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LA MUJER DESHABITADA

Hermanas. Compañeras de juegos en la infancia y confidentes en ocasiones. De LA


UNA decían que era más seria, menos alegre. De LA OTRA que era una polvorilla,
siempre con la sonrisa en la cara. La reina de cualquier fiesta.

LA OTRA. Un mal divorcio, persona non grata en los bancos, una salud frágil y un
hogar devorado por las llamas de la venganza. Sigue creando deseos, soñando para
vivir y grita al cielo para que la escuchen: una casa y un amor

LA UNA. La otra voz, sin encontrarse pero siempre ahí. Soñando con otra vida pero
viviendo la suya. Se acerca a LA OTRA, le dice que no se preocupe, que la ayudará. LA
UNA creará una vida para LA OTRA. LA OTRA se siente agradecida, suave como la
brisa.

LA UNA abre una cuenta bancaria y pone a LA OTRA de autorizada, confía en ella. LA
UNA con ayuda de un aval, consigue un préstamo personal y le da a LA OTRA una
casa, un nuevo hogar. LA UNA necesita muebles para su refugio y LA OTRA le da
dinero, que no le falte de nada… hermanas.

Una llamada del banco lo cambia todo. Han falsificado la firma de LA UNA y le han
quitado dinero de su tarjeta de crédito. No se lo puede creer, el estómago se le hunde,
le dan el nombre de la persona que lo ha hecho y ahora lo entiende todo. El dolor no
era comparable a la cantidad. Quiso saber porqué pero obtuvo evasivas, soberbia y,
sobre todo, la verdad. La verdad que se le reveló nítida como el agua clara tras la
lluvia.

Dicen que no se pueden recibir cosas nuevas si no hay espacio para ellas y ahora lo
entendía. LA OTRA tenía una casa, llena de muebles y objetos, alfombras y cuadros
coloridos pero, en el fondo, una CASA DESHABITADA. Un habitáculo deshabitado de
generosidad, de amor verdadero, de sinceridad y lealtad. Un rincón de nadie.

LA UNA piensa en tomar medidas legales pero recapacita, ella ya ha obtenido lo que
quería… La Verdad le abre los ojos y la toma de la mano para siempre. Esa ha sido su
recompensa…. mirar y ver. No necesita más.

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