llergo y

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Calderón, general en jefe de las tropas de la península yucateca en los años de
1840, 1842 y 1848 (Mérida, 1898).
BAQUETA
Epinephelus acanthistius; igual que Cephalopholis acanthistius; familia
Serranidae, orden Perciformes. Pez de cuerpo robusto, cabeza grande y boca
terminal. Alcanza hasta 1 m de longitud. Tiene el cuerpo cubierto de escamas
suaves al tacto. Presenta una aleta dorsal compuesta por nueve espinas ​la tercera
más larga que las demás​ y de 15 a 17 radios. La aleta caudal y las pectorales son
redondeadas, y las pélvicas se insertan ligeramente atrás de estas últimas. Es un
pariente cercano de las cabrillas (véase), de las que se distingue principalmente
por la ausencia de manchas oscuras a manera de lunares. Es de color rojizo, casi
uniforme, cuya intensidad varía de acuerdo con la profundidad en donde el pez
habite. Las aletas pélvicas y las pectorales son casi negras, al igual que el
margen de la dorsal, la anal y la caudal. Vive hasta los 100 m de profundidad,
sobre fondos rocosos, desde el golfo de California hasta Perú. De hábitos
carnívoros, se alimenta principalmente de peces. En 1981, la producción de
baqueta fue de 1 782 t.
BAQUIANO
Adjetivo que, según el Diccionario de la Academia, aplicado a personas se usa
también como sustantivo, equivale a experto, práctico de los caminos y atajos,
guía. Aunque en México ha caído totalmente en desuso, la palabra tiene interés
histórico, porque aparece en algunas crónicas y documentos oficiales de la época
inicial de la Colonia para designar a los españoles que llegaron en las primeras
expediciones y arraigaron en las regiones conquistadas, por lo cual conocían ya
el país y las costumbres de sus habitantes. En contraposición a los baquianos, se
llamaba cachupines o gachupines a los españoles recién llegados o que estaban
de paso. En la actualidad, la palabra sólo subsiste como provincialismo en
Campeche, donde se dice baquiar por instruir o adiestrar.
BARAHONA, ROSAURA
Nació en México, D.F., en octubre de 1942. Licenciada en lengua y literatura
española e inglesa por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM), y guionista por la Escuela Oficial de Cinematografía de
Madrid, ha enseñado esas materias desde 1960 en diversas instituciones
educativas, y dirigió durante ocho años el Departamento de Humanidades del
ITESM. En 1978 ganó el Concurso Nacional de Cuento Casa de la Cultura de
Durango con su relato “La mula”. Ha publicado: Compresencias (1984), El
pescador de estrellas (1984), ¿Por qué no Ferlos o Cardo? y “El entierro del
templo mayor”, en el libro colectivo Declaración a Monterrey (1984).
BARAIL, DU
Nació en Versalles, Francia, en 1820. General que participó en la guerra de

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Intervención. En sus Recuerdos (dos tomos, París, 1894-1895) hace hincapié en
los lazos que unen el Imperio con las fuerzas conservadoras de México; pinta
retratos severos de Almonte, Márquez y el obispo Labastida; y no se hace
ilusiones sobre el valor del ejército conservador. En cambio, señala la cohesión
del Partido Liberal. Du Barail representa muy bien a los militares franceses
llenos de simpatía por México y convencidos de la justicia de la causa de Juárez.
BARAJAR
Término que se usa en México en las acepciones derivadas de los naipes, pero
no en las que aluden a riña o altercado. En cambio, tiene una connotación
especial en el sentido de arreglar o embrollar los hechos y las palabras de
manera de sacar ventaja. De ahí expresiones como “se las barajó para lograrlo”,
“se las baraja muy bien” y también “barájemelas más despacio”, es decir,
explíqueme con mayor claridad.
BARAJAS, ALBERTO
Nació en la ciudad de México en 1913. Estudió en la Secundaria 3, en las
escuelas nacionales Preparatoria y de Ingenieros, y en la Facultad de Ciencias,
de la que es doctor honoris causa (1985). Es maestro (1942) y doctor (1947) en
matemáticas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y
profesor emérito (1976) de esta institución. Recibió una beca Guggenheim
(1944-1945) para trabajar con G. D. Birkhoff en la Universidad de Harvard. En
la UNAM ha sido profesor (1943-), director de la Facultad de Ciencias (1947-
1957), investigador de carrera (1947-), coordinador de Ciencias (1953-1961) y
miembro de la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza (1967-1969). Ha
sido presidente del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Energía
Nuclear (1956-1972) y miembro del Grupo de Estudio OIEA-México-Estados
Unidos que analizó las posibilidades de una planta nuclear desaladora en el
noroeste de México (1966-1969). Forma parte de la Comisión Nacional de
Libros de Texto Gratuitos. Sus principales trabajos son los siguientes:
Invariantes proyectivos en las transformaciones circulares (tesis, 1942), Nota
sobre la transformación de Lorentz (1942), Métrica de un sistema en rotación en
la relatividad general (1943); “Birkhoff​s Theory of Gravitation and Einstein​s
Theory for Weak Fields”, en Proceedings of the National Academy of Sciences
(1944); “On Birkhoff​s New Theory of Gravitation”, con G. D. Birkhoff, C. Graef
y M. Sandoval Vallarta, en Physical Review (1944); “Principio de equivalencia
de Einstein” (1945) y “Teorema sobre una conjetura de Birkhoff”, con Roberto
Vázquez (1946), en Boletín de la Sociedad Matemática Mexicana;
Representación geométrica del espacio de Minkowski (1951); “Sobre los primos
en la forma ups+ 1” (1965) y “II y los primos” (1968), en la Revista de la
Sociedad Matemática Mexicana; y “El problema de Apolonio y la
transformación de Lorentz”, en la Revista Física (1969) y Sobre el número de

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representación de un entero positivo como norma de un aiseniano (1973). Ha
dictado conferencias sobre gravitación en las universidades de Harvard,
Princeton y Brown.
BARAJAS, CARLOS
Nació en Guanajuato en 1875; murió en México en 1918. Es autor de una
Anatomía descriptiva en cuatro tomos, el primer libro de texto de esta índole que
se publicó en México (1915). Entre sus demás obras: Leyendas y paisajes
guanajuatenses (1916), El alma de la humanidad de don Quijote, Verdun y Guía
histórica de la ciudad de México.
BARAJAS DURÁN, RAFAEL (el Fisgón)
Nació en diciembre de 1955. Arquitecto (1978) por la Universidad Nacional
Autónoma de México, se inició como caricaturista en 1979, en el periódico
Unomásuno. Desde 1984 trabaja para La Jornada. También ha publicado
cartones en las revistas Crítica Política, Su Otro Yo, La Garrapata y Nexos. Es
autor de Calentarios (1982-1983) y Sobras escogidas (1986).
BARAJAS LOZANO, IGNACIO
Nació en Ciudad Manuel Doblado, Gto., en 1898; murió en Acapulco, Gro., en
1952. Médico por la Universidad Nacional Autónoma de México, se dedicó
también a las letras. Publicó: Dos ensayos al margen de la psiquiatría: sombra
de sueño (1922) y Palabras de niebla (poemas, 1946).
BARANDA, CÓDICE
Manuscrito mixteca del siglo XVII (hacia 1630), de contenido histórico y
genealógico, en que aparecen representados numerosos señores y sus
descendientes, y acontecimientos relativos a la Conquista (1531-1532). Procede
de la colección de Boturini y se conserva en la Biblioteca del Museo Nacional
de Antropología. Alfredo Chavero pensó que era un códice zapoteca que se
refería a la conquista de Tehuantepec y Chiapas (Señorío de Pichucalco),
realizada por Pedro de Alvarado en 1523-1524, y a la genealogía de los señores
de Pichucalco. Francisco del Paso y Troncoso pensó igual, pero que se trataba de
Hernán Cortés y no de Alvarado. El sistema de representar los años con una
atadura en la base; y los cerros, árboles, animales y días que poseen un marcado
carácter mexicano, hicieron pensar a Alfonso Caso que el códice procede de una
región de Oaxaca, conectada con la historia de la Mixteca, pero probablemente
fuera de ella, como puede ser la región comprendida entre Nativitas, Ihuitlán y
Coixtlahuaca, cuna de los lienzos Antonio de León y Coixtlahuaca, que
proceden de esa región. Lo publicó Alfredo Chavero en Homenaje a Cristóbal
Colón. Antigüedades mexicanas publicadas por la Junta Colombiana de México
en el cuarto centenario del descubrimiento de América (1892). Volvió a
reproducirlo Francisco Rojas González en Los zapotecos. Monografía histórica,
etnográfica y económica (1948).

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Véase: Francisco del Paso y Troncoso: Exposición histórica americana de
Madrid. Catálogo de la Sección de México (Madrid, 1892).
BARANDA, JOAQUÍN
Nació en el puerto de Campeche, cuando todavía formaba parte de Yucatán, en
1840; murió en la ciudad de México en 1909. Estudió en Campeche la carrera de
leyes. Fue juez de lo civil y de lo criminal, promotor fiscal del Juzgado de
Distrito de Tamaulipas, secretario de Gobierno del mismo estado, juez de
Distrito en Campeche, magistrado del Tribunal de Circuito de los estados de
Yucatán, Campeche, Tabasco y Chiapas, y ministro de Justicia e Instrucción
Pública (del 13 de septiembre de 1882 al 30 de noviembre de 1884, con el
presidente Manuel González, y del 1° de diciembre de 1884 al 10 de abril de
1901, con el presidente Díaz). Perteneció a la Academia Mexicana de la Lengua
y ayudó a la reorganización de la Biblioteca Nacional, de acuerdo con las ideas
directrices de José María Vigil. Escribió: Los derechos diferenciales (1868) y
Recordaciones históricas (s.f.). Otras ideas suyas constan en: Discour pronunce
par M. Joaquín Baranda Ministre de la Justicie et de l​Instruction Publique al
l​inauguration de l​École Normal du Mexico le 24 de Février 1887, Discurso
pronunciado en el acto de la inauguración del Monumento elevado a Cristóbal
Colón en la plazuela de Buena vista de esta capital, el 12 de octubre de 1892,
Discurso inaugural (de un Concurso Científico) pronunciado en la sesión
solemne del 7 de julio de 1895; “Discursos, obras diversas”, en Biblioteca de
Autores Mexicanos (1895) y Algunos discursos patrióticos (1899).
Véase: Alberto María Carreño: La obra personal de los miembros de la
Academia Mexicana, correspondiente de la Española (1946).
BARANDA Y QUIJANO, PEDRO
Nació en Campeche (en el entonces estado de Yucatán) en 1824; murió en
Lerma, Campeche, en 1891. En 1848, cuando estalló la sublevación indígena,
tuvo a su cargo una sección de caballería; en 1856 fue nombrado comisario
interino de guerra y artillería del Departamento de Yucatán; en el mismo año,
diputado por Mérida al Congreso Constituyente, habiendo firmado la
Constitución de 1857. Tomó parte en la fundación del actual estado de
Campeche y fue su primer comandante general. En 1863 combatió a los
imperialistas y en 1866, por orden de Alejandro García, se trasladó a Estados
Unidos para comprar armas, mismas que entregó en Minatitlán al Ejército de
Oriente. En 1869, cuando se creó el estado de Morelos, fue su primer
gobernador; en 1876, por el término de seis meses, gobernador de Tabasco; en
1878, senador por Morelos; en 1880, diputado federal por Tepic; y en 1882,
comandante de la 11a. zona militar que comprendía Yucatán, Campeche y
Tabasco. En 1891, a su muerte, su nombre fue agregado al de la ciudad de
Campeche, según decreto derogado 11 años más tarde.

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BARANDILLA
Término que en su acepción de balaustrada que divide una pieza, ha pasado a ser
en México nombre específico de la que divide a empleados y público en
comisarías y juzgados de paz. De ahí vienen oficial de barandilla, juez de
barandilla, pleito de barandilla.
BARAZÁBAL, MARIANO
Nació en Tasco (Guerrero) en 1772; murió en la ciudad de México en 1807.
Árcade y fabulista, fue “prosaico incorregible, aunque lleno de gracia oportuna y
chispeante asimismo en el apólogo” (Carlos González Peña). Escribió un poema
con motivo de la inauguración de El Caballito, la famosa estatua ecuestre de
Carlos IV, obra de Manuel Tolsá (diciembre de 1803).
BARBA
Los indígenas de México son, por regla general, lampiños. Debido a un
malentendido, las ilustraciones europeas del siglo XVI, los muestran incluso
calvos. Según el obispo Landa, se aplicaban un tratamiento de paños calientes,
para evitar el crecimiento de pelos en la cara. Sin embargo, en la iconografía
indígena, los dioses ostentan una barbita puntiaguda, y los ancianos jefes
también conservaban el pelo de la cara. 2. Hacer la barba significa adular, de
donde barbero es adulón, lambiscón. 3. En charrería, barbear es derribar una res
vacuna tomándola por el hocico y el testuz o el cuerno.
BARBA, PEDRO
Nació en Sevilla a fines del siglo XV. Se negó a prender a Cortés en La Habana
cuando aquél se dirigía a México. Al mando de un bergantín participó en el
combate llamado de las “cuatro mil canoas” (1521), en la laguna de México; fue
herido mortalmente durante el asalto a la capital azteca.
BARBA AHUACTZIN DE PIÑA CHAN, BEATRIZ
Nació en la ciudad de México el 16 de septiembre de 1928. Profesora de
educación primaria (1954) por la Escuela Nacional de Maestros, arqueóloga
(1956) y etnóloga (1960) por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, y
maestra (1982) y doctora (1984) en ciencias antropológicas por la Universidad
Nacional Autónoma de México, intervino en las excavaciones arqueológicas de
Tlapacoya y Tlatilco, Méx., y Valle de Guadalupe, Jal.; investigó las clases
sociales en el Distrito Federal; participó en la planeación del Museo Nacional de
Antropología, cuya sala de introducción fue diseñada por ella; y fundó y fue
subdirectora del Museo de las Culturas. Investigadora del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, en 1986 estudiaba la problemática socioeconómica del
pensamiento mágico en México. Ha publicado: El mobiliario, un problema
escolar (1957), Tlapacoya: un sitio preclásico de transición (1956), El Museo
de las Culturas (1966), La cultura china (1971), Alhajas mexicanas (1974), La
parapsicología y la ciencia (1979), La expansión de la magia (1980), Valle de

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Guadalupe, Jalisco (1981), El arte de China (1983), Ambiente social y
mentalidad mágica (1984) y artículos sobre materias de su especialidad. Es
colaboradora de la Enciclopedia de México.
BARBA DE VIEJO
Usnea barbata L. Planta herbácea de la familia de las bromeliáceas. Cuelga de
robles, pinos y cipreses en áreas tropicales húmedas. Toma su alimento del aire y
del polvo; el árbol sólo le sirve de soporte. Tiene hojas largas y delgadas
cubiertas de finos pelos, por los cuales absorbe la humedad. Las flores son
pequeñas. La planta, desecada y curada, se utiliza para rellenar colchones,
cojines, guarniciones y muñecos y también para empacar. Comercialmente se le
conoce también con los nombres de heno barbón y cerda del Japón.
BARBA GONZÁLEZ, SILVANO
Nació en Valle de Guadalupe, Jal., en 1895; murió en la ciudad de México en
1967. Estudió primaria en Tepatitlán, secundaria en el Seminario de San Juan de
los Lagos, del que fue expulsado por haberse ido a correr una yegua durante las
horas de clase; y preparatoria y derecho en la Universidad de Guadalajara. En
1919, siendo todavía estudiante, fundó el Partido Liberal Jalisciense. Titulado en
1920, fue diputado local (1921), procurador de Justicia del Estado (1922), otra
vez diputado (1923), secretario general de gobierno en la administración del
licenciado José Guadalupe Zuno (1924-1925), gobernador provisional de Jalisco
(1926), rector de la Universidad de Guadalajara (1928-1929), juez de Distrito en
Monterrey, Tepic y Guadalajara (1929-1933), jefe del Departamento del Trabajo
(1° de diciembre de 1934 al 15 de junio de 1935), secretario de Gobernación (18
de junio de 1935 al 25 de agosto de 1936), presidente del Partido Nacional
Revolucionario (28 de agosto de 1936 al 4 de abril de 1938), gobernador
constitucional de Jalisco (1° de marzo de 1939 al 28 de febrero de 1943) (v.
JALISCO, ESTADO DE) y jefe del departamento de Asuntos Agrarios y
Colonización (1944-1946). Seis años se mantuvo alejado de las actividades
políticas. Fue senador de la República (1952-1958) y murió siendo presidente de
la Comisión de Honor y Justicia del Partido Revolucionario Institucional y
consejero del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Durante toda su vida dio gran
impulso a la charrería y al polo. Cuando dirigió la Asociación Nacional de
Caballistas, en la época del presidente Ávila Camacho, consiguió que se
instalaran el Campo de Polo de Echegaray, en el estado de México, y el
Hipódromo de la ciudad de México. Publicó, bajo el título común La lucha por
la tierra, 5 vols.: I. Manuel Lozada (1956), II. Emiliano Zapata (1960), III.
Ponciano Arriaga. Andrés Molina Enríquez. Luis Cabrera. Pastor Rouaix
(1963), IV. Lázaro Cárdenas (1964) y V. Presidente López Mateos (1966); La
rebelíón de los cristeros (1967) y Licenciado y general don Pedro Ogazón
(1967).

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Silvano Barba, gobernador de Jalisco de 1939 a 1943
AEM
BARBA JACOB, PORFIRIO
Nació en Santa Rosa de Osorio, Colombia, en 1883; murió en la ciudad de
México en 1942. Su verdadero nombre era Ricardo Arenales. Cursó dos años de
enseñanza primaria; a los 13 de edad decidió viajar por su país; y a los 15 se
enroló en el ejército, en cuyas filas descubrió su afición literaria. Al dejar la
milicia, se dedicó al magisterio en una hacienda. Posteriormente residió en
Centroamérica y México. Se formó en la admiración hacia Rubén Darío y
Enrique González Martínez. En 1928, Jorge Cuesta incluyó a Barba Jacob en la
Antología de la poesía mexicana. El mismo poeta se definió así: “Soy
antioqueño, soy de raza judía, gran productor de melancolía, y vivo como un
gentil que no espera ningún mesías, o como pagano acervo de la Roma
decadente”. El final de su soneto “Sabiduría” resume en cierta forma su
concepción de la vida:
Fijar la lona de mi móvil tienda
junto a los calcinados precipicios
de donde un soplo de misterio ascienda;
y al amparo de númenes propicios,
en dilatada soledad tremenda
bruñir mi obra y cultivar mis vicios.
BARBACHANO OSORIO, LILIA
Nació en la ciudad de México el 4 de diciembre de 1958. Cursó la licenciatura
en letras hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabajó
en la misión de México ante las Naciones Unidas. Tradujo y prologó la poesía

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completa de James Joyce. Ha publicado artículos literarios en la revista Vuelta y
poemas en Versus, La Semana de Bellas Artes, Cartapacios, Revista de la
Universidad y Escolios. Su primer libro de poesía, Las figuras dormidas,
apareció en 1981.
BARBACHANO PONCE, MIGUEL
Nació en Mérida, Yuc., el 12 de mayo de 1930. Abogado por la Universidad
Nacional Autónoma de México, llevó cursos adicionales en la Facultad de
Filosofía y Letras. Hizo la adaptación teatral de Hacedor de dioses de Francisco
Rojas González (1954) y de Examen de muertos (1955); dirigió los noticiarios
Cine-Verdad (1955-1974) y Tele Revista (1956-1977); filmó la película de
medio metraje Lola de mi vida (1965), cuyo guion realizó con Gabriel García
Márquez; presentó la pieza Once lunas y una calabaza (estrenada en 1958) y
Los pájaros, cinco obras en un acto, representada en La Habana (1963);
contribuyó a realizar los argumentos de las películas Raíces, Torero y Nazarín;
colaboró con Cesare Zavattini en los guiones de El anillo, México mío y El
petróleo, y con García Márquez y Sergio Pitol en el libreto de El acoso, todos
inéditos; y ha escrito las novelas El diario de José Toledo (1964), la primera que
tocó el tema de la homosexualidad; Los desterrados del limbo (1971), con vetas
de fantasía y humor negro en el que alternan lo grotesco, lo absurdo y lo
tragicómico; y La utopía doméstica (1981), en que transita de la farsa al drama.
Fue también profesor universitario, crítico de cine y productor de televisión.
Falleció en 1994.
BARBACHANO Y TARRAZO, MANUEL
Nació en la ciudad de Campeche el 22 de septiembre de 1806; murió en Mérida,
Yuc., el 9 de mayo de 1864. Se recibió de abogado en Valladolid, España, y fue
alcalde de la villa de Gijón. Regresó al país en 1833, y fue diputado federal y
senador por Yucatán. En Mérida fundó y dirigió El Independiente, periódico que
apoyaba la política de su hermano Miguel (v. YUCATÁN, ESTADO DE). Editó
también el Periódico Oficial de Yucatán durante muchos años. Paralela a su
actividad política, orientó su vocación de escritor al costumbrismo. Junto con
Justo Sierra O​Reilly y Vicente Calero Quintana, creó la revista literaria El
Museo Yucateco (1841), primera de su género en el estado, y participó en la
redacción de El Registro Yucateco (1845-1849). Recopiló sus textos, que
firmaba con el seudónimo de Don Gil de las Calzas Verdes o con el anagrama
Arach Noabb, en el libro Artículos de costumbres y satíricos (1850), reeditado
con el título Medallones viejos (1951). Compuso el juguete cómico Una
temporada de comedias (1860), y publicó el folleto Un recuerdo de D. José
Antonio Gómez de Zorrilla (1863). Algunos de los poemas inéditos de
Barbachano los dio a conocer Rodolfo Menéndez de la Peña en la revista El
Salón Literario (a partir de 1898); entre ellos hay loas a Santa Anna, diatribas

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contra Gómez Farías y críticas a la ciudad de Mérida. En 1968, Rodolfo Ruz
Menéndez publicó Los versos de cabo roto de Manuel Barbachano y Tarrazo.
BARBACOA
Sistema de cocimiento por calor indirecto, inventado por las altas culturas
mesoamericanas en la época prehispánica. La cocción se produce en un hoyo, a
manera de horno bajo, que tiene unos 75 cm de fondo por otros tantos de
diámetro, en cuya base se ponen brasas de leña y piedras que se calientan hasta
su enrojecimiento. Encima de éstas va una especie de parrilla formada de
varejones, y sobre ella la carne, cubierta con pencas de maguey, hojas frescas o
mantas, para protegerla de la tierra con que finalmente se cubre el hoyo. La
carne cocida de esta manera se denomina también barbacoa; ésta es
principalmente de carnero, pero también se hace de chivo, venado o jabalí. Es
manjar suculento, común en la Mesa Central, especialmente en el Distrito
Federal y en los estados de México, Hidalgo y Tlaxcala. La barbacoa de olla,
platillo regional de Hidalgo, está compuesta de pequeñas porciones de carne de
carnero adobada con chile ancho, a la que se agrega pimienta y ajo, y la cual se
envuelve en mixiotes que se amarran con ixtle. Se pone a cocer en una olla con
tapextle, por el mismo procedimiento con que se cuecen los tamales.
La voz barbacoa es de origen caribe y significa zarzo, andamio. La carne
toma ese nombre del emparrillado o tapextle que se emplea en su cocción. El
término barbacoa está documentado desde 1518, antes de la conquista de
México: “Salieron ciertos caciques con su gente con muchos venados asados y
puestos en sus barbacoas, que quiere decir como artesas de allá o instrumentos
en que se pueden llevar mucha carne asada y cocida” (Colección de documentos
inéditos del Archivo de Indias, t. I, Madrid, 1864).
BARBALONGA
Sobrenombre del conquistador Joannes de Tolosa, que en septiembre de 1546
proyectó fundar una gran ciudad sobre el cerro de la Bufa. El 20 de enero de
1548 regresó acompañado por Cristóbal de Oñate y otros dos capitanes; esta
fecha se considera como la de la fundación de Zacatecas.
BARBAS DE CHIVATO
Clematis dioica L. Bejuco de la familia de las ranunculáceas, con las hojas
pecioladas, opuestas; compuestas de tres a cinco foliolos aovados, enteros,
crenados o con pocos dientes grandes en el borde, de pubescencia variable o
lisos, de tamaño mediano (3 a 6 cm). Tiene flores pequeñas dioicas
(unisexuales), distribuidas las masculinas y las femeninas en individuos
diferentes, agrupadas en inflorescencias filamentosas paniculadas; presentan
cuatro sépalos valvados en el botón, pétalos nulos o reducidos, y estambres
numerosos (las masculinas) o carpelos indefinidos con óvulos solitarios y
péndulos (las femeninas). Los frutos son aquenios pequeños, de los que pueden

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formarse varios en cada flor, cada uno de los cuales lleva una proyección o cola
plumosa, blanca y sedosa, de unos 3 a 6 cm de largo. Esta planta trepadora es
común en matorrales, bosques y selvas de los climas cálidos y templados desde
Sinaloa y San Luis Potosí hasta Chiapas, Tabasco y Yucatán. El jugo de las hojas
es cáustico, y aplicado sobre la piel es rubefaciente y vesicante, produciendo
quemaduras y llagas que, según Miranda, “los mendigos profesionales han
usado para aumentar la piedad del público hacia sus sufrimientos; de ahí el
nombre de hierba del mendigo o hierba del pordiosero que se da en algunos
países a esta planta”. En medicina popular se usan las hojas frescas contra los
granos; y la infusión de las hojas y las flores, como cosmético para quitar pecas,
manchas y ciertas enfermedades de la piel. El polvo de la raíz es diurético y, al
parecer, la planta corresponde al cocoztómatl (tomate amarillo) citado por
Hernández, también llamado cocoztic, cocoztin y cocoztli, debido al color
amarillo pálido de la raíz. El mismo autor se refiere a esta planta como un
magnífico diurético que cura las obstrucciones de las vías urinarias, llamándola
también cocotemécatl o cocotemecaxíhuitl. Se le conoce también con los
nombres de barbas de chivo (Nuevo León), barbas de gato (estado de México),
chilillo (Michoacán), chilillo de cerro (Hidalgo), barba de viejo (Tabasco,
Michoacán y valle de México) y cabeza de viejo (Chiapas).
El mismo nombre se da a otras especies del género Clematis, también
trepadoras: C. sericea H.B.K. (valle de México), C. grossa Benth. (valle de
México, Oaxaca y Veracruz) y C. drumondii Torr. y Gray (Chihuahua, Coahuila,
Zacatecas, San Luis Potosí, Sinaloa y Baja California). También se da esta
denominación a las leguminosas: Acacia angustissima (Mill.) Kuntze (Huasteca
potosina), Calliandra houstoniana Stand. (Chiapas) y Pithecollobium acatlense
Benth. (Puebla).

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Barbas de chivato
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México
BARBAS DE JUIL
Hydrolea spinosa L. Hierba de la familia de las hidrofiláceas, viscosa-
pubescente, con numerosas espinas delgadas en las axilas de las hojas. Éstas son
alternas, simples, elípticas u oblongas. Las flores son hermafroditas, azules,
pequeñas (de 1 cm), gamopétalas, actinomorfas, pentámeras (cinco sépalos y
cinco pétalos), con el ovario súpero, bicarpelar, provisto de numerosos óvulos
adheridos a grandes placentas esponjosas; del ovario salen, en la parte superior,
dos estilos; el polen de los cinco estambres es capaz de polinizar el pistilo de la
misma flor, de manera que ésta es autofértil. El fruto es una cápsula bivalva,
unilocular, con numerosas semillas. Se desarrolla en zonas de clima cálido desde
Sinaloa, Nayarit y Jalisco hasta Chiapas, Tabasco y Yucatán. El cocimiento de la
raíz y las hojas se toma en Acaponeta, Nay., “para las enfermedades del bazo”,
según Martínez; debido a esto, también se le denomina hierba del bazo.
BARBASCO
Se da el nombre de barbasco a las leguminosas: Dalbergia brownei (Jacq.) Urb.,
árbol de flores blancas distribuido en Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Campeche
y Yucatán; Entada phaseoloides (L.) Merr., planta trepadora, con una gran vaina
aplanada de 1 a 2 m de alto por 7 a 10 cm de ancho, que vegeta en Veracruz,
Tabasco, Oaxaca y Chiapas; Lonchocarpus longipedicellatus Pitt., árbol de
flores violáceas, llamado también chaperla y nayapupo en Chiapas; Piscidia
piscipula (L.) Sarg., árbol venenoso distribuido desde Tamaulipas y San Luis
Potosí hasta Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo; Tephrosia heydeana
St., hierba o arbusto venenoso, de flores rosadas en racimos largos, que vegeta

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en Chiapas; así como al arbusto del mismo género T. nicaraguensis Oert.,
llamado en Chiapas barbasco cimarrón.
El nombre de barbasco se aplica también a las sapindáceas: Paullinia
pinnata L., planta trepadora de flores blancas, con las hojas pinadas y aladas en
el raquis o eje, distribuida desde Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero hasta
Chiapas, Tabasco y Yucatán; a P. tomentosa Jacq., arbusto trepador con las hojas
tomentosas en el envés, distribuido desde Sinaloa y Tamaulipas hasta Veracruz,
Tabasco y Oaxaca, conocido en Jalisco como barbasquillo; y a Serjania
mexicana (L.) Willd., arbusto trepador, generalmente espinoso, con ramas
provistas de cinco surcos y flores blanquecinas, distribuido desde Sonora hasta
Veracruz.
Muchas especies de plantas trepadoras del género Dioscorea reciben
denominaciones diferenciales de barbasco; por ejemplo: D. floribunda Mart. y
Gal., distribuida en Veracruz y Chiapas, se llama barbasco amarillo en Tuxtepec
y Temascal, Oax., y barbasco de camote amarillo o barbasquillo en otras
regiones del mismo estado; D. composita Hemsl. es el barbasco de camote. D.
spiculiflora Hemsl. y D. composita Hemsl. son cultivadas en las zonas de clima
cálido del sureste de México, con el objeto de obtener sapogeninas de sus
gruesas raíces y grandes rizomas.
El más famoso de los barbascos, que constituye la materia prima de la
industria mexicana moderna de las hormonas sintéticas, es Dioscorea composita
Hemsl., pariente del camote alimenticio D. alata L., conocido como ñame. Por
ser más favorable su explotación, este barbasco ha sustituido en la industria a D.
bartletii Mort., cabeza de negro, la primera especie empleada en la síntesis,
cuyos productos fundamentales son las hormonas sexuales y la cortisona. (La
cortisona y los cuerpos que derivan de ella por modificación de la estructura
molecular tienen eficacia antinflamatoria y antirreumática.) La base de la
operación es el ciclopentanofenantreno, que entra en la composición de la
molécula de las saponinas esteroides contenidas en el barbasco. La D. composita
Hemsl. se encuentra silvestre en Poza Rica, Orizaba, Atoyac y los Tuxtlas, Ver.;
Mesa de San Diego, Pue.; Tuxtepec, Cosolapa, Yaveo y Ubero, Oax.; San
Joaquín y Salto de Agua, Chis.; y Macuspana, Tab. Su área de vegetación se
extiende hasta Guatemala. El rizoma subterráneo de este barbasco no puede
arrancarse completamente; siempre queda una parte que regenera la planta. Por
esta razón, la especie no está amenazada de extinción y no es necesario
cultivarla; hasta ahora, la cosecha obtenida por recolección abastece
suficientemente la industria. Gracias al barbasco, México se ha vuelto gran
exportador de materia prima con valor de varios millones de dólares, para la
industria farmacéutica mundial. Antes del hallazgo de esta fuente de

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abastecimiento se tenía que extraer la hipófisis de 1 200 cerdos para producir
pocos miligramos de una de las hormonas, la hipofisaria, y el medicamento
alcanzaba precios prohibitivos. La explotación del barbasco representa un
inmenso paso en favor de la curación de varias enfermedades. El estudio de las
plantas útiles por su contenido en saponinas, aptas para la extracción de los
cuerpos base que permiten lograr las hormonas sintéticas, fue hecho hacia 1944
por el doctor R. E. Marker, del Colegio del Estado de Pensilvania, quien
recolectó las plantas e hizo los análisis necesarios para determinar la especie
más provechosa para la industria. El principal estado productor de barbasco es
Veracruz. En 1981 se obtuvieron 759 t.
BARBÓN
Lophocereus schottii (Engelm.) Britt. y Rose. Planta espinosa, suculenta, de la
familia de las cactáceas, generalmente ramificada sólo en la base; con ramas
muy numerosas (de 50 a 100) formando grandes grupos, cilíndricas, erectas,
suberectas o encorvadas, de 1 a 7 m de alto por 8 cm de diámetro, provistas de
cinco a nueve costillas separadas unas de otras por surcos anchos.
Las espinas son de varios tipos: unas cortas, aleznadas, negras y anchas en la
base, agrupadas radialmente en areolas no floríferas y en número de tres a siete;
y una o dos centrales, un poco más largas y gruesas que las radiales, dispuestas
en el mismo tipo de areolas; por otra parte, las areolas floríferas son mayores
que las demás y están formadas por numerosas cerdas largas de color gris. El
conjunto de todas estas espinas y cerdas, agrupadas junto con algo de fieltro o
pelusa en las areolas, dispuestas estas últimas a manera de protuberancia
regularmente distribuidas a lo largo de las costillas, dan a las ramas el aspecto de
columnas erizadas con algunos mechones o cefalios en las zonas donde se van a
formar las flores, sobre todo cerca de la posición terminal de las ramas maduras.
Las flores, en forma de embudo, se abren sólo en la noche, y miden de 3 a 4 cm
de longitud; están formadas por un perigonio o perianto multipartido, cuyos
segmentos exteriores son verdes y los interiores color de rosa; tienen estambres
numerosos cuyos filamentos son blanquecinos; y el pistilo, constituido por un
ovario ínfero (situado en la parte inferior, en relación con la implantación de los
segmentos del perigonio) y un estilo blanquecino que remata en varios lóbulos
estigmáticos del mismo color. El fruto, de 2 a 3 cm de diámetro, es generalmente
desnudo (sólo raras veces presenta algunas espinas), tiene forma globosa y color
rojo; con semillas negras y pequeñas (2.5 mm). El fruto es comestible. La planta
está distribuida en las zonas áridas de Baja California, Sonora y Sinaloa. Recibe
también los nombres de cina, zina o sinita (Sonora); y hombre viejo, cabeza
vieja, tuna barbona, pitahaya barbona y garambullo (Baja California).
BARBOSA, ANTONIO
Escultor y arquitecto portugués activo a fines del siglo XVI y principios del

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XVII. Intervino en la construcción del templo dominicano de Cuilapan, en
Oaxaca. Este edificio, que no llegó a terminarse por orden de la Real Audiencia,
tiene planta basilical y debió concebirse como capilla abierta, pues sus muros
laterales están abiertos por arquerías, con el propósito de que los fieles asistieran
a los oficios religiosos desde afuera.
BARBOSA, MANUEL
Nació en Erongarícuaro, Mich., en 1830; murió en Morelia, de la misma entidad,
en 1906. Propietario de la hacienda de Zinciro, en 1846 se alistó en el ejército,
luchó contra la invasión norteamericana y participó en la revolución de Ayutla y
en la Guerra de Tres Años, de lo cual dejó testimonio en su libro Apuntes para
la historia de Michoacán.
BARCELATA CASTRO, LORENZO
Nació en Tlalixcoyan, Ver., el 30 de julio de 1898; murió en la ciudad de México
el 13 de julio de 1943. Combinó su educación primaria y secundaria con el
estudio de la guitarra. A los 14 años de edad compuso la canción “Arroyito”. Sin
embargo, la primera que le dio fama fue “Lirio azul de la montaña” (1925), con
letra del yucateco Luis Rosado Vega. Barcelata era entonces agente de resguardo
aduanal marítimo en Tampico, Tamps. Después trabajó como escribiente en un
juzgado. Con Augusto Medina, Víctor Monsreal y Andrés Cortés Castillo,
formó el grupo Cuarteto Regional, que en 1926 se llamó Los Ruiseñores
Tampiqueños y al año siguiente, Trovadores Tamaulipecos, integrado por el
propio Barcelata, Ernesto Cortázar, Alberto Caballero, Antonio García Planes y
Andrés Cortés Castillo. Con ellos triunfó en Veracruz, Tamaulipas, Yucatán,
Cuba y Estados Unidos. Caballero y García Planes fallecieron en un accidente
automovilístico en Nueva Jersey el 24 de diciembre de 1927, y fueron
sustituidos por Carlos Peña y José Agustín Ramírez. En 1930, Barcelata fue
designado director artístico de la radiodifusora XETA y posteriormente de la
XEFO, del Partido Nacional Revolucionario. Por ese tiempo alcanzó fama
internacional su canción “María Elena” (primer lugar en el Hit Parade de Nueva
York en 1940). Realizó una extensa gira por el continente y escribió música de
fondo para varias películas de la Paramount. Regresó a México en 1943, y firmó
un contrato con la emisora Radio Mil, pero murió antes de su debut radiofónico.
Trabajó también como actor en varios filmes, interpretando a menudo sus
propias canciones, especialmente en: María Elena, Allá en el rancho grande
(primera versión), Ora Ponciano, A la orilla de un palmar, La zandunga, Jalisco
nunca pierde, Bajo el cielo de México, Tiburón y Las cuatro milpas. También es
obra suya el “Himno agrarista”. Entre sus canciones más famosas destacan: “La
Bamba”, “El cascabel”, “Vuela vuela palomita”, “Amanecer ranchero”, “Allá en
el rancho grande”, “Calibre 44”, “La zandunga”, “A la orilla de un palmar”, “El
espejito”, “Jalisco nunca pierde”, “Paula qué buena eres” y “La vaquilla

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colorada”.
BARCELONETAS
Nombre que se aplica a los franceses oriundos de la pequeña población de
Barcelonette (departamento de los Bajos Alpes, en el sur de Francia), empleados
o dueños de almacenes de ropa establecidos en México, y luego en Puebla,
Guadalajara, Toluca y Zacatecas. Un primer ministro de Francia (Paul Reynaud,
1940) perteneció a una familia de barcelonetas que hizo fortuna en México.
Véase: E. Chabrad: De Barcelonette au Mexique (París, 1892).
BÁRCENA, FRANCISCO
Nació en Valle de Santiago, Gto., en 1838; murió en León, de la misma entidad,
en 1866. Miembro de la Academia Guanajuatense de Literatura, publicó poemas
en los periódicos de la época. Participó en la Guerra de Tres Años y en la lucha
contra la Intervención Francesa. Entre sus obras destacan: ¡Oda a la ciencia!,
Salvaje y La inmortalidad. Es autor también, entre otras, de la canción La cruz
de Culiacán.

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BÁRCENA, MANUEL DE LA - BARRERO
ARGÜELLES, MANUEL
BÁRCENA, MANUEL DE LA
Nació en Asoños, Santander, España, en 1769; murió en la ciudad de México en
1830. Estudió en el seminario de Valladolid (Morelia) y en la Real y Pontificia
Universidad de México, donde obtuvo el grado de doctor en teología. Fue rector
del seminario de Valladolid y gobernador de la mitra de Michoacán. En 1821,
siendo miembro de la Suprema Junta Provisional Gubernativa, firmó el Acta de
Independencia, y en 1822 formó parte de la Regencia. Escribió: Manifiesto al
mundo sobre la justicia y la necesidad de la Independencia de la Nueva España.
BÁRCENA, MARIANO
Nació en Ameca, Jal., en 1842; murió en Guadalajara, Jal., en 1894. Concluida
su instrucción primaria, lo dedicó su padre al oficio de talabartero, en cuyo taller
recibió lecciones de música. Un amigo de su familia, Manuel Romo, aportó los
medios para que estudiara en Guadalajara. Allí se aplicó al dibujo, la pintura y la
música, mostrando aptitudes que motivaron su envío a la Academia de San
Carlos, de México. Estuvo en ella, pasó a la preparatoria, y en 1871, al Colegio
de Minería, donde se recibió de ingeniero ensayador en 1874. Recién egresado,
ocupó el puesto de ensayador de la Casa de Moneda de México, hasta 1876. Ese
mismo año representó al país en las fiestas del Centenario de Filadelfia. A su
regreso, el ministro de Fomento, general Vicente Riva Palacio, le encargó
establecer un Observatorio Meteorológico, que se inauguró el 6 de marzo de
1877, y del que fue su primer director, al igual que de su Boletín. Conocedor de
la meteorología, la paleontología y la geología mexicanas, representó al país en
congresos científicos internacionales: Nueva Orleans (1885), París (1889) y
Chicago (1893). En 1890 fue elegido gobernador de Jalisco, en donde fue
apreciado por su moderación en el uso del poder. De entre sus obras y
opúsculos, sobresalen: Tratado de paleontología mexicana, Geología dinámica,
Tratado de litología, Noticia geológica del estado de Aguascalientes, Las
obsidianas de México y Datos para el estudio de las rocas mesozoicas de
México y sus fósiles. En 1878, en Huitzuco, Gro., descubrió la barcenita, un
antimoniato de mercurio y calcio.
En 1884, el hallazgo accidental de los restos de un individuo, al que Antonio
del Castillo y Mariano Bárcena atribuyeron “más de 8 000 años, en una división
superior al cuaternario”, y bautizaron con el nombre de Hombre del Peñón,
conmovió a los círculos de antropólogos y geólogos nacionales y extranjeros de
la época, y las observaciones de Bárcena desataron una violenta polémica con el
profesor J. Newberry y el doctor Ales Hrdlïcka, quienes restaron significación al

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descubrimiento.
Bibliografía: Mariano Bárcena y Antonio del Castillo: “Noticia acerca del
hallazgo de restos humanos prehistóricos en el valle de México”, en La
Naturaleza (1887); Manuel Maldonado Koerdell: “Antecedentes del
descubrimiento del Hombre de Tepexpan”, en Anthropos (1947); J. Newberry:
“Discusiones acerca del Hombre del Peñón”, en La Naturaleza (1887); Alberto
V. Arellano: “Datos geológicos sobre la antigüedad del hombre de la cuenca de
México”, en Memorias del 2o. Congreso Mexicano de Ciencias Sociales (1946).

Mariano Bárcena
AEM
BÁRCENA IBARRA, ALICIA ISABEL
Nació en la ciudad de México el 5 de marzo de 1952. Bióloga (1975) por la
Universidad Nacional Autónoma de México y maestra en ciencias (1979) por el
Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos de Jalapa, Ver., ha
sido investigadora y profesora en estas dos casas de estudio y subsecretaria de la
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (1982-). Es coautora de
Introducción al método científico en biología (1982).
BARCINA
Red de lazo, de mallas grandes, que se emplea generalmente para transportar
paja y otros productos. Lo que puede contener dicha red suele tomarse como
medida de peso, con muy variadas equivalencias según la naturaleza del
contenido y la localidad de que se trate. En los estados de México, Hidalgo y
Puebla, una barcina de paja de cebada o de zacate pesa 46 kg, y de paja de trigo,
50; en Oaxaca, de 22 a 34.5 kg; en Tlaxcala, 85 kg; en el Distrito Federal, 60 kg,
y de avena, 160 kg; y en Guanajuato, de carbón, 15 y 46 kg. En Escuinapa, Sin.,

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la barcina contiene camarón seco. 2. Color de animales: blanco y pardo, a veces
rojizo, 3. Entre las castas novohispanas, hijo de albarazado y mulata; de jíbaro y
loba; y de albarazado y blanca o india, o viceversa (v. CASTAS).
BARCLAY, GUILLERMO
Nació en Jalapa, Ver., en 1939. Estudió derecho y letras en la Universidad
Veracruzana (UV), pintura y dibujo en esta misma institución y en la Escuela La
Esmeralda, grabado en metal en el Centro de Artes Aplicadas, y arte teatral con
el maestro Julio Prieto (1962-1964) y en París (1964-1965). En 23 años de
trabajo profesional, ha diseñado la escenografía de 150 obras de teatro y 70 de
ballet, 15 óperas y una telenovela. Son notables, entre otras, las que realizó para
El malentendido de Albert Camus, Los emigrados de S. Mrozeck, Sacco y
Vanzetti de Rolli y Vinconzani, Viejos tiempos de Harold Pinter, Fuentevaqueros
de Federico García Lorca y Manuel Montoro, Los últimos de Máximo Gorki,
Medea de Eurípides, La marquesa de Sade de Mishima, El cambio de Paul
Claudel, Hamlet, Macbeth y Romeo y Julieta de Shakespeare, y Jardín de
invierno de Julieta Campos; las óperas Don Quijote de Massenet y La flauta
mágica de Mozart; la película Pedro Páramo y la telenovela Yesenia. Ha sido
director técnico de la compañía de arte dramático de la UV, donde también ha
impartido cátedra, y del Teatro Milán de la ciudad de México, propiedad de esta
casa de estudios; profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México,
coordinador general de la Unidad Artística y Cultural del Bosque y diseñador y
escenógrafo de los ballets Nacional de México (durante 14 años), del Clásico 70
y Folklórico de México. A lo largo de su carrera, ha recibido 18 galardones,
entre ellos, la Diosa de Plata de Pecime y el Ariel por la ambientación y
vestuario de la película Pedro Páramo.
BARCO, MIGUEL DEL
Nació en Casas de Millán, Castilla, España, el 13 de noviembre de 1706; murió
en Bolonia, Italia, el 24 de octubre de 1790. En 1728 ingresó al noviciado jesuita
de Villagarcía del Campo (Castilla); en 1732 llegó a Nueva España donde
terminó sus estudios y fue ordenado en el Colegio Máximo de México; enseñó
en el del Espíritu Santo en Puebla hasta 1738 cuando9 se trasladó a las misiones
californianas. Durante 30 años sirvió en la misión de San Francisco Javier
Viggé, donde construyó su notable iglesia de piedra de cantera. En 1768 fue
expatriado por orden de Carlos III, pasando a Italia, donde permaneció hasta su
muerte. Escribió “Informe de la misión de San FranciscoXavier en California,
desde su fundación hasta el estado presente, marzo de 1744”; “Informe del padre
Miguel del Barco sobre el estado de la misión de San Xavier, año de 1762”;
“Correcciones y adiciones a la historia de la California en su primera edición de
Madrid, año de 1757”, manuscritos utilizados para formar la Historia de la Baja
California y la Historia antigua de México de Francisco Javier Clavijero.

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BARDASANO, JOSÉ
Nació y murió en Madrid, España (1910-1979). Grabador y pintor, en 1934 ganó
un premio con el retrato de Paquita, quien llegaría a ser su esposa. Ese mismo
año salió a estudiar a Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra. En 1936 obtuvo el
premio del mejor cartel en concurso convocado por la Cámara Oficial del Libro.
Tomó parte en la defensa de la República Española. Durante los tres años de la
Guerra pintó miles de carteles con el lema “No pasarán”; destacan La muralla,
La retirada, Miliciana y Partisán. Llegó a México en 1939 y más tarde se
naturalizó mexicano, desempeñándose como retratista e ilustrador. Estableció
una academia de arte donde se formaron varias generaciones. Participó en
exposiciones individuales y colectivas. Cautivado por la naturaleza y las
costumbres del país, ejecutó paisajes y numerosos retratos, entre los que
sobresalen: Muchacho costeño junto a su barca, Paisaje de Tasco, El mar del
golfo de México, El Chico, Amecameca, Playa de Hornos, Tepotzotlán,
Tenayuca, El Popocatépetl, Acapulco, La Quebrada y San Miguel de Allende.
De sus dibujos, se recuerdan los retratos de Hilario Luna Castro, Gabriel Botas,
Alfonso Camín y Nieto Hernández.
BARGALLÓ ARDEVOL, MODESTO
Nació en Sabadel, Cataluña, España, en 1894; murió en la ciudad de México en
1981. Físico químico y naturalista, llegó a México en 1939. Estudió la historia
de la minería y la metalurgia y enseñó materias de su especialidad en el Instituto
Politécnico Nacional. Publicó: La minería y la metalurgia en la América
española durante la época colonial (1955), Las ferrerías en los primeros años
del México independiente (1965), La química inorgánica (1965), Andrés Manuel
del Río y su obra científica (1966) y La amalgamación de los minerales de plata
en Hispanoamérica colonial (1966). Entre sus artículos, destacan: “El método
de beneficio… por fundición, del mexicano D. Joseph Garcés Eguía, en el ciento
cincuenta aniversario de su libro. Nueva teórica práctica del beneficio de los
metales de oro y plata”, “Bartolomé de Medina y el beneficio de patio” y “La
naturaleza de los metales del hierro en los alquimistas y metalúrgicos del siglo
XVI”.
BARITA
Mineral conocido también con los nombres de sulfato de bario o espato pesado.
De color blanco o gris, cuando contiene impurezas puede ser amarillo, café,
rojo, verde o azul. Comercialmente se distinguen dos clases: molida y
concentrada. La primera se usa en lodos especiales para la perforación de pozos
y en la fabricación de vidrios, pintura y hule; y la segunda, en la elaboración de
muy diversos productos de la industria química y metalúrgica y específicamente
para la fabricación del litopón o blanco fijo. La producción nacional de barita ha
sido muy variable durante los últimos años. En 1964 se produjeron 326 mil

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toneladas; en 1968, 195 mil; en 1972, 261 mil; en 1983, 357 mil; y en 1984, 426
095. En este último año, los principales estados productores fueron los
siguientes: Coahuila, en los municipios de Múzquiz y Saltillo, 70 574 t;
Chihuahua, en Julimes, 4 554; Jalisco, en Tecaltitlán, 25 067; Michoacán, en
Coalcomán, 121 059; Nuevo León, en Galeana, 65 781; Puebla, en Xicotepec de
Juárez, 1 836; Sonora, en Villa Pesqueira, 134 120; y Zacatecas, en Mazapil, 3
104. De sulfato de bario natural (baritina) se exportaron en 1984: sin concentrar,
3 326 t a Costa Rica, 250 a Cuba, 40 476 a Estados Unidos y 7 465 a Venezuela;
en concentrados, 585 a Estados Unidos; y con molido superior a 200 mallas, 1
940 a Cuba. El año anterior se importaron 27 mil toneladas de baritina de China
y 63 mil de Estados Unidos; y de carbonato de bario natural o witherita, 14.5 de
Estados Unidos (Anuario Estadístico de la Minería Mexicana 1984). México
ocupa el cuarto lugar mundial en la producción de barita; le aventajan la
República Popular de China (1.089 millones de toneladas), Estados Unidos (816
mil) y la URSS (517 mil).
BARLOW, ROBERT H
Nació en Leavenworth, Kansas, E.U.A., en 1918; murió en Azcapotzalco, D.F.,
en 1951. Dedicó los 10 últimos años de su vida a estudiar arqueología,
etnología, lingüística y costumbres mexicanas. Fundó, junto con George Smisor,
la revista Tlalocan A. Journal of Source Materials on Native Cultures in Mexico,
dedicada a publicar fuentes y testimonios antiguos de las culturas aborígenes de
México. Inició y dirigió, por algún tiempo, exploraciones arqueológicas en la
pirámide de Tlatelolco y su vecindad, antes de edificarse el Conjunto
Habitacional Nonoalco-Tlatelolco; y en el estado de Guerrero, investigaciones
de tipo lingüístico. Destacó también por su acuciosidad en la obtención de
objetos arqueológicos y etnográficos, con los que formó una importante
colección registrada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Se
suicidó misteriosamente.
Entre sus numerosos estudios sobresalen: Los manuscritos de la Biblioteca
Bancroft (1943), Tlatelolco en el periodo Tecpaneca (1944), Los dioses del
Templo Mayor de Tlatelolco (1944), Gutierre de Badajoz, conquistador del Cu
de Tlatelolco (1944), Los caciques coloniales de Tlatelolco (1944), Los
documentos de principios del siglo XVII (1612-1621) referentes a Santiago
Tlatelolco (1944), Anales de la conquista de Tlatelolco en 1473 y en 1521
(1945), La Guerra de 1473 en la “Crónica X” (1945), Documentos inéditos, la
Relación de Chiepetlán, Gro., 1777 (1945), Los caciques de Tlatelolco en el
Códice Cozcatzin (1946), El reverso del Códice García Granados (1946), La
segunda parte del Códice Aubin (1520-1608) (1947), Unos anales coloniales de
Tlatelolco 1519-1633 (1948) y La Relación de Sahuaripa de 1778 (1949); todos
ellos, y otros más, publicados en las Memorias de la Academia Mexicana de la

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Historia, correspondiente de la Real de Madrid. Es coautor, con Byron Mc
Afee, del Diccionario de elementos fonéticos en escritura jeroglífica (1949).
BARNARD RUIZ, CONCEPCIÓN IVONNE
Primera mujer que tripuló en México un aparato Boeing 727. Ingresó a la
Compañía Mexicana de Aviación como aspirante a copiloto, y en 1975 efectuó
su primer vuelo comercial en la ruta México-Mazatlán-Los Ángeles. Realizó sus
estudios en el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil
(CIAAC).
BAROCIO DE ESCALLOLA, VICENCIO
Arquitecto italiano activo en el siglo XVII. En 1655 estaba ya en Nueva España.
De ese año a 1657, hizo importantes mejoras al Palacio de los Virreyes. Después
fue nombrado maestro mayor de la catedral de Valladolid (hoy Morelia, Mich.),
cargo que desempeñó hasta 1662. En 1664 aparece en la capital del virreinato,
preso por deudas.
BAROGIOS o VAROGIOS
Indígenas emparentados con los tarahumaras; vivían alejados de la civilización
en algunas regiones de Chihuahua. Fueron sometidos hacia el año de 1880.
BARÓN Y MORALES, TOMÁS
Nació en la Hacienda de Treinta, en Tlaltizapán, Mor., el 21 de diciembre de
1828; murió en León, Gto., el 13 de enero de 1898. Estudió artes en el
Seminario Conciliar de México (1845-1848) y teología en el Colegio Nacional
de San Gregorio. Recibió la consagración sacerdotal el 19 de febrero de 1853.
Fue párroco de Cuernavaca (1859), secretario de la Mitra de México (1867),
prebendado de la catedral y canónigo (1871). Fue elegido obispo de Chilapa por
el papa Pío IX el 7 de abril de 1876 y consagrado el 25 de junio siguiente por
monseñor Labastida en la Basílica de Guadalupe. Entró en su diócesis el 24 de
agosto siguiente y gobernó Chilapa hasta el 25 de septiembre de 1882, en que
fue promovido a la de León. Tomó posesión de ésta, por apoderado, el 26 de
enero de 1883. Su precaria salud le impidió realizar la visita pastoral. Reformó
la disciplina, los estudios y el edificio del Seminario; reconstruyó y embelleció
la catedral; auxilió a los damnificados durante la inundación ocurrida del 18 al
19 de junio de 1888; contribuyó a que se edificaran las casas de la colonia
Guadalupe, que luego repartió a los pobres; costeó el puente sobre el río León
que comunica la ciudad con Cuecillo; y estableció varios comedores públicos y
un dispensario que sostuvo con su propio dinero. A su muerte fue sepultado en
el cementerio de San Nicolás y cinco años después sus restos fueron trasladados
a la capilla de San José, que él mismo había hecho construir anexa a la catedral.
Se conservan varias de sus cartas pastorales y sus obras: Quaestiones de Morali
et Liturgica (Chilapa, 1879) y Musa Americana seu de Deo carmina ad usum
Seminarii Leonensis (León, 1897), parte del poema de Diego José Abad.

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BARONI PANIZZI, ALDO
Nació en Boretto, cerca de Parma, Italia, en 1887; murió en la ciudad de México
en 1972. Llegó a México en 1908 y entró a trabajar a El Diario, en cuyas
columnas publicó, entre muchas otras colaboraciones de interés, una entrevista
con Emiliano Zapata. Fue amigo de Francisco I. Madero, con quien solía
comentar las novedades políticas, en las terrazas del castillo de Chapultepec. En
1913, al ocurrir el asesinato del Presidente (22 de febrero), Baroni marchó a
Saltillo a incorporarse a las fuerzas de Carranza y le tocó firmar, ya con el grado
de mayor, el Plan de Guadalupe (26 de marzo). Consolidado el gobierno
constitucionalista, viajó a La Habana; pero regresó a tiempo para acompañar a
Carranza en el combate de Aljibes. Muerto éste, volvió a Cuba, donde dirigió los
periódicos El Heraldo y El País, y fundó la revista Crítica. Se integró a México
en 1937 y a partir de 1938 fue editorialista de Excélsior y de Últimas Noticias,
donde se distinguió por su carácter polémico. En sus últimos años trabajó para
El Sol de México. El presidente Ávila Camacho le concedió la ciudadanía
mexicana en 1941.
BARQUERA, JUAN WENCESLAO
Nació en Querétaro (Querétaro) en 1779; murió en la ciudad de México en 1840.
Al promulgarse la Constitución de Cádiz (1812), que proclamaba la libertad de
imprenta, difundió proclamas independentistas. Fue miembro de la sociedad Los
Guadalupes (véase) y director del Diario de México, donde escribió sobre
derecho, política, agricultura y otras materias.
BARQUÍN, MATEO
Jefe yaqui que, en 1856, se levantó en armas para detener la campaña de
exterminio contra su pueblo, dirigida por el comandante general de Sonora José
Urrea, quien deseaba apoderarse de las tierras de los indios. La lucha duró hasta
1858, cuando salió a combatir los yaquis el propio gobernador de Sonora,
Ignacio Pesqueira, quien logró firmar con ellos un precario tratado de paz. A raíz
de la derrota que los franceses infligieron a Pesqueira, en 1865, los yaquis y los
mayos volvieron a sublevarse, esta vez acaudillados por José María Barquín. La
rebelión yaqui tuvo cierto éxito, gracias al suministro de armas de Manuel
Gándara, uno de los principales rivales de Pesqueira y en constante pugna con
éste, hasta quedar eliminado de la escena política en 1859. V. GUERRA DEL
YAQUI.
BARRA (Chis.)
Complejo y fase cultural de la costa de Chiapas, fechable hacia 1500 a.C. El
nombre le fue asignado por el arqueólogo Gareth W. Lowe a una etapa de
pescadores y agricultores incipientes que en esa época habitaron comunidades
situadas a la orilla de esteros y lagunas litorales (Altamira, Padre Piedra, Ocós) y
fabricaron una cerámica de exteriores muy pulidos e interiores más o menos

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rugosos, fuertemente emparentada con otras de la zona metropolitana olmeca del
valle de Oaxaca y del valle de Tehuacán. Algunos autores lo designan como
Complejo Barra-Ocós.
BARRA DE SANTA ANA (Tab.)
Localidad arqueológica ubicada en la boca del río del mismo nombre. Estuvo
ocupada durante los periodos Clásico Tardío o de los Señoríos Teocráticos y
Posclásico o Militarista, por una población de origen mayense dedicada a la
pesca y la agricultura. Sirvió de escala a Hernán Cortés y a su tropa durante el
viaje a Las Hibueras (Honduras), en 1524.
BARRA DEL ROSARIO, HUITZO (Oax.)
Localidad arqueológica ubicada en el valle de Etla, cerca de la confluencia de
los rios Huitzo y Atoyac. En la parte central perdura un montículo de 70 por 50
m, que al ser cortado verticalmente reveló la existencia de casas, plataformas,
muros, entierros y depósitos de materiales correspondientes al periodo
Formativo Medio o de las Aldeas (de 1150 a 600 a.C.). El hallazgo de cerámica
blanco-amarillenta con símbolos de la deidad olmeca Tigre, de ornamentos de
concha procedentes de la costa del Pacífico y de espejos de pirita y magnetita,
permitió establecer la secuencia cultural de los valles centrales de Oaxaca. La
exploración fue efectuada por arqueólogos de la Universidad de Michigan,
jefaturados por el doctor Kent V. Flannery.
BARRA QUEBRADA, JUQUILA (Oax.)
Localidad arqueológica situada 7 km al occidente de la laguna de Chacahua.
Presenta ocupación ininterrumpida desde el periodo Formativo o Medio de las
Aldeas hasta después de la conquista española (1000 a.C. - 1550 d.C.). Su
población vivió de la pesca y la agricultura de maíz, frijol y calabaza. Durante
toda su historia persistieron algunos tipos cerámicos y figurillas
correspondientes a la primera época. Del periodo Clásico Tardío o etapa de los
Centros Ceremoniales se conserva una estela. La zona ha sido explorada por los
arqueólogos Donald Brockington, María Jorrín y R. L. James.
BARRACUDA
Nombre que se aplica a los peces de la familia Sphyraenidae, orden Perciformes.
Son de cuerpo alargado y ligeramente comprimido, cabeza grande y hocico
puntiagudo. Su talla varía entre los 50 cm y los 2 m. Presentan la boca grande y
horizontal, la mandíbula inferior más larga que la superior y los dientes
desiguales, fuertes y caniformes. Tienen dos aletas dorsales cortas, ampliamente
separadas: una con cinco espinas y otra formada exclusivamente por radios,
aquélla opuesta a las pélvicas y ésta a la anal. Las pectorales son más cortas que
la cabeza, y la caudal es bifurcada. La línea lateral está bien definida. El cuerpo
está cubierto de escamas cicloideas, suaves al tacto. El dorso es gris verdoso o
azul, con reflejos plateados, y los costados y el vientre, de color claro, a veces

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con manchas oscuras, barras o bandas amarillas longitudinales. Son
depredadores voraces y se alimentan de peces, calamares y camarones.
BARRAGÁN, JUAN
Nació en Río Verde, S.L.P., el 30 de agosto de 1894; murió en la ciudad de
México el 28 de septiembre de 1974. Revolucionario, combatió junto a Madero
y Carranza. En 1917, Luis F. Bustamante publicó en El Constitucional de San
Luis Potosí, una semblanza con el título “Quién es el coronel Juan Barragán, jefe
de Estado Mayor del primer jefe”. Barragán es autor de Historia del ejército y de
la revolución constitucionalista (1946).
BARRAGÁN, JUANA
Heroína insurgente del ejército de Morelos. Mandó un contingente militar
durante el sitio de Cuautla (1812); se le conocía con el nombre de la Barragana.
BARRAGÁN, LUIS
Nació en Guadalajara, Jal., en 1902. Ingeniero civil y arquitecto (1925) por la
Universidad de Guadalajara, viajó dos años por Europa y desde entonces ha
mantenido su interés por la arquitectura de paisaje. De regreso a su ciudad natal,
construyó algunas residencias, varias de las cuales fueron publicadas en The
Architectural Record y en Casa Bella. En 1930 se hizo cargo de los negocios de
su familia, y en 1936 se radicó en la capital de la República. En 1940 adquirió
un extenso terreno en la antigua calzada de Madereros y realizó vastos jardines,
uno de los cuales conserva, concebido como expresión popular y conventual y, a
la vez, de arquitectura contemporánea. Poco tiempo después advirtió la
posibilidad de aprovechar como zona residencial el manto de lava que se
encuentra al sur de la ciudad de México. En 1945 fundó la empresa Jardines del
Pedregal, asociado a José Alberto Bustamante; desarrolló el proyecto de
planificación y urbanismo, y estableció las normas de construcción a fin de crear
un ambiente armónico y preservar el paisaje. Previamente había adquirido el
predio El Cabrío, donde las formaciones de lava contrastaban con los prados y la
flora singular. Más tarde añadió a esa propiedad 3 millones de metros cuadrados;
hizo ahí varios jardines y obras ornamentales como fuentes, rejas y pórticos. En
1952 se separó de la compañía fraccionadora. De ese año a 1955, reconstruyó el
convento de las monjas capuchinas sacramentarias en Tlalpan, al que añadió una
capilla diseñada a base de muros escuetos y claros. También proyectó la colonia
Jardines del Bosque, en Guadalajara, y los espacios verdes del Hotel Pierre
Marquez, en Acapulco. En 1957 creó el símbolo de Ciudad Sátelite, en cuyo
desarrollo colaboró el escultor Mathias Goeritz. En ese mismo año promovió y
diseñó el fraccionamiento Las Arboledas, en el estado de México, y participó en
el proyecto del club de golf La Hacienda. En 1964 y 1965, junto con Juan
Sordo-Madaleno, proyectó el fraccionamiento Lomas Verdes, para 20 mil
unidades habitacionales. Planificó también Los Clubes, área residencial con

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establos para caballos de salto. En 1965, invitado por el arquitecto Louis Kahn,
intervino en la solución de una plaza en La Joya, California, E.U.A. En la Casa
Egerstrom y cuadras San Cristóbal (1967-1968) sintetizó los elementos de su
tendencia tradicionalista: muros, colores, agua y pavimentos pétreos. Sus obras
más recientes son el fraccionamiento El Palomar, en Guadalajara, y una fuente
monumental, símbolo de Lomas Verdes, en asociación con Ricardo Legorreta.
En los inicios de su carrera, Barragán practicó el funcionalismo con estricto
rigor, pero luego lo combinó con los valores de la arquitectura popular de Jalisco
y Michoacán. Murió en 1988.

Fuente de Jardines del Pedregal, San Angel, D.F. Son obra de Luis Barragán.
Fotografía de Armando Salas Portugal

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Luis Barragán
Archivo del Arq. Luis Barragán
BARRAGÁN, MIGUEL
Nació en Valle del Maíz, S.L.P., en 1789; murió en la ciudad de México en 1836.
Formó parte del Ejército Trigarante, que consumó la Independencia. Fue
arrestado por su oposición al Imperio de Agustín I. El 20 de junio de 1824 se le
nombró comandante general de Veracruz, cuando el puerto estaba bajo el fuego
de las baterías del fuerte de San Juan de Ulúa, único punto del territorio nacional
que aún quedaba en poder de los españoles. Barragán situó su cuartel general en
Mocambo y bloqueó el castillo con dos pequeños barcos. El 5 de noviembre de
1825, enterado de que los españoles sufrían hambre y enfermedades, intimó la
rendición de la fortaleza, y al día siguiente convino la capitulación con el
comandante Coppinger, cuyos 14 puntos fueron ratificados el 18. En
reconocimiento a esta acción, el Congreso de Veracruz lo nombró jefe político.
Comprometido en el Plan de Montaño (1827), que pretendía prohibir las
reuniones secretas de los yorkinos y la expulsión del representante diplomático
norteamericano, Barragán fue aprehendido cerca de Manga de Clavo, confinado
en los calabozos de la ex-Inquisición y más tarde obligado a embarcarse en San
Blas. Estuvo exiliado en Ecuador, Guatemala y Estados Unidos. Vuelto al país,
fue ministro de Guerra y Marina de los presidentes Antonio López de Santa
Anna (del 20 de noviembre al 15 de diciembre de 1833) y Valentín Gómez
Farías (del 16 de diciembre de 1833 al 13 de febrero de 1834). Viajó a Europa.
Sustituyó al general López de Santa Anna en la Presidencia de la República, del
28 de enero de 1835 al 27 de febrero de 1836, fecha en que murió en Palacio

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Nacional víctima de “una fiebre pútrida”.

Miguel Barragán
AEM
BARRAGÁN, RENÉ
Nació en México, D.F., en 1915; murió en la misma ciudad en 1949. Licenciado
por la Universidad Nacional Autónoma de México, y miembro del Instituto de
Investigaciones Sociales, publicó: Bosquejo de una sociología del derecho
(1938), La sociología jurídica (1940), Ensayo de una determinación sociológica
del derecho (1940) y Religión y economía en el pensamiento de Max Weber.
BARRAGÁN DE TOSCANO, REFUGIO
Nació en Tonila, Jal., el 28 de febrero de 1843; murió en la ciudad de México el
22 de octubre de 1916. A los 14 años de edad se trasladó a Colima con su
familia, donde escribió sus primeros poemas, que se publicaron en La Aurora
del Progreso, periódico de esa ciudad. Fue discípula de Rafaela Suárez, de quien
recibió el título de maestra en 1865. Al año siguiente se puso en escena su pieza
La hija del capitán. También es autora de: La hija de Nazareth. Poema religioso.
Dividido en diez y ocho cantos desde la Concepción de María Sma. hasta su
gloriosa Asunción. Con la salutación del Ave María (Ciudad Guzmán, 1880),
Celajes de occidente. Composiciones líricas y dramáticas (Ciudad Guzmán,
1880), Libertinaje y virtud o El verdugo del hogar, drama trágico de costumbres
en tres actos y en verso (Ciudad Guzmán, 1881), Cánticos y armonías sobre la
pasión. Obra religiosa escrita en prosa y en verso y dedicada a la niñez (Ciudad
Guzmán, 1883), Premio del bien y castigo del mal (novela; Ciudad Guzmán,
1884), La hija del bandido y los subterráneos del Nevado (Guadalajara, 1887), A
la memoria del malogrado joven D. José D. Romero… (Guadalajara, 1888),

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Páginas de oro para mis hijos (incompleta; Guadalajara, 1889) y Luciérnagas.
Lecturas amenas para los niños (1905). Después de su muerte se publicaron:
Arpa infantil. Poesías escritas para la niñez mexicana (1921), Poesías (1921),
Las cuatro estaciones. Zarzuela de fantasía, dividida en tres actos y en verso
(1933) y Diálogos, monólogos y comedias para niños (1933).
BARRAGÁN DEGOLLADO, ALBERTO
Nació en Sahuayo, Mich., el 27 de agosto de 1918. Estudió letras hispánicas en
la Sociedad Dante Alighieri de Guadalajara. Junto con Luis Arceo, fundó la
revista Pórtico, de la que fue también director. Ha obtenido varios premios de
juegos florales y ha publicado Sinfonía (1948), La rosa de los vientos (1956) y
Del paisaje y del tiempo (1970).
BARRANCO, GABRIEL
Nació y murió en Orizaba, Ver. (1796-1886). Su verdadero nombre fue Gabriel
Romero. Aprendió pintura en el taller de Eusebio del Castillo. Se dedicó al
género religioso. Envió algunas obras a la tercera exposición de la Academia de
San Carlos. Fue el primer profesor de dibujo en el Colegio del Estado, en
Orizaba. En la iglesia parroquial de esa ciudad se conservan muchos de sus
lienzos: un Via Crucis y 15 cuadros de los misterios del Rosario, en la capilla del
Sagrario; varias imágenes de santos y San Pedro, La Samaritana, Moisés
recibiendo las Tablas de la Ley, Jesús entre los doctores, La oración del huerto,
El Lavatorio, La Sagrada Cena y El bautismo de Cristo, en las naves laterales.
BARRAZA SÁNCHEZ, RAFAEL
Nació en Durango, Dgo., el 24 de octubre de 1928. Estudió en el seminario de
esa arquidiócesis, fue ordenado sacerdote el 28 de octubre de 1951 y al año
siguiente se doctoró en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de
Roma. Ha sido profesor de letras, filosofía, teología y derecho canónico;
prefecto de disciplina, vicerrector y rector del seminario de Durango; defensor
del vínculo, vicario de religiosas, miembro del consejo pastoral y presbiterial de
la arquidiócesis, asistente de Acción Católica, y provicario general. El 26 de
octubre de 1979 fue promovido a la sede episcopal como titular de Drivasto y
auxiliar de la arquidiócesis de Durango. El 24 de octubre de 1981 tomó posesión
de la diócesis de Mazatlán.
BARREDA, GABINO
Nació en Puebla, Pue., en 1818; murió en Tacubaya, D.F., en 1881. Cursó, en el
Colegio de San Ildefonso, la carrera de jurisprudencia, pero no obtuvo el título
de abogado por su rechazo a los conocimientos no sujetos a comprobación.
Estudió química en el Colegio de Minería y pasó después a la Escuela de
Medicina. Sirvió en el cuerpo médico militar en ocasión de la guerra contra
Estados Unidos. En 1851 viajó a París y asistió a las conferencias de Augusto
Comte en el Palais Royal. De regreso a México, en 1853, trajo consigo los seis

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tomos del Cours de Philosophie Positive. En 1854 enseñó física médica, y en
1855, historia natural y anatomía. Abandonó la capital durante el Segundo
Imperio y vivió en Guanajuato, ejerciendo la medicina, de 1863 a 1867. En ese
año, una vez triunfante la República, el presidente Juárez confió al ministro
Antonio Martínez de Castro la tarea de reorientar la educación pública; y éste, a
su vez, formó una comisión integrada por Barreda, Francisco y José Díaz
Covarrubias, Ignacio Alvarado y Eulalio María Ortega, de cuyos trabajos resultó
la ley del 2 de diciembre, que implantó la enseñanza elemental obligatoria y
gratuita, eliminó la instrucción religiosa y trató de erradicar la ignorancia,
conciliando la libertad con la concordia y el progreso con el orden.
Consecuencia de esta disposición fue también la Escuela Nacional Preparatoria,
que inició sus labores el 1° de febrero de 1868, conforme al plan de estudios
redactado por Barreda y bajo la dirección de éste, que conservó hasta 1878. Él
mismo impartió la clase de lógica y siguió enseñando patología general en la
Escuela de Medicina. Fundó la Sociedad Metodófila. Sus ideas inspiraron a sus
discípulos la formación del Partido Científico. Algunos de sus textos se
reunieron, en 1877, en Opúsculos, discusiones y discursos. Es notable la carta
que dirigió a Mariano Riva Palacio, gobernador del estado de México, el 10 de
octubre de 1870 (Revista Positiva, núm. 6, junio de 1901).
Véase:Gabino Barreda. Estudios, selección y prólogo de José Fuentes Mares
(1941); Francisco Liguori: Dr. Gabino Barreda (1967).

Antiguo colegio jesuita de San Ildefonso, en la ciudad de México. Posteriormente fue sede
de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México, en
el D.F.
AEM

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Gabino Barreda
Archivo Ángel Pola

Gabino Barreda
AEM
BARREDA, IGNACIO MARÍA
Pintor mexicano activo en el siglo XVII. Al parecer, estudió en el seminario de
San Camilo, en la capital del virreinato. Entre los muchos retratos que hizo,
destacan los de Gregorio José Omaña y Sotomayor (1793), el obispo Andrés
Ambrosio Llanos, Antonio Llanos y Valdés (1794), José Serruto y Nava (1794),
Juana Romero, Juan Ignacio de la Rocha y Gabino Rafael de Valladares. Se

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considera que estas obras tienen mayor valor iconográfico que artístico. Varias
se conservan en el Museo Nacional de Historia.
Véase: Manuel Toussaint: Arte colonial en México (1948); y Agustín
Velázquez Chávez: Tres siglos de pintura colonial mexicana (1939).
BARREDA, NICOLÁS DE LA
Sacerdote activo en Oaxaca a principios del siglo XVIII. De 1708 a 1728 fue
cura de la parroquia de Santiago Yolox. Dominó las lenguas náhuatl, mixteca,
cuicateca y chinanteca. Escribió Doctrina christiana en lengua chinanteca
(1730), reeditada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia en 1960.
En un escrito llamado “Respuesta consultoria”, recomendó al obispo Ángel
Maldonado combatir la embriaguez entre los indígenas, para facilitar su
conversión al cristianismo. Algunos autores suponen que también compuso un
Arte de la lengua chinanteca, libro mencionado en su tiempo, pero que se halla
perdido.
BARREDA, OCTAVIO G
Nació en la ciudad de México en 1897; murió en Guadalajara, Jal., en 1964. En
1914 vivió, en la Escuela Nacional Preparatoria, “los síntomas de un final de
época ​según dijo él mismo​ y el principio, ya un tanto diferenciado, de otra”. Fue
allí condiscípulo de Carlos Pellicer, Bernardo Ortiz de Montellano, Carlos
Chávez, Jaime Torres Bodet, José Gorostiza, Guillermo Dávila y Fernando
Velázquez Subikuski. Con estos dos últimos publicó la revista Sanevank, en la
que todos ellos escribieron cuando tenían entre 15 y 17 años de edad. Tras haber
ejercido el periodismo y el magisterio, en 1923 ingresó al cuerpo consular.
Estuvo en Nueva York, Londres, Lisboa, Montreal, Gotemburgo y Copenhague.
Regresó en 1935 y llegó a ser director administrativo de la Secretaría de
Economía. En 1937 fundó Letras de México, gaceta mensual el primer año y
quincenal después, hasta 1947, que recogió en sus páginas las mejores muestras
literarias de su época; y en 1943, El Hijo Pródigo, revista dedicada a sostener el
derecho de los escritores a la libre expresión. En 1945 formó parte de la
delegación mexicana ante las Naciones Unidas, y en 1951 fue ministro
encargado de negociar en Polonia. En 1953 dirigió las Oficinas Federales de
Hacienda,y en 1959 se retiró a vivir en Guadalajara. Aunque fue un mexicano
que contribuyó a difundir los valores propios y universales de la literatura, dejó
una obra escasa, ocupado como estuvo en el descubrimiento de las nuevas
tendencias y en la reactualización de las formas tradicionales. Publicó “Sonetos
a la Virgen”, en Letras de México (1935) y El Dr. Fu Chang Li (1945). Tradujo
Anabasis de St. John Perse (1941), Mañanas en México de D. H. Lawrence
(1942), Nombre y naturaleza de la poesía de A. E. Housman (1943) y Día
inolvidable de James Hilton (1946), todas publicadas en Letras de México. Y
prologó Los bragados de José Guadalupe de Anda (1946), Nueva teoría de los

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colores de César Garizurieta (1947) y Sala de retratos de Ermilo Abreu Gómez.
Otros textos suyos se hallan en las revistas Carta Blanca, Contemporáneos,
Antorcha, Sagitario, México Moderno y Romance. Dejó inédita Nemontemi, una
colección de 10 poemas. En 1964 su esposa Carmen y la Casa de la Cultura
Jalisciense publicaron un opúsculo en su memoria.
BARREIRO, JUAN JOSÉ
Nació en la ciudad de México el 15 de enero de 1945. Estudió filosofía en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y diseño, manejo y
construcción de títeres con Hugo Hiriart y Mireya Cueto. Desde 1970 es
profesor en la UNAM y en el Instituto Politécnico Nacional. Ha publicado Arte
y sociedad e Historia de las ideas. En 1980 participó en la elaboración de los
muñecos para la obra Minotastás y su familia, y en 1981 formó parte del taller
El Teatro y los Artefactos, que presentó Hécuba, la perra, El viaje por el
universo de José Guadalupe Posada, El tablero de las pasiones de juguete,
Simulacros, El último dodo, Pinocho y Chapete y Las tandas del tinglado. En
1985 fundó el Taller de Teatro de Objetos, bajo los auspicios de la UNAM, y al
final de ese año estrenó Variaciones. Judith y Holofernes.
BARREIRO, LUIS ARTURO
Nació en la ciudad de México en 1938. Arquitecto por la Universidad
Iberoamericana y escultor autodidacto, ha practicado básicamente la talla directa
en piedra y experimentado con obsidiana, resina y ónix. En el Museo del Estado
de México existen algunas muestras de su obra.
BARRENADORES
Nombre que se aplica a varias especies de gorgojos de la familia Curculionidae.
Su cabeza se prolonga en un pico más o menos largo, en cuyo extremo se
encuentran las poderosas mandíbulas. Se le llama también picudo. La mayoría
son considerados como plaga de plantas cultivadas. Los más importantes son:
Patomorus godmani, cosmopolita, que ataca a las rosas y otras plantas de
invernadero; Pachnaeus litus, que ataca las raíces de los cítricos; Sitona
ordinaria, S. lepida, S. extrusa y S. sordida, característicos de México (los dos
últimos, de Baja California), que atacan a las leguminosas forrajeras y cuyas
larvas se alimentan de las raíces del trébol y la alfalfa; Heilipus lauri (picudo del
aguacate); Anthonomus grandis (barrenador del algodón), endémico en México
y acaso el más importante; Anthonomus eugenii, que ataca al chile;
Sciphophorus acupunctatus, que ataca al henequén; y Rhynchophorus palmarum
(barrenillo del cocotero), frecuente en la costa del Pacífico mexicano.
BARRENILLO
Helicteres mexicana H.B.K. Arbusto de la familia de las esterculiáceas, de 1 a 3
m de alto. Las hojas son alternas, casi sésiles o con el peciolo corto,
generalmente dispuestas en un plano, oblongo-aovadas o elipsoidales, agudas o

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acuminadas, redondeadas o subcordadas en la base, dentadas y pubescentes
debido a la presencia de pelos estrellados (sobre todo en el envés), hasta de 9 cm
de largo. Las flores, erectas, pentámeras y bastantes regulares, son de color rojo,
vistosas, y están dispuestas en las axilas de las hojas; presentan el cáliz largo,
angosto y tubuloso, de 1.5 a 2 cm de largo, hirsuto o finamente piloso; los
pétalos son espatulados, más largos que el cáliz; los estambres y el pistilo están
unidos en una columna sobresaliente. El fruto, erecto y pubescente, está
dispuesto sobre un pedúnculo muy largo y presenta los carpelos arrollados en
espiral (de ahí el nombre vulgar); mide aproximadamente 2 a 3 cm de largo por
8 mm de ancho. Es frecuente en los matorrales secundarios de las selvas de
hojas parcialmente caedizas, desde Sinaloa hasta Oaxaca, Veracruz, Tabasco y
Chiapas. La corteza contiene fibra utilizable para hacer cuerdas y papel. La
planta tiene propiedades emolientes y, en medicina popular, se recomienda
chupar los frutos para hacer recuperar el habla a los niños que la han perdido; de
ahí el nombre de sututí que, según Miranda, en lengua tzeltal significa “devuelve
palabra”. Se le conoce también con los nombres de majaguilla y tornillo
(Veracruz), sacatrapo (Tabasco), barrenillo prieto y monacillo colorado
(Oaxaca), capitanejo (Michoacán y Guerrero), varasabana (Chiapas) y
guacimilla (Sinaloa).
2. Barrenillo prieto.Helicteres baruensis Jacq. Arbusto de la familia de las
esterculiáceas. Se localiza en el estado de Oaxaca.
3. Barrenillo blanco.Walteria brevipes Turez. Planta esterculiácea. Se
localiza en Tuxtepec y Temascal, Oax.
BARRENILLO DEL CHILE
Anthonomus eugenii, familia Curculionidae, orden Coleoptera. Gorgojo de
tamaño pequeño. Ataca las flores y la cápsula del chile. La hembra, al
reproducirse, pone sus huevos en las flores; durante su etapa de crecimiento, las
larvas se alimentan de los frutos tiernos, suspendiendo el desarrollo de éstos.
BARRERA, ATILANO
Nació en Abasolo Viejo, Coah., en 1871; murió asesinado cerca de Villa Acuña,
Coah., en 1915. Preso en México de 1907 a 1909, por su oposición al gobierno
del general Díaz, apoyó en 1910 a Madero; más tarde participó activamente en
el movimiento constitucionalista.
BARRERA, CARLOS
Nació y murió en Monterrey, N.L. (1888-1970). Estudió en el Seminario
Conciliar de su ciudad y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Nacional Autónoma de México, y llevó cursos de posgrado en las universidades
de París y Georgetown. Desempeñó cargos consulares y diplomáticos. Su obra
literaria comprende poesía: De cara al mar, odas campestres y otros poemas
(1917), Designios (1925), Corrido de Monterrey (1933), Destello y prisma

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(1942), Invocación y mensaje (1943) y Dos ciudades (1944); novela: Las sierpes
negras (1913) y El Manso (1922); cuento: La isla de los muertos (1923);
ensayo: Variaciones métricas (1966); y teatro: La primera mujer (1923), Las tres
carabelas (1938) y Trapos viejos (1944). Fue colaborador de los periódicos
Excélsior y El Porvenir, éste de Monterrey.
BARRERA, JUAN DE LA
V. NIÑOS HÉROES.
BARRERA, PANTALEÓN
Nació en Hopelchén en 1816 y murió en Mérida en 1876, ambas de Yucatán.
Practicó el periodismo, las letras y la política. Se conserva una novela suya, Los
misterios de Chan Santa Cruz (1864), firmada con su anagrama Napoleón
Trebarra.
BARRERA CARREÓN, JOSÉ
Nació y murió en Puruándiro, Mich. (1867-1902). Estudió jurisprudencia en el
Colegio de San Nicolás, en Morelia. Cultivó con éxito la poesía erótica,
filosófica y épica. En 1892 publicó Oda a la Patria. Su obra se encuentra
dispersa en periódicos y revistas literarias de Michoacán.
BARRERA GÓMEZ, JUAN
Nació en Nuevo Laredo, Tamps., el 6 de noviembre de 1907. Abandonó la
carrera de comercio para dedicarse al periodismo, colaborando en el semanario
Verbo Libre y en El Heraldo del Norte. Fundó los periódicos Revolución y El
Malcriado, en Nuevo Laredo, y La Voz de Anáhuac, en Ciudad Anáhuac, N.L.
Es autor de: Fragmentos de mi vida (poesía), El hijo de mi padre (comedia en
tres actos), Cimientos del progreso y Por qué maté a Villasana.
BARRERA GRAF, JORGE
Nació en Toluca, Méx., el 10 de febrero de 1918. Licenciado en derecho (1943)
por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido profesor e
investigador universitario. Es autor de Tratado de derecho mercantil (1957),
Estudios de derecho mercantil (1958), El derecho mercantil en la América
Latina (1963), Las compraventas internacionales de mercaderías (1966), La
representación voluntaria en derecho privado (1967), Inversiones extranjeras.
Régimen jurídico (1975), La regulación jurídica de las inversiones extranjeras
en México (1981), Introducción al derecho mexicano (1981) y Sociedades
civiles y mercantiles en derecho mexicano (Concepto. Elementos.
Irregularidades). Ha sido delegado de México ante la Comisión de Derecho
Mercantil Internacional de las Naciones Unidas (1968-1979) y presidente de la
Academia Mexicana de Legislación y Jurisprudencia y del Colegio de
Abogados.
BARRERA MARÍN, ALFREDO
Nació y murió en Mérida, Yuc. (1926-1980). Biólogo (1952) y doctor en

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ciencias (1965) por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto
Politécnico Nacional (IPN), fue catedrático e investigador en esta institución y
en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Fue autor de 104 publicaciones, entre ellas 10 sobre mosquitos y su control, 26
sobre los Siphonaptera (pulgas) de México, 15 sobre coleópteros y siete sobre
temas entomológicos. En colaboración con Alfredo Barrera Vázquez, su padre, y
Rosa María López Franco, escribió el libro Terminología etnobotánica maya.
Fundó y dirigió la revista Acta Zoológica Mexicana. En asociación con Arturo
Gómez Pompa y Juan Manuel Gutiérrez Vázquez, publicó Biología: unidad del
mundo vivo y Biología: diversidad y continuidad del mundo vivo. Entre los
cargos administrativos y académicos que desempeñó destacan los siguientes:
jefe del Departamento de Planeación del IPN (1962-1964), director del Museo
de Historia Natural de la ciudad de México (1965-1974), jefe del Laboratorio de
Sinecología y Biogeografía de la Facultad de Ciencias (1974-1980) y jefe del
proyecto Flora Yucatanense, en Mérida (1978-1980). Presidió la Sociedad
Mexicana de Historia Natural (1958-1959) y la Academia de la Investigación
Científica (1970-1971).
BARRERA VÁZQUEZ, ALFREDO
Nació en Maxcanú en 1900; murió en Mérida, ambas de Yucatán, en 1981.
Antropólogo, historiador y lingüísta, Sylvanus G. Morley lo consideró “la
autoridad contemporánea más grande en la lengua maya”. Entre las obras de
Barrera Vázquez, sobresalen: Cartilla maya-español de alfabetización (1946);
Libro de los Libros de Chilam Balam, traducción y textos paralelos en
colaboración con Silvia Rendón (1948); Códice de Kalkiní, traducción
(Campeche, 1957); Mitología maya, manuscritos (1960); Antigüedades mayas,
Mayas. Religión y mitología (4 tomos), Códice Cantares de Dzitbalché (1965),
Diccionario maya Cordemex: maya-español y español-maya (1980) y
Documento del deslinde de tierras en Yaxkukul, Yuc. (1984). Otros trabajos
suyos son: “El Códice Pérez”, en Revista Mexicana de Estudios Antropológicos
(1939); y “La ceiba-cocodrilo”, en Anales del INAH (1974-1975).
BARRERO ARGÜELLES, MANUEL
Nació en Matamoros, Tamps., el 14 de febrero de 1868; murió en Monterrey,
N.L., el 14 de febrero de 1932. No terminó sus estudios de derecho. Colaboró en
El Tamaulipeco, de Ciudad Victoria, y en El Tulteco, de Tula. Radicado en
Monterrey, dirigió La Voz de Nuevo León durante muchos años. Fue también
redactor de El Espectador y colaboró en El Porvenir la sección “Marginalias”.
Escribió poemas cívicos en el centenario de Juárez, en 1906, y en el de la
Independencia, en 1910. Con motivo de la invasión norteamericana a Veracruz
en 1914, compuso el poema “Horas siniestras”. Es autor de Apuntes biográficos
de Benito Juárez (1906), Candentes (poesía, hacia 1907) y Jesús (salmos

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cantados, 1915). Héctor González, en Siglo y medio de cultura nuevoleonesa
(1946), dice que Barrero “fue uno de los mejores versificadores y de los más
originales y atrevidos prosistas que han escrito en la prensa regiomontana”.

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BARRI, FELIPE DE - BATE
BARRI, FELIPE DE
Gobernó las Californias, con sede en Loreto, de marzo de 1770 a igual mes de
1775. En la Alta California compartió el poder con Pedro Fages. Organizó la
transferencia de las misiones de los franciscanos a los dominicos y medió en los
conflictos entre las dos órdenes por la posesión de ganado, provisiones y
utensilios.
BARRI, JUAN BAUTISTA
Abogado parisino que llegó a Nueva España en 1711 con la familia del virrey
Fernando Alencastre. Publicó aquí la traducción del Pecador arrepentido, obra
del franciscano francés Leutenbreuben (1750) y Los primeros seis meses de
retiro espiritual, del padre Croisset.
BARRICA
(Del gascón barrique, derivado a su vez, como barriga y barril, de barrica, tal
vez gala.) Medida antigua de volumen o capacidad, para líquidos, equivalente
(Sonora y Chihuahua) a 144 L. Como medida de peso representa (Chihuahua y
Coahuila) 165 kg.
BARRIENTOS CONTRERAS, JUAN JOSÉ
Nació en Jalapa, Ver., el 27 de mayo de 1944. Licenciado en letras españolas por
la Universidad Veracruzana y doctor en literatura hispánica por El Colegio de
México, se especializó en lingüística en la Universidad de Heidelberg (Alemania
Federal) e impartió cursos en Francia, en la Universidad de Toulouse-le Mirail
(1972-1974) y en la Sorbona de París (1974-1976). Es autor de Borges y la
imaginación (1978); “Encuentros cercanos: de Borges a Juan de la Cabada”, en
México en el Arte (9, 1985); “El Grito de Ajetreo. Anotaciones a la novela de
Ibargüengoitia sobre Hidalgo”, en Revista de la Universidad de México (agosto
de 1985); “Reynaldo Arenas, Alejo Carpentier y la nueva novela histórica
hispanoamericana” (1985) y “Dos novelas colombinas: Alejo Carpentier y
Blasco Ibáñez”, en Cuadernos Hispanoamericanos (1986).
BARRIENTOS LOMELÍN, PEDRO
Nació en la ciudad de México a fines del siglo XVI; murió en la ciudad de
Durango en 1658. Licenciado en cánones por la Universidad de Salamanca,
España, en 1622 regresó a la Nueva España. Durante 34 años fue sucesivamente
provisor, vicario general, gobernador de la mitra y chantre de la catedral
metropolitana. En 1656 fue preconizado cuarto obispo de Durango. Un año
después promovió la construcción del templo a la Virgen de Guadalupe. Escribió
Apología de los privilegios concedidos por la Silla Apostólica a los regulares de
Indias.
BARRIGA RIVAS, ROGELIO

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Nació en Tlacolula, Oax., el 15 de marzo de 1912; murió en la ciudad de México
el 9 de enero de 1961. Abogado por el Instituto de Ciencias y Artes del Estado
de Oaxaca, fue durante 15 años agente del Ministerio Público Federal. Su
primera novela, Guelaguetza (1947), recoge las costumbres locales y describe
los abusos de los caciques. Después publicó: Río humano (1949), Juez letrado
(1952), Mayordomía (1952), Cárcel de mujeres y Si yo fuera diputado. Esta
última se llevó al cine, protagonizada por Mario Moreno Cantinflas.
BARRIL
Medida de capacidad para líquidos, con las siguientes equivalencias en litros: en
Aguascalientes, 275.5; en Hidalgo, estado de México, Tlaxcala, Puebla y el
Distrito Federal, 250 (para pulque); en Baja California, 72; en Campeche, 72; en
el Distrito Federal (para alcohol), 65; en Durango, 65; en Chihuahua, 85 (para
mezcal, 55); en Chiapas, de 60 a 70; en Guanajuato de 40 a 200; en Guerrero, de
67 a 72 (para mezcal, de 64 a 80); en Hidalgo, de 75 a 68; en Jalisco, 66; en el
estado de México, 75; en Michoacán, 68; en Nayarit, 66 (para vino); en Oaxaca,
70 (para alcohol); en Puebla, de 70 a 80; en San Luis Potosí, 33 (para
aguardiente de caña); en Sonora, 40; en Tlaxcala, 75 y 80; en Veracruz, de 70 a
80; en Yucatán, de 67.5 a 72. Como medida de peso, equivale, en kilogramos: en
Cohauila, a 55 (para mezcal); y en Chihuahua, a 165. En Nayarit, un barril de
sembradura es una superficie de 0.15 ha. El barril de petróleo (medida
estadounidense) contiene 158.758 400 42 L, y es la medida empleada
oficialmente por Petróleos Mexicanos (Pemex).
BARRILETE
Nombre que se aplica a los peces de la familia Scombridae, orden
Scombriformes. Emparentados con los atunes, comparten con ellos muchos
rasgos anatómicos y conductuales, pero se distinguen por la presencia, en la
parte baja de los costados, de cuatro a seis bandas paralelas longitudinales de
color oscuro. Katsuwonus pelamis es una especie cosmopolita de mares
tropicales y subtropicales; mide unos 80 cm y forma grandes cardúmenes en
aguas abiertas, a menudo en asociación con otros túnidos. Otra especie,
Euthynus lineatus, habita en el Pacífico, desde las costas de California hasta el
norte de Perú. Los barriletes forman parte de la pesquería del atún y se procesan
de la misma manera; sin embargo, su carne es menos apreciada porque es más
oscura. La producción de barrilete alcanzó un máximo de 25 811 t en 1981, y
descendió a 7 494 t en 1983.
BARRILILLO
Quercus xalapensis Humb. y Bonpl. Árbol de la familia de las fagáceas, hasta de
30 m de alto, con las ramas moderadamente lisas; y con yemas foliares morenas,
agudas, de 2 a 3 mm de diámetro y 5 de largo. Las hojas son caedizas en el
invierno, alternas, grandes (10 a 15 cm de largo por 4 a 8 de ancho), lisas en

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ambas superficies, elípticas o aovado-lanceoladas, agudo-aristadas o dentadas en
el margen, con la base cordada y el peciolo delgado, de 2 a 3 cm de largo. Las
flores son pequeñas, monoicas (las masculinas y las femeninas en el mismo
individuo); las masculinas, en inflorescencias delgadas y pequeñas llamadas
amentos, y las femeninas, solitarias o pareadas. El fruto es una bellota ovoide o
aovado-globosa de 1.5 a 2 cm de diámetro y 2 de largo, medio incluido en una
copa o involucro redondeado y algo escamoso, de 1 a 1.5 cm de diámetro,
situado sobre un pedúnculo muy corto. Igual que otras especies de encinos o
robles, la madera es utilizada para hacer duela de construcción y muebles. La
especie fue descrita por primera vez por Humboldt y Bonpland en la región de
Jalapa, Ver., de ahí su nombre científico. Forma bosques, llamados de “encinos”,
en zonas templadas de Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Veracruz. Recibe
también los nombres de roble de duela o encinar roble (Veracruz).
BARRIO
Subdivisión de una ciudad; también, caserío o poblado agregado a ella. En el
censo mexicano, los barrios se cuentan a menudo como centros de población
independientes: tienen, por regla general, su iglesia propia, su santo, sus fiestas y
otras características. Algunos antropólogos, como Redfield, han supuesto que
los barrios actuales son, a menudo, supervivencias de los antiguos calpullis
prehispánicos, basados en una organización o tradición de clan. Sin embargo, tal
suposición, aunque factible en ciertos casos, no tiene fundamento verdadero. La
organización del barrio en la época colonial poseía importancia político-
administrativa. Cada uno contaba con su representante oficial llamado tequitlato,
que tenía asimismo la función de encabezar a los grupos de trabajadores
asignados a los repartimientos. Las labores públicas comunes (cuatéquitl)
también se asignaban a los barrios. Éstos fueron incluidos posteriormente en la
unidad administrativa de la demarcación. Persiste en muchos lugares la tradición
del barrio, principalmente como unidad social y religiosa, con cierto patriotismo
local. En algunos casos sólo se consideran como miembros del barrio los que
nacieron en él; en otros, basta con que se resida allí, se paguen las
contribuciones para el sostenimiento de la iglesia y las fiestas locales, y se tome
parte en las labores colectivas o tequios. V. GUELAGUETZA.
BARRIO LORENZOT, FRANCISCO DEL
Nació y murió en la ciudad de México en el siglo XVIII. Estudió en el colegio
jesuita de San Ildefonso y en la Universidad. Fue abogado de la Real Audiencia
de México y contador de propios y rentas del Cabildo de la Ciudad (1720). Con
celo y perseverancia poco comunes arregló, clasificó e hizo índices de la
documentación acumulada en el Cabildo, formando un riquísimo archivo. Es el
verdadero creador de este valioso repositorio documental, uno de los más
importantes del país. Formó, además, compendios de bulas, reales cédulas,

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ordenanzas, mandamientos, autos y pregones, que permanecen inéditos.
Escribió: Compendio de la historia comprobada de la portentosa imagen de
Nuestra Señora de los Remedios de México, dedicada a su Exmo. Ayuntamiento
(1780) y Novena de Santiago Apóstol de Yesucristo (1812, edición póstuma). El
historiador Genaro Estrada publicó El trabajo en México durante la época
colonial. Ordenanzas de Gremios. Compendio de los tres tomos de la
Compilación nueva de Ordenanzas de la Muy Noble y Muy Leal e Imperial
Ciudad de México, hecha por Francisco del Barrio Lorenzot (1920).
Vease:Manuel Carrera Stampa: Guía del Archivo del Antiguo Ayuntamiento
de la Ciudad de México (La Habana, 1949) y “Don Francisco Lorenzot. Gran
Abogado del siglo XVIII. Noticias bibliográficas”, en El Foro, órgano de la
Barra Mexicana, Colegio de Abogados (1949).
BARRIOS CABALLERO, MODESTO
Nació en la ciudad de México en 1913. Estudió escultura en la Escuela Nacional
de Artes Plásticas, bajo la guía de Fidias Elizondo. Ha hecho los siguientes
monumentos: a Morelos, en Guadalajara; a Paulino Navarro y a Manuel M.
Diéguez, en localidades de Jalisco; a Miguel Hidalgo, en Matamoros, Tamps.; a
Morelos, en Gustavo A. Madero, D.F.; a José Joaquín Fernández de Lizardi, en
Chapultepec; y a la familia obrera, en Tlalnepantla, Méx. Esculpió Los ocho
frailes agustinos para la parroquia de San Agustín, y la Sagrada Cena para la del
Cristo, ambas en la ciudad de México.
BARRIOS CASTRO, ROBERTO
Nació en Atlacomulco, Méx., el 19 de marzo de 1910. Graduado (1931) en la
Escuela Nacional de Maestros, ha sido director de escuela y de misiones
culturales; fundador, con Zárate y Labra, de la Liga Nacional Campesina en el
estado de México (1931); y en esta misma entidad, diputado local y secretario
general de la Federación Organizadora Magisterial, del Frente Revolucionario
de Maestros (1938), del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación y de la
Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos; secretario general del
comité ejecutivo de la Confederación Nacional Campesina (1946-1951), jefe de
Colonización de la Cuenca del Papaloapan (1952), diputado a la XLII
Legislatura del Congreso de la Unión, jefe del Departamento de Asuntos
Agrarios y Colonización (1958-1964), vicepresidente del consejo del Banco de
Crédito Ejidal y representante de Latinoamérica ante la Organización
Internacional del Trabajo, para el estudio de la reforma agraria en el mundo. Ha
publicado Seis años de política agraria del presidente Adolfo López Mateos
(1958-1964), El hombre es la tierra. La reforma agraria en el mundo (1966) y
El Istmo en la encrucijada de la historia nacional (1987). A su intervención se
debe la colonización de la cuenca del río Candelaria.
BARRIOS DE LOS RÍOS, JOSÉ MARÍA

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Nació en Zacatecas, Zac., en 1864; murió en Cananea, Son., en 1903. Como
periodista usó a veces el seudónimo Duralis Estars. Se publicaron sus libros El
país de las perlas y Cuentos californios (1908).
BARRO
Masa que resulta de empapar la arcilla en agua. Es el material que se utiliza en
alfarería. El barro alfarero es la arcilla compuesta básicamente por sílice y
alúmina, cuyas proporciones varían según los yacimientos. La arcilla alfarera,
producto de la descomposición de rocas de tipo granítico o feldespático, debe
estar libre de material vegetal, aunque con frecuencia contenga ciertas impurezas
que cambian su textura, su color y aun su calidad. El barro es un recurso natural
no renovable que se forma de sedimentaciones formadas a lo largo de siglos. V.
ARTESANÍA Y ARTE POPULAR-Alfarería y CERÁMICA.
BARROCO
Expresión artística con acento en lo decorativo y desmesurado. En la Nueva
España se inició hacia la tercera década del siglo XVII y terminó unos 150 años
después. Floreció en la época de mayor solidez política y económica del
virreinato. Concluidas las conquistas material y espiritual, había surgido en el
país un nuevo grupo social, el de los criollos. Ellos fueron los primeros en
plantearse la posibilidad de ser diferentes respecto a España. Esta actividad
reflexiva caracterizó los últimos años del siglo XVI y los primeros del XVII.
Según Jorge Alberto Manrique (La época crítica de la Nueva España a través de
sus historiadores y cronistas), fue el manierismo (véase) el arte que mejor se
adecuó a las necesidades ontológicas de los criollos; imperó durante casi 50 años
y originó el barroco. La característica fundamental de la arquitectura
novohispana de esta índole es la de concentrar la decoración en la parte externa
de los edificios: fachadas, torres, espadañas y cúpulas, igual que en los retablos.
Éstos, que pueden considerarse como grandes esculturas, constituyen repertorios
monumentales de figuras antropomorfas, vegetales y geométricas, cuya variedad
y calidad evidencia la fantasía de sus creadores. Esta tendencia hacia la
ornamentación limitó el manejo del espacio. En los edificios religiosos se utilizó
la planta de cruz latina, aprobada por la Iglesia a partir del Concilio de Trento.
Los pocos ejemplos que se apartan de esa norma son el Sagrario, la Enseñanza,
la Santa Veracruz, Santa Brígida (desaparecida) y la Concepción Cuepopan, en
la ciudad de México; la capilla del Pocito en la Villa de Guadalupe, D.F.; la
capilla de planta oval en Sombrerete, Zac., y la capilla del Rosario en Zacualpan
de Amilpas, Mor. Lugar aparte ocupan las catedrales y las basílicas, casi todas
empezadas en el siglo XVI. Inicialmente, las fachadas de las iglesias se
apegaron a los modelos clásicos (portadas de San Agustín y Santo Domingo, en
la ciudad de Puebla, y de la parroquia de San Andrés, en Cholula, por ejemplo),
pero en el siglo XVII se utilizó como apoyo la columna salomónica (inspirada

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en el baldaquino de San Pedro de Roma, obra de Bernini), en tal variedad de
formas y con tanta abundancia que ha llegado a hablarse de un barroco
salomónico propio de la Nueva España. El apoyo característico del siglo XVIII,
a su vez, es el estípite, cuyos focos de irradiación fueron la capital (v. ALTAR
DE LOS REYES y BALBÁS, JERÓNIMO DE) y la ciudad de Guanajuato.
Aparte estas dos modalidades (la salomónica y la estípite), Manuel González
Galván (Modalidades del barroco mexicano), ha propuesto ampliar la
clasificación a partir de los materiales y el tipo de ornamentación: barroco
estucado (generalmente modelado y no labrado), talaveresco (con revestimiento
de azulejos), purista (apegado a los cánones clásicos), de estrías móviles,
tablerado y tritóstilo. Diego Angulo Íñiguez, por su parte, ha denominado
interestípite a la estructura que aparece entre los apoyos, tratada con igual o
mayor importancia que éstos, al punto de llegar a convertirse en una pilastra
nicho. Todos estos elementos aparecen también en torres y cúpulas, en el
exterior y en los interiores. De igual valor en las fachadas son las imágenes
colocadas en nichos, y los relieves inscritos en los medallones que ornamentan
las distintas partes de los apoyos. Estos motivos escultóricos forman parte de
notables programas iconográficos, que en ocasiones rebasan la portada y se
continúan en las fachadas laterales y el remate del edificio (por ejemplo, el
Sagrario Metropolitano, complejo conjunto labrado en alabanza al Santísimo
Sacramento). Además de adornar, la decoración, por su carga simbólica, cumple
la función de completar el sentido del mensaje. Generalmente, los motivos
vegetales tienen un significado y los elementos geométricos son puramente
ornamentales.
Arquitectura civil. La de carácter público no presenta mayores innovaciones.
Los edificios, de planta convencional, circundan los patios, cuyo número varía
en función de las necesidades. La mayoría de las construcciones son más bien
obras de ingeniería. Igual que en la arquitectura religiosa, en la civil la
decoración se concentra en las fachadas, donde hay columnas salomónicas y
estípites combinados con motivos antropomorfos, zoomorfos, vegetales y
geométricos, escudos nobiliarios y otros emblemas heráldicos. La arquitectura
habitacional, en cambio, es de gran valor en el barroco novohispano. En ella se
distinguen la palaciega, la de tipo medio y la de carácter popular, comunes en las
grandes y pequeñas poblaciones y aun en el campo, según es el caso de las
haciendas en contraste con las viviendas rurales. Las casas palaciegas son de
proporciones monumentales, de dos o tres pisos, con entresuelo. Generalmente
tienen una fachada, a menos que ocupen una esquina y aquélla continúe, en cuyo
caso el ángulo se marca con un torreón. El acceso es por un zaguán que
desemboca en le patio principal, porticado en tres de sus lados; en el restante se

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adosa una fuente. Los arcos y los detalles ornamentales del patio son muy
variados. En la planta baja, los cuartos con entrada desde la calle se arrendaban
para talleres o comercios. El piso alto, ocupado por los propietarios, incluía la
capilla doméstica y el salón del estrado, destinado a las tertulias. En muchos
casos son notables las escaleras, pues las hay de dos rampas para evitar el
encuentro de los señores con los criados. En la parte posterior están los patios de
servicio, a cuyo alrededor se distribuyen las viviendas de la servidumbre y las
caballerizas. La casa habitación de tipo medio es de menores proporciones y en
general tiene dos plantas, patio pequeño y escalera muy sencilla; a menudo
ostenta en la fachada una cruz o una piedra labrada. En el curso del siglo XVIII
surgieron las vecindades, conjunto de viviendas precarias dispuestas a ambos
lados de un corredor central, que a veces adquiría la función de patio. Zacatecas,
Querétaro, Puebla y México conservan muestras de estas unidades.
Un alto porcentaje de todas estas construcciones fue realizado por maestros
de obras anónimos, aunque también brillaron notables arquitectos, entre ellos
Lorenzo Rodríguez, Ildefonso de Iniesta Bejarano y Francisco Guerrero y Torres
(v. sus notas onomásticas y ARQUITECTURA). También la variedad, y la
calidad de los materiales locales le confirieron a la arquitectura barroca un sello
propio. En los edificios del valle de México predominan el tezontle, la chiluca y
el recinto; en Puebla, el ladrillo, el azulejo y la argamasa; en el Bajío, la cantera
rosa; en Zacatecas, la rojiza veteada; en Guadalajara, la dorada con gabarros; y
en Oaxaca, la verde.
Pintura. El claroscurismo o tenebrismo, fuerte contraste de luz y sombra
surgido para acentuar el sentido del tema expuesto, fue introducido en México
por Sebastián López de Arteaga (1610-1656), quien había trabajado en España
al lado de Francisco de Zurbarán. El alumno más distinguido de Arteaga fue
José Juárez. La obra de ambos y la de Pedro Ramírez y Baltasar de Echave y
Rioja, inaugura el ejercicio de la pintura barroca en la capital del virreinato. En
Puebla siguieron esta corriente Jerónimo Farfán y Diego de Borgraf. En cambio,
Juan Correa y Cristóbal de Villalpando se expresaron indistintamente de este
modo y conforme a los lineamientos clasicistas. Ambos fueron llamados para
pintar los lienzos de la sacristía de la catedral de México, que en cierto modo
son una síntesis de este fenómeno. La pintura barroca, alegórica, decorativa y
casi siempre de temática religiosa, es bastante convencional, pues repite en su
concepción las composiciones de los maestros europeos (principalmente
Rubens, Murillo y Alonso Cano) y en su ejecución, las recetas aprendidas en el
taller. No muestra intención, salvo raras excepciones, de resaltar los rasgos
individuales de los personajes ni de los objetos. La gran demanda favoreció el
crecimiento de los talleres, pero obligó a bajar la calidad de las pinturas, pues los

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maestros tuvieron que confiar a los oficiales buena parte de la tarea. Por eso en
un mismo cuadro pueden apreciarse secciones realizadas con maestría y otras
ejecutadas con torpeza. A la generación de Correa y Villalpando siguió la de los
Rodríguez Juárez y la de los hijos de Correa, y luego la de los pintores
totalmente dieciochescos, agrupados alrededor de Miguel Cabrera, representante
de la pintura “dulce” y “bonita”, igual o más decorativa que la del siglo anterior,
pero menos rica en valores expresivos. La fundación de la Academia de San
Carlos (1783), marca la aparición de una tendencia pictórica distinta, la
neoclásica.
Escultura. Se hizo en relieve y exenta o de bulto, principalmente en piedra,
madera y mármol (tecali) y rara vez en hueso o marfil. La escultura en piedra,
casi toda en relieve, se incorporó a la composición arquitectónica de fachadas,
torres, cúpulas e interiores. En general es de alta calidad, a diferencia de las
estatuas toscas e inexpresivas, labradas en el mismo material, que forman parte
de programas iconográficos. Buena parte de la escultura barroca fue realizada en
madera, con la técnica del estofado. Las figuras exentas y los relieves coexisten
felizmente en los retablos. Éstos, a juicio de Damián Bayón, son la expresión
más original del barroco “de la Península Ibérica y sus prolongaciones
americanas”. Su desarrollo en la Nueva España fue similar al de las portadas;
empezaron siendo muy sobrios, se complicaron cada vez más y llegaron a tener
soluciones locales novedosas. En ellos destacan de modo primordial los apoyos:
las columnas salomónicas, los estípites, los interestípites, las pilastras nicho y las
estructuras denominadas anástilas por Francisco de la Maza. La columna
salomónica sustituyó a la de forma abalaustrada, aunque hay retablos de
transición en que los apoyos son columnas entorchadas, de gálibo abultado; pero
a partir de mediados del siglo XVII, la columna torsa se adoptó como apoyo
ideal. Los retablos salomónicos presentan estructuras sencillas, de varios
cuerpos y escasa volumetría; los ejes están señalados por las columnas, que a
menudo se proyectan hacia el frente; las calles están ocupadas por lienzos,
aunque también hay ejemplos donde únicamente aparecen esculturas y otros en
que la calle central está ocupada por relieves. La ornamentación es a base de
motivos vegetales, entre ellos racimos de vid y golpes de hojarasca a modo de
clave, sobre los marcos de las pinturas. En los bancos puede haber relieves o
lienzos, pero en los resaltos, a modo de zócalos, suele haber animales o
angelillos atlantes. Un ejemplo notable de retablo salomónico es el de Meztitlán,
Hgo., hecho por Salvador de Ocampo, uno de los más insignes escultores de
finales del siglo XVII. Si la columna salomónica había suplantado a la
abalaustrada, el estípite, a su vez, desplazó prácticamente a las columnas torsas.
Uno de los primeros en utilizar ese tipo de apoyo fue Jerónimo de Balbás, artista

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sevillano avecindado en México, a quien le fueron encomendadas tres obras en
la catedral metropolitana: el retablo de los Reyes, que se conserva; el retablo del
Perdón, restaurado después del incendio de 1967; y el baldaquino, destruido en
el siglo pasado. El primero fue construido de 1718 a 1737, y luce monumentales
estípites y esculturas de reyes de excelente factura, todo labrado en madera y
dorado. Estas obras sirvieron de modelo a la retablística posterior, tanto en la
capital como en el interior del virreinato. Simultáneamente a la utilización de los
estípites, se fue produciendo una decoración inusitada de tipo vegetal y
geométrico que invadió toda la superficie de los retablos. En el Bajío, donde los
apoyos desaparecieron o se convirtieron en pilastras nicho, la superficie libre de
ornamentos se cubrió con un fino petatillo. Joseph Baird llama a esta modalidad
“el estilo Querétaro”. Muchas de estas expresiones artísticas se han denominado
churriguerescas o ultrabarrocas, pero en realidad forman parte del mismo
lenguaje escultórico de la época. A medida que avanza el siglo XVIII, los
artistas ensayaron soluciones más audaces, como la de sobreponer en la
estructura, tratada en distintos niveles, lienzos o esculturas (retablo de la iglesia
de la Enseñanza, en la ciudad de México). Los retablos barrocos seguramente
inspiraron la creación de portadas, pues muchas de ellas están tratadas a su
semejanza. También se hicieron retablos en piedra para interiores (por ejemplo,
en Santa Fe, Nuevo México, y en la antigua iglesia de San Pablo el Viejo, en la
ciudad de México) y aun en alabastro (altar de los Reyes de la catedral de Puebla
y capilla de la hacienda de San José Chiapa, en el mismo estado). La escultura
en relieve se utilizó también en el mobiliario civil y religioso; la muestra más
notable que se conserva es la sillería del coro del antiguo convento de San
Agustín de México, cuyo autor fue Salvador de Ocampo. La escultura exenta,
casi toda realizada con la técnica del estofado, se manifiesta en movimiento pero
carente de expresión definida, con la idea de fijar más bien la belleza sagrada,
según el parecer de Elisa Vargas Lugo. También estas piezas son obra de un
trabajo colectivo. A diferencia de los retablos, que muestran un rico repertorio
estructural, formal y ornamental, las esculturas son por lo general mediocres;
excepcionalmente las hay de mérito, aunque nunca al grado de las de Quito o
Guatemala.
Artes menores. Conocidas también como artes suntuarias, aplicadas o
industriales, participaron del espíritu barroco, de modo especial la platería,
favorecida por el auge minero de los siglos XVII y XVIII. En ella se distinguen
piezas de carácter sagrado (cálices, patenas, ostensorios, palabreros, atriles y no
pocas imágenes de bulto o en relieve) y otras de tipo laico (vajillas, cuchillería y
una amplia gama de joyas). Entre los muebles, destacan los púlpitos, atriles,
tenebrarios, sillas, sillones, bancas y cajoneras, desde muy sobrios hasta casi

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rococó. El hierro se trabajó con no menos dosis de fantasía y buen gusto. Rejas,
barandales, lámparas, llamadores, chapetones, y otros objetos procedían de
famosas forjas, en especial de Zacatecas, Puebla, México y Toluca. La cerámica,
heredera de la tradición hispánica, llegó a ser una especialidad de varias
ciudades. Son célebres los talleres de loza poblana, de donde salieron miles de
azulejos que sirvieron para recubrir muros, escaleras, torres, cúpulas e incluso
fachadas enteras (iglesia de San Francisco Acatepec, Pue.). Las artes menores
complementarias de las mayores, alcanzaron un alto grado de calidad e hicieron
suyo, más que el lenguaje formal del barroco, el espíritu que animaba a la
sociedad de su tiempo.

Capilla abierta de Tlalmanalco, estado de México, obra maestra del arte tequitqui (siglo
XVI).
AEM

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Detalle de la fachada del templo de Ixtlán del Río, Nayarit, construido durante la
evangelización del lugar, en el siglo XVIII.
AEM (INAH)

El interior de la iglesia de Santo Domingo, en la ciudad de Oaxaca, destaca por su trabajo


en blanco y dorado y la profusión de arabescos y santos.
AEM

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El templo de Santa Rosa de Viterbo (s. XVII), en la ciudad de Querétaro, destaca por la
magnificencia de sus retablos barrocos.
Secretaría de Turismo

En la imagen, la fachada de la iglesia de Santa Clara, en la ciudad de Querétaro,


construida en 1633.
AEM

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Fachada de San Agustín (1728-1745), en la ciudad de Querétaro.
AEM

La Incredulidad de Sto. Tomás, de Sebastián López de Arteaga.


AEM

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Portada de la iglesia barroca construida en Tepotzotlán, estado de México. Actualmente
alberga el Museo Nacional del Virreinato.
AEM

Portada de los Ángeles o del Camarín, en la iglesia de El Cármen (siglo XVIII), en S.L.P.
Archivo de Rafael Montejano y Aguiñaga

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Púlpito de la iglesia de San Agustín, obra magistral del barroco novohispano del XVIII, en
Salamanca (Gto.)
AEM

Querétaro, importante ciudad en el virreinato, cuenta con numerosas iglesias barrocas


testigos de su pasado glorioso.
Secretaría de Turismo

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Santa María Tonanzintla, Puebla, es un ejemplo del arte popular en el estilo barroco.
AEM

Tepotzotlán, estado de México: fachada de la Iglesia.


AEM
BARROETA, GREGORIO
Nació y murió en San Luis Potosí, S.L.P. (1826-1906). Durante 40 años fue
profesor de historia natural del Instituto Científico y Literario de la capital de su
estado. Destacó como investigador de la flora: descubrió una nueva especie que,
en su honor, quedó clasificada como Viola barroetana.

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BARRÓN Y SOTO, JULIÁN
Nació en Veta Grande, en 1879; murió en Zacatecas, ambas del estado de
Zacatecas, en 1941. Se inició en el canto bajo la dirección del profesor Emeterio
Fragoso. Fue cantor en la parroquia de Pánuco (1892-1915), en Santo Domingo
(1916-1928) y en el Sagrario (1929-1941), todos en Zacatecas. Compuso Himno
eucarístico, con letra del canónigo José D. Cueva, estrenado en el Congreso
Eucarístico Zacatecano (1940); el himno Salve Pastor, Un Regem Cui Omnia
para oficio de difuntos, Salve y otras piezas menores. Musicó el auto
sacramental Colmenero divino, de Tirso de Molina (1933), y con Francisco
Aguilar y Urízar, Del pan y del palo, de Lope de Vega, y La amistad en el
peligro, de Valdivieso (1924). V. AGUILAR Y URÍZAR, FRANCISCO).
BARROS SIERRA, JAVIER
Nació y murió en la ciudad de México (1915-1971). Estudió en la primaria
Alberto Correa, en la Secundaria núm. 3 y en las escuelas nacionales
Preparatoria y de Ingeniería. Se recibió de ingeniero civil y de maestro en
ciencias. En 1933 fue académico alumno en la Preparatoria; en 1936, primer
presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Ciencias; en 1938,
profesor y consejero universitario; y de 1955 a 1958, director de la Escuela de
Ingeniería. En ésta promovió la Dirección de Estudios Superiores, dando
ocasión a que la Escuela se convirtiera en Facultad; fundó el Instituto de
Ingeniería y organizó la reunión de la cual surgió la Asociación Nacional de
Facultades y Escuelas de Ingeniería (ANFEI). Participó en la fundación de la
empresa Ingenieros Civiles Asociados (ICA; 1947) y, como constructor, en los
proyectos estructurales del Hospital del Niño, del edificio de Condesa y 5 de
Mayo, y del estacionamiento de Gante y 16 de septiembre. Nombrado gerente de
estructuras de ICA (1950), tuvo a su cargo las siguientes obras: las escuelas de
Veterinaria y Odontología, las facultades de Ciencias y Filosofía y Letras, los
laboratorios de Ciencias Químicas y el sector poniente del Estadio, en Ciudad
Universitaria; un edifico para la Cervecería Modelo, las plantas Cinzano y El
Pilar, el anexo del Hotel Regis, el Conjunto América, siete puentes sobre el Gran
Canal y el Instituto Francés de América Latina. Al frente de la compañía
Estructuras y Cimentaciones, construyó 58 obras, entre ellas el conjunto de
Lafragua y Reforma, la termoeléctrica de Lechería, el rastro de la ciudad de
México, el mercado de La Merced y el colector interceptor de Circunvalación.
El presidente López Mateos lo nombró secretario de Obras Públicas (1958-
1964); bajo su administración, la red nacional de carreteras aumentó en un 55%
y se construyeron, como obras sobresalientes, la autopista México-Puebla, el
puente sobre el río Coatzacoalcos y el ferrocarril Chihuahua-Pacífico, éste de
941 km de longitud, con vía elástica, puentes con trabes de concreto
preesforzado, túneles falsos, líneas telegráficas y telefónicas de tipo selectivo y

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51 puentes, entre ellos el de El Fuerte, de 500 m de largo y una altura de 40. Fue
el primer director del Instituto Mexicano del Petróleo. De 1966 a 1970
desempeñó la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México; en ese
periodo se implantó el sistema de créditos, se permitió a los alumnos cursar
materias optativas en cualquier plantel, se sustituyeron los cursos anuales por
semestrales, se crearon el Consejo de Estudios Superiores, la Comisión Técnica
de Planeación Universitaria y la Comisión de Nuevos Métodos de Enseñanza; se
fundaron el Centro de Investigación de Materiales y el Laboratorio Nuclear; se
estimuló al Centro de Investigación en Matemáticas Aplicadas, Sistemas y
Servicios (CIMASS); se instituyeron los centros de Lenguas Clásicas,
Lingüística Hispánica y Estudios Mayas; se independizó el Instituto de
Investigaciones Económicas; se impulsó la Dirección General de Difusión
Cultural, se fundaron las revistas Punto de Partida y Controversia, se mejoraron
las condiciones de trabajo de los músicos de la Orquesta Filarmónica, se
construyó el Foro Isabelino y se puso énfasis en las actividades de la Casa del
Lago. Actuó con gran dignidad en todo momento, en especial en 1968, al
suscitarse el conflicto entre los estudiantes y el gobierno. Sus opiniones acerca
de este movimiento, así como respecto a otras cuestiones nacionales, las recogió
Gastón García Cantú en el libro Conversaciones con Javier Barros Sierra.
Aparte numerosos discursos y artículos técnicos y científicos, Barros Sierra es
autor, junto con Roberto Vázquez, de Introducción al cálculo diferencial e
integral.
BARROSO CHÁVEZ, JOSÉ
Nació en la ciudad de México en 1925. Presidente de la Compañía Cerillera La
Central, de la Cámara Nacional de la Industria Cerillera Confederada y de la
Cámara de la Industria Textil, su actuación en la Cruz Roja Mexicana ha sido,
sin embargo, su quehacer más notable: en 1964 fue elegido presidente del
Consejo Nacional; continuó las obras del Hospital Central de la institución, que
habían sido iniciadas por su padre (1956-1957); impulsó la Cruz Roja de la
Juventud (1964-1966), en la capital y en la provincia; y durante la IV
Convención Nacional (Guanajuato, 1966) actualizó los estatutos de la institución
(v. CRUZ ROJA MEXICANA). En 1970 entregó ese cargo a Salvador López
Chávez. El 28 de septiembre de 1965, durante la XXVII Reunión de
Gobernadores de la Federación Mundial, efectuada en Viena, Barroso Chávez
fue elegido presidente de este organismo por cuatro años, con sede en Ginebra,
Suiza. Visitó el 80% de los países afiliados y atendió zonas de desastre en
Túnez, Pakistán, India, Turquía y Suramérica. En 1969 fue reelegido en
Estambul: intensificó los programas de difusión y enseñanza mediante institutos,
consejos y conferencias; y logró aumentar el número de sociedades nacionales
afiliadas de 83 a 116. En ocasión del éxodo de paquistaníes a la India, que llegó

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a ser de 800 mil diarios, estableció una oficina de identificación y localización
de personas separadas de sus familias, albergues de campaña, servicios
sanitarios de emergencia, transportes, alojamientos y escuelas y guarderías
improvisadas, y posteriormente, al estallar el conflicto bélico entre los dos
Pakistanes, la Federación Mundial llevó a la zona de conflicto alimentos,
medicinas y ropa; asistió a los damnificados por los sismos en varias ciudades
del norte de África, Nicaragua y Perú; y realizó acciones de salvamento y
auxilio durante las inundaciones de la India e Indonesia. Gracias a sus esfuerzos,
se organizaron el Primer Centro Interamericano de Formación de Dirigentes de
la Cruz Roja de la Juventud (ciudad de México, 10 al 22 de noviembre de 1970);
dos Institutos Regionales de Formación Cruz Roja (Túnez, febrero; y ciudad de
México, septiembre de 1971) para dirigentes de los países latinoamericanos,
Estados Unidos, Canadá y el Caribe; un Consejo Regional de Jóvenes (Moscú,
agosto), para 50 países; y el Primer Consejo Mundial de Juventudes de la Cruz
Roja (Oaxtepec, 4 al 12 de octubre), con asistencia de 800 delegados de 114
naciones. Del 4 al 16 de octubre de 1971, 600 delegados de 114 naciones
asistieron a la XXXI Reunión de Gobernadores en la Ciudad de México. La
XXXII Reunión de Gobernadores de la Federación Mundial, en noviembre de
1973, en Teherán, Irán, fue la última junta presidida por Barroso Chávez, al
llegar a su término su cargo de presidente internacional. En 1986 era presidente
del Centro Cívico de Solidaridad, A.C., fundado en la ciudad de México a raíz
de los sismos de septiembre de 1985. Este organismo en el que participan
asociaciones de profesionistas y universidades privadas, se propone contribuir a
satisfacer las necesidades de los damnificados de la capital y de los estados de
Colima y Guerrero, incluyendo la dotación de casas. Barroso Chávez preside
también la Fundación I.A.P., dedicada a la asistencia social; la Cruz Roja
Mexicana, con carácter honorario y vitalicio, y la Confederación Mexicana de
Asociaciones en Pro del Deficiente Mental.
BARTOLACHE, JOSÉ IGNACIO
Nació en Guanajuato, en 1739; murió en la ciudad de México en 1790. Médico y
matemático, publicó la primera revista médica en el Nuevo Mundo, El Mercurio
Volante, y se distinguió en varios campos de las ciencias naturales. Fue
cartesiano convencido. Entre sus obras: Lecciones matemáticas (1769),
Netemachtiliztli, en náhuatl “confianza, esperanza”, Noticias plausibles para
sanos y enfermos (1794) y Observaciones astrónomicas del paso de Venus por el
disco del Sol (en colaboración con José Antonio de Alzate).
BARTOLICO
Escultor mexicano activo en la segunda mitad del siglo XVIII. Es obra suya el
Jesús Nazareno que se venera en el templo de San Francisco de Querétaro. Se le
atribuyen el Santo entierro, el Jesús crucificado y un San Pedro que se hallan en

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el mismo templo, y el San Juan Nepomuceno de la iglesia de Guadalupe,
también en Querétaro.
BARTOLOMÉ, HERMAN EFRAÍN
Nació en Ocosingo, Chis., el 15 de diciembre de 1950. Su obra poética
comprende: Selva adentro (1980), Hora de árida furia (1980), Vivir la ciudad
(1981) y Ojo de jaguar (1982). Mereció el Premio Nacional de Poesía
Aguascalientes. Otras composiciones suyas aparecen en la antología Nueva
poesía de Chiapas.
BARTOLOZZI, SALVADOR
Nació en Madrid, España, en 1882; murió en la ciudad de México en 1950.
Pintor autodidacto, colaboró en los principales diarios de España. Como
cartelista ganó varios concursos. Es el creador del texto y los dibujos de los
cuentos infantiles Aventuras de Pinocho y Chapete y de los personajes de fábula
Pipo y Pipa. Dirigió el guiñol del Teatro de la Comedia de Madrid. En 1941
llegó a México al lado de su compañera, la actriz Magda Donato. Estuvo al
frente del Teatro Infantil de Bellas Artes, donde presentó, entre otras obras, Las
fantásticas aventuras de Cucuruchito. Pintó y dibujó el decorado y las
marionetas de El retablo de Maese Pedro, de Manuel de Falla. Realizó la
escenografía de la película Pepita Jiménez. En 1949 presentó una exposición de
pintura titulada Madrid en el Recuerdo, serie de 40 estampas
BARTON, MARY
Escritora inglesa autora del libro Impressions of Mexico with Brush and Pen
(1911).
BARTRA, AGUSTÍ
Nació y murió en Barcelona, España (1908-1982). Autodidacto y poligloto, en
1937 publicó L​oasi perdut (cuentos), y en 1938 Cant corporal (poemas).
Combatió por la República Española y al terminar la guerra pasó varios meses
en los campos de concentración de Argel ès-sur-Mer y Agde. Se asiló en
República Dominicana y en Cuba, de donde pasó a México en 1941. De 1944 a
1948 dirigió la revista literaria catalana Lletres. Becario Guggenheim en tres
ocasiones, residió en Estados Unidos de 1948 a 1950. Regresó a Barcelona en
1970. Tradujo y publicó Adán negro, selección de poetas negros de lengua
francesa; La semana santa de Louis Aragón, Primeros libros proféticos de
William Blake y Los vasos comunicantes y Nadja de André Breton. Es autor de:
L​estel sobre el mur (1942), Xabola (1943), L​arbre de foc (1946), Mèrsias i Adila
(1948), Réquiem (1949), Antología de la poesía norteamericana (1952), Odiseo
(volumen de poesía, teatro y prosa, 1955), Cristo de los 200 000 brazos (1958),
Quetzalcóatl (1960), Deméter (1961), Ecce Homo (1964), La luz en el yunque
(1965) y La luna muere con agua (1968).
BARTRA, ROGER

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Nació en México, D.F., en 1942. Graduado en la Escuela Nacional de
Antropología e Historia, es autor de: Tipología y periodificación en el método
arqueológico (suplemento de la revista Tlatoani, 5-1964), Estructura agraria y
clases sociales en México (1974), Marxismo y sociedades antiguas (1975) y El
modo de producción asiático (1976). En 1985 trabajaba en el Instituto de
Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
BASALENQUE, DIEGO DE
Nació en Tomes, España, en 1577; murió en Charo (Michoacán) en 1651. A los
nueve años de edad pasó con sus padres a Nueva España. Estudió con los
jesuitas en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo. Tomó el hábito
agustino en 1598, y a poco tiempo fue lector de filosofía en los conventos de
Yuririapúndaro y Valladolid (Morelia), y más tarde, en este último y en el de
Zacatecas, lector de teología; fue prior en los conventos de Valladolid, San Luis
Potosí y Charo; y desde 1623, prior provincial, convirtiéndose en el jefe de toda
la provincia agustiniana. Creó escuelas, fundó cátedras y dotó becas hasta en
colegios fuera de la Orden, en bien de la instrucción en general. Objeto de sus
preferencias fue dotar y enriquecer las bibliotecas conventuales con la
adquisición de obras modernas. Gran letrado, se distinguió como maestro
dedicado a la enseñanza, por más de 50 años, en las cátedras de gramática,
filosofía, teología dogmática y lenguas indígenas. Sabía con eminencia las
lenguas hebrea, latina, griega, italiana, tarasca y náhuatl. Sexagenario se retiró al
convento de Charo con el propósito de aprender el pirinda o matlazinca y
redactar un vocabulario con fines didácticos, cosa que logró con su Arte y
vocabulario de la lengua matlacinga (inédita). Dejó escrito y publicado un Arte
de la lengua tarasca (1614), además de una veintena de obras sobre
hermenéutica, oratoria, ascética, liturgia y derecho canónico. La obra que le dio
más fama fue la Historia de la provincia de San Nicolás de Tolentino de
Michoacán del Orden de N.P.S. Agustín (1673), de la que hay una segunda
edición, aparecida en el diario La Voz de México en 1886. La Historia posee
fluidez, vida y movimiento dentro del estilo barroco imperante en el siglo XVII.
Es una de las crónicas mejores estructuradas de la literatura colonial. Murió con
fama de santidad y su cuerpo incorrupto se halla en la iglesia de San Agustín de
Morelia.
Véase: Federico Gómez de Orozco: Crónicas de Michoacán (1950 y 1954);
Fr. Pedro Salguero: Vida del Rdo. Fray Diego Basalenque (1664).
BASALTO
Nombre que se aplica a una gran variedad de rocas volcánicas de color negro,
verdoso o pardo oscuro. Algunas son compactas y de grano fino, otras de
naturaleza vidriosa, y la mayoría parecidas al pórfido. En estas últimas se
pueden distinguir a simple vista cristales de onvino, augita y feldespato. Los

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basaltos son pobres en sílice, pero ricos en hierro, cal, magnesia y sosa. Algunos
contienen cantidades apreciables de potasa, por cuya razón mejoran la fertilidad
del suelo al desintegrarse bajo la acción de los agentes atmosféricos. Por su
dureza, los basaltos se utilizan extensamente en la industria de la construcción.
Estas rocas son comunes en todo el país; entre las más notables, destacan los
prismas basálticos de la barranca de Santa María Regla, en el estado de Hidalgo;
se trata de un acantilado de 2 km de longitud y altura hasta de 40 m, compuesto
por columnas pentagonales y hexagonales que llegan a medir 1 m por lado; la
formación se presenta en forma de capas verticales, de modo que al derrumbarse
una aparece otra. Una estructura geológica semejante, aunque mucho más
pequeña, se encuentra en las inmediaciones de Tapalpa, en Jalisco; los bloques,
cortados a lo ancho con un espesor de 10 a 12 cm, han servido para pavimentar
las principales calles de esa localidad. Cerca de Tepatitlán, en el propio estado,
el basalto en proceso de desintegrarse, a menudo asume la forma de una rosa.

Prismas basálticos y Hacienda de Santa María Regla, Hidalgo


Secretaría de Turismo
BASAURI, CARLOS
Nació y murió en la ciudad de México (1900-1965). Profesor de enseñanza
media y superior, se especializó en antropología. Publicó: Tojolabales, tzeltales y
mayas (1931), Monografía de los tarahumaras (1929) y La población indígena
de México (3 vols., 1940), primera obra general sobre esa materia, para cuya
preparación investigó personalmente varios grupos del Occidente, Oaxaca,
Puebla, Veracruz y Chiapas. Los datos que recogió, comparados con otros
posteriores, ilustran el proceso de destrucción cultural que han sufrido varias
etnias, especialmente el grupo popoloca.

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BASAVE DEL CASTILLO NEGRETE, AGUSTÍN
Nació en Guadalajara, Jal., el 2 de diciembre de 1886; murió en Monterrey,
N.L., el 17 de noviembre de 1961. Arquitecto (1907) por el Instituto Drexel de
Filadelfia, Pa., E.U.A., de regreso a Guadalajara enseñó materias de su
especialidad, entre otras instituciones, en la Escuela Libre de Ingenieros (1912-
1920), la Normal y la Preparatoria de Jalisco (1913-1933), de la cual fue director
(1916-1920), y la Universidad de Occidente (1928-1933). Fue munícipe del
Ayuntamiento de Guadalajara (1919-1921) y jefe del Departamento de
Educación Secundaria y Profesional del Estado (1920). Dirigió 207
construcciones, entre ellas la Colonia Penal de Jalisco y la capilla de la Trinidad.
En 1936 se trasladó a Monterrey, donde radicó 25 años. En esta ciudad fue
director del diario El Norte, presidente de la Alianza Francesa, catedrático del
Instituto Tecnológico y colaborador de varias editoriales y emisoras de radio.
Escribió también para Excélsior de la ciudad de México y El Informador de
Guadalajara. En la capital de Jalisco publicó las siguientes obras: El hombre y la
arquitectura (1918), Notas tomadas del libro Literatura Española de
Fitzmaurice-Kelly (1918), Ensayos críticos (1918), Viejos temas (1920), Breve
historia de la literatura castellana (1925) y Resumen de historia de la literatura
universal (1933); en la capital de Nuevo León: Constructores de Monterrey (26
biografías, 1945), Cuadros cronológicos. Arte, letras y filosofía (1947), Quién es
quién en Monterrey (1948) y Calíope, 20 epopeyas (1959); y en la ciudad de
México: Prosas selectas de Azorín (1946) y Renacentistas italianos (1953).
Elías Nandino reunió en Juicios y ensayos literarios (Guadalajara, 1975) varios
de los artículos periodísticos de Basave.
BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN
Nació en Guadalajara, Jal., el 3 de agosto de 1923. Abogado (1946) por la
Universidad de Nuevo León y doctor en derecho por la Central de Madrid, ha
enseñado materias de su especialidad en aquella casa de estudios. Es autor de:
La fisonomía de Hernán Cortés ante la juventud actual (Valencia, 1948),
Sensaciones, sentimientos, reflexiones, ciudades y paisajes (Monterrey, 1948),
Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset (1950), Capítulos de filosofía de la
historia (Monterrey, 1950), Breve historia de la filosofía griega (1951), Teoría
del Estado. Fundamentos de filosofía política (1955), Un bosquejo valorativo
del existencialismo (1957), Filosofía del hombre, fundamentos de antroposofía
metafísica (1957), Existencialistas y existencialismo (Buenos Aires, 1958), La
filosofía de José Vasconcelos (Madrid, 1958), Estructura y misión de la
universidad (Monterrey, 1958), Filosofía del Quijote (1959), Ideario filosófico
(Monterrey, 1961), Teoría de la democracia (Monterrey, 1963), El romanticismo
alemán (1964), Samuel Ramos, trayectoria filosófica y antología de textos
(Monterrey, 1965), Metafísica de la muerte (Madrid, 1965), Visión de Andalucía

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(1966), Ser y quehacer de la universidad. Estructura y misión de la Universidad
vocacional (Monterrey, 1971), Pensamiento y trayectoria de Blas Pascal (1973),
Escuela jusfilosófica española de los siglos de oro (Guadalajara, 1973), y Tres
filósofos alemanes de nuestro tiempo: Max Scheler, Martín Heidegger y Peter
Wust (1977). Ha colaborado en Les grands courants de la pensée mondiale
contemporaine, (vol. VI; Milán, 1958), en la Enciclopedia Rialp y en la Grande
antología filosófica. Ha incursionado en la poesía y escrito un centenar de
artículos, conferencias y ponencias.
BASCH, SAMUEL
Nació en 1837; murió en 1916. Facultativo austriaco, llegó a Puebla en calidad
de médico militar y fue posteriormente médico personal del emperador
Maximiliano. Describe sus experiencias en el libro Recuerdos de México (1870),
traducido a varios idiomas. Basch había aconsejado a Maximiliano que abdicara,
y fue el encargado de llevar el cadáver embalsamado a Viena en 1867.
BASCOM, BURTON
Indigenista y filólogo estadounidense. Es autor, con su esposa Marvel, de
cartillas de alfabetización en tepehuano del norte (lengua yutoazteca hablada en
Durango y Nayarit), publicadas en 1947 y 1949.
BASICH LEIJA, ZITA
Nació en la ciudad de San Luis Potosí en 1918. Ha dirigido los programas de
divulgación cultural del Colegio Nacional de Arquitectos (1953-1956), el
Departamento de Danza del Instituto de Bellas Artes (1955-1959) y el
Departamento de Códices de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
(desde 1959). Diseñó los vitrales para las siguientes iglesias proyectadas por el
arquitecto Enrique de la Mora: Basílica de Guadalupe, en Madrid (1965); La
Divina Providencia, en la ciudad de México (1966); y la Santa Cruz, en San Luis
Potosí (1967). Ha expuesto piezas de platería, ejecutadas por ella, en el Museo
de Arte Moderno (1969) y en el Palacio de Bellas Artes (1974). Ha hecho las
siguientes ediciones, iluminadas a mano: Un catecismo del siglo XVI (1963),
Mapa de Cuauhtinchan núm. 3 (1965), Códice Quinatzin (1966 y 1977), Mantas
indígenas del códice Magliabecchi (1968), Peces en los códices y murales
prehispánicos (1971), Moluscos y crustáceos en los códices (1977) y Mapa de
Coatlinchan (1977). En 1971 ilustró el libro Manos simbólicas de Samuel Martí.
Son también notables sus obras de encuadernación. En 1980 seleccionó los
textos y transcribió las ilustraciones para el libro Testimonios sobre la medicina
de los antiguos mexicanos. Se le distinguió como miembro de número de la
Academia Potosina de Ciencias y Artes. Murió en el D.F. en 1988.
BASÍLICA
Nombre dado entre los romanos al palacio real y a otros edificios públicos que
servían de tribunales y sitios de reunión. En el lenguaje eclesiástico de la Iglesia

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Católica se da este nombre a ciertas iglesias antiguas construidas en el siglo IV y
siguientes, en forma al parecer derivada de los salones y templos romanos. El
estilo de la basílica cristiana sigue de cerca al de la gran aula de la basílica
latina; sus elementos principales son el atrio, las naves y el santuario. Sobre el
origen de la basílica cristiana hay varias versiones: 1. De acuerdo con el
arquitecto y escritor florentino León Bautista Alberti, muerto en 1472, se piensa
que el prototipo de la basílica cristiana fueron las llamadas basílicas civiles
forenses. Éstas eran grandiosos edificios cubiertos que servían de tribunal, de
bolsa y de mercado. Las tres o cinco naves en que estaban divididas, con sus
respectivas galerías superiores, ofrecían vasto espacio para las personas. 2. Los
arquitectos modernos encuentran en la basílica cristiana una combinación de
elementos arquitectónicos tomados de diversas partes: basílica civil romana,
casa y edificios funerarios. 3. Y otros críticos suponen que la basílica cristiana
heredó el esquema de la Domus romana (casa), cuyas mayores proporciones se
explicarían por las masas de cristianos que la frecuentaban.
En el lenguaje litúrgico se da el título de basílica a las iglesias que, por su
dignidad y singular importancia histórica, gozan de especiales prerrogativas. A
las basílicas suele estar asociado el recuerdo de un mártir de primer orden o un
evento milagroso (aparición, milagro, suceso histórico importante). La estructura
de la basílica (santuario propiamente dicho) se compone generalmente de las
siguientes partes: nártex o vestíbulo, cuerpo del templo dividido en naves (tres o
cinco), altar de la confesión al centro del presbiterio (normalmente recubierto
con el baldaquino), transeptos y ábside. En su estructura jurídica la basílica está
regida por un arcipreste, un abad u otro dignatario eclesiástico; las funciones
litúrgicas están a cargo de un cabildo. Los privilegios de que goza son titulares u
honoríficos, ceremoniales o litúrgicos y espirituales (indulgencias). Basílica
mayor es el título que se da a las siete iglesias principales de la ciudad de Roma;
y basílica menor, el que se confiere a otras iglesias como privilegio y extensión
del anterior. Las basílicas menores, ubicadas en todo el mundo, se agregan a las
mayores como filiales, cuya razón de ser estriba en los privilegios ceremoniales
y beneficios espirituales que comparten.
En México se dice que un templo presenta planta basilical cuando tiene tres o
más naves paralelas y un ábside como remate. Entre los construidos de este
modo en el siglo XVI, destacan los de Tacali y Zacatlán de las Manzanas, en
Puebla; el de Chiapa de Corzo y la actual catedral de San Cristóbal de Las
Casas, en Chiapas; y la capilla abierta de Cuilapan, en Oaxaca. Estos edificios
estuvieron cubiertos con estructuras de madera, soportadas por arcos apoyados
en columnas. Las iglesias de Cholul, en Yucatán, y San Miguel Chapultepec en
el estado de México, presenta arcos soportados en pilares.

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Las principales basílicas menores son la de Santa María de Guadalupe, en la
ciudad de México, y la de San Juan de los Lagos, en Jalisco. La antigua sede de
la Basílica de Guadalupe, actualmente habilitada como museo, consta de tres
salas en las que se exhiben las ofrendas hechas a la Virgen a través de los siglos
por pontífices, soberanos, gobernantes y devotos. Contiene muebles antiguos,
exvotos de los siglos XVII y XVIII, imágenes de madera estofadas y
policromadas, una sillería de coro, un altar de plata repujada, retratos, pinturas
marianas de Cristóbal de Villalpando, Juan Correa y Miguel Cabrera, entre
otros; ornamentos sagrados bordados en oro y plata, y objetos de culto
realizados en metales preciosos. El edificio de tres naves fue modificado varias
veces: de 1802 a 1836, de 1887 a 1895, en 1930 y en 1938. Tiene tres puertas (al
frente, al oriente y al poniente) y tres naves con 15 bóvedas. Se le pusieron
cuatro pequeñas torres en los ángulos y una voluminosa cúpula octogonal en el
centro. La fachada principal, de cantera y tezontle rojo, es de tres cuerpos, con
columnas de orden corintio y estatuas entre ellas en el primero; el segundo luce
un relieve con la imagen de la Virgen estampada en la tilma de Juan Diego; y en
el tercero el reloj ocupa el espacio de una ventana que fue clausurada. Los
cupulines de los campanarios y la cúpula presentan revestimiento de azulejos.
La plaza de las Américas, construida de 1950 a 1960, es el atrio común de la
antigua Basílica y la nueva. La explanada está rodeada por un enrejado. En este
espacio se reúnen las multitudes y se ejecutan danzas en honor de la Virgen.
En 1970 el arquitecto fray Gabriel Chávez de la Mora construyó una basílica
efímera para alojar a los miles de fieles guadalupanos que no pudieron utilizar la
antigua, entonces con graves problemas de estabilidad. El comité promotor de la
construcción de la nueva Basílica lo formaron el cardenal Miguel Darío
Miranda, Guillermo Schulenburg, José Barroso y José T. Mata. Diseñaron el
edificio los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez, Alejandro Schoenhofer, fray
Gabriel Chávez de la Mora y Javier García Lascuráin. Se empezó a construir el
12 de diciembre de 1974, se terminó el 11 de octubre de 1976, y el 12 de
diciembre siguiente se celebró la primera misa. La planta es circular. La
estructura se hizo de concreto, con armadura de acero para la cubierta. Ésta es
una placa de concreto de 7 cm de espesor, revestida con teja de lámina de cobre
oxidada artificialmente. Desde cualquier sitio del interior son visibles el ayate de
Juan Diego y una cruz sin la imagen del crucificado, pues simboliza la
resurrección de Jesús. Sobre el presbiterio, un conjunto de lámparas recuerda la
nube del Antiguo Testamento que señalaba la presencia del Señor entre su
pueblo. El coro está entre el altar y los fieles, en un pequeño rehundimiento,
indicando su función de animador de la comunidad y formando parte, sin
ostentación, de la asamblea. Cada año llegan a este templo 1 500

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peregrinaciones y un promedio diario de 20 mil personas. En las capillas altas se
imparten los servicios religiosos a varios grupos simultáneamente, sin que unos
interrumpan a los otros. Para facilitar el acceso de los visitantes a la imagen se
dispuso un pasillo entre el pie del retablo y la parte posterior del altar. A un lado
está la capilla dedicada a San José. Las banderas de los países de América están
expuestas de modo permanente. La capilla abierta que domina el atrio permite
atender a unos 40 mil fieles y sirve de base a una cruz monumental. Contribuye
a la luminosidad del recinto un vitral de 1 500 m2 de superficie y 227 t de peso,
hecho exclusivamente con cristal de plomo. Las siete puertas frontales
rememoran los siete signos sensibles que Cristo instituyó como ayuda para
penetrar en la Jerusalén celestial. Corona toda la composición el monograma de
María.
Para levantar la nueva Basílica se escogió un lugar lejos del cerro para evitar
los deslizamientos del terreno. La cubierta sin apoyos centrales exigió materiales
ligeros. Las cargas se distribuyeron en un apoyo central y en otros perimetrales.
En la cimentación se utilizaron 344 pilotes de control, obra del ingeniero Manuel
González Flores. Se extrajeron 50 mil m3 de tierra, cuyo peso es equivalente al
de la construcción terminada. El desnivel del terreno se aprovechó para construir
un estacionamiento para 900 automóviles. La torre de 10 pisos, situada en la
parte posterior del edificio, aloja la colecturía, las habitaciones de los sacerdotes,
las oficinas y la biblioteca. En los sótanos están los talleres, la cocina, los
comedores y la subestación eléctrica. La maquinaria del órgano ocupa tres pisos.
El mármol que se utilizó en la nave es de Santo Tomás; y el del presbiterio, de
Carrara.

Concentración mariana en la antigua Basílica de Guadalupe de la ciudad de México


Archivo del Arq. Manuel Sánchez Santoveña
BASILISCO
Basiliscus vittatus, familia Iguanidae. Reptil cuyo género comprende cuando

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menos a cinco especies, algunas bastante raras; la única que existe en México es
ésta. Mide unos 80 cm de longitud, de los cuales 56 corresponden a la cola.
Tiene cuerpo comprimido y relativamente alto, patas posteriores alargadas y
dedos largos y delgados. En la parte posterior de la cabeza presenta una cresta
cartilaginosa característica, muy desarrollada en los machos. Tiene, además, una
cresta dorsal y otra caudal: la primera va desde el cuello hasta donde se inician
las extremidades posteriores y es tan alta como el tronco, y la segunda recorre
gran parte de la cola y es un poco más baja. Todo su cuerpo está cubierto de
pequeñas escamas imbricadas, de color verde o verdoso, con franjas
transversales negras más o menos visibles, tanto en el tronco como en la cola. Es
arborícola y muy ágil, capaz de locomoción bípeda; puede saltar, trepar y corre
grandes distancias sobre el agua sin hundirse, cualidad que le ha valido también
el nombre de pasarríos. Se alimenta fundamentalmente de vegetales y completa
su dieta con insectos. Vive desde las costas de Jalisco hasta Chiapas y desde el
sur de Tamaulipas hasta Yucatán.
BASSETA, DOMINGO DE
Fraile autor de un Vocabulario en lengua quiché (1698), todavía inédito. El
manuscrito se conserva en la Biblioteca Nacional de París.
BASSI, SOFÍA
Nació en Ciudad Camerino Mendoza, Ver., el 13 de julio de 1930. Estudió dos
años de la carrera de filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Artista autodidacta, comenzó a pintar cuadros surrealistas en 1964, y en 1965
presentó su primera exposición en la ciudad de México, y el mismo año la
segunda en la Lys Gallery de Nueva York. Hasta 1986 había expuesto
individualmente su obra en 37 ocasiones, y participado en 50 muestras
colectivas. Tienen obra suya los museos de Arte Moderno de la ciudad de
México y de Tel-Aviv, el Liceo Selma Lagerlöf de Estocolmo, el Museo de Arte
Contemporáneo Minuto de Dios de Bogotá, el Hall de la Fama en Houston
(NASA), la Smithsonian Institution de Washington y otros organismos culturales
nacionales y extranjeros. En 1970, junto con Rafael Coronel, Francisco Corzas,
José Luis Cuevas y Alberto Gironella, pintó un mural en la cárcel de Acapulco,
donde estaba recluida; y más tarde otro con Asger Jorn, pintor danés iniciador
del Grupo Cobra. Es suyo el mural Primero mi patria, luego mi vida, en la
secundaria Núm. 2 de Acapulco. En 1972 hizo la escenografía para la obra
Adriano VII. Ese mismo año recibió la copa Prefetto di Termi en el concurso San
Valentino D​Oro de esa ciudad italiana. Ha recibido muchas otras distinciones.
Participó en la película Trampa para una niña (1970), filmada en Guatemala
bajo la dirección de Ismael Rodríguez. En 1976 hizo la escenografía para Telón
de boca, del Teatro de las Américas Unidas. Ha ilustrado los libros Yo…
pecador? de María del Pilar Marroquín (1971), Cero en retórica de Alfonso

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Simón Pelegri (1972), Obliteración de Rodolfo Usigli (1973), El día en que se
inventó la muerte de Pedro Damián (1973), Los continentes del sueño de
Salvador Elizondo (1974), El mundo de los sueños (1975) y Aprenda a analizar
los sueños (1982) de Adolfo Anguiano Valadez, Con la brújula puesta en las
constelaciones de Bertha Rosalía Gálvez (1975), Don Q de José López Portillo
(1976), Un arcángel llamado Claire de Carlos Manuel Pellicer (1978), Hasta
que venga la ausencia de Patricia Gómez Maganda (1981), Feria de conciencias
de Malke Tartakowsky (1982) y El espectro de Jaime Laventman (1983). Es
autora de: El color del aire, El indito, El olor de la tierra, Alas de petate, El
sexto dedo y el libro autobiográfico Bassi: prohibido pronunciar su nombre
(1978; 12a. ed., 1979).

Autorretrato de Sofía Bassi (Museo de Arte Moderno, 1965)


AEM
BASSOCO, JOSÉ MARÍA DE
Nació en Madrid, España, el 9 de febrero de 1795; murió en la ciudad de México
el 18 de noviembre de 1877. Conde de Bassoco. Estaba en plena adolescencia
cuando las fuerzas napoleónicas invadieron España, y hubo de venir a la Nueva
España. Contaba 15 años cuando estalló la rebelión de Independencia, y se vio
obligado a tomar las armas en favor de la Corona, en un cuerpo de caballería.
Era teniente en 1812. En 1814, muerto su padre, heredó cuantiosa fortuna, y se
dedicó de lleno a regentear sus haciendas. Autodidacto, estudió a fondo la
gramática castellana, los clásicos latinos y españoles, y el latín y el hebreo. Fue
el primer director de la Academia Mexicana de la Lengua. Dejó importantes
estudios en los periódicos El Siglo XIX, La Iberia, El Heraldo y La Sociedad,

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en cuyas columnas aparecieron sus disquisiciones gramaticales. Publicó,
además: Noticias biográficas del eximio Sr. D. Lucas Alamán, Secretario de
Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores (1853) y “Los usos del
pronombre Él con los casos oblicuos sin preposición”, en Memorias de la
Academia Mexicana, correspondiente de la Española (1876). Redactó varios
artículos del Diccionario Universal de Historia y de Geografía (1853-1856).
BASSOLS, NARCISO
Nació en Tenango del Valle, estado de México, en 1897; murió en la ciudad de
México en 1959. En 1907 entró al Colegio de San José, en la capital de la
República, cuando su padre era juez de Chalco; en 1911, a la Escuela Nacional
Preparatoria; y en 1916, a la de Jurisprudencia. Antonio Caso expidió esta
constancia: “En el año académico de 1916 Narciso Bassols fue el más
distinguido de mis alumnos, por su clara inteligencia y su dedicación ejemplar”.
Dio clases de lógica y teoría del conocimiento en la Preparatoria, y en 1919 se
recibió de abogado. Ese año abrió un bufete junto con Joaquín Álvarez Icaza, y
fundó y se hizo cargo de la cátedra de garantías y amparo en Jurisprudencia. A
partir de 1921 litigó ya solo; y en 1925 se le nombró consultor del Departamento
de Salubridad, primero, y luego secretario del gobierno del estado de México, al
lado de Carlos Riva Palacio, causa por la cual dejó su despacho en manos de
Ricardo J. Zevada, hasta junio de 1926 en que renunció a este último cargo y
volvió al ejercicio de su profesión y a sus clases. Por encargo del secretario de
Agricultura y Fomento, redactó la Ley de Dotaciones y Restituciones de Tierras
y Aguas, reglamentaria del artículo 27 constitucional (27 de abril de 1927) y
publicó La nueva ley agraria. En febrero de 1929 fue nombrado director de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional, donde creó
la clase de derecho agrario y la Sección de Economía (antecedente de la escuela
de esa especialidad) e implantó los exámenes trimestrales. Esta última
disposición provocó la huelga estudiantil que habría de conducir a la autonomía
universitaria. En 1930-1931 intervino en la redacción de la Ley sobre la
Liquidación de los Antiguos Bancos de Emisión, sosteniendo la tesis de que los
billetes de esas instituciones que no se canjearan por bonos de la deuda bancaria,
prescribirían en favor de la nación, y presidió el comité liquidador. El 21 de
octubre de ese año, el presidente Ortiz Rubio lo nombró secretario de Educación
Pública, y el 4 de septiembre de 1932 lo ratificó en su puesto el presidente
Rodríguez. Durante su gestión, se dio gran impulso a la educación rural, se trató
de introducir en los planes de estudio ciertas nociones sexuales para orientación
de la juventud, se clausuraron las escuelas primarias que violaban el precepto de
la enseñanza laica, y se presentó al Congreso la iniciativa del nuevo artículo 3°
de la Constitución, todo lo cual le acarreó la animosidad de los organismos
confesionales y buena parte de la prensa (véase Antonio Luna Arroyo: La labor

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educativa de Narciso Bassols). Siendo aún ministro, siguió auxiliando al
Ejecutivo en materia de legislación, pues redactó en esa época la ley que creó
Petromex. En un clima de grave agitación, renunció el 9 de mayo de 1934, pero
ese mismo día fue designado secretario de Gobernación, cargo del que se separó
el 30 de septiembre siguiente (un día después de las elecciones generales) para
no firmar el decreto que autorizaba el funcionamiento de garitos en los límites
del Distrito Federal. Tras un viaje a Estados Unidos, el presidente Cárdenas lo
nombró secretario de Hacienda el 1° de diciembre de 1934. En el curso de siete
meses hizo la reforma monetaria (v. MONEDA), modificó las leyes de
impuestos y de crédito y las relativas al Banco de México, Pipsa, Seguros de
México, Crédito Popular y Ferromex; preparó las leyes de seguros que después
se promulgaron, obligó a la Compañía de Petróleo El Águila a cumplir con sus
obligaciones fiscales, e impidió que los generales y políticos influyentes
siguieran haciendo negocios. El 15 de junio de 1935, sin embargo, renunció “por
lealtad al general Calles”. En noviembre siguiente, el presidente Cárdenas lo
nombró ministro en Londres y representante ante la Sociedad de Naciones,
desde cuya tribuna defendió con tenacidad a Etiopía y a España, víctimas de la
agresión fascista. A su regreso (principios de 1937), fundó la Editorial
Revolucionaria, que publicó Bajo el hacha del fascismo, de G. Salvemini, El
dinero, de Emile Burns, Geografía del capitalismo, de W. G. Moore, ¿Puede
durar el capitalismo?, de Frederick Allen, y otros títulos. Vinculado a Lombardo
Toledano en la Universidad Obrera, marchó a España representando a la
Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) ante la UGT y la CNT, para
estar más cerca de las fuerzas republicanas durante la Guerra Civil; y luego, a
Oslo, en 1938, en compañía del propio Lombardo, para solicitar la solidaridad
de la Federación Sindical Mundial en ocasión de la expropiación petrolera. En el
otoño de ese año fue nombrado ministro de México en Francia, en cuyo carácter
organizó el rescate de poco más de 10 mil republicanos españoles, tenidos en
campos de concentración franceses y su envío a México en calidad de asilados.
Vuelto al país a fines de 1940, el presidente Ávila Camacho le propuso ser
ministro de la Suprema Corte de Justicia. “Mutilaría mi pensamiento ​le contestó
Bassols​ si no le dijera que pesa en mi ánimo la convicción de que no debo
aparentar una identificación política, que no siento, con las directrices que ha
marcado usted a su gobierno… Más que una apacible obra administrativa o
judicial, creo estar obligado a desplegar enérgica acción de combate”. Y en
efecto: pronto fundó la Liga de Acción Política y su órgano Combate, semanario
que hizo la crítica del revisionismo hasta agosto de 1941, en que las condiciones
creadas por la Segunda Guerra Mundial lo obligaron a suspenderlo. La Liga, sin
embargo, se mantuvo activa, y en 1943 lanzó como candidatos a diputados por

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el Distrito Federal al propio Bassols, a Víctor Manuel Villaseñor y a José E.
Iturriaga, cuya elección popular fue escamoteada. A principios de 1944 hizo un
viaje particular a Suramérica. En noviembre siguiente fue nombrado embajador
en Moscú, hasta el 10 de mayo de 1946, en que regresó a México. En 1947
ayudó a crear el Partido Popular, del que fue vicepresidente, pero del cual se
separó el 11 de octubre de 1949, al advertir que ese organismo estaría
representado en el Congreso sin que hubiera mediado una verdadera reforma
electoral. El propio año de 1949 concurrió, en París, representando al general
Lázaro Cárdenas, a la reunión que creó el Consejo Mundial de la Paz. En 1950
tradujo Keynes, economista vulgar. Cinco ensayos de autores extranjeros. Fue
consejero del presidente Ruiz Cortines, pero dimitió al ocurrir la devaluación
monetaria de 1954. En los años siguientes y hasta su muerte promovió la
participación de distinguidos mexicanos en reuniones tales como el Congreso
por el Desarme y la Cooperación Internacional, o bien en organismos como el
Comité Mexicano Impulsor de la Lucha por la Paz, antecedente del Movimiento
de Liberación Nacional. Murió en un accidente el 24 de julio de 1959. A lo largo
de toda su vida escribió discursos, dictámenes, fundamentaciones, iniciativas,
alegatos, ensayos y artículos que fueron recogidos en 1964 en Narciso Bassols.
Obras, con introducción de Jesús Silva Herzog y preámbulo de Alonso Aguilar
y Manuel Mes.
Véase: Narciso Bassols. En memoria (1960).

Narciso Bassols
Foto Hermanos Mayo
BASSOLS BATALLA, ÁNGEL

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Nació en la ciudad de México el 7 de febrero de 1925. Geógrafo (1949) por la
Universidad Lomonosov de Moscú, hizo cursos libres en las universidades de
Columbia (Nueva York) y Benares (India), y de doctorado en la de Alta Bretaña
(Francia). Ha sido investigador de la Dirección General de Geografía y
Meteorología (1950-1954), de los Ferrocarriles Nacionales (1954-1958), del
Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma
de México (1959-) y del Instituto de Economía en Desarrollo de Tokio (1971-
1972); traductor de la ONU (1952-1953); profesor en la Escuela Nacional de
Economía (1957-); jefe de la primera y segunda expediciones de la Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística a la Baja California (1958 y 1958-1959) y
presidente de la Asociación Mexicana de Geógrafos Profesionales (1967-1969)
y de la Unión de Geógrafos Progresistas de México (1982-1984). Ha publicado
los siguientes libros: Cinco años en la URSS (1950), Relatos mexicanos (1954),
Bibliografía geográfica de México (1955), El estado de México. Panorama
geoeconómico (1956), Cuestiones de geografía mexicana (1956), Diódoro
Batalla (con C. Batalla de Bassols, 1957), Los aspectos geoeconómicos y
humanos de la exploración en el territorio de Baja California (1959), Mi
teniente Ambrosio y otros relatos (1960), Segunda exploración geográfico-
biológica en la península de Baja California (1961), México y la división
económica regional (1964), Viajes geográficos en Europa (1965), Zonificación
de México para fines de planeación económica y social (1965), La división
económica regional de México (1967), Recursos naturales (climas, agua,
suelos) (1967; 18a ed., 1986), Geografía económica de México (1970; 5a ed.,
1985), Geografía para el México de hoy y de mañana (1971), El noroeste de
México. Un estudio geográfico económico (1972), Diversidad regional, regiones
económicas y regiones agrícolas de México (en japonés, 1972), La costa de
Chiapas. Un estudio económico regional (en colaboración, 1973), Estudio
geográfico y socio-económico del estado de Quintana Roo (en colaboración,
1976), Las huastecas en el desarrollo regional de México (en colaboración,
1977), Régions économiques et régions industrielles de transformation du
Mexique (1977), La República Socialista de Vietnam (1981), Geografía
subdesarrollo y regionalización (8a ed., 1982), México. Formación de regiones
económicas (1983) Voces mexicanas sobre Narciso Bassols (selección y arreglo,
1984), Realidades y problemas de la geografía en México (en colaboración,
1985), Veinticinco años en la geografía de México (1985), Lucha por el espacio
social. Regiones del norte y noreste de México (en colaboración, 1986), Cartas.
Narciso Bassols (selección y revisión, 1986) y Geografía, subdesarrollo y
marxismo (3a ed., 1986).
BASSOLS BATALLA, NARCISO

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Nació en la ciudad de México en 1922. Hijo de los licenciados Narciso Bassols
y Clementina B. de Bassols, estudió primaria y secundaria en escuelas oficiales,
y preparatoria y profesional en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ingeniero químico (1946) y maestro en ciencias matemáticas (1947), trabajó
para Petróleos Mexicanos (desde 1945) y viajó por casi todo el mundo en el
desempeño de esas funciones. Ha fundado y dirigido las revistas Índice (con
Alonso Aguilar; trimestral; 8 números; 1951-1953), Guión (mensual; 48
números; 1956-1960) y Nuevo Índice (trimestral; 4 números; 1973), las tres
sobre temas políticos, económicos y culturales; ha escrito para los periódicos El
Día (1962-1965) y Solidaridad (1970-1971) y para la revista Política (1960-
1962); y es autor de los siguientes libros: 10 años de la cuestión petrolera
(1959), La Revolución Mexicana cuesta abajo (1960) y El pensamiento político
de Álvaro Obregón (1967). Entre sus ensayos destacan: La nacionalización del
petróleo persa (1956) y La inquietud liberal de Camilo Arriaga (1968). En 1986
estaba retirado de toda actividad pública.
BASTÓN DE MANDO
Símbolo de autoridad en muchas comunidades indígenas contemporáneas. Es un
sincretismo de usos coloniales y prácticas aborígenes. A los virreyes se les
entregaba un bastón que simbolizaba la prolongación de la autoridad real
representada por el cetro; y los dignatarios de la época prehispánica, según
aparecen en códices, pinturas murales y bajorrelieves, portaban una insignia de
mando semejante. En la sede de la presidencia municipal de varias comunidades
del país, se coloca en lugar preferente la vara de autoridad que por generaciones
ha ido entregando un alcalde a otro. En los grupos indígenas es proverbial el
cambio de bastones de mando, tanto en la renovación del poder civil cuanto en
la trasmisión de la mayordomía. Los bastones se hacen de madera de diferentes
clases, de carrizo o de otate, y pueden tener empuñaduras sencillas, de plata
labrada o de casquillo de cobre. A veces presentan tallas en el fuste o se adornan
con listones de colores o ramilletes de flores. Se caracterizan porque ninguno
presenta la empuñadura curva. Al acto de trasmitir el mando político-religioso,
los huicholes de Jalisco y Nayarit le llaman “ceremonia de cambio de varas”.
Del 31 de diciembre al 15 de enero de cada año, las varias comunidades ejecutan
danzas y organizan comidas rituales con ese motivo. En los Altos de Chiapas,
ese acto se realiza el 31 de diciembre, simultáneamente en las localidades
tzotziles y tzeltales. En esa ocasión, reciben varas el calpixtle (alcalde mayor),
los alféreces y los topiles, cuyas insignias van disminuyendo en riqueza según la
menor jerarquía del cargo; las de los topiles son más bien garrotes que se
utilizan, llegado el caso, para mantener el orden. Entre los tepehuanos de
Durango, el día del santo patrón se intercambian varas de mayordomía, que son
carrizos adornados con papel, listón y hojas de maíz. Las autoridades

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tradicionales de los tarahumares portan siempre su vara de mando en las
audiencias dominicales. Los responsables de las celebraciones de la Semana
Santa en la zona yaqui, en cambio, llevan como símbolo de autoridad una
especie de puntas de lanza de hierro.
BASURTO, LUIS G
Nació en la Villa de Guadalupe, D.F., en 1921. Abogado por la Universidad
Nacional Autónoma de México, con estudios de filosofía y letras, ha sido
periodista desde los 15 años de edad, primero como reportero y luego como
crítico teatral y editorialista de Excélsior y otros diarios; también ha sido
comentarista de televisión en el Canal 13, durante 10 años. Dramaturgo, su
primera obra teatral data de 1940. Desde entonces ha estrenado 24 producciones,
entre ellas: Miércoles de ceniza, El escándalo de la verdad, Los reyes del
mundo, Con la frente en el polvo, Asesinato de una conciencia, La vida difícil de
una mujer fácil y Cada quien su vida. Esta última ha alcanzado siete mil
representaciones en México y en el extranjero y ha sido llevada a la pantalla.
Fue director escénico en las compañías de Virginia Fábregas, María Teresa
Montoya y Andrea Palma, en la del Instituto Nacional de Bellas Artes y en la
suya propia, con las cuales realizó extensas giras por la provincia,
Hispanoamérica, España y Estados Unidos. Ha escrito dramas, melodramas,
comedias, sainetes y autos sacramentales, en donde recrea los ambientes de la
aristocracia, la burguesía, la política, la iglesia, la clase media y los marginados,
haciendo crítica social y buscando inscribir los perfiles del mexicano en un
contexto universal. Aun cuando él rehuye toda clasificación, se le considera un
escritor católico de vanguardia. Una de sus obras, El candidato de Dios
(estrenada en 1986 en México, Madrid y Nueva York), está inspirada en el breve
pontificado y posible asesinato del papa Juan Pablo I. Es también actor desde
1968; entre otros, ha hecho el papel del protagonista de Con la frente en el polvo
durante dos años, en la capital de la República y en 70 ciudades del país. G. B.
Harrison tradujo esta obra al inglés para representarla en Londres en 1976.
Renovó la escena con La casa de Bernarda Alba de García Lorca (1945),
Historia de una escalera de Buero Vallejo (1950) y El tiempo y los Conway de
Priestley (1952). Sus más firmes éxitos como director fueron: Las madres de
Rodolfo Usigli (1973), Doña Rosita la soltera de García Lorca (1974), Salomé
de Wilde, Los empeños de una casa de Sor Juana Inés de la Cruz (1979), La vida
es sueño de Calderón de la Barca (la llevó a España en 1981) y El taller del
orfebre de Karol Wojtyla (1985, en el antiguo templo de San Jerónimo). Basurto
obtuvo 31 premios en su carrera; Salvador Novo lo llamó “el Molière
mexicano”. En 1986 fue elegido vicepresidente de la SOGEM. Murió en 1990.
BASURTO, RAÚL
Nació y murió en la ciudad de México (1898-1962). Desde 1917 se dedicó al

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negocio de bienes raíces. Planeó y urbanizó, entre otras, las colonias capitalinas
Insurgentes Mixcóac, Lomas de Chapultepec (antes Chapultepec Heights)
Chapultepec Polanco, Ampliación Polanco y Aragón Inguarán, entre otras. En
1942 fundó el Banco Hipotecario, Fiduciario y de Ahorros, S.A.
BASURTO RÍOS, MARÍA LUISA
Nació en Monterrey, N.L., el 6 de octubre de 1909; murió en la ciudad de
México el 10 de mayo de 1955. Pianista, cantante y compositora, usó el nombre
artístico de María Alma. Entre sus canciones, sobresalen: “Tuya soy”,
“Compréndeme”, “Culpable”, “Noches de mar”, “Compañero” y “Heridas de
amor”. Fue esposa del pianista y compositor Fernando Z. Maldonado.
BATALLA, DIÓDORO
Nació en Veracruz, Ver., en 1867; murió en la ciudad de México en 1911. En
1881 el Ayuntamiento del puerto (donde había hecho sus estudios preparatorios)
le otorgó una beca para cursar la carrera de abogado en la ciudad de México. El
16 de septiembre de 1884, siendo estudiante, condenó al gobierno del presidente
González en una ceremonia oficial en el Teatro Hidalgo, adquiriendo por ello
gran notoriedad como orador. Antes había tomado parte en las primeras
demostraciones populares contra la moneda de níquel. En noviembre de ese año
encabezó la oposición general al pago de la deuda inglesa. Tras los combates
callejeros de los días 18 al 20, el Congreso rechazó el convenio Noetzlin-
Sheridan. Recibió por esos actos una corona de plata, que luego depositó en la
tumba de Juárez y que se conserva en el Museo Nacional de Historia. Se tituló el
13 de abril de 1886, con la tesis Reformas al Poder Ejecutivo, en la cual
proponía suprimir el cargo de presidente de la República, crear en su lugar un
consejo y promover la organización de partidos políticos. Ese año, al rendírsele
un homenaje a Sebastián Lerdo de Tejada, recién muerto, atacó al presidente
Díaz en el Teatro Iturbide, y poco después fue aprehendido junto con los
redactores de El Monitor Republicano, El Precursor Político y El Pabellón
Español, aunque pronto salió libre gracias a las presiones de la opinión pública.
Vuelto a Veracruz, dirigió El Intransigente, del que aparecieron 33 números. En
1892, otra vez en México, encabezó, junto con los Flores Magón, Mascareñas,
Moheno y otros, la oposición a la tercera reelección de Díaz, por cuya causa fue
encarcelado. Ya en libertad, de 1893 a 1900 se dedicó al ejercicio de su
profesión en Veracruz, Guerrero y el Distrito Federal, a la par que censuraba a
los “científicos” en artículos de periódicos, y preparaba un libro que no terminó,
pero cuyos capítulos completos fueron publicados en 1957 en la obra Diódoro
Batalla. Huella de su pasión y de su esfuerzo (con introducción de Clementina
Batalla de Bassols y un estudio preliminar de Ángel Bassols Batalla). En febrero
de 1901, asistió al congreso de clubes liberales celebrado en San Luis Potosí; y
en abril siguiente formó en México la Asociación Liberal Reformista, de la cual

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fue presidente. En 1902 escribió otra serie de artículos contra la dictadura, en La
Nación y El Correo de México. Desde entonces y hasta 1907 llevó una activa
vida de abogado, actuando siempre en defensa de los humildes, especialmente
en los jurados populares. En 1907 y 1908 estuvo asociado a Rafael Zubaran
Campany y Jesús Urueta. En noviembre de 1908, en vísperas de la sucesión
presidencial, junto con Sánchez Azcona, Peón del Valle, Esquivel Obregón y
Juárez Maza, promovió la organización del Partido Democrático, constituido el
22 de enero de 1909, y cuyo programa incluía: la supresión de las jefaturas
políticas, la creación de escuelas para hijos de trabajadores, garantías a la
libertad de pensamiento, el respeto a las Leyes de Reforma y a la vida humana, y
la expedición de leyes en materia de trabajo. En mayo y junio de ese año publicó
una serie de artículos contra Ramón Corral. Más tarde formó, con Barrón y
Espinosa de los Monteros, el Partido Nacionalista Democrático, para apoyar la
candidatura de Bernardo Reyes a la vicepresidencia. En 1910 fue electo
diputado por Veracruz; el 10 de septiembre rindió la protesta; se negó a firmar el
fallo de la Cámara que declaró infundadas las objeciones del Partido
Antirreeleccionista al proceso electoral; regresó a Veracruz, pero volvió en abril
al Congreso; el 24 de abril se pronunció contra el presidente Díaz; pidió la
renuncia de Ramón Corral antes de que éste se ausentara del país; el 29 objetó
las partidas extraordinarias del presupuesto; y el 2 de mayo se negó a expresar
un voto de simpatía al ejército. Hacia el día 20 enfermó, fue internado en el
sanatorio del doctor Aureliano Urrutia, en Coyoacán, y murió el 4 de junio,
cuando ya Díaz y Corral se habían retirado del poder. Corrió entonces la versión
de que fue envenenado. Batalla contribuyó decisivamente a la caída del dictador.

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Diódoro Batalla presidiendo una reunión
Archivo del Ing. Narciso Bassols Batalla
BATANGA
(Voz filipina.) Armadía, pontón o lanchón para llevar vehículos o cargas pesadas
al otro lado del río (en Sinaloa y el noroeste del país).
BATE
Bebida regional de Nayarit a base de chía gorda (Hyptis suaveolens L.) tostada y
molida, mezclada con miel de abeja. Se usa como remedio intestinal. 2. Batarete
(“aguas revueltas”, en cahita) es una bebida norteña confeccionada con pinole,
panocha, sal y agua.

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BATÉ - BÉISTEGUI, MATÍAS D
BATÉ
Voz quiché mencionada con frecuencia en el Popol Vuh, entre los útiles del
juego de pelota. Batey, en el arauaco de Cuba y Haití, era el juego de la pelota y
la pelota misma. Batey, en la costa de Veracruz, es ingenio azucarero. El bate,
mazo para los juegos de pelota modernos, es préstamo del inglés bat y del
francés batte, de batre (golpear, batir), que deriva a su vez del latín batuere.
BATIC
(Voz malaya.) Los alfareros de las culturas superiores mesoamericanas
experimentaron un proceso de pintura negativa, de técnica idéntica a la del batic
indonesio. Se cubría una vasija con cera o goma, que después se raspaba para
dibujar un motivo; a continuación se bañaba con pintura y, al cocerse, se
quemaba la goma, quedando coloreada la parte raspada. En la cueva Chiptic, en
Chiapas, se ha encontrado el único ejemplo de batic sobre tejido: un dibujo
negativo ejecutado por medio de un proceso de reserva. El diseño que aparece,
posiblemente se pintó primero con una capa protectora de cera de abeja o de
resina.
Véase: Irmgard Weitlaner Johnson, en Esplendor del México antiguo (1959);
y G. Vaillant: La civilización azteca.
BATIS, HUBERTO
Nació en Guadalajara, Jal., el 29 de diciembre de 1934. Maestro en lengua y
literatura españolas por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido
investigador del Centro de Estudios Literarios de la propia casa de estudios y de
El Colegio de México; fundador y codirector, al lado de Carlos Valdés, de la
revista Cuadernos al Viento (1960) y director de Revista de Bellas Artes (1965);
editor de la colección Sep-Setentas y coordinador editorial del diario
Unomásuno, en el cual publica la columna “Laberinto de papel. Libros y revistas
de Sábado”. Es autor de: En las ataduras (cuentos, 1960), Índices de El
Renacimiento, semanario literario mexicano. 1869 (ensayo, 1963), Teoría,
análisis y crítica literaria (1972), ¿Qué es la literatura? (1974) y Lo que
Cuadernos al Viento nos dejó (1984). “Su labor ​se dice en la solapa de este
último libro​ ha sido fundamental para el surgimiento de escritores y obras
sobresalientes.”
BÁTIZ, ENRIQUE
Nació en la ciudad de México el 4 de mayo de 1941. Estudió en el
Conservatorio Nacional de Música y se graduó (1965) en la Juilliard School of
Music de Nueva York. Llevó cursos de posgrado en Polonia, con el maestro S.
Wislovsky. En 1971 fundó la Orquesta Sinfónica del Estado de México, de la
cual fue director (1971-1983). Ha sido huésped de 120 orquestas nacionales y

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extranjeras y al frente de algunas de ellas ha grabado 80 discos, entre otros la
Sinfónica número 3 de Saint-Saëns con la orquesta Filarmónica de Londres
(diciembre de 1984), cuya versión fue considerada por la revista Penguin Stereo
Records Guide como la mejor de esa obra. El 27 de enero de 1983 asumió la
dirección artística de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. En
agosto de 1986, el gobierno de San Luis Potosí creó el Festival Musical Enrique
Bátiz.
BATLLORI Y MUNNÉ, MIGUEL
Nació en Barcelona, España, el 1° de octubre de 1909. Licenciado en derecho
(1928) por la Universidad de Barcelona, licenciado en filosofía (1936) por la
Universidad Jesuítica de Cataluña y de teología (1940) por la de Oña, y doctor
en historia (1941) por la de Madrid, fue consagrado sacerdote en 1945. Dirigió
el Instituto Histórico de la Compañía de Jesús en Roma (1954-1957) y la revista
Archivum Historicum Societatis Jesu (1974-1984). Sirvió la cátedra de historia
eclesiástica en la Pontificia Universidad Gregoriana (1955-1985). Es miembro
de la Real Academia de Historia, desde el 28 de junio de 1957, y de los comités
de Ciencias Históricas de España (desde 1955) y de la Santa Sede (desde 1964).
En 1986 estaba ya jubilado. Es autor, entre otras obras, de El abate Viscardo:
historia y mito de la intervención de los jesuitas en la independencia de
Hispanoamérica (Caracas-Roma, 1954), La primera misión pontificia a
Hispanoamérica, 1823-1825. Relación oficial de monseñor Giovanni Muzi
(Ciudad del Vaticano, 1963), La cultura hispano-italiana de los jesuitas
expulsos: españoles, hispanoamericanos, filipinos, 1767-1814 (Madrid, 1966),
Del Descubrimiento a la Independencia (Caracas, 1979) y Humanismo y
renacimiento en América hispana (Barcelona, 1986).
BATRES, LEOPOLDO
Nació y murió en la ciudad de México (1852-1926). Estudió antropología y
arqueología en París. Fue inspector (1884), colector (1885) y conservador
(1888) de monumentos arqueológicos, dependiente del Museo Nacional. En
1895 formó parte del grupo que tuvo a su cargo la identificación de los cráneos
de los héroes de la Independencia. Exploró las ruinas de Monte Albán y Mitla,
en Oaxaca (1901 y 1902), donde puso al descubierto, en la primera, una
subestructura del Edificio de los Danzantes y algunas de las lápidas esculpidas, y
en la segunda, el lado sur de la subestructura zapoteca del grupo de las
columnas, la cual había sido cubierta para colocar la ornamentación mixteca aún
visible; La Quemada, Zac. (1903); Xochicalco, Mor., e Isla de Sacrificios, Ver.
(1910), donde halló un basamento piramidal y una ofrenda consistente en vasijas
de tecali y cerámica características; y Nopilao y San Juan Teotihuacan (1911).
Es autor de: Cuadro arqueológico y etnográfico de la República Mexicana
(1885), La piedra del agua (1888), Excavaciones en la calle de las Escalerillas

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(1902), Exploraciones de Monte Albán (1902), Exploraciones en Huexotla,
Texcoco y El Gavilán, México (1904), La lápida arqueológica de Tepatlaxco
(1905), Teotihuacán (1906) y Antigüedades mexicanas falsificadas (s.f.).

Teotihuacan en tiempos de L. Batres


AEM
BAUCHE ALCALDE, JOAQUÍN
Pionero de la aviación mexicana a quien el general Obregón comisionó, a
mediados de 1913, para comprar en Estados Unidos un aeroplano destinado al
Ejército del Noroeste. Como existía entonces una estricta prohibición para
exportar materiales de guerra a México, desarticuló el aparato y escribió sobre
su empaque: “¡Cuidado, cristal!”. La mixtificación fue descubierta en la
frontera, pero muy a pesar de la vigilancia, una noche, un grupo de yaquis robó
el bulto y cruzó con él la línea divisoria. Vuelto a articularse, el biplano,
bautizado con el nombre de Sonora, emprendió una serie de utilísimos vuelos de
reconocimiento con Didier Masson como piloto y Bauche Alcalde como
observador.
Véase: José Villela Jr. Pioneros de la aviación mexicana (1965).
BAUDOT GOIX, GEORGES
Nació en Madrid, España, el 29 de mayo de 1935. Doctor en letras y ciencias
humanas (1975) por la Universidad de Toulouse, enseña náhuatl en esa casa de
estudios e investiga historia y literatura precolombinas y novohispánicas. Sus
ensayos sobre estos temas han aparecido en las revistas Historia Mexicana,
Estudios de Cultura Náhuatl y Caravelle, Cahiers du Monde Hispanique et
luso-Brésilien, de la que es director desde 1975. La Academia Francesa le ha
otorgado los siguientes premios: De Jouvenel, por Las letras precolombinas, en
1976; Broguette Gonin, por Utopía e historia. Los primeros cronistas de la
civilización mexicana (1520-1569), en 1978; y el Louis Marin, por La vida
cotidiana en América española en tiempos de Felipe II. Siglo XVI. En 1985 hizo
la edición, con introducción y notas suyas, de la Historia de los indios de la
Nueva España de Fray Toribio de Benavente (Motolinía).
BAÚL
Cofre, mueble parecido al arca. De origen europeo, gozó de gran aceptación a

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partir de la llegada de los conquistadores españoles, quienes lo usaron para
guardar y transportar su menaje y sus enseres. Su uso en el país se difundió por
la sencillez de su diseño, el poco espacio que ocupa y la gran utilidad que presta.
En el siglo XVI, el galeón de Filipinas aportó baúles de madera de eucalipto,
forradas de piel y reforzadas con clavos de bronce, idóneos para preservar las
sedas, las porcelanas y otros objetos delicados. Todavía en la actualidad,
especialmente en el estado de Jalisco, se fabrica este tipo de baúles
rectangulares, con la tapa plana, inspirados en los originales chinos. Otros de los
baúles que llegaban del exterior estaban ricamente adornados: los europeos, de
madera o de cuero, con herrajes, tallas y pinturas; y los de Oriente, con
incrustaciones de madreperla, forrados de sándalo, laqueados y decorados con
paisajes. En México se elaboran todavía, igual que hace 400 años, diferentes
clases y tipos de baúles: de pino, profusamente labrados con gubia, en la región
de Cuanajo, Mich.; coloreados con pinturas corrientes y forrados de papeles de
fantasía, en Michoacán y otros estados; de madera de mezquite, incrustados con
figuras de hueso, en Guanajuato y el estado de México; de cedro y con soportes,
en las regiones tropicales de Veracruz, Tabasco, Yucatán y Chiapas, y en la
sierra de Puebla; de hojalata, coloreados o cincelados, en Guanajuato y Jalisco;
de cuero, ricamente bordados con pita (piteados) o adornados con remaches y
herrajes, en esos mismos estados; de madera de linaloe, decorados con lacas
según la técnica del rayado o el dorado, en Olinalá, Gro.; de cedro, maqueados y
pintados al óleo, en Chiapa de Corzo, Chis., y también de cedro o de sabino, con
incrustaciones de maderas finas (taraceado), en San Luis Potosí y Jalostotitlán,
Jal. Son muy populares los baúles “ferieros”, laqueados y pintados al óleo con
ingenuos paisajes y escenas de la vida campesina. En el pasado se hicieron
bellos ejemplares con chapetones de carey o de plata y aun con iniciales de oro.
Los soportes de los baúles son por lo general sencillos, de madera natural,
aunque a veces tienen cajoncillos y van decorados igual que el mueble principal.
En el siglo pasado se hicieron con compartimientos secretos. La forma ha sido
siempre rectangular, con tapas planas o cóncavas. En muchos lugares de la
República, el baúl y el metate son regalos de boda obligados por parte de la
mamá del novio. En la región de Tehuantepec se hacen desfiles, que encabezan
los novios, para exhibir públicamente esos objetos. En muchas viviendas
indígenas y campesinas, el único mueble formal es el baúl, donde se guardan
apreciadas prendas y objetos familiares.
BAUM, VICKI
Nació en Viena, Austria, en 1887; murió en Hollywood, California, E.U.A., en
1960. Escritora de origen judío, entre sus novelas se encuentra El ángel sin
cabeza (Headless Angel), de ambiente mexicano. Vivió una larga temporada en
Guanajuato para reconstruir el ambiente en que se mueven sus personajes,

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situados en la época de la Independencia. Desde su adolescencia vienesa, Vicki
Baum solía tener un sueño que se repetía con frecuencia: una selva con un
sinnúmero de setas comestibles en el suelo. En mayo de 1952 se enteró de que
algo parecido existía en el sur de Chiapas, entre Comitán y los lagos de
Montebello, y emprendió el viaje. La realidad superó su fantasía: a la visión de
la selva con miles de hongos, se añadieron las orquídeas en los árboles. La
novelista consideró ese viaje como una de las experiencias más felices de su
vida.
BAUR, JOHN EDWARD
Nació en Chicago, Illinois, E.U.A., en 1922. Investigador de historia de la
educación en Los Angeles County Museum, es autor de A Mexican Foreign
Trade Policy, 1821-1828 (1956).
BAUTISTA, JUAN
Nació en 1555; murió en 1615. Misionero franciscano, discípulo de Sahagún.
Perito en lengua náhuatl, recogió el Huehuetlatolli o Consejos de los viejos a los
jóvenes y otras tradiciones indígenas; tradujo al náhuatl La imitación de Cristo,
y escribió en la misma lengua numerosos opúsculos de índole religiosa.
BAUTISTA CASTILLO, GONZALO
Nació y murió en Puebla, Pue. (1° de enero de 1896 - 7 de octubre de 1952). En
1919, siendo estudiante de medicina, encabezó la oposición al gobernador
Alfonso Cabrera cuando éste ordenó la clausura de la Universidad (antiguo
Colegio del Estado). Publicó entonces El Estudiante, periódico que tuvo gran
influencia política. En 1922, la XXV Legislatura local, que él presidía,
desconoció al gobernador José María Sánchez, acusado del asesinato de los
hermanos Moro; trasladó los poderes a San Marcos (hoy Lara Grajales) y
nombró gobernador interino a Froylán C. Manjarrez. Bautista fue presidente
municipal de Puebla en 1926 y diputado federal a las XXXIII, XXXIV, XXXV y
XXXVI Legislaturas, diputado local por segunda vez (1935 y 1936), senador de
la República (1937-1940) y gobernador del estado (1941-1945). Fue su
secretario general de gobierno el licenciado Gustavo Díaz Ordaz, más tarde
presidente de la República (1964-1970). Bautista publicó El último caudillo, La
angustia del poder y Los problemas del estado de Puebla.
BAUTISTA O​FARRIL, GONZALO
Nació en Puebla, Pue., el 16 de abril de 1922. Médico cirujano (1947), trabajó
en el Hospital de Enfermedades de la Nutrición (1948), enseñó bacteriología
(1950-1953) y virología (1957-1960) en la Escuela de Medicina de la
Universidad de Puebla, y fue rector (1953-1954) de esta casa de estudios.
Durante su gestión, recuperó el prestigio académico de la institución, se fundó la
orquesta sinfónica e inició los trámites para la autonomía. Realizó trabajos de
investigación sobre enfermedades virales en la Universidad de Columbia (1955-

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1956), becado por la Fundación Elizabeth Kenny. Fue diputado federal a la XLV
Legislatura, senador de la República (1964-1970) y presidente municipal de
Puebla (15 de febrero al 14 de abril de 1972), cargo al que renunció para asumir
la gubernatura del estado, con el carácter de interino, en sustitución de Rafael
Moreno Valle. Logró atemperar las pasiones políticas en la entidad y trató de
detener las invasiones de tierras, pero al fin abandonó el puesto, el 9 de mayo de
1973, por desavenencias con el presidente Luis Echeverría. En 1986 estaba
dedicado al ejercicio de su profesión.
BAUXITA
Mezcla natural de varios minerales ricos en óxidos de alúmina, básicamente
gipsita, boehmita y diáspora. Presenta algunas pequeñas cantidades de otros
minerales alumínicos e impurezas de sílice, óxido de hierro y óxido de titanio,
principalmente. El contenido promedio de sexquióxido de aluminio,
comúnmente denominado alúmina, es de 55 a 65%. Para su aprovechamiento
industrial en la obtención de aluminio, debe contener un mínimo de 50% de
alúmina y máximo de 6% de sílice, 10% de óxido de hierro y 4% de óxido de
titanio. Se distinguen tres calidades de mineral, de acuerdo con la zona de donde
se extrae: jamaiquina, una mezcla de los tres minerales básicos, con leyes
promedio de 50% de óxido de aluminio, 1 a 2% de sílice y 20 a 30% de óxido de
hierro, aparte otras impurezas; surinam, compuesta principalmente por gipsita,
con leyes de 50% o más óxido de aluminio, 2 a 15% de sílice, 5 a 15% de óxido
de hierro y el resto de otros compuestos minerales; y europa, unión de bohemita
y diáspora, principalmente, con ley promedio de 55% de óxido de aluminio, 4%
de silice y de 10 a 20% de óxido de hierro y otros elementos no aprovechables.
La bauxita recibe tres grados de preparación diferentes, de acuerdo con el uso a
que se le destina. La secada se obtiene por calentamiento del mineral crudo en
hornos rotativos continuos a temperaturas de 600 °C y durante periodos de 15 a
40 minutos, dependiendo de su destino; se usa principalmente como materia
prima para obtener , por el sistema Bayer, alúmina que posteriormente se reduce
a aluminio metálico. La calcinada se hace en hornos continuos a temperaturas de
930 a 1 580 C°, por periodos de una a una y media horas, con el objeto de
reducir su contenido de agua y materias volátiles a menos de 1%; de 2 t de
mineral crudo se obtiene aproximadamente una de calcinado; se utiliza en las
industrias de refractarios y abrasivos, y en la metalúrgica y química. La activada
procede del mineral quebrado y calentado de 120 a 175 °C con el objeto de
eliminar la humedad; se clasifica granulométricamente y se activa a
temperaturas que varían según el uso a que se destine; puede regenerarse
repetidas veces por medio de ciclos térmicos controlados; se aplica como
absorbente en la refinación de azúcares y mieles, como deshidratador y agente
secador en procesos industriales, y como filtro de productos del petróleo y de la

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industria aceitera. Un producto que se obtiene directamente del mineral,
utilizando exclusivamente gipsita, es la alúmina tabular; se prepara calentando el
mineral a 2 020 °C, un poco por abajo de su punto de fusión; se emplea para
refractarios de alta capacidad térmica, como aislador y como filtro en la
industria de los plásticos. No existe ningún sustituto comercial para la
producción de aluminio metálico, aunque se está experimentando con diversos
minerales, como los que a continuación se citan: la nefelita, silicoaluminato de
sodio, de origen volcánico, que contiene 30% de alúmina, 20% de potasio y
sodio, 43% de sílice y 7% de otras sustancias, utilizada en la URSS para la
producción de aluminio metálico; la alunita, sulfoaluminato potásico, cuyo
proceso ha sido experimentado en Japón, aunque con resultados antieconómicos;
la andalucita, empleada en Suecia para la obtención de aluminio metálico y en
Estados Unidos en las industrias de refractarios y aislantes; la caolinita, mineral
constitutivo del caolín, con un contenido aproximado de 40% de alúmina; la
labradorita, en Noruega y en la región de Quebec, Canadá, con más del 30% de
alúmina, pero cuyos experimentos no han sido satisfactorios; y la fonolita, roca
volcánica constituida por nefelita, feldespatos y otros elementos, con un
contenido de 14% de alúmina y 52% de sílice, cuyo tratamiento es prohibitivo.
El Consejo de Recursos Naturales No Renovables ha realizado exploraciones
tendientes a localizar yacimientos comerciales de este mineral en Guanajuato y
San Luis Potosí, con resultados negativos. Actualmente realiza exploraciones en
los estados de Hidalgo, Puebla, Tabasco y Chiapas, tratando de definir áreas
ricas en minas aluminosas, con el objetivo principal de encontrar algún
yacimiento de bauxita. Las cantidades que la industria nacional requiere de este
mineral se adquieren del extranjero. Las compras presentan una tendencia al
alza, debido al desarrollo de las industrias consumidoras, entre las que destacan
la de refractarios, abrasivos y química: 4 875 t en 1964, 25 986 en 1972, 26 656
en 1983 y 53 813 en 1984. De esta última cantidad, 25 695 t procedieron de
Estados Unidos; 16 597, de Guyana; 11 989, de Guayana Francesa; y 30, de
Brasil. En 1984 se produjeron 78 790 toneladas métricas en todo el mundo. Los
principales países productores son Australia, Guinea, Brasil, Jamaica, la URSS,
Yugoslavia y Grecia.
BAVIERA, JOSÉ
Nació en Valencia, España, el 17 de agosto de 1910; murió en la ciudad de
México el 14 de agosto de 1981. Abandonó la carrera de medicina para ir a
defender las colonias españolas en África. Se retiró de la milicia con el grado de
capitán. Dedicado a la actuación, participó en las películas mudas La alegría del
batallón, La bruja y Los gorriones del patio, y en la cinta francesa Los misterios
de París. En el cine sonoro, dirigió Fermín Galas. Llegó a México en 1940.
Inicialmente trabajó en el teatro Ideal con las hermanas Blanch. Actuó en las

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películas Jesús de Nazareth, Casa de mujeres, Historia de un gran amor,
Morelos, La barraca, Deseada, la sin ventura, La última noche, Lola Casanova,
El colmillo de Buda y Felipe de Jesús, entre otras; y en las representaciones
teatrales de Un sombrero lleno de lluvia, El ocaso de los dioses, Fuenteovejuna,
La tempestad, El mercader de Venecia, El alcalde de Zalamea y en Los empeños
de una casa, todavía en 1980.
BAXTER, SILVESTRE
Nació en 1850; murió en 1927. Publicista, historiador y crítico norteamericano,
en 1899 organizó una exposición para el estudio de la arquitectura colonial
mexicana. Dos años después publicó su libro Spanish Colonial Architecture, que
por algún tiempo fue el más ambicioso sobre el tema. Advirtió que el estilo
churrigueresco tiene en México un carácter propio, diferente del español.
Manuel Toussaint consideró que tal valoración constituye el principal mérito de
la obra de Baxter, la cual editó en español, en 1934, con introducción y notas
suyas.
BAYAL
Desmoneus schippii Burr. Planta de la familia de las palmas, con el tronco
voluble, resistente, flexible, hasta de 20 m de longitud, trepador o rastrero. Las
hojas son pinadas; pinas elípticas, las más lejanas al tronco, en forma de duros
ganchos encorvados hacia la parte posterior, con el raquis o eje también
espinoso (espinas largas y aguzadas). Tiene flores unisexuales, trímeras,
dispuestas en un eje floral; las femeninas, con los pétalos unidos; las masculinas,
proyectadas sobre el eje floral y no hundidas en él como en otras palmas. Los
frutos son nueces con un hueso duro y con semillas finamente perforadas en la
parte periférica. Es frecuente en las selvas altas siempre verdes del norte de
Chiapas, y constituye una de las molestias para los que transitan por ellas,
debido a las heridas que pueden causar las espinas.
2.Desmoneus chinantlensis Lieb. (según Hernández Xolocotzin). Palma
espinosa subtrepadora, con el tallo robusto, flexuoso, densamente setoso-
espinoso y las hojas esparcidas, pinadas; los peciolos de éstas son envainantes y
espinosos, y las pinas, elípticas; el fruto es una nuez obovoide o globosa. Se
desarrolla en las selvas de la Chinantla, Oax. (de ahí su nombre específico), y
también en las de Tabasco y Campeche. Las especies de palmas del género
Desmoneus Mart. son denominadas también, en Tabasco, ballí o matambilla,
aunque a veces se confunden con las de otras especies de la misma familia, del
género Bactris Jacq.
3.Thrinax parviflora Sw. y Sabal japa (Wright) Stand. Palmas de hojas
abanicadas conocidas en Yucatán con el nombre de bayal. La segunda especie es
más conocida, en la misma entidad, con el nombre de xaan.
BAYO

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(Del latín badius.) Término aplicado al color blanco amarillento de los caballos.
Pelaje de los solípedos; las extremidades y las crines pueden ser del mismo color
del cuerpo o también oscuras o negras. Hay casos en que las crines y la cola son
blancas o casi blancas. El Bayo coyote o jicote es oscuro, ligeramente manchado
de negro en la cabeza, ijares y vientre. El Bayo dorado, cuyo tinte amarillento
tiene semejanza con el oro pulido, tiene crin, cola y cabos oscuros. El Bayo
mapano, tirando a alazán amarillento, tiene crines, cola y cabos del mismo color,
y una raya oscura de la cruz a la cola. El Bayo parraleño es amarillento,
semejante al color del frijol parraleño.
Paremiología: El refrán: “A quien monta caballo bayo, o se le juye la mujer
o lo mata un rayo”, indica que es de mal agüero montar un caballo de este color.
BAZ, BEATRIZ
Nació en la ciudad de México. Estudió en Estados Unidos. Actuó por vez
primera en Olímpica, en el Teatro de la Universidad. Hizo después las
telenovelas El abismo y Corazón salvaje.
BAZ, GUSTAVO
Nació en la ciudad de México en 1852; murió en París, Francia, en 1904. Desde
1870 colaboró en los principales periódicos políticos y literarios. Fue diputado
federal en 1876. En 1880 ingresó al servicio diplomático, como agregado de la
legación en Francia; volvió al Congreso de la Unión en 1886, y a París en 1890,
como primer secretario encargado de negocios. Escribió Vida de Benito Juárez
(1874), Poesías (1874), la comedia Fernanda (estrenada en 1874), los dramas
Conjuración de México y Celos de mujer (puestos en escena en 1876), y Notas
estéticas. Fragmentos de un diario de viaje a Italia (1888).
BAZ, JUAN JOSÉ
Nació en Guadalajara, Jal., en 1820; murió en la ciudad de México en 1887.
Estudió en la Escuela Lancasteriana de su ciudad natal, y en el Seminario
Conciliar de la capital de la República, donde se recibió de abogado. En 1838 se
alistó para combatir a los franceses, y en 1841 empuñó las armas contra López
de Santa Anna. En 1843 participó en la fundación del Ateneo Mexicano. En
1844 luchó al lado de José Joaquín de Herrera contra los centralistas; y en 1846
se opuso a las pretensiones monárquicas de Paredes y Arrillaga. En 1847, el
presidente Gómez Farías lo nombró gobernador del Distrito Federal; puso en
vigor la ley de desamortización de bienes eclesiásticos. Asistió a las batallas de
Churubusco, Molino del Rey y Chapultepec. Después de la guerra fue diputado
por Veracruz y regidor de la ciudad de México. Destituido y desterrado por
Santa Anna, vivió en Europa hasta el triunfo de la revolución de Ayutla. A su
regreso fue juez gobernador del Distrito Federal por segunda vez (1855-1857) y
diputado al Congreso Constituyente. Distanciado del presidente Comonfort, se
estableció en Morelia, donde, en compañía de Gabino Ortiz, fundó el periódico

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La Bandera Roja. En 1859, el general Degollado lo nombró asesor del Ejército
Constitucional. En 1861 volvió al Congreso de la Unión y al gobierno del
Distrito Federal, hasta 1863, cuando cayó la capital en manos de los franceses;
abandonó el país por Acapulco y marchó a Nueva York, de donde regresó al
triunfo de la República. En 1867, el presidente Juárez lo nombró jefe político y,
más tarde, gobernador, por cuarta vez, del Distrito Federal. Fue posteriormente
senador, ministro de Gobernación del presidente Lerdo de Tejada (del 21 de
agosto al 20 de noviembre de 1876) y diputado federal por Hidalgo. Publicó:
Manifiesto (Morelia, 1858), Defensa del C… (Morelia, 1858), Ley que
nacionalizó los bienes llamados eclesiásticos. Manifiesto del gobierno
constitucional a la nación y circular del Ministerio de Justicia. Ley de
cementerios. Circulares aclaratorias de la ley y diversos (Morelia, 1859),
Artículos diversos de La Bandera Roja de Morelia, escritos en 1859 (1861) y
Discursos pronunciados en el Congreso General… (1875). En 1856 tradujo y
dio a las prensas la Disertación sobre los bienes eclesiásticos, de M. Viennet.
BAZ PRADA, GUSTAVO
Nació en Tlalnepantla, Méx., el 31 de enero de 1894. A los cinco años de edad,
junto con sus padres, se trasladó a Guadalajara, donde hizo sus estudios
primarios. Radicado más tarde en Toluca, terminó la preparatoria en 1912 y al
siguiente año pasó a México, becado por el ejército, para inscribirse en la
Escuela Nacional de Medicina. Derrocado el presidente Madero, participó en
varias juntas contra la dictadura huertista, y a principios de 1914 se remontó a la
sierra del Ajusco para unirse a las guerrillas zapatistas del general Pacheco. Su
primera misión fue pasar a Yautepec, a entrevistarse con el general Emiliano
Zapata, quien le entregó 8 mil pesos para la adquisición de materiales de guerra.
Por designación de los generales revolucionarios, fue gobernador del estado de
México del 15 de diciembre de 1914 al 18 de diciembre de 1915, para cuyo
efecto fue habilitado general y ciudadano, pues aún no cumplía los 21 años de
edad. En ese lapso regularizó los cursos escolares, reorganizó el Instituto
Científico y Literario y la Escuela de Artes y Oficios, inició el reparto de tierras,
dando a cada campesino su título de propiedad, y emitió un millón de billetes de
a peso, con garantía de seis centavos oro por unidad. Dos veces en ese año,
Toluca fue sede del gobierno nacional que resultó de la Convención de
Aguascalientes. Triunfante el carrancismo, se retiró del poder, renunció al grado
militar y volvió a la Escuela de Medicina, donde obtuvo el grado de médico
cirujano y partero el 1° de mayo de 1920. Antes, en el Laboratorio de Fisiología
y por primera vez en México, había practicado suturas vasculares, cuyas
observaciones registró en su tesis profesional Cirugía vascular. Ese mismo año
se le nombró practicante del Cuerpo Médico Militar, con el grado de capitán
segundo, inició sus tareas docentes y realizó sus primeras actividades sanitarias

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al frente de la campaña contra la peste bubónica en Cerritos, S.L.P. En 1923
ingresó a la Academia de Medicina y entre 1925 y 1927 hizo estudios de
perfeccionamiento, especialmente en el campo de la cirugía, en Chicago,
Rochester, Harvard, Boston y París. En 1930 contrajo matrimonio con la
señorita Elena Díaz Lombardo y recibió la toga del Colegio de Cirujanos de
Norteamérica. El 11 de octubre de 1935 fue designado simultáneamente director
de las escuelas Nacional de Medicina y Médico Militar, cargos a los que añadió,
al siguiente año, la presidencia de la Academia. Puso al día los planes de
estudio, mejoró el profesorado, adaptó los locales para la enseñanza e instituyó
el servicio social. En 1938 fue electo rector de la Universidad Nacional
Autónoma de México: restableció el orden en la institución, puso a trabajar las
facultades, escuelas e institutos y creó el Pentatlón Deportivo Universitario. El
1° de diciembre de 1940 se hizo cargo de la Secretaría de Asistencia, la que dos
años más tarde absorbió las funciones del Departamento de Salubridad. Logró
entonces la creación del Hospital del Niño, el Instituto de Cardiología y el
Hospital de la Nutrición, instituyó el Seminario de Estudios para la Construcción
de Hospitales, inició el Centro Médico y la Maternidad Mundet y ejecutó un
vasto plan de 37 establecimientos nosocomiales en todo el país. De esos años
data su Tratado de construcción de hospitales. En 1952 el presidente Ruiz
Cortines le confió la Dirección de la Industria Nacional Químico-Farmacéutica,
cuyas operaciones enriqueció con una planta para producir la vacuna Salk,
contra la poliomielitis, y sendas fábricas de ácido sulfúrico y sulfato de sodio.
Fue gobernador constitucional del estado de México del 16 de septiembre de
1957 a igual fecha de 1963. Durante su gestión construyó la Ciudad
Universitaria, convocó al primer Congreso Nacional Agrario, creó el Ejército del
Trabajo, propició el establecimiento de varias plantas automotrices en territorio
de la entidad y elevó la inversión industrial a 8 mil millones de pesos. A partir de
1964 fue miembro del Consejo Superior de Salubridad y desde mucho antes
presidente del Hospital de Jesús, institución que atiende a quienes no están
protegidos por el régimen de seguridad social: aparte los servicios que presta en
la capital de la República, cuida la salud de 21 mil familias campesinas del
estado de México y se ha hecho cargo de los centros de salud de la región de la
Costa de Jalisco. Fue electo senador de la República para el periodo 1976-1982.
En 1978 recibió la Medalla Belisario Domínguez. La XLVII Legislatura del
Estado de México decretó llamar Tlalnepantla de Baz a uno de los municipios
de la entidad, mandó inscribir con letras de oro el nombre del doctor en el salón
de sesiones del Palacio Legislativo e instituyó una presea anual en su honor. En
1986, Baz reorganizó el sistema de educación continua conocido popularmente
como “universidad anárquica”. Ese año, a los 92 de su edad, continuaba en el

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ejercicio de su profesión y dedicaba su tiempo libre a la pintura y a promover
conversatorios sobre los problemas del país. En septiembre de 1986 dictó las
siguientes palabras: “Sólo una cosa les pido a mis familiares y a mis amigos: que
no me entierren. Han de quemar mi cadáver y mis cenizas han de ser arrojadas
en el cráter de un volcán, el Nevado de Toluca. Ahí, en el centro del lago,
descansaré por siempre, eternamente, mientras el tiempo sea tiempo. Ha de subir
la comitiva a pie, lentamente, hasta la cumbre, para iniciar el descenso hasta el
agua, al origen de la vida. Ha de tocar la banda de mi pueblo mientras todos
llegan, mientras todos se acomodan. Después, no quiero ceremonias ni nada que
empañe la sobriedad que deseo darle a mi sepelio. Ha de tocar la sinfónica de mi
Estado, la Novena Sinfonía, y se ha de escuchar el ​Canto a la alegría​, mientras
un lanchero, sólo uno, ha de remar hasta el centro del volcán para arrojar mis
cenizas mientras terminan de tocar.” Murió en 1987. Aunque la ceremonia
luctuosa fue diferente, se le rindieron importantes honores.
BAZAINE, JOSEFA DE LA PEÑA AZCÁRATE DE
Nació y murió en la ciudad de México (1848 - 7 de enero de 1900). Procedía de
dos familias de abolengo criollo y de ideas liberales. El 26 de junio de 1865, a
los 17 años de edad, contrajo matrimonio con el mariscal Achille Bazaine,
comandante del cuerpo expedicionario francés que sostenía con las armas el
Imperio de Maximiliano. Cuando esa fuerza invasora se retiró del país, en
febrero de 1867, la pareja se trasladó a Francia, en cuya corte Pepita la
Mariscala, como se le conocía, gozó de alto aprecio por su belleza e
inteligencia. Bazaine fue nombrado jefe de la guardia imperial (1869) y
comandante supremo del ejército durante la guerra con Prusia (1870). Sin
embargo, rindió a los alemanes la plaza de Metz, donde él y 173 mil oficiales y
soldados franceses quedaron prisioneros. Firmado el tratado de paz, viajó con su
familia a Ginebra y más tarde regresó a Francia. Acusado de alta traición, fue
preso en mayo de 1872 y condenado a muerte en diciembre de ese año, pero el
presidente de la República le conmutó esa pena por la de 20 años de encierro en
la fortaleza de la isla de Santa Margarita, inmediata a Cannes. Desde entonces,
Pepita preparó la fuga de su esposo, la que se efectuó la noche del 10 de agosto
de 1874. Ambos fijaron su residencia en Madrid. Pepita volvió a México en
1886 con el propósito de recuperar algunos de sus bienes, entre ellos el Palacio
de Buenavista, que Maximiliano obsequió a Bazaine como regalo de boda, pero
no tuvo éxito en sus gestiones y fue objeto de rechazo social. Aun su prima
hermana Rosario de la Peña, la musa de Acuña, rompió con ella. Bazaine murió
en Madrid el 23 de septiembre de 1888, abandonado y pobre.

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Tropas de Bazaine en Celaya
AEM
BEALS, CHARLETON
Nació en Medicine Lodge, E.U.A., en 1893; se ignoran los datos de su muerte.
Es autor de: Mexican Maze, ilustrado por Diego Rivera (1931 y 1971); México
desconcertante: impresiones de un pensador norteamericano (1931) y Porfirio
Díaz, dictator of Mexico (1932 y 1971).
BEALS, RALPH
Etnólogo norteamericano, autor de Two Mountain Zapotec Tales from Oaxaca
(1935), Ethnology of the Western Mixe (1945), Cheran: a sierra tarascan village
(1946 y 1973), No Frontier to Learning: the Mexican Student in the United
States (en colaboración, 1957), The Comparative Ethnology of Northern Mexico
before 1750 (1973) y The Peasant Marketing System of Oaxaca, Mexico (1975).
BEAN, ELLIS PETER
Nació en Tennessee, Estados Unidos, en 1773; murió cerca de Jalapa, Ver., en
1866. Compañero de aventuras del contrabandista Philip Nolan, fue capturado
por los españoles y llevado a San Antonio, después a San Luis Potosí y luego a
la cárcel de San Felipe el Real de la ciudad de Chihuahua. En 1807 fue
trasladado a la cárcel de Acapulco, de donde escapó para unirse a José María
Morelos, quien le dio el mando de una de las partidas que atacaron el fuerte de
San Diego en 1811. Luchó bajo las órdenes de Ignacio López Rayón y Nicolás
Bravo. Escribió: Les aventures au Mexique et au Texas du colonel Peter Ellis
Bean (1783-1866). Ses Mémoires (París, sin fecha).
BEAUMONT, PABLO
Nació en Madrid, España en fecha desconocida; se ignoran el año y el lugar de
su muerte. Juan Blas Beaumont fue su nombre de pila antes de tomar el sayal
franciscano. Hijo de Blas Beaumont, anatómico y cirujano de Felipe V, estudió
en la Universidad de París, obteniendo los grados de maestro en artes y
licenciado en medicina. Vino a Nueva España con el empleo de cirujano latino

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mayor del Real Hospital de México, y obtuvo por sus méritos las cátedras de
anatomía y cirugía en la Universidad. Ingresó como fraile en el convento de la
Santa Cruz de Querétaro, donde se dedicó algunos años a la predicación y al
estudio de las lenguas indígenas. Nombrado cronista de la provincia, escribió
Tratado del agua mineral llamado de San Bartolomé (1772) y Chrónica de la
provincia por antonomasia apostólica de los gloriosos apóstoles San Pedro y
San Pablo de Michoacán. La primera parte de ésta ​aparato de la crónica​ fue
impresa en México en 1826 por Carlos María de Bustamante, con el título de
Historia del descubrimiento de la América Septentrional, atribuyéndosela a fray
Manuel Vega, quien sólo fue el copista del manuscrito original. Se reimprimió
en Morelia en 1855, junto con 185 páginas de la Chrónica. Hay, sin embargo,
dos ediciones completas, hechas en México en 1873-1874 y en 1932, ambas en
tres volúmenes. Beaumont tuvo a la vista gran cantidad de obras impresas tanto
de la historia de América como de Nueva España, crónicas monásticas
manuscritas de su orden y las impresas generales, así como manuscritos hoy
perdidos. En conjunto es un trabajo desequilibrado con un interminable
preámbulo. Sin embargo, tiene originalidad y es provechoso para la historia
general de Michoacán y las misiones del Norte. Sus ilustraciones pictográficas
son de dudosa autenticidad.
BEBIDAS
Líquidos simples o compuestos que se beben para apagar la sed o acompañar las
comidas, por gusto o para embriagarse. Las hay en una gran variedad de sabores,
olores y colores; dulces, amargas, con contenido alcohólico, espesas, ligeras,
calientes, frías, destiladas y fermentadas. El atole (véase), el chocolate (véase) y
el pulque (véase) han acompañado las comidas mexicanas desde tiempos
prehispánicos, y a través de los siglos se les han mezclado productos de otras
regiones, como la leche, el azúcar y ciertos vegetales. El sentido religioso que
impulsó originalmente su consumo se ha perdido, aunque perdura su carácter
ceremonial en ocasión de bautizos, primeras comuniones, cumpleaños y bodas;
pero también se bebe normalmente atole en el desayuno, chocolate en la
merienda y pulque en las comidas. Este último, en tiempos prehispánicos
alcanzó gran difusión en todo el país, gracias a la existencia de 19 diferentes
especies de maguey, con 14 variedades. Durante el periodo virreinal tuvo mucha
importancia el uso del chocolate, preparado como en la actualidad; sin embargo,
al quedar despobladas de indígenas las regiones productoras de cacao, se redujo
notoriamente el cultivo, lo que obligó a importarlo de Centro y Suramérica. Se
consumieron, además, nuevas bebidas cuyos procesos de elaboración o materias
primas provenían de Europa. A partir de la caña de azúcar se obtuvo el
aguardiente (v. CHINGUIRITO), y de la cabeza de los agaves, por fermentación
y destilación, el mezcal y el tequila (véase). Entre los indígenas, el alcoholismo

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se propagó en forma considerable en esa época, a pesar de que se promulgaron
leyes para prohibir la venta de licor entre ellos. Pronto se desarrolló también en
la Nueva España el uso del vino, la cerveza y el coñac. Se fabricó vino de uva
por primera vez en 1594, en Santa María de las Parras (Coahuila), gracias a los
esfuerzos del capitán Francisco de Urdiñola. Por estar restringida su venta, para
proteger a la industria española, el vino debía consumirse en el mismo lugar
donde se producía. Hacia 1544 se instaló la primera fábrica de cerveza, por
autorización real concedida a Alfonso de Herrera, quien contrató en España a los
oficiales que sabían elaborarla. La fabricación de tequila fue objeto de mejoras
técnicas en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando se fundó la primera
fábrica, pues con anterioridad se elaboraba en pequeñas destilerías rurales
clandestinas. Con el ánimo de proteger a la industria de la metrópoli, la
legislación española prohibió elaborar y vender aguardiente de caña, pero al
mismo tiempo rebajó los derechos que pagaban el vino y los licores que
provenían de España. El comercio del pulque se autorizó por cédula real el 30 de
marzo de 1669, pero se limitó el número de expendios. En 1672 se le fijó un
impuesto de un real por arroba, renta que se convirtió después en estanco y se
mantuvo hasta 1762, administrado por la Real Hacienda. En 1785 se elaboró un
informe de los licores que se consumían en los 91 alcabalatorios (v.
ALCABALA) de la Nueva España; en él se citan 82 bebidas con nombres
locales y la forma de prepararlas. A partir del pulque se hacían, entre muchas
otras, las llamadas “coyote”, “nochocle”, “ojo de gallo”, “polla ronca” y “sangre
de conejo”; del mezcal, “excomunión” y “mantequilla”; y del aguardiente, los
“aceites de perfecto amor” o “de Venus” y las “aguas” denominadas “cordial”,
“divina”, “arzobispal” o “de oro”. La invención del rompope, bebida alcohólica
dulce a base de yemas de huevo, se atribuye a las monjas de esa época.
Después de la Independencia llegaron al país personas de distintas
nacionalidades (franceses, ingleses, norteamericanos, alemanes), que
introdujeron sus productos y provocaron cambios en el gusto de los sectores de
ingresos medios y altos, rara vez en los populares. Aunque la cerveza se
producía artesanalmente en Nueva España desde el siglo XVI, las primeras
pequeñas fábricas se instalaron a partir de 1825 en el interior de la República; y
las de alta fermentación en 1845, en la ciudad de México. En 1985, las 18
plantas, propiedad en un 99% de tres empresas, produjeron 2 789 millones de
litros, el doble que 10 años antes (v. CERVEZA, INDUSTRIA). Corresponde al
último tercio del siglo XIX la expansión del tequila. En 1870 se fundó la primera
destilería de la Casa Sauza, que lo empezó a promover internacionalmente. La
fabricación de licores se desarrolló con rapidez y en 1861 había en el país ocho
establecimientos. A medida que crecía la producción y venta de bebidas

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embriagantes, aumentaban los ingresos de la hacienda pública. En 1860, entre
los arbitrios del fondo municipal de la ciudad de México, ocupaban el segundo
lugar los impuestos por venta al menudeo de licores y los que se cobraban a las
fábricas de cerveza y a las “casillas” de pulque. La producción vinatera logró
notorios aumentos gracias al uso de técnicas modernas y a la utilización de
mejores cepas (v. VITIVINICULTURA); sin embargo, a fines del siglo XIX
todavía se recurría a las importaciones, las cuales significaban el 73% del
consumo nacional. El régimen porfirista ofreció condiciones ventajosas para el
desenvolvimiento de la industria de licores. En 1897 el número de fábricas de
aguardiente ascendía a 1 972: 1 065 de caña, 840 de maguey, 19 de uva, tres de
granos y 45 de diversos tipos. Las entidades que contaban con mayor cantidad
de fábricas de aguardiente eran, por orden de importancia, Veracruz, Hidalgo,
Chiapas y San Luis Potosí. El volumen de aguardiente producido llegó a ser de
37.1 millones de litros en 1910. Alrededor de 65 compañías abastecen el
mercado nacional de bebidas alcohólicas, de las cuales 15 absorben el 80% de
las ventas. El consumo anual asciende a 10.6 millones de cajas. La participación
en el mercado, en orden de magnitud, es la siguiente: bebidas a base de uva
(brandies y vinos), de caña, de agave y de semillas (whisky, tequila, ginebra y
vodka), y licores; y por productos: brandy, tequila, ron, vinos generosos,
ginebra, vodka, whisky, licores y coñac.
Entre las bebidas no alcohólicas destacan los refrescos embotellados, en
cuyo proceso de elaboración se utilizan frutas, esencias y concentrados. En 1980
operaban 249 empresas en esta rama, de las cuales 126 elaboraban refrescos de
cola y sólo 72 correspondían a marcas mexicanas. El resto eran mixtas o
franquiciadoras de fórmulas extranjeras. En 1984 se produjeron 5 219 millones
de litros y el consumo promedio por habitante fue de 121 L al año. Del total de
lo producido, el 57% correspondió a los refrescos de cola y únicamente el 4.5%
a las aguas minerales (v. REFRESCOS EMBOTELLADOS, INDUSTRIA).
Las “aguas frescas” se preparan en el hogar o en pequeños comercios. Se
hacen con frutas de la estación (tuna, tamarindo, papaya, mango, limón), flores
(jamaica) o semillas (chía u horchata de arroz o de melón), a las que se añade
azúcar.
Chocolate, atole, champurrado, té y ponche se beben calientes prácticamente
a cualquier hora del día. Las infusiones, conocidas genéricamente con el nombre
de té, son muy variadas. Algunas de ellas se consumen para acompañar las
comidas o las charlas, y otras con fines medicinales. Se preparan con hojas
(menta, naranjo, yerbabuena) o flores (azahar, manzanilla) de diversos vegetales.
Los ponches (del inglés punch y éste del sánscrito pancha, cinco, bebida hecha a
base de cinco ingredientes) se hacen en México hirviendo con azúcar o

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piloncillo frutas varias (tejocote, caña, ciruela, guayaba) a las que se agrega un
poco de licor. Son característicos de las fiestas decembrinas. El café de olla (con
piloncillo, canela y a veces alcohol) es una versión mexicanizada de la aromática
bebida, cuyo consumo se ha generalizado.
En 1980 (último dato disponible), 558 establecimientos procesaron 544 mil
toneladas de leche; aparte la crema, la mantequilla y el queso, produjeron 1 707
millones de litros de leche pasteurizada, rehidratada, homogeneizada y
envasada, y 219 mil millones de condensada, evaporada y en polvo (v. LECHE
Y SUS PRODUCTOS INDUSTRIALIZADOS). En 1970, según el IX Censo
General de Población, el 38.9% de la población mexicana no consumía leche.
Este dato dejó de captarse en el Censo de 1980 y sólo se registró a los niños de
cinco años y menos, en condiciones de ablactación, que no tomaban ese
alimento. En el grupo de 11 130 315 niños correspondiente a ese intervalo, 4 442
814 no la tomaban, lo cual equivale al 39.9%. Del resto, 1 009 448 la bebían de
uno a tres días a la semana; y 5 678 053, de cuatro a siete veces en ese lapso.

Puerta de un horno antiguo de mampostería para cocer el agave


AEM

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Secado de café
AEM

Tequila, Jal.
AEM

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Tlachiquero con su carga de pulque
AEM
BÉCAL, CAMP
Villa del municipio campechano de Calkiní, situada a 20° 63​ 34” del latitud
norte y 90° 01​ 36” de longitud oeste, en el extremo norte de la entidad. Hay tres
versiones del significado de su nombre en maya: “camino al aguaje”, “camino al
corriental en la tierra” y “camino de agua”. En 1980 tenía 5 476 habitantes. Su
suelo es casi plano y pedregoso. Llueve desde fines de mayo hasta agosto; de
septiembre a enero se presentan los “nortes”. El sistema de agua potable
funciona desde 1976, alimentado por ocho pozos de los que también se surte
Calkiní, distante 22 km de Bécal. Antes se captaba el agua de lluvia en aljibes.
Hay dos unidades de riego. Se cultivan aguacates y cítricos. Las siembras de
maíz y frijol son de temporal. La población dispone, a su escala, de todos los
servicios. Las costumbres, el modo de hablar, el vestuario, la alimentación y el
folclore son en general de origen yucateco. Existían dos sociedades, la Juventud
Becaleña y la Organización, que llevaban a cabo veladas literarias, bailes y
competencias deportivas. La artesanía tradicional es el tejido de sombreros de
palma (v. JIPI). La patrona del lugar es la Vírgen de la Natividad cuya fiesta se
celebra el 8 de septiembre. La iglesia se empezó a construir el 22 de mayo de
1607 y no se sabe cuándo se terminó. Presenta un gran balcón en el sitio de la
ventana de coro y dos altas torres muy sencillas, de tres cuerpos, coronadas por
cruces de 2 m de altura. La ornamentación interior fue costeada por Sixto
García, descendiente del español que inició la industria del jipi.
A la llegada de los españoles, Bécal era un pequeño caserío dependiente del

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cacicazgo jefaturado por Na-Pot-Canché-Canul, asentado en Calkiní (M.
Aranda). El 3 de marzo de 1823 se celebró allí una junta militar presidida por el
general Melchor Álvarez, en la que se acordó secundar el plan de Casa Mata,
proclamado el 1° de febrero de 1823 por Echávarri para reinstalar el Congreso
que había disuelto Iturbide. Mérida y Campeche se sumaron al pronunciamiento
de Bécal el 4 de marzo siguiente. En esa virtud, el ayuntamiento de Campeche
despojó a Juan José de León del cargo de teniente del rey y nombró en su lugar
al coronel Baltasar González. El 28 de marzo de 1830, también en Bécal, unos
40 representantes de la provincia y 30 oficiales, presididos por el gobernador
José Segundo Carvajal, se constituyeron en asamblea general y promulgaron el
Acta Instituyente, que debía regir los destinos de Yucatán hasta que se expidiese
la Constitución centralista. Durante la guerra de castas, Bécal no fue asolado por
los indígenas sublevados cuando éstos ocuparon Nohcacab (Santa Elena), la
hacienda de Uxmal y Los Chenes. Los becaleños integraron un batallón que
peleó bravamente en la defensa de Dzibalché. Con el deseo de que la emperatriz
Carlota viajara cómodamente, en 1865 se construyó de Uxmal a Bécal un
camino para vehículos de ruedas. El 7 de diciembre de ese año llegó la
emperatriz acompañada de José Fernando Ramírez, ministro de Relaciones,
quien con motivo de esa gira escribió Viaje a Yucatán. El manuscrito, hecho a
lápiz, lo encontró Manuel Mestre Ghigliazza en la biblioteca del Museo
Nacional. Una copia la publicó Carlos R. Menéndez en 1926, en edición de 100
ejemplares. Bécal recuerda especialmente al sacerdote Pedro J. Hurtado, español
nacido en Málaga; llegó en 1812 y se dedicó, aparte su ministerio, a curar a los
enfermos; hizo el camino de Bécal a Calkiní, con fondos del hacendado Simón
Peón, en 1814; murió el 6 de enero de 1868.
BECÁN (Camp.)
Zona arqueológica maya situada en la región de Río Bec, en la parte central de
la península de Yucatán. Se desplanta sobre un afloramiento de roca, circundado
por un foso que le dio el nombre, pues Becán significa “barranca o cañón
formado por el agua”, aunque literalmente podría derivarse de be, camino, y
can, serpiente: “camino sinuoso”. El foso tiene 1 890 m de largo, una
profundidad promedio de 5 y un ancho de 16. Gran parte del material extraído se
utilizó para formar un terraplén de unos 25 m de altura. El acceso a la ciudad se
hacía por medio de siete puentes. Hay en ella cuatro conjuntos de edificios, los
más altos de 35 m: la Plaza Este, la Terraza Intermedia, la Plaza Central y la
Plaza Oeste. El primero es el grupo más explorado. Se compone de cuatro
grandes construcciones alrededor de la plaza. El Edificio I, de 60 m de largo,
presenta en su lado sur dos niveles escalonados, de modo que el techo del
primero sirve de pasillo para penetrar al segundo. En los extremos de éste surgen
sendas torres de mampostería, características del estilo Río Bec. La Estructura II

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cierra la plaza por el oeste, mide 43 m de frente y tiene también dos niveles de
habitaciones, el primero decorado con paneles de celosía. La Estructura III, al
este de la plaza, es semejante a la anterior, pero al frente de su escalinata hay un
altar circular dedicado a Kukulcán. El edificio IV, a su vez, tiene 34 m de base y
varios cuerpos con molduras y esquinas redondeadas, y en su fachada debió
existir, igual que en las estructuras VIII y X del centro ceremonial, un mascarón
de Itzamná, cuya boca sería la entrada al templo, otro de los rasgos distintivos
del estilo Río Bec. La ocupación de Becán comenzó hacia 500 a.C. y terminó
hacia 900 o 1000 d.C.
BECERRA, AMADA LINAJE DE
Nació y murió en la ciudad de México (1892-1968). Fundó, con Emilia Enríquez
de Rivera, la revista El Hogar, en la que escribió con el seudónimo de Laura de
Pereda, y con otras escritoras, la Unión Femenina Iberoamericana. Es autora de
En pro del casticismo.
BECERRA, DIEGO
Nació en la ciudad de Puebla a mediados del siglo XVII. Fue mozo tan calavera
y pendenciero como hábil artista. En una pelea por el favor de una dama, su
adversario resultó muerto y él tuvo que refugiarse en el convento de San
Francisco, donde a la postre profesó el 6 de enero de 1640. Las obras que pintó
allí y en los monasterios de San Agustín y San Francisco, se perdieron.
Toussaint menciona cuatro lienzos de Becerra, que conoció en la sacristía de San
Agustín en Morelia; representan pasajes de la vida del obispo de Hipona. Tienen
coloración sombría, pero revelan gran seguridad en el trazo e influencia de José
Juárez. El más interesante corresponde al Entierro del Santo. En el catálogo de
la Colección Barrón se mencionan otras dos obras de Becerra: un San Diego,
firmado, y un San Jerónimo (copiado por el pintor poblano Morales).
BECERRA, FRANCISCO
Nació en Trujillo, Extremadura, España, en 1545; murió en Lima, Perú, el 29 de
abril de 1601. Hijo de Alonso de Becerra, maestro de arquitectura y cantería, y
nieto por línea materna de Hernán González, maestro mayor de la catedral de
Toledo y amigo y albacea de Alonso de Berruguete. Llegó a Nueva España en
1573, precedido de la buena fama que le había dado la construcción de una
capilla en el monasterio de Guadalupe de su ciudad natal. Terminó la iglesia de
Santo Domingo en la capital del virreinato. Luego pasó a Puebla, donde en 1575
comenzó las obras de la catedral; ésta, de planta rectangular, se proyectó con tres
naves a la misma altura, sin cimborrio y con sendas torres desplantadas en los
ángulos. Hizo también los planos de los conventos de Totomihuacan y
Cuauhtinchan; intervino en la construcción de Santo Domingo y San Agustín, y
edificó el coro de San Francisco, todo ello en Puebla y su comarca. Se le han
atribuido las portadas de las iglesias conventuales de Tepoztlán, Cuernavaca,

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Tlalnepantla y Tlaquiltenango, todas las cuales terminan en un frontón
triangular. En 1581 viajó a Quito, donde proyectó e inició las iglesias de Santo
Domingo y San Agustín, y tres puentes. En 1582 se radicó en Perú; allí trazó los
planos de las catedrales de Lima y de Cuzco, los fuertes de El Callao, el Palacio
Virreinal, las Casas Reales y el Corral limeño. Por esta última obra se le
considera creador del modelo para los teatros americanos.
Bibliografía: Francisco Álvarez: Las catedrales de México y Puebla (1921);
Eugenio Llaguno y Amirola: Noticias de los arquitectos y de la arquitectura de
España (Madrid, 1829); Manuel Toussaint: “El arquitecto de la catedral de
Cuzco”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas (7; 1941).

Convento dominico de Tepoztlán, Morelos, de fachada renacentista. Fue construida por


Francisco Becerra entre 1560 y 1588.
Secretaría de Turismo
BECERRA, JOSÉ
Nació y murió en Lagos de Moreno, Jal. (1864-1942). Poeta, publicó Cadencias
(1910). En 1947, Alfonso de Alba recogió, en Mirando al cielo (t. I de la
Biblioteca de Autores Laguenses) una selección de la obra inédita de Becerra, a
la que puso notas. El libro está ilustrado con dibujos de Manuel Wario Díaz.
BECERRA, JOSÉ CARLOS
Nació en Villahermosa, Tab., el 21 de mayo de 1937; murió cerca de Brindisi,
Italia, el 27 de mayo de 1970. Abandonó el estudio de la arquitectura para
dedicarse a las letras. Publicó los libros de poemas Oscura palabra (1965),
Corona de hierro (1966) y Relación de los hechos (1967); y participó en la obra
colectiva Poesía joven de México (1967). Composiciones suyas aparecen en las
antologías Poesía en movimiento, Ómnibus de poesía mexicana y Poesía erótica

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mexicana. José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid editaron El otoño recorre las
islas (1973), con prólogo de Octavio Paz, volumen que recoge la obra de
Becerra de 1961 a 1970.
BECERRA, MARCOS E
Nació en Teapa, Tab., el 25 de abril de 1870; murió en la ciudad de México el 7
de enero de 1940. Sonetista, lingüista y geógrafo, publicó 15 libros, entre ellos:
Guía del lenguaje usual (1901), Musa breve (1907), Los nombres de Palenque
(1911), La nueva gramática castellana (1921) y Breve noticia sobre la lengua e
indios tsoques (1925); en 1954 se publicó Rectificaciones i adiciones al
Diccionario de la Real Academia Española.
BECERRA ACOSTA, MANUEL
Nació en la ciudad de México el 22 de agosto de 1933. Licenciado en derecho
por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido cronista
parlamentario, comentarista político y editorialista (1963-1969), director de
producciones de televisión (1968-1969) y subdirector general de Excélsior
(1969-1976), y director general del diario Unomásuno, desde su fundación en
noviembre de 1977. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en 1959. Es
autor de dos libros: Las primeras aventuras (1983) y Dos poderes (1984).
BECERRA DE CELIS, MARÍA CONCEPCIÓN
Nació en El Salto de Juanacatlán, Jal., el 29 de abril de 1906; murió en
Guadalajara, Jal., el 7 de marzo de 1973. Maestra, dirigió la Escuela Normal de
Jalisco (1945-1956). Publicó: Teatro y poemas infantiles (1938).
BECERRA GONZÁLEZ, JOSÉ DE JESÚS
Nació y murió en Guadalajara, Jal. (1910-1966). Médico cirujano (1932) por la
Universidad de Guadalajara, combinó el ejercicio de su profesión con la
literatura. Vivió en Tototlán, Jal., los últimos 25 años de su vida. Colaboró en los
periódicos El Informador y El Occidental de Guadalajara. Publicó las siguientes
novelas: Juan Cercas (1947), El dólar viene del norte (1954, Premio Jalisco),
Veinte años no es una vida (La simple historia de un médico simple) (1959), El
Burro de Oro (La muralla del odio) (1961), Rosa de fuego (1964) y La borrasca
(1966), todas editadas en Guadalajara. Escribió también Poemas (a la vida y al
amor) (1965).
BECERRA TANCO, LUIS
Nació en el real de minas de Tasco en 1602; murió en la ciudad de México en
1672. Presbítero a cargo de varias parroquias del arzobispado de México,
dominó las lenguas latina, griega, hebrea, francesa, italiana, portuguesa, náhuatl
y otomí. Enseñó estas dos últimas y fue profesor de matemáticas y astrología en
la Universidad Real y Pontificia. Considerado un sabio en su tiempo, dio
testimonio sobre las apariciones guadalupanas en las Informaciones de 1666.
Escribió Felicidad de México en la admirable aparición de la Virgen María

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Nuestra Señora de Guadalupe (1666) (v. GUADALUPE, VIRGEN DE).
BECERRA Y CASTRO, ANTONIO
Nació en Zacoalco, Jal., el 13 de junio de 1860; murió en Churubusco, D.F., el 7
de julio de 1948. Colaboró en casi todas las revistas literarias jaliscienses de
fines del siglo XIX. Administró el periódico El Estado de Jalisco. Compuso la
zarzuela Dos siglos en una noche y el monólogo El fin de la carrera, y tradujo el
drama El honor de Herman Sudermann.
BECERRA Y JIMÉNEZ, JOSÉ MARÍA LUCIANO
Nació en Jalapa (Veracruz) en 1784; murió en Puebla, Pue., en 1854. Fue
diputado suplente a las cortes españolas (1820), diputado federal por Puebla
(1823), trigésimo obispo de Chiapas (1849) y vigésimo segundo de Puebla
(1852). Es autor de: Voto particular en el proyecto del Acta Constitutiva (1838)
y Ocho pastorales (1853).
BECKER I y II, CÓDICES
El Becker I es un códice prehispánico mixteco de carácter histórico y
genealógico. Contiene la relación de hechos de la dinastía gobernante de
Tilantongo y Tututepec, desde el siglo XI (1047) hasta el XV (1468). Narra
principalmente las hazañas del Señor 8 Venado, Garra de Tigre; los detalles de la
batalla entre dos señores rivales, que culmina con el sacrificio de 11 Viento a
manos de 8 Venado, y la iniciación como rey de 4 Viento, último personaje que
aparece en el códice. Parece proceder de Tututepec, exdistrito de Juquila, Oax.
Es un biombo de 16 hojas de piel curtida de venado, pintado en un solo lado.
Mide 396 por 18.7 cm. En 1852, fue entregado en Puebla al licenciado Pascual
Almazán, por un indígena mixteco que lo presentó a guisa de título de propiedad
de unas tierras. El ciudadano alemán Philip Becker lo compró para donarlo al
Museo de Historia Natural de Viena, de donde pasó al Museo Etnográfico de esa
ciudad, sitio en que se conserva. Originalmente era de una extraordinaria
belleza, finamente pintado, pero por estar pintado sobre una capa de cal
fácilmente disgregable, la acción del tiempo y las raspaduras acabaron por
deteriorarlo. Según Eduard Seler, Zelia Nuttall, Walter Lehmann y Karl
Novotny, este códice y el Colombino pertenecen a un mismo manuscrito que
debió tener mayor tamaño y extensión.
El Becker II también perteneció al coleccionista Becker, de quien tomó el
nombre. Procede de la región occidental de Oaxaca o del área de Cholula, en el
valle de Puebla. Es un manuscrito mixteca de carácter histórico y genealógico,
en forma de biombo de piel curtida de animal, pintado por un solo lado; mide
115.6 por 26.5 cm y está doblado en cuatro hojas, cada una dividida en dos
bandas horizontales que se leen de abajo hacia arriba. En la banda inferior
aparecen nueve parejas identificadas con sus nombres personal y calendárico, y
en la superior otras seis, aparentemente pintadas por distinta mano. Esta segunda

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serie de matrimonios pudieran ser los descendientes que no tuvieron acceso al
poder. Tanto el comienzo como el final del códice están rotos. Se piensa que el
Becker II fue hecho después de la Conquista española, aunque siguiendo la
técnica indígena tradicional. Comparando el Códice Becker II con el Becker I y
el Códice Sánchez Solís o Walker-Götter, fue posible descifrar algo de su
contenido. El Becker I fue publicado por Henri de Saussure: Antiquités
Mexicains. Fascicule. Le manuscrit du Cacique (Génova, 1891), y por
Guillermo Echániz: Códice Becker o Manuscrito del cacique mixteca que se
conserva en el Museo Etnográfico de Viena (1944). El Códice Becker II no
había sido publicado, pero Karl A. Novotny reprodujo ambos: Codex Becker I/II
con interpretación y comentarios (Graz, Austria, 1961).
Bibliografía: Carmen Aguilera y John Glass: Códices del México antiguo.
Una selección (1979); Walter Lehmann: “Les peintures Mixteco-Zapotecas”, en
Archiv für Wölkerkunde (Viena, 1957).
BEDFORD, SYBILLE
Escritora inglesa autora del libro Sudden View; a Mexican Journey (1953).
BEDOLLA, MIGUEL LUCAS
Pintor tlaxcalteca activo en el siglo XVIII. En el santuario de Ocotlán, Tlax., se
conservan tres cuadros suyos: La Virgen María, San Cristóbal y Visita de la
Sacra Familia a Santa Ana y San Joaquín.
BEDOYA, ALFONSO
Nació en Vicam, Son., en 1900; murió en 1957. Actor, interpretó en el cine
principalmente tipos populares, y se le llamaba el Indio Bedoya. Desde 1947
trabajó en Hollywood, personificando mexicanos. Fue elogiado por su papel de
bandido en El tesoro de la Sierra Madre, de John Huston.
BEGONIA
Begonia gracilis H.B.K. Planta herbácea poco ramosa, de la familia de las
begoniáceas, hasta de 50 cm de alto; provista de un tubérculo globoso
subterráneo y tallos nudosos con estrías rojizas, carnosos, quebradizos. Tiene
hojas pecioladas, alternas, brillantes, con la base oblicua, ápice acuminado y
bordes duplicado-aserrados. Presenta flores reunidas en inflorescencias cimosas,
dispuestas en las axilas de las hojas superiores; unisexuales, monoicas, más o
menos zigomorfas, rosadas, con muchos bulbillos o yemas en las axilas de las
brácteas que rodean las inflorescencias, con función de reproducción vegetativa
de la planta; el escapo lleva dos brácteas anchas, de donde se elevan dos flores
pedunculadas, una masculina y otra femenina; aquéllas llevan perigonio tierno,
formado por dos partes de tépalos de 1.5 a 2 cm de largo y estambres
numerosos, dispuestos en cabezuelas; y las femeninas, un perigonio formado por
tres tépalos exteriores y dos interiores más chicos; ovario ínfero, trilocular; la
parte dorsal de los carpelos, alada; óvulos numerosos sobre placentas bipartidas;

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y tres estilos cortos, cada uno dividido en ramitas contorneadas. El fruto es
capsular, membranoso, con dehiscencia lateral, junto a las cristas; con semillas
pequeñas, sin endospermio, de testa dura. La raíz se usa como purgante o para
provocar vómitos. Florece en los meses de julio y agosto. Vive en lugares
húmedos y sombreados, y se encuentra en el Pedregal de San Ángel, el Desierto
de los Leones, Contreras, D.F., cerca de Cuernavaca, Mor., y en el cerro de Santa
Catarina. También se conoce en México con los nombres de carne de doncella y
totoncaxoxoyollin.

Begonia
AEM
BÉISTEGUI, CONCEPCIÓN
Nació en Guanajuato, Gto., en 1820; murió en la ciudad de México en 1870.
Dispuso en su testamento que, una vez cubiertos los legados que dejaba, se
destinase el remanente de sus bienes a socorrer a los pobres del modo que sus
albaceas determinasen. Luciana Béistegui, Juan Rodríguez de San Miguel,
Mariano Yáñez y Francisco Azurmendi, en cumplimiento de aquel encargo,
decidieron fundar un hospital en el local que perteneció al antiguo convento de
Regina, en la capital de la República. La institución se abrió al público, con el
nombre de Hospital Concepción Béistegui, el 22 de marzo de 1886. Desde
entonces ha recibido cuantiosos donativos.

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Concepción Béistegui
AEM
BÉISTEGUI, MATÍAS D
Nació en Guanajuato, Gto., en 1816; murió en la ciudad de México en 1852.
Médico, se le considera el primer mexicano que practicó una transfusión
sanguínea con éxito. En esa operación fue asistido por el doctor Francisco Javier
Vértiz.

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BÉJAR NAVARRO, RAÚL - BENNET, MANUEL
BÉJAR NAVARRO, RAÚL
Nació en México, D.F., el 28 de noviembre de 1937. Licenciado en ciencias
sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha desempeñado en
esta casa de estudios, los siguientes cargos: jefe de los departamentos de
Ciencias Políticas (1969-1970) y de Sociología (1970-1973), director de la
Escuela Nacional de Estudios profesionales (Acatlán, 1975-1981), secretario
general (1981-1985), y director del Centro de Investigaciones
Multidisciplinarias sobre Sociedad y Cultura (1985-1986) y del Centro de
Estudios sobre Identidad Nacional en Zonas Fronterizas. Es autor de El mito del
mexicano (1968), Historia de la industrialización del estado de México (1970),
El mexicano: aspectos culturales y psicosociales (1978) y El perfil de México en
1980; y ha traducido El diseño de investigación de Agkoff Roussell y El modelo
conceptual de M. White R.
BÉJAR RUIZ, FELICIANO
Nació en Jiquilpan, Mich., el 14 de julio de 1920. Autodidacto en varias
disciplinas artísticas (dibujo, grabado, pintura y escultura), experimentó con
multitud de materiales plásticos y artesanales. En 1949 obtuvo una beca de la
UNESCO, la cual aprovechó para trabajar en una fábrica de vidrio en Murano,
Italia. Más tarde ensayó nuevos procedimientos para vitrales y trabajó en
esculturas de chatarra. El siguiente paso fue incorporar el vidrio a la escultura
metálica e insertar lentes en ella, para producir los Magiscopios, que describe
como “instrumentos para ver mágicamente, al mismo tiempo fantásticos, como
calidoscopios, y científicos como telescopios. Algunos distorsionan, otros
afinan, pero siempre dan una nueva visión”. Béjar ha practicado también la
tapicería y el diseño artístico para productos industriales de porcelana y cristal.
Desde su primera exposición (Nueva York, 1948), ha presentado su obra en 150
exhibiciones individuales y unas 100 colectivas, en galerías y museos nacionales
y del extranjero, muchos de los cuales han adquirido piezas suyas. Además ha
hecho la escenografía para Bajo el bosque blanco de Dylan Thomas (teatros de
Los Insurgentes y Del Bosque, 1962), Una noche con Khalil Gibran Khalil
(teatro Excélsior, 1963) y Los tarascos y Sones antiguos de Michoacán
(Auditorio Nacional, 1965); e ilustrado con 11 grabados el libro de poemas
Inscriptions de Edward Lucie-Smith.

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Geometría poética de F. Bejár
AEM
BEJUCO
Nombre que se da a numerosas plantas trepadoras con el tallo leñoso, de
distintos géneros y familias:
Doxantha unguis-cati (L.) Rehder; igual que Ignonia unguis-cati L. Arbusto
de la familia de las bignoniáceas, trepador espinoso cuyas ramas llevan
frecuentemente raíces. Las hojas son opuestas, angostamente pecioladas;
compuestas de dos foliolos laterales, lanceolado-aovados, de 3 a 8 cm de largo,
y de un zarcillo central trífido y ganchudo a manera de uñas de gato (de ahí el
nombre vulgar). Las flores son amarillas o algo anaranjadas, vistosas,
gamopétalas, dispuestas aisladamente o en pequeños grupos en las axilas de las
hojas; miden de 4 a 7 cm; el cáliz es campanulado, subtruncado o irregularmente
lobulado; la corola, pentalobulada, en forma de embudo o de campana; el
androceo está constituido por cuatro estambres fértiles insertados en la parte
superior del tubo de la corola; el ovario es súpero, bicarpelar, bilocular, con
numerosos óvulos; el estilo es simple y el estigma, bífido. El fruto es una
cápsula linear, lisa, hasta de 60 cm de largo por 1 a 1.5 cm de ancho; las semillas
son aladas, de 2 a 2.5 cm de largo. Los tallos, muy resistentes, son usados en
Chiapas para amarres en la construcción de casas. La planta también se emplea
como remedio popular contra las mordeduras de serpientes y como
contraveneno de algunas plantas tóxicas; tiene, además, propiedades febrífugas y
se recomienda para las inflamaciones intestinales, como tónico digestivo y como
remedio contra la ictericia, las hinchazones y las llagas. Se encuentra en

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matorrales secundarios de las selvas altas siempre verdes, desde Baja California,
Sonora y Tamaulipas hasta Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Yucatán. Recibe
también los nombres de bejuco de chinaco (Chiapas), xcanol-ak y ekkixil
(Yucatán), bejuco legítimo o San Pedro guía (Tamaulipas) y mano de caehora
(Sinaloa).
2.Cassia pauciflora H.B.K. Arbusto hirsuto de la familia de las leguminosas;
se localiza en Sinaloa.
3.Guarea excelsa H.B.K. Arbusto o árbol de la familia de las miliáceas, de
frutos grandes, rojos, leñosos, en forma de pera, que se abren en cuatro o cinco
valvas. Es mejor conocido con el nombre de trompillo de playa (Chiapas).
4.Aristolochia pardina Duchartre. Planta trepadora leñosa de la familia de
las aristoloquiáceas, conocida en Guerrero con el nombre de bejuco amargo.
Tiene la corteza del tallo suberosa. Las hojas son alternas, largamente
pecioladas, lisas, cordiformes, redondeadas u obtusas en el ápice. Las flores son
de color amarillo verdoso con manchitas negras; están dispuestas sobre un largo
pedúnculo; con el perigonio petaloide, tubuloso y alargado hacia el ápice en
forma de una lengÜeta de unos 2 cm de ancho; con androceo formado por seis
estambres; y ovario ínfero que contiene numerosos óvulos. El fruto es capsular.
Está distribuido desde Sinaloa hasta Colima, Guerrero y Veracruz. Los tallos son
usados como cordeles; el cocimiento de las hojas se recomienda contra la fiebre;
la raíz, igual que la de otras especies del mismo género, se recomienda para
contrarrestar la ponzoña de las serpientes, pero no hay comprobación de su
eficacia. Recibe también el nombre de guaco o huaco, en Colima (v. GUACO y
FLOR DE PATO).
5.Paullinia fuscescens H.B.K. Arbusto trepador de la familia de las
sapindáceas, conocido como bejuco cuadrado. Tiene tallos cuadrangulares y
surcados; hojas alternas, compuestas, pinadas, con los foliolos obtusos; flores
hermafroditas, pequeñas, irregulares, reunidas en inflorescencias solitarias,
cimoso-paniculadas, con cinco sépalos desiguales, cuatro pétalos, ocho
estambres y disco existente; y ovario excéntrico de tres hojas carpelares y un
óvulo en cada división. El fruto es una cápsula dura, gruesa, alada, con una a tres
celdas y una a tres semillas. Se encuentra en zonas tropicales. En Sinaloa se le
llama pico de guiloche.

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Barbas de chivato
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

Bejuco
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

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Cabeza de negro
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México
BELAUNZARÁN Y UREÑA, JOSÉ MARÍA DE JESÚS
Nació y murió en la ciudad de México (1771-1857). En 1810 era guardián de los
conventos dieguinos en Guanajuato. Cuando el conde Flon, frenético por la
matanza de españoles en la alhóndiga de Granaditas, dio la orden del degüello
general de los guanajuatenses, el fraile intervino en forma heroica: “Un monje
insignificante, de humildísimo sayal, sale del templo de San Diego, armado sólo
de una cruz… De un enérgico manotazo detiene de la brida al caballo del conde,
y con voz firme y vibrante lo increpa, lo amonesta, lo doma… La energía con
que recalcó lo criminal del propósito de Flon, obligó a éste a revocar la orden
fatal, salvándose Guanajuato de la más horrenda hecatombe”. Sin embargo, Flon
ordenó un fusilamiento en masa, y Calleja pobló la ciudad de horcas. En 1831
Belaunzarán fue consagrado obispo de Linares. Murió en el olvido 26 años más
tarde. Su cadáver momificado, refiere el historiador Antonio Pompa y Pompa,
fue hallado en 1936, al hacer unas excavaciones en la planta baja del hotel
Gillow, contigua a la excasa Profesa, y fue vuelto a inhumar en el Panteón Civil.
Véase: Manuel Leal: Añoranzas y panoramas guanajuatenses (1956).

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José Ma. Belaunzarán y Ureña
AEM
BELÉN
Impatiens balsamina L. Planta herbácea anual de la familia de las
balsamináceas. Tiene tallo erecto, frágil y carnoso, con ramificaciones
pubescentes o casi desnudas; hojas lanceoladas, alargadas o ligeramente
ensanchadas; ápice acuminado y borde profundamente aserrado, y peciolo
glandular; flores grandes, rosadas o de otros colores, de forma circular, con
pétalos muy abiertos, con el borde lateral redondeado y el terminal sésil y largo,
y un labio pequeño en forma de cono. El fruto es una cápsula larga, tomentosa,
que al madurar se abre bruscamente. Esta planta, común en los jardines
mexicanos, es originaria de China e India. Recibe también los nombres vulgares
de chinos, gachupina (Tlacotalpan, Ver.) y mírame lindo.
BELÉN
Paremiología: 1. “Meterse en belenes” significa meterse en enredos o “camisa
de once varas”, en alusión a las penalidades que sufrieron la Virgen María y San
José al buscar posada en su ciudad natal. 2. “Ser de los que bailaron en Belén”
indica ser inocente, como los pastorcillos que fueron al pesebre. 3. “Ya porque
nació en Belén presume de Niño Dios” es expresión satírica dirigida contra los
presumidos que pretenden ser lo que no son y alegan como razón su origen.
BELEÑA, EUSEBIO VENTURA
Religioso español del siglo XVIII. Hacia 1750 llegó a Nueva España. Fue juez
de testamentos, capellanías y obras pías en Puebla, y oidor de las audiencias de
Guatemala y México. Escribió: Comentarios al libro IV de las Instituciones
Imperiales de Justiniano, con adiciones del derecho español (1787),

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Recopilación sumaria de todos lo autos acordados por la Real Audiencia y Sala
del Crimen en esta Nueva España (1787) y Discurso político acerca del
comercio en sus días y ventajas del comercio libre (1791).
BELESA o BELEZA
(Del gótico bílisa, cierta hierba mágica que servía para envenenar las aguas con
el fin de atontar a los peces.) Término panhispánico que designa algunas
plumbagináceas del género Plumbago L. En México se refiere en particular a P
coerulea H.B.K., de flores azules, y a P scandens L., de flores blancas en largas
espigas, con cálices cubiertos de pelos viscosos. Con ellas se hacen a menudo las
cercas de las casas en tierra caliente, probablemente por sus cualidades
vesicatorias: las hojas producen un enrojecimiento casi instantáneo de la piel, y
si el contacto se prolonga durante una media hora, levanta ampollas. Tomadas,
las raíces producen vómito. La planta es uno de los tlepatli de los antiguos
pueblos de lengua náhuatl, o sea “medicina de fuego”, o yerba lumbre. Se le
llama también tlachichinole, canutillo, hierba del alacrán y hierba del negro.
BELINA SWIONTKOWSKI, LADISLAO
Médico natural de Polonia (1840-1890). Radicó en México en 1874, donde
practicó con éxito transfusiones de sangre valiéndose de un aparato de su
invención y que lleva su nombre. Además, experimentó con el hipnotismo
terapéutico y analgésico.
BELKIN, ARNOLD
Nació en Calgary, Canadá, el 9 de diciembre de 1930. Llegó a México en 1948.
Inició estudios de pintura en la Vancouver School of Art y en la Banff School of
Fine Arts de Canadá (1944-1945 y 1947-1948) y los continuó en la Escuela de
Pintura y Escultura La Esmeralda (1948-1949). Llevó cursos en la Escuela
Nacional de Antropología e Historia, en los Talleres de Litografía de la Escuela
Nacional de Artes del Libro y en el Instituto Politécnico Nacional (IPN),
pinturas plásticas y técnicas del mural. En 1950 se incorporó al equipo de
ayudantes de David Alfaro Siqueiros. Ha sido profesor en universidades
mexicanas y norteamericanas. Presentó su primera muestra individual en el
Instituto Cultural Anglo-Mexicano (1952); después ha expuesto en galerías y
museos nacionales y extranjeros. Ha ejecutado pinturas murales en el edificio
del IPN: El pueblo no quiere la guerra, fresco en acrílico de 2 por 2.5 m (1952);
La Casa de Piedra, en Cuernavaca; Don Quijote, acrílico sobre cemento, de 40
m2 (1957); Jewish Community Center de Vancouver, Canadá: Levantamiento del
gettho de Varsovia, acrílico sobre tela, de 2 por 4 m (1959); Penitenciaría del
Distrito Federal (Iztapalapa): Todos somos culpables, acrílico sobre cemento, de
10 m2 (1961); Centro Pedagógico Infantil: A nuestra generación corresponde
decidir, acrílico sobre cemento, de 4.5 por 2.5 m (1963, destruido seis meses
más tarde); y Comunidad Ashkenazita (Acapulco 70): Las festividades y el

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regocijo, acrílico sobre cemento, de 336 m2 (1967), esta obra representa con
simbolismos las festividades del pueblo judío: Sublevación de los macabeos, El
regocijo de la ley, El tiempo de nuestro regocijo, El año nuevo, Las primicias,
La independencia, La pascua y El séptimo día. Otros murales suyos se
encuentran en el Street Park de Nueva York: Against Domestic Colonialism; la
Facultad de Humanidades del Lock Haven State College de Pensilvania; la
Dumont Public School, en Nueva Jersey; el Museo de la Revolución en Puebla:
Los hermanos Serdán: la lucha continúa (1977); el Museo Nacional de Historia:
La llegada de los generales Zapata y Villa al Palacio Nacional (1979); y el
Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas: A través de la tecnología
(1981). Ilustró Zohar, libro de los esplendores (Nueva York, 1969). Junto con
Francisco Icaza, fundó y editó la revista de arte Nueva Presencia (1961-1963).
En 1960, la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro le concedió el premio
anual por la escenografía Terror y miseria del Tercer Reich de Bertolt Brecht, y
en 1963 recibió el Premio de Grabado del Salón de la Plástica Mexicana.
Cuadros suyos se encuentran en el Museo de Arte Moderno y en el Club de
Industriales de la Ciudad de México; en los museos nacionales de Bezalel
(Jerusalén) y Nueva Delhi y en las colecciones de la General Motors (Austin),
Los Angeles County Museum, Massachusetts Institute of Technology, Pittsburgh
Museum, Kresge International (Detroit), Citybank de Chicago, Grinell College
de Iowa y Queens College de Nueva York. Murió en 1992.

Las matanzas en la Universidad de Kent, Ohio (1974), de Arnold Belkin.


AEM
BELL, RICARDO
Nació en Depfield (Londres), Inglaterra, el 10 de enero de 1858; murió en
Nueva York, E.U.A., el 12 de marzo de 1911. A los dos años de edad debutó en
el Circo Chiarini en la ciudad de Lyon, Francia. Visitó México por primera vez
en 1869, actuando ya como payaso en el circo italiano Chinelli. Estas
presentaciones fueron un fracaso financiero y tuvo que organizar una corrida de
toros en la Plaza Bucareli para obtener fondos y regresar a Europa. En 1876

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viajó a Suramérica. El 7 de mayo de 1879, en Santiago de Chile, contrajo
matrimonio con Francisca Peyres, de origen francés, con quien procreó nueve
hijos. Se estableció en México a partir de 1882 y al año siguiente, formó parte
del elenco del Circo Orrin, recorrió las principales ciudades del país y cobró
fama nacional por su ingenua y a la vez ingeniosa comicidad. Siete de sus hijos
destacaron en el Circo Teatro Orrin, que tuvo su propio edificio en la Plaza de
Santo Domingo, en la ciudad de México, y más tarde en la Plazuela Villamil. En
1907 creó el Circo Bell, que inició sus funciones el 20 de diciembre en la
avenida Juárez, donde después estuvo el Hotel del Prado. Entre sus pantomimas
más aplaudidas, se recuerdan: “Cenicienta”, “Aladino y la lámpara maravillosa”,
“La acuática”, “La Feria de Sevilla”, “Polo Norte” y “Una noche en Pekín”.
BELL DE AGUILAR, SYLVIA
Nació en la ciudad de México el 18 de marzo de 1895. Estudió ballet en
Londres. Actuó como bailarina de clásico en el Circo Teatro Orrin y, a partir de
1907, en el Circo Bell al lado de sus hermanos y de su padre Ricardo Bell
(véase). El 15 de octubre de 1920 contrajo nupcias con Luis G. Aguilar, con
quien procreó cinco hijos. Es autora de Ricardo Bell (1984), Consejos (1986) y
un libro de recetas de cocina intitulado Love (edición privada).
BELLEMARE, LUIS DE
Seudónimo del escritor francés Gabriel Ferry. Escribió varias obras que dan
testimonio de las crisis políticas de la época de López de Santa Anna: L​Indien
Costal, Scénes de la vie sauvage, Scénes de la vie sociale y Scénes de la vie
militaire au Méxique. Con el título Escenas de la vida mejicana y traducidas por
L. García del Real, las memorias de Bellemare se publicaron en Barcelona,
España.
BELLIDO, JOSÉ
Nació en Granada, España, en 1700; murió en Bolonia, Italia, en 1783.
Misionero jesuita, llegó a Nueva España en 1723 e impartió cátedras en los
colegios de su Orden en Guadalajara y Puebla, donde tuvo el cargo de rector, al
igual que en Zacatecas. En 1751 fue nombrado procurador general a las cortes
de Madrid y Roma. Es autor de: Elegia in Laudem S. Virginis Cristiane (1749) y
Vida de la virgen María Ana Agreda de San Ignacio, fundadora de las religiosas
dominicas recoletas de Santa Rosa de la Puebla de los Ángeles (1759).
BELLIDO, JUAN
Escultor y grabador mexicano de mediados del siglo XIX. Fue discípulo de
Manuel Vilar en la Academia de San Carlos. Sus litografías, en especial La
Santísima Trinidad, revelan el tránsito entre el academismo y el romanticismo; y
otras obras suyas, el paso de lo religioso a lo pagano.
BELLINGHAUSEN, HERMANN
Nació en la ciudad de México el 17 de mayo de 1953. Médico cirujano, ha sido

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miembro de los consejos de redacción de las revistas Solidaridad y Mundo
Médico, y colaborador de otras publicaciones. En 1986 era editor de la revista
Nexos y colaborador del diario La Jornada y el semanario Punto. Es autor de La
hora y el resto (poesía, 1981) y coautor de El desafío mexicano y El obrero en
México.
BELLO MARTÍNEZ, ERNESTO
Nació en Teziutlán, Pue., en 1873; murió en 1951. Publicó un libro de versos,
Facetas (1909), y otro en prosa, Bocetos del terruño, amén de varios estudios
históricos, entre ellos La fundación de Teziutlán.
BELLO Y ACEDO, JOSÉ MARIANO
Nació en Puebla, Pue., en 1869; murió hacia 1950. Fue propietario de la
compañía Penichet Tabasco. Reunió una colección de obras de arte, que legó a
su muerte a la Academia de Bellas Artes de Puebla, unida a los objetos
heredados de su padre. Dicha colección, rica en marfiles, herrajes, porcelanas y
talavera de Puebla, se halla en el Museo José Bello y González de aquella
ciudad.
BELLOTERO ENCAPUCHADO
Coccothraustes abeillei, familia Fringrillidae, orden Paseriformes. Pajarito de
plumaje amarillento; cabeza, alas y cola negras; terciarias gris pálido; pico verde
amarillento muy pálido, y patas grises verdosas. Mide 17 cm. Se alimenta de
bellotas, bayas y semillas de ocote. Vive en bosques de pinos mezclados con
liquidámbares y robles. Se le encuentra desde el norte de México hasta
Guatemala.
BELMÁ
El pueblo más grande de la provincia maya de Ekab, de donde, en 1527, salió en
expedición de conquista Francisco de Montejo, con 125 hombres. Morly supone
que Belmá puede identificarse con la actual aldea El Meco, Q.R., frente a Isla
Mujeres.
BELMAR, JUAN FRANCISCO
Nació en Tlaxiaco, Oax., en 1859; se ignoran los datos de su muerte. Fue
maestro en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado y en la Escuela Normal de
Oaxaca, oficial mayor del Gobierno del Estado y magistrado de la Suprema
Corte de Justicia. Escribió: Estudios sobre la lengua mazateca, Estudios sobre el
huave y el trike, Breve reseña histórica y geográfica del estado de Oaxaca
(1906) y Glotología indígena mexicana.
BELOFF, ANGELINA
Nació en San Petersburgo (hoy Leningrado), Rusia, en 1883; murió en la ciudad
de México en 1969. Se graduó como maestra de dibujo en la Academia de
Bellas Artes de su ciudad natal. En 1909, a la muerte de su padre y gracias a un
pequeño legado, se instaló en París, donde continuó su formación artística. En

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ocasión de un viaje a Brujas, Belgica, conoció al mexicano Diego Rivera. Junto
con él y otros estudiantes, visitó Inglaterra y sus museos. Rivera regresó a
México en 1910, pero al año siguiente volvió a Francia y se casó con Angelina.
Recorrieron España, formaron parte de grupos de vanguardia y ella trabajó
principalmente el grabado en madera y metal. Expuso, entre otras galerías, en el
Salón de los Independientes. En 1916, en París, nació un hijo de Angelina y
Diego, quien murió a los 14 meses de edad, debido al crudo invierno y a los
problemas que ocasionaba la guerra. Hacia 1921 se separó de Diego. De 1925 a
1931 ilustró las ediciones de lujo de las obras de Perrault, Molière, Maurois,
Vildrac y Francis Jammes. A invitación de Germán Cueto y Palma Guillén, se
radicó en México en 1932. Trabajó para la Secretaría de Educación como
maestra de francés y de dibujo, y como diseñadora editorial. Junto con Graciela
Amador y Mireya Cueto, desarrolló el teatro guiñol en apoyo de la enseñanza.
Publicó: Muñecos animados. Historia, técnica y función educativa del teatro de
muñecos en México y el mundo (1945). El paisaje mexicano se convirtió en el
tema principal de sus dibujos, pinturas y grabados. En 1967 el Instituto Nacional
de Bellas Artes presentó una exposición-homenaje con gran parte de su obra. De
ésta, destacan Tepoztlán (1948), Los ahuehuetes (1949) y los retratos de Palma
Guillén e Isabel Villaseñor.
BELSASSO, GUIDO
Nació en la ciudad de México el 8 de diciembre de 1935. Médico por la
Universidad Nacional Autónoma de México y doctor en psiquiatría y
psicoanálisis por la Universidad de Harvard, ha sido asesor del organismo
Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y director del Centro Nacional de la
Productividad. Ha escrito: El problema de las drogas en México, La educación
psiquiátrica en México, Alteraciones sociales de la conducta o la droga como
ejemplo, Perspectiva de la productividad en México, acciones inmediatas y
propuestas de acción, La productividad de las empresas públicas en México, El
derecho al trabajo y la política laboral y Readaptación del enfermo mental
como garantía social.
BELTRAMI, GIACOMO CONSTANTINO
Nació en Bérgamo, Italia, en 1779; murió en Filottrano (Las Marcas), Italia, en
1855. En 1823 descubrió, en Minnesota, las fuentes mayores del Misisipi, en el
condado que desde 1868 lleva su nombre. Luego visitó México y estudió su
historia y sus costumbres. A su regreso a Europa, publicó en París (1830) un
libro en dos tomos, Le Méxique, de ameno estilo y agudas observaciones.
BELTRÁN, ALBERTO
Nació en la ciudad de México en 1923. Estudió dibujo en la Escuela Libre de
Arte y Publicidad, de la que fue alumno fundador (1939) y más tarde maestro y
director técnico (1960). Aprendió por sí mismo el grabado en linóleo. En 1949

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asistió a los talleres de grabado en metal y de pintura al fresco en la Escuela
Nacional de Artes Plásticas. En 1945 ingresó al Taller de Gráfica Popular, para
practicar la litografía, y llegó a ser presidente de esa asociación en 1958 y 1959.
En 1960 se retiró del grupo, junto con Leopoldo Méndez, Pablo O​Higgins,
Mariana Yampolsky, Adolfo Mexiac y otros (v. GRÁFICA POPULAR,
TALLER DE). En 1956 recibió el Premio Nacional de Grabado otorgado por el
Instituto Nacional de Bellas Artes, y en 1958 el Primer Premio de Grabado de la
Primera Bienal Interamericana de Pintura y Grabado, realizada en la ciudad de
México. Ha colaborado en diversas publicaciones sindicales y políticas y ha sido
ilustrador y caricaturista de El Popular, El Nacional, Excélsior, Novedades, La
Prensa, Diario de la Tarde y Punto y Aparte, este último de Jalapa, Ver. Ha
editado los periódicos satíricos Ahí Va el Golpe (1958) y El Coyote Emplumado
(1960). En 1962 participó en la fundación del periódico El Día, del que ha sido
subdirector gráfico y director del suplemento cultural El Gallo Ilustrado. Desde
1969 publica en ese diario comentarios gráficos de actualidad cada semana. En
1965 dirigió el Taller de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. En 1971
se hizo cargo de la Dirección General de Arte Popular (después de Culturas
Populares) de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Es miembro de la
Academia de Artes (véase) desde su fundación, en 1968, y del Seminario de
Cultura Mexicana (véase), desde 1980. Ha realizado tres murales: uno de piedras
naturales, caracoles y cerámica, en el exterior del Museo de Antropología de la
Universidad Veracruzana, en Jalapa (1967); un vitral y un mosaico de vidrio en
la bóveda del Museo de la Ciudad, en Veracruz; y un vitral monumental en el
edificio del Registro Civil del propio puerto jarocho. Es autor de Todo empezó el
domingo, con textos de Elena Poniatowska (1960); 50 artistas opinan sobre el
arte (1967); El petróleo en México (1968); Pintura y escultura en Veracruz
(1980), y Los mexicanos se pintan solos, con textos de Ricardo Cortés Tamayo
(1984); y ha ilustrado, entre otros, los libros Origen, vida y milagros de su
apellido de Gutierre Tibón (1946), Juan Pérez Jolote: biografía de un tzoltzil de
Ricardo Pozas A. (1948), La ruta de Hernán Cortés de Fernando Benítez
(1950), Life in a Mexican Village: Tepoztlán revisited de Óscar Lewis (1951),
Doña Bárbara de Rómulo Gallegos (1954); Aztecs (1958), Maya (1960) e Incas
(1961) de Víctor W. Vonhagen; Visión de los vencidos, de Miguel León-Portilla
(1959), Las tierras flacas de Agustín Yañez (1968), The Creation of the Sun and
the Moon de B. Traven (1968), Relatos, mitos y leyendas de la Chinantla (1974),
varias cartillas de alfabetización en lenguas indígenas y algunos de los libros de
texto gratuito de la SEP (1974). En 1976 obtuvo el Premio Nacional de
Periodismo en la rama de cartones, que otorga el gobierno de la República; en
1984, el tercer lugar en el concurso Sátira para la Paz, otorgado por el gobierno

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de la URSS; y en 1985, el Premio Nacional de Bellas Artes, por su obra gráfica.
BELTRÁN, ENRIQUE
Nació en la ciudad de México el 15 de julio de 1903. Biólogo (1926, el primero
en el país) por la Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional, doctor
(1933) por la Universidad de Columbia (Departamento de Zoología), maestro en
ciencias biológicas ex-officio (1939) por la Escuela Normal Superior y doctor
honoris causa por las universidades de La Habana (1957) y Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo (1965), ha trabajado para la Universidad Nacional
Autónoma de México (de 1922 a 1958, como profesor de biología, zoología,
protozoología y microscopía botánica) y las secretarías de Salubridad y
Asistencia (1939-1951), Educación Pública (1935-1958) y Agricultura y
Ganadería (1923-1964), en la cual fundó la Estación de Biología Marina del
Golfo (1926) y el Instituto Biotécnico (1934), y fue subsecretario Forestal y de
la Fauna (1958-1964). Ha sido presidente de las comisiones forestales
Latinoamericana (1960) y de Norteamérica (1961), del Primer Coloquio
Mexicano de Historia de la Ciencia (1964), de la I Mesa Redonda
Latinoamericana de Información para la Conservación (1968), de la Asociación
Mexicana de Protección a la Naturaleza (1952-) y de la Sociedad Mexicana de
Historia de la Ciencia y de la Tecnología (1964-). Es autor de los siguientes
libros: Apuntes de zoología cinegética e hidrobiología (Chapingo, 1935),
Lamarck. Intérprete de la naturaleza (1945), Problemas biológicos. Ensayo de
interpretación materialista dialéctica (Monterrey, 1945), Los recursos naturales
de México y su conservación (1946), Los protozoarios parásitos del hombre
(1947), Lecciones de paludología (Monterrey, 1948), La protección de la
naturaleza. Principios y problemas (1949), Consejos a los biólogos (Monterrey,
1951), La pesca en México (1952), Medio siglo de ciencias mexicanas. Los
recursos naturales y el futuro de México (1955), Guion para el estudio de la
conservación (1958), El hombre y su ambiente. Ensayo sobre el valle de México
(1958), Temas forestales (1961), Las ciencias naturales en Michoacán (Morelia,
s.f.), La batalla forestal (1964), Medio siglo de recuerdos de un biólogo
mexicano (1977), Recursos naturales de la cuenca del Papaloapan (1977, en
colaboración con Jorge L. Tamayo), Contribución de México a la biología
(1983) y La ciencia en la Revolución Mexicana (1986). Trabajos suyos ​“La
investigación científica en México, su raquitismo actual y manera de
promoverla”, entre otros​ dieron origen en 1935 al Consejo Nacional de la
Educación Superior y la Investigación Científica, antecedente del actual Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). En colaboración con E. Rioja, J.
Alcaraz, M. Ruiz, F. Miranda e I. Larios, escribió los tres cursos de Biología
para las escuelas secundarias (1946, 1948 y 1949); con M. Ruiz, J. Alcaraz e I.
Larios, el primer curso de Biología contemporánea (1969); y con E. Rioja, I.

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Larios, G. Nájera y R. Chávez, el primero y segundo cursos de Prácticas de
biología (1954 y 1955). Ha dirigido (y escrito en ellas) las obras Vida silvestre a
lo largo de la carretera panamericana (1954) y Los recursos naturales del
Sureste y su aprovechamiento (1959). Ha publicado en revistas científicas
numerosos artículos sobre recursos naturales y conservación, protozoología,
historia de las ciencias, sociología y educación, y temas varios. Investigadores
nacionales y extranjeros han dedicado a Beltrán las siguientes especies:
Nyctotherus beltrani, Daturella beltrani, Pterophyla beltrani, Hyla beltrani,
Trachelomonas beltrani, Mycrotydeus beltrani, Giardia beltrani, Wahlkamptia
beltrani, Trombicula beltrani, Eosentomon beltrani, Cyprinodon beltrani,
Phlebotomus beltrani, Plasmodium beltrani, Beltramia crenatifolia,
Platynosomum beltrani y Nythoteroides enriquebeltrani.
BELTRÁN, JUAN JOSÉ
Nació en Mazatlán, Sin., en 1945. Alli estudió, en la Escuela de Bellas Artes;
después, en el Taller del Molino de Santo Domingo, en la ciudad de México, con
los maestros Octavio Bajonero y José Lazcarro. Ha expuesto a partir de 1973,
especialmente en las Bienales Gráficas de 1977 y 1979 en el Palacio de Bellas
Artes. Participó en el Primer Museo Extranjero de la Estampa en Bulgaria, y en
la Trienal de Gráfica, en Buenos Aires, Argentina. Instituyó el Taller de Grabado
del Centro Deportivo Israelita, en 1979, del cual es maestro titular. Ha trabajado
aguafuertes, aguatintas, puntas secas, mezzotintas y técnicas mixtas.
BELTRÁN, LOLA
Nació en El Rosario, Sin. Su verdadero nombre era Lucila Beltrán Luiz. En
1953, la dio a conocer como cantante Ignacio Fernández Esperón (Tata Nacho),
en el programa “Así es mi tierra” de la radiodifusora XEW. Pronto ganó la
preferencia del público por su voz fuerte y bravía. Actuó en radio, cine,
televisión, teatro de variedades y centros nocturnos; en todo el país y en el
extranjero. Fue intérprete predilecta de José Alfredo Jiménez, Tomás Méndez,
Chucho Monge y Rubén Fuentes. Una placa en un parque de Torrelodones,
cerca de Madrid, conmemora su presentación en España. En París tuvo también
mucho éxito. En México, Venezuela y Estados Unidos ganó varios Discos de
Oro por sus grabaciones. En reconocimiento a sus méritos, la Asociación
Nacional de Actores le otorgó la medalla María Tereza Montoya. Murió en
1996.
BELTRÁN, NEFTALÍ
Nació en Alvarado, Ver., el 16 de mayo de 1916. Ya en la ciudad de México,
abandonó la carrera de leyes para dedicarse a la creación literaria. Surgió del
grupo de poetas que publicó la revista Taller (1938-1941). Fue director de la
revista Poesía. Desde su primer libro de poesía, Veintiún poemas (1936), mostró
predilección por el soneto. Posteriormente ha publicado: Canto al viento (1937),

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Poesías (1941), Soledad enemiga (1944), Algunas canciones de Neftalí Beltrán
(1953) y Poesía completa, 1936-1964 (1966). También ha escrito para la radio y
para el cine y tres piezas teatrales: Las siete en punto (1938), La muralla (1944)
y La señora Narciso. Tradujo Un viaje a México en 1846 de la austriaca Paula
Kolones. Ha vivido largo tiempo fuera de México como funcionario del servicio
exterior. En 1986 trabajaba en la embajada de México en Buenos Aires.
BELTRÁN BROWN, FRANCISCO
Nació en la ciudad de México el 10 de octubre de 1921. Médico cirujano por la
Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido jefe de la División de
Cirugía en el Hospital Infantil de México, director del Instituto Nacional de
Pediatría del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y subsecretario de
Salubridad y Asistencia. Es miembro de la Academia Nacional de Medicina. Ha
publicado: Manual de cirugía pediátrica, Urgencias en cirugía pediátrica y
artículos en revistas médicas.
BELTRÁN DE SANTA ROSA, PEDRO
Franciscano del siglo XVIII. Fue custodio de la provincia de su orden, revisor
del Santo Oficio y catedrático de filosofía, teología y lengua maya en el
convento mayor de Mérida. Su obra Arte del idioma maya, reducido a sucintas
reglas y semilexicón yucateco (1746; 1859) es considerada como “el Ripalda de
los indios”. En 1816 se publicó su Declaración de la doctrina cristiana en el
idioma yucateco.
BENARD, EMILE
Nació en Gederville, Francia, el 23 de junio de 1844; murió en París el 15 de
octubre de 1929. Arquitecto, proyectó el Tribunal de Comercio en la capital
francesa, y se dio a conocer en América en ocasión de un concurso convocado
por la Universidad de California, en San Francisco, E.U.A. Invitado por el
presidente Porfirio Díaz para diseñar el Palacio Legislativo, llegó a México en
1903 y fundó un taller en el que trabajaron estudiantes mexicanos, su hijo Juan
Pedro, quien se radicó en el país, y varios arquitectos franceses, entre ellos
Máximo Rosin. Poco después construyó una casa para su familia en las calles de
Donatello (parte de las actuales instalaciones de la Universidad Panamericana) e
inició los trabajos del Palacio. En 1910 ya estaba terminada la estructura de
hierro del que pudo haber sido el edificio gubernamental más grande del
continente. Sin embargo, las obras se suspendieron a causa de la Revolución. En
los años siguientes, la mayor parte de los materiales metálicos se fueron
desmontando, hasta dejar tan sólo la gran cúpula correspondiente a la sala
central de pasos perdidos. En 1933, a iniciativa del expresidente Plutarco Elías
Calles, la sección sobreviviente fue convertida en el Monumento a la
Revolución, según las adaptaciones hechas por el arquitecto Carlos Obregón
Santacilia. También llegaron a realizarse algunas de las esculturas previstas: las

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cariátides que debieron estar en el entablamento del pórtico (la Edad Viril, el
Trabajo, la Elocuencia, la Paz, la Verdad, la Fuerza, la Ley y la Ciencia) se
destinaron al Palacio de Bellas Artes; los leones que rematarían las alfardas de la
escalinata principal, exornan ahora el acceso al Bosque de Chapultepec; y el
águila nacional que presidiría el edificio, se colocó en la cúspide del Monumento
a la Raza. Benard destacó como acuarelista, aunque nunca llegó a exponer; en
1986, buena parte de su obra se encontraba en la colección de su nieta Luisa
Benard, en la ciudad de México.
BENAVENTE, TORIBIO DE (Motolinía)
Nació en la Villa de Benavente, reino de León, España, entre 1482 y 1491;
murió en la ciudad de México en 1569. Su verdadero nombre era Toribio
Paredes. Cambió su apellido al tomar el hábito franciscano en algún convento de
Extremadura, según se conjetura. Al llamarle los indígenas Motolinía (pobre o
humillado en náhuatl), quiso llevar este seudónimo de por vida. Es en rigor el
pionero de los cronistas de Nueva España, puesto que forma parte de los doce
franciscanos que arribaron al país en mayo de 1524. Fue guardián del primitivo
convento de San Francisco de la ciudad de México (1525) y de los de Texcoco
(1527 y 1539-1541), Huejotzingo (1529), Cholula (1535), Tlaxcala (1530-1533,
1536-1539 y 1554-1556) y Atlixco (1551), fundado por él; visitador, defensor y
juez comisario de las provincias de Huejotzingo, Tepeaca y Huaquechula
(1529); fundador y trazador de la ciudad de Puebla de los Ángeles (1531), y
vicario (1546) y provincial de la Orden en Nueva España (1548-1551). Se
enfrentó, en defensa de los indios, al Ayuntamiento de la ciudad de México y a
la Audiencia (1525-1529). Como misionero y civilizador, en su carácter de
vicecomisario, sus actividades trascendieron la Nueva España, extendiéndose a
Guatemala (1529-1535 y 1543-1544). A partir de 1556 se pierde
misteriosamente toda huella de su vida. Murió en olor de santidad en el
convento grande de San Francisco de México. Humilde, caritativo, perseverante,
activo y gran andariego, fue un profundo conocedor de las lenguas, las
costumbres y la psicología de los aborígenes. Motolinía escribió unos
Memoriales y una Historia de los indios de Nueva España. Se ha pensado que
los primeros eran un borrador de la segunda. Parece ser, sin embargo, que ambas
obras se complementan, porque hay párrafos que aparecen en una y no en otra, o
que son más amplios en una de ellas. El relato abarca de 1521 a 1541 y se refiere
brevemente al acontecer histórico, al régimen social y a la tarea de
evangelización más que a la historia propiamente dicha; y constituye una fuente
inapreciable para el conocimiento del pasado indígena, en especial para el
estudio de la cuenca de México, el complejo de las culturas olmeca y nahua de
la región poblana y los primeros años de la Colonia; asimismo, es un documento
de gran valor para estudiar las ideas políticas españolas en América. La Historia

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constituye un arsenal de datos y una narración eminentemente humana.
Motolinía escribió una obra dramática, La conquista de Jerusalem (1539);
además, hacia 1554, una Carta al Emperador, Carlos V, que se conserva
manuscrita en el Archivo de Simancas, España, y en la que ataca directamente a
De las Casas, refutándole sus tesis pacifistas acerca de la colonización en
América y lanzándole una dura invectiva sobre su actuación en las Indias. Los
Memoriales se conservan en copias del siglo XVI en la Latin Collection de la
Biblioteca de la Universidad de Texas, en Austin; perteneció a Joaquín García
Icazbalceta, y está incluida en una compilación de documentos que llamó Libro
de oro y tesoro índico, que publicó su hijo Luis García Pimentel con el título de
Memorias de fray Toribio de Motolinía. Manuscrito de la colección de don
Joaquín García Icazbalceta (1903). Lo mismo hizo Antonio Peñafiel (1903).
Fue reproducida en facsímil por Edmundo Aviña Levy (Guadalajara, 1967). De
la Historia de los indios de Nueva España hay tres copias manuscritas en
España, México y Nueva York, a partir de las cuales se ha editado muchas
veces. Joaquín García Icazbalceta la publicó en Colección de Documentos para
la Historia de México (2 vols., 1858-1866), precedida de las “Noticias de la vida
y escritos de fray Toribio de Benavente o Motolinía”, por José Fernando
Ramírez. Se editó de nueva cuenta en Madrid (1869) y Barcelona (1914); y en
México, por Salvador Chávez Hayhoe (1941), Editora Nacional (1956), Porrúa
(1969) y Edmundo O​Gorman, con el título de Memoriales o Libro de las cosas
de Nueva España y de los naturales de ella. Nueva transcripción paleográfica
del manuscrito original, con la inserción de las porciones de la Historia de los
indios de Nueva España que completan el texto de los Memoriales (1971). Se ha
traducido al inglés por Elizabeth Andros Foster (Berkeley, 1950) y por Francis
Borgia Steck OFM (Washington, 1951), con notas bibliográficas muy útiles. La
Carta al Emperador se ha publicado repetidas veces: en Madrid (1805, 1852,
1857, 1867, 1873 y 1914); en México, por José María Vigil en Bartolomé de las
Casas. Historia de las Indias (1877) y en 1941, 1949 y 1956, como apéndice a
las ediciones de la Historia; y separadamente por el sacerdote jesuita José Bravo
Ugarte (1949).
Bibliografía: Víctor Ahib: “Los indios en la Historia de Motolinía”, en
Ábside (1949); Luis Nicolau D​Olwer: “Introducción”, en Fray Toribio de
Benavente (Motolinía). Relaciones de la Nueva España. Antología (1956)
Joaquín García Icazbalceta: “Fray Toribio de Benavente (Motolinía)”, en Obras
(1899); León Lejeal: “Les Memoriales de fray Toribio Motolinía”, en
Internationaler Amerikanisten Kongress. Vierzehnte Tagung Stuttgart (18-24,
agosto, 1904; Leipzig, 1906); José Fernando Ramírez: Vida de fray Toribio
Motolinía y otros escritos, edición, prólogo y notas de Antonio Castro Leal

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(1944; 1957); Robert Ricard: “Remarques bibliographiques sur les ouvrages de
Fr. Toribio Motolinía”, en Journal de la Societé des Américanistes (París, 1933).

Fray Toribio de Benavente (Motolinía)


AEM
BENAVENTE BENAVIDES, BARTOLOMÉ DE
Nació en Madrid, España, en 1594; murió en la ciudad de Oaxaca en 1652. Era
profesor de teología en la Universidad de Lima, Perú, cuando en 1638 fue
nombrado séptimo obispo de Oaxaca. Es autor de: Representación al conde de
Salvatierra, virrey de México, sobre los religiosos doctrineros del obispado de
Oaxaca.
BENAVIDES, ALONSO DE
Nació en San Miguel, Islas Azores, Portugal, en 1600; murió en 1664. Hizo sus
votos en el convento grande de San Francisco de México. En 1621, cuando se
erigió la Custodia de la Conversión de San Pablo (provincia eclesiástica
franciscana) en Nuevo México, fue nombrado guardián, y llegó a ella en 1622, a
la cabeza de 26 o 27 frailes. Empezó por construir el convento en Santa Fe y
continuó con otros en Taos, Pira, Pilabo, Senecú, Sevilleta y Capoo, entre los
indios pecuríes y tiwas. Logró captarse la amistad de los moquis y convirtió a la
fe de Cristo a Sanaba, jefe de los apaches del Gila, abriendo con ello grandes
perspectivas de penetración pacificadora y evangelizadora en las márgenes de
este río, dominadas por la belicosa tribu. La misión de Santa Clara de Capoo,
situada en la región limítrofe entre tiwas y apaches, se convirtió en centro de
adoctrinamiento y en avanzada para la vigilancia de los navajos apaches. En
1629 vino a la ciudad de México, y al año siguiente pasó a España, con el
propósito de presentar al monarca un escrito que se titula Memorial que fray

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Ivan de Santander de la Orden de Sn. Francisco, comisario general de Indias,
presenta a la Majestad Católica del Rey don Felipe cuarto nuestro Señor. Hecho
por el padre fray Alonso de Benavides, comisario del Santo Oficio, y custodio
que ha sido de las provincias, y conversiones, nuevos descubrimientos, por
medio de los padres desta seráfica Religión (Madrid, 1630). En 1632 regresó a
Nueva España, volviendo a sus misiones en 1633 o 1634. El Memorial se
tradujo al francés (1631), al holandés (1631) y al alemán (1634). A instancias del
papa Urbano VII, mandó al Rey una copia manuscrita del Memorial, en la que
ampliaba las peticiones que le había hecho en la anterior, relativas a privilegios y
exenciones a favor de los frailes para poder realizar mejor su tarea
evangelizadora. Este Memorial fue encontrado inédito por el padre Peter
Guilday en el Archivo de Propaganda Fide (Roma) en este siglo. En ambos ​el
impreso de 1630 y el inédito de 1634​ se habla de las costumbres de los pecuríes,
tiwas, navajos, apaches, moquis y apaches del río Gila, poniendo énfasis en las
grandes dificultades, sufrimientos y sobresaltos continuos que se pasaban para
poder llevar la religión cristiana a esas tribus bravas de gentiles; calculaba que
de 1621 a 1629, se habían catequizado unos 16 mil indios. El Museo Nacional
de México volvió a imprimir el Memorial en la Historia de la Nueva España de
Gaspar de Villagrá (2 vols., 1900). La señora de Edward E. Ayer lo tradujo al
inglés, y fue publicado en la obra de Charles F. Lummins y F. W. Hodge, Land
of Sunshine (New York, 1900-1901), con notas de esos autores. Bajo el título
The Memorial of Fray Alonso de Benavides 1630 (Chicago, 1918), apareció en
magnífica edición privada. F. W. Hogde, George P. Hammond y Agapito Rey lo
reimprimieron en The New Mexico Historical Review. Los mismos autores
publicaron la otra copia con el título Fray Alonso de Benavides revised
Memorial of 1634 (Albuquerque, 1945).
Bibliografía: F. W. Hodge: “Bibliography of Fray Alonso de Benavides”, en
Indian Notes and Monographs (Albuquerque, 1919); Lyman P. Powell: Historic
Towns of Western States (1901); Y. G. Shea: History of the Catholic Church of
United States (1892).
BENAVIDES, ANTONIO
Marqués de San Vicente. Misterioso personaje que se decía visitador general de
la Nueva España. Desembarcó en Veracruz el 22 de mayo de 1683. Tal vez era
un correo de confianza de la reina Ana de Asturia. Fue aprehendido en
Cuetlaxcoapa (Puebla), acusado de ser apoderado del pirata inglés Lorencillo. Se
le condujo a México con grillos en los pies. Ahí lo colgaron en la horca, en el
lugar llamado Xico (Anales, 20), el 12 de julio de 1684. Cuando se llevaba a
cabo la ejecución, se verificó un eclipse de sol. El pueblo, que había apodado al
marqués el Tapado, vio en el fenómeno el desagrado del cielo ante el castigo de
un inocente. La cabeza de Benavides, llevada a Puebla, se expuso frente a la

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puerta de la iglesia de La Compañía, por razones que todavía se ignoran.
BENAVIDES, RODOLFO
Nació en Pachuca, Hgo., en 1907. Trabajó en las minas de su ciudad natal y en
Estados Unidos; a su regreso a México militó en organizaciones obreras, y fue
perseguido. Sus obras más conocidas son: las novelas El doble nueve (1949),
que narra los problemas del minero, y Las cuentas de mi rosario (1950), de
carácter histórico en la época de la Intervención Francesa: Rumbos humanos
(memorias, 1954) y Dramáticas profecías de la gran pirámide (2a. edición,
1964).
BENEDICO, AUGUSTO
(Augusto Pérez Lías.) Nació en Pego, Alicante, España, el 20 de diciembre de
1909. Licenciado en derecho (1936), formó parte del cuerpo jurídico militar
republicano en campaña. Al concluir la guerra civil española, era presidente del
Tribunal de Justicia Militar del Ejército del Ebro. Pasó a México en julio de
1939. Se naturalizó mexicano el 15 de octubre de 1940. Tras varios años en que
trabajó como publicista, decidió dedicarse a la actuación. El 9 de septiembre de
1948, debutó en el Teatro de la Posada del Sol, con la obra Esquina peligrosa de
J. B. Priestley. Desde entonces ha representado unos 50 papeles en obras clásicas
y de autores contemporáneos nacionales y extranjeros. En 1971, actuó en Nueva
York en la obra El hilo rojo de Denker. En 1972, viajó con la Compañía
Nacional de Teatro de Bellas Artes a El Salvador y Venezuela. En 1981
representó en España Heredarás el viento y El gesticulador. Murió a principios
de 1992, cuando representaba el papel principal de la obra Ante varias esfinges,
de Jorge Ibargüengoitia.
BENEDICTINOS
(Ordo Sancti Benedicti, Orden de San Benito, OSB.) Orden religiosa clerical y
laical de derecho pontificio fundada en Italia por San Benito hacia la segunda
mitad del siglo VI; su finalidad es practicar la vida religiosa contemplativa bajo
el lema Ora et labora (reza y trabaja); y sus actividades principales son los
ejercicios piadosos (lectio divina), el cultivo de la tierra, el servicio ministerial
sacerdotal y los trabajos literarios. Sólo ocasionalmente desempeñan actividades
particulares como la enseñanza y la atención de hospederías. Predomina en ellos
la vida de contemplación, oración y trabajo en los propios monasterios. Éstos se
construyen generalmente fuera de los conglomerados sociales para indicar la
real separación del mundo. En lo que va del siglo XX los benedictinos se han
establecido en Chile, Colombia, Perú, Venezuela, China, India, Japón, Israel,
Filipinas, Australia, Corea (Seúl), Branzaville, Congo, Camerún, Madagascar,
Tanzania, Zaire y Angola.
Aportaciones a las artes y las letras. Además de la invención del
pluviómetro, el sismógrafo y la locomoción a calor, los benedictinos han hecho

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contribuciones a la historia civil y eclesiástica y a la arquitectura. Fueron los
primeros en aplicar los estilos arquitectónicos gótico y barroco en los
monasterios, y gracias a ellos este último se convirtió en el arte religioso por
excelencia en los siglos XVI y XVII. Han sido protectores y difusores de las
innovaciones artísticas en todos los campos, a excepción quizá de la arquitectura
neoclásica.
Los benedictinos en México. En la Nueva España los benedictinos sólo
tuvieron el priorato ​no un monasterio formal​ de Nuestra Señora de Monserrat de
Cataluña, cuya comunidad nunca pasó de cinco o seis monjes. Los españoles
Diego Jiménez y Hernando Moreno, que habían sido compañeros de Cortés,
llevaron a México, hacia 1580, una copia de la escultura de aquella virgen,
idearon erigirle una capilla anexa al hospital que ellos mismos habían instalado
en las lomas de Santa Fe y establecieron al efecto una cofradía semejante a la de
Cataluña, que autorizó Gregorio XIII el 30 de marzo de 1584. Más tarde
trasladaron la fundación a la capital del virreinato, compraron a los padres de
San Agustín el predio donde estaría el priorato y consiguieron autorización de
Sixto V (11 de mayo de 1586) para cambiar el hospital y la imagen. El nuevo
templo fue dedicado en 1590. El diocesano, sin embargo, mandó cerrar la
iglesia, retirar las campanas y depositar la virgen en el templo de las Recogidas.
En 1593 les fue restituida la capilla y a poco murieron los fundadores. Los
albaceas Diego de la Cerda y Cristóbal Mejía consiguieron licencia para
recaudar limosnas y pronto la cofradía llegó a tener haciendas y una pesquería
en Tamiahua (Veracruz). Estas riquezas suscitaron la codicia de los cofrades y la
autoridad eclesiástica ordenó el secuestro de los bienes, hasta que se convino
confiarlos a los benedictinos de Monserrat. A este fin pasaron a Nueva España,
en 1602, los frailes Bernardino de Argüelles (prior), Diego Sánchez y Juan
Victoria. Tras vencer la resistencia que opusieron los capellanes de San
Jerónimo (dentro de cuya jurisdicción se hallaba el templo), el arzobispo Juan
Pérez de la Serna y aun el Consejo de Castilla, el priorato quedó establecido en
1614. Los benedictinos se dedicaron a dar culto a la Virgen de Monserrat, igual
que en Cataluña; la imagen siempre estaba cubierta con tres velos, que se
descorrían en las fiestas principales y los sábados en la tarde, al cantarse la
Salve; mantenían en su claustro cierto número de niños, acólitos y cantores;
cultivaban la tierra y copiaban manuscritos antiguos. Introdujeron las ciruelas de
España; formaron una rica biblioteca; tuvieron excelentes pinturas, en especial
tres de Zurbarán; sostenían una botica, donde preparaban medicamentos y los
repartían gratuitamente a los enfermos; y tenían constantemente abierta su
ropería para vestir a los indigentes. En ocasión de las obras del ferrocarril
subterráneo de la ciudad de México, aparecieron enterradas frente a Monserrat,

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actual calle de José María Izazaga, gran cantidad de vasijas alquímicas que los
benedictinos usaron en la confección de remedios, y las cuales fueron
identificadas por el arqueólogo Jorge Olvera. El 20 de enero de 1821, cuando la
comunidad sólo tenía dos miembros, los frailes Benito Gonzalo (prior) y Juan
Cerezo, el intendente de la ciudad suprimió el monasterio en acatamiento de una
orden de las Cortes de España. Gonzalo viajó a la Península para querellarse,
pero murió en el mar; y Cerezo, despojado de su casa y de sus rentas, atendió
por otros 20 años el templo. Más tarde éste fue saqueado y abandonado. Lo que
aún sobrevive, restaurado en 1970, es sede actual de la Asociación de Charros.
Llamados por el obispo de San Luis Potosí, los benedictinos de España
regresaron al país en 1901; permanecieron un mes en esa diócesis y luego se
trasladaron a la ciudad de México, donde se hicieron cargo de la iglesia de San
Juan de Dios. En 1911 un grupo de ellos tomó posesión de la iglesia de San
Rafael, en la colonia del mismo nombre. En 1945, benedictinos procedentes de
Estados Unidos se establecieron en el Tepeyac y fundaron un colegio. Hacia
1960 se inauguró el colegio de El Lago, en Tlalnepantla, Méx. En 1946 hubo un
intento de fundación con el nombre de Monasterio de Monte Casino, cercano al
pueblo de Huitzilac en el estado de Morelos. La obra no prosperó y en 1949 el
padre Gregorio Lemercier inició la construcción del monasterio de Santa María
de la Resurrección en las inmediaciones del pueblo de Santa María Ahuacatitlán,
vecino a la ciudad de Cuernavaca, el cual fue erigido canónicamente en 1950
bajo la responsabilidad directa del abad primado de la Confederación
Benedictina, con estricta observancia de la Regla de San Benito y con el
consentimiento del obispo de la diócesis, Sergio Méndez Arceo. Desde su
fundación y hasta la celebración del Conciclio Ecuménico Vaticano II, el
monasterio destacó como promotor de la reforma litúrgica, especialmente con la
introducción de la lengua española en la liturgia de la misa y del oficio divino.
El propio fundador inició en 1961 una experiencia revolucionaria, primera en
todo el mundo, que conmovió a la Iglesia Católica: la aplicación del
psicoanálisis no sólo como técnica para el conocimiento de sí mismo, sino como
auxiliar en el descubrimiento de la vocación monástica y en general de la vida
religiosa. La investigación se llevó a cabo bajo el cuidado de psiquiatras de la
Asociación Internacional de Psicoanálisis, entre ellos Gustavo Quevedo,
introductor del psicoanálisis de grupo en México, José Luis González y Frida
Zmud. Al prohibir la Santa Sede la continuación del proyecto, 18 de los 23
monjes profesos, incluido Gregorio Lemercier, prefirieron continuar su
tratamiento y pidieron la dispensa de los votos religiosos. Algunos de estos
monjes, bajo la dirección de Lemercier, fundaron el Centro Psicoanalítico
Emaús, que durante 12 años consecutivos prestó servicio a jóvenes laicos en un

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anexo del monasterio. Quienes decidieron continuar en la vida religiosa, pasaron
a otros conventos: los de Nuestra Señora de los Ángeles en Ahuatepec, Mor.;
Tepeyac, en Tlalnepantla; San Benito del Monte Olivette, en la ciudad de
México; y San Benito, en Morelia, Mich. Los edificios del monasterio de
Nuestra Señora de la Resurrección quedaron desocupados durante varios años.
Algunos han sido utilizados provisionalmente como talleres de escultura y
orfebrería, y serían entregados a una comunidad de religiosos capuchinos para la
fundación de un instituto franciscano de espiritualidad.
El 15 de agosto de 1966 el padre Ambrosio Zenner, OSB, estableció en
Cuernavaca el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles, priorato
dependiente de la abadía autónoma de Ángel Abby de Oregon, E.U.A. Su
finalidad es practicar la vida monástica cenobítica de trabajo y oración en
común. En un principio los monjes se dedicaron a la dirección del seminario
diocesano. Su primera sede fue la iglesia y convento de Tlaltenango. En 1981 el
monasterio se encontraba en el pueblo de Ahuatepec, a unos 4 km de la ciudad
de Cuernavaca. Sus actividades principales son la atención de una hospedería, el
servicio pastoral en el pueblo de Ahuatepec, una vicaría fija de la diócesis de
Cuernavaca y el servicio de capellanía a las monjas benedictinas, cuyo
monasterio está contiguo a éste. Los monjes benedictinos de Ahuatepec no
tienen escudo oficial, pero utilizan un membrete con la imagen de la Virgen de
Guadalupe estilizada. El hábito de los monjes consiste en una sotana negra,
escapulario con capucha y cinturón de cuero para los hermanos coadjutores, y de
tela con dos piezas colgadas para los sacerdotes. En 1983 había en este
monasterio 18 religiosos, de los cuales cuatro eran sacerdotes de votos
solemnes; dos hermanos coadjutores también de votos solemnes; un sacerdote y
siete hermanos con votos temporales y cuatro novicios. Han sido abades de este
monasterio Ambrosio Zenner (1966-1975) y Luis Charvet (1976-). Ese mismo
año la Orden Benedictina tenía en la República 39 monjes radicados en una
abadía y tres monasterios. La abadía y centro escolar del Lago, en Tlalnepantla,
cuyo abad era el padre Plácido Reitmaier, atendía en la ciudad de México la
iglesia de San Juan de Dios, la iglesia y librería de San Rafael, la parroquia de
San Martín de Porres y la iglesia de Santa Cecilia, estas dos últimas en la
colonia Aragón. El monasterio de San Benito del Monte Olivette, cuyo abad era
Marcelo Brizzi, atendía la parroquia de San Benito Abad en la colonia Vista
Hermosa de Tlalnepantla. El monasterio de San Benito de Morelia, cuyo abad
era Roberto Schoofs, está en el camino a Jesús del Monte, en Morelia; y el de
Nuestra Señora de los Ángeles, en Ahuatepec.
BENEQUÉN
(Del maya be, camino, nek, bastimento, y ken, atavío.) En el Sureste, bulto de sal
marina, envuelto en hoja de palma y con peso aproximado de 100 g, o bulto de

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cal de ostiones para nixtamal, envuelto en yagua y con peso aproximado de 4 kg.
No tiene relación alguna con el casi homófono henequén.
BENGARDI, PABLO DE
Nació en Francia hacia mediados del siglo XIX; murió en la ciudad de México
el 14 de agosto de 1904. Estuvo en la capital de la República en el otoño de
1886, como bajo absoluto de la Compañía de Ópera Italiana de Napoleón Sieni.
Volvió en 1892, y a partir de esa fecha es frecuente encontrar su nombre en los
programas musicales de la época. Dirigió la sociedad coral La Lyre Gauloise en
1893. En 1894 fue crítico musical de El Tiempo, con el seudónimo de Sans Parti
Pris. Abrió una academia de canto, y en 1896 fundó una sociedad de conciertos,
en la que actuaba con su esposa, la mezzosoprano Sardo de Bengardi.
Representó en México a las casas editoras de música G. Ricordi, de Milán, y
Heugel, de París. Es autor de: Consideraciones sobre la decadencia del canto en
México, Por qué son tan raras las voces hermosas, Catecismo de anatomía y
fisiología vocal para uso de los cantantes, Manual del cantante y del orador,
Método de los métodos del canto y Bases del arte del canto.
BENÍTEZ, FERNANDO
Nació en la ciudad de México en 1912. Se inició en el periodismo como
colaborador de Revista de Revistas (1934-1936). Fue después reportero,
editorialista y director de El Nacional (1936-1947), secretario particular del
secretario de Gobernación (1946-1947) y asesor de la UNESCO en materia de
periodismo (1947). Fundó y dirigió las siguientes publicaciones: Daily News
(1947), el suplemento dominical de El Nacional (1947), México en la Cultura
(suplemento de Novedades, 1949-1961), Diario de la Tarde (1957), La Cultura
en México (suplemento de la revista Siempre!, 1962-1970) y Sábado
(suplemento de Unomásuno, desde 1977). Centenares de artículos, reportajes y
ensayos suyos han aparecido, además, en Romance, Cuadernos Americanos,
México en el Arte, Revista de la Universidad, Historia Mexicana y Política. De
1967 a 1970 enseñó periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la Universidad Nacional Autónoma de México; en 1969 recibió el Premio
Mazatlán por el mejor libro publicado en 1968; y de 1969 a 1970 presidió la
sección mexicana del Pen Club Internacional. Es autor de: Caballo y Dios
(cuentos, 1945), La ruta de Hernán Cortés (ensayo, 1950; traducido al inglés y
al alemán), Cristóbal Colón (teatro, 1951), La vida criolla en el siglo XVI
(historia, 1953; 2a. ed.: Los primeros mexicanos. La vida criolla en el siglo XVI,
1962; traducida al inglés y al francés), China a la vista (viajes, 1953), Ki: el
drama de un pueblo y una planta (testimonio, 1956), El rey viejo (novela, 1959;
traducida al servio, croata, polaco, ucraniano y francés), La batalla de Cuba
(testimonio, en colaboración con Enrique González Pedrero, 1960; traducido al
polaco), Viaje a la Tarahumara (ensayo, 1960; traducido al ruso), La ruta de la

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libertad (reportajes, 1960), El agua envenenada (novela, 1961), La última
trinchera (ensayo, 1963), Los hongos alucinantes (ensayo, 1964), Los indios de
México (ensayo, t. I, 1967; t. II, 1968; t. III, 1970; t. IV, 1972; traducido al
italiano, polaco, inglés y francés), En la tierra mágica del peyote (ensayo, 1968),
Viaje al centro de México (1975), Historia de la ciudad de México (1984) y Las
memorias en el convento (1985). En 1987 dirigía el suplemento La Jornada
Cultural del diario La Jornada.

Fernando Benítez, autor de la novela El agua envenenada.


AEM
BENÍTEZ, JESÚS LUIS
Nació y murió en la ciudad de México (1949 - marzo de 1980). En 1977
participó en los talleres de Juan José Arreola, Emilio Carballido y Juan Tovar.
En 1974 publicó su primer libro de narraciones, A control remoto. En 1975 y
1978 fue becario del Instituto Nacional de Bellas Artes. Para habitar en la
felicidad fue uno de sus últimos textos.
BENÍTEZ, JOSÉ JUSTO
Nació en el distrito de Ejutla, Oax., en 1833; murió en la ciudad de México en
1900. Fue un niño abandonado al que un sacerdote puso nombre y apellido.
Antes de recibirse de abogado, Juárez lo nombró oficial mayor del gobierno de
Oaxaca. Miembro prominente del Partido Liberal, en 1857 fue uno de los
iniciadores de la desamortización de los bienes de la Iglesia; combatió en las
guerras de Reforma y contra la Intervención Francesa, al frente de unidades
compuestas mayoritariamente pon indígenas. En el sitio de Puebla (1863) cayó
prisionero, pero logró quedar libre poco después porque aparentó sumisión al
Imperio. En 1864 estuvo en Estados Unidos consiguiendo armas y pertrechos

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para los republicanos. Al triunfo de la rebelión de Tuxtepec, fue secretario de
Hacienda (6 de diciembre de 1876 al 17 de febrero de 1877) en el gabinete del
presidente Juan N. Méndez. Hacia 1880 pretendió la Presidencia de la República
y, al recibir el veto del general Díaz y no obtenerla, se dedicó al ejercicio de su
profesión. Fue director honorario de la Escuela Industrial de Huérfanos, en la
ciudad de México. Al morir, se le enterró con honores de general de división.
BENÍTEZ, JOSÉ MARÍA
Nació en Huanusco, Zac., el 30 de junio de 1900; murió en la ciudad de México
en 1967. Durante 21 años fue maestro en escuelas secundarias de la capital de la
República y desempeñó puestos administrativos y sindicales. En 1922 publicó el
libro de poesía Gesto de hierro, al que siguieron Marcha roja (1931) y La voz de
mi tiempo (1940). En 1942 obtuvo el premio Lanz Duret de El Universal por su
novela Ciudad, relato de escenas revolucionarias en la capital de la República.
En 1946 publicó Lo que vio mi gato, libro de cuentos; uno de éstos fue
recopilado en la antología Llano grande, editada en Alemania por Harst
Herdmann.
BENÍTEZ, JOSÉ R
Nació y murió en Guadalajara, Jal., (1882-1957). Estudió en el Colegio Militar y
se tituló de ingeniero civil (1904) en la Escuela Libre de Ingenieros de
Guadalajara. Fue director de obras públicas del Ayuntamiento de su ciudad
(1914), del Museo Nacional de Arqueología e Historia (1930), de Monumentos
Nacionales (1928-1933) y del Instituto de Geografía de la Universidad de
Guadalajara. Es autor de: Críticas de arte (Guadalajara, 1914), Iglesias de
México (t. 6; 1927), Guía histórica y descriptiva de la carretera México-
Acapulco (1928), Historia gráfica de la Nueva España (Barcelona, 1929), El
estado libre y soberano de Nayarit. Canon cronológico de las autoridades que
ha tenido como séptimo cantón del estado de Jalisco, como territorio federal y
como estado confederado (sobretiro del t. 5 de la 4a época de los Anales del
Museo Nacional; 1929), La capilla de la Concepción Cuepopan (1933), Alfonso
García Bravo. Planeador de la ciudad de México y su primer director de obras
públicas (1933), Las catedrales de Oaxaca, Morelia y Zacatecas. Estudio de
arqueografía comparada (1934), Morelia (1935), El mundo de los títeres.
Morfología de los títeres del mundo (s.p.d.i.), ¿Y por qué? (Guadalajara, 1940),
Conquistadores de Nueva Galicia fundadores de Guadalajara (Guadalajara,
1942), Noticias genealogicobiográficas del señor coronel Prisciliano M.
Benítez, que en ocasión del centenario de su nacimiento escribió su hijo
(Guadalajara, 1943), El traje y el adorno en México (Guadalajara, 1946),
Arqueología comparada de los puentes de Ixmiquilpan, Tolotlán o Grande y
Acámbaro (Guadalajara, 1946), Morelos, su casta y su casa en Valladolid
(Guadalajara, 1947) y Algunas noticias inéditas o poco conocidas referentes a

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pintores y alarifes de la Nueva España (Guadalajara, 1948).
BENÍTEZ, JOSÉ S
Nació en Colima, Col., el 13 de mayo de 1910; murió en la ciudad de México el
9 de marzo de 1980. Maestro por la Escuela Normal y Preparatoria de Colima
(1928), fue director de escuelas primarias federales en Manzanillo (1934) y
Colima (1935-1936), jefe de las misiones culturales de la República (1936-
1939), inspector federal de educación (1939-1949), director general de
educación del estado de Colima (1939 y 1943-1946), rector de la Universidad
Popular de Colima (1940-1943), diputado federal (1946-1949), director federal
de educación en Guanajuato (1949-1950), en Colima (1959-1961) y en Chiapas
(1962-1963); secretario (1950-1953) y oficial mayor del Comité Ejecutivo
Nacional de la Confederación Nacional Campesina (1953-1956), subdirector del
Museo Pedagógico de la ciudad de México (1958), representante de la Secretaría
de Educación en Veracruz (1964), consejero del Instituto Federal de
Capacitación del Magisterio (1965-1972), inspector general del Banco Nacional
de Obras y Servicios (1972-1974) y subdelegado general de la Secretaría de
Educación en Colima (1978).
BENITO JUÁREZ, D.F
Delegación del Distrito Federal, está situada en la zona central del área urbana;
linda al norte con las delegaciones Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, al oriente con
las de Iztacalco e Iztapalapa, al sur con la de Coyoacán y al poniente con la
Álvaro Obregón. Tiene una superficie de 27.5 km2 (1.8% del total de la entidad)
totalmente urbanizada y carece de reservas territoriales. De los 29 mil predios
registrados, 580 (2%) son baldíos. Del área total, el 71.2% está ocupado por
viviendas, el 2.8 por industrias y comercios, y el resto por vías públicas y
espacios verdes. La baja proporción de suelo urbano dedicado a actividades
productivas explica la alta generación de viajes que realiza la población para
acudir a sus centros de trabajo en otras delegaciones. La Benito Juárez tiene una
población de un millón de habitantes, con una densidad de 36 363 personas por
kilómetro cuadrado. El número de viviendas aumentó de 98 350 en 1970 a 133
973 en 1980; y el déficit en este ramo, de 8 897 unidades en aquel año a 35 434
en éste. La población económicamente activa representa el 45.32% del total de
habitantes; de aquélla, el 3.8 corresponde al sector agropecuario, el 39.7 al
industrial, el 17.6 al comercial y de servicios y el 38.9 a ocupaciones no
especificadas. Los servicios educativos, de salud y de seguridad social son
satisfactorios. Hay en la Delegación siete salas de cine y teatro, y cuatro centros
deportivos; los más importantes son el parque de beisbol del Seguro Social y la
Ciudad de los Deportes, que incluye la plaza de toros México. Entre los 23
parques públicos, destacan por su extensión el Hundido y el de los Venados. La
red de vialidad está integrada por las avenidas Universidad, División del Norte,

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Vértiz y Patriotismo; por la calzada de Tlalpan y el viaducto Miguel Alemán, y
por seis ejes de norte a sur y tres de este a oeste. No hay contaminación de las
aguas freáticas porque todas las calles están pavimentadas, los desechos
domésticos y los excedentes pluviales se descargan por el drenaje y la basura se
recoge oportunamente. El agua potable proviene del sistema Río Lerma y de 24
pozos. Toda la Delegación dispone de energía eléctrica. Según el Censo General
de Población 1980 (últimos datos disponibles para los aspectos que en seguida
se tratan), radican en esta circunscripción 15 608 extranjeros y 16 840 personas
que hablan, además del español, una lengua indígena. Son católicos el 91.6% de
los habitantes; protestantes, el 2.29; de otras confesiones, el 1.68; y no tienen
religión, el 4.35. Las principales colonias son las siguientes: San Pedro de los
Pinos, Nápoles, Noche Buena, Insurgentes Mixcóac, Acacias, Del Valle, Ciudad
de los Deportes, Álamos, Postal, Nacional, Del Periodista, Américas Unidas,
Lago, Independencia, Vértiz Narvarte, San Simón, Ticomán, Santa Cruz Atoyac,
General Anaya, Portales, Xoco y Prado.
Historia. Dentro de la actual Delegación Benito Juárez estuvo el pueblo
prehispánico de Mixcóac, cuyo nombre náhuatl quiere decir “culebra de nube” o
“tromba” y también “donde se adora a Mixcóatl”, deidad considerada como el
padre de los pueblos de Anáhuac. De esa antigua cultura sólo han quedado
algunas piezas de cerámica y el basamento de un edificio en terrenos de San
Pedro de los Pinos. A principios del siglo XVI, antes de la llegada de los
españoles, los habitantes de Mixcóac, sujetos al señorío de Coyoacán, cultivaban
maíz para su consumo y frutales para pagar sus tributos. Otros asentamientos
prehispánicos fueron Xoco y Atoyac. En éste se elaboraban tejidos, se
cosechaban cacahuates y se plantaban encinos. Al consumarse la conquista,
Coyoacán y sus posesiones pasaron al dominio de Hernán Cortés.
Los franciscanos construyeron el templo de Santa Cruz en 1564 y el de
Santo Domingo de Guzmán en 1595, pero años más tarde ambos fueron
transferidos a los padres dominicos. En el siglo XVII se erigieron los de San
Lorenzo Xochimanca y San Simón Ticomán; y en el siguiente, los de Santa
María Nativitas y San Juan Evangelista. Antes de la Independencia, estaban
comprendidos en el territorio de la Delegación los pueblos de Santo Domingo
Mixcóac, La Piedad, Santa Cruz Atoyac, Actipan, San Juan Maninaltongo, Santa
María Nonoalco y Xoco; los barrios de la Candelaria, Santo Tomás Tecoyotitla y
Atepuxco; los ranchos de San José y Santa Cruz; las haciendas de Portales, San
Borja y Narvarte; y los ejidos de San Simón, Santa Cruz, La Piedad y San
Andrés de las Ladrilleras. Las principales actividades económicas consistían en
la manufactura de paños y en la producción de ladrillos. De aquélla quedan los
restos de un obraje en la plaza Jáuregui y de ésta la evidencia de la extracción de

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materiales en el parque Hundido. También prosperó una mancebía, regenteada
por La Morena, cerca del puente que ha perpetuado su apelativo. Ya en el siglo
XIX, cobró notoriedad la casa de Valentín Gómez Farías, en la plaza que hoy
lleva su nombre, porque en ella se reunían los liberales para procurar el
restablecimiento del federalismo. En 1859 los vecinos de Mixcóac ayudaron a la
fuerzas del general Santos Degollado a tomar la plaza de Tacubaya. En
venganza, el 11 de abril de ese año el conservador Leonardo Márquez mandó
fusilar a varios, entre ellos al licenciado Agustín Jáuregui. Por esos años
Mixcóac tenía 1 500 habitantes. De la hacienda de Narvarte, ya en decadencia,
surgió el rancho de Los Álamos; parte de la de San Borja pasó al rancho de
Nápoles, donde más tarde se formó el parque de La Lama; y entraron en auge las
de Nonoalco, la Castañeda y Xoco, aunque ésta, para 1888, estaba en ruinas.
Estos cambios en la propiedad de la tierra se debieron a la desamortización de
los bienes de comunidades. Grandes extensiones se convirtieron en ladrilleras
para satisfacer la demanda que originaba el crecimiento de la ciudad de México.
En 1910 la fábrica de ladrillos La Noche Buena ya había hecho quebrar a la
mayoría de los pequeños productores. En el último cuarto del siglo XIX entraron
en servicio los tranvías tirados por mulas, se instaló el alumbrado de trementina
en la plaza de Mixcóac, y Antonio Daza Argüelles creó la primera escuela
municipal. Al empezar el nuevo siglo la localidad tenía dos mil habitantes. La
mayoría vivía en chozas o humildes casas, pero ya existían fincas de recreo, un
club de golf y residencias campestres de lujo, especialmente la de José Ives
Limantour, donde hoy es el Colegio Williams. Los ranchos de San Pedro de los
Pinos, Amores y Nápoles empezaron a fraccionarse. El 1° de septiembre de
1910 se inauguró el hospital psiquiátrico de La Castañeda, construido por el
ingeniero Porfirio Díaz hijo. En ese año, centenario de la iniciación de la
Independencia, se empedraron las calles y se extendió el servicio doméstico de
luz eléctrica. Años antes habían irrumpido los trenes eléctricos y los
automóviles. Las colonias que estaban poblándose eran las Del Valle, California,
Berlín, Carrera Lardizábal, La Laguna y El Zacate, ésta en lo que fue el pueblo
de Actipan. El agua potable, procedente de El Olivar, se introdujo durante el
gobierno del presidente Madero. En los primeros años veintes se puso nombre a
las calles de Eugenia y Félix Cuevas. A una para halagar a la esposa del director
del Banco Nacional de México y a la otra en reconocimiento al fundador del
Centro Escolar Rafael Dondé. Para 1929 las colonias anteriores y las de San
Pedro de los Pinos, Portales, Álamos, Santa Cruz, Niños Héroes, Independencia
y La Piedad, producto de la parcelación de antiguas propiedades rurales,
disponían ya de servicios; y en los terrenos de la ladrillera La Noche Buena
empezó a formarse el parque Hundido.

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Entre 1950 y 1960 se cerraron los espacios que separaban Mixcóac de la
ciudad de México y los viejos poblados quedaron comprendidos en la reciente
mancha urbana. El trazo moderno de las colonias contrastaba con las callejuelas
angostas e irregulares de Xoco y Tlacoquemécatl. En 1945 se construyó la
Ciudad de los Deportes y en 1949 el Conjunto Presidente Miguel Alemán,
primero que sobrepasó los mil departamentos. Otras grandes obras fueron el
Centro SCOP (1954), el Hospital 20 de Noviembre, el parque Delta y el Hospital
de Traumatología de Xoco. El aumento de vehículos obligó a convertir en vías
rápidas los cauces de los ríos de La Piedad, Becerra, Mixcóac y Churubusco. La
calzada de Tlalpan y el Periférico dieron mayor fluidez a la vialidad y a fines de
la década de los años sesentas apareció el Metro. Se ampliaron, además, las
avenidas Revolución y Patriotismo. A partir de 1970 disminuyó el ritmo de
crecimiento demográfico de la Delegación, pues la expansión urbana empezó a
desbordarse por otros rumbos.
Acervo cultural. 1. Basamento de San Pedro de los Pinos. A un lado del
Periférico. Se trata del único monumento arqueológico que existe en la
Delegación. A juicio de los especialistas, que en este caso discrepan, puede
corresponder a un templo dedicado a Mixcóatl, erigido por gente anterior a los
mexicas (Francisco Fernández del Castillo); a un edificio ciertamente religioso,
aunque construido por los aztecas poco antes de la conquista española, a juzgar
por los restos cerámicos (Eduardo Noguera); o a un palacio relacionado con los
teotihuacanos, pues durante las excavaciones se hallaron esculturillas de ese tipo
y dos temazcales o baños (Francisco González Rul). 2. Casa de los Mier y
Pesado. Avenida Revolución y Jalisco. Antonio Mier y Celis y su esposa Isabel
Pesado de la Llave fueron dueños de cuantiosa fortuna y a la vez fundadores de
varias instituciones de beneficencia, entre ellas un orfanato en la Villa de
Guadalupe, un hogar para ancianos en Orizaba y un plantel educativo en
Coyoacán. La portada de la casa que este matrimonio habitó en Tacubaya está
inspirada en el Arco de Trajano; y la capilla doméstica, de corte clásico, en el
Panteón de Agripa. Uno y otro modelos se encuentran en Roma. 3. Centro
SCOP. Lo limitan las calles de Xola y Cumbres de Acutzingo, la avenida
Universidad y el Eje Central Lázaro Cárdenas. Sede de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes, fue construido de 1953 a 1955 por los
arquitectos Carlos Lazo, Raúl Cacho y Augusto Pérez Palacios. En la fachada
que mira a la calle de Xola, Juan O​Gorman representó en un mosaico de piedras
de colores, la cosmogonía azteca, la patria en figura de mujer, el obrero y el
campesino ofreciendo los dones de la producción nacional y las imágenes de
Emiliano Zapata y Cuauhtémoc; en un edificio del patio oriente, La
independencia económica; y en la fachada del conjunto por el lado de la avenida

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Universidad, El progreso material, obra de la soberanía y de la libertad. José
Chávez Morado, con la misma técnica, desarrolló en otros edificios los temas de
la conquista militar y la dominación espiritual; los caminos, el transporte y el
comercio, y el desarrollo del país, fincado en los mártires del trabajo y nutrido
por la sangre de los héroes. García Robledo, a su vez, exaltó en otro mural la
memoria del telegrafista Antonio Vaca Rivera, muerto en el cumplimiento de su
deber. Francisco Zúñiga esculpió en piedra, en la portada del lado oriente, un
grupo de figuras que representan la tierra, el sol, el transporte, la patria, los
trabajadores técnicos y los medios de difusión. Y Rodrigo Arenas Betancourt
realizó en bronce una estatua de Cuauhtémoc. Gravemente deteriorado por los
sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985, este edificio estaba siendo reparado y
reacondicionado en 1986. 4. Exconvento de Santo Domingo. Cánova número 2.
Fundado por los franciscanos en 1595, pasó a manos de los dominicos hacia
1608. Hay indicios de que el edificio fue reconstruido. El claustro conserva
algunas características originales. El templo, dedicado a Santo Domingo de
Guzmán, tiene nave con crucero y cúpula. La torre es de dos cuerpos. Una
capilla está dedicada a Nuestra Señora del Rayo. 5. Expalacio municipal de
Mixcóac. Calles de Augusto Rodin y Campana. En 1912 fue restaurado en parte
por una empresa italiana. Ocupado durante muchos años por la Delegación de
Policía, hoy es sede de la Casa de la Cultura de Mixcóac, en cuyo vestíbulo se
encuentra el mural Nuestras raíces culturales de Francisco Eppens. Representa
las dos ramas culturales de México: la indígena y la española; aquélla
simbolizada por los mitos cosmogónicos y por el maíz, y ésta por la Edad
Media, el Renacimiento y la Conquista. El mural está realizado en acrílico sobre
bastidores de fibra de vidrio. 6. Parque Hundido Luis G. Urbina. Ángulo
formado por las avenidas de los Insurgentes y General Porfirio Díaz. En el sitio
que ocupa funcionaron durante casi todo el siglo XIX varias ladrilleras. La
extracción de arcilla originó el desnivel del terreno donde hacia 1893 se
sembraron miles de árboles. El bosque así formado se llamó originalmente
Noche Buena, después parque Hundido y más tarde Luis G. Urbina. En 1972 se
colocaron ahí 51 reproducciones de piezas arqueológicas a lo largo de seis rutas
históricas: el Altiplano, Oaxaca y las culturas maya, olmeca, totonaca y
huasteca. Hay también un audiorama donde el público escucha poesía y música
culta. 7. Parque de los Venados o Francisco Villa. División del Norte y
Municipio Libre. Construido en 1952 y 1953, tiene una superficie de 94 mil
metros cuadrados. Las esculturas de unos venados le dieron su primer nombre,
después cambiado por el del Centauro del Norte, cuya notable estatua ecuestre,
obra de Julián Martínez Sotos, fue trasladada a ese sitio cuando hubo que
desplazarla de la glorieta Riviera con motivo de las obras del Metro. El parque

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cuenta también con instalaciones de recreación infantil y el teatro al aire libre
Hermanos Soler. 8. Plaza Agustín Jáuregui. En ella desembocan las calles de la
Campana y Augusto Rodin. Perpetúa la memoria del liberal Agustín Jáuregui,
quien militó a las órdenes de Santos Degollado y fue sacrificado en Tacubaya
por Leonardo Márquez el 11 de abril de 1859. Algunos de los edificios
perimetrales tienen interés histórico. En la casa número 51 de la calle de la
Campana estableció su gobierno el presidente José Joaquín de Herrera, en 1848.
En el número 33 aún existe la Casa de la Campana, la cual conserva la pieza
original de donde le viene el nombre, fundida en el siglo XVI. Y en el número
73 está la finca donde nació José Joaquín Fernández de Lizardi. También se
encuentra a su alrededor el expalacio municipal (actual Casa de la Cultura), el
templo parroquial de Santo Domingo y un plantel de educación superior, éste en
el edificio de un antiguo obraje de telas. Al final de la calle de la Campana nace
el callejón del Diablo, escenario de varias leyendas de apariciones. 9. Plaza
cívica Soberanía de la República. Avenida División del Norte y Municipio
Libre. Esta explanada, frontera al edificio de la Delegación, se construyó para
rendir homenaje a Benito Juárez y a la generación de la Reforma. Allí se
encuentran una escultura monumental del Benemérito y otras 20 dedicadas a
perpetuar la memoria de ideólogos y combatientes liberales. 10. Cineteca
Nacional. Calles de Mayorazgo y México Coyoacán. Ocupa la antigua plaza de
los Compositores, construida a iniciativa de la Sociedad de Autores y
Compositores e inaugurada con este primer propósito el 17 de enero de 1978.
Desde 1983 las instalaciones fueron ocupadas por la Cineteca Nacional y sus
cuatro salas de cine llevan los nombres de Jorge Stahl, Salvador Toscano,
Fernando de Fuentes y Arcady Boytler. 11. Plaza Gómez Farías. Entre las calles
de Rodin y Millet. Del lado este se encuentra el templo de San Juan Evangelista;
y del oeste, la casa donde vivió sus últimos años el reformador Valentín Gómez
Farías. Muerto en 1858, la Iglesia impidió que sus restos fueran sepultados en un
camposanto. Por esta causa se inhumaron en la huerta de esta casa, donde
permanecieron hasta 1933, en que por decreto presidencial se trasladaron a la
Rotonda de los Hombres Ilustres. Este edificio lo ocupa en la actualidad el
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. 12. Polyfórum Cultural
Siqueiros. Avenida de los Insurgentes y calles de Montecito y Filadelfia.
Pertenece al conjunto del Hotel de México, promovido por Manuel Suárez y
proyectado por el arquitecto Guillermo Rosell de la Lama, en terrenos que
fueron del parque de la Lama. Aún no concluido, se inició en la década de los
años sesentas. El Polyfórum parte de una planta elíptica y culmina en otra
octogonal. El primer nivel alberga los almacenes; el segundo, el Foro de la
Juventud, la Danza y el Folklore Amalia Hernández, formado por un teatro

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circular con capacidad para 800 personas al que rodean el Foro de las Artesanías
y la Galería de Arte-Taller-Escuela Siqueiros; el tercero, el Foro Nacional
(galería de arte contemporáneo); y el cuarto, el Foro Universal, donde se
encuentra la esculto-pintura La marcha de la humanidad realizada por David
Alfaro Siqueiros sobre una superficie de 2 400 m2. Esta obra fue ejecutada sobre
paneles de asbesto-cemento con aplicaciones metálicas y de pintura acrílica. El
exterior tiene forma de dodecágono, cada una de cuyas caras está cubierta por
160 m2 de esculto-pintura, con los siguientes temas: 1. El destino: el mundo en
marcha hacia adelante o el liderato; 2. La ecología: el árbol seco y el árbol
renacido; 3. La acrobacia: el tránsito del espectáculo a la cultura; 4. Alto a la
agresión; 5. El decálogo: Moisés rompe las Tablas de la Ley; 6. El Cristo líder:
¿Qué hicisteis, cristianos, en dos mil años con mi doctrina?; 7. El holocausto del
indígena ante la divinidad; 8. La danza: movimiento moderno hacia el amor, la
victoria o la huida; 9. La mitología: drama individual y colectivo del hombre
contemporáneo; 10. El mestizaje: drama y amor, bella conquista; 11. El átomo:
el triunfo de la paz sobre la destrucción; y 12. La música: el arte sin
discriminación desde su horizonte primitivo hasta el infinito. El muro de 25 m
de largo que mira hacia la avenida de los Insurgentes, es un homenaje a José
Clemente Orozco, Diego Rivera, el Dr. Atl, José Guadalupe Posada y Leopoldo
Méndez. 13. Teatro de los Insurgentes. Avenida de los Insurgentes Sur número
1587. La fachada fue decorada en mosaicos italianos por Diego Rivera. La gran
figura central (una máscara y unas manos femeninas) representa el arte
dramático; en la parte superior aparece Cantinflas dando a los pobres lo que
recibe de los ricos; a la derecha del espectador hay símbolos del arte escénico de
los pueblos prehispánicos y una figura de Zapata; y a la izquierda, un resumen
alegórico de la historia de México, con énfasis en los pasajes teatrales, y un
discreto retrato del dramaturgo Juan Ruiz de Alarcón. 14. Templo de Santa Cruz
Atoyac. Avenida Cuauhtémoc número 1316. Lo construyeron los franciscanos en
1564. Al celebrarse el cuarto centenario de su fundación, el padre Ángel María
Garibay señaló que la cruz atrial había sido labrada en la cantera de un ídolo
prehispánico. La portada del templo presenta un arco de medio punto moldurado
con grueso baquetón en el que se enrolla una doble banda. En las impostas y en
las bases de las jambas se tallaron grandes flores. Un alfiz encuadra la fachada,
en la que aparecen seis escudos con cruces de brazos flordelisados. Sobre el
ventanillo del coro está el escudo franciscano; y bajo el borde superior del alfiz,
la inscripción: “A XXIX días del mes de diciembre: MDLXII años”. Del lado
derecho se encuentra el campanario, erigido probablemente en el siglo XVII. 15.
Torre Central de Telecomunicaciones. Secretaría de Comunicaciones y
Transportes. Inaugurada el 10 de octubre de 1968, tiene 17 pisos y una altura de

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106 m hasta el extremo superior del mástil de la antena. En la terraza superior
están los aparatos de enlace con las 12 rutas de microondas que confluyen desde
todos los rumbos del país; en el piso 16, la sala de baterías y plantas de energía;
y en el 14, la matriz de los sistemas de conmutación de equipo de video y de
frecuencia intermedia, que enlaza la torre con la estación de comunicaciones por
satélite de Tulancingo. 16. Templo de San Lorenzo Xochimanca. Manzana
número 65. Se fundó en el siglo XVI. Consta de una nave pequeña, campanario
y cúpula rebajada. El primer tramo del recinto está techado con vigas puestas allí
el 8 de mayo de 1772. El arco que separa la nave del presbiterio está
ornamentado con flores y racimos de uvas que parten de unos jarrones y rematan
en dos jóvenes que sostienen una cruz flordelisada. Se conservan la pila
bautismal y un óleo de la Virgen de Guadalupe.
Fuente: Departamento del Distrito Federal: Benito Juárez, Colección
Delegaciones Políticas, 2 (1984), libro preparado por el Instituto de
Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
BENJAMÍN
Nació en Acámbaro, Gto., en 1943. Estudió escultura en La Esmeralda; en 1968
fue becado por el gobierno francés, y en 1976 por el italiano. Ha sido profesor
de artes visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) y, en 1974,
en la Escuela Nacional de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma
de México. Presentó exposiciones individuales en Colombia, Italia, Francia y
México. Su tendencia artística es el geometrismo. Trabaja con madera, acero,
bronce y piedra. Su obra Estructura para nuestro entorno visual se encuentra en
la ENAP, en la ciudad de México.
BENNET, MANUEL
Nació en Filadelfia, Pennsylvania, E.U.A., en 1921. Estudió en la High School
of Music and Art de Nueva York y escultura en el taller de Jacob Paul Daniels.
De 1942 a 1946, durante su servicio militar, fue técnico de impresión y dibujo de
mapas, y en 1950 llevó cursos en la School of Advertising Art. En 1951 se
trasladó a México y estudió en La Esmeralda hasta 1954. En 1959 colaboró con
Alfonso Caso, entonces director del Instituto Nacional Indigenista, en la edición
a color del Códice Bodley. Ha enseñado artes gráficas en la Asociación
Mexicana de Comunicaciones Externas y en empresas privadas. Su obra
escultórica, en madera y piedra, la hizo básicamente en la década de los
cincuentas; posteriormente se dedicó al dibujo, la pintura, el diseño y el grabado.
Ha expuesto en muchas ocasiones.

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BENTONITA - BETANCOURT, IGNACIO
BENTONITA
Es una arcilla coloidal de alta plasticidad y granulometría fina, con un mínimo
de 85% de montmorillonita (este nombre viene del Monte Morillón, en Francia,
lugar rico en bentonitas, de donde tomaron muestras para aislar el mineral). Su
estructura es semejante a la de las micas, pero sus capas sucesivas no se
encuentran iónicamente, por lo que el agua y las moléculas de otros elementos
pueden introducirse entre ellas y provocar su expansión. En 1873 se le llamó
arcilla jabonosa; en 1888, taulorita; y en 1897, año en que se inició su
explotación comercial en los estratos de Fort Benton, E.U.A., bentonita. Su
contenido de óxidos de hierro y aluminio puede ser disuelto o no por la acción
del ácido sulfúrico; las resistentes al ácido son bentonitas y las no atacables,
seudobentonitas. La principal propiedad física de la bentonita es la de formar
coloides, o sea, dispersarse y expandirse hasta 44 veces su volumen al
agregársele agua o aceite. Se distinguen tres tipos: las sódicas, las cálcicas y las
magnésicas, según contengan sodio, calcio o magnesio. Por su uso se dividen en
tres clases: para perforación, que son únicamente sódicas; para moldeo o
fundición, que pueden ser sódicas o cálcicas; y blanqueadoras o decoloradoras,
pertenecientes a los grupos cálcico o magnésico. Entre las diversas aplicaciones
de este mineral, destaca la preparación de lodos para perforación, pues actúa
simultáneamente como refrigerante y lubricante de la herramienta de corte, y de
vehículo para la extracción de los desechos, a la par que enjarra o adema las
paredes de los pozos. En obras hidráulicas se utiliza como impermeabilizante en
las paredes de canales de riego y en los núcleos de las presas. Se usa en los
extinguidores de incendio, ventajosamente sobre otros inertes, dado su alto
poder absorbente y bajo índice de adhesión a los textiles y a la piel humana; en
la confección de agregados ligeros de construcción, en emulsiones de petróleo
para pavimentación, y en la nodulización, aglomerado o peletizado de minerales
finamente molidos. Mezclada con arena sílica, sirve como aglutinante de los
componentes de los moldes que se utilizan en las fundiciones de acero y de
fierro gris y dulce; como soporte y catalizador en la industria petrolera, pues
elimina el contenido de ácido sulfúrico y los restos orgánicos oxidables del
petróleo y sus derivados; como filtro y decolorador en las industrias aceitera,
farmacéutica, de drogas y derivado del petróleo; como carga inerte en las
industrias jabonera, de detergentes, lapicera, de cosméticos, hulera, de
explosivos; y como clarificante de vinos y cervezas. Entre sus principales
sustitutos se encuentran: algunas arcillas, en la preparación de lodos para
perforación; el negro carbón, como henchidor o llenador en productos de hule; la

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diatomita, la tierra de batán y los productos químicos, en la clarificación de
aceites; el caolín, el yeso y el talco en las industrias de cosméticos y papelera; y
las arcillas, las tierras de batán, la pirofilita, la diatomita aserrín y algunos
inertes artificiales, en la producción de insecticidas y fungicidas. La explotación
de este mineral en México, se realiza principalmente en los yacimientos
localizados en los estados de Durango, Guerrero, Puebla, Querétaro, Morelos,
Oaxaca y Nuevo León. La producción nacional de bentonita aumentó de 16 mil
toneladas en 1964 a 37 984 en 1972, 226 mil en 1983 y 267 mil en 1984. En este
año se exportaron 3 601 t: 3 489 a Estados Unidos, 84 a Costa Rica, 25 a Cuba y
2.7 a Venezuela; y se importaron 557: 490 de Estados Unidos; 5 del Reino
Unido y 62 de República Federal Alemana.
BERBEN, IGNACIO
Pintor mexicano activo en el siglo XVIII. Se conservan obras suyas en Lagos de
Moreno, Tepatitlán y Jalostotitlán, en Jalisco. En 1784 pintó tres grandes
murales para la sacristía de la basílica de San Juan de los Lagos: La Inmaculada,
Patrocinio de la Virgen sobre la Iglesia española y Patrocinio de la Virgen sobre
la Iglesia mexicana.
BERBER EQUIHUA, LUIS
Originario de Michoacán, inició su carrera musical en la ciudad de Morelia,
como soprano solista en el Coro de Infantes de la Catedral. Más tarde estudió
piano, órgano, composición y canto gregoriano con los maestros Ignacio Mier
Arriaga, Miguel Bernal Jiménez, Hermann Scherchen y Romano Picutti. A la
muerte de este último, en 1956, lo sucedió en la dirección del Coro de Niños
Cantores de Morelia, con quienes ofreció un gran número de conciertos en
México y en el extranjero. Durante seis años dirigió el Texas Boys Choir, con el
que grabó varios discos, entre ellos la Perséfona de Stravinsky, dirigida por el
autor. También tuvo a su cargo el Convivium Musicum, que presentó
importantes obras corales como la Misa de Kodaly y el Magnificat de Berio; el
concierto de homenaje a Bruckner, en 1974, le valió al coro el premio de la
Unión de Cronistas de Teatro y Música de ese año. En 1977 quedó al frente de la
Orquesta del Teatro de Bellas Artes; fueron memorables las interpretaciones de
La flauta mágica de Mozart, Tata Vasco de Bernal Jiménez y La voz humana de
Poulenc. En 1985 dirigía el coro de la Universidad Veracruzana.
BERENDT, KARL HERMANN
Nació en Danzig, Alemania, en 1817; murió en Copán, Honduras, en 1878.
Médico establecido en México. Hizo varios estudios etnológicos y lingüísticos,
especialmente en la región maya. Publicó Los indígenas de la América Central y
Cartilla de la lengua maya.
BERENGUER DE MARQUINA, FÉLIX
Nació en Alicante, España, en 1738; murió en 1826. Era jefe de escuadra en la

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marina española cuando, el 8 de noviembre de 1799, fue nombrado virrey (el
quincuagésimo quinto), capitán general y presidente de la Audiencia de Nueva
España. En el curso de su viaje, cayó prisionero de los ingleses cerca de Cabo
Catoche y se le condujo a Jamaica, de donde le permitieron pasar a Veracruz en
la goleta Kingston. Recibió el bastón de mando en la Villa de Guadalupe el 29
de marzo de 1800. En ese tiempo los ingleses dominaban en ambos océanos,
introducían clandestinamente al país abundantes mercancías procedentes de
Estados Unidos y las islas del Caribe, y apresaban a menudo las embarcaciones
de bandera española, sin permitir siquiera el comercio costanero. Berenguer
proveyó de recursos a varias unidades navales, que muy poco podían hacer;
formó el Regimiento de Granaderos con 12 compañías procedentes de seis
fuerzas provinciales, y mandó guardar en Jalapa todos los objetos de valor que
se encontraban en Veracruz. Sofocó la conspiración del indio Mariano, en Tepic,
quien pretendió restablecer la monarquía azteca; y acabó con el aventurero
norteamericano Felipe Nolland, jefe de una banda de contrabandistas en el
Norte. Extendió a toda la Nueva España la disposición de que no se admitiera en
las juntas de gremios, cofradías y hermandades, a persona que no estuviera
decentemente vestida; y permitió que las mujeres trabajaran en todo cuanto no
se opusiera al decoro, aun cuando contrariara las ordenanzas. En junio de 1801,
España firmó la paz con Portugal, y en septiembre de 1802, con Inglaterra,
gracias a lo cual bajó el precio de los efectos europeos. Hubo conatos de
sublevaciones indígenas en Nayarit, Durango, Veracruz, Guanajuato, Jalisco y
Sonora. En 1802 se reanudaron los situados (envíos de dinero) a la Península. En
julio de ese año, entregó el gobierno a su sucesor, José de Iturrigaray. En la
capital del virreinato sólo dejó una fuente, que nunca tuvo agua, y vio concluir la
estatua ecuestre de Carlos IV, obra de Manuel Tolsá.
BERENJENA
Solanum melongena L. Hierba trepadora o rastrera de la familia de las
solanáceas. Planta cultivada, de amplia distribución en regiones calientes y
templadas de México. Su tallo es erecto, algo costroso, peludo, a veces provisto
de pequeñas espinas. Las hojas, alternas o dispuestas por parejas, solamente en
la región floral, son grandes, ovadas, pinadas y colgantes. Las flores son
solitarias, moradas, y separadas unas de otras aproximadamente 5 cm; la corola,
simpétala, en forma de rueda o campana, con el tubo corto; con cinco estambres
de filamentos desiguales y anteras largas, agrupadas en cono, de dehiscencia
terminal; y el ovario, súpero, sentado sobre un disco carnoso. Tiene numerosos
óvulos insertados sobre las placentas situadas en los ángulos interiores de las
celdas del ovario. Cortando las semillas maduras longitudinalmente, se observa
el embrión, arqueado y periférico. El fruto es grande, carnoso, colgante, en
forma de pera, color púrpura oscuro, a veces ligeramente rayado, con la

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superficie exterior brillante, y en su interior blanco amarillento o blanco
pardusco, con numerosas semillas. Cultivada en Asia desde tiempo inmemorial,
fue llevada a Europa y posteriormente traída a América por los españoles en el
siglo XV. Hasta hace pocos años fue cultivada como planta de ornato, y hoy día
el fruto se consume como verdura. La tintura alcohólica de las flores se utiliza
como hipotensor y como hipnótico a mayores dosis. Con las flores se prepara un
té que se considera antinervioso y útil para el tratamiento de afecciones
esclerocardiacas.

Berenjena
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México
BERGAMÍN, JOSÉ.
Nació en Madrid, España, en 1895; murió en 1983 en San Sebastián. Licenciado
en derecho, dirigió la revista Cruz y Raya (1933-1936), fue una de las
personalidades católicas que estuvieron del lado de la República y presidió la
Alianza de Intelectuales Antifascistas. Llegó a México en 1940, como refugiado
político. Ese año fundó la revista España Peregrina. Fue catedrático en la
Universidad Nacional Autónoma de México, dirigió la Editorial Séneca y
publicó parte de su obra literaria. Regresó a España en 1959, pero tuvo que
abandonarla de nuevo en 1964, por haber protestado contra actos represivos del
régimen franquista. Entre sus numerosas obras están: El cohete y la estrella
(Madrid, 1923), Tres escenas en ángulo recto (Madrid, 1924), Caracteres
(Málaga, 1926), El arte del birlibirloque (Madrid, 1931), Enemigo que huye
(1929), Mangas y capirotes (Madrid, 1933), Laberinto de la novela (Madrid,
1935), La estatua de don Tancredo (Madrid, 1935), Disparadero español

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(Madrid, 1936), Detrás de la cruz (1941), El pozo de la angustia (1941),
Caballito del diablo (1942), El pasajero, peregrino español en América (1943),
La hija de Dios y la niña guerrillera (1945), Melusina y el espejo (1952),
Fronteras infernales de la poesía (Madrid, 1959), Los tejados de Madrid o el
amor anduvo a gatas (1961), Rimas y sonetos rezagados (Madrid, 1962),
Duendecitos y coplas (1963) y De una España peregrina (1972). Tradujo al
español obras de importantes escritores católicos de otras lenguas. En 1970
regresó a España. Su libro de poesía La claridad desierta, fue publicado en 1973
por la revista española Litoral, con textos e ilustraciones de homenaje de
escritores y artistas de España e Hispanoamérica.
BERGANTINES DE HERNÁN CORTÉS
El 7 de noviembre de 1519 Hernán Cortés ordenó a sus soldados en Cholula
avanzar hacia Tenochtitlan, centro económico y social del imperio mexica.
Durante la noche pernoctaron en la “península de Iztapalapa”, población flotante
que le causó enorme sorpresa. Desde entonces, con frecuencia pero sin mucha
exactitud, el conquistador se refirió a las miles de canoas indígenas o acales que
de diversos tamaños navegaban por los lagos operadas por uno y hasta 60
guerreros. Las naves, reguladas por remos, de fondo plano y sin quilla,
resultaban ligeramente más estrechas en la proa. Al llegar a la gran ciudad de
Moctezuma, la traza de ésta (canales con puentes y compuertas) hizo
comprender a Cortés que él y sus hombres estarían expuestos a un constante
peligro en caso de sitio. Esta preocupación lo llevó a fundar la industria naval en
lo que luego sería la Nueva España. La tarea inicial fue la rápida construcción de
cuatro bergantines con capacidad de 300 hombres. Hacia principios de 1520
encomendó a Martín López coordinar los trabajos prácticamente ejecutados por
los carpinteros Pedro y Miguel de Mafla, Andrés Núñez y Juan Martínez
Narices; los herreros Hernán Martín, Pedro Hernández y Antón de Rodas; el
herrador-calafate Juan Gómez de Herrera, y los aserradores Diego Hernández y
Sebastián Rodríguez, quienes emplearon madera, jarcia, estopa y brea de la
costa de Veracruz. En la primavera de ese mismo año, los bergantines pudieron
ya surcar las aguas del lago, obteniendo la información que serviría para las
operaciones del sitio ulterior. Según el propio Cortés, estas naves fueron
quemadas durante la rebelión de los tenochcas, mientras él iba al encuentro de
Pánfilo de Narváez, enviado por el gobernador de Cuba. En septiembre de 1520,
ordenó de nueva cuenta a Martín López la construcción de otros 13 bergantines,
esta vez para emplearlos en la toma de Tenochtitlan. El constructor acudió a
Tlaxcala, de donde extrajo la madera necesaria, en especial de roble, encino y
pino, según consta en la tercera Carta de relación de Cortés. Los trabajos se
realizaron con la ayuda de indígenas y el apoyo del soldado Andrés Núñez y el
carpintero Ramírez, apodado el Viejo. Concluidos los bergantines, fueron

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botados en la ribera del río Zahuapan, afluentes del Atoyac; desmantelados
después de varias pruebas, se trasladaron a Tenochtitlan. Quienes transportaban
los bajeles llegaron a Texcoco en febrero de 1521 y depositaron las partes de los
bastimentos a media legua del lago. Cortés, quien realizaba un recorrido por las
riberas del lago, dejó instrucciones para que a su regreso (12 de marzo de 1521)
los 13 bergantines estuvieran aparejados para echarlos al agua. Gonzalo de
Sandoval, entre tanto, cuidó los bergantines, que en tres ocasiones pretendieron
destruir los nativos. Otros artesanos se incorporaron para ultimar detalles, entre
ellos Melchor de Alabes, Juan Ramos de Lares, Hernando Alonso, Antón
Cordero y Juan García, cuyo trabajo se suspendió al incendiarse el dique. A la
postre, Cortés decidió la botadura formal para el 28 de abril. Los bergantines,
movidos por canaletes o paletas más que por remos, constituyeron la clave de
todas las maniobras guerreras durante el sitio y toma de Tenochtitlan, por su
fácil conducción en las aguas cenagosas o estancadas de la orilla. Bajeles con
medidas poco usuales (eslora de aproximadamente 12.81 m, manga de 2.5 m,
puntal entre 61 y 76 cm, con castillos bien separados, un mástil a popa y un
cañón de regular tamaño y alcance a proa, de borda alta para impedir el abordaje
fácil, un solo fondo o plan y una quilla falsa) representaban un arma poderosa.
Estas naves, con capacidad para 25 hombres cada una, constituyeron una tercera
parte de la fuerza global española; en conjunto, disponían de más elementos de
guerra que cualquiera de las divisiones terrestres encomendadas a Cristóbal de
Olid, Gonzalo de Sandoval y Pedro de Alvarado. En el transcurso del sitio y
hasta la rendición, manejaron los bergantines unos 22 comandantes, varios de
ellos transitorios; los 16 más importantes fueron Pedro Barba, Pedro Briones,
Antonio de Carvajal, Miguel Díaz de Aux, Cristóbal Flores, García Holguín,
Juan Jaramillo, Juan de Limpias Carvajal, Rodrigo Morejón de Lobera, Andrés
Núñez, Juan Portillo, Juan Rodríguez de Villafuerte, Francisco Rodríguez
Magariño, Gerónimo Ruiz de la Mota, Antonio Sotelo y Francisco Verdugo.
Además del capitán, todo bajel contaba con doce remeros, seis para cada banda,
y 12 arcabuceros y mosqueteros. Martín López actuó como maestre de la
capitana. Las tripulaciones fueron designadas hacia el 30 de abril de 1521,
cuando Cortés apartó las fuerzas terrestres de infantería y caballería para
asignarlas a sus tres comandantes. Entre los marineros estaban Antonio de
Arriaga, Alonso de la Reguera, Diego Díaz, Pedro González Nájera, Pablo de
Retamal, Alonso Nortes, Juan de Mansilla, Lázaro Guerrero, Juan Fernández,
Alonso del Río y Juan Griego Girón.
La operación contra Tenochtitlan se realizó con el método de bloqueo, sitio y
asalto. Comenzó el viernes 31 de mayo de 1521, y concluyó 75 días más tarde,
el 13 de agosto. Cristóbal de Olid avanzó por Coyoacán, Gonzalo de Sandoval

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por Iztapalapa y Pedro de Alvarado por Tacuba. Las canoas indígenas fueron
dominadas por el conquistador. En ocasiones, los bergantines sirvieron como
pontones, especialmente en Mexicalzingo. Una vez ocupado Xoloc, cercano a la
calzada del sur, Sandoval pasó a Tepeyac y Cortés se instaló en Iztapalapa. Éste,
al percatarse de que su penetración era más rápida que la del resto de sus
capitanes, debido a que había conservado el grueso de la fuerza naval junto a sus
tropas, decidió dividir la flota en tres grupos: tres bergantines a cargo de
Alvarado, con destino a Tacuba; otros tres en apoyo de Sandoval, para cubrir las
inmediaciones de Tacuba y Tepeyac; y el resto bajo su propio mando. El
bergantín capitaneado por Cristóbal Flores fue atacado por los mexicas,
inmovilizado y casi hundido, pero con el apoyo de la nave de Gerónimo Ruiz de
la Mota, se sacó a flote la embarcación. Los españoles renovaron las
precauciones, tratando de no exponerse al acoso múltiple de las canoas y, sobre
todo, al estancamiento de los bergantines. Pedro de Alvarado movió sus tropas
hacia Tlatelolco, y la operación anfibia cobró mayor fuerza. Al paso de los días,
la desmoralización se apoderó de los sitiados, sobre todo cuando Ixtlilxóchitl,
aliado de Cortés, reunió una flotilla de 16 mil canoas con 50 mil texcocanos
aliados a bordo. Los bergantines y esta fuerza auxiliar se desplazaron hacia el
peñón de Tepepolco. El 31 de mayo, al iniciarse el sitio, los españoles vencieron
a los mexicas en un encuentro naval y quedaron dueños de las aguas del lago de
Texcoco. Los indígenas de Iztapalapa, Churubusco, Culhuacan, Míxquic y
Tláhuac reforzaron a Cortés. Sin embargo, no siempre los españoles salieron
bien librados. El primer día del asedio, la capitana estuvo a punto de perderse,
quizá por la imprudencia de acercarse excesivamente a las presas; los mexicas,
en persecución de la bandera que ondeaba en ella, la atacaron y la hicieron
encallar; la tripulación del bergantín al mando de Juan Rodríguez y Villafuerte,
abandonó la nave, pero Martín López logró ponerla a flote. En otra ocasión, los
defensores emboscaron dos bergantines; el capitán Juan Portillo perdió la vida
en la acción y Pedro Barba, del mismo rango, murió pocos días después a causa
de sus heridas.
Hacia la primera semana de agosto de 1521, la flota española comandada por
Sandoval, desarticuló los últimos reductos mexicas, mientras García Holguín, al
mando de uno de los bergantines, dio alcance a la canoa en que iba Cuauhtémoc
y lo hizo prisionero. Concluido el sitio, los bergantines fueron atracados en las
atarazanas de la ciudad recién conquistada, donde permanecieron casi un siglo.
Este edificio, ubicado en el extremo oriente de la ciudad, se dejó arruinar
paulatinamente. No se le brindó ningún mantenimiento porque se pensó que no
era necesario conservarlo, pues cualquier peligro de asalto por parte de los
nativos, había desaparecido. Los bergantines en él guardados se pudrieron poco

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a poco. V. CONQUISTA; CORTÉS, HERNÁN y CUAUHTÉMOC.
BERGOËND, BERNARDO
Nació en Annecy, Francia, el 4 de abril de 1871; murió en la ciudad de México
en 1943. Ingresó en la Compañía de Jesús a los 18 años de edad. En 1891 pasó a
México y estudió filosofía en San Luis Potosí; regresó a Europa y en 1900 cursó
teología en Oña, España. Fue consagrado sacerdote en San Luis Missouri,
E.U.A. Regresó a México y se dedicó al apostolado en Puebla, donde contribuyó
a la edificación del Colegio de Agua Azul. Impartió clases en el Colegio
Mascarones de la ciudad de México y filosofía en Guadalajara, donde tomó la
dirección de la Sociedad de Antiguos Alumnos, formada por el padre Renaud, e
hizo estudios sobre la problemática social de México. Inspirado en el partido
católico francés Acción Liberal Popular, elaboró el proyecto de lo que llamó
Unión Político-Social de los Católicos Mexicanos y que constituyó una fuerte
colaboración al Partido Católico Nacional. Fundó en 1913 la Asociación
Católica de la Juventud Mexicana (véase), de la cual fue consejero permanente.
Publicó numerosas obras, en su mayoría de temas católicos, como La
nacionalidad mexicana y la Virgen de Guadalupe (1931), Las encíclicas sociales
de León XIII y Pío XI (1939) y Apuntes de lógica.
BERGOSA Y JORDÁN, ANTONIO
Nació en Jaca, Huesca, España, en 1764; murió en Tarragona, en fecha que se
ignora. En 1800 fue nombrado obispo de Oaxaca. Fue enemigo de los
insurgentes, difundió cartas pastorales impresas en las que llamaba a Hidalgo “el
protoapoderado de Satanás y del infierno”, y adjudicó a los revolucionarios
atributos diabólicos como uñas, colas, cuernos y picos. Cuando Morelos tomó
Oaxaca en 1812 muchos fueron a ver si realmente era la alimaña infernal que se
decía. Bergosa y Jordán participó en la degradación de Morelos y figuró después
como arzobispo de México, pero el nombramiento nunca fue confirmado. Actuó
como consejero del virrey Calleja. A su regreso a España, fue nombrado
arzobispo de Tarragona, cargo en el que falleció. Sus restos fueron trasladados,
primero a Jaca, y en 1967 a la catedral de México.
BERILIO
Metal, escaso en la naturaleza, que se obtiene a partir del berilo. Fue descubierto
en 1797 por Vauquelin, quien le llamó glucíneo por el sabor dulce de algunos de
sus compuestos. En 1949 se le dio el nombre oficial de berilio. El efecto
endurecedor del berilio sobre el cobre fue descubierto en 1926, aunque su
utilización industrial se inició posteriormente. Posee un alto punto de fusión y
excepcionales características de resistencia y dureza. Su alta penetrabilidad de
los neutrones térmicos, lo hace apto para la construcción de ventanas para tubos
de rayos X. Después de la Segunda Guerra Mundial se desarrolló un esfuerzo
intensivo para aumentar el suministro de minerales de berilio mediante nuevos

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procedimientos de extracción y refinación. El berilio se utiliza en aleaciones,
principalmente a base de cobre, para la industria eléctrica y electrónica, pues
tienen mayor resistencia, fluidez, facilidad de maquinado y conductibilidad
eléctrica y térmica, lo que las hace apropiadas para equipos eléctricos especiales
y piezas de cobre sujetas al desgaste por abrasión. El nitrato de berilio se usa
para fabricar los capuchones de los mechones de incandescencia, agregándole
una pequeña cantidad de nitratos de torio y de cerio. Sus principales sustitutos,
en la industria nuclear, son el magnesio, el fósforo, el circonio, el aluminio y el
acero inoxidable. Aleaciones que contengan 20% de manganeso, 20% de níquel
o 60% de cobre son buenos sustitutos del berilio cuando son usadas en resortes,
diafragmas, bujías y herramientas antimagnéticas. En las aplicaciones donde la
conductividad es importante, la sustitución del berilio resulta difícil. Los
depósitos que contienen este mineral son de tipo pegmatítico, los cuales son
escasos en la República Mexicana. Se conoce su existencia en los estados de
Oaxaca, Sonora y Coahuila, donde se han encontrado cristales grandes de
berilio. México no es productor de este mineral y las escasas necesidades que de
él se tienen son satisfechas mediante importaciones procedentes de Estados
Unidos, las cuales apenas si alcanzaron 119 kg en 1984. La producción mundial
de berilio es de 118 toneladas métricas. Los principales productores son Brasil,
Argentina y Uganda.
BERISTÁIN, HELENA
Nació en la ciudad de México el 15 de noviembre de 1927. Maestra en
bibliotecología y en lengua y literatura españolas, y doctora en letras por la
Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido investigadora, profesora y
funcionaria universitaria. Es autora de: Reflejos de la Revolución Mexicana en la
novela (1963), Cuarto curso de lengua y literatura españolas (en colaboración
con Lucero Lozano, 1967), Métodos de restauración de libros y documentos
(1968), Gramática estructural de la lengua española (1975), Guía para la
lectura comentada de textos literarios (1977), Análisis estructural del relato
literario. Teoría y práctica (1982), Diccionario de retórica y poética (1985) y
Cantos sencillos 1944-1964 (poemas, 1965).
BERISTÁIN, JOAQUÍN
Nació y murió en la ciudad de México (20 de agosto de 1817 - octubre de 1839).
Huérfano muy niño, quedó a cargo de su hermano mayor Miguel, quien lo inició
en la música. Joaquín aprendió a tocar varios instrumentos. A los 17 años de
edad era ya el primer chelo de las orquestas del Teatro Principal y de la
Colegiata de Guadalupe. Compuso casi todas sus obras entre 1837 y 1839, pues
falleció a los 22 años. Escribió música de diferentes géneros; las más notables
son: La primavera, obertura operística de estilo italiano y una de las primeras
obras descriptivas hechas en México, que aún tocan las bandas militares; una

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Misa, calificada por el maestro Rossi de notable; y Versos de orquesta de octavo
tono obligados a pistón, escrita para el trompetista Manuel Salot, quien estrenó
la primera trompeta que hubo en el país, introducida por el violinista José María
Chávez. Hizo la instrumentación de la ópera Sonámbula de Bellini. En 1838
fundó, junto con Manuel Caballero, una academia de música. En los archivos de
la catedral de México y de la Basílica de Guadalupe se han encontrado otras
partituras compuestas por Beristáin.
BERISTÁIN, LEOPOLDO
Nació en la ciudad de México el 9 de septiembre de 1876; murió en Tijuana,
B.C., el 5 de enero de 1947. Aún adolescente, se incorporó a la compañía de
teatro de Virginia Fábregas; más tarde se especializó en operetas y zarzuelas
españolas, a las que dio un aire mexicanista. Fue el primer actor que apareció en
escena vestido de charro y de indígena. Guz Águila y otros libretistas escribieron
piezas de género chico especialmente para él, pues interpretaba con gran
propiedad el tipo del ranchero. Se le considera pionero del teatro popular
mexicano. Hizo famoso el mote Cuatezón.
BERISTÁIN DE SOUZA, JOSÉ MARIANO
Nació en Puebla, Pue., en 1756; murió en la ciudad de México en 1817. A los 10
años empezó a estudiar latín y luego, becado en los colegios de San Jerónimo y
Palafoxiano, cursó retórica, filosofía y teología, y se graduó de bachiller en
1772, en la Real y Pontificia Universidad de México. Acompañando a su
pariente el obispo de Puebla, Francisco Fabián y Fuero, preconizado para
arzobispo de Valencia, partió a esa ciudad de España y allí continuó sus estudios
de teología, sagradas escrituras y griego. Se graduó de doctor en 1776 y presentó
oposición a esas cátedras en 1777 y 1781 sin obtenerlas. Pasó a Valladolid e
ingresó en la Universidad Mayor como catedrático de teología. Presentó
oposiciones a las canonjías en Orihuela, Valladolid, Segovia y Toledo, también
sin éxito. En 1788 logró la de lector en la Colegiata de Victoria. Frecuentaba
Madrid, donde publicaba artículos y predicaba loas a los gobernantes; en
ocasión de una de éstas, laudatoria de Manuel Godoy, la Inquisición le inició
proceso por considerarlo sacrílego. Regresó a Puebla como secretario del obispo
Salvador Biempica y Sotomayor (1790); optó a la canonjía lectoral de Puebla y,
derrotado, partió de nuevo a España (1791). Naufragó el barco en las Bahamas
y, tras unos meses de penalidades, pudo llegar a la Coruña. Nombrado canónigo
de la catedral de México, regresó en 1794. Fue secretario del gobierno
arzobispal (1800) y su presidente (1809), rector del Colegio de San Pedro,
superintendente del Colegio y Hospital de San Andrés (1802), prepósito de la
Real Congregación de Oblatos, juez visitador del Colegio de San Ildefonso
(1804), arcediano de la catedral (1811) y, desde 1813, deán de ella; abad de la
Congregación de San Pedro, visitador extraordinario del arzobispado, teniente

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de vicario general y subdelegado castrense del ejército. Bochornosa fue su
actitud ante la Constitución española de 1812, aprobada por las Cortes de Cádiz.
Promulgada en México en septiembre, predicó que se trataba de un “libro
sagrado”; derogada posteriormente por el rey Fernando VII, en otro sermón dijo:
“No pegó el arbitrio tomado por los liberales para destruir el trono y el altar
dictando la Constitución”, por lo cual lo atacaron vivamente en la siguiente
décima:
De no pega fue el sermón,
si sermón puede decirse
hablar hasta prostituirse
por la vil adulación.
Ayer la Constitución
cual sagrado libro alegra
y apenas Fernando llega
el que era “libro sagrado”
es un códice malvado…
¡Vaya que eso no pega!
Rescató para la cultura mexicana los nombres de cerca de cuatro mil
escritores nacidos o avecinados en la Nueva España, en su importantísima obra
Biblioteca Hispano Americana Septentrional o catálogo y noticias de los
literatos, que o nacidos, o educados, o florecientes en la América Septentrional
Española, han dado a luz algún escrito, o lo han dejado preparado para la
prensa (3 vols., 1816-1821; 2a. ed., 1884; 3a. ed., 1947). Ayudado por su
sobrina Luisa Vizcaya de Lobo, José Toribio Medina la publicó de nuevo, previa
una introducción biobibliográfica con “los anónimos que dejó escritos el autor,
las adiciones del Dr. Asores y otros añadidos posteriormente por las personas
que se expresan” (Santiago de Chile, 1897). Atacó ferozmente a Hidalgo en sus
Diálogos patrióticos (1810-1811) y a la insurgencia en los semanarios El Amigo
de la Patria y el Verdadero Ilustrador Americano (1812-1813). Sobresale
también su Sermón de gracias que en la solemnísima colocación de la estatua
ecuestre de Carlos IV se hizo en la plaza mayor de México, el 9 de diciembre de
1786 (1797). Su Biblioteca es el primer diccionario bibliográfico mexicano, aun
cuando en numerosas ocasiones no registra correctamente el título de las
publicaciones que cita.
Bibliografía: Gabriel Ferrer de Mendiolea: “El gran bibliógrafo Beristáin de
Souza”, en Boletín Bibliográfico de la Escuela Nacional de Bibliotecarios y
Archivistas (1958); José Toribio Medina: José Mariano Beristáin de Souza.
Estudio bibliográfico (Santiago de Chile, 1897).
BERISTÁIN MÁRQUEZ, ELOÍSA
Nació en la ciudad de México el 1° de septiembre de 1929. Profesora (1947) por

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la Escuela Nacional de Maestros, y técnica en educación (1958) y doctora en
pedagogía (1966) por la Escuela Normal Superior de México, ha sido
subdirectora técnica (1977) y directora (1980) de Capacitación y Mejoramiento
Profesional del Magisterio, delegada de la Secretaría de Educación Pública
(SEP) en Colima (1980), subdirectora (1981) y directora (1982) de Educación de
Adultos, y directora de Materiales Didácticos y Culturales de la propia SEP
(1982-1985). Es coautora de Guía para la aplicación del método global (1974),
Matemáticas. Primera parte (1975), Relaciones y funciones para preparatoria
(1978), Matemáticas I, II y III (libros de texto y cuadernos de trabajo; 1975-
1977) y La matemática nos rodea (1982).
BERLANDIER, JEAN LOUIS
Nació en Ginebra, Suiza, en 1805; murió en Matamoros, Tamps., en 1851.
Botánico, recorrió México repetidas veces en busca de plantas, de las que reunió
extensas colecciones. Formó parte, con el general Manuel Mier y Terán, de una
comisión de límites en la frontera de Texas. Adoptó la ciudadanía mexicana. La
cepa americana de vid, la más resistente en terrenos calizos, Vitis berlandieri, le
fue dedicada por el botánico francés Pierre Viala.
BERLANGA, DAVID G
Nació en Arteaga, Coah., en 1884; murió en la ciudad de México en 1915.
Estudió en la Escuela Normal de Saltillo y en la Nacional de Maestros. Becado
por la Secretaría de Instrucción Pública, asistió a cursos en Berlín, Estrasburgo y
Leipzig, especializándose en psicología pedagógica. Fue director general de
Educación en San Luis Potosí (1911). A la muerte de Madero, se incorporó a la
revolución constitucionalista (1913) bajo las órdenes del general Antonio I.
Villarreal. Alcanzó el grado de teniente coronel. En 1914, siendo secretario
general del gobierno de Aguascalientes, expidió una ley de reforma educativa.
Asistió a la Convención de Gobernadores y Generales Revolucionarios, donde
frecuentemente discrepó con los villistas. Fundó el periódico Evolución y es
autor de: Pro Patria y Reforma escolar. Fue fusilado por Rodolfo Fierro,
lugarteniente de Francisco Villa (véase: Martín Luis Guzmán: El águila y la
serpiente).
BERLINER, ISAAC
Murió en la ciudad de México en 1957. Su libro La ciudad de los palacios
(1936), ilustrado por Diego Rivera, canta en yiddish las bellezas de México.
BERMAN, SABINA
Nació en la ciudad de México en 1953. Estudió psicología en la Universidad
Iberoamericana y dirección de escena en el Centro de Arte Dramático y en el
Centro Universitario de Teatro. Actuó en varias obras de Abraham Oceransky y
participó en algunas películas como intérprete. Entre sus obras dramáticas cabe
destacar La víspera del alba (después llamada Muerte Súbita), Yankee (antes

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Bill), Rompecabezas y Herejía (antes Anatema) aparecidas en el volumen Teatro
de Sabina Berman (1985). A lo largo de su carrera recibió en cuatro ocasiones el
Premio Nacional de Teatro. En 1981 se le entregó un Ariel por el guión de la La
Tía Alejandra, cinta de terror insólita en México, dirigida por Arturo Ripstein.
En 1994 se escenificó su pieza Entre Villa y una mujer desnuda, relectura del
tradicional amor revolucionario y también llevada al cine.
BERMEJILLO, MANUEL
Nació en México, D.F., en 1875; murió en la misma ciudad en 1962. Estudió
piano en el Conservatorio Nacional. Dio clases en esta institución y en las
escuelas Libre de Música y Nacional para Ciegos. Dirigió la sección de música
en la Universidad Nacional. Compuso, entre otras, La cueva encantada y La
fronda y la jaula, y escribió Prolegómenos de la música y El sentido común en
el aprendizaje del piano (1950).
BERMEJO, FELIPE
Nació en la ciudad de México el 12 de noviembre de 1901. Estudió canto, en
tesitura de barítono, y guitarra con Guillermo Gómez. Integró un dueto con el
tenor Juan Villanueva, y sucesivamente formó parte del Cuarteto Panamericano,
que dirigía el maestro Ernesto Mangas, del Trío Acapulco, que conducía José
Agustín Ramírez, y del Cuarteto Metropolitano. Con éste estrenó, entre otras, las
canciones “Al morir la tarde”, “A la brava”, “Rancho alegre” y “El
tamaulipeco”. Después creó el grupo Felipe Bermejo y sus Fronterizos. Escribió
unas 400 canciones, muchas de ellas incluidas en cintas cinematográficas. Otras
de sus composiciones son “El corrido de Chihuahua” (en colaboración con
Pedro de Lille), “Rancho alegre”, “A la brava”, “Al morir la tarde”, “Los
camiones”, “Los inditos”, “¿No que no?”, “El topetón”, “Arriba el Norte”, “¡Ay,
Uruapan!” (con José Luis Lemus), “Juan Colorado” (con Esparza Oteo) y “La
charreada”. Continuó activo hasta su muerte, hacia finales de 1989.
BERMUDA DE LA COSTA
Cynodon dactylon Pers. Planta perteneciente a la familia de las gramíneas,
comúnmente llamadas zacates. Herbácea con rizomas rastreros, estoloníferos y
amarillentos. Los tallos son huecos, con nudos escamosos. Las hojas son largas,
dísticas, envainadoras y provistas de un apéndice transversal llamado lígula en la
transición de la vaina cilíndrica a la lámina de la hoja. Es hierba hermafrodita,
con las flores dispuestas en racimos o espiguillas unifloras, verdes o rojas, sin
arista, con una sola flor fértil. Las espigas son subumbeladas, crecen en el ápice
de las cañas cortas y sus pequeñas flores quedan dispuestas en dos filas
unilaterales a lo largo del eje delgado de la espiga. Las flores están protegidas
por una bráctea interior obtusa, llamada palleta, y dos glumas o brácteas
exteriores, que con sus flores respectivas determinan la espiguilla. La
inflorescencia está formada por este conjunto. La flor de la parte más alta

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generalmente es imperfecta o rudimentaria. El eje de las espiguillas se prolonga
en forma de apéndice. En medicina popular, su infusión sirve de diurético y
refrescante, así como para el alivio de cólicos hepáticos y nefríticos, producidos
por cálculos. En el estudio de su composición química se ha encontrado
asparragina, glucosa y almidón. Planta cosmopolita, crece en lugares húmedos
de toda la República. Se le llama también grama.
BERMÚDEZ, MARÍA ELVIRA
Nació en Durango, Dgo., el 27 de noviembre de 1916. Abogada (1939) por la
Escuela Libre de Derecho, ha desempeñado varios cargos en la administración
pública. En 1948 se inició en las letras, dedicándose al género policiaco. Ha
publicado: Diferentes razones tiene la muerte (novela), Los mejores cuentos
policiacos mexicanos (antología), La vida familiar del mexicano (ensayo
psicosociológico), Alegoría presuntuosa (cuentos), Detente, sombra (cuentos),
Muerte a la zaga (cuentos) y Encono de hormigas (cuentos). Ha colaborado en
los principales diarios capitalinos y revistas literarias.
BERMÚDEZ DE CASTRO, DIEGO ANTONIO
Historiador poblano del siglo XVIII, autor de Theatro angelopolitano o Historia
de Puebla (1746), publicado por Nicolás León en 1908.
BERNAL
En México, ciertas eminencias montañosas aisladas en el llano. Voz derivada del
término marino vernal, que designa un “pico delgado que se eleva bastante sobre
el nivel de la tierra” (Ramón Joaquín Domínguez: Gran diccionario clásico de
la lengua española, Madrid, 1875). El uso de la palabra es antiguo. Pedro
Sarmiento de Gamboa, quien trató de colonizar el estrecho de Magallanes, dio a
una montaña situada sobre la Tierra de Fuego el nombre de Monte de Vernal,
por ser “un morro alto con un pico” (1580). En México, el Bernal de Horcasitas,
visible en el mar desde una distancia de 30 km, responde a la acepción primitiva;
también el Cabo de Bernal o Punta de Bernal en la costa de Veracruz, frente al
islote de Bernal Chico. Es probable que la denominación marina se haya
aplicado a formaciones montañosas análogas que no son visibles desde el mar,
como el Bernal de la Clementina, situado entre la Sierra Madre Oriental y la de
Tamaulipas; los Bernales de Burgos; el Bernal de Cadereyta (350 m); el pico de
Bernalejo, en San Luis Potosí; el pico de Bernal, tronco de cono escarpado que
se eleva en el valle superior del río Pecos, en Nuevo México. Este pico de
Bernal se conoce también como Starvation Peak, por la tradición de que un
grupo de soldados españoles situados en su cumbre por los apaches, murieron de
hambre. Los bernales entre Cuautla y Matamoros, en Morelos, también típicas
formaciones volcánicas aisladas en la planicie, se hallan en la hacienda de la
familia Bernal; pero en este caso se trata de una coincidencia. El apellido
Bernal, apócope de Bernaldo, es de origen germánico y nada tiene que ver con

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el vernal del lenguaje marino de España. El Bernal de Cadereyta, en Querétaro,
es una eminencia volcánica situada en la vertiente sur de la Sierra Gorda, al
norte del valle de Tequisquiapan; de 2 545 m sobre el nivel del mar, su cumbre
acantilada se eleva 350 m sobre la llanura. El Bernal de Horcasitas, en el sur de
Tamaulipas, a 8 km al norte de la población de Magiscatzin, está situado en las
laderas de la sierra de Tamaulipas que bajan al río Guayalejo; es un gran
peñasco que se alza en la llanura, visible 30 km mar adentro; tiene aspecto de un
sombrero de charro y figura emblemáticamente en el escudo de este estado; su
cumbre es una aguja basáltica de casi 1 km de diámetro y 600 m de altura; sus
laderas están cubiertas por espesos bosques; y se eleva a 1 111 m sobre el nivel
del mar. El pico de Bernalejo, en San Luis Potosí, es una cumbre volcánica
situada en el sureste de la sierra de San Miguelito, una de las estribaciones
orientales de la sierra de Zacatecas que limitan el valle de San Luis Potosí; tiene
yacimientos de plata. Los Bernales de Burgos están en las cercanías de la
población tamaulipeca de ese nombre, en las estribaciones septentrionales de la
sierra de San Carlos.

Bernal de Horcasitas, en Tamaulipas


AEM
BERNAL, HERACLIO
Nació en Santiago Papasquiaro, Dgo., en 1845; murió cerca de Cosalá en 1888.
Sufrió un encarcelamiento injusto y, con ese motivo, se convirtió en rebelde,
asolando la región de Durango y Sinaloa, donde atacaba únicamente a las
empresas mineras y a la gente rica. Ha inspirado personajes de cuentos y
novelas, un corrido y una película.
BERNAL, RAFAEL

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Nació en Morelia, Mich., el 28 de junio de 1915; murió en Berna, Suiza, en
1972. Licenciado en filosofía, se doctoró en Friburgo, Suiza, poco antes de su
muerte. Su obra comprende varios géneros. Colaboró en televisión, radio,
revistas y periódicos de México y el extranjero. En su juventud luchó por el
sinarquismo y fue encarcelado. Fue a Venezuela, donde residió varios años.
Regresó a México, ingresó al servicio exterior y estuvo en Perú, Chile, Filipinas
y Suiza. Publicó las novelas Federico Reyes, el cristero (1941) y Memorias de
Santiago Oxtotilpan (1945), ambas de carácter social, Tres novelas policiacas
(1946), Tierra de gracia (1963) y El complot mongol (1969), la más célebre del
autor; el volumen de cuentos Trópico (1946); las obras de teatro El cadáver del
señor García (1947), La carta ​primera pieza trasmitida por televisión en
México, el 8 de agosto de 1950​, Antonia (1950), La paz contigo o el martirio del
padre Pro (1955) y El maíz en la casa (1961); y los ensayos México en
Filipinas. Estudio de una transculturación (1965) y Veracruz: nuestra primera
ciudad (1966).
BERNAL DE PIÑADERO, BERNARDO
Nació en Sevilla, España, de padre extranjero; se ignoran los datos de su muerte.
Después de 20 años de servicio en el Caribe, el 22 de agosto de 1663 fue
nombrado almirante de las Californias para que colonizara la Península y
explotara los yacimientos perlíferos del Golfo a su propio costo. A tal efecto
viajó a la Península en 1664, pero la expedición fracasó debido a un motín. El 26
de abril de 1665 se le hizo teniente de capitán general del reino de California, y
al siguiente año zarpó supuestamente para la Península, pero en realidad navegó
meses por las costas de Nayarit y Sinaloa. Por sus fracasos y testimonios en su
contra, los derechos de Bernal fueron transferidos a Francisco de Lucenilla,
quien tampoco tuvo éxito en su intento en 1668. Bernal solicitó ser gobernador
de Sinaloa y prometió llevar misioneros jesuitas a la Península en 1671. Volvió a
fracasar debido a un cambio de política al respecto.
BERNAL GÓMEZ, BEATRIZ
Nació en La Habana, Cuba, el 31 de diciembre de 1935. Licenciada en derecho
(1960) por la Universidad de La Habana y doctora en derecho (1976) por la
Universidad Complutense de Madrid, en México ha sido profesora e
investigadora universitaria. Es autora de: Prudencio Antonio Palacios, notas a la
Recopilación de Leyes de Indias (1979), Historia del derecho romano y de los
derechos neorromanistas (en colaboración con José de Jesús Ledesma, 1981) y
Las Leyes de Indias a la luz de los comentarios de Palacios y Lebrón.
BERNAL JIMÉNEZ, MIGUEL
Nació en Morelia, Mich., el 16 de febrero de 1910; murió en León, Gto., el 26
de julio de 1956. A los siete años de edad inició estudios musicales en el Colegio
de Infantes de la catedral de Morelia y a los 19 ingresó al Orfeón Pío X, que

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años después se convertiría en Escuela Superior de Música Sagrada. Los
profesores Ignacio Mier Arriaga, de piano, y Felipe Aguilera Ruiz, de canto,
intervinieron para que Bernal Jiménez fuera enviado a Italia a perfeccionarse. A
partir de 1928, éste asistió al Instituto de Música Sacra de Roma, donde cursó
órgano con Rafael Manari, contrapunto y fuga con César Dovici, musicología y
composición con Rafael Casimiri (maestro de capilla de San Juan de Letrán y
fundador y director de la Sociedad Polifónica Romana), armonía e
instrumentación con Licinio Recife (director de la capilla de Santa María la
Mayor) y canto gregoriano con Paolo M. Ferreti. Bernal dio su primer concierto
en el Congreso Organístico Italiano (Trento, 1930) y en 1933 obtuvo el
doctorado en ese instrumento, en composición y en canto gregoriano,
convirtiéndose en el primer alumno de aquel instituto que terminaba las tres
carreras. A su regreso, enseñó esas materias en la Escuela Superior de Música
Sacra de Morelia, a la vez que ocupaba el cargo de primer organista de la
catedral. En 1936 fue nombrado director de ese plantel y del coro de alumnos.
En 1941 fundó en la capital michoacana la Sociedad de Amigos de Música y la
revista Schola Cantorum, que aún subsiste (1986); dirigió el Orfeón Pío X y
creó el Conservatorio de Las Rosas y el grupo de los Niños Cantores de Morelia.
También en 1941 compuso la sinfonía Tata Vasco, para conmemorar el cuarto
centenario de la llegada de Vasco de Quiroga a Pátzcuaro. Esa obra, que mereció
medalla al mérito en el concurso de El Universal, fue ejecutada en el Teatro
Degollado de Guadalajara y en el Palacio de Bellas Artes (1943). Formó y
orientó a los maestros Paulino Paredes, Domingo Lobato, Felipe Ledesma,
Delfino Madrigal, Guillermo Pinto, Silvino Jaramillo, Jesús Carreno, Celso
Chávez, Alfonso Vega Núñez y Luis Berber, y dio lecciones en la Escuela
Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana. En 1948 presentó Tata
Vasco en Madrid, de donde pasó a Nueva Orleans para impartir asignaturas de su
especialidad en la Universidad de Loyola. Regresó al país en 1956. Como
compositor, dejó una copiosa obra de música sacra: misas, himnos, motetes,
misterios, partituras para órgano, un extraordinario Te Deum jubilar y un
excelente Salmo. Entre la música profana que escribió, también abundante,
destacan su ópera Tata Vasco, sus sinfonías México e Hidalgo (compuesta esta
última a petición de la Universidad Michoacana); las suites sinfónicas Tres
cartas de México, Noches en Morelia, Tres galanes de Juana, El cojo y Cuarteto
virreinal, y el Concertino para órgano y orquesta. Compuso también cuartetos,
lieds, villancicos, temas para cine (entre ellos los fondos musicales de La Virgen
que forjó una patria, El padre Morelos y El Rayo del Sur), coros recreativos y
numerosos arreglos de música mexicana, a la manera de Manuel M. Ponce. Su
última obra, Cantata 1956, Himno de los bosques, está inspirada en el texto del

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Idilio salvaje de Manuel José Othón. Fue también autor de varios libros de texto,
entre otros un Tratado de armonía. Realizó el hallazgo del archivo musical de
Las Rosas, formado por música colonial del primer conservatorio de América,
del que dio cuenta en El archivo musical del Colegio de Santa María de
Valladolid, publicado en 1939. Dejó Impromptu en altamar y numerosas páginas
aún inéditas. Recibió en vida condecoraciones y premios, y su ciudad natal lo
honró con la presea Generalísimo Morelos. Murió mientras impartía cátedra.
BERNAL MEJÍA, MANUEL
Nació en Almoloya de Juárez, Méx., en 1901; murió en la ciudad de México en
1975. Estudió en la Universidad Nacional hasta el tercer año de leyes, pero en
1922 decidió hacerse cantante. Ese año actuó por vez primera en el banquete de
bodas de Miguel Alemán. En los años siguientes se distinguió como orador y en
1927 ocupó el segundo lugar en el concurso de El Universal, cuyo triunfador fue
Adolfo López Mateos. En 1930 ingresó como locutor y declamador a la
radiodifusora XEW y poco después creó el Tío Polito, personaje destinado a
entretener y a ilustrar a los niños.
BERNAL SAHAGÚN, VÍCTOR MANUEL
Nació en Aguascalientes, Ags., el 17 de septiembre de 1941. Licenciado en
economía por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido profesor,
funcionario e investigador universitario y colaborador en empresas privadas en
mercadotecnia y publicidad. Es autor de Anatomía de la publicidad en México y
El impacto de las empresas multinacionales en el empleo y los ingresos: el caso
de México (Ginebra, 1976), y coautor de Survey of Advertising and its Links with
the Mass Media (Nueva York, 1978), Los problemas de un mundo en proceso de
cambio (1979), Foro sobre empresas multinacionales y transferencia de
tecnología en el ramo de la industria químico-farmacéutica (1980), Medicina:
¿para quién? (1980), Pensamiento latinoamericano: CEPAL, R. Prebisch, A.
Pinto (1980), La Universidad Nacional y los problemas nacionales (1980),
Petróleo y desarrollo en México y Venezuela (1981) y Ensayos sobre empresas
transnacionales en México y América Latina (1982).
BERNAL Y GARCÍA PIMENTEL, IGNACIO
Nació en la ciudad de México el 13 de febrero de 1910. Maestro en ciencias
antropológicas (1946) y doctor en arqueología (1949) por la Universidad
Nacional Autónoma de México, y maestro en artes (1975) por la Universidad de
Cambridge, Inglaterra, ha sido investigador y profesor universitario; director del
Departamento de Antropología en el Mexico City College (1948-1959),
secretario general (1954-1955) del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH), director de Cooperación Intelectual de la Secretaría de Educación
Pública (1955), consejero cultural de la embajada de México en Francia (1955-
1956), delegado de México ante la UNESCO (1955-1956), director de

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Monumentos Prehispánicos (1956-1958), subdirector general del INAH (1958-
1968), director del Museo Nacional de Antropología e Historia (1962-1968 y
1970-1976), presidente de la Comisión de Monumentos (1968-1971) y director
general del INAH (1968-1971). Es autor de: La cerámica preclásica de Monte
Albán (1946), La cerámica de Monte Albán III-A (1949), Introducción a la
arqueología (1952), Exploraciones en Cuilapan de Guerrero (1958), Tenoxtitlan
en una isla (1959), Bibliografía en arqueología y etnografía. Mesoamérica y
norte de México. 1514-1960 (1962), “Messico”, en Enciclopedia Universale del
Arte (IX, Roma, 1962), Mexican Art (1964), “México-Tenochtitlan”, en Cities of
Destiny (Londres, 1967), La cerámica de Monte Albán (en colaboración con
Alfonso Caso y Jorge Acosta, 1967), El mundo olmeca (1968), Ancient Mexico
in Colour (en cinco idiomas, 1968), Cien obras maestras del Museo Nacional de
Antropología e Historia (1969), Arte precolombino de América Central (en
colaboración con Paul Gendrop, 1971), Antico Messico. Storia de la Cultura en
el Mondo (1979), Historia de la arqueología en México (1979) e History of
Archeology in Mexico (Londres, 1980). Ha publicado artículos y estudios en
órganos especializados de institutos y asociaciones académicas desde 1946. Es
miembro de El Colegio Nacional desde 1972 y Premio Nacional de Ciencias
1969.

Ignacio Bernal y García Pimentel, secretario general (1954-1955) del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH).
AEM
BERNDTSON, C. ARTHUR
Nació en Chicago, Illinois, E.U.A., en 1913. Ha sido profesor de filosofía en la
Universidad de Missouri. Es autor de: Mexican Philosophy: The Aesthetics of

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Antonio Caso (1951) y “Teaching Latin American Philosophy”, en The
Americas (1953).
BERRENDO
Antilocapra americana, clase mamífero, orden artiodáctilos, familia
antilocápridos, subfamilia antilopinos. En México se consideran dos
subespecies: la peninsularis y la sonorensis, la segunda casi extinta y la primera
en lenta recuperación. Son dos de las cinco subespecies que existen en
Norteamérica. En Canadá y Estados Unidos la especie se conoce como
pronghora; y en México, como berrendo, por extensión del nombre que se les da
en España a los toros manchados. No es un verdadero antílope, pero es el único
representante de un grupo de ungulados que se desarrolló en Norteamérica.
Características generales. El berrendo es rumiante y tiene un cuerpo
parecido al de los antílopes africanos y al de la cabra doméstica. Tiene sólo dos
dedos. Por la muda anual y la estructura de sus cuernos, se le compara con
venados y bueyes; sin embargo, se clasifica en un grupo aparte, el de los
antilocápridos. Presenta el lomo, las patas y el cuello de color rojizo; y la parte
ventral, dos pequeñas zonas del cuello, una franja que va de los labios a las
orejas y el anca, de color blanco. Su pelaje es áspero. Los machos presentan dos
manchas que parecen patillas y el frente de la cara de color café oscuro, más
intenso en las subespecies peninsulares. Los cuernos de los machos son negros,
sobrepasan las orejas, tienen hacia atrás dos puntas bifurcadas y constan de una
parte ósea interna y una especie de funda córnea rugosa que muda cada año; los
de las hembras, cuando los tienen, son muy cortos y de una punta. La crin es de
8 a 10 cm. Carece de fosas lagrimales. Las patas, esbeltas y sumamente fuertes,
terminan en pezuñas negras y afiladas. La hembra es más pequeña que el macho.
El peso promedio de un adulto es de 50 kg; mide unos 90 cm hasta la cruz, y de
1 a 1.3 m de largo; la cola tiene 15 cm de longitud, y las patas traseras son más
altas que las delanteras. El animal puede soportar prolongados periodos sin
tomar agua (en el área que habita en el desierto de Vizcaíno, en Baja California
Sur, no se ha localizado ningún depósito superficial con agua dulce). Forma
manadas, lo cual le permite defenderse mejor de sus enemigos naturales. Se le
considera el segundo animal más veloz del mundo, pues alcanza hasta 90 km por
hora. Su corazón es de gran tamaño para su talla; sus pulmones y vías
respiratorias son de gran amplitud; su sistema renal filtrador hace posible que
coma plantas que para otros animales serían tóxicas; su sistema de regulación
térmica ajusta la temperatura de su cuerpo a la ambiental y sus pelos huecos
móviles lo protegen de temperaturas extremas. El control que ejerce sobre el
movimiento de los pelos en su anca es un medio de comunicación con los otros
miembros de la manada.
La mayor parte del año permanece en grupos, pero en la época de celo, los

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machos pelean entre sí para definir al que ha de estar cerca de un mes con un
grupo de hembras, por lo general de junio a julio. Las crías nacen entre enero y
marzo, después de ocho meses de gestación; son de color gris oscuro y conforme
crecen adquieren el color de los adultos. Por lo general, las hembras tienen una
cría en su primer parto y en los posteriores, dos; en esto influye la cantidad y
calidad de alimento, según se ha comprobado en Baja California. Las hembras
se separan de la manada para parir y posteriormente con la cría. Los machos
alcanzan la madurez sexual a los dos años. Durante el invierno se reúnen en
grandes manadas, que se separan en primavera, pues los machos hacen una vida
solitaria y las hembras y los jóvenes forman grupos junto con las crías recién
nacidas.
Hábitat. El ambiente natural del berrendo son grandes planicies cortadas por
pequeñas lomas y cauces de arroyos, con temperaturas extremosas, escasas
lluvias, prolongadas sequías, poca agua, alimento escaso y muchos coyotes. La
vegetación dominante es de escasa altura (30 a 40 cm) y poco variada; las
plantas más comunes son hierba reuma, palo Adán, incienso, copalquín, frutilla
y algunos pastos.
Distribución, abundancia y problemática. El berrendo se distribuía desde
San Quintín y San Felipe, B.C., hasta Bahía Magdalena, B.C.S., pero en la
actualidad sólo se localiza en algunas áreas del desierto de Vizcaíno. Nunca ha
sido abundante: en 1925 se calculó que había 500 ejemplares; en 1970, 200; y de
1977 a 1982, únicamente 39. Esto ha sido efecto de la caza y también de la
disminución y alteración de su hábitat por el desarrollo agrícola, ganadero,
industrial y de población, que ha ocurrido sin considerar la conservación de los
sistemas naturales. En 1922 se declaró una veda que aún no ha sido levantada,
pero la población de berrendos ha sufrido grandes variaciones que no han
permitido una recuperación franca. En 1985 se estimó que habría unos 100
ejemplares, gracias a que en 1982 se iniciaron acciones tendientes a preservar la
especie. Desde 1977 se practican censos anuales; en 1983 se aumentó a un
millón y medio de pesos la multa por su cacería; y en 1984 se inició el control de
sus depredadores naturales y la captura, mantenimiento y manejo de ejemplares
en semicautiverio, con fines de reproducción y repoblación. Para proteger su
hábitat, el desierto de Vizcaíno estaba en vías de declararse reserva de la
biósfera.

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BERRENDO
(“Que tiene la piel manchada de dos colores”.) Se nombra así al ganado vacuno
de pelaje blanco con manchas de otro color. Cuando estas manchas son negras,
se le llama “berrendo en negro”; cuando son coloradas, “berrendo en colorado”;
cuando son cárdenas, “berrendo en cárdeno”; y cuando son amarillentas,
“berrendo en jabonera”. 2. También se llama berrendo a la persona que tiene un
mechón de cabello blanco; el cantante folclórico Miguel Aceves Mejía es
apodado el Berrendito.
BERRIOZÁBAL, FELIPE. B
Nació en Zacatecas, Zac., en 1829; murió en la ciudad de México en 1900.
Quedó huérfano y pobre muy joven; trabajó arduamente, hizo ahorros y pasó a
la capital de la República para inscribirse en la Escuela Nacional de Ingenieros.
Interrumpió su carrera para luchar contra los norteamericanos, con el grado de
teniente (1846-1847). Recibió su título en 1849. Revisó los planos de los estados
de México y Tlaxcala, hizo el avalúo de las fincas, tomó parte en la desecación
de las lagunas de Lerma y en la canalización de este río; hizo las obras que
evitaron las inundaciones de Toluca con aguas del Nevado y fijó los límites entre
los estados de México y Michoacán. Afiliado al Partido Liberal en ocasión de la
revolución de Ayutla, ocupó la plaza de Toluca y luego la defendió contra
Piélago y Miramón (1856), asistió al ataque de la ciudad de México (1858),
participó en las batallas de Calamanda y El Ahorcado (marzo de 1859) y estuvo
en la acción de Tacubaya (abril de 1859). En 1861 defendió Toluca contra los

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conservadores Buitrón y Neri. De diciembre de 1857 a febrero de 1862 ocupó
tres veces la gubernatura provisional del estado de México, mientras ejercía la
jefatura de las operaciones militares. En 1862 hostilizó a los franceses en
Acultzingo (abril) y los rechazó en el cerro de Guadalupe (5 de mayo) y frente a
Orizaba (14 de junio). En 1863, durante el sitio de Puebla, defendió el convento
de San Agustín, pero cayó prisionero de los invasores cuando éstos tomaron la
plaza. Logró evadirse y se presentó ante el presidente Juárez, de quien fue
ministro de Guerra y Marina del 26 de mayo al 18 de agosto de 1863. El 30 de
octubre de ese año se hizo cargo del gobierno de Michoacán, pero ante la
proximidad del ejército franco-mexicano, puso a salvo los archivos públicos, dio
las bases para la organización de las guerrillas y el 24 de noviembre declaró
capital a Uruapan, mientras durara la guerra. El 31 de marzo de 1864 renunció al
gobierno y se retiró a Monterrey, para ponerse a las órdenes del presidente
Juárez. Fue comandante militar de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y
combatió a los imperiales hasta el triunfo de la República. En 1876 formó parte
del gabinete del presidente José María Iglesias, como ministro de Guerra, del 31
de octubre al 24 de diciembre. En 1880, reconciliado con el presidente Díaz,
aceptó dirigir el ministerio de Gobernación del 21 de enero al 30 de noviembre.
Volvió a ser ministro de Guerra y Marina del 20 de marzo de 1896 al 9 de enero
de 1900, fecha de su muerte.

Felipe Berriozábal (1900)


AEM
BERRO
Nasturtium officinale R. Br. Planta herbácea de la familia de las crucíferas. El

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tallo es rastrero o crece flotando en aguas claras y corrientes. Las hojas son
pinadas o pinatífidas, redondeadas, sin estípulas. Las flores forman racimos, sin
brácteas; son hermafroditas, actinomorfas, con cuatro pétalos unguiculados,
blancos; cuatro sépalos y seis estambres, los dos exteriores más cortos; y ovario
sésil, súpero, bicarpelar, bilocular, con un tabique falso. El fruto es linear,
dehiscente, con dos valvas, donde se encuentran las semillas formando dos
hileras en cada celda del fruto. Las semillas no tienen endospermio y llevan el
embrión en forma de arco. Esta especie, anual o perene, es comestible, con un
sabor característico debido a que posee un aceite que contiene azufre. Se come
crudo, en ensalada, y se usa para aliviar el estómago inflamado. Se le llama
también rosa morada (Nayarit) y cresón.
BERRUETO RAMÓN, FEDERICO
Nació en Sabinas, Coah., en 1900; murió en Saltillo, capital de esa entidad, en
1980. Profesor normalista, es autor de: Breve monografía de los municipios de
Coahuila, Entraña y voz de Ramón López Velarde, Abraham Lincoln e Ignacio
Zaragoza. Fue subsecretario de Educación Pública durante el gobierno del
presidente Díaz Ordaz (1964-1970).
BERRUGATA
V. GURRUBATA.
BERTANI, FRANCISCO
Nació en Tabasco, de familia oriunda de Italia; murió en diciembre de 1927. En
1910 se afilió al movimiento maderista. Más tarde, su oposición al general
Obregón y al Plan de Agua Prieta le costó el destierro a Cuba. También se opuso
al general Calles. Aprehendido en el puerto de Veracruz, fue fusilado.
BERTHIER, HÉCTOR
Nació en la ciudad de México en 1952. Licenciado en letras, se especializó en
arte dramático en la Universidad Nacional Autónoma de México. Es maestro de
la Escuela de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes. Ha escrito: El
corsario negro (premiada en 1976 y escenificada), Romeo y Julieta, acto II,
escena 3 (1984, puesta en escena por Emilio Carballido) y El espejo del mundo
al revés.
BERTIL-MARRIOT, C
Escritor francés autor de Un parisien au Mexique (París, 1886).
BEST, EMMA
Nació en el Distrito Federal en 1895; se ignoran los datos de su muerte. Estudió
en México y en París. Fue una de las pocas mexicanas que hicieron caricaturas
periodísticas. Tuvo una tendencia marcada a representar personajes distinguidos.
Recibió numerosos elogios del público y de la crítica. Tiene un notable retrato
de Agustín Lara, firmado simplemente con su nombre de pila.
Véase: Rafael Carrazco Puente: La caricatura en México (1953).

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BEST MAUGARD, ADOLFO (Fito)
Nació en la ciudad de México en 1891; murió en Atenas, Grecia, en 1965. Pasó
su juventud en Europa, pero regresó a México a la edad de 22 años, cuando la
Revolución estaba en su apogeo. Estudió el arte popular y trató de implantar
sistemas nuevos para la enseñanza artística. Su Método de dibujo (1923)
constituyó un gran éxito, al igual que sus libros Creative Design y Simplified
Human Figure (1936), reeditados repetidas veces en Estados Unidos. Sus
métodos ejercieron influencia en artistas como Rufino Tamayo, Leopoldo
Méndez y Miguel Covarrubias. Por su parte, fue atraído por las investigaciones
y teorías de Franz Boas, antropólogo norteamericano con el que colaboró en
México. Best Maugard dio preferencia en su obra al rostro humano. Sostuvo que
la mirada era suficiente para originar emociones estéticas, pero dio numerosos
ejemplos de sus teorías en cuadros de otro género. En la técnica, introdujo la
novedad del craquelado, imitando desquebrajaduras de la pintura con el fin de
lograr asociaciones de ideas en la mente del espectador.
BESTARD, JOAQUÍN
Nació en Mérida, Yuc., en 1935. Ha escrito novela y colaborado en
publicaciones literarias. Ha publicado: Un tigre con ojos de jade (1966), donde
traza la vida de un viejo y un perro; La tierra silenciosa (1967), colección de
tres cuentos; Neurosis (novela, 1969), Viejo cocodrilo llora (1976) y La calle
que todos olvidan (1982), en que describe personajes y grupos marginales
urbanos. Con esta última obra ganó el Premio de Novela 1980, que le otorgaron
gobierno de Querétaro por conducto de la Casa de la Cultura y el Instituto
Nacional de Bellas Artes.
BETABEL
Beta vulgaris var. crassa Alef.; igual a B. bulgaris var. rapacea (Koch) Allen.
Planta herbácea anual o bienal, de la familia de las quenopodiáceas,
correspondiente a una forma hortícola de la remolacha, caracterizada por
presentar la raíz roja, carnosa, voluminosa, comprimido-globosa, dulce (debido a
la presencia de un alto porcentaje de sacarosa o azúcar de remolacha);
generalmente mide de 5 a 10 cm de ancho. Las hojas son verdes rojizas, alternas,
simples, dispuestas en roseta sobre la raíz tuberosa; ovales u oblongo-ovales,
enteras o algo sinuadas en el borde, y subcordiformes en la base, lisas, blandas,
un poco carnosas, obtusas en el ápice; las inferiores, pecioladas, las superiores,
sésiles y, en la inflorescencia, en forma de brácteas lineares; hasta de 40 a 60 cm
de largo, con nervaduras conspicuas de tonalidades rojas o purpúreas. Las flores
son pequeñas, verdosas, hermafroditas, protegidas por brácteas y agrupadas en
glomérulos axilares que, a su vez, forman largas espigas paniculadas, más o
menos abiertas; presentan un perianto o cáliz formado por cinco segmentos
(sépalos); el androceo está constituido por cinco estambres; y el ovario,

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unilocular, uniovulado y superpuesto por un estilo corto con dos o tres estigmas,
es parcialmente ínfero debido a que se encuentra hundido en un disco o hipantio.
El fruto es un aquenio pequeño rodeado por el perianto. La planta se propaga
exclusivamente por medio de semillas. Es un cultígeno (especie y variedad
desarrolladas mediante el cultivo) que probablemente deriva de B. martima L.
(igual a B. vulgaris, variante de perennis L.), que todavía crece silvestre en los
terrenos arenosos de las costas atlánticas de Europa y en toda la región
mediterránea, así como en las costas de Asia occidental, hasta la India. Se
considera entre las hortalizas más estimadas en México. El betabel de raíz tierna
es empleado como verdura, que se come cocida simplemente o en forma de
ensalada, y como ingrediente de diversos guisos y sopas. Se cultiva en las zonas
templadas de muchas regiones del país, con el fin de extraer el azúcar que
contienen sus raíces (hasta 15 o 20%); otras formas son importantes como
forraje. Recibe también el nombre de remolacha.
BETANCOURT, AGUSTÍN DE
Nació y murió en la ciudad de México (1620-1700). En algunas publicaciones su
apellido aparece como Vetancur, Vetancurt o Vetancourt. Concluido el
bachillerato de filosofía y letras, tomó el hábito de San Francisco en el convento
de Puebla, donde sirvió cátedras de lengua mexicana, teología y filosofía. Por
más de 40 años tuvo a su cargo la iglesia de San José de los Naturales, en la
ciudad de México. Como cronista de su provincia escribió Teatro mexicano:
descripción breve de los sucesos ejemplares, históricos, políticos, militares y
religiosos del Nuevo Mundo, publicado en México en 1698 y en Madrid en
1964. Esta obra, en algunas de sus partes, sintetiza en un estilo más claro pasajes
de la Monarquía indiana de Torquemada. También publicó: Arte para aprender
la lengua mexicana (1673) y Luz para saber andar las estaciones de la Vía
Sacra… traducido en lengua mexicana.
BETANCOURT, IGNACIO
Nació en San Luis Potosí, S.L.P., el 6 de agosto de 1948. Maestro normalista y
psicólogo, en 1976 recibió el Premio Nacional de Cuento por su libro De cómo
Guadalupe bajó de la montaña y todo lo demás. Forma parte del grupo teatral
Zopilote. Su teatro comprende Filantropofagia (1969), Lapsus Linguae (1971),
Triciclo despintado (1972), Salomón (1973), Los buenos propósitos (1973), El
gran circo de los hermanos Gandalla, Opus I y Opus II (1974), Impaciente Job
(1975), Luchas y mitotes en el Nuevo Mundo (creación colectiva del grupo
Zopilote, 1979), Fábulas de ayer y hoy (selección y adaptación de textos del
siglo XIX ; 1982) y Maldita pobreza (adaptación de una obra del poeta
oaxaqueño Constancio S. Suárez; 1983).

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BETANCOURT Y TORRES Y CORTÉS, RÓMULO -
BLANQUEL, EDUARDO
BETANCOURT Y TORRES Y CORTÉS, RÓMULO
Nació en Irapuato, Gto., en 1858; murió en Mérida, Yuc., en 1901. Siendo
profesor farmacéutico, ingresó al Seminario Tridentino de Morelia en 1880 y fue
ungido sacerdote en 1885. En este último año fue nombrado vicerrector del
mismo seminario; en 1889, cura de La Piedad; en 1894, cura de Celaya; en
1898, canónigo de la catedral metropolitana, y en 1900, segundo obispo de
Campeche.
BETANZOS, DOMINGO DE
Nació en León en 1480 y murió en Valladolid en 1549, ambas de España.
Religioso dominico, en 1514 se trasladó a la Isla Española y en 1526 a la Nueva
España, donde fue uno de los tres fundadores de su Orden. Erigió el convento de
Tepetlaoxtoc (estado de México), que en 1535 era el cuarto en importancia
después de los de México, Puebla y Oaxaca. Evangelizó en la Mixteca, y
después de 1532 fue nombrado provincial, en cuyo cargo duró hasta 1547.
Radicado en Tepetlaoxtoc, hizo en medio de la huerta del convento “un oratorio
devotísimo donde gastaba lo más del día y de la noche”, al decir del cronista
Dávila Padilla. En 1548 recibió la visita del arzobispo Zumárraga, quien murió
en sus brazos. Deseoso de visitar los Santos Lugares, partió para Europa en
1549, pero la muerte lo sorprendió en España.
BETETA, IGNACIO M
Nació en la ciudad de México en 1898. Siguió la carrera militar y estudió pintura
en la Escuela Nacional de Bellas Artes con el Dr. Atl, Germán Gedovius,
Saturnino Herrán y Eduardo Solares Gutiérrez. Ya general, fue jefe del Estado
Mayor Presidencial en la época de Lázaro Cárdenas. Ha ocupado cargos
gubernamentales y ha sido embajador en Ecuador, Panamá y Perú. Enseñó
dibujo en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de
México; y técnica de la acuarela en el Instituto de Arte de México y en la
Escuela de Verano de Acapulco. Ha ilustrado libros y ha colaborado en diarios y
revistas de México, Italia y Estados Unidos. Publicó un álbum con
reproducciones de sus acuarelas. Su primera exposición fue en 1954 y después
ha mostrado su obra en galerías y museos de México y el extranjero.
BETETA QUINTANA, RAMÓN
Nació y murió en la ciudad de México (1901-1965). Hizo sus estudios primarios
y preparatorios en la capital, interrumpiéndolos para acompañar ​tal vez el más
joven​ a Venustiano Carranza hasta la tragedia de Tlaxcalantongo (20 de mayo de
1920). Bachiller en economía (1923) por la Universidad de Texas, licenciado en

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derecho (1926) y maestro y doctor en filosofía (1934) por la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), ocupó, entre otros puestos, los
siguientes: secretario del ministro de Educación Pública (1925-1928), oficial
mayor de la Secretaría de Industria y Comercio (1932), director general de
Estadística (1933-1935), subsecretario de Relaciones Exteriores (1936-1940),
subsecretario de Hacienda y Crédito Público (1941-1945), director de la
campaña presidencial de Miguel Alemán (1945-1946), secretario de Hacienda
(1946-1952) y embajador en Italia (1952-1958). Después fue director del
periódico Novedades (1958-1965). Desde 1931 enseñó economía en la Facultad
de Derecho de la UNAM. Publicó: La mendicidad en México (1931), La
palacracia mexicana (1931), Programa económico y social de México (1935),
En defensa de la Revolución. Pensamiento y dinámica de la Revolución
Mexicana (1950; 1951), Tierra del chicle (1951), Tres años de política
hacendaria (1952), México se encuentra a sí mismo (1953), El desarrollo
económico de México en los últimos años (1953), Disertaciones sobre México
desde Europa (1955) y Entrevistas y pláticas (1961).
BETLEMITAS
Orden religiosa fundada en 1653 en la ciudad de Guatemala (Antigua), por
Pedro de San José Betancourt, con el objeto de curar a los enfermos, enseñar a
los niños y asistir a los menesterosos. En México, dos religiosos procedentes de
Guatemala fundaron en 1675 un convento betlemita y un hospital anexo, con 19
camas. Su limpieza y aseo fueron proverbiales. Como una bandada de
golondrinas anidó sobre los corredores y los ensució, fray Francisco del Rosario,
uno de los fundadores, en presencia de otros religiosos, “mandó a las
golondrinas que saliesen de allí y en adelante no volviesen a anidar, ni en aquél,
ni en otro sitio del convento; y al punto, con admiración de todos, vieron salir las
golondrinas y desde entonces no se ha dado caso de que ninguna haya vuelto ni
anidado” (fray José García de la Concepción: Historia betlemítica). A finales del
siglo XVII, la Orden se estableció en el puerto de Veracruz, fundando el Colegio
de Belén y el Hospital de San Sebastián, y a partir de 1783 erigió vasto edificio
con capilla y dos claustros. Uno de estos últimos fue demolido a fines del siglo
XIX para dar paso a la actual avenida Zaragoza. El resto del edificio alberga al
Hospital Aquiles Serdán o General; en él estuvo preso Díaz Mirón. Los
betlemitas tuvieron posesiones en Tlalixcoyan, Cuyucuanda, Tlacotalpan,
Alvarado y Boca del Río, entre otros parajes; pero en Tlacotalpan se elevaron
constantes quejas de los indios porque los extorsionaban en sus crías de ganado
y sementeras. En 1812 los padres betlemitas, en ocasión de reunirse los
diputados de la Nueva España que iban a las Cortes de Cádiz, trataron de
imbuirles ideas en favor de la independencia de México. La Orden también tuvo
hospitales en Puebla, Guanajuato, Oaxaca y Tlalmanalco (v. HOSPITALES).

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Por decreto de las Cortes españolas de 1820, la Orden fue suspendida y sus
bienes se perdieron. V. IGLESIA CATÓLICA.
BEUTELSPACHER BAIGTS, CARLOS ROMMEL
Nació en Chiapa de Corzo, Chis., el 12 de marzo de 1945. Maestro y doctor en
biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido profesor e
investigador universitario. Es autor de Cómo hacer una colección de mariposas
(1972), Mariposas diurnas del valle de México (1980), Las mariposas entre los
antiguos mexicanos, Mariposas de México I. Familia Papilionidae (1983), y ha
publicado sus investigaciones en Anales del Instituto de Biología y otros órganos
especializados.
BEYER, HERMANN
Nació en 1880; murió en 1942. Arquéologo alemán. De 1919 a 1924 enseñó
arqueología en la Universidad de México y fundó la Sociedad Alemana de
Mexicanistas. Dejó numerosos estudios relacionados con sus exploraciones e
investigaciones. En 1965 se publicó el primer tomo de sus obras completas,
Simbolismo del México antiguo, traducido por Carmen Cook de Leonard.
BEZANILLA Y MIER, JOSÉ MARIANO
Nació en Zacatecas a fines del siglo XVIII. Clérigo y poeta, escribió Breve
noticia histórica de la Bufa de Zacatecas, que presenta a la posteridad
zacatecana y el drama en tres actos La Débora zacatecana.
BEZOAR
(Del persa padzahr, contraveneno; a través del árabe baazahr.) Nombre genérico
de ciertas concreciones pétreas (cálculos) que se forman en los órganos
digestivos de muchos rumiantes. Los españoles creían en el milagroso valor
curativo de los bezoares de Oriente. En la época de la Conquista, el precio de un
bezoar superaba los 200 escudos, pero en la Nueva España se hallaron en
cantidad tal que su precio descendió muchísimo. Según refiere el doctor
Hernández (1577), aquí se podían comprar dos bezoares por un escudo. Los más
preciados eran los de ciervos, gamos y berrendos. Con los bezoares se pretendía
curar casi todas las enfermedades.
BEZOTES
Varios pueblos aborígenes de México, entre ellos los totonacos y los tarascos,
usaban adornos labiales en forma de discos, parecidos a los botoques de los
botocudos de Brasil. Entre los aztecas, los bezotes eran adornos de suma
importancia en los atuendos ceremoniales e indicaban, aun más que las
narigueras, la jerarquía de quienes los llevaban. El sacrificio de perforar el labio
inferior y de cargar el bezote era sin duda superior al de llevar narigueras y
orejeras. Los jefes, guerreros y dignatarios, cada cual según su grado, lucían
bezotes en forma de botón (téntetl: “piedra de labio”) hechos de obsidiana o de
cristal de roca, o barras (tez-zácatl: “paja de labio”) hechas de ámbar, jade u oro,

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en forma de vara, remo, águila, pelícano, media luna o serpiente de fuego.
Algunos guerreros preferían los bezotes en forma de colmillos hechos de
caracoles de mar, en tanto que el pueblo usaba pequeños discos de obsidiana o
ágata.
BIAJAIBA
Lutjanus synagris, familia Lutjnidae, orden Persiformes. Pez de cuerpo oval y
hocico puntiagudo; mide aproximadamente 25 cm de longitud. Es pariente de
los pargos. Tiene la aleta dorsal compuesta por espinas y radios; la anal,
redondeada; y la caudal, emarginada o ligeramente furcada. El dorso y la parte
superior de los costados son de color rosa o rojo, con matices verdosos y barras
verticales difusas más oscuras. La parte baja de los costados y el vientre son
plateado-amarillentos. Los lados del cuerpo presentan una serie de ocho a 10
líneas horizontales paralelas de color amarillo o dorado (tres o cuatro de las
cuales alcanzan la cabeza) y una mancha negra difusa debajo de la porción
anterior de la parte suave de la aleta dorsal, vecina a la línea lateral. Las aletas
son amarillas, a excepción de la caudal, que es roja. Habita en el litoral atlántico
de América, desde Carolina del Norte hasta Brasil, sobre la plataforma
continental o insular. Abunda en el banco de Campeche. Aunque se le encuentra
sobre varios tipos de fondo, a profundidades de hasta 400 m, es más común en
áreas de arrecifes coralinos y de pastos marinos. En la época reproductiva forma
grandes cardúmenes. Se alimenta de peces y organismos que viven en el fondo.
Se captura principalmente con anzuelo y línea de mano, ocasionalmente con
redes de arrastre, sobre todo de abril a junio. En 1981 se capturaron en México 1
816 t de biajaiba.
2.Gonioplectrus hispanus, familia Serramidae. También recibe el nombre de
biajaiba esta especie que habita en la misma área.
BIANCHI, ALBERTO G
Nació y murió en la ciudad de México (1859-1904). Periodista y dramaturgo, su
mayor mérito es haber iniciado el teatro político mexicano. Sólo escribió tres
obras: Los martirios del pueblo (1876), por la que fue golpeado y encarcelado
durante un año, pues delataba las lacras del gobierno; María (1876) y
Patriotismo y deber (1877).
BIART, LUCIANO
Nació en Versalles en 1829; murió en 1897. Naturalista y escritor francés
radicado en Orizaba, emprendió varias expediciones que describió en sus libros:
La tierra caliente, Los aztecas, Escenas de la vida mexicana, 1849-1862 (1880)
y Aventuras de un joven naturalista en México.
BIBESCO, GEORGES
Nació en Bucarest, Rumania, en 1834; murió en París, Francia, en 1902. Tomó
parte como oficial francés en la Guerra de Intervención y se distinguió por su

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valor, sobre todo en la batalla de Puebla. Escribió: Le corps Lorencez devant
Puebla, 5 mai 1862, Combats et retraite des 5 000 e Histoire d​une frontière.
BIBLIOGRAFÍA
Conceptuación y origen. La bibliografía es la disciplina que se ocupa de reunir,
organizar, difundir y recuperar, por medio de un método lógico y riguroso, la
información que se encuentra en las formas impresas de trasmisión del
conocimiento. El método bibliográfico implica la realización de un proceso en el
que destacan cuatro etapas principales: a.) la investigación o búsqueda de los
textos, la cual varía según el género, especie y naturaleza de cada repertorio; b.)
el señalamiento de cada uno de esos textos o impresos, identificándolos de
acuerdo con normas fijas; c.) la descripción interna o intelectual de los impresos
(contenido, tipo de saber que encierra, valor científico y filosófico, y relaciones
con otras ramas del conocimiento); y d.) descripción externa o material
(lenguaje, extensión, versión original o traducida, y elementos complementarios
​mapas, estadísticas, ilustraciones, índices, tamaño, tipo de encuadernación,
rareza del libro​). La organización del material bibliográfico se ha hecho y debe
hacerse en distintas formas: cronológica, alfabética y sistemáticamente, pero
observando los principios que rigen todo sistema clasificador. La formulación de
catálogos (en tarjetas o impresos o mediante sistemas de computación) permite
no sólo la difusión de esa información sino también su ampliación sucesiva y su
recuperación.
La bibliografía está ligada a todas las ramas del saber, pero guarda una
conexión más íntima con la sociología, la economía, la política y la psicología,
lo cual permite percibir cómo la expresión del pensamiento y su transmisión por
la letra impresa guardan estrecha relación con el desarrollo general de una
colectividad, con su estructura básica y con los cambios que en ella se producen,
y cómo la producción bibliográfica está determinada por una serie de intereses
particulares o colectivos mutantes, precisables por medio de la bibliometría
bibliográfica, tanto cualitativa como cuantitativa. Los datos estadísticos que
proporciona esta especialidad, así como los sistemas de clasificación que
encierra, permiten descubrir ciclos de creación intelectual o artística, periodos de
censura o represión política o religiosa, etapas de dependencia cultural o de
renovación intensa e independiente del pensamiento. La bibliografía es, pues,
una disciplina que registra la actividad intelectual y espiritual de la humanidad
manifestada a través de la letra impresa.
La bibliografía tiene una historia muy antigua, pues deriva del deseo de
organizar el saber, de hacerlo accesible a los demás, facilitándoles el acceso a las
fuentes de información. Este anhelo surgió con la expansión del conocimiento y
su registro escrito en libros de papiro, pergamino o papel, conservados por
estudiosos o en las bibliotecas. El primer repertorio descriptivo de libros que se

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conoce es la obra De libris propriis del médico griego Claudio Galeno, quien la
escribió en el siglo II de esta era. En el siglo VIII, Beda el Venerable añadió al
final de su Historia eclesiástica una lista de los escritos y libros que poseía, la
cual denominó Notitia de se ipso et de livris suis. San Jerónimo (​ 420) redactó
una amplia lista De escritores eclesiásticos, en la que consigna a todos los
autores que cultivaban esa disciplina. Le siguieron el marsellés Genadio (​ 500),
San Isidro de Sevilla (​ 634), Honorato d​Autun (​ 1140) y Henrique de Gand (​
1295), entre otros. Con la invención de la imprenta, realizada por Gutemberg en
1450, se amplió la posibilidad de multiplicar y difundir las obras manuscritas,
anteriormente reproducidas cuidadosa y lentamente por los copistas. Así, en
1470, en Absburgo, y en 1529, en Basilea, se imprimió la obra de Genadio, que
contiene una larga nómina de autores eclesiásticos y de sus obras; y en 1580, en
Colonia, la de Henrique de Gand, con nueve mil títulos de escritos de ese
género. El benedictino Johan Tritheim (1462-1516) aprovechó la imprenta para
editar su Liber de scriptoribus ecclesiasticis, riquísimo en erudición, impreso en
Basilea en 1494 y más tarde en París y en Colonia. A medida que fue creciendo
el conocimiento del derecho, la medicina y la geografía, se hicieron repertorios
de cada una de esas disciplinas. También se elaboraron listas de la producción
intelectual de algunas provincias deseosas de distinguirse política y
culturalmente, que así mostraron su raigambre histórica, su derecho a la
independencia política y sus avances intelectuales. Estas listas ostentan nombres
diversos, aunque todas tienen el mismo significado: biblioteca, catálogo,
repertorio, inventario, índice, sumario. El nombre de bibliografía fue aplicado a
ese tipo de trabajo por el célebre bibliotecario del cardenal Mazarino, Gabriel
Naudé, en su obra Bibliographia política, de 1633. Durante todos estos años, el
trabajo bibliográfico que registraba cientos de autores y millares de sus obras se
realizó sin normas fijas, aplicando cada autor su propia lógica ajustada a la
tradición. Esas obras contenían registros de libros muy diversos en cuanto a su
contenido y origen. Los autores generalmente se anotaban por su nombre de pila
y los elementos materiales del libro se colocaban en diverso orden. Fue hasta el
siglo XIX cuando se establecieron las normas a emplear, y se mejoró y se hizo
más útil y eficaz el trabajo bibliográfico. En la actualidad la bibliografía ha
alcanzado enorme desarrollo y representa la base de toda investigación científica
a realizar. La llamada “documentación”, que es una forma de bibliografía,
trasmite por medios más ágiles y más rápidamente a toda clase de
investigadores, la información más oportuna y operante en todas las ramas del
saber.
La bibliografía americana. Fueron los historiadores primitivos de Indias,
cronistas de diversas órdenes religiosas, autores de menologios de sus miembros

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más ilustres, quienes primeramente formularon y publicaron biobibliografías
relativas al mundo americano. Fray Bartolomé de las Casas, el gran defensor de
los indios, en sus obras Historia de las Indias y Apologética historia, da cuenta
de numerosos autores y de sus escritos, los que registra con un gran cuidado.
Posteriormente, fray Antonio de Remesal, fray Francisco Burgoa, fray Juan de
Torquemada y muchos otros surgidos del siglo XVI al XVIII, proporcionan
amplias bibliografías de sus hermanos de religión o de escritores de su misma
provincia civil o eclesiástica, con lo cual se empieza a configurar la bibliografía
mexicana. Sin embargo, la primera bibliografía americanista escrita con ese
carácter, que comprende numerosas obras relativas tanto a la América en general
como a determinadas provincias, fue la del notable polígrafo español, jurista,
cronista y ensayista Antonio de León Pinelo, titulada Epítome de la biblioteca
oriental y occidental, náutica y geográfica, que imprimió en Madrid en la
imprenta de Juan González el año de 1629. Esta obra, que le otorga a su autor el
título de “padre de la bibliografía americanista”, representa tan sólo el repertorio
bibliográfico de una obra histórica muy vasta que proyectaba con el título de
Historia del Nuevo Mundo y la cual se ha perdido. El Epítome, o sea la
bibliografía, fue desglosado de la Historia del Nuevo Mundo para complacer al
duque de Medina de las Torres, yerno del poderoso conde duque de Olivares,
quien deseaba tener a la mano “una memoria de libros de Indias para añadir
noticia histórica a la ciencia política de aquel Nuevo Mundo”, esto es, conocer
los antecedentes del descubrimiento y colonización de América para poder
gobernar mejor aquellos territorios. Esta obra, la primera bibliografía del Nuevo
Mundo, es a la vez una de las primeras bibliografías geográficas publicadas en
Europa. Para formarla, León Pinelo revisó cuidadosamente bibliotecas y
archivos del Consejo de Indias, el Archivo Real de Simancas, el Palacio Real, el
Escorial, el Colegio Imperial de Madrid y otros muchos acervos de instituciones
y particulares bibliófilos. Usó también algunos catálogos de bibliotecas de
Inglaterra, Bélgica, Italia y Portugal, que le aportaron nutrida información. El
Epítome tuvo amplia repercusión y representó en los medios americanistas la
fuente primordial de consulta. Sirvió de base también para dos tipos de estudios:
los encauzados hacia los múltiples aspectos que ofrecía el conocimiento
científico, geográfico e histórico de América, y los encaminados al desarrollo de
una nueva historiografía que valoraba la exactitud en el relato y a la vez se
preocupaba por la historia moderna, ya no sólo la de la antigüedad clásica y
medieval. Algunos eruditos prepararon Adiciones al Epítome, entre ellos Luis de
Coca, José de Pellicer y Salas, el padre José Rodríguez, los dominicos Jacques
Quetif y Jacques Echard, todos ellos autores de importantes trabajos
bibliográficos. Al surgir la Academia Española en 1713, uno de sus miembros,

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Andrés González de Barcia (1673-1743), quien se había distinguido por el
interés mostrado en la historia de América (publicó la Historia del Inca, la
Historia del adelantado Hernando de Soto, la Historia general del Perú, la
Primera parte de los Comentarios reales del Inca Garcilaso, la Monarquía
indiana de Torquemada y muchas otras obras), inició antes de 1720 una revisión
del Epítome de León Pinelo, trabajo en el que invirtió 12 años. Terminó su labor
hacia 1732 e hizo imprimir su obra, que completaba la de Pinelo, en 1737.
Según cálculos del bibliógrafo chileno Guillermo Feltu Cruz, González Barcia
añadió 16 688 referencias nuevas. La adición de tantos títulos le dio a la obra de
González Barcia el carácter de una aportación original sumamente rica, la cual
ha sido estimada como la mejor bibliografía de obras geográficas aparecidas
hasta el siglo XVIII.
Las bibliografías españolas y las mexicanas. Con ser el Epítome de León
Pinelo la más temprana bibliografía americanista, no fue sin embargo la primera
que recogió la producción de los escritores españoles o de los extranjeros que a
España se hubieran referido. Antes hubo importantes intentos: de Alfonso
García Matamoros, filósofo y gramático, De adherenda Hispanorum eruditione,
sive de Viris Hispanea doctis narratio apologetica, impresa en Alcalá en 1554 y
luego en Madrid en 1736; Rerum Hispanicarum Scriptores aliquot, quorum
nomina versa pagina indicabit. Ex Bibliotheca clarissimi viri Dn. Roberti Belli
Angli, impresa en dos volúmenes en Frankfurt, en 1579; del jesuita Andrés
Scott, Hispaniae illustratae seu rerum urbiumque. Hispaniae, Lusitanae,
Aethiopiae et Indiae Scriptoris varii, impresa en cuatro volúmenes en Frankfurt,
de 1603 a 1608; y el Catalogus clarorum Hispaniae Scriptorum, impreso en
Maguncia en 1607, hecho por Andrés Taxandro, nombre que se estima
seudónimo de Andrés Scott. Con ser estas obras tan importantes, faltaba a
España una bibliografía especializada que recogiera la producción intelectual de
ese país desde el momento en que comenzó a definir su personalidad y a
producir frutos intelectuales. Esa carencia la llenó el notable erudito Nicolás
Antonio Bernart (1617-1684). Oriundo de Sevilla, estudió derecho y filosofía,
cultivó la amistad de los intelectuales más prestigiosos de su época, entre ellos
Juan Lucas Cortés, el marqués de Mondejar y José de Pellicer, y gozó del
patronazgo del cardenal José Saenz de Aguirre, distinguido en el colegio
cardenalicio por su apoyo a todas las manifestaciones de la cultura. Asistente
asiduo a las más importantes bibliotecas italianas y españolas, Nicolás Antonio
quiso dar a su patria un catálogo de la producción intelectual y así inició su
Censura universal o juicio crítico de todos los escritores antiguos y modernos,
cuyo plan original fue variando hasta quedar transformada en una obra que
recogería únicamente la producción española. De esta suerte surgió la idea de

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elaborar un catálogo que dividió en dos etapas: una, desde los años de Augusto
hasta el de 1500, y la otra de esa fecha hasta la segunda mitad del siglo XVII
(1672), momento en que escribía. Al primer volumen lo denominó Bibliotheca
Hispana Vetus y al segundo Bibliotheca Hispana Nova. En la obra rigió un
sentimiento nacionalista, el de ponderar las excelencias culturales de España
fincadas en recia tradición. Redactó su obra en latín, la lengua clásica de la
época, y ordenó los miles de fichas que la integran según los nombres de los
autores, de quienes proporcionó breves datos biográficos, amén de registrar
todas sus obras. Razones de su propio trabajo hicieron que la segunda parte
apareciera antes que la primera. Así, impresa en Roma, apareció en dos gruesos
volúmenes la Bibliotheca Hispana sive Hispanorum, qui usquam sive latina sive
populari sive alia lingua scripto aliquid consignaverunt notitia his quae
praecesserunt lucopletior et certior brevia elogia, editorum atque ineditorum
operum catalogum duabus partibus continens, quarum haec ordine rei posterior
conceptu vero prior, duobus tomis de his agit qui post annun saecularem MD
usque ad praesentem diem floluera (ex Officina N.A. Tinasii, 1672). Fallecido el
13 de abril de 1684, Nicolás Antonio no pudo ver impresa la otra parte, la
inicial, la cual fue impresa a expensas del cardenal Saenz de Aguirre, quien
encargó al erudito Manuel Martí organizar el material reunido y darla a luz. De
esta suerte, también en Roma apareció en 1696 la parte faltante, cuyo título fue:
Bibliotheca Hispana Vetus, sive Hispanorum, qui usquam unquam ve scripto
aliquid consignaverunt notitia. Complectens scriptores qui ab Octaviani Augusti
imperio usque ad annun M. floruerunt. (Complectens scriptores qui usque ad
annum MD floruerunt) (ex Typograhia Antonii de Rubeis, 1696). Nicolás
Antonio, a más de recoger la producción de los peninsulares, reunió la de varios
americanos, habiendo tomado esa información de varias fuentes, principalmente
del Epítome de León Pinelo. Obra vasta, riquísima en información, representa la
bibliografía española por excelencia y sirvió de modelo a cuantas se elaboraron
posteriormente en la propia España y en América.
Con una formación esencialmente eurocentrista, Nicolás Antonio no estimó,
por desconocimiento, la obra cultural realizada en América. Creyó, al igual que
muchos otros europeos, que el Nuevo Mundo no había producido en el campo
del intelecto nada apreciable y tuvo la idea, peregrina pero muy extendida, de
que en América no existían instituciones de cultura (universidades, colegios,
bibliotecas) y que reinaba la barbarie. Estas ideas, comunicadas al erudito Juan
Lucas Cortés en su correspondencia epistolar, fueron conocidas por el deán
alicantino Manuel Martí, cuyas obras, plenas de erudición humanística y de
notables sugerencias en torno del cultivo de las lenguas clásicas, fueron muy
conocidas y apreciadas por los intelectuales hispanoamericanos. Martí repitió en

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una de sus Epístolas la calumniosa acusación hecha por Nicolás Antonio, la hizo
suya y así circuló provocando la indignación de los criollos americanos que
estaban orgullosos de la cultura que ellos contribuían a crear. Varias fueron las
reacciones surgidas contra la calumnia difundida por el deán Martí. La más
valiosa, por haber sido altamente constructiva, fue la del sabio mexicano Juan
José de Eguiara y Eguren (1695-1763). Teólogo, filósofo, eminente predicador,
rector de la Universidad de México, fue autor de numerosos textos teológicos,
de unos 500 sermones y principalmente de la magna obra con la que respondió a
las acusaciones de Martí, la Bibliotheca Mexicana sive eruditorum Historia
Virorum qui in America Boreali nati, vel alibi geniti, in ipsam Domicilio aut
Studiis asciti, quavis lingua scripto aliquid tradiderunt. Eorum praesertim qui
pro Fide Catholica & Pietate amplianda fovendaque, egregie factis &
quibusvis Scriptis floruere editis aut ineditis (Mexici, Ex-Nova Typographia in
Aedibus Authoris editione ejusdem Bibliothecae destinata, Anno domini, 1755).
Esta obra, a más de ser la primera gran bibliografía mexicana, de donde arrancan
todos los trabajos posteriores, ha sido considerada la “Suma de la cultura
mexicana”. Eguiara y Eguren, criollo sabio y santo, de pasmosa erudición,
trabajador incansable, afirma que la cultura mexicana tiene doble raigambre:
una, indígena, de extraordinario valor, y la otra, europea, aportada por los
españoles. Su fusión es lo que da sentido al espíritu y al intelecto mexicanos, y
constituye enorme riqueza que él se ocupa de resaltar. También asegura que
México se formó por la acción espiritual y moral de numerosas generaciones, y
que intelecto y espíritu han cristalizado en la cultura mexicana que él se
enorgullece de presentar al mundo. En una imprenta adquirida expresamente,
Eguiara editó el primer volumen de la Bibliotheca, el cual contiene los nombres
que se indican con las letras A, B y C. Dejó terminado el material relativo a las
letras D a la J. El resto se ha perdido. La Bibliotheca se inicia con numerosos
prólogos o anteloquia que sirven a Eguiara para hacer el análisis y elogio de la
cultura mexicana, y los cuales están llenos de amplísimo saber, de profundas
reflexiones y escritos con admirable poder de síntesis. Escrita en latín, con lo
que quiso mostrar Eguiara la capacidad intelectual de los criollos mexicanos,
sigue en cuanto a su organización a las Bibliothecas de Nicolás Antonio, con la
ventaja de que las semblanzas biográficas son más amplias. Al iniciar su labor
como director de la Biblioteca Nacional, Ernesto de la Torre Villar se propuso
publicar íntegramente la obra de Eguiara traducida al español. Después de varios
años de trabajo, con el patrocinio de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), apareció la Biblioteca mexicana en edición bilingüe y
completa hasta donde la dejó el autor. El notable humanista michoacano
Benjamín Fernández Valenzuela, a quien se debe la versión española del Poema

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heroico de Diego José Abad, hizo la de Eguiara. De la Torre Villar se ocupó del
estudio preliminar y de la coordinación de la obra.
Después de la Bibliotheca mexicana de Eguiara, no apareció otra bibliografía
sino hasta los inicios del siglo XIX. Fue el canónigo poblano José Mariano
Beristáin de Souza (1756-1817), quien en el año de 1816 imprimió en México la
Biblioteca hispano americana septentrional o catálogo y noticias de los
literatos, que o nacidos, o educados o florecientes en la América Septentrional
Española, han dado a luz algún escrito, o lo han dejado preparado para la
prensa (México, Calle de Santo Domingo y esquina de Tacuba, año de 1816).
Los otros dos volúmenes fueron impresos con el mismo título por un sobrino del
autor, en la imprenta de Alejandro Valdés los años de 1819 y 1821. De esta
suerte la Biblioteca de Beristáin resultó la primera bibliografía completa
publicada en México. Beristáin, hombre de carácter cortesano, llegó a figurar
como familiar del obispo Fabián y Fuero y con él marchó a España, en donde
prosiguió sus trabajos literarios. Allá conoció la obra de Eguiara y al saber que
había quedado incompleta, a su regreso a México aprovechó la documentación y
con un plan diferente preparó su obra. Tradujo del latín las cédulas de Eguiara,
no muy correctamente pues tampoco revisó las obras, y organizó el material
conforme al apellido de los autores. Completó varias cédulas, todo en español, y
se dispuso a editar su obra, que dedicó en bien escrito prólogo a Fernando VII.
Beristáin dio muestras de ser partidario de la sujeción a España, combatió a los
insurgentes y no tuvo el alto espíritu nacionalista de Eguiara. Su Biblioteca, por
estar en castellano y completa, ha sido más utilizada que la de su antecesor, de
quien derivó buena parte de la información.
La guerra de Independencia, la de Reforma y con ellas la convulsión general
que sufrió México en el siglo XIX, no favorecieron la prosecución de los
trabajos bibliográficos. Por ello no fue sino hasta la segunda mitad de ese siglo
cuando apareció la extraordinaria Bibliografía mexicana del siglo XVI, debida al
historiador Joaquín García Icazbalceta (1825-1895). Esta obra, la primera que en
México recibió la influencia de la bibliografía moderna universal, es modelo en
su género. En ella se recoge la producción intelectual aparecida e impresa en el
siglo XVI, todo con enorme rigor crítico, sapiencia y buen gusto. Si bien a
Icazbalceta escaparon varios impresos de esa centuria, lo que ocurre en toda
bibliografía, ella representa, en otro aspecto, pues ésta no sustenta la filosofía de
la de Eguiara, la otra gran bibliografía mexicana. Cultores de la bibliografía
posteriores, como Wagner, González de Cosío y Valton, han recogido útil
información de los libros de aquel siglo, pero las adiciones que ellos ofrecen no
restan ningún valor a la obra de García Icazbalceta.
Bajo el modelo de la obra anterior y siguiendo el método de agrupar los

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títulos por siglos, el incansable bibliógrafo Vicente de Paula Andrade (1844-
1915) editó su Ensayo bibliográfico mexicano del siglo XVII (México, 1894),
en el que intentó reunir la producción de esa centuria. Su esfuerzo no cristalizó
del todo, pues Andrade consignó sólo buena parte de los impresos, no todos, y
su método no tiene el rigor que empleó Icazbalceta. Deseoso de completar la
bibliografía colonial, inquieto y laborioso historiador, el doctor Nicolás León
(1859-1929) preparó con un sistema sui géneris la Bibliografía mexicana del
siglo XVIII en siete volúmenes aparecidos de 1903 a 1909. El doctor León,
quien reunió excelentes bibliotecas vendidas al extranjero, trató en esa obra no
sólo de registrar las obras dieciochescas, sino de reeditarlas, por lo cual no pudo
concluirla. El siglo XIX, de enorme producción bibliográfica, representó un
desafío para el bibliógrafo tabasqueño Fernando Lanz Margalli, quien reunió en
su casa buena parte de los libros editados en ese tiempo. La muerte le privó de
consumar ese nobilísimo pero imposible deseo. Después de estos esfuerzos
personales, quedó la bibliografía mexicana como tarea a realizar por las
instituciones. Con el propósito de realizar esa labor, surgió en 1898 la Junta
Nacional de Bibliografía Científica, transformada más tarde en Instituto
Bibliográfico Mexicano. Sin embargo, la corta vida de la institución, que tuvo
que emprender otros trabajos, le impidió efectuar una labor bibliográfica sólida
y continua. Salvó esa carencia la obra gigantesca del polígrafo chileno José
Toribio Medina, quien dotado de enorme capacidad de trabajo y de recursos
cuantiosos se dio a la ímproba tarea de recopilar la bibliografía de varios países
hispanoamericanos (Perú, Ecuador, Bolivia, México), además de efectuar
penetrantes estudios en torno a la numismática y a la Inquisición limeña y
mexicana. A México consagró ocho nutridos volúmenes con el título de La
imprenta en México, 1539-1821. Siete volúmenes reúnen sus trabajos sobre
bibliotecas, impresores y bibliografía, bajo el rubro de Biblioteca
hispanoamericana. Historió además La imprenta en Puebla de los Ángeles,
1640-1821, así como la de otras ciudades, entre ellas Guadalajara, Veracruz y
Mérida. También los eruditos locales han adicionado esta obra.
Para subsanar la falta de bibliógrafos y bibliotecarios conocedores de las
técnicas modernas en esas disciplinas y alejarse así del diletantismo que
caracterizaba a muchos de sus cultores, a partir de 1920 se crearon cursos de
biblioteconomía dirigidos por Juan Bautista Iguíniz y el doctor Nicolás León,
prohijados por Ezequiel A. Chávez, José Vasconcelos, Antonio Caso y Andrés
Molina Enríquez. De esos cursos surgió una pléyade de bibliotecarios y
bibliógrafos (Joaquín Díaz Mercado, María Teresa Chávez, Juana Manrique de
Lara, Guadalupe Monroy Baigen y muchos otros) que sirvieron de base para la
creación en 1954 de la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archivistas. De ella

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y del Colegio de Biblioteconomía de la UNAM, han salido las nuevas
generaciones que se ocupan tanto de las bibliotecas como de la bibliografía. De
todas suertes, el trabajo bibliográfico personal continuó manifestándose en torno
de temas, periodos o personas concretas. El benemérito obispo de León,
Emeterio Valverde Téllez, preparó y editó en 1913 la Bibliografía filosófica
mexicana, que sólo hasta hace pocos años intentó continuar, en colaboración con
la Biblioteca Nacional, Fernando Salmerón. Cuando estuvo al frente de la
Secretaría de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada pudo observar que el
trabajo bibliográfico mexicano era abundante y valioso, aunque estaba disperso
y carecía de medios para editarse. Deseoso de resolver ese grave problema, creó
la serie que tituló Monografías bibliográficas mexicanas, dentro de la cual
aparecieron 39 volúmenes. Más tarde el Departamento Autónomo de Prensa y
Publicidad (DAPP) prosiguió esa labor, que desgraciadamente no se mantuvo.
Muchas de las obras publicadas por la Secretaría de Relaciones y por el DAPP
están dedicadas a un tema específico. Algunos laboriosos bibliógrafos editaron
anuarios: Felipe Teixidor publicó los de los años 1931-1932 y 1933; Francisco
Gamoneda, los de 1938-1939 y 1940; y Julián Amo, los de 1940-1941 y 1942.
Esta labor independiente no pudo continuar.
La Biblioteca Nacional de México, máxima institución de su género en el
país, pues conserva la mayor parte del rico patrimonio bibliográfico mexicano y
tiene también a su cuidado la Hemeroteca Nacional, transformada el año de
1967 en Instituto de Investigaciones Bibliográficas, tomó a su cargo la
orientación bibliotecológica general, la preparación de manuales y de
bibliografías en todos los ramos del saber, y fundamentalmente la obligación de
editar y difundir periódicamente la bibliografía mexicana. Con excelente grupo
de investigadores inició la preparación de anuarios bibliográficos que recogieron
la producción desde el año de 1955 hasta el de 1975. En fascículos mensuales
aparecía la bibliografía corriente, de tal manera que se podía conocer con
oportunidad el estado de la producción de libros. La Bibliografía Mexicana, que
en forma organizada comenzó a editar el Instituto, representa el índice más
seguro del desarrollo cultural del país, el medio más idóneo para conocer su
adelanto científico y técnico, la mejor manera de percibir los avances que se
realizan en determinados campos del saber y las deficiencias que en otros se
tienen, modo de medir el nivel de producción intelectual de un pueblo y
esforzarse por mejorarlo. El Instituto también procedió a preparar una Guía de
las publicaciones oficiales de México. Editó la relativa a las obras seriadas y
trabajó durante ocho años en reunir organizadamente las publicaciones sueltas,
todo a partir de 1935, año que cubrió una bibliografía anterior realizada por una
investigadora extranjera. Todo ese material aguarda para ser editado. Lo

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realizado tendía a liberar al país de la dependencia a que estaba sujeto en ese
campo. Más amplia información sobre este tema puede verse en el capítulo La
bibliografía, dentro de la magna obra de la Universidad, Las humanidades en
México, 1950-1975.
Otras instituciones han publicado bibliografías especializadas. El Colegio de
México edita la Bibliografía histórica, cuya aparición no ha cesado. A partir de
1954 y por varios años, se editó el Boletín Bibliográfico de la Secretaría de
Hacienda, que proporcionó rica información. El Instituto Nacional de
Antropología e Historia preparó varias bibliografías especializadas y la
Secretaría de Educación, en la serie Sep-Setentas, dio a conocer algunas
relativas a la historia social y económica. También el Instituto Mexicano del
Seguro Social, la Secretaría de Recursos Hidráulicos y la Comisión Nacional de
Energía Nuclear han prohijado la edición de bibliografías. Entre los organismos
de carácter internacional, el Instituto Panamericano de Geografía e Historia
publica desde hace varios años la Revista de Historia de América, el Boletín
Bibliográfico de Antropología Americana y el Boletín Bibliográfico de
Geofísica y Oceanografía Americana. Dependencias de la UNAM han hecho
trabajos de carácter bibliográfico. El Diccionario de escritores mexicanos es uno
de ellos, cuya primera edición, impresa en 1967, se agotó rápidamente; En 1987
se seguía trabajando una nueva edición, más completa. El Instituto de
Investigaciones Bibliográficas de la propia casa de estudios es el organismo
destinado a desarrollar un ambicioso programa en el campo de la bibliografía.
México puede adquirir información foránea, pero no depender de ella. México
tiene una gran tradición bibliográfica. Larga es la nómina de obras de este
género antiguas y modernas. Hace varios años, Agustín Millares Carlo y José
Ignacio Mantecón publicaron, al igual que se hace en otros países, el Ensayo de
una bibliografía de bibliografías mexicanas (1943). En 1959, Millares puso al
día la anterior con su Repertorio de bibliografías mexicanas. Tanto los Anuarios
bibliográficos de la UNAM como la Bibliografía Mexicana han cubierto
parcialmente la información correspondiente a los años posteriores. Sin
embargo, a juicio de los expertos, sigue siendo necesario que una institución
retome ese trabajo y siga abasteciendo al país de los instrumentos
bibliotecológicos de que está tan urgido.
Bibliógrafos mexicanos más destacados. Siglo XVIII: José Mariano
Beristáin de Souza, Diego Antonio Bermúdez y Juan José de Eguiara y Eguren.
Siglo XIX: Rafael Aguilar y Santillán, Manuel Cruzado, José María de Agreda y
Sánchez, Francisco del Paso y Troncoso, Manuel de Olaguíbel, Vicente de Paula
Andrade, Joaquín García Icazbalceta, José Fernando Ramírez y José María
Vigil. Siglo XX: Ermilo Abreu Gómez, Gabriel Agraz, Ramón Alcorta

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Guerrero, Francisco J. Almada, Julián Amo, Rafael Ayala Echavarri, Alfredo
Barrera Vázquez, Ramón Beltrán, Rafael Carrasco Puente, Alberto María
Carreño, Manuel Carrera Stampa, Mario Colín, Juan Comás, Tobías Chávez,
José Ignacio Dávila Garibi, Joaquín Díaz Mercado, Domingo Díez, Gloria
Escamilla, Genaro Estrada, Joaquín Fernández de Córdova, Jesús Galindo y
Villa, Francisco Gamoneda, Federico Gómez de Orozco, Francisco González de
Cosío, Luis González Obregón, Luis González y González, Jorge Gurría
Lacroix, Jesús Guzmán y Raz Guzmán, Rafael Heliodoro Valle, Juan B. Iguíniz,
Nicolás León, Juana Marique de Lara, José Ignacio Mantecón, Agustín Millares
Carlo, Guadalupe Monroy, Rafael Montejano y Aguiñaga, Francisco Monterde,
Aurora Ocampo, Edmundo O​Gorman, Juan José Pérez Galaz, Francisco Pérez
Salazar, Gustavo Pérez Trejo, José Miguel Quintana, Roberto Ramos, Manuel
Romero de Terreros, José Ignacio Rubio Mañé, Gabriel Saldívar, Fernando B.
Sandoval, Francisco J. Santamaría, Carlos J. Sierra, Felipe Teixidor, Manuel
Toussaint, Susana Uribe, Emilio Valtón, Emeterio Valverde y Téllez, Ramiro
Villaseñor y Villaseñor y Jorge A. Vivó. (E.T.V.)

José María Vigil, magistrado de la Suprema Corte de Justicia (1875), director de la


Biblioteca Nacional (1880-1909) y cuarto presidente de la Academia Mexicana de la
Lengua.
AEM

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Juan B. Iguíniz Vizcaíno, famoso bibliotecario.
AEM

Nicolás León Calderón


AEM
BIBLIOTECA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
En 1831, Lucas Alamán envió los primeros libros al conservador del Museo
Nacional, presbítero Isidro Ignacio Icaza, para que iniciara la biblioteca de esta
institución, pero diversas circunstancias hicieron que el proyecto se aplazara. El
30 de noviembre de 1865, por instrucciones de Maximiliano de Habsburgo, el
ministro de Instrucción Pública y Culto, Francisco Artigas, reunió con

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propósitos semejantes los libros pertenecientes a la Universidad y a los
conventos de religiosos, más algunos otros que fueran adquiridos por compra,
pero tampoco esta vez se constituyó formalmente el acervo. Ramón I. Alcaraz,
director del Museo de 1868 a 1869, donó 150 volúmenes y el fondo llegó a un
millar de títulos. La biblioteca la inauguró provisionalmente Gumersindo
Mendoza, en 1880, destinándola al uso exclusivo del personal técnico del
Museo. El 22 de diciembre de 1888, por gestiones de Francisco del Paso y
Troncoso, se nombró director de la biblioteca a José María de Agreda y
Sánchez, y ese mismo día se abrió en definitiva. Para el año de 1900, el fondo
era ya de 4 865 volúmenes, que el propio Del Paso y Troncoso hizo aumentar
con la compra de otros. Entre los manuscritos que en este periodo ingresaron a la
biblioteca se encuentran expedientes relativos al Tribunal de la Inquisición,
reunidos por Vicente Riva Palacio; documentos para la historia antigua de
México y de la Independencia nacional; papeles relativos a la Compañía de
Jesús, y otros al Hospital Real de Naturales; varios legajos sobre la colonización
de Texas, y una importante colección documental formada por José Fernando
Ramírez. En septiembre de 1910, en ocasión del XVII Congreso Internacional
de Americanistas y a sugerencia de Genaro García, se hizo una adquisición de
libros sobre historia de México. De esa época data el arreglo del salón de lectura
y la introducción de la primera estantería de acero. De 180 lectores que
asistieron a la Biblioteca del Museo Nacional en 1917, se pasó a 69 mil en
promedio anual durante el quinquenio 1943-1948. En 1944 los fondos habían
aumentado a 80 mil volúmenes, gracias a la adquisición de las bibliotecas de
Vicente Lira y de Pablo González Casanova; y poco después, a 120 mil, pues se
añadieron parte de los repositorios bibliográficos de las comunidades religiosas
extinguidas y de la colección de Federico Gómez de Orozco. Se amplió el local,
se renovó el mobiliario, se acondicionó un salón para investigadores, con
secciones para diapositivas y lectura en micropelícula, y se separaron del fondo
general los manuscritos, para crear el Archivo Histórico. El salón, inaugurado el
1° de marzo de 1946, lleva el nombre de Fray Bernardino de Sahagún. El primer
catálogo cedulario lo hizo Catarino D. López en 1907, pues antes sólo se tenía
una lista de libros. En 1908 se adoptó el sistema decimal, y en 1944 el de la
Biblioteca del Congreso de Washington. De esa fecha en adelante se han
adquirido las bibliotecas de Luis González Obregón, de Luis Álvarez y Álvarez
de la Cadena y de Alfonso Caso, y se han comprado un fondo sobre la
Revolución a Jorge Denegre Vaught, y otro de legislación a Luis Gutiérrez
Cañedo. Han prestado eminentes servicios a la institución, en distintas épocas, el
bibliógrafo Juan B. Iguíniz, el antropólogo Nicolás León, la bibliotecaria Iona
Marian Kidder, el filólogo Pablo González Casanova, el polígrafo Rafael

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Heliodoro Valle, el geógrafo Jesús Galindo y Villa, el político Antonio
Villalobos y muchos otros; y la han dirigido: José María de Agreda y Sánchez,
Catarino D. López, Nemesio García Naranjo, José de Gener Ortiz, Vicente A.
Galicia Chimalpopoca, la coronela María de Jesús González, Manuel Toussaint,
José Vázquez, Trinidad Carrasco, Maclovio Gómez, Manuel Mestre Chigliazza,
Julio Torri, Manuel Romero de Terreros, Gustavo Gómez de Orozco, Enrique
Juan Palacios, Jesús García Gutiérrez, Mariano Silva y Aceves, Francisco
Monterde, María Luisa Ross, Antonio Pompa y Pompa y Yolanda Mercader
(hasta octubre de 1986). En 1964, la antigua Biblioteca del Museo Nacional
pasó a sus actuales instalaciones en Chapultepec, con el nombre de Biblioteca
Nacional de Antropología e Historia, adscrita al Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH). Además de los múltiples servicios ordinarios
de consulta, tiene fondos documentales manuscritos, discoteca y reproducciones
en cinta magnética, microfilm (14 millones de copias), diapositivas, y fondos de
consulta sobre bibliografía, lingüística, arqueología, antropología física,
etnología, historia y disciplinas afines. Su tesoro bibliográfico cuenta con
ediciones príncipes, códices, pictografías, cartografía y folletería. El INAH y la
casa G. K. Hall y Co. de Boston han publicado los catálogos de esta biblioteca.
(A.P. y P.)
BIBLIOTECAS.
Los libros de los antiguos mexicanos eran de tiras de cuero de venado pintadas o
bien de papel de amate o de maguey, con jeroglíficos por ambos lados, cosidas y
dobladas en forma de biombo. Muy pocos se han conservado (v. CÓDICES).
Ignacio Rayón, en el Diccionario Universal de Historia y Geografía, indica que
la recopilación más antigua de estos documentos se hizo en tiempos del señor
tolteca Huetzin, quien, según las relaciones de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl,
mandó reunirlos y nombró una sociedad de sabios para que formara un grueso
volumen que se llamó Teamoxtli o Libro de Tollan. Al parecer, Texcoco tuvo
posteriormente una gran biblioteca. Las autoridades mantenían personal
especializado y aumentaban continuamente el depósito por medio del trabajo de
varios pintores, encargados de escribir las novedades y de reponer los
documentos maltratados. Este acervo de pictografías se perdió después de la
Conquista, pues el obispo fray Juan de Zumárraga, creyendo ver sólo
supersticiones en las figuras, mandó encender con aquellos papeles una inmensa
hoguera, que por más de ocho días se atizó con los manuscritos. Igual suerte
corrieron los archivos de México, en cuya plaza, según Clavijero, se les prendió
fuego. Sin embargo, se considera que el origen de las bibliotecas en México está
en la cédula real fechada el 21 de mayo de 1534, por medio de la cual se
autorizó a fray Juan de Zumárraga a formar una biblioteca con cargo a los
fondos de la catedral, para auxiliar las consultas de carácter teológico. Pese a la

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intolerancia religiosa que prevaleció en la Nueva España, se importaron libros
de todas clases, y a pocas décadas de la Conquista el número de libreros se
estimaba en más de 100. Instalada la imprenta, el número de impresos
mexicanos fue aproximadamente de 250 en el siglo XVI, de casi dos mil en el
XVII, de unos siete mil en el XVIII y de acaso 200 mil en el XIX. Muy pocas
publicaciones del siglo XVI se han conservado (v. INCUNABLES). Según Luis
González Obregón, aun los libros más heréticos burlaban la vigilancia de la
Inquisición; en San Juan de Ulúa se desembarcaron obras no sólo de Erasmo,
sino de clásicos profanos como Homero, Plutarco, Virgilio, Cicerón, Ovidio,
Marco Aurelio, Lucano, Terencio, Ariosto, Petrarca y Camoens; y de poetas,
dramaturgos, novelistas y místicos españoles como Jorge Manrique, Juan de
Mena, Herrera, Garcilaso, Ercilla, Lope de Vega, Francisco de Rojas, Diego de
San Pedro, Mateo Alemán, Espinel, Cervantes, Granada y León. Por su parte,
fray Alonso de la Veracruz fue el primero que, hacia 1536, introdujo una
biblioteca a la Nueva España, destinándola al convento de Tiripitío. Así,
mientras los conquistadores sojuzgaban a los más remotos pueblos indígenas,
los misioneros se preocuparon, además de evangelizar, por importar de la
metrópoli libros para su lectura y estudio, que después hicieron imprimir para
uso de los catecúmenos y escolares, los cuales llegaron a formar pequeñas
colecciones que fueron el núcleo de las bibliotecas monásticas. Con el
transcurso del tiempo, todos los conventos, según su categoría, llegaron a poseer
bibliotecas o librerías ​como se les denominaba entonces​ de mayor o menor
importancia. Estos repositorios se destinaron invariablemente al uso particular
de los religiosos. Casi todas las bibliotecas poseían el mismo tipo de obras:
teológicas, filosóficas, místicas, y de historia y humanidades en general, impedía
su incremento la censura del Santo Oficio, que ejercía su poder principalmente
contra los libros. Edictos, prohibiciones, excomuniones, fiscalización oficial y
privada, y aun el espionaje, se ponían en juego para perseguir los libros
importados. Ningún particular podía adquirirlos sin permiso de la Inquisición, y
debía manifestar periódicamente los que poseyera. Tampoco era lícito, sin
licencia expresa, trasladar bibliotecas de una población a otra. La principal de
las librerías monásticas fue la del convento grande de San Francisco, con 16 417
volúmenes, documentos y valiosos manuscritos. Le seguían, con el número de
volúmenes que se indica entre paréntesis, la del Colegio Apostólico de San
Fernando (9 500), San Diego (8 273), San Agustín (6 744), Santo Domingo (6
511), el Oratorio de San Felipe Neri o Casa Profesa (5 020), La Merced (3 071),
Porta Coeli (1 431) y El Carmen (18 111, junto con las de San Joaquín y San
Ángel). Los religiosos que tenían casa de estudio y gozaban de ciertos
privilegios podían introducir libros con más libertad, incluso aquellas obras que

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bajo el punto de vista civil, literario o político pudieran afectar en alguna forma
el orden existente. Casi todos los poseedores de librerías o bibliotecas privadas
eran profesores de institutos o escuelas, así que para conseguir un libro se debía
acudir principalmente a los conventos o a quienes estaban relacionados con
ellos. Entre los bibliófilos notables de la Nueva España destacan Juan de Palafox
y Mendoza, obispo de Puebla, quien formó una colección de ocho mil
volúmenes, que aún existe; Melchor Pérez de Soto, natural de Cholula, cuya
biblioteca “era indudablemente la más rica de un particular en México y tal vez
no inferior a las de los principales conventos”; Vicente Torija, “que tuvo la
mejor librería que puede tener en la América un particular”; Juan Francisco
Campos, que legó su librería a la biblioteca pública de la catedral de México;
Carlos de Sigüenza y Góngora, quien expuso su vida por salvar del fuego el
archivo del Ayuntamiento de México en el tumulto ocurrido en 1692, y Sor
Juana Inés de la Cruz, cuyo acervo alcanzó cuatro mil títulos. Todas las
instituciones docentes poseían bibliotecas. Los obispos tuvieron particular
interés en fomentar las de los seminarios diocesanos, a las que casi todos legaron
sus colecciones privadas. Dignas de mencionarse por el número y la calidad de
sus obras fueron las de los seminarios de México, Puebla, Morelia y Oaxaca, así
como las bibliotecas de los colegios de San Ildefonso, San Gregorio y San Juan
de Letrán. A fin de establecer la biblioteca de la Real y Pontificia Universidad,
en 1728 Carlos Bermúdez de Castro donó la suya, cuyo reglamento formuló
Manuel Ignacio Beye de Cisneros en 1761, de acuerdo con la real cédula que
autorizaba a la casa de estudios a crearla. Pero no fue hasta 1778, durante el
rectorado de Salvador Brambila García de Alba, cuando se construyó un local y
Carlos III accedió a que los libros de la Compañía de Jesús pasaran a la
Universidad, con lo que ésta logró reunir un importante acervo. Otra de las más
sobresalientes por lo selecto de su contenido y por haber sido la primera
biblioteca pública de la ciudad de México, fue la de la catedral metropolitana,
llamada también Turriana en memoria de sus fundadores: Luis Antonio Torres
Quintero y sus sobrinos Cayetano y Luis Torres Quiñón. Posteriormente fue
enriquecida con aportaciones; de éstas destacan las de Juan Francisco Campos,
Lucas Alamán, Carlos María de Bustamante e Ignacio Rayón. La biblioteca
Turriana, la más concurrida de la capital, llegó a tener 19 295 volúmenes y 131
manuscritos (1844). En 1875 empezó a formarse la biblioteca de la Academia de
San Carlos, con un donativo especial de Carlos III; la aumentó Javier Cavallari
entre 1857 y 1867, y todavía está en servicio en la Escuela Nacional de Artes
Plásticas. La de San Gregorio, reunida originalmente por los jesuitas, fue
dirigida en el siglo XIX por Juan Rodríguez Puebla y José María Díaz de
Sollano; su rica colección de manuscritos en náhuatl fue trasladada a la

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Nacional. La de San Ildefonso, que llegó a tener cuatro mil títulos, se perdió en
su totalidad, e igual ocurrió en la época del presidente Calles con la del
Seminario, fundada a fines del siglo XVII por el arzobispo Francisco de Aguiar
y Seijas.
Algunas bibliotecas fueron vendidas al extranjero. La de José María
Andrade, adquirida por Maximiliano para fundar con ella la Biblioteca Imperial
de México, fue subastada en Viena en 1869; contenía siete mil volúmenes
relativos al país. Hubert Howe Bancroft adquirió el mismo año la de Agustín
Fischer, capellán del propio emperador. La de José Fernando Ramírez, que se
propuso como base para la Nacional, fue vendida en Londres en 1880; la
mexicana y guatemalteca del abate Brasseur de Bourbourg se vendió en París en
1894; la del barón Kaska, médico farmacéutico de Maximiliano, en 1911; la de
Antonio Peñafiel, en 1912; la de José María de Agreda y Sánchez, cuyo catálogo
publicó Luis González Obregón en 1916, fue a parar a California; la de Aubin,
que contenía manuscritos de la Colección Boturini, se vendió a Goupil y llegó
finalmente a la Biblioteca Nacional de París; la de William Baker Stephen, rica
en documentos y libros sobre el sur de Estados Unidos, fue vendida en Austin
después de la muerte de su dueño; la de Genaro García (25 mil libros y folletos,
y 300 mil manuscritos de Alamán, Guerrero, Santa Anna, Gómez Farías,
Comonfort y otros) se vendió al gobierno de Texas en 1921 y se encuentra en
Austin; y la de Joaquín García Icazbalceta corrió la misma suerte. Fue tal la
dispersión de los acervos bibliográficos mexicanos, que Henry R. Wagner,
buscando el paradero de impresos del siglo XVI, encontró 218 ejemplares en
Estados Unidos, 124 en México, 50 en Inglaterra, 25 en Chile y 24 en España,
Alemania y Costa Rica.
El 24 de octubre de 1833 se expidió el decreto para crear la Biblioteca
Nacional. Se determinó que su fondo bibliográfico lo constituyeran los libros
procedentes de los extinguidos Colegio Mayor de Santa María de Todos los
Santos y la Nacional y Pontificia Universidad; la caída del gobierno hizo
fracasar este proyecto casi en vísperas de su realización. Nuevamente se intentó
llevar a cabo su fundación, para lo cual se expidieron los decretos de 30 de
noviembre de 1846, expedido por José Mariano Salas, y de 30 de noviembre de
1856 y 14 de septiembre de 1857, dados por Ignacio Comonfort. En esta ocasión
se formalizó su establecimiento al nombrarse como director a José Fernando
Ramírez. Durante el Imperio, Maximiliano consideró que la idea de integrar la
Biblioteca Nacional con obras teológicas que indudablemente nadie leería, era
inadecuado y determinó fundarla sobre un plan netamente nacional. Para ello
adquirió la colección privada del librero, editor y bibliógrafo José María
Andrade, compuesta de 4 484 obras, en su mayor parte mexicanas o referentes al

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país, para que fueran la base de la Biblioteca Imperial, pero el triunfo de los
liberales impidió la realización del proyecto. El 30 de noviembre de 1867,
Benito Juárez expidió el decreto para establecer la Biblioteca Nacional en el
antiguo templo de San Agustín. Concluida la adaptación del edificio y
organizado el acervo bibliográfico, la institución fue inaugurada el 2 de abril de
1884 por el presidente Manuel González. Hacia 1910 contaba con 187 838
volúmenes, 38 221 folletos, 66 216 manuscritos, 112 incunables y 623 mapas y
planos. En 1940 sus fondos habían aumentado a 259 634 volúmenes, 67 270
folletos, 111 953 manuscritos, 165 incunables y 1 152 mapas y planos. Desde
1929 pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En
1986, con más de un millón de volúmenes, estaba considerada como una de las
10 más importantes de Latinoamérica. A partir de diciembre de 1981, se aloja en
el edificio construido especialmente para ella, ubicado en el Centro Cultural
Universitario, al sur de la ciudad de México.
Entre las bibliotecas públicas de carácter científico ocupa un lugar destacado
la del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, creada en 1880,
que desde 1964 pertenece al Instituto Nacional de Antropología e Historia. De
las agrupaciones científicas son notables la de la Sociedad Mexicana de
Geografía y Estadística, iniciada en 1833, que cuenta con obras sobre geografía
e historia y una magnífica colección de cartas y atlas geográficos, nacionales y
extranjeros; y la de la antigua Academia Nacional de Ciencias Antonio Alzate,
fundada en 1884, y convertida en 1930 en Academia Nacional de Ciencias por
decreto del presidente Ortiz Rubio. Estuvo instalada en un local de El Volador, y
al construirse el actual edificio de la Suprema Corte de Justicia, estuvo
provisionalmente en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; la
UNAM tiene la custodia de una parte de la colección.
En los años posteriores a la Revolución, José Vasconcelos dio impulso a las
bibliotecas en México. En junio de 1921, siendo rector de la Universidad
Nacional, creó la Dirección de Bibliotecas a fin de continuar de manera más
efectiva, por medio de colecciones de carácter popular, la campaña de
alfabetización iniciada por él. Durante su gestión como secretario de Educación
Pública (2 de octubre de 1921 - 2 de julio de 1924), la Dirección se convirtió en
Departamento de Bibliotecas, amplió su programa de labores y fomentó la
cultura bibliográfica por medio de su órgano oficial El Libro y el Pueblo.
Asimismo, fundó la Biblioteca Miguel de Cervantes Saavedra, primera en la
República en contar con edificio especialmente diseñado para biblioteca, y la
Iberoamericana, destinada inicialmente a reunir la producción intelectual de
América Latina.
La más importante biblioteca pública dependiente de la Secretaría de

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Educación Pública es la Biblioteca de México, ubicada en la plaza de la
Ciudadela. Fue inaugurada el 27 de noviembre de 1946 por el presidente Manuel
Ávila Camacho; inicialmente se formó con los acervos de varias colecciones
privadas adquiridas por el gobierno: la de Antonio Caso, la de Carlos Basave y
del Castillo Negrete, sobre historia de México, principalmente de la Revolución
Mexicana; parte de la desaparecida Biblioteca de Ciencias Sociales, y la
Colección Palafox de obras de teología, en su mayoría en latín, que
pertenecieron a diversas órdenes religiosas; hasta julio de 1986, poseía 184 816
volúmenes. De la ciudad de México también destacan las bibliotecas del
Congreso de la Unión, inaugurada en septiembre de 1936, en lo que fuera la
iglesia de Santa Clara de Asís; Miguel Lerdo de Tejada, de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público, fundada en 1928 y llamada así desde 1957, hoy en
la antigua iglesia del Oratorio de San Felipe Neri; de la Barra de Abogados, la
Benjamín Franklin y la de El Colegio de México.
Programa Nacional de Bibliotecas Públicas. El 2 de agosto de 1983, el
presidente Miguel de la Madrid puso en marcha el Programa Nacional de
Bibliotecas Públicas, cuyo objetivo principal es lograr que para 1988 todos los
municipios del país cuenten con un servicio bibliotecario, que finalmente
integren una red estatal coordinada por la biblioteca pública central estatal de la
entidad, la cual, a su vez, se incorporará a la Red Nacional de Bibliotecas
Públicas (Renabip), cuyo responsable será la Dirección General de Bibliotecas
de la Secretaría de Educación Pública. Para 1988 el Programa fijó como metas:
instalar en las capitales estatales una biblioteca pública central que ofrezca
servicios a un mínimo de 250 usuarios y que coordine técnicamente las
bibliotecas de la entidad; proporcionar servicios a los municipios fronterizos;
atender con bibliotecas públicas los municipios mayores de 30 mil habitantes, y
los menores de 30 mil que al menos cuenten con una secundaria. En
cumplimiento a las metas establecidas, en el periodo agosto-diciembre de 1983
se crearon 18 bibliotecas públicas, 147 en 1984, 395 en 1985 y 351 hasta julio
de 1986, que sumadas a las 351 existentes al inicio del programa, dan un total de
1 262 en operación. En agosto de 1983 el acervo era de 1.332 millones de
volúmenes, cifra que se incrementó a 5.344 millones (301%) en julio de 1986.
Hasta esta misma fecha se habían atendido 387 (80%) de los 484 municipios
mayores de 30 mil habitantes, y 549 (37.5) de los 1 464 con una población
menor, pero dotados de secundaria, o sea, un total de 936. Los libros son en su
mayoría de ediciones nacionales y sus temas se refieren principalmente a
costumbres, tradiciones y conocimientos del país, aunque sin excluir la cultura
universal. Los préstamos de libros se hacen en sala general e infantil (mediante
el sistema de estantería abierta), a domicilio y entre bibliotecas.

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Durante la siguiente década, la Red Nacional de Bibliotecas Públicas ha
continuado con su desarrollo y en su proceso de consolidación, de tal suerte que
a diciembre de 1996, el total de bibliotecas públicas de todo el país es de 5570,
las cuales tiene a la disposición de los usuarios 23.491 millones de volúmenes,
con los cuales se realizan anualmente mas de 77 millones de consultas.
En el siguiente cuadro se muestran los principales resultados cuantitativos de
la Red Nacional:

1983 1988 1996


Bibliotecas en operación 351 3 047 5 570
Volúmenes disponibles 1 332 000 11 042 862 23 491 178
Consultas realizadas 4 193 761 59 992 825 77 500 000
Sistema bibliotecario universitario. En 1982, la UNAM contaba con 151
bibliotecas: ocho en el Colegio de Ciencias y Humanidades, 20 en escuelas
(incluyendo la de Estudios Profesionales de Acatlán y la Nacional Preparatoria),
52 en facultades, 18 departamentales, 17 en centros de estudios e investigación y
34 en institutos, además de la Biblioteca y Hemeroteca nacionales. Desde 1978
opera el sistema Librunam, banco de datos que contiene 300 mil microfichas
correspondientes a igual número de libros que se encuentran en los diferentes
acervos de la institución. Su uso permite localizar la información por autor,
título, materia, editorial, ISBN, clasificación, número de ficha y sus
combinaciones.
Servicio Computarizado de Bancos de Información (Secobi). Es un servicio
de consulta a bancos de datos bibliográficos, estadísticos y periodísticos
publicados en el ámbito internacional, fácilmente recuperables por medio de
unidades terminales. Operado por el Consejo Nacional de Ciencias y
Tecnología, Secobi tiene acceso a 500 bancos con 250 millones de referencias, y
proporciona servicio a 222 usuarios por terminal en todo el país.
La bibliotecología se puede cursar en México, a nivel de licenciatura, en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en las universidades de San Luis
Potosí y Nuevo León, y en la Escuela Nacional de Biblioteconomía y
Archivonomía de la SEP; y a nivel de posgrado, en las universidades Nacional y
de Guanajuato. En 1986 las principales agrupaciones en esta rama eran la
Asociación Mexicana de Bibliotecarios (AMBAC), la Asociación de
Bibliotecarios de Instituciones de Enseñanza Superior e Investigación (ABIESI)
y el Colegio Nacional de Bibliotecarios. (A.M.M.)
Bibliografía: ANUIES: Instituciones de educación superior. Directorio
1983-1984; Rafael Carrasco Puente: Historia de la Biblioteca Nacional de
México (1948); CONACyT: Directorio de fuentes y recursos para la
información documental (1978); Diccionario Universal de Historia y Geografía

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(10 vols., 1853-1856); Juan B. Iguíniz: Disquisiciones bibliográficas; autores-
libros-biblioteca-artes gráficas (s.f.), “Ana María Magaloni y las bibliotecas de
la SEP”, en Excélsior (24 de mayo de 1984); “Instituciones de educación
superior”, en Todo México. Compendio enciclopédico 1985 (1985); José Luis
Martínez: “Bibliotecas de México: análisis y programa”, en Cuadernos
Americanos (mayo-junio, 1975); SEP: Programa Nacional de Bibliotecas
(1983); Felipe Teixidor: Ex-libris y bibliotecas en México (1931); y UNAM:
Directorio de bibliotecas (1984) y La Dirección General de Bibliotecas (1980).

BIBLIOTECAS, VOLÚMENES, USUARIOS Y OBRAS CONSULTADAS


1980 - 1995
Periodo Bibliotecas Volúmenes Usuarios Obras consultadas
1980 2 389 14 577 855 27 839 106 29 725 042

1985 3 321 14 362 401 44 002 460 52 070 774


1986 4 862 22 237 981 68 448 347 87 407 592
1987 5 117 23 776 233 84 058 745 104 010 897
1988 5 572 27 443 465 94 423 624 117 294 843
1989 6 531 31 367 758 96 017 586 106 436 414

1990 7 463 31 793 151 104 541 436 120 050 125
1991 8 188 38 301 414 118 242 767 146 457 784
1992 9 319 46 573 688 150 339 948 163 750 429
1993 10 009 50 387 322 151 611 622 190 300 348
1994 10 840 53 909 387 153 676 235 193 319 282

1995 11 009 56 946 888 126 751 357 171 952 147
Fuente: INEGI, con base en cifras proporcionadas por la Secretaría de Educación Pública.
Subsecretaría de Coordinación Educativa. Dirección General de Planeación, Programación
y Presupuesto.

BIBLIOTECAS ESPECIALIZADAS Y PRINCIPALES MATERIAS DE SU ACERVO


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Instituto de Astronomía (CU): astronomía, astrofísica, electrónica, óptica, física e instrumentación
astronómica; Observatorio Astronómico Nacional San Pedro Mártir (Baja California Norte): astronomía,
física, matemáticas, óptica y electrónica.
Instituto de Biología (CU): botánica, zoología, hidrobiología, acuicultura, mastozoología, entomología,
reptiles, taxonomía, maderas, fitopatología, micología, ecología, ictiología, conducta animal y dibujo
científico; Estación Biológica Tropical (Chamela, Jal.): ecología, ecología tropical, taxonomía, botánica,
zoología, conducta animal y mastozoología; Estación Biológica Tropical (Los Tuxtlas, Ver.): ecología,
ecología tropical, taxonomía, botánica, zoología, conducta animal, entomología, mastozoología y primates;
Jardín Botánico (CU): horticultura, botánica, cultivos, floras, ecología, fotosíntesis, taxonomía, jardinería
y control de plagas.
Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (CU): oceanografía física, química, contaminación
geológica, geofísica, biológica y pesquera, y limnología; Estaciones de investigaciones marinas (El
Carmen, Camp.; Mazatlán, Sin., y Puerto Morelos, Q.R.): oceanografía física, química, contaminación
geología, geofísica, biológica y pesquera, y limnología.
Instituto de Física (CU): física general, teórica y experimental, colisiones atómicas, espectrometría de
masas y estados sólidos.
Instituto de Geofísica (CU): exploración, vulcanología, geohidrología, sismología, paleomagnetismo,

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uvicanología, geomagnetismo, gravimetría, estudios planetarios y espaciales, radiación solar, modelación
de sistemas geofísicos, instrumentación geofísica y mareográfica.
Instituto de Geografía (CU): geografía social, economía, política, física, estadística y demografía.
Instituto de Geología (CU): geología, paleontología, edafología y geoquímica.
Instituto de Ingeniería (CU): ingeniería mecánica, hidráulica, de sistemas, ambiental, de
automatización y sísmica y estructuras.
Instituto de Investigaciones Antropológicas (CU): antropología general y física, arqueología,
lingüística y etnología.
Instituto de Investigaciones Bibliográficas (CU): todas las áreas.
Instituto de Investigaciones Biomédicas (CU): biología, medicina, biología molecular y del desarrollo,
neurobiología, biofísica, fisiología, citología, biotecnología, inmunología y biomatemáticas.
Instituto de Investigaciones Económicas (CU): economía y problemas latinoamericanos.
Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (CU): electrónica, computación,
análisis numérico y estadístico y mecánica.
Instituto de Investigaciones en Materiales (CU): física, química, tecnología química, ingeniería,
polímeros, materiales metálicos y cerámicos, energía solar y física de materiales.
Instituto de Investigaciones Estéticas (CU): artes plásticas y estéticas.
Instituto de Investigaciones Filológicas (CU). Centro de Estudios Clásicos: clásicos griegos y latinos;
Centro de Estudios Literarios: literatura mexicana e iberoamericana; Centro de Estudios Mayas: área
maya, antropología, lingüística, historia de México, arqueología y etnología; Centro de Lingüística
Hispánica: lingüística y filología; y Seminario de poética: teoría literaria.
Instituto de Investigaciones Filosóficas (CU): filosofía.
Instituto de Investigaciones Históricas (CU): historia de México, prehispánica, descubrimiento y
conquista, época colonial, revolución y época contemporánea, historia de la ciencia y tecnología, historia
de Estados Unidos, América y España.
Instituto de Investigaciones Jurídicas (CU): derecho y afines; Centro de Información de Legislación y
Jurisprudencia: legislación nacional y extranjera y jurisprudencia.
Instituto de Investigaciones Sociales (CU): sociología, economía, ciencias políticas, historia y
demografía.
Instituto de Matemáticas (CU): álgebra, geometría y topología.
Instituto de Química (CU): química orgánica e inorgánica, físicoquímica, bioquímica, espectroscopía,
resonancia, rayos X, espectrometría de masas y magnetismo nuclear.
Centro Universitario de Investigación, Exámenes y Certificación de Conocimientos (CCU): historia,
matemáticas, física, biología, geografía, química, español.
Coordinación de la Investigación Científica (CU). Programa Universitario de Alimentos: agricultura y
alimentación; Unidad de Bibliotecas de la Investigación Científica: geología, geografía, geofísica, ciencias
de la atmósfera, ciencias del mar y limnología, astronomía y física.
Coordinación Sistema Universidad Abierta (CU): pedagogía, enseñanza abierta, física, matemáticas,
derecho y sociología.
Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas (CU): deportes.
Dirección General de Bibliotecas. Centro de Documentación de Posgrado (CU): ciencias políticas,
sociología, economía, arquitectura y derecho.
Dirección General de Estudios Administrativos (CU): administración, contabilidad, economía y
planeación.
Dirección General de Intercambio Académico (CU): universidades y situaciones de educación
superior, becas y cursos.
Dirección General de Orientación Vocacional (CU): psicología, pedagogía y sociología.
Dirección General de Planeación (CU): educación superior y planeación.
Dirección General de Proveeduría (CU): catálogos, folletos de bienes de activo fijo y artículos de
consumo.
Dirección General de Servicios Médicos (CU): medicina, psicología médica, sociología médica,
administración médica.
Dirección General de Servicios de Cómputo Académico (CU): computación.
Filmoteca de la UNAM (colonia Centro, D.F.): cinematografía, fotografía y televisión.
Radio UNAM (Colonia del Valle, D.F.): difusión cultural.
Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos (CU): historia, filosofía y literatura de
América Latina.

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Centro de Ciencias de la Atmósfera (CU): meteorología, climatología, física y dinámica, pronóstico
numérico, instrumentación y electrónica y contaminación ambiental.
Dirección General de Documentación Legislativa Universitaria (CU): legislación universitaria de
méxico, América Latina y otros países.
Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras (CU): lingüística aplicada, sociología del lenguaje,
gramática en diferentes idiomas, programática, semántica, lexicología, semiótica, retórica y estadística,
psicolingüística, evaluación, enseñanza de lenguas, teoría de la comunicación, fonología, traducción y
fonética.
Centro de Enseñanza para Extranjeros (CU): historia, arte, literatura latinoamericana y enseñanza del
español como segunda Lengua.
Centro de Estudios Nucleares (CU): química, física, matemáticas, ingeniería y tecnología nuclear.
Centro de Estudios sobre la Universidad (CU): historia de la Universidad Nacional.
Centro de Instrumentos (CU): física, computación, electrónica, instrumentación científica y didáctica.
Centro de Instrumentación Sobre Fijación del Nitrógeno (CU): biología, química y agricultura.
Centro de Investigación y Servicios Educativos (CU): sistematización de la enseñanza, psicología de la
educación, metodología de la investigación, planificación y administración educativa, sociopedagogía,
enseñanza programada, educación media superior, educación superior, tecnología educacional, didáctica y
ciencias de la educación, filosofía de la educación y sociología de la educación.
Centro de Investigación y Servicios Museológicos (CU): museografía y museología, catálogos de
exposiciones nacionales y extranjeras, conferencias y audiovisuales.
Instituto de Fisiología Celular (CU): bioenergética, bioquímica, microbiología, neurociencias,
microscopía y electrónica.
Centro de Servicios de Cómputo (CU): computación.
Centro Universitario de Comunicación de la Ciencia (CU): divulgación.
Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (Colonia del Valle, D.F.): cinematografía, teatro,
novela, poesía, sociología, historia, televisión, comunicación y fotografía.
Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (Colonia Centro, D.F.): bibliotecología,
documentación y ciencias de la información.
Centro Universitario de Producción de Recursos Audiovisuales (Colonia del Valle, D.F.): audiovisuales
y didácticos.
Centro Universitario de Tecnología Educacional para la salud: educación en el área de la salud.
Coordinación de la Investigación Científica (CU): multidisciplinarios.

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL: todos los niveles de la educación, desde preescolar hasta
posgrado.

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHAPINGO: ciencias forestales, ganadería, agricultura y biología.

EL COLEGIO DE MÉXICO: Asía, África, economía, demografía, desarrollo urbano, historia, lingüística,
sociología y literatura.

INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL


Centro de Investigación y Estudios Avanzados: física, ingeniería química y eléctrica y medicina.
Centro Nacional de Cálculo: ingeniería de comunicaciones, electrónica y computación.

SECRETARIA DE AGRICULTURA Y RECURSOS HIDRÁULICOS


Instituto Nacional de Investigaciones Pecuarias: avicultura, medicina, veterinaria, zootécnia y
zoología;
Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (Chapingo, Méx.): agricultura y ganadería.

PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA: derecho penal, mercantil, público, internacional.

PETRÓLEOS MEXICANOS (México, D.F.): ingeniería petrolera y geología.

INSTITUTO MEXICANO DEL PETRÓLEO: ingeniería petrolera.

INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES NUCLEARES: ingeniería nuclear y electrónica.

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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ELÉCTRICAS: energía eléctrica.

BANCO DE MÉXICO: economía.

SECRETARIA DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO


Biblioteca Lerdo de Tejada (México, D.F.): economía, ciencias económicas, sociología e historia.

SECRETARÍA DE PROGRAMACIÓN Y PRESUPUESTO


Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática: estadísticas nacionales.

CONSEJO NACIONAL DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA: política científica. (P.D.)

CU: Ciudad Universitaria. CCU: Centro Cultural Universitario.

Antiguo edificio en el que estaba la Biblioteca Nacional, dependiente de la Universidad


Nacional Autónoma de México, en el D.F.
AEM

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Juan B. Iguíniz Vizcaíno, famoso bibliotecario.
AEM

Juan de Palafox y Mendoza


AEM

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Sala de la antigua Biblioteca Nacional, en el D.F.
AEM

Sala de la Biblioteca Palafoxiana de Puebla


AEM
BICEFALISMO
Representación frecuente en cerámica, sellos, bajorrelieves, esculturas y tejidos
prehispánicos, siempre con valor magicorreligioso (v. MAGIA). Se relaciona tal
vez con el concepto místico de la dualidad o con el parto gemelar monstruoso, y
por ello sagrado. Culebras bicípites, símbolos del cielo, aparecen en adornos

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encontrados en La Venta, Tab., centro de cultura olmeca, así como en yugos,
peculiares del arte Clásico de Veracruz. Todos los jugadores de pelota en los
relieves de Santa Lucía Cotzulmaguapa (departamento de Escuintla, Guatemala)
llevan yugos bicípites de serpiente alrededor de la cintura. El monstruo de dos
cabezas aparece en los discos mayas de lámina de oro encontrados en el fondo
del cenote del Sacrificio de Chichén Itzá. Los pájaros bicípites son muy
frecuentes en los sellos, en los silbatos, y pintados en la cerámica; en la de
Tlatelolco se siguió utilizando este motivo decorativo hasta pleno siglo XVI; hay
cajetes con águilas bicéfalas españolas (habsbúrgicas) que llevan coronas. En la
actualidad, el pájaro de dos cabezas, en múltiples variantes, se encuentra tejido
en los huipiles (otomíes, mixtecos, ojitecos, amuzgos, huastecos, huaves), en los
quechquémeles y hasta en el traje masculino de los tacuates y de los huicholes.
Entre estos últimos, es frecuente como figura ritual en los cuadros de estambres.
Más notables todavía son las figurillas humanas (periodo Preclásico), que
generalmente representan mujeres; a menudo los rasgos dobles se unen en una
sola cabeza, con dos bocas, dos narices y tres ojos: los dos laterales colocados
oblicuamente, en perspectiva.
Véase: Miguel Covarrubias: Arte indígena de México y Centroamérica
(1961); Gutierre Tibón: Mujeres y diosas de México (1966).
BICHI
(Del yaqui biichi, calvo.) Término que se usa en Sonora, Sinaloa y Baja
California por designar: desnudo, sin pelo, “en cueros”, rapado. Perro bichi es la
variedad sinaloense del xoloitzcuintli, escuincle o perro pelón. Muy comúnmente
se usa bichi para indicar que alguna persona usa poca ropa. 2. En zapoteco, bichi
es rubio, amarillo; así llaman en Oaxaca a cierto nopal.
BIEMPARADO
Nyctibius griseus, familia Nyctiibidae, orden Caprimulgiformes. Ave nocturna
de 45 cm. con el cuerpo alargado, plumaje gris pardusco jaspeado manchado de
negro, amarillo y blanco; y presenta una gran mancha negra alargada en cada
ala. Durante el día permanece posada sobre la punta de alguna rama vertical
rota, de tal manera que parece continuarla, con el pico apuntando hacia arriba y
los ojos cerrados, circunstancia a la que se debe su nombre. Es insectívora;
atrapa los animales al vuelo; la boca le sirve a manera de red. Es propia de las
costas, esteros y ríos grandes; vive en regiones tropicales de México. Se le
conoce también como joju o lechuza llorona.
BIGOLA, MARÍA APPENDINI DE
Nació en Yassy, Rumania, el 27 de agosto de 1895; murió en la ciudad de
México el 7 de diciembre de 1946. Maestra por la Escuela Normal Doménico
Berti de Turín, Italia, llegó a México en 1916 con la misión de establecer la
Escuela Dante Alighieri, por encargo de la sociedad romana de ese nombre. A

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causa de la inestabilidad del país, no fundó la institución hasta 1926 y dio en ella
clases de lengua, historia y literatura italianas. En 1927 convirtió el plantel en
Sociedad Dante Alighieri, y en 1943 escribió, junto con su hermana Ida, una
Gramática italiana.
BIJAGUA
(Del maya pisha-huaj: pishai, cubrir, y huaj, tamal.) Caiathea discolor. Nombre
vulgar que en Chiapas se da a esta hierba marantácea. La bijagua tiene amplias
hojas que suben desde el pie del tallo. Como lo explica la etimología, las hojas
sirven para envolver los tamales. La corteza del tallo se usa en cestería; la parte
subterránea de la planta, tierna y de buen sabor, para la alimentación; y las hojas,
para techar, y hay quien las usa como sombrero. En Tabasco se conoce como
hoja blanca, por el polvillo ceniciento del revés de las hojas, constituido por una
sustancia cerosa.
BINGARROTE
En el Norte, cierto mezcal de ínfima calidad que se obtiene de la destilación en
alambique del pulque o del jugo de cabezas de penca de maguey asadas. En la
época colonial era una de las bebidas alcohólicas más populares. Elaborábase
con troncos de maguey viejo, llamados mezontetes, que se limpiaban y se
trituraban, dejándolos fermentar con pulque en un barril, y luego se destilaba en
alambiques. El primer producto ​el más fuerte​ se llamaba binguí; lo que se
destilaba a continuación, de menor contenido alcohólico, era el bingarrote.
BIOESPELEOLOGÍA
(Del griego bios, vida; spelaion, caverna; y logos, tratado.) Ciencia que estudia
la vida pasada y actual en las cuevas, y las interacciones entre las poblaciones
cavernícolas y su medio físico. El término bioespeleología fue creado por
Armand Viré en 1904. Desde los orígenes de la humanidad, las cuevas han
sugerido a la imaginación leyendas sobre los seres malignos habitantes del reino
de la oscuridad. El peligro de muerte o de daño, atribuido a la acción del Diablo
o de los demonios, está relacionado con la presencia del hongo Histoplasma
capsulatum, que provoca la histoplasmosis, la cual puede ser benigna o fatal, y
del murciélago Desmodus rotundus, trasmisor del virus de la rabia, sobre todo al
ganado vacuno y ocasionalmente al hombre, igual que otras especies de
quirópteros. El estudio científico de la vida cavernícola ha penetrado a un medio
donde se encuentran organismos con sorprendentes adaptaciones morfológicas y
etológicas, muy poco conocidos por el hombre común. En la fauna cavernícola
se encuentran protozoarios, poríferos, cnidarios, platihelmintes, nemátodos,
moluscos, artrópodos y cordados, entre otros; y en la flora, bacterias y hongos,
principalmente. Una y otra se distribuyen donde existen fuentes de alimento,
formando comunidades distintivas, según los diversos biotopos existentes.
Debido a la variedad faunística, Racovitza ha clasificado los organismos en tres

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categorías principales: troglobios (de troglos, cueva, y bios, vida), formas
adaptadas a vivir exclusivamente dentro de las cuevas; troglofilos (de troglos,
cueva, y filos, amigo), que gustan de vivir en las cavernas, aunque no presentan
ninguna modificación y pueden ocupar otros ambientes biológicos; y
trogloxenos (de troglos, cueva, y xenos, ajeno), no propios de las cavidades,
pero que por accidente penetran a ellas. De esta clasificación han derivado
muchas otras. La investigación bioespeleológica cubre varios campos, en
especial la colecta de la fauna y flora en sus distintos biotipos, la cría o cultivo
de algunos de estos organismos, su clasificación y determinación, el estudio de
las variables físicas y químicas, y diversos análisis edafológicos. Del análisis de
esta información pueden inferirse las relaciones entre las poblaciones y ese
medio subterráneo.
Por la abundancia y diversidad de cuevas, México tiene una de las faunas
cavernícolas más ricas del mundo. Aun cuando los primeros estudios fueron
hechos por Dominik Bilimek en la gruta de Cacahuamilpa, Gro., en 1867, la
introducción formal de la bioespeleología a los medios académicos se debe a
Cándido Bolívar y Federico Bonet, profesores de la Escuela Nacional de
Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Así, a partir de 1940, han
hecho aportaciones a esta ciencia, aparte los anteriores, Bernardo Villa, Anita
Hoffmann, Bibiano Osorio y Tafall, Enrique Rioja, Alejandro Villalobos,
Fernando De Buen, Jorge Carranza, José Álvarez, William López Forment, Ticul
Álvarez, José Ramírez Pulido, Ricardo López W. y algunos otros.
En 1978, la doctora Hoffmann inició el curso sobre la materia en el
Laboratorio de Acarología de la Facultad de Ciencias de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), el cual continuaron José Palacios
Vargas y, a partir de 1980, Juan B. Morales Malacara. De este curso y de
múltiples exploraciones han surgido trabajos de A. Hoffmann, J. G. Palacios
Vargas, J. B. Morales Malacara, I. Vázquez, M. L. Jiménez y M. Ojeda. Ha
contribuido a la colecta de organismos cavernícolas el espeleólogo Carlos
Lazcano Sahagún, de la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas.
Gracias a las expediciones realizadas en el transcurso de varios años por
Hoffmann, Palacios Vargas y Morales Malacara, en compañía de alumnos y
colaboradores, pudo elaborarse el Manual de bioespeleología (UNAM, 1986),
único texto sobre la especialidad existente en México. También es única la
colección de animales cavernícolas que se conserva en el Laboratorio de
Acarología de la Facultad de Ciencias de la UNAM, a cargo del maestro
Morales Malacara.
BIOFÍSICA
Disciplina científica que conjuga la física y la biología. Esta conjunción está
definida por la aplicación de técnicas instrumentales o teorías físicas a sistemas

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de interés biológico. Algunos campos de investigación en física se han
desarrollado y convertido en ramas de la biología; por ejemplo, la microscopía,
tanto óptica como electrónica, y la cristalografía de rayos X. Un campo clásico
en esta disciplina es la electrofisiología, iniciada en el siglo XIX alrededor de
una discusión entre Galvani y Volta acerca de si en los tejidos vivos hay una
diferencia de potencial eléctrico intrínseca a ellos (Galvani) o es un efecto de la
interfase metal-líquido (Volta) que aparece entre el tejido celular y el metal del
electrodo. El desarrollo posterior de la electroquímica y la capacidad de trabajar
ya no con tejidos sino con una sola célula le dieron la razón a Galvani, ya que a
través de la membrana celular aparece una diferencia de potencial eléctrico. La
membrana celular, frontera lipídica que separa a la célula del exterior, es una
estructura muy importante para muchos procesos, y su estudio ha dado lugar a la
bioquímica de membranas. Por otra parte, como la membrana celular determina
una diferencia de potencial eléctrico y presenta comportamientos
electroquímicos particulares, para entenderlos es necesario estudiar las
propiedades eléctricas de la membrana y los fenómenos fisicoquímicos que
ocurren a través de estas. Este enfoque resultó muy exitoso porque dos
problemas fundamentales de la biología, la conducción nerviosa y la contracción
muscular, resultaron ser fenómenos de origen esencialmente eléctricos. Un
punto culminante de estos estudios es el modelo de Hodgkin y Huxley para la
conducción nerviosa, por el cual obtuvieron el premio Nobel en 1963. Otro
campo “viejo” de la biofísica es el estudio de la estructura de moléculas de
interés biológico, utilizando técnicas de difracción de rayos X. A principios del
siglo XX, poco después del desarrollo original de la cristalografía, se inició el
estudio de cristales de moléculas biológicas. En 1953 se logró, con esta técnica,
entender las bases moleculares de la información genética. La determinación de
la estructura molecular del ácido desoxirribonucleico (ADN) permitió a Watson
y a Crick proponer un mecanismo molecular para el manejo de la información
genética, por lo cual obtuvieron el premio Nobel en 1962.
Los estudios biofísicos se agrupan, independientemente de su desarrollo
histórico, según la escala física de los sistemas bajo estudio. A un nivel
molecular se determinan propiedades estructurales de asociación y de reacción
de biomoléculas. En este caso se utilizan técnicas experimentales, como la
difracción de rayos X o de electrones, y una gran variedad de técnicas
espectroscópicas, como de espectroscopias, ópticas, de resonancia magnética
nuclear y de dicroísmo circular. La difracción de rayos X permite determinar las
estructuras nucleares de las moléculas. En este momento ya es posible cristalizar
complejos moleculares de gran interés biológico, por ejemplo complejos ADN-
proteína, oteniéndose información importante acerca de los sitios de interacción

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y reacción de sus componentes. Las técnicas espectroscópicas, por otra parte,
dan información sobre estados electrónicos, y muchas veces permiten el
seguimiento de la molécula en procesos bioquímicos. Recientemente se han
empezado a utilizar técnicas de la física teórica, como cálculos de orbitales
moleculares y simulaciones numéricas para estudiar sistemas biológicos. Así, a
partir de cálculos, ya sean cuánticos o con ajustes empíricos, se obtienen
potenciales de interacción entre las distintas especies moleculares. Estos
potenciales permiten simular en una computadora procesos moleculares; para
esto se utilizan el método de Monte Carlo, en el que se suponen movimientos al
azar de las partículas en un sistema en equilibrio termodinámico, y el método de
dinámica molecular, en el que se obtiene la solución de las ecuaciones de
movimiento de las partículas en un sistema que evoluciona en el tiempo. A una
escala física mayor se estudian fenómenos de transporte, los cuales se dan
también a una escala molecular. Por ejemplo, se investiga el transporte de
electrones en la cadena fotosintética o el transporte de iones en la síntesis del
trifosfato de adenosina (ATP). También se estudian procesos a nivel celular,
como los flujos iónicos involucrados en la excitación nerviosa y la contracción
muscular. Del mismo modo se analizan fenómenos inherentes a los organismos,
como el flujo de nutrientes y el flujo de productos elaborados en vegetales. En
estos estudios se utilizan, por ejemplo, técnicas de seguimiento isotópico y
modelos termodinámicos. Recientemente se ha utilizado la termodinámica de
procesos irreversibles para estudiar estos problemas. Finalmente, a escala
macroscópica se determinan propiedades físicas de materiales biológicos, por
ejemplo propiedades mecánicas de huesos y músculos, o se integran imágenes
de regiones particulares del organismo a través de tomografías de resonancia
magnética nuclear, de ultrasonido y de aniquilación de positronio, que permiten
observar el funcionamiento de órganos y tejidos.
En México la biofísica se inició dentro de la investigación médica, alrededor
de los años cincuentas, con estudios en electrofisiología. Esta ciencia se
desarrolla en la Universidad Nacional (Facultad de Medicina, institutos de
Investigaciones Biomédicas y de Fisiología Celular, y Facultad de Ciencias), el
Instituto de Cardiología, la División de Ciencias de la Salud de la Universidad
Autónoma Metropolitana-Iztapalapa y la Universidad de Colima. Destaca el
Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto
Politécnico Nacional (IPN), donde se ha hecho investigación de excelencia.
La biofísica con un enfoque más físico es reciente e incipiente en México.
En el Instituto de Química de la UNAM se ha utilizado la cristalografía en
moléculas biológicas. El uso de la espectroscopía de resonancia magnética
nuclear se desarrolla en el IPN, en el Cinvestav y en la Escuela Superior de

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Física y Matemáticas, y en la UNAM, en el Instituto de Fisiología Celular. Se
desarrollan estudios moleculares en el Cinvestav del IPN, y en la UNAM en el
Instituto de Química, en la Facultad de Ciencias Químicas y en el Instituto de
Física tanto en su sede de la ciudad de México como en la de Cuernavaca. En El
país no existe ninguna sociedad científica de la especialidad. Los investigadores
se agrupan sobre todo en la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas, la
Sociedad Mexicana de Física y la Sociedad Mexicana de Bioquímica;
frecuentemente se incluyen sesiones sobre biofísica en los congresos anuales de
estas asociaciones. También se encuentran asociados al Capítulo
Latinoamericano de la Biophysical Society de Estados Unidos. En 1981 se
organizó en México el Congreso Internacional de Biofísica, así como la Escuela
Latinoamericana de Biofísica. (I.O.B.)
Bibliografía: Franck y Matias eds.: Biophysics of Water (1982); K. Katz,
Addison & Wesley: Nervio, músculo y sinapsis.
BIOGEOGRAFÍA
Estudio de la geografía de la vida. Los organismos vivos pueden agruparse en
especies y taxa superiores (orden sistemático) o en poblaciones y ecosistemas
(orden ecológico), de donde derivan dos subdisciplinas: biogeografía de taxa y
biogeografía de comunidades. El por qué los organismos viven en un área
geográfica determinada, se explica en ambas en función de factores físicos
(clima, suelo y otros), históricos (vicisitudes geológicas y fisiográficas) y
genealógicos (ascendencia y descendencia). Fue Alejandro de Humboldt (1769-
1859) quien uso por vez primera el témino biogeografía. La nueva ciencia se
desarrolló con los descubrimientos de los exploradores en áreas geográficas
desconocidas. Sin embargo, a diferencia de otras disciplinas, la biogeografía
quedó en una etapa descriptiva. Durante mucho tiempo ha sido una ciencia
básicamente empírica, que usa a menudo teorías geofísicas para explicar por qué
los animales y las plantas tienen determinadas áreas de distribución. Según
Nelson y Platnick (1984), la biogeografía puede dividirse en tres periodos:
clásico, wallaceano y moderno. El primero comprende desde Lineo hasta la
edición de El origen de las especies por medio de selección natural de Darwin
(1859), y sus principales representantes son el naturalista francés Buffon (1707-
1788) y el botánico suizo De Candolle (1778-1841), quien distinguió las ramas
histórica y ecológica, y definió las nociones básicas de endemismo y región; los
resultados de esta etapa fueron resumidos por Charles Lyell (1797-1875) en sus
Principios de geología. El periodo wallaceano comprende de 1860 a 1960 y se
llama así en honor de Alfred Russell Wallace (1823-1913), quien propuso, junto
con Darwin, las primeras ideas modernas sobre la evolución de las especies,
explicó el endemismo y la regionalización, y postuló que las especies
dominantes surgen en centros de origen, que se amplían y diversifican

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paulatinamente sobre la tierra; las teorías geofísicas que privaron en esta etapa
supusieron estáticos a los continentes y cuencas oceánicas, y por lo tanto se les
asignó a los organismos un carácter de fuerte dispersión para explicar sus
distribuciones. El periodo moderno se inicia en 1961. La teoría geofísica de la
tectónica de placas, que explica la deriva continental, el origen de los océanos y
otros aspectos de la superficie terrestre, renovó el interés en la biogeografía. Esta
se funda ahora en una visión movilista de los principales rasgos de la corteza
terrestre, pues la vida sobre el planeta ha evolucionado paralelamente a los
cambios geográficos ocurridos. Se han abandonado los criterios estadísticos y se
procura que las explicaciones sobre la distribución de los organismos
concuerden con su evolución (filogenia) y la historia geológica (principio de
congruencia).
La clasificación de la Tierra en regiones, subregiones, provincias,
subprovincias y distritos bióticos, ya no depende solamente del promedio de los
endemismos y de las características ecogeográficas de las comunidades, sino
también de la dinámica conjunta de las historias evolutiva y geológica. Los
límites promedio en la distribución de los biota (conjuntos de organismos) en
una región, en una provincia o en cualquier otra unidad, se expresan como
barreras físicas, climáticas o biológicas, que a su vez tienen una historia. Los
modelos de explicación biogeográfica requieren de un contexto ecológico,
evolutivo y geológico cada vez más amplio; por ello se tiende a abandonar las
viejas clasificaciones fundadas en el grupo taxonómico bajo estudio. Sin
embargo, por razones tradicionales se continúa trabajando en dos grandes líneas:
zoogeografía (geografía de animales) y fitogeografía (geografía de plantas).
También en este periodo se han abierto dos nuevos caminos a la investigación: el
primero, fuertemente vinculado a la ecología, parte de modelos teóricos
matemáticos, generados principalmente por Mac Arthur, para explicar
fenómenos de colonización, saturamiento y riqueza de especies en islas, en
función de tiempo y área (tamaño y heterogeneidad); y el segundo, conforme a
un modelo de aislamiento, estudia áreas continentales discontinuas, aunque
similares ecológica y evolutivamente. Uno considera un centro de origen y
dispersiones sucesivas a través de barreras, con subsecuentes colonizaciones y
diferenciaciones; y el otro, distribuciones ancestrales amplias que se han
reducido, de tal modo que ahora aparecen “islas” que forman archipiélagos
continentales.
En México, algunos botánicos y zoólogos han propuesto la clasificación del
país en provincias y distritos bióticos o han estudiado o delimitado alguna
provincia o región geográfica particular, en función de las distribuciones de taxa
y comunidades, y de las barreras geográfico-ecológicas correspondientes.

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Los principales investigadores en este campo han sido los doctores Jerzi
Rzedowski, Alfredo Barrera (​ 1980) y Gonzalo Halffter, quienes durante mucho
tiempo estuvieron adscritos al Instituto Politécnico Nacional (IPN). En 1986, el
primero y el último de ellos continuaban sus trabajos en el Instituto de Ecología.
todos contribuyeron a formar jóvenes científicos en la Universidad Nacional y
en el IPN. Sin embargo, el primer biólogo nacional que partió de la deriva
continental para explicar la distribución de los biota, fue el doctor Carlos C.
Hoffmann, autor del Catálogo sistemático y biogeográfico de los lepidópteros
mexicanos. Entre los biólogos que han producido trabajos o dictado cátedras
sobre la materia, destacan Roberto Johanssen Naime, Miguel Morón Ríos,
Claudio Delgadillo, Jorge Llorente, Lucia Almeida, Ticul Álvarez y Francisco
de Lachica.
La biogeografía se ha aplicado en México en el manejo de los recursos
bióticos, el establecimiento de áreas de reserva y de bancos de germoplasma, y
el diseño de parques ecológicos. Del conocimiento básico de la biogeografía
derivan los criterios para diversos aspectos de la conservación biótica; por
ejemplo: riqueza de especies y unidades de vegetación; tamaños, disposiciones y
contornos ideales o adecuados para áreas ecológicas con perspectivas de
protección, y áreas de endemismo.
BIOLOGÍA
No se ha escrito aún la historia de la biología en México; sin embargo, se cuenta
con los trabajos de Alfonso L. Herrera (1921), Enrique Beltrán (1945, 1951 y
1982) e Isaac Ochoterena (1946), que contienen valiosos datos sobre el
desarrollo de esta ciencia en el país. Beltrán relata que en el tiempo de la
Conquista española, el conocimiento de los vegetales y los animales por las
culturas mexica, maya, mixteca, zapoteca y tarasca, entre otras, se encontraba en
pleno florecimiento. Desde la antigüedad, los aborígenes tenían conocimientos
sobre la biología de los vegetales, lo cual les permitía cultivarlos, según lo
demuestran los hallazgos sobre el maíz (Zea mays) en cuevas de Tehuacán
(Mangelsdorf, 1974), y también recolectaban plantas silvestres de valor
alimenticio como el frijol (Phaseolus) y la calabaza (Cucurbita). Los mexicas
habían desarrollado una sistemática vegetal y, como lo señala Guillermo
Gándara (1929-1930), eran capaces de diferenciar las apocináceas y
asclepiadáceas de las escrofulareáceas y acantáceas, familias morfológicamente
tan semejantes que los autores europeos las distinguieron hasta muchos años
después. Francisco del Paso y Troncoso (1886) relata en su trabajo La botánica
entre los nahoas, los adelantos que habían alcanzado en cuanto a plantas
cultivadas y de aplicación médica. El conocimiento que tenían sobre los
animales era también avanzado; esto lo demuestran las cuidadosas
representaciones que, con motivos religiosos principalmente, hacían en sus

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pinturas y esculturas. También atestigua su afición por la zoología (testimonios
de Hernán Cortés, Bernal Díaz y otros) la existencia, en los palacios reales de
Moctezuma, de colecciones extensas de aves y mamíferos bien cuidados y
atendidos, llamadas por Maldonado Köerdell (1941) “el primer museo de
historia natural de México”, establecido muchos años antes que los europeos. El
estudio de la ecología y la etología de los animales les permitía perfeccionar sus
técnicas de caza, realizar una pesca productiva, aprovechar diversos insectos en
la alimentación, obtener de otros lacas y colorantes, y domesticar ciertas
especies como el guajolote, el perro y la chachalaca, entre otras. Los aztecas
tenían el calmécac, una especie de universidad, donde se escribían libros
combinando versos e imagenes, las “mnemotecnias”. Los jardines botánicos y
los parques zoológicos eran lugares en donde se prestaba un servicio social. El
parque zoológico de Moctezuma era un modelo; contaba con 12 estanques para
aves acuáticas, y jaulas construidas de madera ensamblada, con una parte
expuesta y otra cubierta, para aves del bosque y para mamíferos, todo ello
atendido por 300 empleados. Las representaciones de animales y vegetales en
los códices mayas muestran gran fidelidad, producto de numerosas y bien
orientadas observaciones. La existencia de un amplio vocabulario para designar
especies animales, como el relativo a los moluscos, señala su competencia en
este campo, en el cual también establecieron las primeras colecciones de
organismos. Sus avances en biología se manifiestan en el conocimiento que
tenían sobre diversos parásitos del hombre. Los mayas no sólo poseyeron
información morfológica y sistemática, sino también interpretaron
adecuadamente fenómenos biológicos nada sencillos, como la metamorfosis de
los insectos. Esta primera etapa había alcanzado altos niveles y estaba en pleno
desarrollo en varios grupos cuando la Conquista interrumpió en forma brusca y
violenta ese movimiento cultural. Aunque los conquistadores dejaron hondas
huellas en la estructura económica y social, que aún caracterizan aspectos del
México actual, no puede decirse que en las ciencias comunicaran grandes
avances, sino que, por lo contrario, destruyeron mucho de lo producido por los
indígenas.
Sin embargo, durante los tres siglos de la Colonia, la ciencia y la cultura
mediterráneas, transportadas por los españoles al continente americano, fueron
desarrollándose en la Nueva España hasta alcanzar algunos notables logros y
evidente florecimiento, aunque en constante pugna con los obstáculos que
derivaban del régimen colonialista, y con las limitaciones reflejo del medio
cultural de la España de entonces. Durante esa época, destacan cuatro eventos de
importancia científica: 1. La fundación de la Real y Pontificia Universidad, que
inició sus labores el 25 de enero de 1553 con siete cátedras, a las que

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posteriormente se agregaron otras, por lo cual, como lo indica Beltrán (1970), es
la decana de América continental y la segunda del Nuevo Mundo, precedida sólo
por la de Santo Domingo; 2. La expedición de Francisco Hernández, quien de
1570 a 1577 recorrió la Nueva España y estudió principalmente la flora y, un
poco menos, la fauna; 3. El establecimiento del Real Seminario de Minería en
1792; y 4. El arribo, en 1787, de la Real Expedición Botánica encabezada por
Martín Sessé, quien fundó el Jardín Botánico. A finales del siglo XVI, Juan
Pablos instaló el primer taller de imprenta en México (Millares Carlo, 1954), y
en 1591 Juan Cárdenas publicó la obra Los problemas y secretos maravillosos
de las Indias, uno de los primeros libros de biología, pues incluye temas
botánicos y zoológicos, junto con otros muy variados. La primera obra con
carácter realmente científico sobre el mundo natural la escribió Francisco
Hernández en 1577, pero no fue editada en Madrid hasta 1790. Carlos de
Sigüenza y Góngora (1645-1700) ha sido considerado “uno de los más grandes
estudiosos del siglo XVII en el Hemisferio Occidental, incluyendo las colonias
inglesas”. Aunque en sus publicaciones no aparecen estudios específicos sobre
biología, existe una carta suya dirigida al almirante Pez el 8 de junio de 1692, en
la que comenta, entre otros asuntos, la plaga de chiahuiztli que atacó el trigo,
señalando que sus observaciones las realizó “haciendo uso del microscopio”.
Ésta es la mención más antigua del uso de este instrumento (Beltrán, 1982). En
Estados Unidos, el primer microscopio lo adquirió la Universidad de Harvard en
1732, y el segundo la de Yale, en 1734. En el siglo XVIII tres figuras destacan
en la biología mexicana: José Ignacio Bartolache (1739-1790), quien se
distinguió en medicina, en matemáticas y en periodismo científico, pues en 1772
fundó El Mercurio Volante; Luis José Montaña (1755-1820), botánico e
innovador de la medicina, practicó estas disciplinas con espíritu científico; y
José Antonio Alzate (1733-1799), a quien se considera el padre de la ciencia
mexicana. Su interés era universal; escribió sobre temas generales de botánica y
zoología, y “sus publicaciones ​al decir de Beltrán​ eran en sus manos valiosos
instrumentos educativos”. A los anteriores se pueden agregar ilustres
intelectuales que contribuyeron a forjar una ciencia nacional antes del
movimiento de la independencia: Clavijero, León y Gama, Cárdenas, Velázquez
de León y Vicente de Cervantes. Este último inició la enseñanza de la botánica
en 1788.
Después de consumada la Independencia, permanecieron tres instituciones
virreinales de importancia para la cultura nacional: la Universidad, el Seminario
de Minería y el Jardín Botánico. La Universidad fue clausurada en 1833, pero al
año siguiente, al reabrirse, se fundó la cátedra de zoología, la cual quedó a cargo
del doctor Manuel Moreno y Jova. En la de botánica se había formado un grupo

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de investigadores, entre ellos Pablo de la Llave, Juan Lejarza, Julián Cervantes y
Miguel Bustamante y Septién, estos dos últimos, sucesores de Vicente
Cervantes. La cátedra de historia natural (botánica y zoología), confiada a
Bustamante y Septién, formó parte del plan de estudios del Establecimiento de
Ciencias Físicas y Naturales, creado en 1833 en sustitución del Colegio de
Minería. En esa época se formaron las tres primeras agrupaciones científicas: la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, creada en 1833 por decreto de
Valentín Gómez Farías como Instituto Nacional de Geografía y Estadística; la
Academia Nacional de Medicina, establecida en definitiva en 1864, la cual
incluyó desde un principio una sección de biología; y la Sociedad Mexicana de
Historia Natural, fundada en 1868, que publicó la revista La Naturaleza, cuyo
primer número circuló en junio de 1869. La actividad de esta sociedad decayó a
principios del siglo XX, pero gracias al empeño del doctor Enrique Beltrán,
entonces profesor de zoología y jefe de la Especialidad de Ciencias Biológicas
del Instituto de Preparación de Maestros de Enseñanza Secundaria (actual
Normal Superior), se reorganizó en 1936, y el 22 de enero del año siguiente se
celebró su sesión reinaugural. La publicación de la Revista de la Sociedad
Mexicana de Historia Natural se inició en 1939. Beltrán fue designado
secretario perpetuo y, a partir de 1969, presidente honorario de esta asociación.
El Museo Nacional de Historia Natural se originó en 1790 por una iniciativa de
José Longinos Martínez, pero se inauguró hasta 1866, orientado principalmente
a la arqueología y la historia, sin descuidar las ciencias naturales. Gumersindo
Mendoza, Manuel Urbina y Manuel M. Villada prepararon las colecciones
botánicas y Jesús Sánchez y Alfonso L. Herrera las zoológicas. De gran
trascendencia para el desarrollo de las ciencias naturales fue la creación, en
1888, del Instituto Médico Nacional, adscrito a la Secretaria de Fomento.
Contaba con cinco secciones: Historia Natural, Química, Fisiología, Terapéutica
Clínica y Climatología, y Geografía Médica. Su primer director fue Fernando
Altamirano, quien era médico, botánico y zoólogo. La institución desapareció en
1915 y parte de sus actividades pasaron a la Dirección de Estudios Biológicos.
En 1853 se abrió la Escuela de Agricultura, y en 1867 la Escuela Nacional
Preparatoria, fundada por Gabino Barreda. Ésta inició sus actividades en el
antiguo Colegio de San Ildefonso, el 3 de febrero de 1868, con 26 profesores y
900 alumnos. Las primeras clases relacionadas con la biología fueron de
ciencias fisiconaturales, y a principios del siglo XX se establecieron los cursos
de botánica y zoología. En el curso del siglo XIX llegaron a México varios
científicos extranjeros que colaboraron transitoriamente en el desarrollo de la
biología: Alejandro de Humboldt, Guillermo Karwinski, Enrique Golotti,
Federico M. Liebman, Enrique Saussure y Cyrus G. Pringle, entre otros; la

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mayoría de ellos realizó colectas botánicas. Pero también los hubo que se
radicaron en el país: Botteri, Sumi, Chrast y los hermanos Dugés. Estos últimos
ocupan un sitio destacado en la zoología mexicana. Alfredo Dugés vivió en
Guanajuato, fundó el Museo de Historia Natural del Estado y escribió dos
valiosos textos: Programa para un curso de zoología (1878) y Elementos de
zoología (1884). También destacó un buen número de naturalistas mexicanos:
José Ramírez, Manuel Urbina, Jesús Sánchez, Alfonso Pruneda (autor de
Zoología médica mexicana, 1893), Jesús Díaz de León, Nicolás León (autor de
Nociones de botánica, 1889, y creador del Museo de Historia Natural de
Morelia), Manuel M. Villada, Leonardo de Oliva y Joaquín Dondé. A fines del
siglo XIX, se inició una obra de incalculable valor para la biología mexicana,
bajo la dirección de Salvín y Godman: Biología Centrali-Americana, cuyo
primer volumen apareció en 1879; le siguieron 62 más y se terminó en 1915.
Al empezar el siglo XX, las ciencias naturales se enseñaban en las escuelas
Nacional Preparatoria, de Medicina y de Agricultura; y se investigaban en el
Departamento de Historia Natural del Museo Nacional, con la participación de
Alfonso L. Herrera, José N. Rovirosa, José Ramírez, Manuel M. Villada, Jesús
Díaz de León, Alfredo Dugés y Nicolás León. Herrera fundó la Comisión de
Parasitología Agrícola e inició la investigación para el control biológico de las
plagas. En 1902, un siglo después de que Lamarck y Treviranus incorporaron a
la terminología científica el término biología, el propio Herrera creó en la
Escuela Normal de Profesores la primera cátedra de biología general que se
impartió en México, y en 1904 publicó su libro Nociones de biología, que fue
ampliamente conocido en el extranjero cuando se tradujo al francés en 1906, y
se editó en Berlín con el título de Notions Genérales de Biologie et de
Plasmogenie Comparées. Otro hecho de gran importancia fue la fundación del
Museo Patológico, anexo al Hospital de San Andrés, que posteriormente dio
origen al Instituto Patológico y al Instituto Bacteriológico, el cual se transformó
en el Instituto de Higiene.
El 26 de mayo de 1910 se promulgó la ley constitutiva de la Universidad
Nacional, que reunió las escuelas profesionales que ya existían en la ciudad, con
la Escuela Nacional Preparatoria. Fue autor de esta obra educativa el maestro
Justo Sierra, entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. Una de las
instituciones que pasó a formar parte de la nueva Universidad, fue la Escuela
Nacional de Altos Estudios, creada por ley el 7 de abril de 1910 e inaugurada el
18 de septiembre siguiente. Su primer director fue Porfirio Parra, sucedido a su
muerte, en 1912, por Alfonso Pruneda. Su propósito era el de impartir cursos
sobre temas avanzados, principalmente en humanidades, aunque también se
interesaba en el estudio de las ciencias. Para integrar el cuerpo docente, se

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contrataron profesores extranjeros: J. M. Balwin, para psicología; Franz Boas,
para antropología; y Carl Reiche, para botánica, materia que enseñó desde julio
de 1911, con una inscripción de 33 estudiantes. También ofreció conferencias
sobre teoría de la evolución orgánica, y dictó cursos de biología general y
clasificación botánica. En 1915, Reiche fue sustituido por Guillermo Gándara,
quien impartió cuatro materias: morfología general y sistemática, fisiología y
fitogenesia, botánica geográfica y paleobotánica, y botánica industrial, médica y
farmacéutica. En 1921 Enrique Beltrán fue ayudante de estas cátedras. En 1916
se nombró profesor de zoología a Agustín Reza; su programa comprendía, en
tres años, zoología general, biología y embriología generales, y anatomía
comparada. En 1922, siendo director de la Escuela Ezequiel A. Chávez, se
encargó de enseñar zoología general al profesor Alfonso L. Herrera. En 1924
Enrique Beltrán terminó sus estudios y elaboró su tesis profesional sobre el tema
“Los protozoarios del lago de Xochimilco”. Obtuvo el título de profesor
académico de ciencias naturales en diciembre de 1926 y se convirtió en el
primer naturalista o biólogo profesional graduado en México. En 1924 Beltrán
había dictado en la Escuela de Altos Estudios los cursos libres de microscopía
botánica y zoología de invertebrados. La Escuela tropezó con dificultades
presupuestales y con problemas políticos, que acarrearon cambios en su
profesorado. Alfonso L. Herrera fue sustituido por Isaac Ochoterena en 1925. Al
año siguiente, la Escuela se transformó en Facultad de Filosofía y Letras,
iniciándose con ello, de una manera formal, los estudios de grado en la
Universidad Nacional. En el primer cuarto del siglo fueron inestimables las
aportaciones de Alfonso L. Herrera al desarrollo de la ciencia en México (v.
BOTÁNICA).
El 10 de julio de 1929, la Universidad Nacional se convirtió en Autónoma, y
ese mismo año Isaac Ochoterena fundó dentro de ella el Instituto de Biología, al
que incorporó toda la obra que se había venido realizando desde 1888. En 1930,
la Facultad de Filosofía y Letras organizó los estudios para obtener los grados
académicos de maestro y doctor en ciencias exactas, ciencias físicas y ciencias
biológicas. En esta sección estaban previstos estudios superiores de biología,
física y matemáticas. La situación de las maestrías de física y matemáticas fue
muy irregular, y no hubo quien obtuviera ese grado. En biología, en cambio,
gracias a la relevante participación de Ochoterena, los estudios estuvieron mejor
organizados y progresaron bastante, al punto de que en 1931 se graduaron los
dos primeros maestros en ciencias (biología): Leopoldo Ancona y Helia Bravo
Hollis (Cifuentes, 1975). En 1934, las autoridades universitarias encargaron a
Ricardo Monges López un proyecto para la creación de la Facultad de Ciencias;
pero al consultar a los biólogos, éstos prefirieron permanecer en la Facultad de

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Filosofía y Estudios Superiores, de modo que el proyecto, aprobado por el
Consejo Universitario el 1° de marzo de 1936, se contrajo a fundar la Escuela de
Ciencias Físicas y Matemáticas. En 1938, Antonio Caso, entonces director de la
Facultad de Filosofía y Estudios Superiores, manifestó el interés de que esta
institución se dedicase exclusivamente a la filosofía, la historia y las letras; logró
recobrar el antiguo nombre de Facultad de Filosofía y Letras, y las disciplinas
científicas que en ella se impartían se transfirieron a la Escuela de Ciencias. Ese
mismo año, Monges López presento el proyecto para estructurar la Facultad de
Ciencias, la cual fue creada el 19 de diciembre siguiente al aprobarse el nuevo
estatuto universitario. La nueva Facultad inició sus labores el 2 de enero de
1939, bajo la dirección del propio Monges López, con los departamentos de
Matemáticas, Física, Química, Biología, Geografía, Geología y Astronomía.
Para entonces ya se habían graduado 12 maestros en ciencias biológicas, y ese
año se graduó el primer doctor: Amelia Sámano Bishop.
La creación de la Facultad de Ciencias fue el reconocimiento de que la
investigación científica tiene la misma categoría que la investigación filosófica,
pues ambas son la base de la cultura y de la universidad. En 1945 ya se habían
formado dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) los
institutos de Astronomía (1929), Biología (1929), Geología (1929), Geografía
(1938), Física (1938), Química (1941), Matemáticas (1942), de Estudios
Médicos y Biológicos (1945, hoy de Investigaciones Biomédicas) y Geofísica
(1945). Con los directores de ellos y el de la Facultad de Ciencias como
coordinador, Monges López formó el Consejo Técnico de la Investigación
Científica. En 1946, a causa de que la Dirección General de Profesiones
registraba la maestría en ciencias con cédula de profesor de segunda enseñanza,
se hizo un cambio en el plan de estudios para otorgar el título de biólogo,
correspondiente al nivel de licenciatura. Quien primero lo recibió fue Salvador
Lima Gutiérrez, en junio de 1947. Para entonces se habían graduado 39 maestros
en ciencias y cinco doctores.
La UNAM estableció posteriormente los siguientes centros de investigación:
de Materiales (1967), de Estudios Nucleares (1967), de Información Científica y
Humanística (1971), de Instrumentos (1971), de Matemáticas Aplicadas (1973,
que en 1976 se transformó en Instituto), de Servicios de Cómputo (1973), de
Ciencias del Mar y Limnología (1973, que en 1981 originó el Instituto de
Ciencias del Mar y Limnología, con maestría y doctorado en ciencias del mar en
cuatro especialidades de oceanografía: física, química, geológica y biológica y
pesquera), de Ciencias de la Atmósfera (1977), y de Fisiología Celular (1979).
Han tenido también gran influencia en el avance de la biología: la construcción
de la Ciudad Universitaria (1952), el nombramiento de personal de carrera

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(profesores, investigadores y técnicos académicos; 1956), el Programa de
Formación de Personal Académico (1967) y las nuevas instalaciones para los
institutos y la Facultad de Ciencias (1976).
Paralelos al desarrollo de la UNAM ocurrieron otros hechos importantes,
entre ellos la fundación del Instituto Biotécnico de la Secretaría de Agricultura y
Fomento, organizado por Enrique Beltrán en 1934, en el que se iniciaron los
estudios de genética animal en México. Este organismo desapareció en 1940 y
sus instalaciones pasaron al recién creado Instituto de Investigaciones Pecuarias.
En 1936 se fundó el Instituto de Preparación del Magisterio de Enseñanza
Secundaria, que después de cambiar de nombre varias veces, acabó llamándose
Escuela Normal Superior, la cual, desde 1942, contó con la especialidad en
ciencias biológicas, y fue el primer plantel que ofreció, en 1947, el curso de
conservación de recursos naturales.
En 1933, como resultado del Primer Congreso de Universidades, se formó la
Asociación Procultura Nacional, integrada por científicos interesados en planear
carreras profesionales en áreas hasta entonces no atendidas. De ahí surgió la
Escuela de Bacteriología, adscrita a la Universidad Gabino Barreda, en donde se
impartió la carrera de químico bacteriólogo. En 1935, la Secretaría de Educación
Pública estableció el Consejo Consultivo de la Politécnica Nacional, presidido
por Roberto Medellín. En 1937, la Escuela de Bacteriología, con el nombre de
Escuela de Bacteriología, Parasitología y Fermentaciones, se incorporó al
Instituto Politécnico Nacional (IPN), que había sido creado en 1935 y cuyas
actividades empezaron dos años después, gracias al empeñoso trabajo de Juan de
Dios Bátiz. En 1938, aquel plantel cambió su nombre por el de Escuela Nacional
de Ciencias Biológicas (ENCB), y Leopoldo Ancona fue sustituido como
director por Gerardo Varela. En un principio, la ENCB impartía las carreras de
botánico, zoólogo, entomólogo, antropólogo, zimólogo y médico rural; y en
1940 se unieron las tres primeras para formar la de biólogo. El nombramiento de
maestros de tiempo completo, dedicados a la docencia y a la investigación,
propició la publicación, a partir de 1938, de los Anales de la Escuela Nacional
de Ciencias Biológicas, en cuyas páginas se habían publicado, hasta 1986, unos
2 500 trabajos. En diciembre de 1956 se promulgó el reglamento de la Ley
Orgánica del IPN, y en marzo de 1959 se inauguró la Unidad Profesional de
Zacatenco. En 1961, se estableció el Centro de Investigación y Estudios
Avanzados, en el cual se imparten las maestrías y doctorados en ciencias. En
1961, la ENCB implantó los estudios de grado: maestría y doctorado en ciencias
biológicas con especialidades en biología, microbiología y bioquímica; en 1967,
los de inmunología, y en 1968, la maestría en tecnología de alimentos.
Especial importancia para la biología mexicana tuvo la incorporación de

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científicos españoles en 1939 y 1940, entre otros Enrique Rioja Lo Bianco y
Faustino Miranda, en la UNAM, y Cándido Bolívar, Federico Bonet y Dionisio
Peláez, en el IPN. Otros hechos significativos fueron: la creación, en marzo de
1939, del Instituto de Salubridad y Enfermedades Tropicales, que contó con una
revista y con ocho laboratorios de investigación sobre problemas de salud
pública, tres de los cuales se dedicaron a zoología, protozoología, entomología y
helmintología; la formación del Instituto Mexicano de Recursos Naturales
Renovables, creado por Enrique Beltrán en 1952, cuya labor editorial es la más
vasta dentro del campo de las ciencias biológicas; y la fundación de los
siguientes institutos, en las fechas que se indican entre paréntesis: Mexicano del
Seguro Social (enero de 1943), Nacional de Cardiología (junio de 1943),
Nacional de Cancerología (1950) y de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado (1959), que han desarrollado la investigación
biomédica; el de Investigación en Zonas Desérticas de la Universidad Autónoma
de San Luis Potosí (1954), el Nacional de Energía Nuclear (1961) y el Mexicano
del Petroleo (1965). En 1952 Eduardo Aguirre Pequeño fundó en Monterrey,
N.L., el Instituto de Investigaciones Científicas, y luego la Facultad de Ciencias
Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León; la licenciatura en
biología se inició ese mismo año y la maestría en 1977. En 1963, la Universidad
Autónoma del Estado de Morelos estableció en Cuernavaca la Escuela de
Biología. En 1965, la Universidad Autónoma de Guadalajara fundó la
licenciatura en biología dentro de la Escuela de Ciencias. En 1968, la
Universidad Veracruzana inauguró la Facultad de Biología en Jalapa. En 1970,
la Universidad Autónoma de Sinaloa abrió en Mazatlán la Escuela de Ciencias
del Mar, con la carrera de biología pesquera. En 1971, la Universidad Autónoma
de Guerrero creó la Escuela Superior de Ecología Marina en el puerto de
Acapulco. En 1973, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
fundó en Morelia, después de un intento frustrado en 1965, la Escuela de
Biología. En 1974, las universidades autónomas Metropolitana (UAM-
Iztapalapa), de Aguascalientes y del Noreste de Saltillo establecieron la carrera
de biólogo, y se creó el Instituto de Ciencia y Cultura de la capital de Coahuila.
En 1975, la UAM empezó a impartir la licenciatura en biología en el plantel
Xochimilco. La UNAM fundó las escuelas nacionales de estudios profesionales
Iztacala (1975) y Zaragoza (1976), ambas con la carrera de biólogo. Ese año, la
Universidad Juárez de Durango inició la enseñanza de la biología en Gómez
Palacio. La Universidad Autónoma de Baja California Sur incorporó al área de
Ciencias del Mar la carrera de biología marina en La Paz (1976), y la
Universidad de Baja California fundó la Escuela de Ciencias Biológicas en
Ensenada (1977). Esta misma institución había abierto en 1960 la Escuela

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Superior de Ciencias Marinas, con la carrera de oceanólogo. En 1977, las
universidades del Noreste, en Tampico, y la del Valle del Bravo, en Reynosa,
fundaron la carrera de biólogo. En 1978, el IPN creó el Centro Interdisciplinario
de Ciencias Marinas en La Paz, con una licenciatura que se suspendió para
ofrecer después las maestrías en ciencias marinas y ciencias pesqueras. En 1979,
la Universidad Autónoma de Guerrero estableció la licenciatura en biología
dentro de la Escuela de Ciencias Químico-Biológicas de Chilpancingo y, ese
mismo año, el Instituto Nacional de Investigación sobre Recursos Bióticos de
Jalapa, Ver., la maestría en ciencias en ecología y recursos bióticos. En 1980, el
Centro de Investigación Científica y Estudios Superiores de Ensenada, B.C.,
fundó la maestría en ecología marina, y programó para 1982 el doctorado.
También en 1980, la Universidad de Guadalajara inició la carrera de biólogo en
su Facultad de Ciencias, y la Universidad Veracruzana abrió en Córdoba y
Tuxpan dos nuevos planteles con la carrera de biología. En 1981, la Universidad
Simón Bolívar, en el Distrito Federal, creó la licenciatura. Igual hicieron en
1982 la Universidad Autónoma de Tabasco, en la Escuela de Biología de
Villahermosa, y el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez.
En septiembre de 1982, el Centro de Investigaciones y de Estudios Avanzados
del IPN estableció la Unidad Mérida en la que imparte la maestría en biología
marina. En 1985, iniciaron la enseñanza de la biología el Instituto Tecnológico
de Quintana Roo y las universidades de Yucatán y Sonora.
En enero de 1961, gracias a la iniciativa de Eduardo Caballero y Caballero y
al empeño de Rafael Martín del Campo, José Álvarez del Villar, Alfredo Barrera
Vázquez, Juan Luis Cifuentes Lemus y Eucario López Ochoterena, se fundó el
Colegio de Biólogos de México, corporación gremial que representa a esta
especialidad ante la Dirección General de Profesiones. Además, se instituyó el
25 de enero como Día del Biólogo. Por esa misma época comenzaron a
aumentar los centros de investigación relacionados con la biología. En 1964,
dependiente de la Dirección General de Pesca e Industrias Conexas de la
Secretaría de Industria y Comercio, se creó el Instituto Nacional de
Investigaciones Biológico-Pesqueras, el cual se transformó en 1971 en el
Instituto Nacional de Pesca y pasó a formar parte, en 1982, de la Secretaría de
Pesca, con el nombre de Dirección General del Instituto Nacional de Pesca,
separado de la Dirección General de Acuacultura. En la Secretaría de
Agricultura y Recursos Hidráulicos se han formado, en diferentes épocas, los
institutos nacionales de Investigaciones Agrícolas, Forestales y Pecuarias y el de
Inseminación Artificial, así como el Colegio de Posgraduados de la Universidad
Autónoma de Chapingo. Funcionan como instituciones descentralizadas, algunas
con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (fundado en 1971) y

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de la Subsecretaría de Educación Superior e Investigación Científica, los
siguientes centros, cuyas especialidades se indican entre paréntesis: de
Investigaciones Ecológicas del Sureste, en San Cristóbal de Las Casas, Chis.
(agroecología y biomédica); de Investigación Científica y Educación Superior,
en Ensenada, B.C. (Oceanografía, ecología marina, geofísica y Física); de
Investigaciones Biológicas, en La Paz, B.C.S. (biología celular, biología marina
y biología terrestre); de Investigación Científica de Yucatán (genética, fisiología,
biotecnología, química aplicada y ecología); de Ecodesarrollo, en el Distrito
Federal (ecología, socioeconomía y energéticos); de Investigación Científica y
Tecnológica de la Universidad de Sonora (pesquería); de Investigaciones de
Quintana Roo (biología aplicada) y de Investigación en Reproducción Animal,
de la Universidad Autónoma de Tlaxcala; y los institutos Nacional de
Investigaciones sobre Recursos Bióticos, en Jalapa (ecología, botánica, zoología
y evaluación de recursos bióticos) y de Ecología, en el Distrito Federal, anexo al
Museo de Historia Natural (estructura y dinámica de ecosistemas y ecología de
grupos animales).
Tanto la UNAM como el IPN han iniciado programas para descentralizar la
docencia y la investigación. El Instituto de Biología de aquélla ha instalado las
estaciones de campo Los Tuxtlas, en Veracruz, y Chamela, en Jalisco; y el
Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, las de Ciudad del Carmen, en
Campeche, Mazatlán, en Sinaloa, y puerto Morelos, en Quintana Roo, y el
Centro de Nitrógeno en Cuernavaca, Morelos. El IPN, a su vez, el Centro
Interdisciplinario de Ciencias Marinas en La Paz, B.C.S., y el Centro de
Investigación y estudios avanzados en Mérida, Yucatán.
Hasta antes de 1970 la mayor parte de la investigación biológica realizada en
México se encontraba relacionada con aspectos productivos. Es decir, se
exploraban, de manera preferente, las aplicaciones prácticas que permitieran el
mejor aprovechamiento de los recursos naturales del país. A partir de la década
de los setenta, la inquietud por la preservación del medio y por los problemas de
la contaminación, llevaron a biólogos de las más diversas especialidades a
interesarse también en áreas vinculadas con la ecología. Se incrementaron los
estudios relacionados con la deforestación, la pérdida creciente de la
biodiversidad, la contaminación atmosférica, del agua y del suelo. Muchos
profesionales de la biología comenzaron a colaborar con el gobierno en tareas de
preservación del entorno natural. Dicha colaboración se consolidó en los años
noventa cuando numerosas instituciones educativas, empresas privadas y
asociaciones civiles diseñaron y pusieron en marcha proyectos destinados a
integrarse al Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 propuesto por el presidente
Ernesto Zedillo, el cual incluyó un apartado donde se estableció claramente la

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necesidad de implementar una buena política ambiental que hiciera sustentable
el desarrollo del país.
(J.L.C.L.)
BIOLOGIA CENTRALI AMERICANA
Obra en 63 volúmenes, publicada entre 1879 y 1915, realizada por científicos
británicos y financiada por el doctor Frederick Ducane Godman. Constituye un
notable inventario de la flora, la fauna y la arqueología de México y
Centroamérica. Godman inició el proyecto en colaboración con Osbert Salvin,
quien falleció en 1898 y no alcanzó a verlo terminado. Salvin había viajado a
Centroamérica en 1857, en compañía del botánico y ornitólogo George Ure
Skinner y bajo el patrocinio de la compañía Messer, Price & Co., para
investigar si con las semillas de algunas plantas podían manufacturarse velas.
Una vez demostrada la imposibilidad de hacerlo, Salvin se dedicó a recolectar
principalmente aves, y a su regreso a las Islas Británicas publicó un trabajo
sobre esa clase de vertebrados. Salvin volvió a Centroamérica en 1860 y en
1861, en esta ocasión junto con Godman. Más tarde ambos hicieron otras
expediciones y contrataron a recolectores tanto locales como expresamente
enviados desde Inglaterra. En 1876 surgió la idea de formar con todo ese
material la Biologia Centrali Americana y publicarla en forma de fascículos
encuadernables, modo de poder trabajar en varios de los volúmenes al mismo
tiempo. En 1887, Godman hizo su primer viaje a México. Terminada la magna
obra, el editor Bernard Quaritch publicó en 1918 un volumen (Prospectus) para
promover su venta al público, pues solamente era conocida por un pequeño
grupo de científicos que se habían suscrito a las entregas sucesivas. El área que
cubre la Biologia comprende casi todo México ​salvo la península de Baja
California​, Honduras Británicas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua,
Costa Rica y Panamá. Los 63 volúmenes están organizados de la siguiente
forma: 1, Introducción; 2 a 52, Zoología (2, Mammalia; 3 a 6, Aves; 7, Reptilia
y Batrachia; 8, Pisces; 9, Terrestrial y Fluviatile Mollusca; 10 y 11, Arachnida
Araneidea; 12, Arachnida Scorpiones, Pedipalpi y Solifugae; 13, Arachnida
Acaridea; 14, Chilopoda y Diplopoda; 15 a 32, Coleoptera; 33 a 35,
Hymenoptera; 36 a 38, Lepidoptera Rhopalocera; 39 a 42, Lepidoptera
Heterocera; 43 a 45, Diptera; 46 y 47, Rhynchota Heteroptera; 48 y 49,
Rhynchota Homoptera; 50, Neuroptera; y 51 y 52, Orthoptera); 53 a 57,
Botánica; 58 a 63, Arqueología. Todos ellos están bellamente ilustrados con
1677 láminas, de las cuales unas 900 son a color. En Procceedings of the
Zoological Society of London (septiembre de 1916) se indica que el número de
especies registradas en la Biologia Centrali Americana es de 38 637, de las
cuales 19 067 eran desconocidas para la ciencia. Éstas pertenecen a 1 373
géneros y están representadas en 1 173 láminas.

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BIOMAS
Existe un número muy grande de especies de plantas y animales que conforman
la vida silvestre. La distribución de estos organismos está determinada
principalmente por el clima que prevalece en cada área, de tal manera que la
Tierra puede dividirse en grandes zonas según la flora y fauna (biota) que
presente, con adaptaciones particulares a ese clima. Para poder describir y
estudiar las relaciones entre biota y ambiente se concibió un sistema
relativamente sencillo de clasificación de regiones naturales que utiliza el bioma
como unidad. El término bioma se refiere a cada una de estas grandes regiones
bióticas o zonas ecológicas que se caracterizan por ciertas formas de vida. De
modo preferente se usan los conjuntos de las plantas, quizá porque las
comunidades vegetales son uno de los rasgos más estables del paisaje, y porque
los animales dependen de ellas. No existe un acuerdo absoluto entre los distintos
autores sobre el número y delimitación de los biomas del mundo. Esto se debe a
la carencia de criterios universales aplicables a todas las regiones y a la
complejidad de los sistemas naturales. Entre los puntos de coincidencia hay
algunos de especial importancia; por ejemplo, la distinción entre los biomas
terrestres y los acuáticos, cuyas diferencias surgen en cuanto se intenta
subdividir aún más estos grupos mayores.
En términos generales, los biomas terrestres suelen clasificarse en función
del tipo de clima predominante en la región, la vegetación típica de ese clima y
el tipo de animales asociado a ella. Los principales tipos de climas son los
cálidos, los secos, los templados, los fríos y los polares, que corresponden
respectivamente a los de tipo A, B, C, D y E en la clasificación de Koeppen
(1948). En ocasiones, esta forma de dividir el clima no es suficiente, ya que se
necesita determinar el grado de humedad de los climas cálidos y templados, así
como la distribución de la precipitación pluvial a lo largo del año. Los tipos de
vegetación, a su vez, no se caracterizan por su composición florística (es decir,
la lista de especies de plantas existentes en un sitio), sino por la presencia de
ciertas formas de vida, la fisonomía o aspecto de las comunidades y la
distribución de las plantas en el espacio. Existen diferentes opiniones sobre la
cantidad de formas de vida que las plantas pueden presentar. Las clasificaciones
más simples reconocen tres grupos principales: árboles, arbustos y hierbas. Sin
embargo, la realidad es mucho más compleja, pues hay una gran cantidad de
plantas que no se ajustan fácilmente a estas categorías. Las lianas leñosas, las
hierbas trepadoras, parásitas o epífitas, y los impresionantes árboles
estranguladores, muy abundantes en las selvas tropicales húmedas, son ejemplos
de ello. Por todo esto, la clasificación de los biomas se basa en las formas de
vida que permitan diferenciar tipos de vegetación muy contrastantes (presencia
de árboles para definir los bosques, preeminencia de pastos y otras hierbas para

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reconocer las praderas, etc.) y utilizar los otros indicadores biológicos como
criterios complementarios. La fauna ayuda también a demarcar las grandes
regiones naturales. En los bosques se pueden encontrar animales que viven o se
alimentan a diferentes alturas de los árboles. En algunas sabanas tropicales son
típicos los grandes mamíferos que pastan y los carnívoros que se alimentan de
ellos. Si el clima es muy riguroso, con invierno muy frío o verano muy seco, los
animales presentan adaptaciones morfológicas o fisiológicas que les permiten
sobrevivir en esas condiciones. Sin embargo, la fauna tiene características que
dificultan su uso para clasificar y describir los biomas. Una es la capacidad que
tienen para desplazarse, a menudo a grandes distancias, y no es raro que algunos
grupos se muevan de un bioma a otro, como es el caso de la multitud de especies
migratorias. La otra es la gran tolerancia ecológica de muchas especies, de modo
que no todas se restringen a una sola región biótica. La clasificación de los
biomas acuáticos requiere un tratamiento algo diferente. Las propiedades físicas
del agua mantienen ambientes más homogéneos y constantes para los
organismos, pues amortiguan en gran medida las grandes fluctuaciones
climáticas de los ambientes terrestres. Entre los principales elementos de
clasificación se encuentra la concentración de sales disueltas, el tamaño de los
cuerpos de agua y la movilidad del líquido. Una primera división puede hacerse
entre los biomas de agua dulce, salobre y salada, para aplicar después criterios
más particulares, como la naturaleza del sustrato o la temperatura.
Un ejemplo de sistema de clasificación de los biomas del mundo fue
propuesto por Cox y Col (1978), quienes reconocen las siguientes categorías:
tundra (áreas subárticas), taiga (bosque boreal), bosque templado, bosque
tropical húmedo, sabana, pastizal, chaparral, desiertos, biomas de agua dulce,
biomas marinos y biomas de transición (marismas y estuarios). Dassman (1984)
opina que las comunidades terrestres de las zonas tropicales ameritan el
reconocimiento de un mayor número de biomas que representen mejor la
variación de los sistemas. Sin embargo, los clasificadores han sido especialistas
de las zonas templadas, acostumbrados a ver grandes regiones donde domina el
mismo paisaje, y muchos de ellos han preferido pasar por alto la complejidad de
las comunidades bióticas de los trópicos.
El intento de aplicar cualquier sistema mundial de clasificación de los
biomas a la República Mexicana resulta especialmente difícil por varias razones:
la ubicación del país en la zona intertropical (aunque una porción considerable
rebasa el Trópico de Cáncer), lo que le confiere gran diversidad biológica; las
notables variaciones de la topografía de una región a otra; la desemejanza de los
sustratos geológicos y de los tipos de suelos, y sobre todo las acentuadas
diferencias climáticas, difíciles de encontrar en otra parte del mundo sobre una

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superficie equivalente. Todo esto produce un mosaico de ambientes donde
prosperan comunidades bióticas de muy distinta naturaleza, pero sin ocupar
regiones tan extensas que puedan equipararse con los grandes biomas del
mundo. La topografía montañosa influye de manera determinante. En
situaciones extremas llegan a presentarse fuertes contrastes entre laderas
contiguas, pero con diferente orientación o protección, al grado de que sea
posible que en una de ellas exista un bosque denso mientras que en la otra no
haya un solo árbol. No es fácil precisar si ambas pertenecen o no al mismo
bioma, ya que por su localización pertenecen a una sola zona climática, aunque
su fisonomía sea muy diferente. Del mismo modo, las montañas son sitios donde
los cambios de las condiciones ambientales se dan de forma paulatina, de
manera que una comunidad biótica puede dar lugar a otra gradualmente, proceso
que dificulta establecer las fronteras.
En este artículo se pretende describir los principales biomas del territorio
mexicano, ajustando, hasta donde sea posible, los sistemas mundiales de
clasificación. Algunas comunidades bióticas se asemejan mucho a ciertos
biomas de las regiones templadas, pero un análisis más cuidadoso revela
diferencias básicas en su funcionamiento; por ejemplo, en ninguna parte del país
existen grandes variaciones en la longitud del día a lo largo del año, ni se
presentan inviernos tan fríos que impidan por completo el crecimiento de las
plantas y la actividad de los animales. Además, en todo el territorio son comunes
las fuertes fluctuaciones estacionales en la precipitación, debido a la posición
latitudinal del país en la zona de los vientos alisios, por lo que es común
distinguir claramente la época de lluvias y la de sequía.
Gómez-Pompa (1985) propuso, como marco de referencia para el análisis de
los recursos bióticos de México, una división en tres grandes zonas climáticas:
zonas templadas y frías (clima tipo C) de la clasificación de Koeppen, zonas
áridas y semiáridas (clima tipo B) y zonas tropicales (clima tipo A). Esta idea ha
sido retomada aquí para el tratamiento de los biomas terrestres, aunque con
algunas modificaciones. Un trabajo esencial y muy inspirador es el monumental
estudio que sobre la vegetación de México realizó J. Rzedowski (1978), cuyo
libro sintetiza prácticamente toda la información existente hasta hace unos años
sobre la cubierta vegetal del país, incluyendo gran cantidad de datos sobre el
medio físico. Para los biomas acuáticos se siguen más de cerca los lineamientos
de los sistemas de clasificación del mundo. Otras fuentes importantes han sido
los trabajos de Leopold (1977), Sarukhán (1968), Janzen (1983), Bassols (1980)
y Ruiz Durá (1985).
Biomas terrestres.Bosques tropicales húmedos y subhúmedos. Este bioma
se presenta en regiones con clima cálido (tipo A) y con precipitación alta,

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aunque en algunos lugares llueve mucho más que en otros y eso provoca
diferencias de humedad. En general, las condiciones para la vida son muy
favorables y por lo tanto esta región ecológica es la más exuberante de México.
Comprende las planicies costeras del Pacífico y del golfo de México, en
altitudes desde el nivel del mar hasta mil metros o algo más en determinados
sitios. La temperatura media anual no es inferior de 20 °C, aunque tampoco
llega a ser muy alta en ningún caso, y la isoterma de 0 °C, mínima extrema,
funciona como límite térmico del bioma. A éste lo caracteriza una vegetación
termófila. Cubre grandes extensiones de los estados de Veracruz, Tabasco,
Campeche, Quintana Roo y Chiapas, y porciones menores de Oaxaca, Guerrero
y Jalisco, así como áreas muy pequeñas de Puebla, San Luis Potosí y Yucatán.
Los tipos de vegetación característicos son el bosque tropical perenifolio, en las
zonas más húmedas, y el bosque tropical subcaducifolio, en las facies más secas.
El primero se desarrolla en sitios con precipitación superior a los 1 500 mm,
que en algunos lugares llega a 4 mil al año. La sequía es muy corta y dura a lo
más tres meses. El clima predominante es el Am, pero también se presentan el
Af, Aw y Cw. Su distribución es casi exclusiva de la vertiente del Golfo, de no
ser por una pequeña franja en la planicie costera de Chiapas en el Pacífico. La
diversidad es muy alta en estos bosques o selvas, pudiéndose encontrar más de
200 especies solamente de árboles por hectárea, entre las cuales hay muchas de
importancia comercial, como la caoba (Swietenia macrophylla), el chicle
(Manilkara zapota) y el mamey (Pouteria sapota). Otras muy frecuentes son el
paque (Dialium quianense), el cuerillo (Ampelocera hottlei), el laurel
(Nectandra ambigens), el zopo (Guatteria anomala), el masamorro (Poulsenia
armata), el frijolillo (Pithecellobium arboreum), el palo de bálsamo (Myroxylon
balsamum) y el jobillo (Astronium graveolens); el sombrerete o canshán
(Terminalia amazonia), de muy amplia distribución y representativo de los
bosques tropicales húmedos; y las numerosas especies de higueras silvestres o
higuerones (Ficus spp.), muchas de las cuales son árboles epífitos
estranguladores que matan al árbol sobre el cual se establecen. El dosel es muy
alto y cerrado, de modo que muy poca luz logra llegar al piso. Pocas plantas
pueden crecer en ese ambiente umbrío, entre ellas las palmas de los géneros
Chamaedorea, Bactris y Astrocaryum.
El bosque tropical subcaducifolio es muy semejante a los bosques
monzónicos más húmedos del sureste de Asia. En México se desarrolla en sitios
con precipitaciones que van de los 1 000 a los 1 600 mm y con una prolongada
estación de sequía, que en ocasiones extremas llega a los siete meses. Los climas
predominantes son el Am y el Aw. Este tipo de bosque es más común en la
vertiente del Pacífico, aunque una porción considerable se encuentra en la

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península de Yucatán. Entre las especies arbóreas más características están la
parota o guanacaste (Enterolobium cyclocarpum) y la primavera (Roseodendron
donnell-smithii). Además, prosperan algunas especies que aunque participan en
el bosque perenifolio, son representativas de este bioma: el ramón o capomo
(Brosimum alicastrum), el cedro rojo (Cedrela mexicana), el palo mulato
(Bursera simaruba) y la ceiba (Ceiba pentandra). En ambos tipos de vegetación
son frecuentes las epífitas que usan a los árboles como soportes, así como las
trepadoras leñosas y herbáceas. Entre las primeras predominan especies de las
familias Orchidaceae, Bromeliaceae y Cactaceae, y también numerosos
helechos, musgos y líquenes. Las trepadoras están representadas principalmente
por especies de la familia Araceae, Bignoniaceae y Sapindaceae. Dentro del
bioma es notable la presencia de rocas calizas como sustrato, aunque existen
otras de diferentes orígenes. Los suelos son ricos en materia orgánica y pueden
ser someros o profundos. Los suelos más frecuentes son los lateríticos y las
rendzinas. La descomposición de la materia orgánica es muy rápida debido a las
condiciones climáticas. La tasa de recambio de nutrientes es muy alta y por ello
se considera que es el bioma terrestre de mayor productividad. Estas
características, junto con la estabilidad del ambiente a lo largo del año, permiten
que se desarrolle una vida animal muy abundante. Algunos animales sólo
habitan las selvas más húmedas, otros prefieren las subhúmedas e incluso
algunos, los sitios perturbados, pero otros más se distribuyen en todo el bioma.
Algunas aves son habitantes del suelo, como la gallina de monte (Tinamus
major), la perdiz de Boucard (Crypturellus boucardi), el bolonchaco
(Odontophorus guttatus) y la paloma suelera (Leptotilia plumbeiceps). Muchas
más viven entre el follaje o encima de él, como el hocofaisán (Crax rubra), el
cojolite (Penelope purpurascens), la paloma escamosa (Columba speciosa), el
tucán (Ramphastos sulfuratus), la oropéndola (Zarhynchus wagleri), la voraz
águila arpía (Harpia harpyja), muchas especies de colibríes y muchísimas más
de aves frugívoras e insectívoras. Existen dos especies de monos arborícolas: el
aullador (Alouatta palliata) y el araña (Ateles geoffroyi). Otros animales típicos
de esta zona ecológica son el oso hormiguero (Cyclopes mexicanus), el
hormiguero de collar (Tamandua tetradactyla), el conejo brasileño (Sylvilagus
floridanus), la ardilla gris tropical (Sciurus aureogaster), el puerco espín
(Coendu mexicanus), el tepescuintle (Cuniculus paca) y el agutí (Dasyprocta
punctata y D. mexicana); entre los carnívoros, el jaguar (Panthera onca), el
tigrillo (Felis wiedii), el jaguarundi (Felis yagouarundi), la taira (Tayra barbara)
y el grisón (Grison canaster); entre los herbívoros, el tapir (Tapirella bairdii),
exclusivo de los bosques más húmedos y de los sitios pantanosos, el senso
(Tayassu pecari) y el temazate (Mazama americana); entre los reptiles, la

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nauyaca o serpiente terciopelo (Bothrops asper) y los coralillos (Micrurus
nigrocintus); varios tipos de ranas, y lagartijas anolis; y entre los invertebrados,
cientos de miles de especies de insectos.
Bosques tropicales secos. Este bioma se encuentra principalmente en
regiones de tierra caliente (clima A), pero en áreas un poco más secas donde la
distribución de la lluvia es muy desigual a lo largo del año. Hay por eso una
época favorable para la actividad de las plantas, y otra en la cual la vegetación
tiene un aspecto desolado y seco. Su distribución abarca grandes extensiones en
la vertiente del Pacífico, desde el sur de Baja California y Sonora hasta Chiapas.
En las cuencas de los ríos Balsas y Santiago tiene una penetración más profunda
hacia el centro del país. En la vertiente del Golfo se le encuentra en la planicie
costera nororiental (parte de la Huasteca), algunas zonas del centro de Veracruz
y en la parte norte de la península de Yucatán. En el altiplano central ocupa casi
toda la región del Bajío (Guanajuato y porciones cercanas de Querétaro y
Michoacán). Comprende altitudes que van de 0 a 1 500 m, aunque en el Bajío
llega a los 2 000. La temperatura mínima extrema nunca es menor de 0 °C, y la
precipitación anual fluctúa entre 600 y 1 200 mm. La vegetación natural puede
dividirse en dos tipos: el bosque tropical caducifolio y el bosque espinoso.
El bosque tropical caducifolio tiene un buen equivalente en el bosque
monzónico estacional de Asia: denso, entre 8 y 12 m de altura y con un dosel
muy uniforme. Muchas especies tienen corteza exfoliante, o sea que se
desprende en ciertas épocas en forma de láminas delgadas. Las plantas
trepadoras y las epífitas son relativamente abundantes. Un elemento
característico son las cactáceas columnares (Neobuxbaumia, Cephalocereus) y
candelabriformes (Lemairocereus weberi y otras). Los copales y los cuajiotes
(género Bursera) son las plantas más representativas en grandes áreas, como la
cuenca del Balsas. También abundan algunas especies de leguminosas, entre
ellas el palo blanco (Lysiloma), el cazahuate (Ipomoea arborea) y la amapa
(Tabebuia spp.).
El segundo tipo de bosque se diferencia del anterior por la presencia de
muchas especies de árboles con espinas. Se encuentra de preferencia en suelos
profundos y sitios planos, mientras el caducifolio es más frecuente en suelos
someros y pedregosos y en laderas de cerros, excepto en la península de
Yucatán. El bosque espinoso alcanza las mayores altitudes en este bioma y es la
vegetación predominante en el Bajío. Se le puede considerar de transición hacia
el bioma de los desiertos. Las trepadoras son raras, las epífitas llegan a ser
muchas en algunos sitios y las leguminosas son las más abundantes, entre ellas
el mezquite (Prosopis laevigata), el palo verde (Cercidium spp.), las acacias
(Acacia spp.) y el tinte (Haematoxylon brasiletto).

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En este bioma, la marcada estacionalidad determina que la caída de
hojarasca y el aporte de nutrientes al suelo ocurran sólo en una época, lo cual le
confiere características funcionales particulares. La fauna de los bosques
tropicales secos también es propia de tierra caliente. Numerosas aves habitan en
ellos, y muchas son activas polinizadoras, como los colibríes, en la época más
intensa de floración, que corresponde a los meses más secos y calientes.
También se encuentran aves terrestres como el cojolite (Penelope purpurascens)
y la codorniz de Yucatán (Colinus nigrocularis), y varias especies de pericos,
entre otros el del Pacífico (Aratinga strenua) y el de frente anaranjada (Aratinga
canicularis). El conejo mexicano (Sylvilagus cunicularis) medra en este tipo de
vegetación, aunque no es exclusivo de ella. Felinos de amplia distribución son el
jaguar (Panthera onca) y el ocelote (Felis pardalis). Son muy comunes el
murciélago frutero (Artibeus jamaicensis), que también se encuentra en los
bosques tropicales más húmedos; y entre los reptiles, la víbora de cascabel
tropical (Crotalus durissus) y distintas especies de lagartijas.
Sabanas. Se localizan en zonas tropicales donde predominan los pastos, en
asociación con algunos árboles y arbustos dispersos, aunque se duda que en
México y en otras partes del mundo sean comunidades naturales, al menos la
mayoría de ellas. En apariencia, el uso intensivo del suelo, las quemas
constantes y la tala de los bosques tropicales han favorecido la expansión de las
sabanas. Sin embargo, se acepta que originalmente existieron pequeños
manchones de vegetación sabanoide determinados por factores edáficos. El
clima es semejante al de las selvas tropicales que las rodean: caliente, húmedo y
generalmente con una estación seca bien marcada (Am y Aw). Las sabanas
existen en terrenos planos con suelos profundos y arcillosos que tienen
problemas de drenaje, de manera que suelen encharcarse en la época de lluvias.
El pH es ácido, de 4 a 5.5, y el contenido de materia orgánica, alto. Su
distribución se limita a algunas zonas de los estados de Campeche, Tabasco,
Chiapas y Veracruz, y a manchones en las partes tropicales del Pacífico, desde
Sinaloa hasta Chiapas. Entre las especies más comunes en las sabanas están
Paspalum conjugatum, Digitaria leucites e Imperata spp. También son
frecuentes las ciperáceas de los géneros Bulbostylis, Dichromena, Eleocharis y
Killingia. Los árboles aislados principales son el jícaro o calabazo (Crescentia
cujete), el nanche (Byrsonima crassifolia) y el tachicón (Curatella americana).
Es probable que otras comunidades arbóreas poco densas de las zonas tropicales
tengan fuertes nexos ecológicos con las sabanas. Tal sería el caso de los
encinares de Quercus oleoides y de algunos palmares. La fauna característica de
las grandes sabanas del mundo está constituida por mamíferos herbívoros que
pastan y por los animales que los depredan. Sin embargo, en México los

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animales silvestres son muy semejantes a los de los bosques tropicales, salvo las
formas arborícolas y aquellos que sólo subsisten en comunidades cerradas y
densas. Algunos elementos de la fauna son el sapo de la sabana (Bufo marinus),
la boa (Boa constrictor) y sobre todo la garza garrapatera (Bubulcus ibis), ave
que llegó a América hace apenas unos 100 años, pero que se ha expandido a
todas las sabanas artificiales y naturales dedicadas a la cría de ganado vacuno.
Desiertos. En una extensa porción de la mitad septentrional de México hay
zonas de precipitación deficiente, donde prevalecen condiciones de sequía o
aridez. Sólo habitan allí organismos adaptados para resistir la escasez de agua.
Estas zonas áridas y semiáridas del país ocupan aproximadamente el 40% del
territorio y constituyen el bioma de los desiertos. Entre las causas de la aridez se
encuentran las siguientes: el patrón general de circulación atmosférica, pues
existen áreas de alta presión donde desciende el aire seco, después de que dejó
su contenido de humedad al elevarse en las zonas de baja presión; las cadenas
montañosas, que impiden el paso del aire húmedo proveniente del mar, hacia la
vertiente de sotavento; y la lejanía de la costa, de modo que los océanos tienen
poca influencia en los climas continentales. El bioma del desierto se caracteriza
por un tipo de vegetación heterogénea denominado matorral xerófilo. En él
predominan los arbustos, pero las comunidades presentan una fisonomía muy
variada, pues las distintas adaptaciones a la aridez se manifiestan en las
diferentes formas de las plantas. Las zonas desérticas de México no son tan
estériles como en otras partes del mundo, y en ocasiones la vida animal y vegetal
es relativamente abundante. Los desiertos ocupan casi toda la península de Baja
California, la parte más septentrional de las planicies costeras noroccidental y
nororiental, y grandes extensiones del altiplano, desde la frontera con los
Estados Unidos hasta Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y el estado de México.
Más al sur sólo ocupa una pequeña porción del sur de Puebla y del norte de
Oaxaca. Con pequeñas excepciones, parece que es el bioma de distribución más
continua en el país. Se encuentra desde el nivel del mar hasta altitudes de más de
2 mil metros. Los climas predominantes son el Bw y el Bs, y la precipitación
siempre es inferior a los 700 mm, aunque lo normal es que no exceda de los 500
y en algunos lugares no llegue a los 100 anuales. Estos climas son muy
extremosos y presentan tasas muy altas de evapotranspiración. Los suelos son
muy variados, pero el pH tiende a ser alcalino y el contenido de materia orgánica
muy bajo. La escasa precipitación hace que los suelos no se lixivien y por lo
tanto no hay pérdida de nutrientes; sin embargo, éstos se reciclan muy
lentamente. Entre las modalidades del matorral xerófilo más comunes, están los
matorrales micrófilos, los rosetófilos y los crasicaules, y los izotales. En los
primeros domina la gobernadora (Larrea tridentata), que forma paisajes

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monótonos donde casi no hay otro tipo de plantas, a excepción de algunos cactos
y el estafiate (Ambrosia spp.) y el hojasén (Flourensia cernua). Otras
comunidades frecuentes son las de ocotillo (Fouqueria splendens) y las de
cenizo (Leucophyllum frutescens). Los matorrales se caracterizan por la
presencia de plantas de hojas arrosetadas, como los magueyes (Agave horrida,
A. stricta, A. obscura, A. macracantha y muchísimas más), así como varios tipos
de guapilla (Hechtia spp.). Los matorrales crasicaules son aquellos en que
presiden el paisaje las grandes cactáceas y otras plantas de tallos carnosos: el
cirio (Fouqueria columnaris), el sahuaro (Carnegia gigantea), el garambullo
(Myrtillocactus geometrizans), el cardón (Lemairocereus pringlei), y los viejitos
(Cephalocereus senilis), los tetechos (Neobuxbaumia tetetzo), las chollas
(Opuntia cholla) y los nopales (Opuntia streptacantha, O. leucotricha y otras
especies). En los izotales predominan los izotes (Yucca spp.) y otras plantas
parecidas como Beaucarnea y el varacuete (Nolina). Otras plantas frecuentes
son la candelilla (Euphorbia antisyphilitica), la lechuguilla (Agave lecheguilla),
el guayule (Parthenium argentatum) y la jojoba (Simmondsia chinensis); y entre
las leguminosas, la uña de gato (Mimosa biuncifera), el mezquite (Prosopis
laevigata), el palo verde (Cercidium spp.) y el palo dulce (Eysenhardtia
polystachya). Muchos de los animales que habitan los desiertos son de vida
nocturna, para evitar las horas de más calor. Algunos roedores tienen
adaptaciones fisiológicas para depender menos del agua, casi no beben, obtienen
el líquido de su propia comida y producen una orina tan seca que casi está
formada por puros cristales. Entre las aves, destacan la codorniz escamosa
(Callipela squamata), la codorniz de Gambel (Lophortyx gambelii), los halcones
(Falco spp.) y varias especies de lechuzas; entre los mamíferos, la rata canguro
(Dipodomys merriani y otras especies), la liebre de cola negra (Lepus
californicus), el conejo de Audubon (Sylvilagus audubonii), el conejo
matorralero (S. bachmani), la zorra norteña (Vulpes macrotis), el venado bura
(Odocoileus hemionus), el berrendo (Antilocapra americana) y el majestuoso
borrego cimarrón (Ovis canadensis); y entre los reptiles, el monstruo de Gila
(Heloderma suspectum y otras especies) y las serpientes de cascabel (Crotalus
cerastes y otras).
Chaparral. En todos los continentes se encuentran áreas con un clima
particular, donde la lluvia cae durante el invierno y el verano es caliente y seco.
Éstas se denominan biomas mediterráneos; la región correspondiente a
Norteamérica, se conoce como chaparral. Éste comprende el sur del estado de
California y la porción noreste de Baja California Sur. La vegetación del
chaparral está constituida principalmente por plantas de hojas perenes, duras,
gruesas y cerosas. Por su fisonomía y composición florística, es muy parecida a

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los matorrales xerófilos de los desiertos, lo cual ha llevado a algunos autores a
considerarlos como una unidad. Sin embargo, la diferencia tan grande en el
patrón de precipitación lo distingue como un bioma diferente. Estos matorrales
presentan dos modalidades: en las partes más bajas son comunidades dominadas
por la artemisa (Artemisia californica), mientras en lugares poco más elevados
se desarrolla el chaparral propiamente dicho, donde las principales especies son
el chamizo (Adenostoma fasciculatum), la manzanita (Arctostaphylos spp.), la
lila silvestre (Ceanothus spp.) y varias especies de encinos (Quercus spp.). La
fauna es muy semejante a la de las zonas áridas vecinas. son notables el venado
bura (Odocoileus hemionus) y el conejo matorralero (Sylvilagus bachamani). En
el pasado abundó el oso negro (Ursus americanus).
Bosques húmedos de zonas montañosas. Éste es el bioma representativo de
las partes más húmedas de las regiones montañosas de México, que además
corresponden a la zona de transición entre los climas cálidos y los templados.
Los tipos climáticos más frecuentes son los Cm, Cf, Af y Aw. Los bosques
húmedos de montaña tienen una distribución muy peculiar y limitada. Del lado
del Pacífico existen en Oaxaca, Guerrero y ambas vertientes de la Sierra Madre
de Chiapas; y del lado del Golfo, en una franja angosta, a veces interrumpida, de
las pendientes de barlovento en la Sierra Madre Oriental, y en la zona aislada del
macizo central montañoso de Chiapas. La vegetación de este bioma se conoce
como bosque mesófilo de montaña. Éste abarca comunidades que difieren entre
sí en fisonomía y comportamiento fenológico, pues las hay muy bajas y otras
altas, desde casi completamente caducifolias hasta perenifolias. Estos bosques se
encuentran a menudo en laderas de fuerte pendiente, se desarrollan mejor en
cañadas protegidas y no muestran preferencia por algún tipo de sustrato
geológico. Los suelos son muy diversos, aunque en términos generales son
ácidos (pH 4 a 6) y ricos en materia orgánica. La característica climática más
constante es la elevada humedad relativa del aire, que suele condensarse como
neblina; de ahí que la vegetación reciba también el nombre de bosque nublado.
La precipitación fluctúa entre 1 000 y 3 000 mm al año; y la temperatura media,
entre los 12 y los 23 °C. Esta fluctuación térmica depende en gran medida de la
altitud, y permite el desarrollo de comunidades más bien termófilas en las partes
más bajas, o propias de climas frescos en las partes más altas. En las
comunidades con mayor participación de árboles caducifolios, la hojarasca que
se descompone estacionalmente forma ácidos débiles que producen cierta
lixiviación en el suelo. Salvo excepciones, los bosques mesófilos son
comunidades arbóreas altas (de 20 a 40 m, con ejemplares hasta de 70), con un
dosel muy cerrado en el que predominan las hojas de tamaño mediano. Las
trepadoras leñosas y las epífitas confieren a estas comunidades un aspecto

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netamente tropical. Las orquídeas son la familia con más especies en este bioma,
lo cual contrasta con la presencia de elementos fisonómicos y florísticos propios
de los bosques templados, como los pinos (Pinus spp.) y algunos abetos, entre
los que destaca Abies guatemalensis. Los bosques enanos son comunidades que
no sobrepasan los 7 m de altura, en los que abundan las epífitas vasculares y no
vasculares. Una de las especies más características del bosque mesófilo es el
ocozote o liquidámbar (Liquidambar styraciflua, raro en la vertiente del
Pacífico). Destacan también el palo silo (Carpinus caroliniana), el álamo
(Platanus lindeniana), la mano de león (Oreopanax xalapensis), el palo de
baqueta (Ulmus mexicana), varios encinos (Quercus uxoris, Q. sororia, Q.
affinis, Q. xalapensis, Q. germana), la magnolia (Magnolia dealbata y M.
schiedeana) y Ostrya virginiana, Meliosma alba, M. dentata, Nyssa sylvatica,
Cornus florida, C. disciflora, Clethra mexicana, C. quercifolia y Engelhardtia
mexicana. Aunque muchas de estas especies no tienen un nombre común
ampliamente usado, la mayoría son de importancia comercial. La fauna que
albergan estos bosques tiene muchas afinidades con la población de animales de
los bosques templados más secos y los tropicales de tierras más bajas. Entre las
aves, son características el pajuil (Penelopina nigra), las codornices (Dendrortyx
spp.) y la paloma codorniz (Oropelia albifacies); y están restringidos al bioma,
el pavón (Oreophasis derbianus) del Tacaná y la Sierra Madre de Chiapas, en
peligro de extinción, el tucán esmeralda (Aulacorhynchus prasinus), indicador
del bosque mesófilo, y el quetzal (Pharomachrus mocinno), especie amenazada.
Entre las ardillas, destaca la moto (Sciurus deppei). No existen grandes
mamíferos característicos, pero sí numerosos invertebrados, especialmente
mariposas exclusivas de esta región ecológica.
Bosques templados de las zonas montañosas. En éstos, la temperatura del
aire desciende en razón de la mayor altitud. Por ello existen en México grandes
áreas de clima templado (tipo C) en zonas que por su latitud debieran ser más
calientes o más secas. Este fenómeno ocurre en todo el país, salvo en la
península de Yucatán. Debido a que no todas las grandes sierras tienen
continuidad, esta región biótica está fragmentada en manchones aislados. El
bioma de las montañas se caracteriza por la presencia de coníferas y árboles de
hojas anchas, como los encinos, pero no es raro que aquéllas y éstos crezcan en
una misma comunidad. Los bosques de coníferas comprenden poblaciones de
pinos (Pinus spp.) muy extensas; de abetos (Abies spp.) en superficies menores,
y rara vez de Pseudotsuga y de cipreses (Cupressus spp.). En México existen
unas 150 especies de encinos (Quercus), con los más diversos requerimientos
ecológicos. Los bosques de este género dominados por especies de climas
calientes y húmedos o áridos, no quedan incluidos en este bioma. Sí

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corresponden a él los zacatonales o páramos de altura, que se encuentran por
encima del límite de crecimiento arbóreo en las grandes montañas; pero aun así,
tienen muchas afinidades ecológicas con algunos pinares. Sólo ocupan
pequeñísimas porciones de los picos más altos del país, donde el clima es muy
frío. Este bioma se localiza por arriba de los 1 000 m de altitud. El clima
predominante es el Cw, y en las partes más altas, el Et o frío tropical. Los
sustratos geológicos son muy variados; las rocas ígneas son muy comunes, pero
también puede haber metamórficas e inclusive sedimentarias, como las calizas.
La profundidad de los suelos también cambia, desde los más someros hasta los
muy profundos, con un pH generalmente ácido. Los suelos de los bosques de
coníferas, especialmente los de pinos, suelen estar cubiertos por grandes
cantidades de agujas que se descomponen lentamente, formando soluciones
ácidas que lixivian los nutrientes de las capas más superficiales, de manera que
la tierra es relativamente infértil. Éstos son los suelos podzólicos de tipo forestal.
El piso de los encinares está casi siempre cubierto por gruesas capas de
hojarasca, con alto contenido de materia orgánica; en los bosques deciduos, la
caída y acumulación de hojarasca ocurre de manera estacional. Las comunidades
de pinos y encinos se presentan tanto en laderas muy empinadas como en sitios
más o menos planos, mientras que las de abetos y otras coníferas aparecen más a
menudo sobre fuertes pendientes. Las copas de los bosques de Abies y
Pseudotsuga son cónicas; y las de los pinares y encinares, redondeadas o en
forma de pirámide invertida. Las epífitas vasculares están restringidas a los
bosques de encinos, donde también puede haber plantas leñosas trepadoras si las
condiciones de humedad son favorables. En términos generales, los bosques de
este bioma suelen ser muy cerrados; sin embargo, en las partes más secas
pueden presentarse como masas arbóreas abiertas. Habitan en este tipo de
bosques: la codorniz común (Dendrortyx macroura) y la de montaña (Oreortyx
picta), que sólo se encuentra en Baja California; el guajolote silvestre
(Meleagris gallopavo), en las poblaciones de pino-encino del norte del país; y la
paloma de collar (Columba fasciata), considerada indicador del bioma. Entre los
mamíferos, se encuentran: el pequeño zacatuche (Romerolagus diazi),
restringido a algunos picos del Eje Volcánico Central; varias ardillas
(Tamasciurus douglasii en Baja California y Sciurus spp. en otras regiones); el
oso gris (Ursus horribilis) y el gato montés (Lynx rufus).
Pastizales. Este bioma es una pequeña continuación hacia el sur de las
grandes praderas de Norteamérica. Se localiza entre los desiertos y los bosques
de montaña templados, y se caracteriza por un clima intermedio al de ambos: el
Bs y en parte el Bw, con grandes fluctuaciones térmicas a lo largo del día y del
año. La temperatura media anual fluctúa entre 12 y 20 °C, el verano es cálido y

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durante el invierno son frecuentes las heladas y, en algunas regiones, las
nevadas. La precipitación va de los 300 a los 600 mm, siendo en ocasiones
errática; y la humedad atmosférica es muy baja. Su distribución en México
comprende una larga franja en el occidente del Altiplano Central, las partes
bajas de la Sierra Madre Occidental, y manchones aislados en los estados de
Coahuila, Tamaulipas, México, Hidalgo y Oaxaca. La vegetación típica, el
pastizal, es una comunidad baja (de 20 a 70 cm) compuesta fundamentalmente
por pastos o gramíneas. Los suelos generalmente son profundos, oscuros y con
alto contenido de materia orgánica. La baja precipitación determina que estén
poco lixiviados. Si están en pendiente, y se elimina la vegetación, se erosionan
con rapidez. El pH va de 6 a 8, de manera que son alcalinos. Entre las especies
vegetales más importantes están los pastos navajita (Bouteloua gracilis, B.
hirsuta y otras), Andropogon hirtiflorus, Aristida ternipes, Erioneuron spp.,
Hilaria cenchroides, Heteropogon contortus, Muhlenbergia rigida, Setaria
macrostachya, Sporobolus trichoides y otros, y muchas plantas de la familia
Compositae. En ocasiones, los pastizales no están formados solamente por
hierbas pequeñas, sino también por plantas más altas, como leguminosas
leñosas, cactáceas y algunos izotes. Gran parte de la fauna propia de los
matorrales xerófilos también se distribuye en los pastizales. Entre los animales,
destacan los perritos de las praderas (Cynomys spp.), el halcón de las praderas
(Falco mexicanus), el berrendo (Antilocapra americana) y el venado bura
(Odocoileus hemionus). El bisonte (Bison bison) llegó a existir en el norte del
país.
Biomas de interfase.Manglares y marismas. Los manglares se presentan en
franjas angostas que corren paralelas a las costas de las zonas tropicales,
prácticamente en todos los estados del litoral. En Baja California esta franja está
poco desarrollada y en Nayarit, en la zona llamada Marismas Nacionales, es
mucho más ancha que en otras partes. Ciertas condiciones microclimáticas muy
especiales determinan la presencia de los manglares, pues se trata de
comunidades de transición entre la tierra firme y el mar, sometidas a
inundaciones periódicas o casi constantes, de manera que reciben la influencia
tanto del agua del mar como de la proveniente de tierra adentro. La vegetación
de manglar se caracteriza por un número muy reducido de especies, las cuales
tienen adaptaciones especiales a ese ambiente. Los manglares sólo se encuentran
en sitios protegidos (alrededores de lagunas costeras, desembocaduras de ríos o
parte posterior de las dunas) y sobre suelos profundos, de textura fina y ricos en
materia orgánica. Los mangles llegan a medir hasta 25 o 30 m de altura, aunque
en general son más bajos, de 10 a 12 m, y en algunos lugares de no más de 1.
Las especies características son el mangle rojo (Rhizophora mangle), el mangle

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negro (Avicennia germinans), el mangle blanco (Laguncularia racemosa) y el
mangle botoncillo (Conocarpus erectus). Los mangles presentan dos tipos de
raíces: las aéreas, llamadas zancos, que se apoyan en el suelo fangoso; y los
neumatóforos, que permiten el intercambio gaseoso en un ambiente altamente
anóxico. También es frecuente entre ellos el fenómeno de viviparidad, o sea que
algunas de las semillas germinan en la planta madre antes de desprenderse de
ella, caer al sustrato, establecerse como una nueva plántula o dispersarse por
flotación. Otra propiedad de los mangles es su capacidad para eliminar las sales
de cloruro de sodio a través de las hojas, lo que mantiene el balance osmótico de
los tejidos. Las epífitas y trepadoras son muy escasas y las hierbas terrestres
están ausentes, a excepción del helecho de manglar (Acrostrichum aureum). Los
manglares tienen gran importancia como ecosistemas abiertos porque ligan el
flujo de energía y los ciclos de nutrientes de los biomas que los rodean. Las
marismas son zonas pantanosas inundables de agua marina y agua dulce, que se
encuentran cercanas a las costas. Sin embargo, a diferencia de los manglares, la
vegetación dominante es herbácea, no mayor de 3 m. Las especies dominantes
son el tule (Typha spp.), el carrizo (Phragmites communis) y algunas ciperáceas
(Cyperus spp., Scirpus spp. y Cladium jamaiscense). En los manglares y
marismas se hospedan animales del océano y de tierra firme que buscan allí
alimento y refugio. Quizá el grupo más notable sea el de las aves, unas
migratorias y otras residentes, entre ellas el ansar azul (Chen caeruleus), el
ganso de collar (Branta nigricans), el ganso de Canadá (Branta canadensis), el
pato golondrino (Anas acuta), el pato pinto (Anas strepera), la gallarita
(Dendrocygna bicolor) y el pijiji (Dendrocygna autumnalis); y en la península
de Yucatán, el flamenco (Phoenicopterus ruber) y la golondrina del manglar
(Iridoprocne albilinea). Los pericos son muy abundantes. Entre los mamíferos,
el tapir (Tapirella bairdii), el mapache (Procyon lotor) y el jaguar (Panthera
onca). Los reptiles están representados por varias especies de lagartijas, culebras
y víboras. Numerosos moluscos y crustáceos viven bajo el agua, entre las raíces
de los mangles, como los ostiones y varios tipos de cangrejos. Además, es
frecuente que algunos peces marinos se acerquen a los manglares y a las
marismas para depositar sus huevos o para buscar alimento.
Playas arenosas y rocosas. Constituyen fronteras bien definidas entre la
tierra y el mar; generalmente son franjas litorales muy estrechas, pobladas por
gran diversidad y especificidad de organismos. En las playas arenosas se
distinguen cuatro zonas sucesivas: las dunas costeras, la playa, la zona de
mareas y la zona sumergida. Las dunas costeras sustentan la vegetación más
desarrollada, compuesta principalmente por hierbas y arbustos, que a menudo
tienen adaptaciones para vivir en condiciones de salinidad, fuerte desecación y

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altas temperaturas. Muchas especies, sobre todo las llamadas pioneras de la
porción cercana al mar, muestran un crecimiento vegetativo bien desarrollado
que les permite expandirse en las épocas favorables; las más frecuentes son la
riñonina (Ipomoea pes-caprae) y sus acompañantes Chamaecrista
chamaecristoides, Cakile lanceolata, Canavalia rosea, Suriana maritima,
Croton punctatus, Diodia crassifolia y Jouvea pilosa. En las dunas costeras de
las zonas áridas del Norte, sobre todo en la península de Baja California, la
vegetación es semejante a los matorrales xerófilos de los desiertos, aunque con
mayor abundancia de plantas halófitas (adaptadas a la salinidad). La fauna está
representada por insectos, arácnidos y vertebrados pequeños (conejos, ratones,
serpientes y algunas aves). La playa propiamente dicha es la zona más estéril. La
habitan cangrejos y otros invertebrados que se entierran en la arena durante el
día. No tiene vegetación, aunque ocasionalmente crecen allí algunas plantas
pioneras de las dunas. Estos lugares son indispensables para el ciclo de vida de
organismos que habitan en el mar y depositan sus huevos en la arena. Tal es el
caso de las tortugas laud (Dermochelys coriacea), lora (Lepidochelys kempii, en
peligro de extinción), golfina (L. olivacea), carey (Eretmochelys imbricata) y
prieta (Chelonia agassizi), de la caguama (Caretta caretta) y de los raros
arácnidos llamados cacerolitas de mar (Limulus spp.). La zona intermareal se
halla entre los niveles máximo y mínimo de la marea, de modo que se encuentra
sumergida y expuesta alternativamente. En las costas mexicanas la variación de
estas fluctuaciones en la altura del mar es muy poca, al punto de que esta zona
apenas rebasa el metro en algunos lugares. En ella se encuentran gusanos
tubícolas y algunos bivalvos. La zona sumergida está habitada por algunos
animales, entre ellos las galletas, los caracoles y las estrellas de mar. Si el oleaje
es fuerte, carece por completo de vegetación. Las playas rocosas ofrecen un
sustrato más firme y por ello un hábitat más adecuado para un mayor número de
organismos. En la zona mayormente expuesta crecen líquenes y algas verde-
azules, algunos insectos y caracoles marinos del género Littorina. En la zona
intermareal existen algas pardas y balanos y lapas que se adhieren fuertemente a
las rocas. En la parte más baja y siempre sumergida prospera una mayor
variedad de algas, donde se albergan estrellas y erizos de mar, cangrejos, e
inclusive muchos peces buscan alimento o protección en las irregularidades de
las rocas. La vegetación litoral es muy diversa en el mar Caribe, pobre en la
parte norte del Golfo y abundante en Baja California, aunque va disminuyendo
hacia el sur. A excepción de Thalassia testudinum y Ruppia maritima, casi no
hay plantas fanerógamas que vivan en el agua de mar. La mayoría son algas
pertenecientes a varias familias de los géneros Ulva, Cladophora,
Enteromorpha, Caulerpa, Valonia, Ceramium, Gelidium, Tayloriella y

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Sargassum.
Biomas acuáticos.Bioma de aguas continentales. Se incluyen aquí todos los
cuerpos de agua dulce y aquellos pocos de agua salada que están rodeados por
tierra firme. Constituyen un bioma discontinuo y muy diverso, pues abarca
estanques, lagos, ríos y charcos, cuyas condiciones físicas y químicas varían
mucho, igual que la movilidad del agua. En general, los lagos se clasifican en
oligotróficos y eutróficos; los primeros son claros y con fondo rocoso, casi
siempre de agua fría y con pocos nutrientes disueltos; y los segundos, más
cálidos, turbios, de fondo arenoso o fangoso, de pendientes más suaves y con
alto contenido de nutrientes. En estos últimos y en los ríos de corriente lenta, la
vegetación acuática tiene un mayor desarrollo. En las orillas pueden encontrarse
tulares de Scirpus spp. y Typha spp.; en el fondo, algas como Cabomba,
Utricularia y otras; y en las superficie, plantas flotadoras, entre otras la lechuga
de agua (Pistia stratiotes), el lirio acuático (Eichornia crassipes) y el
chichicastle (Lemna spp.). La vida animal que sustentan es muy variada y
abundante. Proliferan los pequeños invertebrados y los organismos
microscópicos. Entre los primeros, los rotíferos, nemátodos, anélidos,
crustáceos, arácnidos y unos pocos insectos (libélulas cuyas etapas larvales son
acuáticas) y celenterados como la Hydra. Entre los vertebrados destacan varias
especies de ajolotes (Ambystoma) y gran cantidad de ranas y sapos. En las aguas
de zonas tropicales y subtropicales se encuentran cocodrilos (Crocodilus spp.) y
caimanes; y en algunos ríos, tortugas (Pseudemys y muchas otras especies).
Ciertos organismos tienen importantes modificaciones para adaptarse a
ambientes particulares; tal es el caso del pez ciego de las cavernas (Astyanax
jordani), que tiene ojos inservibles cubiertos por la piel, pero que ha
desarrollado otros sistemas de orientación. En los cuerpos de agua dulce hay
especies de gran valor económico: el pescado blanco de Pátzcuaro (Chirostoma
estor), los charales (Chrirostoma spp.), la trucha y el bagre. En algunos ríos son
frecuentes algunos mamíferos que típicamente viven junto al agua: el castor del
norte del país (Castor canadensis), la rata almizclera (Odontra zibethicus), el
mapache (Procyon lotor) y la nutria (Lutra annectens); uno de los más
espectaculares de los grandes ríos del Sureste es el manatí (Trichechus manatus).
Multitud de aves migratorias y residentes han hallado un hábitat adecuado en los
cuerpos de agua del país: el ansar blanco (Chen hyperborea), la oca silvestre
(Anser albifrons), el pato real (Cairina moschata), el pato de collar (Anas
platyrhynchus, cada vez más escaso), el pato triguero (Anas diazi), la cerceta de
patas azules (Anas discors), la cerceta de lista verde (Anas carolinensis), el pato
coacoxtle (Aythya valisineria), el pato boludo prieto (Aythya collaris), el pato
tepalcate (Oxyura jamaiscensis), el pato enmascarado (Oxyura dominica), el

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mergo copetón (Mergus serrator), la grulla (Grus canadensis) y la gallareta
(Fulica americana).
Biomas marinos. A pesar de la gran extensión de los océanos, éstos
constituyen ambientes muy uniformes en comparación con los biomas terrestres.
Esto se debe a que el agua amortigua en gran medida las fluctuaciones de la
temperatura. El mar es muy homogéneo y aloja una diversidad biótica
relativamente pequeña en relación al volumen tan grande que ocupa. La zona
económica exclusiva se extiende 200 millas desde la costa y tiene una superficie
de 2.892 millones de kilómetros cuadrados, mayor que la porción terrestre del
país. Sin embargo, esta frontera jurídica no refleja ninguna discontinuidad real
en el ambiente marino. Las formas de vida vegetales comprenden solamente
plantas microscópicas que forman inmensas masas de organismos
fotosintetizadores conocidos en conjunto como fitoplancton. Flotando junto a
éste y dependiendo de él para alimentarse, existen millones de pequeños
organismos animales que forman el zooplancton. El factor limitante más severo
en los mares es la luz, la cual no penetra más allá de los 200 m de profundidad,
límite de la zona llamada eufótica, a la que está restringido el fitoplancton. En
las grandes profundidades prevalecen la oscuridad absoluta y altas presiones que
impiden la vida de todo organismo no especialmente adaptado a esas
condiciones. Las simas de los mares mexicanos se encuentran en la Fosa
Mesoamericana frente a las costas que van de Jalisco a Chiapas. La zona
eufótica se divide en nerítica o de aguas verdes (la situada sobre la plataforma
continental) y pelágica o de aguas azules (la correspondiente a áreas más
profundas). Abajo de esta última se encuentra la zona batial, habitada por
animales de formas extrañas que se alimentan solamente de la materia orgánica
que se precipita desde regiones más superficiales. La plataforma continental
sustenta abundantes formas de vida; alcanza su mayor extensión en el Banco de
Campeche, al norte de la península de Yucatán. La temperatura puede ser un
factor que limite la distribución de la fauna en los mares de México. A las aguas
localizadas frente a la costa de Baja California llegan corrientes frías
procedentes del norte del Pacífico, y por ellas descienden en ciertas épocas del
año algunas especies de ballenas como el rorcual jorobado (Megaptera
novaeangliae) y la ballena gris (Eschrichtius robustus). En esas aguas también
existen otras especies notables de mamíferos, como el león marino de California
(Zalophus californianus) y el lobo de piel fina de Guadalupe (Arctocephalus
townsendi), que habita exclusivamente en esos sitios. La foca fraile del Caribe
(Monachus tropicalis) se extinguió hace varios años. Las cálidas aguas
tropicales que bañan el resto de las costas mexicanas son el hábitat de muchas
especies que no toleran las bajas temperaturas, como la víbora tropical marina

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(Pelamis platurus) y una gran variedad de peces multicolores. Abundan en los
mares mexicanos la tintorera (Galeocerdo cuvieri), el tiburón cornudo
(Heterodontus francisci), el tiburón ballena (Rhincodon typus), el tiburón blanco
(Carcharodon carcharias) y los cazones (Rhizoprionodon terranovae, Mustelus
spp.), entre otros. También son frecuentes los calamares y los pulpos (Octopus
spp.) y algunos peces de importancia económica: la anchoveta (Engraulis
mordax, Cetengraulis mysticetus), la anchoa (Anchoa spp.), los atunes (Thunnus
albacares, T. thynnus, T. alalunga, T. obesus y T. atlanticus), el barrilete
(Katsuwonus pelamis y Euthynnus lineatus), las sardinas (Sardinops sagax,
Harengula thrissina y otras), la sierra (Scomberomorus sierra y otras), la
macarela (Scomber spp.), la caballa (Caranx hippos), la mojarra (Gerres
cinereus, Eucinostomus spp.), el mero (Epinephelus striatus y E. morio), la lisa
(Mugil cephalus, M. curema y M. setosus) y el robalo (Centropomus spp.). En
aguas poco profundas prosperan numerosos crustáceos y otros tipos de
invertebrados: las langostas (Panulirus argus, P. inflatus, P. penicillatus y otras
especies), los camarones (Penaeus californiensis, P. stylirostris y P. aztecus), los
ostiones (Crassostrea spp.), los abulones (Haliotis cracherodii y H. fulgens), la
almeja pismo (Tivela stultorum) y la almeja voladora (Pecten vogdesi), éstas
últimas características de las aguas cercanas a Baja California.
Frente a las costas del golfo de México y del Caribe, los arrecifes de coral
constituyen los ambientes marinos más diversos y productivos; exclusivos de las
cálidas aguas tropicales, se forman por el crecimiento unido de celenterados
pequeños que secretan esqueletos externos muy rígidos y compactos. Los
corales sustentan una fauna variada: langostas, pulpos, gusanos tubícolas, erizos,
caracoles y esponjas; y ofrecen escondites seguros para morenas, tiburones y
densos cardúmenes.
Aunque no son habitantes del mar propiamente dichos, las aves acuáticas
son elementos importantes de los biomas marinos. Anidan en islas o playas
rocosas del continente y buscan su alimento en el mar. Algunas de las más
conocidas son el pelícano café (Pelecanus occidentalis), el martín pescador
(Megaceryle alcyon), varias especies de gaviotas (Laurus spp.), los pájaros
bobos (Sula spp.) y la fragata o rabihorcado (Fregata magnifiscens). (J.M. del
C.)
Bibliografía: A. Bassols B.: Geografía económica de México (4a. ed., 1980);
C. B. Cox, I. N. Healy y P. D. Moore: Biogeography: an Ecological and
Evolutionary Approach (Oxford, 1978); R. F. Dassman: Environmental
Conservation (5a. ed., Nueva York, 1984); A. Gómez-Pompa: Los recursos
bióticos de México (reflexiones) (1985); D. H. Janzen: Costa Rican Natural
History (Chicago, 1983); W. Koeppen: Climatología (1948); A. S. Leopold:

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Fauna silvestre de México (2a. ed., 1977); M. F. Ruiz Durá: Recursos pesqueros
de las costas de México (1985); J. Rzedowski: Vegetación de México (1978); J.
Sarukhán K.: “Los tipos de vegetación arbórea de la zona cálido-húmeda de
México”, en Manual para la identificación de los principales árboles tropicales
de México, por T. D. Pennington y J. Sarukhán (1968).

Plantas desérticas
AEM
BIONDELLI, BERNARDINO
Nació en Verona en 1804; murió en Milán en 1886. Glotólogo y nahuatlato
italiano, publicó, con comentarios y traducción, un Evangelarium, epistolarium
et lectionarium aztecum (Milán, 1858) y un Glossarium aztecum-latinum
(Milán, 1869).
BIRONCHE
V. CAZÓN.
BIROTE
Pan de trigo corriente, sin manteca; bolillo. Variante de virote.
BIRRIA
Barbacoa de carne de borrego o de chivo.
2. Persona o cosa despreciable (en sentido similar se usa en varios países de
América Latina).
BISAYAGA
(Del zapoteco bisaaguishi, frijol, y tiaga, oreja.) Enterolobium cyclocarpum
(Jacq.) Griseb. Árbol de las mimosáceas, sinónimo de árbol de las orejas. V.
GUANACASTE.
BISMUTO

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Metal suave, pesado, ligeramente cristalino y de un ligero color blanco plateado.
Es pobre conductor de la electricidad, posee un alto poder magnético, tiene bajo
punto de fusión y forma aleaciones con plomo, estaño, antimonio, cadmio e
indio, las cuales funden a temperaturas reducidas. En forma metálica se utiliza
fundamentalmente en la elaboración de aleaciones y soldaduras de bajo punto de
fusión, que a su vez se usan en la manufactura de rociadores automáticos contra
incendio, fusibles eléctricos, aparatos de alarma de fuego y tapones de seguridad
en las calderas de vapor. Interviene también, en menor proporción, en la
fabricación de metales estereotipo y en el templado del acero. En forma de sales,
se emplea en las industrias química y farmacéutica. Pueden sustituir al bismuto:
el caolín, en productos farmacéuticos (antibióticos, por ejemplo); los plásticos
especiales, las resinas y las aleaciones de otros metales; y el teluro, en el acero
maleable. En México se produce en forma metálica y proviene de las impurezas
contenidas en los minerales de plomo. En las plantas afinadoras de este metal se
encuentra el equipo para su recuperación como subproducto. Las empresas
productoras del país pueden elaborar el metal en diferentes grados de pureza, de
acuerdo con los requerimientos de las industrias consumidoras. En el mercado
nacional se venden dos tipos: el afinado (99.99%) y el impuro (70 a 90%). La
producción nacional fue de 545 t en 1983 y de 433 en 1984; de éstas, 354 fueron
de afinado y 79 de impuro. El mercado interno es bastante reducido: 20 t
anuales, en promedio, durante el último trienio. La demanda corresponde a los
fabricantes de compuestos químicos de la industria farmacéutica en un 80%, y a
los productos de soldaduras y aleaciones en un 20%. En 1984 se exportaron
202.7 t de bismuto impuro: 111.8 a Bélgica-Luxemburgo, 71.2 a Estados Unidos
y 19.7 a Inglaterra. Las ventas fueron superiores a la producción de ese año,
debido a las cantidades de metal almacenado. De bismuto afinado se exportaron
292.7 t: 178.2 a Estados Unidos, 74.1 a Brasil, 16.9 a Holanda, 10.9 a España,
7.2 a Argentina y 5.2 a Japón. México ocupa el tercer lugar entre los principales
países productores del mundo. En primer lugar se encuentra Perú (800 t) y Japón
en segundo. Los principales países exportadores, en orden de importancia, son
Perú, México, Bolivia, Reino Unido y Japón.
BISONTE
Bison bison y B. Bonasus. Mamífero artiodáctilo de la familia de los bóvidos,
con dos especies: B. bison, distribuido en Norteamérica, y B. Bonasus, habitante
de la Europa Central. El bisonte americano mide entre 2 y 3 m de longitud, y
llega a pesar hasta mil kilogramos. Es el animal terrestre más grande de
América. De cuerpo rechoncho, la parte anterior está mucho más desarrollada
que la posterior; en ella el pelo es mucho más espeso y forma una cubierta
lanosa, que le da un aspecto sui géneris. La cabeza es ancha y grande, y ambos
sexos poseen un par de cuernos cortos y fuertes. Habitaban originalmente todas

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las tierras más o menos planas del norte de América. En México perdura un
pequeño rebaño, semicautivo, en San Luis Potosí; en Estados Unidos hay un
buen número en parques y reservas; y en Canadá aún existen ejemplares
silvestres y también en semicautiverio. En el siglo pasado se mataron grandes
cantidades de bisontes, como blancos de tiro desde los trenes que cruzaban las
praderas. De unos 60 millones de bisontes que había en 1860, no quedaban más
de 900 en 1889. Este número se incrementó a cinco mil en 1920 y a 40 mil en
1985, gracias a la protección de las autoridades. Los bisontes se alimentan de
pastos y hierbas que rumian durante el día, pero se les puede ver activos a
cualquier hora del día o de la noche. La época de apareamiento dura de julio a
septiembre, la gestación toma unos nueve meses y la hembra se aleja de la
manada para dar a luz un solo ternero. La longevidad de los bisontes es de entre
18 y 22 años. Son animales gregarios. Originalmente hacían migraciones de
cientos de kilómetros siguiendo la ruta de sus alimentos. Hoy están limitados a
los parques, donde se les proporciona comida en épocas de escasez. Además del
hombre, sólo el lobo y ocasionalmente el oso gris los atacan.
BIZBIRINDO
Voz de creación expresiva que, como pizpireta y pizpita, significa: vivaracho,
regocijado, alegre.
BIZNAGA
Nombre genérico vulgar para el grupo de la familia de las cactáceas cubiertas de
fuertes espinas, unas rectas y otras en forma de gancho. Son plantas más o
menos globosas, con la superficie cubierta de protuberancias o costillas. Debido
a su forma esférica, la biznaga puede reducir al máximo la pérdida de agua por
evaporación; se trata, por ende, de adaptación a condiciones de excepcional
sequía. Son plantas propias de tierras templadas o frías, áridas y montuosas. Se
conocen las siguientes especies: biznaga burra, colorada, ganchuda y de
estropajo. De las muy grandes, que alcanzan hasta 1 m de diámetro, se emplea la
pulpa, cocida en almíbar, para preparar un dulce parecido a la cidra confitada, y
llamado, como ésta, acitrón. Algunas especies tienen en la parte superior fibras
sedosas (lana de biznaga) y muchas dan frutos comestibles (chilitos de biznaga).
En tiempos precortesianos, las espinas de las plantas de los géneros en cuestión
servían para los sacrificios rituales (v. ACITRÓN y CACTÁCEAS).
Las biznaguitas, Mammilaria spp. (Neomammilaria), son plantas de la
familia de las cactáceas, de forma globosa, redondeada o ligeramente aplanada,
a veces algo alargada y cilíndrica. La forman uno o varios tubérculos
redondeados o angulados; a veces tienen pelos, lanudos o rígidos, en las axilas
de los tubérculos, o son desnudos, sin glándulas; en el extremo de los tubérculos
hay una areola de espinas que en los jóvenes es lanuda. Tienen espinas radiales y
centrales; estas últimas en ocasiones son ganchudas. Algunas especies de este

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género tienen jugo lechoso. Las flores son hermafroditas, crecen alejadas del
ápice, en las axilas de los tubérculos; son diurnas, pequeñas, más o menos en
forma de campana, y en color varían entre rosa, rojo, púrpura, amarillo y blanco;
tienen numerosos estambres, más cortos que la corola e insertos en la base del
tubo del perianto; el estilo, igual de largo que los estambres, y el estigma, con
lóbulos lineares. El fruto es cónico o claviforme, de color rojo oscuro, y en
algunas especies verdoso o blancuzco, desnudo; en su interior tiene semillas
cafés o negras. Estas plantas se usan también como ornato en los jardines. Se
encuentran principalmente en lugares desérticos. Las hay en los estados de
Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Durango, y en algunas zonas desérticas
del norte de la República (Coahuila y Tamaulipas). Popularmente se les conoce
como biznaga, biznaguitas, chilitos o chilitos de biznaga; estos dos últimos
nombres son por la forma del fruto: una pequeña vaina roja, comestible y de
sabor ácido.
BLAKE, THOMAS
Aventurero escocés llegado a la Nueva España en 1534, después de tomar parte
en la conquista de la Nueva Granada en 1532. Afirmaba haber participado en la
expedición de Vázquez de Coronado en busca de las Siete Ciudades de Cíbola.
En su relación al virrey dice llamarse Tomás Blaque y estar casado con la viuda
de Canyego, uno de los primeros pobladores. Es posible que haya sido el primer
nativo de las Islas Británicas que estuvo en México.
BLANCH, ANITA
Nació en Sagunto, Valencia, España, el 26 de julio de 1910; murió en la ciudad
de México en 1984. Llegó a México en 1923. Tomó clases de danza con la
maestra Amelia Acosta y debutó en este arte con La cabalgata de los reyes y
Mamá nos quita los novios (1953). Se convirtió después en actriz y fue socia del
Teatro Ideal. Se inició en el cine con la película Luponini de Chicago, a la que
siguieron por lo menos 10 más, en las que intervino como protagonista. Trabajó
también como locutora y comentarista de radio en los programas “Té para dos”
y “Los Pérez García”, en la XEW. Su última actuación fue en la comedia
musical Pippin, en 1974.
BLANCO, ALBERTO
Nació en la ciudad de México el 18 de febrero de 1951. Estudió química,
filosofía, chino y otros idiomas orientales; fue becario del Centro Mexicano de
Escritores (1977) y del Departamento de Literatura de Bellas Artes. Sus poemas
han aparecido en decenas de periódicos literarios. Ha publicado traducciones de
Li Po, Tu Fu, Ginsberg, Pound, Laforgue, Merwin, Patchen, Cummings, Yeats,
Lowell, Cendrars y Rimbaud; una versión completa del Dhammapada, texto
budista del siglo IV a.C.; y una antología de poemas de Emily Dickinson. Formó
parte del grupo de rock Las Plumas Atómicas. Sus libros son: Pequeñas

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historias de misterio ilustradas (1978), Giros de faros (1979), El largo camino
hacia ti (1980), Antes de nacer (1983) y Tras el rayo (Guadalajara, 1985).
Participó en el colectivo Cinco poetas jóvenes (1977).
BLANCO, JOSÉ JOAQUÍN
Nació en la ciudad de México el 19 de marzo de 1951. Licenciado en letras por
la Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido colaborador de Siempre!,
Nexos y Unomásuno. Ha escrito poesía: Otra vez la playa (1970), Andamios del
día (1975), La ciudad tan personal (1976), Poesía ligera (1976) y La siesta del
parque (1982); crónica y ensayo: Ojos que da pánico soñar (1979) y Función de
media noche (1981; 1982); biografía: Se llamaba Vasconcelos; crítica literaria:
Crónica de la poesía mexicana (1977), Retratos con paisaje (1979) y La paja en
el ojo (1980); y novela: La vida es larga y además no importa (1979), Las
púberes canéforas (1983) y Calles como incendios (1985).
BLANCO, LUCIO
Nació en Nadadores, Coah., en 1879; murió en Nuevo Laredo, Tamps., en 1922.
De origen campesino, en 1910 se levantó en armas contra la dictadura porfirista
y obtuvo, en lucha contra la rebelión de Pascual Orozco, el grado de mayor de
irregulares. Al frente del Primer Regimiento de Libres del Norte, combatió al
gobierno de Victoriano Huerta. En 1913 firmó el Plan de Guadalupe, y en agosto
de ese año ocupó Matamoros y Tamaulipas. En unión de Francisco J. Múgica,
realizó el primer reparto agrario en el norte del país, hecho que molestó a
Carranza, por lo que fue trasladado a Hermosillo, bajo el mando del general
Álvaro Obregón. En la campaña del Noroeste se distinguió en las batallas de
Orendáin y El Castillo. Participó en la Convención de Aguascalientes al lado de
los villistas y fue ministro de Guerra en el gobierno de Eulalio Gutiérrez.
Enemistado con Carranza, combatió a los constitucionalistas, y al triunfo de
éstos se exilió en Estados Unidos. A su regreso se opuso al Plan de Agua Prieta
y marchó por segunda vez al extranjero. Fue asesinado cuando intentaba un
movimiento armado contra el presidente Obregón.

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Lucio Blanco, uno de los firmantes del Plan de Guadalupe.
AEM
BLANCO, OTHÓN P
Nació en Ciudad Victoria, Tamps., en 1866; murió en la ciudad de México en
1959. El 5 de mayo de 1898 fundó la población de Cayo Obispo, llamada
después Payo Obispo, y a partir del 28 de septiembre de 1936, Chetumal, Q.R.,
donde vivió hasta el 23 de octubre de 1905. Inició los estudios de marina en el
Colegio Militar en 1885. Siendo subteniente dio la vuelta al mundo en la corbeta
escuela Zaragoza, entre 1893 y 1896; capitán de fragata, tuvo a su mando el
cañonero Bravo, en 1909; capitán de navío, fue jefe de la Estación y Fuerzas
Navales del Oriente de Yucatán, en 1913; y vicealmirante, firmó los Tratados de
Teoloyucan el 13 de agosto de 1914, en representación de la Armada. Estuvo a
las órdenes del gobierno convencionista y después de Venustiano Carranza, a
quien trasladó de Veracruz a Tampico en 1915, a bordo del Bravo. Desempeñó
los cargos de comandante general de Marina en el golfo de México, inspector
general de la Armada y jefe del Departamento de Marina de la Secretaría de
Guerra. En el estado de Quintana Roo llevan el nombre de Othón P. Blanco el
municipio que tiene como cabecera la capital, una de sus avenidas, una imprenta
local, la logia masónica número 35 de la jurisdicción de La Oriental Peninsular,
el estadio deportivo del estado, el Sindicato de Choferes de Automóviles de
Alquiler y un poblado del municipio de José María Morelos. Originalmente se le
erigió un monumento, que consistía en un busto sobre una repisa que sostenía
una robusta columna, el cual fue sustituido por una estatua tallada en piedra, con
el uniforme de almirante, en actitud de firmes, viendo hacia la calle 22 de Enero

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(de 1898), que conmemora la fecha en que instaló las oficinas fiscales sobre el
pontón Chetumal, en un lugar muy cercano al que actualmente ocupa la aduana.
BLANCO, PLÁCIDO
Dibujante mexicano activo en el siglo XIX. Figuró entre los primeros artistas
nacionales que cultivaron la litografía, junto con Hesiquio Iriarte, Constantino
Escalante y José María Villasana. Fue el primer maestro del Instituto Literario
de Toluca, en 1850. Fueron sus discípulos Trinidad Dávalos y Alejandro Tapia.
Dejó una vasta obra que en su momento gozó de popularidad.
BLANCO DE ESTRADA, MIGUEL
Nació en Campeche, entonces perteneciente a Yucatán, en 1809; murió en la
ciudad de México en 1877. En 1827 era cadete en el Colegio Militar. Recibió los
sucesivos grados del ejército por méritos en campaña: el de coronel lo ganó en
1840, luchando contra los texanos en la acción de Santa Rita Morales; y el de
general, en 1846, en la batalla de La Angostura. Asistió también a la defensa del
valle de México (1847) y, al término de la guerra con Estados Unidos, fue
diputado federal y comandante militar de Sonora (1852). Al cabo de algunos
descalabros, obligó a capitular, en San José de Guaymas, a los filibusteros de la
Compañía Restauradora de las Minas de Arizona (v. FILIBUSTERISMO;
RAOUSSET-BOULBON, GASTÓN RAÚL; y SONORA, ESTADO DE). Más
tarde combatió a los mayas alzados en Campeche y a los pronunciados por el
Plan de Ayutla en Guerrero. Gobernó Sinaloa durante los últimos meses de la
dictadura de Santa Anna, pero en noviembre de 1855 reconoció la autoridad del
general Juan Álvarez. Durante la Guerra de Reforma (1858-1860) peleó al lado
de los conservadores. Fue después miembro de la Junta de Notables que se
pronunció por la monarquía. Al triunfo de la República se le impuso un año de
confinamiento. En 1873 fue electo diputado por el distrito de Ures, en 1875 se le
declaró ciudadano de Sonora y en 1876, senador de la República.
BLANCO MOHENO, ROBERTO
Nació en Cosautlán, Ver., en 1920. A causa de la actividad de su padre
(empleado del ramo de Hacienda), vivió de niño en Alvarado y Coatepec, antes
de radicarse en la ciudad de México, donde cursó del tercero al sexto año de
primaria. Trabajó como voceador de periódicos, empleado en un billar, cantinero
y tipógrafo, esto último en los Talleres Gráficos de la Nación, entre otras
empresas. A los 17 años de edad fue campeón de box (peso pluma) del Distrito
Federal, y más tarde futbolista y novillero. Totalmente autodidacto, ha sido
profesor de historia de México, asiduo colaborador de periódicos y revistas, en
especial de Siempre! (desde 1940), y autor de 25 libros, entre los cuales
sobresalen: Cuando Cárdenas nos dio la tierra (1952), Crónica de la Revolución
Mexicana (1957), Juárez ante Dios y ante los hombres (1959), Un son que canta
en el río (1962), El cardenismo (1963), Memorias de un reportero (1964),

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Pancho Villa que es su padre (1969), Tlatelolco. Historia de una infamia (1969),
Zapata (1970), Historia de dos curas revolucionarios: Hidalgo y Morelos
(1972), Tata Lázaro (s.f.), Historia de la estupidez política (1974), La noticia
detrás de la noticia (1975), Este México nuestro (1976), “Pero contentos…”
(textos periodísticos 1968-1976), ¡Puro cuento! (1978) y Ya con ésta me despido
(1986). Ha sido también conferencista muy activo, comentarista de televisión y
autor dramático; son obra suya Jicaltepec (1943), puesta en escena en el Palacio
de Bellas Artes, y El cuarto poder, revista estrenada en el Lírico. En 1974 grabó
un disco con canciones, poemas y cuentos suyos. En 1982 fue electo diputado a
la LII Legislatura, a cuyas sesiones, de manera deliberada, dejó de asistir con
objeto de ser relevado en el cargo.
BLANCO NÚÑEZ, TEODORA
Nació y murió en Santa María Atzompa, Oax. (1928-1980). Alfarera, desarrolló
de manera notable la técnica del pastillaje. Produjo figuras de mujeres con huipil
y faldas adornadas con flores, hojas y pájaros; nacimientos y orquestas de
animalitos músicos plenos de fantasía. Sus modelos son reproducidos por
muchos artesanos de la localidad, formados bajo su influencia.
BLANCO Y ELGUERO, BUENAVENTURA
Nació en Valladolid, España, en fecha que se ignora; murió en la ciudad de
Oaxaca en 1764. En su país fue colegial del mayor de San Ildefonso, en Alcalá
de Henares, y canónigo doctoral en la catedral de Calahorra. En 1754 fue
nombrado obispo de Oaxaca. Llegó a su diócesis en 1775; se preocupó por la
reforma moral de su clero, reparó el templo de Jalatlaco, construyó el actual
sagrario de la catedral y amplió el hospital real con nuevas enfermerías y una
botica. Es autor de: Pastoral sobre el jubileo del Año Santo (1760) y Edicto
sobre la obligación de los predicadores para explicar la doctrina cristiana
aunque sea en sermones panegíricos (1756).
BLANQUEL, EDUARDO
Nació en la ciudad de México el 13 de octubre de 1931; murió en Houston,
Texas, el 24 de mayo de 1987. Maestro en historia por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), ha ejercido la docencia en la Escuela Nacional
Preparatoria (1954-1970), en las facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias
Políticas de la UNAM, y en las universidades Iberoamericana (México), de los
Andes (Venezuela), Texas (Estados Unidos) y Puerto Rico. Ha trabajado en el
Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana y en El
Colegio de México. Ha escrito numerosos artículos en revistas del país y del
extranjero, y colaborado en las obras colectivas Historia de México Salvat
(1974), Enciclopedia Salvat (1976) y Así fue la Revolución Mexicana (1986).
Con Jorge Alberto Manrique, redactó el texto de historia universal para el sexto
año de enseñanza primaria (1966). Es autor de los libros Nuestras historias

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(1979) y Ricardo Flores Magón (1985), y coautor de Historia mínima de México
(1973), obra traducida a varios idiomas. Dirigió también el semanario de
divulgación histórica Tiempo de México, publicado después como libro (1984).
Desde 1985 es comentarista político del diario La Jornada.

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BLANQUET, AURELIANO - BOLIVER BOLIVER,
ÁNGEL
BLANQUET, AURELIANO
Nació en Morelia, Mich., en 1849; murió en la barranca de Chavaxtla, Ver., en
1919. Militar desde 1877, sirvió al régimen del presidente Díaz durante toda su
carrera. En febrero de 1913, siendo general, participó en la conjura contra el
presidente Madero. Fue después secretario de Guerra y Marina de Victoriano
Huerta, del 13 de junio de 1913 al 10 de julio de 1914. Triunfante el
constitucionalismo, se exilió en Cuba. Volvió en 1918 para combatir al
presidente Carranza, pero fue muerto en acción por las tropas del gobierno.

Generales Manuel Manchagón, Victoriano Huerta, Félix Díaz y Aureliano Blanquet (de izq.
a der.)
Foto Osuna
BLASIO, JOSÉ LUIS
Nació en la ciudad de México en 1842; murió, al parecer, en París, Francia, en
1923. Historiógrafo y secretario particular de Maximiliano durante la estancia de
éste en México, acompañó a la emperatriz Carlota en su viaje de regreso a
Europa. Publicó Maximiliano íntimo. El emperador Maximiliano y su corte
(París, 1905).
BLEDO
Amaranthus leucocarpus Wats. Hierba de la familia de las amarantáceas, de
aproximadamente 1.5 m de altura, tallo derecho, rojizo, ramificado desde cerca
de la base y con estrías longitudinales. Las hojas son ovadas, de 15 a 18 cm de
largo por 10 de ancho, alternas, sin estípulas, con peciolo largo. Las flores son
unisexuales, muy numerosas, de color morado o blanco, de 4 a 5 mm; se

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agrupan en glomérulos axilares o terminales hasta de 50 cm de largo, y están
rodeadas por brácteas actinomorfas. Las flores masculinas tienen cinco
estambres libres; las femeninas, el ovario súpero, unilocular, comprimido, con
un óvulo erguido. El estilo es cortísimo y en algunas ocasiones no existe.
Florece entre agosto y septiembre. El fruto es seco, en forma de cápsula que se
abre transversalmente; contiene una semilla ligeramente aplanada, lustrosa, lisa,
de color blanco, que sale fácilmente al secarse la cápsula. Los frutos maduran a
fines de octubre o a principios de noviembre. Los indígenas comían la planta
tierna como verdura, y con los granos hacían un atole y una pasta llamada tzoali,
y tamales llamados huauquil tamali, que comían durante las ceremonias
religiosas. Actualmente se utiliza para preparar el dulce que se llama alegría en
el centro de la República; también recibe los nombres de suale o huautli, en
varios lugares del Occidente. Este dulce se prepara haciendo una mezcla con las
semillas tostadas y una melaza que sirve de unión, quedando en forma de
panecillos. En Durango se utilizan los tallos de la planta para la elaboración de
jabones, por su alto contenido de potasa. Esta especie se cultiva en el valle de
México en dos variedades: una que produce espigas moradas y en la que el
borde de las hojas es ligeramente rosado, y otra con espigas de color verde claro
y las hojas de color uniforme. Los climas más favorables para esta especie son el
cálido o el templado, con suelos húmedos, permeables y sueltos. Se encuentra en
los estados de México, Durango, Jalisco, Sonora y Guerrero, y en algunos
lugares del valle de México, principalmente en Tulyehualco.
BLENGIO Y MOLINA, JOAQUÍN
Nació y murió en la ciudad de Campeche (1834-1901). Médico (1862) por la
Universidad de París, introdujo en Campeche el instrumental y los métodos
modernos de la medicina. Designado rector del Instituto Campechano, en 1872
creó las cátedras de historia nacional y derecho público constitucional, y en 1873
la de historia natural. Protegió a la naciente Sociedad Científica Literaria de
Campeche, agrupación de jóvenes inaugurada el 5 de mayo de 1874, en cuyo
periódico La Alborada (1874-1875) él mismo publicó algunos de sus sonetos.
Colaboró con el Imperio y presidió el Ayuntamiento en 1869, pero fue
desconocido como alcalde y encarcelado. Formuló entonces una acusación
contra el gobernador Pablo García ante el Congreso de la Unión. Publicó:
Discurso sobre las bibliotecas (1871, reimpreso en 1896), Informe sobre los
hospitales de San Juan de Dios y de San Lázaro presentado al H. Ayuntamiento
de Campeche (1881), Discurso… el día de su toma de posesión, el 1° de enero
de 1879 (1896) y Sonetos (1897).
BLENORRAGIA
Enfermedad infecciosa y transmisible que afecta primordialmente el epitelio
columnar y transicional de las vías genitourinarias. Su agente etiológico es una

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bacteria gram negativa conocida como gonococo (Neisseria gonorrohoeae). Se
adquiere casi exclusivamente por contacto sexual, aunque el contagio indirecto
es posible. Posee caracteres propios, distintos en cada sexo, en función de la
configuración anatómica de los órganos reproductores. La blenorragia también
es conocida como gonorrea, escurrimiento, catarro inglés o purgación. En el
hombre se presenta dos a ocho días después del contagio, con ardor al orinar,
micción frecuente y un profuso escurrimiento uretral mucopurulento de color
blanco amarillento. Después de una o dos semanas, la infección puede alcanzar
estructuras profundas: uretra posterior, próstata, vesículas seminales y
epidídimos. El 10% de los hombres infectados no presenta sintomatología. Este
grupo constituye el principal propagador de la infección, ya que es difícil
diagnosticarlo y tratarlo adecuadamente. En la mujer, el 90% de los casos es
asintomático. La infección afecta el cuello uterino, las glándulas de Skene y
Bartholin y la uretra; la vagina no es afectada. La sintomatología en estos casos,
cuando la hay, incluye flujo vaginal, molestias durante la micción y poliaquiuria.
La propagación de la infección a las trompas ocurre en el 10% de los casos y
produce salpingitis aguda con fiebre, náusea, vómito, malestar general, anorexia
y dolor en la porción inferior del vientre. En las niñas se produce vulvovaginitis
por el empleo de objetos contaminados (toallas, termómetros); se manifiesta por
enrojecimiento, hinchazón y secreción mucopurulenta del área afectada. El
gonococo produce infecciones en órganos extragenitales, aunque con menor
frecuencia que en el área urogenital. La diseminación sanguínea del gonococo, a
partir de las lesiones genitales, puede producir artritis, meningitis, endocarditis y
pericarditis. La proctitis gonocóccica se adquiere, en la mujer, por contigüidad
con un área genital infectada, y en el hombre, por contactos homosexuales. En la
oftalmía neonatal, la infección se contrae al pasar el recién nacido por el canal
de parto; antiguamente era la mayor causa de ceguera en el mundo; en la
actualidad esta forma de infección gonocóccica se ha reducido notablemente con
el empleo generalizado de gotas antisépticas en los ojos de los recién nacidos. El
diagnóstico de la enfermedad es mucho más fácil en el hombre que en la mujer.
Para este propósito, además del cuadro clínico, son útiles la demostración de
gonococos en las secreciones, el cultivo de estas últimas y pruebas serológicas.
Para el tratamiento son efectivas la penicilina “G” procaínica y las tetraciclinas.
En 1984 se registraron en el país 19 302 nuevos casos (Secretaría de Salud:
Anuario estadístico, 1985). Esta cifra no es lo suficientemente significativa, ya
que muchos enfermos utilizan automedicación y la infección resulta con
frecuencia inaparente en las mujeres. La morbilidad es más alta en las áreas
urbanas que en las rurales y predomina en los hombres con vida sexual activa y
en prostitutas. La existencia de un gran número de portadores asintomáticos, la

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ausencia de pruebas serológicas que puedan detectar personas contagiadas
asintomáticas y la carencia de productos inmunizantes, hacen de la gonorrea una
enfermedad de difícil prevención. La blenorragia era conocida por los nahoas
como axixcocoyaliztli.
BLOM PETERSEN, FRANS
Nació en Copenhague, Dinamarca, en 1893; murió en San Cristóbal de las
Casas, Chis., en 1963. Estudió arqueología en la Universidad de Harvard. En
1923 exploró la zona arqueológica de Palenque. En 1925, bajo el patrocinio de
la Universidad de Tulane, E.U.A., dirigió una expedición a la parte central de
Chiapas y Guatemala. El resultado de este trabajo consta en Tribes and Temples
(2 t., 1927). Durante casi 20 años fue director del Departamento de América
Central de la Universidad de Tulane. En colaboración con su esposa, la etnóloga
suiza Gertrude Duby, escribió La selva lacandona; además, es autor de La
conquista de Yucatán. Su casa en San Cristóbal de las Casas, llamada Na bolom
(“morada del tigre”), alberga el Museo de Arte Lacandón y una biblioteca
especializada.
BLOQUE
(Del francés bloc, y éste del germánico block, trozo.) Agrupación ocasional o
permanente que forman individuos o entidades para actuar de común acuerdo en
cuestiones políticas, sindicales u otras de semejante orden.
BOA o MAZACUATE
(De mázatl, venado, y cóatl, serpiente.) Boa constrictor, familia Boidae.
Serpiente de las más grandes que habitan en México, pues llega a medir unos 4
m de largo. Se alimenta principalmente de aves y pequeños mamíferos, los
cuales atrapa con sus fuertes mandíbulas y los inmoviliza y asfixia enredándose
en su cuerpo. Pasa la mayor parte del tiempo en los árboles; es de movimientos
lentos en tierra, y también es común encontrarla en lagunas y ríos. No es
ponzoñosa, aunque existe la creencia popular de que arroja un vaho ponzoñoso
que inmoviliza a sus víctimas antes de engullirlas. Boa constrictor se captura
para consumir su carne o para conservarla como mascota por su docilidad, pero
en especial para utilizar su piel en la elaboración de cinturones, carteras, zapatos
y otros objetos. El valor comercial que representa esta especie es alto; se sabe
que en tres meses de 1982, Estados Unidos importó 3 702 pieles y 48 925
productos manufacturados de esta especie, con un valor cercano a Dls. 1 millón.
En México, la mazacuate se distribuye en zonas selváticas de ambas costas,
desde el norte de Sonora y el centro de Tamaulipas hacia el sur, en la península
de Yucatán, y en los estados de Durango, Morelos, Puebla y San Luis Potosí.
Véase: V. G. Hemley: International reptile skin trade dependent on few
species [Traffic (USA) Newsletter, 5 (2): 1, 8-9, 12].
BOARI, ADAMO

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Nació y murió en Italia (¿-1928). Arquitecto, en 1897 radicaba en Estados
Unidos, cuando intervino en el concurso internacional para proyectar el Palacio
Legislativo de México. En 1899 diseñó el Santuario de la Virgen del Carmen, en
Atotonilco el Alto, y el Templo Expiatorio de Guadalajara, ambos en Jalisco.
Este último se terminó 75 años más tarde, bajo la dirección de Ignacio Díaz
Morales. Proyectó después para la ciudad de México el edificio de Correos
(1902) y el Teatro Nacional (1904), actual Palacio de Bellas Artes. Estuvo a
cargo de la construcción de este edificio hasta 1916, en que regresó a Europa.
Enseñó composición en la Academia de Bellas Artes (1903-1912) y construyó
su casa, de concreto armado, en la esquina de Insurgentes y Álvaro Obregón. El
Palacio de Bellas Artes, continuado por Antonio Muñoz G. y Federico Mariscal,
se inauguró en 1934. V. ARQUITECTURA.

Palacio de Correos, de Adamo Boari, en el D.F.


AEM
BOAS, FRANZ
Nació en Minden, Alemania, en 1858; murió en Nueva York, E.U.A., en 1942.
Se doctoró en filosofía y letras en la Universidad de Kiel (1881). Realizó una
exploración en la Tierra de Baffin (Canadá) y descubrió su vocación de
antropólogo. Sirvió cátedras en la Universidad de Berlín y como asistente en el
Real Museo Antropológico (1885). Volvió a Canadá en 1886; y de 1890 a 1905,
al contorno septentrional del Pacífico (Rusia, China, Canadá, Alaska).
Estableció las relaciones entre los habitantes de Siberia, los esquimales y los
indios americanos. Enseñó antropología y etnología en la Universidad Clark
(1889-1892) y en la de Columbia (1886-1937). Fue maestro de la mayor parte de

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los antropólogos americanos y de varios mexicanos, pues trabajó en la Escuela
Internacional de Arqueología y Etnología fundada por Ezequiel A. Chávez y
Justo Sierra (1910-1911). Fue un fecundo escritor. Reexaminó el concepto de
raza en su obra The Mind of Primitive Man (1911; 2a. ed., 1938). Escribió
además: “Notes on Mexican Folklore”, en Journal of American Folklore (1912);
“Archaelogical Investigations in the Valley of Mexico by the International
School, 1911-1912”, en XVII Congress of Americanists (Londres, 1912);
Antropology and Modern Life (1904), Culture and Race (1913), Primitive Art
(1927) y Race, Speak and Culture (1940). Existen algunas traducciones al
español de sus obras publicadas en México.
Bibliografía: Bernhard y Stern: “Fray Boas as Scientist and Citizen”, en
Science and Society (1943); Les Spier: “Fray Boas”, en Acta Americana (1943);
María Julia Pourcet: “Boas y la antropología física”, en Acta Americana (1945);
Robert Lowie: “Franz Boas”, en Journal of American Folklore (1944).
BOBAN, EUGENIO
Anticuario francés que radicó 25 años en México. En 1891 publicó en París, en
dos tomos y un atlas: Documents pour servir à l​histoire du Mexique. Catalogue
raisonné de la collection de M. E. Eugène Goupil.
BOBB, BERNARD EARL
Nació en Mitchell, Dakota del Sur, E.U.A., en 1917. Profesor de historia en la
Universidad del Estado de Washington, es autor de: The Viceregency of Antonio
Maria Bucareli in New Spain 1771-1779 (1962) e “Historiografía mexicanista:
Estados Unidos 1959-1960”, en Historia Mexicana (1961).
BOBCHÉ
(Del maya bob, árbol de grandes hojas de esa tierra, con el que encestan el chile
seco, y che, árbol.) Denominación común de dos árboles poligonáceos
(Coccoloba schiedeana Lind. y C. escuintlensis Lund), provistos de denso
follaje. Alcanzan de 20 a 25 m de altura. La madera actualmente sólo sirve para
leña y carbón. Es sinónimo de carnero, palo carnero, tamulero y tepalcahuite.
2.Pluchea camphorata DC. Planta compuesta, perene, herbácea, conocida
con este nombre también fuera de Yucatán.
BOBES ORTEGA, EVELINA
Escritora, publicó las novelas Otoño estéril (Premio Lanz Duret 1950), La
ciudad y la música (1951) y El viento de noviembre (1965).
BOBITO
Hylomanes momotula, familia Momotidae, orden Coraciiformes. Pájaro de 18
cm, de plumaje verde, rechoncho, de cabeza grande y cola corta, nuca casi
naranja, una mancha azul turquesa sobre los ojos y otra negra delgada hasta
detrás de los oídos, debajo de la cual va una raya blanca hasta los lores. Se posa
en ramas bajas, desde donde se lanza en clavado para capturar insectos. Excava

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su nido en los paredones de los barrancos. Es propio de los bosques húmedos de
la Sierra Madre. Se le encuentra desde el sur de México hasta Colombia.
BOBO
Orden Coraciiformes, familia Momotidae. Aves tropicales que presentan
plumaje verde en el dorso, pico aserrado, cabeza grande, dedos parcialmente
unidos (sindáctilos) y plumas centrales de la cola largas y en forma de raqueta.
Anidan en huecos que excavan en los paredones. Su cabeza es muy llamativa,
pues presenta bandas de colores turquesa, negro y verde. Muestran en el centro
del pecho una mancha en forma de doble gota. También se les conoce como
turcos. Varias especies se encuentran en los bosques tropicales de México: 1.
Bobo serrano o bobo garganta azul (Aspata gularis). Pájaro de plumaje verde,
pecho amarillento, vientre azulado, garganta azul turquesa y una mancha
cuneiforme en el cuello. Mide 24 cm. Habita lugares fríos con niebla constante.
Se le encuentra desde Chiapas hasta Honduras. 2. Bobo pico aquillado o
péndulo picudo (Electron carinatum), el cual tiene el plumaje verdoso y el pico
largo y muy ancho; se le encuentra en los bosques del sureste de México. 3.
Bobo, turco, cu o péndulo (Momotus mexicanus), con plumaje verde amarillento
en el dorso, cabeza y cuello naranja, alas con tintes azules, cola azul, bajo
vientre casi blanquecino, con una raya marginal en los ojos y oídos y otra negra
en el pecho, bordeada de azul turquesa. Tiene la cola en forma de péndulo. Mide
35 cm. Excava su nido en los paredones de los barrancos. Es propio de
localidades áridas con vegetación decidua. Se le encuentra al Occidente, desde
Sonora hasta el interior de Chiapas.
BOBO ALAZÁN
Rhytipterna holerythra, familia Tyrannidae, orden Paseriformes. Pájaro que
tiene el plumaje color café rojizo o canela, algo amarillento en las partes
inferiores, pico café y patas gris oscuro. Mide 20 cm. Es quieto y mueve la
cabeza a los lados y hacia abajo en una expresión boba, a lo que ayudan sus ojos
grandes. Vive en bosques tropicales húmedos sin salir de la selva. Se alimenta de
insectos y frutillas. Se le encuentra desde el sur de México hasta el Ecuador.
También es llamado alazán o llorona rojiza.
BOBO o LISA BOBO
Joturus pichardi, familia Mugilidae, orden Mujiliformes. Pez de la familia de las
lisas, de 20 a 25 cm de longitud y cuerpo más comprimido que aquéllas. El
hocico es prominente y rebasa el maxilar superior; los labios son gruesos y la
boca pequeña, provista de hileras de dientes laminares con bordes aserrados.
Tiene dos aletas dorsales bien separadas; la segunda de éstas y la anal están
densamente cubiertas por escamas. Las del cuerpo son grandes. El dorso es de
color verde olivo claro, el resto del cuerpo blanquecino, y la cola y las aletas
impares presentan gruesas barras negras. Habita en las aguas dulces del litoral

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atlántico, desde Florida hasta Panamá, incluyendo las Antillas; sin embargo,
como es capaz de tolerar altas salinidades, puede encontrársele en áreas marinas
cercanas a la costa. La pesca de bobo va adquiriendo cada vez mayor
importancia y su producción ha aumentado de 600 t en 1973 a algo más de 2 500
en 1981.
BOCA DEL RÍO (Ver.)
Localidad arqueológica en la desembocadura del río Jamapa. Presenta ocupación
desde las etapas Formativas Medias (hacia 1000 a.C.) hasta el momento de la
Conquista, a fines del periodo Posclásico o Militarista (1520 d.C.). La actual
población cubre las plataformas habitacionales y los depósitos de conchas de
moluscos que fueron acumulándose, razón por la cual las exploraciones se han
concretado a cavar pocos pozos estratigráficos. La zona fue estudiada por
arqueólogos del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana.
BOCA ESCONDIDA (Ver.)
Localidad arqueológica costera en el municipio de Vega de Alatorre. Constituye
la boca de un estero en cuya playa se encontraron implementos líticos (pesos de
red y raederas). Se pudo establecer así la existencia de un grupo de pescadores y
recolectores de moluscos hacia el año 2000 a.C, perteneciente al Protoneolítico
Epigonal. A juzgar por el gran número de implementos encontrados y al espesor
de las capas de los concheros en el sitio, la ocupación local debió prolongarse no
menos de 300 años. La zona fue explorada por arqueólogos del Instituto de
Antropología de la Universidad Veracruzana en 1968.
BOCADO DE DIOS
V. LENGUADO.
BOCADULCE
Micropogon altipinnis, familia Sciaenidae, orden Persiformes. Pez de cuerpo
alargado y ligeramente comprimido, presenta boca casi horizontal, dientes
mandibulares en banda, mentón con cuatro barbillas pequeñas, escamas
medianas, dorso gris plateado, costados con varias barras oblicuas y 10 cortas a
través de la línea lateral, y una mancha circular próxima a la parte superior del
opérculo. Mide 60 cm. Es comestible. Otras dos especies de la misma familia,
Menthicirrhus elongatus y Umbrina Xanti, también se llaman bocadulce.
Habitan en el Pacífico y se les pesca desde Bahía Magdalena hasta Mazatlán.
BOCANEGRA, JOSÉ MARÍA
Nació en Labor de la Troje (Aguascalientes) en 1787; murió en San Ángel, D.F.,
en 1862. Abogado por el Colegio de San Ildefonso, fue diputado al primer
Congreso Constituyente; apoyó la elevación de Iturbide al trono, pero se opuso
al ejercicio arbitrario del poder. Volvió a la Cámara en 1827; pero el 26 de enero
de 1829, el presidente Victoria lo nombró ministro de Relaciones Interiores y
Exteriores, cargo que conservó, a partir del 1° de abril, en el gabinete de Vicente

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Guerrero. El 4 de diciembre de ese año se pronunció el vicepresidente Anastasio
Bustamante (Plan de Jalapa), y Guerrero pidió licencia al Congreso (diciembre
16) para salir a combatirlo, de suerte que el día 18, por designación de este
cuerpo, Bocanegra se hizo cargo de la Presidencia con el carácter de interino.
Duró en el cargo cinco días, hasta el 23, pues los militares acuartelados en la
ciudad de México lo desconocieron y pusieron en su lugar un triunvirato
formado por Pedro Vélez, Lucas Alamán y Luis Quintanar. Bocanegra fue
después ministro de Hacienda de los presidentes Gómez Farías y Santa Anna,
del 26 de abril al 12 de diciembre de 1833; nuevamente de Relaciones del 27 de
octubre al 6 de noviembre de 1837; de Hacienda, del 9 de enero al 18 de febrero
de 1839; y de Relaciones, del 18 de noviembre de 1841 al 18 de agosto de 1844,
con los presidentes Santa Anna, Bravo y Canalizo. En ese periodo protestó
violentamente por la anexión de Texas a Estados Unidos.
BOCANEGRA, MATÍAS DE
Nació en Puebla de los Ángeles en 1612; murió en la ciudad de México en 1668.
Religioso jesuita, enseñó gramática y retórica en el Colegio de Querétaro. Es
autor de Viaje del marqués de Villena (1640) y Teatro jerárquico de la Luz
(1642). Se ha vuelto famosa su descripción del auto de fe que ocurrió en la
ciudad de México en 1649. Se conocen también de él unos poemas escritos en
ocasión de haberse levantado arcos triunfales en algunas esquinas de la capital
del virreinato; varios sermones y una comedia. Una de sus composiciones en
verso más difundidas es la “Canción a la vista de un desengaño”, impresa en el
siglo XVII e imitada posteriormente; en ella plantea el conflicto de la libertad,
resolviéndolo en términos de sometimiento. Julio Jiménez Rueda le atribuye otro
drama: Sufrir para merecer, cuyo original se halló entre los papeles que
probablemente pertenecieron al jesuita y que se conservan en el Archivo General
de la Nación. Se le considera el primer fabulista de la literatura mexicana.
BOCANEGRA DE LAZO DE LA VEGA, GERTRUDIS
Nació en Pátzcuaro (Michoacán) el 11 de abril de 1765; murió en el mismo lugar
el 11 de octubre de 1817. Hija de un rico comerciante español establecido en la
región, poco después de iniciado el movimiento insurgente de 1810 influyó en el
ánimo de su esposo Pedro Lazo de la Vega, y de su hijo José Manuel Nicolás,
para que abrazaran la causa de la Independencia. Afiliados a las huestes de
Hidalgo al paso de éste por Valladolid (octubre de ese año), murieron en uno de
los combates posteriores. Gertrudis regresó a Pátzcuaro para auxiliar a los
revolucionarios con noticias, dinero y elementos de guerra. Delatada, fue
aprehendida en su casa y condenada a muerte, rehusándose a denunciar a sus
cómplices. Fue fusilada en la Plaza Mayor del poblado; antes arengó a los
soldados del piquete de fusilamiento y al público que se había congregado. En
los años noventa la figura de Gertrudis cobró nuevo realce gracias a una película

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dedicada a su vida. Ofelia Medina y Angélica Aragón desempeñaron los papeles
principales.
BODA
(Del latín vota, plural de votum: promesa pronunciada al contraer matrimonio).
Casamiento, y fiesta con que se solemniza. Cada uno de los grupos étnicos del
país realiza en forma diferente esta ceremonia, pero en general las familias de
los contrayentes asumen la obligación de elaborar los atuendos de la novia y las
madrinas, los arcones para las donas y la comida tradicional. En esta nota se
mencionan algunos ejemplos.
En el istmo de Tehuantepec, Oax., se realiza una guelaguetza (véase), acción
colectiva de ayuda solidaria, que se corresponde de igual manera cuando quienes
participaron en ella se encuentran en circunstancias similares. Días antes del
matrimonio, se levanta una ramada (espacio cubierto de palma) junto a la casa
de los padres del novio, para que ahí se celebre la fiesta nupcial; las mujeres
preparan comida y la distribuyen entre quienes intervienen en la obra. La
“dejada de luz” consiste en llevar a la novia, en procesión, ofrendas de pan,
dinero, gallinas y refrescos. El día de la boda, la novia debe llevar la cara
cubierta con un velo y desfilar seguida por una banda de música, los familiares y
las madrinas, hasta la casa del novio, de donde parten hacia la iglesia. Después
de la ceremonia eclesiástica, los novios y los padrinos presiden la fiesta. Los
contrayentes suben a una silla, mientras los músicos interpretan la canción “El
beso” y los invitados, que los rodean, proceden a ejecutar el medio-shiga (medio
centavo o medio cariño), acto de depositar dinero en un jicalpextle (jícara). El
baile de la múcura lo realizan las mujeres alrededor de los novios; cada una lleva
un cántaro en la cabeza, que rompe al finalizar la danza, como símbolo de que la
novia perderá su virginidad. Del techo de la ramada se cuelga una jaula hecha de
varas y flores, donde se coloca una pareja de pichones, la cual ponen en libertad
los novios tirando de una cuerda. El comportamiento de las aves en vuelo es un
augurio para los recién casados. Hombres y mujeres concurren por separado a
las mesas de limosna. A cambio de su colaboración, ellos reciben un cigarro, una
copa de mezcal y una bandera de papel picado que deben portar mientras
permanecen en la fiesta; en caso de no hacerlo, las sihuhanas (cuidadoras) les
imponen un castigo que consiste en beber cuatro o cinco copas de mezcal. A
ellas se les obsequia una “torta”, o sea una bolsa con pan y un plato con guisado
de res, plátano cocido y arroz. La cantidad de dinero que se reúne en ambas
mesas se entrega al padre del novio para ayudarlo en los gastos de la fiesta.
Ocho días después, generalmente un lunes, las mujeres se reúnen en la cocina a
“lavar las ollas” después de otra gran comida, y las llevan a depositar en la casa
de los padres de la novia, quienes a su vez las prestarán a otros contrayentes. El
23 de junio de 1940 se casaron en Juchitán de las Flores, Oax., el escritor

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Andrés Henestrosa y Alfa Ríos. Cuarenta años después, Henestrosa reunió en un
solo volumen los textos que sobre ese tema escribieron él mismo, Raúl Ortiz
Ávila, Luis Cardoza y Aragón, Antonio Vargas Mc Donald, José Benjamín y
Agustín Yáñez.
José Ramírez Flores, en su libro Matrimonio indígena en Zacoalco
(Guadalajara, 1962), menciona que los novios, para comunicarse, se valen de
cartas escritas por un “evangelista”. Cuando el joven decide casarse, lo hace
saber a su padre, quien lo aconseja sobre el matrimonio. El padrino del novio se
encarga de pedir a la novia; va a casa de ella en compañía de amigos
distinguidos, llevando botellas de tequila y cajetillas de cigarros. Hecho el
pedimento, los esposos se consultan y piden un plazo para decidir. Mientras
tanto, la madrina de la muchacha habla con ésta, para conocer su voluntad. En la
fecha convenida, los emisarios regresan con una damasana de tequila (recipiente
de vidrio forrado de mimbre), tapada con un peso de plata; si los dueños de la
casa la aceptan y pasan a los casamenteros al interior, la respuesta es favorable.
Estas acciones son espiadas por los amigos del novio, convenientemente
escondidos, quienes poco después regresan llevando chiquihuites llenos de fruta,
la cual se distribuye, como signo de participación, entre parientes y vecinos. Este
reparto se llama tlamanchihuitz. El novio costea los vestidos para la ceremonia y
los parientes aportan los comestibles, preparados por las mujeres la víspera de la
boda. En la madrugada del día del matrimonio, los amigos del novio,
alumbrándose con hachones, torean un novillo en las calles del pueblo y
finalmente lo sacrifican frente a la casa de la joven. El novio, a su vez, lleva un
burro con una carga de leña y la coloca en la puerta. Al amanecer, la novia, ya
vestida, barre la calle y recoge la leña. El novio viste la indumentaria tradicional
del campo: calzón y camisa de manta, faja roja o azul, sombrero de palma, y
huaraches; y la muchacha, blusa blanca y falda negra bordadas con lentejuela,
cenefa verde brillante, zagalejo blanco, faja roja, zapatillas, rebozo, y
gargantillas de coral y oro. Los hombres y las mujeres van a la iglesia en
procesión, aunque en grupos separados. Después de la ceremonia religiosa, los
contrayentes reciben la bendición de sus padres y abuelos, se sirve un desayuno
y se envía a los invitados a la fiesta una olla de atole y una rosca de pan. La
fiesta se celebra en la ramada. Al centro, sobre un fondo de mascadas
multicolores, adornado con ramas verdes y papel picado, se colocan las
imágenes de los santos de su mayor devoción. En el estrado se sientan a la mesa
los jóvenes esposos, sus padres y sus padrinos. Frente a ellos se forma una cruz
con flores maxuchil, y se ponen un brasero, un salero, un botellón con agua y
tortillas, señales de que la pareja se tratará con miramiento y de que nada les
faltará en el futuro. Se sirve sopa de arroz con chorizo y rebanadas de huevo

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cocido, picadillo del novillo sacrificado, condimentado con chiles largos, pipián,
mole, frijoles y tortillas. Se bebe ponche de granada y pulque. Los invitados que
recibieron el tlamanchihuitz, quiebran en la cabeza de los asistentes cascarones
pintados rellenos de confeti. Luego se entregan los regalos, especialmente los
zuales, bolas de maíz y frijol deshidratados, envueltas en hojas de maíz o paquis,
unidas en sartas que se cuelgan al cuello. La música ameniza todos los actos. El
festejo dura todo el día y a la mañana siguiente los familiares vuelven a reunirse
en la tornaboda.
Según Ramón Mata Torres y Helia García Pérez, la Boda de Indios, comedia
popular humorística en español antiguo, se escenificaba hasta los años
cincuentas en Huentitán el Alto, Jal. Las principales escenas representaban el
robo de la novia, la queja de la madre ante el fiscal, la búsqueda y el encuentro
de la pareja, y, como final feliz, el matrimonio. A esto seguía el banquete y el
papaqui, o sea un combate con serpentinas y cascarones llenos de confeti. La
indumentaria era la tradicional de los campesinos, pero Nonanche, la madre de
la novia, llevaba una máscara.
También es notable la extraordinaria vestimenta que portan los novios
tztoziles de Zinacantan, Chis. Él viste tres trajes sobrepuestos: el normal (calzón
corto y camisa), un segundo juego de calzón y camisa, ambas prendas
elaboradas en telar de cintura; un pantalón de terciopelo verde con galón dorado,
una manta y fajas ceremoniales. La novia usa, junto con el enredo azul oscuro,
un huipil de algodón blanco. Éste va adornado, en la cenefa y en sendos
cuadretes que cubren el pecho y la espalda, con hilos de color y plumas blancas.
Esta prenda es la única que aún se hace con plumas entretejidas en la trama, a la
manera prehispánica. Además, la joven se envuelve la cabeza con una faja roja,
y cubre ésta y los hombros con un paño blanco.
BODEGA Y CUADRA, JUAN FRANCISCO DE LA
Nació en Lima, Perú, el 22 de agosto de 1737; murió en la ciudad de México en
marzo de 1794. Marino español, en 1774 fue asignado al puerto de San Blas
(Nayarit), y en 1775 se le dio el mando de la fragata La Felicidad, uno de los
tres navíos que realizaron la segunda expedición al litoral americano del océano
Pacífico norte, organizada para impedir el establecimiento de pesquerías rusas.
Zarpó el 16 de marzo y en septiembre llegó a la bahía de San Lorenzo de Nutka.
El 1° de octubre, descubrió la entrada del río Columbia, que bautizó con el
nombre de bahía de la Asunción; el día 17 avanzó hasta los 57° 18​ y localizó el
puerto que llamó de Guadalupe; el 18, a los 57° 20​, halló otro más pequeño, del
que tomó posesión y nombró de Nuestra Señora de los Remedios; el 22,
reconoció el puerto de Bucareli y la isla San Carlos; y el 27, divisó el cabo San
Agustín. A su regreso, el rey lo nombró teniente de navío, el 28 de febrero de
1776. A fines de este año, acompañó hasta Perú al visitador general José

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Antonio Areche, y compró por cuenta de la Corona la fragata La Favorita, con
la cual tomó parte en la tercera expedición, del 14 de noviembre de 1778 al 15
de julio de 1779. Tras una larga estancia en La Habana (1780-1789), se le
nombró comandante del apostadero de San Blas. Bajo su administración se
construyeron las naves Sutil y Mexicana, en 1791, de cuya expedición formó
parte para entregar el puerto de Nutka al comisionado inglés George Vancouver,
y cumplir así los términos de la convención celebrada en Londres y Madrid, el
28 de octubre de 1790. Junto con Vancouver, descubrió una isla en el Pacífico a
la que dio el nombre de ambos. Regresó a San Blas el 1° de febrero de 1793;
enfermo y cansado, se retiró del servicio el 9 de abril de ese año. Escribió: Viaje
de las fragatas Santa Gertrudis, Aranzazu y Princesa, y goleta Activa, a la costa
NE de la América Septentrional, año 1792 (manuscrito), Carta geográfica de la
costa occidental de la California… y Comento de la navegación y
descubrimientos hechos en dos viajes de orden de S.M. en la costa septentrional
de California. En 1982 el gobierno de Canadá puso el nombre de Bodega y
Cuadra a un parque en la ciudad de Vancouver y erigió un monumento al célebre
marino.
BODLEIANO, CÓDICE
(Codex Bodleianus.) Perteneció a Sir Thomas Bodley, de quien tomó el nombre.
Parece ser que Robert Devereaux, segundo conde de Essex, favorito de la reina
Isabel I de Inglaterra, después de una expedición a la costa de España y
Portugal, saqueó la biblioteca del obispo de Faso, Jerónimo Osorio ​interesado en
los viajes de descubrimiento​, y a su regreso a Inglaterra regaló los libros a su
amigo Thomas Bodley, entre los cuales se encontraba el Códice. Otra versión, la
más generalizada, es que Bodley adquirió el manuscrito en España a fines del
siglo XVI, el cual pasó junto con su biblioteca al repositorio bibliográfico de la
Universidad de Oxford (Bodleian Library), donde se halla registrado con el
número 2858. Es un códice mixteco prehispánico, fragmentario, de carácter
histórico y, especialmente, genealógico. Estaba siendo pintado en 1521, y su
escritura se interrumpió por la conquista de Oaxaca en ese año. Es, quizá, el más
importante repertorio genealógico que se ha conservado. Relata la historia de los
príncipes de diferentes lugares de Oaxaca del siglo VII al XVI, con hermosos
jeroglíficos de fino dibujo y colorido. La fecha más antigua descifrada es la que
corresponde al nacimiento de 7.“Flor” (Flor blanca; 692) y la última, la del
nacimiento de 5.“Mono” (Mazorca que entra al cerro; 1466). En el códice
aparecen las genealogías de los señores de Tilantongo, Teozacualco, Temazcal y
Pedernal, y la genealogía del “Lugar Montaña con Boca” o “Cerro de la
Máscara”. Está última encuentra su continuación en el Códice Nuttall. Lo
publicó por primera vez Lord Kingsborough en Antiquities of Mexico (Londres,
1831), con el título de Codex Bodleian. Facsimile of an original Mexican

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painting, preserved in the collection of Sir Thomas Bodley in the Bodleian
Library of Oxford. Lo volvieron a reproducir Guillermo A. Echániz: Códice
Bodley… (1947); y Alfonso Caso: Interpretación del Códice Bodley 2858
(1959), en castellano e inglés.
Véase:José Alcina Franch: Fuentes indígenas de Méjico (Madrid, 1956);
Salvador Toscano: Arte Precolombino de México y de la América Central (2a.
ed., 1952).
BOESCH DE DÍEZ BARROSO, LEONOR
Nació en Monterrey, N.L. Discípula de Pedro Luis Ogazón, se graduó de
maestra y concertista en la Academia Virgil de Nueva York. En 1932 ejecutó por
vez primera en el país, con la Sinfónica de México, el Concierto para piano de
Rimski-Korsakov. Es autora de Evocaciones y Estampas para orquesta de
cuerdas, estrenadas bajo la dirección de Silvestre Revueltas.
BOHÓRQUEZ, ABIGAEL
Nació en Hermosillo, Son., el 12 de marzo de 1937. Estudió arte dramático en el
Instituto Nacional de Bellas Artes, del que más tarde fue auxiliar del
Departamento de Difusión. De 1965 a 1970 dirigió el Departamento de
Literatura del Organismo de Promoción Internacional de Cultura (OPIC) de la
Secretaría de Relaciones Exteriores. Ha publicado libros de poesía: Fe de
bautismo (1960), Acta de confirmación (1966), Canción de amor y muerte por
Rubén Jaramillo (1967), Las amarras terrestres (1969), Memoria a la alta milpa
(1975), Digo lo que amo (1976) y Heredad: antología provisional. 1956-1978
(1981); y obras de teatro: Madrugada del centauro (1967; premiada en el
certamen de obras en un acto de la Universidad Nacional Autónoma de México),
Hoguera en el pañuelo (1968) y Caín en el espejo (1968).
BOHÓRQUEZ E HINOJOSA, JUAN BARTOLOMÉ DE
Nació en la ciudad de México en 1542; murió en la ciudad de Oaxaca en 1633.
Fue procurador de la orden de los dominicos en Roma y Madrid, rector del
Colegio de San Luis en Puebla, obispo de Caracas (1611) y sexto obispo de
Oaxaca (1617). Inició el culto a la Virgen María en su advocación de la Soledad,
construyó el coro de la catedral y escribió varios opúsculos, entre ellos Elogio a
la pureza original de la Santísima Madre de Dios.
BOJALIL GARZA, FELIPE
Nació en septiembre de 1940. Hijo del cantante Felipe (Charro) Gil y de la
cancionista Eva Garza, es conocido como Felipe Gil. Inició su carrera artística
en 1960 como intérprete de Rock​n Roll, con el nombre de Fabricio. Es autor de
varias canciones premiadas: “No debes llorar”, “Tú”, “Cuando”, “Voy a ser de
ti”, “Te amo”, “Comunicación” y “La felicidad”. Es también intérprete y
compositor de música para telenovelas. Otras de sus canciones son: “Canta”,
“Cuando salga la luna” y “La canción del hombre”.

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BOJALIL GIL, ALFREDO
Nació en Teziutlán, Pue., el 5 de agosto de 1915. Más conocido por el Güero
Gil, en 1935 ya formaba parte de un conjunto musical con sus primos Pablo y
Carlos Martínez Gil. En 1940 viajó a Estados Unidos con el grupo del Charro
Gil y sus Caporales. En 1944, en Nueva York, formó el trío Los Panchos, con
Jesús (Chucho) Navarro y Hernando Avilés. Notable requintista, el Güero Gil es
también compositor de canciones, entre ellas “Ya es muy tarde”, “Un siglo de
ausencia”, “Me castiga Dios” y “Sin un amor”, esta última con letra de Chucho
Navarro.
BOJALIL GIL, JESÚS
Nació en Puebla, Pue., el 19 de diciembre de 1917. Más conocido por Chucho
Martínez Gil, inició su carrera artística cantando en “La hora azul” de la
radiodifusora XEW. Formó parte del Cuarteto Martínez Gil, con sus primos
Pablo y Carlos, y su hermano Alfredo. Luego de una temporada en Buenos Aires
(1937), fue contratado como solista por la National Broadcasting Company de
Nueva York, donde permaneció algunos años. Ha compuesto, entre otras, las
canciones “Dos arbolitos”, “El pocito de Nacaquinia”, “Rosita se está bañando”,
“Nuestro final”, “Tus besos me hacen daño” y “Me gusta la rumba”. Figura
entre los mejores tenores intérpretes de Gonzalo Curiel. También ha actuado en
películas nacionales.
BOJALIL JABER, LUIS FELIPE
Nació en Mérida, Yuc., el 12 de marzo de 1926. Químico biólogo parasitólogo y
doctor en ciencias biológicas por el Instituto Politécnico Nacional, ha sido
profesor en instituciones de educación superior y rector de la Unidad
Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana. Es autor de: Manual de
microbiología general (1960), Programa y manual de ejercicios de ecología
humana (1968) y Microbiología médica. Ha colaborado en revistas
especializadas de México y del extranjero.
BOJÓRQUEZ, JUAN DE DIOS
Nació en San Miguel de Horcasitas, Son., en 1892; murió en la ciudad de
México en 1967. Ingeniero por la Escuela Nacional de Agricultura, se afilió al
constitucionalismo en Hermosillo (1913). Fue después presidente de la
Comisión Local Agraria de Sonora (1915), diputado al Congreso Constituyente
(1916-1917), regidor del Ayuntamiento de Hermosillo, diputado federal (1920),
ministro en Honduras y Guatemala (1921-1924), jefe del Departamento de
Estadística (1926-1932), jefe del Departamento de Trabajo y Previsión Social
(1932-1934), secretario de Gobernación en el primer gabinete del presidente
Cárdenas (1° de diciembre de 1934 al 15 de junio de 1935), jefe de la Comisión
Nacional de Turismo (1950), gerente del Banco del Pequeño Comercio (1952) y
senador de la República (1964-1967). Publicó: Sonot (Hermosillo, 1917), Yórem

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Tamegua (novela; Guatemala, 1923), Apuntes sobre la vida del general Jesús M.
Garza (1923), Calles (Guatemala, 1923), El héroe de Nacozari (La Habana,
1926), Champ (1923), Pasando por París (1929), El mundo es igual (1930), La
inmigración española en México (1932), Obregón, aspectos de su vida (en
colaboración, 1935), María Madre, del archipiélago Islas Marías en el océano
Pacífico (1937), Lázaro Cárdenas (s.f.), Forjadores de la Revolución Mexicana
(1960) y Hombres y aspectos de México en la tercera etapa de la Revolución
(1964). Prologó Al son del corazón de Ramón López Velarde (1932). Fundó El
Sector (1915), Crisol (órgano del Bloque de Obreros Intelectuales) y Matinal,
primer diario de Sonora. Escribió a menudo con el seudónimo Djed Bórquez.
BOLA
(Del latín bulla: burbuja, ampolla, pelota.) Término que tiene en el lenguaje
popular de México múltiples acepciones, tales como: rumor o mentira; multitud
de cosas; reunión desordenada, gentío, tumulto callejero; revolución. “Hacerse
bolas” es perder el orden, el hilo de un asunto, la formación; “ir en bola”
significa andar en montón o en tropel; “darle a la bola” es atinar; “no dar pie con
bola” quiere decir no atinar; e “irse a la bola” significaba afiliarse a un grupo
revolucionario.
BOLAÑO E ISLA, AMANCIO
Nació en Orense, Galicia, España, el 19 de septiembre de 1895; murió en la
ciudad de México el 21 de julio de 1971. Cursó en Madrid la licenciatura en
filosofía y letras; ya radicado en México, se doctoró en la Universidad Nacional
Autónoma de México. Sus escritos derivan del magisterio, que ejerció durante
toda su vida. Impartió latín, fonética, filología romántica y literatura española.
Publicó: Breve manual de fonética elemental, Manual de historia de la lengua
española y Estudios literarios (1960). Preparó, prologó y anotó ediciones de
clásicos españoles como El conde Lucanor, El libro de buen amor, el Poema del
Mío Cid y el Guzmán de Alfarache. Perteneció a la Academia Mexicana de la
Lengua desde el 24 de octubre de 1969.
BOLAÑOS, ALFREDO
Nació en la ciudad de México el 28 de febrero de 1915. Ciego desde niño,
aprendió a tocar el piano por el sistema Braille. Ha compuesto muchas
canciones, entre ellas “Fracaso”, “Sin ti” y “¡Que lindo es Michoacán”. Esta
última, con versos de Ernesto M. Cortázar, fue popularizada por el cantante Tito
Guízar, llegó a convertirse en himno informal de esa entidad, y fue el tema
musical la película Los paquetes de paquita.
BOLDO
Penmus boldus Mol. Pequeño árbol o arbusto, de 7 a 8 m de altura, de la familia
de las monimiáceas, originario de Chile, de donde proceden también los
nombres común y específico. El follaje es espeso y persistente. Las hojas son

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opuestas, de peciolo corto, enteras, algo coriáceas o tiesas, rugosas,
quebrantadizas, aromáticas, aovadas u oblongas, con los márgenes doblados
hacia adentro, densamente glandulosas, ásperas en la cara superior, con
nervaduras anastomosadas en arco a una cierta distancia del borde, de 2.5 a 5 cm
de largo. Las flores son pequeñas, de unos 5 mm de diámetro, verdosas o
blancas, aromáticas, agrupadas en racimos cortos (de cinco a 12); dioicas: las
masculinas presentan un receptáculo cóncavo-acampanado, con el perianto
formado por numerosas piezas sepaloides o petaloides dispuestas en espiral, y el
androceo, por multitud de estambres espiralados; las femeninas, a su vez, tienen
el receptáculo y el perianto semejantes a los de las flores masculinas, con
estambres rudimentarios o estaminodios, y gineceo constituido por dos a cinco
carpelos libres, uniovulados. De cada carpelo se forma un frutito drupáceo con
el hueso duro; los frutitos resultantes (de dos a cinco) se mantienen reunidos en
el receptáculo, que es carnoso y amarillento. Las hojas contienen aceite esencial,
un glucósido llamado boldoglucina, y un alcaloide conocido con el nombre de
boldina; se emplean, en infusión, para curar enfermedades hepáticas y, después
de las comidas, para facilitar la digestión. El cocimiento de las hojas, aplicado
en fomentos, se usa para calmar los dolores reumáticos. En Suramérica se
cultiva esta planta por su uso medicinal así como por la madera, que es dura y
proporciona un material colorante; además, los frutos son comestibles. En
México no se cultiva, pero aun así es uno de los remedios más populares de la
medicina herbolaria.
BOLERA
Suerte de seguidilla cantada en el Coliseo de México hacia 1790, que remataba
con un ritmo de zapateado.
BOLERO
Guarea glabra Vahl; igual a G. excelsa Runth. Nombre que se aplica en Sinaloa
al árbol de la familia de las meliáceas, hasta de 30 m de altura, cuyo tronco tiene
un diámetro aproximandamente de 40 a 60 cm, con ramas ascendentes y la copa
irregular. Las hojas son alternas, pecioladas, y están dispuestas en espiral; miden
de 5 a 50 cm de largo; compuestas, en forma paripinada, tienen de uno a ocho
pares de foliolos opuestos, los cuales miden 2.5 a 5 cm de ancho por 6 a 16 de
largo, elípticos u oblanceolados, con el borde entero y el ápice acuminado o
agudo, más pálido en la superficie inferior, lisos, excepto las axilas de los
nervios laterales, que son pilosas. Las flores son pequeñas, dioicas (las
masculinas y las femeninas en plantas diferentes) y están agrupadas en racimos
paniculados más cortos que las hojas (5 a 7 cm); las flores masculinas son
actinomorfas y se disponen sobre pedicelos de unos 5 mm de largo; tienen el
cáliz verdoso, pubescente, cupuliforme, con cuatro dientecillos o sépalos; la
corola está constituida por cuatro pétalos pubescentes o estrigosos, de color

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crema verdoso, y de 4 a 5 mm de largo; androceo de siete u ocho estambres, con
los filamentos unidos en un tubo blanco y las anteras sésiles, insertas en el borde
del tubo y algo salientes en relación con los pétalos. Las flores femeninas son
semejantes a las masculinas; presentan el ovario ovoide, liso (dispuesto sobre
una columnilla gruesa), tretalocular y con un óvulo en cada lóculo; sobre el
ovario se encuentra un estilo grueso, de la misma longitud que los estambres, y
que termina en un estigma truncado. En las flores masculinas se presenta
también un pistilo, pero es rudimentario, y el ovario no es funcional; en tanto
que en las flores femeninas hay estambres, aunque estériles por carecer de
granos de polen. Los frutos son cápsulas subglobosas, lisas, morenas, bivalvadas
a tetravalvadas, hasta de 2 cm de diámetro; con dos a cuatro semillas de 1 cm de
largo. La madera de este árbol, semejante a la del cedro, se usa en construcción,
para hacer mangos de herramientas o para producir carbón. Es una de las
especies comunes que forman las selvas altas y medianas en lugares muy
húmedos y fértiles de las zonas cálidas de México. Está distribuida desde el
norte de Puebla y Veracruz hasta Tabasco y Chiapas (vertiente del golfo de
México) y desde Sinaloa, Nayarit y Durango hasta Oaxaca y Chiapas (vertiente
del Pacífico). Recibe también los nombres de chohalanté y trompillo de playa
(Chiapas), cedrillo (Tabasco y Chiapas), palo blanco (Puebla y Veracruz) y palo
bolero (Sinaloa).
BOLERO
Género musical, principalmente cantable, de origen cubano, diferente por
completo del género homónimo español, del que sólo conserva el nombre.
Surgió en el último tercio del siglo XIX, en la trova tradicional de Santiago de
Cuba. Con el mismo ritmo y la misma forma de escritura del danzón, aunque
más lento, tiene una introducción de ocho compases sencillos y dos partes de
dieciséis. Su figura rítmica característica es el cinquillo y se canta con
acompañamiento de guitarras, bongós y maracas. De temática generalmente
romántica, pasó a México en la década de los veintes, influenciando la música
popular de los estados de la costa del Golfo. Entre los músicos mexicanos que
han compuesto boleros, el más destacado es Agustín Lara, quien le imprimió un
personal sello melódico y poético. Otros son Gonzalo Curiel, María Grever, Luis
Arcaraz y Alfonso Esparza Oteo. En México se crearon variantes del género,
como el bolero-beguine, la canción-bolero y el bolero ranchero.
BOLETINES
Son muy numerosas las publicaciones periódicas que con el nombre de boletín
editan en México las entidades oficiales o privadas y las instituciones culturales,
con el objeto de divulgar informaciones de interés general o de utilidad para
sectores especializados. Se mencionan a continuación algunos de los boletines
de mayor importancia y antigüedad. Entre paréntesis se indican el año en que

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empezaron a editarse y los cambios de nombre: Boletín del Instituto de
Geología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM, 1895); Boletín
del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (de 1904 a 1967, Boletín de la
Biblioteca Nacional); Boletín del Servicio Meteorológico Mexicano, Dirección
de Geografía y Meteorología de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (1818);
Boletín Sismológico, Instituto de Geofísica, UNAM (1920); Boletín de
Telégrafos, Dirección General de Telégrafos Nacionales (1924); Boletín
Estadístico, Comisión Nacional Bancaria (1925); Boletín Bibliográfico de la
Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, Instituto Politécnico Nacional (1938);
Boletín Bibliográfico Mexicano, Librería Porrúa Hermanos y Compañía, S.A.
(1940); Acción Indigenista. Boletín del Instituto Nacional Indigenista (1941);
American Society of Mexico Bulletin (1942); Boletín de Estudios Médicos y
Biológicos, Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM (1942); Boletín de
Información del Seminario de Cultura Mexicana (1943); Boletín de la Sociedad
Matemática Mexicana (1943); Boletín Mexicano de Derecho Comparado,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM (de 1948 a 1968, Boletín del
Instituto de Derecho Comparado de México); Boletín de la Asociación
Mexicana de Geólogos Petroleros (1949); Boletín de XELA. Buena Música
(1951); Boletín Bibliográfico, Departamento de Investigaciones Industriales,
Banco de México, S.A. (1954); Boletín Bibliográfico, Secretaría de Hacienda y
Crédito Público (1954); Boletín. Guanos y Fertilizantes de México, S.A. (1954);
Boletín Semanal. Colegio de Contadores Públicos de México, A.C. (1954);
Recent Books in Mexico. Bulletin, Centro Mexicano de Escritores (1954); Centro
de Estudios Monetarios Latinoamericanos. CEMLA. Boletín (1954); Boletín
Bibliográfico y Archivo Técnico de Investigaciones Industriales, Banco de
México (1955); Boletín Eclesiástico. Arquidiócesis del Arzobispado de Morelia
(1897); Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis de Guadalajara (de 1901 a
1904, Boletín Eclesiástico del Arzobispado de Guadalajara; de 1905 a 1914,
Boletín Eclesiástico y Científico del Arzobispado de Guadalajara); Boletín.
Sociedad Mutualista Siglo XX (Puebla, Pue. 1902); Sacerdos. Boletín
Eclesiástico de la Diócesis de León (1905) y Boletín Hidrométrico del Río
Bravo, Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y los Estados
Unidos, Sección Mexicana (1931). Otros son: Boletín de las Leyes del Imperio
Mexicano (1863-1865), Boletín Oficial de la Secretaría de Relaciones
Exteriores (1900), Boletín Bibliográfico (Mérida, 1900), Boletín Bibliográfico
de Antropología Americana (1937), Boletín Hidrológico (1949), Boletín de
Mecánica de Suelos (1960), Boletín del Instituto de Geografía (1971), Boletín de
Estudios Administrativos (1972), Boletín del Centro de Documentación (Toluca,
1972), Boletín Climatológico (1973) y Boletín de la Legislación de la

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Administración Pública (1986). En el campo eclesiástico, además de los ya
mencionados: Boletín Salesiano (1877), Boletín Eclesiástico de la Arquidiócesis
de Monterrey (1908), Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Querétaro (1937),
Boletín de la Universidad Iberoamericana (1953), Boletín Vocacional, de la
diócesis de Tacámbaro (1962), Boletín de la Unión Nacional de Estudiantes
Politécnicos (UNEP, 1960), Boletín de la Confederación Nacional de Escuelas
Particulares (1964), Boletín de la Prelatura de Madera (1970), Boletín Interno
de la Conferencia del Episcopado Mexicano (1971), Boletín Informativo de la
arquidiócesis de Xalapa (1972), Boletín Informativo de Papantla (1972), Boletín
Eclesiástico de Tijuana (1973), Boletín de Documentación e Información
Católica (DIC, 1973), Boletín Diocesano de Celaya (1974), Boletín de la Iglesia
Diocesana de Zacatecas (1974), Boletín Parroquial de Tapachula (1975),
Boletín del Secretariado de Evangelización y Catequesis de la Paz (1980),
Boletín del Santísimo Cristo del Ojo de Agua (Saltillo, 1980), Boletín Legaria
(1980), Boletín Informativo de la Diócesis de Apatzingán (1980), Boletín
Informativo Diocesano de Veracruz (1982), Boletín de la Santa Cruz (Ciudad
Juárez, 1982) y Boletín informativo de la Universidad Pontificia de México
(1983).
BOLÍN
Fundulus grandissimus, familia Cyprinodontidae, orden Cyprinodontiformes.
Nombre que se aplica en Yucatán al pez de cuerpo alargado, cabeza grande y
aplanada, y boca amplia, terminal, oblicua y protáctil. La mandíbula inferior está
provista de poros sensoriales; en los adultos es prominente y representa la mitad
del largo de la cabeza. El margen suborbital es libre. Tiene varias series de
dientes cónicos, más fuertes los de los extremos. Carece de espinas en las aletas;
la dorsal es única y está compuesta por 10 radios; su origen es ligeramente
anterior a la anal, formada por nueve radios ramificados; las pectorales son
cortas, las pélvicas están en posición abdominal y la caudal es redondeada. La
línea lateral se reduce a una serie de poros a lo largo de los costados. El cuerpo
está totalmente cubierto de escamas suaves al tacto (cicloideas). Es ovíparo y
presenta dimorfismo sexual (la aleta anal de los machos es de mayor tamaño que
la de las hembras, pero no forma un gonopodio, y su coloración es más
llamativa; el cerco del orificio genital es una bolsa que envuelve por lo menos el
segundo radio de la aleta anal). Se alimenta de plantas, invertebrados
(principalmente insectos) y peces. Al igual que otras formas afines, muestra
preferencia por las aguas salobres. Habita en la ciénega de Progreso, en Yucatán.
Se consume localmente. Otras especies del mismo género carecen de nombre
común y se diferencian principalmente por el número de escamas y de radios en
las aletas, y por la longitud cefálica. Se distribuyen en las aguas salobres y rios
cercanos al mar, en ambas vertientes: en la del Golfo habitan F. grandis, desde la

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laguna de Tamiahua hacia el norte; F. persimilis, en el río Lagartos, Yucatán; y F.
similis, desde Tampico hacia el norte; y en la del Pacífico, F. parvipinnis, a lo
largo de la costa occidental de Baja California, y F. lima, en el estero de San
José, B.C.S.
BOLIO DE PEÓN, DOLORES
Nació en Mérida, Yuc., en 1880. Publicó algunos tomos de lírica: De intimidad
(1917), A su oído (1917) y Yerba de olor (1924); y de cuentos: Aroma tropical
(1917). También escribió novelas: Una hoja del pasado (1919), En silencio
(1936) y Un solo amor (1937).
BOLÍVAR, SIMÓN
Nació en Caracas, Venezuela, en 1783; murió en Santa Marta, Colombia, en
1830. Es la figura principal en las luchas por la independencia de las colonias
españolas de la América del Sur. Fue libertador, gobernante y caudillo militar de
las provincias que actualmente forman las repúblicas de Colombia, Venezuela,
Perú, Ecuador, Bolivia y Panamá. Estratega y estadista, fue también un
doctrinario del liberalismo republicano y un partidario ferviente de la unión de
los pueblos hispanoamericanos. En sus cartas y proclamas, y en ensayos como
Mi delirio sobre el Chimborazo, se manifiesta como hombre ilustrado y buen
escritor. Acosado por las rivalidades entre sus segundos y por los conflictos que
surgieron entre los pueblos que él había liberado, renunció al poder cuando tenía
46 años; y murió, pobre y amargado, un año más tarde.
Aún no cumplía los 16 años cuando pasó por México. Llegó al puerto de
Veracruz el 2 de febrero de 1799 en el navío de guerra San Ildefonso, procedente
de la Guayra y con destino a España. Como el barco habría de permanecer algún
tiempo en Veracruz, decidió conocer la capital del virreinato, pasando por
Puebla y Jalapa. Durante ocho días fue huésped del oidor Guillermo de Aguirre,
y tuvo oportunidad de conocer al virrey Miguel de Azanza, a quien escandalizó
con sus opiniones sobre la justicia de la causa americana. Su breve estancia en
México perduró en sus recuerdos; siempre se refirió a la capital como “la
opulenta”, y al país lo calificaba de “rico y grande” y también de “agradable,
sano e independiente”. El 20 de marzo continuó su viaje a Europa, pasando por
La Habana.
La preocupación de Bolívar por las luchas de Hidalgo y Morelos y por los
primeros pasos independientes de México fue honda y permanente. Sus
comentarios y sus actos demuestran que tenía una información fidedigna de los
acontecimientos y una visión muy certera de su significado. A pesar de que se
sintió decepcionado por la celebración de los Tratados de Córdoba, se apresuró a
enviar, en su calidad de Libertador Presidente de Colombia, un ministro
plenipotenciario ante el Gobierno Supremo del Imperio Mexicano para
“acelerar… la más perfecta amistad, armonía y buena inteligencia”. Sin

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embargo, dicho enviado extraordinario, Miguel Santa María, se negó a
reconocer la proclamación de Iturbide como emperador y alentó a Antonio
López de Santa Anna para que se levantara contra Iturbide el 2 de diciembre de
1822, con lo cual provocó un grave incidente diplomático. Bolívar felicitó a
México por la abdicación de Iturbide y se empeñó en concluir con el nuevo
gobierno republicano el Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua.
Firmado el 3 de octubre de 1823, ese instrumento era esencialmente una alianza
defensiva contra cualquier amenaza interna o exterior a la independencia recién
conquistada. No obstante, para Bolívar tenían más importancia las cláusulas que
estipulaban el compromiso de ambos gobiernos para extender el pacto a los
demás estados de América, como paso preliminar para la asamblea de naciones
hispanoamericanas que habría de reunirse en Panamá, a fin de constituir una
confederación. El 7 de diciembre de 1824, Bolívar invitó desde Lima a los
gobiernos de México, Colombia, Río de la Plata, Chile y Guatemala para que
nombrasen delegados plenipotenciarios al congreso continental, el cual se reunió
en Panamá a principios de 1826. Los representantes de México, general José
Mariano de Michelena y Miguel Domínguez, propusieron que el congreso se
trasladara a México para continuar su deliberación. Aceptada dicha propuesta,
los delegados volvieron a reunirse en Tacubaya, en donde sesionaron hasta
mediados de 1827. La tormentosa vida política de aquellos años en México y en
los países suramericanos y la oposición de los Estados Unidos de América,
impidieron que el congreso continental produjese resultados positivos en favor
del sueño bolivariano de crear lo que algunos historiadores han llamado La
Anfictionía Americana.
La personalidad y la obra de Bolívar han sido objeto, en México, de
numerosos estudios y obras de exaltación literaria. Llevan su nombre una
céntrica calle de la capital y el anfiteatro del antiguo edificio de la rectoría de la
Universidad Nacional Autónoma de México. En 1944, el gobierno de Venezuela
donó a México una estatua ecuestre del Libertador, la cual fue colocada en el
cruce del Paseo de la Reforma y la avenida Mariano Escobedo; en esa ocasión,
Andrés Eloy Blanco pronunció un memorable discurso. Este monumento fue
removido 30 años después, con motivo de las obras del Circuito Interior, y la
estatua fue cedida por el regente Octavio Sentíes al gobierno del estado de
Tamaulipas, para que se instalara en Nuevo Laredo, de cara al territorio de
Estados Unidos. El 22 de junio de 1976, el presidente Luis Echeverría inauguró,
en el cruce de la prolongación del Paseo de la Reforma con la calle de Violeta,
en la ciudad de México, una segunda estatua ecuestre de Bolívar, igualmente
donada por el gobierno de Venezuela; este bronce es obra del escultor italiano
Pietro Canonica.

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Véase: Carlos Pellicer: Simón Bolívar (1966); Carlos Pereyra: Bolívar y
Washington: un paralelo imposible; Rafael Heliodoro Valle: Bolívar en México
(1946).

Simón Bolívar
AEM
BOLÍVAR JIMÉNEZ, ABRIL
Nació en la ciudad de México el 28 de mayo de 1953. Estudió odontología y
humanidades en la Universidad Autónoma Metropolitana y se ha dedicado a la
actuación. Miembro de la revista El Telar, ha publicado tres obras: Y ésta es la
historia de todo acabó, Importante y Apocalipsis generoso. Poemas suyos
aparecen en las antologias 125 mujeres en la poesía mexicana del siglo XX y en
Poesía erótica mexicana, 1889-1980.
BOLÍVAR Y PIELTÁIN, CÁNDIDO
Nació en Madrid, España, el 15 de abril de 1897; murió en la ciudad de México
en 1976. Licenciado (1917) y doctor (1920) en ciencias por la Universidad de
Madrid, enseñó entomología en esa casa de estudios desde 1922 hasta que
estalló la Guerra Civil Española. Fue jefe de la Sección de Entomología y
secretario del Museo de Ciencias Naturales, que dirigía su padre, Ignacio
Bolívar Urrutia. Juntos fundaron en 1925 la revista Eos, de la que aparecieron 12
volúmenes bajo su dirección. Destacó en el campo de la taxonomía de ortópteros
y coleópteros, y tuvo preferencia por el estudio de los insectos de las cavernas.
En 1939 abandonó su país y, tras unos meses en Francia, pasó a México como
refugiado político. En 1940 fundó la revista Ciencia. Trabajó para el Instituto de
Salubridad y Enfermedades Tropicales y en 1941 se le nombró profesor de la
Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, en la cual tuvo a su cargo la jefatura

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del Laboratorio de Entomología General del Departamento de Zoología y la
edición de los Anales (1943-1956). Exploró numerosas grutas del país y publicó
una serie de trabajos científicos sobre insectos mexicanos. En 1947 fue electo
presidente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. En 1948 representó al
Instituto Politécnico Nacional en las conferencias de la UNESCO sobre la
especie Hilea amazonica celebradas en Iquitos y Manaos, después de lo cual le
encargaron la prospección científica del valle del río Huallaga, afluente del
Amazonas. También enseñó paleontología en la Escuela Normal Superior, hasta
1956. Varias especies le han sido dedicadas. Publicó 98 trabajos.
BOLIVER BOLIVER, ÁNGEL
Nació en Durango, Dgo., en 1926. Maestro por la Escuela Nacional de Artes
Plásticas, ha sido catedrático y funcionario universitario. Como pintor, ha
presentado varias exposiciones y realizado murales en el edificio de la Regional
Ganadera, en Ciudad Victoria; en el aula Justo Sierra del antiguo Colegio de San
Ildefonso, donde dibujó a escala monumental los retratos de Gabino Barreda,
Antonio Caso y Erasmo Castellanos Quinto, entre otros; en la Secretaría de
Turismo y en el Museo de la Ciudad de México. Han adquirido obras suyas
varios museos, instituciones y empresas de México y del extranjero.

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BOLO - BOSTELMANN, ENRIQUE
BOLO
Regalo que hacen los padrinos del acto sacramental del bautizo a quienes
concurren a la ceremonia. Se reparte como expresión de buenos augurios para el
bautizado. Los bolos pueden ser tarjetas que llevan pegada una moneda de oro o
de plata, o una medalla con la imagen del santo cuyo nombre llevará el niño; en
ambos casos suelen añadirse oraciones o algún pensamiento y los nombres del
recién nacido, de los padres y de los padrinos. Otras veces son objetos
artesanales de manufactura delicada: paragüitas de Aguascalientes o San Luis
Potosí o palomitas de papel, ixtle o madera. En el istmo de Tehuantepec se
obsequian pequeños muñecos de barro. Casi siempre, a la salida del templo, los
padrinos son requeridos por la chiquillería al grito de “bolo, padrino”, por lo
cual éstos van provistos de monedas de baja denominación, que tiran al boleo
para que los niños las recojan. En otras regiones se prefieren las flores, las frutas
o caramelos envueltos en papel transparente. En el México prehispánico, los
parientes más allegados al recién nacido, le hacían a éste regalos que sugerían
una actividad futura: si niña, pequeños telares o metates; si varón, coas o arcos y
flechas en miniatura.
BOLÓN TIKÚ
(Del maya bolon, nueve, y tikú, dioses.) Los antiguos mayas creían que el
mundo estaba formado por una serie de planos superpuestos: 13 hacia arriba,
correspondientes al cielo, y nueve hacia abajo, pertenecientes al inframundo y a
la tierra. Cada uno de estos planos estaba regido por una deidad, de modo que
había 13 dioses del cielo (Oxlahun Tikú) y nueve dioses de la noche o de la
oscuridad (Bolón Tikú). En tres de las paredes de la cripta del Templo de las
Inscripciones de Palenque, en Chiapas, aparecen tres figuras en estuco, que se
supone representan a los “Nueve Señores de la Noche” que acompañan al
personaje enterrado. En el Chilam Balam de Chumayel se menciona la
formación del mundo: “Ah Mucen Cab salió a vendar los ojos de los Trece
Dioses. Acababa de despertar la tierra. Y fueron cogidos los Trece Dioses por
los Nueve Dioses… y llovió fuego, y llovió ceniza y cayeron árboles y piedras.
Y fueron cogidos los Trece Dioses, y fue rota su cabeza… y se los cargaron a
sus espaldas”.
BOLONCHÉN DE REJÓN, CAMP
Villa del municipio de Hopelchén, situada a 19° 50​ 10” de latitud norte y 89° 30​
45” de longitud oeste. En 1980 tenía 2 681 habitantes. Su nombre significa
“lugar de nueve pozos” en maya: de bolom, nueve, y cheen, pozo. De éstos, siete
existen y dos han sido cegados. Originalmente se llamó Bolonchenticul, pues se

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cree que el lugar fue colonizado por gentes provenientes de Ticul, a fines del
siglo XVII. La fuente histórica más antigua es una lápida que se encuentra en la
iglesia y tiene inscrita la fecha 1682. En 1871, el gobernador Joaquín Baranda le
concedió el título de villa. Se conoció como Bolonchén de Blengio y de 1896 a
1902 como de Montalvo. El nombre actual le fue impuesto por decreto del 22 de
septiembre de 1955, en honor de manuel Crescencio García Rejón y Alcalá. En
1929 el presidente Portes Gil develó una placa alusiva en la casa donde nació
este patricio. El ejido actual de Bolonchén de Rejón está constituido por 109 260
ha. Según Francisco Martínez de Arredondo (Viaje a Bolonchenticul, 1841),
llegó a tener cinco mil habitantes a mediados del siglo XIX y tres mil esparcidos
en los ranchos. En esa época se obtenían grandes cosechas de caña dulce, maíz,
frijol, almidón e higuerilla, y había 27 ranchos que producían bastantes arrobas
de panela y azúcar que se enviaban a Mérida y Campeche y a las poblaciones del
Camino Real. El mismo autor relata que la población era muy fluctuante porque
en tiempos de sequía se secaban los pozos y las aguadas y muchas personas
emigraban. En la actualidad hay en su jurisdicción 13 pueblos y rancherías. Sus
cenotes son Xtacumbilxunaan (véase) y Chimay; y sus ruinas arqueológicas,
Itzinté y Xtampak o Xlapak, a 3 y 40 km de distancia, respectivamente. Se
cultivan maíz, frijol, calabaza, chile, tomate y cacahuate; prospera la apicultura y
la ganadería es muy escasa. En 1943 se inauguró la carretera Campeche-
Hopelchén-Bolonchén de Rejón. Las festividades más importantes son las de
enero y agosto, consistentes en sacrificar un cerdo y depositar su cabeza cocida
en una charola decorada con panes, dulces y diversos objetos; la ejecución de un
baile ritual acompañado con música, cohetones y globos coloreados; el reparto
de las viandas, la función religiosa y el baile de la vaquería. La batida del
venado (puuh) y la celebración del día de muertos (hanalpixan) son también
tradicionales.
Durante la Guerra de Castas la localidad fue atacada dos veces por los indios
sublevados, en 1848 y 1849. En febrero de 1849 el coronel Eduardo Vadillo
ocupó la hacienda de Yaxché y el coronel Cirilo Baqueiro la villa de Hopelchén.
Casi al mismo tiempo el general Cristóbal Trujillo, con el auxilio de José
Tiburcio Cervera, recuperó Bolonchenticul que hacia varios meses estaba en
poder de los indígenas. Ambos tomaron el 10 de marzo el pueblo de Iturbide,
bastión de los mayas. En Bolonchén se hizo notable el caudillo maya José María
Cocom, cuyo mando llegaba hasta Hopelchén, Xcupil e Iturbide.
El 6 de marzo de 1915, tropas constitucionalistas del general Alvarado
comandadas por los generales Heriberto Jara, Pedro Aguirre Colorado y Áureo
L. Calles, tuvieron un combate con las fuerzas sediciosas de Benjamín Ortiz de
Argumedo. Éste y Eduardo Palomeque, dueño de la hacienda de Yaxché,

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confabulados con los terratenientes de la región (Cristino Lara de Hopelchén,
Miguel Calderón de Dzibalchén y Tránsito Pech de Iturbide) habían lanzado una
proclama el 28 de febrero anterior, que casi no fue secundada. Los argumedistas
que se habían atrincherado en el atrio del templo de Bolonchén fueron
totalmente derrotados después de cinco horas de reñida batalla. El saldo fue de
un centenar de muertos y bastantes heridos.
Entre los hombres célebres que han nacido en Bolonchén, destacan Manuel
Crescencio García Rejón y Alcalá, José Tiburcio Cervera y Molina y Olegario
Molina Solís.
BOLONIA, MIGUEL DE
Misionero franciscano; él y fray Juan de Padilla fueron los primeros que se
internaron en el territorio chimalhuacano. Según refiere el padre Tello en su
Crónica miscelánea, ambos frailes salvaron al infortunado rey tarasco
Tangoaxan II cuando era cruelmente atormentado por orden de Nuño de
Guzmán. Fray Miguel tenía el don de lenguas: además de la suya (flamenca),
hablaba latín, francés, español, náhuatl, otomí y cazcano.
BOLSA MEXICANA DE VALORES
Los orígenes del mercado de valores mexicano se remontan a la segunda mitad
del siglo XIX. Las primeras operaciones de carácter mercantil comenzaron a
realizarse en la segunda calle de Plateros (hoy avenida Francisco I. Madero) de
la ciudad de México. A causa del incremento constante de estas actividades,
surgió la necesidad de concentrar a los corredores de valores en las oficinas de la
Compañía Mexicana de Gas. Esta primera sede se trasladó posteriormente a la
pastelería de la viuda de Genin, quien fue una entusiasta promotora de los
negocios bursátiles. En el último tercio del siglo la situación económica se vio
favorecida por una mayor producción industrial, especialmente en las ramas
textil, papelera, minera, jabonera, vidriera y cervecera. El comercio interior
mostraba un avance importante, aunque sólo en la capital de la República y en
algunas ciudades de la provincia; y la mayor fuente de ingresos era la
exportación de materias primas, fundamentalmente minerales. Las condiciones
generales del país no permitían la generación de ahorros y los pocos que habían
tenido la posibilidad de acumular fortunas, aplicaban esos recursos a la inversión
en bienes inmuebles, o simplemente los conservaban y atesoraban, lo cual no
facilitaba ni fomentaba el desarrollo del mercado, falto de inversionistas y en
consecuencia de liquidez.
Las primeras transacciones se hicieron con títulos mineros, cuyos atractivos
rendimientos atrajeron a un número mayor de personas. Así, paulatinamente
fueron siendo más frecuentes las reuniones en que se discutían y formulaban las
escrituras de nuevas compañias, suscribiéndose acciones en apoyo de esa
industria. Esto condujo a la decisión de crear la Bolsa de Valores de México,

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constituida el 31 de octubre de 1895 en la casa núm. 9 de la calle de Plateros. El
reglamento de corredores permitía la realización de operaciones con títulos de
crédito público nacionales y extranjeros, documentos bancarios, acciones de
todas clases y valores endosables y al portador; consentía el tráfico de seguros y
de metales preciosos amonedados o en pasta y autorizaba el ejercicio del oficio
de perito contable. Para dedicarse a la profesión de corredor era necesario contar
con el título expedido por el secretario de Hacienda y prestar caución según los
requisitos impuestos por la norma legal. La Bolsa no constituía parte del sistema
de crédito o inversión; su función principal consistía en poner en contacto a
oferentes y demandantes de títulos.
A principios de este siglo, algunos problemas estructurales y reglamentarios
que no pudieron resolverse, provocaron que la Bolsa entrara en liquidación. Sin
embargo, el deseo de contar con una institución reguladora del mercado bursátil
quedó latente. Tras de varios intentos por establecer una nueva sede en la que
formalmente se llevaran a cabo esa índole de operaciones, en 1907 se constituyó
la Bolsa Privada de México, sociedad cooperativa limitada. La Revolución de
1910 acarreó consigo altibajos en el incipiente mercado. Las acciones preferidas
siguieron siendo las mineras; y las petroleras, destinadas a la exploración y
explotación de nuevos yacimientos, aunque figuraban en segundo lugar, no
llegaron a tener la demanda que se esperaba, debido sobre todo a la falta de
regulación. La Primera Guerra Mundial afectó también las actividades de la
Bolsa, pues de las acciones registradas únicamente las mineras conservaron su
operatividad, aunque con precios muy deprimidos. Hacia 1912 la tendencia
observada en el mercado de valores podía considerarse de expectativa general, a
pesar de que la prensa financiera afirmaba la tranquilidad de la situación
política. En los años siguientes continuó el decaimiento y los únicos
movimientos concretos siguieron ocurriendo en relación con las acciones
mineras. La década de los años veintes se caracterizó por un marcado descenso
en la actividad económica, paralelo a la inestabilidad política. La Bolsa afrontó
el problema de la falta de información respecto de las empresas inscritas en ella
y se sugirió la creación, en el interior de la República de otras casas
especializadas en los negocios bursátiles. En ese tiempo la Bolsa se cambió a la
casa número 33 de la calle de Isabel la Católica, donde pudo contar con
instalaciones más amplias y adecuadas. La situación por la que atravesaron en
1929 los Estados Unidos y específicamente la Bolsa de Valores de Nueva York,
no afectó de modo sensible a la Bolsa de México, pues sus operaciones eran
muy reducidas y la incidencia en los precios fue mínima.
La Ley Bancaria de 1932 definió, entre otros, los siguientes aspectos legales:
la existencia de una sola casa de bolsa en cada ciudad; la condición de ser

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socios, para los corredores de cambio titulados; el pago de una fianza, para
éstos; y la obligación para las empresas registradas de presentar cada seis meses
sus estados financieros. La Bolsa de Valores de México adquirió entonces el
carácter de sociedad anónima, sujeta a la vigilancia de la Comisión Nacional
Bancaria. Después de largas deliberaciones en asamblea, se tomó la decisión de
establecerla en definitiva en la calle de Uruguay núm. 68, donde permanecería
hasta 1991; y en 1933 se adoptó el nombre de Bolsa Mexicana de Valores, ya
autorizada para operar como institución auxiliar de crédito. Dos hechos
sobresalieron en el resto de la década: la expropiación petrolera, que trajo como
consecuencia conflictos con Estados Unidos y Gran Bretaña por la
indemnización a las empresas, y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, que
provocó la transferencia a Estados Unidos del comercio que se realizaba con
Europa.
A causa de la mayor actividad económica del país y de la formación de otros
polos de desarrollo industrial, se crearon las bolsas de valores de Monterrey y de
Guadalajara, aquélla en enero de 1950 y ésta en agosto de 1957, las cuales
desaparecieron pronto. Un nuevo edificio de la Bolsa Mexicana de Valores fue
inaugurado oficialmente en 1957 por el secretario de Hacienda y Crédito
Público, licenciado Antonio Carrillo Flores, en representación del presidente de
la República, Adolfo Ruiz Cortines. Al final de los años sesenta y al principio de
los setenta, la Bolsa presentó evidentes avances y empezó a visualizarse el
nacimiento de un verdadero mercado de valores, tan necesario para un país en
crecimiento, urgido de recursos para financiar su desarrollo. En 1975 se
promulgó la Ley del Mercado de Valores, que dotó al sector bursátil de rango y
autonomía y de un marco legal idóneo para su desenvolvimiento. La Comisión
Nacional Bancaria y de Seguros dejó de intervenir en esta actividad y se
constituyó la Comisión Nacional de Valores, organismo regulador del mercado
bursátil.
Durante los meses anteriores a la devaluación de 1976 hubo múltiples
situaciones que afectaron seriamente al país. Los esfuerzos desarrollados durante
muchos años con el fin de captar una parte del ahorro del público fracasaban
frente a esos problemas. Las compañías mexicanas se vieron obligadas a recurrir
a financiamientos en moneda extranjera, inclusive para satisfacer sus
necesidades de capital de trabajo. Las demandas de capital eran crecientes, al
igual que la imposibilidad de satisfacerlas. En los días que siguieron al cambio
de la paridad monetaria se frenaron las nuevas inversiones, simplemente porque
no existían fondos en moneda nacional para satisfacer los multiplicados
requerimientos. El sector privado y el gobierno adquirieron entonces una clara
conciencia de la necesidad de contar con un sólido mercado de valores: aquél,

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incapaz de ampliar sus actividades por la falta de crédito y a la vez urgido de
reparar sus balances; y éste, necesitado de recursos para poner nuevamente en
marcha la economía.
Hasta ese momento el crecimiento de la Bolsa había sido muy lento y
accidentado. Poco antes de la devaluación de 1976, el número de empresas
inscritas cuyos papeles eran objeto de transacción normal, era muy reducido, e
igual el importe diario de sus operaciones. El porcentaje de captación de
recursos por la vía de la Bolsa, dentro del financiamiento total, difícilmente
alcanzaba a representar algo significativo; las opciones de inversión eran pocas y
rudimentarias; la información sobre los hechos y el conocimiento de las técnicas
operativas eran mínimas; se carecía de una legislación específica adecuada y
predominaban las formas bancarias de ahorro y financiamiento. En el año de
1976 se inició una nueva etapa. Se operaron cambios trascendentales que
abrieron cauces para actuar de manera distinta y ocurrió una mudanza radical en
la mentalidad y práctica de los inversionistas y de todos los mexicanos. La
devaluación de una moneda que durante más de 20 años se había mantenido
firme, evidenció la magnitud de un fenómeno cuyo nombre era desconocido o al
menos impronunciable: la inflación. De pronto resultó que la integridad de los
ahorros tradicionales era susceptible de ser afectada y que los activos corrían
distinta suerte ante el proceso de cambio en el valor nominal de la moneda.
A principios de 1976 entró en vigor la Ley del Mercado de Valores, que
significó un gran impulso para el desarrollo de las negociaciones con este tipo de
instrumentos financieros, puesto que permitió a los agentes de valores, fundar
casas de bolsa como sociedades anónimas. Esto dio pauta para que la estructura
financiera del país iniciara los cambios que se harían evidentes años después. A
partir de 1977 se registró un periodo de rápido crecimiento en los precios de las
empresas cotizadas en el mercado. Como reflejo de esta bonanza, entre ese año y
1980 se fundaron 31 casas de bolsa en el país. En 1979, sin embargo, se registró
una severa caída en los precios de las acciones, debido al escepticismo de los
inversionistas ante las políticas económicas gubernamentales. La Bolsa no
empezaría a recuperarse sino hasta 1983, cuando la devaluación del peso de
1982 y la larga estabilidad del mercado habían dejado ya las acciones en una
posición de franca subvaluación. La recuperación iniciada en 1983 no habría de
detenerse sino hasta el cuarto trimestre de 1987.
La nacionalización bancaria de 1982 abrió un espacio para el desarrollo del
mercado de valores que fue cobrando una autonomía cada vez mayor con
respecto de las instituciones bancarias, ahora bajo el control gubernamental. A
esto contribuyó la legislación financiera de 1984 y principalmente la devolución,
en 1985, de las empresas no bancarias a la iniciativa privada. El mercado de

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valores se expandió con mayor celeridad; se hizo necesario pasar a una etapa de
sistematización, de capacitación, de tecnificación, de readecuación de mecánicas
operativas y de eliminación de todos aquellos elementos que habían probado su
obsolescencia, desgaste e ineficacia. Las autoridades gubernamentales, por
conducto de la Comisión Nacional de Valores, afinaron también sus
instrumentos de control y vigilancia, política indispensable para brindar mayores
seguridades a los inversionistas.
La actividad bursátil acrecentó sustancialmente su importancia en los
campos del financiamiento y la inversión al ampliar la gama de productos a
negociarse: acciones, obligaciones, cetes, petrobonos, aceptaciones bancarias,
papel comercial, bonos de indemnización bancaria, pagarés con rendimiento al
vencimiento, bonos de regularización monetaria y bonos de desarrollo industrial.
En octubre de 1987, la Bolsa Mexicana de Valores debió enfrentar un severo
crac, después de un auge especulativo generado entre otras cosas por la
extraordinaria captación que la bolsa vivió como consecuencia de la
disminución de las tasas de interés bancarias. Muchos recursos se desplazaron
de la banca a la bolsa, en el público se generó la ilusión de un enriquecimiento
fácil mediante la inversión en instrumentos operados en este organismo de
intermediación financiera. Hubo personas que vendieron hasta la casa para jugar
en la bolsa. Las acciones se encarecieron hasta límites peligrosos. El resultado
no se hizo esperar. El lunes 5 de octubre la Comisión Nacional de Valores
suspendió las operaciones en el piso de remates a poco de haberse iniciado la
jornada y cuando el índice bursátil había subido ya más de 25 000 puntos.
El lunes 19 de octubre el índice Dow Jones de Nueva York cayó 508 puntos
​la caída más significativa desde 1929​. En México esto se reflejó en pánico y las
órdenes de venta saturaron el mercado, frente a una demanda debilitada que no
pudo detener la caída. El índice de la Bolsa Mexicana de Valores cayó 52 000
puntos con una venta de 15 millones de acciones. El martes 20, cayó 35 778
puntos y se vendieron 235 millones de acciones. Los días miércoles y jueves
siguientes se registró un alza pero el viernes el índice bursátil volvió a caer. El
lunes 26 y el martes 27 volvieron a ser días de baja en la bolsa; aunque
posteriormente se logró controlar este tipo de caídas estrepitosas, el resto del año
la bolsa estuvo a la baja.
Después de este crac las autoridades reforzaron la regulación del mercado de
valores. El sector de empresarios bursátiles vivió una recomposición; algunas
casas de bolsa se fusionaron y otras desaparecieron. A partir de 1988 el mercado
de valores reiniciaría una nueva etapa de crecimiento. Según información dada a
conocer por el C.P. y Lic. Luis Miguel Moreno Gómez, presidente de la
Comisión Nacional de Valores, el valor de capitalización de ese mercado había

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crecido, entre 1988 y 1992, aproximadamente seis veces en términos reales; el
volumen accionario se había cuadruplicado en el mismo periodo.
Desde mediados de la década de 1980, la Bolsa cuenta con un avanzado y
poderoso sistema central de informática de cobertura nacional, complementado
por una red de teleproceso que distribuye información en los principales centros
económicos del país, útil para la captación a control remoto de órdenes de
compraventa; con servicios complementarios que difunden los resultados
bursátiles en el país y en los principales centros financieros del extranjero.
Actualmente las casas de bolsa pueden disponer, desde terminales instaladas en
sus oficinas, de la información oportuna y transparente sobre las operaciones y
los resultados de las emisoras, en periodos diarios, semanales, mensuales,
trimestrales y anual.
A fines de abril de 1992, el entonces presidente de la Bolsa Mexicana de
Valores y de la Asociación Mexicana de Casas de Bolsa, José Madariaga
Lomelín, anunció un plan de automatización de la Bolsa Mexicana de Valores
para situarla a la altura de las más modernas del mundo.
La bolsa cuenta también con organismos periféricos de apoyo como son la
Asociación Mexicana de Casas de Bolsa, el Instituto para el Depósito de
Valores, el Instituto Mexicano del Mercado de Capitales, la Academia de
Derecho Bursátil y el Fondo de Contingencia en Favor del Público Inversionista.
Hasta mediados de 1993 existían 26 casas de bolsa con 174 sucursales
distribuidas en el país. Dieciséis de ellas pasaron a constituir parte de grupos
financieros entre 1991 y 1992.
En cuanto a la vinculación institucional con el exterior, en junio de 1992 las
personalidades del sector participaron en el Consejo de Autoridades regulatorias
de los mercados de valores del Continente Americano, con el fin de avanzar en
la constitución de un foro de cooperación para promover el desarrollo de los
mercados, los flujos de inversión y el crecimiento de las economías de la región.
En las negociaciones para el Tratado de Libre Comercio se logró el
reconocimiento de la asimetría en el grado de desarrollo del sistema financiero
mexicano en comparación con los de Estados Unidos y Canadá., por lo que se
aseguró una apertura gradual y que el control y las decisiones sobre política
monetaria y cambiaria del país fuese exclusiva competencia de las autoridades
financieras mexicana. El Tratado otorga a las partes el derecho de establecer
instituciones financieras, bancarias y de valores, así como de otros servicios
financieros en los tres países, bajo los principios básicos de trato nacional. Las
instituciones extranjeras podrán instalarse en México únicamente bajo la figura
de empresas filiales subsidiarias, no como sucursales, y estarán constituídas
como empresas mexicanas sujetas a las leyes y supervisión financiera de las

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autoridades nacionales.
Entre 1994 y 1995, a raíz de los conflictos políticos y la crisis devaluatoria
de aquel año, la Bolsa Mexicana de Valores vivió una etapa negativa de la cual
no tardó mucho en empezar a recuperarse para llegar a ser considerada en 1997
como una de las bolsas más rentables del mundo, aunque para algunos analistas
estaba muy lejos de haber vuelto a alcanzar los niveles de 1994.
BOLSEROS
Orden Passeriformes, familia Emberizidae, subfamilia Icteridae. Aves canoras
llamadas así por su costumbre de hacer nidos colgantes en forma de bolsa,
tejidos con material vegetal. Pertenecen al género Icterus. Se le nombra bolseros
en el sureste de México, y calandrias o chorchas en la mayor parte del territorio
nacional. Se registran las especies bolsero norteño o calandria norteña (I.
galbula), bolsero castaño o calandria café (I. spurius) y bolsero cabecinegro (I.
prosthemelas). Este tiene la cabeza, el pecho, el dorso, las alas y la cola negros,
y la rabadilla y las partes inferiores amarillas, al igual que los hombros. Se
encuentra en los bosques húmedos bajos de Veracruz, Oaxaca y Yucatán.
BOLTON, HERBERT EUGENE
Nació en Wilton, Wisconsin, E.U.A., en 1870; murió en Berkeley, California, en
1953. Fue un distinguido catedrático de historia de América en la Universidad
de Stanford, y luego en la de California, en la que llegó a ser jefe del
Departamento de Historia. Más adelante, director de la Biblioteca Brancroft, de
la propia Universidad. Gran investigador, formó escuela y dejó numerosos
discípulos que han continuado sus trabajos. Entre sus obras: Guide to the
Materials for United States History in the Archives of Mexico (Washington,
1913), Texas in the Middle Eighteenth Century (1915), The Spanish Borderlands
(1921), Francisco Palou. O.F.M. (Berkeley, 1926), Kino​s Historical Memoir of
Pimeria Alta (1683-1711). A Contemporary account of the beginning of
California, Sonora and Arizona by father Eusebio Francisco Kino (Cleveland,
1919), Anza​s California Expeditions (1930), Wider Horizons of American
History (1939), Cultural Cooperation with Latin America (1940) y Coronado
(1949).
Véase: Theodore E. Theautlein: “Herbert Eugene Bolton (1870-1953)”, en
Revista de Historia de América (1954).
BOMBA
1. Cohete o petardo usado en las fiestas.
2. Sátira, ironía, pulla improvisada contra una persona.
3. En el Sureste, especialmente en la península de Yucatán, copla galante o
intencionada que el hombre dirige a su pareja de baile; por ejemplo: “En esa
boquita en flor / que te ha regalado Dios, / no hay ningún labio inferior: / ¡Son
superiores los dos!”

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BOMBIL
Davilla aspera (Aubl.) Ben. Arbusto trepador de la familia de las dilleniáceas.
Tiene hojas alternas, simples, con estípulas; pecioladas, elípticas u ovoideas, de
6 a 8 cm, con el borde redondeado hasta el ápice, el cual algunas veces es agudo;
coriáceas, ásperas en el haz, con vellosidades cortas en el envés. Las flores se
agrupan en panículos largos, terminales, de color amarillo; con cinco sépalos
persistentes, tres pequeños exteriores y dos interiores, de consistencia leñosa,
que siguen creciendo después de la floración y encierran al fruto; los pétalos son
casi tan grandes como los sépalos interiores; tiene estambres numerosos, libres,
con las antenas erectas; y óvulo unicarpelar, bivalvo, con la semilla rodeada por
un arilo delgado. Las hojas de estas especies se usan a veces como lija y los
tallos, por su resistencia, se utilizan para amarrar los maderos que se usan en la
construcción de chozas o cabañas. En Tabasco se conoce como bejuco de
tachicón.
BONAMPAK (Chis.)
(En maya, “muros pintados”; nombre adjudicado por el doctor Silvanus
Griswold Morley.) Pequeño centro urbano arqueológico ubicado en el estado de
Chiapas, al noroeste de Comitán y a 24 km al sureste de Yaxchilán (16° 45​ de
latitud norte y 91° 01​ de longitud oeste). Ahí se descubrieron pinturas murales
de extraordinario interés para el conocimiento de la cultura maya. Ocultas en la
selva lacandona, las ruinas de Bonampak fueron descubiertas en 1946 por el
fotógrafo G. E. Healy y el explorador Carlos Frey, quien moriría en 1952,
ahogado en el vecino río Lacanjá durante otra expedición. En el primer viaje,
fueron guiados por un indígena de origen maya, Pedro Pech. Los edificios son
de características similares a los de Yaxchilán y no presentan novedades en el
estilo arquitectónico; tienen de uno a tres cuartos en una sola crujía rematada por
cresterías caladas, pertenecientes al periodo medio de los Señoríos Teocráticos
(hacia 540 d.C.). Uno de ellos, el denominado Templo de las Pinturas, tiene tres
salas cuyos muros y bóvedas están totalmente decorados al fresco. Las pinturas
presentan escenas de la vida maya hacia el año 800, lo que ha permitido estudiar
costumbres, vestimentas, armas, ceremonias religiosas e instrumentos musicales.
Los temas representados son un conflicto armado, una consulta de jefes militares
o altos dignatarios, el juicio de los prisioneros y la tortura y ejecución de éstos, y
un festival de victoria. Las pinturas han sido motivo de diferentes
interpretaciones; la más aceptada fue propuesta en 1985 por el sociólogo chileno
Alejandro Lipschutz y se funda en que varias de las figuras de los prisioneros
presentan evidencias de tortura (dedos y uñas arrancados). Según esto, los
murales de Bonampak muestran la represión de uno de los primeros
levantamientos campesinos en la región, acto del que quiso dejar constancia el
grupo rector, como una advertencia a los desafectos y una enseñanza a los

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sucesores. Contrasta la riqueza de los vencedores con la pobreza en vestimenta y
armas de los vencidos, y llaman la atención las huellas de las torturas, pues se
sabe que las víctimas destinadas a ser sacrificadas a los dioses nunca recibieron
ese trato. El conflicto no parece haber sido entre ciudades, ni contra alguna
aldea, ya que no se advierte igualdad entre uno y otro grupos. Es notable que los
dirigentes del bando vencido sean gente de mucho menores recursos. Cuando se
trabajó en el sitio, parte de los murales, al ser expuestos y copiados, quedaron a
la intemperie y sufrieron daños al perderse la humedad de los muros; además,
algunas secciones se han resquebrajado por la sequedad que originó el petróleo
que visitantes imprudentes arrojaban a las pinturas para avivar los colores. Sin
embargo, desde 1964 existen buenas reproducciones en el Museo Nacional de
Antropología.
Véase: Raúl Anguiano: Expedición a Bonampak (1959); Karl A. Ruppert,
Eric J. Thompson y Tatiana Proskouriakoff: Bonampak, Chiapas, México
(Washington, 1955); Agustín Villagra Caleti: Bonampak (1949).

Armas prehispánicas (mural de Bonampak)


AEM

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Mural de Bonampak (detalle)
AEM
BONAVIT, JULIÁN
Nació y murió en Morelia, Mich., (1872-1953). Hizo la preparatoria en el
Seminario Tridentino y se tituló de farmacéutico (1891) y de médico cirujano
(1895) en la Escuela de Medicina de su ciudad natal. Fue director del Hospital
Civil de Zitácuaro durante cinco años; después, en Morelia, profesor en el
Colegio de San Nicolás y en las escuelas normales. Atraído por la investigación,
revisó los archivos de la ciudad en busca de documentos sobre el pasado del
Colegio; y como éste tuvo sus orígenes en Pátzcuaro, donde lo fundó Vasco de
Quiroga, se interesó también por esta población y, con el profesor Carlos
Treviño, publicó una Breve guía histórica de la ciudad de Pátzcuaro (Morelia,
1908). También publicó artículos de historia regional en los boletines de la
Sociedad de Farmacia, de la Sociedad Michoacana de Geografía y Estadística, y
de la Escuela de Jurisprudencia. En este último apareció, en 1909 y 1910, una
obra que más tarde reuniría en un volumen: Fragmentos de la historia del
Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo (Morelia, 1910), que es
la aportación más valiosa hecha hasta hoy a la historia del plantel; del libro se
hizo una tercera edición en 1940, y otra en 1958, esta última con una segunda
parte escrita por el profesor Raúl Arreola Cortés, quien desarrolló la historia de
la Universidad Michoacana, creada en 1917.
BONDA, BONDO o MUNDO
(Voz otomí.) Opuntia durangensis o guerrana. Nombre con el que se designa, en
el estado de Hidalgo, al nopal tapón liso de frutos carmesíes, a veces muy
grandes (el doctor Horacio Rubio encontró uno de 400 g de peso). También se le

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llama nopal pelón o moradillo.
Este nopal corresponde al tenochtli de los aztecas, emblema del corazón
humano que figura en el escudo nacional. Con los mencionados nombres de
Bonda o Bondo siguen designando los otomíes a la ciudad de México, o sea,
Tenochtitlan, el místico lugar del tenochtli. En el Códice Otomí Mexicano de
Huichapan, conservado en el Museo Nacional, Tenochtitlan-México es llamado
Abandono Amadetzana (la partícula locativa an desempeña la función de la
posposición náhuatl titlan). Amadetzana, “enmedio de la luna”, es la traducción
otomí de “México”.
Véase: Lawrence Ecker: “Testimonio otomí sobre la etimología de México y
Coyoacán”, en El México antiguo (1940); Horacio Rubio: Distribución
geográfica de las lenguas aborígenes en el estado de Hidalgo.
BONET MARCO, FEDERICO
Nació en Madrid, España, el 18 de octubre de 1906; murió en la ciudad de
México el 10 de junio de 1980. Licenciado (1927) y doctor (1930) en ciencias, y
licenciado en medicina (1930) por la Universidad Central de Madrid, fue
naturalista y conservador del Museo de Historia Natural y catedrático en la
Escuela Superior de Veterinaria y en el Instituto Nacional Antonio de Nebrija,
del que llegó a ser director en 1935. Se especializó en colémbolos cavernícolas y
en espeleología. Defendió a la República durante la Guerra Civil Española. Al
término del conflicto, estuvo en tres campos de concentración en Francia y en
julio de 1939 pudo llegar a México. Fue nombrado profesor de la Escuela
Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), fundó la cátedra de zoología, y en
1941, junto con José Alvarez del Villar, instaló el Laboratorio de Zoología, del
que se hizo cargo de 1945 a 1962. Reanudó sus estudios sobre colémbolos y
reunió nuevas colecciones; entre 1942 y 1950 publicó 17 trabajos de
entomología, todos sobre Collembola y Protura. Exploró cuevas, escribió una
monografía sobre la región de Cacahuamilpa, Gro., y formó una bibliografía
exhaustiva sobre el tema. Desde 1950, sin dejar la ENCB, prestó sus servicios de
geólogo en Petróleos Mexicanos; y desde 1951 fue investigador del Instituto de
Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, en las ramas de
paleontología y paleoecología. Al igual que otros profesores, intervino en la
creación del doctorado en la ENCB. En 1968 era ya jefe del Departamento de
Biología de la Sección de Graduados y coordinador de la División de Biología y
Medicina. Publicó 61 trabajos.
BONETE
Jacaratia mexicana D.C.; igual a Pileus mexicanus (D.C.) Johnston y Carica
mexicana (D.C.) Wms. Árbol de la familia de las caricáceas, hasta de 15 m de
alto; con el tronco cónico, muy grueso en la base, el cual se divide en unas
cuantas ramas anchas de las que se originan ramitas de consistencia blanda; de

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corteza lisa, grisácea, y madera suave, debido a que tiene una médula esponjosa
que ocupa la mayor parte de su volumen. Tiene hojas agrupadas en los extremos
de las ramitas, caedizas, alternas; de morfología variable, pero generalmente
lobuladas o compuestas de tres a siete hojuelas palmeadas; éstas son obovadas y
agudas, hasta de 6 cm de ancho por 10 de largo. Es de flores unisexuales, en
individuos separados (plantas dioicas), pentámeras, con cinco sépalos y cinco
pétalos; las masculinas, con la corola de unos 2 cm (amarilla pálida y con 10
estambres libres), agrupadas en panículas axilares o terminales; las femeninas,
aisladas, con el pedúnculo largo, verdosas, de unos 4 cm, dispuestas en la parte
terminal de las ramitas. El fruto es pentalocular, colgante, de unos 8 a 10 cm de
grueso por 15 de largo, cónico u ovoide-oblongo, con cinco costillas que se
prolongan hacia la base en otras tantas alas, lo cual le da el aspecto de gorro o
bonete, aunque puede variar de forma, y es a veces alargado, angosto y
retorcido; la pulpa es dulce, amarilla rojiza, y las semillas son negras, ásperas,
provistas de un arilo. Los frutos, comestibles, se preparan cocidos en dulces o
ensaladas. Si se comen crudos pueden producir inflamación de la mucosa bucal;
no obstante, por esta última característica se usan en medicina popular contra
fuegos y apostemas. El látex tiene una enzima llamada mexicaína, de
propiedades muy semejantes a la papaína por su acción digestiva de las
proteínas; también se han comprobado sus propiedades antihelmínticas para
lombrices y oxiuros. En Colima y en el Sureste los indígenas preparan una
especie de tortilla con el almidón de la médula del tronco. En Chiapas los
chamulas mezclan la harina de la base del tronco con la masa de maíz en época
de sequía y con esta mezcla preparan alimentos de mayor valor nutritivo. Se
desarrolla con frecuencia en las selvas bajas de hojas caedizas, en zonas más
bien secas, de Morelos, Colima, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz,
Campeche y Yucatán. Recibe también los nombres de papaya orejona (Chiapas),
orejona y papayo montés (Oaxaca), cuaguayote o coahuayote (Colima y
Veracruz), coalsuayote (Guerrero) y kumché o kunché (Yucatán). El nombre
náhuatl, de donde derivan los nombres usados en Colima y Veracruz, es
cuahuáyotl, que significa calabaza de árbol.
BONFIL, RAMÓN G
Nació en Tetepango, Hgo., en 1905. Graduado de maestro normalista, siguió
algunos estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México y más tarde
tomó cursos de perfeccionamiento en París y Ginebra. Realizó una carrera
magisterial completa, empezando como maestro de grupo en escuelas rurales y
primarias urbanas. Fue después director de escuela primaria, profesor y director
de escuelas normales y director de educación en varios estados. Su interés en los
problemas económicos y sociales lo llevó al Centro Regional de Educación
Fundamental para América Latina (CREFAL), patrocinado por la UNESCO, en

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Pátzcuaro, Mich., donde fue profesor de desarrollo de la comunidad y de
educación de adultos. Pasó después a la Secretaría de Educación Pública, donde
fue director general de Alfabetización y de Enseñanza Normal, subsecretario de
Educación Primaria y Normal y secretario de la Comisión Nacional de los
Libros de Texto Gratuitos. Ocupó también la presidencia de la Academia
Mexicana de la Educación (1985). Paralelas a su labor docente, desarrolló
actividades políticas y de organización social entre maestros y campesinos. Fue
fundador y primer secretario general de la Confederación Mexicana de
Maestros, dirigente de la Confederación Nacional Campesina y diputado al
Congreso de la Unión.
BONFIL BATALLA, GUILLERMO
Nació el 11 de enero de 1935. Etnólogo por la Escuela Nacional de Antropología
e Historia y doctor en antropología por la UNAM. Catedrático e Investigador en
esas instituciones y en la Universidad Iberoamericana. Efectuó trabajos de
campo vinculados con problemas de nutrición, vivienda, organización religiosa,
comercio y desarrollo económico en comunidades rurales y zonas indígenas en
Cholula, Puebla, y en la región de Cuautla-Amecameca-Chalco. Miembro del
Instituto de Investigaciones Históricas (1967-1972), director general del INAH
(1972-1976) y del Centro de Investigaciones Superiores del INAH (1976-1980);
fundador y director del Museo Nacional de Culturas Populares (1981-1985).
Titular de la Dirección de Culturas Populares de la SEP. Algunos de sus artículos
son: Imperialismo y cultura nacional en la educación; Historia-obstáculos-
perspectivas (1967); Del indigenismo de la revolución a la antropología crítica,
en De eso que llaman antropología mexicana (1970); “Concepto de indio en
América, una categoría de la situación colonial”, en Anales de Antropología (IX-
1972); “Los pueblos indígenas: viejos problemas, nuevas demandas”, en México
Hoy (1979); “Minorías étnicas: la alternativa del pluralismo”, en El desafío de
México (1982); y “Política indigenista en un estado multiétnico”, en Política
estatal y población indígena (Quito 1984). También dirigió dos películas
documentales: Los amuzgos (1962) y Él es Dios (1965). Entre sus libros
destacan México profundo (Una civilización negada) (1988) y Utopía y
Revolución (1987). Murió el 19 de julio de 1991 en la ciudad de México a causa
de un accidente automovilístico.

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Guillermo Bonfil Batalla
Foto Hermanos Mayo
BONIFAZ EZETA, ÁNGEL
Nació en Toluca, Méx., en 1935. Estudió y ejerció la docencia en la Facultad de
Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha ocupado
puestos administrativos y fue diputado por el Distrito Federal. Ha colaborado en
revistas literarias y escrito dos novelas: Los mitos del confeso (1977), que se
desarrolla en los medios administrativos; y Falsos testimonios (1981), monólogo
de una mujer que oscila entre su condición social y su libertad.
BONIFAZ NUÑO, ALBERTO
Nació en Niltepec, Oax., el 15 de diciembre de 1911. A partir de 1945 ha
publicado cuentos y crítica literaria en revistas de la ciudad de México y de la
provincia. Es autor de: La cruz del Sureste (novela, 1954), Juego de espejos
(cuentos, 1959), El derecho del señor (comedia, 1960), Las cinco ciudades
(novela, 1969), El último castillo (cuentos, 1972), El paraíso vendido (ensayos,
1976) y El alba de oro (novela, 1980).
BONIFAZ NUÑO, RUBÉN
Nació en Córdoba, Ver., el 12 de noviembre de 1923. Licenciado en derecho y
doctor en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México, es profesor e
investigador de esta casa de estudios, donde ha ocupado los cargos de director
general de Publicaciones, coordinador de Humanidades y director del Instituto
de Investigaciones Filológicas. Para fomentar el conocimiento de las letras
clásicas, ha dirigido la colección Bibliotheca Scriptorum Graecorum et
Romanorum Mexicana, dentro de la cual ha editado obras latinas en versiones
rítmicas hechas por él, con introducción y notas también suyas. Dirige al mismo

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tiempo la colección Nuestros Clásicos.
Su obra poética es una síntesis de la influencia que tuvo en su formación la
tradición grecolatina, de su afán de acercarse al mundo prehispánico y de su
inconformidad con la sociedad actual. Ha publicado: La muerte del ángel
(1945), Poética (1951), Ofrecimiento romántico (1951), Imágenes (1953),
Cuaderno de agosto (1954), Los demonios y los días (1956), El manto y la
corona (1958), Canto llano a Simón Bolívar (1959), El dolorido sentir (1960),
Fuego de pobres (1961), Siete de espadas (1966), El ala del tigre (1969), La
flama en el espejo (1971), Tres poemas de antes (1978), De otro modo lo mismo
(1979, que reúne los libros anteriores y poemas no coleccionados de 1945 a
1965), As de oros (1981), y El corazón de la espiral (1983). Además, ha escrito
ensayos sobre arte: Destino del canto (1963), los dedicados a los pintores
Ricardo Martínez y Santos Balmori, y los que tratan de temas prehispánicos: La
puerta del templo (1980), El arte en el Templo Mayor (1981), El cercado
cósmico (1985) y La imagen de Tláloc. Es miembro de El Colegio Nacional y de
la Academia Mexicana de la Lengua. En 1974 recibió el Premio Nacional de
Letras.
BONILLA, ANTONIO
Teniente de infantería y secretario de Cámara. El virrey Antonio María de
Bucareli y Ursúa lo comisionó para redactar un sumario de todos los sucesos de
Texas, con el fin de que una junta de Guerra y Hacienda que debía reunirse,
tuviera antecedentes para dictaminar sobre un informe del gobernador de Texas,
barón de Ripperdá. En forma condensada, Bonilla proporciona un relato de
conjunto de los principales acontecimientos de Texas acaecidos desde 1685
hasta 1772, fecha en que lo escribió. Utilizó, para hacerlo, un acopio de material
de primera mano. En la última parte de su trabajo expone su opinión, a manera
de reflexiones. El escrito fue publicado por Edmundo O​Gorman, con una nota
introductoria, en “Breve compendio de la Historia de Texas”, en el Boletín del
Archivo General de la Nación (1938). Ha sido traducido al inglés por Elizabeth
Howard West, con introducción y notas, en el Quarterly of Texas State
Historical Asociation (Austin, 1904).
BONILLA, MANUEL
Nació y murió en el estado de Sinaloa (1867-1957). En su estado sirvió en varios
cargos administrativos, fundó el Club Antirreeleccionista, y durante una época
tuvo a su cargo El Correo de la Tarde, desde el cual criticó duramente al
gobierno porfirista, por lo que fue encarcelado. Formó parte del gobierno
provisional de Madero y, a la caída de éste, se incorporó al carrancismo y luego
al villismo.
Fue comisionado por el general Francisco Villa para atender el problema
agrario en el estado de Chihuahua, procedió con gran decisión, enfrentándose a

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los ataques de los latifundistas. Escribió: De Aztlán a México, peregrinación de
los nahoas y Estudio de petroglifos sinaloenses (1942).
BONILLA, MARÍA
Nació en Coatepec, Pue., en 1902. Muy niña pasó con su familia a la ciudad de
México. Realizó estudios de canto en el Conservatorio Nacional de Música
(1921-1924), así como en Alemania. A su regreso al país, se inclinó por el
género lied para su propia carrera, se dedicó al concertismo y a la enseñanza, y
destacó como recitalista y solista de orquestas sinfónicas. Dejó grabada en disco
la obra casi completa de Salvador Moreno, con acompañamiento al piano del
propio autor.
BONILLAS, IGNACIO
Nació en Hermosillo, Son., en 1858; murió en Estados Unidos en 1957.
Ingeniero al servicio de empresas mineras y compañías deslindadoras, en 1890
derrotó a una partida de apaches en la sierra de los Ajos. Maderista en 1910, se
adhirió en 1913 al constitucionalismo. De 1917 a 1920 fue embajador de México
en Estados Unidos. En 1920 fue candidato a la Presidencia de la República y
objeto de duros ataques durante la campaña. Acompañó a Venustiano Carranza
en su odisea hasta Tlaxcalantongo.
BONITO
Familia Scombridae, orden Scombriformes. Nombre de varias especies de peces
semejantes a los atunes; se distinguen de ellos por su talla pequeña (de 40 a 75
cm) y por la presencia, en la parte superior de los costados, de bandas oscuras
oblicuas o casi horizontales. Son de hábitos pelágicos y nadadores excelentes,
capaces de realizar grandes migraciones, pero muestran preferencia por las
aguas someras de las plataformas continentales, en donde forman grandes
cardúmenes. Se alimentan principalmente de pequeños peces. Auxis thazard es
una especie cosmopolita de aguas tropicales y templadas. Sarda velox y S.
chilensis se encuentran en el Pacífico, y S. sarda y Euthinnus alleteratus en el
Atlántico. Se capturan con chinchorros, redes de cerco y de arrastre. Se
consumen principalmente frescos, aunque en el Noroeste suelen enlatarse. La
producción mexicana de bonito ha permanecido más o menos constante durante
los últimos 10 años, y es del orden de las 2 mil toneladas anuales.
BONPLAND, AMADO
(Su verdadero nombre era Aimé Goujaud.) Nació en La Rochela, Francia, en
1773; murió en Santa Ana, Argentina, en 1858. Médico y botánico, fue
compañero del barón Alejandro de Humboldt durante el viaje a Nueva España
(1803-1804). La publicación de una de las obras de Humboldt y Bonpland, con
la descripción de 4 500 especies de la América intertropical, fue dirigida por el
botánico alemán Kunth. Se explica así que los nombres de muchas plantas
americanas lleven las letras H.B.K., iniciales de los tres sabios. Es autor de Las

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plantas equinocciales recogidas en México, en Cuba, en las provincias de
Caracas, de Cumaná, en los Andes de Quito, sobre las orillas del Orinoco y del
Amazonas (1805).
BOOT, ADRIÁN
Se supone que era de origen holandés o francés, pero se ignoran los lugares y
fechas de nacimiento y muerte. Debió llegar a México antes de 1612, pues ese
año el embajador de España en París, Íñigo de Cárdenas, con carta fechada el 29
de julio, mandó a esa ciudad el plano de Adrián Boot titulado: Diseño de la
ciudad de México y del virreynato de Nueva España desde el mar de norte al del
sur, para instrucción del desagüe de la laguna de México. Encargado de hacer
algunas obras hidráulicas de esta índole en el valle de México, presentó un
proyecto en 1614, desechando lo realizado anteriormente por Enrico Martínez y
proponiendo “llevar el río de Cuautitlán por el socavón viejo de desagüe” para
evitar las inundaciones. Pero al consulado de la ciudad de México, que era la
autoridad encargada de llevar a cabo el proyecto, le pareció éste oneroso e
inconveniente, por cuanto se pensaba unir el río de Cuautitlán con los lagos de
Zumpango y las avenidas de Pachuca para luego expulsar juntas las aguas (6 de
abril de 1615). Por esa causa no llegó a participar en esas importantes obras,
continuando al frente de ellas Enrico Martínez (v. MARTÍNEZ, ENRICO). Se
trasladó al puerto de Veracruz para levantar planos concernientes a la defensa
del puerto, inspeccionó ese lugar, el fuerte de San Juan de Ulúa y las islas
vecinas. De esos estudios dejó un hermoso plano: Puerto de la Vera Cruz nueva
con la fortaleza de San Juan de Ulúa en el Reino de la Nueva España en el Mar
del Norte, 1615. Más tarde se le mandó a Acapulco con el propósito de
encargarse de la reestructuración del fuerte de San Diego, al cual le añadió cinco
reductos. De ese tiempo procede su Mapa del puerto de Acapulco. Estas dos
últimas cartas fueron encontradas en Reulle, Francia, por el historiador
mexicano Francisco del Paso y Troncoso, quien las mandó litografiar en colores
a la Casa Ruffoni de Florencia, Italia, durante su larga permanencia en Europa
(v. PASO Y TRONCOSO, FRANCISCO DEL).
Véase:Manuel Carrera Stampa: “Planos de la ciudad de México, desde 1512
hasta nuestros días”, en Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística (1949); Berta Flores Salinas: México visto por algunos de sus
viajeros. Siglos XVI y XVII (1964); William Mayer: Early Travellers in México
in 1534 to 1816 (1961).

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Acapulco, dibujo de Adrián Boot
AEM
BOQUERÓN
(Cetengraulis edentulus, familia Engraulidae, orden Clu Peiformes.) Pez de
cuerpo moderadamente alto y comprimido, de 15 cm de longitud, vientre no
aquillado y sin series de escamas. El hocico es prominente y un tanto agudo, no
tiene dientes en las mandíbulas y la maxila superior no es muy larga. Los
opérculos están unidos ventralmente por medio de una membrana muy delgada.
Las branquiespinas son finas y muy numerosas. El dorso es de color azul
verdoso, los lados plateados (en los juveniles sólo una banda lateral plateada) y
las aletas hialinas. Es común en el golfo de México y en el mar Caribe. Es de
hábitos pelágicos y vive cerca de las costas. Suele formar grandes cardúmenes.
Se alimenta de pequeñas algas microscópicas, principalmente diatomeas. Se
pesca con chinchorro y se vende fresco, congelado o frito. También se le conoce
en algunas localidades como anchoveta.
BORAH, WOODROW
Nació en Utica, Mississippi, E.U.A., en 1912. Doctor en filosofía por la
Universidad de California y profesor de historia latinoamericana en la
Universidad de California (Berkeley), fue presidente honorario de la VI Reunión
de Historiadores Mexicanos y Norteamericanos celebrada en 1983. Ha
publicado: “Archivo de la Secretaría Municipal de Puebla. Guía para la consulta
de sus materiales”, en Boletín del Archivo General de la Nación (1942-1943),
Silk culture in Colonial Mexico (1945), New Spain​s Century of Depression
(1951), Early Trade and Navigation between Mexico and Peru (1954); y en
colaboración con Sherburne L. Cook: Price Trends of Some Basic Commodities
in Central Mexico. 1531-1570 (1958), The Indian Population of Central Mexico,

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1531-1610 (1960), The Population of Central Mexico in 1548: an Analysis of
Suma de Visitas de Pueblos (1960), Aboriginal Population of Central Mexico on
the Eve of Spanish Conquest (1963), Social Welfare and social obligation in
New Spain: Atentative Assessment (1966), Essays in Population History (1971-
1974) El siglo de la depresión en Nueva España (1975), y Comercio y
navegación entre México y Perú en el siglo XVI (1975).
BORBÓNICO, CÓDICE
(Codex Borbonicus.) El original se conserva en la Biblioteca del Palacio Borbón
de París, asiento de la Asamblea Nacional francesa. Es una tira de papel
indígena con 36 hojas (39 por 40 cm), de carácter calendárico, ritual y
adivinatorio. Está dividido en dos partes. La primera contiene un tonalámatl, o
sea, un calendario religioso y adivinatorio, con las deidades que regían las 20
secciones en que estaba dividido el año de 260 días, o tonalpohualli; es una
copia fiel de otro trabajo religioso aparentemente pintado por escribas
sacerdotales. La segunda parte contiene una serie de ilustraciones de
celebraciones y de ceremonias calendáricas, entre las cuales se destacan por su
importancia la fiesta cíclica del fuego nuevo, la última de las cuales se celebró
en 1507. Por la línea, el colorido y la forma de pintar las figuras, parece
prehispánico; así pensaron J. M. A. Aubin, E.T. Hamy, Francisco del Paso y
Troncoso, Rafael García Granados y George C. Vaillant. En cambio, José
Fernando Ramírez y Donald Robertson creyeron que es posthispánico (entre
1519 y 1521). Tiene conexión pictórica con la Matrícula de tributos, de tal
suerte que permite suponer que los tlacuilos que los ejecutaron recibieron el
mismo entrenamiento. Lo han reproducido: E. T. Hamy: Le Manuscrit Mexicain
de la Bibliothèque du Palais Bourbon (Livre Divinatoire et Ritual Figuré).
Publié en facsimile avec commentaire explicatif par… (París, 1899); Guillermo
M. Echániz: Colored facsimiles of the following Mexican Códices: Códice Laud,
Códice Borbónico, Códice Mariano Fernández Echeverría y Veytia, and Códice
Borgia (1937); George C. Vaillant: A Sacred Almanac of the Aztecs. Tonalamatl
of the Codex Borbonicus (Nueva York, 1940); y Léonard André Bonnet: La
divination chez les aztlantes d​après de Codex Borbonicus. Traduit et interpreté
dans son ésoterisme (París, 1950).
Bibliografía: Francisco del Paso y Troncoso: Descripción histórica y
exposición del códice pictórico de los antiguos nahuas que se conserva en la
biblioteca de la Cámara de Diputados de París, antiguo Palais Bourbon
(Florencia, 1898); Rafael García Granados: “Estudio comparativo de los signos
cronológicos en los códices prehispánicos de México”, en Actas de la Primera
Sesión celebrada en la ciudad de México en 1939, del Vigésimo Séptimo
Congreso de Americanistas (1939); Donald Robertson: Mexican Manuscript
Painting of the Early Colonial Period. The Metropolitan Schools (New Haven,

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1959).

Oxomoco echando granos de la adivinación (Códice Borbónico)


AEM

Quetzalcóatl según el Códice Borbónico


AEM

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Quetzalcóatl y Xólotl, como dioses de la 6ª fiesta del año. (Códice Borbónico)
AEM
BORDA, JOSÉ DE LA
(Joseph de Laborde.) Nació en Bearne, Francia, en 1700; murió en Cuernavaca
(Morelos) en 1778. Llegó a México a la edad de 16 años, y en 1720 se casó en
Tasco con Teresa Verdugo. La explotación de las minas de Tlalpujahua, Tasco y
Zacatecas le produjo alrededor de 40 millones de pesos. Fue uno de los hombres
más ricos de la Nueva España en el siglo XVIII. En la erección de Santa Prisca,
la iglesia parroquial de Tasco, invirtió un millón de pesos; en Cuernavaca
construyó los jardines que todavía llevan su nombre. Hombre cruel y sin
escrúpulos, capturaba indefensos indígenas en sus aldeas y los conducía
encadenados, casi muertos de hambre, a las minas, donde tenían que trabajar
vigilados por severos capataces, a veces hasta caer muertos de fatiga. Parece que
Borda marcaba a fuego a sus mineros. Los procesos que se le hicieron por sus
crímenes se encontraban en los archivos de Tlalpujahua, que desgraciadamente
se quemaron durante la Revolución. En 1779, el juez eclesiástico Jiménez y
Frías publicó su panegírico (un libro de 108 páginas); llamó a Borda “minero
distinguido por su caridad, raro por su virtud, singular por su humildad, fénix
por su incomparable liberalidad y, en una palabra, el héroe de los mineros ricos
de esta América”.
Véase: Auguste Génin: Les Français au Mexique (París, 1933); José
Antonio Jiménez y Frías: El fénix de los mineros ricos de América (1779).

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José de la Borda, de Carlos González
AEM
BORDADO
Labor de relieve con sentido ornamental, ejecutada en tela o piel con aguja y
diversas clases de hilo. No se han encontrado telas prehispánicas bordadas, pero
sí restos de agujas hechas con huesos de aves y aun con oro o cobre, y también
hilos torcidos en malacate, de fibras de algodón, sedas de madroño, pelo de
conejo y plumas, coloreados con tintes naturales. Desde la época colonial, se han
usado en México diferentes puntadas; las más comunes son las siguientes:
“punto atrás”, para bordados lineales; punto de cadena o cadeneta; punto de cruz
y lomillo (variante con mayor número de hilos y pasadas); pepenado fruncido,
de hilván y “al pasado”, según los dibujos en la tela sean planos o plegados;
relleno; punto de rococó o confitillo; punto de ojal, abierto o cerrado; “espina de
pescado”; festón; randa de aguja de ojo; realzado; punto de litografía, para
adornos o iniciales en pañuelos, utilizando cabello humano en lugar de hilo;
punto de sombra, punto de alfombra, gaviado y “pata de gallo”. En San Antonio,
municipio de Ocotlán, Oax., al pepenado fruncido y pasado le llaman “hazme si
puedes”, pues se trata de bordar pequeñas figuras humanas en el punto de unión
entre la bata y el cuerpo de la camisa. Para que las puntadas sean regulares es
necesario contar los hilos. Esta tarea se facilita cuando se borda sobre la tela
llamada cuadrillé, en la que ya vienen señalados los espacios para insertar la
aguja, o en una tira de canevá, género de tejido muy flojo que sirve de plantilla y
que puede retirarse una vez hecha la labor de ornato. Los materiales que se usan
para bordar son la chaquira (pequeñas cuentas de vidrio) y los hilos de lana,

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seda, algodón e ixtle. A menudo se combina con estas labores el deshilado, el
cual consiste en sacar los hilos de trama y agrupar los de urdimbre con puntadas
de amarre, para formar dibujos en la tela. A esta operación se le llama
cambalache, en Oaxaca; dechado, en Veracruz; y relindo, en Puebla. A veces se
rellenan con hilos los huecos que dejan los filamentos faltantes; a esta técnica se
le denomina “punto de maya” en Moctezuma, S.L.P., y “trapeado” en el estado
de México. Todos estos procedimientos se aplican en la ornamentación de las
prendas campesinas tradicionales, especialmente las indígenas.
BORDES MANGEL, ENRIQUE
Nació en Guanajuato, Gto., el 9 de junio de 1886; murió en Tijuana, B.C., el 3
de abril de 1935. Inició la carrera de derecho y estuvo inscrito en el Colegio
Militar, del cual desertó para emprender acciones revolucionarias. En 1905, en
Mapimí, Dgo., hizo circular artículos de oposición al gobierno del presidente
Díaz; su imprenta fue destrozada y él detenido. En 1907 se encontraba en
Orizaba, agitando a los obreros de la fábrica de Río Blanco; logró escapar de la
matanza del 7 de enero. En 1908 fundó en Torreón, Coah., el periódico Juventud
Liberal, que fue clausurado. Miembro del Partido Nacionalista Democrático, se
distinguió por su fogocidad en la convención del Tívoli del Eliseo. Junto con
Cándido Aguilar, lanzó el Plan de San Ricardo y se levantó en armas en Atoyac,
Ver., el 14 de julio de 1910. A la postre huyó a San Antonio, Tex., E.U.A., donde
participó en la redacción del Plan de San Luis (5 de octubre de 1910). Regresó
ocultamente a México para entregar los nombramientos a quienes se levantarían
en armas el 20 de noviembre de ese año. Él mismo tomó la plaza de Pachuca, de
la que fue comandante militar de mayo a noviembre de 1911. Al triunfo de la
Revolución, fue dirigente del Partido Constitucional Progresista, oficial mayor y
secretario general del gobierno del Distrito Federal (diciembre de 1911 a agosto
de 1912); diputado a la XXVI Legislatura, encarcelado por el general Huerta
cuando disolvió el Congreso (10 de octubre de 1913); secretario general de
gobierno en Hidalgo (julio a agosto de 1914), al triunfo de los carrancistas;
delegado a la Convención de Aguascalientes y partidario de Villa, con quien
rompió pronto, por cuya causa se exilió en Estados Unidos (hasta 1920);
diputado a la XXIX Legislatura, en cuyo carácter contestó el informe del
presidente Obregón el 1° de septiembre de 1921; ministro en El Salvador y
Honduras (1922-1925), para alejarlo de la política; y presidente del Partido
Nacional Antirreeleccionista, en lucha contra la candidatura presidencial de
Obregón, lo cual le acarreó prisión en Pachuca y en la ciudad de México y la
expulsión del país (1926-1927). Bordes participó en la rebelión escobarista
(1928), y abandonó por quinta vez el país. Escribió para La Opinión de Los
Ángeles y se radicó en Baja California al asumir la Presidencia el general
Cárdenas.

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BORGIA, CÓDICE
Códice prehispánico, posiblemente mixteco, procedente de la zona de Tehuacán-
Teotitlán de Flores Magón o de la región poblano-cholulteca; también es
conocido como Códice Borgiano o Codex Borgianus. Se conserva original en el
Museo Etnográfico Borgiano del Vaticano. Su nombre se debe a su último
poseedor individual, el cardenal Stefano Borgia (1751-1804), a cuyo poder llegó
después de haber pertenecido al príncipe Giustiniani. El barón Alejandro de
Humboldt comenta que el cardenal Borgia rescató el documento de las manos de
los hijos de los porteros de la familia Giustiniani, quienes jugaban
peligrosamente con él. A la muerte del cardenal Borgia y después de un largo
litigio, el Códice, junto con otras obras, pasó a la Biblioteca de la Congregación
de Propaganda Fide, en 1814, y luego a la Biblioteca Apostólica Vaticana. Es
una tira de papel de venado en forma de biombo, de 10.34 m de longitud,
dividida en 39 hojas de 27 por 26.5 cm; tiene una base de cal sobre la cual se
pintaron, con pigmentos vegetales y minerales, dioses, escenas y fechas.
Constituye una inapreciable muestra del arte de su época por la finura y el
esmero de sus dibujos, la riqueza cromática y la habilidad del anónimo tlacuilo.
Es la principal fuente para el estudio de las deidades, el ritual, la adivinación y la
iconografía del altiplano central mexicano prehispánico. Es un libro de religión
y magia de carácter augural y calendárico que versa sobre periodos de tiempo y
sus dioses asociados. Está dividido en 28 secciones, en su mayoría referentes al
tonalpohualli o calendario ritual lunar mesoamericano de 260 días. Sus temas
fundamentales son: “Los veinte signos de los días”, “Los nueve señores de las
horas de la noche”, “Los cuatro veces cinco guardianes de los periodos de
Venus”, “El viaje de Venus por el inframundo” y “El libro de los destinos”. Es el
principal de los códices bautizados por Eduard Seler como “Grupo Borgia”; a
saber: Borgia, Fejervary-Mayer, Laud, Cospi, Vaticano B y Pintura 20 de la
Colección Aubin-Goupil o Códice Canto al Sol. El doctor Alfonso Caso hizo
notar la enorme semejanza de las pinturas del Códice Borgia con las del altar de
Tizatlán, en Tlaxcala. Su estilo también está emparentado con los frisos de los
dinteles del grupo del curato en Mitla, Oax. El códice fue publicado
parcialmente por primera vez por el barón de Humboldt (1816). Posteriormente
ha sido reproducido completo por Lord Kingsborough (Antiquities of Mexico,
1831) y el duque de Loubat (1898). Su primer estudio completo se debió a
Eduard Seler (Codex Borgia. Eine Altzmexikanische Bilderschrift der Bibliotehk
der Congregation de Propaganda Fide (Berlín, 1904-1909; 3 vols.), edición
traducida al castellano por Mariana Frenk, con el nombre de Comentarios al
Códice Borgia (México-Buenos Aires, 1963). Entre 1964 y 1965, fue también
interpretado por José Corona Núñez.
Bibliografía: John B. Glass y Carmen Aguilera: Códices del México antiguo

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(1979); Karl Anton Novotny: “Der Inhalt der Bilderhandschriften der Codex
Borgia-Gruppe”, en Actes du IVe. Congrés International des Sciencies
Anthropologiques et Ethnologiques II, Ethnologie (Viena, 1955); Eduard Seler:
“Verleihung des Prix Angrand (París) für Codex Borgia und Gesammelte
Abhandlungen II”, en Zeitschrift für Ethnologie (Berlín, 1908); Tlacuilolli, die
Mexikanischen Bilderschriften, Stil und Inhalt, mit einem Katolog der Codex
Borgia Gruppe (Monumenta Americana III, Ibero-Amerikanische Bibliothek zu
Berlin; Berlín, 1961).

Códice Borgia (detalle). Mixcóatl, dios de la caza


AEM
BORGRAF RUEBENS, DIEGO DE
Nació en Amberes, Bélgica, desconociéndose la fecha; murió en la ciudad de
Puebla en 1686. Pintor, llegó a Nueva España en 1642, en el séquito de Juan de
Palafox y Mendoza, obispo de Puebla y visitador del virreinato. Radicado en
Puebla, casó tres veces consecutivas sin dejar descendencia. En 1649 abrió un
taller y tomó aprendices para enseñar el oficio a tres menores de edad. Se
conservan algunas obras suyas: un Cristo atado a la columna rodeado de santos
(1652), en la sacristía del convento de San Francisco, en Cholula; San Diego de
Alcalá apareciéndose a Santa Teresa en éxtasis (1677), en Tlaxcala; y en
Puebla: La muerte de San Francisco Javier, en el templo de Analco; dos
Purísimas Concepciones, una en la sala capitular de la catedral y la otra en la
Universidad; la Huida a Egipto y La Virgen María entre sus padres, en los
retablos de las naves laterales del templo de San José; San Ildefonso y Santa
Leocadia, en la sacristía de la Santísima Trinidad; un San Francisco, en la

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iglesia de La Concordia; y un Cristo en un lagar, en la de San Miguel. La
familia Pérez Salazar, de la ciudad de México, conserva otro San Francisco.
Borgraf usó dos estilos pictóricos: el claroscuro, de coloración sombría, y otro
de tonos claros y luminosos, dentro del estilo barroco más objetivo que tanto
gustaba en el virreinato.
Véase:Francisco Pérez Salazar: Historia de la pintura en Puebla (1963);
Manuel Toussaint: Arte Colonial en México (1962).
BORICA, DIEGO DE
Nació en Vizcaya, España, en 1742; murió en Durango, Nueva Vizcaya, el 19 de
julio de 1800. En 1763 sentó plaza de cadete en el Cuerpo de Infantería, en
Sevilla. En 1764 ascendió a teniente y viajó a Veracruz, donde sirvió en el
Regimiento de Infantería de México. En 1774 pasó a la compañía presidial de
Santa Fe, Nuevo México. De 1777 a 1780, ya siendo capitán, fue comandante
del presidio de San Eleazario e inspector de los destacamentos y tropas en la
Nueva Vizcaya. Desempeñó el mismo trabajo en las Provincias Internas, hasta
1793, en que fue nombrado gobernador de las Californias. Luego se le promovió
a teniente coronel en 1785 y a coronel en 1795. Como gobernador de California,
implantó un sistema de educación que recibió poco apoyo del gobierno y de los
colonos, pero que fue impulsado por el presidente de las misiones, fray Fermín
de Lasuén; autorizó la construcción de cinco nuevas misiones; reparó las
instalaciones militares e inició un programa de defensa civil, preocupado por el
aumento de extranjeros en la entidad, especialmente norteamericanos y rusos; y
en 1800 se retiró del servicio por motivos de salud.
BORJA SORIANO, MANUEL
Nació y murió en la ciudad de México (1873-1963). Desde 1900 y hasta su
muerte trabajó como notario. Fue presidente del Consejo de Notarios en cinco
ocasiones. Catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la
Universidad Iberoamericana, fue maestro de varias generaciones de juristas que
reconocieron en él al más importante tratadista de derecho civil de la primera
mitad del presente siglo, particularmente en el campo de la teoría de las
obligaciones, en el cual logró armonizar la tradición hispano-francesa con las
nuevas corrientes del pensamiento jurídico. Es autor de la Ley del Notariado
vigente (1972) y del Reglamento del Registro Público de la Propiedad. Entre sus
obras se cuentan también Los sistemas del Registro Público (1932) y Teoría
general de las obligaciones, publicada en 1938 y reeditada cinco veces.
BORK, ALBERT WILLIAM
Nació en Rescott, Arizona, E.U.A., en 1906. Ha sido profesor de español y
director del Instituto Latinoamericano de Illinois. Es autor de: Nuevos aspectos
del comercio entre México y Missouri, 1822-1846 (1944) y “Doña Inés de
Castro y otros motivos del Romancero general, en Anuario de la Sociedad

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Folklórica de México (1944).
BORLAUG, NORMAN ERNEST
Nació en Cresco, Iowa, E.U.A., el 25 de marzo de 1914. Genetista y científico
del trigo, es llamado “el padre de la revolución verde”. Se graduó en la
Universidad de Minesota en 1937. Obtuvo su grado de maestro en ciencias y
patología botánicas en 1940 y se doctoró en 1941. Desde 1944 está radicado en
México, consagrado al estudio de la hibridación de cereales. En 1966 fundó el
Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Ha hecho
experimentos con semillas en Chapingo, Tlaxcala, Zacatecas y, sobre todo, en
Ciudad Obregón. Ha obtenido espectaculares resultados en la hibridación del
trigo y del maíz, para lograr especies más rendidoras y más resistentes a las
plagas. Logró el “trigo enano” y en 1975 inventó el Triticale exaploide,
mediante el cruzamiento del trigo y el centeno, con la mira de lograr todas las
ventajas de ambos granos y evitar sus inconvenientes. Esta realización de
Borlaug es la coronación de un esfuerzo iniciado por el botánico inglés Stephen
Wilson desde hace 100 años y proseguido por el francés Pierre Givaudon en
1967. En 1970 se le otorgó a Borlaug el Premio Nobel de la Paz. Sostiene que la
familia humana se duplicará en 37 años; o sea que a los cuatro mil millones de
habitantes se aumentarán otros tantos, lo cual equivale a la población que la
humanidad pudo acumular en 14.5 millones de años, pues al comenzar la era
cristiana había en la Tierra 250 millones de habitantes, habiendo sido necesarios
1 650 años para que se duplicaran, mientras que ahora bastarán sólo 37 para que
ocurra el mismo fenómeno. Según él, el hombre lucha con dos fuerzas opuestas:
el esfuerzo científico de producción alimenticia y el poder biológico de
reproducción humana. México le ha tributado merecidos honores: le han
otorgado diplomas los agricultores de Tlaxcala (1955), Ciudad Obregón (1962),
Querétaro (1956) y Zacatecas (1958) y un calle de Hermosillo lleva su nombre.
En 1986 era consultor del CIMMYT.
BORRAJA
Borago officinalis L. Hierba anual de la familia de las borragináceas, de 40 cm
de alto, originaria de Europa, Asia y el norte de África, ampliamente cultivada
en México. El tallo es cilíndrico, ramoso, hueco, velloso-estrigoso. Las hojas
son alternas, enteras, con pelos blancos y rígidos, de borde sinuoso, oblongas u
ovales, penninerves: las inferiores, adelgazadas en la base, forman un peciolo
corto; las superiores son sésiles o algo abrazadoras; las mayores, hasta de 8 a 15
cm de largo. Las flores, hermafroditas, actinomorfas, de color azul cielo, están
colocadas sobre un receptáculo provisto de un disco glanduloso; se agrupan en
inflorescencias del tipo de las cimas escarpioides; el cáliz consta de cinco
sépalos triangulares, vellosos, ligeramente soldados en la base; la corola es
rotada, aproximadamente de 1.5 a 2 cm de diámetro, de cinco pétalos

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acuminados, soldados en la base, formando un tubo corto; el androceo está
constituido por cinco estambres convergentes en el ápice, sobresalientes y
soldados al tubo de la corola; el ovario es bicarpelar, tetralobulado, tetralocular y
tetraovulado (cada lóculo con un óvulo); y el estilo, filiforme, inserto entre los
cuatro lóculos del ovario, y superpuesto por un estigma pequeño. El fruto está
constituido por cuatro aquenios o núculas encerrados en cavidades del
receptáculo floral. Las hojas, y sobre todo las flores, se usan en infusión (dosis
de 10 g por litro) como remedio contra la bronquitis y las fiebres eruptivas;
también se usan como emolientes, diuréticas y sudoríficas.
BORRÁS, LEOPOLDO
Nació en Comitán, Chis., el 17 de marzo de 1941. Estudió periodismo en la
Universidad Nacional Autónoma de México y después ejerció la docencia en
materia de comunicación. Ha publicado: Un millón de fantasmas (cuentos,
1974), Balada de amor y muerte (poemas, 1980), y con Alejo Carpentier,
Literatura y poder (ensayo, 1982).
BORREGO
Ovis aries, orden Artiodáctilos, familia Bovidae. Nombre aplicado a los
ejemplares domésticos de esta especie y que también son conocidos como
ovejas. Existen razas grandes y pequeñas, con o sin lana; con orejas largas,
cortas o sin ellas; con un cuerno (el unicornio tibetano), o con dos o cuatro, o sin
ellos. Las razas se distinguen por el color, el largo y la calidad del pelo; todas las
domésticas proceden de una especie que aún vive en libertad, Ovis ammon. En
general, se trata de animales rechonchos, de patas de mediana altura, terminadas
en un par de pezuñas. Se les cría por su carne, su leche y su lana, y hay una raza
cuya piel se utiliza para confeccionar abrigos y estolas: el karakul, astrakán o
borrego persa. Los borregos fueron domesticados en tiempos prehistóricos, y ya
para el año 6000 a.C. vivían en Asia Menor, pero hasta el siglo XIV se inició la
producción masiva en España, a partir de borregos merinos cuya exportación
estaba prohibida. A principios del siglo XIX los merinos llegaron a Australia y
Sudáfrica, hoy en día los primeros productores de lana. En México se crían,
generalmente en regiones montañosas o frías, borregos de una raza pequeña que
produce una lana gruesa y tupida. Resisten bien condiciones adversas y
subsisten con poco alimento y agua. Se les trasquila dos veces al año, y la lana
es vendida directamente a fabricantes de cobertores y ropa.
Borrego cimarrón.Ovis canadensis. Mamífero artiodáctilo de la familia
Bobidae. Es de tamaño medio, entre 1 y 1.8 m de longitud, y una altura hasta el
hombro de 80 a 100 cm. Las hembras pesan alrededor de 75 kg y los machos
entre 100 y 140. Son de color café pálido, con la grupa blanca. La cola es corta y
más oscura. Los machos presentan un par de grandes cuernos en forma de
espiral cerrada, que crecen hacia atrás a los lados de la cabeza; en las hembras

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estos apéndices están menos desarrollados. La especie habita desde Canadá
hasta los desiertos de Baja California, Sonora, Chihuahua y Coahuila. Se
alimentan de pastos y hierbas y de las hojas de acacias, mezquites y sauces, e
incluso de cactáceas. Los machos cubren a las hembras casi en cualquier época
del año, pero éstas son fértiles sólo de agosto a diciembre. La gestación dura
entre cinco y medio y seis meses, al cabo de los cuales nacen una o dos crías,
que 24 horas después son capaces de saltar entre los desfiladeros, a la par de su
madre. Estos borregos viven en áreas muy aisladas y evitan el contacto con el
hombre. En general, son de hábitos diurnos, pero suelen estar activos en la
noche, sobre todo donde la actividad humana es intensa. Duermen en ligeras
depresiones del terreno, que a veces hacen ellos mismos. Buscan zonas ricas en
sal y compiten por ellas y por el alimento con el ganado doméstico. Forman
bandas de tres a 15 individuos, en su mayoría hembras y sus crías, y pocos
machos adultos. Éstos luchan entre sí por el territorio o por una hembra, cuando
ésta es receptiva. Los rivales se colocan a unos 5 o 10 m de distancia y se lanzan
uno contra otro a una velocidad de hasta 50 km por hora y chocan sus cuernos
con un estruendo característico, que puede ser oído a gran distancia. Los
depredadores de los borregos cimarrones son lobos y coyotes, y a veces también
glotones y osos grises. El hombre los ha cazado indiscriminadamente y en
muchas áreas los ha extinguido.
BORREGO, ANASTASIO
Nació en Zacatecas, Zac., en 1880; murió en la misma ciudad en 1948. Ciego de
nacimiento, inició sus estudios de violín y canto litúrgico bajo la guía de su
padre. De 1902 a 1909, acompañó al violinista Manuel de la Presa en una gira
por el país, Cuba, Centroamérica y Venezuela. Volvió a Zacatecas y más tarde a
La Habana. Dirigió la orquesta de Esperanza Iris en gira por Cuba y Puerto Rico
(1915-1925). En 1933 regresó a México, cuando había perdido casi totalmente el
sentido del oído. Fue profesor de música (1941-1948) y director de la orquesta
(1941-1942) del Instituto de Ciencias de Zacatecas. Es autor de una obertura,
una marcha militar y otra triunfal, cuatro mazurcas, seis valses, una sonata y
otras piezas musicales.
BORREGO, DOMINGO
Nació en Tlacotalpa, Tab., el 29 de julio de 1860; murió en Puebla, Pue., el 30
de diciembre de 1936. En su época, fue el versificador satírico más popular de
Tabasco. Destacan el anticlericalismo de sus versos y las loas al criterio laico.
Por los estribillos fáciles y los versos octosílabos, se le juzga poeta popular,
creador de canciones más que de poemas. A él pertenece éste fragmento de
“Cultura católica”:
Cultura que oye sermón
y que canta letanía,

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cultura de confesión,
cultura de sacristía;
¡Líbreme San Melitón!
BORUNDA, JOSÉ IGNACIO
Nació en la ciudad de México en 1775. Estudió el náhuatl y escribió una Clave
general de interpretación de los jeroglíficos mexicanos, publicada en Roma en
1898 por el duque de Loubat. Su Diccionario geográfico etimológico de las
provincias mexicanas es una de las primeras obras de toponimia.
BOSCH GARCÍA, CARLOS
Nació en Barcelona, España, en 1919. Naturalizado mexicano (1944), es
historiador (1945) por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y maestro
(1945) y doctor (1960) en historia por la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Ha sido becario de El Colegio de México (1941-1946) y de
las fundaciones John Simon Guggenheim (1947) y Rockefeller (1950). Ha
enseñado materias de su especialidad en la Escuela Americana de México, El
Mexico City College, la Facultad de Filosofía y Letras y la Escuela de Ciencias
Políticas y sociales de la UNAM, la Escuela Nacional de Antropología e
Historia y El Colegio de México. Ha sido secretario de la Sociedad Mexicana de
Historia (1952-1953), de la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de
Geografía e Historia (1952-1953), del Boletín Bibliográfico de Antropología
Americana (1952-1953) y de la Revista de Historia de América (1952-1953).
Fue gerente de distribución de la Dirección General de Publicaciones de la
UNAM (1953-1965) y director general del Centro Interamericano de Libros
Académicos (1965-1976). Es investigador del Instituto de Investigaciones
Históricas de la UNAM (1975-). Es autor de: La esclavitud prehispánica entre
los aztecas (1944), Problemas diplomáticos del México independiente (1947),
Materiales para la historia diplomática de México (México y los Estados
Unidos) (1957), Técnica de investigación documental (1958), Historia
diplomática de México con los Estados Unidos (1820-1848) (1961), La tesis
profesional (método de investigación) (1966), Las bases de la política externa
de los Estados Unidos (1967), Latinoamérica, una interpretación global de la
dispersión en el siglo XIX (1978), México frente al mar. La controversia
histórica entre la novedad marinera y la tradición terrestre (1979), El mester
político de Poinsett en México (1980), “Estudio preliminar” y “A propósito de
España y México”, en El problema de las Españas de Pedro Bosch Gimpera
(1981); “Conflicto del siglo XIX con los Estados Unidos”, en Relaciones
México-Estados Unidos, una visión interdisciplinaria de Gómez Robledo
Verduzco (1981); México frente al mar (1981), Tres siglos de navegación
mundial se concentran en América (1985), Documentos de la relación de
México con los Estados Unidos (noviembre de 1824 - diciembre de 1848) (4

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vols.; 1983-1985); y Sueño y ensueño de los conquistadores (1986). Ha
publicado otros trabajos en: Estudios de historiografía de la Nueva España
(1945), Revue de l​IFAL (1945), Revista de Historia de América (20), El
Trimestre Económico (XIII, 2, 3 y 4; y XIV, 2), Historia Mexicana (III, 1),
Estudios Históricos Americanos. Homenaje a Silvio Zavala (1953), Miscelánea
de estudios dedicados al Dr. Fernando Ortiz (La Habana, 1955), Ciencias
Políticas y Sociales (27), Anuario de Historia (1976 y 1977) y Homenaje a
Jorge Gurría (1979). Además, compiló la Guía de instituciones que cultivan la
historia de la América (1949), escribió artículos para la Enciclopedia Americana
y tradujo, junto con su padre Pedro Bosch-Gimpera, la Historia de Europa de
Fisher (1946).
BOSCH GARCÍA, PEDRO
Nació en Barcelona, España, el 8 de mayo de 1922. Llegó a México en 1941 y
se naturalizó en 1942. Licenciado en economía por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), hizo estudios de posgrado en la de Washington.
En 1946 organizó el departamento de economía del Mexico City College, del
que fue profesor y director. Imparte materias de su especialidad en la UNAM
desde 1953. Ha trabajado en varias secretarías de Estado, en el Departamento de
Investigaciones Industriales del Banco de México y en el Fondo Monetario
Internacional. Ha sido vicepresidente de Celanese Internacional Co. (1965),
vicepresidente y gerente de Celanese Overseas Corporation (1966), subdirector
general de Celanese Mexicana (1986), miembro del consejo de administración
de Industrias Químicas de México, S.A., y vicepresidente de la comisión
ejecutiva de la Asociación Nacional de la Industria Química. Es autor de: El
control de las empresas del Estado en México (1947), El intervencionismo del
Estado en la vida económica de México (1966) y numerosos artículos en revistas
especializadas.
BOSCH-GIMPERA, PEDRO
Nació en Barcelona, España, en 1891; murió en la ciudad de México en 1974.
Estudió en el Liceo Poliglota, en el Instituto Balmes y en la Universidad de
Barcelona. Fue profesor de esa casa de estudios (1916-1936), director del
Servicio de Excavaciones y Arqueología (1915-1939) y del Museo de
Arqueología de Cataluña (1921-1939), rector de la Universidad de Barcelona
(1933-1939), ministro del Gobierno Autónomo de Cataluña (1937-1939) y
profesor de la Universidad de Oxford (1939-1940). Se nacionalizó mexicano en
1942. Dio clases en las universidades de Guatemala (1945-1947) y Nacional
Autónoma de México. Fue jefe de la División de Filosofía y Ciencias Humanas
de la UNESCO. Doctor Honoris Causa por la Universidad de Heidelberg.
Escribió, entre otras obras: Prehistoria catalana (1919), La arqueología
prerromana hispánica (1920), Las razas humanas (1928), Historia de Oriente

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(1928), Etnología de la península ibérica (1932), La conquista romana en
España (vol. II de la Historia de España de Ramón Menéndez Pidal; 1935), Los
iberos (1938), L​art Grec a Catalunya (1939), Two Celtic Waves in Spain (1942),
Posibles conexiones entre las culturas del norte de América y las del Viejo
Mundo (1943), El poblamiento antiguo y la formación de los pueblos de España
(1945), El hombre primitivo y su cultura (1945), El problema de la cerámica
ibérica (1945), Historia de Cataluña (1945), Los pueblos del mundo español
(1946), Prehistoria e historia (1946); “Sobre problemas de prehistoria
americana”, en Homenaje a Mendizábal (1947); Phéniciens et Grecs dans
l​Extréme Occident (1951), El problema indoeuropeo (1960) y El arte rupestre
de América (1965).
BOSQUES
En 1986, la Cámara Nacional de las Industrias Derivadas de la Silvicultura,
apoyada en informaciones proporcionadas por la Secretaría de Agricultura y
Recursos Hidráulicos, estimó en 1 436 540 km2 la superficie forestal,
equivalente al 73.33% del territorio del país. De este total, medido en millones
de hectáreas, 38.9 estaban pobladas de árboles; 29.3, de arbustos, y 56, de
matorrales; 17.8 correspondían a las áreas perturbadas, y 1.5 a la vegetación
hidrófila. De la superficie arbolada, 27 507 517 ha eran de bosques de clima
templado y frío, formados fundamentalmente por coníferas (68%) y especies
latifoliadas (32%); y 11 406 158, de bosques de clima tropical y subtropical,
integrados básicamente por latifoliadas que prosperan en selvas medianas
(71.4%) y altas (28.6%). Las áreas arboladas de clima templado y frío se
distribuyen en la Sierra Madre Occidental (34.2%), que atraviesa los estados de
Chihuahua, Durango, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Zacatecas y Aguascalientes; la
Sierra Neovolcánica (24.4%), que comprende Jalisco, Michoacán, estado de
México, Puebla y Veracruz; la Sierra Madre del Sur (23.6%), que cruza Guerrero
y Oaxaca; y el resto del país (17.8%). El arbolado de clima tropical y
subtropical, a su vez, corresponde a las selvas de Campeche, Yucatán, Quintana
Roo, Chiapas, Tabasco y Oaxaca (78.3%), y a las costas del Golfo y del Pacífico
(21.7%) (v. CELULOSA Y EL PAPEL, INDUSTRIA DE LA; MADERA,
INDUSTRIA DE LA y SILVICULTURA).
La explotación de los bosques se inició antes de la conquista española. Los
indígenas los talaban para abrir tierras al cultivo y para proveerse de
combustible. Sin embargo, tal actividad se limitaba a los valles fértiles y a las
laderas propias para la agricultura. La población era entonces poco numerosa, y
había cierto respeto por el bosque, de manera que la tala casi nunca llegó a ser
destructiva. El bosque formaba parte del ambiente natural de los indígenas, y el
pueblo dependía de él para su alimentación, protección y vestido. Los totonacas

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se creían descendientes de los árboles, y muchos pueblos indígenas consideraban
a ciertas especies como sagradas. Helmut Wagner, en el prólogo del libro El
bosque y la conservación del suelo, recuerda que Nezahualcóyotl, rey de
Texcoco, hizo un recorrido nocturno para enterarse de lo que pasaba en sus
dominios; encontró a un muchacho que recogía leña y le llamó la atención,
recordándole que no era permitido cortar las ramas de los árboles.
El virrey Antonio de Mendoza expresó la necesidad imperiosa de
“reglamentar el corte de leña y la fabricación de carbón, por ser perjudicial la
tala de los bosques”, y prohibió que se destruyese el de Chapultepec. En 1536 se
ordenó plantar árboles a las orillas de las propiedades y en las encomiendas, para
el abastecimiento de leña; en 1579, que “ninguna persona corte árboles algunos,
en los montes, guardando sobre ello lo que manden las leyes del reino, so pena
de incurrir en castigo”; y en el mismo año, que “ninguna persona, para hacer
leña, corte árbol alguno por el pie, sino sólo las ramas”. En 1622 se reservaba a
la Corona la explotación de caoba, cedro y roble. La tala de maderas finas y del
palo de tinte era motivo de incursiones de ingleses y holandeses y de serios
conflictos entre España e Inglaterra (1760-1783), que terminaron con un tratado
que concedió a los ingleses el derecho de cortar en Belice, pero no en
Campeche, toda clase de árboles, con la única condición de que no establecieran
en la región fortificaciones ni colonias. La deforestación no se llevó a cabo por
ingleses y holandeses, sino por los mineros españoles. Los primeros beneficios
de metales se alimentaban con leña y carbón vegetal, y las construcciones
internas de las minas requerían mucha madera fina en pilotes y soportes, que
tenían que renovarse constantemente. Los indígenas, despojados de sus tierras,
se remontaron a las montañas y se vieron obligados a desmontar para formar sus
milpas. En el siglo XVIII, el padre Francisco Javier Clavijero observaba al
respecto: “Plugiese a Dios que al presente no hubiese tanta libertad en el
desmonte de los bosques y que muchos labradores de aquel reino (la Nueva
España) no antepusieran su utilidad al bien público, abatiendo sin orden ni
concierto las arboledas, para dar mayor extensión a sus sementeras”. El 27 de
agosto de 1803 el gobierno español promulgó las Ordenanzas para el gobierno
de los montes y arbolado. Sin embargo, los abusos eran ya una costumbre y era
difícil cambiar el sistema de explotación establecido. Bajo el régimen
independiente se dictaron numerosas disposiciones, en su mayor parte de
carácter administrativo, para la protección de los bosques y el control de los
productos forestales. Así, en 1824 se prohibió la exportación de maderas finas
sin permiso de la Agencia de Fomento. En 1827 se autorizó la libre importación
de maderas del extranjero, para evitar la excesiva explotación de las nacionales.
En 1854 se hizo el primer intento de inventariar los bosques. En 1861 se expidió

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el primer reglamento sobre tala y conservación, redactado por Ignacio Ramírez.
En 1868 se pidió a los gobiernos estatales la vigilancia de sus terrenos forestales
y el control de la explotación. En 1881 se giraron instrucciones para el corte de
madera y repoblación de los bosques, responsabilizando a los guardamontes y
empleados forestales. Al año siguiente se prohibió la venta de leña y carbón de
renuevo para los mercados domésticos. En 1893 se creó el Día del Árbol: 1° de
noviembre para especies de hojas caedizas y 1° de julio para las demás. Las
actividades del ingeniero Miguel Ángel de Quevedo, El Apóstol del Árbol,
marcaron el comienzo de un interés mayor, tanto por parte de las autoridades
como del público, por el cuidado y la protección de los bosques. En 1904 se creó
la Junta Central de Bosques. En 1898 se estableció el primer parque nacional (El
Chico, Hgo.), para la preservación no sólo de la vegetación, sino también de la
fauna silvestre (v. PARQUES NACIONALES).
Los bosques nacionales se han clasificado en la siguiente forma: de madera
blanda, mixtos y de madera dura. Los primeros están formados principalmente
por coníferas: pinos y árboles de la misma familia como el oyamel, el cedro
blanco y el ciprés. Son los que mejor se prestan a una explotación racional. Sin
embargo, pese a las leyes de protección forestal, la inmoderada tala ha destruido
grandes zonas. Los principales bosques de gimnospermas se hallan en las sierras
Madre y del Norte de Chiapas, Madre del Sur y Madre Oriental; en las cimas de
las montañas en los estados de Jalisco, Michoacán y México (sur); en la
Cordillera Neovolcánica; en la Sierra Madre Occidental, arriba de los 1 500 m
de altitud; en las sierras de San Pedro Mártir y Juárez, al norte de Baja
California; y en algunas zonas distantes de las vías de comunicación en los
estados de Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Los bosques mixtos constan de
gimnospermas y también de especies de madera semidura (encino, nogal, roble,
fresno, palo blanco, lináloe, aile, pino, piñón, copal y otros) llamadas en
conjunto angiospermas dicotiledóneas con hojas caducas; se localizan en las
siguientes regiones: declive oeste de la Sierra Madre Occidental y parte norte del
declive este; ambas vertientes de la Cordillera Neovolcánica; sierras Madre
Oriental y de Oaxaca; y Mesa Central de Chiapas (zona oriental y partes media y
alta). Los bosques de madera dura son los que prosperan en zonas tropicales y
subtropicales; se encuentran en la planicie costera del Golfo, desde Tampico
hasta la península de Yucatán; y en la costa del Pacífico, desde bahía de
Banderas hasta el istmo de Tehuantepec (tierras bajas de Chiapas, sin incluir el
litoral oaxaqueño). Las especies dominantes son: caoba y caobilla, palo de
brasil, ceiba, chijol, guayacán, quebracho, árbol del hule, árbol del chicle, palo
de campeche y capomo. Algunas especies no se explotan a causa de su escasez o
de las malas comunicaciones; pero, en general, el esquilmo inmoderado de las

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selvas ha continuado. Numerosas regiones áridas estaban cubiertas
anteriormente por densos bosques que fueron talados para utilizar la madera
como leña, carbón o materia prima, o bien para extender los cultivos. No se ha
hecho aún el cálculo de los daños ocasionados por la deforestación al equilibrio
biótico de país.
Algunas de las medidas que se han adoptado para impedir la deforestación
progresiva del país han sido: la creación del Servicio Forestal y el
establecimiento de los Viveros de Coyoacán, en 1908; la fundación del Instituto
de Investigación y Enseñanza Forestales (1936) y cierta labor de divulgación por
medio de la prensa nacional y de órganos especiales como la Revista Forestal
Mexicana y La Protección de la Naturaleza. En 1960 se promulgó una nueva
Ley Forestal y en 1966 se decidió inventariar los bosques por el sistema de
aerofotogrametría. En los años más recientes se han adoptado medidas concretas
para la expansión y promoción de los recursos forestales de la nación, y para
fomentar la industria forestal a base de criterios modernos.
Bibliografía: Miguel Ángel de Quevedo: Espacios libres y reservas
forestales (1911) y El problema de la deforestación de México (1924); Manuel
Hinojosa Ortiz: Los bosques de México; y Secretaría de Agricultura y
Ganadería: Anuarios de la producción forestal de México.

SUPERFICIES FORESTALES DE LA REPÚBLICA MEXICANA. I


(hectáreas)
1990
Bosques1 Selvas²
Coníferas y Superficie
Regiones Latifoliadas Total Altas Medianas Total
latifoliadas arbolada³
Chihuahua 4 161 080 948 800 5 109 880 — — — 5 109 880
Sonora 900 800 482 400 1 383 200 — — — 1 383 200
Baja
164 800 — 164 800 — — — 164 800
I California
Baja
41 200 142 800 18 400 — — — 18 400
California Sur
Total 5 267 880 1 574 000 6 841 880 — — — 6 841 880
Durango 3 830 675 233 600 4 064 275 — — — 4 064 275
Sinaloa 465 600 667 600 1 133 200 — 980 400 980 400 2 113 600
II
Zacatecas 353 600 388 225 742 400 — — — 742 400
Total 4 649 875 1 290 000 5 939 875 — 980 400 980 400 6 920 275
San Luis
79 075 338 225 417 300 — 5 150 5 150 422 450
Potosí
Tamaulipas 88 250 383 075 471 325 — 5 625 5 625 476 950
III
Nuevo León 428 400 — 428 400 — — — 428 400
Coahuila 143 725 48 525 192 250 — — — 192 250
Total 739 450 769 825 1 509 275 — 10 775 10 775 1 520 050
Jalisco 1 067 200 1 502 000 569 200 — 160 400 160 400 729 600
Nayarit 482 000 330 800 812 800 — 320 000 320 000 1 132 800

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IV Colima 50 28 975 29 025 — 98 000 98 000 127 025
Aguascalientes 10 500 — 10 500 — — — 10 500
Total 1 559 750 1 861 775 3 421 525 — 578 400 578 400 3 999 925
Michoacán 1 266 400 466 800 1 733 200 — 319 600 319 600 2 052800
México 406 800 291 600 698 400 — — — 698 400
V
Guanajuato 122 675 213 825 336 500 — — — 336 500
Total 1 795 875 972 225 2 768 100 — 319 600 319 600 3 087 700
Oaxaca 1 218 250 1 047 650 2 265 900 52 750 921 750 974 500 3 240 400
Veracruz 228 250 — 228 825 512 925 357 500 870 425 1 099 250
VI
Morelos 33 500 8 175 41 675 — — — 41 675
Total 1 480 575 1 055 825 3 536 400 565 675 1 279 250 1 844 925 5 381 325
Chiapas 1 005 900 413 575 1 419 475 899 725 1 226 000 125 725 1 545 200
Quintana Roo — — — 461 830 1 206 103 1 667 933 1 667 933
VII Tabasco — — — 60 775 178 800 239 575 239 575
Yucatán — — — — 297 600 297 600 297 600
Total 1 005 900 413 575 1 419 475 1 422 330 2 908 503 7 293 233 8 712 708
Guerrero 1 515 600 499 600 2 015 200 — 244 000 244 000 2 259 200
VIII
Total 1 515 600 449 600 2 015 200 — 244 000 244 000 2 259 200
Puebla 273 649 25 563 299 212 — 123 725 123 725 422 937
Hidalgo 210 350 223 375 433 725 50 11 050 11 100 444 825
IX
Tlaxcala 52 800 6 200 59 000 — — — 59 000
Total 536 799 255 138 791 937 50 134 775 134 825 926 762
Campeche — — — 125 600 2 836 800 2 962 400 2 962 400
X
Total — — — 125 600 2 836 800 2 962 400 2 962 400
Distrito
34 400 14 400 48 800 — — — 48 800
Sin Federal
región Querétaro 95 650 94 800 190 450 — — — 190 450
Total 130 050 109 200 239 250 — — — 239 250
Total 18 681 754 8 801 163 27 482 917 2 113 655 9 292 503 11 406 158 38 889 075
1 Bosques: asociaciones arbóreas de clima templado y frío, constituidas por coníferas y

latifoliadas. ² Selvas: comunidades arbóreas de clima cálido húmedo, constituidas por


diferentes asociaciones de especies tropicales. ³ Superficie total arbolada: suma de los
bosques y las selvas.

SUPERFICIES FORESTALES DE LA REPÚBLICA MEXICANA. II


(hectáreas)
1990
De Áreas Vegetación Total Total de
Regiones Arbustiva4 5 6 7 forestal la entidad
matorrales perturbadas hidrófila
Chihuahua 1 324 800 899 200 700 000 — 16 133 880 24 493 800
Sonora 2 685 600 7 402 400 91 600 4 800 11 567 600 18 205 200
Baja California 1 735 200 3 542 400 210 800 — 5 653 200 6 992 100
I
Baja California
1 764 400 2 430 000 — — 4 378 400 7 347 500
Sur
Total: 7 510 000 22 374 000 10 002 400 4 800 37 733 080 57 038 600
Durango 2 308 400 2 780 000 411 200 — 9 563 875 12 318 100
Sinaloa 1 700 000 59 600 294 400 174 400 4 342 000 5 832 800
II
Zacatecas 618 800 3 588 000 70 400 — 5 019 600 7 325 200
Total 4 627 200 64 276 000 776 000 174 400 18 925 475 25 476 100
San Luis Potosí 633 625 3 554 200 816 775 — 5 427 050 6 306 800

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Tamaulipas 1 811 775 3 076 400 182 375 — 5 547 500 7 938 400
III Nuevo León 549 775 4 338 825 93 850 — 5 410 850 6 492 400
Coahuila 581 050 12 247 925 370 700 — 13 391 825 14 998 200
Total 3 576 225 23 217 350 1 463 700 — 29 777 325 35 735 800
Jalisco 1 102 400 1 058 400 502 350 2 150 5 394 900 8 083 600
Nayarit 844 400 84 400 108 000 134 400 2 304 000 2 697 900
IV Colima 103 000 55 375 30 775 400 316 575 519 100
Aguascalientes 40 800 151 600 — — 202 900 547 100
Total 2 090 600 1 349 775 641 125 136 950 8 218 375 11 847 700
Michoacán 867 600 259 200 1 141 200 — 4 320 800 5 992 800
México 46 000 12 800 531 200 — 1 288 400 2 135 500
V
Guanajuato 639 720 159 930 905 875 — 2 042 025 3 049 100
Total 1 553 320 431 930 2 578 275 — 7 651 225 11 177 400
Oaxaca 1 709 550 859 300 2 499 225 2 925 8 311 400 9 395 200
Veracruz 1 100 775 4 175 1 451 100 40 100 3 695 400 7 169 900
VI
Morelos 109 725 55 575 117 350 — 324 325 49 500
Total 2 920 050 919 050 4 067 675 43 025 12 331 125 17 060 100
Chiapas 452 575 — 1 883 700 7 200 5 838 675 7 421 100
Quintana Roo 1 217 581 — 536 168 1 600 3 424 282 5 021 200
VII Tabasco 63 100 — 58 125 653 750 1 014 550 2 526 700
Yucatán 1 241 775 — 1 499 750 188 600 3 227 727 3 840 200
Total 4 285 956 — 3 927 743 651 150 13 504 232 18 809 200
Guerrero 1 815 425 104 000 1 103 225 — 5 281 850 6 428 100
VIII
Total 1 815 425 104 000 1 103 225 — 5 281 850 6 428 100
Puebla 821 080 211 720 921 420 — 2 377 157 3 390 200
Hidalgo 61 700 535 525 556 975 — 1 599 025 2 081 300
IX
Tlaxcala — — 113 375 — 172 375 401 600
Total 882 780 747 245 1 591 770 — 4 148 557 5 873 100
Campeche 1 310 925 — 414 875 314 350 5 002 550 5 081 200
X
Total 1 310 925 — 414 875 314 350 5 002 550 5 081 200
Distrito Federal — — 40 400 — 89 200 147 900
Sin
Querétaro 3 000 527 225 230 675 — 951 350 1 144 900
región
Total 3 000 527 225 271 075 — 1 040 550 1 292 800
Total 29 264 556 56 098 175 17 837 863 1 524 675 143 614 344 195 820 100
4 Comprende áreas cubiertas por selvas bajas, chaparrales y mezquitaes. 5 Comprende

áreas cubiertas por matorrales rosetófilos, micrófilas y crasicaules. 6 Áreas forestales


desmontadas y acahuales. 7 Incluye manglares, nopaleras, tulares, carrizales y comunidades
vegetales que habitan en lugares pantanosos e inundables.
Fuente: Datos de la Dirección General de Política Forestal de la Secretaría de Agricultura
y Recursos Hidráulicos.

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Bosque tropical, Quintana Roo
AEM
BOSQUES, GILBERTO
Nació en Chiautla, Pue., el 20 de julio de 1892. Profesor por el Instituto Normal
de Puebla, dirigió el movimiento estudiantil maderista en ese estado (1909) y
participó en la conspiración dirigida por Aquiles Serdán (1910). Formó un grupo
de estudiantes y maestros que luchó contra Victoriano Huerta (1913); comandó
el cuerpo de voluntarios de San Carlos para oponerse a la invasión
norteamericana (1914); siguió a Venustiano Carranza al puerto de Veracruz
(1914-1915) y fue agente de éste en los estados de Campeche, Puebla, Tabasco,
Tlaxcala y Yucatán (1915-1917); organizó un congreso pedagógico en Santa
Ana Chiautempan, Tlax. (1916); fue diputado al Congreso Constituyente de
Querétaro (1916-1917) y a otras dos legislaturas federales (1922-1924 y 1934-
1937) y contestó el primer informe del presidente Cárdenas (1935). A partir de
1920, ejerció el periodismo. Fue secretario general (1921) y tesorero (1922) del
gobierno del estado de Puebla, encargado del Departamento de Prensa (1929) de
la Secretaría de Educación Pública (SEP), fundador y jefe de redacción de la
revista Economía Nacional (1930), editorialista en la radiodifusora XFO (1930-
1932), jefe de enseñanza técnica para mujeres en la SEP (1932-1934), secretario
de Prensa y Propaganda del Partido de la Revolución Mexicana (1937-1939),
director-gerente de El Nacional (1938), presidente del Centro de Estudios
Pedagógicos Hispanoamericanos (1938), cónsul en París (1939-1942),
encargado de negocios en Vichy, Francia (1939-1943), prisionero de guerra en
Alemania (1944), ministro en Portugal (1946-1950), en Suecia y Finlandia

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(1950-1953), y embajador en Cuba (1953-1964). Colaboró en la Academia
Mexicana de Derecho Internacional hasta el 9 de mayo de 1983. Ha recibido una
decena de condecoraciones extranjeras, la más reciente en mayo de 1986. En
octubre de ese año preparaba la edición de sus Memorias y dos libros sobre el
tema de la guerra en Europa. Conserva inéditos numerosos trabajos sobre la
Revolución Mexicana, la educación y la diplomacia. Es autor del libro The
National Revolutionary and the Sixyear Plan (1937).
BOSTELMANN, ENRIQUE
Nació en Guadalajara, Jal., en 1939. Estudió fotografía en Munich, Alemania
(1958-1960). En 1961 expuso por vez primera en México; posteriormente lo ha
hecho en otras ciudades del país y del extranjero. Ha publicado América, un
viaje a través de la injusticia, con prólogo de Carlos Fuentes (1970), El paisaje
de México (1972) y Estructura y biografía de un objeto, en colaboración con el
escultor Sebastián (1979).

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BOTÁNICA - BRAVO ÁLVAREZ, HUMBERTO
BOTÁNICA
Ciencia que tiene por objeto el estudio de los vegetales. Desde la época
precortesiana, los indígenas mexicanos han destacado por sus importantes
conocimientos sobre las plantas, según lo comprueban valiosos códices y
documentos que se conservan de los aztecas, toltecas, mayas, mixtecos,
zapotecos, purépechas, totonacas, olmecas y otros pueblos aborígenes. Gran
parte de esos conocimientos están condensados en el Códice De La Cruz-
Badiano, herbario azteca compuesto en náhuatl, en 1552, por Martín de la Cruz,
médico indígena discípulo de los franciscanos, y traducido al latín por el
xochimilca Juan Badiano, profesor en el Colegio de Santiago Tlatelolco, con el
título de Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis. El manuscrito, notable por
su caligrafía y por estar ilustrado con numerosas y atractivas acuarelas,
permaneció ignorado hasta que el investigador norteamericano Carlos Upson
Clark lo encontró en 1929 en la Biblioteca del Vaticano. Otra fuente de
incalculable valor para conocer los adelantos que en esta materia habían
alcanzado los antiguos mexicanos, es el Códice Florentino, publicado como
Historia de las cosas de la Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún,
frasciscano oriundo del reino de León, España, quien desde 1547 empezó a
recopilar datos ayudado por informantes indígenas de Tepepulco, de Michoacán
y de la ciudad de México, en particular de Tlatelolco, donde enseñó castellano y
latín y aprendió el náhuatl. Esta amplia y valiosa obra, terminada en 1570-1571,
permaneció en el olvido hasta que Francisco del Paso y Troncoso dio a las
prensas los originales conservados en Madrid y Florencia (1905-1907). Este
erudito religioso puede ser considerado el padre de la etnobotánica y de la
etnozoología en México y en general en América, por el riguroso método de
investigación que siguió en sus indagaciones.
Francisco Hernández, médico de cámara del rey Felipe II, fue enviado por
éste a la Nueva España, donde permaneció de 1570 a 1577, con el rango de
protomédico de las Indias. H. S. Reed (1942) considera que este viaje “es
probablemente la primera expedición botánica enviada por un gobierno”. Entre
otras cosas, Hernández estudió las plantas, en particular las que pudieran tener
propiedades medicinales, y experimentó los efectos de muchas de ellas en su
propia persona, a veces con grave riesgo, como sucedió cuando probó el látex
del chupire (Euphorbia calyculata H.B.K.), a consecuencia de lo cual estuvo al
borde de la muerte. Gracias a sus investigaciones y a los conocimientos que le
trasmitieron los indígenas, elaboró 17 volúmenes manuscritos que fueron
depositados en la biblioteca de El Escorial, en España, y que permanecieron

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inéditos hasta 1650. Esta obra fue publicada en Roma, en latín, en 1651, con el
título de Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus, aunque arreglada por
Nardo Antonio Reccho, quien hizo algunos cambios, en ocasiones poco
acertados. Aun así, constituyó durante muchos años la fuente de consulta más
autorizada sobre la historia natural de Nueva España. Por otra parte, desde
principios del siglo XVII habían llegado a la capital del virreinato los originales
de Reccho, los cuales fueron utilizados por Francisco Ximénez para escribir la
obra Quatro libros de la naturaleza, editada en México en 1615. A juicio de H.
de Blainville (1847), “es Hernández quien abre a los naturalistas europeos los
tesoros de los tres reinos del Nuevo Mundo”. No obstante que los manuscritos
completos de Hernández se quemaron en el incendio ocurrido en 1671 en El
Escorial, Casimiro Gómez Ortega publicó, en 1780, Historia Plantarum Novae
Hispaniae, o sea, la parte botánica de la obra del protomédico, utilizando unos
manuscritos encontrados en el Colegio Imperial de Madrid. Esta versión fue
editada parcialmente, en tres volúmenes (1942-1946), por el Instituto de
Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el
título de Historia de las plantas de Nueva España. La propia casa de estudios
publicó las obras completas de Francisco Hernández en siete volúmenes, gracias
al entusiasmo y a la coordinación de Efraín C. del Pozo. El séptimo tomo, que
salió a la luz en 1984, contiene los comentarios de varios autores. Javier Valdés
e Hilda Flores tuvieron a su cargo la identificación e interpretación de todo lo
relacionado con las especies de plantas descritas por Hernández en su Historia
natural de Nueva España (en particular la parte correspondiente a la Historia de
las plantas, libros 1-24 de Hernández).
Aunque la época del virreinato no sobresale por haber producido grandes
aportaciones a la botánica, con excepción de las ya anotadas, sí hubo varias
contribuciones al adelanto de esta ciencia en la segunda mitad del siglo XVIII,
entre ellas las de José Ignacio Bartolache, naturalista, médico, matemático y
astrónomo; Francisco Javier Clavijero, historiador, botánico y zoólogo; y José
Antonio Alzate y Ramírez, también de preparación enciclopédica, quien publicó
numerosos artículos sobre plantas mexicanas, al punto de que algunos lo
consideran el fundador de la biología en México.
En fechas recientes se ha mostrado Mucho interés por el estudio de los
conocimientos que han logrado los diversos grupos indígenas mexicanos, desde
la época prehispánica hasta la actualidad. Entre otros trabajos, están los análisis
de las representaciones de los hongos en los códices [v. HONGOS y
MICOLOGÍA, y los artículos del médico y etnobotánico austriaco Blas Pablo
Reko, publicados principalmente en el Boletín de la Sociedad Botánica de
México: “La hierba de Quetzalcóatl” (que él identifica con la euforbiácea

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trepadora, también llamada “ortiguilla”, Trogia volubilis (1946), “Nombres
tarascos de plantas” (1946), “El árbol del papel en el México antiguo” (1947),
“Nombres botánicos del Manuscrito Badiano” (1947), “El ciprés en la mitología
mexicana (1948), “Nombres botánicos chinantecos” (1949) y “Un zodiaco
botánico” azteca (que compara con uno chino y con otro usado en África, 1950].
En “Mitobotánica zapoteca” (1945), el mismo autor hace un estudio etnológico
en el que incluye listas de plantas arregladas por sus nombres comunes y
científicos, con descripciones, leyendas y usos asociados. En “El árbol del papel
en México” discute el libro The Aztec and Maya paper makers de Víctor
Wolfhang von Hagen (1943), en el cual se indica que son varias especies de
árboles del género Ficus, llamadas comúnmente amates, las que fueron
utilizadas para elaborar el papel y no ciertas especies de Agave como se pensó
en un tiempo. Ciertamente los indígenas mexicanos fabricaban también papel de
diversas especies de palmas o izotes, de los géneros Samuela, Yucca, Nolina y
Dasylirion.
En 1983, Doris Heyden escribió el libro Mitología y simbolismo de la flora
en el México prehispánico, en el cual trata, además, la importancia sociopolítica
y económica de las plantas, los jardines, las guerras floridas, las fiestas y las
especies alucinógenas. Son pruebas adicionales del adelanto de la botánica entre
los aztecas y otros grupos indígenas, la conservación de los recursos naturales,
en particular la vegetación; la distinción que hacían de las especies comestibles
(alimenticias y condimenticias), medicinales y maderables, y el cultivo que
practicaban de numerosas especies y variedades.
Rafael Martín del Campo, en Alimentos y condimentos mexicanos
incorporados a la cocina universal (1945) y en Productos biológicos del valle
de México (1954-1955), menciona el maíz o centli (Zea mays) como el cultivo
fundamental de América; las múltiples hierbas comestibles denominadas en
conjunto quelites o quilime (en singular quílitl) (Amaranthus spp. y
Chenopodium spp.); el frijol o etl (Phaseolus vulgaris y otras especies del
mismo género); la yuca, huacamote, cazabe o mendioca (Manihot esculenta); el
camote o camohtli, también llamado batata (Ipomoea batatas); el chayote
(Sechium edule), cuya raíz, llamada chinchayote o chayotextli, es rica en fécula
y de grato sabor; las calabazas o ayohtli (Cucurbita pepo y otras especies del
mismo género); el chilacayote (Cucurbita ficifolia); el jitomate o xictómatl
(Lycopersicum esculentum) y en general las diferentes especies de tomates
(amarillos y verdes) o tomame (en singular tómatl) (Physalis spp.); la patata o
papa (Solanum tuberosum) que, aunque originaria de Suramérica era conocida
en México antes de la Conquista; el cacao o cacáhuatl (Theobroma cacao), con
el cual se prepara la bebida llamada chocolate o chocólatl y diversos confites

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conocidos con este nombre en el idioma español, o con otros derivados del
mismo aztequismo en varias lenguas del mundo. Los mexicanos conocieron
también el aguacatero o ahuacacuáhuitl, cuyo fruto es el aguacate o ahuácatl
(Persea gratissima y otras especies del mismo género), el chile o chilli
(Capsicum annum, con numerosas variedades, y C. frutescens), la vainilla o
tlilxóchitl (Vainilla planifolia), el epazote o epázotl (Chenopodium
ambrosioides) y el papaloquelite o papaloquílitl (Porophyllum seemanii),
hierbas de hojas olorosas, condimenticias; la pimienta gorda de Tabasco
(Pimenta officinalis); el cacahuate o maní (Arachis hypogaea), cuyo nombre
azteca, tlalcacáhuatl, significa “cacao de la tierra” o “cacao humilde”, debido a
que sus frutos maduran bajo tierra; los nopales (Opuntia spp.), que tienen
artículos o pencas comestibles muy apreciados y que produce frutos llamados
tunas (nochtli, en náhuatl), de gran aceptación en diversas partes del mundo
donde ha sido posible aclimatarlo; el guayabo (Psidium guajava); el capulín,
cerezo mexicano o capolin (Prunus capuli); el tejocote o texócotl (Crataegus
mexicana), la piña o matzatli (Ananas sativa) y el tabaco o yetl (Nicotiana
tabacum), planta americana utilizada para preparar cigarrillos y puros.
Entre las plantas utilizadas por los antiguos mexicanos, que aún se cultivan
preferentemente en la Meseta Central, destaca el maguey o metl (Agave
atrovirens y otras especies del mismo género), llamada por José de Acosta
“árbol de las maravillas” porque se aprovechan casi todas las partes de ella: su
savia, llamada aguamiel, es nutritiva y por su alto contenido en azúcares puede
ser transformada en jarabe o en una bebida alcohólica llamada pulque u octli;
sus hojas han sido usadas a manera de tejas para cubrir las chozas o bien para
extraer fibras empleadas en la industria textil; y el tallo de su inflorescencia,
conocido con el nombre de quiote o quíotl, puede servir como viga en las
construcciones. Sin acabar con los árboles en forma devastadora, los indígenas
obtenían madera de los bosques para construir sus casas y fabricar muebles,
utilizando, entre otros árboles, el pino u ócotl (Pinus spp.), el abeto, oyamel u
oyámetl (Abies religiosa y otras especies) y el encino o áhuatl (Quercus spp.).
En la parte central de México y en la zona maya, la clasificación y la
nomenclatura de las plantas se hizo por los habitantes prehispánicos conforme a
un sistema muy adelantado, comparable al que idearon los botánicos de los
siglos XVII y XVIII en Europa, hasta culminar con el sistema de Linneo en
Species Plantarum (1753). Barrera Marín, Barrera Vázquez y López Franco
(1976) explican la Nomenclatura etnobotánica maya, y Martín del Campo (op.
cit.) indica el significado de varios de los nombres botánicos derivados del
náhuatl. En esta lengua, aglutinante como el alemán, las plantas y sus productos,
según las afinidades de sus características, se clasifican en categorías más o

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menos genéricas: xíhuitl o xiuh (hierba), quílitl (quelite, cierto grupo de hierbas
comestibles), ayotli (calabaza), tómatl (grupo de los tomates), pahtli (plantas
medicinales), xócotl (varios frutos agrios o agridulces), nochtli (la tuna
comestible del nopal y, en general, el fruto de varias cactáceas) y nanácatl
(hongo). Utilizando estos nombres genéricos se pueden construir palabras con
sentido específico: tlacoxíhuitl (hierba de vara o clacojegüite, también llamada
llora sangre o palo amarillo; corresponde a las papaveráceas Bocconia arborea
S. Wats, y B. frutescens L.); cococxíhuitl (hierba picante, cocojegüite; nombre
que se aplica todavía en Jalisco a Bocconia arborea S. Wats.); xiuh-eloquílitl
(hierba de milpa; corresponde a la compuesta Bidens aurea Sherff.);
papaloquílitl (papaloquelite, hierba de la mariposa; es la compuesta
Porophyllum seemannii Schultz); quiltonelli (quintonil, quelite calentado, que se
come cocido con salitre, o tequíxquitl; corresponde a Amaranthus hybridus L. y
a A. hypocondriacus L); huaxquílitl (huasquelite, guasquelite o quelite de guaje;
de huaxin, guaje; corresponde a la alegría: Chenopodium leucocarpus Wats.);
tlachicaquílitl (tlachicaquelite o clachicaquelite, hierba del tlachiquero o hierba
del que raspa; de tlachiqui, raspador; corresponde a la compuesta Sonchus
oleraceus L., hierba que se emplea para facilitar la fermentación del pulque);
chilacayotli (chilacayote, calabaza lisa o que suena; de tzílac, liso, o de tzilin,
sonar; es la cucurbitácea Cucurbita ficifolia Bouché); chayotli (chayote,
calabaza áspera; de chachacua, áspero; corresponde a la cucurbitácea Sechium
edule Sw.); ayoxochiquílitl (flor de calabaza; de ayotli, calabaza; xóchitl, flor, y
quílitl, hierba comestible); chayotextli (chayotescle, harina del chayote; de textli,
harina; nombre que se da a la raíz feculenta y comestible del chayote, también
llamada chinchayote o tzinchayotli; de tzintli, parte de abajo); tzonayotli
(sonayote o estropajo; de tzontli, cabellos, y ayotli, calabaza; corresponde a la
cucurbitácea Luffa cylindrica L. Roem.); cuahuáyotl (cuahuayote o cuayote,
calabaza de árbol; de cuáhuitl, árbol, y ayotli, calabaza; corresponde a la
caricácea también llamada bonete: Jacaratia mexicana DC [igual que Pileus
mexicanus (D.C.) Johnston]; xictómatl (jitomate o tomate de ombligo; de xictli,
ombligo; corresponde a la solanácea Lycopersicum esculentum Mill.);
coztictómatl (costomate o tomate amarillo; de cóztic, amarillo, también llamado
tomate verde o de cáscara; corresponde a las solanáceas Physalis coztómatl
Moc. y Sessé y Ph. angulata L.); miltómatl (miltomate o tomate de milpa; de
milli, sementera; corresponde a las especies Ph. ixocarpa Brot. y Ph. peruviana
L.); coyotómatl (tomate de coyote; corresponde a Physalis nicondrioides Schl.);
cihuapahtli (ciguapactli, zoapatli o soapatle; de cíhuatl, mujer, o sea, medicina
de la mujer; corresponde a la compuesta Montanoa tomentosa Cerv.);
cozticpahtli, cozticpatli o costipache; de cóztic, amarillo, o sea, medicina

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amarilla; corresponde a la ranunculácea Thalictrum hernandezii Trausch., que
tiene la raíz de aquel color en su parte interna); mecapatli (mecapacle, mecate
medicinal; de mécatl, mecate, soga o cuerda; corresponde a la zarzaparrilla
[varias especiesvarias especiesvarias especies del género Smilax, en particular a
Smilax aristolochiaefolia Mill., y S. bona-nox L.], que se suponía efectiva contra
la mordedura de las víboras y que aún se usa con este fin y para aliviar la
picadura de otros animales ponzoñosos); xocohuistli (jococuistle o jocuistle; de
xócotl, fruto ácido, y huiztli, espina, o sea, fruta punzante que escalda o sangra
las encías; corresponde a las bromeliáceas Bromelia pinguin L. y B. karatas L.);
xoconochtli [soconostle, de soconostle, de soconostle, de xócoc, agrio, y nochtli,
tuna, que se emplea en la preparación de algunos guisos y de dulces en almíbar o
cubiertos; corresponde a la especie Opuntia joconostle Haage y Schmidt. Se da
el mismo nombre a las especies O. imbricata (Haw.) DC., Pereskiopsis porteri
(Barns.) Britt. y Rose, P. blakeana G. Ortega y Lemaireocereus stellatus
(Pfeiffer) Britt. y Rose, todas de la familia de las cactáceas]; teonanácatl
(teonanacate; de téotl, dios, o sea, hongo divino o sagrado, nombre genérico de
los hongos alucinógenos, en su mayor parte del género Psilocybe, por ejemplo P.
caerulescens Murrill y P. mexicana Heim); teyhuintinanácatl (de teyhuinti, que
emborracha) y teotlaquilnanácatl (de téotl, dios, y tlaquilli, encalado, bruñido,
pintado, o sea, hongo divino que pinta o describe; o de teotlacualli, comida
espiritual o divina), nombres aplicados a los hongos alucinógenos antes
mencionados; chilnanácatl [chilnanacatle, chilnanacatle, chilnanacatle, hongo
enchilado; corresponde a las especies Hypomyces lactifluorum (Schw. ex Fr.)
Tulasnee y a H. marosporus Seaver, junto con Russula brevipes Peck., especie a
la que parasitan las dos anteriores, en cuyo caso cambia de color blanco a rojo o
moreno grisáceo]; e iztacnanácatl (de íztac, blanco; corresponde a las especies
Russula brevipes Peck y Agaricus campestris L. ex Fr.). Estos ejemplos indican
la amplia terminología de los indígenas del área nahua en relación con la rica
flora que tenían a su alcance.
Los españoles hicieron aportaciones al conocimiento botánico de los
indígenas de América, sobre todo con la introducción de plantas de cultivo tales
como trigo, cebada, avena, arroz, naranja, toronja, plátano, manzana, pera,
cebolla y ajo, entre muchas otras. Además, a fines del siglo XVIII, hubo un
resurgimiento de la botánica en la Nueva España, gracias a la expedición
científica que envió el rey Carlos III, la cual estuvo encabezada por Martín de
Sessé y Lacasta. Esta expedición, dispuesta por real cédula de 1786, llegó a
territorio mexicano a mediados de 1787 y permaneció en él hasta 1803. Entre
sus miembros, seleccionados por Casimiro Gómez Ortega, director del Jardín
Botánico de Madrid, sobresalieron, además de Sessé, Vicente Cervantes, quien

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atendió la primera cátedra de botánica impartida en México y continuó en el país
hasta su muerte (1829); José Longinos Martínez, cuyo principal mérito consistió
en organizar el Gabinete de Historia Natural, precursor de lo que fue muchos
años después el Museo de Historia Natural; y Juan Diego Castillo, farmacéutico
y botánico. El mismo Sessé, ayudado por sus colaboradores, fundó el Jardín
Botánico que todavía subsiste a espaldas del Palacio Nacional. El artista oficial
de la expedición fue Juan Cerda, a quien se agregó, como empleado de la
expedición, el dibujante mexicano Atanasio Echeverría, en cuyo honor fue
designado el género Echeveria de la familia de las crasuláceas. Al grupo se unió
el botánico mexicano José Mariano Mociño, quien logró, junto con Sessé, reunir
una extensa colección de plantas, muchas de ellas nuevas para la ciencia;
desempeñó, además, el cargo de director del Gabinete de Historia Natural. Sessé
viajó principalmente por las partes centrales de México, en tanto que Mociño,
Longinos y Castillo exploraron regiones lejanas de la Nueva España (hasta
Chihuahua y California por el norte y hasta la península de Yucatán y Guatemala
por el sur y el sureste). En 1793, Castillo murió en México, a causa de las fatigas
que le ocasionaron sus numerosas excursiones; escribió el libro Plantas
descritas en el viaje de Acapulco, que se conserva en el Jardín Botánico de
Madrid. Vicente Cervantes le dedicó el género Castilla, al que pertenece el árbol
del hule mexicano (Castilla elastica Cerv.), de la familia de las moráceas. La
cátedra de botánica era dictada en el Jardín Botánico del Palacio Virreinal, la
mayor parte del tiempo por Vicente Cervantes, ayudado en ocasiones o
sustituido por su hijo, el presbítero Julián Cervantes, quien publicó en Puebla, en
1825, el libro Tablas botánicas, el cual puede ser considerado el primer texto
mexicano sobre la materia.
Otra expedición fue la del barón Alejandro de Humboldt, uno de los
hombres de ciencia más ilustres de su época, quien arribó a Acapulco en 1803,
acompañado por el botánico francés Aimé Bonpland. En la ciudad de México
conoció a Vicente Cervantes y a otros científicos. Durante los 10 meses que
permaneció en la Nueva España, exploró en particular el valle de México y el
territorio que hoy corresponde a los estados de Puebla, Hidalgo, Querétaro,
Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Guerrero. En 1804 Humboldt y Bonpland
regresaron a Europa, establecieron su residencia en París y se dedicaron a
estudiar las colecciones formadas por ellos en América. Las correspondientes a
México comprenden 950 especies de plantas, gran parte de ellas descritas como
nuevas con la ayuda del botánico alemán Carlos Segismundo Kunth. Resultado
del estudio del material recolectado fueron los libros: Plantae Aequinoctiales (2
vols., 1808-1809), Nova Genera el Species Plantarum (7 vols., 1815-1825) y De
Distributione Geographica Plantarum (1817).

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En 1841, Miguel Bustamante y Septién publicó el Curso de botánica
elemental, para uso de los alumnos de la cátedra fundada por Cervantes. A la
muerte de aquél (1844), lo sucedió su sobrino Pío Bustamante y Rocha, autor del
Nuevo curso elemental de botánica. Discípulo de Gómez Ortega en Madrid,
destacó también Pablo de la Llave, quien en colaboración con Juan Lexarza,
publicó Novorum Vegetabilium (1824) y Registro trimestre (1823 a 1833), en la
que dio a conocer gran parte de sus investigaciones sobre botánica. Pablo e
Ignacio Blásquez, a su vez, hicieron estudios sobre el maguey, y Antonio de Cal
fundó un Jardín Botánico en Puebla, que funcionó de 1820 a 1838. La Misión
Científica que estuvo en México en 1865 y 1866, en ocasión de la Intervención
Francesa, colectó numerosos ejemplares botánicos que en su mayor parte fueron
enviados a Europa. Entre los botánicos de esa época sobresale D. G. Billimeck, a
quien el emperador Maximiliano nombró director del Museo Nacional,
establecido en 1866.
En 1868 se fundó la Sociedad Mexicana de Historia Natural, la cual
permaneció activa hasta 1914. En ese periodo se editaron 11 tomos de su órgano
oficial La Naturaleza, en cuyas páginas hay numerosos estudios sobre las
plantas mexicanas, hechos por los naturalistas más destacados de ese tiempo:
Fernando Altamirano, Alfonso Herrera, Manuel M. Villada, Mariano Bárcena,
José María Velasco, Manuel Urbina y Antonio Peñafiel. Otro acontecimiento fue
la creación del Instituto Médico Nacional, por iniciativa de Carlos Pacheco, en
1888. La colección de plantas mexicanas que se formó allí, constituyó el primer
antecedente del Herbario Nacional, cuyo acervo se conserva en el Instituto de
Biología de la UNAM. El segundo antecedente fue la colección de la Dirección
de Estudios Biológicos, donde se depositó inicialmente la del Instituto Médico
Nacional.
Enseñaron botánica Pío Bustamante y Rocha, en el Colegio de Minería,
hasta 1867; y Manuel Urbina y Manuel M. Villada, a partir de ese año, en la
Escuela Nacional Preparatoria. Impartió clases de historia natural Alfonso
Herrera, en la Escuela Normal para Profesores; de esta materia, Lauro M.
Jiménez, y de botánica José Ramírez, en la Escuela Nacional de Agricultura y
Veterinaria; y de historia natural médica, incluyendo el estudio de las plantas y
de sus principios activos, el propio Jiménez y Gabino Barreda, entre otros, en la
Escuela Nacional de Medicina.
En Guanajuato, Alfredo Dugés publicó Elementos de botánica (1876); y en
Yucatán, Joaquín Dondé y su hijo Juan, en 1874, Apuntes sobre la flora de
Yucatán (1874) y Lecciones de botánica (1876). Otros trabajos sobre floras
locales fueron elaborados por José Eleuterio González (Monterrey), Mariano
Bárcena (Guadalajara), Leonardo Oliva (departamento de Jalisco), Nicolás León

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(Morelia, Mich., y Oaxaca, Oax.), Francisco Simischrast (Córdoba, Ver.), José
Apolinario Nieto y Mateo Botteri (Orizaba, Ver.), Cassiano Conzatti (Oaxaca) y
José N. Rovirosa (Tabasco). Este último escribió también Helechos del sur de
México.
Al comenzar el siglo XX decayó la producción científica. Sin embargo, en
1911, el alemán Carlos Reiche inició el curso de botánica en la recientemente
establecida Facultad de Altos Estudios de la Universidad Nacional. Esto facilitó
la preparación de profesores de esa materia para la Escuela Nacional
Preparatoria; entre ellos, destacaron Ángel Roldán, José R. Alcaraz, Roberto
Medellín, Manuel Rico y Aurelio Manrique. Reiche, además, publicó Elementos
de botánica y Flora excursoria en el valle central de México, obras que por
mucho tiempo fueron utilizadas en la enseñanza. Alfonso L. Herrera fue el
principal impulsor del renacimiento de la investigación biológica en México
durante las primeras décadas del siglo XX. En 1900 fundó la Comisión de
Parasitología Agrícola, que funcionó hasta 1907, la cual se ocupó
principalmente del estudio y control de las plagas agrícolas, pero también de la
investigación botánica; estas actividades las realizaron, entre otros, Guillermo
Gándara y Julio Riquelme Inda. El mismo Herrera, en 1902, fue el primero que
impartió en México la cátedra de biología general en la Escuela Normal para
Profesores. Escribió también varios libros de texto, entre ellos uno de botánica.
En 1915 fundó la Dirección de Estudios Biológicos (poco antes denominada
Instituto de Biología General y Médica), dependiente de la Secretaría de
Agricultura y Fomento, en la cual reunió los acervos del Instituto Médico
Nacional, del Museo Nacional de Historia Natural y del Museo de la Comisión
Geográfica Exploradora. Esta Dirección organizó, poco después, el Jardín
Botánico, el Parque Zoológico de Chapultepec y la Estación de Biología Marina
del Golfo, en Veracruz. Este centro de investigación biológica, dirigido por el
propio Herrera, propició un desarrollo considerable de la botánica, pues fueron
impulsadas las exploraciones no sólo alrededor del valle de México sino también
a diversos estados de la República. El Departamento de Botánica de la Dirección
de Estudios Biológicos quedó a cargo de Miguel Cordero. Posteriormente
ocuparon este cargo Juan Manuel Noriega, Cassiano Conzatti y Maximino
Martínez. Este último introdujo el sistema de Adolfo Engler para catalogar y
clasificar las plantas mexicanas, el cual todavía se sigue utilizando en el
Herbario Nacional (Instituto de Biología de la UNAM), conforme al índice de
Genera Siphonogamarum de Dalla Torre y Harms, que consigna, numerados, los
géneros de fanerógamas, de acuerdo con la sistemática de Engler. Desde su
fundación (1909), se estableció en el Museo Nacional de Historia Natural una
sección de botánica, con la finalidad de exhibir colecciones de plantas o

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reproducciones de éstas, en vidrio, cera y otros materiales, así como fotografías,
dibujos y productos derivados del reino vegetal. El principal objetivo era dar a
conocer la flora mexicana y sus aplicaciones industriales y agrícolas, facilitar la
enseñanza objetiva de la botánica y despertar el gusto por la observación de las
plantas. El Jardín Botánico de Chapultepec también tenía un objetivo didáctico.
En 1926 se fundó la Facultad de Filosofía y Letras en sustitución de la
Facultad de Altos Estudios. Guillermo Gándara, quien había impartido la cátedra
de botánica en ésta última desde 1915, continuó enseñando en la nueva, donde
se estableció inicialmente la carrera de maestro en ciencias biológicas, hasta
1936, en que pasó a una nueva dependencia de la UNAM, la Facultad de
Ciencias, que empezó en ese año a atender la enseñanza superior de la biología y
de las ciencias físicas y matemáticas, tanto a nivel de licenciatura como de
posgrado (maestría y doctorado). Gándara también impartió clases de botánica
en la Escuela Nacional Preparatoria y publicó varios trabajos, entre ellos Breves
apuntes sobre nosología vegetal y Perfil botánico-geológico de la carretera
México-Acapulco.
En 1925, Alfonso L. Herrera presentó un informe sobre las actividades de la
Dirección de Estudios Biológicos: ésta tenía un herbario con 62 mil ejemplares,
de los cuales estaban clasificados y catalogados 24 387, distribuidos en 7 964
especies, 1 591 géneros y 280 familias de fanerógamas. Los 40 613 restantes no
se clasificaron ni catalogaron, debido a la falta de estantes y casilleros
apropiados. No informa sobre las criptógamas. En una comunicación presentada
por Maximino Martínez, consta que la Sección de Botánica de la Dirección de
Estudios Biológicos, de la cual era jefe, tenía encomendadas las siguientes
labores: 1. Estudios de las plantas útiles para su mejor aprovechamiento en el
progreso del país y su exhibición en el Museo, 2. Estudio especial de la flora
medicinal indígena, 3. Formación de colecciones para instituciones educativas y
para canje con los establecimientos similares del mundo, 4. Formación y
publicación del Catálogo General de la Flora Mexicana, 5. Registro y
distribución de los ejemplares de historia natural que ingresaran a la Dirección,
6. Publicación de la sinonimia vulgar y científica de las plantas nacionales y de
la bibliografía botánica mexicana, 7. Consultas técnicas sobre todos los asuntos
relacionados con la flora mexicana en sus relaciones con la agricultura y la
explotación de riquezas vegetales, y 8. Exhibición de materiales botánicos en el
Museo de Historia Natural. En 1925, éste contaba con 2 347 ejemplares.
A fines de 1929, la Dirección de Estudios Biológicos, con excepción del
Jardín Botánico y el Parque Zoológico, y la Estación de Biología Marina del
Golfo (Veracruz) que ya no funcionaba, pasó a depender de la UNAM, con el
nombre de Instituto de Biología, el cual heredó las importantes colecciones del

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Herbario y del Museo, así como el valioso acervo de la biblioteca. En la
actualidad, ésta cuenta con obras valiosísimas que no se encuentran en ningún
otro repositorio de México, algunas de ellas muy antiguas, como la obra de
Francisco Hernández editada en Roma en 1649, y la de Francisco Ximénez,
publicada en México en 1645. El Instituto de Biología ha enriquecido esta
biblioteca con libros contemporáneos y, sobre todo, con las nuevas revistas
científicas. El primer director del Instituto de Biología fue Isaac Ochoterena,
quien se dedicó en un principio a los estudios botánicos, pero más tarde desvió
su atención hacia otros campos, especialmente al de la histología del sistema
nervioso. De cualquier manera, logró entusiasmar a algunos de sus discípulos
para que se dedicaran a la investigación de la botánica y de la farmacodinamia.
El Departamento de Botánica estuvo dividido, hasta abril de 1967, en tres
secciones: Criptogamia, Fitopatología y Fanerogamia. En la actualidad se
continúa con la investigación sobre estos tres campos, pero hay una
organización de grupos de trabajo, según diversos proyectos de investigación,
aprobados por el consejo interno del mismo Instituto. Ochoterena ocupó la
dirección hasta 1946; los siguientes directores fueron: Roberto Llamas Flores
(1946-1967), Agustín Ayala Castañares (1967-1973), Carlos Márquez
Mayaudón (1973-1979) y José Sarukhán Kermez (desde 1979). Las primeras
personas que practicaron la investigación botánica en el Instituto de Biología,
fueron: Helia Bravo, en la Sección de Fanerogamia, Francisco Villagrán en la de
Histología Vegetal (suprimida unos años antes del retiro de Ocheterena en 1946)
y Manuel Ruiz-Oronoz en la de Criptogamia. Este último fue jefe del
Departamento de Botánica, pero poco antes de su jubilación (en 1962) se hizo
cargo de la jefatura Faustino Miranda, y después Teófilo Herrera (1965-1967 y
1974-1979), Arturo Gómez Pompa (1967-1974), Ernesto Moreno (1979-1985) y
Antonio Lot (a partir de 1985). En la Sección de Criptogamia trabajaron, cuando
Ochoterena era aún director del Instituto, Daniel Nieto Roaro, Margarita Maecke
y Teófilo Herrera, en micología y bacteriología; Manuel Ruiz-Oronoz, en
levaduras, líquenes y hepáticas; y Amelia Sámano Bishop, en algas de agua
dulce. En esta sección, así como en las de Fanerogamia y Fitopatología
(establecida durante la dirección de Roberto Llamas Flores), han elaborado sus
tesis profesionales muchos alumnos egresados de la Facultad de Ciencias de la
UNAM, pero sólo unos cuantos continúan en la investigación botánica.
Durante el periodo en que fue director Roberto Llamas ingresaron a la
Sección de Criptogamia, Carmen Ortega, que trabajó sobre hepáticas y
levaduras, y Ramón Riba, que investigó en el campo de la pteridología, y en el
cual continúa, ahora en la Universidad Autónoma Metropolitana (plantel
Iztapalapa). Desde su fundación, la Sección de Fitopatología estuvo a cargo de

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Martha Zenteno, quien organizó un herbario especial y se dedicó al estudio de
hongos parásitos de diversas plantas cultivadas, en particular de gramíneas. En
1986, enseñaba e investigaba micología y fitopatología en la Universidad
Autónoma de Guadalajara. Posteriormente ingresó a la sección de Fitopatología
Ernesto Moreno, quien se ha dedicado al estudio de los hongos de granos
almacenados. La sección más amplia en el área botánica, dentro del Instituto de
Biología de la UNAM, fue siempre la de Fanerogamia. Estuvieron adscritos a
ella, además de Helia Bravo (cuyos trabajos más conocidos tratan de las
cactáceas de México), María Agustina Batalla, Irene Rivera, Débora Ramírez-
Cantú y Eizi Matuda, estudiosos de la flora de México, en particular del área
central del país, aunque el último también investigó la flora de Chiapas y otros
estados del sur. También estuvieron adscritos a esta sección, Faustino Miranda y
Maximino Martínez, ambos muy conocidos por sus numerosas publicaciones
sobre botánica. Miranda publicó, entre otras obras: La vegetación de Chiapas
(1952), La botánica en México en el último cuarto de siglo (1961) y
Comentarios botánicos (1964, en colaboración con Javier Valdés), sobre el libro
de Martín de la Cruz intitulado Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis.
Algunas de las obras generales de Martínez son: Las plantas más útiles que
existen en la República Mexicana (1928), que en una nueva versión tituló
Plantas útiles de la flora mexicana (1959); Plantas medicinales de México
(1934; 5a. ed., 1969), Contribuciones de la Universidad Nacional al
conocimiento de la flora mexicana (1953) y Catálogo de nombres vulgares y
científicos de plantas mexicanas (1979; obra póstuma). Estos dos investigadores
prestaron sus servicios hasta 1964, año en el que ambos fallecieron. Poco
después de esta fecha, ingresaron a la misma sección Arturo Gómez Pompa,
quien realizó trabajos taxonómicos y ecológicos, principalmente sobre la flora
de Veracruz; Javier Valdés, quien ha trabajado de preferencia sobre la vegetación
de halófitas y xerófitas de las zonas del centro y del norte de México; Mario
Sousa y Léia Scheinvar, especializados en las familias de las leguminosas y de
las cactáceas, respectivamente. De 1967 a 1986 han ingresado al Departamento
de Botánica del Instituto los siguientes investigadores, cuya especialidad se
indica entre paréntesis: Celia Dubovoy (morfogénesis y genética de hongos
superiores); Genoveva García Aguirre y su ayudante Rebeca Martínez
(micotoxinas), Jorge Ramírez (hongos de granos almacenados, en colaboración
con Ernesto Moreno), Magda Carvajal Moreno (fitopatología y micotoxinas),
Patricia Lappe Oliveras (microbiología de las bebidas fermentadas indígenas, al
lado de Miguel Ulloa y Teófilo Herrera), Luis Pinzón y Guillermina Gómez
(biodeterioro ocasionado por hongos xilófagos, degradadores de madera),
Josefina Barajas (anatomía y biotecnología de la madera, tema que había

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iniciado Ramón Echenique Manrique, director hasta mediados de 1986 del
Instituto Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos, con sede en
Jalapa, Ver.), Francisco González Medrano (vegetación de zonas áridas de
México y del estado de Tamaulipas), Antonio Lot Helgueras y su ayudante
Alejandro Novelo (vegetación acuática de México), Silvia Olvera Fonseca
(familia de las palmas), Claudio Delgadillo Moya y su ayudante María de los
Ángeles Cárdenas (taxonomía y ecología de musgos), Fernando Chiang Cabrera
(rutáceas y algunos géneros de solanáceas), Carlos Vázquez Yanes y Alma
Orozco Segovia (fisiología vegetal, en particular de semillas), y José Sarukhán
Kermez (ecología de poblaciones vegetales). Este último es autor del libro
Árboles tropicales de México, en colaboración con T. D. Pennington, botánico
forestal de la FAO, adjunto a la Unidad de Enseñanza e Investigación de
Bosques de la Universidad Autónoma de Chapingo. En 1985, Sarukhán organizó
dentro del propio Instituto el Departamento de Ecología, al que quedaron
adscritos Daniel Piñero Dalmau (jefe), Rodolfo Dirzo Minjarez, Miguel Franco
Baqueiro y Ana Elena Mendoza Ochoa. Los trabajos de los investigadores se
publicaron principalmente en Anales del Instituto de Biología, UNAM, que
desde 1930 hasta 1967 se editó ininterrumpidamente, con la frecuencia de un
volumen por año (cada uno con dos o cuatro números), gracias al interés de
Isaac Ochoterena y Roberto Llamas. A partir de 1967, los Anales se
fragmentaron en tres secciones, una de las cuales corresponde a la Sección
Botánica. Desde entonces, los investigadores publican en ésta o en otras revistas
nacionales y extranjeras.
Las colecciones botánicas de los investigadores del Instituto de Biología
están conservadas en el Herbario Nacional, el cual ha sido enriquecido, además,
con el intercambio de ejemplares y con numerosas donaciones, entre otras la de
Eizi Matuda (60 mil ejemplares) y la de Faustino Miranda (10 mil ejemplares).
El Herbario ha sido organizado por Débora Ramírez-Cantú, Arturo Gómez
Pompa, Ramón Riba y Mario Sousa (éste auxiliado por María Teresa Germán),
en la parte correspondiente a fanerogamia, y por Manuel Ruiz-Oronoz, Teófilo
Herrera Suárez y Evangelina Pérez Silva (ésta auxiliada por Elvira Aguirre
Acosta) en la rama de micología. También han colaborado con gran eficacia los
técnicos Francisco Ramos, Rafael Hernández y Juan Rodríguez. Desde 1966,
Martha Ortega empezó a arreglar la colección de algas, añadiendo a los pocos
ejemplares que había, los colectados por ella misma y otras personas. Claudio
Delgadillo se encargó de incrementar y reorganizar la colección de briofitas, en
particular la de musgos; y desde 1985, Alfonso Delgado, junto con varias de las
personas ya mencionadas, continúa la labor de mantener e incrementar las
colecciones del Herbario, las cuales comprenden casi medio millón de

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ejemplares.
La Sección de Botánica del Museo Nacional de Historia Natural, no tuvo
modificaciones con relación a lo que era en la época de la Dirección de Estudios
Biológicos. Se añadieron algunos ejemplares durante el tiempo en que dependió
del Instituto de Biología de la UNAM. El tradicional museo de la antigua calle
del Chopo (hoy Enrique González Martínez) en la colonia Santa María la
Ribera, cerró sus puertas al público en 1965, debido al mal estado en que se
encontraban el edificio y muchas de sus colecciones, entre ellas las de botánica.
Un nuevo museo no se ha hecho por falta de recursos económicos.
Al comenzar 1959, las autoridades de la UNAM, a iniciativa del entonces
secretario general Efrén C. del Pozo, decidieron fundar el Jardín Botánico, el
cual fue organizado y dirigido por Faustino Miranda, con el auxilio de Manuel
Ruiz-Oronoz y un grupo de investigadores y técnicos. En reconocimiento a los
méritos de aquel destacado investigador, quien antes había formado el Jardín
Botánico de Chiapas, el invernadero principal de la UNAM recibió el nombre de
Faustino Miranda. La dirección del Jardín ha estado después a cargo,
sucesivamente, de Helia Bravo Hollis, cactóloga de prestigio internacional;
Javier Valdés Gutiérrez, quien introdujo al Jardín plantas de las zonas áridas y
semiáridas de México, en particular de los géneros Yucca, Samuela y Dasylirion;
Víctor Corona Nava-Esparza, quien ha trabajado en plantas cultivadas
ornamentales y en su propagación vegetativa; Magdalena Peña Muñoz, experta
en orquídeas, y Hermilo Quero Rico, especialista en palmas (director en 1986).
En una primera instancia, el Jardín entró en funcionamiento de modo
independiente dentro de la UNAM, pero al poco tiempo de su fundación, el
rector Ignacio Chávez decidió incorporarlo al Instituto de Biología, aunque
conserva una administración autónoma.
Durante la dirección de Agustín Ayala Castañares en el Instituto de Biología
de la UNAM (1967-1973), se fundaron las estaciones biológicas de Los Tuxtlas,
en Veracruz, y de Chamela, en Jalisco, las cuales han favorecido el desarrollo de
numerosas investigaciones botánicas. Durante la gestión de Carlos Márquez
Mayaudón (1973-1979) y de José Sarukhán Kermez (desde 1979), estas
estaciones han sido ampliadas y mejoradas.
Otras dependencias de la UNAM en las que se ha hecho, con muy diversas
orientaciones, investigación o docencia de la botánica, o ambas cosas, son las
escuelas nacionales Preparatoria y de Estudios Profesionales, el Colegio de
Ciencias y Humanidades, las facultades de Ciencias, de Química, de Medicina y
de Medicina Veterinaria y Zootecnia, y los institutos de Química y de Estudios
Biomédicos. La UNAM fue en un tiempo el único centro donde se estudió
botánica en México; y aunque esta situación ha cambiado, porque ya existe un

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considerable número de instituciones donde se cultivan diversos aspectos de esta
ciencia, las bases de las fundadas en los últimos 50 años fueron tomadas de la
UNAM, de donde también procedió el personal que impulsó su desarrollo. El
Instituto Politécnico Nacional (IPN) se fundó en 1937 como dependencia de la
Secretaría de Educación Pública; formó parte de él la Escuela de Bacteriología
que había funcionado en la Universidad Obrera de México, antes llamada
Universidad Gabino Barreda. Ese plantel, al ser reorganizado dentro del IPN,
recibió el nombre de Escuela Nacional de Ciencias Biológicas. En ella se
fomentó la enseñanza de la botánica, sobre todo en las carreras de biólogo y de
químico biólogo, y se apoyó la investigación en el Departamento de Botánica.
En éste han sobresalido Laura Huerta y María Elena Sánchez, en ficología; Jerzy
Rzedowsky, autor de La vegetación de México, en fanerogamia; y Gastón
Guzmán, autor de Identificación de los hongos, en micología. Otras instituciones
que iniciaron sus actividades por ese tiempo, fueron el Instituto Biotécnico, de
existencia efímera, que empezó a funcionar en 1934, dirigido por Enrique
Beltrán, con el propósito de unificar los centros de investigación biológica; y la
Escuela Normal Superior (ENS), que empezó a funcionar en 1936 como Centro
de Preparación de Maestros de Enseñanza Secundaria e intensificó y formalizó
su plan de trabajo en 1937, de manera que, desde entonces, ofrece entre sus
especialidades la carrera de maestro en ciencias biológicas. Varias generaciones
de egresados de la ENS han impartido clases de botánica, zoología y biología en
las escuelas secundarias.
En 1936, por iniciativa de Enrique Beltrán, fue reorganizada la Sociedad de
Historia Natural, que había sido fundada en 1868 y funcionó hasta 1914.
Posteriormente se formó la Sociedad Mexicana de Biología, que ya había
desaparecido cuando aquélla inició su segunda etapa. Las principales
publicaciones de estas sociedades fueron: La Naturaleza, correspondiente a la
primera etapa de la Sociedad Mexicana de Historia Natural; los 17 tomos de la
Revista de la Sociedad Mexicana de Biología, la Revista de la Sociedad
Mexicana de Historia Natural (segunda etapa) y Flora taxonómica mexicana de
Cassiano Conzatti, de la que sólo se publicaron tres tomos. En 1944 apareció el
primer Boletín de la Sociedad Botánica de México, organismo fundado poco
antes por Maximino Martínez. Otras muchas sociedades científicas tienen
relación con la botánica, entre ellas la Forestal Mexicana (fundada por Miguel
Ángel de Quevedo) y las mexicanas de Microbiología, de Fitopatología y de
Micología.
En las cuatro últimas décadas se ha ido incrementando el número de
botánicos, hasta hacer muy difícil la mención y el análisis de la actividad de
cada uno, al menos en un artículo panorámico. No obstante, los interesados

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pueden recurrir a las extensas revisiones bibliográficas hechas por Ida Langman
y Armando Butanda Cervera; a las publicaciones especializadas de la UNAM, el
IPN, las sociedades y la Universidad Agrícola y la Escuela de Posgraduados de
Chapingo; a las revistas de reciente aparición, entre otras Ciencia (en sus dos
etapas), Biótica y Naturaleza; y a las publicaciones extranjeras que tratan
aspectos de la botánica mexicana, en particular de la flora.
Dentro de la UNAM, las facultades de Ciencias, de Medicina, de Ciencias
Químicas y de Medicina Veterinaria y Zootecnia, los institutos de Geología,
Geografía, Ciencias del Mar y Limnología y Fisiología Celular, el Colegio de
Ciencias y Humanidades, la Facultad de Estudios Superiores de Cuautitlán y la
Escuela Nacional de Estudios Profesionales (unidades Iztacala y Zaragoza)
tienen dependencias en que se enseña o se investiga la botánica con diversos
enfoques. En el interior del país, funcionan el Instituto de Botánica de la
Universidad de Guadalajara, el Instituto de Biología de la Universidad
Autónoma Juárez de Tabasco, el Instituto de Investigación de Zonas Desérticas
de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, las escuelas de Biología de las
universidades Autónoma del Estado de México y Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana, y la Facultad de
Ciencias Biológicas y el Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad
Autónoma de Nuevo León. También se atienden varios campos de la botánica en
las universidades autónomas de Chapingo, Puebla, Aguascalientes, Baja
California (Ensenada), Guerrero y Nayarit y la Agraria Antonio Narro (Saltillo,
Coah.); los institutos Nacional de Investigaciones sobre Recursos Bióticos
(Jalapa, Ver.), Tecnológico de Monterrey, Tecnológico Forestal, Tecnológico
Regional de Oaxaca, de Historia Natural de Chiapas y de Ecología, A.C.; los
centros de Investigaciones Biológicas de Baja California, de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas de la Universidad de Sonora, y de Investigaciones
Ecológicas del Sureste (San Cristóbal de Las Casas, Chis.); las universidades La
Salle y Autónoma Metropolitana (unidades Iztapalapa y Xochimilco), el Colegio
Superior de Agricultura Tropical (Cárdenas, Tab.), el Museo de Historia Natural
de la ciudad de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Además, la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos hace
investigaciones sobre botánica aplicada, de gran importancia para la economía
del país, por conducto del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, la
Dirección General de Sanidad Vegetal y el Servicio Nacional de Inspección y
Certificación de Semillas; y la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología
atiende problemas de contaminación ambiental y de protección ecológica,
incluyendo la protección de los bosques, la flora urbana y, en general, los
recursos vegetales.

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A continuación se citan los principales campos y especialidades de la
botánica y algunas de las personas destacadas que los atienden, tomando como
base, en forma parcial, el Directorio de miembros de la Sociedad Botánica
(1981) publicado por Victoria Sosa. Agronomía: Rubén Darío Chan-Sánchez
(Cárdenas, Tab.), Fernando Gómez-Lorence (Universidad Autónoma de San
Luis Potosí) y María Teresa Licona-Franco (Universidad Autónoma de
Chapingo). Anatomía: Mark E. Engelman (Centro de Botánica del Colegio de
Posgraduados de Chapingo), Ramón Echenique Manrique (Instituto Nacional de
Investigaciones sobre Recursos Bióticos) y Josefina Barajas (Instituto de
Biología). Bibliografía botánica: Armando Butanda-Cervera (Instituto de
Biología), Ida Langman (Atlantic City, N.J., U.S.A.) y Emily Lott (Instituto de
Biología). Ecología, taxonomía y florística: Helia Bravo Hollis, Claudio
Delgadillo Moya, Alfonso Delgado Salinas, Hilda Flores, Silvia Olvera Fonseca,
Alfredo Pérez Jiménez, Alejandro Novelo, Carlos Vázquez Yanes, Alma Orozco
Segovia, Miguel Franco Baqueiro, José Sarukhán, Rodolfo Dirzo Minjares,
Mario Sousa, Víctor Toledo, Antonio Lot, Francisco González Medrano, Helia
Bravo, María de los Ángeles Cárdenas Soriano, Fernando Chiang, María Teresa
Germán, Gilda Ortiz Calderón y Javier Valdés (Instituto de Biología); Hermilo
Quero, Hernando Sánchez Mejorada, Magdalena Peña, Léia Scheinvar, Robert
Bye, Edelmira Linares, Víctor Corona, Abraham Rubluo y Carmen Loyola
(Jardín Botánico de la UNAM); Nelly Diego Pérez y Beatriz Coutiño (Facultad
de Ciencias de la UNAM); Jerzy Rzedowski y Rodolfo Palacios (Escuela
Nacional de Ciencias Biológicas); Ramón Riba, Blanca Pérez y Rosaura Grether
(Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa); Paulino Rojas Mendoza
(Universidad Autónoma de Baja California, Ensenada); Jorge Marroquín
(Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro), Luz María Villarreal de Puga
(Instituto de Botánica de la Universidad de Guadalajara) y Jorge Meyran García,
quien trabaja en forma particular y edita la revista Cactáceas y Suculentas
Mexicanas, de la Sociedad Mexicana de Cactología. Fisiología: Josué Kohashi
Shibata (Colegio de Posgraduados de Chapingo), Manuel Rojas Garadueños
(Instituto Tecnológico de Monterrey), y Carlos Vázquez Yanes y Alma Orozco
Segovia (Instituto de Biología). Etnobotánica: Efraín Hernández Xolocotzin
(Colegio de Posgraduados de Chapingo), Javier Lozoya y Abigaíl Aguilar
Contreras (Instituto Mexicano de Investigaciones sobre Plantas Medicinales),
Montserrat Gispert (Facultad de Ciencias de la UNAM), Miguel Ángel Martínez
Alfaro y Javier Caballero Nieto (Instituto de Biología), Edelmira Linares Mazari
y Cristina Mapes Sánchez (Jardín Botánico de la UNAM) y José Luis Díaz
(Instituto de Investigaciones Biomédicas), autor de Índice y sinonimia de las
plantas medicinales de México (1979) y Propiedades terapéuticas atribuidas a

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plantas mexicanas (1979). Polinología: Rodolfo Palacios Chávez (Escuela
Nacional de Ciencias Biológicas), Enrique Martínez (Instituto de Geología de la
UNAM) y Beatriz Ludlow Wiechers (Instituto Nacional de Investigaciones
sobre Recursos Bióticos). Paleobotánica: Reinhard Weber y Alicia Silva
(Instituto de Geología de la UNAM) y Carlos Álvarez del Castillo (Instituto
Nacional de Antropología e Historia). Fitopatología: Jorge Galindo Alfonso,
Sebastián Romero y Leopoldo Fucikovsky (Colegio de Posgraduados de
Chapingo); Ernesto Moreno, Genoveva García Aguirre, Jorge Ramírez y Magda
Carvajal (Instituto de Biología) y Martha Zenteno Zevada (Universidad
Autónoma de Guadalajara). Ficología: Laura Huerta y María Elena Sánchez
(Escuela Nacional de Ciencias Biológicas), Martha Ortega González y José Luis
Godínez (Instituto de Biología), Jorge González, Dení Rodríguez Vargas, Rosa
Luz Tavera Sierra, Michele Gold Morgan, Gustavo Mandujano, Francisco
Pedroche, Eberto Novelo Maldonado e Hilda Patricia León Tejera (Facultad de
Ciencias de la UNAM). Micología: Gastón Guzmán (Instituto Nacional de
Investigaciones sobre Recursos Bióticos), Ricardo Valenzuela y Elsa Avilés
(Escuela Nacional de Ciencias Biológicas), Joaquín Cifuentes, Regla María
Aroche y Beatriz Coutiño (Facultad de Ciencias de la UNAM), Evangelina
Pérez Silva, Elvira García Aguirre, Miguel Ulloa, Teófilo Herrera, Patricia
Lappe y Luis Pinzón (Instituto de Biología), y José Castillo Tovar (Facultad de
Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León).
La gran extensión del campo de la botánica obliga a los profesionales de esta
ciencia a delimitar su estudio a una área geográfica o a una zona ecológica de la
República Mexicana; o bien a un grupo de plantas (división, clase, orden,
familia, género), a pocas especies o a una sola y sus variedades o razas. Este
último es el caso de quienes se especializan, por ejemplo, en genética vegetal,
silvicultura, fitoquímica, horticultura, floricultura y fruticultura, que dedican
toda su atención a alguna planta de importancia económica (maíz, trigo, frijol) o
a ciertas especies de árboles de interés forestal, ya sea para la conservación de
selvas o bosques, o con fines de reforestación. Igual ocurre con los botánicos o
aficionados interesados en el cultivo de hortalizas o de plantas medicinales o
productoras de flores y frutos de importancia comercial. (T.H.)
Bibliografía: F. Altamirano: “Historia natural aplicada de los antiguos
mexicanos”, en Anales del Instituto Médico Nacional (2, 1896). D. Antúnez y
M. Maldonado-Koerdell: “Historia de la Escuela Nacional de Ciencias
Biológicas”, en Boletín de Información de la Escuela Nacional de Ciencias
Biológicas (1, 1940). J. C. Ariask-Divito: “Expedición botánica de Nueva
España”, en Las expediciones científicas españolas durante el siglo XVIII
(Madrid, 1968). A. Barrera-Marín, A. Barrera-Vázquez y R. M. López-Franco:

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Nomenclatura etnobotánica maya (1976). E. Beltrán: “Panorama de la biología
mexicana” (12, 1951), “Textos mexicanos de botánica en el siglo XIX” (27,
1966) y “Las reales expediciones botánicas del siglo XVIII a Hispano América”
(28, 1967), en Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, “Hechos
sobresalientes de la biología mexicana en el siglo XX, en Memoria del Congreso
Científico Mexicano del IV Centenario de la Universidad de México (1953), “La
Dirección de Estudios Biológicos de la Secretaría de Fomento y el Instituto de
Biología de la Universidad Nacional Autónoma”, en Anales de la Sociedad
Mexicana de la Historia de la Ciencia y la Tecnología (1, 1969), Medio siglo de
recuerdos de un biólogo mexicano (1977) y Contribución de México a la
biología (1982). M. de la Cruz: Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis
(1552). E. C. del Pozo: “Historia de las plantas de la Nueva España por F.
Hernández”, reseña bibliográfica, en Boletín Bibliográfico de Antropología (11,
1949). J. L. Díaz: Índice y sinonimia de las plantas medicinales de México
(1976) y Propiedades terapéuticas atribuidas a plantas mexicanas (1976). F.
Hernández del Castillo Jr.: Historia Bibliográfica del Instituto Médico Nacional
(1888-1915) (1961). F. Flores y Troncoso: Historia de la Medicina en México
(1982). G. Gándara: “La obra de Fray Francisco Ximénez comparada con la del
Dr. Francisco Hernández” (39, 1921), “Flora representada en cerámica nahoa
precortesiana” (51, 1930) e “Historia de la enseñanza de las ciencias biológicas
en el México nacional y prenacional” (53, 1936), en Memorias de la Sociedad
Científica Antonio Alzate. C. Gómez Ortega: Historia Plantarum Novae
Hispaniae de Francisco Hernández (prólogo; Madrid, 1780). J. E. González:
“Discurso sobre el estudio de la botánica”, en La Naturaleza (1a. serie, 5, 1881).
A. González-Cortés: “Las sociedades científicas del ramo (historia natural), en
Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (22, 1961). G. Gómez:
Identificación de los hongos (1977). A. L. Herrera: Informe compendiado de los
trabajos llevados a cabo por la Dirección de Estudios Biológicos entre el 1° de
agosto de 1924 y el 31 de julio de 1925 (1925). T. Herrera: “Historia del
Departamento de Botánica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional
Autónoma de México”, en Anales del Instituto de Biología (Serie Botánica;
1967). W. B. Hemsley: “Bosques de la historia de la exploración botánica en
México”, en La Naturaleza (2a. serie; 1, 1887). E. Hernández X.: “La biología
agrícola en México”, en Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural
(22, 1961). F. Hernández: Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus
(Roma, 1651), Historia Plantarum Novae Hispaniae (Madrid, 1970) e Historia
de la plantas de la Nueva España (3 vols., 1942-1946). D. Heyden: Mitología y
simbolismo de la flora en el México prehispánico (1983). A. de Humboldt: De
Distributione Geographica Plantarum (París, 1917), Plantae Aequinoctiales

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(con A. J. A. G. Bonpland; París, 1808-1809) y Nova Genera et Species
Plantarum (con A. J. A. G. Bonpland y K. S. Kunth; 7 vols., París, 1815-1825).
I. Langman: “Una bibliografía de la flora mexicana”, en Memoria del Congreso
Científico Mexicano… (1953) y “Botánical gardens in ancient Mexico”, en
Missouri Bot. Gard. Bull. (44, 1956). P. de la Llave y J. Lexarza: Novorum
Vegetabilium Descriptionis (1824). N. León: Biblioteca botánica mexicana
(1895). M. Maldonado-Koerdell: “Los jardines botánicos de los antiguos
mexicanos” y “El primer museo de historia natural en México”, en Revista de la
Sociedad Mexicana de Historia Natural (2. 1941), y “Aztec botany and
zoology”, en The Chicago Naturalist (9, 1946). R. Martín del Campo: El Museo
Nacional de Historia Natural. Bosquejo histórico y papel educativo (1938). J. L.
Martínez: El Códice Florentino y la Historia General de Sahagún (1982). M.
Martínez: “La Sección de Botánica de la Dirección de Estudios Biológicos y las
labores que desarrolla”, en Boletín de la Secretaría de Agricultura y Fomento
(6a. época; 9, 1923), “Contribuciones de la Universidad Nacional al
conocimiento de la flora mexicana”, en Memoria del Congreso Científico
Mexicano… (1953), Plantas útiles de la flora mexicana (1959), Las plantas
medicinales de México (5a. ed., 1969) y Catálogo de nombres vulgares y
científicos de plantas mexicanas (1979). F. Martínez-Cortés: Las ideas en la
medicina náhuatl (1965). F. Miranda: La Vegetación de Chiapas (2 vols.; Tuxtla
Gutiérrez, 1952) y “La botánica en México en el último cuarto de siglo”, en
Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (22, 1961). F. Miranda y J.
Valdés: “Comentarios botánicos”, en Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis
de M. de la Cruz (1964). C. Nutall: “Los jardínes del antiguo México”, en
Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate (37, 1919). I. Ochoterena:
“Informe de los trabajos llevados a cabo por el Instituto de Biología de la
Universidad Nacional Autónoma de México durante los años de 1930 a 1939”,
en Anales del Instituto de Biología (10, 1939). F. del Paso y Troncoso: “Estudios
sobre la historia de la medicina en Mexico. I. La botánica entre los náhuas”, en
Anales del Museo Nacional (3, 1886). T. D. Pennington y J. Sarukhán: Árboles
tropicales de México (University of Oxford, 1968). J. Ramírez: “Sinonimia
vulgar y científica de varias de las Plantas de la Nueva España de M. Sessé y
José Mociño, en Estudio (4, 1893). D. Ramírez-Cantú: “El Herbario Nacional,
su historia y su importancia para el conocimiento de la flora mexicana”, en
Memoria del Congreso Científico Mexicano… (1953). B. P. Reko: Mitobotánica
zapoteca (Tacubaya, 1945) y “La hierba de Quetzalcóatl” (4, 1945), “Nombres
botánicos del manuscrito Badiano” (5, 1947), “El árbol del papel en México
antiguo” (5, 1947), “El ciprés en la mitología mexicana” (6, 1948), “Nombres
botánicos chinantecos” (7, 1949) y “Un zodiaco botánico azteca” (10, 1950), en

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Boletín de la Sociedad Botánica de México. H. W. Ricket: “The Royal Botanical
expedition to New Spain”, en Chron. Bot. (11, 1947). R. Riba: “El Herbario
Nacional. Pasado, presente y futuro”, en Revista de la Sociedad Mexicana de
Historia Natural (30, 1969). J. Riquelme-Inda: “Los naturalistas desaparecidos
de 1936 a 1961”, en Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. P.
Rouaix: “La Dirección de Estudios Biológicos y la obra del Prof. Alfonso L.
Herrera”, en Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (3, 1942). M.
Ruiz-Oronoz: “La enseñanza de las ciencias biológicas en México en los últimos
veinticinco años”, en Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (22,
1961). J. Rzedowski: Vegetación de México (1978). B. de Sahagún: Códice
Florentino (1571, ed. de 1971) e Historia General de las cosas de la Nueva
España (5 vols.; 1571, ed. de 1938). M. Sessé y J. M. Mociño: “Flora
mexicana”, en La Naturaleza (2a. serie, 1891; 2a. ed., 1894). G. Somolinos-
d​Ardois: “Vida y obra de Francisco Hernández”, en Obras Completas de
Francisco Hernández (1960) y El doctor Francisco Hernández y la primera
expedición científica en América (1976). V. Sosa: Dirección de miembros de la
Sociedad Botánica de México (1981). P. C. Standley: Trees and Shrubs of
Mexico (Washington, 1920-1926). Y F. Ximénez: Quatro libros de la naturaleza
(1615; 2a. ed., 1888).

Abrojo (Cylindropuntia tunicata)


AEM

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Acocote
AEM

Ahuehuetes de Chapultepec, litografía de Casimiro Castro


AEM

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Alcatraz
AEM

Ave del paraíso (Strelitzia reginae Banks)


AEM

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Azálea
AEM

Bambú
AEM

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Barbas de chivato
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

Begonia
AEM

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Bejuco
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

Berenjena
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

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Bosque tropical, Quintana Roo
AEM

Cabeza de negro
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

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Echicocactus grandis
AEM

El maguey A. atrovirens es una de las especies más robustas, pues sus hojas o pencas miden
de 1 a 2 m de largo y de 20 a 40 cm. de ancho.
AEM

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Malva (M. parriflora).
AEM

Escobedia linearis
AEM

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Flor de Epiphyllum strictum
AEM

Flor de cuervo (Plumeria rubra F.)


T. Herrera

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Flor de la manzana
AEM

Fósil de Otozamites hespera del Jurásico Inferior, Consuelo, Oaxaca.


AEM

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Hule (Castilla elastica)
AEM

Nopal y flor
AEM

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Oreja de elefante (Xanthosoma robustum Schott)
Foto de Armando Salas Portugal

Ortigas de tierra caliente (Wigandia caracasana)


AEM

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Palma de la especie Acrocomia mexicana
AEM

Pensamiento (Viola tricolor)


AEM

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Recolección de algas (mapa del s. XVI)

Secado de café
AEM

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Uña de gato (Mimosa laeustris)
AEM

Árbol del cuerno


Archivo del Instituto de Biología, UNAM

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Árnica
AEM
BOTE
Medida de capacidad para líquidos, equivalente en Jalisco a 17 L; en Puebla a
12.5 (de resina de pino); en Tlaxcala a 18; en Guanajuato a 17. 2. Como medida
de peso, en Puebla equivale a 12.5 kg (de resina de pino). 3. En el lenguaje
popular, bote significa la cárcel.
BOTELLA
(Del francés bouteille, y éste del latín butticula.) Medida de capacidad para
líquidos, que anteriormente equivalía a un cuartillo y medio. Su uso ha
perdurado con muy variada equivalencia. En Guanajuato, Puebla, Oaxaca,
Veracruz, Yucatán y Quintana Roo, es igual a 0.750 L; en Chiapas fluctúa entre
0.667 y 1 L; y en Chihuahua representa 1 L, aunque para sotol, 0.666 L. La
botella castellana equivale en San Luis Potosí a 0.750 L (para mezcal). La
botella cervecera es igual a 0.500 y 0.330 L, respectivamente, en Chiapas y
Oaxaca. Y la mediana mide 0.333 L en Quintana Roo. 2. Como medida de peso,
la botella equivale, en Campeche, 0.6 kg; y en San Luis Potosí, a 0.4 kg.
BOTELLO CERDA, CÉSAR
Nació en Villaldama, N.L., el 16 de julio de 1916. Realizó estudios comerciales
en la ciudad de México. Es autor de la novela Boca de leones (1948).
BOTETE
Familia Tetraodontidae, orden Tetraodontiformes. Nombre de varios peces cuya
principal característica es la habilidad que poseen para inflarse rápidamente
mediante la ingestión de agua o aire. Son de tamaño pequeño o moderado.
Tienen el hocico bastante obtuso y las mandíbulas en forma de pico, provisto de
cuatro dientes incisivos poderosos, un par en cada mandíbula. La abertura
branquial es muy pequeña y está situada delante de las aletas pectorales. Carecen
de aletas pélvicas, y las dorsal y anal están desprovistas de espinas y se insertan
muy posteriormente. Aunque no tienen escamas típicas, el cuerpo puede

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presentar numerosos procesos espinosos. Sus colores son variables y van desde
uniformes hasta profusamente pigmentados con manchas de diversos tonos,
formas y dimensiones. El vientre es generalmente más claro. Habitan en las
aguas someras de mares tropicales y templados y en ocasiones penetran a los
ambientes salobres o dulceacuícolas. Pueden encontrarse solos o en pequeños
grupos desorganizados. Son carnívoros y se alimentan principalmente de
moluscos y otros invertebrados que habitan en el fondo. En Japón, la carne de
algunas especies es muy apreciada; sin embargo, la de otras puede causar un
severo envenenamiento. En México se consume Lagocephalus laevigatus,
conocido también como conejo. En el Atlántico se presentan L. laevigatus,
Sphoeroides spengleri, S. testudineus y S. nephelus; y en el Pacífico, Arothron
setosus y S. annulatus. En 1981 se capturaron 1 261 t de botetes.
BOTIJA
Medida de capacidad para líquidos; equivale en Aguascalientes a 22.704 L; en
Guerrero a 18 L (para aguardiente) y a 5 y 18 L (para mezcal); en Hidalgo y
Jalisco a 6 L; y en Zacatecas a 5.5 y 8 L.
BOTÓN DE ORO
Abutilon irtum (Lam.) Sweet. Hierba o arbusto de la familia de las malváceas, de
tallos pubescentes, cubiertos de pelos cortos y densos, algo crispados y
estrellados. Las hojas, de forma orbicular-cordada, tienen ápice agudo y son
dentadas, con vellosidades estrelladas, de posición alterna en el tallo, y con
estípulas. Las flores son axilares, pequeñas, amarillas, de olor desagradable; el
cáliz, sin brácteas, con lóbulos ampliamente ovados, cuspidados y tomentosos;
los pétalos, de 1.5 cm de largo; los carpelos, numerosos, de 1 cm de longitud, sin
espinas, redondeados en el ápice, sin alas, cubiertos de pelos estrellados;
compuestos de una celda que contiene tres óvulos. El fruto es generalmente
seco, no capsular; al madurar, los carpelos se separan unos de otros, así como
del eje. Esta especie se ha encontrado en Sinaloa, Tamaulipas, Tabasco y
Veracruz. El nombre de botón de oro se le da en Veracruz.
2. Se conocen con igual nombre otras especies del mismo género, en
particular las que tienen flores amarillas, como A. incanum (Link.) Sweet. y A.
trisulcatum (Jacq.) Urban, a las que frecuentemente se denomina pelotazo.
3. (Spilanthes beccabunga D.C.) Nombre con el que se conoce, en el valle de
México, a la planta herbácea de la familia de las compuestas, con las hojas
opuestas y las flores en cabezuelas amarillas. Abunda como maleza en casi todo
el país.
BOTONCILLO
Conocarpus erectus L. Árbol o arbusto de la familia de las combretáceas.
Alcanza alturas entre 10 y 20 m; tiene el tronco derecho, las ramas ascendentes y
la copa densa y redondeada; es perenifolio. La corteza tiene fisuras, es de color

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pardo amarillento a moreno oscuro, y a veces desprende delgadas escamas.
Internamente fibrosa, de color crema oscuro, la madera es dura. Las hojas, sin
estípulas, están dispuestas en espiral y son simples, elípticas u oblanceoladas,
con el margen entero y el ápice obtuso o agudo, la base atenuada hacia la
inserción con la rama, de color verde claro, brillantes y ligeramente pubescentes
en ambas superficies; tienen dos pequeñas glándulas oscuras en la base de la
hoja. Las flores se distribuyen en panículas axilares y terminales;
actinomórficas, a veces son densamente pubescentes y quedan dispuestas en
cabezuelas globosas; el perianto es verde amarillento, tubular en la parte
inferior; presenta de cinco a siete estambres pardos, sobresalientes, glabros;
ovario ínfero, unilocular, con dos óvulos; estilo menos largo que los estambres;
y estigma simple, con nectario rodeando al estilo, densamente piloso. Florece
todo el año. Los frutos son nuececillas aladas, pequeñas, agregadas en
cabezuelas globosas, de color moreno y con todas las partes florales persistentes.
La corteza, amarga, se usa como astringente y tónico, y la raíz, machacada, se
emplea contra hinchazones. La madera se utiliza en la fabricación de postes y
para hacer carbón. Esta planta se distribuye ampliamente por ambos litorales del
país, desde Tamaulipas hasta la península de Yucatán, y desde Baja California y
Sonora hasta Chiapas; se presenta en la vegetación litoral.
BOTURINI, CÓDICE
Códice posthispánico, azteca, de carácter histórico; también es llamado Tira de
la Peregrinación o Tira del Museo. Está realizado sobre un biombo de papel
indígena dibujado por un solo lado y sin policromar. Tiene 21 hojas y media, y
mide 19.8 por 549 cm. Procede de la ciudad de México y debió ser hecho en la
primera mitad del siglo XVI. Narra el recorrido de los tenochca-mexicas desde
su salida de Aztlán y Teoculhuacan, guiados por una deidad tribal,
Huitzilopochtli; su paso por Tula y Xilotepec, su estancia en Chapultepec y las
peripecias que les ocurrieron. Los años que pasaron en cada lugar y los glifos de
los lugares en que se asentaron de manera temporal, están marcados en
cuadretes. El códice termina cuando el grupo quedó sujeto al señor de
Culhuacan, Coxcox, bajo cuyo mando vencieron y desorejaron a los
xochimilcas. El documento perteneció a Lorenzo Boturini, de quien tomó el
nombre y a quien fue decomisado por el gobierno virreinal del conde de
Fuenclara. En 1824 el códice fue llevado a Europa por William Bullock y luego
devuelto a instancias de Lucas Alamán. Después de algunas vicisitudes, fue
depositado en el Museo Nacional, en cuya sección de Códices y Documentos
Antiguos se encuentra. Ha sido publicado en la Colección de Antigüedades de
México por Lord Kingsborough (1831) y por José Fernando Ramírez (1858),
Salvador Mateos Higuera, Antonio García Cubas y Paul Rabin, e interpretado
por José Fernando Ramírez (1858), Salvador Mateos Higuera (1943) y José

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Corona Núñez (1964).
Bibliografía: John B. Glass y Carmen Aguilera: Códices del México antiguo
(1979); Salvador Mateos Higuera: Tira de la Peregrinación (1943);
Antigüedades de México, interpretación de José Corona Núñez (vol. 2, 1965);
José Fernando Ramírez: Cuadro histórico geográfico de la peregrinación de las
tribus aztecas que poblaron el valle de México (1958).

Lorenzo Boturini
AEM

Tira de Peregrinación (Códice Boturini)

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Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
BOTURINI BENADUCCI, LORENZO
Nació en la Villa de Sondrio, obispado de Como, Italia, en 1702; murió en
Madrid, España, entre 1750 y 1755. De linaje noble ​era caballero del Sacro
Romano Imperio​, estudió en Milán y residió en Trieste y en Viena. Se vio
precisado a salir de Austria por la guerra contra España, yendo a Portugal vía
Inglaterra. De ese país pasó a España, conociendo en Madrid a la condesa de
Santibáñez, hija mayor de la condesa de Moctezuma, la cual de dio amplios
poderes para cobrar en las Cajas Reales de México una pensión vencida, como
descendiente directa que era de Moctezuma II. Vino a Nueva España en 1736;
permaneció en el país ocho años, durante los cuales se dedicó, entre otras cosas,
a reunir pinturas jeroglíficas, mapas, manuscritos y códices indígenas, y a
investigar la historia de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del
Tepeyac. Viajó a distintos lugares y averiguó, tras innumerables pesquisas,
quiénes poseían antigüedades mexicanas, y logró reunir la mejor colección que
jamás se haya formado sobre el pasado indígena. No sólo se propuso escribir la
historia de la Virgen de Guadalupe, sino que intentó coronarla, sin haberlo
logrado, porque al gobierno colonial le pareció sospechoso que la iniciativa
proviniera de un extranjero. Por esa causa se le incautó su valiosa colección, se
le hizo preso y se le abrió proceso, acusándolo de haber entrado a Nueva España
sin licencia del Consejo de Indias y de introducir documentos pontificios sin el
regio pase. Después de ocho meses de cárcel, se le remitió a España en 1744,
con tan mala fortuna que cayó en manos de piratas, quienes al fin lo dejaron
libre en Gibraltar, de donde partió a Madrid en miserables condiciones. En esa
ciudad encontró a Mariano Fernández de Echeverría y Veytia, con quien tenía
grandes afinidades, pues ambos eran apasionados coleccionistas y amantes del
pasado indígena. Veytia le brindó ayuda, casa y sustento, y logró que el Consejo
de Indias reconociera el caso. Boturini fue absuelto y el monarca lo nombró
cronista real de las Indias, ordenando que se le devolviera su colección y pudiese
regresar a Nueva España. Boturini, sin embargo, no quiso ni una cosa ni otra.
Parece ser que se le dio una recompensa y un estipendio para formar la historia
proyectada. Escribió: Oratio ad Divinam Sapientiam, Academiae Vatential,
Oratio de Iure Naturali Septentrionalium Indorum, Margarita Mexicana
(inédita) e Idea de una Nueva Historia General de la América Septentrional.
Fundada sobre material copioso de figuras, manuscritos de autores indios,
últimamente descubiertos (Madrid, 1746). Como su nombre lo indica, esta
última es un panorama global del acontecer histórico mexicano, dividido en tres
edades o épocas, que comprenden respectivamente la “edad de los dioses”, la de
“los héroes” y finalmente la de “los hombres”, hasta llegar al momento en que
los naturales se hallaron constituidos en sus gobiernos, enseñorándose de la

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tierra. Trata de sus cosas también en tres épocas: “divina”, “heroica” y
“humana”. La originalidad de su trabajo está en el sistema cíclico según el cual
la vida de los pueblos se desliza en una sucesión de etapas, edades o periodos
determinados, tesis tomada del pensador italiano Juan Bautista Vico (1688-
1744), autor de Principios de una ciencia nueva. La Ley de los Corsi y Ricorsi
de Vico la aplicó Boturini a su relato de los pueblos indígenas de Nueva España.
Dejó escrito además el Catálogo del Museo Indiano, o sea de su magnífica
colección. Fue publicado en México, junto con la Idea, en 1871 y 1887.
La Colección Boturini, formada entre 1735 y 1743 con el propósito de servir
de base para una Historia de América Septentrional, constaba de valiosísimas
piezas documentales, en su mayoría de procedencia indígena. Incluía pinturas
jeroglíficas que habían pertenecido a Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, luego
heredadas a Carlos de Sigüenza y Góngora. Por orden del virrey conde de
Fuenclara (1742-1746), fue confiscada en 1743, depositándose en la Secretaría
del Virreinato, donde permaneció por largos años en la mayor incuria, sufriendo
mermas de consideración. El virrey primer conde de Revillagigedo (1746-1755)
franqueó al historiador y anticuario Mariano Fernández de Echeverría y Veytia
el acceso a las pinturas y documentos que solicitó para sus estudios, los que a su
muerte pasaron a manos de Antonio de León y Gama, y al morir éste en 1802, a
las de sus herederos. De ellos obtuvo el barón de Humboldt, durante su estancia
en México en 1802-1803, 16 pinturas ideográficas que se llevó a Alemania (hoy
en la Biblioteca Nacional de Berlín), dándolas a conocer en su libro Vues des
cordillères et monuments des peuples indigènes d​Amérique. Es posible que parte
de la colección haya pasado a manos del padre José Pichardo, entendido
anticuario. Poco después de consumarse la Independencia, la colección se
trasladó la Biblioteca de la Universidad, y de allí, en 1823, al Conservatorio de
Antigüedades (convertido en Museo en 1825), al Ministerio de Relaciones, a la
Biblioteca Nacional y, finalmente, en 1919, al Museo Nacional de Historia y
Etnografía (hoy Museo Nacional de Antropología), preservados en la Colección
de Códices o en el Archivo Histórico. Federico Maximiliano Waldeck, en 1827,
obtuvo varios documentos de esa colección, los cuales vendió a Joseph Alexis
Aubin, quien a su vez obtuvo de los herederos de León y Gama, del padre
Pichardo y probablemente de la propia colección, un lote importantísimo,
formado por 96 manuscritos figurativos, 26 dibujos, cartas y planos, 40 piezas
judiciales y ordenanzas reales, 44 manuscritos relativos a la geografía del norte
de México, 82 copias diversas, 24 manuscritos y copias del padre Pichardo, 24
manuscritos de León y Gama, ocho documentos sobre lingüística de México y
cuatro piezas diversas. En París, Aubin vendió este lote a Eugène Goupil ​hijo de
francés y mexicana​, además de 26 manuscritos, copias y notas del propio Aubin

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(1889). En los años en que la Colección Boturini estuvo en poder del gobierno
virreinal se hicieron cinco inventarios, siendo los más importantes los de 1743,
1745, 1791 y 1804. A su vez, Goupil encargó al especialista Eugène Boban la
formación de un Catálogo (1891), con la descripción detallada de cada uno de
los documentos, y un atlas con reproducciones facsimilares. La colección pasó
más tarde, por donación o compra, a la Biblioteca Nacional de París, donde se
conserva con el nombre de Collection Aubin-Goupil. Numerosas piezas han sido
reproducidas y estudiadas por arqueólogos e historiadores extranjeros y
mexicanos, entre los que destacan Seler, Lehman, Mengin, Del Paso y Troncoso,
Caso, Barlow y Zimermman.
Bibliografía: Manuel Ballesteros Gailbrois: Los papeles de don Lorenzo
Boturini Benaducci (Madrid, 1947), Historia general de la América
Septentrional por el caballero Lorenzo Boturini Benaducci, señor de la Torre y
Hono. Cronista real de las Indias (Madrid, 1948); Constantino Bayle: “El
caballero Boturini y la fracasada coronación de la Virgen de Guadalupe en
México”, en Estudios Eclesiásticos (Madrid, 1923); Eugène Boban: Documents
pour servir à l​histoire du Mexique. Catalogue raisonné de la Collection de M. E.
Goupil (ancient collection J. M. A. Aubin) (2 vols., Atlas, París 1891); Lorenzo
Boturini Benaducci: “Catálogo del Museo del Cavallero Lorenzo Boturinii”, en
India de una nueva historia general de la América Septentrional (Madrid,
1746); Berta Flores Salinas: “El viajero Lorenzo Boturini Benaducci en Nueva
España. 1736-1744”, en México visto por algunos de sus viajeros del siglo
XVIII (1966); Juan B. Iguíniz: “Éxodo de documentos y libros mexicanos al
extranjero”, en Boletín de la Biblioteca Nacional (Segunda Época; 1953); José
Torre Revello: “Lorenzo Boturini Benaducci y el cargo de cronista de las
Indias”, en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas y Bibliográficas
Argentino (Buenos Aires, 1933).

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Lorenzo Boturini
AEM
BOUCHARD, HIPÓLITO
Nació en Bormes, Varn, Francia, el 13 de enero de 1780; murió en la hacienda
de San José de Nazca, Perú, el 4 de enero de 1837. Sirvió a las marinas de
guerra argentina y peruana. El 25 de junio de 1817 recibió instrucciones en
Buenos Aires para hacer el corso contra los enemigos de América. Al mando de
la fragata Argentina y de la corbeta Santa Rosa o Chacabuco, avistó la costa
californiana el 22 de noviembre de 1818. Pablo Vicente Sola, gobernador de la
Alta California, supo previamente del posible ataque a Monterey y previno la
defensa. Bouchard envió a la Santa Rosa, al mando de Peter Corney, para que
por sorpresa desembarcara una fuerza en las inmediaciones, pero al amanecer
del día 23 se vio frente a los cañones de la fortaleza y no tuvo más remedio que
abrir el fuego. Se rindió a la postre y su tripulación quedó dentro del barco, pero
no fue atrapada porque los hombres de tierra carecían de botes para
transportarlos. Bouchard propuso parlamento, pero por la noche acercó a la
Argentina, rescató a los marineros de la Santa Rosa, tomó tierra con 200
hombres, rechazó a 400 milicianos que le cerraban el camino, escaló los muros
de la fortaleza y la hizo rendir la mañana del 24. Hubo saqueo, demoliciones,
reventazón de la artillería y toma de armamento y provisiones. Bouchard
permaneció en Monterey hasta el día 29, en que arrasó el pueblo. De regreso
hacia el sur, tocó Santa Bárbara y San Juan Capistrano, fondeó en la isla de
Cedros el 24 de diciembre, bloqueó San Blas en enero de 1919, ancló frente a
Tres Marías y no se detuvo en Acapulco por inexistencia allí de presas y botín.
BOULLOSA, CARMEN

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Nació en la ciudad de México el 4 de septiembre de 1954. Estudió letras.
Trabajó en El Colegio de México en la redacción del Diccionario del español en
México. Ha sido actriz, directora y escritora de teatro. Fue becaria del
Fideicomiso Salvador Novo, del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Centro
Mexicano de Escritores. Ha publicado poemas en revistas y suplementos
literarios. Escribió y dirigió las obras teatrales Trece señoritas, Cocinar
hombres, XEBululú y Totoles (1985). Sus libros de poesías son: El hilo olvida
(1978), Ingobernable (1979), La memoria vacía (1978) y Abierta (1983).
BOURET
Familia de libreros franceses que se estableció en México en 1819 y publicó en
Francia, donde tenía imprenta propia, libros en castellano, varios de índole
mexicanista, hasta la cuarta década del siglo XX. Su librería de México estaba
ubicada en 5 de Mayo núm. 14; la de París, en rue Visconti 23.
BÓVEDA
Forma de una techumbre o cubierta. Elemento arquitectónico ideado para cubrir
un espacio a partir de una sucesión continua de arcos o dinteles. Su aparición se
remonta a los primeros siglos de esta era, época de la que proceden algunos de
sus sistemas constructivos a base de materiales pétreos. Su uso se generalizó en
la arquitectura occidental y prácticamente no sufrió alteraciones hasta las
últimas etapas del estilo románico. Durante el gótico se revisaron las
imperfecciones estructurales de las bóvedas de cañón corrido o de medio punto
que se habían construido hasta entonces; se introdujeron los trazos apuntados u
ojivales que individualizaron los rasgos del estilo; se inventaron novedosos
elementos para reforzar los muros y garantizar la estabilidad de las cubiertas; y
se añadieron a las bóvedas piezas que hacen las veces de cimbra perdida y que
permitieron evitar la clave, inclinar segmentos de la cubierta y ampliar los claros
entre muros o entre apoyos. Por su forma, por su trazo geométrico y por el lugar
que ocupan en un edificio, las bóvedas han recibido diferentes nombres a lo
largo de la historia de la arquitectura.
Las culturas prehispánicas no conocieron procedimientos equivalentes para
cubrir grandes claros. La dominación española aportó a México las soluciones
arquitectónicas propias de la metrópoli y aunque se comenzó por techar los
edificios de carácter religioso con estructuras de madera, pronto aparecieron las
bóvedas, algunas de las cuales se erigieron durante el cuarto decenio del siglo
XVI. La catedral vieja de México se encontraba ya en obra cuando se construyó
la primera bóveda del país en la primitiva casa de los franciscanos, en la capital
del virreinato. Aquella cubierta fue del tipo más sencillo: un cañón corrido de
medio punto, forma geométrica que resulta de la simple repetición de un arco.
Las bóvedas que incluyen combinaciones de ésta surgieron al adoptarse algunas
soluciones de origen gótico. La del templo conventual de Oaxtepec, Mor.,

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también del siglo de la Conquista, es de arcos apuntados y está apoyada por
elementos de sostén en las aristas o nervios, que reciben el nombre de terceletes
o braguetones. Ese tipo también llamado de crucería, crucería de ojiva o bóveda
nervada, se incorporó a la arquitectura religiosa mexicana con todos sus
componentes, incluyendo los plementos rellenos de piedra que quedan entre los
varios arcos. Tal es el caso de la cubierta del templo conventual de Coixtlahuaca,
Oax.
Entre las bóvedas de medio punto destacan las del templo conventual de San
Nicolás de Tolentino, en Actopan, Hgo., y las del claustro bajo del convento de
Santo Domingo, en Oaxaca, éstas con nervaduras; y entre las de crucería, las de
las iglesias conventuales de Acolman, Méx., y Tlayacapan, Mor., entre muchas
otras. También forman parte de edificios mexicanos destinados al culto católico
los siguientes tipos de bóveda: de rincón de claustro o esquifadas, resultante de
la intersección de dos galerías perpendiculares (por ejemplo las de los conventos
de Yanhuitlán, Oax., y Malinalco, Mex.; de arista, así llamada la que resulta de
la intersección de dos bóvedas de cañón de igual medida y altura (por ejemplo,
las de Santa Clara, en Querétaro, y San Francisco, en Acatepec, Pue.); vaídas, o
sea, las formadas por un hemisferio al que se corta por cuatro planos verticales,
equivalen tres a las rebajadas porque la altura libre de su arco es de una
dimensión menor que la mitad de su claro; y peraltadas o resaltadas, aquellas en
las que el arco se eleva más allá de la media circunferencia. Para aumentar la
luminosidad en el interior de los templos, a las bóvedas se les construyeron
lunetos, bovedillas abiertas en forma de media luna perpendiculares a la nave
(extemplo de San Agustín en la ciudad de México). Otras bóvedas pueden
considerarse combinaciones estructurales y formales de varias clases de estas
cubiertas.
BOWDITCH, CHARLES PICKERING
Nació en 1842; murió en 1921. Tesorero de la American Academy of Arts and
Sciences (1905-1915) y más tarde su presidente (1917-1919), planeó y financió
expediciones a Yucatán, y fue pionero de los estudios jeroglíficos sobre los
mayas. Publicó The Numeration Calender Systems and Astronomical Knowledge
of the Mayas (1910). Tradujo la obra de fray Diego de Landa Relación de las
cosas de Yucatán y la Relación de Avendaño.
BOWER, BETHEL
Indigenista y filólogo estadounidense quien trabajó en el Instituto Lingüístico de
Verano de México; junto con su esposa Dorothy publicó, entre 1946 y 1948,
varios opúsculos en tepehua y una cartilla de alfabetización en ese dialecto
totonaco.
BOYD-BOWMAN, PETER MUSCHAMP
Nació en Matsue, Japón, en 1924. Profesor de español y lingüística en

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Kalamazoo College, es autor de: El habla de Guanajuato (1960), Índice
geográfico de 40 000 pobladores españoles de América en el siglo XVI (1963),
“Regional Origins of the Earliest Spanish Colonists of America”, en
Publications of the Modern Language Association (1956), y Léxico
hispanoamericano del siglo XVI (Londres, 1971).
BOYTLER, ARCADY
Nació en Moscú en 1895; murió en la ciudad de México en 1965. Cineasta, en
1933 dirigió El tesoro de Pancho Villa y en 1934 La mujer del puerto, filme
clásico del cine nacional, en el cual se dio a conocer Andrea Palma (Guadalupe
Bracho). Boytler fue un afortunado “descubridor de estrellas”: presentó en sus
primeras actuaciones a Arturo de Córdova (Celos) y a Cantinflas (Así es mi
tierra y Águila o sol). También lanzó a Manuel Medel, a Víctor Manuel
Mendoza, a Chaflán y a Beatriz Aguirre. Compuso la música de algunas de sus
películas. En los últimos años se dedicó a escribir poemas, entre ellos un
“Mensaje de paz” dedicado a Walt Disney.
BOZZANO, AUGUSTO
Nació en Petrasanta, Italia, en 1901. Estudió escultura en la Academia de
Florencia y en el Instituto Anatómico de la Universidad de Pisa. Se naturalizó
mexicano. Ha realizado trabajos en Italia, Francia, Estados Unidos, Brasil,
Uruguay, Venezuela y México. En la capital de la República ha hecho los
tragaluces del edificio central del Banco Nacional y monumentos a Jorge
Negrete, Benito Juárez, Cuauhtémoc, Elvira Quintana y Manuel José Othón; y
en Los Mochis, Sin., un homenaje escultórico a la madre.
BRACAMONTES, LUIS ENRIQUE
Nació en Tapalpa, Jal., el 22 de junio de 1923. Ingeniero civil (1946) y maestro
en ciencias físicas por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctor
honoris causa por la Universidad de las Américas, enseñó materias de su
especialidad en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Ingeniería
(1941-1950). En 1940 ingresó al servicio público. Ha sido gerente de obras de la
Ciudad Universitaria (1950-1955), subsecretario de Comunicaciones y Obras
Públicas (1952-1958) y subsecretario (1958-1964) y secretario de Obras
Públicas (1970-1976); presidente de la Comisión Nacional de Caminos
Vecinales (1953-1964), del Consejo del Centro de Adiestramiento de
Operadores (1954-1961), de la Compañía Mexicana de Consultores en
Ingeniería, S.A., y de Programación y Control de Obras y Procesos, S.A. (1965-
1970); director de la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (1966-1970);
consultor de los gobiernos de Colombia, Panamá y Honduras, y de los bancos
Internacional de Reconstrucción y Fomento, Interamericano de Desarrollo y
Centroamericano de Integración Económica (1965-1970). Como funcionario o
consultor, ha implantado o promovido las siguientes especialidades: en vías

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terrestres, en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (1957) y en las
universidades de Cauca, Colombia (1967), y Chihuahua; la Escuela de
Ingeniería (1968) y la maestría en ingeniería portuaria, en la Universidad de
Tamaulipas; la carrera de ingeniero naval en la Universidad Veracruzana y las
maestrías en ingeniería de sistemas en la Universidad Autónoma del Estado de
México, en planeamiento urbano regional en la Universidad de Guanajuato, y en
ingeniería de tránsito en la de Nuevo León (1970-1976). Es presidente de la
Asociación Mexicana de Obras Públicas, de la Federación Interamericana de
Ingeniería de Sistemas e Informática y de la Academia Mexicana de Ingeniería.
Ha presidido varios congresos internacionales sobre ferrocarriles, caminos,
transporte y energía nuclear.
BRACAMONTES GÁLVEZ, FEDERICO
Nació en Tapalpa, Jal., el 22 de diciembre de 1927. Abogado por la Universidad
Nacional Autónoma de México, cursó ciencias políticas en la Sorbona de París.
Es presidente y director general de Diario de México (edición vespertina),
Diario de Morelos y Diario de Nezahualcóyotl; y de los semanarios La Extra de
los Ángeles (California, E.U.A.) y La Verdad. Recibió el Premio Nacional de
Ciencias y Técnicas de la Comunicación Humana (1975) y el Premio Nacional
de Periodismo e Información correspondiente a la rama de divulgación cultural
(1978 y 1979).
BRACERISMO
V. ESTADOS UNIDOS. INMIGRANTES MEXICANOS.
BRACHO, ÁNGEL
Nació en la ciudad de México en 1911. Ingresó muy joven a la antigua
Academia de San Carlos, donde estudió seis años, al mismo tiempo que
desempeñaba modestos oficios, como los de cobrador de camión, ayudante de
carnicero y peluquero. Es miembro fundador del Taller de Gráfica Popular y se
ha dedicado con preferencia al grabado y la litografía. Su vocación por la
enseñanza y su afán de lograr la difusión popular del arte, lo indujeron a
incorporarse a las misiones culturales de la Secretaría de Educación Pública, con
las cuales recorrió gran parte de las zonas rurales del país. Después ha sido
maestro de dibujo en escuelas primarias urbanas. De tales experiencias tomó los
motivos de su creación artística: el trabajo, la vida y la lucha de los oprimidos, la
justicia social y la paz. Con los mismos temas pintó algunos murales en edificios
públicos y sindicales, de los que son conocidos los plafones que pintó en el
mercado Abelardo Rodríguez, de la ciudad de México. Algunos de sus mejores
grabados han sido reproducidos en obras como Álbum de la Revolución
Mexicana y el Álbum del Taller de Gráfica Popular. En el retrato de Heriberto
Jara (1952) y El puente (1955), ambos grabados en linóleo, son notables la fina
trama lineal y el sutil juego de claroscuro que maneja en sus obras. Su obra es

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apreciada en el extranjero, especialmente en los países socialistas. Obtuvo una
medalla de oro en el Primer Certamen Latinoamericano de Xilografía, celebrado
en Buenos Aires en 1960 y, en 1962, el Premio de la Academia Florentina.
BRACHO, CARLOS
Nació en Cozautlán, Ver., en 1899; murió en la ciudad de México en 1966. En
1918 ingresó a la Academia de Artes Plásticas. De 1923 a 1933 vivió en París,
donde hizo talla directa en los talleres de Mateo Hernández y José de Creeft. En
el Salón de Otoño de 1925 presentó Abrazo, grupo en granito rosa. Entre las
obras que hizo en México a su regreso, destacan: La raza, cabecera en ónix; un
Salvador Díaz Mirón para la Secretaría de Educación Pública; el monumento en
la tumba de Úrsulo Galván en Jalapa; y la cabeza de Silvestre Revueltas en
basalto, acaso su mejor pieza (Palacio de Bellas Artes).
BRACHO, CARLOS
Nació en Aguascalientes, Ags., el 6 de octubre de 1937. Estudió arte dramático
en el Instituto Andrés Soler de la ciudad de México (1959-1961) y fue miembro
del taller literario de Juan José Arreola (1964-1965). Dirigió los ciclos
“Introducción a la poesía universal” (Instituto Politécnico Nacional, 1982-1985).
Como actor ha participado en teatro: El gesticulador, Antígona y El luto
embellece a Elektra, entre otras; en telenovelas: Los caudillos, El retrato de
Dorian Gray y Pobre Clara; y en películas: Claudia y el deseo, La generala,
Cananea, Triunfo sucio y Vals sin fin. Como dramaturgo, destaca su obra Sueño
de amor y muerte (1982), puesta en escena en 1984. En 1987 fue postulado
como candidato a gobernador en el estado de México por una coalición de
partidos de izquierda.
BRACHO, CORAL
Nació el 22 de mayo de 1951. Estudió letras. En 1981 obtuvo el Premio de
Poesía Aguascalientes con el libro El ser que va a morir. Ha publicado además
Peces de piel fugaz (1977) y Poema (1978).
BRACHO, FRANCISCO
Nació en Pachuca, Hgo., en 1855; murió en la ciudad de México, en fecha que
se ignora. Escritor y poeta, la mayoría de sus composiciones aparecieron en
Ofrenda de toda una vida. Sus comedias dramáticas En busca de imposibles y
Anáhuac se representaron en la capital de la República.
BRACHO, JULIO
Nació en Durango, Dgo., el 17 de julio de 1909; murió en la ciudad de México
en 1978. Aun cuando estudió en la Universidad Nacional diversas materias
(medicina, arquitectura y filosofía y letras), derivó al fin al arte dramático, y
entre 1931 y 1941, inspirado en las teorías escénicas de Stanislawski, Tairov,
Meyerhold, Appia, Dullin, Coppeau y Reinhardt, fundó los teatros Orientación,
de los Trabajadores (en una escuela nocturna para obreros) y de la Universidad,

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este último en el Palacio de Bellas Artes. Contribuyó a la renovación cultural y
artística de los años treintas representando Lazarus laughed de O​Neill, Jinetes
hacia el mar de Synge, Antígona de Cocteau, Anfitrión 38 de Giradoux, Los
caciques de Azuela y las adaptaciones, hechas por él, de Las troyanas de
Eurípides y Los caballeros de Aristófanes. Trabajó con un grupo de jóvenes
comediantes, encabezado por Isabela Corona, y con pintores que realizaron las
escenografías (Julio Castellanos, Agustín Lazo, Jesús Guerrero Galván, Antonio
Ruiz, Gabriel Fernández Ledezma). En 1941 se dedicó al cine. En la llamada
Época de Oro del cine mexicano, realizó ¡Ay qué tiempos, señor don Simón!
(1941), Historia de un gran amor (1942), La virgen que forjó una patria (1942),
Distinto amanecer (1943), adquirida por la filmoteca del Museo de Arte
Moderno de Nueva York; La corte del faraón (1943), Crepúsculo (1945), El
monje blanco (1945), Cantaclaro, La mujer de todos y Don Simón de Lira
(1946), El ladrón (1947), Paraíso robado y Rosenda (1948). Más tarde, bajo las
exigencias del cine comercializado: Rostros olvidados, San Felipe de Jesús y La
posesión (1949), Inmaculada e Historia de un corazón (1950), La cobarde y La
ausente (1952), Llévame en tus brazos, Reto a la vida y Mujeres que trabajan
(1953), Señora ama (1954, filmada en España), María la Voz (1955, con base en
un cuento de Juan de la Cabada), La mafia del crimen (1957), Canasta de
cuentos mexicanos (tres relatos de B. Traven), México lindo y querido y Una
canción para recordar (1958), Yo sabía demasiado (1959), Cada quien su vida
(1959), Corazón de niño (1962), El jurado resuelve (serie de tres largometrajes,
1963), Cada voz lleva su angustia (filmada en Colombia) y Guadalajara en
verano (1964), Cuernavaca en primavera, Morelos, siervo de la nación y El
proceso de Cristo (1965), Andante (1967, filmada en Viena, los Alpes y París),
Espejismo de la ciudad (1975) y El difunto al pozo y la viuda al gozo (episodio
de Los amantes fríos, 1977). En 1960 hizo su mejor película: La sombra del
caudillo, basada en la novela de Martín Luis Guzmán, premiada en el Festival de
Karlovy-Vary y prohibida en México; y en 1974, En busca de un muro,
inspirada en la vida y obra de José Clemente Orozco. De 1935 a 1937 fue el
editor de la página de teatro del suplemento cultural de El Nacional; y en
Revista de Revistas dio a conocer, en 10 capítulos, su investigación sobre las
ideas estéticas del teatro moderno. Fue autor, además, de los guiones de varias
de sus películas.

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Julio Bracho
Foto Alex Phillips
BRAMBILA GARCÍA DE ALBA, SALVADOR DE LA
Nació en San Agustín de Tecolotlán (Jalisco) el 4 de agosto de 1744; murió en
Ixtlán del Río (Nayarit) el 15 de noviembre de 1803. Doctor en sagrados
cánones (1773) por la Real y Pontificia Universidad de México, fue rector de
esta institución en el año lectivo 1777-1778. Su principal mérito consistió en
dotar de biblioteca a esta casa de estudios, “que desde su fundación no contaba
con ningua”, al decir de Gabriel Agraz García de Alba (Bibliografía de los
escritores de Jalisco, t. 11, 1980). Brambila ejerció después su ministerio en la
diócesis de Guadalajara y murió siendo el primer cura propio de la parroquia de
Ixtlán del Río.
BRAMBILA ZAMACONA, DAVID
Nació en Uruapan, Mich., en junio de 1910. En 1925 entró al noviciado de la
Compañía de Jesús en Ysleta College, situado en lo que entonces era una
porción del desierto de Texas y ahora es parte de la ciudad norteamericana de El
Paso. En 1934 fue enviado a trabajar durante un año con los niños y jóvenes
tarahumaras (en la lengua de ellos: rarámuri) en el poblado de Sisoguichi, en la
sierra de Chihuahua; pero a los siete meses se vio obligado a salir a causa de los
conflictos entre la Iglesia y el Estado. En 1935 pasó a San Remo, Italia, para
hacer sus estudios de teología. Allí mismo fue ordenado sacerdote en 1938. En
1939 fue profesor de latín y castellano, y encargado de una división de alumnos
en el Seminario Interdiocesano de Montezuma. En el verano de 1940 volvió a la
Misión de la Tarahumara, en la cual, salvo breves paréntesis, ha permanecido
hasta 1986. Para poder comunicarse con los indios y comprenderlos, se dedicó a

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estudiar su lengua, y en algo más de 10 años de trabajo elaboró una Gramática
rarámuri, que fue editada en 1953. Después elaboró un Diccionario rarámuri-
castellano, con 15 826 voces, que salió al público en 1980. En el intervalo entre
estas dos obras, compuso otras menores, de observaciones y vivencias entre los
tarahumaras: Hojas de un diario, De la tierra herida, El pueblo que descubrió el
amor, Bosquejos del alma tarahumara (folleto mimeografiado) y un pequeño
libro de espiritualidad titulado Tú eres mi pan.
BRAMÓN, FRANCISCO
Activo en el siglo XVII, fue natural de la Nueva España, vecino de Michoacán,
bachiller, consiliario de la Universidad de México y en 1654 presbítero y
licenciado (según consta en un certamen literario en el cual tomó parte). En
1620 publicó Los sirgueros (jilgueros o cantores) de la Virgen sin original
pecado, novela pastoril de asunto sacro. La obra está redactada en una prosa de
gran musicalidad, suave candor, finura descriptiva y gracia imaginativa; posee
también hondura teológica, que se pone de manifiesto cuando el autor ilustra los
nombres de María y cuando trata el tema de la pura concepción de la Virgen. Se
trata de la primera obra novelesca de la literatura mexicana. Beristáin escribe
acerca de este libro: “Fue dedicado al obispo de Michoacán fray Baltazar de
Covarrubias, y es una fábula pastoril parecida a la Galatea de Cervantes”. John
S. Brushwood, por su parte, dice: “En cuanto a la forma, es una novela de tipo
pastoril; el propósito del autor es loar a la Inmaculada Concepción. Hay en ella
discursos, poesías y, en la tercera parte, el ​Auto del triunfo de la Virgen y gozo
mexicano​, que termina con una danza indígena. Este auto es indispensable para
el estudio del teatro de la época y es interesante desde el punto de vista de la
narración. El estilo en que está escrita es casi siempre inflexible y difícil”.
Bramón es autor de 25 poemas, entre los que figuran sonetos, liras y estancias,
así como tiernas letras bíblicas, glosas conceptistas de curiosa ingenuidad y
sones tradicionales como el “tocotín”, que cierra otra de sus obras: el auto del
Triunfo de la Virgen. Por su vena popular se le ha considerado antecedente de la
Sor Juana de los villancicos.
BRANIFF, BEATRIZ
Nació en el Distrito Federal en 1925. Estudió filosofía y letras en la Universidad
de Western Ontario, Canadá, y arqueología en la Escuela Nacional de
Antropología e Historia. Se graduó en 1960 y se doctoró en la Universidad
Nacional Autónoma de México. Desde 1958 es investigadora del Instituto
Nacional de Antropología e Historia. Sus principales trabajos de campo los ha
realizado en El Cerrito, Zacatecas; Villa de Reyes, San Luis Potosí; Morales,
Guanajuato; el cerro de la Estrella y Tlatilco, en el valle de México; y varios
sitios de Sonora. En esta entidad ha propuesto una frontera protohistórica pima-
ópata. Sus principales publicaciones son: “Secuencias cronológicas en Guato”,

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“Estratigrafía del Valle de Reyes”, “The Western Mexican Tradition” y “Sonora,
antropología del desierto”. Es colaboradora de la Enciclopedia de México.
BRASDEFER HERNÁNDEZ, GLORIA
Nació en la ciudad de México el 21 de marzo de 1941. Licenciada en derecho
(1965) por la Universidad Nacional Autónoma de México, especializada en
administración pública (Argentina, 1967-1969; y Chapingo, 1970), ha sido
abogada (1965-1969), analista (1969-1971) y jefa de departamento (1971-1974)
de la Dirección General de Asuntos Jurídicos y de Legislación en la Secretaría
de la Presidencia de la República, directora general de Programación,
Organización e Informática (1977-1978) y oficial mayor (1978-1982) de la
Secretaría del Trabajo y oficial mayor de la Secretaría de Pesca (1982-). Es
autora de: La empresa pública en México (1975).
BRASH, JORGE
Nació en Jalapa, Ver., en 1949. Estudió psicología en la Universidad
Veracruzana. En el campo de las letras, dirigió la colección Cuadernos del
Caballo Verde (1976) y codirigió la revista Juglar. Ha publicado poemas en la
revista La Palabra y el Hombre y tres libros: Hora de la voz (1971), A la orilla
del aire (1974) y Lanza inútil del agua.
BRASSEUR DE BOURBOURG, CARLOS ESTEBAN
Nació en Bourbourg, departamento de Nord, Francia, en 1814; murió en Niza en
1874. Sacerdote y arqueólogo, llegó a México por primera vez en 1848 y
durante largos años realizó expediciones en el país, especialmente a Chiapas,
Yucatán y Guatemala. Publicó el Códice Troano y escribió una serie de obras de
gran valor, entre ellas Historia de las naciones civilizadas de México y América
Central anteriores a Cristóbal Colón (4 tomos) y Viaje por el istmo de
Tehuantepec, 1859-1860. Hizo una traducción al francés del Popol Vuh, y
descubrió en Madrid la Relación de las cosas de Yucatán de fray Diego de
Landa.
BRAVO, EMILIO
Nació en Orizaba, Ver., en 1862; murió en la ciudad de México en 1941. Ocupó
diversos cargos dentro del sistema educativo del país. Escribió: La evolución, La
idea, El educador práctico y Educación integral. Dirigió la Revista Mexicana de
Educación y el Boletín Mensual de Estadística Escolar.
BRAVO, FILOMENO
Nació y murió en Colima (1839-1878). Al iniciarse la Guerra de Reforma era
teniente del 5° Batallón de Línea; en Guadalajara, a raíz de la traición de Landa
(1858), se le encargó comunicar al presidente Benito Juárez y a sus ministros
que quedaban prisioneros. En la toma de Zacatecas cayó a su vez prisionero del
general Zuazua, y fue el único oficial que se salvó de morir fusilado, gracias a
una tarjeta, firmada por el presidente Juárez, que decía: “Reciprocidad en la

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vida”. Durante el Imperio sirvió como capitán del regimiento de la emperatriz,
pero fue dado de baja por dirigir un piropo atrevido a la emperatriz Carlota. Más
tarde apareció en el campo republicano; alcanzó el grado de coronel; y en 1878
fue electo gobernador de Colima. Ese mismo año, a raíz de una revuelta, murió
violentamente en Potrero Grande, cerca de Minatitlán.
BRAVO, FRANCISCO
Médico que tuvo gran prestigio en México durante la segunda mitad del siglo
XVI. En 1570 apareció su Opera Medicinalia, obra escrita en latín y la primera
de su género en América. V. MEDICINA.
BRAVO, GUILLERMINA
Nació en Chacaltianguis, Ver., el 12 de noviembre de 1923. Una vez recibida de
secretaria y contadora privada, estudió en la Escuela Nacional de Danza y en el
Conservatorio Nacional de Música. Como bailarina, en 1940 actuó en el ballet
que integró Waldeen, y como coreógrafa formó un grupo que llevó el nombre de
esta maestra norteamericana, cuya técnica se apartaba de la tradicional. En 1946
fundó y dirigió, por encargo de Carlos Chávez, la Academia de Danza
Mexicana. En 1948 creó el Ballet Nacional de México, del que seguía siendo
directora en 1986. Impulsó la danza contemporánea, ofreciendo programas en
escenarios formales y en ranchos y ejidos, y contribuyó a la formación de los
músicos Rafael Elizondo y Guillermo Noriega y los escenógrafos Marcial
Rodríguez, Raúl Flores Canelo, Guillermo Barclay y José Cuervo. En 1957,
integrado el Ballet Nacional con el Contemporáneo, hizo una gira de seis meses
por Europa y Asia. En 1960 ofreció 21 conciertos en Cuba. En 1966 y 1968 dio
funciones en Estados Unidos, y en 1974 y 1978 en teatros de 15 países de
Europa. La crítica la llamó entonces “maestra del ballet fuera de serie”. En 1980,
ofreció 30 funciones en seis países europeos; en 1984, en ocasión del XXV
aniversario de la Revolución Cubana, el Ballet Nacional de México actuó 21
veces en 10 ciudades de la isla; y en junio de 1986 se presentó en el Festival
Internacional de Artes Escénicas de San Antonio, Texas, E.U.A. Sus giras por el
interior de la República han sido constantes. En 1963 había introducido en el
país las técnicas de la Escuela Graham de Danza Contemporánea de Nueva
York, base del seminario de Danza Contemporánea y Experimentación
Coreográfica de la Universidad Nacional, fundado en 1970, con apoyo en el
Ballet Nacional. Ha producido danzas individuales y para dúo, trío y cuarteto; y
coreografías para grandes conjuntos, ballet de masas, obras teatrales, comedia y
drama musical. Se reconocen en su obra las siguientes corrientes artísticas:
nacionalista (1951-1957); mágico-ritual, de inspiración indígena (1958-1963), y
didáctica (1964-1967). A partir de entonces sigue dos líneas de expresión: una
dedicada al hombre, que se manifiesta en sus relaciones eróticas y oníricas, y
otra que explora el espacio escénico por medio de formas geométricas (1967-

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1971). Ambas corrientes se integran en Homenaje a Cervantes (1972). En 1973
inició una etapa de composición de danzas para solistas, en función de la
personalidad de cada bailarín. En 1986 emprendió la creación de un laboratorio
de artes escénicas. Es autora de las siguientes obras (las fechas y autores de la
música y de los diseños, en su caso, se indican, por ese orden, entre paréntesis):
Cuarteto Op. 59 Núm. 3 (1946, Beethoven), Sonata Núm 7 (1947, Prokofiev), El
zanate (1947, Blas Galindo, Gabriel Fernández Ledesma), Preludios y fugas
(1947, Bach, Guillermo Meza), Fuerza motriz (1949, Chávez y Prokofiev,
Horacio Durán), Recuerdo a Zapata (1951, Jiménez Mabarak, Raúl Flores
Canelo), Alturas de Machu Pichu (1952, Beethoven, Julio Prieto), Guernica
(1952), La nube esteril (1953, Guillermo Noriega, Fernando Castro Pacheco),
Rescoldo (1954, Noriega, Fernández Ledesma), El demagogo (1956, Bartok,
Javier Lavalle), Danza sin turismo (1955, Revueltas), Braceros (1957,
Elizondo), Imágenes de un hombre (1958, Revueltas), El paraíso de los
ahogados, La resortera de oro y La portentosa vida de la muerte (1960, 1963 y
1964, Jiménez Mabarak), Danzas de la hechicería y Margarita (1961 y 1963,
Elizondo), El bautizo (1962, Moncayo, Flores Canelo), Viva la libertad! (1965,
Honneger), Pitágoras dijo… (1966, Jiménez Mabarak), Comentarios a la
naturaleza (1967, Britten), Amor para Vivaldi y Acto de amor (1967 y 1970,
Vivaldi, José Cuervo), Montaje (1968, Penderecki, Henri Hagan), Apuntes para
una marcha fúnebre, Los magos e Interacción y recomienzo (1968, 1969 y 1971,
Mahler), Juego de pelota (1968, Elizondo), Melodrama para dos hombres y una
mujer (1970, Penderecki), Homenaje a Cervantes (1972, Bach y Lucas Foss,
Guillermo Barclay), Danza para un muchacho muerto (1973, Bach), Danza
para un efebo (1974) y Danza para un bailarín que se transforma en águila
(1975), Retrato de una mujer enajenada (1976, Bach), Epicentro (1977, Lucas
Foss, Antonio López Mancera), Reacción de duelo (1978, Heitor Villa-Lobos,
oratorio por la muerte de Carlos Pellicer), Primer trazo sobre un toro (1979,
Bach), Leona-cazador (1979, Bach, Jarmila Maserova), Visión de muerte (1980,
Edgar Varese, López Mancera), Segundo trazo sobre un toro (1980, Wagner,
Maserova), Los cómicos (1981, anónima del siglo XVI, Maserova), La vida es
sueño (1981, Iannis Xenakis, William Byrd, Miguel Cabanilles y música barroca
para metales, Kleómenes Stamatiades), Cuatro relieves (1982, Schumann,
Stamatiades), Una quimera (1982, Manuel Enríquez, Stamatiades), El llamado
(1983, música de los pigmeos de Camerún y Luis Rivero, Stamatiades),
Reportaje de la patria (1984, Karlheinz Stockhausen, Stamatiades) y La Batalla
(1985, Shostakovitch y música indígena mexicana, López Mancera). Además
desde 1967 ha trabajado en el teatro, en colaboración con Emilio Carballido,
Luisa Josefina Hernández, Irma Serrano y otros autores y adaptadores. En 1975

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le fue otorgado el premio a la mejor coreógrafa para teatro por su intervención
en Matka. Esa distinción se llama desde entonces Premio Guillermina Bravo,
instituido por la Asociación de Críticos y Cronistas Teatrales. Se le otorgó
nuevamente en 1977 por su coreografía para La ópera de tres centavos. En 1979
recibió el Premio Nacional de Artes.
BRAVO, IGNACIO A
Nació en Guadalajara, Jal., en 1835; murió en El Paso, Texas, E.U.A., en 1918.
Logró la sumisión de los mayas rebeldes y se apoderó de su capital, Chan Santa
Cruz, en marzo de 1901, que posteriormente se llamó Santa Cruz de Bravo y
luego Carrillo Puerto (v. GUERRA DE CASTAS). En su campaña militar se
distinguió por su ferocidad, que le valió el mote de el Torquemada de Quintana
Roo y el odio de la población indígena de Yucatán. En 1913 combatió en
Torreón contra las fuerzas de Francisco Villa.
BRAVO, JAIME
Nació en Aragón, España, en 1683; murió en Loreto (Baja California Sur), el 13
de mayo de 1744. Entró a la Compañía de Jesús en 1700 y fue ordenado
sacerdote en 1719. Solicitó prestar servicio en las misiones californianas y llegó
a Loreto el 5 de agosto de 1705. Participó con el padre Juan de Ugarte en la
fundación de la misión de Nuestra Señora del Pilar de la Paz, en diciembre de
1720, y permaneció con ella como ministro. En 1724 descubrió el sitio de Santa
Rosa, que estableció como visita y que 10 años después fue convertido en
misión bajo el nombre de Todos Santos. Su estancia de 39 años en California fue
una de las más prolongadas de los misioneros españoles.
BRAVO, LEONARDO
Nació en Chilpancingo (Guerrero) en 1764; murió en la ciudad de México en
1812. Era jefe de una acomodada familia criolla dedicada a los trabajos del
campo y propietario de la hacienda de Chichihualco, cercana a Chilpancingo.
Cuando estalló el movimiento de Independencia, él, su hijo Nicolás y sus
hermanos Miguel, Víctor, Máximo y Casimiro se negaron a organizar una
compañía de auxiliares realistas, por cuya causa las autoridades españolas
empezaron a hostilizarlos, hasta que resolvieron ocultarse en la cueva de
Michapan, situada en una barranca de difícil acceso, a la que llevaron armas y
víveres para defenderse en caso de ataque. Poco después, una fuerza del
gobierno virreinal llegó a Chichihualco para aprehender a los Bravo, ignorando
que ahí se hallaban las tropas de Hermenegildo Galeana. Éstas y los sirvientes
de la hacienda pelearon unidos y derrotaron al jefe Garrote, quien dejó 100
fusiles y algunos prisioneros. Así, la familia se vio comprometida a tomar parte
decididamente en la lucha. Desde entonces (mayo de 1811) sirvieron como
oficiales de la mayor confianza a Morelos. Únicamente Casimiro, que
accidentalmente no se encontraba en la hacienda, permaneció al margen.

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Leonardo, su hijo y sus otros hermanos intervinieron en las acciones de
Chilpancingo, Tixtla y Chilapa, ganadas por los insurgentes. Cuando el
generalísimo retrocedió al Veladero y reprimió la conspiración de Tabares,
encargó a Leonardo el castigo de los traidores y la administración de la
provincia de Tecpan, recién fundada. Bravo buscó cuevas con salitre para
fabricar explosivos; enseñó a los soldados a producir municiones y a cuidar al
armamento; y estableció sistemas para el despacho de las órdenes y documentos.
Decidida en noviembre de 1811 la campaña sobre Izúcar, estuvo al mando de la
división que fue atacada por el teniente de fragata Miguel Soto y Macedo (17 de
diciembre), a quien batió completamente, hiriéndolo en batalla y haciéndole
muchos prisioneros. Ocupada Cuautla (25 de diciembre), se encargó de excavar
trincheras, instruir a la gente, acopiar pertrechos y víveres, y adoptar medidas de
defensa y refugio. Durante el sitio (10 de marzo a 2 de mayo de 1812) defendió
los parapetos de Santo Domingo, rechazando vigorosamente todos los asaltos.
Roto el asedio, evacuó sus tropas sigilosamente, pero a causa de la dispersión de
éstas, se dirigió junto con el teniente coronel Manuel Sosa, Mariano Piedras y 20
soldados a la hacienda de San Gabriel, donde fueron sorprendidos mientras
dormían (6 de mayo); se les llevó primero a la barranca de Tilzapotla, donde se
les unió, también prisionero, el teniente coronel Lucino Pérez; y luego a la
ciudad de México, para formarles causa. Condenado a muerte Bravo, el virrey
Venegas suspendió la ejecución con la esperanza de que sus hermanos y Nicolás
abandonaran las armas, pero todos ellos rechazaron el indulto. Morelos ofreció
infructuosamente 800 prisioneros por la vida de Leonardo Bravo, pero éste,
Piedras y Pérez fueron ejecutados a “garrote vil” en la calzada del Ejido (hoy
avenida Juárez, entre la Lotería Nacional y el Monumento de la Revolución, en
la capital de la República).
Vease:Luis Chávez Orozco: El sitio de Cuautla (1838); Alejandro Villaseñor
y Villaseñor: Biografía de los héroes y caudillos de la Independencia (2 vols.,
1962).
BRAVO, MÁXIMO
Nació en Chilpancingo, desconociéndose el año; murió en Chichihualco en
1835, ambas poblaciones en el actual estado de Guerrero. Dedicado a la
agricultura en la hacienda de su familia, se unió a las fuerzas de Hermeneguildo
Galeana, en mayo de 1811, junto con su sobrino Nicolás y sus hermanos
Leonardo, Miguel y Víctor. Morelos lo nombró jefe de las armas en
Chilpancingo. En marzo de 1812 marchó a la Costa Grande para batir al jefe
español Cerro y Añorve, a quien venció con la ayuda de Julián Ayala, Galeana y
el cura Tapia, en las acciones de Petaquillas, Citlala y Tlapa, permitiendo con
ello que Morelos pasara el río Mezcala cerca de Tlacosutitlán y llegara a
Chilapa. Permaneció en Chilpancingo el resto de 1812 y 1813, pero concurrió a

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la operación del paso del río por todo el ejército de Morelos, que iba con destino
a Valladolid. Acompañó al Congreso de Chilpancingo; combatió en Tezmalaca,
donde cayó prisionero Morelos; y escoltó después a los diputados hasta
Tehuacán, junto con su hermano Víctor. Retirado a las montañas del Sur, operó
en varios lugares con su sobrino Nicolás y, cuando éste cayó prisionero y les fue
embargada la hacienda de Chichihualco, se internó en lo más profundo de la
sierra. Entre 1818 y 1820 luchó algunas veces a las órdenes de Guerrero, pero al
proclamarse la Independencia en 1821, no concurrió al llamado de Nicolás,
permaneciendo hasta su muerte en Chichihualco, que estaba completamente
arruinada.
Véase:Alejandro Villaseñor y Villaseñor: Biografía de los héroes y caudillos
de la Independencia (2 vols., 1962).
BRAVO, MIGUEL
Nació en Chilpancingo (Guerrero), desconociéndose la fecha; murió en la ciudad
de Puebla en 1814. Dedicado a la agricultura en la hacienda familiar de
Chichihualco, Gro., en mayo de 1811 se lanzó a la lucha por la Independencia
junto con sus hermanos y su sobrino Nicolás. Estuvo a cargo de una pequeña
fuerza en Tixtla y Chilapa, bajo las órdenes de Morelos; después, al mando de
400 hombres y llevando como segundos a Valerio Trujano y Julián Ávila, partió
de Chiautla hacia la ciudad de Oaxaca, pero en Ometepec le salió al paso el jefe
realista Paris, quien lo venció el 29 de enero de 1812. De regreso a Izúcar,
contribuyó a rechazar el ataque a Cuautla el 19 de de febrero. Situado en
Ocuituco y en Tlayecac, burló y amagó constantemente a los realistas. Fue
sorprendido en el rancho de Mayotepec (16 de marzo), pero una vez repuesto,
atacó un convoy enemigo en Malpaís, al norte de Cuautla, y fue batido de nuevo.
Trató de introducir provisiones a esta plaza, de acuerdo con Matamoros, por el
lado de Amelcingo y Barranca Hedionda, pero fracasó en el intento. Este
descalabro obligó a Morelos a romper el sitio de Cuautla. Bravo esperó a los
dispersos en Ocuituco, hasta donde llegó Morelos, trasladándose después juntos
a Chiautla, Chilapa y Tixtla. Bravo partió más tarde en auxilio de Trujano,
sitiado en Huajuapan, pero el realista Caldelas desbarató sus fuerzas.
Expedicionó por las Mixtecas, con 2 mil hombres, y se reunió con Morelos en
Oaxaca. Comisionado a Jamiltepec, en la Costa Grande, se apoderó, junto con su
hermano Víctor, de todas las poblaciones de esa región. Terminada esa campaña,
se acantonó en Chilapa, para proteger a Morelos. Cuidó de la seguridad del
Congreso de Chilpancingo mientras el grueso del ejército se dirigía sobre
Valladolid; se situó en Totolcintla con mil hombres, teniendo como segundo a su
hermano Víctor; pero derrotado Morelos, el Sur fue invadido por los españoles y
forzados los vados del Mazcala, sin que los Bravo pudieran impedirlo. El
Congreso de Chilpancingo emprendió entonces una peregrinación llena de

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peligros. En Chila, punto intermedio entre el Sur y Oaxaca, Bravo fue atacado
por el jefe realista Lamadrid, quien lo hizo prisionero al cabo de una
desesperada resistencia. Llevado a la ciudad de Puebla, un consejo de guerra lo
sentenció a muerte y fue fusilado el 15 de abril de 1814.
Véase:Luis Chávez Orozco: El sitio de Cuautla (1938); Alejandro Villaseñor
y Villaseñor: Biografía de los héroes y caudillos de la Independencia (2 vols.,
1962).
BRAVO, NICOLÁS
Nació y murió en Chilpancingo, en el actual estado de Guerrero (1786-1854).
Dedicado a la agricultura en la hacienda de Chichihualco, propiedad de su
familia, se unió a las fuerzas de Hermenegildo Galeana el 16 de mayo de 1811,
cuando el jefe insurgente, a la vanguardia de las tropas de Morelos, fue a atacar
aquella finca. Tomó parte en la campaña del Sur, al lado de Morelos, y tuvo un
comportamiento heroico durante el sitio de Cuautla. En agosto de 1812,
sabiendo Morelos que el gobernador de Veracruz había enviado con dirección a
Puebla al teniente coronel Juan Labaqui, con una fuerza de 360 hombres, para
conducir al interior la correspondencia que se había rezagado en el puerto,
decidió que Nicolás Bravo, al mando de 200 soldados y de las guerrillas de
Arroyo y del Bendito, atacara esa partida en San Agustín del Palmar. Bravo salió
de Tehuacán el día 18 y, tras 14 horas de viaje, atacó el punto, hasta que el día
20 el capitán Palma, que mandaba a los negros de la Costa, asaltó la casa donde
se defendía Labaqui y mató a éste con su sable. Bravo hizo prisioneros a todos
los realistas y se apoderó de tres cañones y 300 fusiles. En premio de esta acción
le fue conferido el mando militar de la provincia de Veracruz. Ya con este
carácter, avanzó con tres mil hombres hasta Medellín, después de atacar un
convoy en Puente Nacional, donde hizo al enemigo 90 prisioneros. Mientras
tanto, su padre, el general Leonardo Bravo, que en mayo anterior había sido
aprehendido en la hacienda de San Gabriel (Morelos) después del sitio de
Cuautla, fue condenado en México a la pena de muerte. El virrey Venegas, sin
embargo, le ofreció el perdón si su hijo Nicolás y sus hermanos se acogían al
indulto y dejaban de combatir contra el gobierno virreinal. Morelos mismo
autorizó a Bravo a considerar la oferta, pero el joven caudillo (tenía entonces 26
años) desconfió de las seguridades que se le daban, pues varias veces los
realistas, habiendo prometido el indulto, sacrificaron a los insurgentes una vez
que los tuvieron en su poder. Morelos propuso al virrey canjear a don Leonardo
por 800 prisioneros, españoles en su mayoría, pero desechada esta
contraposición, el 13 de septiembre el general Bravo y sus compañeros de
prisión José María Piedras y Luciano Pérez, fueron ejecutados a garrote vil.
Morelos ordenó entonces a Nicolás Bravo que pasara a cuchillo a los 300
prisioneros españoles que tenían en su poder. Estas noticias las recibió don

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Nicolás en Medellín y de inmediato mandó poner en capilla a los sentenciados;
“pero en la noche ​cuenta él mismo en una carta dirigida el 21 de febrero de 1850
a Lucas Alamán​ (Documento núm. 5 del t. III de la Historia de Méjico), no
pudiendo tomar el sueño en toda ella, me ocupé en reflexionar que las
represalias que iba yo a ejercitar disminuirían mucho el crédito de la causa que
defendía, y que observando una conducta contraria a la del virrey, podría yo
conseguir mejores resultados…; a las cuatro de la mañana ​agrega​ me resolví a
perdonarlos, de una manera que se hiciera pública, y surtiera todos los efectos en
favor de la causa de la independencia”. Así, a las 8 de la mañana mandó
formarlos, les perdonó la vida y los puso en entera libertad. Todos ellos, llenos
de gratitud, se incorporaron a la división, menos cinco comerciantes que
regresaron a Veracruz. Uno de éstos mandó después a Bravo paños suficientes
para vestir a todo un regimiento.
En noviembre de 1812 tomó el puerto de Alvarado y atacó Jalapa, y más
tarde participó en el ataque a Valladolid, al lado de Morelos, y ayudó a custodiar
al Congreso en su marcha a Tehuacán. Con base en el cerro de Cóporo, libró
varias acciones, pero el 21 de diciembre de 1817 cayó prisionero. Condenado a
la pena de muerte, sus propios enemigos intercedieron cerca del virrey Ruiz de
Apodaca para que se le conmutara la pena por la de prisión en la ciudad de
México, a donde fue trasladado el 9 de octubre de 1818. En la cárcel de la Corte
sufrió humillaciones y privaciones; intervenidos sus bienes, vivió de hacer
cigarreras de cartón, a las que ponía sus iniciales. Puesto en libertad gracias al
decreto del 11 de octubre de 1820, se radicó en Izúcar y luego en Cuautla, donde
se adhirió al Plan de Iguala. Volvió a Chilpancingo, Tixtla y Chilapa, para
hacerse de elementos de guerra, y combatió en Atlixco, Huejotzingo, Izúcar,
Tlaxcala y Huamantla, hasta que se presentó ante Puebla, sitiada por Iturbide.
Consumada la Independencia, fue nombrado coronel del Primer Regimiento de
Caballería.
El 11 de abril de 1822, el Congreso Constituyente lo nombró miembro de la
Regencia prevista en el Plan de Iguala, en sustitución de Manuel de la Bárcena.
Junto con el conde de Casa de Heras y Miguel Valentín, gobernó hasta el 18 de
mayo siguiente, en que una facción de los militares proclamó emperador a
Agustín I. Partidario de la República, en noviembre salió de la capital junto con
Guerrero, y en Chilapa organizaron una fuerza que fue desbaratada en
Almolonga por el brigadier Armijo. Logró sin embargo llegar a Huajuapan, para
unirse a Antonio de León, con quien constituyó una Junta de Gobierno en
Oaxaca. Allí tuvo conocimiento del Plan de Casa Mata, con el que estuvo de
acuerdo, y se apresuró a regresar a México al frente de la división que fue
llamada Ejército Libertador. Derrocado Iturbide el 19 de marzo de 1823, Bravo

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lo escoltó hasta las playas de Veracruz. El 31 de marzo, el Congreso encargó el
Poder Ejecutivo a un triunvirato formado por Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro
Celestino Negrete, hasta el 10 de octubre de 1824, cuando tomó posesión de la
presidencia el general Guadalupe Victoria. En ese lapso, dos veces marchó
Bravo sobre Jalisco, al frente de dos mil hombres la primera (junio de 1823) y
de cuatro mil la segunda (junio de 1824), confundiendo con una maniobra
monárquica lo que era en realidad el primer pronunciamiento decisivo por la
federación (v. JALISCO, ESTADO DE).
Divididos los republicanos en dos bandos, el de los escoceses y el de los
yorkinos, que postulaban respectivamente el centralismo y el federalismo, Bravo
se hizo jefe de los primeros y Guerrero de los segundos. Antiguos compañeros,
éste libró la primera batalla contra aquél en Tulancingo, cuando Bravo, siendo
vicepresidente de la República, se sublevó contra el presidente Victoria en 1827.
Derrotado, fue hecho prisionero, sometido a juicio y condenado a la pena de
destierro, que fue a cumplir a Guayaquil, Ecuador. Lo acompañaron en el exilio
el general Luis Pinzón y el capitán de ingenieros Rómulo Díaz de la Vega.
Concedida la amnistía, Bravo y sus compañeros volvieron al país en 1829. Otra
vez levantado en armas, ganó la batalla del llano de Chilpancingo y ocupó
Acapulco, con cuya acción contribuyó a la caída del presidente Guerrero
(diciembre). Permaneció en el Sur; no estuvo conforme con el Plan de Zavaleta
(diciembre de 1832), y en 1833 el presidente López de Santa Anna le dio el
mando del Ejército del Norte, hasta 1836, en que visto el desenlace de los
sucesos de Texas regresó a Chilpancingo, donde estuvo algún tiempo. En 1839
fue llamado para que desempeñara la jefatura del Consejo y en ese carácter fue
presidente interino de la República del 10 al 19 de julio. Una vez que entregó el
poder a Bustamante, se retiró a la vida privada, hasta 1841, cuando fue electo
diputado por el estado de México. Sustituyó al presidente López de Santa Anna
del 26 de octubre de 1842 al 4 de marzo de 1843. En ese lapso disolvió el
Congreso y nombró una Junta de Notables, presidida por el general Gabriel
Velencia, que se instaló el 6 de enero de 1843; estableció una casa de moneda en
Culiacán y donó algunos terrenos a la empresa que proyectaba el canal de
Tehuantepec. Reintegró al fin el gobierno a López de Santa Anna y volvió a sus
actividades privadas. En 1844 el gobierno lo comisionó para reprimir la
sublevación de los indígenas de Chilapa. El 2 de enero de 1846 se adhirió al
Plan de San Luis Potosí, que llevó a la Presidencia al general Mariano Paredes y
Arrillaga. Éste lo nombró gobernador y comandante militar del estado de
México y más tarde jefe de las fuerzas de Puebla, Veracruz, Oaxaca y Tabasco,
que deberían oponerse a la invasión norteamericana; pero electo vicepresidente
de la República, tuvo que encargarse del Ejecutivo cuando Paredes se puso al

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frente del ejército. Sólo duró en el poder del 28 de julio al 4 de agosto, pues el
día 5 triunfó el pronunciamiento federalista de Mariano Salas. En nada lo ocupó
el gobierno hasta después de la derrota de Cerro Gordo (17 y 18 de abril de
1847): fue comandante de Puebla, jefe de la línea del sur de la capital y dirigió la
defensa de Chapultepec, donde cayó prisionero (v. GUERRA DE E.U. A
MÉXICO). Puesto más tarde en libertad, se retiró a Chilpancingo. En 1854, aun
cuando se negó a participar en la revolución de Ayutla, el gobierno lo consideró
sospechoso. El general José María Pérez Hernández (Diccionario geográfico,
histórico, biográfico y de industria y comercio de la República Mexicana, 1847,
t. II. p. 715) dice haber tenido en sus manos los documentos que comprueban
que Nicolás Bravo y su esposa fueron envenenados. El médico Avilés, que les
dio a beber el tósigo, fue fusilado en la isla de Caballos.
Enemigo político irreconciliable de Juan Álvarez (quien heredó la jefatura
del partido yorkino), se unió a éste una sola vez, en 1841, para constituir el
departamento de Acapulco, propuesto por él desde 1835, cuando se discutía la
Constitución centralista. V. GUERRERO, ESTADO DE.

Batalla de Chapultepec
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Defensa de Chapultepec
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El general Pedro Celestino Negrete


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Nicolás Bravo, quien se adhirió al Plan de Iguala.
AEM
BRAVO, ROBERTO
Nació en Villa Azueta, Ver., en 1947. Miembro del taller de cuento de la revista
Punto de Partida y becario del Instituto Nacional de Bellas Artes, recibió el
Premio Nacional de cuento en 1980. Sus obras más conocidas son El
desagravio, Ahora las palabras, Esta historia pasa de aquí a su comienzo, No es
como usted dice (1980) y Brisa del sur (1985). Hizo la selección, introducción y
estudio de Itinerario inicial. La joven narrativa de México (1985). Hasta 1985
coordinaba el taller literario de la Casa de la Cultura de San Luis Potosí y el
taller de cuento del Museo del Chopo en la ciudad de México.
BRAVO, VÍCTOR
Nació en la Hacienda de Chichihualco (Guerrero) hacia 1769; murió en
Chilpancingo, de la misma entidad, en 1844. Hermano de Leonardo, Miguel y
Máximo, se lanzó con ellos a la lucha por la Independencia en mayo de 1811.
Participó en las acciones de Chilpancingo, Tixlta y Chilapa; y en la marcha hacia
Oaxaca, bajo las órdenes de Miguel; pero rechazado por los realistas, regresó a
Chilapa y de allí a Cuernavaca y Cuautla. Al mando de las avanzadas
insurgentes, llegó hasta Amecameca, desde donde envió pequeñas partidas a
Chalco. Participó en el sitio de Cuautla como segundo de Matamoros;
encargados de la defensa de la hacienda de Buenavista, rechazaron al enemigo
varias veces. Él y su hermano Miguel hicieron grandes esfuerzos para introducir
víveres a la plaza y para impedir que las tropas de Calleja fueran avitualladas.
Roto el sitio, se reunió con sus tropas en Chiautla; se ocupó en instruir a los
reclutas y marchó sobre Oaxaca; sufrió varios reveses y se retiró a Tehuacán. En

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diciembre de 1812, junto con Miguel, operó en la Costa Grande; y más tarde,
instalado el Congreso de Chilpancingo en septiembre de 1813, ambos quedaron
encargados de la seguridad de la asamblea mientras Morelos realizaba la
expedición a Valladolid. Rechazó inicialmente las tropas del jefe realista Armijo,
que pretendieron pasar el río Mezcala; pero al fin fue desalojado de sus
posiciones y el Congreso tuvo que salir de Chilpancingo, activamente
perseguido por los realistas. Viajó custodiando a los diputados por Tlacotepec,
Ayutla, Uruapan y Apatzingán, donde se promulgó la Constitución (22 de
octubre de 1814); Zitácuaro, Ario, Puruarán, Ario por segunda vez y Uruapan;
Tezmalaca, donde cayó prisionero Morelos, Huetamo, Cutzamala, Tenango del
Río y Tehuacán. Unido a su sobrino Nicolás, volvió al Sur y se estableció a las
orillas del río Mezcala. Desde 1842 ostentó el grado de general de brigada.
Véase:Luis Chávez Orozco: El sitio de Cuautla (1938); Alejandro Villaseñor
y Villaseñor: Biografías de los héroes y caudillos de la Independencia (2 vols.,
1962).
BRAVO ADAMS, CARIDAD
Nació en Villahermosa, Tab., en 1904. Hija de una pareja de actores de teatro
cubanos, a los 16 años de edad publicó su primer libro de poesía, Pétalos sueltos
(Barcelona, Venezuela), al que siguieron Cuatrilogía primordial (San Salvador),
Reverberación (Caracas), Trópico (México) y Marejada (La Habana). En los
años treintas radicó una larga temporada en México, dedicada al periodismo
cultural y a la actuación. Entonces formó parte de la mesa directiva del Ateneo
Mexicano de Mujeres. Al regresar a Cuba escribió la radionovela Yo no creo en
los hombres, primera de una serie de piezas melodramáticas que la convirtieron
en la autora más popular en el género en Hispanoamérica. No satisfecha con el
éxito que consideró más bien comercial, hizo una novela histórica sobre Antonio
Maceo y otra sobre Ignacio Agramonte, héroes de la independencia de Cuba. Al
ascender Fidel Castro al poder, se exilió en México, donde escribió las
telenovelas La mentira o El amor nunca muere, Corazón salvaje, La intrusa, Lo
imperdonable, Bodas de odio y muchas otras que le valieron inumerables
premios. Al mismo tiempo, la Editorial Diana publicaba estas obras en versión
novelada. Su única pieza teatral, Agustina Ramírez, se presentó en el Casino de
la Selva de Cuernavaca, en 1962. Se hizo acreedora a la medalla Nezahualcóyotl
de la Sociedad General de Escritores de México. En 1986 radicaba en San
Salvador.
BRAVO AHUJA, VÍCTOR
Nació en Tuxtepec, Oax., el 20 de febrero de 1918. De 1934 a 1939 hizo
estudios de ingeniería aeronáutica en la Escuela Superior de Ingeniería
Mecánica y Eléctrica (ESIME) del Instituto Politécnico Nacional; de 1941 a
1942, de física, en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional

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Autónoma de Mexico; y de 1943 a 1945, de posgrado, en el Instituto
Tecnológico de California y en la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
En Monterrey, fue rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores, y
en 1950 fundó y fue el primer director del Instituto de Investigaciones
Industriales. Ha sido catedrático de la Escuela Superior de Ingeniería y
Arquitectura; de la Escuela Militar de Mecánicos de Aviación y de la ESIME; de
1940 a 1960, jefe de la Oficina de Ingenieros de los Talleres Generales de
Aeronáutica y responsable de la construcción de los aviones que se hicieron
durante la Segunda Guerra Mundial; de 1958 a 1968, subsecretario de
Enseñanzas Técnicas y Superior de la Secretaría de Educación Pública; de
finales de este último año al 30 de noviembre de 1970, gobernador de Oaxaca, y
del 1° de diciembre de ese año al 30 de noviembre de 1976, secretario de
Educación Pública. Ha publicado: Torsión en vigas integradas por células de
pared delgada (1946), Aplicación del diagrama de momentos flexionantes en el
diseño de estribos de vigas de concreto armado (1952), Desarrollo de la
educación técnica a 50 años de la Revolución (1960), Influencia del
pensamiento francés en el desarrollo histórico de México (1964), Ideario
político (1968), La problemática educativa de México en el marco internacional
(1974), La obra educativa (en colaboración con José Antonio Carranza Palacios,
1976) y El mundo antiguo (1978). Desde 1976 es asesor de empresas privadas.
BRAVO ÁLVAREZ, HUMBERTO
Nació en Veracruz, Ver., el 17 de enero de 1930. Químico por la Universidad
Nacional Autónoma de México, posgraduado en la Universidad de West
Virginia, ha publicado estudios sobre contaminación atmosférica en Revista de
la Sociedad Mexicana de Ingeniería y Arquitectura (38-1958), Annals of
Chemistry (36-1964), Memoria del I Congreso Internacional del Aire Limpio
(Londres, 1966), Mem. 2nd. International Congress on Air Pollution
(Washington, 1970) y Journal of Air Pollution - Control Association (31-1981).
Participó en la redacción de la “Ley federal para prevenir y controlar la
contaminación ambiental” (Diario Oficial del 23 de marzo de 1971), el
“Reglamento para la prevención y control de la contaminación atmosférica,
originada por la emisión de humos y polvos” (Diario Oficial del 17 de
septiembre de 1971) y el “Reglamento para la prevención y control de la
contaminación de las aguas” (Diario Oficial del 29 de marzo de 1973).

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BRAVO GARZÓN, ROBERTO - BUIL, JOSÉ
BRAVO GARZÓN, ROBERTO
Nació en Veracruz, Ver., en 1934. Abogado y maestro en filosofía por la
Universidad Veracruzana y maestro en economía por El Colegio de México, ha
realizado las siguientes principales investigaciones: Estimación del producto
territorial bruto del estado de Veracruz para 1950-1960 (en colaboración,
1964), Promoción industrial del estado de Veracruz (9 tomos, 1967), Proyecto
de investigación económico-social regional por zonas del estado de Veracruz de
1940 a 1970 (1968-1971) y Análisis de la Universidad Veracruzana de 1958 a
1970 (1971). Desde 1956 ha enseñado materias de su especialidad en esa casa de
estudios. Ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: presidente
fundador de la Federación Estudiantil Veracruzana (1952-1954), secretario de la
Facultad de Filosofía y Letras (1961-1963), secretario particular del rector
(1963-1964), director fundador de la Facultad de Economía (1966-1969),
secretario general (1970-1972), director de la División de Estudios de Postgrado
(1972-1974) y rector de la Universidad Veracruzana (a partir de 1973). Fue
también director técnico de la Comisión de Industrialización del Gobierno de
Veracruz (1966-1968) y coordinador del Centro de Estudios Políticos,
Económicos y Sociales (1969-1972). Otros trabajos suyos se encuentran
publicados en la revista Dualismo.
BRAVO HOLLIS, HELIA
Maestra en ciencias biológicas (1930) por la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha llevado cursos de
posgrado en biología marina (Pomona College, 1927) y protozoología
(Hamburgo, 1932). Aparte su larga carrera magisterial (desde 1921) es
investigadora del Instituto de Biología (desde 1950) y fue directora del Jardín
Botánico de la UNAM. Es autora de Las cactáceas de México (1937) y colaboró
en tres obras de Isaac Ochoterena: Biología (7 ediciones), Regiones geográfico-
botánicas de México (1923) y Las cactáceas de México (1924). Ha publicado,
además, 80 trabajos en revistas especializadas, particularmente en Revista
Mexicana de Biología (tomos del II al IV), Memorias de la Sociedad Científica
Antonio Alzate (t. 48), Anales del Instituto de Biología (tomos I a III, V, VII,
VIII y XXI-XXVI, 29 y 35) y Cactáceas suculentas mexicanas (tomos del I al
X).
BRAVO HOLLIS, MARGARITA
Nació en la ciudad de México el 10 de junio de 1911. Profesora normalista
(1932) y maestra y doctora en ciencias biológicas (1946) por la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), perfeccionó sus estudios en la

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Universidad de Lincoln, Nebraska, E.U.A. Enseñó materias de su especialidad
en escuelas de la Secretaría de Educación (1932-1959) y de la UNAM (1944-
1970). Ha trabajado en el Instituto de Biología de esta casa de estudios, desde
ayudante hasta investigadora (1932-1970), y aun cuando se jubiló en 1971, en
1986 continuaba realizando estudios taxonómicos en botánica y helmintología.
Con motivo de su jubilación se le dedicó el Vol. 41 Ser Zool. de aquel año, con
la participación de 21 especialistas del país y del extranjero. Llevan su nombre
26 géneros y especies botánicas y zoológicas; y ella misma ha descubierto dos
familias, varias subfamilias y géneros, y 90 especies. De 1939 a 1986 ha
publicado 51 trabajos de helmitología, y otros 45 en colaboración. Organizó y
dirigió la publicación de dos libros en homenaje al doctor Eduardo Caballero
(1955 y 1977).
BRAVO JIMÉNEZ, MANUEL
Nació en la ciudad de México en 1917. Profesor por la Escuela Nacional de
Maestros (1932-1934), licenciado por la Escuela Nacional de Economía (1936-
1940) y maestro por la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de
Columbia (1944-1945), ha sido economista de los bancos de México y Nacional
Obrero, director fundador de los Laboratorios de Investigación Industrial y
Pedagógicos de la Escuela Nacional de Economía, jefe del Departamento de
Investigaciones Industriales del Banco de México, director del Instituto
Mexicano de Investigaciones Tecnológicas, coordinador de la Comisión
Nacional para el Planeamiento Integral de la Educación, secretario ejecutivo del
Consejo Nacional de Fomento de los Recursos Humanos para la Industria,
director general del Centro Nacional de Productividad y del Servicio Nacional
de Adiestramiento Rápido de la Mano de Obra en la Industria, y rector de la
Universidad Pedagógica Nacional (1983-1986). Ha enseñado metodología
estadística en El Colegio de México y economía industrial y problemas
económicos de México en la Escuela de Economía. Ha representado a México
ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y ante el Comité
Cultural de la Organización de Estados Americanos. Ha traducido Economía
industrial de Dexter S. Kimball (1952) y El presupuesto en el control de las
empresas industriales de Walter Rauntenstrauch y Raymond Villers (1953).
BRAVO PRIETO, RAMÓN
Nació en Piedras Negras, Coah., el 21 de octubre de 1925. Cursó dos años de la
carrera de derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Después combinó el estudio de las ciencias de la comunicación con el trabajo
periodístico. Trabajó 20 años en el diario El Universal; empezó como mensajero
y llegó a ser editor de la sección deportiva. La empresa lo envió a perfeccionarse
a Roma. Becado por el gobierno de México, viajó por los países socialistas y
escribió una serie de artículos bajo el título “Europa sin barniz” (1958).

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Destacado deportista, participó como nadador en dos Juegos Centroamericanos,
unos Panamericanos y dos Olímpicos (Londres, 1948; y Helsinki, 1952).
También fue ala izquierda del equipo de futbol americano de la UNAM. En
1960 comenzó a dedicarse al buceo y a la fotografía submarina. Sus trabajos le
dieron fama en Estados Unidos y Europa. Ganó las estrellas de oro Maurizio
Sarra en 1964 y 1966. En 1969 el director italiano Bruno Vailati lo invitó a
colaborar con él como camarógrafo, y durante siete años filmó escenas para las
series La enciclopedia del mar, Los siete mares y Los hombres del mar. De 1969
a 1972, ya por su cuenta, hizo un documental sobre las orcas ​el mayor de los
delfines, también conocido como “ballena asesina”​, siendo el primero en filmar
estos animales en su medio natural, las aguas próximas a las islas de San Benito,
en Baja California. De regreso a México produjo 13 programas de 14 minutos
cada uno para la televisión gubernamental. También ha trabajado para el
comandante francés Jacques-Ives Cousteau, sobre todo en la investigación de los
tiburones inmóviles; la National Geographic Society, la Academia de Ciencias
de Roma, el Instituto de Ciencias del Mar de México y el Instituto de
Investigaciones Oceanográficas de Cuba. Ha obtenido varios premios y
reconocimientos en los festivales de cinematografía submarina. Ha publicado los
libros: Bajo las aguas del Mar Rojo (1962), Buceando en el Polo Norte (1971),
Isla Mujeres (1972), Holbox (1975), Buceando entre las orcas y Buceando entre
tiburones; y las novelas: Tintorera (1975), Carnada, Un tesoro bajo el mar, El
cenote de la muerte (1977) y Cisne negro. Ha realizado las siguientes películas,
algunas de ellas en colaboración con empresas de los países que se indican entre
paréntesis: Chanoc, Deadly Reef, Tintorera (Estados Unidos), El diabólico
triángulo de las Bermudas (Italia), Ciclón (Italia), Tres mujeres en la hoguera,
Cazadores de tiburones (Italia), Bermudas, cueva de tiburones, Beyond the Reef
(Estados Unidos), Zombie II (Italia), Sangre en el Caribe (España), Sunburn,
Against All Odds, Rimo the Destroyer y Ocean of Fire (Estados Unidos) y
Fiebre de amor.
BRAVO REYES, MIGUEL
Nació en la ciudad de México el 28 de noviembre de 1900. Actor y dramaturgo,
en 1931 estrenó su primera obra: Maldita Revolución. Escribió y montó varias
piezas en colaboración con otros autores. Compuso los sainetes El falso líder,
Muñecas modernas, Regalo de boda, La mancornadora, Comunistomía y Aquí
está Pancho Villa, entre muchos otros.
BRAVO UGARTE. JOSÉ
Nació en Morelia, Mich., en 1898; murió en la ciudad de México en 1968.
Admitido en la Compañía de Jesús, entró en el noviciado que tenían los jesuitas
mexicanos en El Llano, cerca de Zamora, el 8 de agosto de 1931. Al cundir la
agitación revolucionaria, los superiores enviaron a los religiosos jóvenes al

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extranjero. Los novicios fueron a continuar su época de prueba en el noviciado
de Los Gatos, no lejos de San Francisco, California. En el otoño se fueron a
España a continuar sus estudios de latín y griego en Gandía (Valencia) y allí, en
la Navidad, hizo sus votos religiosos Bravo Ugarte. Las humanidades y la
retórica las estudió en Veruela (Zaragoza) y en octubre de 1919 empezó los de
filosofía y ciencias en el Colegio de San Ignacio (Sarriá, en las afueras entonces
de Barcelona). Al terminarlos recibió orden de regresar a América. Durante tres
años enseñó el último año de primaria en el Colegio para muchachos que habían
abierto en San Salvador, El Salvador, los jesuitas desterrados de México. Desde
entonces mostró decidida inclinación por el estudio de la historia. En 1925
regresó al Colegio de Sarriá para estudiar teología, que dos años después
continuó en Woodstock College, Facultad Teológica de la Universidad de
Georgetown (Washington). Allí se ordenó sacerdote el 20 de junio de 1928 y al
año siguiente dio su examen doctoral. El curso de 1929-1930 lo pasó en St.
Andrew-Hudson (Pougkeepsie), al norte de Nueva York, para terminar su
formación de jesuita. Regresó a México cuando se había apaciguado el conflicto
religioso y se dedicó a la enseñanza de la historia y del inglés en Guadalajara,
hasta 1935, y en Puebla, hasta 1937. Al comenzar sus actividades el Seminario
Mexicano de Montezuma, le confiaron la cátedra de teología natural y de ética,
pero ya el curso siguiente la dejó para consagrarse a la enseñanza de la historia y
de la Iglesia en México, y a escribir. Entonces publicó su primer estudio
monográfico y preparó su Historia. A mediados de 1939 regresó a Guadalajara a
continuar su obra y a dar clases de historia de México, a las que se limitó ya para
el resto de su vida de profesor. Tres años más tarde se radicó en la capital de la
República y enseñó en el Colegio Bachilleratos, hasta 1948, y en el Centro
Cultural que se convirtió años después en la Universidad Iberoamericana.
Durante estos años dio cima a la obra de su vida, el enjundioso y sintético
estudio en que compendió en cuatro tomos la vida de México hasta 1917. Fue
miembro, desde 1942, de la Academia Mexicana de la Historia; desde 1948, de
la Sociedad de Ciencias Históricas de Monterrey; y desde 1949, de The Academy
of Franciscan History de Washington; y socio correspondiente del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, desde 1951. Su vasta obra
comprende libros: Historia de México. Tomo I. Elementos prehispánicos (1941;
ya con el título de Época precortesiana en la 7a. ed., 1965), Tomo II. La Nueva
España (1941), Tomo III. Primera parte. Independencia. Caracterización
política e Integración social (1944) y Tomo III. Segunda parte. Relaciones
internacionales y territoriales. Sociedad y Cultura (1959); Diócesis y obispos de
la Iglesia Mexicana (1941; 2a. ed., 1965), Compendio de Historia de México
(1946 y 10 ediciones más), Cuestiones históricas guadalupanas (1946; 2a. ed.

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aumentada, 1966), México independiente (Barcelona, 1959), Historia sucinta de
Michoacán (3 tomos, 1962), La educación en México (1965), Luis Felipe Neri
Alfaro. Vida, escritos, fundaciones, favores divinos (1966), Periodistas y
periódicos mexicanos (1966), Temas históricos diversos (1966), La ciencia en
México (1967), Murguía, Obispo y Arzobispo de Michoacán (1967), Efraín
González Luna. Abogado, humanista, político, católico (1967) e Instituciones
políticas de la Nueva España (1967); en folleto: Dictamen sobre las
excomuniones del cura Hidalgo, en colaboración con J. García Gutiérrez y Juan
B. Iguíniz (Toluca, 1953); y multitud de artículos, especialmente en Ábside,
Memorias de la Academia de la Historia, Anales de la provincia del Santo
Evangelio y Temas históricos diversos.
BREA
Sustancia resinosa proveniente de las coníferas, de uso industrial y medicinal. Su
producción ha sido muy variable en el país: en 1968, 5 551 t ($10.578 millones);
en 1969, 17 184 t ($36.738 millones); y en 1970, 6 782 t ($15.943 millones).
BRECEDA, ALFREDO
Nació en Matamoros, Coah., en 1886; murió en la ciudad de México en 1966.
Miembro del Partido Democrático Antirreeleccionista desde 1908, se levantó en
armas en 1910, en Sonora, contra el régimen de Porfirio Díaz. En 1913 firmó el
Plan de Guadalupe y combatió contra Victoriano Huerta. A las órdenes de
Álvaro Obregón, ese mismo año se distinguió en la toma de Culiacán. Fue
comandante militar en Yucatán, secretario particular de Venustiano Carranza,
gobernador de San Luis Potosí y del Distrito Federal (1918) y diputado a la
XVIII Legislatura del Congreso de la Unión. Desempeñó cargos diplomáticos en
Suecia, Noruega, Panamá y República Dominicana. Es autor de: México
revolucionario, México de 1913 a 1917, Don Venustiano Carranza y Prosas
biográficas escritas en 1912.
BREMAUNTZ, ALBERTO
Nació en Morelia, Mich., en 1897; murió en la ciudad de México en 1979.
Siendo diputado federal en 1933, tuvo activa participación en la reforma del
artículo 3° constitucional que implantó la educación socialista. Fue rector de la
Universidad de San Nicolás de Hidalgo (1963). Entre sus obras: La educación
socialista en México (1943), Por una justicia al servicio del pueblo y La batalla
ideológica de México.
BREMER BARRERA, JUAN JOSÉ
Nació en Monterrey, N.L., el 29 de junio de 1907. Abogado (1933) por la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, enseñó
en esa institución teoría general del derecho, introducción al estudio del derecho
y sociología. Fue secretario de la Facultad (1935), oficial mayor de la
Universidad y secretario del Consejo Universitario (1935-1938). Dirigió el

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bufete Bremer-Quintana, del cual era socio en 1986. Presidió la Academia
Filosófica del Derecho y fue vicepresidente de la Sociedad Mexicana de
Filosofía. El 10 de febrero de 1983 cumplió 50 años de ejercer la abogacía. Es
autor de: Teoría crítica, teoría axiológica y teoría integral del derecho, tres
sistemas filosóficos jurídicos, y de un extenso prólogo a la traducción castellana,
hecha por él, de la obra de Rodolfo Stambler titulada Teorías modernas del
derecho y del Estado. Tradujo al español Derecho y moral de Laun. Ha
publicado también los trabajos “Prognosis filosófico-jurídica” y “El panorama
del conocimiento jurídico”, en Revista de Derecho y Jurisprudencia (V-4 y 2a.
época-2).
BREMER MARTINO, JUAN JOSÉ
Nació en la ciudad de México el 22 de marzo de 1944. Licenciado en derecho
por la Universidad Nacional Autónoma de México (1966) y posgraduado en
Alemania, ha sido profesor en el Instituto de Capacitación Política del Partido
Revolucionario Institucional, secretario privado del presidente Luis Echeverría
(1972-1975), subsecretario de la Secretaría de la Presidencia (1975-1976),
director general del Instituto Nacional de Bellas Artes (1976-1982), embajador
de México en Suecia (1982), subsecretario de Cultura en la Secretaría de
Educación Pública (1982-1984) y diputado federal (1985-). Es autor de El
primado del derecho internacional y otros trabajos sobre su especialidad.
BRENNER, ANITA
Nació en Aguascalientes, Ags., en 1905; murió el 30 de noviembre de 1974.
Doctora en antropología por la Universidad de Columbia, se dio a conocer como
corresponsal y crítica de arte en The New York Times, Brooklyn Dayly Eagle,
Holyday, Fortune, The National, Mademoiselle y otros periódicos y revistas. En
1929 publicó en Nueva York la obra Idols Behind Altars y en 1932, en Londres,
Your Mexican Holiday. Sus libros para niños son de excepcional calidad, como
The Timid Ghost, relato sobre mitos mexicanos que le valió el premio del
National Boys Club. A Heroe by Mistake fue ilustrado por Jean Charlot. Tradujo
al inglés gran parte de la obra de Mariano Azuela y Gregorio López y Fuentes.
Dejó una valiosa interpretación de los judíos en México a través de sus cuentos
y del ensayo Mexico, another Promised Land. Desde 1955 dirigió la revista
Mexico this Month, que fue premiada por el Departamento de Turismo en 1965.
Tiene una obra de teatro, El muerto murió, que Margarita Mendoza López
menciona en su catálogo de dramaturgos mexicanos.
BREWER, FORREST
Indigenista y filólogo estadounidense, autor, junto con su esposa Jean, de un
vocabulario náhuatl de Teteltzingo, Mor. (1962).
BRICHO
Cassia bicapsularis L. Arbusto de la familia de las leguminosas y la subfamilia

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de las cesalpinoídeas. Mide de 1.5 a 3 m; es con frecuencia herbáceo y
pubescente; tiene hojas simples, pinadas, estipuladas, con glándulas entre los
foliolos; éstos son de tres a cinco pares (con el ápice redondeado y algunas veces
obtuso), en ocasiones pubescentes, ovalados (de 1.5 a 4 cm de largo). Las flores,
agrupadas en racimos, son de color amarillo pálido, grandes y vistosas; el cáliz,
de cinco sépalos; los cinco pétalos, orbiculares, de prefloración atejada; y los
estambres, con las antenas dehiscentes en el ápice o cerca de él, no presentan
normalmente pelos, papilas o escamas. El fruto es una vaina cilíndrico-
cuadrangular, lisa, de 11 cm de largo y 1 de diámetro, tabicada entre las semillas,
que son transversales. Las hojas parecen tener propiedades como purgante. Esta
especie ha sido descrita en Sonora, Tamaulipas, Yucatán, Chiapas, San Luis
Potosí, Jalisco (bicho o bricho), Oaxaca y Tabasco (alcaparillo y cochimbo).
BRIGGS, ELINOR
Indigenista y lingüista norteamericana. Murió en 1959. Autora de una gramática
del zapoteco de Mitla, Oax. (1961).
BRIMMER, GABY
Nació en la ciudad de México el 12 de septiembre de 1947. Desde su nacimiento
padeció parálisis cerebral; con su único miembro útil, el pie izquierdo, aprendió
a expresar sus ideas en un alfabeto pintado sobre una tabla y colocado en la base
de su silla de ruedas. Con ayuda de una máquina eléctrica pudo escribir. Estudió
primaria, secundaria y preparatoria, y periodismo en la Universidad Nacional
Autónoma de México. Es autora de tres libros que contienen poemas, cartas y
relatos. Gaby Brimmer (1979), apareció en coautoría con Elena Poniatowska.
BRINTON, DANIEL GARRISON
Nació en Thornbury, Pennsylvania, el 13 de mayo de 1837; murió en Filadelfia,
ambas de Estados Unidos, el 31 de julio de 1899. Fue doctor en leyes, médico
cirujano, profesor de arqueología y lingüística en la Universidad de
Pennsylvania, editor de Medical and Surgical Reporter (1867-1887) y autor de:
American Hero-Myths: A Study in the Native Religions of the Western Continent
(1882), The Symbol of the Cross in America (1885), Prehistoric Chronology of
America (1887), Cronicles of the Mayas (1887), Chalchihuitl: A Note on the
Jadeite Discussion (1888), Essays of an Americanist (1890), Chontales and
Popolucas: A Contribution to Mexican Ethnography (1890), Observations on
the Chinantec Language of Mexico and the Mazatec Language and its Affinities
(1892), The Boturini-Aubin-Goupil Collection of Mexicana (1893), Nagualism
(1895), Myths of the New World (1895), Lectures on the Religions of Primitive
People (1895) y Lunear Measures of the Semi-civilized Natives of Mexico and
Central America (1895). Por haber traducido al inglés los antiguos poemas
aztecas que recopiló Sahagún, decía Ángel María Garibay que Briton es
“ciertamente digno de gratitud perpetua”.

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BRIOSO Y CANDIANI, MANUEL
Nació en Oaxaca, Oax., en 1859; murió en la ciudad de México en 1945.
Abogado desde 1883, fue liberal y periodista combativo. Escribió literatura y
textos de geografía, historia, lógica, derecho y pedagogía. Destacan la novela
Siempreviva (1921), las narraciones Desde la tierra del Olimpo y Mi regalo de
año nuevo, y la Antología de poetas oaxaqueños.
BRISEÑO, SEVERIANO
Nació en San José de Canoas, S.L.P., el 21 de febrero de 1901. A muy temprana
edad pasó a Tampico, Tamps., y allí aprendió a cantar y a tocar guitarra. En 1923
compuso los huapangos “El torito requezón” y “El tejoncito”. En 1929 se mudó
a la ciudad de México. Representante genuino del huapango huasteco, es autor,
entre otros, de “El corrido de Monterrey”, “El sinaloense”, “Los tarzanes”, “Ya
lo pagarás con Dios”, “Los maizales”, “Los camperos”, “¡Ay, Sonora!” y “Los
agachados”.
BRISEÑO SIERRA, HUMBERTO
Nació en la ciudad de México en 1919. Licenciado (1943) y doctor (1953) en
derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), doctor
honoris causa por la Universidad de Rosario (Argentina) y profesor honorario
de la Pontificia Bolivariana de Medellín (Colombia), ha enseñado materias de su
especialidad en la UNAM y prestado sus servicios en la Procuraduría Fiscal y el
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, la Suprema Corte de Justicia y
la Cámara Nacional de Comercio. Es autor de: Categorías institucionales del
proceso (1956), Derecho procesal fiscal (1958), Arbitraje en el derecho privado
y su situación internacional (1964), El proceso administrativo en Iberoamérica
(1965), Artículo 16 de la Constitución Mexicana (1968), Derecho procesal
(1970), El amparo mexicano (1972), Los conflictos colectivos del derecho
mexicano (1974), El juicio ordinario civil (1976), El enjuiciamiento penal
mexicano (1978), El arbitraje comercial (1979) y Estudios de derecho procesal
(1980). En 1986 formaba parte del cuerpo docente de la Universidad
Iberoamericana.
BRITO, RODULFO
Nació en México, D.F., el 18 de mayo de 1931. Estudió agricultura en la
Universidad de California, E.U.A., y ha practicado la escultura, el dibujo, la
pintura, la fotografía y el arte de la publicidad. En 1955 grabó su primera
canción, “Lindo sueño”, con música de Miguel Prado. También ha colaborado
con José Sabre Marroquín, Miguel Pous, Miguel Ríos Mena, Roberto Pérez
Vázquez, Rubén Fuentes, Manuel Esperón y Héctor González de la Barrera.
Canciones con letra y música suyas, son “Garibaldi”, “Amparo de amor”, “Lupe
de Guadalajara”, “Hermano chinaco”, “Mañas de olvido”, “El chupe” y “Placita
de Olvera Street”. En 1976 publicó el libro de dibujos Garabritos.

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BRIZUELA, ANASTASIO
Nació y murió en la villa de Colima (1788-1831). En 1811 era subteniente de las
milicias locales y en 1821 teniente coronel, subdelegado y comandante de la 2a
División de las Costas del Mar del Sur. El 16 de junio de ese año se pronunció
por el Plan de Iguala e hizo jurar la Independencia, acto que se repitió en los días
siguientes en los demás pueblos del partido, entonces perteneciente a Jalisco. Al
frente de las fuerzas de Colima y bajo el mando del general Pedro Celestino
Negrete, tomó parte en la persecución del mariscal José de la Cruz, en el asedio
y toma de Durango, y en los convenios de capitulación celebrados en esa plaza
con los jefes realistas. El 20 de junio de 1823, a instancias suyas y apoyado en
esto por Negrete, el Ayuntamiento de la villa acordó segregarse de Jalisco.
Erigida la nueva entidad en territorio de la Federación, según el Acta
Constitutiva del 31 de enero de 1824, conservó el mando militar hasta el 12 de
enero de 1827, en que se retiró del ejército. A su muerte dejó 500 pesos para que
se construyera una pila en la plaza Libertad.
BROCA
(Del latín brocchus: “que tiene los dientes salientes, puntiagudos”; a través del
catalán broca, voz de probable origen céltico.) Stephanoderes coffea, familia
Scolytidae, orden Coleóptera. Insecto pequeño, algo alargado, con las patas
cortas, característico porque la hembra excava galerías en la corteza o en tejidos
de diversas plantas para efectuar la puesta. Estos escarabajos de la madera
forman una importante plaga agrícola, causando graves pérdidas a los cultivos
del café.
BROISIN ABDALÁ, FRANCISCO
Nació en Veracruz, Ver., el 4 de octubre de 1904. Periodista, ha trabajado
principalmente en El Dictamen; sus artículos de crítica de arte los firmaba con el
seudónimo de Concifras. Fue uno de los fundadores, en 1933, del Ateneo
Veracruzano, del que ha sido presidente durante varios periodos desde 1942. Ha
sido, además, miembro e impulsor de las corresponsalías del Seminario
Mexicano de Cultura, el Ateneo Nacional de Ciencias y Artes de México y el
Ateneo Musical Mexicano. Es autor de Leyendas de Veracruz (2a. ed., 1956).
BROUSSARD, RAY F
Nació en Lafayette, Louisiana, E.U.A., en 1949. Profesor de historia en la
Universidad del estado de Misisipi, es autor de: Correspondence of Ignacio
Comonfort with his Daughters (1959), “Las mocedades de Comonfort”, en
Historia Mexicana (1964), e Ignacio Comonfort: his Contributions to the
Mexican Reform, 1855-1857 (Ann Arbor, 1979).
BROWN, BARNUM
Arqueólogo norteamericano que descubrió, junto al río de la Pasión (corriente
guatemalteca que por error se consideró origen del Usumacinta), un pedazo de

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hueso perteneciente tal vez a una especie extinguida de perezoso, con unas
incisiones en forma de V, efectuadas poco después de muerto el animal. Según
Brown, esas incisiones son obra de humanos, lo cual demostraría la existencia
de hombres primitivos en el área maya (como los hubo en el valle de México).
BROWN, LYLE CLARENCE
Nació en Hume, Nueva York, E.U.A., en 1926. Profesor de ciencias políticas en
la Universidad de Baylor, es autor de The Mexican Liberals and their Struggle
Against the Díaz Dictatorship 1900-1906 (1956) y Latin America: a
Bibliografical Compiled (Texas, 1962).
BRU, JOSÉ
Nació en Francia en 1946, de ascendencia catalana. Se nacionalizó mexicano y
radica en Guadalajara. Ingeniero civil, cursó la maestría en letras en la
Universidad tapatía. Es autor de Escritores catalanes en la literatura
contemporánea y ha publicado trabajos en las revistas Incluso y Éxodo. Su obra
más conocida es Homo ludens, una serie de cuentos breves.
BRUCELOSIS
También llamada fiebre de Malta , melitococcia, fiebre del Mediterráneo, fiebre
ondulante y, en veterinaria, enfermedad de Bang. Padecimiento infeccioso con
tendencia a la cronicidad, cuyo comienzo puede ser insidioso o agudo. Su
duración oscila entre unos días y varios años. Muestra una importante
propensión a las recaídas. Es febril en casi todos los casos, con curva térmica
irregular de múltiples tipos. Además de lo anterior, el cuadro clínico se
caracteriza por escalofríos, sudoraciones profusas, artralgias, cefalea, anemia,
aumento de volumen de los ganglios linfáticos en un 50% de los casos,
esplenomegalia en la tercera parte de los pacientes, adelgazamiento, astenia y
adinamia (los dos últimos síntomas inactivan al enfermo por un tiempo más o
menos largo y le ocasionan un trauma psíquico, originado en el sentimiento de
inutilidad). El pronóstico de la enfermedad, aun dejada a su natural evolución, es
bueno en lo que se refiere a la vida, pero no en cuanto a la evolución prolongada
y a los fenómenos psíquicos arriba descritos. La enfermedad es producida por
las distintas especies del género Brucella, que son un grupo de cocobacilos
gramnegativos aerobios. Los animales domésticos son el principal reservorio del
germen: la Brucella melitensis tiene por hospedero a la cabra y a la oveja, la
Brucella abortus a los bovinos, y la Brucella suis al cerdo. En México, la
Brucella melitensis es la causante de más del 80% de los casos en humanos. Los
mecanismos más comunes por los que se adquiere son: 1) la vía oral, por
ingestión de leche cruda o de productos elaborados con ella, así como carne mal
cocida; 2) por contacto con tejidos o excreciones de animales infectados, lo que
ocurre a través de los tegumentos; 3) por inhalación; y 4) por inoculación, ya sea
por mala esterilización del instrumental o porque el donador de sangre esté

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infectado. Raras veces se transmite de hombre a hombre. Constituye un riesgo
profesional en personas que trabajan con animales domésticos. El periodo de
incubación varía entre cinco y 30 días; el de transmisibilidad es hasta de 30. La
susceptibilidad a la infección se presenta en un 70% de la población, pero
aumenta en individuos mal nutridos, particularmente en los niños. Los gérmenes
penetran los tejidos y afectan principalmente a los órganos del sistema retículo-
endotelial. Producen lesiones de tipo granulomatoso, miliares, similares a las de
la tuberculosis y la sarcoidosis. La endotoxina de la bacteria y la
hipersensibilidad juegan un importante papel en la patogenia. En el diagnóstico
son de utilidad algunas pruebas de laboratorio como la biometría hemática, la de
fijación de superficie de Ruiz Castañeda, la intradermorreacción de Burnet, las
reacciones de aglutinación específicas y el hemocultivo. El tratamiento se
establece con antimicrobianos (eritromicina, tetraciclina y estreptomicina),
reposo, psicoterapia en los casos de depresión e inestabilidad, y
desensibilización en los casos crónicos.
Se cree que las primeras cabras infectadas con Brucella fueron introducidas
por los conquistadores; pero hasta 1905 no se detectó el primer caso en México.
La incidencia fue incrementándose hasta 1960. Se piensa que la pasteurización
de la leche ha contribuido al descenso del padecimiento. En 1972 se reportaron
762 casos de brucelosis; y en 1984, 3 260. La tasa de morbilidad aumentó de 1.5
en 1974 a 4.2 por 100 mil habitantes en 1984. La brucelosis es más frecuente en
los estados de Guanajuato, Querétaro, Nuevo León, Coahuila, Durango y
Chihuahua. Las zonas del Bajío y de la Comarca Lagunera son consideradas
endémicas. Destacan los estudios sobre brucelosis del doctor Ruiz Castañeda,
médico mexicano que ha hecho aportaciones como la prueba de fijación de
superficie, la reacción en gota rápida y el medio doble para cultivo de Brucella.
BRUJA
Persona que dice poseer poderes para realizar actos sobrenaturales. Ha existido
en todas las culturas desde tiempos prehistóricos. Cuando utiliza la técnica del
éxtasis para entrar en contacto con planos o seres metafísicos, suele llamársele
chamán. El término bruja se aplicó en la Edad Media europea a los miembros de
sociedades secretas que se reunían en aquelarres o fiestas relacionadas con la
fertilidad (bacanales, en la antigüedad romana). La Iglesia Católica atribuyó a
las brujas ser causantes de múltiples calamidades y las persiguió por medio de la
Santa Inquisición. La cacería de brujas comenzó en 1484, con la bula Summis
desiderantis de Inocencio VIII, y terminó a fines del siglo XVIII.
2. Arrancado, pobre; “estar bruja” significa estar sin dinero; brujez es
condición de bruja.
3. Planta turnerácea (Turnera pulmilia) y también otra crasulácea
(Bryophyllum pinantum).

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BRUJERÍA
V. MAGIA.
BRUN, JOSEFINA
Nació en la ciudad de México el 22 de agosto de 1944. Hizo la carrera de arte
dramático en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha dirigido las
revistas La Cabra y Escénica. Es autora del libro 50 años de teatro universitario
(1936-1986).
BUBIA
Orden Pelecaniformes, familia Sulidae. Aves marinas de mediano tamaño (80
cm), de pico largo y recto, alas y cola largas y agudas, y patas cuyos cuatro
dedos están unidos por membranas interdigitales, a veces de colores brillantes.
Buenas voladoras y nadadoras, se alimentan de peces que atrapan dejándose caer
en el agua en picada. Son muy torpes en tierra; de ahí que en inglés se llamen
boobies (bobos). Varias especies pueden encontrarse en las islas cerca de las
costas mexicanas.
Bubia cariazul.Sula dactylatra. Presenta el plumaje blanco, el borde de las
alas negro, el pico amarillo y la cara y la cola negras. Puede bucear más que
otras bubias en busca de peces. Se encuentra en islas del Golfo y el Pacífico.
Bubia o bobo de patas azules.Sula nebouxii. Presenta el dorso
principalmente pardo, las partes inferiores blancas, la cabeza blanca con rayas
cafés, y las patas de color azul brillante. Abunda en las islas del Pacífico y el
golfo de California.
Bubia de vientre blanco o bobo café.Sula leucogaster. Presenta la cabeza y
las partes superiores pardas, el vientre blanco y las patas amarillentas. El macho
tiene la cabeza grisácea. Es común en el Pacífico.
Bubia de patas rojas.Sula sula. Puede ser blanca o café, pero las patas son
rojo brillante. Se reproduce en las islas del Pacífico.
BUCARELI Y URZÚA, ANTONIO MARÍA DE
Nació en Sevilla, España, en 1717; murió en la ciudad de México en 1779.
Cuadragésimo sexto virrey de Nueva España, gobernó de 1771 hasta su muerte.
Libró al país de las numerosas cuadrillas de bandidos y pacificó a varias tribus
indias; fundó instituciones benéficas y embelleció la capital; fomentó el desagüe
del valle de México; ordenó la reparación del fuerte de San Diego en Acapulco;
y, bajo su gobierno, se fundó el puerto de San Francisco, California. Hábil
administrador, mejoró la hacienda pública, el comercio y el sistema monetario.
Proyectó en 1778 el paseo (hoy calle) que lleva su nombre.
BUCHANAN, WALTER C
Nació en la ciudad de México el 29 de abril de 1906; murió en San Luis de la
Paz, Gto., el 21 de septiembre de 1977. Siendo estudiante del Instituto
Politécnico Nacional (IPN), organizó una caminata de México a Guatemala, en

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la que participó Adolfo López Mateos. Graduado en la Escuela de Ingenieros
Mecánicos y Electricistas, cursó también electrónica en la Universidad de Ohio.
De regreso al país, impartió materias de su especialidad en la Escuela Superior
de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) del IPN, la Universidad Nacional
Autónoma de México y la Escuela Militar de Transmisiones. Con Manuel
Cerrillo creó la carrera de ingeniería en comunicaciones y electrónica. Durante
la Segunda Guerra Mundial, dirigió en ambos litorales los sistemas de radar y de
ultra alta frecuencia (1939-1945). Colaboró en la instalación de las
radiodifusoras XEB y XEX. En ésta diseñó una antena de seis torres
direccionales para que la señal cubriera toda América. Fue obra suya el Plan
Buchanan, que repartió equitativamente las frecuencias de radio entre todos los
países. Fue subsecretario (1952-1958) y secretario (1958-1964) de
Comunicaciones y Transportes. En esos 12 años implantó el sistema télex para
el servicio público; creó la Escuela de Telecomunicaciones; extendió la red de
microondas a casi todo el territorio nacional; estableció la primera estación
cultural de televisión en América Latina: XHIPN-Canal 11 (1959); creó la
Dirección General de Telégrafos Nacionales (26 de marzo de 1960); comunicó a
México por télex con Estados Unidos, Canadá, Roma y Tokio; fundó Caminos y
Puentes Federales de Ingresos; adquirió y reorganizó para el gobierno la
empresa Aeronaves de México, y promovió la Comisión Nacional del Espacio
Exterior (10 de agosto de 1961). Se jubiló en 1965 y se dedicó a la fotografía y
la astronomía, cuyos trabajos recopiló en una relación del eclipse solar de 1970
en Miahuatlán, Oax. La estación terrestre radiotrasmisora de Tulancingo, Hgo.,
lleva el nombre de Walter C. Buchanan a partir de junio de 1981.
BUELNA, EUSTAQUIO
Nació en Mocorito y murió en Culiacán, ambas de Sinaloa (1830-1907). Militó
en las filas liberales y, como guerrillero, con Plácido Vega; también combatió
contra la Intervención Francesa. Fue ministro de la Suprema Corte de Justicia y
gobernador de su estado natal. Sus obras de más aliento son Peregrinación de
los aztecas y Nombres geográficos indígenas de Sinaloa (1887), basadas en
parte en el Arte de la lengua cahíta, cuyo autor es un jesuita anónimo de fines
del siglo XVI. Hizo reimprimir este libro y promovió la publicación de Luces
del otomí, gramática de otro jesuita anónimo.
BUELNA, RAFAEL
Nació en Mocorito, Sin., el 23 de mayo de 1890; murió en la batalla de Morelia,
Mich., el 23 de enero de 1924. Siendo muy joven aún, ingresó en las fuerzas
revolucionarias y combatió contra Victoriano Huerta. Fue uno de los oficiales de
Francisco Villa, al que siguió hasta el desastre de Sonora. Se exilió en Estados
Unidos y regresó al país en 1919. En 1923 se unió a la rebelión delahuertista,
con el grado de general, bajo las órdenes de Enrique Estrada. En Teocuitatlán de

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Corona derrotó a una columna mandada por Lázaro Cárdenas, a quien tomó
prisionero. Días más tarde, cuando sus tropas habían tomado ya la ciudad de
Morelia, Buelna recibió una herida que le causó la muerte.
BUEN, RAFAEL DE
Nació en 1891; murió en 1966. Biólogo español, trabajó y enseñó en su país y
posteriormente en América Central. Fue en 1944 asesor de la Secretaría de
Marina; y en 1962, director científico de la Facultad de Altos Estudios Melchor
Ocampo de la Universidad de Michoacán. Escribió varios libros, entre ellos
Nutrición humana y los problemas que plantea (Costa Rica, 1943) y Biología
(1944).
BUEN LÓPEZ DE HEREDIA, SADI DE
Nació en San Sebastián, España, el 27 de agosto de 1921. Médico cirujano
(1947) por la Universidad Nacional Autónoma de México, hizo estudios de
posgrado en la Universidad de Washington, el Instituto de Patología de las
Fuerzas Armadas (Washington) y el Hospital General de México. Ha sido
profesor universitario en México y en el extranjero. Es coautor de: Pathology of
Protozoal and Helminthic Diseases (1971), Texto de patología (1971) y
Anatomía patológica de los traumatismos oculares (1971). Ha publicado
artículos en revistas nacionales e internacionales sobre patología ocular.
BUENDÍA, J. M
V. OBREGÓN CHAROT, JOSÉ MARÍA.
BUENDÍA TELLEZGIRÓN, MANUEL
Nació en Zitácuaro, Mich., el 24 de mayo de 1926; fue asesinado en la ciudad de
México el 30 de mayo de 1984. Estudió en la Escuela Libre de Derecho. Fue
periodista, profesor universitario y funcionario público. Tuvo a su cargo las
columnas “Para control de usted” y “Concierto político”, en El Día; “Sol y
sombra”, en El Sol de México (1977); y “Red privada”, en El Sol de México, El
Universal y Excélsior, reproducida en 30 periódicos del interior del país. En
1981 se editó una recopilación de sus textos. La ultraderecha en México (1984)
y La CIA en México (1984) son selecciones póstumas de sus artículos. En 1977
recibió el Premio Nacional de Periodismo.
BUENO, MIGUEL
Nació en la ciudad de México en 1923. Maestro y doctor en filosofía por la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha dedicado su mayor
atención profesional a la filosofía, tanto en la docencia como en trabajos de
investigación. Es investigador titular de tiempo completo en el Instituto de
Investigaciones Filosóficas (desde 1955) y profesor de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM (desde 1944). Ha impartido diversas cátedras y seminarios
de lógica, epistemología, ética, estética y axiología. Ha publicado los siguientes
libros: La filosofía de la cultura (1956), Las grandes direcciones de la filosofía

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(1957), Natorp y la idea estética (1957), Principios de filosofía (1957),
Principios de antropología (1958), Humanismo y universidad (1958), Principio
de lógica (1959), Conferencias (1960), Principios de epistemología (1961),
Estudios sobre la Universidad (1962), Ensayos liminares (1963), Prolegómenos
filosóficos (1964), Principios de ética (1965), Introducción a la antropología
formal (1965), Principios de estética (1965), La esencia del valor (1966) y
Teoría formal de la música (1966); unos 70 ensayos en revistas especializadas y
culturales, colaboraciones en diversas series editoriales e incontables artículos
periodísticos, incluyendo los que en calidad de editorialista de planta redacta
para El Universal. Ha escrito también parta Excélsior, Novedades, El Nacional,
La Prensa y Esto. Entre sus escritos más recientes destacan su columna terciada
“Paralipómenos” y sus notas sobre música bajo el seudónimo Hans Sachs. Ha
participado en diversos congresos de su especialidad, tanto nacionales como
internacionales. Sus trabajos de investigación filosófica están orientados hacia
una gran diversidad temática, en primer término las disciplinas clásicas, que
supone haber reelaborado en la serie Principios. La problemática antropológica
le interesa desde el punto de vista metodológico, sincrético y formal; en la
estética ha abierto nuevos cauces en el tratamiento de las categorías estético-
técnicas. También supone haber encauzado a la axiología por un horizonte
totalizador, a cuyo efecto identifica filosofía y axiología en la acepción creativa
de ambas disciplinas. Particularmente le interesa la investigación sobre la
investigación filosófica, tema casi inédito, a cuya materia ha dedicado la obra La
filosofía y la investigación filosófica, parte de la cual ha sido dada a conocer en
el anuario Dianoia del Instituto de Investigaciones Filosóficas. El hilo conductor
de sus trabajos más recientes apunta a la tesis de que la filosofía es una
disciplina en proceso de liquidación, de acuerdo con la idea tradicional que la
estima como vía de acceso al concepto universal del mundo y de la vida; a
cambio de ello propone una nueva ciencia bifronte que en el aspecto material es
axiología y en el formal, metodología. Aunque hace unos 20 años se vinculó al
grupo neokantiano de la Facultad de Filosofía y Letras, considera que ésta fue
una toma de postura formalista para desarrollar sus investigaciones en forma
personal. Hasta mediados de 1986 colaboraba en las revistas de la UNAM y en
los principales diarios capitalinos; en octubre de ese año lo hacía
esporádicamente en Excélsior.

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Miguel Bueno, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
Autónoma de México.
AEM
BUFA
(Del italiano buffa, por analogía con la capucha de las cofradías.) Voz que en
México se aplica a los crestones de roca volcánica ácida (esencialmente riolita)
que han quedado al descubierto por acción de la erosión en la cumbre de las
elevaciones. El cerro de la Bufa, en Zacatecas, es una elevación de 2 659 m de
altura sobre el nivel del mar, que domina la ciudad y tiene en su cumbre una
capilla-santuario; fue escenario de luchas entre las tropas del gobierno de Juárez,
mandadas por el general Sóstenes Rocha, que resultó vencedor, y los partidarios
del Plan de la Noria (2 de marzo de 1872); la eminencia se alza sobre un cordón
de aproximadamente 1 km de largo. La Bufa Grande, al sureste de la ciudad de
Guanajuato, es notable por su masa de pórfido; descansa sobre formaciones
sedimentarias y tiene acantilados hasta de 50 m. Otras eminencias del estado, del
mismo tipo, son Cimatario, las Peñas Comadres y la de Yerbabuena (2 385 m
sobre el nivel del mar). La sierra de las Bufas, en Jalisco y Michoacán, es una
cadena volcánica cubierta de lava, que prolonga al sureste la sierra del Tigre; allí
nace el río de la Pasión, que desagua en el lago de Chapala. En el municipio de
San Sebastián del Oeste, en Jalisco, sobresale el cerro de la Bufa, al pie de cuyo
crestón se encuentra la capilla del Real Alto.
BUFADERO
Gruta situada a la orilla del mar, con un orificio o grieta en el techo, que al
llenarse de agua por la acción de las olas, expulsa un chorro cuyo sonido se
asemeja al bufido de la ballena. Hay muchos accidentes de este tipo en el litoral

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del Pacífico. Son espectaculares los de Santa Cruz, en Huatulco, Oax.; Ventanas,
en Manzanillo, Col.; y la Negrita, en Chamela, Jal.
BÚFALO
V. BISONTE.
BUFEO
V. ORCA.
BUGAMBILIA
Enredadera ornamental originaria del Brasil, así llamada en honor de Luis
Antonio, barón de Bougainville (1729-1811), explorador francés combatiente en
la guerra de independencia norteamericana (Bougain viene del nombre de
persona germánico Buggo o Bucco, hipocorístico de Burcardo, protector audaz,
y ville, villa). La Bougainvillea Comm. es nictaginácea. Sus hojas son alternas,
ovaladas, provistas de un pequeño peciolo. La característica principal del género
son las flores, reunidas de tres en tres sobre un pedúnculo común, cada una de
las cuales se halla acompañada de una bráctea que tiene la forma, el tamaño y la
nervadura de una hoja ordinaria, petaloide, de color rosado, rojo sangre,
violáceo, ciclamen, amarillento o blanco. La flor propiamente dicha, constituida
por un perigonio tubular y estrecho que termina en un breve limbo, es poco
vistosa: no son las abejas, sino los colibríes, quienes al libarlas aseguran la
fecundación cruzada. Sólo el largo pico y la lengua de estos pajarillos puede
alcanzar el líquido azucarado que se acumula en el fondo de las flores y que es
inaccesible a las abejas. Cuernavaca ha sido llamada “la ciudad de las
bugambilias” por la abundancia que hay en ella de estas enredaderas de colores
intensos. En medicina popular, un cocimiento de brácteas y flores se emplea
contra la tos. Las principales especies son Bougainvillea glabra Choisy, de hojas
lisas y púas de 1 cm de largo, y B. spectabilis Willd., de hojas pubescentes y
púas un poco más grandes; además se conocen numerosas variedades hortícolas,
producto de cruza y selección, según lo indican los diversos colores obtenidos en
las brácteas. Son variantes del término: bugambilla, buganvilia, bugavilea y
bombilla.
BÚHO
Orden Strigiformes, familia Strigidae. Ave rapaz nocturna que se caracteriza por
tener los ojos muy grandes, dirigidos hacia adelante dentro de unos discos
faciales. Sus patas son muy fuertes, con garras muy agudas. Se alimenta de
roedores, aves, reptiles e insectos.
Búho real o grande.Bubo virginianus. En México, es el mayor de las
especies. Tiene color café vermiculado, de más oscuro a claro; los ojos grandes
y amarillos, y la cabeza con dos cuernecillos formados por plumas eréctiles.
Búho cuerniblanco.Lophostrix cristata. Presenta color café oscuro en la
cabeza y café canela con beige en el resto del cuerpo, densamente vermiculado y

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moteado. Las superciliares y las orejas están formadas con plumas largas de
color blanco con apariencia de cuernos. Aunque muy raro, se distribuye en los
bosques tropicales del sureste de México.
Búho cornudo.Rhinoptynx clamator. Es de color rojizo, rayado de oscuro,
con la cara y la garganta blancas bordeadas de negro, las partes inferiores
blancas o café claras con rayas oscuras, y los cuernos muy prominentes. Habita
en las selvas de Veracruz y Chiapas. También se le conoce como tecolote gritón.
BUIL, JOSÉ
Nació en Celaya, Gto., el 19 de marzo de 1953. Estudió periodismo y
comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México y cine en el
Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado poemas y cuentos en
revistas y suplementos literarios. En publicación colectiva escribió Doce modos
(1975). Formó parte de la redacción de Tintero (1978). Ha sido crítico de
televisión en el semanario Punto y reseñista de libros en Nexos y La Semana de
Bellas Artes. Produjo la película ¡Adiós, adiós, ídolo mío!; y con José Agustín y
Gerardo Pardo, publicó Ahí viene la plaga (1984).

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BUITRÓN, JUAN B - BYERS, DOUGLAS
BUITRÓN, JUAN B
Nació en Santa Clara del Cobre, Mich., en 1884; murió el 8 de marzo de 1954.
Estudió en el Seminario Tridentino de Morelia y ordenado sacerdote en 1908.
Fue vicerrector de aquella institución (1923), canónigo de la catedral (1925),
secretario de la mitra (hasta 1940) y provicario general de la arquidiócesis.
Presentado para obispo, no aceptó el cargo. Escribió: Apuntes para servir a la
historia del arzobispado de Morelia (1948) y varios panegíricos, sermones y
oraciones fúnebres; y compuso piezas para piano, desafortunadamente perdidas.
BULE
(Voz cahita, según Buelna; maya, según Becerra: buleb, jarro.) Fruto no
comestible, cuyo epicarpo sirve para hacer vasijas. Procede de Lagenaria
leucantha, de la familia de las cucurbitáceas. También se usan como recipiente,
el jícaro, de Cresentia cujete; el tecomate, de Cucurbitia lagenaria; y el acocote,
de Lagenaria vulgaris. Estos utensilios reciben los nombres de jícara, guaje,
güira, guija, balsa, leek, bush, tol, xicalpextle, cuajicatl y atecomate, según las
distintas regiones del país. Son objetos de los que se ha servido el hombre
durante milenios. Fray Bernardino de Sahagún describe la gran variedad de
jícaras ​pulidas, bruñidas, pintadas, rayadas, raspadas; redondas, largas,
puntiagudas; para beber, comer, lavarse o colar​ que eran objeto de comercio en
el mercado de Tlatelolco. Y Francisco Javier Clavijero señala que los vasos de
los antiguos mexicanos “eran de ciertas frutas semejantes a los calabazos, que
nacen en los países cálidos, en árboles de mediano tamaño”. Los grandes y
redondos se llamaban xicalli; y los pequeños y cilíndricos, tecomatl, ambos de
corteza dura, leñosa, de color verde oscuro. La jícara, el tecomate y el bule
presentan cualidades de ligereza, impermeabilidad y termicidad que las vuelve
indispensables en el menaje de la familia campesina. De acuerdo con los usos a
que están destinados, se les acondiciona y decora de múltiples formas. El
proceso de preparación no ha variado sustancialmente desde la época
prehispánica. Una vez que se vacían las semillas, se aplican al calabazo
sustancias mordentes, desde ácidos hasta cenizas y tierras. En algunas especies
carnosas se conserva, como aislante, la pulpa adherida a la corteza. Las técnicas
de decoración son múltiples: en el estado de Tabasco, se amarran cuerdas a la
fruta tierna, todavía en el árbol, para obtener formas singulares, procedimiento
que se llama de “jícaras ligadas”. También se ahúman las piezas en que se toma
el chocolate y el pozol. En Olinalá y Acapetlahuaya, Gro., y en Uruapan y
Pátzcuaro, Mich., se utiliza la laca en el acabado, conforme a los métodos de
rayado, dorado, oro incrustado y embutido, respectivamente. En Durango y

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Jalisco se cubren interiormente con una emulsión a base de aceite de chía y
almagre o gredas naturales. Entre los huicholes de Jalisco y Nayarit, se adornan
con semillas, copos de algodón, figuras de cera de Campeche o aplicaciones de
chaquira. En Chiquilistlán, Jal., se hace un esgrafiado sencillo en la parte
exterior, generalmente con nombres, fechas y dibujos. En Pinotepa de Don Luis,
Oax., se usa también el esgrafiado. Y en Colima se barniza la superficie exterior
o se recubre con pinturas de aceite.
Los bules y las jícaras se utilizan también para manufacturar instrumentos
musicales y otros objetos. Los tepehuanes de Durango acompañan la ceremonia
que llaman mitote, con el sonido del “arco musical”, cuya única cuerda colocan
sobre un bule chato de gran tamaño, para que sirva de caja de resonancia. En
Chiapas y en Guatemala se hacen marimbas cuyas cajas de resonancia están
hechas de tecomates. Los yaquis y los mayos de Sonora tocan el tambor de agua,
o sea, media jícara invertida parcialmente sumergida en agua, que se convierte
así en un instrumento de percusión. En Chilacachapa, Gro., se hicieron con
bules, hasta hace poco tiempo, especies de pífanos y trompetas. El güiro sigue
siendo parte de todo conjunto de música tropical, igual que las sonajas y las
maracas. Éstas ya aparecen en las pinturas murales de Bonampak. En
Temalacatzingo, Gro., bules y jícaras se aprovechan para hacer juguetes. Y en
muchos otros sitios, con el epicarpo de esos frutos se manufacturan coladores y
pichanchas, cucharas y cucharones, cantimploras y botellones, máscaras, platos
y platones, alcancías, sombreros, tortilleros, recipientes para semillas de siembra
y objetos de carácter ceremonial. En Michoacán, el bule decorado constituía una
insignia real, que los dignatarios llevaban en la espalda. El bule tiene, además,
una significación mágica. De acuerdo con Lumholtz, su figura, más o menos
estilizada, se reproduce en los tejidos de los tarahumaras y de los huicholes, para
invocar el agua. En la imaginería religiosa, el bule es uno de los atributos de San
Isidro Labrador, el Niño Dios, el Santo Niño de Atocha, San José y San
Cristóbal. Un guaje largo, perforado por ambos extremos como pipeta de
laboratorio, sirve para sacar por succión el aguamiel del maguey (v.
ACOCOTE).
BULE, LUIS
Cacique yaqui que durante muchos años luchó por la independencia de su tribu.
Se rindió en 1908 y se le radicó con varias familias en el pueblo de Vícam, Son.
Incorporado a las tropas auxiliares del estado, alcanzó el grado de mayor. En
1913 se adhirió al constitucionalismo. Murió en la batalla de Santa Rosa (13 de
mayo de 1914) combatiendo a las fuerzas federales.
BULLANGUERO o CARRICOCHE
Campylorhynchus zonatus, de la familia Troglodytidae, orden Paseriformes.
Pájaro de 19 cm. Presenta el plumaje color canela y rayado, la corona con

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manchitas blancas, el cuello bandeado de negro y blanco, las partes inferiores
blancas y color canela en la zona posterior, el pecho con pintas negras
redondeadas, el iris café rojizo, el pico café por arriba y amarillento por abajo, y
las patas amarillentas. Se alimenta de insectos y pequeños frutos silvestres. Su
nombre se debe a que es muy escandaloso, especialmente cuando se le molesta.
Muy sociable, duerme en un nido comunal. Se distribuye desde el norte de
Veracruz hasta Colombia y Ecuador.
BULLOCK, WILLIAM
Viajero y naturalista inglés, visitó México en 1923. Arribó primero a Campeche
y después desembarcó en Veracruz. Escribió un libro de observaciones titulado
Six Months, Residence and Travels in Mexico (Londres, 1824). En este trabajo
presenta una reproducción del mapa que el emperador Moctezuma Xocoyotzin
mandó hacer para Cortés. Reunió, además, algunas antigüedades y se le permitió
que llevara a Londres, en calidad de préstamo, la Tira de la peregrinación de los
aztecas (Códice Boturini), cuya reproducción publicó Lord Kingsborough en el
primer tomo de Antiquities of Mexico (1831). Varios años después, Lucas
Alamán logró la devolución al país de ese documento. Bullock nunca regresó a
México.
BULNES, FRANCISCO
Nació y murió en la ciudad de México (4 de octubre de 1847 - 22 de septiembre
de 1924). Ingeniero por la Escuela de Minería, abandonó su profesión para
dedicarse al periodismo, la cátedra y la política. Positivista y escéptico, fue uno
de los fundadores de la Escuela Nacional Preparatoria. Perteneció al grupo de
los Güinduris, jóvenes de la alta sociedad capitalina. Defendió al presidente
Lerdo de Tejada con la pluma y con las armas. Combatió en la batalla de Tecoac
como ayudante del general Ignacio L. Alatorre. Después de la derrota, se ocultó
y más tarde solicitó una plaza de maquinista en el ferrocarril de Veracruz. Se
hizo presente al ministro Matías Romero, y éste lo nombró jefe de Hacienda en
Cuernavaca. Fue senador y diputado varias veces, y un brillante polemista. Entre
la obra que publicó destacan: El porvenir de las naciones latino-americanas
(1899), Las grandes mentiras de nuestra historia (1904), El verdadero Juárez
(1904), Juárez y las revoluciones de Ayutla y de Reforma (1905), La guerra de
Independencia. Hidalgo-Iturbide (1910), La nación y el ejército en las guerras
extranjeras, Juárez y la verdad sobre la Intervención y el Imperio, The Whole
Truth about Mexico y El verdadero Díaz (1920). Una selección póstuma de sus
artículos periodísticos apareció en 1927 bajo el título Los grandes problemas de
México. Sus obras fueron muy a menudo combatidas, incluso por sus
correligionarios liberales; pero se distinguió por su valor civil y su apego a lo
que él consideraba la verdad. Atacó con rudeza a la Revolución de 1910.
BULNES, ROSALINDA

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Nació en Monterrey, N.L., en 1938. Estudió en la Escuela de Artes Visuales de
la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y escultura en el Instituto
Allende de San Miguel de Allende, Gto. Ha expuesto en el Centro Cultural
Mexicano de San Antonio, Texas (1983), y en Monterrey, de 1984 a 1986, en la
Galería Rojo, el Centro de Arte Vitro, el octavo Resumen de la Plástica
Nuevoleonesa y el Salón de Invierno de la Facultad de Artes visuales de la
UANL.
BUÑUEL, LUIS
Nació en Calanda, Aragón, España, el 22 de febrero de 1900; murió en la ciudad
de Mexico el 29 de julio de 1983. En 1917 pasó a vivir a la Residencia de
Estudiantes de Madrid. En 1924 organizó algunas exhibiciones
cinematográficas; en 1925, bajo la influencia de Federico García Lorca, se
interesó en el teatro de marionetas; después actuó en el Tenorio de Zorrilla y
dirigió en Amsterdam el estreno mundial de El retablo de Maese Pedro de
Manuel de Falla. Abandonó los estudios de agrónomo y de ingeniero industrial y
al fin se recibió de maestro en filosofía. De 1925 a 1932 vivió en París: fue
ayudante del director de cine Jean Epstein y se identificó con el surrealismo de
André Breton. Junto con Dalí, introdujo esta corriente en España. Dirigió las
películas Un chien andalou (Un perro andaluz, 1928), L​age d​or (La edad de
oro, 1930) y Las hurdes (1932), las tres de corte surrealista. Trabajó en Europa
para la Paramount y la Warner, como supervisor de doblaje, y formó la
compañía Filmofono, que produjo cuatro películas: Don Quintín el amargao
(1935), La hija de Juan Simón (1935), ¿Quién me quiere a mí? (1935) y
Centinela alerta (1936). En ocasión de la Guerra Civil Española montó el
documental Madrid 1936, conocido también como España leal en armas. De
1941 a 1946 prestó sus servicios en varias instituciones y empresas
norteamericanas. Radicado en México, dirigió: Gran casino (1946), El gran
calavera (1949), Los olvidados (1950), Susana. Carne y demonio (1950), La
hija del engaño (1951), Una mujer sin amor (1951), Subida al cielo (1951), El
bruto (1952), Robinson Crusoe (1952), Él (1952), Abismos de pasión (1953), La
ilusión viaja en tranvía (1953), El río y la muerte (1954), Ensayo de un crimen
(1955), La muerte en este jardín (1956), Nazarín (1958), Los ambiciosos (1959),
La joven (1960), Viridiana (1961) y El ángel exterminador. En 1955, en Francia,
había dirigido Cela s​appelle l​aurore. Sus últimas películas fueron La Vía
Láctea, El discreto encanto de la burguesía y Ese oscuro objeto del deseo
(1977). En 1929 escribió el poema Olor de santidad, y en 1982 Mi último
suspiro, esbozo biográfico redactado con ayuda del guionista Jean-Claude
Carriére.
BURA
V. VENADO BURA.

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BURA o COLA PRIETA
Odocoileus hemionus, familia Cervidae, orden Artiodactyla. Venado muy
parecido al ciervo europeo; mide 1.75 m de largo por 1.20 a 1.50 de alto, con un
peso medio de 80 kg. El color de su piel es gris plomizo, más claro en su parte
inferior, y con tendencia a la homocromía, pues se adapta al color del medio
ambiente según las estaciones y el paisaje geográfico. Se distingue por tener
orejas grandes, cuernos largos ramificados en forma dicotómica, y cola corta con
la punta negra. Vive de 10 a 20 años y se reproduce desde los tres años; los
pequeños nacen de mayo a junio y tienen un color amarillento con hileras de
manchitas blancas. Adaptable a la sequía, habita zonas boscosas y semiáridas.
Se aprovecha la carne, la piel, el pelo y los cuernos. Se le encuentra
principalmente en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, San Luis
Potosí y Zacatecas.
BURGOA, FRANCISCO DE
Nació en la ciudad de Oaxaca en 1600; murió en Zaachila (Oaxaca) en 1681.
Fue hijo de padres descendientes de los primeros conquistadores de Oaxaca.
Dominico, profesó en 1620 y fue ungido sacerdote en 1625, dedicándose a la
enseñanza de la teología. Electo provincial de su Orden en 1649, visitó casi toda
Oaxaca, inquiriendo noticias de las antigüedades de los zapotecas y mixtecas,
cuyos idiomas dominaba a la perfección. Como procurador ante el Papa, recorrió
gran parte de Europa y regresó con el carácter de vicario general. Dejó escritas
varias obras, entre las que sobresalen: Palestra historial de virtudes y ejemplares
apostólicos, fundada del celo del insigne héroe de la Sagrada Orden de
Predicadores de este Nuevo Mundo de la América en las Indias Occidentales
(1670), nuevamente publicada con el título de Palestra historial (1934); y
Geográphica descripción de la parte septentrional del Polo Ártico de la
América y Nueva Iglesia de las Indias Occidentales y sitio astronómico de esta
provincia de Predicadores de Antequera Valle de Oaxaca (1674), reeditada con
el título simplificado de Geográfica descripción (2 vols., 1934). Aun cuando
escribió a mediados del siglo XVII, el autor dispuso de códices, versiones orales
y datos precortesianos y del siglo XVI. Se le considera por ello, si no como la
única, sí como una de las más importantes fuentes históricas para reconstruir el
pasado zapoteca y mixteca, y la conquista de Oaxaca. Además de numerosos
documentos, Burgoa se valió de informantes indígenas, entre otros un tal De
Silva: “venerable viejo, de muy gallarda disposición, talle y cara, muy ladino…
y sabía grandemente las historias de su antigüedad”, y de obras impresas
coloniales. Consideró Burgoa la Geográfica descripción como la segunda parte
de la Palestra historial. Ambas crónicas contienen la historia de la provincia
dominica de Oaxaca. Al lado de noticias históricas sobre los diferentes grupos
étnicos de esa extensa provincia eclesiástica, relata el esfuerzo para evangelizar

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a los aborígenes, dando biografías de frailes misioneros y noticias acerca de los
conventos establecidos, intercalando dilatados párrafos bíblicos.
BURGOA ORIHUELA, IGNACIO
Nació en la ciudad de México el 13 de marzo de 1918. Licenciado (1940) y
doctor en derecho (1974) por la Universidad Nacional Autónoma de México, ha
sido profesor, asesor y funcionario universitario, y juez segundo de distrito del
Distrito Federal, en materia administrativa. Es autor de El juicio de amparo
(1943), Las garantías individuales (1944), La legislación de emergencia y el
juicio de amparo (1945), Reformas a la ordenación positiva vigente del amparo
(1958), Dos estudios jurídicos (1962), “La evolución de la idea federalista”, en
México, cincuenta años de Revolución (V-1960); El amparo en materia agraria
(1965), Proyecto de reformas al Poder Judicial de la Federación (1965), Breve
estudio sobre el Poder Legislativo (1966), Don Ignacio L. Vallarta (1966), El
Estado (1970), Derecho constitucional mexicano (1973 y 4 ediciones
posteriores) y Proyecto de reformas y adiciones a la Constitución Federal de
1917 (1974).
BURGOS PERAYTA, DANIEL
Nació en la ciudad de México el 13 de junio de 1919. Estudió en el
Conservatorio Nacional de Música. Ha sido concertino de la Filarmónica de la
Universidad Nacional y de la Orquesta de la Ópera, hoy del Teatro de Bellas
Artes. Ha actuado también como solista y se ha distinguido sobre todo por su
perfecta afinación y fina musicalidad. Es fundador del Cuarteto de Bellas Artes,
del que es violín primero. En 1982 recibió del Presidente de la República
medalla y diploma por sus actividades artísticas y culturales.
BURGOS SAMADA, FERNANDO
Nació en Mérida, Yuc., el 18 de octubre de 1894. Miembro de una numerosa
familia de músicos, fue primer chelo de la Sinfónica de la Universidad Nacional
y formó parte de la Sinfónica de México. Enseñó materias de su especialidad en
la Escuela Libre de Música y Declamación, en el Conservatorio Nacional y en la
Sección de Música de Bellas Artes. Dirigió grandes conjuntos corales en
ceremonias cívicas. Ha hecho arreglos para conjuntos de voces y compuesto
himnos para las escuelas; el dedicado a Melchor Ocampo, con letra de Jesús
Romero Flores, es canto oficial de la Escuela Secundaria núm. 40. Con Vicente
T. Mendoza, redactó una Teoría de la música, que fue texto por varios años en el
Conservatorio. Ha escrito biografías de músicos mexicanos y artículos de
divulgación musical. Ha sido jefe de redacción de la revista Arte y Labor de la
Unión Filarmónica.
BURGUEÑO, FAUSTO
Nació en Cosalá, Sin., el 23 de noviembre de 1943. Licenciado en economía
(1970) por la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), y doctor (1978) por la

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Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), ha sido profesor en estas instituciones y en otras del extranjero, y
secretario (1981-1986) y director del Instituto de Investigaciones Económicas de
la UNAM (marzo de 1986-). Es autor de Acumulación de capital, Estado y crisis
(1986); y coautor de Los estudiantes, la educación y la política (1972), Sinaloa,
crecimiento agrícola y desperdicio (1974), Función de la pequeña y mediana
industria en el desarrollo de México (1982) y Teoría y práctica del capitalismo
contemporáneo (1984). Ha escrito ensayos y artículos para las revistas
Problemas del Desarrollo, Temas Económicos, Investigación económica y
Contradicción, Buelna y Ciencia y Sociedad (de la UAS), Economía (de
Ecuador) y Sociología del Desarrollo (de Colombia).
BURKE, ULICK RALPH
Nació en Dublín, Irlanda, en 1845; murió durante un viaje a Perú en 1895.
Publicó Life of Benito Juarez, Constitutional President of Mexico (1894).
BURLAND, COTTIE ARTHUR
Etnólogo inglés nacido en 1905. Es autor de Art and Life in Ancient Mexico
(Oxford, 1948), Magic Books from Mexico (Oxford, 1953), The Cholent Maya
(Nueva York, 1967), Moctezuma: Lord of the Aztecs (Londres, 1972), Gods and
Demons in Primitive Art (Londres, 1973), North American Indian Mythology
(Londres, 1975) y Feathered Serpent and Smoking Mirror, en colaboración con
Werner Forman (Londres, 1975).
BURNIGHT, ROBERT GALEN
Nació en Lancaster, Pennsylvania, E.U.A., en 1918. Profesor de sociología en la
Universidad de Brown, es autor de “Differential Rural-Urban Fertility in
Mexico”, en American Sociological Review (1956); e “Internal migration of
Mexico”, en Rural Sociology (1956).
BURNS LUJÁN, ARCHIBALDO
Nació en la ciudad de México el 7 de abril de 1914. Estudió con los hermanos
maristas en el país y con los oratorianos en Inglaterra. Regresó a México en
1934. Ha escrito las novelas Fin (1954), En presencia de nadie (1964), El
cuerpo y el delito (1966) y La imagen oculta. Memorial de un anarca (en
prensa, 1986). Dirigió la película experimental Perfecto Luna (1959), sobre un
cuento de Elena Garro; otra sobre Oficio de tinieblas de Rosario Castellanos, y
una más titulada El reventón.
BURRITOS
Orden Acanthopteri, familia Pomadasyidae, y géneros Pomadasys y
Anisotremus. Peces que se caracterizan por tener el dorso más o menos elevado;
la aleta dorsal escotada con más de 11 espinas; la lengua y el paladar sin dientes;
y la boca protráctil, con dientes filiformes en ambas mandíbulas. Son
comestibles y se pescan con anzuelo o redes camaroneras. El nombre se debe al

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sonido que producen al ser capturados, parecido al rebuzno del burro. Abundan
en los fondos rocosos. Se les encuentra en las costas del Pacífico, desde Baja
California (incluyendo el Golfo de Cortés) hasta Panamá, Perú y Ecuador; y, en
el golfo de México, desde Veracruz hasta Guatemala.
BURRO
Equus asinus. Mamífero perisodáctilo de la familia de los équidos. Animal de
tiro y carga, fue domesticado mucho antes que el caballo, pues existen
evidencias de su empleo en el valle del Nilo hace seis mil años. De formas
macizas, su estatura llega a 1.4 m. Posee orejas largas y grandes ojos. La crin es
corta e hirsuta y los colores variables. Los burros fueron transportados a todo el
mundo debido a su característica fuerza y resistencia para el trabajo;
posiblemente no haya otro animal doméstico que rinda más con tan poco
alimento. Se enferma ocasionalmente y permanece en condiciones de trabajo
hasta los 40 años. En México, los burros son auxiliares en la agricultura y
transportan carga y personas. Habitan en los desiertos, zonas frías y selvas
tropicales. Por su seguridad en el andar, se les prefiere en las zonas montañosas.
La silla que se utiliza para aparejarlos, es un marco de madera formado por dos
cuadros, cuyas puntas sobresalen y se cruzan arriba del lomo; sin embargo,
generalmente se montan directamente sobre las extremidades posteriores, por lo
inestable de su trote, que hace incómoda la posición natural del jinete. De 1972 a
1981, el número de burros ha permanecido estable, alrededor de 3.2 millones de
ejemplares en todo el país. V. GANADERÍA.
BURRO o BURRITO
Nombre común de un conjunto de peces de la familia Haemulidae, orden
Perciformes, principalmente de los géneros Pomadasys, Orthopristis,
Anistrodesmus y Haemulon. Se caracterizan por su cuerpo típicamente
perciforme, oblongo y comprimido, el perfil de la cabeza notablemente convexo
y, sobre todo, dos poros anteriores y un surco central en el mentón. La boca es
protáctil y está provista de dientes cónicos en ambas mandíbulas. El paladar no
tiene dientes. Estos peces están completamente cubiertos de escamas, a
excepción del hocico, los labios y el mentón. Su coloración es muy variable y
puede ser uniforme o presentar barras, bandas o manchas en patrones diversos.
Su aleta dorsal es continua. Son de talla pequeña o moderada. Habitan en aguas
tropicales cercanas a la costa. Algunas especies ocasionalmente remontan los
ríos. Su nombre común deriva del sonido que producen al restregar sus dientes
faríngeos. Durante el día pueden formar cardúmenes de tamaño considerable y
por la noche se dispersan para alimentarse individualmente, ya sea de peces
pequeños o de organismos del fondo. Su carne es de buena calidad. Se pescan
con anzuelo o con red de arrastre. Se les encuentra en ambas costas de Mexico.
BURRUS, ERNEST JOSEPH

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Nació en El Paso, Texas, E.U.A., el 20 de abril de 1907, hijo de padres
alsacianos. Graduado en el colegio de Spring Hill, Alabama, entró en la
Compañía de Jesús en 1925. Estudió en las Universidades de Loyola, Santa
Clara (bachillerato), Gonzaga (licenciatura en filosofía), Loyola (licenciatura en
literatura clásica), Imperial Austriaca de Innsbruck (teología) y San Luis
Missouri. Durante 14 años enseñó literatura griega y latina en la Universidad de
Loyola. En 1950 el padre general de la Compañía de Jesús lo llamó a Roma para
que ayudara en la preparación de obras históricas sobre la Provincia Mexicana.
Es autor o coautor de 43 tomos y más de 100 artículos sobre México colonial y
el suroeste de Estados Unidos. Ha editado de nuevo las obras de Cavo, con
prólogo del padre Mariano Cuevas; y de Alegre, en colaboración con el padre
Félix Zubillaga. Descubrió, decifró y editó, con traducción inglesa, cinco tomos
de los escritos perdidos o desconocidos de Alonso de la Veracruz, entre ellos los
dos primeros tratados que explicó en la Universidad de México (de 1553 a 1555)
defendiendo los derechos básicos de los indígenas, y los cuales se incorporaron
en las Leyes de Indias. Descubrió y editó en dos tomos el diario del comandante
de Alta California (de 1774 a 1777), Fernando de Rivera y Moncada, y su
correspondencia con fray Junípero Serra. Ha editado y traducido muchos
estudios sobre los misioneros y exploradores jesuitas, especialmente el padre
Eusebio F. Kino (seis tomos y numerosos estudios), pero también Link, Picoolo,
Salvatierra y otros. Las Santa Sede lo autorizó para que diera a conocer los
escritos de Adolfo Bandelier que se conservan en la Biblioteca Vaticana y de los
cuales publicó dos tomos. Ha escrito varios estudios científicos sobre la
devoción e historia guadalupanas: “Clavijero and the Lost Sigüenza y Góngora
Manuscripts”, en Estudios de Cultura Náhuatl (vol. I, 1959); A Major
Guadalupan Question Resolved (Washington, 1979); ¿Dónde está la Colección
de Sigüenza y Góngora? (1980) y La copia más antigua del Nican Mopohua
(1981). En los 40 años que ha dedicado a la historia mexicana, ha investigado en
más de 50 archivos y colecciones de manuscritos: en México, tres años; en
España, dos; en Estados Unidos, dos; en Italia y Ciudad del Vaticano, más de 20;
y el resto en Austria, Alemania, Francia e Inglaterra. De 1951 a 1975 representó
en Roma a la universidad de San Luis en el proyecto para la microfilmación de
los manuscritos y libros raros de la Biblioteca Vaticana. Lo han becado la
Carnegie-Grant-in-Aid, para la investigación de la historia mexicana colonial
(1946-1951); la Guggenheim Fellowship (doble), para el estudio científico de las
fuentes italianas de documentación americana, en especial mexicana (1957-
1959); y la Philosophical Society, para el estudio de la historia del suroeste de
Estados Unidos (1966-1967). Escribe en numerosas revistas históricas: The
Hispanic American Historical Review, Manuscripta, The Americas, Archivum

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Historicum S.J., The Catholic Historical Review y otras. Es consejero de casi
todas ellas. Desde 1965 ha sido director de la División Americana del Instituto
Histórico de la Compañía de Jesús, en cuyo carácter ha publicado 14 tomos.
Desde 1978 ha residido en su ciudad natal, pero vuelve a Roma todos los años
para continuar allí sus investigaciones históricas sobre Mexico.
BUSCABREÑA
Icteria virens, familia Emberezidae, subfamilia Parulidae, orden Paseriformes.
Pájaro de 17 cm. Presenta el plumaje oliváceo; el pecho amarillo; el vientre
blanco; los costados café pálido; una mancha negra en las lores, marginadas
arriba por una raya blanca que también circunda los ojos; pico café por arriba y
gris por abajo; iris café oscuro y patas cafés grisáceas. Es el gorjeador más
grande y su nombre se debe a que habita en los breñales tupidos. Cría desde el
sur de Canadá hasta el centro de México; e invierna desde el norte de México
hasta Panamá.
BUSCAHÍGO
Thraupis abbas, familia Thraupidae, orden Paseriformes. Pájaro de 19 cm.
Presenta el plumaje gris morado; las alas oscuras, con una mancha amarilla muy
ostensible; toda la cabeza y parte del pecho azul violáceo, descolorido; el
abdomen amarillento; las plumas grandes de las alas, negras con la base
amarilla; la cola negra; el iris café; el pico gris oscuro y las patas negruzcas.
Vive en los campos abiertos y en las huertas. Se alimenta de higos pequeños. Se
le encuentra en tierras templadas o de mediana altitud desde Tamaulipas hasta
Chiapas.
BUSCHMANN, JOHANN CARL EDUARD
Filólogo alemán que publicó en 1853 Ueber die Aztekischen Ortsnamen, estudio
de las toponimias nahuas desde Sinaloa hasta Nicaragua.
BUSH, NORTON
Nació en Rochester, N.Y., en 1834; murió en San Francisco, Cal., ambas en
E.U.A., en 1894. Pintor, se especializó en paisajes tropicales. A mediados del
siglo XIX viajó por Centro y Suramérica. A su paso por México hizo obras en
las que recogió escenarios y tipos humanos del país con entonaciones suaves y
evanescentes.
BUSHNELL, CLYDE GILBERT
Nació en Sioux City, Iowa, E.U.A., en 1912. Jefe de la División de
Comunicaciones del Southern Missionary College, es autor de Social Conditions
in Mexico Prior to Santa Anna​s Overthrow in 1855 (1960).
BUSSON LODOZA, ALFONSO
Nació en Zacatecas, Zac., en 1890; murió en Los Ángeles, Cal., E.U.A., en
1929. Después de trabajar como periodista en México, se trasladó a Los
Ángeles, donde fundó El Correo de Los Ángeles y El Eco de México. También

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fue actor cinematográfico (apareció en la primera versión, muda, de Santa,
realizada en 1918 por Luis G. Peredo) y compositor (“Yo con tu amor”).
BUSTAMANTE, ANASTASIO
Nació en Jiquilpan (Michoacán) en 1780; murió en San Miguel de Allende, Gto.,
en 1853. Vivió de niño en Tamazula y Zapotlán el Grande. Aun cuando su padre
se dedicaba a llevar nieve de los volcanes de Colima a Guadalajara, pudo darle
una esmerada educación, de suerte que a los 15 años de edad ingresó al
Seminario de Guadalajara, patrocinado por Marcelino Figueroa, cura de Tuxpan.
Allí tuvo como condiscípulos, entre otros, a Juan Cayetano Portugal, Diego
García Conde y Juan de Dios Cañedo. Concluido el curso de artes, viajó a
México para estudiar medicina con el doctor Ligner; presentó un lucido examen
ante los miembros del Protomedicato; y pasó después a San Luis Potosí como
director del hospital de San Juan de Dios. En 1808, cuando se formaron tropas
con motivo de la crisis europea, se incorporó como oficial a un cuerpo de
caballería, pero siguió ejerciendo hasta 1810, en que el general Félix María
Calleja movilizó esas fuerzas para combatir la revolución iniciada en Dolores.
Bustamante participó en todas las acciones del Ejército del Centro. Durante la
guerra de Independencia llegó a tener el grado de coronel, aunque con empleo y
sueldo de capitán, pues los españoles procuraban así obstaculizar la carrera
militar de los mexicanos. El 19 de marzo de 1821, a instancias de Iturbide,
proclamó la separación de España en la hacienda de Pantoja, en valle de
Santiago (Guanajuato). Días más tarde, en Guanajuato, hizo quitar del exterior
de la Alhóndiga de Granaditas los restos de los primeros caudillos insurgentes,
colocados allí desde 1811, y mandó sepultarlos en el panteón de San Sebastián.
Iturbide lo nombró jefe de todas las caballerías, segundo comandante del
Ejército del Centro y miembro de la Junta Gubernativa; y la Regencia, a partir
del 28 de septiembre de 1821, mariscal de campo y capitán general de las
Provincias Internas de Oriente y Occidente. En Xichu venció a uno de los
cuerpos expedicionarios que pretendieron restablecer el dominio español. A la
caída del Imperio, estimuló a Quintanar para que proclamara el sistema federal
en Jalisco, por cuya causa estuvo confinado en Acapulco. El presidente Victoria
volvió a darle el mando de las provincias internas, cuando ya tenía el grado de
general de división. En diciembre de 1828, con motivo del Plan de Perote y la
sublevación de La Acordada (v. GABINETES), el Congreso lo nombró
vicepresidente de la República al lado de Vicente Guerrero. Éste tomó posesión
el 1° de abril de 1829; pero el 4 de diciembre siguiente, conforme al Plan de
Jalapa, Bustamante se levantó contra él y el 1° de enero de 1830 asumió la
primera magistratura del país, con el carácter de interino. Esta situación, en
cierto modo precaria, lo movió a inhabilitar a Guerrero, a quien el Congreso
declaró “imposibilitado para gobernar la República”. Removió a los empleados

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“contra quienes se había declarado la opinión pública”; creó la policía secreta;
persiguió a la prensa; expulsó al ministro norteamericano Poinsett; desterró a
Zavala, Alpuche, Zerecero y Gondra; patrocinó el secuestro y el asesinato de su
antecesor (v. GUERRERO, VICENTE); provocó el alzamiento de sus
adversarios; y simultáneamente incrementó las rentas públicas, protegió a la
industria y se atrajo al clero. Le hicieron la oposición legal los diputados
Quintana Roo y Cañedo, la legislatura de Jalisco y los estados de Zacatecas y
Texas. En enero de 1832 se pronunció la guarnición de Veracruz por el cambio
de ministerio (Alamán, Espinosa, Facio y Mangino); los sublevados pidieron a
Antonio López de Santa Anna que dirigiera el movimiento; éste tuvo algunos
descalabros iniciales, pero aun así la revolución se propagó a Durango, Jalisco y
Zacatecas, y al fin los ministros renunciaron. Los sublevados, sin embargo,
pidieron entonces el regreso de Manuel Gómez Pedraza, cuya elección fue
escamoteada en 1828. Bustamante se separó de la Presidencia el 14 de agosto de
1832, dejó el poder a Melchor Múzquiz y salió a combatir a los rebeldes; los
derrotó en el puerto del Gallinero (Dolores Hidalgo, Gto., 17 de septiembre);
regresó para detener a Santa Anna, que ya se había apoderado de Puebla; libró
con él dos combates y, en la hacienda de Zavaleta (21 a 23 de diciembre), ambos
contendientes y Gómez Pedraza, que había vuelto al país el 5 de noviembre,
firmaron los convenios por los cuales este último se encargó del poder y
convocó a nuevas elecciones. Como parte del plan de pacificación, Bustamante
fue desterrado en 1833. En Francia visitó establecimientos médicos y militares.
Regresó en diciembre de 1836, llamado por la administración de José Justo
Corro, para encargarse de la guerra con Texas; pero el 17 de abril de 1837 el
Congreso lo declaró presidente de la República. Exhausto el erario y mermado el
ejército por las sublevaciones de los federalistas y por las tropas que combatían a
éstos, nada pudo hacer para contener a los norteamericanos. En semejante
situación, Francia extremó sus reclamaciones, presentó un ultimátum (21 de
marzo de 1838), estableció el bloque de los puertos del golfo de México (16 de
abril), concurrió a las fracasadas conferencias de Jalapa (17 al 20 de noviembre)
y finalmente declaró la guerra (27 de noviembre de 1838 a 9 de marzo de 1839),
la cual se redujo al bombardeo de Ulúa y al desembarque en Veracruz, durante
algunas horas, el 5 de diciembre. El conflicto se resolvió con la intervención del
encargado de negocios de la Gran Bretaña (v. GUERRA DE FRANCIA A
MÉXICO 1838-1839). Por ese tiempo el general guatemalteco Miguel Gutiérrez
invadió Chiapas. Del 20 de marzo al 18 de julio de 1839, Bustamante se separó
de la presidencia para hacer la campaña contra el general José Urrea en
Tamaulipas. En esos cuatro meses lo sustituyeron Santa Anna (hasta el 10 de
julio) y Nicolás Bravo. Durante su tercer periodo como presidente (hasta el 22

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de septiembre de 1841) llegó Angel Calderón de la Barca, primer representante
diplomático de España; se arreglaron los límites entre Yucatán y Belice; se
firmaron tratados con Bélgica y Baviera; y se reanudaron las relaciones con
Estados Unidos. El 15 de julio de 1840, el general Urrea se escapó de la cárcel y
logró apoderarse del Palacio Nacional. Bustamante resistió en sus habitaciones y
el 16 logró salir, escoltado por 28 dragones. En esa ocasión la artillería destruyó
el ángulo suroeste del edificio. Mientras éste se reparaba, el presidente despachó
en San Agustín. Por esos días Yucatán se sublevó y reconoció la independencia
de Texas, y ésta amenazó con bloquear los puertos mexicanos si no se
garantizaba su autonomía. José María Gutiérrez de Estrada, a su vez, lanzó su
primer proyecto de monarquía. Eran motivos de disgusto, entre otros, la
amonedación de cobre, el estanco del tabaco, los impuestos especiales para
subvenir a los gastos de la guerra contra Texas y Yucatán. Puestos de acuerdo los
generales Santa Anna y Paredes, comandantes militares de Veracruz y Jalisco,
respectivamente, estalló la rebelión en agosto de 1841. Bustamante dejó el
gobierno en manos de Javier Echeverría el 22 de septiembre, y al siguiente día
los revolucionarios expidieron las Bases de Tacubaya, que abrieron el camino
del poder a Santa Anna. Bustamante marchó a Europa y regresó a México a
mediados de 1845 para prestar sus servicios en ocasión de la crisis con Estados
Unidos. En 1846, siendo presidente del Congreso, se le nombró general de la
expedición que iba a cuidar las Californias, pero regresó de Guadalajara por la
falta de recursos. Firmada la paz (1848), sometió a los desafectos en
Aguascalientes, Guanajuato y Sierra Gorda. Radicado finalmente en San Miguel
y alejado de la política y la milicia, murió a los 72 años de edad. Dejó dispuesto
que su corazón reposara junto a las cenizas de Iturbide, en la capilla de San
Felipe de Jesús de la capital de la República.

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Anastasio Bustamante
AEM
BUSTAMANTE, ÁNGEL
Nació en España en 1765; murió en el mismo país después de 1825. Radicado en
Batopilas (Chihuahua), adquirió la mina El Carmen, de la cual extrajo, entre
1792 y 1819, alrededor de 30 millones de pesos. En 1820, la mina Los Tajos le
produjo otros 20 millones. Envió al rey de España un donativo muy generoso,
por el cual recibió el título de marqués de Bustamante y Grande de España.
BUSTAMANTE, CARLOS MARÍA DE
Nació en la ciudad de Oaxaca en 1774; murió en la ciudad de México en 1848.
Estudió en el Seminario de Oaxaca y se graduó de bachiller en artes en México;
en 1796 comenzó la carrera de jurisprudencia, trabajó en el bufete de Antonio
Labarrieta, y en julio de 1801 recibió el título de abogado en la Audiencia de
Guadalajara. Ocupó en ésta el puesto de relator, pero renunció para no verse en
el caso de extender una sentencia de muerte. En la capital del virreinato cobró
gran notoriedad por la defensa de Esteban de Castro, asesino de Lucas de
Gálvez, capitán general de Yucatán. En 1805 emprendió la publicación del
Diario de México, cuya dirección confió al alcalde de corte Jacobo de
Villaurrutia. Cuando España se levantó contra los franceses, mandó acuñar a su
costa una medalla conmemorativa de la unión de españoles y mexicanos, pero la
prisión del virrey Iturrigaray y la muerte del licenciado Verdad lo hicieron
ferviente partidario de la Independencia. Al principio no participó en la
insurgencia. En 1812, acogido a la Constitución de Cádiz, publicó el periódico
El Juguetillo, pero al suspenderse la libertad de imprenta se refugió en
Tacubaya; marchó con su esposa a Zacatlán (Puebla), no pudo entenderse con el

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jefe Osorno y fue a reunirse con Morelos a Oaxaca. Éste le dio grado de
brigadier y lo nombró inspector general de caballería; organizó un regimiento y
continuó redactando El Correo del Sur, periódico fundado por el doctor Herrera.
Nombrado diputado por el estado de México al Congreso de Chilpancingo,
escribió el discurso que leyó Morelos en la apertura de esa asamblea, y redactó
el Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de América
Septentrional, firmada el 6 de noviembre de 1813. Después del desastre de
Valladolid y Puruarán (enero de 1814), fue hostilizado durante año y medio por
el jefe Rosains y luego perseguido por los españoles, hasta que el 8 de marzo de
1817 se acogió al indulto. El 11 de agosto, en Veracruz, se embarcó en un
bergantín inglés para manchar a Europa, pero el capitán del puerto fue por él y
lo internó en la prisión de San Juan de Ulúa. Allí duró 13 meses, hasta el 2 de
febrero de 1819, cuando le dieron la ciudad por cárcel. En ese tiempo ejerció la
abogacía, siendo a menudo consultor del propio castellano de la fortaleza.
Sugirió, por carta, a Guerrero que se entendiera con Iturbide; y, al proclamarse el
Plan de Iguala, se unió a Santa Anna en Jalapa. Llegó a México el 11 de octubre
de 1821. En el número 5 de La Avispa de Chilpancingo impugnó el proyecto de
convocatoria al Congreso formulado por Iturbide. Sufrió por ello prisión algunas
horas; pero el 24 de febrero de 1822 concurrió como diputado por Oaxaca a la
instalación de la asamblea, de la cual fue presidente mientras se hacía la elección
formal de éste. El 26 de agosto volvió a la cárcel, con otros legisladores, por sus
desavenencias con el Emperador. Recobró la libertad en marzo de 1823, al
reinstalarse el Congreso. En él se opuso al federalismo. En 1827 fue otra vez
detenido, pero casi inmediatamente después se le otorgaron honores y sueldo de
auditor de guerra. Creado en 1836 el Supremo Poder Conservador, fue uno de
sus cinco miembros, hasta la revolución de 1841. Más tarde rehusó ser individuo
del Consejo de Estado, creado por las Bases Orgánicas de 1843. Desde 1824
hasta su muerte, salvo cortos intervalos, representó a su estado en el Congreso.
Según Manuel Orozco y Berra (Diccionario Universal de Historia y de
Geografía, t. I, 1853), Bustamante publicó 19 142 páginas en cuarto y dejó
inédito, entre otros escritos, un diario de sucesos notables en varios volúmenes.
Sus trabajos editoriales se han clasificado de la manera siguiente: 1. Obras
originales: Cuadro histórico de la revolución de la América Mexicana,
comenzada el 15 de septiembre de 1810 (6 vols. y 4 suplementos, 1823), Galería
de antiguos príncipes mexicanos (Puebla, 1821), Crónica mexicana, Teoamoxtli,
o libro que contiene todo lo interesante a usos, costumbres, religión, política y
literatura de los antiguos indios toltecas y mexicanos, redactado de un antiguo
códice del caballero Boturini (1822), Campañas del general Félix María
Calleja, comandante en jefe del ejército real de operaciones, llamado del Centro

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(1828), Mañanas de la Alameda de México (2 t., 1835-1836), Cuadro histórico
de la revolución mexicana. Segunda edición corregida y muy aumentada (5
vols., 1843-1846), Continuación del cuadro histórico. Historia del emperador
D. Agustín de Iturbide, hasta su muerte y sus consecuencias; y establecimiento
de la república popular federal (1846), El gabinete mexicano durante el
segundo periodo de la administración del Exmo. Sr. Presidente D. Anastacio
Bustamante… (2 t., 1842), Apuntes para la historia del gobierno del general D.
Antonio López de Santa Anna desde principios de octubre de 1841 hasta el 6 de
diciembre de 1844 (1845) y El nuevo Bernal Díaz del Castillo, o sea historia de
la invasión de los anglo-americanos en México (2 t., 1847). 2. Obras publicadas
por él: Principios de retórica y poética por D. Francisco Sánchez… (1825);
Historia de las conquistas de Hernando Cortés escrita en español por Francisco
López de Gómara… (2 t., 1826, con un suplemento sobre la guerra del Mixtón);
Tezcoco en los últimos tiempos de sus antiguos reyes, o sea relación tomada de
los manuscritos inéditos de Boturini, redactada por el Lic. D. Mariano Veytia
(1826); Historia del descubrimiento de la América Septentrional por Cristóbal
Colón, escrita por el P. Fr. Manuel de la Vega… (1826), que no es sino parte de
la Crónica de la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán escrita por
fray Pablo Beaumont; Descripción histórica y cronológica de las dos piedras,
que con ocasión del nuevo empedrado que se está formando en la plaza
principal de México, se hallaron en ella el año de 1790, por D. Antonio de León
y Gama (1832), Historia general de las cosas de la Nueva España, que en doce
libros y dos volúmenes escribió el R. P. Fr. Bernardino de Sahagún… (3 t., 1829-
1840), con varios suplementos; Los tres siglos de México durante el gobierno
español, hasta la entrada del ejército trigarante. Obra escrita en Roma por el P.
Andrés Cavo (4 t., 1836-1838); e Historia de la Compañía de Jesús en Nueva
España, que estaba escribiendo el P. Francisco Javier Alegre al tiempo de su
expulsión (3 vols., 1841). 3. Periódicos: El Juguetito (10 números: en México,
seis en 1812 y dos en 1820; y en Veracruz, dos en 1821), El Centzontli (siete
números, 1822), La Avispa de Chilpancingo (30 números, 1821-1826), La Voz
de la Patria (165 números, con 30 suplementos, en cinco tomos; 1828-1831),
Revoltillo de papas, romeros, camarones y nopalitos, para la presente cuaresma
(cuatro números, 1832), La Marimba (28 números y dos suplementos, 1832), La
sombra de Moctheuzoma Xocoyotzin (12 números y dos suplementos, 1834) y El
Efemérides Histórico Político Literarios de México (cuatro números y dos
suplementos, 1835). 4. Folletos y escritos: 80, de 1810 a 1847.

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Carlos María de Bustamante
AEM
BUSTAMANTE, JORGE
Nació en Chihuahua, Chih., el 23 de abril de 1938. Licenciado en derecho
(1965) por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y maestro
(1970) y doctor (1975) en sociología por la de Notre Dame. Es profesor e
investigador de El Colegio de México y director del Centro de Estudios
Fronterizos del Norte de México, con sede en Tijuana (desde 1982). También ha
enseñado materias de su especialidad en la UNAM (1966-1972) y en las
universidades de Chihuahua (desde 1979), Notre Dame (1970-1972) y Austin
(1973-1975), y colaborado en la Secretaría de Relaciones Exteriores (1974-
1976), la Organización Internacional del Trabajo (desde 1975) y el Instituto
Nacional de Estudios del Trabajo (1977-1981). Es autor de: Inmigración de
mexicanos a los Estados Unidos (1975); y coautor de: Migrant and Seasonal
Farmworker Powerlessness (1971), Los mojados (1971), Sociolgie de
l​Imperialism (París, 1972), Los chicanos: una minoría nacional explotada
(1973), Traspasando fronteras (1977), El ingenio del hombre (1977), Views
Across the Border: the United States and Mexico (Albuquerque, 1978), Mi lucha
por la tierra (1978), U.S.-Mexico Economic Relations (Colorado, 1979),
Indocumentados: mitos y realidades (1979), Las relaciones México-Estados
Unidos (1980), Bibliografía general sobre estudios fronterizos (1980),
Sourcebook on the New Immigration: Implications for the United States and the
International Community (Nueva Jersey, 1980), Visión del México
contemporáneo (1980), Indocumentados y los energéticos (1980), Chicanos:

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antología y literatura (1980), La frontera norte, integración y desarrollo (1981),
Mexican Immigrant Workers in the U.S. (Los Ángeles, 1981), Investigación
demográfica en México, 1980 (1982), Cuando los banqueros se van (1982), El
desafío mexicano (1982), United States-Mexico Relations: Economy and Social
Aspects (Stanford, 1983), In Women, Men and the International Division of
Labor (Nueva York, 1983), Grandes temas de la política exterior (1983),
Patterns of Undocumented Migration: Mexico and the U.S. (Nueva Jersey,
1984) y Mexico-United States Relations: Conflicts of Convergence (Los
Ángeles, 1986). Además, ha publicado numerosos ensayos y artículos en
revistas especializadas, y ha escrito para los periódicos Unomásuno (1977-
1983), Excélsior (desde 1984) y La Opinión de Los Ángeles. De 1977 a 1986,
ha participado en unos 30 programas por radio y en 50 de televisión, colaborado
en los argumentos cinematográficos de Juan Sin Tierra (1977), Raíces de
sangre, The Promised Dream: a Border Odyssey (1977) y Vámonos pa​l norte
(1979).
BUSTAMANTE, JOSÉ MARÍA
Nació en Toluca (estado de México) en 1777; murió en la ciudad de México en
1861. Músico y compositor, es autor de la obertura México libre, estrenada en
1821. Era primer contrabajista de la orquesta que acompañaba a la ópera
italiana, cuando el 15 de mayo de 1850 se estrenó Hernani de Verdi; como
faltaba la partitura completa, él instrumentó con mucho acierto los dos primeros
actos. En 1859 compuso un himno, con letra de José Cuéllar, en honor de
Cenobio Paniagua, por la repetición de la ópera de éste, Catalina de Guisa. Es
también autor de música religiosa conservada en los archivos de la catedral de
México.
BUSTAMANTE, MARIS
Nació en la ciudad de México. Se graduó en 1973 en la Escuela Nacional de
Pintura y Escultura La Esmeralda. En el Instituto Politécnico Nacional organizó
el laboratorio de integración plástica de la carrera de arquitectura. En 1982
fundó la maestría de arte urbano en la sección de posgrado de la Escuela
Nacional de Artes Plásticas. Ha expuesto individual y colectivamente en México
y en el extranjero. En julio de 1981 obtuvo el primer premio de dibujo de la
Fundación Joan Miró, en Barcelona. Colabora con artículos periodísticos en
Unomásuno, Novedades y El Nacional.
BUSTAMANTE, MIGUEL E
Nació en Oaxaca, Oax., el 2 de mayo de 1898; murió en la ciudad de México el
4 de enero de 1986. Médico cirujano (1925) por la Universidad Nacional y
doctor en salud pública (1928) por la John Hopkins, fundó, organizó y dirigió
los Servicios Coordinados de Salubridad (1929-1935) y de Asistencia (1936);
participó en la redacción del Plan Sexenal (1933), de los Códigos Sanitario

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(1933-1973) y de la Ley de Coordinación y Cooperación de Servicios de
Salubridad (1934). Junto con Eliseo Ramírez, Manuel Martínez Báez y Gerardo
Varela, intervino en la creación del Instituto de Salubridad y Enfermedades
Tropicales (1937), el cual dirigió en dos periodos (1942-1943 y 1946-1947).
Asistió a la Conferencia Sanitaria Internacional que redactó la Constitución
Mundial de la Salud (1947) y fue secretario general de la Oficina Sanitaria
Panamericana (1947-1956); se hizo cargo de los Servicios Sanitarios de la
Secretaría de Salubridad y Asistencia (1958) e impulsó las campañas contra la
viruela, el tifo, la tosferina, la uncinariasis, la poliomielitis y el paludismo,
habiéndose logrado erradicar el Aëdes aegypty en 1962; fue subsecretario de
Salubridad y Asistencia (1959-1964) y desde 1965, secretario del Consejo de
Salubridad General. Participó asimismo en la organización de las asociaciones
de salud pública de ambas fronteras. Enseñó en las escuelas de Salubridad e
Higiene, Nacional de Medicina, Normal Superior, de Ingenieros Constructores y
Superior de Medicina Rural. Presidió la Comisión de Administración, Finanzas
y Asuntos Legales de la XIII Asamblea de la Organización Mundial de la Salud
(1960), la Academia Nacional de Medicina (1962), el Consejo Ejecutivo del
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (1962-1963) y la Asociación
Mexicana de Médicos Generales (1969). Es autor del primer trabajo mexicano
sobre la oncocercosis en Chiapas. Hizo investigaciones sobre la mortalidad
infantil y prescolar (1942), la fiebre amarilla en la selva (1942), la fiebre
manchada y su vector en México, el Rhipicephalus sanguineus (1942-1947), del
suero contra el tifo como inmunizante y de la alergia del tifo, de las vacunas
pertussis Kendrich y Sabin, de larvicidas en la lucha contra el paludismo, de
antihelmínticos contra la uncinariasis, de sueros humanos y de cabra contra la
tosferina, y sobre la leptospirosis y oncocercosis. Escribió Historia de la fiebre
amarilla en México, Historia de la Oficina Sanitaria Panamericana, Historia de
la salubridad, Asistencia en México (con otros autores) y Cinco personajes de la
salud en México (póstuma, 1986); notas sobre enfermedades prehispánicas,
saneamiento entre los mayas y quichés, enfermedades poshispánicas (paludismo,
sarampión, viruela) e historia de la coordinación de los servicios de salud; y
artículos sobre salud pública y seguridad social. Tradujo unos 300 artículos
científicos y coordinó la Historia de la salubridad y la asistencia en México (4
tomos, 1960) y La salud pública en México (1982). Se le honró con numerosas
distinciones. En agosto de 1986 se develó un busto suyo en el edificio de la
Secretaría de Salud.
BUSTAMANTE, SERGIO
Nació en Tacubaya, D.F., el 18 de octubre de 1937. Estudió psicología en la
Universidad Nacional Autónoma de México y actuación en la Escuela de Arte
Teatral. Debutó en el escenario del Palacio de Bellas Artes con la obra El duelo

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de Federico Schroeder Inclán, dirigido por Salvador Novo. Becado pasó a Nueva
York, a perfeccionarse en el taller de Stella Adler. A su regreso, presentó en el
Teatro Lírico el primer espectáculo de rock and roll que se realizó en México. Se
consagró con Calígula de Albert Camus, puesta en el restaurante Chapultepec, a
falta de una sala formal. Se inició en el cine con la película El gesticulador, que
permaneció sin exhibirse muchos años; y en televisión, con Cartas de amor y la
serie Gran teatro. Fundó después el Teatro Eón, laboratorio de artes escénicas.
En 1973 obtuvo los premios por la mejor actuación en cine (El principio), en
teatro (Israel) y en televisión (Los miserables), hazaña no alcanzada por otro
actor en México.
BUSTAMANTE Y SEPTIÉN, BENIGNO
Nació en Querétaro en 1784; murió en la ciudad de México en 1858. Aunque
estuvo entre los defensores de la Alhóndiga de Granaditas contra las huestes de
Hidalgo, firmó el Acta de Independencia de 1821 y posteriormente se distinguió
como alto funcionario de Guanajuato. Fue académico, miembro de las
sociedades geográficas de París y Nueva York, y autor de valiosos trabajos de
cartografía, geografía, botánica, zoología y matemáticas. Propuso la perforación
de pozos para mejorar la agricultura en el Bajío, así como otras innovaciones
que posteriormente se llevaron a la práctica. Construyó un teodolito modificado,
al que se bautizó en Europa como Bustamantivo. La bustamantita, silicato
natural de manganeso y calcio, se llama así en honor suyo.
BUSTILLO, CARLOS
Nació en la ciudad de México el 7 de agosto de 1930. Estudió en el
Conservatorio Nacional de Música. Fagotista, se perfeccionó con Louis
Salomons, Michel O​Donovan y Mordechai Rechtman. Fue miembro fundador
de la Orquesta de la Ópera de Bellas Artes. Desde 1959 es fagotista de la
Sinfónica Nacional. En 1975 fundó el Trío Silvestre Revueltas, cuyos programas
tienen un contenido didáctico. Este conjunto recibió en 1982 el premio de la
Unión Mexicana de Cronistas de Teatro y Música. En 1983 fundó el trío de
fagotes Fado, que sigue los mismos lineamientos del anterior.
BUSTILLO ORO, JUAN
Nació en la ciudad de México el 24 de junio de 1904. Abogado, dramaturgo y
cineasta, en 1952 fundó, junto con Mauricio Magdaleno, el Teatro de Ahora. Su
obra dramática comprende: Kaleidoscopio, Revista musical, (en colaboración
con Tirso Sáenz y Joaquín Castillejos), La honradez es un estorbo, Tiburón, Los
que se vuelven, Masas, Justicia S.A., Un perito en viudas, El Periquillo
Sarniento, El corrido de la Revolución, El pájaro carpintero (estas tres últimas
escritas en colaboración con Magdaleno), San Miguel de las Espinas, Una
lección para maridos y Mi hijo el mexicano.
BUSTO, FRANCISCO DEL

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Nació en Orizaba en el último tercio del siglo XVIII; murió en Tehuantepec en
1822. Escribió Letrillas y Un canto (poesía), y tradujo en verso castellano La
religión y La gracia de Racine.
BUSTOS, HERMENEGILDO
Nació y murió en Purísima del Rincón, Gto., (1832-1907). Nevero de oficio,
durante el invierno recogía la nieve que se formaba en las pencas de los
magueyes, la enterraba en un pozo profundo, cubierto de paja, y la vendía en el
verano, añadiéndole sabores de frutas. En sus tiempos libres pintaba y siempre
firmó como “aficionado”; sin embargo, se sabe que estudió seis meses en León
al lado de Juan N. Herrera. El descubrimiento de su obra se debe a Francisco
Orozco Muñoz, quien logró reunir más de una centenar de pequeños óleos suyos
sobre lámina y unos cuantos sobre tela. Para el templo parroquial de su pueblo
pintó El nacimiento de Cristo, Jesús ante Pilato, La última cena y El purgatorio;
ejecutó también algunos retablos y dos bodegones donde representó las frutas
que utilizaba para producir sus helados; pero lo verdaderamente notable son los
retratos que hizo de sus parientes y vecinos, “llenos de carácter, de fuerza, de
mexicanidad, hasta hacer de cada uno de ellos pequeñas grandes obras
maestras”, según Fernando Gamboa. El Museo Nacional de Artes Plásticas
expuso su obra desde diciembre de 1951 hasta febrero de 1952. Junto con José
María Estrada, Bustos es el máximo exponente de la pintura popular del siglo
XIX mexicano.

Autorretrato de H. Bustos (1891)


AEM

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Retrato de Joaquina Ríos de Bustos, por Hermenegildo Bustos.
Foto Luis Márquez
BUSTOS CERECEDO, CARLOS
Nació en Chicontepec de Tejeda, Ver., el 5 de agosto de 1911; murió en la
ciudad de México el 24 de junio de 1973. Profesor (1935) por la Escuela Normal
Veracruzana Enrique C. Rébsamen, llegó a ser director general del Instituto
Federal de Capacitación del Magisterio (1950-1964) y jefe de la Oficina de
Desarrollo de la Comunidad de la Secretaría de la Presidencia (1958-1964). Es
autor de Cauce (poemas, en colaboración; Xalapa, 1934); Avance en la
madrugada (romances, 1938) y Juan Feliciano (novela, 1967).
BUSTOS CERECEDO, MIGUEL
Nació en Chicontepec, Ver., el 29 de septiembre de 1912. Profesor normalista
(1933) por la Escuela Enrique C. Rébsamen de Jalapa, empezó a ejercer el
magisterio en Ciudad Mendoza y las letras en la revista Ruta, editada por el
Grupo Noviembre encabezado por José Mancisidor. Antes, siendo estudiante,
Bustos editó la revista literaria Momento. En 1935 se radicó en la ciudad de
México y se afilió a la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios) y
al Partido Comunista Mexicano. Dio clases en escuelas secundarias y trabajó en
el Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Participó en la fundación del Sindicato de Trabajadores Administrativos,
Técnicos y Manuales de la SEP, cuyo primer secretario general fue Adolfo
López Mateos. Bustos llegó a ser miembro del Comité Ejecutivo del posterior
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. En 1938 ya había editado
la revista Cono (literaria) y coeditado Letras de Ayer y de Hoy y El Ojo
Literario, con Arcadio Noguera y Jesús Arellano. Fue funcionario del Instituto

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Mexicano del Seguro Social y se jubiló en 1973. Ha colaborado en El Nacional
y en El Día, y desde fecha reciente en el semanario Punto y Aparte de Jalapa. Ha
escrito poesía: La noche arrodillada (1933), Cauce (en colaboración; 1934),
Tres poemas revolucionarios (1935), Hambre (1937), Remoto amor (1942), Se
dice de Héctor Pérez Martínez en cinco sonetos (1948), Elegías para recordar
un amor (1950), Oración a Enrique González Martínez (1952), Sonetos y
Salvador Díaz Mirón (1953), Palabras para cultivar un amor y Cuando éramos
niños (1958), Memoria de tus pasos (1961), Amoroso diseño (1965), Tiempos de
odio (1967), En el caos del sueño (1968), Las voces apagadas (1973),
Cicatrices del viento (1977) y Carta a Chicontepec de Tejeda (1978); relatos:
Un sindicato escolar (1936), Un camino abierto (1957) y En los cuernos de un
cacique (1978); y prosa varia: Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz y Cuatro
jornadas líricas (1951), Obra completa de Lorenzo Turrent Rosas (recopilación,
prólogo y notas) y Temas educativos (1973), La ciudad de México en la poesía
(1974), La creación literaria en Veracruz (1977), Obra completa de José
Mancisidor (recopilación, biografía y notas; 1978-1981), La ciudad que regresa
(1979), Pesquisa de figuras (1980), Adalberto Tejeda Olivares (1983) y Los
fueros de la ignominia (1986). Antonio Castro Leal ha dicho de él: “Pertenece al
importante grupo de los poetas modernos que, además de sus propias penas y
alegrías, han sabido expresar, con notas de verdadera poesía, su noble interés por
la redención de la sociedad y del hombre”.
BUTLER, MARY
Murió en Pennsylvania, E.U.A., en 1946. Estudió pintura en París y en la
escuela West Chester para maestros. Trabajó en los museos de arte de Filadelfia
y de Missouri. Escribió: Dress and Decoration of the Maya Old Empire (1931),
A Note on Maya Cave Burials (1934), A Study of Maya Moumade Figurines
(1935), A Maya Pottery Vase (1935), Pottery Study in the Maya Area (1936),
Ethnological and Historical Implications of Certain Phases of Maya Pottery
Decoration (1936) y Gods and Heroes of Maya Monuments (1937).
BUTLER, WILLIAM
Nació en Irlanda en 1818; murió en 1899. Misionero, llegó a México en 1872 e
introdujo en el país la secta metodista. Publicó un libro titulado Mexico in
Transition.
BUXÓ, JOSÉ PASCUAL
Nació en Cataluña, España, el 12 de enero de 1931. Maestro en letras por la
Universidad Nacional Autónoma de México y doctor por la Université degli
Studi di Urbino, ha sido profesor, investigador y funcionario de universidades de
México y el extranjero. Ha escrito poesía: Tiempo de soledad (1954), Elegías
(1955), Memoria y de deseo (1963), Boca del solitario (Maracaibo, 1964;
Puebla, 1978), Materia de la muerte (1966) y Lugar del tiempo (1974); y

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estudios literarios: Arco y certamen en la literatura colonial mexicana (1959),
Góngora en la poesía novohispana (1960), Muerte y desengaño en la literatura
novohispana (1975), Ungaretti y Góngora, ensayo de literatura comparada
(1978), Introducción a la poética de Román Jakobson (1978) y César Vallejo:
crítica y contracrítica (1982). Es coautor de Bibliografía crítica de la literatura
hispanoamericana, Historias literarias (Italia, 1973) y Español (1976).
BUZETA, PEDRO ANTONIO DE
Nació en Pontevedra, España, en 1675. Lego franciscano y maestro de
arquitectura, en 1723 y 1724 realizó trabajos subterráneos para dotar de agua
corriente a la ciudad de Veracruz. En 1730 hizo un presupuesto de 66 250 pesos
(muy elevado para la época) para la introducción del agua a Guadalajara.
Fracasó en el primer intento de realizar tal operación (1731-1734), pero reanudó
sus trabajos en 1737 y, tres años más tarde, tuvo un éxito completo: el agua llegó
a la Plaza de Armas, al Palacio Real y a las plazuelas de los conventos del
Carmen, San Francisco y San Agustín. V. GUADALAJARA, JAL.
BYERS, DOUGLAS
Etnólogo norteamericano, publicó The Year Berar​s People (en colaboración,
1931), Tehuacan Archeological Botanical Proyect. The Prehistory of the
Tehuacan Valley (1967) y Tehuacán: el primer horizonte agrícola de
Mesoamérica (1968).

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C

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C - CABRERA, CRISTÓBAL
C
En el español de México, la c se pronuncia siempre como s predorsal ante las
vocales e, i. Por lo demás, sigue las reglas de escritura y pronunciación que
establece la Academia. En la escritura tradicional del náhuatl se han usado la c
suave y la z; en la actualidad, aunque por costumbre se conserven esas letras, se
pronuncian siempre s. No se sabe a ciencia cierta cuáles fueron los sonidos que
los misioneros españoles ​autores de artes y vocabularios para aprender el idioma
náhuatl​ representaron con c, con ç, con s o con z, identificados ahora, acaso con
influencia del español, con el de la s silbante. Tal vez la c suave, la ç y la z,
como iniciales, tuvieron en náhuatl un sonido medio entre el que se les da en
España y el acostumbrado en México y otros países hispanoamericanos; de otra
manera, los escritores antiguos hubieran preferido emplear la s. En algunos
pueblos indígenas donde a pesar del bilingüísmo el náhuatl se mantiene poco
adulterado, subsiste aún ese sonido medio de la c suave y la z, cuando encabezan
vocablos breves, como zan, nomás; ce, uno; ceppa, una vez; cecen, cada uno.
Durante el siglo XVI, en las lenguas mayenses, la c representaba el sonido fuerte
k, sin importar la vocal siguiente; ejemplo: ceh, venado, cuya pronunciación
sigue siendo kej.
CAAMAÑO, JACINTO
Teniente de fragata activo en San Blas (Nayarit) en la segunda mitad del siglo
XVIII. En 1791 el virrey conde de Revillagigedo le ordenó ocupar Nutka (isla
de Vancouver) para evitar la entrada de los ingleses. Zarpó el 20 de marzo de
1792 al mando del Aranzazú y llegó a Nutka el 14 de mayo. Entre el 13 de junio
y el 7 de septiembre exploró y demarcó la costa norte hasta el monte San Elías,
en busca del supuesto estrecho de Anián (véase). Regresó a San Blas el 6 de
febrero de 1793. Sus observaciones y sus planos, extraordinariamente
detallados, confirmaron que ningún paso al Atlántico existía en esa región.
CAAMAÑO, JUAN B
Nació y murió en la ciudad de México (1835-1895). El 17 de enero de 1852
ingresó al Colegio Militar y llegó a la Reforma con una hoja de servicios que
registraba 15 acciones de guerra sobresalientes. Durante la Intervención y el
Imperio luchó contra los franceses en las Cumbres de Acultzingo y tuvo
destacada intervención el 5 de mayo de 1862 defendiendo el cerro de
Guadalupe, en Puebla, donde también participó en las batallas del año siguiente,
sobresaliendo en la defensa de Santa Inés y Pitiminí, que le valieron el grado de
general, ratificado por el presidente Benito Juárez. El 21 de marzo de 1864 tomó
posesión de la gubernatura y de la comandancia militar del estado de

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Michoacán. Durante su administración dictó órdenes para hacer más efectiva la
recaudación de impuestos, y depuró la impartición de justicia, seleccionando
personalmente a los jueces y alcaldes. López de Uraga trató de persuadirlo para
que se sumara a las fuerzas de Maximiliano, y tras de varios combates,
principalmente los de la hacienda de Chueu, fue desconocido y hubo de
trasladarse a la capital del país. En marzo de 1866, Maximiliano lo nombró
ayudante de campo; y aunque después intentó reincorporarse a las fuerzas
republicanas, no fue aceptado. Al triunfo de Juárez se le impusieron dos años de
confinamiento en la ciudad de Chihuahua, siendo indultado el 31 de enero de
1869. En 1871 se sublevó a favor del Plan de la Noria, y en 1876 por el de
Tuxtepec. En este último año, el presidente Porfirio Díaz lo nombró comandante
militar de Durango y gobernador de Chihuahua, cargo que desempeñó del 6 de
febrero al 18 de marzo de 1877. En 1880 sirvió como comandante del resguardo
fiscal de la frontera norte y luego como inspector general de policía de la ciudad
de México, hasta el 14 de enero de 1881. En 1885 fue diputado federal.
CABADA, JUAN DE LA
Nació en Campeche, Camp., en 1903; murió en la ciudad de México el 26 de
septiembre de 1986. Sus primeras narraciones aparecieron en El Machete,
órgano del Partido Comunista Mexicano. Colaboró en la revista de la Liga
Mexicana de Escritores Revolucionarios (LEAR), de la cual fue fundador. Se dio
a conocer como cuentista con Paseo de mentiras (1940), colección de relatos
que rescatan un mundo alucinante sugerido por las tierras de Campeche. Su
segundo libro, Incidentes melódicos del mundo irracional (1944), es “una
extraordinaria fantasía de inspiración indígena”, al decir de José Luis Martínez.
Escribió el guion para la película El brazo fuerte, una sátira contra el
caciquismo; tres libros, publicados en 1981: La tierra en cuatro tiempos,
Pasados por agua y El duende, que reúnen su obra cuentística; y la obra de
teatro La Guaranducha (1970).
CABADAS, JOSÉ MARÍA
Nació en Zamora (Michoacán) en 1795; murió en la ciudad de Morelia en 1844.
Siendo cura de La Piedad, construyó en 20 meses, con ayuda de los vecinos, el
puente de mampostería sobre el río Lerma (1832), el mejor del virreinato. La
ciudad, en honor suyo, se llama ahora La Piedad de Cabadas. También es obra
suya la parroquia de Zamora (hoy catedral), empezada en 1838. Fue él quien
introdujo los pararrayos en Guadalajara. Murió siendo canónigo de la catedral de
Morelia.
CABAICUCHO
Prinodes fasciatus. V. SERRANO.
CABALCHICHIBE
(En lengua maya, kabal-chichibe.) Buchnera pusilla H.B.K. Hierba de la familia

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de las escofulariáceas, con las hojas opuestas, lineares, de 2 a 5 cm de largo; las
flores, moradas, gamopétalas, están agrupadas en espigas terminales; el cáliz es
angosto, recorrido por 10 nervaduras, algo curvo, formado por cinco sépalos que
se distinguen en forma de dientes sobre el tubo calicinal; la corola, bilabiada, de
cinco lóbulos desiguales y el limbo abierto en cinco lóbulos obtusos, subiguales;
con cuatro estambres, encerrados en el tubo corolar, dos de ellos más altos; y el
ovario, bilocular, sentado sobre un disco, con varios óvulos en cada división. El
fruto es una cápsula dehiscente de dos valvas, ocultas en el cáliz. Es una planta
común de la vegetación herbácea de Yucatán.
CABALKUNCHÉ
(Palabra de origen maya.) Asclepias curassavica L. Planta medicinal y
ornamental de tierra caliente. Es una hierba perene tan conocida en el país que
posee una docena de nombres vulgares, entre ellos: cancerillo, plato, caza y
revientamuelas; también se le llama kuchilxiu (hierba de buitre) y xpolkuchil
(cabeza de buitre, por la forma de su flor, que recuerda el collar del zopilote,
kuchil). Se cree que su jugo, aplicado a la caries de los dientes, provoca la
ruptura de éstos.
CABALLERÍA
Tropa montada organizada en unidades tácticas. En los siglos XVIII y XIX, el
jinete de Nueva España contribuyó a enriquecer la forma de utilizar el caballo
para fines militares. Acostumbrado a montar desde temprana edad y a
permanecer largas horas en la silla, el caballista mexicano aligeró la montura y
el arnés, introdujo el empleo de la reata como arma ofensiva, perfeccionó el uso
de la lanza, y afinó el manejo y la responsividad del caballo, al grado de que
muchos observadores de la época (Berlandier, Humboldt, Linati, Rugendas,
Frost, Mora y otros) no titubearon en clasificar la caballería mexicana entre las
mejores del mundo.
En raras ocasiones, México formó cuerpos de caballería pesada, como los
Coraceros de Tulancingo en 1840, o los granaderos a caballo en 1854. Pero la
caballería ligera fue típica de las tropas montadas mexicanas a lo largo de casi
toda su historia. Las grandes extensiones despobladas del México de antaño, lo
quebrado y montañoso del terreno y las escasas vías de comunicación, imponían
la necesidad de una caballería con armas y equipo de poco peso, caballos de
menor alzada que las comunes, pero con más ligereza y brío, duros para la fatiga
y acostumbrados a rápidas evoluciones y maniobras. Entre sus cuerpos más
notables están los Lanceros de Veracruz (1823 y 1847), los Ligeros de México
(1835), los Cazadores a Caballo y los Húsares de los Supremos Poderes (1840),
los Ligeros de Puebla (1841), los Lanceros de Jalisco (1843) y los Lanceros del
Bajío, Sierra Gorda, Ixmiquilpan y Orizaba (1863-1867).
Hasta 1875 la montura de estos cuerpos era al estilo vaquero, y sus armas

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abarcaban sable, lanza y carabina. Mientras que otros ejércitos se veían
obligados a sostener varios tipos de caballería (pesada, de línea, mixta, ligera y
dragones), México optó por una sola clase, instruida para desempeñar funciones
de todas. Este sistema continúa hasta la actualidad.
Véase:Diccionario Militar Etimológico e Histórico (6 vols., 1846);
Reglamento para el ejercicio y maniobras de la caballería (2 vols., 1824);
Táctica para la caballería ligera (1938); Mariano Arista: Manejo de sable a
caballo (1840); John Frost: History of Mexico and its Wars (Nueva Orleans,
1887); J. Mora: Californios (Nueva York, 1949); Plana Mayor: Noticia histórica
de los cuerpos de caballería del Ejército Nacional (1851); Sóstenes Rocha:
Ciencia de la guerra. Caballería (2 vols., París, 1873).
CABALLERÍA DE TIERRA
Medida de superficie, generalmente equivalente a 42.7953 ha.
CABALLERO
Nyctidromus albicollis, familia Caprimulgidae, orden Caprimulgiformes. Ave de
28 cm, aproximadamente, que presenta el plumaje del dorso café grisáceo
entreverado con café oscuro; la corona con una raya oscura que se va
adelgazando a los lados; las escapulares con una gran mancha triangular
negruzca, marginada de blanco al exterior; las coberteras con una pinta
blancoamarillenta en la punta; las plumas grandes de las alas con una banda
blanca hacia la mitad; la cola con unos puntos oscuros centrales; las plumas
laterales y la garganta blancas, y las partes inferiores amarillentas, con barras
café pálido. El sonido que produce se asemeja a la palabra caballero. Se posa
preferentemente en el suelo. Es de vuelo corto cuando persigue a los insectos.
Habita los caminos o senderos de las zonas templadas y tropicales. Se le
encuentra desde el sur de Texas hasta Bolivia y el norte de Argentina. Se le
conoce también como pauraque, pochocuate, pujullero o tapacamino.
CABALLERO
Rhipsalis cassytha Gaertn. Planta epífita de la familia de las cactáceas; de tallos
carnosos y colgantes, cilíndricos, ramificados; las ramas miden de 1 a 5 m de
longitud y son articuladas, de 0.5 a 1 cm de diámetro, de color verde claro. Los
tallos y ramas presentan costillas cuando tiernos, y tienen areolas pequeñas con
cinco a nueve cerdas blancas. Las hojas faltan o están representadas por brácteas
inconspicuas. Las flores (una en cada areola) son pequeñas, verdosas o blanco-
amarillentas; y los frutos, pequeños, desnudos, esféricos, blancos o rosados, de
unos 5 mm de diámetro. Se encuentra sobre árboles y rocas de selvas tropicales
o subtropicales, particularmente en Veracruz y Oaxaca.
CABALLERO, AGUSTÍN
Nació en Ixtapalucan y murió en Amecameca, ambas del actual estado de
México (1815-1886). Fue el primer director del Conservatorio Nacional de

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Música de la ciudad de México. En 1834 formó parte de la Orquesta de la
Colegiata de Guadalupe; en 1838, junto con Joaquín Beristáin, fundó una
academia de música, que en 1866 se convirtió en el Conservatorio de Música de
la Sociedad Filarmónica Mexicana. De esta escuela derivó el actual
Conservatorio Nacional de Música, declarado plantel oficial por el presidente
Porfirio Díaz, en 1877. V. MÚSICA.
CABALLERO, MANUEL
Nació en Tequila, Jal., en 1849; murió en la ciudad de México en 1926. En
Guadalajara publicó sus primeros trabajos literarios y periodísticos. En esa
ciudad fundó El Mercurio de Occidente (1889) y Estrella Occidental (1898); y
en la capital de la República, el periódico de espectáculos El Entreacto, el
Almanaque Histórico, Artístico, que apareció anualmente de 1882 a 1895, y el
Primer Almanaque Mexicano de Arte y Letras (1896). Formó parte de la
redacción de El Siglo XIX y de El Monitor Republicano. Se propuso, sin éxito,
reanudar la publicación de la Revista Azul. A juicio de Bravo Ugarte, inició en
El Mercurio de Guadalajara los géneros de la crónica y el reportaje, desusados
hasta entonces. Caballero fue el primer periodista moderno de México; con él se
inició el periodismo profesional y concluyó el periodismo ideológico.
CABALLERO CABALLERO, ARQUÍMIDES
Nació en Tampico, Tamps., en 1918. Profesor de educación primaria por la
Escuela Normal y Preparatoria del Estado en Ciudad Victoria, ejerció en
Tampico (1937-1939) y en la ciudad de México (1939-1941). Maestro en
ciencias matemáticas (1943) por la Escuela Normal Superior, enseñó materias de
su especialidad en planteles de nivel medio y profesional (1941-1970). Además
ha sido: secretario del Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, director
de la Escuela Oral y de la Normal Superior (1957-1966), jefe del Departamento
de Escuelas Secundarias Nocturnas (1960-1967), director general de Educación
Media (1970-1977), presidente del Consejo Nacional Técnico de la Educación
(1976-1980) y subsecretario de Educación Básica (1980) y Educación Media
(1981-). Ha representado a México en reuniones de la Organización de Estados
Americanos (Santiago de Chile, 1964 y 1967; Lima, 1971; Caracas, 1971; y
Panamá, 1972) y de la UNESCO (París, 1962, 1964 y 1967; y Rehobot, Israel,
1969). Es coautor de 14 volúmenes de libros de texto: con el ingeniero José
Arteaga Chávez, Lecciones para el 3er. curso de matemáticas del Instituto
Federal de Capacitación del Magisterio (1946); y con los profesores Lorenzo
Martínez Cedeño y Jesús Bernárdez Gómez: Tablas matemáticas (1959),
Cuadernos “Alfa” (ejercicios de aritmética y geometría para escuelas primarias,
del 1° al 6° grados, 6 t., 1959), Matemáticas para las escuelas secundarias (1°,
2° y 3er. cursos; 3 t., 1960) y Cuadernos de matemáticas para las escuelas
secundarias (1°, 2° y 3er. cursos, 3 t., 1960).

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CABALLERO CABALLERO, EDUARDO
Nació en Villahermosa, Tab., el 26 de octubre de 1904; murió en la ciudad de
México el 30 de diciembre de 1974. Profesor normalista (1930), maestro en
ciencias biológicas (1934) y doctor en la misma especialidad (1938) por la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), enseñó zoología,
parasitología animal y helmintología en esta casa de estudios, en el Instituto
Politécnico Nacional y en la Universidad de Nuevo León (UNL). Fue
investigador emérito del Instituto de Biología de la UNAM, jefe del
Departamento de Ciencias Biológicas del Instituto de Investigaciones Científicas
de la UNL, y helmintólogo de la Oficina Sanitaria de Panamericana y de la
Campaña Nacional contra la Oncocercosis. Es autor de: Zoología experimental
(1947; 6a. ed., 1966); Revisión de los géneros y especies que integran la familia
Acanthocolpidae Lühe 1909. Trematoda: Digenea (1952), y 150 trabajos
individuales y 96 colectivos en revistas especializadas. Es coautor, con Isaac
Ochoterena, de Lecciones de biología (tres ediciones), Lecciones de histología
del sistema nervioso y Técnicas selectas de histología. Investigadores nacionales
y extranjeros le han dedicado 87 especies y seis géneros, los cuales llevan su
nombre.
CABALLEROS DE COLÓN
(Knights of Columbus.) Organización católica, cívica, fraternal y familiar
fundada en 1882 en Estados Unidos por el padre Michael J. Mc Givney, vicario
de la iglesia de Santa María en New Haven, Connecticut. La aprobación
diocesana de los estatutos y el ritual le fue otorgada por monseñor Mc Mahon el
mismo año de la fundación; y la aprobación civil, el 29 de marzo de 1882. Su
finalidad es ayudar aun en lo pecuniario a los miembros y beneficiarios de la
Orden, promover el intercambio social e intelectual, realizar obras educativas,
asistenciales, caritativas, sociales y religiosas, y buscar la seguridad y superación
de sus asociados. Sus rangos jerárquicos son los funcionarios supremos y de
Estado, los directores nacionales, los diputados de Estado y de distrito y los
consejos; y sus ramas principales, los Escuderos de Colón, el Círculo Nacional
de Colombinas y las Damas Isabelinas. La Orden surgió en apoyo a la lucha de
los inmigrantes católicos, especialmente irlandeses e italianos, por hacer valer
sus derechos cívicos, laborales y culturales frente a las confesiones protestantes
y las doctrinas masónicas.
En México. La Orden de Caballeros de Colón, A.C. se estableció en la
ciudad de México el 18 de septiembre de 1905 bajo el patrocinio de Santa María
de Guadalupe. El primer Consejo fue el Núm. 1 050, integrado por 42 personas,
cuyo primer gran caballero fue el general J. B. Friesbie. En la primera
convención, en 1918, se formó el Consejo de Estado Mexicano y se eligió como
primer diputado a Manuel García Manilla. En noviembre de ese año se fundó la

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Sociedad Mutualista Cristóbal Colón, que perduró hasta 1981 con el nombre de
Unión, A.C.; el 13 de diciembre siguiente se concedió el primer cuarto grado; y
en 1912 se inició la publicación de Columbus, boletín mensual que en 1919 pasó
a ser el órgano oficial del Consejo de Estado Mexicano. De la arquidiócesis de
México, la Orden se expandió a Puebla, San Luis Potosí, León, Pachuca,
Guadalajara, Durango, Morelia y Mérida, y más tarde a casi todas las ciudades
de la República. Sus actividades principales son la formación de bibliotecas, la
fundación de becas, la ayuda a orfanatos, asilos y hospitales, el apoyo a la
formación de seminaristas y la organización de campañas pro-vida y
antialcohólicas. El 18 de noviembre de 1926, en momentos especialmente
difíciles para la vida y acción de la Iglesia en México, el papa Pío XI, en su
encíclica Iniquis Afflictisque, se refirió a la eficacia del servicio y a la fidelidad
de los Caballeros de Colón en los siguientes términos: “En primer lugar, la
sociedad de los Caballeros de Colón, la cual, extendiéndose a toda la República,
se integra felizmente por hombres activos y laboriosos, los cuales por su actitud
práctica frente a los problemas por la abierta profesión de fe y por el celo para
ayudar a la Iglesia, se han distinguido grandemente”. El 7 de octubre de 1979 el
papa Juan Pablo II visitó el Consejo Supremo en los Estados Unidos, reunido en
pleno, presidido por el gran caballero Virgil C. Dechant y asistido por el
capellán monseñor Charles P. Greco. En aquella ocasión el Pontífice saludó “en
la persona del caballero y de los miembros del consejo supremo, a más de 1.3
millones de católicos que despliegan por todo el mundo un espíritu de profunda
vinculación a su fe cristiana y de lealtad a la Sede Apostólica”. En 1985 había en
el mundo 1.4 millones de asociados; en la República, ocho mil socios y 109
consejos en todas las provincias eclesiásticas del país. La sede nacional de
Caballeros de Colón está en la ciudad de México.
CABALLITO BLANCO (Oax.)
Localidad arqueológica situada a pocos metros del entronque de la carretera
Panamericana con la desviación a Yagul, a 6 km de Tlacolula. Allí se han
encontrado vestigios de dos épocas. Los correspondientes a la más antigua
(alrededor de 5000 a.C.) son figuras pintadas en blanco sobre rocas riolíticas,
que representan a un equino y posiblemente a un hombre con los brazos en
movimiento; y los más recientes (entre 300 a.C y 200 d.C.) son un edificio con
forma de punta de flecha, réplica en menor tamaño del montículo J (El
Observatorio) de Monte Albán, y una imagen del dios Murciélago esculpida en
las rocas del acantilado; ésta puede fecharse en el periodo Medio de los Centros
Urbanos o de los Señoríos Teocráticos.
CABALLITO DE MAR
Hippocampus, familia Syngnathidae, orden Gasterosteiformes. Pez
lofobranquio, pariente cercano del pez pipa, es de talla pequeña ​unos 20 cm​ y

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tiene el cuerpo cubierto por una armadura de placas óseas. La cabeza, que
semeja el perfil de un caballo de ajedrez, forma un ángulo casi recto con
respecto al cuerpo y está provista de un hocico tubular largo; la cola es prensil y
carece de aleta caudal. Una característica biológica de esta familia es que los
machos cargan los huevos fertilizados en una bolsa “incubadora”, cuyo tamaño
y localización son importantes para la determinación de las especies. Su
coloración es variable. Se le encuentra generalmente en áreas cubiertas de
vegetación, confundiéndose con ésta gracias a su aspecto, y en arrecifes de coral.
Nada en posición vertical, impulsado por los movimientos ondulantes de sus
aletas dorsal y pectorales; sin embargo, la mayor parte del tiempo la pasa
adherido a la vegetación por medio de su cola. Se alimenta de plancton que
succiona con su boca a la manera de una jeringa. No se consume como alimento,
pero es ejemplar muy cotizado por los acuariófilos. Habita en aguas tropicales
someras. En México se encuentra en los océanos Pacífico (H. ingens) y
Atlántico (H. erectus y H. zosterae).
CABALLO
La especie Equus caballus L. apareció y se desarrolló en México a partir de los
ejemplares que introdujo Hernán Cortés. Especies ancestrales existieron en
México y en toda América en el Plioceno Superior. En México se han hallado
restos de caballos primitivos contemporáneos del Hombre de Tepexpan. Esos
antecesores del caballo evolucionaron gradualmente a partir del Eohippus, que
tenía cuatro dedos y la estatura de un perro danés, hasta convertirse en un
cuadrúpedo de 1.5 m, con un solo dedo terminal protegido por un casco único
por pata. El cúbito y el peroné se fusionaron en un solo hueso para formar la
“caña anterior” y cosa similar ocurrió en los miembros posteriores al fundirse el
radio y la tibia. Con posterioridad al último periodo glacial, los equinos
ancestrales, ya similares al caballo actual, se difundieron en todas las regiones
esteparias de Europa, Asia y América. Se deduce que constituían importante
fuente de alimento para las tribus, por la cantidad de huesos de ellos que se han
encontrado junto con restos de hombres cazadores. El surgimiento de grandes
extensiones de bosques tupidos forzaron al caballo primitivo a emigrar a las
estepas de Asia. Ahí se encuentra aún un caballo salvaje llamado E. prsewalski,
en honor a quien lo descubrió por primera vez en 1879. La desaparición de los
tipos ancestrales en América es motivo de debate sobre sus causas. La hipótesis
de que perecieron en la edad glacial sólo explicaría su desaparición en
Norteamérica y no en Sudamérica, donde los hielos ocuparon regiones menos
extensas. Se calcula que hace 175 mil años dejaron de existir en todo el
continente.
Cristóbal Colón llevó caballos a La Española (Santo Domingo) en su
segundo viaje, en 1493, pero no se registró su número ni se hizo su descripción.

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Se sabe que Fernando el Católico dispuso que formaran parte de esa expedición
20 caballos, con sus jinetes de la Santa Hermandad, y cinco de repuesto que
deberían ser yeguas, para iniciar la cría en las tierras recién descubiertas. Colón
se quejó de que aquellos jinetes no embarcaron sus mejores animales e informó
que la cría se iniciaba con ejemplares de poca clase. Con otras importaciones se
establecieron criaderos con éxito no sólo en La Española, sino también en Cuba
y Jamaica. La multiplicación fue muy acelerada. En 1536, la Real Audiencia de
Santo Domingo envió 200 caballos de refuerzo a Pizarro, ocupado de la
conquista y colonización del Perú. Las dificultades que encontró Cortés para
reunir en Cuba los caballos de su expedición a México, se debieron
principalmente a que emprendió su viaje sin el patrocinio del gobernador
Velázquez. Para 1519, los caballos ya eran relativamente abundantes en Cuba.
Así lo prueba el hecho de que Velázquez dotó con 85 caballos a Pánfilo de
Narváez, en 1520, para que pasara a México a someter a Cortés. Varios escritos
mencionan que Cortés conquistó el imperio azteca con 16 caballos. Eso no es
verdad, pues la conquista ocurrió únicamente después de que Cortés había
conseguido la alianza de Narváez, a quien derrotó e hizo prisionero en la acción
descrita por Bernal Díaz, en que Cortés ligó trapos a los cascos de sus pocos
caballos para sorprender a la expedición punitiva que dormía tranquila confiada
en su mayor número. La descripción de los 16 caballos de Cortés la hizo Bernal
Díaz en el capítulo XXIII de su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva
España: “Quiero aquí poner por memoria todos los caballos y yeguas que
pasaron. El capitán Cortés, un caballo castaño zaino, que luego se le murió en
San Juan de Ulúa. Pedro de Alvarado y Hernando López de Ávila, una yegua
castaña muy buena, de juego y de carrera; y de que llegamos a la Nueva España,
el Pedro de Alvarado le compró la mitad de la yegua, o se la tomó por fuerza
(esta yegua pereció en la Noche Triste). Alonso Hernández Portocarrero, una
yegua rucia de buena carrera, que le compró Cortés por las lazadas de oro. Juan
Velázquez de León, otra yegua rucia muy poderosa, que llamábamos la Rabona,
muy revuelta y de buena carrera. Cristóbal de Olid, un caballo castaño oscuro
harto bueno. Francisco de Montejo y Alonso de Ávila, un caballo alazán tostado,
que no fue para cosa de guerra. Francisco de Morla, un caballo castaño oscuro,
gran corredor y revuelto. Juan de Escalante, un caballo castaño claro, tresalbo,
que no fue bueno (este caballo murió en un combate contra los totonacas). Diego
de Ordaz, una yegua rucia, machorra, pasadera aunque corría poco. Gonzalo
Domínguez, un muy extremado jinete, un caballo castaño oscuro muy bueno y
grande corredor. Pedro González de Trujillo, un buen caballo, perfecto castaño,
que corría muy bien. Morón, vecino del Vaimo, un caballo overo, labrado de las
manos, y era bien revuelto (este caballo murió en la Noche Triste). Vaena,

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vecino de la Trinidad, un caballo overo algo sobre morcillo, que no salió bueno.
Lares, él muy buen jinete, un caballo muy bueno, de color castaño algo claro y
buen corredor (este caballo murió en la Noche Triste). Ortiz el músico, y un
Bartolomé García, que solía tener minas de oro, un muy buen caballo oscuro que
decían el Arriero: éste fue uno de los buenos caballos que pasamos en la armada.
Juan Sedeño, vecino de La Habana, una yegua castaña, la cual parió en el navío
(pero murió en el primer combate contra los tlaxcaltecas)”.
La primera entrada a Tenochtitlan la hizo Cortés con menos de 15 caballos,
pues no se sabe cuántos habían llevado consigo Velázquez de León y Juan
Escalante, enviados a reconocer otras regiones. Después de esa primera entrada,
Cortés recibió la noticia de la expedición en su contra que llegó a Veracruz bajo
el mando de Pánfilo de Narváez. Ésta constaba de 11 navíos y siete bergantines,
que llevaban distribuidos 85 caballos. Al regresar Cortés a Tenochtitlan, después
de haber convertido a sus perseguidores en refuerzo de su causa, tenía un
máximo posible de 100 caballos. Declarada la guerra abierta cuando se
encontraba en el centro de la ciudad, ocurrió el episodio de la Noche Triste el 1°
de julio de 1520 (v. CONQUISTA ). Según Clavijero, en esa ocasión perecieron
46 caballos, de modo que quedarían en poder de Cortés solamente 54. Para
reorganizar el sitio final de la gran ciudad lacustre, Bernal Díaz refiere que la
caballería fue dispuesta en tres grupos: el de Pedro de Alvarado, con 30 caballos,
que entraría por Tacuba; el de Cristóbal de Olid, con 33, que marcharía por
Coyoacán; y el de Gonzalo Sandoval, con 24, que atacaría por Iztapalapa, o sea,
87 caballos, a juzgar por este relato. El aumento de la caballería ocurrió durante
el periodo de preparación del sitio. Habiendo corrido en todas las Indias la
noticia de la riqueza del imperio azteca, Diego Velázquez, antes de saber de la
derrota de Narváez, había enviado refuerzos a éste en un bajel al mando de
Pedro Barba, quien traía dos caballos. A poco llegó otro bajel, comandado por
Pedro Caballero, que traía una yegua, al decir de Solís. En Jamaica gobernaba
Francisco de Garay, quien albergaba la quimera de hacer su propia conquista de
México en intentos por el río Pánuco, todos desafortunados. De esas
expediciones, Miguel Díaz de Auz, rechazado por los indígenas de Pánuco, llegó
a Veracruz con un navío en que traía siete caballos; y un capitán Ramírez, en
otra nave con 10 caballos, arribó al mismo puerto. Uno y otro se unieron a
Cortés. Un barco, a cargo de Juan de Burgos, llegó directamente de las islas
Canarias, llevando a bordo tres caballos. Estando ya Cortés de regreso en
Texcoco, llegó otro refuerzo, que según Bernal Díaz venía de España, pero que
Solís supone procedente de Santo Domingo, aunque ninguno de los cronistas
registró cuántos caballos traían. Esta reseña de los primeros caballos que pisaron
tierra mexicana, indica que en el periodo inmediatamente anterior a la Conquista

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participaron ejemplares equinos que provenían de Cuba, Jamaica, las Canarias y
Santo Domingo.
En México, fue Cortés el primer criador de caballos, y aún se conserva su
marca, pero abundaban otros centros: las haciendas particulares, las de
propiedad real y las de misiones religiosas se contaban por centenares. Además
de su utilización directa para silla y tiro, el caballo tuvo durante la Colonia valor
industrial como productor de cuero, sebo y crines. Para ello se contaba con los
mesteños, que corrían en las regiones comprendidas entre Baja California y
Texas y cuyo número alcanzaba proporciones increíbles.
El caballo de Cortés, dejado en Tah Itzá por el conquistador, a su paso hacia
Las Hibueras (1525), murió a la postre y los itzaes hicieron una estatua de él, de
piedra según unas fuentes, o de madera, según otras. La tuvieron en uno de sus
templos y la adoraron como al dios de los truenos y de los rayos, llamándola
Tziminchac (del maya tzimín, tapir, por caballo, y chac, lluvia, rayo, quizá por
las armas de fuego de los jinetes españoles). Fray Juan de Orbita, que visitó Tah
Itzá o Tayasal, destruyó la efigie en un arrebato de furia (1618) [véase: Jvéase:
Juan de Villagutierre Soto-Mayor: Historia de la conquista de el Itzá, reducción
y progresos de la de el Lacandón, y otras naciones de indios bárbaros de la
mediación de el reyno de Guatimala, a las provincias de Yucatán, en la América
Septentrional (Madrid, 1701)].
Además del valor directo del caballo, por su utilización múltiple, vivo o
muerto, tuvo un significado peculiar como símbolo de poder, acaso mayor que
en otras partes del mundo. Para el español expresaba su calidad de conquistador;
para el indio, el mestizo y el criollo, su ascenso en la jerarquía social y su
identificación psicológica con los miembros de la clase dominante. Numerosos
testimonios dan cuenta de la importancia del caballo durante la Colonia:
Motolinía, por ejemplo, al descubrir la ciudad de México, mencionó que “hay en
ella muchos y muy hermosos caballos; porque los hace el maíz y el continuo
verde que tienen, que lo comen todo el año, así de la caña de maíz, que es muy
mejor que alcacer, y dura mucho tiempo este pienso”. Tomás Gage señaló en
1625 que “es proverbial que en México cuatro cosas son hermosas: las mujeres,
los vestidos, los caballos y las calles”. Ya en el siglo XIX, la marquesa Calderón
de la Barca advirtió: “en los paseos públicos están más de moda, por vistosos,
los caballos que las mulas”, tanto arrastrando las carretelas como montados por
jinetes vestidos a la mexicana. En las grandes haciendas que se desarrollaron
sobre todo durante el porfirismo, el caballo fue una expresión innegable del
poder de sus propietarios. Por ello, y porque en las competencias de jinetes
ganaban siempre quienes montaban los caballos de los hacendados, surgió la
expresión “ir en caballo de hacienda”, que en el lenguaje popular significa

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tenerlo todo a favor, contar con todas las ventajas.
Clasificación.Zootecnia. Cuatro principales tipos de caballos son utilizados
por el hombre en el trabajo y en el deporte. Existen múltiples razas dentro de
cada tipo, algunas con distribución muy extensa y otras circunscritas a países.
Pocas de las razas de importancia mundial han sido significativas en México.
Los cuatro tipos obedecen principalmente a diferencias en peso y alzada; y son:
de tiro pesado, los de tiro liviano, los de carrera y silla (en un solo grupo) y los
ponies.
Los caballos de tiro pesado son animales de 1.5 m de alzada como mínimo, y
no menos de 700 kg en los machos. Las principales razas típicas son la belga, la
percherona y la ardennes, originarias, por su orden, de regiones bajas de Bélgica,
Holanda y Francia (Normandía). Varias razas de gran musculatura, aunque de
menor peso, existen en todos los países del continente europeo. De Gran Bretaña
son originarias tres: la clydesdale, que toma su nombre del río Clyde, en
Glasgow; la shire, muy similar a la anterior, pero de las costas surorientales de
Inglaterra; y la sulffolk, proveniente del condado de ese nombre. Las dos
primeras se distinguen por el pelo largo en los menudillos, que cubre los cascos.
La raza sulffolk es peculiarmente de un solo color: alazán. En México nunca
fueron importantes los criaderos de caballos de tiro pesado. Éstos requieren
abundante forraje, sólo costeable en tierras agrícolas muy productivas. Existió
un criadero en la exhacienda de Obrajuelo, entre Querétaro y Celaya, pero hacia
1950 la demanda de esos caballos había sido totalmente cancelada por la
introducción de tractores en el Bajío. La raza clydesdale, más elegante en su
andar y más ágil que otras razas de tiro, es conocida por los mexicanos gracias a
la exhibición de carros de la Cervecería Cuauhtémoc. Los caballos de tiro
liviano son bestias especializadas en el tiro de volantas y coches de pasajeros
generalmente manejados con arnés de pechera en vez de collar; pueden variar de
1.25 a 1.5 m de alzada y de 400 a 550 kg de peso. Algunas razas se especializan
en caminar con aires muy vistosos y levantamiento exagerado de los cuatro
miembros. Algunos ejemplares de razas francesas y alemanas fueron importados
a México para el tiro de coches de lujo hasta la época porfiriana, pero no se
estableció la cría de ninguna. Pertenecen al mismo tipo, con parecida anatomía,
los caballos de carreras bajo arnés, trotones y de andadura. Las razas principales
son la hackney, las francesas y alemanas, para tiro de coche, la cleveland bay y
la del trotón de carrera denominado stándar americano. En estas últimas hay
individuos capaces de desarrollar gran velocidad en variedad de trote o
andadura, tirando coches muy livianos en pistas de hipodromo. Este tipo de
carrera nunca ha sido popular en México.
Los caballos de carrera y silla han sido, desde la Colonia, muy apreciados en

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México, tanto para el trabajo de ganadería como para transporte y carreras
cortas. Sin embargo, nunca se ha desarrollado una raza propiamente dicha. Lo
más cercano fueron los caballos charros, ágiles y competentes en terrenos
quebrados, que aparecen idealizados en las pinturas de Ernesto Icaza. En
tiempos recientes, ese tipo de caballo, que prosperó en el centro de la República,
ha sido sustituido por animales más pesados que favorecen a los jinetes de plaza
y no a los vaqueros. Este incremento de peso se debe a la introducción, sobre la
cría del caballo charro, de ejemplares de la raza denominada “cuarto de milla”.
Este caballo se denomina así por su capacidad de desarrollar máxima velocidad
en esa distancia (400 m). Promedia 1.23 m de alzada y poco más de 400 kg. El
caballo genuinamente charro tenía medidas inferiores, pero era igualmente capaz
de alcanzar máxima velocidad desde el arranque, cosa que no hace el caballo de
carreras largas. El caballo ágil en tramos cortos y en terreno quebrado, es muy
útil para manejar ganado en la topografía del centro de México. Existen pocos
ejemplares de estos pequeños caballos en Jalisco, Michoacán y Guanajuato, y
son famosos en carreras parejeras, que se corren generalmente en menos de 400
m.
El caballo de carrera que se utiliza en los hipódromos pertenece a una estirpe
denominada pura sangre inglés. Cruzas con esa raza o de ella misma se utilizan
también en el salto y en las carreras largas de obstáculos. Pura sangre es una
mala traducción del inglés thoroughbred, que significa el producto de
cruzamientos bien hechos, o cría a conciencia. El cruzamiento original se refería
al de yeguas de carrera nativas del sur de Gran Bretaña con garañones de África
del Norte, Siria o Turquía, o sea, de sangre berberisca, turca y árabe. El pura
sangre inglés ha tenido influencia sobre todos los caballos de carrera que se
utilizan en el mundo, y también sobre otras razas veloces y de silla, como el
morgan (de Estados Unidos), y los de polo y salto, y aun aparecen progenitores
de esa raza en la formación del tipo cuarto de milla. El más famoso pura sangre
inglés del siglo XX ha sido Man O'War, que corrió a los tres años en carreras de
1 600 y 2 615 m en tiempos de 2 min 14 s 1/5 y 2 min 40 s 4/5, respectivamente,
y fue progenitor de una línea muy sobresaliente de caballos de carrera de fondo.
Era de gran alzada (1.659 m) y 620 kg de peso cuando adulto.
El caballo árabe ha sido progenitor de muchas razas y se cría en forma
limitada por asociaciones de criadores de varios países de Estados Unidos y
Europa. Fue perfeccionado por los pobladores de Libia en el norte de África y
Egipto, pero llevado a su máxima fama en Arabia después del siglo VI. Durante
el periodo de dominación musulmana, se extendió la cría a España y de ahí
surgieron los caballos superiores andaluces, parte de cuya sangre pasó a México
en la Conquista. Ha influido en el desarrollo de muchas razas, aun las de tiro. Se

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sabe que caballos árabes fueron llevados por los cruzados a Normandía y que
son ancestros lejanos de los percherones, los cuales adquirieron por ello mayor
agilidad y limpieza de movimientos. Son caballos pequeños, pero llenos de
gracia y elegancia en sus movimientos. Su alzada media es de 1.43 m y su peso,
entre 385 y 450 kg. Su resistencia y velocidad al paso y trote ligero es provervial
y han ganado con frecuencia pruebas de larga trayectoria bajo la silla (200 a 300
kg) cargando (montura y jinete, más pesas de plomo) 100 a 125 kg, según la
prueba.
Entre los caballos de silla más extravagantes se encuentran los de cinco aires
de Estados Unidos, muy vistosos en parques y exhibiciones, pero
completamente inútiles en trabajos de vaquería; y los de andadura, paso y
sobrepaso, muy apreciados en Perú, Colombia y Costa Rica, muy vistosos, de
andar artificial y rechazados por el hombre de campo y el charro mexicanos,
quienes prefieren los pasos naturales y el trote suave para cubrir grandes
distancias por jornada. Caballos de sobrepaso que no levantan los remos
artificialmente, sumamente cómodos para el jinete, son el tennessee walking
horse y el caballo de paso dominicano. Por razones desconocidas, tampoco son
populares en México, donde se le llama a ese paso “de Mondinga”. Lejos de
considerarse como virtud en un caballo mexicano, ese paso se juzga como
defecto en las tradiciones charras, quizás por haber sido el preferido antaño por
las damas.
De las razas criollas desarrolladas en América, el caballo charro puro sólo
queda en los lienzos de Ernesto Icaza, aunque de formas diferentes. Hay
caballos criollos perfeccionados en Argentina, los cuales adquirieron renombre
mundial cuando dos ejemplares de esa raza hicieron el recorrido de Buenos
Aires a Nueva York en 1925. Alternando al jinete y sus maletas, cubrieron los 21
500 km de distancia en 504 días, o sea, un promedio de 42 km diarios durante un
año cuatro meses y medio de jornadas ininterrumpidas. En Chile, el caballo
criollo es sumamente ágil y está entrenado para “cortar” (separar) ganado con el
pecho, en contacto directo con el vacuno en un redondel pequeño, sin utilizar
lazos.
Los ponies son caballos diminutos, apreciados para enseñar a cabalgar a los
niños. Los más difundidos son los de las islas Shetland, que disminuyeron su
talla por selección natural en las islas de Escocia de ese nombre, a más de 400
km de Gran Bretaña, dentro del círculo polar ártico. El caballo shetland adulto
no debe pasar de 1.16 m de alzada. En Argentina se ha seleccionado una estirpe
aún más pequeña, que no sobrepasa los 90 cm y pesa menos que un perro danés.
Otros tipos pony de mayor utilidad en la silla son los del país de Gales y el
hackney pony. El american pony es una raza de reciente formación en Estados

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Unidos, todos de color “guinduri”, que no sobrepasa 1.32 m de alzada, muy
útiles y dóciles. En Polonia existe un tipo pequeño de caballos de color acerado
lobuno, que vive en los bosques, denominado koniki, brioso y susceptible de ser
amansado para la silla.
Descripción. A diferencia de otros animales domésticos, el caballo se juzga y
se aprecia por sus cualidades de atleta. Por esta razón su apariencia y forma
externa son motivo de especial atención por parte de los caballistas. En varias
partes del mundo existen sociedades que aprecian la carne de caballo para
alimento humano, lo cual no ocurre en México, si bien caballos viejos son
sacrificados para la alimentación de perros y gatos. La descripción de las
cualidades del caballo en estampa y en acción, remiten a su aspecto exterior, con
particular énfasis en las extremidades, pues el caballo vale por su forma y
capacidad de movimiento, más que por su peso o aspecto. La acción de las
cuatro patas se combina en forma muy variada, según los tipos de caballos o los
pasos de un solo animal. En cada especialidad se hacen pruebas de competencia,
generalmente contra reloj, en pistas planas o de obstáculos, o de resistencia en
grandes distancias; en el caballo de tiro se utiliza una carga máxima jalada sobre
ruedas, a las que se agrega un freno de resistencia. Las pruebas de obediencia y
rienda son múltiples, como en las suertes de charrería en que la rienda del
caballo y la habilidad del jinete se combinan. En el caballo de carrera el tercio
medio es más largo que en el de tiro, así como en el de salto y algunos de silla.
En todo caballo de clase, los aplomos de manos y patas, vistos de lado, de frente
y por detrás del animal, deben juzgarse por su verticalidad en las cañas con
respecto al tercio anterior y posterior. La capa o colores se describen con
terminología similar en todos los países de habla castellana, aunque existen
algunas peculiaridades mexicanas. Cuatro colores son básicos en caballos con la
piel pigmentada: los alazanes, los colorados, los prietos y los tordillos. Los
alazanes pueden ser de varias tonalidades, pero siempre se distinguen por su
pelo rojizo con la crin y cola exactamente del mismo color. El alazán jiloto es de
crin y cola dorados, o de pelo mucho más claro que el cuerpo. El término isabelo
rara vez se emplea en México para referirse a ese color. El término palomino, de
reciente introducción, se aplica al caballo rojizo que presenta la crin aún más
rubia. Los de crin y cola negros, en vez del alazán del cuerpo, se denominan
colorados. Los prietos son negros en varias tonalidades: azabache, si es negro
oscuro y brillante; chinampo, si tiene tintes amarillentos; mohíno o morcillo, si
presenta tintes rojizos. Cuando el cuerpo es más claro que el del alazán y la crin
y la cola son negros, se denominan bayos. Los tordillos forman un grupo muy
especial porque nacen de color negro y gradualmente van adquiriendo pelo
blanco con la edad: cuando las tonalidades entrecanas forman círculos o

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manchas redondeadas, se denominan tordillos rodados, y aun cuando lleguen a
ser completamente blancos en la senilidad, se les sigue llamando tordillos. Son
distintos a los “albinos”, que nacen blancos y con la piel despigmentada. Cuando
el caballo es de piel despigmentada, pero con pelo alazán o bayo, se les nombra
orisbayo. Fuera de esos colores básicos, se utiliza una terminología muy rica
para referirse a marcas, manchas y tonalidades (v. Bibliografía: Ballesteros y
Rincón Gallardo para México, Odriozola para España y Solanet para Argentina).
Los caballos que muestran en todo su pelaje un solo color sin ninguna mancha
se denominan zainos; o en los prietos, negro hito. Los entrepelados de prieto y
blanco, se llaman moros o rucios y los entrepelados de alazán y blanco, rosillos.
La palabra ruano se utiliza ocasionalmente en México para referirse al rosillo; es
un anglicismo tomado de la palabra roan, que significa rosillo, aunque en
España ruano se aplique al caso extremo de palidez en el alazán jilote, o sea, el
isabelo o palomino. A los caballos con manchas caprichosas y redondeadas,
especialmente en las ancas, sobre un color básico más claro, se les denomina en
México “guinduris”, término que no aparece en ningún otro país de habla
castellana; corresponde al “apaloosa” de Estados Unidos y al “pintado” de la
Argentina. Al caballo con grandes manchas de dos colores se le dice “pinto”,
equivalente a “overo”, término muy poco común en México. Cuando las
manchas son negras sobre blanco, con particular extensión en el lomo o en las
ancas, se les denomina “tobianos”. La identificación de pequeñas manchas en
cualquier parte del cuerpo es rica en términos exactos; por ejemplo: caballos de
cualquier manto con una pequeña mancha en la frente, son “luceros”; si la
mancha es más grande, “estrella”; si se extiende a la nariz, “frontino”; si toca el
labio superior se dice que “bebe”; si comprende también el belfo inferior, que
“bebe y la derrama”; y si la mancha blanca comprende toda la cara, se le llama
“careto” o “mascarillo”. Las manchas blancas en las extremidades dan origen a
los términos unalbo, dosalbo, tresalbo y cuatralbo, según aparezcan en uno, dos,
tres o cuatro remos. Si la mancha sólo llega a la cuartilla, se califica “unalbo
bajo”; si más arriba “medio miten” o “enguantado”; y si comprende toda la caña,
“calceto”. Una mancha blanca en la cola da origen al término rabicano o
colicano. Popularmente se confunden algunos colores que obedecen a la misma
composición genética, pero se sabe de fijo que el alazán es recesivo del colorado
y del prieto, por lo cual el apareamiento de dos caballos alazanes da crías
exclusivamente de ese color.
Movimientos. El caballo es capaz de desplazarse con alternancia variable de
las cuatro patas y, además, con pasos más o menos largos. A los diferentes pasos
o “aires” del caballo suele llamárseles en México “trancos”. Esencialmente son
cuatro las formas de desplazarse: el paso, la andadura, el trote y el galope. El

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paso es el más lento: el animal levanta primero una mano, después el pie del
lado opuesto, luego la otra mano, y en seguida el otro pie. El casco trasero cae
exactamente en la huella del casco delantero. Una variante en los caballos
denominados “de paso” y “sobrepaso” consiste en ejecutar los cuatro
movimientos con suma celeridad y lograr, con tranco más largo, que la huella
trasera caiga adelante de la de la mano, siempre con cuatro golpes distintivos
sobre el suelo. En la andadura y el trote sólo hay dos golpes; en aquélla, mano y
pata del mismo lado se levantan y caen al suelo al unísono; y en éste, son los
remos encontrados o diagonales los que se levantan y caen simultáneamente.
Las variantes son también de longitud del tranco y celeridad; por eso existen los
caballos de carrera al trote y carrera de andadura. Generalmente, la distinción
entre uno y otro aire es carácter heredado, aunque es posible modificar la
tendencia por medio de entrenamiento. En el galope cambia el ritmo y son tres
los golpes: las manos caen con ligera ventaja una de otra y las patas
simultáneamente. El lapso entre la repetición de los tres golpes es prolongado y
corresponde al momento en que las cuatro patas están en el aire. El galope puede
ser corto o tendido; este último es el de la carrera, que se ejecuta con más
velocidad y con mayor terreno cubierto en cada zancada, pero el movimiento de
los remos es esencialmente el mismo. En ambos casos ocurre un fenómeno muy
peculiar: el caballo galopa con uno de los remos delanteros avanzado respecto
del otro, de modo que sólo puede cambiar de dirección y mantener el galope o la
carrera hacia el lado de la mano que lleva adelantada. Se dice del caballo
vaquero que “cuartea” muy bien cuando puede cambiar la mano adelantada de la
derecha a la izquierda o viceversa, en el instante en que ambas no tocan el suelo.
El buen caballo de campo hace esta maniobra con gran facilidad, cosa que le es
muy difícil a la mula y al asno. El caballo “duro” de voltear es el que, con el
jinete a cuestas, aprende a galopar favoreciendo siempre una mano avanzada,
sólo voltea al galope para ese lado y tiene que bajar la velocidad al trote antes de
poder galopar con la otra mano avanzada. Esos caballos, mal amansados, son
inútiles en las labores de vaquería o charrería. A los caballos de hipódromo se
les enseña precisamente lo contrario a esa habilidad de “cuartear”, pues deben
salir siempre con la mano izquierda cuando la pista está diseñada para carreras
contra las manecillas del reloj. Un caballo de hipódromo es por eso inútil en el
campo y en la exhibición de obstáculos, y hay que volverlo a entrenar.
Bibliografía: A. Cabrera: Caballos de América (Buenos Aires, 1945); E.
Solanet: Pelajes criollos (Buenos Aires); Marrero y Galíndez: Cromohipología
(Buenos Aires, 1945); J. Ballesteros: “Caballos y el color de su pelaje”, en Artes
de México, núm. 174); M. Odriozola: A los colores del caballo (Madrid, 1951);
C. Rincón Gallardo: El libro del charro mexicano (1960); L. Pérez Verdía:

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Compendio de historia de México (1921); F. J. Clavijero: Historia antigua de
México y de su conquista (1844); A. Solís: Historia de la conquista de México
(1885).

Hernán Cortés a caballo.


AEM

Símbolo de la equitación mexicana, la figura del charro también se exalta en el folklore


nacional.
AEM
CABALLO PINTADO (Pue.)
Localidad arqueológica cuyos vestigios sugieren una ocupación desde fines del
periodo Protoneolítico (2400 a.C.) hasta el de los Centros Urbanos (400 d.C.).
Ahí se encontró una cerámica semiglobular, café, de factura tosca, con superficie

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cuarteada y punzonada, semejante a la que se conoce como de la fase Purrón del
valle de Tehuacán, Pue.
CABALONGA
Strychnos panamensis Seem. Nombre que se da en Chiapas a un bejuco de la
familia de las loganiáceas, delgado, alto, con zarcillos ganchudos; de hojas
opuestas, aovadas, medianas, acuminadas, con tres nervaduras en la base y los
peciolos unidos por una línea estipular. Las flores son regulares, hermafroditas,
con corola gamopétala y estambres alternados con los lóbulos, insertos en la
parte basal; estilo simple y estigma entero. El fruto es una baya globosa, con la
parte externa dura, de unos 6 cm de diámetro. La raíz es utilizada por los
indígenas de Chiapas contra la picadura de víboras. Es planta venenosa que se
usa para matar perros y coyotes, moliendo la semilla y mezclándola con carne.
Se encuentra en las selvas altas siempre verdes de Tabasco, Chiapas, Oaxaca y
Guerrero. En Chiapas recibe también el nombre de covadonga.
2.Thevetia peruviana (Pers.) Merr. En Yucatán se da este nombre a un
arbusto de la familia de las apocináceas de hasta 10 m de alto, con jugo lechoso
y corteza gris; de hojas alternas, lineares y lanceoladas muy angostas, brillantes,
lisas, agudas, largamente atenuadas en la base, de 7 a 15 cm de largo por 0.5 a 1
de ancho, y nervaduras laterales inconspicuas. Las flores son grandes, vistosas,
gamopétalas, en forma de embudo, con corola amarilla, cuyo tubo es más corto
que el limbo, aproximadamente de 7 cm de largo. El fruto, drupáceo, es más
ancho que largo, triangular, subtruncado, de 3 a 4 cm de ancho, 2 de largo y 1 de
grueso, con el endocarpio en forma de nuez y una semilla grande, angulosa o
triangular redondeada. Es planta ornamental, aunque venenosa. Las semillas
contienen el glucócido tevetina, que tiene acción estimulante del músculo
cardiaco, semejante a la que presenta la digital. También se usan las semillas
como remedio para las almorranas, ya sea en los bolsillos o en pomada. El jugo
lechoso se emplea en Yucatán para aliviar el dolor de muelas, aplicándolo en la
cavidad afectada. La tintura de la corteza está considerada como febrífugo; en
grandes dosis es un activo purgante y emético. Con frecuencia se cultiva en
tierra caliente. Se encuentra desde Jalisco, San Luis Potosí y Veracruz hasta
Yucatán, Chiapas y Guerrero. Recibe también los nombres de chilca, chirca o
chilindrón (Chiapas), campanilla (Yucatán, Morelos y Guerrero), acitz
(Yucatán), naranjo amarillo (San Luis Potosí), yoyote y yoyotli (Veracruz y
Guerrero), narciso amarillo (Jalisco) y cabalonga de la Huasteca.
CABALONGA DE TABASCO
Strychnos tabascana Sprague y Sandw. Bejuco de hojas opuestas, aovadas a
elíptico-lanceoladas, de peciolo corto (0.5 cm), agudas o acuminadas, de base
redondeada o cuneada, con cinco nervaduras, de 7 a 12 cm de largo por 2.5 a 5
de ancho. Las flores son regulares, hermafroditas, amarillas, blanco-lanosas por

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dentro, gamopétalas, agrupadas en las axilas de las hojas o en la parte terminal
de las ramas. El fruto es una baya que contiene una semilla subglobosa o
irregularmente globosa, morena, venenosa, de unos 15 mm. Sólo se conoce en
Veracruz y Tabasco. Recibe también el nombre de mata perros porque se usa la
semilla para matar perros y coyotes, moliéndola y mezclándola con carne.
CABAÑAS Y CRESPO, JUAN CRUZ RUIZ DE
Nació en Espronceda, Navarra, España, en 1752; murió en el rancho Estancia de
los Delgadillos, de la parroquia de Nochistlán, Zac., en 1824. Estudió en Viana,
Pamplona y la Universidad de Alcalá. Siendo ya clérigo, obtuvo por oposición la
canonjía magistral de la catedral de Burgos. Fue después rector del seminario de
esa arquidiócesis y visitador de ella, con la misión de calmar los ánimos de la
feligresía, exaltados por la expulsión de los jesuitas. En 1793 fue nombrado
obispo de León, en Nicaragua; pero antes de embarcarse hacia América fue
trasladado con el mismo cargo a la ciudad de Guadalajara, en la Nueva España.
Llegó a Veracruz en enero de 1796, y a la capital de Nueva Galicia el 13 de
diciembre siguiente. En 1802 solicitó permiso al rey para fundar una Casa de
Misericordia; pidió al arquitecto Manuel Tolsá que diera forma al proyecto;
mandó buscar terreno; y redactó el reglamento, según el cual habría en la
institución, aparte los servicios para los desamparados, talleres para la enseñanza
de oficios. Carlos IV, quien en 1796 y 1797 había ya ordenado la fundación de
casas de expósitos, aprobó el 5 de septiembre de 1803 la proposición del obispo,
que extendía el sistema de protección a los ancianos, lisiados, enfermos
habituales y caminantes pobres. En 1805, por conducto de un señor Aguirre, su
representante en México, convino con José Gutiérrez, académico de San Carlos,
que éste se encargaría de construir la obra conforme al proyecto de Tolsá, que
radicaría en Guadalajara cuatro años como mínimo, y que impartiría en la ciudad
clases de aritmética, geometría, arquitectura y dibujo. El predio elegido, que en
su mayor parte se adquirió a la Orden de San Juan de Dios, quedaba en la banda
oriental del río de este nombre, de suerte que primero tuvieron que consolidarse
las márgenes de la corriente y luego se construyeron los puentes Verde y de San
Juan de Dios. Estas obras las realizó el alarife Pedro Ciprés, nativo de
Mezquitán. Los indios del pueblo de San José de Analco cedieron el agua del
Ojo de San Román, y en febrero de 1805 trabajaban en la edificación más de
300 operarios. Parece ser que las bóvedas de la capilla se cerraron en 1810. El 1°
de febrero de ese año ingresaron los primeros desvalidos. En septiembre estalló
la guerra de Independencia, y el 11 de noviembre entró el insurgente José
Antonio Torres a Guadalajara. Cabañas, con la mayoría de los españoles, huyó a
San Blas y de allí a Acapulco y a México. Regresó a su sede en febrero de 1811,
cuando ya la Casa de Misericordia había sido convertida en cuartel y fortaleza
por el brigadier José de la Cruz. En la última etapa de la guerra, alentó los

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proyectos independentistas de Iturbide y aun le prestó ayuda pecuniaria (v.
JALISCO, ESTADO DE), y una vez declarado el imperio, fue él quien le ciñó la
corona el 22 de julio de 1822. Continuó su obra pastoral hasta el último día de su
vida, fundando hospitales, hospicios e iglesias en toda su vasta diócesis. En
1828, las autoridades militares devolvieron el inmueble y, previas las obras de
reparación, el 15 de febrero de 1829 se destinó nuevamente a los fines originales
de la institución, más tarde llamada Hospicio Cabañas.
Véase:José López Portillo y Weber, Justino Fernández e Ignacio Díaz
Morales: El Hospicio Cabañas (1971).

Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, fundador del Hospicio Cabañas en Guadalajara.
AEM
CABECITAS COLOSALES
Pequeñas piezas de cerámica, cuya forma es semejante a las cabezas colosales
olmecas, encontradas en la zona de Acatlán, Pue., en la Mixteca Baja. Así las
llamó el arqueólogo Miguel Covarrubias; y a ese estilo se denominó Nuiñe o de
la Tierra Caliente. Posiblemente son retratos, pues casi no hay dos iguales. La
mayoría proceden del periodo Clásico Temprano o Inicial de los Señoríos
Teocráticos.
CABELLERA
Nombre que se da en el sureste de México a ciertas especies de plantas
arbustivas, parásitas o semiparásitas, de la familia de las lorantáceas. Crecen
sobre diversos árboles, algunas con inflorescencias vistosas, en particular:
Phoradendron commutatum Trel. Planta de hojas opuestas, obovadas, de 3.5
a 5 cm; flores pequeñas, agrupadas en espigas de 1.5 a 3 cm; y frutos rojos.
2.Psittacanthus calyculatus Don. Arbusto que se caracteriza por presentar

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hojas opuestas y lanceoladas; flores rojas o anaranjadas, largas, agrupadas en
inflorescencias vistosas; y fruto pegajoso. En algunos lugares usan los frutos y
tallos viscosos para hacer “liga”, con la cual cazan pájaros vivos. En farmacia se
usa como sustituto del muérdago europeo, Viscum album, para combatir la
elevación anormal de la presión arterial sanguínea en la arterioesclerosis. Las
partes del árbol donde enraíza esta planta y otras semiparásitas de su tipo,
constituyen las flores de madera o flores de palo, que se aprovechan como
formaciones decorativas. Es frecuente en las tierras calientes. En Chiapas la
llaman también chuiquén (en lengua zoque), visco o liga.
3.Struthanthus venatus H.B.K. Planta con hojas opuestas, orbiculares o
elípticas, de 3 a 4 cm; flores más bien pequeñas (5 a 6 mm); y fruto color verde
azuloso. Por crecer sobre las ramas de los árboles, estas especies reciben
también el nombre de injerto.
CABELLO
Los indígenas mexicanos tienen, según la clasificación de Giddings, pelo negro,
generalmente largo, de textura lacia y sección cilíndrica. Con la llegada de
elementos étnicos europeos se introdujo el tipo de cabello ondeado, más suave y
de sección ovalada, con tubo medular y en una variedad de tonos que va desde el
rubio y rojizo hasta el negro. Los esclavos africanos aportaron, a su vez, el
cabello negro lanudo, corto, en forma de espiral, muy negro y de sección
elíptica. Entre los indígenas (y también entre los negros) es característica la
relativa ausencia de pelo en el cuerpo, especialmente en la cara del hombre.
Los aborígenes mexicanos tenían varios estilos y modos de arreglarse el
cabello. La forma más sencilla era dejándolo crecer suelto por la espalda. Se
llevaba también largo alrededor de las sienes y de las orejas, rapando el resto de
la cabeza; o trenzado con hilo oscuro de algodón hasta formar una especie de
cuernos pequeños arriba de la frente; o cortado de manera que al trenzarlo todos
los mechones quedaran al mismo nivel. Algunos indios, sin embargo, se rapaban
completamente. Quienes lucían el peinado más complicado eran las cortesanas,
que “para mayor belleza” (Sahagún, II, 130) dejaban suelta la mitad del pelo y
enrollada la otra mitad sobre la oreja o sobre el hombro, quedando las puntas
libres sobre la parte superior de la cabeza. Las mujeres, sin distinción de
categoría, se teñían el cabello con un lodo casi negro, o con la yerba xiuhquílitl
(jiquilite o añil), con objeto de volverlo reluciente y con reflejos morados.
En las creencias magicorreligiosas el cabello aparece dotado de una
poderosa fuerza anímica. El concepto de que en el ser humano el pelo representa
el reino vegetal (como los huesos el reino mineral, y la carne, la sangre y las
vísceras el reino animal) sigue siendo popular en el siglo XX, pues el
crecimiento del cabello se asocia al de las plantas. La magia capilar perdura
entre nahuas, coras, huicholes, huastecos y lacandones. Gracias a Durán, se sabe

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que entre los aztecas se practicaban ritos cuyas protagonistas eran muchachas de
12 a 13 años, la edad en que la mujer se vuelve fecunda y tiene un lazo
misterioso con la fertilidad del campo. En las fiestas de la pubertad se celebraba
el milagro de la mujer que se vuelve apta para atraer las fuerzas ocultas que
hacen prosperar la milpa: el acto de arrancarle el pelo equivalía, simbólicamente,
a la cosecha del maíz. En la fiesta consagrada a Xilonen, la diosa del maíz en su
advocación más joven, la del jilote o mazorca de maíz tierno, las mujeres, según
refiere Sahagún, “traían los cabellos sueltos, andaban en cabello, bailando y
cantando… Los cabellos tendidos y las trenzas con que suelen atar los cabellos
llevábanlas desde el frente al colodrillo”. Durante el baile ritual, éstas sacudían y
agitaban su largo pelo suelto. Metamorfoseadas idealmente en jilotes, sus
cabezas representaban la punta de la mazorca, y su pelo, el penacho del maíz. El
fin oculto era que el cabello del jilote creciera con profusión y lozanía y que, por
consiguiente, el grano se diera grande y lleno. Las representaciones de la
muchacha con un claro en la coronilla a raíz de este rito, son frecuentes en las
estatuillas femeninas de barro del Preclásico Medio (1200-600 a.C.) y también
en épocas posteriores (véase: Gutierre Tibón: Mujeres y diosas de México,
1967).
La costumbre de arrancar el cuero cabelludo a los vencidos como trofeo, no
fue exclusiva de los indios bárbaros del norte, pues Herodoto la menciona entre
los escitas. Sin embargo, sólo se ha escrito acerca de ella en relación con ciertas
tribus indias norteamericanas, especialmente los apaches. Esta costumbre fue
aprovechada por algunas autoridades republicanas en la lucha contra los indios
bárbaros que asolaban vastas regiones de Coahuila y Chihuahua. Los gobiernos
de los estados fronterizos llegaron a ofrecer altos premios en efectivo por la
entrega de cabelleras de indios; pero sucedía a menudo que se asesinaba a gente
pacífica para arrancarle la cabellera, pues los contratos para aquel efecto se
celebraban con bandidos extranjeros. Cuenta Enrique González Flores, en
Chihuahua, de la Independencia a la Revolución: “Durante el gobierno de Trías
se suprimieron las contratas de sangre, convenios celebrados entre el Gobierno y
aventureros extranjeros y mercenarios para hacer la guerra a los indios bárbaros,
mediante una remuneración pecuniaria por las cabelleras obtenidas y el libre uso
del botín, las cuales, además de no dar ningún resultado práctico, se
caracterizaron por el mal uso que de las mismas harían los concesionarios, entre
los que figuraban Kinker, Chervallie y Glanton; acarreándole dicha disposición
gubernativa al general Trías enconados ataques de sus enemigos, por haber
tomado ya este salvaje procedimiento de destrucción, arraigo entre los vecinos
del estado”.

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Figurilla del Preclásico: peinado ritual
AEM
CABELLO
Nigella damascena L. Planta herbácea ornamental de la familia de las
ranunculáceas, con tallos lisos, erectos, muy ramificados, de 30 a 50 cm de alto;
hojas alternas, divididas en partes lineares o filiformes (pinado-multífidas);
flores vistosas (de 2 a 4 cm), solitarias en el extremo de las ramas, blancas o
azulosas, con cinco sépalos y cinco pétalos espolonados y radiadas por un
involucro multífido; y fruto globuloso, capsular, dehiscente, con cinco estilos
largos y erectos en la parte superior, provistos de numerosas semillas de color
oscuro. Es originaria de la región mediterránea del sur de Europa; a veces se le
cultiva en los jardines de México.
CABERO Y CÁRDENAS, IGNACIO
Nació en la ciudad de México el 29 de junio de 1757; murió en Colombia el 22
de agosto de 1834. Llegó al puerto de Cartagena el día que cumplía 21 años de
edad, en la comitiva de Antonio Caballero y Góngora, quien pasaba del
obispado de Mérida de Yucatán al de Santa Fe de Bogotá, y quien asumiría el
cargo de virrey de la Nueva Granada en 1782. Nombrado por éste oficial mayor
de la secretaría del virreinato, destacó por la propiedad con que redactaba las
instrucciones oficiales, al punto de que sirvieron como modelo para otros
documentos de esa índole. En 1804 fue nombrado diputado, y en 1811, cuando
Colombia juró su separación de España, presidía la Primera Junta Independiente
de Cartagena, que se transformó en Junta Suprema de Gobierno y fue la primera
corporación de su clase en América que proclamó su independencia absoluta de
la corona española. En 1812, desde Jamaica, organizó el abastecimiento para la

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defensa de Cartagena, asediada por el realista Pablo Morillo. En diciembre de
1815 le salvó la vida a Bolívar, al no permitirle que viajara a esa plaza a bordo
del bergantín Doyle, que fue apresado por los españoles. Tomada Cartagena,
Cabero participó en un intento de reconquista y continuó en la lucha hasta 1820,
cuando se consolidó la victoria del libertador. Después de la guerra, tuvo a su
cargo la administración de la aduana de Santa Marta, pero hacia el final de su
vida no encontró empleo estable y murió pobre y olvidado de todos. El cronista
Donaldo Bossa Herazo dijo de él: “Sorprende la sencillez, modestia y humildad
de Cabero ante los hechos que de 1811 a 1828 encierran la epopeya cartagenera,
la más insigne y alta del Nuevo Mundo, que se desenvuelve entre conmociones
populares, luchas de facciones, asedios, fusilamientos, hambre y abandono, sin
que nada pudiera doblegar a aquel puñado de modernos espartanos que pelearon
por la libertad con el temple de los grandes pueblos de la Tierra”.
CABEZA DE BRUJO
Dioscorea galeottiana Kunth. Planta herbácea de la familia de las dioscoreáceas,
trepadora, dioica, hasta de 10 m de altura, provista de un tubérculo subterráneo y
tallo aéreo piloso, prismático. Las hojas son alternas, cordado-orbiculares,
enteras o irregularmente onduladas, con nueve a 13 nervaduras y peciolo largo;
miden de 15 a 18 cm de largo. Las flores son muy pequeñas: las masculinas
tienen un pedúnculo blanco pulverulento, de 5 mm de largo, con seis segmentos
extendidos y tres estambres cortos, dispuestos en inflorescencias axilares
simples o rara vez ramificadas; y las femeninas tienen el perigonio formado por
seis segmentos oblongo-triangulares, más cortos que en aquéllas; el ovario es
ínfero, trilocular, tricarpelar, con dos óvulos colgantes en el ángulo interno de
cada una de las tres cavidades. El fruto es capsular, membranoso, con tres
aristas; y las semillas, comprimidas y aladas. Es común en algunas partes del
valle de México, especialmente en el Pedregal de San Ángel, donde recibe el
nombre de cuachalate; pero su distribución se extiende al estado de México,
Oaxaca y Chiapas.
2.Dioscorea bartlettii Mort. Bejuco grande de la familia de las
dioscoreáceas, con una enorme raíz cónica (camote) que puede pesar hasta 30
kg, dispuesta sobre la superficie del suelo. Tiene hojas acorazonadas; las flores
son pequeñas: las masculinas se encuentran en una planta y las femeninas en
otra. Es abundante en las selvas altas siempre verdes del norte de Chiapas.
Recibe también los nombres de jolpucuj o jolpukuj (que en lengua tzotzil
significa “cabeza de brujo”), cabeza de diablo, cabeza de negro y cocolmeca. V.
CABEZA DE NEGRO.
CABEZA DE CHIVO
Tribulus cistoides L. Planta herbácea de la familia de las cigofiláceas. Es casi
rastrera, pero puede levantarse del suelo unos 30 cm. Tiene hojas pinadas,

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vellosas, con unos 10 foliolos elípticos, hasta de 9 a 10 mm de largo por 2 a 3 de
ancho, que terminan en un pequeño mucrón apical. Las flores son amarillas,
regulares, hermafroditas, con cinco sépalos, cinco pétalos y numerosos
estambres; ovario súpero, formado por cinco carpelos articulados que se separan
al madurar, produciendo cada uno de ellos un pequeño fruto provisto de espinas
gruesas, cortas, rígidas y puntiagudas, que fácilmente se pegan a la ropa de la
gente o al pelo de los animales. En medicina popular, el cocimiento de la raíz se
emplea en el tratamiento de enfermedades renales, pero su eficacia no está
científicamente comprobada; las hojas y las semillas se emplean de manera
semejante. Es muy común en las regiones calientes tropicales, desde Morelos,
Puebla, Colima y Veracruz hasta Oaxaca y la península de Yucatán. Recibe
también los nombres de abrojo de tierra caliente o raíz de abrojo, hierba de la
araña o rosilla (Puebla), cabeza de arriero (Oaxaca) y chanxnuuk o chanxinuk
(Yucatán).
CABEZA DE MICO
Licania platypus (Hemsl.) Fritsch. Árbol de la familia de las rosáceas, de hasta
50 m de alto, con el tronco recto, esbelto, y la corteza casi lisa, de color grisáceo.
Tiene hojas alternas, grandes, de 16 a 36 cm de largo, oblongas, coriáceas, lisas
o casi lisas, con el peciolo corto, redondeadas o algo acuminadas en el ápice;
flores blancas, pequeñas, estrelladas, pilosas, pentámeras, con muchos estambres
y ovario estriguloso, agrupadas en grandes inflorescencias paniculadas; y fruto
ovoide o subgloboso, drupáceo, áspero, muy grande (10 a 15 cm de largo), de
sabor dulce, comestible, con la pulpa amarilla, más o menos fibrosa. El fruto,
pese a ser algo insípido, es muy apreciado por los indígenas, en particular por
los chamulas de San Cristóbal de Las Casas, Chis., a donde es transportado
desde tierra caliente. La madera es dura y pesada, algo áspera, de color moreno
opaco, y sirve para construcciones. Se desarrolla en las selvas altas siempre
verdes de Oaxaca, Chiapas y Centroamérica, frecuentemente cerca de los
arroyos. Recibe también los nombres de zapote amarillo, zapote borracho,
zapote cabello, caca de niño (Oaxaca), sonzapote o sunzapote (del náhuatl
metzontzápotl, zapote de cabello), itzampí y zapote de mico (Chiapas).
CABEZA DE NEGRO
Dioscorea mexicana Guill.; igual a D. macrostachya Benth. Bejuco provisto de
un rizoma o cabeza de crecimiento lento, casi hemisférico, muy grande (50 a 60
cm de diámetro), que sobresale de la superficie del suelo mostrando su corteza
morena oscura y reticulada, debido a la presencia de placas poligonales leñosas
y duras. Brota en tallo trepador delgado, de crecimiento rápido, provisto de
cortas espinas encorvadas; tiene hojas enteras, lisas, cordiformes, curvinervias,
de 6 a 12 cm de largo. Sus flores son dioicas, amarillentas, pequeñas, de 1.5 a 2
mm, con un perianto de seis divisiones persistentes; las masculinas con seis

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estambres subiguales, y las femeninas con un ovario ínfero, tricarpelar, trilocular
y un estigma subsésil; agrupadas en inflorescencias fasciculadas o en pequeños
racimos; y frutos capsulares, trivalvados, ovales, de 2 a 3 cm de largo, con
semillas aladas y comprimidas. La intensa explotación del rizoma en las últimas
décadas ha determinado la escasez actual de esta planta. El rizoma contiene
sapogeninas o esteroides que constituyen la materia prima para la obtención
industrial de cortisona y hormonas sexuales, sustancias de múltiples aplicaciones
en la terapéutica médica. Se desarrolla en las zonas calientes de San Luis Potosí,
Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Yucatán. En Chiapas la llaman también
cocolmeca.
2. El nombre de cabeza de negro se da también a otras especies de plantas de
la familia de las dioscoreáceas y del género Dioscorea, en particular a D.
bartlettii Mort. (v. CABEZA DE BRUJO).

Cabeza de negro
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México
CABEZA DE VIEJO
Eira barbara, familia Mustelidae. Mamífero carnívoro, pesa entre 4 y 5 kg; su
cuerpo mide 1 m y su cola hasta 45 cm. Tiene el cuello largo, la cabeza ancha,
las orejas desnudas y redondeadas, las patas cortas y las uñas muy desarrolladas
y no retráctiles. Su pelo es corto y denso, negro en el cuerpo y con tonos que van
del blanco sucio al café oscuro en la cabeza y el cuello. Presenta un triángulo
blanco en el pecho. Arisco y tímido, se mueve con agilidad y rapidez; es buen
nadador y, gracias a la constitución de sus patas y uñas, puede subirse a los
árboles con facilidad. Es de hábitos nocturnos, aunque ocasionalmente se le ve

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de mañana, en parejas o en grupos familiares. La hembra da a luz entre dos y
cuatro crías, en una madriguera o en la oquedad de un árbol. El macho marca su
territorio con una secreción almizclada, de olor muy penetrante y duradero,
producida por glándulas anales. Su dieta es variada: se alimenta de ratones,
musarañas, agutíes, conejos, ardillas y temazates; también caza aves, reptiles,
anfibios y peces, y consume frutas, caña de azúcar y miel. Animales de esta
especie han vivido hasta 12 años en cautiverio. Habita en los bosques y selvas de
la América tropical; en México se encuentra desde Sinaloa y Tamaulipas hasta la
península de Yucatán. En México se le conoce también como viejo del monte.
CABEZA DE VIEJO
Cephalocereus senilis (Haw.) Pfeiff. Planta carnosa, columnar, cilíndrica, de la
familia de las cactáceas, hasta de 15 m de altura, con el ápice redondeado,
ocasionalmente ramificada; con unas 20 a 30 costillas de color verde claro o
grisáceo; cubierta de largos pelos cerdosos y blancos, especialmente en la parte
superior donde los pelos son más numerosos y largos. En las costillas hay
areolas con pelos cerdosos blancos, que en la parte superior alcanzan de 10 a 12
cm de longitud, entremezclados con abundante lana blanca y espinas
amarillentas o grisáceas. La inferior de éstas (son de tres a cinco) se dirige hacia
abajo y mide de 2 a 4 cm de longitud. Las flores, en forma de embudo, son
rosadas, de unos 5 cm, con el tubo escamoso y numerosos estambres filiformes;
y van agrupadas en areolas floríferas que, a su vez, son confluentes, formando
una agrupación característica (seudocefalio) en la parte terminal del tallo. Los
frutos, ovoides, rosados y algo escamosos, miden de 2.5 a 3 cm de longitud. De
gran demanda como ornamental, su conservación se ve amenazada por la
explotación inmoderada. Se desarrolla en las regiones semiáridas de Hidalgo y
Guanajuato, donde forma agrupaciones extensas. Recibe también los nombres de
viejito o viejo.
2. El mismo nombre se aplica, además, a las cactáceas: Echinocereus
rigidissimus (Engelm.) Rose (Sonora), Mamillopsis senilis (Lodd.) Weber
(Durango), Lophocereus schottii (Engelm.) Britt. y Rose (Baja California) y
Neobuxbaumia tetetzo (Weber) Backb. (Puebla).
3. En Chiapas llaman cabeza de viejo a la ranunculácea trepadora de hojas
cáusticas Clematis dioica L.

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Cabeza de viejo
AEM
CABEZAS COLOSALES
Esculturas de gran tamaño, en forma de cabeza humana, talladas en roca
andesítica o basáltica. Miden entre 1.6 y 3 m de altura y pesan de 10 a 15 t. Se
han encontrado 16 en localidades ocupadas por los olmecas durante los periodos
de las Aldeas y de los Centros Urbanos (500 a.C. a 400 d.C.): cuatro en Tabasco
(La Venta) y 12 en Veracruz (dos en Tres Zapotes, nueve en San Lorenzo
Tenochtitlan y una en Rancho Cobata, en Santiago Tuxtla). Todas llevan un
casco que les cubre cejas y orejas. Las más logradas son las de San Lorenzo
Tenochtitlan; las de La Venta y Tres Zapotes son más anchas y la de Cobata es
de menor calidad. Ésta tiene los ojos cerrados, como si se tratase de la
representación de un muerto; las demás muestran diferentes expresiones.
Posiblemente sean retratos de personajes o de niños. Algunas cabezas presentan
labios abultados y pómulos exageradamente salientes. Se considera que fueron
realizadas en un lapso no mayor de 300 años, por grupos de escultores que
aplicaron el mismo criterio formal, aunque tomando en cuenta las características
de cada grupo rector.
CABEZONA
Helenium mexicanum H.B.K. Hierba de 0.8 a 1.5 m, con el tallo erguido, ramoso
y alado; hojas alternas, sésiles, angostas, lanceolado-lineares, con puntos
dorados, de 4 a 6 cm de largo por 4 a 5 de ancho; y flores amarillas, agrupadas
en cabezuelas con el centro convexo o prominente. Las flores centrales de la
cabezuela son tubulosas, en tanto que las periféricas son petaloides. Aparecen de
agosto a noviembre. Las cabezuelas, de 2 a 3 cm de diámetro, se desarrollan en

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el extremo de largas ramas corimbosas. Los frutos son aquenios turbinados (en
forma de trompo). Las cabezuelas pulverizadas se usan como estornutatorio;
contienen, además, un alcaloide llamado chapuzina, que disminuye la
excitabilidad nerviosa y la contractilidad muscular (efecto semejante al de la
eserina). La planta ha sido usada también como analgésico y anticonvulsivo.
Mociño y Sessé indican que el polvo de las cabezuelas mata los piojos y limpia
las úlceras, y parece ser que también puede ayudar en el tratamiento de las
úlceras de los animales invadidos por larvas de insectos. Vegeta en el valle de
México (sierra de Guadalupe), Michoacán, Oaxaca, Puebla, Jalisco y
Guanajuato. Recibe los nombres de árnica del país (valle de México), hierba de
las ánimas y rosilla de Puebla (Guanajuato y valle de México), manzanilla
montés (Oaxaca) y chapuz.
2. Se aplica el mismo nombre a otras hierbas tales como Crucea grandiflora
G. P. Wilson (estado de México) y Spermacoce tenella H.B.K. (Sinaloa), de la
familia de las rubiáceas; Gomphrena decumbens Jacq., de las amarantáceas, e
Hyptis capitata Jacq., de las labiadas. En Tenango del Valle, Méx., se llama así
al hongo agaricáceo Rhodophyllus clypeatus (L. ex Fr.) Quél.
CABILDO
En México, por extensión, se llama Salón de Cabildos al recinto donde sesionan
los regidores de un ayuntamiento; y Sala Capitular o de Cabildos, a la
dependencia destinada a los dignatarios y canónigos eclesiásticos. Las catedrales
de Puebla, Oaxaca y Mérida incluyeron sala capitular desde sus primeras épocas,
mientras las de México, Morelia, Guadalajara y San Cristóbal de Las Casas
fueron integrándolas en el curso del siglo XVII. En estos locales suelen
guardarse las galerías de los obispos. Por sus dimensiones, las pinturas que
contiene y otros objetos históricos, destaca la Sala de Cabildos de la catedral de
México, espacio de planta rectangular separado de las otras áreas del edificio por
una valiosa verja de balaustres.
CABLES SUBMARINOS
El 28 de octubre de 1879, el Congreso de la Unión aprobó el contrato entre la
Western Union, representada por David Fergusson, y el gobierno mexicano, para
tender un cable submarino de Estados Unidos a Veracruz, pasando por Tampico,
Tamps., y fundar la Cable Company. Fue designado vicepresidente de la
compañía Ramón Guzmán y, al morir éste, en 1884, Sebastián Camacho. El 10
de marzo de 1881 quedó inaugurada la línea cablegráfica entre Veracruz,
Tampico y Brownsville, y en julio de 1882, la comunicación por ese medio entre
Salina Cruz, Oax., y las repúblicas centro y suramericanas. En 1893 la red
cablegráfica tenía la extensión siguiente: Tampico a Galveston, 791.8 km;
Tampico a Veracruz, 395.9; Veracruz a Coatzacoalcos, 207.6; y Salina Cruz a La
Libertad, 698.4, haciendo un total de 2 193.7 km. Antonio Peñafiel, en su

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Cuadro sinóptico informativo, detalla las características de los cables que
formaban la red federal en 1907: 23 conductos subterráneos, con 6.9 km de
longitud; 26 subfluviales, con 18.5; y 8 submarinos, con 745.5. En 1910 el
gobierno federal era propietario de un cable submarino (735 km de largo) que
conectaba Veracruz con Frontera, Tab., y ésta con Campeche, en el golfo de
México. Existían, además, dos pequeñas líneas, una de Xicalango a Ciudad del
Carmen (5 km) y otra de ésta a Isla Aguada. Las líneas particulares, explotadas
por la Empresa del Cable, iban a Galveston (791 km), de Tampico a Veracruz
(396), de Veracruz a Coatzacoalcos (207) y de Salina Cruz a La Libertad (698).
La competencia de otros medios de comunicación ha determinado que en las
últimas décadas el desarrollo del cable submarino se haya estancado,
utilizándose los existentes para enlazarlos dentro del servicio de
telecomunicaciones; sin embargo, en 1970 se trasmitieron 825 796 mensajes
(24.451 millones de palabras) y se recibieron 940 276 (25.927 millones). Para
continuar ampliando los enlaces internacionales, se estableció en 1963
comunicación con Italia y Europa en general, por conducto de la compañía
Intercable, propietaria del cable submarino más largo del mundo, pues en la
primavera de 1970 completó su instalación entre Italia y Estados Unidos, con
capacidad para 720 canales en el trayecto atlántico y 640 en el Mediterráneo.
Está combinado, además, con los circuitos vía satélite y sirve las líneas con
destino a África y Oriente.
Véase: Gustavo Casasola: Seis siglos de historia gráfica de México, 1321-
1965 (t. III, 1966); Luz María Cué Mancera: Las telecomunicaciones en el
desarrollo económico de México (1967); Antonio Peñafiel: Cuadro sinóptico e
informativo de la administración del general Porfirio Díaz (1910); Luis Pombo:
México: 1876-1892 (1893).

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Saturnino Islas tendió el principal cable submarino entre Texas y los puertos mexicanos del
Golfo en 1881.
AEM
CABO DE HACHA
Lonchocarpus lanceolatus Benth. Nombre que se da en Sinaloa a un arbusto o
arbolito de las leguminosas, de hojas pinadas, más o menos pubescentes en el
envés, con nueve a 15 folículos pequeños (2 a 4 cm de largo), agudos en el
ápice. Las flores son amariposadas, sedosas y purpúreas, y van agrupadas en
racimos vistosos. El fruto es una vaina comprimida, indehiscente, generalmente
con una semilla. Se distribuye desde Sinaloa (talistillo) hasta Oaxaca.
2.Thouinidium decandrum (H. y B.) Radlk. Árbol esbelto de las sapindáceas
que alcanza hasta 20 m de altura, con la corteza lisa y de color gris; de hojas
alternas, pinadas, con cuatro a siete pares de foliolos angostos, lanceolados,
coriáceos, algo asimétricos, de venas finamente reticuladas, y de 6 a 12 cm de
largo; y flores blancas, pequeñas, de unos 3 mm de largo, con cinco sépalos,
cinco pétalos y 10 estambres, agrupadas en grandes inflorescencias paniculadas.
El fruto es una sámara lisa, de 4 cm de largo, que se separa en varias partes, cada
una con una gran ala y una semilla. La madera es muy blanda y casi no se
utiliza. Se distribuye en las selvas altas subcaducifolias, desde Sinaloa hasta
Chiapas. Recibe también los nombres de perico, cola de perico y panalillo
(Sinaloa), charapo (Michoacán y Guerrero), cola de pavo y triquis (Chiapas).
3.Trichilia hirta L. Nombre que se da en Oaxaca a un arbusto o árbol de la
familia de las meliáceas que alcanza hasta 18 m de alto, con las hojas alternas,
compuestas, de siete a 23 foliolos pinados, elípticos, aovados o lanceolados, de
2.5 a 8 cm de largo y pilosos a lo largo de las venas del envés. Las flores son

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pequeñas, verdoso-amarillentas, con pétalos algo pubescentes, de unos 4 mm y
con los estambres unidos entre sí por las bases de sus filamentos, agrupadas en
grandes inflorescencias paniculadas. El fruto es una cápsula globosa de 1 a 2 cm
de diámetro, que se abre por tres valvas, con tres semillas rojas o anaranjadas,
subglobosas, de unos 6 mm. Las semillas se venden en los mercados y se usan
para engrasar y lubricar el pelo; contienen un 47% de aceite de muy buena
calidad, que podría ser industrializado. La madera es compacta, amarillenta o
pardusca; se usa en carpintería para hacer canoas, carretas, cabos de hacha y
otros artículos. La raíz es un purgante drástico. El arbusto es abundante en los
claros de las selvas altas subcaducifolias de las zonas calientes de casi todo el
país. Recibe también los nombres de garbancillo (Sonora), jumay, palo
colorado chico y azuica (Sinaloa), xkulinsis (Yucatán), napahuite, napahuito,
mapahuite y cedrillo (Chiapas).
CABORA, SANTA DE
V. URREA, TERESA DE.
CABOS
Lenguas de tierra que penetran en el mar. Destacan: Cabo Catoche, Q.R. (en
maya: albarrada áspera), extremo norte de la isla de Holbox, en la península de
Yucatán, a los 21° 36​ de latitud norte y 87° 07​ de longitud oeste; la línea entre su
faro y el de San Antonio, en Cuba, está considerada como límite del golfo de
México. Cabo Corrientes, Jal., se halla en el extremo sur de la bahía de
Banderas, a los 20° 24​ de latitud y 105° 43​ de longitud oeste; tiene 154 m de
altura y se llama así por las numerosas corrientes marinas de sus alrededores;
marca el límite de numerosos fenómenos meteorológicos, biológicos y de otro
orden, en la costa occidental del país. Cabo Falso, B.C.S., en la extremidad
meridional de la península de Baja California a los 22° 52​ de latitud y 109° 59​
de longitud; es un acantilado rocoso de 15 m de altura, en cuyas inmediaciones
se levanta un cerro cónico de dos puntas llamado Las Hermanas, de 212 m de
altura; marca el límite de las dos primeras secciones del litoral mexicano del
Pacífico (ambas costas de Baja California) desde el punto de vista morfológico;
en ellas, por su carácter reciente, la erosión no ha modificado sus características
originales. Cabo San Lucas, B.C.S., situado en la misma latitud que el anterior y
sólo 6​ al oriente, es un promontorio acantilado que remata al sur en un arco;
dista 170 km de La Paz y 30 de San José del Cabo, a cuyo municipio pertenece.
Cabo Rojo, Ver., fue originalmente la punta de la península que forma el límite
exterior de la laguna de Tamiahua, pero se convirtió en isla por efecto del canal
artificial de Chijol, que comunica al Pánuco con esa albufera; en su cruce con el
paralelo 21° 30​ dista ya 25 km de la costa, pero luego tuerce hacia el sur y queda
frente a tierra firme a los 21° 04​ de latitud.

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Cabo San Lucas, Baja California Sur (vista aérea)
Aerotécnica de México
CABOT, SAMUEL
Médico norteamericano. Vino a México en 1841 como ornitólogo, acompañando
a John Lloyd Stephens en la exploración de Yucatán. Durante su viaje ejerció la
oftalmología de manera desinteresada e introdujo en Mérida la técnica de la
corrección del estrabismo.
CABRA
Capra hircus, familia Bovidae, orden Artiodactila. Mamífero que llega a medir
1.3 m de altura hasta el hombro. Macho y hembra generalmente poseen cuernos
helicoidales. Su color varía con la raza. La especie fue domesticada hacia el año
7000 a.C. En la Edad Media, la región montañosa de la actual Suiza fue centro
importante para su cría. De ahí se propagaron a otras partes del mundo. Son
aptas para caminar en terreno montañoso y laderas inclinadas, y afectas a trepar
a los árboles para consumir los brotes tiernos. Se desplazan en grupos compactos
y consumen cuanto vegetal está a su alcance, por lo cual las áreas dedicadas a su
pastoreo muestran una marcada erosión. Las hembras poseen dos pezones y dan
a luz dos y excepcionalmente tres crías. Los nacimientos ocurren por lo general
entre abril y mayo, y las hembras nacidas entonces pueden ser fecundadas al
siguiente otoño. La razón principal de su crianza es la producción de leche, que
tiene aproximadamente el mismo contenido de agua y proteínas que la de vaca,
aunque contiene más grasa y menos lactosa. Hay además otras razas
especializadas para la producción de pieles finas (como el velour) y carne. En
México se crían, sobre todo en el Altiplano y en el sur, cabras de raza criolla, de
colores mezclados, para la producción lechera. Los haberes de ganado caprino se

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han mantenido estables desde 1960. En 1983 se estimó una población de 9 808
555 cabezas en todo el país.
CABRA MORA
Epinephelus adscensionis, familia Serranidae, orden Persiformes. Pez marino de
alrededor de 40 cm. Su apariencia general es muy semejante a la de otros
miembros de la familia (v. CABRILLAS y MERO), de los que se distingue
principalmente por su coloración. El color del fondo es amarillento,
generalmente más oscuro en el dorso; la cabeza, el cuerpo y las aletas están
cubiertas por manchas café rojizas, que son más grandes a medida que se
aproximan a la región ventral. Además, presenta a lo largo de la base de la aleta
dorsal, dos o tres manchas de mayor tamaño y una más en lo alto del pedúnculo
caudal. Se pesca principalmente con anzuelo. Se distribuye fresco y su carne se
considera de excelente calidad. Se le encuentra generalmente en aguas someras,
sobre fondos rocosos y arrecifales. Habita en el océano Atlántico, desde Florida
hasta Brasil, incluyendo todo el golfo de México y el Caribe.
CABRACÁN
(Del quiché ca-kab, dos o doble; r, sustituto del posesivo de tercera persona, y
acán, pierna: “dos piernas”; según Recinos significa terremoto, gigante doble.)
Dios de los terremotos en la mitología maya-quiché. Hijo de Vucub-Caquix
(cuyo nombre calendárico significa 7 Guacamaya) y de Chimalmat
(denominación semejante a Chimalma, madre de Quetzalcóatl, lo cual sugiere el
contacto entre las culturas del centro y del sureste en los siglos del XI al XIII), lo
personifica un joven capaz de abrir montañas con el mínimo golpe de sus pies.
Huracán (gigante de una pierna), Chipi Cuculhá (rayo pequeño) y Raxa Cuculhá
(rayo verde), deidades que controlaban la tranquilidad y a la vez la furia celeste,
ordenaron al héroe Hunahpú y a su hermano-nahual Ixbalanqué, que asesinaran
a Cabracán, y éstos lo envenenaron con un pájaro untado con tierra dañina.
Luego lo enterraron, atado de pies y manos. Hay quien piensa que la figura de
Cabracán es doble: representa la erupción volcánica que abre montañas y, ya
enterrado, los terremotos. El mito está descrito en el Popol Vuh. Corresponde al
Ollin, movimiento y terremoto de los aztecas. V. HURACÁN.
Véase: Adrián Recinos: Popol Vuh. Las antiguas historias del quiché,
(1947); Gutierre Tibón: Divertimientos lingüísticos de Gog y Magog (Morelia,
1947).
CABRAL, ERNESTO
V. GARCÍA CABRAL, ERNESTO.
CABRAL, JUAN G
Nació en el Mineral de Minas Prietas, Son., en 1883; murió en la ciudad de
México en 1946. Estudió en el Colegio de Sonora y en la Universidad de
Arizona. Partidario de Madero, en 1910 se refugió en Estados Unidos, y en 1911

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regresó al frente de un grupo armado. Tras algunos encuentros con los federales,
ocupó Cananea. Fue después comandante de Rurales y jefe de la 3a. Zona de
Gendarmería Fiscal. Combatió al orozquismo, y en 1913 se sublevó contra
Victoriano Huerta. El gobernador Pesqueira le confió la zona norte del estado,
bajo el mando de Álvaro Obregón. Ya con el grado de brigadier, dirigió el
Departamento de Guerra local. El 30 de junio de 1913 propuso el reparto de los
terrenos nacionales y la limitación de los latifundios. Participó en la campaña del
Cuerpo de Ejército del Noroeste (v. OBREGÓN, ÁLVARO), y del 22 de agosto
al 9 de septiembre de 1914 fue comandante militar de la plaza de México.
Designado por Carranza gobernador de Sonora, Maytorena se negó a entregarle
el poder. Se exilió seis años en Estados Unidos. En 1920, al triunfo de los
aguaprietistas, se le nombró visitador general de consulados. Reingresó al
ejército el 11 de noviembre de 1921. Representó a México en Panamá, Ecuador
y Perú (1922-1930). En el gobierno del presidente Abelardo L. Rodríguez, fue
jefe del Departamento del Distrito Federal (5 de septiembre al 15 de diciembre
de 1932) y subsecretario de Gobernación (hasta el 30 de noviembre de 1934).
Ascendió a general de división el 1° de diciembre de 1939.
Véase: Francisco R. Almada: Diccionario de historia, geografía y biografía
sonorenses (Chihuahua, 1952).
CABRAL DEL HOYO, ROBERTO
Nació en Zacatecas, Zac., el 7 de agosto de 1913. Publicó trabajos literarios en
las revistas Espiral, Poesía de América y Ábside, entre otras. Se le conoce
principalmente como sonetista. Aparece en distintas antologías nacionales y
españolas. Entre sus obras destacan: Poesía, su primer libro (1944), De tu amor
y de tu olvido y otros poemas (1948), Por merecer la gracia (1950), Contra el
oscuro viento (1959), Tres de sus palabras (1962), Palabra (1964), Rastro en la
arena (poesía incompleta, 1940-1970) y Poesía completa (1980).
CABRERA, BLAS
Nació en las Islas Canarias en 1878; murió en la ciudad de México en 1945. Fue
catedrático y rector de la Universidad Central de Madrid e investigador y
maestro del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de
México, donde realizó estudios sobre las propiedades magnéticas de las tierras
raras. En Suiza y Francia publicó trabajos de su especialidad, y en México
artículos acerca de cuestiones atómicas.
CABRERA, CRISTÓBAL
Nació en Burgos, España, hacia 1515; murió en Roma, Italia, en 1598. Muy
joven pasó a la Nueva España y recibió la consagración sacerdotal hacia 1538.
Trabajó al lado del obispo Juan de Zumárraga como secretario, y después, por
más de seis años, con el obispo Vasco de Quiroga. En 1545 regresó a España y
fue canónigo en Medina de Río Seco. En 1560 se trasladó a Roma, donde fundó

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un hospital para mujeres, en especial españolas peregrinas. Entre sus obras,
destacan: De Sollicitanda infidelium conversione, que habla de la labor del
obispo Quiroga; sus versos latinos, comprendidos en el Manual de Adultos
(1540); y su colaboración para la Biblia Complutense. Menéndez Pelayo califica
los versos de Cabrera de “primer vagido de la poesía clásica en el Nuevo
Mundo”. Menéndez Pidal es más explícito: son, escribe, el “primer ensayo de
versificación clásica renacentista hecho en el Nuevo Mundo, primer latín
impreso en el continente americano”.

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CABRERA, DANIEL - CAFFAREL PERALTA, PEDRO
CABRERA, DANIEL
Nació en Zacatlán, Pue., en 1858; murió en Tomatlán, del mismo estado, en
1914. Estudió en la Academia de San Carlos, de la cual fue profesor. Opositor al
régimen de Porfirio Díaz, fue perseguido y se dice que estuvo preso 300 veces
en la cárcel de Belén. En agosto de 1885 fundó El Hijo del Ahuizote, semanario
político y satírico que publicó durante 10 años. Es autor de: Liberales ilustres
mexicanos de la Reforma y la Intervención, Corona fúnebre del general Juan N.
Méndez y Los pensadores de España. También dirigió El Ahuizote Jacobino. V.
AHUIZOTE, EL.
CABRERA, ENRIQUE
Nació en la ciudad de México en 1918; murió en Moscú, URSS, en 1964. Fue
hijo del licenciado Luis Cabrera. Médico, contribuyó de modo fundamental al
desarrollo de la teoría electrocardiográfica. Al estudiar el fenómeno eléctrico del
corazón en relación con sus condiciones hemodinámicas, hizo valiosos estudios
de valvulopatías reumáticas y de varias cardiopatías congénitas. Con ello abrió
la perspectiva de establecer su diagnóstico fisiopatológico. Entre sus obras:
Bases électrophysiologiques de Pélectrocardiographie (París, 1949) y Teoría y
práctica de la electrocardiografía (1959).
CABRERA, GELES (Ángeles)
Nació en la ciudad de México el 2 de agosto de 1929. En 1944 estudió en la
Academia de San Carlos. En 1947 se trasladó a La Habana y asistió a la
Academia de San Alejandro. En 1949 regresó a México y continuó su
aprendizaje en La Esmeralda. En 1955 inició sus labores docentes como
profesora de dibujo en la Escuela Nacional Preparatoria. Escultora, desde un
principio se pronunció contra el estilo figurativo naturalista, y redujo las formas
a sus elementos más simples. En 1966, instaló el Museo Escultórico en la calle
de Xicoténcatl 181, en Coyoacán. En 1971, hizo en plexiglás algunas obras
líricas y poéticas. En 1975, formó parte del grupo Gucadigose (Ángela Gurría,
ella, Juan Luis Díaz, Mathias Goeritz y Sebastián), al que se encomendaron
cinco esculturas en el periférico de Villahermosa, Tab. Sus trabajos los ha
realizado en madera, cantera rosa, piedra chiluca, terracota, bronce, chatarra,
lámina de cobre, alambre, plástico y papel periódico. De 1948 a 1981, ha
expuesto individual y colectivamente, y obtenido varios premios nacionales y
extranjeros.
CABRERA, LUIS
Nació en Zacatlán, Pue., en 1876; murió en la ciudad de México en 1954. Se
tituló de abogado en la Escuela Nacional de Leyes en 1891. Trabajó en el bufete
de Rodolfo Reyes, y más tarde colaboró con Andrés Molina Enríquez. Se inició

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en el periodismo (1906) en El Noticioso, como corrector de pruebas, impresor y
cronista teatral y taurino. Colaboró también en El Diario del Hogar, La Patria y
El Colmillo Blanco. Fue director de la Escuela Nacional de Jurisprudencia
(1912). Ese mismo año fue electo diputado por el XI distrito del Distrito Federal
ante la XXVI Legislatura. Formó parte de la corriente radical del maderismo.
Cuando Madero y Pino Suárez fueron asesinados, se unió a las fuerzas de
Carranza. En 1913, el jefe del Ejército Constitucionalista lo nombró agente
confidencial en Estados Unidos. Fue secretario de Hacienda del 14 de diciembre
de 1914 al 1° de mayo de 1917 y del 9 de abril de 1919 al 20 de mayo de 1920.
En 1918 realizó una gira por varios países de América Latina, representando al
gobierno de México. Fue deportado a Guatemala en 1931, por oponerse a la
política del presidente Ortiz Rubio. Un mes después tomó la decisión de regresar
al país. En 1933 rehusó la candidatura presidencial que le ofrecía el Partido
Antirreeleccionista. Desde los inicios de la Revolución, Cabrera advirtió que la
cuestión agraria era el problema fundamental de México. Defendió la pequeña
propiedad y la restitución de los terrenos ejidales a los pueblos. Su pensamiento
influyó de modo decisivo en la ideología del constitucionalismo. Formuló el
proyecto de Ley Agraria de 1912, redactó la Ley de enero de 1915 e influyó en
el texto del artículo 27 constitucional. Es autor de: La herencia de Carranza, La
revolución de entonces y de ahora, Credo político y social (1936), Obras
políticas, veinte años después… de 1910, El balance de la revolución y Un
ensayo comunista en México.

Luis Cabrera
AEM

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CABRERA, MANUEL
Religioso franciscano activo en el siglo XVII. En 1664 se le encargaron las
obras del Desagüe de México, que anteriormente habían dirigido otros
franciscanos, entre ellos el padre Luis Flores, antiguo comisario general de la
Nueva España. Cabrera mejoró lo hecho por sus antecesores y a la vez dictó
útiles providencias para asegurar la vida y la salud de los obreros. Mereció una
cédula real de alabanza y galardones para los parientes que recomendara; y los
superiores de la provincia del Santo Evangelio lo nombraron guardián de
Cuauhtitlan, lugar entonces cercano al Desagüe, y lo instituyeron definidor, todo
en premio de sus servicios. Sin embargo, sus malquerientes lo acusaron ante el
fiscal Solís y en 1675 se suspendieron las obras. Con este motivo fray Manuel
escribió y publicó en un solo volumen dos escritos: Verdad declarada y
desvanecidas imposturas con que los ardides de una pluma poderosa en esta
Nueva España, en un Dictamen mal instruido, quiso persuadir, haberse acabado
y perficionado el año de 1675 la fábrica del Real Desagüe de la Insigne Ciudad
de México e Informe al rey sobre el Desagüe de México, el primero firmado en
la Guiñada del Real Desagüe, el 20 de julio de 1689, y el segundo el 12 de abril
de 1688.
CABRERA, MIGUEL
Nació en la ciudad de Oaxaca en 1695; murió en la ciudad de México en 1768.
De ascendencia criolla y al parecer expósito, se crio en la Casa de Cuna y
mostró desde muy joven destreza para la pintura. En 1719 pasó a la capital del
virreinato, donde se dice que ingresó al taller de Juan Correa, de lo cual no hay
prueba. Su amigo y alumno, José de Ibarra, ejerció gran influencia en su modo
de pintar, de tal suerte que es difícil distinguir los cuadros de uno y otro. Se
desconocen muchas de sus actividades hasta los 45 años de edad, porque sus
primeros cuadros datan de 1741. Fue pintor de cámara del arzobispo Manuel
Rubio y Salinas, bajo cuya protección realizó la mayor parte de su obra.
También estuvo al servicio de la Compañía de Jesús. Alcanzó más renombre por
su fecundidad que por la calidad de su obra. En 1753, junto con otros maestros,
fundó la primera academia de pintura que hubo en México. Con él trabajaron
José de Alcíbar, Arnáez, Juan Patricio Morlete Ruiz y Vallejo. Su extensa obra
incluye un soberbio retrato de Sor Juana Inés de la Cruz, retratos de personajes
y de sus familiares, escenas bíblicas, vírgenes (para los que siempre usó la
misma modelo), escenas de batallas (El cerco de Numancia, entre ellas), una
Santa Cena que existe en la sacristía de San Jerónimo Aculco, Méx., cuatro
grandes telas ovaladas que se encuentran en los extremos del crucero de la
catedral de México; varios santos (Academia de San Carlos), entre ellos un San
Sebastián que se aparta de los modelos convencionales; 30 lienzos con las vidas
de San Ignacio (templo de La Profesa) y de Santo Domingo (iglesia de esta

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Orden, en la ciudad de México), el retrato del virrey segundo conde de
Revillagigedo (Museo Nacional de Historia), seis cuadros de la vida de San
Antonio y dos de Santa Clara (iglesia de San Francisco en San Luis Potosí), dos
murales y varias miniaturas (Museo de Guadalupe, en Zacatecas), un Vía Crucis
(catedral de Puebla), los Martirios de Santa Prisca y San Sebastián (iglesia
parroquial de Tasco), retratos de santos realizados en 1741 (Museo Regional de
Querétaro) y su autorretrato (Museo Nacional de Artes Plásticas). Otra parte
parte de su obra está diseminada en iglesias, conventos, museos y colecciones
particulares en el país y en España. En 1756, después de haber revisado el ayate
original de Juan Diego, escribió un libro sobre la imagen de la Virgen de
Guadalupe, que se titula Maravilla americana y conjunto de raras maravillas
observadas con la dirección de las reglas del arte de la pintura.
Bibliografía: Javier Castro Mantecón y Manuel Zárate Aquino: Miguel
Cabrera, pintor oaxaqueño del siglo XVIII (1958); Francisco de la Maza: “El
primer retrato de Sor Juana”, en Historia Mexicana (1952); Manuel G. Revilla:
El arte en México en la época antigua y durante el gobierno virreinal (1923);
Manuel Romero de Terreros: Arte colonial (1910-1921); Manuel Toussaint: Arte
colonial en México (1964).

San Juan Nepomuceno de Miguel Cabrera


AEM
CABRERA, PRIMITIVO
Nació en la ciudad de San Luis Potosí el 23 de julio de 1864; murió en Santiago
Tianguistengo, Méx., el 26 de mayo de 1949. Cursó la carrera de ingeniero en
Austria. Ingresó a la Compañía de Jesús en España, en la Casa de Loyola, el 29

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de marzo de 1892, y recibió la consagración sacerdotal el 30 de julio de 1901. Al
año siguiente regresó a México y desempeñó los siguientes oficios: profesor en
los colegios de la Compañia en Saltillo y México, misionero en la Tarahumara y
operario en varias ciudades. Escribió: Devocionario con varias prácticas en
honor de la Virgen de la Soledad en Oaxaca (1923), Recuerdo de las santas
misiones de los padres de la Compañía de Jesús (1926), Los prodigios de la
gracia (1926), Beato Luis María Grignon de Montfort (1937), J.H.S. Vade-
Mecum del misionero de la Compañía de Jesús en la Provincia Mexicana (s.f.),
Las arrepentidas (1942), Magdalena (1942), Un masón (1942) y ¿Pueden venir
los muertos? (s.f.).
CABRERA, RAFAEL
Nació en Puebla, Pue., en 1884; murió en la ciudad de México en 1943. Médico
por la Universidad local, fundó la revista literaria Don Quijote (1908-1911) y
publicó sólo un libro, Presagios (1912, reeditado en 1935 y 1950), que lo
consagró como poeta. Dirigió la Biblioteca Lafragua. Pasó a la ciudad de
México en 1917; fue empleado de la Dirección de Bellas Artes y más tarde
ministro en Bélgica y embajador en Argentina. En el Paseo Viejo de su ciudad,
donde solía escribir sus poemas, se le erigió en julio de 1954 un monumento,
promovido por el grupo de la Bohemia Poblana y costeado por Enrique Benítez.
CABRERA, SUSANA
Nació en la ciudad de México. Actriz, ha participado en cerca de 60 películas.
En los inicios de la televisión hizo programas cómicos de gran éxito, como
Nuestro pequeño mundo y Comiquísimo. Formó un trío de comediantes con
Nacho Contla y Pompín Iglesias. Actuó en las telenovelas Divorciadas, Niebla y
Lo imperdonable. En teatro musical alcanzó éxito en No, no, Nanette, al lado de
Marga López.
CABRERA, TOMÁS MANUEL
Natural de la Nueva España, se ignora la fecha de su nacimiento; murió el 18 de
octubre de 1756. Vistió el hábito franciscano en el Colegio de Guadalupe de
Zacatecas, en el cual se distinguió por el notable influjo literario que ejerció,
hasta el punto de considerársele como “restaurador de las letras”. Allí mismo fue
lector de teología y años más tarde guardián (del 29 de agosto de 1744 al 19 de
agosto de 1747). Se conoce de él: Tesoro de la virtud… Sermón fúnebre (1743)
predicado en Guadalupe de Zacatecas en las honras de Fernando de la Campa
Cos, conde de San Mateo de Valparaíso.
CABRERA ACEVEDO, GUSTAVO
Nació en la ciudad de México el 15 de abril de 1932. Licenciado en actuaría
(1957) por la Universidad Nacional Autónoma de México, se especializó en
demografía en el Celade de Santiago de Chile y en la Universidad de Princeton.
Ha sido maestro e investigador y, entre otros altos cargos oficiales y docentes,

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director adjunto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (1977-1978) y
secretario general del Consejo Nacional de Población (1977-1983) y de El
Colegio de México (1983-1985). En 1971 recibió el Premio de Economía del
Banco Nacional de México, y desde 1981 es miembro de El Colegio Nacional.
Ha publicado: Análisis demográfico del Distrito Federal (1963), Proyecciones
de población en México: 1960-1980 (1966), Tablas de mortalidad en México:
1930-1960 (1968), La población futura de México: 1960-1980 (1968),
Consideraciones sobre políticas de población (1974), Situación y perspectivas
demográficas de México (1974), Migración y fuerza de trabajo en México
(1975), Migración y actividad económica en México (1975), La problemática
demográfica en México (1975), Estudio demográfico del Distrito Federal
(1975), México: trabajo, población y productividad humana (1975),
Especialización económica y movimientos migratorios en México (1976) y
Población, migración y fuerza de trabajo (Buenos Aires, 1977). Entre sus
trabajos más recientes, destacan: “Cuatro siglos de historia demográfica: 1521-
1950”, en Vivienda (1983); y “La expansión demográfica en México”, en
Diálogos (125, 1985).
CABRERA CARRASQUEDO, MANUEL
Nació y murió en Oaxaca, Oax. (1885-1955). Estudió en el Colegio Militar de
Chapultepec, del cual fue profesor y director técnico. Perteneció al estado mayor
del general Felipe Ángeles. En 1952 fue designado gobernador interino de su
estado natal, en sustitución del ingeniero Manuel Mayoral Heredia. Murió en el
desempeño de su cargo.
CABRERA CASTRO, RUBÉN
Nació en Coatepec Costales, Gro., en 1934. Arqueólogo (1975) por la Escuela
Nacional de Antropología e Historia y doctor en arquitectura y urbanismo por la
Universidad Nacional Autónoma de México, participó en las excavaciones de
rescate en sitios donde se construían las presas de Malpaso, López Mateos, La
Angostura, Chicayán y Cocula, y en distintos trabajos arqueológicos en los
estados de México, Jalisco y Michoacán. Desde 1980 es el encargado de las
exploraciones de Teotihuacan y curador de la zona y de su museo. Es autor de:
Exploraciones en el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, El proyecto
arqueológico Teotihuacan 1980-1982 y Memorias del proyecto arqueológico
Teotihuacan.
CABRERA DE ARMIDA, CONCEPCIÓN
Nació en San Luis Potosí, S.L.P., el 8 de diciembre de 1862; murió en la ciudad
de México el 3 de marzo de 1937. En 1884 se desposó con Francisco Armida,
matrimonio del que nacieron nueve hijos; quedó viuda a la edad de 39 años.
Antes, en 1895, emitió votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia. Ese
mismo año redactó los primeros estatutos del Apostolado de la Cruz, fundado

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por ella en la diócesis de Chilapa, y reconocido como archicofradía por el papa
León XIII en 1893. Instituyó otras asociaciones: en 1897, Las Religiosas de la
Cruz; en 1909, la Alianza de Amor; en 1912, la Liga Apostólica; y en 1914, en
colaboración con el padre Félix Rougier, el instituto de los Misioneros del
Espíritu Santo. Conocida popularmente como Madre Conchita, es autora de
numerosas publicaciones sobre temas religiosos, entre ellas: Manual de la
Alianza de Amor, Manual del Apostolado de la Cruz y Visitas a Jesús
Sacramentado. El proceso de su beatificación se inició en 1954; el proceso
diocesano se abrió en 1956 y terminó en 1959. Desde 1960 la causa de
beatificación sigue su curso en Roma.
CABRERA Y QUINTERO, CAYETANO DE
Nació en la ciudad de México hacia 1698; murió en la misma capital entre 1775
y 1778. Doctor (1730) por la Real y Pontificia Universidad, enseñó derecho civil
y canónico, y fue capellán de pajes del arzobispo y virrey Juan Antonio Vizarrón
y Eguiarreta (1734-1740). Tradujo del latín, del griego y del hebreo diversas
obras, en versos castellanos, sobre todo textos de Horacio y Juvenal. Escribió
dos obras dramáticas: El iris de Salamanca, que escenifica la vida de San Juan
Sahagún (publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1976,
con introducción y notas de Claudia Parodi), y La esperanza malograda (hoy
perdida); varias loas y apologías, entre ellas dos dedicadas a la Virgen de
Guadalupe: El patronato disputado (1741) y Escudos de armas de México…
(1746), que incluye noticias sobre las epidemias cocolixtli y matlazáhuatl que
asolaron al país en 1736 y 1737.
CABRILLAS
Orden Perciformes, familia Serranidae. Peces de diverso géneros, estrechamente
emparentados con los meros y que comparten con éstos un buen número de
características (v. MERO). Se les distingue principalmente por su coloración,
pues todas presentan sobre el cuerpo manchas o lunares, aunque su tamaño,
número, color y disposición son muy variables. Son de talla pequeña; rara vez
rebasan los 45 cm. Habitan en áreas cercanas a las costas, a profundidades
menores de 300 m., en especial sobre fondos rocosos. Son depredadores de otros
peces y diversos invertebrados. En el litoral del océano Pacífico habitan: cabrilla
de cuero (Dermatolepsis punctata), que presenta lunares pequeños y de color
claro; cabrilla pinta (Epinephelus analogus); cabrilla piedrera (E. labriformis),
con manchas más bien grandes, claras y no muy numerosas; cabrilla rosa
(Mycteroperca rosacea y Hemianthias peruanus, esta última con manchas
oscuras y grandes); y cabrilla de sargazo (Palabrax clathratus), cabrilla de roca
(P. maculatofasciatus), cabrilla de arena (P. nebulifer), cabrilla de astillero
(Mycteroperca jordani), cabrilla amarilla (M. olfax), cabrilla calamaria (M.
pardalis) y cabrilla pinta (M. xenarcha). También se conocen como cabrillas

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Cephalopholis panamensis, Mycteroperca prionura y Prionodes huascari. En el
golfo de México reciben este nombre Cephalopholis fulva, también llamada
fino, y C. taeniops, ambas con lunares oscuros y pequeños. Todas las cabrillas
son comestibles y su carne es de muy buena calidad. Se pescan principalmente
con anzuelo y línea de mano.
CÁBULA
(Tal vez de cábala, del hebreo qabbalah, tradición, aplicada a la interpretación
del Antiguo Testamento.) En el habla popular, cábula es conjetura, cálculo
artificioso. Por extensión, embuste, cosa imaginaria.
CACA DE NIÑO
Pouteria campechiana (Kunth) Baehni; igual a Lucuma campechiana Kunth.
Nombre que se da en Veracruz al árbol con jugo lechoso, de la familia de las
sapotáceas, que alcanza hasta 30 m de alto; de tronco recto, corteza morena
grisácea o pardusca, y copa irregular; hojas alternas, enteras, con peciolos de 2.5
cm de largo, oblanceoladas a oblongas, subacuminadas, acuminadas o
redondeadas en el ápice, de 20 a 23 cm de largo por 7 a 8 de ancho, con la base
aguda, lisas y brillantes al madurar, pero finamente pubescentes cuando jóvenes.
Las flores son pequeñas (7 a 8 mm de largo), verdosas, con cinco a seis sépalos;
cinco pétalos unidos en la base formando un tubo; cinco estambres opuestos a
los pétalos, soldados cerca de la base del tubo de la corola y más cortos que éste;
ovario súpero, de seis lóculos, cada uno de los cuales presenta un solo óvulo;
estilo de la misma longitud que la corola o un poco más largo; estigma simple; e
inflorescencias axilares pequeñas, fasciculadas, con pedúnculos delgados, de 5 a
10 mm de largo. Los frutos son bayas verdes oscuras o amarillas, periformes o
subglobosas, con el cáliz persistente y con la pulpa amarilla, pegajosa, de sabor
dulce y comestible; contienen de tres a cinco semillas ovoides, brillantes,
morenas, de 1 a 2 cm de ancho por 2 a 4 de largo. Es una planta apreciada por su
fruto comestible. El jugo lechoso suministra una especie de chicle. La madera
tiene diversos usos, en particular para la construcción de casas. Se desarrolla en
las selvas altas siempre verdes y subcaducifolias de las zonas calientes, desde
San Luis Potosí y el norte de Puebla hasta Chiapas y Yucatán. Recibe también
los nombres de canishté (Chiapas, Quintana Roo, Campeche y Yucatán), cucumú
y zapote mante o mante (Veracruz), zapote amarillo (Chiapas y Veracruz) y
mamey de Campeche (Yucatán).
2. En Oaxaca se llama así a la rosácea Licania platypus (Hemsl.) Fritsch. (v.
CABEZA DE MICO).
CACAHUACINTLE
(Del náhuatl cacáhuatl, cacao, y cintli, mazorca madura de maíz: “mazorca de
maíz semejante al cacao”.) Variedad de maíz de grano grande, redondeado,
blanco y suave, que se usa para galletas, bizcochos, tamales, pozole y pinole.

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Las mazorcas parecen piñas de cacao, de ahí su nombre.
CACAHUAMILPA, GRUTAS DE
(Del náhuatl cacáhuatl, cacao, milli, sementera, y pa, locativo: “en las
sementeras de cacao”.) Estas grutas del estado de Guerrero, las más grandes y
espectaculares del país, fueron descubiertas en 1834, año en que se escondió en
ellas Manuel Sáenz de la Peña, rico propietario de Tetecala, quien divulgó su
existencia luego que salió de su escondite. Se hallan a 37 km de Amacuzac
(desviación de la supercarretera México-Acapulco en el kilómetro 99.6) y a 36
km de Ixtapan de la Sal. Tienen magníficas salas, llenas de estalactitas y
estalagmitas que la imaginación popular ha bautizado con nombres alusivos. Sin
duda fueron conocidas también por los antiguos mexicanos, pues frente a su
entrada se encontró un teocalli y restos de otro en el pavimento del primer salón.
Al pie de un nudo de montañas, a 1 105 m sobre el nivel del mar, junto a un
arroyo, hay un boquerón de 21 m de altura por 42 de ancho que da entrada a la
gruta. Se baja una pendiente de 24 m y se llega al primer salón (ovalado, de 50
m de largo, 45 de ancho y otros tantos de altura) que se llama del Chivo porque
una estalagmita que hay en él semejan la forma de un macho cabrío. Hacia el
norte sigue un espacio de 100 m de largo en cuyo pavimento se deposita el agua
en la estación de lluvias, separado del anterior por una gruesa estalagmita de 25
m de altura que por su blancura parece de alabastro; a esta segunda sección se le
ha denominado de los Confites, por la gran cantidad de concreciones esféricas de
carbonato de cal en torno a una burbuja de aire, un grano de arena o un cuerpo
orgánico (huevecillos de Corixa femorata y Notonecta unifasciata). Las paredes
de la tercera galería, de 25 m de largo, están cubiertas con figuras caprichosas y
culminan en una especie de anfiteatro sostenido por una pirámide truncada de 11
m de base; el salón se llama de la Aurora porque, al volver hacia la entrada, la
tenue luz que penetra a lo lejos simula los primeros albores de la mañana. La
cuarta galería (103 m de largo, 47 de ancho y 60 de altura) tiene en su primera
mitad una estalactita y una estalagmita blancas y brillantes, semejantes a un
dosel y una silla muy rica, por cuya circunstancia se le dio el nombre de Salón
del Trono o del Púlpito. Siguen al norte las galerías del Pedregal ​por los muchos
pedruscos que se han desprendido de la bóveda​ y la más espaciosa (400 m de
longitud por 50 y 60 de altura), dividida en tres secciones: el Salón del Muerto,
porque en él se encontró un esqueleto humano ​“con la cabeza casi revestida de
cristalizaciones”, dice la marquesa Calderón de la Barca​, el Salón de las Palmas
y el de los Órganos, llamado así porque en sus paredes están de bulto unos
cilindros como cactus o tubos de órgano, que al percutirlos con una piedra
producen sonidos más o menos graves en proporción a su volumen. Otra galería
se llama de la Fuente porque de dos tazas sobrepuestas parecen desprenderse
chorros de agua congelada.

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La emperatriz Carlota visitó las grutas en 1866 y dejó una inscripción
conmemorativa, a la cual se añadió, años después, esta otra: “Sebastián Lerdo de
Tejada pasó adelante”. Las grutas fueron descritas en parte, durante el siglo XIX,
por Cecilio A. Robelo, Manuel Orozco y Berra y Antonio García Cubas.

Grutas de Cacahuamilpa, Guerrero.


AEM
CACAHUATÁN (Chis.)
Localidad arqueológica cerca de Izapa, de la que parece haber sido comunidad
subsidiaria desde la época Formativa o de las Aldeas. La cerámica ha revelado
una ocupación olmeca inicial y otra influida por los mayas de los altos de
Chiapas y los teotihuacanos, ya en el periodo de los Centros Urbanos.
Posteriormente, el sitio parece haber sido junto con Izapa, estación en la
migración nonoalca-pipil a Centroamérica.
CACAHUATE
(Cacáhuatl, en náhuatl, por aféresis de tlalcacáhuatl; de tlalli, tierra
​simbólicamente bajo, humilde​, y cacáhuatl, cacao.) Semilla de Arachis
hipogaea L., así designada por comparación con el cacao propiamente dicho. El
doctor Hernández (1577) indica que al tiempo de su exploración en Nueva
España, esta planta ya se daba en tierras de los cuauhnahuacenses (los de
Cuernavaca), aunque anteriormente sólo se encontraba en la isla de Haití, donde
los isleños llamaban maní a sus semillas. Este vocablo permanece en las Antillas
y en la América del Sur; en México, América Central y Portugal se dice
cacahuate; en España, cacahuate o cacahué; en Francia (por trasmisión de
España), cacahuète; y en Italia, spagnoletta (españolita) o nocciolina americana
(avellanita americana). El inglés y el alemán emplean circunlocuciones que

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valen por “nuez de tierra”: groundnut, erdnuss; y en inglés se dice también
peanut, “nuez guisante”. Tales nombres se originan en el hecho de que los frutos
de esta planta anual maduran bajo tierra, porque después de la floración los
ovarios se inclinan hacia abajo, y los pedúnculos se alargan haciendo penetrar el
cacahuate en el suelo. El agricultor favorece esa tendencia de la planta,
proveyéndola de tierra polvorienta alrededor del pie, cuando aporca el campo.
Las flores de la parte superior de la planta, que no pueden alcanzar el suelo,
quedan estériles y sólo sirven como productoras de polen. El cacahuate prefiere
los suelos de consistencia liviana o sueltos. La altura de la planta varía entre 20
y 70 cm; pero existe una variedad, gigantea Patel y Narayana, que se aproxima a
los 2 m. Durante siglos se cultivó como golosina; pero en años recientes vastas
áreas se destinan a las industrias alimenticia y aceitera. La torta de cacahuate es
excelente alimento concentrado para el ganado, gracias sobre todo a su riqueza
en proteína. La principal región productora es Jalisco, siguiéndole en
importancia Puebla, Sinaloa, Morelos, Nayarit, Guerrero y Guanajuato.
Recientemente se ha abierto al mismo cultivo la región de Delicias, Chih., con
óptimos rendimientos. En 1984 la superficie sembrada de cacahuate fue de 88
305 ha y la cosecha de 105 179 t, con un valor de $11 351 millones.
Paremiología. Importarle (a uno) “un serenado cacahuate”, equivale a
expresar lo que no importa; “no valer un cacahuate” es no significar nada alguna
persona o cosa; y “tener cara de cacahuate” es tener rugosidades en el rostro
(Darío Rubio).
CACAHUATENCO (Ver.)
Localidad arqueológica huasteco-tolteca en la cuenca superior del río Pantepec o
Tuxpan, en la cumbre de un largo cerro. Fue importante ciudad fortificada, con
cuatro secciones que cubren una extensa área hoy parcialmente ocupada por la
selva. En la sección oriental hay calzadas, pozos, aljibes, edificios, plataformas,
basamentos piramidales y adoratorios circulares asociados al culto de Ehécatl
Quetzalcóatl, dios del viento. Uno de los basamentos piramidales, llamado El
Castillo, presenta siete cuerpos escalonados con esquinas redondeadas y tres
muros de serpientes (coatepantli) con almenas, y dos escalinatas, una al oeste
dividida en tramos, y la otra al norte, de un solo desarrollo. Varios edificios se
encuentran en buen estado de conservación. La ocupación local se remonta al
Clásico Tardío o periodo de los Señoríos Teocráticos, y su auge corresponde al
Posclásico o Militarista Temprano (800-1200). Todas las secciones presentan
montículos aún no explorados y en una de ellas se conserva una construcción
española, en la que puede observarse el inicio de un arco romano.
CACALACO
Nombre con el que se designan la leguminosa Caesalpinia cacalaco y
Caesalpinia o Poinciana pulcherrima. La segunda especie se conoce además

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con los nombres de camarón y tabachín. Ambas especies, sobre todo la
segunda, se usan en medicina como expectorantes; hasta hace algunos años se
expendían en las farmacias y boticas de la ciudad de México unas “pastillas de
tabachín compuesto” con esa indicación.
CACAMA
(Del náhuatl cacámall, mazorca pequeña de maíz que brota bajo la normal.) Rey
de Texcoco, hijo de Nezahualpilli y nieto de Nezahualcóyotl. Al morir
Nezahualpilli, el reino texcocano se dividió en dos, quedando la capital bajo la
soberanía de Cacama (1515). La parte norte se convirtió en dominio de
Ixtlilxóchitl, desde entonces enemigo de Moctezuma II, que se había mostrado
partidario de Cacama. Cuando Cortés desembarcó en las playas de Veracruz,
Cacama aconsejó a Moctezuma que le diera una recepción honrosa. El rey de
Texcoco tenía 25 años, pero gozaba de prestigio por su intrepidez y su
inteligencia. Cuando Moctezuma cayó preso de los españoles, Cacama buscó,
junto con Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, la alianza de otros jefes para librar al
cautivo y expulsar a los invasores. Traicionado por agentes del propio
Moctezuma, fue secuestrado y llevado a Tenochtitlan. El emperador ordenó la
prisión de los demás jefes conjurados, y Cortés nombró rey de Texcoco a
Cuicuitzca, jovencito hermano de Cacama. Éste fue sometido a tormento, al
igual que otros nobles, y sucumbió en la retirada de la Noche Triste (30 de junio
de 1520). Tanto Torquemada como otros historiadores relatan los conflictos
dinásticos de Cacama. Según Alva Ixtlilxóchitl, Cacama se volvió enemigo de
los españoles cuando éstos ahorcaron en público a su hermano
Nezahualquentzin, por sospechar que urdía algo contra ellos. A su muerte, lo
sucedió su hermano Coanácoch como jefe reconocido por los texcocanos. En el
proceso de residencia contra Pedro de Alvarado se relata cómo éste dirigió la
tortura a Cacama: mandó atarlo de pies y manos a un palo e hizo echar en una
cazuela de barro mucha tea encendida y resina de pino que le pusieron en el
estómago, lo que le provocó graves quemaduras. Según el propio Alvarado, los
indios mataron a Cacama en la Noche Triste. Su nombre aparece en el
monumento a Cuauhtémoc en la ciudad de México.
2. Cacama o Cacamatecuhtli. Era el señor de los chalcas cuando éstos
luchaban contra los aztecas en Chapultepec (Durán, I, 30). Según los Anales de
Chimalpain, murió en 5.“caña” (1367) en Techixco, durante un combate contra
los mexicanos y sus aliados. La Crónica mexicáyotl lo llama Cacámatl el Viejo.
No es seguro que se trate del mismo personaje. Según Ixtlilxóchitl (I, 136 y
151), un Cacama era señor de Chalco en la época de Techotlalatzin y fue amigo
y vasallo de Ixtlilxóchitl. Las crónicas antiguas hacen referencia a toda una serie
de personajes del mismo nombre, entre ellas el señor de Amecameca en el
tiempo del desembarque de Cortés; otro, de nueve años de edad, recibió a los

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españoles; otro más combatió como oficial de Alvarado en Guatemala.
CACAO
Nombre que se da a varias especies del género Theobroma, de la familia de las
esterculiáceas, en particular a T. cacao L., T. angustifolium DC. y T. bicolor H. y
B.; se aplica también a su semilla. A la planta se le llama cacaotero y, en
náhuatl, cacahuacuáhuitl (árbol del cacao), derivado de cacáhuatl.
Theobroma cacao L. Arbolito de 4 a 8 m de altura (aun cuando
excepcionalmente alcanza 20), con el tronco de color canela y la madera blanca
y frágil. Las ramas jóvenes son cilíndricas, verde grisáceas o parduscas, densa o
moderadamente pubescentes, y después lisas, más o menos estriadas. Las hojas
son alternas, con estípulas agudas, pubescentes, deciduas; coriáceas, más o
menos rígidas, de peciolos pubescentes o tomentosos, de 1.5 a 3 cm de largo;
limbo subovado o elíptico-oblongo, ligeramente asimétrico, redondeado u
obtuso en la base, agudo o subagudo y acuminado en el ápice, entero o
irregularmente sinuoso en el margen, liso (aunque la nervadura central es algo
pubescente), reticulado-venoso, de color verde brillante en la superficie superior
y más pálido en el envés, de 10 a 50 cm de largo por 4 a 15 de ancho; y el ápice
o acumen de 1 a 2.5 cm de largo. Las flores son pequeñas, de 0.5 a 1 cm de
largo, hermafroditas, pentámeras; con sépalos membranosos, gruesos, blancos,
verdosos, rosados o violáceos, unidos en la base; pétalos gruesos, membranosos,
amarillentos; 10 estambres unidos en la base formando un tubo, dispuestos en
dos círculos (el externo con cinco estambres estériles opuestos a los sépalos, y el
interno con otros tantos fértiles, opuestos a los pétalos); ovario súpero, ovoide,
pentagonal, pentacarpelar, pentalocular, con muchos óvulos formando dos
hileras en cada lóculo; cuatro o cinco estilos lisos, adherentes, de 1.5 a 2.5 mm
de largo. Las flores se agrupan en pequeñas inflorescencias cimosas, con
pedúnculos cortos (1 a 3 mm), dispuestas de manera característica en el tronco y
las ramas, generalmente sobre pequeños tubérculos. El fruto es de forma
variable (globoso, elíptico-ovoide o fusiforme y agudo), de superficie lisa,
rugosa o verrugosa, generalmente con cinco a 10 costillas y de color moreno
rojizo, con el pericarpio carnoso y grueso (0.5 a 1.5 cm); por lo común de 25 a
30 cm, se desarrolla sobre el tronco a las ramas principales. Las semillas (de 20
a 40, dispuestas en cinco hileras, o en tres cuando son grandes), tienen
tegumentos moreno purpúreos y cotiledones blanco amarillentos, y pulpa blanca,
agridulce; son ovoides, elípticas, más o menos aplanadas, con aspecto de
almendras, y miden de 2 a 4 cm de largo por 1 a 2 de ancho.
Se distinguen dos subespecies que se desarrollan espontáneamente en forma
silvestre o que se cultivan en el sureste de México (Veracruz, Tabasco y
Chiapas): la cacao, de fruto alargado, claviforme, fusiforme u ovoide-oblongo;
ápice adelgazado y puntiagudo, con cinco a 10 costillas bien definidas, y

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verrugoso; pericarpio moderadamente grueso; mesocarpio leñoso y delgado;
semillas ovoides o elipsoides, generalmente redondeadas en sección transversal;
y cotiledones blancos o blanco amarillentos o ligeramente violáceos. Esta
subespecie comprende tres razas o formas biológicas: 1) T. cacao cacao F.
lacandonense Cuatr., cuyo fruto tiene 10 costillas. Propia de México y
Centroamérica, se cultiva como cacao criollo. 2) T. cacao cacao F. pentagonum
Bern. Cuatr. (igual a T. pentagonum Bern.). Su fruto, claviforme, presenta cinco
costillas prominentes de superficie lisa, pero con los bordes muy verrugosos; y
pericarpio más delgado, pues carece del mesocarpio leñoso y del endocarpio, de
manera que sólo se desarrolla el epicarpio (capa exterior de la cáscara). Pese a la
alta calidad de su producto, está siendo desplazado por variedades más
resistentes a las enfermedades y plagas. Sólo se conoce cultivado en el sur de
México, aunque es probable que sea originario de Centroamérica. Se le llama
cacao lagarto. 3) T. cacao cacao F. leiocarpum (Bern.) Ducke (igual a T.
leiocarpum Bern.), de fruto ovoide, casi liso, adelgazado en el ápice y con cinco
costillas poco marcadas; de muy buena calidad, sólo se conoce cultivado en
Chiapas (cacao calabacillo) y en Guatemala (cumacaco); acaso corresponda al
criollo porcelana de Java.
La subespecie sphaerocarpum (Chevalier) Cuatr. tiene el fruto elipsoide, casi
globoso, redondeado en ambos extremos, liso o ligeramente verrugoso, con 10
costillas poco profundas; pericarpio muy grueso, con el mesocarpio leñoso y
compacto; semillas ovoides, más o menos comprimidas, y cotiledones purpúreos
o de color violeta oscuro. Es un árbol robusto, resistente a las enfermedades y de
crecimiento rápido, pero no siempre de muy buena calidad. Es originaria de
Suramérica; en México se cultiva poco. Se le llama calabacillo, amelonado y
forastero.
Los cultivos de cacao se agrupan en dos tipos comerciales: el cacao criollo,
que corresponde a la primera subespecie descrita, con sus tres razas o formas; y
el cacao forastero, equivalente a la segunda. El cacao Ceilán, que se cultiva en
Pichucalco, Chis., parece ser el híbrido de los dos anteriores. El criollo Morris,
propagado desde los tiempos prehispánicos en Centroamérica y el sur de
México, es sin duda el mejor, pero es vulnerable a las enfermedades.
2. Theobroma angustifolium DC. Árbol de 8 a 26 m de alto, con el tronco
hasta de 30 cm de diámetro, de corteza lisa y madera blanquecina. Difiere de la
especie anterior en que presenta hojas densamente tomentosas en el envés (con
pelos estrellados, grisáceos y delgados), oblongas, oblongo-lanceoladas,
subovadas, elípticas, agudas, de 3 a 9 cm de ancho por 9 a 25 de largo,
ligeramente adelgazadas hacia la base (obtusa y algo asimétrica), pinatinervadas,
y con seis a ocho nervaduras secundarias a cada lado. Las flores son amarillo-

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anaranjadas, brillantes, de 1 cm, dispuestas en cortas y abundantes
inflorescencias cimosas de una a tres flores, que brotan de las axilas de las hojas
o en las ramas terminales. El fruto es elipsoide-oblongo u ovoide-elipsoide, algo
pentagonal, irregularmente surcado, tuberculado, moreno tomentoso,
pentalocular, de 6 a 9 cm de ancho por 10 a 18 de largo. Las semillas (de cinco a
siete en cada lóculo), ovoide-oblongas, de 2.5 a 3 cm de largo por 1.5 a 2 de
ancho, y de 1.4 a 1.6 de grueso, tienen cotiledones blancos, rodeados por una
pulpa gruesa, jugosa y aromática. Se cultiva con frecuencia en Centroamérica y
el sur de México. Es nativa de las selvas bajas centroamericanas de la vertiente
del Pacífico. En Chiapas se le llama cacao silvestre y se cultiva para fines
comerciales. Standley lo identifica con el cacao de Soconusco, aunque éste
puede corresponder también a variedades seleccionadas.
3. Theobroma bicolor H. y B. Arbolito de 3 a 8 m de altura, aunque en las
selvas altas alcanza de 25 a 30. Tiene el tronco erecto, la corteza clara y la
madera blanca. Es fácil de distinguir por su copa pequeña, angosta y laxa.
Presenta hojas dimorfas, subpalmatinervias, papiráceas; verdes y densamente
tomentosas en el haz, y verde plateadas, blanquecino grisáceas o moreno claras
en el envés; con peciolo grueso, de 1 a 2.5 cm de largo; generalmente oval-
oblongas o elíptico-ovadas; profundamente cordadas (de modo asimétrico en la
base) y abruptamente acuminadas en el ápice; y de 12 a 34 cm de largo por 6 a
18 de ancho; las que brotan en las ramas jóvenes son simétricas, con peciolo
largo (2 a 4 cm), más anchas, aovadas, de 30 a 50 cm de largo y de 21 a 36 de
ancho. Las flores son pequeñas (0.5 cm), bicolores, con los sépalos rojizos y los
pétalos purpúreos o morados; agrupadas en inflorescencias que brotan en las
axilas de las hojas o en las ramas jóvenes; generalmente de 3 a 6 cm de ancho,
con un eje muy corto y pedicelos ramificados dicotómicamente. Los frutos,
aromáticos, subglobosos o elipsoidales, oblongo-elipsoides u ovoides, de 15 a
25 cm de largo por 9 a 15 de ancho, son verdes durante mucho tiempo, y
amarillos o morenos cuando maduran y caen del árbol; tienen pericarpio duro
(de 1 a 1.5 cm de grueso), reticulado-lagunoso, con 10 costillas, provisto de
pelos estrellados en la superficie, y mesocarpio leñoso. Las semillas están
dispuestas en cinco hileras y son ovoides y aplanadas (semejantes a almendras);
de 1.5 a 3 cm de largo, 1.4 a 2.3 de ancho y 0.8 a 1.3 de grueso; con cotiledones
blancos, rodeados por una pulpa fibrosa, amarillenta y de sabor dulce. La pulpa
es apreciada por los indígenas como fruta o para preparar bebidas refrescantes.
Las semillas son usadas en muchos lugares para elaborar chocolate, pero éste es
de calidad inferior al que se obtiene de las semillas de T. cacao o de T.
angustifolium. Las semillas de T. bicolor se mezclan para fines comerciales con
semillas de las otras dos especies. Son pobres en teobromina, el alcaloide

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estimulante del cacao, pero tienen una alta proporción de grasa de buena calidad,
o sea, la manteca de cacao. Se encuentra en acaguales de las selvas altas de
Chiapas. Según Miranda, la especie puede ser originaria de Centroamérica; o de
Perú y Ecuador, a juicio de otros autores. Se cultiva en pequeña escala en el sur
de México y frecuentemente se propaga en forma subespontánea. Recibe
también los nombres de patashte, patashtle, pataste, petaste, patatle, petaxtle,
patasht, pataste de sapo, pataste cimarrón, cacao malacayo, cacao patastle y
cacao blanco.
El cacao se usa en la fabricación de chocolate, dulces, helados y postres de
los más variados tipos, así como para elaborar el chocolate, bebida internacional
de origen mexicano prehispánico. De las semillas de cacao se extrae la
teobromina, sustancia utilizada en medicina como diurético. Los indígenas
usaban la grasa para curar heridas; actualmente se emplea para corregir o evitar
la resequedad de los labios o de la piel.
Etimología. La voz maya cacau pasó al náhuatl como cacáhuatl (tal vez por
conducto del zoque cacahua) y a la mayoría de las lenguas europeas, casi sin
alteración. Parece que la radical cau, que se encuentra igualmente en las formas
caoc, chauc y chac y que significa “rayo”, se emparienta con muchas palabras
mayas relacionadas con el fuego, la fuerza, el color rojo y el color. En cacau
convergen los conceptos de fuerte, por su singular propiedad energética, bien
conocida por los mayas, y otro atributo que se expresa en la radical cac: el color
rojo de su cáscara. Las siguientes lenguas de Mesoamérica emplean formas
afines a cacao: chol: cucuo; chorti: cacao; have: cacau; kekchí: cacao;
lacandón: chau; kakchiquel: cacou; maya del Chilam Balam de Chumayel, del
Códice Pérez y moderno de Yucatán: cacau; mopán: cucuh; pocomchí: quicou;
popoluca de Sayula: cagau; quiché del Popol Vuh: caco y cacu; tzeltal: cacab,
en el siglo pasado, y actualmente (en Bachajón) cacau; tarasco, cahecua; y
zoque: caca o cacahua. El cacao tiene nombres parecidos al maya en las lenguas
de algunas regiones de Suramérica: en tupi-guaraní: cacaú; en omagua: acaó; y
en canomaré: coaca. En otras lenguas las raíces son distintas, pues en zapoteco
del Istmo se dice biziáa; en mixteco (San Miguel el Grande, Oax.): suha o su-vá
(San Esteban Atlatlahuaca, Oax.); en triqui: ru2-wa3; en cuicateco (Tepeuxila,
Oax.): dúú nduucha; en chinanteco (Chiltepec, Oax.): mo-ya o mocha (Valle
Nacional); en amuzgo (Xochistlahuaca, Gro.): (taí) shua; y en chiapaneco
(extinta hace pocos años): nuusi.
Solís Alcalá indica en su diccionario tres equivalentes mayas de cacao:
balamté, cacau y pek. Balamté y pek son sinónimos y no se refieren al árbol del
cacao propiamente dicho, Theobroma cacao L., sino a otra especie afín, T.
bicolor H. y B., pataxtli en náhuatl (patashtle, patashte o pataste como

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mexicanismos), cuyo fruto es más voluminoso, menos cultivada y menos
apreciada que la primera. Se le llama también cacao blanco (por el color
blanquecino de la cara inferior de las hojas) o tela negra (por la forma y el color
de fruto). Cocoa es corrupción inglesa de cacao y se refiere exclusivamente a la
semilla en polvo, preparada de manera especial para que se disuelva fácilmente
en agua o leche caliente.
Noticias históricas. Se sabe que el fruto del cacao, entre los antiguos
moradores de Mesoamérica, equivalía simbólicamente al corazón humano, así
como chocolate designaba la sangre. En la segunda estrofa del “Canto al
príncipe otomí” (Otontecuhtli Ícuic), recogido por Sahagún, la palabra
cacavactla (igual a cacáhuatl) es empleada en el sentido de “corazón de los
sacrificados” y como sinónimo de cuauhnochtli (fruto de la tuna del águila).
Los indígenas mesoamericanos preparaban varias bebidas con cacao. El
doctor Hernández (1577) menciona el atextli, hecha con 100 granos crudos o
tostados, pero bien molidos, mezclados a menudo con mecaxóchitl,
xochinacaztli y tlilxóchitl (vainilla); otra bebida era elaborada con 25 granos de
cacahuapatlachtli (el pataste, Theobroma bicolor H. y B.), otros tantos de
cacáhuatl y un puñado de maíz; el chocólatl, preparada con granos de póchotl; y
el tzone, a base de maíz y cacao tostado en partes iguales. Bernal Díaz del
Castillo refiere así el uso que Moctezuma hacía del cacao: “De cuando en
cuando traían unas copas de oro fino, con cierta bebida hecha del mismo cacao,
que decían era para tener acceso con mujeres; y entonces no mirábamos en ello;
mas lo que vi, que traían sobre cincuenta jarros grandes hechos de buen cacao
con su espuma”. Los jarros de cacao parece que estaban destinados a
recompensar a los enanos, cantantes, bailarines, músicos y otros personajes de la
corte.
Además de sus empleos profanos, el cacao tenía usos rituales. Según Landa,
el agua lustral que servía en las ceremonias de la pubertad entre los mayas, era
hecha con cacao y flores disueltos en agua de lluvia (agua virgen). Sahagún
refiere cómo, en ocasión de la fiesta del decimosexto mes (atemoztli), se ponían
delante de las imágenes de las montañas (Popocatépetl, Iztaccíhuatl y
Matlacueye), entre otras ofrendas, diminutos tecomates con granos de cacao. El
chilate o boronté, que aún hoy emplean en sus ritos los sacerdotes choritís en
Guatemala, está compuesto de maíz, cacao y agua pluvial; el boronté (bebida
nueve) se llama así porque alude al episodio mítico del Popol Vuh acerca de la
creación del género humano: “Y moliendo entonces las mazorcas amarillentas y
las blancas, hizo Xmucané nueve bebidas y de este alimento provinieron la
fuerza y la gordura y con él crearon la musculatura y el vigor del hombre”. Hay
entre los mayas ceremonias del culto agrario en que la ofrenda consta de granos

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de cacao enteros. El chilate profano que hoy se prepara como bebida se
compone de maíz tostado, agua y almendras de cacao molidas. Con frecuencia la
mezcla lleva también chile, como el chillo cacáhuatl, bebida de cacao enchilada
mencionada por Molina en su diccionario (1571).
El cacao fue usado también como medio de cambio. Los aztecas lo exigían
como tributo a las poblaciones de tierra caliente en donde se cuidaban
cacaotales. En la Matrícula de tributos se enumeran 59 lugares obligados a surtir
de cacao al imperio azteca: 12 en la región de Colima, nueve en la de Chiapas,
ocho en las de Tabasco y Veracruz, y 22 en la de Oaxaca. En ésta había un
pueblo de nombre Cacaotepec (hoy Cacahuatepec), también mencionado por los
cronistas de los primeros tiempos de la Colonia como notable centro de
producción del grano.
En el antiguo sistema de numeración vigesimal, el cacao se contaba por
veintena (cempoalli); por 202, o sea, 400, cantidad llamada tzontli; y por 203, o
sea, ocho mil, el xiquipilli. Tres xiquipilli formaban una carga, es decir, 24 mil
granos. La moneda de cacao se uso durante siglos con valor muy variable.
Cuando Humboldt visitó México, 1 152 semillas valían un peso de plata. En
1911, en Tuxtla Gutiérrez, Chis., la cotización oscilaba alrededor de mil
almendras por un peso (v. MONEDA).
La industria elaboradora de cocoa y chocolate procesa cacao beneficiado
para obtener manteca y productos de consumo directo: chocolate macizo y en
polvo, pero no incluye a las empresas beneficiadoras del grano. De 1970 a 1980,
la rama creció a una tasa media de 1.6% anual, menor que la del sector
manufacturero (6.9%); en 1980 (último dato disponible) estaba integrada por 52
establecimientos: seis empresas de tecnología avanzada, que aportaban el 67%
de la producción total; 11 medianas, que contribuían con el 19%; y 35 de
carácter artesanal, que producían el 14%. Había una capacidad instalada de 27
300 t, de la cual se utilizó el 76%. El 60% de las empresas se concentraban en el
Distrito Federal, Jalisco y Michoacán; y en los principales estados productores
de cacao (Tabasco y Chiapas) sólo se elaboraba un tercio de la producción
nacional de cocoa. Ese año la rama proporcionó empleo a 1 920 personas. En
1975 la retención de una buena parte de la cosecha del grano, provocó el
desplome de la producción de manteca de cacao, cocoa y chocolate, y redujo la
utilización de la capacidad instalada a 38%. No obstante, en el periodo de 1970 a
1980, la producción global aumentó de 18 940 a 30 680 t, la de manteca de
cacao, 39.1%; la de cocoa y chocolate, 91.6%.
En 1980 se exportaron 6 400 t de productos (21% de la producción total),
60% más que en 1970. Las compras internas aumentaron de 14 490 t en 1970 a
24 280 en 1980. Este último caso, el 60% de lo adquirido se destinó al consumo

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directo y el resto, a las industrias farmacéuticas y de cosméticos, de dulces,
helados y pastelería. El comportamiento de esta rama industrial está vinculado a
la producción del grano. En el periodo de 1970 a 1980, la tasa anual de
crecimiento del cultivo de cacao fue de 2.2%. La producción alcanzó un
volumen de 35 800 t en 1980. Los precios medios rurales aumentaron en forma
acelerada, como resultado de la mayor demanda en el mercado internacional.

VOLUMEN DE PRODUCCIÓN
(toneladas)
Concepto 1989 1990 1991
Manteca de cacao 402 146 136
Cocoa y chocolate 25 725 28 412 34 277
Total: 26 127 28 558 34 413
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Encuesta industrial
mensual (varios años).
CACAO VOLADOR
Virola guatemalensis (Hemsl.) Ward. Arbol de la familia de las miristicáceas que
alcanza 40 m de alto; de hojas simples, alternas, siempre verdes, grandes,
oblongas, con numerosos pares de nervios laterales y con células oleaginosas; y
flores unisexuales, arquiclamídeas (sin cáliz ni corola diferenciados), con tres
tépalos unidos (perianto gamotépalo) y carentes de corola; las masculinas con
los estambres unidos y las femeninas unicarpeladas. El fruto, ovoide y carnoso,
mide 3 cm de largo. Las semillas, brillantes, van cubiertas por un arilo,
estructura reticulada de color rojo y con el aspecto de encaje. Se desarrolla en las
selvas altas siempre verdes de Chiapas y Tabasco. La madera, ligera y de color
pardo pálido, se usa en carpintería y en la fabricación de papel. Las semillas son
comestibles; pueden servir para hacer jabón y velas, y secas dan sabor a diversas
bebidas, principalmente al chocolate, sobre todo en la región de Soconusco.
CACAPACHE
Passiflora oerstedii choconiana (Wats.) Killip. Nombre que se da en Oaxaca a
una hierba de la familia de las pasifloráceas, trepadora, provista de zarcillos, que
tiene hojas alternas, pecioladas, simples, glandulosas, estipuladas, ovado-
lanceoladas, trilobuladas, de 6 a 13 cm; flores rosadas o blancas, actinomorfas,
hermafroditas, axilares, conspicuas, pentámeras, con el gineceo tricarpelar,
unilocular, provisto de numerosos óvulos sobre tres placentas parietales; y fruto
ovoide, de 4 a 6 cm. Se desarrolla en Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Yucatán.
2. En Veracruz llaman cacapachito a la especie Passiflora bryonoides
H.B.K., planta parecida al cacapache.
CACASTE
(Del náhuatl cacaxtli.) Armazón de tablas y rejas de madera para transportar
gallinas, ollas de barro o verduras. Es mayor que el huacal y se carga en la
espalda. También se conoce como cacastle, cacaxte y cacaxtle.

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CACAXTLA
(Tlax.). Zona arqueológica ubicada al noroeste del pueblo de San Miguel del
Milagro, en el municipio de Nativitas. A juzgar por las exploraciones, el lugar
estuvo ocupado durante mucho tiempo, pero su época de auge ocurrió entre los
años 600 y 900, cuando dominó el área un grupo de olmecas-xicalancas. El
centro ceremonial mide 1 700 m de largo por unos 800 de ancho, y consta de
varias plataformas, amplias y altas, que están escalonadas para salvar los
desniveles del terreno. Entre las plataformas hay fosos profundos que pudieron
servir para la defensa. En cada terraza de éstas hay un conjunto de edificios. El
Gran Basamento, adaptado en una loma, es una estructura piramidal de 200 m de
largo, 110 de ancho y 25 de altura. En él se hallan el Edificio D, con un pórtico
de 25 m de longitud, cinco pilares centrales y tres aposentos en la parte
posterior; y el Edificio A, tal vez el más importante por sus pinturas murales. Se
trata de un aposento de 13 m de largo por 7.80 de ancho, dividido en dos
secciones; en el pórtico y en las jambas del cuarto interior hay decoraciones
pictóricas que fueron parcialmente cubiertas con bajorrelieves hechos en barro.
En el mural del norte se observa una franja con animales acuáticos (caracoles,
peces, tortugas) y, de modo paralelo, un reptil con cabeza de felino y piel
manchada de jaguar; sobre éste aparece un personaje de pie, con la cara pintada
de negro, vestido con prendas de piel de jaguar, con adornos colgantes en la
faldilla y garras en lugar de sandalias, el cual lleva en los brazos una especie de
carcaj con dardos, de cuyo extremo caen gotas que sugieren sangre. El principal
jeroglífico, al parecer, es 9.“Ojo de Reptil” (o viento), que se relaciona con
Quetzalcóatl (Ehécatl). En la jamba norte se representa a un personaje de pie,
con nariguera de barra, piel o vestido de jaguar, capa con sartales de
chalchihuites, faldilla con los signos “pop” (poder, trono) y “caracol cortado”
(Venus), sujeta por un ceñidor, y garras en lugar de manos y pies; sostiene con el
brazo derecho un recipiente del que cae agua, en el que está pintado el rostro de
Tláloc con gorro cónico o triangular; en la mano izquierda sujeta una serpiente;
de su vientre parece brotar una planta con flores, y junto a sus garras inferiores
aparece el jeroglífico 7.“Ojo de Reptil”, fecha en que nació Quetzalcóatl. En el
mural sur se muestra a un personaje flanqueado por una banda de animales
acuáticos, de pie sobre una serpiente emplumada preciosa que corre paralela a la
banda; lleva el cuerpo pintado de negro, un gran tocado de ave, una pequeña
capa de plumas blancas a la espalda, faldilla con dos símbolos solares, garras en
lugar de pies y manos, y un estuche para dardos en forma de serpiente, o tal vez
una barra de mando. A su derecha, en la parte superior, hay un rectángulo con
dos manos, tres estrellas cortadas, ojos estelares, y huellas de pies; y a la
izquierda, una guacamaya y el jeroglífico 13.“Pluma”. En la jamba sur está la
figura de un personaje que emerge de una banda acuática; está tocado con una

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larga planta que cae sobre su espalda, y porta nariguera de barra, orejera de
tapón, faldilla de piel de jaguar, adornos en las rodillas, y sandalias de piel de
jaguar con taloneras atadas con lazos que rematan en caracoles marinos; y
sostiene con los brazos una gran concha de molusco, de la cual sale una figura
humana. En la parte superior, a la derecha, se pintó el jeroglífico 3.“Venado”; y
en la izquierda, el de 7.“Ojo de Reptil”. Otras construcciones del Gran
Basamento son el Patio Hundido, el Montículo Y, el Edificio C, las Conejeras y
el Edificio B, donde se cubrieron estructuras anteriores, entre ellas la que luce el
Mural de la Batalla. Éste representa un combate: unos llevan atributos de jaguar
y otros tienen tocados de ave; los primeros son los vencedores, pues se les ve en
actitud de someter a sus enemigos, de tomarlos prisioneros o de darles muerte;
embrazan escudos circulares con plumas, y empuñan lanzas y cuchillos. Los
vencidos tienen escudos rectangulares y visten prendas más ricas. Posiblemente
se trate de una contienda que libraron los de Cacaxtla contra un grupo invasor, o
de una pugna religiosa entre dos grupos adoradores de Quetzalcóatl, o de la
llegada de los olmecas-xicalancas.
Las pinturas de Cacaxtla tienen toda la escuela del arte maya, pero abundan
en detalles teotihuacanos, por cuya razón este centro ceremonial sugiere un
sincretismo de ambas culturas. Varios autores piensan que fue un lugar de
reunión de los comerciantes que iban a la zona maya, procedentes del Altiplano,
y de los que viajaban a éste desde aquélla. Los murales parecen reseñar un cisma
religioso, quizás producidos por el choque de los grupos sureños con los del
centro.

Mural de la zona arqueológica de Cacaxtla, Nativitas (600-900), en Tlaxcala, de origen

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olmeca-xicalanca. En él es notoria la influencia de la cultura maya.
Secretaría de Turismo
CACCUM
(Del maya caan, alto, y cum, asiento fijo.) Pequeña isla deshabitada del mar de
las Antillas, situada a los 86° 46​ de longitud oeste y 21° 29​ de latitud norte,
frente a la costa occidental de Yucatán y al sur de Isla Mujeres. Formada por
rocas y médanos que no pasan de 20 m de altura, en ella se proveen de agua
potable las lanchas pesqueras.
CACHALOTE
Physeter catodon, suborden Adontoceti. Mamífero cetáceo; los machos pueden
medir hasta 20 m de longitud, y las hembras rara vez superan los 12. Se
caracterizan por su gran cabeza, muy ancha y masiva, de poco más de un tercio
de la longitud total, y la pequeña y poderosa mandíbula, con una serie de entre
16 y 30 dientes cónicos a cada lado. Tienen un solo orificio respiratorio, del lado
izquierdo, muy adelante de la cabeza. Las aletas pectorales son relativamente
pequeñas, no tienen la dorsal y la caudal es amplia y fuerte. La cabeza no está
delineada por el cráneo, que es más bien esbelto, sino por un tejido fibroso y por
el espermaceti, grasa semilíquida que al contacto con el aire se solidifica en una
sustancia cerosa. Habitan todos los mares tropicales y templados, moviéndose en
grupos de hembras y crías, guiados por un solo macho adulto o una hembra
vieja. Normalmente las crías nacen entre noviembre y enero, después de una
gestación de entre 14 y 16 meses. Las hembras se aparean cada cinco años. Al
nacer, el cachalote mide unos 4 m y pesa unos 750 kg. Estos animales son
célebres por sus profundas zambullidas; se encontró a uno prendido de un cable
telefónico a una profundidad de 1 134 m; y por medio de hidrófonos sobre
algunos ejemplares, se les ha podido seguir hasta 2 500 m bajo el agua del mar.
Su principal alimento son los calamares gigantes. Generalmente, los cachalotes
muestran cicatrices, resultado de sus combates con aquellas presas. También
consumen peces y raramente otros mamíferos marinos. Esta especie ha sido
objeto de explotación desde el siglo XVIII. El espermaceti de la cabeza y su
gran cantidad de grasa la hicieron muy codiciada. En ocasiones, además, se le
encuentra en el intestino una sustancia llamada “ámbar gris”, que cuando está
fresca despide un olor penetrante y desagradable, pero ya seca cambia. Durante
dos siglos se persiguió a los cachalotes, en busca del ámbar gris, que tuvo fama
de afrodisiaco; hoy se utiliza en perfumería. Se estima que entre 1800 y 1909, se
capturaron 255 440 ejemplares, y que 269 mil más fueron sacrificados entre
1910 y 1976. En 1979 la Comisión Internacional Ballenera, de la cual México
forma parte, reguló la captura de esta especie. Antes de ese año, barcos
japoneses y soviéticos capturaban un buen número de cachalotes en el área de
Baja California y en otras aguas mexicanas. Las regulaciones posteriores han

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restringido esa práctica.
CACHETE COLORADO
Heliconia bihai L. Planta acaule, herbácea, de la familia de las musáceas;
semejante a la del plátano, pero más pequeña, aproximadamente de 1.5 a 3.5 m
de alto. Tiene hojas grandes, delgadas, enteras, con nervaduras paralelas y
perpendiculares a la central, largamente pedunculadas. Los pedúnculos, unidos y
prolongados hasta el suelo, forman un seudotallo delgado y jugoso. Las flores
son hermafroditas, con el perianto formado por seis segmentos petaliformes, tres
externos y tres internos; estos últimos forman un tubo corto del cual salen dos
lóbulos laterales pequeños y otro más rudimentario; el androceo está
representado por cinco estambres fértiles y un estaminodio o estambre estéril; el
ovario es ínfero, tricarpelar, trilocular, con un óvulo en cada lóculo; y el estilo,
delgado. La inflorescencia, erguida, tiene brácteas rojas o anaranjadas, brillantes,
vistosas, cortas, anchas y comprimidas, ahuecadas en forma de bote, dispuestas
en dos filas en el eje, constituyendo una espiga grande y atractiva. En el fondo
de la concavidad de cada una de las brácteas se encuentra un pequeño grupo de
flores. El fruto es una cápsula que se fragmenta en cinco partes. Las hojas, igual
que las del plátano y otras especies de Heliconia y géneros afines, se usan para
envolver diversos alimentos tales como el pozol y los tamales; a veces se emplea
como techo provisional de chozas. Abunda en lugares húmedos y sombríos de
las selvas altas siempre verdes de Chiapas, Tabasco y Veracruz. Recibe también
el nombre de platanillo (Veracruz, Tabasco y Chiapas) y tanay (Chiapas).
CACHIRULO
Refuerzo de cuero, gamuza u otro género aplicado a pantalones y calzoneras de
montar, para evitar el desgaste de las partes que rozan contra el fuste y los bastos
de la silla. Estaba en uso general en la caballería mexicana del siglo XIX, a
veces en unión con medias-botas que protegían la orilla del pantalón hasta arriba
del tobillo. 2. Parche o remiendo en los calzones o pantalones. 3. Peineta alta de
carey, de Veracruz. 4. Despectivo: pegote, chapuza, error.
CACHISE o COCHISE
Jefe apache de la tribu de los chiricahues, que con pequeño ejército de
magníficos jinetes asoló el estado norteamericano de Arizona, llegando a matar
a unos 15 mil blancos y a causar daños por millones de dólares. Penetró
repetidas veces en Sonora (entre 1860 y 1870), matando, incendiando, robando y
causando perjuicios de todas clases. Odiaba profundamente a los mexicanos, que
llegaron a infligirle considerables bajas pese a su armamento deficiente en
comparación con los modernos pertrechos que los apaches lograban conseguir
en el norte. Cachise murió en 1874 a causa de beber tesgüino en exceso, pero sus
chiricahues siguieron merodeando en Sonora durante algún tiempo.
CACHO ÁLVAREZ, RAÚL

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Nació en Córdoba, Ver., el 14 de septiembre de 1912. Arquitecto (1941) por la
Universidad Nacional Autónoma de México, enseñó composición, análisis de
edificios y teoría de la arquitectura en el Instituto Politécnico Nacional, aun
antes de recibirse. Más tarde fue director de taller en la Escuela Nacional de
Arquitectura. Hizo trabajos urbanísticos en Tlalnepantla, México (Ciudad
Universitaria), Puerto Vallarta y Barra de Navidad, estos dos últimos como jefe
de la Sección de Urbanismo de la Comisión de Planeación de la Costa de
Jalisco. Diseñó las ciudades industriales de Lerma y del Valle de Cuernavaca.
Fue director de planeación y arquitectura del Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Ha proyectado: 25
nosocomios para el Plan Nacional de Hospitales, 126 escuelas en el área del
estado de México, el conjunto de Ciencias Físico Matemáticas de la Ciudad
Universitaria (en colaboración), las escuelas de Ingeniería y Medicina de la
Universidad de Tamaulipas, tres unidades del Centro Médico de la ciudad de
México y el Conjunto SCOP (en colaboración). De mayo de 1971 a febrero de
1972 fue asesor del secretario de Obras Públicas, y de esa fecha hasta noviembre
de 1976, coordinador general de la Comisión del Desarrollo Urbano del País y
asesor del Fideicomiso de Conjuntos, Parques y Ciudades Industriales de
Nacional Financiera, en cuyo carácter dirigió 62 proyectos y los trabajos de
urbanismo de varios puertos. Participó en el Plan de Submetrópolis del Valle de
México. Coordinó los trabajos de revitalización del Centro Histórico de la
ciudad de México, y los estudios de la Central de Abastos (1974-1976). Desde
1977 es asesor de la Compañía Mexicana de Consultores en Ingeniería, en cuyo
carácter ha participado en los proyectos de la Expo-2002, del plan maestro de la
metrópoli del valle de Toluca para un millón de habitantes en el año 2000, la
estandarización modular de las gasolinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex) y
la planeación de la nueva ciudad de Managua, Nicaragua. Es autor de “La
vivienda”, en México. 50 años de Revolución (1961).
CACOMITE
(Cacómitl en náhuatl: raíces feculentas que Alonso de Molina describe como
“ciertas raíces que tienen sabor de castañas”.) Trigrida pavonia Kerr. Planta de
la familia de las iridáceas, conocida también como flor de tigre. V.
OCELOXÓCHITL.
CACOMIXTLE
Bassariscus, familia Procionnidae. Mamífero carnívoro, mide cerca de 1 m de
largo, incluyendo la cola (50 cm). Tiene cabeza algo aplanada, ojos grandes y
vivaces, y orejas alargadas y muy sensibles. Su cuerpo es alargado y esbelto,
aunque con patas cortas. Su color es leonado, uniforme en el dorso y blancuzco
en el vientre, con áreas blancas alrededor de los ojos y de las orejas y a los lados
del rostro. Una de sus características es la larga cola de punta negra con siete o

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nueve anillos blancos y negros alternados. Los fósiles de este animal datan de
tres millones a cinco millones de años y no muestran diferencias apreciables con
los ejemplares actuales, por lo cual se le considera el representante más
primitivo de la familia de los prociónnidos. En México existen dos especies: el
norteño (B. astutus) y el tropical (B. sumichrasti). Ambas existen en los estados
de Oaxaca, Veracruz, Guerrero y parte de Puebla; la primera, en todos los
estados del norte, principalmente en las zonas rocosas de los desiertos; y la
segunda, en las selvas y bosques tropicales. Sumamente voraz, el cacomixtle se
alimenta de pequeños mamíferos, aves, huevos, polluelos, reptiles, insectos,
frutos y bayas. Es célebre por las pérdidas que causa cuando al entrar a un
gallinero sufre una especie de frenesí y decapita a tantos animales como puede,
aunque sólo consuma una pequeña parte de ellos. Ágil para trepar a los árboles,
la especie tropical pasa el mayor tiempo entre las ramas. Tiene pocos enemigos:
el hombre, las grandes lechuzas y los animales grandes de presa. Amenazado,
despide un olor penetrante, almizclado, producido por glándulas anales. El
nombre cacomixtle procede del náhuatl tlacomistli: medio león, medio gato. Se
le conoce además como tepechichi (del náhuatl tépetl, cerro, y chichi, perro), y
en el norte, particularmente en Baja California, como rentel (probablemente del
inglés ring-tail cat: gato de cola anillada).
CACTÁCEAS
Cactaceae es una familia vegetal dicotiledónea, perene, xerofítica, descrita por
Lindley (1836) en la obra A Natural System of Botany. El nombre viene del
griego kaktos, con el que se designaba una planta espinosa natural de Sicilia. Las
raíces de las plántulas son originalmente terminales y fuertes; las adventicias se
forman en la base del tallo y, a veces, en otras partes, como ocurre con las aéreas
de las especies epífitas. Por modificaciones de estas formas básicas, se
encuentran en las cactáceas todos los tipos de raíces, anatómicamente
semejantes a las de otras dicotiledóneas. Las rígidas penetran en la tierra y
sirven de fijación; otras, laterales y muy largas, se extienden horizontalmente
cerca de la superficie de la tierra y tienen esencialmente funciones de absorción.
La raíz terminal puede acumular agua y transformarse en napiforme y carnosa,
como en Mammillaria napina y Dolichothele longimamma, de zonas muy
áridas. Lophophora williamsii (peyote) tiene la raíz terminal carnosa más larga
que el tallo; y éste, en época de sequía, está casi totalmente enterrado. Algunos
cactos tienen raíces tuberosas, como Ancistrocactus megarrhizus. Las aéreas de
muchas especies epífitas, enredaderas y trepadoras, son muy peculiares, pues
nacen lateralmente de diferentes partes del tallo, pero nunca de areolas;
generalmente brotan de los intervalos entre las costillas (en los Zygacactus, de la
base del artículo). Las raíces jóvenes pueden absorber agua del aire; y, al igual
que las aéreas de otras epífitas, las viejas engruesan y sirven de fijación a la

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planta. Las raíces adventicias revelan deficiencia de minerales en el suelo o de
presión en el agua. Trozos de cactos enraízan rápidamente, aun cuando no estén
enterrados. Para plantar las cactáceas globosas se cortan las raíces y se fumigan
con insecticida o azufre para evitar la putrefacción, o se dejan orear durante siete
a 15 días.
En cuanto al tallo, pocas son las familias vegetales que tienen tal variedad de
formas y tan características. Las cactáceas son terrestres o epífitas, y cada
sección del tallo articulado se denomina artículo o cladodio. Las cactáceas se
reconocen por su suculencia, la existencia de areolas en el tallo, la ausencia de
hojas (en casi todas) y la presencia de espinas. La comprensión de la morfología
del tallo obliga a definir algunos términos: 1. Podario es la base engrosada de la
hoja que brota inicialmente y que persiste en el tallo cuando aquélla cae. 2.
Areolas son las pequeñas áreas ​visibles o no a simple vista​ de donde salen pelos,
lana, fieltro, espinas, glóquidas y hojas (homólogas a las yemas axilares de las
otras dicotiledóneas). 3. Las espinas son hojas modificadas que aparecen en el
meristema de la areola, dispuestas generalmente con simetría bilateral o radical.
Primero se forman las espinas inferiores (radiales) y después las del centro
(centrales), a veces más gruesas, aunque en ocasiones es difícil distinguirlas. El
número de espinas puede variar en las especies columnares según la porción
(inferior, mediana o apical) y la edad del tronco. Las espinas tienen numerosas
funciones: a) de defensa contra el ataque de los animales; b) de protección frente
a temperaturas extremas e irradiaciones, pues disminuyen la superficie de
transpiración; c) de condensación de la humedad, dirigiendo las gotas de agua,
además, hacia las raíces de la planta; d) de absorción, regulada por la pectina; y
e) de ayuda a la propagación vegetativa, pues se fijan en animales que así
transportan los artículos. Hay espinas rígidas y otras flexibles, consideradas
como transición entre aquéllas y los pelos; de diversas dimensiones y formas:
aciculares (como agujas), subuladas (como cono hueco), aplanadas; con el ápice
recto o ganchudo, con la superficie lisa o anillada, con ángulos o sin ellos,
derechas o torcidas, divergentes o paralelas al tallo, dirigidas hacia arriba o hacia
abajo, y recubiertas o no de una vaina desprendible; y de varios colores, según
las especies o variedades, la edad o las partes de una misma planta y dentro (en
Mammillaria rhodantha hay individuos con espinas blancas, amarillas y rojas),
fenómeno que se origina en la presencia de depósitos de materia colorante
distribuidos en la membrana de las células esclarenquimatosas. 4. Las glóquidas
(o gloquidios) son pequeñas espinitas (2 mm) recubiertas de microscópicas y
agudas barbas que penetran en la piel y se fijan como un anzuelo, de modo que
al sacarlas se rompen y causan dolor; vulgarmente llamadas aguates, son
caducas y no tienen cutícula, pudiendo absorber el agua por condensación (los

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aguates de Opuntia mycrodasis o nopal cegador, vuelan con el aire y dañan los
ojos). 5. Fieltro es el conjunto de pelos cortos y flexibles que tapiza en general
las areolas, protegiendo las glóquidas y espinas. 6. Lana es el conjunto de pelos
(rizados y más largos que el fieltro) que suele existir en las areolas o en las
axilas de los tubérculos. 7. Nectarios extraflorales son las glándulas (homólogas
a las espinas) que secretan una miel ávidamente buscada por los insectos, que
también ejercen la función de polinizadores; las espinas glandulares (homólogas
a las glóquidas) se presentan en algunas Opuntia, Hylocereus, Hamatocactus y
Coryphantha. 8. Costillas son los surcos longitudinales y las partes salientes
(crestas) del tallo; se forman a partir de los podarios, en hileras longitudinales;
en algunos géneros su número varía con la edad del ejemplar, y su forma, según
la especie; sirven para dar resistencia y flexión a la planta y pueden ser derechas
o espiraladas (sinuosas, como en los Echinofossulocactus). 9. Las mamilas
(características de algunos géneros como Mammillaria y Coryphantha) son
tubérculos elongados, altos, que proyectan la areola hacia su ápice.
El crecimiento del tallo en longitud y diámetro se efectúa en periodos
determinados; a veces puede ser observado en las constricciones longitudinales.
Los ángulos de las ramas con el tallo son también más o menos constantes para
cada especie o género. En ocasiones pueden desarrollarse dos o cuatro cabezas
de igual tamaño (como en M. rhodantha y M. magnimamma), debido a
divisiones del meristema apical. Las deformaciones en el punto de crecimiento
pueden causar aberraciones (formas cristatas) muy apreciadas por coleccionistas,
pues las plantas o sus ápices parecen culebras enroscadas, sin que se conozca la
causa de estas mutaciones. El hábito (forma) de las cactáceas es resultado de una
evolución muy larga.
En la familia Cactaceae hay especies terrestres y otras aéreas. Entre las
primeras se presentan las siguientes formas de crecimiento: 1. En nopal (género
Opuntia); 2. En cilindros encadenados (género Cylindropuntia); 3. En biznagas
chicas (géneros Mammillaria, Coryphantha, Lophophora, Echinofossulocactus
y Ariocarpus); 4. En biznagas grandes (géneros Echinocactus y Ferocactus); 5.
En órganos gigantescos columnares (géneros Stenocereus ​hasta 30 m​,
Selenicereus, Pilosocereus, Carnegiea, Pachycereus y Myrtillocactus, éstos
candelabriformes); y 6. En órganos chicos ​hasta 30 cm​ (Echinocereus
cinerascens, agrupado en colonias, y Nyctocereus serpentinus, aislado). Son
también terrestres las más primitivas, provistas de hojas normales, delgadas y
laminares como en las demás dicotiledóneas, arbóreas o arbustivas (géneros
Pereskia y Pereskiopsis). La más alta es el saguaro (Carnegiea gigantea) de
Sonora y Baja California, de 20 m de altura por 2 de circunferencia; y las más
pequeñas, las minicactáceas, de 1 a 2 cm. Entre las cactáceas aéreas las hay

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colgantes como péndulos (Rhypsalis baccifera) y reptantes, sobre troncos o
rocas (géneros Selenicereus y Heliocereus).
El color del tallo es en general verde, en diferentes tonos, pero a veces
glauco (azuloso) y otras grisáceo por la presencia de cera. A menudo tiene tintes
rojizos o purpúreos, por la predominancia de antocianinas al desintegrarse la
clorofila, fenómeno ocasionado por el frío o el granizo. Puede haber dimorfismo
(por ejemplo, en Epiphyllum, cilíndricas cuando jóvenes y aplanadas cuando
adultas) y especies con dos clases de ramas (Pereskia aculeata, arbusto trepador
del litoral del golfo de México, que tiene ramas con hojas normales dispuestas
en espiral y muy espaciadas, y otras, floríferas, con hojas más próximas entre sí,
que nacen un año después de las primeras). Los individuos de esta familia
pueden crecer aislados o en colonias (cespitosas), debido a la abundante
ramificación de la base del tallo principal. Los tallos globosos rara vez dan
brotes laterales. Los cactos decapitados, una vez que cicatrizan, forman brotes
en los bordes, principalmente en los columnares, aun en las especies sin
ramificación. Hay géneros y especies con abundantes pelos lanosos persistentes
cerca del ápice, de donde salen las flores y los frutos. Las reservas alimenticias
de los cactos les permiten vivir varios meses después de arrancados; las pencas
de nopales, cortadas y expuestas al aire, se desecan y arrugan, pero una vez
replantadas enraízan en buenas condiciones. En el campo, cuando llueve
después de un periodo largo de sequía, los nopales vuelven a quedar turgentes.
Los tallos de los Cereus son óptimos para injertos, los cuales florecen con
rapidez y abundancia. Para protegerse de la desecación y disminuir la superficie
de evaporación, las cactáceas tienen las siguientes adaptaciones: a) reducción o
ausencia de las hojas; b) presencia de una cutícula blanca y dura que cubre el
tallo e impide la putrefacción; c) secreción de abundante mucílago que dificulta
la evaporación del agua absorbida; y d) existencia de abundantes cristales de
oxalato de calcio y ráfides en el parénquima cortical de la epiderme, salvo en las
células de cierre estomáquicas.
Las flores son en general aisladas, excepto en el género Pereskia, que
presenta inflorescencias en racimos. En cada género las flores brotan de areolas
en una área determinada de la planta: en Mammillaria, cerca del ápice; en
Coryphantha, cerca del ápice; y en Cereus, a lo largo de las costillas. En general
son sésiles, aun cuando las de Pereskia tienen pedúnculo en forma de cono
invertido. Su tamaño varía: desde muy grandes hasta muy chicas. Son siempre
cosmógamas, o sea que la polinización se realiza sólo cuando las flores están
cerradas. Unas tienen perfume y otras no, y las polinizadas por murciélagos
despiden un olor desagradable. Unas abren y cierran durante cinco días, y otras
sólo una vez; las flores grandes duran menos tiempo que las chicas. Las hay

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diurnas y nocturnas; pero siempre son hermafroditas. Algunas especies son
dioicas fisiológicamente (individuos de Opuntia robusta, con óvulos atrofiados,
tienen en los estambres granos de polen fértiles y funcionan como machos, y
otros, óvulos fértiles que actúan como hembras). Las flores presentan un tubo
más o menos largo de origen axial (verdadera rama que se transforma), cuyo
receptáculo está provisto de areolas, lana, cerdas, espinas y brácteas. Las areolas
pueden dar origen a una nueva flor, lo cual confirma que ésta es una rama
modificada. No se puede distinguir con claridad el cáliz de la corola; los
elementos de ésta son los segmentos exteriores e interiores del perianto,
dispuestos en espiral y en orden creciente de tamaño. En el tubo periantal hay
areolas con cerdas, fieltro, espinitas y brácteas, y cuanto mayor es el número de
estos elementos, menos evolucionado se considera el grupo; en las mamilarias,
las más evolucionadas de la familia, se van reduciendo hasta quedar ausentes,
con lo cual se pierde el carácter axial del tubo y aparece un verdadero perianto.
Los segmentos exteriores (semejantes a brácteas) son más suculentos, verdosos
y cortos, y se ordenan en líneas espiraladas que se continúan en los interiores,
mucho más delgados; su forma varía de lineales a espatulados; son más anchos,
oblanceolados, cordiformes, de lanceolados a casi circulares; el margen puede
ser entero o denticulado, esfacelado, lacerado u ondulado; y el ápice, truncado,
acuminado o apiculado; la corola, a veces rotada, se abre ampliamente, aunque
en ocasiones casi no lo hace (por ejemplo en el género Nopalea); el tubo
receptacular puede ser regular o zigomorfo (en Selenicereus y Epiphyllum los
estambres son muy largos, se doblan y salen del tubo aparentando un falso
zigomorfismo cuando el tubo se dobla, como en Rhatbunia alamocensis de Baja
California); y los colores incluyen blanco-rosado, rojo, amarillo, verdoso, rosa,
púrpura, violeta y sus combinaciones, con estrías centrales de diferentes tonos.
En la base del tubo del pericarpelo están los estambres primarios, y en dirección
centrífuga los secundarios, cuyo número guarda proporción con los entrenudos
del pericarpelo. En Stenocereus (órganos), por ejemplo, se presenta gran
cantidad de estambres (carácter primitivo) y muchos menos en géneros más
evolucionados. Los estambres pueden ser muy largos (exertos, que salen del
tubo), como en Nopalea; la dehiscencia de las anteras puede ser longitudinal,
lateral o interna, y los filamentos, dorsifijos o basifijos (unidos a la antera por su
base); y en la parte inferior del estilo limitan la cámara nectarial (angosta como
un surco o un disco, o amplia como una cavidad). También suele haber
estaminodios (estambres estériles, sin antera).
La polinización cruzada puede ser hecha por insectos, murciélagos,
coleópteros o moluscos. En cuanto al gineceo, el ovario es semiínfero en casi
todas las cactáceas (a excepción de las Pereskia, que lo tienen súpero). La

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placentación es central y axilar al mismo tiempo (orden de las Centrospermas).
Mientras en Pereskia saecarosa los lóculos del ovario están unidos y los estilos
y estigmas se conservan libres, en Pereskia aculeata y en casi todas las demás
cactáceas los estilos se fusionan formando un tubo. Los lóbulos del estigma
pueden o no ser regulares, ramificados o capitados. El número de carpelos
mayor en los géneros evolutivamente más antiguos, corresponde al de lóbulos
del estigma. Alrededor del ovario está la zona carnosa del pericarpelo; en la
parte inferior, el receptáculo o zona pedicelar; y arriba (en las Opuntia), una
parte cóncava (ombligo en el fruto). En la subfamilia Cereoidae (órganos y
biznagas) la porción pedicelar crece hacia arriba formando un tubo que puede
ser campanulado o infundibiliforme. A veces existen en los receptáculos muchos
podarios y areolas que siempre forman líneas espiraladas.
Los frutos de las cactáceas son muy peculiares; generalmente se les describe
como bayas carnosas, aunque en algunos casos sería más propio llamarlos
cápsulas, pues con frecuencia son dehiscentes. En los carnosos, la suculencia
está formada por el falso pericarpio (receptáculo de la flor) y la pulpa interior,
funículos que acumulan azúcar durante la fecundación, formando un falso
parénquima, que puede ser blanco, verdoso o rojizo, de sabor dulce y en
ocasiones ligeramente agrio. Los frutos aumentan entonces de volumen, de
suerte que lo que se come, por ejemplo en la tuna, son los funículos
desarrollados (falso parénquima que sirve para que las semillas se desarrollen en
un ambiente húmedo). En las paredes exteriores del ovario puede haber
escamitas de diversos colores y tamaños que crecen junto con el fruto, dando
origen a espinas, lana, cerdas y glóquidas. En las Mammillaria los frutos
(chilitos) son bayas delgadas carnosas, comestibles, un poco ácidas; los
Pilosocereus los tienen semisecos y muy escamosos, con pelos y lana, y
dehiscentes en su parte inferior; y los Pachycereus, secos, dehiscentes (a veces
se abren como una flor, en cinco partes). Hay frutos prolíficos que crecen en
cadenas y otros que forman raíces adventicias cuando caen al suelo (por
ejemplo, Cylindropuntia). Las semillas pueden o no tener perisperma, reserva
nutritiva proveniente de la nucela. En muchas especies hay una copa muy grande
(hileo o cicatrícula) que une al funículo con la nucela. Cuando se desprende el
funículo, es frecuente que quede pegado al óvulo un resto de tejido suberoso o
esclerosado (arilo). La semilla puede tener un tegumento duro (esclerospermas,
en Opuntia y Pterocactus) o blando (malacospermas, en Pereskia y Rhipsalis).
El tegumento formado por la primera capa externa (primina) y la cuarta interna
(secundina), pues la segunda y la tercera se reabsorben, puede ser negro
brillante, castaño oscuro, blanquecino, beige, rojizo o café. La forma de la
semilla es generalmente globosa; en la subfamilia Pereskioideae el embrión

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posee dos cotiledones grandes, foliares, encurvados, con perisperma bastante
desarrollado; en las Opuntia los dos cotiledones son más cortos que en Pereskia;
en las Ceroideae son grandes, foliados, pero sin perisperma desarrollado; en las
Cereus, muy reducidos; y en las Mammillaria, con perisperma. La reproducción
puede ser asexual, por desprendimiento de los artículos, que una vez en tierra
arraigan y brotan por sus areolas; o sexual, vía normal de todas las fanerógamas.
Generalmente los estambres alcanzan la madurez y el polen se forma por
completo antes de que el estigma esté en aptitud de recibirlo, pues el gineceo
continúa inmaduro (protandria). El gran tamaño de las flores, el néctar, los
colores vivos y el perfume (cuando lo hay) indican una polinización cruzada
(alogamia), productora de abundantes semillas. En ciertos casos la flor se
poliniza a sí misma (autogamia), originándose el fruto, pero no las semillas. Se
consideran ornitófilas (polinizadas por aves) las especies con flores diurnas, de
colores brillantes, no aromáticas, con la cámara nectarial profundamente
escondida y libre entrada a las fauces; y entomógamas, las polinizadas por
insectos o, cuando son nocturnas, por murciélagos. Algunos géneros (Opuntia,
por ejemplo) permiten la copulación de gametos de especies diferentes
(xenogamia), lo cual propicia la hibridación espontánea o inducida por el
hombre; en el caso de ésta, el polen debe ser transportado de una especie con
estilo largo a otra de estilo corto, pues de lo contrario los tubos polínicos no
alcanzarían los óvulos. El proceso dura de tres a cuatro semanas hasta que se
efectúa la fecundación.
Se considera que las cactáceas son originarias de las Antillas. En el
continente americano se propagaron entre los 50 y 59° de latitud norte y entre
los 37 y 39° de latitud sur. En África tropical, sin embargo, hay tres especies del
género Rhipsalis, epifíticas, aparentemente aborígenes. En México se encuentran
en las más variadas formas, latitudes y altitudes. Las hay adaptadas a selvas
tropicales y subtropicales, aunque principalmente en zonas áridas y semiáridas;
desde el nivel del mar hasta 2 800 m (en Perú, hasta 5 100); y epífitas y
terrícolas. No se han hallado restos fósiles de esta familia. Existen en el país más
de mil especies (algunas endémicas), con numerosos géneros. Sobre la presencia
de cactáceas antes de la llegada de los españoles, ha escrito Helia Bravo Hollis
(Las cactáceas de México, 1932): “En la vida económica, social y religiosa de
los nahuas, las cactáceas tuvieron un papel muy importante; fueron el emblema
del país, pues el escudo de la gran Tenochtitlan, como el de nuestro México
actual, ostentaba airosamente un nopal; intervinieron en sus prácticas religiosas
y algunas fueron elevadas a la categoría de dioses; participaron con frecuencia
en la magia, considerándose como talismanes capaces de alejar a los tenebrosos
espíritus del mal; se emplearon como remedios eficaces en la curación de

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enfermedades; influyeron en la civilización al determinar la formación de
ciudades en regiones cactíferas; se les tuvo gran estimación como plantas de
ornato, y tanto las huertas y jardines de los magnates, como las chozas de los
humildes, se adornaban con las más bellas especies, costumbre que aún perdura
en nuestros pueblos. Dentro de la nomenclatura botánica usada por los nahuas,
se consideraron dos grupos bien definidos de cactáceas: el de los nochtlis,
integrado por las de tallos articulados, discoides y aplanados, y el de los comitls,
que incluía aquellas especies provistas de tallos esferoidales y algunos
cilíndricos. El grupo de los nochtlis, conocido también con el nombre de nopalli,
comprendía diversas especies cuya designación se hacía añadiendo al radical
uno o varios términos que precisaban la clase de que se trataba. Dentro de este
grupo quedarían incluidos los actuales géneros Opuntia, Nopalea y Epiphyllum”.
La Sociedad Mexicana de Cactología, fundada en 1949 por la maestra en
ciencias Helia Bravo Hollis, se ocupa del conocimiento y divulgación de esta
materia. El acuerdo presidencial del 19 de junio de 1940, publicado en el Diario
Oficial del 29 de agosto siguiente, prohíbe el saqueo y la exportación de
cactáceas y orquídeas; y varios investigadores y personas interesadas han
empezado a promover el establecimiento de una estación biológica de zonas
áridas, para cultivar y reproducir las especies a punto de extinguirse. (L.S.)

Abrojo (Cylindropuntia tunicata)


AEM

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Echicocactus grandis
AEM

Flor de Epiphyllum strictum


AEM

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Flora de Baja California, región de Punta Prieta.
EM (VFSD)

Joconostle
Archivo del Arq. José Rogelio Álvarez Noguera

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Mujer con tunas
AEM

Nopal y flor
AEM

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Peyotes

Plantas desérticas
AEM
CACTOLOGÍA
Ciencia que se ocupa del estudio de las cactáceas. El interés por estas plantas se
remonta a la época prehispánica. Helia Bravo, en Las cactáceas de México
(1937), menciona que entre las plantas que mayor admiración causaron a los
europeos cuando descubrieron América, indudablemente destacaron las
cactáceas por su exótico y peculiar aspecto. Se supone que las carabelas de

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Colón, al regresar de las islas americanas, llevaron entre su variado muestrario
de animales y plantas, diversas especies cactológicas. En Das Kakteenbuch
(1929), Kupper indica que posiblemente se incluyeron Melocactus, plantas
características de Haití, Jamaica y Cuba, así como diversas especies de Opuntia
y Cereus, abundantes en las regiones conquistadas. Cronistas del Nuevo Mundo,
como Oviedo y Valadez (1535), Francisco Hernández, médico de cámara de
Felipe II, quien pasó a México a inventariar las riquezas naturales, y Clavijero,
quien escribió sobre Baja California, entre otros, dejaron observaciones sobre
estas plantas y sus usos entre los indígenas. Los códices Cruz Badiano,
Florentino y Mendocino, entre otros, revelan que las cactáceas tuvieron gran
importancia en la vida social, política y religiosa de las tribus indígenas
mexicanas. La iconografía registrada en los códices, ha legado representaciones
al respecto; entre los jeroglíficos más importantes, se encuentra el que
corresponde a la fundación de Tenochtitlan, el cual ostenta un nopal, símbolo
que aún se conserva en el escudo de México. En los autosacrificios, los
sacerdotes se punzonaban con espinas de cactáceas y en los sacrificios humanos,
las grandes biznagas sirvieron como téxcatl (piedra de sacrificios). Entre la
población rural son múltiples los usos que se han dado a las cactáceas: alimento,
forraje, medicina, madera para construcción, leña, ornamento, setos vivos,
producción de pigmentos, colorantes, herramientas para pesca y caza, agujas,
peines, gomas y jabón, entre otros.
Sobre la materia existe una amplia literatura universal consignada en
publicaciones especializadas escritas en más de 10 idiomas. En el siglo XIX
adquirió gran auge en Europa el estudio y conocimiento de las cactáceas.
Existieron notables colecciones particulares (1849-1853), como la del príncipe
alemán Salm-Dyck. Las plantas eran vendidas por naturalistas comerciantes que
las llevaban del continente americano, entre ellos el ruso Karwinski y el alemán
Ehrenberg, quienes exportaron a Europa cactáceas por toneladas. Los países
europeos que poseían colonias en Asia y África, llevaron nopales y la cochinilla
de la grana para aprovecharlas económicamente. Estas plantas fueron el tema de
varias obras escritas por los botánicos Tournefort, De Candolle y Lamaire,
franceses; Pfeiffer, Forster, Salm-Dick, Reimpler y Karl Schuman, alemanes;
Linneo, sueco; y Haworth, inglés, entre otros. George Engelmann se ha
interesado por las cactáceas limítrofes entre México y Estados Unidos. Durante
la Intervención Francesa en México, llegó como médico del ejército invasor el
cactólogo Fréderic Albert Constantin Weber, quien publicó algunos trabajos
sobre cactáceas mexicanas.
En México, en 1860, el político y naturalista Melchor Ocampo publicó el
estudio de varias especies (Cactus, Mammillaria, Melocactus y Echinocactus) y

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propuso una clasificación (1844). En los primeros años del siglo XX,
aparecieron en la revista Alianza Científica Universal las investigaciones de
Carlos Patoni: 1. sobre producción lanosa en las axilas de la Mammillaria, 2.
corrección de algunos errores acerca del nopal duraznillo (Opuntia leucotricha
DC.), 3. Ariocarpus Fissuratus K. Schum, 4. Echinocactus capricorne Dietr., 5.
Mammillaria barbata Engelm., 6. Echinocactus nidulans Quehl., y 7.
Mammillaria valida Purpus y Mammillaria scheeri Mulempf. En 1903, se editó
en Oaxaca Los géneros vegetales mexicanos de Casiano Conzatti, que incluye 11
géneros y 92 especies y variedades de cactáceas. En 1922, Isaac Ochoterena
escribió Las cactáceas de México, monografía ilustrada que aporta importantes
datos generales, anatómicos, biológicos, sistemáticos y de usos. De 1927 a 1929,
Jesús González Ortega, de Sinaloa, dio a conocer sus trabajos sobre las
cactáceas del Pacífico mexicano. En Estados Unidos, algunos botánicos se
dedicaron a la cactología americana y publicaron obras de morfología y química.
De ellos destacan Britton y Rose (1919-1923), y Griffiths (1914-1918). En 1929
apareció en Alemania el libro Kakteen de A. Berger; y en 1937, en México, Las
cactáceas de México de Helia Bravo, obra que incluye datos históricos,
morfológicos, anatómicos, de usos, nombres comunes, sinonimia y distribución
geográfica de 61 géneros y casi mil especies. En 1968, Oscar Sánchez y Sánchez
publicó La flora del valle de México y Maximino Martínez, Flora del estado de
México (1979); ambas obras tratan de la familia Cactaceae en un ámbito
regional. En Europa Franz Buxbaum publicó (1958-1978) importantes estudios
sobre morfología de cactáceas; Krainz, la obra en fascículos Die Kakteen; Curt
Backeberg, Die Cactaceae (6 t.) y un diccionario de géneros y especies
denominado Das Kakteenlexikon; y Walter Haage, de la República Democrática
Alemana, Kakteen von A bis Z (1979).
En México, la Sociedad Mexicana de Cactología cuenta con unos 100
miembros activos y 300 suscriptores de la revista trimestral Cactáceas y
Suculentas Mexicanas.
En Estados Unidos, destacan en el campo de la cactología: Lyman Benson,
autor de The Cacti of the United States and Canada (1982); Myron Kimnach,
director del Huntington Botanical Garden, especialista en epífitas; George
Lyndsay, experto en Ferocactus; Salomon, del Missouri Botanical Garden,
colector de cactáceas en Centroamérica y Bolivia; Charles Glassl, editor de la
revista Cactus and Succulent Journal; Andersen, estudioso de Lophophera y
Aneocorpus; y John D. Donald, quien se ha dedicado a los géneros Weingartia,
Sulcorelritia y Relritia. Otros investigadores son: en Inglaterra, David Hunt, W.
F. Maddamms, G. Rowley y N. P. Taylor; en Alemania Federal, W. Rauh, W.
Barthlott y B. Leuenberger; en la República Democrática Alemana, Kümmel, K.

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Kügling, Berthold, D. Manfred y B. Hofmaynn; en Bolivia, Cárdenas; en
Argentina, Alberto Castellanos, Roberto Kessling, Walter Rausch y Friedrich
Ritter, autor de Las cactáceas de Sudamérica (4 tomos). Léia Scheinvar publicó
un estudio sobre las cactáceas del estado de Santa Catarina, Brasil, en Flora
ilustrada catareneise, dirigida por Paulino Reitz.
El creciente interés por estas plantas se manifiesta en el descubrimiento y
descripción de nuevas especies. En investigaciones recientes ya se emplea el
microscopio electrónico de barrido para estudios morfológicos, principalmente
de granos de polen y de semillas, lo que permite comprender mejor las
relaciones filogenéticas. También la quiotaxonomía empieza a ser utilizada en
apoyo de la taxonomía.
Sin embargo, muchas de las especies se encuentran en peligro de extinción,
por la colecta y saqueo inmoderado de cactófilos y comerciantes. Aunque existe
una ley que prohíbe su exportación, diariamente pasan por la frontera mexicano-
norteamericana, toneladas de plantas, entre cactáceas, orquídeas, palmas y
cicadáceas. Aunado al saqueo con fines comerciales, los campos son destruidos
debido a varios factores, entre ellos el desarrollo urbano, la apertura de nuevas
áreas de cultivo, la expansión industrial, la creación de nuevos distritos de riego,
la construcción de caminos y carreteras, y el sobrepastoreo con ganado caprino,
bovino y ovino. La Convención Internacional de Especies de la Flora y Fauna
Amenazadas (CITES) se ocupa de elaborar listados de especies en extinción,
que deben ser protegidas. México no se ha adherido a la CITES, aun cuando es
uno de los países donde el problema del saqueo de cactáceas asume más graves
proporciones. Con el objeto de estudiar las cactáceas y otras suculentas,
protegerlas y divulgar su conocimiento, existe también la Organización
Internacional de Suculentas, cuya sede está en Kew, Inglaterra. En la Facultad de
Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México se imparte cactología
como materia optativa. V. CACTÁCEAS. (L.S.)
CADENA, LONGINOS
Nació en Puebla, Pue., en 1862; murió en la ciudad de México en 1933. Estudió
en el Seminario Palafoxiano. En 1844 se trasladó a la capital de la República,
donde ejerció el magisterio y el periodismo. Con el seudónimo de Mefistófeles,
publicó artículos en La Voz de México, El Cruzado, El Tiempo y El País. Es
autor de: Teoría y práctica de la educación y la enseñanza (1897), Teoría
científica de la música cromática, Ensayo sobre la filosofía de la educación y un
estudio sobre la Constitución de 1857.
CADENA, PROTASIO
Nació y murió en Agualeguas, N.L. (1887-1961). Fue secretario del
ayuntamiento de ese municipio en varias ocasiones. Escribió una Reseña
histórica, social, económica y geográfica del municipio de Agualeguas.

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CADENA Y SOTOMAYOR, MELCHOR DE LA
Nació y murió en la ciudad de México (1539-1607). Fue rector de la Real y
Pontificia Universidad de México, obispo electo de Chiapas (murió antes de
consagrarse) y autor de Memorial de las personas que vinieron con Cortés y se
hallaron en la conquista y de los descendientes que dejaron en la Nueva
España, documento que envió a Felipe II en 1596.
CADENHEAD, IVIF EDWARD
Nació en Montgomery, Alabama, E.U.A., en 1923. Profesor de historia en la
Universidad de Tulsa, es autor de: “González Ortega and the Presidency of
Mexico”, en The Hispanic American Historical Review (1952), American
Socialist and Mexican Revolution (1962) y “Flores Magón y el periódico: The
Appeal to Reason”, en Historia Mexicana (1963).
CADMIO
Metal maleable, dúctil, de color blanco plateado, con un ligero tinte azuloso;
combina fácilmente con muchos otros. Sus aplicaciones pueden clasificarse en
cuatro grupos: electrorrecubrimientos, pigmentos y productos químicos,
aleaciones y acumuladores. El electrorrecubrimiento (cadminizado) protege al
hierro y al acero contra la corrosión y se usa en partes de maquinaria, equipo
eléctrico, de comunicaciones y transportes, materiales de construcción,
sujetadores de varios tipos, electrónica y equipo marino. En forma de óxido,
sulfuro, sulfoseleniuro y litofón, se emplea en la elaboración de pigmentos y
productos químicos, que a su vez se utilizan como capas protectoras y
decorativas sobre metal y madera, para dar color a los plásticos, como una ayuda
de fotografía en los procesos de grabado y litografía, para convertir la energía
luminosa en electricidad, y en la industria electrónica. Las aleaciones de cadmio
con estaño, plomo, cobre, níquel, manganeso, zinc y otros, se usan en
conductores eléctricos, cojinetes y aleaciones de bajo punto de fusión. Los
acumuladores alcalinos llevan cadmio en las placas negativas de las celdas. En
los reactores nucleares se usan aleaciones de este metal para los recipientes del
elemento activo y en las barras de control. El cromo-níquel y el zinc sustituyen
al cadmio como material de recubrimiento para proteger al hierro y al acero de
la herrumbre. Los cromatos de zinc, bario y plomo remplazan en algunos casos
al amarillo cadmio como pigmento, y el estaño y el bismuto se usan en lugar del
cadmio en aleaciones de bajo punto de fusión. Todo el cadmio obtenido en el
país es recuperado como subproducto en las fundiciones de plomo y zinc. Se
obtiene en tres formas: metal afinado, polvillo y concentrados. La mayor parte
de la producción nacional proviene de las fundiciones de Asarco Mexicana,
Compañía Metalúrgica Peñoles y Zincamex. Hay dos tipos especificados para su
venta: el metálico o afinado (99.95%) y el óxido (entre 67 y 87%). El grado de
elaboración de las exportaciones es mínimo, pues más del 90% se envía en

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forma de polvillo de fundición o en concentrados, y únicamente al 9% como
metal afinado. Aunque el consumo interno ha venido creciendo, la demanda
nacional no pasa de 80 t anuales. En México, cerca del 50% del consumo total lo
representa el cadminizado, que se realiza principalmente en los chasises de
televisión, en la industria electrónica y en cuchillería. El otro 50% lo absorben
los fabricantes de pigmentos para cerámica y vidriado y la industria química. En
1984 se produjeron 1 135 t: 571 de afinado, 222 en óxidos, 47 impuro y 295 en
concentrados. Se exportaron 373.1 t de refinado a los siguientes países: Estados
Unidos (179), Holanda (115), Japón (34.4), Bélgica-Luxemburgo (30.7),
Argentina (10.7) y Brasil (3); y se importaron 85 kg en bruto de Estados Unidos.
La producción mundial fue ese año de 17 271 toneladas métricas. Los
principales países productores son Japón, Estados Unidos, Bélgica, Canadá,
Australia y México.
CAFÉ
Fruto del cafeto (Coffea arabica L.); el plantío es denominado cafetal. La
siembra, recolección y beneficio constituyen la cafeticultura. Por espacio de tres
siglos, la única fuente de suministro de café para el mundo fue Yemen, en el sur
de Arabia. En el siglo XVII los holandeses lo cultivaron en la isla de Java y
distribuyeron plantas en varios países tropicales. Los ingleses llevaron el cafeto
a Jamaica, de donde pasó a América Central y de allí al resto del continente. La
infusión del café se hizo pronto popular, tanto en Europa como en América. La
más famosa de las variedades es la de Moka. Brasil cosecha las tres cuartas
partes de la producción mundial del café y posee las plantaciones más extensas.
También se cultiva en Venezuela, América Central, Colombia, México, las
Antillas y varias regiones del África. Prospera a lo largo del paralelo de 19°, en
zonas entre los 500 y los 1 300 m de altitud. Para que fructifique bastan de 100 a
1 500 mm de lluvia o riego. Las temperaturas adecuadas oscilan entre los 15 y
los 25 °C. Los mejores suelos para su cultivo son los de naturaleza volcánica,
con cierta profundidad y suficientemente porosos para recibir y retener la
humedad (migajones arenosos y lateríticos-amarillos). En estas tierras es donde
se localizan las zonas cafetaleras del mundo y, naturalmente, las de México.
Cuando el clima es tropical lluvioso (con precipitaciones en verano) o con
lluvias todo el año y clima templado y húmedo, las principales variedades del
cafeto se logran fácilmente.
Para el debido aprovechamiento de los terrenos destinados al cultivo se
requiere el previo desmonte, la limpia periódica y la protección del plantío
contra los rayos del sol, para lo cual se siembran árboles de sombra, llamados
madrinas, que ayudan a conservar la humedad. La poda es indispensable y la
recolección debe hacerse en tiempo oportuno para evitar que una tempestad o
una granizada malogren los frutos. Levantada la cosecha, es necesario abonar los

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terrenos, ya que se van empobreciendo paulatinamente. Uno de los abonos más
efectivos para las tierras destinadas al cultivo del cafeto es el llamado nitrato
chileno. El grano de café, ya despojado de la pulpa, debe ser secado, lo cual se
hace extendiéndolo al sol. Si la cosecha coincide con la temporada de lluvias, el
periodo de secado se prolonga y puede estropearse el grano; éste no debe
almacenarse húmedo, pues de otro modo se fermenta y se pudre. La inseguridad
de este procedimiento se suma al costo de las operaciones manuales y a la
necesidad de contar con grandes superficies de suelo plano. Se eliminan un tanto
estas desventajas cuando se usan toldos o petates para proteger el grano de las
lluvias. También suelen usarse grandes cajones, hasta de 5 m2 y de poca
profundidad, que pueden ser trasladados a cobertizos. El secado moderno se
hace en grandes cilindros giratorios de metal, calentados artificialmente. El
grano, ya seco, se limpia y pule para ser comercializado. Ambas operaciones son
costosas cuando se realizan manualmente. Su mecanización requiere también
fuertes gastos, que en México sólo han podido hacer las grandes explotaciones,
generalmente extranjeras. Diversos factores intervienen para estropear el café y
perjudicar su comercialización. Uno de ellos es la presencia de granos
“descalentados”, o sea de recolección prematura. Otro es la desecación
incompleta, que hace que la infusión tenga poco sabor. También puede ser
corrompido cuando se almacena en sitios mal ventilados o junto a otros artículos
de olor fuerte. En resumen, el café ya encostalado debe ser tratado con suma
precaución para que no mengüen su buena presentación y calidad. El tostado o
torrefacción y la molienda y envase son objeto de una industria especializada.
Últimamente ha proliferado la industria del café soluble o instantáneo que, si
bien facilita la preparación, da oportunidad para la adulteración por la mezcla de
otros ingredientes. Para evitar estas irregularidades el gobierno federal expidió la
Ley sobre Elaboración y Venta de Café Tostado.
El café era totalmente desconocido en México durante la época
precortesiana. La Nueva España lo consumió como bebida exótica,
importándolo de Cuba, ya molido y envasado. El cafeto se tenía como planta de
ornato o especie rara. Miguel Lerdo de Tejada afirma que al principio del siglo
XIX fueron enviados a España unos 272 quintales de este grano y 350 a otros
países. Sin embargo, no puede decirse que en esa época fuera artículo de
exportación, ya que su consumo interno era bastante limitado, pues sólo las
clases pudientes podían adquirirlo. El primer establecimiento público para el
consumo de café, mientras los parroquianos charlaban o fumaban, funcionó
durante el gobierno del virrey Bernardo de Gálvez. En 1810 se inició en México
el cultivo comercial del café. Eduardo Enrique Ríos afirma que se atribuye esa
novedad al español Jaime Salvet, quien plantó cafetos en sus haciendas de San

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Diego de Barreto y Nuestra Señora del Rosario de Xuchimancas, próximas a
Cuernavaca. Habiendo tenido éxito, solicitó al virrey exención de impuestos y
del pago del diezmo por 25 años, que le fue negada debido a un dictamen del
cabildo eclesiástico (15 de julio de 1809), según el cual ya se cultivaba el café
en Agualulcos, Oaxaca, desde 1800. Hay también la versión de que el café fue
cultivado primeramente en la región de Córdoba, por Antonio Gómez de
Guevara, quien logró que se difundiera a tal punto que en 1826 había allí medio
millón de plantas. No hay duda de que el cultivo se difundió en la primera mitad
del siglo XIX principalmente en Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco y
Michoacán. Se asegura que el promotor en este último fue el general José
Mariano Michelena, quien trajo café de Moka, al regreso de un viaje a los
Santos Lugares. Este café michoacano, de origen árabe, prosperó sobre todo en
la región de Uruapan. Colima se sumó a la producción en el último cuarto del
siglo: en 1873 la Legislatura eximió de impuestos por 10 años y concedió una
prima de 500 pesos a los cultivadores que comprobaran haber cosechado los
primeros 100 quintales de grano. En general, se tenían grandes esperanzas de
concurrir a abastecer el mercado de Estados Unidos.
Reunidas las cifras de consumo y exportación, en 1813 se dispuso de 12 425
quintales; y en 1874, de 63 450. Las ventas al exterior, que habían sido de sólo
1 322 quintales en 1860, pasaron a 9 138 en 1870 y a 16 616 en 1874. En este
último año, incorporada ya la zona de Coatepec al cultivo, había 148 sitios de
ocho entidades donde se tenían sembrados 3 125 998 arbustos, correspondiendo
la primacía (1 322 806) a Veracruz. La producción llegó a casi 9 mil toneladas
en 1880, a 14 904 en 1888 y a 28 782 en 1899. A propiciar este aumento
contribuyeron la expansión de las plantaciones (cantones de Jalapa y Córdoba),
la protección gubernamental (Colima, Morelos, Tabasco, Oaxaca, Veracruz), la
organización de los productores (Miahuatlán, Oax.), la calidad de los granos
(Uruapan, Soconusco y Coatepec), la ruina parcial de los plantíos brasileños en
1886, la inauguración del Ferrocarril del Sur (1892) y la adquisición de
maquinaria para la desecación, el pulido y el envasado. En 1908 la producción
llegó a 35 162 t, de las cuales el 69% se exportó a Estados Unidos, Francia,
España, Alemania e Inglaterra, y el 31% se consumió en el mercado interno. En
el quinquenio 1911-1915 la media anual fue de 44 800 t; y de 1916 a 1920, de
40 mil, debido a la Primera Guerra Mundial, y el 77% de la producción total se
exportó a Estados Unidos. El consumo interno por habitante, a su vez, que en la
primera etapa de la revolución armada fue de 1.5 kg al año, bajó a 0.4 al
empezar la década de los veintes. En 1921 eran 50 625 las hectáreas de café
cultivadas, y 69 307 en 1925. El siguiente cuadro registra, por quinquenios, la
producción cafetalera hasta 1960:

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PRODUCCIÓN VALOR
PERIODO
(miles de toneladas) (miles de pesos)
1911-1915 226 100 338
1916-1920 199 92 671
1921-1925 200 147 643
1926-1930 256 173 297
1931-1935 241 104 674
1936-1940 287 150 217
1941-1945 271 260 749
1946-1950 290 682 400
1951-1955 403 2 284 460
1956-1960 529 3 835 925
Fuente: Juan Gómez Cobo, Dirección General de Economía Agrícola
(1961).
En 1940 México firmó un tratado con otras naciones americanas para regular
los precios del café, cuyas fluctuaciones se deben a los especuladores y a la
competencia de la producción africana. La producción nacional ha registrado un
sostenido aumento desde 1950 (tasa anual media de 5.6%), gracias a la
fertilización, la resiembra y el perfeccionamiento de las técnicas de cultivo,
objetivos que ha perseguido con éxito el Instituto Mexicano del Café
(Inmecafé). Este, además, otorga créditos y fija precios de garantía en beneficio
del productor, y establece las normas de calidad del grano exportable. En 1971
el café representó el 21.4% del valor general de las exportaciones agrícolas, con
el tercer lugar entre los artículos del mismo género.
La producción de café crudo en grano ha fluctuado entre 182 mil y 244 mil
toneladas en el curso de 13 años. La superficie cosechada, a su vez, ha variado
entre 329 mil y 418 mil hectáreas. Los estados de Chiapas, Veracruz, Oaxaca y
Puebla aportan, en promedio, el 93% de la producción nacional.
La exportación de café crudo en grano fue de 159 962 t en 1984, con un
valor de Dls. 424.4 millones; y de 177 292 t en 1985, con valor de Dls. 480.9
millones. El café siguió teniendo preminencia en las ventas al exterior de
productos agrícolas.

PRODUCCIÓN
Volumen Valor
(miles de toneladas) (millones de pesos)
1983 312 47 241
1984 242 11 322
1985 260 164 109
1986 375 107 046
1987 578 133 415
1988 879 156 917
1989 343 n.d.
1990 440 n.d.
1991 299 n.d.

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Fuente: Nacional Financiera, S.A. México en Cifras. 1990, 1991.
La industria procesa el grano ya beneficiado para obtener café tostado y
molido, y café soluble. En el periodo de 1970 a 1980, el producto interno bruto
de esta rama creció a una tasa media anual de 2.2%, inferior a la del sector
manufacturero (6%); así, su participación en éste descendió del 0.73 al 0.51% en
10 años. El número de empresas aumentó de 356 en 1970 a 366 en 1980; de
estas últimas, siete fabricaban café soluble, y el resto sólo lo tostaban y molían.
Dos de cada tres empresas estaban establecidas en el Distrito Federal y en el
estado de México. En 1980, el 6.8% de las empresas generó el 88.5% del valor
total de la producción. El personal ocupado en esta rama ascendía a 6 110
obreros y empleados. La producción de café industrializado creció de 35 703 t
en 1970 a 44 100 en 1980. En este año, 12 400 fueron de café soluble y el resto
de tostado y molido. La demanda nacional del café soluble se duplicó en el
periodo, debido a los intensos programas de mercadotecnia y publicidad de las
empresas que dominan el mercado. El consumo por persona pasó de 0.12 kg al
año en 1970 a 0.16 en 1980; y el del tipo tostado, de 0.48 a 0.38 kg. Los precios
del café, a su vez, aumentaron en proporción menor a los del índice general.

Secado de café
AEM
CAFÉ CIMARRÓN
Cassia leiophylla Vog. Planta arbustiva más o menos pubescente, con hojas
alternas, pinadas, y tres pares de foliolos anchos, obovados, redondeados en el
ápice, de 3 a 5 cm de largo, y una glandulita característica entre el par inferior de
foliolos. Las flores, amarillas, tienen sépalos de 1 a 2 cm de largo, más cortos

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que los pétalos (de 2 a 3 cm). El fruto es una vaina linear, curvada, lisa, de 10
cm de largo por 5 mm de ancho. Es frecuente en los matorrales de las zonas
calientes y húmedas de Veracruz, San Luis Potosí, Tabasco y Chiapas. Su otro
nombre vulgar, hormiguera, se debe a que en ella habitan por lo común
numerosas hormigas.
2. Colubrina macrocarpa (Cav.) Don. Arbusto de 2 a 4 m de alto; de hojas
simples, con borde fino y regularmente aserrado, trinervadas en la base, obtusas
y redondeadas en el ápice, elíptico-oblongas, de 1.5 a 7 cm de ancho por 3 a 8 de
largo, redondeadas o cordadas en la base, densamente pubescentes en el haz y
tomentosas en el envés. Las flores son verdosas, pequeñas, pentámeras, con
cinco sépalos, cinco pétalos y cinco estambres, éstos últimos opuestos a los
pétalos y rodeados por ellos. Los pétalos son espolonados, cóncavos, cuculados
o en forma de capucha. El ovario es súpero, trilocular, con un óvulo en cada
lóculo, situado sobre un disco. El fruto, drupáceo, mide 1 cm de diámetro y lleva
tres huesos o semillas. Se desarrolla en Michoacán, Guerrero, Puebla y
Querétaro.
3. Nombre que se da en Chiapas a la flacurtiácea Casearia nitida (L.) Jacq.
(v. CAFETILLO o CAFEILLO).
4. En el istmo de Tehuantepec recibe el mismo nombre vulgar el árbol de
flores blancas y semillas negras, angulosas, de la familia de las rubiáceas,
Posoqueria latifolia (Lam) R. y S., así como la verbenácea arbustiva Aegiphila
monstruosa Moldenke.
CAFETILLO o CAFEÍLLO
Casearia nitida (L.) Jacq. Arbusto de la familia de las flacurtiáceas, hasta de 9 m
de alto, de ramas blanquecinas. Tiene hojas alternas, delgadas, elípticas u ovado-
elípticas, de peciolo corto, finamente aserradas; agudas o algo acuminadas, rara
vez obtusas en el ápice, y redondeadas o agudas en la base, con numerosos
puntos transparentes, pubescentes cuando jóvenes y después lisas, pero vellosas
a lo largo de la nervadura central; de 2.5 a 3.5 cm de ancho por 4 a 7.5 de largo.
Las flores son blanco-verdosas, pequeñas, dispuestas sobre pedicelos
pubescentes, más o menos largos; con sépalos puberulentos o finamente pilosos,
de 3.5 mm de largo, unidos en un tubo corto; ocho estambres; ovario súpero, con
estilo evidente y estigma entero, situado sobre un disco con apéndices o
estaminodios. Van agrupadas en inflorescencias pedunculadas, corimbosas. El
fruto es ovoide o elipsoide, amarillo-rojizo por fuera y rojo intenso en el interior,
de 10 a 15 mm de largo. Las semillas están cubiertas por una excrecencia o arilo
carnoso que es comestible. La madera es usada localmente para construcción en
interiores. El fruto, al parecer, tiene propiedades laxantes. Es común en las
selvas altas subcaducifolias, desde Nayarit hasta Tamaulipas, y desde allí hasta
Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Yucatán. Recibe además el nombre de café

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cimarrón.
2. Con el mismo nombre vulgar se conoce también a los arbustos Ardisia
nigrescens Oerst (Puebla) y Cupania macrophylla A. Rich., aquél de la familia
de las mircináceas y éste de las sapindáceas. El primero se distribuye desde
Puebla hasta Veracruz, y el segundo en Oaxaca, Veracruz y Chiapas.
CAFETO
Coffea arabica L. Arbusto siempre verde de la familia de las rubiáceas;
generalmente de 2 a 5 m de altura, aunque puede llegar a 7. Tiene el tallo liso y
las ramas altas y delgadas. Las hojas, opuestas, raras veces se dan en grupos de
tres en el mismo verticilo, el cual presenta un par de estípulas situadas entre los
peciolos de cada par de hojas. Éstas son generalmente acuminadas, resistentes,
subcoriáceas, pero más bien delgadas, lustrosas, oblongas o elípticas, con el
ápice acuminado y el borde ondulado; de 10 a 15 cm de largo por 3 a 5 de
ancho. Las flores son blancas, aromáticas, hermafroditas, tubuloso-estrelladas,
de 1 a 1.5 cm de largo, en grupos axilares; pentámeras, con el cáliz corto, de
cinco sépalos unidos, y la corola gamopétala, constituida por un tubo y cinco
lóbulos dispuestos a manera de estrella; el androceo está formado generalmente
por cinco estambres lineares, fundidos en el tubo de la corola, de filamentos
cortos y anteras orientadas hacia el centro de la flor; el gineceo está representado
por un ovario ínfero bicarpelar y bilocular, con un disco en la parte superior y un
estilo dividido en dos estigmas rectos o curvos. El fruto es carnoso; esférico,
elíptico u oval; con el epicarpio verde al principio y después rojo o negruzco
purpúreo, aproximadamente de 1 a 1.5 cm de largo; con dos semillas plano-
convexas que presentan un surco en la cara plana o interna (café planchuela en
el comercio), aun cuando en algunas variedades (el caracolillo, por ejemplo),
sólo se presenta una semilla que ocupa la mayor parte de la cavidad del fruto,
adoptando una forma oblonga y curvada, o redondeada a veces, algo parecida a
la concha de ciertos caracoles. El albumen de la semilla es córneo; sus
cotiledones foliáceos contienen un alcaloide estimulante del sistema nervioso
(cafeína) y miden aproximadamente 1 cm de largo. El nombre del café parece
que deriva de Caffa, un distrito del sur de Abisinia, donde a la bebida se le llama
kahwa. Esta especie, originaria del este de África, es casi la única que se cultiva
en América y la que produce el 90% del café comercial. Hay, además, unas 40
especies del mismo género que crecen espontáneamente en las regiones
tropicales de Asia y África, algunas de las cuales también son cultivadas para
obtener semillas que sirven para preparar la bebida. Éste es el caso de C. liberica
Bull. (café de liberia o libérico), de poca importancia comercial, originario de
Liberia y de Costa de Marfil, que a veces se cultiva en Oaxaca; y de C.
eugenoides S. Moore, del este y del centro de África. Es posible que C. arabica
se haya originado por cruzamiento de las dos especies anteriores, pues los

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híbridos de éstas, obtenidos experimentalmente, son muy semejantes a ella. Los
híbridos del cafeto obtenidos con especies silvestres suelen ser inmunes a ciertas
enfermedades: el producido de C. arabica y el café robusto (C. canephora Pierre
ex Froehner, nativo de África Central y Oriental) es resistente a la roya o
herrumbre del cafeto causada por el hongo Hemileia vastatrix B y Br. Otra
especie nativa de África Central (Congo Belga y Uganda), el café chari,
correspondiente a la especie C. excelsa Chev., puede alcanzar 20 m de alto y el
grano es de mejor calidad que el café robusto y el café de Liberia.
La propagación se hace sembrando los granos en semilleros o almácigos.
Posteriormente se trasplantan al lugar definitivo. Los pequeños cafetos que
hayan alcanzado 0.5 m de altura (a los seis u ocho meses de edad) se colocan a
una distancia de 4 a 5 m entre sí y en hoyos de 40 a 50 cm de profundidad. Es
conveniente darles sombra y podarlos. La primera cosecha se obtiene a los tres o
cuatro años. La producción máxima se alcanza entre los ocho y los 10, pero
sigue dando fruto de 20 a 50 años más. Las plantas empleadas para dar sombra
al café son principalmente árboles de la familia de las leguminosas, de rápido
crecimiento, sobre todo las del género Inga, a veces llamadas cuajinicuiles; por
ejemplo: I. paterno, I. laurina, I. micheliana, I. leptoloba, I. spuria y, en menor
proporción, el cocoíte o yaiti (Gliricidia sepium) o los colorines del género
Erythrina. El café comercial se denomina generalmente por su lugar de
procedencia; pero existen variedades que se designan con nombres especiales,
como el moka, pequeño, redondeado y de color gris verdoso; el caracolillo,
antes mencionado; el borbón, que se obtuvo por selección en cultivos de la isla
Reunión o Borbón; y el Maragopipe (nombre de un lugar del estado de Bahía,
en Brasil), de grandes semillas. También hay algunas variedades con las hojas
jaspeadas, que se cultivan principalmente como plantas ornamentales.
CAFFAREL PERALTA, PEDRO
Nació en Orizaba, Ver., el 16 de octubre de 1897. En 1912 fundó el periódico
estudiantil Excélsior y en 1916 La Calandria. En 1915 fue reportero de La
Vanguardia, que dirigía el Dr. Atl y cuyo dibujante era José Clemente Orozco.
En 1916 pasó a la ciudad de México, se inscribió en el Colegio de Minería, pero
abandonó la carrera de ingeniero para dedicarse a las letras y al periodismo. En
1920 se levantó en armas contra Carranza, a las órdenes del general Ricardo
López; en 1921 acompañó al general Calles en su gira por el sureste de la
República; en 1923 se adhirió al delahuertismo y a la derrota de ese movimiento
emigró del país. Regresó en 1926 y se radicó en Guadalajara, en cuya Escuela de
Derecho recibió el título de abogado en 1931. Fue agente del Ministerio Público
en la capital tapatía y en Celaya, secretario de un juzgado de lo penal en la
ciudad de México, y magistrado del Tribunal de Justicia de Tlaxcala. En esa
época escribió La especialización en la ciencia penal. Poeta, investigador y

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crítico literario, su obra se halla dispersa; destaca en ella: La poesía de Díaz
Mirón (Orizaba, 1930), El novelista Rafael Delgado (Premio de la Academia
Mexicana de la Lengua, 1953), Díaz Mirón en su obra (1956), La rosa perfecta
(Premio del Cuarto Centenario de la Ciudad de Guanajuato, 1957), y El
verdadero Manuel Acuña (1986). Escribió, además, Apuntes para la historia y
arqueología del valle de Orizaba. El 18 de diciembre de 1982, el Ayuntamiento
de su ciudad natal lo declaró Hijo Predilecto.

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CAGUAMA, ​MO - CALIXTLAHUACA (Méx.)
CAGUAMA, ​MO
(Voz caribe.) Caretta caretta (Linnaesus). Segunda tortuga marina más grande
que llega a México. Tiene la cabeza bastante ancha; en los adultos, el carapacho
puede alcanzar una longitud de 1.22 m y pesar hasta 136 kg. La coloración
dorsal del cuerpo es café rojizo, y el plastrón (parte ventral del carapacho),
amarillo claro, amarillo castaño o anaranjado. Esta especie, al igual que las
demás tortugas marinas, es capturada por el hombre para consumir su carne y
sus huevos; sin embargo, a diferencia de otras, no ha sido explotada
intensamente. Es carnívora, aunque puede ingerir material vegetal. Su principal
alimento son moluscos, gasterópodos y bivalvos, e invertebrados como
crustáceos, esponjas, medusas y erizos. Es una especie cosmopolita tropical que
se encuentra en aguas poco profundas, bahías, cerca de las islas de la plataforma
continental, estuarios, arrecifes y aguas profundas mar adentro e incluso puede
remontar ríos tierra adentro. Se le localiza en los océanos Atlántico, Índico y
Pacífico, así como en el mar Mediterráneo. En México habita en Tamaulipas,
Campeche, Yucatán, Quintana Roo y en el Pacífico sólo se conoce en la Isla
Clarión, Col. También se le llama cahuama y caballera.
CAHITAS
Según la clasificación de Mendizábal y Jiménez Moreno, los cahitas forman
parte del grupo de indígenas taño-aztecas, familia yuto-azteca, división pimana,
subdivisión cahita-tarahumar. Pertenecen a la mencionada subdivisión los
yaquis, los mayos y los tarahumares. Los yaquis y mayos hablan la lengua
cahita. Los cahitas se dedicaban principalmente a la agricultura, la caza y la
pesca. Según cálculos de Beels, en el siglo XIX su número se hallaba entre 90
mil y 120 mil. Desde 1591 fueron evangelizados por los jesuitas. En 1740 se
sublevaron en gran escala por primera vez, ganando en cierta medida su
autonomía política. Hacia fines del siglo pasado se habían reducido a 30 mil y su
número seguía bajando a causa de la emigración, el mestizaje, las guerras y las
deportaciones. Sus creencias eran una mezcla de catolicismo y paganismo.
Aunque practicaban el matrimonio religioso, creían, por ejemplo, que el soldado
muerto en batalla era conducido en una barca por el enano Batzu Uni al vientre
de una diosa, especie de paraíso cahita. Sus sacerdotes, los temastianes,
predicaban la guerra y el odio implacable al yori (blanco).
CAHUANTZI, PRÓSPERO
Nació en Ixtulco, Tlax., en 1834; murió en la penitenciaría de Chihuahua en
1915. Militar, alcanzó el grado de coronel en 1877. Se distinguió en la lucha
contra los lerdistas, especialmente en la batalla de Tecóac. Amigo de los

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generales Porfirio Díaz y Manuel González, fue electo gobernador del estado de
Tlaxcala. Inició su administración el 15 de enero de 1885 y la terminó en mayo
de 1911, a la caída del régimen porfirista. En ese periodo de 26 años, se fomentó
la industria y la enseñanza; se reformó la Constitución local (1891), pero se
olvidó prohibir o permitir la reelección, causa por la cual él y otros funcionarios
se perpetuaron; se expidió la Ley Orgánica del Poder Judicial (1892), se
construyó el Palacio Legislativo (1901), se promulgó la Ley de Expropiación
(1902), se persiguió a los desafectos (1905 y 1910) y se hizo una reproducción
del Lienzo de Tlaxcala. Detenido por los revolucionarios, se le remitió a
Chihuahua.
CAHUIRICA
Piscidia americana Sessé y Moc. Árbol venenoso de la familia de las
leguminosas; presenta hojas pinadas, con ocho a 12 foliolos opuestos y otro
terminal; éstos, oval-oblongos o elípticos, redondeados a agudos en el ápice, de
4 a 8 cm de largo; y flores rosadas, de 1 a 2 cm de largo, con el estandarte
(pétalo mayor) ceniciento y puberulento en la parte externa; agrupadas en
panículas laterales que aparecen antes que las hojas. El fruto es una vaina
indehiscente provista de dos alas en cada sutura, hasta de 7 a 8 cm de largo y
con una a seis semillas. Se encuentra en Michoacán y Guerrero. Recibe también
los nombres de tatzungo y zatzumbo (Michoacán), cocuile, colorín de peces,
matapez y alejo (Guerrero).
2.Piscidia grandifolia var. glabrescens Sand. Árbol venenoso de la familia
de las leguminosas, igual que la anterior especie; mide de 6 a 15 m; tiene hojas
pinadas, con seis a 12 foliolos opuestos y otro terminal, ovales o elíptico-
oblongos, de base redondeada, lisos, hasta de 10 a 12 cm de largo; y flores
blanco-rosadas, de 1 a 1.5 cm de largo, con el estandarte o pétalo mayor liso,
agrupadas en panículas. El fruto es una vaina indehiscente de 5 a 10 cm de largo
por 3 a 5 de ancho, provisto de dos alas laterales y de tres a cinco semillas. Esta
variedad se conoce sólo en el estado de México. Igual que P. americana y otras
especies del mismo género, es empleada para envenenar peces, con el fin de
facilitar su captura. Recibe también el nombre de cahuirica prieta
(Temascaltepec, Méx.).
CAÍDAS DE AGUA
México es un país muy montañoso que tiene gran número de saltos de agua.
Muchos de éstos se distinguen por lo pintoresco y atractivo de sus alrededores;
pero en general son de gran importancia para producir energía eléctrica. Hay en
la República 1 155 caídas de cierta importancia, cuyo gasto y potencial teórico
se expresan por entidades federativas:

PRINCIPALES CAÍDAS DE AGUA EN EL PAÍS

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Número Gasto Potencial teórico
(litros por segundo) (caballos de fuerza)
Aguascalientes 4 1 212 159.17
Baja California 2 20 960 241 164.80
Coahuila 19 16 422 2 422.70
Colima 8 4 239 4 112.14
Chiapas 61 26 529 8 189.39
Chihuahua 35 221 591 148 541.66
Distrito Federal 12 3 842 2 285.36
Durango 42 4 980 305 937.61
Guanajuato 26 49 267 12 739.70
Guerrero 22 582 663 444 956.06
Hidalgo 33 170 674 203 783.60
Jalisco 61 161 075 124 147.99
México 159 199 621 568 366.23
Michoacán 167 258 208 271 626.12
Morelos 48 260 232 211 346.42
Nayarit 27 56 012 61 723.82
Nuevo León 29 37 441 43 261.20
Oaxaca 63 369 293 242 907.95
Puebla 122 524 535 1 985 821.77
Querétaro 8 26 464 9 320.50
San Luis Potosí 16 196 486 178 465.40
Sinaloa 15 2 330 27 921.11
Sonora 6 2 075 250.60
Tabasco 4 33 500 16 239.00
Tamaulipas 11 61 311 17 635.00
Tlaxcala 18 12 248 2 909.40
Veracruz 136 545 432 878 589.35
Zacatecas 1 200 34.60
Total: 1 155 3 848 842 6 015 558.69

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El Salto, Tenancingo, Edo. de México
Archivo del arquitecto José Rogelio Álvarez Noguera

Saltos de agua en la Huasteca potosina. Entre los ríos que bañan esta región destaca el
Moctezuma-Pánuco.
Secretaría de Turismo

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Cascada de Veracruz
Secretaría de Turismo

Chihuahua cuenta en su territorio con bellas e imponentes cascadas.


Secretaría de Turismo
CAIMÁN
(De la voz caribe acáyouman, afín a macáyouman: cangrejo de mar.) Caiman
crocodylus Bocourt, familia Alligatoridae, orden Crocodylia. Saurio que llega a
medir, el macho, hasta 2 m de largo, y la hembra, 1.2 m. El hocico, corto y
ancho, presenta unos cuernecillos sobre los ojos, característica que los distingue

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fácilmente de los cocodrilos. Algunos investigadores aseguran que los primeros
dientes inferiores encajan en cavidades de la mandíbula superior, mientras que
en los cocodrilos esos dientes están expuestos; sin embargo, esto ocurre en los
caimanes adultos cuando las cavidades se han desgastado. Los adultos son de
color pardo negruzco en el dorso, con el vientre amarillento; y en individuos
jóvenes, los lados del cuerpo son amarillos ocre con manchas negras. Los
escudos de la superficie dorsal son casi planos. De pequeños consumen insectos
acuáticos y cangrejos; y los jóvenes y adultos, cangrejos, camarones de agua
dulce, langostinos y ocasionalmente ranas. Se reproducen en verano; la puesta
oscila entre 20 y 30 huevos de 6 a 7 cm de largo, los cuales son depositados en
un nido construido de hojarasca, ramas secas y plantas verdes. Después de 75 u
80 días emergen crías de 20 a 25 cm. Durante la incubación, la hembra y el
macho cuidan el nido celosamente. La piel del caimán es muy dura, por lo cual
se dificulta su beneficio; sin embargo, a mediados del presente siglo se ideó un
procedimiento para ablandarla. Se utiliza para elaborar artículos de talabartería.
Los ejemplares pequeños se venden disecados como objetos de ornato. A pesar
de ello, es la especie de crocodilianos menos explotada en México. Habitan en
ríos fangosos, arroyuelos, esteros y lagunas costeras de Oaxaca y Chiapas. Son
sinónimos: acuetzpalin (náhuatl), ain o ayin (maya de Yucatán) y cipactli
(dialecto náhuatl de Morelos). Antiguamente, la última palabra designaba al
animal mítico que representaba la Tierra, monstruo acuático con espinas y
protuberancias.
Véase: Hermann Beyer: “Simbolismo de los animales”, en El México
antiguo (1965); y Pacheco Cruz: Diccionario de la fauna yucateca (1958).
CAIMITO
(Voz arauaca de las islas.) Chrysophyllum mexicanum Brand L. Árbol de la
familia de las zapotáceas, de 10 a 15 m de altura, de madera correosa y
quebradiza. Las hojas son ovales, aproximadamente de 10 cm de largo, cuya
cara superior es lustrosa, mientras que la inferior va provista de pelos rojizos. El
fruto, de cáscara morada, tiene una sabrosa pulpa con jugo lechoso. Se cultiva
principalmente en huertos familiares de Yucatán, Veracruz, Morelos, Nayarit y el
Suroeste.
CAJA
(Del latín capsa.) Pieza hueca de madera, metal u otros materiales, cuya función
principal es la de contener o proteger un objeto. 2. En arquitectura religiosa se
da este nombre al nicho o al espacio central de un retablo, donde se aloja la
imagen principal. Casi todos los retablos mexicanos están divididos
horizontalmente en cuerpos y estructurados en sentido vertical, por medio de
apoyos o columnas. En el cruce de estas líneas de composición se aloja la caja.
Son notables las de los retablos de las iglesias de Regina Coeli y de La

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Enseñanza, en la ciudad de México, la del altar mayor del templo conventual de
Huejotzingo, en Puebla, y la de la capilla del Rosario en Santo Domingo de
Oaxaca. 3. Con el nombre de caja se designa también el espacio que ocupa la
escalera que une las dos plantas del edificio. Sus dimensiones, el trazo de la
circulación vertical y las pinturas que cubren los muros, confieren a la caja de la
escalera del exconvento de Actopan, Hgo., una singular importancia. 4. Así
también se llamó a los depósitos que, durante el virreinato, se construyeron en
algunas poblaciones para almacenar el agua que llegaba por los acueductos.
Destacan, entre otras, la caja del Salto del Agua, en la ciudad de México, la de
Tepeapulco, Hgo., y la de San Luis Potosí, S.L.P.
CAJEME, JOSÉ MARÍA LEYVA
Nació en Hermosillo, Son., en 1839; murió en Médanos, en el estuario del río
Yaqui, en 1887. Militó en las tropas de su estado con el grado de capitán, y en
1874 fue reconocido como jefe de la tribu yaqui. Duró largos años en ese cargo
y se distinguió como defensor de su pueblo. Se rebeló contra el gobierno de
Porfirio Díaz y fue pasado por las armas. V. GUERRA DEL YAQUI.

José Ma. Leyva, "Cajeme"


AEM
CAJEME, SON
Municipio del estado de Sonora, limita al norte con el de Suaqui Grande, al este
con los de Rosario y Navojoa, al sur con el de Navojoa, al sureste con el de
Etchojoa, al suroeste con el golfo de California y al oeste con los municipios de
Guaymas y Bácum. Tiene una extensión de 4 037.11 km2 y una población de
311 078 habitantes (Censo General 1990), con una densidad de 77.5 por

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kilómetro cuadrado.
Topografía. Los municipios de Cajeme, Etchojoa, Guaymas y Bácum ocupan
todo el valle del Yaqui, planicie que se inicia en las estribaciones de la Sierra
Madre Occidental y se extiende hacia el oeste hasta las playas del golfo de
California, sin prominencia importante. Algunos cerros de baja altura se
localizan en el norte y en el este del municipio de Cajeme. Entre ellos pueden
mencionarse El Oviachic y La Cantera, a uno y otro extremo de la cortina de la
presa Álvaro Obregón, sobre el río Yaqui; el del Potrero, en cuya orilla se forma
el vaso del mismo nombre con aguas del canal alto (kilómetro 5) que se inicia en
aquel depósito; y el de La Cabra, límite del vaso de El Aguacaliente, también
con aguas del canal alto (entre los kilómetros 10 y 14).
Hidrografía. El río Yaqui, procedente del norte, entra al municipio de
Cajeme a la altura del exmineral de La Dura; corre al sur hasta la presa de
Álvaro Obregón, después de recibir en ese trayecto las aguas del río Tecoripa;
continúa con el mismo rumbo; se desvía al suroeste en las proximidades de
Cócorit; forma una gran curva y sigue al poniente para entrar al municipio de
Bácum. Otra corriente fluvial es el arroyo de El Cocoraque; forma en parte la
línea de demarcación con el municipio de Navojoa y en toda su longitud con el
de Etchojoa, hasta el mar.
Clima y vegetación. El clima es templado desértico, con relativa humedad al
iniciarse la temporada pluvial. En invierno es frío, con temperatura mínima de 1
°C, y el verano muy cálido, con máxima de 42° (Ciudad Obregón). Las lluvias
de verano en ocasiones son seguidas por otras de invierno, menudas y
persistentes durante uno o varios días (equipatas). La precipitación media anual
es de 357.2 mm. La vegetación del municipio de Cajeme es la correspondiente a
las regiones desérticas; mezquites de poca altura (máximo de 3 m), echos, zinas
(cactus en general) y pasto muy ralo y amarillento una vez pasada la temporada
de agua. El terreno es muy pobre en materia orgánica, precisamente por el tipo
de vegetación y la consecuente erosión producida por los vientos.
La tribu aborigen es la yaqui, aunque nunca pobló lo que actualmente es el
municipio de Cajeme, a excepción del poblado de Cócorit y pequeñas rancherías
a lo largo del río. Desde los tiempos anteriores a la Conquista, esta tribu ocupaba
las riberas del río de su nombre, probablemente desde el lugar actualmente
conocido como Limones, hasta la desembocadura del Yaqui en el golfo de
Cortés; pero al iniciarse la evangelización, atendieron las indicaciones de los
padres jesuitas Andrés Pérez de Ribas y Tomás Basilio (primeros en ser
admitidos por la tribu) y redujeron sus ochenta y tantas rancherías a 11 poblados
que, finalmente, constituyeron sus tradicionales ocho pueblos: Cócorit, Bácum,
Tórim, Vícam, Pótam, Rahaum, Huírivis y Belem.

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La población del municipio es cosmopolita, mestiza en aproximadamente el
99%. Los adultos proceden de todo Sonora, de otros estados de la República, de
Estados Unidos, Europa y aun del Medio Oriente. Entre los de origen extranjero
predominan los norteamericanos y alemanes; les siguen en número los
yugoslavos, los italianos, los árabes y los españoles. Son pocos los indígenas
puros que habitan en el municipio (yaquis, mayos, pimas y otros del sur del
país). Todos se caracterizan por su espíritu emprendedor y de trabajo.
La agricultura es la actividad dominante. De los varios municipios con
jurisdicción en el valle del Yaqui, el de Cajeme es el que comprende mayor
extensión cultivable, alrededor de 81 750 de un total de 220 mil hectáreas. Se
encuentra en el centro de la región; su cabecera, Ciudad Obregón, es el núcleo
financiero, económico, comercial, industrial, administrativo y técnico. Cajeme
es la unidad agrícola más importante de la República por el volumen de su
producción, su alta mecanización y su tecnología, y por la forma en que se
encuentra fraccionado el valle: una cuadrícula con caminos rectos de norte a sur
y de oriente a poniente, casi todos pavimentados, que forman manzanas de 400
ha cada una, divididas a su vez en 40 lotes de 10 ha. Cada manzana está cortada,
además, por una media calle (calle angosta) de oriente a poniente, para facilitar
el acceso a los lotes interiores. El sistema de cuadrícula parte de dos ejes
rectangulares: El Meridiano (o Calle Meridiano), de norte a sur, y el Paralelo (o
Calle Base). La situación geográfica del punto de intersección es 110° 00​ 48” de
longitud oeste de Greenwich y 27° 31​ de latitud norte. Las calles paralelas a la
Base se localizan al sur de ella, y las paralelas a la Meridiano al oriente y al
poniente de la misma.
El riego en el valle del Yaqui es por gravedad, con agua almacenada en tres
presas: Angostura, con capacidad para 921 millones de metros cúbicos, sobre el
río Bavispe, afluente del Yaqui; Plutarco Elías Calles, para 3 mil millones; y
Álvaro Obregón, para 3 227. Estas dos últimas están sobre el río Yaqui y se
aprovechan para la generación de energía eléctrica. En la presa Plutarco Elías
Calles, conocida también como El Novillo, la capacidad de generación es de 90
mil kilowatts, y la Álvaro Obregón, de 19 200. De ésta se lleva el agua al valle
del Yaqui por dos grandes canales: el Alto, en el lado oriente, y el Principal o
Bajo (iniciado entre 1891 y 1893), que corre al poniente del primero. Ambos, en
términos generales, corren del norte a sur más o menos paralelos. Del kilómetro
13.5 del Bajo, se derivó en 1896 un canal por la margen derecha para el riego de
las tierras de la tribu yaqui, que se disputaban blancos y mestizos. De los dos
grandes canales, ya en el valle, salen hacia el poniente, cada cuatro kilómetros y
designados por números pares, los secundarios, y de éstos hacia el sur, los
terciarios, para llevar el agua a cada manzana. El agua de cada canal secundario

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se le compra al distrito de riego núm. 41, dependiente de la Secretaría de
Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), y se le vende a cada usuario, por
una junta directiva electa cada año, denominada Sección de Irrigación (cuyo
número corresponde al del canal correspondiente) y constituida por los
agricultores usuarios. La planeación agrícola, a su vez, la hace el Comité
Directivo del Distrito de Riego del Río Yaqui, formado por agricultores
particulares, colonos, ejidatarios y el gerente local de la SARH (que actúa como
vocal ejecutivo). Este comité determina, en asambleas convocadas al efecto, el
área a sembrarse (según el agua disponible para el ciclo próximo), la extensión
destinada a cada producto, el precio de venta del agua y los demás aspectos
relativos al cultivo y al riego. Los agricultores están organizados en uniones de
crédito o asociaciones agrícolas; son excepcionales quienes operan
individualmente con bancos comerciales y venden de modo directo sus cosechas
en el mercado regional. Otros organismos de carácter mixto, administrados por
juntas directivas, pero en los que participan agricultores particulares, colonos,
ejidatarios y funcionarios públicos, son los siguientes: Sanidad Vegetal, para el
control de las plagas; Comisión Mixta para el Control de Pizcadores de Algodón
en el Distrito de Riego del Bajo Río Yaqui, y Comité de Caminos Vecinales.
Cuando se inició la explotación agrícola del valle, la empresa concesionaria
de los derechos de colonización y venta de terrenos y de agua, estableció una
estación experimental, que desapareció a causa de la Revolución de 1910.
Posteriormente, el gobernador del estado (1931-1935) Rodolfo Elías Calles creó
la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sonora, el primer
banco de depósito, del que fueron accionistas los mismos agricultores, y la
Estación Agrícola Experimental del Valle del Yaqui. En 1958, ya en su carácter
de agricultor, promovió la creación del actual Centro de Investigaciones
Agrícolas del Noroeste (CIANO), incorporado al Instituto Nacional de
Investigaciones Agrícolas (INIA). Los propios agricultores han aportado fuertes
cantidades para la formación y sostenimiento de estos centros de investigación,
secundados por las empresas distribuidoras de maquinaria agrícola. En los
últimos años, ya incorporado el Centro al INIA, el gobierno federal ha venido
haciendo aportaciones muy importantes, y el resultado de sus trabajos ha sido
satisfactorio. Toda esta compleja organización le ha significado al agricultor
regional gran seguridad en las cosechas, elevación de los rendimientos por
hectárea, mejoramiento de la calidad de sus productos, economía de semilla en
las siembras y de agua en los riegos, y venta de su producción en las condiciones
más favorables del mercado.
Ganadería. El ramo pecuario también es muy importante en el municipio,
particularmente el sector de ganado vacuno productor de carne, aunque también

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es muy apreciable la población y la calidad del de ordeña. Uno y otro suman 65
850 cabezas. De equino hay 2 502 animales; de asnal, 255; y de mular, 350. En
los últimos años se han establecido 15 granjas porcinas que albergan 1 650
vientres de razas finas. La avicultura se expresa en 15 plantas, entre las cuales se
encuentran dos consideradas como las mayores del país.
El comercio se concentra en la cabecera del municipio, pues aunque en
algunas de sus comisarías lo hay surtido y activo, particularmente en ropa y
abarrotes, en Ciudad Obregón se halla el de abarrotes al mayoreo, que surte a los
detallistas de todo el municipio. Hay también allí empresas distribuidoras de
maquinaria agrícola, de camiones y de automóviles, grandes negociaciones
vendedoras de refacciones para automotores, empresas de compraventa de
automóviles usados; distribuidores de partes y accesorios para maquinaria
industrial, de insecticidas, de fertilizantes y de semillas para siembra; grandes
almacenes muebleros y de artículos para el hogar; y expendios de ropa
especializados en artículos para damas, caballeros y niños. La mayoría de las
tiendas de ropa, muebles, artículos para el hogar y zapatos se encuentran
ampliamente surtidas, muy iluminadas y con aparadores vistosos; y muchas de
ellas disponen de aire acondicionado para comodidad del público.
La actividad industrial ha pasado de la fase incipiente a la de franco
desarrollo, pues entre las empresas de ese sector se encuentran instalaciones tan
grandes e importantes como el complejo de Galletera Mexicana, formado por
una fábrica de galletas, un molino de trigo, una fábrica de manteca vegetal y una
planta extractora de aceites, cuyos productos distribuye en todo el noroeste de la
República y en una amplia zona de Estados Unidos; el conjunto de Empresas
Longoria, integrado por un molino de trigo, una planta extractora de aceites
vegetales y tres plantas despepitadoras de algodón. Hay otras tres plantas
extractoras de aceites, entre ellas una que es propiedad de una de las uniones de
crédito agrícola, cuyos accionistas son agricultores particulares, y que representa
la primera fase de un gran combinado para la elaboración de productos
derivados de la soya. Otras inversiones industriales considerables están
representadas por la Cervecería Modelo del Noroeste y la fábrica de alimentos
balanceados para animales Purina del Pacífico. Existen en el municipio otras tres
plantas del mismo tipo. Con inversiones de menor cuantía operan 15 empresas
algodoneras, con una o más despepitadoras cada una; tres grandes plantas de
refrescos embotellados; dos molinos de trigo, además de los incluidos en los
grandes complejos; y fábricas o plantas en los siguientes ramos: empacadoras de
carnes frías, dulces, escobas y trapeadores, productos de maíz, harina de maíz
nixtamalizado, fertilizantes, insecticidas, fundiciones, implementos agrícolas,
maquinaria industrial, acondicionadores de aire, lámina de cartón prensado,

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gases industriales, pasteurizadora de leche y elaboradora de productos derivados,
hielo, cromado ornamental, reconstrucción de motores para automóviles y
camiones, aislantes de perlita y mosaicos. Entre los talleres de servicio destacan
los mecánicos y de soldadura y los laboratorios para reparación de inyectores
diesel; y entre la diversidad de las pequeñas industrias, las tintorerías, paleterías,
tapicerías, carpinterías, neverías y las plantas de papas fritas y carne machaca
(deshidratada, machacada y desfibrada, propia de Sonora). Operan en la ciudad
aparte las instituciones nacionales y regionales de crédito, ocho uniones de
crédito (dos de ellas ejidales) y dos almacenadoras (una oficial y otra privada).
Ciudad Obregón, la cabecera, registró en 1980 una población de 166 mil
habitantes, estimados en 190 mil en 1985. Su altura es de 40 m sobre el nivel del
mar, a 27° 28​ de latitud norte y 109° 55​ de longitud oeste (coordenadas de la
estación ferroviaria). Tanto el municipio como la ciudad son muy recientes:
aquél fue erigido por ley del Congreso del Estado publicada en el Boletín Oficial
el 30 de noviembre de 1927, con cabecera en el entonces poblado de Cajeme,
luego convertido en Ciudad Obregón por la ley número 79 publicada el 4 de
agosto de 1928. En 1907, cuando se tendía la vía del actual Ferrocarril del
Pacífico al sur de Empalme, en el lugar donde hoy se encuentra la estación se
perforó un pozo para abastecer de agua a las locomotoras y se construyó una
caseta de madera para las oficinas telegráficas de la empresa. Cinco años
después, alrededor de estas instalaciones empezaron a levantarse pequeños
locales comerciales, casas de huéspedes y restaurantes para atender a quienes, a
invitación de la compañía colonizadora del valle del Yaqui, iban a conocer y a
comprar los terrenos. Así se formó un poblado al que en 1923 se le dio la
categoría de congregación. A fines de 1925, al poniente del caserío, se desmontó
una amplia superficie de terreno y se hizo el trazo de calles y espacios para
jardines, iglesias y otros servicios. Tres años después, una vez que se edificaron
residencias, instituciones y locales comerciales, se le dio el rango de ciudad.
Actualmente todas las calles están pavimentadas y bien iluminadas, flanqueadas
por muy buenos edificios; las de la zona residencial están arboladas y las de
oriente a poniente tienen prados a los lados y camellones en el centro, todos con
flores y pasto ornamental. Hay colonias de diferentes categorías económicas,
pero en su conjunto la ciudad tiene un aire de armonía y modernidad. Tanto en la
ciudad como en los poblados del municipio ejercen suficientes médicos para
atender a la población, muchos de ellos especializados y de gran prestigio
regional, a quienes consultan pacientes del resto de Sonora, Sinaloa y Baja
California Sur. El Hospital Civil está sostenido por el ayuntamiento de Cajeme;
el Instituto Mexicano del Seguro Social administra una gran clínica-hospital y
ahí tiene su asiento la delegación estatal; y la Secretaría de Salud construyó un

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amplio nosocomio para atender a las personas no aseguradas. Funcionan
planteles de todos los niveles educativos, y dos centros de estudios superiores: el
Instituto Tecnológico de Sonora, con 19 carreras a nivel de licenciatura en las
áreas de administración, ciencias sociales e ingeniería; y la Escuela Superior de
Agricultura del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,
que imparte la carrera de ingeniero agrónomo en las especialidades de fitotecnia
y zootecnia. Se editan periódicos diarios y revistas quincenales; operan
estaciones comerciales de radio, una de televisión y una de microondas del
sistema nacional, y se recibe la señal de los canales de la capital de la República;
se cuenta con bibliotecas, teatros, cines, gimnasio municipal, estadios para
beisbol y futbol, y espacios especialmente construidos para otras recreaciones.
La ciudad está bien comunicada con todos los poblados y campos agrícolas del
municipio por medio de una red de caminos vecinales, pavimentados en su
mayoría. Dispone de un aeropuerto internacional que enlaza importantes
ciudades (Guadalajara, Culiacán, Los Mochis, Hermosillo, Tucson y Phoenix)
con la capital del país, y con Monterrey, vía Culiacán; a su vez, empresas
particulares hacen vuelos a la ciudad de Chihuahua y otras poblaciones de la
Sierra Madre Occidental. Dispone de servicios telefónico, radio-telefónico y
telegráfico. Las tierras que la circundan ofrecen una inmejorable muestra de su
desarrollo agrícola y del aprovechamiento de las aguas del río Yaqui. Son
interesantes el parque 18 de Marzo, la presa Álvaro Obregón y la plaza
Zaragoza, en la que, en fecha variable, se exponen muestras artesanales de todo
el país; y se celebran la fiesta del valle del Yaqui (16 de julio) y la feria agrícola,
industrial, comercial y ganadera (entre octubre y noviembre). (C.D.S.)

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Monumento al Yaqui, Ciudad Obregón, Sonora.
Archivo de Carlos Sánchez Cárdenas
CAJIGA, LINDORO
Hacendado español activo en México a mediados del siglo XIX. Afiliado al
Partido Conservador, jefaturó un grupo armado durante la Guerra de Reforma
(1858-1860). En mayo de 1861 capturó a Melchor Ocampo en la hacienda de
Pomoca, Michoacán, y lo entregó a los generales Leonardo Márquez y Félix
Zuloaga, quienes mandaron fusilar al patricio liberal, sin formación de causa, el
3 de junio de ese año (v. OCAMPO, MELCHOR). En 1863, Cajiga cayó
prisionero de las fuerzas republicanas y fue fusilado, después de un juicio
sumario, en Acambay, Méx.
CAJONOS, SAN FRANCISCO (Oax.)
Localidad arqueológica zapoteca en el distrito de Villa Alta. Estuvo ocupada
desde el periodo Formativo o de las Aldeas Superior (250 a.C.) hasta el
Posclásico o Militarista (1520 d.C.), y aún después de la Conquista española. A
causa de la agreste topografía del lugar, la población estuvo asentada en
pequeñas terrazas, en las que se han encontrado cerámica y dos tumbas,
antiguamente saqueadas, con techo plano y antecámara. En lo alto de un cerro
próximo hay petroglifos.
CAJONOS, SAN PEDRO (Oax.)
Localidad arqueológica en el distrito de Villa Alta. Presenta una ocupación que
se inicia en el periodo Clásico o de los Señoríos Teocráticos Tardío y concluye
poco después de la Conquista (600 a 1540). En ella se encuentran varias estelas
y losas grabadas, de gran interés para la iconografía zapoteca regional.
Mártires de Cajonos. Este nombre se les atribuye a los indígenas Juan
Bautista y Jacinto de los Ángeles, fiscales de San Pedro Cajonos, jurisdicción de
la alcaldía mayor de Villa Alta (Oaxaca), quienes el 14 de septiembre de 1700
denunciaron ante el cura fray Gaspar de los Reyes un acto de idolatría practicado
por los indígenas de la parroquia. Su delación ocasionó una violenta represión,
que a su vez produjo un motín que no terminó hasta que los delatores fueron
entregados a los indígenas enfurecidos. Como Juan y Jacinto se negaron a
abjurar del cristianismo, fueron apaleados y llevados a San Pedro Cajonos,
donde, según la tradición, murieron ahogados. Treinta años después se consiguió
restablecer las prácticas cristianas en esa localidad.
CAKCHIQUEL
Pueblo de origen maya que actualmente habita en Guatemala. El nombre
proviene del quiché kak, conquista, chi, lengua, y kel, desobedecer. También se
dice, por apócope, cacchi, y se usa igualmente la grafía cacchiquel. Los
cakchiqueles fueron una de las siete tribus que desde Tula emigraron a
Guatemala a partir del siglo X. Se establecieron junto al lago Atitlán, a la vista

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de los volcanes San Pedro y Atitlán. Su capital se llamó Iximché, situada en el
monte Ratzamul.
CAL
Óxido de calcio que forma parte de algunos materiales y sustancias tales como el
mármol, el yeso y la tiza. Se obtiene pura y viva o hidráulica, quemando la
piedra caliza con una cierta proporción de arcilla. A la cal viva, que en contacto
con el agua se apaga, expande y desprende calor, se le mezcla con arena para
formar la argamasa o mortero que se ha utilizado desde épocas muy remotas en
la arquitectura. En México, el conocimiento de las propiedades de la cal
permitió, desde los tiempos prehispánicos, levantar grandes construcciones. Tras
la Conquista, los españoles modificaron las proporciones con que se hacían los
morteros, lo cual facilitó la aparición de diversos tipos de aparejos. Los
constructores europeos, sin embargo, adoptaron la técnica aborigen de agregar a
los morteros y a cierto tipo de aplanados y pinturas, a base de cal, una solución
de mucílago de nopal hervido. La mayor parte de los morteros usados durante el
virreinato han quedado ocultos o han desaparecido, pero se conservan algunos
de los aplanados y encalados (fachadas de los exconventos de Malinalco, Méx.;
Tlayacapan, Mor.; y Huejotzingo, Pue.). Prácticamente todos los edificios que se
erigieron en México durante la dominación española estuvieron aplanados,
encalados y a menudo pintados. El deterioro causado por agentes atmosféricos y
los trabajos de remozamiento han sido causa de que buena parte de esas
construcciones tengan la cantera descubierta. Hasta época muy recientes se ha
revalorado el uso de la cal en arquitectura, en especial en obras de restauración.
CALABACILLA
Nombre que se da a varias especies de cucurbitáceas parecidas a la calabaza, en
particular a las del género Cucurbita:
Cucurbita radicans Naud. Hierba trepadora o rastrera, con zarcillos, áspera
al tacto. Las hojas son pecioladas, palmatilobuladas (con lóbulos cortos,
semejantes a los dedos de la mano), de 12 a 13 cm de largo por otros tantos de
ancho, con pelos pequeños y ásperos en el haz y en el envés. Las flores son
axilares, amarillas, unisexuales, monoicas, pentámeras, gamopétalas, de 6 a 8
cm de largo; con cáliz acampanado, cinco sépalos y corola profundamente
abierta en cinco lóbulos. Las masculinas tienen tres estambres y las femeninas,
el ovario ínfero, provisto de numerosos óvulos. El fruto es esférico, de unos 8
cm, de color verde con vetas claras; su sabor es amargo. Los frutos, machacados,
sirven para lavar. Es frecuente a la orilla de los caminos en el Distrito Federal y
en el estado de México, donde recibe también los nombres de calabacilla
amarga y sanacoche.
2.Cucurbita foetidissima H.B.K. Especie muy parecida a la anterior, pero
con la peculiaridad de que despide muy mal olor. Las hojas son triangulares,

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aovadas; las flores, amarillas y unisexuales; y el fruto esférico, de unos 7 cm,
con manchas o bandas claras y de sabor muy amargo. Se desarrolla en zonas
semiáridas del norte del valle de México, así como en Hidalgo, Guanajuato, San
Luis Potosí y Nayarit. Recibe también los nombres de calabacilla amarga
(Guanajuato y Nayarit), calabacilla loca (San Luis Potosí) y calabaza
amargosa, según Ramírez y Alcocer.
3.Cucurbita digitata Gray. Hierba de hojas palmeadas, con cinco segmentos
elípticos, semejantes a los dedos de una mano, de 8 a 12 cm de largo; flores
amarillas y unisexuales; y fruto globoso, amargo, de 3 a 4 cm. Es frecuente en
Sonora.
CALABAZA
Nombre que reciben varias especies de cucurbitáceas, de fruto comestible, del
género Cucurbita, en particular C. pepo L., C. moschata Duch. y C. maxima
Duch. Originarias de América, los antiguos mexicanos les daban el nombre
genérico de áyotl. Corresponden a plantas anuales herbáceas, trepadoras o
rastreras, con zarcillos ramificados (filamentos espiralados que se enrollan en los
objetos sólidos o se adhieren al suelo y las paredes). Tienen hojas anchas,
simples, alternas, pilosas o pubescentes y lobuladas; y flores amarillas,
solitarias, en las axilas de las hojas, gamopétalas, pentámeras, con cinco pétalos
y cinco sépalos, y unisexuales. Tanto las masculinas como las femeninas se
encuentran en el mismo individuo; las primeras son largamente pedunculadas,
grandes, con los lóbulos de la corola divididos hasta la mitad del tubo y
provistas de un androceo formado por tres a cinco estambres unidos por los
filamentos y las anteras; y las femeninas, de ovario ínfero, tricarpelar, unilocular,
multiovulado, de placentación parietal (tres a cinco placentas), un estilo
columnar y tres a cinco estigmas bilobulados. El fruto es una modalidad de baya
indehiscente, carnosa, con la pulpa esponjosa, provista de muchas semillas
blancas o amarillentas; de cáscara más o menos gruesa, lisa o plegada, dura o
quebradiza, verde amarillenta, anaranjada, rojiza, azulada o jaspeada; con o sin
costillas prominentes.
Cucurbita pepo L. Hierba de pelos rígidos que determinan que la planta sea
áspera al tacto; tiene hojas generalmente triangulares y con lóbulos muy
pronunciados y apiculados, dentadas o aserradas, de 15 a 30 cm de largo;
pedúnculo ensanchado en el punto de unión con el fruto; fruto grande (20 a 40
cm de largo), grisáceo-verdoso, a veces subgloboso, pero generalmente algo
alargado; pulpa blanca o anaranjada (cuando maduro); provisto de costillas poco
prominentes; y semillas blancas, elípticas, de 2 a 2.5 cm de largo por 1 a 1.5 de
ancho, con el margen grueso y prominente. El fruto tierno de esta especie, la
calabacita, es una de las verduras más populares de la cocina mexicana; maduro
se usa para hacer dulces: el calabazate y la calabaza cristalizada. Las semillas o

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pepitas son comestibles, especialmente tostadas y saladas; tienen propiedades
antihelmínticas contra la solitaria; y contienen un aceite comestible que, además,
puede mezclarse con aceite de oliva para fabricar jabones finos. Se cultiva
principalmente en climas templados. A esta especie se le llama también
calabaza india, calabaza cumpata (Tabasco), calabaza chompa, calabaza biche
(Oaxaca) y calam (Huasteca potosina).
2.Cucurbita moschata Duch. Especie semejante a la anterior, pero las hojas y
los tallos no son ásperos al tacto, aunque pueden ser pubescentes. Las hojas son
aterciopeladas, anchas, aovadas o un poco triangulares, sin lóbulos o con éstos
más o menos profundos; de margen liso o poco aserrado; con puntos o manchas
blanquecinas; pedúnculo largo, con surcos profundos y ensanchado en la unión
con el fruto. Éste es subgloboso, de 20 a 30 cm de diámetro, a veces más ancho
que largo, comprimido en la superficie de unión con el pedúnculo, amarillo o
rojizo, con costillas muy pronunciadas, de pulpa amarilla. Las semillas, delgadas
y de 1.5 a 2 cm de longitud, tienen el margen muy delgado, hialino y fácilmente
separable. Madura en otoño e invierno y es consumida durante las festividades
de Todos Santos y Día de Muertos, pues con ella se elaboran dulces. La planta es
cultivada en climas templados, semicálidos y cálidos. Recibe también los
nombres de calabaza de Castilla, calabaza amarilla, calabaza melón y calabaza
bola.
3.Cucurbita maxima Duch. Planta con numerosos zarcillos y suave al tacto.
Tiene hojas reniformes o casi orbiculares, no lobuladas, con la base cordiforme,
formando un seno muy profundo; margen finamente aserrado; y pedúnculo corto
y cilíndrico, a veces algo esponjoso, no ensanchado en la parte de unión con el
fruto. Éste llega a ser hasta de 1 m de largo; su forma es elíptica, oblongo-
piriforme o subglobosa, y presenta pulpa anaranjada y cáscara verde azulada o
amarillenta. Las semillas son gruesas, de 2 a 3 cm de largo y con el margen
ancho, más o menos levantado, blanco o grisáceo. El fruto de esta especie
también se usa para hacer dulces y conservas. Se cultiva en regiones cálidas y
semicálidas. Recibe también los nombres de calabaza tamalayota y calabaza
tamala (Oaxaca).
En 1984 se sembraron 12 336 ha de calabacita tierna, 18 909 de calabaza y
11 475 de semilla de calabaza; y se cosecharon, en el mismo orden, 106 782,
185 995 y 2 521 t. El valor conjunto de estos productos fue de $10 500 millones.
CALABAZO
Corteza del fruto seco de la calabaza. Tiene múltiples aplicaciones. Cortado a la
mitad, sirve de recipiente y origina las jícaras. En Acapetlahuaya, Gro., éstas se
decoran con la técnica del maque, y se utilizan para tomar bebidas calientes, en
especial chocolate y atole de alegría. En Chiapa de Corzo, Chis., se laquean con
aceite de axe, y se llaman jicalpextles. Éstos los emplean las mujeres zapotecas

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del istmo de Tehuantepec en la ceremonia de la “tirada de fruta”, culminación de
las fiestas patronales del lugar. El calabazo entero se usa como sonaja. Partido a
la mitad y puesto en un recipiente con agua, los yaquis y mayos lo usan como
tambor, o como base para amplificar el sonido de los “raspadores”. Los
tepehuanes de Durango, al cabo de sus periodos de abstinencia, cortan la base a
un calabazo, colocan un arco en el hueco y con pequeños maderos lo hacen
sonar, anunciando así el término de su “estado bendito”. Los huicholes cubren
las sonajas con calabazos y estambres, y los huastecos con plumas pintadas de
solferino; los mixtecos, a su vez, esgrafían dibujos en su superficie. Los
artesanos de Temalacatzingo, Gro., figuran serpientes multicolores a partir de
calabazos muy largos y les dejan dentro las semillas secas para que operen como
sonajas.
CALAGUALA
Phlebodium aureum (L.) Smith.; igual a Polypodium aureum L. Helecho de la
familia de las polipodiáceas, con rizoma verdoso cubierto por escamas amarillas,
doradas o morenas. El rizoma ​robusto, cilíndrico o serpentiforme​ se adhiere
fuertemente a las rocas o a otro sustrato firme por medio de raíces amarillentas;
presenta protuberancias o yemas de las cuales se desarrollan las hojas o frondas.
Éstas miden de 30 a 50 cm de largo por 10 a 15 de ancho; son vistosas, erectas,
de contorno deltoideo; presentan un peciolo de 8 a 9 cm de largo y están
compuestas por pinas alternas, delgadas, oblongo-elípticas, cada una con 20 a 40
soros pequeños, amarillentos o dorados, dispuestos en dos hileras paralelas, a
uno y otro lado de la nervadura central. Los soros contienen los esporangios o
receptáculos de las esporas; éstas son microscópicas y, al salir del esporangio,
abandonan el soro llevadas por el viento o por los insectos; si caen en un lugar
adecuado, germinan de manera análoga a las semillas, iniciando así un nuevo
ciclo que permite la formación posterior de una planta. En medicina popular se
usa el cocimiento de las rizomas como sudorífico y pectoral. Es común en el
valle de México (Pedregal de San Ángel, Ajusco y sierra de las Cruces), y en
sitios rocosos y húmedos de Morelos, Puebla, Veracruz y Tabasco. También se le
llama canaguala.
2. Otras especies afines de polipodiáceas y del género Polypodium son
empleadas de manera semejante, sobre todo en el sureste de México, y reciben el
mismo nombre vulgar.
CALAKMUL (Camp.)
(Del maya ca, dos; lak, adyacente, y mul, montículo: “ciudad de las pirámides
gemelas”.) Zona arqueológica en el Petén, a unos 35 km de Guatemala y a igual
distancia de Estación Buenfil, Camp. La ciudad está situada a la orilla de un
bajío extenso, que bien pudo ser un lago de agua dulce.
Parte del núcleo principal de estructuras está rodeado por un canal de

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drenaje. El centro ceremonial es un espacio de 1 150 m de oriente a poniente y
750 de norte a sur. Ahí se levantan la Estructura I, que es un basamento
piramidal con un templo en la parte superior; la Estructura II, la más grande, de
140 m por lado y una altura de 50; y la Estructura III, que es una gran
plataforma, de 5 m de alto, sobre la que hay un edificio de muchos cuartos. Al
norte de ésta, se encuentra una plaza limitada por las estructuras de la IV a la
VIII. Hay, además, templos, palacios, habitaciones, juegos de pelota, murallas y
algo más de 100 estelas labradas, pertenecientes al horizonte Clásico
mesoamericano. En recientes exploraciones se encontró una tumba con una rica
ofrenda funeraria: una máscara de mosaico, un pectoral en forma de T (símbolo
del viento), dos orejeras en forma de flor, un anillo, dos bezotes con jeroglíficos
y cientos de cuentas tubulares, rectangulares y fitomorfas, todo labrado en jade.
Al parecer, Calakmul fue la capital de un estado regional maya, que tenía como
ciudades tributarias a La Muñeca, Altamira, Balakbal y otras.
CALAMAR
Molusco cefalópodo marino de la familia Loliginidae, orden Decapoda. Los hay
de varios tamaños; algunos llegan a medir 9 m de brazo a brazo, pero la mayoría
de los comestibles son pequeños. Tienen ocho brazos cortos y dos largos, con
una concha interna en forma de pluma. En ambos litorales se encuentran Loligo
vulgaris, L. pealei y L panamensis. La pesca nacional de estas especies se estima
en 100 t al año.
CALANCAPATLE
Solidago velutina DC. Hierba perene de la familia de las compuestas, con el
tallo poco ramoso, rosado o purpúreo y muy tomentoso, y las ramas dirigidas
hacia arriba. Tiene hojas alternas, enteras, sésiles, lineares, elípticas o
espatuladas, con el ápice agudo o mucronado y el borde entero o algo dentado;
de 4 a 6 mm de ancho por 4 a 7 de largo. Las flores están agrupadas en
cabezuelas pequeñas que, a su vez, van reunidas en racimos densos o panículas
que brotan de las axilas de las hojas, en la parte terminal del tallo. Todas las de
una rama se orientan hacia el mismo lado. En cada cabezuela, las flores
periféricas son uniseriadas, femeninas, con las lígulas (pétalos) amarillas y
cortas; las del disco son hermafroditas, tubulosas y todas fértiles. El involucro,
verde amarillento, está formado por brácteas membranosas, oblongas y agudas,
de 3 a 5 mm, pluriseriadas e imbricadas. Los frutos son aquenios cilíndricos,
pequeños, con un penacho de pelos delgados y blancos (vilano). Se le considera
buen remedio contra derrames biliosos. Es común en el valle de México. Recibe
también el nombre de nanahuapatli (del náhuatl nanáhuatl, bubas, y pahtli,
medicina: “medicina de las bubas”), por atribuírsele propiedades antivenéreas y
vulnerarias. Estos nombres vulgares a veces se pronuncian en las formas
modificadas de calancapacle y nanahuapacle.

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CALANDRIAS
(Del latín vulgar calandria, y éste del griego khalandros: alondra.) Icterus,
orden Passeriformes, familia Emberizidae, subfamilia Icterinae. Aves canoras de
plumaje llamativo y pico cónico muy agudo; construyen, con vegetales, nidos
colgantes en forma de bolsa tejida. Su canto es musical. El color de su plumaje
es naranja o amarillo con diversos parches negros y habitan en todo el país.
También son conocidas como bolseros o chorchas. Son especies de este género:
Calandria café (Icterus spurius). El macho es de color café, con la cabeza, el
pecho, el dorso, las alas y la cola negros; la hembra es amarillo olivo. Habitan
las partes áridas y tierras bajas del norte y este de México; durante el invierno se
distribuyen ampliamente por todo el país. Calandria cañera (I. galbula) o
bolsero norteño. Es de color naranja, con parches negros en la cabeza, garganta,
alas, dorso y cola, y blancos en las alas. Se distribuye en todo el país.
Otras especies son la calandria hierbera (I. graduacauda), de color amarillo,
con la cabeza, las alas y la cola negras; la calandria guatemalteca (I.
maculialatus); la calandria palmera (I. wagleri); la calandria de pecho pinto (I.
pectoralis) del suroeste de México, y la calandria tunera (I. parisorum).
Algunas de estas especies son ampliamente utilizadas como aves de ornato.
También se le conoce como calandria a Icteria virens, familia Emberizidae,
subfamilia Perulinae, llamada arriero o calandria huertera.

Calandrias
Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México
CALANDRIÓN
Cacicus melanicterus, familia Emberizidae, subfamilia Icterinae, orden
Paseriformes. Ave tropical propia de las tierras bajas del Pacífico (desde Sonora

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hasta Chiapas). El macho es de color negro, con las rectrices laterales, la
rabadilla y las cobertoras alares amarillas, y con una cresta larga; la hembra es
similar, pero de color grisáceo. Hace nidos colgantes de gran tamaño en
pequeñas colonias. También se le conoce como zanate de oro o pájaro chivo.
CALATAYUD, NICOLÁS
Nació en San Sebastián del Oeste (Jalisco) el 18 de junio de 1711; murió en la
ciudad de Veracruz el 15 de noviembre de 1767. Cursó sus primeros estudios en
el Colegio de San Juan en la capital tapatía. Ingresó en 1734 a la Compañía de
Jesús, en el noviciado de Tepotzotlán. Allí estudió humanidades y luego pasó al
Colegio de San Pedro y San Pablo de la ciudad de México para cursar teología.
Recibió la consagración sacerdotal en 1738. Trabajó en el Colegio Máximo,
primero como ministro (1740) y después como profesor de poética y retórica
(1741); y en el Colegio de Puebla como maestro de filosofía (1745). Emitió su
profesión solemne en 1747 en la Casa Profesa de la ciudad de México, donde
después fue ministro y operario. En 1750 volvió a Puebla y fue rector de los
colegios de San Ignacio y de San Ildefonso; y más tarde de los colegios de
Guatemala (1763) y Oaxaca (1766). En esta última ciudad recibió el decreto de
expulsión de la Compañía. Dejó escrito: Elogio fúnebre del Illmo. Sr. D.
Francisco Figueredo, arzobispo de Guatemala (1766); y los manuscritos:
Certamen poético en latín y castellano para celebrar el nacimiento de Jesucristo
el año 1740 bajo la alegoría de espejo, Vida del P. Francisco Javier Molina de
la Compañía de Jesús, Tratado de arte poética española, Cursus Philosophicus,
Usos y costumbres de los colegios de Guatemala y Guadalajara, Tractatus
aliquot theologici y otras obras.
CALATES
Hyla miotympanum e Hyla taeniopus, orden Anura, familia Hylidae. Especies de
ranas arborícolas, propias de algunas regiones de Veracruz, Hidalgo y Puebla.
Hacia el final de la época más húmeda del año, constituyen una fuente de
alimento humano. Esto ha ocurrido desde tiempos prehispánicos. Su importancia
social la revela el nombre del periódico El Calate, publicado en Atzalan, Ver., de
1857 a 1937. La recolección de los calates se realiza por grupos de tres a ocho
personas durante la noche, desde la víspera del día de San Mateo (21 de
septiembre) hasta la fiesta de San Andrés (30 de noviembre). Si se hace fuera de
esta temporada, los lugareños creen que se exponen a un castigo divino. Los
ejemplares hembra son más apreciados que los machos, debido a su mayor
tamaño y a la gran cantidad de huevecillos que cargan. Para matarlos, se colocan
en bolsas dentro de un recipiente con agua hirviendo, y luego se les extraen las
vísceras, aunque casi nunca a H. miotympanum por su pequeñez. H. taeniopus se
pone a la venta en el mercado por docenas, amarradas por las patas traseras, para
después ser ahumadas durante 24 h. H. miotympanum, en cambio, se destina al

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consumo inmediato. Las formas más comunes de cocinar los calates son las
siguientes: dorados y molidos para combinarlos con huevo, formando así las
tortas que se guisan solas o con mole; simplemente fritos, o en caldillo.
CALAVERA
Se denomina así al cráneo descarnado, que muchos pueblos del mundo han
guardado por considerar que en él se centran los poderes del muerto. Esta
costumbre forma parte del complejo “culto al cráneo”, de distribución casi
universal. En el México prehispánico hubo ritos craneanos desde el periodo
Mesolítico, fase Coscatlán (4800 a 3500 a.C., según Mac Neish), consistentes en
cortes de cabeza, antropofagia de cerebro y estallamiento intencional. Después,
durante todo el Preclásico (2400 a 300 a.C.), se encuentran calaveras como
acompañamiento funerario, en el centro y sur de Mesoamérica. En aldeas del
occidente de México (Michoacán) se separaba la calota (casquete) y se usaba
como recipiente sagrado. Entre las primeras altas culturas, la olmeca (600 a.C. a
600 d.C.) representó en escultura cabezas monolíticas, a veces colosales, con los
ojos abiertos (en la costa del Golfo) o cerrados (en la del Pacífico).
Hacia el siglo XII, los toltecas inventaron el tzompantli (muro de calaveras),
construcción de piedra con representaciones de cráneos descarnados, colocados
en hileras superpuestas, que servía de probable basamento a unas armazones de
varas en que se ensartaban los cráneos de los sacrificados. Entre los mexicas ​y
también los mayas de Chichén Itzá​, los prisioneros de guerra y los esclavos eran
las víctimas cuyas cabezas eran atravesadas por los temporales y colocadas en el
tzompantli, ya institucionalizado, que se encontraba frente a los templos de los
dioses de la agricultura y del Sol, los juegos de pelota y otras construcciones. A
veces, junto a estos muros y armazones, había cajas de piedra para guardar
cráneos y corazones ofrendados. Las deidades mexicas que muestran el cráneo
descarnado son Coatlicue, la vieja madre de todos, de senos marchitos y aspecto
cadavérico; Miquiztli, dios de la muerte; Mictlantecuhtli, señor de las
profundidades de la tierra, donde moran los muertos por causas naturales; la
esposa de éste, Mictecacíhuatl; y las Cihuateteo o Cihuapipiltin, primerizas
muertas en el parto. En la zona maya, el número 10 se representa por una
calavera con la mandíbula inferior en forma de mano; y como esqueletos o
calaveras, a veces con manchas negras, señal de putrefacción, Hunhau, Kumhau,
Ah Puch, Yum Kimil, Kisín y especialmente Rakalkú, señor del mundo de los
muertos, de la sequía y el hambre, conocido como el dios “A” de Schellhas.
Debido a la creencia en el nahual (alter ego), desde el Clásico Medio (600 d.C.)
se hicieron máscaras de una pieza o de mosaico, para que no se perdieran las
facciones de los difuntos. Esta práctica se cambió más tarde por el recubrimiento
del cráneo con oro, concha, caracol y piedras semipreciosas. La talla de
calaveras en cristal de roca o amatista, como adorno personal u ofrenda

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funeraria, fue usual en el centro y en el sur de Mesoamérica y en la costa del
Golfo, en época cercana a la Conquista. De este tiempo hay piezas notables en el
Museo Nacional de Antropología, en colecciones particulares y en el British
Museum de Londres.
Entre los aztecas, las calaveras de los sacrificios eran la referencia
relativamente perdurable de la muerte; quizá no una contabilidad estricta, pero sí
una advertencia visible. Frente al Templo Mayor de Tenochtitlan se hallaba el
tzompantli, pero de este muro no ha quedado más recuerdo que el dibujo del
Atlas de Durán. En cambio, frente a la pirámide superior de Calixtlahuaca se ha
reconstruido un tzompantli completo, formado por un muro que en su parte
central tiene una especie de brocal de pozo; en la parte superior, tanto la pared
como su anexo circular muestran cuatro filas de cráneos salientes, tallados en
piedra. Al parecer, el recipiente circular sirvió para almacenar los cráneos
verdaderos. También los aztecas reprodujeron las calaveras en collares de
cerámica, así como en ejemplares aislados de piedra, de cristal de roca y de
obsidiana, obras estas últimas que, por el considerable esfuerzo y habilidad que
requerían, son clara muestra de la alta estima en que se tenían. Se ha opinado al
respecto que las representaciones de calaveras se hacían para conmemorar algún
hecho de armas importante y el sacrificio posterior de valiosos jefes enemigos
aprisionados. Sin embargo, también es posible que estas calaveras estuvieran
asociadas al culto de Coatlicue.
2.Calaveras son también los versos festivos que el Día de Muertos (2 de
noviembre) comentan en forma de epitafio los defectos de personajes vivos, que
son presentados como ya muertos, sin que se suela respetar su jerarquía social o
su importancia política. La costumbre, de antigua raigambre en la época
colonial, está directamente enlazada con ciertas expresiones religiosas de la alta
Edad Media europea, como la Danza de la Muerte, y también con las creencias
indígenas precortesianas, que tenían a la muerte como inseparable compañera.
Las calaveras van siempre ilustradas de manera igualmente festiva. Famosos
son, en este sentido, los grabados que realizó José Guadalupe Posada (véase).
3.Calavera se llama también a las dádivas en dinero que piden los pobres,
principalmente los niños, el Día de Muertos.
4. Las calaveras de azúcar se elaboran en ocasión del Día de Muertos, y se
hacen de muy distintos tamaños. El azúcar se disuelve en agua hasta obtener un
jarabe muy espeso, que se vierte en moldes. Cuando la calavera seca, se decora
con filigrana de azúcar coloreada y recortes de papel “de plata” o “de lustre” en
diversos tonos, sin que falte colocar en la frente del cráneo festivo un nombre de
pila, pues cada comprador adquiere su calavera, la que se identifica con la
persona a quien la obsequia. En las ofrendas que se colocan estas fechas, las

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calaveras representan a los muertos que se recuerdan. También se elaboran
calaveras de chocolate y de amaranto, con nueces en las cuencas y pepitas de
calabaza o cacahuate en los dientes.

Calaveras de azúcar y cartón (Museo Anahuacalli, D.F.)


AEM

Taller de "calaveras" en Jamaica, D.F.


Juan Guzmán

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Tzompantli de Chichén-Itzá, Yucatán.
AEM
CALCÁNEO DÍAZ, ANDRÉS
Nació en San Juan Bautista (hoy Villahermosa), Tab., el 18 de septiembre de
1874; murió fusilado en la misma ciudad el 6 de octubre de 1914. Poeta y
traductor, publicó Covadonga, canto épico (La Habana, 1908), y Algunos versos
(1931). Su obra pertenece a la veta satírica de la literatura tabasqueña
anticlerical y su actitud prefiguró lo que sería más tarde el antisantismo de la
generación de los “quema santos”.
CALCOZAMETZIN
(Del náhuatl calli, casa, cozauhquí, amarillo, metl, maguey, y tzin, reverencial:
“venerable maguey amarillo de la casa”.) Rey de los culhuas que sucedió a
Nopaltzin. Respetó las leyes de su país, sostuvo numerosas guerras con los
mexicas y socorrió a Iztacima, sacerdote de Chololan, cuando los chichimecas le
hacían la guerra (Ixtlilxóchitl, II).
CALDERÓN, CELIA
Nació en la ciudad de México en 1921. Estudió en la Escuela Nacional de Artes
Plásticas, y en la de Artes del Libro perfeccionó las técnicas de la estampa.
Pintora y grabadora, participó en la fundación de la Sociedad para el Impulso de
las Artes Plásticas y fue directora del Taller de la Gráfica Popular. Ha expuesto
en el extranjero varias veces. Prefiere las escenas populares y los tipos de
mujeres.
CALDERÓN, ISAAC
Nació en Numarán, Mich., en 1860; murió fusilado en Salvatierra, Gto., en
1915. Músico y revolucionario, sus canciones tuvieron gran popularidad en la
Revolución, especialmente “Las tres pelonas”, favorita de Francisco Villa.

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CALDERÓN, JUAN
Nació en Monclova, Coah., en 1938. Arquitecto por el Instituto Tecnológico de
Monterrey, llevó cursos en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de
Nuevo León. Desde 1963 radica en la ciudad de México. En 1974 se inició en
las técnicas de la estampa y en 1975 abandonó el ejercicio de su profesión y la
docencia para dedicarse de lleno a la pintura y el grabado. Hay obras suyas en
museos y galerías de México y el extranjero. Ha publicado las carpetas con
grabados Las cuatro estaciones (1985), con texto de José Luis Alcubillas, y
Espejos (1987), con texto de Jean Boudrillard, y la plaqueta Juan Calderón o El
jardín de las delicias, que contiene el ensayo de Alcubillas premiado en la
Bienal de Crítica de Arte 1984; y ha ilustrado Ni sin tiempo ni dolor (1980), y
Antología de la poesía macedonia (1986) de Aurora Marya Saavedra.
CALDERÓN, JUAN IGNACIO
Nació en la ciudad de Durango el 6 de mayo de 1696; murió en la ciudad de
Puebla el 26 de junio de 1777. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1714. Enseñó
gramática en el Colegio de Zacatecas (1719) y filosofía en el de Durango
(1730). Hizo su profesión solemne el 13 de abril de 1732. Fue superior en el
Seminario de San Jerónimo, en Puebla (1737); rector de los colegios de
Valladolid (1739), Zacatecas (1744) y San Ildefonso de Puebla (1751), y
provincial de México (1753). Cuando se decretó la expulsión de los jesuitas, él
quedó como prisionero en el colegio de Puebla, debido a su precaria salud. Dejó
escrito: Relaciones de la obediencia que los indios de Nayarit dieron al Rey de
España en 1721 (1722).
CALDERÓN CÓRDOVA, CARMEN
Nació en Cuernavaca, Mor., en 1900; murió en la ciudad de México en 1966.
Pianista graduada en el Conservatorio Nacional, cursó armonía, fuga y
contrapunto en la Facultad de Música de la Universidad Nacional, donde más
tarde impartió estas materias. Hizo también la carrera de educadora y trabajó en
los jardines de niños de la Secretaría de Educación Pública, de los cuales llegó a
ser inspectora. Publicó varios libros de cantos y juegos, algunos en colaboración,
entre ellos Primavera y verano, Otoño e invierno, El teatro de los niños y
Manojito de flores.
CALDERÓN DÁVALOS, GILBERTO
Nació en Naco, Son., el 28 de septiembre de 1906. Es autor del libro de cuentos
Vetas (1939) y ha colaborado en los periódicos de su entidad y en el diario El
Nacional de la ciudad de México.
CALDERÓN DE LA BARCA, MARQUESA DE
(Frances Erskine Inglis.) Nació en Edimburgo en 1804; murió en Madrid en
1882. Radicaba con su familia en Estados Unidos cuando en 1836 llegó allí,
enviado por Isabel II, Ángel Calderón de la Barca. Contrajeron matrimonio en

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1838 y, al finalizar el año siguiente, viajaron a México, pues Calderón había sido
nombrado primer representante diplomático español ante la República
emancipada. Ambos permanecieron en México hasta 1842. Frances Erskine
quedó viuda en 1861; en 1876, Alfonso XII le dio el título de marquesa. Es
célebre por su libro La vida en México durante una residencia de dos años en
ese país, publicado en Boston y en Londres simultáneamente (1843); también
escribió El agregado en Madrid o Bocetos de la corte de Isabel II (Nueva York,
1856). La vida en México es un clásico en su género porque encarna la visión
“civilizada” de un país supuestamente “primitivo”, por sus sabrosas anécdotas y
sus incisivos retratos. Hay una traducción española de esta obra, con prólogo y
notas de Felipe Teixidor (1959).
CALDERÓN MARTÍNEZ, ANTONIO
Nació en Parras, Coah., el 12 de octubre de 1930. Licenciado en ciencias
económicas (1948-1952) por la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) y maestro por la American University de Washington (1956), hizo un
curso de perfeccionamiento en el Instituto Panamericano de Alta Administración
de Empresas (1970). Ha sido profesor de comercio exterior en la Universidad
Iberoamericana y de economía en la UNAM; jefe de los departamentos de
Aranceles de la Secretaría de Hacienda, y de Comercio Latino Americano del
Banco de México; subdirector del Banco Nacional de Comercio Exterior y
director general de Comercio de la Secretaría de Industria y Comercio. Ha
representado a México en reuniones de la Asociación Latino Americana de
Libre Comercio (ALALC), la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) y el CIES.
Ha publicado artículos en revistas especializadas. En 1986 era director general
de Servicios de Consultoría y vicepresidente de la Confederación de Cámaras
Industriales.
CALDERÓN NARVÁEZ, GUILLERMO
Nació en Chihuahua, Chih., en 1921. Médico cirujano por la Universidad
Nacional Autónoma de México (1945), realizó cursos de especialización en
psiquiatría. Profesor universitario desde 1948, ha sido subdirector del
Manicomio General (1950-1953) y jefe de servicio del Pabellón Central de ese
establecimiento (1960-1966); jefe de Neuropsiquiatría del Sanatorio de la
Secretaría de Hacienda (1960-1966) y director general de Salud Mental de la
Secretaría de Salubridad y Asistencia (1966-1973). En 1968 fundó el Centro de
Trabajo Juvenil que más tarde daría origen a los Centros de Integración Juvenil.
En 1985 (y desde 1974) era director general del Centro de Salud Comunitaria.
Es coautor de Psiquiatría en América Latina (1970), La angustia (1972),
Dimensiones de la psiquiatría contemporánea (1972) y numerosos artículos en
revistas especializadas.

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CALDERÓN OCHOA, REBECA
Nació en Guadalajara, Jal., en 1941. Maestra en letras, es profesora de la
Universidad de Guadalajara. Ha publicado Poemas (1977), Una aproximación a
El beso de la mujer araña (ensayo sobre la obra de Manuel Puig, 1978) y
Poemario (1985).
CALDERÓN QUIJANO, JOSÉ ANTONIO
Nació en Puebla, Pue., en 1916. Es colaborador del Instituto Gonzalo Fernández
de Oviedo, catedrático de historia de América y director de la Escuela de
Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, en España. Ha publicado Historia de
los establecimientos británicos del río Valis hasta la Independencia de
Hispanoamérica (Sevilla, 1944), Memoria del gobierno del virrey del Perú don
José Fernando Abascal y Souza, 1806-1816 (Sevilla, 1944), Historia de las
fortificaciones en Nueva España (Sevilla, 1953), Historia de las naciones
iberoamericanas (Barcelona, 1959), Los virreyes de la Nueva España en el
reinado de Carlos III (dirección y estudio preliminar; 2 t., Sevilla, 1966), Las
fortificaciones de Gibraltar (Sevilla, 1968), Las murallas de Campeche (1968),
Nueva cartografía de Acapulco, Campeche y Veracruz (Sevilla, 1969), Los
virreyes de Nueva España en el reinado de Carlos IV (dirección y estudio
preliminar; 2 t., Sevilla, 1972), Cartografía de Yucatán y Belice (Sevilla, 1978),
Cartografía militar y marítima de Cádiz (2 t., Sevilla, 1978), Documentos para
la historia del estado de Colima. Siglos XVI-XIX (1979), Las defensas indianas
en la recopilación de 1680 (Sevilla, 1984) y Bibliografía de las fortificaciones
españolas en América en la Edad Moderna (Madrid, 1985).
CALDERÓN Y BELTRÁN, FERNANDO
Nació en Guadalajara (Jalisco) el 26 de julio de 1809; murió en Ojocaliente,
Zac., el 18 de enero de 1845. Se recibió de abogado hacia 1829. Heredó el título
de conde de Santa Rosa, que no usó nunca. Radicada su familia en Zacatecas.
Luchó contra las fuerzas de Santa Anna en la batalla de Guadalupe, en 1835.
Más tarde se le desterró a la ciudad de México por sus opiniones políticas, hasta
que el ministro José María Tornel le permitió volver, indicando que “el genio no
tiene enemigos” y que “los talentos deben despertarse por las revoluciones”. En
la capital fue amigo de Heredia y concurrente asiduo a la Academia de San Juan
de Letrán; y en Zacatecas, secretario del Tribunal Superior de Justicia, coronel
de la Milicia Nacional, magistrado, diputado, miembro de la Junta
Departamental y secretario de Gobierno. Empezó a escribir poesía a los 15 años
de edad, y a los 18 se representó en Guadalajara su ensayo dramático Regualdo y
Elina. Después escribió las piezas teatrales Zadig, Zeila o la esclava indiana,
Armadina, Los políticos del día, Ramiro, conde de Luzerna, Higenia, Hersilia y
Virginia, que fueron puestas en escena en Zacatecas y Guadalajara entre 1828 y
1836; y A ninguna de las tres, El torneo, Ana Bolena y Hernán o la vuelta del

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cruzado, dadas a conocer en México. Sus Obras poéticas se publicaron en 1844,
1850 y 1883 (ésta en París, con prólogo de Rafael B. de la Colina); sus Obras
completas, en dos tomos, en Zacatecas (1882, con prólogo de su hijo); y sus
Obras de poesía y teatro en 1902. También se conoce de él un Discurso
pronunciado frente a la tumba del Sr. Francisco García el 2 de diciembre de
1842 (s.p.i.). Se le tiene por el primer romántico.
CALENDARIOS
Se llamaba así a las publicaciones que incluyen los días del año distribuidos por
meses, con indicaciones astronómicas, fases de la luna, santoral, fechas cívicas y
otros datos, y que alcanzaron mucha difusión en México a mediados del siglo
XIX. Algunos contenían artículos sobre historia, geografía y religión; poemas,
ensayos literarios, recetas de cocina e informaciones varias. Otros tenían una
cierta especialización, como el Calendario de las Señoritas Mexicanas (1838-
1843), el cual incluía figurines de modas, y el Calendario Histórico, publicado
por Manuel Murguía. Los hubo también de clara intención política, como el
Calendario de la Democracia, el Calendario Impolítico y Justiciero y el
Calendario de Pedro Urdimalas, que en su edición de 1857 publicó un violento
panfleto contra Santa Anna. La mayor parte de estos calendarios tuvieron corta
vida. Por sus primorosas viñetas y estampas litografiadas y por su variedad de
tipos de imprenta, sus raros ejemplares son hoy muy apreciados por los
bibliófilos. El más antiguo y permanente es el conocido Calendario del más
Antiguo Galván, publicado por primera vez en 1826 por el famoso editor
Mariano Galván Rivera y continuado hasta la fecha por los sucesivos dueños de
la imprenta Murguía. Hubo alguna confusión respecto a este calendario por el
hecho de que existió otro que aparecía bajo el nombre de Calendario de A. R.
Galván, editado en la imprenta de J. M. Andrade. En la carátula interior figura
completo el apellido Rodríguez Galván, no así el nombre correspondiente a la A.
Es de suponerse que se trataba de un familiar de Galván Rivera, pues no hay que
olvidar que éste casó con Rafaela Rodríguez Galván, a quien le unían además
lazos de parentesco. La confusión resultaba aún mayor si se recuerda que el
poeta Ignacio Rodríguez Galván era sobrino de Galván Rivera, que trabajó en su
librería y que fue director del Calendario de las Señoritas Mexicanas, en donde,
por cierto, publicaba buena parte de la producción literaria de los miembros de
la Academia de Letrán. Es posible que el deseo de evitar confusiones haya dado
origen al curioso agregado de “del más antiguo” al nombre del calendario. El
que le sigue en antigüedad es el Calendario Espinosa, de Mérida, Yuc.,
publicado por primera vez en 1828. En la actualidad, el nombre de calendario se
aplica más bien a los que el Diccionario de la Academia llama calendarios de
pared o americanos. De éstos suelen imprimirse centenares de miles cada año,
patrocinados por casas comerciales, algunos con reproducciones de obras de arte

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y otros motivos.

Portada del calendario de Galván


AEM
CALENDARIOS MESOAMERICANOS
Los pobladores del México prehispánico habían logrado, en el cálculo del año
solar, una precisión mayor que la del calendario gregoriano, en vigor en casi
todo el mundo desde 1582. En éste la fracción es de 2 425, en tanto que en el
sistema indígena es de 2 423, más próxima al cómputo realizado con los
instrumentos modernos. Mientras que con el método gregoriano se suprimen tres
días cada 400 años, en el mesoamericano se eliminan cuatro cada 520.
El calendario azteca. El año solar azteca se compone de 20 meses de 18 días
cada uno, o sea, 360, con cinco días inútiles (los nefastos nemontemi). Aun
cuando hay variantes en sus representaciones, su orden era el siguiente: 1°
Cocodrilo (una cabeza de lagarto); 2° Viento (cabeza del dios Ehécatl); 3° Casa
(el plano estilizado de un edificio); 4° Lagartija (un minúsculo saurio, con sus
cuatro patas y la cola); 5° Serpiente (una culebra que saca la lengua); 6° Muerte
(un cráneo); 7° Venado (su cabeza); 8° Conejo (su cabeza); 9° Agua (un
recipiente con líneas onduladas y gotas estilizadas); 10° Perro pelón (cabeza de
escuintle); 11° Mono (su cabeza); 12° Yerba (la cabeza del dios que la
representaba); 13° Caña (estilización de esta planta); 14° Ocelote (su cabeza);
15° Águila (su cabeza); 16° Zopilote (cabeza de aura); 17° Movimiento (glifo en
forma de aspa); 18° Cuchillo de pedernal (la lengua del Sol); 19° Lluvia (el
cielo, del cual caen gruesas gotas de agua); 20° Flor (estilización con pétalos y
pistilos).

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Con estos 20 signos, acoplados a una serie de números del uno al 13,
compusieron un calendario ritual de 260 días (13 veces 20) que ya estaba en uso
en el valle de Oaxaca dos milenios antes de la Piedra del Sol. Los meses de este
calendario son los siguientes: 1° Carencia de agua (12 de febrero a 3 de marzo);
2° Desollamiento de hombres (4 de marzo a 23 de marzo); 3° Ayuno corto (24
de marzo a 12 de abril); 4° Ayuno prolongado (13 de abril a 2 de mayo); 5° Seco
o resbaloso (3 de mayo a 22 de mayo); 6° Potaje de frijol (23 de mayo a 11 de
junio); 7° Pequeño festín de príncipes (12 de junio a 1° de julio); 8° Gran Fiesta
de gobernantes (2 de julio a 21 de julio); 9° Nacimiento de las flores (22 de julio
a 10 de agosto); 10° Caída de los frutos (11 de agosto a 30 de agosto); 11° Mes
de las escobas (31 de agosto a 19 de septiembre); 12° Vuelta de los dioses (20 de
septiembre a 9 de octubre); 13° Fiesta de las montañas (10 de octubre a 20 de
octubre); 14° Perdiz (30 de octubre a 18 de noviembre); 15° Fiesta de las
banderas (17 de noviembre a 8 de diciembre); 16° Caída de las aguas (9 de
diciembre a 17 de enero); 17° Mal tiempo (29 de diciembre a 17 de enero); y 18°
Resurrección (18 de enero a 6 de febrero). Al combinar el primer signo con el
primer número, resultaba el nombre del día Uno Cocodrilo; el segundo era Dos
Viento; el tercero, Tres Casa; hasta el día Trece Caña. Seguía la serie de los
signos, y se volvía a empezar la de los números, de manera que los días
sucesivos al Trece Caña eran Uno Tigre, Dos Águila, Tres Zopilote, hasta Siete
Flor. A este punto se repetía la serie de los signos; después del día Siete Flor
venía Ocho Lagarto, Nueve Viento, y así hasta completar el periodo de 260 días.
Los años tomaban el nombre del día, o signo, del calendario solar con que
comenzaban: este día siempre era el tercero, Casa; el octavo, Conejo; el
decimotercero, Caña, o el decimoctavo, Pedernal. También para el cómputo de
los años, los antiguos mexicanos acoplaban los signos con la serie de números
del uno al 13. Al año Uno Casa seguía el Dos Conejo, el Tres Caña y el Cuatro
Pedernal; el quinto año volvía a llamarse Casa: Cinco Casa; los sucesivos, Seis
Conejo, Siete Caña, Ocho Pedernal. Al año Trece Casa seguía el Uno Conejo, y
así sucesivamente hasta completar el ciclo ​o siglo azteca​ de 52 años, límite
exacto para que los nombres y los 13 números no se repitieran.
El calendario maya se compone de 18 980 fechas, que equivalen a 32 años
de 365 días cada uno. Este sistema de fechas es llamado hoy Cuenta Corta. Para
fijar cada una de las fechas en el correr del tiempo, los mayas empleaban una
serie abierta, ilimitada, que se llama Cuenta Larga y se componía de periodos
vigesimales contados desde una fecha cero, llamada 4 Ahau i Cumukú, a fin de
un Baktún 13°. Los nombres de los días son 20, y cada uno representa a una
deidad. Cada fecha se compone de un guarismo, entre uno y 13, de un nombre
de día y de una posición en el año, el cual constaba de 365. Dicho año contenía

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18 veintenas, o uinales, amén de un grupo llamado uayeb, o uayeyab, formado
por cinco días que los mayas tenían por aciagos y que son semejantes a los
nemontemi de los nahuas. Se ha robustecido la sospecha de que los mayas
tomaron el calendario, y aun la fecha cero, de los olmecas arqueológicos, en
algunos de cuyos monumentos hay cuentas cronológicas con la misma
estructura. Cada uno de los nombres de día estaba vinculado con un animal, una
planta y su objeto, así como con un pronóstico, relativo al carácter futuro de la
persona nacida en esa fecha. Alfredo Barrera Vásquez ha traducido de los
Chilam Balam de Kaua y Maní esta relación que, simplificada, queda así: imix,
dado al pecado carnal, veleidoso; ik, veleidoso, lujurioso; abkal, pobre, tímido,
cazador; kan, sabio; chicchán, iracundo, criminal; cimi, criminal; manik, malo;
lamat, borracho, cizañero; muluc, rico (pero hipócrita); oc, tímido, pedigüeño,
hablador; chuen, inteligente, hábil, tejedor, carpintero, rico; eb, rico, dadivoso;
ben, proletario, pobre; hix, carnicero, sanguinario, asesino; men, hombre alegre,
maestro de hacer y de decir; cib, ladrón, asesino, cazador; cabán, traficante,
curandero juicioso; edznab, curandero, sangrador, valiente, sano; cauac, noble,
imaginativo, mísero; y ahau, rico, valiente, inteligente. Las veintenas o uinales
del año (haab), se llamaban: pop, uo, zip, zotz, tzec, xul, yaxkin, mol, ch​en, yax,
zac, ceh, mac, kankín, moan, kayab, cumkú, uayeb (y cinco días
complementarios). La estructura aritmética del sistema hace que los años
comiencen solamente con uno entre cuatro días, llamados cargadores del año,
que en la edad clásica eran akbal, lamat, y eznab.
Véase: F. Anders: Das Pantheon der Maya; Alfredo Barrera Vásquez: “El
pronóstico de los 20 signos de los de Chilam Balam de Kaua y de Maní”, en
XXVII Congreso Internacional de Americanistas. Actas de la primera sesión
(1939); Alfonso Caso: Los calendarios prehispánicos; y Eric Thompson: Mayan
Hieroglyphic Writing (Washington, 1950).

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Calendario de Mariano Veytia
AEM

Ilustración popular del Calendario Azteca, descubierto a fines del siglo XVIII.
AEM
CALENDAS
En el estado de Oaxaca, procesiones religiosas durante los siete días anteriores a
la Navidad. Las encabezan los Santos Peregrinos y van acompañadas por una
banda de música, y en ocasiones de carros alegóricos con niños vestidos de
ángeles. Los fieles llevan grandes figuras humanas hechas con cartón y tela;

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faroles de papel, de vejiga de toro o de hojalata y vidrio, con ceras encendidas,
pintados de brillantes colores, sujetos a largos mástiles; y canastas con arreglos
de siempreviva seca. Las imágenes permanecen en la iglesia mientras dura la
misa y luego son reintegradas a la casa del mayordomo, cuya esposa, el último
día (24 de diciembre), es la madrina del Santo Niño, y lo incorpora a la
procesión para que la presida.
CALERO, MANUEL
Nació en Paso del Toro, Ver., en 1868; murió en el puerto de Veracruz en 1929.
Abogado, fue diputado federal; ministro de Fomento (26 de mayo al 11 de julio
de 1911) y de Justicia (12 de julio al 6 de noviembre de 1911) en el gabinete del
presidente Francisco León de la Barra, y de Relaciones Exteriores (6 de
noviembre de 1911 al 9 de abril de 1912) en el gobierno del presidente Francisco
I. Madero; embajador en Washington (hasta enero de 1913) y senador de la
República (1913). Es autor de Cuestiones electorales (1908) y Un decenio de
política mexicana (Nueva York, 1920).
CALERO QUINTANA, VICENTE
Nació y murió en Mérida, Yuc. (1817-1853). Abandonó la carrera de medicina
para dedicarse a las letras. Junto con Justo Sierra O​Reilly, su mentor literario,
redactó el Museo Yucateco (1841-1842) y más tarde colaboró en el Registro
(1845-1849) y El Mosaico (1849-1850). Enseñó retórica en la Academia de
Ciencias y Literatura. Fue diputado local y federal, senador y consejero del
gobierno. Escribió artículos para el Diccionario Universal… de Orozco y Berra,
y varias monografías históricas, entre otras: Gerónimo de Aguilar, Tutul Xiu y
Cocom, Sucesos notables de la época de don Diego Santillán, Don Diego de
Cárdenas, Gonzalo Guerrero, Aguilar y la Malinche y Ruinas de Chichén. Las
Monjas. Como poeta siguió el estilo de Espronceda; sus versos están dispersos
en las páginas del Registro Yucateco.
CALERO VERGES, VICENTE
Nació y murió en la ciudad de México (1881-1938). Estudió en El Colegio
Militar y causó alta en el ejército en 1896, con el grado de teniente de
ingenieros. Continuó en el plantel como oficial de una de las dos compañías de
alumnos. Allí mismo enseñó trigonometría, y esta materia, geometría y puentes
en la Escuela Militar de Aspirantes. En 1908 lo comisionaron a Oaxaca y en
1911 formó parte del Estado Mayor Presidencial de Francisco León de la Barra.
Fue agregado militar en Bélgica y Holanda (1911-1912). Al parecer estuvo
involucrado en la sublevación contra Madero la madrugada del 9 de febrero de
1913. Miembro del Estado Mayor del presidente Victoriano Huerta, asistió a los
combates contra los carrancistas en Candelas (2 y 8 de julio de 1913),
Matamoros (13 de noviembre), y Santa Engracia (23 de noviembre). Pasó a la
División del Yaqui y combatió en Guaymas, Mazatlán, Manzanillo y Colima,

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hasta que licenció sus tropas de acuerdo con los Tratados de Teoloyucan (13 de
agosto de 1914). Se exilió en Los Ángeles y después en La Habana. Regresó al
país en 1935. Murió siendo general brigadier, grado que recibió el 28 de febrero
de 1914.
Véase: Manuel A. Sánchez Lamego: Generales de ingenieros del ejército
mexicano, 1812-1914 (1952).
CALIGÜEY
(Del náhuatl calli, casa, y huey, grande: “casa grande”.) Templo huichol en que
los indígenas llevan a cabo las ceremonias que no pueden celebrar en la iglesia
católica. Mientras en ésta veneran a varios santos, en el caligüey rinden culto a
las imágenes de piedra que todavía no tienen su correspondiente representación
cristiana. El templo es, generalmente, de guijarros, redondo (de 10 a 15 m de
diámetro) y techado con zacate; la puerta de madera, baja y estrecha; el interior,
completamente oscuro, con un fogón alrededor de las imágenes, bancos y
colgados de las vigas, varios bultos que contienen instrumentos sagrados y
objetos para el culto. Alrededor del caligüey principal hay casas, también de
piedra, sin puerta y con una entrada muy baja, para los huicholes que llegan de
lejos al centro ceremonial. Entre los principales caligüeyes se cuentan: Ratontita
(Tuxpan), Tuquizata (Ocota), Shacozapa (Techalotita), Yucuita (Santa
Gertrudis), Mutucarri (San Sebastián) y Coamiata.
CALIHUALÁ (Oax.)
Localidad arqueológica en el distrito de Huajuapan de León, importante por
haber sido paraje de tránsito de las influencias teotihuacanas hacia la cuenca alta
del río Mixteco, y sitio estratégico para la difusión del estilo artístico que en la
arqueología oaxaqueña se conoce con el nombre de Ñuiñe o de la Tierra
Caliente.
CALIXTLAHUACA (Méx.)
(Del náhuatl calli, casa; ixtláhuatl, llano; y can, locativo: “en la llanura de las
casas”.) Zona arqueológica adyacente al poblado del mismo nombre, cerca de
Toluca. En un pequeño valle formado por el río Tejalpa o de Tecaxic, se levanta
el cerro Tenismó, en cuyas faldas y cima se construyeron edificios dispersos. En
la parte baja y llana perdura una larga plataforma sobre la cual hay vestigios de
habitaciones; muy próximos, restos de un posible juego de pelota; un poco más
allá, el Calmécac, conjunto de construcciones alrededor de un rectángulo de 40
m de largo por 28 de ancho; y en las primeras tierras altas, el que fue
denominado Templo de Quetzalcóatl, de planta circular y rectangular
combinadas, 12 m de altura, cuerpos en talud con una cornisa vertical y
escalinata limitada por alfardas. El nombre se debe a su forma circular y al
hallazgo de una escultura del dios Ehécatl o del Viento, en la esquina noreste del
edificio (por García Payón, en 1931).

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En la colina se localiza el conjunto de Tláloc, con tres construcciones
orientadas hacia una pequeña plaza: el Templo de Tláloc al oriente, de planta
cuadrada, cuatro cuerpos inclinados y una escalera con alfardas; una plataforma
para habitaciones, al sur; y el Altar de los Cráneos, al poniente, de planta
cruciforme con una de las aspas semicircular, muros en talud, y cornisa vertical
decorada con filas de clavos y calaveras de piedra. Calixtlahuaca muestra varios
periodos de ocupación: la primera presenta influencias teotihuacanas (del año
600 al 900); la segunda, relaciones con los toltecas (900-1200); la tercera, rasgos
matlatzincas (1200-1474); y la última, evidencias mexicas, pues fue conquistada
por Axayácatl (1474-1521).

Zona arqueológica de Calixtlahuaca, Méx.


AEM (INAH)

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CALKINÍ, CAMP - CAMINO DE RONDA
CALKINÍ, CAMP
(Del maya Ca-L-Kin: “garganta de sol”). Municipio que se encuentra en el
noroeste del estado de Campeche. Limita al norte y el este con el estado de
Yucatán, al sur con el municipio de Hecelchakán y al oeste con el golfo de
México. Tiene una superficie de 1 966.5 km2, y una población de 36 665
habitantes (1985), de los cuales 12 847 se consideran económicamente activos.
Su cabecera es la ciudad de Calkiní, distante 90 km del puerto de Campeche, por
la nueva carretera que pasa por el poblado de Kobén. Su formación geológica
corresponde a la de la península (v. CAMPECHE, ESTADO DE). Carece de
corrientes superficiales. La única parte montañosa se encuentra al este, con
alturas máximas de 80 m sobre el nivel del mar. El litoral tiene una longitud de
80 km. Los niveles freáticos se localizan a profundidades de 30 a 40 m, cerca de
la costa, en los límites con Yucatán. Sus suelos son los más pobres del Estado.
Los de tipo litosol-luvisol (Tzekel-Kankab), no aptos para la agricultura, se
utilizan para la plantación de henequén y frutales; y los regosol eútrico, para la
explotación de cocoteros. El clima es cálido (temperatura media de 26.4 a
27.8°C), subhúmedo, con lluvias en verano (de 900 a 1 100 mm al año). La
vegetación incluye selva baja caducifolia (50% del territorio), manglares (30%),
tulares (10%) y cultivos agrícolas (3%); el resto son dunas y áreas litorales
inundadas. Las especies vegetales más comunes son las siguientes: tzalam,
ramón, tzitzilché, chacah, ciricote, huano, pochote, mangle, tule, cedro y pukté;
y las animales: conejo, armadillo, tlacuache, zorra, venado, tepezcuitle, puerco
de monte, codorniz, tortuga, lagarto y culebras. En 1985 sólo se cultivaron 3 656
ha, principalmente de maíz (3 337). En las 15 438 ha de pastizales medraron 4
212 bovinos (1 070 menos que en 1981), los cuales produjeron 22 680 L de
leche y 130 t de carne. La porcicultura es prácticamente familiar, aunque se
cuenta con dos granjas tecnificadas en Pucnachén y Tankuché; en 1985 había 36
816 cabezas y se obtuvieron 316 t de carne. Las dos granjas avícolas, con 69 mil
aves, produjeron 37 t de carne y 750 de huevo. Ochenta y siete mil hectáreas se
dedican a la explotación forestal y 13 470 de terrenos nacionales se tienen en
reserva, unas y otras sin controles técnicos. Los viveros se han destinado a
sembrar sábila con miras a un monocultivo de interés comercial. El 86.7% de los
terrenos del municipio pertenecen a 18 ejidos que agrupan a 6 596 campesinos.
Disponen de energía eléctrica 20 175 habitantes de 4 035 viviendas distribuidas
en 15 localidades. Las tomas de agua domiciliarias son 3 457 y corresponden a
18 comunidades. Punta Arena, aunque con red de distribución, carece del
servicio. Treinta y dos pozos profundos benefician 800 ha, pero sólo se utilizan

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el 29% de esa capacidad. En 1985 se capturaron 1 130 t de especies marinas,
especialmente pulpo, cazón, corbina, pargo, robalo y sierra. Se dispone de una
fábrica de hielo en Tankuché y siete cuartos fríos en el embarcadero de Punta
Arena. Ahí hay un faro de 10 m de altura con cuatro millas de alcance,
accionado con gasolina. La flota pesquera consta de 178 pequeñas
embarcaciones que administran 35 cooperativistas, 140 pescadores libres y
cuatro permisionarios. Se cuenta con 198.6 km de caminos (7.5 pavimentados,
76.16 revestidos y 116 de terracería) y 25 km de vías férreas (de escantillón
angosto de 1889 a 1957, y ancho a partir del 14 de mayo de este último año),
con estaciones en Bécal, Calkiní y Dzibalché. Ahí mismo hay servicio de
telégrafos (desde 1872) y administraciones o agencias de correos. Se dispone de
357 líneas y 614 aparatos telefónicos. En Bécal opera una radiodifusora.
Las principales localidades, cuyo número de habitantes en 1985 se indica
entre paréntesis, son Calkiní (10 238), Bécal (6 512), Dzibalché (6 153),
Nunkiní (5 316), Bacabchén y Sahcabchén (poco más de dos mil), Tepakán
(mil), y Tankuché, Pucnachén, Santa Cruz, Isla Arena y Concepción (menos de
mil). La industria se reduce a una trituradora de piedra, una planta de bloques y
dos fábricas de mosaico. A las artesanías se dedican 3 790 personas, quienes
producen sombreros de jipi y palma, gorras, bolsas de mano, zapatillas, alfarería,
jarcería, hamacas, huipiles, blusas, manteles y petates. El comercio lo controlan
las instituciones oficiales. La educación primaria se imparte en 36 escuelas con
258 aulas y 214 maestros; la secundaria, en cinco (cuatro de ellas técnicas); la
media superior, en un Centro de Bachillerato Técnico Industrial y de Servicios;
la preparatoria, en tres planteles; y la normal, en dos, una de educadoras y otra
de profesores. Los servicios de salud pública se consideran suficientes.
Entre Calkiní y el municipio de Tenabo aún quedan 25 km del antiguo
Camino Real, en el cual se conservan algunas guarniciones de la época colonial
y el puente de Hampolol, construido con piedras arrancadas de los edificios
mayas y terminado en 1665 por el gobernador de Yucatán, Rodrigo Flores
Aldana. Este camino salía de Campeche, tocaba Quinta Rosa, Tenabo, Pobchoc,
Vista Alegre (hacienda), Pomuch, Hecelchakán, Calkiní y Bécal, y se internaba
en Yucatán con destino a Mérida. La carretera 180 lo sepultó bajo su pavimento.
A este trazo se le conoce como tramo corto; el largo corresponde a la ruta por los
Chenes. En 1868, Pablo García reconstruyó el Camino Real, y en 1880, antes de
que se tendiera la vía férrea, seguía siendo el principal medio de comunicación
en la Península. La importancia que adquirieron los antiguos poblados indígenas
del Camino Real “mucho tuvo que ver con el imponente tráfico de este amplio y
en épocas pretéritas bien cuidado camino por el que pasaba todo el intercambio
comercial” de Mérida con el resto del país. (Álvarez Barret, en Reproductor

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Campechano, 1946.)
Calkiní fue fundada en 1441 por los nueve hermanos Canul. Tzab-Canul, el
mayor, escogió el sitio, al que llamó Tuccan (rincón del cielo), bajo la frondosa
copa de una ceiba. Establecido el cacicazgo, los otros hermanos comenzaron en
1443 a buscar sus propios lugares: Ah-kin Canul fundó Dzitbalché; Ah-Pal
Canul, Nunkiní; Ah-Sulin Canul, Tepakán; Nauh Canul Xoopán, Pakanté; Dzán
Canul, Mopilá; Nabich Canul, Sihó; A ha-Chacaá Canul, Kucab (hoy Cepeda); y
Dzun Canul, Maxcanú. Desde entonces, la cabecera del señorío fue Calkiní. Los
hermanos vieron pasar las naves de Hernán Cortés y tiempo después tuvieron
noticia de la conquista de Champotón y de Campeche. Cuando llegaron los
españoles a Calkiní, Tzab Canul ya había muerto. El 5 de mayo de 1595, a
iniciativa de Jorge Canul, Batab de Nunkiní, se reunieron todos los señores del
antiguo cacicazgo y procedieron a reconstruir su historia. Lo que dijeron lo
escribió Alonso Cab, en presencia del regidor Juan Tun. Así se hizo el Códice de
Calkiní, cuyo texto maya fue traducido al español por Alfredo Barrera Vázquez,
en 1957, bajo los auspicios del gobernador de Campeche, Alberto Trueba
Urbina. Según este documento, la familia Canul llegó del Petén Itzab. Su jefe
era Nacham Canul, quien al formar el cacicazgo de Calkiní tomó el nombre de
Tzab Canul. El primer español que llegó a Calkiní fue Alfonso Ávila, al frente
de un grupo de soldados. Después, en Chiapas, el adelantado Francisco de
Montejo ordenó a su hijo que emprendiera la conquista de Yucatán y que tratara
bien a los Canul, a quienes consideraba amigos. En 1540 Francisco de Montejo
el Mozo arribó a Campeche e invitó a todos los caciques de la comarca a que se
reunieran con él; los de Calkiní no llegaron y marchó a someterlos. En la batalla
que libró con ellos perdió la vida el hijo mayor de Tzab Canul, lo que motivó la
rendición de los rebeldes. Al volver a Campeche, Montejo dejó a Nabantún
Canché Canul como responsable de mantener la paz, y a mediados de 1541
encomendó Calkiní a Gaspar de Pacheco. ​Este, a su vez, hizo que los jefes
mayas rindieran tributo a Montejo, a la sombra de la ceiba tutelar. En 1544
llegaron los frailes franciscanos Luis de Villalpando, Lorenzo de Bienvenida,
Luis Melchor de Benavente y Juan de Herrera. El primero de ellos empezó a
construir el convento, en 1548, pero un año después salió para Conkal y dejó al
frente de la obra a Benavente. Se eligió patrón de la iglesia a San Luis Obispo.
Para el 29 de agosto de 1588, fecha en que pasó por allí fray Alonso Ponce,
comisario general de la Nueva España, el convento estaba ya acabado y tenía
“una capilla muy grande y vistosa”, uno y otra desplantados sobre un antiguo
templo indígena. Calkiní era entonces el segundo pueblo más grande de aquella
provincia. El 13 de septiembre de 1777 se bendijeron una torre y los corredores
perimetrales del atrio (que se cayeron 125 años después). El 29 de julio de 1861

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se concluyó la capilla dedicada al Cristo de la Misericordia, conectada a la nave
mayor. La iglesia conserva un retablo de madera de cedro, tallado y
policromado, con magníficas esculturas de los cuatro evangelistas.
La plaza mayor de Calkiní la trazó el padre Pedro Peña en 1579, sobre un
montículo arqueológico. El palacio municipal fue una antigua construcción
religiosa, a la que se añadieron corredores con arquerías (1872), una fachada
(1917), la torre para el reloj (1932) y escalinatas de acceso (1959). La ciudad
tiene los barrios de la Concepción (fundado en 1611 por emigrados de Nunkiní),
San Luisito, Kilakán y San Luis. La mayoría de las casas son grandes y antiguas;
las del centro, de mampostería y con azotea; y las de la periferia, de estacas
embonadas y techo de guano. Desde los años veintes funciona una escuela
costeada por el filántropo Mateo Reyes. El 6 de agosto de 1961 se creó el
Colegio Superior de Calkiní, integrado por las escuelas secundaria (fundada en
1854), preparatoria, normal y de artes y oficios, al que se destinó la antigua
estación de los Ferrocarriles Unidos de Yucatán. El hielo (hits caan: “resina del
cielo”, en maya) se conoció en Calkiní en 1872, gracias a Manuel Rodríguez,
quien lo conservaba en una caja de madera forrada de aserrín; el fonógrafo, en
1894, a iniciativa de Aurelio Pérez; el cinematógrafo, en 1910, aunque la
primera sala de proyección se abrió en 1948; y el avión, en 1915, piloteado por
Santos Fierro. El 30 de noviembre de 1918, la villa de Calkiní (así declarada
desde el 16 de febrero de 1824) se elevó a la categoría de ciudad. La sociedad
cultural más antigua, La Lonja, se fundó en 1869; le siguieron las denominadas
Unión, Juventud y Alegría (1927), Aurora (1927), Excélsior (1929), Reyde y
Paz y Unión (1940). El 10 de junio de 1939, se dotó a Calkiní de alumbrado
eléctrico, cuyas deficiencias se superaron al instalarse una planta termoeléctrica
en la ciudad (15 de febrero de 1956). El único hotel tiene 10 cuartos. Se dispone,
a escala, de todos los servicios públicos. Las fiestas de San Luis Obispo, del 1°
al 31 de octubre, las sostienen los gremios de carreterilleros, abastecedores,
tejedores de huano, alarifes y agricultores, y las asociaciones de señoras y
señoritas. Aparte los oficios religiosos, en esa ocasión se hacen paseos de
estandartes, se queman fuegos artificiales y se organizan bailes. El carnaval se
celebra ruidosamente. Subsisten las artesanías. El sombrero se elabora desde el
siglo pasado; comenzó con el costurado a mano, llamado buulahua en maya,
porque las ristras se tejen en blanco y negro; entonces no se sembraba huano a
causa de que se necesitaba poco, pero a principios de siglo se introdujeron las
máquinas de coser, de las que llegó a haber 600 en 1914, aumentó la producción
de aquellas prendas y creció la demanda de materia prima. Esta industria está
muy competida, pues también se practica en las vecinas poblaciones de
Dzibalché y Bécal, y en Ticul y Halachó, en Yucatán. Pastor Avilés inició la

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fabricación de escobas y canastos utilizando el desperdicio de las palmas. Se
hacen también cables, kías, hilos y hamacas de henequén. El tejido de hamacas
de algodón comenzó a desarrollarse industrialmente en 1956. En 1977 se eligió
presidente del ayuntamiento al profesor Fidel Canto Carrillo. Ese año se
distinguió por la abundancia de actos de interés cívico y, particularmente,
cultural.
Los principales atractivos turísticos en el municipio son los siguientes: El
Remate, manantial de agua dulce, de 100 m de diámetro, comunicado con un
canal artificial de agua salobre habilitado como balneario; el templo de
Dzibalché, de fines del siglo XVII; el convento de San Luis en Calkiní,
monumento de arte colonial y repositorio de documentos muy antiguos; la
iglesia de Nunkiní; la elaboración, allí mismo, del kich-kelen Pop, petate de
colores; la exhacienda Santa Cruz, de grandes arquerías, y la de Tankuché, de
arquitectura francesa y torres de vigía; Tepakán, centro alfarero; y Bécal,
productor de sombreros de jipi japa.
En Dzibalché destacan los siguientes elementos de interés: el templo de
gruesos muros, en cuyo espesor hay una galería a lo largo de todo el perímetro;
el balneario de San Vicente Chucsay, que tiene cinco piscinas subterráneas y
ocho en la superficie; la orfebrería, la tenería y la fabricación de prendas
femeninas de vestir finamente bordadas; el Hst-Mek, padrinazgo vernáculo; la
Hanlicol, comida para los aluxes; la ceremonia del Kuk-Mujul, cuando los
padres del novio llevan regalos a la casa de sus futuros consuegros; la Civa-
Luna, o sea el ruido que se hace con latas mientras dura un eclipse lunar; la
Paphuul, especie de piñata; la jarana o vaquería, el baile de cabeza de cochino,
el de las cintas, y las ramadas; y entre las comidas, el frijol con puerco, el
chacbinal, el pibinal, la cochinita en pibil, el chirmole, los rellenos negro y
blanco, el dzotobichal y diversas clases de tamales. En Nunkiní son notables la
elaboración de alfombras de petate y la confección de huipiles bordados a mano.
Bibliografía: Manuel Herrera P.: Apuntes para la historia de Calkiní
(Calkiní, 1966); Mario H. Aranda González: Ensayos monográficos
campechanos. El municipio de Calkiní (Campeche, 1981); Gobierno del Estado:
Diagnóstico socio-económico. Calkiní, 1979-1985; Ayuntamiento
Constitucional del Municipio de Calkiní: “Plan municipal de desarrollo 1986-
1988”, en La Muralla.

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El convento de San Francisco, en Calkiní, Campeche, comenzó a construirse en 1548.
AEM (INAH)
CALLCOT, WILFRID HARDY
Nació en Guadalajara Country, Texas, E.U.A., en 1895. Profesor de historia en
la Universidad de Carolina del Sur, es autor de Santa Anna, an Enigma that once
was Mexico (1926; 1964), Liberalism in Mexico, 1857-1929 (1931) y Caribean
Policy of the United States, 1890-1920 (1942).
CALLE
(Del latín callis, sendero.) Espacio que media entre las dos aceras que forman las
casas dispuestas paralelamente. Los antiguos mesoamericanos casi siempre
dispusieron las circulaciones de sus asentamientos a través de áreas comunes
que se entrelazaban relacionando unos edificios con otros. Los modelos urbanos
europeos ​de tablero de ajedrez o de plato roto, según la topografía​ se adoptaron
en México a raíz de la Conquista y, a partir de ellos se trazaron las calles desde
las plazas principales hasta los barrios. La arquitectura religiosa ocupa desde
entonces un lugar principal en el paisaje urbano, tanto porque las calles partieron
de los templos o en ellos remataron, o las caracterizaron o las denominaron. Son
aún miles las calles en todo el país que llevan el nombre de la iglesia que la
preside. 2. Con el vocablo calle se designa, asimismo, a cada una de las
secciones verticales, generalmente entre apoyos, de una portada o retablo; al
hueco que queda entre los elementos de un entramado de madera; y a la
separación o intervalo vacío que resulta entre dos molduras. A esta última
también se le conoce como entrecalle. En las fachadas de los templos de La
Soledad, en Oaxaca; de Santo Domingo, en San Cristóbal de Las Casas, Chis.; y
de Nuestra Señora del Buen Suceso, en Tianguistenco, Méx., se advierten con
claridad las calles, igual que ocurre en los retablos de las iglesias de La

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Enseñanza, en la ciudad de México, y de San Francisco, en Tlaxcala.
CALLEGARI, GUIDO VALERIANO
Nació en Parma y murió en Córedo, ambas de Italia (1876-1959). Redactó parte
de las fichas concernientes a México en la Enciclopedia Italiana. Entre sus obras
destacan: Dei sistemi grafici degli Aztechi, Arte antica dell​America Latina y Dei
toponimi grafici degli Aztechi.
CALLEJA DEL REY, FÉLIX MARÍA
Nació en Medina del Campo en 1755; murió en Valencia, ambas de España, en
1828. Conde de Calderón, fue el sexagésimo virrey de la Nueva España (1813-
1816), organizó el ejército que combatió a los insurgentes y logró vencer a
Hidalgo. También hizo frente a Morelos. Retirado a México después del sitio de
Cuautla, encabezó a los descontentos con el gobierno de Venegas, llegando a ser
nombrado virrey en lugar de aquél. Se hizo odioso por su brutalidad, su falta de
escrúpulos y por tolerar los abusos de sus comandantes. Murió cuando Fernando
VII le había encomendado formar parte de los ejércitos que debían sofocar el
movimiento emancipador de Suramérica.

Felix María Calleja, virrey de la Nueva España.


AEM
CALLES, GUILLERMO
Nació en Chihuahua, Chih., en 1893; murió en la ciudad de México en 1958. Su
origen tarahumara le valió el mote de el Indio. Victimado su padre por los
porfiristas, emigró a Estados Unidos, y en Arizona y Los Ángeles se desempeñó
como extra en varias películas. Llegó a ser protagonista en la cinta Behind Two
Guns (1924). Regresó a México y, con la asesoría de Miguel Contreras, produjo
El indio yaqui (1926), Raza de bronce (1927), Sol de gloria (1928), Dios y ley

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(1929), Regeneración (1930), Propatria (1932), Jesús García, el héroe de
Nacozari y El vuelo de la muerte (1933), Pescadores de perlas y La virgen de la
sierra (1938), y La justicia de Pancho Villa (1938-1939). En 1940 realizó una
huelga de hambre en el Monumento a la Revolución en protesta por la falta de
oportunidades para continuar haciendo cine.
CALLES, PLUTARCO ELÍAS
Nació el 25 de septiembre de 1877 en Guaymas, Son.; murió el 19 de octubre de
1945 en la ciudad de México. Fueron sus padres Plutarco Elías y Jesusa
Campuzano. A los cuatro años de edad quedó huérfano. El segundo apellido, que
llegó a usar como nombre de familia, lo tomó de su padrastro, Juan B. Calles.
Cursó la enseñanza primaria en la Escuela Núm. 1 de su ciudad natal y en la
adolescencia asistió al plantel de Benigno López Sierra, donde trabajaba para
costear su colegiatura. En 1893 se tituló de maestro. Llegó a ser inspector
escolar y a intervenir en la formación de planes de estudio. Alguna vez impartió
clases particulares. En Hermosillo fue profesor de la Escuela de la Moneda.
Posteriormente se dedicó al periodismo y escribió en El Siglo XX y la Revista
Escolar (1899-1903). En 1900 se afilió al Club Verde, de oposición al
gobernador Izábal. En 1906 radicaba en Fronteras, donde administró una
compañía harinera; en 1910, en Guaymas, encargado del Hotel California; y en
1911, en Agua Prieta, asociado con Heliodoro Fuentes en un negocio comercial.
Al triunfo de la revolución maderista, fue postulado candidato a diputado, pero
el dictamen de la elección favoreció a su contrincante. Nombrado comisario de
policía de ese pueblo, obtuvo un crédito para construir una escuela; y en 1912,
con el grado de capitán, organizó la Brigada Calles y salió a combatir a los
orozquistas, habiendo asistido a la batalla de Nacozari de García (4 de
septiembre). A fines de febrero de 1913 fue de los primeros ciudadanos del norte
de Sonora que tomaron las armas para oponerse al gobierno usurpador de
Victoriano Huerta: atacó la plaza de Naco, pero fue rechazado por Ojeda; se
sumó a las fuerzas de Álvaro Obregón, participó en las acciones de Cananea y
Naco, recibió el grado de teniente coronel y el nombramiento de jefe de
operaciones de la zona norte de Sonora, ascendió a coronel (29 de septiembre) y
antes de que Obregón marchara al sur, éste lo designó comandante militar de
Hermosillo y jefe de las fuerzas fijas del estado. En marzo de 1914 se distanció
del gobernador Maytorena y en mayo le puso sitio en el palacio de gobierno,
pero debido a la intervención de los indígenas de Urbalejo en apoyo de aquél,
entregó el mando al coronel Antonio A. Guerrero, se retiró con su tropa a
Nogales, de donde fue desalojado en agosto, y sólo conservó el control de Naco
y Agua Prieta. Subordinado al general Hill, sostuvo con éste el sitio de Naco,
desde octubre (en que ascendió a brigadier) hasta enero de 1915, en que esa
localidad fronteriza fue declarada neutral. A la salida de Hill reasumió el mando

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de las armas, formó la Brigada García Morales, sostuvo la campaña contra los
maytorenistas, ascendió a general de brigada y el 4 de agosto de 1915 fue
nombrado por Carranza gobernador y comandante militar. Con este carácter
batió a los villistas, que habían invadido Sonora desde Chihuahua, en Agua
Prieta y San Joaquín, y dictó, entre otras, las siguientes medidas: prohibió la
fabricación, venta y consumo de bebidas alcohólicas; confirmó la supresión de
las jefaturas políticas; suspendió el funcionamiento del Tribunal Superior de
Justicia, a efecto de que el Ejecutivo revisara las sentencias de los jueces;
reformó la Código Civil para legitimar el divorcio; formó la Comisión Agraria
Mixta; decretó la formación de bibliotecas públicas y la fundación de las
escuelas Normal de Maestros y Cruz Gálvez para los huérfanos de la
Revolución; prohibió las operaciones con pacto de retroventa, para evitar que los
latifundistas siguieran despojando de sus tierras a los pueblos; creó la Dirección
General de Catastro; fijó el salario mínimo; derogó las exenciones de impuestos;
obligó a los dueños de haciendas y centros de trabajo a sostener escuelas
primarias; expulsó de la entidad a los sacerdotes católicos y elevó el presupuesto
a 1.25 millones de pesos. Entregó el gobierno el 16 de mayo de 1916 y sólo
retuvo el mando de las armas. Hizo una campaña contra los indios yaquis
rebeldes, a cuyos crímenes y depredaciones mucho contribuían los traficantes
que les vendían aguardiente, por lo cual consiguió que se decretara contra éstos
la pena de muerte. Una vez expedida la Constitución de 1917, fue electo
gobernador; tomó posesión el 30 de junio, pidió licencia el 15 de julio para
reasumir la jefatura de operaciones militares y volvió a ejercer el poder ejecutivo
el 18 de julio de 1918. En esa segunda etapa (hasta el 1° de septiembre de 1919)
promulgó la nueva Constitución Política de Sonora y las leyes Agrarias y del
Trabajo (ésta inspirada, en parte, en la similar del estado norteamericano de
Montana) y sometió a los terratenientes extranjeros que se negaban a pagar
contribuciones.
Fue después secretario de Industria y Comercio en el gabinete del presidente
Carranza (del 21 de octubre de 1919 al 1° de febrero de 1920), puesto al que
renunció para sumarse a la campaña política de Álvaro Obregón. Volvió a
Sonora, tomó el mando de las armas (10 de abril), ascendió a general de división
(día 14) y al producirse el rompimiento del gobierno local con el federal (v.
GABINETES), lanzó en Agua Prieta (día 23) el Plan Orgánico del Movimiento
Reivindicador de la Democracia y de la Ley, por el cual se desconoció a
Carranza como jefe del Poder Ejecutivo de la Federación. Calles, al frente de
una división, marchó sobre Chihuahua, por la ruta del Cañón del Púlpito, y
Ángel Flores hacia Sinaloa. La revolución se propagó a todo el país. El 7 de
mayo salió Carranza de la capital y el 21 fue asesinado en Tlaxcalantongo. El

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día 24 el Congreso nombró presidente sustituto a Adolfo de la Huerta, quien en
ese momento viajaba de Hermosillo a México, de suerte que formó su gobierno
hasta el 1° de junio, al llegar a la capital. Calles se hizo cargo de la Secretaría de
Guerra y Marina (del 1° de junio al 30 de noviembre de 1920) y luego pasó
como secretario de Gobernación al gabinete del presidente Álvaro Obregón (del
1° de diciembre de 1920 al 29 de septiembre de 1923). Postulado candidato a la
Presidencia de la República por los partidos Laborista y Nacional Agrarista,
hubo de suspender su campaña en diciembre para asumir la jefatura de
operaciones militares en los estados del noroeste y combatir la rebelión
delahuertista. Superada la emergencia, ganó las elecciones con 1 340 634 votos
(84.14% del total) frente a su contrincante, el general Ángel Flores. Una vez
electo, viajó a Europa y Estados Unidos para entrar en contacto personal con los
jefes de Estado y estudiar la organización de los partidos políticos. En Alemania
se entrevistó con el presidente Ebert, en Francia con Edouard Herriot y en
Estados Unidos (octubre) con Calvin Coolidge. Regresó el 12 de noviembre.
Tomó posesión de su cargo el 1° de diciembre de 1924 y gobernó hasta el 30
de noviembre de 1928. Durante su administración, se suprimió la etiqueta en el
ceremonial diplomático; se celebraron las convenciones para conocer las
reclamaciones por daños causados durante la Revolución a los ciudadanos
franceses y alemanes (1925); se firmaron tratados de extradición con Colombia,
Cuba y Estados Unidos; se suscribió el Código Sanitario Panamericano en La
Habana; se reunieron las comisiones de reclamaciones entre México y Estados
Unidos (enero de 1926); entraron en vigor los tratados de comercio con Japón y
España (1926); se iniciaron las gestiones diplomáticas para resolver el problema
de El Chamizal; se crearon las plazas de agregados obreros en las legaciones y
embajadas; se reorganizó la Secretaría de Relaciones Exteriores y se expidieron
las leyes orgánicas de los servicios diplomático y consular; se reanudaron las
relaciones con el Reino Unido, se establecieron con la Unión Soviética y
Hungría, y se rompieron por breve tiempo con Chile, debido al derrocamiento
del presidente Alessandri por el ejército; se firmó un tratado de amistad con
Turquía y se elevaron a la categoría de embajadas las representaciones en
Argentina, Cuba y Guatemala. En materia de comercio exterior, se publicó cada
10 días el Boletín Comercial; se fomentó la integración de grupos de hombres de
negocios vinculados a compradores extranjeros; se introdujeron los cítricos
mexicanos en los mercados de Estados Unidos y Cuba; y los agregados
comerciales pasaron a depender, en el aspecto técnico, de la Secretaría de
Industria, Comercio y Trabajo.
En 1925 se aprobaron las leyes reglamentarias sobre Tierras y Petróleo y la
Orgánica de la Fracción 1 del Artículo 27 Constitucional, lo cual provocó una

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campaña difamatoria de Estados Unidos contra México. El 12 de junio de ese
año el secretario de Estado norteamericano, Frank B. Kellogg, declaró que
algunas propiedades de nacionales de su país habían sido ilegalmente tomadas
en México, que tenía noticias de que un nuevo movimiento revolucionario
estaba a punto de estallar y que el gobierno de Calles se hallaba “sujeto a juicio
ante el mundo”. Éste rechazó tales afirmaciones y reiteró que no admitía que
ninguna potencia pretendiera crear en el país una situación de privilegio para sus
súbditos, ni aceptaba injerencia alguna en materias exclusivas de su soberanía.
Con igual energía rechazó las pretensiones del embajador Sheffield, quien
propuso la derogación de las disposiciones del artículo 27 que había restablecido
el dominio nacional sobre el subsuelo. La situación empezó a mejorar cuando
Calles envió a Coolidge documentos secretos que comprometían al embajador,
el cual fue removido de su cargo.
El presidente Calles reformó y modernizó el ejército. Puso al frente de la
Secretaría de Guerra y Marina al general Joaquín Amaro; redujo el gasto militar
del 30 al 25% del total del presupuesto del gobierno; suspendió todas las
promociones y simultáneamente otorgó un plazo de dos meses para que los
generales justificaran su grado; a varios los descendió en el escalafón y puso en
reserva a los irregulares; fijó en 55 mil el número de hombres de las fuerzas
armadas; formó un selecto grupo de oficiales y promulgó las leyes Orgánica del
Ejército, la de Disciplina Militar y la de Retiro y Pensiones. El Colegio Militar
de Chapultepec fue cerrado durante un año y reabierto el 24 de julio de 1925 con
nuevos planes de estudio. A los elementos de tropa se les proporcionó vivienda,
educación y entrenamiento en las nuevas técnicas y tácticas. Los restos de los
héroes de la Independencia fueron trasladados de la catedral metropolitana a la
Columna que en su honor se había erigido desde 1910 en el Paseo de la
Reforma.
Al 31 de diciembre de 1924 el déficit hacendario era de 58.6 millones de
pesos, pero mediante la reducción de gastos en las secretarías de Estado, en ocho
meses se redujo a 41.6 millones. En 1925 se modificó la Ley de Ingresos para
establecer siete cédulas impositivas al comercio, la industria, las explotaciones
agrícolas, la colocación de dinero (valores, créditos, depósitos y cauciones), la
participación en concesiones del poder público (especialmente petroleras), el
trabajo (sueldos y salarios), al ejercicio de profesiones y a otras ocupaciones
lucrativas. Paralelamente se planeó un sistema financiero capaz de estimular las
actividades económicas: se instituyó la Comisión Nacional Bancaria (29 de
diciembre de 1924), se expidió la Ley General de Instituciones de Crédito (7 de
enero de 1925), se creó el Banco de México (31 de agosto), con un capital inicial
de 55.7 millones de pesos (v. BANCO DE MÉXICO, S.A. ), se liquidaron los 25

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bancos de emisión que operaban en el país y, como consecuencia de todo ello,
en siete meses los depósitos aumentaron en un 220% y el número de
instituciones pasó de 124 a 185. Conforme a la Ley de Crédito Agrícola (10 de
marzo de 1926), se crearon los bancos Agrícola y Ejidal.
Desde principios del régimen fue secretario de Industria, Comercio y
Trabajo el líder obrero Luis N. Morones (v. SINDICALISMO). Calles exhortó a
los trabajadores a que usaran su propio crédito en favor de los campesinos;
nombró un representante del movimiento obrero organizado ante la Comisión
Nacional Agraria y otro como consejero del Banco de México; promulgó la Ley
Orgánica del Artículo 4° Constitucional en lo relativo a la libertad de trabajo y la
Ley Reglamentaria del Artículo 123, que declaró obligatorias la contratación
colectiva y la organización de los obreros; y tras la solución de varios conflictos
que afectaban la soberanía de los estados, logró que se sentara jurisprudencia
administrativa respecto de los más importantes casos en esa rama del derecho.
Los empleados públicos federales y los maestros de escuelas oficiales, que
pugnaban por sindicalizarse, contaron con la Ley General de Pensiones Civiles y
de Retiro del 17 de agosto de 1925. El 20 de mayo de 1926 se instituyó el Banco
Cooperativo Agrícola, con capital inicial de 100 mil pesos, y el 10 de diciembre
se aprobó la Ley General de Sociedades Cooperativas. El 30 de diciembre de
1926 se inauguró el Primer Congreso Nacional de Profesores, del que surgió la
Federación Nacional de Maestros; y el Congreso Médico, reunido en la ciudad
de Monterrey, aprobó ese mismo año la sindicalización de los trabajadores de la
medicina.
Las leyes de Irrigación con Aguas Federales (9 de enero de 1926), de
Crédito Agrícola (10 de febrero de 1926) y de Dotaciones y Restituciones de
Tierras y Aguas (27 de abril de 1927), dieron un gran impulso a la reforma
agraria y sentaron las bases jurídicas para acciones posteriores. Entre 1925 y
1928 se repartieron 3 186 296 ha a 302 539 campesinos (10.6 a cada uno en
promedio). Se establecieron escuelas centrales agrícolas en Guanajuato,
Hidalgo, Michaocán y Durango; se reorganizaron las escuelas nacionales de
Agricultura y de Medicina Veterinaria; se formó el Cuerpo Técnico Forestal,
para encauzar debidamente la explotación de los bosques, de conformidad con la
ley promulgada el 5 de abril de 1926. La Comisión Nacional de Irrigación,
creada en virtud de la ley de 1926, construyó las presas Santa Gertrudis, en
Tamaulipas; Don Martín, entre Nuevo León y Coahuila; El Mante, en
Tamaulipas; Guatimapé, en Durango; Río Santiago, en Aguascalientes; y
Tepuxtepec, en Michoacán.
En materia de educación, se fundó la Casa del Estudiante Indígena; se creó
la Caja Nacional de Ahorro y Préstamo (1° de febrero de 1926) con los

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depósitos de cinco centavos semanales de los alumnos de las escuelas primarias;
se establecieron planteles industriales y centros culturales para obreros; las
escuelas rurales llegaron a tener 3 433 maestros (1927); se mantuvieron las
misiones rurales, formadas por expertos en agricultura, educación física e
higiene; y se estableció la Dirección de Educación Secundaria (1925).
El 6 de abril de 1925 se creó la Comisión Nacional de Caminos, que inició
en el país un vasto programa de construcción de vías terrestres, y en abril de
1926 se expidió la Ley de Caminos y Puentes. En el periodo se construyeron las
carreteras México-Puebla, México-Pachuca, y se iniciaron las de México-
Acapulco y México-Laredo (v. CAMINOS ). El 1° de abril de 1926 entró en
vigor el Código Postal (v. CORREOS ) que reformó y adicionó el de 1894. Se
expidieron también las leyes de Comunicaciones Electrónicas, que
reglamentaban los sistemas radiotelegráficos, telegráficos y telefónicos, y la de
Ferrocarriles. En 1927 se terminó el último tramo de la vía del Ferrocarril Sud-
Pacífico, entre Tepic y La Quemada, con una inversión de 23 millones de pesos
(v. FERROCARRILES ). El 20 de septiembre del mismo año se inauguró la
comunicación telefónica con Estados Unidos y el 4 de julio de 1928 se hizo la
primera llamada a Londres (v. TELÉFONOS). La primera ruta postal aérea
empezó a operar entre México, Tuxpan y Tampico en 1929; y el 1° de julio de
ese año se creó el Departamento de Aeronáutica Civil, dependiente de la
Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.
El movimiento de rechazo a los artículos 3°, 5°, 24, 27 y 130 de la
Constitución que había emprendido el clero desde 1917, volvió a cobrar
actualidad el 27 de enero de 1926 cuando El Universal anunció que el
Episcopado Nacional promovería nuevamente la modificación de esos
preceptos. El 4 de febrero el Arzobispo de México confirmó la noticia y declaró
que la Iglesia combatiría “las leyes injustas y contrarias al derecho natural” (v.
MORA Y DEL RÍO, JOSÉ); y el día 8, en el propio periódico, se insertó de
modo intempestivo la Protesta Colectiva del Episcopado que ya se había hecho
circular en 1917. El gobierno, que según expresión del presidente Calles había
ya olvidado al eterno enemigo de México, “el mal clero católico mexicano y
extranjero”, consignó a la Procuraduría General de Justicia esas publicaciones,
para la averiguación correspondiente, y giró a los gobernadores dos circulares, el
13 y el 15 del mismo mes, indicándoles fundamentalmente que procedieran a
clausurar los conventos y las escuelas confesionales, a determinar el número
máximo de ministros de los cultos en sus jurisdicciones y a vigilar que éstos
fueran mexicanos por nacimiento. La Asociación Católica de la Juventud
Mexicana (véase), la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa, la Unión
de Damas Católicas, los Caballeros de Colón y otros organismos semejantes se

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apresuraron a manifestar su solidaridad con la Iglesia. El 7 de marzo 283
sacerdotes pidieron la suspensión inmediata de la aplicación de las leyes
restrictivas de la libertad eclesiástica. Hubo motines en varias partes de la
República. La pastoral colectiva del 21 de abril llamó a los fieles a la lucha.
Mientras tanto, en acatamiento a las circulares de febrero, se expulsó del país a
183 clérigos extranjeros (91 españoles, nueve italianos, cuatro franceses y el
resto de otras nacionalidades) y se clausuraron siete centros de difusión
religiosa, 74 conventos, 129 colegios y 18 asilos. Enconó aún más las pasiones
el pronunciamiento verbal (10 de marzo) y la aprehensión (16 de mayo) del
obispo de Huejutla (v. HIDALGO, ESTADO DE y MANRÍQUEZ Y ZÁRATE,
JOSÉ DE JESÚS). Algunos sacerdotes se negaron a solicitar el permiso de la
Secretaría de Gobernación para seguir usando inmuebles de propiedad nacional
en servicios de culto público, por cuya causa fueron cerrados 51 y varias capillas
de hospitales, cesando toda intervención de religiosos en las instituciones de
beneficencia. La fracción VII del artículo 130 fue reglamentada en 22 entidades,
conforme a las necesidades locales, de suerte que los 3 074 sacerdotes que había
en ellas se redujeron a 1 014. Con todo ello la rebeldía del clero iba en ascenso;
pero como el artículo 130, a pesar de contener principios radicales, era
solamente una declaración “sin sanciones, ni expresión de medidas coercitivas”,
se procedió a formular la ley de 14 de junio que reformó el Código Penal del
distrito y territorios federales en la parte relativa a delitos del fuero común y
contra la federación en materia de culto religioso y disciplina externa (publicada
el 3 de julio y en vigor a partir del día 31). Esta disposición obligaba a los
sacerdotes a informar a la autoridad municipal quién estaba a cargo de cada
templo, a efecto de llevar los correspondientes libros oficiales de registro. En la
pastoral colectiva del 25 de julio, el Episcopado declaró que semejante exigencia
vulneraba los derechos divinos y que sería un crimen tolerarla, por lo cual,
después de haber consultado al papa Pío XI y obtenido su autorización, ordenaba
que a partir del 31 de julio se suspendiera el culto en todos los templos de la
República. A esto siguió una campaña de boicot destinada a crear “un estado de
intensa crisis económica que obligara al gobierno a hacer cesar la situación de
opresión legal en que vivía la Iglesia”, hecho que provocó la detención
transitoria de René Capistrán Garza, Luis G. Bustos y otros dirigentes de la
Liga. Se suscitaron hechos violentos en varios estados y aun se pidió la
intervención extranjera. El gobierno siguió adelante en la aplicación de las leyes
y circulares administrativas y el 15 de agosto,en Valparaíso, Zac., se inició la
guerra civil. Ésta se generalizó en el occidente de la República el 1° de enero de
1927 y terminó el 21 de julio de 1929, cuando ya Calles había entregado el
poder (v. GUERRA CIVIL. La rebelión cristera).

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El 22 de enero de 1927, ante la presión de los militares y del Partido
Agrarista, Calles aceptó que el Congreso modificara los artículos 82 y 83 de la
Constitución para permitir una sola reelección del presidente de la República,
aunque no inmediata, cambio legal que favorecía las aspiraciones del general
Álvaro Obregón. En junio de ese año la Convención Antirreeleccionista postuló
la candidatura del general Arnulfo R. Gómez, pero la reacción política y militar
contra aquel precepto fue sofocada: en octubre, el general Francisco R. Serrano
y 13 de sus compañeros fueron detenidos por el ejército y asesinados cerca de
Huitzilac, Mor.; se aplastaron fugaces sublevaciones en México y Torreón, y el
propio Gómez, levantado en armas en Veracruz, fue derrotado y fusilado el 4 de
noviembre (v. GUERRA CIVIL. El movimiento de los generales Francisco R.
Serrano y Arnulfo R. Gómez). El siguiente día 13, el candidato Obregón sufrió
un atentado en Chapultepec (v. PRO JUÁREZ, MIGUEL AGUSTÍN), más tarde
se colocó un petardo en la vía del tren que lo conducía a Sonora, fracasó un
complot para eliminarlo en Celaya, y al fin fue asesinado en San Ángel el 17 de
julio de 1928, cuando ya era presidente electo (v. LEÓN TORAL, JOSÉ DE ).
En septiembre, en su último informe al Congreso, Calles declaró que nunca
volvería a ejercer el poder y anunció el inicio de una era institucional; y el 1° de
diciembre entregó el gobierno al licenciado Emilio Portes Gil, mandatario
provisional.
En el propio mes de diciembre de 1928 se formó, bajo la dirección de Calles,
el Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario (PNR), el cual
quedó constituido el 4 de marzo de 1929 (v. PARTIDOS POLÍTICOS ).
Mientras se celebraba la convención del PNR, se sublevaron los generales Jesús
M. Aguirre, en Veracruz; Francisco R. Manzo y Fausto Topete, en Sonora; José
Gonzalo Escobar, en Coahuila y Nuevo León; Francisco Urbalejo y Juan
Gualberto Amaya, en Durango; y los jefes militares de Oaxaca y Sinaloa (v.
GUERRA CIVIL. La rebelión escobarista). Con este motivo, el presidente
Portes Gil nombró secretario de Guerra y Marina al general Calles, quien
desempeñó ese cargo del 2 de marzo al 18 de mayo, en que se restableció
enteramente la paz.
El 20 de julio de ese año Calles emprendió un viaje de varios meses por
Europa. A su regreso se dedicó a la agricultura y la ganadería en su finca de
Santa Bárbara, próxima a la capital de la República. Allí recibía la visita de
políticos, militares y funcionarios que acudían a consultarlo. Se le llamaba ya
entonces “Jefe máximo de la Revolución”. Este nombre, creado por sus
aduladores, debió originarse en una expresión del propio general, cuando en
1915 previno a los sonorenses respecto de la invasión de “las hordas villistas,
encabezadas por el bandido máximo de la Revolución”. Dos veces volvió a

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formar parte del gabinete: como secretario de Guerra y Marina del presidente
Ortiz Rubio (del 15 de octubre de 1931 al 30 de julio de 1932) y como secretario
de Hacienda y Crédito Público del presidente Abelardo L. Rodríguez (del 29 de
septiembre al 31 de diciembre de 1933). El 3 de mayo de 1935, seis meses
después de haber asumido la presidencia de la República el general Lázaro
Cárdenas, Calles se encontraba en su finca Las Palmas, en Cuernavaca, recién
llegado de sus posesiones en el Noroeste. Ese día el Bloque Nacional
Revolucionario de la Cámara de Diputados fue a pedirle su opinión sobre la
actualidad política y el exmandatario lanzó una violenta requisitoria contra la
acción del gobierno: reprobó la formación de un ala izquierdista en el Congreso,
condenó la ola de huelgas y acusó a las organizaciones obreras de estar
provocando un conflicto que en definitiva tendría que resolver el ejército. El día
13 el presidente Cárdenas sostuvo la tesis de que si bien los problemas de
trabajo “causan algún malestar y aun lesionan momentáneamente la economía
del país, contribuyen con el tiempo a hacer más sólida la situación económica”;
anunció que llevaría adelante el cumplimiento del Plan Sexenal del PNR y
ratificó su confianza en las organizaciones obreras y campesinas, sin importarle
“la alarma de los representantes del sector capitalista”.
El día 14 Cárdenas pidió su renuncia colectiva a los miembros del gabinete,
con el fin de prescindir de los callistas; y el 19 Calles salió voluntariamente para
su finca El Tambor, en Sinaloa, de donde más tarde pasó a Estados Unidos. El
Comité de Defensa Proletaria organizó tumultuosas manifestaciones de apoyo al
presidente y llamó al exmandatario sonorense “traidor a la causa
revolucionaria”. Éste regresó en diciembre a México, en apariencia con
intenciones de encabezar la oposición. Los altos jefes del ejército que fueron a
recibirlo al puerto aéreo fueron destituidos. En los meses siguientes ocurrieron
choques y descarrilamientos de trenes que un sector de la opinión pública
atribuyó a las maquinaciones de Calles; y el 1° de abril de 1936 éste fue
expulsado del país, junto con Luis León, Melchor Ortega y Luis N. Morones.
Fue tan intempestivo este acto, que mientras el avión que los conducía volaba
hacia Brownsville, Tex.,el embajador Daniels autorizaba las visas por teléfono
(véase: William C. Towsend: Lázaro Cárdenas. Demócrata y mexicano, 1954).
Calles radicó en San Diego, Cal., y volvió al país el 4 de mayo de 1941, primero
a su hacienda de la Soledad de la Mota, en Nuevo León, y luego (día 22) a la
ciudad de México. Enfermo de un padecimiento vesicular, se internó en el
Hospital Inglés y murió a causa de complicaciones posoperatorias.

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Plutarco E. Calles (a la derecha) con el general Álvaro Obregón (al centro).
Foto Enrique Díaz
CALLI
(En náhuatl: casa.) Tercero de los 20 signos del calendario azteca tonalpohualli.
Se usaba para designar un día, en conjunción con un número del tonalámatl, o
también un año del ciclo de 52 años. Equivalía al akbal (noche) de los mayas. El
jeroglífico de calli se ha vuelto emblema de la Sociedad Mexicana de
Arquitectura. V. CALENDARIOS MESOAMERICANOS.
CALLO DE HACHA
Género Pinna, familia Pinnidae, orden Filibranquia. Molusco marino bivalvo de
diferentes especies pertenecientes al mismo género. La concha es grande,
delgada y frágil, en forma de abanico o de pluma; mide de 10 a 25 cm y se
afianza a las piedras por medio de un órgano filamentoso llamado biso. Vive en
colonias, en zonas arenosas, entre las piedras. Se le encuentra en ambas costas.
Destacan las especies P. lanceolata Sowerby, P. maura Sowerby y P. rugosa
Sowerby, muy estimadas por comestibles.
CALMÉCAC
(Del náhuatl calli, casa y mécac: “cordón o hilera”.) Institución náhuatl que
aunque ha sido considerada como escuela destinada a la clase de los pipiltzin, o
nobles, hay referencias que permiten sostener que podían acudir a ella,
excepcionalmente, jóvenes de la clase inferior que se distinguían por su
dedicación e inteligencia, y los hijos de algunos artesanos que iban a recibir de
los maestros sacerdotes la calidad de toltecáyotl, o de artistas. Al igual que el
telpochcalli (escuela de la clase popular), el calmécac era también un templo.
Los niños, desde su más tierna edad, eran llevados a él por sus padres para que

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ingresaran en calidad de sacerdotes; una vez aceptados, volvían a sus hogares
para retornar a los 10 o 12 años e incorporarse definitivamente a una vida
propiamente monástica, que no abandonarían hasta tener edad suficiente para el
matrimonio. La educación que recibían en el calmécac era más elevada y estricta
que la que se impartía en el telpochcalli. Eran preparados para altas actividades
estatales y recibían enseñanzas de religión, historia, pintura, música, derecho,
astrología y poesía. No podían pasar la noche fuera del templo; sus trabajos eran
más pesados; más duras sus penitencias; debían guardar absoluta castidad, y se
les enseñaba a ser humildes hasta el grado de tener que recoger del suelo la
comida que les era arrojada por sus superiores. Los sacerdotes del templo eran
sus maestros, y la disciplina y vigilancia estaban a cargo de los compañeros que
habían aventajado en sus estudios y en su vida religiosa. Su manutención corría
a cargo de sus familiares. Llevaban éstos la comida, que era distribuida entre los
estudiantes. Económicamente, contribuían por medio del trabajo colectivo,
labrando las tierras propiedad del Estado.

Calmécac (Códice Mendocino)


AEM
CALMECAHUA
Capitán de Tlaxcala, quien en compañía de Xicoténcatl fue a recibir a Cortés. Se
distinguió en la batalla de Ozumba y vivió 130 años (Torquemada: Monarquía
indiana, I). Acompañó a Cortés en todas sus campañas, y custodió el tesoro de
Moctezuma en la Noche Triste (Muñoz Camargo: Historia de Tlaxcala).
Después de bautizarse se llamó Antonio.
CALOCA, LAURO G
Nació en San Juan Bautista del Teúl, Zac., en 1884; murió en la ciudad de

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Zacatecas en 1956. Abogado, dirigió en 1913 el periódico La Voz, en su estado,
y luego participó en la Revolución al mando de los generales Villa y Zapata. En
1920 dirigía El Independiente, también en aquella entidad, y en 1921 fue uno de
los creadores de la escuela rural. Más tarde fue secretario general y gobernador
interino de Puebla, diputado federal y senador de la República. Publicó: Celajes
y penumbras (poemas, 1915), El lirio de la fuente (cuentos, 1924) y Gotas de
eternidad (1943). Colaboró en El Universal.
CALPIXQUE
(Del náhuatl calli, casa; pix, de ; pía, guardar; y que, participio plural: “los que
guardan la casa”.) Administrador, mayordomo. En la época colonial solían ser
agentes de encomenderos y latifundistas, encargados de cobrar el tributo.
Motolinía (Memoriales) los menciona entre las plagas que aquejaban a los
indígenas en la época colonial. Los conquistadores los pusieron en sus
repartimientos y pueblos a ellos encomendados, con la misión de cobrar los
tributos y entender en materia de granjerías. Residían en las poblaciones
sometidas y aun cuando habían sido por lo general labradores en España, en
México se enseñorearon de los aborígenes, de los cuales se hicieron servir sin
medida.
CALPULLI
(Del náhuatl calli, casa, y pulli, aumentativo: “en la casa grande”.) Puede
entenderse por calpulli, según se conocía entre los pueblos nahuas del México
prehispánico: 1. un grupo social integrado por parientes, aliados y amigos, de los
que no se sabe referencia a un antepasado común, pero al que algunos autores
caracterizan como clan ambilateral de tendencias endogámicas; 2. una
organización política primitiva que conservó algunas de sus características
después de la estructuración estatal, y 3. un territorio determinado dentro de la
división de la ciudad, en el que vivía aquel grupo e imperaba este régimen
político. Una de las causas principales de la persistencia del grupo, que no se
funda completamente en el conglomerado urbano, puede suponerse derivada del
cultivo primitivo de la tierra que hacían los pueblos nahuas. Al empobrecerse
paulatinamente las tierras de la comunidad, algunos vecinos se desmembraban
para ir a unirse a otras poblaciones con recursos mayores. Su organización
interna permitía la conservación de la cultura, y el número de sus componentes
hacía posible una fácil movilización.
El calpulli se regía internamente por un consejo de ancianos que presidía el
teachcáuh (pariente mayor). El consejo tenía como funciones principales la
distribución de tierras laborables entre los miembros del grupo; la distribución
del trabajo comunal, tanto en beneficio del propio calpulli como para el pago del
tributo debido al gobierno central; el registro de los miembros; el nombramiento
de los vigilantes; y la determinación del auxilio que debía darse a los miembros

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en desgracia y a los que iniciaban una nueva familia. Junto a este organismo de
carácter interno se encontraba el tecuhtli, funcionario del gobierno central que se
encargaba principalmente de juzgar los litigios de menor cuantía surgidos entre
los habitantes y vigilar los trabajos colectivos con que se tributaba al estado.
Cada calpulli tenía sus calpulteteo o dioses particulares y, al establecerse,
fundaba su edificio comunal. En el templo particular recibían sus miembros
jóvenes la educación necesaria para la vida adulta. Era también una unidad
militar, pues sus miembros luchaban en un solo cuerpo, regido por superiores
propios. Fiscalmente, sus individuos no estaban obligados a tributar
directamente, sino por conducto del grupo. Las tierras ​calpullali​ eran entregadas
a los miembros de la comunidad para que las trabajasen como propias; pero no
podían venderlas, y volvían al calpulli si sus poseedores mudaban de lugar o no
las labraban por culpa o negligencia. Los menores y los incapaces podían utilizar
los servicios ajenos para la producción de frutos; pero el común del pueblo tenía
que trabajar la tierra personalmente.
Véase: Arturo Monzón: El calpulli en la organización social de los tenochca
(1949).
CALTZONTZI o CALTZONTZIN
(Del náhuatl Caczoltzin, de cactli, sandalia; zolli, viejo, gastado por el uso; y
tzin, reverencial: “el venerable señor de los cacles viejos”, según Herrera, Dc.
III, lib. II, cap. 8.) Nombre genérico de los reyes de Michoacán. También se
designa así a quien gobernaba el territorio tarasco a la llegada de los españoles.
Según Zumárraga, el señor “que se dice el Caltzontzin, es el mayor, después del
gran Moctezuma, de todos los que acá se han visto y conocido, y el más rico en
oro y plata”. Confirma Sahagún que al rey de los tarascos, cuyo título parece
haber sido el de caltzontzi, todos le tenían reverencia y respeto “dándole tributo
en reconocimiento de su vasallaje”. Al morir el señor de un pueblo, los parientes
venían a ver al caltzontzi trayendo las insignias de su rango: angámekua (bezote
de oro o de turquesa), orejeras, brazaletes y otras joyas distintivas, pero él
designaba como sucesor “al que tenía más tristezas consigo”. El caltzontzi
también nombraba a los jefes de los gremios en que estaba dividido el pueblo
(agricultores, cazadores, pescadores, artesanos, remeros, espías, correos,
curanderos) y era representante del dios de la tribu, o sea el Curicuáueri,
dignidad que le confirmaba una aparente elección hecha por los gobernadores y
señores principales, pues en realidad era un rango hereditario, reconocido hasta
haber velado una noche a la deidad, haberle llevado leña para el fuego sagrado y
haber hecho en guerra mas de 100 prisioneros. Los servicios en la corte
correspondían a las mujeres, casi todas parientas del caltzontzi, y especialmente
a la llamada Ireri, la principal, esposa natural del rey. Cuando éste fallecía, lo
acompañaban en la muerte siete de sus mujeres y más de 40 de sus servidores.

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Su cadáver era quemado en una pira. V. OCCIDENTE DE MÉXICO.
CALVA, JOSÉ RAFAEL
Nació en la ciudad de México el 7 de octubre de 1953. Estudió comunicación en
la Universidad Iberoamericana. Se dio a conocer como escritor en las revistas La
Palabra y el Hombre, Tierra Adentro y Comunidad. Ha colaborado en
suplementos culturales, entre ellos Sábado del periódico Unomásuno. Ha
publicado Variaciones y fuga sobre la clase media (cuentos, 1980), Utopía gay
(novela, 1984) y El jinete azul (relato, 1985). En 1986, en Washington, realizaba
investigaciones sobre música contemporánea.
CALVA TÉLLEZ, EDGARDO
Nació en Ixmiquilpan, Hgo., el 24 de febrero de 1943. Maestro en ciencias
(1968) por la Universidad de Moscú, diplomado en estudios superiores (1969) y
doctor por la Universidad de París, ha sido profesor en el Instituto Politécnico
Nacional y funcionario público. Ha investigado sobre cuantificación del campo
gravitacional, y correcciones radiactivas en electrodinámica cuántica y en
análisis teórico de experimentos realizados en los anillos de colisión electrón-
positrón (París, 1969-1972). Es autor de: Photon-photon Collisions and the
Validity of V.D.M. (Manchester, 1971) y de artículos publicados en Physical
Review (14-1976 y 20-1979).
CALVARIO LOZA, NINFA
Nació en Sayula, Jal., el 21 de junio de 1925. Profesora y concertista de piano
por la Escuela Nacional de Música, con estudios en Francia, fundó la serie
Semblanza de un Compositor en la que previamente a la ejecución de las obras
se explica la vida y obra del autor.
CALVILLO, FELIPE S
Nació en Morelia, Mich., el 20 de noviembre de 1872; se ignoran los datos de su
muerte. Estudió en el Colegio de San Nicolás. Funcionario público, colaboró en
los estudios históricos que realizó Melchor Ocampo Manzo sobre el exconvento
de San Diego, el Hospital y el Monte de Piedad. Publicó: Leyendas y sucedidos
en Michoacán, Cuadro sinóptico y estadístico de Michoacán. Otros trabajos
suyos aparecieron en el Periódico Oficial y en el semanario La Libertad.
CALVILLO, MANUEL
Nació en San Luis Potosí, S.L.P., en 1918. Abogado (1946) por la Universidad
Nacional Autónoma de México, ha sido secretario de El Colegio de México e
investigador del Instituto de Derecho Comparado y del Centro de Estudios
Filosóficos. Poeta, formó parte del grupo que se reunió en torno de la revista
Tierra Nueva, junto con Alí Chumacero, José Luis Martínez y Jorge González
Durán. Ha publicado: Estancia en la voz (1942), Primera vigilia terrestre
(1953), donde recrea el conflicto del mestizaje; El conde Aranda y Agustín I
(1970); “La consumación de la Independencia y la instauración de la República

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Federal en México”, en La República Federal Mexicana. Gestación y
nacimiento (1974); notas a Cartas de un americano a El Español de fray
Servando Teresa de Mier (3a. ed., 1986) y al Diario histórico de México de
Carlos María de Bustamante (1980); y estudio previo a Historia de la revolución
de Nueva España de fray Servando Teresa de Mier (1981). Ha escrito también:
“Libro del emigrante”, en Universidad de México (XI-9), el prólogo a Manuel
José Othón. Paisaje (1943) y un estudio sobre Francisco Suárez (1945).
CALVILLO MADRIGAL, SALVADOR
Nació en Morelia, Mich., el 25 de noviembre de 1901. Inició su formación en el
Colegio de San Nicolás. Desempeñó varios trabajos en el sector público y llegó
a ser secretario particular del gobernador del estado de México, Juan Fernández
Albarrán (1963-1969). En mayo de 1930 había contraído matrimonio con
Esperanza, última hija de Filomeno Mata. Se inició en el periodismo en 1934, en
el semanario Imagen. Usó el seudónimo de Pablo Ambard. Colaboró en El Hijo
Pródigo, Letras de México y Arte y Plata, y a partir de 1945 en El Nacional. En
este diario escribió la columna semanaria Tres Minutos (1951-1962) y ensayos,
cuentos y notas bibliográficas en el suplemento Revista Mexicana de Cultura,
del que fue director (1957-1962). En El Día publicó las columnas Oiga Usted y
Palabras al Margen. Se retiró del periodismo en mayo de 1979. Es autor de los
libros de cuentos Estas cosas, con prólogo de José Rubén Romero (1944) y
Adán el importante (1952); de los ensayos Plativología (1955), Dilucidario
(1956) y La revolución que nos contaron (1959); de las notas y comentarios a
Frente a frente, cara a cara de Alberto Morales Jiménez (1956); de la novela
Una rama en la hoguera (1966; 2a. ed., 1970), y del prólogo a Lázaro Cárdenas
y la expropiación de la industria petrolera en México de Gustavo Corona
(1975). Varios de sus trabajos literarios fueron premiados. En 1986 estaba
retirado a la vida privada.
CALVO, JOSÉ JOAQUÍN
Nació en La Habana, Cuba, en 1798; murió en Chihuahua, Chih., en 1838. En
1812 causó alta como cadete del Regimiento de Infantería de América y llegó a
Nueva España con el virrey Juan Ruiz de Apodaca. En 1816 tuvo el mando de
las armas en Querétaro y Oaxaca y en el occidente del país; en 1821 se unió al
Ejército Trigarante y asistió a las acciones militares de Las Huertas, Lerma,
Cuernavaca y Guadalajara; en 1831 y 1832 fue comandante general de
Chihuahua y Nuevo México e impulsó la guerra contra los apaches; y el 18 de
septiembre de 1834 fue nombrado gobernador de Chihuahua, cargo que
desempeñó hasta el 11 de junio de 1835 y que volvió a asumir bajo el régimen
centralista, del 11 de octubre del mismo año al 18 de abril de 1837. Durante su
mandato decretó la fundación de la Escuela Normal Lancasteriana, convirtió la
Casa de Estudios en el Instituto Científico y Literario, restableció la escuela de

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niñas, cedió su sueldo para beneficio de la instrucción pública y fundó El
Noticioso de Chihuahua, antecedente del Periódico Oficial que ha perdurado.
CALZADA, LORENZO
Se desconoce la fecha de su nacimiento; murió en Teapa, Tab., en 1938. Se le
conoció en vida como el Chato Calzada. Fue promotor literario y poeta; publicó
Alba roja (melodrama, 1930) y poemas en casi todos los periódicos de Tabasco,
entre 1895 y 1938.
CALZADO Y CURTIDURÍA
Durante la época prehispánica se usaban como calzado diversas formas de
sandalias hechas de henequén u otras fibras y de diferentes tipos de piel; se les
llamaban en náhuatl cactli, nombre que perdura como cacle o caite en algunas
regiones. El desarrollo de la curtiduría en la Nueva España propició la
producción de calzado, la que junto con las importaciones permitía atender las
necesidades de alrededor de la sexta parte de los habitantes. Entre la población
indígena no se generalizó su uso, pero Charles Gibson afirma que “un oidor
informó en 1584 que sabía de indígenas con quince o veinte pares de zapatos,
comprados a clérigos por obligación y nunca usados”. Los indígenas que
manufacturaban calzado lograron una buena organización artesanal. Las
ordenanzas los defendían tanto de los curtidores como de los españoles que sin
ser miembros del gremio trataban de hacerles competencia. A partir de 1561 se
dictaron diversas disposiciones para controlar la calidad de las pieles, las cuales,
según comenta Fernández de Velasco, eran tan minuciosas “que más que
ordenanzas parecían fórmulas para curtir”. Posteriormente se promulgaron Otras
Ordenanzas de Curtidores y Ganado y Ganado Cabruno, Ordenanzas de
Herrete y finalmente, en 1607, las Ordenanzas del Estanco de Cordoneros. En
1748 se dictó una nueva disposición para los zapateros, en la cual se autorizó a
los indios y caciques a contar con tiendas propias y se les concedió a ambos
igualdad de oportunidades para ingresar al gremio y fabricar y vender zapatos,
señalando específicamente el tipo de calzado, además de fijar el lugar de venta y
las prohibiciones correspondientes. A los fabricantes de zapatos comunes, dentro
de los que se incluía a los de mujer “de palillo, de tacón con planta y suelas
moriscos, o morunos de baqueta, zapatos de niñas, o niños hasta de cinco años, y
uno de puntos”, se les autorizaba para venderlos en las plazas públicas, pero se
les prohibía hacerlo en calles y mesones. Los considerados como “zapatos de
mujer de palillo francés, de hombre, zapatos de embono de tres costuras,
moriscos o morunos y tacón forrado” sólo podían venderse en tiendas. Los
puestos públicos sólo estaban permitidos a los maestros examinados de los
gremios o a sus encargados. En los primeros años del siglo XIX, el valor de los
cueros de res curtidos enviados al exterior fue de 4.5 millones de pesos; más 6.5
millones de pesos de cordobanes, badanas y gamuzas; 4 millones de pesos de

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zapatos y 500 mil pesos de artículos de talabartería. Al consumarse la
Independencia, el país aprovechó la mayor demanda, por haberse generalizado
el uso del calzado. Para 1861 había en el país 2 840 zapaterías. No obstante, el
mayor avance se produjo a principios del siglo XX, cuando se fundaron grandes
fábricas de calzado. Las fábricas utilizaban pieles importadas y sólo usaban los
cueros nacionales para suelas y tacones. En Gómez Palacio, Dgo., la fábrica La
Unión llegó a una producción diaria de 800 pares. La empresa de Carlos B.
Zetina, en la ciudad de México, de 100 pares diarios que producía en 1901, llegó
a 1 200 a finales del porfirismo. En 1903 se fundó en San Luis Potosí la F.L.
Schaefer Shoe Co., que al año siguiente pasó a ser propiedad de la Cooghlan y
Cía., que elaboraba 500 pares diarios. El capital norteamericano participó en la
expansión de esta industria, fundando en 1908 la United Shoe and Leather Co. y
luego la Eclipse. Después del movimiento revolucionario de 1910, se amplió el
número de fábricas de gran capacidad productiva, equipadas con maquinaria y
técnicas modernas, lo cual permitió reducir las importaciones. La industria del
calzado ha modernizado y diversificado su producción; sin embargo, todavía
subsisten frente a las grandes fábricas los pequeños talleres artesanales y
domiciliarios.
En 1990 existían 719 empresas del sector del calzado y la curtiduría, las
cuales se localizaban principalmente en León, Guadalajara y el D.F. El sector
proporcionaba 10 200 empleos directos ya que es intensivo en el uso de mano de
obra. Las empresas del sector se agrupaban de la siguiente manera: 2% eran
grandes, 23% medianas, 35% pequeñas y 40% microempresas. Durante las dos
décadas anteriores las exportaciones mexicanas habían sido modestas. Sin
embargo, en 1990 las exportaciones ascendieron a 29.4 millones de dólares. Los
principales bienes exportados fueron: cueros y pieles de bovino, curtidos y
recurtidos; cueros y pieles de bovino con precurtido vegetal, y cueros y pieles
barnizados o revestidos. En 1990, México importó 101.6 millones de dólares en
productos de esta industria. Estados Unidos fue el primer proveedor de México
con 82.4 millones de dólares. Canadá, por su parte, ocupó el quinto lugar como
proveedor con 1.4 millones de dólares.

CALZADO Y CURTIDURÍA
VOLUMEN DE PRODUCCIÓN
Concepto 1988 1989 1990
Calzado (pares)
Piel 14 213 049 15 674 453 13 002 972
Textil 21 345 529 20 271 741 20 790 498
Plástico 17 883 223 23 154 200 26 567 790
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Encuesta industrial
mensual (varios años).

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Calle de León, uno de los centros industriales más importantes del estado de Guanajuato y
del país.
Secretaría de Turismo

Centro de Convenciones de León, eje de la industria mexicana del calzado


Secretaría de Turismo

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Plaza del Zapato en León, Gto.
Secretaría de Turismo
CAMACA
Ardisia revoluta H.B.K.; igual a Icacorea revoluta (H.B.K.) Standl. Arbusto o
arbolito de la familia de las mirsináceas, de 2 a 10 m de altura, con el tallo y las
hojas lisos. Estas son de peciolo corto, alternas, enteras, elípticas u obovadas,
obtusas o agudas en el ápice, agudas en la base, de 10 a 20 cm de largo. Las
flores, blancas rosadas, pequeñas y hermafroditas, tienen cáliz con cinco sépalos
libres, ovados, redondeados en el ápice; corola gamopétala, rotada, con cinco
pétalos imbricados; cinco estambres unidos en la base del tubo de la corola,
provistos de anteras lineares y opuestos a los pétalos; ovario súpero con óvulos
numerosos, pluriseriados, y estilo largo y delgado, terminado en un estigma
punctiforme o capitado. Las inflorescencias son paniculadas. El fruto es globoso,
con una semilla y el estilo persistente en el ápice; de 4 a 5 mm de diámetro; se
parece al capulín o a la cereza, y es comestible. Se encuentra distribuido en
Sinaloa, Durango, Veracruz, Oaxaca y Chiapas. Recibe también los nombres de
capulín manso (Veracruz), sirasil (Oaxaca y Chiapas), capulín (Colima), negrito
(Durango), laurel de la sierra, mangle, pimientilla (Sinaloa) y arrayán (diversos
lugares).
CAMACHO CASTILLA, SEBASTIÁN
Nació y murió en Veracruz, Ver. (1791-1847). Abogado, fue diputado
constituyente en Veracruz (1825), encargado de la Secretaría de Relaciones
Exteriores (3 de noviembre de 1825-5 de julio de 1826), ministro
plenipotenciario en Inglaterra, Francia y los Países Bajos, senador y gobernador
de Veracruz (1831), secretario de Relaciones Exteriores (21 de mayo 10 de
octubre de 1841), y miembro de la Asamblea de Notables que redactó Las Bases

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Orgánicas en 1843.
CAMACHO SOLÍS, MANUEL
Nació en la ciudad de México el 30 de marzo de 1946. Cursó la licenciatura en
economía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó estudios de
especialización en ciencia política y política internacional. Realizó también
estudios de maestría en la Universidad de Princenton, Nueva Jersey, Estados
Unidos. De 1973 a 1979 se dedicó a la docencia e investigación en El Colegio
de México; durante ese periodo escribió los ensayos: Sistema político nacional y
sus opciones de reforma (1977), Control sobre el movimiento obrero en México
(1976) y Un intento de regeneración obrera (1975). En el ámbito laboral, de
1973 a 1979 se desempeñó como asesor de la Secretaría de la Presidencia (1972
y 1973), de la Secretaría de Patrimonio Nacional (1976), de Comercio (1977),
Educación Pública (1978) y Nacional Financiera (Nafinsa, 1978).
Posteriormente, de 1982 a 1985 sirvió como subsecretario de Desarrollo
Regional de la Secretaría de Programación y Presupuesto, cuyo titular era Carlos
Salinas de Gortari, con quien colaboró desde 1980 como asesor en la
elaboración del Plan Global de Desarrollo; como subdirector del IEPES y en
1982 como coordinador de la Comisión de Rectoría del Estado. En 1986 y 1987
ocupó el cargo de Secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, donde logró
coordinar la participación de todos los sectores sociales en el programa de
reconstrucción de viviendas destruidas por los sismos de 1985; también obtuvo
el respaldo de todos los partidos políticos al promover la promulgación de la Ley
General de Equilibrio Ecológico y Protección del Medio Ambiente. En agosto y
noviembre de 1988 sirvió como secretario general del PRI. En diciembre de
1988 fue designado jefe del Departamento del Distrito Federal. Después de ser
secretario de Relaciones Exteriores, Camacho fue comisionado para la Paz en el
conflicto de Chiapas (enero de 1994). Al verse excluido de los círculos políticos
a los que pertenecía fundó el Partido del Frente Democrático que buscaba su
registro en 1998.
CAMACHO Y ÁVILA, DIEGO
Nació en Badajoz, España, el 12 de noviembre de 1652; murió en la ciudad de
Zacatecas el 19 de octubre de 1712. Doctor en ambos derechos por la
Universidad de Salamanca, enseñó filosofía y fue canónigo magistral de la
catedral de Badajoz (1682-1695) y predicador del rey. Carlos II lo presentó
como arzobispo de Manila, en abril de 1694; se embarcó en Cádiz y llegó a
Veracruz en septiembre de 1695; pasó a Puebla y recibió la plenitud sacerdotal
en la catedral angelopolitana el 19 de agosto de 1696; el 29 de marzo de 1697
salió de Acapulco y el 15 de septiembre de ese año tomó posesión de la
arquidiócesis filipina. Gestionó la autorización real para crear seminarios
diocesanos; construyó una torre y el retablo del altar mayor de la catedral y trató

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de imponer la disciplina eclesiástica. El 11 de mayo de 1703 lo presentó Felipe
V para la diócesis de Guadalajara (Jalisco) y el papa Clemente XI lo preconizó
el 14 de enero de 1704. Llegó a su nueva sede el 24 de marzo de 1707.
Gracias a su empeño, se terminaron las torres del Santuario de Zapopan; y en
el de San Juan se construyeron el camarín, una media naranja sobre el
presbiterio, un colateral y mejores locales para la sacristía y el tesoro, y se
fabricaron un rico tabernáculo y un trono de plata para la imagen. Edificó
también el palacio episcopal, contraesquina de la catedral, que perduró hasta
1914; fundó el Colegio de Niñas de San Diego, para ampliar el que ya existía de
Nuestra Señora del Refugio; recomendó a los párrocos que no cesaran de
estudiar la lengua mexicana; envió al licenciado Hipólito de la Parra, a practicar
a su nombre una extensa visita a la Cordillera de Tierra Caliente (actual estado
de Nayarit), durante la cual se autorizaron las constituciones de la Cofradía del
Santo Cristo de Compostela (24 de octubre de 1708); exigió al cabildo que le
informara sobre la administración de los diezmos, lo cual provocó un largo
litigio que la corte resolvió en favor del obispo en 1710; fundó el Seminario
Mayor de Monterrey; y en 1712 emprendió su última visita pastoral.
CAMACHO Y GARCÍA, RAFAEL SABÁS
Nació en Etzatlán, Jal., el 5 de diciembre de 1826; murió en Querétaro, Qro., el
11 de mayo de 1908. Estudió en el Seminario Conciliar de Guadalajara y obtuvo
el grado de doctor en jurisprudencia por la Universidad tapatía. Recibió la
consagración sacerdotal el 8 de marzo de 1851 de manos del obispo Diego
Aranda y Carpinteiro. Enseñó filosofía en el Seminario durante seis años. En
1861 fue desterrado por el gobierno civil. Pasó a San Francisco, Cal., E.U.A.,
donde regenteó una parroquia, y poco después a Roma y Palestina. El papa Pío
IX lo nombró protonotario apostólico ad instar participantium. De regreso en
Guadalajara, fue párroco del Santuario de Guadalupe y del Sagrario, canónigo
penitenciario de la catedral y maestrescuelas, profesor de artes y canto
gregoriano, y rector del Seminario, en cuyo carácter mejoró el edificio y
fomentó la disciplina, y vicario general del arzobispado. El 27 de marzo de 1885
fue preconizado obispo de Querétaro por el papa León XIII. Lo consagró el
obispo Ignacio Arciga en la catedral de Querétaro el 24 de mayo siguiente y el
25 tomó posesión canónica de su sede. Dirigió a sus sacerdotes y fieles mediante
cartas pastorales, edictos y circulares, y puso especial cuidado en el Seminario.
Asistió al Concilio Provincial de Oaxaca (del 8 de diciembre de 1892 al 12 de
marzo de 1893), al Concilio Provincial Michoacano (del 10 de enero al 18 de
marzo de 1897) y al Concilio Plenario de la América Latina (Roma, del 28 de
mayo al 9 de julio de 1899). Fue restaurador y propagador del canto eclesiástico
en toda la República. Fundó en su diócesis la Escuela de Canto, cuyo orfeón dio
lustre a las solemnidades de la Coronación de la Virgen de Guadalupe. Proveyó

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que se publicaran algunas obras apologéticas escritas por el general Remigio
Tovar y otros textos que defendían la historicidad de las apariciones
guadalupanas. A él se debe la costumbre de que cada diócesis envíe todos los
años una peregrinación a la Basílica de Guadalupe. Cooperó a las obras de
ampliación y decorado de ésta y ayudó a que Francisco Plancarte y Navarrete
fuera a Roma a sostener ante la Sagrada Congregación de Ritos las apariciones
guadalupanas y obtuviera la concesión de un nuevo oficio litúrgico. El papa Pío
X le designó como obispo coadjutor a Manuel Rivera Muñoz, el 14 de
noviembre de 1904, y él le confirió la consagración episcopal el 22 de enero de
1905. Escribió: Itinerario de Roma a Jerusalén (Guadalajara, 1865 y 1873; y
México, 1885) y Disertación sobre la importancia del canto gregoriano
(Guadalajara, 1878). Costeó la publicación de Concilio Provincial Mexicano IV.
Celebrado en la ciudad de México el año de 1771 (Querétaro, 1898).
CAMACHO Y GARCÍA, RAMÓN
Nació en Etzatlán (Jalisco) el 2 de marzo de 1818; murió en Querétaro el 30 de
julio de 1884. Estudió en el Seminario Conciliar y en la Universidad de
Guadalajara. Fue consagrado sacerdote en 1841. Licenciado y doctor en
teología, enseñó humanidades y filosofía (1839-1845). En 1846 se le designó
párroco de Encarnación. Pasó a incardinarse al obispado de Michoacán y allí fue
canónigo magistral (1853), tesorero de la catedral y rector del Seminario de
Morelia (1855). En 1859 se le desterró del país y se refugió en Estados Unidos.
A su regreso fundó en Celaya, Gto., el Colegio Clerical, del que egresaron 50
sacerdotes en cuatro años. A fines de 1864 volvió a Morelia, continuó
desempeñando sus cargos y tres veces fue vicario general de la diócesis. El papa
Pío IX lo preconizó obispo de Querétaro el 22 de junio de 1868, y monseñor
Arciga lo consagró en la catedral de Morelia, el 4 de julio del siguiente año.
Tomó posesión de su sede por apoderado el 19 del mismo mes y el 15 de agosto
siguiente llegó a su ciudad sede. Gobernó la diócesis por 15 años. A su muerte,
lo sucedió su hermano Rafael Sabás Camacho y García.
CAMACHO Y MOYA, VICENTE
Nació en Guadalajara, Jal., en 1886; murió en la ciudad de México en 1934. En
1897 ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara y se le ordenó sacerdote en
1909. Designado en 1917 primer cura de la parroquia de San Miguel en la
capital de Jalisco, sirvió en ella 13 años. En 1930 fue nombrado obispo de
Tabasco, pero debido al conflicto entre la Iglesia y el Estado en esa época,
administró su diócesis desde la Villa de Guadalupe, en la capital del país.
CAMALEÓN
(Del latín chamaeleón y del griego jamaileón: “león que va por el suelo”.)
Nombre que le aplicaron los españoles a las lagartijas del género Phrynosoma,
tal vez por haberle encontrado algún parecido con los verdaderos camaleones del

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Viejo Mundo. El género incluye 13 especies: la más conocida es Phrynosoma
orbiculare Linnaeus, de la familia Iguanidae, orden Squamata. Es un reptil que
mide de 6 a 10 cm, con una marcada homocromía, o sea que su piel adopta el
color del terreno o de la vegetación en que se halla, aunque no tiene la habilidad
de los verdaderos camaleones para cambiar de color en unos cuantos segundos.
De cuerpo aplanado oval o elíptico, cubierto de proyecciones espiniformes, su
cabeza está cubierta por un escudo aplanado bordeado de espinas. Se dice que
“llora sangre”, pues cuando se le irrita pasándole la mano por el dorso, arroja un
chorrito de sangre por los ojos, con tal violencia que llega a 1.5 m de distancia.
Es inofensivo; se alimenta de insectos y puede permanecer varios días sin comer.
En algunas regiones del país conserva sus antiguos nombres de tapaya,
tapayachi, tapayajin y tapayaxin. Francisco Hernández (1577) describe un
ejemplar bajo el nombre de cuatapácatl.
CAMALOTE o CAMELOTE
Panicum purpurascens Raddi. Gramínea forrajera cultivada; es una hierba
robusta, perene, de 2 a 3 m de alto, que se propaga por medio de estolones hasta
de 8 m de largo, de los cuales brotan raíces y yemas foliares a nivel de los nudos
que presenta, alternando con tramos mayores o entrenudos. Tiene tallos
fistulosos y articulados (culmos), lisos en los entrenudos y densamente pilosos o
escabrosos a nivel de los nudos; hojas acintadas, envainadoras, con las vainas
pilosas, escabrosas en los bordes, largamente acuminadas, de 15 a 45 cm de
largo; flores solitarias en pequeñas espiguillas ovoides y acuminadas, protegidas
por sendos pares de brácteas externas (glumosas) e internas (glumelas); e
inflorescencias paniculadas, grandes, formadas por numerosos racimos distantes
entre sí, pero con las espiguillas cortamente pediceladas y dispuestas hacia un
lado del eje floral, de manera que el conjunto tiende a estar orientado en el
mismo sentido. La panícula abierta mide de 15 a 42 cm de largo. El fruto es un
grano o cariópside pequeño que permanece libre dentro de las envolturas de las
espiguillas. Se propaga mediante estacas de las cañas en floración. Constituye un
excelente forraje y puede cortarse dos veces al año. Es originaria de Brasil, en
particular de la región de Pará. En México se cultiva en las zonas calientes y
húmedas de Veracruz, Tabasco y Chiapas. Recibe también los nombres de zacate
del Pará (Veracruz), zacate Pará, zacate Egipto y zacate Nilo (Chiapas).
2.Paspalum paniculatum L. Hierba gramínea forrajera, silvestre, perene, que
alcanza 1 m de alto, con grandes panículas constituidas por grupos o haces de
racimos de unos 5 a 10 cm de largo. Constituye una maleza que se desarrolla
también en las regiones húmedas y calientes de México, especialmente en
Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Sinaloa, Nayarit y Jalisco.
CÁMARA BARBACHANO, FERNANDO
Nació en Mérida, Yuc., el 17 de abril de 1919. Estudió el bachillerato en la

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Universidad del Sureste (1938), la carrera de etnología, en la Escuela Nacional
de Antropología (1940-1948), la maestría en antropología (1948-1949) y el
doctorado en filosofía en la Universidad de Chicago (1949-1950). Ha sido
ayudante (1942-1946), etnólogo (1947-1954), subdirector de la escuela (1954-
1957), asesor (1962-1964), jefe de etnografía (1964-1970) y subdirector general
(1970-) del Instituto Nacional de Antropología e Historia; fundador y director
del Instituto Yucateco de Antropología (1957-1958) y director de cursos del
Proyecto 104 de la Organización de Estados Americanos (1959-1962). Ha
enseñado materias de su especialidad en las universidades Nacional Autónoma
de México y de Puerto Rico, California (Los Ángeles), Columbia, Madison,
Michigan y Metodista del Sur, de Dallas. Ha publicado Chacaltianguis.
Comunidad rural del Papaloapan (1952); Religious and Political Organization
in Mesoamerica (Chicago, 1952); Aspectos sociales y culturales de la América
indígena (1954); Le Plan du Papaloapan (Bruselas, 1955); Colonización interna
de Yucatán (1958); Problemas antropológicos y culturales de Yucatán (1959);
Mixtecos y zapotecos. Antiguos y modernos (1961); “El mestizaje en México”,
en Revista de Indias (Madrid, 1964); Persistencia y cambio cultural en Chiapas
(1966); Anthropology (Nueva York, 1967); Mexican Indian Cultures. The
Problem of Integration (Los Ángeles, 1967); Semblantes mexicanos (1968);
“Ethnography”, en Museum of Anthropology (Londres, 1968); “Savage
Ethnology”, en Urgent Anthropology (Viena, 1972); “Los municipios de México
como subcultura”, en Ciencias Políticas (1972); “El Santuario de Guadalupe”,
en Boletín Bibliográfico de Antropología Americana (1974); “Integración
cultural”, en Cultura y sociedad (I-1, 1974); “Santuarios y peregrinaciones:
Ensayo sobre tipologías estructurales y funcionales”, en Religión en
Mesoamérica (1974); “Movimientos y corrientes migratorios de México a los
Estados Unidos”, en Las Fronteras de Mesoamérica (1975); Village Women
(Washington, 1977); Migration Across Frontiers: Mexico and the United States
(Nueva York, 1979); La frontera norte de México (1982); Informantes de
Sahagún (1985) y Análisis crítico de la Mesoamérica de Kirchoff (1986).
CÁMARA DE DIPUTADOS
La Constitución Federal de 1824 depositó el Poder Legislativo en el Congreso
General compuesto por dos cámaras, una de Diputados y otra de Senadores. La
elección de los diputados (uno por cada 80 mil habitantes o por una fracción que
pasara de 40 mil) era indirecta y para un periodo de dos años. El 23 de octubre
de 1835 cesó el sistema federal, al que siguió un régimen centralista regido por
la Constitución de las Siete Leyes; la tercera de ellas, promulgada en diciembre
de 1836, mantuvo el sistema bicameral, pero dispuso que la de Diputados se
formara por ciudadanos designados por las juntas electorales secundarias (uno
por cada 150 mil habitantes, a condición de tener una renta mínima anual de

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1 500 pesos) para durar en su encargo cuatro años. La Cámara era renovable
cada bienio por mitad. Las Bases de Organización Política de la República
Mexicana, expedidas el 14 de junio de 1843, atribuyeron al colegio electoral de
cada estado la facultad de nominar a los diputados (uno por cada 70 mil
habitantes). El Acta Constitutiva y de Reformas, promulgada el 22 de mayo de
1847, aumentó el número de diputados (uno por cada 50 mil habitantes). La
Constitución de 1857 depositó el Poder Legislativo en el Congreso de la Unión,
formado exclusivamente por la Cámara de Diputados, renovable cada bienio e
integrada por ciudadanos (uno por cada 40 mil habitantes) designados por
elección.
La Constitución de 1917 dispuso que la Cámara de Diputados se compusiera
de representantes de la nación (uno por cada 60 mil habitantes o fracción mayor
de 20 mil), electos en su totalidad cada dos años. El 29 de abril de 1933 este
plazo se amplió a tres años. En virtud de las reformas y adiciones a los artículos
54 y 63 constitucionales, publicados el 22 de junio de 1963, la elección directa
de diputados se complementó con la acreditación de diputados de partido. Todo
partido político nacional, al obtener el 2.5% de la votación total, tenía derecho a
que se acreditasen, de sus candidatos, a cinco diputados, y a uno más, hasta 20
como máximo, por cada medio por ciento adicional de los votos; si lograba la
mayoría en 20 o más distritos, no tendría derecho a diputados de partido, pero si
triunfare en menor número, siempre que consiguiere aquel porcentaje, tendría
derecho a que se le acreditaron hasta veinte, sumados los de uno y otro carácter.
La democracia adquirió así un sentido más amplio, pues otorgó representación
en la Cámara no sólo a las mayorías, sino también a las minorías; se vigorizó,
además, a los partidos políticos. El 4 de octubre de 1977, mediante la reforma de
los artículos 52, 53 y 54 constitucionales, la Cámara quedó integrada por 300
diputados electos según el principio de votación mayoritaria relativa,
correspondientes a otros tantos distritos uninominales en que se dividió el país, y
hasta 100 diputados electos según el principio de representación proporcional,
mediante el sistema de listas regionales, votadas en cinco circunscripciones
plurinominales. Los detalles de operación de este sistema quedaron expuestos en
la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales. En diciembre de
1986 se reformaron los artículos 52, 53, 54, 56, 60 y 77 constitucionales. Esta
reforma dio lugar a la aprobación del Código Federal Electoral; así, a partir de la
LIV Legislatura del Congreso de la Unión, la Cámara de Diputados quedó
integrada por 300 diputados de mayoría relativa y 200 de representación
proporcional. En octubre de 1989 hubo otra reforma constitucional la cual
permitió el establecimiento del Instituto Federal Electoral y la aprobación del
Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales.

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En las elecciones que se llevaron a cabo el 18 de agosto de 1991 para
renovar la Cámara de Diputados contendieron con registro definitivo diez
partidos. Luego del triunfo de la oposición en las elecciones del 6 de julio de
1997, el partido en el poder perdió por primera vez en su historia la mayoría
absoluta, se puso fin al “mayoriteo” en el poder legislativo y dio inicio la
“cohabitación” en México, experimento sumamente difícil pero sin duda
enriquecedor desde el punto de vista democrático. Así entonces, luego de los
comicios del 6 de julio, la cámara baja del poder legislativo quedó constituida de
la siguiente forma: 239 escaños para el Partido Revolucionario Institucional, lo
que representa 24.8%; 125 para el Partido de la Revolución Democrática,
24.8%; 121 para el Partido Acción Nacional, 24.4%; ocho para el Partido Verde
Ecologista de México, seis para al Partido del Trabajo y uno independiente. La
instalación de la asamblea (especialmente conflictiva por la intervención de
Porfirio Muñoz Ledo), el llamado a cuentas lanzado al poder ejecutivo, la
integración de las comisiones, la reforma del estado, la autorización de los viajes
del presidente al extranjero, el presupuesto de gastos y egresos para 1998 y hasta
la prostitución dentro de la Cámara de Diputados, fueron algunos elementos que
sazonaron las polémicas dentro de los primeros meses de funciones de la LVII
Legislatura en 1997. Si bien la LVII legislatura pasó a segundo plano luego de
conocerse los resultados de los comicios de julio, el balance de sus trabajos era
el siguiente: se aprobaron nueve iniciativas, quedando pendientes 37, más 10
presentadas en los dos primeros meses de funciones de la LVII legislatura. Entre
las iniciativas aprobadas figuran dos leyes sobre los sectores de Salud y Forestal,
reformas al Impuesto al Valor Agregado, a la ley de derechos de autor y a los
reglamentos financieros para combatir el lavado de dinero, entre otras.
Los recintos de la Cámara. En 1972, declarado Año de Juárez, se
cumplieron 100 años desde que un incendio destruyó el recinto de la Cámara de
Diputados que se encontraba en el Palacio Nacional. La restitución de este local
formó parte del programa de homenaje que el gobierno y el pueblo rindieron a la
memoria del Benemérito. La planta semicircular de este salón, situado al oriente
del patio central, originó que se le designara con el nombre de La Mortadela.
Habiéndose quedado los representantes populares sin lugar donde sesionar, el
Ayuntamiento rescató el Teatro Iturbide, que estaba en la esquina de las calles de
Donceles y Allende, y que le había rentado desde 1851 al empresario Francisco
Abreu, y lo acondicionó para la Cámara. La inauguración se hizo el 1o. de
diciembre de 1872, coincidiendo con la toma de posesión del presidente
Sebastián Lerdo de Tejada. Durante el gobierno del presidente Porfirio Díaz
poco se hizo para arreglar el antiguo teatro, pues en 1901 se inició la
construcción de un magno Palacio Legislativo, de cuya estructura de hierro sólo

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quedó a la postre la cúpula, convertida en los años treintas en Monumento a la
Revolución, según proyecto del arquitecto Carlos Obregón Santacilia. El edificio
que había seguido en funciones no corrió mejor suerte, pues el 22 de marzo de
1909 otro incendio acabó con las instalaciones, sin que hubiera podido salvarse
ni siquiera el archivo. La reconstrucción, dirigida por el arquitecto Mauricio
Campos, se terminó en 1911. La fachada es de estilo neoclásico, inspirada en el
orden jónico compuesto. El pórtico tiene una escalinata muy pronunciada,
seguramente por la estrechez del espacio, y culmina en un frontón triangular
donde está representada la ley, en figura de mujer y en alto relieve. El interior
adopta la forma de un hemiciclo. El aumento del número de diputados,
originado en una mayor población y en el sistema de representación
proporcional de las minorías, obligó a diseñar un nuevo Palacio Legislativo. El
proyecto lo desarrolló el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, auxiliado por sus
colegas Jorge Campuzano y David Suárez. Las obras se iniciaron en 1978 y el
1o. de septiembre de 1982 el presidente López Portillo rindió su sexto informe
de gobierno en el nuevo recinto. Este forma parte de un conjunto de edificios
que ocupa 15 ha., de lo que fueran los patios de la estación ferroviaria de San
Lázaro. Una interpretación del escudo nacional, en bronce verde, de 10 m de
diámetro, hecha por el pintor José Chávez Morado, está colocada en el
frontispicio de mármol blanco, cuya dimensión es de 21 por 24 m, al que
flanquean dos grandes cuerpos ciegos de tezontle rojo, que a su vez enmarcan la
escalinata central. En el vestíbulo, Adolfo Mexiac grabó la historia legislativa de
México; y en el interior se reprodujo la disposición que tuvo el salón de sesiones
en la calle de Donceles. En mayo de 1989 el salón de sesiones del nuevo edificio
sufrió un incendio lo que obligó a trasladar el recinto al auditorio principal del
Centro Médico Nacional. La reconstrucción se realizó entre 1989 y 1992. La
reinauguración se llevó a cabo el 1 de noviembre de 1992 en el marco del IV
Informe de gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari.
CÁMARA DE SENADORES
La Constitución de 1824 dispuso que el Poder Legislativo se depositara en dos
cámaras, una de Diputados y otra de Senadores, ésta formada por dos
representantes de cada estado de la República. A causa de la creciente pugna
entre centralistas y federalistas, el Senado fue suprimido en 1845. Al formularse
el texto de la Constitución de 1857, los liberales Isidro Olvera, Francisco Zarco
y Guillermo Prieto lucharon por volver a instituir el sistema bicameral, pero no
tuvieron éxito. Dieciocho años después, el presidente Sebastián Lerdo de Tejada
consiguió que el Congreso y las legislaturas de los estados aprobaran la
reinstalación del Senado, el cual volvió a funcionar a partir del 16 de septiembre
de 1875. El Congreso Constituyente de 1916-1917 ratificó esta disposición y la
Cámara Alta ha seguido actuando como expresión del federalismo. En sus dos

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primeras épocas, el Senado se renovó íntegramente cada cuatro años, y a partir
de 1934 (reforma del artículo 56 constitucional, del 29 de abril de 1933), cada
seis, coincidiendo con los periodos presidenciales. En diciembre de 1986, una
nueva reforma dispuso que la mitad de los miembros del Senado se renovasen
cada tres años. De este modo, los senadores que se eligieron para las
Legislaturas LIV y LV del Congreso de la Unión durarían en sus funciones del
1o. de septiembre de 1988 al 31 de octubre de 1994, y los que se eligieron sólo
para la LIV Legislatura (quienes se nombraron en segundo lugar) duraron hasta
el 31 de octubre de 1991.
El recinto senatorial. Luego de ocupar varios locales, este cuerpo legislativo
se instaló en edificio propio en 1930, una vez que el inmueble fue reconstruido
por el ingeniero Arnulfo Prieto Laurens. Desde 1625 la Compañía de Jesús tuvo
en la vecindad de este sitio el colegio y noviciado de Nuestra Señora Santa Ana,
al que añadió en el siglo XVIII una casa de ejercicios. Expulsados los jesuitas en
1767, la finca quedó abandonada y se incorporó al patrimonio de la Junta de
Temporalidades. En 1779, en ocasión de la más terrible epidemia de viruela que
ha padecido la ciudad, el arzobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta consiguió
que se le concedieran las instalaciones del extinguido colegio para fundar el
Hospital de San Andrés, al que antes de que terminara el siglo ya se le había
agregado en el extremo este del predio, capilla de por medio, un departamento
para mujeres. En este templo se depositó en 1867 el cadáver del emperador
Maximiliano, que allí se mantuvo embalsamado hasta el 13 de noviembre de ese
año, en que lo recogió el almirante Tegethof para embarcarlo en la fragata
austríaca Novara la misma que años antes había transportado al archiduque a
México. El 19 de junio de 1868, primer aniversario del fusilamiento del monarca
los conservadores celebraron en esta iglesia una misa solemne, durante la cual el
padre jesuita Mario Cavalieri lanzó duras críticas al partido republicano y al
gobierno. En respuesta, el gobernador del Distrito Federal, Juan José Baz,
demolió en una sola noche la capilla y abrió la calle de Xicoténcatl. Ya
reconstruido, en él estuvieron la Beneficencia Pública y el Consejo de
Salubridad, pero hacia 1920 la casa estaba ruinosa y desmantelada. Tras un
breve lapso en que la ocupó la Comisión Nacional de Caminos, se remodeló
para el Senado de la República.
Hechos recientes. De las 32 senadurías de representación porporcional
sometidas a votación el 6 de julio de 1997, 13 fueron para el Partido
Revolucionario Institucional, 9 para el Partido Acción Nacional, 8 para el
Partido de la Revolución Democrática, una para el Partido Verde Ecologista de
México y otra para el Partido del Trabajo. En la integración de las comisiones de
trabajo, de un total de 59, al PRI le correspondieron 37, al PAN 15 y al PRD 7.

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La LVII legislatura del Senado inauguró sus sesiones el 4 de septiembre. Una de
las primeras propuestas a estudio fue la reducción de 75 a 38 comisiones de
trabajo para agilizar las tareas legislativas y ahorrar recursos.
CÁMARA ZAVALA, GONZALO
Nació y murió en Mérida, Yuc. (1864-1967). Sociólogo y jurisconsulto, como
presidente de la Liga de Acción Social, promovió obras de cultura en su entidad,
entre las cuales destacan las escuelas rurales; en este campo se le considera
como uno de los precursores en la República. Escribió tres obras acerca de la
industria henequenera y publicó, además, Historia del Teatro Peón Contreras
(1946), Catálogo histórico de Mérida (1950) y Catálogo de 18 hombres ilustres
de Yucatán (1951).
CAMARENA, DANIEL
Nació en Nochistlán (Zacatecas) en 1780; murió en Lagos (hoy Lagos de
Moreno, Jal.) el 22 de febrero de 1811. En 1810 se sumó a las fuerzas de Rafael
Iriarte en Aguascalientes y fue comisionado para insurreccionar el sur de
Zacatecas, con autoridad para expropiar bienes y enjuiciar peninsulares. El 12 de
octubre de 1810 tomó Nochistlán y el 18 de febrero de 1811 fue aprehendido,
conducido a Jalisco, enjuiciado y fusilado por la espalda como traidor al rey.
CAMARILLO DE PEREYRA, MARÍA ENRIQUETA
Nació en Coatepec, Ver., en 1869; murió en la ciudad de México en 1968. Se le
conoce más con su nombre de pila, María Enriqueta, que ella usó como nombre
literario. Impulsó sus aptitudes artísticas su abuelo, el escritor Mariano Roa
Bárcenas. Radicada en la ciudad de México al lado de sus padres, a los siete
años de edad entró a estudiar música en el Conservatorio Nacional. Más adelante
ingresó a la Escuela Normal para Señoritas y se consagró a la literatura. Viajó
por Cuba, Estados Unidos, Bélgica, Suiza, Alemania, Portugal, Holanda, Italia y
Francia, completando sus estudios humanísticos. Dominó el español, el francés,
el inglés y el italiano. Contrajo nupcias con el historiador y diplomático Carlos
Pereyra, yendo a radicar a Madrid poco antes de la caída del presidente
Victoriano Huerta (15 de julio de 1914). Viuda de Pereyra, quien falleció en
Madrid en 1942, regresó a México, donde se le rindieron varios homenajes. Fue
miembro correspondiente de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y
Artes de Cádiz. Escribió poesía: Las consecuencias de un sueño (1902),
Rumores de mi huerto (1908), Rincones románticos (Madrid, 1922) y Álbum
sentimental (Madrid, 1926); novelas: Jirón del mundo (Madrid, 1918),
Sorpresas de la vida (Madrid, 1921), El secreto (Madrid, s.f.), El misterio de su
muerte (1926), Lo irremediable (1927) y El arca de colores (1929); relatos de
viajes y autobiográficos: Brujas, Lisboa, Madrid (1930), Del tapiz de mi vida
(1931) y Fantasía y realidad (1933); cuentos: Entre el polvo de un castillo
(Buenos Aires, 1924), La torre deseada (Madrid, 1927), El consejo del búho

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(Barcelona, s.f.) y Cuentecillos de cristal (Barcelona, 1928); y textos escolares:
el libro de primeras lecturas Rosas de la infancia (1923 y numerosas ediciones
posteriores), en el cual muchas generaciones de mexicanos aprendieron a leer.
Véase:Carlos González Peña: Historia de la literatura mexicana (1928-
1975); José Luis Martínez: Literatura mexicana. Siglo XX. 1910-1949 (1950);
María del Carmen Millán y otros: Diccionario de escritores mexicanos (1967).
CAMARÍN
(Del latín camera, espacio cubierto con techo abovedado.) Término que se
emplea tanto en arquitectura civil como religiosa. En edificios del primer
género, el camarín es una pequeña pieza en la que los soberanos europeos
guardaban las más ricas joyas de su corona; y en los del segundo, una capilla
colocada detrás del altar mayor, en la que se venera a un santo distinto del
titular, o también un recinto destinado al arreglo de la imagen principal y a
conservar sus joyas y ornamentos. Suele situársele asimismo hacia la parte
posterior del presbiterio o en el ábside y en algunos casos se han construido
previendo accesos directos para el público. En México se construyeron
camarines ​o camerines​ durante los años de apogeo del estilo barroco, por lo
general en templos cuyas imágenes eran sacadas periódicamente en procesiones
o que requerían cambios frecuentes en su vestimenta o adorno. Dos de los más
célebres son el de la capilla de la Virgen de Loreto, en el excolegio jesuita de
Tepotzotlán, Méx., y el de Nuestra Señora de Ocotlán, en Tlaxcala. El primero
fue terminado en 1733 como parte de la capilla de la Virgen de Loreto. Su
estructura está resuelta a base de arcos cruzados y cubierta de bóveda, unos y
otra de influencia mudéjar. Es un recinto casi secreto en el que, según Francisco
de la Maza, “el espíritu ornamental de la Nueva España desahogaba sus anhelos
artísticos y religiosos”. El segundo fue construido, al igual que todo el edificio
del que forma parte, por el maestro indígena Francisco Miguel, sabiamente
dirigido por el padre Manuel Loayzaga. Los trabajos culminaron un poco antes
de 1749. Allí es notable la correspondencia entre la forma arquitectónica, la
estructura y la decoración, todo a partir de un octágono en cuyos lados se alojan
pinturas de Juan de Villalobos, fechadas en 1723, que ilustran episodios de la
vida de María, mientras en los gajos de la bóveda están representados en
esculturas los doctores marianos más ilustres, los santos Bernardo,
Buenaventura, Juan Damascenos, Anselmo, Pedro Damiano, Lorenzo
Justiniano, Tomás de Aquino, e Ildefonso; y en la cúpula, la venida del Espíritu
Santo sobre la Virgen María y sobre el Colegio Apostólico el día de Pentecostés.
Otro camarín notable es el del Oratorio de San Felipe Neri en San Miguel de
Allende, Gto., también con arcos cruzados. 2. Se da asimismo el nombre de
camarín, nicho o caja a la vitrina que ocupa el centro o el lugar más destacado
de un retablo. En él se coloca una imagen y se la protege con un marco y

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frecuentemente con un vidrio. Los retablos laterales del templo de Santa Rosa de
Viterbo, en Querétaro, incluyen algunos de los mejores ejemplos de camarines
dispuestos al modo de vitrinas.
CAMARÓN
Alvarado amorphoides Lieb. Árbol maderable de la familia de las simarubáceas
que alcanza 20 m de altura; de hojas alternas, pinado-compuestas; foliolos
numerosos (19 a 51), ovales u oblongos, pálidos y con pelos sedosos en el
envés, de 1 a 2.5 cm de largo; flores pequeñas, dioicas, las masculinas en un
árbol y las femeninas en otro, blanco-amarillentas o verdosas, agrupadas en
racimos largos; y fruto piloso, alado en el extremo, oblongo-lanceolado, de 1 a
1.5 cm de largo (tipo sámara). Su madera se usa principalmente para leña y
carbón, pero también se emplea a veces para la construcción, pues es bastante
durable. La infusión de la corteza tiene la característica de ser muy amarga y
suele usarse en Yucatán como estomacal y estimulante del apetito. Es frecuente
en las selvas bajas caducifolias de Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y Campeche,
pero su distribución se extiende hasta Jalisco, Sinaloa y el sur de Chihuahua. En
Yucatán recibe también los nombres de palo de hormiga, bel-ciniché y xbesinic-
ché, éstos dos últimos en lengua maya; en Sinaloa lo llaman pie de gallo; y en
Chiapas, plumajillo, quetzé-quetzé y huetzecui.
2.Calycophyllum candidissimum (Vahl.) DC. Árbol maderable de la familia
de las rubiáceas, que alcanza 35 m de altura y 1 de diámetro. Es muy vistoso
cuando está en floración. De tronco rojo-grisáceo, con manchas blancas
características en la corteza (escamosa, delgada, de 5 a 15 mm, algo caediza y
asurcada), su madera es morena, amarillenta o blancuzca. Tiene hojas opuestas,
simples, con dos estípulas interpeciolares; frecuentemente desiguales las de cada
par, lisas o casi lisas, aovadas, elípticas o redondeado-ovales, abruptamente
acuminadas en el ápice, agudas u obtusas en la base, con el margen entero,
pálidas en el envés, brillantes y verde-oscuras en el haz; peciolo corto, de 1 a 2
cm de largo, y limbo mediano, de 3 a 9 de ancho por 4 a 14 de largo. Las flores
son blancas, aromáticas, de olor dulce, actinomorfas, de 1 cm de diámetro; con
el cáliz hirsuto, cilíndrico y truncado, aunque generalmente uno de los cuatro o
cinco sépalos que lo constituyen se desarrolla formando una gran expansión
foliácea característica, petaloide, con un largo pedicelo blanco, muy vistoso,
hasta de 3 cm de largo, mucho más larga que la corola. Ésta sólo mide 7 a 9 mm,
constituida por cuatro o cinco pétalos ovales, blancos, soldados en un tubo corto
que presenta pelitos blancos en la superficie interna del cuello; cuatro o cinco
estambres con los filamentos blancos sobresaliendo del tubo de la corola y con
sus correspondientes anteras amarillas en el ápice; ovario ínfero, bilocular,
provisto de numerosos óvulos; y estilo con dos estigmas lineares. El fruto es una
cápsula cilíndrica oblonga, moreno pardusca, bivalvada, de 7 a 10 mm de largo;

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con semillas numerosas, pequeñas (3 a 4 mm), con dos alas delgadas, de color
moreno grisáceo, en cada extremo. Su madera es dura, de buena calidad y fácil
de trabajar; generalmente se usa para fabricar herramientas y diversos
instrumentos agrícolas, así como armazones de edificios y muebles. Se exporta a
Estados Unidos y otros países, donde se emplea para hacer arcos destinados al
deporte, pues es de gran flexibilidad y resistencia. Es frecuente en las selvas
altas subcaducifolias de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz y Campeche,
desde el nivel del mar hasta los 700 m de altitud. Recibe también los nombres de
palo camarón (Oaxaca, Guerrero y Chiapas), palo calabaza y palo colorado
(Oaxaca), dagame (Veracruz), canelo, palo colorado, chacalí y madrón
(Chiapas).
3.Caesalpinia pulcherrima (L.) Sw. Nombre que se aplica a una leguminosa
ornamental. V. FLOR DE SAN FRANCISCO.
CAMARÓN
Penaeus brevirostris, familia Penaeidae, orden Decapoda. Crustáceo marino, su
cuerpo está constituido por dos regiones: un cefalotórax y un abdomen. En la
primera se encuentran fusionados la cabeza y el tórax, cubiertos por un
caparazón formado de quitina y otras proteínas, en el cual se proyecta
anteriormente un rostro largo y dentado; en esta sección se articulan tanto los
órganos sensoriales (sendos pares de antenas, de anténulas y de ojos) como seis
pares de apéndices bucales y otros tantos de caminadores (periópodos), los tres
primeros prensores (quelados). La segunda región está formada por seis
segmentos libres, con apéndices nadadores (pleópodos) los cinco primeros. En
los machos, los primeros dos están modificados para la reproducción, y en el
sexto se originan los urópodos que, junto con el telson, forman un abanico
caudal útil para moverse con rapidez hacia atrás. La reproducción de estos
organismos se lleva a cabo en altamar; de los huevecillos depositados en el agua,
emergen larvas que viven flotando; en asociación con el pláncton, son
transportadas por las corrientes hacia lagunas costeras, donde desarrollan sus
diferentes etapas larvarias (aproximadamente 12); al cabo de dos a tres meses se
vuelven juveniles, ya con las características del adulto; y conforme alcanzan la
madurez, regresan a altamar para completar su ciclo de vida. En México se
distribuyen las siguientes especies: en el Pacífico Penaeus (litopenaeus)
vannamei (camarón blanco), P. (L.) stylirostris (camarón azul o blanco), P. (L.)
occidentales (camarón blanco), Penaeus (farfantepenaeus) californiensis
(camarón café), y P. (F.) brevirostris (camarón rojo o rosado); y en el Atlántico,
Penaeus (L.) setiferus (camarón blanco), P. (F.) brasilensis (camarón rojo), P.
(F.) duorarum (camarón rosado), P. (F.) d. notialis (camarón rojo), y P. (F.)
aztecuz (camarón café). En 1984 se capturaron 76 114 t. Las áreas de pesca más
importantes se localizan en los litorales de Sinaloa, Sonora y Oaxaca, en el

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Pacífico, y de Campeche, Tamaulipas y Veracruz en el golfo de México. Con el
nombre de camarón se conoce comúnmente a una infinidad de crustáceos cuyo
cuerpo tiene la forma de un nadador. En esta nota se ha tomado a los camarones
del género Penaeus como ejemplo, pues desde hace unos 50 años constituyen la
pesquería más importante de México.

Barco camaronero en la costa de Veracruz


AEM
CAMBRE, MANUEL
Nació en Tlaquepaque y murió en Guadalajara, ambas de Jalisco (1840-1911).
Hizo los estudios secundarios en el Seminario y muy joven entró a trabajar al
Archivo General del Estado, del cual era director su padre y a quien sucedió en
ese puesto. Publicó Guía del elector formada con arreglo a las leyes electorales
del estado de Jalisco (1890, y varias ediciones posteriores), La Guerra de Tres
Años en el estado de Jalisco (1892), Apéndice a “La Guerra de Tres Años…”
(1892), La Guerra de Tres Años. Apuntes para la historia de la Reforma (1904;
2a. ed., 1949), Caras y caretas. Semblanzas en verso por tres ingenios de esta
ciudad (s.f.), Gobiernos y gobernantes de Jalisco, desde la declaración de
independencia de Nueva Galicia, hasta el día (1910), Reminiscencias históricas.
El coronel Domingo Reyes (s.f.), Documentos sobre la Guerra de Reforma en el
periódico oficial del estado a fines del siglo pasado (s.f.) y “Apuntes históricos
sobre el viaje del benemérito Juárez a Jalisco y el pronunciamiento de Landa”,
en Gaceta Municipal (ed. póstuma, 15 de mayo de 1922).
CAMBUJO
(De cambuj, mascarilla o antifaz.) Persona de tez oscura, muy morena. Como
clasificación racial, hijo de mulato e india o viceversa. Se aplica también a los
animales que tienen la piel prieta.

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CAMÉCUARO, LAGUNA DE
(Del tarasco camecua, aguas profundas, y ro, locativo.) Situada en el municipio
de Tangancícuaro, cerca de Zamora, Mich., fue declarada parque nacional por
decreto de 8 de marzo de 1941. Su área es de 14 ha y a ella afluyen los
manantiales que brotan en sus orillas.
CAMELLÓN
Antiguamente se llamó así en México al lomo que se forma entre dos surcos de
arado. En la actualidad se usa para designar la división de avenidas importantes
o de carreteras, mediante una elevación sembrada con pastos, flores o setos
vivos que corre a todo lo largo de la vía. El término se encuentra ya en
Cervantes de Salazar.
CAMERON TOWNSEND, WILLIAM
Nació en Riverside County, California, E.U.A., en 1896. Director general del
Instituto de Lingüística México, es autor de Aymara Primer (1946) y Lázaro
Cárdenas, a Mexican Democrat (1951).
CAMICHÍN
Ficus goldmanii St. Nombre que se da en Colima, Jalisco, Nayarit y Sinaloa a
una planta de la familia de las moráceas.
2. En Sonora, Sinaloa, Puebla y Oaxaca, es el nombre genérico dado a varios
árboles frondosos conocidos como capulín grande, amatito, mezquite y
matapalo.
CAMINERO
Piranga bidentata, familia Emberizidae, subfamilia Thraupinae, orden
Paseriformes. Pájaro de 18 cm. Presenta el plumaje rojo vivo, acentuado en la
cabeza con una raya vertical detrás de las auriculares; la espalda y la rabadilla
rayadas en negro; las alas y la cola negruzcas; una mancha blanca en las
coberteras y en las plumas exteriores de la cola; pico negro con la mandíbula
azulada, e iris y patas pardas. Habita en los bosques húmedos, en la parte más
alta de las sierras. Se le encuentra en las Islas Marías (P. b. flammea) y en las
montañas del este y oeste de México. Se le conoce también como taranga
rayada.
CAMINO DE RONDA
Elemento de la arquitectura militar, también llamado adarve o paso de ronda.
Junto con las almenas, los garitones, las troneras, los baluartes y las albarranas
​torres que se construían a tramos en una muralla​ formó parte de las defensas de
varios tipos de edificios. Los caminos de ronda se situaron en lo alto de las
fortalezas, se protegieron con parapetos y permitieron que por ellos circulara la
ronda, o guardia, para vigilar el edificio y sus alrededores, y para defenderlo
llegado el caso. En México, muchos de los templos y conventos que se
construyeron durante el siglo XVI se proyectaron como fortalezas en previsión

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de eventuales ataques de los indígenas. A un grupo considerable de esas
edificaciones se le conoce como conventos-fortaleza porque incluyen elementos
defensivos y ofensivos que hasta entonces eran exclusivos de la arquitectura
militar. Los caminos de ronda de las iglesias conventuales de Huejotzingo y
Tepeaca, en el estado de Puebla, son dos de los más destacados ejemplos de este
género, aunque hay otras muestras en los actuales estados de Morelos, Yucatán e
Hidalgo.

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CAMINO PROCESIONAL - CAMPECHE, CAMP
CAMINO PROCESIONAL
Camino por el cual se realiza el recorrido tradicional de las procesiones. En
algunos conjuntos religiosos mexicanos este elemento arquitectónico procede
del siglo XVI, época desde la cual era habitual celebrar las fiestas de santos y
patronos sacando las imágenes y haciéndolas participar en verbenas populares
que recorrían los atrios de las iglesias. En muchos casos los caminos
procesionales son perimetrales al atrio, del que se diferencian por estar limitados
con pavimentos, hileras de árboles o por un muro de poca altura. Los caminos
rematan, en las esquinas de los atrios, en las capillas posas, donde se posaba
brevemente a la imagen y se hacía un alto en la procesión. Los atrios de los
conventos franciscanos de Huejotzingo y Calpan, en el estado de Puebla,
conservan caminos procesionales definidos por pavimentos y árboles; en otros
casos estas señales se han perdido por deterioro, por descuido o por desuso. En
San Pablo Tecalco, Méx., el camino se marcó con un murete paralelo a la barda
atrial; y en Izamal, Yuc., las capillas posas están unidas entre sí por un gran
pasillo cubierto, a modo de galería. Proceden de finales del siglo XVI y
principios del XVII otro tipo de caminos procesionales, que comparten su trazo
con las calles y que, junto con capillas que también se utilizan como ermitas,
definen grandes áreas dentro de las cuales se ubican los templos. En los pueblos
de San Lucas Xolox y San Juan Tilapa, entre otros varios del estado de México,
se conservan estos elementos casi inalterados.
CAMINOS
Antes de la conquista española, los señoríos y naciones indígenas contaban con
una red de caminos adecuada a sus necesidades. Desconocían las bestias de
carga y la rueda, pero transitaban con sus mercaderías por senderos y veredas
bien trazados. Los reyes y caciques cuidaban de que se conservaran las rutas y se
hicieran otras nuevas, y promulgaron leyes que obligaban a reparar los caminos,
sobre todo después del tiempo de lluvias. En estas labores trabajaban,
principalmente, los prisioneros de guerra y los presos comunes; pero todos los
hombres, salvo los guerreros y dignatarios, estaban obligados a destinar a esas
tareas algunos días del año. En la Mixteca oaxaqueña persiste esta costumbre
(tequio), pues los vecinos de pueblos y rancherías ceden para ello un día de su
trabajo personal a la semana (v. GUELAGUETZA). Los servicios de correo
fueron rápidos y eficientes, y los caminos permitían el paso de las caravanas de
tamemes y la movilización de los ejércitos. El emperador Moctezuma podía
saborear al medio día el pez atrapado esa misma mañana en las aguas del Golfo.
Fueron causa de admiración para los españoles las cuatro calzadas de tierra

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firme que de norte a sur y de oriente a poniente cruzaban la gran ciudad lacustre
de Tenochtitlan, las cuales llevaban de Tlatelolco a Iztapalapa y del reino de
Tacuba al de Texcoco. Fuera de la ciudad también había caminos, siempre en
línea recta, pues no era necesario adaptarlos a las posibilidades de bestias o de
carretas.
Los conquistadores, al describir esos caminos, asientan que eran “muy
recios, angostos y empinados”. Los tenochcas pusieron especial empeño en
mantener en buen estado sus rutas comerciales y tributarias. Las hubo que
conducían hasta Honduras, Nicaragua y Panamá. Hay noticias de otra
comunicación que se hacía por navegación marítima: de la laguna de Términos,
pasando por Champotón, al estero de Sabancuy, de donde partía una vía terrestre
que llevaba de Ticul a la bahía de Chetumal, para de nuevo tomar la ruta
marítima hasta Honduras. En la región maya se conservan aún los caminos
anteriores a la Conquista. Ciudades como Cobá y Uxmal fueron centros de
donde partían redes de caminos. En algunos casos no rodearon los lagos (por
ejemplo, el Macanxoc), sino que los tendían cruzando el manto de agua.
Algunos eran simples veredas y otros calzadas con revestimiento, llamados
sacbé, que facilitaban el paso por bosques y pantanos. Los hubo que partían de
las grandes ciudades y eran de gran longitud, por ejemplo el de Cobá, en
Quintana Roo, a Chichén Itzá, en Yucatán, que medía 100 km con anchura de
9.5 m. Los caminos del reino de Michoacán eran amplios, conservados con
esmero, en especial los que partían de Tzintzuntzan.
En 1522, Hernán Cortés ordenó a Álvaro López la construcción del camino
de Tenochtitlan a Veracruz, el cual se transformó en carretera en 1531, cuando
Sebastián de Aparicio usó por primera vez en la Nueva España las carretas
tiradas por bueyes. Gracias al virrey Antonio de Mendoza se abrieron los de
México a Acapulco, a Oaxaca, a Tehuantepec y a Huatulco; a Michoacán,
Colima, Jalisco y Pánuco; a los minerales de Tasco y Sultepec; y en 1542, a
Zacatecas, obra que duró 28 años y fue prolongada hasta Durango. Las rutas más
importantes dentro del valle del Anáhuac fueron las mismas de los tiempos
anteriores a la Conquista; pero de acuerdo con los intereses comerciales de los
españoles, se multiplicaron los caminos vecinales, los tributarios y los de las
grandes peregrinaciones religiosas. Los sucesores del virrey Mendoza abrieron
dos nuevas rutas directas a Puebla, con ramales que conducían al valle de
Atlixco y a Izúcar; otros dos hacia Tepetlaoxtoc y Calpulalpan, y otro más por
Otumba y Apan, para establecer comunicación con Jalapa y Veracruz. Por esos
caminos llegaban a la ciudad de México minerales, ganado, pieles, granos y
productos agrícolas del norte; cerdos de Apan, Calpulalpan, Toluca y de la
región michoacana; trigo de Atlixco y Tehuacán; maíz de Toluca, Tepeaca,

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Ixtlahuaca y Metepec; azúcar de Cuernavaca e Izúcar, e índigo de Michoacán.
Hacia 1540, 100 recuas de mulas podían transitar en el mismo camino y al
mismo tiempo entre Veracruz y la capital. Tacuba llegó a albergar entre tres y
cuatro mil caballos de remuda. En el siglo XVII, tres mil mulas entraban
diariamente a la ciudad de México, cargadas de mercaderías (v. ARRIERÍA).
Miles de novillos viajaban desde territorios chichimecas hasta el rastro de la
ciudad. Las vías acuáticas, los caminos transversales y los de herradura,
construidos durante la dominación española, completaban el sistema de
comunicaciones novohispanas (v. CANALES).
Veracruz y Acapulco fueron los dos puntos clave para la comunicación
interocéanica, así como para la exterior. Servían como lugar de trasbordo de los
productos de Europa hacia el Oriente y del Oriente hacia Europa (v.
ACAPULCO, GRO., GALEÓN y JALAPA, FERIA DE). Por la ruta Acapulco-
México también llegaban cacao y palmilla de Guayaquil, cobre de Coquimbo y
azúcar y quina del Perú. Por la carretera México-Chihuahua, ruta “de tierra
adentro” que se prolongaba hasta Santa Fe, llegaban todas las semanas a la
capital de Nueva España innumerables recuas transportando barras de plata y
oro, pieles, sebo, harina y vino, y retornaban con telas de lana de Puebla y
Querétaro, hierro, acero y mercurio, añadiendo a todo esto los saldos de los
productos asiáticos y europeos que iban a las ferias de San Juan de los Lagos y
Nuevo México. (v. FERIAS).
A principios del siglo XIX, el sistema de comunicaciones, que llegó a
vincular con eficiencia todos los centros de actividad económica y comercial,
fue descuidado en su mantenimiento. El barón de Humboldt observó que los
caminos no podían sustituirse por vías acuáticas navegables, en virtud de la
naturaleza física del país, que se sobrepondría a los “progresos de la
civilización”, por grandes que éstos fueran. Y añadió: “a causa del mal estado
actual de los caminos, no se utilizan carretas para el transporte de los géneros y
se prefiere el uso de acémilas, de modo que millares de caballos y mulas, en
largas recuas, cubren los caminos de México”. Y Pablo Macedo advierte “que
por un abandono sensible y perjudicial se halla casi extinguido en Nueva
España, el uso de los carros y carretas”. Esta situación empeoró cuando estalló la
guerra de Independencia. La lucha prolongada dañó las comunicaciones de
modo considerable y disminuyó las actividades comerciales; se interrumpieron
las labores agrícolas y se paralizó el tránsito en los caminos. Desde fines de
1810 ya no les fue posible a los soldados realistas llegar al puerto de Acapulco;
los caminos de “tierra adentro” fueron cortados y quedaron aisladas ciudades
como Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas, o regiones enteras como la
Nueva Galicia y las provincias internas. Hasta 1816 se pudo restablecer el

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tránsito México-Querétaro. Donde las partidas insurgentes contaban con
suficiente fuerza, dominaban los caminos y, si esto no les era posible, destruían
puentes, cortaban calzadas y tenían bajo constante amago a las personas y recuas
que transportaban mercancías. La urgencia de dedicar los arbitrios reales a
gastos de guerra impidió toda labor de mantenimiento, y los caminos quedaron
en completa ruina. Durante los primeros años de la época independiente (1821-
1852), se expidieron leyes y decretos relativos a caminos, que nunca se
cumplieron, porque lo impedían la pobreza del erario, la inestabilidad política y
otros factores adversos. Existen numerosos testimonios acerca de la situación de
los caminos en aquella época. En un documento oficial leído ante el Soberano
Congreso Constituyente de 1824, se dijo: “Algunos puentes se rompieron para
impedir el paso de las tropas, el empedrado se desmejoró y las corrientes de las
aguas llovedizas descarnaron por todas partes los terraplenes. El camino de
Acapulco está en el más decadente estado y por falta de reparaciones hay parajes
intransitables hasta para la arriería”. Los visitantes extranjeros que recorrieron el
territorio coinciden en esa opinión: Ward, primer representante de la Corona
británica, Pinsett, primer ministro plenipotenciario de Estados Unidos, la
marquesa Calderón de la Barca y Hardy, quien afirmó: “Las carreteras en
muchas regiones de México, especialmente en las provincias del interior, son
simples caminos transitados por caballos y mulas, pero nunca por un coche o por
una diligencia”. La inseguridad fue otra de las calamidades que sufrían los
viajeros. Melchor Ocampo la atribuía “más a los soldados que a los
contrabandistas u otras gentes”. De 1824 a 1852 los caminos quedaron a cargo
del Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual nada hizo para conservarlos ni
menos que extenderlos, atribuyendo ese abandono a la constante penuria que
padecía el gobierno. En 1853 se creó el Ministerio de Fomento, pasando los
caminos a ser responsabilidad de esa dependencia, pero sin resultados prácticos.
A la caída del Imperio de Maximiliano, durante el cual sólo pueden mencionarse
pequeñas obras de reparación en el camino México-Veracruz, el gobierno hizo
un llamado a las ciudades, pueblos y rancherías para que contribuyeran a la
reparación de caminos; pero como ninguna comunidad respondiera,
posiblemente por la falta de recursos, los gobiernos federal y locales asumieron
la responsabilidad de esos trabajos. Se principió por la reparación de los caminos
troncales: México-Puebla-Veracruz, Oaxaca-Perote-Jalapa-Veracruz, México-
Querétaro-Guanajuato-Lagos (por Silao y León), Guadalajara-San Blas, México-
Cuernavaca, México-Toluca y México-Tulancingo-Apan. La red, en 1876,
extendida y consolidada, era la siguiente: México-Puebla-Jalapa-Veracruz,
Orizaba-Córdoba-Puerto Ángel, México-Pachuca-Tulancingo-Tuxpan, Huejutla-
Tampico, México-Querétaro-San Luis, Victoria-Matamoros, Monterrey-Piedras

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Negras-Matamoros, Aguascalientes-Zacatecas-Durango-Mazatlán, Ciudad del
Maíz-Tampico, Guanajuato-Lagos-Aguascalientes, Jalapa-Tampico, México-
Cuernavaca-Chilpancingo-Acapulco, México-Toluca-Morelia, Zapotlán-Colima-
Manzanillo, Guadalajara-San Blas, Tonalá-San Cristóbal-San Juan-Frontera y
Campeche-Calkiní-Mérida-Progreso. La localización de estas vías fue adecuada,
pero no así la construcción; la carencia de recursos técnicos, humanos y
económicos y la escabrosidad de algunas regiones presentaron problemas a
menudo insuperables. Persistió el aislamiento de algunas regiones, por estar la
población desigualmente distribuida en el territorio y como consecuencia de las
zonas desérticas y las altas cordilleras. La región mejor dotada de
comunicaciones era el Centro. El Distrito Federal las tenía con las principales
ciudades de la República y con las costas de ambos océanos; en cambio, había
ciudades cercanas que no podían comunicarse entre sí de modo directo, teniendo
que pasar forzosamente por la capital. A pesar de los beneficios que
proporcionaban, los caminos provocaron una serie de problemas por la
resistencia de los dueños de las propiedades colindantes, quienes ponían toda
clase de obstáculos a la construcción y uso de las rutas. Cuando se estableció el
impuesto de peaje para quienes aprovechaban los caminos, aumentó el
descontento y los comerciantes de inmediato subieron el precio de las
mercancías. Este gravamen fue suprimido en 1862 por Benito Juárez. El
gobierno de Porfirio Díaz, en un principio, no concedió mayor importancia a los
caminos carreteros, pues parecía que los ferrocarriles podrían solucionar el
problema de las comunicaciones. Las carreteras que unían poblaciones, pero que
no conducían al ferrocarril, fueron descuidadas al grado que se volvieron
intransitables. Las reparaciones fueron insuficientes y poco se hizo para la
apertura de nuevos caminos. Sin embargo, ya en 1893, el Presidente declaraba:
“Como para el mantenimiento del tráfico de las vías férreas son necesarios los
productos agrícolas y mineros de comarcas que aún no disfrutan de ese medio de
transporte, el Ejecutivo atiende a la reparación de las carreteras ya existentes y a
la apertura de algunas nuevas, cuya necesidad se justifica, en cuanto se lo
permitan las preferentes atenciones del erario y ayudando para tal efecto a los
Estados, que son los directamente interesados en esas mejoras”. En 1891, al
crearse el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas, se consideró que era
indispensable construir nuevos caminos para conectar regiones importantes, a la
vez que se conservaran los existentes. En el de Tehuacán-Oaxaca-Puerto Ángel
se abrió el tramo del Infiernillo y se tendió un puente de hierro y mampostería de
138 m de longitud. En 1893 se terminó el camino de Tula a Ciudad Victoria; en
1896 se reparó el de Guadalajara a Tepic, y se prolongó a San Blas al año
siguiente; en 1901 se concluyó el de Paso de Parras a San Marcos, en

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Aguascalientes; y en 1902 se firmaron contratos para la construcción de los
caminos de Chiapa de Corzo a la frontera con Guatemala y de Mazatlán a
Culiacán, y se inició el puente sobre el río Grijalva, en el paso de Chiapa. Todas
estas obras se terminaron en 1909. El 22 de septiembre de 1905 se estableció
una junta directiva encargada de construir y reparar carreteras troncales o
generales. La primera que acometió fue la México-Toluca e inmediatamente
después la México-Puebla (en esta última se habían hecho 21 km en 1910).
Torín quedó comunicado en 1906 con la estación del ferrocarril de Guaymas a
Guadalajara. En 1909 se terminaron 52 km del camino de Iguala a Chilpancingo,
a cuya solemne inauguración (1° de mayo de 1910) concurrieron el presidente
Díaz, su gabinete y el cuerpo diplomático. Para esa fecha ya estaban en servicio,
además, 7 km de Chilpancingo a Acapulco. El gobierno federal cubría el costo
de las nuevas carreteras, que luego eran entregadas a los gobiernos de los
estados para que atendieran a su conservación. A pesar de que la época porfirista
se caracterizó por la preferencia que dio a los ferrocarriles, hubo una parcial
rectificación de esa política al convencerse el régimen de que no podría subsistir
el ferrocarril sin carreteras que lo alimentaran.
El transporte de carga por carretera se siguió haciendo con mulas, carros y
carretas, medio de transporte lento y costoso que muy poco volumen de
mercancías podían soportar. Para los viajeros, los transportes fueron la
diligencia, el guayín, la litera, la calesa, la volanta, las carretillas y los convoyes.
Los hacendados tenían predilección por el caballo y solía vérseles por los
caminos en briosas monturas, con vistosos trajes de charro, seguidos por mozos
de estribo y grupos de personas armadas con machetes, que se distinguían del
amo porque en vez de chaqueta vestían guayabera. El servicio de diligencias,
establecido en 1853 por Manuel Escandón (v. HOTELES), fue el preferido por
su rapidez y comodidad, mientras no fue desplazado por los ferrocarriles. De
Veracruz a la ciudad de México (577 km) se hacían tres días y medio, a razón de
15 km/h. A principios de este siglo aún transitaban por los caminos carreteros las
recuas, los jinetes, los guayines, los carros y las carretas.
Al terminar el régimen porfirista en 1911, las comunicaciones habían sufrido
las consecuencias de la rebelión armada: puentes volados, carreteras destruidas,
estaciones de ferrocarril incendiadas y líneas telefónicas y telegráficas
interrumpidas. El efímero régimen maderista poco o nada pudo hacer para
reparar lo destruido. Las luchas contra Huerta y entre las distintas facciones
causaron nuevos deterioros. Venustiano Carranza se vio precisado a emprender
obras urgentes de reparación de caminos, puentes y vías de ferrocarril. En 1918
se formó la Carta General de Caminos y en ella se apoyaron los proyectos de
apertura, modificación, localización y reparación; los proyectos y presupuestos

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para los puentes destruidos y las obras de los caminos de México a Querétaro, a
Pachuca, a Cuernavaca y a Morelia. En 1919 se hicieron reconocimientos para
muchas rutas cuya construcción requería técnicas especiales, tanto en el
Altiplano como en las serranías, y en la medida en que se gozaba de paz se
destinaba a los caminos mayores recursos económicos. La rebelión aguaprietista
de 1920 paralizó de nuevo las actividades camineras; pero ya el 12 de
septiembre de 1922, el presidente Álvaro Obregón informaba al Congreso: “Se
inauguró el Puente Internacional reconstruido entre Laredo (Tamaulipas) y
Laredo (Texas); se están construyendo cinco puentes en el camino de México a
Acapulco; se ha reparado el puente Juárez en Mazatlán y el puente metálico
sobre el estero de San Francisco en Campeche; y se han formulado proyectos y
estudios para otros puentes en Chiapas, Coahuila y Veracruz. Se dieron
concesiones para el establecimiento de tres puentes de peatones sobre el río
Bravo, y se autorizó la construcción de puentes provisionales entre Villa Acuña
y del Río y entre Piedras Negras y Eagle Pass”. En el periodo 1920-1924 se
inició el camino de Oaxaca a la sierra de Juárez; se reparó el de Magdalena
(Jalisco) a La Quemada; se hicieron composturas al de México-Querétaro y se
revistió de pavimento un tramo de la carretera México-Texcoco.
El presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928) creó la Comisión Nacional
de Caminos el 6 de abril de 1925, dándole facultades para administrar y aplicar
los impuestos recaudados sobre ventas de gasolina y tabacos labrados. La
Comisión se integró con representantes de las secretarías de Hacienda y de
Comunicaciones y Obras Públicas y un tercero designado por los causantes. Le
correspondía presentar el programa para construcción de caminos, formación de
proyectos y presupuestos, contratación, coordinación con autoridades judiciales
y administrativas, y conservación y uso de los caminos bajo su vigilancia. Se
terminaron cuatro categorías de caminos nacionales: 1. los que comunicaban la
capital con puertos marítimos o fronterizos abiertos al tráfico internacional o con
las capitales de los estados y de los territorios; 2. los que comunicaban las
capitales de los estados entre sí o con uno de los territorios; 3. los que estuviesen
comprendidos en dos o más municipalidades del Distrito Federal o de los
territorios federales; y 4. los que, atendiendo a conveniencias generales, fueran
declarados caminos nacionales por el Ejecutivo Federal. Se reglamentó el uso de
materiales, según el volumen del tráfico, y se estudiaron la naturaleza del
terreno, los costos locales y los recursos disponibles en las regiones. Debido al
creciente número de vehículos, el gobierno de Calles contrató con la empresa
Byrne Brothers Corp. la construcción de los caminos México-Puebla, México-
Pachuca y México-Cuernavaca, bajo el sistema de administración. Inicialmente
los ingenieros mexicanos no participaron activamente en las obras, pero dos

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años más tarde el gobierno consideró que la Comisión Nacional de Caminos
podía asumir la responsabilidad técnica y ejecutar los proyectos. A partir de
1928, sin excepción, los caminos de México han sido proyectados, construidos y
conservados por ingenieros y compañías nacionales. En 1932, la Comisión
Nacional de Caminos pasó a depender de la Secretaría de Comunicaciones y
Obras Públicas, con el nombre de Dirección General de Caminos, y así funcionó
hasta 1958. En la década 1930-1940 se construyeron 8 503 km entre caminos
federales y en cooperación con los estados, que sumados a los 1 426 ya
existentes, hicieron llegar la red a 9 929 km. De 1940 a 1950 se construyeron 11
493 km, con lo cual el total ascendió a 21 422. En enero de 1960 desapareció la
Dirección General de Caminos y se crearon las direcciones generales de
Construcción de Carreteras Federales, de Conservación de Carreteras Federales
y de Carreteras de Cooperación, dependientes de la Secretaría de Obras
Públicas, las cuales colaboran con la Comisión Nacional de Caminos Vecinales,
que desde el 4 de julio de 1960 sustituyó al Comité Nacional de Comunicaciones
Vecinales.
Durante la administración del presidente Adolfo López Mateos (1958-1964)
se construyeron 35 carreteras federales, se empezaron 24 y se terminaron 293
caminos en cooperación; y se invirtieron $7 361 millones en construcción,
conservación y reconstrucción. Las principales obras concluidas en el periodo
fueron la carretera de cuota México-Puebla, que curiosamente sigue el antiguo
camino real inaugurado en 1725; la carretera Querétaro-Celaya, con 13 km
menos que la antigua y más ancha; la carretera Durango-Mazatlán, de 318 km,
que facilita la salida de los productos de La Laguna y Delicias, y completa la
ruta transversal de costa a costa, a partir de Matamoros; la carretera
Villahermosa-Champotón, de 303 km, que comunica los estados de Yucatán,
Campeche, Tabasco y Quintana Roo; la de Tecate a Ensenada, de 105 km, parte
de la transpeninsular; la carretera Guanajuato-Dolores Hidalgo-San Felipe, de
104 km, que integró la red del Bajío; y la de San Luis Potosí a Río Verde, de 132
km, parte del camino transversal Tampico-San Luis Potosí-Barra de Navidad.
A causa de que los 71 882 km de carreteras que existían en 1970 sólo
comunicaban al 15% de las localidades del país, principalmente a las ciudades
donde vivía el 55% de la población, el gobierno del presidente Echeverría trazó
un programa para la transformación de buena parte de los 330 mil kilómetros de
brechas en caminos rurales transitables en todo tiempo. Al efecto se utilizó la
mano de obra campesina, aliviando de paso, aunque fuese parcialmente, el
creciente desempleo en el medio rural. Gracias a esto la red creció hasta 177 mil
kilómetros en 1975. En cuanto a las carreteras de primer orden, se puso el acento
en la costera del Pacífico, que incluye la transpeninsular de la Baja California;

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en las fronterizas del Norte y del Sur; en la liga de los ejes del Golfo y del
Pacífico en el extremo sureste de la República; en las vías transversales de
Chihuahua y Durango a Sonora y Sinaloa; y en el acceso a los sitios donde el
propio régimen instalaba plantas siderúrgicas, petroleras o de energía eléctrica.
En 1997 la infraestructura carretera nacional tenía una extensión de 315 889
kilómetros, en los que se movilizaba la mayor parte del flujo terrestre de carga y
pasaje en el país. Por estado superficial, 102 971 contaban con pavimento y 152
mil con revestimiento. Y por número de carriles, 86 401 disponían de dos
carriles y 9 925 de cuatro o más. Existían diez ejes troncales que comunicaban a
las principales zonas productivas y núcleos comerciales con importantes
ciudades y puntos turísticos del país. En cuanto al movimiento a través de las
principales carreteras de cuota (6 598 kilómetros), el tránsito diario promedio
anual era de 564 319 vehículos. Debido a los daños causados por el huracán
Paulina, en octubre, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes destinó 600
millones de pesos a la reconstrucción de 47 puentes y 19 pasos provisionales en
Oaxaca y Guerrero, así como a la rehabilitación de 700 kilómetros de caminos
rurales en esta última entidad. Por su parte, Caminos y Puentes Federales y
Servicios Conexos, continuaba administrando la red de autopistas de cuota a su
cargo. En materia de seguridad carretera, se atendían 774 puntos conflictivos en
donde se presentaban con frecuencia accidentes, se mejoraba la señalización y se
mantenían las campañas de prevención a través de los medios masivos de
comunicación. El estado mexicano había asumido el control de 23 de las 52
autopistas concesionadas, pues “no estaban cumpliendo con su objetivo de ser
un medio de transporte seguro, rápido y eficiente para un gran número de
usuarios, pues sus tarifas eran muy elevadas, su mantenimiento no era adecuado
y no estaban obteniendo los ingresos necesarios para cumplir con sus
compromisos financieros”. El costo fiscal para preservar esta importante
infraestructura y retirar la amenaza sobre el sistema bancario nacional en virtud
de la cartera vencida de los concesionarios, ascendía a 19 mil millones de pesos.

LONGITUD DE LA RED DE CAMINOS


(kilómetros acumulados)
Brechas
Año Total Pavimentados Revestidos Terracerías
mejoradas
1965 61 252 34 431 18 373 6 693 1 755
1970 71 520 41 947 21 079 6 539 1 955
1975 186 218 60 643 77 723 46 393 1 459
1976 193 290 60 861 84 558 46 414 1 457
1977 199 060 62 564 86 984 48 476 1 036
1978 207 661 64 176 84 384 25 750 36 351
1979 211 246 65 788 85 447 24 103 25 908
1980 212 626 66 920 87 562 24 735 33 409

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1981 213 238 68 412 88 728 24 601 31 497
1982 213 702 70 234 92 493 20 725 30 250
1983 216 471 70 754 89 132 27 302 29 430
1984 221 003 71 631 103 856 16 086 29 430
1985 224 225 73 927 115 384 3 516 31 398
1986 230 991 76 948 117 174 4 389 32 480
1987 233 339 79 283 117 071 4 139 32 846
1988 235 033 79 596 118 405 4 138 33 120
1989 237 057 81 961 119 195 3 781 33 120
1990 239 235 83 925 118 472 3 781 33 120
1991 242 294 87 107 118 349 3 781 33 120

Camino de Chinmameco, Hgo. (fines del s. XIX)


AEM

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Carretera Mexicali - Tijuana, Cuesta de la Rumorosa
AEM

Vista de la cañada del camino a Sta. Ma. Regla, óleo de Eugenio Landesio
AEM
CAMIONES
(Del francés camion.) En México se conoce con ese nombre al vehículo de
motor usado tanto para el transporte de carga, como de pasajeros. A partir de la
etapa constructiva de la Revolución, la producción y el mercado de vehículos de
motor registra un crecimiento notable, impulsado por el aumento de la red de

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carreteras que incorpora constantemente a la economía nacional vastas regiones
del país. En medio siglo, la flota de camiones de carga y de pasajeros ha crecido
100 veces.
Hacia 1970 esta rama mostró mayor desarrollo que la economía en conjunto;
de ese año a 1980, el producto nacional creció a una tasa media del 6.4%, y el de
la industria automotriz, a un ritmo de 12.6%, de modo que su participación en
aquél pasó de 0.6% a 1.1% en el periodo. En 1980 operaban en el país nueve
empresas, de las cuales cinco fabricaban camiones pesados (hasta de 13.5 t) y
tractocamiones; y tres, autobuses integrales. Sólo Diesel Nacional (Dina)
producía los tres tipos de unidad. Durante el mismo periodo se generaron
empleos a una tasa promedio del 6% anual. En 1980 las remuneraciones pagadas
ascendieron a $2 980.3 millones, lo que representó un crecimiento medio anual
de 23.3%, pues en 1970 sumaron $368 millones. La tasa media anual de
crecimiento en la producción de unidades, durante el periodo 1970-1980, fue la
siguiente: camiones medianos y pesados, 9.1%; tractocamiones, 20.2%; y
autobuses integrales, 6%. En 1978 y 1979 la producción de tractocamiones
resultó insuficiente para cubrir la demanda interna, por cuya razón se
autorizaron importaciones.
Debido al carácter estratégico de esta rama y con el objeto de equilibrar la
balanza comercial del sector, incrementar las inversiones y el empleo, y acelerar
el desarrollo tecnológico, el gobierno federal señaló a cada planta un
presupuesto de divisas, de modo de compensar su gasto mediante una mayor
integración nacional o más altas exportaciones. En 1981, la industria automotriz
en su conjunto siguió creciendo. En el sector terminal operaban 14 empresas, de
las cuales siete producían automóviles y camiones y las restantes sólo camiones,
tractocamiones y autobuses. El número de empleados en esta actividad ascendió
a 240 mil. Sin embargo, en 1982 hubo un descenso pronunciado, ocasionado por
huelgas, carencia de autopartes y cortes de energía eléctrica. La demanda
también descendió en 1982 y 1983: las ventas de camiones disminuyeron de 216
mil unidades en 1981, a 175 mil en 1982 y a 80 mil en 1983; los de
tractocamiones, de ocho mil a 3 600 y a 451 unidades; y las de autobuses
integrales, de 6 900 a 1 430 y a 265, en el orden de esos mismos años. Para
mitigar los problemas que afectaban a la industria, el gobierno expidió el decreto
del 13 de septiembre de 1983, que fijó los siguientes objetivos: consolidar los
avances logrados, adecuar la producción a las necesidades del país y procurar
cierto equilibrio en su balanza de pagos. Además, se consideró necesario contar
con un sistema de transporte y una oferta de vehículos más acorde con las
necesidades del país. La Secretaría de Comercio y Fomento Industrial
determinaría para cada empresa y por cada modelo, un presupuesto anual de

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divisas. Para los modelos 1984, 1985 y 1986, estarían exceptuadas las empresas
fabricantes de camiones con motores diesel, tractocamiones y autobuses
integrales, las que compensarían sus importaciones y pagos al exterior en la
proporción que estableciera la propia Secretaría. Uno de los propósitos del
decreto fue racionalizar el consumo de gasolina y diesel, y disminuir la
contaminación ambiental. Por ello los automóviles y camiones comerciales
destinados al mercado nacional, no debían llevar motores de gasolina de ocho
cilindros, los primeros desde 1984 y los segundos en 1985. Asimismo, a partir
del 1° de noviembre de este último año, los camiones pesados para el mercado
nacional no podrían tener motor de gasolina. Las empresas que incorporaran
motores diesel en camiones de todos tipos, tractocamiones y autobuses
integrales, deberían tener un 51% de capital mexicano.
Bibliografía: INEGI: La industria automotriz en México, 1979-1983 (1984);
“Una industria en busca de soluciones: la automovilística”, en Revista Comercio
Exterior (XXXIII-11, noviembre de 1983); y Escenarios económicos de México,
1981-1984 (1981).

PRODUCCIÓN NACIONAL
Conceptos 1989 1990 1991 1992
Camiones:
Comerciales 122 584 131 458 146 065 158 375
Ligeros 37 441 48 124 70 966 67 622
Medianos 1 030 448 692 812
Pesados 5 265 8 964 13 016 12 972
Chasis coraza 1 577 2 089 3 920 3 271
Subtotal: 167 897 191 083 234 659 243 052
Tractocamiones 3 498 3 853 8 689 6 478
Autobuses integrales 680 1 521 2 108 2 232
Total: 172 075 196 457 245 456 251 762
Fuente: Asociación Mexicana de la Industria Automovilística. Boletín mensual.

NÚMERO DE CAMIONES
Años1 De pasajeros De Carga Total
1941-1945 11 613 55 186 66 799
1946-1950 15 842 95 039 110 881
1951-1955 20 245 176 081 196 326
1956-1960 23 630 276 125 299 755
1961-1965 29 462 350 443 379 905
1966-1970 33 059 524 985 558 044
1971-1975 50 762 887 912 938 674
1976-1980 75 719 1 505 560 1 581 279
1981-1985 84 426 1 969 084 2 053 510
1986-1990 87 954.2 2 907 563.6 2 995 517
1
Promedios anuales.
Fuente: México Social. 1985, 1986-87, 1988; Instituto Nacional de Estadística, Geografía e

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Informática, Anuario Estadístico de la República Mexicana 1991.
CAMOTE
(Del náhuatl camotli. Ipomoea batatas L. Lam.) Planta perene convolvulácea
que en tiempos precolombinos llegó a América desde Oceanía, según el estudio
lingüístico del sabio francés Paul Rivet. Las partes que se aprovechan como
alimento son los tubérculos radicales, de tipo azucarado o almidonoso y de
diferentes colores y sabores. Además, se consumen confitados de diversas
maneras: en Puebla, en pasta, presentados en rollitos; y en Querétaro, cocidos en
almíbar. Las hojas se emplean como forraje verde para el ganado. Por extensión
se llama camote a cualquier tubérculo, bulbo o rizoma carnoso o almidonoso.
Paremiología. En lenguaje figurado familiar, “tragar camote” es hablar con
dificultad, por pena, temor o ignorancia; y “poner a alguien como camote” es
vapulearlo a conciencia, de palabra o hecho.
CAMOTE DEL CERRO
Nombre que se aplica a varias plantas con raíz hinchada y carnosa, semejante a
la del camote, en particular a las siguientes:
Peteria scoparia A. Gray. Hierba o subarbusto de la familia de las
leguminosas, hasta de 1.2 m de altura, con las hojas pinadas, provistas de finas
espinitas en la base; y foliolos elípticos (de 4 a 5 mm). El fruto es una vaina
elástica, de 1 cm de ancho por 6 a 7 de largo. Se desarrolla en Sonora,
Chihuahua y San Luis Potosí.
2.Dioscorea dugesii Rob. Planta dioscoreácea, trepadora, con camotes
venenosos, grandes, alargados y tortuosos; tallo densamente cubierto de
pequeñas espinas, principalmente en la base; hojas enteras ovado-cordiformes,
con nueve nervaduras arqueadas; y flores pequeñas, dioicas (las masculinas en
un individuo y las femeninas en otro), agrupadas en racimos largos. Las
masculinas, pubescentes, tienen seis estambres; y las femeninas, el ovario ínfero,
tricarpelar, trilocular, provisto de seis óvulos ​dos en cada división​ y tres estilos.
El fruto es una cápsula de tres valvas. Las semillas son comprimidas y aladas. Al
igual que otras especies del mismo género, se usa su camote venenoso para
aturdir a los peces y pescarlos más fácilmente. Se conoce en Sonora, Michoacán,
San Luis Potosí, Guanajuato y Oaxaca. Recibe también el nombre de nacú
espinudo (zoque de Chiapas).
CAMOTILLO
Curcuma longa L. Nombre que se da en la Huasteca hidalguense a la planta
herbácea, originaria de la India, de la familia de las zingiberáceas, cultivada en
regiones calientes del país para aprovechar su rizoma en condimentos y tinturas
(v. AZAFRÁN).
2.Zamia furfuracea L. En Yucatán se da este mismo nombre a una cicadácea
cuya raíz cruda es venenosa. Tiene aspecto de palma debido a que sus hojas

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salen del extremo superior del tallo; éste es a veces muy corto, y otras alcanza
varios metros de altura. Las hojas están compuestas por pinas (20 a 26)
oblanceoladas u oboval-oblongas. Las flores son dioicas (las masculinas y las
femeninas en individuos diferentes), agrupadas en grandes conos gruesos que se
desarrollan en el ápice del tallo, rodeados por las hojas. Los conos femeninos
alcanzan de 5 a 10 cm de largo, son amarillos y en ellos se desarrollan semillas
semejantes a las nueces. Se conoce en la península de Yucatán y en Veracruz. Es
cultivada como ornamental en México y en Europa. Fue introducida en
Inglaterra en 1691, según Standley.
CAMP, JUAN FRANCISCO
Nació en Sales d'Aude, Francia, en 1891. Agregado cultural de la embajada de
Francia en México (1945-1948) y director del Instituto Francés de América
Latina, escribió En la silla de Pancho Villa (París, 1952), Los más bellos poemas
españoles e hispanoamericanos (París, 1948) y, en colaboración con su hijo
André, México (Mónaco, 1952), estudio sobre documentos de arte. Otras obras
suyas son José María de Pereda, se vie, son ouvres et son temps 1883-1906
(París, 1937), Federico García Lorca y Romancero gitano (1945), La guinalde
spagnole, les cent plus belles fleures du sonnet spagnol trasplantées en Terre
Française (1947, con prólogo de Alfonso Reyes), La litterature espagnole des
origines á nous jours (París, 1965), Poesías (1965). Además tradujo varias
obras.
CAMP, RODERIC A
Norteamericano, es investigador en el Departamento de Ciencias Políticas de la
Universidad de Iowa. Ha visitado México en varias ocasiones. Dirigió un
programa de estudios socioeconómicos en el Colegio Central de Yucatán. Es
autor de Mexican Political Biographies, 1935-1975 (1976, en colaboración con
Charles A. Halley y Josefina Z. Vázquez), Los intelectuales y el Estado en
México (en prensa, 1986) y de artículos publicados en Relaciones, revista de El
Colegio de Michoacán.
CAMPA, EMILIO P
Nació en Nazas, Dgo., en 1890; murió en la ciudad de México el 6 de marzo de
1920. En febrero de 1912, junto con José Inés Salazar y Demetrio Ponce,
encabezó en Casas Grandes, Chih., la sublevación de un grupo de rurales
maderistas que proclamaron el lema magonista de “Tierra y Libertad”. El día 18,
por medio de un manifiesto, desconoció al gobierno de Madero, “por haber
traicionado el Plan de San Luis”, y designó al general Pascual Orozco hijo, jefe
supremo del movimiento. El día 27, al frente de unos mil hombres regularmente
armados y en compañía de Salazar, ocupó Ciudad Juárez, donde se hizo de
buena cantidad de pertrechos. En marzo, Orozco aceptó encabezar la rebelión y
el día 6 ratificó a Campa el grado de general brigadier que éste se había

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conferido. En las semanas siguientes, al mando de una brigada, cooperó con
Orozco en la campaña contra las tropas federales, asistiendo a los siguientes
hechos de armas: toma de Santa Cruz de Neira (19 de marzo); combate de
Rellano (día 24), durante el cual sus hombres lanzaron una “máquina loca”
contra el enemigo, cuya explosión causó pánico entre los federales y el suicidio
del general José González Salas, quien los mandaba; batalla de San Pedro (día
28), y ataque y toma de Hidalgo del Parral (5 de abril). El gobierno envió
entonces una nueva y poderosa columna, al mando del general Victoriano
Huerta. Orozco, a su vez, comisionó a Campa para que al frente de 1 500 jinetes
cortara por el sur la retirada a los federales que se concentraban en Torreón. En
el curso de esta expedición derrotó al coronel Ricardo Peña, quien marchaba de
Durango a Torreón (17 al 23 de mayo), y retrasó por varios días la llegada a esta
población de la columna del general Aurelio Blanquet, que se dirigía en auxilio
de esa plaza desde México (23 al 27 de mayo). Concentrado al grueso de la
fuerza orozquista, estuvo presente con su brigada en la derrota que sufrieron en
Bachimba (3 y 4 de julio) y se retiró después hacia la ciudad de Chihuahua. A
fines de julio, bajo las órdenes del general Salazar, marchó a propagar la
revolución en la zona noreste de Sonora. Se separó de éste en agosto, con unos
400 hombres, y combatió sin éxito en Ures, Moctezuma y Babícora.
Expedicionó por los distritos de Magdalena y Altar; ocupó Caborca
(septiembre); regresó al estado de Chihuahua y en la hacienda de Hormigas,
cuando sólo le quedaban 150 elementos de tropa (fines de 1912), se unió a la
partida que mandaba el general orozquista Marcelo Caraveo. En marzo de 1913
se rindió al gobierno huertista y éste le confirió (día 13) el empleo de brigadier
irregular, dándole el mando de una brigada. Ese año combatió contra los
constitucionalistas que operaban en la región lagunera. El 13 de abril recuperó
Mapimí, Dgo., y en junio se incorporó a la columna que dirigía el general José
Delgado y la cual retomó el 16 de julio la ciudad de Zacatecas, que habían
ocupado los revolucionarios ese mes. En esa acción tuvo el mando de toda la
caballería. De regreso a Torreón, se distinguió en la primera defensa de esa plaza
(22 al 31 de julio); fue ascendido a general de brigada (22 de agosto) y
posteriormente tomó parte en la segunda (30 de septiembre a 1° de octubre),
hasta que el general Francisco Villa se apoderó de la ciudad. El 6 de diciembre,
cuando viajaba por tren de Saltillo a Torreón con sólo una pequeña escolta, fue
atacado en la estación Zertuche, Coah.; cayó prisionero, pero consiguió fugarse
después de sostener una lucha cuerpo a cuerpo con quienes lo custodiaban. El 6
de marzo de 1914 ascendió a general de división y pasó a la columna que a las
órdenes del general Javier De Moure debía recuperar Matamoros; en junio, sin
embargo, se le ordenó volver a México, donde el 15 de julio solicitó y obtuvo

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permiso para ausentarse del país. Fuera ya de toda actividad política y militar,
volvió enfermo y murió en la capital de la República. (M.A.S.L.)
Fuente: Archivo de Cancelados de la Secretaría de la Defensa Nacional.
CAMPA, GUSTAVO E
Nació y murió en la ciudad de México (1863-1934). Discípulo de Ituarte y
Felipe Larios, estudió composición con Melesio Morales en el Conservatorio
Nacional. Formó parte del célebre Grupo de los Siete junto con Ricardo Castro,
Juan Hernández Acevedo, Felipe Villanueva, Carlos Julio Meneses y Pablo
Castellanos León. En 1887, con Castro y Villanueva fundó el Instituto Musical y
en 1900 asistió en representación de México al Congreso Internacional de la
Música en París. A su regreso fue nombrado inspector general de música en
escuelas y conservatorios. A la muerte de Castro, en 1907, lo sucedió en la
dirección del Conservatorio Nacional, cargo que ocupó hasta 1913. Dirigió la
Gaceta Musical (1896-1914) y escribió Disertación y revista histórica sobre
armonía (1881), Artículos y críticas musicales (1902), Viaje musical por Europa
(1909), Críticas musicales (París, 1911) y Escritos y críticas musicales (1917),
con prólogo de Manuel M. Ponce. Es autor de la ópera El rey poeta, estrenada en
el Teatro Principal en 1901 y cuyo argumento, de Alberto Michel, se basa en la
vida de Nezahualcóyotl. Entre sus discípulos destacaron Estanislao Mejía, Juan
D. Tercero, Alfonso De Elías y Candelario Huízar.
CAMPA G., LUIS
Grabador, fue discípulo del inglés Jorge Agustín Periam (siglo XIX), a quien en
1858 sustituyó en la dirección de la Escuela de Grabado de la Academia de San
Carlos. Con sus compañeros y discípulos Orellana, los Enciso y otros, practicó
esa especialidad de 1850 a 1900. En 1859 realizó una de sus mejores obras:
Éxtasis de San Francisco.
CAMPA SALAZAR, VALENTÍN
Nació en Monterrey, N.L., el 14 de febrero de 1904. Vivió de niño en Torreón,
donde estudió la primaria y presenció acontecimientos de la Revolución que
dejaron huella indeleble en su carácter. Trabajó como obrero en la empresa La
Corona, subsidiaria de la Royal Dutch Company (1920-1921), y en Ferrocarriles
Nacionales (desde 1922), cuyo sindicato llegó a dirigir (1943-1947). En 1927
ingresó al Partido Comunista Mexicano, del que fue militante y dirigente hasta
noviembre de 1981, fecha en que ésa y otras corrientes políticas formaron el
Partido Socialista Unificado de México (PSUM). En febrero de 1927 se le
detuvo por primera vez, a consecuencia de su participación en una huelga. En 12
ocasiones más ha estado en la cárcel, la última de ellas a partir del 1° de febrero
de 1959, en que fue aprehendido junto con Demetrio Vallejo y seis mil
estudiantes y obreros más. Estos últimos quedaron pronto en libertad, mientras
él permaneció en prisión 10 años y dos meses, hasta que fue abolido el delito de

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disolución social. En 1976 fue candidato de su partido a la Presidencia de la
República, y más tarde diputado al Congreso de la Unión (1979-1981). Es autor
de inumerables artículos periodísticos y folletos de tema político y del libro Mi
testimonio. Memorias de un comunista mexicano (1978). De 1979 a 1986 ha
colaborado en Excélsior y en Así Es, órgano del PSUM.
CAMPA Y COS, MIGUEL DE LA
Religioso franciscano activo en el siglo XVIII. Nació en Durango; murió en la
ciudad de México, pero no se tienen datos de las fechas. Después de servir en las
misiones de la sierra Gorda de Querétaro, acompañó a fray Francisco Palou a
Tepic, de donde partió a la Baja California. El 3 de abril de 1768, en Loreto, fue
destinado a la conversión de San Ignacio y luego comisionado para establecer
una nueva misión en el norte de la península, que sirviera de base para la
penetración en la Alta California. Junto con Serra, en mayo de 1769 fundó San
Fernando Velicatá, donde trabajó hasta 1773, fecha en que remplazó al padre
Palou como presidente de las misiones bajacalifornianas en Loreto. Debido a la
entrega de los establecimientos peninsulares a los dominicos en ese año,
permaneció en Loreto durante 1774 para supervisar el envío de ganado y demás
provisiones a las nuevas misiones franciscanas en Alta California. En marzo de
1775, a bordo del Santiago, recorrió la costa californiana hasta la bahía de
Trinidad, en busca de nuevos sitios para fundar misiones. En septiembre regresó
por tierra desde Monterey y determinó, en compañía del padre Palou, el sitio
para fundar San Francisco de Asís. Posteriormente estuvo en San Blas (Nayarit)
y al fin, delicado de salud, se retiró al colegio de San Fernando de México.
CAMPAMOCHA
Stagmomantis montana Saussure. Insecto mántido de color verde; es mimético,
pues la forma y coloración de sus alas imitan hojas. Por su voracidad, se ha
empezado a utilizar como control biológico de plagas. Debido a su hábito de
mantener juntas sus patas delanteras, especialmente cuando sujeta a su presa y
come, a semejanza de las personas en actitud de orar, se le conoce también como
manta religiosa, alaba-a-dios o santa-teresa.
CAMPAMOCHO
Chirostoma diazi, familia Atherinidae, orden Atheriniformes. Pez dulceacuícola
del grupo del pescado blanco, endémico del lago de Chapala. Es muy apreciado
por lo fino de su carne. V. CHARAL.
CAMPANA
Phoebe helicterifolia Mez. Arbusto o árbol de la familia de las lauráceas que
presenta hojas alternas, de peciolo corto, con finos y numerosos pelitos
amarillentos en el envés, obtusas y cordiformes en la base, elípticas, obovadas o
lanceoladas, de 5 a 10 cm de largo, agudas o acuminadas en el ápice; flores
pequeñas, con el perianto de seis lóbulos, sin corola, androceo de nueve

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estambres dispuestos en tres series, con filamentos muy cortos y anteras
rectangulares, y ovario súpero o semisúpero, unilocular. El fruto, elíptico y
azulado, va sobre un pedúnculo rojo y grueso; tiene una semilla. Es común en
las selvas siempre verdes o subcaducifolias de Chiapas. Se le conoce también
con los nombres de palo de campana, anté, laurel y palo de tzitz o simplemente
tzitz.
2.Lafoensia punicaefolia DC. Nombre que se da en Chiapas a un árbol
maderable de la familia de las litráceas (v. GRANADILLO).
3. También se aplica esta denominación a las solanáceas venenosas del
género Datura: D. arborea L. y D. suaveolens Humb. y Bonpl. V.
FLORIPONDIO.

La Campana de Dolores, Gto., fue tocada por el cura Hidalgo al dar el grito de
Independencia.
AEM
CAMPANA
Instrumento de metal, en forma de copa invertida, que golpeado con el badajo,
sirve en los templos para convocar a los fieles. Los españoles introdujeron las
campanas en México. Las primeras que se fundieron en el país son de forma
alargada, al modo como se usaban en algunas regiones de España. Del siglo XVI
sobreviven pocas muestras, entre ellas las que se instalaron en la iglesia
agustiniana de Acolman, Méx. las cuales ostentan en relieve el símbolo del
pueblo. Desde un principio se bendijeron las campanas, ceremonia a la que se
llama bautizo, y se les grabaron la fecha y varios nombres, especialmente el
propio y a menudo el de los donantes, padrinos y fundidores. En la catedral de
México se colocaron algunas de las más notables campanas que hay en la

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República Mexicana: esquilas, esquilones y tiples, según su tamaño y la
tonalidad de su sonido. Entre las más celebres se cuentan Doña María y San
Joseph, fundidas por Simón y Juan Buenaventura entre 1578 y 1589. Manuel
Toussaint, en su obra Arte colonial en México, registra estas otras: Santa
Bárbara, de 1589; Santa María de los Ángeles, fechada en 1616 por Hernán
Sánchez; Santa María de Guadalupe (tiple), de 1654; Señor San José y San
Miguel Arcángel, de 1658; San Miguel (esquila), obra de Parra, y San Agustín,
de 1684; San Gregorio, por Manuel López, de 1707; Santa Bárbara (tiple), de
1731; San Rafael, por Juan Soriano, de 1745; Nuestra Señora del Carmen
(tiple), de 1746; San Juan Bautista y Evangelista (esquila), de 1751; San Pedro
y San Pablo, por José Contreras, de 1752; San José (tiple), de 1757; San Paulino
Obispo (esquila), de 1758; San Joaquín y Santa Ana (esquila), por Bartolomé y
Antonio Carrillo, de 1766; La Purísima (esquilón), Santiago Apóstol, San Ángel
Custodio (esquila) y Nuestra Señora de la Piedad (tiple), por Bartolomé
Espinosa, de 1767, 1784 y 1787; y Santa María de Guadalupe, Los Santos
Ángeles y Jesús (esquilón), por Salvador de la Vega, de 1791. A fines del siglo
XVIII se hizo también la Santo Domingo de Guzmán (tiple), cuyo autor se
desconoce. Para la catedral de Puebla, Francisco Márquez hizo la Doña María,
en 1637; Diego Márquez Bello, la San José, en 1638; Antonio Campos Herrera,
varias, hacia 1673; y Antonio de Herrera y Mateo Peregrina, la Jesús Nazareno
en 1731. Una campana de singular importancia en la historia nacional es el
esquilón San José que estuvo en la parroquia de Dolores, Gto. Fue tocada por el
cura Miguel Hidalgo y Costilla al lanzar el Grito de Independencia en la
madrugada del 16 de septiembre de 1810, y desde entonces se ha convertido en
uno de los símbolos nacionales. Fue fundida en 1768, mide 1.77 m desde la
orilla de la boca hasta la parte superior del contrapeso y 1.09 de diámetro, tiene
9 cm de espesor y pesa 785 kg. En 1896 el presidente Porfirio Díaz, a iniciativa
de Guillermo Valleto y Gabriel Villanueva, hizo llevar a la ciudad de México la
venerable reliquia histórica, y el 14 de septiembre de ese año fue colocada sobre
el balcón central del Palacio Nacional; el 15 se inició la tradición de hacerla
sonar por el jefe del Estado. Una réplica del esquilón San José fue hecha para la
iglesia de Dolores Hidalgo, y otros 31 ejemplares semejantes se enviaron a las
capitales de los estados y territorios de la República y fueron inaugurados el 15
de septiembre de 1960, por ser esa fecha el cincuentenario de la Revolución y el
ciento cincuenta aniversario de la iniciación de la Independencia.
CAMPANILLA
Campanula medium L. Hierba bienal de la familia de las campanuláceas
originaria del sur de Europa, pero cultivada en México como ornamental.
Presenta tallo robusto, erecto, piloso-híspido, hasta de 1.2 m de alto; hojas
simples, enteras, alternas, estipuladas, sésiles, con la base ancha y adelgazada,

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pilosas, dentadas en el margen, lanceolado-oblongas u oblanceoladas (las
basales de 15 a 25 cm de largo y las superiores de 7 a 12); flores en forma de
campana, azul-violáceas (en muchas tonalidades), de 2 a 3 cm de ancho por 4 a
6 de largo, sostenidas por un pedúnculo corto, solitarias o en grupos de dos,
erectas o ascendentes; con cáliz de cinco sépalos anchos y lanceolados; corola
gamopétala, con el tubo en forma de campana y cinco lóbulos cortos y
extendidos hacia la base de la flor; cinco estambres alternos a las divisiones de
la corola; ovario ínfero, generalmente pentalocular, con múltiples óvulos; y
estilo dividido en cinco estigmas. Las inflorescencias se dan en racimos
terminales poco densos, pero son grandes y muy vistosas. El fruto es una
cápsula, dehiscente por la parte basal cuando alcanza la madurez. De ésta, que es
la más común de las campanillas, se han originado, por selección de cultivos,
varias formas de flores blancas (alba) y rosadas (rósea), en múltiples tonalidades
(purpúrea, azulada), simples o dobles, según se conserven la apariencia y el
color originales del cáliz o se transformen éstos semejando a los de la corola.
C. medium, var. calycanthema Nichols., se caracteriza por tener el cáliz
transformado de manera que parece ser una segunda corola. De esta variedad
hay dos formas, cada una en diferentes colores: la de cáliz como corola externa,
extendida o rotada (llamada de taza y plato), y la de cáliz campanulado y
longitud igual que la corola (raza doble). El cultivo se hace por semillas,
sembradas a 1 cm de profundidad, en buen suelo de jardín y en lugar a media
sombra. En climas extremosos, las plantitas deben ser trasplantadas a almácigos
protegidos en la estación fría, y después colocadas en su lugar definitivo, a la luz
directa del sol. Florecen principalmente en mayo y junio. Son muy comunes en
los parques y jardines de México.
2. Las siguientes especies reciben el mismo nombre vernáculo: Cobaea
scandens Cav., de la familia de las palemoniáceas (v. YEDRA MORADA);
Datura candida (Pers.) Saff. y D. suaveolens Humb. y Bonpl., de la familia de
las solanáceas (v. FLORIPONDIO); Ipomoea purpurea var. diversifolia (Lind.)
O​Donell, de las convolvuláceas (según Ramírez y Alcocer, planta de climas
cálidos y templados); Thevetia peruviana (Pers.) Merr., de las apocináceas
(Yucatán, Morelos y Guerrero); y Trophia racemosa (L.) Urban, de las moráceas
(Sinaloa).
CAMPANILLA ENCARNADA
Datura sanguinea Ruiz y Pav. Arbusto grande, de porte arbóreo, de la familia de
las solanáceas, hasta de 4 m de alto; de ramas frágiles, provistas de hojas en el
ápice; hojas grandes, con peciolos de 5 a 6 cm de largo (acanalados y
pubescentes), oblongas, angostas, agudas o acuminadas; en grupos de cinco a
siete, saliendo del mismo sitio de las ramas; pubescentes, brillantes en el haz y
más pálidas en el envés; las inferiores, anguloso-sinuadas y las superiores,

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enteras; de 15 a 18 cm de largo; y flores grandes (20 a 25 cm de largo), axilares
y solitarias, terminales, pedunculadas, pendulosas, de color rojo anaranjado
brillante, con nervaduras amarillas: cáliz ovado, pentabular, tubular, jaspeado, de
5 a 6 cm de largo; corola en forma de trompeta o de embudo, con cinco lóbulos
extendidos, plegados; cinco estambres insertos cerca de la base del tubo de la
corola y alternando con los lóbulos de la misma; ovario súpero, bilocular; y
estilo largo, filiforme y bilobulado. El fruto es una cápsula turbinada (obcónica),
grande (8 a 9 cm de largo), amarilla en la madurez e indehiscente. Las semillas
tienen propiedades narcóticas. Es planta originaria de Perú; se cultiva en el valle
de México y en otros lugares de la República como ornamental, por sus grandes
y vistosas flores. Recibe también el nombre de floripondio rojo o encarnado.
CAMPBELL, ALBERTO H
Nació en Charleston y murió en Ravenswood, ambas de Virginia, E.U.A. (1836-
1899). Artista e ingeniero civil norteamericano, recorrió el norte del país y dejó
una serie de dibujos y grabados sobre presidios, misiones, pueblos, ríos y
paisajes de Sonora, Chihuahua y California. Son dignos de mención: San Xavier
del Bac, con su iglesia y su misión;San Felipe, Santa Inés y Valle de San
Buenaventura. Los detalles de la flora, los trajes de los habitantes y el registro
de las costumbres forman un documento vivo y pleno de colorido del México de
1850 a 1860. Trabajó como ingeniero en varias empresas ferrocarrileras; fue jefe
de la oficina de topógrafos del Ejército Confederado durante la Guerra de
Secesión y trazó mapas importantes.
CAMPBELL, FEDERICO
Nació en Tijuana, B.C., el 1° de julio de 1941. Estudió derecho y filosofía y
letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, y periodismo en Saint
Paul, Minnesota. Ha sido corresponsal de prensa, director de la revista Mundo
Médico (1973-1977), fundador y editor de La Máquina de Escribir y traductor.
Su primer libro, Infame turba (Barcelona, 1972), incluye 26 entrevistas con
escritores españoles que hablan sobre literatura hispanoamericana. También es
autor de Conversaciones con escritores (1972), Pretexta (novela, 1979), Todo lo
de las focas (novela, 1982) y Los Brothers (1984).
CAMPECHE, CAMP
(Del maya Ah kin, sacerdote, y Pech, garrapata, o sea un animal totémico.)
Capital del estado y cabecera del municipio de su nombre, está situada a los 19°
51' de latitud norte y 90° 33' de longitud oeste, frente al mar, en una planicie
fértil, semirrodeada por las cadenas de colinas paralelas a la costa, que forman,
tierra adentro, los valles de Kalá, Chiná y Sambulá. El talweg por donde desagua
el segundo origina el estero o río de San Francisco, que atraviesa la ciudad. En la
formación más meridional se encuentra el cerro de la Eminencia. La playa tiene
muy poca pendiente. El practicaje es obligatorio. Se puede fondear a 3.5 brazas,

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11.75 millas al oeste. Se dispone de los muelles San Francisco y Las Palmas,
Pesquero 7 de Agosto, La Marina, del Refugio Pesquero, de Pescadores, de
Exportadores Asociados y de Booth Fisheris; de la Congeladora, Castillo Bretón
y Unidad Pesquera, en la carretera a Lerma, y San Bartolo, en esta última
población. El suelo está constituido por formaciones sedimentarias de origen
marino procedentes de la edad terciaria. Las rocas que más abundan son calizas
compactas con aspecto de mármol blanco. Se presentan en bancos alternados
con capas delgadas de calizas porosas o pulvurentas, a veces con intercalaciones
de arenas finas. En el fondo de los valles hay también formaciones aluviales que
en algunas planicies están cubiertas por arcillas rojas o amarillentas llamadas
cancahab o sahcab. El clima es tropical húmedo; la precipitación media anual,
de 930 mm, más intensa de junio a septiembre; la temperatura media, de 26.9
°C; y la dirección de los vientos dominantes, de norte a sur, aunque pueden
soplar hacia cualquier rumbo y en cualquier momento. La población de la
ciudad, en 1986, era de 166 052 habitantes.
El domingo 22 de marzo de 1517, día de San Lázaro, una expedición
española integrada por tres navíos, al mando de Francisco Hernández de
Córdoba (véase) y guiada por el piloto Antón de Alaminos, después de descubrir
Yucatán y doblar el Cabo Catoche, llegó a la ciudad de Ah Kin Pech, capital de
la provincia maya del mismo nombre. Según fray Bartolomé de las Casas, la
localidad tenía unas tres mil casas y una vegetación exuberante. Al acercarse a la
costa, los expedicionarios vieron un adoratorio de cal y canto con una torre de
cantería. Invitados por los indígenas, visitaron el pueblo; sin embargo, la
presencia de dos escuadrones de indios que parecían hostiles obligó a los
españoles a reembarcarse y proseguir su viaje. Bernal Díaz añade que allí los
españoles bebieron agua de un buen pozo. Al amanecer del 22 de mayo de 1518,
cuatro navíos conducidos por Juan de Grijalva (véase) arribaron a Campeche,
pero ante los preparativos bélicos de los aborígenes zarparon al llegar la noche.
La expedición de Hernán Cortés, a su vez, pasó frente a la costa de Campeche en
1519, sin detenerse. En esos años, según lo ha supuesto Román Piña Chan
fundado en datos arqueológicos, Ah Kin Pech debió tener regular importancia:
se cultivaba maíz, frijol, calabaza y chile; se practicaba la pesca y la caza; se
explotaba la sal, la cera y la miel; los oficios comprendían la alfarería, la
plumaria, el tejido, la carpintería y la lapidaria; las artes las ejercían los
constructores, los escultores y los pintores, y ciertos artesanos hacían joyas a
base de conchas y caracoles. Las armas ofensivas y defensivas de los antiguos
campechanos eran arcos y flechas, rodelas, ondas y piedras, y macanas con
navajas; usaban penachos de plumas y yelmos con cabezas de animales, y
utilizaban en sus alardes trompetas y tambores.

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En los primeros meses de 1531, Alonso de Ávila, procedente de Tabasco,
atravesó con grandes dificultades la provincia de Acalán y pudo llegar a
Champotón. Allí se le unió el adelantado Francisco de Montejo (véase), quien
continuó hacia el norte y, próximo al sitio donde estaba Ah Kin Pech, cuyos
habitantes lo recibieron en paz, fundó el pueblo de Salamanca de Campeche. Sin
embargo, en 1533 los mayas atacaron la guarnición española y a punto estuvo
Montejo de morir en la batalla. Éste marchó a Veracruz y envió a Campeche a
Gonzalo Nieto, quien a su vez abandonó la plaza y se trasladó a Tabasco en
1535. Con esta retirada quedó la provincia de Yucatán libre de españoles. En
1540, Francisco de Montejo El Mozo desembarcó en Champotón con un
numeroso ejército, venció la resistencia inicial de los indios y el 4 de octubre
(fecha aún discutida) fundó San Francisco de Campeche. La puebla se hizo con
30 conquistadores, y la pequeña iglesia, de palos y paja, se dedicó a Nuestra
Señora de la Concepción. En la Historia de la Provincia de San Vicente de
Chiapa y Guatemala, por fray Francisco Jiménez (inédita hasta 1929), y en la
Relación historial eclesiástica, por Francisco de Cárdenas Valencia (escrita en
1639 y publicada en 1937), constan las primeras descripciones de la villa de
Campeche. A fines de 1545 o principios de 1546 llegaron a Campeche los
primeros frailes franciscanos. Uno de ellos, Lorenzo de Bienvenida, informaba
al rey en 1548 que la villa tenía 25 vecinos. Por esas fechas se unieron a las
tareas evangelizadoras los religiosos Juan de la Puerta, Nicolás de Albalate,
Ángel Maldonado y Miguel Vera. Para entonces, Montejo había introducido la
caña de azúcar e instalado un molino, y de las Antillas y España se habían
llevado ganados, frutales y hortalizas. Cada conquistador disponía de un solar y
dos caballerías de tierras de labranza. Los indios de las encomiendas trabajaban
por turnos y acabaron viviendo, por su voluntad o por fuerza, en las haciendas.
Se empezaron a explotar el añil y las salinas naturales, se incrementaron los
cultivos de algodón y copal, y se exportaban cera y mantas a Veracruz y
Honduras. En el puerto se recibía aceite, trigo, harina, vinagre, plata, porcelana,
ropas finas, armas y artículos de hierro y acero. Los artesanos inmigrantes
(zapateros, sastres, carpinteros, herreros y albañiles) enseñaron a los indígenas
sus diferentes oficios. Hacia 1553 comenzó a circular la moneda de plata y oro
de minas. En 1554, fray Diego de Béjar era guardián del convento. En
septiembre de 1562, a causa de una tempestad que lo sacó de la ruta, arribó a
Campeche el marqués del Valle de Oaxaca, Martín Cortés; allí su esposa dio a
luz un niño que fue Jerónimo Cortés. Dos meses después continuaron su viaje a
Veracruz.
Desde 1557, los piratas empezaron a operar en aguas de Campeche. La villa
sufrió incursiones, asaltos, saqueos e incendios en 1559, 1561, 1568, 1597,

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1633, 1636, 1644, 1661, 1663, 1664, 1672, 1678, 1685 y 1708 (v. PIRATERÍA
). En ocasión de una plaga de langosta, los vecinos acordaron levantar un
santuario dedicado al santo que resultase de echar suertes, y así se erigió una
ermita a San Román Mártir, cuya devoción es desde entonces la principal de
Campeche. La imagen fue donada en 1565 por el comerciante Juan de Cano de
Coca Gaitán. Entre 1571 y 1574, años en que Juan López de Velazco compiló la
Geografía y descripción universal de las Indias, publicada en Madrid en 1894,
la villa tenía 68 vecinos, de los cuales 18 eran encomenderos de cinco mil indios
tributarios, y los demás pobladores y tratantes. De Campeche a Veracruz había
regularmente dos derrotas, una en invierno y otra en verano. Hacia 1580, se
construyeron en Campeche una balandra, varios bergantines y otros tipos de
barcos. Del convento de San Francisco de Campeche dependían los siguientes
pueblos: el de su nombre, Captun, Maxtum, Muyil, Patcab, Quiciucche,
Tiyaxcab, Tixchel, Capotitlán, Puhila, Champotón y Tichac. Antonio de Ciudad
Real, quien acompañó a fray Alonso Ponce en su visita a la provincia de San
José de Yucatán, hizo en 1588 una pormenorizada descripción del convento
franciscano y de la villa. Al finalizar el siglo XVI, Campeche tenía 86 vecinos
españoles y criollos, entre encomenderos, marinos, comerciantes y empleados;
tres arrabales poblados por indios mayas (San Francisco de Kimpech, Santa
Lucía de Calkiní y Kinlakán), un barrio poblado por descendientes de indios
mexicanos (San Román), una iglesia parroquial, el monasterio franciscano, el
templo dedicado a San Román y una ermita dedicada a Nuestra Señora de
Guadalupe. Un puente de madera franqueaba la entrada a la villa a través de un
estero; y dos leguas antes, en el pueblo de Hampolol, había otro puente de
mampostería y empezaba una calzada bien construida. En la costa se cortaba
palo de tinte y se empleaba como jornaleros a indígenas o negros dirigidos por
capataces españoles. El ayuntamiento lo integraban cinco regidores, un alguacil
y un alférez. Había tres compañías de infantería española, una de mulatos y otra
de indios flecheros, todas sujetas a un sargento mayor, al alférez de la villa y al
alcalde primero, quien era teniente del gobernador de Yucatán. La única defensa,
según Jorge García Preciat (Enciclopedia Yucatanense), era una simple torrecilla
que después, reconstruida, fue el Castillo de San Benito. La primera vista
conocida de la villa de Campeche es la de Nicolás Cardona, de 1623. En ella
aparecen unas siete hileras de casas distribuidas con cierta regularidad, base del
futuro trazo a cuadrícula, una construcción muy cerca del mar (acaso el fuerte
del Bonete), una iglesia vecina a la plaza (la parroquia), otro fuerte hacia el
suroeste (tal vez el de San Benito) y unos navíos identificados como “de la
pesquería”. Este baluarte de San Benito debe corresponder a las primeras
fortificaciones que empezó a construir el mariscal de Luna en 1611, según datos

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de Molina Solís. En su Relación de 1639, Cárdenas Valencia informa que en la
villa había unos 300 vecinos, dos ermitas pequeñas, la de Guadalupe y la del
Santo nombre de Jesús, destinada a los morenos; la iglesia de San Román,
extramuros; y el hospital de San Juan de Dios, asistido por cuatro religiosos. El
puerto, a su vez, era el más rico y principal de la provincia porque servía de
“escala a todos los navíos que en estas partes de las Indias se trajinan y a los de
España y Guinea”. En junio de 1648 se inició en Campeche una epidemia de
fiebre amarilla, que duró en la Península hasta 1650. El nuevo gobernador de
Yucatán, García de Valdés Osorio, mandó sembrar en la playa una arboleda
espesa e hizo levantar unos parapetos de argamasa desde el fuerte de San Román
hacia el poniente, para preservar a la población de los ataques piráticos. A la
epidemia siguió el hambre, por la falta de maíz, trigo y carnes. En ese tiempo se
construyeron en Campeche navíos de 400 y 650 t. El principal armador del
puerto era el capitán Antonio Maldonado de Aldana. En su Nueva cartografía de
los puertos de Acapulco, Campeche y Veracruz, Calderón Quijano reproduce
una vista del puerto de esa época, que se encuentra en la Biblioteca Nacional de
París identificado con la leyenda Campetie. Por orden del gobernador Francisco
de Bazán, el sargento mayor Pedro Frías Salazar hizo la primera descripción
completa de las defensas militares de San Francisco de Campeche. Menciona
tres fortificaciones nuevas de cal y canto y azotea, situadas al poniente (San
Benito, Santo Cristo de San Román y Santa Cruz o de la Eminencia); frente a la
plaza, a la orilla del mar, el fuerte de San Francisco; y al poniente de éste, el
baluarte de San Bartolomé. El 5 de diciembre de 1663 el cabildo informó al rey
que ya se había terminado de atrincherar la villa. El comercio marítimo de
Campeche era muy intenso, y el asedio de los piratas era constante. Por ello, en
1667 el gobernador Esquivel solicitó una guarnición de 200 hombres pagados
por el real erario. Aun así, el 31 de marzo de 1672 ocurrió el primer asalto del
pirata Lorencillo a Campeche, y el 6 de julio de 1685 el segundo. La ocupación
duró 56 días y constituye uno de los acontecimientos más trágicos en la historia
de Campeche (v. PIRATERÍA ).
Desde 1680, el gobernador Layseca había propuesto al rey la circunvalación
total de la villa mediante la construcción de una muralla. El proyecto, elaborado
por el ingeniero militar Martín de la Torre, consistía en un hexágono irregular
con ocho baluartes y cinco puertas. Aquéllas se llamarían San Carlos, San
Antonio, San Jerónimo, San Cristóbal, San Cayetano, San Juan de Dios, San
Nicolás y Santa Catalina, y estarían guarnecidos por 80 piezas de artillería; y
éstas se denominarían San Román, Puerta de Tierra, San Francisco, Puerta de la
Mar y Puerta de Muelle. La superficie cercada sería de 563 127 varas
castellanas; la longitud de la muralla, de 11 246 pies y medio; y la circunferencia

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inferior, de 8 780 pies, desplantada sobre peña viva, por lo cual eran
innecesarios los cimientos. La proposición de Layseca fue aprobada por la Junta
de Guerra del Consejo de Indias. Con las aportaciones de los vecinos y del rey, y
el derecho de medio real por la exportación de cada fanega de sal, que cedió el
Ayuntamiento, la obra se inició el 3 de enero de 1686; pero debiendo costearla
en lo sucesivo las Cajas Reales de Campeche, se vendió en 20 mil pesos al
asiento de la sal, por cinco años, y se afectaron otros 62 ramos fiscales, entre
ellos el palo de tinte. El gobernador Bárcena activó la construcción, terminó el
Baluarte de Santa Rosa, adquirió 30 piezas de artillería que fueron colocadas el
26 de febrero de 1690, y levantó un plano que muestra el estado de las
fortificaciones. La dirección de los trabajos estaba a cargo del ingeniero Jaime
Franck. La situación de Campeche había empeorado con el incendio que ocurrió
el domingo 3 de mayo de 1682, durante el cual se quemó media villa. Al
finalizar el siglo XVII, el comercio y la marina campechanos habían progresado,
a pesar de que el Golfo estaba infestado de piratas. Entre los armadores, se
distinguió también Diego García de la Gala. En esos años se construyeron las
iglesias de Guadalupe y de Jesús, y fray Francisco Bueno inició el nuevo templo
y convento de San Francisco. En 1703 los ocho baluartes ya estaban
terraplenados y hechas siete cortinas de tres a cuatro varas de altura. En 1704, al
terminarse el baluarte de Santiago, quedó cerrado el recinto. A la muerte de
Franck, lo sustituyó el ingeniero francés Luis Bouchard de Becour, quien en
1705 hizo una descripción detallada de Campeche, acompañada de dos planos.
Tres años después los lienzos de la muralla habían sido igualados, con excepción
de los que daban al mar. En 1721 el obispo Juan Gómez de Parada celebró un
sínodo diocesano, cuyas conclusiones, favorables a los indios, le concitaron la
animadversión de las clases acomodadas de la Península. Entre 1725 y 1732 se
construyeron la Puerta de Tierra y la iglesia de Santa Ana. De Campeche
salieron, en esa época, varias expediciones militares para expulsar de la isla del
Carmen y de Belice a los cortadores ingleses de palo de tinte. En 1745,
Fernando VI instituyó el cargo de teniente del rey y cabo subalterno de la
Provincia, con residencia en Campeche, encargado además de reemplazar a los
capitanes generales durante sus ausencias. Romualdo de Herrera fue el primero
que desempeñó este oficio. El 22 de octubre de 1760, el presbítero Manuel José
de Nájera terminó la construcción de la parroquia. El almacén de pólvora se
instaló en 1758. Ocho años después, el ingeniero Juan de Dios González escribió
la primera relación completa de la villa, aunque algunos edificios pueden
identificarse mejor en los planos levantados después por Agustín Crame (1799),
Rafael Llobet y Juan José de León (1802). El gobernador Antonio de Oliver
emprendió otras obras de defensa fuera de los muros de la ciudad, que bien

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pueden ser las que se conocen como Castillo de San Miguel, en la altura, y San
Luis, al borde del mar. A esta nueva concepción corresponden las seis baterías
que menciona García Preciat y que bosqueja Molina Solís: San Miguel, San
Luis, San Roberto, San Carlos y San Fernando. Durante el gobierno de Cristóbal
de Zayas se organizaron los batallones de Mérida y Campeche, y se cumplió la
real orden de expulsión de los religiosos de la compañía de Jesús. En Campeche
la autoridad ocupó el Colegio de San José y embarcó rumbo a Italia a los jesuitas
de la Península, el 12 de junio de 1767. Entre ellos iba Agustín Palomino, rector
de aquella institución. En 1769 se dieron por terminadas las murallas del puerto,
obra en la que se gastaron 225 024 pesos a lo largo de 67 años.
El 1° de octubre de 1777, Carlos III expidió el título de ciudad a la villa de
San Francisco de Campeche. Su Cabildo debían integrarlo 12 regidores con
maceros, y en el escudo de armas debían figurar los dos brazos de San Francisco
orlados por su cordón. Sin embargo, desde el 20 de octubre de 1724 se había
hecho esa concesión, la cual quedó suspendida hasta que a costa de los vecinos
se fabricaran dos fragatas de porte de 30 cañones, para que fueran destinadas al
resguardo de la costa e impedir así el contrabando. En 1790, con motivo de la
exaltación de Carlos IV al trono de España, Juan Pedro de Iturralde, en
funciones de alférez mayor, mandó acuñar en México varias medallas
conmemorativas. El 7 de septiembre de 1807, tras un temblor oscilatorio que
hizo tañer las campanas del templo de Jesús, se desató una gran tormenta y se
agitó con bravura el mar. La Puerta del Muelle, que fue cerrada, cedió al empuje
de las olas, que alcanzaron la altura de la muralla; un bergantín rompió sus
amarras y derribó la puerta del templo de Guadalupe; otros navíos, entre ellos
una fragata en construcción, fueron arrojados a gran distancia y divididos en dos
partes; la ciudad se inundó, algunas personas se ahogaron, y al cabo del meteoro
las calles quedaron cubiertas de peces y despojos de plantas marinas.
El 8 de diciembre de 1812, Campeche juró la Constitución de Cádiz; y el 25
de julio de 1814, el Ayuntamiento se negó a obedecer el decreto de Valencia, del
4 de mayo, que la revocaba. La noticia del restablecimiento de ese código la
llevó a Campeche la goleta Peruana, el 7 de mayo de 1820, y al día siguiente,
obligado por la presión popular, el teniente del rey, Juan José de León, hizo jurar
la carta, aunque algunos inconformes, entre ellos el cura Benigno Canto,
antepusieron a su firma la leyenda “A la fuerza”. El 17 de septiembre de 1821,
Campeche proclamó la independencia, y el 14 de octubre siguiente, por vez
primera en la Península, se izó el pabellón nacional Mexicano en el asta de la
Casa Consistorial. La ciudad tenía entonces unos 20 mil habitantes.
Otros datos sobre la historia colonial de la ciudad de Campeche constan en el
Gran diccionario histórico de Moreri (París, 1753); el “Discurso sobre la

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constitución de la Provincia de Yucatán y Campeche (1766)”, que aparece en la
Colección de documentos para la historia de Yucatán (t. III; Mérida, 1938); las
Apuntaciones para la estadística de Yucatán que formaron por orden superior el
20 de marzo de 1814 los señores José María de Calzadilla, Policarpo Antonio
de Echánove, Pedro Bolio Torrecillas y José Miguel Zuaznávar, publicadas en
1871 por José Dolores Espinosa; y los Apuntes relativos a los señores tenientes
de rey en Campeche, por Gustavo Martínez Alomía (Campeche, 1892).
El 22 de diciembre de 1824 se quitó de los edificios públicos el escudo de
los reyes de España y a la calle que llevaba el nombre de Fernando VII se le
puso el de Libertad. En 1826 se presentaron varios casos de viruela, y para evitar
la propagación de la enfermedad se aisló a los variolosos en la parte sur del
hospital de San Lázaro. En junio de 1833 se inició una epidemia de cólera
morbo, que se propagó luego por toda la Península. La población de la ciudad,
que era de 22 mil habitantes, mermó por esta causa un 25%. En 1830 se abrió un
canal para el desagüe del barrio de Santa Ana, donde las aguas estancadas
causaban daño a la salud pública. El maestro José de la Luz Solís dirigió la obra,
desde la quinta del padre Suárez ​que después fue paradero de los carros del
ferrocarril​ hasta la playa. El 10 de agosto de 1834 se inauguró el teatro de la
ciudad, poniéndose en escena Orestes o Agamenón vengado y La Jeringa. Con
motivo del pronunciamiento (5 de julio de 1834) que llevó al gobierno del
estado al general Francisco de Paula Toro, la ciudad recibió el título de Heroica
(decreto del 2 de septiembre). Originario de Cuba y esposo de Mercedes López
de Santa Anna, Toro promovió, siendo presidente del Ayuntamiento (1830-
1831), la construcción de la alameda, costeada en gran parte por los vecinos, los
empleados públicos y los oficiales de la guarnición. El proyecto lo hizo el
teniente de ingenieros Juan Estrada y vigiló la obra el alarife José de la Luz
Solís. En el centro del parque se colocó la escultura de una india coronada de
plumas y armada con arco y carcaj, a la que el pueblo llamó La India Mosquita.
Años después fue trasladada a la plaza de San Román, y después a Celestum,
donde se hallaba en poder de Perfecto Solís. Toro mandó construir también el
puente de Los Perros y el canal de la Zanja, en beneficio del barrio de Santa
Ana; formó la empresa del Teatro de Campeche, cuya edificación encargó al
ingeniero francés Teodoro Journuf, alentó la reconstrucción del templo y
hospital de San Juan de Dios y las reparaciones de la maestranza de artillería;
apoyó la instalación de la Casa Nacional y mantuvo una quinta en el barrio de
Santa Ana; y siendo ya gobernador, mejoró el camino de Campeche a Lerma;
dotó de recursos a la escuela náutica, estableció la de enseñanza mutua e
incorporó a la Universidad de Yucatán la Escuela de Derecho Civil y Canónico
de Campeche (2 de noviembre de 1835); proscribió el uso de carretas con ruedas

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de una sola pieza, y supervisó el aseo dentro y fuera de las murallas. El
Ayuntamiento impuso el nombre de Toro a las calles donde él habitó.
Del 2 de abril al 6 de junio de 1840 la ciudad de Campeche, defendida por el
general centralista Rivas Zayas, resistió a las fuerzas del gobierno del estado que
había declarado vigentes la Constitución General de 1824 y la particular de
1825. El sitio, sostenido por mar y tierra, terminó cuando Rivas Zayas tuvo que
rendirse. En esos dos meses se destruyeron algunos edificios y se perdieron
muchas vidas. El 8 de septiembre siguiente, el gobernador Santiago Méndez
sancionó el decreto que concedió a Campeche el título de Muy Heroica y
Liberal. En 1843, durante la invasión de la Península por tropas de la República,
para someter al orden a Yucatán, el gobernador Méndez mandó desartillar los
castillos extramuros de San José, San Matías, San Miguel y San Luis, cegar los
fosos y destruir los puentes levadizos. El 13 de febrero, durante el sitio, un grupo
de hombres asaltó la cárcel y los cuarteles en busca de los presos políticos para
asesinarlos; algunos de éstos, advertidos por el alcaide Mariano Mayoral,
lograron escapar, y otros perdieron la vida. Las fuerzas mexicanas se retiraron
del puerto el 26 de junio, una vez que Yucatán reconoció al gobierno provisional
de la República. En el curso de los 24 años siguientes, la ciudad, al igual que
toda la Península, sufrió los trastornos del separatismo yucateco, la rebelión
general de los mayas, las violentas pugnas entre liberales y conservadores, y las
acciones de guerra provocadas por la intervención francesa. La erección del
estado de Campeche ocurrió el 18 de mayo de 1858 y la ciudad pasó a ser
capital de la nueva entidad federativa (v. CAMPECHE, ESTADO DE y
GUERRA DE CASTAS EN YUCATÁN ).
Los primeros servicios públicos. El 9 de abril de 1821 se destinaron tres
carretones para el aseo de las calles de la ciudad. El servicio de alumbrado (94
faroles de aceite) se inauguró en enero de 1822; el 1° de enero de 1863 se
introdujeron las lámparas de petróleo, que en 1895 se extendieron hasta la plaza
del barrio de San Román; y el 2 de abril de 1909 se encendieron las bombillas
eléctricas incandescentes que contrató el Ayuntamiento con la compañía de
Lorenzo B. Speyer y B. G. Madge. La planta de energía quedó instalada en un
solar frente al puente de la Merced (Los Perros). Se ignora la fecha en que se
estableció el primer rastro público, que por mucho tiempo estuvo a orillas del
mar, al norte de la plaza del barrio de Guadalupe, lugar que se designó con el
nombre de Matadero Viejo. Sin embargo, el 30 de junio de 1817 se informó que
estaba concluida la construcción de uno nuevo. La construcción de cementerios
fuera de las poblaciones, se ordenó por cédulas reales de 1787 y 1804, pero el
cementerio municipal de Campeche se acondicionó hasta 1817, en terrenos de la
finca Buenavista, aunque todavía pasaron cuatro años antes de que se obligara a

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los vecinos a sepultar ahí a sus muertos. En ocasión de la epidemia de cólera, se
abrió otro panteón en las ruinas del baluarte de San Fernando (1848), y en 1904
se amplió en 16 498 m2 el de Buenavista. El 10 de septiembre de 1896, el
Ayuntamiento concedió al licenciado Prudencio Pérez Rosado hijo, autorización
para establecer una vía férrea, de tracción animal, del cementerio general a la
esquina de “el cedro”, pasando por las calles segunda de San Román, de Colón y
tercera de los barrios de Guadalupe y San Francisco; con un ramal de la Plaza
Independencia al barrio de Santa Ana. El 14 de abril de 1898, Pérez Rosado
traspasó la concesión a la sociedad Nuevo Tranvía Urbano de Campeche, cuyo
capital llegó a ser de 100 mil pesos en 1910. Este año la compañía explotaba 16
331 m de vía, en los circuitos de San Román y Santa Ana, en el ramal de Santa
Lucía y en la línea del pueblo de Lerma; había logrado, además, la concesión
para extenderse hasta la estación del ferrocarril peninsular.
Escuelas. En 1804, Miguel Duque de Estrada, en cumplimiento de una
disposición testamentaria de Agustín de la Rosa Zenteno, construyó un edificio,
con el nombre de Hospicio, para la instrucción primaria gratuita de niños pobres
de ambos sexos. En 1808 se abrió la escuela, cuyo sostenimiento quedó
asegurado con un capital de 20 mil pesos. Ahí se formaron, bajo la dirección del
profesor Juan Pedro de Vargas, José María Guerra, que fue obispo de Yucatán;
Antonio Chacón, Manuel Casyaga, José Jesús Frayre y otros muchos. El 1° de
octubre de 1805, el maestro español Andrés González Millán había establecido
una escuela de primeras letras, en la que se cobraba 25 centavos mensuales a los
alumnos de primeras letras y doctrina de Ripalda, y 50 a los que cursaban
escritura, aritmética y gramática. El 16 de noviembre de 1812, María del Valle
dotó al plantel con 350 pesos anuales, y pudo así darse enseñanza gratuita a 28
niños pobres. En este colegio se presentó, en noviembre de 1807, el primer
examen público verificado no sólo en la ciudad, sino en toda la provincia de
Yucatán. En 1821, a proposición del regidor Esteban Paullada, el Ayuntamiento
fundó cuatro escuelas, el nombre de cuyos directores se indica entre paréntesis:
en San Román, el 20 de agosto (presbítero José Almeyda); en Santa Ana, el 13
de septiembre (Sixto Lestón); en San Francisco, el 8 de octubre (presbítero Juan
Crisóstomo Barriales); y en Santa Lucía, el 8 de noviembre (José Antonio
Matos). En 1842 inauguró sus cursos la Escuela Lancasteriana, que en 1905 se
convirtió en la Modelo Núm. 1; fueron sus directores Eduardo Esteban Guilbault
y Miguel Gregorio Gutiérrez. En 1849, María Jesús Molina de Sevilla creó el
primer Liceo para Niñas, que en 1858 pasó a depender del municipio con el
nombre de Escuela Josefa Ortiz de Domínguez, más tarde Modelo Núm. 2. El
Ayuntamiento fundó la escuela del barrio de Guadalupe, que luego denominó
Melchor Ocampo; y en 1872, la del barrio de Ermita, llamada posteriormente

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Miguel Hidalgo. De 1870 a 1875, el gobierno del estado estableció las escuelas
de niñas de los barrios de Guadalupe, San Francisco, Ermita y San Román, con
los nombres de Juárez, Hidalgo, Guerrero, Morelos y Bravo, respectivamente. El
15 de noviembre de 1902, el gobernador Luis García expidió la Ley de
Instrucción, inspirada por Luis A. Beauregard, a quien se encargó la Inspección
General de Instrucción Primaria; y el 2 de enero de 1905 se inauguró la
Academia Normal de Profesores, a la que poco después pudieron asistir varones.
El Instituto Campechano. En 1715 se inició en Campeche la construcción de
la iglesia y convento de San José, gracias al patrocinio de José María Santillán y
su esposa, María del Huerto. El 4 de noviembre de 1756 se abrió el colegio, bajo
la rectoría del padre jesuita Francisco Javier Yáñez. Ahí se enseñó escritura,
lectura, gramática y doctrina cristiana hasta el 6 de junio de 1767, en que los
religiosos de la Compañía fueron desalojados. Los hermanos de la Orden de San
Francisco administraron el plantel de 1779 a 1823. A su muerte, el 23 de enero
de 1817, el presbítero Miguel Antonio de Estrada legó 40 mil pesos para la
fundación y mantenimiento de una escuela de primeras letras, que su hermano y
albacea José Miguel de Estrada y el diputado Pedro Manuel de Regil resolvieron
instalar en el antiguo Colegio de San José. Así, el 23 de diciembre de 1823 abrió
sus puertas a la niñez campechana el Colegio Clerical de San Miguel de Estrada,
cuyo primer rector fue el presbítero José María Marentes. Por efecto de las
Leyes de Reforma, los bienes de esta institución pasaron al Estado y el 23 de
octubre de 1859 el gobernador Pablo García erigió en ese mismo sitio el
Instituto Campechano, de segunda y alta enseñanza, bajo la rectoría de Tomás
Aznar Barbachano, quien lo abandonó a causa de la intervención francesa, pero
volvió a dirigirlo en 1867, hasta que fue sustituido por Joaquín Blengio. Durante
el Imperio, el plantel cambió varias veces de nombre, pero recobró su carácter
original el 12 de junio de 1867. El gobernador Héctor Pérez Martínez reformó
radicalmente esta institución en 1941. Por decreto número 84 de la XLII
Legislatura, el 5 de noviembre de 1957, siendo gobernador Alberto Trueba
Urbina, se creó la Universidad de Campeche, a cuyo patrimonio pasaron el
edificio y otros bienes inmuebles del Instituto Campechano. Esta casa de
estudios se transformó, a su vez, en la Universidad del Sudeste, el 1° de
septiembre de 1965, conforme al decreto de la XLV Legislatura promulgado por
el gobernador José Ortiz Ávila.
Archivo. El 11 de abril de 1822, el Ayuntamiento notificó al jefe superior
político el mal estado en que se encontraban, apolillados y casi ilegibles, los
libros de actas desde 1600 hasta 1750, por lo cual solicitaba recursos para
hacerlos copias; pero el 13 de mayo la diputación provincial negó ese gasto por
considerar inútil la tarea, “pues las nuevas instituciones ​declaró​, son

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incompatibles con las de aquellas épocas”. Esta incomprensión, sólo atribuible
al exaltado nacionalismo de los primeros años de la Independencia, unida a los
daños que provocaron los incendios, las inundaciones y los ataques de piratas y
filibusteros, particularmente el de Lorenzo de Graff en 1685, explican la
carencia de datos para reconstruir la historia local. Los pocos documentos que
no habían desaparecido los concentró en el Archivo Público el gobernador Pérez
Martínez (1939-1943).
Obras diversas. La Casa Nacional o de Paja, sede de la república de indios
del barrio de San Román, fue reconstruida en 1841 por el Ayuntamiento.
Posteriormente se instaló ahí la escuela Ignacio Zaragoza. De los tres edificios
públicos que en 1845 había en la plaza de la Independencia, solamente el
Palacio Municipal era de dos pisos. Ese mismo año se inició la construcción del
edificio de la Aduana Marítima, al que se le añadió una segunda planta en 1846.
Palacio de Gobierno. En 1847 sólo existía la parte baja del edificio al que el
pueblo llamaba El Principal porque en él se hallaba la guardia militar más
importante. En el corredor de su fachada tenía un pequeño arco del que pendía
una campana, que tañía la guardia para dar los toques de vela, repetir las horas
del reloj público y anunciar la llegada de navíos al puerto. En 1846, el
comandante del distrito, José Cadenas, inició sobre este inmueble y el de las
atarazanas (que después fue retén de gendarmes), otro de mayor amplitud, pero
los trabajos se suspendieron a causa del pronunciamiento del 8 de diciembre de
ese año, y después por la sublevación de los indígenas. Al erigirse el estado en
1858, la obra se reanudó bajo la dirección del comandante Joaquín Solís y
Espinoza, y se terminó en 1859. Este Palacio de Gobierno fue demolido durante
la administración del gobernador Ortiz Ávila.
Jardines y puentes. En 1858 la Plaza Independencia estaba cubierta
completamente de abrojos, que con sus innumerables flores pálidas formaban
una vistosa alfombra. Frente a ese espacio, en la puerta de la lencería La
Oriental, propiedad del comerciante Gervasio Aguilar, formaban tertulia por las
tardes el gobernador Pablo García, el comandante Pedro Baranda y el alarife
Joaquín Solís, encargado de la obra del Palacio de Gobierno. El 22 de
noviembre, Pedro Baranda presentó al gobernador el proyecto para un jardín, y
al día siguiente se comenzó la obra. La inestabilidad política retrasó los trabajos
11 años, pero al fin, siendo gobernador el propio García, se inauguró el jardín en
1869. El enverjado de la plaza se hizo en los talleres de La Aurora, fundición de
metales establecida en el barrio de San Román. En 1875 se enladrilló el piso y se
colocó mármol en la glorieta del centro y en la base de la fuente. El jardín del
barrio de Guadalupe fue inaugurado el 16 de septiembre de 1878, con el nombre
de Parque Porfirio Díaz; y el de San Román, el 2 de abril de 1891, una vez que

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llegaron las rejas que se habían pedido a Bélgica. En 1900, en el aniversario de
la recuperación de Puebla por las fuerzas republicanas, se abrió al tránsito el
puente colgante sobre el estero de San Francisco, que dio paso a la línea del
tranvía; y el 15 de septiembre del siguiente año entró en servicio el puente de
hierro que salvó ese mismo obstáculo.
Demoliciones en la muralla. Autorizado por el gobierno, José Méndez
Estrada abrió una puerta en el lienzo, frente a la calle del Comercio, para colocar
la vía férrea con destino al pueblo de Lerma. Años después, Salvador Dondé
demolió esa sección de la muralla. Con permiso del Ministerio de Guerra, el
coronel Fernando Laphan abrió un boquete frente al cuartel general, en junio de
1893, destruyó todo el muro desde el Castillo de San Carlos hasta el Baluarte de
la Soledad, incluyendo la Puerta del Muelle, y en 1894 amplió la salida del
centro de la ciudad al barrio de Guadalupe y rompió el lienzo en la prolongación
de las calles Iturbide, Independencia y Zaragoza. Para favorecer a la empresa del
tranvía urbano, se demolieron parte del Baluarte de San Francisco, el Baluarte
de San José y grandes tramos de la muralla; y en enero de 1916, el Baluarte de
Santiago. En épocas anteriores, Santiago Méndez destruyó las baterías (entre
1842 y 1843), y el castillo de San Fernando se convirtió en cementerio (1848).
La actualidad. Con base en los estudios del arquitecto Domingo García
Ramos, en junio de 1952 se expidió la Ley del Plano Regulador de la ciudad de
Campeche, la cual disponía: destinar a obras de servicio social los terrenos
ganados al mar frente a las murallas; conservar los restos de éstas, rodeándolas
de zonas verdes, y dándole a los lienzos y a los baluartes un destino cultural y
turístico; preservar las construcciones de la época colonial que se encuentren
intramuros; reglamentar la altura máxima de los edificios dentro del casco viejo;
regenerar los barrios, dotándolos de servicios; y desplazar el centro
administrativo y comercial de la ciudad fuera del recinto amurallado. Durante el
gobierno de Ortiz Ávila (1961-1967) se emprendió la urbanización y se dotó de
modernas instalaciones a la Universidad del Sudeste. Por decreto número 145 de
la XLIII Legislatura, 1977 fue declarado Año del Bicentenario de la Titulación
de la Ciudad. El Cabildo nombró cronista activo a José Luis Llovera Baranda, en
sustitución del arqueólogo Raúl Pavón Abreu, quien fue designado cronista
vitalicio. Éste entregó al Ayuntamiento el Título de la Ciudad expedido por el
rey Carlos III de España el 1° de octubre de 1777, el Escudo de Armas que
contiene, las “mazas de armas” y dos bastones de plata coronados por el águila
mexicana, objetos históricos que tuvo en custodia por más de 30 años. Con el fin
de complementar la información histórica relativa, se solicitó al Archivo de
Indias en Sevilla la Constancia del expediente formado con aquel motivo, y la
directora de esa institución, Rosario Parra, envió un legajo de 166 documentos.

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Uno de los actos conmemorativos del bicentenario consistió en editar el
Compendio de historia de Campeche de Manuel A. Lanza, el tercer tomo, hasta
entonces inédito, de los Anales históricos de Campeche de Francisco Álvarez
Suárez, y Campeche durante el periodo colonial de Ramón Piña Chan. El 10 de
febrero de 1981 se creó el Archivo General del Estado, en la casa número 16 de
la calle 55. En 1982 se realizaron los trabajos de restauración del recinto
amurallado, que devolvieron a Campeche su fisonomía colonial. Entre las obras
realizadas en los años más recientes, destacan el libramiento carretero de la
ciudad y las siguientes avenidas: la Costera, de 9.5 km de longitud; la Patricio
Trueba, de la unidad habitacional Fracciorama 2000 al libramiento; la López
Portillo, del aeropuerto a la Universidad del Sudeste; la Coracec, de la avenida
Patricio Trueba a la Pablo García; la de este nombre, de la López Portillo a la
unidad deportiva de Santa Ana; y la Lázaro Cárdenas, desde el hotel Presidente
hasta el libramiento, sobre el relleno sanitario. Se han hecho también las
reconstrucciones del Instituto Campechano y de su jardín botánico, de la Plaza
Moch-Couoh y de la Casa del Teniente del Rey; la instalación de la biblioteca
pública en un histórico edificio colonial, el Centro de Exposiciones, el Instituto
Literario y de Estudios Superiores, el Hospital Geriátrico y la remodelación del
centro histórico. De enero a julio de 1986, el presidente municipal José Medina
Maldonado (1986-1988) estaba edificando el Centro de Integración Juvenil de
San Francisco y el parque Año Internacional del Niño, y restaurando el baluarte
de San Luis. En febrero de ese año se concluyó el Atlas histórico de Campeche,
que registra 3 500 construcciones coloniales y del siglo XIX, localizadas en la
capital, Ciudad del Carmen, y Camino Real.
Los atractivos turísticos de la ciudad son múltiples. Entre los baluartes, casi
todos reconstruidos, el de San Pedro, a un costado de la iglesia de San Juan de
Dios, es un centro de exposición y venta de artesanías; el de San Francisco,
frente a la alameda, conserva íntegro el lienzo oeste de la muralla, que lo
conecta con la Puerta de Tierra, fortificada con barbacana, cañoneras y
casamatas; el de San Juan, frente a los edificios del Instituto Mexicano del
Seguro Social, es sede del Sindicato de Trabajadores del Instituto Nacional de
Antropología e Historia; el de la Soledad, ubicado en la plaza central, aloja el
Museo de las Estelas Dr. Román Piña Chan, que reúne piezas de la cultura
maya; el de Santiago, demolido y reconstruido varias veces, alberga el jardín
botánico Xmuchhaltún; el de San Pedro ocupa parte del espacio del parque IV
Centenario; el de Santa Rosa, cercano al barrio de San Román, fue
acondicionado para la Biblioteca Juan Sánchez Azcona; y el de San Carlos, que
sustituyó al castillo de San Benito, guarda en su interior dos maquetas y
fotografías de la ciudad antigua. En el fuerte de San Miguel hay una colección

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de piezas arqueológicas; y el de San José, desde el cual se aprecia una
panorámica de la ciudad, se halla a cargo de la Universidad Autónoma del
Sudeste. En el baluarte de la Soledad se exhiben también la famosa caña de
timón en ébano, encontrada en aguas de la Isla del Carmen y rescatada por el
doctor Leopoldo Cervera; el título de Ciudad y las mazas reales otorgadas a
Campeche y una colección de armas de la época de la piratería, e información
gráfica sobre Campeche colonial. Otros motivos de interés son la plaza
principal, la catedral, el extemplo de San José y las iglesias de San Francisco, de
Guadalupe, de San Román y de San Francisquito; en ésta se encuentra la Casa
de la Cultura. Obras modernas son el edificio de los Poderes; las plazas Moch
Couoh y IV Centenario; las fuentes del Progreso, la Maya y la de Pescadores;
los monumentos a los Héroes y a Benito Juárez, y el Teatro Toro.
El municipio. Situado entre los meridianos de 89° 50' y 90° 41' de longitud
oeste y los paralelos de 19° 17' y 20° 07' de latitud septentrional, colinda al norte
con el municipio de Tenabo, al sur con el de Champotón, al oeste con el golfo de
México, y al este con el de Hopelchén. Tiene una superficie de 3 410.6 km2 (o
de 3 812, según otras fuentes) y una población de 207 621 habitantes. La ciudad
de Campeche, cabecera del municipio, concentra el 74% de la población; la zona
de Lerma y Samulá, el 9%, y el resto corresponde a 32 comunidades. El
territorio municipal, igual en su estructura geológica a la Península, comprende
el valle del Edzná, el más extenso del estado. Carece de corrientes superficiales.
El nivel freático se encuentra a profundidades que varían de 6 a 90 m. El clima
es cálido subhúmedo, con lluvias en verano; la temperatura media anual, de 27
°C; y la precipitación pluvial, de 900 a 1 200 mm al año. Se distinguen cuatro
tipos de vegetación, cuyas principales especies se indican entre paréntesis: selva
alta o mediana subperennifolia (zapote y palma de huano), en el sur; la misma,
pero subcaducifolia (cedro, jabí y tsalam), en el este y noreste; selva mediana o
de transición ya francamente destruida; y de litoral (cocoteros, manglares y
arbustos). La caza furtiva y el exterminio paulatino de la flora, han provocado la
extinción de algunas especies de reptiles, aves y mamíferos. El cocodrilo, el
faisán, el tigrillo, el jaguar, la tortuga y el venado están también desapareciendo.
La superficie agrícola (maíz, arroz, soya, sorgo, girasol, frijol y algunos frutales)
es de 15 674 ha (el 40% de riego); la ganadera, de 64 256; y la forestal, de 92
597. En 1984 había 321 376 cabezas de ganado y 20 504 colmenas. El
municipio cuenta con 366.2 km de carreteras y 77.3 de vías férreas; un
aeropuerto nacional, y todos los servicios de telecomunicaciones. En apoyo a la
actividad pecuaria, existen un rastro, 32 baños garrapaticidas, cinco granjas
porcinas, dos avícolas y tres bovinas, una planta de alimentos balanceados y una
beneficiadora de miel; y para fomentar la industria, dos parques, el de Campeche

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(142 ha) y el de Lerma (16.5 ha); en aquél se había vendido el 10% de la
superficie y en éste el 30 (datos de 1985). La pesca es la principal actividad
económica: del volumen total capturado en 1985 (a 818 t), el 44% correspondió
al camarón. La flota camaronera se compone de 190 embarcaciones propiedad
de 14 cooperativas que agrupan a 920 socios; y la ribereña, de 1 320 unidades
menores y 17 escameras de mediana altura, dedicadas principalmente a la
captura de pulpo, chacchí, cazón, tiburón y pargo.
En el municipio se concentran 187 de los 287 establecimientos industriales
de la entidad. La conservación y empacado de productos del mar ocupa el 15%
de la población económicamente activa. Operan 11 congeladoras, suficientes
para apoyar las labores de pelado, desvenado, congelado y empacado de
camarón, y en menor escala el fileteado de corvina y mero. Se dispone de 13
astilleros y otros tantos varaderos. Para el aprovechamiento de los recursos
forestales, hay cinco aserraderos, dos fábricas de triplay y chapa, 21 carpinterías
y una planta de extractos de haematoxylina. Otras unidades industriales
decantan, filtran y envasan la miel de abeja; fabrican materiales de construcción,
y producen artículos alimenticios. A la ciudad y puerto de Campeche
corresponden los pueblos de Castamay, Chiná, Hampolol, Lerma y Sambulá,
nueve ejidos y dos ranchos; a la junta municipal de Pich, el pueblo de este
nombre, Bolonchén, Cauich y San Juan Cantemó, y un ejido; y a la junta
municipal de Tixmucuy, el pueblo de Pocyaxún, cinco ejidos y tres ranchos. En
este municipio se encuentra la zona arqueológica de Edzná (véase). (J.D.V.)

GOBERNANTES DE LA CIUDAD DE CAMPECHE


1745-1986
Tenientes del rey. 1745: Romualdo de Herrera (27 de junio). 1763: Juan Antonio Arnz de Ureta. 1763-
1765: José Álvarez. 1779: Roberto Rivas Betancourt. 1784: Pedro Dufao y Maldonado. 1793: José Sabido
de Vargas. 1811: Leandro Poblaciones. 1812: Antonio Bolo. 1815: Miguel de Castro y Araos y Juan José
de León. 1820: Hilario Artacho. 1821: Juan José de León. 1823: Baltasar González.
Presidentes del Ayuntamiento. 1812: Juan de Ojeda (hasta el 11 de diciembre) y Fernando Rodríguez
de la Gala. 1813: Fernando Rodríguez de la Gala. 1814: Juan José de Estrada (hasta el 9 de mayo) y José
Antonio Boves. 1815: Juan Vicente Alfonso. 1816: Juan Francisco Romay. 1817: José Antonio Boves y
Joaquín Ruiz de León. 1818: Manuel Antonio Barbachano. 1819: Antonio Pérez y Gutiérrez. 1820: Miguel
Duque de Estrada (hasta el 8 de mayo), José Nicolás Guerra (hasta el 16 de julio), Pedro Manuel de Regil
(hasta el 30 de agosto) y Tomás Aznar Peón. 1821: Miguel Duque de Estrada. 1822: Miguel José de León
y Alejandro Marcín y Escalera. 1823: Simón Ortega (hasta el 9 de enero) y Miguel Jesús de Estrada. 1824:
Antonio de Estrada. 1825: Norberto López de Llergo (hasta el 30 de mayo) y Manuel José Fraire. 1826:
Joaquín Casares y Armas (hasta el 7 de agosto) y José Mauricio Molina. 1827: Manuel Bello. 1828:
Miguel José de León. 1829: Joaquín Ruiz de León. 1830 y 1831: Francisco de Paula Toro. 1832: Manuel
Escoffié (hasta el 4 de febrero), Juan Antonio Ramírez (hasta el 12 de noviembre) y Joaquín Ruiz de León.
1833: Joaquín Ruiz de León (hasta el 25 de febrero) y Manuel de Ortiz. 1834: Rafael de Montalvo y
Baranda (hasta el 3 de agosto), Juan Pío Domínguez (hasta el 21 de agosto) y Luis Pezet. 1835: Norberto
López de Llergo (hasta el 17 de septiembre) y Manuel Bello. 1836-1839: Manuel Bello. 1840: José María
Dondé (hasta el 25 de junio) y Joaquín Ruiz de León. 1841: Pedro Ramos. 1842 y 1843: Felipe Ibarra.
1844: Policarpo María Sales. 1845: José María Dondé. 1846: Domingo Barret (hasta el 8 de diciembre) y
José Trinidad Medina. 1847: José Trinidad Medina y Manuel Sales Baraona. 1848: Pedro Ramos. 1849:
Mariano Castelo. 1850: Felipe Ibarra. 1851: Pedro Ramos. 1852: Mariano Castelo. 1853 y 1854: Felipe

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Ibarra. 1855: Domingo Barret (hasta el 30 de agosto) y Felipe Ibarra. 1856: Felipe Ibarra (hasta el 9 de
noviembre) y Pedro Ramos. 1857: Pedro Ramos.
Alcaldes primeros. 1857: Miguel Domínguez. 1858: Miguel Domínguez (hasta el 2 de junio) y José del
Rosario Hernández. 1859: José del Rosario Hernández. 1860: Juan Pedro Marcín.
Presidentes del Ayuntamiento. 1861: Eduardo Berrón Domínguez (desde el 1° de septiembre). 1862:
Eduardo Casares. 1863: Andrés Ibarra.
Alcalde primero. 1864: Pedro Ramos.
Prefectos municipales. 1865: Perfecto Baranda (hasta el 19 de noviembre) y Jesús Lavalle. 1866: Jesús
Lavalle (hasta el 9 de abril) y Alejo Alcalá.
Presidentes del Ayuntamiento. 1867: José García Poblaciones. 1868: Juan Pérez Espíndola. 1869:
Joaquín Blengio. 1870: Eduardo Barrón Domínguez. 1871: Miguel Urbina. 1872: José Jesús Beraza. 1873:
José María Blengio. 1874: Manuel Campos Díaz. 1875: José García Poblaciones. 1876: Salvador Dondé.
1877: José Méndez Estrada. 1878-1882: José Jesús Beraza. 1883: Carlos Gutiérrez McGregor (hasta el 24
de octubre) y Francisco Ruiz. 1884-1888: Francisco Ruiz. 1889-1892: José Méndez Estrada. 1893 y 1894:
José Benedicto López. 1895: Domingo Diego y Diego. 1896: Manuel Lanz Pimentel (hasta el 11 de junio)
y Felipe Medina Suárez. 1897 y 1898: Felipe Medina Suárez. 1899 y 1900: Enrique Novelo. 1901: Joaquín
Celarain. 1902: Antonio Ortiz Curmina. 1903 y 1904: Eduardo Alfaro (hasta el 27 de julio) y Lorenzo
Martínez Alomía. 1905: Lorenzo Martínez Alomía. 1906: Pedro Aguirre. 1907-1910: Santiago Salazar.
1911: Domingo Hurtado. 1912: Ángel A. Guadiano y Echartea. 1913: Emilio Carpizo.
Para un periodo de dos años. 1914: Pedro Baranda McGregor. 1916: Agapito Vidal. 1918: Cristóbal
Dorantes V. y Marcelo Gómez.
Para un periodo de un año. 1920: Francisco G. Torres. 1921: Ramón Félix Flores. 1922: Eduardo R.
Mena Córdova. 1923: Ángel Castillo Lanz.
Para un periodo de dos años. 1924: Javier Illescas A. 1926: Ulises Sansores. 1928: Domingo Pérez
Méndez. 1930: Víctor Vázquez Marina. 1932: Eduardo Arceo Z. 1934: Miguel Lanz. 1936: Manuel S.
Silva M. 1938: Domingo Granados M. 1940: Eduardo J. Lavalle Urbina. 1942: Asunción Martínez
Camargo.
Para un periodo de tres años. 1944: Francisco Álvarez Barret. 1947: Rafael Alcalá Dondé. 1950:
Fernando Rosado Reyes. 1953: Alberto Ferrer Ferrer, 1956: Leovigildo Gómez Hernández. 1959: Eugenio
Echeverría Castellot. 1962: Ricardo Castillo Oliver. 1965: Rafael Rodríguez Barrera. 1968: Nicolás Canto
Carrillo y Luis Vera Esquivel. 1971: Enrique Escalante Escalante. 1974: Álvaro Arceo Corcuera. 1977:
Carlos Pérez Cámara. 1980: Tirso R. de la Gala. 1983: Eriberto Buenfil Montalvo. 1986: José Medina
Maldonado.
Jefes políticos. 1857: Pablo García. 1858: Domingo Duret (hasta el 16 de junio) y José Garcia
Poblaciones. 1859 y 1860: José García Poblaciones. 1861: José María Hernández. 1862 y 1863: José
García Poblaciones. 1864: Manuel Méndez Hernández. 1865 y 1866 (hasta el 16 de noviembre): Manuel
Ramos. 1866: Nicolás Dorantes Ávila. 1867 y 1868 (hasta el 14 de junio): José del Rosario Hernández.
1868 y 1869 (hasta el 27 de agosto): Juan Carbó. 1869: Francisco A. Casares. 1870: Francisco A. Casasúa
(hasta el 12 de julio) y Andrés Espínola. 1871 a 1876: Andrés Espínola. 1877: José Encarnación Urbina.
1878: Esteban Barret Castelo (hasta el 19 de septiembre), Andrés Ibarra (hasta el 12 de noviembre) y José
Jesús Ramírez. 1879 y 1880: José Jesús Ramírez (hasta el 23 de julio) y José Encarnación Urbina. 1881 y
1882: José Encarnación Urbina (hasta el 11 de abril), Salvador Dondé (hasta el 16 de agosto) y Juan
Montalvo. 1883: Salvador Dondé. 1884: Francisco Ruiz (hasta el 1° de marzo), Agustín León (hasta el 14
de noviembre) y Mariano Durán. 1885-1887: Mariano Durán (hasta el 7 de septiembre) y Agustín León.
1888: Domingo Hurtado (hasta el 30 de abril) y Manuel Lanz Peniche. 1889 y 1890: Andrés Sotelo. 1891:
Manuel D. Salazar (hasta el 30 de marzo), Enrique Novelo (hasta el 15 de septiembre) y Carlos Gutiérrez
McGregor. 1892-1898: Carlos Gutiérrez McGregor (hasta el 18 de marzo) y Felipe Medina Suárez. 1899:
Felipe Medina Suárez (hasta el 4 de agosto) y Miguel Cabañas. 1900 y 1901: Enrique Novelo (hasta el 9
de junio) y Andrés Sotelo. 1902: Andrés Sotelo (hasta el 1° de abril) y Miguel Lanz. 1903: Miguel Lanz
(hasta el 31 de julio) y Román Sabás Flores. 1904: Román Sabás Flores (hasta el 2 de agosto) y Manuel
Castillo Brito. 1905 y 1906: Manuel Castillo Brito (hasta el 23 de marzo) y Domingo Rico. 1907-1911:
Domingo Rico. 1912 y 1913: Francisco de la Cabada Campos. 1914: Francisco A. Espinosa.

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Campechana, obra de Eduardo Pingret
AEM

El convento franciscano de Campeche, Campeche, fue construido en el s. XVI. En una de


sus celdas nació un nieto de Hernán Cortés.
AEM (INAH)

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En la catedral de Campeche, construida entre 1540 y 1545, ofició una misa fray Bartolomé
de Las Casas.
AEM (INAH)

Fuerte de Campeche
AEM

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Lienzo de la muralla de la capital de la entidad. Se inició su construcción en 1686 y se
acabó el recinto en 1704.
Secretaría de Turismo

Litografía antigua del puerto en Campeche, Camp.


AEM

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Muralla de la fortaleza de Campeche, Camp.
AEM (INAH)

Detalle de una entrada de la muralla de Campeche, Camp.


AEM (INAH)

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Créditos

ENCICLOPEDIA DE MÉXICO
José Rogelio Álvarez
Fundador

La actual revisión de la Enciclopedia de México contó con la asesoría de los


miembros del Consejo editorial de la Enciclopedia Hispánica:
Lanny A. Passaro, Jorge E. Cúneo, Ernesto Franco Espinosa, Sergio Sarmiento, Juan
Enrique Díez Ortells, Luiz Carlos da Silva Albuquerque, Philip W. Goetz, Naum
Rotenberg, Donaldson M. Garschagen y con la asesoría comercial de Javier Patin
Pérez.

Los editores agradecen la amable cooperación de:


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Secretaría de Gobernación
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Secretaría de Turismo
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Consulado de Mónaco en México
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Las siguientes personas escribieron notas o redactaron artículos (parcial o


totalmente) para la Enciclopedia de México en su versión impresa original:
Manuel Acuña (M.A.). Alfredo Adam Adam. Eugenio Aguirre (E.A.). Carmen
Alardín. Alfonso de Alba (A. de A.). Jorge de Alba (J. de A.). Eduardo J. Albores
(E.J.A.). Javier Alcocer Durand (J.A.D.). Gloria Alencáster. Francisco R. Almada
(F.R.N.). Jorge de Alva (J. de A.). José Rogelio Álvarez (J.R.A.). Luis Javier Álvarez
(L.J.A.). Rubén Álvarez Chacón (R.A.Ch.). Graciana Álvarez del Castillo. José
Rogelio Álvarez Noguera (J.R.A.N.). Carlos Alvear Acevedo (C.A.A.). Luis de Anda
Flores (L.A.F.). Cecilia Aréchiga. Rogelio Arenas Monrea. María Eugenia Arias

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Gómez (M.E.A.G.). Raúl Arreola Cortés (R.A.C.). Agustín Arriaga Rivera. Mercedes
Álvarez Béjar. Eduardo Ávila. Héctor Azar (H.A.). Avediz Aznavourian Apajian.
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Badillo (G.B.B.). Beatriz Braniff. Margarita Bravo Hollis. Mónica Bravo. José Bravo
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Díaz-Barriga (A.C.D.B.). Óscar Ramón Canul González (O.R.C.G.). Julia Carabias
Lillo (J.C.L.). Emmanuel Carballo. Enrique Cárdenas de la Peña (E. C. de la P.).
Salvador Cárdenas Luna José. Salvador Cárdenas Luna. Lorena Careaga Viliesid
(L.C.V.). Gloria Carmona (G.C.). Raúl Carrancá Trujillo. Manuel Carrera Stampa
(M.C.S.). Arturo Castellanos (A. C.). Federico Castilla Chacón. Francisco Castillo
Basurto. Efraín Castro (E. C.). Israel Cavazos Garza (I . C. G.). Agnes Célis (A. C.).
Agnes Celis R. Centro de Documentación Notimex. Adrián Cerda Ardura (A. C. A.).
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Flores Villela (O. A. F. V.). Silvia Elena Frenk Mora (S. E. F.). Carmen Galicia
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(J. P. G. R.).Graciela de Garay (G. de G.). Gastón García Cantú. Adrián García Cortés
(A. G. C.).Héctor Mario García Gómez (H. M. G. G.). José García González (J. G.

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G.). Jesús García y García. Manuel García y Griego (M. G. y G.). Juan S. Garrido.
Mercedes de la Garza. María Teresa Germán Ramírez (M. T. G. R.).Alejandro Gertz
Manero (A. G. M.). Mario Gill. Ana Lilia Girón. Enrique Girón Zenil (E. G. Z.).
Cipriano Gómez Lara. Lourdes Gómez. Ricardo Gómez Romero (R. G. R.). Jesús
Gómez Serrano (J. G. S.). Alfonso González (A. G.). Luis González (L. G.).
Leopoldo González Aguayo. Gregorio González Cabral (G. G. C.). Manuel González
Calzada (M. G. C.). Norberto González Crespo. Manuel González González. Manuel
González Liceaga. María Teresa González. Mario González. Alfonso González
Martínez. Francisco González Medrano. Alberto González Pozo. Mariana González
Rul. Carlos González Salas (C. G. S.). Enrique González Soriano (E. G. S.).
Francisco Javier Guerrero. Raúl Guerrero Guerrero (R. G. G.). Omar Guerrero
Orozco. Sergio Guevara Sada (S. G. S.). Horacio Gutiérrez Crespo (H.G.C.). Luis
Gutiérrez y González. Gastón Guzmán (G. G.). Ignacio Guzmán B. (I. G. B.). Tomás
Guzmán Cantú (T. G. C.). Francisco Guzmán. Ricardo Guzmán Nava (R. G. N.).
Nora Guzmán. Miriam Hamdman. Ángel J. Hermida Ruiz. José Antonio Hernández
(J. A. H.). Genaro Hernández Castillo (G. H. C.). Francisco Javier Hernández. Regina
Hernández Franyuti (R. H. F.). José Antonio Hernández Gómez (J. A. H. G.). Vicente
Hernández Ortiz (V. H. O.). Rafael Hernández. José de la Herrán (J. de la H.). Teófilo
Herrera (T. H.). Arturo Herrera Cabañas (A. H. C.). Francisco Herrera Luque (F. H.
L.). Octavio Herrera Pérez (O. H. P.). Tonatiuh Herrero Gutiérrez (T. H. G.). Anita
Hoffmann (A. H.). Carlos Hoy (C. H.). David Huerta. Miguel Huerta Maldonado (M.
H. M.). Mario Humberto Ruz (M. H. R.). Alfredo Hurtado Hernández (A. H. H.).
María Esther Ibañez A.José N. Iturriaga de la Fuente (J. N. I de la F.). Fray Fidel de
Jesús Chauvet. Mauro Jiménez Lazcano (M. J. L.). Wigberto Jiménez Moreno (W. J.
M.). Jaime Jiménez Ramírez. Rafael de Lachica. Ángeles Lafuente. José Lamerias.
Rafael Lamothe Argumedo (R. L. A.). Ramón Lara (R. L.). César Lara. César Lara
González. Salvador de Lara Rangel. Ana Lau Jaiven (A. L. J.). Omar Lazcano. Omar
Lazcano Pérez (O. L. P.). María Guadalupe Lazo Carrera (M. G. L. C.). Alfonso León
de Garay (A. L. de G.). Tomás León Pacheco. Guillermo Levine. Jorge Llorente. Irma
Lombardo García. Daniel López Acuña (D. L. A.). Tessy López Goerne (T. L. G.).
Pedro López González (P. L. G.). Valentín López González (V. L. G.). José López
Portillo y Weber (J. L. P. W.). Ernesto López Ramos (E. L. R.). Diego G. López
Rosado (D. G. L. R.). Jorge López Rosado (J. L. R.). Felipe López Rosado. Irma
López Rosado. Ramón López S. Carlos López Santos. Miguel López Saucedo (M. L.
S.). Enrique Luengas (E. L.). Jorge Luis Rodríguez. Eva Macías (E. M.). Raúl Macín
(R. M.). Raúl Macín A. (R. M. A.). Manuel Maldonado Foerdell (M. M. K.).
Leonardo Manrique (L. M.). Juan Marcial Guerrero (J. M. G.). Juan Marcial Guerrero
Rosado (J. M. G. R.). Pablo Marentes (P. M.). Antonio Marín. Ana Lillian Martin del
Pozo (A. L. M. del P.). José Luis Martínez (J. L. M.). Alejandro Martínez Mena (A

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.M. M.). María Teresa Martínez Peñaloza. Porfirio Martínez Peñaloza Ortiz.
Fernando Martínez Reding. Juan Carlos Mates Rodríguez. Miguel Mathes. Francisco
de la Maza. Mercedes Meade. Yunny Meas Vong (Y. M. V.). Jorge Meave del Castillo
(J. M. del C.). Hilario Medel López (H. M. L.). Vicente Medel Martínez (V. M. M.).
Rodrigo A. Medellín. Alfonso Medellín Zenil (A. M. Z.). Alfonso Megallón de la
Vega (A. M.de la V.). Ernesto Mejía Sánchez (E. M. S.). Daniel Menchaca Hernández
(D. M. H.). Rodrigo Mendirichaga. José Mendorozqueta Peralta. René Mendoza (R.
M.). Margarita Mendoza López. María Luisa Mendoza López. René Mendoza Ortiz.
Rolando Mendoza Trejo (R. M. T.). Juan Manuel Menes (J. M. M.). Juan Manuel
Menes Llaguno (J. M. M. Ll.). Efrén Meneses Villagrán (E. M. V.). Marco Antonio
Michel Díaz (M. A. M. D.). Rafael Michel Ochoa (R. M. O.). Patricia Miller (P. M.).
Mario Miranda Pacheco. Salvador Molina Martínez. Antonio Montaño. Antonio
Montaño García (A. M. G.). Rafael Montejano y Aguiñaga (R. M. y A.). Gustavo
Montejo Zurita (G. M. Z.). Gabriel de la Mora. Pedro de la Mora y Palomar. Jesús
Morales Fernández (J. M. F.). Juan B. Morales Malacara. Fernando Morales Ortiz (F.
M. O.). Manuel M. Moreno (M. M. M.). Patricia Moreno Casasola (P. M. C.).
Octavio Moreno Toscano. Alejandro Morgado Ramos. Prudencio Moscoso Pastrana
(P. M. P.). Pedro A. Mosiño (P. A. M.). Margarita Muñoz de la Peña. Luis Rafael
Muñoz Saldaña. José María Muriá. Antonio Nacayama. Antonio Nacayama Arce (A.
N. A.). Luis Nava. José Navarro (J. N.). Adolfo Navarro. Bernabé Navarro. Adolfo
G. Navarro Sigüenza (A. G. N. S.). Arnulfo Nieto Bracamontes (A. N. B.). Eugenio
Noriega Robles (E. N. R.). Notimex. Rodolfo Novelo Gutiérrez (R. N. G.). Eberto
Novelo Maldonado (E. N. M.). Carlos de Obeso Orendain. Hanna Oktaba (H. O.).
Julio César Olivé N. (J. C. O. N.). Daniel Olmedo (D. O.). Jaime Olveda (J. O.).
Jorge Olvera (J. O.). María del Carmen Olvera (M. C. O.). Jorge Olvera Hernández
(J. O. H.). Emiliano Orozco Gutiérrez (E. O. G.). Sergio Ortega (S. O.). Joaquín
Ortega Arenas (J. O. A.). Iván Ortega Blake (I. O. B.). Jaime Ortega G. (J. O. G.).
Martha Ortega. Julio Ortega Rivera (J. O. R.). Marta Ortega Soto (M. O. S.). Raúl
Ortiz Asiain (R. O. A.). Sergio Ortiz Hernán (S. O. H.). Orlando Ortiz López..
Federico Ortiz Quezada (F. O. Q.). Juan Oseguera Velázquez. Lilia Osorio. Antonio
de Jesús Otero Icaza (A. de J. O. I.). José Ignacio Palencia (J. I. P.). Eliseo Paredes
Manzano (E. P. M.).Tomás Parra Sánchez. Javier Patiño Camarena (J.P.C.). Luis de la
Peña Auerbach (L. de la P. A.). Francisco de la Peña Auerbach. Magdalena Peña de
Souza (M. P. de S.). Antonio Peña Díaz. Francisco G. de la Peña. Antonio Pérez Elías
(A. P. E.). Ramón Pérez Gil Salcido. Guadalupe Pérez San Vicente. Evangelina Pérez
Silva (E. P. S.). Gerard Pierre Charles (G. P. Ch.). Román Piña Chan (R. P. Ch.).
Agustín Pineda (A. P.). Ana Elizabeth Pineda Espinosa. Carlos Pizano y Saucedo (C.
P. y S.). María Teresa Pomar. Guillermo Porras Muñoz (G. P. M.). Efrén del Pozo.
Cynthia Radding (C. R.). Senén Ramírez Cavarillo (S. R. C.). Enrique Ramírez

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García (E. R. G.). David Ramírez Lavoignet (D. R. L.). Otto Raúl González.
Francisco Rea González. Salvador Reyes Nevares. Ramón Riva (R. R.). Enrique
Roberto Salazar (E. R. S.). Luis Rocha Carrasco (L. R.). Luis Rodrigo Álvarez (L. R.
A.). José Luis Rodríguez (J.L.R.). Antonio E. Rodríguez. Gregorio Rodríguez
González. Jorge Luis Rodríguez Ibarra. Basilio Rojas (B. R.). Héctor Manuel
Romero. Guillermo Romo Celis. Manuel Rosales Vargas. Carlos Rosas. Emilio
Rosenblueth (E. R.). Fernando Rosenzweig. Juan Manuel Rubiel (J. M. R.). María del
Carmen Ruiz Castañeda (M. del C. R. C.). Pablo Ruiz Nápoles (P. R. N.). Manuel
Ruiz Orozco. Eusebio Ruvalcaba. Aurora María Saavedra. Aurora Marya Saavedra.
Guillermo P. Salas (G. P. S.). Gabriel Saldívar (G. S.). Héctor Samperio Gutiérrez (H.
S. G.). Carlos Sánchez Cárdenas. Abraham Sánchez de Velasco. Tomás Sánchez
Hernández (T. S. H.). Óscar Sánchez Herrera (O. S. H.). Miguel A. Sánchez Lamego
(M. A. S. L.). Fernando Sánchez Rodríguez (F. S. R.). José Santos Valdés (J. S. V.).
Manuel Septién y Septién (M. S. y S.). Ximena Sepúlveda Otaíza (X. S. O.). Carlos
Serrano (C. S.). Leia Sheinvar (L. S.). Luz María Silva de Mejía. José de Jesús
Sobrevilla Calvo (J. J. S. C.). María del Carmen Solano del Moral (M. del C. S. del
M.). Ana María Soler Arechalde (A. M. S. A.). Juan Pablo Solórzano (J. P. S.).
Alfonso Solórzano. Juan Pablo Solórzano Foppa. Carmen Sordo Sodi (C. S. S.).
Laura Elena Sotelo. Arturo Sotomayor (A. S.). Gerardo Suárez (G. S.). Víctor
Manuel Suárez (V. M. S.). Víctor Manuel Suárez Molina (V. M. S. M.). Julia Tagüeña
(J. T.). Luis Tamés León (L. T. L.). Xavier Tavera Alfaro (X. T. A.). Rosa Luz Tavera
Sierra (R. L. T. S.). Jesús Tellez Arévalo. Marta Tenorio. Eduardo Terrazas. Gutierre
Tibón. Ernesto de la Torre Villar (E. T. V.). Roberto Torres Orozco (R. T. O.). Carlos
Trasviña (C. T.). Blanca Estela Treviño. Carmen Ubaldo Mejía (C. U. M.). Miguel
Ulloa. Juan José Ureña Vázquez G. Ricardo Uvalle. Leonel Valdéz González.
Eréndira Valladares Flores(E.V.). María del Carmen del Valle (M. del C. del V.). Perla
Valle de Revueltas (P. V. de R.). Ricardo Varela G. Elisa Vargas Lugo (E. V. L.).
Fernando Vargas Marqués. Rubén Vasconcelos. Ignacio Vázquez (I. V.). Leonila
Vázquez G. Carlos Velarde (C. V.). María Teresa Velasco (M. T. V.). Margarita
Velasco Mireles (M. V. M.). Gloria Velázquez. José Manuel Venegas Martínez.
Mónica Verea Campos (M. V. C.). José Vergara Vergara (J. V. V.). Anselma Vicente
Martínez. José Guadalupe Victoria (J. G. V.). Guadalupe Villa (G. V.). Rosa Helia
Villa de Mebius (R. H. V. de M.). Guadalupe Villa Guerrero (G. V. G.). José Luis
Villalobos Hiriart. Lourdes Villanueva Ramírez. Ismael Villareal Peña (I. V. P.).
Yolanda Villenave. Jorge A.Vivó Escoto (J. A. V. E.). Gisela von Wobeser (G. V. W.).
Adalberto Walther Meade (A. W. M.). Irma Guadalupe Zamora Casillas. Héctor
Zamora Pozos. María Eugenia Zamudio Beltrán. Martha Zenteno (M. Z.). Martha
Zenteno Zevada (M. Z. Z.). Leopoldo Zorrilla Ornelas (L. Z. O.)

Las siguientes personas realizaron tareas de investigación, compilación,

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procesamiento y revisión de materiales para la Enciclopedia de México en su
versión impresa original:
Pedro Álvarez Gómez.. Luis Javier Álvarez Noguera. María Magdalena Ayala
Ramírez. Miguel Barragán Vargas. María Elena Bezares. Arturo Bonilla Martínez.
David Cano Pérez. Alonso Casarín Ruiz. Dolores Castañeda Camacho. José
Castañeda Dimayuga. Maricela Cruz Hernández. Maricela Cuéllar González. Jesús
Cuevas Cardona. Macrina Espinoza Juárez. Patrocinio Frausto García. Manuel
Frausto Herrera. María Petra García. Victoria Patricia de los Ángeles Gómez
Bustamante. Sergio Daniel González Ramírez. Alfonso Grajeda Hernández. Juan
Marcial Guerrero Rosado. Carmen Gutiérrez Santamaría. Aurora Hernández Gaspar.
José Armando Infante. Carlos Jaso Vega. Alejandro Juárez Villarón. Ángeles
Lafuente. Enrique Lara Flores. Patricia López Zepeda. Abdiel Macías Arvizu.
Francisco Mata Larre. Mario Izcóatl Mata Martínez. Martha Alicia Menchaca
Ramírez. Eduardo Milán Damilano. Carlos Miranda Ayala. Jorge Orlando Ortiz
López. Antonino Ortiz Vargas. Óscar Ortiz Vargas. Rodolfo Piña García. Ana
Elizabeth Pineda Espinosa. Roberto Pineda Espinosa. María Eugenia Pulido Flores.
Margarita Ramírez Colín. Patricia Robles Olivares. Hero Rodríguez Toro. Aurora
Sánchez de la Rosa. María del Carmen Solano del Moral. Ignacio Trejo Fuentes. Juan
Velázquez Serrano. María del Carmen Villagrán Montes de Oca.

Desempeñaron labores generales de apoyo editorial para la Enciclopedia de


México en su versión impresa original:
Rosa Aguilera López. Alejandro Alemán G. Eduarda Álvarez. José Rogelio Álvarez
Noguera. María Elena Bezárez M.. Cayetano Cantú. Ana Teresa Capdevielle. Marcos
V. Cárdenas. José Antonio Carmona Lobo. Catalina P. Castañeda. Concepción
Castellanos. Guadalupe Eleaza M. Silvia Elena Frenk Mora. Amparo Fuentes.
Enrique G. Hernández. María Luisa García C. José Luis García. Mario Alberto
González. Magdalena Guillén I. Jaime Hernández. Blanca Gaspar. Raúl Linares.
Gastón López Vázquez. Francisca Martínez Íñiguez. José Guadalupe Martínez. María
Teresa Moreno. Ángeles Lafuente. Alejandro Muñoz Lomelí. Armando Murillo
Barrera. Sergio S.Narváez. Salvador Navarro D. Mario Ortiz Vargas. Gloria Ovalle.
Blanca Estela P. Íñiguez Blanca. Martha Peimberth M.. Francisco Pérez. Ana
Elizabeth Pineda Espinosa. María del Socorro Ponce. Eduardo Ramírez Colín.
Margarita Ramírez Colín. Javier del Real Oñate. Guadalupe Reyes García. Esther
Rodríguez F.. Jaime S. Rodríguez. Óscar S. Rodríguez. Hero Rodríguez Toro. Ramón
Rosas C. Claudio P.Salinas. Jorge Vázquez V. Wilfrido Vázquez. Juan Velázquez
Serrano.

La Enciclopedia de México agradece al Instituto José María Luis Mora la


amable cesión de 1,745 fichas correspondientes a los proyectos Quién es quién en

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México y La cultura en el México actual en los que tomaron parte:
Quién es quién en México. Director: Othón Lara Barba. Investigadores: Marco
Miguel Lara Klahar. José Martín Lara Klahar
La cultura en el México Actual. Director: Salvador Cruz Montalvo. Investigadores y
redactores: Violante Villamil. Miguel Civeira Taboada. Alejandro Boix Cruz.
Silvestre Villegas Revueltas. Jorge Guerra Ruiz Othón Lara Klahar. Othón Lara
Barba. Marco Miguel Lara Klahar. José Martin Lara Klahar

Participaron en los trabajos de actualización (1993, 1994, 1995, 1998, 2000) bajo
la supervisión de Sergio Sarmiento y Pedro López Cortezo:
Guillermo Alarcón. Claudia Barona. Consuelo Bonfil. Pietro Cavallazzi. Carlos
Agustín Chimal García Pavón. Ana Lilia Delgadillo. María Luisa Espinosa.
Jacqueline Fortson. Perfecto Gómez Estradé. Armando Guzmán. Gilberto Hernández.
Juan Hernández. Ángeles Lafuente. Pedro López Cortezo. Eduardo Medina. Juan
Andrés Mora. Patricia Mora. Luis Rafael Muñoz Saldaña. Sergio Negrete. José
Pantoja. Carlos Relión. María Asunción Rodríguez. María del Carmen Solórzano.
María del Rosario Solórzano. Yolanda Velázquez. Leticia Vera. Salvador Vera.

El archivo fotográfico empleado para ilustrar la Enciclopedia de México pudo


integrarse gracias a la gentil cooperación de las siguientes instituciones,
fotógrafos y coleccionistas particulares:

Instituciones
Aeroméxico. Aerotécnica de México S. A. Archivo Casasola. Archivo General de la
Nación. Artes de México, primera época. Asociación Nacional de Vitivinicultores.
Ayuntamiento de San Nicolás de los Garza. Ballet Folclórico de México. Banco
Nacional de Crédito Rural. Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Biblioteca Nacional de México. Cámara regional de la Industria del Tequila, Jalisco.
Capilla Alfonsina, Centro de Estudios Literarios Alfonso Reyes. Casa de José María
Morelos. Celanese Mexicana. Centro de Investigaciones Históricas de Hidalgo.
Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y del Trigo. Comisión de Estudios
del Territorio Nacional. Comisión del Río Balsas. Comisión Lerma-Chapala-
Santiago. Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos. Comité Organizador
de la Feria de Colima. Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada.
Compañía Mexicana de Aerofoto. Compañía Mexicana de Aviación. Consejo de
Recursos Naturales no Renovables. Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril.
Diesel Nacional, S. A. Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Dirección de Prensa y
Relaciones Públicas del Gobierno del Estado de México. Ediciones Domínguez.
Embajada de Australia en México. Embajada de Bélgica en México. Embajada de
Canadá en México. Embajada de Costa Rica en México. Embajada de Gran Bretaña

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en México. Embajada de Honduras en México. Embajada de la República de Corea
en México. Embajada de la República Federal de Alemania en México. Embajada de
la República Popular de China en México. Embajada de Polonia en México.
Embajada de Portugal en México. Embajada de Rumania en México. Embajada de
Sri Lanka en México. Embajada de Venezuela en México. Estudio Lety. Estudios y
Proyectos S. A. Foto Documentales. Foto Gallardo. Foto Kransky. Fotografía Ruiz de
Toluca. Fotopress. Galería Nacional de Arte Fotográfico. Guanos y Fertilizantes de
México, S. A. Hemeroteca Nacional de México. Holiday Inn Mexicana. Honorable
Cámara de Diputados. Ingenieros Civiles Asociados. Instituto de Antropología de la
Universidad Veracruzana. Instituto de Biología de la Universidad Nacional
Autónoma de México. Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de
México. Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de
México. Instituto de Investigaciones Históricas de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Instituto Mexicano del Seguro Social. Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Instituto Nacional de Bellas Artes. Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas.
Instituto Nacional Indigenista. Instituto Nacional para la Investigación de Recursos
Mineros. Kimberley Clark de México. Laboratorio Chávez Massey Ferguson de
México. Museo de Historia Natural. Museo de la Alhóndiga de Granaditas,
Guanajuato. Museo Nacional de Historia. Periódico Excélsior. Petróleos Mexicanos.
Presidencia de la República. Proceso. Ran-erde. Secretaría de Agricultura y Recursos
Hidráulicos. Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Secretaría de Turismo.
Servicio de Información de los Estados Unidos de América. Siempre! Sindicato de
Autores, Compositores y Editores de Música. Tabamex. Taller de la Gráfica Popular.
Teléfonos de México.

Fotógrafos y coleccionistas particulares


Arturo Aguilera Suárez. Enrique Alatorre. Lola Álvarez Bravo. Fernando Álvarez
Noguera. José Rogelio Álvarez Noguera. Luis Javier Álvarez. Juan Víctor Arauz.
Raúl Arreola Cortés. Antonio Arriaga. Luis Aveleyra Arroyo de Anda. G. Ballis. Luis
Barragán. Zita Basich. Narciso Bassols Batalla. Alberto Beltrán. Jesús Benítez. Pablo
Bosh. Amalia Caballero de Castillo Ledón. Óscar Camarena. Federico Cantú. Luis
Cardoza y Aragón. Manuel Carrera Stampa. Teresa Castelló Iturbide. Efraín Castro.
Agustín Castro Haro. Fernando Castro Pacheco. María Esther Jiménez Moreno.
Mario Colín. Alfredo Corona Ibarra. Justino Cortés. Pablo M. Cuéllar Valdés.
Roberto Cueva del Río. Mario Chang Bolaños. Claudio Dabdoub. Alfonso de Alba.
Salvador de Alba. Francisco de la Maza. Enrique de la Mora y Palomar. Francisco de
la Peña. Julio de la Peña. Jorge Denegre Vought. Livingston Denegre. Enrique Díaz.
Armando Díaz Aguilar. Foto Domínguez.Cuauhtémoc Esparza Sánchez. Fotógrafo
Espinosa. Oralia G. de Sánchez. Fernando Gamboa. Jorge García Ruiz. Héctor

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García. Israel Garza. Wilfrido González Balboa. Gregorio González Cabral. Manuel
González Calzada. Alfonso González Martínez. Enrique González Martínez. Manuel
González Pozo. Alfonso Grajeda. Alfredo Guati Rojo. Tonatiuh Gutiérrez. Ricardo
Guzmán Nava. Gastón Guzmán. Juan Guzmán. Francisco Hernández. Rafael
Hernández. Arturo Horiuchi. Alberto Huici. Manuel J. Santos. Wigberto Jiménez
Moreno. E. K. Quiñones. Israel Katzman. Rafael Lamothe Argumedo. Ruth D.
Lechuga. Germán List Arzubide. César Lizardi Ramos. Rafael Lizárraga. Valentín
López González. Luis López Malo. Felipe López Rosado. Francisco Lugo. Isabel
Marín de Paalen. Luis Márquez. Ignacio Marquina. Jorge Martínez Ríos. Julián
Martínez Sotos. G. Y. Massart. E. Matuda. Hermanos Mayo. Vicente Medel. Ernesto
Mejía Sánchez. Daniel Menchaca Hernández. Rafael Montejano y Aguiñaga. Manuel
Montes de Oca. Antonio Morales Medina. Fernando Morales Ortiz. Francisco
Moreno Capdevilla. Prudencio Moscoso Pastrana. Antonio Nacayama A. Eugenio
Noriega Robles. Octavio Novaro. Helen O' Gorman. Daniel Olmedo. Jorge Olvera.
Soledad Orozco Ávila. Joaquín Ortega Arenas. Juan Oseguera Velázquez. Manuel
Peñafiel. Walter Pesman. Alex Phillips. Ángel Pola. Antonio Pompa y Pompa.
Manuel Porrúa. Cecilia Portal. Emilio Quezada. E. Quiñones. Roberto Quiroga. Elías
Reinoso. Austreberta Rentería Viuda de Villa. Walter Reuter. Jorge Ritter. Héctor
Manuel Romero. J. Antonio Romo. Jandra Rovia Ayala. Rafael F. Rubín de la
Borbolla. Miguel Salas Anzures. Armando Salas Portugal. Ricardo Salazar. Gabriel
Saldívar. Carlos Sánchez Cárdenas. Manuel Sánchez Santoveña. Diego Santa Cruz.
José Santos Valdés. Pennington Sarukhan. Manuel Septién y Septién. Eric Skipsey.
Sabino Sosa Vaquier. Francisco Sotelo. Gustavo Sotomayor. Leopold Starker. Luis
Tamés León. Aureliano Tapia Méndez. Enguerrando Tapia. Jorge Xavier Tavera
Alfaro. Alejandro Topete del Valle. Héctor Torres Serratos. Fotografía Tostado. Ana
María Treviño. Alfonso Vázquez. Armando Vázquez. Crispín Vázquez. José Verde
O. L. Verplancken. Víctor Manuel Villegas. Eduardo Villegas Villegas. José Villela
Gómez. Adalberto Walther Meade. Philip Wayne Powell. Enrique Yáñez. Charlotte
Yazbak. Sergio Zaldívar. Francisco Zamora. Guillermo Zamora. Domingo Zorrilla.
Juan Fidel Zorrilla.

Tomaron parte en las actualizaciones especiales coordinadas por Ángeles


Lafuente:

1994

Redactores
Manuel Andrade, Manuel Bravo Arriola, Luis Felipe Brice, Alberto de la Fuente,
María Luisa de la Garza, Sebastián Elizarrarás, Eduardo García, Lourdes García,
Lena García Feijoo, Dolores González Casanova, Jorge Gutiérrez, Luis Ignacio

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Helguera, Felipe Lacouture, Alberto León, Dulce María López, Teresa Marín, Sofía
Miselem, Luis Rafael Muñoz Saldaña, Amalia Paredes, Luis Bernardo Pérez, Cecilia
Rivera, Silvia Salinas, Morris Strauch, Felipe Terán.

1995

Redactores
María del Carmen Bautista, Manuel Bravo Arriola, Luis Felipe Brice, Mónica Ching,
María de los Ángeles Cruz, Alberto de la Fuente, Lena García Feijoo, Marina Graf,
Jorge Gutiérrez, Luis Ignacio Helguera, Carmen Hinojosa, Alberto León, José Ángel
Leyva, Dulce María López, Sofía Miselem, Luis Rafael Muñoz Saldaña, Sergio
Negrete, Luis Bernardo Pérez, Cecilia Rivera, Cristina Rosas, Margarita Salas,
Morris Strauch, Ernesto Vanegas, Gabriela Villanueva, Margarita Yépez.

1996

Redactores
Raquel Aparicio, Manuel Bravo Arriola, Luis Felipe Brice, Martha Castro Rivera,
David Chagoya, Alberto de la Fuente, Lena García Feijoo, Marina Graf, Jorge
Gutiérrez, Luis Ignacio Helguera, Carmen Hinojosa, Alberto León, Luis Bernardo
Pérez, Sofía Miselem, Sergio Negrete, Fabiola Ortega Barba, Cecilia Rivera, Morris
Strauch, Gabriela Villanueva, Margarita Yépez.

1997

Redactores
Esther Alcántara, Edna Aponte, Guillermo Balderrama, Manuel Bravo, Luis Felipe
Brice, Ramón Cota Meza, David Chagoya, Ana Ivonne Díaz, Alberto de la Fuente,
Lena García, Marina Graf, Luis Ignacio Helguera, Carmen Hinojosa, Alberto León,
Dulce María López, Sofía Miselem, Leticia Muñoz, Ramón Eduardo Núñez, Fabiola
Ortega Barba, Luis Bernardo Pérez, Miguel Genaro Prieto, José Ramón Rivas,
Cecilia Rivera, Margarita Salas, Gabriela Villanueva, Juan Villarreal, Margarita
Yépez, Susana Yépez.

2000

Redactores
Sergio Negrete, Sofía Miselem, Luis Felipe Brice.

Fotógrafos y agencias fotográficas


Sergio Cernuda, Gustavo Gatto, Guillermo H. Vera, Rafael Valencia, Allen Vallejo,
Jorge Vargas. Época Imagen, Imagenlatina.

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El dibujo de la serpiente que aparece en el lomo es copia de un sello
prehispánico plano encontrado en Veracruz, y los bordes superior e inferior
están sacados de un antiguo sello cilíndrico procedente de la ciudad de
México y son variante de la greca xicalcoliuhqui.

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Índice alfabético

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Tomo 1
A. Tomo 1.
AATZIN. Tomo 1.
ABABÁBITE. Tomo 1.
ABACÁ. Tomo 1.
ABAD Y CARRETERO, LUIS. Tomo 1.
ABAD Y QUEIPO, MANUEL. Tomo 1.
ABADEJO. Tomo 1.
ABADEJO. Tomo 1.
ABADEJO. Tomo 1.
ABADIANO, LUIS. Tomo 1.
ABADIANO Y JASO, JOSÉ BLAS. Tomo 1.
ABAJEÑO. Tomo 1.
ABAL. Tomo 1.
ABANICO. Tomo 1.
ABANICO. Tomo 1.
ABARCA, JOSÉ MARIANO DE. Tomo 1.
ABARCA, ROQUE. Tomo 1.
ABARCA VIDAL Y VALDA, ANTONIO. Tomo 1.
ABARCA Y CABRERA, AGUSTÍN. Tomo 1.
ABARROQUI. Tomo 1.
ABARROTERO. Tomo 1.
ABASCAL, AMELIA. Tomo 1.
ABASCAL, SALVADOR. Tomo 1.
ABASCAL SALMERÓN, EMILIO. Tomo 1.
ABASCAL Y SOUSA, JOSÉ FERNANDO DE. Tomo 1.
ABASOLO, GTO.. Tomo 1.
ABASOLO, MARIANO. Tomo 1.
ABAUNZA, LEONA PALIZA DE. Tomo 1.
ABBOT, GORHAM DUMMER. Tomo 1.
ABEDUL. Tomo 1.
ABEJA. Tomo 1.
ABEJA AFRICANA. Tomo 1.
ABEJAS (Valle de Tehuacán, Pue.). Tomo 1.
ABEJORRO. Tomo 1.
ABEJORRO. Tomo 1.
ABELMOSCO. Tomo 1.
ABETO. Tomo 1.

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ABEYTUA, ISAAC. Tomo 1.
ABIOBO. Tomo 1.
ABITIA, JESÚS HERMENEGILDO. Tomo 1.
ABONERO. Tomo 1.
ABORÍGENES. Tomo 1.
ABRASIVOS. Tomo 1.
ABREU, JUAN. Tomo 1.
ABREU GÓMEZ, ERMILO. Tomo 1.
ABREVIATURAS. Tomo 1.
ABROJO. Tomo 1.
ÁBSIDE. Tomo 1.
ABSOLUCIÓN. Tomo 1.
ABULÓN. Tomo 1.
ABURTO MARTÍNEZ, MARIO. Tomo 1.
AC. Tomo 1.
ACA. Tomo 1.
ACACALOTE o ACALOTE. Tomo 1.
ACACHAPOLIN. Tomo 1.
ACACHAUTLE. Tomo 1.
ACACHICHICTLI. Tomo 1.
ACACHUL. Tomo 1.
ACACITLI. Tomo 1.
ACADEMIA DE ARTES. Tomo 1.
ACADEMIA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. Tomo 1.
ACADEMIA DE LETRÁN. Tomo 1.
ACADEMIA DE SAN CARLOS. Tomo 1.
ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS PENALES. Tomo 1.
ACADEMIA MEXICANA DE CIRUGÍA. Tomo 1.
ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERÍA. Tomo 1.
ACADEMIA MEXICANA DE LA EDUCACIÓN. Tomo 1.
ACADEMIA MEXICANA DE LA HISTORIA. Tomo 1.
ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA. Tomo 1.
ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS. Tomo 1.
ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA. Tomo 1.
ACADEMIAS Y ASOCIACIONES LITERARIAS. Tomo 1.
ACAHUAL. Tomo 1.
ACAHUITE. Tomo 1.
ACAJILOTE. Tomo 1.
ACAL. Tomo 1.

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ACAL ILIZALITURRI, JESÚS. Tomo 1.
ACALÁN o ACALLAN. Tomo 1.
ACALPIXCAN (D.F.). Tomo 1.
ACALTETEPON. Tomo 1.
ACAMAPICHTLI. Tomo 1.
ACÁMBARO, GTO.. Tomo 1.
ACANCEH, YUC.. Tomo 1.
ACAPIOTZIN. Tomo 1.
ACAPONETA, NAY.. Tomo 1.
ACAPULCO, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 1.
ACAPULCO, D.F.. Tomo 1.
ACAPULCO, GRO. . Tomo 1.
ACAROLOGÍA. Tomo 1.
ÁCAROS. Tomo 1.
ACASILLADO. Tomo 1.
ACASÚCHIL. Tomo 1.
ACATECHITE. Tomo 1.
ACATEMPAN, GRO.. Tomo 1.
ACATITA DE BAJÁN, COAH.. Tomo 1.
ÁCATL. Tomo 1.
ACATLÁN DE JUÁREZ, JAL.. Tomo 1.
ACATLÁN DE OSORIO, PUE.. Tomo 1.
ACATLÁN DE PÉREZ FIGUEROA, OAX.. Tomo 1.
ACAXAXAN. Tomo 1.
ACAXES, ACAXEÉS o ACAJES. Tomo 1.
ACAYOTE o ACAYETE. Tomo 1.
ACAYUCAN, VER.. Tomo 1.
ACAZAHUACTLI. Tomo 1.
ACAZANATE. Tomo 1.
ACCIDENTES. Tomo 1.
ACCIÓN. Tomo 1.
ACCIÓN CATÓLICA MEXICANA (ACM). Tomo 1.
ACCIÓN NACIONAL, PARTIDO DE. Tomo 1.
ACCIÓN REVOLUCIONARIA MEXICANISTA. Tomo 1.
ACEBUCHE. Tomo 1.
ACECÉ. Tomo 1.
ACECINCLE. Tomo 1.
ACEDERA. Tomo 1.
ACEITES Y GRASAS, INDUSTRIA DE. Tomo 1.

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ACEITILLA. Tomo 1.
ACEITILLO. Tomo 1.
ACEITUNA. Tomo 1.
ACEITUNILLO. Tomo 1.
ACEITUNO. Tomo 1.
ACELGA. Tomo 1.
ACERO . Tomo 1.
ACERO CRUZ, JULIO. Tomo 1.
ACEVEDO, DIEGO DE. Tomo 1.
ACEVEDO, FRANCISCO DE. Tomo 1.
ACEVEDO, JESÚS T.. Tomo 1.
ACEVEDO, JUAN. Tomo 1.
ACEVEDO, JUSTO R.. Tomo 1.
ACEVEDO, MARTÍN. Tomo 1.
ACEVEDO CORTÉS, JOSÉ LUIS. Tomo 1.
ACEVEDO ESCOBEDO, ANTONIO. Tomo 1.
ACEVEDO ROJAS, ROMÁN. Tomo 1.
ACEVES, JOSÉ DE J.. Tomo 1.
ACEVES, JOSÉ IGNACIO. Tomo 1.
ACEVES, RAÚL. Tomo 1.
ACEVES BARAJAS, PASCUAL. Tomo 1.
ACEVES DE LA MORA, JOSÉ LUIS. Tomo 1.
ACEVES MEJÍA, MIGUEL. Tomo 1.
ACEVES NAVARRO, GILBERTO. Tomo 1.
ACEVES PARRA, SALVADOR. Tomo 1.
ACHCAUHTLI. Tomo 1.
ACHICALAR. Tomo 1.
ACHICHIGUARSE. Tomo 1.
ACHICHINCLE. Tomo 1.
ACHICOPALARSE. Tomo 1.
ACHICORIA AMARGA. Tomo 1.
ACHIOTE. Tomo 1.
ACHITÓMETL. Tomo 1.
ACHIUTLA, SAN MIGUEL; OAX.. Tomo 1.
ACHIUTLA (Oax.). Tomo 1.
ACHOQUE. Tomo 1.
ACITLI o ACINTLE. Tomo 1.
ACITRÓN. Tomo 1.
ACJM. Tomo 1.

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ACKERMAN, RUDOLPH. Tomo 1.
ACM. Tomo 1.
ACOCIL. Tomo 1.
ACOCOTE. Tomo 1.
ACOCOXÍHUITL. Tomo 1.
ACOLCHICHI. Tomo 1.
ACOLHUACAN, REINO DE. Tomo 1.
ACOLHUAS, ACOLUAS o ACULHUAS. Tomo 1.
ACOLMAN, CONVENTO DE SAN AGUSTÍN. Tomo 1.
ACOLNAHUACATZIN. Tomo 1.
ACORDADA, LA. Tomo 1.
ACOSTA, FRANCISCO. Tomo 1.
ACOSTA, HOMERO. Tomo 1.
ACOSTA, JORGE R.. Tomo 1.
ACOSTA, JOSÉ. Tomo 1.
ACOSTA, LUIS FRANCISCO. Tomo 1.
ACOSTA, LUZ ROSALÍA. Tomo 1.
ACOSTA, MARCO ANTONIO. Tomo 1.
ACOSTA, MIGUEL. Tomo 1.
ACOSTA, NIEVES E.. Tomo 1.
ACOSTA, RICARDO. Tomo 1.
ACOSTA, VICENTE. Tomo 1.
ACOSTA FALCÓN, LEO. Tomo 1.
ACOSTA GUTIÉRREZ, LUIS. Tomo 1.
ACOSTA LAGUNES, AGUSTÍN. Tomo 1.
ACOSTA LUCERO, JOSÉ. Tomo 1.
ACOSTA ROMERO, MIGUEL. Tomo 1.
ACOSTA RUBÍ DE CELIS, BENITO LEÓN. Tomo 1.
ACOTOPE. Tomo 1.
ACROBACIA. Tomo 1.
ACTAS. Tomo 1.
ACTAS DE CABILDO. Tomo 1.
ACTIMPATLE. Tomo 1.
ACTOPAN, HGO.. Tomo 1.
ACTUARIO. Tomo 1.
ACUALMEZTLI, IGNACIO. Tomo 1.
ACUECUECHCO. Tomo 1.
ACUEDUCTOS. Tomo 1.
ACUERDO. Tomo 1.

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ACUERDO GENERAL SOBRE ARANCELES ADUANEROS Y COMERCIO
(GATT). Tomo 1.
ACUICULTURA . Tomo 1.
ACUITZE CATÁPEME. Tomo 1.
ACULCO DE ESPINOSA, MÉX.. Tomo 1.
ACULHUA. Tomo 1.
ACÚMARA. Tomo 1.
ACUÑA, COAH.. Tomo 1.
ACUÑA, COSME DE. Tomo 1.
ACUÑA, JESÚS. Tomo 1.
ACUÑA, MANUEL. Tomo 1.
ACUÑA SANDOVAL, RENÉ. Tomo 1.
ACUÑA Y BEJARANO, JUAN. Tomo 1.
ACUÑA Y ROSETE, ELISA. Tomo 1.
ACUYO. Tomo 1.
ACXOTÉCATL. Tomo 1.
ADALID, IGNACIO. Tomo 1.
ADAME, JOSÉ ANTONIO. Tomo 1.
ADAME, RAMÓN. Tomo 1.
ADAME Y ARRIAGA, JOSÉ. Tomo 1.
ADAMS, ELEANOR BURNHAM. Tomo 1.
ADAMS, MARTHA. Tomo 1.
ADAMS, RICHARD EDWARD WOOD. Tomo 1.
ADATO GREEN, VICTORIA. Tomo 1.
ADELANTADO. Tomo 1.
ADELITA, LA. Tomo 1.
ADEM, JOSÉ. Tomo 1.
ADEM, JULIÁN. Tomo 1.
ADIVINACIÓN. Tomo 1.
ADLER DE LOMNITZ, LARISSA. Tomo 1.
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. Tomo 1.
ADOBE. Tomo 1.
ADOBO. Tomo 1.
ADOMIÁN, LAN. Tomo 1.
ADORATORIO. Tomo 1.
ADORNO, JUAN NEPOMUCENO. Tomo 1.
ADRIANO, DIEGO. Tomo 1.
ADUNA, ANTONIO. Tomo 1.
AEDO, SERAFÍN. Tomo 1.

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AFANADOR, -RA. Tomo 1.
AFROMIXTECOS. Tomo 1.
AGABANZO. Tomo 1.
AGACHONA. Tomo 1.
AGAPANTO. Tomo 1.
AGARRÓN. Tomo 1.
ÁGATA. Tomo 1.
AGEA, JUAN y RAMÓN. Tomo 1.
AGEA HERMOSA, FRANCISCO. Tomo 1.
AGRAMONTE, CARLOS HORACIO. Tomo 1.
AGRARISMO . Tomo 1.
AGRAZ, JUAN SALVADOR. Tomo 1.
AGRAZ GARCÍA DE ALBA, GABRIEL. Tomo 1.
AGRAZ RAMÍREZ DE PRADO, MARÍA IGNACIA. Tomo 1.
AGREDA, NICOLÁS. Tomo 1.
AGREDA Y SÁNCHEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
AGRICULTURA . Tomo 1.
AGRICULTURA Y RECURSOS HIDRÁULICOS, SECRETARÍA DE (SARH).
Tomo 1.
AGRICULTURA Y RELIGIÓN. Tomo 1.
AGRITO. Tomo 1.
AGRITOS. Tomo 1.
AGRONOMÍA. Tomo 1.
AGUA, DEIDADES DEL. Tomo 1.
AGUA PRIETA, SON.. Tomo 1.
AGUACATE. Tomo 1.
AGUADAS. Tomo 1.
AGUADÉ MIRÓ, JAIME. Tomo 1.
AGUADO. Tomo 1.
AGUADO, JOSÉ IGNACIO. Tomo 1.
AGUAMA. Tomo 1.
AGUAMALARIA. Tomo 1.
AGUAMIEL. Tomo 1.
AGUANAVAL, RÍO. Tomo 1.
AGUASCALIENTES, AGS.. Tomo 1.
AGUASCALIENTES, DIÓCESIS DE. Tomo 1.
AGUASCALIENTES, ESTADO DE . Tomo 1.
AGUASOL. Tomo 1.
AGUATE. Tomo 1.

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AGUAUCLE o AHUAUTLE. Tomo 1.
AGUAYO, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
AGUAYO, JUAN. Tomo 1.
AGUAYO LÓPEZ, JOAQUÍN. Tomo 1.
AGUAYO SPENCER, RAFAEL. Tomo 1.
AGÜERA BUSTAMANTE, FRANCISCO. Tomo 1.
AGÜERO, JUAN MIGUEL DE. Tomo 1.
AGÜEROS, CRISTÓBAL. Tomo 1.
AGÜEROS, JOSÉ (Pepe). Tomo 1.
AGÜEROS, VICTORIANO. Tomo 1.
AGÜEROS Y DE LA PORTILLA, AGUSTÍN. Tomo 1.
AGUIAR Y SEIJAS, FRANCISCO. Tomo 1.
ÁGUILA. Tomo 1.
ÁGUILA, ADRIÁN DEL. Tomo 1.
ÁGUILA, ESPERANZA y PAZ. Tomo 1.
ÁGUILA, JOSÉ MARIANO DEL. Tomo 1.
ÁGUILA, MITOLOGÍA DEL. Tomo 1.
ÁGUILA, VICENTE DEL. Tomo 1.
ÁGUILA AZTECA, ORDEN DEL. Tomo 1.
ÁGUILA MEXICANA, ORDEN IMPERIAL DEL. Tomo 1.
AGUILAR, ANTONIO. Tomo 1.
AGUILAR, BRUNO. Tomo 1.
AGUILAR, CÁNDIDO. Tomo 1.
AGUILAR, ENRIQUE. Tomo 1.
AGUILAR, ESTEBAN. Tomo 1.
AGUILAR, FRANCISCO. Tomo 1.
AGUILAR, FRANCISCO DE. Tomo 1.
AGUILAR, GILBERTO F.. Tomo 1.
AGUILAR, JERÓNIMO DE. Tomo 1.
AGUILAR, JOSEFINA (Chacha). Tomo 1.
AGUILAR, LUIS. Tomo 1.
AGUILAR, LUIS MIGUEL. Tomo 1.
AGUILAR, LUZ MARÍA. Tomo 1.
AGUILAR, MAGDALENO. Tomo 1.
AGUILAR, MANUEL. Tomo 1.
AGUILAR, MARCOS DE. Tomo 1.
AGUILAR, PONCIANO. Tomo 1.
AGUILAR ÁLVAREZ, JOSÉ. Tomo 1.
AGUILAR CABRERA, HOMERO. Tomo 1.

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AGUILAR CAMÍN, HÉCTOR. Tomo 1.
AGUILAR CAMPOS, FRANCISCO. Tomo 1.
AGUILAR GÓMEZ, GREGORIO. Tomo 1.
AGUILAR MARAÑÓN, HESIQUIO. Tomo 1.
AGUILAR MONTES DE OCA, MERCEDES. Tomo 1.
AGUILAR MONTEVERDE, ALONSO. Tomo 1.
AGUILAR MORA, JORGE. Tomo 1.
AGUILAR REYES, ALEJANDRO. Tomo 1.
AGUILAR SÁENZ, MANUEL. Tomo 1.
AGUILAR SURO, TERESA. Tomo 1.
AGUILAR Y CABELLO, JOSÉ MANUEL. Tomo 1.
AGUILAR Y MAROCHO, IGNACIO. Tomo 1.
AGUILAR Y MAYA, JOSÉ. Tomo 1.
AGUILAR Y TORRES, MARÍA DEL REFUGIO. Tomo 1.
AGUILAR Y URÍZAR, FRANCISCO. Tomo 1.
AGUILERA, ANTONIO DE. Tomo 1.
AGUILERA, DIEGO DE. Tomo 1.
AGUILERA, FRANCISCO. Tomo 1.
AGUILERA, GASPAR. Tomo 1.
AGUILERA, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 1.
AGUILERA, JUAN FRANCISCO DE. Tomo 1.
AGUILERA CASTRO Y SOTOMAYOR, JOSÉ MIGUEL DE. Tomo 1.
AGUILERA DORANTES, MARIO. Tomo 1.
AGUILERA GONZÁLEZ, FRANCISCO MARÍA. Tomo 1.
AGUILERA HERRERA, NICOLÁS. Tomo 1.
AGUILERA MALTA, DEMETRIO. Tomo 1.
AGUILERA RODRÍGUEZ, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 1.
AGUILERA VALADÉS, ALBERTO (Juan Gabriel). Tomo 1.
AGUILILLAS. Tomo 1.
AGUIÑAGA, JOSÉ OTHÓN DE. Tomo 1.
AGUIRRE, AMADO. Tomo 1.
AGUIRRE, ANDRÉS GINÉS DE. Tomo 1.
AGUIRRE, ARTURO. Tomo 1.
AGUIRRE, BEATRIZ. Tomo 1.
AGUIRRE, IGNACIO. Tomo 1.
AGUIRRE, IGNACIO. Tomo 1.
AGUIRRE, LAURO. Tomo 1.
AGUIRRE, MANUEL DE. Tomo 1.
AGUIRRE, MARÍA ESTHER GÓMEZ DE. Tomo 1.

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AGUIRRE AVELLANEDA, JERJES. Tomo 1.
AGUIRRE BELTRÁN, GONZALO. Tomo 1.
AGUIRRE BENAVIDES, HERMANOS. Tomo 1.
AGUIRRE BERLANGA, MANUEL. Tomo 1.
AGUIRRE CINTA, RAFAEL. Tomo 1.
AGUIRRE COLORADO, RAFAEL. Tomo 1.
AGUIRRE FRANCO, FELIPE. Tomo 1.
AGUIRRE GÁNDARA, MANUEL. Tomo 1.
AGUIRRE GARCÍA, LINO. Tomo 1.
AGUIRRE GONZÁLEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
AGUIRRE HARRIS RIVERA, YOLANDA. Tomo 1.
AGUIRRE PALANCARES, NORBERTO. Tomo 1.
AGUIRRE RAMÍREZ DE AGUILAR, EUGENIO. Tomo 1.
AGUIRRE ROMO, MANUEL J.. Tomo 1.
AGUIRRE TINOCO, HUMBERTO. Tomo 1.
AGUIRRE TINOCO, RODOLFO. Tomo 1.
AGUIRRE VELÁZQUEZ, RAMÓN. Tomo 1.
AGUIRRE Y FIERRO, GUILLERMO. Tomo 1.
AGUIRRE Y RAMOS, AGUSTÍN. Tomo 1.
AGUJA o AGUJÓN. Tomo 1.
AGUJILLA. Tomo 1.
AGUJITA. Tomo 1.
AGURTO, PEDRO. Tomo 1.
AGURTO Y SALCEDO, JUAN MANUEL. Tomo 1.
AGUSTÍN, JUAN. Tomo 1.
AGUSTINA DE SANTA TERESA. Tomo 1.
AGUSTINOS. Tomo 1.
AGUTÍ. Tomo 1.
AH. Tomo 1.
AH CANUL o ACANUL. Tomo 1.
AH NAKUK PECH. Tomo 1.
AH PUH (AHPÚ, AH-PUCH o AJ-PUJ). Tomo 1.
AH XUPAN. Tomo 1.
AHAU. Tomo 1.
AHOME, SIN.. Tomo 1.
AHORRO. Tomo 1.
AHUALULCO DE MERCADO, JAL.. Tomo 1.
ÁHUATL o AHUAGUÁHUITL. Tomo 1.
AHUATZI, ARMANDO. Tomo 1.

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AHUEHUETE. Tomo 1.
AHUEJOTE. Tomo 1.
AHUÉXOTL. Tomo 1.
AHUIATÉOTL. Tomo 1.
AHUIC. Tomo 1.
AHUIZOTE. Tomo 1.
AHUIZOTE, EL. Tomo 1.
AHUÍZOTL. Tomo 1.
AHUMADA, HERMINIO. Tomo 1.
AHUMADA, MIGUEL. Tomo 1.
AHUMADA, TOMÁS. Tomo 1.
AHUMADA Y VILLALÓN, AGUSTÍN. Tomo 1.
AILE. Tomo 1.
AIZA, FRANCISCO DE. Tomo 1.
AJALACHE. Tomo 1.
AJALPAN, PUE.. Tomo 1.
AJARACA. Tomo 1.
AJE. Tomo 1.
AJIMEZ. Tomo 1.
AJO. Tomo 1.
AJOFRÍN, FRANCISCO AGUSTÍN DE. Tomo 1.
AJOLOTE. Tomo 1.
AJONJOLÍ. Tomo 1.
AJUEREADO. Tomo 1.
AJUSTAR. Tomo 1.
AKABAL. Tomo 1.
AKCHAMEL. Tomo 1.
AKÉ (Yuc.). Tomo 1.
ALA DE ÁNGEL. Tomo 1.
ALA DE MURCIÉLAGO. Tomo 1.
ALA DE PERICO. Tomo 1.
ALABADO. Tomo 1.
ALABAHBA. Tomo 1.
ALABASTRO. Tomo 1.
ALACRÁN. Tomo 1.
ALACRÁN. Tomo 1.
ALACRÁN o RONCADOR. Tomo 1.
ALADI. Tomo 1.
ALAHUISES. Tomo 1.

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ALAHUIZTLÁN (Gro.). Tomo 1.
ALALC. Tomo 1.
ALAMÁN, LUCAS. Tomo 1.
ALAMÁN, LUCAS; CÓDICE. Tomo 1.
ALAMANDA. Tomo 1.
ALAMEDA, JOSÉ. Tomo 1.
ALAMEDA, JUAN DE. Tomo 1.
ALAMILLA, JESÚS T.. Tomo 1.
ALAMILLA ARTEAGA, GENARO. Tomo 1.
ALAMILLO, J. TRINIDAD. Tomo 1.
ALAMINOS, ANTÓN DE. Tomo 1.
ÁLAMO. Tomo 1.
ÁLAMO, VER.. Tomo 1.
ÁLAMOS, SON.. Tomo 1.
ALAMPEPE. Tomo 1.
ALANÍS CAMINO, FERNANDO. Tomo 1.
ALANÍS FUENTES, AGUSTÍN. Tomo 1.
ALANÍS PATIÑO, EMILIO. Tomo 1.
ALANIZ, GUSTAVO. Tomo 1.
ALAQUINES, S.L.P.. Tomo 1.
ALARCÓN, ALFONSO G.. Tomo 1.
ALARCÓN, FRANCISCO. Tomo 1.
ALARCÓN, HERNANDO DE. Tomo 1.
ALARCÓN, LAMBERTO. Tomo 1.
ALARCÓN, PEDRO. Tomo 1.
ALARCÓN CHARGOY, GABRIEL. Tomo 1.
ALARCÓN ISLAS, JORGE. Tomo 1.
ALARCÓN MADRIGAL, FLOR BEATRIZ. Tomo 1.
ALARCÓN Y OCAÑA, JUAN. Tomo 1.
ALARCÓN Y SÁNCHEZ DE LA BARQUERA, PRÓSPERO MARÍA. Tomo 1.
ALARDÍN, CARMEN. Tomo 1.
ALARDÍN ROSAS, HERLINDA. Tomo 1.
ALAS, IGNACIO. Tomo 1.
ALASKA. Tomo 1.
ALATORRE, ANTONIO. Tomo 1.
ALATORRE, IGNACIO R.. Tomo 1.
ALATORRE CHÁVEZ, ENRIQUE. Tomo 1.
ALATRISTE, MIGUEL CÁSTULO DE. Tomo 1.
ALATRISTE, SEALTIEL L.. Tomo 1.

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ALAZÁN, -NA. Tomo 1.
ALAZANA o MELIPONA. Tomo 1.
ALBA, ADOLFO ANTONIO DE. Tomo 1.
ALBA, AMANDO J. DE. Tomo 1.
ALBA, JUAN DE. Tomo 1.
ALBA, PEDRO DE. Tomo 1.
ALBA, RAFAEL DE. Tomo 1.
ALBA, VÍCTOR. Tomo 1.
ALBA ARANDA, JOSÉ H.. Tomo 1.
ALBA CANO, JOSÉ DE. Tomo 1.
ALBA MARTÍN, ALFONSO DE. Tomo 1.
ALBA MARTÍN, SALVADOR DE. Tomo 1.
ALBA MARTÍNEZ, JORGE DE. Tomo 1.
ALBA PALACIOS, JESÚS CLEMENTE. Tomo 1.
ALBA RODRÍGUEZ, ANTONIO DE. Tomo 1.
ALBA RODRÍGUEZ, CESÁREO. Tomo 1.
ALBA Y HERNÁNDEZ, IGNACIO DE. Tomo 1.
ALBACORA. Tomo 1.
ALBAHACA. Tomo 1.
ALBAR CATALÁN, MANUEL. Tomo 1.
ALBARAZADO. Tomo 1.
ALBARDÓN. Tomo 1.
ALBARRADAS. Tomo 1.
ALBARRÁN MARTÍNEZ, JOSÉ. Tomo 1.
ALBARRÁN Y PLIEGO, LUIS. Tomo 1.
ALBORADA. Tomo 1.
ALBORNOZ, RODRIGO DE. Tomo 1.
ALBORNOZ DE LA ESCOSURA, ÁLVARO DE. Tomo 1.
ALBORNOZ Y LIMINIANA, ÁLVARO DE. Tomo 1.
ALBUR. Tomo 1.
ALBURQUERQUE, BERNARDO DE. Tomo 1.
ALCABALA. Tomo 1.
ALCACHOFA. Tomo 1.
ALCÁJER. Tomo 1.
ALCALÁ, JERÓNIMO DE. Tomo 1.
ALCALÁ, MACEDONIO. Tomo 1.
ALCALÁ, MANUEL. Tomo 1.
ALCALÁ ALBA, ANTONIO. Tomo 1.
ALCALÁ GONZÁLEZ, MARÍA CONCEPCIÓN. Tomo 1.

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ALCALÁ Y MENDIOLA, ANTONIO. Tomo 1.
ALCALÁ Y OROZCO, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
ALCALÁ ZAMORA Y CASTILLO, NICETO. Tomo 1.
ALCALDE, AMBROSIO. Tomo 1.
ALCALDE, ANTONIO. Tomo 1.
ALCALDE, CARLOS. Tomo 1.
ALCALDE, JOAQUÍN M.. Tomo 1.
ALCALDÍAS MAYORES Y CORREGIMIENTOS. Tomo 1.
ALCÁNTARA, JUAN DE. Tomo 1.
ALCANTARILLA. Tomo 1.
ALCAPARRA. Tomo 1.
ALCARAVÁN. Tomo 1.
ALCARAZ, JOSÉ ANTONIO. Tomo 1.
ALCARAZ, RAMÓN ISAAC. Tomo 1.
ALCARAZ, TORIBIO DE. Tomo 1.
ALCARAZ FIGUEROA, ESTANISLAO. Tomo 1.
ALCARAZ ROMERO, SALVADOR. Tomo 1.
ALCATRAZ. Tomo 1.
ALCÁZAR, MIGUEL. Tomo 1.
ALCÁZAR, RAMÓN. Tomo 1.
ALCÁZAR, RICARDO DE. Tomo 1.
ALCEDO Y HERRERA, ANTONIO. Tomo 1.
ALCEDO Y HERRERA, DIONISIO DE. Tomo 1.
ALCERRA, FÉLIX MARÍA. Tomo 1.
ALCÉRRECA, VENTURA. Tomo 1.
ALCHICHICA, LAGUNA DE (Ver.). Tomo 1.
ALCIATI, ENRIQUE. Tomo 1.
ALCÍBAR, JOSÉ DE. Tomo 1.
ALCINA FRANCH, JOSÉ. Tomo 1.
ALCOBIZ, ANDRÉS. Tomo 1.
ALCOCER, IGNACIO. Tomo 1.
ALCOCER, IGNACIO. Tomo 1.
ALCOCER, MARIANO. Tomo 1.
ALCOCER, VIDAL. Tomo 1.
ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS (AA). Tomo 1.
ALCOHOLISMO. Tomo 1.
ALCORIZA, LUIS. Tomo 1.
ALCORTA, LINO JOSÉ. Tomo 1.
ALCORTA GUERRERO, RAMÓN. Tomo 1.

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ALDACO, MANUEL DE. Tomo 1.
ALDAMA, IGNACIO. Tomo 1.
ALDAMA, JUAN. Tomo 1.
ALDAMA, MARIANO. Tomo 1.
ALDAMA Y GUEVARA, JOSÉ AGUSTÍN. Tomo 1.
ALDANA, JOSÉ MANUEL. Tomo 1.
ALDANA DEL PUERTO, RAMÓN. Tomo 1.
ALDANA HERNÁNDEZ, RUPERTO J.. Tomo 1.
ALDASORO, JUAN PABLO y EDUARDO. Tomo 1.
ALDAY, FRANCISCO. Tomo 1.
ALDAY, MARTÍN DE. Tomo 1.
ALDERETE Y SORIA, MANUEL. Tomo 1.
ALDUCÍN, RAFAEL. Tomo 1.
ALEBRESTAR. Tomo 1.
ALEBRIJES. Tomo 1.
ALEGRE, FRANCISCO JAVIER. Tomo 1.
ALEGRÍA. Tomo 1.
ALEGRÍA, JUAN. Tomo 1.
ALEGRÍA Y VICTORIA, ADOLFO ISAAC. Tomo 1.
ALEGRÍN. Tomo 1.
ALEJO, FRANCISCO JAVIER. Tomo 1.
ALEMÁN, JUAN. Tomo 1.
ALEMÁN, MATEO. Tomo 1.
ALEMÁN, TRANQUILINO. Tomo 1.
ALEMÁN GONZÁLEZ, MIGUEL. Tomo 1.
ALEMÁN GUTIÉRREZ, FRANCISCO. Tomo 1.
ALEMÁN VALDÉS, MIGUEL. Tomo 1.
ALEMÁN VELASCO, MIGUEL. Tomo 1.
ALENCÁSTER DE FÉLIX, GLORIA. Tomo 1.
ALENCASTRE NOROÑA Y SILVA, FERNANDO DE. Tomo 1.
ALESSIO ROBLES, ÁNGELA. Tomo 1.
ALESSIO ROBLES, MIGUEL. Tomo 1.
ALESSIO ROBLES, VITO. Tomo 1.
ALEXANDER, SUSANA. Tomo 1.
ALFABETIZACIÓN. Tomo 1.
ALFAJOR. Tomo 1.
ALFALFA. Tomo 1.
ALFARDA. Tomo 1.
ALFARERÍA. Tomo 1.

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ALFARJE. Tomo 1.
ALFARO, BRÍGIDA. Tomo 1.
ALFARO, JOSÉ GERMÁN DE. Tomo 1.
ALFARO, LUIS FELIPE NERI DE. Tomo 1.
ALFARO, SIQUEIROS, DAVID. Tomo 1.
ALFARO Y GAMÓN, JUAN DE. Tomo 1.
ALFEÑIQUE. Tomo 1.
ALFÉREZ, LA MONJA. Tomo 1.
ALFIZ. Tomo 1.
ALFOMBRAS. Tomo 1.
ALGARRA, MARÍA LUISA. Tomo 1.
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ALGAS . Tomo 1.
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ALHÓNDIGA. Tomo 1.
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ALIMENTACIÓN. Tomo 1.
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ALIS PUERTA, RENÉ. Tomo 1.
ALISKY, MARVIN HOWARD. Tomo 1.
ALJIBE. Tomo 1.
ALJOJUCA (Pue.). Tomo 1.
ALLENDE, IGNACIO. Tomo 1.
ALLISON, ESTHER M.. Tomo 1.
ALMACENES. Tomo 1.
ALMADA, FRANCISCO R.. Tomo 1.
ALMADA, PEDRO J.. Tomo 1.
ALMAIZAL. Tomo 1.
ALMANZA, CLEOFAS. Tomo 1.
ALMANZA, HÉCTOR RAÚL. Tomo 1.
ALMARAZ, JOSÉ. Tomo 1.
ALMARAZ, RAMÓN. Tomo 1.
ALMARAZ LÓPEZ, SALVADOR. Tomo 1.
ALMAZÁN, MARCO A.. Tomo 1.
ALMAZÁN, PASCUAL. Tomo 1.
ALMEIDA Y MERINO, ADALBERTO. Tomo 1.
ALMEJA. Tomo 1.
ALMENA. Tomo 1.

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ALMENDÁRIZ, ALONSO. Tomo 1.
ALMENDÁRIZ, RICARDO. Tomo 1.
ALMENDES CHIRINOS, PEDRO. Tomo 1.
ALMENDRO. Tomo 1.
ALMESTO, JUAN DE. Tomo 1.
ALMODÓVAR, LUCAS DE. Tomo 1.
ALMOINA MATEOS, JOSÉ. Tomo 1.
ALMOJARIFAZGO. Tomo 1.
ALMOLONGAS, SAN SIMÓN, OAX.. Tomo 1.
ALMONTE, EUSEBIO S.. Tomo 1.
ALMONTE, JUAN NEPOMUCENO. Tomo 1.
ALMORRANA. Tomo 1.
ALMUD. Tomo 1.
ALONDRA. Tomo 1.
ALONSO, ANTONIO. Tomo 1.
ALONSO, BRUNO. Tomo 1.
ALONSO, JULIA. Tomo 1.
ALONSO CONCHEIRO, ANTONIO. Tomo 1.
ALONSO SÁNCHEZ, JORGE. Tomo 1.
ALONZO-ROMERO, MIGUEL. Tomo 1.
ALPINISMO. Tomo 1.
ALPISTE. Tomo 1.
ALPUCHE, WENCESLAO. Tomo 1.
ALQUISIRAS, PEDRO ASCENCIO. Tomo 1.
ALTAMIRA, MARTÍN DE. Tomo 1.
ALTAMIRA (Chis.). Tomo 1.
ALTAMIRA PELÁEZ, MANUEL. Tomo 1.
ALTAMIRA Y CREVEA, RAFAEL. Tomo 1.
ALTAMIRANO, ENRIQUE. Tomo 1.
ALTAMIRANO, FERNANDO. Tomo 1.
ALTAMIRANO, IGNACIO MANUEL. Tomo 1.
ALTAMIRANO, JOSÉ ISABEL. Tomo 1.
ALTAMIRANO, MANLIO FABIO. Tomo 1.
ALTAMIRANO FLORES, AGUSTÍN. Tomo 1.
ALTAMIRANO Y BULNES, LUIS MARÍA. Tomo 1.
ALTAMIRANO Y VELASCO, FERNANDO DE. Tomo 1.
ALTAR. Tomo 1.
ALTAR DE LA PATRIA. Tomo 1.
ALTAR DE LOS REYES. Tomo 1.

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ALTEA. Tomo 1.
ALTOLAGUIRRE, MANUEL. Tomo 1.
ALTOLAGUIRRE MÉNDEZ, PALOMA. Tomo 1.
ALTOTONGA, VER.. Tomo 1.
ALTSCHULER, MILTON. Tomo 1.
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ALUNITA. Tomo 1.
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ÁLVAREZ, JUAN. Tomo 1.
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ÁLVAREZ, MANUEL FRANCISCO. Tomo 1.
ÁLVAREZ, MARÍA BOETTIGER DE. Tomo 1.
ÁLVAREZ, MELCHOR. Tomo 1.
ÁLVAREZ, MIGUEL. Tomo 1.
ÁLVAREZ ACOSTA, MIGUEL. Tomo 1.
ÁLVAREZ AMAYA, JESÚS. Tomo 1.
ÁLVAREZ BARRET, LUIS. Tomo 1.
ÁLVAREZ BORREGO, SAÚL. Tomo 1.
ÁLVAREZ BRAVO, LOLA. Tomo 1.
ÁLVAREZ BRAVO, MANUEL. Tomo 1.
ÁLVAREZ CONSTANTINO, JESUS. Tomo 1.
ÁLVAREZ DE AMBER, CONCEPCIÓN. Tomo 1.
ÁLVAREZ DE SALAZAR, ROSA. Tomo 1.
ÁLVAREZ DE TOLEDO, JUAN. Tomo 1.
ÁLVAREZ DEL CASTILLO, JESUS. Tomo 1.
ÁLVAREZ DEL CASTILLO, MANUEL. Tomo 1.
ÁLVAREZ DEL TORO, FEDERICO. Tomo 1.
ÁLVAREZ DEL TORO, MIGUEL. Tomo 1.
ÁLVAREZ DEL VAYO, JULIO. Tomo 1.
ÁLVAREZ DEL VILLAR, JOSÉ. Tomo 1.
ÁLVAREZ GARCÍA, AUGUSTO. Tomo 1.
ÁLVAREZ JIMÉNEZ, MARIO. Tomo 1.
ÁLVAREZ NAVEDA, GUADALUPE. Tomo 1.
ÁLVAREZ NOGUERA, JOSÉ ROGELIO. Tomo 1.
ÁLVAREZ PASTOR, JOAQUÍN. Tomo 1.
ÁLVAREZ PONCE DE LEÓN, GRISELDA. Tomo 1.
ÁLVAREZ RENTERÍA, MANUEL (Maciste). Tomo 1.
ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, HERMINIO. Tomo 1.
ÁLVAREZ SANTULLANO, LUIS. Tomo 1.
ÁLVAREZ SUÁREZ, FRANCISCO. Tomo 1.
ÁLVAREZ TENA, VICTORINO. Tomo 1.
ÁLVAREZ VALIENTE, MANUEL FRANCISCO. Tomo 1.
ÁLVAREZ Y ÁLVAREZ, JOSÉ. Tomo 1.
ÁLVAREZ Y ÁLVAREZ, RAFAEL. Tomo 1.
ÁLVAREZ-PEDROSO, ANTONIO. Tomo 1.

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ÁLVARO OBREGÓN. Tomo 1.
ALVELÁIS POZOS, LUIS. Tomo 1.
ALVERDE, VICENTE. Tomo 1.
ALVÍREZ, MANUEL TEODOSIO. Tomo 1.
ALZACOLITA. Tomo 1.
ALZADO. Tomo 1.
ALZATE Y RAMÍREZ, JOSÉ ANTONIO DE. Tomo 1.
ALZOLA, JOSÉ. Tomo 1.
AMÁBILIS, MANUEL. Tomo 1.
AMACALLI. Tomo 1.
AMACIZAR. Tomo 1.
AMADOR, ELÍAS. Tomo 1.
AMADOR, GRACIELA. Tomo 1.
AMADOR, MARÍA ELOÍSA. Tomo 1.
AMADOR, SEVERO. Tomo 1.
AMADOR Y HERNÁNDEZ, RAFAEL. Tomo 1.
AMALUCAN (Pue.). Tomo 1.
AMANALCO DE BECERRA, MÉX.. Tomo 1.
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AMAPA. Tomo 1.
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AMARO, JOAQUÍN. Tomo 1.
AMAT, MIGUEL. Tomo 1.
AMATE. Tomo 1.
AMATENANGO DEL VALLE, CHIS.. Tomo 1.
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AMATLÁN, SAN LUIS (Oax.). Tomo 1.
AMATULLI, VALENTE FLAVIO. Tomo 1.
AMAYA, ALBERTO. Tomo 1.
AMAYA, ARMANDO. Tomo 1.
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AMAYTE KAUIL. Tomo 1.
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AMBÓN. Tomo 1.
AMBRÍS, JOSÉ TRINIDAD. Tomo 1.
AMBRIZ MOCTEZUMA, MANUEL. Tomo 1.
AMECA, JAL.. Tomo 1.

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AMECAMECA DE JUÁREZ, MÉX.. Tomo 1.
AMEGHINO, FLORENTINO. Tomo 1.
AMELIO, SONIA. Tomo 1.
AMENDOLLA, LUIS. Tomo 1.
AMÉRICA . Tomo 1.
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AMERO, EMILIO. Tomo 1.
AMEZCUA, FRANCISCO. Tomo 1.
AMEZCUA, JOSÉ. Tomo 1.
AMÉZQUITA Y GUTIÉRREZ, JOSÉ PERFECTO. Tomo 1.
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ANAYA, CANUTO E.. Tomo 1.
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ANAYA LEGORRETA, RICARDO BASILIO. Tomo 1.
ANAYA SOLÓRZANO, SOLEDAD. Tomo 1.
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ANCHETA. Tomo 1.
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ANDRÉU ALMAZÁN, JUAN. Tomo 1.

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ANDREWS, EDWARD WILLYS. Tomo 1.
ANDÚJAR, MANUEL. Tomo 1.
ANESAGASTI Y LLAMAS, JAIME. Tomo 1.
ANFIBIOS. Tomo 1.
ANFÍBOL. Tomo 1.
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ANGAGUAN, SANTIAGO; MICH.. Tomo 1.
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ANGANGUEO, MINERAL DE; MICH.. Tomo 1.
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ANGLOTE. Tomo 1.
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ANITÚA YÁÑEZ, FANNY. Tomo 1.
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ANONA. Tomo 1.
ANÓNIMO CARMELITA. Tomo 1.
ANÓNIMO DE LA PASIÓN. Tomo 1.
ANÓNIMO DE LOS SALMOS. Tomo 1.
ANÓNIMOS DE SÁTIRA HISPANO-MEXICANA. Tomo 1.
ANSON, GEORGE. Tomo 1.
ANTE. Tomo 1.
ANTEBURRO. Tomo 1.
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ANTIFACITO. Tomo 1.
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ANTILLÓN, FLORENCIO. Tomo 1.
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ANTOMMARCHI, FRANCISCO. Tomo 1.
ANTÓN, DAVID. Tomo 1.
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ANTONELLI, JUAN BAUTISTA. Tomo 1.
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ANZORENA, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
AÑIL. Tomo 1.
AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER. Tomo 1.
AÑOS NACIONALES. Tomo 1.
AORA (VAN DER AWERA), JUAN DE. Tomo 1.

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APACHES. Tomo 1.
APAN, HGO.. Tomo 1.
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APANTE, APANTLE o APANCLE. Tomo 1.
APAÑAR. Tomo 1.
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ARACNOLOGÍA. Tomo 1.
ARADO. Tomo 1.
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ARAGO, JUAN. Tomo 1.
ARAGÓN, ENRIQUE O.. Tomo 1.
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ARAUJO, GUADALUPE. Tomo 1.
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ARCINIEGA, CLAUDIO DE. Tomo 1.
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ARDENAS, JUAN DE (Jean l'Ardennois). Tomo 1.
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ARGÜELLES, HUGO. Tomo 1.
ARGÜELLES BRINGAS, GONZALO. Tomo 1.
ARGÜELLES BRINGAS, ROBERTO. Tomo 1.
ARGÜELLO, JOSÉ DARÍO. Tomo 1.
ARGÜELLO, SANTIAGO. Tomo 1.
ARGÜENDE. Tomo 1.
ARGUMEDO, BENJAMÍN. Tomo 1.
ARIAS, APOLONIO. Tomo 1.
ARIAS, EMMANUEL. Tomo 1.
ARIAS, JOAQUÍN. Tomo 1.
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ARIAS BARRASA, RAÚL. Tomo 1.
ARIAS BERNAL, ANTONIO. Tomo 1.
ARIAS BERNAL, MARÍA. Tomo 1.
ARIAS DE DURAND, MARÍA PATRICIA. Tomo 1.
ARIAS DE VILLALOBOS. Tomo 1.
ARIAS ESPINOSA, MARÍA MANUELA. Tomo 1.
ARIAS SOLÍS, ENRIQUE. Tomo 1.
ARICEAGA, ALEJANDRO. Tomo 1.
ARIDJIS, HOMERO. Tomo 1.
ARIO DE ROSALES, MICH.. Tomo 1.
ARISTA, MARIANO. Tomo 1.
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ARIZMENDI MEJÍA, ELENA. Tomo 1.
ARIZONA. Tomo 1.
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ARMAS. Tomo 1.

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ARMAS ROSALES, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
ARMENDARES SAGRERA, SALVADOR. Tomo 1.
ARMENDÁRIZ, EMMA TERESA. Tomo 1.
ARMENDÁRIZ, PEDRO. Tomo 1.
ARMENDÁRIZ, PEDRO. Tomo 1.
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ARRAYÁN. Tomo 1.
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ARREGUÍN VÉLEZ, ENRIQUE. Tomo 1.

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ARREOLA, JOSÉ MARÍA. Tomo 1.
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Tomo 2
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ART-DECÓ. Tomo 2.
ARTAUD, ANTONIN MARIE JOSEPH. Tomo 2.
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ARTEAGA, JOSÉ MARÍA. Tomo 2.
ARTEAGA, JUAN DE. Tomo 2.
ARTEMISA. Tomo 2.
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ARTESONADO. Tomo 2.
ARTHENACK, JUAN. Tomo 2.
ARTIGAS HERNÁNDEZ, JUAN BENITO. Tomo 2.
ARTRÓPODOS. Tomo 2.
ARVEJÓN FORRAJERO. Tomo 2.
ARVIDE, ISABEL. Tomo 2.
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ARZÁPALO MARÍN, RAMÓN. Tomo 2.
ASAI, JUAN MANUEL. Tomo 2.
ASAPESCADO. Tomo 2.
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ASIÁIN, AURELIO. Tomo 2.
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ASILO, DERECHO DE. Tomo 2.
ASKINASY, SIEGFRIED. Tomo 2.
ASNO. Tomo 2.
ASOCIACIÓN CATÓLICA DE LA JUVENTUD MEXICANA (ACJM). Tomo
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ASOCIACIÓN LATINO AMERICANA DE LIBRE COMERCIO (ALALC).
Tomo 2.
ASOCIACIÓN NACIONAL DE ACTORES (ANDA). Tomo 2.

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ASPE ARMELLA, PEDRO. Tomo 2.
ASSAF, JESÚS. Tomo 2.
ASTAHUACÁN, SANTA MARÍA, D.F.. Tomo 2.
ASTROLOGÍA. Tomo 2.
ASTRONOMÍA. Tomo 2.
ASUNCIÓN, LORENZO DE LA. Tomo 2.
ASÚNSOLO, ENRIQUE. Tomo 2.
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ATADO. Tomo 2.
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ATECATE. Tomo 2.
ATECOMATE. Tomo 2.
ATEGOGOLO. Tomo 2.
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ATENEO DE LA JUVENTUD. Tomo 2.
ATENEO ESPAÑOL DE MÉXICO. Tomo 2.
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ATEPALCATE. Tomo 2.
ATEPEHUACÁN, SAN BARTOLO (Méx.). Tomo 2.
ATEPOCATE o TEPOCATE. Tomo 2.
ATETELCO (Méx.). Tomo 2.
ATL. Tomo 2.
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ATLACAHUALCO o ATLACAHUALO. Tomo 2.
ATLACOMULCO, DIÓCESIS DE. Tomo 2.
ATLACUIHUAYA, DOMINGO DE. Tomo 2.
ÁTLATL. Tomo 2.
ATLATONGO (Méx.). Tomo 2.
ATLETISMO. Tomo 2.
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ATLIXCO DE MUGICA Y OSORIO, PUE.. Tomo 2.
ATOLE. Tomo 2.
ATONAL o ATONALTZIN. Tomo 2.
ATONALTZIN (Oax.). Tomo 2.
ATONATIUH. Tomo 2.
ATONDO Y ANTILLÓN, ISIDRO DE. Tomo 2.
ATOTO. Tomo 2.

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ATOTOLIN. Tomo 2.
ATOTONILCO. Tomo 2.
ATOTONILCO, GTO.. Tomo 2.
ATOTONILCO EL ALTO, JAL.. Tomo 2.
ATOTOTZIN o ATOTOZTLI. Tomo 2.
ATOYAC DE ÁLVAREZ, GRO.. Tomo 2.
ATRABANCADO. Tomo 2.
ATRAPAMOSCAS FAJADO. Tomo 2.
ATRAVESADA, SIERRA. Tomo 2.
ATRAVESADO. Tomo 2.
ATTOLINI, JOSÉ. Tomo 2.
ATÚN. Tomo 2.
ATZOMPA, SANTA MARÍA; OAX.. Tomo 2.
AUB, MAX. Tomo 2.
AUBARÉDE, MARQUÉS D'. Tomo 2.
AUBIN, CÓDICE o CÓDICE DE 1576. Tomo 2.
AUDIENCIA VIRREINAL. Tomo 2.
AUDIFRED, ANDRÉS. Tomo 2.
AUDIRAC GÁLVEZ, LUIS. Tomo 2.
AURA, ALEJANDRO. Tomo 2.
AURA CABEZA AMARILLA. Tomo 2.
AURA CABEZA ROJA. Tomo 2.
AUSTIN, STEPHEN FULLER. Tomo 2.
AUSTRALIA, COAH.. Tomo 2.
AUTLÁN, DIÓCESIS DE. Tomo 2.
AUTLÁN DE NAVARRO, JAL.. Tomo 2.
AUTO DE FE. Tomo 2.
AUTOMOTRIZ, INDUSTRIA . Tomo 2.
AUTOS DRAMÁTICOS. Tomo 2.
AUTOSACRIFICIO. Tomo 2.
AUVINET GUICHARD, GABRIEL. Tomo 2.
AUZA, MIGUEL. Tomo 2.
ÁVALOS, ALONSO DE. Tomo 2.
ÁVALOS RAZO, CAMILO. Tomo 2.
AVE DEL PARAÍSO. Tomo 2.
AVEFRÍA. Tomo 2.
AVELAR, PASCUAL ANTONIO DEL NIÑO JESÚS. Tomo 2.
AVELEYRA, MATIANA MURGUÍA DE. Tomo 2.
AVELEYRA ARROYO DE ANDA, LUIS. Tomo 2.

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AVELEYRA ARROYO DE ANDA, TERESA. Tomo 2.
AVELLANO. Tomo 2.
AVENA. Tomo 2.
AVENDAÑO, HUGO. Tomo 2.
AVENDAÑO Y LOYOLA, ANDRÉS. Tomo 2.
AVENDAÑO Y SUÁREZ DE SOUZA, PEDRO. Tomo 2.
AVENTADO. Tomo 2.
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AVES . Tomo 2.
AVIACIÓN . Tomo 2.
AVIADOR. Tomo 2.
AVICULTURA . Tomo 2.
ÁVILA, FIDEL. Tomo 2.
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AXOLOHUA. Tomo 2.
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AYACASTE. Tomo 2.
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AYALA, AGUSTÍN. Tomo 2.
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AYORA, JUAN DE. Tomo 2.
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AZAFRÁN. Tomo 2.
AZÁLEA. Tomo 2.
AZANZA, MIGUEL JOSÉ DE. Tomo 2.
AZAR, HÉCTOR. Tomo 2.
AZCAPOTZALCO, D.F.. Tomo 2.
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AZULILLO. Tomo 2.
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AZÚNZULO, JUAN MANUEL. Tomo 2.
AZUZUL. Tomo 2.
BA. Tomo 2.
BABCÍ o BAB-KÍ. Tomo 2.
BABILOMO. Tomo 2.
BABLOT, ALFREDO. Tomo 2.
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BABOSO. Tomo 2.
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BACA, LUIS. Tomo 2.
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BACAB. Tomo 2.
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BACHICHA. Tomo 2.
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BADIANO, CÓDICE, o MANUSCRITO DE LA CRUZ-BADIANO. Tomo 2.
BADILLO, ROMÁN. Tomo 2.
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BAENA, FEDERICO. Tomo 2.
BAENA PAZ, GUILLERMINA MARÍA EUGENIA. Tomo 2.
BÁEZ, CARMEN. Tomo 2.
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BAJADOR. Tomo 2.
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BAL Y GAY, JESÚS. Tomo 2.
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BALNEARIOS HIDROMINERALES Y TERMALES. Tomo 2.
BALSA, CÉSAR. Tomo 2.

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BALSALOBRE, GONZALO DE. Tomo 2.
BÁLSAMO. Tomo 2.
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BALSAS, RÍO. Tomo 2.
BALTASAR, DON. Tomo 2.
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BAMBA. Tomo 2.
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BANDERA. Tomo 2.
BANDERA. Tomo 2.
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BAÑOS. Tomo 2.
BAÑUELOS, JUAN. Tomo 2.
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BAÑUELOS CHANONA, ERNESTO. Tomo 2.
BAQUEDANO MEZA, ELIZABETH. Tomo 2.
BAQUEIRO ANDUZE, OSWALDO. Tomo 2.
BAQUEIRO FOSTER, JERÓNIMO. Tomo 2.
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BAQUETA. Tomo 2.
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BARAHONA, ROSAURA. Tomo 2.
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BARAJAS DURÁN, RAFAEL (el Fisgón). Tomo 2.
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BARANDA, JOAQUÍN. Tomo 2.
BARANDA Y QUIJANO, PEDRO. Tomo 2.
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BARAZÁBAL, MARIANO. Tomo 2.
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BARBA AHUACTZIN DE PIÑA CHAN, BEATRIZ. Tomo 2.
BARBA DE VIEJO. Tomo 2.
BARBA GONZÁLEZ, SILVANO. Tomo 2.
BARBA JACOB, PORFIRIO. Tomo 2.
BARBACHANO OSORIO, LILIA. Tomo 2.
BARBACHANO PONCE, MIGUEL. Tomo 2.
BARBACHANO Y TARRAZO, MANUEL. Tomo 2.
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BARBOSA, ANTONIO. Tomo 2.
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BARCELATA CASTRO, LORENZO. Tomo 2.
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BÁRCENA, FRANCISCO. Tomo 2.

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BÁRCENA, MANUEL DE LA. Tomo 2.
BÁRCENA, MARIANO. Tomo 2.
BÁRCENA IBARRA, ALICIA ISABEL. Tomo 2.
BARCINA. Tomo 2.
BARCLAY, GUILLERMO. Tomo 2.
BARCO, MIGUEL DEL. Tomo 2.
BARDASANO, JOSÉ. Tomo 2.
BARGALLÓ ARDEVOL, MODESTO. Tomo 2.
BARITA. Tomo 2.
BARLOW, ROBERT H.. Tomo 2.
BARNARD RUIZ, CONCEPCIÓN IVONNE. Tomo 2.
BAROCIO DE ESCALLOLA, VICENCIO. Tomo 2.
BAROGIOS o VAROGIOS. Tomo 2.
BARÓN Y MORALES, TOMÁS. Tomo 2.
BARONI PANIZZI, ALDO. Tomo 2.
BARQUERA, JUAN WENCESLAO. Tomo 2.
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BARRA DEL ROSARIO, HUITZO (Oax.). Tomo 2.
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BARRACUDA. Tomo 2.
BARRAGÁN, JUAN. Tomo 2.
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BARRAGÁN DE TOSCANO, REFUGIO. Tomo 2.
BARRAGÁN DEGOLLADO, ALBERTO. Tomo 2.
BARRANCO, GABRIEL. Tomo 2.
BARRAZA SÁNCHEZ, RAFAEL. Tomo 2.
BARREDA, GABINO. Tomo 2.
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BARREDA, OCTAVIO G.. Tomo 2.
BARREIRO, JUAN JOSÉ. Tomo 2.
BARREIRO, LUIS ARTURO. Tomo 2.
BARRENADORES. Tomo 2.
BARRENILLO. Tomo 2.

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BARRENILLO DEL CHILE. Tomo 2.
BARRERA, ATILANO. Tomo 2.
BARRERA, CARLOS. Tomo 2.
BARRERA, JUAN DE LA. Tomo 2.
BARRERA, PANTALEÓN. Tomo 2.
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BARRERA GÓMEZ, JUAN. Tomo 2.
BARRERA GRAF, JORGE. Tomo 2.
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BARRERA VÁZQUEZ, ALFREDO. Tomo 2.
BARRERO ARGÜELLES, MANUEL. Tomo 2.
BARRI, FELIPE DE. Tomo 2.
BARRI, JUAN BAUTISTA. Tomo 2.
BARRICA. Tomo 2.
BARRIENTOS CONTRERAS, JUAN JOSÉ. Tomo 2.
BARRIENTOS LOMELÍN, PEDRO. Tomo 2.
BARRIGA RIVAS, ROGELIO. Tomo 2.
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BARRIOS DE LOS RÍOS, JOSÉ MARÍA. Tomo 2.
BARRO. Tomo 2.
BARROCO. Tomo 2.
BARROETA, GREGORIO. Tomo 2.
BARRÓN Y SOTO, JULIÁN. Tomo 2.
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BARTOLACHE, JOSÉ IGNACIO. Tomo 2.
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BARTRA, ROGER. Tomo 2.
BASALENQUE, DIEGO DE. Tomo 2.

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BASALTO. Tomo 2.
BASAURI, CARLOS. Tomo 2.
BASAVE DEL CASTILLO NEGRETE, AGUSTÍN. Tomo 2.
BASAVE FERNÁNDEZ DEL VALLE, AGUSTÍN. Tomo 2.
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BASTÓN DE MANDO. Tomo 2.
BASURTO, LUIS G.. Tomo 2.
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BASURTO RÍOS, MARÍA LUISA. Tomo 2.
BATALLA, DIÓDORO. Tomo 2.
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BATLLORI Y MUNNÉ, MIGUEL. Tomo 2.
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BAUCHE ALCALDE, JOAQUÍN. Tomo 2.
BAUDOT GOIX, GEORGES. Tomo 2.
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BAVIERA, JOSÉ. Tomo 2.
BAXTER, SILVESTRE. Tomo 2.

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BAYAL. Tomo 2.
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BAZ, BEATRIZ. Tomo 2.
BAZ, GUSTAVO. Tomo 2.
BAZ, JUAN JOSÉ. Tomo 2.
BAZ PRADA, GUSTAVO. Tomo 2.
BAZAINE, JOSEFA DE LA PEÑA AZCÁRATE DE. Tomo 2.
BEALS, CHARLETON. Tomo 2.
BEALS, RALPH. Tomo 2.
BEAN, ELLIS PETER. Tomo 2.
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BECÁN (Camp.). Tomo 2.
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BELAUNZARÁN Y UREÑA, JOSÉ MARÍA DE JESÚS. Tomo 2.
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BELEÑA, EUSEBIO VENTURA. Tomo 2.
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BELINA SWIONTKOWSKI, LADISLAO. Tomo 2.
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BISMUTO. Tomo 2.
BISONTE. Tomo 2.
BIZBIRINDO. Tomo 2.
BIZNAGA. Tomo 2.
BLAKE, THOMAS. Tomo 2.
BLANCH, ANITA. Tomo 2.
BLANCO, ALBERTO. Tomo 2.
BLANCO, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 2.
BLANCO, LUCIO. Tomo 2.
BLANCO, OTHÓN P.. Tomo 2.
BLANCO, PLÁCIDO. Tomo 2.
BLANCO DE ESTRADA, MIGUEL. Tomo 2.
BLANCO MOHENO, ROBERTO. Tomo 2.
BLANCO NÚÑEZ, TEODORA. Tomo 2.
BLANCO Y ELGUERO, BUENAVENTURA. Tomo 2.
BLANQUEL, EDUARDO. Tomo 2.
BLANQUET, AURELIANO. Tomo 2.
BLASIO, JOSÉ LUIS. Tomo 2.
BLEDO. Tomo 2.
BLENGIO Y MOLINA, JOAQUÍN. Tomo 2.
BLENORRAGIA. Tomo 2.
BLOM PETERSEN, FRANS. Tomo 2.
BLOQUE. Tomo 2.
BOA o MAZACUATE. Tomo 2.
BOARI, ADAMO. Tomo 2.
BOAS, FRANZ. Tomo 2.
BOBAN, EUGENIO. Tomo 2.
BOBB, BERNARD EARL. Tomo 2.

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BOBCHÉ. Tomo 2.
BOBES ORTEGA, EVELINA. Tomo 2.
BOBITO. Tomo 2.
BOBO. Tomo 2.
BOBO ALAZÁN. Tomo 2.
BOBO o LISA BOBO. Tomo 2.
BOCA DEL RÍO (Ver.). Tomo 2.
BOCA ESCONDIDA (Ver.). Tomo 2.
BOCADO DE DIOS. Tomo 2.
BOCADULCE. Tomo 2.
BOCANEGRA, JOSÉ MARÍA. Tomo 2.
BOCANEGRA, MATÍAS DE. Tomo 2.
BOCANEGRA DE LAZO DE LA VEGA, GERTRUDIS. Tomo 2.
BODA. Tomo 2.
BODEGA Y CUADRA, JUAN FRANCISCO DE LA. Tomo 2.
BODLEIANO, CÓDICE. Tomo 2.
BOESCH DE DÍEZ BARROSO, LEONOR. Tomo 2.
BOHÓRQUEZ, ABIGAEL. Tomo 2.
BOHÓRQUEZ E HINOJOSA, JUAN BARTOLOMÉ DE. Tomo 2.
BOJALIL GARZA, FELIPE. Tomo 2.
BOJALIL GIL, ALFREDO. Tomo 2.
BOJALIL GIL, JESÚS. Tomo 2.
BOJALIL JABER, LUIS FELIPE. Tomo 2.
BOJÓRQUEZ, JUAN DE DIOS. Tomo 2.
BOLA. Tomo 2.
BOLAÑO E ISLA, AMANCIO. Tomo 2.
BOLAÑOS, ALFREDO. Tomo 2.
BOLDO. Tomo 2.
BOLERA. Tomo 2.
BOLERO. Tomo 2.
BOLERO. Tomo 2.
BOLETINES. Tomo 2.
BOLÍN. Tomo 2.
BOLIO DE PEÓN, DOLORES. Tomo 2.
BOLÍVAR, SIMÓN. Tomo 2.
BOLÍVAR JIMÉNEZ, ABRIL. Tomo 2.
BOLÍVAR Y PIELTÁIN, CÁNDIDO. Tomo 2.
BOLIVER BOLIVER, ÁNGEL. Tomo 2.
BOLO. Tomo 2.

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BOLÓN TIKÚ. Tomo 2.
BOLONCHÉN DE REJÓN, CAMP.. Tomo 2.
BOLONIA, MIGUEL DE. Tomo 2.
BOLSA MEXICANA DE VALORES. Tomo 2.
BOLSEROS. Tomo 2.
BOLTON, HERBERT EUGENE. Tomo 2.
BOMBA. Tomo 2.
BOMBIL. Tomo 2.
BONAMPAK (Chis.). Tomo 2.
BONAVIT, JULIÁN. Tomo 2.
BONDA, BONDO o MUNDO. Tomo 2.
BONET MARCO, FEDERICO. Tomo 2.
BONETE. Tomo 2.
BONFIL, RAMÓN G.. Tomo 2.
BONFIL BATALLA, GUILLERMO. Tomo 2.
BONIFAZ EZETA, ÁNGEL. Tomo 2.
BONIFAZ NUÑO, ALBERTO. Tomo 2.
BONIFAZ NUÑO, RUBÉN. Tomo 2.
BONILLA, ANTONIO. Tomo 2.
BONILLA, MANUEL. Tomo 2.
BONILLA, MARÍA. Tomo 2.
BONILLAS, IGNACIO. Tomo 2.
BONITO. Tomo 2.
BONPLAND, AMADO. Tomo 2.
BOOT, ADRIÁN. Tomo 2.
BOQUERÓN. Tomo 2.
BORAH, WOODROW. Tomo 2.
BORBÓNICO, CÓDICE. Tomo 2.
BORDA, JOSÉ DE LA. Tomo 2.
BORDADO. Tomo 2.
BORDES MANGEL, ENRIQUE. Tomo 2.
BORGIA, CÓDICE. Tomo 2.
BORGRAF RUEBENS, DIEGO DE. Tomo 2.
BORICA, DIEGO DE. Tomo 2.
BORJA SORIANO, MANUEL. Tomo 2.
BORK, ALBERT WILLIAM. Tomo 2.
BORLAUG, NORMAN ERNEST. Tomo 2.
BORRAJA. Tomo 2.
BORRÁS, LEOPOLDO. Tomo 2.

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BORREGO. Tomo 2.
BORREGO, ANASTASIO. Tomo 2.
BORREGO, DOMINGO. Tomo 2.
BORUNDA, JOSÉ IGNACIO. Tomo 2.
BOSCH GARCÍA, CARLOS. Tomo 2.
BOSCH GARCÍA, PEDRO. Tomo 2.
BOSCH-GIMPERA, PEDRO. Tomo 2.
BOSQUES . Tomo 2.
BOSQUES, GILBERTO. Tomo 2.
BOSTELMANN, ENRIQUE. Tomo 2.
BOTÁNICA. Tomo 2.
BOTE. Tomo 2.
BOTELLA. Tomo 2.
BOTELLO CERDA, CÉSAR. Tomo 2.
BOTETE. Tomo 2.
BOTIJA. Tomo 2.
BOTÓN DE ORO. Tomo 2.
BOTONCILLO. Tomo 2.
BOTURINI, CÓDICE. Tomo 2.
BOTURINI BENADUCCI, LORENZO. Tomo 2.
BOUCHARD, HIPÓLITO. Tomo 2.
BOULLOSA, CARMEN. Tomo 2.
BOURET. Tomo 2.
BÓVEDA. Tomo 2.
BOWDITCH, CHARLES PICKERING. Tomo 2.
BOWER, BETHEL. Tomo 2.
BOYD-BOWMAN, PETER MUSCHAMP. Tomo 2.
BOYTLER, ARCADY. Tomo 2.
BOZZANO, AUGUSTO. Tomo 2.
BRACAMONTES, LUIS ENRIQUE. Tomo 2.
BRACAMONTES GÁLVEZ, FEDERICO. Tomo 2.
BRACERISMO. Tomo 2.
BRACHO, ÁNGEL. Tomo 2.
BRACHO, CARLOS. Tomo 2.
BRACHO, CARLOS. Tomo 2.
BRACHO, CORAL. Tomo 2.
BRACHO, FRANCISCO. Tomo 2.
BRACHO, JULIO. Tomo 2.
BRAMBILA GARCÍA DE ALBA, SALVADOR DE LA. Tomo 2.

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BRAMBILA ZAMACONA, DAVID. Tomo 2.
BRAMÓN, FRANCISCO. Tomo 2.
BRANIFF, BEATRIZ. Tomo 2.
BRASDEFER HERNÁNDEZ, GLORIA. Tomo 2.
BRASH, JORGE. Tomo 2.
BRASSEUR DE BOURBOURG, CARLOS ESTEBAN. Tomo 2.
BRAVO, EMILIO. Tomo 2.
BRAVO, FILOMENO. Tomo 2.
BRAVO, FRANCISCO. Tomo 2.
BRAVO, GUILLERMINA. Tomo 2.
BRAVO, IGNACIO A.. Tomo 2.
BRAVO, JAIME. Tomo 2.
BRAVO, LEONARDO. Tomo 2.
BRAVO, MÁXIMO. Tomo 2.
BRAVO, MIGUEL. Tomo 2.
BRAVO, NICOLÁS. Tomo 2.
BRAVO, ROBERTO. Tomo 2.
BRAVO, VÍCTOR. Tomo 2.
BRAVO ADAMS, CARIDAD. Tomo 2.
BRAVO AHUJA, VÍCTOR. Tomo 2.
BRAVO ÁLVAREZ, HUMBERTO. Tomo 2.
BRAVO GARZÓN, ROBERTO. Tomo 2.
BRAVO HOLLIS, HELIA. Tomo 2.
BRAVO HOLLIS, MARGARITA. Tomo 2.
BRAVO JIMÉNEZ, MANUEL. Tomo 2.
BRAVO PRIETO, RAMÓN. Tomo 2.
BRAVO REYES, MIGUEL. Tomo 2.
BRAVO UGARTE. JOSÉ. Tomo 2.
BREA. Tomo 2.
BRECEDA, ALFREDO. Tomo 2.
BREMAUNTZ, ALBERTO. Tomo 2.
BREMER BARRERA, JUAN JOSÉ. Tomo 2.
BREMER MARTINO, JUAN JOSÉ. Tomo 2.
BRENNER, ANITA. Tomo 2.
BREWER, FORREST. Tomo 2.
BRICHO. Tomo 2.
BRIGGS, ELINOR. Tomo 2.
BRIMMER, GABY. Tomo 2.
BRINTON, DANIEL GARRISON. Tomo 2.

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BRIOSO Y CANDIANI, MANUEL. Tomo 2.
BRISEÑO, SEVERIANO. Tomo 2.
BRISEÑO SIERRA, HUMBERTO. Tomo 2.
BRITO, RODULFO. Tomo 2.
BRIZUELA, ANASTASIO. Tomo 2.
BROCA. Tomo 2.
BROISIN ABDALÁ, FRANCISCO. Tomo 2.
BROUSSARD, RAY F.. Tomo 2.
BROWN, BARNUM. Tomo 2.
BROWN, LYLE CLARENCE. Tomo 2.
BRU, JOSÉ. Tomo 2.
BRUCELOSIS. Tomo 2.
BRUJA. Tomo 2.
BRUJERÍA. Tomo 2.
BRUN, JOSEFINA. Tomo 2.
BUBIA. Tomo 2.
BUCARELI Y URZÚA, ANTONIO MARÍA DE. Tomo 2.
BUCHANAN, WALTER C.. Tomo 2.
BUELNA, EUSTAQUIO. Tomo 2.
BUELNA, RAFAEL. Tomo 2.
BUEN, RAFAEL DE. Tomo 2.
BUEN LÓPEZ DE HEREDIA, SADI DE. Tomo 2.
BUENDÍA, J. M.. Tomo 2.
BUENDÍA TELLEZGIRÓN, MANUEL. Tomo 2.
BUENO, MIGUEL. Tomo 2.
BUFA. Tomo 2.
BUFADERO. Tomo 2.
BÚFALO. Tomo 2.
BUFEO. Tomo 2.
BUGAMBILIA. Tomo 2.
BÚHO. Tomo 2.
BUIL, JOSÉ. Tomo 2.
BUITRÓN, JUAN B.. Tomo 2.
BULE. Tomo 2.
BULE, LUIS. Tomo 2.
BULLANGUERO o CARRICOCHE. Tomo 2.
BULLOCK, WILLIAM. Tomo 2.
BULNES, FRANCISCO. Tomo 2.
BULNES, ROSALINDA. Tomo 2.

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BUÑUEL, LUIS. Tomo 2.
BURA. Tomo 2.
BURA o COLA PRIETA. Tomo 2.
BURGOA, FRANCISCO DE. Tomo 2.
BURGOA ORIHUELA, IGNACIO. Tomo 2.
BURGOS PERAYTA, DANIEL. Tomo 2.
BURGOS SAMADA, FERNANDO. Tomo 2.
BURGUEÑO, FAUSTO. Tomo 2.
BURKE, ULICK RALPH. Tomo 2.
BURLAND, COTTIE ARTHUR. Tomo 2.
BURNIGHT, ROBERT GALEN. Tomo 2.
BURNS LUJÁN, ARCHIBALDO. Tomo 2.
BURRITOS. Tomo 2.
BURRO. Tomo 2.
BURRO o BURRITO. Tomo 2.
BURRUS, ERNEST JOSEPH. Tomo 2.
BUSCABREÑA. Tomo 2.
BUSCAHÍGO. Tomo 2.
BUSCHMANN, JOHANN CARL EDUARD. Tomo 2.
BUSH, NORTON. Tomo 2.
BUSHNELL, CLYDE GILBERT. Tomo 2.
BUSSON LODOZA, ALFONSO. Tomo 2.
BUSTAMANTE, ANASTASIO. Tomo 2.
BUSTAMANTE, ÁNGEL. Tomo 2.
BUSTAMANTE, CARLOS MARÍA DE. Tomo 2.
BUSTAMANTE, JORGE. Tomo 2.
BUSTAMANTE, JOSÉ MARÍA. Tomo 2.
BUSTAMANTE, MARIS. Tomo 2.
BUSTAMANTE, MIGUEL E.. Tomo 2.
BUSTAMANTE, SERGIO. Tomo 2.
BUSTAMANTE Y SEPTIÉN, BENIGNO. Tomo 2.
BUSTILLO, CARLOS. Tomo 2.
BUSTILLO ORO, JUAN. Tomo 2.
BUSTO, FRANCISCO DEL. Tomo 2.
BUSTOS, HERMENEGILDO. Tomo 2.
BUSTOS CERECEDO, CARLOS. Tomo 2.
BUSTOS CERECEDO, MIGUEL. Tomo 2.
BUTLER, MARY. Tomo 2.
BUTLER, WILLIAM. Tomo 2.

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BUXÓ, JOSÉ PASCUAL. Tomo 2.
BUZETA, PEDRO ANTONIO DE. Tomo 2.
BYERS, DOUGLAS. Tomo 2.
C. Tomo 2.
CAAMAÑO, JACINTO. Tomo 2.
CAAMAÑO, JUAN B.. Tomo 2.
CABADA, JUAN DE LA. Tomo 2.
CABADAS, JOSÉ MARÍA. Tomo 2.
CABAICUCHO. Tomo 2.
CABALCHICHIBE. Tomo 2.
CABALKUNCHÉ. Tomo 2.
CABALLERÍA. Tomo 2.
CABALLERÍA DE TIERRA. Tomo 2.
CABALLERO. Tomo 2.
CABALLERO. Tomo 2.
CABALLERO, AGUSTÍN. Tomo 2.
CABALLERO, MANUEL. Tomo 2.
CABALLERO CABALLERO, ARQUÍMIDES. Tomo 2.
CABALLERO CABALLERO, EDUARDO. Tomo 2.
CABALLEROS DE COLÓN. Tomo 2.
CABALLITO BLANCO (Oax.). Tomo 2.
CABALLITO DE MAR. Tomo 2.
CABALLO. Tomo 2.
CABALLO PINTADO (Pue.). Tomo 2.
CABALONGA. Tomo 2.
CABALONGA DE TABASCO. Tomo 2.
CABAÑAS Y CRESPO, JUAN CRUZ RUIZ DE. Tomo 2.
CABECITAS COLOSALES. Tomo 2.
CABELLERA. Tomo 2.
CABELLO. Tomo 2.
CABELLO. Tomo 2.
CABERO Y CÁRDENAS, IGNACIO. Tomo 2.
CABEZA DE BRUJO. Tomo 2.
CABEZA DE CHIVO. Tomo 2.
CABEZA DE MICO. Tomo 2.
CABEZA DE NEGRO. Tomo 2.
CABEZA DE VIEJO. Tomo 2.
CABEZA DE VIEJO. Tomo 2.
CABEZAS COLOSALES. Tomo 2.

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CABEZONA. Tomo 2.
CABILDO. Tomo 2.
CABLES SUBMARINOS. Tomo 2.
CABO DE HACHA. Tomo 2.
CABORA, SANTA DE. Tomo 2.
CABOS. Tomo 2.
CABOT, SAMUEL. Tomo 2.
CABRA. Tomo 2.
CABRA MORA. Tomo 2.
CABRACÁN. Tomo 2.
CABRAL, ERNESTO. Tomo 2.
CABRAL, JUAN G.. Tomo 2.
CABRAL DEL HOYO, ROBERTO. Tomo 2.
CABRERA, BLAS. Tomo 2.
CABRERA, CRISTÓBAL. Tomo 2.
CABRERA, DANIEL. Tomo 2.
CABRERA, ENRIQUE. Tomo 2.
CABRERA, GELES (Ángeles). Tomo 2.
CABRERA, LUIS. Tomo 2.
CABRERA, MANUEL. Tomo 2.
CABRERA, MIGUEL. Tomo 2.
CABRERA, PRIMITIVO. Tomo 2.
CABRERA, RAFAEL. Tomo 2.
CABRERA, SUSANA. Tomo 2.
CABRERA, TOMÁS MANUEL. Tomo 2.
CABRERA ACEVEDO, GUSTAVO. Tomo 2.
CABRERA CARRASQUEDO, MANUEL. Tomo 2.
CABRERA CASTRO, RUBÉN. Tomo 2.
CABRERA DE ARMIDA, CONCEPCIÓN. Tomo 2.
CABRERA Y QUINTERO, CAYETANO DE. Tomo 2.
CABRILLAS. Tomo 2.
CÁBULA. Tomo 2.
CACA DE NIÑO. Tomo 2.
CACAHUACINTLE. Tomo 2.
CACAHUAMILPA, GRUTAS DE. Tomo 2.
CACAHUATÁN (Chis.). Tomo 2.
CACAHUATE. Tomo 2.
CACAHUATENCO (Ver.). Tomo 2.
CACALACO. Tomo 2.

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CACAMA. Tomo 2.
CACAO. Tomo 2.
CACAO VOLADOR. Tomo 2.
CACAPACHE. Tomo 2.
CACASTE. Tomo 2.
CACAXTLA. Tomo 2.
CACCUM. Tomo 2.
CACHALOTE. Tomo 2.
CACHETE COLORADO. Tomo 2.
CACHIRULO. Tomo 2.
CACHISE o COCHISE. Tomo 2.
CACHO ÁLVAREZ, RAÚL. Tomo 2.
CACOMITE. Tomo 2.
CACOMIXTLE. Tomo 2.
CACTÁCEAS. Tomo 2.
CACTOLOGÍA. Tomo 2.
CADENA, LONGINOS. Tomo 2.
CADENA, PROTASIO. Tomo 2.
CADENA Y SOTOMAYOR, MELCHOR DE LA. Tomo 2.
CADENHEAD, IVIF EDWARD. Tomo 2.
CADMIO. Tomo 2.
CAFÉ. Tomo 2.
CAFÉ CIMARRÓN. Tomo 2.
CAFETILLO o CAFEÍLLO. Tomo 2.
CAFETO. Tomo 2.
CAFFAREL PERALTA, PEDRO. Tomo 2.
CAGUAMA, ​MO. Tomo 2.
CAHITAS. Tomo 2.
CAHUANTZI, PRÓSPERO. Tomo 2.
CAHUIRICA. Tomo 2.
CAÍDAS DE AGUA. Tomo 2.
CAIMÁN. Tomo 2.
CAIMITO. Tomo 2.
CAJA. Tomo 2.
CAJEME, JOSÉ MARÍA LEYVA. Tomo 2.
CAJEME, SON.. Tomo 2.
CAJIGA, LINDORO. Tomo 2.
CAJONOS, SAN FRANCISCO (Oax.). Tomo 2.
CAJONOS, SAN PEDRO (Oax.). Tomo 2.

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CAKCHIQUEL. Tomo 2.
CAL. Tomo 2.
CALABACILLA. Tomo 2.
CALABAZA. Tomo 2.
CALABAZO. Tomo 2.
CALAGUALA. Tomo 2.
CALAKMUL (Camp.). Tomo 2.
CALAMAR. Tomo 2.
CALANCAPATLE. Tomo 2.
CALANDRIAS. Tomo 2.
CALANDRIÓN. Tomo 2.
CALATAYUD, NICOLÁS. Tomo 2.
CALATES. Tomo 2.
CALAVERA. Tomo 2.
CALCÁNEO DÍAZ, ANDRÉS. Tomo 2.
CALCOZAMETZIN. Tomo 2.
CALDERÓN, CELIA. Tomo 2.
CALDERÓN, ISAAC. Tomo 2.
CALDERÓN, JUAN. Tomo 2.
CALDERÓN, JUAN IGNACIO. Tomo 2.
CALDERÓN CÓRDOVA, CARMEN. Tomo 2.
CALDERÓN DÁVALOS, GILBERTO. Tomo 2.
CALDERÓN DE LA BARCA, MARQUESA DE. Tomo 2.
CALDERÓN MARTÍNEZ, ANTONIO. Tomo 2.
CALDERÓN NARVÁEZ, GUILLERMO. Tomo 2.
CALDERÓN OCHOA, REBECA. Tomo 2.
CALDERÓN QUIJANO, JOSÉ ANTONIO. Tomo 2.
CALDERÓN Y BELTRÁN, FERNANDO. Tomo 2.
CALENDARIOS. Tomo 2.
CALENDARIOS MESOAMERICANOS. Tomo 2.
CALENDAS. Tomo 2.
CALERO, MANUEL. Tomo 2.
CALERO QUINTANA, VICENTE. Tomo 2.
CALERO VERGES, VICENTE. Tomo 2.
CALIGÜEY. Tomo 2.
CALIHUALÁ (Oax.). Tomo 2.
CALIXTLAHUACA (Méx.). Tomo 2.
CALKINÍ, CAMP.. Tomo 2.
CALLCOT, WILFRID HARDY. Tomo 2.

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CALLE. Tomo 2.
CALLEGARI, GUIDO VALERIANO. Tomo 2.
CALLEJA DEL REY, FÉLIX MARÍA. Tomo 2.
CALLES, GUILLERMO. Tomo 2.
CALLES, PLUTARCO ELÍAS. Tomo 2.
CALLI. Tomo 2.
CALLO DE HACHA. Tomo 2.
CALMÉCAC. Tomo 2.
CALMECAHUA. Tomo 2.
CALOCA, LAURO G.. Tomo 2.
CALPIXQUE. Tomo 2.
CALPULLI. Tomo 2.
CALTZONTZI o CALTZONTZIN. Tomo 2.
CALVA, JOSÉ RAFAEL. Tomo 2.
CALVA TÉLLEZ, EDGARDO. Tomo 2.
CALVARIO LOZA, NINFA. Tomo 2.
CALVILLO, FELIPE S.. Tomo 2.
CALVILLO, MANUEL. Tomo 2.
CALVILLO MADRIGAL, SALVADOR. Tomo 2.
CALVO, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 2.
CALZADA, LORENZO. Tomo 2.
CALZADO Y CURTIDURÍA . Tomo 2.
CAMACA. Tomo 2.
CAMACHO CASTILLA, SEBASTIÁN. Tomo 2.
CAMACHO SOLÍS, MANUEL. Tomo 2.
CAMACHO Y ÁVILA, DIEGO. Tomo 2.
CAMACHO Y GARCÍA, RAFAEL SABÁS. Tomo 2.
CAMACHO Y GARCÍA, RAMÓN. Tomo 2.
CAMACHO Y MOYA, VICENTE. Tomo 2.
CAMALEÓN. Tomo 2.
CAMALOTE o CAMELOTE. Tomo 2.
CÁMARA BARBACHANO, FERNANDO. Tomo 2.
CÁMARA DE DIPUTADOS. Tomo 2.
CÁMARA DE SENADORES. Tomo 2.
CÁMARA ZAVALA, GONZALO. Tomo 2.
CAMARENA, DANIEL. Tomo 2.
CAMARILLO DE PEREYRA, MARÍA ENRIQUETA. Tomo 2.
CAMARÍN. Tomo 2.
CAMARÓN. Tomo 2.

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CAMARÓN. Tomo 2.
CAMBRE, MANUEL. Tomo 2.
CAMBUJO. Tomo 2.
CAMÉCUARO, LAGUNA DE. Tomo 2.
CAMELLÓN. Tomo 2.
CAMERON TOWNSEND, WILLIAM. Tomo 2.
CAMICHÍN. Tomo 2.
CAMINERO. Tomo 2.
CAMINO DE RONDA. Tomo 2.
CAMINO PROCESIONAL. Tomo 2.
CAMINOS . Tomo 2.
CAMIONES. Tomo 2.
CAMOTE. Tomo 2.
CAMOTE DEL CERRO. Tomo 2.
CAMOTILLO. Tomo 2.
CAMP, JUAN FRANCISCO. Tomo 2.
CAMP, RODERIC A.. Tomo 2.
CAMPA, EMILIO P.. Tomo 2.
CAMPA, GUSTAVO E.. Tomo 2.
CAMPA G., LUIS. Tomo 2.
CAMPA SALAZAR, VALENTÍN. Tomo 2.
CAMPA Y COS, MIGUEL DE LA. Tomo 2.
CAMPAMOCHA. Tomo 2.
CAMPAMOCHO. Tomo 2.
CAMPANA. Tomo 2.
CAMPANA. Tomo 2.
CAMPANILLA. Tomo 2.
CAMPANILLA ENCARNADA. Tomo 2.
CAMPBELL, ALBERTO H.. Tomo 2.
CAMPBELL, FEDERICO. Tomo 2.
CAMPECHE, CAMP. . Tomo 2.

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Tomo 3
CAMPECHE. CULTURA TRADICIONAL. Tomo 3.
CAMPECHE, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CAMPECHE, ESTADO DE . Tomo 3.
CAMPESINO, PILAR. Tomo 3.
CAMPILLO SAINZ, CARLOS. Tomo 3.
CAMPILLO SAINZ, JOSÉ. Tomo 3.
CAMPO, ÁNGEL DE. Tomo 3.
CAMPO, XORGE DEL. Tomo 3.
CAMPOBELLO, GLORIA. Tomo 3.
CAMPOBELLO, NELLIE. Tomo 3.
CAMPODÓNICO, RODOLFO. Tomo 3.
CAMPOS, JESÚS JOSÉ (Cheché). Tomo 3.
CAMPOS, JULIETA. Tomo 3.
CAMPOS, MARCO ANTONIO. Tomo 3.
CAMPOS, MELQUIADES. Tomo 3.
CAMPOS, RUBÉN M.. Tomo 3.
CAMPOS, SEBASTIÁN I.. Tomo 3.
CAMPOS, SUSANA. Tomo 3.
CAMPOS ALATORRE, CIPRIANO. Tomo 3.
CAMPOS ELGUERO, MAURICIO M.. Tomo 3.
CAMPOS GONZÁLEZ, MANUEL. Tomo 3.
CAMPOS LICASTRO, XAVIER. Tomo 3.
CAMPOS PONCE, XAVIER. Tomo 3.
CAMPOS QUIROZ, ALFONSO. Tomo 3.
CAMPOS SALAS, OCTAVIANO. Tomo 3.
CAMPOY, JOSÉ RAFAEL. Tomo 3.
CANACOITE. Tomo 3.
CANACUAS, DANZA DE LAS. Tomo 3.
CANACUATE. Tomo 3.
CANALES. Tomo 3.
CANALES, BENITO. Tomo 3.
CANALES, CÉSAR ELPIDIO. Tomo 3.
CANALES, ENRIQUE. Tomo 3.
CANALES, LEONARDO. Tomo 3.
CANALES, SERVANDO. Tomo 3.
CANALES RUIZ, ROBERTO. Tomo 3.
CANALIZO, VALENTÍN. Tomo 3.

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CANANEA, SON.. Tomo 3.
CANATLÁN, DGO.. Tomo 3.
CÁNCER. Tomo 3.
CANCERILLO. Tomo 3.
CANCIÓN POPULAR. Tomo 3.
CANCÚN, Q.R.. Tomo 3.
CÁNDANO, MARTHA. Tomo 3.
CANDELA, FÉLIX. Tomo 3.
CANDELARIA. Tomo 3.
CANDELARIA, CAMP.. Tomo 3.
CANDELARIA, DÍA DE LA. Tomo 3.
CANDELERO. Tomo 3.
CANDELERO. Tomo 3.
CANDELILLA. Tomo 3.
CANDIL. Tomo 3.
CANDOLLE, AGUSTÍN PYRAME DE. Tomo 3.
CANEK. Tomo 3.
CANEK, JACINTO. Tomo 3.
CANELILLO. Tomo 3.
CANELO o CANELERO. Tomo 3.
CANESSI, FEDERICO. Tomo 3.
CANFIELD, LINCOLN. Tomo 3.
CANGREJO. Tomo 3.
CANGREJO, PORCELANA. Tomo 3.
CANGREJO ARAÑA. Tomo 3.
CANGREJO DE AGUA DULCE. Tomo 3.
CANGREJO DE ARENA. Tomo 3.
CANGREJO ERMITAÑO. Tomo 3.
CANGREJO ERMITAÑO TERRESTRE. Tomo 3.
CANGREJO MORO. Tomo 3.
CANGREJO VIOLINISTA. Tomo 3.
CANGREJOS TERRESTRES. Tomo 3.
CANICA. Tomo 3.
CANLECAY o KANLECAYO. Tomo 3.
CANO, ADOLFO. Tomo 3.
CANO, FANNY (María Cano Damián). Tomo 3.
CANO, FRANCISCO MANUEL. Tomo 3.
CANO VALLE, ELSA. Tomo 3.
CANO Y CANO, JUAN CRISÓSTOMO. Tomo 3.

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CANO Y SANDOVAL, JUAN. Tomo 3.
CANSECO, ALBERTO. Tomo 3.
CANSECO, GERMÁN. Tomo 3.
CANSECO FERAUD, ALFREDO. Tomo 3.
CANSHÁN. Tomo 3.
CANTARES. Tomo 3.
CANTARINA. Tomo 3.
CANTEMO. Tomo 3.
CANTERA. Tomo 3.
CANTIL. Tomo 3.
CANTIL DE TIERRA. Tomo 3.
CANTÓN, WILBERTO. Tomo 3.
CANTÓN ROSADO, FRANCISCO. Tomo 3.
CANTÓN Y CÁMARA, RODULFO GREGORIO. Tomo 3.
CANTONA (Pue.). Tomo 3.
CANTORAL, ROBERTO. Tomo 3.
CANTÚ, CAYETANO. Tomo 3.
CANTÚ, FEDERICO. Tomo 3.
CANTÚ CORRO, JOSÉ. Tomo 3.
CANTÚ DE LA GARZA, JORGE. Tomo 3.
CANTÚ JÁUREGUI, ADOLFO. Tomo 3.
CANTUL TI KU. Tomo 3.
CANUDAS OREZZA, LUIS FELIPE. Tomo 3.
CANUL. Tomo 3.
CAÑA BRAVA. Tomo 3.
CAÑA DE AZÚCAR. Tomo 3.
CAÑA DE MAÍZ, IMÁGENES DE. Tomo 3.
CAÑA DE VENADO. Tomo 3.
CAÑAFÍSTULA. Tomo 3.
CAÑAGRIA o CAÑA AGRIA. Tomo 3.
CAÑAMAZO. Tomo 3.
CAÑAS, JUEGO DE. Tomo 3.
CAÑEDO, JUAN DE DIOS. Tomo 3.
CAÑEDO, ROBERTO. Tomo 3.
CAÑEDO Y ARRÓNIZ, JOSÉ IGNACIO DE LOS REYES. Tomo 3.
CAÑÓN. Tomo 3.
CAÑONAZO. Tomo 3.
CAOBA o CAOBO. Tomo 3.
CAOBILLA. Tomo 3.

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CAOLÍN. Tomo 3.
CAPDEVIELLE LICASTRO, RENÉ. Tomo 3.
CAPELLÍN, JUAN. Tomo 3.
CAPETILLO, ALONSO. Tomo 3.
CAPETILLO, MANUEL. Tomo 3.
CAPILLA. Tomo 3.
CAPILLA, JOAQUÍN. Tomo 3.
CAPILLA ABIERTA. Tomo 3.
CAPILLA POSA. Tomo 3.
CAPIRE o CAPIRI. Tomo 3.
CAPISAYO. Tomo 3.
CAPISTRÁN, JESÚS. Tomo 3.
CAPISTRÁN, MIGUEL. Tomo 3.
CAPITANEJA. Tomo 3.
CAPITEL. Tomo 3.
CAPOMO. Tomo 3.
CAPUL. Tomo 3.
CAPULÍN. Tomo 3.
CAPULINA. Tomo 3.
CAPULINCILLO. Tomo 3.
CAPULINERO. Tomo 3.
CARACARA. Tomo 3.
CARACOL. Tomo 3.
CARAPACHO. Tomo 3.
CARAPAN, MICH.. Tomo 3.
CARAPE o CARAPI. Tomo 3.
CARAVEO FRÍAS, MARCELO. Tomo 3.
CARAZA, MERCEDES. Tomo 3.
CARBALLIDO, EMILIO. Tomo 3.
CARBALLIDO, REYNALDO. Tomo 3.
CARBALLO, EMMANUEL. Tomo 3.
CARBALLO, MARCO AURELIO. Tomo 3.
CARBÓ, JOSÉ GUILLERMO. Tomo 3.
CARBÓ, JUAN. Tomo 3.
CARBÓN. Tomo 3.
CARDELÍN. Tomo 3.
CARDENAL. Tomo 3.
CARDENAL DE MACETA. Tomo 3.
CARDENALITO. Tomo 3.

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CÁRDENAS, ENCARNACIÓN DE. Tomo 3.
CÁRDENAS, GUTY. Tomo 3.
CÁRDENAS, JUAN DE. Tomo 3.
CÁRDENAS, NANCY. Tomo 3.
CÁRDENAS, TAB.. Tomo 3.
CÁRDENAS, VÍCTOR MANUEL. Tomo 3.
CÁRDENAS DE LA PEÑA, ENRIQUE. Tomo 3.
CÁRDENAS DEL RÍO, LÁZARO. Tomo 3.
CÁRDENAS FLORES, FRANCISCO. Tomo 3.
CÁRDENAS LARIOS, FRANCISCO. Tomo 3.
CÁRDENAS PEÑA, JOSÉ. Tomo 3.
CÁRDENAS RODRÍGUEZ, ANTONIO. Tomo 3.
CÁRDENAS SAMADA, CORNELIO. Tomo 3.
CÁRDENAS SOLÓRZANO, CUAUHTÉMOC. Tomo 3.
CÁRDENAS TAMEZ, SERGIO. Tomo 3.
CARDIEL REYES, RAÚL. Tomo 3.
CARDINALI, GIULIA. Tomo 3.
CARDO. Tomo 3.
CARDÓN. Tomo 3.
CARDONA, NICOLÁS DE. Tomo 3.
CARDONA, RAFAEL. Tomo 3.
CARDONA, RENÉ. Tomo 3.
CARDONA PEÑA, ALFREDO. Tomo 3.
CARDONA Y FERNÁNDEZ DEL VALLE, SALVADOR. Tomo 3.
CARDONA ZACARÍAS, RENÉ. Tomo 3.
CARDOS DE MÉNDEZ, AMALIA. Tomo 3.
CARDOSANTO. Tomo 3.
CARDOSO, JOAQUÍN. Tomo 3.
CARDOZA Y ARAGÓN, LUIS. Tomo 3.
CAREAGA, DELFINA. Tomo 3.
CAREAGA, GABRIEL. Tomo 3.
CAREY. Tomo 3.
CARGADORES. Tomo 3.
CARGAPALITOS. Tomo 3.
CARIBE, MAR. Tomo 3.
CARICATURA. Tomo 3.
CARIDAD, MISIONERAS DE LA (MC). Tomo 3.
CARIDAD DE MARÍA INMACULADA, HIJAS DE LA (HCMI). Tomo 3.
CARINDAPAZ. Tomo 3.

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CARLETTI, FRANCISCO. Tomo 3.
CARLOS I DE ESPAÑA Y V DE ALEMANIA. Tomo 3.
CARLOS II. Tomo 3.
CARLOS III. Tomo 3.
CARLOS IV. Tomo 3.
CARMELITAS. Tomo 3.
CARMELITAS DESCALZAS. Tomo 3.
CARMELITAS DESCALZOS. DESIERTOS. Tomo 3.
CARMONA, DAMIÁN. Tomo 3.
CARMONA, GLORIA. Tomo 3.
CARMONA DE LA PEÑA, FERNANDO. Tomo 3.
CARMONA Y VALLE, MANUEL. Tomo 3.
CARNAVAL. Tomo 3.
CARNE. Tomo 3.
CARNÉS, LUISA. Tomo 3.
CARNIADO, ENRIQUE. Tomo 3.
CARO, MANUEL. Tomo 3.
CAROCHI, HORACIO. Tomo 3.
CARPA. Tomo 3.
CARPA COMÚN. Tomo 3.
CARPA HOCICONA. Tomo 3.
CARPA JAPONESA. Tomo 3.
CARPINTEROS o PICAMADEROS. Tomo 3.
CARPIO, GUADALUPE. Tomo 3.
CARPIO, MANUEL. Tomo 3.
CARPIZO MACGREGOR, JORGE. Tomo 3.
CARR, HARRY. Tomo 3.
CARRAL Y DE TERESA, RAFAEL. Tomo 3.
CARRANCÁ Y RIVAS, RAÚL. Tomo 3.
CARRANCÁ Y TRUJILLO, RAÚL. Tomo 3.
CARRANCO, LORENZO. Tomo 3.
CARRANZA, DIEGO DE. Tomo 3.
CARRANZA, EMILIO. Tomo 3.
CARRANZA, JESÚS. Tomo 3.
CARRANZA, PEDRO DE. Tomo 3.
CARRANZA, VENUSTIANO. Tomo 3.
CARRASCO, ADA. Tomo 3.
CARRASCO, ALFREDO. Tomo 3.
CARRASCO, EZEQUIEL. Tomo 3.

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CARRASCO, GONZALO. Tomo 3.
CARRASCO PISANA, PEDRO. Tomo 3.
CARRASCO PUENTE, RAFAEL. Tomo 3.
CARREÑO, JORGE. Tomo 3.
CARREÑO, MADA. Tomo 3.
CARREÑO ESCUDERO, ALBERTO MARÍA. Tomo 3.
CARREÑO GODÍNEZ, JESÚS. Tomo 3.
CARREÓN, DONACIANO. Tomo 3.
CARRERA SABAT, MARTÍN. Tomo 3.
CARRERA STAMPA, MANUEL. Tomo 3.
CARRETILLA. Tomo 3.
CARRETO, HÉCTOR. Tomo 3.
CARRETO, ROSA. Tomo 3.
CARRIEDO, ADALBERTO. Tomo 3.
CARRIEDO, JUAN BAUTISTA. Tomo 3.
CARRILLO, DOLORES. Tomo 3.
CARRILLO, IGNACIO. Tomo 3.
CARRILLO, JULIÁN. Tomo 3.
CARRILLO, LILIA. Tomo 3.
CARRILLO ALARCÓN, ÁLVARO. Tomo 3.
CARRILLO AZPEITIA, RAFAEL. Tomo 3.
CARRILLO CASTRO, ALEJANDRO. Tomo 3.
CARRILLO DE MENDOZA Y PIMENTEL, DIEGO. Tomo 3.
CARRILLO FLORES, ÁNGEL. Tomo 3.
CARRILLO FLORES, ANTONIO. Tomo 3.
CARRILLO FLORES, NABOR. Tomo 3.
CARRILLO GIL, ALVAR. Tomo 3.
CARRILLO MARCOR, ALEJANDRO. Tomo 3.
CARRILLO PRIETO, IGNACIO. Tomo 3.
CARRILLO PUERTO, FELIPE. Tomo 3.
CARRILLO Y ANCONA, CRESCENCIO. Tomo 3.
CARRILLO Y CÁRDENAS, SILVANO. Tomo 3.
CARRINGTON, LEONORA. Tomo 3.
CARRIÓN, GUSTAVO CÉSAR. Tomo 3.
CARRIÓN, JORGE. Tomo 3.
CARRIÓN, LUIS. Tomo 3.
CARRIÓN, ULISES. Tomo 3.
CARRO ALEGÓRICO. Tomo 3.
CARROÑERO. Tomo 3.

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CÁRTAMO. Tomo 3.
CARTELA. Tomo 3.
CARTER, BOYD GEORGE. Tomo 3.
CARTER, GEORGE FRANCIS. Tomo 3.
CARTER BROWN, JOHN. Tomo 3.
CARTOGRAFÍA. Tomo 3.
CARVAJAL, BERNARDINO. Tomo 3.
CARVAJAL, FRANCISCO. Tomo 3.
CARVAJAL, FRANCISCO. Tomo 3.
CARVAJAL, LUIS DE (el Mozo). Tomo 3.
CARVAJAL, ROGELIO. Tomo 3.
CARVAJAL Y DE LA CUEVA, LUIS DE. Tomo 3.
CASA DE CONTRATACIÓN. Tomo 3.
CASA DEL OBRERO MUNDIAL. Tomo 3.
CASALS, ASUNCIÓN. Tomo 3.
CASAMADRID, RAÚL. Tomo 3.
CASANDOO. Tomo 3.
CASANOVA, DOMINGO. Tomo 3.
CASANOVA, LOLA. Tomo 3.
CASANOVA, RODOLFO. Tomo 3.
CASANOVA ASCORVE, PEDRO. Tomo 3.
CASANUEVA MAZO, BERNARDO. Tomo 3.
CASAS, BARTOLOMÉ DE LAS. Tomo 3.
CASAS, GONZALO DE LAS. Tomo 3.
CASAS, IGNACIO MARIANO. Tomo 3.
CASAS ALATRISTE, ROBERTO. Tomo 3.
CASAS CAMPILLO, CARLOS. Tomo 3.
CASAS DE LA MOTA Y FLORES, LUCAS DE LAS. Tomo 3.
CASAS GRANDES (Chih.). Tomo 3.
CASASOLA, AGUSTÍN VÍCTOR. Tomo 3.
CASASOLA ZAPATA, GUSTAVO. Tomo 3.
CASASÚS, JOAQUÍN D.. Tomo 3.
CASCABELES. Tomo 3.
CASCALOTE. Tomo 3.
CASCARÓN. Tomo 3.
CASCO. Tomo 3.
CASERTA CAÑEDO, JUAN JOSÉ. Tomo 3.
CASHURACUA. Tomo 3.
CASILLAS, TOMÁS DE. Tomo 3.

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CASO, ALFONSO. Tomo 3.
CASO, ANTONIO. Tomo 3.
CASO, BEATRIZ. Tomo 3.
CASO MUÑOZ, MARÍA ELENA. Tomo 3.
CASONA, LA. Tomo 3.
CASPARIUS, MARÍA. Tomo 3.
CASPIROL. Tomo 3.
CASTANEDA, CARLOS. Tomo 3.
CASTANEDO JÁUREGUI, HÉCTOR. Tomo 3.
CASTAÑA. Tomo 3.
CASTAÑEDA, ALFREDO. Tomo 3.
CASTAÑEDA, CARLOS EDUARDO. Tomo 3.
CASTAÑEDA, DANIEL. Tomo 3.
CASTAÑEDA, ESTEFANÍA. Tomo 3.
CASTAÑEDA, GABRIEL. Tomo 3.
CASTAÑEDA, JORGE. Tomo 3.
CASTAÑEDA, JOSÉ SOTERO. Tomo 3.
CASTAÑEDA, PILAR. Tomo 3.
CASTAÑEDA, SALVADOR. Tomo 3.
CASTAÑEDA DE NÁJERA, PEDRO DE. Tomo 3.
CASTAÑEDA DE SILVA, CARMEN. Tomo 3.
CASTAÑEDA GUZMÁN, LUIS. Tomo 3.
CASTAÑEDA Y ESCOBAR, GONZALO. Tomo 3.
CASTAÑO, ANA. Tomo 3.
CASTAÑO, BARTOLOMÉ. Tomo 3.
CASTAÑO DE SOSA, GASPAR. Tomo 3.
CASTAÑO GARCÍA, LUIS. Tomo 3.
CASTAÑÓN, ADOLFO. Tomo 3.
CASTAÑÓN MORÁN, MARGARITA. Tomo 3.
CASTAÑOS RETES, GABRIEL. Tomo 3.
CASTAÑOS Y LAZCANO, JOSÉ MARÍA. Tomo 3.
CASTAÑOS Y LAZCANO, JUAN JOSÉ. Tomo 3.
CASTAS. Tomo 3.
CASTELLANOS, ABRAHAM. Tomo 3.
CASTELLANOS, BULMARO. Tomo 3.
CASTELLANOS, JULIO. Tomo 3.
CASTELLANOS, ROSARIO. Tomo 3.
CASTELLANOS BASICH, ANTONIO. Tomo 3.
CASTELLANOS QUINTO, ERASMO. Tomo 3.

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CASTELLANOS Y NÚÑEZ, VICENTE. Tomo 3.
CASTELLÓ, FLORENCIO. Tomo 3.
CASTELLÓ ITURBIDE, TERESA. Tomo 3.
CASTERA, IGNACIO. Tomo 3.
CASTERA, PEDRO. Tomo 3.
CASTIELLO, JAIME. Tomo 3.
CASTILLA, LUIS DE. Tomo 3.
CASTILLA, MIGUEL DE. Tomo 3.
CASTILLERO, JOSÉ MARÍA. Tomo 3.
CASTILLITOS. Tomo 3.
CASTILLO, ANTONIO DEL. Tomo 3.
CASTILLO, ARTURO DEL. Tomo 3.
CASTILLO, CARLOS DEL. Tomo 3.
CASTILLO, CRISPINIANO DEL. Tomo 3.
CASTILLO, CRISTÓBAL DEL. Tomo 3.
CASTILLO, DANTE DEL. Tomo 3.
CASTILLO, EL (Oax.). Tomo 3.
CASTILLO, FLORENCIO MARÍA DEL. Tomo 3.
CASTILLO, HEBERTO. Tomo 3.
CASTILLO, IGNACIO B. DEL. Tomo 3.
CASTILLO, ISIDRO. Tomo 3.
CASTILLO, JUAN DIEGO. Tomo 3.
CASTILLO, MARTÍN. Tomo 3.
CASTILLO, RICARDO. Tomo 3.
CASTILLO, SEVERO DEL. Tomo 3.
CASTILLO DE TEAYO (Ver.). Tomo 3.
CASTILLO LARRAÑAGA, JOSÉ. Tomo 3.
CASTILLO LAVALLE, EDUARDO. Tomo 3.
CASTILLO LEDÓN, AMALIA GONZÁLEZ CABALLERO DE. Tomo 3.
CASTILLO LEDÓN, LUIS. Tomo 3.
CASTILLO LENARD, JERÓNIMO. Tomo 3.
CASTILLO NÁJERA, FRANCISCO. Tomo 3.
CASTILLO NÁJERA, ORALBA. Tomo 3.
CASTILLO NEGRETE, EMILIO DEL. Tomo 3.
CASTILLO NEGRETE Y SOTO POSADA, FRANCISCO JAVIER DEL. Tomo
3.
CASTILLO NEGRETE Y SOTO POSADA, LUIS DEL. Tomo 3.
CASTILLO ROMERO, PEDRO. Tomo 3.
CASTILLO SANTIAGO, FIDENCIO. Tomo 3.

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CASTILLO TEJERO, NOHEMÍ. Tomo 3.
CASTILLO URQUIDI, PATRICIO. Tomo 3.
CASTILLO VELASCO, JOSÉ MARÍA. Tomo 3.
CASTILLO Y LANZAS, JOAQUÍN MARÍA DEL. Tomo 3.
CASTOR. Tomo 3.
CASTORENA Y URSÚA, JUAN IGNACIO. Tomo 3.
CASTRILLÓN, MARÍA TERESA. Tomo 3.
CASTRO, AGUSTÍN PABLO. Tomo 3.
CASTRO, ANDRÉS. Tomo 3.
CASTRO, CASIMIRO. Tomo 3.
CASTRO, CESÁREO. Tomo 3.
CASTRO, DOLORES. Tomo 3.
CASTRO, FELIPE. Tomo 3.
CASTRO, FRANCISCO DE. Tomo 3.
CASTRO, JESÚS AGUSTÍN. Tomo 3.
CASTRO, JOSÉ AGUSTÍN DE. Tomo 3.
CASTRO, JOSÉ ANTONIO. Tomo 3.
CASTRO, RICARDO. Tomo 3.
CASTRO AGUNDEZ, JESÚS. Tomo 3.
CASTRO FIGUEROA Y SALAZAR, PEDRO. Tomo 3.
CASTRO GUEVARA, CARLOS ANTONIO. Tomo 3.
CASTRO LEAL, ANTONIO. Tomo 3.
CASTRO LEÑERO, ALBERTO. Tomo 3.
CASTRO MORALES, EFRAÍN. Tomo 3.
CASTRO MUÑOZ, ARTURO. Tomo 3.
CASTRO PACHECO, FERNANDO. Tomo 3.
CASTRO PADILLA, CARLOS. Tomo 3.
CASTRO PADILLA, MANUEL. Tomo 3.
CASTRO VILLAGRANA, JOSÉ. Tomo 3.
CASTRO-LEAL ESPINO, MARCIA. Tomo 3.
CASUARINA. Tomo 3.
CATÁN, DANIEL. Tomo 3.
CATÁN o PEJELAGARTO. Tomo 3.
CATAÑO WILHELMY, EDUARDO. Tomo 3.
CATARINA. Tomo 3.
CATARINA DE SAN JUAN. Tomo 3.
CATARINA O CATARINITA. Tomo 3.
CATARINITA DE LA PAPA. Tomo 3.
CATECISMO GÓMEZ DE OROZCO, CÓDICE. Tomo 3.

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CATEDRAL. Tomo 3.
CATEDRAL DE MÉXICO. Tomo 3.
CATEMACO, VER.. Tomo 3.
CATEQUESIS. Tomo 3.
CATHERWOOD, FREDERICK. Tomo 3.
CATLETT, ELIZABETH. Tomo 3.
CATORCE, S.L.P.. Tomo 3.
CAUGHEY, JOHN W.. Tomo 3.
CAULAPAN (Pue.). Tomo 3.
CAVALLARI, JAVIER. Tomo 3.
CAVAZOS, SARA. Tomo 3.
CAVAZOS FLORES, BALTASAR. Tomo 3.
CAVAZOS GARZA, ISRAEL. Tomo 3.
CAVENDISH o CANDISH, TOMÁS. Tomo 3.
CAVIZIMAH. Tomo 3.
CAVO, ANDRÉS. Tomo 3.
CAYACO. Tomo 3.
CAYUCO. Tomo 3.
CAZA. Tomo 3.
CAZAHUATE o CASAHUATE. Tomo 3.
CAZALS, FELIPE. Tomo 3.
CAZCANES. Tomo 3.
CAZÓN. Tomo 3.
CAZOTECAS. Tomo 3.
CE ÁCATL (1. Caña). Tomo 3.
CEBADA. Tomo 3.
CEBADILLA. Tomo 3.
CEBALLOS, CIRO B.. Tomo 3.
CEBALLOS, JOSÉ. Tomo 3.
CEBALLOS, JUAN BAUTISTA. Tomo 3.
CEBALLOS DOSAMANTES, JESÚS. Tomo 3.
CEBALLOS MALDONADO, JOSÉ. Tomo 3.
CEBOLLA. Tomo 3.
CEBORUCO. Tomo 3.
CEBRIÁN Y AGUSTÍN, PEDRO. Tomo 3.
CECEÑA GÁMEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 3.
CEDILLO, MAGDALENO. Tomo 3.
CEDILLO, MARÍA MARCOS. Tomo 3.
CEDILLO, SATURNINO. Tomo 3.

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CEDRILLO. Tomo 3.
CEDRO. Tomo 3.
CEDRO BLANCO o CIPRÉS. Tomo 3.
CEDRÓN. Tomo 3.
CEDROS, B.C.. Tomo 3.
CEGADOR. Tomo 3.
CEIBA. Tomo 3.
CELADA, FERNANDO. Tomo 3.
CELAYA, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CELAYA, GTO.. Tomo 3.
CELIS SALAZAR, ALEJANDRO. Tomo 3.
CELLARD, RICARDO. Tomo 3.
CELOSA. Tomo 3.
CELULOSA Y EL PAPEL, INDUSTRIA DE LA. Tomo 3.
CEMENTERIO. Tomo 3.
CEMENTO . Tomo 3.
CEMPASÚCHIL. Tomo 3.
CEMPAXUCHILITO. Tomo 3.
CEMPOALA (Ver.). Tomo 3.
CEMPOALTÉPETL. Tomo 3.
CENCUATE. Tomo 3.
CENDALA Y GÓMEZ, ISABEL. Tomo 3.
CENICEROS, GUILLERMO. Tomo 3.
CENICEROS, JOSÉ ÁNGEL. Tomo 3.
CENICEROS Y VILLARREAL, RAFAEL. Tomo 3.
CENICILLA. Tomo 3.
CENIZO. Tomo 3.
CENOLÍTICO. Tomo 3.
CENOTE. Tomo 3.
CENSOS. Tomo 3.
CENTÉOTL. Tomo 3.
CENTRALISMO. Tomo 3.
CENTRO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS Y SOCIALES DEL TERCER
MUNDO (Ceestem). Tomo 3.
CENTRO DE ESTUDIOS GUADALUPANOS. Tomo 3.
CENTRO DE INVESTIGACIONES TEATRALES RODOLFO USIGLI. Tomo
3.
CENTRO MEXICANO DE ESCRITORES. Tomo 3.
CENTRO NACIONAL DE PRODUCTIVIDAD. Tomo 3.

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CENTURIÓN, MANUEL. Tomo 3.
CENTZONHUITZNÁHUAC. Tomo 3.
CENZONTLE. Tomo 3.
CEPEDA, VICTORIANO. Tomo 3.
CEPEDA (o ZEPEDA), FRANCISCO. Tomo 3.
CEPEDA PERAZA, MANUEL. Tomo 3.
CEPEDA Y COSSÍO, MARÍA DE JESÚS. Tomo 3.
CERÁMICA. Tomo 3.
CERCETA COYOTA. Tomo 3.
CERCETA DE ALAS AZULES. Tomo 3.
CERCETA MANCHA VERDE. Tomo 3.
CERDA Y ARAGÓN, TOMÁS ANTONIO DE LA. Tomo 3.
CERDITO. Tomo 3.
CERDO. Tomo 3.
CERERÍA. Tomo 3.
CEREZA. Tomo 3.
CEREZA MEXICANA o CAPULÍN. Tomo 3.
CERMEÑO RODRÍGUEZ, SEBASTIÁN. Tomo 3.
CERNA, MANUEL M.. Tomo 3.
CERNUDA, LUIS. Tomo 3.
CERO MAYA. Tomo 3.
CERRITO, EL (Jal.). Tomo 3.
CERRO DE LA ESTRELLA. Tomo 3.
CERRO DE LAS MESAS (Ver.). Tomo 3.
CERRO GORDO (Méx.). Tomo 3.
CERROS, LAGUNA DE LOS (Ver.). Tomo 3.
CERROS, REGIÓN DE LOS (Ver.). Tomo 3.
CERVANTES, ALBERTO. Tomo 3.
CERVANTES, ENRIQUE A.. Tomo 3.
CERVANTES, JUAN DE. Tomo 3.
CERVANTES, PAZ. Tomo 3.
CERVANTES, PEDRO. Tomo 3.
CERVANTES, VICENTE. Tomo 3.
CERVANTES DE SALAZAR, FRANCISCO. Tomo 3.
CERVANTES DEL RÍO, HUGO. Tomo 3.
CERVANTES MUÑOZ CANO, FEDERICO. Tomo 3.
CERVANTES SÁNCHEZ, ENRIQUE. Tomo 3.
CERVERA, JUAN. Tomo 3.
CERVERA ARMAS, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 3.

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CERVERA CERTUCHA, LEOPOLDO. Tomo 3.
CERVERA PACHECO, VÍCTOR MANUEL. Tomo 3.
CERVERA PÉREZ, HÉCTOR. Tomo 3.
CERVEZA. Tomo 3.
CESTERÍA. Tomo 3.
CETINA, GUTIERRE DE. Tomo 3.
CETINA Y GUTIÉRREZ, RITA. Tomo 3.
CETTO, ANA MARÍA. Tomo 3.
CH. Tomo 3.
CH'A-CHAAC. Tomo 3.
CHAAK. Tomo 3.
CHABACANO. Tomo 3.
CHABELA. Tomo 3.
CHABELITA. Tomo 3.
CHAC. Tomo 3.
CHAC-MOOL. Tomo 3.
CHACA. Tomo 3.
CHACAHUA (Oax.). Tomo 3.
CHACALABA. Tomo 3.
CHACALPESTE o CHACALPEZLE. Tomo 3.
CHACATE. Tomo 3.
CHACHACA. Tomo 3.
CHACHALACA. Tomo 3.
CHÁCHARA. Tomo 3.
CHÁCHARA GORRIAZUL. Tomo 3.
CHACILXIU. Tomo 3.
CHACMULTÚN, (Yuc.). Tomo 3.
CHACÓN, JOAQUÍN-ARMANDO. Tomo 3.
CHACÓN, MARCOS. Tomo 3.
CHACÓN, TOMÁS. Tomo 3.
CHACUACA. Tomo 3.
CHACUACO. Tomo 3.
CHACUALEAR. Tomo 3.
CHACUAMI. Tomo 3.
CHAHUISTLE. Tomo 3.
CHAK-SUUM. Tomo 3.
CHAK-TSITS. Tomo 3.
CHALAHUITE. Tomo 3.
CHALANGANDINA. Tomo 3.

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CHALCATZINGO (Mor.). Tomo 3.
CHALCHIHUITE. Tomo 3.
CHALCHIHUITES (Zac.). Tomo 3.
CHALCHIUHTLICUE. Tomo 3.
CHALMA. Tomo 3.
CHALUPA. Tomo 3.
CHAMBA. Tomo 3.
CHAMBERLAIN, ROBERT S.. Tomo 3.
CHAMISO. Tomo 3.
CHAMIZAL, EL. Tomo 3.
CHAMPION, J. RENÉ. Tomo 3.
CHAMPLAIN DE BROUAGE, SAMUEL. Tomo 3.
CHAMPOTÓN, CAMP.. Tomo 3.
CHAMPOURCÍN, ERNESTINA DE. Tomo 3.
CHAMULAS. Tomo 3.
CHANALETA. Tomo 3.
CHANGO. Tomo 3.
CHANONA CAMACHO, FRANCISCO. Tomo 3.
CHANTICO. Tomo 3.
CHANZONETAS DE SAN PEDRO. Tomo 3.
CHAO, MANUEL. Tomo 3.
CHAPA, JUAN BAUTISTA. Tomo 3.
CHAPA, MARTHA. Tomo 3.
CHAPA TIJERINA, ESTER. Tomo 3.
CHAPALA, LAGO DE. Tomo 3.
CHAPELA Y BLANCO, GONZALO. Tomo 3.
CHAPETA. Tomo 3.
CHAPITEL. Tomo 3.
CHAPMAN, CHARLES EDWARD. Tomo 3.
CHAPOLTEPEC o CHAPULTEPEC. Tomo 3.
CHAPOPOTE. Tomo 3.
CHAPULÍN. Tomo 3.
CHAPULIZTLE. Tomo 3.
CHAPULTEPEC. Tomo 3.
CHAPULTEPEC, BATALLA DE. Tomo 3.
CHAQUETA DE CUERO. Tomo 3.
CHAQUIRA. Tomo 3.
CHAQUIRA. Tomo 3.
CHARAL. Tomo 3.

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CHARAPO. Tomo 3.
CHARLOT, JEAN. Tomo 3.
CHARNAY, DÉSIRÉ. Tomo 3.
CHARO, MICH.. Tomo 3.
CHARRA. Tomo 3.
CHARRERÍA. Tomo 3.
CHARRITO. Tomo 3.
CHATA. Tomo 3.
CHATILLA. Tomo 3.
CHATILLA. Tomo 3.
CHATINOS. Tomo 3.
CHATO. Tomo 3.
CHATO AZUL o BAGRE TONTO. Tomo 3.
CHAUCLE. Tomo 3.
CHAUTLE. Tomo 3.
CHAUVET, FIDEL DE JESÚS. Tomo 3.
CHAVERO, ALFREDO. Tomo 3.
CHAVERO, CÓDICE. Tomo 3.
CHÁVEZ, CARLOS. Tomo 3.
CHÁVEZ, EDUARDO. Tomo 3.
CHÁVEZ, EUGENIO. Tomo 3.
CHÁVEZ, EZEQUIEL A.. Tomo 3.
CHÁVEZ, FIDEL. Tomo 3.
CHÁVEZ, GABINO. Tomo 3.
CHÁVEZ, GILBERTO. Tomo 3.
CHÁVEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 3.
CHÁVEZ, ÓSCAR. Tomo 3.
CHÁVEZ APARICIO, PEDRO. Tomo 3.
CHÁVEZ CAMPOMANES, MARÍA TERESA. Tomo 3.
CHÁVEZ HAYHOE, ARTURO. Tomo 3.
CHÁVEZ HAYHOE, SALVADOR. Tomo 3.
CHÁVEZ LAVISTA, TOBÍAS. Tomo 3.
CHÁVEZ MENDOZA, CELSO. Tomo 3.
CHÁVEZ MORADO, JOSÉ. Tomo 3.
CHÁVEZ NAVA, MANUEL. Tomo 3.
CHÁVEZ OROZCO, LUIS. Tomo 3.
CHÁVEZ OROZCO, VICENTA DE SANTA DOROTEA. Tomo 3.
CHÁVEZ PADRÓN, MARTHA. Tomo 3.
CHÁVEZ PEÓN, FEDERICO. Tomo 3.

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CHÁVEZ RIVERA, IGNACIO. Tomo 3.
CHÁVEZ SÁNCHEZ, IGNACIO. Tomo 3.
CHÁVEZ VEGA, GUILLERMO. Tomo 3.
CHAYA. Tomo 3.
CHAYOTE. Tomo 3.
CHÁZARO LARA, RICARDO. Tomo 3.
CHECA, RAFAEL. Tomo 3.
CHECA KURI, RAFAEL. Tomo 3.
CHECHÉN. Tomo 3.
CHEJE. Tomo 3.
CHEPÍN. Tomo 3.
CHERNA. Tomo 3.
CHETUMAL, PRELATURA DE. Tomo 3.
CHETUMAL, Q.R.. Tomo 3.
CHEVALIER, FRANÇOIS. Tomo 3.
CHEVALIER, MICHEL. Tomo 3.
CHI, GASPAR ANTONIO. Tomo 3.
CHÍA. Tomo 3.
CHIAPA DE CORZO (Chis.). Tomo 3.
CHIAPAS, ESTADO DE . Tomo 3.
CHICANNÁ (Camp.). Tomo 3.
CHICANOS. Tomo 3.
CHÍCHARO. Tomo 3.
CHICHARRA. Tomo 3.
CHICHARRÓN. Tomo 3.
CHICHÉN-ITZÁ (Yuc.) . Tomo 3.
CHICHIBE. Tomo 3.
CHICHICAQUILITL. Tomo 3.
CHICHICASTE o CHICHICASTLE. Tomo 3.
CHICHICUÁHUITL. Tomo 3.
CHICHICUILOTE. Tomo 3.
CHICHIMECAS . Tomo 3.
CHICHINAUTZIN. Tomo 3.
CHICHÓN. Tomo 3.
CHICHÓN. Tomo 3.
CHICLE. Tomo 3.
CHICO, JOSÉ MARÍA. Tomo 3.
CHICO GOERNE, LUIS. Tomo 3.
CHICOMOZTOC. Tomo 3.

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CHIHUAHUA, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 3.
CHIHUAHUA, CHIH.. Tomo 3.
CHIHUAHUA, ESTADO DE . Tomo 3.
CHIHUIL. Tomo 3.
CHILAM BALAM. Tomo 3.
CHILAPA, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CHILCANAUTLI. Tomo 3.
CHILCUÁN. Tomo 3.
CHILE. Tomo 3.
CHILE. Tomo 3.
CHILENAS. Tomo 3.
CHILENOLA. Tomo 3.
CHILERA. Tomo 3.
CHILPANCINGO, CONGRESO DE. Tomo 3.
CHILPANCINGO, GRO.. Tomo 3.
CHILTE. Tomo 3.
CHILTON, JOHN. Tomo 3.
CHILTOTE. Tomo 3.
CHIMAL, CARLOS. Tomo 3.
CHIMALACATLÁN (Mor.). Tomo 3.
CHIMALHUACANOS. Tomo 3.
CHIMALISTAC, D.F.. Tomo 3.
CHIMALPAIN, DOMINGO FRANCISCO DE SAN ANTÓN MUÑOZ. Tomo
3.
CHIMALPOPOCA. Tomo 3.
CHIMBITO. Tomo 3.
CHIMENEA. Tomo 3.
CHINA POBLANA. Tomo 3.
CHINACO. Tomo 3.
CHINAMPA. Tomo 3.
CHINANTECOS. Tomo 3.
CHINCHE. Tomo 3.
CHINCHIBUL. Tomo 3.
CHINCHIN. Tomo 3.
CHINGAR. Tomo 3.
CHINGUIRITO. Tomo 3.
CHINITO. Tomo 3.
CHINIZCÁN. Tomo 3.
CHINKULTIC (Chis.). Tomo 3.

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CHINO. Tomo 3.
CHINTETE. Tomo 3.
CHINTUL. Tomo 3.
CHÍPIL. Tomo 3.
CHIPO. Tomo 3.
CHIRIBISQUERO. Tomo 3.
CHIRIMOYA. Tomo 3.
CHIRRIONERA. Tomo 3.
CHÍT-KUUK. Tomo 3.
CHITURI. Tomo 3.
CHIVATILLO. Tomo 3.
CHIVIZCOYO. Tomo 3.
CHIVO. Tomo 3.
CHO'LES. Tomo 3.
CHOBEN-CHE. Tomo 3.
CHOCHA. Tomo 3.
CHOCHOS. Tomo 3.
CHOCOLATE. Tomo 3.
CHOLAGOGUE. Tomo 3.
CHOLULA DE RIVADAVIA, PUE.. Tomo 3.
CHONTALES . Tomo 3.
CHOPA. Tomo 3.
CHOPA ESPINA. Tomo 3.
CHOPO. Tomo 3.
CHOPONTIL. Tomo 3.
CHORCHA. Tomo 3.
CHORLITO. Tomo 3.
CHORNÉ SALAZAR, MARGARITA. Tomo 3.
CHOTE. Tomo 3.
CHOVELL, CASIMIRO. Tomo 3.
CHRISTIANSEN, PAIGE W.. Tomo 3.
CHUAYFFET CHEMOR, EMILIO. Tomo 3.
CHUCHO. Tomo 3.
CHUCHO EL ROTO. Tomo 3.
CHUIME. Tomo 3.
CHUJES Y JACALTECOS. Tomo 3.
CHULEL. Tomo 3.
CHUMACERO, ALÍ. Tomo 3.
CHUMACERO, LUIS. Tomo 3.

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CHUMACERO GÓMEZ, ANTONIO. Tomo 3.
CHUNARI. Tomo 3.
CHUPADOR NEGRO. Tomo 3.
CHUPAFLOR. Tomo 3.
CHUPAHUEVO. Tomo 3.
CHUPÍCUARO, (Gto.). Tomo 3.
CHUPIRE. Tomo 3.
CHURRIGUERESCO. Tomo 3.
CHURUBUSCO. Tomo 3.
CÍBOLA, LAS SIETE CIUDADES DE. Tomo 3.
CICLAMATE. Tomo 3.
CICLONES. Tomo 3.
CIDRA. Tomo 3.
CIEGO DE YUCATÁN. Tomo 3.
CIEMPIÉS. Tomo 3.
CIÉNEGA, LA (Oax.). Tomo 3.
CIERVO. Tomo 3.
CIFUENTES, RODRIGO DE. Tomo 3.
CIFUENTES LEMUS, JUAN LUIS. Tomo 3.
CIFUENTES Y SOTOMAYOR, LUIS. Tomo 3.
CIGARRA o CHICHARRA. Tomo 3.
CIGARROS . Tomo 3.
CIGUAPACLE. Tomo 3.
CIGÜEÑON. Tomo 3.
CIHUACÓATL. Tomo 3.
CIHUAPILLI. Tomo 3.
CIHUATETEO o CIHUAPIPILTIN. Tomo 3.
CIHUATLAMACAZQUI. Tomo 3.
CIHUATLAMPA. Tomo 3.
CILANTRO. Tomo 3.
CILINDRO. Tomo 3.
CINCO CHILES o TORTILLA CON CHILE. Tomo 3.
CINCO NEGRITOS. Tomo 3.
CINCOLITE. Tomo 3.
CINE . Tomo 3.
CINTAS, BAILE DE LAS. Tomo 3.
CINTÉOTL o CENTÉOTL. Tomo 3.
CIPAC, MARCOS. Tomo 3.
CIPACTLI. Tomo 3.

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CIPRÉS. Tomo 3.
CIRCUNSCRIPCIÓN ECLESIÁSTICA. Tomo 3.
CIREROL SANSORES, MANUEL. Tomo 3.
CIRIO. Tomo 3.
CIRUELA DEL PAÍS. Tomo 3.
CIRUJANO. Tomo 3.
CIRUJANO. Tomo 3.
CISCA. Tomo 3.
CISNE CHIFLADOR. Tomo 3.
CISNEROS, DIEGO. Tomo 3.
CISNEROS, GARCÍA. Tomo 3.
CISNEROS, JOSÉ ANTONIO. Tomo 3.
CISNEROS ALVEAR, LUIS (Güicho). Tomo 3.
CISNEROS CÁRDENAS, EZEQUIEL. Tomo 3.
CISNEROS M., JOAQUÍN. Tomo 3.
CISTICERCOSIS. Tomo 3.
CITADINO. Tomo 3.
CITALCUATE. Tomo 3.
CITLALTÉPETL. Tomo 3.
CIUDAD ALTAMIRANO, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD ALTAMIRANO, GRO.. Tomo 3.
CIUDAD DEL CARMEN, CAMP.. Tomo 3.
CIUDAD GUZMÁN, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD GUZMÁN, JAL.. Tomo 3.
CIUDAD HIDALGO, MICH.. Tomo 3.
CIUDAD JUÁREZ, CHIH.. Tomo 3.
CIUDAD JUÁREZ, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD LÁZARO CÁRDENAS, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD NEZAHUALCÓYOTL, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD OBREGÓN, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD OBREGÓN, SON.. Tomo 3.
CIUDAD REAL, ANTONIO DE. Tomo 3.
CIUDAD VALLES, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD VALLES, S.L.P.. Tomo 3.
CIUDAD VICTORIA, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
CIUDAD VICTORIA, TAMPS.. Tomo 3.
CIUDADES. Tomo 3.
CIVEIRA TABOADA, MIGUEL. Tomo 3.
CLARABOYA. Tomo 3.

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CLARÍN. Tomo 3.
CLARÍN. Tomo 3.
CLARINCILLO. Tomo 3.
CLAROSCURO. Tomo 3.
CLASES SOCIALES. Tomo 3.
CLAUSELL TRONCONIS, JOAQUÍN. Tomo 3.
CLAUSTRO. Tomo 3.
CLAVÉ, PELEGRÍN. Tomo 3.
CLAVEL, ANA. Tomo 3.
CLAVIJERO, FRANCISCO JAVIER. Tomo 3.
CLAVO. Tomo 3.
CLIMA. Tomo 3.
CLIMENT, ENRIQUE. Tomo 3.
CLINE, HOWARD FRANCIS. Tomo 3.
CLIPPERTON, ISLA DE. Tomo 3.
CLISSOLD, STEPHEN. Tomo 3.
CLUEQUITA. Tomo 3.
CNIDARIOS. Tomo 3.
COA. Tomo 3.
COA. Tomo 3.
COACOYOLILLO. Tomo 3.
COAHUILA, ESTADO DE . Tomo 3.
COANÁCOCH. Tomo 3.
COAPATLI o COAPACLE. Tomo 3.
COAPEXCO (Méx.). Tomo 3.
COATEPANTLI. Tomo 3.
COATEPEC (Hgo.). Tomo 3.
COATEPEC (Méx.). Tomo 3.
COATETE o CUATETE. Tomo 3.
COATÍ. Tomo 3.
COATIMUNDI. Tomo 3.
CÓATL. Tomo 3.
COATLICUE. Tomo 3.
COATZACOALCOS, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
COATZACOALCOS, VER.. Tomo 3.
COBÁ (Q.R.). Tomo 3.
COBALTO. Tomo 3.
COBIA. Tomo 3.
COBO SÁNCHEZ, FERNANDO. Tomo 3.

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COBRE. Tomo 3.
COCA. Tomo 3.
COCA. Tomo 3.
COCAÍSTE. Tomo 3.
COCCIOLI, CARLO. Tomo 3.
COCHAL. Tomo 3.
COCHIMÍS. Tomo 3.
COCHINILLA. Tomo 3.
COCHINITA. Tomo 3.
COCHINITO. Tomo 3.
COCHIZQUELITE. Tomo 3.
COCIJO. Tomo 3.
COCINA TÍPICA MEXICANA . Tomo 3.
COCINERO. Tomo 3.
COCODRILO. Tomo 3.
COCOITE. Tomo 3.
COCOLBOX. Tomo 3.
COCOLIXTLE. Tomo 3.
COCOLMECA. Tomo 3.
COCOM. Tomo 3.
COCOTERO. Tomo 3.
COCOTOMBO. Tomo 3.
COCOZTIC. Tomo 3.
COCTEL. Tomo 3.
COCUYO. Tomo 3.
CODALLOS, JUAN JOSÉ. Tomo 3.
CÓDICE PLANCARTE. Tomo 3.
CÓDICES. Tomo 3.
CÓDIGOS PENALES MEXICANOS. Tomo 3.
CODINA, GENARO. Tomo 3.
CODO. Tomo 3.
CODORNIZ. Tomo 3.
COE, MICHAEL D.. Tomo 3.
COEN, ARNALDO. Tomo 3.
COEN ANITÚA, ARRIGO. Tomo 3.
COENDÚ. Tomo 3.
COFRADÍAS. Tomo 3.
COFRE. Tomo 3.
COFRE DE PEROTE o NAUHCAMPATÉPETL. Tomo 3.

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COHEN, REGINA. Tomo 3.
COHEN, SANDRO. Tomo 3.
COHETE. Tomo 3.
COHUIXCAS. Tomo 3.
COINDET, LEÓN. Tomo 3.
COIXTLAHUACA (Oax.). Tomo 3.
COJINUDA. Tomo 3.
COJOLITE. Tomo 3.
COL. Tomo 3.
COLA BLANCA. Tomo 3.
COLA DE CABALLO. Tomo 3.
COLA DE ESPADA. Tomo 3.
COLA DE HUESO. Tomo 3.
COLA DE PATO. Tomo 3.
COLA DE TIJERA. Tomo 3.
COLCOATE. Tomo 3.
COLEGIO DE MÉXICO. Tomo 3.
COLEGIO MILITAR. Tomo 3.
COLEGIO NACIONAL. Tomo 3.
COLIBRÍ. Tomo 3.
COLIMA, COL. . Tomo 3.
COLIMA, DIÓCESIS DE. Tomo 3.
COLIMA, ESTADO DE . Tomo 3.
COLIMA, VOLCÁN DE . Tomo 3.
COLÍN, MARIO. Tomo 3.
COLÍN SÁNCHEZ, GUILLERMO. Tomo 3.
COLINA, JOSÉ DE LA. Tomo 3.
COLINA, MARÍA DOLORES DE LA. Tomo 3.
COLINA, RAFAEL DE LA. Tomo 3.
COLITEMBLÓN. Tomo 3.
COLL ALAS, ÓSCAR. Tomo 3.
COLLADO, GLORIA. Tomo 3.
COLLADO Y DE ALVA, CASIMIRO DEL. Tomo 3.
COLLAR DE LA REINA. Tomo 3.
COLLAREJITO o COLLAREJO. Tomo 3.
COLLARES DE SEMILLAS. Tomo 3.
COLMENARES DE LÓPEZ, ALICIA. Tomo 3.
COLMOYOTE. Tomo 3.
COLOMBINO, CÓDICE. Tomo 3.

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COLOMBOFILIA. Tomo 3.
COLOMBRES, JOAQUÍN. Tomo 3.
COLÓN, CRISTÓBAL. Tomo 3.
COLONIZACIÓN. Tomo 3.
COLOQUIO DE LA NUEVA CONVERSIÓN Y BAUTISMO DE LOS
ÚLTIMOS CUATRO REYES DE TLAXCALA. Tomo 3.
COLORÍN. Tomo 3.
COLOSIO MURRIETA, LUIS DONALDO. Tomo 3.
COMADREJA. Tomo 3.
COMAL. Tomo 3.
COMALCALCO, TAB.. Tomo 3.
COMANCHES. Tomo 3.
COMAPÁN (Ver.). Tomo 3.
COMAS CAMPS, JUAN. Tomo 3.
COMBA. Tomo 3.
COME-CACAO. Tomo 3.
COMECULEBRA. Tomo 3.
COMEJÉN. Tomo 3.
COMERCIO EXTERIOR. Tomo 3.
COMERCIO INTERIOR . Tomo 3.
COMERCIO Y FOMENTO INDUSTRIAL, SECRETARIA DE (Secofi). Tomo
3.
COMESERO. Tomo 3.
COMIDAS CEREMONIALES. Tomo 3.
COMINO. Tomo 3.
COMISIÓN. Tomo 3.
COMISIÓN DE ESTUDIOS DEL TERRITORIO NACIONAL. Tomo 3.
COMISIÓN DE FOMENTO MINERO. Tomo 3.
COMISIÓN PERMANENTE DEL CONGRESO DE LA UNIÓN. Tomo 3.
COMISIONES DE CUENCAS HIDROLÓGICAS. Tomo 3.
COMONFORT, IGNACIO. Tomo 3.
COMPADRAZGO. Tomo 3.
COMPECSON, DIANA. Tomo 3.
COMPUTACIÓN. Tomo 3.
COMUNICACIONES. Tomo 3.
COMUNICACIONES Y TRANSPORTES, SECRETARÍA DE (SCT). Tomo 3.
COMUNISMO. Tomo 3.
CONASUPO. Tomo 3.
CONCEPCIONISTAS, MONJAS. Tomo 3.

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CONCESIÓN. Tomo 3.
CONCHA. Tomo 3.
CONCHA, ANDRÉS DE LA. Tomo 3.
CONCHA NÁCAR. Tomo 3.
CONCHA PERLA. Tomo 3.
CONCHABAR. Tomo 3.
CONCHEROS. Tomo 3.
CONCHITA. Tomo 3.
CONCHOS. Tomo 3.
CONCORDIA, SIN.. Tomo 3.
CONDE, TERESA DEL. Tomo 3.
CONEJO. Tomo 3.
CONEJO, PEZ. Tomo 3.
CONESA, MARÍA. Tomo 3.
CONFEDERACIÓN NACIONAL DE ESCUELAS PARTICULARES, A.C.
(CNEP). Tomo 3.
CONFESIÓN INDÍGENA. Tomo 3.
CONGREGACIONES INDÍGENAS. Tomo 3.
CONGRIO. Tomo 3.
CONQUISTA. Tomo 3.
CONSEJO NACIONAL DE LAICOS. Tomo 3.
CONSTANTINO. Tomo 3.
CONSTITUCIONES . Tomo 3.
CONSTRUCCIÓN, INDUSTRIA DE LA . Tomo 3.
CONSULADOS. Tomo 3.
CONTADURÍA PÚBLICA. Tomo 3.
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL. Tomo 3.
CONSTANZÓ, MIGUEL. Tomo 3.
CONTRADANZA. Tomo 3.
CONTRAFUERTE. Tomo 3.
CONTRAHIERBA. Tomo 3.
CONTRALORÍA GENERAL DE LA FEDERACIÓN, SECRETARÍA DE LA
(SCGF). Tomo 3.
CONTRERAS, CALIXTO. Tomo 3.
CONTRERAS, CARLOS. Tomo 3.
CONTRERAS, FRANCISCO DE. Tomo 3.
CONTRERAS, GLORIA. Tomo 3.
CONTRERAS, JESÚS F.. Tomo 3.
CONTRERAS, MANUEL MARÍA. Tomo 3.

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CONTRERAS, SALVADOR. Tomo 3.
CONTRERAS ESPINOSA, RAÚL (Finito). Tomo 3.
CONTRERAS FERTO, RAÚL. Tomo 3.
CONTRERAS MEDELLÍN, MIGUEL. Tomo 3.
CONTRERAS RAMÍREZ DE CEPEDA, FRANCISCO. Tomo 3.
CONTRERAS SÁNCHEZ, EDUARDO. Tomo 3.
CONTRERAS TORRES, MIGUEL. Tomo 3.
CONTRI, SILVIO. Tomo 3.
CONVENTO. Tomo 3.
CONWAY, GEORGE ROBERT GRAHAM. Tomo 3.
CONZATTI, CASIANO. Tomo 3.
COOK, JOHN. Tomo 3.
COOK, KARL R.. Tomo 3.
COOK, SHERBURNE F.. Tomo 3.
COOPER, DONALD BOLON. Tomo 3.
COOPER CLARK, J.. Tomo 3.
COOPER WEST, ROBERT. Tomo 3.
COOPERATIVAS. Tomo 3.
COPA DE ORO. Tomo 3.
COPAL. Tomo 3.
COPALCHI. Tomo 3.
COPALILLO. Tomo 3.
COPETÓN. Tomo 3.
COPILCO (D.F.). Tomo 3.
COPRA. Tomo 3.
COQUET, BENITO. Tomo 3.
COQUITA. Tomo 3.
CORA VILLEGAS, JOSÉ ANTONIO. Tomo 3.
CORAL. Tomo 3.
CORALILLO. Tomo 3.
CORAS. Tomo 3.
CORCHERO CARREÑO, FRANCISCO. Tomo 3.
CORD, WILLIAM OWEN. Tomo 3.
CORDELILLA. Tomo 3.
CORDERA, ROLANDO. Tomo 3.
CORDERO, JOAQUÍN. Tomo 3.
CORDERO, JUAN. Tomo 3.
CORDERO, JUAN LEONARDO. Tomo 3.
CORDERO, SALVADOR. Tomo 3.

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CORDERO, VÍCTOR. Tomo 3.
CORDERO AMADOR, RAÚL. Tomo 3.
CORDERO Y TORRES, ENRIQUE. Tomo 3.
CÓRDOBA, ROBERTO. Tomo 3.
CÓRDOBA, TIRSO RAFAEL. Tomo 3.
CÓRDOBA, VER.. Tomo 3.
CÓRDOBA VALENCIA, JORGE. Tomo 3.
CÓRDOBA Y BOCANEGRA, FERNANDO. Tomo 3.
CORDOBÁN. Tomo 3.
CORDÓN DE SAN FRANCISCO. Tomo 3.

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Tomo 4
CORDONCILLO. Tomo 4.
CÓRDOVA, ALASKA. Tomo 4.
CÓRDOVA, ARNALDO. Tomo 4.
CÓRDOVA, JUAN DE. Tomo 4.
CÓRDOVA, LUIS. Tomo 4.
CÓRDOVA, MATÍAS DE. Tomo 4.
CÓRDOVA, ARTURO DE. Tomo 4.
CORDRY, DONALD. Tomo 4.
CORELLA, DIÓDORO. Tomo 4.
CORELLA, RAFAEL ÁNGEL. Tomo 4.
CORIA, ALBERTO. Tomo 4.
CORKIDI, RAFAEL. Tomo 4.
CORMORÁN. Tomo 4.
CORNEJO, FRANCISCO. Tomo 4.
CORNEJO FRANCO, JOSÉ. Tomo 4.
CORNEJO MARTÍNEZ, JOSEFINA. Tomo 4.
CORNETA, PEZ. Tomo 4.
CORNEZUELO. Tomo 4.
CORNISA. Tomo 4.
CORNUDA. Tomo 4.
CORNYN, JOHN HUBERT. Tomo 4.
CORONA, ANTONIO. Tomo 4.
CORONA, FERNANDO DE JESÚS. Tomo 4.
CORONA, GUSTAVO. Tomo 4.
CORONA, ISABELA. Tomo 4.
CORONA, RAMÓN. Tomo 4.
CORONA DEL ROSAL, ALFONSO. Tomo 4.
CORONA IBARRA, ALFREDO. Tomo 4.
CORONA MORFÍN, ENRIQUE. Tomo 4.
CORONA NÚÑEZ, JOSÉ. Tomo 4.
CORONADO, ELIGIO. Tomo 4.
CORONADO, ESTEBAN. Tomo 4.
CORONADO, MARIANO. Tomo 4.
CORONEL, JUAN. Tomo 4.
CORONEL, PEDRO. Tomo 4.
CORONEL, RAFAEL. Tomo 4.
COROS DE MONJAS. Tomo 4.

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COROZAL. Tomo 4.
CORPUS CHRISTI, FIESTA DEL. Tomo 4.
CORRAL, JESÚS. Tomo 4.
CORRAL, MANUEL. Tomo 4.
CORRAL, RAMÓN. Tomo 4.
CORREA. Tomo 4.
CORREA, EDUARDO J.. Tomo 4.
CORREA, JOSÉ MANUEL. Tomo 4.
CORREA, JUAN. Tomo 4.
CORREA, LÍMBANO. Tomo 4.
CORREA ZAPATA, DOLORES. Tomo 4.
CORRECAMINOS. Tomo 4.
CORREOS . Tomo 4.
CORRIDO. Tomo 4.
CORRIPIO AHUMADA, ERNESTO. Tomo 4.
CORRO, JOSÉ JUSTO. Tomo 4.
CORTÁZAR, ERNESTO. Tomo 4.
CORTÁZAR, GTO.. Tomo 4.
CORTÉS, FERNANDO. Tomo 4.
CORTÉS, HERNÁN. Tomo 4.
CORTÉS, LUIS. Tomo 4.
CORTÉS, MARTÍN. Tomo 4.
CORTÉS, MARTÍN. Tomo 4.
CORTES DE CÁDIZ. Tomo 4.
CORTÉS DE SAN BUENAVENTURA, FRANCISCO. Tomo 4.
CORTÉS HERRERA, VICENTE. Tomo 4.
CORTÉS MORA, FELICIANO. Tomo 4.
CORTÉS TAMAYO, RICARDO. Tomo 4.
CORTÉS Y ZEDEÑO, JERÓNIMO. Tomo 4.
CORTESÍA. Tomo 4.
CORTEZ JUÁREZ, ERASTO. Tomo 4.
CORTINA CARBAJAL, MARTÍN. Tomo 4.
CORTINA ORTEGA, LEONOR. Tomo 4.
CORUCO. Tomo 4.
CORUÑA, AGUSTÍN DE LA. Tomo 4.
CORUÑA, MARTÍN DE LA. Tomo 4.
CORVERA, JUAN BAUTISTA. Tomo 4.
CORVINA. Tomo 4.
CORWIN, ARTHUR. Tomo 4.

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CORZAS, FRANCISCO. Tomo 4.
COS PÉREZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 4.
COSAMALOAPAN DE CARPIO, VER.. Tomo 4.
COSCACUAUTLE. Tomo 4.
COSCOMATE. Tomo 4.
COSÍO VILLEGAS, DANIEL. Tomo 4.
COSÍO VILLEGAS, ISMAEL. Tomo 4.
COSPI, CÓDICE. Tomo 4.
COSS, JOAQUÍN. Tomo 4.
COSSÍO, DAVID ALBERTO. Tomo 4.
COSSÍO Y SOTO, JOSÉ LORENZO. Tomo 4.
COSTA, OLGA. Tomo 4.
COSTERO TUDANCIA, ISAAC SIRO ÁNGEL BONIFACIO. Tomo 4.
COSTOMATE. Tomo 4.
COTA MÁRQUEZ, CLODOMIRO. Tomo 4.
COTNER, THOMAS EWING. Tomo 4.
COTO, LUIS. Tomo 4.
COTORRA. Tomo 4.
COUTO, JOSÉ BERNARDO. Tomo 4.
COUTO CASTILLO, BERNARDO. Tomo 4.
COVARRUBIAS, MANUEL. Tomo 4.
COVARRUBIAS, MIGUEL. Tomo 4.
COVARRUBIAS, MIGUEL. Tomo 4.
COVARRUBIAS Y MUÑOZ, BALTAZAR. Tomo 4.
COVIÁN MARTÍNEZ, VIDAL EFRÉN. Tomo 4.
COWAN, GEORGE M.. Tomo 4.
COWBOY. Tomo 4.
COX, PATRICIA. Tomo 4.
CÓXCOX o COXCOXTLI. Tomo 4.
COYOACÁN, D.F.. Tomo 4.
COYOL. Tomo 4.
COYOLXAUQUI. Tomo 4.
COYOLXÓCHITL. Tomo 4.
COYOTE. Tomo 4.
COYOTEAR. Tomo 4.
COYOTLATELCO. Tomo 4.
COYUCHE. Tomo 4.
COZCACUAUHTLI. Tomo 4.
COZCATZIN o VERGARA, CÓDICE. Tomo 4.

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COZOLMÉCATL. Tomo 4.
COZUMEL, Q.R.. Tomo 4.
CRABB, HENRY A.. Tomo 4.
CRAVIOTO, ALFONSO. Tomo 4.
CREACIÓN. Tomo 4.
CREEL, ENRIQUE C.. Tomo 4.
CRESPÍ, JUAN. Tomo 4.
CRESPO, FRANCISCO ANTONIO. Tomo 4.
CRESPO, MANUEL SABINO. Tomo 4.
CRESPO DE LA SERNA, JORGE JUAN. Tomo 4.
CRESPO Y MONROY, BENITO. Tomo 4.
CRI-CRI. Tomo 4.
CRISANTEMA o CRISANTEMO. Tomo 4.
CRISTAL DE ROCA. Tomo 4.
CRISTERNA, FRANCISCO. Tomo 4.
CRISTEROS. Tomo 4.
CRISTOBALITA. Tomo 4.
CROIX, CARLOS FRANCISCO DE. Tomo 4.
CROIX, TEODORO DE. Tomo 4.
CROMO. Tomo 4.
CRUCES PARLANTES. Tomo 4.
CRUCIFIJO. Tomo 4.
CRUICKSHANK GARCÍA, JORGE. Tomo 4.
CRUSTÁCEOS. Tomo 4.
CRUZ. Tomo 4.
CRUZ, CÓDICE EN. Tomo 4.
CRUZ, HÉCTOR. Tomo 4.
CRUZ, JOSÉ DE LA. Tomo 4.
CRUZ, MARTÍN DE LA. Tomo 4.
CRUZ, SOR JUANA INÉS DE LA. Tomo 4.
CRUZ, VALERIO DE LA. Tomo 4.
CRUZ DE VASCONCELOS, ESPERANZA. Tomo 4.
CRUZ ROJA. Tomo 4.
CRUZ ROMO, GILDA. Tomo 4.
CRUZ Y MOYA, JUAN JOSÉ DE LA. Tomo 4.
CTENÓFOROS. Tomo 4.
CU. Tomo 4.
CUACHALALÁ. Tomo 4.
CUACUAUHTZIN. Tomo 4.

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CUADRÁNGULO. Tomo 4.
CUADRANTE. Tomo 4.
CUAILAMA. Tomo 4.
CUAJIMALPA, D.F.. Tomo 4.
CUAJIOTE. Tomo 4.
CUÁLAC, CÓDICE DE. Tomo 4.
CUAMATZI, JUAN. Tomo 4.
CUAMILES (Nay.). Tomo 4.
CUANENEPILLI. Tomo 4.
CUAPÁCTOL. Tomo 4.
CUAPASCLE. Tomo 4.
CUARTILLA. Tomo 4.
CUASIA. Tomo 4.
CUATAPALCATE. Tomo 4.
CUATATACHI. Tomo 4.
CUATE. Tomo 4.
CUATES CASTILLA. Tomo 4.
CUATRO. Tomo 4.
CUATRO ESPEJOS. Tomo 4.
CUATRO NARICES. Tomo 4.
CUATRO OJOS. Tomo 4.
CUATROJOS. Tomo 4.
CUAUHPOPOCA. Tomo 4.
CUAUHQUETZALTZIN. Tomo 4.
CUAUHTÉMOC. Tomo 4.
CUAUHTÉMOC, CHIH.. Tomo 4.
CUAUHTÉMOC, D.F.. Tomo 4.
CUAUHXICALLI. Tomo 4.
CUAUTITLÁN, DIÓCESIS DE. Tomo 4.
CUAUTITLÁN, MÉX. . Tomo 4.
CUAUTLA, MOR. . Tomo 4.
CUAUTUZA. Tomo 4.
CUAXÓLOTL. Tomo 4.
CUAYOTE. Tomo 4.
CUBA JONES, ROBERTO. Tomo 4.
CUBANITA. Tomo 4.
CUBERO SEBASTIÁN, PEDRO. Tomo 4.
CUBILETE, CERRO o MONTE DEL. Tomo 4.
CUCAPÁS. Tomo 4.

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CUCARACHA. Tomo 4.
CUCARACHA, LA. Tomo 4.
CUCCHÉ. Tomo 4.
CUCHARITA. Tomo 4.
CUCHARÓN. Tomo 4.
CUCLILLO CHIFLADOR. Tomo 4.
CUCOS. Tomo 4.
CUE DE DUARTE, IRMA. Tomo 4.
CUECUÉXQUIC. Tomo 4.
CUEITL. Tomo 4.
CUÉLLAR, JOSÉ TOMÁS DE. Tomo 4.
CUÉLLAR, MARGARITO. Tomo 4.
CUENCA, AGUSTÍN F.. Tomo 4.
CUENTAS, DIEGO A. DE LAS. Tomo 4.
CUENTO. Tomo 4.
CUEPOPAN. Tomo 4.
CUERA. Tomo 4.
CUERNAVACA, DIÓCESIS DE. Tomo 4.
CUERNAVACA, MOR.. Tomo 4.
CUERVO o CACALOTE. Tomo 4.
CUESTA, FRANCISCO DE LA. Tomo 4.
CUESTA, JORGE. Tomo 4.
CUETE. Tomo 4.
CUETLAXCOHUAPAN, CÓDICE DE. Tomo 4.
CUETO, GERMÁN. Tomo 4.
CUETO, LOLA. Tomo 4.
CUETZALAN, PUE.. Tomo 4.
CUEVA, AMADO DE LA. Tomo 4.
CUEVA, CÓDICE DE LA. Tomo 4.
CUEVA, EUSEBIO DE LA. Tomo 4.
CUEVA, JUAN DE LA. Tomo 4.
CUEVA, MARIO DE LA. Tomo 4.
CUEVA DEL CAÑÓN (Tamps.). Tomo 4.
CUEVA DEL RÍO, ROBERTO. Tomo 4.
CUEVAS. Tomo 4.
CUEVAS, ALEJANDRO. Tomo 4.
CUEVAS, JOSÉ A.. Tomo 4.
CUEVAS, JOSÉ JACINTO. Tomo 4.
CUEVAS, JOSÉ LUIS. Tomo 4.

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CUEVAS, LUIS GONZAGA. Tomo 4.
CUEVAS, PEDRO. Tomo 4.
CUEVAS, RAFAEL. Tomo 4.
CUEVAS AGUIRRE Y ESPINOSA, JOSÉ FRANCISCO DE. Tomo 4.
CUEVAS CANCINO, FRANCISCO. Tomo 4.
CUEVAS, FÉLIX. Tomo 4.
CUEVAS GÓMEZ, IVÁN. Tomo 4.
CUEVAS M., GABRIEL. Tomo 4.
CUEVAS Y DÁVALOS, ALONSO DE. Tomo 4.
CUEVAS Y GARCÍA, MARIANO. Tomo 4.
CUICACALLI. Tomo 4.
CUICATECOS. Tomo 4.
CUICO. Tomo 4.
CUICUILCO (D.F.). Tomo 4.
CUICUITZCA. Tomo 4.
CUIJA. Tomo 4.
CUIJE. Tomo 4.
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CUINIQUE. Tomo 4.
CUINIQUIS. Tomo 4.
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CUITZEO DEL PORVENIR, MICH.. Tomo 4.
CULANTRILLO. Tomo 4.
CULEBRAS DE AGUA. Tomo 4.
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CULIACÁN, DIÓCESIS DE. Tomo 4.
CULIACÁN, SIN.. Tomo 4.
CULTO RENDIDO AL SOL, CÓDICE DEL. Tomo 4.
CUMPLIDO, IGNACIO. Tomo 4.
CUPIDO ROSALDO, CECILIO. Tomo 4.
CÚPULA. Tomo 4.
CURANDERÍA. Tomo 4.
CURICÁUERI. Tomo 4.
CURIEL, FERNANDO. Tomo 4.
CURIEL, GONZALO. Tomo 4.
CURIRAXACUA. Tomo 4.
CUSI, DANTE. Tomo 4.

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CUTZAMALA, APATZINGÁN (Gro.). Tomo 4.
CUXUM. Tomo 4.
CUYO. Tomo 4.
D'ACOSTA, HELIA. Tomo 4.
D'ALVIMAR, OCTAVIANO. Tomo 4.
D'AMICO, PATRICIA. Tomo 4.
D'ERZELL, CATALINA. Tomo 4.
DACIANO, JACOBO. Tomo 4.
DAHL, VICTOR CHARLES. Tomo 4.
DAHLGREN BUNKER, CHARLES. Tomo 4.
DAHLGREN DE JORDÁN, BARBRO. Tomo 4.
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DALLAL, ALBERTO. Tomo 4.
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DARRAS, PAUL EDUARD ALFRED. Tomo 4.
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DAU FLORES, ENRIQUE. Tomo 4.
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DÁVILA, MARÍA AMPARO. Tomo 4.
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DÁVILA Y ARRILLAGA, JOSÉ MARIANO. Tomo 4.
DEAMBULATORIO. Tomo 4.
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DECORACIÓN. Tomo 4.
DECORME, F.. Tomo 4.
DEDALERA. Tomo 4.

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DEFENSA NACIONAL, SECRETARÍA DE LA. Tomo 4.
DEGOLLADO. Tomo 4.
DEGOLLADO, SANTOS. Tomo 4.
DEGOLLADO DE LAS ISLAS MARÍAS. Tomo 4.
DEHESA, CÓDICE. Tomo 4.
DEHESA, TEODORO A.. Tomo 4.
DELAFLOR ANDRADE, MANUEL. Tomo 4.
DELEGACIÓN. Tomo 4.
DELFÍN. Tomo 4.
DELFÍN COMÚN. Tomo 4.
DELGADILLO, DANIEL. Tomo 4.
DELGADO, ANTONIO. Tomo 4.
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DELGADO RAMÍREZ, CELSO HUMBERTO. Tomo 4.
DELGADO RODRÍGUEZ DE OROZCO, CELIA. Tomo 4.
DELHUMEAU, EDUARDO. Tomo 4.
DELICIAS, CHIH.. Tomo 4.
DELSORDO, ROSA. Tomo 4.
DELTORO, ANTONIO. Tomo 4.
DENEGRE VAUGHT PEÑA, JORGE. Tomo 4.
DENEGRE-VAUGHT ALCOCER, LÍVINGSTON. Tomo 4.
DENEGRI, CARLOS. Tomo 4.
DENEGRI, RAMÓN P.. Tomo 4.
DENISON, THOMAS STEWART. Tomo 4.
DENTÍCULO. Tomo 4.
DEPENDENCIAS ADMINISTRATIVAS. Tomo 4.
DEPORTE . Tomo 4.
DEPORTES PREHISPÁNICOS. Tomo 4.
DERBA, MIMÍ. Tomo 4.
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DERECHO ECONÓMICO. Tomo 4.
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DÍAZ DÍAZ, DANIEL. Tomo 4.
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DÍAZ DUFÓO, CARLOS. Tomo 4.
DÍAZ DUFÓO, CARLOS. Tomo 4.
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DÍAZ Y DE OVANDO, CLEMENTINA. Tomo 4.
DÍAZ Y MACEDO, IGNACIO. Tomo 4.
DIAZMUÑOZ GÓMEZ, EDUARDO. Tomo 4.
DIBBLE, CHARLES ELLIOT. Tomo 4.
DIÉGUEZ, MANUEL M.. Tomo 4.
DIEMECKE, ENRIQUE. Tomo 4.
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DIETSCHY, HANS. Tomo 4.
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DIVISIONES TERRITORIALES. Tomo 4.
DOBLADO, MANUEL. Tomo 4.

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DOBYNS, HENRY FARMER. Tomo 4.
DOHENY, EDWARD. Tomo 4.
DOLOMITA. Tomo 4.
DOLUJANOFF, EMMA. Tomo 4.
DOMENCHINA, JUAN JOSÉ. Tomo 4.
DOMINGO, PLÁCIDO. Tomo 4.
DOMINGO AMARILLO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ, BELISARIO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ, COLUMBA. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ, MIGUEL. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ, ORALIA. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ, PEPE (José del Carmen Domínguez y Zaldívar). Tomo 4.
DOMÍNGUEZ AGUIRRE, ERNESTO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ ARAGONÉS, EDMUNDO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ BORRÁS, ABEL. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ BORRÁS, ALBERTO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ BORRÁS, ARMANDO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ BORRÁS, ERNESTO. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ ILLÁNEZ, TOMÁS. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ MICHAEL, CHRISTOPHER. Tomo 4.
DOMÍNGUEZ MONTES, LEOPOLDO. Tomo 4.
DOMINGUITO o DOMINIQUITO. Tomo 4.
DOMINICOS. Tomo 4.
DONAPE. Tomo 4.
DONATO, MAGDA (Carmen Nelken Masberger.). Tomo 4.
DONCELLA. Tomo 4.
DONDÉ, OLGA. Tomo 4.
DORADILLA. Tomo 4.
DORADILLA. Tomo 4.
DORADO. Tomo 4.
DORANTES DE CARRANZA, BALTASAR. Tomo 4.
DORMILONA. Tomo 4.
DOSAMANTES, FRANCISCO. Tomo 4.
DOUGLAS, MARÍA. Tomo 4.
DOVALÍ JAIME, ANTONIO. Tomo 4.
DRAKE, FRANCIS. Tomo 4.
DRESDE, CÓDICE. Tomo 4.
DRIVER, HAROLD EDSON. Tomo 4.
DROGAS DE USO RESTRINGIDO O PROHIBIDO. Tomo 4.

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DROMUNDO, BALTAZAR. Tomo 4.
DROMUNDO, RITA. Tomo 4.
DRUCKER COLÍN, RENÉ RAUL. Tomo 4.
DUARTE MORENO, CARLOS. Tomo 4.
DUBY, GERTRUDIS. Tomo 4.
DUCLÓS, ADOLFO. Tomo 4.
DUCLÓS SALINAS, ADOLFO. Tomo 4.
DUCRUE, FRANCISCO BENNO. Tomo 4.
DUELO. Tomo 4.
DUEÑAS, GUADALUPE. Tomo 4.
DUGÉS, ALFREDO AUGUSTO. Tomo 4.
DULCES Y POSTRES. Tomo 4.
DUMOND, DON EDWARD. Tomo 4.
DUNCANSON, ROBERT. Tomo 4.
DUNN, WILLIAM E.. Tomo 4.
DUPAIX, GUILLERMO. Tomo 4.
DUPLESSIS, PAUL. Tomo 4.
DUPUY SANTIAGO, HÉCTOR MANUEL. Tomo 4.
DUQUE DE ESTRADA, MIGUEL. Tomo 4.
DURÁN, CÓDICE o ATLAS. Tomo 4.
DURÁN, DIEGO. Tomo 4.
DURÁN, LIN. Tomo 4.
DURÁN, LUIS HORACIO. Tomo 4.
DURÁN, MANUEL. Tomo 4.
DURÁN ROSADO, ESTEBAN. Tomo 4.
DURÁN SOLÍS, LEONEL. Tomo 4.
DURANGO, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 4.
DURANGO, DGO.. Tomo 4.
DURANGO, ESTADO DE . Tomo 4.
DURAZNILLO. Tomo 4.
DURAZNO. Tomo 4.
DURÓN, JESÚS. Tomo 4.
DURÓN, LUISA. Tomo 4.
DUSENBERRY, WILLIAM HOWARD. Tomo 4.
DYER CASTAÑEDA, JAIRO. Tomo 4.
DZIB CARDOSO, JOSÉ. Tomo 4.
DZIBILCHALTÚN (Yuc.). Tomo 4.
EASBY, DUDLEY T. Jr. Tomo 4.
ÉBANO. Tomo 4.

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ECATEPEC DE MORELOS. Tomo 4.
ECHÁIZ, JESÚS. Tomo 4.
ECHALUMBRE. Tomo 4.
ECHÁNOVE TRUJILLO, CARLOS ALBERTO. Tomo 4.
ECHAURI, MANUEL. Tomo 4.
ECHAVARRÍA, SALVADOR. Tomo 4.
ECHAVE IBÍA, BALTASAR. Tomo 4.
ECHAVE ORIO, BALTASAR DE (el Viejo). Tomo 4.
ECHAVE RIOJA, BALTASAR (el Mozo). Tomo 4.
ECHEANDÍA, JOSÉ MARÍA. Tomo 4.
ECHEVERRÍA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 4.
ECHEVERRÍA, MANUEL. Tomo 4.
ECHEVERRÍA ÁLVAREZ, LUIS . Tomo 4.
ECHEVERRÍA DEL PRADO, VICENTE. Tomo 4.
ECLECTICISMO. Tomo 4.
ECOLOGÍA. Tomo 4.
ECONOMÍA. Tomo 4.
ECUMENISMO. Tomo 4.
EDAFOLOGÍA. Tomo 4.
EDUCACIÓN . Tomo 4.
EDUCACIÓN PÚBLICA, SECRETARÍA DE. Tomo 4.
EDZNÁ (Camp.). Tomo 4.
EGIPTA. Tomo 4.
EGUIARA Y EGUREN, JUAN JOSÉ DE. Tomo 4.
EGUILUZ LÓPEZ, BENJAMÍN. Tomo 4.
EHÉCATL. Tomo 4.
EHRENBERG, FELIPE. Tomo 4.
EISENSTEIN, SERGUEI. Tomo 4.
EJÉRCITO MEXICANO . Tomo 4.

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Tomo 5
EJÉRCITO MEXICANO . Tomo 5.
EJOTE. Tomo 5.
EKHOLM, GORDON F.. Tomo 5.
EL COLEGIO DE MÉXICO. Tomo 5.
EL COLEGIO NACIONAL. Tomo 5.
EL CONQUISTADOR ANÓNIMO. Tomo 5.
EL FUERTE, SIN.. Tomo 5.
EL SALTO, PRELATURA DE. Tomo 5.
ELECTRICIDAD . Tomo 5.
ELECTRÓNICA, INDUSTRIA. Tomo 5.
ELECTROQUÍMICA. Tomo 5.
ELEFANTE, OREJA DE. Tomo 5.
ELEFANTE MARINO. Tomo 5.
ELEMUY. Tomo 5.
ELGUERO, FRANCISCO. Tomo 5.
ELGUERO, JOSÉ. Tomo 5.
ELHUYAR Y DE ZUBICE, FAUSTO. Tomo 5.
ELÍAS, ALFONSO DE. Tomo 5.
ELÍAS, AURELIO. Tomo 5.
ELÍAS, MANUEL JORGE DE. Tomo 5.
ELÍAS TORRES, MANUEL. Tomo 5.
ELIEL, FELIO. Tomo 5.
ELIZACOECHEA, MARTÍN DE. Tomo 5.
ELÍZAGA, MARIANO. Tomo 5.
ELIZALDE, JUAN MANUEL DE. Tomo 5.
ELIZALDE CANALES, JUAN B. LEONARDO. Tomo 5.
ELIZALDE GARCÍA, FRANCISCO. Tomo 5.
ELIZARRARÁS FARÍAS, JESÚS. Tomo 5.
ELIZONDO, CARLOS. Tomo 5.
ELIZONDO, EVANGELINA. Tomo 5.
ELIZONDO, FIDIAS. Tomo 5.
ELIZONDO, RAFAEL. Tomo 5.
ELIZONDO, SALVADOR. Tomo 5.
ELIZONDO DE GARCÍA NARANJO, ANGELINA. Tomo 5.
ELIZONDO ELIZONDO, RICARDO. Tomo 5.
ELIZONDO, JOSÉ F.. Tomo 5.
ELORDUY, AQUILES. Tomo 5.

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ELORDUY, ERNESTO. Tomo 5.
EMPANADA. Tomo 5.
EMPARÁN, JOSÉ DE. Tomo 5.
EMPRESA PÚBLICA. Tomo 5.
ENCINA, JUAN DE LA.. Tomo 5.
ENCINAS DE AVILÉS, LORETO. Tomo 5.
ENCINILLA o ENCINILLO. Tomo 5.
ENCINO. Tomo 5.
ENCISO, JORGE. Tomo 5.
ENERGÍA, MINAS E INDUSTRIA PARAESTATAL, SECRETARÍA DE. Tomo
5.
ENGELHARDT, ZEPHYRIN. Tomo 5.
ENGERRAND, GEORGE C.. Tomo 5.
ENGORDA CABRAS. Tomo 5.
ENJAMBRE. Tomo 5.
ENOCK, CHARLES REGINALD. Tomo 5.
ENRAMADA. Tomo 5.
ENREDO. Tomo 5.
ENRÍQUEZ, ALBERTO. Tomo 5.
ENRÍQUEZ, JOSÉ RAMÓN. Tomo 5.
ENRÍQUEZ, JUAN DE LA LUZ. Tomo 5.
ENRÍQUEZ, MANUEL. Tomo 5.
ENRÍQUEZ DE RIVERA, PAYO. Tomo 5.
ENRÍQUEZ SAVIGNAC, ANTONIO. Tomo 5.
ENSENADA, B.C.. Tomo 5.
ENTERRADOR. Tomo 5.
ENTOMOLOGÍA. Tomo 5.
ENTRADA DE LOS ESPAÑOLES EN TLAXCALA, CÓDICE. Tomo 5.
EPAZOTE. Tomo 5.
EPITAFIO. Tomo 5.
EPPENS, FRANCISCO. Tomo 5.
EPSTEIN, ISIDORO. Tomo 5.
EQUINOS. Tomo 5.
ERÉNDIRA. Tomo 5.
ERIZO. Tomo 5.
ERIZOS DE MAR. Tomo 5.
ERRO, LUIS ENRIQUE. Tomo 5.
ERTZE GARAMENDI, RAMÓN DE. Tomo 5.
ESCABIOSA. Tomo 5.

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ESCALA ESPIRITUAL. Tomo 5.
ESCALAFÓN. Tomo 5.
ESCALANTE, ALONSO MANUEL. Tomo 5.
ESCALANTE, CONSTANTINO. Tomo 5.
ESCALANTE, EVODIO. Tomo 5.
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ESCALANTE, SALVADOR. Tomo 5.
ESCALANTE COLOMBRES, MANUEL. Tomo 5.
ESCALANTE PALMA, PEDRO. Tomo 5.
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ESCANDÓN, JOSÉ DE. Tomo 5.
ESCANDÓN, MANUEL. Tomo 5.
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ESCORPIÓN. Tomo 5.
ESCORPIÓN. Tomo 5.
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ESCUDO NACIONAL. Tomo 5.
ESCUDOS PREHISPÁNICOS. Tomo 5.
ESCUELAS PÍAS. Tomo 5.
ESCULTURA. Tomo 5.
ESCUTIA, JUAN. Tomo 5.
ESMA BAZÁN, JORGE. Tomo 5.

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ESMEDREGAL. Tomo 5.
ESPADA. Tomo 5.
ESPADÓN o PEZ ESPADA. Tomo 5.
ESPANTAVENADO. Tomo 5.
ESPÁRRAGO. Tomo 5.
ESPARZA OTEO, ALFONSO. Tomo 5.
ESPARZA REYES, J. REFUGIO. Tomo 5.
ESPARZA SÁNCHEZ CUAUHTÉMOC. Tomo 5.
ESPÁTULA. Tomo 5.
ESPEJO, ANTONIO. Tomo 5.
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ESPINA DE TINTO. Tomo 5.
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ESPONJAS. Tomo 5.
ESPRIÚ HERRERA, ALFONSO. Tomo 5.

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ESPUELA. Tomo 5.
ESQUINCA, JORGE. Tomo 5.
ESQUIVEL CORTÉS, SERGIO IVÁN. Tomo 5.
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EXPROPIACIÓN PETROLERA. Tomo 5.
EXTRADICIÓN. Tomo 5.
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F. Tomo 5.
FABELA, ISIDRO. Tomo 5.
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FÁBREGAS, MANOLO. Tomo 5.
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FARÍA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 5.
FARÍAS, LUIS M.. Tomo 5.
FARÍAS DE ISASSI, TERESA. Tomo 5.

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FARÍAS Y ÁLVAREZ DEL CASTILLO, IXCA. Tomo 5.
FARINOLOGÍA. Tomo 5.
FARMACÉUTICA, INDUSTRIA. Tomo 5.
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FARO, DAVID. Tomo 5.
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FAURA, JOSÉ. Tomo 5.
FE ÁLVAREZ, FRANCISCO. Tomo 5.
FEBLES, JULIA DOMINGA. Tomo 5.
FEBLES Y VALDÉS, MANUEL DE JESÚS. Tomo 5.
FECUNDIDAD. Tomo 5.
FEDERACIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS PROLETARIOS (FEAP).
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FEDERALISMO . Tomo 5.
FEHER, EDUARDO LUIS. Tomo 5.
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FÉJERVÁRY-MAYER, CÓDICE. Tomo 5.
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FENOCHIO Y DE LA ROSA, ALFREDO. Tomo 5.
FENTANES, BENITO. Tomo 5.
FERGUSSON, ERNA. Tomo 5.
FERIA, PEDRO DE. Tomo 5.
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FERIAS EN LA NUEVA ESPAÑA. Tomo 5.
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FERNÁNDEZ BALBUENA, ROBERTO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ BUSTAMANTE, ADOLFO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ CEJUDO, JUAN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, FÁTIMA. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE BAEZA, PEDRO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE BONILLA, ALONSO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, DIEGO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, IGNACIO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, JOAQUÍN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE ECHEVERRÍA Y VEYTIA, MARIANO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE LA CUEVA, FRANCISCO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE LA CUEVA ENRÍQUEZ, FRANCISCO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE LARA, JOSÉ. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE LARA, JOSÉ. Tomo 5.

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FERNÁNDEZ DE LARA, JUAN JOSÉ. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE LEÓN, DIEGO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE LIZARDI, JOSÉ JOAQUÍN (El Pensador Mexicano). Tomo
5.
FERNÁNDEZ DE MADRID Y CANAL, JOAQUÍN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE OVIEDO, GONZALO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE RECAS, GUILLERMO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE SAN SALVADOR, AGUSTÍN POMPOSO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE SANTA CRUZ Y SAHAGÚN, MANUEL. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE UBIARCO DE JECKER, JOSEFINA. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DE URIBE Y CASAREJO, JOSÉ PATRICIO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DEL CAMPO, RAMÓN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, ANTONIO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, FRANCISCO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, FRANCISCO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DEL CASTILLO, GERMÁN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ DEL RINCÓN, NICOLÁS. Tomo 5.
FERNÁNDEZ ESPERÓN, IGNACIO (Tata Nacho). Tomo 5.
FERNÁNDEZ GARCÍA, MARTHA. Tomo 5.
FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, ALONSO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ GRANADOS, ENRIQUE (Fernangrana). Tomo 5.
FERNÁNDEZ GÜELL, ROGELIO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ LEAL, CÓDICE. Tomo 5.
FERNÁNDEZ LEAL, MANUEL. Tomo 5.
FERNÁNDEZ LEDESMA, ENRIQUE. Tomo 5.
FERNÁNDEZ LEDESMA, GABRIEL. Tomo 5.
FERNÁNDEZ MacGREGOR, GENARO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ MANERO, VÍCTOR. Tomo 5.
FERNÁNDEZ OSORIO, ALONSO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ ROJAS, JOSÉ. Tomo 5.
FERNÁNDEZ ROSILLO, JUAN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ RUIZ TIBURCIO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ URBINA, JOSÉ MARÍA. Tomo 5.
FERNÁNDEZ VALENZUELA, BENJAMÍN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ VILLA, AGUSTÍN. Tomo 5.
FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ, CELESTINO. Tomo 5.
FERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ, RAMÓN. Tomo 5.
FERNANDO V (El Católico). Tomo 5.
FERNANDO VI. Tomo 5.

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FERNANDO VII. Tomo 5.
FERRANDO, SALVADOR. Tomo 5.
FERRARA, VICENTE. Tomo 5.
FERRARI PÉREZ, FERNANDO. Tomo 5.
FERREIRA, JESÚS M.. Tomo 5.
FERREL Y FÉLIX, JOSÉ. Tomo 5.
FERRER, BARTOLOMÉ. Tomo 5.
FERRER, EULALIO. Tomo 5.
FERRER, FRANCISCO. Tomo 5.
FERRER DE MENDIOLA, GABRIEL. Tomo 5.
FERRER DE VALDECEBRO, ANDRÉS. Tomo 5.
FERRER ESPEJO Y CIENFUEGOS, JOSÉ. Tomo 5.
FERRER GAMBOA, JESÚS. Tomo 5.
FERRERÍAS. Tomo 5.
FERRETIS, JORGE. Tomo 5.
FERRIZ SANTACRUZ, PEDRO. Tomo 5.
FERROCARRIL, CARROS DE. Tomo 5.
FERROCARRILES. . Tomo 5.
FERRUSQUILLA. Tomo 5.
FERRY DE BELLAMARE, GABRIEL LUIS. Tomo 5.
FERTILIZANTES, INDUSTRIA DE . Tomo 5.
FETICHE. Tomo 5.
FEWKES, S. WALTER. Tomo 5.
FIADOR. Tomo 5.
FIADORA. Tomo 5.
FIANZAS. Tomo 5.
FIAYO, EVARISTO. Tomo 5.
FIBRA DE VIDRIO. Tomo 5.
FIBRAS QUÍMICAS. Tomo 5.
FIBRAS TEXTILES. Tomo 5.
FIDEICOMISO. Tomo 5.
FIEBRE AMARILLA. Tomo 5.
FIEBRE CARBONOSA. Tomo 5.
FIEBRE DE EMBARQUE. Tomo 5.
FIEBRE REUMÁTICA. Tomo 5.
FIELD JURADO, FRANCISCO. Tomo 5.
FIERRO, PAZ. Tomo 5.
FIERRO, RODOLFO. Tomo 5.
FIERRO GOSSMAN, JULIETA. Tomo 5.

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FIERRO VILLALOBOS, ROBERTO. Tomo 5.
FIERRO VOLADO. Tomo 5.
FIERRO Y TERÁN, FILEMÓN. Tomo 5.
FIESTAS. Tomo 5.
FIGAREDO, GERMÁN. Tomo 5.
FIGUEROA, AMBROSIO. Tomo 5.
FIGUEROA, ANDRÉS. Tomo 5.
FIGUEROA, DIEGO. Tomo 5.
FIGUEROA, GABRIEL. Tomo 5.
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FIGUEROA, JUAN BAUTISTA. Tomo 5.
FIGUEROA, PRISCILIANO. Tomo 5.
FIGUEROA FIGUEROA, RUBÉN. Tomo 5.
FIGUEROA MATA, RÓMULO. Tomo 5.
FIGUEROA NOGUERÓN, GILBERTO. Tomo 5.
FIGUEROA VON HERZBERG, MARTHA EUGENIA. Tomo 5.
FIGUEROA Y SILVA, ANTONIO DE. Tomo 5.
FILATELIA. Tomo 5.
FILCER, LUIS. Tomo 5.
FILIACIÓN. Tomo 5.
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FILIO, CARLOS. Tomo 5.
FILIPÉNDULA. Tomo 5.
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FILISOLA, VICENTE. Tomo 5.
FILM. Tomo 5.
FILOSOFÍA MEXICANA o EN MÉXICO. Tomo 5.
FILÓSOFO. Tomo 5.
FINANZAS PÚBLICAS. Tomo 5.
FINCK, HUGO. Tomo 5.
FINISTERRE, ALEJANDRO (Alejandro Campos Ramírez). Tomo 5.
FINO. Tomo 5.
FISCHER, AGUSTÍN. Tomo 5.
FISCHER, PAUL. Tomo 5.
FISGONCILLA. Tomo 5.
FISHER, LILIAN ESTELLE. Tomo 5.
FISHER, VIVIAN COLLINS. Tomo 5.
FISHLEDER, BERNARDO LUIS. Tomo 5.

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FÍSICA. Tomo 5.
FÍSICA DEL ESTADO SÓLIDO. Tomo 5.
FITOLATRÍA. Tomo 5.
FITOPATOLOGÍA. Tomo 5.
FIX-ZAMUDIO, HÉCTOR. Tomo 5.
FLACO. Tomo 5.
FLAMENCO. Tomo 5.
FLAMENCO PARGO. Tomo 5.
FLANDES. Tomo 5.
FLANDRAU, CHARLES MACOMB. Tomo 5.
FLAUTA. Tomo 5.
FLAVIO F., CARLOS. Tomo 5.
FLECHA. Tomo 5.
FLECHA DE AGUA. Tomo 5.
FLON, MANUEL DE. Tomo 5.
FLOR. Tomo 5.
FLOR AMARILLA. Tomo 5.
FLOR CASANOVA, NOÉ DE LA. Tomo 5.
FLOR CELESTE. Tomo 5.
FLOR DE AGUA. Tomo 5.
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FLOR DE CACAO. Tomo 5.
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FLOR DE CONCHA. Tomo 5.
FLOR DE CORPUS. Tomo 5.
FLOR DE CUARESMA. Tomo 5.
FLOR DE CUERVO. Tomo 5.
FLOR DE DICIEMBRE. Tomo 5.

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FLOR DE ESTRELLA. Tomo 5.
FLOR DE GALLITO. Tomo 5.
FLOR DE GARRAPATA. Tomo 5.
FLOR DE GLORIA. Tomo 5.
FLOR DE GUACO. Tomo 5.
FLOR DE HIELO. Tomo 5.
FLOR DE HUAUCHINANGO. Tomo 5.
FLOR DE HUESO. Tomo 5.
FLOR DE HUEVO. Tomo 5.
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FLOR DE LA CALENTURA. Tomo 5.
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FLOR DE LA PASIÓN. Tomo 5.
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FLOR DE MUERTO. Tomo 5.
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FLOR DE OREJA. Tomo 5.
FLOR DE PAISTO. Tomo 5.
FLOR DE PATO. Tomo 5.
FLOR DE PIEDRA. Tomo 5.
FLOR DE PINO. Tomo 5.
FLOR DE ROCA. Tomo 5.
FLOR DE SAN ANDRÉS. Tomo 5.
FLOR DE SAN CAYETANO. Tomo 5.
FLOR DE SAN DIEGO. Tomo 5.
FLOR DE SAN FRANCISCO. Tomo 5.
FLOR DE SAN JOSÉ. Tomo 5.
FLOR DE SAN JUAN. Tomo 5.
FLOR DE SAN PEDRO. Tomo 5.

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FLOR DE SANGRE. Tomo 5.
FLOR DE SANTIAGO. Tomo 5.
FLOR DE SOL. Tomo 5.
FLOR DE TIGRE. Tomo 5.
FLOR DE UNA HORA. Tomo 5.
FLOR DE VENADILLO. Tomo 5.
FLOR DEL CORAZÓN. Tomo 5.
FLOR DEL SAPO. Tomo 5.
FLOR DEL SECRETO. Tomo 5.
FLOR DEL SOLDADO. Tomo 5.
FLOR DEL TORITO. Tomo 5.
FLOR IZQUIERDA. Tomo 5.
FLOR NAVARRO, JOSÉ. Tomo 5.
FLOR NEGRA. Tomo 5.
FLOR SILVESTRE. Tomo 5.
FLOR Y CANTO. Tomo 5.
FLORA . Tomo 5.
FLORENCIA, FRANCISCO DE. Tomo 5.
FLORENTINO, CÓDICE. Tomo 5.
FLOREO. Tomo 5.
FLORES, AGUSTÍN. Tomo 5.
FLORES, ANA MARÍA. Tomo 5.
FLORES, ÁNGEL. Tomo 5.
FLORES, BERNARDO. Tomo 5.
FLORES, BLAS M.. Tomo 5.
FLORES, BRUNO. Tomo 5.
FLORES, EDMUNDO. Tomo 5.
FLORES, ERNESTO. Tomo 5.
FLORES, ESTEBAN. Tomo 5.
FLORES, GABRIEL. Tomo 5.
FLORES, HERNÁN. Tomo 5.
FLORES, JESÚS ALONSO. Tomo 5.
FLORES, JOSÉ. Tomo 5.
FLORES, JOSÉ FELIPE. Tomo 5.
FLORES, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 5.
FLORES, JOSÉ MARÍA. Tomo 5.
FLORES, JUAN MANUEL. Tomo 5.
FLORES, JUAN NEPOMUCENO. Tomo 5.
FLORES, LUCAS. Tomo 5.

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FLORES, LUIS. Tomo 5.
FLORES, LUIS. Tomo 5.
FLORES, MANUEL. Tomo 5.
FLORES, MANUEL ANTONIO. Tomo 5.
FLORES, MANUEL M.. Tomo 5.
FLORES, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 5.
FLORES, RAFAEL. Tomo 5.
FLORES, TEODORO. Tomo 5.
FLORES, TEODORO. Tomo 5.
FLORES AGUIRRE, JESÚS. Tomo 5.
FLORES ALATORRE, FRANCISCO. Tomo 5.
FLORES ALATORRE, JUDITH. Tomo 5.
FLORES ALATORRE, MARÍA CRISTINA. Tomo 5.
FLORES ARIAS, IGNACIO. Tomo 5.
FLORES CANELO, RAÚL. Tomo 5.
FLORES CASTRO, MARIANO. Tomo 5.
FLORES CURIEL, ROGELIO. Tomo 5.
FLORES DE LA PEÑA, HORACIO. Tomo 5.
FLORES DÍAZ, JORGE. Tomo 5.
FLORES GARCÍA, ANASTASIO. Tomo 5.
FLORES GUERRERO, IGNACIO. Tomo 5.
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FLORES MAGÓN, ENRIQUE. Tomo 5.
FLORES MAGÓN, JESÚS. Tomo 5.
FLORES MAGÓN, RICARDO. Tomo 5.
FLORES MARTÍNEZ, BENITO. Tomo 5.
FLORES MORALES, MARÍA ADELINA. Tomo 5.
FLORES MUÑOZ, GILBERTO. Tomo 5.
FLORES OLEA, VÍCTOR. Tomo 5.
FLORES RIVERA, SALVADOR (Chava Flores). Tomo 5.
FLORES TAPIA, ÓSCAR. Tomo 5.
FLORES TORRIJOS, ERNESTO. Tomo 5.
FLORES VALDEZ, LEOPOLDO. Tomo 5.
FLORES Y TRONCOSO, FRANCISCO DE ASÍS. Tomo 5.
FLORESCANO MAYET, ENRIQUE. Tomo 5.
FLORICULTURA. Tomo 5.
FLORIDA. Tomo 5.
FLORÍN, JUAN. Tomo 5.
FLORIPONDIO. Tomo 5.

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FLORIPONDIO DEL MONTE. Tomo 5.
FLOTAS DE INDIAS. Tomo 5.
FLUORITA. Tomo 5.
FOCA FINA. Tomo 5.
FOGLIO MIRAMONTES, FERNANDO. Tomo 5.
FOLAN HIGGINS, WILLIAM J.. Tomo 5.
FOLCLORE. Tomo 5.
FOLCLORE, FESTIVAL MUNDIAL DEL. Tomo 5.
FOLLAJERO. Tomo 5.
FOLLETO. Tomo 5.
FONCERRADA DE MOLINA, MARTHA. Tomo 5.
FONCERRADA Y ULIBARRI, JOSÉ CAYETANO. Tomo 5.
FONCERRADA Y URIBALDI, MELCHOR. Tomo 5.
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI). Tomo 5.
FONDO PIADOSO DE LAS CALIFORNIAS.. Tomo 5.
FONDOS. Tomo 5.
FONDOS JUÁREZ LINCOLN. Tomo 5.
FONOLOGÍA. Tomo 5.
FONSECA, FABIÁN. Tomo 5.
FONSECA, JOSÉ URBANO. Tomo 5.
FONSECA ÁLVAREZ, GUILLERMO. Tomo 5.
FONT, JUAN DE (Fonte). Tomo 5.
FONT, PEDRO. Tomo 5.
FONTANALS, MANUEL. Tomo 5.
FONTE Y HERNÁNDEZ MIRAVETE, PEDRO JOSÉ DE. Tomo 5.
FONTENEAU, JEAN. Tomo 5.
FONTES, PAULINO. Tomo 5.
FOREY, ELÍAS FEDERICO. Tomo 5.
FORMOSO DE OBREGÓN SANTACILIA, ADELA. Tomo 5.
FÓRMULAS VERBALES. Tomo 5.
FORNARO, CARLOS DE. Tomo 5.
FORRAJES. Tomo 5.
FORSTEMANN, ERNESTO GUILLERMO. Tomo 5.
FORTALEZAS EN NUEVA ESPAÑA. Tomo 5.
FORTSON, JAMES R.. Tomo 5.
FORTUNY, BUENAVENTURA. Tomo 5.
FOSFORITA. Tomo 5.
FÓSILES. Tomo 5.
FOSSEY, MATHIEU DE. Tomo 5.

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FOSTER, JOHN WATSON. Tomo 5.
FOTOGRAFÍA. Tomo 5.
FOUCHER, MANUEL. Tomo 5.
FOURNIER SALAS, FRANCISCO. Tomo 5.
FOURNIER VILLADA, RAOUL. Tomo 5.
FRAGA GABINO. Tomo 5.
FRAGATA. Tomo 5.
FRAGOSO CAMPOS, HUGO. Tomo 5.
FRAILE. Tomo 5.
FRAILE. Tomo 5.
FRAILECILLO. Tomo 5.
FRAILECILLO. Tomo 5.
FRAILES MENORES CONVENTUALES. Tomo 5.
FRAILESCA, LA. Tomo 5.
FRAIRE, ISABEL. Tomo 5.
FRAMBOYANO. Tomo 5.
FRANCÉS, JOSÉ MARÍA. Tomo 5.
FRANCESITA. Tomo 5.
FRANCISCA, DOÑA. Tomo 5.
FRANCISCANAS DE GUADALUPE, MISIONERAS. Tomo 5.
FRANCISCANAS DE GUADALUPE, MISIONERAS SOCIALES. Tomo 5.
FRANCISCANOS . Tomo 5.
FRANCK, HARRY ALVESON. Tomo 5.
FRANCK, JAIME. Tomo 5.
FRANCO, AGUSTÍN A.. Tomo 5.
FRANCO, ALONSO. Tomo 5.
FRANCO, DAVID. Tomo 5.
FRANCO, DIEGO. Tomo 5.
FRANCO, FERNANDO. Tomo 5.
FRANCO, FRANCISCO. Tomo 5.
FRANCO, HORACIO. Tomo 5.
FRANCO DE LUNA, ALONSO. Tomo 5.
FRANCO LÓPEZ, MANUEL. Tomo 5.
FRANCO MAYORAL, MARIANO. Tomo 5.
FRANCO PONCE, JOSÉ. Tomo 5.
FRANCO RODRÍGUEZ, DAVID. Tomo 5.
FRANCO SODI, CARLOS. Tomo 5.
FRANCO Y ORTEGA, ALONSO. Tomo 5.
FRANKOWSKA, MARÍA. Tomo 5.

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FRAY NANO. Tomo 5.
FREDONIA, REPÚBLICA DE. Tomo 5.
FREG CASTRO, LUIS (Don Valor). Tomo 5.
FREG CASTRO, MIGUEL. Tomo 5.
FREG CASTRO, SALVADOR. Tomo 5.
FREGOSO FLORES VILLAR, JUAN. Tomo 5.
FREJES, FRANCISCO. Tomo 5.
FRENK-WESTHEIM, MARIANA. Tomo 5.
FRESA. Tomo 5.
FRESNO. Tomo 5.
FREYRE, RAFAEL. Tomo 5.
FRÍAS, HERIBERTO. Tomo 5.
FRÍAS, JOSÉ DOLORES. Tomo 5.
FRÍAS, MARÍA DEL CARMEN. Tomo 5.
FRÍAS, SIMÓN DE. Tomo 5.
FRÍAS DE ALBORNOZ, BARTOLOMÉ. Tomo 5.
FRÍAS Y FRÍAS, VALENTÍN. Tomo 5.
FRÍAS Y SOTO, HILARIÓN. Tomo 5.
FRIEDEBERG, PEDRO. Tomo 5.
FRIEDRICHSTHAL, EMMANUEL VON. Tomo 5.
FRIGORIZACIÓN. Tomo 5.
FRIJOL. Tomo 5.
FRIJOL DE CHINTATLAHUA. Tomo 5.
FRIJOLILLO. Tomo 5.
FRIJOLILLO. Tomo 5.
FRITSCHE ANDA, ÓSCAR. Tomo 5.
FRONTENIS. Tomo 5.
FRONTERA, JOSÉ. Tomo 5.
FRONTERA CON BELICE. Tomo 5.
FRONTERA CON ESTADOS UNIDOS . Tomo 5.
FRONTERA CON GUATEMALA . Tomo 5.
FROST, JOHN. Tomo 5.
FRUTAS. Tomo 5.
FRUTAS Y LEGUMBRES INDUSTRIALIZADAS. Tomo 5.
FRUTILLO. Tomo 5.
FRYD, NORBERT. Tomo 5.
FUEGO. Tomo 5.
FUEGO REVOLTO. Tomo 5.
FUENTE, BEATRIZ DE LA (Beatriz Ramírez de la Fuente). Tomo 5.

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FUENTE, CARMEN. Tomo 5.
FUENTE, FERNANDO DE LA. Tomo 5.
FUENTE, JOSÉ MARÍA DE LA. Tomo 5.
FUENTE, JUAN ANTONIO DE LA. Tomo 5.
FUENTE, JUAN DE LA. Tomo 5.
FUENTE, JULIO DE LA. Tomo 5.
FUENTE, PEDRO FRANCISCO DE LA (Fuentes, Pedro). Tomo 5.
FUENTE MUÑIZ, RAMÓN DE LA. Tomo 5.
FUENTE RODRÍGUEZ, JUAN ANTONIO DE LA. Tomo 5.
FUENTES. Tomo 5.

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Tomo 6
FUENTES, ALMA DELIA. Tomo 6.
FUENTES, CARLOS. Tomo 6.
FUENTES, FERNANDO DE. Tomo 6.
FUENTES, JOSÉ BERNARDO. Tomo 6.
FUENTES, JUAN B.. Tomo 6.
FUENTES, RUBÉN. Tomo 6.
FUENTES DE LA GARZA, MARIO. Tomo 6.
FUENTES DELGADO, MARIO. Tomo 6.
FUENTES DÍAZ, VICENTE. Tomo 6.
FUENTES MARES, JOSÉ. Tomo 6.
FUENTES TRUJILLO, AURELIO. Tomo 6.
FUENTES Y BETANCOURT, EMILIO. Tomo 6.
FUERO. Tomo 6.
FUERO, CARLOS. Tomo 6.
FUERO GÓMEZ MARTÍNEZ, FERMÍN. Tomo 6.
FUERTES DE LORETO Y GUADALUPE. Tomo 6.
FULCHERI Y PIETRA SANTA, MANUEL. Tomo 6.
FULGURITA o TUBOS DE RAYO. Tomo 6.
FUMAR. Tomo 6.
FUMARIA. Tomo 6.
FUNCIONARIO PÚBLICO. Tomo 6.
FUNCK, NICOLÁS. Tomo 6.
FUNERALES. Tomo 6.
FURIÓ, SONIA. Tomo 6.
FURLONG, COSME. Tomo 6.
FUSILAMIENTO. Tomo 6.
FUSTE. Tomo 6.
FUSTER, ALBERTO. Tomo 6.
FUSTER, VICENTE. Tomo 6.
FUTBOL . Tomo 6.
FUTBOL OLÍMPICO. Tomo 6.
G. Tomo 6.
GABILONDO SOLER, FRANCISCO. Tomo 6.
GABINETES. Tomo 6.
GABRIEL, MIGUEL DE SAN. Tomo 6.
GABRO. Tomo 6.
GACETAS. Tomo 6.

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GACHUPÍN. Tomo 6.
GACHUPÍN. Tomo 6.
GAGE, TOMAS. Tomo 6.
GAGERN, CARLOS VON. Tomo 6.
GAHONA, GABRIEL VICENTE (Picheta). Tomo 6.
GAÍNZA, GABINO. Tomo 6.
GALA, GONZALO R. DE LA. Tomo 6.
GALACTITA. Tomo 6.
GALAMBO. Tomo 6.
GALÁN. Tomo 6.
GALÁN. Tomo 6.
GALANTEA. Tomo 6.
GALANTINA. Tomo 6.
GALAVIZ, LAURA. Tomo 6.
GALAXITA. Tomo 6.
GALDMAN, SHIFRA. Tomo 6.
GALDO GUZMÁN, DIEGO DE. Tomo 6.
GALEANA, BENITA. Tomo 6.
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GALEANA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 6.
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GALEOTTI, ENRIQUE. Tomo 6.
GALERA. Tomo 6.
GALERÍAS ARTÍSTICAS. Tomo 6.
GALEZOWSKI, SEWERYN. Tomo 6.
GALGUERA, HILARIO. Tomo 6.
GALGUERA NOGUERA, MAURICIO. Tomo 6.
GALGUERA NOVEROLA, RAMÓN. Tomo 6.
GALÍ, FRANCISCO. Tomo 6.
GALÍNDEZ, JOSÉ MARIANO. Tomo 6.
GALINDO, ALEJANDRO. Tomo 6.
GALINDO, BLAS. Tomo 6.
GALINDO, HUMBERTO. Tomo 6.
GALINDO, MATEO. Tomo 6.
GALINDO, MIGUEL. Tomo 6.

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GALINDO, PÁNFILO. Tomo 6.
GALINDO, SERGIO. Tomo 6.
GALINDO ARCE, MARCELINA. Tomo 6.
GALINDO GALARZA, PEDRO. Tomo 6.
GALINDO MENDOZA, ALFREDO. Tomo 6.
GALINDO Y CHÁVEZ, FELIPE. Tomo 6.
GALINDO Y GALINDO, MIGUEL. Tomo 6.
GALINDO Y SANDOVAL, FÉLIX. Tomo 6.
GALINDO Y VILLA, JESÚS. Tomo 6.
GALL, RUTH (Ruth Sonaben de Gall). Tomo 6.
GALLAGA, ANA MARIA. Tomo 6.
GALLAGA, MIGUEL (El Lego). Tomo 6.
GALLARDETE. Tomo 6.
GALLARDO, AURELIO LUIS. Tomo 6.
GALLARDO, GUADALUPE (Lupita). Tomo 6.
GALLARDO DÁVALOS, SALVADOR. Tomo 6.
GALLARDO GARCÍA, RAFAEL. Tomo 6.
GALLARETA. Tomo 6.
GALLARITA. Tomo 6.
GALLATIN, ALBERT ABRAHAM ALFONSE. Tomo 6.
GALLCOT, WILFRID HARDY. Tomo 6.
GALLEGOS, JOSÉ. Tomo 6.
GALLEGOS, JOSÉ IGNACIO. Tomo 6.
GALLEGOS, JUAN. Tomo 6.
GALLEGOS, MÓNICO. Tomo 6.
GALLEGOS, RÓMULO. Tomo 6.
GALLEGOS ROCAFULL, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GALLEGOS RUIZ, ROBERTO. Tomo 6.
GALLENKAMP, CHARLES. Tomo 6.
GALLERA. Tomo 6.
GALLINA. Tomo 6.
GALLINA, JUAN. Tomo 6.
GALLINA AZUL DE MOCTEZUMA. Tomo 6.
GALLINA CIEGA. Tomo 6.
GALLINA CON POLLOS. Tomo 6.
GALLINA DE CIÉNEGA. Tomo 6.
GALLINA DE MOCTEZUMA. Tomo 6.
GALLINA DE MONTE. Tomo 6.
GALLINA SOLDADO. Tomo 6.

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GALLINAZO. Tomo 6.
GALLINETA. Tomo 6.
GALLINITA. Tomo 6.
GALLINITA DE AGUA. Tomo 6.
GALLITO. Tomo 6.
GALLITO. Tomo 6.
GALLITO DE AGUA. Tomo 6.
GALLITOS. Tomo 6.
GALLO. Tomo 6.
GALLO. Tomo 6.
GALLO. Tomo 6.
GALLO, DELFINO. Tomo 6.
GALLO, JOAQUÍN. Tomo 6.
GALLO DE PLATA. Tomo 6.
GALLO DEL DESIERTO. Tomo 6.
GALLO MARTÍNEZ, VÍCTOR. Tomo 6.
GALLO SARLAT, JOAQUÍN. Tomo 6.
GALLOP, RODNEY. Tomo 6.
GALLOS, CARRERAS DE. Tomo 6.
GALLOS, PELEAS DE. Tomo 6.
GALLY, HÉCTOR. Tomo 6.
GALUSA. Tomo 6.
GALVÁN, DOMINGO. Tomo 6.
GALVÁN, FELIPE. Tomo 6.
GALVÁN, JUAN. Tomo 6.
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GALVÁN, PEDRO A.. Tomo 6.
GALVÁN, ÚRSULO. Tomo 6.
GALVÁN CHÁVEZ, EDUARDO. Tomo 6.
GALVÁN LÓPEZ, FÉLIX. Tomo 6.
GALVÁN RIVERA, MARIANO. Tomo 6.
GALVESTON, TEXAS. Tomo 6.
GÁLVEZ, BERNARDO DE. Tomo 6.
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GÁLVEZ, JOSÉ DE. Tomo 6.
GÁLVEZ, LUCAS DE. Tomo 6.
GÁLVEZ, MATÍAS DE. Tomo 6.
GÁLVEZ, RAMÓN. Tomo 6.
GÁLVEZ CANCINO, ALEJANDRO. Tomo 6.

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GÁLVEZ CANCINO, FELIPE. Tomo 6.
GÁLVEZ MONROY, CONCEPCIÓN. Tomo 6.
GÁLVEZ VALANDIA, JOSÉ MANUEL (José Gálvez). Tomo 6.
GÁLVEZ Y ESCALONA, FRANCISCO. Tomo 6.
GÁLVEZ Y FUENTES, ÁLVARO (El Bachiller). Tomo 6.
GAMA, ANTONIO DE. Tomo 6.
GAMA, VALENTÍN. Tomo 6.
GAMARRAS. Tomo 6.
GAMBA. Tomo 6.
GAMBOA, FEDERICO. Tomo 6.
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GAMBOA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 6.
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GAMBOA, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 6.
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GAMBOA DE CAMINO, BERTHA. Tomo 6.
GAMBOA GUZMÁN, JUAN. Tomo 6.
GAMBOA PASCASIO, RAFAEL. Tomo 6.
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GAMEROS, TOMÁS. Tomo 6.
GÁMEZ OROZCO, EDMUNDO. Tomo 6.
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GAMIOCHIPI DE LIGUORI, GLORIA. Tomo 6.
GAMONEDA, FRANCISCO. Tomo 6.
GANADERÍA . Tomo 6.
GANADERÍA DE LIDIA. Tomo 6.
GANANCIA, FRANCISCO. Tomo 6.
GÁNDARA, GUILLERMO. Tomo 6.
GÁNDARA DE GORTARI, MANUEL MARÍA. Tomo 6.
GÁNDARA VÁZQUEZ, MANUEL. Tomo 6.
GANDHI, MOHANDAS KARAM-CHAND. Tomo 6.
GANDIA, VICENTE. Tomo 6.
GANGA. Tomo 6.
GANITA. Tomo 6.
GANN, THOMAS WILLIAM FRANCIS. Tomo 6.
GANSITO. Tomo 6.
GANSO. Tomo 6.
GANTE, CARLOS DE. Tomo 6.

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GANTE, GREGORIO DE. Tomo 6.
GANTE, PEDRO. Tomo 6.
GANTE, PEDRO DE. Tomo 6.
GAONA, ANTONIO. Tomo 6.
GAONA, JOSÉ JULIO. Tomo 6.
GAONA, JUAN DE. Tomo 6.
GAONA, RODOLFO (El Califa). Tomo 6.
GAONA SALAZAR, GUSTAVO. Tomo 6.
GAOS, JOSÉ. Tomo 6.
GAOS, VICENTE. Tomo 6.
GARABATA. Tomo 6.
GARABATILLO. Tomo 6.
GARABATO. Tomo 6.
GARAICOECHEA, JUAN DE. Tomo 6.
GARAMBULLO. Tomo 6.
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES. Tomo 6.
GARAÑONA. Tomo 6.
GARASA, ÁNGEL. Tomo 6.
GÁRATE Y LÓPEZ ARIZMENDI, BERNARDO. Tomo 6.
GARATUZA, MARTÍN. Tomo 6.
GARAY, ALFONSO LEÓN DE. Tomo 6.
GARAY, FRANCISCO DE. Tomo 6.
GARAY, FRANCISCO DE. Tomo 6.
GARAY, LUIS DE. Tomo 6.
GARAY DE VILLARREAL, ENRIQUETA (Queta Garay). Tomo 6.
GARBANCILLO. Tomo 6.
GARBANZO. Tomo 6.
GARCÉS CONTRERAS, GUILLERMO. Tomo 6.
GARCÉS, FRANCISCO. Tomo 6.
GARCÉS, JULIÁN. Tomo 6.
GARCÉS, MANUEL JOSÉ. Tomo 6.
GARCÉS, RAMÓN DE. Tomo 6.
GARCÉS Y EGUÍA, JOSÉ. Tomo 6.
GARCI-CRESPO, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA, ABRAHAM. Tomo 6.
GARCÍA, ALEJANDRO. Tomo 6.
GARCÍA, BARTOLOMÉ. Tomo 6.
GARCÍA, BELISARIO DE JESÚS. Tomo 6.
GARCÍA BERAZA, FELIPE. Tomo 6.

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GARCÍA, DANIEL. Tomo 6.
GARCÍA, EDUARDO CARMELO. Tomo 6.
GARCÍA, ESTEBAN. Tomo 6.
GARCÍA, ESTEBAN. Tomo 6.
GARCÍA, FRANCISCO PASCUAL. Tomo 6.
GARCÍA, GABRIEL. Tomo 6.
GARCÍA, GENARO. Tomo 6.
GARCÍA, GREGORIO. Tomo 6.
GARCÍA, GUILLERMO. Tomo 6.
GARCÍA, INÉS (La Inesilla). Tomo 6.
GARCÍA, JOAQUÍN. Tomo 6.
GARCÍA, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA, JOSÉ LORENZO. Tomo 6.
GARCÍA, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GARCÍA, JULIO. Tomo 6.
GARCÍA, MARCOS. Tomo 6.
GARCÍA, MARTÍN. Tomo 6.
GARCÍA, MIGUEL. Tomo 6.
GARCÍA, PABLO. Tomo 6.
GARCÍA, PEDRO. Tomo 6.
GARCÍA, RUBÉN. Tomo 6.
GARCÍA, SARA. Tomo 6.
GARCÍA, SILVERIO. Tomo 6.
GARCÍA, SOLEDAD. Tomo 6.
GARCÍA, TELÉSFORO. Tomo 6.
GARCÍA, TRINIDAD. Tomo 6.
GARCÍA, TRINIDAD. Tomo 6.
GARCÍA ARROYO, FELIPE. Tomo 6.
GARCÍA ASCOT, JOMI. Tomo 6.
GARCÍA BACCA, JUAN DAVID. Tomo 6.
GARCÍA BÁRCENA, JOAQUÍN. Tomo 6.
GARCÍA BARRAGÁN, ELISA. Tomo 6.
GARCÍA BARRAGÁN, MARCELINO. Tomo 6.
GARCÍA BATLE, FRANCISCA (Pacona). Tomo 6.
GARCÍA BERGUA, ALICIA. Tomo 6.
GARCÍA BERGUA, JORDI. Tomo 6.
GARCÍA BOCANEGRA, CARLOS. Tomo 6.
GARCÍA BRAVO, ALONSO. Tomo 6.
GARCÍA BUSTOS, ARTURO. Tomo 6.

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GARCÍA C., RAFAEL. Tomo 6.
GARCÍA CABRAL, ERNESTO. Tomo 6.
GARCÍA CAHERO, EMILIO. Tomo 6.
GARCÍA CANTÚ, GASTÓN. Tomo 6.
GARCÍA CASTRILLÓN, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA CATARINES Y MATEOS, FRANCISCO. Tomo 6.
GARCÍA COBO, HÉCTOR. Tomo 6.
GARCÍA COLÍN SCHERER, LEOPOLDO. Tomo 6.
GARCÍA COLORADO, JOSÉ FÉLIX. Tomo 6.
GARCÍA CONDE, ALEJO. Tomo 6.
GARCÍA CONDE, DIEGO. Tomo 6.
GARCÍA CONDE, FRANCISCO. Tomo 6.
GARCÍA CONDE, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GARCÍA CONDE, PEDRO. Tomo 6.
GARCÍA COOK, ÁNGEL. Tomo 6.
GARCÍA CORONA, JESÚS (El Héroe de Nacozari). Tomo 6.
GARCÍA CORREA, BARTOLOMÉ. Tomo 6.
GARCÍA CORTÉS, ADRIÁN. Tomo 6.
GARCÍA CRUZ, MIGUEL. Tomo 6.
GARCÍA CUBAS, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA CUEVAS, JORGE LUIS. Tomo 6.
GARCÍA DE ALBA, ESTEBAN. Tomo 6.
GARCÍA DE ALBA DE LA CUEVA, JOSÉ ISABEL. Tomo 6.
GARCÍA DE ARELLANO, RICARDO. Tomo 6.
GARCÍA DE ARIAS, PEDRO. Tomo 6.
GARCÍA DE CARRASQUEDO, ISIDRO (Mirtilo). Tomo 6.
GARCÍA DE ESCAÑUELA, BARTOLOMÉ. Tomo 6.
GARCÍA DE ESPEJO, MARÍA DEL REFUGIO. Tomo 6.
GARCÍA DE LA CADENA, TRINIDAD. Tomo 6.
GARCÍA DE LA GARZA, BELISARIO DE JESÚS. Tomo 6.
GARCÍA DE LA VEGA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA DE LA VEGA, JOSÉ VICENTE. Tomo 6.
GARCÍA DE LEÓN, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA DE LETONA, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA DE ONTIVEROS, FRANCISCO SANTOS. Tomo 6.
GARCÍA DE PALACIO, DIEGO. Tomo 6.
GARCÍA DE POLAVIEJA Y DEL CASTILLO NEGRETE, CAMILO. Tomo 6.
GARCÍA DE SAN VICENTE, NICOLÁS. Tomo 6.
GARCÍA DE SUÁREZ, JUAN BAUTISTA. Tomo 6.

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GARCÍA DE VARGAS Y RIVERA, JUAN MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA DIEGO Y MORENO, FRANCISCO. Tomo 6.
GARCÍA DURANGO, CARLOS. Tomo 6.
GARCÍA DURANGO, PEDRO. Tomo 6.
GARCÍA ESPEJEL, HERIBERTO. Tomo 6.
GARCÍA ESTRADA, CARLOS. Tomo 6.
GARCÍA FERRER, MOSÉN PEDRO. Tomo 6.
GARCÍA FIGUEROA, AGUSTÍN. Tomo 6.
GARCÍA FIGUEROA, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA FRANCO, MIGUEL. Tomo 6.
GARCÍA GARÓFALO MEZA, MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA GAY, RAMÓN (Ramón Gay). Tomo 6.
GARCÍA GONZÁLEZ, ALFONSO. Tomo 6.
GARCÍA GONZÁLEZ, RAFAEL. Tomo 6.
GARCÍA GRANADOS, ALBERTO. Tomo 6.
GARCÍA GRANADOS, RAFAEL. Tomo 6.
GARCÍA GRANADOS, RICARDO. Tomo 6.
GARCÍA GUERRERO, LUIS. Tomo 6.
GARCÍA GUILLÉN, JUAN. Tomo 6.
GARCÍA GUILLÉN, LUIS. Tomo 6.
GARCÍA GUTIÉRREZ, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA GUTIÉRREZ, JESÚS. Tomo 6.
GARCÍA ICAZBALCETA, JOAQUÍN. Tomo 6.
GARCÍA IGLESIAS, SARA. Tomo 6.
GARCÍA ILLUECA, JOSÉ IGNACIO. Tomo 6.
GARCÍA J., GUADALUPE. Tomo 6.
GARCÍA JIMÉNEZ, JUAN. Tomo 6.
GARCÍA JURADO, MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA LAGUARDIA, JORGE MARIO. Tomo 6.
GARCÍA LÓPEZ, AGUSTÍN. Tomo 6.
GARCÍA MAROTO, GABRIEL. Tomo 6.
GARCÍA MÁRQUEZ, GABRIEL. Tomo 6.
GARCÍA MARTELL, CELSO. Tomo 6.
GARCÍA MÁYNEZ, EDUARDO. Tomo 6.
GARCÍA MOLL, ROBERTO. Tomo 6.
GARCÍA MONTERO, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA MORA, CARLOS. Tomo 6.
GARCÍA MORA, MIGUEL. Tomo 6.
GARCÍA MORALES, JESÚS. Tomo 6.

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GARCÍA NARANJO, NEMESIO. Tomo 6.
GARCÍA NAREZO, GABRIEL. Tomo 6.
GARCÍA NAREZO, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA NÚÑEZ, ARMANDO. Tomo 6.
GARCÍA OBESO, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GARCÍA OCEJO, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA ORDOÑO, JUAN. Tomo 6.
GARCÍA OROPEZA, GUILLERMO. Tomo 6.
GARCÍA PAYÓN, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA PIMENTEL, LUIS. Tomo 6.
GARCÍA PIMENTEL Y ELGUERO, JOAQUÍN. Tomo 6.
GARCÍA PONCE, FERNANDO. Tomo 6.
GARCÍA PONCE, JUAN. Tomo 6.
GARCÍA PRECIAT, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA PUEBLITA, MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA QUINTANA Y RONDA, JUAN MARÍA. Tomo 6.
GARCÍA QUINTANILLA, ALEJANDRA. Tomo 6.
GARCÍA RAMÍREZ, SERGIO. Tomo 6.
GARCÍA RAMOS, ALBINO. Tomo 6.
GARCÍA REJÓN, MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA RENART, MARTA. Tomo 6.
GARCÍA REYNOSO, PLÁCIDO. Tomo 6.
GARCÍA RIERA, EMILIO. Tomo 6.
GARCÍA RIOBO, JUAN ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA ROBLES, ALFONSO. Tomo 6.
GARCÍA RODRÍGUEZ, ARTURO (Arturo de Córdoba). Tomo 6.
GARCÍA RODRÍGUEZ, CAYETANO. Tomo 6.
GARCÍA RODRÍGUEZ, JOSÉ. Tomo 6.
GARCÍA RODRÍGUEZ, SAMUEL. Tomo 6.
GARCÍA ROEL, ADRIANA. Tomo 6.
GARCÍA ROJAS, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA ROJAS, GABRIEL. Tomo 6.
GARCÍA ROJAS, MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA RUIZ, ENRIQUE. Tomo 6.
GARCÍA RUIZ, RAMÓN. Tomo 6.
GARCÍA SÁINZ, RICARDO. Tomo 6.
GARCÍA SALDAÑA, ANTONIO. Tomo 6.
GARCÍA SALDAÑA, PARMÉNIDES. Tomo 6.
GARCÍA SALINAS, FRANCISCO. Tomo 6.

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GARCÍA SÁNCHEZ, GERTRUDIS. Tomo 6.
GARCÍA SANCHO, TEÓFILO. Tomo 6.
GARCÍA SELA, MIGUEL. Tomo 6.
GARCÍA SOLER, LEÓN. Tomo 6.
GARCÍA TÉLLEZ, IGNACIO. Tomo 6.
GARCÍA TÉLLEZ, SALVADOR. Tomo 6.
GARCÍA TERRÉS, JAIME. Tomo 6.
GARCÍA TOPETE, MIGUEL. Tomo 6.
GARCÍA TORRES, VICENTE. Tomo 6.
GARCÍA URBIZU, FRANCISCO. Tomo 6.
GARCÍA VIGIL, MANUEL. Tomo 6.
GARCÍA Y GARCÍA, APOLINAR. Tomo 6.
GARCILLÁN, CIRIACO. Tomo 6.
GARCITAS. Tomo 6.
GARDEA JESÚS. Tomo 6.
GARDINER, C. HARVEY. Tomo 6.
GARFIAS, ERNESTINA. Tomo 6.
GARFIAS, PEDRO. Tomo 6.
GARGANTILLA. Tomo 6.
GARIBALDI. Tomo 6.
GARIBALDI, GIUSSEPE. Tomo 6.
GARIBALDI, JOSÉ. Tomo 6.
GARIBAY GUTIÉRREZ, LUIS. Tomo 6.
GARIBAY, PEDRO DE. Tomo 6.
GARIBAY, RICARDO. Tomo 6.
GARIBAY DE LOS SANTOS, ANGELINA. Tomo 6.
GARIBAY KINTANA, ÁNGEL MARÍA. Tomo 6.
GARIBI RIVERA, JOSÉ. Tomo 6.
GARIBI TORTOLERO, MANUEL. Tomo 6.
GARITA, GONZALO. Tomo 6.
GARIZURIETA, CÉSAR ENRIQUE. Tomo 6.
GARLOPA. Tomo 6.
GARMENDIA, GUSTAVO. Tomo 6.
GARMENDIA FLORES, GUILLERMO. Tomo 6.
GARNICA, JULIA. Tomo 6.
GARRAPATA . Tomo 6.
GARRAPATERO. Tomo 6.
GARRAPATILLA. Tomo 6.
GARRIDO, ÁNGEL J.. Tomo 6.

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GARRIDO, DIEGO. Tomo 6.
GARRIDO, FELIPE. Tomo 6.
GARRIDO, JUAN. Tomo 6.
GARRIDO, JUAN S.. Tomo 6.
GARRIDO, LUIS. Tomo 6.
GARRIDO ALFARO, VICENTE. Tomo 6.
GARRIDO CALDERÓN, VICENTE. Tomo 6.
GARRIDO CANABAL, TOMÁS. Tomo 6.
GARRO, ELENA. Tomo 6.
GARROBO. Tomo 6.
GARROPA. Tomo 6.
GARZA. Tomo 6.
GARZA, FELIPE DE LA. Tomo 6.
GARZA, FERNANDO M.. Tomo 6.
GARZA, FRANCISCO. Tomo 6.
GARZA, JUAN B.. Tomo 6.
GARZA, JUAN JOSÉ DE LA. Tomo 6.
GARZA, LORENZO. Tomo 6.
GARZA, MARIA LUISA. Tomo 6.
GARZA, PABLO A. DE LA. Tomo 6.
GARZA, RAMIRO. Tomo 6.
GARZA, VIRGILIO. Tomo 6.
GARZA ALDAPE, MANUEL. Tomo 6.
GARZA AYALA, LÁZARO. Tomo 6.
GARZA CANTÚ, DARÍO. Tomo 6.
GARZA CANTÚ, RAFAEL. Tomo 6.
GARZA FLORES, JESÚS. Tomo 6.
GARZA GALÁN, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GARZA GARCÍA, GENARO. Tomo 6.
GARZA GARZA, JUAN. Tomo 6.
GARZA GONZÁLEZ, RUBÉN. Tomo 6.
GARZA GONZÁLEZ, YOLANDA. Tomo 6.
GARZA MELO, SIMÓN DE LA. Tomo 6.
GARZA MELO, TRINIDAD DE LA. Tomo 6.
GARZA MERCADO, ARIO. Tomo 6.
GARZA PÉREZ, VIDAL. Tomo 6.
GARZA RIVAS, VICENTE. Tomo 6.
GARZA RUIZ, GASPAR DE LA. Tomo 6.
GARZA SALDÍVAR, GASPAR DE LA. Tomo 6.

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GARZA TARAZONA, SILVIA. Tomo 6.
GARZA TREVIÑO, FRANCISCO. Tomo 6.
GARZA Y BALLESTEROS, LÁZARO DE LA. Tomo 6.
GARZA Y EVIA, JUAN N. DE LA. Tomo 6.
GARZA Y PALACIOS, VÍCTOR SIMÓN. Tomo 6.
GARZA ZAMBRANO, SANTIAGO. Tomo 6.
GARZA-BATORSKI, HÉCTOR DE LA (EKO). Tomo 6.
GAS, GELSEN. Tomo 6.
GASCA, ARGELIO. Tomo 6.
GASCA, CELESTINO. Tomo 6.
GASCA, JOSÉ DEL REFUGIO. Tomo 6.
GASCÓN, ELVIRA. Tomo 6.
GASCÓN MERCADO, JULIÁN. Tomo 6.
GASES INDUSTRIALES. Tomo 6.
GASOLINA. Tomo 6.
GASPAR, ANTONIO. Tomo 6.
GASQUE, RAMÓN. Tomo 6.
GASSIER, ALFREDO. Tomo 6.
GASTÉLUM, BERNARDO J.. Tomo 6.
GATA. Tomo 6.
GATEADO. Tomo 6.
GATES, WILLIAM EDMOND. Tomo 6.
GATO. Tomo 6.
GATO. Tomo 6.
GATO. Tomo 6.
GATO. Tomo 6.
GATO MONTÉS. Tomo 6.
GATO PAHUL. Tomo 6.
GATUÑO. Tomo 6.
GAULOT, PAUL. Tomo 6.
GAVALDÓN, ROBERTO. Tomo 6.
GAVIA. Tomo 6.
GAVILÁN. Tomo 6.
GAVILANA. Tomo 6.
GAVILONDO, HILARIO. Tomo 6.
GAVIÑO IGLESIAS, ÁNGEL. Tomo 6.
GAVIOTA. Tomo 6.
GAVIRA, GABRIEL. Tomo 6.
GAVITO BUSTILLO, FLORENCIO. Tomo 6.

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GAXIOLA, ALTAZOR. Tomo 6.
GAXIOLA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 6.
GAXIOLA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 6.
GAXIOLA, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GAXIOLA, MACARIO. Tomo 6.
GAXIOLA, NICOLÁS MARÍA. Tomo 6.
GAY, JOSÉ ANTONIO. Tomo 6.
GAYANGOS Y ARCE, PASCUAL. Tomo 6.
GAYOL Y SOTO, ROBERTO. Tomo 6.
GAYÓN, ANTONIO. Tomo 6.
GAYOU, EUGENIO. Tomo 6.
GAYTÁN, ALIPIO. Tomo 6.
GAYTORTÚA, JESÚS. Tomo 6.
GAZAPITO. Tomo 6.
GEA GONZÁLEZ, MANUEL. Tomo 6.
GEDOVIUS, GERMÁN. Tomo 6.
GEGITO. Tomo 6.
GEIGER, MAYNARD J.. Tomo 6.
GELATI, GREGORIO VICENTE. Tomo 6.
GEMAS. Tomo 6.
GEMELLI CARRERI, JUAN FRANCISCO. Tomo 6.
GENEALOGÍA. Tomo 6.
GENERALITO, EL. Tomo 6.
GENÉTICA. Tomo 6.
GENIN, AUGUSTO. Tomo 6.
GENKEL, BODIL. Tomo 6.
GENOVÉS TERRAZAGA, SANTIAGO. Tomo 6.
GEOCIENCIAS. Tomo 6.
GEODESIA. Tomo 6.
GEOFÍSICA. Tomo 6.
GEOGRAFÍA. Tomo 6.
GEOLOGÍA. Tomo 6.
GEOQUÍMICA. Tomo 6.
GEOTERMIA. Tomo 6.
GERANIO DE OLOR. Tomo 6.
GERANIO ENREDADOR. Tomo 6.
GERMANIO. Tomo 6.
GERSON, JUAN. Tomo 6.
GERSTE, AQUILES. Tomo 6.

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GERTZ MANERO, ALEJANDRO. Tomo 6.
GERZSO, GUNTHER. Tomo 6.
GETANT, GREGORIO VICENTE. Tomo 6.
GETZNER, MIGUEL. Tomo 6.
GHIESBREGT, AUGUSTO B.. Tomo 6.
GHILARDI, LUIS. Tomo 6.
GIARDINELLI, MEMPO. Tomo 6.
GIBBON, EDUARDO A.. Tomo 6.
GIFFORD, JAMES C.. Tomo 6.
GIGANTE. Tomo 6.
GIGANTES. Tomo 6.
GIGANTILLO. Tomo 6.
GIL, JERÓNIMO ANTONIO. Tomo 6.
GIL DE LESTER, CLEMENTINA. Tomo 6.
GIL DE TALAVERA, PABLO. Tomo 6.
GIL MARÍN, MIGUEL. Tomo 6.
GIL PRECIADO, JUAN. Tomo 6.
GIL Y SÁENZ, MANUEL. Tomo 6.
GIL Y TABOADA, LUIS. Tomo 6.
GILBERTI, MATURINO. Tomo 6.
GILG, ADÁN. Tomo 6.
GILLIAM, ALBERT M.. Tomo 6.
GILLOW Y ZAVALZA, EULOGIO GREGORIO. Tomo 6.
GILSONITA. Tomo 6.
GIMÉNEZ GIMÉNEZ, JUAN. Tomo 6.
GIMÉNEZ SILES, RAFAEL. Tomo 6.
GIMNASIA. Tomo 6.
GINER, BARTOLOMÉ. Tomo 6.
GINER DE LOS RÍOS, BERNARDO. Tomo 6.
GINER DE LOS RÍOS, FRANCISCO. Tomo 6.
GINORI, FRANCISCO DE SALES. Tomo 6.
GIORGANA, ROSA. Tomo 6.
GIRAL PEREIRA, JOSÉ. Tomo 6.
GIRARD, RAFAEL. Tomo 6.
GIRASOL. Tomo 6.
GIRÓN, ADOLFO. Tomo 6.
GIRÓN, CARLOS. Tomo 6.
GIRÓN, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GIRONELLA, ALBERTO. Tomo 6.

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GITANO, EL. Tomo 6.
GITANOS. Tomo 6.
GIUCA, JUAN JOSÉ. Tomo 6.
GLACIARES. Tomo 6.
GLADIOLAS. Tomo 6.
GLADIOS. Tomo 6.
GLANDORFF, FRANCISCO HERMANN. Tomo 6.
GLANTZ, MARGO. Tomo 6.
GLASS, CARLOS. Tomo 6.
GLAUCÓFANO. Tomo 6.
GLAUCOLITA. Tomo 6.
GLIPTODONTE. Tomo 6.
GLOBO PEZ. Tomo 6.
GLORIA. Tomo 6.
GLORIETAS. Tomo 6.
GLÜMER, BODO VON. Tomo 6.
GOBERNACIÓN, SECRETARIA DE (SG). Tomo 6.
GOBERNADORA. Tomo 6.
GOBERNADORA DE PUEBLA. Tomo 6.
GOBERNANTES . Tomo 6.
GOCHICOA, FRANCISCO DE PAULA. Tomo 6.
GODÍNEZ, JOSÉ SANTOS. Tomo 6.
GODÍNEZ WADDING, MIGUEL. Tomo 6.
GODOWA GOSTKIEVSKI, GUSTAVO. Tomo 6.
GODOY, EMMA. Tomo 6.
GODOY, JORGE DE. Tomo 6.
GODOY, JOSE FRANCISCO. Tomo 6.
GOENAGA, MARTIN. Tomo 6.
GOERITZ, MATHIAS. Tomo 6.
GOETHITA. Tomo 6.
GOGO. Tomo 6.
GOITIA, FRANCISCO. Tomo 6.
GOIZUETA GRIDILLA, JUSTO. Tomo 6.
GOLDIS GLASER, FEODOR. Tomo 6.
GOLFO DE CALIFORNIA. Tomo 6.
GOLFO DE MÉXICO. Tomo 6.
GOLLALUDO. Tomo 6.
GOLLÁS QUINTERO, MANUEL. Tomo 6.
GOLONCHACO. Tomo 6.

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GOLONDRINA. Tomo 6.
GOLONDRINA. Tomo 6.
GOLONDRINA DE LA SIERRA. Tomo 6.
GOLONDRINA DE MAR. Tomo 6.
GOLONDRINA SERRANA. Tomo 6.
GOLONDRINA SILVESTRE. Tomo 6.
GOLONDRINERA. Tomo 6.
GOLONDRINILLA. Tomo 6.
GOMA SONORA o DE SONORA. Tomo 6.
GÓMEZ, ARNULFO R.. Tomo 6.
GÓMEZ, CASIMIRO. Tomo 6.
GÓMEZ, EMMA. Tomo 6.
GÓMEZ, FÉLIX U.. Tomo 6.
GÓMEZ, FILIBERTO. Tomo 6.
GÓMEZ, FRANCISCO. Tomo 6.
GÓMEZ, GILDARDO. Tomo 6.
GÓMEZ, HERNÁN. Tomo 6.
GÓMEZ, J. GUADALUPE. Tomo 6.
GÓMEZ, JOSÉ ANTONIO. Tomo 6.
GÓMEZ, JUAN. Tomo 6.
GÓMEZ, LORENZO RAFAEL. Tomo 6.
GÓMEZ, MARTE R. (Rodolfo). Tomo 6.
GÓMEZ, URBANO. Tomo 6.
GÓMEZ GALLARDO, ERNESTO. Tomo 6.
GÓMEZ ALONZO, PAULA. Tomo 6.
GÓMEZ ANAYA, CIRILO. Tomo 6.
GÓMEZ BARRERA, CARLOS. Tomo 6.
GÓMEZ BUSTAMANTE, LORENZO RAFAEL. Tomo 6.
GÓMEZ DE ANGULO, DIEGO FELIPE. Tomo 6.
GÓMEZ DE AVELLANEDA, GERTRUDIS. Tomo 6.
GÓMEZ DE CERVANTES Y VELÁZQUEZ DE LA CADENA, CARLOS.
Tomo 6.
GÓMEZ DE LA CORTINA, JOSÉ (conde de la Cortina). Tomo 6.
GÓMEZ DE LA PARRA, JOSÉ. Tomo 6.
GÓMEZ DE LA VEGA, ALFREDO. Tomo 6.
GÓMEZ DE LEÓN, LUIS. Tomo 6.
GÓMEZ DE MENDIOLA, FRANCISCO. Tomo 6.
GÓMEZ DE OROZCO, FEDERICO. Tomo 6.
GÓMEZ DE PARADA Y MENDOZA, JUAN LEANDRO. Tomo 6.

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GÓMEZ DE PORTUGAL SOLÍS, JUAN CAYETANO. Tomo 6.
GÓMEZ DE TRASMONTE, JUAN. Tomo 6.
GÓMEZ DE VALENCIA, FRANCISCO. Tomo 6.
GÓMEZ DE ZORRILLA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 6.
GÓMEZ FARÍAS, VALENTÍN. Tomo 6.
GÓMEZ FERNÁNDEZ, OTHÓN. Tomo 6.
GÓMEZ GALVÁN, LINO NEPOMUCENO. Tomo 6.
GÓMEZ GUTIÉRREZ, AGUSTÍN. Tomo 6.
GÓMEZ HARO, EDUARDO. Tomo 6.
GÓMEZ HARO, ENRIQUE. Tomo 6.
GÓMEZ HUERTA, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 6.
GÓMEZ IBARRA, MANUEL. Tomo 6.
GÓMEZ LARA, CIPRIANO. Tomo 6.
GÓMEZ LEÓN, FORTINO. Tomo 6.
GÓMEZ LLANOS, LAURA. Tomo 6.
GÓMEZ LOZA, MIGUEL. Tomo 6.
GÓMEZ MAGANDA, ALEJANDRO. Tomo 6.
GÓMEZ MARAVER, PEDRO. Tomo 6.
GÓMEZ MARÍN, MANUEL. Tomo 6.
GÓMEZ MAYORGA, ANA VALVERDE DE. Tomo 6.
GÓMEZ MAYORGA, MAURICIO. Tomo 6.
GÓMEZ MORÍN, MANUEL. Tomo 6.
GÓMEZ PALACIO, FRANCISCO. Tomo 6.
GÓMEZ PALACIO, MARTÍN. Tomo 6.
GÓMEZ PALOMINO, GREGORIO. Tomo 6.
GÓMEZ PEDRAZA, MANUEL. Tomo 6.
GÓMEZ POMPA, ARTURO. Tomo 6.
GÓMEZ PORTUGAL, JESÚS. Tomo 6.
GÓMEZ REINA, IRENE. Tomo 6.
GÓMEZ ROBELO, RICARDO. Tomo 6.
GÓMEZ ROBLEDA, JOSÉ. Tomo 6.
GÓMEZ ROBLEDO, ANTONIO. Tomo 6.
GÓMEZ SANTOS, FEDERICO. Tomo 6.
GÓMEZ SOLANO, LUIS. Tomo 6.
GÓMEZ UGARTE, JOSÉ. Tomo 6.
GÓMEZ VÁZQUEZ ALDANA, JOSÉ MANUEL. Tomo 6.
GÓMEZ VILLASEÑOR, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GÓMEZ Y LUNA, MANUEL. Tomo 6.
GOMEZANDA, ANTONIO. Tomo 6.

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GOMÍS, ANA MARI. Tomo 6.
GOMÍS SOLER, JOSÉ. Tomo 6.
GONDRA, ISIDRO RAFAEL. Tomo 6.
GONDRA, JOSÉ MARIANO DE. Tomo 6.
GONGUIPO. Tomo 6.
GONZAGA, FRANCISCO DE. Tomo 6.
GONZÁLEZ, ABRAHAM. Tomo 6.
GONZÁLEZ, AGUSTÍN (Escopeta). Tomo 6.
GONZÁLEZ, ANTONIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, BALTASAR. Tomo 6.
GONZÁLEZ, BUSTAMANTE, JUAN JOSÉ. Tomo 6.
GONZÁLEZ, CARLOS. Tomo 6.
GONZÁLEZ, CIRILO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, DIEGO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, DIEGO PABLO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, EMETERIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, EPIGMENIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, ESTHER. Tomo 6.
GONZÁLEZ, EULALIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, FERNANDO ALONSO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, GASTÓN. Tomo 6.
GONZÁLEZ, GUADALUPE DE JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ, HÉCTOR. Tomo 6.
GONZÁLEZ, HILARIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, IRMA. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JACINTO JOSÉ. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JUAN. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JUAN. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JUAN JOSÉ. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JULIÁN. Tomo 6.
GONZÁLEZ, JUSTO P.. Tomo 6.
GONZÁLEZ, LEONARDA. Tomo 6.
GONZÁLEZ, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ, MARTÍN. Tomo 6.
GONZÁLEZ, OTILIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, OTTO-RAÚL. Tomo 6.
GONZÁLEZ, PABLO. Tomo 6.
GONZÁLEZ, PEDRO A.. Tomo 6.

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GONZÁLEZ, RAÚL. Tomo 6.
GONZÁLEZ ÁLVAREZ, JUVENCIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ ANCIRA, ERASMO. Tomo 6.
GONZÁLEZ APARICIO, ENRIQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ APARICIO, LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ ARRATIA, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GONZÁLEZ ARREDONDO, MARGARITA. Tomo 6.
GONZÁLEZ AVELAR, MIGUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ ÁVILA, JORGE. Tomo 6.
GONZÁLEZ BLANCO, EDMUNDO. Tomo 6.
GONZÁLEZ BLANCO, PEDRO. Tomo 6.
GONZÁLEZ BLANCO, SALOMÓN. Tomo 6.
GONZÁLEZ BLANCO GARRIDO, JOSÉ PATROCINIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ BOCANEGRA, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ BURNS, LUCIANO. Tomo 6.
GONZÁLEZ CABALLERO, ANTONIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ CALZADA, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ CAMARENA, GUILLERMO. Tomo 6.
GONZÁLEZ CAMARENA, JORGE. Tomo 6.
GONZÁLEZ CARRASCO, AURELIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ CASANOVA, HENRIQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ CASANOVA, PABLO. Tomo 6.
GONZÁLEZ CASANOVA, PABLO. Tomo 6.
GONZÁLEZ CORTÉS, AMBROSIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ COSÍO, ARTURO. Tomo 6.
GONZÁLEZ COSÍO, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ COSÍO, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ CRESPO, NORBERTO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DÁVILA, JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE ALBA, LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE ÁVILA, GIL y ALONSO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE COSÍO, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE COSÍO, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE COSÍO, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE ESLAVA, FERNÁN. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE GORTARI, LORENZO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE LA GARZA, MAURICIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE LA VEGA, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE LEÓN, TEODORO. Tomo 6.

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GONZÁLEZ DE LEÓN, ULALUME. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE MENDOZA, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GONZÁLEZ DE MENDOZA, JUAN PEDRO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DEL CAMPILLO, MANUEL IGNACIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DEL CASTILLO, JOSÉ JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ DEL PLIEGO, PLUTARCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ DUEÑAS, DANIEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ DURÁN, JORGE. Tomo 6.
GONZÁLEZ DURÁN, LAURA. Tomo 6.
GONZÁLEZ ENRÍQUEZ, RAÚL. Tomo 6.
GONZÁLEZ FABELA, OCTAVIANO. Tomo 6.
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, VICENTE. Tomo 6.
GONZÁLEZ FLORES, ANACLETO. Tomo 6.
GONZÁLEZ FLORES, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ FLORES, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ GALERA, GUILLERMO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GALLARDO, ALFONSO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GALLO, J. JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ GALVÁN, ÁLVARO MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ GARZA, FEDERICO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GARZA, ROQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ GÓMEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, RENATO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GORTÁZAR, FEDERICO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GORTÁZAR, FERNANDO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GORTÁZAR, J. JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ GUERRERO, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ GUZMÁN, IGNACIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ H., SILVIA. Tomo 6.
GONZÁLEZ HERMOSILLO, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GONZÁLEZ HERREJÓN, SALVADOR. Tomo 6.
GONZÁLEZ HERRERA, JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ IBAÑEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ JIMÉNEZ, CARLOS IGNACIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ LEÓN, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ LUGO, JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ LUNA, EFRAÍN. Tomo 6.
GONZÁLEZ MARTÍNEZ, ENRIQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ MEDINA, AGUSTÍN. Tomo 6.

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GONZÁLEZ MEDINA, ARNULFO. Tomo 6.
GONZÁLEZ MELLO, FLAVIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ MENDOZA, JOSÉ ELEUTERIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ MILLÁN, ANDRÉS. Tomo 6.
GONZÁLEZ MONTES, FIDENCIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ MONTESINOS, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ MORANTES, CARLOS. Tomo 6.
GONZÁLEZ MORFÍN, ADALBERTO. Tomo 6.
GONZÁLEZ MORFÍN, EFRAÍN. Tomo 6.
GONZÁLEZ NAVARRO, MOISÉS. Tomo 6.
GONZÁLEZ OBREGÓN, LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ ONTIVEROS, MARGARITA. Tomo 6.
GONZÁLEZ OROZCO, ANTONIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ ORTEGA, JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ PAGÉS, ANDRÉS. Tomo 6.
GONZÁLEZ PEDRERO, ENRIQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ PEÑA, CARLOS. Tomo 6.
GONZÁLEZ PONCE DE LEÓN, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ PORTO, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.
GONZÁLEZ QUIÑONES, JAIME. Tomo 6.
GONZÁLEZ REYNA, GENARO. Tomo 6.
GONZÁLEZ ROA, FERNANDO. Tomo 6.
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ ROJO, ENRIQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ ROJO, ENRIQUE. Tomo 6.
GONZÁLEZ RUBIO, JOSÉ MARÍA DE JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ SALAS, CARLOS. Tomo 6.
GONZÁLEZ SALAS, JOSÉ. Tomo 6.
GONZÁLEZ SALAZAR, GLORIA. Tomo 6.
GONZÁLEZ SANTANA, JORGE LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ SCHMALL, JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ SOLTERO, BARTOLOMÉ. Tomo 6.
GONZÁLEZ TAMEZ, MARÍA LUISA. Tomo 6.
GONZÁLEZ TORRES, YÓLOTL. Tomo 6.
GONZÁLEZ TRIANA, DOMINGO. Tomo 6.
GONZÁLEZ ULLOA, MARIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ UREÑA, JESÚS. Tomo 6.
GONZÁLEZ UREÑA, JUAN MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ VALENCIA, JOSÉ MARÍA. Tomo 6.

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GONZÁLEZ VELÁZQUEZ, ANTONIO. Tomo 6.
GONZÁLEZ WILLARS, MANUEL. Tomo 6.
GONZÁLEZ Y ARIAS, FRANCISCO. Tomo 6.
GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, LUIS. Tomo 6.
GONZÁLEZ Y RAMÍREZ, TORIBIO. Tomo 6.
GOODHVE, BERTRAM GROSVENOR. Tomo 6.
GOODMAN, J.T. Tomo 6.
GOODSPEED, BERNICE I.. Tomo 6.
GORBEA SOTO, ALFONSO. Tomo 6.
GORBEA TRUEBA, JOSÉ. Tomo 6.
GORDILLO. Tomo 6.
GORDOA, MARCOS. Tomo 6.
GORDOA Y BARRIOS, JOSÉ MIGUEL. Tomo 6.
GORDOLOBO. Tomo 6.
GORDÓN CARMONA, SIGFREDO. Tomo 6.
GORGOJO. Tomo 6.
GORJEADOR. Tomo 6.
GORNALES, MIGUEL DE. Tomo 6.
GOROSPE Y AGUIRRE, JUAN. Tomo 6.
GOROSTIETA VELARDE, ENRIQUE. Tomo 6.
GOROSTIZA, CELESTINO. Tomo 6.
GOROSTIZA, MANUEL EDUARDO DE. Tomo 6.
GOROZTIZA, JOSÉ. Tomo 6.
GORRIÑO, MANUEL MARÍA. Tomo 6.
GORRIÓN. Tomo 6.
GORRIÓN INGLÉS. Tomo 6.
GORRO DE CARDENAL. Tomo 6.
GORTARI DE GORTARI, ELÍ DE. Tomo 6.
GÓTICO. Tomo 6.
GOYTORTÚA, JESÚS. Tomo 6.
GRABADO. Tomo 6.
GRACIA GARCÍA, GUADALUPE. Tomo 6.
GRACIDAS MORENO, CARLOS L.. Tomo 6.
GRAEF FERNÁNDEZ, CARLOS. Tomo 6.
GRAF KESSLER, HARRY. Tomo 6.
GRÁFICA POPULAR, TALLER DE. Tomo 6.
GRAFISMO. Tomo 6.
GRAFITO. Tomo 6.
GRAJALES, JULIÁN. Tomo 6.

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GRAJO. Tomo 6.
GRAM, JORGE. Tomo 6.
GRAMA. Tomo 6.
GRAMÍNEAS. Tomo 6.
GRAN DUQUE. Tomo 6.
GRANA. Tomo 6.
GRANADA, JUAN DE. Tomo 6.
GRANADA ROJA. Tomo 6.
GRANADILLA. Tomo 6.
GRANADILLO. Tomo 6.
GRANADO Y BAEZA, BARTOLOMÉ DE. Tomo 6.
GRANADOS CHAPA, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 6.
GRANADOS MALDONADO, FRANCISCO. Tomo 6.
GRANADOS Y GÁLVEZ, J. JOAQUÍN. Tomo 6.
GRANATE. Tomo 6.
GRANILLO RODRÍGUEZ, RICARDO. Tomo 6.
GRANITO. Tomo 6.
GRANJA, JUAN DE LA. Tomo 6.
GRANJEL. Tomo 6.
GRANJENO. Tomo 6.
GRANJERO. Tomo 6.
GRANO DE ORO. Tomo 6.
GRANT, ULISES SIMPSON. Tomo 6.
GRAVINA, PEDRO. Tomo 6.
GRAY, ALBERT ZABRISKIE. Tomo 6.
GRECAS. Tomo 6.
GREEN, ROSARIO. Tomo 6.
GREENE, CARLOS. Tomo 6.
GREGG, ROBERT DANFORTH. Tomo 6.
GREGORIO. Tomo 6.
GREGORIO, ANTONIO DE SAN. Tomo 6.
GREMIOS. Tomo 6.
GRETAÑA. Tomo 6.
GREVER, MARÍA (María Joaquina de la Portilla). Tomo 6.
GRIFELL, PRUDENCIA. Tomo 6.
GRIJALVA, HERNANDO DE. Tomo 6.
GRIJALVA, JUAN DE. Tomo 6.
GRIJALVA, JUAN DE. Tomo 6.
GRIJELMO, DOMINGO. Tomo 6.

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GRILLA. Tomo 6.
GRILLO. Tomo 6.
GRINGO, -GA. Tomo 6.
GRISILLA. Tomo 6.
GRISÓN. Tomo 6.
GRITO, EL. Tomo 6.
GRITÓN. Tomo 6.
GRITONA. Tomo 6.
GRIZÁ, IRMA. Tomo 6.
GROS, JUAN BAUTISTA LUIS. Tomo 6.
GROTH-KIMBALL, IRMGARD. Tomo 6.
GRULLA. Tomo 6.
GRULLO. Tomo 6.
GRUÑIDOR. Tomo 6.
GRUTAS. Tomo 6.
GUA. Tomo 6.
GUACAL. Tomo 6.
GUACAMAYA. Tomo 6.
GUACAMOLE. Tomo 6.
GUACAMOTE. Tomo 6.
GUACANALA. Tomo 6.
GUACHALALÁ. Tomo 6.
GUACHAPURE. Tomo 6.
GUACHAPURILLO. Tomo 6.
GUACHICHILES. Tomo 6.
GUACHILLI. Tomo 6.
GUACHINANGO. Tomo 6.
GUACHIPILÍN. Tomo 6.
GUÁCIMA. Tomo 6.
GUACIS. Tomo 6.
GUACO. Tomo 6.
GUACO. Tomo 6.
GUACOLOTE. Tomo 6.
GUACOPORO. Tomo 6.
GUACOYUL. Tomo 6.
GUADALAJARA, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 6.
GUADALAJARA, CRISTÓBAL. Tomo 6.
GUADALAJARA, JAL. . Tomo 6.
GUADALAJARA, JOSÉ RAFAEL. Tomo 6.

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GUADALAJARA, NICOLÁS DE. Tomo 6.
GUADALAJARA, TOMÁS. Tomo 6.
GUADALUPE, MUSEO DE. Tomo 6.
GUADALUPE, ORDEN DE. Tomo 6.
GUADALUPE, PLAN DE. Tomo 6.
GUADALUPE, TRATADO DE. Tomo 6.
GUADALUPE, VIRGEN DE. Tomo 6.
GUADALUPE YANCUITLALPAN. Tomo 6.
GUADALUPES, LOS. Tomo 6.
GUADARI. Tomo 6.
GUAJARDO, JESÚS M.. Tomo 6.
GUAJE. Tomo 6.
GUAJILLA. Tomo 6.
GUAJILLO. Tomo 6.
GUAJOLOTE. Tomo 6.
GUAJOLOTE DE YUCATÁN. Tomo 6.
GUAJOLOTITO. Tomo 6.
GUAL VIDAL, MANUEL. Tomo 6.
GUALDI, PEDRO. Tomo 6.
GUALULO. Tomo 6.
GUALUPITA. Tomo 6.
GUAMOL. Tomo 6.
GUAMÚCHIL. Tomo 6.
GUAMUCHILILLO. Tomo 6.
GUAN CORNUDO. Tomo 6.
GUANÁBANA. Tomo 6.
GUANACASTE. Tomo 6.
GUANAJUATITA. Tomo 6.
GUANAJUATO, ESTADO DE . Tomo 6.
GUANAJUATO, GOBERNANTES DE. Tomo 6.
GUANAJUATO, GTO.. Tomo 6.
GUANÁNCHECHA. Tomo 6.
GUANENGO. Tomo 6.
GUANGO. Tomo 6.
GUANGOCHE. Tomo 6.
GUANITO TALIS. Tomo 6.
GUANO. Tomo 6.
GUAO. Tomo 6.
GUAPAQUE. Tomo 6.

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GUAPILLA. Tomo 6.
GUAPOTA. Tomo 6.
GUAQUEQUE. Tomo 6.
GUAQUILLO. Tomo 6.
GUARDABARRANCA. Tomo 6.
GUARDABOSQUE. Tomo 6.
GUARDAMONTE. Tomo 6.
GUARDARRAYA. Tomo 6.
GUARDARRÍO. Tomo 6.
GUARDATIERRAS. Tomo 6.
GUARDERÍA. Tomo 6.
GUARDIA, MIGUEL. Tomo 6.
GUARDIA NACIONAL. Tomo 6.
GUAREGUI. Tomo 6.
GUARIBO. Tomo 6.
GUARUMBO. Tomo 6.
GUASAVE, SIN.. Tomo 6.
GUASIMILLA. Tomo 6.
GUASONTLE. Tomo 6.
GUASPE, MELCHOR. Tomo 6.
GUATAPERA, LA. Tomo 6.
GUATEMALA. Tomo 6.
GUATEPEOR. Tomo 6.
GUATI ROJO, ALFREDO. Tomo 6.
GUATOPE. Tomo 6.
GUAU. Tomo 6.
GUAU. Tomo 6.
GUAVINA. Tomo 6.
GUAYA. Tomo 6.
GUAYABA. Tomo 6.
GUAYABILLO. Tomo 6.
GUAYABITO. Tomo 6.
GUAYABITO DE TINTA. Tomo 6.
GUAYACÁN. Tomo 6.
GUAYAME. Tomo 6.
GUAYAPARÍN. Tomo 6.
GUAYCURAS. Tomo 6.
GUAYITA. Tomo 6.
GUAYPINOLE. Tomo 6.

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GUAYULE. Tomo 6.
GUBAYA. Tomo 6.
GUELAGUETZA. Tomo 6.
GÜEMES, GASPAR DE. Tomo 6.
GÜEMES HERRERA, LINA ODENA. Tomo 6.
GÜEMES PACHECO DE PADILLA, JUAN VICENTE DE. Tomo 6.
GÜEMES Y HORCASITAS, JUAN FRANCISCO. Tomo 6.
GÜEREÑA, MARCOS. Tomo 6.
GUERRERO, DOLORES. Tomo 6.
GUERRA, ALONSO. Tomo 6.

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Tomo 7
GUERRA, DONATO. Tomo 7.
GUERRA, ENRIQUE. Tomo 7.
GUERRA, GABRIEL. Tomo 7.
GUERRA, GARCÍA. Tomo 7.
GUERRA, JOSÉ. Tomo 7.
GUERRA, JUAN. Tomo 7.
GUERRA, RICARDO. Tomo 7.
GUERRA CIVIL. Tomo 7.
GUERRA DE CASTAS EN YUCATÁN. Tomo 7.
GUERRA DE ESTADOS UNIDOS CONTRA MEXICO. Tomo 7.
GUERRA DE FRANCIA A MÉXICO (1862-1867). Tomo 7.
GUERRA DE FRANCIA CONTRA MÉXICO. Tomo 7.
GUERRA DE REFORMA o DE TRES AÑOS. Tomo 7.
GUERRA DEL YAQUI. Tomo 7.
GUERRA FLORIDA. Tomo 7.
GUERRA MANZANARES, MARIANO. Tomo 7.
GUERRA MARGÁIN, AMPARO. Tomo 7.
GUERRA MUNDIAL, PRIMERA (1914-1918). Tomo 7.
GUERRA MUNDIAL, SEGUNDA (1939-1945). Tomo 7.
GUERRA OLIVARES, ELEAZAR. Tomo 7.
GUERRA PEÑA, FELIPE. Tomo 7.
GUERRA Y ALVA, IGNACIO MATEO. Tomo 7.
GUERRA Y ALVA, JOSÉ MARÍA DEL REFUGIO. Tomo 7.
GUERRA Y RODRÍGUEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
GUERRA Y RODRÍGUEZ CORREA, PEDRO MARCIAL. Tomo 7.
GUERRA Y ROMERO, ALONSO. Tomo 7.
GUERRERO, ALONSO. Tomo 7.
GUERRERO, CIPRIANO. Tomo 7.
GUERRERO, ESTADO DE . Tomo 7.
GUERRERO, GONZALO. Tomo 7.
GUERRERO, JESÚS R.. Tomo 7.
GUERRERO, JOSÉ LUIS. Tomo 7.
GUERRERO, JUAN. Tomo 7.
GUERRERO, JUAN MANUEL. Tomo 7.
GUERRERO, JULIO. Tomo 7.
GUERRERO, LOURDES. Tomo 7.
GUERRERO, MARÍA. Tomo 7.

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GUERRERO, PRÁXEDIS. Tomo 7.
GUERRERO, SERGIO. Tomo 7.
GUERRERO, VICENTE. Tomo 7.
GUERRERO, XAVIER. Tomo 7.
GUERRERO CALDERÓN, MIGUEL ANGEL. Tomo 7.
GUERRERO GALVÁN, JESÚS. Tomo 7.
GUERRERO GUERRERO, JOSÉ ANTONIO. Tomo 7.
GUERRERO GUERRERO, RAÚL. Tomo 7.
GUERRERO MARTÍNEZ, PEDRO. Tomo 7.
GUERRERO RODEA, LUCAS. Tomo 7.
GUERRERO Y TORRES, FRANCISCO. Tomo 7.
GUERRILLA . Tomo 7.
GUETSE-GÜESTE. Tomo 7.
GUEVARA, ANTONIO DE. Tomo 7.
GUEVARA, JOSÉ DE. Tomo 7.
GUEVARA, JUAN. Tomo 7.
GUEVARA, JUAN DE. Tomo 7.
GUEVARA, MIGUEL DE. Tomo 7.
GUEVARA Y BASOAZÁBAL, ANDRÉS. Tomo 7.
GUICHI-BIDU. Tomo 7.
GUICHIYABA. Tomo 7.
GÜICHURE. Tomo 7.
GÜICO. Tomo 7.
GUIE-ZAA. Tomo 7.
GUIEDANA. Tomo 7.
GUIEGANA. Tomo 7.
GUIELACHI. Tomo 7.
GUIEN-GOLA. Tomo 7.
GUIESTIA. Tomo 7.
GUIEXOBA. Tomo 7.
GUIJO, GREGORIO MARTÍN DE. Tomo 7.
GUILLÉN, CLEMENTE. Tomo 7.
GUILLÉN, FEDRO. Tomo 7.
GUILLÉN, ORLANDO. Tomo 7.
GUILLÉN DE CASTRO, ANTONIO. Tomo 7.
GUILLÉN ROMO, ARTURO. Tomo 7.
GUILLO. Tomo 7.
GUILMÁIN, OFELIA. Tomo 7.
GÜILOCHE. Tomo 7.

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GÜINARE. Tomo 7.
GUINCHO. Tomo 7.
GÜINOLE. Tomo 7.
GUIONCHI. Tomo 7.
GÜIRO DE MONTAÑA. Tomo 7.
GÜIROTE. Tomo 7.
GUISA Y AZEVEDO, JESÚS. Tomo 7.
GUISEN. Tomo 7.
GUISQUELITE. Tomo 7.
GÜISTOMATE. Tomo 7.
GUITARRA. Tomo 7.
GUITARRA, PEZ. Tomo 7.
GUITARRÓN. Tomo 7.
GUITERAS HOLMES, CALIXTA. Tomo 7.
GUIXI o GUISH. Tomo 7.
GUIZA, REYNALDO. Tomo 7.
GÜIZAPOL. Tomo 7.
GUÍZAR, FEDERICO (TITO). Tomo 7.
GUÍZAR, JOSÉ (PEPE). Tomo 7.
GUÍZAR, SUSANA. Tomo 7.
GUÍZAR BARRAGÁN, LUIS. Tomo 7.
GUÍZAR Y VALENCIA, ANTONIO. Tomo 7.
GUÍZAR Y VALENCIA, RAFAEL. Tomo 7.
GÜNTER, ROGER, VON. Tomo 7.
GUPI. Tomo 7.
GURAIEB KURI, ROSA. Tomo 7.
GURIDI Y ALCOCER, JOSÉ MIGUEL. Tomo 7.
GURRÍA, ÁNGELA. Tomo 7.
GURRÍA LACROIX, JORGE. Tomo 7.
GURRÍA URGELL, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
GURRÍA URGELL, OSVALDO. Tomo 7.
GURROLA ITURRIAGA, JUAN JOSÉ. Tomo 7.
GURRUBATA. Tomo 7.
GUSANERO. Tomo 7.
GUSANO BELLOTERO. Tomo 7.
GUSANO DE MAGUEY. Tomo 7.
GUSANO DE SEDA. Tomo 7.
GUSANO MEDIDOR. Tomo 7.
GUSANO PAPALOTERO. Tomo 7.

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GUSANO PELUDO. Tomo 7.
GUSANO ROSADO. Tomo 7.
GUSANO SOLDADO. Tomo 7.
GUSANO TELARAÑERO. Tomo 7.
GUSANOS. Tomo 7.
GUSNAYO. Tomo 7.
GUSTAVO A. MADERO, D.F.. Tomo 7.
GUSTO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, BARTOLOMÉ. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, EULALIO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, FELIPE. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, FRANCISCO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, JOAQUÍN MIGUEL. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, JOSÉ IGNACIO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, MANUEL REGINO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, PABLO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, PEDRO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, RODRIGO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ, ROMUALDO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ ABASCAL, RICARDO (Juan de la Encina). Tomo 7.
GUTIÉRREZ ALEMÁN, FRANCISCO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ AYALA, EMILIO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ CAMARENA, ALBERTO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ CASILLAS, ELIGIO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ CÁZARES, JESÚS. Tomo 7.
GUTIÉRREZ CONTRERAS, SALVADOR. Tomo 7.
GUTIÉRREZ CRESPO, HORACIO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ CRUZ, CARLOS. Tomo 7.
GUTIÉRREZ DE ESTRADA, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
GUTIÉRREZ DE LARA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ DE LARA, JOSÉ BERNARDO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ DE LARA, LÁZARO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ DE MENDOZA, JUANA BELÉN. Tomo 7.
GUTIÉRREZ ESKILDSEN, ROSARIO MARÍA. Tomo 7.
GUTIÉRREZ FLORES ALATORRE, BLAS JOSÉ. Tomo 7.
GUTIÉRREZ GIL, ROBERTO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ HERAS, JOAQUÍN. Tomo 7.
GUTIÉRREZ HERMOSILLO, ALFONSO. Tomo 7.

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GUTIÉRREZ MARTÍNEZ, JESÚS. Tomo 7.
GUTIÉRREZ MENDOZA, JUAN JOSÉ. Tomo 7.
GUTIÉRREZ NÁJERA, MANUEL. Tomo 7.
GUTIÉRREZ NARANJO, FRANCISCO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ OLGUÍN, TONATIUH. Tomo 7.
GUTIÉRREZ SANTA CLARA, PEDRO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ TRUJILLO, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
GUTIÉRREZ VEGA, HUGO. Tomo 7.
GUTIÉRREZ Y CORNEJO, JOSÉ SALOMÉ. Tomo 7.
GUTIÉRREZ ZAMORA, MANUEL. Tomo 7.
GUZMÁN, EULALIA. Tomo 7.
GUZMÁN, FRANCISCO. Tomo 7.
GUZMÁN, GORDIANO. Tomo 7.
GUZMÁN, HUMBERTO. Tomo 7.
GUZMÁN, JULIA. Tomo 7.
GUZMÁN, LEÓN. Tomo 7.
GUZMÁN, MAGDA. Tomo 7.
GUZMÁN, MARTÍN LUIS. Tomo 7.
GUZMÁN, NUÑO DE. Tomo 7.
GUZMÁN, RAMÓN. Tomo 7.
GUZMÁN AGUILERA, ANTONIO (Guz Águila). Tomo 7.
GUZMÁN ARAUJO, ROBERTO. Tomo 7.
GUZMÁN BETANCOURT, IGNACIO. Tomo 7.
GUZMÁN CINTORA, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 7.
GUZMÁN HUERTA, GASTÓN. Tomo 7.
GUZMÁN I. ROMERO, MELITÓN. Tomo 7.
GUZMÁN MAYER, JAIME. Tomo 7.
GUZMÁN NAVA, RICARDO. Tomo 7.
GUZMÁN PEREDO, MIGUEL. Tomo 7.
GUZMÁN Y SÁNCHEZ, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 7.
H. Tomo 7.
HA. Tomo 7.
HAABÍ. Tomo 7.
HABA. Tomo 7.
HABA DE VENADO. Tomo 7.
HABERMAN, ROBERTO. Tomo 7.
HABILLA. Tomo 7.
HACER. Tomo 7.
HACHA. Tomo 7.

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HACHAS. Tomo 7.
HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO, SECRETARÍA DE (SHCP). Tomo 7.
HACIENDAS. Tomo 7.
HAEDO, FRANCISCO. Tomo 7.
HAFNIO. Tomo 7.
HAGELSTEIN Y TREJO, PEDRO. Tomo 7.
HAHAL. Tomo 7.
HAHAU-CHÉ. Tomo 7.
HAHN, LUDWIG. Tomo 7.
HALACH UINIC. Tomo 7.
HALACHÉ. Tomo 7.
HALAL. Tomo 7.
HALALCHÉ. Tomo 7.
HALCÓN. Tomo 7.
HALE, SALOMÓN. Tomo 7.
HALE, SARA ALICIA. Tomo 7.
HALFFTER, RODOLFO. Tomo 7.
HALFFTER (SALAS), GONZALO. Tomo 7.
HALITA. Tomo 7.
HALL, BASIL. Tomo 7.
HAMACA. Tomo 7.
HAMBRUNA. Tomo 7.
HAMMECKEN, JORGE LORENZO. Tomo 7.
HAMMOND, GEORGE PETER. Tomo 7.
HAMY, ERNEST JOULE. Tomo 7.
HANCHINAL. Tomo 7.
HANK GONZÁLEZ, CARLOS. Tomo 7.
HANKUL. Tomo 7.
HANS, ALBERT. Tomo 7.
HAPPEE, NELLIE. Tomo 7.
HARATOTOL. Tomo 7.
HARDENAS, JUAN. Tomo 7.
HARINA DE PESCADO. Tomo 7.
HARKORT, EDUARDO. Tomo 7.
HARMONY, OLGA. Tomo 7.
HARO, GUILLERMO. Tomo 7.
HARO BRAVO DE LAGUNAS, JUAN. Tomo 7.
HARO C., RAFAEL. Tomo 7.
HARO OLIVA, ANTONIO. Tomo 7.

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HARO OLIVA, NADIA (Nadesha Boudesoque Noblecour de Haro). Tomo 7.
HARO Y CADENA, JOAQUÍN. Tomo 7.
HARO Y TAMARIZ, ANTONIO DE. Tomo 7.
HARO Y TAMARIZ, JESÚS. Tomo 7.
HARO Y TAMARIZ, LUIS. Tomo 7.
HARPÍA. Tomo 7.
HARRISSE, HENRY. Tomo 7.
HARSPERUÉ BECERRA, ÓSCAR. Tomo 7.
HARTMAN, ROBERT. Tomo 7.
HARTWEG, THEODORE. Tomo 7.
HASSEY, OLOARDO. Tomo 7.
HATANAL. Tomo 7.
HAUSMANITA. Tomo 7.
HAVERFIELD, JOHN T.. Tomo 7.
HAWAY-XIN. Tomo 7.
HAWKINS, JOHN. Tomo 7.
HAWKS, HENRY. Tomo 7.
HAXTLALZONTLI, LORENZO DE SAN FRANCISCO. Tomo 7.
HAY, EDUARDO. Tomo 7.
HAYA. Tomo 7.
HEALY, PATRICIO FRANCISCO. Tomo 7.
HEBRAÍSTAS. Tomo 7.
HECELCHAKÁN, CAMP.. Tomo 7.
HECHICEROS. Tomo 7.
HECHIZO. Tomo 7.
HECHO. Tomo 7.
HECHT THALMESSINGER, OTTO. Tomo 7.
HEDIONDILLA. Tomo 7.
HEDIONDILLO. Tomo 7.
HELECHOS. Tomo 7.
HELGUERA, IGNACIO. Tomo 7.
HELGUERA, JESÚS. Tomo 7.
HELIO. Tomo 7.
HELIOTROPO. Tomo 7.
HELLER, CARL BARTHOLOMEAUS. Tomo 7.
HELLER, CLAUDIO. Tomo 7.
HEMATITA. Tomo 7.
HEMEROTECA NACIONAL. Tomo 7.
HEMIMORFITA. Tomo 7.

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HENDRICHS PÉREZ, PEDRO RODOLFO. Tomo 7.
HENEQUÉN. Tomo 7.
HENESTROSA, ANDRÉS. Tomo 7.
HENO. Tomo 7.
HENRÍQUEZ GUZMÁN, MIGUEL. Tomo 7.
HENRÍQUEZ UREÑA, PEDRO. Tomo 7.
HEPATICAS. Tomo 7.
HERÁLDICA. Tomo 7.
HERAS, MANUEL. Tomo 7.
HERBARIO. Tomo 7.
HERCE RUIZ, FÉLIX. Tomo 7.
HERDOÑANA MARTÍNEZ, ANTONIO MODESTO. Tomo 7.
HEREDIA, ANTONIO DE. Tomo 7.
HEREDIA, CARLOS MARÍA DE. Tomo 7.
HEREDIA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 7.
HEREDIA, JOSÉ G.. Tomo 7.
HEREDIA, JOSÉ IGNACIO. Tomo 7.
HEREDIA, JUAN DE. Tomo 7.
HEREDIA, VICENTE. Tomo 7.
HEREDIA ÁLVAREZ, RICARDO. Tomo 7.
HEREDIA ARGÜELLES, MANUEL. Tomo 7.
HEREDIA Y HEREDIA, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
HEREMBERG, ANTÓN. Tomo 7.
HERGESHEIMER, JOSEPH. Tomo 7.
HERMANN EVERS, HEINRICH CHRISTIAN. Tomo 7.
HERMIDA RUIZ, ÁNGEL J.. Tomo 7.
HERMOSA, JESÚS. Tomo 7.
HERMOSILLO, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 7.
HERMOSILLO, SON.. Tomo 7.
HERMOSILLO Y RODRÍGUEZ, GONZALO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, ALEJO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, ALONSO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, AMALIA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, ANTONIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, BRAULIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, CAMILA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, CARLOS. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, EFRÉN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, FORTUNATO. Tomo 7.

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HERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 7.
-. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, GABRIEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, GONZALO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, HIPÓLITO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, JOSÉ JERÓNIMO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, JUAN A.. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, JUAN JOSÉ. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, JULIO S.. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, LAMBERTO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, LORENZO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, LUISA JOSEFINA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, MACARIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, MARCOS. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, MATEOS. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, OCTAVIO ANDRÉS. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, RAFAEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, RAFAEL AMADOR. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, ROSALÍO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, SANTIAGO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, SERGIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, TEODORO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ, TIRSO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ ACEVEDO, JUAN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ ACEVES, LEOPOLDO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ BARRÓN, ROSENDO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ CAMPOS, JORGE. Tomo 7.
HERNÁNDEZ CHÁZARO, EDUARDO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ CORZO, GILBERTO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ CORZO, RODOLFO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, FRANCISCO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ DELGADILLO, JOSÉ. Tomo 7.
HERNÁNDEZ DELGADO, JOSÉ. Tomo 7.
HERNÁNDEZ DIOSDADO, ALONSO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ GARCÍA, RAÚL. Tomo 7.

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HERNÁNDEZ GERÓNIMO, AULDÁRICO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ GÓMEZ, TULIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, VÍCTOR. Tomo 7.
HERNÁNDEZ JÁUREGUI, GONZALO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ JÁUREGUI, MIGUEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ LLERGO, REGINO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ LÓPEZ, HERMILIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ LOZA, HELIODORO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ LUNA, JUAN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ MADERO, RAFAEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ MAGAÑA, RAFAEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ MILLARES, JORGE. Tomo 7.
HERNÁNDEZ MIRANDA, ALICIA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ MONCADA, EDUARDO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ MONTOYA, ANTONIO (EDUARDO). Tomo 7.
HERNÁNDEZ NAVARRO, AGUSTÍN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ OCHOA, RAFAEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ PALACIOS, AURELIANO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ PEÓN, RAÚL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ PÉREZ, OSBELIA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ PIUKI, AGUSTÍN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ PORTOCARRERO, ALON SO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ REYES, BALTASAR. Tomo 7.
HERNÁNDEZ SAGREDO, SEBASTIÁN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ SERRANO, FEDERICO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ TAMEZ, JESÚS. Tomo 7.
HERNÁNDEZ TERÁN, JULIA. Tomo 7.
HERNÁNDEZ URBAN, MIGUEL. Tomo 7.
HERNÁNDEZ XOCHITIOTZIN, DESIDERIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ XOLOCOTZI, EFRAÍN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ Y DÁVALOS, JUAN E.. Tomo 7.
HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ Y MARÍN, JUAN. Tomo 7.
HERNÁNDEZ Y RODRÍGUEZ, ANTONIO. Tomo 7.
HERNÁNDEZ ZARCO, MARÍA. Tomo 7.
HERNANDOTE. Tomo 7.
HERPETOLOGÍA. Tomo 7.

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HERRÁN, JOSÉ R. DE LA. Tomo 7.
HERRÁN, SATURNINO. Tomo 7.
HERRÁN ARELLANO, JOSÉ. Tomo 7.
HERRASTI, FRANCISCO DE PADUA. Tomo 7.
HERREJÓN, JUAN CUAUHTÉMOC. Tomo 7.
HERREJÓN PEREDO, CARLOS. Tomo 7.
HERRERA, ALFONSO. Tomo 7.
HERRERA, ALFONSO L.. Tomo 7.
HERRERA, ALONSO DE. Tomo 7.
HERRERA, ALONSO DE. Tomo 7.
HERRERA, CÁSTULO. Tomo 7.
HERRERA, DIEGO DE. Tomo 7.
HERRERA, JOSÉ JOAQUÍN DE. Tomo 7.
HERRERA, JOSÉ MANUEL. Tomo 7.
HERRERA, JOSÉ MANUEL. Tomo 7.
HERRERA, JUAN DE. Tomo 7.
HERRERA, JUAN DE. Tomo 7.
HERRERA, JUAN N.. Tomo 7.
HERRERA, LETICIA. Tomo 7.
HERRERA, LUIS. Tomo 7.
HERRERA, MANUEL. Tomo 7.
HERRERA, MANUEL DE. Tomo 7.
HERRERA, MANUELA MARÍA. Tomo 7.
HERRERA, MATEO. Tomo 7.
HERRERA, RAÚL. Tomo 7.
HERRERA, RUBÉN. Tomo 7.
HERRERA, TEÓFILO. Tomo 7.
HERRERA CANO, LUIS. Tomo 7.
HERRERA CANO, MACLOVIO. Tomo 7.
HERRERA CARRILLO, PABLO. Tomo 7.
HERRERA CARTALLA, MANUEL. Tomo 7.
HERRERA CASTILLO, DOMINGO JAFET. Tomo 7.
HERRERA DE LA FUENTE, LUIS. Tomo 7.
HERRERA FRIMONT, CELESTINO. Tomo 7.
HERRERA GRIMALDO, CRISTÓBAL. Tomo 7.
HERRERA MORENO, ENRIQUE. Tomo 7.
HERRERA MORO, LUIS. Tomo 7.
HERRERA REVILLA, ISMAEL. Tomo 7.
HERRERA SOMELLERA, JOSÉ LUIS. Tomo 7.

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HERRERA Y ÁLVAREZ, MANUEL. Tomo 7.
HERRERA Y CAIRO, ANACLETO. Tomo 7.
HERRERA Y CAIRO, IGNACIO. Tomo 7.
HERRERA Y LASSO, MANUEL. Tomo 7.
HERRERA Y MONTEMAYOR, JUAN. Tomo 7.
HERRERA Y OGAZÓN, ALBA. Tomo 7.
HERRERA Y PIÑA, JUAN DE JESÚS. Tomo 7.
HERRERA Y TORDESILLAS, ANTONIO. Tomo 7.
HERRERA ZAPIÉN, TARSICIO. Tomo 7.
HERRERÍAS, GONZALO. Tomo 7.
HERRERÍAS, IGNACIO FRANCISCO. Tomo 7.
HERRERILLO. Tomo 7.
HERRERILLO COMÚN. Tomo 7.
HERRERO. Tomo 7.
HERRERO, RODOLFO. Tomo 7.
HERSUA. Tomo 7.
HESEN. Tomo 7.
HESONITA. Tomo 7.
HETZMEC. Tomo 7.
HEVIA, FRANCISCO. Tomo 7.
HEVIA DEL PUERTO Y OLGUÍN, ERNESTINA. Tomo 7.
HEVIA Y VALDÉS, DIEGO DE. Tomo 7.
HEXCHUNCHAN. Tomo 7.
HEYDEN, DORIS. Tomo 7.
HIALITA. Tomo 7.
HIBUERAS, EXPEDICIÓN A LAS. Tomo 7.
HICOTEA. Tomo 7.
HIDALGA, LORENZO DE LA. Tomo 7.
HIDALGA, PILAR DE LA. Tomo 7.
HIDALGO, ÁNGEL. Tomo 7.
HIDALGO, CUTBERTO. Tomo 7.
HIDALGO, ERNESTO. Tomo 7.
HIDALGO, ESTADO DE . Tomo 7.
HIDALGO, JOSÉ MANUEL. Tomo 7.
HIDALGO, LUIS. Tomo 7.
HIDALGO, MARÍA LUISA. Tomo 7.
HIDALGO, MARIANO. Tomo 7.
HIDALGO, MIGUEL. Tomo 7.
HIDALGO MONDRAGÓN, MARÍA DEL CONSUELO. Tomo 7.

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HIDALGO MONROY, LUIS. Tomo 7.
HIDALGO Y CARPIO, LUIS. Tomo 7.
HIDALGO Y COSTILLA, CRISTÓBAL. Tomo 7.
HIDALGO Y COSTILLA, MIGUEL. Tomo 7.
HIDALGO Y MUÑOZ, IGNACIO. Tomo 7.
HIDALGO Y VENDAVAL, CRISTÓBAL. Tomo 7.
HIDROCARBUROS. Tomo 7.
HIDRÓFANO. Tomo 7.
HIEDRA. Tomo 7.
HIELO. Tomo 7.
HIERBA. Tomo 7.
HIERBA CENIZA. Tomo 7.
HIERBA CHOCHA. Tomo 7.
HIERBA DE CHUCHO. Tomo 7.
HIERBA DE COCHE. Tomo 7.
HIERBA DE LA CALENTURA. Tomo 7.
HIERBA DE LA CANELA. Tomo 7.
HIERBA DE LA CHACHALACA. Tomo 7.
HIERBA DE LA CONCHUDA. Tomo 7.
HIERBA DE LA CUCARACHA. Tomo 7.
HIERBA DE LA CULEBRA. Tomo 7.
HIERBA DE LA FLECHA. Tomo 7.
HIERBA DE LA LECHE. Tomo 7.
HIERBA DE LA LOMBRICERA. Tomo 7.
HIERBA DE LA MULA. Tomo 7.
HIERBA DE LA PALOMA. Tomo 7.
HIERBA DE LA PULGA. Tomo 7.
HIERBA DE LA RABIA. Tomo 7.
HIERBA DE LA VENTOSIDAD. Tomo 7.
HIERBA DE LA VIRUELA. Tomo 7.
HIERBA DE LAS REUMAS. Tomo 7.
HIERBA DE SAN JUAN. Tomo 7.
HIERBA DE SAN NICOLÁS. Tomo 7.
HIERBA DE SAN PEDRO. Tomo 7.
HIERBA DE SANTA MARÍA. Tomo 7.
HIERBA DEL BECERRO. Tomo 7.
HIERBA DEL BURRO. Tomo 7.
HIERBA DEL CABALLO. Tomo 7.
HIERBA DEL CAMARÓN. Tomo 7.

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HIERBA DEL CÁNCER. Tomo 7.
HIERBA DEL CARBONERO. Tomo 7.
HIERBA DEL CARGAPALITO. Tomo 7.
HIERBA DEL CHICLE. Tomo 7.
HIERBA DEL CHIVO. Tomo 7.
HIERBA DEL COYOTE. Tomo 7.
HIERBA DEL CUERVO. Tomo 7.
HIERBA DEL CURA. Tomo 7.
HIERBA DEL DUENDE. Tomo 7.
HIERBA DEL EMPEINE. Tomo 7.
HIERBA DEL ESPANTO. Tomo 7.
HIERBA DEL GATO. Tomo 7.
HIERBA DEL GOLPE. Tomo 7.
HIERBA DEL MAL DE OJO. Tomo 7.
HIERBA DEL NEGRO. Tomo 7.
HIERBA DEL POLLO. Tomo 7.
HIERBA DEL SAPO. Tomo 7.
HIERBA DEL TABARDILLO. Tomo 7.
HIERBA DEL TEMAZCAL. Tomo 7.
HIERBA DEL VENADO. Tomo 7.
HIERBA DEL ZORRILLO. Tomo 7.
HIERBA DEL ZORRO. Tomo 7.
HIERBA DULCE. Tomo 7.
HIERBA GALLINA. Tomo 7.
HIERBA HEDIONDA. Tomo 7.
HIERBA LOCA. Tomo 7.
HIERBA MARÍA. Tomo 7.
HIERBA MORA. Tomo 7.
HIERBA PEGAJOSA. Tomo 7.
HIERBABUENA. Tomo 7.
HIERBERO. Tomo 7.
HIERBEROS. Tomo 7.
HIERRO. Tomo 7.
HIERRO, AGUSTÍN. Tomo 7.
HIERRO, SIMÓN DEL. Tomo 7.
HIERRO FORJADO. Tomo 7.
HIGIENE URBANA PREHISPÁNICA. Tomo 7.
HIGO. Tomo 7.
HIGUERA. Tomo 7.

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HIGUERILLA. Tomo 7.
HIGUERÓN. Tomo 7.
HÍJAR, ALBERTO. Tomo 7.
HÍJAR Y HARO, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
HÍJAR Y HARO, JUAN B.. Tomo 7.
HÍJAR Y HARO, LUIS. Tomo 7.
HIJAS DE MARÍA AUXILIADORA. Tomo 7.
HIJO DEL AHUIZOTE, EL. Tomo 7.
HIJO DEL TRABAJO, EL. Tomo 7.
HIJO PRÓDIGO, EL. Tomo 7.
HILL, BENJAMÍN G.. Tomo 7.
HILLEBRANDITA. Tomo 7.
HIMNO NACIONAL . Tomo 7.
HINOJOSA, COSME. Tomo 7.
HINOJOSA, DOMINGO. Tomo 7.
HINOJOSA, JOSÉ. Tomo 7.
HINOJOSA, JUAN JOSÉ. Tomo 7.
HINOJOSA, JUAN JOSÉ. Tomo 7.
HINOJOSA, PEDRO. Tomo 7.
HINOJOSA BERRONES, ALFONSO. Tomo 7.
HINOJOSA ORTIZ, JOSÉ. Tomo 7.
HIPOCORÍSTICOS. Tomo 7.
HIRIART, HUGO. Tomo 7.
HISTORIETA. Tomo 7.
HISTORIOGRAFÍA. Tomo 7.
HISTORIOGRAFÍA ECONÓMICA. Tomo 7.
HIZA. Tomo 7.
HOACTLI. Tomo 7.
HOCHOB. Tomo 7.
HOCICO DE PUERCO. Tomo 7.
HOCOFAISÁN. Tomo 7.
HOFFMANN, ANITA. Tomo 7.
HOFFMANN, CARLOS CRISTIAN. Tomo 7.
HOFMANN, KITZIA DOMENGE DE. Tomo 7.
HOFMANN-YSENBOURG, HERBERT. Tomo 7.
HOGAL, JOSÉ ANTONIO DE. Tomo 7.
HOGAL, JOSÉ BERNARDO DE. Tomo 7.
HOITZANAL. Tomo 7.
HOJA BLANCA. Tomo 7.

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HOJA CENIZA. Tomo 7.
HOJA DE CUERO. Tomo 7.
HOJA DE JABÓN. Tomo 7.
HOJA DE SAN PABLO. Tomo 7.
HOJA DE SAN PEDRO. Tomo 7.
HOJA DURA. Tomo 7.
HOJA ELEGANTE. Tomo 7.
HOJA MAN. Tomo 7.
HOJA MENUDA. Tomo 7.
HOJA PINTA. Tomo 7.
HOJA SANTA. Tomo 7.
HOJASÉN. Tomo 7.
HOLACTÚN. Tomo 7.
HOLGUÍN BURGOA, JUAN G.. Tomo 7.
HOLLAND, WILLIAM R.. Tomo 7.
HOLMES, WILLIAM HENRY. Tomo 7.
HOLÓ. Tomo 7.
HOMBRE PREHISTÓRICO. Tomo 7.
HOMBRE VIEJO. Tomo 7.
HONG, VICENTE. Tomo 7.
HONGO AMARILLO. Tomo 7.
HONGO DE ENCINO. Tomo 7.
HONGO DE MADROÑO. Tomo 7.
HONGO DE OCOTE. Tomo 7.
HONGO DE SAN JUAN. Tomo 7.
HONGO DEL GENIO. Tomo 7.
HONGO ENCHILADO. Tomo 7.
HONGO LOCO. Tomo 7.
HONGO MANTEQUILLA. Tomo 7.
HONGO MANZANA. Tomo 7.
HONGO NEGRO. Tomo 7.
HONGO SAGRADO. Tomo 7.
HONGO SANTO DE LAS PRADERAS. Tomo 7.
HONGO TUZA. Tomo 7.
HONGORADO. Tomo 7.
HONGOS. Tomo 7.
HONGOS ADIVINADORES. Tomo 7.
HONGOS ALUCINÓGENOS. Tomo 7.
HONGOS DE PIEDRA. Tomo 7.

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HONOR NACIONAL. Tomo 7.
HOOPE RAMÍREZ, EDGAR. Tomo 7.
HOPELCHÉN, CAMP.. Tomo 7.
HORA. Tomo 7.
HORCASITAS, FERNANDO. Tomo 7.
HORMIGA. Tomo 7.
HORMIGA ARRIERA. Tomo 7.
HORMIGA LEÓN. Tomo 7.
HORMIGUERA. Tomo 7.
HORMIGUERO. Tomo 7.
HORMIGUERO (Camp.). Tomo 7.
HORNEDO, FRANCISCO G.. Tomo 7.
HORQUETA. Tomo 7.
HORTA, MANUEL. Tomo 7.
HORTA, PEDRO DE. Tomo 7.
HORTENSIA. Tomo 7.
HORTIGOSA, PEDRO DE. Tomo 7.
HORTOP, JOB. Tomo 7.
HOSOCOLA. Tomo 7.
HOSPICIO. Tomo 7.
HOSPITALES . Tomo 7.
HOTELES. Tomo 7.
HOUCK, LOUIS. Tomo 7.
HOUSTON, GUILLERMO. Tomo 7.
HOUSTON, SAMUEL. Tomo 7.
HOYO, FELIPE DEL. Tomo 7.
HOYOS RUIZ, GUSTAVO. Tomo 7.
HOYOS Y MIER, LUIS FERNANDO. Tomo 7.
HOZ, SANTIAGO DE LA. Tomo 7.
HRDLICKA, ALES. Tomo 7.
HUACAL. Tomo 7.
HUACHACOTE. Tomo 7.
HUACHICHILES. Tomo 7.
HUACHINANGO. Tomo 7.
HUACUJA, MALÚ. Tomo 7.
HUAHUTOTOL. Tomo 7.
HUAJUAPAN, SITIO DE. Tomo 7.
HUAJUAPAN DE LEÓN, DIÓCESIS DE. Tomo 7.
HUAJUAPAN DE LEÓN (Oax.). Tomo 7.

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HUAMANGO (Méx.). Tomo 7.
HUANDACAREO (Mich.). Tomo 7.
HUARACHES. Tomo 7.
HUARTE, ANA MARÍA. Tomo 7.
HUARTE, ISIDRO. Tomo 7.
HUASTECOS . Tomo 7.
HUATULCO, CRUZ DE. Tomo 7.
HUATULCO, OAX.. Tomo 7.
HUAUTLA, PRELATURA DE. Tomo 7.
HUAVES. Tomo 7.
HUAXTEPEC. Tomo 7.
HUBBE GARCÍA, JOAQUÍN. Tomo 7.
HUEHUECOYOTL. Tomo 7.
HUEHUETÉOTL. Tomo 7.
HUEHUETLATOLLI. Tomo 7.
HUEITZANATL. Tomo 7.
HUEJOTZINGO, CONVENTO DE. Tomo 7.
HUEJUTLA, DIÓCESIS DE. Tomo 7.
HUEJUTLA DE REYES, HGO.. Tomo 7.
HUELE DE DIA. Tomo 7.
HUELE DE NOCHE. Tomo 7.
HUELGAS. Tomo 7.
HUEMAC. Tomo 7.
HUERTA, ADOLFO DE LA. Tomo 7.
HUERTA, ALFONSO DE LA. Tomo 7.
HUERTA, ANDRÉS. Tomo 7.
HUERTA, BATALLA DE LA. Tomo 7.
HUERTA, DAVID. Tomo 7.
HUERTA, EFRAÍN. Tomo 7.
HUERTA, ELENA. Tomo 7.
HUERTA, EPITACIO. Tomo 7.
HUERTA, ESTEBAN. Tomo 7.
HUERTA, JOSÉ. Tomo 7.
HUERTA, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 7.
HUERTA, VICTORIANO. Tomo 7.
HUERTA MALDONADO, MIGUEL. Tomo 7.
HUERTA RIVERA, JOSÉ (Joselito). Tomo 7.
HUERTA SILVA, IGNACIO. Tomo 7.
HUESCA PACHECO, ROSENDO. Tomo 7.

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HUESILLO. Tomo 7.
HUESITO. Tomo 7.
HUESO. Tomo 7.
HUETZIN. Tomo 7.
HUEVO DE VENADO. Tomo 7.
HUEVOS DE COYOTE. Tomo 7.
HUICHAPAN, CÓDICE. Tomo 7.
HUICHOLES . Tomo 7.
HUICI, ALBERTO. Tomo 7.
HUIJAZOO (OAX.). Tomo 7.
HUILOTA. Tomo 7.
HUIPIL. Tomo 7.
HUIRIGO. Tomo 7.
HUITZILÍHUITL. Tomo 7.
HUITZILOPOCHTLI. Tomo 7.
HUITZIMENGARI, ANTONIO. Tomo 7.
HUITZIMENGARI, CONSTANTINO. Tomo 7.
HUIXTOCÍHUATL o UIXTOCÍHUATL. Tomo 7.
HUIZACHE. Tomo 7.
HUÍZAR, CANDELARIO. Tomo 7.
HUIZOTL. Tomo 7.
HULE. Tomo 7.
HULLA. Tomo 7.
HUMBOLDT, ALEJANDRO DE. Tomo 7.
HUMBOLDT, CÓDICE. Tomo 7.
HUN HAU. Tomo 7.
HUNAB-KU. Tomo 7.
HUNT, ROBERT CUSHMAN. Tomo 7.
HUNTICHMOOL. Tomo 7.
HURACÁN. Tomo 7.
HURO. Tomo 7.
HURTADO, GERARDO. Tomo 7.
HURTADO, RODOLFO. Tomo 7.
HURTADO HERNÁNDEZ, ALFREDO. Tomo 7.
HURTADO SUÁREZ, GERARDO. Tomo 7.
HURTADO Y ROBLES, ANASTASIO. Tomo 7.
HUTCHINSON, CECIL ALAN. Tomo 7.
HYELEN o HELEN, EVERARDO. Tomo 7.
I. Tomo 7.

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IBAÑEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 7.
IBÁÑEZ, EMMY. Tomo 7.
IBÁÑEZ DE CORVERA, JOSÉ DOMINGO. Tomo 7.
IBÁÑEZ MARIEL, ROBERTO. Tomo 7.
IBÁÑEZ SALDAÑA, JOAQUÍN. Tomo 7.
IBAR, FRANCISCO. Tomo 7.
IBARGÜENGOITIA, JORGE. Tomo 7.
IBARRA, BENITO. Tomo 7.
IBARRA, DIEGO. Tomo 7.
IBARRA, DOMINGO. Tomo 7.
IBARRA, EPIGMENIO. Tomo 7.
IBARRA, FRANCISCO. Tomo 7.
IBARRA, GUILLERMO. Tomo 7.
IBARRA, JOSÉ DE. Tomo 7.
IBARRA DE ANDA, FORTINO. Tomo 7.
IBARRA DE LEÓN, ANDRÉS. Tomo 7.
IBARRA GROTH, FEDERICO. Tomo 7.
IBARRA MEDINA, JESÚS. Tomo 7.
IBARRA MONTES DE OCA, JAVIER. Tomo 7.
IBARRA MUÑOZ, DAVID. Tomo 7.
IBARRA ORTOLL, FELIPE. Tomo 7.
IBARRA Y GONZÁLEZ, RAMÓN. Tomo 7.
IBARRARÁN Y PONCE, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
IBERRI, ALFONSO. Tomo 7.
IBERRI, JOSÉ IGNACIO. Tomo 7.
IBERRI KINO o RINO, BALTAZAR. Tomo 7.
IBIS BLANCO. Tomo 7.
IBIS FINO. Tomo 7.
ICACO. Tomo 7.
ICAQUILLO. Tomo 7.
ICAZA, ERNESTO. Tomo 7.
ICAZA, FRANCISCO. Tomo 7.
ICAZA, FRANCISCO A. DE. Tomo 7.
ICAZA, JOSÉ RAMÓN. Tomo 7.
ICAZA, XAVIER. Tomo 7.
ICHCAHUIPILLI. Tomo 7.
ICHPATÚN. Tomo 7.
ICTIOLOGÍA. Tomo 7.
ICXIXOUHQUI. Tomo 7.

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IDUARTE, ANDRÉS. Tomo 7.
IGLESIA CATÓLICA . Tomo 7.
IGLESIA PARGA, RAMÓN. Tomo 7.
IGLESIAS, ÁNGEL. Tomo 7.
IGLESIAS, EDUARDO. Tomo 7.
IGLESIAS, JOSÉ MARÍA. Tomo 7.
IGLESIAS CALDERÓN, FERNANDO. Tomo 7.
IGUANA. Tomo 7.
IGUANA NEGRA. Tomo 7.
IGUANERO. Tomo 7.
IGUANO BLANCO. Tomo 7.
IGUÍNIZ VIZCAÍNO, JUAN BAUTISTA. Tomo 7.
IHUATZIO. Tomo 7.
ILAMA. Tomo 7.
ILAMACÓATL. Tomo 7.
ILAMATOTOTL. Tomo 7.
ILHUÍCATL. Tomo 7.
ILITE. Tomo 7.
ILLESCAS, CARLOS. Tomo 7.
ILLESCAS FRISBIE, RAFAEL. Tomo 7.
ILLUALE. Tomo 7.
IMAGINEROS. Tomo 7.
IMÁN, SANTIAGO. Tomo 7.
ÍMAZ, EUGENIO. Tomo 7.
IMPERIO ESPAÑOL. Tomo 7.
IMPERIO MEXICANO. Tomo 7.
IMPERIOS MESOAMERICANOS. Tomo 7.
IMPRENTA. Tomo 7.
IMPUESTO AL VALOR AGREGADO (IVA). Tomo 7.
IMPUESTO SOBRE LA RENTA. Tomo 7.
INAME. Tomo 7.
INCENTIVOS. Tomo 7.
INCIENSO. Tomo 7.
INCLÁN, GUADALUPE. Tomo 7.
INCLÁN, JOSÉ. Tomo 7.
INCLÁN, LUIS G.. Tomo 7.
INCLÁN, RAMÓN. Tomo 7.
INCLÁN HERRERA, CARLOS. Tomo 7.
INCLÁN SCHROEDER, FEDERICO. Tomo 7.

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INCUNABLES. Tomo 7.
INDA, STELLA. Tomo 7.
INDEPENDENCIA . Tomo 7.
INDIAS, LEYES DE. Tomo 7.
INDIO. Tomo 7.
INDIOS VERDES. Tomo 7.
INDUMENTARIA. Tomo 7.
INDUSTRIA . Tomo 7.
INDUSTRIA DE MAQUINARIA. Máquinas-herramienta. Tomo 7.
INDUSTRIA MANUFACTURERA . Tomo 7.
INDUSTRIA MAQUILADORA. Tomo 7.
INDUSTRIA NAVAL. Tomo 7.
INFANTE, ALEJO. Tomo 7.
INFANTE, JOSÉ TOMÁS. Tomo 7.
INFANTE, PEDRO. Tomo 7.
INFLACIÓN. Tomo 7.
INFORMES DE GOBIERNO. Tomo 7.
INFRAMUNDO. Tomo 7.
INGENIERÍA. Tomo 7.
INGENIERÍA GENÉTICA. Tomo 7.
INGO. Tomo 7.
INICIATIVA PRIVADA. Tomo 7.
INIESTA BEJARANO, ILDEFONSO. Tomo 7.
INJERTO. Tomo 7.
INMACULADOS. Tomo 7.
INMORTAL. Tomo 7.
INOCENTES, DÍA o FIESTA DE LOS. Tomo 7.
INODADO. Tomo 7.
INQUISICIÓN. Tomo 7.
INQUISIDOR. Tomo 7.
INRI o I.N.R.I. Tomo 7.
INSECTOS. Tomo 7.
INSTITUTO ANGLO MEXICANO DE CULTURA. Tomo 7.

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Tomo 8
INSTITUTO CULTURAL ALEMÁN GOETHE. Tomo 8.
INSTITUTO CULTURAL HISPANO MEXICANO. Tomo 8.
INSTITUTO DE AMISTAD E INTERCAMBIO CULTURAL MEXICO-URSS.
Tomo 8.
INSTITUTO DE ASTRONOMÍA DE LA UNAM (IAUNAM). Tomo 8.
INSTITUTO DE CIENCIAS DEL MAR Y LIMNOLOGÍA DE LA UNAM
(ICMyL). Tomo 8.
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y SOCIALES.
Tomo 8.
INSTITUTO DE FÍSICA DE LA UNAM (IFUNAM). Tomo 8.
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN E INTEGRACIÓN SOCIAL DEL
ESTADO DE OAXACA. Tomo 8.
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES EN MATERIALES DE LA UNAM
(IIM). Tomo 8.
INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL PARA LAS FUERZAS ARMADAS
MEXICANAS. Tomo 8.
INSTITUTO DE SEGURIDAD Y SERVICIOS SOCIALES DE LOS
TRABAJADORES DEL ESTADO . Tomo 8.
INSTITUTO DEL FONDO NACIONAL DE LA VIVIENDA PARA LOS
TRABAJADORES. Tomo 8.
INSTITUTO FRANCÉS DE AMÉRICA LATINA (IFAL). Tomo 8.
INSTITUTO ITALO-LATINOAMERICANO (IIL). Tomo 8.
INSTITUTO LATINOAMERICANO DE LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA
(ILCE). Tomo 8.
INSTITUTO LINGÜÍSTICO DE VERANO (ILV). Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DE CULTURA. Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DE LA MODA (IMM). Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DE RECURSOS NATURALES RENOVABLES
(IMERNAR). Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DE REHABILITACIÓN. Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DE TECNOLOGÍA DEL AGUA (IMTA). Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DEL CAFÉ (Inmecafé). Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DEL PETRÓLEO (IMP). Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL (IMSS) . Tomo 8.
INSTITUTO MEXICANO NORTEAMERICANO DE RELACIONES
CULTURALES. Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA (INAP). Tomo

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8.
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA (INAH). Tomo
8.
INSTITUTO NACIONAL DE ASTRONOMÍA, ÓPTICA Y ELECTRÓNICA
(INAOE). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES (INBA). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE CANCEROLOGÍA (INCAN). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE CARDIOLOGÍA IGNACIO CHÁVEZ. Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE ENFERMEDADES RESPIRATORIAS (INER).
Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, GEOGRAFÍA E
INFORMÁTICA (INEGI). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA (INEHRM). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES FORESTALES Y
AGROPECUARIAS (INIFAP). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES NUCLEARES (ININ).
Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE LA NUTRICIÓN (INN). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE NEUROLOGÍA Y NEUROCIRUGÍA (INNyN).
Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE PEDIATRÍA (INP). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DE TIFLOLOGÍA. Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL DEL CONSUMIDOR (INCO). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL INDIGENISTA (INI). Tomo 8.
INSTITUTO NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE LA COMUNIDAD
RURAL Y DE LA VIVIENDA POPULAR (INDECO). Tomo 8.
INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA (IPGH).
Tomo 8.
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL. Tomo 8.
INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS COMERCIALES. Tomo 8.
INSTITUTO TECNOLÓGICO AUTÓNOMO DE MÉXICO (ITAM). Tomo 8.
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE
MONTERREY (ITESM). Tomo 8.
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE
OCCIDENTE (ITESO). Tomo 8.
INSTITUTOS TECNOLÓGICOS REGIONALES. Tomo 8.
INSTRUCTIVO. Tomo 8.
INTENDENCIAS. Tomo 8.

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INTERVENCIÓN FRANCESA E IMPERIO . Tomo 8.
INUPEPE. Tomo 8.
INVERSIÓN EXTRANJERA. Tomo 8.
INVERTEBRADOS. Tomo 8.
INVIERNO. Tomo 8.
IÑAME. Tomo 8.
ÍÑIGO, ALEJANDRO. Tomo 8.
ÍÑIGO RUIZ, MANUEL. Tomo 8.
ÍÑIGUEZ, DALIA. Tomo 8.
ÍÑIGUEZ, XAVIER. Tomo 8.
IPALNEMOHUANI. Tomo 8.
IPECACUANA. Tomo 8.
IPIÑA, OCTAVIANO C.. Tomo 8.
IPIÑA, TOMÁS. Tomo 8.
IRAGORRI, JUAN FRANCISCO. Tomo 8.
IRAPUATO, GTO.. Tomo 8.
IRIARTE, FRANCISCO. Tomo 8.
IRIARTE, HESIQUIO. Tomo 8.
IRIARTE, RAFAEL. Tomo 8.
IRIGOYEN, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
IRIGOYEN, ULISES. Tomo 8.
IRIGOYEN DE LA O, ANTONIO CIPRIANO. Tomo 8.
IRIGOYEN DE LA O, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
IRIGOYEN ESCONTRÍAS, MARIANO. Tomo 8.
IRIGOYEN LARA, MANUEL. Tomo 8.
IRIGOYEN ROSADO, RENÁN. Tomo 8.
IRIGOYEN Y CÁRDENAS, LIBORIO. Tomo 8.
IRIGOYEN Y MUÑOZ CANO, MARIANO. Tomo 8.
IRIS, ESPERANZA (María Esperanza Bonfil). Tomo 8.
IRRIGACIÓN . Tomo 8.
IRWIN-WILLIAMS, CYNTHIA CORA. Tomo 8.
ISAAC, ALBERTO. Tomo 8.
ISABEL DE CASTILLA o ISABEL LA CATÓLICA. Tomo 8.
ISABEL LA CATÓLICA, FONDO CULTURAL. Tomo 8.
ISABEL LA CATÓLICA, REAL ORDEN DE. Tomo 8.
ISLA, CARLOS. Tomo 8.
ISLAS. Tomo 8.
ISLAS, ANDRÉS. Tomo 8.
ISLAS, RUBÉN. Tomo 8.

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ISLAS, SATURNINO. Tomo 8.
ISLAS ESCÁRCEGA, LEOVIGILDO. Tomo 8.
ISLAS GARCIA, LUIS. Tomo 8.
ISLAS MAGALLANES, OLGA. Tomo 8.
ISOTE. Tomo 8.
ISSASI GONZÁLEZ, JOSÉ DOMINGO. Tomo 8.
ISTAPIL. Tomo 8.
ISTÉ. Tomo 8.
ITAMO. Tomo 8.
ITUARTE, JULIO. Tomo 8.
ITUARTE ESTEVA, MANUEL. Tomo 8.
ITURBE, RAMÓN F.. Tomo 8.
ITURBE Y ANCIOLA, FRANCISCO. Tomo 8.
ITURBIDE, AGUSTÍN DE. Tomo 8.
ITURBIDE, ALFREDO. Tomo 8.
ITURBIDE, EDUARDO. Tomo 8.
ITURBIDE PRECIAT, ANÍBAL DE. Tomo 8.
ITURBIDE REYGONDAUD, EDMUNDO. Tomo 8.
ITURRIAGA, JOSÉ E.. Tomo 8.
ITURRIAGA, MANUEL. Tomo 8.
ITURRIAGA, MANUEL MARIANO. Tomo 8.
ITURRIAGA, PEDRO. Tomo 8.
ITURRIGARAY Y ARÓSTEGUI, JOSÉ DE. Tomo 8.
ITZÁ. Tomo 8.
ITZAMNÁ. Tomo 8.
ITZAMPÍ. Tomo 8.
ITZCÓATL. Tomo 8.
ITZCUINCUANI. Tomo 8.
ITZCUINTLI. Tomo 8.
ITZPAPÁLOTL. Tomo 8.
ITZQUAHTLI. Tomo 8.
ITZTLACOLIUHQUI. Tomo 8.
IXBALANQUÉ. Tomo 8.
IXCAPUL SERRANO. Tomo 8.
IXCHEL. Tomo 8.
IXCOZAUHQUI. Tomo 8.
IXCUINA o IXCUINAME. Tomo 8.
IXMIQUILPAN DE ALDAMA, HGO.. Tomo 8.
IXPENGUA. Tomo 8.

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IXTAB. Tomo 8.
IXTÉPETE, EL. Tomo 8.
IXTLÁN. Tomo 8.
IXTLE. Tomo 8.
IXTLICUECHAHUAC. Tomo 8.
IXTLILXÓCHITL, CÓDICE. Tomo 8.
IXTLILXÓCHITL, HERNANDO. Tomo 8.
IXTLILXÓCHITL, OMETOCHTLI. Tomo 8.
IZÁBAL, RAFAEL. Tomo 8.
IZAGUIRRE, LEANDRO. Tomo 8.
IZAGUIRRE TOLSÁ, ENRIQUE. Tomo 8.
IZAMAL. Tomo 8.
IZAPA. Tomo 8.
IZAZAGA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
IZCALLI. Tomo 8.
IZQUIERDO, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 8.
IZQUIERDO, JOSÉ MANUEL. Tomo 8.
IZQUIERDO, JUAN. Tomo 8.
IZQUIERDO, MARÍA. Tomo 8.
IZQUIERDO ALBIÑANA, ASUNCIÓN.. Tomo 8.
IZQUIERDO PIÑA, JUAN. Tomo 8.
IZTACALCO, D.F.. Tomo 8.
IZTACCÍHUATL. Tomo 8.
IZTACNANÁCATL. Tomo 8.
IZTACOANENEPILI. Tomo 8.
IZTACOLIUHQUI. Tomo 8.
IZTAPALAPA, D.F.. Tomo 8.
J. Tomo 8.
JABALÍ. Tomo 8.
JABALÍ DE COLLAR. Tomo 8.
JABIRU. Tomo 8.
JABONCILLO. Tomo 8.
JABONERO. Tomo 8.
JABONES Y DETERGENTES, INDUSTRIA DE. Tomo 8.
JACAMARA. Tomo 8.
JACAMATRACA. Tomo 8.
JACANA. Tomo 8.
JACARANDA. Tomo 8.
JACINTES, MIGUEL. Tomo 8.

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JACINTO. Tomo 8.
JACKSON FRANCIS, MICHAEL. Tomo 8.
JACOBINO CUELLO BLANCO. Tomo 8.
JACOBS, BÁRBARA. Tomo 8.
JÁCOME, BASILIO ANTONIO. Tomo 8.
JAFET RUIZ, DOMINGO. Tomo 8.
JAGUACTÉ. Tomo 8.
JAGUAR. Tomo 8.
JAGUARUNDI. Tomo 8.
JAIBA. Tomo 8.
JAINA (Camp.). Tomo 8.
JALAPA. Tomo 8.
JALAPA, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 8.
JALAPA, FERIA DE. Tomo 8.
JALAPA, VER.. Tomo 8.
JALISCO, ESTADO DE . Tomo 8.
JALTOMATE. Tomo 8.
JAMAICA. Tomo 8.
JAMES, EDWARD. Tomo 8.
JANAMARGO. Tomo 8.
JANITZIO o JANICHO. Tomo 8.
JANOS, CHIH.. Tomo 8.
JANVIER, THOMAS A.. Tomo 8.
JAQUETÓN. Tomo 8.
JARA. Tomo 8.
JARA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
JARA CORONA, HERIBERTO. Tomo 8.
JARABE. Tomo 8.
JARAMILLO, JUAN DE. Tomo 8.
JARAMILLO, JULIÁN. Tomo 8.
JARAMILLO, SILVINO. Tomo 8.
JARAMILLO VILLALOBOS, VÍCTOR. Tomo 8.
JARANA. Tomo 8.
JARAUTA, CELEDONIO DÓMECO DE. Tomo 8.
JARDINES BOTÁNICOS MEDICINALES. Tomo 8.
JARERO, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
JARILLA. Tomo 8.
JARIPEO. Tomo 8.
JARNÉS Y MILLÁN, BENJAMÍN. Tomo 8.

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JAROCHO. Tomo 8.
JARRITOS. Tomo 8.
JARRO DE ORO. Tomo 8.
JASSO, JUAN DE. Tomo 8.
JASSO PUENTE, JOSÉ J.. Tomo 8.
JÁUREGUI, AGUSTÍN. Tomo 8.
JÁUREGUI, JOSÉ DE. Tomo 8.
JÁUREGUI, JOSÉ MANUEL. Tomo 8.
JAVELLY GIRARD, MARCELO. Tomo 8.
JAY, WILLIAM. Tomo 8.
JAYA. Tomo 8.
JAZMÍN. Tomo 8.
JAZMÍN DEL ISTMO. Tomo 8.
JEANNETTI DÁVILA, ELENA. Tomo 8.
JECKER, JUAN B.. Tomo 8.
JENÍZAROS. Tomo 8.
JENKINS, WILLIAM O.. Tomo 8.
JENS, JUAN FEDERICO. Tomo 8.
JENS PÉREZ, FEDERICO CARLOS. Tomo 8.
JEROGLÍFICOS. Tomo 8.
JESUITAS. Tomo 8.
JESÚS, ALONSO DE. Tomo 8.
JESÚS MARÍA, JUAN DE. Tomo 8.
JESÚS MARÍA, NICOLÁS DE. Tomo 8.
JESÚS MARÍA DEL NAYAR, PRELATURA DE. Tomo 8.
JESUSEAR. Tomo 8.
JÍCAMA. Tomo 8.
JICARITA. Tomo 8.
JICORE. Tomo 8.
JICOTEA. Tomo 8.
JILGUERO. Tomo 8.
JILGUERO COPETÓN. Tomo 8.
JILGUERO NEGRO. Tomo 8.
JILOTE. Tomo 8.
JIMÉNEZ, FELIPE (INDIO). Tomo 8.
JIMÉNEZ, FRANCISCO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, FRANCISCO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, GUILLERMO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, JOSÉ. Tomo 8.

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JIMÉNEZ, JOSÉ ALFREDO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 8.
JIMÉNEZ, JOSÉ MARIANO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, LAURO MARÍA. Tomo 8.
JIMÉNEZ, MARIANO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, MARTÍN. Tomo 8.
JIMÉNEZ, MIGUEL FRANCISCO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, RUIZ, ELISEO. Tomo 8.
JIMÉNEZ, SARAH. Tomo 8.
JIMÉNEZ, VICENTE. Tomo 8.
JIMÉNEZ, RAFAEL. Tomo 8.
JIMÉNEZ ALARCÓN, MOISÉS. Tomo 8.
JIMÉNEZ CANTÚ, JORGE. Tomo 8.
JIMÉNEZ CASTILLO, MANUEL. Tomo 8.
JIMÉNEZ DE LAS CUEVAS, JOSÉ ANTONIO. Tomo 8.
JIMÉNEZ DE VIEYRA, ENRIQUETA (La Prieta Linda). Tomo 8.
JIMÉNEZ DOMÍNGUEZ, ENRIQUE. Tomo 8.
JIMÉNEZ FARÍAS, ARMANDO. Tomo 8.
JIMÉNEZ GONZÁLEZ, ENRIQUE. Tomo 8.
JIMÉNEZ GUTIÉRREZ, ELOÍSA. Tomo 8.
JIMÉNEZ IZQUIERDO, JUAN. Tomo 8.
JIMÉNEZ JAÚREGUI, NICOLÁS. Tomo 8.
JIMÉNEZ LATAPÍ, JOSÉ. Tomo 8.
JIMÉNEZ LOZANO, BLANCA. Tomo 8.
JIMÉNEZ LOZANO, MARÍA ELENA. Tomo 8.
JIMÉNEZ MABARAK, CARLOS. Tomo 8.
JIMÉNEZ MACÍAS, CARLOS MARTÍN. Tomo 8.
JIMÉNEZ MÉNDEZ, JUAN. Tomo 8.
JIMÉNEZ MONTELLANO, BERNARDO. Tomo 8.
JIMÉNEZ MORALES, ALEJANDRO. Tomo 8.
JIMÉNEZ MORALES, GUILLERMO. Tomo 8.
JIMÉNEZ MORENO, WIGBERTO. Tomo 8.
JIMÉNEZ POSADAS, GUADALUPE. Tomo 8.
JIMÉNEZ QUINTO, ALBERTO. Tomo 8.
JIMÉNEZ RUEDA, JULIO. Tomo 8.
JIMÉNEZ SOLÍS, MANUEL (Padre Justis). Tomo 8.
JIMÉNEZ SOTELO, MARCOS. Tomo 8.
JIMÉNEZ VALDEZ, GLORIA MARTHA. Tomo 8.
JIMÉNEZ Y ARIAS, FRANCISCO. Tomo 8.

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JIMÉNEZ Y MURO, DOLORES. Tomo 8.
JIMÉNEZ ZAYAS, LUIS. Tomo 8.
JIMENO DE FLAQUER, CONCEPCIÓN. Tomo 8.
JIMENO Y PLANES, RAFAEL. Tomo 8.
JINETEAR. Tomo 8.
JINICUIL. Tomo 8.
JIOTE. Tomo 8.
JIPI. Tomo 8.
JIRONZA PETRIZ DE CRUZAT, DOMINGO. Tomo 8.
JITOMATE . Tomo 8.
JOBO. Tomo 8.
JOCONOSTLE. Tomo 8.
JOCOQUE o JOCOQUI. Tomo 8.
JOCOTILLO DEL CERRO. Tomo 8.
JODOROWSKY, ALEJANDRO. Tomo 8.
JOHNSON, HARVEY LEROY. Tomo 8.
JOHNSON, IRMGARD WEITLANER DE. Tomo 8.
JOHNSON, RICHARD. Tomo 8.
JOHNSON, WILLIAM WEBER. Tomo 8.
JOJOBA. Tomo 8.
JOLETE. Tomo 8.
JONES, OAKAHL. Tomo 8.
JONES SHAFER, ROBERT. Tomo 8.
JONGUITUD BARRIOS, CARLOS. Tomo 8.
JONOTE. Tomo 8.
JONOTE REAL. Tomo 8.
JORDÁN, FERNANDO. Tomo 8.
JORDÁN, HELENA. Tomo 8.
JORDÁN, RICARDO (Richard Keller). Tomo 8.
JORDANA, ELENA. Tomo 8.
JOROBADO. Tomo 8.
JOROBADOS. Tomo 8.
JORRÍN, MIGUEL. Tomo 8.
JORULLO, VOLCÁN DE. Tomo 8.
JOS. Tomo 8.
JOSÉ AGUSTÍN RAMÍREZ. Tomo 8.
JOSEFINAS DE MÉXICO, HERMANAS. Tomo 8.
JOSEFINOS, MISIONEROS. Tomo 8.
JOSEPH-NATHAN, PEDRO. Tomo 8.

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JOUBLANC RIVAS, LUCIANO. Tomo 8.
JOUBLANC Y TOUGART, EDUARDO. Tomo 8.
JOURDANET, DAVID. Tomo 8.
JOYCE, THOMAS ATHOL. Tomo 8.
JOYERÍA. Tomo 8.
JOYSMITH, JEAN. Tomo 8.
JOYSMITH, TOBY. Tomo 8.
JUAN BAUTISTA. Tomo 8.
JUAN BAUTISTA, MATÍAS DE. Tomo 8.
JUAN DIEGO. Tomo 8.
JUAN GABRIEL. Tomo 8.
JUANES G. GUTIÉRREZ, FERNANDO. Tomo 8.
JUANINOS. Tomo 8.
JUÁREZ, BENITO. Tomo 8.
JUÁREZ, ERNESTO. Tomo 8.
JUÁREZ, HERIBERTO. Tomo 8.
JUÁREZ, JORGE RAMÓN. Tomo 8.
JUÁREZ, JOSÉ. Tomo 8.
JUÁREZ, LUIS. Tomo 8.
JUÁREZ, PEDRO. Tomo 8.
JUÁREZ, SAÚL. Tomo 8.
JUEGO DEL VOLADOR. Tomo 8.
JUEGOS DE LA XIX OLIMPIADA . Tomo 8.
JUFRESA, PILAR. Tomo 8.
JUGUETES. Tomo 8.
JUIL. Tomo 8.
JULISSA (Julia Isabel de Llano Macedo. Tomo 8.
JUMETE. Tomo 8.
JUMIL. Tomo 8.
JUNCO. Tomo 8.
JUNCO, ALFONSO. Tomo 8.
JUNCO, HUMBERTO. Tomo 8.
JUNCO, TITO. Tomo 8.
JUNCO DE LA VEGA, CELEDONIO. Tomo 8.
JUNCO OLOROSO. Tomo 8.
JUNTAS. Tomo 8.
JURA DEL REY DE ESPAÑA. Tomo 8.
JURADO, KATY. Tomo 8.
JURADO, NICASIO. Tomo 8.

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JUREL. Tomo 8.
JUREL DE CASTILLA. Tomo 8.
JUREL DE COLA AMARILLA. Tomo 8.
JUREL FINO. Tomo 8.
JUSACAMEA, JUAN IGNACIO. Tomo 8.
JUSTINIANI, CAYETANO. Tomo 8.
JUTETILLO. Tomo 8.
K. Tomo 8.
K'AN-KOPTÉ. Tomo 8.
KABAH. Tomo 8.
KABAL-CHECHEM. Tomo 8.
KABAL-MUK. Tomo 8.
KAHAN, JOSÉ. Tomo 8.
KAHAN, SALOMÓN. Tomo 8.
KAHLE, LOUIS GEORGE. Tomo 8.
KAHLO, FRIDA. Tomo 8.
KAHLO, GUILLERMO. Tomo 8.
KAHUM-KI. Tomo 8.
KAISER, CHESTER CARL. Tomo 8.
KAMPFER, RAÚL. Tomo 8.
KAMPFNER, JUAN M.. Tomo 8.
KANIXTÉ. Tomo 8.
KANTONAK. Tomo 8.
KAPLAN, BERNICE ANTOVILLE. Tomo 8.
KAPLAN EFRON, MARCOS TEODORO. Tomo 8.
KASKA, FRANCISCO. Tomo 8.
KASPÉ, VLADIMIR. Tomo 8.
KATÚN. Tomo 8.
KEGEL, FEDERICO CARLOS. Tomo 8.
KELEMEN, PÁL. Tomo 8.
KELLER, IGNACIO. Tomo 8.
KELLER, JAIME. Tomo 8.
KELLEY, FRANCIS KLEMENT. Tomo 8.
KELLEY, JOHN CHARLES. Tomo 8.
KELLY, DAVID HUMISTON. Tomo 8.
KELLY, ISABEL. Tomo 8.
KENDALL, GEORGE W.. Tomo 8.
KENNEDY, DIANA. Tomo 8.
KENNELLY, ROBERT ANDREW. Tomo 8.

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KENT, DANIEL. Tomo 8.
KENYON, ROBERT GORDON B.. Tomo 8.
KER JOHNSON, ANITA. Tomo 8.
KÉRATRY, EMILIO. Tomo 8.
KERLEGAND FLORES, JOAQUÍN ZEFERINO. Tomo 8.
KEY, HAROLD HAYDEN. Tomo 8.
KEY, MARY RITCHIE. Tomo 8.
KEYS ARENAS, GUILLERMO. Tomo 8.
KID AZTECA (Luis Villanueva). Tomo 8.
KIDDER, ALFRED VINCENT. Tomo 8.
KIEL, LEOPOLDO. Tomo 8.
KIKAPÚES. Tomo 8.
KIKI-CHAY. Tomo 8.
KILAGAWA, TAMIJI. Tomo 8.
KINGSBOROUGH, CÓDICE. Tomo 8.
KINGSBOROUGH, EDWARD KING. Tomo 8.
KINICH AHAU. Tomo 8.
KINO, FRANCISCO EUSEBIO. Tomo 8.
KINSHALOV, R. y N. BELOV, A.. Tomo 8.
KIRCHOFF, PAUL. Tomo 8.
KLEIN, HERBERT SANFORD. Tomo 8.
KNAPP, FRANK AVERILL. Tomo 8.
KNEELAND, CLARISSA A.. Tomo 8.
KNIGGE, PETER. Tomo 8.
KNOWLTON, CLARK S.. Tomo 8.
KOHUNLICH (Q.R.). Tomo 8.
KOLLONTAI, ALEJANDRA MIKHAILOVNA. Tomo 8.
KOLOKMAY. Tomo 8.
KOLONITZ, PAULA. Tomo 8.
KONSCAG, FERNANDO. Tomo 8.
KOOPE, CARLOS GUILLERMO. Tomo 8.
KOSTAKOVSKY, JACOBO. Tomo 8.
KOTSCHY, TEODORO. Tomo 8.
KRAUSS, MACRINA. Tomo 8.
KRAUZE, ETHEL. Tomo 8.
KRAUZE, HELEN. Tomo 8.
KRAUZE KLEINBORT, ENRIQUE. Tomo 8.
KRAUZE PACHT DE KOLTENIUK, ROSA. Tomo 8.
KRETSCHMER SCHMIDT, ROBERTO. Tomo 8.

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KRICKERBERG, WALTER. Tomo 8.
KRIEGER, ALEX DONY. Tomo 8.
KROEBERG, ALFRED L.. Tomo 8.
KRUEGER, HILDE. Tomo 8.
KRUM-HELLER, A.. Tomo 8.
KUBASCEK, ERIKA. Tomo 8.
KUBLER, GEORGE ALEXANDER. Tomo 8.
KUBLI, LUCIANO. Tomo 8.
KUHN, JOACHIM. Tomo 8.
KUKULKÁN. Tomo 8.
KUMATE, JESÚS. Tomo 8.
KUNKEL, JOHN HOWARD. Tomo 8.
KURI ALDANA, MARIO. Tomo 8.
KURI BREÑA, DANIEL. Tomo 8.
KURI BREÑA, JOSÉ. Tomo 8.
KUTEYSCHIKOVA, N.V. Tomo 8.
L. Tomo 8.
LA BARCA, JAL.. Tomo 8.
LA BARRE, WESTON. Tomo 8.
LA PAZ, B.C.S.. Tomo 8.
LA PAZ, VICARIATO APOSTÓLICO DE. Tomo 8.
LA QUEMADA. Tomo 8.
LA VENTA (Tab.). Tomo 8.
LABASTIDA, FRANCISCO DE PAULA. Tomo 8.
LABASTIDA, HORACIO. Tomo 8.
LABASTIDA, IGNACIO. Tomo 8.
LABASTIDA, JAIME. Tomo 8.
LABASTIDA OCHOA, FRANCISCO. Tomo 8.
LABASTIDA Y DÁVALOS, PELAGIO ANTONIO DE. Tomo 8.
LABAT, J. BAPTISTE. Tomo 8.
LABNÁ (Yuc.). Tomo 8.
LACANDONES . Tomo 8.
LACAUD RODD, JULIO. Tomo 8.
LACH, DAVID. Tomo 8.
LACHA ESCAMUDA. Tomo 8.
LACHICA, FEDERICO T.. Tomo 8.
LACUNZA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LACUNZA, JUAN NEPOMUCENO. Tomo 8.
LADILLA. Tomo 8.

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LADINO. Tomo 8.
LADMAN, JERRY R.. Tomo 8.
LADRÓN DE GUEVARA, ANTONIO. Tomo 8.
LADRÓN DE GUEVARA, CARLOS MANUEL. Tomo 8.
LADRÓN DE GUEVARA, RAÚL. Tomo 8.
LAFORA, NICOLÁS DE. Tomo 8.
LAFRAGUA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LAGAR PONCE, LUIS. Tomo 8.
LAGARDE Y VIGIL, FERNANDO. Tomo 8.
LAGARRICA ATTIAS, ISABEL. Tomo 8.
LAGARTIJAS. Tomo 8.
LAGARTO. Tomo 8.
LAGARTO. Tomo 8.
LAGARTO. Tomo 8.
LAGO GARCÍA, REGINA. Tomo 8.
LAGOS, LICIO. Tomo 8.
LAGOS CHÁZARO, FRANCISCO. Tomo 8.
LAGOS DE MORENO, JAL.. Tomo 8.
LAGRANGE, DESIDERIO. Tomo 8.
LÁGRIMAS DE JOB. Tomo 8.
LAGUNA GARCÍA, JOSÉ. Tomo 8.
LAGUNAS, JUAN BAUTISTA DE. Tomo 8.
LAGUNES, MARÍA. Tomo 8.
LAGUNES TEJEDA, ÁNGEL. Tomo 8.
LAGUNILLA, LA. Tomo 8.
LAINÉ, RAMÓN. Tomo 8.
LAINÉ ROIZ, JUAN. Tomo 8.
LAISNÉ DE VILLEVEQUE, ATANASIO GABRIEL. Tomo 8.
LALANNE, JESÚS. Tomo 8.
LALLEMAND, FEDERICO ANTONIO. Tomo 8.
LALLY, FRANK EDWARD. Tomo 8.
LAMA, ADOLFO DE LA. Tomo 8.
LAMA, MANUEL. Tomo 8.
LAMA GÓMEZ, GRACIELA DE LA. Tomo 8.
LAMA NORIEGA ZAPICO, MARTA DE LA. Tomo 8.
LAMAR, ADRIANA (Amparo Gutiérrez). Tomo 8.
LAMARQUE, LIBERTAD. Tomo 8.
LAMB, RUTH. Tomo 8.
LAMBITYECO (OAX.). Tomo 8.

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LAMBORN, ROBERT H.. Tomo 8.
LAMICQ, PEDRO. Tomo 8.
LAMICQ Y DÍAZ, EDUARDO. Tomo 8.
LAMOTHE ARGUMEDO, RAFAEL. Tomo 8.
LAMPART o LAMPORT, GUILLÉN. Tomo 8.
LAMPREAS. Tomo 8.
LANCASTER JONES, ADOLFO. Tomo 8.
LANCASTER JONES, ALFONSO. Tomo 8.
LANCASTER JONES Y MIJARES, ALBERTO. Tomo 8.
LANCIEGO Y EGUILAZ, JOSÉ DE. Tomo 8.
LANDA, ANTONIO. Tomo 8.
LANDA, DIEGO DE. Tomo 8.
LANDA ÁBREGO, MARÍA ELENA. Tomo 8.
LANDA VERDUGO, AGUSTÍN. Tomo 8.
LANDA Y ESCANDÓN, GUILLERMO DE. Tomo 8.
LANDAU, MYRA. Tomo 8.
LANDERO, PEDRO TELMO. Tomo 8.
LANDERO Y COS, FRANCISCO DE. Tomo 8.
LANDERO Y COS, JOSÉ DE. Tomo 8.
LANDEROS, CARLOS. Tomo 8.
LANDEROS GALLEGOS, RODOLFO. Tomo 8.
LANDESIO, EUGENIO. Tomo 8.
LANDÍVAR, RAFAEL. Tomo 8.
LANGAGNE, EDUARDO. Tomo 8.
LANGBERG, EMILIO. Tomo 8.
LANGENSCHEIDT OBREGÓN, ENRIQUE. Tomo 8.
LANGMAN, IDA KAPLAN. Tomo 8.
LANGOSTA. Tomo 8.
LANGOSTINO. Tomo 8.
LANNING, JOHN TATE. Tomo 8.
LANSING, MARION FLORENCE. Tomo 8.
LANTÉN. Tomo 8.
LANTRISCO. Tomo 8.
LANUZA, AGUSTÍN. Tomo 8.
LANZ, JOSÉ. Tomo 8.
LANZ, MANUEL A.. Tomo 8.
LANZ DURET, MIGUEL. Tomo 8.
LANZ MARGALLI, LUIS FELIPE. Tomo 8.
LANZAGORTA INCHAURRERI, FRANCISCO. Tomo 8.

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LANZAGORTA UNAMUNO, EMILIO. Tomo 8.
LAPÓN. Tomo 8.
LARA, AGUSTÍN. Tomo 8.
LARA, DOMINGO DE. Tomo 8.
LARA, JOSÉ MARIANO. Tomo 8.
LARA, NICOLÁS DE. Tomo 8.
LARA CASTILLA, ALFONSO. Tomo 8.
LARA GALLARDO, ALFONSO DE. Tomo 8.
LARA PARDO, LUIS. Tomo 8.
LARA ZAVALA, HERNÁN. Tomo 8.
LARDIZÁBAL Y ELORZA, JUAN ANTONIO. Tomo 8.
LARDIZÁBAL Y URIBE, MANUEL. Tomo 8.
LARDIZÁBAL Y URIBE, MIGUEL. Tomo 8.
LARES, TEODOSIO. Tomo 8.
LARGONCILLO. Tomo 8.
LARIOS, DANIEL. Tomo 8.
LARIOS, FELIPE. Tomo 8.
LARIOS, IGNACIO. Tomo 8.
LARIOS, JUAN. Tomo 8.
LARIOS PÉREZ, JOSÉ TRINIDAD. Tomo 8.
LARIOS TORRES, HERMIÓN. Tomo 8.
LARQUE-SAAVEDRA, FRANCISCO A.. Tomo 8.
LARRAÍNZAR, FEDERICO. Tomo 8.
LARRAÍNZAR, MANUEL. Tomo 8.
LARRAÍNZAR, MARÍA ERNESTINA. Tomo 8.
LARRALDE, ELSA. Tomo 8.
LARRAÑAGA, BRUNO FRANCISCO. Tomo 8.
LARREY RITZINGER, TEODORO. Tomo 8.
LARROSA, VERA. Tomo 8.
LARROYO, FRANCISCO (Francisco Luna Arroyo). Tomo 8.
LARTIGUE, AURELIO. Tomo 8.
LAS FLORES. Tomo 8.
LASCURÁIN, ROMÁN S. DE. Tomo 8.
LASCURÁIN DE RETANA, PEDRO BAUTISTA. Tomo 8.
LASCURÁIN PAREDES, PEDRO. Tomo 8.
LASSAGA, JUAN LUCAS DE. Tomo 8.
LASTRA, ENA. Tomo 8.
LASUÉN, FERMÍN FRANCISCO DE. Tomo 8.
LATAPÍ, EUGENIO. Tomo 8.

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LATAPÍ, FERNANDO. Tomo 8.
LATAPÍ SARRE, PABLO. Tomo 8.
LATIFUNDISMO. Tomo 8.
LATRILLE, CARLOS FERNANDO (Conde de Lorencez). Tomo 8.
LATROBE, CHARLES JOSEPH. Tomo 8.
LAUBSCHER, ENRIQUE. Tomo 8.
LAUCHLIN, ROBERT MUODY. Tomo 8.
LAUD, CÓDICE. Tomo 8.
LAUREL, BARTOLOMÉ. Tomo 8.
LAUREL ROSA. Tomo 8.
LAURENCIO, JUAN FLORENCIO. Tomo 8.
LAVA PLATO. Tomo 8.
LAVALLE GARCÍA, ARMANDO. Tomo 8.
LAVALLE URBINA, MARÍA. Tomo 8.
LAVAT, JUAN. Tomo 8.
LAVEAGA, GERARDO. Tomo 8.
LAVÍN, JOSÉ DOMINGO. Tomo 8.
LAVÍN, SANTIAGO. Tomo 8.
LAVISTA, MARIO. Tomo 8.
LAVISTA, PAULINA. Tomo 8.
LAVISTA, RAÚL. Tomo 8.
LAVISTA REBOLLAR, RAFAEL. Tomo 8.
LAVRETSKY, I.R. Tomo 8.
LAWRENCE, DAVID. Tomo 8.
LAWRENCE, DAVID HERBERT. Tomo 8.
LAYSECA Y ALVARADO, ANTONIO DE. Tomo 8.
LAZAR. Tomo 8.
LAZCANO, FRANCISCO JAVIER. Tomo 8.
LAZCANO, JUAN. Tomo 8.
LAZCARRO TOQUERO, JOSÉ. Tomo 8.
LAZESKI, BORKO. Tomo 8.
LAZO, AGUSTÍN. Tomo 8.
LAZO, RINA. Tomo 8.
LAZO BARREIRO, CARLOS. Tomo 8.
LAZO DE LA VEGA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LAZO DE LA VEGA, LUIS. Tomo 8.
LAZO PINO, CARLOS M.. Tomo 8.
LEA, HENRY CHARLES. Tomo 8.
LEAL, ABELARDO. Tomo 8.

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LEAL, EMILIO R.. Tomo 8.
LEAL, FERNANDO. Tomo 8.
LEAL, LUIS. Tomo 8.
LEAL CORTÉS, ALFREDO. Tomo 8.
LEAL DUK, LUISA MARÍA. Tomo 8.
LEBRANCHA. Tomo 8.
LEBRIJA, MIGUEL. Tomo 8.
LECHE MARÍA. Tomo 8.
LECHE Y SUS DERIVADOS. Tomo 8.
LECHÓN. Tomo 8.
LECHUCILLA LLANERA. Tomo 8.
LECHUCITA CABEZONA. Tomo 8.
LECHUGA. Tomo 8.
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LECHUZA DE CUERNOS CORTOS. Tomo 8.
LECHUZÓN. Tomo 8.
LECTA. Tomo 8.
LEDESMA, BARTOLOMÉ DE. Tomo 8.
LEDESMA, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 8.
LEDESMA, LUIS G.. Tomo 8.
LEDESMA, PEDRO DE. Tomo 8.
LEDEZMA, CLEMENTE DE. Tomo 8.
LEDUC, ALBERTO. Tomo 8.
LEDUC, RENATO. Tomo 8.
LEE, LAWRENCE D.. Tomo 8.
LEE BENSON, NETTIE. Tomo 8.
LEE STANSIFER, CHARLES. Tomo 8.
LEGAZPI Y VELASCO, GARCÍA DE. Tomo 8.
LEGIONARIOS DE CRISTO, MISIONEROS DEL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS Y LA VIRGEN DE LOS DOLORES. Tomo 8.
LEGORRETA, GUADALUPE. Tomo 8.
LEGORRETA CHAUVET, AGUSTÍN FRANCISCO. Tomo 8.
LEGORRETA GARCÍA, LUIS GONZAGA. Tomo 8.
LEGORRETA LÓPEZ GUERRERO, AGUSTÍN. Tomo 8.
LEGORRETA VILCHIS, RICARDO. Tomo 8.
LEHMANN, WALTER. Tomo 8.
LEHMANN FEITLER, PEDRO ALBERTO. Tomo 8.
LEHONOR ARROYO, IGNACIO. Tomo 8.

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LEIGHT, HUGO. Tomo 8.
LEIVA, RAÚL. Tomo 8.
LEJARZAL, PEDRO IGNACIO. Tomo 8.
LEJEUNE, LOUIS. Tomo 8.
LEMACTO. Tomo 8.
LEMERCIER, GREGORIO (José de Lemercier). Tomo 8.
LEMUS, GEORGE. Tomo 8.
LEMUS OLAÑETA, FRANCISCO DE P.. Tomo 8.
LENGUA DE PÁJARO. Tomo 8.
LENGUA DE PERICO. Tomo 8.
LENGUA DE VACA. Tomo 8.
LENGUADO. Tomo 8.
LENGUAS INDÍGENAS . Tomo 8.
LENGÜITA. Tomo 8.
LENTEJA. Tomo 8.
LENZ ADOLF, ALBERTO. Tomo 8.
LENZ HAUSER, HANS. Tomo 8.
LEÑERO, VICENTE. Tomo 8.
LEÑERO RUIZ, AGUSTÍN. Tomo 8.
LEÑERO RUIZ, RUBÉN. Tomo 8.
LEÓN, ALONSO DE. Tomo 8.
LEÓN, ANTONIO. Tomo 8.
LEÓN, DIÓCESIS DE. Tomo 8.
LEÓN, GTO. . Tomo 8.
LEÓN, LORENZO. Tomo 8.
LEÓN, LUIS L. (Luis Laureano León Uranga). Tomo 8.
LEÓN, MANUEL. Tomo 8.
LEÓN, MARCELO. Tomo 8.
LEÓN, TOMÁS. Tomo 8.
LEÓN AYALA, LEANDRO. Tomo 8.
LEÓN BOJÓRQUEZ, JOSÉ. Tomo 8.
LEÓN CALDERÓN, NICOLÁS. Tomo 8.
LEÓN CAMPA, ARTHUR. Tomo 8.
LEÓN DE LA BARRA, FRANCISCO. Tomo 8.
LEÓN DE LA BARRA ABELLO Y JIMÉNEZ, LUIS. Tomo 8.
LEÓN DE LA VEGA, MICAELA. Tomo 8.
LEÓN DE MONTAÑA. Tomo 8.
LEÓN DÍAZ, LORENZO. Tomo 8.
LEÓN FELIPE. Tomo 8.

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LEÓN IGNACIO. Tomo 8.
LEÓN MARISCAL, JUAN. Tomo 8.
LEÓN MARTÍNEZ, JOSÉ. Tomo 8.
LEÓN OCHOA, MATEO DE. Tomo 8.
LEÓN PINELO, ANTONIO DE. Tomo 8.
LEÓN TORAL, JOSÉ DE. Tomo 8.
LEÓN Y GAMA, ANTONIO. Tomo 8.
LEÓN Y ZAMORANO, JUAN JOSÉ. Tomo 8.
LEÓN-PORTILLA, MIGUEL. Tomo 8.
LEONARD, IRVING ALBERT. Tomo 8.
LEONCILLO. Tomo 8.
LEPE, ANA BERTA. Tomo 8.
LEPE RUIZ, JOSÉ IGNACIO. Tomo 8.
LEPRA. Tomo 8.
LERDO, DGO.. Tomo 8.
LERDO DE TEJADA, ÁNGEL. Tomo 8.
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LERDO DE TEJADA, MIGUEL. Tomo 8.
LERDO DE TEJADA, MIGUEL. Tomo 8.
LERDO DE TEJADA, SEBASTIÁN. Tomo 8.
LERÍN, MANUEL. Tomo 8.
LESLIE, CHARLES M.. Tomo 8.
LETECHIPÍA, PEDRO. Tomo 8.
LEUCHTENBERGER, HANS. Tomo 8.
LEVY, JOSÉ. Tomo 8.
LEWIS, ÓSCAR. Tomo 8.
LEWIS COWGILL, GEORGE. Tomo 8.
LEYVA, DANIEL. Tomo 8.
LEYVA, FRANCISCO. Tomo 8.
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LEYVA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LEYVA MORTERA, XICOTÉNCATL. Tomo 8.
LEYVA Y DE LA CERDA, JUAN DE. Tomo 8.
LIBÉLULAS. Tomo 8.
LIBROS DE CHILAM BALAM. Tomo 8.
LICEAGA, CASIMIRO. Tomo 8.
LICEAGA, DAVID. Tomo 8.
LICEAGA, EDUARDO. Tomo 8.
LICEAGA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.

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LICEAGA, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LICONA, ALEJANDRO. Tomo 8.
LIEBMAN, FEDERICO MIGUEL. Tomo 8.
LIEBRE. Tomo 8.
LIEBRE DE COLA NEGRA. Tomo 8.
LIEBRE TORDA. Tomo 8.
LIENZO. Tomo 8.
LIENZOS, MAPAS, PINTURAS Y PLANOS. Tomo 8.
LIERA, ÓSCAR. Tomo 8.
LIEUWEN, EDWIN. Tomo 8.
LIFCHITZ, MAX. Tomo 8.
LIGA DE ESCRITORES Y ARTISTAS REVOLUCIONARIOS (LEAR). Tomo
8.
LIGA NACIONAL DEFENSORA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA (LNDLR).
Tomo 8.
LIGUORI JIMÉNEZ, FRANCISCO. Tomo 8.
LIJA. Tomo 8.
LILA. Tomo 8.
LILIA ROSA. Tomo 8.
LILLE, JOSÉ DE. Tomo 8.
LIMA, SALVADOR. Tomo 8.
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LIMA Y ESCALADA, AMBROSIO DE. Tomo 8.
LIMANTOUR MARQUET, JOSÉ IVES. Tomo 8.
LIMILLA DE LA SIERRA. Tomo 8.
LIMNOLOGÍA. Tomo 8.
LIMÓN. Tomo 8.
LIMÓN, GILBERTO R.. Tomo 8.
LIMONCILLO. Tomo 8.
LINALOE o XOCHICOPAL. Tomo 8.
LINARES, DIÓCESIS DE. Tomo 8.
LINARES RIVAS, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LINATI, CLAUDIO. Tomo 8.
LINAZ, ANTONIO DE JESÚS MARÍA. Tomo 8.
LINCE. Tomo 8.
LINGA, CARLOS F.. Tomo 8.
LINGÜÍSTICA. Tomo 8.
LINK, WENCESLAUS. Tomo 8.
LINO. Tomo 8.

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LÍQUENES. Tomo 8.
LIQUIDÁMBAR. Tomo 8.
LIRA, MIGUEL N. (Nicolás). Tomo 8.
LIRA NÚÑEZ, ENRIQUE. Tomo 8.
LIRA ORTEGA, MIGUEL. Tomo 8.
LIRA Y SERAFÍN, MOISÉS. Tomo 8.
LIRIO. Tomo 8.
LIRIO ACUÁTICO. Tomo 8.
LISA. Tomo 8.
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LITERATURA. Tomo 8.
LITERATURA DE FICCIÓN. Tomo 8.
LITOGRAFÍA. Tomo 8.
LITORALES. Tomo 8.
LITVAK, KING JAIME. Tomo 8.
LIVAS, PABLO. Tomo 8.
LIZALDE, EDUARDO. Tomo 8.
LIZAMA, BERNARDO DE. Tomo 8.
LIZANA Y BEAUMONT, FRANCISCO JAVIER. Tomo 8.
LIZARDI, FERNANDO M.. Tomo 8.
LIZARDI RAMOS, CÉSAR. Tomo 8.
LIZÁRRAGA, MARÍA LUISA. Tomo 8.
LL. Tomo 8.
LLACH, GUILLERMINA. Tomo 8.
LLAGUNO, ANTONIO. Tomo 8.
LLAGUNO FARÍAS, JOSÉ ALBERTO. Tomo 8.
LLAMADORA. Tomo 8.
LLANERITO. Tomo 8.
LLANERO. Tomo 8.
LLANES JUÁREZ, PABLO. Tomo 8.
LLANO, AMBROSIO DE. Tomo 8.
LLANO, RODRIGO DE. Tomo 8.
LLANO Y SERRANO, AMANDA DEL. Tomo 8.
LLANOS DELGADO, GUILLERMO. Tomo 8.
LLANOS Y VALDÉS, ANDRÉS AMBROSIO DE. Tomo 8.
LLAVE, IGNACIO DE LA. Tomo 8.
LLAVE, PABLO DE LA. Tomo 8.

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LLERA, FELIPE. Tomo 8.
LLORA SANGRE. Tomo 8.
LLORENTE GONZÁLEZ, ARTURO. Tomo 8.
LLOVERA BARANDA, JOSÉ LUIS. Tomo 8.
LLOYD, ALLEN W.. Tomo 8.
LLUVIA DE ORO. Tomo 8.
LOAEZA, FRANCISCO. Tomo 8.
LOAEZA, GUADALUPE. Tomo 8.
LOAEZA VARGAS, ANTONIO ARTURO. Tomo 8.
LOBATO, DOMINGO. Tomo 8.
LOBATO, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
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LOERA, MANUEL F.. Tomo 8.
LOERA Y CHÁVEZ, AGUSTÍN. Tomo 8.
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LOJERO, EMILIANO. Tomo 8.
LOMAS, JOSÉ DE. Tomo 8.
LOMBARDINI, MANUEL MARÍA. Tomo 8.
LOMBARDO, FRANCISCO. Tomo 8.
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LOMBARDO DE CASO, MARÍA. Tomo 8.
LOMBARDO DE RUIZ, SONIA. Tomo 8.
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LOMBRICERA. Tomo 8.
LOMBRIZ DE TIERRA. Tomo 8.
LOMELÍN, ANTONIO. Tomo 8.
LOMNITZ AROSFRAU, CINNA. Tomo 8.
LONG, JAMES. Tomo 8.
LONG, RICHARD C. E.. Tomo 8.
LONGFELLOW, ERNEST WARDSWORTH. Tomo 8.
LONGYEAR, JOHN MUNRO. Tomo 8.
LOOMIS, CHARLES P.. Tomo 8.
LOPE BLANCH, JUAN M.. Tomo 8.

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LÓPEZ, ALBERTO. Tomo 8.
LÓPEZ, ANDRÉS. Tomo 8.
LÓPEZ, CÁMARA FRANCISCO. Tomo 8.
LÓPEZ, CARLOS. Tomo 8.
LÓPEZ, DOROTEO. Tomo 8.
LÓPEZ, FELIPE. Tomo 8.
LÓPEZ, GONZALO. Tomo 8.
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LÓPEZ, JUAN FRANCISCO. Tomo 8.
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LÓPEZ, PEDRO. Tomo 8.
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LÓPEZ, RAMÓN. Tomo 8.
LÓPEZ, WILLEBALDO. Tomo 8.
LÓPEZ AGUADO DE RAYÓN, RAFAELA. Tomo 8.
LÓPEZ AHUMADA, MANUEL. Tomo 8.
LÓPEZ ALANÍS, FERNANDO. Tomo 8.
LÓPEZ ALAVEZ, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ ARELLANO, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ AUSTIN, ALFREDO. Tomo 8.
LÓPEZ AVIÑA, ANTONIO. Tomo 8.
LÓPEZ AZUARA, MIGUEL. Tomo 8.
LÓPEZ BANCALARI, IGNACIO. Tomo 8.
LÓPEZ BERMÚDEZ, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ BUENO, MANUEL. Tomo 8.
LÓPEZ CANCELADA, JUAN. Tomo 8.
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LÓPEZ COGOLLUDO, DIEGO. Tomo 8.
LÓPEZ CONSTANTE, JOSÉ TIBURCIO. Tomo 8.
LÓPEZ CONSTANTE, MANUEL. Tomo 8.
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LÓPEZ DE CÁRDENAS, GARCÍA. Tomo 8.
LÓPEZ DE GÓMARA, FRANCISCO. Tomo 8.
LÓPEZ DE HERRERA, ALONSO. Tomo 8.

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LÓPEZ DE HINOJOSOS, ALONSO. Tomo 8.
LÓPEZ DE LA MOTA PADILLA, MATÍAS ÁNGEL. Tomo 8.
LÓPEZ DE LARA, CÉSAR. Tomo 8.
LÓPEZ DE LEGAZPI Y GORROCHATEGUI, MIGUEL. Tomo 8.
LÓPEZ DE NAVA, ANDRÉS. Tomo 8.
LÓPEZ DE PARRA, PEDRO. Tomo 8.
LÓPEZ DE PRIEGO, ANTONIO. Tomo 8.
LÓPEZ DE SANTA ANNA, ANTONIO. Tomo 8.
LÓPEZ DE SOMOZA, DOMINGO. Tomo 8.
LÓPEZ DE VILLALOBOS, RUY. Tomo 8.
LÓPEZ DE ZÁRATE, JUAN. Tomo 8.
LÓPEZ DE ZUBIRÍA Y ESCALANTE, JOSÉ ANTONIO LAUREANO. Tomo
8.
LÓPEZ DÍAZ, PEDRO. Tomo 8.
LÓPEZ EVIA, LORENZO. Tomo 8.
LÓPEZ FILIGRANA, ELÍAS I.. Tomo 8.
LÓPEZ GALI, ROBERTO. Tomo 8.
LÓPEZ GONZÁLEZ, FRANCISCO. Tomo 8.
LÓPEZ GONZÁLEZ, PEDRO. Tomo 8.
LÓPEZ GONZÁLEZ, VALENTÍN. Tomo 8.
LÓPEZ GONZÁLEZ, VICTORIANO. Tomo 8.
LÓPEZ GUERRERO, MANUEL. Tomo 8.
LÓPEZ GÜITRÓN, JORGE. Tomo 8.
LÓPEZ LANDA, ALBERTO M.. Tomo 8.
LÓPEZ LARA, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ LARA, RAMÓN. Tomo 8.
LÓPEZ LIRA, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ LOZA, LUIS. Tomo 8.
LÓPEZ MATEOS, ADOLFO. Tomo 8.
LÓPEZ MATOSO, IGNACIO ANTONIO. Tomo 8.
LÓPEZ MENA, HÉCTOR F.. Tomo 8.
LÓPEZ MÉNDEZ, RICARDO. Tomo 8.
LÓPEZ MIARNAU, RAFAEL. Tomo 8.
LÓPEZ MOCTEZUMA, CARLOS. Tomo 8.
LÓPEZ MORENO, ROBERTO. Tomo 8.
LÓPEZ NARVÁEZ, FROYLÁN MARIO. Tomo 8.
LÓPEZ NAVARRO, ENRIQUE. Tomo 8.
LÓPEZ NEGRETE, JOAQUÍN. Tomo 8.
LÓPEZ NEGRETE, LADISLAO. Tomo 8.

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LÓPEZ NEGRETE, LADISLAO. Tomo 8.
LÓPEZ ORDAZ, JUAN ROGELIO. Tomo 8.
LÓPEZ OTERO, DANIEL. Tomo 8.
LÓPEZ PACHECO CABRERA Y BOBADILLA, DIEGO. Tomo 8.
LÓPEZ PÁEZ, JORGE. Tomo 8.
LÓPEZ PORTILLO, JESÚS. Tomo 8.
LÓPEZ PORTILLO Y CAMBEROS, FRANCISCO. Tomo 8.
LÓPEZ PORTILLO Y PACHECO, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ PORTILLO Y PACHECO, MARGARITA. Tomo 8.
LÓPEZ PORTILLO Y ROJAS, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ PORTILLO Y WEBER, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ RAYÓN, FRANCISCO. Tomo 8.
LÓPEZ RAYÓN, IGNACIO. Tomo 8.
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LÓPEZ ROBLES, FORTINO. Tomo 8.
LÓPEZ ROSADO, DIEGO. Tomo 8.
LÓPEZ ROSADO, FELIPE. Tomo 8.
LÓPEZ SÁNCHEZ, RAÚL. Tomo 8.
LÓPEZ SÁNCHEZ ROMÁN, FERNANDO. Tomo 8.
LÓPEZ TARSO, IGNACIO (Ignacio López López). Tomo 8.
LÓPEZ TRUJILLO, CLEMENTE. Tomo 8.
LÓPEZ URAGA, JOSÉ. Tomo 8.
LÓPEZ VELARDE, RAMÓN. Tomo 8.
LÓPEZ Y DE LA MORA, HERCULANO. Tomo 8.
LÓPEZ Y FUENTES, GREGORIO. Tomo 8.
LÓPEZ Y GONZÁLEZ, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 8.
LÓPEZ Y OCHOA, RAMÓN. Tomo 8.
LÓPEZ Y ROMO, JACINTO. Tomo 8.
LORENCEZ, CONDE DE. Tomo 8.
LORENZANA Y BUITRÓN, FRANCISCO ANTONIO DE. Tomo 8.
LORENZO, LEONCIO. Tomo 8.
LORENZO BAUTISTA, JOSÉ LUIS. Tomo 8.
LORENZO HERNÁNDEZ, JUAN. Tomo 8.
LORET DE MOLA MÉDIZ, CARLOS. Tomo 8.
LORETO, BERNARDINO. Tomo 8.
LORO. Tomo 8.
LOROS. Tomo 8.
LOS MOCHIS, SIN.. Tomo 8.
LOSA, FRANCISCO. Tomo 8.

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LOSADA, JUAN MIGUEL DE. Tomo 8.
LOTERÍA NACIONAL. Tomo 8.
LOTHROP, SAMUEL KIRKLAND. Tomo 8.
LOUBAT, DUQUE DE (Joseph Florismond). Tomo 8.
LOURDES, MANUEL GUILLERMO. Tomo 8.
LOWERY, WOODBURY. Tomo 8.
LOWRY, MALCOLM. Tomo 8.
LOYO, GILBERTO. Tomo 8.
LOZA, SIMÓN. Tomo 8.
LOZA Y PARDAVÉ, PEDRO. Tomo 8.
LOZADA, MANUEL. Tomo 8.
LOZADA, RAFAEL. Tomo 8.
LOZANO, ÁGUEDA. Tomo 8.
LOZANO, AGUSTÍN. Tomo 8.
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LOZANO, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
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LOZANO, SAMUEL M.. Tomo 8.
LOZANO ASCENCIO, CARLOS HORACIO. Tomo 8.
LOZANO BARRAGÁN, JAVIER. Tomo 8.
LOZANO GRACIA, ANTONIO. Tomo 8.
LUCENILLA, FRANCISCO DE. Tomo 8.
LUCERO. Tomo 8.
LUCHA INTELECTUAL PROLETARIA (LIP). Tomo 8.
LUCHICHI, IGNACIO M.. Tomo 8.
LUCIDO CAMBAS, ÁNGEL. Tomo 8.
LUCIO, EULALIA. Tomo 8.
LUCIO, GABRIEL. Tomo 8.
LUCIO NÁJERA, RAFAEL. Tomo 8.
LUEBKE, BENJAMÍN H.. Tomo 8.
LUFT, ENRIQUE. Tomo 8.
LUGO, AMADOR. Tomo 8.
LUGO, ARTURO. Tomo 8.
LUGO, JOSÉ INOCENCIO. Tomo 8.
LUGO, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LUIS. Tomo 8.
LUMEN RODRÍGUEZ, ENRIQUE. Tomo 8.

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LUMHOLTZ, CARL. Tomo 8.
LUMMIS, CHARLES FLETCHER. Tomo 8.
LUNA, ALEJANDRO. Tomo 8.
LUNA, VALDEMAR. Tomo 8.
LUNA ARROYO, ANTONIO. Tomo 8.
LUNA DE LA FUENTE, GABRIEL. Tomo 8.
LUNA DE LOIZAGA Y CORCUERA, NICOLASA. Tomo 8.
LUNA KAN, FRANCISCO. Tomo 8.
LUNA TRAILL, ELIZABETH. Tomo 8.
LUNA Y ARELLANO, TRISTÁN DE. Tomo 8.
LUNA Y PARRA, PASCUAL. Tomo 8.
LUPERCIO, JOSÉ MARÍA. Tomo 8.
LÚPULO. Tomo 8.
LUQUE Y AYERDI, MIGUEL MARIANO. Tomo 8.
LUQUÍN, EDUARDO. Tomo 8.
LUZURIAGA, GUILLERMO DE. Tomo 8.
LYNCH, JAMES B.. Tomo 8.
LYON, GEORGE FRANCIS. Tomo 8.
M. Tomo 8.
MA'KECH. Tomo 8.
MACARELA. Tomo 8.
MACARELA DEL PACÍFICO. Tomo 8.
MACARUYA MINGUILLA DE AGUILANIN, ANTONIO. Tomo 8.
MACCISE MACCISE, CAMILO. Tomo 8.
MacCORKLE STUART, ALEXANDER. Tomo 8.
MacCURDY, GEORGE GRAND. Tomo 8.
MACEDO, MARIANO. Tomo 8.
MACEDO, RITA (María de la Concepción Macedo Guzmán). Tomo 8.
MACEDO Y ARBEU, EDUARDO. Tomo 8.
MACEDO Y GONZÁLEZ DE SARAVIA, MIGUEL. Tomo 8.
MACEDO Y GONZÁLEZ DE SARAVIA, PABLO. Tomo 8.
MACEHUALLI, MACEUALLI. Tomo 8.
MACEYRA, FÉLIX FRANCISCO. Tomo 8.
MACEYRA, JOSÉ FÉLIX. Tomo 8.
MacGREGOR, LUIS. Tomo 8.
MacGREGOR KRIEGER, LUIS. Tomo 8.
MACHADO, MANUEL ANTHONY. Tomo 8.
MACHETE. Tomo 8.
MACHOCOTE. Tomo 8.

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MACHOMULA, DANZA DEL. Tomo 8.
MACHORRO. Tomo 8.
MACHORRO, AURELIANO. Tomo 8.
MACHORRO NARVÁEZ, PAULINO. Tomo 8.
MacHUGH, ROBERT JOSEPH. Tomo 8.
MACÍAS, JOSÉ MIGUEL. Tomo 8.
MACÍAS, JOSÉ NATIVIDAD. Tomo 8.
MACÍAS, RAMÓN. Tomo 8.
MACÍAS, RAÚL (El Ratón). Tomo 8.
MACÍAS FEMAT, MIGUEL. Tomo 8.
MACÍAS GOITYA, ANGELINA. Tomo 8.
MACÍAS GUILLÉN, PABLO. Tomo 8.
MACÍAS JUÁREZ, JESÚS. Tomo 8.
MACÍAS SILVA, DESIDERIO. Tomo 8.
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MACIEL DEGOLLADO, MARCIAL. Tomo 8.
MACÍN, ENRIQUE. Tomo 8.
MACÍN, RAÚL. Tomo 8.
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MADRAZO, CARLOS A.. Tomo 8.
MADRAZO CUÉLLAR, JORGE LUIS. Tomo 8.
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MADRID, ENRIQUE O. DE LA. Tomo 8.
MADRID, JUAN. Tomo 8.
MADRID (TROANO-CORTESIANO), CÓDICE. Tomo 8.
MADRID HURTADO, MIGUEL DE LA. Tomo 8.
MADRID ROMANDÍA, ROBERTO DE LA. Tomo 8.
MADRIGAL GIL, DELFINO. Tomo 8.
MADROÑO. Tomo 8.
MADRUGADOR. Tomo 8.
MAGALLANES, CRISTÓBAL. Tomo 8.
MAGALLANES, EDUARDO. Tomo 8.
MAGALLANES, JUAN DE. Tomo 8.
MAGALLÓN DE LA VEGA, ALFONSO. Tomo 8.
MAGALLÓN RAMÍREZ, ANDRÉS. Tomo 8.
MAGALONI, HONORATO IGNACIO. Tomo 8.
MAGAÑA, DELIA. Tomo 8.
MAGAÑA, GILDARDO. Tomo 8.
MAGAÑA, MARDONIO. Tomo 8.
MAGAÑA, SERGIO. Tomo 8.
MAGAÑA ESQUIVEL, ANTONIO. Tomo 8.
MAGAÑA GARCÍA, SABÁS. Tomo 8.
MAGAÑA TORRES, SALVADOR. Tomo 8.
MAGDALENA CONTRERAS, D.F.. Tomo 8.
MAGDALENO, MAURICIO. Tomo 8.
MAGDALENO, VICENTE. Tomo 8.
MAGIA . Tomo 8.

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Tomo 9
MAGIA . Tomo 9.
MAGLIABECCHIANO, CÓDICE. Tomo 9.
MAGNER, JAMES. Tomo 9.
MAGNESITA. Tomo 9.
MAGNOLIA. Tomo 9.
MAGOFFIN, SUSAN. Tomo 9.
MAGÓN, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 9.
MAGOS, GARCÍA ANTONIO. Tomo 9.
MAGÚ. Tomo 9.
MAGUEY. Tomo 9.
MAGUNTIACUS, CÓDICE. Tomo 9.
MAHR, GUSTAVO PEDRO. Tomo 9.
MAIAKOVSKY, VLADIMIR. Tomo 9.
MAILLEFERT, ALFREDO. Tomo 9.
MÁINEZ, ALBERTO. Tomo 9.
MAÍZ . Tomo 9.
MAJAGUA. Tomo 9.
MAK, CORNELIA. Tomo 9.
MAKA (María del Carmen Hernández Fernández). Tomo 9.
MAL DE OJO. Tomo 9.
MAL DE OJO. Tomo 9.
MAL DEL PINTO. Tomo 9.
MALA MUJER. Tomo 9.
MALACARA HERNÁNDEZ, DANIEL. Tomo 9.
MALACATE. Tomo 9.
MALACATE BLANCO DE MONTAÑA. Tomo 9.
MALAGÓN BARCELÓ, JAVIER. Tomo 9.
MALAMUD, TOSIA. Tomo 9.
MALANCO, LUIS. Tomo 9.
MALDA MONTERDE, GABRIEL. Tomo 9.
MALDONADO, ÁNGEL. Tomo 9.
MALDONADO, FERNANDO Z.. Tomo 9.
MALDONADO, FRANCISCO. Tomo 9.
MALDONADO, FRANCISCO SEVERO. Tomo 9.
MALDONADO BETANZOS, EFRÉN. Tomo 9.
MALDONADO R. CALIXTO. Tomo 9.
MALDONADO-KOERDELL, MANUEL. Tomo 9.

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MALER, TEOBERT. Tomo 9.
MALFAVÓN, SARA. Tomo 9.
MALINALCO (Méx.). Tomo 9.
MALINCHE, LA (Doña Marina). Tomo 9.
MALLARD, ERNESTO. Tomo 9.
MALO, JOSÉ RAMÓN. Tomo 9.
MALPICA SILVA, JUAN. Tomo 9.
MALTE-BRUN, VÍCTOR ADOLFO. Tomo 9.
MALVA. Tomo 9.
MALVAVISCO. Tomo 9.
MALVIZ DE PICO CURVO. Tomo 9.
MAMALHUAZTLI. Tomo 9.
MAMES. Tomo 9.
MAMEY. Tomo 9.
MAMÍFEROS. Tomo 9.
MANATÍ.. Tomo 9.
MANAX.. Tomo 9.
MANCA CABALLO.. Tomo 9.
MANCERA, GABRIEL. Tomo 9.
MANCERA AGUAYO, MIGUEL. Tomo 9.
MANCERA ORTIZ, RAFAEL. Tomo 9.
MANCISIDOR, JOSÉ.. Tomo 9.
MANDADO. Tomo 9.
MANDARINA. Tomo 9.
MANDOKI, LUIS. Tomo 9.
MANDOLINA. Tomo 9.
MANDUJANO RODRÍGUEZ, SERGIO. Tomo 9.
MANEIRO, JUAN LUIS. Tomo 9.
MANEIRO, LUIS. Tomo 9.
MANERO, ANTONIO. Tomo 9.
MANERO DE GERTZ, MERCEDES. Tomo 9.
MANGA DE NIÑA. Tomo 9.
MANGANEAR. Tomo 9.
MANGANESO. Tomo 9.
MANGAS DE LA RABIA, MARCELINO. Tomo 9.
MANGINO Y MENDÍVIL, RAFAEL. Tomo 9.
MANGINO Y TAZZER, ALEJANDRO JOSÉ. Tomo 9.
MANGLE. Tomo 9.
MANGO. Tomo 9.

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MANGUE, JUAN MATHEO. Tomo 9.
MANIAU Y TORQUEMADA, JOAQUÍN. Tomo 9.
MANIAU Y TORQUEMADA, JOSÉ NICOLÁS. Tomo 9.
MANILLA, MANUEL. Tomo 9.
MANITA. Tomo 9.
MANJARREZ, FROYLÁN C.. Tomo 9.
MANJARREZ, HÉCTOR. Tomo 9.
MANO DE DANTA. Tomo 9.
MANO DE LEÓN. Tomo 9.
MANRIQUE, FRANCISCO. Tomo 9.
MANRIQUE, IGNACIO. Tomo 9.
MANRIQUE, JOSÉ. Tomo 9.
MANRIQUE, LUIS. Tomo 9.
MANRIQUE ARIAS, DANIEL. Tomo 9.
MANRIQUE CASTAÑEDA, JORGE ALBERTO. Tomo 9.
MANRIQUE CASTAÑEDA, LEONARDO. Tomo 9.
MANRIQUE DE FRAGA, MARÍA. Tomo 9.
MANRIQUE DE LARA, JUANA. Tomo 9.
MANRIQUE DE LARA HERNÁNDEZ, AURELIO. Tomo 9.
MANRIQUE DE ZÚÑIGA, ÁLVARO. Tomo 9.
MANRIQUE ELIZONDO, ARTURO ERNESTO (Panseco). Tomo 9.
MANRÍQUEZ Y ZÁRATE, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 9.
MANSO Y ZÚÑIGA, FRANCISCO. Tomo 9.
MANSOUR, MÓNICA. Tomo 9.
MANTA. Tomo 9.
MANTECÓN E IBÁÑEZ, ANTONIO. Tomo 9.
MANTECOSO. Tomo 9.
MANTEROLA, RAMÓN. Tomo 9.
MANTO. Tomo 9.
MANUEL. Tomo 9.
MANUELITOS. Tomo 9.
MANZANA. Tomo 9.
MANZANEDO, EUGENIO. Tomo 9.
MANZANERO, ARMANDO. Tomo 9.
MANZANILLA. Tomo 9.
MANZANILLA, LINDA. Tomo 9.
MANZANILLA, VÍCTOR J.. Tomo 9.
MANZANILLA SCHAFFER, VÍCTOR. Tomo 9.
MANZANILLO. Tomo 9.

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MANZANILLO, COL.. Tomo 9.
MANZANITA. Tomo 9.
MANZANO. Tomo 9.
MANZANO, VIRGINIA. Tomo 9.
MANZANO G. TEODOMIRO. Tomo 9.
MANZO, ALEJANDRO. Tomo 9.
MANZO CEBALLOS, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MANZO JARAMILLO, JOSÉ. Tomo 9.
MAÑANITAS. Tomo 9.
MAÑÓN, MANUEL. Tomo 9.
MAÑOZCA Y ZAMORA, JUAN. Tomo 9.
MAPA DE TEOZACOALCO. Tomo 9.
MAPACHE. Tomo 9.
MAPAHUITE. Tomo 9.
MAPLE. Tomo 9.
MAPLES ARCE, MANUEL. Tomo 9.
MARAÑÓN. Tomo 9.
MARAO. Tomo 9.
MARCHA, PÍO. Tomo 9.
MARCHAND, RENÉ. Tomo 9.
MARCO, VÍCTOR FRANCISCO. Tomo 9.
MARCOS, SUBCOMANDANTE. Tomo 9.
MARGAIN GLEASON, HUGO B.. Tomo 9.
MARGARITA. Tomo 9.
MARGIL DE JESÚS, ANTONIO. Tomo 9.
MARGULES, LUDWIK. Tomo 9.
MARÍA. Tomo 9.
MARÍA ALMA. Tomo 9.
MARÍA DEL MAR. Tomo 9.
MARÍA INMACULADA, HIJAS MÍNIMAS DE. Tomo 9.
MARÍA INMACULADA, MISIONEROS OBLATOS DE. Tomo 9.
MARÍA INMACULADA DE GUADALUPE, HIJAS DE. Tomo 9.
MARIA Y CAMPOS, ARMANDO DE. Tomo 9.
MARIA Y CAMPOS CASTILLO, ALFONSO DE. Tomo 9.
MARIACHI. Tomo 9.
MARIANAS, CONGREGACIÓN DE RELIGIOSAS MISIONERAS. Tomo 9.
MARIEL CARETA, FRANCISCO DE P.. Tomo 9.
MARIGUANA. Tomo 9.
MARÍN, FEDERICO. Tomo 9.

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MARÍN, FRANCISCO ARTURO. Tomo 9.
MARÍN, FRANCISCO DE P.. Tomo 9.
MARÍN GARCÍA, OCTAVIO ANTONIO. Tomo 9.
MARÍN, GLORIA. Tomo 9.
MARÍN, GUADALUPE. Tomo 9.
MARÍN, J. DE JESÚS. Tomo 9.
MARÍN, JOSÉ LUIS. Tomo 9.
MARÍN, OCTAVIO. Tomo 9.
MARÍN, RUBÉN. Tomo 9.
MARÍN, TEÓFILO. Tomo 9.
MARÍN, TOMÁS. Tomo 9.
MARÍN BOSQUED, LUIS. Tomo 9.
MARÍN COYA, TOMÁS. Tomo 9.
MARÍN DE BARREDA, CARMEN. Tomo 9.
MARÍN DE PAALEN, ISABEL. Tomo 9.
MARÍN DE PORRAS, PRIMO FELICIANO. Tomo 9.
MARÍN HERNÁNDEZ, HERMILO. Tomo 9.
MARINA, SECRETARÍA DE. Tomo 9.
MARINA. Tomo 9.
MARINERO. Tomo 9.
MARINO FLORES, ANSELMO. Tomo 9.
MARIOLA. Tomo 9.
MARIPOSA. Tomo 9.
MARIPOSAS. Tomo 9.
MARIQUITA. Tomo 9.
MARISCAL, FEDERICO E.. Tomo 9.
MARISCAL, IGNACIO. Tomo 9.
MARISCAL, MARIO. Tomo 9.
MARISCAL, NICOLÁS. Tomo 9.
MARISCAL, SILVIA (Silvia Ramírez Aguilar). Tomo 9.
MARISCAL, VICENTE. Tomo 9.
MARISCAL ABASCAL, ALONSO. Tomo 9.
MARISTAS DE LA ENSEÑANZA, HERMANOS. Tomo 9.
MARLÍN. Tomo 9.
MÁRMOL. Tomo 9.
MARMOLEJO, JOSÉ MARÍA LUCIO. Tomo 9.
MARMOLEJO RODARTE, LUISA. Tomo 9.
MAROMILLA. Tomo 9.
MARQUÉS, MARÍA ELENA. Tomo 9.

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MARQUESADO DEL VALLE DE OAXACA. Tomo 9.
MARQUESADO DEL VALLE DE OAXACA, CÓDICES DEL. Tomo 9.
MÁRQUEZ, ADELA. Tomo 9.
MÁRQUEZ, BUENAVENTURA. Tomo 9.
MÁRQUEZ, FRANCISCO. Tomo 9.
MÁRQUEZ, MIGUEL. Tomo 9.
MÁRQUEZ, PEDRO JOSÉ. Tomo 9.
MÁRQUEZ, RAMÓN. Tomo 9.
MÁRQUEZ, ROSENDO. Tomo 9.
MÁRQUEZ, VELIA. Tomo 9.
MÁRQUEZ ARAUJO, LEONARDO. Tomo 9.
MÁRQUEZ CAMPOS, ALFREDO. Tomo 9.
MÁRQUEZ DE LEÓN, JOSÉ MANUEL MARÍA. Tomo 9.
MÁRQUEZ GOYENECHE Y CARRIZOSA, VICENTE FERMÍN. Tomo 9.
MÁRQUEZ MAYAUDÓN, CARLOS. Tomo 9.
MÁRQUEZ RODRÍGUEZ, MANUEL. Tomo 9.
MÁRQUEZ STERLING, MANUEL. Tomo 9.
MÁRQUEZ Y TÓRIZ, JOSÉ IGNACIO. Tomo 9.
MÁRQUEZ Y TÓRIZ, OCTAVIANO. Tomo 9.
MARQUINA, FÉLIX BERENGUER DE. Tomo 9.
MARQUINA BARREDO, IGNACIO. Tomo 9.
MARRÓN ALFONSO, FRANCISCO. Tomo 9.
MARRÓN DE ÁNGELIS, EUSTAQUIO. Tomo 9.
MARROQUI, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MARROQUIÍN Y RIVERA, MANUEL. Tomo 9.
MARROQUÍN, FRANCISCO. Tomo 9.
MARROQUÍN, LORENZO. Tomo 9.
MARRUBIO. Tomo 9.
MARSOPA. Tomo 9.
MARTÍ, SAMUEL. Tomo 9.
MARTÍ ATALAY, RUBÉN. Tomo 9.
MARTÍ Y PÉREZ, JOSÉ. Tomo 9.
MARTILLO. Tomo 9.
MARTÍN, ESTEBAN. Tomo 9.
MARTÍN, MARÍA LUISA (Mary Martín). Tomo 9.
MARTÍN, NURMAN FRANCIS. Tomo 9.
MARTÍN, PERCY ALVIN. Tomo 9.
MARTÍN AZUL. Tomo 9.
MARTÍN DEL CAMPO, DAVID. Tomo 9.

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MARTÍN DEL CAMPO, MARIO. Tomo 9.
MARTÍN DEL CAMPO Y SÁNCHEZ, RAFAEL. Tomo 9.
MARTÍN PESCADOR. Tomo 9.
MARTÍN PESCADOR VERDE. Tomo 9.
MARTÍNEZ, ABUNDIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, ÁNGEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ, BALTAZAR. Tomo 9.
MARTÍNEZ, BRUNO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, EDUARDO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, FÉLIX MARÍA. Tomo 9.
MARTÍNEZ, FRANCISCO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, HENRICO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, IGNACIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, IGNACIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, JESÚS. Tomo 9.
MARTÍNEZ, JOHN R.. Tomo 9.
MARTÍNEZ, JORGE. Tomo 9.
MARTÍNEZ, JOSÉ DE JESUS. Tomo 9.
MARTÍNEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 9.
MARTÍNEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MANUEL GUILLERMO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MARÍA LUISA. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MAXIMINO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MIGUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MIGUEL F.. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MIGUEL JERÓNIMO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, MUCIO P.. Tomo 9.
MARTÍNEZ, OLIVERIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, PABLO L.. Tomo 9.
MARTÍNEZ, PEDRO DANIEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ, RAFAEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ, RAYMUNDO. Tomo 9.
MARTÍNEZ, ROSALINO. Tomo 9.
MARTÍNEZ AGUIRRE, SALVADOR. Tomo 9.
MARTÍNEZ ALOMÍA, GUSTAVO. Tomo 9.
MARTÍNEZ ALOMÍA, SALVADOR. Tomo 9.
MARTÍNEZ ALOMÍA, SANTIAGO. Tomo 9.
MARTÍNEZ ARTECHE, HÉCTOR. Tomo 9.
MARTÍNEZ AVILÉS, RAMÓN. Tomo 9.

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MARTÍNEZ BÁEZ, ANTONIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ BÁEZ, MANUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ BÁEZ, SALVADOR. Tomo 9.
MARTÍNEZ BETANCOURT, JOSÉ ABRAHAM. Tomo 9.
MARTÍNEZ CALLEJA, CARLOS. Tomo 9.
MARTÍNEZ CAMBEROS, ALEXANDRO. Tomo 9.
MARTÍNEZ CARDOSO, MANUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ CARRIÓN, JESÚS. Tomo 9.
MARTÍNEZ CASADO, JUAN JOSÉ. Tomo 9.
MARTÍNEZ CELIS, EDUARDO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE CALDERÓN, ISAURA. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE CASTRO, ANTONIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE CASTRO, LUIS. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE CASTRO, MANUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE CASTRO, MARIANO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE ESCOBAR, RAFAEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE HOYOS, JORGE. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE HOYOS, RICARDO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE HURDAIDE, DIEGO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LA PARRA, JUAN. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LA PEDRERA, JOSÉ. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LA TORRE, RAFAEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LA VEGA, FRANCISCO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LEJARZA, JUAN JOSÉ. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LEJARZA, MARIANO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LOS REYES, JUAN JOSÉ (El Pípila). Tomo 9.
MARTÍNEZ DE LOS RÍOS, RAMÓN ESTEBAN. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE NAVARRETE, JOSÉ MANUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ DE TEJADA Y DÍEZ DE VELASCO, FRANCISCO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DEL CAMPO, RAFAEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ DEL RÍO, JOSÉ PABLO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DEL RÍO, PABLO. Tomo 9.
MARTÍNEZ DOLZ, FÉLIX. Tomo 9.
MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ, ALFONSO. Tomo 9.
MARTÍNEZ ESTRADA, ANA MARÍA. Tomo 9.
MARTÍNEZ GIL, CARLOS Y PABLO. Tomo 9.
MARTÍNEZ GIL, JESÚS (Chucho). Tomo 9.
MARTÍNEZ GRACIDA, CÓDICE o CÓDICE DE QUIOTEPEC. Tomo 9.
MARTÍNEZ GRACIDA, MANUEL. Tomo 9.

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MARTÍNEZ GUARDADO, ISMAEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ GÜITRÓN, GUILLERMO. Tomo 9.
MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, IFIGENIA. Tomo 9.
MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, JUAN. Tomo 9.
MARTÍNEZ LAMARQUE, CECILIA. Tomo 9.
MARTÍNEZ LUCIO, LUIS. Tomo 9.
MARTÍNEZ MAESTRE, GONZALO. Tomo 9.
MARTÍNEZ MANATOU, EMILIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ MARÍN, CARLOS. Tomo 9.
MARTÍNEZ MÁRQUEZ, PABLO LEOCADIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ MEDRANO, MARÍA ALICIA. Tomo 9.
MARTÍNEZ MENDÍVIL, PEDRO. Tomo 9.
MARTÍNEZ MUÑOZ, VÍCTOR JOSÉ. Tomo 9.
MARTÍNEZ NAVARRETE, JOAQUÍN. Tomo 9.
MARTÍNEZ OCARANZA, RAMÓN. Tomo 9.
MARTÍNEZ OROZCO, GUADALUPE. Tomo 9.
MARTÍNEZ ORTEGA, JUDITH. Tomo 9.
MARTÍNEZ PEÑALOZA, MARÍA TERESA. Tomo 9.
MARTÍNEZ PEÑALOZA, PORFIRIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ RAMOS, TEODOSIO. Tomo 9.
MARTÍNEZ REDING, FERNANDO. Tomo 9.
MARTÍNEZ RENDÓN, MIGUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, LUIS GONZAGA MARÍA. Tomo 9.
MARTÍNEZ ROJAS, JESÚS. Tomo 9.
MARTÍNEZ ROSS, JESÚS. Tomo 9.
MARTÍNEZ SERRANO, LUIS. Tomo 9.
MARTÍNEZ SILVA, RAMÓN. Tomo 9.
MARTÍNEZ SOBRAL, ENRIQUE. Tomo 9.
MARTÍNEZ SOLÓRZANO, MANUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ SOTOMAYOR, JOSÉ. Tomo 9.
MARTÍNEZ SOTOS, JULIÁN. Tomo 9.
MARTÍNEZ TAMEZ, HÉCTOR. Tomo 9.
MARTÍNEZ TORNEL, PEDRO. Tomo 9.
MARTÍNEZ VALADEZ, MANUEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ VILLARREAL, ÁNGEL. Tomo 9.
MARTÍNEZ VILLICAÑA, LUIS. Tomo 9.
MARTÍNEZ Y OCEJO, BERNARDO. Tomo 9.
MARTÍNEZ ZORRAQUIN, SANTIAGO. Tomo 9.
MARTINO TORRES, CÉSAR. Tomo 9.

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MARTINÓN, JORGE. Tomo 9.
MÁRTIRES DE CAJONOS. Tomo 9.
MARTRÉ, GONZALO. Tomo 9.
MARTUCHA. Tomo 9.
MARZHALL H., SAVILLE. Tomo 9.
MASAMORRO. Tomo 9.
MASCAREÑAS, CAYETANO. Tomo 9.
MASCAREÑAS, FRANCISCO. Tomo 9.
MASCAREÑAS, MANUEL. Tomo 9.
MASCAREÑAS NAVARRO, ALBERTO. Tomo 9.
MASCARITA. Tomo 9.
MASHBITS, G.. Tomo 9.
MASIP, PAULINO. Tomo 9.
MASONERÍA. Tomo 9.
MASSEY, MILLIAM CLIFFORD. Tomo 9.
MASSIEU, WILFRIDO. Tomo 9.
MASSIEU HELGUERA, GUILLERMO. Tomo 9.
MASTOZOOLOGÍA. Tomo 9.
MASTRETTA, ÁNGELES. Tomo 9.
MASTUERZO. Tomo 9.
MATA, EDUARDO. Tomo 9.
MATA, FILOMENO. Tomo 9.
MATA, FILOMENO. Tomo 9.
MATA, GONZALO DE LA. Tomo 9.
MATA, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MATA, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MATA, MIGUEL. Tomo 9.
MATA, ÓSCAR. Tomo 9.
MATA PACHECO, JUAN. Tomo 9.
MATA Y REYES, MIGUEL. Tomo 9.
MATABUEY. Tomo 9.
MATACAPAN. Tomo 9.
MATÁCORA. Tomo 9.
MATAJUELO. Tomo 9.
MATAJUELO REAL. Tomo 9.
MATALOTE. Tomo 9.
MATAMOROS, DIÓCESIS DE. Tomo 9.
MATAMOROS, TAMPS.. Tomo 9.
MATAMOROS Y ORIVE, MARIANO. Tomo 9.

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MATAPALO. Tomo 9.
MATAPERROS. Tomo 9.
MATAPIOJO. Tomo 9.
MATAPULGA. Tomo 9.
MATARIQUE. Tomo 9.
MATEOS, JUAN A.. Tomo 9.
MATEOS HIGUERA, SALVADOR. Tomo 9.
MATEOS Y DÍAZ PRIETO, GLORIA. Tomo 9.
MATHES, W. MICHAEL. Tomo 9.
MATLACHINES, DANZA DE LOS. Tomo 9.
MATLACUEYE o MATLALCUEYE. Tomo 9.
MATLATZINCAS o PIRINDAS. Tomo 9.
MATLUCK, JOSEPH H.. Tomo 9.
MATO ARGUMEDO, VÍCTOR MANUEL. Tomo 9.
MATOS CORONADO, FRANCISCO DE PABLO. Tomo 9.
MATOS MOCTEZUMA, EDUARDO. Tomo 9.
MATRACA. Tomo 9.
MATRACA. Tomo 9.
MATRÍCULA DE TRIBUTOS. Tomo 9.
MATRIMONIO. Tomo 9.
MATRITENSES. Tomo 9.
MATSON, DANIEL SHAW. Tomo 9.
MATTHAI, DIEGO. Tomo 9.
MATUDA, EIZI. Tomo 9.
MATUTE REMUS, JORGE. Tomo 9.
MATZÚ. Tomo 9.
MAUINA. Tomo 9.
MAULLADOR. Tomo 9.
MAURICIO DE LA ARENA, CÓDICE. Tomo 9.
MAUTO. Tomo 9.
MAXIMILIANO DE HABSBURGO. Tomo 9.
MAXOCOTE. Tomo 9.
MAXTLA. Tomo 9.
MAXTLATL o MAXTLI. Tomo 9.
MAYAGOITIA, DAVID. Tomo 9.
MAYAGOITIA DOMÍNGUEZ, HÉCTOR. Tomo 9.
MAYAHUEL. Tomo 9.
MAYAPÁN (Yuc.). Tomo 9.
MAYAS . Tomo 9.

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MAYAS CONTEMPORÁNEOS. Tomo 9.
MAYCOTTE, FORTUNATO. Tomo 9.
MAYER, BRANTZ. Tomo 9.
MAYER, FRANZ. Tomo 9.
MAYER, WILLIAM. Tomo 9.
MAYERS, MARVIN. Tomo 9.
MAYEZ NAVARRO, ANTONIO. Tomo 9.
MÁYNEZ PUENTE, SAMUEL. Tomo 9.
MAYO, HERMANOS. Tomo 9.
MAYOLI, JUAN FRANCISCO. Tomo 9.
MAYORDOMÍA. Tomo 9.
MAYORGA. Tomo 9.
MAYOS. Tomo 9.
MAYTORENA, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MAZA BRITO, MARÍA ELENA. Tomo 9.
MAZA DE JUÁREZ, MARGARITA. Tomo 9.
MAZA Y CUADRA, ANTONIO DE LA. Tomo 9.
MAZA Y DE LA CUADRA, FRANCISCO DE LA. Tomo 9.
MAZAHUAS . Tomo 9.
MAZAPÁN. Tomo 9.
MAZARI MENZER, MARCOS MANUEL. Tomo 9.
MAZATECOS . Tomo 9.
MAZATETES. Tomo 9.
MAZATLÁN, DIÓCESIS DE. Tomo 9.
MAZATLÁN, SIN.. Tomo 9.
MAZAYEL. Tomo 9.
MAZO, ALFREDO DEL. Tomo 9.
MAZO Y AVILÉS, JOSÉ DEL. Tomo 9.
MAZÓN, RAFAEL. Tomo 9.
MAZORQUILLA. Tomo 9.
MAZZOTTI GALINDO, LUIS. Tomo 9.
McAFEE, BYRON. Tomo 9.
McALISTER, LYLE NELSON. Tomo 9.
McANDREW, JOHN. Tomo 9.
McCARTHY, JOSEPH HENDRICKSON. Tomo 9.
McCLOSKEY, MICHAEL BRENDAN. Tomo 9.
McGRATH, JODY. Tomo 9.
McHENRY y J. PATRICK. Tomo 9.
McINTOSH, JOHN B.. Tomo 9.

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McKINNON MORTON, WARD. Tomo 9.
McKUAGHAN, HOWARD P.. Tomo 9.
McLANE, ROBERT MILLIGAN. Tomo 9.
McMAHON, AMBY y MARY JO. Tomo 9.
McNALLY E., EVELYN. Tomo 9.
McQNOWN, NORMAN ANTHONY. Tomo 9.
MEADE SAINZ-TRÁPAGA, JOAQUÍN. Tomo 9.
MEANS, PHILIP AINSWORTH. Tomo 9.
MEAVE, AMBROSIO DE. Tomo 9.
MECAPAL. Tomo 9.
MECAPATLI. Tomo 9.
MECATE. Tomo 9.
MECHAM, JOHN LLOYD. Tomo 9.
MECO. Tomo 9.
MECO AZUL. Tomo 9.
MEDEL MARTÍNEZ, VICENTE. Tomo 9.
MEDELLÍN, CARLOS. Tomo 9.
MEDELLÍN, JORGE L.. Tomo 9.
MEDELLÍN OSTOS, OCTAVIO. Tomo 9.
MEDELLÍN OSTOS, ROBERTO. Tomo 9.
MEDELLÍN ZENIL, ALFONSO. Tomo 9.
MEDICINA. Tomo 9.
MEDINA, BALTHASAR. Tomo 9.
MEDINA, BARTOLOMÉ DE. Tomo 9.
MEDINA, DANTE. Tomo 9.
MEDINA, HILARIO. Tomo 9.
MEDINA, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MEDINA, JOSÉ TORIBIO. Tomo 9.
MEDINA, MANUELA. Tomo 9.
MEDINA, OFELIA. Tomo 9.
MEDINA, RAFAEL. Tomo 9.
MEDINA, XÓCHITL. Tomo 9.
MEDINA ASCENCIO, FRANCISCO. Tomo 9.
MEDINA BARRÓN, LUIS. Tomo 9.
MEDINA CERVANTES, JOSÉ RAMÓN. Tomo 9.
MEDINA DE ORTEGA, GUADALUPE. Tomo 9.
MEDINA ESTRELLA, ELSIE ENCARNACIÓN. Tomo 9.
MEDINA GARCÍA, MANUEL. Tomo 9.
MEDINA GUZMÁN, PEDRO. Tomo 9.

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MEDINA HERNÁNDEZ, ANDRÉS. Tomo 9.
MEDINA MALDONADO, MIGUEL. Tomo 9.
MEDINA PERALTA, MANUEL. Tomo 9.
MEDINA PLAZA, JUAN DE. Tomo 9.
MEDINA RAMÍREZ, FRANCISCO. Tomo 9.
MEDINA RESÉNDIZ, TARSICIO. Tomo 9.
MEDINA RINCÓN Y DE LA VEGA, JUAN. Tomo 9.
MEDINA ROMERO, JESÚS. Tomo 9.
MEDIZ BOLIO CONTARELL, ANTONIO. Tomo 9.
MEDREGAL. Tomo 9.
MEDREZ, MÍRIAM. Tomo 9.
MEDUSA. Tomo 9.
MEIGS, PEVERIL. Tomo 9.
MEIXUEIRO, CÓDICE. Tomo 9.
MEJÍA, DEMETRIO. Tomo 9.
MEJÍA, IGNACIO. Tomo 9.
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MEJÍA ESCALANTE, FRANCISCO. Tomo 9.
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MEJÍA VALERA, MANUEL. Tomo 9.
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MEJORANA. Tomo 9.
MELÉNDEZ, GUILLERMO. Tomo 9.
MELÉNDEZ DE ESPINOZA, JUANA. Tomo 9.
MELÉNDEZ Y MUÑOZ, MARIANO. Tomo 9.
MELGAR, AGUSTÍN. Tomo 9.
MELGAREJO VIVANCO, JOSÉ LUIS. Tomo 9.
MELLA, JULIO ANTONIO. Tomo 9.
MELO, GASTÓN. Tomo 9.
MELO, JUAN VICENTE. Tomo 9.
MELO DEL RÍO, VICENTE. Tomo 9.
MELOCOTÓN. Tomo 9.
MELÓN. Tomo 9.
MELÓN DE COYOTE. Tomo 9.
MEMBRILLO. Tomo 9.
MENA, ANSELMO. Tomo 9.
MENA, FRANCISCO Z.. Tomo 9.

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MÉNDEZ, MARIÁNGELES. Tomo 9.
MÉNDEZ, PEDRO. Tomo 9.
MÉNDEZ, PEDRO JOSÉ. Tomo 9.
MÉNDEZ, RAFAEL. Tomo 9.
MÉNDEZ, TOMÁS. Tomo 9.
MÉNDEZ ARCEO, SERGIO. Tomo 9.
MÉNDEZ DE CUENCA, LAURA. Tomo 9.
MÉNDEZ DEL CASTILLO, RUBÉN. Tomo 9.
MÉNDEZ DEL RÍO, GENARO. Tomo 9.
MÉNDEZ DOCURRO, EUGENIO. Tomo 9.
MÉNDEZ IBARRA, SANTIAGO. Tomo 9.
MÉNDEZ MAGAÑA, GREGORIO. Tomo 9.
MÉNDEZ MEDINA, ALFREDO. Tomo 9.
MÉNDEZ PLANCARTE, ALFONSO. Tomo 9.
MÉNDEZ PLANCARTE, GABRIEL. Tomo 9.
MÉNDEZ RIVAS, JOAQUÍN. Tomo 9.
MÉNDEZ VELÁZQUEZ, FERNANDO. Tomo 9.
MENDÍA, MARTÍN. Tomo 9.
MENDIETA, GERÓNIMO. Tomo 9.
MENDIETA Y NÚÑEZ, LUCIO. Tomo 9.
MENDIOLA, VÍCTOR MANUEL. Tomo 9.
MENDIOLEA CERECERO, RODOLFO. Tomo 9.
MENDIRICHAGA, RODRIGO. Tomo 9.
MENDÍVIL, J. ABRAHAM. Tomo 9.
MENDÍVIL BLANCO, JULIETA. Tomo 9.
MENDIZÁBAL, MIGUEL OTHÓN DE. Tomo 9.
MENDIZÁBAL TAMBORREL, JOAQUÍN. Tomo 9.
MENDIZÁBAL TAMBORRELL, JOSÉ DE. Tomo 9.
MENDIZÁBAL Y ZUBIALDEA, LUIS. Tomo 9.
MENDOCINO, CÓDICE. Tomo 9.
MENDOZA, AMALIA (La Tariácuri). Tomo 9.
MENDOZA, ANTONIO DE. Tomo 9.
MENDOZA, HÉCTOR. Tomo 9.
MENDOZA, MARÍA LUISA. Tomo 9.
MENDOZA, NARCISO (El Niño Artillero). Tomo 9.
MENDOZA, VÍCTOR MANUEL. Tomo 9.
MENDOZA ACOSTA, JUSTO. Tomo 9.
MENDOZA ARÁMBURO, ÁNGEL CÉSAR. Tomo 9.
MENDOZA DÍAZ-BARRIGA, FELIPE. Tomo 9.

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MENDOZA GARCÍA, JUAN. Tomo 9.
MENDOZA GUTIÉRREZ, VICENTE TEÓDULO. Tomo 9.
MENDOZA LÓPEZ, LUIS. Tomo 9.
MENDOZA LÓPEZ, MARGARITA. Tomo 9.
MENDOZA LÓPEZ SCHWERTOFEGER, MIGUEL. Tomo 9.
MENDOZA Y BEDOLLA, ALBERTO. Tomo 9.
MENDOZA Y CORTÉS, QUIRINO. Tomo 9.
MENDOZA Y HERRERA, FRANCISCO DE PAULA. Tomo 9.
MENEGUZZI MANGUPLI, LEONOR. Tomo 9.
MENÉNDEZ, CARLOS R.. Tomo 9.
MENÉNDEZ, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 9.
MENÉNDEZ, MIGUEL ÁNGEL JOSÉ. Tomo 9.
MENÉNDEZ SAMARÁ, ADOLFO. Tomo 9.
MENES LLAGUNO, JUAN MANUEL. Tomo 9.
MENESES, ALFREDO. Tomo 9.
MENESES, CARLOS J.. Tomo 9.
MENESES, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MENESES HOYOS, JORGE. Tomo 9.
MENESES MORALES, ERNESTO. Tomo 9.
MENESES ORTEGA, HÉCTOR. Tomo 9.
MENINGITIS. Tomo 9.
MENOCAL, FRANCISCO DE SALES. Tomo 9.
MENONITAS. Tomo 9.
MEOQUI, PEDRO. Tomo 9.
MERCADELA. Tomo 9.
MERCADO, ARISTEO. Tomo 9.
MERCADO, JOSÉ. Tomo 9.
MERCADO, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MERCADO, MANUEL ANTONIO. Tomo 9.
MERCEDARIAS DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, HERMANAS. Tomo 9.
MERCEDARIOS. Tomo 9.
MERCURIO. Tomo 9.
MERGO AMERICANO. Tomo 9.
MERGO DE CAPERUZA. Tomo 9.
MÉRIDA, ANA. Tomo 9.
MÉRIDA, CARLOS. Tomo 9.
MÉRIDA, YUC.. Tomo 9.
MERLUZA. Tomo 9.
MERO. Tomo 9.

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MEROLICO. Tomo 9.
MERRILL RIPPY, NOBLE. Tomo 9.
MESA ANDRACA, MANUEL. Tomo 9.
MESILLA, LA. Tomo 9.
MESOAMÉRICA . Tomo 9.
MESOZOARIOS. Tomo 9.
MESSEGUER, BENITO. Tomo 9.
MESTA CHAYRES, NÉSTOR. Tomo 9.
MESTIZO. Tomo 9.
MESTIZOS. Tomo 9.
MESTRE CHIGLIAZZA, MANUEL. Tomo 9.
MESTRE MARTÍNEZ, HÉCTOR. Tomo 9.
METATE. Tomo 9.
METL, IO. Tomo 9.
METLAPIL. Tomo 9.
MEXIAC, ADOLFO. Tomo 9.
MEXICALI, B.C.. Tomo 9.
MEXICALI, DIÓCESIS DE. Tomo 9.
MEXICANUS, CÓDICE. Tomo 9.
MEXICATZINGO. Tomo 9.
MÉXICO. Tomo 9.
MÉXICO, ARQUIDIÓCESIS DE . Tomo 9.
MÉXICO, CIUDAD DE . Tomo 9.
MÉXICO, ESTADO DE . Tomo 9.
MÉXICO EN EL MUNDO. Tomo 9.
MÉXICO-TENOCHTITLAN . Tomo 9.
MEYER, EUGENIA. Tomo 9.
MEYER BARTH, JEAN. Tomo 9.
MEYER COSÍO, LORENZO. Tomo 9.
MEZA, GUILLERMO. Tomo 9.
MEZCAL. Tomo 9.
MEZCALTITLÁN. Tomo 9.
MEZQUITE. Tomo 9.
MICA. Tomo 9.
MICHACA, PEDRO. Tomo 9.
MICHAELS, ALBERT LOUIS. Tomo 9.
MICHEL, ALFONSO. Tomo 9.
MICHEL, CONCHA. Tomo 9.
MICHEL, FRANCISCO (Paco). Tomo 9.

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MICHEL, JOSÉ ANTONIO. Tomo 9.
MICHEL, LILIA. Tomo 9.
MICHEL MEDINA, CELIA. Tomo 9.
MICHELENA, JOSÉ MARIANO. Tomo 9.
MICHELENA, MARGARITA. Tomo 9.
MICHOACÁN. Tomo 9.
MICHOACÁN, ESTADO DE . Tomo 9.
MICO DE NOCHE. Tomo 9.
MICO DORADO. Tomo 9.
MICOLOGÍA. Tomo 9.
MICROSCOPÍA. Tomo 9.
MICTECACÍHUATL o MICTLANCÍHUATL. Tomo 9.
MICTLÁN. Tomo 9.
MICTLANTECUHTLI. Tomo 9.
MIDEROS, BOANERGES. Tomo 9.
MIER, RUPERTO. Tomo 9.
MIER NORIEGA Y GUERRA, JOSÉ SERVANDO TERESA DE. Tomo 9.
MIER Y TERÁN, GREGORIO. Tomo 9.
MIER Y TERÁN, LUIS. Tomo 9.
MIER Y TERÁN, MANUEL DE. Tomo 9.
MIGRACIÓN INTERNA . Tomo 9.
MIGUEL HIDALGO, D.F.. Tomo 9.
MÍGUEZ HUGHENIN, ENRIQUE. Tomo 9.
MIJANGOS DE JESÚS, ELISEO. Tomo 9.
MIJARES, JOSÉ ANTONIO. Tomo 9.
MIJARES PALENCIA, JOSÉ. Tomo 9.
MIJO. Tomo 9.
MILAGROS. Tomo 9.
MILANO COLIBLANCO. Tomo 9.
MILANO GOLONDRINO. Tomo 9.
MILLÁN, MARÍA DEL CARMEN. Tomo 9.
MILLÁN MALDONADO, ALFONSO. Tomo 9.
MILLÁN MALDONADO, IGNACIO. Tomo 9.
MILLÁN NAVA, JESÚS. Tomo 9.
MILLER, CAROL. Tomo 9.
MILLER, ROBERT RYAL. Tomo 9.
MILLER, WALTER S.. Tomo 9.
MILLER FRANK C.. Tomo 9.
MILPA ALTA, D.F.. Tomo 9.

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MILPIÉS. Tomo 9.
MILTOMATE. Tomo 9.
MIMBELA Y MORIANS, MANUEL DE. Tomo 9.
MIMBRE. Tomo 9.
MIMENZA CASTILLO, RICARDO. Tomo 9.
MIMO KABUKI (Humberto Ibarra). Tomo 9.
MIMOSA. Tomo 9.
MINA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 9.
MINA (Guillermina Dulché). Tomo 9.
MINATITLÁN, VER.. Tomo 9.
MINERA, OTTO. Tomo 9.
MINERÍA . Tomo 9.
MINOS CAMPUZANO, JOSÉ AGAPITO MATEO. Tomo 9.
MINUTILLA BLANCA. Tomo 9.
MINUTILLA PINTA. Tomo 9.
MIQUEL, ÁNGEL. Tomo 9.
MIQUEL RENDÓN, ÁNGEL. Tomo 9.
MIQUEL Y VERGES, JOSÉ MARÍA. Tomo 9.
MIQUIZTLI. Tomo 9.
MIRAFUENTES, JUAN N.. Tomo 9.
MIRAMÓN, MIGUEL. Tomo 9.
MIRAMONTES, ARNULFO. Tomo 9.
MIRAMONTES, MIGUEL. Tomo 9.
MIRAMONTES CÁRDENAS, LUIS ERNESTO. Tomo 9.
MIRANDA, FAUSTINO. Tomo 9.
MIRANDA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 9.
MIRANDA, IGNACIO. Tomo 9.
MIRANDA, MATÍAS. Tomo 9.
MIRANDA AYALA, CARLOS. Tomo 9.
MIRANDA GODÍNEZ, FRANCISCO. Tomo 9.
MIRANDA GONZÁLEZ, JOSÉ. Tomo 9.
MIRANDA VILLASÁIN, ANTONIO. Tomo 9.
MIRANDA Y GÓMEZ, MIGUEL DARÍO. Tomo 9.
MIRASOL. Tomo 9.
MIRASOL AMARILLO. Tomo 9.
MIRIÁPODOS. Tomo 9.
MIRLILLO ACUÁTICO. Tomo 9.
MIRLO. Tomo 9.
MIRLO COLLAREJO. Tomo 9.

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MIRÓ, SONIA. Tomo 9.
MIRÓN, SEVERO. Tomo 9.
MIRTO. Tomo 9.
MISANTLA, CÓDICE. Tomo 9.
MISANTLA (Ver.). Tomo 9.
MISIÓN ARQUEOLÓGICA Y ETNOLÓGICA FRANCESA EN MÉXICO.
Tomo 9.
MISIONERAS DE LA CARIDAD DE MARÍA INMACULADA. Tomo 9.
MISIONERAS DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO. Tomo
9.
MISIONERAS HERMANAS DE LA CARIDAD Y DEL VERBO
ENCARNADO. Tomo 9.
MISIONERAS HIJAS DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA. Tomo 9.
MISIONERAS HIJAS DEL CALVARIO. Tomo 9.
MISTERIOS, CALZADA DE LOS. Tomo 9.
MISTRAL, GABRIELA (Lucila Godoy Alcayaga). Tomo 9.
MITLA (Oax.). Tomo 9.
MITNAL o METNAL. Tomo 9.
MIXCÓATL o MIXCOHUATL. Tomo 9.
MIXES . Tomo 9.
MIXES, PRELATURA DE. Tomo 9.
MIXTECO NÚM. 36, CÓDICE. Tomo 9.
MIXTECOS . Tomo 9.
MIXTO COLORADO. Tomo 9.
MOCH COUCH. Tomo 9.
MOCHUELO. Tomo 9.
MOCIÑO SUÁREZ LOSADA, JOSÉ MARIANO. Tomo 9.
MOCTEZUMA, CÓDICE. Tomo 9.
MOCTEZUMA, ESTEBAN.. Tomo 9.
MOCTEZUMA, FRANCISCO. Tomo 9.
MOCTEZUMA, LUIS. Tomo 9.
MOCTEZUMA DÍAZ INFANTE, PEDRO. Tomo 9.
MOCTEZUMA ILHUICAMINA. Tomo 9.
MOCTEZUMA IXTLILXÓCHITL, ANTONIO TOVAR. Tomo 9.
MOCTEZUMA XOCOYOTZIN. Tomo 9.
MOFETA. Tomo 9.
MOGUEL, CLAUDIO (Cándido Ocaña Moguel). Tomo 9.
MOGUEL CONTRERAS, IDOLINA. Tomo 9.
MOHENO, QUERIDO. Tomo 9.

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MOIRÓN AYALA, SARA. Tomo 9.
MOJARRA. Tomo 9.
MOJARRA AFRICANA. Tomo 9.
MOJARRAS DE AGUA DULCE. Tomo 9.
MOJARRO, TOMÁS. Tomo 9.
MOJARRÓN. Tomo 9.
MOJICA, CONCHA. Tomo 9.
MOJICA, JOSÉ. Tomo 9.
MOLCAJETE. Tomo 9.
MOLE. Tomo 9.
MOLI. Tomo 9.
MOLIBDENO. Tomo 9.
MOLINA, ALONSO DE. Tomo 9.
MOLINA, AURORA. Tomo 9.
MOLINA, CARMEN. Tomo 9.
MOLINA, MIGUEL. Tomo 9.
MOLINA, SILVIA (Silvia Pérez Celis). Tomo 9.
MOLINA, ZACARÍAS R. DE. Tomo 9.
MOLINA ENRÍQUEZ, ANDRÉS. Tomo 9.
MOLINA GARCÍA, ARTURO. Tomo 9.
MOLINA MARTÍNEZ, SALVADOR. Tomo 9.
MOLINA MONTES, MARIO. Tomo 9.
MOLINA PASQUEL, ROBERTO. Tomo 9.
MOLINA PIÑEIRO, LUIS JORGE. Tomo 9.
MOLINA SOLIS, AUDOMARO. Tomo 9.
MOLINA SOLÍS, JUAN FRANCISCO. Tomo 9.
MOLINA SOLÍS, OLEGARIO. Tomo 9.
MOLINAR PRIETO, ENRIQUE. Tomo 9.
MOLINILLO. Tomo 9.
MOLL, ÁNGELA. Tomo 9.
MONARDES, NICOLÁS BAUTISTA. Tomo 9.
MONCADA IVAR, LUIS. Tomo 9.
MONCADA Y BERRIO, GUADALUPE. Tomo 9.
MONCAYO, JOSÉ PABLO. Tomo 9.
MONCLOVA. Tomo 9.
MONDA. Tomo 9.
MONDRAGÓN, CARMEN. Tomo 9.
MONDRAGÓN, MAGDALENA. Tomo 9.
MONDRAGÓN, MANUEL. Tomo 9.

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MONDRAGÓN, SERGIO. Tomo 9.
MONEDA . Tomo 9.
MONES, CARMEN. Tomo 9.
MONFORT RUBÍN, CARLOS. Tomo 9.

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Tomo 10
MONGE, JESÚS (Chucho). Tomo 10.
MONGES LÓPEZ, RICARDO. Tomo 10.
MONJES. Tomo 10.
MONJITA. Tomo 10.
MONO ARAÑA. Tomo 10.
MONO AULLADOR. Tomo 10.
MONROY, ANTONIO. Tomo 10.
MONROY, JOSÉ ATANASIO. Tomo 10.
MONROY, JOSUÉ LUIS. Tomo 10.
MONROY, NESTOR E.. Tomo 10.
MONROY, PETRONILO. Tomo 10.
MONROY DE VELASCO, ANAMELI (Ana Hermelinda). Tomo 10.
MONSERRAT, JOAQUÍN DE. Tomo 10.
MONSIVÁIS, CARLOS. Tomo 10.
MONSREAL, AGUSTÍN. Tomo 10.
MONSTRUO DE GILA. Tomo 10.
MONTALBÁN, RICARDO. Tomo 10.
MONTALVO, GREGORIO DE. Tomo 10.
MONTAÑA, LUIS JOSÉ. Tomo 10.
MONTAÑO, JORGE. Tomo 10.
MONTAÑO, OTILIO (Otilio Esteban Montaño Sánchez). Tomo 10.
MONTAÑO PUGA, FERNANDO. Tomo 10.
MONTAÑO Y AARÓN, TOMÁS. Tomo 10.
MONTE ALBÁN (Oax.) . Tomo 10.
MONTE NEGRO (Oax.). Tomo 10.
MONTEFORTE TOLEDO, MARIO. Tomo 10.
MONTEJANO Y AGUIÑAGA, RAFAEL. Tomo 10.
MONTEJO, CARMEN. Tomo 10.
MONTEJO, FRANCISCO DE. Tomo 10.
MONTEJO GODOY, NAZARIO V.. Tomo 10.
MONTEJO Y LEÓN, FRANCISCO. Tomo 10.
MONTELEONE, CÓDICE. Tomo 10.
MONTEMAYOR, CARLOS. Tomo 10.
MONTEMAYOR GARCÍA, FELIPE. Tomo 10.
MONTEMAYOR LOZANO, ALFONSO. Tomo 10.
MONTENEGRO, JUAN ANTONIO. Tomo 10.
MONTENEGRO Y NERVO, ROBERTO. Tomo 10.

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MONTEPÍO. Tomo 10.
MONTERDE, ALBERTO. Tomo 10.
MONTERDE, FRANCISCO. Tomo 10.
MONTERDE, JOSÉ MARIANO. Tomo 10.
MONTERDE FERNÁNDEZ, FRANCISCO. Tomo 10.
MONTERO, MARCO ANTONIO. Tomo 10.
MONTERREY, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 10.
MONTERREY, N.L. . Tomo 10.
MONTERROSO BONILLA, AUGUSTO. Tomo 10.
MONTES, AMPARO (Amparo Meza Cruz). Tomo 10.
MONTES, JULIO. Tomo 10.
MONTES DE OCA, FRANCISCO. Tomo 10.
MONTES DE OCA, LUIS. Tomo 10.
MONTES LEDESMA, EZEQUIEL. Tomo 10.
MONTES ALANÍS, FEDERICO. Tomo 10.
MONTES DE OCA, FERNANDO. Tomo 10.
MONTES DE OCA, MARCO ANTONIO. Tomo 10.
MONTES DE OCA Y OBREGÓN, IGNACIO. Tomo 10.
MONTEZUMA, SEMINARIO NACIONAL DE. Tomo 10.
MONTIEL, JOSÉ JUSTO. Tomo 10.
MONTIEL, ROSENDO. Tomo 10.
MONTIEL BLANCAS, MANUEL. Tomo 10.
MONTIEL Y DUARTE, ISIDRO ANTONIO. Tomo 10.
MONTORO, MANUEL. Tomo 10.
MONTOYA, ALICIA (Alicia Rodríguez Montoya). Tomo 10.
MONTOYA, GERARDO. Tomo 10.
MONTOYA, GUSTAVO. Tomo 10.
MONTOYA, MARÍA TEREZA. Tomo 10.
MONTOYA, MATILDE. Tomo 10.
MONTÚFAR, ALONSO DE. Tomo 10.
MONZÓN, LUIS G.. Tomo 10.
MOORHEAD, MAX LEÓN. Tomo 10.
MORA. Tomo 10.
MORA, FRANCISCO. Tomo 10.
MORA, GABRIEL DE LA. Tomo 10.
MORA, JOSÉ MARÍA LUIS. Tomo 10.
MORA, JUAN MIGUEL DE. Tomo 10.
MORA, SAMUEL DE LA. Tomo 10.
MORA ANDRADE, ENRIQUE. Tomo 10.

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MORA TOVAR, LUIS. Tomo 10.
MORA Y DAZA, JOSÉ MARÍA. Tomo 10.
MORA Y DEL RÍO, JOSÉ. Tomo 10.
MORA Y MORA, MIGUEL DE LA. Tomo 10.
MORA Y PALOMAR, ENRIQUE DE LA. Tomo 10.
MORA Y VILLAMIL, IGNACIO. Tomo 10.
MORAGA, EVA. Tomo 10.
MORAL, JUAN D. DEL. Tomo 10.
MORAL, ENRIQUE DEL. Tomo 10.
MORAL JORGE DEL. Tomo 10.
MORALES VON SAUER, ANGÉLICA. Tomo 10.
MORALES, JUAN BAUTISTA. Tomo 10.
MORALES, MELESIO. Tomo 10.
MORALES, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 10.
MORALES, RODOLFO. Tomo 10.
MORALES, VICENTE. Tomo 10.
MORALES CONTRERAS, JOSÉ. Tomo 10.
MORALES FERNÁNDEZ, JESÚS. Tomo 10.
MORALES FERRÓN, JULIO SAMUEL. Tomo 10.
MORALES GONZÁLEZ, JESÚS. Tomo 10.
MORALES PADRÓN, FRANCISCO. Tomo 10.
MORALES PUENTE, ARMANDO. Tomo 10.
MORALES SAVIÑÓN, HÉCTOR. Tomo 10.
MORALES VAN DEN EYDEN, FRANCISCO. Tomo 10.
MORALES Y JASSO, ÁNGEL MARIANO. Tomo 10.
MORALES ZARAGOZA, IGNACIO. Tomo 10.
MOREAU, ANDRÉ. Tomo 10.
MORELIA, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 10.
MORELIA, MICH. . Tomo 10.
MORELOS, ESTADO DE . Tomo 10.
MORELOS Y PAVÓN, JOSÉ MARÍA. Tomo 10.
MORELOS-PAXILILA (Ver.). Tomo 10.
MORENA. Tomo 10.
MORENO, DANIEL. Tomo 10.
MORENO, JOSÉ ELÍAS. Tomo 10.
MORENO, MANUEL M.. Tomo 10.
MORENO, MARÍA DE LOS ÁNGELES. Tomo 10.
MORENO, MARIO. Tomo 10.
MORENO, NICOLÁS. Tomo 10.

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MORENO, PEDRO. Tomo 10.
MORENO, TOMÁS. Tomo 10.
MORENO CAPDEVILLA, FRANCISCO. Tomo 10.
MORENO CORA, SILVESTRE. Tomo 10.
MORENO DE ALBA, JOSÉ G.. Tomo 10.
MORENO DE LOS ARCOS, ROBERTO. Tomo 10.
MORENO DURÁN, GUSTAVO. Tomo 10.
MORENO GARCÍA, HERIBERTO. Tomo 10.
MORENO MANZANO, SALVADOR. Tomo 10.
MORENO RUFFO, JOSÉ. Tomo 10.
MORENO SÁNCHEZ, MANUEL. Tomo 10.
MORENO TOSCANO, ALEJANDRA. Tomo 10.
MORENO TOSCANO, CARMEN. Tomo 10.
MORENO VILLA, JOSÉ. Tomo 10.
MORENO VILLARREAL, JAIME. Tomo 10.
MORENO VIVERO, PABLO C.. Tomo 10.
MORENO Y BUENVECINO, JOSÉ MARÍA. Tomo 10.
MORENO Y CASTAÑEDA, RAMÓN MARÍA DE SAN JOSÉ. Tomo 10.
MORENO Y JOVE, MANUEL. Tomo 10.
MORENO Y OVIEDO, ANTONIO. Tomo 10.
MORERA. Tomo 10.
MORFI, JUAN AGUSTÍN DE. Tomo 10.
MORFO AZUL. Tomo 10.
MORGAN, LEWIS HENRY. Tomo 10.
MORI, ARTURO. Tomo 10.
MORIANA Y ZAFRILLA, MARCOS. Tomo 10.
MORLETE RUIZ, JUAN PATRICIO. Tomo 10.
MORLEY, SYLVANUS GRISWOLD. Tomo 10.
MORONES, LUIS N.. Tomo 10.
MORONES PRIETO, IGNACIO. Tomo 10.
MORQUECHO, ALFONSO. Tomo 10.
MORRIS, EARL HALSTEAD. Tomo 10.
MORRISEY, RICHARD JOHN. Tomo 10.
MORTALIDAD. Tomo 10.
MOSCA AZUL. Tomo 10.
MOSCA DOMÉSTICA. Tomo 10.
MOSCA PRIETA. Tomo 10.
MOSCAS. Tomo 10.
MOSCAS DEL CAFÉ. Tomo 10.

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MOSCONA, MYRIAM. Tomo 10.
MOSCOSO DE ALVARADO, LUIS DE. Tomo 10.
MOSCOSO PASTRANA, PRUDENCIO. Tomo 10.
MOSES, BERNARD. Tomo 10.
MOSHINSKY, MARCOS. Tomo 10.
MOSIÑO ALEMÁN, PEDRO ANTONIO. Tomo 10.
MOSQUERO BERMELLÓN. Tomo 10.
MOSQUERO NEGRO. Tomo 10.
MOSQUERO REAL. Tomo 10.
MOSQUITOS. Tomo 10.
MOSTAZA. Tomo 10.
MOTA PADILLA, MATÍAS DE LA. Tomo 10.
MOTA Y ESCOBAR, ALONSO DE LA. Tomo 10.
MOTO. Tomo 10.
MOURE HOLGUÍN, FRANCISCO. Tomo 10.
MOUSSONG, LAZLO. Tomo 10.
MOYA, JOSÉ LUIS. Tomo 10.
MOYA, JUAN BAUTISTA. Tomo 10.
MOYA, LUIS R.. Tomo 10.
MOYA DE CONTRERAS, PEDRO. Tomo 10.
MOYA PALENCIA, MARIO. Tomo 10.
MOYAO, FRANCISCO. Tomo 10.
MOYSSÉN, XAVIER. Tomo 10.
MUCEL ACERETO, JOAQUÍN. Tomo 10.
MUDÉJAR, ARTE. Tomo 10.
MUENCH, GERHART. Tomo 10.
MUERTOS, DÍA DE. Tomo 10.
MUHLENPFORDT, EDUARDO. Tomo 10.
MUICLE. Tomo 10.
MUJERCITA. Tomo 10.
MÚJICA, FRANCISCO J.. Tomo 10.
MULATO. Tomo 10.
MUNGUÍA, CLEMENTE DE JESÚS. Tomo 10.
MUNIVE ESCOBAR, LUIS. Tomo 10.
MUNK BENTON, GABRIELE VON. Tomo 10.
MUÑIZ, ANGELINA. Tomo 10.
MUÑIZ, MANUEL. Tomo 10.
MUÑIZ, MARCO ANTONIO. Tomo 10.
MUÑOZ, DIEGO. Tomo 10.

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MUÑOZ, JOSÉ ELIGIO. Tomo 10.
MUÑOZ, JUAN BAUTISTA. Tomo 10.
MUÑOZ, LAUREANO. Tomo 10.
MUÑOZ, RAFAEL F.. Tomo 10.
MUÑOZ ÁVILA, ADALBERTO. Tomo 10.
MUÑOZ CAMARGO, DIEGO. Tomo 10.
MUÑOZ COTA, JOSÉ. Tomo 10.
MUÑOZ FARRÚS, MANUEL. Tomo 10.
MUÑOZ GARCÍA, ANTONIO. Tomo 10.
MUÑOZ LEDO, PORFIRIO. Tomo 10.
MUÑOZ LUMBIER, DANIEL. Tomo 10.
MUÑOZ LUMBIER, MANUEL. Tomo 10.
MUÑOZ MEDINA, JOSÉ. Tomo 10.
MUÑOZ MORENO, ALEJANDRO (Blue Demon). Tomo 10.
MUÑOZ NÚÑEZ, RAFAEL. Tomo 10.
MUÑOZ OLIVARES, MANUEL. Tomo 10.
MUÑOZ PÉREZ, LUIS. Tomo 10.
MUÑOZ ROCHA, MANUEL. Tomo 10.
MUÑOZ SUAREZ, DAVID. Tomo 10.
MUÑOZ VEGA, VÍCTOR. Tomo 10.
MUÑOZ Y PÉREZ, DANIEL. Tomo 10.
MURAYAMA, NOÉ. Tomo 10.
MURCIÉLAGO. Tomo 10.
MURCIÉLAGO. Tomo 10.
MURGA SUINAGA, GONZALO DE. Tomo 10.
MURGUÍA, ANA OFELIA. Tomo 10.
MURGUÍA, FRANCISCO. Tomo 10.
MURGUÍA, MANUEL. Tomo 10.
MURGUÍA GUILLÉN, LUIS. Tomo 10.
MURIÁ, JOSÉ MARÍA. Tomo 10.
MURILLO, GERARDO. Tomo 10.
MURILLO, JOSEFA. Tomo 10.
MURO, CÓDICE. Tomo 10.
MURO, MARÍA. Tomo 10.
MURO OREJÓN, ANTONIO. Tomo 10.
MURO ROCHA, MANUEL. Tomo 10.
MURRAY, GUILLERMO. Tomo 10.
MURRAY, PAUL VINCENT. Tomo 10.
MURRAY PRISANT, GUILLERMO. Tomo 10.

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MURRIETA, MARCELINO. Tomo 10.
MURÚA, DÁMASO. Tomo 10.
MUSACCHIO, HUMBERTO. Tomo 10.
MUSARAÑA. Tomo 10.
MUSEO DE AMÉRICA o TUDELA, CÓDICE DEL. Tomo 10.
MUSEO DE SAN CARLOS. Tomo 10.
MUSEOS. Tomo 10.
MUSGOS. Tomo 10.
MÚSICA. Tomo 10.
MÚSICA LITÚRGICA. Tomo 10.
MUTIS, ÁLVARO. Tomo 10.
MÚZQUIZ, MELCHOR. Tomo 10.
N. Tomo 10.
NAACHTÚN (Camp.). Tomo 10.
NABO. Tomo 10.
NABO DE CANARIO. Tomo 10.
NACAZUL. Tomo 10.
NACHI COCOM. Tomo 10.
NACIONAL FINANCIERA, S.A. (Nafinsa). Tomo 10.
NACIONAL MONTE DE PIEDAD . Tomo 10.
NACO-AGUA PRIETA, RAMAL FERROVIARIO. Tomo 10.
NACU ESPINUDO. Tomo 10.
NADER, LAURA. Tomo 10.
NAHUAS . Tomo 10.
NAHUATLATO, MIGUEL. Tomo 10.
NÁJERA, CHELA. Tomo 10.
NÁJERA, ENRIQUE R.. Tomo 10.
NÁJERA, INDIANA (María Esther Nájera). Tomo 10.
NÁJERA, MANUEL DE SAN JUAN CRISÓSTOMO. Tomo 10.
NÁJERA YANGUAS, DIEGO DE. Tomo 10.
NAKATANI, CARLOS. Tomo 10.
NAKAYAMA A., ANTONIO. Tomo 10.
NAMBO, RAFAEL. Tomo 10.
NANACAL o NANACATE. Tomo 10.
NANAHUATZIN. Tomo 10.
NANCHE. Tomo 10.
NANDAYAPA, ZEFERINO. Tomo 10.
NANDINO, ELÍAS. Tomo 10.
NÁPOLES GÁNDARA, ALFONSO. Tomo 10.

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NAPPATECUHTLI. Tomo 10.
NARANJA CHINA. Tomo 10.
NARANJILLO. Tomo 10.
NARANJO. Tomo 10.
NARANJO, FRANCISCO. Tomo 10.
NARANJO, ROGELIO. Tomo 10.
NARBONA, ANTONIO. Tomo 10.
NARCISO. Tomo 10.
NARVÁEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 10.
NARVÁEZ, PÁNFILO DE. Tomo 10.
NARVÁEZ MÁRQUEZ, JOSÉ. Tomo 10.
NASH, JUNE C.. Tomo 10.
NATALI DE TESTA, FANNY. Tomo 10.
NATALIDAD. Tomo 10.
NATERA, PÁNFILO. Tomo 10.
NAUCALPAN, MÉX.. Tomo 10.
NAUYACAS. Tomo 10.
NAVA, ANTONIA. Tomo 10.
NAVA, JULIÁN. Tomo 10.
NAVA, THELMA. Tomo 10.
NAVA DE RUISÁNCHEZ, JULIA. Tomo 10.
NAVA MARTÍNEZ, SALVADOR. Tomo 10.
NAVA RODRÍGUEZ, ESTEBAN. Tomo 10.
NAVA RODRÍGUEZ, LUIS. Tomo 10.
NAVAJITA. Tomo 10.
NAVARRETE, ALFREDO R.. Tomo 10.
NAVARRETE, CARLOS. Tomo 10.
NAVARRETE, JORGE EDUARDO. Tomo 10.
NAVARRETE, RAÚL. Tomo 10.
NAVARRETE CHÁVEZ, NICOLÁS. Tomo 10.
NAVARRETE TEJERO, RODOLFO. Tomo 10.
NAVARRO, CÁNDIDO. Tomo 10.
NAVARRO, CARLOS. Tomo 10.
NAVARRO, ENRIQUE. Tomo 10.
NAVARRO, JOAQUINA. Tomo 10.
NAVARRO, JORGE. Tomo 10.
NAVARRO, JUAN J.. Tomo 10.
NAVARRO, JUAN N.. Tomo 10.
NAVARRO, LUIS ALBERTO. Tomo 10.

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NAVARRO, XAVIER. Tomo 10.
NAVARRO DE ANDA, RAMIRO. Tomo 10.
NAVARRO MORENO, JESÚS (Chucho). Tomo 10.
NAVARRO RAMÍREZ, JOSÉ JUAN ÁLVARO DE LA INMACULADA
CONCEPCIÓN. Tomo 10.
NAVARRO SÁNCHEZ, ADALBERTO. Tomo 10.
NAVOJOA, SON.. Tomo 10.
NAYA, RAMÓN (Enrique Gasque Molina). Tomo 10.
NAYARIT, ESTADO DE . Tomo 10.
NAYLOR, ROBERT ARTHUR. Tomo 10.
NAZARENO. Tomo 10.
NEBEL, CARLOS. Tomo 10.
NEEDLER, MARTIN CYRIL. Tomo 10.
NEFERO (Ignacio Nieves Beltrán). Tomo 10.
NEGRETA. Tomo 10.
NEGRETE, JORGE (Jorge Alberto Negrete Moreno). Tomo 10.
NEGRETE, JOSÉ. Tomo 10.
NEGRETE, MIGUEL. Tomo 10.
NEGRETE, PEDRO CELESTINO. Tomo 10.
NEGRILLO. Tomo 10.
NEGRITO. Tomo 10.
NEGROS. Tomo 10.
NELKEN, MARGARITA. Tomo 10.
NEMONTEMI. Tomo 10.
NENÚFAR. Tomo 10.
NEOCLÁSICO. Tomo 10.
NEOCOLONIAL. Tomo 10.
NERI VELA, RODOLFO. Tomo 10.
NERUDA, PABLO (Neftalí Ricardo Reyes Basualto). Tomo 10.
NERVO, AMADO. Tomo 10.
NEUVILLATE, ALFONSO DE. Tomo 10.
NEVE, FELIPE DE. Tomo 10.
NEVE, FRANCISCO. Tomo 10.
NEYRA, JOSÉ LUIS. Tomo 10.
NEZAHUALCÓYOTL. Tomo 10.
NEZAHUALCÓYOTL, DIÓCESIS DE. Tomo 10.
NEZAHUALCÓYOTL, MÉX.. Tomo 10.
NICHOLSON, HAMMOND BURKE. Tomo 10.
NICHOLSON, IRENE. Tomo 10.

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NICOL, EDUARDO. Tomo 10.
NICOLÁS, EMILIO DE. Tomo 10.
NICOLAU D'OLWER, LUIS. Tomo 10.
NICOLI, JOSÉ PATRICIO. Tomo 10.
NIEMEYER, EVERHARDT VICTOR. Tomo 10.
NIERMAN, LEONARDO. Tomo 10.
NIETO, CARLOS. Tomo 10.
NIETO, ESTEBAN. Tomo 10.
NIETO, JOSÉ APOLINAR. Tomo 10.
NIETO, RAFAEL. Tomo 10.
NIETO, RODOLFO. Tomo 10.
NIETO CABALLERO, RENÉ. Tomo 10.
NIÉVEZ CÉSPEDES, VICTORIANO. Tomo 10.
NIGUA. Tomo 10.
NINFA DEL BOSQUE. Tomo 10.
NIÑO. Tomo 10.
NIÑOS HÉROES. Tomo 10.
NIOX, GUSTAVE LÉON. Tomo 10.
NÍQUEL. Tomo 10.
NISHIZAWA, LUIS. Tomo 10.
NÍSPERO. Tomo 10.
NISSEN, BRIAN. Tomo 10.
NIXTAMAL. Tomo 10.
NIZA, MARCOS DE. Tomo 10.
NIZA, TADEO DE. Tomo 10.
NOBLE, RAMÓN. Tomo 10.
NOGAL. Tomo 10.
NOGALES DÁVILA, PEDRO. Tomo 10.
NOGUCHI, HIDEYO. Tomo 10.
NOGUERA AUZA, EDUARDO. Tomo 10.
NOGUERA SALAZAR, PLINIO. Tomo 10.
NOGUERA VERGARA, ARCADIO. Tomo 10.
NOLL, ARTHUR HOWARD. Tomo 10.
NOPAL . Tomo 10.
NORDQUIST DÍAZ, MAY. Tomo 10.
NOREÑA, MIGUEL. Tomo 10.
NORIEGA, ADELAIDA. Tomo 10.
NORIEGA, EDUARDO. Tomo 10.
NORIEGA, JUAN MANUEL. Tomo 10.

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NORIEGA, RAÚL. Tomo 10.
NORIEGA CANTÚ, ALFONSO. Tomo 10.
NORIEGA HOPE, CARLOS. Tomo 10.
NORIEGA LASO, ÍÑIGO. Tomo 10.
NORIEGA PIZANO, ARTURO. Tomo 10.
NORIEGA ROBLES, EUGENIO. Tomo 10.
NORMA, RAFAEL. Tomo 10.
NORMA LARRAÑAGA, RAFAEL. Tomo 10.
NORMA MONROY, CARMEN. Tomo 10.
NOTHOLT ROSALES, MAX. Tomo 10.
NOVARO, AUGUSTO. Tomo 10.
NOVARO, LUIS. Tomo 10.
NOVARO, OCTAVIO. Tomo 10.
NOVARRO, RAMÓN (Ramón Samaniego y Pérez Gavilán). Tomo 10.
NOVELA. Tomo 10.
NOVELO, HERMILO. Tomo 10.
NOVELO, JOSÉ INÉS. Tomo 10.
NOVELO TORRES, ERNESTO. Tomo 10.
NOVELO ZAVALA, RADAMÉS. Tomo 10.
NOVO, SALVADOR. Tomo 10.
NOVOA, ANTONIO. Tomo 10.
NOYOLA VÁZQUEZ, JUAN FRANCISCO. Tomo 10.
NOYOLA VÁZQUEZ, LUIS. Tomo 10.
NUBE. Tomo 10.
NUCUCHICH. Tomo 10.
NUDELSTÉJER, SERGIO. Tomo 10.
NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL BUEN PASTOR DE ANGERS.
Tomo 10.
NUEVA GALICIA. Tomo 10.
NUEVA VIZCAYA. Tomo 10.
NUEVAS LEYES. Tomo 10.
NUEVO CASAS GRANDES, PRELATURA DE. Tomo 10.
NUEVO LAREDO, TAMPS. . Tomo 10.
NUEVO LEÓN, ESTADO DE . Tomo 10.
NUEVO MÉXICO. Tomo 10.
NUEZ DE CALATOLA. Tomo 10.
NUNCIO, JESÚS. Tomo 10.
NUNÓ, JAIME. Tomo 10.
NÚÑEZ, JENARO. Tomo 10.

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NÚÑEZ, JOSÉ SILVERIO. Tomo 10.
NÚÑEZ, RAMÓN MARÍA. Tomo 10.
NÚÑEZ, ROBERTO. Tomo 10.
NÚÑEZ, THERON ALDINE JR. Tomo 10.
NÚÑEZ ARELLANO, CARLOS. Tomo 10.
NÚÑEZ CABEZA DE VACA, ALVAR. Tomo 10.
NÚÑEZ DE BORBÓN, ALFREDO. Tomo 10.
NÚÑEZ DE CÁCERES, JOSÉ. Tomo 10.
NÚÑEZ DE HARO Y PERALTA, ALONSO. Tomo 10.
NÚÑEZ DE LA VEGA, FRANCISCO. Tomo 10.
NÚÑEZ FERNÁNDEZ, MARÍA SALUD MARGOT. Tomo 10.
NÚÑEZ GUZMÁN, J. TRINIDAD. Tomo 10.
NÚÑEZ MANZANERO, ANTONIO. Tomo 10.
NÚÑEZ MONTES, FRANCISCO. Tomo 10.
NÚÑEZ ORTEGA, ÁNGEL. Tomo 10.
NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ, JOSÉ DE J.. Tomo 10.
NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ, ROBERTO. Tomo 10.
NÚÑEZ Y ZÁRATE, JOSÉ OTHÓN. Tomo 10.
NUPCIALIDAD. Tomo 10.
NUTRIA. Tomo 10.
NUTRIA MARINA. Tomo 10.
NUTRICIÓN. Tomo 10.
NUTTALL, CÓDICE. Tomo 10.
NUTTALL PARROT, ZELIA MARÍA MAGDALENA. Tomo 10.
O. Tomo 10.
O, GENOVEVO DE LA. Tomo 10.
O'CROULEY Y O'DONNELL, PEDRO ALONSO. Tomo 10.
O'DONOJÚ, JUAN. Tomo 10.
O'FARRILL Jr., RÓMULO. Tomo 10.
O'FARRILL SILVA, RÓMULO. Tomo 10.
O'GORMAN, CECIL CRAWFORD. Tomo 10.
O'GORMAN, EDMUNDO. Tomo 10.
O'GORMAN, HELEN F.. Tomo 10.
O'GORMAN, JUAN. Tomo 10.
O'HIGGINS, PABLO. Tomo 10.
O'NEAL, JAMES D.. Tomo 10.
O'NEIL Y O'KELLY, ARTURO. Tomo 10.
O'NEILL, CARLOTA. Tomo 10.
O'NEILL ZÁRATE, ALVÁN. Tomo 10.

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O'REILLY, JUAN. Tomo 10.
O'SHAUGHNESSY COUES, EDITH LOUISE. Tomo 10.
OAXACA, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 10.
OAXACA, ESTADO DE . Tomo 10.
OAXACA DE JUÁREZ, OAX.. Tomo 10.
OAXACAN. Tomo 10.
OBALAMO. Tomo 10.
OBELISCO. Tomo 10.
OBERHELMAN, HARLEY DEAN. Tomo 10.
OBESO ORENDÁIN, CARLOS DE. Tomo 10.
OBESO RIVERA, SERGIO. Tomo 10.
OBISPILLO. Tomo 10.
OBRAJE. Tomo 10.
OBREGÓN, ÁLVARO . Tomo 10.
OBREGÓN, AMANDA. Tomo 10.
OBREGÓN, BALTASAR DE. Tomo 10.
OBREGÓN, CLAUDIO. Tomo 10.
OBREGÓN, JOSÉ. Tomo 10.
OBREGÓN SANTACILIA, CARLOS. Tomo 10.
OBREGÓN Y ALCOCER, ANTONIO DE. Tomo 10.
OBREGÓN Y PÉREZ SILICEO, GONZALO. Tomo 10.
OBSIDIANA. Tomo 10.
OCA SALVAJE. Tomo 10.
OCAMPO, AURORA M.. Tomo 10.
OCAMPO, ISIDORO. Tomo 10.
OCAMPO, MARÍA LUISA. Tomo 10.
OCAMPO, MELCHOR. Tomo 10.
OCAMPO MANZO, MELCHOR. Tomo 10.
OCAÑA, EDUARDO RAFAEL. Tomo 10.
OCARANZA, MANUEL. Tomo 10.
OCARANZA CARMONA, FERNANDO. Tomo 10.
OCCIDENTE DE MÉXICO . Tomo 10.
OCEGUERA CANO, RAMÓN. Tomo 10.
OCELOTE. Tomo 10.
OCERANSKY, ABRAHAM. Tomo 10.
OCHARÁN, LETICIA. Tomo 10.
OCHARTE, PEDRO. Tomo 10.
OCHARTE SANSORIC, MELCHOR. Tomo 10.
OCHOA, ENRIQUETA. Tomo 10.

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OCHOA, GASPAR DE. Tomo 10.
OCHOA CARRILLO, ANTONIO. Tomo 10.
OCHOA CARRILLO, PABLO. Tomo 10.
OCHOA GUTIÉRREZ, JOSÉ. Tomo 10.
OCHOA SALAS, LORENZO. Tomo 10.
OCHOA Y ACUÑA, ANASTASIO. Tomo 10.
OCHOTERENA, ISAAC. Tomo 10.
OCIO, MANUEL DE. Tomo 10.
OCÓN, JUAN ALONSO DE. Tomo 10.
OCOTE. Tomo 10.
OCOYOACAC (Méx.). Tomo 10.
OGAZÓN, PEDRO LUIS. Tomo 10.
OGAZÓN RUBIO, PEDRO. Tomo 10.
OJEA, HERNANDO DE. Tomo 10.
OJEDA, DAVID. Tomo 10.
OJEDA, FROYLÁN. Tomo 10.
OJEDA, JOSÉ LUZ. Tomo 10.
OJEDA, JUAN DE. Tomo 10.
OJEDA, SALVADOR. Tomo 10.
OJEDA GÓMEZ, MARIO. Tomo 10.
OJEDA PAULLADA, PEDRO. Tomo 10.
OJEDA VERDUZCO, IGNACIO. Tomo 10.
OJILUMBRE CHIAPANECO. Tomo 10.
OJINAGA CASTAÑEDA, MANUEL. Tomo 10.
OJO DE BORRICO u OJO DE VENADO. Tomo 10.
OJÓN. Tomo 10.
OJOS DE LUMBRE u OJILUMBRE. Tomo 10.
OJOTÓN. Tomo 10.
OLACHEA, AGUSTÍN. Tomo 10.
OLACHEA, CARLOS. Tomo 10.
OLAGUÍBEL, FRANCISCO MODESTO DE. Tomo 10.
OLAGUÍBEL, JUAN. Tomo 10.
OLAGUÍBEL, MANUEL DE. Tomo 10.
OLAGUÍBEL FRANCISCO, MODESTO DE. Tomo 10.
OLARTE, SERAFÍN. Tomo 10.
OLAVARRÍA Y FERRARI, ENRIQUE DE. Tomo 10.
OLEA Y LEYVA, TEÓFILO. Tomo 10.
OLGA MARTHA (Olga Martha Dávila). Tomo 10.
OLID, CRISTÓBAL DE. Tomo 10.

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OLIVA, LEONARDO. Tomo 10.
OLIVA, ÓSCAR. Tomo 10.
OLIVÁN REBOLLEDO, JUAN. Tomo 10.
OLIVARES, FRANCISCO GABRIEL DE. Tomo 10.
OLIVARES ARRIAGA, MARÍA DEL CARMEN. Tomo 10.
OLIVARES CARRILLO, ARMANDO. Tomo 10.
OLIVARES NÁJERA, PEDRO. Tomo 10.
OLIVAS, PEDRO S.. Tomo 10.
OLIVÉ, JULIO CÉSAR. Tomo 10.
OLIVER CASARES, JOSÉ MARÍA. Tomo 10.
OLIVERA, URBANO. Tomo 10.
OLIVERA PARDO, JACINTO. Tomo 10.
OLIVIER, MARICRUZ. Tomo 10.
OLIVO. Tomo 10.
OLIVO PIMENTEL, EMIGDIO. Tomo 10.
OLLIN. Tomo 10.
OLLOQUI LABASTIDA, JOSÉ JUAN DE. Tomo 10.
OLMECAS . Tomo 10.
OLMEDO, BARTOLOMÉ. Tomo 10.
OLMEDO, DOLORES. Tomo 10.
OLMEDO, RAQUEL (Siomara Orana Leal). Tomo 10.
OLMEDO CARRANZA, RAÚL. Tomo 10.
OLMEDO MAYAGOITIA, DANIEL. Tomo 10.
OLMEDO Y COTILLA, DANIEL. Tomo 10.
OLMEDO Y PIÑA, ADOLFO. Tomo 10.
OLMO. Tomo 10.
OLMOS, ANDRÉS DE. Tomo 10.
OLMOS, CARLOS. Tomo 10.
OLMOS, GRACIELA. Tomo 10.
OLMOS Y CONTRERAS, JESÚS. Tomo 10.
OLOLIUQUI. Tomo 10.
OLVERA, GUILLERMO. Tomo 10.
OLVERA, ISIDORO. Tomo 10.
OLVERA HERNÁNDEZ, JORGE. Tomo 10.
OLVERA MEDINA, EUGENIO. Tomo 10.
OMAÑA Y SOTOMAYOR, GREGORIO JOSÉ DE. Tomo 10.
OMECÍHUATL. Tomo 10.
OMETECUHTLI. Tomo 10.
ONCOCERCA. Tomo 10.

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ONDARZA VIDAURRETA, RAÚL. Tomo 10.
ONÍS GONZÁLEZ LÓPEZ Y VARA, LUIS DE. Tomo 10.
OÑATE, CRISTÓBAL DE. Tomo 10.
OÑATE, CRISTÓBAL DE. Tomo 10.
OÑATE, JOSÉ MIGUEL DE. Tomo 10.
OÑATE, JUAN DE. Tomo 10.
OÑATE, JUAN EVARISTO DE. Tomo 10.
OÑATE LABORDE, SANTIAGO. Tomo 10.
ÓPALO. Tomo 10.
ÓPATAS. Tomo 10.
OPUS DEI. Tomo 10.
ORBEGOSO, JUAN DE. Tomo 10.
ORCA. Tomo 10.
ORDAZ TALAVERA, RAÚL. Tomo 10.
ÓRDENES RELIGIOSAS EN MÉXICO. Tomo 10.
ORDÓÑEZ, DIEGO. Tomo 10.
ORDÓÑEZ, EZEQUIEL. Tomo 10.
ORDÓÑEZ, JOSÉ. Tomo 10.
ORDÓÑEZ, JOSÉ JULIÁN. Tomo 10.
ORDÓÑEZ OCHOA, SALVADOR. Tomo 10.
ORDORICA, MIGUEL. Tomo 10.
OREA MARÍN, AUGUSTO. Tomo 10.
ORÉGANO. Tomo 10.
OREJA. Tomo 10.
OREJA DE BURRO. Tomo 10.
OREJAS DE PLATA. Tomo 10.
ORENDÁIN AMAYA, RAMÓN. Tomo 10.
ORFILA REYNAL, ARNALDO. Tomo 10.
ORGANISMO DESCENTRALIZADO. Tomo 10.
ORGANISMO DESCONCENTRADO. Tomo 10.
ORGANISMOS PÚBLICOS. Tomo 10.
ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS. Tomo 10.
ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU). Tomo 10.
ÓRGANO. Tomo 10.
ÓRGANO. Tomo 10.
ORIVE ALBA, ADOLFO. Tomo 10.
ORIZABA, VER.. Tomo 10.
ORMAECHEA Y ERNAIZ, JUAN BAUTISTA. Tomo 10.
ORNITOLOGÍA. Tomo 10.

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ORO . Tomo 10.
OROPÉNDOLA. Tomo 10.
OROPEZA, AGUSTÍN. Tomo 10.
OROPEZA MARTÍNEZ, ROBERTO. Tomo 10.
OROZ, PEDRO. Tomo 10.
OROZCO, JOSÉ CLEMENTE. Tomo 10.
OROZCO, JOSÉ MARÍA CAYETANO. Tomo 10.
OROZCO, PASCUAL. Tomo 10.
OROZCO, WISTANO LUIS. Tomo 10.
OROZCO ALCANTAR, JOSÉ LUIS. Tomo 10.
OROZCO CONTRERAS, LUIS ENRIQUE. Tomo 10.
OROZCO E., FERNANDO. Tomo 10.
OROZCO GUTIÉRREZ, EMILIANO. Tomo 10.
OROZCO LOMELÍN, FRANCISCO. Tomo 10.
OROZCO MUÑOZ, FRANCISCO. Tomo 10.
OROZCO RIVERA, MARIO. Tomo 10.
OROZCO ROMERO, ALBERTO. Tomo 10.
OROZCO ROMERO, CARLOS. Tomo 10.
OROZCO Y BERRA, FERNANDO. Tomo 10.
OROZCO Y BERRA, MANUEL. Tomo 10.
OROZCO Y ENCISO, GUADALUPE. Tomo 10.
OROZCO Y GÓMEZ, MANUEL. Tomo 10.
OROZCO Y JIMÉNEZ, FRANCISCO. Tomo 10.
ORQUÍDEAS. Tomo 10.
ORTEGA, ANICETO. Tomo 10.
ORTEGA, CARLOS. Tomo 10.
ORTEGA, EULALIO. Tomo 10.
ORTEGA, FRANCISCO. Tomo 10.
ORTEGA, FRANCISCO DE. Tomo 10.
ORTEGA, JOSÉ DE. Tomo 10.
ORTEGA, MIGUEL. Tomo 10.
ORTEGA, MIGUEL. Tomo 10.
ORTEGA, TORIBIO. Tomo 10.
ORTEGA CASTREJÓN, FÉLIX. Tomo 10.
ORTEGA MARTÍNEZ, LAURO. Tomo 10.
ORTEGA MONTAÑÉS, JUAN DE. Tomo 10.
ORTEGA Y MEDINA, JUAN A.. Tomo 10.
ORTEGA Y PÉREZ GALLARDO, RICARDO. Tomo 10.
ORTELIUS, ABRAHAM. Tomo 10.

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ORTIGA. Tomo 10.
ORTIGOSA, PEDRO. Tomo 10.
ORTIGOSA Y DE LOS RÍOS, VICENTE. Tomo 10.
ORTÍN, LEOPOLDO. Tomo 10.
ORTIZ, ANDRÉS. Tomo 10.
ORTIZ, ANGÉLICA. Tomo 10.
ORTIZ, BENITO. Tomo 10.
ORTIZ, CARLOS RODRIGO. Tomo 10.
ORTIZ, EMILIO. Tomo 10.
ORTIZ, ENCARNACIÓN. Tomo 10.
ORTIZ, GABINO. Tomo 10.
ORTIZ, GUILLERMO. Tomo 10.
ORTIZ, JORGE EUGENIO. Tomo 10.
ORTIZ, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 10.
ORTIZ, MATÍAS. Tomo 10.
ORTIZ, OCTAVIANO. Tomo 10.
ORTIZ, ORLANDO. Tomo 10.
ORTIZ ARANA, FERNANDO. Tomo 10.
ORTIZ ÁVILA, RAÚL. Tomo 10.
ORTIZ BENÍTEZ, LUCAS. Tomo 10.
ORTIZ DE AYALA, SIMÓN TADEO. Tomo 10.
ORTIZ DE CASTRO, DAMIÁN. Tomo 10.
ORTIZ DE DOMÍNGUEZ, JOSEFA. Tomo 10.
ORTIZ DE LA TORRE, MANUEL. Tomo 10.
ORTIZ DE LETONA, PASCASIO. Tomo 10.
ORTIZ DE MONTELLANO, BERNARDO. Tomo 10.
ORTIZ DE ZÁRATE, FRANCISCO. Tomo 10.
ORTIZ GARZA, NAZARIO SILVESTRE. Tomo 10.
ORTIZ HERNÁN, GUSTAVO. Tomo 10.
ORTIZ HERNÁN LOZANO, SERGIO. Tomo 10.
ORTIZ MACEDO, LUIS. Tomo 10.
ORTIZ MENA, ANTONIO. Tomo 10.
ORTIZ MONASTERIO, ÁNGEL. Tomo 10.
ORTIZ MONASTERIO, FERNANDO. Tomo 10.
ORTIZ MONASTERIO, LUIS. Tomo 10.
ORTIZ PALMA, ALFONSO. Tomo 10.
ORTIZ PÉREZ, EMILIA. Tomo 10.
ORTIZ PUGA, JOSÉ. Tomo 10.
ORTIZ QUESADA, FEDERICO. Tomo 10.

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ORTIZ RICO, JOSÉ. Tomo 10.
ORTIZ RUBIO, PASCUAL. Tomo 10.
ORTIZ TIRADO, ALFONSO. Tomo 10.
ORTIZ VIDALES, JOSÉ. Tomo 10.
ORTIZ Y LÓPEZ, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 10.
ORTIZ Y VARGAS DE ESPINOSA, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 10.
ORTIZ-ORTIZ, LIBRADO. Tomo 10.
OSO. Tomo 10.
OSO HORMIGUERO. Tomo 10.
OSOLLO, LUIS G.. Tomo 10.
OSORES, FÉLIX. Tomo 10.
OSORIO, JORGE FEDERICO. Tomo 10.
OSORIO, JOSÉ TRINIDAD. Tomo 10.
OSORIO, LILIA. Tomo 10.
OSORIO, LUZ. Tomo 10.
OSORIO, RAMIRO. Tomo 10.
OSORIO BOLIO DE SALDÍVAR, ELISA. Tomo 10.
OSORIO DE ESCOBAR Y LLAMAS, DIEGO. Tomo 10.
OSORIO MARBÁN, MIGUEL. Tomo 10.
OSORIO Y CARBAJAL, RAMÓN. Tomo 10.
OSORIO Y MONDRAGÓN, JOSÉ LUIS. Tomo 10.
OSORIO Y PERALTA, DIEGO. Tomo 10.
OSORNO, JOSÉ FRANCISCO. Tomo 10.
OSORNO FIANDES, MARIANO. Tomo 10.
OSTIONES. Tomo 10.
OSTOA BERMÚDEZ, ALEJANDRO. Tomo 10.
OSTRERO. Tomo 10.
OSUNA, CÓDICE. Tomo 10.
OSUNA, RAFAEL. Tomo 10.
OSUNA HINOJOSA, ANDRÉS. Tomo 10.
OSWALD, J. GREGORY. Tomo 10.
OTAOLA, SIMÓN. Tomo 10.
OTATE. Tomo 10.
OTEIZA FERNÁNDEZ, IGNACIO. Tomo 10.
OTEIZA Y VÉRTIZ, JUAN JOSÉ DE. Tomo 10.
OTERO, MARIANO. Tomo 10.
OTERO ARCE, MIGUEL. Tomo 10.
OTERO DE BARRIOS, CLEMENTINA. Tomo 10.
OTEYZA, JOSÉ ANDRÉS DE. Tomo 10.

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OTHÓN, MANUEL JOSÉ. Tomo 10.
OTOCAMAY. Tomo 10.
OTOMÍES . Tomo 10.
OVALLE FERNÁNDEZ, IGNACIO. Tomo 10.
OVIEDO, JUAN ANTONIO DE. Tomo 10.
OVIEDO MOTA, ALBERTO. Tomo 10.
OWEN, ALBERT KIMSEY. Tomo 10.
OWEN, GILBERTO. Tomo 10.
OYAMEL. Tomo 10.
OYARZÁBAL, SHANTI. Tomo 10.
P. Tomo 10.
PAALEN, WOLFGANG. Tomo 10.
PACHACUAS. Tomo 10.
PACHECO, ALONSO DE. Tomo 10.
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PACHECO, JOSÉ EMILIO. Tomo 10.
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PACHECO Y OSORIO, RODRIGO. Tomo 10.
PACHTONTLI. Tomo 10.
PACHUCA DE SOTO, HGO. . Tomo 10.

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Tomo 11
PADEN, ROBERT CHARLES. Tomo 11.
PADILLA, EZEQUIEL. Tomo 11.
PADILLA, ISMAEL. Tomo 11.
PADILLA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 11.
PADILLA, JUAN DE. Tomo 11.
PADILLA, MARÍA DE LA CONCEPCIÓN. Tomo 11.
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PADILLA COUTTOLENC, EZEQUIEL. Tomo 11.
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PADILLA NERVO, LUIS. Tomo 11.
PADILLA Y ESTRADA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 11.
PADRÓN, FRANCISCO. Tomo 11.
PADRÓN LÓPEZ, ERMILO A.. Tomo 11.
PÁEZ, JOSÉ DE. Tomo 11.
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PAGAZA, JOAQUÍN ARCADIO. Tomo 11.
PAGÉS LLERGO, JOSÉ. Tomo 11.
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PÁJARO VAQUERO. Tomo 11.
PAJUIL. Tomo 11.
PALACIO, ADOLFO. Tomo 11.
PALACIO, JAIME DEL. Tomo 11.
PALACIO, LUCAS DE. Tomo 11.
PALACIO DE BELLAS ARTES. Tomo 11.
PALACIO DE MINERÍA. Tomo 11.
PALACIO NACIONAL. Tomo 11.
PALACIO Y BASAVE, LUIS DEL REFUGIO DE. Tomo 11.
PALACIO Y MAGAROLA, LUCAS DE. Tomo 11.

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PALACIOS, ADELA. Tomo 11.
PALACIOS, EMMANUEL. Tomo 11.
PALACIOS, FERNANDO. Tomo 11.
PALACIOS, JESÚS (Chucho). Tomo 11.
PALACIOS, JESÚS MARÍA. Tomo 11.
PALACIOS, JOSÉ ALFONSO. Tomo 11.
PALACIOS, MANUEL R.. Tomo 11.
PALACIOS MENDOZA, ENRIQUE JUAN. Tomo 11.
PALACIOS VÉLEZ, ENRIQUE. Tomo 11.
PALAFOX, MANUEL. Tomo 11.
PALAFOX Y MENDOZA, JUAN DE. Tomo 11.
PALAU, MARTA. Tomo 11.
PALAVICINI, FÉLIX FULGENCIO. Tomo 11.
PALAZÓN MAYORAL, MARÍA ROSA. Tomo 11.
PALENCIA, CEFERINO. Tomo 11.
PALENCIA, ISABEL DE (Isabel Oyarzabal de Palencia). Tomo 11.
PALENQUE . Tomo 11.
PALEONTOLOGÍA . Tomo 11.
PALIZADA, CAMP.. Tomo 11.
PALLARES, JACINTO. Tomo 11.
PALLARES Y PORTILLO, EDUARDO. Tomo 11.
PALMA. Tomo 11.
PALMA, ANDREA (Guadalupe Bracho Gavilán). Tomo 11.
PALMA Y PALMA, EULOGIO. Tomo 11.
PALMERÍN, RICARDO. Tomo 11.
PALO ADAN. Tomo 11.
PALO AGRIO. Tomo 11.
PALO AMARGOSO. Tomo 11.
PALO BREA. Tomo 11.
PALO CALABAZA. Tomo 11.
PALO CHINO. Tomo 11.
PALO DE ARCO. Tomo 11.
PALO DE MARIMBA. Tomo 11.
PALO DE PIOJO. Tomo 11.
PALO DE ROSA. Tomo 11.
PALO DE ROSA DE HONDURAS. Tomo 11.
PALO DEL BRASIL. Tomo 11.
PALO DULCE. Tomo 11.
PALO MORADO. Tomo 11.

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PALO VERDE. Tomo 11.
PALOMA CODORNIZ. Tomo 11.
PALOMA DE ALAS BLANCAS. Tomo 11.
PALOMA DE COLLAR. Tomo 11.
PALOMA ESCAMOSA. Tomo 11.
PALOMA INCA. Tomo 11.
PALOMA MONTAÑERA. Tomo 11.
PALOMA MORADA. Tomo 11.
PALOMA PIQUINEGRA. Tomo 11.
PALOMA SUELERA. Tomo 11.
PALOMAR, MARTÍN DE. Tomo 11.
PALOMAR Y VIZCARRA, MIGUEL. Tomo 11.
PALOMARES, FRANCISCO. Tomo 11.
PALOMARES QUIROZ, JOSÉ. Tomo 11.
PALOMERA, GUADALUPE. Tomo 11.
PALOMETA. Tomo 11.
PALOU, FRANCISCO. Tomo 11.
PALUDISMO. Tomo 11.
PÁMANES ESCOBEDO, FERNANDO. Tomo 11.
PAMBAZO. Tomo 11.
PÁMPANO. Tomo 11.
PÁMPANO DE HEBRA CORTA. Tomo 11.
PÁMPANO DE HEBRA LARGA. Tomo 11.
PANCITA. Tomo 11.
PANES Y AVELLÁN, DIEGO. Tomo 11.
PANI, ALBERTO J.. Tomo 11.
PANI, ARTURO. Tomo 11.
PANI, MARIO. Tomo 11.
PANIAGUA, AMADO. Tomo 11.
PANIAGUA, FLAVIO ANTONIO. Tomo 11.
PANIAGUA VÁZQUEZ, CENOBIO. Tomo 11.
PANKHURST, EDUARDO G.. Tomo 11.
PANQUETZALIZTLI. Tomo 11.
PAOLI BOLIO, FRANCISO JOSÉ. Tomo 11.
PAPA. Tomo 11.
PAPADIMITRIOU GALVÁN, JORGE. Tomo 11.
PAPAGALLO. Tomo 11.
PAPALOQUELITE. Tomo 11.
PAPANTLA, DIÓCESIS DE. Tomo 11.

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PAPANTLA DE OLARTE, VER.. Tomo 11.
PAPAYA. Tomo 11.
PAPEL. Tomo 11.
PAPEL PREHISPÁNICO. Tomo 11.
PAPELILLO. Tomo 11.
PAPELILLO. Tomo 11.
PAPELILLO. Tomo 11.
PAPIRO. Tomo 11.
PARADA LEÓN, RICARDO. Tomo 11.
PARAGONIMIASIS. Tomo 11.
PARÁS, JOSÉ MARÍA. Tomo 11.
PARDAVÉ, AMADO GABRIEL. Tomo 11.
PARDAVÉ ARCE, JOAQUÍN. Tomo 11.
PARDÍO, MANUEL JOSÉ. Tomo 11.
PARDO, REGINA. Tomo 11.
PARDO, SILVIA. Tomo 11.
PARDO GARCÍA, GERMÁN. Tomo 11.
PAREDES, AMÉRICO. Tomo 11.
PAREDES, IGNACIO. Tomo 11.
PAREDES, MARIANO. Tomo 11.
PAREDES RANGEL, BEATRIZ ELENA. Tomo 11.
PAREDES Y ARRILLAGA, MARIANO. Tomo 11.
PARGO. Tomo 11.
PARIÁN. Tomo 11.
PARICUTÍN. Tomo 11.
PARÍS, CARLOS DE. Tomo 11.
PARÍS o PERESIANUS, CÓDICE. Tomo 11.
PARKES, HENRY R.. Tomo 11.
PARLAMA. Tomo 11.
PARO. Tomo 11.
PARO REYEZUELO. Tomo 11.
PARODI, ENRIQUETA MONTAÑO DE. Tomo 11.
PARODI DE CAMPBELL, CLAUDIA. Tomo 11.
PARQUES NACIONALES. Tomo 11.
PARRA, CARMEN. Tomo 11.
PARRA, FÉLIX. Tomo 11.
PARRA, GILBERTO. Tomo 11.
PARRA, GONZALO DE LA. Tomo 11.
PARRA, MANUEL DE LA. Tomo 11.

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PARRA, PORFIRIO. Tomo 11.
PARRA, TARA. Tomo 11.
PARRA CAMACHO, ALFREDO. Tomo 11.
PARRAGUIRRE, MARIA LUISA. Tomo 11.
PARRES, JOSÉ G.. Tomo 11.
PARRES Y ESCOBAR, JOSÉ LUCIO DE. Tomo 11.
PARRODI, ANASTASIO. Tomo 11.
PARRY, JOHN HURACE. Tomo 11.
PARSONS, ELSIE CLEWS. Tomo 11.
PARSONS, MARY DUDLEY. Tomo 11.
PARTIDOS POLÍTICOS . Tomo 11.
PASA-RÍOS. Tomo 11.
PASCUA Y MARTÍNEZ, LADISLAO. Tomo 11.
PASCUAL, JOSÉ. Tomo 11.
PASCUAL, JULIO. Tomo 11.
PASCUAL, MERCEDES. Tomo 11.
PASEO DE LA REFORMA. Tomo 11.
PASIONISTAS. Tomo 11.
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PASO, FERNANDO DEL. Tomo 11.
PASO Y TRONCOSO, FRANCISCO DEL. Tomo 11.
PASQUEL, LEONARDO. Tomo 11.
PASTORELAS. Tomo 11.
PATA DE CABRA. Tomo 11.
PATACHETE o PATASHETE. Tomo 11.
PATÁN, FEDERICO. Tomo 11.
PATERNA o PATERNO. Tomo 11.
PATIÑO CAMARENA, JAVIER. Tomo 11.
PATIÑO IXTOLINQUE, PEDRO. Tomo 11.
PATIÑO VELÁZQUEZ, MIGUEL. Tomo 11.
PATIÑO Y GALLARDO, PEDRO. Tomo 11.
PATONI, CARLOS. Tomo 11.
PATONI JOSÉ MARÍA. Tomo 11.
PATOS. Tomo 11.
PATTERSON, JERRY EUGENE. Tomo 11.
PATTERSON TROIKE, NANCY. Tomo 11.
PATTON BLAIR, CALVIN. Tomo 11.
PÁTZCUARO, LAGO DE. Tomo 11.
PÁTZCUARO, MICH.. Tomo 11.

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PAULAT LEGORRETA, JORGE. Tomo 11.
PAULINOS. Tomo 11.
PAVÍA, LÁZARO. Tomo 11.
PAVITO DE AGUA. Tomo 11.
PAVITOS. Tomo 11.
PAVO OCELADO. Tomo 11.
PAVÓN. Tomo 11.
PAVÓN, BLANCA ESTELA. Tomo 11.
PAVÓN, JOSÉ IGNACIO. Tomo 11.
PAVÓN, JOSÉ MARÍA. Tomo 11.
PAYÁN VELVER, CARLOS. Tomo 11.
PAYÉN, JOSÉ ENCARNACIÓN. Tomo 11.
PAYNO Y FLORES, MANUEL. Tomo 11.
PAZ, IRENEO. Tomo 11.
PAZ, OCTAVIO. Tomo 11.
PAZ GONZÁLEZ, RAFAEL DE. Tomo 11.
PAZ PAREDES, MARGARITA (Margarita Camacho Baquedano). Tomo 11.
PAZ ROMERO, RAMÓN. Tomo 11.
PEA, PAPAN o PEPE. Tomo 11.
PEARSON, FEDERICO STARK. Tomo 11.
PEARSON, WEETMAN. Tomo 11.
PÉCARI DE COLLAR. Tomo 11.
PECES e ICTIOLOGÍA. Tomo 11.
PECH, AH NAKUK. Tomo 11.
PECH, FRANCISCO. Tomo 11.
PECK, ROBERT F.. Tomo 11.
PEDRETES. Tomo 11.
PEET, STEPHEN DENISON. Tomo 11.
PEINE DE MICO. Tomo 11.
PEJELAGARTO. Tomo 11.
PELÁEZ, ANTONIO. Tomo 11.
PELÍCANOS. Tomo 11.
PELISSIER, RAYMOND FRANCIS. Tomo 11.
PELL, ROBERTO. Tomo 11.
PELLICER, CARLOS. Tomo 11.
PELLICER, PILAR. Tomo 11.
PELLICER, PINA (Josefina Yolanda Pellicer de Llergo). Tomo 11.
PELOTAZO. Tomo 11.
PELUCILLA. Tomo 11.

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PELUFFO, ANA LUISA (Ana Luisa Quintana). Tomo 11.
PELUQUERO. Tomo 11.
PENDERGAST, DAVID MICHAEL. Tomo 11.
PÉNDULO. Tomo 11.
PENELLA MORENO, MANUEL. Tomo 11.
PENICHE LÓPEZ, VICENTE. Tomo 11.
PENICHE VALLADO, LEOPOLDO. Tomo 11.
PENNINGTON, CAMPBEL WHITE. Tomo 11.
PENSAMIENTO. Tomo 11.
PEÑA, CARLOS HÉCTOR DE LA. Tomo 11.
PEÑA, FELICIANO. Tomo 11.
PEÑA, JOSÉ ENRIQUE DE LA. Tomo 11.
PEÑA, JUAN ANTONIO DE LA. Tomo 11.
PEÑA, JULIO DE LA. Tomo 11.
PEÑA, MOISÉS T. DE LA. Tomo 11.
PEÑA, RAFAEL ÁNGEL DE LA. Tomo 11.
PEÑA AUERBACH, LUIS DE LA. Tomo 11.
PEÑA DE ÁLVAREZ, ROSA MARÍA DE LA. Tomo 11.
PEÑA NAVARRO, EVERARDO. Tomo 11.
PEÑA PACHECO, ALFREDO. Tomo 11.
PEÑA TOPETE, GUILLERMO DE LA. Tomo 11.
PEÑA TREVIÑO, SERGIO DE LA. Tomo 11.
PEÑA Y CÁMARA, JOSÉ MARÍA DE LA. Tomo 11.
PEÑA Y LLERENA, ROSARIO DE LA. Tomo 11.
PEÑA Y NAVARRO, JOSÉ ANTONIO DE LA. Tomo 11.
PEÑA Y PEÑA, MANUEL DE LA. Tomo 11.
PEÑA Y REYES, ANTONIO DE LA. Tomo 11.
PEÑA Y TRONCOSO, GONZALO. Tomo 11.
PEÑAFIEL, ANTONIO. Tomo 11.
PEÑAFIEL, MANUEL. Tomo 11.
PEÑALOSA, FERNANDO. Tomo 11.
PEÑALOSA, JAVIER. Tomo 11.
PEÑALOSA, JOAQUÍN ANTONIO. Tomo 11.
PEÑALOSA BRICEÑO, DIEGO DIONISIO DE. Tomo 11.
PEÑALOZA DÍAZ, EUSTORGIO. Tomo 11.
PEÑALOZA MARTÍNEZ, FAUSTINO. Tomo 11.
PEÑAS ALARNES, JOSÉ DE LAS. Tomo 11.
PEÓN DEL VALLE, JOSÉ. Tomo 11.
PEÓN Y CONTRERAS, JOSÉ. Tomo 11.

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PEPINO. Tomo 11.
PERAL. Tomo 11.
PERAL, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 11.
PERALES OJEDA, ALICIA. Tomo 11.
PERALTA. Tomo 11.
PERALTA, ÁNGELA. Tomo 11.
PERALTA, GASTÓN DE. Tomo 11.
PERALTA, IRMA. Tomo 11.
PERALTA, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 11.
PERAZA, HUMBERTO. Tomo 11.
PERAZA Y CÁRDENAS, MARTÍN FRANCISCO. Tomo 11.
PERCHES ENRÍQUEZ, JOSÉ. Tomo 11.
PERDICES. Tomo 11.
PERDOMO, MARÍA TERESA. Tomo 11.
PERÉ, GABRIELA (Gabriela del Carmen Perches). Tomo 11.
PEREA SÁNCHEZ, EZEQUIEL. Tomo 11.
PEREDA, JUAN NEPOMUCENO DE. Tomo 11.
PEREDO, DIEGO DE. Tomo 11.
PEREDO, FRANCISCO ANTONIO DE. Tomo 11.
PEREDO, MANUEL. Tomo 11.
PEREDO, MELCHOR. Tomo 11.
PEREDO REYES, LUIS G.. Tomo 11.
PEREGRINA, SERGIO. Tomo 11.
PEREGRINO, MARÍA ANTONIETA. Tomo 11.
PERERA MENA, ALFREDO. Tomo 11.
PEREYNS, SIMÓN. Tomo 11.
PEREYRA, CARLOS. Tomo 11.
PEREYRA, JOSÉ MARÍA. Tomo 11.
PEREYRA, ORESTES. Tomo 11.
PÉREZ, AMADOR. Tomo 11.
PÉREZ, CARLOS. Tomo 11.
PÉREZ, CARMELO. Tomo 11.
PÉREZ, IGNACIO. Tomo 11.
PÉREZ, JOSÉ TRINIDAD. Tomo 11.
PÉREZ, JUAN. Tomo 11.
PÉREZ, JUAN PÍO. Tomo 11.
PÉREZ, LÁZARO. Tomo 11.
PÉREZ, MARCOS. Tomo 11.
PÉREZ, MARÍA DE LOURDES. Tomo 11.

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PÉREZ, MARTÍN. Tomo 11.
PÉREZ, PONCIANO. Tomo 11.
PÉREZ, SILVERIO. Tomo 11.
PÉREZ, SIMÓN. Tomo 11.
PÉREZ ARAGÓN, FRANCISCO. Tomo 11.
PÉREZ ARIAS, GUADALUPE. Tomo 11.
PÉREZ AYALA, RAFAEL. Tomo 11.
PÉREZ BIBBINS, MANUEL. Tomo 11.
PÉREZ BUDAR, JOAQUÍN. Tomo 11.
PÉREZ CALAMA Y ALFARO, JOSÉ. Tomo 11.
PÉREZ CORONADO, MANUEL. Tomo 11.
PÉREZ CRUZ, EMILIANO. Tomo 11.
PÉREZ DE AGUILAR, ANTONIO. Tomo 11.
PÉREZ DE CASTRO, AGUSTÍN PABLO. Tomo 11.
PÉREZ DE GARCÍA TORRES, JOSEFINA. Tomo 11.
PÉREZ DE LA SERNA, JUAN. Tomo 11.
PÉREZ DE MORENO, RITA. Tomo 11.
PÉREZ DE RIVAS, ANDRÉS. Tomo 11.
PÉREZ ESCUTIA, RAMÓN ALONSO. Tomo 11.
PÉREZ ESQUIVEL, MANUEL. Tomo 11.
PÉREZ FERRER, PEDRO ILDEFONSO. Tomo 11.
PÉREZ FONS, RAFAEL. Tomo 11.
PÉREZ GALAZ, JUAN DE DIOS. Tomo 11.
PÉREZ GASCA, ALFONSO. Tomo 11.
PÉREZ GAVILÁN Y ECHEVERRÍA, NICOLÁS. Tomo 11.
PÉREZ GUERRERO, CARLOS. Tomo 11.
PÉREZ HERNÁNDEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 11.
PÉREZ MARÍN, ANTONIO. Tomo 11.
PÉREZ MARTÍNEZ, ANTONIO JOAQUÍN. Tomo 11.
PÉREZ MARTÍNEZ, HÉCTOR. Tomo 11.
PÉREZ MEZA, LUIS. Tomo 11.
PÉREZ MORENO, JOSÉ. Tomo 11.
PÉREZ PALACIOS, AUGUSTO. Tomo 11.
PÉREZ PARRA, HILARIO. Tomo 11.
PÉREZ PIÑA, DOMINGO. Tomo 11.
PÉREZ PRADO, DÁMASO. Tomo 11.
PÉREZ QUITT, RICARDO. Tomo 11.
PÉREZ RAMÍREZ, JUAN. Tomo 11.
PÉREZ RAYÓN, REINALDO. Tomo 11.

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PÉREZ SALAZAR, FRANCISCO. Tomo 11.
PÉREZ SALAZAR, IGNACIO. Tomo 11.
PÉREZ SALAZAR, MANUEL. Tomo 11.
PÉREZ SAN VICENTE, GUADALUPE. Tomo 11.
PÉREZ SERRANO, GUSTAVO. Tomo 11.
PÉREZ TAMAYO, RUY. Tomo 11.
PÉREZ TAYLOR, RAFAEL. Tomo 11.
PÉREZ TREJO, GUSTAVO. Tomo 11.
PÉREZ TREVIÑO, MANUEL. Tomo 11.
PÉREZ TUDELA BUESO, JUAN. Tomo 11.
PÉREZ VALDELOMAR, BENITO. Tomo 11.
PÉREZ VERDÍA, ANTONIO. Tomo 11.
PÉREZ VERDÍA, BENITO XAVIER. Tomo 11.
PÉREZ VERDÍA, LUIS. Tomo 11.
PÉREZ VERDÍA Y FERNÁNDEZ, ANTONIO. Tomo 11.
PÉREZ Y SOTO, ATENEDORO. Tomo 11.
PÉREZ Y SOTO, ATENÓGENES. Tomo 11.
PÉREZ Y SOTO, RAYMUNDO. Tomo 11.
PÉREZ-BUSTAMANTE, CIRIACO. Tomo 11.
PÉREZ-EMBID, FLORENTINO. Tomo 11.
PÉREZ-GIL GONZÁLEZ, MANUEL. Tomo 11.
PÉREZ-MALDONADO, CARLOS. Tomo 11.
PEREZNIETO, FERNANDO. Tomo 11.
PERICO. Tomo 11.
PERICO, EL PAYASO LOCO (César Calderón). Tomo 11.
PERICO CABEZA BLANCA. Tomo 11.
PERICOS. Tomo 11.
PERICOT GARCÍA, LUIS. Tomo 11.
PERICÚES. Tomo 11.
PERIODISMO. Tomo 11.
PERKINS, DEXTER. Tomo 11.
PERLITA. Tomo 11.
PERLITA. Tomo 11.
PERÓN. Tomo 11.
PEROVANI, JOSÉ. Tomo 11.
PERRÍN, TOMÁS. Tomo 11.
PERRÍN, TOMÁS G.. Tomo 11.
PERRITO. Tomo 11.
PERRITO DE LAS PRADERAS. Tomo 11.

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PERRO. Tomo 11.
PERRO DE AGUA o PEDRETE. Tomo 11.
PERRY, MATHEW CALBRAITH. Tomo 11.
PERSHING, JOHN JOSEPH. Tomo 11.
PERUJO, FRANCISCA. Tomo 11.
PERUSQUÍA, MARIANO. Tomo 11.
PESADO PÉREZ, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 11.
PESADO SEGURA, NATAL. Tomo 11.
PESAS Y MEDIDAS. Tomo 11.
PESCA . Tomo 11.
PESCA, SECRETARÍA DE. Tomo 11.
PESCADILLA. Tomo 11.
PESCADITO DE PLATA. Tomo 11.
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PESCADOR, FELIPE. Tomo 11.
PESCHARD, EUGENIO. Tomo 11.
PESIL TAMEZ, ALFONSO. Tomo 11.
PESQUEIRA, IGNACIO. Tomo 11.
PESQUEIRA, IGNACIO L.. Tomo 11.
PESTICIDAS. Tomo 11.
PETATILLA. Tomo 11.
PETERSON, FREDERICK ALVIN. Tomo 11.
PETIRROJO. Tomo 11.
PETO. Tomo 11.
PETREL. Tomo 11.
PETRÓLEO . Tomo 11.
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PETTERSON, ALINE. Tomo 11.
PETUNIA. Tomo 11.
PEYOTE. Tomo 11.
PEYRÍ MACIÁ, ANTONI. Tomo 11.
PEYRÍ ROCAMORA, ANTONI. Tomo 11.
PEZA, IGNACIO DE LA. Tomo 11.
PEZA, JUAN DE DIOS. Tomo 11.
PFEFFERKORN, IGNAZ. Tomo 11.
PHILIPS, MILES. Tomo 11.
PHILLIPS, ALLEN W.. Tomo 11.
PI-SUNYER, ORIOL. Tomo 11.
PIALAR o PEALAR. Tomo 11.

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PIANI GUILLERMO. Tomo 11.
PIAZZA, LUIS GUILLERMO. Tomo 11.
PIBI. Tomo 11.
PICALUGA, FRANCISCO. Tomo 11.
PICAPICA. Tomo 11.
PICASEÑO Y CUEVAS, LINO. Tomo 11.
PICAZO, BERNARDO. Tomo 11.
PICCOLO, FRANCISCO MARÍA. Tomo 11.
PICHARDO, ÁNGEL. Tomo 11.
PICHARDO, JOSÉ ANTONIO. Tomo 11.
PICHARDO PAGAZA, IGNACIO. Tomo 11.
PICHET, BELMA BERNICE. Tomo 11.
PICIETE o PICIETL. Tomo 11.
PICO, JOSÉ LUCAS. Tomo 11.
PICO CANOA. Tomo 11.
PICO CHUECO. Tomo 11.
PICO DE ORIZABA o CITLALTÉPETL. Tomo 11.
PICTOGRAFÍAS POSTHISPÁNICAS . Tomo 11.
PICUDA. Tomo 11.
PIEDRA, EPIGMENIO DE LA. Tomo 11.
PIÉLAGO, MANUEL. Tomo 11.
PIERNA. Tomo 11.
PIERSON, JOSÉ EDUARDO. Tomo 11.
PIJIA. Tomo 11.
PIKE, EUNICE VICTORIA. Tomo 11.
PILAR, GARCÍA DEL. Tomo 11.
PILOTO. Tomo 11.
PIMAS . Tomo 11.
PIMENTEL, EMILIO. Tomo 11.
PIMENTEL, FRANCISCO. Tomo 11.
PIMENTEL, FRANCISCO ANTONIO. Tomo 11.
PIMENTEL, RAFAEL. Tomo 11.
PIMENTEL, RAFAEL S.. Tomo 11.
PIMENTEL, VICTORIANO. Tomo 11.
PIMIENTA o PIMIENTA DE TABASCO. Tomo 11.
PINA, JOSÉ SALOMÉ. Tomo 11.
PINA MILÁN, RAFAEL DE. Tomo 11.
PINABETE. Tomo 11.
PINAL, SILVIA. Tomo 11.

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PINEDA, ANTONIO. Tomo 11.
PINEDA, EMETERIO. Tomo 11.
PINEDA, JUAN CLAUDIO DE. Tomo 11.
PINEDA, ROSENDO. Tomo 11.
PINEDA, VICENTE. Tomo 11.
PINEDA BALTAZAR, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 11.
PINEDA CAMPUSANO, ZORAIDA. Tomo 11.
PINEDA DEL VALLE, CÉSAR. Tomo 11.
PINEDA GÓMEZ, ANTONIO. Tomo 11.
PINEDA ROJAS, ELOY. Tomo 11.
PINGRET, EDUARDO ENRIQUE TEÓFILO. Tomo 11.
PINGÜICA. Tomo 11.
PINILLA PÉREZ, ÁNGEL. Tomo 11.
PINO. Tomo 11.
PINO MARÍTIMO. Tomo 11.
PINO SUÁREZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 11.
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PINTADO, JOSÉ MANUEL. Tomo 11.
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PINZÓN, LUIS. Tomo 11.
PIÑA. Tomo 11.
PIÑA, MIGUEL. Tomo 11.
PIÑA CHÁN, ROMÁN. Tomo 11.
PIÑA PÉREZ, ISAAC. Tomo 11.
PIÑA SORIA, RODOLFO. Tomo 11.
PIÑA WILLIAMS, VÍCTOR HUGO. Tomo 11.
PIÑA Y CUEVAS, MANUEL. Tomo 11.
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PIÑANONA. Tomo 11.
PIÑO SANDOVAL, JORGE. Tomo 11.
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PIOJOS. Tomo 11.
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PÍPILA. Tomo 11.
PIQUITUERTO. Tomo 11.
PIRATERÍA. Tomo 11.
PIRÚ o PIRUL. Tomo 11.
PISTACHERO. Tomo 11.
PISTÉ CANCHÉ, SANTOS GABRIEL. Tomo 11.
PITA, JOAQUÍN. Tomo 11.
PITAHAYA DE AGUA. Tomo 11.
PITAHAYA o PITAYA. Tomo 11.
PITOL, SERGIO. Tomo 11.
PITORREAL. Tomo 11.
PIZÁ, JULIÁN (Benito Julián Pizá Carmona). Tomo 11.
PIZÁ ESPINOSA, JORGE. Tomo 11.
PIZANO Y SAUCEDO, CARLOS. Tomo 11.
PIZARRO, NICOLÁS. Tomo 11.
PLACENCIA, ALFREDO R.. Tomo 11.
PLACENCIA Y MOREIRA, IGNACIO. Tomo 11.
PLANARIAS DE AGUA DULCE. Tomo 11.
PLANCARTE, JOSÉ ANTONIO. Tomo 11.
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PLEBANSKI, JERZY. Tomo 11.
PLETCHER, DAVID MITCHELL. Tomo 11.
PLO Y ALDUAN, PEDRO. Tomo 11.
PLOMO. Tomo 11.

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PLONGEON, AUGUSTUS LE. Tomo 11.
PLÚMBAGO. Tomo 11.
PLUMIER, CARLOS. Tomo 11.
PLURALIDAD CULTURAL. Tomo 11.
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POBLETE, MIGUEL. Tomo 11.
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PONCE DE LEÓN, RAFAEL. Tomo 11.
PONCE DE LEÓN, SALVADOR. Tomo 11.
PONCE ROMERO, LUIS. Tomo 11.
PONCE ZAVALA, MANUEL. Tomo 11.
PONIATOWSKA, ELENA. Tomo 11.
PONTÓN, JOSÉ MARIANO. Tomo 11.
PONZANELLI, ADOLFO OCTAVIO. Tomo 11.
POOLE, RICHARD STAFFORD. Tomo 11.

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POPOCATÉPETL. Tomo 11.
POPOCHA. Tomo 11.
POPOL VUH. Tomo 11.
POPOLOCAS. Tomo 11.
POPOLUCAS. Tomo 11.
PORCACCHI DA CASTIGLIONE ARRETINO, THOMASO. Tomo 11.
PORCAYO URIBE, JUVENAL. Tomo 11.
PORFIRIO DÍAZ, CÓDICE. Tomo 11.
PORO o PUERRO. Tomo 11.
PORRAS, EULALIO. Tomo 11.
PORRAS MUÑOZ, GUILLERMO. Tomo 11.
PORRAS PARADA, ARISTÓMENO. Tomo 11.
PORRÚA ESTRADA, FRANCISCO. Tomo 11.
PORRÚA ESTRADA, INDALECIO. Tomo 11.
PORRÚA ESTRADA, JOSÉ. Tomo 11.
PORRÚA TURANZAS, CÓDICE. Tomo 11.
PORRÚA TURANZAS, JOSÉ. Tomo 11.
PORTE PETIT, CELESTINO. Tomo 11.
PORTER, DAVID. Tomo 11.
PORTER KAMLIN, ROBERT MICHAEL. Tomo 11.
PORTER WEAVER, MURIEL. Tomo 11.
PORTER Y CASANATE, PEDRO. Tomo 11.
PORTES GIL, EMILIO. Tomo 11.
PORTILLA, ANSELMO DE LA. Tomo 11.
PORTILLA, JORGE. Tomo 11.
PORTILLA, JORGE Jr. Tomo 11.
PORTILLA, NICOLÁS DE LA. Tomo 11.
PORTILLA, PEDRO. Tomo 11.
PORTILLO Y TEJEDA, BUENAVENTURA. Tomo 11.
PORTOCARRERO Y LAZO DE LA VEGA, MELCHOR. Tomo 11.
PORTOLÁ, GASPAR DE. Tomo 11.
PORTUGAL Y SERRATOS, JOSÉ MARÍA DE JESÚS. Tomo 11.
POSADA, ÁNGEL. Tomo 11.
POSADA AGUILAR, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 11.
POSADA MEJÍA, GERMÁN. Tomo 11.
POSADA Y GARDUÑO, MANUEL. Tomo 11.
POSADAS. Tomo 11.
POSADAS OCAMPO, JUAN JESÚS. Tomo 11.
PÓSITOS. Tomo 11.

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POTASH, ROBERT A.. Tomo 11.
POTASIO. Tomo 11.
POTETE. Tomo 11.
POUS, GUILLERMO. Tomo 11.
POUS, MIGUEL. Tomo 11.
POUS CHÁZARO, ESTEBAN. Tomo 11.
POUS ORTIZ, RAÚL. Tomo 11.
POVEDA RICALDE, ARCADIO. Tomo 11.
POWELL, J. RICHARD. Tomo 11.
POWELL, PHILIP WAYNE. Tomo 11.
POZA RICA DE HIDALGO, VER.. Tomo 11.
POZAS, RICARDO. Tomo 11.
POZO, AGAPITO. Tomo 11.
PRADEAU AVILÉS, ALBERTO FRANCISCO. Tomo 11.
PRADO, LILIA. Tomo 11.
PRADO, PEDRO A.. Tomo 11.
PRADO NÚÑEZ, RICARDO IGNACIO. Tomo 11.
PRADO PAZ, MIGUEL. Tomo 11.
PRADO PROANO, EUGENIO. Tomo 11.
PRATS MEDINA, JOSÉ ENCARNACIÓN. Tomo 11.
PRECIADO, EPIGMENIO S.. Tomo 11.
PRECIADO, JESÚS H.. Tomo 11.
PRECIADO DE LA TORRE, LUIS. Tomo 11.
PRECIADO ZEPEDA, JAVIER. Tomo 11.
PREMIO REAL, ALEXANDRINE DE. Tomo 11.
PREMIOS. Tomo 11.
PRESCOTT, WILLIAM HICKLING. Tomo 11.
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA . Tomo 11.
PRESIDENTE MUNICIPAL. Tomo 11.
PRESIDIO. Tomo 11.
PRESUPUESTAR.. Tomo 11.
PREUSS, CONRADO TEODORO. Tomo 11.
PREUX, PEDRO. Tomo 11.
PREZA, VELINO M.. Tomo 11.
PRIANI, ALFONSO. Tomo 11.
PRIDA, FRANCISCO M. DE. Tomo 11.
PRIDA SANTACILIA, PABLO. Tomo 11.
PRIDA SANTACILIA, RAMÓN. Tomo 11.
PRIESTLEY, HERBERT INGRAM. Tomo 11.

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PRIETO, ADOLFO. Tomo 11.
PRIETO, ALEJANDRO. Tomo 11.
PRIETO, CARLOS. Tomo 11.
PRIETO, CARLOS. Tomo 11.
PRIETO, CHULA (María del Carmen Prieto Salido). Tomo 11.
PRIETO, FRANCISCO. Tomo 11.
PRIETO, JULIO. Tomo 11.
PRIETO, MIGUEL. Tomo 11.
PRIETO, VALERIO. Tomo 11.
PRIETO DE LANDÁZURI, ISABEL. Tomo 11.
PRIETO JACQUÉ, CARLOS. Tomo 11.
PRIETO LAURENS, JORGE. Tomo 11.
PRIETO POSADA, ALEJANDRO. Tomo 11.
PRIETO PRADILLO, GUILLERMO. Tomo 11.
PRIETO RODRÍGUEZ, SOTERO. Tomo 11.
PRIMAVERA. Tomo 11.
PRO JUÁREZ, MIGUEL AGUSTÍN.. Tomo 11.
PROA GRUPO. Tomo 11.
PROAL, HERÓN. Tomo 11.
PROCUNA MONTES, LUIS. Tomo 11.
PROCURADURÍA FEDERAL DEL CONSUMIDOR. Tomo 11.
PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA. Tomo 11.
PROGRAMACIÓN. Tomo 11.
PROGRAMACIÓN Y PRESUPUESTO, SECRETARÍA DE (SPP). Tomo 11.
PROSKOURIAKOFF, TATIANA. Tomo 11.
PRÓSPERO, ROMÁN SALVADOR. Tomo 11.
PROTESTANTISMO. Tomo 11.
PROTOMEDICATO. Tomo 11.
PROTOZOARIOS. Tomo 11.
PRUNEDA, ALFONSO. Tomo 11.
PRUNEDA, ÁLVARO. Tomo 11.
PRUNEDA, PEDRO. Tomo 11.
PRUNEDA, SALVADOR. Tomo 11.
PRUNEDA Y LÓPEZ NEGRETE, MARGARITA. Tomo 11.
PSUTY, NORBERT PHILIP. Tomo 11.
PUBLICIDAD. Tomo 11.
PUEBLA, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 11.
PUEBLA, ESTADO DE . Tomo 11.
PUEBLA DE ZARAGOZA, PUE.. Tomo 11.

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PUEBLA. HISTORIA DEL ARTE. Tomo 11.
PUEBLA. HISTORIA RELIGIOSA. Tomo 11.
PUENTE, LUZ MARÍA. Tomo 11.
PUENTE, RAMÓN. Tomo 11.
PUENTE LEYVA, JESÚS. Tomo 11.
PUERCO. Tomo 11.
PUERCOESPÍN. Tomo 11.
PUERQUITO. Tomo 11.
PUERTO, NICOLÁS DEL. Tomo 11.
PUERTOS. Tomo 11.
PUGA, ADRIÁN. Tomo 11.
PUGA, MARÍA LUISA. Tomo 11.
PUGA, VASCO DE. Tomo 11.
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PUGIBET, ERNESTO. Tomo 11.
PUIG, CARLOS. Tomo 11.
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PUIG DE LA PARRA, JUAN B.. Tomo 11.
PULGAS. Tomo 11.
PULGAS DE AGUA. Tomo 11.
PULIDO, ESPERANZA. Tomo 11.
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PURÍSIMA VIRGEN MARÍA, MISIONERAS HIJAS DE LA. Tomo 11.
PURPUS, CARLOS ALBERTO. Tomo 11.
PUTNAM, FREDERICK WARD. Tomo 11.
Q. Tomo 11.
QUAN. Tomo 11.
QUEBRACHO. Tomo 11.
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QUEIXQUES. Tomo 11.
QUELITE. Tomo 11.
QUERÉTARO, DIÓCESIS DE. Tomo 11.

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Tomo 12
QUERÉTARO, ESTADO DE . Tomo 12.
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QUESADA, ALEJANDRO. Tomo 12.
QUESADA, ESPERANZA. Tomo 12.
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QUEVEDO Y ZUBIETA, SALVADOR. Tomo 12.
QUEZADA, ABEL. Tomo 12.
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QUEZADA LIMÓN, SALVADOR. Tomo 12.
QUIEBRA PALITO. Tomo 12.
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QUIJADA, ENRIQUE. Tomo 12.
QUIJANO, ALEJANDRO. Tomo 12.
QUIJANO, ÁLVARO. Tomo 12.
QUIJANO, BENITO. Tomo 12.
QUIJANO, CARLOS. Tomo 12.
QUIJANO, JORGE. Tomo 12.
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QUÍMICA . Tomo 12.
QUINA. Tomo 12.
QUINTANA, BERNARDO. Tomo 12.
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QUINTANA GÓMEZ-DAZA, CARLOS. Tomo 12.
QUINTANA GÓMEZ-DAZA, JOSÉ MIGUEL. Tomo 12.
QUINTANA MOLINA, ELVIRA. Tomo 12.
QUINTANA ROO, ANDRÉS. Tomo 12.
QUINTANA ROO, ESTADO DE . Tomo 12.

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QUINTANAR, HÉCTOR. Tomo 12.
QUINTANAR, ISABEL. Tomo 12.
QUINTANILLA, LUIS. Tomo 12.
QUINTANILLA EVIA Y VALADEZ, FRANCISCO. Tomo 12.
QUINTERO ÁLVAREZ, ALBERTO. Tomo 12.
QUINTERO ARCE, CARLOS. Tomo 12.
QUINTEROS, ADOLFO. Tomo 12.
QUINTO SOL. Tomo 12.
QUIÑONES MELGOZA, JOSÉ. Tomo 12.
QUIRARTE, JACINTO. Tomo 12.
QUIRARTE, VICENTE. Tomo 12.
QUIRARTE RUIZ, MARTÍN. Tomo 12.
QUIRK, ROBERT E.. Tomo 12.
QUIROGA, ISMAEL. Tomo 12.
QUIROGA, MICH.. Tomo 12.
QUIROGA, VASCO DE. Tomo 12.
QUIROGA ESCAMILLA, PABLO. Tomo 12.
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QUIRÓS RODILES, ADRIÁN. Tomo 12.
QUIROZ, ANTONIO. Tomo 12.
QUIROZ, CARLOS. Tomo 12.
QUIROZ, ELEUTERIO. Tomo 12.
QUIROZ, JORGE. Tomo 12.
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QUIROZ CUARÓN, ALFONSO. Tomo 12.
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QUIROZZ HERNÁNDEZ, ALBERTO. Tomo 12.
R. Tomo 12.
RAAT, WILLIAM DIRK. Tomo 12.
RABADILLA ESCARLATA. Tomo 12.
RÁBAGO PALAFOX, GABRIELA. Tomo 12.
RÁBAGO PÉREZ, ANDRÉS (Andy Russell). Tomo 12.
RABANAL DE LA ESCOSURA, ÁNGEL. Tomo 12.
RÁBANO. Tomo 12.
RABASA, EMILIO O.. Tomo 12.
RABASA ESTEBANELL, EMILIO. Tomo 12.
RABEL, FANNY. Tomo 12.
RABELL, MALKAH. Tomo 12.

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RABIA. Tomo 12.
RABIJUNCO PIQUIRROJO. Tomo 12.
RABIRRUBIA. Tomo 12.
RABO DE IGUANA. Tomo 12.
RADIN, PAUL. Tomo 12.
RADIODIFUSIÓN. Tomo 12.
RAFAEL, RAFAEL DE. Tomo 12.
RAÍZ DE JENGIBRE. Tomo 12.
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RAMBAL, ENRIQUE. Tomo 12.
RAMÍREZ, ARMANDO. Tomo 12.
RAMÍREZ, CÓDICE. Tomo 12.
RAMÍREZ, DAVID G.. Tomo 12.
RAMÍREZ, ESTRELLA. Tomo 12.
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RAMÍREZ, RODOLFO RAFAEL. Tomo 12.
RAMÍREZ, SANTIAGO. Tomo 12.
RAMÍREZ, SANTIAGO. Tomo 12.
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RAMÍREZ DE LA FUENTE, BEATRIZ. Tomo 12.
RAMÍREZ DEL PRADO, MARCOS. Tomo 12.

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RAMÍREZ ESTEVA, RÓMULO. Tomo 12.
RAMÍREZ FRANCO, FILIBERTO. Tomo 12.
RAMÍREZ GARRIDO, JOSÉ DOMINGO. Tomo 12.
RAMÍREZ HEREDIA, RAFAEL. Tomo 12.
RAMÍREZ HERNÁNDEZ, CARLOS. Tomo 12.
RAMÍREZ LAGUNA, ANTONIO. Tomo 12.
RAMÍREZ LAVOIGNET, DAVID. Tomo 12.
RAMÍREZ LÓPEZ, IGNACIO. Tomo 12.
RAMÍREZ OSORIO, FERNANDO. Tomo 12.
RAMÍREZ PIMENTEL, RODRIGO. Tomo 12.
RAMÍREZ RUIZ, SANTIAGO. Tomo 12.
RAMÍREZ SÁNCHEZ, HERMENEGILDO. Tomo 12.
RAMÍREZ TERRAZAS, AMBROSIO. Tomo 12.
RAMÍREZ ULLOA, CARLOS. Tomo 12.
RAMÍREZ ULLOA, ELISEO. Tomo 12.
RAMÍREZ VÁZQUEZ, PEDRO. Tomo 12.
RAMÍREZ Y CUEVA, SILVINO. Tomo 12.
RAMÍREZ Y GONZÁLEZ, FRANCISCO DE LA CONCEPCIÓN.. Tomo 12.
RAMÍREZ Y RAMÍREZ, ENRIQUE.. Tomo 12.
RAMOS, AGUSTÍN.. Tomo 12.
RAMOS, GUILLERMO. Tomo 12.
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RAMOS, LUIS ARTURO. Tomo 12.
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RAMOS ARIZPE, JOSÉ MIGUEL RAFAEL NEPOMUCENO. Tomo 12.
RAMOS CASTILLO, JOSÉ. Tomo 12.
RAMOS CINNINHAM, LUIS. Tomo 12.
RAMOS DE LORA, JUAN. Tomo 12.
RAMOS GÓMEZ, RAYMUNDO. Tomo 12.
RAMOS MAGAÑA, SAMUEL. Tomo 12.
RAMOS MARTÍNEZ, ALFREDO. Tomo 12.
RAMOS MILLÁN, GABRIEL. Tomo 12.
RAMOS PEDRUEZA, RAFAEL. Tomo 12.
RAMOS QUINTANA, FELIPE. Tomo 12.
RAMOS SANTOS, MATÍAS. Tomo 12.
RAMOS Y DUARTE, FÉLIX. Tomo 12.
RAMUSIO, GIOVANNI BATTISTA. Tomo 12.
RANAS. Tomo 12.

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RANDALL, CARLOS. Tomo 12.
RANDS, ROBERT LAWRENCE. Tomo 12.
RANERA. Tomo 12.
RANGEL, JOSÉ MARÍA. Tomo 12.
RANGEL, MARÍA LUISA. Tomo 12.
RANGEL, MARIO. Tomo 12.
RANGEL, NICOLÁS. Tomo 12.
RANGEL DOMENE, ERNESTO. Tomo 12.
RANGEL FRÍAS, RAÚL. Tomo 12.
RANGEL GUERRA, ALFONSO. Tomo 12.
RANGEL HIDALGO, ALEJANDRO. Tomo 12.
RAOUSSET BOULBON, GASTÓN RAÚL. Tomo 12.
RASCÓN. Tomo 12.
RASCÓN BANDA, VÍCTOR HUGO. Tomo 12.
RASCÓN CHÁVEZ, OCTAVIO AGUSTÍN. Tomo 12.
RATA. Tomo 12.
RATÓN. Tomo 12.
RATÓN. Tomo 12.
RATÓN TLACUACHE. Tomo 12.
RATONERA. Tomo 12.
RAUDÓN FERNÁNDEZ, JUAN NEPOMUCENO. Tomo 12.
RAULL, REGINA. Tomo 12.
RAVICZ, ROBERT. Tomo 12.
RAYA. Tomo 12.
RAYADOR. Tomo 12.
RAYMOND, JOSEPH B.. Tomo 12.
REA, ALONSO DE LA. Tomo 12.
REAL, JUAN B.. Tomo 12.
REAL DÍAZ, JOSÉ JOAQUÍN. Tomo 12.
REALH DE LEÓN, ROBERTO. Tomo 12.
REBOLLAR, RAFAEL. Tomo 12.
REBOLLEDO, EFRÉN. Tomo 12.
REBOLLEDO, MIGUEL. Tomo 12.
RÉBSAMEN, ENRIQUE CONRADO. Tomo 12.
REBULL, SANTIAGO. Tomo 12.
RECOLETOS. Tomo 12.
RECONQUISTA. Tomo 12.
REDENTORISTAS. Tomo 12.
REDFIELD, ROBERT. Tomo 12.

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REDONDO DOMÍNGUEZ, BRÍGIDO AURELIANO. Tomo 12.
REED, ALMA (Alma María Sullivan). Tomo 12.
REED, JOHN. Tomo 12.
REFORMA. Tomo 12.
REFORMA AGRARIA.. Tomo 12.
REFORMA AGRARIA, SECRETARÍA DE LA. Tomo 12.
REFRESCOS EMBOTELLADOS.. Tomo 12.
REGADERA DE LAS ANTILLAS. Tomo 12.
REGALADO, MIGUEL DE LA TRINIDAD. Tomo 12.
REGATO, JOSÉ MARÍA. Tomo 12.
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REGIL ESTRADA, JOSÉ MARÍA. Tomo 12.
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REGIL Y DE LA PUENTE, PEDRO MANUEL DE. Tomo 12.
REGUERA ESCUDERO, JUAN. Tomo 12.
RÉGULES, NICOLÁS DE. Tomo 12.
REICHE, KARL FRIEDRICH. Tomo 12.
REIMERS FENOCHIO, GUILLERMO. Tomo 12.
REINA, RODOLFO. Tomo 12.
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REINITA. Tomo 12.
REJANO, JUAN. Tomo 12.
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RELACIÓN DE MICHOACÁN. Tomo 12.
RELACIONES ECONÓMICAS INTERNACIONALES. Tomo 12.
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RÉMORA. Tomo 12.
RENACIMIENTO. Tomo 12.
RENÁN, RAÚL. Tomo 12.
RENDÓN, ALEJANDRO. Tomo 12.
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RENTERÍA ARROYAVE, TEODORO. Tomo 12.
REPTILES. Tomo 12.

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REQUENA ESTRADA, PEDRO. Tomo 12.
REQUENA LEGARRETA, PEDRO. Tomo 12.
RESEDA. Tomo 12.
RESÉNDIZ NÚÑEZ, DANIEL. Tomo 12.
RESERVAS NATURALES. Tomo 12.
RESINAS SINTÉTICAS. Tomo 12.
RETAMA. Tomo 12.
RETES, JOSÉ IGNACIO. Tomo 12.
REUTER, JAS. Tomo 12.
REVILLA, MANUEL GUSTAVO. Tomo 12.
REVISTAS DE TEATRO. Tomo 12.
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REY, CARMELA. Tomo 12.
REY DE CABRERA, MARÍA RAMONA. Tomo 12.
REYES, ALFONSO. Tomo 12.
REYES, ALICIA. Tomo 12.
REYES, ANTONIO DE LOS. Tomo 12.
REYES, ANTONIO MARÍA DE LOS. Tomo 12.
REYES, AURORA. Tomo 12.
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REYES, MARIO. Tomo 12.
REYES, REFUGIO. Tomo 12.
REYES, VÍCTOR M.. Tomo 12.
REYES CABRERA, ANTONIO. Tomo 12.
REYES COUTURIER, TEÓFILO. Tomo 12.
REYES DE LA MAZA, LUIS. Tomo 12.
REYES FERREIRA, JESÚS. Tomo 12.
REYES HEROLES, FEDERICO. Tomo 12.
REYES HEROLES, JESÚS. Tomo 12.

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REYES HURTADO, SALVADOR. Tomo 12.
REYES LÓPEZ, VENUSTIANO (Venus Rey). Tomo 12.
REYES MARTÍNEZ, ALFONSO. Tomo 12.
REYES MEZA, JOSÉ. Tomo 12.
REYES OCHOA, RODOLFO. Tomo 12.
REYES PALACIOS, FELIPE. Tomo 12.
REYES ROSALES, JOSÉ JERÓNIMO. Tomo 12.
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REYES SPÍNDOLA, RAFAEL. Tomo 12.
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REYES ZAVALA, VENTURA. Tomo 12.
REYEZUELO. Tomo 12.
REYGADAS, FERMÍN. Tomo 12.
REYNA CISNEROS, CORNELIO. Tomo 12.
REYNOLDS, CLARK WINSTON. Tomo 12.
REYNOSA, TAMPS.. Tomo 12.
REYNOSO CERVANTES, LUIS. Tomo 12.
REYNOSO Y DEL CORRAL, MAXIMIANO. Tomo 12.
RIAÑO Y BÁRCENA, JUAN ANTONIO. Tomo 12.
RIBADENEYRA BARRIENTOS Y PADILLA, ANTONIO JOAQUÍN
GASPAR. Tomo 12.
RIBERA FLOREZ, DIONISIO DE. Tomo 12.
RICALDE GAMBOA, GRACIANO. Tomo 12.
RICALDE MOGUEL, DOMINGO M.. Tomo 12.
RICHMAN, IRVING BERDINE. Tomo 12.
RICO, ANTONIO. Tomo 12.
RICO, CARMEN DE. Tomo 12.
RICO CANO, TOMÁS. Tomo 12.
RICO GALÁN, VÍCTOR. Tomo 12.
RIESGO, JUAN MIGUEL. Tomo 12.
RIESTRA, ERNESTO. Tomo 12.
RIESTRA, GLORIA. Tomo 12.
RIGUAL, PEDRO, CARLOS y MARIO. Tomo 12.
RINCÓN, ANTONIO DEL. Tomo 12.
RINCÓN COUTIÑO, VALENTÍN. Tomo 12.
RINCÓN GALLARDO Y ROMERO DE TERREROS, CARLOS. Tomo 12.
RINCÓN PIÑA, AGAPITO. Tomo 12.
RÍO, ALFONSO DEL. Tomo 12.
RÍO, ANDRÉS MANUEL DEL. Tomo 12.

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RÍO, ANTONIO DEL. Tomo 12.
RÍO, DOLORES DEL. Tomo 12.
RÍO, EDUARDO DEL. Tomo 12.
RÍO, MARCELA DEL. Tomo 12.
RÍO BEC (Camp.). Tomo 12.
RÍO CHÁVEZ, IGNACIO ALEJANDRO DEL. Tomo 12.
RÍO DE LA LOZA, LEOPOLDO. Tomo 12.
RÍO ESCALANTE, GUSTAVO. Tomo 12.
RÍO VERDE, S.L.P.. Tomo 12.
RIOJA, PILAR. Tomo 12.
RIOJA LO BIANCO, ENRIQUE. Tomo 12.
RÍOS, JUAN JOSÉ. Tomo 12.
RÍOS DE LA MADRID, PEDRO DE LOS REYES. Tomo 12.
RIPPY, NOBLE MERRILL. Tomo 12.
RIUS, LUIS. Tomo 12.
RIUS FACIUS, ANTONIO. Tomo 12.
RIVA PALACIO, CARLOS. Tomo 12.
RIVA PALACIO, MARIANO. Tomo 12.
RIVA PALACIO, VICENTE. Tomo 12.
RIVAS, CANDELARIO. Tomo 12.
RIVAS, MARIANO. Tomo 12.
RIVAS, WELLO (Manuel Rivas Ávila). Tomo 12.
RIVAS CHERIF, CIPRIANO. Tomo 12.
RIVAS GUILLÉN, GENOVEVO. Tomo 12.
RIVAS MERCADO, ANTONIETA. Tomo 12.
RIVERA, CARLOS. Tomo 12.
RIVERA, COLUMBA. Tomo 12.
RIVERA, DIEGO. Tomo 12.
RIVERA, FELIPE. Tomo 12.
RIVERA, FRANCISCO. Tomo 12.
RIVERA, FRANCISCO MARTÍN (Curro Rivera). Tomo 12.
RIVERA, LIBRADO. Tomo 12.
RIVERA, PEDRO DE. Tomo 12.
RIVERA, SILVIA TOMASA. Tomo 12.
RIVERA, VIRGILIO ARIEL. Tomo 12.
RIVERA CAMBAS, MANUEL. Tomo 12.
RIVERA GUZMÁN, TEOBALDO. Tomo 12.
RIVERA MALEBEHAR, FERMÍN. Tomo 12.
RIVERA MARÍN, GUADALUPE. Tomo 12.

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RIVERA MARÍN, RUTH. Tomo 12.
RIVERA PÉREZ CAMPOS, JOSÉ. Tomo 12.
RIVERA Y MUÑOZ, MANUEL. Tomo 12.
RIVERA Y SAN ROMÁN, AGUSTÍN. Tomo 12.
RIVERO DEL VAL, LUIS. Tomo 12.
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RIVIÈRE, EDUARDO. Tomo 12.
ROA BÁRCENA, JOSÉ MARÍA. Tomo 12.
ROA BÁRCENA, RAFAEL. Tomo 12.
ROBALO. Tomo 12.
ROBBINS, FRANK ERNEST. Tomo 12.
ROBELO, CECILIO A.. Tomo 12.
ROBERTSON, DONALD. Tomo 12.
ROBERTSON, THOMAS A.. Tomo 12.
ROBERTSON JAMES ALEXANDER. Tomo 12.
ROBINA ROTHIOT, RICARDO DE. Tomo 12.
ROBINIA. Tomo 12.
ROBINSON, DOW FREDERICK. Tomo 12.
ROBINSON, WILLIAM DAVIS. Tomo 12.
ROBINSON WICKE, CHARLES. Tomo 12.
ROBLEDA, MARGARITA. Tomo 12.
ROBLES, FERNANDO. Tomo 12.
ROBLES, GERMÁN. Tomo 12.
ROBLES, JOSÉ ISABEL. Tomo 12.
ROBLES, MARTHA. Tomo 12.
ROBLES, XAVIER. Tomo 12.
ROBLES ARENAS, JOSÉ HUMBERTO. Tomo 12.
ROBLES COTA, ALFONSO HUMBERTO. Tomo 12.
ROBLES DOMÍNGUEZ, ALFREDO. Tomo 12.
ROBLES GIL, EMETERIO. Tomo 12.
ROBLES JIMÉNEZ, JOSÉ ESAÚL. Tomo 12.
ROBLES OCHOA, OSWALDO. Tomo 12.
ROBLES SOLER, ANTONIO.. Tomo 12.
ROBREDO GALGUERA, JUAN. Tomo 12.
ROCABRUNA, JOSÉ. Tomo 12.
ROCABRUNA ESCOBAR, EUGENIA. Tomo 12.
ROCAFUERTE, VICENTE. Tomo 12.

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ROCES SUÁREZ, WENCESLAO. Tomo 12.
ROCHA, ANTONIO. Tomo 12.
ROCHA, JUAN IGNACIO DE LA. Tomo 12.
ROCHA, RICARDO. Tomo 12.
ROCHA, SÓSTENES. Tomo 12.
RODADORES. Tomo 12.
RODAS, ANSELMO. Tomo 12.
RODAS, LORENZO DE (Lorenzo López de Rodas Martín). Tomo 12.
RODI, MARCELO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, ABELARDO L.. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, AGUSTÍN. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, ALICIA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, ANTONIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, ANTONIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, DIONISIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, FERNANDO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, GUILLERMO HÉCTOR. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, JESÚS. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, JOAQUÍN MARÍA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, JOSÉ JULIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, LORENZO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, MARCELA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, MARÍA TERESA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, ÓSCAR. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, OTILIA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, PEDRO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ, RICARDO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ AGUILAR, MANUEL. Tomo 12.
RODRÍGUEZ ARAIZA, XAVIER. Tomo 12.
RODRÍGUEZ ARANGOITY, EMILIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ ARANGOITY, JUAN MARÍA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ ARANGOITY, RAMÓN. Tomo 12.
RODRÍGUEZ ARAUJO, SUSANA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ BARBA, CARLOS GILBERTO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ BARRERA, RAFAEL. Tomo 12.
RODRÍGUEZ BELTRÁN, CAYETANO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ CABO, MATILDE. Tomo 12.
RODRÍGUEZ CABRILLO, JUAN. Tomo 12.

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RODRÍGUEZ CANALES, GERARDO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ CARNERO, JOSÉ. Tomo 12.
RODRÍGUEZ CASTAÑEDA, RAFAEL ROBERTO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ CHICHARRO, CÉSAR. Tomo 12.
RODRÍGUEZ DE LA GALA, LEANDRO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ DE LA GALA CARPIZO, GONZALO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ DE PEDROSO, MARÍA ANTONIA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ DE RIVAS Y VELASCO, DIEGO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ DE SAN MIGUEL, JUAN. Tomo 12.
RODRÍGUEZ DE VELASCO Y OSORIO BARBA, MARÍA IGNACIA. Tomo
12.
RODRÍGUEZ DEL TORO DE LAZARÍN, MARIANA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ GALVÁN, IGNACIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ JUÁREZ, JUAN. Tomo 12.
RODRÍGUEZ JUÁREZ, NICOLÁS. Tomo 12.
RODRÍGUEZ LOZANO, MANUEL. Tomo 12.
RODRÍGUEZ LUNA, ANTONIO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ OÑATE, FRANCISCO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ PEÑA, HILDA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ PRAMPOLINI, IDA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ PUEBLA, JUAN. Tomo 12.
RODRÍGUEZ RIVERA, GILBERTO NAPOLEÓN. Tomo 12.
RODRÍGUEZ RIVERA, VÍCTOR MATÍAS. Tomo 12.
RODRÍGUEZ RUELAS, JESÚS. Tomo 12.
RODRÍGUEZ SEGURA, ESPERANZA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ TRIANA, PEDRO. Tomo 12.
RODRÍGUEZ Y COSS, JOSÉ MARÍA. Tomo 12.
RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ, JOAQUÍN. Tomo 12.
ROEDER, RALPH. Tomo 12.
ROEL, SANTIAGO. Tomo 12.
ROEL GARCÍA, SANTIAGO. Tomo 12.
ROGERS, PAUL. Tomo 12.
ROGERS, WOODES. Tomo 12.
ROJAS, AGUSTÍN. Tomo 12.
ROJAS, ANTONIO. Tomo 12.
ROJAS, BASILIO. Tomo 12.
ROJAS, HÉCTOR. Tomo 12.
ROJAS, LUIS MANUEL. Tomo 12.
ROJAS, XAVIER (Xavier Moreno Monjarrás). Tomo 12.

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ROJAS GARCIDUEÑAS, JOSÉ. Tomo 12.
ROJAS GONZÁLEZ, FRANCISCO. Tomo 12.
ROJAS PALACIOS, JAIME. Tomo 12.
ROJAS RAMÍREZ, BONIFACIO. Tomo 12.
ROJAS RODRÍGUEZ, PEDRO. Tomo 12.
ROJAS SORIANO, RAÚL. Tomo 12.
ROJO, VICENTE. Tomo 12.
ROJO DEL RÍO Y VIEIRA, MANUEL ANTONIO. Tomo 12.
ROJO LUGO, JORGE. Tomo 12.
ROLAND, GILBERT.. Tomo 12.
ROLDÁN, EMMA. Tomo 12.
ROLDÁN, LUIS G.. Tomo 12.
ROLÓN, JOSÉ. Tomo 12.
ROMÁN CALVO, NORMA. Tomo 12.
ROMANO ELGUEZABAL, LEOPOLDO. Tomo 12.
ROMANO GUILLEMÍN, FRANCISCO. Tomo 12.
ROMANO MUÑOZ, JOSÉ. Tomo 12.
ROMANO Y GOVEA, DIEGO DE. Tomo 12.
ROMERITO(S). Tomo 12.
ROMERO. Tomo 12.
ROMERO, ESTANISLAO. Tomo 12.
ROMERO, HÉCTOR MANUEL. Tomo 12.
ROMERO, JESÚS C.. Tomo 12.
ROMERO, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 12.
ROMERO, JOSÉ RUBÉN. Tomo 12.
ROMERO, MARÍA. Tomo 12.
ROMERO, MATÍAS. Tomo 12.
ROMERO, NICOLÁS. Tomo 12.
ROMERO, SALVADOR. Tomo 12.
ROMERO, VENTURA. Tomo 12.
ROMERO ALMARAZ, PAULINO. Tomo 12.
ROMERO DE TERREROS, MANUEL. Tomo 12.
ROMERO DE TERREROS, PEDRO. Tomo 12.
ROMERO DE VALLE, EMILIA. Tomo 12.
ROMERO DE VELASCO, FLAVIO. Tomo 12.
ROMERO FLORES, JESÚS. Tomo 12.
ROMERO GIL, HILARIÓN. Tomo 12.
ROMERO KOLBECK, GUSTAVO. Tomo 12.
ROMERO MALPICA, MANUEL. Tomo 12.

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ROMERO ORTIGOSA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 12.
ROMERO RUBIO, MANUEL. Tomo 12.
ROMERO SOTO, LUIS. Tomo 12.
ROMO, JOSÉ. Tomo 12.
RÓMULO, TEÓDULO. Tomo 12.
RONCACHO. Tomo 12.
RONCADOR. Tomo 12.
RONCADOR BLANCO. Tomo 12.
RONCO. Tomo 12.
ROÑO. Tomo 12.
ROSA, JUAN MANUEL DE LA. Tomo 12.
ROSA, LUIS DE LA. Tomo 12.
ROSA, MARÍA DE JESÚS DE LA. Tomo 12.
ROSA o ROSAL. Tomo 12.
ROSA Y SERRANO, AGUSTÍN DE LA. Tomo 12.
ROSADO RODRÍGUEZ, JUAN ANTONIO. Tomo 12.
ROSADO VEGA, LUIS. Tomo 12.
ROSALDO, RENATO IGNACIO. Tomo 12.
ROSALES, ANTONIO. Tomo 12.
ROSALES, DIEGO. Tomo 12.
ROSALES, VÍCTOR. Tomo 12.
ROSALES ARAIZA, NABOR. Tomo 12.
ROSAS, FERNANDO. Tomo 12.
ROSAS, FLORENCIO. Tomo 12.
ROSAS, IGNACIO. Tomo 12.
ROSAS, JUVENTINO. Tomo 12.
ROSAS BENÍTEZ, ALBERTO. Tomo 12.
ROSAS DE OQUENDO, MATEO. Tomo 12.
ROSAS MORENO, JOSÉ. Tomo 12.
ROSELL OCAMPO, LAURO ELÍAS. Tomo 12.
ROSENBERG, ROSA. Tomo 12.
ROSENBLUETH, ARTURO. Tomo 12.
ROSENBLUETH, EMILIO. Tomo 12.
ROSENKRANZ, JORGE. Tomo 12.
ROSENZWEIG, CARMEN. Tomo 12.
ROSENZWEIG HERNÁNDEZ, FERNANDO. Tomo 12.
ROSENZWEIG-DÍAZ, ALFONSO DE. Tomo 12.
ROSILLO. Tomo 12.
ROSNY, LEÓN DE. Tomo 12.

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ROSS, MARÍA LUISA. Tomo 12.
ROSS, PATRICIA FENT DE. Tomo 12.
ROSSAINS, JUAN NEPOMUCENO. Tomo 12.
ROSSELL DE LA LAMA, GUILLERMO. Tomo 12.
ROTONDA DE LOS HOMBRES ILUSTRES. Tomo 12.
ROUAIX, PASTOR. Tomo 12.
ROUGMAGNAC, CARLOS. Tomo 12.
ROUSSET DE JESÚS Y ROSAS, FRANCISCO. Tomo 12.
ROUSTAND, FRANCISCO. Tomo 12.
ROVALO AZCUÉ, JOSÉ PABLO. Tomo 12.
ROVIROSA, JOSÉ NARCISO. Tomo 12.
ROVIROSA MACÍAS, JOSÉ. Tomo 12.
ROVIROSA PÉREZ, CARLOS. Tomo 12.
ROVIROSA PÉREZ, GUSTAVO ADOLFO. Tomo 12.
ROVIROSA WADE, LEANDRO. Tomo 12.
ROZO, RÓMULO. Tomo 12.
RUANO LLOPIS, CARLOS. Tomo 12.
RUBALCAVA, CRISTINA. Tomo 12.
RUBEL, ARTHUR J.. Tomo 12.
RUBÉOLA. Tomo 12.
RUBIALES CALVO, FRANCISCO. Tomo 12.
RUBÍN, RAMÓN. Tomo 12.
RUBÍN DE LA BORBOLLA, DANIEL FERNANDO. Tomo 12.
RUBIO, DARÍO.. Tomo 12.
RUBIO, JOSÉ RAFAEL. Tomo 12.
RUBIO MAÑÉ, JORGE IGNACIO. Tomo 12.
RUBIO RIOS, ARNULFO. Tomo 12.
RUBIO Y RUBIO, ALFONSO. Tomo 12.
RUBIO Y SALINAS, MANUEL. Tomo 12.
RUDA. Tomo 12.
RUELAS, JULIO. Tomo 12.
RUELAS ESPINOSA, ENRIQUE. Tomo 12.
RUGENDAS, JUAN MAURICIO. Tomo 12.
RUISEÑOR. Tomo 12.
RUIZ, ANTONIO M.. Tomo 12.
RUIZ, BERNARDO. Tomo 12.
RUIZ, FEDERICO. Tomo 12.
RUIZ, GABRIEL. Tomo 12.
RUIZ, LEOBARDO. Tomo 12.

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RUIZ, LUIS E.. Tomo 12.
RUIZ, MANUEL. Tomo 12.
RUIZ, MARIANO N.. Tomo 12.
RUIZ, RAMÓN EDUARDO. Tomo 12.
RUIZ ÁLVAREZ, EDUARDO. Tomo 12.
RUIZ ARMENGOL, MARIO. Tomo 12.
RUIZ CASTAÑEDA, MARÍA DEL CARMEN. Tomo 12.
RUIZ COLMENERO, JUAN. Tomo 12.
RUIZ CORTINES, ADOLFO. Tomo 12.
RUIZ DE ALARCÓN, HERNANDO. Tomo 12.
RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA, JUAN. Tomo 12.
RUIZ DE MORALES Y MOLINA, ANTONIO. Tomo 12.
RUIZ DE VELASCO, RAFAEL. Tomo 12.
RUIZ DEL RÍO, ALFREDO. Tomo 12.
RUIZ ESPARZA, CARMEN. Tomo 12.
RUIZ GARCÍA, SAMUEL. Tomo 12.
RUIZ MASSIEU, JOSÉ FRANCISCO. Tomo 12.
RUIZ MASSIEU, MARIO. Tomo 12.
RUIZ SOLÓRZANO, FERNANDO. Tomo 12.
RUIZ SUASNÁBAR, MARIANO N.. Tomo 12.
RUIZ VILLALOZ, ALEJANDRO. Tomo 12.
RUIZ Y FLORES, LEOPOLDO. Tomo 12.
RULFO, JUAN. Tomo 12.
RUMBIA GUZMÁN, JOSÉ. Tomo 12.
RUMEU DE ARMAS, ANTONIO. Tomo 12.
RUSSEK, ANTONIO. Tomo 12.
RUVALCABA, EUSEBIO. Tomo 12.
RUVALCABA, HIGINIO. Tomo 12.
RUVALCABA MERCADO, JESÚS. Tomo 12.
RUVINSKIS, MIRIAM. Tomo 12.
RUVINSKIS MANEVICS, WOLF. Tomo 12.
RUZ, JOAQUÍN. Tomo 12.
RUZ LHUILLIER, ALBERTO. Tomo 12.
RUZ MENÉNDEZ, RODOLFO. Tomo 12.
RYDJORD, JOHN. Tomo 12.
RZEDOWSKI ROTTER, JERZY. Tomo 12.
S. Tomo 12.
SAAVEDRA, AURORA MARYA. Tomo 12.
SAAVEDRA, LEONORA. Tomo 12.

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SAAVEDRA GUZMÁN, ANTONIO DE. Tomo 12.
SAAVEDRA M., ALFREDO. Tomo 12.
SABACCHÉ (Yuc.). Tomo 12.
SÁBALO. Tomo 12.
SABALOTE. Tomo 12.
SABANERA. Tomo 12.
SABIDO, MIGUEL. Tomo 12.
SABINES, JAIME. Tomo 12.
SABINO. Tomo 12.
SABLE. Tomo 12.
SABLOFF, JEREMY ARAC. Tomo 12.
SABRE MARROQUÍN, JOSÉ. Tomo 12.
SABRE MARROQUÍN, MANUEL. Tomo 12.
SACA ESPINAS. Tomo 12.
SACA MANTECA. Tomo 12.
SACERDOTES PARA EL PUEBLO. Tomo 12.
SADA, CONCEPCIÓN. Tomo 12.
SÁENZ, AARÓN. Tomo 12.
SÁENZ, JACQUELINE LARRALDE DE. Tomo 12.
SÁENZ, JOSUÉ. Tomo 12.
SÁENZ, JUAN DE. Tomo 12.
SÁENZ, VICENTE. Tomo 12.
SÁENZ ARRIAGA, JOAQUÍN. Tomo 12.
SÁENZ DE MAÑOZCA, JUAN DE SANTO MATHIA (o Santa María). Tomo
12.
SÁENZ DE MIERA, FERNANDO. Tomo 12.
SÁENZ DE SANTAMARÍA, CARMELO. Tomo 12.
SÁENZ GARZA, MOISÉS. Tomo 12.
SAÉTA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 12.
SAGRADA FAMILIA, MISIONEROS DE LA. Tomo 12.
SAGRADA FAMILIA, OPERARIAS DE LA. Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, HERMANAS DEL. Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, HIJAS DEL. Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, SOCIEDAD DEL. Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y DE LOS POBRES, HERMANAS DEL.
Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y DE LOS POBRES, SIERVAS DEL.
Tomo 12.

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SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y DE SANTA MARÍA DE GUADALUPE,
MISIONERAS DEL. Tomo 12.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y SANTA MARÍA DE GUADALUPE,
HIJAS DEL. Tomo 12.
SAGREDO, RAMÓN. Tomo 12.
SAGUARO. Tomo 12.
SAHAGÚN, BERNARDINO DE. Tomo 12.
SAHAGÚN, LUIS. Tomo 12.
SAHAGÚN DE ARÉVALO LADRÓN DE GUEVARA, JUAN FRANCISCO.
Tomo 12.
SAHUMADOR. Tomo 12.
SAINZ DE BARANDA, PEDRO. Tomo 12.
SAKAI, KASUYA. Tomo 12.
SAL. Tomo 12.
SALA, ATENOR. Tomo 12.
SALADO ÁLVAREZ, VICTORIANO. Tomo 12.
SALAMANCA, GTO.. Tomo 12.
SALAMANDRA DORADA. Tomo 12.
SALAMANDRAS. Tomo 12.
SALARIOS MÍNIMOS. Tomo 12.
SALAS, ADOLFO. Tomo 12.
SALAS, JOSÉ MARIANO. Tomo 12.
SALAS PORTUGAL, ARMANDO. Tomo 12.
SALAZAR, ADOLFO. Tomo 12.
SALAZAR, CARLOS. Tomo 12.
SALAZAR, FAUSTINO. Tomo 12.
SALAZAR, HUMBERTO. Tomo 12.
SALAZAR, JOSÉ INÉS. Tomo 12.
SALAZAR, MARCELO. Tomo 12.
SALAZAR, SEVERINO. Tomo 12.
SALAZAR DE ALARCÓN, EUGENIO. Tomo 12.
SALAZAR ILARREGUI, JOSÉ. Tomo 12.
SALAZAR LÓPEZ, JOSÉ. Tomo 12.
SALAZAR LOZANO, ÁLVARO. Tomo 12.
SALAZAR MALLÉN, RUBÉN. Tomo 12.
SALAZAR ORTIZ, HORACIO. Tomo 12.
SALAZAR Y DÁVILA, GONZALO DE. Tomo 12.
SALAZAR Y TORRES, AGUSTÍN. Tomo 12.
SALCEDO, PABLO. Tomo 12.

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SALDAÑA OROPEZA, ROMÁN. Tomo 12.
SALDÍVAR, JAIME. Tomo 12.
SALDÍVAR, VICENTE. Tomo 12.
SALDÍVAR SILVA, ARNOLDO. Tomo 12.
SALDÍVAR Y SILVA, GABRIEL. Tomo 12.
SALER, BENSON. Tomo 12.
SALES GASQUE, RENATO. Tomo 12.
SALESIANOS. Tomo 12.
SALGADO, JOSÉ. Tomo 12.
SALGÓ, ANDRÉS. Tomo 12.
SALIDO BELTRÁN, ROBERTO. Tomo 12.
SALINAS, JOSÉ VICENTE. Tomo 12.
SALINAS, MIGUEL. Tomo 12.
SALINAS CAMINA, GUSTAVO. Tomo 12.
SALINAS DE GORTARI, CARLOS. Tomo 12.
SALINAS DE GORTARI, RAÚL. Tomo 12.
SALINAS LOZANO, RAÚL. Tomo 12.
SALINAS PÉREZ, PABLO. Tomo 12.
SALISBURY, STEPHEN. Tomo 12.
SALMERÓN ROIZ, FERNANDO. Tomo 12.
SALOMA, ALICIA. Tomo 12.
SALOMA, LUIS G.. Tomo 12.
SALSA. Tomo 12.
SALTA BREÑA. Tomo 12.
SALTACERCA. Tomo 12.
SALTALADERA. Tomo 12.
SALTAPALO. Tomo 12.
SALTAPAREDES. Tomo 12.
SALTILLO, COAH.. Tomo 12.
SALTILLO, DIÓCESIS DE. Tomo 12.
SALTÓN PICUDO. Tomo 12.
SALTONES. Tomo 12.
SALUD, SECRETARÍA DE (SS). Tomo 12.
SALUD PÚBLICA. Tomo 12.
SALVADOR, GUILLERMO. Tomo 12.
SALVADOR SERRATOS, GUILLERMO. Tomo 12.
SALVATIERRA, GTO.. Tomo 12.
SALVATIERRA, JUAN MARÍA DE. Tomo 12.
SALVIA. Tomo 12.

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SÁMANO, JUAN DE. Tomo 12.
SAMPEDRO, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 12.
SAMPERIO, GUILLERMO. Tomo 12.
SAMPERIO GUTIÉRREZ, HÉCTOR. Tomo 12.
SAN ANDRÉS TUXTLA, DIÓCESIS DE. Tomo 12.
SAN ANDRÉS TUXTLA, VER.. Tomo 12.
SAN BUENAVENTURA, GABRIEL DE. Tomo 12.
SAN CARLOS, MISIONEROS DE. Tomo 12.
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS.. Tomo 12.
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, DIÓCESIS DE. Tomo 12.
SAN FRANCISCO DE LA CRUZ COHUATZINCATL, CÓDICE. Tomo 12.
SAN JUAN DE LOS LAGOS, DIÓCESIS DE. Tomo 12.
SAN LORENZO (Ver.). Tomo 12.
SAN LORENZO ACXOTLÁN Y SAN LUIS HUEXOTLA, CÓDICE DE.
Tomo 12.
SAN LUIS POTOSÍ, DIÓCESIS DE. Tomo 12.
SAN LUIS POTOSÍ, ESTADO DE . Tomo 12.
SAN LUIS POTOSÍ, S.L.P. . Tomo 12.
SAN LUIS RÍO COLORADO, SON.. Tomo 12.
SAN MIGUEL, ANDRÉS DE. Tomo 12.
SAN MIGUEL, JUAN DE. Tomo 12.
SAN MIGUEL IGLESIAS, ANTONIO DE. Tomo 12.
SAN NICOLÁS DE LOS GARZA, N.L.. Tomo 12.
SAN PEDRO TLACOTEPEC, CÓDICE. Tomo 12.
SÁNCHEZ, GERTRUDIS G.. Tomo 12.
SÁNCHEZ, MATILDE. Tomo 12.
SÁNCHEZ, PEDRO. Tomo 12.
SÁNCHEZ, PEDRO CELESTINO. Tomo 12.
SÁNCHEZ, PRISCILIANO. Tomo 12.
SÁNCHEZ, RAFAEL PLATÓN. Tomo 12.
SÁNCHEZ, RAMÓN. Tomo 12.
SÁNCHEZ, REFUGIO. Tomo 12.
SÁNCHEZ, TIBURCIO. Tomo 12.
SÁNCHEZ, VICTORIANO. Tomo 12.
SÁNCHEZ AZCONA, JORGE. Tomo 12.
SÁNCHEZ AZCONA, JUAN. Tomo 12.
SÁNCHEZ BAQUERO, JUAN. Tomo 12.
SÁNCHEZ BELLA, ISMAEL. Tomo 12.
SÁNCHEZ CAMACHO, EDUARDO. Tomo 12.

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SÁNCHEZ CONTRERAS, CÁSTULO. Tomo 12.
SÁNCHEZ DE AGUILAR, PEDRO. Tomo 12.
SÁNCHEZ DE MUNÓN, SANCHO. Tomo 12.
SÁNCHEZ DE TAGLE, FRANCISCO MANUEL. Tomo 12.
SÁNCHEZ DE TAGLE, PEDRO ANSELMO. Tomo 12.
SÁNCHEZ DE VELASCO, ABRAHAM. Tomo 12.
SÁNCHEZ DÍAZ, GERARDO. Tomo 12.
SÁNCHEZ DUQUE DE ESTRADA, JUAN. Tomo 12.
SÁNCHEZ FUENTES, BRAULIO. Tomo 12.
SÁNCHEZ GONZÁLEZ, ROGELIO. Tomo 12.
SÁNCHEZ JOSÉ MARÍA. Tomo 12.
SÁNCHEZ LAMEGO, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 12.
SÁNCHEZ MÁRMOL, MANUEL. Tomo 12.
SÁNCHEZ MAYANS, FERNANDO. Tomo 12.
SÁNCHEZ MEDAL, LUIS. Tomo 12.
SÁNCHEZ MOTA, BENJAMÍN. Tomo 12.
SÁNCHEZ PAREDES, ENRIQUE. Tomo 12.
SÁNCHEZ PIEDRAS, EMILIO. Tomo 12.
SÁNCHEZ PONTÓN, LUIS. Tomo 12.
SÁNCHEZ SANTOS, MARIANO. Tomo 12.
SÁNCHEZ SANTOS, TRINIDAD. Tomo 12.
SÁNCHEZ SOLÍS, CÓDICE. Tomo 12.
SÁNCHEZ TABOADA, RODOLFO. Tomo 12.
SÁNCHEZ TAPIA, RAFAEL. Tomo 12.
SÁNCHEZ TINOCO, ALFONSO. Tomo 12.
SÁNCHEZ VÁZQUEZ, DOMINGO y GREGORIO. Tomo 12.
SÁNCHEZ VILLASEÑOR, JOSÉ. Tomo 12.
SANDI MENESES, LUIS. Tomo 12.
SANDÍA. Tomo 12.
SANDOVAL, ALEJANDRO. Tomo 12.
SANDOVAL, GONZALO DE. Tomo 12.
SANDOVAL, VÍCTOR. Tomo 12.
SANDOVAL FAGOAGA, RODOLFO. Tomo 12.
SANDOVAL GODOY, LUIS. Tomo 12.
SANDOVAL VALLARTA, MANUEL. Tomo 12.
SANGRE DE DRAGO. Tomo 12.
SANGUIJUELAS. Tomo 12.
SANO, SEKI. Tomo 12.
SANSÓN FLORES, JESÚS. Tomo 12.

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SANTA CRUZ TLAMAPA, CÓDICE DE. Tomo 12.
SANTA ISABEL TOLÁ, CÓDICE DE. Tomo 12.
SANTA MARÍA, MIGUEL. Tomo 12.
SANTA MARÍA, VICENTE. Tomo 12.
SANTA MARÍA DE GUADALUPE, MISIONEROS DE. Tomo 12.
SANTA MARÍA INCHAURREGUI, ANTONIO. Tomo 12.
SANTA MARÍA TONANTZINTLA, CAPILLA DE. Tomo 12.
SANTACILIA, PEDRO. Tomo 12.
SANTACRUZ, DIEGO. Tomo 12.
SANTAMARÍA, FRANCISCO. Tomo 12.
SANTANDER, FELIPE. Tomo 12.
SANTANDER Y LÓPEZ DE MENDIETA, VÍCTOR MANUEL. Tomo 12.
SANTARÉN, HERNANDO. Tomo 12.
SANTIAGO, ABEL. Tomo 12.
SANTIAGO DE LEÓN GARABITO, JUAN DE. Tomo 12.
SANTIAGO Y CALDERÓN, FRANCISCO DE. Tomo 12.
SANTIBÁÑEZ, ENRIQUE. Tomo 12.
SANTILLÁN, MARÍA TERESA. Tomo 12.
SANTO DOMINGO DE OAXACA. Tomo 12.
SANTO DOMINGO DE PUEBLA. Tomo 12.
SANTOS (José Guadalupe Ramírez). Tomo 12.
SANTOS CHOCANO, JOSÉ. Tomo 12.
SANTOSCOY, ALBERTO. Tomo 12.
SANTULLANO, LUIS A.. Tomo 12.
SANZ, MARGARITA. Tomo 12.
SANZ, ROCÍO. Tomo 12.
SAPO. Tomo 12.
SAPOS. Tomo 12.
SARABIA, FRANCISCO. Tomo 12.
SARABIA, JUAN. Tomo 12.
SARAMPIÓN. Tomo 12.
SARAVIA Y ARAGÓN, ATANASIO G.. Tomo 12.
SARDANETA, JOSÉ MARIANO. Tomo 12.
SARDINA. Tomo 12.
SARDINA MACHETE. Tomo 12.
SARDINITA o PLATILLA. Tomo 12.
SARGO. Tomo 12.
SARIÑANA Y CUENCA, ISIDRO. Tomo 12.
SARMIENTO, JUSTINO. Tomo 12.

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SARMIENTO DE HOJACASTRO, MARTÍN. Tomo 12.
SARMIENTO DE SOTOMAYOR, GARCÍA. Tomo 12.
SARMIENTO Y VALLADARES, JOSÉ. Tomo 12.
SARTORIO, JOSÉ MANUEL. Tomo 12.
SARUKHAN KERMEZ, JOSÉ. Tomo 12.
SASTRECILLO OJINEGRO. Tomo 12.
SATÉLITES.. Tomo 12.
SATTERTHWAITE, LINTON Jr. Tomo 12.
SAUCEDO GARCÍA, J. CARMEN. Tomo 12.
SAURET, NUNIK. Tomo 12.
SAUSSURE, ENRIQUE LUIS FEDERICO DE. Tomo 12.
SAVILLE, MARSHALL HOWARD. Tomo 12.
SAVÍN, FRANCISCO. Tomo 12.
SAVIÑÓN, LUZ.. Tomo 12.
SAYIL (Yuc).. Tomo 12.
SAYULA-ZACOALCO (Jal.).. Tomo 12.
SCELVOCKE, GEORGE.. Tomo 12.
SCHERER GARCÍA, JULIO.. Tomo 12.
SCHMIDHUBER DE LA MORA, GUILLERMO.. Tomo 12.
SCHMITT, KARL MICHAEL.. Tomo 12.
SCHNEIDER, LUIS MARIO.. Tomo 12.
SCHOENBAUM BONDA, EMILIO.. Tomo 12.
SCHOENHALS, LOUISE CONETY.. Tomo 12.
SCHOLES, WALTER V.. Tomo 12.
SCHOLES FRANCE, VINTON.. Tomo 12.
SCHOOTT, ARTURO.. Tomo 12.
SCHROEDER, ALBERT HENRY.. Tomo 12.
SCHROEDER CORDERO, FRANCISCO ARTURO HERIBERTO.. Tomo 12.
SCHULTZ, ENRIQUE E.. Tomo 12.
SCHULTZ, MIGUEL E.. Tomo 12.
SCHULTZE-JENA, LEONHARD.. Tomo 12.
SCHWARTZ, PERLA.. Tomo 12.
SCHWERIN, KARL HENRY.. Tomo 12.
SCOTT, ROBERT E.. Tomo 12.
SEBASTIÁN (Enrique Carbajal González).. Tomo 12.
SECTAS MODERNAS.. Tomo 12.
SEGALE, ATENÓGENES.. Tomo 12.
SEGARRA, JOSÉ.. Tomo 12.
SEGOVIA, TOMÁS.. Tomo 12.

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SEGOVIA CANOSA, RAFAEL.. Tomo 12.
SEGURA, FELIPE.. Tomo 12.
SEGURA MONTES, SEBASTIÁN.. Tomo 12.
SEGURA VILCHIS, LUIS.. Tomo 12.
SEGURA Y DOMÍNGUEZ, ANDRÉS.. Tomo 12.
SEGURIDAD SOCIAL.. Tomo 12.
SELDEN, CÓDICE.. Tomo 12.
SELDEN II, ROLLO.. Tomo 12.
SELENIO.. Tomo 12.
SELER, EDUARDO.. Tomo 12.
SELIGSON, ESTHER.. Tomo 12.
SELVA, SALOMÓN DE LA.. Tomo 12.
SELVA ESCOTO, ROGERIO DE LA.. Tomo 12.
SEMILLERO.. Tomo 12.
SEMINARIO DE CULTURA MEXICANA (SCM).. Tomo 12.
SEMO CALEV, ENRIQUE.. Tomo 12.
SENDER, RAMÓN J.. Tomo 12.
SENECTUD, INSTITUTO NACIONAL DE LA (Insen).. Tomo 12.
SENSABAUGH, LEÓN F.. Tomo 12.
SENSITIVA.. Tomo 12.
SENSO.. Tomo 12.
SENTÍES GÓMEZ, OCTAVIO.. Tomo 12.
SEÑORITA. Tomo 12.
SEPTIÉN GARCÍA, CARLOS. Tomo 12.
SEPTIÉN Y RUAL DE RANGEL HIDALGO, MARGARITA. Tomo 12.
SEPTIÉN Y SEPTIÉN, MANUEL. Tomo 12.
SEPÚLVEDA, BERNARDO. Tomo 12.
SEPÚLVEDA AMOR, BERNARDO. Tomo 12.
SEPÚLVEDA CAMARILLO, DOLORES. Tomo 12.
SEPÚLVEDA VÁZQUEZ, LUIS. Tomo 12.
SERDÁN, AQUILES. Tomo 12.
SERDÁN, CARMEN. Tomo 12.
SERIS . Tomo 12.
SERNA, FRANCISCO. Tomo 12.
SERRA, JUNÍPERO. Tomo 12.
SERRADEL, LUZ MARÍA. Tomo 12.
SERRADEL, NARCISO. Tomo 12.
SERRANO. Tomo 12.
SERRANO, FRANCISCO. Tomo 12.

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SERRANO, FRANCISCO R.. Tomo 12.
SERRANO, LUIS G.. Tomo 12.
SERRANO MARTÍNEZ, CELEDONIO. Tomo 12.
SERRANO SÁNCHEZ, CARLOS. Tomo 12.
SERRATOS, ENRIQUE. Tomo 12.
SERRATOS, RAMÓN. Tomo 12.
SERRATOS GARIBAY, AURORA. Tomo 12.
SERRET, GUILLERMO. Tomo 12.
SERVÍN, MANUEL PATRICIO. Tomo 12.
SESMA, RAYMUNDO. Tomo 12.
SESTO, JULIO (Julio Manuel Vicente y Sesto). Tomo 12.
SEUDONIMIA MEXICANA. Tomo 12.
SGRUGGS, OTEY MATTHEW. Tomo 12.
SHELBY, JOSEPH ORVILLE. Tomo 12.
SHELTON, DAVID H.. Tomo 12.
SHERIDAN, BEATRIZ. Tomo 12.
SHIMANOVICH DE HOFFS, EUGENIA. Tomo 12.
SIDA. Tomo 12.
SIDAR, PABLO. Tomo 12.
SIEMPREVIVA. Tomo 12.
SIERRA. Tomo 12.
SIERRA, CÓDICE. Tomo 12.
SIERRA MAYORA, MANUEL J.. Tomo 12.
SIERRA MÉNDEZ, JUSTO. Tomo 12.
SIERRA MÉNDEZ, SANTIAGO. Tomo 12.
SIERRA O'REILLY, JUSTO. Tomo 12.
SIERVAS DEL SAGRADO CORAZÓN, HERMANAS DE LOS POBRES.
Tomo 12.
SÍFILIS. Tomo 12.
SIGÜENZA Y GÓNGORA, CARLOS DE. Tomo 12.
SILES, FRANCISCO. Tomo 12.
SÍLICE. Tomo 12.
SILVA, ADRIANO. Tomo 12.
SILVA, AGAPITO. Tomo 12.
SILVA, FIDEL. Tomo 12.
SILVA, JESÚS. Tomo 12.
SILVA CUGLIELMETTI, DAVID. Tomo 12.
SILVA GONZÁLEZ, MIGUEL. Tomo 12.
SILVA HERZOG, JESÚS. Tomo 12.

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SILVA MACÍAS, MIGUEL. Tomo 12.
SILVA MANDUJANO, GABRIEL. Tomo 12.
SILVA Y ACEVES, MARIANO. Tomo 12.
SILVA Y ÁLVAREZ TOSTADO, ATENÓGENES. Tomo 12.
SILVETI, JUAN. Tomo 12.
SILVICULTURA. Tomo 12.
SIMEÓN, REMI. Tomo 12.
SIMONILLO. Tomo 12.
SINALOA, ESTADO DE . Tomo 12.
SINARQUISMO. Tomo 12.
SINDICALISMO. Tomo 12.

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Tomo 13
SINDICALISMO. Tomo 13.
SIRINDANGO. Tomo 13.
SISAL. Tomo 13.
SISMOLOGÍA E INGENIERÍA SÍSMICA . Tomo 13.
SISTEMA ECONÓMICO LATINOAMERICANO (SELA). Tomo 13.
SISTEMA INTERAMERICANO. Tomo 13.
SISTEMA MÉTRICO DECIMAL. Tomo 13.
SISTEMA NACIONAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR (SNES). Tomo 13.
SISTEMA NACIONAL DE EDUCACIÓN TECNOLÓGICA (SNET). Tomo 13.
SISTO, EUGENIO. Tomo 13.
SIUROB RAMÍREZ, JOSÉ. Tomo 13.
SJOLANDER, WALDEMAR. Tomo 13.
SLUITER, ENGEL. Tomo 13.
SMITH, HOBART MUIR. Tomo 13.
SMITH, JUSTIN HARVEY. Tomo 13.
SMITH, MARY ELIZABETH. Tomo 13.
SMITH, MERVIN GEORGE. Tomo 13.
SMITH, RALPH ADAM. Tomo 13.
SMITH, ROZELLA PEARL BEVERLY BLOOD. Tomo 13.
SOBARZO, HORACIO. Tomo 13.
SOBERÓN ACEVEDO, GUILLERMO. Tomo 13.
SOBREYRA ORTIZ, JOSÉ. Tomo 13.
SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA. Tomo 13.
SOCIEDADES COOPERATIVAS. Tomo 13.
SODI, DEMETRIO. Tomo 13.
SODI, FEDERICO. Tomo 13.
SODI MORALES, DEMETRIO. Tomo 13.
SODI PALLARES, ERNESTO. Tomo 13.
SOKOLOW, ANA. Tomo 13.
SOL. Tomo 13.
SOLANA, ALONSO DE. Tomo 13.
SOLANA, FERNANDO. Tomo 13.
SOLANA, RAFAEL. Tomo 13.
SOLANA, RAFAEL. Tomo 13.
SOLANA ARCINIEGA, MOISÉS. Tomo 13.
SOLARES, IGNACIO. Tomo 13.
SOLARES GUTIÉRREZ, EDUARDO. Tomo 13.

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SOLÉ, JOSÉ. Tomo 13.
SOLER, DOMINGO (Domingo Díaz Pavía). Tomo 13.
SOLER, FERNANDO (Fernando Díaz Pavía). Tomo 13.
SOLER ANDRÉS (Andres García Pavía). Tomo 13.
SOLIMÁN. Tomo 13.
SOLÍS, ALBERTO DE TRINIDAD. Tomo 13.
SOLÍS, JAVIER. Tomo 13.
SOLÍS, LEOPOLDO. Tomo 13.
SOLÍS QUIROGA, HÉCTOR. Tomo 13.
SOLÍS QUIROGA, ROBERTO. Tomo 13.
SOLÍS Y RIVADENEYRA, ANTONIO DE. Tomo 13.
SOLÓRZANO, ALFONSO. Tomo 13.
SOLÓRZANO, CARLOS. Tomo 13.
SOLÓRZANO DÁVALOS, JESÚS. Tomo 13.
SOLÓRZANO DE RÉGULES, SOLEDAD. Tomo 13.
SOMMERS, JOSEPH. Tomo 13.
SOMOLINOS D'ARDOIS, GERMÁN. Tomo 13.
SOMOLINOS PALENCIA, JAN. Tomo 13.
SOMORGUJO. Tomo 13.
SONAJA NUCA ROJIZA. Tomo 13.
SONAJA PARDA. Tomo 13.
SONES. Tomo 13.
SONORA, ESTADO DE . Tomo 13.
SOPITZA. Tomo 13.
SORDINA. Tomo 13.
SORDO LAGUNES DE FENERLY, VIOLETA. Tomo 13.
SORDO MADALENO, JUAN. Tomo 13.
SORESON, JOHN LEON. Tomo 13.
SORGO. Tomo 13.
SORIANO, JUAN. Tomo 13.
SORONDO RUBIO, XAVIER. Tomo 13.
SOSA, FRANCISCO. Tomo 13.
SOSA HERRERÍAS, ANTONIO H.. Tomo 13.
SOSA ORTIZ, JOSÉ. Tomo 13.
SOSAMONTES, RAMÓN. Tomo 13.
SOTO, DOLORES. Tomo 13.
SOTO, ROBERTO. Tomo 13.
SOTO IZQUIERDO, ENRIQUE. Tomo 13.
SOTO MILLÁN, EDUARDO. Tomo 13.

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SOTO OLIVER, NICOLÁS. Tomo 13.
SOTO PASTRANA, MANUEL FERNANDO. Tomo 13.
SOTO REYES, ERNESTO. Tomo 13.
SOTO Y GAMA, ANTONIO. Tomo 13.
SOTOL. Tomo 13.
SOTOMAYOR, ARTURO. Tomo 13.
SOTOMAYOR, DÁMASO. Tomo 13.
SOTOMAYOR, JOSÉ FRANCISCO. Tomo 13.
SOUSA SÁNCHEZ, MARIO. Tomo 13.
SOUTO, ARTURO. Tomo 13.
SOUZA, PILAR. Tomo 13.
SOUZA NOVELO, NARCISO. Tomo 13.
SOYA o SOJA. Tomo 13.
SPAIN, AUGUST ORAN. Tomo 13.
SPARKS STIMSON, FREDERICK. Tomo 13.
SPELL, LOTA M.. Tomo 13.
SPENCE, JAMES THEODORE CHARLES LEWIS. Tomo 13.
SPIESS, LINCOLN BUNCE. Tomo 13.
SPINDEN, HERBERT JOSEPH. Tomo 13.
SPOTA, LUIS. Tomo 13.
SPRATLING, WILLIAM. Tomo 13.
STABB, MARTIN S.. Tomo 13.
STAHL, JORGE. Tomo 13.
STAMPA ORTIGOZA, MANUEL LUIS. Tomo 13.
STANISLAWSKI, DAN. Tomo 13.
STANKOVICH, NADIA. Tomo 13.
STANLEL ROSS, HAMILTON. Tomo 13.
STANLEY, ROBE LINN. Tomo 13.
STANLEY BROTHERS, DWIGHT. Tomo 13.
STANLEY ROSS, ROBERT. Tomo 13.
STANNUS, ANTHONY CAREY. Tomo 13.
STARR, FREDERICK. Tomo 13.
STAVANS, ISAAC. Tomo 13.
STAVENHAGEN GRUENBAUM, RODOLFO. Tomo 13.
STECK, FRANCIS BORGIA. Tomo 13.
STEGGERDA, MORRIS. Tomo 13.
STEINBECK, JOHN. Tomo 13.
STEINEFFER, JUAN DE. Tomo 13.
STEINER, FEDERICO. Tomo 13.

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STEPHENS, JOHN LLOYD. Tomo 13.
STERLING, HENRY SOMERS. Tomo 13.
STERN, MARIO. Tomo 13.
STERN, MIROSLAVA. Tomo 13.
STERN FEITLER, CLAUDIO. Tomo 13.
STEVENS, EVELYN P.. Tomo 13.
STEVENSON YORKE, SARA. Tomo 13.
STEVES, ROBERT PAUL. Tomo 13.
STIRLING, MATTHEW W.. Tomo 13.
STRADANUS, SAMUEL. Tomo 13.
STRAFFON ARTEAGA, AGUSTÍN. Tomo 13.
STREMPLER, LUIS. Tomo 13.
STRICKON, ARNOLD. Tomo 13.
STRINGHINI URIBE, FERNANDO. Tomo 13.
STUBBS BRUSHWOOD, JOHN. Tomo 13.
STURMTAHL, ADOLF F.. Tomo 13.
SUÁREZ, CONSTANCIO S.. Tomo 13.
SUÁREZ DE PERALTA, JUAN. Tomo 13.
SUÁREZ, JORGE. Tomo 13.
SUÁREZ, LUIS. Tomo 13.
SUÁREZ, MANUEL. Tomo 13.
SUÁREZ, VICENTE. Tomo 13.
SUÁREZ ARANZOLO, EDUARDO. Tomo 13.
SUÁREZ DE ESCOBAR, PEDRO. Tomo 13.
SUÁREZ MOLINA, VICTOR M.. Tomo 13.
SUÁREZ PEREDO Y BEZARES, FRANCISCO DE PAULA. Tomo 13.
SUÁREZ RIVERA, ADOLFO ANTONIO. Tomo 13.
SUTRO, ADOLPH HEINRICH JOSEPH. Tomo 13.
SWAN, VALETTA. Tomo 13.
SYKES, J.. Tomo 13.
SZERYNG, HENRYK. Tomo 13.
SZYMANSKI, ARTURO ANTONIO. Tomo 13.
T. Tomo 13.
TABACHÍN. Tomo 13.
TABACO . Tomo 13.
TABASCO, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TABASCO, ESTADO DE . Tomo 13.
TABLADA, JOSÉ JUAN. Tomo 13.
TACÁMBARO, DIÓCESIS DE. Tomo 13.

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TACANÁ. Tomo 13.
TACO. Tomo 13.
TACUBA, D.F.. Tomo 13.
TACUBAYA, D.F.. Tomo 13.
TAIBO I, FRANCISCO IGNACIO. Tomo 13.
TAIBO II, FRANCISCO IGNACIO. Tomo 13.
TAIBO MAHOJO, BENITO. Tomo 13.
TAJÍN, EL (Ver.) . Tomo 13.
TAJUY. Tomo 13.
TALAMANTES SALVADOR Y BAEZA, MELCHOR. Tomo 13.
TALAMÁS CAMANDARI, MANUEL. Tomo 13.
TALAVERA, MARIO. Tomo 13.
TALAVERA IBARRA, PEDRO LEONARDO. Tomo 13.
TALAVERA RAMÍREZ, CARLOS. Tomo 13.
TALCO. Tomo 13.
TAMAL. Tomo 13.
TAMARAL, NICOLÁS. Tomo 13.
TAMARINDO. Tomo 13.
TAMARIZ, EDUARDO. Tomo 13.
TAMARIZ, ERNESTO. Tomo 13.
TAMARÓN Y ROMERAL, PEDRO. Tomo 13.
TAMAULIPAS, ESTADO DE . Tomo 13.
TAMAYO, JORGE L.. Tomo 13.
TAMAYO, LIDIA. Tomo 13.
TAMAYO, RUFINO (Rufino Arellanes Tamayo). Tomo 13.
TAMAYO MARÍN, ALFREDO. Tomo 13.
TAMAZUNCHALE, S.L.P.. Tomo 13.
TAMBOR. Tomo 13.
TAMEZ, GERARDO. Tomo 13.
TAMM, MARY M.. Tomo 13.
TAMPICO, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TAMPICO, TAMPS.. Tomo 13.
TAMPOSOQUE. Tomo 13.
TAMUÍN. Tomo 13.
TANCANHUITZ. Tomo 13.
TANGUMA, MARTA. Tomo 13.
TANNENBAUM, FRANK. Tomo 13.
TANTOC. Tomo 13.
TANTOYUCA, VER.. Tomo 13.

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TAPACHULA, CHIS.. Tomo 13.
TAPACHULA, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TAPATÍO. Tomo 13.
TAPIA, ANDRÉS DE. Tomo 13.
TAPIA, SANTIAGO. Tomo 13.
TAPIA COLMAN, SIMÓN. Tomo 13.
TAPIA DE CASTELLANOS, ESTHER. Tomo 13.
TAPIA DE LA CRUZ, PRIMO. Tomo 13.
TAPIA MÉNDEZ, AURELIANO. Tomo 13.
TAPIA ZENTENO, CARLOS. Tomo 13.
TAPIR. Tomo 13.
TAPIZ Y GARCÍA, PEDRO. Tomo 13.
TAPONA. Tomo 13.
TARAHUMARA, VICARIATO APOSTÓLICO DE. Tomo 13.
TARAHUMARAS . Tomo 13.
TARASCOS. Tomo 13.
TARAVAL, SEGISMUNDO. Tomo 13.
TARIO, FRANCISCO. Tomo 13.
TARPÓN. Tomo 13.
TARRAC BARRABÍA, ANGEL. Tomo 13.
TARRAGÓ, ERNESTO. Tomo 13.
TARRAGÓ, LETICIA. Tomo 13.
TARRAGÓ, ÓSCAR. Tomo 13.
TASAJO. Tomo 13.
TASCO, GRO.. Tomo 13.
TATA, ROBERT JOSEPH. Tomo 13.
TATUM, JAMES CARL. Tomo 13.
TAVERA ALFARO, XAVIER. Tomo 13.
TAVERA MIRANDA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 13.
TAVIRA, LUIS DE. Tomo 13.
TAYLOR, WILLIAM BAYARD. Tomo 13.
TÉ. Tomo 13.
TEATRO. Tomo 13.
TEATRO JUÁREZ DE GUANAJUATO, GTO.. Tomo 13.
TEAYO. Tomo 13.
TECHIALOYAN, CÓDICES. Tomo 13.
TECPAN DE SANTIAGO TLATELOLCO, CÓDICE DEL. Tomo 13.
TÉCPATL. Tomo 13.
TECUILHUITONTLI. Tomo 13.

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TEHUACÁN, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TEHUACÁN DE JUAN CRISÓSTOMO BONILLA, PUE.. Tomo 13.
TEHUANTEPEC, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TEIXIDOR BENACH, FELIPE. Tomo 13.
TEJA ZABRE, ALFONSO. Tomo 13.
TEJEDA, ADALBERTO. Tomo 13.
TEJEDA GARCÍA, FLAVIO. Tomo 13.
TEJOCOTE. Tomo 13.
TEJOLOTE. Tomo 13.
TEJÓN. Tomo 13.
TELECOMUNICACIONES. Tomo 13.
TELÉFONOS . Tomo 13.
TELÉGRAFOS. Tomo 13.
TELEINFORMÁTICA. Tomo 13.
TELEVISIÓN. Tomo 13.
TÉLEX. Tomo 13.
TELLERIANO-REMENSIS, CÓDICE. Tomo 13.
TÉLLEZ, LEOPOLDO. Tomo 13.
TÉLLEZ, LETICIA. Tomo 13.
TÉLLEZ, MANUEL C.. Tomo 13.
TÉLLEZ OROPEZA, ROBERTO. Tomo 13.
TELLO, ANTONIO. Tomo 13.
TELLO, CARLOS. Tomo 13.
TELLO, MANUEL C.. Tomo 13.
TELLO, RAFAEL J.. Tomo 13.
TEMBLEQUE, FRANCISCO DE. Tomo 13.
TEMBLORES. Tomo 13.
TEMPISQUE. Tomo 13.
TEMPLO MAYOR. Tomo 13.
TEMPSKY, G.F. VON. Tomo 13.
TENA, FELIPE DE JESÚS. Tomo 13.
TENA RAMÍREZ, FELIPE. Tomo 13.
TENABO, CAMP.. Tomo 13.
TENAYUCA. Tomo 13.
TENGUAYACA. Tomo 13.
TENIASIS. Tomo 13.
TENNERY, THOMAS D.. Tomo 13.
TENOCHTITLAN. Tomo 13.
TENORIO, ADOLFO. Tomo 13.

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TENORIO, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 13.
TENORIO ZAVALA, GERTRUDIS. Tomo 13.
TEOPANTECUANITLAN (Gro.). Tomo 13.
TEOPANZOLCO (Mor.). Tomo 13.
TEOTENANGO (Méx.). Tomo 13.
TEOTENANTZIN, CÓDICE. Tomo 13.
TEOTIHUACAN (Méx.) . Tomo 13.
TEOYAOMIQUI. Tomo 13.
TEPALCINGO, MOR., SANTUARIO. Tomo 13.
TEPEHUANES. Tomo 13.
TEPEHUAS. Tomo 13.
TEPEJILOTE. Tomo 13.
TEPEZCUINTLE. Tomo 13.
TEPIC, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TEPIC, NAY.. Tomo 13.
TEPITO ARTE ACÁ. Tomo 13.
TEPORINGO. Tomo 13.
TEPOZÁN. Tomo 13.
TEQUESQUITE. Tomo 13.
TEQUILA . Tomo 13.
TEQUITLATO DE ZAPOTITLÁN, CÓDICE DEL. Tomo 13.
TEQUITQUI, ARTE. Tomo 13.
TERÁN PEREDO, JESÚS. Tomo 13.
TERCERO, JUAN D.. Tomo 13.
TERNERITA. Tomo 13.
TERRAZAS, LUIS. Tomo 13.
TERRAZAS, SILVESTRE. Tomo 13.
TERREROS, ALONSO GIRALDO DE. Tomo 13.
TERRÉS, JOSÉ. Tomo 13.
TERRÍQUEZ SÁMANO, MAXIMINO ERNESTO. Tomo 13.
TETELCINGO, CÓDICE DE. Tomo 13.
TETRA. Tomo 13.
TETRA CIEGO. Tomo 13.
TEXAS. ACCIONES NAVALES. Tomo 13.
TEXCOCO, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TEXEDA DE GUZMÁN, NICOLÁS. Tomo 13.
TEXTILES. Tomo 13.
TEXTILES POPULARES. Tomo 13.
TEZCATLIPOCA. Tomo 13.

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TEZOZÓMOC. Tomo 13.
THOMAS, ALFRED BARNABAY. Tomo 13.
THOMAS, CYRUS. Tomo 13.
THOMAS, ROY EDWIN. Tomo 13.
THOMPSON, CHARLES ALEXANDER. Tomo 13.
THOMPSON, DONALD HENRY. Tomo 13.
THOMPSON, EDWARD HERBERT. Tomo 13.
THOMPSON, JOHN ERIC SIDNEY. Tomo 13.
THOMPSON, RAYMOND CHARLES. Tomo 13.
THONIS, ELEANOR MARY WALL. Tomo 13.
TIBOL, RAQUEL. Tomo 13.
TIBÓN, CARLETTO. Tomo 13.
TIBÓN, GUTIERRE. Tomo 13.
TIBÓN, JUAN MANUEL. Tomo 13.
TIBURÓN. Tomo 13.
TIBURÓN MAMÓN. Tomo 13.
TIERRAS FULLER. Tomo 13.
TIGRILLO. Tomo 13.
TIJERINA, JUAN B.. Tomo 13.
TIJUANA, B.C.. Tomo 13.
TIJUANA, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TILAPIA. Tomo 13.
TILCAMPO. Tomo 13.
TILCUATE. Tomo 13.
TILGHMAN, HUGO. Tomo 13.
TIMMONS, WILBERT H.. Tomo 13.
TINGAMBATO (Mich.). Tomo 13.
TINOCO, JUAN. Tomo 13.
TINTORERA. Tomo 13.
TIQUET, JOSÉ. Tomo 13.
TIRADO PEDRAZA, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 13.
TIRO. Tomo 13.
TISCARENO, ÁNGEL DE LOS DOLORES. Tomo 13.
TISMICHE. Tomo 13.
TITANIO. Tomo 13.
TIZOC, MÁXIMO (Máximo Zárate Lira). Tomo 13.
TIZOC (El sangrador). Tomo 13.
TLACHICHINOLE. Tomo 13.
TLACONETES. Tomo 13.

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TLACOTALPAN, VER.. Tomo 13.
TLACUACHE. Tomo 13.
TLÁHUAC, D.F.. Tomo 13.
TLALAJE. Tomo 13.
TLALAYOTE. Tomo 13.
TLALCOYOTE. Tomo 13.
TLALMANALCO, MEX. CAPILLA ABIERTA. Tomo 13.
TLALNEPANTLA, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TLALNEPANTLA, MÉX.. Tomo 13.
TLÁLOC. Tomo 13.
TLALPAN, D.F.. Tomo 13.
TLAPACOYA (Méx.). Tomo 13.
TLAPANECOS . Tomo 13.
TLATELOLCO, CÓDICE DE. Tomo 13.
TLAXCALA, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TLAXCALA, ESTADO DE . Tomo 13.
TLAXCALA, TLAX.. Tomo 13.
TOCI. Tomo 13.
TOJOLABALES. Tomo 13.
TOLA, LUIS. Tomo 13.
TOLA DE HABICH, FERNANDO. Tomo 13.
TOLEDO, ANTONIO SEBASTIÁN DE. Tomo 13.
TOLEDO, FRANCISCO. Tomo 13.
TOLEDO, JOSEPH DE.. Tomo 13.
TOLEDO, LUIS. Tomo 13.
TOLEDO CORRO, ANTONIO. Tomo 13.
TOLENTINO HERNÁNDEZ, ARTURO. Tomo 13.
TOLMÁCS, HELENA. Tomo 13.
TOLOACHE. Tomo 13.
TOLOQUE. Tomo 13.
TOLSÁ, MANUEL. Tomo 13.
TOLSTOY, PAUL. Tomo 13.
TOLTECAS . Tomo 13.
TOLUCA, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TOLUCA, MÉX.. Tomo 13.
TOMATE. Tomo 13.
TOMOCHIC, REBELIÓN DE. Tomo 13.
TOMSON, ROBERTO. Tomo 13.
TONALÁMATL DE AUBIN. Tomo 13.

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TOOR, FRANCES. Tomo 13.
TOPO. Tomo 13.
TOPO DE MANOS ANCHAS. Tomo 13.
TOPOLOBAMPO, COMBATES NAVALES. Tomo 13.
TOPONIMIA EXTRANJERA EN MÉXICO. Tomo 13.
TOPOTE. Tomo 13.
TORAL, FRANCISCO. Tomo 13.
TORAL, MARÍA TERESA. Tomo 13.
TORIO. Tomo 13.
TORIS COBIAN, ALFONSO. Tomo 13.
TORITO. Tomo 13.
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TORNAVIAJE. Tomo 13.
TORNEL Y MENDÍVIL, JOSÉ MARÍA. Tomo 13.
TORNERO, ANTONIO. Tomo 13.
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TORQUEMADA, JUAN DE. Tomo 13.
TORRE, GERARDO DE LA. Tomo 13.
TORRE HURTADO, JUAN DE LA. Tomo 13.
TORRE LLOREDA, MANUEL DE LA. Tomo 13.
TORRE VILLAR, ERNESTO DE LA. Tomo 13.
TORREA, JUAN MANUEL. Tomo 13.
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TORREBLANCA REYES, MAGÍN C.. Tomo 13.
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TORRENTE, MARIANO. Tomo 13.
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TORRES. Tomo 13.
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TORRES, JOSÉ ANTONIO. Tomo 13.
TORRES, JUAN DE (Ahpop Atzin Vinak Ekomak). Tomo 13.
TORRES, JUAN MANUEL. Tomo 13.
TORRES, LUIS EMETERIO. Tomo 13.
TORRES, MARIANO DE JESÚS. Tomo 13.
TORRES, TEODORO. Tomo 13.
TORRES ADALID, IGNACIO. Tomo 13.
TORRES ARROYO, FRANCISCO. Tomo 13.
TORRES BODET, JAIME. Tomo 13.
TORRES CHÁZARI, FROYLÁN. Tomo 13.
TORRES HURTADO, FELIPE. Tomo 13.
TORRES MANZO, CARLOS. Tomo 13.
TORRES QUINTERO, GREGORIO. Tomo 13.
TORRES ROMERO, ALFREDO. Tomo 13.
TORRES TORIJA, JOSÉ. Tomo 13.
TORRES Y HERNÁNDEZ, AGUSTÍN DE JESÚS. Tomo 13.
TORRES Y RUEDA, MARCOS DE. Tomo 13.
TORRI MAYNES, JULIO. Tomo 13.
TORT, CÉSAR. Tomo 13.
TORTAS. Tomo 13.
TORTILLA. Tomo 13.
TORTUGA BLANCA. Tomo 13.
TORTUGA DE CAREY. Tomo 13.
TORTUGA LAGARTO. Tomo 13.
TORTUGA LAUD. Tomo 13.
TORTUGA VERDE. Tomo 13.
TORTUGAS. Tomo 13.
TORTUGAS DEL DESIERTO. Tomo 13.
TORTUGAS DULCEACUÍCOLAS. Tomo 13.
TORTUGAS MARINAS. Tomo 13.
TORTUGAS TERRESTRES. Tomo 13.
TOSCANO, CARMEN. Tomo 13.
TOSCANO, RICARDO. Tomo 13.
TOSCANO, SALVADOR. Tomo 13.
TOSIA. Tomo 13.
TOTOABA. Tomo 13.
TOTOLCÓZCATL. Tomo 13.
TOTONACAS . Tomo 13.
TOUSSAINT, MANUEL. Tomo 13.

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TOUSSAINT Y RITTER, MANUEL. Tomo 13.
TOVAR, JUAN. Tomo 13.
TOVAR, JUAN DE. Tomo 13.
TOVAR, MAURO DE. Tomo 13.
TOVAR, PANTALEÓN. Tomo 13.
TOVAR, RIGOBERTO. Tomo 13.
TOVAR DE TERESA, GUILLERMO. Tomo 13.
TOVAR LUNA, RAÚL. Tomo 13.
TOVILLA, JOSÉ INÉS. Tomo 13.
TOWNSEND, WILLIAM CAMERON. Tomo 13.
TÓXCATL (cosa seca). Tomo 13.
TOXOPLASMOSIS. Tomo 13.
TOXQUI FERNÁNDEZ DE LARA, ALFREDO. Tomo 13.
TOZZER, ALFRED MARSTON. Tomo 13.
TRABAJO. Tomo 13.
TRABAJO Y PREVISIÓN SOCIAL, SECRETARIA DEL (STPS). Tomo 13.
TRABULSE ATALA, ELÍAS. Tomo 13.
TRACONIS MOLINA, LUIS DEMETRIO. Tomo 13.
TRACTORES AGRÍCOLAS. INDUSTRIA. Tomo 13.
TRANSBORDADORES. Tomo 13.
TRANSPORTACIÓN MARÍTIMA MEXICANA. Tomo 13.
TRANSPORTES. Tomo 13.
TRASVIÑA TAYLOR, ARMANDO. Tomo 13.
TRATADOS Y CONVENIOS. Tomo 13.
TRAVEN, BRUNO (Croves Torvan Traven). Tomo 13.
TRÉBOL. Tomo 13.
TREJO, BLANCA LYDIA. Tomo 13.
TREJO, FRANCISCO EULOGIO. Tomo 13.
TREJO, PAULINA. Tomo 13.
TREJO, PEDRO DE. Tomo 13.
TREJO ESPINOZA, MARTHA ALICIA. Tomo 13.
TREJO FUENTES, IGNACIO. Tomo 13.
TREJO LERDO DE TEJADA, CARLOS. Tomo 13.
TREJO OSORIO, ANTONIO. Tomo 13.
TREJO RESÉNDIZ, WONFILIO. Tomo 13.
TREJO VILLAFUERTE, ARTURO. Tomo 13.
TRENS LANZ, MANUEL BARTOLOMÉ. Tomo 13.
TRES CERRITOS (Mich.). Tomo 13.
TRES VÍRGENES. Tomo 13.

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TRESGUERRAS, FRANCISCO EDUARDO DE. Tomo 13.
TREUTLEIN, THEODORE EDWARD. Tomo 13.
TREVI, CRISTINA. Tomo 13.
TREVIÑO, JERÓNIMO. Tomo 13.
TREVIÑO, CELIA. Tomo 13.
TREVIÑO DEL VILLAR, ANA CECILIA. Tomo 13.
TREVIÑO GONZÁLEZ, JACINTO B.. Tomo 13.
TRÍAS ÁLVAREZ, ÁNGEL. Tomo 13.
TRÍAS OCHOA, ÁNGEL. Tomo 13.
TRIBUTOS DE MIZQUIAHUALA, CÓDICE. Tomo 13.
TRIGO . Tomo 13.
TRIGO, GUADALUPE (Alfonso Ontiveros Carrillo). Tomo 13.
TRIGOS, JUAN. Tomo 13.
TRIGUEROS, IGNACIO. Tomo 13.
TRIGUEROS SARAVIA, EDUARDO. Tomo 13.
TRIQUINA. Tomo 13.
TRIQUIS . Tomo 13.
TRISTÁN Y ESMENOTA, ESTEBAN LORENZO DE. Tomo 13.
TRITSCHLER, GUILLERMO. Tomo 13.
TRITSCHLER Y CÓRDOVA, MARTÍN. Tomo 13.
TROMPETA. Tomo 13.
TRONCOSO, JUAN N.. Tomo 13.
TROTSKY, LEÓN. Tomo 13.
TROUYET, CARLOS. Tomo 13.
TRUCHA ARCO-IRIS. Tomo 13.
TRUCHA DE ARENA. Tomo 13.
TRUCHA DE MAR. Tomo 13.
TRUCHA DE PÁTZCUARO. Tomo 13.
TRUCHA PLATEADA. Tomo 13.
TRUEBA OLIVARES, EUGENIO. Tomo 13.
TRUEBLOOD, BEATRICE. Tomo 13.
TRUENO. Tomo 13.
TRUJANO, VALERIO. Tomo 13.
TRUJILLO Y GUERRERO, FELIPE IGNACIO. Tomo 13.
TSURU, AYAKO. Tomo 13.
TUBERCULOSIS. Tomo 13.
TUCÁN. Tomo 13.
TUCKER, WILLIAM PIERCE. Tomo 13.
TUDELA DE LA ORDEN, JOSÉ. Tomo 13.

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TUERO, EMILIO. Tomo 13.
TULA, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TULA (Hgo.) . Tomo 13.
TULANCINGO, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TULANE, CÓDICE. Tomo 13.
TULE. Tomo 13.
TULIPÁN. Tomo 13.
TULUM (Q.R.). Tomo 13.
TUMBAVAQUEROS. Tomo 13.
TUNA. Tomo 13.
TUNGSTENO. Tomo 13.
TURICATA. Tomo 13.
TURIPACHE. Tomo 13.
TURISMO . Tomo 13.
TURISMO, SECRETARÍA DE (SECTUR). Tomo 13.
TURNER, FREDERICK CLAIR. Tomo 13.
TURNER, JOHN KENNETH. Tomo 13.
TURÓN, CARLOS EDUARDO. Tomo 13.
TURRENT, MIGUEL ÁNGEL (Ángel Rodríguez Turrent). Tomo 13.
TURRENT FERNÁNDEZ, JAIME. Tomo 13.
TURRENT ROZAS, EDUARDO. Tomo 13.
TURRENT ROZAS, LORENZO. Tomo 13.
TUXPAN, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TUXPAN DE RODRÍGUEZ CANO, VER.. Tomo 13.
TUXTEPEC, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS.. Tomo 13.
TUXTLA GUTIÉRREZ, DIÓCESIS DE. Tomo 13.
TUXTLAS O SAN MARTÍN TUXTLA, VOLCÁN DE. Tomo 13.
TUZA REAL. Tomo 13.
TUZAS. Tomo 13.
TYLER, EDWARD BURNETT. Tomo 13.
TZELTALES o ZENDALES . Tomo 13.
TZICATLINAN. Tomo 13.
TZINTZUNTZAN (Mich.). Tomo 13.
TZOTZILES . Tomo 13.
U. Tomo 13.
UBILLA, ANDRÉS DE. Tomo 13.
UGALDE, ANA. Tomo 13.
UGALDE, ANTHONY. Tomo 13.

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UGARTE, JUAN DE. Tomo 13.
UGARTE, SALVADOR. Tomo 13.
ULACIA, MANUEL. Tomo 13.
ULIBARRI, HORACIO R.. Tomo 13.
ULLOA, DOMINGO DE. Tomo 13.
ULLOA ORTIZ, BERTA GUADALUPE. Tomo 13.
ULÚA. RENDICIÓN DE LA FORTALEZA. Tomo 13.

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Tomo 14
ULÚA. RENDICIÓN DE LA FORTALEZA. Tomo 14.
UNDERWOOD, LEÓN. Tomo 14.
UNDREINER, GEORGE JOSEPH. Tomo 14.
UNIÓN DE CATÓLICOS MEXICANOS (UCM). Tomo 14.
UNIÓN DE UNIVERSIDADES DE AMÉRICA LATINA (UDUAL).. Tomo 14.
UNIÓN FEMENINA CATÓLICA MEXICANA (UFCM). Tomo 14.
UNIVERSIDAD OBRERA DE MÉXICO.. Tomo 14.
UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MÉXICO (UPM). Tomo 14.
UNIVERSIDADES . Tomo 14.
UNZUETA, ADRIÁN. Tomo 14.
UÑA DE GATO. Tomo 14.
URAGA, FRANCISCO y ANTONIO. Tomo 14.
URANGA, EMILIO D.. Tomo 14.
URANGA, LAURO. Tomo 14.
URANGA, LAURO D.. Tomo 14.
URANGA GONZÁLEZ ANDRADE TRASLOSHEROS, EMILIO. Tomo 14.
URANIO. Tomo 14.
URBÁN, VÍCTOR. Tomo 14.
URBINA, LUIS GONZAGA. Tomo 14.
URBINA, SALVADOR. Tomo 14.
URBINA R., TOMÁS. Tomo 14.
URBINA Y ALTAMIRANO, MANUEL. Tomo 14.
URDANETA, ANDRÉS DE. Tomo 14.
URDIÑOLA, FRANCISCO DE. Tomo 14.
URIARTE DE ATILANO, CHAYO. Tomo 14.
URIARTE Y PÉREZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.
URIBE, GILDARDO. Tomo 14.
URIBE, VIRGILIO. Tomo 14.
URIBE CASTAÑEDA, MANUEL. Tomo 14.
URIBE ORTIZ, SUSANA. Tomo 14.
URQUIDI, JOSÉ DE. Tomo 14.
URQUIDI, JUAN NEPOMUCENO DE. Tomo 14.
URQUIDI, VÍCTOR L.. Tomo 14.
URQUIZA, CONCHA. Tomo 14.
URQUIZO BENAVIDES, FRANCISCO L.. Tomo 14.
URRACA COPETONA. Tomo 14.
URREA, BERNARDO DE. Tomo 14.

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URREA, JOSÉ. Tomo 14.
URREA, MARIANO. Tomo 14.
URREA, TERESA. Tomo 14.
URRUETA ARROYO, ALICIA. Tomo 14.
URRUSTI, LUCINDA. Tomo 14.
URSÚA DE ESCOBAR, AURORA. Tomo 14.
URTUSÁSTEGUI, TOMÁS. Tomo 14.
URUAPAN, MICH.. Tomo 14.
URUCHURTU, ERNESTO P.. Tomo 14.
URUETA, CORDELIA. Tomo 14.
URUETA, JESÚS. Tomo 14.
URUETA Y SIERRA, MARGARITA. Tomo 14.
USCANGA USCANGA, CÉSAR. Tomo 14.
USIGLI, RODOLFO. Tomo 14.
UTHOFF, ENRIQUE. Tomo 14.
UVERO. Tomo 14.
UXMAL (Yuc.) . Tomo 14.
UZCANGA LAVALLE, ALICIA MARÍA. Tomo 14.
V. Tomo 14.
VADILLO, BASILIO. Tomo 14.
VAILLANT, GEORGE CLAPP. Tomo 14.
VAILLET, LUCILA. Tomo 14.
VAINILLA. Tomo 14.
VALADÉS, DIEGO. Tomo 14.
VALADÉS, DIEGO. Tomo 14.
VALADÉS, EDMUNDO. Tomo 14.
VALADÉS, JOSÉ C.. Tomo 14.
VALADÉS LEJARZA, FERNANDO. Tomo 14.
VALBUENA BRIONES, ÁNGEL JULIÁN. Tomo 14.
VALDELAMAR, EMA ELENA. Tomo 14.
VALDERRÁBANO, JOSÉ LUIS. Tomo 14.
VALDÉS, ANTONIO JOSÉ. Tomo 14.
VALDÉS, CARLOS. Tomo 14.
VALDÉS, OCTAVIANO. Tomo 14.
VALDÉS HERRERA, ANTONIO. Tomo 14.
VALDÉS LEAL, FELIPE. Tomo 14.
VALDÉS MEDELLÍN, GONZALO. Tomo 14.
VALDÉS OSUNA, RODOLFO (El Gitano). Tomo 14.
VALDÉS VILLARREAL, MIGUEL. Tomo 14.

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VALDESPINO Y DÍAZ, IGNACIO. Tomo 14.
VALDEZ VALDEZ, HÉCTOR. Tomo 14.
VALDOVINOS, MUCIO. Tomo 14.
VALDOVINOS GARZA, JOSÉ. Tomo 14.
VALE, RAÚL. Tomo 14.
VALENCIA, MARTÍN DE. Tomo 14.
VALENCIA, TITA. Tomo 14.
VALENCIA, VÍCTOR. Tomo 14.
VALENCIA FLORES, ALBERTO. Tomo 14.
VALENCIA RÍOS, ALFONSO. Tomo 14.
VALENTÍN TAMAYO, MIGUEL. Tomo 14.
VALENTINA, LA. Tomo 14.
VALENTINI, PHILIPPHE J.J. Tomo 14.
VALENZUELA, DELFINO F.. Tomo 14.
VALENZUELA, JESÚS E.. Tomo 14.
VALENZUELA, TERESA. Tomo 14.
VALERIANO, ANTONIO. Tomo 14.
VALERIANO, CÓDICE. Tomo 14.
VALERO, FRANCISCO. Tomo 14.
VALLADARES, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 14.
VALLADOLID, BERNARDINO DE. Tomo 14.
VALLARINO, ROBERTO. Tomo 14.
VALLARTA, IGNACIO LUIS. Tomo 14.
VALLE, JOSÉ CECILIO DEL. Tomo 14.
VALLE, JUAN. Tomo 14.
VALLE, LEANDRO. Tomo 14.
VALLE, MARIO DEL. Tomo 14.
VALLE, RAFAEL HELIODORO. Tomo 14.
VALLE, RAMÓN. Tomo 14.
VALLE ARIZPE, ARTEMIO DE. Tomo 14.
VALLE DE REVUELTAS, PERLA. Tomo 14.
VALLE Y ARREDONDO, JUAN DEL. Tomo 14.
VALLE-INCLÁN, RAMÓN MARÍA DEL. Tomo 14.
VALLEJO, ANTONIA. Tomo 14.
VALLEJO, MARIANO GUADALUPE. Tomo 14.
VALLEJO MARTÍNEZ, DEMETRIO. Tomo 14.
VALLES, ADOLFO. Tomo 14.
VALNER ONJAS, GREGORIO. Tomo 14.
VALTÓN, EMILIO. Tomo 14.

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VALVERDE TÉLLEZ, EMETERIO. Tomo 14.
VAMPIRO. Tomo 14.
VANADIO. Tomo 14.
VANEGAS ARROYO, ANTONIO. Tomo 14.
VANMELLE, FREDERICK. Tomo 14.
VARELA, CARLOS. Tomo 14.
VARELA, GERARDO. Tomo 14.
VARGAS, CARLOS. Tomo 14.
VARGAS, CARLOS. Tomo 14.
VARGAS, EFRAÍN. Tomo 14.
VARGAS, ELVIRA. Tomo 14.
VARGAS, FULGENCIO. Tomo 14.
VARGAS, LUIS ALBERTO. Tomo 14.
VARGAS, PEDRO. Tomo 14.
VARGAS, RAFAEL. Tomo 14.
VARGAS, ROGELIO. Tomo 14.
VARGAS, SILVESTRE. Tomo 14.
VARGAS APEZACHEA, RAFAEL. Tomo 14.
VARGAS DULCHÉ, YOLANDA. Tomo 14.
VARGAS MACHUCA, BERNARDO. Tomo 14.
VARGAS MACHUCA, JESÚS. Tomo 14.
VARGAS Y GUTIÉRREZ, FRANCISCO MELITÓN. Tomo 14.
VARGAS Y RIVERA, JUAN MANUEL. Tomo 14.
VARGAS ZAPATA LUJÁN PONCE DE LEÓN, DIEGO DE. Tomo 14.
VARILLA. Tomo 14.
VARO, REMEDIOS. Tomo 14.
VASACCIO, ARNALDO DE. Tomo 14.
VASCONCELOS, JOSÉ. Tomo 14.
VASCONCELOS ALDANA, RUBÉN. Tomo 14.
VÁSQUEZ AGUILAR, JOAQUÍN. Tomo 14.
VÁSQUEZ YAÑES, CARLOS RAFAEL. Tomo 14.
VATICANO 3738 (RÍOS), CÓDICE. Tomo 14.
VATICANUS 3773 B, CÓDICE. Tomo 14.
VÁZQUEZ, ALONSO. Tomo 14.
VÁZQUEZ, CARLOS. Tomo 14.
VÁZQUEZ, FRANCISCO. Tomo 14.
VÁZQUEZ, GENARO V.. Tomo 14.
VÁZQUEZ, JAIME. Tomo 14.
VÁZQUEZ, JOSÉ LUIS. Tomo 14.

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VÁZQUEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.
VÁZQUEZ, NABOR. Tomo 14.
VÁZQUEZ, RAFAEL. Tomo 14.
VÁZQUEZ, SERAFÍN. Tomo 14.
VÁZQUEZ ÁVILA, FERNANDO. Tomo 14.
VÁZQUEZ CASTILLO, FRANCISCO JAVIER. Tomo 14.
VÁZQUEZ CISNEROS, PEDRO. Tomo 14.
VÁZQUEZ CORONA, RAFAEL. Tomo 14.
VÁZQUEZ DE CORONADO, FRANCISCO. Tomo 14.
VÁZQUEZ DE ESPINOSA, ANTONIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ DE TAPIA, BERNARDINO. Tomo 14.
VÁZQUEZ DEL CASTILLO NEGRETE, IGNACIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ DEL MERCADO, ALEJANDRO. Tomo 14.
VÁZQUEZ DEL MERCADO, GINÉS. Tomo 14.
VÁZQUEZ GÓMEZ, EMILIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ GÓMEZ, FRANCISCO. Tomo 14.
VÁZQUEZ PALLARES, NATALIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ PARRA, ALBERTO. Tomo 14.
VÁZQUEZ PARRA, ANTONIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ PARRA, ARTURO. Tomo 14.
VÁZQUEZ SANTA ANA, HIGINIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ SILOS, JOSÉ MACLOVIO. Tomo 14.
VÁZQUEZ VELA, GONZALO. Tomo 14.
VÁZQUEZ VERA, JOSEFINA ZORAIDA. Tomo 14.
VÁZQUEZ VILLARREAL, LEOPOLDO. Tomo 14.
VÁZQUEZ Y SÁNCHEZ VIZCAÍNO, FRANCISCO PABLO. Tomo 14.
VEGA, JOSÉ JOAQUÍN DE. Tomo 14.
VEGA, RAMÓN R. DE LA. Tomo 14.
VEGA, SANTIAGO R. DE LA. Tomo 14.
VEGA DOMÍNGUEZ, JORGE DE LA. Tomo 14.
VEGERANO, ALONSO. Tomo 14.
VEGETACIÓN. Tomo 14.
VÉJAR LACAVE, CARLOS. Tomo 14.
VELA. Tomo 14.
VELA, EUSEBIO. Tomo 14.
VELA, JOSÉ CANUTO. Tomo 14.
VELARDE, JORGE. Tomo 14.
VELASCO, FRANCISCO LORENZO DE. Tomo 14.
VELASCO, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.

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VELASCO, LUIS DE. Tomo 14.
VELASCO, LUIS DE. Tomo 14.
VELASCO, MIGUEL ÁNGEL. Tomo 14.
VELASCO ALZAGA, JORGE MANUEL. Tomo 14.
VELASCO CEVALLOS, RÓMULO. Tomo 14.
VELASCO SUÁREZ, MANUEL M.. Tomo 14.
VELASCO ZIMBRÓN, ALEJANDRO. Tomo 14.
VELÁZQUEZ, CONSUELO. Tomo 14.
VELÁZQUEZ, EDUARDO. Tomo 14.
VELÁZQUEZ, GLORIA. Tomo 14.
VELÁZQUEZ, LEONARDO. Tomo 14.
VELÁZQUEZ, MARÍA TERESA y MARÍA ANTONIETA. Tomo 14.
VELÁZQUEZ, PASTOR. Tomo 14.
VELÁZQUEZ CÁRDENAS DE LEÓN, JOAQUÍN DE. Tomo 14.
VELÁZQUEZ H., PEDRO. Tomo 14.
VELÁZQUEZ RODRÍGUEZ, PRIMO FELICIANO. Tomo 14.
VELÁZQUEZ SÁNCHEZ, FIDEL. Tomo 14.
VÉLEZ, JORGE. Tomo 14.
VÉLEZ, LUPE (Guadalupe Villalobos Vélez). Tomo 14.
VÉLEZ, PEDRO. Tomo 14.
VELO, CARLOS. Tomo 14.
VENADO. Tomo 14.
VENCEJILLO COMÚN. Tomo 14.
VENCEJO COLLAREJO. Tomo 14.
VENEGAS, MIGUEL. Tomo 14.
VENEGAS DE SAAVEDRA, FRANCISCO JAVIER. Tomo 14.
VENUSTIANO CARRANZA, D.F.. Tomo 14.
VERA, AGUSTÍN. Tomo 14.
VERA CÓRDOBA, LUZ. Tomo 14.
VERA CUSPINERA, MARGARITA. Tomo 14.
VERA ESTAÑOL, JORGE. Tomo 14.
VERA Y TALONIA, FORTINO HIPÓLITO. Tomo 14.
VERA Y ZURIA, PEDRO. Tomo 14.
VERACRUZ, ALONSO DE LA (Alonso Gutiérrez). Tomo 14.
VERACRUZ, ESTADO DE . Tomo 14.
VERACRUZ DIÓCESIS DE. Tomo 14.
VERAL, ÁNGEL. Tomo 14.
VERBENA. Tomo 14.
VERDAD Y RAMOS, FRANCISCO PRIMO DE. Tomo 14.

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VERDÍN. Tomo 14.
VERDÍN DE MOLINA, FRANCISCO. Tomo 14.
VERDOLAGA. Tomo 14.
VERDUZCO, JOSÉ SIXTO. Tomo 14.
VEREA Y GONZÁLEZ, FRANCISCO DE PAULA. Tomo 14.
VÉRGEZ, JOSÉ F.. Tomo 14.
VERMICULITA. Tomo 14.
VERNE, JULIO. Tomo 14.
VERNON, RAYMUNDO. Tomo 14.
VESTIDO. Tomo 14.
VETANCOURT, AGUSTÍN DE. Tomo 14.
VIAJEROS EXTRANJEROS EN MÉXICO. Tomo 14.
VIAL, PEDRO. Tomo 14.
VÍBORA DE CASCABEL. Tomo 14.
VÍBORAS. Tomo 14.
VICARIO FERNÁNDEZ DE SAN SALVADOR, LEONA. Tomo 14.
VICARTE, ALBERTO. Tomo 14.
VICENCIO TOVAR, ABEL C.. Tomo 14.
VICENS, JOSEFINA. Tomo 14.
VICTORIA, GUADALUPE (Manuel Félix Fernández). Tomo 14.
VICTORIA, HÉCTOR. Tomo 14.
VICTORIA, JOSÉ GUADALUPE. Tomo 14.
VID. Tomo 14.
VIDAURRI, SANTIAGO. Tomo 14.
VIDRIO . Tomo 14.
VIDRIO, LOLA.. Tomo 14.
VIEJA.. Tomo 14.
VIERA, JUAN DE. Tomo 14.
VIERA CONTRERAS, LEOBARDO. Tomo 14.
VIESCA, ANDRÉS S.. Tomo 14.
VIGIL, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.
VIGIL Y ROBLES, EDUARDO. Tomo 14.
VIGNE, THOMAS GODFREY. Tomo 14.
VILALTA, MARUXA (María Vilalta Soteras). Tomo 14.
VILAR, MANUEL. Tomo 14.
VILASECA, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.
VILCHIS, FERNANDO. Tomo 14.
VILLA, FRANCISCO (Doroteo Arango). Tomo 14.
VILLA MICHEL, PRIMO. Tomo 14.

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VILLA RAMÍREZ, BERNARDO. Tomo 14.
VILLA-ESCUSA RAMÍREZ DE ARELLANO, DOMINGO. Tomo 14.
VILLADA, JOSÉ VICENTE. Tomo 14.
VILLAFAÑA PADILLA, ARTEMIO. Tomo 14.
VILLAGRÁ, GASPAR DE. Tomo 14.
VILLAGRÁN, ARMANDO. Tomo 14.
VILLAGRÁN, CARLOTA. Tomo 14.
VILLAGRÁN, JULIÁN. Tomo 14.
VILLAGRÁN GARCÍA, JOSÉ. Tomo 14.
VILLAHERMOSA, TAB.. Tomo 14.
VILLAJAIBA. Tomo 14.
VILLALOBOS, CATARINO. Tomo 14.
VILLALOBOS, JOAQUÍN. Tomo 14.
VILLALOBOS FIGUEROA, ALEJANDRO. Tomo 14.
VILLALOBOS PADILLA, FRANCISCO. Tomo 14.
VILLALPANDO, CRISTÓBAL DE. Tomo 14.
VILLALPANDO, FERNANDO. Tomo 14.
VILLALPANDO, LUIS DE. Tomo 14.
VILLANUEVA, FELIPE. Tomo 14.
VILLANUEVA, MARGOS DE. Tomo 14.
VILLANUEVA, RUTH. Tomo 14.
VILLANUEVA, VICENTE DE. Tomo 14.
VILLANUEVA ALFONSO. Tomo 14.
VILLANUEVA RAMÍREZ, LOURDES. Tomo 14.
VILLARELLO, JUAN DE DIOS. Tomo 14.
VILLARREAL, ANTONIO I.. Tomo 14.
VILLARREAL, JOSÉ JAVIER. Tomo 14.
VILLARREAL, MINERVA MARGARITA. Tomo 14.
VILLARREAL LOZANO, ARMANDO. Tomo 14.
VILLASANA, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.
VILLASANA LÓPEZ, JUAN GUILLERMO. Tomo 14.
VILLASEÑOR, CLEMENTE. Tomo 14.
VILLASEÑOR, EDUARDO. Tomo 14.
VILLASEÑOR, ISABEL. Tomo 14.
VILLASEÑOR, JESÚS. Tomo 14.
VILLASEÑOR, JORGE A.. Tomo 14.
VILLASEÑOR, VÍCTOR MANUEL. Tomo 14.
VILLASEÑOR SANABRIA, MARGARITA. Tomo 14.
VILLASEÑOR VILLASEÑOR, RAMIRO. Tomo 14.

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VILLASEÑOR Y SÁNCHEZ, JOSÉ ANTONIO. Tomo 14.
VILLASEÑOR Y VILLASEÑOR, ALEJANDRO. Tomo 14.
VILLATORO, GUSTAVO. Tomo 14.
VILLAURRUTIA, JACOBO. Tomo 14.
VILLAURRUTIA, XAVIER. Tomo 14.
VILLAVICENCIO, PABLO DE. Tomo 14.
VILLEGAS, AMPARO. Tomo 14.
VILLEGAS, ÓSCAR. Tomo 14.
VILLEGAS M., VÍCTOR MANUEL. Tomo 14.
VILLEGAS MALDONADO, ABELARDO. Tomo 14.
VILLORO, JUAN. Tomo 14.
VILLORO TORANZO, LUIS. Tomo 14.
VINAGRILLO. Tomo 14.
VINDOBONENSIS MEXICANUS I, CÓDICE. Tomo 14.
VIOLETA. Tomo 14.
VIREO OJIRROJO. Tomo 14.
VIRREYES. Tomo 14.
VIUDA. Tomo 14.
VIUDA NEGRA. Tomo 14.
VIVEROS, ANTONIO. Tomo 14.
VIVEROS, OLGA. Tomo 14.
VIVEROS MALDONADO, GERMÁN. Tomo 14.
VIVIENDA . Tomo 14.
VIZARRÓN Y EGUIARRETA, JUAN ANTONIO DE. Tomo 14.
VIZCAÍNO, JOSÉ DE JESÚS. Tomo 14.
VIZCAÍNO, MAGDA. Tomo 14.
VIZCAÍNO, SEBASTIÁN. Tomo 14.
VIZCAÍNO MURRAY, FRANCISCO. Tomo 14.
VLADY (Vladimir Kibalchich Rosakob). Tomo 14.
VOLADOR. Tomo 14.
VOLADORA. Tomo 14.
VOLKOW, VERÓNICA. Tomo 14.
VULCANOLOGÍA. Tomo 14.
W. Tomo 14.
WAFFER, LIONNEL. Tomo 14.
WAGNER, FERNANDO. Tomo 14.
WAGNER, HENRY RAUP. Tomo 14.
WALDECK, JUAN FEDERICO MAXIMILIANO. Tomo 14.
WALDEEN. Tomo 14.

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WALDORF, DOUGLAS PAUL. Tomo 14.
WALKER, JAMES. Tomo 14.
WALKER, LESTER CARL. Tomo 14.
WALLACE WOOLSEY, ARTHUR. Tomo 14.
WARD, EMILY ELIZABETH. Tomo 14.
WARREN, BRUCE WILLIAM. Tomo 14.
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WEBER, DAVID JOHN. Tomo 14.
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WEBER GÖBEL, REINHARD. Tomo 14.
WEIANT, CLARANCE WOLSEY. Tomo 14.
WEINTLANER, ROBERTO JULIO. Tomo 14.
WEISMANN, ELIZABETH WILDER. Tomo 14.
WEISS, JUAN BAUTISTA. Tomo 14.
WENZEL, CARMEN. Tomo 14.
WESTHEIM, PAUL. Tomo 14.
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WHITAKER, ARTHUR PRESTON. Tomo 14.
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WILKIE, JAMES WALLACE. Tomo 14.
WILLEY, GORDON RANDOLPH. Tomo 14.
WILLIAMS GARCÍA, ROBERTO. Tomo 14.
WINNE, WILLIAM W. Jr. Tomo 14.
WINNING, HASSO LEOPOLD VON. Tomo 14.
WINTERS, HOWARD DALTON. Tomo 14.
WISE HERMAN, SIDNEY. Tomo 14.
WITTICH, ERNESTO. Tomo 14.
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XALAPA DE ENRÍQUEZ, VER.. Tomo 14.
XANTUS DE VEASY, JUAN LUIS. Tomo 14.
XICOHTÉNCATL, FELIPE SANTIAGO. Tomo 14.
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XIMÉNEZ, FRANCISCO. Tomo 14.
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XIRAU, RAMÓN. Tomo 14.
XIRAU Y PALAU, JOAQUÍN. Tomo 14.
XITLE. Tomo 14.
XIXIMÍES. Tomo 14.
XOCHICALCO (Mor.) . Tomo 14.
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XOCHINAUYACA. Tomo 14.
XÓLOTL, CÓDICE. Tomo 14.
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XTACUMBILXUNAAN (Camp.). Tomo 14.
Y. Tomo 14.
YAME. Tomo 14.
YAMPOLSKY, MARIANA. Tomo 14.
YANHUITLÁN, CÓDICE DE. Tomo 14.
YÁÑEZ, AGUSTÍN. Tomo 14.
YÁÑEZ, JOSÉ MARÍA. Tomo 14.
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YAQUIS. Tomo 14.
YAXCHILÁN (Chis.). Tomo 14.
YAZBEK, CHARLOTTE. Tomo 14.
YEDRA, MIGUEL. Tomo 14.
YEMA o YEMA DE HUEVO. Tomo 14.
YERMO, GABRIEL DE. Tomo 14.
YESO. Tomo 14.
YUCA. Tomo 14.
YUCATÁN, ARQUIDIÓCESIS DE. Tomo 14.
YUCATÁN, ESTADO DE . Tomo 14.

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YUMANOS. Tomo 14.
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ZABLUDOVSKY, ABRAHAM. Tomo 14.
ZABLUDOVSKY, JACOBO. Tomo 14.
ZABRE MOREL, SOLÓN. Tomo 14.
ZACAPU, MICH.. Tomo 14.
ZACATE. Tomo 14.
ZACATECAS, DIÓCESIS DE. Tomo 14.
ZACATECAS, ESTADO DE . Tomo 14.
ZACATECAS, ZAC.. Tomo 14.
ZACATERO. Tomo 14.
ZACATÓN. Tomo 14.
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ZACATUCHE. Tomo 14.
ZACUA COMÚN. Tomo 14.
ZACUA MONTAÑERA. Tomo 14.
ZAEPER, MAX. Tomo 14.
ZAID, GABRIEL. Tomo 14.
ZAITZEFF, SERGE I.. Tomo 14.
ZÁIZAR, JUAN. Tomo 14.
ZALCE, ALFREDO. Tomo 14.
ZALDÍVAR GUERRA, SERGIO. Tomo 14.
ZAMACOIS, NICETO DE. Tomo 14.
ZAMACONA, MANUEL MARÍA DE. Tomo 14.
ZAMARRIPA, ÁNGEL (Fa-cha). Tomo 14.
ZAMBRANO, JOSÉ ANTONIO. Tomo 14.
ZAMBULLIDOR. Tomo 14.
ZAMORA, DIÓCESIS DE. Tomo 14.
ZAMORA, MERCEDES. Tomo 14.
ZAMORA, MICH.. Tomo 14.
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ZAMORA PADILLA, FRANCISCO. Tomo 14.
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ZANABRIA, RODOLFO. Tomo 14.
ZANAHORIA. Tomo 14.
ZANATE. Tomo 14.

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ZANCUDOS. Tomo 14.
ZAPATA, EMILIANO. Tomo 14.
ZAPATA, LUIS. Tomo 14.
ZAPATA CANO, ROSAURA. Tomo 14.
ZAPATA Y MENDOZA, JUAN VENTURA. Tomo 14.
ZAPATA Y SANDOVAL, JUAN DE. Tomo 14.
ZAPATERO. Tomo 14.
ZAPATERO LÓPEZ ANAYA, JUAN MANUEL. Tomo 14.
ZAPFE, GUILLERMO. Tomo 14.
ZAPOPAN, JAL.. Tomo 14.
ZAPOTE. Tomo 14.
ZAPOTECAS . Tomo 14.
ZAPUPE. Tomo 14.
ZARAGOZA, ANTONIO. Tomo 14.
ZARAGOZA, BARCO-ESCUELA.. Tomo 14.
ZARAGOZA, IGNACIO. Tomo 14.
ZÁRATE, JULIO. Tomo 14.
ZARAZERO. Tomo 14.
ZARCO, FRANCISCO. Tomo 14.
ZÁRRAGA ARGÜELLES, ÁNGEL. Tomo 14.
ZARTMAN VOGT, EVON. Tomo 14.
ZARZA BERNAL, ANSELMO.. Tomo 14.
ZARZAMORA. Tomo 14.
ZARZOSA, JESÚS.. Tomo 14.
ZARZOSA ESCOBAR, JONATHAN.. Tomo 14.
ZARZOSA Y ALARCÓN, ROGELIO. Tomo 14.
ZAVALA, HERMANOS. Tomo 14.
ZAVALA, JESÚS. Tomo 14.
ZAVALA, LORENZO DE. Tomo 14.
ZAVALA, MAURICIO.. Tomo 14.
ZAVALA, SILVIO.. Tomo 14.
ZAVALA VIVAS, PEDRO.. Tomo 14.
ZAYAS ENRÍQUEZ, RAFAEL DE. Tomo 14.
ZAZUETA QUINTERO, CÉSAR.. Tomo 14.
ZEA, LEOPOLDO.. Tomo 14.
ZEDILLO PONCE DE LEÓN, ERNESTO.. Tomo 14.
ZELIS, RAFAEL DE. Tomo 14.
ZENDEJAS, LORENZO. Tomo 14.
ZENDEJAS DE LA PEÑA, MIGUEL JERÓNIMO. Tomo 14.

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ZENDEJAS GÓMEZ, ADELINA. Tomo 14.
ZENDEJAS GÓMEZ, FRANCISCO. Tomo 14.
ZENTENO BUJÁIDAR, FRANCISCO. Tomo 14.
ZEPEDA, CRISTINA. Tomo 14.
ZEPEDA, ERACLIO. Tomo 14.
ZEPEDA, RAFAEL. Tomo 14.
ZEPEDA RINCÓN, TOMÁS. Tomo 14.
ZERECERO, ANASTASIO. Tomo 14.
ZERTUCHE MUÑOZ, FERNANDO.. Tomo 14.
ZEVADA, RICARDO J.. Tomo 14.
ZILLI BERNARDI, JUAN. Tomo 14.
ZINACANTEPEC, MÉX.. Tomo 14.
ZINC. Tomo 14.
ZINCÚNEGUI TERCERO, LEOPOLDO. Tomo 14.
ZITÁCUARO, JUNTA DE (1811-1813). Tomo 14.
ZITÁCUARO, MICH.. Tomo 14.
ZOAPATLE. Tomo 14.
ZÓCALO. Tomo 14.
ZOLCUATE. Tomo 14.
ZOLLÍN. Tomo 14.
ZONAS ÁRIDAS. Tomo 14.
ZOOLÓGICOS . Tomo 14.
ZOOTECNIA. Tomo 14.
ZOPILOTE. Tomo 14.
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ZORRA. Tomo 14.
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ZORRA NORTEÑA. Tomo 14.
ZORRILLA, JOSÉ. Tomo 14.
ZORRILLA, JOSÉ ANTONIO. Tomo 14.
ZORRILLA, JUAN FIDEL. Tomo 14.
ZORRILLA LEDESMA, ELISEO. Tomo 14.
ZORRILLO. Tomo 14.
ZORRO. Tomo 14.
ZORZAL CHIAPANECO. Tomo 14.
ZUAZO, ALONSO. Tomo 14.
ZUAZUA, JUAN. Tomo 14.
ZUBARÁN CAPMANY, JUAN. Tomo 14.
ZUBARÁN CAPMANY, RAFAEL. Tomo 14.

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ZUBIETA, FRANCISCO. Tomo 14.
ZUBILLAGA, FÉLIX. Tomo 14.
ZUBIRÁN, SALVADOR. Tomo 14.
ZUBIRÍA Y ESCALANTE, JOSÉ ANTONIO. Tomo 14.
ZUBIRÍA Y SÁNCHEZ DE MANZANERA, SANTIAGO DE. Tomo 14.
ZULAICA Y GÁRATE, ROMÁN. Tomo 14.
ZULOAGA, FÉLIX MARÍA. Tomo 14.
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ZÚÑIGA Y ACEVEDO, GASPAR DE. Tomo 14.
ZÚÑIGA Y GUZMÁN, BALTASAR DE. Tomo 14.
ZÚÑIGA Y ONTIVEROS, FELIPE. Tomo 14.
ZÚÑIGA Y TEJEDA, ARCADIO. Tomo 14.
ZURITA (o ZORITA), ALONSO DE. Tomo 14.

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