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2. CQué se dice de la trasferencia? La trasferencia y el otro He querido iniciar este estudio con un capitulo sobre re- peticion y trasferencia para plantear de entrada el proble- ma mayor con el que nos veremos confrontados. Lo recuerdo en dos palabras: si las cosas van a ir mejorando, no es, como suele decirse, porque hay trasferencia y porque se habla. Puede ser exactamente al revés. La trasferencia se trasfor- ma a veces en experiencia de muerte, y ello con las mejores intenciones del mundo. Bsto recuerda la historia de aque- Ilos dos ciegos que se dirigen sin saberlo hacia el mismo po- zo. Se hablan, por supuesto, se tienen total confianza, ipero esto no les impedira caer en él! Si existe una posibilidad de que la trasferencia ponga en juego, por el contrario, una repeticién ligante, abierta, es- ta posibilidad se encuentra del lado del otro. En el sintoma también hay otro, pese a las apariencias, pero es un otro del. pasado, imaginario, incluido en el fz Con la trasfe- Fenda puede or Coon cuanto el caso, hay mas posibilidades de que las cosas cambien. He aqui una conviccién ampliamente compartida den- tro del psicoandlisis. Y para hacerla mas explicita recordaré cierto numero de ensefanzas surgidas de trabajos recien- tes y que constituyen lo que podriamos llamar la opinién corriente de los psicoanalistas en materia de trasferencia en. la actualidad. No nos planteamos ser exhaustivos; si pudié- semos, seria siempre mas o menos ilusorio y hasta peligro- so. Se trata de dar una idea del conjunto de las posiciones actuales y de manifestar en qué punto nos encontramos. En cuanto se toma la palabra sobre un tema de este género, queda uno inevitablemente situado en una historia —lo se- halé ya en parte en el capitulo anterior—, situado también en un punto dado, y esto es lo que quisiera precisar ahora. Con ese fin he resumido las ensefianzas mas comunmen- te compartidas por la comunidad psicoanalitica acerca del 29 lugar del otro en | frases 10 trasferen eming lave relatiy, mente Yoho hed, Stando de modo paralao nyse 0 Freud se habla de accion teray nosis, do sugesticn ipéutica, de infTuencia, dir Y¥ el movimiento trasferencial es: oe —o todo como algo que va de alguion quin® Be ieteay Cl emisor o conductor de juog hacia ar ait cua pe Pot el pacienteo el benefciario, Freud, prs Coe sin el término trasferencia, sefiala deentaih a Primera inversin: un especie on Bess it comprendido ya que la relacién de sugestién supone el curso del paciente. Froud va mucho mas aloe concurso en primer plano. Dicho esto, el terapeuta no deja de reaccionar frente! actitud trasferencial del paciente, sea positiva o negativ) para nombrar este fenémeno Freud forja muy temprin mente un término especifico: se trata del término cont trasferencia (Gegeniibertragung). No es de los mis free ics bajo su pluma,* y curiosamente aparece en 1910, €0\8 aaeatas fon Precede al que: ‘dedicara a la trasferencia ¥ q* — l pequeiio texto titulado «Las perspectiva® le la terapia psicoanalitica».® Es decir, sin profur das dudas en cuanto a Ins interacciones entre los dos fen6 4 fete tdi on Diorio de piwan ° «Perspectives d'avenir de Ia th pattie ore ; i de thrapetiqe nally, Le ch ‘Bue peychanabytiqu, PUF. 197 pag 3 eas ponetons Rene a {eran ponalion on Sigman ea Ooeseneien Mee ae etre ada AR) Bt fle TPO at ae OT 30 — y es que para él} hay también menos. De hecho, una Cos? vi i ferencia, Hos van siempre a la par. S! e Ena acta slidad se insi cho mas en el hecho de que - Ja actualidad se insiste mu‘ ee , és aun cuan 1a otra, y ge 1a repeticion. Si hay repel trasferencia a el GS 0 de tanto del lado del anali- .s porque algo se presta a ella, tan trasferen- cion.e8 Por Tao del analista, No puede haber trasferen- diaetno hay contratrasferencia, y no hay contratrastesehe cio hay trasferencia, Poco a poco, él término contratrasfe- veneia va adquiriendo un doble significado: unas veces de- Signa el fenémeno trasferencial considerado desde el lado Gel terapeuta o bien del analista, mientras que el término trasferencia concierne al fenémeno considerado del lado del paciente o del analizante: otras veces designa especifica- mente la reaccién del analista a la trasferencia del anali- zante. La distincién tiene importancia porque la contratras- ferencia en el sentido reactivo del término puede Ser COntFO- lada y manejada, mientras que es muy dificil ejercer una aceién sobre la trasferencia inconciente que nos enlaza a tal cual analizante, Puesto que no deberé considerar directa mento aqui Ins euestiones planteadas por In técnica anali- ca, hablaré muy pocas veces de la contratrasferencia en el sentido reactiv ; "activo; y, para subrayar que sferencia es indoles rayar que la trasferencia es ‘able tratrasferencia en el senti hablars mis bien de la trasferencia de uno y de 4a del otro, sobrentendiéndose que la una no va causa de esta din: imica entre dos, la trasferencia puede constituir ciertas v aimee. feces una fuerza ds ciakY una fuerza de trasformacion Meera Ja una no va sin La contrat rasferencia es pr trasferencia ia es primera con respecto a la Esta o hecho de Pesicisin de M. Neyraut:!0 bassindase en ol i in trasferencia aparece en un contexto previe Analista © por el paicoanifiaia, entiondle que 8 contratrasferens e ve ba ere forenc' ferencia precede a In trasforencia ¥ que 1a eee Tencia del analizante mapone In existencis ee una "© Le transfert, PUR, 1074. f todo, esa me Pensamiento analit, mnalizante como del lado ‘corriente: cuando lado del ay Un anillisis comienns POY °4a Vez: mas a ior Segundo ° cos an una singular agudeza en los casos de s precedente os present qu S0bre todo cuando el anil analista soli, en tévmain I salvadora, Nagi’? Stele creerse inveatiag eyes ™uchacho horn 8 ambiguo, Veumos doc joes sat tor al cas aMeSexUn de comportenen es pe sem Un inte sedue fiesta en la cura un blo- Per interés, pore POF AUG me meeps | era el analinta ve ita anterior o} lencia, ete.» En ‘que no estaba madi aduro, realidad, 32 -elanalizante, lo que no é: meta 95 EEE E_~—sh én liganterdin’- ‘a und repetici Se abia : no? Pero, ch aduro pat z no estaba made ganas. ZY por ave pie con ni bet asa coarse en esa forma que dec ines? A) exPiya este paciente en 1 ue ere je encerrar de antemano a es! ° . gorre el riesgo de ence uate, ortife trasferencia m¢ a bra es un dato vivo, dindmico, vias para que Ta cosh Bue és, Aun se precisaba que pu‘ ee isan, sstaba gan 1 peso de as condiciones necesa~ mada y analizada des- diese ser dicha de nuevo Por ‘ado de antemano porque la repeticién morti- .de ser suficiente pa- eneste tipo de problematicas el fera, del fracaso, es tan grande que pu muearlo todo. . earaesbign ol caso de un paciente etilico tomado en and isis por una joven analista que habia sido etilica a su vez y que sin duda no habia medido los riesgos de la trasferencia: Sipoce tiempo ella misma vuelve a beber, y tiene que buscar tin pretexto para interrumpir las sesiones. Sigue luego otra cura que desemboca rpidamente en un eallején sin salida: 1 nuevo analista, ignorando las desventuras de la analista precedente, no comprende nada de lo que ocurre. Las cosas vvan de mal en peor y el analizante termina en el hospital psiquitrico. Hasta el momento en que, al azar de una con- versacidn, su analista es puesto por fin al corriente del pro- Sema anterior lo cual posibilitar el reencauzamiento del {nals Hallaremos in ejemplo del mismo tipo en mi ta- segatulade La souffrance moteur de analyse. Son casos valent gemplares a los cusles tends oportunidad de tun fenémeno trasferense ee epeticion mortifera que’ anterior. i intorraneage cate de wn cura iniciada por ella con alguien ave ido le cura anterior a raiz de un pasaje al acto de su n sorpresa, esta cura se interrumpis bruscamente. ¥ tenta de que eto coda los cuntro aos exaetamen donde enna ct babin durado el anilinis precedente. La mutore entien’ didmeanteet Ave ates do mpranr acted aslararse gs 146 coenetad tetrad we hallaba ftera del marco del anslisi, Plenso aie le int hablar de to sucedido, yen maichos casos no hay otra solucn “nena x vor a fide obtener Unnenytegttanalizante a hablar con of analetnantrion finde ohernsr Mexnticncin claray en profundidnd, antes de intentar frm mn, ‘4 que los dos tiempon de In tratorencia quaden bien dncriminedet alist: paras gre ‘ posteriori we dio em tw tiempo que hat 33 Z > Resumiendo: a mi modo de ver, antes de cia se halla siempre planeando, de una pre ‘taser, contratrasferencia, en el sentido de aquello que p na la Gna traba para la trasferencia, proveniente o bien del anf intoobien del analista, y pudiendo ser de tipo tesricon a vay Bin la hora actual esto es mais verdadero quenuncs 1 contratrasferencia precede a la trasferencia y es La tenerla en cuenta para que esta tiltima pueda culation en condiciones positivas. Porque si la contratrasferencia, en este sentido mas amplio, constituye una condicién previa inevitable que represent echo de Procusto: sino se la determina con claridad, puede trasformarse en obstéculo insalvable. La trasferencia es una puesta en acto de dos inconcientes Parafraseo aqui una frase de Lacan, quien en su semina- rio de 1964 sefiala explicitamente: «La trasferencia es loque mi del inconciente, en tanto el senta de entrada dos ventajas: la primera es captar parasia gran mtimero de autores, lacanianos 0 no. Hace muy poco, Neyraut la hizo suya, Otra ventaja, y esto se asocia sin duda con aquello, es enfatizar de inmediato el cardcter dinamico Jo mismo que la defi esdinamita, Justamente, en esa misma oportunidad ‘Lacan sefala que en la trasferencia entra en juego no solamen “ ag © cual aspecto de lo inconciente, sino lo inconciente ‘modo una trasferencis ruede traaformarse e EY —>_>_ 73 7©}——™ Para retomar las categorias que utilioé en Les voies d'ac- 14 diré que la trasferencia no es una via_ ces de Vinconscient, fragmentaria sino una via reveladora, Conclui esas vies tee eas hablando dela telepatia. Lo mismo habria podido to Ia trasferencia. Una razén concre- tue dichas vias de acceso toman en cuenta los canales festarse en la vida cot una persona, En cam da primero en el interior de la cura, como lo diremos dentro) 2 Prymomenta, y atendiendo a que se trata de una relacii Ge dos. Ese es el motivo por el que prefiero decir que la tras” ferencia es la puesta en acto de dos inconcientes, y-_hasta “dirfa la puesta en serie, la puesta en cincuito,.coma: enelca- ‘So de las centrales atémicas, de dos generadores. Minimizar este punto esencial es referir la repeticién a un solo polo, con todos los riesgos que ello supone. ‘Por otro lado, aporté voluntariamente un correctivo méis ‘ala frase de Lacan: en lo que a mi concierne, prefiero decir (que la trasferencia es una puesta en acto de dos inconcien- ths, pues evidentemente puede haber otras formas de esa puesta en acto, y ya Ilegaremos a eso. Parafraseando a La- ‘can, diré que, asi como no se puede hablar de la mujer, no se puede hablar de la puesta en acto, o bien de el inconciente. La trasferencia es un producto de la situacién analitica Esta frase fue formulada por I. Macalpine en 1950, en un articulo hoy eélebre."® Asi, la autora no hace ms que reto- 10 de los enunciados de la definicién de Laplanche y Pont y, lo mismo que en el caso anterior, yo la modifico de entrada aclarando que se trata de un produc- to de esa situacién y no del tinico, ya hemos visto por qué ¥ intoma; y las vias reveladoras, tan elementos nuevos, inespe 48 Publicado inicialmente en Peychoanalytic Quarterly, 4, XIX, 1950. 85 pro uchas otra: ¥ S rrque Ia situacisn a : sas ademas d rrimiento, por ejemplo! iO contratrasferenc et Ay Acabo de dar algunos ejemplos, Pura y simp Ello no impide que se trate de una afirmacis pues significa para nosotros que el estudio de ln cin se realiza sobre un material que presupond cimiento d mati naitcn pug N Capit taney diferentes parametros constitutive usc ica. Laplanche insiste en ello en sw ou jo:!® Zedmo hablar de trasferencia sin tener en cuenta nt cho de que este fendmeno sélo es acces cn cers diciones: disimetria de la relacién, neutralidad del anal no dntarvenciény;primacia concedida a fo imagines aif palabra sobre la accion, regularidad de las oes ol ‘Todo esto es lo que crea el marco analitico, dicho deol tiblemente en repeticién destructi mos visto por qué. Ciertas person: de la situaci “Sine qua non para que la trasferencia se manifieste, pues la repeticién instituida por el marco permite a la repeticion trasferencial manifestarse. Y nunca deberemos perder de ye SWAN que los materiales trasferenciales sobre los que vamos a ‘a trabajar se obtuvieron en estas condiciones harto particis lares, harto impresionantes y dificiles de realizar de ot? ~ modo. otros si ejemplo De ello no se sigue que no haya trasferencia en entre los discipulos de Lacan. En bien que la trasferencia que se mi nglobada, integrada en otr: ficilmente disociable. E] psicoandi Jaciones de las que e is presenta la ventaja de ‘J. Laplanche, Problématiques V, op. cit, pig. 289 (pix: 285) 36 hacer resaltar la trasferencia en estado nativo con sis paré- vieros propios, 1o cual facilita el esclarecimient de los fe- ajonos de trasferencia que pueden producirse en otros lu gares. La trasferencia no es todo el andilisis Esta afirmacién es de M. Neyraut:!7 contrasta con la po- icin sostenida por buen niimero de lacanianos en Francia wrteamericanos. En efecto, hoy no revista Psychoanalytic Inquiry: Jogas en Francia, en los trabajos tra postura mas trasferencia no es 86 Ta puesta en acto del inconciente, ino que es el inconciente mismo, el cual noexiste en ning stro lugar. Se trata del punto de vista sostenido por J (Rasiotuando escribe, por ejemplo; cLa trasferencia analiti- ‘ca es equivalente al inconcient 19 punto de vista sostenido por buen mimero de lacanianos. ‘Yo no comparto estas opiniones pues observo que, en cuanto se aisla de este modo la trasferencia, en cuanto se lo puesta todo a ella, mayor es el riesgo de quedar a merced de la repeticién mortifera de la que es portadora. ‘Todo lo que es exclusi ‘en este sentido, No es casu ‘mucho la cuestién de la pulsién de muerte, do vivamente contra estas opiniones extremas. Y pienso ave aqui es mas necesario que nunca mantener el equilibrio en: pig. 1609. io, Les yeux de Law 1988, pag. 48. (Los ajoe de “Airee: Amorrortu editores, 1988, pig: 40.) 37 i tre las nociones descubiertas por Freud, como lo hace mas, el propio Lacan al abordar la trasferencia en ten el dmbito de los cuatro conceptos fundamentales del pa; andlisis.2° sico. M. Neyraut*! hace notar a este respecto que la teori freudiana se encuentra atravesada por dos abordajes dl psiquismo: el abordaje mondidico, notorio en la metapsiooly J gia, que tiende a considerar lo inconciente como un aparaty estructurado en forma auténoma; el abordaje dual, mas.evi, dente en los escritos clinicos, que centra la atencién en la trasferencia y enfatiza la relacién con el otro. En realidad, Freud, como de costumbre, los puso en tensién, y esto es to. talmente necesario. Si se suprime uno de los dos términos, se corre el riesgo de caer, a la larga, en algunos de los ex- cesos que hemos sefialado y que evidentemente resultan fascinantes al extremo por su misma simplicidad. En el campo del psicoanilisis del nifio, M. Klein acentué mas bien el abordaje monadico, y F. Dolto, el abordaje trasferencial: pero estas autoras jamds fueron excluyentes. Forzados a fondo y tomados al pie de la letra, uno y otro de estos abor dajes no dejan de entraiiar ciertos peligros. De ahi que la posicién de Laplanche y Neyraut me parezca la mas frue- tifera, aun cuando sea mucho menos confortable. La trasferencia es un retofio del sintoma Llego aqui a una posicién que me es mas personal aun que se inscriba en una tradicién sumamente larga y an gua. éSe habria descubierto la trasferencia de no haberse tenido que ocuparse del sintoma y en particular del sintoms en su evolucién patolégica? Habria Freud localizado, tre bajado y reinventado la trasferencia de no haberse inter™ sado, con la perseverancia que sabemos, por el sintoma his: térico? Digdmoslo con claridad: la cuestién de la trasferen’ cia nacié de la que nos plantea el sintoma. iS Pero se trata de mucho mds que de una simple cuestion de anterioridad 0 de sucesién histérica. Como lo, exPus ampliamente en Les voies d’accés de V'inconscient,™ sid © 21 Le transfert, t, op. cit., pig. 59. Bd. Universitaires, 1987, 38 sintoma estariamos cerrados sobre nosotros 1 sin- oma no estructura solamente al individuo, estructura tam- pién Ia relacién con el otro. Por consiguiente, estructura “también la trasferencia. Se trata indudablemente de una catructuracidn torpe, incompleta, decepcionante en muchos faspectos, pero esta siempre ahi al comienzo y es en parte jrrebasable. El amor y la sexualidad, que son también vias ‘eatructurantes, desempefian un papel nada superfluo en la Slaboracién de la trasferencia y constituyen también modos focarla. Pero el sintoma ocupa aqui un privilegiados de ent lugar aparte por Jo mismo que toma en cuenta a Ja vez el amor y la sexualidad. Esta es la razén por la que afirmo que la trasferencia es un retoiio del sintoma. No entiendo esta palabra en el senti- do dela filiacién humana, lo cual seria un tanto peyorativo; Jaentiendo en el sentido vegetal, en el sentido del retofio na- ido de un tronco y que da testimonio de una vitalidad que parecia comprometida para siemp: (El sintoma,en efecto, hos confronta con el mismo problema que la trasferencia: el dela repeticion, ‘iesgos de e' una repeticion que concierne como minimo a dos personas, veremos de qué manera, La Unica diferencia es que, en el caso del sintoma, aquel 0 aquellos que ocupan el lugar del otro han desaparecido 0 a ellos ya no se los considera como no sea en el interior del fantasma, lo cual hace que se esté més expuesto a la repeticidn de lo mismo; mientras que, en el caso de Ja trasferencia, los dos. idn esta ahi, vivitos y actuantes en el presente, Jo cual hace que, man- tos, se es posible reinsertar en el tronc lo, el sintoma para que se modifique. El analista esta ahi para permitir que nazca trasferencia a partir del sintoma, y pa- ra que se la reinyecte en el sintoma a fin de dinamizarlo, y a, veces hasta para dinamitarlo. _ Esta puesta en perspectiva de la trasferencia con rela- cién al sintoma permite, entre otras cosas, mantener la ten- sién que sefialé precedentemente entre el abordaje monddi- 0 de lo inconciente y su abordaje relacional. Lo mismo que 1a trasferencia, el sintoma es, en efecto, un fenémeno per 39 scion mortifera.y el de \ | | oa la problematica del sujeto, mientras cong ‘al mismo tiempo una llamada al otro aa txt erencia es el producto del setting analitico, cam \eastelpine, sila contratrasferencia en el sentido global d arac a precede, nunca se debe perder de vista que el sin tema ya ha pasado por alli y que es de una proximidad iad nitamente mas significativa. Se diga lo que se diga de la indiferencia mostrada por el anaieis eon respecto al sintoma, lo certo es que la meta que porsigue consiste en invertir su funcionamiento, en conve fo, sogin expuse en un articulo dedicado a este tema In teasferencia constituye a la vez la palanea y la fueraa que autorizan la esperanza de un vueleo semejante. ‘Esto permite precisar de entrada que hay trasferenciay sonal, intim: ‘tuye también ¥ trasferencias. La trasferencia en el sentido global es larels- | analista y el analizante c Bajo el mando del sintoma. ‘Las trasferencias son las mily una actualizaciones a las que esta relacién va a dar lugar, nctualizaciones diversas, inesperadas, heteréclitas. Si bien ena teoria se habla de trasferencia, en singular, para sim: plificar las cosas, la realidad designada remite a realidades plurales. Mientras puedan generarse trasferencias y fruc tificar, el trabajo analitico sera provechoso. Pero puede su- ceder que una de estas trasferencias se trasforme en ‘obs: tdculo, o bien que la trasferencia en el sentido global impida cualquier surgimiento. Ya veremos que, ademas, este tipo de oeurrencias da origen también al sintoma en s¥ evolt cidn patologica. ° \ jn tal como se estructura entre No hay trasferencia que no sea de 10 tinion 0 de lo particular El surgimiento de la trasferencia pone en juego la inter accién profunda entre dos personas. Ahora bien, y Freud ald como convenia, no hax inconciente mas que de lo pa" ioe

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