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Lic.

Héctor Ortiz Elizondo


OIEH 610527 UF4

México D.F., 9 de marzo del 2015

Asunto: peritaje antropológico


juicio de amparo 198/2010
y acumulado 199/2010

Juan Manuel Villanueva Gómez


Juez 4º de Distrito en Materia Administrativa
y del Trabajo en el Estado de Jalisco
PRESENTE:

Por este medio el que suscribe, Licenciado Héctor Ortiz Elizondo,


debidamente acreditado como perito oficial en materia de antropología
social en el juicio de amparo 198/2010 y acumulado 199/2010
promovido por Ramona Jáuregui Becerra y Liboria Jáuregui Guzmán,
vengo a rendir el dictamen respectivo, basado en un cuestionario de
siete preguntas entregado a quien suscribe al momento de rendir
protesta y que sirve de base para organizar el dictamen.

Para la realización del mismo se siguieron las técnicas y métodos


cualitativos reconocidos por la disciplina antropológica, que
consistieron en dos visitas de campo al poblado de Temacapulín,
municipio de Cañadas de Obregón, Jalisco, una revisión de partes
relevantes de documentos contenidos en el expediente judicial;
entrevistas a pobladores del citado poblado, revisión de casos
registrados en medios de comunicación, y revisión documental del
estado que guarda el debate académico sobre el tema de las represas,
entre los cuales está el reporte: Represas y desarrollo: un nuevo marco
para la toma de decisiones, elaborado en el año 2000 por la Comisión
Mundial de Represas y financiado por el Banco Mundial.

A continuación el cuestionario y las respuestas a cada rubro.

A) Que diga el perito, cuáles son los efectos que en las


relaciones sociales tienen los grandes proyectos de
infraestructura y el desplazamiento de poblaciones.

Para responder la pregunta, ésta debe desdoblarse en al menos dos


partes diferentes considerandos las etapas del proyecto: primero son
los efectos que tiene durante la etapa de inicio y durante la etapa de
construcción del proyecto y otro muy diferente el que se sucede
después de concluidas las obras e inundadas las poblaciones. Es
durante esta última etapa que encontramos afectaciones a la
población desplazada.

Asimismo, antes de entrar en tema, debe tomarse en cuenta que los


grandes proyectos de infraestructura incluyen diferentes tipos de

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obras de ingeniería para proyectos carreteros, mineros, petroleros y de


generación eléctrica, principalmente. Los efectos que ocasionan tales
obras en las relaciones sociales de los habitantes que circundan el
lugar de la obra tienen muchas semejanzas en común pero también
algunas diferencias. Por lo tanto, para dar respuesta a la pregunta,
nos centraremos en analizar proyectos para la construcción de
grandes represas, es decir, en proyectos similares al que se ventila en
este amparo, para así sólo analizar los efectos que son comunes a
dichos casos.

En ese sentido, salta a la vista que la gran mayoría de los proyectos de


embalses que se han pretendido llevar a cabo o se han realizado en
México desde finales del siglo XX hasta la fecha, han generado
movimientos sociales de oposición a la obra. Estos movimientos son
conformados particularmente por los pobladores directamente
afectados pero llegan a suscitar la solidaridad de amplios sectores de
la población nacional, incluidos ecologistas y académicos.

Ese ha sido el caso, por ejemplo, del Aprovechamiento Hidráulico de


Usos Múltiples Paso de la Reina, una cortina de 195 metros de alto que
se construye en el municipio de Santiago Jamiltepec en el estado de
Oaxaca, cuyo embalse afectará a otros cinco municipios aledaños y a
más de 20 comunidades. En su contra se ha organizado el llamado
Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Rio Verde, el cual ha
denunciado presiones por parte de la Comisión Federal de Electricidad
(CFE) y de una diputada del Partido Acción Nacional (PAN), además de
acciones de intimidación por parte del Ejército Mexicano. Los
miembros de dicho Consejo argumentan también que no han podido
acceder a la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) con lo que se
violentaría su derecho al consentimiento informado.

Un caso con mayores repercusiones sociales ha sido el de la presa La


Parota en los municipios de Acapulco y Juan R. Escudero, Guerrero,
iniciado en el año 2003 sobre el río Papagayo. Este proyecto se
encuentra suspendido por orden judicial pero, de realizarse el
proyecto, se verían afectados 17 ejidos y tres comunidades agrarias así
como 24 poblados, según consta en la MIA del mismo proyecto. El
proyecto para construir una cortina de 163 metros de altura también
generó un movimiento social de oposición llamado Consejo de Ejidos y
Comunidades Opositores a la Parota (CECOP).

En este caso los opositores acusaron a la CFE de realizar asambleas


ejidales amañadas, con irregularidades en las convocatorias,
impedimentos para la libre participación de ejidatarios y comuneros,
intervención de la seguridad pública en las asambleas, realización de
las asambleas fuera de los lugares legalmente determinados y en las
que votaron personas ajenas a las propiedades sociales.

Estos conflictos llevaron a que el Tribunal Unitario Agrario Distrito 41


con sede en Acapulco Guerrero, declarara nulas cinco asambleas
impugnadas. Así, les dio la razón a los demandantes del Ejido La
Palma, en el juicio de nulidad 74/2006 por falta de quorum legal. De
la misma forma se dictó sentencia el 30 de marzo del 2007, en otro
juicio de nulidad iniciado por los Bienes Comunales Indígenas de
Cacahuatepec, en la cual el Tribunal también anuló el acta de
asamblea. Asimismo, el 17 de mayo de 2007 fue anulada el acta de
asamblea del ejido Dos Arroyos, nuevamente por irregularidades en el
proceso. Por último, en 19 de abril el TUA notificó la sentencia dictada
del juicio agrario de nulidad 360/2010 mediante la cual anuló la
asamblea realizada el 28 de abril de 2010 en la comunidad de La

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Concepción, dejando sin efecto todos los convenios, acuerdos y actos


jurídicos que como consecuencia de la misma se hubieren suscrito. El
proyecto fue finalmente suspendido por el Juzgado Octavo de Distrito
con sede en el puerto de Acapulco en septiembre de 2007. Estos
conflictos no solo han tenido consecuencias legales sino que han
llevado a la confrontación violenta, a las amenazas de muerte y a la
muerte misma de opositores, así como al arresto de numerosas
personas.

Tomando en cuenta los resultados de dichas sentencias, se puede


adelantar que uno de los efectos que tienen los proyectos de represas
en las relaciones sociales de los directamente afectados es la
corrupción de autoridades locales y el consecuente rompimiento del
tejido social entre ejidatarios, avecindados y habitantes, lo cual
muchas veces deriva en enfrentamientos violentos.

Otro proyecto hidroeléctrico cuestionado por movimientos sociales es


el de la presa Las Cruces, construida sobre el río San Pedro en
Nayarit. Este caso ha generado oposición de parte de indígenas
mexicaneros, nahuas, nayeri y wirrarika, en particular porque afecta
zonas consideradas sagradas en su tradición religiosa, mismas cuya
desaparición afectaría la identidad y la cultura de dichos pueblos.
Tales afectaciones son reconocidas en la MIA, y descritas como
“impactos no mitigables”.

También en este caso se ha denunciado la manipulación de una


asamblea ejidal en San Pedro Ixcatán, convocada irregularmente por
la CFE y no por el comisariado ejidal, y en la que se presentaron votos
de ejidatarios que seguían en el padrón pero ya habían muerto.

En fechas recientes se registró un ‘levantón’ durante algunas horas de


uno de los dirigentes de la oposición por un comando armado, en
diciembre de 2014, a quien se le confiscó una agenda con teléfonos.

También se debe mencionar un caso en el estado de Jalisco que


suscitó oposición por la construcción de una presa: me refiero al
proyecto de la presa Arcediano, cuya cortina tendría 140 metros de
altura, que sería construida sobre el río Santiago para el
abastecimiento de agua potable a la ciudad de Guadalajara, proyecto
que dio inicio en el año 2003. Este proyecto nació en la polémica
porque se planificó sobre un río considerado como uno de los más
contaminados de México por ser la receptora de las aguas negras de la
ciudad de Guadalajara. Sin embargo, la presa Arcediano estaba
programada para abastecimiento de agua potable (Proceso, 19 de
diciembre, 2009). En el año de 2007 la Organización Panamericana de
la Salud elaboró un estudio en el que indicaba la imposibilidad de
sanear las aguas del río antes de terminarse la obra hidráulica
(Proceso, 9 de julio de 2007).

La presa Arcediano fue además cuestionada porque dejaría inundada


una planta hidroeléctrica con 100 años de antigüedad y un puente
construido en el siglo XIX que se dice fue el primer puente colgante
que se construyó en México. Dicho puente fue finalmente
desmantelado.

El proyecto fue suspendido en 2009 al revocar la SEMARNAT la MIA que


lo avalaba después de resolver el recurso de revisión número
120/2003, argumentando que faltaban estudios que explicaran cómo
se habría de sanear el agua. Para ese entonces la población afectada
ya había sido desplazada, incluyendo el caso de la señora Guadalupe
Lara, quien contaba con los amparos 1496/2003 ante el juzgado

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Cuarto de Distrito y 67/2004 ante el juzgado Segundo de Distrito,


además del expediente 65 derivado del juicio agrario 104/2004, por la
posesión y titularidad de derechos en el Ejido (Proceso, 9 de julio de
2007).

Los efectos que generan la construcción de grandes proyectos de


infraestructura en general, y las represas en particular, a lo largo del
mundo, son semejantes en cuanto al hecho de que generan
movimientos sociales de oposición por las afectaciones que provocan
en la identidad y la cultura de los habitantes, por el rompimiento del
tejido social que conlleva la confrontación entre quienes aceptan los
beneficios a corto plazo de las obras y quienes se oponen por sus
efectos a largo plazo así como por la corrupción de autoridades que
impulsan su consecución. Otro efecto común son los enfrentamientos
que se suscitan entre opositores y autoridades y la consecuente
criminalización de la protesta social.

En cuanto a la segunda parte de la pregunta, sobre los efectos que en


las relaciones sociales tiene el desplazamiento de poblaciones de sus
lugares de origen y su reubicación en los nuevos asentamientos, es
necesario tomar en cuenta las experiencias de los desplazados mismos
por proyectos ya concluidos según se registran en los medios de
comunicación, y lo que de ellos han aprendido los especialistas.

Entre los especialistas se encuentran los dirigentes de la organización


denominada Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en
Defensa de Los Ríos (MAPDER), quienes manejan la cifra de 185,000
personas desplazadas en México a causa de construcción de represas
(La Jornada, 8 de noviembre, 2012).

La existencia de hechos de violencia derivados de los intereses


económicos detrás de la construcción de represas y las dificultas e
incluso renuencia al pago de indemnizaciones por el desplazamiento
de población, se ilustra con el caso de la presa Picachos, un embalse
de 80 metros de alto para irrigación sobre el Río Presidio, localizado en
los municipios de Mazatlán y Concordia, en el estado de Sinaloa
proyectado desde el año 2000, iniciado en febrero de 2009 e
inaugurada en noviembre de 2012.

Este proyecto tuvo poca oposición durante su realización, pero generó


un importante movimiento social desde 2006 para demandar el
cumplimiento de acuerdos para la reubicación de la población y el
pago de indemnizaciones. Así, en abril de 2008 se registran
manifestaciones públicas por irregularidades en la adquisición de
terrenos y por el retraso en la construcción de las casas donde se
pretendía instalarlos (La Jornada, 4 de abril, 2008).

Surgieron distintos líderes del movimiento entre los cuales destacaron


María del Rosario Alapizco y Atilano Román Tirado. En septiembre del
2010 ambos denunciaron haber recibido amenazas contra sus vidas
por medio de llamadas anónimas (Debate, 22 de septiembre de 2010).
Ambos líderes rompieron relaciones en 2011 entre acusaciones de
malos manejos del dinero y amenazas.

Según Atilano Román, el Congreso del Estado autorizó al Gobierno


Estatal 250 millones de pesos para pagar a los campesinos por la
expropiación de sus terrenos por la construcción de la presa. Se
expidieron cheques de cantidades variables según las medidas de los
terrenos por montos entre uno y cuatro millones de pesos. Atilano
Román aseguró que les debieron entregar el pago en dos cheques y en
efecto, los indemnizados firmaron por dos pero solo se les entregó uno.

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Atilano Román fue asesinado a balazos el 11 de octubre de 2014


cuando dos hombres armados le dispararon dentro de una cabina
radiofónica mientras transmitía su programa de radio dentro de las
instalaciones del Sol de Mazatlán, una semana después de hacer
públicamente responsable de su vida a la abogada que asesora a la
lidereza Rosario Alapizco (El Sol de Sinaloa, 12 de octubre de 2014).

Mencionamos por último el caso histórico de las presas Miguel


Alemán-Cerro de Oro, cuya primera etapa se inauguró en el año 1959
y que juntas forman hoy el embalse más grande del país con más de
4,000 kilómetros inundados. Estas dos represas fueron construidas
en periodos diferentes con 20 años de diferencia. Destaca por el hecho
de que la construcción de ambas presas afectó a miles de integrantes
de dos pueblos indígenas, los mazatecos y los chinantecos, cuyos
habitantes sufrieron el desplazamiento forzado de sus lugares de
origen, con numerosas irregularidades en el proceso de construcción,
un proceso documentado y calificado como etnocida. El
desplazamiento de la población mazateca que se vio afectada incluyó
incendiar los hogares de 21,000 mazatecos por empleados de la
Comisión del Río Papaloapan.

Este caso destaca también porque existen todavía antiguos habitantes


del vaso Cerro de Oro, ahora habitantes del valle de Uxpanapa, que
siguen demandando indemnizaciones después de 30 años de haberse
terminado las obras.

B) Que diga el perito, en términos antropológicos cuál es la


relación que los habitantes de Temacapulín tienen con su
territorio y con sus antepasados y en qué grado se vería
afectada esa relación en caso de seguir adelante con la
construcción de la Presa Zapotillo.

Nuevamente la pregunta encierra dos problemas: la relación de los


habitantes con el territorio que habitan y la relación de los habitantes
con sus antepasados. El primero refiere sobre todo al proyecto de vida
y el segundo a la identidad personal y comunitaria. Sin embargo, estos
dos problemas están imbricados como si fueran caras de una misma
moneda. Con todo, abordaremos primero la relación con el territorio,
después con los antepasados y finalmente explicaremos su
interconexión.

Para dar respuesta a estas preguntas es necesario realizar un análisis


cualitativo de los testimonios de los pobladores mismos y analizar sus
formas de convivencia y aprovechamiento del espacio, tanto aquellos
que pudieran ser recabados directamente por quien suscribe como los
que están disponibles en medios de comunicación y medios
electrónicos.

Un punto de partida general es reconocer que el homo sapiens es una


especie territorial en el sentido de que se adapta al medio ambiente
natural, lo modifica y construye un medio ambiente social al que
también se van adaptando las generaciones subsecuentes. Hay pues
una relación de continuidad entre naturaleza y cultura que refuerza el
arraigo al territorio y las identidades de los pobladores.

El territorio es entonces el espacio natural en el que se realizan las


actividades productivas cuando se mantiene una economía
predominantemente rural, pero también el paisaje modificado por la
cultura en el que se desenvuelven las demás actividades sociales.
Ambos aspectos encierran significados para sus pobladores que

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implican proyecto de vida, memoria e identidad. Dicho de otra


manera, al ser espacio apropiado, el territorio expresa también las
huellas culturales dejadas por sus habitantes al paso del tiempo.

Así por ejemplo, los integrantes de la asociación civil “Salvemos


Temaca, Acasico y Palmarejo”, expresan la necesidad de que el
poblado permanezca, a pesar de que muchos de ellos ya son mayores
de edad y han pasado buena parte de sus vidas fuera del poblado.
Puede decirse que su proyecto de vida ha sido cubierto en su mayor
parte, pero exigen el derecho a la continuidad de su historia personal
ligada al mismo territorio que los vio nacer. En el fondo, también
forma parte de su proyecto de vida el deseo de morir en el espacio que
ellos reivindican como propio. Por eso luchan no sólo por su propio
poblado, Temacapulín, sino por los dos pequeños asentamientos
cercanos que hoy en día permanecen mayoritariamente deshabitados
durante el año, pero que son parte del paisaje vivido y de la red de
relaciones sociales que dieron sentido a sus existencias. En concreto,
el proyecto de vida que se plantearon hace muchos años incluía elegir
el lugar donde habían de pasar sus últimos días. De ahí que la
posibilidad de ser desplazados del territorio vernáculo sea una
amenaza a su proyecto de vida.

A nivel laboral también se expresa la relación con el territorio y la


importancia del proyecto de vida. Así por ejemplo, el señor Refugio, un
ranchero que siembra maíz y chile en terrenos rentados, usando gran
número de horas de trabajo, con bajos rendimientos y altos riesgos
económicos, sostiene que para él, el poblado es “la gloria”. Tiene una
casa modesta pero se casó ahí y conserva a sus hermanos en la
región. Trabaja con sus propios horarios y todavía elabora parte de
sus avíos. La rudeza de su proyecto de vida no obsta para hacer que
desee continuar con él sin cambios radicales como los que le
representaría el desplazamiento y la reubicación.

En otro ejemplo, considerando todos los medios electrónicos que


proveen de información sobre las grandes ciudades y su modernidad a
las juventudes rurales, para quienes venimos de fuera sería de esperar
que las nuevas generaciones no tuvieran el mismo interés por
permanecer en una localidad aislada, sin grandes oportunidades de
superación personal y sin las comodidades urbanas. No obstante, en
Temacapulín los jóvenes no dejan de sentir el mismo arraigo que
expresan sus padres. Así por ejemplo, Delia, una muchacha de 23
años, que al igual que otros 30 jóvenes del pueblo trabaja en una
fábrica de pollo, no siente ningún interés por vivir en una gran ciudad.
A pregunta expresa, responde que preferiría encontrar un novio dentro
del poblado, para no tener que vivir en otra parte. Ni los estudios, ni la
vida nocturna de la ciudad, le resultan suficientemente atractivos.

Lo mismo sucede con el testimonio de “Bere” habitante de 20 años,


recogido por la investigadora Mónica Montalvo, quien afirma que “[…]
aquí te la llevas bien con todos, conoces a todos, y es muy padre estar
aquí”. En otras palabras, a pesar del alto nivel de emigración que
caracterizó al poblado desde principios de siglo XX, sigue habiendo
jóvenes que definen su proyecto de vida en dar continuidad al
proyecto iniciado por sus antepasados, por lo que debe reconocerse al
poblado como socialmente vivo.

Por otra parte, la relación de los habitantes con los antepasados puede
entenderse como un proceso de conformación de la memoria social,
relacionada con una geografía de acontecimientos reales y mitológicos.

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Así por ejemplo, a pesar de que la población de Temacapulín es casi


en su totalidad de origen Hispano y mestizo, reivindican una identidad
con los pueblos originarios que ocupaban el territorio antes de la
formación del poblado arguyendo que el poblado mismo existe desde el
siglo VI de nuestra era, lo cual implicaría una continuidad identitaria
con los indígenas Tecuexes. Sin embargo, esta identidad resulta más
simbólica que hereditaria, ya que dicho pueblo fue masacrado o
desplazado de la región al entrar el conquistador Nuño Beltrán de
Guzmán a sangre y fuego, y posteriormente también por Antonio de
Mendoza, al inicio de la conquista en el siglo XVI. Hubo sin duda otros
asentamientos indígenas en la zona en tiempos posteriores, pero
tampoco la continuidad identitaria con estos es probable por lo que la
fundación del poblado actual debe buscarse en el siglo XVI, terminada
la llamada Guerra del Mixtón.

Ahora bien, que sea mítica no significa que exista la pretensión de


engaño, pues esta identificación responde a la necesidad de todo
pueblo de conformar raíces históricas como mecanismo de arraigo
simbólico al territorio. Esta identidad mítica se ve reforzada también
por la realización de actividades económicas semejantes entre las
diferentes poblaciones que han ocupado el territorio, como lo son la
pesca, la agricultura y el aprovechamiento de la cantera, que no son
producto de una continuidad cultural sino de que poblaciones
distintas enfrentadas a los mismos recursos naturales habrán de
realizar actividades semejantes al ocupar el mismo territorio.

En este contexto se puede entender finalmente la imbricación entre


territorio y antepasados, revisando la forma en que se expresa la
relación de los llamados “hijos ausentes” con el poblado de
Temacapulín. Los hijos ausentes refiere a las personas migrantes que
han dejado de vivir en Temacapulín, pero que aún reivindican su
pertenencia al poblado. Estos viven mayoritariamente en grandes
ciudades como Guadalajara y Monterrey en México, o bien en Los
Ángeles y Oklahoma en Estados Unidos, como resultado de procesos
migratorios iniciados en los años cuarenta cuando se establece el
“programa bracero” entre ambos países.

Pocos hijos ausentes pretenden volver a vivir en Temacapulín de forma


permanente, salvo durante el periodo vital de la jubilación. Muchos
incluso tienen hijos que no nacieron en Temacapulín y cuyos intereses
dificultarían el traslado de toda la familia. No obstante, Temacapulín
representa para ellos la tierra de origen y las raíces culturales, un
vínculo que se refuerza durante las fiestas anuales que se celebran en
el pueblo y que son el momento en que los “ausentes” regresan. Sus
hijos no “regresan” por no ser nacidos ahí, pero durante dichos
festejos los jóvenes establecen lazos entre sí que dependen de la
existencia del poblado. Es decir, los padres infunden arraigo en sus
hijos a través de estos festejos.

Muchos hijos ausentes conservan inversiones raíces en Temacapulín y


en las dos localidades cercanas, Acasico y Palmarejo, que durante las
fiestas también se pueblan de nuevo. Al entrevistar a uno de ellos, que
cuenta con domicilio en Palmarejo, explicaba que se había quedado a
dormir en el hotel de Temacapulín, porque arreglar la casa por tan
corta estancia no tenía sentido. Su nueva esposa, además, no era de
ahí, pero decía regresar con gusto a pasar sus vacaciones junto a su
esposo para disfrutar de los baños de aguas termales, La “Zenaida” y
“La Peñita”. Para ella era compartir el gusto del marido en un lugar
tranquilo y seguro. Para él era recordar la historia de sus padres
recorriendo su territorio, para así reflexionar en su propia historia. La

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casa entonces no era lo fundamental sino la comunidad de origen.

No es menor la importancia que tienen los cuatro cementerios para


marcar la relación de los habitantes con sus antepasados, uno de ellos
de principios del siglo XX, ya abandonado. Este aspecto del poblado es
relevante porque, a pesar de que en dicho cementerio no queda ya
ninguna lápida en su lugar, y por lo mismo, no hay forma de que
alguien recuerde a su antepasado frente a su tumba, la comunidad ha
permitido que el sitio permanezca como cementerio. Esto puede ser
resultado de un respeto a los antepasados, incluidos los desconocidos
y los olvidados. En los demás cementerios se realiza, como en otras
partes de México, el tradicional culto a los difuntos particularmente en
noviembre, cuando se visitan las tumbas, se llevan flores y se rezan
oraciones.

C) Si en el proyecto de construcción de la presa se


contemplan medidas de restitución o reparación del daño
causado a los afectados por la construcción de la Presa
Zapotillo sobre el río Verde y que traerá como
consecuencia la inundación del pueblo de Temacapulín.

La respuesta a esta pregunta no puede depender de una simple


opinión. O bien están contempladas las medidas de restitución o
reparación del daño en los documentos que avalan el proyecto o bien
no lo están. Pueden, sin embargo, estar contempladas de manera
incompleta o inadecuada. De ahí que sea necesario revisar el
documento (sin fecha visible) denominado Manifestación de Impacto
Ambiental, modalidad regional del proyecto: presa El Zapotillo, para el
abastecimiento de agua potable a los Altos de Jalisco y la ciudad de
León Guanajuato, documento solicitado a la Comisión Nacional de
Agua por medio del Instituto Nacional de Acceso a la Información
(IFAI) folio infomex 1610100001213 (MIA de aquí en adelante) para
poder dar respuesta a este punto, pues es ahí donde se valora el
impacto de la obra y donde deberían contemplarse las medidas de
reparación del daño. Se considera además, al análisis que sobre dicho
estudio se hace en el documento de evaluación de la MIA, con número
SGPA / DGIRA. DDT – 1310/06, elaborado por la Dirección General
de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA), de la ´SEMARNAT, de fecha
22 de junio de 2006, así como la misma respuesta dada a la solicitud
de información, oficio BOO.00.R09.02.2-10 de la Comisión Nacional
del Agua.

Según lo estipulado en la MIA, sí existe un presupuesto destinado al


pago de indemnizaciones por un monto de 240 millones de pesos, así
como otra cantidad destinada a la reposición de infraestructura
afectada y reubicación o protección de poblaciones por la cantidad de
426 millones de pesos.

En el mismo sentido, en el documento de respuesta a la solicitud de


acceso a la información, se hacen las siguientes precisiones:

“Cabe hacer mención que sobre dichas acciones respecto a la


población dispersa de Palmarejo, por petición de los propietarios en
un 80% han solicitado sean restituidos por medio de permuta con las
casas habitación que se construyen para la restitución de viviendas de
los pobladores de Temacapulín en la reubicación de dicha población y
el otro 20% restante, han solicitado sean llevadas a cabo los
correspondientes contratos de compra venta mediante escritura
pública con el gobierno Federal a través de la Secretaría de Medio

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Ambiente y Recursos Naturales, por conducto de este organismo de


cuenca Lerma Santiago Pacífico de la Comisión Nacional del Agua.

“Asimismo, respecto a la localidad de Acasico en el municipio de


Mexticacán, Jalisco, cabe precisar que ya se cuenta con el acta de
aceptación de los propietarios y pobladores para su reubicación, en el
predio denominado “Varas Dulces” predio de propiedad nacional en
trámite de registro ante patrimonio inmobiliario Federal, en cual se
encuentra ubicado aproximadamente a 1,500 metros de distancia
hacia el norte del poblado actual, lógicamente dentro de mismo
municipio de Mexticacán, Jalisco. En paralelo se trabaja sobre la
preparación de las bases de licitación de los correspondientes estudios
y proyectos o para el desarrollo urbanístico de dicho poblado. La
correspondiente convocatoria será lanzada una vez que se cuente con
el techo financiero para tal efecto, en el ejercicio 2013. Ahora bien,
dentro de las medidas consideradas para la correspondiente
restitución esta autoridad administrativa realizó actos para conocer la
situación de la población que nos ocupa, se efectuó el correspondiente
censo de propietarios de viviendas y predios, se ofrece la reubicación
de viviendas por medio de una permuta de la vivienda actual en las
condiciones en que se encuentren, por vivienda con terrenos
individuales de 1000 m2 y 170 m2 de construcción, que contarán con
todos los servicios.

“En este orden de ideas, a quienes no acepten tal permuta, se les ha


ofrecido realizar la compraventa de sus viviendas y terrenos vía
derecho privado (compraventa) a precios comerciales determinados
por el instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales,
órgano desconcentrado de la Secretaría de la función Pública, o en
última instancia el pago indemnizatorio marcado por el artículo 14
constitucional, y la ley de expropiaciones acciones sometidas en su
totalidad al marco legal que rige nuestro actuar operativo.”

Ahora bien, los párrafos citados de la respuesta se centran


principalmente en los poblados de Acasico y Palmarejo, omitiendo
señalar la forma en que se resolverá la situación de la población de
Temacapulín.

Por su parte, existe un apartado en la MIA, el IV.5, en el que se aborda


la actitud de la población frente al proyecto. En dicho apartado se
señala que en un inicio hubo una actitud negativa de los pobladores
que en su mayoría manifestaron su interés en permanecer en sus
localidades. Posteriormente se ofreció la reubicación en el llamado
“lugar de arraigo” y se habla de negociaciones, pero no se afirma que
los pobladores hubieran aceptado. Al menos para el caso de
Temacapulín se observó en la visita de campo la ausencia de actas de
aceptación de las medidas de indemnización propuestas en el estudio.

Cabe señalar también que se trata de indemnizaciones por los


terrenos habitacionales de los pobladores y no medidas de reparación
del daño propiamente dichas, las cuales deberían contemplar los
efectos que tendría el desplazamiento de los pobladores en la
comunidad en su conjunto, y no sólo en los propietarios individuales.
Esto también significaría que lo pobladores pudieran contar con
terrenos para la realización de actividades agropecuarias, si las
estuviesen realizando, o para otras actividades productivas de su
elección.

Asimismo, cabe precisar que dicha MIA fue elaborada para la


construcción de una cortina con altura de 80 metros y longitud de 250

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metros, un embalse de 2000 hectáreas y una cota de 1630 metros


sobre el nivel del mar. Considerando que el poblado de Temacapulín
se encuentra localizado a una altura de 1640 msnm, y las
comunidades de Acasico y Palmarejo a una altura menor, la afectación
a las dos comunidades menores era inevitable y estaba contemplada
desde el inicio. Sin embargo, la inundación de Temacapulín era
evitable con la construcción de dos diques de 12 metros de altura,
también considerados en el proyecto original (pág. 7 de la MIA).

Sin embargo en un evento de presentación del proyecto realizado por


la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) el día 8
de agosto de 2008 el ingeniero Antonio Fernández Esparza, Gerente de
Estudios y Proyectos de la CONAGUA, informó que pensaban “darle
un pequeño giro al proyecto”. De hecho, la presentación en Power
Point que hiciera a continuación el Ingeniero Raúl Antonio Iglesias
Benítez, Director General del Organismo de la Cuenca Lerma-
Santiago-Pacífico, ya incluía la altura de la cortina a 105 metros
(Véase http://www.cmic.org/mnsectores/agua/reunionCONAGUA/R_080808/index_3.htm ). Con
tales cambios, el nivel de aguas máximas extraordinarias subiría a
1655 msnm, lo cual dejaría a Temacapulín por debajo del agua.

Los aspectos socioeconómicos de la MIA se encuentran contemplados


en el apartado IV.4 de dicho documento, y divididos en un primer
nivel municipal y un segundo nivel que contempla las poblaciones
directamente afectadas. El texto es detallado sobre los parámetros
socioeconómicos cuantitativos (principalmente datos censales) de las
poblaciones afectadas, incluidas las de Acasico, Palmarejo,
Temacaulín, El Zapotillo y La Palma. La descripción es detallada en
cuanto a aspectos económicos, vivienda, servicios, demografía y estilos
de vida, pero todos estos aspectos son mera descripción cuantitativa.

Por el contrario, el brevísimo apartado IV.5 llamado “Actitud ante el


proyecto” señala la aceptación de los pobladores sin proporcionar
datos ni describir las diferentes actitudes registradas. En síntesis, es
tan pobre en datos como en la reflexión, por lo que no cumple con el
cometido propuesto, es decir, no permite conocer la actitud inicial de
los pobladores ante el proyecto.

El siguiente apartado de la MIA donde pudiéramos encontrar las


medidas de restitución o reparación del daño causado a los afectados,
es el apartado V llamado “Identificación, descripción y evaluación de
impactos ambientales”. En dicho apartado se incluyen los aspectos
socioeconómicos como una de las variables incluidas entre los
impactos ambientales, mencionado en forma de lista utilizando la
matriz de criba o de Leopold como método para evaluar los impactos.
Este punto es fundamental puesto que La Dirección General de
Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) argumenta, en la página 19 del
documento de evaluación de la MIA, que los aspectos sociales, en
particular lo relacionado con la reubicación de poblaciones, no son
competencia de la DGIRA. Lo anterior durante la Reunión Pública de
Información del proyecto realizada el 21 de abril de 2006 en apego a lo
establecido en el artículo 43 fracciones II, III y IV del Reglamento de la
LGEEPA En materia de Evaluación de Impacto Ambiental (REIA).

De vuelta en la MIA, en el mismo apartado V se mencionan, como


parte de los impactos negativos, variables tales como la tasa
demográfica (sin explicar el motivo de su inclusión), la migración, la
cultura y los movimientos sociales. Se menciona también, como
medidas de mitigación, la necesidad de contratar al menos 70% de
mano de obra local, de efectuar campañas de información a las

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familias afectadas, de reubicarlas, negociar las indemnizaciones a las


familias afectadas, favorecer a las comunidades para el
aprovechamiento de los recursos maderables que puedan extraerse del
área de embalse. Sin embargo, no se entra en el estudio de los
aspectos listados. Además, en el apartado IX llamado “Conclusiones
generales” del estudio se sugiere que ninguna de estas medidas de
mitigación pudo llevarse a cabo porque “se han manipulado intereses”,
afirmación que pretende ser una explicación y justificación causal del
incumplimiento de las obligaciones asumidas.

Destaca para los fines del presente peritaje la oferta de “establecer


dentro de los diseños de las nuevas ubicaciones los elementos y
características que faciliten integrar a las comunidades y restituir los
usos y costumbres”, así como facilitar y promover las manifestaciones
culturales de las comunidades (pág. 266). Destacan porque para
lograr dicho objetivo se debió haber trabajado en colaboración con las
mismas comunidades en la planeación de las unidades habitacionales
que se construyeron en el lugar de reubicación, algo que no sucedió
según el dicho de los pobladores, afirmación que puede ser
comprobada al observar el asentamiento de Talicoyunque, puesto que
las casas son estandarizadas y no guardan parecido alguno con las
tradicionales que quedarán sumergidas en el embalse ni reproducen la
distribución espacial de un asentamiento como el de Temacapulín ni
permiten la siembra de hortalizas.

El capítulo IX llamado “conclusiones generales” tampoco menciona las


medidas de restitución o reparación del daño causado que habrán de
tomarse en favor de los afectados. De hecho, concluye que “La
superficie inundable no presenta sitios o factores de importancia
antropológica, científica cultural o arqueológica”. Lo cual es
parcialmente cierto si se preserva el poblado de Temacapulín, como
propone la MIA aprobada, pero dejaría de serlo si se modifica la altura
de la cortina a 105 metros.

D) Que diga el perito, cuál es la relación simbólica y religiosa


de los habitantes de Temacapulín con su territorio y
lugares sagrados.

La relación de los habitantes de Temacapulín con su territorio implica


una red de relaciones sociales que hacen significativo el espacio vivido.
Parte de esos significados derivan de los usos del espacio y su
transformación en paisaje, como ya se explicó en la respuesta B. Pero
otra serie de significados derivan de las relaciones articuladas por las
expresiones y creencias religiosas de los pobladores, las cuales
incluyen elementos simbólicos que hacen las veces de ‘nudos’ para
conformar la misma red social.

Hay entonces una relación de los pobladores de Temacapulín con el


territorio que se establece a partir de los usos utilitarios del mismo y
simultáneamente otra que deriva de los aspectos inmateriales de la
relación con el espacio social. Esto en la medida en que la tierra ofrece
un medio de sobrevivencia y al mismo tiempo, como territorio,
refuerza lazos sociales entre los pobladores y vínculos identitarios con
el espacio vital. Las creencias religiosas son uno de estos elementos
que conforman la red social y que dan sentido e identidad a los
habitantes del poblado así como a su arraigo territorial.

En otras palabras, el papel que en general juega la religiosidad en la


conformación de las identidades comunitarias es sobre todo el de dar

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coherencia al orden simbólico. Las creencias religiosas permiten


además la integración de la comunidad por los lazos que crean los
valores morales y las creencias compartidas entre los pobladores.

Figura central de la identidad religiosa de los pobladores de


Temacapulín es la Basílica de Nuestra Señora de los Remedios, que
alberga a la Virgen de los Remedios, patrona del pueblo. El edificio
eclesial es un monumento colonial histórico del siglo XVIII construido
en cantera rosa. En 1959 el templo fue elevado a basílica lateranense,
al cumplir 200 años de vida. Cuenta además con una capilla de indios
dedicada a la Purísima Concepción.

Otro elemento religioso que articula la identidad católica comunitaria


es la del Señor de la Peñita, una imagen de un cristo crucificado
formada por sales que apareciera sobre una escarpada en 1850 a la
entrada del poblado. A esta imagen le dedicó un poema el sacerdote
Alfredo R. Plasencia y son muchos los habitantes que lo conocen y
pueden recitar sus estrofas.

La fe religiosa depende de la articulación de acontecimientos reales


con secuencias extraordinarias que se acercan a lo milagroso. Estos
acontecimientos organizan relaciones sociales con propios y extraños
a la vez que fortalecen la identidad de los lugareños.

Así por ejemplo, cuenta Don Alfonso que en 1934 un habitante de


Cañadas llamado Refugio Gómez llegó al poblado a emborracharse.
Comenzó a retar al Señor de la Peñita para que le demostrara su
poder. Entonces le disparó a la figura en el cerro y dijo “a ver si me
regresa los balazos”. No ocurrió nada en ese momento, pero al llegar
de regreso a Cañadas le exigió a un conocido suyo, Francisco Mora,
un dinero que le debía. Como el deudor no lo tenía consigo Refugio le
disparó. Al enterarse Trinidad, hermano de Francisco, buscó a Refugio
y lo mató ese mismo día, con lo que el Señor le regresó los balazos.

Algo semejante ocurre con la leyenda que cuenta Doña María acerca
de una vez en que escondió $5,000 pesos en un horno para la
Cofradía. Sin que ella se enterara alguien encendió el horno sin revisar
su contenido. Según relata, la Virgen de los Remedios evitó que se
quemara el dinero.

Estas leyendas pueden o no estar basadas en hechos reales, pero


fundamentan la relación de los pobladores con sus lugares sagrados y
la fe que le tienen los pobladores a la figura del Señor de la Peñita. Se
entiende pues que la imagen del Cristo, al igual que otros íconos
locales como la Virgen del Rosario, forma parte de la identidad del
poblado y de sus pobladores, tan inamovible como la peña misma.

E) Que diga el perito, las consecuencias que en la cohesión


social tendría el desplazamiento de los habitantes de
Temacapulín, en relación con la construcción de la Presa
Zapotillo y el rompimiento de la relación con su territorio.

La respuesta a esta interrogante es predictiva, por lo que depende del


análisis de situaciones semejantes en casos estudiados previamente, y
de su proyección al caso concreto. Servirá también un contexto
general explicativo sobre la naturaleza humana. Comenzamos por lo
segundo.

La continuidad de la existencia se cumple cuando es posible


reivindicar el pasado para poder ofrecerlo a los que vienen en el

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futuro. Ser parte de un lugar y un tiempo determinados depende de


que hubieran existido otros en el pasado que tuvieran la misma
relación con el espacio y con los cuales uno tenga continuidad de
parentesco o afinidad. La existencia en ese lugar y tiempo
determinados cobra sentido por la posibilidad de que existan otros en
el futuro que compartan el mismo espacio. La existencia es entonces
siempre coexistencia. La línea de continuidad entre el pasado el
presente y el futuro es el proyecto de vida.

Toda persona construye su proyecto de vida partiendo de los insumos


aportados por la cultura de sus padres, por su pasado. Con esa base
construye un proyecto propio, un proyecto que implica existencia y
que incluye el futuro. Pero el futuro existe sólo como potencia de los
insumos del presente por lo que no puede ser proyectado más que
desde un presente conocido. Esta situación apunta al derecho a la
equidad intergeneracional, puesto que no sólo se verán afectados los
derechos de los actuales habitantes de la región, sino la de sus
descendientes.

De lo anterior se deriva que el proyecto de vida es un bien susceptible


de ser tutelado de la misma forma en que lo es la libertad. Es decir,
como condición necesaria para garantizar el bienestar de las personas.
Se entiende entonces que no hay forma de evitar un daño al proyecto
de vida cuando una acción del Estado impide a los ciudadanos
conservar sus proyectos en el orden y en la forma planeados por ellos.

Para comprender las consecuencias que en la cohesión social pudiera


tener el desplazamiento en los actuales pobladores que serían
afectados por la presa El Zapotillo, es conveniente recurrir a los
estudios de caso registrados alrededor del mundo y presentados en su
informe final por la Comisión Mundial de Represas (2000).

Según dicho informe, deben considerarse los impactos sociales en tres


etapas: durante la planeación y diseño, la construcción y la
terminación del proyecto. Durante la etapa de planeación y diseño, los
pobladores que tiene conocimiento de que se planea realizar una
represa que los afectará, dejan de invertir en el área, lo que frena el
desarrollo de la región. Se debe considerar además los impactos
psicosociales en los pobladores, que viven en el temor y la
incertidumbre sobre su futuro.

Durante la etapa de construcción, suelen derivarse impactos positivos


por la contratación de mano de obra y la derrama económica
consecuente. Sin embargo, dichos efectos son pasajeros salvo por la
infraestructura carretera y eléctrica que pueden dejar las obras, si
estas no existían de antemano. Suelen además registrarse problemas
de salud en la población circundante a la obra, ya sea por las
explosiones, el polvo, la contaminación aérea y del agua, además de
enfermedades y efectos secundarios como la prostitución y el
alcoholismo.

Durante la etapa posterior a la terminación de la obra, existen


beneficios por el manejo de la represa para irrigación y electrificación.
Sin embargo, este impacto se ve disminuido si los recursos explotados
se vierten en zonas lejanas a la población circundante, lo que implica
menos una generación de nuevos beneficios y más una redistribución
de los recursos ya aprovechados En cuanto a ampliar el área de
irrigación para producción de alimentos, los casos estudiados por la
Comisión Mundial de Represas afirma que puede aumentar la
producción en los casos en los que la irrigación esté contemplada en el

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proyecto mismo, pero incluso en esos casos el efecto es menor al


esperado por los cambios en el tipo de cultivos y el abandono de
prácticas agrícolas por la población circundante.

Según el informe, se debe considerar dos tipos de desplazamiento: uno


directo (desplazamiento físico) que involucra a las personas que deben
dejar sus hogares y sus tierras y otro indirecto (desplazamiento del
medio de vida) que involucra a las personas que ven modificadas sus
formas de subsistencia al perder tierras arables, áreas boscosas, áreas
para pastoreo y acceso al río mismo.

El efecto final suele llevar al empobrecimiento de la población


desplazada y pérdida de seguridad alimentaria. La población
desplazada suele entonces registrar mayor número de enfermedades y
un incremento en los índices de mortalidad. No menor resulta el
hecho de que los pagos compensatorios suelen retrasarse por trámites
burocráticos o incluso no ocurrir.

Las afectaciones en la cohesión social de los habitantes desplazados


por la presa El Zapotillo derivan precisamente del rompimiento con el
territorio social y culturalmente ligado a la población desplazada.
Dichas afectaciones deben entonces considerarse que inician desde el
momento en que se anuncia la realización de la presa, prosiguen
durante su construcción y finalmente continúan una vez terminada la
obra e inundada el área afectada.

En el caso de las afectaciones previas a la realización del proyecto


entre los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, es
observable que los pobladores se vieron divididos y confrontados por
haber unos que aceptaron la fatalidad de la obra y decidieron vender
desde un inicio, mientras que otros decidieron iniciar la resistencia.
Esta división confrontó a vecinos y familiares por igual, generando
fracturas en la cohesión social.

El inicio de las obras generó también la convicción de la derrota en el


sector escéptico de la población que originalmente había decidido
permanecer. Los pobladores ya organizados en la resistencia se
sintieron traicionados por éstos, lo que significó nuevamente
confrontaciones entre los derrotistas y los que no dejaron de resistir.

Finalmente, de terminarse la obra e inundarse el poblado, la población


se verá inevitablemente dispersa, unos reubicados en el nuevo
poblado de Talicoyunque, otros que migrarán de forma permanente a
los centros urbanos y otros que vivirán en casa de alguno de sus hijos
o nietos. La cohesión social será entonces un asunto del pasado, por
lo que deberá redefinirse en él o los lugares a donde sean reubicados
la mayoría de los antiguos habitantes de la zona inundada. Los demás
perderán el vínculo con su lugar de origen.

F) Que diga el perito, las afectaciones a las relaciones


familiares, culturales y religiosas que sufrirían los
habitantes de Temacapulín, entre ellos la quejosa, de
realizarse un desplazamiento forzado causado por la
inundación de su pueblo.

Buena parte de los aspectos contemplados en esta pregunta ya han


sido abordados en preguntas anteriores, en particular en las
preguntas B y E. Es además, un aspecto considerado en el Informe de
la Comisión Mundial sobre Represas, comentado en la pregunta E y
fundamentado en el inevitable efecto desarticulador del

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desplazamiento forzado. Retomamos entonces sólo algunos aspectos


nodales de la misma.

Como ya mencionamos, la principal afectación a las poblaciones


desplazadas de su lugar de origen y asentamiento es la pérdida del
proyecto de vida. El futuro está presente en la vida de las personas en
forma de proyecto, sin que para serlo deba estar planteado
explícitamente. Por ende, cuando un acto de gobierno modifica el
futuro de las personas sin su previo consentimiento, afecta su
proyecto de vida. En particular, las relaciones familiares se ven
inevitablemente trastocadas al desaparecer el punto de referencia que
ocupa el hogar y el pueblo maternos.

El vínculo familiar de las quejosas como el de los demás habitantes de


Temacapulín, puede sobreponerse al cambio de domicilio y a otras
movilidades espaciales, pero en la media de habitantes de
Temacapulín, Acasico y Palmarejo, las comunes prácticas migratorias
a las grandes ciudades, en particular a los Estado Unidos, ya
presionan fuertemente la cohesión familiar. Además, no sólo se habla
de cambiar de lugar sino de desaparecer el lugar de origen, por lo que
el desplazamiento y la reubicación de los pobladores pudieran tener
efectos desarticuladores en las relaciones familiares.

Otro elemento cultural que se verá afectado en las relaciones


familiares de los desplazados será resultado de la pérdida de los restos
mortales de los antepasados que se encuentran en los cementerios del
lugar. Como ya señalamos en la respuesta B, los cementerios son
lugares con valor simbólico incluso cuando no quedan personas que
reconozcan relación filial directa con las personas enterradas en ellos.
Pero la pérdida de los lugares de remembranza es especialmente difícil
de sobrellevar para quienes sí recuerdan el lugar y el momento en el
que enterraron ahí a sus muertos. El traslado de los restos puede
solucionar una parte de la pérdida, pero la relación simbólica con la
tumba se verá trastocada.

También es cierto que el espacio mismo es portador de recuerdos que


forman ellos mismos parte de la identidad de los habitantes y, por
consecuencia, parte de los elementos articuladores de la red social que
conforman. En este sentido, cabe mencionar el testimonio de la señora
Leticia, avecindada en la población desde joven, cuando llegó de mano
de su esposo. Dice ella a pregunta expresa mía para recordar las
circunstancias de su separación: “Mi casa era muy pobre y no podía
hacer reparaciones. Una vez llovió tan fuerte que me tuve que llevar a
mis hijos chiquitos al portal de la delegación municipal. Ahí pasamos
la noche, solos. No teníamos miedo porque aquí [en Temacapulín] no
hay nada que temer.” A pregunta expresa también hecha por quien
suscribe, sobre lo que perdería si se tiene que ir de Temacapulín,
respondió: “si me sacan de Temaca lo que yo perdería es mi libertad”.
En síntesis, este ejemplo nos recuerda que el territorio en el que
hemos crecido es un espacio cargado de significados, con valores
diversos, pero todos ellos conforman nuestra identidad.

G) Que los peritos expresen la razón técnica de su dictamen.

El primer párrafo de cada pregunta contiene una explicación técnica


que da sentido y fundamenta los razonamientos que orientan la
respuesta. Es importante añadir que las respuestas superan las
perspectivas subjetivistas que se han dado sin ofrecer fundamentos
para la elaboración de las respuestas a los cuestionamientos

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presentados.

Las respuestas al presente dictamen son elaboradas con base en


metodología cualitativa, pero eso no implica necesariamente que se
construyen sin buscar la objetividad necesaria para hacer de ellas un
parámetro para la toma de decisiones. Los elementos considerados
están fundamentados en la experiencia propia, en el trabajo de campo
y las entrevistas realizadas in situ, así como en el análisis de la
Manifestación de Impacto Ambiental y en otros estudios consultados
sobre el tema de las presas y sobre temas que inciden en la
problemática del desplazamiento.

Asimismo, se buscó plantear los razonamientos desde un enfoque


neutral sin tomar posición a favor o en contra de los pobladores
afectados. Lo anterior sin dejar de reconocer que los efectos negativos
en la población afectada por desplazamiento es un hecho indubitable.

Conclusiones:

Al no haberse realizado una evaluación del impacto ambiental que


incluyera al pueblo de Temacapulín, y al no haber proveído
información significativa sobre la presa El Zapotillo a las quejosas y a
los demás afectados, excluyéndolos de cualquier proceso de consulta
previa o participación en la toma de decisiones respecto al proyecto,
las autoridades responsables no sólo han afectado su proyecto de vida
sino que también les han negado el derecho al debido proceso legal,
como han indicado juristas especializados en el tema de la consulta
previa.

El hecho de que el número de afectados sea relativamente menor,


comparado con las poblaciones afectadas en casos semejantes, no
obsta para reconocer que el procedimiento seguido para la puesta en
marcha de la obra denominada Manifestación de Impacto Ambiental,
modalidad regional del proyecto: presa El Zapotillo, para el
abastecimiento de agua potable a los Altos de Jalisco y la ciudad de
León Guanajuato, no cumple con los requisitos necesarios para
salvaguardar los derechos de los pobladores, incluso con aquellos
planteados en la misma Manifestación de Impacto ambiental.

Sin nada más que añadir, y agradeciendo de antemano las atenciones


que se sirva brindar, le reitero mis consideraciones.

ATENTAMENTE

_________________________
Lic. Héctor Ortiz Elizondo

c.c.p. acuse.

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