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RECENSIONES 249

DE SANTIAGO GUERVÓS, Luis Enrique, aborda el arte. Partiendo del paradigma de


Arte y Poder. Aproximación a la estética de la música, se detiene el autor en la estética
Nietzsche, Madrid, Trotta, 2004, 670 pp. dionisíaca de Nietzsche con todos sus ele-
mentos. También juega un papel impor-
tante en esta proyección el lenguaje, que
Los estudiosos de la obra y del pensa- Nietzsche interpreta desde el punto de vista
miento de Nietzsche pueden estar de enho- figurativo, dando una importancia relevante
rabuena, pues acaba de ser publicada una a la metáfora y a la retórica. La última parte
voluminosa obra sobre uno de los aspec- tiene que ver con la idea de la «voluntad de
tos más importantes del pensamiento de poder» y, en concreto, con la «fisiología del
Nietzsche, y al que no siempre se le ha arte», en la que Nietzsche quiere buscar un
dado la atención que merece: me refiero a fundamento empírico a su idea sobre el
su concepción del arte y a su relación con arte.
el resto de su obra, sin el cual su filosofía El autor distingue tres etapas en la evo-
perdería toda esa tensión creativa que lución de la estética de Nietzsche, que más
genera. Para comprender sus escritos de o menos coinciden con los períodos que
madurez y, sobre todo, su crítica a los pro- normalmente se establecen sobre el desa-
blemas tradicionales de la metafísica y epis- rrollo de su pensamiento. Se puede hablar
temología, es imprescindible contar con esa de un primer periodo juvenil, dominado
guía hermenéutica, o «hilo conductor» (Leit- fundamentalmente por su entusiasmo
faden), que es su concepción del arte, pues romántico, por la metafísica de Schopen-
en realidad todos los textos de Nietzsche se hauer y por los ideales artísticos wagneria-
fundamentan sobre esta piedra angular, nos. Esta primera etapa tiene su máxima
donde se asientan y conviven todas las pro- expresión en El nacimiento de la tragedia,
ducciones culturales, como su lugar origi- donde Nietzsche plantea el problema del
nario. Sólo a la luz de sus intereses estéticos arte desde la duplicidad de lo apolíneo y de
se puede apreciar mejor la estructura de su lo dionisiaco, tomando como paradigma la
pensamiento. No es extraño, por eso, que música. Una segunda etapa, o periodo
no pocas veces se hable de que la filosofía intermedio, correspondería al período crí-
de Nietzsche pueda considerarse, en cierto tico que comienza en Humano demasiado
sentido, como una filosofía «estética», en humano, donde el arte y el artista se con-
cuanto que sus puntos de vista y sus expec- vierten en objeto de la psicología. El
tativas están vinculadas al arte. desarrollo del pensamiento estético de
Con este libro se nos ofrece otra Nietzsche se ve truncado por una experien-
manera de ver la obra y el pensamiento de cia vital excepcional. Después de haber
Nietzsche, mucho más sensible, más vita- estado sometido a la influencia de Wagner,
lista, y más productiva, porque llega direc- y después de haber esperado que una
tamente hasta lo más profundo de la nueva cultura se alzara sobre los funda-
existencia humana, que es precisamente mentos de un nuevo arte, experimenta la
donde alcanza la intuición artística. El autor, terrible decepción de su ruptura con todo lo
el profesor Luis Enrique de Santiago Guer- que ello implica. En una tercera etapa, esa
vós, ha realizado un gran esfuerzo para desconfianza respecto de los artistas y del
poder ordenar las ideas dispersas y frag- arte, en general, comienza a remitir en la
mentarias de Nietzsche sobre el arte. El Gaya ciencia y en Así habló Zaratustra, de
resultado es una obra coherente, profunda tal manera que se puede hablar ya de una
y completa, en la que se entretejen los más reconciliación con el arte hacia 1887, con
diversos puntos de vista desde los que se la publicación de su obra, Genealogía de la

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moral. Nietzsche da a conocer en esta relevantes de X. Zubiri a otras lenguas, tales


última etapa de su pensamiento sus más como al inglés, al francés y al italiano bási-
profundas intenciones respecto al signifi- camente. Todas estas circunstancias han
cado que para él tiene el arte. Se completa provocado un impacto fundamental en la
el libro con una interesante y útil Bibliogra- exégesis del total de la filosofía zubiriana. A
fía en la que se recogen las aportaciones pesar de los avatares históricos de esta
principales sobre la concepción del arte en interpretación, actualmente ya a nadie se le
la obra y el pensamiento de F. Nietzsche. ocurre cuestionar la placenta filosófica
fenomenológica-hermenéutica en que se
Marta García García gestó. En efecto, Zubiri integra en esa
Universidad de Salamanca placenta filosófica características e influjos
de génesis muy variada y con niveles de
aceptación o crítica también diferentes sen-
NICOLÁS MARÍN, Juan A. y BARROSO, siblemente.
Óscar, Balance y perspectivas de la Filosofía Toda esta suma de hechos han conve-
de X. Zubiri, Granada, Ed. Comares, 2004. nido en elaborar una revisión y puesta al
día de la situación presente. A esta tarea da
El filósofo español Xavier Zubiri (1898- respuesta el volumen que aquí presentan J.
1983) es uno de los pensadores más pro- A. Nicolás y O. Barroso, ambos profesores
fundos del siglo XX. Basado extensamente en la Universidad de Granada. Trátase de
en la historia del pensamiento, la teología, formular un estado de la cuestión en el cual,
la lingüística, la ciencia moderna y los fun- por una parte, se realice un balance de la
damentos de la metafísica, Zubiri dialoga situación de los estudios e interpretaciones
con el presente, pero aún más lo hace con de la obra zubiriana; y por otra parte, se
el futuro. revisen los enfoques de desarrollo futuro
Dos décadas después de su falleci- que presenta en estos momentos la filosofía
miento, la ubicación de su patrimonio inte- de Zubiri. No se trata solamente ni básica-
lectual ha variado de forma considerable. mente de hacer historia del pensamiento,
Por una parte, han sido publicados casi la sino de insertar más bien la filosofía zubi-
totalidad de sus textos póstumos, que repre- riana en el panorama actual y probar su ren-
sentan en este caso mayor volumen que lo dimiento para afrentar los problemas que
publicado en vida del autor. Por otra parte, en la actualidad plantea el ser humano, en
cabe decir que el número de investigadores su vertiente filosófica.
que trabajan analizando, desarrollando, Dada la importancia del proyecto, éste
valorando y criticando su filosofía ha solamente era abordable por un conjunto
aumentado notablemente, hasta unas cotas de investigadores y estudiosos de la obra de
que empiezan ya a ser complicadas de abar- X. Zubiri, dispuestos a ejecutarlo. Afortuna-
car. Esto se traduce actualmente en un gran damente este conjunto de personas ha posi-
número de libros, tesis doctorales, artícu- bilitado que hoy se puedan presentar los
los…, que han visto la luz en este período. frutos en este volumen. Esto, por otra parte,
De modo paralelo han ido surgiendo o con- refleja la pluralidad de personas, intereses y
solidándose un fuerte número de grupos de exégesis que vienen a confluir en la actua-
investigación, seminarios, reuniones y equi- lidad alrededor de la obra de X. Zubiri.
pos de trabajo, etcétera, en distintos países, Lógicamente, cada autor es el único res-
fundamentalmente en Iberoamérica y en el ponsable del contenido de su escrito. Asi-
continente europeo. Al mismo tiempo han mismo, diversa es (por no decir inabarcable)
ido traduciéndose algunos de los textos más la temática que habría que tratarse. En este

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volumen se ha seleccionado lo más repre- El tercero de los apartados asume tra-


sentativo posible, sin más acotación que bajos que analizan las fundamentales vincu-
la que impone la propia elaboración del laciones de la filosofía zubiriana con la
volumen. historia del pensamiento, en una doble
Con todo esto se ha organizado todo dirección: cómo recibe e interpreta Zubiri la
el material en cinco apartados. El primero filosofía de los principales autores de nues-
está dedicado a escritos biográficos y biblio- tra tradición, y además cómo dichos pensa-
gráficos. A Zubiri no le gustaba escribir dores influyen en la constitución del mismo
sobre sí mismo, lo que dificulta hasta casi pensamiento zubiriano. Ya que toda filoso-
hacer imposible integrar textos de índole fía se construye en diálogo crítico con las
autobiográfica. Se han insertado dos de los filosofías que la han precedido, se persigue
escasos escritos en los que el pensador con estos textos acotar las raíces históricas
habla de su propia obra: el Prólogo a la edi- de la reflexión de Zubiri, la crítica que hace
ción en inglés de Naturaleza, Historia, de los distintos planteamientos y el intento
Dios, y el texto del discurso preparado para de superación de los mismos. De todos
la recepción del Premio «Ramón y Cajal», estos influjos, unos son más explícitos y
que se le concedió en 1982. Se puede leer otros permanecen latentes y solamente un
también en este apartado el testimonio per- atento y minucioso análisis puede sacarlos a
sonal de uno de sus mejores amigos, Pedro la luz. Todos ellos han querido ser objeto de
Laín Entralgo, y algunos otros trabajos en los escritos aquí ofertados. Esta misión es
los cuales se refleja algún aspecto de su crucial para posicionar a Zubiri en su marco
vida o su integración en la sociedad intelec- histórico-filosófico y calibrar su aportación
tual española. Al final se añade un breve a la historia de la filosofía.
listado de libros y se señalan las bases La originalidad y dificultad de la filo-
bibliográficas principales en las que se sofía zubiriana ha ocasionado que a veces
puede encontrar una información extensa y las interpretaciones de su pensamiento
rigurosa tanto de su producción bibliográ- hayan puesto en un segundo plano la cues-
fica, como sobre la misma. tión de los influjos y divergencias con otros
En la segunda parte se ha pretendido pensadores. Se intenta con este grupo de
revisar y actualizar la exégesis siempre pro- escritos contribuir a ver estas interconexio-
blemática de los principales ámbitos filosó- nes de manera sistemática. Algunas de ellas
ficos a los que Zubiri dedicó sus energías. son más patentes y otras más solapadas,
Así se dedican trabajos al análisis de la algunas han sido más analizadas por los
antropología, la noología, la ontología, la filo- estudiosos y otras no tanto. Se han escogido
sofía de la naturaleza y de la ciencia, la his- concienzudamente trabajos que abarcan
toria, la ética, la estética y la filosofía de la desde Aristóteles hasta nuestros días. El lis-
religión. En cada uno de estos escritos se tado de autores que han interactuado con
abordan las ideas esenciales del ámbito Zubiri podría ser vastísimo, por lo que se ha
correspondiente y se pasa revista a las cues- hecho una amplia selección. Aunque este lis-
tiones que han resultado conflictivas de tado podría completarse obviamente, se ha
forma especial, bien por su grado de difi- deseado recapitular al menos los influjos filo-
cultad en la interpretación, bien porque de sóficos más decisivos que Zubiri ha recibido.
facto haya habido exégesis claramente diver- El apartado cuarto suma un grupo de
gentes. Se ha querido también en este grupo textos de carácter prospectivo. Se han selec-
de colaboraciones ubicar la posición de Zubiri cionado trabajos que hacen una valoración
en el marco de la filosofía actual y sus cone- crítica del potencial que la filosofía zubi-
xiones con el contexto en el que se integra. riana posee para tratar cuestiones que en la

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actualidad están reclamando vías de solu- Cruz, iniciaron una valiosa labor de recupe-
ción. Lógicamente, con esto se pretende ir ración, traducción y exégesis de algunas de
«con Zubiri, más allá de Zubiri». Porque el las obras más emblemáticas de la escolástica
filósofo español construyó básicamente una española, agrupadas bajo el título: «Colec-
potente metafísica, su obra tiene repercu- ción Pensamiento medieval y Renacentista».
siones en todos los ámbitos donde inter- La obra que aquí reseñamos, viene a consti-
viene de modo decisivo el pensamiento. De tuir el número 75 de esta línea editorial.
aquí que su influencia haya alcanzado hasta Tras siete años de publicación inte-
áreas a priori muy distantes de la filosofía rrumpida, la colección ha podido mantener
primera. Esto explica que se hayan abor- la lozanía de los primeros días, integrando
dado temáticas tan variadas como la bioé- una serie de proyectos de investigación. Tal
tica, la psiquiatría, la globalización, la es el caso del titulado «El Tratado del hom-
filosofía y la teología de la liberación o bre en Domingo Báñez (1528-1604)», diri-
cuestiones de ética y de filosofía política. En gido por el profesor de Navarra José Ángel
todos estos ámbitos la obra de Zubiri ha García Cuadrado. Los frutos de su labor se
dado muestras de fecundidad para arrojar han materializado en tres obras incluidas en
luz sobre cuestiones abiertas, cuya solución la colección (números 2, 13 y 21) y con-
ha de crearse puesto que no está escrita en cluirá este año con la presentación de la
ningún sitio. Nos situamos así al filo mismo obra traducida y comentada de Domingo
tanto de nuestra situación intelectual en los Báñez de 1588 a la que responde el pro-
albores del tercer milenio, como del pensa- yecto (número 77, en preparación). Igual-
miento zubiriano. Con ello se prolonga el mente, forma parte de este proyecto el
proyecto de Zubiri y se pone a prueba en simposio celebrado los días 27 y 28 de Sep-
contextos en los cuales el propio Zubiri ni tiembre del año 2004 en la Facultad de Filo-
tan siquiera pensó. sofía de la Universidad de Navarra, «El alma
En síntesis, el objetivo de este volu- humana, esencia y destino. IV Centenario
men es hacer una contribución a la puesta de Domingo Báñez (1528-1604)». Las
al día de la investigación zubiriana, tanto en ponencias que en esos días se presentaron,
sus aspectos de interpretación interna como junto con el ajuste crítico y prólogo a la tra-
en lo que tiene de aprovechable para la dis- ducción de un artículo de la Scholastica
cusión con otros diseños filosóficos de cara commentaria de Báñez allí presentado,
al tratamiento y resolución de problemas constituyen la obra de igual título, editada
que en la actualidad, en cuanto intelectua- por la profesora Cruz González-Ayesta. El
les del siglo XXI, tenemos planteados. libro está integrado por siete estudios y una
traducción, debidamente completada con
Sergio Rodero Cilleros una introducción y su ajuste crítico. Nos
Universidad de Granada atendremos en el comentario al orden pro-
puesto en el índice de la obra.
Serge-Thomas Bonino –Instituto Cató-
GONZÁLEZ-AYESTA, Cruz (ed.), El Alma lico de Toulouse. Le thomisme moderne de
humana: esencia y destino. IV Centenario Dominique Báñez–, centra su atención
de Domingo Báñez (1528-1604). Pam- sobre el procedimiento exhibido por Báñez
plona, Eunsa, 2006, 255 pp. en su comentario a la Suma Teológica.
Insertando al ilustre dominico en la tradi-
Las Facultades de Filosofía y Teología ción de los comentaristas de su misma
de la Universidad de Navarra, desde 1999 y orden, y en especial, trasladando al papel
bajo la dirección del profesor Juan Cruz las enseñanzas aprendidas años antes en las

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mismas aulas de la facultad de teología en de la mano de Báñez y del repensamiento de


la que ahora escribe como uno más de la modernidad iniciada por la Escuela
aquellos Maestros. En efecto, asume las de Salamanca que Vitoria inaugurara (p. 76).
prácticas de Vitoria por mediación de Soto Santiago Orrego –Universidad Católica
y en particular de su maestro Medina: la de Chile– La inmortalidad del alma ¿«debate»
atención primordial a las fuentes y la obser- entre Báñez y Cayetano?–, siguiendo la ten-
vación escrupulosa al orden expositivo y al dencia mostrada en un trabajo anterior
espíritu y finalidad teológica que vertebran publicado en esta misma colección
los escritos del santo de Aquino. Ahora –número 56–, continúa en este ensayo,
bien, lejos de detenerse en recoger y aplicar ofreciendo cuantos remedios sean necesa-
la herencia próxima, Báñez introduce algu- rios para aliviar a la escolástica española de
nas de las interpretaciones de Cayetano y la esclerosis que padece desde el periodo
del Ferrariense, lo cual proporciona al de las luces. Avanza, haciéndose cargo de
comentario del medinense su singularidad, uno de los topoi que se ciernen sobre
hasta tal punto, que es posible hablar de un Báñez, lanzado por Gilson: el ser «el más
«estilo» exegético bañeciano (p. 35). Debido tomista de todos los tomistas», es decir, la
a la influencia que su comentario tuvo en la atribución al Catedrático de Prima, de la
escolástica de finales del XVI, provocaría paternidad del denominado tomismo rígido
una «italianización del tomismo español», o (p. 77). Sin negar dicha facultad, es necesa-
lo que es lo mismo, daría lugar a «un rio precisar sus límites, pues por éste se ha
tomismo más escolático» (p. 34). entendido la sumisión a la letra del santo a
Por su parte, José Luís Fuertes –Uni- la hora de elaborar los comentarios, y en
versidad de Salamanca. Experiencia de la especial, en seguirle exclusivamente en el
finitud y trascendencia en D. Báñez–, uso de las tesis aristotélicas. Centrándose en
enfrenta el comentario de Báñez con toda la cuestión de la inmortalidad del alma que
una época. El ansia renacentista de subrayar Bañez incluye en su Scholastica Commen-
al sujeto en el plano de la realidad llega en taria, observa Orrego, contraponiéndolo al
los tiempos de Báñez a su final. El individuo comentario al De anima realizado por
pierde el crédito ilimitado del que había dis- Cayetano, la distancia que separa a los dos
frutado durante casi dos siglos. Acontece la compañeros de religión, en lo que hace a la
extenuación, y devienen las soluciones elección de las fuentes, o lo que es igual, el
de postrimería: escepticismo y fideísmo de diverso grado de apertura intelectual que
diversa intensidad son ofrecidos cuales muestran en sus respectivos escritos. Mien-
hojas de parra para ocultar la desnudez del tras Cayetano aparece fuertemente imbuido
Adán Barroco. Báñez intenta suturar la herida, por el aristotelismo en su escuela paduana
restaurándola en su misma raíz: la existen- de adopción, que le lleva, cual Pomponazzi,
cia. Como fiel discípulo de Santo Tomás, a negar la posibilidad de demostrar racio-
interpreta el «esse» en clave de «acto de ser». nalmente la inmortalidad del alma, Báñez
La existencia más que una propiedad tras- muestra en este punto una tendencia mucho
cendental del hombre es una apertura a la más abierta. No se ata a ninguna escuela,
trascendencia, al destino sobrenatural que sino que atiende «a una amplia gama de tra-
le aguarda al hombre junto a su creador. diciones filosóficas» (p. 91). La presunta ita-
Lejos de ser la atención a la existencia, un lianización sufrida por Báñez, apuntada por
punto de vista propio de aquella filosofía Bonino, parece que debe ser revisada.
que nos es más cercana, el «giro coperni- Báñez no duda en incluir argumentos toma-
cano» tanto en filosofía como en teología, dos del Fedón, alegando resueltamente,
ha sido impreso «desde la misma escolástica» que son los mismos que habría tomado su

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maestro Tomás en su comentario. Si por ensayo la posibilidad de repensar algunos


tomismo riguroso se entiende la dirección planteamientos bañecianos para ser aplica-
de la investigación teológica y filosófica por dos a un problema actual. Teniendo como
la vertiente única del aristotelismo, habría, telón de fondo el problema moral-religioso
como evidencian estos escritos, que borrar del aborto, se apoya en la tercera parte del
la denominación de la etiqueta. Por desliza- Comentario de Báñez a la Suma, para poner
miento, finalmente, habría que aplicar la en cuestión el enfoque instrumental que
misma operación a la filosofía bañeciana. realiza la ética contemporánea del embrión
Juan Cruz-Cruz –Universidad de Nava- humano. Desde la interpretación de la bio-
rra. El estado de inmortalidad: un problema logía aristotélica –teoría de la animación– y
de enfoque–, presenta un estudio personal de los comentarios del angélico a la misma,
de carácter metódico, resultante de su en particular, en términos de la doctrina del
amplio conocimiento del pensamiento de actus essendi como acto primero y primera
Santo Tomás, que ayuda a comprender pre- perfección, es posible derribar la visión del
cisamente la cuestión de la presencia del embrión como hombre potencial, para con-
aristotelismo en la escuela tomista, discutida siderarlo como novedad actual en el ámbito
más arriba. El Angélico en sus escritos filo- de la realidad, y de este modo contradecir
sóficos asumió dos perspectivas: un enfo- la tesis abortista.
que «estricto» y un punto de vista «amplio» Eudaldo Forment –Universidad de
(nota 1, p. 95). Como explica Cruz, la pri- Barcelona. El problema de la concordia
mera postura supone el uso y la aplicación
entre predeterminación y libertad– ofrece, a
de manera exclusiva de los procedimientos
nuestro juicio, una de las exposiciones más
empíricos y racionales a la hora de hacer
claras y a la par profundas, de cuantas pue-
frente a una cuestión. En el segundo plan-
den encontrase acerca del controvertido
teamiento, el santo por el contrario no se
problema de los auxilios que la divina gra-
atiene en sus inquisiciones a sus solas fuer-
cia dona al hombre como criatura y ser par-
zas, sino que busca el refrendo en toda la
tradición filosófica. En la cuestión de la inmor- ticipado. Por otro lado, el escrito tiene la no
talidad del alma, la asunción de la herencia floja virtud de distinguir en la cuestión el
le lleva a admitir postulados de difícil con- ámbito filosófico y el teológico, ofreciendo
cierto bien con el uso natural de la razón o de este motivo la posibilidad al lector de
bien con el dogma cristiano. En especial, entrar sin confusión en el campo de interés
aquellos de raíz neoplatónica como es la que le convenga. Desde el punto de vista
hipótesis extranatural de las inteligencias filosófico la solución que Báñez opone a la
separadas. Esta doble dirección, y en con- de Molina, y con él a toda la escuela jesuita,
secuencia sus contradicciones, la siguen sus muestra la posibilidad de comprender cómo
discípulos, y está presente en el comentario la moción divina (predeterminación) no
de Báñez. En opinión de Cruz, las dificulta- anula la libertad humana; al contrario, la
des tanto en la teoría del alma de Santo posibilita y garantiza, pues por su acción la
Tomás como en la de Báñez pueden sal- voluntad humana es verdaderamente libre.
varse poniendo entre «paréntesis cualquier Finalmente, se estudian las diferentes inter-
alusión argumentativa a un ámbito jerarqui- pretaciones, que las diversas escuelas reali-
zado de sustancias separadas, y recalar sólo zaron en torno al modo de esa moción:
en los datos» de la experiencia (p. 106). inmediata, física, o simultánea. No menor,
José Ángel García Cuadrado –Origen y finalmente, resulta la apretada visión del
principio del alma humana: la interpreta- contexto histórico de la disputa, que ofrece
ción de Domingo Báñez– demuestra en su Forment.

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También Lucas Francisco Mateo-Seco. aquí: la distinción real entre la esencia y la


–Universidad de Navarra. Providencia y existencia.
libertad en Domingo Báñez–, se acerca a la
cuestión De auxiliis, pero para atender al Ángel Poncela González
conocimiento que Dios posee de los futuros Universidad de Salamanca
contingentes libres. Siguiendo la orienta-
ción del angélico expresada en los artículos
13 y 14 de la Suma Teológica, defenderá REALE, G., Eros, demonio mediador. El
contra Molina, que Dios no sólo conoce los juego de las máscaras en el Banquete de
futuros en sí y en sus causas, sino que los Platón, Barcelona, Herder, 2004.
conoce además en su eternidad, con cono-
cimiento inefable, fundado en la infinita
perfección de su acto de ser. Finalmente, al Afirma Nietzsche que «todo lo que es
estudiar el problema del pecado deviene la profundo ama la máscara». Este pensa-
cuestión de la relación entre la libertad divina miento, asegura Reale, es una de las claves
y la humana, que se resuelve afirmando la para la correcta comprensión del Banquete
participación de la criatura en dicho acto, en platónico. Nadie puede dudar de que cons-
virtud de la gratuidad del creador. tituye una de las cimas de la filosofía y la
Juan José Gallego –Universidad S. literatura griega y universal. Pero el autor de
Vicente Ferrer, Valencia. Domingo Báñez, este estudio considera que la obra contiene
Scholastica commentaria in primam par- mucho más de lo que se puede observar a
tem angelici doctoris D. Thomas cuestión 3, simple vista. Cada uno de los personajes
artículo 4: «Si en Dios se identifican la esen- muestra parte de su pensamiento y su per-
cia y la existencia»–, en el transcurso del sonalidad por medio del discurso que Pla-
congreso leyó una traducción del artículo tón les hace pronunciar. Sin embargo, lo
cuarto de la cuestión tercera, de la primera verdaderamente valioso de las palabras de
parte de la Scholastica commentaria de los asistentes al simposio es lo que se oculta
Báñez. En el transcurso del debate, el pro- tras la máscara que luce cada uno de ellos.
fesor José Luis Fuertes brindó los resultados Y es que el filósofo se esmera en presentar
de su labor científica –el estudio de las pri- dos perspectivas desde las que comprender
meras ediciones de la Scholastica, proce- e interpretar el diálogo: una superficial, que
dentes del fondo de la Biblioteca General resultará evidente para cualquier lector, y
de la Universidad de Salamanca, sign.: otra profunda, que requiere desvelar lo que
46392 y 46393– al dominico valenciano, se halla oculto. En realidad, la idea que
para que el importante artículo viera la luz Reale quiere transmitir es que cualquiera
en la manera crítica que aquí se presenta. La podía, en la Grecia clásica, leer y disfrutar
labor se completa con otro ofrecimiento del este diálogo, pero los auténticos destinata-
profesor Orrego para realizar una introduc- rios del mismo son los compañeros y discí-
ción adecuada del artículo –El tratado de pulos de la Academia, aquellos que ya
Báñez sobre la existencia creada: génesis y conocían las doctrinas del maestro y eran
sentido de una cumbre metafísica–. Ade- capaces de comprender todo lo que sub-
más de sintetizar y ordenar los contenidos yace a los discursos y de descifrar los men-
del artículo señala con acierto la correspon- sajes enmascarados que Platón introduce en
dencia existente entre el artículo, y la su obra. Sin duda, nos hallamos ante una de
Disputación Metafísica número XXXI de las cuestiones más interesantes de la filoso-
Francisco Suárez, en la que niega precisa- fía platónica, a saber, la relación entre orali-
mente el postulado que defiende Báñez dad y escritura: sólo aquéllos que ya tienen

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conocimiento de sus doctrinas por medio La máscara de Pausanias, siguiente


de la oralidad son capaces de comprender personaje en entonar su discurso, encubre
la profundidad de lo escrito, lo que se la concepción de la Atenas culta, además de
oculta detrás de la máscara. determinadas concepciones de origen sofís-
El Banquete, como no podía ser de tico. Lo más destacable es la distinción de
otra manera, está plagado de elementos los dos Eros, en correspondencia con las
dionisíacos. Reale destaca la importancia dos Afroditas, Urania o Celeste y Pandemos
del comportamiento de Sócrates quien, o Vulgar. Esto supone que el amor presenta
antes de entrar en casa del poeta trágico una doble cara: Eros puede ser noble y
Agatón, en honor del cual se celebra el sim- digno de alabanza o profundamente abo-
posio, se detiene para concentrarse y recibir rrecible. Hay aquí un rechazo implícito de
la inspiración de la que después dará mues- la religiosidad pagana, desde una perspec-
tras. Al entrar, se sienta junto a Agatón y tiva racionalista propia del espíritu sofista.
ambos ponen de manifiesto lo diferente de No debemos olvidar que Pausanias es discí-
sus concepciones acerca de la sabiduría, pulo de Pródico, conocido por su afición al
pues el poeta entiende que el conocimiento lenguaje y las distinciones semánticas. El
puede transmitirse de unos a otros de la presupuesto que subyace a su discurso es
misma manera que el vino pasa de unas que los valores son convencionales y aña-
copas a otras. Con esta conversación se ini- didos a las cosas, pues no los poseen en sí
cia la disputa entre poesía y filosofía que mismas. Con ello se quiere poner de mani-
concluirá con los discursos de Sócrates y fiesto que las acciones son neutras en sí
Alcibíades. mismas y su valoración depende del modo
Cuando los asistentes se disponen a en que sean llevadas a cabo. Su postura
beber, Erixímaco, atendiendo a las peticio- relativista se hace aún más patente cuando
nes de Fedro, propone entonar una serie de utiliza como argumento las costumbres y
elogios al dios Eros, puesto que los poetas leyes de otros lugares. En definitiva, el
no le han prestado la atención que merece. hecho de que se considere bueno o malo
Los comensales lo aceptan y es precisa- que un joven conceda sus favores al amante
mente Fedro el encargado de exponer el depende tan sólo de las intenciones y el
primer discurso. Reale considera que este comportamiento de éste, de si pretende que
personaje constituye la máscara del joven su amado progrese en virtud y sabiduría o
inteligente, amante de la poesía y los bellos busca exclusivamente satisfacción sexual.
discursos, al que le falta preparación filosó- Es conocido que los griegos estable-
fica. No expone la naturaleza de Eros, sino cieron una analogía entre microcosmos y
las virtudes que los hombres adquieren gra- macrocosmos, entre hombre y universo.
cias a él, habla del efecto y no de la causa. Erixímaco, máscara del médico-naturalista,
Lo fundamental de su discurso es la afirma- acepta la división realizada por Pausanias,
ción de que Eros es uno de los dioses más pero opina que su alcance es mucho mayor,
antiguos, engendrado inmediatamente ya que debe extenderse a la totalidad del
después de Caos y Gea, además del mayor universo. Hay un Eros bueno y otro malo, el
inspirador de valentía y honradez entre los primero concede sus favores a las partes
hombres. A pesar de la brillantez de sus sanas de los cuerpos, mientras el segundo a
palabras y de sus innegables dotes, las enfermas. La salud, al igual que la
Fedro se limita a exponer, sin demostrar, música, se basa fundamentalmente en
determinadas ideas, basándose exclusi- la armonía, que también la astronomía des-
vamente en la autoridad de Hesíodo o cubre en las revoluciones de los planetas y
Parménides. el orden de las estrellas. Y es precisamente

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el buen Eros el artífice de tal armonía. El las palabras de Sócrates. El estilo del poeta
discurso de Erixímaco va un poco más allá es claramente deudor de la retórica gor-
que el de Pausanias, y tras él se encuentra giana y su discurso busca la sonoridad y la
no sólo la figura de Empédocles sino, sobre perfección del estilo descuidando por com-
todo, la de Heráclito. Uno de sus fragmen- pleto el contenido del mismo. Agatón opina
tos, que se refiere a la armonía de lo dis- que los discursos anteriores han alabado los
corde, es malinterpretado por el médico, dones que Eros procura pero no han mos-
incapaz de comprender lo metafísico que trado quién ni cómo es el dios. En contra de
hay más allá de la mediación sintética de los lo dicho por Fedro, es la más joven de las
opuestos, el principio supremo capaz de divinidades y, además, es bello, bueno y
infundir amor y concordia en los opuestos, feliz en grado sumo. Posee asimismo las
del que sí hablará Aristófanes. cuatro virtudes cardinales que Platón ha
Las palabras del conocido comedió- presentado en la República. Por todas estas
grafo constituyen uno de los pasajes más razones, es causa de los mayores bienes,
celebrados de la obra de Platón. Su discurso tanto para hombres como para dioses.
narra un mito según el cual, antiguamente, Sócrates se queja entonces de que
los seres humanos eran esféricos y poseían todos han buscado los elogios y las bellas
por duplicado todos sus órganos actuales. palabras, pero han descuidado la verdad
Eran unos seres tan poderosos que su del asunto. Desea, con su estilo habitual,
soberbia obligó a Zeus a dividirlos por la plantear unas preguntas a Agatón antes de
mitad, de tal manera que, desde aquel ins- entonar su discurso. El poeta ha confundido
tante, el deseo de todo hombre y mujer es al amante con el amado, atribuyendo a
el de reencontrase y unirse a la mitad que aquél las virtudes de éste. Lo mismo hizo
les fue arrebatada, recomponer la unidad Sócrates una vez, cuando conversaba con
perdida. La conclusión del discurso de Aris- Diótima, sacerdotisa de Mantinea, la cual le
tófanes es que Eros es el anhelo de recupe- reveló los más profundos misterios del
rar la naturaleza perdida, la aspiración a la amor. Eros es el amante, el que desea. Pero
unidad y al todo originario. Reale destaca la el que tiene deseo, lo tiene necesariamente
maestría literaria de Platón, pues ve en estas de algo de lo que carece. Siendo Eros deseo
palabras una alusión a las doctrinas no del Bien y la Belleza, carecerá, en conse-
escritas, accesible tan sólo a los iniciados y cuencia, de ellas. Esto no significa que sea
allegados del filósofo. Las referencias cons- feo ni malo, sino intermedio entre ambos,
tantes al deseo de hacer uno lo que ahora como la recta opinión media entre el cono-
son dos se interpretan relacionándolas con cimiento y la ignorancia. Eros no es un dios,
los pasajes de la Metafísica de Aristóteles en como suele pensarse, sino una entidad
los que se hace alusión a los principios intermedia que comunica a dioses y hom-
supremos de lo Uno y la Díada. Los aman- bres, es un daimon que, como afirma Pla-
tes no entienden el cómo ni el porqué de su tón, mantiene unido el todo consigo
irrefrenable deseo de recuperar la natura- mismo, estableciendo así un puente entre
leza perdida. Y es que, según afirma Reale, lo sensible y lo inteligible y ejerciendo una
el Uno no puede consistir en un mero agre- función similar a la que se asigna al Bien
gado de partes separadas, sino que el deseo en el Fedón y la República. Es amante de
de convertir en uno lo que antes eran dos la belleza, pues nació en la fiesta del
supone aspirar al Bien Supremo que es el nacimiento de Afrodita, siendo hijo de
Uno trascendente que todo lo unifica. Poros (el recurso y la abundancia) y Penía
Llega el turno del homenajeado Aga- (la pobreza, la carencia). A juicio de Reale,
tón, cuyo discurso servirá de contrapunto a esta naturaleza bipolar de Eros encubre,

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258 RECENSIONES

una vez más, las doctrinas metafísicas de filósofo siempre había logrado escapar. Y es
Platón, pues ambos constituyen la Díada de que aquél pretende intercambiar armas de
lo Grande y lo Pequeño, cuya mediación bronce por armas de oro, es decir, su
sintética es llevada a cabo por el Uno o Bien. belleza física por la intelectual de Sócrates,
El brillante juego dramatúrgico de Pla- por su sabiduría y eso es algo que no puede
tón continúa con el diálogo entre Sócrates y aceptar.
Diótima, siendo aquél la máscara del Aga- De esta manera, Platón introduce una
tón que no puede ser directamente refutado nueva máscara que esta vez no encubre a
en su propia fiesta, mientras la sacerdotisa ningún otro personaje, sino al mismo Dio-
representa al propio Sócrates, al filósofo nisos, que ha sido desplazado al iniciarse la
guiado e inspirado por la musa filosófica. serie de discursos, expulsando a los flautis-
Eros es, ante todo, deseo de lo bello, de tas, bebiendo con moderación y entonando
engendrar en la belleza, tanto a nivel físico discursos. Pero el ebrio Alcibíades encarna
como espiritual. La generación constituye el a la perfección el espíritu dionisiaco y ade-
modo por medio del cual lo mortal participa más servirá para establecer las conclusiones
de la inmortalidad, pues Eros es ese ímpetu del diálogo. Su visita tenía como propósito
que nos impulsa a buscar todo lo bueno de la coronación del trágico Agatón, pero final-
lo que carecemos. La inmortalidad del alma mente concede tal honor a Sócrates, a quien
ya ha sido probada en el Fedón y Platón no no esperaba encontrar allí. El final del diá-
desea detenerse de nuevo en tales demos- logo constituye una firma del autor, en el
traciones. Y precisamente la belleza de los que pone de manifiesto el triunfo de la filo-
cuerpos es el primer peldaño en el ascenso sofía sobre la poesía: Agatón, Aristófanes y
hacia la Belleza en sí. El amor que despierta Sócrates son los únicos que quedan des-
Eros llevará al conocimiento de que no es piertos y, antes de que los dos primeros se
sino una e idéntica la belleza que descubri- duerman, Sócrates les obliga a reconocer
mos en diversos cuerpos, lo cual implicará que quien posee el arte de poetizar ha de
el descubrimiento de la superioridad de la ser capaz de componer igualmente buenas
belleza de las almas, más estable y dura- tragedias y comedias. Y es que el verdadero
dera, y también de la que, gracias a su poeta no es otro que el filósofo, es decir, el
armonía, encontramos en las normas de que entona discursos fundados en la ver-
conducta y las leyes. Las ciencias, al ocu- dad, englobando así lo cómico y lo trágico.
parse del orden y la medida, son expresión La filosofía, en conclusión, aúna lo apolíneo
inmediata de la Belleza inteligible, último y lo dionisiaco, convirtiéndose así en una
peldaño de la escalera erótica, que no es poesía filosófica «que vence a todo el mundo
relativa ni sufre modificación alguna. en discursos, no sólo anteayer como tú,
En este punto, cuando parece haberse sino siempre».
alcanzado la más alta cima y que el diálogo
debe concluir, Platón introduce un nuevo Ignacio García Peña
giro en la escena, haciendo aparecer en la Universidad de Salamanca
fiesta a Alcibíades borracho. Toma una jarra
para beber y, en consecuencia, ha de pro- LÁZARO PULIDO, Manuel, La creación en
nunciar un discurso en honor de Eros. Pero, Buenaventura. Acercamiento filosófico a la
dado que está ebrio, no se encuentra en metafísica del ser finito, Roma, Fratri Editori
condiciones, por lo que pide entonar un de Quaracchi, 2005.
discurso en alabanza del hombre erótico
por excelencia, que es Sócrates. Alcibíades Sin duda el tema de la creación consti-
narra sus intentos de seducción, a los que el tuye una de las grandes aportaciones del

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RECENSIONES 259

pensamiento cristiano medieval. Lo fue El tercer capítulo define con claridad


desde San Agustín hasta Occam. Pero, en la los términos fundamentales de esta metafí-
tradición franciscana, la creación, como sica de la expresión, que se asienta sin duda
donación gratuita del amor divino, ocupa el en el ejemplarismo de influencia platónico-
puesto de privilegio. Llama, sin embargo, la agustiniana y culmina en una teología sim-
atención que San Buenaventura no dedi- bólica que tiene su origen en el Pseudo
case expresamente ninguna de sus obras al Dionisio y su continuación en la obra de
estudio de la creación. No obstante, es el Hugo de San Víctor. En cuanto al ejempla-
quicio sobre el que gira lo que se ha deno- rismo, el autor presenta un minucioso aná-
minado el «neoplatonismo cristiano» del lisis de la centralidad del Lógos divino en
Doctor Seráfico. esa participación de la criaturas de la bon-
Precisamente uno de los primeros dad divina, así como los modos de relación
hallazgos de este amplio y reflexivo estudio entre el Creador y la criatura, que aporta
del profesor Lázaro Pulido es haber cen- una profunda comprensión de la «reductio»
trado su investigación en el concepto bona- y la «divisio», modos privilegiados de esa
venturiano de creación. Y lo es, además, relación. Por lo que respecta a la teología
porque lo hace con una total coherencia. simbólica, el autor profundiza en la tradi-
La obra establece, primero, el sentido ción neoplatónica cristiana, señalando las
de la creación, como expresión de la volun- diferencias entre la visión impersonal de
tad libre y generosa de Dios, que difunde su carácter plotiniano y la concepción cristiana
bondad en el libro del mundo. La creación del amor personal, principio y fuente de la
es, por ello, entendida como signo y sím- creación, entendida como libro e imagen
bolo de la gracia divina, según la concep- que eleva a la criatura a su causa ejemplar.
ción hermenéutica gadameriana, que el Tras esta fundada explicación del
autor explica en el primer capítulo. ejemplarismo lógicamente el estudio pene-
El segundo capítulo resulta fundamen- tra en la metafísica expresiva del ser finito,
tal para contextualizar la obra de San Bue- que el autor rastrea con singular pericia en
naventura, dentro de la historia de la las páginas del Itinerarium. Indudable-
filosofía medieval, en la que destaca como mente la naturaleza ontológica de la criatura
tema recurrente el de las relaciones entre la exige previamente el conocimiento del crea-
filosofía y la teología. El profesor Lázaro dor, en tanto que Ser, pero sobre todo como
Pulido sitúa con precisión la posición del Bien. La apuesta personalista bonaventu-
doctor Seráfico y, en amplio diálogo con los riana alcanza en este momento su cúspide,
principales intérpretes del pensamiento de pues sin renunciar a concebir a Dios como
San Buenaventura, establece las coordena- el Ser, lo sublima con la idea de Bien, que
das desde la que tiene perfecto sentido convierte al Ser en principio y culminación
hablar de la filosofía del santo franciscano de toda comunicación. El Bien es razón
como una «metafísica de la expresión», en la última y fundamento, como prefiere lla-
que el ser creado es un ente, pero es, ante marlo San Buenaventura, de toda comuni-
todo, obra de Dios. Con ello, concluye el cación, de toda efusión del ser. Una
segundo capítulo, que forma con el primero comunicación que procede por la vía del
una introducción teórica imprescindible amor y por la vía de la generación y del
para comprender en su justo sentido la tesis conocimiento. En consecuencia, si el ser es
central de la obra, que no es otra que la afir- la razón última de toda perfección absoluta
mación de la criatura como signo, símbolo, de la esencia divina, el bien es el funda-
espejo e itinerario del hombre hacia el mento principal de su comunicación tanto
Creador. en la comunión trinitaria, como por medio

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de la creación, que es expresión de su amor conocimientos teológicos de loa que el


hacia fuera de la vida divina. Y, como con- autor hace gala. El misterio del amor trinita-
secuencia, de este bien difusivo, la criatura rio, en el que hay una inacabable corriente
no puede ser sino vestigio, imagen y seme- de amor, que constituye la fuente de la
janza, que son el itinerario que eleva al comunión de las tres personas divinas, llena
hombre hasta la bondad creadora. La metafí- esta páginas, en las que el lector puede des-
sica de la expresión entiende la criatura como cubrir la fontalidad del Padre y la Trinidad
signo, al modo agustiniano, y como símbolo, como expresión del desbordante Bien de
siguiendo la huella neoplatónica, haciendo Dios. De la Teología del Verbo increado, el
residir la esencia metafísica del ser creado en autor nos lleva, de la mano de los textos del
su misma significación de lo divino. Doctor Seráfico, a la Teología del Verbo
Con perfecta coherencia viene a conti- encarnado, para concluir con la Teología
nuación la explicación bonaventuriana del del Verbo Inspirado, el Cristo Maestro del
cosmos, como ámbito de la expresión de la sermón universitario de San Buenaventura,
bondad creadora. Aunque no hay una obra en el que el santo franciscano nos habla del
cosmológica del Doctor Seráfico, el profe- verbo inspirado como expresión de la sabi-
sor Lázaro Pulido ha rastreado con rigor los duría divina y camino de retorno al Padre.
textos en los que puede adivinarse su Y, de nuevo, termina el capítulo con acento
modelo cosmológico. Analiza estos textos franciscano, expresando la esencia de la
en el contexto del relato de la creación y en Teología de la imagen, que tiene como cen-
el contexto de la historia de la salvación, lle- tro a Cristo, crucificado, camino de conver-
gando a unas sugerentes conclusiones sión de la criatura a la fuente del Bien.
sobre el modelo del cosmos y el modelo El Bien constituye el fundamento de la
antropológico que se esconde en aquellos metafísica de la expresión del ser creado.
textos. El amplio análisis de este punto cul- Tomando su origen desde las páginas de
mina en la perfecta armonía de la visión de Plotino y siguiendo por los difíciles sende-
San Buenaventura con la cosmovisión fran- ros del Pseudo-Dionisio, el autor nos lleva a
ciscana, que sitúa al hombre en el centro descubrir en algunas de las más hermosas
del universo, haciéndole contemplador y expresiones del Itinerarium la huella omni-
amante de la belleza y el esplendor del presente del Bien. Un Bien que se difunde
amor divino que aparece ante sus asombra- por naturaleza, pero que no lo hace de la
dos ojos como una escala que conduce a la forma necesaria e impersonal en que nos lo
luz creadora e iluminadora de todo hombre presentan los neoplatónicos, sino como
que viene a este mundo. El capítulo con- fruto de la voluntad libre y amorosa del Cre-
cluye, por tanto, en la perfecta armonía de ador. Un amor liberal, una donación gra-
la visión bonaventuriana del hombre y del tuita, una entrega sin límites. Frente a la
cosmos con la filosofía y la teología de San dimensión ascensional y pasional que pre-
Francisco, cuyo punto de apoyo es la consi- senta el concepto platónico del amor, como
deración de Cristo, el Verbo de Dios, como deseo de aquello de lo que carece el
recapitulación de lo creado, como punto de amante, San Buenaventura, sin renunciar a
encuentro de la criatura y del Creador. este ascenso o regreso a la fuente del amor,
Y esta idea profundamente franciscana insiste con notable originalidad en el carác-
de Cristo, como clave paradigmática de la ter descendente y liberal del amor de Dios.
metafísica expresiva del ser finito en su El itinerario y el ascenso de la criatura hasta
ansia eterna de retornar al seno del Padre, su origen es sólo causa de su procedencia
ocupa el sexto capítulo de la obra, que es el de ese Bien que le dio el ser y la belleza. El
que denota con mayor claridad los amplios amor a Dios proviene del amor de Dios,

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porque nos hizo a su imagen y semejanza y, especialista acercarse con facilidad al texto
con ello, nos infundió el deseo de amarle, comentado. Los seis capítulos de que consta
porque Él nos amó primero. analizan, mediante un lenguaje sencillo y
La discusión del autor con algunas de preciso, las profundas corrientes filosóficas
las últimas interpretaciones de este con- y estéticas que confluyen en la obra, la
cepto del Bien, desde la denominada onto- trama original que se desenvuelve en sus
teología, le llevan al autor a finalizar con páginas y las abundantes interpretaciones
unas conclusiones sencillas y claras, que que ha suscitado, con especial atención a las
recogen con precisión los puntos funda- que han visto la luz a lo largo del siglo XX.
mentales de la metafísica del Bien personal El capítulo primero constituye una
en San Buenaventura. ajustada reseña y una ponderada visión de
La conclusión final del libro es más los estudios sobre el De musica. Siguiendo
bien una apertura hacia el futuro. El autor, la lógica que exige toda investigación rigu-
con indudable inteligencia, nos ofrece esta rosa, la autora comienza presentando
documentada y profunda investigación, el estado de la cuestión, es decir, traza el
como un instrumento válido para el estudio amplio panorama de los estudios preceden-
de otros muchos problemas que siguen inci- tes sobre la obra agustiniana. Además de
tándonos en la obra de San Buenaventura. presentarnos las diversas perspectivas
Y lo mismo cabe decir de la completa desde las que ha sido interpretada la teoría
bibliografía que cierra el volumen, que el de la música agustiniana, que contiene al
autor ha utilizado con profusión en las menos una teoría rítmica (libros II-V), una
numerosas notas críticas que enriquecen el revisión original de la teoría pitagórica del
estudio. Un estudio que ofrece una suge- número y la armonía (libro I) y una visión
rente perspectiva de un autor decisivo en la neoplatónica de la música, como camino de
historia de la filosofía medieval y en la con- ascenso del alma desde la armonía sensible
figuración de algunas de las más importan- hasta la inteligible (libro VI), el análisis se
tes categorías de la metafísica occidental. Y centra especialmente en la determinación
todo ello dentro de un estudio original y rigu- de las fuentes y en la fecha y el orden de
roso de un asunto que merecía una mono- composición de los libros, que ha suscitado
grafía como la que el profesor Lázaro Pulido posturas contrapuestas entre los intérpretes.
nos ofrece en este libro sobre la creación en El capítulo segundo sitúa con notable
Buenaventura. claridad la obra agustiniana en el contexto
de las disciplinas liberales, trazando la
Pablo García Castillo continuidad entre el concepto griego de
Universidad de Salamanca paideía, las humanitates latinas, de inspira-
ción ciceroniana, y la expresión medieval
de las siete artes liberales que son fruto de
OTAOLA GONZÁLEZ, Paloma, El De la filosofía neoplatónica. Interesante resulta
musica de san Agustín y la tradición pitagó- la original visión de San Agustín, que la
rico-platónica, Valladolid, Estudio Agusti- autora presenta a través de un análisis, tanto
niano, 2005, 158 pp. del De musica, como del programa que pre-
senta el libro II del De ordine. Los dos ras-
El estudio monográfico de la profesora gos esenciales de las disciplinas liberales
Otaola sobre esta significativa obra agusti- son, según San Agustín, el carácter matemá-
niana representa un modelo de investiga- tico que les da su rango científico y su sen-
ción rigurosa y de claridad expositiva, que tido propedéutico de preparación para la
permite, tanto al lector profano, como al contemplación de lo inteligible. Estos dos

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rasgos aparecen claramente en el De una disciplina, que logra medir, modular,


musica, cuyos cinco primeros libros consti- armonizar el movimiento ordenado del cos-
tuyen el desarrollo de la estructura matemá- mos con la inmutabilidad del alma, apor-
tica de la ciencia de la armonía y del ritmo, tando dos notas originales que marcan su
siendo el sexto la culminación filosófica del diferencia con la tradición pitagórico-plató-
cultivo de música que consiste en la con- nica: primero, que la música no es sólo
templación de la armonía inteligible, del ciencia teórica racional, sino también prác-
cielo al que llevan las artes liberales, tanto tica, pues si la armonía es objeto de la con-
en la versión platónica como cristiana. templación racional, que se distingue del
El capítulo tercero estudia todos los arte imitativo del canto de los animales, no
pormenores de los seis libros. Destaca espe- excluye sin embargo la experiencia, el oído
cialmente el análisis de los problemas que educado capaz de percibir el ritmo y la
plantea la fecha de composición del sexto medida del verso pronunciado en voz alta y
en relación con los anteriores, la unidad de el placer que produce la escucha de la pala-
contenido y la estructura general de la obra. bra poética y su musicalidad. Y, en segundo
La autora se detiene con acierto en mostrar lugar, San Agustín se aleja del excesivo
la coherencia y la perfecta articulación de racionalismo pitagórico, al considerar que
las tres partes de la obra: la primera (libro I) la música no es sólo armonía matemática
reflexiona sobre las leyes de los números, la que percibe la razón, sino actividad que
segunda (libros II-V) las aplica a los fenó- produce placer, un placer estético intelec-
menos musicales, mostrando su efecto tual, como había sugerido Platón, al poner
sobre los oyentes y la tercera (libro VI) des- en boca de Sócrates la afirmación de que «la
cubre en el fundamento matemático de la filosofía es música, la más alta» (Fedón 61
música un peldaño para el ascenso filosó- a), uniendo así poesía y filosofía como ins-
fico del alma al mundo inteligible. Así se piración que proviene de las musas.
comprueba la inserción de la obra en la El capítulo cuarto comprende un aná-
corriente pitagórica, que considera al uni- lisis exhaustivo de la teoría rítmica tal como
verso como expresión de la armonía y el aparece en los libros II-V. Tras un detallado
número, y en la tradición platónica, que estudio de las proporciones matemáticas,
invita al alma a convertir el ritmo y la música en las que se basan los metros de la poesía
sensible en escala que conduce a la con- y los ritmos musicales, la autora realiza una
templación de la belleza originaria, de la exposición completa de los pies métricos y
realidad primera de la que alma se apartó al sus combinaciones en la métrica y la poé-
perder las alas. Y esta misma tradición rít- tica clásica, de la que toma sus doctrinas
mica, como bien explica la autora, tuvo una San Agustín, destaca cómo éste prefiere la
singular recepción en la teoría musical espa- armonía métrica y musical que produce
ñola, tanto de Juan Bermudo, como de Fran- agrado al que escucha más que de los pre-
cisco Salinas, autores a los que la profesora ceptos métricos. Pero el punto más innova-
Otaola ha dedicado sendas monografías. dor se halla sin duda en la teoría agustiniana
El capítulo cuarto ilustra con total cla- del tiempo del silencio, que demuestra que
ridad la definición agustiniana de la música su obra es una teoría, no de métrica,
como scientia bene modulandi, que suele que mide los pies y su extensión, sino de
atribuirse a Varrón y es citada por Censo- música, porque concibe como un todo sin
rino, pero que adquiere un sentido pleno solución de continuidad las sílabas y los
en el De musica de San Agustín. La defini- silencios que permiten que puedan ser
ción, profusamente citada con posteriori- escuchadas y armonizadas en el alma. San
dad, establece que la música es una ciencia, Agustín enuncia por primera vez esta teoría

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RECENSIONES 263

que afirma que «entre las sílabas hay inter- La obra se cierra con dos anexos
calados silencios para completar la medida», sumamente pertinentes y una completa
lo que supone una teoría del ritmo que se bibliografía. El primero recoge, en forma
percibe gracias a que las pausas y los silen- resumida, la biografía del obispo de
cios permiten completar la igualdad de los Hipona, destacando los hitos más significa-
pies, como el espacio permite el movi- tivos de su formación académica y de su tra-
miento de los cuerpos. Es una teoría del yectoria personal, así como las obras más
tiempo y del ritmo que supera la considera- importantes correspondientes a los distintos
ción espacial y numérica de la métrica tra- períodos de producción intelectual de San
dicional. Agustín. Una biografía que sirve de marco
El capítulo sexto recoge el estudio del contextual al análisis hermenéutico que la
libro sexto. En él, la autora explica primero precede. El segundo anexo recoge, en un
el concepto de número en San Agustín, que cuadro completo, la lista de los veintiocho
presenta cuatro sentidos: el matemático, el pies métricos que San Agustín toma de la
musical o poético, entendido como ritmo, el métrica clásica. El cuadro incluye el nombre
filosófico, que no es sino el concepto pita- del pie, las sílabas largas y breves que lo
górico-platónico de armonía sensible e inte- forman, los tiempos de que consta, la pro-
ligible, y finalmente el sentido teológico porción en que se hallan sus partes, así
que concibe a Dios como plenitud de la como un ejemplo de palabra latina que
unidad, que expresa la sublimación del Uno corresponde a cada pie. Es un cuadro ilus-
neoplatónico en clave cristiana. Tras este trativo y claro que permite al lector conocer
análisis, aparece la concepción agustiniana todos los pies métricos en una visión sinóp-
de las cinco clases de ritmos que el alma es tica, lo que supone un acierto de la autora.
capaz de percibir: los ritmos o números La bibliografía resulta de una extraor-
sonoros o físicos, los oídos, los proferidos, dinaria utilidad. Primero aparecen las edi-
los recordables y los judiciales. Sólo estos ciones de las obras completas de San
últimos, en cuanto son juicios del alma, son Agustín presentadas por orden cronológico.
excelentes y eternos, mientras los cuatro Le siguen las ediciones modernas y las edi-
primeros son ritmos temporales. Si, como ciones del De musica, desde la de Migne
sabemos, sólo en el alma medimos el ritmo hasta las ediciones electrónicas on-line y
y el tiempo, es necesario concluir que el en CD-rom, que dan idea del rigor con
placer estético que produce en el alma la que se ha realizado la investigación. A
contemplación de la belleza y la armonía la continuación se presentan las obras fuentes
empujan a encontrar racionalmente a la utilizadas: desde algunos diálogos de Platón
fuente de la unidad y de la concordia uni- y las obras de Plotino hasta los tratados de
versal. Los ritmos de la razón, los juicios de música de Arístides Quintiliano, Plutarco,
esa suprema facultad de juzgar que posee- Boecio, Casiodoro o la Armónica de Ptolo-
mos en la ratio superior, en la que habita la meo, sin olvidar las de Bermudo o Salinas.
Verdad, conducen al descubrimiento del Finalmente, la bibliografía secundaria
fundamento ontológico de toda belleza, de recoge las monografías y artículos principa-
todo bien, de la unidad y del orden del cos- les sobre la tradición pitagórica, las discipli-
mos y del ser humano: Deus creator nas liberales y los tratados de música y las
omnium. Esta proposición armoniosa, «este obras agustinianas relacionadas con el De
verso… no sólo es agradable al oído por el musica, sin olvidar ninguno de los estudios
sonido medido por los números, sino sobre esta obra agustiniana.
mucho más agradable al alma por la verdad La conclusión es realmente breve.
de su contenido» (De musica, VI, 17, 57). Pero no olvida ninguno de los rasgos

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264 RECENSIONES

esenciales del tratado agustiniano anali- espaciales, los silencios pertenecen al


zado. Primero, destaca la originalidad del tiempo interior del alma, que es capaz, gra-
obispo de Hipona al dedicarlo, no a la cias a esta percepción psicológica del ritmo,
armonía o relación de los sonidos según su de progresar y ascender de la armonía sen-
posición en la escala, sino al ritmo, enten- sible al mundo eterno de lo inteligible, pues
dido como movimiento mesurado de los en el alma está lo eterno en el hombre.
sonidos y los silencios. Segundo, que la Por tanto, la breve, pero esencial con-
ciencia de la música es teórica, en cuanto clusión del libro, recoge con exactitud el
supone la comprensión racional de las leyes ponderado análisis de esta obra agustiniana
matemáticas que gobiernan las relaciones que muestra, en todo su esplendor, la cul-
entre los sonidos, pero es también práctica, minación de la tradición pitagórico-
en cuanto presta atención al efecto estético platónica de la armonía y del ritmo y la
que producen los sonidos y los silencios sublimación de la lectura neoplatónica del
que constituyen la armonía sensible. Ter- retorno del alma a la casa paterna, presen-
cero, es una ciencia de indudable inspira- tada con la maestría de la prosa agustiniana
ción pitagórico-platónica, ya que considera y explicada con la agudeza y la sencillez de
el número como fundamento de la música una inteligente mirada estética y filosófica,
y de las demás disciplinas del quadrivium, que incita, como toda investigación pro-
que constituyen la preparación para la con- funda, a la inmediata lectura reposada del
templación filosófica de la armonía inteligi- texto escrito por San Agustín.
ble y, lo que supone su fundamento El libro es, de este modo, una escala,
neoplatónico y cristiano, la belleza y la un camino que nos lleva como un hábil
música son escalas y ritmos temporales que lazarillo al encuentro con el texto del De
conducen al alma al mundo de la vida y la musica, escrito por San Agustín, en forma
verdad eterna, que ha dejado su huella en de diálogo de inspiración platónica, cuando
el hombre interior, en el que habita la Ver- se preparaba para recibir el bautismo, pero
dad. Finalmente, el tratado presenta algu- probablemente terminado años más tarde,
nos elementos originales: como la como parte de su proyecto de escribir un
necesidad de partir de la experiencia sensi- tratado sobre cada una de las disciplinas
ble para remontarse a la reflexión racional liberales. La fortuna ha querido que conser-
sobre la música y, sobre todo, la función de váramos esta obra, que la investigación lle-
los silencios como elementos musicales vada a cabo por la profesora Otaola nos
para alcanzar el equilibrio rítmico, como los permitirá leer y entender con agrado y
átomos y el vacío, las palabras y los espa- delectación.
cios entre ellas forman la armonía del cos-
mos y del discurso. Pero, mientras átomos y Pablo García Castillo
palabras, vacío y espacio, son términos Universidad de Salamanca

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