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edu/web/ciencia-razon-y-fe/origen-del-hombre

https://es.slideshare.net/carogv/cosmogenesis-presntacin

http://antropogenesishistoriauniversal.blogspot.com/

https://es.slideshare.net/mauriciotrilleras/antropogenesis-evolucion-del-hombre
COSMOGENESIS

La Evolución de las especies de Darwin supuso una revolución,


en cuanto conocimiento científico del origen y evolución del ser
humano. Hoy vivimos otra revolución, la del conocimiento
científico del origen y evolución del cosmos, lo que viene a
llamarse “cosmología”.

Es una revolución porque pone en cuestión los paradigmas de


pensamiento que subyacen en nuestra cultura, especialmente la
grecolatina y judeocristiana. La tradición bíblica, que ha
impregnado el pensamiento occidental, recoge un relato de la
creación en el que se percibe a ésta como algo terminado: “Así
quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y
habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho,
descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho” (Gn 2,
1-2). He aquí el escenario terminado –el “jardín” original– en el
que el Creador coloca a los seres humanos.

Es normal que los hombres de hace milenios contemplaran la


realidad pensando que “siempre ha sido así”. Con los
conocimientos que tenían no podían ir más allá. Pero hoy la
ciencia nos revela que el universo no está terminado. Más
aún, que el cosmos, más que un “espacio” es un proceso, una
sucesión de acontecimientos enlazados que continúa su curso.
Más que una escultura terminada, obra de un divino Escultor, es
un canto o una danza, obra de un Dios cantor.

El jesuita Pierre Teilhard de


Chardin hablaba hace cien años de la “cosmogénesis“, el
proceso de evolución del universo. Y una de las preguntas más
fascinantes que nos produce este conocimiento es saber si este
proceso tiene “sentido” o no, si el universo se encamina hacia
algún “punto omega” culminante o bien esta génesis se va
desarrollando azarosamente, es decir, por puro azar, hacia
estados impredecibles. Para los creyentes, además, la pregunta
se enriquece con el cuestionamiento de un Dios-Espíritu que
estaría interviniendo en su creación, guiando al cosmos a su
plenitud.

Para responder a la difícil pregunta de hacia qué estados se


encamina el universo, lo más fácil es preguntarnos cómo ha
llegado hasta aquí, qué principios lo han guiado, qué constantes
descubrimos en la “cosmogénesis” hasta ahora. Es una pregunta
científica, desde luego, pero también lo es de sentido para
nosotros, porque puesto que los seres humanos formamos
parte del universo, no cabe encontrar sentido para nuestras
vidas al margen del sentido del universo. ¿Cómo hemos
llegado hasta aquí? ¿Para qué estamos en el mundo? ¿Hacia
dónde nos dirigimos? Son preguntas, en último término, tan
filosóficas y espirituales como científicas.

Hace años la teoría del azar tenía cierta relevancia en la


comunidad científica. Según esta teoría, el mundo sería resultado
de la afortunada combinación de muchas circunstancias que
habrían hecho posible la vida sobre la Tierra: un planeta
adecuado orbitando en torno a una estrella adecuada, en un
universo con unas condiciones adecuadas. El surgimiento de la
vida sería fruto de esa singular combinación de circunstancias
favorables.

Hoy esta teoría está siendo cuestionada. Cuanto más conocemos


el origen del universo, más nos fascinamos ante lo que los
científicos llaman el “ajuste fino”. Todo está tan increíblemente
ajustado que parece difícil atribuirlo exclusivamente al azar.
Por ejemplo, la intensidad del primitivo Big Bang fue la justa para
hacer posible el desarrollo del universo. Si hubiera sido un poco
mayor, la energía se hubiera disipado sin haber formado galaxias
y estrellas; si hubiera sido un poco menor, al cabo de un tiempo
todo se hubiera vuelto a concentrar colapsando la evolución del
cosmos. Y lo mismo podemos decir de las fuerzas nucleares,
electromagnéticas y gravitatorias que dan cohesión a la energía y
la materia: el “ajuste” de cada una es tan sutil que una pequeña
variación en sus constantes haría imposible el universo tal como
lo conocemos.

La probabilidad de que todo esto haya surgido por azar es


infinitesimalmente remota. Una parábola que suele emplearse a
este respecto es la de un grupo de monos pulsando teclas
aleatoriamente frente a teclados de ordenador, pongamos, a una
velocidad de una pulsación por segundo. La probabilidad de que
el texto resultante tenga algún sentido es ciertamente minúscula,
pero si esperamos mucho tiempo, tal vez sea más fácil que
alguno de los monos, por pura casualidad, llegue a escribir una
página de El Quijote. Si el tiempo es infinito, se puede argumentar
que más pronto o mas tarde eso sucederá. La cuestión es:
¿cuánto tiempo habría que esperar para que eso suceda? Y la
respuesta es tan inconmensurable que la conclusión es que
habría que esperar mucho más tiempo del que podemos
concebir.

Del mismo modo, ¿cuánto tiempo habría que esperar para que,
por puro azar, el universo generara las condiciones para el
surgimiento de la vida y de la conciencia? Y la respuesta es:
muchísimo más del que ha trancurrido desde que el universo
comenzó su expansión hace 13.800 millones de años. Parece
que en la respuesta tienen que intervenir otros factores además
del puro azar.

¿De qué otros factores estamos hablando? Una respuesta


plausible es que el universo tiene “tendencias”. La energía
tiene tendencia a organizarse y formar materia. La materia tiene
tendencia a organizarse cada vez en formas más complejas,
hasta el punto de originar eso que llamamos vida. La vida tiene
tendencia a autoorganizarse y complejizarse, multiplicando sus
formas de presencia y diversificándose en una asombrosa
biodiversidad, hasta el punto de producir seres vivos
autoconscientes y capaces de darse altruistamente, manifestando
eso que llamamos amor… Y esto es lo que conocemos hasta
ahora. ¡Al universo le quedan todavía miles de millones de años
por delante! Sería ingenuo pensar que hemos llegado al culmen
de la evolución (y más aún, que el ser humano es ese culmen)
¿Hacia dónde continuará esta maravillosa cosmogénesis?

Lo asombroso es que parece que todo esto tiene un propósito,


una intención, unos fines: el universo manifiesta así una
tendencia a autoorganizarse en sorprendente equilibrio,
haciéndose cada vez más complejo, consciente, amoroso y
espiritual.

¿No es maravilloso todo esto? Esta “nueva cosmología” nos abre


a una dimensión inesperada. ¿No es sorprendente, fascinante,
misterioso? Asombro, sentido de pequeñez, reverencia y
alabanza brotan espontáneamente…

Pero aunque esta relativamente reciente reflexión científica nos


abra a una nueva comprensión del universo y de nuestro lugar en
él, no hace falta tener estos conocimientos para caer arrodillados
ante el misterio de la realidad que nos rodea y el propósito de
todo esto. De alguna manera, la ciencia hoy estaría
confirmando un sentimiento ancestral del ser humano y una
actitud reverencial presente desde el principio de su existencia
sobre la Tierra. Ojalá recuperemos hoy esa actitud original que
nunca debimos perder:

Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un


llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el nuestro sea un
tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia
ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad;
por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la
alegre celebración de la vida
BIOGENESIS
La biogénesis es el proceso fundamental de los seres vivos que producen otros seres vivos.
Ejemplo: una araña pone huevos de los que saldrán más arañas.
La biogénesis es aquel principio según el cual la vida solamente se origina de una vida
preexistente (que ha existido antes). Todos los organismos proceden de organismos del
mismo tipo y nunca de materia inorgánica. Si la vida alguna vez se originó de materia
inorgánica, tuvo que aparecer en la forma de una célula organizada, ya que la investigación
científica ha establecido a la célula como la unidad más simple y pequeña de vida
independiente.
Esta teoría se contrapone a la teoría de la generación espontánea:
«La génération spontanée est une chimère» («La generación espontánea es una
quimera» (Louis Pasteur).
Los resultados empíricos de Pasteur (y otros) se resumen en la frase, Omne vivum ex
vivo (o Omne vivum ex ovo, en latín "«Toda vida sale de vida»"). También conocida como
la "ley de la biogénesis". Demostraron que la vida no se origina espontáneamente de
cosas no-vivas presentes en el medio.
Algunos de los conceptos presentes en biogénesis son:
Evolución, Mutación, Código genético, Metabolismo, Fotosíntesis, Respiración, Ciclo del
carbono, Ciclo del oxígeno, Factor limitante, Ecosistema
Se conoce como generación espontánea al origen de la vida a partir de materia inerte. Este
planteamiento dominaba el mundo científico desde la época de los filósofos griegos. Es así
como Aristóteles sostenía que animales y plantas se originaban por generación espontánea,
es decir, espontáneamente a partir de restos de seres vivos en descomposición, del barro o la
basura.
La hipótesis de la generación espontánea fue rechazada por Francesco Redi (1626-1697),
quien en 1665 ya demostró que los gusanos que eran detectados en la carne eran larvas de
mosca, que no aparecían si se protegía la carne con una malla fina. La aparición espontánea
de microorganismos que descomponía la materia orgánica fue más difícil de refutar, ya que los
microorganismos eran muy pequeños y no se podían ver claramente si provenían de otros
antecesores o bien de la materia inerte. El biólogo y sacerdote John Needham (1713-1781)
propuso que las moléculas inertes podían reagruparse para dar lugar a la aparición de
microorganismos. Para poner a prueba esta idea Lazzaro Spallanzani (1729-1799) realizó una
serie de experimentos que demostraron que la presencia de microorganismos puede evitarse
si los medios en donde proliferan son previamente hervidos y se mantienen cerrados
herméticamente. Finalmente, Louis Pasteur (1822-1895), alrededor de 1860, demostró que en
el aire hay gran cantidad de microorganismos que son los responsables de la descomposición
de la materia orgánica
ANTROPOGENESIS

¿Antropogénesis? ¿Qué es eso?

Antropogénesis proviene del griego "anthropos", que significa hombre, y "génesis", que significa
origen o proceso de formación. Es el término utilizado para referirse a todo lo que está
relacionado con el orígen y la evolución del hombre. La Antropogénesis se basa en la teoría
Evolucionista de Charles Darwin, que tiene como principio la selección natural de las especies.

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