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Universidad Autónoma De Santo Domingo

(UASD)

Sustentante: Matricula:
Victoria Garcia Aybar 100252736

Danery Rodriguez 100338451

Carlos Manuel Cleto BI-6423

Asignatura:
Derecho Inmobiliario
Tema:
El proceso de saneamiento.

Docente:
Salvador Ramos

Sección:
02
Fecha:
7 de Diciembre de 2019
Santo Domingo, Distrito Nacional
Contrato de agente comercial de la ley 173-66 sobre el concesionario
y concedente.

La comisión es una especie de mandato y este mandato se trata de un


contrato típicamente comercial. Que está estipulado ene l actual código de
comercio.

El comisionista: es aquel que obra en su propio nombre o bajo un nombre


social por cuenta de un comitente, es necesario resaltar que es un contrato
de mandato, en el cual el mandante es el comitente, y también que un
verdadero comisionista no debe actuar en nombre del mandante sino en su
propio nombre o bajo una razón social.

La aplicación y ejecución de este tipo de contrato es muy usado en


actividades como la venta de mercancía con los industriales y también los
productores optan por este tipo de contrato cuando no pueden otorgar un
contrato de concesión exclusiva.

Las partes del contrato de agente son:

El concesionario: es quien adquiere determinados productos para su


posterior reventa, puede verse favorecido por la publicidad de sus productos
que ya ha hecho el concedente. Aunque desarrolla su actividad comercial
por su cuenta y riesgo.

El concedente es el que puede mejor la distribución de sus productos


canalizándolo a través de determinados empresarios (concesionario) sin
tener que realizar múltiples contratos con unos grandes números de
revendedores.

Ley 173-66

Esta ley tiene por finalidad la protección de las personas físicas o morales
que actuando como concesionarios o bajo cualquiera otra denominación,
se dediquen en el país a promover y/o gestionar la importación, distribución,
venta, alquiler o cualquier otra forma de explotación de mercaderías o
productos procedentes del extranjero o cuando los mismos sean fabricados
en el país, contra los perjuicios que puedan resulten de la resolución sin
“justa causa” de las relaciones en virtud de las cuales ejerzan tales
actividades. La ley define “justa causa” como el incumplimiento por parte
del concesionario de una de las obligaciones esenciales del contrato de
concesión, o cualquier acción u omisión de éste que afecte adversamente
y en forma sustancial los intereses del concedente.

La Ley 173-66 regulará las relaciones contractuales entre las partes


contratantes siempre que dichos contratos figuren debidamente registrados
en la Consultoría Jurídica del Banco Central conforme al procedimiento
previsto en dicha ley. En ausencia de registro, el concesionario no podrá
hacer valer el carácter de orden público de la ley, ni podrá reclamar las
indemnizaciones que acuerda la misma en caso de terminación por parte
del concedente sin justa causa.

Cabe destacar que en virtud del Tratado de Libre Comercio firmado con
Estados Unidos en el año 2004 (DR-CAFTA), la República Dominicana se
comprometió en el ámbito de sus relaciones con los Estados Unidos, dentro
de los contratos de distribución, a darle a las partes contratantes la potestad
de regularse por la Ley 173-66 o por las leyes civiles de la República
Dominicana; lo cual les permite la posibilidad de optar o no por la aplicación
de esta ley. En consecuencia, en caso de que las partes contratantes
deseen sujetarse a las disposiciones de la Ley 173-66, deberán consentirlo
expresamente en el contrato de distribución que suscriban.

OBLIGACIONES DEL CONCESIONARIO

En ocasiones se obliga a la compra de un determinado número de


productos durante un cierto tiempo, pactando el mantenimiento de unos
“stocks” mínimos para su reventa. Cabe también pactar que en caso de que
el concedente no pueda suministrar los productos, puedan adquirirse a un
tercero.
Es contraria a la libre competencia la fijación de cláusula que imponga al
concesionario precios fijos de reventa.

El concesionario suele obligarse además a emplear personal cualificado,


instalaciones óptimas y a promocionar los productos.

OBLIGACIONES DEL CONCEDENTE

La obligación principal es el suministro al concesionario de la mercancía


acordada.

Si existe pacto de exclusiva, no puede suministrárselos a otros


revendedores que actúen en la misma zona.

Si además el concedente es el fabricante de los productos, está obligado a


ofrecer una garantía de sus productos.

EXTINCIÓN

Causas de conclusión del contrato de agente.

El contrato se extingue por las causas pactadas en el contrato, entre ellas


el vencimiento del plazo.

Suele ser problemática la extinción de los contratos de concesión mercantil


cuando no se pacta expresamente la fecha de su extinción o si no se pacta
un plazo de preaviso.

La resolución unilateral por una u otra de las partes contratantes, lo cual da


lugar a indemnización de daños y perjuicios, si éstos se prueban y se ha
hecho sin justa causa o con abuso de derecho.

Por la llegada del término.

Por el muto acuerdo de las partes en ponerle termino al mismo.

Por incumplimiento de las obligaciones de una de las partes frente a otra.

Por la quiebra del concesionario.


Fuentes de la terminación unilateral por incumplimiento

No todo incumplimiento requiere de una declaración judicial. Es más: en


algunos eventos, excepcionales por cierto, no es necesaria declaración
alguna y el incumplimiento de uno de los contratantes produce la
terminación automática del contrato. Es el caso de la terminación del
contrato de seguro por mora en el pago de la prima (art. 1068 C. Co.) o por
falta de notificación al asegurador sobre las circunstancias que agraven el
riesgo (art. 1060 inc. 4.º C. Co.). Como este escrito trata sobre terminación
unilateral, lo que necesariamente implica una declaración de voluntad, no
haré referencias adicionales a la terminación automática. La menciono
únicamente para ilustrar un caso de terminación por incumplimiento que no
requiere declaración judicial.

La terminación unilateral es un acto jurídico unilateral y receptación por


medio del cual la parte afectada por el incumplimiento de un contrato pone
fin a éste sin necesidad de acudir al juez. De entrada aclaro que la
terminación unilateral no implica que el deudor quede a merced del
acreedor. En efecto, si aquél considera que la ruptura ha sido ilegal, bien
puede acudir al juez para cuestionar las razones de la terminación y
reclamar los perjuicios que considere. La intervención del juez sería a
posteriori y no a priori. La terminación unilateral puede tener su fuente en la
ley (A) o en el contrato, mediante el pacto de una cláusula resolutoria o de
terminación unilateral por incumplimiento (B).

La ley El artículo 1602 del Código Civil establece que “el contrato es ley
para las partes y que no puede ser invalidado sino por mutuo acuerdo o por
causas legales”. Pues bien, esas causas legales corresponden en buena
medida a normas que facultan a una o a ambas partes a poner fin a un
contrato de manera unilateral.

Las normas que autorizan la ruptura unilateral de un contrato en razón del


incumplimiento. Aunque son varios e importantes los casos legales de
terminación unilateral (1), su ámbito de aplicación es todavía restringido y
debería generalizarse (2).

Compraventa: Aunque este no es un caso de terminación sino de


resolución, por ser la compraventa un contrato de ejecución instantánea,
vale la pena exponerlo por ser el más importante y clásico de los contratos
de derecho privado. La ley autoriza al comprador a desistir del contrato, es
decir, a dejarlo sin efectos por su sola voluntad, cuando el vendedor por
hecho o culpa suya ha retardado la entrega de la cosa.

El sentido natural de la palabra “desistir” es apartarse de una empresa, un


intento o un derecho. Si después de haber desistido el comprador desea
acudir al juez será sólo para que le indemnicen los perjuicios causados por
el incumplimiento, pero no si su única pretensión es liberarse del contrato.

El DR-CAFTA (Dominican Republic-Central America Free Trade


Agreement, en inglés), o TLC (Tratado de Libre Comercio entre República
Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América, en español), es
un tratado que busca la creación de una zona de libre comercio entre los
países firmantes. Hace permanente los beneficios para el 80% de productos
centroamericanos que brinda la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC),
abarcando un volumen comercial de treinta mil millones de dólares. Está
compuesto por veintidós capítulos, divididos cada uno en artículos.

La negociación, firma y ratificación del tratado se realizó en condiciones


diferenciadas, amoldándose a las características y contexto político y social
de cada Estado parte; el proceso se inició en 2003 para todos los países a
excepción de República Dominicana, concretándose la adopción del texto
para todos los países involucrados, en 2004 y entrando en vigor en distintas
fechas para cada país a partir de 2006. Por otro lado, considerando que la
rama fundamental del tratado consiste en las disposiciones concernientes
al trato comercial, es relevante abordar elementos como el arancelario,
movimiento aduanero, origen de los productos y las reglas internas para el
tráfico de mercancías.

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