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Perspectivas Negativas de Economia Regiones PDF
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La pregunta clave a contestar es una sola: ¿Las medidas del nuevo gobierno
de Alberto Fernández vienen a desarmar o agrandar esta problemática a
partir de la cual la economía argentina se achica, porque el sector privado
está ahogado por un Estado que lo asfixia y no lo deja hacer negocios y
ganar dinero?
Nivel de Actividad:
El nivel de actividad viene derrapando hace años. Cuando se compara el PBI real de fines de 2019 con
respecto a fines de 2015 y fines de 2011, se observan caídas punta a punta de -5,2% y -3,8%;
respectivamente. En este marco y con una población que crece a un ritmo de anual de +1,1%, el PBI
per cápita 2019 cerraría por debajo del cierre del 2015 (-8,9%); del 2011 (-12,6%) y 2007 (-4,4%),
registrando una caída punta a punta a lo largo de los 12 años que engloban los dos gobiernos de CFK
y la presidencia de Mauricio Macri.
710.782
2016/2019
2012/2019 -5,2%
-3,8%
Esta performance del PBI se agrava con el paso del tiempo, lo cual no puede sorprender a nadie.
Hacer las cosas mal durante doce años, necesariamente debe tener mayores costos y peores
consecuencias que hacerlas mal durante 8; 6 o 4 años, ya que los malos resultados se acumulan unos
sobre otros, multiplicando los costos que el sector privado debe pagar. En este sentido, en el período
2012/2017 el PBI varió a una tasa promedio anual de +0,2% con años impares positivos que se
compensaban con años pares negativos. Sin embargo, la macroeconomía ya ni siquiera pudo
sostener está dinámica de estancamiento, y hubo caídas consecutivas en 2018 y 2019 (ver gráfico 2).
La mala macro mata la micro, y la caída del nivel de actividad se traduce en ventas más bajas,
menores ingresos, mayores costos y peores rentabilidades. Las firmas están cada vez más ahogadas
y, al igual que la macroeconomía, también se achican.
-3,0%
En este contexto, hay que tener un buen diagnóstico del origen del problema. Diagnóstico en mano,
hay que ver si las políticas diseñadas y aplicadas por el nuevo gobierno tienden a solucionar o agravar
los problemas. En el primer caso, la economía dejará de caer, habrá un punto de inflexión y más
tarde se rebotará, comenzando a salir de la dinámica de los últimos 10 años. Por el contrario, en el
segundo caso, seguirá la actual tendencia.
De acuerdo con nuestro diagnóstico, la economía argentina no crece porque el sector privado, que es
el sector que produce y genera riqueza, no puede hacer negocios, ni ganar dinero. El sector privado
no puede hacer negocios ni ganar dinero, porque el Estado lo ahoga a impuestos y regulaciones. Al
no poder hacer negocios, ni ganar dinero, no hay incentivos a aumentar la capacidad de producción.
Las empresas, sobre todo, las micro pymes y las pymes, no invierten y no acumulan stock de capital,
con lo cual no expanden su frontera de producción. Algunas ni siquiera amortizan todo su stock de
capital, por lo cual su frontera de producción se achica. En este marco, no se toman trabajadores o se
reduce la dotación, con lo cual el salario real cae. Como consecuencia, el consumo baja y la demanda
agregada cae más, retroalimentándose un espiral negativo.
En el gráfico 3 se observa la presión impositiva que enfrentan las Pymes como porcentaje de las
ganancias netas. Como puede observarse, Argentina está totalmente descalzada de la realidad
internacional y regional, enfrentando una presión tributaria entre dos y tres veces mayor que los
países con el mismo nivel de ingreso per cápita.
Fuente: Data Driven Argentina con datos del Banco Mundial + PWC y FMI.
La pregunta clave a contestar es una sola: ¿Las medidas del nuevo gobierno de Alberto Fernández
vienen a desarmar o agrandar esta problemática a partir de la cual la economía se achica,
desahogan o ahogan más a los privados?
De acuerdo con nuestro análisis, el paquete de medidas económicas de Alberto Fernández es más de
lo mismo, lo cual agrava los problemas de fondo que le impiden hacer negocios y ganar dinero al
sector privado, con lo cual lo más sensato es pensar y anticipar que la tendencia proseguirá, en
lugar de parar y revertirse.
¿Qué efectos tienen las medidas económicas del paquete Fernández en materia de actividad? Las
medidas atentan contra el ahorro, la inversión, la acumulación de capital, la producción y el
crecimiento económico, porque no sólo agrandan el tamaño del Estado, aumentando el peso del
gasto público, la cantidad de impuestos, la presión tributaria y el stock de regulaciones, sino
porque potencian el intervencionismo estatal a lo largo y a lo ancho de todo el sistema económico,
paralizando y ahogando cada vez más al sector privado, a quien cada vez se le hace más difícil
hacer negocios y ganar dinero.
La (buena) teoría económica austríaca, que siempre usamos en E&R para analizar y anticipar la
coyuntura económica, es muy clara y contundente en cuanto los efectos económicos de las
principales medidas económicas de Alberto Fernández: más allá de lo que se comunique en los
medios, lo más lógico sería esperar y anticipar una profundización de todos los problemas
macroeconómicos en materia de nivel de actividad, monetarios, cambiarios e inflacionarios en el
mediano y largo plazo.
En este contexto en el cual se termina dando irremediablemente la lógica por medio de la cual,
“más de lo mismo, pero más intenso y arrancando de pisos cada vez más bajos, conduce
inexorablemente a peores resultados”, las firmas y los agentes económicos individuales deben
tomar decisiones económicas y financieras defensivas.
Acá abajo presentamos una serie de bullets resumiendo las consecuencias de cobrar más impuestos,
elevar el gasto, otorgar aumentos de subsidios, intervenir en el mercado laboral y decretar
incrementos salariales, poner controles de precios, establecer precios máximos, intervenir en el
mercado cambiario con tipos de cambio controlados y segmentados, bajar artificialmente la tasa de
interés y pisar los beneficios empresariales.
Cuanto mayor sea el presupuesto del gobierno en relación con la actividad del mercado,
mayor será la carga que soportará el sector privado y la economía, consecuentemente
más pesada serán las distorsiones y la pérdida de utilidad.
En su proceso presupuestario de cobrar cada vez más impuestos para financiar cada vez
más gasto, el gobierno lo único que está hace es quitarles a unos para darles a otros, es
decir; no genera, ni crea valor, por ende no impulsa ningún crecimiento. Por el contrario,
destruye riqueza, ya que le saca recursos a los que más eficientes y que producen, para
dárselos a los ineficientes que no producen.
Cuando se cobran cada vez más impuestos al ahorro, al capital y al trabajo para
subsidiar más desempleo y consumo, se atenta contra el crecimiento. Los subsidios y
los gastos de transferencia distorsionan el mercado por que penalizan coercitivamente a
los eficientes en beneficio de quienes no lo son. Mientras mayor sea este proceso de
transferencia de recursos de los que producen a los que no producen, más recursos
quedan asignados en formas ineficientes, ergo, menos producción, menos crecimiento y
más bajo nivel de vida de todos.
Cuanto más difundido esté el proceso de gravamen y subsidio, habrá más firmas
propensas a abandonar la producción, con lo cual habrá más gente sin empleo y
pasando a ingresar en las filas de los que viven a costa de otros.
Los controles del tipo de cambio control del tipo de cambio no son otra cosa que un
precio mínimo para el peso y un precio máximo para el dólar. El Peso está sobrevalorado
y el dólar está subvalorado. La gente correrá a sacarse los pesos de encima que están
artificialmente sobrevalorados e intentará cambiarlos denodadamente por dólares al
oficial que irremediablemente terminará siendo más barato.
El manejo artificial de la tasa de interés se “vende” como una medida que ayuda al
prestatario más riesgoso y de menores recursos, quien siempre es “forzado” a pagar
altos tipos de interés usureros. Esta medida en realidad disminuye el ahorro disponible
para crédito e inversión, generando escasez de crédito. La tasa baja artificialmente por
un tiempo acotado, luego termina volviendo a subir. En materia de crédito y de nivel de
actividad, termina generando exactamente los efectos contrarios a los buscados.
Los precios máximos son una condena del beneficio empresarial. Esta condena genera
daños tanto en el corto como en el largo plazo. En el presente, la idea de abolir el
beneficio en favor de los consumidores implica que el empresario debería verse obligado
a vender los productos a precios que no excedan los costes de producción incurridos.
Obviamente, dado que la cantidad producida está en línea con precios de mercado
mayores, la oferta disponible no basta para hacer posible que todos los que quieran
comprar a estos precios adquieran los artículos. El mercado se paraliza por la fijación de
los precios máximos, es decir, nadie va a producir más bienes de los que se demandan en
mayor cantidad por el control de precios. Aparece el racionamiento. Del otro lado, habrá
productores que dejarán de producir y quebrarán. La producción total caerá y el nivel de
actividad se contraerá.
La persecución del beneficio conduce a que los beneficios agregados se tornen negativos
y la economía entre o profundice su sendero decadente. En este contexto, ahora ya no
habría capital disponible para la creación de nuevos sectores de producción ni tampoco
para la reasignación de capital de sectores que deberían disminuir frente a los nuevos
sectores que deberían expandirse. Por lo tanto, al dañarse el mecanismo de acumulación
de capital, ello penaliza a la productividad de los trabajadores con la consecuente caída
del salario real.
El panorama descripto puede parecer duro, pero es real y su análisis está basado en buena teoría
económica austríaca. La economía argentina “viene” en picada hace años. En términos generales y
en promedio, más allá de algunas circunstanciales excepciones, tanto las firmas como los agentes
económicos individuales nos venimos achicando hace muchos años.
Hay cansancio y hastío en el sector privado. Pero sería un grave error permitir que este cansancio y
hastío nos hiciera pensar: “la economía va a dejar de caer y va a rebotar, porque ya hace mucho
tiempo que vienen cayendo, y no se puede caer indefinidamente; por el contrario, ya hemos tocado
fondo”.
Por el contrario, la economía no dejará de tener tendencia negativa ni por arte de magia, ni porque
ya cayó durante mucho tiempo. La economía dejará de caer si y sólo si se corrigen los problemas de
fondo que hacen que para las empresas y los agentes económicos sea cada vez más difícil hacer
negocios y ganar dinero.
Desgraciadamente y como ya hemos mostrado, las medidas económicas del gobierno de Alberto
Fernández tienden a agravar todos los problemas más graves. Peor aún, los agravan con una
potencia, velocidad y homogeneidad nunca anteriormente vista. Nadie se salva.