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Antagonistas en La Iglesia
Antagonistas en La Iglesia
Antagonistas en La Iglesia
SE ESFUERZAN
Los antagonistas inician problemas; no esperan que los problemas vengan. Esto
típicamente tiene mucho que ver con su hipersensibilidad. Tienden a considerar
que cada palabra y acción son ataques personales y reaccionan
agresivamente. Por ejemplo, algo tan insignificante como una situación en
donde usted está preocupado por algo y lo paso en el pasillo sin saludarlo podría
resultar en un ataque. Los antagonistas preferirían causar problemas que
concederle a alguien el beneficio de la duda.
DEMANDAS INSACIABLES
Los antagonistas nunca están satisfechos. No importa cuánto usted o la
congregación traten de apaciguarlos, nunca bastará. En lugar de calmar al
antagonista, los intentos de aplacarlos solamente los animará a exigir aun
más. Muchos antagonistas luchan hasta que ya no queda más que escombros. A
veces aun eso no les para.
ATACANDO
La palabra atacando es severa, pero describe correctamente lo que hacen los
antagonistas. Aunque pueden presentar puntos válidos, generalmente los
antagonistas no ofrecen una crítica constructiva. Su meta implícita es el control,
no importa lo que cueste a otros.
EGOÍSTAS EN SU NATURALEZA
Los ataques de los antagonistas son para su propio beneficio. Frecuentemente
usan un lema o escogen algún asunto válido y fingen que están luchando por
eso. Pero pocas veces es así. Un antagonista rápidamente dejará a un lado este
lema o asunto una vez que no beneficien sus ambiciones.
DERRIBANDO EN LUGAR DE EDIFICAR
Cuando las personas tienen conflictos el uno con el otro, es el resultado de las
acciones de un antagonista. En lugar de unir al pueblo de Dios, un antagonista
lo divide. Muéstreme una congregación dividida y llena de contiendas, y yo le
mostraré una congregación que contiene por lo menos un antagonista.
Hay ocasiones cuando todos somos egoístas o testarudos. Sin justificar tal
conducta, podemos estar seguros que esta conducta ocasional no nos define como
antagonistas. Lo que nos separa de los antagonistas es la ferocidad de los
ataques y la cualidad insaciable o tenaz que alarga el problema
interminablemente.
CLASES DE ANTAGONISTAS
Antagonistas aficionados son personas seriamente perturbadas —
frecuentemente paranoicas — que no pueden ver la realidad. Tienden
a tener una tenacidad y deseo increíble de causar problemas. Es
posible que el apóstol Pablo estaba pensando en esas personas cuando
advirtió a los líderes de la congregación en Efeso: "Por tanto, mirad
por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha
puesto por obispos. ... Porque yo sé que después de mi partida
entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al
rebaño" (Hechos 20:28,29).
Antagonistas mayores tienen un trastorno de carácter o
personalidad pero no están tan perturbados como los antagonistas
aficionados, aunque a veces puedan manifestar una conducta similar.
Tienen mucha hostilidad junto con un anhelo irreprimible de conseguir
poder.
Los antagonistas moderados se pueden distinguir de los otros de
dos maneras. Primero, faltan la cualidad de los otros de poner algo en
marcha. Una oportunidad tiene que ser claramente disponible para que
un antagonista moderado llegue a ser activamente antagónico.
Segundo, faltan la tenacidad de los antagonistas aficionados y
mayores. Sin embargo, son buenos seguidores de los antagonistas
aficionados y mayores.
—Kenneth C. Haugk, Ph.D., St. Louis, Missouri
Las huestes espirituales que se rebelan contra Dios y contra el pueblo de Dios sin
duda tienen algo que ver con el comportamiento de antagonistas. Los
antagonistas redundan en beneficio de las huestes que quieren destruir la misión
sanadora y amorosa de la iglesia. El fruto del Espíritu (Gálatas 5:22,23) debe
caracterizar la vida de la comunidad cristiana. Pero los antagonistas siembran
rencor, enojo, y odio. La tragedia es que los antagonistas no solamente están
bajo el poder de fuerzas malignas, pero también lo disfrutan. Debido a que el
antagonista se niega a participar en la vida de la iglesia como un pecador
arrepentido y perdonado y insiste en seguir el camino de odio y contiendas, su
presencia significa problemas para una congregación.
LOS EFECTOS DEL ANTAGONISMO EN LA IGLESIA
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con
los otros" (Juan 13:35).
Cuando contiendas y antagonismo apoderan de una congregación, su testimonio
del Dios de amor está destruido. Los antagonistas escogen no vivir en el amor de
Cristo. Hay peleas en lugar de amor, y con las peleas también existen los celos y
enojo. El efecto primordial del antagonismo en el pueblo de Dios es
destrucción. Las expresiones visuales del amor incondicional de Cristo son las
primeras bajas del antagonismo activo. El antagonismo destruye el testimonio
único y amoroso de los cristianos y la vitalidad de la congregación, despertando la
ira de Dios.
EL TRATAMIENTO DEL ANTAGONISMO
"Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en
contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos"
(Romanos 16:17).
Este siempre es el primer paso en el tratamiento del antagonismo: estar atento y
tener cuidado. El apóstol Pablo no pidió que sus lectores imaginaran en quién
deben fijarse. Ellos debían fijarse en los que causaban divisiones y tropiezos.
La Biblia habla claramente acerca del tratamiento final para los que persisten en
causar división y problemas en la iglesia: "Al hombre que cause divisiones,
después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha
pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio" (Tito 3:10,11).
No debemos tomar a la ligera la decisión de desechar de alguien. Pero la
palabra "deséchalo" es una respuesta clara para un individuo que se empeña a
causar divisiones aun después de la primera y segunda amonestaciones. Pablo le
dijo a Tito que no se esforzara extensivamente a arreglar los asuntos con el
antagonista; él simplemente debía desecharlo.
La pauta apostólica es clara: Cuando uno se enfrenta a un antagonista, tiene que
reconocer que hay una probabilidad que no habría ningún cambio. Él está
"condenado por su propio juicio." Apártese de esa persona.
PREVINIENDO EL ANTAGONISMO
Un solo antagonista en una congregación puede afectar tanto al pastor y los
líderes de la iglesia que tienen que usar lo que parece 90 por ciento de su tiempo
y energías tratando con esa persona y el caos que crea. La prevención es la mejor
solución. Los dos métodos principales de la prevención son crear un ambiente
anti-antagonista y educar a los líderes de la iglesia en cuanto al antagonismo.
CREAR UN AMBIENTE ANTI-ANTAGONISTA
Cuando hay un procedimiento y política establecidos para la administración de la
iglesia, un antagonista tiene menos posibilidad de crear problemas en una
congregación. Varios pasos pueden ayudar mucho para crear dicho ambiente.
Siga la política establecida. Todos deben seguir el procedimiento y política
establecidos de una congregación. Los líderes nunca deben practicar ni permitir
que otros rompan estos procedimientos porque protegen contra los antagonistas.
Establezca vías de comunicación funcionales. Establezca y utiliza vías claras de
comunicación. La comunicación abierta entre los líderes de la iglesia y los
miembros es vital. Para facilitar esto, los líderes tienen que explicar claramente
a la congregación cuáles son las vías apropiadas de comunicación — y repetirlas
frecuentemente. Cuando existen vías claras de comunicación que están
explicadas con detalle, un antagonista que descaradamente muestra indiferencia
es más fácilmente descubierto.
Cree descripciones de trabajo. Las descripciones claras de trabajo crean un
ambiente desfavorable para los antagonistas. Los pastores, ancianos, diáconos,
miembros del cuerpo oficial, y otros con posiciones de autoridad necesitan
entender claramente sus responsabilidades y sus relaciones con los otros
líderes. Los miembros de la iglesia también necesitan ser conscientes de
esto. El riesgo de animar conflictos malsanos entonces disminuirá.
Establezca una base amplia de responsabilidad. Una base amplia y fuerte de
autoridad en asuntos de administración y programas puede ayudar mucho para
frustrar los ataques de un antagonista. Cuando un solo individuo tiene mucho
poder en una congregación, una lucha de uno a uno (normalmente antagonista
contra pastor) frecuentemente resulta. Cuando un antagonista se da cuenta que
el poder está cuidadosamente distribuido entre un grupo de personas, pensará
dos veces antes de iniciar un problema.
Discipline cuando sea necesario. La disciplina funcional también es esencial para
mantener un ambiente anti-antagonista. Las congregaciones en donde la
disciplina es mínima o ausente tienden a animar más a los antagonistas. El
factor crucial es este: Lo que sean los procedimientos de disciplina de su
denominación o congregación, sígalos.
Establezca la unidad. El equipo pastoral y los líderes laicos tienen que mantener
la unidad sin tener problemas con chismes o fricción malsana. Un antagonista
descubrirá los conflictos malsanos entre los líderes y los usará. La unidad no
significa que siempre están de acuerdo sobre todos los asuntos, más bien el
respeto y apoyo mutuo de las responsabilidades de otros.
EDUCAR EL LIDERAZGO DE LA IGLESIA EN CUANTO AL ANTAGONISMO
La educación prepara a las personas para lo que necesitan hacer, no importa que
tan incomoda sea la tarea — y pocas tareas son más incomodas que el tratar con
antagonistas. La educación acerca de los antagonistas viene en dos categorías:
general y específica.
La educación general. La prevención es el primer propósito de la educación
general. La meta de la educación general es comunicar un entendimiento de las
dinámicas del antagonismo y las maneras de tratarlo efectivamente. Incluya
todos los miembros posibles del equipo pastoral y líderes laicos en el
proceso. Cuando los líderes de la iglesia reconocen las tácticas de los
antagonistas, son mejor preparados para dirigir. El segundo propósito es
proveer una fundación para la educación específica cuando o si llegue a ser
necesaria.
La educación específica. Esto educa a los líderes acerca de individuos específicos
que están empezando a comportarse antagónicamente. No se habla del tema del
antagonismo; se habla de personas específicas. La educación específica se difiere
de la educación general con respecto a los espectadores. La educación específica
es solamente para los líderes que tienen una responsabilidad legítima con el
problema. Si su congregación tiene un comité o junta separada para tratar con
asuntos de disciplina, entonces miembros de ese comité, junto con los que están
directamente involucrados en el ataque, podrían ser las personas para recibir la
educación específica.
Hay dos propósitos con la educación específica: Primero, los líderes tienen la
oportunidad de evaluar correctamente la situación particular. Segundo, la
educación específica allana el camino para poder hacer planes para resolver el
problema, permitiendo que los líderes apropiados se traten con la situación.
CONCLUSIÓN
¿De quién es el problema del antagonismo? Es el problema de todos. En el
arca de la salvación, que es la iglesia, nadie puede decir, "Tu lado del barco se
hunde." Una actitud que dice, "Todos estamos juntos en esta situación" provee
un antídoto sumamente poderoso y efectiva para vencer el veneno destructivo del
antagonismo.
Una congregación está estructurada especialmente para enfrentar esta obligación
porque la iglesia es un cuerpo — el cuerpo de Cristo — y se considera más que la
suma de muchas partes. Parece más a un organismo que una organización,
palpitando con la misma vida de Jesús, fluyendo en sus miembros por medio del
Espíritu Santo.
El antagonismo es como una enfermedad virulenta en el cuerpo. El cuerpo no
puede considerar que un ataque contra una sola parte es una amenaza
inconsecuente que no requiere ninguna respuesta por las otras partes. El
antagonismo amenaza no solamente un órgano asilado pero también el
organismo entero que sufre hasta que la enfermedad está vencida. El cuerpo
entero tiene que luchar para vencerla.
Superar el antagonismo no es una causa sin esperanza. El aprender habilidades
de tratar con los antagonistas y métodos de prevenir sus ataques son fuentes de
esperanza. Más importante, la iglesia es del Señor. Él la ha creado, y Él no la
fallará. Esta es esperanza sin medida.