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Una vez logrado el derecho a la escolarización, el paso que las etnias oprimidas y grupos sociales
están dando es el de la revisión de las identidades que les fueron otorgadas; que les fueron
impuestas por los colectivos que venían controlando todos los resortes institucionales de poder.
Sus identidades, siempre definidas en términos de déficit, de manera negativa, servían para
justificar su vida cotidiana como personas explotadas y marginadas.
El modelo es el de definición del otro, considerando todas sus diferencias respecto al modelo
hegemónico como carencias, como hábitos y rasgos perniciosos o signos de incultura. Se negaba el
valor de todo lo diferente, de lo que se producía al margen de las estructuras y ortodoxias
dominantes.
Los grupos silenciados y colonizados ahora luchan por el reconocimiento de su identidad,
reivindican su derecho a ser y los logros que les permitieron subsistir y avanzar como pueblos,
etnias, colectividades, etc.
El término multiculturalismo destapa la existencia de una sociedad en la que existe conflicto entre
comunidades que poseen culturas específicas que rivalizan entre sí, que no se aceptan
mutuamente, sino que mantienen grados importantes de conflicto y luchan por tratar de ser
tenidas en consideración, por alcanzar un reconocimiento positivo. El multiculturalismo responde a
las estrategias que las sociedades desarrollan para responder a la pluralidad y evitar la rivalidad y el
conflicto entre comunidades culturales y políticas que comparten un determinado territorio.
A través de los procesos educativos, de los diferentes programas de entretenimiento e informativos
realizados por los más influyentes medios de comunicación y por la política vigente, las nuevas
generaciones asimilan la cultura de la comunidad a la que pertenecen y/o en la que viven,
internalizan valoraciones sobre sus logros y carencias.
Entendemos por cultura los conocimientos, modalidades expresivas, creencias, valores, leyes,
costumbres, rutinas y hábitos que las personas adquieren por formar parte de una determinada
comunidad y que les identifican como integrantes de ella y, lógicamente, les permiten comprender
y comunicarse entre sí. Las personas pertenecientes a una cultura tratan de preservarla,
desarrollarla y divulgarla. Por ello, la institución escolar se basa en la cultura para seleccionar los
contenidos y las ejemplificaciones que considera de mayor interés de cara a facilitar la integración y
el desarrollo de las nuevas generaciones. Es sobre la base de este bagaje cultural como las personas
se socializan, conforman y adquieren las capacidades y conocimientos con los que participan en la
esfera económica, las capacidades de simbolización y contenidos para entender y participar en el
ámbito cultural, las destrezas e información indispensable para asumir derechos y deberes en
cuanto ciudadanos y ciudadanas, para intervenir en la vida pública y política. En las aulas se
aprende a controlar la vida emocional y las relaciones interpersonales.
Mediante la participación en estos procesos educativos aprendemos a compaginar los intereses
individuales y los colectivos, a desarrollar una personalidad individual y a colaborar en el progreso
de la comunidad.
1. Modelos para afrontar la diversidad
Asimilación
Tiene la misión de evitar la diversidad cultural y lingüística e imponer una única lengua y cultura
oficial. Los sistemas educativos modernos fueron pensados para promover la unicidad y
homogeneidad cultural, lingüística e ideológica. Las instituciones escolares debían uniformar a las
personas y a las culturas. Por ello, desde las instituciones educativas se trataba de dotar de una
identidad política, cultural y lingüística común a los diversos pueblos que conformaban el Estado.
Las distintas materias que componen el currículo escolar tendrían entre sus funciones principales
ayudar a conformar una cultura común.
- Matemáticas. Facilitó la imposición del sistema métrico decimal, lográndose así la
unificación de los distintos sistemas de pesas y medidas que existían en un mismo territorio
y facilitándose los intercambios comerciales. Por tanto desaparecieron unidades de peso,
unidades de longitud, unidades de capacidad y unidades de superficie.
- Historia. Contribuía a la imposición de una única narrativa acerca del pasado y del presente
de la comunidad. La selección de los eventos del pasado servía a los poderes dominantes del
momento para justificar la forma de organización existente. Además trataban de
argumentar las ventajas de haberse reunido los diferentes pueblos que componían el Estado
para conformar un gran y poderoso pueblo.
- Lengua y literatura. Era el medio más eficaz de imponer y hacer oficial un mismo idioma y la
misma norma lingüística. Se trataba de convencer al alumnado de que las otras lenguas no
oficiales son de escasísimo valor, lo mismo que las producciones literarias que se sirven de
ellas. Además silenciaban o desvalorizaban aquellos escritores y escritoras de la lengua
oficial que con sus escritos ponían de relieve temas conflictivos y denuncias de injusticias de
los grupos sociales instalados en el poder, ya que no deseaban que aflorasen.
- Geografía. Refuerza el espíritu patriótico, ya que permitía aclarar a las nuevas generaciones
las verdaderas fronteras de su territorio y contribuía a construir una identidad nacional, al
tiempo que ayudaba a definir a la persona extranjera. Los mapas eran un recurso para
posibilitar la conquista y explotación de los pueblos vecinos y lejanos. De hecho, los mapas
topográficos de mayor escala, más precisos y detallados eran considerados documentos
secretos.
- Educación artística. Legitimaban unas determinadas obras de arte y estilos como los únicos
valiosos e idiosincráticos de la nación.
Sin embargo, en la mayoría de los casos cada pueblo o cultura diferente de la hegemónica mantuvo
algún nivel de confrontación para tratar de preservar su identidad cultural, sobre todo cuando
estaban localizadas en un espacio territorial bien definido.
Pluralismo superficial
Forma de solucionar los problemas de reconocimiento que demandaban los grandes grupos
sociales y culturales no hegemónicos. Procura orientar las reivindicaciones exclusivamente hacia la
necesidad de reconocer algunos valores culturales, la mayoría de las veces, solo en plan folclórico y
turístico. De esta forma, se cosifican las identidades y, al mismo tiempo, se obvian las condiciones
materiales de vida de esos colectivos sociales y/o etnias desfavorecidas, la génesis de su situación
subordinada y marginada. Se deja al margen la consideración de algunas de las raíces que explican
estas posiciones de marginalidad y subordinación, es decir, en qué grado los modelos productivos,
la política lingüística, cultural, social y económica tienen responsabilidades. Centrarse solo en el
reconocimiento es caer en un pluralismo superficial que puede servir incluso para presentar los
niveles de marginación, para eclipsar y/o aplazar medidas de solución más urgentes.
Este modelo de integración fue el que orientó muchas veces el trabajo curricular en los centros
escolares ubicados en el interior de las nuevas autonomías, llegando a caer en fórmulas de trabajo
denominadas como currículo de turistas. En este tipo de propuestas escolares, la información es
presentada de manera deformada, con gran superficialidad, centrada en anécdotas
descontextualizadas, etc. Las situaciones sociales cotidianamente silenciadas y que, en general, se
plantean como cuestiones problemáticas en esta sociedad concreta en la que está ubicado el
centro escolar pasan a ser contempladas, pero desde perspectivas de lejanía, como algo que no
tiene que ver con cada una de las personas que se encuentran en esa aula escolar, algo extraño,
exótico o incluso problemático. Además, se deja claro que su solución no depende de nadie en
concreto, que están fuera de nuestro alcance.
Sin embargo, debemos buscar una sociedad más justa donde la igualdad de oportunidades no
acabe siendo un eslogan vacío de contenido. Los modelos liberales son incompatibles con un
Estado que protege a su ciudadanía de la voracidad de los grandes monopolios económicos.
Estas luchas sociales vinieron en un primer momento centrándose en conseguir un reconocimiento
de su lengua y cultura; reconstruir sus historias colectivas que los grupos hegemónicos en el poder
habían silenciado y manipulado para hacerles asumir que su falta de poder, las situaciones de
marginalidad a las que se veían abocados, no era otra cosa que el fruto de sus condiciones como
seres inferiores.
Éste modelo se apoya en esencialismos excluyentes.