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FINANZAS PÚBLICAS

ENSAYO ARGUMENTATIVO
Ley de Wagner
De acuerdo a la teoría del economista Adolf Wagner (1835-1917), el
crecimiento de las actividades del estado es consecuencia ineludible del mayor
bienestar o progreso económico y social que acompaña a una creciente
industrialización. Siendo esto así, el gasto público como porcentaje del PIB,
siempre aumenta. Esto significa que si el gasto público sube, necesariamente
tiene que aumentar la participación de los impuestos en el PIB. Es inevitable
que en las sociedades modernas los impuestos suban y que las formas de
intervención del estado se multipliquen. Los costos de la salud, la educación, la
ciencia, el medio ambiente, son marginalmente crecientes. Todo esto ha
llamado la atención de la comisión de expertos para la equidad y competitividad
tributaria, la cual destacó en el informe presentado en 2015, un diagnostico
claro en el que se muestra que el gasto público en el sector central paso de
menos del 10% del PIB en 1990 a 19% en el año 2013; y advierte que en el
largo plazo la carga tributaria continuara subiendo.

En Colombia, la ley de Wagner sigue vigente, a pesar de que las políticas


económicas han sido muy diversas durante los años. El aumento de la
participación del Estado ha sido especialmente acelerado desde los años
noventa, cuando la curva se convierte en una exponencial. Si esta ley se
mantiene, y si el gasto público se continúa incrementando, podría afirmarse
que las políticas públicas que buscan reducir el gasto han fracasado. Así lo
afirma el profesor Iván González de la Universidad externado de Colombia y
Universidad Nacional. Claro está que ello no significa que las acciones
gubernamentales hayan sido las mismas de periodos anteriores, por lo
contrario, han sido diferentes. Y una muestra de esto es el modo como
evolucionó el déficit y, sobre todo, la manera como se ha financiado. El
funcionamiento real de los mercados muestra que la intervención del Estado ha
sido completamente necesaria. Los procesos de industrialización no habrían
podido consolidarse sin la intervención del Estado, ya sea protegiendo,
subvencionando o desempeñándose como empresario. Una vez dicho todo
esto, cabe preguntarnos sobre la ineficiencia del recaudo. Es visible que el
recaudo va en contra de la competitividad de las empresas, además de
considerar que a más impuestos, menor utilidad, menos inversión y
disminución de la competitividad, pero lo que no se considera es que a más
impuestos, mejores servicios, mayor productividad, mas utilidad y aumento de
la inversión y la competitividad. La cuestión es: ¿quién resulta más beneficiado
al final; el estado, los empresarios o los mismos ciudadanos?

Para concluir considero que los gastos públicos deben interpretarse como una
expansión en comparación con la actividad económica total; debido a que si la
actividad del Estado ha de medirse mediante los gastos públicos, la economía
total se habrá de medir por medio del conjunto de gastos, si es que
pretendemos que ambas actividades resulten comparables, al final la Ley de
Wagner termina siendo inexorable.

JORGE LUIS OQUENDO GONZALEZ


ADMINISTRACION DE EMPRESAS VIII

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