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actualidad están reclamando vías de solu- Cruz, iniciaron una valiosa labor de recupe-
ción. Lógicamente, con esto se pretende ir ración, traducción y exégesis de algunas de
«con Zubiri, más allá de Zubiri». Porque el las obras más emblemáticas de la escolástica
filósofo español construyó básicamente una española, agrupadas bajo el título: «Colec-
potente metafísica, su obra tiene repercu- ción Pensamiento medieval y Renacentista».
siones en todos los ámbitos donde inter- La obra que aquí reseñamos, viene a consti-
viene de modo decisivo el pensamiento. De tuir el número 75 de esta línea editorial.
aquí que su influencia haya alcanzado hasta Tras siete años de publicación inte-
áreas a priori muy distantes de la filosofía rrumpida, la colección ha podido mantener
primera. Esto explica que se hayan abor- la lozanía de los primeros días, integrando
dado temáticas tan variadas como la bioé- una serie de proyectos de investigación. Tal
tica, la psiquiatría, la globalización, la es el caso del titulado «El Tratado del hom-
filosofía y la teología de la liberación o bre en Domingo Báñez (1528-1604)», diri-
cuestiones de ética y de filosofía política. En gido por el profesor de Navarra José Ángel
todos estos ámbitos la obra de Zubiri ha García Cuadrado. Los frutos de su labor se
dado muestras de fecundidad para arrojar han materializado en tres obras incluidas en
luz sobre cuestiones abiertas, cuya solución la colección (números 2, 13 y 21) y con-
ha de crearse puesto que no está escrita en cluirá este año con la presentación de la
ningún sitio. Nos situamos así al filo mismo obra traducida y comentada de Domingo
tanto de nuestra situación intelectual en los Báñez de 1588 a la que responde el pro-
albores del tercer milenio, como del pensa- yecto (número 77, en preparación). Igual-
miento zubiriano. Con ello se prolonga el mente, forma parte de este proyecto el
proyecto de Zubiri y se pone a prueba en simposio celebrado los días 27 y 28 de Sep-
contextos en los cuales el propio Zubiri ni tiembre del año 2004 en la Facultad de Filo-
tan siquiera pensó. sofía de la Universidad de Navarra, «El alma
En síntesis, el objetivo de este volu- humana, esencia y destino. IV Centenario
men es hacer una contribución a la puesta de Domingo Báñez (1528-1604)». Las
al día de la investigación zubiriana, tanto en ponencias que en esos días se presentaron,
sus aspectos de interpretación interna como junto con el ajuste crítico y prólogo a la tra-
en lo que tiene de aprovechable para la dis- ducción de un artículo de la Scholastica
cusión con otros diseños filosóficos de cara commentaria de Báñez allí presentado,
al tratamiento y resolución de problemas constituyen la obra de igual título, editada
que en la actualidad, en cuanto intelectua- por la profesora Cruz González-Ayesta. El
les del siglo XXI, tenemos planteados. libro está integrado por siete estudios y una
traducción, debidamente completada con
Sergio Rodero Cilleros una introducción y su ajuste crítico. Nos
Universidad de Granada atendremos en el comentario al orden pro-
puesto en el índice de la obra.
Serge-Thomas Bonino –Instituto Cató-
GONZÁLEZ-AYESTA, Cruz (ed.), El Alma lico de Toulouse. Le thomisme moderne de
humana: esencia y destino. IV Centenario Dominique Báñez–, centra su atención
de Domingo Báñez (1528-1604). Pam- sobre el procedimiento exhibido por Báñez
plona, Eunsa, 2006, 255 pp. en su comentario a la Suma Teológica.
Insertando al ilustre dominico en la tradi-
Las Facultades de Filosofía y Teología ción de los comentaristas de su misma
de la Universidad de Navarra, desde 1999 y orden, y en especial, trasladando al papel
bajo la dirección del profesor Juan Cruz las enseñanzas aprendidas años antes en las
el buen Eros el artífice de tal armonía. El las palabras de Sócrates. El estilo del poeta
discurso de Erixímaco va un poco más allá es claramente deudor de la retórica gor-
que el de Pausanias, y tras él se encuentra giana y su discurso busca la sonoridad y la
no sólo la figura de Empédocles sino, sobre perfección del estilo descuidando por com-
todo, la de Heráclito. Uno de sus fragmen- pleto el contenido del mismo. Agatón opina
tos, que se refiere a la armonía de lo dis- que los discursos anteriores han alabado los
corde, es malinterpretado por el médico, dones que Eros procura pero no han mos-
incapaz de comprender lo metafísico que trado quién ni cómo es el dios. En contra de
hay más allá de la mediación sintética de los lo dicho por Fedro, es la más joven de las
opuestos, el principio supremo capaz de divinidades y, además, es bello, bueno y
infundir amor y concordia en los opuestos, feliz en grado sumo. Posee asimismo las
del que sí hablará Aristófanes. cuatro virtudes cardinales que Platón ha
Las palabras del conocido comedió- presentado en la República. Por todas estas
grafo constituyen uno de los pasajes más razones, es causa de los mayores bienes,
celebrados de la obra de Platón. Su discurso tanto para hombres como para dioses.
narra un mito según el cual, antiguamente, Sócrates se queja entonces de que
los seres humanos eran esféricos y poseían todos han buscado los elogios y las bellas
por duplicado todos sus órganos actuales. palabras, pero han descuidado la verdad
Eran unos seres tan poderosos que su del asunto. Desea, con su estilo habitual,
soberbia obligó a Zeus a dividirlos por la plantear unas preguntas a Agatón antes de
mitad, de tal manera que, desde aquel ins- entonar su discurso. El poeta ha confundido
tante, el deseo de todo hombre y mujer es al amante con el amado, atribuyendo a
el de reencontrase y unirse a la mitad que aquél las virtudes de éste. Lo mismo hizo
les fue arrebatada, recomponer la unidad Sócrates una vez, cuando conversaba con
perdida. La conclusión del discurso de Aris- Diótima, sacerdotisa de Mantinea, la cual le
tófanes es que Eros es el anhelo de recupe- reveló los más profundos misterios del
rar la naturaleza perdida, la aspiración a la amor. Eros es el amante, el que desea. Pero
unidad y al todo originario. Reale destaca la el que tiene deseo, lo tiene necesariamente
maestría literaria de Platón, pues ve en estas de algo de lo que carece. Siendo Eros deseo
palabras una alusión a las doctrinas no del Bien y la Belleza, carecerá, en conse-
escritas, accesible tan sólo a los iniciados y cuencia, de ellas. Esto no significa que sea
allegados del filósofo. Las referencias cons- feo ni malo, sino intermedio entre ambos,
tantes al deseo de hacer uno lo que ahora como la recta opinión media entre el cono-
son dos se interpretan relacionándolas con cimiento y la ignorancia. Eros no es un dios,
los pasajes de la Metafísica de Aristóteles en como suele pensarse, sino una entidad
los que se hace alusión a los principios intermedia que comunica a dioses y hom-
supremos de lo Uno y la Díada. Los aman- bres, es un daimon que, como afirma Pla-
tes no entienden el cómo ni el porqué de su tón, mantiene unido el todo consigo
irrefrenable deseo de recuperar la natura- mismo, estableciendo así un puente entre
leza perdida. Y es que, según afirma Reale, lo sensible y lo inteligible y ejerciendo una
el Uno no puede consistir en un mero agre- función similar a la que se asigna al Bien
gado de partes separadas, sino que el deseo en el Fedón y la República. Es amante de
de convertir en uno lo que antes eran dos la belleza, pues nació en la fiesta del
supone aspirar al Bien Supremo que es el nacimiento de Afrodita, siendo hijo de
Uno trascendente que todo lo unifica. Poros (el recurso y la abundancia) y Penía
Llega el turno del homenajeado Aga- (la pobreza, la carencia). A juicio de Reale,
tón, cuyo discurso servirá de contrapunto a esta naturaleza bipolar de Eros encubre,
una vez más, las doctrinas metafísicas de filósofo siempre había logrado escapar. Y es
Platón, pues ambos constituyen la Díada de que aquél pretende intercambiar armas de
lo Grande y lo Pequeño, cuya mediación bronce por armas de oro, es decir, su
sintética es llevada a cabo por el Uno o Bien. belleza física por la intelectual de Sócrates,
El brillante juego dramatúrgico de Pla- por su sabiduría y eso es algo que no puede
tón continúa con el diálogo entre Sócrates y aceptar.
Diótima, siendo aquél la máscara del Aga- De esta manera, Platón introduce una
tón que no puede ser directamente refutado nueva máscara que esta vez no encubre a
en su propia fiesta, mientras la sacerdotisa ningún otro personaje, sino al mismo Dio-
representa al propio Sócrates, al filósofo nisos, que ha sido desplazado al iniciarse la
guiado e inspirado por la musa filosófica. serie de discursos, expulsando a los flautis-
Eros es, ante todo, deseo de lo bello, de tas, bebiendo con moderación y entonando
engendrar en la belleza, tanto a nivel físico discursos. Pero el ebrio Alcibíades encarna
como espiritual. La generación constituye el a la perfección el espíritu dionisiaco y ade-
modo por medio del cual lo mortal participa más servirá para establecer las conclusiones
de la inmortalidad, pues Eros es ese ímpetu del diálogo. Su visita tenía como propósito
que nos impulsa a buscar todo lo bueno de la coronación del trágico Agatón, pero final-
lo que carecemos. La inmortalidad del alma mente concede tal honor a Sócrates, a quien
ya ha sido probada en el Fedón y Platón no no esperaba encontrar allí. El final del diá-
desea detenerse de nuevo en tales demos- logo constituye una firma del autor, en el
traciones. Y precisamente la belleza de los que pone de manifiesto el triunfo de la filo-
cuerpos es el primer peldaño en el ascenso sofía sobre la poesía: Agatón, Aristófanes y
hacia la Belleza en sí. El amor que despierta Sócrates son los únicos que quedan des-
Eros llevará al conocimiento de que no es piertos y, antes de que los dos primeros se
sino una e idéntica la belleza que descubri- duerman, Sócrates les obliga a reconocer
mos en diversos cuerpos, lo cual implicará que quien posee el arte de poetizar ha de
el descubrimiento de la superioridad de la ser capaz de componer igualmente buenas
belleza de las almas, más estable y dura- tragedias y comedias. Y es que el verdadero
dera, y también de la que, gracias a su poeta no es otro que el filósofo, es decir, el
armonía, encontramos en las normas de que entona discursos fundados en la ver-
conducta y las leyes. Las ciencias, al ocu- dad, englobando así lo cómico y lo trágico.
parse del orden y la medida, son expresión La filosofía, en conclusión, aúna lo apolíneo
inmediata de la Belleza inteligible, último y lo dionisiaco, convirtiéndose así en una
peldaño de la escalera erótica, que no es poesía filosófica «que vence a todo el mundo
relativa ni sufre modificación alguna. en discursos, no sólo anteayer como tú,
En este punto, cuando parece haberse sino siempre».
alcanzado la más alta cima y que el diálogo
debe concluir, Platón introduce un nuevo Ignacio García Peña
giro en la escena, haciendo aparecer en la Universidad de Salamanca
fiesta a Alcibíades borracho. Toma una jarra
para beber y, en consecuencia, ha de pro- LÁZARO PULIDO, Manuel, La creación en
nunciar un discurso en honor de Eros. Pero, Buenaventura. Acercamiento filosófico a la
dado que está ebrio, no se encuentra en metafísica del ser finito, Roma, Fratri Editori
condiciones, por lo que pide entonar un de Quaracchi, 2005.
discurso en alabanza del hombre erótico
por excelencia, que es Sócrates. Alcibíades Sin duda el tema de la creación consti-
narra sus intentos de seducción, a los que el tuye una de las grandes aportaciones del
porque nos hizo a su imagen y semejanza y, especialista acercarse con facilidad al texto
con ello, nos infundió el deseo de amarle, comentado. Los seis capítulos de que consta
porque Él nos amó primero. analizan, mediante un lenguaje sencillo y
La discusión del autor con algunas de preciso, las profundas corrientes filosóficas
las últimas interpretaciones de este con- y estéticas que confluyen en la obra, la
cepto del Bien, desde la denominada onto- trama original que se desenvuelve en sus
teología, le llevan al autor a finalizar con páginas y las abundantes interpretaciones
unas conclusiones sencillas y claras, que que ha suscitado, con especial atención a las
recogen con precisión los puntos funda- que han visto la luz a lo largo del siglo XX.
mentales de la metafísica del Bien personal El capítulo primero constituye una
en San Buenaventura. ajustada reseña y una ponderada visión de
La conclusión final del libro es más los estudios sobre el De musica. Siguiendo
bien una apertura hacia el futuro. El autor, la lógica que exige toda investigación rigu-
con indudable inteligencia, nos ofrece esta rosa, la autora comienza presentando
documentada y profunda investigación, el estado de la cuestión, es decir, traza el
como un instrumento válido para el estudio amplio panorama de los estudios preceden-
de otros muchos problemas que siguen inci- tes sobre la obra agustiniana. Además de
tándonos en la obra de San Buenaventura. presentarnos las diversas perspectivas
Y lo mismo cabe decir de la completa desde las que ha sido interpretada la teoría
bibliografía que cierra el volumen, que el de la música agustiniana, que contiene al
autor ha utilizado con profusión en las menos una teoría rítmica (libros II-V), una
numerosas notas críticas que enriquecen el revisión original de la teoría pitagórica del
estudio. Un estudio que ofrece una suge- número y la armonía (libro I) y una visión
rente perspectiva de un autor decisivo en la neoplatónica de la música, como camino de
historia de la filosofía medieval y en la con- ascenso del alma desde la armonía sensible
figuración de algunas de las más importan- hasta la inteligible (libro VI), el análisis se
tes categorías de la metafísica occidental. Y centra especialmente en la determinación
todo ello dentro de un estudio original y rigu- de las fuentes y en la fecha y el orden de
roso de un asunto que merecía una mono- composición de los libros, que ha suscitado
grafía como la que el profesor Lázaro Pulido posturas contrapuestas entre los intérpretes.
nos ofrece en este libro sobre la creación en El capítulo segundo sitúa con notable
Buenaventura. claridad la obra agustiniana en el contexto
de las disciplinas liberales, trazando la
Pablo García Castillo continuidad entre el concepto griego de
Universidad de Salamanca paideía, las humanitates latinas, de inspira-
ción ciceroniana, y la expresión medieval
de las siete artes liberales que son fruto de
OTAOLA GONZÁLEZ, Paloma, El De la filosofía neoplatónica. Interesante resulta
musica de san Agustín y la tradición pitagó- la original visión de San Agustín, que la
rico-platónica, Valladolid, Estudio Agusti- autora presenta a través de un análisis, tanto
niano, 2005, 158 pp. del De musica, como del programa que pre-
senta el libro II del De ordine. Los dos ras-
El estudio monográfico de la profesora gos esenciales de las disciplinas liberales
Otaola sobre esta significativa obra agusti- son, según San Agustín, el carácter matemá-
niana representa un modelo de investiga- tico que les da su rango científico y su sen-
ción rigurosa y de claridad expositiva, que tido propedéutico de preparación para la
permite, tanto al lector profano, como al contemplación de lo inteligible. Estos dos
que afirma que «entre las sílabas hay inter- La obra se cierra con dos anexos
calados silencios para completar la medida», sumamente pertinentes y una completa
lo que supone una teoría del ritmo que se bibliografía. El primero recoge, en forma
percibe gracias a que las pausas y los silen- resumida, la biografía del obispo de
cios permiten completar la igualdad de los Hipona, destacando los hitos más significa-
pies, como el espacio permite el movi- tivos de su formación académica y de su tra-
miento de los cuerpos. Es una teoría del yectoria personal, así como las obras más
tiempo y del ritmo que supera la considera- importantes correspondientes a los distintos
ción espacial y numérica de la métrica tra- períodos de producción intelectual de San
dicional. Agustín. Una biografía que sirve de marco
El capítulo sexto recoge el estudio del contextual al análisis hermenéutico que la
libro sexto. En él, la autora explica primero precede. El segundo anexo recoge, en un
el concepto de número en San Agustín, que cuadro completo, la lista de los veintiocho
presenta cuatro sentidos: el matemático, el pies métricos que San Agustín toma de la
musical o poético, entendido como ritmo, el métrica clásica. El cuadro incluye el nombre
filosófico, que no es sino el concepto pita- del pie, las sílabas largas y breves que lo
górico-platónico de armonía sensible e inte- forman, los tiempos de que consta, la pro-
ligible, y finalmente el sentido teológico porción en que se hallan sus partes, así
que concibe a Dios como plenitud de la como un ejemplo de palabra latina que
unidad, que expresa la sublimación del Uno corresponde a cada pie. Es un cuadro ilus-
neoplatónico en clave cristiana. Tras este trativo y claro que permite al lector conocer
análisis, aparece la concepción agustiniana todos los pies métricos en una visión sinóp-
de las cinco clases de ritmos que el alma es tica, lo que supone un acierto de la autora.
capaz de percibir: los ritmos o números La bibliografía resulta de una extraor-
sonoros o físicos, los oídos, los proferidos, dinaria utilidad. Primero aparecen las edi-
los recordables y los judiciales. Sólo estos ciones de las obras completas de San
últimos, en cuanto son juicios del alma, son Agustín presentadas por orden cronológico.
excelentes y eternos, mientras los cuatro Le siguen las ediciones modernas y las edi-
primeros son ritmos temporales. Si, como ciones del De musica, desde la de Migne
sabemos, sólo en el alma medimos el ritmo hasta las ediciones electrónicas on-line y
y el tiempo, es necesario concluir que el en CD-rom, que dan idea del rigor con
placer estético que produce en el alma la que se ha realizado la investigación. A
contemplación de la belleza y la armonía la continuación se presentan las obras fuentes
empujan a encontrar racionalmente a la utilizadas: desde algunos diálogos de Platón
fuente de la unidad y de la concordia uni- y las obras de Plotino hasta los tratados de
versal. Los ritmos de la razón, los juicios de música de Arístides Quintiliano, Plutarco,
esa suprema facultad de juzgar que posee- Boecio, Casiodoro o la Armónica de Ptolo-
mos en la ratio superior, en la que habita la meo, sin olvidar las de Bermudo o Salinas.
Verdad, conducen al descubrimiento del Finalmente, la bibliografía secundaria
fundamento ontológico de toda belleza, de recoge las monografías y artículos principa-
todo bien, de la unidad y del orden del cos- les sobre la tradición pitagórica, las discipli-
mos y del ser humano: Deus creator nas liberales y los tratados de música y las
omnium. Esta proposición armoniosa, «este obras agustinianas relacionadas con el De
verso… no sólo es agradable al oído por el musica, sin olvidar ninguno de los estudios
sonido medido por los números, sino sobre esta obra agustiniana.
mucho más agradable al alma por la verdad La conclusión es realmente breve.
de su contenido» (De musica, VI, 17, 57). Pero no olvida ninguno de los rasgos