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2. GEOPOLÍTICA Y CONFLICTOS EN ÁFRICA SUBSAHARIANA:


INCIERTA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL
Jesús A. Núñez Villaverde*

Plantear en apenas unas páginas una vi- condena divina, de falta de recursos o
sión global de la geopolítica de todo un de incapacidad para gestionarlos en be-
continente como África es una tarea con- neficio de todos. Por el contrario, el conti-
denada desde el principio al fracaso. En nente atesora el 97 por 100 de las reser-
una aproximación general, por definición vas mundiales de cromo, el 80 por 100 de
es obligado tratarlo como si fuese un las de coltán, el 50 por 100 de las de co-
solo actor homogéneo, cuando ni siquie- balto, el 57 por 100 de las de oro, el 20
ra Samuel Huntington, en su infausto por 100 de las de hierro y cobre, el 23 por
modelo del «choque de civilizaciones» 100 de las de uranio y fosfatos, el 32
(1993), se atrevió a identificar a la africa- por 100 de las de manganeso, el 41 por
na como una de las ocho civilizaciones 100 de las de vanadio, el 49 por 100 de las
que, según su particular criterio, iban a de platino, el 60 por 100 de las de diaman-
protagonizar la etapa histórica que se tes, el 14 por 100 de las de petróleo, y la
abría tras el final de la Guerra Fría. lista aún podría seguir con otras materias
primas no energéticas de indudable valor
A pesar de ello y aun contando con las en los mercados internacionales.
dificultades señaladas, en las páginas
que siguen se habla de África y los afri- Si, a pesar de esa potencialidad desme-
canos tratando de tener en cuenta en surada de riqueza, la situación de bien-
todo momento que se trata de unos 900 estar del conjunto de la población africa-
millones de habitantes repartidos en 54 na es desgraciadamente tan deplorable,
países sobre una extensión que supera esto sólo puede interpretarse como el
los 30 millones de kilómetros cuadra- corolario inmediato de una fracasada
dos, donde se hablan unas 1.500 len- gestión de los asuntos públicos por par-
guas distintas y que presenta un perfil te de la mayoría de los que ostentan el
religioso, asimismo, muy diverso (con poder en estos países y de una mezcla
el cristianismo y el islam en cabeza, con de olvido y prepotencia por parte de al-
un 40 por 100 del total para cada uno de gunos actores externos a la región, en
ellos). Es, desde la perspectiva del des- una división del trabajo que parece con-
arrollo económico, la zona más pobre denar a África a mero suministrador en
del planeta. Aunque mejor cabría decir bruto de recursos naturales de todo
que es realmente la más empobrecida, tipo.
en la medida en que la penosa situación
en la que viven muchos de sus habitan- En esta caracterización inicial tampoco
tes –prácticamente la mitad malvive con puede obviarse que África es el lugar
menos de un euro diario y más de 140 más afectado mundialmente por los
millones de africanos son todavía anal- conflictos armados. Baste con señalar
fabetos– no es el resultado de ninguna que de los 13 millones de víctimas mor-

* Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).

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tales registradas en la totalidad de las Ante este panorama, lo que se pretende


guerras de la pasada década, 12 eran en lo que sigue es, básicamente:
africanas. El continente es el mejor
ejemplo de lo que ya aprendimos tras la • Introducir el tema para facilitar el se-
superación de la confrontación bipolar guimiento y la comprensión de los
que caracterizó buena parte del pasado asuntos que componen el resto de este
siglo: que las amenazas a la seguridad volumen, en el que se analizan con
son globales y no militares en su esen- mayor detalle algunas de las claves de
cia. Nos referimos no sólo a las amena- desarrollo y seguridad que conforman
zas clásicas –como la proliferación de la realidad africana.
armas de destrucción masiva–, sino a • Identificar las características principa-
las que entonces se consideraron im- les de la región desde una perspectiva
propiamente como «nuevas», entre las geopolítica y geoeconómica.
que sobresalen la pobreza, el hambre, • Determinar los retos y desafíos más
las pandemias, los flujos descontrola- sobresalientes de la agenda de segu-
dos de población y el cambio climático, ridad africana.
pero también el terrorismo internacio- • Comentar los rasgos más destacados
nal, la criminalidad organizada y los co- de la actuación de algunos actores in-
mercios ilícitos. ternos y externos en África.
• Apuntar algunas tendencias de futuro
Todas ellas son amenazas globales en el en el marco globalizado en el que nos
sentido de que no conocen fronteras y toca movernos.
de que tienen, por tanto, capacidad para
afectarnos a todos, sin que nadie tenga,
en solitario, capacidad real para hacer-
les frente con ciertas garantías de éxito. I. IGNORANCIA E IRREALIDAD COMO
Y son no militares en tanto que sus cau- PUNTOS DE PARTIDA
sas subyacentes responden a fracasos
de convivencia, desigualdades horizon- Aunque el dato sea conocido, no por
tales entre grupos, codicia o permanen- ello deja de seguir chocando: el 35 por
cia de agravios comparativos. En resu- 100 de los ciudadanos estadounidenses
men, son amenazas que sólo se pueden creen que África es un país. Ese nivel de
confrontar aplicando una estrategia ignorancia, que en muchos otros ám-
multilateral y multidisciplinar, en la que bitos puede aplicarse a muchas otras
los instrumentos protagonistas deben sociedades occidentales, es el primer
ser los civiles –diplomáticos, sociales, rasgo a reseñar para entender la combi-
políticos y económicos– con el necesa- nación de desinterés y falta de compro-
rio complemento de los de naturaleza miso con la suerte de quienes allí viven.
militar, entendidos como mecanismos Desde ese punto de partida, las reaccio-
de último recurso. nes tienden a alinearse en torno a dos

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planteamientos tan simplistas como in- cadas precedentes, cuando se sostenía


adecuados. que todos los países del planeta acaba-
rían siendo igual de desarrollados, como
El primero prefiere imaginar que África si su situación no fuera producto directo
es un caso perdido, en el que todo va de la aplicación de un modelo discrimi-
mal y con tendencia inevitable a empeo- natorio en el que unos explotan a otros
rar. En ese caso, no tendría sentido im- como vía principal para asentar su pro-
plicarse en problemas que se asumen pio desarrollo. No basta con la fuerza vi-
como irresolubles. Por tanto, lo más in- tal de los africanos, si esto no va acom-
teligente sería encapsular el continente, pañado de unas condiciones objetivas
estableciendo un cordón sanitario a su muy distintas a las actuales y de un apo-
alrededor que nos deje al margen de yo externo explícito y sostenido en to-
sus complicaciones, filtrando en todo dos los terrenos.
caso aquello que dejamos pasar hacia
nuestros mercados (cerebros, mano de
obra seleccionada y, sobre todo, sus in-
gentes recursos, todos ellos vitales para II. REALIDAD ECONÓMICA INQUIETANTE
el mantenimiento de nuestros modelos
económicos). Esa visión se refuerza aún Desde el exterior, el continente suele ana-
más cuando ahora se añade a la ecua- lizarse como una realidad fragmentada,
ción el terrorismo, que, según algunos con el desierto como una línea de sepa-
enfoques interesados –como el deriva- ración radical entre el norte magrebí y
do de la nefasta «guerra contra el te- egipcio, por un lado, y el África Subsaha-
rror», que ha dominado la década que riana, por otro, con el Sahel, en todo
acabamos de cerrar– parecería encon- caso, como inefable zona de tránsito. El
trar en África un terreno abonado para diagnóstico de este amplio espacio, con
su expansión hacia el norte. sus aspectos positivos y negativos, es
globalmente inquietante. Salvo excep-
El segundo se sitúa en el extremo opues- ciones, la situación general de bienestar
to, considerando que –por caricaturizarlo y seguridad es pésima para la inmensa
con una sola imagen– «África, a pesar de mayoría de la población, de tal modo
todo, ríe» y hay que suponer que esa ale- que, cuando se habla de un futuro mejor,
gría le permitirá salir del túnel en el que todo se plantea en términos de potencia-
se encuentra. Simplemente basta con lidades por desarrollar.
que los que han provocado su ruina ac-
tual abandonen el escenario y, como por En el terreno económico y de bienestar,
ensalmo, se producirá un vuelco radical la evolución histórica deja pocas dudas:
en el bienestar y seguridad de sus habi- si en la década de los años sesenta del
tantes. Recordemos que discursos simi- pasado siglo el crecimiento económico
lares ya quedaron desacreditados en dé- fue del 4,6 por 100, en los setenta pasó al

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3 por 100 y en los noventa ya era tan sólo sobre la explotación de sus recursos na-
del 2,5 por 100; todo ello en un contexto turales en beneficio propio. Esa visión
de poderoso crecimiento demográfico. cortoplacista y deshumanizada explica
Es cierto que durante la mayor parte de bien a las claras el interesado y generali-
la década pasada se produjo un creci- zado olvido de África en la agenda de las
miento medio del 7 por 100, pero ya en relaciones internacionales.
2009 (como efecto directo de la seria cri-
sis económica internacional iniciada en
2008) el dato se redujo al 1,5 por 100, con
previsiones igualmente pesimistas so- III. SEGURIDAD EN ENTREDICHO
bre el inmediato futuro en la medida en
que la crisis sigue bien presente. Para no Con respecto a la seguridad, la situación
llevarse a engaño, interesa mencionar no es mucho más optimista ni en lo esta-
que esa mejora de la pasada década sólo tal –referido a la seguridad de los Esta-
indica un cambio de tendencia momen- dos– ni en el personal –entendido como
táneo en términos macroeconómicos, y seguridad humana–. En el primer caso,
en eso se incluye el dato de que 16 paí- una vez más, tenemos que evitar caer en
ses africanos vienen creciendo desde los dos posturas extremas que se repiten en
años noventa a ritmos medios anuales muchas ocasiones. La primera daría a en-
del 4,5 por 100. En muy pocos casos eso tender que, irremisiblemente, se trata de
se ha traducido en mejoras en el ámbito una población salvaje que sólo sabe arre-
microeconómico, que hayan mejorado glar sus diferencias por métodos violen-
las condiciones de vida de los habitantes tos. Se da a entender así que los africa-
de esos países para poder respirar hoy nos tendrían algún gen que determinaría
un poco más que ayer. A esto cabe añadir indefectiblemente su propensión a la vio-
el hecho de que África sólo representa lencia y que, por tanto, sería infructuoso
hoy algo menos del 2 por 100 del comer- todo esfuerzo por articular mecanismos
cio mundial y apenas recibe el 3 por 100 de resolución pacífica de los conflictos.
de toda la inversión extranjera directa. La segunda tiende a responsabilizar en
exclusiva a la colonización (y a los colo-
Planteado crudamente, algunos pueden nizadores, básicamente europeos) de la
terminar concluyendo que si África –o, situación actual. Se olvidaría así la res-
mejor dicho, sus habitantes– desaparece ponsabilidad, muy directa, que arrastran
de repente, el impacto para la economía algunos regímenes locales, manifiesta-
mundial sería prácticamente nulo. Para mente mejorables, más pendientes de
quienes así piensan, lo único que puede la defensa de sus intereses privados que
interesarles de un continente que sólo re- de la suerte de sus ciudadanos.
presenta el 1 por 100 del producto inte-
rior bruto mundial (cuando su población En términos cuantitativos, y siguiendo el
es el 12 por 100) es garantizar el control Conflict Barometer del Heidelberg Insti-

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tute for International Conflict Research, incuestionable competencia, de marcado


de los 345 conflictos de todo tipo que perfil geoeconómico, entre actores exter-
identificaba en el planeta en 2008, 79 de nos que pugnan por consolidar su in-
ellos se localizaban en tierras africanas fluencia en la zona. En clave interna, el
(sólo por detrás de los 111 de Asia/Ocea- continente ha sufrido dos grandes gue-
nía y por delante de los 65 de Europa, los rras en estos últimos quince años, con la
47 del Magreb y Oriente Medio y los 43 de participación de varios países en la zona
América). De éstos, 12 eran de alta intensi- de los Grandes Lagos, que no han resuel-
dad (cuando en 2007 solo había 9), repar- to realmente ninguno de los problemas
tidos entre 3 guerras (frente a 2 del año que las originaron y que muestran sobra-
precedente) y 9 crisis severas (7 un año an- damente la falta de mecanismos regio-
tes). Las guerras que recoge el citado Ins- nales de resolución pacífica de las con-
tituto son las de Chad, Sudán (con Darfur troversias que allí puedan generarse.
como escenario preferente) y Somalia,
mientras que las crisis severas afectaban En cuanto a la seguridad humana, intere-
a Malí, Nigeria, Sudán (en la zona sur), sa recordar que su centro de atención pre-
República Democrática del Congo, Bu- ferente es la suerte de cada persona, me-
rundi, Kenia, Níger, República Centroafri- dida fundamentalmente en términos del
cana y Etiopía. Del resto de conflictos, no disfrute de un nivel de bienestar que le ga-
violentos, hasta llegar a los 79 menciona- rantice la satisfacción de sus necesidad
dos como referencia global, se contabiliza- básicas y en un nivel de seguridad que le
ban 30 crisis (29 en 2007), 21 conflictos permita liberarse del temor (físico, en pri-
manifiestos (28 en 2007) y 18 conflictos la- mer lugar) por su vida. Este planteamien-
tentes (13 en 2007). to lleva a considerar el desarrollo –social,
cultural, político y económico– como indi-
Existen, obviamente, señales positivas solublemente ligado a la seguridad. De
en este repaso, no sólo por la evolución esta manera, no sólo ambos conceptos
desde entonces de algunos focos de pasan a ser dos caras de la misma mone-
violencia como el de Darfur (muy lejos, da, sino que implica que el desarrollo inte-
en cualquier caso, de su resolución defi- gral del individuo es la vía preferente para
nitiva), sino también por el ejemplo que alcanzar mayores cotas de seguridad. La
presentan países como Ghana o las clave en este sentido está en apostar por
elecciones pacíficas de Angola y Zambia la integración plena de cada ser humano
(aunque no pueda decirse lo mismo de en su comunidad de referencia, atendien-
las celebradas en Zimbabue). do a sus necesidades y aspiraciones, con
una política que evite la exclusión –ger-
Una mirada hacia el pasado reciente obli- men fundamental de la violencia–.
ga a recordar que África, dicho en térmi-
nos geopolíticos, es un espacio sin un lí- Visto de ese modo, en África la asunción
der interno reconocido y sometido a una y, sobre todo, la aplicación de ese con-

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cepto de seguridad humana es una de no parece próxima a trocarse en otra


las principales asignaturas pendientes, más positiva. Y, sin embargo, hay salida al
tanto para los actores locales como para final del túnel en el que el continente está
los externos implicados en su realidad metido desde hace demasiado tiempo.
actual. Si, como ya hemos mencionado,
resultan preocupantes los niveles de En esa línea, es posible identificar los
empobrecimiento y exclusión registra- principales retos y desafíos que permi-
dos en el continente, no puede extrañar tan, si se logran superar, poner las bases
que también lo sean los de inseguridad de otro panorama muy distinto al actual.
e inestabilidad, cuando no directamente Entre ellos, y sin ánimo de exhaustividad
los de violencia. Una violencia que no ni de prevalencia de unos sobre otros,
necesita una guerra abierta para mani- cabría citar los siguientes:
festarse, sino que se alimenta en mu-
chos casos de un acusado proceso de • Empoderamiento local. Resulta impres-
discriminación en el acceso a bienes tan cindible que los africanos se hagan
básicos como la tierra o los alimentos, o dueños de su propio destino. Tras dé-
a servicios no menos relevantes como cadas (por no decir siglos) de apropia-
sanidad, educación y vivienda. A esto ción por parte de otros, resulta urgente
puede agregarse la exclusión étnica, re- y vital que sean ellos mismos los que li-
ligiosa o de género, que acaba por con- deren las estrategias que se pongan en
denar a amplias capas de la población marcha para pasar página en una triste
africana a una explotación laboral más o historia de explotación ajena. Tal vez
menos consentida, o a la inmersión en sea éste el problema más relevante de
actividades ilícitas, ante la falta de ex- la agenda, aunque no sea aparente-
pectativas para poder llevar adelante mente tan visible como otros. Nada só-
una vida digna en caso contrario. lido se puede construir si no es prota-
gonizado en primera instancia por la
sociedad local. Eso no quiere decir que
haya que dejarlos solos, sino que hay
IV. RETOS Y DESAFÍOS POR DOQUIER que acompañarlos de otro modo.
• Desarrollo de infraestructuras básicas.
Llegados a este punto, la impotencia in- Una tarea que lleva a pensar no sola-
dividual ante la inmensidad de la tarea mente en las clásicas –pero fundamen-
para cambiar un orden/desorden tan an- tales– necesidades educativas, viarias,
quilosado podría derivar en una total pa- sanitarias…, sino también en la relati-
sividad, aceptando un statu quo que se vamente novedosa pero ya muy acu-
traduce en los privilegios de unos pocos sada brecha digital, que está definiendo
y en la miseria de muchos. Una situación otra barrera que se añade a las anterio-
de la que tanto los africanos como los no res para configurar un escenario de ma-
africanos somos corresponsables y que yor exclusión. Sin la movilización sos-

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tenida de capitales públicos y privados Este reto es más exigente en un entor-


no será posible encarar un esfuerzo de no sometido a una constante presión
ese calibre. En las condiciones actuales migratoria y a movimientos forzados
no resulta sencillo activar la voluntad de refugiados y desplazados, origina-
de estos últimos, por lo que es esencial dos tanto por catástrofes naturales
que las instituciones públicas –nacio- como por conflictos violentos.
nales y multilaterales– lideren en una De especial relevancia en cualquier
primera etapa la tarea, tanto para esti- estrategia dirigida a la potenciación
mular a los actores privados como para del capital humano de África es el em-
atender aquellas necesidades que, sien- poderamiento de las mujeres. Esta
do imprescindibles, no suelen atraer a apuesta arranca con la plena alfabeti-
los inversores privados internacionales. zación y culmina en su inclusión en
• Potenciación del sector productivo. La los mecanismos formales de toma de
posibilidad de romper su imagen de decisiones, sin olvidar evidentemente
meros poseedores de recursos natura- su integración laboral y la eliminación
les pasa por transformar unas econo- de cualquier tipo de discriminación
mías de monocultivo en otras más di- contra ellas.
versificadas. Si lo logran, podrán no • Buen gobierno. La aspiración en este
solamente cubrir sus propias necesi- caso no es tanto el reforzamiento de
dades, sin tener que depender de las interlocutores válidos a los ojos de los
importaciones en tan alto grado como organismos internacionales como el
ocurre actualmente, sino también inte- apoyo a líderes y autoridades real-
grarse en la economía global en condi- mente empeñados en la consecución
ciones para competir ventajosamente de niveles de bienestar y seguridad
en algunos nichos de mercado. aceptables para el conjunto de sus
• Desarrollo de capital humano cualifica- ciudadanos. El desafío es bien notable
do. Las evidentes deficiencias de los si se tiene en cuenta que no pocos de
sistemas de educación en muchos de los países africanos pueden calificar-
los países africanos terminan generan- se con propiedad como Estados frági-
do, simultáneamente, una constante les. En ellos, el Estado ha perdido el
fuga de cerebros y una falta de mano monopolio legítimo del uso de la fuer-
de obra suficientemente cualificada za, no es capaz de proveer servicios
para cubrir las demandas del propio te- básicos a buena parte de su población
jido productivo. Modificar esa situación y no tiene presencia efectiva en todos
sólo podrá lograrse a medio plazo con los rincones del territorio nacional.
una apuesta múltiple por la alfabetiza- En contra de la corriente dominante en
ción de amplias capas de la población el pensamiento neoliberal imperante,
sin escolarizar y por la mejora de la cali- la manera de revertir esa fragilidad no
dad de la enseñanza profesional y uni- puede venir del mercado, sino princi-
versitaria en todas las ramas del saber. palmente del reforzamiento del aparato

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estatal. Esto implica luchar decidida- activar la voluntad por hacer de las ya
mente contra una corrupción, estructu- existentes mecanismos eficaces en
ral en muchos casos, y contra un alto beneficio de todos.
nivel de ineficiencia en la gestión de los • Resolución de contenciosos fronterizos
asuntos públicos. Para promover más y de conflictos abiertos. Conscientes
Estado y para hacerlo más responsable de la bomba de relojería que suponía
ante sus ciudadanos, es preciso, asi- la herencia recibida en la descoloniza-
mismo, apostar desde el exterior por la ción –con el trazado de unas fronteras
reforma de las reglas de juego que du- que obligaban a vivir juntos a quienes
rante mucho tiempo han llevado a pre- no lo deseaban y que no respetaban
ferir el mantenimiento de unos interlo- realidades muy asentadas en la zona–,
cutores escasamente sensibles a las sólo cabe calificar como una sabia de-
preocupaciones y necesidades de sus cisión la adoptada en su día por la ex-
propias sociedades. tinta Organización de la Unidad Africa-
• La integración regional y subregional. na (OUA) de aceptarlas globalmente
Sin ser la Unión Europea una panacea como definitivas. Aunque se pretendía
en términos de desarrollo y seguridad, con ello evitar que volviera a abrirse la
parece una referencia adecuada para puerta a nuevos focos de violencia, és-
orientar el esfuerzo en África por po- tos no han podido ser evitados en bas-
tenciar tanto la Unión Africana (UA) tantes ocasiones.
como las distintas iniciativas de inte- Los problemas provocados por los ca-
gración subregionales, desde la Unión sos aún por rematar se suman a otras
del Magreb Árabe (UMA), hasta la Co- dinámicas de violencia que corren el
munidad Económica de los Estados de peligro de hacerse endémicas, lastran-
África Occidental (CEEAO), pasando por do poderosamente la posibilidad de
la Comunidad de Desarrollo del África una convivencia pacífica y unas eco-
Austral (SADC) y tantas otras. En su nomías que terminan por dedicar a los
conjunto, se trata de plataformas que gastos de defensa unas cantidades
permiten sumar fuerzas para hacer muchas veces desorbitadas, dejando
frente a problemas comunes, que po- desatendidas otras prioridades más
tencian mecanismos de resolución pa- elementales.
cífica de las diferencias y que posibilitan • Gestionar adecuadamente el creci-
la aplicación de economías de escala miento demográfico. Basta con recor-
a proyectos que, de otro modo, no ten- dar que las previsiones actuales ha-
drían atractivo ni opciones de éxito. blan de 1.000 millones de habitantes
Dada la debilidad que todas ellas pre- para 2025, un volumen que exige una
sentan, interesa apoyarlas desde el reformulación radical de muchas de
exterior, al menos en una primera las políticas vigentes. Sin sistemas
etapa, sin pensar en la necesidad de educativos y sanitarios adecuados, sin
crear nuevas instituciones, sino en viviendas dignas y sin la posibilidad de

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integrar en el mercado laboral a las búsqueda del liderazgo hasta el control


nuevas oleadas de demandantes de de recursos escasos o el simple acomo-
empleo, se estarían poniendo las ba- do al dictado de otros más poderosos.
ses para una explosión generalizada
que exportaría una acusada inestabili- En cuanto a los actores internos, cabe de-
dad mucho más allá del contorno geo- cir que sólo 23 de los Estados africanos
gráfico del continente. pueden calificarse como sistemas demo-
• Mejorar las capacidades para hacer cráticos, más o menos imperfectos, y que,
frente a las crisis humanitarias. Sean salvo honrosas excepciones, la generali-
derivadas de un desastre natural o de zada mayoría tiene un amplio margen de
un conflicto violento, las consecuen- mejora en su capacidad gestora. Tal
cias de las crisis humanitarias se con- como ya se ha señalado anteriormente,
vierten, si no son tratadas en debida ninguno de ellos ostenta un liderazgo re-
forma, en nuevos elementos belígeros. conocido inequívocamente por todos los
África no cuenta hoy con medios sufi- demás, pero parece claro que Sudáfrica y
cientes ya no para resolver los proble- Nigeria son citados recurrentemente
mas que ocasionan estos fenómenos, como las dos referencias principales, con
sino tan siquiera para paliar sus efec- Angola en un acelerado esfuerzo por ser
tos más perniciosos. visto como el tercer componente de ese
Como ocurre en el tratamiento de la exclusivo grupo. En paralelo, tanto Libia
violencia, también en este terreno el –que lleva años jugando con fuerza su
enfoque prioritario debe ser la pre- baza africanista, una vez que se ha des-
vención, potenciando mecanismos de encantado de sus socios en la Liga Ára-
alerta temprana que permitan, con la be–, como Argelia y hasta Egipto pugnan
adecuada voluntad política para ello, por ocupar igualmente esas plazas de
una acción igualmente temprana. privilegio, como actores imprescindibles
en cualquier dinámica africana. Ninguno
de ellos, en cualquier caso, ha culminado
su aspiración ni dispone de los medios
V. MOVILIZACIÓN DE CAPACIDADES Y necesarios para ejercer el papel de líder,
VOLUNTADES lo que apunta a un largo proceso en el
que se irán decantando las opciones de
Para responder a los desafíos reseñados cada uno en un ejercicio de geometría
en el apartado anterior y a tantos otros variable que está lejos aún de definirse
que podrían añadirse, habrá que apelar en su totalidad.
a las capacidades y voluntades tanto de
los actores internos como externos, La referencia regional más relevante es,
contando con que todos ellos están mo- sin duda, la UA, en la que se integran to-
tivados por diferentes intereses, no dos los países africanos, menos Marrue-
siempre coincidentes, que van desde la cos (como señal de rechazo al reconoci-

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miento de la República Árabe Saharaui tanto la UA como la NEPAD puedan pro-


Democrática). Su corto recorrido –desde vocar el giro que África necesita.
su creación en 2001 a partir del Pacto de
Sirte– no le ha permitido todavía desa- Por lo que respecta a los actores exter-
rrollar gran parte de sus potencialidades nos, ya hace tiempo que se ha agotado
y todo hace pensar que, aunque quiere la credibilidad de muchos de ellos en sus
emular como mínimo a la UE, está aún rimbombantes promesas de ayuda y co-
desprovista de la autoridad que le per- laboración. Baste recordar los reiterados
mita algún día imponerse por encima de anuncios del G8, desde el formulado en
las rencillas vecinales y tener los me- Kananaskis (Canadá, 2002) –con un plan
dios para ejercer la función para la que para sacar a África de la pobreza, dedi-
fue creada. De momento se encuentra cando el 50 por 100 de toda la ayuda ofi-
muy limitada, como consecuencia de cial al desarrollo al continente–, hasta el
las peleas entre algunos países por do- más reciente de L’Aquila (Italia, 2009) –en
minarla y del escaso nivel de diálogo el que se apuntaba a garantizar el acceso
franco entre buena parte de sus miem- al agua, aunque mezclado ese objetivo
bros. Al mismo tiempo, ni hay voluntad con la lucha contra la piratería y el cri-
para permitirle actuar por encima de los men organizado–, sin olvidar el de Gle-
Estados miembros, ni cuenta con los neagles (Gran Bretaña, 2005), en el que
medios (humanos y presupuestarios, se volvió a reiterar la oferta de una ayu-
principalmente) para cumplir adecuada- da al desarrollo específica, ahora cifrada
mente con sus tareas. en 20.000 millones de euros, junto a la
condonación de la deuda externa acu-
Por último, interesa mencionar la Nueva mulada por 18 países pobres altamente
Alianza para el Desarrollo de África (NE- endeudados, por un volumen de unos
PAD), como una instancia creada tam- 35.000 millones de euros, y hasta la ins-
bién en 2001, con la idea de reforzar, a trucción de 20.000 soldados africanos
través del buen gobierno, la democra- para operaciones de paz en el continen-
cia, el respeto de los derechos humanos te. Por su parte, el G20, en su reunión de
y la resolución pacífica de los conflictos. abril de 2009, también se sumó a esa
Con ese objetivo, su atención preferente tendencia tan aparentemente generosa
está centrada en la erradicación de la en la forma como vacía en el fondo, con
pobreza, la promoción del desarrollo la renovación del compromiso de dedi-
sostenible, la integración del continente car entre 20.000 y 35.000 millones de eu-
en la economía mundial y el empodera- ros para el cumplimiento en África de los
miento de las mujeres. Son, todos ellos, Objetivos de Desarrollo del Milenio. En
temas muy relevantes para los que es sustancia, pocos resultados visibles hay
necesario esperar un tiempo hasta po- hoy de ese cúmulo de promesas y, por
der emitir un juicio sustentado en reali- tanto, poco cabe esperar ya de las que
dades sobre las posibilidades de que puedan repetirse en los próximos en-

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cuentros internacionales de estas instan- gional, los promotores de la contrapro-


cias informales de poder mundial. ducente «guerra contra el terror» se han
empeñado interesadamente en magnifi-
Más crédito merece, aunque eso no equi- car su importancia, como una vía para ar-
valga a un juicio favorable sobre lo que gumentar la necesidad de poner en mar-
unos u otros están llevando a cabo, lo cha una respuesta militarista –similar, en
que algunos significados miembros de última instancia, a la aplicada en otros lu-
la comunidad internacional vienen ha- gares del planeta–. Con un planteamien-
ciendo en términos estrictamente bilate- to netamente militarista como el que
rales. Estados Unidos (EEUU) es el prime- EEUU viene adoptando desde principios
ro a mencionar, no sólo por ser el actual de la década pasada, se pretendía, en pri-
hegemón mundial sino por su condición mer lugar, hacer frente a la amenaza terro-
de primer socio comercial del continen- rista –en un camino tan equivocado aquí
te. Su aproximación a África se entiende como el recorrido en Afganistán e Iraq–,
hoy a partir de dos claves directamente pero, al mismo tiempo, también se ha
relacionadas: seguridad energética y te- apresurado en ir tomando posiciones en
rrorismo internacional. la evidente competencia con otros acto-
res externos por controlar un continente
En relación con la primera, el afán por que, como ya hemos señalado anterior-
disminuir la dependencia energética de mente, no tiene dueño estratégico y, en
los países del Golfo Pérsico y de algunos el mismo orden de prioridad, diversificar
latinoamericanos está incrementando el sus fuentes de suministro energético.
interés de Washington por garantizar el
acceso a nuevas fuentes de suministro, El instrumento preferente de ese empeño
como las que ya se conocen en diversos ha sido la creación de AFRICOM. La deci-
países del continente africano. Si se sión de establecer AFRICOM –el mando
toma en cuenta la previsión formulada estadounidense dedicado exclusivamen-
por Estados Unidos, en el sentido de que te al continente africano (con la excepción
para 2020 la cuarta parte de sus importa- de Egipto)– se hizo pública en febrero de
ciones de petróleo procederán de África, 2007 por el presidente George W. Bush.
es fácil entender la razón por la que la re- En octubre de ese mismo año se estable-
gión ha pasado a entrar de manera deci- ció una estructura provisional como parte
dida en la agenda estadounidense. En del Mando Estratégico de EEUU para Eu-
cuanto a la segunda, es ya perceptible el ropa (EUCOM), con su cuartel general en
auge del terrorismo internacional en di- Stuttgart (Alemania). Desde el 1 de octu-
versos rincones de África, como Somalia bre de 2008, este mando para África existe
en primer lugar, seguido de otros países como una entidad autónoma, pero man-
del Sahel y del Magreb, con Argelia y tiene todavía su base en Europa. Aunque
Mauritania a la cabeza. Aunque su nivel uno de los objetivos es ubicar este orga-
actual de desarrollo es aún incipiente re- nismo coordinador en tierras africanas,

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ésta ha sido una tarea muy complicada desarrollo, pero lo que se deduce del
por la dificultad de encontrar un Estado análisis de su herramienta más potente
dispuesto a asumir la responsabilidad de en la zona (sus fuerzas armadas), junto
convertirse en el anfitrión, sobre todo por con su gran interés energético y su cam-
los problemas que pueda causar entre paña global contra el terrorismo –que
una opinión pública crecientemente sen- inevitablemente terminan entremezclán-
sibilizada contra Occidente. Esta dificul- dose–, acaba planteando muchas dudas
tad podría ser interpretada como un mal sobre el verdadero papel que desempe-
agüero para su futuro en el continente. ñará AFRICOM en esta parte del mundo.

Aunque el desempeño del ejército esta- Estas mismas incertidumbres parecen


dounidense es clave para el futuro de afectar a las poblaciones africanas, que
esta iniciativa, Washington ha intentado están reaccionando adversamente a la
vestir AFRICOM de una manera que as- creación de un mando estadounidense
pira a que se vea más como un esfuerzo para África. Es evidente ya el recelo y el
para el desarrollo de esos países que temor de que AFRICOM se acabe convir-
como un marco de coordinación y direc- tiendo en un proyecto de militarización
ción de operaciones militares. Según la del continente. Como ya hemos señala-
administración Bush, este nuevo mando do, Washington se ha enfrentado con un
debe reforzar la cooperación de la segu- alto nivel de resistencia y crítica a sus
ridad en el continente y crear nuevas planes de establecer este mando, particu-
oportunidades para los socios africanos, larmente en cuanto a la ubicación de la
facilitando así el trabajo conjunto para sede. Algunos países como Liberia o Ma-
promover la democracia, la salud, la rruecos han ofrecido inicialmente su te-
educación y el crecimiento económico. rritorio para albergarlo. Otros gobiernos
Se prevé incorporar más «soft power» no han presentado ninguna oferta o,
para encarar las raíces de los conflictos como en el caso de Nigeria, la han con-
–los Estados fallidos o el terrorismo–, templado sólo para poder rechazarla in-
mientras que se mantendrán los funda- mediatamente, mientras que algunos se
mentos tradicionales, bajo las directrices han opuesto firmemente desde el princi-
del «hard power», que se quiere centrar pio, con Sudáfrica como el más significa-
más en la prevención de conflictos vio- do de este grupo. De las pocas alternati-
lentos que en la intervención militar. Sin vas que siguen activas, Etiopía parece
embargo, esta visión holística (con fuer- ser el socio más probable para asumir la
te carga propagandística) parece poco tarea, aunque por el momento el Pentá-
viable, por lo que transmite la realidad gono ha decidido dejar la búsqueda y se-
diaria de las actividades realizadas por guir con las operaciones desde Stuttgart,
EEUU en la región. Sin duda, Washing- a la espera de lo que decida en su mo-
ton apoya las iniciativas humanitarias o mento la actual administración de Barack
los programas de cooperación para el H. Obama.

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Geopolítica y conflictos en África Subsahariana: incierta luz al final del túnel

Aunque sólo fuera como derivación de rismo, sin que su implicación en el conti-
su pasado colonizador, cabría suponer nente haya rendido suficientes frutos
que los países europeos tendrían que como para cambiar la situación estructu-
ser también actores externos principales ral de ninguno de los países africanos.
en la agenda africana de hoy. Y, sin em-
bargo y al igual que ocurre en otros con- Más novedosa en comparación, aunque
textos geográficos, ninguno de ellos (con ya perceptible desde hace al menos una
la excepción de Francia todavía en algu- década, es la fuerte presencia de actores
nos lugares) puede identificarse como como China e India en el continente. La
un protagonista principal en la vida del pujanza internacional de Pekín –muy
continente. Por su parte, la UE en su con- centrada a día de hoy en garantizar su
junto tampoco ha logrado plasmar en la seguridad energética y alimentaria– tie-
práctica sus formulaciones regionales. ne en África una visibilidad muy nota-
Bloqueada institucionalmente hasta di- ble. En su imparable avance juega con
ciembre de 2009, con la entrada en vigor varias ventajas. En primer lugar, no tie-
del Tratado de Lisboa, apenas ha podido ne hipotecas coloniales en la región,
llevar a la práctica su Estrategia de Segu- como ocurre con los europeos, lo que le
ridad y Desarrollo, establecida en 2005, confiere mayor facilidad de interlocu-
para facilitar el cumplimiento de los Ob- ción en términos comparativos. Ade-
jetivos de Desarrollo del Milenio, que iba más, salvo la exigencia de no reconocer
acompañada de un compromiso para a Taiwán, no exige prácticamente ningu-
dedicar anualmente 10.000 millones de na condición a sus socios africanos, en
euros a ayuda oficial al desarrollo africa- claro contraste con los países occidenta-
no hasta 2010. Atrapada en sus propias les, que pretenden provocar cambios po-
carencias y divergencias para conjugar líticos y económicos en muchos de los
los intereses nacionales de sus 27 miem- países en los que actúan. Por último, cum-
bros, el balance de su acción africana si- plen sus compromisos (en condiciones
gue lastrado por un tratamiento frag- y plazos) y disponen de un notable volu-
mentado –con el Norte de África, junto a men de fondos para invertir en todo tipo
Oriente Próximo, bajo el manto del Pro- de proyectos, utilizando sus conglome-
ceso de Barcelona y con el resto del con- rados empresariales públicos (aunque
tinente en el marco del Convenio de Co- formalmente sean privados en algunos
tonú (como países ACP)–, que sólo en casos) de una manera que asombra a la
abril del año 2000 permitió la convocato- población local (y a sus competidores)
ria de la primera Cumbre UE-África (El por su eficacia.
Cairo). En todo caso, desde entonces si-
gue siendo ostensible que la apuesta co- Los datos disponibles no hacen más que
munitaria por África continúa demasiado corroborar esa imagen general. Según el
sesgada hacia la represión de la emigra- Banco Mundial, China tiene proyectos
ción irregular y la lucha contra el terro- en marcha en 35 países africanos. Desde

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la celebración de la primera Cumbre Chi- de subordinarse a lo que se decida en el


na-África, en 2006, Pekín se ha converti- exterior, por muy bienintencionado que
do en el primer inversor en el continen- pueda ser en su formulación originaria.
te, con cerca de 4.000 millones de euros La que se adivina recomendable es la
ya en 2007 (más que todos los miembros que mire más allá de la mera defensa del
del G8 juntos) y con la creación de un statu quo y prefiera concentrar su aten-
fondo China-África dotado de unos 3.000 ción en la mejora del bienestar y la segu-
millones de euros. En 2008 ya era el ter- ridad de las personas que habitan todos
cer socio comercial de África –sólo por los rincones de África.
detrás de EEUU y Francia–, con un volu-
men de intercambios que superaba los La fuerza de la costumbre, el temor al
80.000 millones de euros y más de 2.000 riesgo de ensayar fórmulas nuevas (cuan-
empresas activas en su suelo. do conocemos perfectamente cada matiz
de un juego que llevamos practicando
desde hace mucho tiempo) y la tradicio-
nal visión de corto plazo que caracteriza
VI. UN FUTURO INCIERTO las relaciones internacionales son pode-
rosos factores que llevarían a pronosticar
Según el Global Trends, del Consejo Na- que no hay margen para salirse del cami-
cional de Inteligencia de Estados Unidos, no trillado hasta aquí. Según esa visión,
en 2025 África seguirá siendo la región África parece a punto de convertirse en
más vulnerable del planeta en términos un escenario preferente de lo que algu-
de retos económicos, presión demográfi- nos entienden ya como una nueva gue-
ca, conflictos violentos e inestabilidad rra fría (esta vez con China en lugar de la
política. También continuará siendo un Unión Soviética como competidor frente
vital proveedor de recursos naturales, a Estados Unidos por el liderazgo mun-
una región más desigual y el continente dial). En ese caso, lo más probable es que,
más pobre, con una población superior a siguiendo un modelo sobradamente co-
los 1.000 millones de habitantes (a pesar nocido, África siga estando secuestrada
de las pandemias, las sequías y las ham- en manos de quienes aspiran al dominio
brunas) de los que más del 50 por 100 es- mundial, como un campo de batalla en
tarán por debajo de los 24 años de edad. el que ambos activen a sus aliados cir-
La salida de ese túnel, según esa misma cunstanciales. Si eso ocurre, al tiempo
fuente, pasa inevitablemente por un ma- que los actores externos se preocupan
yor grado de intervención internacional. por establecer los necesarios cortafue-
gos para evitar verse afectados por lo que
Desde luego que la implicación foránea allí pueda ocurrir, no cabe ninguna duda
es imprescindible, pero ni sirve cual- de que el camino africano a través del
quiera (ahí están los resultados logrados túnel sólo conduce a más oscuridad para
hasta hoy), ni el liderazgo africano pue- el futuro.

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Geopolítica y conflictos en África Subsahariana: incierta luz al final del túnel

Para activar una segunda aproximación tas de explotación de recursos y de con-


estratégica –que impulse la integración sumo que generan más desigualdades
regional, la seguridad humana de los (y, por tanto, más violencia) y de unos es-
africanos y la emergencia de sociedades quemas de seguridad que sólo provocan
abiertas para salir del referido túnel–, de- la inseguridad de quienes nos rodean. Lo
bería bastar con recordar que si África que demanda la situación actual es una
se hunde, nos hundimos todos. Kofi An- visión de largo plazo que emplee los ins-
nan, en su calidad de secretario general trumentos que ya poseemos al servicio
de la ONU y con ocasión del sesenta ani- de todos. En definitiva, que entienda que
versario de la Organización, dio a cono- nuestro desarrollo y nuestra seguridad
cer, el 21 de marzo de 2005, un informe dependen del desarrollo y la seguridad de
en el que identificaba con claridad cuá- todos. Y eso vale también para los afri-
les deberían ser los pilares de un orden canos.
internacional digno de tal nombre: desa-
rrollo, seguridad y derechos humanos
para todos. Eso es lo que vale para los
africanos y eso es lo que debe centrar el BIBLIOGRAFÍA
esfuerzo tanto de los actores internos
como de los externos. ANNAN, K. (2005), Un concepto más amplio
de libertad: desarrollo, seguridad y dere-
Conscientes de que no es así como se ha chos humanos para todos, Naciones Uni-
das, Nueva York.
actuado hasta ahora, y cuando una grave
crisis internacional vuelve a alimentar el
CONSEJO NACIONAL de INTELIGENCIA (2008), Glo-
enroque nacionalista y el «sálvese quien
bal Trends 2025: a transformed World.
pueda», sólo nos queda esperar que se
imponga por una vez la segunda acepción HEIDELBERG INSTITUTE FOR INTERNATIONAL CON-
del concepto de crisis. Por puro egoísmo FLICT RESEARCH (2009), Conflict Barometer
inteligente –el que entiende que en el 2008.
mundo globalizado que habitamos no
hay opción para opciones individuales, HUNTINGTON, S. (1993), «The clash of civiliza-
encerradas en un fortín a salvo de los pe- tions», Foreign Affairs (verano).
ligros exteriores– nos interesa asumir la
crisis actual como una magnífica oportu- NÚÑEZ, J. A., HAGERAATS, B., y KOTOMSKA, M.
nidad para replantear una visión del mun- (2009), Terrorismo internacional en África:
do demasiado asociada a la búsqueda del la construcción de una amenaza en el Sa-
desarrollo a costa de los demás y de una hel, Madrid, La Catarata.
seguridad obtenida por las armas. Acep-
tada en esos términos, la crisis de los mo-
delos económicos y políticos vigentes nos
puede permitir el abandono de unas pau-

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